4 NACIONALES JUNIO 2013 > viernes 28 El retorno a la Patria MANUEL HEVIA FRASQUIERI y JOSÉ LUIS MÉNDEZ MÉNDEZ, investigadores históricos uestro pueblo rendirá homenaje al retorno a su querida Patria de los restos mortales del joven funcionario diplomático Jesús Cejas Arias, treinta y seis años después de su desaparición y asesinato en agosto de 1976, junto a su compañero Crescencio Galañena Hernández, en un centro clandestino de tortura y muerte del régimen militar entonces en el poder, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, como parte de la siniestra Operación Cóndor. Los crímenes de esta cofradía contra nuestros jóvenes diplomáticos enlazaron a nuestro pueblo con la angustia y el dolor de muchas familias de este continente, que sienten la ausencia de sus seres más queridos y esperan aún que los entrañables restos de sus desaparecidos regresen por fin al hogar desgarrado. N LOS CRÍMENES DE CÓNDOR Decenas de miles de secuestros y asesinatos durante una década fue el saldo terrible de aquel proyecto genocida, creado oficialmente en octubre de 1975, según un documento de la junta militar fascista chilena, a pesar de que con fecha anterior el terrorismo de Estado se había globalizado ya en la región, con el asesinato del general chileno Carlos Prats en 1974, en Argentina, y el atentado al senador democristiano Bernardo Leighton en octubre de 1975, en Italia. Un año después, en septiembre de 1976, el ex canciller de la Unidad Popular chilena, Orlando Letelier y su asistente norteamericana Roni Moffitt, eran asesinados por una carga explosiva colocada en su auto, en pleno centro de la ciudad de Washington, por un comando de la DINA fascista de Pinochet y un grupo terrorista de connotados asesinos de origen cubano radicados en Miami, bajo control del FBI desde mucho tiempo atrás. Un informe oficial, redactado a mediados de la década de los años 70 por Robert Sherrer, representante del FBI de Estados Unidos en el Cono Sur y remitido al director de aquella agencia, desclasificado años después, confirmaba la existencia de un operativo de terror a gran escala en América Latina, integrado por agencias represivas de regímenes militares de Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia, que involucraba el intercambio de información, el secuestro, el interrogatorio y la desaparición de hombres, mujeres y niños inocentes. Sherrer realizó la siguiente declaración: “[…] Durante 1976 yo, Robert W. Sherrer, agente especial de la Oficina Federal de Investigaciones, establecí la siguiente información acerca de la Operación Cóndor: Operación Cóndor es el nombre clave para la recopilación, intercambio, acopio de datos de inteligencia referentes a comunistas y marxistas, que fue establecida a finales de 1975 entre los servicios de inteligencia cooperantes en América del Sur, a fin de eliminar a terroristas marxistas y sus actividades en América del Sur. Además, la Operación Cóndor prevé operaciones conjuntas contra ‘blancos’ terroristas en países miembros de la Operación Cóndor […]”. (1) “[…] Una tercera etapa de la ‘Operación Cóndor’ —prosigue la desclasificación— y la más secreta, implica la formación de equipos especiales de los países miembros, los cuales pueden viajar a cualquier parte del mundo, incluyendo a los países no miembros, con el cometido de castigar a los terroristas provenientes de los países miembros de la ‘Operación Cóndor’ y a quienes los apoyan, y hasta asesinarlos. Por ejemplo, si un terrorista de un país miembro de la ‘Operación Cóndor’, o quien lo apoya, se encontrara en un país europeo, un equipo especial de la ‘Operación Cóndor’ será enviado para ubicar y vigilar el blanco. Una vez finalizada la operación de ubicación y vigilancia, un segundo equipo de la ‘Operación Cóndor’ será enviado con el cometido de castigar al terrorista […]”. (2) Estos datos reveladores no constituían secreto algu- Cejas Arias (a la derecha) en una actividad en la escuela primaria José de San Martín, anexa a la embajada cubana en Buenos Aires. no para el Gobierno de los Estados Unidos. Los asesores norteamericanos en estos países utilizaban, desde mucho antes, los canales informativos de estos servicios subversivos para sus intereses operativos y políticos en el Cono Sur. En la década de los años 60 las agencias de inteligencia norteamericanas se constituyeron en sostén de las dictaduras de la región. Los asesores de la CIA y el FBI, pagados por la USAID, fueron los verdaderos maestros de estos torturadores, brindaban financiamiento y cooperaban en la asistencia a los grupos represivos en técnicas de secuestro, tortura e interrogatorio. Paralelamente, la Escuela de las Américas formaba en sus aulas a los más connotados militares golpistas latinoamericanos de la segunda mitad del siglo XX. A estos grupos especiales de “castigo” de Cóndor se integraron desde un principio los terroristas anticubanos cobijados en Estados Unidos, como vulgares mercenarios; los que integrarían también en pleno año 1976 la denominada Coordinación de Organizacionones Revolucionarias Unidas (CORU), que asesinó a funcionarios cubanos destacados en la región, colocó bombas en nuestras embajadas y saboteó vuelos comerciales, uno de ellos, el horrendo crimen del avión cubano sobre Barbados, donde murieron 73 personas inocentes. El CORU fue fiel expresión de la doctrina del Operativo Cóndor y de la estrategia de represión trazada contra Cuba por el gobierno norteamericano en aquellos años. CUBA, EL ENEMIGO “[…] ¿Qué hizo que un diminuto archipiélago caribeño, distante a miles de millas del Cono Sur de América Latina se convirtiera en blanco priorizado de los horrores de la ‘Operación Cóndor’? Varios factores parecen explicar esto: el principio de la solidaridad internacionalista ejercido por Cuba…, la solidaridad hacia la independencia de Angola y la oposición activa contra el racista apartheid sudafricano…, la participación de terroristas anticubanos radicados en los Estados Unidos, como mercenarios al servicio de ese país en la transnacional del crimen que fue Cóndor y la obcecada política de sucesivas administraciones empeñadas en derrocar a la Revolución cubana […]”. “[…] La Embajada de Cuba en Argentina, sus oficinas, funcionarios y empleados fueron blancos de la represión, del hostigamiento para obstaculizar su gestión diplomática y comercial […]. Los terroristas anticubanos, con base en Estados Unidos, se movían por el área insertados en la ‘Operación Cóndor’, como sicarios de los cuerpos represivos. […] Se aliaron y operaron en acciones conjuntas con otras organizaciones fascistas como la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A ). […] El 13 de agosto de 1975 estos terroristas atentaron con armas de fuego contra el embajador de Cuba Emilio Aragonés Navarro, en el barrio residencial de Belgrano, Capital Federal, cuando se disponía a entrar a la sede diplomática […].” (3) Un año antes, el 24 de enero de 1974, había estallado una cápsula detonante en un paquete explosivo enviado por correo a la embajada cubana, dirigido al embajador Aragonés. En aquellos meses se habían producido actos similares en las embajadas cubanas en Perú, México y Francia. “[…] Un total de 12 ciudadanos argentinos que trabajaban en sus dependencias, militaran o no en organizaciones políticas opositoras o progresistas, fueran activistas o simples trabajadores de la sede, fueron secuestrados y desaparecidos; algunos hasta hoy, permanecen en las listas de los miles de hombres y mujeres que quedan por encontrar o identificar en Argentina […]”.(4) Tres casas de familiares de un trabajador argentino fueron asaltadas por grupos armados en el mes de agosto de 1976. En este mismo mes habían desaparecido nuestros jóvenes diplomáticos, así como la maestra argentina María Rosa Clementi de Cancere. En marzo de 1978 tres funcionarios cubanos de la embajada fueron objeto de una provocación, al ser detenidos por la policía en plena vía pública, registrados y conducidos a una comisaría en la Avenida Santa Fe, donde permanecieron recluidos hasta ser liberados por gestiones del embajador cubano. La Escuela Cubana José de San Martín, anexa a la embajada, fue objeto también de actos provocativos para tratar de atemorizar a sus trabajadores y alumnos. En una oportunidad, personas desconocidas penetraron por una de las ventanas de la escuela y robaron algunos objetos, incluido un cuadro con la fotografía del Comandante Ernesto Che Guevara. La enseña nacional fue también vejada. Los empleados de la escuela eran hostigados por personas desconocidas después de retirarse del trabajo.“[…] También los niños cubanos en ese país fueron víctimas de este engendro criminal por el simple hecho de estudiar en una escuela anexa a la Embajada de Cuba […].Trabajadores cubanos de la prensa latinoamericana fueron impedidos de ejercer libremente y sin presiones su oficio en esos momentos aciagos de la sociedad argentina […].”(5) EL ASESINATO DE CEJAS Y GALAÑENA Los hechos acontecidos el 9 de agosto de 1976 son conocidos por nuestro pueblo. Datos recopilados durante años establecen que los funcionarios Cejas y Galañena se retiraron en horas del mediodía de la casa del embajador, lugar donde residían. Se encaminaron en dirección a Belgrano para visitar una tienda ubicada en la avenida Cabildo y posteriormente a la sede de la embajada, situada en la avenida Virrey del Pino No. 810. Alrededor de las cinco de la tarde, se retiraron a pie desde la embajada rumbo a la escuela cubana, ubicada solo a unos 200 metros. Minutos después se dirigieron hasta la parada del ómnibus 15, que los llevaría de regreso a la residencia. Era una tarde invernal y