Fallo Pin

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"Pin,
Hugo,
Correa,
Ángel
s/contrabando -causa n° 50522-"
S.C.
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y
otros
XL
Procuración General de la Nación
S u p r e m a
C o r t e :
I
La Sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Penal
Económico
revocó
la
sentencia
absolutoria
dictada
oportunamente por el Juzgado N° 4 (en los términos de los
artículos 495 a 497 del Código de Procedimientos en Materia
Penal) respecto de Héctor Manuel Taboada y Carlos Alberto
Romero, y los condenó como coautores del delito de contrabando
a la pena de dos años de prisión cuyo cumplimiento se dejó en
suspenso, pérdida de las concesiones, regímenes especiales,
privilegios y prerrogativas de que gozaren, inhabilitación
especial para ejercer el comercio por el término de seis
meses, inhabilitación especial perpetua para desempeñarse como
miembros de las fuerzas de seguridad e inhabilitación absoluta
por doble de tiempo que el de la condena privativa de la
libertad
para
desempeñarse
como
funcionario
o
empleado
público, con costas (fs. 1/8).
En dicha resolución se dio por probado que Héctor
Manuel Taboada, en su calidad de guarda de la Administración
Nacional de Aduanas, habría prestado funciones junto con Miguel Juan Volpe el 21 de agosto de 1992 -de 7:00 a 13:30 hs.en la "Salida Wilson" del puerto de esta ciudad, por donde
egresó, mediante la utilización de documentos apócrifos, el
contenedor ITLU 680.077-8, que había sido desembarcado del
buque "ZIM BS.AS." procedente de Barcelona y estibado en la
Plazoleta de la Dársena "E", con rodamientos en su interior,
desde donde fue trasladado al depósito de la calle Río Cuarto
4864 de esta Capital, en el que fue hallado.
En lo que respecta a Carlos Alberto Romero se afirmó
que ese día había participado como apuntador plazoletero por
cuenta de su empleadora "Román Marítima" y que, ante la
-1-
presentación del "puede cargar", había confeccionado el documento denominado "tally" n° 19.401 (obrante a fs. 5 y 6 del
expediente principal) en el que se consignaron los números de
dominio B-1.250.690 y B-980.070 como pertenecientes al camión
y acoplado con que se retiró el contenedor sustraído, los que
en realidad pertenecen a un rodado "Dodge 1500" y a una camioneta "Chevrolet", modelo 1940. Sin embargo, por sus características, éstos no sólo no pudieron amparar la salida del
contenedor, sino que además difieren de los consignados en la
planilla de salida confeccionada por la Prefectura Naval Argentina.
La señora Defensora Oficial dedujo entonces recurso
extraordinario federal (fs. 10/39) que, al ser denegado (fs.
40/41), dio lugar a la articulación de esta queja (47/81).
II
En esa presentación la defensa se agravió, con base
en la
doctrina de V.E. sobre la arbitrariedad de sentencias,
respecto de la valoración de la prueba realizada por el a quo
para dar sustento a la atribución de responsabilidad a sus
asistidos, en particular, en lo referente a la existencia de
indicios sobre su conducta dolosa. Entendió que la resolución
tenía ese vicio por falta de efectiva fundamentación, que la
descalificaba como acto jurisdiccional válido de acuerdo a los
principios constitucionales de razonabilidad de los actos
públicos -derivado de la forma republicana de gobierno- de
legalidad y culpabilidad penal e in dubio pro reo, y la presunción de inocencia (artículos 1, 18, 19 y 28 de la Constitución Nacional, artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos).
De esta forma, la defensa oficial explicó que el a
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quo había condenado a Taboada y Romero sin observar los recaudos que, en materia de valoración probatoria, imponía el
Código de Procedimientos en Materia Penal, con base en la
única consideración de que los dichos de los imputados se
contradecían con los elementos arrimados al expediente, pero
sin realizar una valoración razonada de la prueba de cargo
que, según su opinión, no reunía los requisitos legales necesarios para fundar una condena.
Específicamente respecto de la situación de Taboada,
la recurrente consideró que no se podía tener por acreditado
el dolo por haber cumplido con la tarea encomendada a los
guardas de salida al constatar formalmente, al amparo del
principio de confianza, la documentación que ya había sido
controlada en forma definitiva por el personal competente.
Cuestionó, en este sentido, que el a quo omitió considerar los
testimonios que describieron dicha función, entre los que citó
los de Héctor Alberto Aquino (fs. 1158), Orlando Luis Zan (fs.
1163), Miguel Juan Volpe (fs. 1122/3), Juan Bautista Roson
(fs. 1124/5), Alfredo Jorge Nappe (fs. 1127), Enrique Ferrari
(fs. 1128), María Elena Dorado (fs. 1126) y el informe obrante
a fojas 1136/7 del expediente principal. Dicho defecto habría
impedido a los jueces de la anterior instancia comprender la
distribución de funciones existente entre los trabajadores
portuarios
y
la
modalidad
habitual
de
labor
en
la
Administración Nacional de Aduanas.
En similares términos y respecto de la imputación
realizada a Romero, puntualizó que se basaba en afirmaciones
meramente dogmáticas pues, dentro del marco de sus funciones,
éste habría confeccionado el "tally" de salida con base en el
"puede cargar" que figuraba autorizado por el guarda Eloy José
Forcada, lo cual fue aceptado por el propio Romero y no fue
controvertido por prueba alguna, sin que pudiera exigirse la
-3-
verificación de la información volcada en el documento ya
controlada por el funcionario competente (en ese caso, Forcada) y, menos aun, que dicha firma fuera auténtica.
Finalmente, indicó también que la concesión del
recurso garantizaría adecuadamente el derecho de todo condenado a que el fallo condenatorio y la pena impuesta sean sometidos a un tribunal superior (artículo 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).
III
En primer lugar y en lo vinculado a la decisión
sobre Taboada, no dejo de advertir que los agravios expuestos,
en tanto se refieran al análisis de cuestiones de hecho y
derecho común, remiten al examen de aspectos que, en principio, resultarían ajenos a la competencia de V.E. cuando
conoce por la vía extraordinaria (Fallos: 297:495; 300:721;
302:236; 316:2464; 320:2751 y 326:1877, entre otros).
Sin embargo, también es cierto que el Tribunal tiene
resuelto que es posible hacer excepción a dicha regla con base
en la doctrina de la arbitrariedad, toda vez que con ésta se
procura asegurar las garantías constitucionales de la defensa
en juicio y el debido proceso, exigiendo que las sentencias
sean
fundadas
y
constituyan
una
derivación
razonada
del
derecho vigente con aplicación a las constancias efectivamente
comprobadas
en
la
causa
(Fallos:
311:948,
2402
y
2547;
313:559; 315:2969; 319:103; 320:2751 y 321:1909).
Opino que en el caso se presenta uno de estos supuestos de excepción, en la medida que asiste razón al apelante en cuanto sostiene que el fallo recurrido ha omitido el
tratamiento de cuestiones oportunamente propuestas que resultaban conducentes para la decisión (Fallos: 247:111; 249:37;
301:978; 314:737, 1366 y 1434 y 318:2678, entre otros), en
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especial, que ha prescindido de examinar parte de la prueba
susceptible de incidir en la solución del juicio (Fallos:
247:583;
249:324;
307:724;
313:1270;
315:2822;
316:647
y
322:2880) relacionada con la delimitación normativa y fáctica
de las responsabilidades y funciones que debía cumplir un
"guarda de salida" y que contradecían la imputación realizada
a Taboada.
Pienso que ello es así atento las consideraciones
expuestas en el dictamen emitido en esta misma fecha en la
causa
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Miguel Juan Volpe, que resulta asimilable a la de Taboada.
Al respecto, creo necesario destacar que ya en las
presentaciones efectuadas en los términos de los artículos
463, 492 y 519 del Código de Procedimientos en Materia Penal
(cuyas copias lucen a fs. 84/96, 97/110 y 131/150) se había
mencionado la importancia de los elementos de prueba -ya detallados ut supra- cuyo tratamiento fue obviado. En consecuencia, esta decisión dotada de un fundamento sólo aparente
debe ser descalificada como tal.
En tales condiciones, deviene inoficioso el tratamiento de los demás agravios expuestos a su respecto.
IV
Por el contrario, en lo relativo a la situación de
Romero, estimo que la defensa no ha demostrado agravio federal
alguno que, más allá de configurar una discrepancia con el
criterio fundante de la condena, autorice a descalificar la
sentencia.
En este sentido, creo oportuno recordar que, según
la doctrina de la Corte, las cuestiones vinculadas a la selección y valoración de la prueba y, en general, a hechos y
-5-
derecho común, resultan ajenas al recurso extraordinario, de
modo tal que sólo cabe hacer excepción a dicha regla cuando se
demuestra un notorio desvío de las leyes aplicables o una
total ausencia de fundamentación que impiden considerar a la
sentencia como un acto judicial (Fallos: 294:410; 301:909;
306:1111; 313:1222; 314:346 y 323:4028, entre otros).
Sin embargo, no advierto que en la decisión cuestionada se presente uno de esos supuestos de excepción, pues
cuenta con fundamentos suficientes que, más allá de su acierto
o error, descartan la tacha de arbitrariedad. De la lectura
del fallo se desprende que el a quo ha expuesto las razones
que lo condujeron a sostener la existencia de dolo en el obrar
del procesado Romero, tras confrontar la prueba existente con
sus
dichos,
a
fin
de
resaltar
las
irregularidades
que
ostentaba la documentación cuya autoría se le atribuye.
En efecto, por su lado, la defensa alegó que la
función de Romero, según éste especificó en sus declaraciones
de fojas 147/148 y 694/695, se circunscribía a constatar el
número que figuraba en el "puede cargar", verificar el número,
marca y cantidad de mercadería del contenedor y la presencia
de la firma del guarda de aduana, sin que corresponda exigirse
el control de los demás datos volcados en dicho documento, ya
autorizado.
Sin desconocer esas circunstancias, el a quo centró
su imputación en otra irregularidad relacionada con el trámite
de la confección del "tally", que el propio Romero explicó y
que, por ello, el tribunal entendió que no pudo pasarle
desapercibida pues formaba parte de su labor. Así destacó que,
a pesar de que el procesado reconoció que el "puede cargar"
sólo es necesario cuando el contenedor sale con despacho
directo y no existe cuando se retira con "solicitud particular", completó el "tally" consignando contradictoriamente la
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información que surgía de un "puede cargar" que refería a una
"solicitud particular" y, al mismo tiempo, asentó que se trataba de un despacho directo.
Debo también señalar que la propia apelante, al
desarrollar
el agravio constitucional que supuestamente le
causa la decisión, se limitó a identificar cuál era el grado
de certeza que, a su juicio, se desprendía del análisis de las
pruebas logradas, las cuales no resultarían suficientes para
el dictado de una condena, sin refutar aquel análisis mediante
argumentos conducentes para poner en evidencia una decisiva
falta de fundamentación en el decisorio.
Ha establecido la Corte que los fallos que tienen
fundamentos no federales suficientes para sustentarlos no
habilitan la vía del artículo 14 de la ley 48, aun cuando el
recurso se base en agravios de orden constitucional, pues
cualquiera sea la solución que pueda darse a las cuestiones de
aquella naturaleza suscitadas en la causa, para que proceda el
recurso
se
requiere
que
ellas
tengan
relación
directa e
inmediata con lo resuelto en el juicio y ello no ocurre cuando
la sentencia conserva fundamentos de hecho, de prueba o de
derecho no federal
irrevisables en el caso (Fallos: 296:608;
308:641, 312:551 y 1283; 324:2719 y 325:1905, entre otros).
Es por ello que soy de la opinión que la supuesta
violación a las garantías constitucionales que se derivaría de
la forma en la que el a quo valoró las pruebas, no aparece así
más que como la pretendida invocación genérica y esquemática
de agravios que no resultan suficientes para fundar el remedio
del artículo 14 de la ley 48 (Fallos: 315:1699; 323:2362;
324:4411, considerando 2° del voto de los doctores Boggiano y
Vázquez, y sus citas).
Lo que antecede me permite concluir que la sentencia
cuestionada,
en
tanto
expone
fundamentos
-7-
suficientes
de
naturaleza no federal relacionados, justamente, con la materia
probatoria
y
que
bastan
para
sustentarla,
no
logra
ser
conmovida por las argumentaciones de la recurrente que sólo
traducen su disconformidad acerca de cuestiones de hecho y
prueba y derecho común y procesal.
V
En lo referente al último de los agravios expuestos
en el apartado II, aprecio un defecto de fundamentación que
impide tener por satisfecho el requisito contenido en el artículo 15 de la ley 48, pues la recurrente se limitó a invocar
la genérica privación del derecho de recurrir la condena
reconocido por el artículo 8.2.h de la Convención Americana de
Derechos Humanos y el artículo 14.5 del Pacto Internacional de
Derechos
Civiles
y
Políticos,
sin
vincularla
con
las
circunstancias concretas de la causa ni con el derecho interno
aplicable.
Tampoco se hizo cargo de la doctrina de la Corte
sustentada a partir de Fallos: 323:4130, en cuanto a que el
precepto internacional no impone necesariamente la doble instancia como renovación del debate realizado en el proceso, y
que el derecho "de recurrir el fallo ante un juez o tribunal
superior" no implica descalificar genéricamente la instancia
única, sino asegurar que la condena definitiva provenga de la
instancia más alta en la escala jerárquica y no de un tribunal
inferior (considerando 10°). Más aun en este caso, en el cual
la decisión emana justamente de una instancia revisora, como
es la Cámara de Apelaciones en lo Penal Económico.
En consecuencia, ese planteo debe considerarse insustancial frente al reconocimiento que V.E. ha efectuado de
que el juzgamiento materializado por un tribunal superior no
afecta el derecho que se invoca; máxime cuando los agravios
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traídos no logran poner en tela de juicio la aplicabilidad del
precedente ni aportan nuevos argumentos que puedan conducir a
una modificación de la doctrina establecida (Fallos: 311:1632;
312:2393, 319:2267; 323:736 y 1432 y 325:1747, entre otros).
Por lo demás, encuentro aquí aplicables los fundamentos expuestos en el acápite III del dictamen emitido en el
día de la fecha en los autos P.1991 L.XL "Paillot, Luis María
y otros s/contrabando", a cuyo contenido me remito en beneficio de la brevedad.
VI
En razón de las consideraciones aquí efectuadas
opino que sólo corresponde hacer lugar a la queja en lo relativo a la situación de Taboada con el alcance indicado en el
apartado III.
Buenos Aires, 27 de diciembre de 2006.
ES COPIA
EDUARDO EZEQUIEL CASAL
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-10-
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RECURSO DE HECHO
Pin, Hugo; Correa, Ángel y
contrabando Ccausa n° 50.522C.
otros
s/
Buenos Aires, 8 de septiembre de 2009
Vistos los autos: ARecurso de hecho deducido por la Defensora Oficial de Héctor Manuel Taboada y Carlos Alberto
Romero en la causa Pin, Hugo; Correa, Ángel y otros s/ contrabando Ccausa n° 50.522C@, para decidir sobre su procedencia.
Considerando:
Que esta Corte advierte que los jueces que confirmaron la prisión preventiva de Héctor Manuel Taboada y Carlos
Alberto Romero, fueron los mismos que revocaron la sentencia
absolutoria y los condenaron
como coautores del delito de
contrabando, lo que ha afectado la garantía de imparcialidad
(conf. APranzetti@ (Fallos: 331:1605).
Por ello, y oído el señor Procurador Fiscal, se hace
lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Agréguese la
queja al principal y vuelvan los autos al tribunal de origen a
fin de que, por medio de quien corresponda, se dicte una nueva
sentencia con arreglo a lo expuesto. Notifíquese. ELENA I.
HIGHTON de NOLASCO - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI - JUAN CARLOS
MAQUEDA
-
E.
RAUL
ZAFFARONI
-
CARMEN
disidencia).
ES COPIA
DISI-//-
-11-
M.
ARGIBAY
(en
-12-
P. 1626. XL.
RECURSO DE HECHO
Pin, Hugo; Correa, Ángel y
contrabando Ccausa n° 50.522C.
otros
s/
-//-DENCIA DE LA SEÑORA MINISTRA DOCTORA DOÑA CARMEN M.
ARGIBAY
Considerando:
Que el recurso extraordinario, cuya denegación originó esta queja, es inadmisible (art. 280 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación)
Por ello, habiendo dictaminado el señor Procurador Fiscal, se desestima la queja. Intímese a Héctor Manuel Taboada a
que dentro del quinto día acompañe copia de la resolución que
concede el beneficio de litigar sin gastos o efectúe el
depósito que dispone el art. 286 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, en el Banco de la Ciudad de Buenos
Aires, a la orden de esta Corte y bajo apercibimiento de ejecución. Hágase saber y archívese. CARMEN M. ARGIBAY.
ES COPIA
Recurso de hecho interpuesto por la Dra. Laura Vouilloud de Farsi, Defensora
Oficial titular de la Defensoría Pública Oficial n° 1, en su carácter de defensora
de Héctor Manuel Taboada y Carlos Alberto Romero.
Tribunal de origen: Sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico.
Tribunales que intervinieron con anterioridad: Juzgado Nacional en lo Penal Económico n° 4.
-13-
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