TEMA 2: La construcción del Estado liberal. Las transformaciones

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TEMA 2
La construcción del Estado
liberal. Las transformaciones
sociales y económicas en la
España del siglo XIX (1833-1874)
118
Con n la muerte de Fernando VII en 1833 se pone fin al Antiguo Régimen en España. Su
viuda, la reina María Cristina de Borbón, regente de su hija y heredera, Isabel (futura
Isabel II) deberá apoyarse en los liberales, por lo que se puede decir que, desde ese
momento, España se convierte en un Estado liberal que se irá consolidando durante
las siguientes décadas, al menos hasta 1874.
Fue la necesidad lo que llevó a la regente a apoyarse en los hasta entonces denostados
liberales, dado que el infante Carlos María Isidro, hermano del difunto rey, reclamaba
para sí el trono y tenía el apoyo de los partidarios del absolutismo. Ello dará pie a la
cuestión carlista, que se materializará en diversas guerras a lo largo del siglo XIX.
En 1843, Isabel II es declarada mayor de edad, e inicia su reinado personal. Ya por
entonces, los liberales españoles se han dividido en dos facciones (que tienen su origen
de los doceañistas y los veinteañistas del Trienio), que se organizan en dos partidos: el
moderado y el progresista. La reina tendrá clara preferencia por el primero, de modo
que sólo forzada por las circunstancias contará en su gobierno con los progresistas. En
los años 60 la degradación del régimen era evidente y se resuelve con un
pronunciamiento progresista que lleva a la reina al exilio: es la Gloriosa revolución de
1868
En el proceso de implantación del liberalismo en España y de superación del Antiguo
Régimen un elemento esencial es el proceso de desamortización, eclesiástica primero y
después civil, que supone la liberación de una enorme cantidad de propiedades raíces, e
inmobiliarias y su introducción en el mercado. Una medida que beneficia especialmente
a la burguesía. Sus protagonistas son Mendizábal primero y más tarde Madoz.
El siglo XIX también supone la incorporación tardía, débil y desigualmente repartida en
los cambios económicos que se habían iniciado en Inglaterra en el siglo anterior. En
relación a dichas transformaciones hay que poner la aparición de una masa de
campesinos y trabajadores industriales inicialmente desorganizados pero que poco a
poco van adoptando las diferentes ideologías que conforman lo que se ha venido en
llamar el movimiento obrero: se trata del socialismo utópico, el anarquismo y el
marxismo.
119
HISTORIA DE ESPAÑA
13. LA ETAPA DE LAS
REGENCIAS (1833-1843): LA
CUESTIÓN DINÁSTICA Y LA
GUERRA CARLISTA
13.1. LA REGENCIA DE Mª CRISTINA DE BORBÓN:
LOS LIBERALES EN EL PODER (1833-1840). LA
CONSTITUCIÓN DE 1837
María Cristina
de Borbón
(izqda.). Isabel
II durante su
minoría de
edad (dcha.)
En el tema anterior vimos como Fernando VII, al final de su vida,
se encargó de preparar la legislación española de modo que su
hija primogénita, Isabel, pudiera ocupar el trono. En el momento
de su muerte, Isabel tenía apenas tres años, por lo que fue
necesario que la reina madre, Cristina de Borbón, asumiera la
regencia. Ante las pretensiones de Carlos María Isidro, hermano
de Fernando, la regente hubo se buscar apoyos políticos.
Probablemente la reina regente no estaba inicialmente inclinada a
apoyarse en los elementos liberales a los que tan duramente había
combatido su difunto esposo, pero las circunstancias la obligaron
a ello. A continuación hago un breve análisis de los gobiernos
liberales del primer periodo, que abarca de 1833 a 1835.
118
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
A.
LOS
PROTAGONISTAS
DE
LA
TRANSICIÓN:
CEA
BERMÚDEZ, MARTÍNEZ DE LA ROSA Y EL CONDE DE
TORENO
1. En un primer momento debemos destacar la figura del primer
ministro1 Francisco Cea Bermúdez, al que hacíamos referencia
en el tema anterior como un reformista administrativo al que
difícilmente se le podía colgar la etiqueta de auténtico liberal. En
cuanto a las realizaciones concretas de su mandato hay que
destacar la labor de uno de sus ministros, Javier de Burgos, al
que debemos la ejecución del viejo proyecto de la Constitución de
Cádiz de realizar una división territorial más armónica y racional
que la que existía en ese momento y que era fruto de toda la
experiencia histórica de España desde la edad media.
Efectivamente, él es el artífice de la división de nuestro
1
Hay que destacar el hecho de que, por vez primera en la historia de España
podemos hablar en sentido estricto del Gobierno como órgano y de la figura del
Presidente del Consejo de Ministros.
Si hacemos memoria, hemos de remontarnos a las figuras de los validos
que proliferaron en el siglo XVIII (duque de Lerma, conde-duque de Olivares) para
hallar el más remoto precedente de la figura del Primer Ministro o Presidente del
Gobierno. Pero debemos recordar que aquella no era una figura instituida
legalmente, sino que su poder derivaba de una situación de hecho, la de que el
monarca, al que legítimamente le correspondía el ejercicio del poder, se
desentendía del mismo y lo entregaba a su preferido o valido.
Ya en el siglo XVIII surgió, como recordarás, la figura de los secretarios de
Despacho, primer precedente de los actuales ministros. Si bien es cierto que
lentamente se fue destacando el secretario de Estado, de forma que, en la práctica
era el más poder ejercía, hay que hacer dos aclaraciones: primero, que los
secretarios de Despacho no formaban conjuntamente un órgano colegiado similar
al Gobierno, sino que trabajaban individualmente y en relación directa con el rey;
y segundo, que en realidad —en un contexto político absolutista— el que ejercía el
poder era el rey, que en todo caso se dejaba aconsejar e influir por los secretarios y
les dejaba la realización práctica de sus decisiones. Tal situación se mantuvo
hasta la muerte de Fernando VII.
Hay que esperar, por tanto, a la implantación definitiva del régimen
liberal en la regencia de Mª. Cristina de Borbón para ver el inicio de la andadura
histórica del Consejo de Ministros (o “Gobierno”) como órgano colegiado (que actúa
como una unidad y de forma corresponsable), con autentica capacidad de
decisión, y de la figura de su presidente como máxima autoridad política de la
nación. Tradicionalmente, tal figura recibe en nuestro país la denominación de
Presidente del Consejo de Ministros, aunque en estos apuntes usaremos
indistintamente tal denominación y la Presidente del Gobierno.
La división
territorial del
Antiguo
Régimen
(izqda.) era un
tanto caótica y
constaba tanto
de reinos como
de provincias y
señoríos. Con
la división en
provincias de
1833 se
pusieron las
bases de una
Administración
más
racionalizada y
acorde con los
ideales del
liberalismo
119
HISTORIA DE ESPAÑA
territorio en provincias, que prácticamente son idénticas a las
actuales, al frente de las cuales situó a unos delegados del poder
central que, pasado un tiempo, se llamarían gobernadores
civiles2.
TEXTO DE APOYO
DIVISIÓN PROVINCIAL DE JAVIER DE BURGOS
Real Decreto de 30 de noviembre de 1830 mandando hacer la división
territorial en provincias.
Persuadida de que para que sea eficaz la acción de la administración
debe ser rápida y simultánea; y asegurada de que esto no puede
suceder cuando sus agentes no están situados de manera que basten a
conocer por sí mismos todas las necesidades y los medios de
socorrerlas, tuve a bien, al confiaros por mi Real Decreto de 21 de
octubre el despacho del Ministerio de Fomento, encargaras que os
dedicáseis, antes de todo, a plantear y proponerme, de acuerdo con el
Consejo de Ministros, la división civil del territorio, como base de la
administración interior y medio para obtener los beneficios que meditaba
hacer a los pueblos (...).
Art. 1. El territorio español en la península e islas adyacentes queda
desde ahora dividido en 49 provincias, que tomarán el nombre de sus
capitales respectivas, excepto las de Navarra, Álava, Guipúzcoa y
Vizcaya, que conservarán sus actuales denominaciones.
Art. 2. La Andalucía, que comprende los reinos de Córdoba, Granada,
Jaén y Sevilla, se divide en las ocho provincias siguientes (...)
Art. 4. Esta división de provincias no se entenderá limitado al orden
administrativo, sino que se arreglarán a ella las demarcaciones militares,
judiciales y de Hacienda
2. Cea Bermúdez fue sustituido por Francisco Martínez de la
Rosa, antiguo liberal radical de las Cortes de Cádiz pero que con
el tiempo se había convertido en un liberal moderado.
La medida más importante en este periodo fue la promulgación
del Estatuto Real de 1834, que no se puede calificar de
Constitución no sólo por sus carencias procedimentales —no es
fruto de la soberanía nacional sino una graciosa concesión de la
Reina Gobernadora— sino también por sus carencias materiales
—en realidad sólo incluye una regulación del poder legislativo3,
instituyendo indirectamente el Gobierno de la nación, que, como
hemos visto, ya existía de hecho en España. En definitiva, el
Estatuto Real de 1834 no es una Constitución, sino una Carta
Otorgada.
2 Los gobernadores civiles eran también conocidos como “jefes políticos” y tendrán
un importante papel en el caciquismo, del que hablaremos más adelante. La figura
sigue existiendo en la actualidad, y sólo muy recientemente (desde 1997) su
denominación ha cambiado por la de “Subdelegados del Gobierno”
3 Las Cortes se organizaron en Estamento de los Próceres (formado por obispos y
arzobispos, miembros de la alta nobleza, altos cargos y dignidades con rentas muy
elevadas) y Estamento de los Procuradores, elegido por sufragio censitario en
varias fases. El cuerpo de electores que resultó de este Estatuto apenas superó ¡los
16.000 electores! en toda España, en torno al 0,15% de la población. Una
observación: no te dejes engañar por la aparición en este contexto del término
“estamento”. No se trata realmente de una vuelta a la sociedad estamental, que en
realidad nunca volvió a reaparecer desde las Cortes de Cádiz.
120
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
En el texto del Estatuto
(50 artículos) las Cortes son
bicamerales, es decir, quedan divididas en dos Cámaras, cuyo
nombre tenía reminiscencias del Antiguo Régimen y de la edad
media: el Estamento de los Procuradores (el equivalente a una
Cámara Baja) y el Estamento de los Próceres (la Cámara Alta).
El primero estaba formado por representantes
electos de la nación, mediante un complejo sistema
electoral indirecto con un censo electoral muy
reducido que se derivaba del establecimiento del un
sufragio activo censitario muy riguroso. De hecho,
tan sólo 16.000 personas superaban el mínimo de
renta exigido, por lo que a tan ridícula cantidad
quedaba reducido el cuerpo electoral español.
La segunda cámara, el Estamento de los Próceres,
estaría compuesta por altos cargos y dignidades
eclesiásticas y civiles que, en todo caso, tuvieran una
renta muy alta.
En cuanto al Gobierno, instituido oficialmente con
este Estatuto, sólo aparece indirectamente, pero se
deduce que tendrá sus poderes muy concentrados
en su presidente y que será responsable frente a las
Cortes de su acción política. Pese a lo poco que se
detiene el Estatuto en lo relativo al Gobierno, es ésa la parte que
tiene más repercusiones futuras en el sistema político español. De
hecho, es ahora cuando la Corona cede una amplia porción de
sus poderes al Ejecutivo.
Francisco
Martínez de la
Rosa
Por otro lado, nada se dice sobre derechos y libertades de los
españoles en el Estatuto Real.
El grado de apertura, como se puede comprobar, era muy escaso,
pero en la práctica algunos de los procuradores de las Cortes,
haciendo uso de su derecho de petición a la Corona, reclamaron el
reconocimiento de esos derechos ausentes del Estatuto. De este
modo se inició una transición más rápida hacia el liberalismo
pleno.
TEXTO DE APOYO
EL ESTATUTO REAL (1834)
Título 1. De la convocación de las Cortes generales del Reino.
Art. 1.º [...], Su Majestad la Reina Gobernadora, en nombre de su
excelsa hija Doña Isabel II, ha resuelto convocar las Cortes generales
del Reino.
Art. 2.º Las Cortes generales se compondrán de dos Estamentos: el
de Próceres del Reino y el de Procuradores del Reino.
Art. 3.º El Estamento de Próceres del Reino se compondrá:
1.º De muy reverendos arzobispos y reverendos obispos.
2.º De Grandes de España.
3.º De títulos de Castilla.
4.º De un número indeterminado de españoles elevados en
dignidad e ilustres en las varias carreras, y que sean o hayan
121
HISTORIA DE ESPAÑA
sido secretarios del Despacho, procuradores del Reino. [...]
5.º De los propietarios territoriales o dueños de fábricas,
manufacturas o establecimientos mercantiles que reúnan a su
mérito personal y a sus circunstancias relevantes, el poseer
una renta anual de sesenta mil reales, y el haber sido
anteriormente procuradores del Reino.
6.º De los que en la enseñanza pública o cultivando las
ciencias o las letras, hayan adquirido gran renombre y
celebridad, con tal que disfruten una renta anual de sesenta
mil reales, ya provenga de bienes propios, ya de sueldo
cobrado del Erario
Art. 4. Bastará ser Arzobispo u Obispo electo o auxiliar para poder ser
elegido, en clase de tal, y tomar asiento en el Estamento de Próceres
del Reino. [...].
Art. 6.º La dignidad de Prócer del Reino es hereditaria en los Grandes
de España.
Art. 7º El Rey elige y nombra a los demás próceres del Reino cuya
dignidad es vitalicia. [...]
Art. 13. El Estamento de Procuradores del Reino se compondrá de las
personas que se nombren con arreglo a la ley de elecciones. [...]
Art. 24. Al Rey toca exclusivamente convocar, suspender y disolver las
Cortes. [...]
Art. 31. Las Cortes no podrán deliberar sobre ningún asunto que no se
haya sometido expresamente a su examen en virtud de un Decreto
Real.
Art. 32. Queda, sin embargo, expedito el derecho que siempre han
ejercitado las Cortes de elevar peticiones al Rey, haciéndolo del modo
y forma que se prefijará en el reglamento.
Art. 34. Con arreglo a la ley 1ª., título 7.º, libro 6.º de la Nueva
Recopilación, no se exigirá tributos ni contribuciones, de ninguna
clase, sin que a propuesta del Rey los hayan votado las Cortes. ( ... ).
3. En 1835, Martínez de la Rosa fue sustituido por otro político de
talante similar, esto es, liberal moderado, el Conde de Toreno. Su
gobierno tuvo que hacer frente a una subversión urbana de tipo
liberal extremado, con lo que se puede decir que empiezan a
tomar protagonismo las masas liberales más extremistas, masas
que se expresan a través de la creación de Juntas Al lado de las
Juntas vuelve a actuar esa fuerza cívico-militar defensora del
liberalismo a la que ya conocemos por el nombre de Milicia
Nacional4,que provocó en 1835 su caída y sustitución por un
personaje clave, Juan Álvarez Méndez, llamado Mendizábal. Con
él se produce el ascenso de los hombres que habían protagonizado
el Trienio Liberal5
4 El fenómeno de las Juntas, como quizá ya haya observado, se está
reproduciendo una y otra vez a lo largo del siglo XIX. Recordarás que aparecieron
Juntas antinapoleónicas en 1808 y también se dio un tímido proceso juntero tras
el pronunciamiento de Riego. Seguiremos viendo cómo se crean Juntas de carácter
subversivo o revolucionario en las siguientes décadas. Lo mismo cabe decir de la
Milicia Nacional
5 Recordarás que en la trama civil de los pronunciamientos de 1820 citábamos,
entre otros, a Istúriz y al propio Mendizábal (tema 1, página 37).
122
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
B.
EL LIBERALISMO PLENO:
CALATRAVA (1835-1837)
MENDIZÁBAL,
ISTÚRIZ
Y
4. El gobierno de Mendizábal va a tomar medidas para controlar
a las Juntas, mediante la creación de las Diputaciones
Provinciales6. Otra de sus prioridades será la guerra carlista, a la
que seguidamente haremos mención, a través de la potenciación
de la Milicia Nacional, llamada ahora Guardia Nacional y la
incorporación de 50.000 hombres al ejército.
Pero sin duda la principal preocupación de
Mendizábal es la delicada situación de la Hacienda
Pública,
que
intenta
resolver
con
la
desamortización eclesiástica, que supuso el
traspaso de una enorme cantidad de bienes
eclesiásticos al Estado, con el consiguiente
malestar de la Iglesia y de los clérigos. Dejo para el
correspondiente epígrafe el análisis de esta
cuestión. Pese a todo, desde principios de 1836
Mendizábal empezó a perder el apoyo del
Estamento de los Procuradores. En mayo fue
destituido y sustituido por Istúriz.
5. El nuevo gobierno de Javier Istúriz representa
la tendencia más derechista del liberalismo
español, es decir, el moderantismo, claramente
apoyada por Mª Cristina, como más tarde haría su
hija Isabel. Por su parte, el sector más radical o
izquierdista
del
liberalismo,
esto
es,
el
progresismo, va a continuar con la práctica de las sublevaciones
militares y con la creación de Juntas provinciales y locales. Toda
la tensión explotó en agosto de 1836, con la sublevación de
sargentos de La Granja7. La consecuencia de esta sublevación
es un giro de la política de la Regente hacia la izquierda, que se
simboliza con la vuelta a la Constitución de 18128 y a la
configuración de un nuevo gabinete.
Juan Álvarez
Méndez,
Mendizábal
6. En efecto, la Reina Regente encarga la formación de gobierno
en esta ocasión a José Mª Calatrava, muy cercano a la tendencia
radical de Mendizábal (al que llegó a nombrar ministro de
Hacienda). Algunas de las medidas que se adoptaron en este
momento son bien expresivas de esta tendencia: Ley de [libertad
de] imprenta, ampliación de la Milicia Nacional y radicalización de
las relaciones con el clero, en un sentido muy próximo al
6
Las Diputaciones Provinciales existen aún hoy en día y son instituciones que
reúnen a representantes de los diferentes Ayuntamientos de la respectiva
provincia, con el objetivo de colaborar entre sí, prestarse ayuda técnica y
económica, abordar obras públicas de interés provincial, acometer proyectos de
desarrollo económico, cultural y social de la provincia, etcétera.
7 Esta sublevación no es más que otro de los muchos pronunciamientos que
iremos viendo a lo largo de estos temas. Lo de La Granja, para que fijes bien la
idea, se refiere a la población segoviana de La Granja de San Ildefonso, donde se
encontraba —y se encuentra— uno de los llamados Reales Sitios, o sea, un palacio
real en el que la Reina Gobernadora pasaba algunas temporadas.
8 Tenemos de nuevo ocasión de comprobar lo que dije en su momento, es decir, el
papel de referencia permanente que la Constitución de Cádiz ejerció durante
décadas en España.
123
HISTORIA DE ESPAÑA
regalismo del siglo XVIII, es decir, aumento del control estatal
sobre la Iglesia.
Las nuevas Cortes acometieron la labor de adaptar la
Constitución de Cádiz nuevamente en vigor a las circunstancias
del momento, pero el resultado de todo ello fue la elaboración de
una nueva Constitución, la de 1837, la segunda de la historia
de España.
C.
LA CONSTITUCIÓN DE 1837
Se trata de una Constitución breve (sólo 77 artículos) y como
característica más destacada de la misma, y por influjo de las
doctrinas por entonces predominantes en Europa, las del
“liberalismo doctrinario”, hay que señalar la de la soberanía
compartida por el Rey y las Cortes, en el mismo sentido que
veíamos en la Constitución de Cádiz —o sea, atribuyendo la
potestad legislativa “a las Cortes con el Rey “—.
TEXTO DE APOYO
CONSTITUCIÓN DE 1837
Doña Isabel II, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía
española, Reina de las Españas; y en su Real nombre, y durante su
menor edad, la Reina viuda su madre Doña María Cristina de Borbón,
Gobernadora del Reino; a todos los que la presente vieren y entendieren,
saber: Que las Cortes generales han decretado y sancionado, y Nos de
conformidad aceptado lo siguiente:
Siendo la voluntad de la Nación revisar, en uso de su soberanía, la
Constitución política promulgada en Cádiz a diecinueve de marzo de mil
ochocientos doce, las Cortes generales, congregadas a este fin,
decretan y sancionan la siguiente Constitución.
Art. 2. Todos los españoles pueden imprimir y publicar libremente sus
ideas sin previa censura, con sujeción a las leyes.
La calificación de los delitos de imprenta corresponde exclusivamente a
los jurados.
Art. 3. Todo español tiene derecho de dirigir peticiones por escrito a las
Cortes y al Rey, como determinan las leyes.
Art. 4. Unos mismos códigos regirán en toda la Monarquía, y en ellos no
se establecerá más que un solo fuero para todos los españoles en los
juicios comunes, civiles y criminales.
Art. 5. Todos los españoles son admisibles a los empleos y cargos
públicos, según su mérito y capacidad. (...)
Art. 6. Todo español está obligado a defender la Patria con las armas
cuando sea llamado por la ley, y a contribuir en proporción de sus
haberes para los gastos del Estado.
Art. 7. No puede ser detenido, ni preso, ni separado de su domicilio
ningún español, ni allanada su casa, sino en los casos y en la forma que
las leyes prescriban. ( ...)
Art. 9. Ningún español puede ser procesado ni sentenciado sino por el
Juez o Tribunal competente, en virtud de leyes anteriores al delito y en la
forma que éstas prescriban
Art. 11. La Nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la
Religión Católica que profesan los españoles
Art. 12. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey.
124
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
Art. 13 . Las Cortes se componen de dos cuerpos colegisladores,
iguales en facultades, el Senado y el Congreso de los Diputados.
Art. 15 Los senadores son nombrados por el Rey a propuesta, en lista
triple, de los electores que en cada provincia nombran los diputados a
Cortes.
Art. 16 A cada provincia corresponde proponer un número de senadores
proporcional a su población; pero ninguna dejará de tener por lo menos
un senador. [...]
Art. 23 Para ser diputado se requiere ser español, del estado seglar,
haber cumplido veinticinco años y tener las demás circunstancias que
exija la ley electoral
Art. 26. las Cortes se reúnen todos los años. Corresponde al Rey
convocarlas, suspender y cerrar sus sesiones, y disolver el Congreso de
los Diputados; pero con la obligación, en este último caso, de convocar
otras Cortes, y reunirlas dentro de tres meses. (...)
Art. 36. El Rey y cada uno de los Cuerpos colegisladores tienen la
iniciativa de las leyes. ( ... )
Art. 44. la persona del Rey es sagrada e inviolable, y no está sujeta a
responsabilidad. Son responsables los ministros.
Art. 45. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey, y su
autoridad se extiende a todo cuanto conduce a la conservación del orden
público en lo interior, y a la seguridad del Estado en lo exterior, conforme
a la Constitución y a las leyes. ( ... )
Art. 70. Para el gobierno interior de los pueblos habrá Ayuntamientos,
nombrados por los vecinos, a quienes la ley conceda este derecho. ( ... )
Art. 77. Habrá en cada provincia cuerpos de milicia nacional, cuya
organización y servicio se arreglará por una ley especial; y el Rey podrá
en caso necesario disponer de esta fuerza dentro de la respectiva
provincia; pero no podrá emplearla fuera de ella sin otorgamiento de las
Cortes. (...)."
Al otorgar al monarca la potestad de disolver las Cortes y
convocar nuevas elecciones se le atribuye un papel moderador del
sistema político y lo configura como institución central del nuevo
régimen. A este régimen se le viene a llamar Monarquía
constitucional, en el que al rey se le limitan sus poderes por la
constitución, pero también se le mantiene parte de los poderes
que ostentaba en el Antiguo Régimen.
A diferencia de la Constitución de Cádiz, el veto de que dispone el
rey sobre la legislación es absoluto, pudiendo, por tanto, impedir
la promulgación de una ley ya aprobada por las Cortes.
En cuanto al legislativo, se establece un sistema bicameral, con
un Congreso de los Diputados y un Senado, cita explícitamente la
libertad de imprenta y como novedad, no declara explícitamente al
catolicismo como religión del Estado, pero la reconoce como la
religión “que profesan los españoles”; no prohíbe la existencia de
otras religiones, pero tampoco lo permite expresamente, dando
por supuesto que no era necesario. No obstante, el Estado se
compromete a mantener económicamente “el culto y los ministros
de la Religión Católica”.
Finalmente, y dada la pérdida de la mayor parte de las colonias,
se refiere a lo que queda (Cuba, Filipinas y Puerto Rico) sin
reconocerlas en un plano de igualdad, ya que dice que se
regirán por leyes especiales. Ello, en definitiva, supone la
125
HISTORIA DE ESPAÑA
desigualdad jurídica de los españoles de la metrópoli y de las
colonias.
En definitiva, esta Constitución recoge aspectos más
conservadores o moderados (soberanía compartida, legislativo
bicameral) y otros más progresistas (libertad de imprenta) y por
ello podría haber sido un buen marco político para la
coexistencia de las dos grandes tendencias del liberalismo
español. Pero pronto veremos como el terreno de la lucha política
va a llevarse incluso al terreno de la Constitución, esto es, que en
adelante cada vez que una de las dos tendencias alcance el poder
va a proclamar una Constitución a su medida, lo que explicará
el rechazo por parte de la oposición.
D.
EL PROTAGONISMO DEL EJERCITO Y LA APARICIÓN DE
LOS PARTIDOS TRAS LA PROMULGACIÓN DE LA
CONSTITUCIÓN (1837-1840).
Retomamos ahora el hilo cronológico.
Desde el momento de la promulgación de
la Constitución de 1837, la vida política
española se va a caracterizar por dos
fenómenos: el creciente protagonismo del
ejército y la aparición de incipientes
auténticos partidos políticos.
El protagonismo de los militares se hizo
patente tras la caída de Calatrava hasta el
punto de que se gestó un golpe de Estado
que fracasó por la intervención del general
progresista Baldomero Espartero, pero a
su vez comenzará a injerir en los asuntos
políticos él mismo. Su prestigio no hará
más que aumentar en los siguientes años,
sobre todo desde el Abrazo de Vergara por
el que se ponía fin a la guerra carlista,
hasta el punto de que más tarde lo
veremos convertido en Regente.
El general
Espartero fue
regente de Isabel
II y décadas más
tarde se le llegó a
ofrecer el trono
vacante
En cuanto a la pugna entre los partidos
políticos hay que decir que a partir de la
Constitución se inicia una etapa de
predominio moderado9, entre los que
destaca el de Evaristo Pérez de Castro, quien diseñó una Ley
electoral a su medida, redactó una Ley Local que permitía la
intervención del poder central en los Ayuntamientos y promulgó
una Ley de Culto y Clero con la que se pretendía cerrar la herida
abierta por la desamortización.
El partido moderado era llamado también fusionista, expresando
con ello la diversidad de tendencias que encontraban acomodo
en su interior, desde antiguo colaboradores de Fernando VII en su
etapa final hasta doceañistas decepcionados. Todos estaban de
9
Entre 1837 y 1838 se suceden efímeros gobiernos presididos por Bardají, Ofalia
y Frías.
126
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
acuerdo, sin embargo, en que la revolución liberal,
la
implantación del nuevo régimen liberal-burgués ya no tenía
marcha atrás. Sin embargo, con el régimen establecido por la
Constitución de 1837 los moderados se manifestaban ya
plenamente satisfechos, puesto que pensaban que ir más allá
podía producir un ”desbordamiento popular” e incluso podría
conducir a “la violencia y la anarquía”. La consecuencia de este
pensamiento conservador estaba clara: el poder debía ser ejercido
por una aristocracia de nuevo cuño, por una elite que ya no tenía
por que identificarse sólo con la nobleza, sino también con la
burguesía. De ahí su defensa del sufragio censitario muy
restringido. Los moderados consideraban sospechoso todo poder
inferior al del Estado, y por ello se mostraban partidarios de la
intervención del poder central en los Ayuntamientos —como
hemos visto más arriba—. En cuanto a las libertades, siempre las
interpretaban en su sentido más restrictivo.
Por lo que respecta al partido progresista, sus antecedentes los
hemos de situar, como ya comenté en su momento, en los
veinteañistas del Trienio. Sus ideas contrastan claramente con las
de los moderados: sufragio censitario para ampliando el cuerpo
electoral,
amplia libertad de imprenta y autonomía
municipal, entre otras.
A lo largo de estos años estas dos tendencias política, moderados
y progresistas, se fueron aglutinando alrededor de Mª Cristina
(moderados) y de Espartero (progresistas) y el enfrentamiento de
ambos personajes fue cada vez más evidente. En junio de 1840 la
Reina Gobernadora fue a Barcelona a pedir el apoyo de la
burguesía catalana moderada, pero el Ayuntamiento de esta
ciudad estaba en manos de los progresistas, que utilizaron como
instrumento a los obreros de las fábricas textiles para presionar al
gobierno moderado. Este gobierno terminó por dimitir, siendo
sustituido por gobiernos progresistas afines a Espartero, mientras
que en provincias se volvía a manifestar el fenómeno de las
Juntas. Aislada políticamente Mª Cristina, en octubre de 1840
terminó por renunciar a su cargo y cederlo a Espartero
13.2. LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843) Y
LA MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II
En el manifiesto de aceptación de la Regencia, Espartero insistió
nuevamente en dos ideas repetidas anteriormente: la necesidad de
autonomía para los Ayuntamientos y la ampliación del cuerpo
electoral, sin renunciar, eso sí, al sufragio censitario. Pero a
pesar del carácter progresista de su ideología, Espartero ejerció el
poder de forma autoritaria. En las elecciones que se celebraron
en 1841 se produjo una victoria abrumadora de los progresistas,
al producirse el “retraimiento” de los moderados (es decir, no se
presentaron a las elecciones), que revela su negativa a la
posibilidad de volver al poder por procedimientos electorales y que
la única forma de retomar el poder era la vía del pronunciamiento,
que era la que, desde su exilio parisino propiciaba la ex—regente.
En efecto, en septiembre de 1841 se produjo un pronunciamiento
127
HISTORIA DE ESPAÑA
fallido dirigido por Mª Cristina y que constó con el apoyo de los
antiguos oficiales carlista integrados en el ejército.
A finales de 1841 apareció una ruptura dentro del progresismo, al
producirse la escisión del ala izquierda, claramente republicana
y que empieza ya a apoyar medidas de tipo social10. Pero los
auténticas problemas de Espartero se los ocasionará la adopción
que
de
unas
medidas
modestamente
librecambistas11
encontraron la oposición diversos sectores de la sociedad
española. Así, en Barcelona se produjo una sublevación de
republicanos y obreros en 1842, que fue duramente reprimida.
Pero estos sucesos ya anunciaban el fin de la época de Espartero.
En las elecciones de 1843 los diputados progresistas que no le
eran fieles doblaba a los que podían ser considerados sus
partidarios. Una nueva sublevación, en junio de 1843, unió a
progresista con moderados y provocó la salida del país de
Espartero y la llegada del nuevo protagonista de la política
española, Ramón María Narváez. Pocos meses después, con tan
sólo trece años, Isabel II era declarada mayor de edad y accedía al
trono. Comenzaba el periodo de asentamiento definitivo del
liberalismo en España.
TEXTO DE APOYO
LA MARCHA DE ESPARTERO HACIA EL EXILIO
Acepté el cargo de regente del reino para afianzar la Constitución y el
trono de la reina, después que la Providencia, coronando los nobles
esfuerzos de los pueblos, los había salvado del despotismo.
Como primer magistrado, juré la ley fundamental; jamás la quebranté
ni aun para salvarla: sus enemigos han debido el triunfo a este ciego
respeto; pero yo nunca soy perjuro.
Feliz en otras ocasiones, vi restablecido el imperio de las leyes,
y aun esperé que en el día señalado por la Constitución entregaría a
la reina una monarquía tranquila dentro y respetada fuera. La nación
me daba pruebas del aprecio que le merecían mis desvelos; y una
ovación continuada aun en las poblaciones mismas en que la
insurrección había levantado la cabeza me hacía conocer su
voluntad, a pesar del estado de agitación de algunas capitales, a
cuyos muros sólo estaba limitada la anarquía. Una insurrección militar
que hasta carece de pretexto ha concluido la obra que muy pocos
comenzaron, y, abandonado de los mismos que tantas veces conduje
a la victoria, me veo en la necesidad de marchar a tierra extraña,
haciendo los más fervientes votos por la felicidad de mi querida patria.
A su justicia recomiendo a los que, leales, no han abandonado la
causa legítima ni aun en los momentos más críticos: el Estado tendrá
siempre en ellos servidores decididos.
ESPARTERO, A bordo del vapor Betis a 30 de julio de 1843
10 Ya sabemos que por “medidas sociales” entendemos aquellas encaminadas a
mejorar la situación de los más desfavorecidas económicamente, es decir, en estos
momentos, los obreros industriales y los campesinos jornaleros.
11 Para una explicación del término librecambismo y su contrario, proteccionismo,
ver nota 48, página 61, en el tema introductorio.
128
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
13. 3. LA CUESTIÓN DINÁSTICA Y LA GUERRA
CARLISTA
A. EL IDEARIO CARLISTA
Junto con la implantación del liberalismo realizada por los
gobiernos de Mª. Cristina, el otro gran fenómeno del momento es
la guerra carlista, en la que confluyen la cuestión dinástica —
que más bien es la excusa de la guerra— y la causa profunda de
la misma, la subversión realista o absolutista de finales de los
años veinte y principios de los treinta.
Carlos María apoyaba sus reivindicaciones al trono en la tesis de
la legitimidad. Para él Isabel quizá tuviera la legitimidad
dinástica (es decir, que legalmente le correspondían los derechos
al trono en virtud de la voluntad más o menos claramente
expresada por Fernando VII), pero ello no era suficiente, era
también necesaria la legitimidad derivada de la forma de actuar y
del ideario del monarca, que legitimidad que, por supuesto,
consideraba que le correspondía a él antes que a la pequeña
Isabel.
El pretendiente
Carlos María
Isidro (izqda.) y
uno de sus
general más
importantes,
Zumalacárregui
El ideario del pretendiente, de una gran simplicidad, se
caracteriza en primer lugar por la identificación entre el trono y
el altar,
esto es, por una enorme interrelación entre la
monarquía —y por tanto el Estado— y la Iglesia. No es ajeno a ello
el hecho de que una parte de la jerarquía eclesiástica española
apoyara a Carlos frente a la candidatura de Isabel, pese a lo cual
129
HISTORIA DE ESPAÑA
la mayor parte de la misma apoyó, siguiendo instrucciones de
Roma, a esta última.
TEXTO DE APOYO
PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS DEL CARLISMO
[...] Contrayéndonos al punto de que se trata, la verdadera sensatez
consiste en no transigir con la revolución; en no satisfacer las
desmesuradas exigencias del insolente populacho; en reprimir el fatal
espíritu dé innovación, de que adolece este siglo presuntuoso; en
mejorar insensiblemente la suerte de los pueblos, sin el estruendo
bullicioso del partido regenerador; en rectificar las costumbres
públicas sobre las bases de la moral evangélica: ésta es la copia de
la verdadera sensatez; su original es el rey don Carlos, es su
gobierno y el pueblo heroico que los defiende. [...] Desde que la
revolución, para poner en movimiento las masas populares y hacerlas
el fatal instrumento de sus designios, afectó destruir la sencilla y
virtuosa ignorancia de las gentes. [...] ¡Cuánto más conveniente
hubiera sido continuar bajo el pretendido oscurantismo y dejarse el
pueblo conducir por la voluntad de sus reyes! [...] Pero, ¿y será cierto
que el pueblo español ha sido dirigido como un rebaño lo es, a la
voluntad y capricho de un pastor? No es cierto: pudo haber algún
abuso, algún desorden en uno u otro ramo de la pública
administración: pero una opresión permanente, sistemática, no ha
existido en manera alguna; y aún más, ni puede existir hoy en
Europa, ni pudo existir de algunos siglos a esta parte una
arbitrariedad cual suponen hubo en España hasta la muerte de
Fernando. [...]
La Gaceta Oficial Carlista
El segundo de los componentes del carlismo es la defensa de los
fueros, es decir, el foralismo. Es necesario recordar que con los
Decretos de Nueva Planta de Felipe V se declararon abolidos los
fueros de la Corona de Aragón, pero que los de las Provincias
Vascongadas y Navarra, integradas desde antiguo en Castilla y
que había apoyado en la Guerra de Sucesión a Felipe de Anjou,
mantuvieron sus fueros históricos y, en consecuencia, sus
peculiaridades institucionales y legales y sus privilegios. Dado que
el modelo de Estado liberal que se pretendía imponer desde
Madrid conllevaba la desaparición de esas reliquias históricas y la
aparición de un modelo uniforme y centralizado, es normal que
estas regiones se pusieran al lado de Carlos María, que prometía
conservar los fueros.
En tercer lugar, hay que ver en las ideas de Carlos un cierto
apego a la vida tradicional que implicó el apoyo de los sectores
de población campesina, poco dados a los cambios, así como de la
pequeña nobleza. La lucha carlista fue, en buena mediada, una
lucha entre el campo (carlista) y las ciudades (liberales), la lucha
entre lo viejo y lo antiguo.
En realidad, lo anterior se inscribía en la idea, mucho más
amplia, de defensa de la tradición política, cultural, social y
religiosa española, enlazando con las instituciones de la época de
los Austrias y los Borbones del XVIII y rechazando por ello el
130
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
ideario liberal. Se trata, por lo tanto de la defensa a ultranza de
todo el sistema político-jurídico del Antiguo Régimen. Todo lo
que sonaba a liberal (centralización, homogeneización de la
legislación, desaparición de los gremios, libertad en el comercio,
Constitución, monarquía limitada, derechos y libertades de los
ciudadanos, soberanía nacional, representación única en las
Cortes, anticlericalismo fin de los privilegios y los estamentos...)
era rechazado de plano por el carlismo. O dicho de otro modo,
todos los partidarios del Antiguo Régimen encontraron en Carlos
María su líder en torno al cual aglutinar la lucha antiliberal. Más
tarde que al final de la guerra, realmente los carlistas dejaron
abandonado a su suerte a Carlos María.
TEXTO DE APOYO
LAS IDEAS DEL PRETENDIENTE
Bien conocidos son mis derechos a la corona de España en toda la
Europa y los sentimientos en esta parte de los españoles que son
harto notorios para que me detenga a justificarlos: fiel, sumiso y
obediente como el último de los vasallos a mi muy caro hermano que
acaba de fallecer y cuya pérdida, tanto por sí misma como por sus
circunstancias, ha penetrado de dolor mi corazón, todo lo he
sacrificado, mi tranquilidad, la de mi familia; he arrostrado toda clase
de peligros para testificarle mi respetuosa obediencia ( ... ) Ahora soy
vuestro rey y al presentarme por primera vez a vosotros bajo este
título no puedo dudar un solo momento de que imitaréis sobre la
obediencia que se debe a los príncipes que ocupan legítimamente y
volaréis todos a colocaros bajo mis banderas haciéndoos así
acreedores a mi afecto ( ... ) pero sabéis igualmente que recaerá el
peso de la justicia sobre aquellos que, desobedientes y desleales, no
quieran escuchar la voz de un soberano y un padre que sólo desea
haceros felices. Octubre de 1833. Carlos."
Cit. en REGLÁ, J., et al.: Historia moderna y contemporánea de
España, Teide, Barcelona, 1969.
En consecuencia cabe decir, como al principio, que la cuestión
dinástica entre Carlos e Isabel fue una mera excusa y que lo que
estaba en juego en la guerra civil a que este problema dio lugar
era, en el fondo, la lucha final del Antiguo Régimen frente al
liberalismo. Adelanto que la guerra la ganó el bando liberal, y que
por lo tanto el Antiguo Régimen quedó completamente extinguido
en España tras la misma.
En cuanto a los apoyos sociales, el carlismo atrajo a los sectores
de la población campesina del norte, especialmente los pequeños
propietarios, de una parte del clero y de la pequeña nobleza. Por el
contrario, no logró convencer a las clases más instruidas, ni a la
burguesía y el proletariado urbano.
Por lo que respecta a las zonas de mayor arraigo del carlismo, hay
que añadir, a las citadas Provincias Vascongadas y reino de
Navarra, la zona del Maestrazgo (Castellón y Teruel) así como
parte de la Cataluña rural. Internacionalmente Carlos contó con
el apoyo de las potencias absolutistas (Rusia, Austria y Prusia)
131
HISTORIA DE ESPAÑA
mientras que los países de régimen liberal (Reino Unido, Francia y
Portugal) apoyaron a Mª. Cristina.
B. EL DESARROLLO MILITAR DE LA GUERRA CARLISTA (18331839)
En cuanto a las operaciones militares, la sublevación comenzó
al poco tiempo de la muerte de Fernando en 1833, con la
actuación de pequeñas partidas carlistas en el País Vasco,
Navarra y Cataluña. Éstas, junto con la zona de la Sierra del
Maestrazgo (zonas de Teruel y Castellón) serían las zonas de más
fuerte implantación del carlismo, como queda dicho.
Las operaciones
militares en la
primera guerra
carlista. Las
zonas de
predominio
carlistas se
circunscriben a la
Provincias
Vascongadas, los
Pirineos y el
Maestrazgo
132
Más atentos a los problemas de la implantación del liberalismo
que a aquella sublevación que consideraban de menor gravedad,
los políticos del bando cristino reaccionaron con lentitud.
Probablemente, de haber reaccionado rápida y contundentemente,
la sublevación hubiera quedado segada en su origen, y no se
hubiera dado la guerra posterior. Pero antes al contrario, el
general carlista Zumalacárregui contó con un tiempo precioso
para convertir a sus efectivos, escasos, dispersos y heterogéneos,
en un auténtico ejército.
Desde el primer momento, el dominio del medio rural en las
zonas sublevadas fue claro para los carlistas, que aplicaron una
estrategia similar a las de las guerrillas de la Guerra de la
Independencia. Pero, en un intento de cambiar el rumbo de la
guerra y hacerse con las ciudades del norte, Zumalacárregui
moriría durante el sitio de Bilbao, en 1835. En 1836, los liberales,
encabezados por el general Espartero (de cuya actividad política
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
posterior ya hemos tenido ocasión de hablar) y apoyados por la
marina británica, levantaron el cerco de Bilbao.
El segundo gran estratega carlista, el general Gómez se lanzó con
una expedición por toda España, en un intento fallido de extender
la sublevación fuera de las zonas de predominio carlista antes
citado (llegó a pasar por Écija y Arcos). Esta expedición pasó a ser
encabezada por el propio Carlos (que era conocido por sus
partidarios como Carlos V) en 1837, llegando a las puertas de
Madrid, de donde finalmente tuvo que retirarse.
La guerra continuó, entre la desesperación de los generales
liberales que no lograban enfrentarse en campo abierto con los
carlistas, que seguían con la táctica de la emboscada y la retirada
posterior, y las peticiones de que Mª Cristina defendiera también
la pervivencia de los fueros vascos y navarro para así arrebatarle
al bando carlista esta bandera.
Los carlistas, por su parte, adolecían cada vez más de falta de
unidad, presentándose graves divergencias entre castellanos y
navarros
Finalmente, el general Espartero por el bando liberal y Maroto
por el carlista, en agosto de 1839 y tras intensas negociaciones
secretas, sellaban, con un famosísimo abrazo, el llamado
Convenio de Vergara, por el que se ponía fin a la guerra. La
situación resultante fue la siguiente: se aceptaba a Isabel como
reina y la instauración del régimen liberal, pero a cambio el bando
carlista obtenía el ingreso de los militares en el ejército de la
Monarquía con sus mismas graduaciones y pagas, y sobre todo, el
mantenimiento de los fueros.
El Abrazo de
Vergara entre
Espartero y
Maroto puso
fin simbólico a
la Primera
Guerra Carlista
Sólo en el Maestrazgo se mantuvo cierta resistencia carlista,
encabezada por Ramón Cabrera hasta el año 1840. Pero el
carlismo, pese a resultar derrotado en esta guerra, no estaba, en
absoluto, desactivado.
En realidad, la importancia del carlismo rebasa con mucho los
límites de esta guerra civil a la muerte de Fernando VII. Entre
1840 y 1876 habría dos nuevas guerras carlistas y el ideario
carlista, como defensa de la tradición española, tuvo una vida aún
más larga. El carlismo supuso un movimiento de extrema derecha
133
HISTORIA DE ESPAÑA
y de protesta contra las corrientes dominantes de la época,
liberalismo y el capitalismo, la industrialización y el urbanismo, el
movimiento obrero y el sentimiento irreligioso
TEXTO DE APOYO
EL CONVENIO DE VERGARA
"Art. 1. El capitán general don Baldomero Espartero recomendará con
interés al Gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse
formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los
fueros.
Art. 2. Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciones de
los generales, jefes, oficiales y demás individuos dependientes del
Ejército del teniente general don Rafael Maroto, quien presentará las
relaciones con expresión de las armas a que pertenecen, quedando en
libertad de continuar sirviendo defendiendo la Constitución de 1837 el
trono de Isabel II y la regencia de su augusto madre o bien de retirarse
a sus casas los que no quieran seguir con las armas en la mano.
Art. 3. los que adopten el primer caso de continuar sirviendo tendrán
colocación en los cuerpos del Ejército, ya de efectivos, ya de
supernumerarios, según el orden que ocupan en la escala de las
inspecciones a cuya arma correspondan.
31 de agosto de 1839. Boletín Oficial de Pamplona, jueves 5-IX-1839
134
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
135
HISTORIA DE ESPAÑA
14. EL REINADO DE ISABEL II
(1843-1868). ANÁLISIS DE LA
CONSTITUCIÓN DE 1845
14.1. LOS INICIOS DEL REINADO: LA DÉCADA
MODERADA Y LAS FIGURAS DE NARVÁEZ Y BRAVO
MURILLO (1843-1854)
Isabel II en
los primeros
años de su
reinado
personal
Tras la experiencia de la Constitución de 1837, que, como vimos,
presentaba un adecuado marco institucional para la coexistencia
de las dos facciones del liberalismo español, moderados y
progresistas, por presentar una características propias de cada
bando, en los inicios del reinado de Isabel II se produce
rápidamente la sustitución de dicha Constitución por la de
1845. Desde este momento, en las siguientes décadas vamos a
asistir en España a un “constitucionalismo a la medida” de la
tendencia liberal que ostentase el poder en cada momento. No
136
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
obstante, durante todo el reinado de Isabel II serán los gobiernos
moderados los que predominen, con escasos paréntesis de
gobiernos progresistas.
A. LOS GOBIERNOS DE LA DÉCADA MODERADA
1. Tras el desplazamiento del poder del
regente Espartero, la única solución viable
fue la que terminó por imponerse, la
proclamación de Isabel II. Pero en el plano
político es más importante el acceso al
poder, en 1844, del general Ramón María
Narváez, hombre fuerte del reinado y
auténtico símbolo de esta etapa. Narváez fue
un político liberal moderado que alcanzó la
presidencia del gobierno cuatro veces en la
Década Moderada y hasta siete en el total
del reinado de Isabel II, lo que da una idea
de hasta qué punto la reina confiaba en este
militar, al que la historia conoce como “el
Espadón de Loja”. Narváez representa, junto
con otras figuras, la consolidación de la
tendencia iniciada en los años treinta —
como ya indiqué anteriormente— de
creciente protagonismo de los militares a lo
largo del siglo XIX. Es el fenómeno que se
ha venido en llamar “el parlamentarismo
pretoriano” o “el régimen de los
generales”.
No se trataba de dictaduras militares, sino de auténticos sistemas
representativos de corte liberal y constitucional, pero en el que los
militares van a desarrollar un papel muy significativo en cada uno
de los dos grandes partidos, el moderado y el progresista.
Precisamente por ese protagonismo de los militares, la práctica de
los pronunciamientos será frecuente en todo este periodo12.
Ramón María
Narváez
2. El primer periodo de gobierno de Narváez terminó en febrero de
1846, dando paso a un periodo de gobiernos efímeros, aunque el
partido moderado se mantuvo unido, por lo que en ningún
momento hubo posibilidad de acceso de los progresistas al poder.
3. En 1847 se produce el regreso de Narváez al gobierno, a cuyo
frente estará casi sin solución de continuidad hasta 1850. Fueron
los momentos en los que en Europa se incubó primero y estalló
después la última de las oleadas revolucionarias burguesas, las
revoluciones de 1848, en las que tendrían un papel muy
12
Debo advertirte que el hecho de que los militares en activo intervengan en la
vida política es, cuando menos, bastante inquietante, desde el momento en que
esos militares disponen de una fuerza militar que debería estar en exclusiva a
disposición del Gobierno legítimo como tal, y nunca de los propios militares. Esa
es la razón por la que los militares, en la España democrática de nuestros días, no
puedan estar afiliados a partidos políticos, e incluso a sindicatos, ni puedan
presentarse a elecciones de ningún tipo, salvo que dejen de estar en activo. Es
incompatible que tengan un cargo político y al mismo tiempo mando en tropa.
137
HISTORIA DE ESPAÑA
destacado elementos de ideología similar a los progresistas
españoles e incluso partidarios del republicanismo y del
socialismo; es decir, se trataba de una oleada revolucionaria que
quería “ir demasiado lejos” para los moderados. En España se
produjeron dos intentonas, pero sin éxito, ya que Narváez actuó
con enorme dureza y ejerciendo, en la práctica, una auténtica
dictadura legal, aunque provisional en el tiempo.
En estas circunstancias de extremado celo por parte del gobierno
para que las aguas no se salieran de su cauce moderado hay que
destacar la aparición, desde la oposición, del partido demócrata,
situado en el ala izquierda del liberalismo español, firme
partidario de las libertades y el sufragio universal y, aunque
monárquico, antecedente del futuro partido republicano (del que
tendremos ocasión de hablar más adelante)
4. En 1850 Narváez abandona de nuevo el poder,
para ser sustituido por otro moderado, Juan
Bravo Murillo, que pretendía implantar una
autentica dictadura legal y duradera, que había
de basarse en el buen gobierno en los aspectos
administrativos y económicos (en una línea
similar al viejo reformismo dieciochesco de
inspiración ilustrada). De ese modo, impulsó la
construcción de ferrocarriles, construyó el Canal
de Isabel II para abastecer de agua a Madrid, y
reconvirtió la deuda pública (asunto del que
tendremos ocasión de hablar más en profundidad
más adelante)
Juan Bravo
Murillo
En el plano más estrictamente político, acarició la
idea de una reforma constitucional que hubiera
significado el fin del régimen liberal, ciertamente
moderado, de la Constitución de 1845 y la vuelta
a un régimen del tipo del del Estatuto Real
(1834) de Martínez de la Rosa, mediante el incremento de los
poderes de la Corona, situándola por encima de la Cortes. El
sistema electoral sería tan restringido que el número de electores
por distrito sería ridículo. Pero este proyecto de reforma
constitucional encontró una firme oposición, incluso en el seno
del propio partido moderado, por lo que hubo de ser abandonado.
5. Tras la caída de Bravo Murillo en 1852, el régimen moderado
entró en crisis, fundamentalmente por la negativa a admitir la
alternancia en el poder de dos formulas distintas que, desde
nuestra perspectiva, en el fondo no eran tan diferentes ni tan
incompatibles: el moderantismo y el progresismo. Se dio así pie a
que los progresistas tomaran el poder por la fuerza, con lo que se
inició el Bienio Progresista.
B. RASGOS GENERALES DE LA DÉCADA MODERADA: LAS
PRINCIPALES MEDIDAS
Analicemos a continuación, a grandes rasgos, algunas de las
medidas tomadas durante la década moderado, encaminadas a
consolidar el estado liberal, dejando para el siguiente apartado
el análisis pormenorizado de la Constitución de 1845 (y señalando
138
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
que algunas de las medidas que a continuación se detallan son
posteriores a dicha constitución).
Las características generales de estas medidas son:
a) la tendencia al centralismo (control de todos los resortes del
poder por parte del gobierno central, sin dejar ninguna
autonomía a otras administraciones, como la local),
b) el carácter oligárquico, aristocrático y elitista del régimen (lo
que implica dejar escasa participación a los sectores populares
de la sociedad)
c) y el desarrollo y consolidación de la Administración del
Estado, dándole una forma moderna y racional que se
proyecta hasta nuestros días.
En cuanto a las medidas y disposiciones concretas:
1. - Destaquemos, en primer lugar, una serie de medidas de
política general adoptadas por medio de leyes orgánicas (de
desarrollo directo de la Constitución) de claro carácter regresivo,
involucionista, como corresponde a una etapa de predominio
moderado:
a) Se estableció una Ley electoral con un sufragio censitario
mucho más restringido que en la etapa final de las Regencias
(sólo 100.000 electores, el 0,8% de la población).
b)
La Ley Municipal estableció un sistema de rígido control de
los ayuntamientos, hasta el punto de que se podía nombrar a
los alcaldes de las poblaciones medias y grandes, mientras
que era el gobernador civil el que nombraba a los restantes
(por lo tanto, se observa la ausencia de la elección popular de
los alcaldes, como ocurre ahora).
c) La legislación sobre imprenta también estableció muchos
más controles sobre la libertad de prensa, que quedó
drásticamente reducida.
2. - En cuanto a la organización de la Administración del Estado,
lo más destacado será la creación de la organización de los
Ministerios, que responde en lo básico a los mismos principios
que en la actualidad, y la aparición de un sistema avanzado de
organización de los funcionarios, basado en los principios de
jerarquía (estructura piramidal del conjunto de los funcionarios,
desde los más importantes hasta los de menor rango) y adecuada
selección de los mismos sobre la base del mérito y la capacidad.
Otras medidas destacables son la aparición del Tribunal
Supremo como cúspide de la Administración de Justicia en
España, y la definitiva caracterización de los gobernadores
civiles como representantes del gobierno en cada provincia.
Ambas instituciones subsisten en la actualidad, bajo la
denominación de Subdelegados del Gobierno.
3. - Una de las innovaciones más significativas de la etapa es la
creación de la Guardia Civil, con la que se sustituyó a la Milicia
Nacional, de fuerte significación progresista. Su característica más
139
HISTORIA DE ESPAÑA
señalada es que, teniendo una finalidad civil (es decir, actuar en
tiempos de paz para proteger el orden público, a las personas de
los ciudadanos y a sus propiedades, cosa muy necesaria en el
ámbito rural, por la existencia endémica del bandolerismo,
heredero de las antiguas partidas de guerrilleros) posee, al mismo
tiempo, una estructura y disciplina militares (cosa que no se
puede decir de la policía), lo que lo convirtió en un instrumento
de represión en manos del poder a lo largo de las siguientes
décadas, hasta la instauración del actual régimen democrático.
4. - Otra de las medidas más destacadas será la reforma fiscal de
Alejandro Mon, con la que se superó el complicadísimo sistema
tributario español heredero del Antiguo Régimen y se dio paso a
otro más racional y sencillo, basado en un impuesto directo, la
contribución territorial (se pagaba por la posesión de tierra) y
un impuesto indirecto13, llamado de consumos, que generó
enormes críticas por encarecer los productos básicos.
5. - La última de las cuestiones que voy a citar es la que se refiere
a las relaciones con la Iglesia, materializada en la firma de
Concordato de 1851. Hay que recordar que, inmediatamente
después de la desamortización de Mendizábal, en los últimos años
treinta, estas relaciones entraron en una fase de práctica ruptura,
pero la situación cambió considerablemente en la década
moderada. Al poco del advenimiento de Isabel, se suspendió la
venta de los bienes desamortizados, lo que suavizó las relaciones
entre España y la Santa sede, relaciones que se reanudaron
plenamente en 1848, cuando el gobierno Narváez adoptó aquella
postura tan conservadora frente a las revoluciones de dicho año.
La importancia del Concordato es tal que se puede decir que,
hasta que en 1931 comenzara la Segunda República fue lo que
orientó las relaciones de nuestro país con la Iglesia católica.
TEXTO DE APOYO
EL CONCORDATO DE 1851
Art. 1º. La religión católica, apostólica, romana, que con exclusión de
cualquiera otro culto continúa siendo la única de la nación española,
se conservará siempre en los dominios de S. M. católica con todos los
derechos y prerrogativas de que debe gozar según la ley de Dios y lo
dispuesto por los sagrados cánones
Art. 2º. En consecuencia la instrucción en las Universidades,
Colegios, Seminarios y Escuelas públicas o privadas de cualquiera
clase, será en todo conforme a la doctrina de la misma religión
13
Impuestos “directos” son aquellos que se pagan directamente por el
contribuyente en función de una serie de caracteres económicos o personales
(ingresos anuales, propiedades). Suelen ser “progresivos”, entendiendo por tal la
característica de que se paga proporcionalmente más cuanto más se ingresa o se
posee, por lo que son preferidos por las tendencias políticas más progresistas o
izquierdistas. El I.R.P.F. actual es un impuesto directo.
Son impuestos indirectos aquellos que se incluyen en el precio de los
productos o servicios que pagamos, por lo que a menudo no se tiene la sensación
de estar pagándolos. Dado que no se puede distinguir entre los compradores
quiénes tienen elevadas rentas y quiénes no, estos impuestos no son progresivos,
todo el mundo paga el mismo porcentaje, por lo que son criticados por quienes
prefieren los impuestos directos. El I.V.A. es el impuesto indirecto por excelencia
en la actualidad.
140
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
católica. [...]
Art. 3º. Tampoco se pondrá impedimento alguno a dichos prelados ni
a los demás sagrados ministros en el ejercicio de sus funciones, ni los
molestará nadie bajo ningún pretexto en cuanto se refiera al
cumplimiento de los deberes de su cargo; antes bien cuidarán todas
las autoridades del reino de guardarle y de que se les guarde el
respeto y consideración debidos.... principalmente cuando hayan de
oponerse a la malignidad de los hombres que intentan pervertir los
ánimos de los fieles y corromper las costumbres, o cuando hubiere de
impedirse la publicación, introducción o circulación de libros malos y
nocivos. [...]
Art. 4º. Además la Iglesia tendrá el derecho de adquirir por cualquier
título legítimo, y su propiedad y todo lo que posee ahora o adquiriere
en adelante será solemnemente respetado. Por consiguiente, en
cuanto a las antiguas y nuevas fundaciones eclesiásticas no podrá
hacerse ninguna supresión o unión sin la intervención de la autoridad
de la Santa Sede, salvas las facultades que competen a los obispos
según el santo concilio de Trento. […]
Art. 38. Los fondos con que han de atenderse la dotación de culto y
clero serán: 1. El producto de los bienes devueltos al clero por la Ley
de 3 de abril de 1845. 2. El producto de limosnas de la Santa
Cruzada. 3. Los productos de encomiendas y maestrazgos […]. 4.
Una imposición sobre las propiedades rústicas y urbanas y riqueza
pecuaria […].
Art. 42. A este supuesto, atendida la utilidad que ha de resultar a la
religión de este convenio, el Santo Padre, a instancia de S.M.
católica, y para proveer la tranquilidad pública, decreta y aclara que
los que durante las pasadas circunstancias hubiesen comprado en los
dominios de España bienes eclesiásticos, al tenor de las
disposiciones antes a la sazón vigentes (desamortizaciones), y estén
en posesión de ellos, y los que hayan sucedido o sucedan en sus
derechos a dichos compradores, serán molestados en ningún tiempo
ni manera por Su Santidad ni por los Santos Pontífices sus
sucesores, antes bien, así ellos como sus causahabientes, disfrutarán
segura y pacíficamente la propiedad de dichos bienes, y sus
emolumentos y productos.
Veamos qué fue lo que cedieron ambas partes con el Concordato:
a) La Iglesia aceptó como hecho consumado la desamortización
eclesiástica de 1836 y ratificó la vieja institución del Patronato
Regio, el derecho de elegir a los candidatos a ocupar las sedes
episcopales españolas vacantes.
b) El Estado español, por su parte, reconoció su confesionalidad
católica y compensó la desamortización con el compromiso de
dar una dotación económica para el mantenimiento del culto
y clero. Además, se permitió la existencia de nuevo de
órdenes monásticas (tres en principio, muchas más después)
y la intervención de la Iglesia en la educación.
14.2. LA CONSTITUCIÓN MODERADA DE 1845
La Constitución de 1845 ejercerá un papel decisivo en la
configuración del régimen moderado. Si bien la mayor parte de
sus artículos son una transcripción literal de los de la de 1837,
141
HISTORIA DE ESPAÑA
los cambios efectuados en la misma son significativos, lo que,
unido a las reformas políticas antes citadas, permiten afirmar que
el régimen político derivado de ambas Constituciones es
sustancialmente distinto. Veamos pues las características más
destacadas de la Constitución:
TEXTO DE APOYO
CONSTITUCIÓN DE 1845
DOÑA ISABEL II, por la gracia de Dios y de la Constitución de la
Monarquía española, Reina de las Españas; a todos los que la
presente vieren y entendieren, sabed:
Que siendo nuestra voluntad y la de las Cortes del Reino regularizar y
poner en consonancia con las necesidades actuales del Estado los
antiguos fueros y libertades de estos Reinos, y la intervención que
sus Cortes han tenido en todos los tiempos en los negocios graves de
la Monarquía modificando al efecto la Constitución promulgada en 18
de Junio de 1837, hemos venido en decretar y sancionar la siguiente
CONSTITUCIÓN DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA
Art. 1. Son españoles:
1º Todas las personas nacidas en los dominios de España.
2.º los hijos de padre o madre españoles, aunque hayan nacido fuera
de España.
3.º los extranjeros que hayan obtenido carta de naturaleza. (...)
Art. 2.º Todos los españoles pueden imprimir y publicar libremente
sus ideas sin previa censura, con sujeción a las leyes. [...]
Art. 3. Todo español tiene derecho de dirigir peticiones por escrito a
las Cortes y al Rey, como determinen las leyes.
Art. 4. Unos mismos códigos regirán en toda la Monarquía.
Art. 6. Todo español está obligado a defender la Patria con las armas
cuando sea llamado por la ley, y a contribuir en proporción de sus
haberes para los gastos del Estado..
Art. 7. No puede ser detenido, ni preso, ni separado de su domicilio
ningún español, ni allanado su casa, sino en los casos y en la forma
que las leyes prescriban.
Art. 9. Ningún español puede ser procesado ni sentenciado sino por
el Juez o Tribunal competente, en virtud de leyes anteriores al delito y
en la forma que éstas prescriban. (...)
Art. 11. La Religión de la Nación española es la Católica, Apostólica,
Romana. El Estado se obliga a mantener el culto y sus ministros.
Art. 12. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el
Rey.
Art. 13. Las Cortes se componen de dos Cuerpos Colegisladores,
iguales en facultades: el Senado y el Congreso de los Diputados.
Art. 14. El número de senadores es ilimitado: su nombramiento
pertenece al Rey. [...]
Art. 15. Sólo podrán ser nombrados Senadores los españoles que,
además de tener treinta años cumplidos, pertenezcan a las clases
siguientes:
Presidentes de alguno de los cuerpos colegisladores. Senadores o
Diputados admitidos tres veces en las Cortes.
Ministros de la corona.
Consejeros de Estado.
Arzobispos.
Obispos.
Grandes de España.
142
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
Capitanes generales del Ejército y Armada.
Tenientes generales del Ejército y Armada.
Embajadores.
Ministros plenipotenciarios.
Presidentes de Tribunales supremos
Ministros y Fiscales de los mismos.
Los comprendidos en las categorías anteriores deberán además
disfrutar 30 000 reales de renta procedentes de bienes propios [ ... ].
Art. 17. El cargo de senador es vitalicio.
Art. 19. El cargo de Senador es vitalicio
Art. 20. El Congreso de los Diputados se compondrá de los que
nombren las Juntas electorales en la forma que determine la ley. Se
nombrará un Diputado a lo menos por cada cincuenta mil almas de
población. (...)
Art. 22. Para ser diputado se requiere 1 disfrutar la renta procedente
de bienes raíces, o pagar por contribuciones directas la cantidad que
por ley se prefije. [...]
Art. 26. Las Cortes se reúnen todos los años. Corresponde al Rey
convocarlas, suspender y cerrar sus sesiones y disolver el Congreso
de los Diputados, pero con la obligación, en este último caso, de
convocar otras Cortes y reunirlas dentro de tres meses. [...]
Art. 35. El Rey y cada uno de los cuerpos colegisladores tienen la
iniciativa de las leyes.
Art. 73. Habrá en los pueblos Alcaldes y Ayuntamientos. Los
Ayuntamientos serán nombrados por los vecinos a quienes la ley
confiera este derecho.
En cuanto a la soberanía, lo que se establece es la potestad
legislativa compartida entre el Rey y las Cortes, sin que se cite
directamente la soberanía nacional, lo que, en la práctica suponía
su negación (carácter moderado)
Por lo que respecta a la religión, dando un paso adelante (o atrás,
según se mire) con respecto a lo que se decía en 1837
(reconocimiento del catolicismo del pueblo español) se proclama
ahora la unidad religiosa (lo que supone, explícitamente, la
intolerancia religiosa, la ausencia de libertad en esta materia) y la
obligación de mantener el culto (que ya sabemos que se plasmó
más claramente en el Concordato de 1851).
En cuanto al poder legislativo, se configura como bicameral, con
un Senado y un Congreso de los Diputados.
Por lo que respecta a la elección de los miembros de ambas
Cámaras, destaca el hecho de que los senadores son, todos (su
número es ilimitado), elegidos por el Rey y su cargo es vitalicio.
Además, se exige unas condiciones personales consistentes en la
pertenencia a algunos de los grupos citados en el art. 15 (allí los
denomina “clases”), sean políticos, clérigos, militares, miembros de la
carrera diplomática (Embajadores, Ministros Plenipotenciarios) o de la
carrera judicial o fiscal. En definitiva, personas de las que podía
esperarse una gran afinidad política con las tendencias más moderadas
de liberalismo.
Es por tanto indudable el amplio control que sobre el Senado
tenía el Rey (en este caso, la Reina Isabel II), lo que unido al hecho
143
HISTORIA DE ESPAÑA
de que en esta Constitución se establece que el Senado y el
Congreso tienen iguales facultades (artículo 13,) hace que el
sistema político esté claramente sometido al Trono.
Por su parte, los diputados serán elegidos en unas elecciones
para las que se establece en la propia Constitución un sufragio
censitario pasivo
Es necesario, dice el artículo 22, disfrutar [de] la renta procedente de
bienes raíces o pagar [por] contribuciones directas la cantidad que la ley
exija [...]).
Además se establece un sistema de sufragio indirecto, de modo
que los electores lo que hacen es elegir unas juntas electorales
para cada distrito que son las que finalmente eligen al diputado
del correspondiente distrito electoral. Ello configura un Congreso
de los Diputados bastante conservador, al menos a priori.
Diferencias
ideológicas
entre
moderados y
progresistas
144
Para terminar, hay que destacar las potestades del rey respecto de
las Cortes , ya que se le confiere la capacidad para convocar y
suspender las sesiones de las Cortes y para disolver el Congreso
(el Senado, dado el carácter de vitalicio de la condición de
senador, no se podía disolver, pero perfectamente podía no ser
reunido). Además, tenía una amplia capacidad de iniciativa
legislativa.
Todo ello confirma la idea antes expresada de que la Constitución
configura un régimen político claramente dependiente del Rey y
muy conservador.
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
14.3. EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)
En el verano de 1854, a la tradicional oposición de los
progresistas se unió las de los miembros del partido demócrata,
ya citado y de una parte de los propios moderados. Las tres
fuerzas liberales van a confluir en el pronunciamiento del general
Leopoldo O’Donnell en Vicálvaro (Madrid), conocido por ello
como la Vicalvarada. Pese a su inicial fracaso, la intervención
civil sería decisiva. En concreto, en Manzanares (Ciudad Real), un
joven político llamado a tener un papel fundamental en la historia
de España, el malagueño Antonio Cánovas del Castillo elaboró
el Manifiesto de Manzanares, en el que se criticaba a la
camarilla que rodeaba a la reina y se pedían reformas políticas,
como la bajada de los impuestos, la autonomía de los municipios,
el restablecimiento de la Milicia Nacional y nuevas leyes
electorales más amplias.
TEXTO DE APOYO
EL MANIFIESTO DE MANZANARES
Nosotros queremos la conservación del Trono, pero sin la camarilla
que le deshonra... queremos la práctica rigurosa de las leyes
fundamentales mejorándolas, sobre todo, la electoral y la de
imprenta... queremos que se respeten en los empleos militares y
civiles la antigüedad y el merecimiento... queremos arrancar a los
pueblos de la centralización que les devora, dándoles la
independencia local necesaria para que se conserven y aumenten
sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y
plantearemos bajo sólidas bases la Milicia Nacional. Tales son
nuestros intentos, que expresamos francamente sin imponerlos por
eso a la Nación. Las Juntas de gobierno que deben irse
constituyendo en las Provincias libres, las Cortes generales que luego
se reúnan, la misma Nación, en fin, fijará las bases definitivas de la
regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas
a la voluntad nacional nuestras espadas y no las envainaremos hasta
que ella esté cumplida.
Manzanares (Ciudad Real), 6 de julio de 1854
Como consecuencia de ambos hechos (rebelión militar y trama
civil) empezaron a aparecer Juntas (del mismo tipo de las que
vimos antes en 1808, 1820 0 1835). Tras una serie de medidas de
distracción, la reina hubo de llamar al gobierno al general
Espartero (el antiguo regente). Comenzaba así el Bienio
Progresista.
En noviembre de 1854 se celebraron elecciones a Cortes con la
Ley electoral progresista de 1837, que, aun manteniendo el
sufragio censitario, al rebajar las condiciones económicas amplió
considerablemente el cuerpo electoral. El triunfo de los
progresistas provocó la necesidad de elaborar una nueva
Constitución.
145
HISTORIA DE ESPAÑA
En efecto, la nueva Constitución, de carácter progresista, llegó a
ser aprobada, pero no dio tiempo a que entrara en vigor, razón por
la cual se la conoce como la non nata, la no nacida, y no se la
puede contar entre el número de las que ha tenido España. En
todo caso, el texto de la non nata rebela que nos encontrábamos
ante una nueva Constitución de partido, es decir, inaceptable
para el que se encontraba en la oposición. La Constitución del
Bienio contemplaba una explícita declaración de soberanía
nacional y una amplia declaración de derechos. En cuanto a la
religión, compaginaba la confesionalidad del Estado con la
tolerancia religiosa. Por lo demás, la Constitución contenía
referencias claras al idearios progresista: autonomía municipal,
reinstauración de la Milicia Nacional y jurado popular para los
delitos de imprenta (de opinión).
El Bienio contempló, además, una serie de importantes medidas,
de las que hay que citar aquí la desamortización de Pascual
Madoz en 1855, en la que se profundizaba en la desamortización
eclesiástica emprendida dos décadas antes por Mendizábal y la
ampliaba hacia las propiedades civiles. En su momento haremos
un análisis más detenido de esta cuestión. Además de la
desamortización, y siempre en el terreno económico, se aprobó la
Ley de Ferrocarriles, que permitió un gran impulso en el
desarrollo de nuestra red ferroviaria, y la Ley de Sociedades
Anónimas de Crédito, que dio origen a la banca moderna en
España.
En 1855, Espartero fue sustituido al frente del gobierno por un
más centrista general O’Donnell, que dictó de inmediato la
disolución de la Milicia Nacional, que tantas implicaciones
progresistas tenía. Además, restableció la Constitución de
1845, a la que quiso añadir una acta adicional que contendría el
jurado para los delitos de opinión, la ampliación del sufragio, la
determinación del periodo mínimo de apertura de las Cortes, la
electividad de los alcaldes de las poblaciones mayores de 40.000
habitantes, entre otras medidas progresistas. Pero este proyecto
de ampliación de la Constitución de 1845 quedó en nada.
En octubre de 1856, los moderados volvieron al poder y
rápidamente se pusieron a desarticular todo el aparato políticojurídico creado por los progresistas en los dos años precedentes.
14.4. EL FINAL DEL REINADO DE ISABEL II. LA
UNIÓN LIBERAL Y LA CRISIS FINAL (1856-1868)
A. EL GOBIERNO DE LA UNIÓN LIBERAL: LA ESTABILIDAD
POLÍTICA (1858-1863)
Tras dos años de gobierno de facción moderada del liberalismo, la
reina volvió a llamar al gobierno a O’Donnell, lo que supuso una
tercera opción liberal a medio camino de las dos ya conocidas de
moderados y progresistas (además de los ya citados demócratas,
a la izquierda de los progresistas). Esta tercera vía es conocida
bajo el nombre de la Unión Liberal, partido en el que coincidieron
146
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
viejos militantes liberales, como Evaristo San Miguel y Martínez
de la Rosa, y jóvenes llamados a desempeñar un importante papel
en el futuro, como Juan Prim. Pese a todo, los dos partidos
clásicos perduraron, el moderado bajo la dirección de Narváez y
González Bravo, y el progresista bajo la de Espartero y Olózaga.
Pese a las acusaciones de transfuguismo que recayeron en
quienes, desde ambos partidos se pasaban a la Unión Liberal, lo
cierto es que durante unos años España vivió una época de
estabilidad política.
El gobierno se caracterizó por su flexibilidad y tolerancia, y, frente
a los habitual, no intentó promulgar su Constitución de partido,
aceptando la moderada de 1845. La legislación aprobada relegó
conscientemente los aspectos políticos, siempre más polémicos, y
se centró en aspectos más técnicos (administrativos y
económicos).
Tal vez una de las características más destacables del periodo sea
el hecho de que el ministro de la Gobernación, José Posada
Herrera, diseñara un sistema de elecciones que, con la ayuda de
los gobernadores civiles y apoyándose en los medios más
modernos (el telégrafo), le permitía amañarlas de modo que el
gobierno consiguiese la mayoría y al mismo tiempo se garantizase
una cierta representación a los partidos rivales. (Este sistema de
elecciones fraudulentas alcanzará su apogeo en la etapa de la
Restauración, a partir de 1875, como veremos en el próximo
tema).
B. LA POLÍTICA EXTERIOR DE PRESTIGIO
Durante la etapa de la Unión Liberal se
desarrollo una política exterior de
prestigio, lo que es toda una novedad
en la España del siglo XIX. España
(que había perdido su papel de
potencia hegemónica entre la Paz de
Westfalia y el Tratado de Utrecht), en
el siglo XIX sólo se había preocupado,
en plano internacional, por obtener el
reconocimiento de otras potencias o el
apoyo militar contra los carlistas. El
intervencionismo exterior de finales de
los 50 supone que el régimen está
consolidado. Pero también es cierto
que esta aventuras internacionales se
hicieron en zonas de interés muy
secundario para las grandes potencias
del momento (Inglaterra y Francia) y
siempre a remolque de ellas, en
especial, de Francia. Los resultados
prácticos fueron escasos o nulos.
En
cuanto
a
las
realizaciones
concretas, hay que citar las siguientes:
Leopoldo
O’Donnell
147
HISTORIA DE ESPAÑA
a) La guerra de África se inició como consecuencia de los ataques
marroquíes contra Ceuta y Melilla. Tras alguna campaña militar
coronada con el éxito, se firmó el Tratado de Wad-Ras, en el que
las ventajas obtenidos fueron muy escasas.
b) En América, en primer término se mandó una expedición
militar a México, pero dado que España se dio cuenta de que en
realidad dicha intervención iba a beneficiar sólo a Francia,
nuestro país decidió retirarse. También se produjo la
reincorporación voluntaria de Santo Domingo a España, pero en
realidad nuestro país tampoco ganaba nada con ello, y terminó
por retirarse.
c) Finalmente, también intervino en la Cochinchina (Sudeste
asiático, actuales Laos y Vietnam), pero en realidad, y
nuevamente, España no hacía otra cosa con ello que acompañar a
Francia, que sí que podía obtener beneficio de ello.
C. LOS ÚLTIMOS AÑOS DEL REINADO: LA CRISIS FINAL (18631868)
Tras cinco años de estabilidad con la Unión Liberal de O’Donnell,
la reina Isabel II optó por volver a confiar en los moderados, con
una sucesión de gobiernos poco duraderos. La causa fue
especialmente interna: la descomposición de la Unión Liberal,
que, como vimos era un conglomerado ideológico y personal de
difícil perpetuación..
En cuanto a la oposición, lo cierto es que cada vez los apoyos al
régimen eran menores. Los progresistas, completamente
desencantados, decidieron pasarse sin ambages a la opción de la
insurrección. Por supuesto, el partido demócrata estaba en contra
del régimen. También encontró resistencias entre los estudiantes
universitarios (entre los que ya estaba bastante difundido el
republicanismo) y entre los militares, que protagonizaron en 1866
un nuevo pronunciamiento, la sublevación de los sargentos del
cuartel de San Gil, con la novedad de que contó con el respaldo
de las clases populares del sur de Madrid.
Entre 1866 y 1868, la reina llama al gobierno a un viejo político,
Narváez. Éste intentó hacer frente a una crisis económica, que
provocó la reacción airada de las clases populares. Mientras esto
sucedía en España, los representantes de toda la oposición, salvo
la Unión Liberal, firmaban en 1866 el Pacto de Ostende (así
llamado por celebrarse en esa ciudad belga) con el proyecto de
destronar a Isabel II y convocar Cortes Constituyentes por
sufragio universal para decidir el futuro de España. En 1868, tras
la muerte de O’Donnell, se unió a este pacto la centrista Unión
Liberal. La revolución estaba ya a un paso.
148
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
El cuadro muestra las principales tendencias del liberalismo español. Sólo las dos primeras
alcanzaron el poder con Isabel II en el trono
149
HISTORIA DE ESPAÑA
15. EL PROCESO
DESAMORTIZADOR
Retomamos en este punto el análisis de todo el proceso
desamortizador: Dicha medida, aunque considerada liberal
progresista por antonomasia, ya había empezado a ser aplicada
en el siglo XVIII. Se ha calculado que desde que se pusieron en
venta los primeros bienes de los jesuitas —expulsados de España
por Carlos III en 1767— hasta 1924, en que el estatuto municipal
de Calvo Sotelo derogó definitivamente las leyes sobre
desamortización de los bienes de los pueblos, pasaron a manos de
propietarios particulares 19.900.000 hectáreas que habían sido
de propiedad colectiva, o sea, el 39 % de la superficie del Estado.
Este dilatado proceso de ventas no fue continuo, sino
resultado de varias desamortizaciones: la de Godoy, ministro de
Carlos IV (1798); la de las Cortes de Cádiz (1811-1813); la del
Trienio Liberal (1820-1823); la de Mendizábal (1836-1851), y la de
Pascual Madoz (1855-1924). De éstas, es obligado destacar las
dos últimas, y de forma especial la de Mendizábal.
15.1. LA DEUDA PÚBLICA COMO CAUSA DE LA
DESAMORTIZACIÓN
Uno de los principales objetivos del proceso desamortizador fue el
de reducir los problemas que la Hacienda española tenía como
resultado de la Deuda Pública. Empezaré explicando el concepto
teórico de deuda pública, para después comentar brevemente las
circunstancias históricas concretas que habían hecho de la
misma un problema acuciante para el Estado español a la altura
de 1836.
A. CONCEPTO DE DEUDA PÚBLICA
Todo
Estado
tiene
unos
ingresos
(impuestos,
tasas,
contribuciones extraordinarias, etcétera) y unos gastos. Es muy
frecuente que los gastos de un año superen a los ingresos, y en
esas circunstancias, el Estado debe endeudarse. Aunque existen
otras opciones, lo normal es que para solventar esa diferencia el
Estado emita títulos de Deuda Pública.
Estos son documentos, que se ponen a la venta, que acreditan a su
poseedor que ha entregado en préstamo al Estado una cantidad, que se
llama capital. Los títulos de Deuda Pública pueden ser comprados
indistintamente por particulares, tanto nacionales como extranjeros, por
entidades financieras —bancos— o por empresas.
Quienes compran Deuda Pública reciben del Estado, durante el
tiempo que éste tarde en devolver el capital, una remuneración,
un interés. Lógicamente, estos intereses constituyen a su vez un
150
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
gasto para el Estado, por no citar el hecho de que cuando
termina el plazo de amortización, el Estado debe devolver el
capital inicialmente recibido, por lo que a veces debe recurrir a
nuevas emisiones de Deuda para pagar los intereses y el capital
de la anteriormente emitida, en un círculo vicioso que puede no
tener fin y llevar al Estado a la bancarrota.
B. LA DEUDA PÚBLICA EN LA HISTORIA DE ESPAÑA
Históricamente la cuestión de la Deuda Pública en España se
remonta a la edad media.
Los Reyes Católicos emitieron a fines del siglo XVI unos títulos
de Deuda llamados juros, y el problema se incrementa con la
política hegemónica e imperialista de los Austrias Mayores —
Carlos V y Felipe II— durante el siglo XVI.
En el siglo XVIII, la política de Felipe V implica un nuevo proceso
de endeudamiento, pero esas deudas se pudieron amortizar en el
reinado neutralista de Fernando VI. De nuevo Carlos III se lanzó
a una intensa política internacional de la mano de Francia —
Pactos de Familia—, emitiendo por ello títulos de Deuda llamado
Vales Reales. El problema creado fue tal que en época de Carlos
IV hubo de crearse una Caja de Amortización, un organismo
público que recibía una serie de ingresos por parte del Estado con
el objetivo específico de reducir la Deuda.
Pero la Guerra de Independencia, lejos de acabar con el problema
de los Vales Reales, no hizo sino incrementarlo, procediendo las
Corte de Cádiz a emitir más deuda en 1811. El gobierno
absolutista de Fernando VII, tan nefasto en el terreno político,
puso todo su empeño en solucionar el problema de la deuda,
creando por ejemplo una nueva Caja de Amortización o
permitiendo el pago de impuestos con vales reales.
De esa forma llegamos al periodo que estamos desarrollando en
este epígrafe. En 1831, el Conde de Toreno tuvo que incrementar
la Deuda Pública, y el estallido de la guerra carlista no hizo sino
aumentar los gastos del Estado y consecuentemente las
necesidades de endeudamiento. En este contexto bélico es en el
que Mendizábal procede a la venta de los bienes eclesiásticos
nacionalizados.
Pero el problema de la Deuda no se resolvió con esta medida. La
realidad es que en los años siguientes al Decreto de
desamortización la Deuda no sólo no desapareció, sino que
además se incrementó.
Sólo la consecución de la paz permitiría la reanudación de los
esfuerzos por encauzar la Deuda. Así, Bravo Murillo, en 1851,
conseguiría, ya que no acabar con ella, si al menos aclarar la
situación y permitir al Estado el pago regular de los intereses,
proceso que se intensificará más adelante, con la Restauración
borbónica de 1875. Sin embargo, en ningún momento se logró
amortizar por completo la Deuda Pública española, y el problema
siguió proyectándose en la historia española del siglo XX.
151
HISTORIA DE ESPAÑA
15.2. LA DESAMORTIZACIÓN ECLESIÁSTICA DE
MENDIZÁBAL (1836-1851)
A. LOS ANTECEDENTES
La propiedad de la tierra en el Antiguo Régimen estaba, como
ya sabemos, en manos de la Iglesia (en especial de las órdenes
religiosas), de la nobleza rentista, del Estado o los municipios, a
los que se conocía genéricamente como «manos muertas», por lo
que el proceso de hacer pasar las tierras de ellos a otros se
denominó desamortización. Tal proceso constituye un elemento
esencial para comprender el tránsito de la sociedad del Antiguo
Régimen al liberalismo, en el que la propiedad se concibe como
individual y absoluta en su capacidad de gestión y como un
derecho natural, original, inalienable e imprescriptible del ser
humano, como antes se ha señalado.
Ya los diputados de las Cortes de Cádiz, entre 1811 y 1813,
iniciaron la labor de convertir en libre la propiedad inmueble del
Antiguo Régimen: las fincas rústicas y urbanas.
La desvinculación supuso, a su vez, una doble decisión del
liberalismo español. La primera fue la abolición de los señoríos
por las Cortes de Cádiz, de la que ya hablamos el tema anterior.
Ello que significaba, por un lado, acabar con una serie de relaciones de
dominio que los señores habían tenido, debido a privilegios concedidos
por los reyes, sobre los habitantes de unos determinados territorios y, por
otro, convertir en propiedad particular y libre aquellas tierras.
El proceso iniciado en Cádiz en tal sentido fue largo, a causa de
las múltiples quejas y problemas surgidos, y concluyó en 1837. Y
eso que, en contraste con la desamortización, esta medida no
aportaba un cambio de propietario, sino la transformación de los
señores antiguos en propietarios liberales, con una titularidad
plena y libré sobre dichos bienes.
La segunda medida fue la supresión de los mayorazgos14. En
Cádiz sólo se había insinuado, y la primera ley que la recogía se
escribió en 1820, durante el Trienio Liberal. De nuevo, las
resistencias de la nobleza retrasarían su culminación hasta 1841.
B. PARTICULARIDADES
MENDIZÁBAL
DE
LA
DESAMORTIZACIÓN
DE
La desamortización debe ser entendida no como un acto aislado,
sino como todo un proceso histórico que cubre una amplia etapa
14 El mayorazgo, como ya sabemos, había sido la fórmula por la que las casas
nobiliarias en los siglos anteriores habían podido mantener una gran parte de sus
propiedades; el primogénito de la casa recibía por herencia un bloque de bienes
que podía aumentar con compras, pero nunca vender, manteniendo el deber de
transmitirlo a su heredero. La abolición suponía que estos bienes eran declarados
libres y que, por tanto, podían ser vendidos por sus titulares
152
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
cronológica desde el reinado de Carlos IV hasta bien entrada la
segunda mitad del siglo XIX Sin embargo, hay que atribuir una
especialísima importancia a la etapa de Mendizábal, no sólo
por su volumen (entre un tercio y un cuarto de la
desamortización total) y por la rapidez con que se llevó a cabo,
sino, sobre todo, porque a partir de este momento la
desamortización fue irreversible y se fue extendiendo a otros
terrenos, sin que en ningún momento se pensara volver al sistema
de propiedad de otros momentos.
La desamortización tuvo una enorme complejidad que se explica
porque en toda desamortización hay un paso previo, que es la
nacionalización de los bienes de las manos muertas, para en un
segundo momento ponerlos a disposición de propietarios
privados, aunque siempre previa obtención por parte del Estado
de unos beneficios.
Como en la época de Carlos IV, la guerra fue el motor principal de
la desamortización, al requerir unos ingresos suplementarios y
urgentes que el Estado era incapaz de conseguir por
procedimientos normales. Sin embargo, en la etapa de Mendizábal
hubo un cambio: en lugar de desamortizar los bienes
comunales, en estos momentos se optó por desamortizar los
bienes del clero, principalmente los de las órdenes religiosas. La
razón de tal decisión estribó no sólo en la aparición de un
componente anticlerical en el liberalismo español, sino en el
hecho de que el coste político de la medida se consideraba menor.
TEXTO DE APOYO
DECRETO DE DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL
Atendiendo a la necesidad y conveniencia de disminuir la Deuda
Pública consolidada y de entregar al interés individual la masa de
bienes raíces que han venido a ser propiedad de la nación, a fin de
que la agricultura y el comercio saquen de ellos las ventajas, que no
podían conseguirse por entero en su actual estado. [...] , he venido en
decretar lo siguiente:
[…] Quedan declarados en venta desde ahora todos los bienes raíces
de cualquier clase que hubiesen pertenecido a las Comunidades y
Corporaciones religiosas extinguidas, y los demás que hayan sido
adjudicados a la Nación por cualquier título o motivo, y también todos
los que en adelante lo fuesen desde el acto de su adjudicación.
[...] Cualquier español o extranjero tendrá facultad para pedir por
escrito al intendente de la provincia que disponga la tasación de la
finca o fincas que designare. [...] La tasación se ejecutará por los
peritos que estuviesen nombrados, según el Reglamento para
formalizar estos actos; pero el reclamante podrá designar otro perito,
a fin de que concurra y tome parte en la operación. [...] El pago M
precio del remate se hará en uno de estos dos modos: o en títulos de
la Deuda consolidada o en dinero efectivo.
La desamortización eclesiástica propiamente dicha se plasmó en
dos disposiciones, la primera consistente en la supresión de las
órdenes religiosas (octubre de 1835) y la consiguiente
transferencia de la enorme masa de bienes vacantes al Estado, y
153
HISTORIA DE ESPAÑA
la segunda (febrero de 1836) destinada a determinar el sistema
de venta de los bienes nacionalizados.
El objetivo de las medidas era, según se reconocía en el decreto
desamortizador, «crear una copiosa familia de propietarios», esto
es, una masa de pequeños propietarios comprometidos con el
liberalismo, cuya propiedad dependiera del mantenimiento del
régimen liberal.
Pero no dejaba de mencionarse también otra causa que, en
realidad, era la más importante: «crear y fundar el crédito público
cuya fuerza asombrosa y cuyo poder mágico debe estudiarse en la
opulenta y libre Inglaterra»; en otras palabras, mejorar la
situación de la Hacienda Pública afectando el producto de las
ventas a reducir la deuda del Estado, al ofrecer a los
compradores de bienes la posibilidad de que los pagaran con
títulos emitidos por el Estado.
También estaba el objetivo de poder solicitar nuevos préstamos,
al gozar ahora la Hacienda de credibilidad, y cambiar la
estructura de la propiedad eclesiástica, que de ser amortizada y
colectiva pasaría a ser libre e individual.
La venta de los bienes desamortizados se haría en pública
subasta, previa tasación oficial, con dos procedimientos de pago.
Todos los adjudicatarios deberían pagar una parte de la cantidad
que les correspondía en efectivo, pero quienes estuvieran
dispuestos a hacerlo en su totalidad dispondrían para ello de un
plazo de dieciséis años, mientras que quienes pagaran mediante
Deuda pública lo deberían hacer en tan sólo ocho.
En el mes de julio de 1837, la desamortización eclesiástica se
extendió a los conventos de órdenes religiosas femeninas y al clero
secular.
Para darse cuenta de lo que significó el conjunto de estas ventas
para la propiedad española baste con indicar que el total de la
transferencia de la propiedad pudo afectar a un 12 o 15 % de la
propiedad total en España.
Con la firma del Concordato de 1851 se puede dar por finalizada
esta etapa de la desamortización.
C. CONSECUENCIAS DE LA DESAMORTIZACIÓN
1. – Por lo que respecta a las consecuencias sociales de la
desamortización, en cuanto a los beneficiarios, es decir, a los
compradores, parece que buena parte de las compras fue
realizada por la burguesía de negocios madrileña o en todo caso
de zonas alejadas a aquellas en donde se encontraban las
propiedades, con lo que no se creó una copiosa familia de
propietarios, como dice el texto, sino más bien un grupo de
propietarios absentistas, escasamente preocupados por poner en
explotación sus nuevas tierras buscadas más por la seguridad y el
prestigio que siempre había tenido la propiedad inmueble en
España. Pero no es menos cierto que al mismo tiempo se creó una
154
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
especie de burguesía agraria, formada por antiguos
arrendatarios convertidos ahora en pequeños y medianos
propietarios de tierra. Pero la desamortización no constituyó una
reforma agraria, en el sentido clásico de permitir el acceso a la
propiedad de la tierra a los jornaleros o asalariados agrarios.
Quien nada tenía antes de la desamortización no disponía de los
medios para adquirir tierras después de ella, por lo que la
desamortización mantuvo y hasta incrementó el número de
asalariados agrarios, de jornaleros, de campesinos que sólo
poseían su fuerza laboral y que realmente se vieron perjudicados
por el abandono de un sistema bastante paternalista, el del
Antiguo Régimen, para pasa a un sistema económico liberal en el
que estaban en clara desventaja respecto de los nuevos
propietarios.
2. - Por lo que a las consecuencias económicas se refiere, hay
que decir, como en el texto del Decreto se deja traslucir, que en la
mente de los liberales la desamortización sería determinante de
un incremento de la producción agrícola, pero lo cierto es que
buena parte de las tierras que ahora se introducían en el sistema
productivo eran tierras marginales y poco productivas, por lo que
dicho aumento de la producción agrícola fue más lento de lo
esperado y estuvo más vinculado a la introducción de mejoras
técnicas que a la propia desamortización.
Mapa de la
desamortización
eclesiástica de
Mendizábal
Otra de las críticas que se suele hacer a la desamortización es que
produjo un desvío de capitales que podían haber sido destinados
al incipiente y tardío proceso industrializador español, si bien
esta cuestión no está todavía demasiado debatida y aclarada por
los historiadores.
3. - Continuemos con las consecuencias políticas de la
desamortización de Mendizábal. Ya hemos visto como el propio
texto del Decreto incide en la idea de crear un grupo social de
propietarios que debieran sus propiedades al régimen liberal y que
por tanto lo apoyaran frente a las corrientes políticas partidarias
del Antiguo Régimen. Pues bien, esto ocurrió efectivamente, pero
con la salvedad de que, dándose dos circunstancias a las que ya
155
HISTORIA DE ESPAÑA
he hecho mención (primera, no hubo reparto de tierras entre los
campesinos jornaleros y, segunda, las compras fueron realizadas
fundamentalmente por sectores relativamente acomodados), los
grandes beneficiados políticos de la desamortización no fueron
los liberales progresistas, tendencia a la que pertenecía
Mendizábal, sino paradójicamente los liberales moderados
4. - Para terminar, hablaremos de las consecuencias
urbanísticas, culturales y religiosas. No cabe la menor duda de
que en todos estos aspectos el papel de la desamortización fue
decisivo. En las grandes ciudades, los grandes edificios de los
conventos se convirtieron en cuarteles o edificios de uso público o
bien fueron derribados para construir grandes plazas. En buena
medida, la desamortización impulsó una renovación urbanística
que no tiene precedentes en la historia de España. Junto con
estas transformaciones urbanas, muy convenientes, también se
produjo el efecto perverso de la pérdida de un importante
patrimonio artístico (edificios, pinturas, esculturas) e histórico
(desaparición de una gran cantidad de fondos documentales).
Finalmente, desde 1836 se produce una ruptura entre el Estado y
la Iglesia que es consecuencia de ese tono anticlerical del
liberalismo español del que antes hice mención y que no se
recuperó hasta la firma del Concordato en 1851.
15.3. LA DESAMORTIZACIÓN CIVIL DE PASCUAL
MADOZ (1855-1924)
Mapa de la
desamortización
civil de Madoz
156
El 1 de mayo de 1855, durante el Bienio Progresista, el ministro
de Hacienda Pascual Madoz, también progresista y amigo de
Mendizábal, sacó a la luz su Ley de Desamortización General.
Se llamaba "general" porque se ponían en venta todos los bienes
de propiedad colectiva: los de los eclesiásticos que no habían sido
vendidos en la etapa anterior y los de los pueblos
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
Se llamaban bienes de propios aquellos que proporcionaban, por estar
arrendados, una renta al Concejo, en tanto que los comunes no
proporcionaban renta y eran utilizados por los vecinos del lugar.
La ley de desamortización de bienes de propios y comunes se
mantuvo en vigor hasta 1924, con la nueva ley municipal de Calvo
Sotelo.
El procedimiento utilizado para las ventas fue una copia del de
Mendizábal; sin embargo, había tres diferencias claras. Una se
refería al destino del dinero obtenido: sin las anteriores angustias
de Hacienda, fue dedicado a la industrialización del país, o
mejor y de modo más concreto, a la expansión del ferrocarril.
La segunda diferencia fue que se exigieron los pagos en metálico,
admitiéndose los títulos de Deuda Pública sólo en casos
excepcionales y no por el valor nominal, sino por el de cotización
en el momento de hacer el pago, que era frecuentemente mucho
menor.
TEXTO DE APOYO
DECRETO DE DESAMORTIZACIÓN DE MADOZ
Ley declarando en estado de venta todos los predios rústicos y
urbanos, censos y foros, pertenecientes al Estado, al Clero, etc., y
cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas.
Doña Isabel II, por la Gracia de Dios y la Constitución, reina de las
Españas, a todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed
que las Cortes Constituyentes han decretado y Nos sancionamos lo
siguiente:
Se declaran en estado de venta, con arreglo a las prescripciones de
la presente ley, y sin perjuicio de las cargas y servidumbres a que
legítimamente estén sujetos, todos los predios rústicos y urbanos,
censos y foros, pertenecientes: Al Estado, al Clero, a las órdenes
Militares de Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa y San Juan de
Jerusalén; a Cofradías, obras pías y santuarios, al secuestro del ex
infante don Carlos, a los propios y comunes de los pueblos, a la
beneficencia, a la instrucción pública, y cualesquiera otros
pertenecientes a manos muertas, ya estén o no mandados vender por
leyes anteriores ( ... ).”
La otra diferencia estaba en la propiedad de dicho dinero: el
Estado no era el propietario, sino los ayuntamientos. Aquél
percibiría el importe de las ventas en nombre de éstos y lo
transformaría en lo que hoy podrían ser bonos del Estado, lo cual
significaba que éste se convertía en "custodio" de los fondos de los
ayuntamientos utilizándolos para el bien de todos. En este
proceso, la burguesía con dinero fue de nuevo la gran beneficiaria,
aunque la participación de los pequeños propietarios de los
pueblos fue mucho más elevada que en el anterior de Mendizábal.
En cuanto al volumen, la de Madoz duplicó a la desamortización
de Mendizábal, de modo que cabe atribuirle un papel más
decisivo.
157
HISTORIA DE ESPAÑA
Hasta aquí se ha tratado de la propiedad privada y del esfuerzo
de los liberales por hacerla libre e introducirla en el mercado. Pero
faltaba un último eslabón en la cadena para que funcionara la
economía liberal capitalista y en España entrara la
industrialización: que hubiera libertad en el tráfico comercial. En
1833 parecía necesario organizar un mercado nacional que
sustituyera los perdidos mercados coloniales de América. Para
llegar a eso, era preciso que los gobiernos realizaran una serie de
liberalizaciones: que fuese libre el ejercicio del comercio y el de
cualquier actividad industrial, que desaparecieran los antiguos
privilegios de los gremios, que hubiera libertad de tráfico interior,
suprimiendo las aduanas interiores del todavía reino de Navarra y
de las provincias exentas (País Vasco), y que existiera un
ordenamiento mercantil común.
158
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
159
HISTORIA DE ESPAÑA
16. LA GLORIOSA
REVOLUCIÓN DE 1868 Y EL
SEXENIO REVOLUCIONARIO.
ANÁLISIS DE LA
CONSTITUCIÓN DE 1869
16.1. LA GLORIOSA REVOLUCIÓN DE 1868 Y LA
CONSTITUCIÓN DE 1869
A. LA REVOLUCIÓN DE 1868 Y LA CAÍDA DE ISABEL II
Esta revolución se inició con un pronunciamiento militar en
Cádiz (generales Serrano y Prim, entre otros militares) que
consiguió su objetivo de hacer abdicar a la reina Isabel II, que
tuvo que huir a Francia. De nuevo vemos esta forma de
intervención de los militares en la vida política española, pero en
este caso, frente a lo que más tarde será frecuente, con un claro
matiz progresista (igual que ocurrió en el Trienio o en los caso de
la sublevación de sargentos de La Granja de 1836, la Vicalvarada
en 1854 y la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil
en 1866).
TEXTO DE APOYO
PROCLAMA DEL ALMIRANTE TOPETA A LOS GADITANOS
Gaditanos: Un marino que os debe señaladas distinciones y
entre ellas la de haber llevado vuestra representación al
parlamento, os dirige su voz para explicaros un gravísimo
suceso. Ésta es la actitud hostil de la marina para con el
malhadado Gobierno que rige los destinos de la nación. [...]
Aspiramos a que los poderes legítimos, Pueblo y Trono,
funcionen en la órbita que la Constitución les señale,
restableciendo la armonía ya extinguida, el lazo ya roto entre
ellos.
Aspiramos a que las Cortes constituyentes, aplicando su leal
saber y aprovechando lecciones, harto repetidas de una funesta
experiencia, acuerden cuanto conduzca al restablecimiento de la
verdadera Monarquía Constitucional.
Aspiramos a que los derechos del ciudadano sean
profundamente respetados por los Gobiernos, reconociéndoles
las cualidades de «sagrados» que en sí tienen.
Aspiramos a que la Hacienda se rija «moral» e ilustradamente,
modificando gravámenes, extinguiendo restricciones, dando
amplitud al ejercicio de toda industria lícita y ancho campo a la
actividad individual y al talento. [...]
Como a los grandes sacudimientos suelen acompañar
catástrofes que empañan su brillo, con ventaja cierta de los
enemigos, creo con mis compañeros hacer un servicio a la causa
160
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
liberal presentándonos a defenderla conteniendo todo exceso.
Libertad sin orden, sin respeto a las personas y a la cosas, no se
concibe. [...]
Juan B. TOPETE, Bahía de Cádiz, a bordo de la «Zaragoza», a 17
de septiembre de I868
TEXTO DE APOYO
PRINCIPIOS QUE SE PROPONE SUSTENTAR Y DEFENDER LA
JUNTA REVOLUCIONARIA DE SEVILLA
1. La consagración del sufragio universal y libre, como base y
fundamento de la legitimidad de todos los poderes y única verdadera
expresión de la voluntad nacional.
2. La libertad absoluta de imprenta. […]
3. La consagración práctica e inmediata de todas las demás
libertades, la de enseñanza, la de cultos, la de tráfico e industria, etc.,
y la reforma prudente y liberal de las leyes arancelarias, hasta que el
Estado del país permita establecer de lleno la libertad de comercio.
4. La abolición de la pena de muerte y el planteamiento del sistema
pena¡ penitenciario.
5. La seguridad individual eficazmente garantizada, así como la
absoluta inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia.
6. La abolición de la Constitución bastarda que nos venga rigiendo, y
de todas las leyes orgánicas que de ella se derivan, y su sustitución
provisional por la que decretaron las Cortes Constituyentes de 1856.
[...]
7. Abolición de las quintas y de la matrículas de mar. [...]
8. Igualdad en la repartición de las cargas públicas.
9. Desestanco de la sal y del tabaco y abolición de los derechos de
puertas y de consumos.
10. Unidad de fueros y abolición de todos los especiales, incluso el
eclesiástico y salvo los disciplinarios.
11. Cortes Constituyentes por sufragio universal directo para que
decreten una Constitución en armonía con las necesidades de la
época.
Junto con el pronunciamiento, la revolución antiisabelina se
consolidó gracias a un nuevo fenómeno juntero. Así, el poder
político fue asumido por la Junta Revolucionaria de Madrid, que
lo entregó a Serrano, personaje clave de este periodo junto con el
antes también citado Prim. Serrano se apresuró a convocar las
Cortes Constituyentes, con el objetivo inmediato de crear un
sistema auténticamente democrático. El panorama político
español se estructura en esas elecciones en torno a dos grandes
tendencias y cuatro partidos, todos ellos, de tendencia liberal:
a) La tendencia monárquica, representada por los partidos
progresista y demócrata y la Unión Liberal. El segundo de
ellos último tenía un claro programa democrático, en el que
destacaba el sufragio universal y la amplitud de derechos.
161
HISTORIA DE ESPAÑA
b) La tendencia republicana, con el partido del mismo nombre,
que representa la opción más izquierdista dentro del
liberalismo burgués.
Esas Cortes, en las que había una mayoría de los partidos
liberales monárquicos, pero que contaron con significativas
minorías republicana y carlista, elaboraron, en efecto, una
Constitución, la de 1869
B. LA CONSTITUCIÓN DE 1869
La Constitución de 1869 está considerada la primera de carácter
auténticamente democrático de España. Las Cortes trabajaron
con gran celeridad, temerosas tal vez de que volviera a pasar lo
que ocurrió en el Bienio Progresista con la constitución non nata
Destaquemos, entre sus características, las siguientes:
1. España mantiene su forma monárquica, pero el rey es un
monarca constitucional con poderes claramente limitados. La
monarquía no es considerada ya como el origen del Estado y
de la Constitución, sino que resulta creada, reconocida,
gracias a la Constitución. Pero es muy significativo que, por
vez primera en la historia de España, llegara a ser tema de
discusión si se mantenía la monarquía o se iba a un régimen
republicano, lo que indica en qué medida estaba creciendo
esta ideología en España
2. La Constitución recoge una amplia declaración de derechos,
las más amplia hasta aquel momento, ya que incluía algunos
no reconocidos hasta entonces, como la inviolabilidad de la
correspondencia. Estos derechos aparecen acompañados,
además, de una serie de garantías. El derecho de imprenta
resultó generosamente ampliado.
3. En el terreno religioso, se reconoce la libertad de cultos,
aunque el Estado se comprometía a mantener la dotación
económica para culto y clero.
4. Se reconoce sin paliativos y con toda claridad la soberanía
nacional, basada en un sistema electoral de sufragio
universal que permite el acceso al voto a amplios sectores
populares y de las clases bajas. Se trata por tanto de una
auténtica soberanía popular (nación = pueblo entero) que
supera el elitismo del periodo anterior.
5. Se proclama la división de poderes, lo cual es especialmente
importante desde el momento que se garantiza la
independencia del poder legislativo respecto del rey y del
Gobierno.
6. En cuanto al poder ejecutivo, lo ostenta el rey, pero sus
facultades ejecutivas las ejerce realmente el Gobierno, que
responde ante las Cortes de su gestión.
7. En cuanto al poder legislativo, se opta por la fórmula del
legislativo bicameral con dos cámaras o Cuerpos
162
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
colegisladores, Congreso y Senado, a los que se dota de
igualdad de facultades. Una de las novedades respecto de la
Constitución del 45 que hace a esta más avanzada es que
desaparece el control que el rey ejercía sobre el Senado. De
esa forma, el Senado será de elección popular, mediante
sufragio universal indirecto . Por otro lado, desaparece el
carácter de vitalicio que tenía la condición de senador (El
Senado se renovará por cuartas partes cada tres años, artículo
39). Por una Ley electoral posterior se limitó la elegibilidad
como senador a los mayores de 40 años que hubieran
ocupado determinados cargos, pero desaparecen todo tipo de
condiciones económicas. En cuanto al Congreso, se establecía
una representación proporcional a la población. La Ley
electoral posterior estableció que para ser elegible (sufragio
pasivo = ser votado) sólo se exigía la misma condición que
para votar, ser mayor de 25 años, por lo que desaparecen las
duras condiciones que se exigían en 1845.
TEXTO DE APOYO
CONSTITUCIÓN DE 1869
LA NACIÓN ESPAÑOLA, y en su nombre las Cortes Constituyentes,
elegidas por sufragio universal, deseando afianzar la justicia, la
libertad y la seguridad, y proveer al bien de cuantos vivan en España,
decretan y sancionan la siguiente Constitución. [...]
Art. 1. Son españoles:
1.º Todas las personas nacidas en territorio español.
2.º Los hijos de padre o madre españoles, aunque hayan nacido fuera
de España.
3.º Los extranjeros que hayan obtenido carta de naturaleza. ( ... )
Art. 3.º Todo detenido será puesto en libertad o entregado a la
autoridad judicial dentro de las veinticuatro horas siguientes al acto de
detención. Toda detención se dejará sin efecto o elevará a prisión
dentro de las setenta y dos horas de haber sido entregado el detenido
al Juez competente. ( ... )
Ningún español podrá ser preso sino en virtud de mandamiento de
Juez competente. [...]
Art. 6. Ningún español podrá ser compelido a mudar de domicilio o de
residencia sino en virtud de sentencia ejecutoria
Art. 12. Toda persona detenida o presa sin las formalidades legales, 0
fuera de los casos previstos en esta Constitución, será puesta en
libertad a petición suya o de cualquier español [ ... ].
Art. 13. Nadie podrá ser privado temporal o perpetuamente de sus
bienes y derechos, ni turbado en la posesión de ellos, sino en virtud
de sentencia judicial. Los funcionarios públicos que bajo cualquier
pretexto infrinjan esta prescripción, serán personalmente
responsables del daño causado ( ... ]
Art. 14. Nadie podrá ser expropiado de sus bienes sino por causa de
utilidad común y en virtud de mandamiento judicial, que no se
ejecutará sin previa indemnización regulada por el juez con
intervención del interesado ( ... ].
. Art. 15 Nadie está obligado a pagar contribución que no haya sido
votada por las Cortes o por las corporaciones populares legalmente
autorizadas para imponerla y cuya cobranza no se haga en la forma
prescrita por la ley [ ...].
Art. 16. Ningún español que se halle en el pleno goce de sus
derechos civiles podrá ser privado del derecho de votar en las
163
HISTORIA DE ESPAÑA
elecciones de senadores, diputados a Cortes, diputados provinciales
y concejales.
Art. 17. Tampoco podrá ser privado ningún español:
Del derecho de emitir libremente sus ideas y opiniones, ya de palabra,
ya por escrito, valiéndose de la imprenta o de otro procedimiento
semejante.
Del derecho de reunirse pacíficamente.
Del derecho de asociarse para todos los fines de la vida humana que
no sean contrarios a la moral pública, y por último,
Del derecho de dirigir peticiones individuales o colectivamente a las
Cortes, al Rey y a las autoridades. ( ... )
Art. 21. La Nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la
religión católica. [...]
Art. 22. No se establecerá ni por las leyes ni por las autoridades
disposición alguna preventiva que se refiera al ejercicio de los
derechos definidos en este titulo. Tampoco podrán establecerse la
censura, el depósito ni el editor responsable para los periódicos […]
Art. 23. A ningún español que esté en el pleno goce de sus derechos
civiles podrá impedirse salir libremente del territorio, ni trasladar su
residencia y haberes a país extranjero, salvas las obligaciones de
contribuir al servicio militar o al mandamiento de las cargas públicas [
... ].
Art. 32. La soberanía reside esencialmente en la Nación, de la cual
emanan todos los poderes. [...]
Art. 33. La forma de gobierno de la nación española es la Monarquía
[...].
Art. 34. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes. El Rey
sanciona y promulga las leyes.
Art. 35 El poder ejecutivo reside en el Rey, que lo ejerce por medio de
sus ministros [...]
Art. 36. Los tribunales ejercen el poder judicial.
Art. 38. las Cortes se componen de dos Cuerpos Colegisladores, a
saber: Senado y Congreso. Ambos Cuerpos son iguales en
facultades, excepto en los casos previstos en la Constitución. ( ... )
Art. 54 La iniciativa de las leyes corresponde al Rey y a cada uno de
los Cuerpos legisladores
Art. 60. los senadores se elegirán por provincias.
Al efecto, cada distrito municipal elegirá por sufragio universal un
número de compromisarios igual a la sexta parte del de concejales
que deban componer su Ayuntamiento. (...)
Los compromisarios así elegidos se asociarán a la Diputación
provincia] respectiva, constituyendo con ella la Junta electoral. Cada
una de estas Juntas elegirá a pluralidad absoluta de votos cuatro
senadores. ( ... )
Art. 65. El Congreso se compondrá de un Diputado al menos por
cada 40,000 almas de población, elegido con arreglo a la ley
electoral.
Art. 66. Para ser elegido Diputado se requiere ser español, mayor de
edad y gozar de todos los derechos civiles.
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Art. 1. La ley que en virtud de esta Constitución se haga para elegir la
persona del Rey y para resolver las cuestiones a que esta elección
diere lugar formará parte de la Constitución. ( ... )."
En definitiva, se observa cómo se organiza desde la propia Constitución
un régimen político de libertades caracterizado por el equilibrio entre los
poderes. Un auténtico régimen democrático, como nunca antes se había
dado en España.
164
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
16.2. LA REGENCIA DE SERRANO (1869-1871) Y EL
REINADO DE AMADEO DE SABOYA (1871-1873)
A. LA REGENCIA DE SERRANO Y EL GOBIERNO DE PRIM
Una vez sancionada la Constitución, y dado que España no tenía
rey, se optó por nombrar regente al general Francisco Serrano,
que tenía prestigio de imparcial, pero la labor de gobierno fue
ejercida en realidad por el general Prim, nombrado presidente del
Gobierno y ministro de Guerra. Durante esos meses anteriores a
su asesinato, su labor manifestó una clara tendencia izquierdista.
Los generales
Francisco
Serrano y Juan
Prim,
protagonistas
del cambio de
régimen
La tarea más importante desde la promulgación de la
Constitución fue la de encontrar un nuevo rey. Las opciones
fueron muchas. Se pensó en Espartero, veterano político y antiguo
regente, pero su edad y la experiencia de su paso por la regencia
eran un serio obstáculo. Se pensó en un príncipe francés, duque
de Montpensier y en otro alemán, Leopoldo de Hohenzollern, pero
por una razón o por otra, ambos fueron rechazados por el
emperador que en aquel momento regía los destinos de Francia,
Napoleón III (sobrino de Napoleón Bonaparte).
Finalmente, y gracias a las gestiones de Prim, el joven aristócrata
italiano Amadeo de Saboya, duque de Aosta, hombre planamente
identificado con el liberalismo, aceptó convertirse en Amadeo I de
España.
165
HISTORIA DE ESPAÑA
B. EL REINADO DE AMADEO I (1871-1873)
Las Cortes lo eligieron rey en octubre de 1870,
aunque sólo contó con 191 de los 311 votos, lo
que da idea del escaso apoyo que contaba desde
un principio.
No fue la menor dificultad que tuvo que
sobrellevar el nuevo rey el asesinato de su
principal apoyo, Prim, antes de iniciar su
reinado, pero a ello se unió la oposición de tres
grandes sectores políticos españoles, la de los
carlistas (que iniciaron así en 1872 una nueva
guerra, tras de la los años treinta y la de los
sesenta), la de los partidarios de Alfonso —hijo
de Isabel II y futuro Alfonso XII)— y la de los
republicanos.
Amadeo I de
Saboya
Sus únicos apoyos eran el de los llamados
constitucionalistas de Sagasta (unionistas y
elementos moderados del progresismo) y los
radicales dirigidos por Ruiz Zorrilla (progresistas y demócratas),
pero ambos sectores de los partidarios del régimen estaban,
adames profundamente enfrentados entre sí.
En tales circunstancias, Amadeo, consciente de la imposibilidad
de seguir gobernando, hubo de presentar sus renuncia en febrero
de 1873. El mismo día, las Cortes, en sesión conjunta,
proclamaron, a falta de cualquier otra opción, la Primera
República Española.
Apoyos y oposición a Amadeo I
APOYOS
De izquierda a derecha
“Radicales” de
Ruiz Zorrilla
(progresistas y
demócratas)
“Constitucionalistas”
de Sagasta
(unionistas y
derecha del
progresismo
OPOSICIÓN
De izquierda a derecha
Republicanos
Alfonsinos
Carlistas
16.3. LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (18731874) Y LA REPÚBLICA UNITARIA DE SERRANO
(1874)
A.
LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1873-1974)
Durante el año escaso que duró la Primera República se
sucedieron cuatro presidentes, lo que da idea de la inestabilidad
política que la caracterizó. La forma política republicana no era
especialmente apoyada por la nación (de hecho, los partidos
166
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
republicanos seguían siendo minoritarios) pero esta fue la única
salida posible a la crisis desencadenada por la renuncia de
Amadeo. Las circunstancias históricas tampoco favorecieron a la
República, que tuvo que enfrentarse simultáneamente a dos
guerras, la carlista y la de independencia de Cuba15 y a la
hostilidad del ejército, claramente partidario de la monarquía.
1. La presidencia de Estanislao Figueras estará marcada por sus
intentos de implantar una república federal.
Se llaman “federales” aquellos Estados (indistintamente que se trate de
repúblicas o monarquías, si bien esto último no es habitual) que están
formados a su vez por Estados federados que, por lo menos teóricamente
con previos al propio Estado federal y que se unen en un proceso de
cesión de su soberanía. Dado que el origen de la soberanía se encuentra
en cada uno de estos Estados, la del Estado federal (el que los reúne a
todos) es una soberanía derivada. De ahí que los Estados federados
(cada una de las piezas que forman el conjunto, para entendernos)
conserven grandes cotas de autogobierno16 y una teórica (aunque más
Estanislao
Figueras
(izqda.) y
Francisco Pi y
Margall
15 Como recordarás, tras el proceso emancipador de nuestras colonias americanas
en los años diez y veinte del siglo XIX, a España sólo le quedaban Filipinas, Puerto
Rico y Cuba. Ahora comienzan los problemas que terminarán con la pérdida de los
últimos restos de nuestro en otro tiempo impresionante imperio colonial, a finales
del siglo XIX.
16 Tal vez esto te suene a lo que en España existe actualmente con la autonomía
de las distintas regiones y nacionalidades. Pero desde el punto de vista teórico
estos dos sistemas son bastante diferentes, por cuanto las Comunidades
Autónomas reciben por delegación del Estado Central, único depositario original,
una serie de funciones relativas a los tres poderes (legislativo, ejecutivo, judicial) y
no son titulares, en ningún momento, de soberanía. Precisamente lo que reivindica
actualmente el nacionalismo vasco, desde el PNV hasta la ETA, es el
reconocimiento de la soberanía del pueblo vasco, lo que no es, en principio lo
mismo que pedir la independencia. De ese modo, el pueblo vasco, soberano y no
sometido políticamente a la soberanía de la nación española, podría decidir
libremente si seguir dentro del Estado español o declararse independiente.
167
HISTORIA DE ESPAÑA
que discutible en la práctica) potestad para abandonar la federación e
independizarse17.
Pero en su intento, Figueras tuvo que hacer frente a una doble
oposición, dentro de las filas del propio republicanismo, la de
los partidarios de una república unitaria, no federal, por un lado;
y por otro la de los republicanos más extremistas partidarios de la
revolución. Ello terminó por ocasionar la dimisión del Presidente.
2. La temprana dimisión de Figueras dio paso a la presidencia de
Francisco Pi y Margall, quien tuvo que hacer frente a dos graves
problemas:
a) El recrudecimiento de la guerra carlista, herencia del pasado,
y
b) La llamada insurrección cantonalista, alentado por los
sectores más radicales del republicanismo, que consistió en un
intenso rebrote de los particularismos locales y regionales, que
protestaban contra el excesivo centralismo de la República, contra
lo que consideraban un exceso de uniformidad y contra un
supuesto autoritarismo del gobierno central. La insurrección
Nicolás
Salmerón
(izqda.) y Emilio
Castelar
cantonalista se extendió especialmente por muchas ciudades del
Levante y Andalucía, que se declararon durante unos meses
“cantones independientes”, no reconociendo el poder central
3. Desde julio de 1873 se inicia una etapa más estable y
caracterizada por el restablecimiento del orden y de la autoridad
del poder central, eligiéndose a tal fin aun nuevo presidente,
Nicolás Salmerón. Este periodo está marcado por el sometimiento
17 Ejemplos de sistemas federales son los de Estados Unidos (hasta el propio
nombre lo dice) de Norteamérica, con Estados federados como California, Tejas,
Georgia, Illinois, Nueva York, Massachusetts..., la República Federal de Alemania,
la Federación Rusa, los Estados Unidos de Méjico...
168
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
de la rebelión cantonalista, pero su negativa a firmar penas de
muerte forzó su dimisión.
4. Salmerón fue sustituido por Emilio Castelar, cuyo lema era,
significativamente, “orden, autoridad y gobierno”, por lo que se
puede afirmar que la tendencia iniciada con Salmerón se
consolida ahora. Ello que se concreta en el creciente protagonismo
del ejército, disolviendo un grupo de Voluntarios de la República,
algo así como una nueva versión de la vieja Milicia Nacional.
A la altura de diciembre de 1873, sin embargo, Castelar se
encontraba aislado y sin apoyos en las Cortes, ante lo cual, el
general Pavía, (militar identificado con su política de orden y que
temía que fuera sustituido por republicanos federalistas que
pusieran en peligro la labor de sometimiento de los cantonalistas)
tomó por las armas el edificio del las Cortes y las declaró
disueltas, lo que forzó la dimisión de Castelar. La Primera
República propiamente dicha llegaba de esta forma a su fin.
De nuevo comprobamos como la intervención de los militares en la vida
política española resulta decisiva, lo que a estas alturas nos resulta ya
familiar. Se dio inicio así a una etapa de transición, la llamada República
Unitaria con el general Serrano de nuevo al frente de los destinos de
España.
La Tercera
Guerra Carlista
y la
sublevación
cantonalista
B. LA REPÚBLICA UNITARIA DE SERRANO
Durante el mandato de Serrano, a lo largo del año 1874 fue
ganando terreno la opción de entregar de nuevo al trono a los
169
HISTORIA DE ESPAÑA
Borbones, en la persona del hijo de Isabel II, el futuro Alfonso XII.
El principal dirigente de esta tendencia fue Antonio Cánovas del
Castillo, personaje central del futuro régimen, pero fue la
intervención de un militar la que precipitó los acontecimientos.
Efectivamente, el general Martínez Campos se pronunció en
Sagunto el 29 de diciembre de 1874 y proclamó rey de España a
Alfonso XII. Comenzaba así el largo periodo de la historia de
España que se conoce con el nombre de Restauración.
16.4. LA TERCERA GUERRA CARLISTA
A lo largo del Sexenio Revolucionario los
carlistas fueron una fuerza siempre
enfrentada al poder establecido. Su
defensa del legitimismo les hacía estar en
contra de la Constitución del 69 y de la
posterior búsqueda de un Rey para
ofrecerle la corona española. Instaurada la
monarquía de Amadeo I su actitud
opositora, encabezada por Nocedal, les
lleva a formalizar una coalición electoral
contranatura
con
los
republicanos
federalistas para socavar al monarca.
Fracasada esta oposición política acuden a
las armas, pero la rápida reacción de
Serrano alcanzando el "acuerdo de
Amorevieta", en mayo de 1872, evita el
enfrentamiento.
Carlos VII
En diciembre de 1872 estalla una nueva
guerra. El carlismo enarbola ahora como
pretendiente al nieto de Carlos María
Isidro, Don Carlos María de los Dolores de
Borbón y Austria, conocido como Carlos VII. Su credo político,
formulado en 1869, defendía la unidad católica de España y el
deseo de impulsar una descentralización administrativa, aunque
su concepto de la libertad estaba más inspirado por el evangelio
que por el ideario puramente liberal. En un campo más
pragmático se comprometía a afrontar la deplorable situación
económica, impulsando una política de austeridad: pese a su
apariencia, el ideario del pretendiente Don Carlos era menos
personalista y teocrático que el de sus antecesores.
La abdicación de Amadeo I, febrero de 1873, y la proclamación de
la República será la ocasión esperada para iniciar una nueva
campaña en la que las fuerzas de la República tuvieron que
enfrentarse con la desorganización inherente a todo cambio
político y con la hostilidad de una parte considerable del ejército
claramente desafecto. El general Dorregaray dirige las tropas
carlistas y consigue hacerse fuerte en Vizcaya, al tiempo que el
gobierno republicano ve aún más debilitada su posición con la
insurrección cantonal en Murcia y Cartagena. En Cataluña los
carlistas de Francisco Savalls, comandante general de Gerona
vence sucesivamente a las tropas de Martínez Campos, Serrano y
Weyler. El golpe de estado de Pavía no puso fin a la guerra
carlista, continuando éstos con su campaña sobre Bilbao,
170
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
centrándose la campaña, tras la liberación de Bilbao por los leales
al gobierno de Madrid en la localidad de Estella.
Con el advenimiento de la Restauración alfonsina, (de la que
trataremos en profundidad en el próximo tema), era evidente que
el carlismo, de sólida implantación en las provincias vascas, salvo
en las capitales, y en parte de Navarra y Cataluña, no tenía
presencia en la mayor parte del territorio español, con lo que era
evidente que sus posibilidades militares eran mínimas. La
identificación inmediata de buena parte de la jerarquía militar con
Alfonso XII aumentó la eficacia de la acción armada. El
reconocimiento que en marzo de 1875 realizó el general Cabrera,
antiguo líder carlista, del nuevo rey Alfonso XII, minaron las filas
carlistas, máxime con el paso al bando alfonsino del general
carlista Eustaquio Díaz de Rada, que ejercía el mando supremo de
las fuerzas carlistas.
Tras sucesivas derrotas en Castellón de la Plana y Seo de Urgell,
con la consiguiente dispersión de las fuerzas carlistas catalanas,
las tropas gubernamentales centraron la campaña en Navarra,
poniendo fin a la guerra con la entrada de Alfonso XII en
Pamplona, en febrero de 1875. Terminaba así la disputa
dinástica, contribuyendo este éxito militar al asentamiento de la
Restauración.
171
HISTORIA DE ESPAÑA
17. LOS ORÍGENES Y EL
DESARROLLO DE LA
INDUSTRIALIZACIÓN EN
ESPAÑA. SU INCIDENCIA EN
ANDALUCÍA
17.1. ESTANCAMIENTO AGRARIO Y APERTURA AL
EXTERIOR
A. ASPECTOS GENERALES.
Aunque no existe cuantificación fiable de las consecuencias económicas
de la guerra de la Independencia y de las guerras civiles posteriores,
parece que los efectos de una y otras debieron ser muy graves. Así se
prueba por testimonios aproximativos de políticos y escritores de la
época. Cuando se inició la construcción del ferrocarril, la gran
argumentación para justificarla consistió en la necesidad de remediar los
desperfectos causados durante las etapas anteriores en las
comunicaciones españolas.
En cuanto a la producción agraria a nivel nacional, con recordar que
durante las Cortes del Trienio Liberal, antes de la guerra carlista, hubo
quien calculó que se producía un sexto menos de trigo, la mitad de aceite
y todavía una proporción menor de vino. Todo hace pensar que hasta el
año 1840, España vivió en un profundo estancamiento económico por
motivos políticos internos, pero también debido a la ruptura de la
relación con las Indias.
Ha sido habitual considerar que la España de las décadas centrales del
siglo XIX se caracterizó por su dualidad entre un mundo rural, anclado
en el pasado, y un mundo urbano, en el que comenzó una
transformación en sentido capitalista. Actualmente se tiende a pensar
que, aun siendo manifiesta esa dualidad, tampoco debe exagerarse.
También el mundo agrario presenció cambios importantes, aunque no
fueran espectaculares. En cuanto al término con el que denominar la
evolución en el mundo urbano e industrial se debe optar por «retraso», en
sentido cronológico y de impacto sobre el conjunto de la sociedad
española en relación con lo que sucedía en otros países de nuestro
entorno, más que por «fracaso».
B. LA AGRICULTURA.
Los cambios técnicos que se produjeron en el medio agrícola fueron
lentos. Hasta bien entrado el siglo (en concreto, hasta 1866-1868)
perduraron las crisis de subsistencia características del mundo del
Antiguo Régimen: dado que en circunstancias normales las cosechas
apenas superaban los mínimos necesarios para alimentar a la población,
una mala cosecha podía producir en una región determinada un
incremento de la mortalidad ante la imposibilidad de lograr que otras
regiones mejor provistas enviaran sus excedentes, dada a su vez la
penuria de los transportes.
172
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
Cada una de esas crisis perjudicaba gravemente a los sectores más
humildes: mientras que los grandes propietarios se beneficiaban del alza
de precios, los braceros tenían menos jornales y los pequeños
propietarios debían recurrir a los préstamos.
A pesar de estas crisis, la realidad es que la España rural experimentó
cambios de importancia entre el comienzo del siglo XIX y los años
sesenta. Principalmente una mejor articulación del mercado nacional y
de las relaciones con el exterior, que facilitaba el intercambio de
alimentos, una mejor adaptación de los cultivos a las peculiaridades de la
tierra y un aumento general de la producción cuya consecuencia fue la
mejor alimentación de los españoles.
Se llevó a cabo una cierta especialización de los cultivos según las
peculiaridades climáticas. En el norte, a partir del final del XVIII se
difundió, junto con el maíz, la patata, mientras que los cereales se
convertían en el cultivo predominante en las dos Castillas y Andalucía y
el viñedo ocupaba cada vez más espacio en el litoral mediterráneo.
El sector agrícola empezó a adaptarse al mercado nacional e
internacional. Incluso una región caracterizada por el autoconsumo como
era Galicia comenzó a exportar cabezas de ganado a Gran Bretaña.
También se adaptaron al mercado las antiguas colonias americanas, con
las que se mantuvo una relación comercial a pesar de la independencia
política.
Las nuevas roturaciones (puesta en explotación de tierras anteriormente
incultas) en ocasiones se hicieron en tierras marginales, pero lo cierto es
que el aumento de la superficie de cultivo produjo también un
importante incremento en la producción. Se ha calculado que de 1800 a
1860 el crecimiento en la superficie de cereal cultivada fue del orden del
50% y pudo triplicar la de vid. El desarrollo de la producción pudo ser
del orden del 90 % en trigo, más del doble en vino y esa misma
proporción en aceite. Como no parece que los métodos de cultivo
cambiaran de manera significativa, hay que atribuir estos cambios
principalmente a tierras cultivadas por vez primera y a una mejor
adaptación de los cultivos a las peculiaridades de cada región.
C. LAS ACTIVIDADES FINANCIERAS: APERTURA AL EXTERIOR
Y BASE DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
En contraste con el mundo agrario, en el urbano se empezaron a
producir cambios importantes en la década de los años cuarenta, pero
fueron mucho más decisivos en la inmediatamente posterior, durante el
gobierno de los progresistas (Bienio Progresista). Estos cambios fueron la
consecuencia principal de la apertura hacia el exterior.
1. Tanto el Antiguo Régimen como la política seguida por los moderados
tendieron a una actitud de cerrazón que, por ejemplo, puso dificultades
a la importación de maquinaria textil desde Gran Bretaña, a pesar de los
evidentes efectos positivos que podía tener sobre la industrialización
española.
Por otro lado, aunque a partir del final de la guerra carlista de los años
treinta se produjo una etapa de prosperidad económica, la crisis
financiera producida en tomo a 1848 en toda Europa arrastró en España
a la mayor parte de las sociedades anónimas, que quedaron reducidas a
menos de una decena. A mediados de siglo se llevó a cabo la
reconversión de la Deuda por Bravo Murillo que, en la práctica, significó
algo muy semejante a un puro y simple repudio, y la cotización de la
173
HISTORIA DE ESPAÑA
Deuda española quedó suspendida en Londres, que era el principal
mercado mundial de títulos de Deuda Pública.
2. La situación empezó evolucionar en el bienio progresista y para que
así sucediera resultó imprescindible la transformación en la legislación
del Estado. A comienzos del año 1856 se reguló definitivamente la
banca española.
Fue la inversión en los ferrocarriles españoles la que atrajo a la
inversión financiera extranjera, pero también a la nacional, que supuso la
mitad del total. El capital extranjero —en concreto, francés— creó la
trama que haría posible las inversiones. Así se demuestra por el hecho de
que las sociedades de crédito más importantes que se instalaron en estas
fechas en España centraron el grueso de sus inversiones en redes de
ferrocarril de las diferentes regiones españolas. Cada una de ellas fue la
representación en España de una gran banca francesa.
Así, los Rothschild crearon la Sociedad Española Mercantil e Industrial,
los Péreire el Crédito Mobiliario y Prost la Compañía General de Crédito.
3. El periodo 1859-1864, coincidente aproximadamente con el gobierno
de la Unión Liberal, resultó excepcionalmente próspero desde el punto
de vista financiero. No sólo todas esas sociedades contribuyeron a él, sino
que la economía española se abrió hacia el exterior. Ya en este momento,
la mayor parte del comercio exterior español se dirigía hacia Gran
Bretaña y Francia y una porción considerable de él consistía en bienes de
equipo. La economía española tenía problemas endémicos como, por
ejemplo, los relativos a la Deuda, pero empezaba a sentar las bases para
la industrialización.
17.2. LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LOS
TRANSPORTES
La mayor apertura de la economía española la facilitó el proceso
industrializador, y si no fue mayor se debió en parte a factores
derivados de las propias condiciones materiales del país.
Aunque es cierto que hubo una burguesía rentista poco capaz de
lanzarse a aventuras empresariales, como la que vimos que se
había beneficiado de la desamortización de Mendizábal, también
había grupos de burgueses emprendedores, dispuestos a
arriesgar su capital y de implicarse directamente como
empresarios. El capital extranjero fue imprescindible y no
puede pensarse que su utilización tuviera consecuencias
negativas para el crecimiento económico español. Si se importó
maquinaria o productos siderúrgicos, la razón fue que la industria
nacional era incapaz de proporcionarlos.
A. LA SIDERURGIA
La industria por excelencia en la primera fase de la
industrialización fue la siderurgia, que constituye un buen
ejemplo de las dificultades existentes en el caso de España. La
localización de esta industria estaba necesariamente marcada por
la de las materias primas. Eso explica que se sucedieran tres
174
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
focos de desarrollo siderúrgico, sin que hasta el último cuarto de
siglo se llegara a una ubicación definitiva.
El primer alto horno se instaló en España en la provincia de
Málaga, como iniciativa de Heredia, para utilizar la madera y las
minas de hierro locales. Sin embargo, las dificultades pronto
fueron muy grandes al utilizar un combustible de escaso poder
calórico. En el plazo de treinta años este foco desapareció y la
siderurgia se trasladó a Asturias en la proximidad de las minas
de carbón. Esta provincia desarrollaba ya a mediados de siglo casi
la mitad de la producción siderúrgica, pero estaba destinada a ser
superada por la siderurgia vizcaína, que a partir de las ferrerías
tradicionales evolucionaría hacía un claro predominio.
En el momento de la revolución de 1868, la siderurgia vasca
representaba ya el 28 % de la producción nacional, mientras que
la malagueña tan sólo quedaba en el 5% y la asturiana disponía
del 46 %. La primera industria siderúrgica vasca moderna fue
propiedad de la familia Ybarra, que desempeñaría un papel de
primera importancia en el desarrollo del capitalismo vasco y
también nacional
B. LA INDUSTRIA TEXTIL
La industria textil catalana testimonia las posibilidades de
desarrollo industrial a partir de un punto de partida muy
modesto.
Cataluña, y más en concreto Barcelona, fue descrita por viajeros
extranjeros como una «pequeña Inglaterra» y sin duda lo era, al
menos en comparación con el resto de la Península, puesto que en
ella se localizaban las tres cuartas partes del capital en
sociedades anónimas del país. Partiendo de una capitalización
producida por el comercio de productos agrícolas, los
industriales textiles catalanes primero crearon una industria
autóctona que fue capaz de mantener, a lo largo de toda la
primera mitad del siglo XIX, un contacto comercial con América
que no quedó roto a pesar de la independencia.
Al mismo tiempo, a través de la importación de maquinaria
británica en el periodo 1830-1860, consiguieron la mecanización
total de su industria que a partir de este momento quedó en
condiciones óptimas para alcanzar la hegemonía sobre el resto de
las industrias textiles españolas. La introducción de la
maquinaria —denominada en inglés self-acting, lo que explica que
se las llamara selfatinas— motivó protestas muy duras y quemas
por parte de los artesanos, pero se acabó imponiendo e incluso
transformando la forma de vida en Barcelona, donde más del 40%
de la población vivía de la industria a mediados de siglo.
Existen datos significativos acerca de los progresos de la industria
textil catalana, que era principalmente de algodón.
El incremento de la importación de materia prima fue creciente a
partir de 1830, llegando a 15.000 toneladas anuales en 1845 y a
20.000-25.000 en tomo a 1860. La fuerza instalada en caballos de
vapor se multiplicó por nueve entre 1835 y 1861.
175
HISTORIA DE ESPAÑA
La hegemonía de Cataluña en el textil de algodón empezó a
producir en esta misma época una atracción del textil en
general (lana, seda) hacia la región, impulsada por esa
superioridad técnica que arruinaba a las industrias tradicionales.
La industria textil empujó el crecimiento de la industria en
general a un ritmo anual del 4 % en 1835-1860 y algo inferior a
partir de esta fecha. El crecimiento industrial se concentró en
ciertas provincias como Barcelona, Madrid, Vizcaya y Valencia.
C.
EL
DESARROLLO
COMUNICACIONES
DEL
FERROCARRIL
Y
LAS
La industria textil catalana, que había tenido un origen
autóctono, transformó tan sólo la forma de vida de aquella región,
mientras que el desarrollo del ferrocarril tuvo muy directa
influencia en la vida de todos los españoles. Los historiadores se
han preguntado en ocasiones acerca de si esta inversión fue la
más oportuna y si el modo en que se llevó a cabo —en gran
medida con importaciones del material ferroviario procedentes
de otros países— no perjudicó, en vez de resultar beneficiosa. Sin
embargo, no hubo en la época una alternativa de transporte más
eficiente, en especial en un país de complicada orografía y,
además, las importaciones citadas eran en un principio
inevitables teniendo en cuenta la incapacidad de la industria
nacional de dar respuesta a la demanda.
1. Hasta 1855 no hubo más que prehistoria del ferrocarril en
España. En tiempos de Fernando VII existieron algunos
proyectos que no llegaron a fraguar por falta de capital y de
capacidad técnica, pero también porque las condiciones políticas
eran las peores para que se pudieran emplear capitales
extranjeros en España. Los primeros trabajos de planificación
no se produjeron sino en 1844, con el comienzo de la década
moderada, momento en el que se decidió usar, un ancho de vía
superior al europeo, imaginando que sería necesario usar
máquinas de mayor tamaño debido a lo montañoso de la geografía
española.
Las primeras líneas ponían en relación grandes ciudades con su
entorno más inmediato o cubrían necesidades muy perentorias y
peculiares. En 1848, por ejemplo, se abrió la línea BarcelonaMataró, que resultó muy rentable y fue propiciada por el empleo
de tecnología y capital británico. Otras líneas de este primer
despegue del ferrocarril español fueron la abierta entre Madrid y
Aranjuez y aquella que permitió llevar el carbón asturiano desde
la cuenca minera hasta el puerto de Gijón. En total, a la altura de
1855, fecha en que se abrió esta última línea, existían en España
475 kilómetros de ferrocarril.
La arbitraria concesión de las líneas por el Estado dio lugar a escándalos y
muchas de las empresas explotadoras tuvieron problemas como consecuencia
de la crisis de los años cuarenta.
176
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
2. La situación cambió a partir de 1855 con la nueva legislación
puesta en marcha en el verano de ese año. Se optó por una
ordenación más racional a partir de una red radial centrada en
Madrid, con concesiones por 99 años y una serie de franquicias
destinadas a la importación de material destinado a la
construcción de las líneas. Como consecuencia de esta legislación
a la altura de 1868 el número de kilómetros de vía construidos
se acercaba ya a los 5.000. Las principales compañías (Norte,
Madrid-Zaragoza-Alicante y Ferrocarriles Andaluces) eran de
capital francés y nacieron entre 1856 y 1858.
Importa recalcar que en torno a 1868 no sólo había sido
construida la red ferroviaria básica, sino que, además, había
experimentado un desarrollo muy considerable la red de
caminos. Ésta, a partir de los años treinta, a pesar de la guerra,
fue multiplicando su construcción a un ritmo de 500 kilómetros
anuales y en 1868 había una red de 18.000 kilómetros, de los
que la mitad se habían construido desde el comienzo de esa
década. En realidad, la construcción de caminos y, sobre todo, del
ferrocarril supuso un decisivo cambio en la vida española que
permitió una mejor comunicación. De esta manera se explica la
constitución de un auténtico mercado nacional, tan
importante para la difusión de los productos agrarios y para evitar
las periódicas hambres. Se ha calculado que la construcción de la
red ferroviaria pudo suponer un ahorro de un 15 % de la renta
nacional. La comunicación postal pudo adquirir sus
características contemporáneas y configurarse como un servicio
público. El ferrocarril disminuyó los gastos del correo a tan sólo
una sexta parte. En 1849 apareció el sello de correos como
procedimiento de pago. También data de mediados de siglo la
difusión del telégrafo eléctrico, cuando hasta entonces
únicamente había existido un telégrafo óptico que era utilizado
tan sólo por el gobierno o la Casa Real.
D. LA MINERÍA
Finalmente, a la altura de los últimos años de este periodo, ya en
la época del Sexenio Revolucionario, empezó a apuntar una
novedad de importancia en el terreno industrial: el significativo
incremento de las exportaciones de productos mineros.
La minería a mediados de siglo suponía tan sólo la exportación de
unas 10.000 toneladas anuales que representaban el 1% del total,
pero en la primera mitad de la década de los setenta se acercaba
ya al millón de toneladas, lo que equivalía al 8 % de la exportación
española total. La minería no creó directamente ninguna
industria, pero supuso una importante capitalización que
tendría un decisivo resultado sobre la evolución económica
española.
17.3. LOS COMIENZOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
EN ANDALUCÍA
A. LOS ANTECEDENTES
177
HISTORIA DE ESPAÑA
A finales del siglo XVIII, Andalucía reunía unas buenas
condiciones para iniciar la industrialización. Aumentaba su
población y poseía importantes recursos agrarios y mineros.
Además, desde los puertos andaluces se llevaba a cabo gran parte
del comercio que España mantenía con sus colonias americanas.
1. Así surgió un principio de industrialización en el último
tercio del siglo XVIII. Aparecieron instalaciones fabriles en
distintos puntos de la región: salitre y tabacos, en Sevilla; lonas,
en Granada, o ferrerías, en Ronda. Pero, sobre todo, cabe destacar
la iniciativa de empresarios de Cádiz y de poblaciones cercanas,
que, animados por el próspero comercio con América, adquirieron
algunas de las primeras máquinas de vapor que los británicos
comenzaban a exportar. Esta mecanización se aplicó primero a
fábricas tradicionales, como harineras o aserraderos, pero
también se introdujo en el sector de vanguardia: la manufactura
del algodón.
2. A principios del siglo XIX, la guerra con Gran Bretaña
paralizó el comercio con América y privó a esta incipiente
industria gaditana de su principal clientela. En los años
siguientes, la pérdida de gran parte de las colonias americanas
fue un duro golpe para el conjunto de la producción
manufacturera y, en general, para toda la economía andaluza. No
había posibilidades de encontrar sustitutos al mercado
americano: en Andalucía, porque la mayoría de su población
carecía de recursos para adquirir estos productos industriales; en
el resto del mercado español, por la fuerte competencia de otras
regiones. Así fracasó este primer intento industrializador
andaluz.
B. NUEVAS
MALAGUEÑO
INICIATIVAS.
EL
FOCO
INDUSTRIALIZADOR
A pesar de este desastre comercial, en los años siguientes
aparecieron nuevos focos industriales en distintos lugares de
Andalucía, destacando el malagueño. Málaga había incrementado
su actividad comercial desde finales del XVIII. Era el primer
puerto exportador de aceite de oliva, cuya demanda en Europa —
para el alumbrado y lubricación de máquinas— aumentaba cada
día. Para envasar el aceite se fabricaban toneles, y para
ensamblar los toneles se necesitaban flejes de hierro. Fue
entonces, en 1825, cuando un empresario, M. A. Heredia, decidió
fabricar estos flejes. Éste fue sólo el primer paso de lo que, pocos
años después, se convirtió en un importante
centro
siderúrgico. Su desarrollo se vio favorecido por la paralización de
la producción de hierro del norte de España debido a las guerras
carlistas.
En torno a Heredia se formó un núcleo empresarial que estaba
dispuesto a adoptar las innovaciones tecnológicas del momento.
Así surgieron los altos hornos de "La Constancia" y "La
Concepción", en los términos municipales de Marbella y Málaga,
respectivamente, que explotaban las cercanas minas de hierro de
Ojén. La producción aumentó de tal modo, que a mitad de siglo
178
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
los hierros del sur habían sustituido a los del norte en el mercado
español. Esto fue posible por la ampliación y la incorporación de
nuevas ferrerías: además de las malagueñas estaban las
sevillanas, que comenzaron con las instalaciones de "El Pedroso".
Andalucía producía casi el 50 por 100 de todo el hierro colado
español.
Las inversiones malagueñas no se limitaron al sector siderúrgico,
sino que también se extendieron al sector textil —la otra
palanca de la primera industrialización—. Aunque se habían
iniciado focos textiles en Cádiz y Sevilla, pronto se convirtió
Málaga en el principal centro del sector. Los Heredia-Larios
introdujeron en la provincia hilados y tejidos de algodón
fabricados con la tecnología punta del momento, de modo que su
fábrica consumió, en 1850, más fibra que ninguna otra de la
península. Mientras, Antequera aumentaba la producción de
paños de lana, gracias a la renovación de sus instalaciones
fabriles. Las iniciativas industriales en Málaga afectaron también
al sector químico como complemento de la siderurgia. El
resultado de estas iniciativas fue que esta provincia andaluza
consiguió tener empleadas a unas 7.000 personas en la década de
los cincuenta, su momento de mayor auge.
C. EL FRACASO INDUSTRIAL
La situación descrita anteriormente comenzó a cambiar a
comienzos de los años sesenta. Una innovación en la fundición del
hierro hizo más rentable el carbón mineral que el carbón
vegetal, que se utilizaba en la provincia malagueña. ¿Qué hacer
para superar este inconveniente? La posibilidad de importar hulla
inglesa era poco ventajosa por los altos aranceles que había que
pagar por ella (su subida fue una medida del gobierno para
favorecer la producción hullera de Asturias). Entonces se intentó
otra alternativa: traer el carbón de las minas de Sierra Morena, en
el norte de Córdoba. Para ello se acometió la construcción de una
vía férrea que uniera estos yacimientos con Málaga; pero esta
alternativa resultó poco rentable, ya que el carbón seguía siendo
muy caro. El resultado fue la ruina de la siderurgia malagueña,
incapaz de competir con la siderurgia más modernizada del norte.
Por las mismas fechas, años sesenta, los paños antequeranos y
el algodón malagueño cayeron, incapaces de competir con la
producción catalana. La decadencia de los sectores siderúrgico y
textil afectó a todas las tierras del sur y arrastró a gran parte del
resto de la actividad fabril. El incremento en las explotaciones
mineras, en el último tercio del siglo, no pudo evitar este declive
industrial, Los principales yacimientos quedaron en manos del
capital extranjero y la actividad minera no supuso un incentivo
para el resto de la economía. De ese hundimiento sólo se salvaron
algunos sectores, como la industria agroalimentaria: vinos y
licores, azúcar, aceite, etc. Estas fábricas, ya tradicionales en la
región, habían persistido junto a los "modernas" industrias.
Ahora, en el último tercio del siglo, siguieron creciendo y
modernizándose, amortiguando el fracaso de las nuevas
industrias.
179
HISTORIA DE ESPAÑA
La decadencia industrial, como se ha visto anteriormente, estuvo
provocada por distintos factores: el alto precio que había que
pagar por el carbón, la política arancelaria del gobierno o la
competencia que representaban otras regiones industrializadas
del país. Pero la razón última hay que buscarla en las mismas
características del proceso industrial andaluz, que determinaron
que la crisis general de 1866 afectase de un modo tan especial.
Me refiero a que la industrialización andaluza consistió
esencialmente en las iniciativas aisladas de algunos inversores,
que aprovecharon momentos favorables para hacer negocios
fáciles. Hubo, desde luego, un crecimiento industrial, pero no se
produjo un verdadero desarrollo económico porque las nuevas
industrias no se habían integrado con otros sectores de la
economía. Se originó así una situación contradictoria: frente a las
industrias de vanguardia, el conjunto de la región seguía
manteniendo una estructura socieconómica atrasada, que era
esencialmente agraria, con graves desequilibrios en el reparto de
riqueza y con una mayoría de la población analfabeta, con bajo
nivel de vida y de consumo.
180
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
Los primeros
pasos de la red
ferroviaria
española se
dieron durante
el reinado de
Isabel II,
inicialmente de
forma tímida y
poco coherente;
desde principios
de la década de
1860 se
comenzó a
construir una
auténtica red
con centro en
Madrid
181
HISTORIA DE ESPAÑA
Los principales
centros
siderúrgicos de
España se
concentraban en
torno a Madrid,
Barcelona y
Bilbao y la
cuenca hullera
de Asturias,
además de en
Andalucía. Este
último centro
estaba abocado
a desaparecer en
pocos años.
182
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
183
HISTORIA DE ESPAÑA
18. EL MOVIMIENTO OBRERO:
ANARQUISMO Y SOCIALISMO
18. 1. EL MOVIMIENTO OBRERO A ESCALA
INTERNACIONAL: EL PENSAMIENTO MARXISTA
A. LA APARICIÓN DEL PROLETARIADO Y DEL MOVIMIENTO
OBRERO: LUD-DISMO, TRADE UNIONS Y SOCIALISMO UTÓPICO.
Durante los siglos XVIII y XIX se está produciendo en buena parte
de los países que actualmente conocemos como desarrollados un
fenómeno de importancia histórica, la revolución industrial (que
en otros casos sólo es un proceso de industrialización). Esta
revolución de carácter económico fue protagonizada por un lado
por la burguesía, a la que tantas referencias se han hecho en los
temas precedentes con relación a su actuación política; por otro
lado, la revolución fue protagonizada por un nuevo grupo social,
el proletariado, el conjunto de obreros industriales que
constituían en un principio una masa dócil. De ese modo, durante
décadas, los proletarios, claramente desorganizados, no opusieron
gran resistencia a la explotación a la que estaban siendo
sometidos por parte de sus patronos burgueses.
Los primeros intentos de organización obrera se produjeron en
la primera mitad del siglo XIX en Inglaterra, país en el que había
tenido su origen la revolución industrial, pero consistieron
básicamente en movimientos pseudoterroristas en lucha contra
las máquinas (luddismo) o en meras asociaciones obreras
sectoriales (las Trade Unions) que no iban al origen de los
problemas y se contentaban con intentar resolver sus
consecuencias.
Durante esa misma primera mitad del siglo XIX en Francia surgió
una corriente de pensamiento que denunciaba la lamentable
situación de los obreros (larguísimas jornadas de trabajo, falta de
días de descanso, míseras condiciones de vida, falta de higiene y
seguridad en el trabajo, trabajo infantil, inexistencia de seguros
de enfermedad, accidente o vejez...) que apuntaban a la
responsabilidad de los patronos, es decir, de la burguesía; pero al
mismo tiempo proponían unas soluciones muy ingenuas,
prácticamente basadas en la buena voluntad de los empresarios,
buena voluntad que desde luego brillaba por su ausencia. Es esta
corriente de pensamiento se le conoció como socialismo utópico.
B. EL PENSAMIENTO DE MARX: EL SOCIALISMO CIENTÍFICO.
De ese modo, hubo que esperar casi a mitad de siglo para que un
filósofo alemán, Karl Marx (1818-1883), diera a la luz, junto con
su compañero Friedrich Engels, su obra El manifiesto comunista,
en la que, mediante un análisis basado en la ciencia económica,
184
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
señalaba las causas de la situación del proletariado y proponía
soluciones más realistas. A esta corriente de pensamiento,
llamada a tener enorme importancia en todo el mundo en los 150
años siguientes18 se la conoce con los nombres de marxismo,
socialismo científico o simplemente socialismo.
Las líneas básicas del pensamiento de Marx, son las siguientes:
a) El materialismo histórico.— Para Marx las sociedades
humanas han ido evolucionando a través de diversos modos de
producción, de entre los que destacan el esclavista (Imperio
romano), el feudalismo (edades media y moderna) y el capitalismo
(desde la revolución industrial hasta la época en la que desarrolla
su pensamiento y, desde nuestra perspectiva, hasta la actualidad
en la mayor parte del mundo). En cada modo de producción hay
una base o “infraestructura” de naturaleza eminentemente
económica (tecnología y grupos sociales que intervienen en la
producción, las clases) sobre la que se asienta una
“superestructura” (el Estado, el derecho, los valores morales, la
religión) que además sirve para garantizar la hegemonía de la
clase dominante y la perpetuación del modo económico
correspondiente.
b) La lucha de clases. – En consecuencia, según Marx, a lo largo
de toda la historia de la Humanidad, en los diferentes modos de
producción siempre habían existido dos clases sociales
contrapuestas. Una de ellas era la minoría explotadora y otra la
mayoría explotada. Esa lucha de clases era el “motor de la
historia”, el hecho que impulsaba los cambios de todo tipo, como
consecuencia del descontento de la clase dominada. Pero cada
época de cambios había dado históricamente lugar a otro par de
clases enfrentadas en el contexto de un nuevo modo económico.
Así, en la época romana estarían los esclavos y los propietarios de
esclavos; en la edad media, los señores y los campesinos; en la época de
Marx, las clases contrapuestas, claro está, eran el proletariado y la
burguesía.
c) El concepto de plusvalía. – Marx afirma que existe una
diferencia entre el valor de mercado de un producto y el valor de
todo el trabajo acumulado para la obtención de dicho producto,
que es lo que reciben los trabajadores. Esa diferencia, la
plusvalía, se la embolsa el patrón, el empresario, el burgués; se la
embolsa, según Marx, ilegítimamente, dado que debería
corresponder a los distintos trabajadores que han intervenido en
el proceso productivo, que están de ese modo siendo explotados,
despojados de lo que les corresponde.
d) La idea de la revolución obrera. – Para superar esta situación,
el proletariado, tras formar su conciencia de clase debía proceder
en un futuro inmediato a tomar el poder del Estado burgués por
la fuerza, mediante una revolución. El objetivo final sería la
colectivización de los medios de producción (fábricas, minas,
tierra...), que pasaría a ser propiedad de todo el pueblo. Los
18
Todavía hoy hay regímenes que se califican de marxistas o comunistas, como el
de China o Cuba. Sin ir más lejos, uno de los partidos más importantes de España
es, todavía hoy, el Partido Comunista de España, integrado como pieza clave en la
coalición Izquierda Unida.
185
HISTORIA DE ESPAÑA
burgueses habrían perdido por tanto el instrumento de
explotación, ya no podrían seguir apropiándose de la plusvalía,
desaparecerían como clase, acabaría la histórica lucha de clases
(al existir un solo grupo social ya no habría “clases”) y se
alcanzaría el “paraíso comunista”, una sociedad igualitaria y justa
en la que todos recibirían lo que les correspondiera. La historia
habría, por otro lado, llegado a su fin, nada podría cambiar a
partir de entonces, dado que el “motor de la historia”, es decir, la
lucha de clases, como dije más arriba, habría quedado
desactivado.
Hasta aquí una breve reseña de la ideología Marxista. Pero con la
ideología no bastaba. Era necesario movilizar alrededor de la
misma a los obreros, crear organizaciones obreras que la
difundieran entre los proletarios (en su mayor parte analfabetos).
a) Con ese fin, el propio Marx fundo en 1864 la Asociación
Internacional de Trabajadores (A.I.T.), más conocida como I
Internacional, con la que pretendió organizar a los obreros de
todas las naciones. La A.I.T. era una organización fuertemente
centralizada, aunque con secciones nacionales, y por ello muy
burocratizada. Pero la I Internacional, profundamente dividida
entre los seguidores de Marx y los de Bakunin19, terminó por
fracasar durante los años 70 y se disolvió en 1876. Hasta aquí los
acontecimientos correspondientes estrictamente al ámbito
cronológico de este tema.
b) Tras la época del Sexenio Revolucionario, se empiezan a
organizar por toda Europa partidos de ideología marxista.
Dichos partidos terminarían por unirse en la II Internacional,
fundada también por Marx en 1880 y que no fue tan centralista
como la I Internacional, dado que no era más que una federación
internacional de partidos nacionales.
18.2. EL MOVIMIENTO OBRERO EN ESPAÑA HASTA
EL FINAL DEL SEXENIO REVOLUCIONARIO
A.
EL
MOVIMIENTO
REVOLUCIONARIO.
OBRERO
HASTA
EL
SEXENIO
Hasta la revolución de septiembre de 1868, las organizaciones
obreras de resistencia desarrolladas, en particular, en la única
región fuertemente industrial española —Cataluña— habían
sobrevivido en la clandestinidad. Con el triunfo de la revolución se
19 Bakunin es la figura más destacada de otra de las grandes tendencias del
movimiento obrero del siglo XIX, el anarquismo, que se caracteriza por la
consideración del Estado, de todo Estado en cualquier país y época, como el
responsable de los males del proletariado. De alguna forma se venía a afirmar que
el Estado era un instrumento en manos de la burguesía para la explotación de los
trabajadores, usándolo para imponer unas leyes claramente contrarias a los
intereses del proletariado. La consecuencia de este pensamiento era clara: había
que terminar con el Estado e ir a sociedades constituidas por pequeñas comunas
prácticamente agrarias (rechazo del fenómeno urbano y de la industrialización),
completamente independientes entre si que autónomas en el terreno económico.
186
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
abre un período fructífero tanto en la organización obrerista como
en la toma de conciencia de clase.
1. Desde comienzos del siglo XIX hubo casos de resistencia
obrera al cambio, ante el temor a perder el trabajo.
Se trataba de precoces movimientos de rebeldía frente al progreso de la
tecnología que corresponden a la tipología de los ludditas o "rompedores
de máquinas" británicos, movimientos que tuvieron como efecto
inmediato que muchos empresarios se asustaran y no instalaran las
máquinas que habían comprado.
Posteriormente, los obreros se asociaron de una forma más o
menos legal; a veces pedían y obtenían autorización; otras veces
se les negaba. Aunque varios gobiernos declararan ilegales las
organizaciones obreras de resistencia, no se pudo acabar con
ellas, pero sí debilitarlas y relegarlas a la clandestinidad.
Algunas asociaciones obreras se organizaron bajo la apariencia de
"Sociedades de Socorros Mutuos”. Algunos grupos obreros
intentaron burlar la ley que les prohibía asociarse con fines
laborales fundando asociaciones culturales; de esta forma podían
relacionarse entre sí y acordar medidas sin el riesgo que implicaba
la ilegalidad.
2. Bajo la regencia de signo progresista de Espartero (18401843), considerado un mito por algunos sectores populares, la
tensión entre patronos y obreros fue en aumento. Ante el auge de
las asociaciones obreras, se intentó prohibirlas de nuevo, y la
respuesta obrera no se hizo esperar: una huelga paralizó las
principales áreas industriales. La huelga terminaría ante las
promesas de Espartero, pero la fuerza del movimiento obrero
siguió creciendo con el apoyo de nuevas opciones políticas, como
los partidos demócrata y republicano
3. Los obreros y la revolución de 1854.— La revolución francesa
de 1848 produjo algunas imitaciones en España, estimuladas por
pequeños sectores de demócratas y republicanos.
En 1854 se produce un auténtico levantamiento obrero que tiene
como epicentro Madrid y Barcelona. Se inició con el
pronunciamiento militar en Vicálvaro (30 de junio). A mediados de
julio se extienden las huelgas en Madrid y Barcelona. En
Barcelona la lucha toma como objetivo la destrucción de las
selfactinas. Las asociaciones obreras tuvieron que ser y la
agitación sólo se calmaría con el nombramiento de un gobierno
progresista.
TEXTOS DE APOYO
EL MOVIMIENTO OBRERO EN EL BIENIO PROGRESISTA
Los inicios del movimiento obrero en España se sitúan en 1840, cuando
surgen las primeras organizaciones de trabajadores en Cataluña. El tejedor
Juan Muns lideraba la Asociación Mutua de Obreros de la industria
Algodonera, que promovió las primeras huelgas por mejoras salariales.
187
HISTORIA DE ESPAÑA
Durante la Década Moderada, el movimiento obrero se debatió entre la
prohibición y algún momento de tolerancia. Con el Bienio Progresista
crecieron las esperanzas de reconocimiento y libertad de asociación.
"Queridos compañeros: Ha llegado el caso de manifestaros el estado
en que se hallan atendidas nuestras justas pretensiones. Se ha
nombrado una comisión de entre nosotros que ha salido para Madrid
con el fin de hacer comprender al Gobierno (...) la pronta constitución
de un Jurado que, imparcialmente y compuesto de individuos de
conocimientos, por parte de los operarios y por parte de los
fabricantes, arreglándose a las instituciones que ambas clases les
suministren, dirima nuestras desavenencias. lleva también el objeto
de hacer ver al Gobierno la utilidad y necesidad de fijar el jornal a diez
horas de trabajo, y, por último, la comisión persuadirá al Gobierno de
la conveniencia de la libre asociación, que en todos los tiempos
reclama el obrero por ser el único medio que conduce a alcanzar una
paz octaviana en sus diferencias. ( ... )
Por esto, pues, es que los representantes de la clase obrera se
dirigen para que, comprendidas en el verdadero sentido sus quejas,
tengáis a bien, una vez que nos hemos visto obligados a dejar los
talleres para el definitivo arreglo de nuestras diferencias,
continuaremos sin ocuparnos hasta tanto que haya regresado la
comisión que se halla en Madrid, y que así lo tenemos a la misma
ofrecido, con lo que contribuiremos al más pronto arreglo de las
diferencias de la clase obrera de Cataluña.
¡Viva Espartero! ¡Viva la Milicia Nacional! ¡Viva la libertad! ¡Viva la
libre asociación, orden, pan y trabajo!'
Barcelona, 5 de julio de 1855.
REIVINDICACIONES OBRERAS EN 1855
Hace años que nuestra clase va caminando hacia su ruina. Los
salarios menguan. El precio de los comestibles y el de las
habitaciones es más alto. Las crisis industriales se suceden. Hemos
de reducir de día en día el círculo de nuestras necesidades, mandar
al taller a nuestras esposas, con perjuicio de la educación de nuestros
hijos; sacrificar a estos mismos hijos a un trabajo prematuro.
[...] Os pedimos únicamente el libre ejercicio de un derecho: el
derecho de asociarnos,
Hoy se nos concede sólo para favorecernos en los casos de
enfermedad o de falta de trabajo: concédasenos en adelante para
oponernos a las desmedidas exigencias de los dueños de los talleres,
establecer con ellos tarifas de salarios, procurarnos los artículos de
primera necesidad a bajo precio, organizar la enseñanza profesional y
fomentar el desarrollo de nuestra inteligencia y atender a todos
nuestros intereses. [...]
Exposición enviada a las Cortes, 1855
PETICIONES DE LOS OBREROS DE CATALUÑA EN 1855
Los obreros, en fin, piden en beneficio de su salud, de su
independencia, del adelanto de la industria y del aumento del
consumo: que se fije en diez el máximum de las horas del jornal, y se
sujeten a inspección los locales de los establecimientos fabriles para
ver si llenan las condiciones higiénicas necesarias; que se establezca
el mayor número posible de escuelas gratuitas industriales, en donde
aprendan los obreros los medios menos violentos, más útiles y
modernos para cumplir sus diversas operaciones y fundar tal vez sus
inventos, y por último que se establezcan también salas de asilo para
188
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
los hijos de los obreros que, ocupados en su trabajo, se ven en la
necesidad de tenerlos casi todo el día abandonados a los peligros
físicos y morales de la poca edad, y se prohiba a sus padres les
pongan a trabajar antes de la edad de diez años ya que se evitarían
de este modo las harto frecuentes desgracias de su debilidad e
inexperiencia en los talleres, lograrían mejor desarrollo físico, y
podrían aprovechar las escuelas industriales, ofreciendo para el
porvenir más y mejores productos en igualdad de tiempo.
DÍAZ-PLAJA, F.: Historia de España en sus documentos. Siglo XIX.
Madrid, 1983, pág. 270.
4. El final del reinado de Isabel II.— En 1861 más de quince mil
firmas de obreros pidieron a las Cortes la libertad de asociación
para los trabajadores. No se concedió, pero se adoptó cierta
tolerancia ante el asociacionismo obrero, especialmente en las
zonas en las que había concentraciones industriales. De esta
forma, en 1865 se pudo convocar un Congreso Obrero, celebrado
en Barcelona. Se trataba del primer congreso de obreros de la
historia de España.
TEXTO DE APOYO
B. LA CONSOLIDACIÓN DEL
SEXENIO REVOLUCIONARIO.
MOVIMIENTO
OBRERO:
EL
1. La inicial influencia anarquista.— A finales de los años 60,
representantes obreros españoles tomaron contacto con la
Internacional en el Congreso de Bruselas (1868) a través de la
Alianza de la Democracia Socialista, creada por Bakunin y de
orientación anarquista (a pesar de su denominación). La llegada
a España a fines de 1868 de Giuseppe Fanelli, enviado directo de
Bakunin, se tradujo de inmediato en la formación, en Madrid y
Barcelona, de dos primeros núcleos internacionalistas
españoles.
Fanelli difundió entre estas primeras secciones el ideario propiamente anarquista y
libertario de la «Alianza»: supresión inmediata del Estado y su sustitución por una
«federación libre de asociaciones obreras» y renuncia de los obreros a toda
participación política. El propio Engels denunció en un informe al Consejo General
de la A.I.T el sentido «aliancista» y anarquista de las secciones españolas, de tal
modo que los delegados enviados por el núcleo de Barcelona -R. Farga Pellicer y G.
Sentiñón- al Congreso de Basilea (1869) contactan directamente con Bakunin lo
cual imprimirá una influencia decisiva en el obrerismo español.
TEXTO DE APOYO
EN DEFENSA DE LA CREACIÓN DE LA FEDERACIÓN DE
TRABAJADORES
Obreros:
LA ASOCIACIÓN, como sabéis, es uno de los medios más eficaces
con que debemos contar para alcanzar nuestra emancipación
completa: nuestra emancipación económica, religiosa, política, en fin,
social. Mas las asociaciones obreras de todos los oficios y de todos
189
HISTORIA DE ESPAÑA
los países han de ser solidarias, para que los esfuerzos no sean
estériles, como hasta ahora lo han sido; y a ello contribuye
grandemente el principio de FEDERACIÓN.
Por la Federación concertaremos y centuplicaremos nuestros
esfuerzos. El aislamiento es funesto, es propio de los tiempos del
oscurantismo, y todos los que lo predican quieren nuestro mal. La
Federación, la unión de todos, como hermanos, viene a ser un deber
en la época actual, para que cooperemos todos con mancomunidad y
acierto en la aplicación de las nuevas ideas y logremos consiguiente
mente el triunfo de nuestra causa.
La Federación es el principio que está destinado a cambiar el funesto
orden de cosas coexistente en el mundo, impuesto por la fuerza, no
por la Razón. [...]
La Federación (1 de agosto de 1869)
En 1870 se celebró un nuevo Congreso Obrero Nacional
celebrado en Barcelona, y en él se constituyó la Federación de
Trabajadores de la Región de España (la sección española de la
A.I.T.). Tanto este Congreso como la Conferencia obrera de
Valencia (1871) confirmaron el arraigo del apoliticismo y
antiestatalismo anarquista.
TEXTO DE APOYO
EL PENSAMIENTO ANARQUISTA
[...] Toda participación de la clase obrera en la política gubernamental
de la clase media no podría producir otros resultados que la
consolidación del orden de cosas existente, lo cual necesariamente
paralizaría la acción revolucionaria socialista del proletariado. El
Congreso recomienda a todas las secciones de la Asociación
Internacional de los Trabajadores que renuncien a toda acción
corporativa que tenga por objeto efectuar la transformación social por
medio de las reformas políticas nacionales y les invita a emplear toda su
actividad en la constitución federativa de los cuerpos de oficio, único
medio de asegurar el éxito de la revolución social..
Congreso de Barcelona, 1870
2. La llegada de la influencia marxista.— A finales de 1871 llegó a
Madrid Paul Lafargue, yerno de Marx, y se puso en contacto con
los medios internacionalistas de esa ciudad, en particular con los
redactores del periódico «La Emancipación». Lafargue se
consagró a difundir el criterio de Marx sobre la participación
activa de la clase obrera en la lucha política mediante un partido
netamente obrero, cuyo objetivo sería la emancipación de los
trabajadores. Su influencia en la sección madrileña, a la que dio a
conocer el Manifiesto Comunista y una edición francesa de El
Capital, dio origen a un grupo marxista, minoritario antecedente
directo del Partido Socialista Obrero Español.
3. Crisis en el movimiento obrero.— Entre 1870 y 1871 se
suceden tanto en el ámbito internacional como en España
190
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
acontecimientos decisivos en la trayectoria del movimiento obrero:
la revolución internacionalista de la Comuna de París y la
definitiva ruptura entre marxistas y bakunistas en el seno de la
A.I.T.
a) Los sucesos de la Comuna alarmaron a las clases
conservadoras. El tema de la Internacional suscitó una polémica
en las Cortes y el gobierno de Sagasta logró que la declarasen
anticonstitucional (noviembre de 1871); pero el Tribunal Supremo
dejó sin efecto el acuerdo por atentatorio al derecho de libre
asociación.
b) Por otro lado, las disensiones entre Marx y Bakunin en la
Conferencia de Londres (septiembre de 1871) tuvieron una
repercusión directa en el mundo obrero español, sobre todo,
cuando Bakunin y sus seguidores fueron expulsados de la
Internacional en el Congreso de La Haya (septiembre de 1872). El
pequeño grupo marxista creado en Madrid fue expulsado de la
Federación Regional Española y fundó la Nueva Federación
Madrileña (julio 1872). Pero la mayoría de las secciones de la
Internacional española siguieron masivamente a los bakunistas.
El anarquismo seguía siendo la tendencia mayoritaria en el
movimento obrero español al final del Sexenio Revolucionario, en
1874.
191
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