TEMA 2 La construcción del Estado liberal. Las transformaciones sociales y económicas en la España del siglo XIX (1833-1874) 118 Con n la muerte de Fernando VII en 1833 se pone fin al Antiguo Régimen en España. Su viuda, la reina María Cristina de Borbón, regente de su hija y heredera, Isabel (futura Isabel II) deberá apoyarse en los liberales, por lo que se puede decir que, desde ese momento, España se convierte en un Estado liberal que se irá consolidando durante las siguientes décadas, al menos hasta 1874. Fue la necesidad lo que llevó a la regente a apoyarse en los hasta entonces denostados liberales, dado que el infante Carlos María Isidro, hermano del difunto rey, reclamaba para sí el trono y tenía el apoyo de los partidarios del absolutismo. Ello dará pie a la cuestión carlista, que se materializará en diversas guerras a lo largo del siglo XIX. En 1843, Isabel II es declarada mayor de edad, e inicia su reinado personal. Ya por entonces, los liberales españoles se han dividido en dos facciones (que tienen su origen de los doceañistas y los veinteañistas del Trienio), que se organizan en dos partidos: el moderado y el progresista. La reina tendrá clara preferencia por el primero, de modo que sólo forzada por las circunstancias contará en su gobierno con los progresistas. En los años 60 la degradación del régimen era evidente y se resuelve con un pronunciamiento progresista que lleva a la reina al exilio: es la Gloriosa revolución de 1868 En el proceso de implantación del liberalismo en España y de superación del Antiguo Régimen un elemento esencial es el proceso de desamortización, eclesiástica primero y después civil, que supone la liberación de una enorme cantidad de propiedades raíces, e inmobiliarias y su introducción en el mercado. Una medida que beneficia especialmente a la burguesía. Sus protagonistas son Mendizábal primero y más tarde Madoz. El siglo XIX también supone la incorporación tardía, débil y desigualmente repartida en los cambios económicos que se habían iniciado en Inglaterra en el siglo anterior. En relación a dichas transformaciones hay que poner la aparición de una masa de campesinos y trabajadores industriales inicialmente desorganizados pero que poco a poco van adoptando las diferentes ideologías que conforman lo que se ha venido en llamar el movimiento obrero: se trata del socialismo utópico, el anarquismo y el marxismo. 119 HISTORIA DE ESPAÑA 13. LA ETAPA DE LAS REGENCIAS (1833-1843): LA CUESTIÓN DINÁSTICA Y LA GUERRA CARLISTA 13.1. LA REGENCIA DE Mª CRISTINA DE BORBÓN: LOS LIBERALES EN EL PODER (1833-1840). LA CONSTITUCIÓN DE 1837 María Cristina de Borbón (izqda.). Isabel II durante su minoría de edad (dcha.) En el tema anterior vimos como Fernando VII, al final de su vida, se encargó de preparar la legislación española de modo que su hija primogénita, Isabel, pudiera ocupar el trono. En el momento de su muerte, Isabel tenía apenas tres años, por lo que fue necesario que la reina madre, Cristina de Borbón, asumiera la regencia. Ante las pretensiones de Carlos María Isidro, hermano de Fernando, la regente hubo se buscar apoyos políticos. Probablemente la reina regente no estaba inicialmente inclinada a apoyarse en los elementos liberales a los que tan duramente había combatido su difunto esposo, pero las circunstancias la obligaron a ello. A continuación hago un breve análisis de los gobiernos liberales del primer periodo, que abarca de 1833 a 1835. 118 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) A. LOS PROTAGONISTAS DE LA TRANSICIÓN: CEA BERMÚDEZ, MARTÍNEZ DE LA ROSA Y EL CONDE DE TORENO 1. En un primer momento debemos destacar la figura del primer ministro1 Francisco Cea Bermúdez, al que hacíamos referencia en el tema anterior como un reformista administrativo al que difícilmente se le podía colgar la etiqueta de auténtico liberal. En cuanto a las realizaciones concretas de su mandato hay que destacar la labor de uno de sus ministros, Javier de Burgos, al que debemos la ejecución del viejo proyecto de la Constitución de Cádiz de realizar una división territorial más armónica y racional que la que existía en ese momento y que era fruto de toda la experiencia histórica de España desde la edad media. Efectivamente, él es el artífice de la división de nuestro 1 Hay que destacar el hecho de que, por vez primera en la historia de España podemos hablar en sentido estricto del Gobierno como órgano y de la figura del Presidente del Consejo de Ministros. Si hacemos memoria, hemos de remontarnos a las figuras de los validos que proliferaron en el siglo XVIII (duque de Lerma, conde-duque de Olivares) para hallar el más remoto precedente de la figura del Primer Ministro o Presidente del Gobierno. Pero debemos recordar que aquella no era una figura instituida legalmente, sino que su poder derivaba de una situación de hecho, la de que el monarca, al que legítimamente le correspondía el ejercicio del poder, se desentendía del mismo y lo entregaba a su preferido o valido. Ya en el siglo XVIII surgió, como recordarás, la figura de los secretarios de Despacho, primer precedente de los actuales ministros. Si bien es cierto que lentamente se fue destacando el secretario de Estado, de forma que, en la práctica era el más poder ejercía, hay que hacer dos aclaraciones: primero, que los secretarios de Despacho no formaban conjuntamente un órgano colegiado similar al Gobierno, sino que trabajaban individualmente y en relación directa con el rey; y segundo, que en realidad —en un contexto político absolutista— el que ejercía el poder era el rey, que en todo caso se dejaba aconsejar e influir por los secretarios y les dejaba la realización práctica de sus decisiones. Tal situación se mantuvo hasta la muerte de Fernando VII. Hay que esperar, por tanto, a la implantación definitiva del régimen liberal en la regencia de Mª. Cristina de Borbón para ver el inicio de la andadura histórica del Consejo de Ministros (o “Gobierno”) como órgano colegiado (que actúa como una unidad y de forma corresponsable), con autentica capacidad de decisión, y de la figura de su presidente como máxima autoridad política de la nación. Tradicionalmente, tal figura recibe en nuestro país la denominación de Presidente del Consejo de Ministros, aunque en estos apuntes usaremos indistintamente tal denominación y la Presidente del Gobierno. La división territorial del Antiguo Régimen (izqda.) era un tanto caótica y constaba tanto de reinos como de provincias y señoríos. Con la división en provincias de 1833 se pusieron las bases de una Administración más racionalizada y acorde con los ideales del liberalismo 119 HISTORIA DE ESPAÑA territorio en provincias, que prácticamente son idénticas a las actuales, al frente de las cuales situó a unos delegados del poder central que, pasado un tiempo, se llamarían gobernadores civiles2. TEXTO DE APOYO DIVISIÓN PROVINCIAL DE JAVIER DE BURGOS Real Decreto de 30 de noviembre de 1830 mandando hacer la división territorial en provincias. Persuadida de que para que sea eficaz la acción de la administración debe ser rápida y simultánea; y asegurada de que esto no puede suceder cuando sus agentes no están situados de manera que basten a conocer por sí mismos todas las necesidades y los medios de socorrerlas, tuve a bien, al confiaros por mi Real Decreto de 21 de octubre el despacho del Ministerio de Fomento, encargaras que os dedicáseis, antes de todo, a plantear y proponerme, de acuerdo con el Consejo de Ministros, la división civil del territorio, como base de la administración interior y medio para obtener los beneficios que meditaba hacer a los pueblos (...). Art. 1. El territorio español en la península e islas adyacentes queda desde ahora dividido en 49 provincias, que tomarán el nombre de sus capitales respectivas, excepto las de Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, que conservarán sus actuales denominaciones. Art. 2. La Andalucía, que comprende los reinos de Córdoba, Granada, Jaén y Sevilla, se divide en las ocho provincias siguientes (...) Art. 4. Esta división de provincias no se entenderá limitado al orden administrativo, sino que se arreglarán a ella las demarcaciones militares, judiciales y de Hacienda 2. Cea Bermúdez fue sustituido por Francisco Martínez de la Rosa, antiguo liberal radical de las Cortes de Cádiz pero que con el tiempo se había convertido en un liberal moderado. La medida más importante en este periodo fue la promulgación del Estatuto Real de 1834, que no se puede calificar de Constitución no sólo por sus carencias procedimentales —no es fruto de la soberanía nacional sino una graciosa concesión de la Reina Gobernadora— sino también por sus carencias materiales —en realidad sólo incluye una regulación del poder legislativo3, instituyendo indirectamente el Gobierno de la nación, que, como hemos visto, ya existía de hecho en España. En definitiva, el Estatuto Real de 1834 no es una Constitución, sino una Carta Otorgada. 2 Los gobernadores civiles eran también conocidos como “jefes políticos” y tendrán un importante papel en el caciquismo, del que hablaremos más adelante. La figura sigue existiendo en la actualidad, y sólo muy recientemente (desde 1997) su denominación ha cambiado por la de “Subdelegados del Gobierno” 3 Las Cortes se organizaron en Estamento de los Próceres (formado por obispos y arzobispos, miembros de la alta nobleza, altos cargos y dignidades con rentas muy elevadas) y Estamento de los Procuradores, elegido por sufragio censitario en varias fases. El cuerpo de electores que resultó de este Estatuto apenas superó ¡los 16.000 electores! en toda España, en torno al 0,15% de la población. Una observación: no te dejes engañar por la aparición en este contexto del término “estamento”. No se trata realmente de una vuelta a la sociedad estamental, que en realidad nunca volvió a reaparecer desde las Cortes de Cádiz. 120 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) En el texto del Estatuto (50 artículos) las Cortes son bicamerales, es decir, quedan divididas en dos Cámaras, cuyo nombre tenía reminiscencias del Antiguo Régimen y de la edad media: el Estamento de los Procuradores (el equivalente a una Cámara Baja) y el Estamento de los Próceres (la Cámara Alta). El primero estaba formado por representantes electos de la nación, mediante un complejo sistema electoral indirecto con un censo electoral muy reducido que se derivaba del establecimiento del un sufragio activo censitario muy riguroso. De hecho, tan sólo 16.000 personas superaban el mínimo de renta exigido, por lo que a tan ridícula cantidad quedaba reducido el cuerpo electoral español. La segunda cámara, el Estamento de los Próceres, estaría compuesta por altos cargos y dignidades eclesiásticas y civiles que, en todo caso, tuvieran una renta muy alta. En cuanto al Gobierno, instituido oficialmente con este Estatuto, sólo aparece indirectamente, pero se deduce que tendrá sus poderes muy concentrados en su presidente y que será responsable frente a las Cortes de su acción política. Pese a lo poco que se detiene el Estatuto en lo relativo al Gobierno, es ésa la parte que tiene más repercusiones futuras en el sistema político español. De hecho, es ahora cuando la Corona cede una amplia porción de sus poderes al Ejecutivo. Francisco Martínez de la Rosa Por otro lado, nada se dice sobre derechos y libertades de los españoles en el Estatuto Real. El grado de apertura, como se puede comprobar, era muy escaso, pero en la práctica algunos de los procuradores de las Cortes, haciendo uso de su derecho de petición a la Corona, reclamaron el reconocimiento de esos derechos ausentes del Estatuto. De este modo se inició una transición más rápida hacia el liberalismo pleno. TEXTO DE APOYO EL ESTATUTO REAL (1834) Título 1. De la convocación de las Cortes generales del Reino. Art. 1.º [...], Su Majestad la Reina Gobernadora, en nombre de su excelsa hija Doña Isabel II, ha resuelto convocar las Cortes generales del Reino. Art. 2.º Las Cortes generales se compondrán de dos Estamentos: el de Próceres del Reino y el de Procuradores del Reino. Art. 3.º El Estamento de Próceres del Reino se compondrá: 1.º De muy reverendos arzobispos y reverendos obispos. 2.º De Grandes de España. 3.º De títulos de Castilla. 4.º De un número indeterminado de españoles elevados en dignidad e ilustres en las varias carreras, y que sean o hayan 121 HISTORIA DE ESPAÑA sido secretarios del Despacho, procuradores del Reino. [...] 5.º De los propietarios territoriales o dueños de fábricas, manufacturas o establecimientos mercantiles que reúnan a su mérito personal y a sus circunstancias relevantes, el poseer una renta anual de sesenta mil reales, y el haber sido anteriormente procuradores del Reino. 6.º De los que en la enseñanza pública o cultivando las ciencias o las letras, hayan adquirido gran renombre y celebridad, con tal que disfruten una renta anual de sesenta mil reales, ya provenga de bienes propios, ya de sueldo cobrado del Erario Art. 4. Bastará ser Arzobispo u Obispo electo o auxiliar para poder ser elegido, en clase de tal, y tomar asiento en el Estamento de Próceres del Reino. [...]. Art. 6.º La dignidad de Prócer del Reino es hereditaria en los Grandes de España. Art. 7º El Rey elige y nombra a los demás próceres del Reino cuya dignidad es vitalicia. [...] Art. 13. El Estamento de Procuradores del Reino se compondrá de las personas que se nombren con arreglo a la ley de elecciones. [...] Art. 24. Al Rey toca exclusivamente convocar, suspender y disolver las Cortes. [...] Art. 31. Las Cortes no podrán deliberar sobre ningún asunto que no se haya sometido expresamente a su examen en virtud de un Decreto Real. Art. 32. Queda, sin embargo, expedito el derecho que siempre han ejercitado las Cortes de elevar peticiones al Rey, haciéndolo del modo y forma que se prefijará en el reglamento. Art. 34. Con arreglo a la ley 1ª., título 7.º, libro 6.º de la Nueva Recopilación, no se exigirá tributos ni contribuciones, de ninguna clase, sin que a propuesta del Rey los hayan votado las Cortes. ( ... ). 3. En 1835, Martínez de la Rosa fue sustituido por otro político de talante similar, esto es, liberal moderado, el Conde de Toreno. Su gobierno tuvo que hacer frente a una subversión urbana de tipo liberal extremado, con lo que se puede decir que empiezan a tomar protagonismo las masas liberales más extremistas, masas que se expresan a través de la creación de Juntas Al lado de las Juntas vuelve a actuar esa fuerza cívico-militar defensora del liberalismo a la que ya conocemos por el nombre de Milicia Nacional4,que provocó en 1835 su caída y sustitución por un personaje clave, Juan Álvarez Méndez, llamado Mendizábal. Con él se produce el ascenso de los hombres que habían protagonizado el Trienio Liberal5 4 El fenómeno de las Juntas, como quizá ya haya observado, se está reproduciendo una y otra vez a lo largo del siglo XIX. Recordarás que aparecieron Juntas antinapoleónicas en 1808 y también se dio un tímido proceso juntero tras el pronunciamiento de Riego. Seguiremos viendo cómo se crean Juntas de carácter subversivo o revolucionario en las siguientes décadas. Lo mismo cabe decir de la Milicia Nacional 5 Recordarás que en la trama civil de los pronunciamientos de 1820 citábamos, entre otros, a Istúriz y al propio Mendizábal (tema 1, página 37). 122 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) B. EL LIBERALISMO PLENO: CALATRAVA (1835-1837) MENDIZÁBAL, ISTÚRIZ Y 4. El gobierno de Mendizábal va a tomar medidas para controlar a las Juntas, mediante la creación de las Diputaciones Provinciales6. Otra de sus prioridades será la guerra carlista, a la que seguidamente haremos mención, a través de la potenciación de la Milicia Nacional, llamada ahora Guardia Nacional y la incorporación de 50.000 hombres al ejército. Pero sin duda la principal preocupación de Mendizábal es la delicada situación de la Hacienda Pública, que intenta resolver con la desamortización eclesiástica, que supuso el traspaso de una enorme cantidad de bienes eclesiásticos al Estado, con el consiguiente malestar de la Iglesia y de los clérigos. Dejo para el correspondiente epígrafe el análisis de esta cuestión. Pese a todo, desde principios de 1836 Mendizábal empezó a perder el apoyo del Estamento de los Procuradores. En mayo fue destituido y sustituido por Istúriz. 5. El nuevo gobierno de Javier Istúriz representa la tendencia más derechista del liberalismo español, es decir, el moderantismo, claramente apoyada por Mª Cristina, como más tarde haría su hija Isabel. Por su parte, el sector más radical o izquierdista del liberalismo, esto es, el progresismo, va a continuar con la práctica de las sublevaciones militares y con la creación de Juntas provinciales y locales. Toda la tensión explotó en agosto de 1836, con la sublevación de sargentos de La Granja7. La consecuencia de esta sublevación es un giro de la política de la Regente hacia la izquierda, que se simboliza con la vuelta a la Constitución de 18128 y a la configuración de un nuevo gabinete. Juan Álvarez Méndez, Mendizábal 6. En efecto, la Reina Regente encarga la formación de gobierno en esta ocasión a José Mª Calatrava, muy cercano a la tendencia radical de Mendizábal (al que llegó a nombrar ministro de Hacienda). Algunas de las medidas que se adoptaron en este momento son bien expresivas de esta tendencia: Ley de [libertad de] imprenta, ampliación de la Milicia Nacional y radicalización de las relaciones con el clero, en un sentido muy próximo al 6 Las Diputaciones Provinciales existen aún hoy en día y son instituciones que reúnen a representantes de los diferentes Ayuntamientos de la respectiva provincia, con el objetivo de colaborar entre sí, prestarse ayuda técnica y económica, abordar obras públicas de interés provincial, acometer proyectos de desarrollo económico, cultural y social de la provincia, etcétera. 7 Esta sublevación no es más que otro de los muchos pronunciamientos que iremos viendo a lo largo de estos temas. Lo de La Granja, para que fijes bien la idea, se refiere a la población segoviana de La Granja de San Ildefonso, donde se encontraba —y se encuentra— uno de los llamados Reales Sitios, o sea, un palacio real en el que la Reina Gobernadora pasaba algunas temporadas. 8 Tenemos de nuevo ocasión de comprobar lo que dije en su momento, es decir, el papel de referencia permanente que la Constitución de Cádiz ejerció durante décadas en España. 123 HISTORIA DE ESPAÑA regalismo del siglo XVIII, es decir, aumento del control estatal sobre la Iglesia. Las nuevas Cortes acometieron la labor de adaptar la Constitución de Cádiz nuevamente en vigor a las circunstancias del momento, pero el resultado de todo ello fue la elaboración de una nueva Constitución, la de 1837, la segunda de la historia de España. C. LA CONSTITUCIÓN DE 1837 Se trata de una Constitución breve (sólo 77 artículos) y como característica más destacada de la misma, y por influjo de las doctrinas por entonces predominantes en Europa, las del “liberalismo doctrinario”, hay que señalar la de la soberanía compartida por el Rey y las Cortes, en el mismo sentido que veíamos en la Constitución de Cádiz —o sea, atribuyendo la potestad legislativa “a las Cortes con el Rey “—. TEXTO DE APOYO CONSTITUCIÓN DE 1837 Doña Isabel II, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía española, Reina de las Españas; y en su Real nombre, y durante su menor edad, la Reina viuda su madre Doña María Cristina de Borbón, Gobernadora del Reino; a todos los que la presente vieren y entendieren, saber: Que las Cortes generales han decretado y sancionado, y Nos de conformidad aceptado lo siguiente: Siendo la voluntad de la Nación revisar, en uso de su soberanía, la Constitución política promulgada en Cádiz a diecinueve de marzo de mil ochocientos doce, las Cortes generales, congregadas a este fin, decretan y sancionan la siguiente Constitución. Art. 2. Todos los españoles pueden imprimir y publicar libremente sus ideas sin previa censura, con sujeción a las leyes. La calificación de los delitos de imprenta corresponde exclusivamente a los jurados. Art. 3. Todo español tiene derecho de dirigir peticiones por escrito a las Cortes y al Rey, como determinan las leyes. Art. 4. Unos mismos códigos regirán en toda la Monarquía, y en ellos no se establecerá más que un solo fuero para todos los españoles en los juicios comunes, civiles y criminales. Art. 5. Todos los españoles son admisibles a los empleos y cargos públicos, según su mérito y capacidad. (...) Art. 6. Todo español está obligado a defender la Patria con las armas cuando sea llamado por la ley, y a contribuir en proporción de sus haberes para los gastos del Estado. Art. 7. No puede ser detenido, ni preso, ni separado de su domicilio ningún español, ni allanada su casa, sino en los casos y en la forma que las leyes prescriban. ( ...) Art. 9. Ningún español puede ser procesado ni sentenciado sino por el Juez o Tribunal competente, en virtud de leyes anteriores al delito y en la forma que éstas prescriban Art. 11. La Nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la Religión Católica que profesan los españoles Art. 12. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey. 124 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) Art. 13 . Las Cortes se componen de dos cuerpos colegisladores, iguales en facultades, el Senado y el Congreso de los Diputados. Art. 15 Los senadores son nombrados por el Rey a propuesta, en lista triple, de los electores que en cada provincia nombran los diputados a Cortes. Art. 16 A cada provincia corresponde proponer un número de senadores proporcional a su población; pero ninguna dejará de tener por lo menos un senador. [...] Art. 23 Para ser diputado se requiere ser español, del estado seglar, haber cumplido veinticinco años y tener las demás circunstancias que exija la ley electoral Art. 26. las Cortes se reúnen todos los años. Corresponde al Rey convocarlas, suspender y cerrar sus sesiones, y disolver el Congreso de los Diputados; pero con la obligación, en este último caso, de convocar otras Cortes, y reunirlas dentro de tres meses. (...) Art. 36. El Rey y cada uno de los Cuerpos colegisladores tienen la iniciativa de las leyes. ( ... ) Art. 44. la persona del Rey es sagrada e inviolable, y no está sujeta a responsabilidad. Son responsables los ministros. Art. 45. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey, y su autoridad se extiende a todo cuanto conduce a la conservación del orden público en lo interior, y a la seguridad del Estado en lo exterior, conforme a la Constitución y a las leyes. ( ... ) Art. 70. Para el gobierno interior de los pueblos habrá Ayuntamientos, nombrados por los vecinos, a quienes la ley conceda este derecho. ( ... ) Art. 77. Habrá en cada provincia cuerpos de milicia nacional, cuya organización y servicio se arreglará por una ley especial; y el Rey podrá en caso necesario disponer de esta fuerza dentro de la respectiva provincia; pero no podrá emplearla fuera de ella sin otorgamiento de las Cortes. (...)." Al otorgar al monarca la potestad de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones se le atribuye un papel moderador del sistema político y lo configura como institución central del nuevo régimen. A este régimen se le viene a llamar Monarquía constitucional, en el que al rey se le limitan sus poderes por la constitución, pero también se le mantiene parte de los poderes que ostentaba en el Antiguo Régimen. A diferencia de la Constitución de Cádiz, el veto de que dispone el rey sobre la legislación es absoluto, pudiendo, por tanto, impedir la promulgación de una ley ya aprobada por las Cortes. En cuanto al legislativo, se establece un sistema bicameral, con un Congreso de los Diputados y un Senado, cita explícitamente la libertad de imprenta y como novedad, no declara explícitamente al catolicismo como religión del Estado, pero la reconoce como la religión “que profesan los españoles”; no prohíbe la existencia de otras religiones, pero tampoco lo permite expresamente, dando por supuesto que no era necesario. No obstante, el Estado se compromete a mantener económicamente “el culto y los ministros de la Religión Católica”. Finalmente, y dada la pérdida de la mayor parte de las colonias, se refiere a lo que queda (Cuba, Filipinas y Puerto Rico) sin reconocerlas en un plano de igualdad, ya que dice que se regirán por leyes especiales. Ello, en definitiva, supone la 125 HISTORIA DE ESPAÑA desigualdad jurídica de los españoles de la metrópoli y de las colonias. En definitiva, esta Constitución recoge aspectos más conservadores o moderados (soberanía compartida, legislativo bicameral) y otros más progresistas (libertad de imprenta) y por ello podría haber sido un buen marco político para la coexistencia de las dos grandes tendencias del liberalismo español. Pero pronto veremos como el terreno de la lucha política va a llevarse incluso al terreno de la Constitución, esto es, que en adelante cada vez que una de las dos tendencias alcance el poder va a proclamar una Constitución a su medida, lo que explicará el rechazo por parte de la oposición. D. EL PROTAGONISMO DEL EJERCITO Y LA APARICIÓN DE LOS PARTIDOS TRAS LA PROMULGACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN (1837-1840). Retomamos ahora el hilo cronológico. Desde el momento de la promulgación de la Constitución de 1837, la vida política española se va a caracterizar por dos fenómenos: el creciente protagonismo del ejército y la aparición de incipientes auténticos partidos políticos. El protagonismo de los militares se hizo patente tras la caída de Calatrava hasta el punto de que se gestó un golpe de Estado que fracasó por la intervención del general progresista Baldomero Espartero, pero a su vez comenzará a injerir en los asuntos políticos él mismo. Su prestigio no hará más que aumentar en los siguientes años, sobre todo desde el Abrazo de Vergara por el que se ponía fin a la guerra carlista, hasta el punto de que más tarde lo veremos convertido en Regente. El general Espartero fue regente de Isabel II y décadas más tarde se le llegó a ofrecer el trono vacante En cuanto a la pugna entre los partidos políticos hay que decir que a partir de la Constitución se inicia una etapa de predominio moderado9, entre los que destaca el de Evaristo Pérez de Castro, quien diseñó una Ley electoral a su medida, redactó una Ley Local que permitía la intervención del poder central en los Ayuntamientos y promulgó una Ley de Culto y Clero con la que se pretendía cerrar la herida abierta por la desamortización. El partido moderado era llamado también fusionista, expresando con ello la diversidad de tendencias que encontraban acomodo en su interior, desde antiguo colaboradores de Fernando VII en su etapa final hasta doceañistas decepcionados. Todos estaban de 9 Entre 1837 y 1838 se suceden efímeros gobiernos presididos por Bardají, Ofalia y Frías. 126 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) acuerdo, sin embargo, en que la revolución liberal, la implantación del nuevo régimen liberal-burgués ya no tenía marcha atrás. Sin embargo, con el régimen establecido por la Constitución de 1837 los moderados se manifestaban ya plenamente satisfechos, puesto que pensaban que ir más allá podía producir un ”desbordamiento popular” e incluso podría conducir a “la violencia y la anarquía”. La consecuencia de este pensamiento conservador estaba clara: el poder debía ser ejercido por una aristocracia de nuevo cuño, por una elite que ya no tenía por que identificarse sólo con la nobleza, sino también con la burguesía. De ahí su defensa del sufragio censitario muy restringido. Los moderados consideraban sospechoso todo poder inferior al del Estado, y por ello se mostraban partidarios de la intervención del poder central en los Ayuntamientos —como hemos visto más arriba—. En cuanto a las libertades, siempre las interpretaban en su sentido más restrictivo. Por lo que respecta al partido progresista, sus antecedentes los hemos de situar, como ya comenté en su momento, en los veinteañistas del Trienio. Sus ideas contrastan claramente con las de los moderados: sufragio censitario para ampliando el cuerpo electoral, amplia libertad de imprenta y autonomía municipal, entre otras. A lo largo de estos años estas dos tendencias política, moderados y progresistas, se fueron aglutinando alrededor de Mª Cristina (moderados) y de Espartero (progresistas) y el enfrentamiento de ambos personajes fue cada vez más evidente. En junio de 1840 la Reina Gobernadora fue a Barcelona a pedir el apoyo de la burguesía catalana moderada, pero el Ayuntamiento de esta ciudad estaba en manos de los progresistas, que utilizaron como instrumento a los obreros de las fábricas textiles para presionar al gobierno moderado. Este gobierno terminó por dimitir, siendo sustituido por gobiernos progresistas afines a Espartero, mientras que en provincias se volvía a manifestar el fenómeno de las Juntas. Aislada políticamente Mª Cristina, en octubre de 1840 terminó por renunciar a su cargo y cederlo a Espartero 13.2. LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843) Y LA MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II En el manifiesto de aceptación de la Regencia, Espartero insistió nuevamente en dos ideas repetidas anteriormente: la necesidad de autonomía para los Ayuntamientos y la ampliación del cuerpo electoral, sin renunciar, eso sí, al sufragio censitario. Pero a pesar del carácter progresista de su ideología, Espartero ejerció el poder de forma autoritaria. En las elecciones que se celebraron en 1841 se produjo una victoria abrumadora de los progresistas, al producirse el “retraimiento” de los moderados (es decir, no se presentaron a las elecciones), que revela su negativa a la posibilidad de volver al poder por procedimientos electorales y que la única forma de retomar el poder era la vía del pronunciamiento, que era la que, desde su exilio parisino propiciaba la ex—regente. En efecto, en septiembre de 1841 se produjo un pronunciamiento 127 HISTORIA DE ESPAÑA fallido dirigido por Mª Cristina y que constó con el apoyo de los antiguos oficiales carlista integrados en el ejército. A finales de 1841 apareció una ruptura dentro del progresismo, al producirse la escisión del ala izquierda, claramente republicana y que empieza ya a apoyar medidas de tipo social10. Pero los auténticas problemas de Espartero se los ocasionará la adopción que de unas medidas modestamente librecambistas11 encontraron la oposición diversos sectores de la sociedad española. Así, en Barcelona se produjo una sublevación de republicanos y obreros en 1842, que fue duramente reprimida. Pero estos sucesos ya anunciaban el fin de la época de Espartero. En las elecciones de 1843 los diputados progresistas que no le eran fieles doblaba a los que podían ser considerados sus partidarios. Una nueva sublevación, en junio de 1843, unió a progresista con moderados y provocó la salida del país de Espartero y la llegada del nuevo protagonista de la política española, Ramón María Narváez. Pocos meses después, con tan sólo trece años, Isabel II era declarada mayor de edad y accedía al trono. Comenzaba el periodo de asentamiento definitivo del liberalismo en España. TEXTO DE APOYO LA MARCHA DE ESPARTERO HACIA EL EXILIO Acepté el cargo de regente del reino para afianzar la Constitución y el trono de la reina, después que la Providencia, coronando los nobles esfuerzos de los pueblos, los había salvado del despotismo. Como primer magistrado, juré la ley fundamental; jamás la quebranté ni aun para salvarla: sus enemigos han debido el triunfo a este ciego respeto; pero yo nunca soy perjuro. Feliz en otras ocasiones, vi restablecido el imperio de las leyes, y aun esperé que en el día señalado por la Constitución entregaría a la reina una monarquía tranquila dentro y respetada fuera. La nación me daba pruebas del aprecio que le merecían mis desvelos; y una ovación continuada aun en las poblaciones mismas en que la insurrección había levantado la cabeza me hacía conocer su voluntad, a pesar del estado de agitación de algunas capitales, a cuyos muros sólo estaba limitada la anarquía. Una insurrección militar que hasta carece de pretexto ha concluido la obra que muy pocos comenzaron, y, abandonado de los mismos que tantas veces conduje a la victoria, me veo en la necesidad de marchar a tierra extraña, haciendo los más fervientes votos por la felicidad de mi querida patria. A su justicia recomiendo a los que, leales, no han abandonado la causa legítima ni aun en los momentos más críticos: el Estado tendrá siempre en ellos servidores decididos. ESPARTERO, A bordo del vapor Betis a 30 de julio de 1843 10 Ya sabemos que por “medidas sociales” entendemos aquellas encaminadas a mejorar la situación de los más desfavorecidas económicamente, es decir, en estos momentos, los obreros industriales y los campesinos jornaleros. 11 Para una explicación del término librecambismo y su contrario, proteccionismo, ver nota 48, página 61, en el tema introductorio. 128 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) 13. 3. LA CUESTIÓN DINÁSTICA Y LA GUERRA CARLISTA A. EL IDEARIO CARLISTA Junto con la implantación del liberalismo realizada por los gobiernos de Mª. Cristina, el otro gran fenómeno del momento es la guerra carlista, en la que confluyen la cuestión dinástica — que más bien es la excusa de la guerra— y la causa profunda de la misma, la subversión realista o absolutista de finales de los años veinte y principios de los treinta. Carlos María apoyaba sus reivindicaciones al trono en la tesis de la legitimidad. Para él Isabel quizá tuviera la legitimidad dinástica (es decir, que legalmente le correspondían los derechos al trono en virtud de la voluntad más o menos claramente expresada por Fernando VII), pero ello no era suficiente, era también necesaria la legitimidad derivada de la forma de actuar y del ideario del monarca, que legitimidad que, por supuesto, consideraba que le correspondía a él antes que a la pequeña Isabel. El pretendiente Carlos María Isidro (izqda.) y uno de sus general más importantes, Zumalacárregui El ideario del pretendiente, de una gran simplicidad, se caracteriza en primer lugar por la identificación entre el trono y el altar, esto es, por una enorme interrelación entre la monarquía —y por tanto el Estado— y la Iglesia. No es ajeno a ello el hecho de que una parte de la jerarquía eclesiástica española apoyara a Carlos frente a la candidatura de Isabel, pese a lo cual 129 HISTORIA DE ESPAÑA la mayor parte de la misma apoyó, siguiendo instrucciones de Roma, a esta última. TEXTO DE APOYO PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS DEL CARLISMO [...] Contrayéndonos al punto de que se trata, la verdadera sensatez consiste en no transigir con la revolución; en no satisfacer las desmesuradas exigencias del insolente populacho; en reprimir el fatal espíritu dé innovación, de que adolece este siglo presuntuoso; en mejorar insensiblemente la suerte de los pueblos, sin el estruendo bullicioso del partido regenerador; en rectificar las costumbres públicas sobre las bases de la moral evangélica: ésta es la copia de la verdadera sensatez; su original es el rey don Carlos, es su gobierno y el pueblo heroico que los defiende. [...] Desde que la revolución, para poner en movimiento las masas populares y hacerlas el fatal instrumento de sus designios, afectó destruir la sencilla y virtuosa ignorancia de las gentes. [...] ¡Cuánto más conveniente hubiera sido continuar bajo el pretendido oscurantismo y dejarse el pueblo conducir por la voluntad de sus reyes! [...] Pero, ¿y será cierto que el pueblo español ha sido dirigido como un rebaño lo es, a la voluntad y capricho de un pastor? No es cierto: pudo haber algún abuso, algún desorden en uno u otro ramo de la pública administración: pero una opresión permanente, sistemática, no ha existido en manera alguna; y aún más, ni puede existir hoy en Europa, ni pudo existir de algunos siglos a esta parte una arbitrariedad cual suponen hubo en España hasta la muerte de Fernando. [...] La Gaceta Oficial Carlista El segundo de los componentes del carlismo es la defensa de los fueros, es decir, el foralismo. Es necesario recordar que con los Decretos de Nueva Planta de Felipe V se declararon abolidos los fueros de la Corona de Aragón, pero que los de las Provincias Vascongadas y Navarra, integradas desde antiguo en Castilla y que había apoyado en la Guerra de Sucesión a Felipe de Anjou, mantuvieron sus fueros históricos y, en consecuencia, sus peculiaridades institucionales y legales y sus privilegios. Dado que el modelo de Estado liberal que se pretendía imponer desde Madrid conllevaba la desaparición de esas reliquias históricas y la aparición de un modelo uniforme y centralizado, es normal que estas regiones se pusieran al lado de Carlos María, que prometía conservar los fueros. En tercer lugar, hay que ver en las ideas de Carlos un cierto apego a la vida tradicional que implicó el apoyo de los sectores de población campesina, poco dados a los cambios, así como de la pequeña nobleza. La lucha carlista fue, en buena mediada, una lucha entre el campo (carlista) y las ciudades (liberales), la lucha entre lo viejo y lo antiguo. En realidad, lo anterior se inscribía en la idea, mucho más amplia, de defensa de la tradición política, cultural, social y religiosa española, enlazando con las instituciones de la época de los Austrias y los Borbones del XVIII y rechazando por ello el 130 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) ideario liberal. Se trata, por lo tanto de la defensa a ultranza de todo el sistema político-jurídico del Antiguo Régimen. Todo lo que sonaba a liberal (centralización, homogeneización de la legislación, desaparición de los gremios, libertad en el comercio, Constitución, monarquía limitada, derechos y libertades de los ciudadanos, soberanía nacional, representación única en las Cortes, anticlericalismo fin de los privilegios y los estamentos...) era rechazado de plano por el carlismo. O dicho de otro modo, todos los partidarios del Antiguo Régimen encontraron en Carlos María su líder en torno al cual aglutinar la lucha antiliberal. Más tarde que al final de la guerra, realmente los carlistas dejaron abandonado a su suerte a Carlos María. TEXTO DE APOYO LAS IDEAS DEL PRETENDIENTE Bien conocidos son mis derechos a la corona de España en toda la Europa y los sentimientos en esta parte de los españoles que son harto notorios para que me detenga a justificarlos: fiel, sumiso y obediente como el último de los vasallos a mi muy caro hermano que acaba de fallecer y cuya pérdida, tanto por sí misma como por sus circunstancias, ha penetrado de dolor mi corazón, todo lo he sacrificado, mi tranquilidad, la de mi familia; he arrostrado toda clase de peligros para testificarle mi respetuosa obediencia ( ... ) Ahora soy vuestro rey y al presentarme por primera vez a vosotros bajo este título no puedo dudar un solo momento de que imitaréis sobre la obediencia que se debe a los príncipes que ocupan legítimamente y volaréis todos a colocaros bajo mis banderas haciéndoos así acreedores a mi afecto ( ... ) pero sabéis igualmente que recaerá el peso de la justicia sobre aquellos que, desobedientes y desleales, no quieran escuchar la voz de un soberano y un padre que sólo desea haceros felices. Octubre de 1833. Carlos." Cit. en REGLÁ, J., et al.: Historia moderna y contemporánea de España, Teide, Barcelona, 1969. En consecuencia cabe decir, como al principio, que la cuestión dinástica entre Carlos e Isabel fue una mera excusa y que lo que estaba en juego en la guerra civil a que este problema dio lugar era, en el fondo, la lucha final del Antiguo Régimen frente al liberalismo. Adelanto que la guerra la ganó el bando liberal, y que por lo tanto el Antiguo Régimen quedó completamente extinguido en España tras la misma. En cuanto a los apoyos sociales, el carlismo atrajo a los sectores de la población campesina del norte, especialmente los pequeños propietarios, de una parte del clero y de la pequeña nobleza. Por el contrario, no logró convencer a las clases más instruidas, ni a la burguesía y el proletariado urbano. Por lo que respecta a las zonas de mayor arraigo del carlismo, hay que añadir, a las citadas Provincias Vascongadas y reino de Navarra, la zona del Maestrazgo (Castellón y Teruel) así como parte de la Cataluña rural. Internacionalmente Carlos contó con el apoyo de las potencias absolutistas (Rusia, Austria y Prusia) 131 HISTORIA DE ESPAÑA mientras que los países de régimen liberal (Reino Unido, Francia y Portugal) apoyaron a Mª. Cristina. B. EL DESARROLLO MILITAR DE LA GUERRA CARLISTA (18331839) En cuanto a las operaciones militares, la sublevación comenzó al poco tiempo de la muerte de Fernando en 1833, con la actuación de pequeñas partidas carlistas en el País Vasco, Navarra y Cataluña. Éstas, junto con la zona de la Sierra del Maestrazgo (zonas de Teruel y Castellón) serían las zonas de más fuerte implantación del carlismo, como queda dicho. Las operaciones militares en la primera guerra carlista. Las zonas de predominio carlistas se circunscriben a la Provincias Vascongadas, los Pirineos y el Maestrazgo 132 Más atentos a los problemas de la implantación del liberalismo que a aquella sublevación que consideraban de menor gravedad, los políticos del bando cristino reaccionaron con lentitud. Probablemente, de haber reaccionado rápida y contundentemente, la sublevación hubiera quedado segada en su origen, y no se hubiera dado la guerra posterior. Pero antes al contrario, el general carlista Zumalacárregui contó con un tiempo precioso para convertir a sus efectivos, escasos, dispersos y heterogéneos, en un auténtico ejército. Desde el primer momento, el dominio del medio rural en las zonas sublevadas fue claro para los carlistas, que aplicaron una estrategia similar a las de las guerrillas de la Guerra de la Independencia. Pero, en un intento de cambiar el rumbo de la guerra y hacerse con las ciudades del norte, Zumalacárregui moriría durante el sitio de Bilbao, en 1835. En 1836, los liberales, encabezados por el general Espartero (de cuya actividad política LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) posterior ya hemos tenido ocasión de hablar) y apoyados por la marina británica, levantaron el cerco de Bilbao. El segundo gran estratega carlista, el general Gómez se lanzó con una expedición por toda España, en un intento fallido de extender la sublevación fuera de las zonas de predominio carlista antes citado (llegó a pasar por Écija y Arcos). Esta expedición pasó a ser encabezada por el propio Carlos (que era conocido por sus partidarios como Carlos V) en 1837, llegando a las puertas de Madrid, de donde finalmente tuvo que retirarse. La guerra continuó, entre la desesperación de los generales liberales que no lograban enfrentarse en campo abierto con los carlistas, que seguían con la táctica de la emboscada y la retirada posterior, y las peticiones de que Mª Cristina defendiera también la pervivencia de los fueros vascos y navarro para así arrebatarle al bando carlista esta bandera. Los carlistas, por su parte, adolecían cada vez más de falta de unidad, presentándose graves divergencias entre castellanos y navarros Finalmente, el general Espartero por el bando liberal y Maroto por el carlista, en agosto de 1839 y tras intensas negociaciones secretas, sellaban, con un famosísimo abrazo, el llamado Convenio de Vergara, por el que se ponía fin a la guerra. La situación resultante fue la siguiente: se aceptaba a Isabel como reina y la instauración del régimen liberal, pero a cambio el bando carlista obtenía el ingreso de los militares en el ejército de la Monarquía con sus mismas graduaciones y pagas, y sobre todo, el mantenimiento de los fueros. El Abrazo de Vergara entre Espartero y Maroto puso fin simbólico a la Primera Guerra Carlista Sólo en el Maestrazgo se mantuvo cierta resistencia carlista, encabezada por Ramón Cabrera hasta el año 1840. Pero el carlismo, pese a resultar derrotado en esta guerra, no estaba, en absoluto, desactivado. En realidad, la importancia del carlismo rebasa con mucho los límites de esta guerra civil a la muerte de Fernando VII. Entre 1840 y 1876 habría dos nuevas guerras carlistas y el ideario carlista, como defensa de la tradición española, tuvo una vida aún más larga. El carlismo supuso un movimiento de extrema derecha 133 HISTORIA DE ESPAÑA y de protesta contra las corrientes dominantes de la época, liberalismo y el capitalismo, la industrialización y el urbanismo, el movimiento obrero y el sentimiento irreligioso TEXTO DE APOYO EL CONVENIO DE VERGARA "Art. 1. El capitán general don Baldomero Espartero recomendará con interés al Gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros. Art. 2. Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciones de los generales, jefes, oficiales y demás individuos dependientes del Ejército del teniente general don Rafael Maroto, quien presentará las relaciones con expresión de las armas a que pertenecen, quedando en libertad de continuar sirviendo defendiendo la Constitución de 1837 el trono de Isabel II y la regencia de su augusto madre o bien de retirarse a sus casas los que no quieran seguir con las armas en la mano. Art. 3. los que adopten el primer caso de continuar sirviendo tendrán colocación en los cuerpos del Ejército, ya de efectivos, ya de supernumerarios, según el orden que ocupan en la escala de las inspecciones a cuya arma correspondan. 31 de agosto de 1839. Boletín Oficial de Pamplona, jueves 5-IX-1839 134 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) 135 HISTORIA DE ESPAÑA 14. EL REINADO DE ISABEL II (1843-1868). ANÁLISIS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1845 14.1. LOS INICIOS DEL REINADO: LA DÉCADA MODERADA Y LAS FIGURAS DE NARVÁEZ Y BRAVO MURILLO (1843-1854) Isabel II en los primeros años de su reinado personal Tras la experiencia de la Constitución de 1837, que, como vimos, presentaba un adecuado marco institucional para la coexistencia de las dos facciones del liberalismo español, moderados y progresistas, por presentar una características propias de cada bando, en los inicios del reinado de Isabel II se produce rápidamente la sustitución de dicha Constitución por la de 1845. Desde este momento, en las siguientes décadas vamos a asistir en España a un “constitucionalismo a la medida” de la tendencia liberal que ostentase el poder en cada momento. No 136 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) obstante, durante todo el reinado de Isabel II serán los gobiernos moderados los que predominen, con escasos paréntesis de gobiernos progresistas. A. LOS GOBIERNOS DE LA DÉCADA MODERADA 1. Tras el desplazamiento del poder del regente Espartero, la única solución viable fue la que terminó por imponerse, la proclamación de Isabel II. Pero en el plano político es más importante el acceso al poder, en 1844, del general Ramón María Narváez, hombre fuerte del reinado y auténtico símbolo de esta etapa. Narváez fue un político liberal moderado que alcanzó la presidencia del gobierno cuatro veces en la Década Moderada y hasta siete en el total del reinado de Isabel II, lo que da una idea de hasta qué punto la reina confiaba en este militar, al que la historia conoce como “el Espadón de Loja”. Narváez representa, junto con otras figuras, la consolidación de la tendencia iniciada en los años treinta — como ya indiqué anteriormente— de creciente protagonismo de los militares a lo largo del siglo XIX. Es el fenómeno que se ha venido en llamar “el parlamentarismo pretoriano” o “el régimen de los generales”. No se trataba de dictaduras militares, sino de auténticos sistemas representativos de corte liberal y constitucional, pero en el que los militares van a desarrollar un papel muy significativo en cada uno de los dos grandes partidos, el moderado y el progresista. Precisamente por ese protagonismo de los militares, la práctica de los pronunciamientos será frecuente en todo este periodo12. Ramón María Narváez 2. El primer periodo de gobierno de Narváez terminó en febrero de 1846, dando paso a un periodo de gobiernos efímeros, aunque el partido moderado se mantuvo unido, por lo que en ningún momento hubo posibilidad de acceso de los progresistas al poder. 3. En 1847 se produce el regreso de Narváez al gobierno, a cuyo frente estará casi sin solución de continuidad hasta 1850. Fueron los momentos en los que en Europa se incubó primero y estalló después la última de las oleadas revolucionarias burguesas, las revoluciones de 1848, en las que tendrían un papel muy 12 Debo advertirte que el hecho de que los militares en activo intervengan en la vida política es, cuando menos, bastante inquietante, desde el momento en que esos militares disponen de una fuerza militar que debería estar en exclusiva a disposición del Gobierno legítimo como tal, y nunca de los propios militares. Esa es la razón por la que los militares, en la España democrática de nuestros días, no puedan estar afiliados a partidos políticos, e incluso a sindicatos, ni puedan presentarse a elecciones de ningún tipo, salvo que dejen de estar en activo. Es incompatible que tengan un cargo político y al mismo tiempo mando en tropa. 137 HISTORIA DE ESPAÑA destacado elementos de ideología similar a los progresistas españoles e incluso partidarios del republicanismo y del socialismo; es decir, se trataba de una oleada revolucionaria que quería “ir demasiado lejos” para los moderados. En España se produjeron dos intentonas, pero sin éxito, ya que Narváez actuó con enorme dureza y ejerciendo, en la práctica, una auténtica dictadura legal, aunque provisional en el tiempo. En estas circunstancias de extremado celo por parte del gobierno para que las aguas no se salieran de su cauce moderado hay que destacar la aparición, desde la oposición, del partido demócrata, situado en el ala izquierda del liberalismo español, firme partidario de las libertades y el sufragio universal y, aunque monárquico, antecedente del futuro partido republicano (del que tendremos ocasión de hablar más adelante) 4. En 1850 Narváez abandona de nuevo el poder, para ser sustituido por otro moderado, Juan Bravo Murillo, que pretendía implantar una autentica dictadura legal y duradera, que había de basarse en el buen gobierno en los aspectos administrativos y económicos (en una línea similar al viejo reformismo dieciochesco de inspiración ilustrada). De ese modo, impulsó la construcción de ferrocarriles, construyó el Canal de Isabel II para abastecer de agua a Madrid, y reconvirtió la deuda pública (asunto del que tendremos ocasión de hablar más en profundidad más adelante) Juan Bravo Murillo En el plano más estrictamente político, acarició la idea de una reforma constitucional que hubiera significado el fin del régimen liberal, ciertamente moderado, de la Constitución de 1845 y la vuelta a un régimen del tipo del del Estatuto Real (1834) de Martínez de la Rosa, mediante el incremento de los poderes de la Corona, situándola por encima de la Cortes. El sistema electoral sería tan restringido que el número de electores por distrito sería ridículo. Pero este proyecto de reforma constitucional encontró una firme oposición, incluso en el seno del propio partido moderado, por lo que hubo de ser abandonado. 5. Tras la caída de Bravo Murillo en 1852, el régimen moderado entró en crisis, fundamentalmente por la negativa a admitir la alternancia en el poder de dos formulas distintas que, desde nuestra perspectiva, en el fondo no eran tan diferentes ni tan incompatibles: el moderantismo y el progresismo. Se dio así pie a que los progresistas tomaran el poder por la fuerza, con lo que se inició el Bienio Progresista. B. RASGOS GENERALES DE LA DÉCADA MODERADA: LAS PRINCIPALES MEDIDAS Analicemos a continuación, a grandes rasgos, algunas de las medidas tomadas durante la década moderado, encaminadas a consolidar el estado liberal, dejando para el siguiente apartado el análisis pormenorizado de la Constitución de 1845 (y señalando 138 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) que algunas de las medidas que a continuación se detallan son posteriores a dicha constitución). Las características generales de estas medidas son: a) la tendencia al centralismo (control de todos los resortes del poder por parte del gobierno central, sin dejar ninguna autonomía a otras administraciones, como la local), b) el carácter oligárquico, aristocrático y elitista del régimen (lo que implica dejar escasa participación a los sectores populares de la sociedad) c) y el desarrollo y consolidación de la Administración del Estado, dándole una forma moderna y racional que se proyecta hasta nuestros días. En cuanto a las medidas y disposiciones concretas: 1. - Destaquemos, en primer lugar, una serie de medidas de política general adoptadas por medio de leyes orgánicas (de desarrollo directo de la Constitución) de claro carácter regresivo, involucionista, como corresponde a una etapa de predominio moderado: a) Se estableció una Ley electoral con un sufragio censitario mucho más restringido que en la etapa final de las Regencias (sólo 100.000 electores, el 0,8% de la población). b) La Ley Municipal estableció un sistema de rígido control de los ayuntamientos, hasta el punto de que se podía nombrar a los alcaldes de las poblaciones medias y grandes, mientras que era el gobernador civil el que nombraba a los restantes (por lo tanto, se observa la ausencia de la elección popular de los alcaldes, como ocurre ahora). c) La legislación sobre imprenta también estableció muchos más controles sobre la libertad de prensa, que quedó drásticamente reducida. 2. - En cuanto a la organización de la Administración del Estado, lo más destacado será la creación de la organización de los Ministerios, que responde en lo básico a los mismos principios que en la actualidad, y la aparición de un sistema avanzado de organización de los funcionarios, basado en los principios de jerarquía (estructura piramidal del conjunto de los funcionarios, desde los más importantes hasta los de menor rango) y adecuada selección de los mismos sobre la base del mérito y la capacidad. Otras medidas destacables son la aparición del Tribunal Supremo como cúspide de la Administración de Justicia en España, y la definitiva caracterización de los gobernadores civiles como representantes del gobierno en cada provincia. Ambas instituciones subsisten en la actualidad, bajo la denominación de Subdelegados del Gobierno. 3. - Una de las innovaciones más significativas de la etapa es la creación de la Guardia Civil, con la que se sustituyó a la Milicia Nacional, de fuerte significación progresista. Su característica más 139 HISTORIA DE ESPAÑA señalada es que, teniendo una finalidad civil (es decir, actuar en tiempos de paz para proteger el orden público, a las personas de los ciudadanos y a sus propiedades, cosa muy necesaria en el ámbito rural, por la existencia endémica del bandolerismo, heredero de las antiguas partidas de guerrilleros) posee, al mismo tiempo, una estructura y disciplina militares (cosa que no se puede decir de la policía), lo que lo convirtió en un instrumento de represión en manos del poder a lo largo de las siguientes décadas, hasta la instauración del actual régimen democrático. 4. - Otra de las medidas más destacadas será la reforma fiscal de Alejandro Mon, con la que se superó el complicadísimo sistema tributario español heredero del Antiguo Régimen y se dio paso a otro más racional y sencillo, basado en un impuesto directo, la contribución territorial (se pagaba por la posesión de tierra) y un impuesto indirecto13, llamado de consumos, que generó enormes críticas por encarecer los productos básicos. 5. - La última de las cuestiones que voy a citar es la que se refiere a las relaciones con la Iglesia, materializada en la firma de Concordato de 1851. Hay que recordar que, inmediatamente después de la desamortización de Mendizábal, en los últimos años treinta, estas relaciones entraron en una fase de práctica ruptura, pero la situación cambió considerablemente en la década moderada. Al poco del advenimiento de Isabel, se suspendió la venta de los bienes desamortizados, lo que suavizó las relaciones entre España y la Santa sede, relaciones que se reanudaron plenamente en 1848, cuando el gobierno Narváez adoptó aquella postura tan conservadora frente a las revoluciones de dicho año. La importancia del Concordato es tal que se puede decir que, hasta que en 1931 comenzara la Segunda República fue lo que orientó las relaciones de nuestro país con la Iglesia católica. TEXTO DE APOYO EL CONCORDATO DE 1851 Art. 1º. La religión católica, apostólica, romana, que con exclusión de cualquiera otro culto continúa siendo la única de la nación española, se conservará siempre en los dominios de S. M. católica con todos los derechos y prerrogativas de que debe gozar según la ley de Dios y lo dispuesto por los sagrados cánones Art. 2º. En consecuencia la instrucción en las Universidades, Colegios, Seminarios y Escuelas públicas o privadas de cualquiera clase, será en todo conforme a la doctrina de la misma religión 13 Impuestos “directos” son aquellos que se pagan directamente por el contribuyente en función de una serie de caracteres económicos o personales (ingresos anuales, propiedades). Suelen ser “progresivos”, entendiendo por tal la característica de que se paga proporcionalmente más cuanto más se ingresa o se posee, por lo que son preferidos por las tendencias políticas más progresistas o izquierdistas. El I.R.P.F. actual es un impuesto directo. Son impuestos indirectos aquellos que se incluyen en el precio de los productos o servicios que pagamos, por lo que a menudo no se tiene la sensación de estar pagándolos. Dado que no se puede distinguir entre los compradores quiénes tienen elevadas rentas y quiénes no, estos impuestos no son progresivos, todo el mundo paga el mismo porcentaje, por lo que son criticados por quienes prefieren los impuestos directos. El I.V.A. es el impuesto indirecto por excelencia en la actualidad. 140 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) católica. [...] Art. 3º. Tampoco se pondrá impedimento alguno a dichos prelados ni a los demás sagrados ministros en el ejercicio de sus funciones, ni los molestará nadie bajo ningún pretexto en cuanto se refiera al cumplimiento de los deberes de su cargo; antes bien cuidarán todas las autoridades del reino de guardarle y de que se les guarde el respeto y consideración debidos.... principalmente cuando hayan de oponerse a la malignidad de los hombres que intentan pervertir los ánimos de los fieles y corromper las costumbres, o cuando hubiere de impedirse la publicación, introducción o circulación de libros malos y nocivos. [...] Art. 4º. Además la Iglesia tendrá el derecho de adquirir por cualquier título legítimo, y su propiedad y todo lo que posee ahora o adquiriere en adelante será solemnemente respetado. Por consiguiente, en cuanto a las antiguas y nuevas fundaciones eclesiásticas no podrá hacerse ninguna supresión o unión sin la intervención de la autoridad de la Santa Sede, salvas las facultades que competen a los obispos según el santo concilio de Trento. […] Art. 38. Los fondos con que han de atenderse la dotación de culto y clero serán: 1. El producto de los bienes devueltos al clero por la Ley de 3 de abril de 1845. 2. El producto de limosnas de la Santa Cruzada. 3. Los productos de encomiendas y maestrazgos […]. 4. Una imposición sobre las propiedades rústicas y urbanas y riqueza pecuaria […]. Art. 42. A este supuesto, atendida la utilidad que ha de resultar a la religión de este convenio, el Santo Padre, a instancia de S.M. católica, y para proveer la tranquilidad pública, decreta y aclara que los que durante las pasadas circunstancias hubiesen comprado en los dominios de España bienes eclesiásticos, al tenor de las disposiciones antes a la sazón vigentes (desamortizaciones), y estén en posesión de ellos, y los que hayan sucedido o sucedan en sus derechos a dichos compradores, serán molestados en ningún tiempo ni manera por Su Santidad ni por los Santos Pontífices sus sucesores, antes bien, así ellos como sus causahabientes, disfrutarán segura y pacíficamente la propiedad de dichos bienes, y sus emolumentos y productos. Veamos qué fue lo que cedieron ambas partes con el Concordato: a) La Iglesia aceptó como hecho consumado la desamortización eclesiástica de 1836 y ratificó la vieja institución del Patronato Regio, el derecho de elegir a los candidatos a ocupar las sedes episcopales españolas vacantes. b) El Estado español, por su parte, reconoció su confesionalidad católica y compensó la desamortización con el compromiso de dar una dotación económica para el mantenimiento del culto y clero. Además, se permitió la existencia de nuevo de órdenes monásticas (tres en principio, muchas más después) y la intervención de la Iglesia en la educación. 14.2. LA CONSTITUCIÓN MODERADA DE 1845 La Constitución de 1845 ejercerá un papel decisivo en la configuración del régimen moderado. Si bien la mayor parte de sus artículos son una transcripción literal de los de la de 1837, 141 HISTORIA DE ESPAÑA los cambios efectuados en la misma son significativos, lo que, unido a las reformas políticas antes citadas, permiten afirmar que el régimen político derivado de ambas Constituciones es sustancialmente distinto. Veamos pues las características más destacadas de la Constitución: TEXTO DE APOYO CONSTITUCIÓN DE 1845 DOÑA ISABEL II, por la gracia de Dios y de la Constitución de la Monarquía española, Reina de las Españas; a todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que siendo nuestra voluntad y la de las Cortes del Reino regularizar y poner en consonancia con las necesidades actuales del Estado los antiguos fueros y libertades de estos Reinos, y la intervención que sus Cortes han tenido en todos los tiempos en los negocios graves de la Monarquía modificando al efecto la Constitución promulgada en 18 de Junio de 1837, hemos venido en decretar y sancionar la siguiente CONSTITUCIÓN DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA Art. 1. Son españoles: 1º Todas las personas nacidas en los dominios de España. 2.º los hijos de padre o madre españoles, aunque hayan nacido fuera de España. 3.º los extranjeros que hayan obtenido carta de naturaleza. (...) Art. 2.º Todos los españoles pueden imprimir y publicar libremente sus ideas sin previa censura, con sujeción a las leyes. [...] Art. 3. Todo español tiene derecho de dirigir peticiones por escrito a las Cortes y al Rey, como determinen las leyes. Art. 4. Unos mismos códigos regirán en toda la Monarquía. Art. 6. Todo español está obligado a defender la Patria con las armas cuando sea llamado por la ley, y a contribuir en proporción de sus haberes para los gastos del Estado.. Art. 7. No puede ser detenido, ni preso, ni separado de su domicilio ningún español, ni allanado su casa, sino en los casos y en la forma que las leyes prescriban. Art. 9. Ningún español puede ser procesado ni sentenciado sino por el Juez o Tribunal competente, en virtud de leyes anteriores al delito y en la forma que éstas prescriban. (...) Art. 11. La Religión de la Nación española es la Católica, Apostólica, Romana. El Estado se obliga a mantener el culto y sus ministros. Art. 12. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey. Art. 13. Las Cortes se componen de dos Cuerpos Colegisladores, iguales en facultades: el Senado y el Congreso de los Diputados. Art. 14. El número de senadores es ilimitado: su nombramiento pertenece al Rey. [...] Art. 15. Sólo podrán ser nombrados Senadores los españoles que, además de tener treinta años cumplidos, pertenezcan a las clases siguientes: Presidentes de alguno de los cuerpos colegisladores. Senadores o Diputados admitidos tres veces en las Cortes. Ministros de la corona. Consejeros de Estado. Arzobispos. Obispos. Grandes de España. 142 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) Capitanes generales del Ejército y Armada. Tenientes generales del Ejército y Armada. Embajadores. Ministros plenipotenciarios. Presidentes de Tribunales supremos Ministros y Fiscales de los mismos. Los comprendidos en las categorías anteriores deberán además disfrutar 30 000 reales de renta procedentes de bienes propios [ ... ]. Art. 17. El cargo de senador es vitalicio. Art. 19. El cargo de Senador es vitalicio Art. 20. El Congreso de los Diputados se compondrá de los que nombren las Juntas electorales en la forma que determine la ley. Se nombrará un Diputado a lo menos por cada cincuenta mil almas de población. (...) Art. 22. Para ser diputado se requiere 1 disfrutar la renta procedente de bienes raíces, o pagar por contribuciones directas la cantidad que por ley se prefije. [...] Art. 26. Las Cortes se reúnen todos los años. Corresponde al Rey convocarlas, suspender y cerrar sus sesiones y disolver el Congreso de los Diputados, pero con la obligación, en este último caso, de convocar otras Cortes y reunirlas dentro de tres meses. [...] Art. 35. El Rey y cada uno de los cuerpos colegisladores tienen la iniciativa de las leyes. Art. 73. Habrá en los pueblos Alcaldes y Ayuntamientos. Los Ayuntamientos serán nombrados por los vecinos a quienes la ley confiera este derecho. En cuanto a la soberanía, lo que se establece es la potestad legislativa compartida entre el Rey y las Cortes, sin que se cite directamente la soberanía nacional, lo que, en la práctica suponía su negación (carácter moderado) Por lo que respecta a la religión, dando un paso adelante (o atrás, según se mire) con respecto a lo que se decía en 1837 (reconocimiento del catolicismo del pueblo español) se proclama ahora la unidad religiosa (lo que supone, explícitamente, la intolerancia religiosa, la ausencia de libertad en esta materia) y la obligación de mantener el culto (que ya sabemos que se plasmó más claramente en el Concordato de 1851). En cuanto al poder legislativo, se configura como bicameral, con un Senado y un Congreso de los Diputados. Por lo que respecta a la elección de los miembros de ambas Cámaras, destaca el hecho de que los senadores son, todos (su número es ilimitado), elegidos por el Rey y su cargo es vitalicio. Además, se exige unas condiciones personales consistentes en la pertenencia a algunos de los grupos citados en el art. 15 (allí los denomina “clases”), sean políticos, clérigos, militares, miembros de la carrera diplomática (Embajadores, Ministros Plenipotenciarios) o de la carrera judicial o fiscal. En definitiva, personas de las que podía esperarse una gran afinidad política con las tendencias más moderadas de liberalismo. Es por tanto indudable el amplio control que sobre el Senado tenía el Rey (en este caso, la Reina Isabel II), lo que unido al hecho 143 HISTORIA DE ESPAÑA de que en esta Constitución se establece que el Senado y el Congreso tienen iguales facultades (artículo 13,) hace que el sistema político esté claramente sometido al Trono. Por su parte, los diputados serán elegidos en unas elecciones para las que se establece en la propia Constitución un sufragio censitario pasivo Es necesario, dice el artículo 22, disfrutar [de] la renta procedente de bienes raíces o pagar [por] contribuciones directas la cantidad que la ley exija [...]). Además se establece un sistema de sufragio indirecto, de modo que los electores lo que hacen es elegir unas juntas electorales para cada distrito que son las que finalmente eligen al diputado del correspondiente distrito electoral. Ello configura un Congreso de los Diputados bastante conservador, al menos a priori. Diferencias ideológicas entre moderados y progresistas 144 Para terminar, hay que destacar las potestades del rey respecto de las Cortes , ya que se le confiere la capacidad para convocar y suspender las sesiones de las Cortes y para disolver el Congreso (el Senado, dado el carácter de vitalicio de la condición de senador, no se podía disolver, pero perfectamente podía no ser reunido). Además, tenía una amplia capacidad de iniciativa legislativa. Todo ello confirma la idea antes expresada de que la Constitución configura un régimen político claramente dependiente del Rey y muy conservador. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) 14.3. EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856) En el verano de 1854, a la tradicional oposición de los progresistas se unió las de los miembros del partido demócrata, ya citado y de una parte de los propios moderados. Las tres fuerzas liberales van a confluir en el pronunciamiento del general Leopoldo O’Donnell en Vicálvaro (Madrid), conocido por ello como la Vicalvarada. Pese a su inicial fracaso, la intervención civil sería decisiva. En concreto, en Manzanares (Ciudad Real), un joven político llamado a tener un papel fundamental en la historia de España, el malagueño Antonio Cánovas del Castillo elaboró el Manifiesto de Manzanares, en el que se criticaba a la camarilla que rodeaba a la reina y se pedían reformas políticas, como la bajada de los impuestos, la autonomía de los municipios, el restablecimiento de la Milicia Nacional y nuevas leyes electorales más amplias. TEXTO DE APOYO EL MANIFIESTO DE MANZANARES Nosotros queremos la conservación del Trono, pero sin la camarilla que le deshonra... queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales mejorándolas, sobre todo, la electoral y la de imprenta... queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y el merecimiento... queremos arrancar a los pueblos de la centralización que les devora, dándoles la independencia local necesaria para que se conserven y aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y plantearemos bajo sólidas bases la Milicia Nacional. Tales son nuestros intentos, que expresamos francamente sin imponerlos por eso a la Nación. Las Juntas de gobierno que deben irse constituyendo en las Provincias libres, las Cortes generales que luego se reúnan, la misma Nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida. Manzanares (Ciudad Real), 6 de julio de 1854 Como consecuencia de ambos hechos (rebelión militar y trama civil) empezaron a aparecer Juntas (del mismo tipo de las que vimos antes en 1808, 1820 0 1835). Tras una serie de medidas de distracción, la reina hubo de llamar al gobierno al general Espartero (el antiguo regente). Comenzaba así el Bienio Progresista. En noviembre de 1854 se celebraron elecciones a Cortes con la Ley electoral progresista de 1837, que, aun manteniendo el sufragio censitario, al rebajar las condiciones económicas amplió considerablemente el cuerpo electoral. El triunfo de los progresistas provocó la necesidad de elaborar una nueva Constitución. 145 HISTORIA DE ESPAÑA En efecto, la nueva Constitución, de carácter progresista, llegó a ser aprobada, pero no dio tiempo a que entrara en vigor, razón por la cual se la conoce como la non nata, la no nacida, y no se la puede contar entre el número de las que ha tenido España. En todo caso, el texto de la non nata rebela que nos encontrábamos ante una nueva Constitución de partido, es decir, inaceptable para el que se encontraba en la oposición. La Constitución del Bienio contemplaba una explícita declaración de soberanía nacional y una amplia declaración de derechos. En cuanto a la religión, compaginaba la confesionalidad del Estado con la tolerancia religiosa. Por lo demás, la Constitución contenía referencias claras al idearios progresista: autonomía municipal, reinstauración de la Milicia Nacional y jurado popular para los delitos de imprenta (de opinión). El Bienio contempló, además, una serie de importantes medidas, de las que hay que citar aquí la desamortización de Pascual Madoz en 1855, en la que se profundizaba en la desamortización eclesiástica emprendida dos décadas antes por Mendizábal y la ampliaba hacia las propiedades civiles. En su momento haremos un análisis más detenido de esta cuestión. Además de la desamortización, y siempre en el terreno económico, se aprobó la Ley de Ferrocarriles, que permitió un gran impulso en el desarrollo de nuestra red ferroviaria, y la Ley de Sociedades Anónimas de Crédito, que dio origen a la banca moderna en España. En 1855, Espartero fue sustituido al frente del gobierno por un más centrista general O’Donnell, que dictó de inmediato la disolución de la Milicia Nacional, que tantas implicaciones progresistas tenía. Además, restableció la Constitución de 1845, a la que quiso añadir una acta adicional que contendría el jurado para los delitos de opinión, la ampliación del sufragio, la determinación del periodo mínimo de apertura de las Cortes, la electividad de los alcaldes de las poblaciones mayores de 40.000 habitantes, entre otras medidas progresistas. Pero este proyecto de ampliación de la Constitución de 1845 quedó en nada. En octubre de 1856, los moderados volvieron al poder y rápidamente se pusieron a desarticular todo el aparato políticojurídico creado por los progresistas en los dos años precedentes. 14.4. EL FINAL DEL REINADO DE ISABEL II. LA UNIÓN LIBERAL Y LA CRISIS FINAL (1856-1868) A. EL GOBIERNO DE LA UNIÓN LIBERAL: LA ESTABILIDAD POLÍTICA (1858-1863) Tras dos años de gobierno de facción moderada del liberalismo, la reina volvió a llamar al gobierno a O’Donnell, lo que supuso una tercera opción liberal a medio camino de las dos ya conocidas de moderados y progresistas (además de los ya citados demócratas, a la izquierda de los progresistas). Esta tercera vía es conocida bajo el nombre de la Unión Liberal, partido en el que coincidieron 146 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) viejos militantes liberales, como Evaristo San Miguel y Martínez de la Rosa, y jóvenes llamados a desempeñar un importante papel en el futuro, como Juan Prim. Pese a todo, los dos partidos clásicos perduraron, el moderado bajo la dirección de Narváez y González Bravo, y el progresista bajo la de Espartero y Olózaga. Pese a las acusaciones de transfuguismo que recayeron en quienes, desde ambos partidos se pasaban a la Unión Liberal, lo cierto es que durante unos años España vivió una época de estabilidad política. El gobierno se caracterizó por su flexibilidad y tolerancia, y, frente a los habitual, no intentó promulgar su Constitución de partido, aceptando la moderada de 1845. La legislación aprobada relegó conscientemente los aspectos políticos, siempre más polémicos, y se centró en aspectos más técnicos (administrativos y económicos). Tal vez una de las características más destacables del periodo sea el hecho de que el ministro de la Gobernación, José Posada Herrera, diseñara un sistema de elecciones que, con la ayuda de los gobernadores civiles y apoyándose en los medios más modernos (el telégrafo), le permitía amañarlas de modo que el gobierno consiguiese la mayoría y al mismo tiempo se garantizase una cierta representación a los partidos rivales. (Este sistema de elecciones fraudulentas alcanzará su apogeo en la etapa de la Restauración, a partir de 1875, como veremos en el próximo tema). B. LA POLÍTICA EXTERIOR DE PRESTIGIO Durante la etapa de la Unión Liberal se desarrollo una política exterior de prestigio, lo que es toda una novedad en la España del siglo XIX. España (que había perdido su papel de potencia hegemónica entre la Paz de Westfalia y el Tratado de Utrecht), en el siglo XIX sólo se había preocupado, en plano internacional, por obtener el reconocimiento de otras potencias o el apoyo militar contra los carlistas. El intervencionismo exterior de finales de los 50 supone que el régimen está consolidado. Pero también es cierto que esta aventuras internacionales se hicieron en zonas de interés muy secundario para las grandes potencias del momento (Inglaterra y Francia) y siempre a remolque de ellas, en especial, de Francia. Los resultados prácticos fueron escasos o nulos. En cuanto a las realizaciones concretas, hay que citar las siguientes: Leopoldo O’Donnell 147 HISTORIA DE ESPAÑA a) La guerra de África se inició como consecuencia de los ataques marroquíes contra Ceuta y Melilla. Tras alguna campaña militar coronada con el éxito, se firmó el Tratado de Wad-Ras, en el que las ventajas obtenidos fueron muy escasas. b) En América, en primer término se mandó una expedición militar a México, pero dado que España se dio cuenta de que en realidad dicha intervención iba a beneficiar sólo a Francia, nuestro país decidió retirarse. También se produjo la reincorporación voluntaria de Santo Domingo a España, pero en realidad nuestro país tampoco ganaba nada con ello, y terminó por retirarse. c) Finalmente, también intervino en la Cochinchina (Sudeste asiático, actuales Laos y Vietnam), pero en realidad, y nuevamente, España no hacía otra cosa con ello que acompañar a Francia, que sí que podía obtener beneficio de ello. C. LOS ÚLTIMOS AÑOS DEL REINADO: LA CRISIS FINAL (18631868) Tras cinco años de estabilidad con la Unión Liberal de O’Donnell, la reina Isabel II optó por volver a confiar en los moderados, con una sucesión de gobiernos poco duraderos. La causa fue especialmente interna: la descomposición de la Unión Liberal, que, como vimos era un conglomerado ideológico y personal de difícil perpetuación.. En cuanto a la oposición, lo cierto es que cada vez los apoyos al régimen eran menores. Los progresistas, completamente desencantados, decidieron pasarse sin ambages a la opción de la insurrección. Por supuesto, el partido demócrata estaba en contra del régimen. También encontró resistencias entre los estudiantes universitarios (entre los que ya estaba bastante difundido el republicanismo) y entre los militares, que protagonizaron en 1866 un nuevo pronunciamiento, la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil, con la novedad de que contó con el respaldo de las clases populares del sur de Madrid. Entre 1866 y 1868, la reina llama al gobierno a un viejo político, Narváez. Éste intentó hacer frente a una crisis económica, que provocó la reacción airada de las clases populares. Mientras esto sucedía en España, los representantes de toda la oposición, salvo la Unión Liberal, firmaban en 1866 el Pacto de Ostende (así llamado por celebrarse en esa ciudad belga) con el proyecto de destronar a Isabel II y convocar Cortes Constituyentes por sufragio universal para decidir el futuro de España. En 1868, tras la muerte de O’Donnell, se unió a este pacto la centrista Unión Liberal. La revolución estaba ya a un paso. 148 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) El cuadro muestra las principales tendencias del liberalismo español. Sólo las dos primeras alcanzaron el poder con Isabel II en el trono 149 HISTORIA DE ESPAÑA 15. EL PROCESO DESAMORTIZADOR Retomamos en este punto el análisis de todo el proceso desamortizador: Dicha medida, aunque considerada liberal progresista por antonomasia, ya había empezado a ser aplicada en el siglo XVIII. Se ha calculado que desde que se pusieron en venta los primeros bienes de los jesuitas —expulsados de España por Carlos III en 1767— hasta 1924, en que el estatuto municipal de Calvo Sotelo derogó definitivamente las leyes sobre desamortización de los bienes de los pueblos, pasaron a manos de propietarios particulares 19.900.000 hectáreas que habían sido de propiedad colectiva, o sea, el 39 % de la superficie del Estado. Este dilatado proceso de ventas no fue continuo, sino resultado de varias desamortizaciones: la de Godoy, ministro de Carlos IV (1798); la de las Cortes de Cádiz (1811-1813); la del Trienio Liberal (1820-1823); la de Mendizábal (1836-1851), y la de Pascual Madoz (1855-1924). De éstas, es obligado destacar las dos últimas, y de forma especial la de Mendizábal. 15.1. LA DEUDA PÚBLICA COMO CAUSA DE LA DESAMORTIZACIÓN Uno de los principales objetivos del proceso desamortizador fue el de reducir los problemas que la Hacienda española tenía como resultado de la Deuda Pública. Empezaré explicando el concepto teórico de deuda pública, para después comentar brevemente las circunstancias históricas concretas que habían hecho de la misma un problema acuciante para el Estado español a la altura de 1836. A. CONCEPTO DE DEUDA PÚBLICA Todo Estado tiene unos ingresos (impuestos, tasas, contribuciones extraordinarias, etcétera) y unos gastos. Es muy frecuente que los gastos de un año superen a los ingresos, y en esas circunstancias, el Estado debe endeudarse. Aunque existen otras opciones, lo normal es que para solventar esa diferencia el Estado emita títulos de Deuda Pública. Estos son documentos, que se ponen a la venta, que acreditan a su poseedor que ha entregado en préstamo al Estado una cantidad, que se llama capital. Los títulos de Deuda Pública pueden ser comprados indistintamente por particulares, tanto nacionales como extranjeros, por entidades financieras —bancos— o por empresas. Quienes compran Deuda Pública reciben del Estado, durante el tiempo que éste tarde en devolver el capital, una remuneración, un interés. Lógicamente, estos intereses constituyen a su vez un 150 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) gasto para el Estado, por no citar el hecho de que cuando termina el plazo de amortización, el Estado debe devolver el capital inicialmente recibido, por lo que a veces debe recurrir a nuevas emisiones de Deuda para pagar los intereses y el capital de la anteriormente emitida, en un círculo vicioso que puede no tener fin y llevar al Estado a la bancarrota. B. LA DEUDA PÚBLICA EN LA HISTORIA DE ESPAÑA Históricamente la cuestión de la Deuda Pública en España se remonta a la edad media. Los Reyes Católicos emitieron a fines del siglo XVI unos títulos de Deuda llamados juros, y el problema se incrementa con la política hegemónica e imperialista de los Austrias Mayores — Carlos V y Felipe II— durante el siglo XVI. En el siglo XVIII, la política de Felipe V implica un nuevo proceso de endeudamiento, pero esas deudas se pudieron amortizar en el reinado neutralista de Fernando VI. De nuevo Carlos III se lanzó a una intensa política internacional de la mano de Francia — Pactos de Familia—, emitiendo por ello títulos de Deuda llamado Vales Reales. El problema creado fue tal que en época de Carlos IV hubo de crearse una Caja de Amortización, un organismo público que recibía una serie de ingresos por parte del Estado con el objetivo específico de reducir la Deuda. Pero la Guerra de Independencia, lejos de acabar con el problema de los Vales Reales, no hizo sino incrementarlo, procediendo las Corte de Cádiz a emitir más deuda en 1811. El gobierno absolutista de Fernando VII, tan nefasto en el terreno político, puso todo su empeño en solucionar el problema de la deuda, creando por ejemplo una nueva Caja de Amortización o permitiendo el pago de impuestos con vales reales. De esa forma llegamos al periodo que estamos desarrollando en este epígrafe. En 1831, el Conde de Toreno tuvo que incrementar la Deuda Pública, y el estallido de la guerra carlista no hizo sino aumentar los gastos del Estado y consecuentemente las necesidades de endeudamiento. En este contexto bélico es en el que Mendizábal procede a la venta de los bienes eclesiásticos nacionalizados. Pero el problema de la Deuda no se resolvió con esta medida. La realidad es que en los años siguientes al Decreto de desamortización la Deuda no sólo no desapareció, sino que además se incrementó. Sólo la consecución de la paz permitiría la reanudación de los esfuerzos por encauzar la Deuda. Así, Bravo Murillo, en 1851, conseguiría, ya que no acabar con ella, si al menos aclarar la situación y permitir al Estado el pago regular de los intereses, proceso que se intensificará más adelante, con la Restauración borbónica de 1875. Sin embargo, en ningún momento se logró amortizar por completo la Deuda Pública española, y el problema siguió proyectándose en la historia española del siglo XX. 151 HISTORIA DE ESPAÑA 15.2. LA DESAMORTIZACIÓN ECLESIÁSTICA DE MENDIZÁBAL (1836-1851) A. LOS ANTECEDENTES La propiedad de la tierra en el Antiguo Régimen estaba, como ya sabemos, en manos de la Iglesia (en especial de las órdenes religiosas), de la nobleza rentista, del Estado o los municipios, a los que se conocía genéricamente como «manos muertas», por lo que el proceso de hacer pasar las tierras de ellos a otros se denominó desamortización. Tal proceso constituye un elemento esencial para comprender el tránsito de la sociedad del Antiguo Régimen al liberalismo, en el que la propiedad se concibe como individual y absoluta en su capacidad de gestión y como un derecho natural, original, inalienable e imprescriptible del ser humano, como antes se ha señalado. Ya los diputados de las Cortes de Cádiz, entre 1811 y 1813, iniciaron la labor de convertir en libre la propiedad inmueble del Antiguo Régimen: las fincas rústicas y urbanas. La desvinculación supuso, a su vez, una doble decisión del liberalismo español. La primera fue la abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz, de la que ya hablamos el tema anterior. Ello que significaba, por un lado, acabar con una serie de relaciones de dominio que los señores habían tenido, debido a privilegios concedidos por los reyes, sobre los habitantes de unos determinados territorios y, por otro, convertir en propiedad particular y libre aquellas tierras. El proceso iniciado en Cádiz en tal sentido fue largo, a causa de las múltiples quejas y problemas surgidos, y concluyó en 1837. Y eso que, en contraste con la desamortización, esta medida no aportaba un cambio de propietario, sino la transformación de los señores antiguos en propietarios liberales, con una titularidad plena y libré sobre dichos bienes. La segunda medida fue la supresión de los mayorazgos14. En Cádiz sólo se había insinuado, y la primera ley que la recogía se escribió en 1820, durante el Trienio Liberal. De nuevo, las resistencias de la nobleza retrasarían su culminación hasta 1841. B. PARTICULARIDADES MENDIZÁBAL DE LA DESAMORTIZACIÓN DE La desamortización debe ser entendida no como un acto aislado, sino como todo un proceso histórico que cubre una amplia etapa 14 El mayorazgo, como ya sabemos, había sido la fórmula por la que las casas nobiliarias en los siglos anteriores habían podido mantener una gran parte de sus propiedades; el primogénito de la casa recibía por herencia un bloque de bienes que podía aumentar con compras, pero nunca vender, manteniendo el deber de transmitirlo a su heredero. La abolición suponía que estos bienes eran declarados libres y que, por tanto, podían ser vendidos por sus titulares 152 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) cronológica desde el reinado de Carlos IV hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX Sin embargo, hay que atribuir una especialísima importancia a la etapa de Mendizábal, no sólo por su volumen (entre un tercio y un cuarto de la desamortización total) y por la rapidez con que se llevó a cabo, sino, sobre todo, porque a partir de este momento la desamortización fue irreversible y se fue extendiendo a otros terrenos, sin que en ningún momento se pensara volver al sistema de propiedad de otros momentos. La desamortización tuvo una enorme complejidad que se explica porque en toda desamortización hay un paso previo, que es la nacionalización de los bienes de las manos muertas, para en un segundo momento ponerlos a disposición de propietarios privados, aunque siempre previa obtención por parte del Estado de unos beneficios. Como en la época de Carlos IV, la guerra fue el motor principal de la desamortización, al requerir unos ingresos suplementarios y urgentes que el Estado era incapaz de conseguir por procedimientos normales. Sin embargo, en la etapa de Mendizábal hubo un cambio: en lugar de desamortizar los bienes comunales, en estos momentos se optó por desamortizar los bienes del clero, principalmente los de las órdenes religiosas. La razón de tal decisión estribó no sólo en la aparición de un componente anticlerical en el liberalismo español, sino en el hecho de que el coste político de la medida se consideraba menor. TEXTO DE APOYO DECRETO DE DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL Atendiendo a la necesidad y conveniencia de disminuir la Deuda Pública consolidada y de entregar al interés individual la masa de bienes raíces que han venido a ser propiedad de la nación, a fin de que la agricultura y el comercio saquen de ellos las ventajas, que no podían conseguirse por entero en su actual estado. [...] , he venido en decretar lo siguiente: […] Quedan declarados en venta desde ahora todos los bienes raíces de cualquier clase que hubiesen pertenecido a las Comunidades y Corporaciones religiosas extinguidas, y los demás que hayan sido adjudicados a la Nación por cualquier título o motivo, y también todos los que en adelante lo fuesen desde el acto de su adjudicación. [...] Cualquier español o extranjero tendrá facultad para pedir por escrito al intendente de la provincia que disponga la tasación de la finca o fincas que designare. [...] La tasación se ejecutará por los peritos que estuviesen nombrados, según el Reglamento para formalizar estos actos; pero el reclamante podrá designar otro perito, a fin de que concurra y tome parte en la operación. [...] El pago M precio del remate se hará en uno de estos dos modos: o en títulos de la Deuda consolidada o en dinero efectivo. La desamortización eclesiástica propiamente dicha se plasmó en dos disposiciones, la primera consistente en la supresión de las órdenes religiosas (octubre de 1835) y la consiguiente transferencia de la enorme masa de bienes vacantes al Estado, y 153 HISTORIA DE ESPAÑA la segunda (febrero de 1836) destinada a determinar el sistema de venta de los bienes nacionalizados. El objetivo de las medidas era, según se reconocía en el decreto desamortizador, «crear una copiosa familia de propietarios», esto es, una masa de pequeños propietarios comprometidos con el liberalismo, cuya propiedad dependiera del mantenimiento del régimen liberal. Pero no dejaba de mencionarse también otra causa que, en realidad, era la más importante: «crear y fundar el crédito público cuya fuerza asombrosa y cuyo poder mágico debe estudiarse en la opulenta y libre Inglaterra»; en otras palabras, mejorar la situación de la Hacienda Pública afectando el producto de las ventas a reducir la deuda del Estado, al ofrecer a los compradores de bienes la posibilidad de que los pagaran con títulos emitidos por el Estado. También estaba el objetivo de poder solicitar nuevos préstamos, al gozar ahora la Hacienda de credibilidad, y cambiar la estructura de la propiedad eclesiástica, que de ser amortizada y colectiva pasaría a ser libre e individual. La venta de los bienes desamortizados se haría en pública subasta, previa tasación oficial, con dos procedimientos de pago. Todos los adjudicatarios deberían pagar una parte de la cantidad que les correspondía en efectivo, pero quienes estuvieran dispuestos a hacerlo en su totalidad dispondrían para ello de un plazo de dieciséis años, mientras que quienes pagaran mediante Deuda pública lo deberían hacer en tan sólo ocho. En el mes de julio de 1837, la desamortización eclesiástica se extendió a los conventos de órdenes religiosas femeninas y al clero secular. Para darse cuenta de lo que significó el conjunto de estas ventas para la propiedad española baste con indicar que el total de la transferencia de la propiedad pudo afectar a un 12 o 15 % de la propiedad total en España. Con la firma del Concordato de 1851 se puede dar por finalizada esta etapa de la desamortización. C. CONSECUENCIAS DE LA DESAMORTIZACIÓN 1. – Por lo que respecta a las consecuencias sociales de la desamortización, en cuanto a los beneficiarios, es decir, a los compradores, parece que buena parte de las compras fue realizada por la burguesía de negocios madrileña o en todo caso de zonas alejadas a aquellas en donde se encontraban las propiedades, con lo que no se creó una copiosa familia de propietarios, como dice el texto, sino más bien un grupo de propietarios absentistas, escasamente preocupados por poner en explotación sus nuevas tierras buscadas más por la seguridad y el prestigio que siempre había tenido la propiedad inmueble en España. Pero no es menos cierto que al mismo tiempo se creó una 154 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) especie de burguesía agraria, formada por antiguos arrendatarios convertidos ahora en pequeños y medianos propietarios de tierra. Pero la desamortización no constituyó una reforma agraria, en el sentido clásico de permitir el acceso a la propiedad de la tierra a los jornaleros o asalariados agrarios. Quien nada tenía antes de la desamortización no disponía de los medios para adquirir tierras después de ella, por lo que la desamortización mantuvo y hasta incrementó el número de asalariados agrarios, de jornaleros, de campesinos que sólo poseían su fuerza laboral y que realmente se vieron perjudicados por el abandono de un sistema bastante paternalista, el del Antiguo Régimen, para pasa a un sistema económico liberal en el que estaban en clara desventaja respecto de los nuevos propietarios. 2. - Por lo que a las consecuencias económicas se refiere, hay que decir, como en el texto del Decreto se deja traslucir, que en la mente de los liberales la desamortización sería determinante de un incremento de la producción agrícola, pero lo cierto es que buena parte de las tierras que ahora se introducían en el sistema productivo eran tierras marginales y poco productivas, por lo que dicho aumento de la producción agrícola fue más lento de lo esperado y estuvo más vinculado a la introducción de mejoras técnicas que a la propia desamortización. Mapa de la desamortización eclesiástica de Mendizábal Otra de las críticas que se suele hacer a la desamortización es que produjo un desvío de capitales que podían haber sido destinados al incipiente y tardío proceso industrializador español, si bien esta cuestión no está todavía demasiado debatida y aclarada por los historiadores. 3. - Continuemos con las consecuencias políticas de la desamortización de Mendizábal. Ya hemos visto como el propio texto del Decreto incide en la idea de crear un grupo social de propietarios que debieran sus propiedades al régimen liberal y que por tanto lo apoyaran frente a las corrientes políticas partidarias del Antiguo Régimen. Pues bien, esto ocurrió efectivamente, pero con la salvedad de que, dándose dos circunstancias a las que ya 155 HISTORIA DE ESPAÑA he hecho mención (primera, no hubo reparto de tierras entre los campesinos jornaleros y, segunda, las compras fueron realizadas fundamentalmente por sectores relativamente acomodados), los grandes beneficiados políticos de la desamortización no fueron los liberales progresistas, tendencia a la que pertenecía Mendizábal, sino paradójicamente los liberales moderados 4. - Para terminar, hablaremos de las consecuencias urbanísticas, culturales y religiosas. No cabe la menor duda de que en todos estos aspectos el papel de la desamortización fue decisivo. En las grandes ciudades, los grandes edificios de los conventos se convirtieron en cuarteles o edificios de uso público o bien fueron derribados para construir grandes plazas. En buena medida, la desamortización impulsó una renovación urbanística que no tiene precedentes en la historia de España. Junto con estas transformaciones urbanas, muy convenientes, también se produjo el efecto perverso de la pérdida de un importante patrimonio artístico (edificios, pinturas, esculturas) e histórico (desaparición de una gran cantidad de fondos documentales). Finalmente, desde 1836 se produce una ruptura entre el Estado y la Iglesia que es consecuencia de ese tono anticlerical del liberalismo español del que antes hice mención y que no se recuperó hasta la firma del Concordato en 1851. 15.3. LA DESAMORTIZACIÓN CIVIL DE PASCUAL MADOZ (1855-1924) Mapa de la desamortización civil de Madoz 156 El 1 de mayo de 1855, durante el Bienio Progresista, el ministro de Hacienda Pascual Madoz, también progresista y amigo de Mendizábal, sacó a la luz su Ley de Desamortización General. Se llamaba "general" porque se ponían en venta todos los bienes de propiedad colectiva: los de los eclesiásticos que no habían sido vendidos en la etapa anterior y los de los pueblos LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) Se llamaban bienes de propios aquellos que proporcionaban, por estar arrendados, una renta al Concejo, en tanto que los comunes no proporcionaban renta y eran utilizados por los vecinos del lugar. La ley de desamortización de bienes de propios y comunes se mantuvo en vigor hasta 1924, con la nueva ley municipal de Calvo Sotelo. El procedimiento utilizado para las ventas fue una copia del de Mendizábal; sin embargo, había tres diferencias claras. Una se refería al destino del dinero obtenido: sin las anteriores angustias de Hacienda, fue dedicado a la industrialización del país, o mejor y de modo más concreto, a la expansión del ferrocarril. La segunda diferencia fue que se exigieron los pagos en metálico, admitiéndose los títulos de Deuda Pública sólo en casos excepcionales y no por el valor nominal, sino por el de cotización en el momento de hacer el pago, que era frecuentemente mucho menor. TEXTO DE APOYO DECRETO DE DESAMORTIZACIÓN DE MADOZ Ley declarando en estado de venta todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros, pertenecientes al Estado, al Clero, etc., y cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas. Doña Isabel II, por la Gracia de Dios y la Constitución, reina de las Españas, a todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed que las Cortes Constituyentes han decretado y Nos sancionamos lo siguiente: Se declaran en estado de venta, con arreglo a las prescripciones de la presente ley, y sin perjuicio de las cargas y servidumbres a que legítimamente estén sujetos, todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros, pertenecientes: Al Estado, al Clero, a las órdenes Militares de Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa y San Juan de Jerusalén; a Cofradías, obras pías y santuarios, al secuestro del ex infante don Carlos, a los propios y comunes de los pueblos, a la beneficencia, a la instrucción pública, y cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas, ya estén o no mandados vender por leyes anteriores ( ... ).” La otra diferencia estaba en la propiedad de dicho dinero: el Estado no era el propietario, sino los ayuntamientos. Aquél percibiría el importe de las ventas en nombre de éstos y lo transformaría en lo que hoy podrían ser bonos del Estado, lo cual significaba que éste se convertía en "custodio" de los fondos de los ayuntamientos utilizándolos para el bien de todos. En este proceso, la burguesía con dinero fue de nuevo la gran beneficiaria, aunque la participación de los pequeños propietarios de los pueblos fue mucho más elevada que en el anterior de Mendizábal. En cuanto al volumen, la de Madoz duplicó a la desamortización de Mendizábal, de modo que cabe atribuirle un papel más decisivo. 157 HISTORIA DE ESPAÑA Hasta aquí se ha tratado de la propiedad privada y del esfuerzo de los liberales por hacerla libre e introducirla en el mercado. Pero faltaba un último eslabón en la cadena para que funcionara la economía liberal capitalista y en España entrara la industrialización: que hubiera libertad en el tráfico comercial. En 1833 parecía necesario organizar un mercado nacional que sustituyera los perdidos mercados coloniales de América. Para llegar a eso, era preciso que los gobiernos realizaran una serie de liberalizaciones: que fuese libre el ejercicio del comercio y el de cualquier actividad industrial, que desaparecieran los antiguos privilegios de los gremios, que hubiera libertad de tráfico interior, suprimiendo las aduanas interiores del todavía reino de Navarra y de las provincias exentas (País Vasco), y que existiera un ordenamiento mercantil común. 158 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) 159 HISTORIA DE ESPAÑA 16. LA GLORIOSA REVOLUCIÓN DE 1868 Y EL SEXENIO REVOLUCIONARIO. ANÁLISIS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1869 16.1. LA GLORIOSA REVOLUCIÓN DE 1868 Y LA CONSTITUCIÓN DE 1869 A. LA REVOLUCIÓN DE 1868 Y LA CAÍDA DE ISABEL II Esta revolución se inició con un pronunciamiento militar en Cádiz (generales Serrano y Prim, entre otros militares) que consiguió su objetivo de hacer abdicar a la reina Isabel II, que tuvo que huir a Francia. De nuevo vemos esta forma de intervención de los militares en la vida política española, pero en este caso, frente a lo que más tarde será frecuente, con un claro matiz progresista (igual que ocurrió en el Trienio o en los caso de la sublevación de sargentos de La Granja de 1836, la Vicalvarada en 1854 y la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil en 1866). TEXTO DE APOYO PROCLAMA DEL ALMIRANTE TOPETA A LOS GADITANOS Gaditanos: Un marino que os debe señaladas distinciones y entre ellas la de haber llevado vuestra representación al parlamento, os dirige su voz para explicaros un gravísimo suceso. Ésta es la actitud hostil de la marina para con el malhadado Gobierno que rige los destinos de la nación. [...] Aspiramos a que los poderes legítimos, Pueblo y Trono, funcionen en la órbita que la Constitución les señale, restableciendo la armonía ya extinguida, el lazo ya roto entre ellos. Aspiramos a que las Cortes constituyentes, aplicando su leal saber y aprovechando lecciones, harto repetidas de una funesta experiencia, acuerden cuanto conduzca al restablecimiento de la verdadera Monarquía Constitucional. Aspiramos a que los derechos del ciudadano sean profundamente respetados por los Gobiernos, reconociéndoles las cualidades de «sagrados» que en sí tienen. Aspiramos a que la Hacienda se rija «moral» e ilustradamente, modificando gravámenes, extinguiendo restricciones, dando amplitud al ejercicio de toda industria lícita y ancho campo a la actividad individual y al talento. [...] Como a los grandes sacudimientos suelen acompañar catástrofes que empañan su brillo, con ventaja cierta de los enemigos, creo con mis compañeros hacer un servicio a la causa 160 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) liberal presentándonos a defenderla conteniendo todo exceso. Libertad sin orden, sin respeto a las personas y a la cosas, no se concibe. [...] Juan B. TOPETE, Bahía de Cádiz, a bordo de la «Zaragoza», a 17 de septiembre de I868 TEXTO DE APOYO PRINCIPIOS QUE SE PROPONE SUSTENTAR Y DEFENDER LA JUNTA REVOLUCIONARIA DE SEVILLA 1. La consagración del sufragio universal y libre, como base y fundamento de la legitimidad de todos los poderes y única verdadera expresión de la voluntad nacional. 2. La libertad absoluta de imprenta. […] 3. La consagración práctica e inmediata de todas las demás libertades, la de enseñanza, la de cultos, la de tráfico e industria, etc., y la reforma prudente y liberal de las leyes arancelarias, hasta que el Estado del país permita establecer de lleno la libertad de comercio. 4. La abolición de la pena de muerte y el planteamiento del sistema pena¡ penitenciario. 5. La seguridad individual eficazmente garantizada, así como la absoluta inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia. 6. La abolición de la Constitución bastarda que nos venga rigiendo, y de todas las leyes orgánicas que de ella se derivan, y su sustitución provisional por la que decretaron las Cortes Constituyentes de 1856. [...] 7. Abolición de las quintas y de la matrículas de mar. [...] 8. Igualdad en la repartición de las cargas públicas. 9. Desestanco de la sal y del tabaco y abolición de los derechos de puertas y de consumos. 10. Unidad de fueros y abolición de todos los especiales, incluso el eclesiástico y salvo los disciplinarios. 11. Cortes Constituyentes por sufragio universal directo para que decreten una Constitución en armonía con las necesidades de la época. Junto con el pronunciamiento, la revolución antiisabelina se consolidó gracias a un nuevo fenómeno juntero. Así, el poder político fue asumido por la Junta Revolucionaria de Madrid, que lo entregó a Serrano, personaje clave de este periodo junto con el antes también citado Prim. Serrano se apresuró a convocar las Cortes Constituyentes, con el objetivo inmediato de crear un sistema auténticamente democrático. El panorama político español se estructura en esas elecciones en torno a dos grandes tendencias y cuatro partidos, todos ellos, de tendencia liberal: a) La tendencia monárquica, representada por los partidos progresista y demócrata y la Unión Liberal. El segundo de ellos último tenía un claro programa democrático, en el que destacaba el sufragio universal y la amplitud de derechos. 161 HISTORIA DE ESPAÑA b) La tendencia republicana, con el partido del mismo nombre, que representa la opción más izquierdista dentro del liberalismo burgués. Esas Cortes, en las que había una mayoría de los partidos liberales monárquicos, pero que contaron con significativas minorías republicana y carlista, elaboraron, en efecto, una Constitución, la de 1869 B. LA CONSTITUCIÓN DE 1869 La Constitución de 1869 está considerada la primera de carácter auténticamente democrático de España. Las Cortes trabajaron con gran celeridad, temerosas tal vez de que volviera a pasar lo que ocurrió en el Bienio Progresista con la constitución non nata Destaquemos, entre sus características, las siguientes: 1. España mantiene su forma monárquica, pero el rey es un monarca constitucional con poderes claramente limitados. La monarquía no es considerada ya como el origen del Estado y de la Constitución, sino que resulta creada, reconocida, gracias a la Constitución. Pero es muy significativo que, por vez primera en la historia de España, llegara a ser tema de discusión si se mantenía la monarquía o se iba a un régimen republicano, lo que indica en qué medida estaba creciendo esta ideología en España 2. La Constitución recoge una amplia declaración de derechos, las más amplia hasta aquel momento, ya que incluía algunos no reconocidos hasta entonces, como la inviolabilidad de la correspondencia. Estos derechos aparecen acompañados, además, de una serie de garantías. El derecho de imprenta resultó generosamente ampliado. 3. En el terreno religioso, se reconoce la libertad de cultos, aunque el Estado se comprometía a mantener la dotación económica para culto y clero. 4. Se reconoce sin paliativos y con toda claridad la soberanía nacional, basada en un sistema electoral de sufragio universal que permite el acceso al voto a amplios sectores populares y de las clases bajas. Se trata por tanto de una auténtica soberanía popular (nación = pueblo entero) que supera el elitismo del periodo anterior. 5. Se proclama la división de poderes, lo cual es especialmente importante desde el momento que se garantiza la independencia del poder legislativo respecto del rey y del Gobierno. 6. En cuanto al poder ejecutivo, lo ostenta el rey, pero sus facultades ejecutivas las ejerce realmente el Gobierno, que responde ante las Cortes de su gestión. 7. En cuanto al poder legislativo, se opta por la fórmula del legislativo bicameral con dos cámaras o Cuerpos 162 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) colegisladores, Congreso y Senado, a los que se dota de igualdad de facultades. Una de las novedades respecto de la Constitución del 45 que hace a esta más avanzada es que desaparece el control que el rey ejercía sobre el Senado. De esa forma, el Senado será de elección popular, mediante sufragio universal indirecto . Por otro lado, desaparece el carácter de vitalicio que tenía la condición de senador (El Senado se renovará por cuartas partes cada tres años, artículo 39). Por una Ley electoral posterior se limitó la elegibilidad como senador a los mayores de 40 años que hubieran ocupado determinados cargos, pero desaparecen todo tipo de condiciones económicas. En cuanto al Congreso, se establecía una representación proporcional a la población. La Ley electoral posterior estableció que para ser elegible (sufragio pasivo = ser votado) sólo se exigía la misma condición que para votar, ser mayor de 25 años, por lo que desaparecen las duras condiciones que se exigían en 1845. TEXTO DE APOYO CONSTITUCIÓN DE 1869 LA NACIÓN ESPAÑOLA, y en su nombre las Cortes Constituyentes, elegidas por sufragio universal, deseando afianzar la justicia, la libertad y la seguridad, y proveer al bien de cuantos vivan en España, decretan y sancionan la siguiente Constitución. [...] Art. 1. Son españoles: 1.º Todas las personas nacidas en territorio español. 2.º Los hijos de padre o madre españoles, aunque hayan nacido fuera de España. 3.º Los extranjeros que hayan obtenido carta de naturaleza. ( ... ) Art. 3.º Todo detenido será puesto en libertad o entregado a la autoridad judicial dentro de las veinticuatro horas siguientes al acto de detención. Toda detención se dejará sin efecto o elevará a prisión dentro de las setenta y dos horas de haber sido entregado el detenido al Juez competente. ( ... ) Ningún español podrá ser preso sino en virtud de mandamiento de Juez competente. [...] Art. 6. Ningún español podrá ser compelido a mudar de domicilio o de residencia sino en virtud de sentencia ejecutoria Art. 12. Toda persona detenida o presa sin las formalidades legales, 0 fuera de los casos previstos en esta Constitución, será puesta en libertad a petición suya o de cualquier español [ ... ]. Art. 13. Nadie podrá ser privado temporal o perpetuamente de sus bienes y derechos, ni turbado en la posesión de ellos, sino en virtud de sentencia judicial. Los funcionarios públicos que bajo cualquier pretexto infrinjan esta prescripción, serán personalmente responsables del daño causado ( ... ] Art. 14. Nadie podrá ser expropiado de sus bienes sino por causa de utilidad común y en virtud de mandamiento judicial, que no se ejecutará sin previa indemnización regulada por el juez con intervención del interesado ( ... ]. . Art. 15 Nadie está obligado a pagar contribución que no haya sido votada por las Cortes o por las corporaciones populares legalmente autorizadas para imponerla y cuya cobranza no se haga en la forma prescrita por la ley [ ...]. Art. 16. Ningún español que se halle en el pleno goce de sus derechos civiles podrá ser privado del derecho de votar en las 163 HISTORIA DE ESPAÑA elecciones de senadores, diputados a Cortes, diputados provinciales y concejales. Art. 17. Tampoco podrá ser privado ningún español: Del derecho de emitir libremente sus ideas y opiniones, ya de palabra, ya por escrito, valiéndose de la imprenta o de otro procedimiento semejante. Del derecho de reunirse pacíficamente. Del derecho de asociarse para todos los fines de la vida humana que no sean contrarios a la moral pública, y por último, Del derecho de dirigir peticiones individuales o colectivamente a las Cortes, al Rey y a las autoridades. ( ... ) Art. 21. La Nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión católica. [...] Art. 22. No se establecerá ni por las leyes ni por las autoridades disposición alguna preventiva que se refiera al ejercicio de los derechos definidos en este titulo. Tampoco podrán establecerse la censura, el depósito ni el editor responsable para los periódicos […] Art. 23. A ningún español que esté en el pleno goce de sus derechos civiles podrá impedirse salir libremente del territorio, ni trasladar su residencia y haberes a país extranjero, salvas las obligaciones de contribuir al servicio militar o al mandamiento de las cargas públicas [ ... ]. Art. 32. La soberanía reside esencialmente en la Nación, de la cual emanan todos los poderes. [...] Art. 33. La forma de gobierno de la nación española es la Monarquía [...]. Art. 34. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes. El Rey sanciona y promulga las leyes. Art. 35 El poder ejecutivo reside en el Rey, que lo ejerce por medio de sus ministros [...] Art. 36. Los tribunales ejercen el poder judicial. Art. 38. las Cortes se componen de dos Cuerpos Colegisladores, a saber: Senado y Congreso. Ambos Cuerpos son iguales en facultades, excepto en los casos previstos en la Constitución. ( ... ) Art. 54 La iniciativa de las leyes corresponde al Rey y a cada uno de los Cuerpos legisladores Art. 60. los senadores se elegirán por provincias. Al efecto, cada distrito municipal elegirá por sufragio universal un número de compromisarios igual a la sexta parte del de concejales que deban componer su Ayuntamiento. (...) Los compromisarios así elegidos se asociarán a la Diputación provincia] respectiva, constituyendo con ella la Junta electoral. Cada una de estas Juntas elegirá a pluralidad absoluta de votos cuatro senadores. ( ... ) Art. 65. El Congreso se compondrá de un Diputado al menos por cada 40,000 almas de población, elegido con arreglo a la ley electoral. Art. 66. Para ser elegido Diputado se requiere ser español, mayor de edad y gozar de todos los derechos civiles. DISPOSICIONES TRANSITORIAS Art. 1. La ley que en virtud de esta Constitución se haga para elegir la persona del Rey y para resolver las cuestiones a que esta elección diere lugar formará parte de la Constitución. ( ... )." En definitiva, se observa cómo se organiza desde la propia Constitución un régimen político de libertades caracterizado por el equilibrio entre los poderes. Un auténtico régimen democrático, como nunca antes se había dado en España. 164 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) 16.2. LA REGENCIA DE SERRANO (1869-1871) Y EL REINADO DE AMADEO DE SABOYA (1871-1873) A. LA REGENCIA DE SERRANO Y EL GOBIERNO DE PRIM Una vez sancionada la Constitución, y dado que España no tenía rey, se optó por nombrar regente al general Francisco Serrano, que tenía prestigio de imparcial, pero la labor de gobierno fue ejercida en realidad por el general Prim, nombrado presidente del Gobierno y ministro de Guerra. Durante esos meses anteriores a su asesinato, su labor manifestó una clara tendencia izquierdista. Los generales Francisco Serrano y Juan Prim, protagonistas del cambio de régimen La tarea más importante desde la promulgación de la Constitución fue la de encontrar un nuevo rey. Las opciones fueron muchas. Se pensó en Espartero, veterano político y antiguo regente, pero su edad y la experiencia de su paso por la regencia eran un serio obstáculo. Se pensó en un príncipe francés, duque de Montpensier y en otro alemán, Leopoldo de Hohenzollern, pero por una razón o por otra, ambos fueron rechazados por el emperador que en aquel momento regía los destinos de Francia, Napoleón III (sobrino de Napoleón Bonaparte). Finalmente, y gracias a las gestiones de Prim, el joven aristócrata italiano Amadeo de Saboya, duque de Aosta, hombre planamente identificado con el liberalismo, aceptó convertirse en Amadeo I de España. 165 HISTORIA DE ESPAÑA B. EL REINADO DE AMADEO I (1871-1873) Las Cortes lo eligieron rey en octubre de 1870, aunque sólo contó con 191 de los 311 votos, lo que da idea del escaso apoyo que contaba desde un principio. No fue la menor dificultad que tuvo que sobrellevar el nuevo rey el asesinato de su principal apoyo, Prim, antes de iniciar su reinado, pero a ello se unió la oposición de tres grandes sectores políticos españoles, la de los carlistas (que iniciaron así en 1872 una nueva guerra, tras de la los años treinta y la de los sesenta), la de los partidarios de Alfonso —hijo de Isabel II y futuro Alfonso XII)— y la de los republicanos. Amadeo I de Saboya Sus únicos apoyos eran el de los llamados constitucionalistas de Sagasta (unionistas y elementos moderados del progresismo) y los radicales dirigidos por Ruiz Zorrilla (progresistas y demócratas), pero ambos sectores de los partidarios del régimen estaban, adames profundamente enfrentados entre sí. En tales circunstancias, Amadeo, consciente de la imposibilidad de seguir gobernando, hubo de presentar sus renuncia en febrero de 1873. El mismo día, las Cortes, en sesión conjunta, proclamaron, a falta de cualquier otra opción, la Primera República Española. Apoyos y oposición a Amadeo I APOYOS De izquierda a derecha “Radicales” de Ruiz Zorrilla (progresistas y demócratas) “Constitucionalistas” de Sagasta (unionistas y derecha del progresismo OPOSICIÓN De izquierda a derecha Republicanos Alfonsinos Carlistas 16.3. LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (18731874) Y LA REPÚBLICA UNITARIA DE SERRANO (1874) A. LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1873-1974) Durante el año escaso que duró la Primera República se sucedieron cuatro presidentes, lo que da idea de la inestabilidad política que la caracterizó. La forma política republicana no era especialmente apoyada por la nación (de hecho, los partidos 166 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) republicanos seguían siendo minoritarios) pero esta fue la única salida posible a la crisis desencadenada por la renuncia de Amadeo. Las circunstancias históricas tampoco favorecieron a la República, que tuvo que enfrentarse simultáneamente a dos guerras, la carlista y la de independencia de Cuba15 y a la hostilidad del ejército, claramente partidario de la monarquía. 1. La presidencia de Estanislao Figueras estará marcada por sus intentos de implantar una república federal. Se llaman “federales” aquellos Estados (indistintamente que se trate de repúblicas o monarquías, si bien esto último no es habitual) que están formados a su vez por Estados federados que, por lo menos teóricamente con previos al propio Estado federal y que se unen en un proceso de cesión de su soberanía. Dado que el origen de la soberanía se encuentra en cada uno de estos Estados, la del Estado federal (el que los reúne a todos) es una soberanía derivada. De ahí que los Estados federados (cada una de las piezas que forman el conjunto, para entendernos) conserven grandes cotas de autogobierno16 y una teórica (aunque más Estanislao Figueras (izqda.) y Francisco Pi y Margall 15 Como recordarás, tras el proceso emancipador de nuestras colonias americanas en los años diez y veinte del siglo XIX, a España sólo le quedaban Filipinas, Puerto Rico y Cuba. Ahora comienzan los problemas que terminarán con la pérdida de los últimos restos de nuestro en otro tiempo impresionante imperio colonial, a finales del siglo XIX. 16 Tal vez esto te suene a lo que en España existe actualmente con la autonomía de las distintas regiones y nacionalidades. Pero desde el punto de vista teórico estos dos sistemas son bastante diferentes, por cuanto las Comunidades Autónomas reciben por delegación del Estado Central, único depositario original, una serie de funciones relativas a los tres poderes (legislativo, ejecutivo, judicial) y no son titulares, en ningún momento, de soberanía. Precisamente lo que reivindica actualmente el nacionalismo vasco, desde el PNV hasta la ETA, es el reconocimiento de la soberanía del pueblo vasco, lo que no es, en principio lo mismo que pedir la independencia. De ese modo, el pueblo vasco, soberano y no sometido políticamente a la soberanía de la nación española, podría decidir libremente si seguir dentro del Estado español o declararse independiente. 167 HISTORIA DE ESPAÑA que discutible en la práctica) potestad para abandonar la federación e independizarse17. Pero en su intento, Figueras tuvo que hacer frente a una doble oposición, dentro de las filas del propio republicanismo, la de los partidarios de una república unitaria, no federal, por un lado; y por otro la de los republicanos más extremistas partidarios de la revolución. Ello terminó por ocasionar la dimisión del Presidente. 2. La temprana dimisión de Figueras dio paso a la presidencia de Francisco Pi y Margall, quien tuvo que hacer frente a dos graves problemas: a) El recrudecimiento de la guerra carlista, herencia del pasado, y b) La llamada insurrección cantonalista, alentado por los sectores más radicales del republicanismo, que consistió en un intenso rebrote de los particularismos locales y regionales, que protestaban contra el excesivo centralismo de la República, contra lo que consideraban un exceso de uniformidad y contra un supuesto autoritarismo del gobierno central. La insurrección Nicolás Salmerón (izqda.) y Emilio Castelar cantonalista se extendió especialmente por muchas ciudades del Levante y Andalucía, que se declararon durante unos meses “cantones independientes”, no reconociendo el poder central 3. Desde julio de 1873 se inicia una etapa más estable y caracterizada por el restablecimiento del orden y de la autoridad del poder central, eligiéndose a tal fin aun nuevo presidente, Nicolás Salmerón. Este periodo está marcado por el sometimiento 17 Ejemplos de sistemas federales son los de Estados Unidos (hasta el propio nombre lo dice) de Norteamérica, con Estados federados como California, Tejas, Georgia, Illinois, Nueva York, Massachusetts..., la República Federal de Alemania, la Federación Rusa, los Estados Unidos de Méjico... 168 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) de la rebelión cantonalista, pero su negativa a firmar penas de muerte forzó su dimisión. 4. Salmerón fue sustituido por Emilio Castelar, cuyo lema era, significativamente, “orden, autoridad y gobierno”, por lo que se puede afirmar que la tendencia iniciada con Salmerón se consolida ahora. Ello que se concreta en el creciente protagonismo del ejército, disolviendo un grupo de Voluntarios de la República, algo así como una nueva versión de la vieja Milicia Nacional. A la altura de diciembre de 1873, sin embargo, Castelar se encontraba aislado y sin apoyos en las Cortes, ante lo cual, el general Pavía, (militar identificado con su política de orden y que temía que fuera sustituido por republicanos federalistas que pusieran en peligro la labor de sometimiento de los cantonalistas) tomó por las armas el edificio del las Cortes y las declaró disueltas, lo que forzó la dimisión de Castelar. La Primera República propiamente dicha llegaba de esta forma a su fin. De nuevo comprobamos como la intervención de los militares en la vida política española resulta decisiva, lo que a estas alturas nos resulta ya familiar. Se dio inicio así a una etapa de transición, la llamada República Unitaria con el general Serrano de nuevo al frente de los destinos de España. La Tercera Guerra Carlista y la sublevación cantonalista B. LA REPÚBLICA UNITARIA DE SERRANO Durante el mandato de Serrano, a lo largo del año 1874 fue ganando terreno la opción de entregar de nuevo al trono a los 169 HISTORIA DE ESPAÑA Borbones, en la persona del hijo de Isabel II, el futuro Alfonso XII. El principal dirigente de esta tendencia fue Antonio Cánovas del Castillo, personaje central del futuro régimen, pero fue la intervención de un militar la que precipitó los acontecimientos. Efectivamente, el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 y proclamó rey de España a Alfonso XII. Comenzaba así el largo periodo de la historia de España que se conoce con el nombre de Restauración. 16.4. LA TERCERA GUERRA CARLISTA A lo largo del Sexenio Revolucionario los carlistas fueron una fuerza siempre enfrentada al poder establecido. Su defensa del legitimismo les hacía estar en contra de la Constitución del 69 y de la posterior búsqueda de un Rey para ofrecerle la corona española. Instaurada la monarquía de Amadeo I su actitud opositora, encabezada por Nocedal, les lleva a formalizar una coalición electoral contranatura con los republicanos federalistas para socavar al monarca. Fracasada esta oposición política acuden a las armas, pero la rápida reacción de Serrano alcanzando el "acuerdo de Amorevieta", en mayo de 1872, evita el enfrentamiento. Carlos VII En diciembre de 1872 estalla una nueva guerra. El carlismo enarbola ahora como pretendiente al nieto de Carlos María Isidro, Don Carlos María de los Dolores de Borbón y Austria, conocido como Carlos VII. Su credo político, formulado en 1869, defendía la unidad católica de España y el deseo de impulsar una descentralización administrativa, aunque su concepto de la libertad estaba más inspirado por el evangelio que por el ideario puramente liberal. En un campo más pragmático se comprometía a afrontar la deplorable situación económica, impulsando una política de austeridad: pese a su apariencia, el ideario del pretendiente Don Carlos era menos personalista y teocrático que el de sus antecesores. La abdicación de Amadeo I, febrero de 1873, y la proclamación de la República será la ocasión esperada para iniciar una nueva campaña en la que las fuerzas de la República tuvieron que enfrentarse con la desorganización inherente a todo cambio político y con la hostilidad de una parte considerable del ejército claramente desafecto. El general Dorregaray dirige las tropas carlistas y consigue hacerse fuerte en Vizcaya, al tiempo que el gobierno republicano ve aún más debilitada su posición con la insurrección cantonal en Murcia y Cartagena. En Cataluña los carlistas de Francisco Savalls, comandante general de Gerona vence sucesivamente a las tropas de Martínez Campos, Serrano y Weyler. El golpe de estado de Pavía no puso fin a la guerra carlista, continuando éstos con su campaña sobre Bilbao, 170 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) centrándose la campaña, tras la liberación de Bilbao por los leales al gobierno de Madrid en la localidad de Estella. Con el advenimiento de la Restauración alfonsina, (de la que trataremos en profundidad en el próximo tema), era evidente que el carlismo, de sólida implantación en las provincias vascas, salvo en las capitales, y en parte de Navarra y Cataluña, no tenía presencia en la mayor parte del territorio español, con lo que era evidente que sus posibilidades militares eran mínimas. La identificación inmediata de buena parte de la jerarquía militar con Alfonso XII aumentó la eficacia de la acción armada. El reconocimiento que en marzo de 1875 realizó el general Cabrera, antiguo líder carlista, del nuevo rey Alfonso XII, minaron las filas carlistas, máxime con el paso al bando alfonsino del general carlista Eustaquio Díaz de Rada, que ejercía el mando supremo de las fuerzas carlistas. Tras sucesivas derrotas en Castellón de la Plana y Seo de Urgell, con la consiguiente dispersión de las fuerzas carlistas catalanas, las tropas gubernamentales centraron la campaña en Navarra, poniendo fin a la guerra con la entrada de Alfonso XII en Pamplona, en febrero de 1875. Terminaba así la disputa dinástica, contribuyendo este éxito militar al asentamiento de la Restauración. 171 HISTORIA DE ESPAÑA 17. LOS ORÍGENES Y EL DESARROLLO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN ESPAÑA. SU INCIDENCIA EN ANDALUCÍA 17.1. ESTANCAMIENTO AGRARIO Y APERTURA AL EXTERIOR A. ASPECTOS GENERALES. Aunque no existe cuantificación fiable de las consecuencias económicas de la guerra de la Independencia y de las guerras civiles posteriores, parece que los efectos de una y otras debieron ser muy graves. Así se prueba por testimonios aproximativos de políticos y escritores de la época. Cuando se inició la construcción del ferrocarril, la gran argumentación para justificarla consistió en la necesidad de remediar los desperfectos causados durante las etapas anteriores en las comunicaciones españolas. En cuanto a la producción agraria a nivel nacional, con recordar que durante las Cortes del Trienio Liberal, antes de la guerra carlista, hubo quien calculó que se producía un sexto menos de trigo, la mitad de aceite y todavía una proporción menor de vino. Todo hace pensar que hasta el año 1840, España vivió en un profundo estancamiento económico por motivos políticos internos, pero también debido a la ruptura de la relación con las Indias. Ha sido habitual considerar que la España de las décadas centrales del siglo XIX se caracterizó por su dualidad entre un mundo rural, anclado en el pasado, y un mundo urbano, en el que comenzó una transformación en sentido capitalista. Actualmente se tiende a pensar que, aun siendo manifiesta esa dualidad, tampoco debe exagerarse. También el mundo agrario presenció cambios importantes, aunque no fueran espectaculares. En cuanto al término con el que denominar la evolución en el mundo urbano e industrial se debe optar por «retraso», en sentido cronológico y de impacto sobre el conjunto de la sociedad española en relación con lo que sucedía en otros países de nuestro entorno, más que por «fracaso». B. LA AGRICULTURA. Los cambios técnicos que se produjeron en el medio agrícola fueron lentos. Hasta bien entrado el siglo (en concreto, hasta 1866-1868) perduraron las crisis de subsistencia características del mundo del Antiguo Régimen: dado que en circunstancias normales las cosechas apenas superaban los mínimos necesarios para alimentar a la población, una mala cosecha podía producir en una región determinada un incremento de la mortalidad ante la imposibilidad de lograr que otras regiones mejor provistas enviaran sus excedentes, dada a su vez la penuria de los transportes. 172 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) Cada una de esas crisis perjudicaba gravemente a los sectores más humildes: mientras que los grandes propietarios se beneficiaban del alza de precios, los braceros tenían menos jornales y los pequeños propietarios debían recurrir a los préstamos. A pesar de estas crisis, la realidad es que la España rural experimentó cambios de importancia entre el comienzo del siglo XIX y los años sesenta. Principalmente una mejor articulación del mercado nacional y de las relaciones con el exterior, que facilitaba el intercambio de alimentos, una mejor adaptación de los cultivos a las peculiaridades de la tierra y un aumento general de la producción cuya consecuencia fue la mejor alimentación de los españoles. Se llevó a cabo una cierta especialización de los cultivos según las peculiaridades climáticas. En el norte, a partir del final del XVIII se difundió, junto con el maíz, la patata, mientras que los cereales se convertían en el cultivo predominante en las dos Castillas y Andalucía y el viñedo ocupaba cada vez más espacio en el litoral mediterráneo. El sector agrícola empezó a adaptarse al mercado nacional e internacional. Incluso una región caracterizada por el autoconsumo como era Galicia comenzó a exportar cabezas de ganado a Gran Bretaña. También se adaptaron al mercado las antiguas colonias americanas, con las que se mantuvo una relación comercial a pesar de la independencia política. Las nuevas roturaciones (puesta en explotación de tierras anteriormente incultas) en ocasiones se hicieron en tierras marginales, pero lo cierto es que el aumento de la superficie de cultivo produjo también un importante incremento en la producción. Se ha calculado que de 1800 a 1860 el crecimiento en la superficie de cereal cultivada fue del orden del 50% y pudo triplicar la de vid. El desarrollo de la producción pudo ser del orden del 90 % en trigo, más del doble en vino y esa misma proporción en aceite. Como no parece que los métodos de cultivo cambiaran de manera significativa, hay que atribuir estos cambios principalmente a tierras cultivadas por vez primera y a una mejor adaptación de los cultivos a las peculiaridades de cada región. C. LAS ACTIVIDADES FINANCIERAS: APERTURA AL EXTERIOR Y BASE DE LA INDUSTRIALIZACIÓN En contraste con el mundo agrario, en el urbano se empezaron a producir cambios importantes en la década de los años cuarenta, pero fueron mucho más decisivos en la inmediatamente posterior, durante el gobierno de los progresistas (Bienio Progresista). Estos cambios fueron la consecuencia principal de la apertura hacia el exterior. 1. Tanto el Antiguo Régimen como la política seguida por los moderados tendieron a una actitud de cerrazón que, por ejemplo, puso dificultades a la importación de maquinaria textil desde Gran Bretaña, a pesar de los evidentes efectos positivos que podía tener sobre la industrialización española. Por otro lado, aunque a partir del final de la guerra carlista de los años treinta se produjo una etapa de prosperidad económica, la crisis financiera producida en tomo a 1848 en toda Europa arrastró en España a la mayor parte de las sociedades anónimas, que quedaron reducidas a menos de una decena. A mediados de siglo se llevó a cabo la reconversión de la Deuda por Bravo Murillo que, en la práctica, significó algo muy semejante a un puro y simple repudio, y la cotización de la 173 HISTORIA DE ESPAÑA Deuda española quedó suspendida en Londres, que era el principal mercado mundial de títulos de Deuda Pública. 2. La situación empezó evolucionar en el bienio progresista y para que así sucediera resultó imprescindible la transformación en la legislación del Estado. A comienzos del año 1856 se reguló definitivamente la banca española. Fue la inversión en los ferrocarriles españoles la que atrajo a la inversión financiera extranjera, pero también a la nacional, que supuso la mitad del total. El capital extranjero —en concreto, francés— creó la trama que haría posible las inversiones. Así se demuestra por el hecho de que las sociedades de crédito más importantes que se instalaron en estas fechas en España centraron el grueso de sus inversiones en redes de ferrocarril de las diferentes regiones españolas. Cada una de ellas fue la representación en España de una gran banca francesa. Así, los Rothschild crearon la Sociedad Española Mercantil e Industrial, los Péreire el Crédito Mobiliario y Prost la Compañía General de Crédito. 3. El periodo 1859-1864, coincidente aproximadamente con el gobierno de la Unión Liberal, resultó excepcionalmente próspero desde el punto de vista financiero. No sólo todas esas sociedades contribuyeron a él, sino que la economía española se abrió hacia el exterior. Ya en este momento, la mayor parte del comercio exterior español se dirigía hacia Gran Bretaña y Francia y una porción considerable de él consistía en bienes de equipo. La economía española tenía problemas endémicos como, por ejemplo, los relativos a la Deuda, pero empezaba a sentar las bases para la industrialización. 17.2. LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LOS TRANSPORTES La mayor apertura de la economía española la facilitó el proceso industrializador, y si no fue mayor se debió en parte a factores derivados de las propias condiciones materiales del país. Aunque es cierto que hubo una burguesía rentista poco capaz de lanzarse a aventuras empresariales, como la que vimos que se había beneficiado de la desamortización de Mendizábal, también había grupos de burgueses emprendedores, dispuestos a arriesgar su capital y de implicarse directamente como empresarios. El capital extranjero fue imprescindible y no puede pensarse que su utilización tuviera consecuencias negativas para el crecimiento económico español. Si se importó maquinaria o productos siderúrgicos, la razón fue que la industria nacional era incapaz de proporcionarlos. A. LA SIDERURGIA La industria por excelencia en la primera fase de la industrialización fue la siderurgia, que constituye un buen ejemplo de las dificultades existentes en el caso de España. La localización de esta industria estaba necesariamente marcada por la de las materias primas. Eso explica que se sucedieran tres 174 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) focos de desarrollo siderúrgico, sin que hasta el último cuarto de siglo se llegara a una ubicación definitiva. El primer alto horno se instaló en España en la provincia de Málaga, como iniciativa de Heredia, para utilizar la madera y las minas de hierro locales. Sin embargo, las dificultades pronto fueron muy grandes al utilizar un combustible de escaso poder calórico. En el plazo de treinta años este foco desapareció y la siderurgia se trasladó a Asturias en la proximidad de las minas de carbón. Esta provincia desarrollaba ya a mediados de siglo casi la mitad de la producción siderúrgica, pero estaba destinada a ser superada por la siderurgia vizcaína, que a partir de las ferrerías tradicionales evolucionaría hacía un claro predominio. En el momento de la revolución de 1868, la siderurgia vasca representaba ya el 28 % de la producción nacional, mientras que la malagueña tan sólo quedaba en el 5% y la asturiana disponía del 46 %. La primera industria siderúrgica vasca moderna fue propiedad de la familia Ybarra, que desempeñaría un papel de primera importancia en el desarrollo del capitalismo vasco y también nacional B. LA INDUSTRIA TEXTIL La industria textil catalana testimonia las posibilidades de desarrollo industrial a partir de un punto de partida muy modesto. Cataluña, y más en concreto Barcelona, fue descrita por viajeros extranjeros como una «pequeña Inglaterra» y sin duda lo era, al menos en comparación con el resto de la Península, puesto que en ella se localizaban las tres cuartas partes del capital en sociedades anónimas del país. Partiendo de una capitalización producida por el comercio de productos agrícolas, los industriales textiles catalanes primero crearon una industria autóctona que fue capaz de mantener, a lo largo de toda la primera mitad del siglo XIX, un contacto comercial con América que no quedó roto a pesar de la independencia. Al mismo tiempo, a través de la importación de maquinaria británica en el periodo 1830-1860, consiguieron la mecanización total de su industria que a partir de este momento quedó en condiciones óptimas para alcanzar la hegemonía sobre el resto de las industrias textiles españolas. La introducción de la maquinaria —denominada en inglés self-acting, lo que explica que se las llamara selfatinas— motivó protestas muy duras y quemas por parte de los artesanos, pero se acabó imponiendo e incluso transformando la forma de vida en Barcelona, donde más del 40% de la población vivía de la industria a mediados de siglo. Existen datos significativos acerca de los progresos de la industria textil catalana, que era principalmente de algodón. El incremento de la importación de materia prima fue creciente a partir de 1830, llegando a 15.000 toneladas anuales en 1845 y a 20.000-25.000 en tomo a 1860. La fuerza instalada en caballos de vapor se multiplicó por nueve entre 1835 y 1861. 175 HISTORIA DE ESPAÑA La hegemonía de Cataluña en el textil de algodón empezó a producir en esta misma época una atracción del textil en general (lana, seda) hacia la región, impulsada por esa superioridad técnica que arruinaba a las industrias tradicionales. La industria textil empujó el crecimiento de la industria en general a un ritmo anual del 4 % en 1835-1860 y algo inferior a partir de esta fecha. El crecimiento industrial se concentró en ciertas provincias como Barcelona, Madrid, Vizcaya y Valencia. C. EL DESARROLLO COMUNICACIONES DEL FERROCARRIL Y LAS La industria textil catalana, que había tenido un origen autóctono, transformó tan sólo la forma de vida de aquella región, mientras que el desarrollo del ferrocarril tuvo muy directa influencia en la vida de todos los españoles. Los historiadores se han preguntado en ocasiones acerca de si esta inversión fue la más oportuna y si el modo en que se llevó a cabo —en gran medida con importaciones del material ferroviario procedentes de otros países— no perjudicó, en vez de resultar beneficiosa. Sin embargo, no hubo en la época una alternativa de transporte más eficiente, en especial en un país de complicada orografía y, además, las importaciones citadas eran en un principio inevitables teniendo en cuenta la incapacidad de la industria nacional de dar respuesta a la demanda. 1. Hasta 1855 no hubo más que prehistoria del ferrocarril en España. En tiempos de Fernando VII existieron algunos proyectos que no llegaron a fraguar por falta de capital y de capacidad técnica, pero también porque las condiciones políticas eran las peores para que se pudieran emplear capitales extranjeros en España. Los primeros trabajos de planificación no se produjeron sino en 1844, con el comienzo de la década moderada, momento en el que se decidió usar, un ancho de vía superior al europeo, imaginando que sería necesario usar máquinas de mayor tamaño debido a lo montañoso de la geografía española. Las primeras líneas ponían en relación grandes ciudades con su entorno más inmediato o cubrían necesidades muy perentorias y peculiares. En 1848, por ejemplo, se abrió la línea BarcelonaMataró, que resultó muy rentable y fue propiciada por el empleo de tecnología y capital británico. Otras líneas de este primer despegue del ferrocarril español fueron la abierta entre Madrid y Aranjuez y aquella que permitió llevar el carbón asturiano desde la cuenca minera hasta el puerto de Gijón. En total, a la altura de 1855, fecha en que se abrió esta última línea, existían en España 475 kilómetros de ferrocarril. La arbitraria concesión de las líneas por el Estado dio lugar a escándalos y muchas de las empresas explotadoras tuvieron problemas como consecuencia de la crisis de los años cuarenta. 176 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) 2. La situación cambió a partir de 1855 con la nueva legislación puesta en marcha en el verano de ese año. Se optó por una ordenación más racional a partir de una red radial centrada en Madrid, con concesiones por 99 años y una serie de franquicias destinadas a la importación de material destinado a la construcción de las líneas. Como consecuencia de esta legislación a la altura de 1868 el número de kilómetros de vía construidos se acercaba ya a los 5.000. Las principales compañías (Norte, Madrid-Zaragoza-Alicante y Ferrocarriles Andaluces) eran de capital francés y nacieron entre 1856 y 1858. Importa recalcar que en torno a 1868 no sólo había sido construida la red ferroviaria básica, sino que, además, había experimentado un desarrollo muy considerable la red de caminos. Ésta, a partir de los años treinta, a pesar de la guerra, fue multiplicando su construcción a un ritmo de 500 kilómetros anuales y en 1868 había una red de 18.000 kilómetros, de los que la mitad se habían construido desde el comienzo de esa década. En realidad, la construcción de caminos y, sobre todo, del ferrocarril supuso un decisivo cambio en la vida española que permitió una mejor comunicación. De esta manera se explica la constitución de un auténtico mercado nacional, tan importante para la difusión de los productos agrarios y para evitar las periódicas hambres. Se ha calculado que la construcción de la red ferroviaria pudo suponer un ahorro de un 15 % de la renta nacional. La comunicación postal pudo adquirir sus características contemporáneas y configurarse como un servicio público. El ferrocarril disminuyó los gastos del correo a tan sólo una sexta parte. En 1849 apareció el sello de correos como procedimiento de pago. También data de mediados de siglo la difusión del telégrafo eléctrico, cuando hasta entonces únicamente había existido un telégrafo óptico que era utilizado tan sólo por el gobierno o la Casa Real. D. LA MINERÍA Finalmente, a la altura de los últimos años de este periodo, ya en la época del Sexenio Revolucionario, empezó a apuntar una novedad de importancia en el terreno industrial: el significativo incremento de las exportaciones de productos mineros. La minería a mediados de siglo suponía tan sólo la exportación de unas 10.000 toneladas anuales que representaban el 1% del total, pero en la primera mitad de la década de los setenta se acercaba ya al millón de toneladas, lo que equivalía al 8 % de la exportación española total. La minería no creó directamente ninguna industria, pero supuso una importante capitalización que tendría un decisivo resultado sobre la evolución económica española. 17.3. LOS COMIENZOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN ANDALUCÍA A. LOS ANTECEDENTES 177 HISTORIA DE ESPAÑA A finales del siglo XVIII, Andalucía reunía unas buenas condiciones para iniciar la industrialización. Aumentaba su población y poseía importantes recursos agrarios y mineros. Además, desde los puertos andaluces se llevaba a cabo gran parte del comercio que España mantenía con sus colonias americanas. 1. Así surgió un principio de industrialización en el último tercio del siglo XVIII. Aparecieron instalaciones fabriles en distintos puntos de la región: salitre y tabacos, en Sevilla; lonas, en Granada, o ferrerías, en Ronda. Pero, sobre todo, cabe destacar la iniciativa de empresarios de Cádiz y de poblaciones cercanas, que, animados por el próspero comercio con América, adquirieron algunas de las primeras máquinas de vapor que los británicos comenzaban a exportar. Esta mecanización se aplicó primero a fábricas tradicionales, como harineras o aserraderos, pero también se introdujo en el sector de vanguardia: la manufactura del algodón. 2. A principios del siglo XIX, la guerra con Gran Bretaña paralizó el comercio con América y privó a esta incipiente industria gaditana de su principal clientela. En los años siguientes, la pérdida de gran parte de las colonias americanas fue un duro golpe para el conjunto de la producción manufacturera y, en general, para toda la economía andaluza. No había posibilidades de encontrar sustitutos al mercado americano: en Andalucía, porque la mayoría de su población carecía de recursos para adquirir estos productos industriales; en el resto del mercado español, por la fuerte competencia de otras regiones. Así fracasó este primer intento industrializador andaluz. B. NUEVAS MALAGUEÑO INICIATIVAS. EL FOCO INDUSTRIALIZADOR A pesar de este desastre comercial, en los años siguientes aparecieron nuevos focos industriales en distintos lugares de Andalucía, destacando el malagueño. Málaga había incrementado su actividad comercial desde finales del XVIII. Era el primer puerto exportador de aceite de oliva, cuya demanda en Europa — para el alumbrado y lubricación de máquinas— aumentaba cada día. Para envasar el aceite se fabricaban toneles, y para ensamblar los toneles se necesitaban flejes de hierro. Fue entonces, en 1825, cuando un empresario, M. A. Heredia, decidió fabricar estos flejes. Éste fue sólo el primer paso de lo que, pocos años después, se convirtió en un importante centro siderúrgico. Su desarrollo se vio favorecido por la paralización de la producción de hierro del norte de España debido a las guerras carlistas. En torno a Heredia se formó un núcleo empresarial que estaba dispuesto a adoptar las innovaciones tecnológicas del momento. Así surgieron los altos hornos de "La Constancia" y "La Concepción", en los términos municipales de Marbella y Málaga, respectivamente, que explotaban las cercanas minas de hierro de Ojén. La producción aumentó de tal modo, que a mitad de siglo 178 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) los hierros del sur habían sustituido a los del norte en el mercado español. Esto fue posible por la ampliación y la incorporación de nuevas ferrerías: además de las malagueñas estaban las sevillanas, que comenzaron con las instalaciones de "El Pedroso". Andalucía producía casi el 50 por 100 de todo el hierro colado español. Las inversiones malagueñas no se limitaron al sector siderúrgico, sino que también se extendieron al sector textil —la otra palanca de la primera industrialización—. Aunque se habían iniciado focos textiles en Cádiz y Sevilla, pronto se convirtió Málaga en el principal centro del sector. Los Heredia-Larios introdujeron en la provincia hilados y tejidos de algodón fabricados con la tecnología punta del momento, de modo que su fábrica consumió, en 1850, más fibra que ninguna otra de la península. Mientras, Antequera aumentaba la producción de paños de lana, gracias a la renovación de sus instalaciones fabriles. Las iniciativas industriales en Málaga afectaron también al sector químico como complemento de la siderurgia. El resultado de estas iniciativas fue que esta provincia andaluza consiguió tener empleadas a unas 7.000 personas en la década de los cincuenta, su momento de mayor auge. C. EL FRACASO INDUSTRIAL La situación descrita anteriormente comenzó a cambiar a comienzos de los años sesenta. Una innovación en la fundición del hierro hizo más rentable el carbón mineral que el carbón vegetal, que se utilizaba en la provincia malagueña. ¿Qué hacer para superar este inconveniente? La posibilidad de importar hulla inglesa era poco ventajosa por los altos aranceles que había que pagar por ella (su subida fue una medida del gobierno para favorecer la producción hullera de Asturias). Entonces se intentó otra alternativa: traer el carbón de las minas de Sierra Morena, en el norte de Córdoba. Para ello se acometió la construcción de una vía férrea que uniera estos yacimientos con Málaga; pero esta alternativa resultó poco rentable, ya que el carbón seguía siendo muy caro. El resultado fue la ruina de la siderurgia malagueña, incapaz de competir con la siderurgia más modernizada del norte. Por las mismas fechas, años sesenta, los paños antequeranos y el algodón malagueño cayeron, incapaces de competir con la producción catalana. La decadencia de los sectores siderúrgico y textil afectó a todas las tierras del sur y arrastró a gran parte del resto de la actividad fabril. El incremento en las explotaciones mineras, en el último tercio del siglo, no pudo evitar este declive industrial, Los principales yacimientos quedaron en manos del capital extranjero y la actividad minera no supuso un incentivo para el resto de la economía. De ese hundimiento sólo se salvaron algunos sectores, como la industria agroalimentaria: vinos y licores, azúcar, aceite, etc. Estas fábricas, ya tradicionales en la región, habían persistido junto a los "modernas" industrias. Ahora, en el último tercio del siglo, siguieron creciendo y modernizándose, amortiguando el fracaso de las nuevas industrias. 179 HISTORIA DE ESPAÑA La decadencia industrial, como se ha visto anteriormente, estuvo provocada por distintos factores: el alto precio que había que pagar por el carbón, la política arancelaria del gobierno o la competencia que representaban otras regiones industrializadas del país. Pero la razón última hay que buscarla en las mismas características del proceso industrial andaluz, que determinaron que la crisis general de 1866 afectase de un modo tan especial. Me refiero a que la industrialización andaluza consistió esencialmente en las iniciativas aisladas de algunos inversores, que aprovecharon momentos favorables para hacer negocios fáciles. Hubo, desde luego, un crecimiento industrial, pero no se produjo un verdadero desarrollo económico porque las nuevas industrias no se habían integrado con otros sectores de la economía. Se originó así una situación contradictoria: frente a las industrias de vanguardia, el conjunto de la región seguía manteniendo una estructura socieconómica atrasada, que era esencialmente agraria, con graves desequilibrios en el reparto de riqueza y con una mayoría de la población analfabeta, con bajo nivel de vida y de consumo. 180 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) Los primeros pasos de la red ferroviaria española se dieron durante el reinado de Isabel II, inicialmente de forma tímida y poco coherente; desde principios de la década de 1860 se comenzó a construir una auténtica red con centro en Madrid 181 HISTORIA DE ESPAÑA Los principales centros siderúrgicos de España se concentraban en torno a Madrid, Barcelona y Bilbao y la cuenca hullera de Asturias, además de en Andalucía. Este último centro estaba abocado a desaparecer en pocos años. 182 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) 183 HISTORIA DE ESPAÑA 18. EL MOVIMIENTO OBRERO: ANARQUISMO Y SOCIALISMO 18. 1. EL MOVIMIENTO OBRERO A ESCALA INTERNACIONAL: EL PENSAMIENTO MARXISTA A. LA APARICIÓN DEL PROLETARIADO Y DEL MOVIMIENTO OBRERO: LUD-DISMO, TRADE UNIONS Y SOCIALISMO UTÓPICO. Durante los siglos XVIII y XIX se está produciendo en buena parte de los países que actualmente conocemos como desarrollados un fenómeno de importancia histórica, la revolución industrial (que en otros casos sólo es un proceso de industrialización). Esta revolución de carácter económico fue protagonizada por un lado por la burguesía, a la que tantas referencias se han hecho en los temas precedentes con relación a su actuación política; por otro lado, la revolución fue protagonizada por un nuevo grupo social, el proletariado, el conjunto de obreros industriales que constituían en un principio una masa dócil. De ese modo, durante décadas, los proletarios, claramente desorganizados, no opusieron gran resistencia a la explotación a la que estaban siendo sometidos por parte de sus patronos burgueses. Los primeros intentos de organización obrera se produjeron en la primera mitad del siglo XIX en Inglaterra, país en el que había tenido su origen la revolución industrial, pero consistieron básicamente en movimientos pseudoterroristas en lucha contra las máquinas (luddismo) o en meras asociaciones obreras sectoriales (las Trade Unions) que no iban al origen de los problemas y se contentaban con intentar resolver sus consecuencias. Durante esa misma primera mitad del siglo XIX en Francia surgió una corriente de pensamiento que denunciaba la lamentable situación de los obreros (larguísimas jornadas de trabajo, falta de días de descanso, míseras condiciones de vida, falta de higiene y seguridad en el trabajo, trabajo infantil, inexistencia de seguros de enfermedad, accidente o vejez...) que apuntaban a la responsabilidad de los patronos, es decir, de la burguesía; pero al mismo tiempo proponían unas soluciones muy ingenuas, prácticamente basadas en la buena voluntad de los empresarios, buena voluntad que desde luego brillaba por su ausencia. Es esta corriente de pensamiento se le conoció como socialismo utópico. B. EL PENSAMIENTO DE MARX: EL SOCIALISMO CIENTÍFICO. De ese modo, hubo que esperar casi a mitad de siglo para que un filósofo alemán, Karl Marx (1818-1883), diera a la luz, junto con su compañero Friedrich Engels, su obra El manifiesto comunista, en la que, mediante un análisis basado en la ciencia económica, 184 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) señalaba las causas de la situación del proletariado y proponía soluciones más realistas. A esta corriente de pensamiento, llamada a tener enorme importancia en todo el mundo en los 150 años siguientes18 se la conoce con los nombres de marxismo, socialismo científico o simplemente socialismo. Las líneas básicas del pensamiento de Marx, son las siguientes: a) El materialismo histórico.— Para Marx las sociedades humanas han ido evolucionando a través de diversos modos de producción, de entre los que destacan el esclavista (Imperio romano), el feudalismo (edades media y moderna) y el capitalismo (desde la revolución industrial hasta la época en la que desarrolla su pensamiento y, desde nuestra perspectiva, hasta la actualidad en la mayor parte del mundo). En cada modo de producción hay una base o “infraestructura” de naturaleza eminentemente económica (tecnología y grupos sociales que intervienen en la producción, las clases) sobre la que se asienta una “superestructura” (el Estado, el derecho, los valores morales, la religión) que además sirve para garantizar la hegemonía de la clase dominante y la perpetuación del modo económico correspondiente. b) La lucha de clases. – En consecuencia, según Marx, a lo largo de toda la historia de la Humanidad, en los diferentes modos de producción siempre habían existido dos clases sociales contrapuestas. Una de ellas era la minoría explotadora y otra la mayoría explotada. Esa lucha de clases era el “motor de la historia”, el hecho que impulsaba los cambios de todo tipo, como consecuencia del descontento de la clase dominada. Pero cada época de cambios había dado históricamente lugar a otro par de clases enfrentadas en el contexto de un nuevo modo económico. Así, en la época romana estarían los esclavos y los propietarios de esclavos; en la edad media, los señores y los campesinos; en la época de Marx, las clases contrapuestas, claro está, eran el proletariado y la burguesía. c) El concepto de plusvalía. – Marx afirma que existe una diferencia entre el valor de mercado de un producto y el valor de todo el trabajo acumulado para la obtención de dicho producto, que es lo que reciben los trabajadores. Esa diferencia, la plusvalía, se la embolsa el patrón, el empresario, el burgués; se la embolsa, según Marx, ilegítimamente, dado que debería corresponder a los distintos trabajadores que han intervenido en el proceso productivo, que están de ese modo siendo explotados, despojados de lo que les corresponde. d) La idea de la revolución obrera. – Para superar esta situación, el proletariado, tras formar su conciencia de clase debía proceder en un futuro inmediato a tomar el poder del Estado burgués por la fuerza, mediante una revolución. El objetivo final sería la colectivización de los medios de producción (fábricas, minas, tierra...), que pasaría a ser propiedad de todo el pueblo. Los 18 Todavía hoy hay regímenes que se califican de marxistas o comunistas, como el de China o Cuba. Sin ir más lejos, uno de los partidos más importantes de España es, todavía hoy, el Partido Comunista de España, integrado como pieza clave en la coalición Izquierda Unida. 185 HISTORIA DE ESPAÑA burgueses habrían perdido por tanto el instrumento de explotación, ya no podrían seguir apropiándose de la plusvalía, desaparecerían como clase, acabaría la histórica lucha de clases (al existir un solo grupo social ya no habría “clases”) y se alcanzaría el “paraíso comunista”, una sociedad igualitaria y justa en la que todos recibirían lo que les correspondiera. La historia habría, por otro lado, llegado a su fin, nada podría cambiar a partir de entonces, dado que el “motor de la historia”, es decir, la lucha de clases, como dije más arriba, habría quedado desactivado. Hasta aquí una breve reseña de la ideología Marxista. Pero con la ideología no bastaba. Era necesario movilizar alrededor de la misma a los obreros, crear organizaciones obreras que la difundieran entre los proletarios (en su mayor parte analfabetos). a) Con ese fin, el propio Marx fundo en 1864 la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), más conocida como I Internacional, con la que pretendió organizar a los obreros de todas las naciones. La A.I.T. era una organización fuertemente centralizada, aunque con secciones nacionales, y por ello muy burocratizada. Pero la I Internacional, profundamente dividida entre los seguidores de Marx y los de Bakunin19, terminó por fracasar durante los años 70 y se disolvió en 1876. Hasta aquí los acontecimientos correspondientes estrictamente al ámbito cronológico de este tema. b) Tras la época del Sexenio Revolucionario, se empiezan a organizar por toda Europa partidos de ideología marxista. Dichos partidos terminarían por unirse en la II Internacional, fundada también por Marx en 1880 y que no fue tan centralista como la I Internacional, dado que no era más que una federación internacional de partidos nacionales. 18.2. EL MOVIMIENTO OBRERO EN ESPAÑA HASTA EL FINAL DEL SEXENIO REVOLUCIONARIO A. EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO. OBRERO HASTA EL SEXENIO Hasta la revolución de septiembre de 1868, las organizaciones obreras de resistencia desarrolladas, en particular, en la única región fuertemente industrial española —Cataluña— habían sobrevivido en la clandestinidad. Con el triunfo de la revolución se 19 Bakunin es la figura más destacada de otra de las grandes tendencias del movimiento obrero del siglo XIX, el anarquismo, que se caracteriza por la consideración del Estado, de todo Estado en cualquier país y época, como el responsable de los males del proletariado. De alguna forma se venía a afirmar que el Estado era un instrumento en manos de la burguesía para la explotación de los trabajadores, usándolo para imponer unas leyes claramente contrarias a los intereses del proletariado. La consecuencia de este pensamiento era clara: había que terminar con el Estado e ir a sociedades constituidas por pequeñas comunas prácticamente agrarias (rechazo del fenómeno urbano y de la industrialización), completamente independientes entre si que autónomas en el terreno económico. 186 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) abre un período fructífero tanto en la organización obrerista como en la toma de conciencia de clase. 1. Desde comienzos del siglo XIX hubo casos de resistencia obrera al cambio, ante el temor a perder el trabajo. Se trataba de precoces movimientos de rebeldía frente al progreso de la tecnología que corresponden a la tipología de los ludditas o "rompedores de máquinas" británicos, movimientos que tuvieron como efecto inmediato que muchos empresarios se asustaran y no instalaran las máquinas que habían comprado. Posteriormente, los obreros se asociaron de una forma más o menos legal; a veces pedían y obtenían autorización; otras veces se les negaba. Aunque varios gobiernos declararan ilegales las organizaciones obreras de resistencia, no se pudo acabar con ellas, pero sí debilitarlas y relegarlas a la clandestinidad. Algunas asociaciones obreras se organizaron bajo la apariencia de "Sociedades de Socorros Mutuos”. Algunos grupos obreros intentaron burlar la ley que les prohibía asociarse con fines laborales fundando asociaciones culturales; de esta forma podían relacionarse entre sí y acordar medidas sin el riesgo que implicaba la ilegalidad. 2. Bajo la regencia de signo progresista de Espartero (18401843), considerado un mito por algunos sectores populares, la tensión entre patronos y obreros fue en aumento. Ante el auge de las asociaciones obreras, se intentó prohibirlas de nuevo, y la respuesta obrera no se hizo esperar: una huelga paralizó las principales áreas industriales. La huelga terminaría ante las promesas de Espartero, pero la fuerza del movimiento obrero siguió creciendo con el apoyo de nuevas opciones políticas, como los partidos demócrata y republicano 3. Los obreros y la revolución de 1854.— La revolución francesa de 1848 produjo algunas imitaciones en España, estimuladas por pequeños sectores de demócratas y republicanos. En 1854 se produce un auténtico levantamiento obrero que tiene como epicentro Madrid y Barcelona. Se inició con el pronunciamiento militar en Vicálvaro (30 de junio). A mediados de julio se extienden las huelgas en Madrid y Barcelona. En Barcelona la lucha toma como objetivo la destrucción de las selfactinas. Las asociaciones obreras tuvieron que ser y la agitación sólo se calmaría con el nombramiento de un gobierno progresista. TEXTOS DE APOYO EL MOVIMIENTO OBRERO EN EL BIENIO PROGRESISTA Los inicios del movimiento obrero en España se sitúan en 1840, cuando surgen las primeras organizaciones de trabajadores en Cataluña. El tejedor Juan Muns lideraba la Asociación Mutua de Obreros de la industria Algodonera, que promovió las primeras huelgas por mejoras salariales. 187 HISTORIA DE ESPAÑA Durante la Década Moderada, el movimiento obrero se debatió entre la prohibición y algún momento de tolerancia. Con el Bienio Progresista crecieron las esperanzas de reconocimiento y libertad de asociación. "Queridos compañeros: Ha llegado el caso de manifestaros el estado en que se hallan atendidas nuestras justas pretensiones. Se ha nombrado una comisión de entre nosotros que ha salido para Madrid con el fin de hacer comprender al Gobierno (...) la pronta constitución de un Jurado que, imparcialmente y compuesto de individuos de conocimientos, por parte de los operarios y por parte de los fabricantes, arreglándose a las instituciones que ambas clases les suministren, dirima nuestras desavenencias. lleva también el objeto de hacer ver al Gobierno la utilidad y necesidad de fijar el jornal a diez horas de trabajo, y, por último, la comisión persuadirá al Gobierno de la conveniencia de la libre asociación, que en todos los tiempos reclama el obrero por ser el único medio que conduce a alcanzar una paz octaviana en sus diferencias. ( ... ) Por esto, pues, es que los representantes de la clase obrera se dirigen para que, comprendidas en el verdadero sentido sus quejas, tengáis a bien, una vez que nos hemos visto obligados a dejar los talleres para el definitivo arreglo de nuestras diferencias, continuaremos sin ocuparnos hasta tanto que haya regresado la comisión que se halla en Madrid, y que así lo tenemos a la misma ofrecido, con lo que contribuiremos al más pronto arreglo de las diferencias de la clase obrera de Cataluña. ¡Viva Espartero! ¡Viva la Milicia Nacional! ¡Viva la libertad! ¡Viva la libre asociación, orden, pan y trabajo!' Barcelona, 5 de julio de 1855. REIVINDICACIONES OBRERAS EN 1855 Hace años que nuestra clase va caminando hacia su ruina. Los salarios menguan. El precio de los comestibles y el de las habitaciones es más alto. Las crisis industriales se suceden. Hemos de reducir de día en día el círculo de nuestras necesidades, mandar al taller a nuestras esposas, con perjuicio de la educación de nuestros hijos; sacrificar a estos mismos hijos a un trabajo prematuro. [...] Os pedimos únicamente el libre ejercicio de un derecho: el derecho de asociarnos, Hoy se nos concede sólo para favorecernos en los casos de enfermedad o de falta de trabajo: concédasenos en adelante para oponernos a las desmedidas exigencias de los dueños de los talleres, establecer con ellos tarifas de salarios, procurarnos los artículos de primera necesidad a bajo precio, organizar la enseñanza profesional y fomentar el desarrollo de nuestra inteligencia y atender a todos nuestros intereses. [...] Exposición enviada a las Cortes, 1855 PETICIONES DE LOS OBREROS DE CATALUÑA EN 1855 Los obreros, en fin, piden en beneficio de su salud, de su independencia, del adelanto de la industria y del aumento del consumo: que se fije en diez el máximum de las horas del jornal, y se sujeten a inspección los locales de los establecimientos fabriles para ver si llenan las condiciones higiénicas necesarias; que se establezca el mayor número posible de escuelas gratuitas industriales, en donde aprendan los obreros los medios menos violentos, más útiles y modernos para cumplir sus diversas operaciones y fundar tal vez sus inventos, y por último que se establezcan también salas de asilo para 188 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) los hijos de los obreros que, ocupados en su trabajo, se ven en la necesidad de tenerlos casi todo el día abandonados a los peligros físicos y morales de la poca edad, y se prohiba a sus padres les pongan a trabajar antes de la edad de diez años ya que se evitarían de este modo las harto frecuentes desgracias de su debilidad e inexperiencia en los talleres, lograrían mejor desarrollo físico, y podrían aprovechar las escuelas industriales, ofreciendo para el porvenir más y mejores productos en igualdad de tiempo. DÍAZ-PLAJA, F.: Historia de España en sus documentos. Siglo XIX. Madrid, 1983, pág. 270. 4. El final del reinado de Isabel II.— En 1861 más de quince mil firmas de obreros pidieron a las Cortes la libertad de asociación para los trabajadores. No se concedió, pero se adoptó cierta tolerancia ante el asociacionismo obrero, especialmente en las zonas en las que había concentraciones industriales. De esta forma, en 1865 se pudo convocar un Congreso Obrero, celebrado en Barcelona. Se trataba del primer congreso de obreros de la historia de España. TEXTO DE APOYO B. LA CONSOLIDACIÓN DEL SEXENIO REVOLUCIONARIO. MOVIMIENTO OBRERO: EL 1. La inicial influencia anarquista.— A finales de los años 60, representantes obreros españoles tomaron contacto con la Internacional en el Congreso de Bruselas (1868) a través de la Alianza de la Democracia Socialista, creada por Bakunin y de orientación anarquista (a pesar de su denominación). La llegada a España a fines de 1868 de Giuseppe Fanelli, enviado directo de Bakunin, se tradujo de inmediato en la formación, en Madrid y Barcelona, de dos primeros núcleos internacionalistas españoles. Fanelli difundió entre estas primeras secciones el ideario propiamente anarquista y libertario de la «Alianza»: supresión inmediata del Estado y su sustitución por una «federación libre de asociaciones obreras» y renuncia de los obreros a toda participación política. El propio Engels denunció en un informe al Consejo General de la A.I.T el sentido «aliancista» y anarquista de las secciones españolas, de tal modo que los delegados enviados por el núcleo de Barcelona -R. Farga Pellicer y G. Sentiñón- al Congreso de Basilea (1869) contactan directamente con Bakunin lo cual imprimirá una influencia decisiva en el obrerismo español. TEXTO DE APOYO EN DEFENSA DE LA CREACIÓN DE LA FEDERACIÓN DE TRABAJADORES Obreros: LA ASOCIACIÓN, como sabéis, es uno de los medios más eficaces con que debemos contar para alcanzar nuestra emancipación completa: nuestra emancipación económica, religiosa, política, en fin, social. Mas las asociaciones obreras de todos los oficios y de todos 189 HISTORIA DE ESPAÑA los países han de ser solidarias, para que los esfuerzos no sean estériles, como hasta ahora lo han sido; y a ello contribuye grandemente el principio de FEDERACIÓN. Por la Federación concertaremos y centuplicaremos nuestros esfuerzos. El aislamiento es funesto, es propio de los tiempos del oscurantismo, y todos los que lo predican quieren nuestro mal. La Federación, la unión de todos, como hermanos, viene a ser un deber en la época actual, para que cooperemos todos con mancomunidad y acierto en la aplicación de las nuevas ideas y logremos consiguiente mente el triunfo de nuestra causa. La Federación es el principio que está destinado a cambiar el funesto orden de cosas coexistente en el mundo, impuesto por la fuerza, no por la Razón. [...] La Federación (1 de agosto de 1869) En 1870 se celebró un nuevo Congreso Obrero Nacional celebrado en Barcelona, y en él se constituyó la Federación de Trabajadores de la Región de España (la sección española de la A.I.T.). Tanto este Congreso como la Conferencia obrera de Valencia (1871) confirmaron el arraigo del apoliticismo y antiestatalismo anarquista. TEXTO DE APOYO EL PENSAMIENTO ANARQUISTA [...] Toda participación de la clase obrera en la política gubernamental de la clase media no podría producir otros resultados que la consolidación del orden de cosas existente, lo cual necesariamente paralizaría la acción revolucionaria socialista del proletariado. El Congreso recomienda a todas las secciones de la Asociación Internacional de los Trabajadores que renuncien a toda acción corporativa que tenga por objeto efectuar la transformación social por medio de las reformas políticas nacionales y les invita a emplear toda su actividad en la constitución federativa de los cuerpos de oficio, único medio de asegurar el éxito de la revolución social.. Congreso de Barcelona, 1870 2. La llegada de la influencia marxista.— A finales de 1871 llegó a Madrid Paul Lafargue, yerno de Marx, y se puso en contacto con los medios internacionalistas de esa ciudad, en particular con los redactores del periódico «La Emancipación». Lafargue se consagró a difundir el criterio de Marx sobre la participación activa de la clase obrera en la lucha política mediante un partido netamente obrero, cuyo objetivo sería la emancipación de los trabajadores. Su influencia en la sección madrileña, a la que dio a conocer el Manifiesto Comunista y una edición francesa de El Capital, dio origen a un grupo marxista, minoritario antecedente directo del Partido Socialista Obrero Español. 3. Crisis en el movimiento obrero.— Entre 1870 y 1871 se suceden tanto en el ámbito internacional como en España 190 LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) acontecimientos decisivos en la trayectoria del movimiento obrero: la revolución internacionalista de la Comuna de París y la definitiva ruptura entre marxistas y bakunistas en el seno de la A.I.T. a) Los sucesos de la Comuna alarmaron a las clases conservadoras. El tema de la Internacional suscitó una polémica en las Cortes y el gobierno de Sagasta logró que la declarasen anticonstitucional (noviembre de 1871); pero el Tribunal Supremo dejó sin efecto el acuerdo por atentatorio al derecho de libre asociación. b) Por otro lado, las disensiones entre Marx y Bakunin en la Conferencia de Londres (septiembre de 1871) tuvieron una repercusión directa en el mundo obrero español, sobre todo, cuando Bakunin y sus seguidores fueron expulsados de la Internacional en el Congreso de La Haya (septiembre de 1872). El pequeño grupo marxista creado en Madrid fue expulsado de la Federación Regional Española y fundó la Nueva Federación Madrileña (julio 1872). Pero la mayoría de las secciones de la Internacional española siguieron masivamente a los bakunistas. El anarquismo seguía siendo la tendencia mayoritaria en el movimento obrero español al final del Sexenio Revolucionario, en 1874. 191