uto VIII <3.* época). Madri4 27 do Junio de 1918. NAni. 28. r-y-y-y- y- )< y^ ?* >i yt y T É C A í l C A D O C T R I N A L *«»«»<*^ H-XH*< ^*<í^ NUESTRA DECADENCIA ÜÍRICA «Género grande» (Ópera). II Si hay razón para llamar género chico a la zarzuela, la misma razón, creemos, existirá para denominar género grande & la ópera. Más no puede razonarse el equívoco de llamar ^ari^uela grande al género zarzuela, conocido por autonomasia con el degradante apelativo de chico. ^En qué se distingue la zarzuela grande de la p e queña? ¿En la cantidad? Asi parece..» que aplican el adverbio Iosmaterialistas que ven y miden las cosas por el bulto, ignorando, s¡r> duda, que lo pequeño al parecer, puede ser grande y viceversa. Las cosas se aprecian no solo por la'caniidad, sino por la calidad. ¿Es por ésta por lo que se distingue la referida ii[ar\uela grande?... Hoy no pnede distinguirse. . Aquí lo grande es pequeño y lo p e queño, grande (por algo vivimos en el país de las paradojas). E l . 98 ltolilt*TÍN MÓSICKI. arte es grande y no cabe en las altas es/eras españolas. A los grandes «les viene ancho aquél»; por eso desdeñan, desprecian y niegan protección a la música jPobre nnúsica española!.. Es la Cenicienta de nuesta Administración—como dice Bretón—y está excomulgada a matacandelas—como diría, si viviera. El Solitario. Pero no divaguemos. Lo importante es que haya zarzuela y ¿pera españolas. ¿Haylas? tJnos lo afírman; otros lo niegan y esotros callan. Nosotros... ya hablamos de la pobre zarzuela, en estas columnas, y ahora vamos a ocuparnos déla pobrecita ópera. De aquélla dijimos que la mayor parte de culpa de su decadencia correspondía a los músicos; la culpa de la decadencia de la ópera española creemos corresponde a los músicos... y a los poetas. ¿Hay en la aciualidad poetas españoles lírico-dramáticos dignos y capaces de escribir verdaderos dramas liricoi? Contesten, si quieren, plumas autorizadas. Nosotros incapacitados para ello, solo nos atrevemos a preguntar. Y como no es de nuestra competencia y negociado hablar de los poetas, ni es tal nuestro propósito, dejaremos a un lado aV libretista, como antes hicimos, y... vamos con el músico. Desde hace algún tiempo, compositores de buena fe pretenden regenerar la música española, indealizada en el drama Úrico, sin que hasta la fecha lo hayan conseguido en la medida de sus deseos. La diñcuitad la atribuyen unos al público, falto, según dicen, de educación artística para comprender los grandes poemas líricos; otros culpan a los gobiernos, que no se preocupan de la música, y no falta quien la achaca a los músicos, que no anhelan ni persiguen un ideal artístico, sino que hacen del arte una industria a la que aquél sirve de tapadera. ¿Quiénes tienen'razón? Acaso todos. El ptSblico ilustrado, rico, banal, indiferente, va al Real... «porque tiene que ir», el público ignorante, el misero vulgo «no va a nin^ guna parte».,, donde se haga arte, debido, más que a incultura y depravación del gusto, a la elevación de los precios que ningún empresario puede poner ai alcance de las clases humildes, sin detrimento de su bolsillo, porque «íl arte verdadero es naturalmente caro por su propia excelencia, y, dadas la pobreza y poca cultura musical que hay en España, aquéllos (los empresarios) no se qtiieren exponer a la pérdida de su capital que de cftvo modo ven cen* taplicado. Podemos, pues, asegurar que nuestro teatro lírico no BOLBTÍH MUSICAL 99 puede hoy vivir de sus propios recursos, no'estando—como no lo ^stá—subvencionado por el Estado o por el Municipio. El Estado ya se sabe cómo protege la música española: tiene un teatro y lo cede a una empresa para que explote el arte... extranjero. Y los miÍMCOs, salvo alguna honrosa excepción, no se han preocupado del arte o no han sabido lo que es arte, enfilándolo hacia la economía; es decir, que no han hecho ópera española, unos los más, por incapacidad, y otros, los menos, porque, aun siendo capaces, «n vez del ideal artístico les ha guiado la idea de lucro «¿Para qué matarse haciendo arte en un país donde no se aprecia y, por ende, nada produce?—se habrán dicho—. Hay que vivir y aquí no puede ^er de ideales». Ahora bien, ,Jqué músicos hay en España COT la preparación necesaria para hacer verdadera ópera española? Porque no es suficiente ser un técnico, ni poseer una escuela. «Para crear el drama lírico español—dice un crítico—no basta tratar un asunto tiistórico o legendario en el que los usos las costumbres y las tradiciones sean observadas con riguroso cuidado; ni tampoco el empleo del castellano; ni, por último^ la simple intercalación de algunos cantos populares en la trama musical. Todos estos elementos reunidos sólo producirían un carácter aparente, puesto que para crear una escuela artística, verdaderamente nacional, no son suficientes la canción popular y el arte primitivo, sino que precisa recurrir al auxilio de la producción artística, que encarna, con toda seguridad, el alma nacional». Inversamente se observa que para penetrar en el sentimiento de una rara no solo falta conocer la cristalización de su ideal artístico en las obras de sus grandes genios, sino también saber escuchar los cantos populares, a los que Herder llama «la voz del pueblo». Se^ún estas teorías, en opinión de Rafael Mijana, el germen esencial y real de un teatro lírico que pueda juzgarse propio de una nación determinada y que constituya una manifestacióii artística única, inconfundible c jn ninguna otra, se encuentra en la fusión de iodos sus rasaos característicos; esto es en la tradición genealógica, en el carácter persistente y en general de todas las manifestaciones artísticas homogéneas, en el uso de formas determinadas, propias al gt;niu de la ra/.a, a su temperamento, a sus costumbres, por una fuerza necesaria, fatal e inconsciente; en la expresión de los senti-- lOU BQLSTÍN MUSICAL iníentos y en el estudio de las manifestaciones que desarrollan estos" elementos sin desvirtuarlos. De este modo la fuente de la inspiración será típica y, aunque no lo sea el procedimiento, podrá infundir vida a una obra de arte que pueda considerarse legítimamsnte nacional Para hacer verdadera obra artística—opinamos nosotros—, eb músico no debe ser solo un piasmador de bellezas creadas; ha de tener la divina subjetividad del genio, y así al recoger los cantos populares creará sus motivos interiores, amalgamándolos, fusionándolos, dándolos forma y embelleciéndolos con una armonización y orquestación adecuadas de modo que todos los componentes de la obra formen una unidad plena y armónica. Todas las tentativas de ópera espinóla han fracasado hasta hoy, sin duda por falta de ese ideal artístico que interprete el sentimiento nacional. Hemos visto y aplaudido campañas teatrales—como la hecha por el empresario Arturo Serrano en la Zarzuela hace tres añoi—en bien del arte lírico, merced a las cuales «asistimos al lanzamienio de una generación de músicos inflamados de honradez artística». En medio de tanta prostitución y decadencia muiical celebramos entonces aquel .floreciente advenimiento de músicos jóvenes, limpios, es cierto, de procedimientos manidos, vulgares oramplones; no así de larezas stranssianas, cromatismos debussya— nos, extravagancias dukasianas o strawinslíianas. Pero sí lo español teatral en ¡.us obras no correspondió a lo serio no es culpa deellos sülamesite, quedigno de elogio es su honradez artística y su buena intención, sino defecto de no existir una escuela artística verdaderamente nacional. ^Puede haber asi ópera española? Recordemos \o del teatro Lírico (hoy Gran Teatro), el intento mayor que se ha hecho de ópera española; intento que amargó la vida al infatigable Chapí y arruinó á Berriatúa. Entonces había óperas hechas y derechas con todas las de la ley,a\ decir de sus autores; había magnifico teatro, construido ad hoc; había un empresario, decidido, entusiasta, aque'lo iba de peras ., y fracasó. Todo se vino abajo menos el edificio, lo único que tenía base sólida El ruido del estrépito ahogó las veces patrioteras que aún sonaban pidiendo ópera española; las mismas voces mendicantes hemos oido después, y resuenan hoy en nuestros oídos. ¿De verdad queremos ópera e s pañola? Pues vamos por ella, pero decididos y pertrechados, pues BOLETIN MUSICAL 101 <de lo contrario todo intento que se haga «vendrá a redundar endaño de la obra deseada—como dice Francos Rodríguez, refiriéndose a la ópera española, en uno de sus libros acerca del teatro— porque más perjudica a un empeño el acometerle sin medios para lograrle que el desistir de él sin poner a prueba su eficacia». ¿No tendrá razón el Sr. Francos Rodríguez? ¿No serán esos medios la música que hace falta para la ópera española? Y si no se ha podido llegar a establecer en nuestra Patria, con carácter definitivo un mercado de ese género de composiciones, ¿no será porque falte la mjrcancía? ¿Tienen nuestros músicos ciertas óperas españolas que puedan considerarse como tales? Pues láncelas al mercado... municipal; quiere esto decir que vuelvan a solicitar del Ayuntamiento una subvención para que les ayude a alquilar un teatro, y si aquél se hace el sueco, como el año pasado, eleven su petición a las altas esjeras, como antes hicieron, a ver si alcanzan lo que no consi guieron entonces. Y si también el Estado hace oídos de mercader busquen en otro sitio el Mecenas deseado, aunque para encontrarlo, tengan que emplear la linterna de Diógenes. ¿No hay entusiastas pudientes, ricos amaíeurs, preconizadores de los benéficos encantos de la música? ¿N) hay filántropos? ¿No hiy s'n\a\era uno que, galante, cual viejo hidalgo, rompa una lanza en jiro de esta <dama bella, eterna desdeñada? Pidan, pidan esos músicos, ayuda una y mil veces si la necesitan, que por pedir no ahorcan todavía, y apoyen la petición todos los que se interesen por el desarrollo y prosperidad de nuesiro arte lírico, en la seguridad de que serán atendidos ., o no lo serán. Buena es la intención que anima a nuestros músicos. Se inicia una reacción patriótica en favor de la música española, y esto es algo. Ya se escriba ópera, zarzuela u opereta hágase en español, pues imitando modelos extranjeros, siempre opuesto; a nuesta peculiar idiosincrasia, no se conseguirá nada. Hay que curarse del mal de extranjerismo; hay que huir de mistificaciones nocivas. .^Cómo se puede hacer música española, pensando, por ejemplo, en Wagner, en Puccini, en Massenet, en Rovel, en Strawinski, h ü a y que pensar en España, en nuestras tradiciones, en nuestras tos BOUTIN MUMCAI. €Osiumbres, eti nuestra lírica, en nuestro /olk-lore, rico venero d e inspiración—hasta hoy inexpiotado—manantial inagotable de b e lleza, no olvidando el axioma de Eximeno, que debiera esculpirse letras de oro: «Sobre la base del canto popular debe establecer cada pueblo su sistema artístico»; teoría que—dicho sea de paso—supo aprovechar ya W a g n e r , pues su inmortal tetralogía, ¿qué es sino el conjunto de todas las primitivas tradiciones de Alemania, realizadas, claro esiá, con el genio, con el mágico y poderoso arte del másico de Leipzig? Y si W a g n e r prefirió los asuntos legendarios a los p u r a m e n t s histéricos fué—-como decía Vera y González—porq u e en aquéllos la personalidad h u m a n a pierde las condiciones^ vulgares de la vida y adquiere una grandeza ideal, p e r f e c a m e n t e apropiada al magnífico simbolismo de la epopeya. JOSÉ LARRIBA. El «Miserere» del maestro Palacios Ya hace años, desde que la influencia wagneriana aventó como apagada» cenizas las influenciHH italianas que se habían adueñado de nuestra mú-ica en todas sus rainifiuaciones, desde el canto popular—no exagero—hanta la música religiosa, fué moda motejar de insignificante e italianizado el inspiradísimo Miserere del maestro Palacios. Después, cuando la influRneia wigneriana ha sido ya discutida y aun mermada por virtud de la admiración que se tributa a los modernos reformadores de la música, a L)ebui?sy, Strauss, y otros de los qne pretendan qué con las siete notas del pentagrama se describa la fí)rma, el color y aun el uso de los objrttos más prosaicos, el Aliserere, no PÓlo fué ya el ittsignifioante e italianizado, sino indigno de que WÍ le preste atención por los admiradores de la buena música (!...); de esoE públicos que mi ilustre y querido amigo el maestro Bretón ha retratado ha poco tiemp), en un bello artículo acerca del Estado de la música en nuestros días, con laa F. de E. En el articulo interior se deslizaron algunas erratas, que el buen sentido del lector habrá subsanado. Pero me interesa, por su importancia, aclarar tma. Al flnftl del reterido •rticuio, donde d)ee, r«fiiiéndome« Vascbras, «y miren. »tt fntjmcic»* debe le«rse «9 BIÍI^R sin¡jre/wictQs», que BO«$ igual. BOJULTÍH MUSICAL ice siguientes palabras: ...ceiendo curioso observar, como suele aooger (el públioo) oon inconsiderado e irreflexivo aplauso obras de naaterialismo desoladori que, además, no entiende, por la sola circunstancia de proceder de países de gaá» grande tradición nausioal; sin apercibirse de que muchas de ellas, acusan qua decadencia lamentable>... Advierto ante todo, que soy adoairador convencido del mota propio del i'Bolvidable Pío X; que creo que la múttica religiosa no debe recordarnos la» óperas, las zarzuelas y los cantos y bailes populares, y que España tiene mú»ca religiosa propia y compositorenque Europa adnaira y que España apenas conoce. Precisamente, por eso no he llagado a comprender nunca el desdén despreciativo con que hoy se juzga el Miserere de que hablo. PnlacioR fué discípulo del gran maestro García, a quien en Italia llamaron el Spagnoletto, y tan discípulo y admirador fué de él, que decía muy convencido y orgulloso, que algunas frases del Miserere no había sabidodecirlas en mÚHÍoa de otro modo que como las habla expresado su maestro. Este, a pesar de su estancia en Italia, no italianizó su música, y en Palacios no se advierte la inñuencia italiana de Rossini hasta los últimos años de ea vida. Estudiadas sus obras se puede convencer cualquiera, y al efecto, compárese el Miserere con el Tota pulcra, por ejemplo, que es una de sus últimas y bellas composiciones y en que ya influyó el estilo de Rossini, marcadamente. La música religiosa española, después de Victoria, Morales y Guerrero^ sufrió como la de todos loa países las influencias de ios grandes progresos de las escuelas alemanas e italianas, pero conservó siempre su carácter, hasta que Rossini y sus sucesores introdujeron en el teatro y en el templo su predominio, 8i estudiáramos en Empuña con amor a lo nuestro, se vería que entre los modestos maestros de capilla del siglo XVIII y comienzos del siglo XÍX hay estimadísimos artistas dignos de más aprecio y respeio que de la especi« de condenación en que los tenemos. Que después de Rossini, Mercadante, eic . hay obras religiosas que son operes y zarzuelas, instrumentadas hasta,con timbales, bombo y platillos; ya lo sabemos, y siempre lo han condenado los que tenían el concepto verdadero de lo que debe ser la música religiosa en la patria de Victoria y Morales, tan grandes por lo menos como Palestrina y los reformadores italianos que le siguieron El Miserere de Palacios, se escribió para tres voces y acompañamiento de órgano. Algunos admiradores del maestro lo oyeron con asombro y aconsejaron al Cabildo Catedral que Palacios convirtiese la modesta obra en lo que por su inspiración y grandeza le oorresponnia. Palacios, sin embargo» au la instrumentó con todo lo que después se ha agregado a su comppsi(ñónEscribió un prodigioso violin 1.^, e introdujo fagotes, trompas, oUrlnetesy cuerda en diferentes números de la obra, asi como el primtro y el segundo 104 BOLETÍN MUSICAI^ «oros. Después, • épocas de admiración a ese Miserere, ya muerto el antor/ 8e agregaron cornetines y trombones, basta timbales, no siempre don exacto juicio y oportunidad. ' La nota culminante de la obra es la inspiración; nadie como Palacios ha dicho «Miserere mei Deusí, «MÍ8ericordiam>, «Amplias, lava me», «Muri Jerusaiem» y otras frases del calmo... |Que no usaba o no dominaba como los maestros de hoy, el contrapunto y 1» fuga! . La múeica ha de ser música hfsta en los momentos más difíciles, es fama qre dijo un gran compositor, y «1 sabio autor de la GalUa, Gounod, repitió muchas veces, que cambiaría todas sus obras por ser el autor de la estupenda melodía, «Dies it^ei...: «Dies illa>... Probemos un año a oir el Miserere de Palacios instrumentada por su discípulo Maqueda, con todos los elementos que se utilizan en la Catedral de (Pádizel Miércoles y el Jueves santos, y quizás se convenzan algunos de los que menosprecian esa inspiradísima obra. FRANCISCO DE P . VALLADAR Granada D. JUAN CARAMUEL Obispo de Vígebano, eminente músico Juan Caramuel nació en Madrid el día 23 de Mayo de 16U6. y fué bautizado en la parroquia de !:)an Martín (1). Fueron sus padres Lorenzo Caramuel Lob Kovitz, bohemio e ingeniero, y Catalina de Frisin, flamenca (2). 8u padre le 6n^eñó matemáticas y en Alcalá cursó la gramática y otras diversa» asignaturas, y el 21 del mes de Febrero del año 1623 «vistió la cogulla en el real monasterio de monjes Bernardos de Santa María de San Pedro de Santa Espina de cuyo punto pasó a curnar arlen—la música entre ellas—en el de Monte Ramo, en Galicia y después sagrada teología en el de Santa María del Destierro, de Salamanca» (8) j(l) Kl P. Maestro Sarmieoto transcribió aa fé de bautiamo en un tomo en folio mannacrito, titulado Oletea/"//osd^ea. (S) Tomamos eataa nutaa de Antonio Capmany Montpalau («utor ile la Pilosofia de la elocuemsia) del tomo I de sus Efemérides; Madrid, IM'i, pág. 179. (8) MontpaUn. Üfemiridet, BOLETfN MÜSICAt lOS Fué después a Portugal, y desde alU a Plandes, quizá por el afto 1688, en cuya fecha aparece pnblica'io un libi-o suyo en BruBelaí: fué alli abad de lt¿ Congregación cistercienee, se instaló algo más tarde en Praga, en cuyo punto ejerció el'oargosde Vicario general de la misma orden, y después el de abad de los dos Montserrates de Viena y Praga. Elfcto obispo de Vigeb&no en el reino de Ñapóles, tomó posesión de dicha prelacia; y allí, en 1672, im^riiüiá un Curso de matemáticas en dos volúmenes. (1) Juan Caramuel, obispo de Vigebano, murió en el estado de Millab el día' 7 de Septiembre de 1862 a la hora de víspera de Nuestra Señora. (2) Estas noticias—como dice Capmeny ^Montpalau en sus Efemérides—enaltecen <la memoria de un madrileño iluntre* No vemos eu ellas empero al notabilísimo músico, ni de tal particularidad nos hablan sus biógrafos... sacerdotales Sábese no obstante, que Caramuel fué músico consumadísimo, y que escribió obras de arte valiosas. (3) Y si no recordamos mal, en autor de un libro expresamente escrito para impugnar las incenciones y los errores (de música hablamos) del famosísimo Guido Aretino, fraile italiano degTaia recordación. El Padre Caramuel, obispo de Vífifeíawo—recordamos la firma perfectamente—combatió en efecto y con rudeza a Guido, \monje de la abadía de Pomposa cerca de Ráveua y aunque por caminos distintos, procura demostrar lo mismo que se propuso también el Padre Kircher, a saber: que sus inoentos, no lo son en realidad; pues la notación que Guido da como suya estA empleada en un, manuscrito de épocamuy anterior existente en Messina. (4) Recordando estos hechos no queremos aminorar la gloria de Guido Aretino, aunque acerca de ISUH cacareados inventos sepamos tiempo ha lo que en realidad puede y debe lósiiamente aceptarse. Traemos a relación el indicado (1) El ya obispo CaraiuueL hace const» «>n ono de dichos volútnenes, q<ie aaa padres vivían por entonces en Madrid cerca de la alcantarilla de Leganilos, que nosotros DO couocimoa. (2) £1 P. Karmieuto ha reCti&ctdo ln« fecha* anteriormente eefialadas 'por loa eruditoA Fray Nivpiás de la Cruz y D. Nicolás Antonio. (8) Véase el Diccionario musical de Parada y Bxrreto; léase lomblén al varones Francisco de Bianctiini. (4) BIP. Sacbi, Ualiano, combatió también con safia a Qnido Aretino, pero templó macho au rmieza nneatro sabio espafiol Bximeno, defendiendo en parte las doctrinas del títonje de Pomposa. > IQ§ 1ÍQI.EXÍN J^IUSICAL teco» para bacer únicamente notar los móritos nriusicalcB—en el extranjeroconocidos y apreciados—de un español esclarecido, cuya biografía, según parece, está solo trazada para estudiar y recordar al canoinsta y al teólogo, mas Qo al músico, aún habiendo sido consumado. Y ya que Capmany en su Efemérides, transcribe, para recordarlos, cou09ptos que enaltecen la memoria de un madrileño ilustre, que se recuerden y hagan también constar los timbres que le acreditan, honran y avaloran, como competencia musical—según la Historia—ante la más severa crítica. VÁRELA SiLVAKr. r>- José 1-uis Lloret , Joven e inspiradísimo compositor que nos dio gallarda muestra de su valía con el estreno de diferentes obras suyas ejecutadas con «OLKXiü, MUSICAL Itíi brillantísimo éxito y con gran aplauso en las dos últimas temporadas de la Suciedad orquestal Conciertos Matinales. José Luis Lloret es un compositor de metilo innegable, indiscutible; y si asi empieza, y ésto puede hoy decirse de él con arrogancia y entereza, juzge el lector lo que de él podra también esperarse. El BOLETÍN MUSICAL honra hoy sus columnas publicando el retrato del ya celebrado compositor. V. S. SECCIÓN A M E N A VIDA ANECDÓTiCA O-O^T-A., -^T-EHZElvíEEJ^TE Madrileño por SUB costumbres, aragonés por sua einoeridades, españoUsimo por PUS creaciones, «Don Francisco el de los toros», como PU tocayo Quevedo y Villegas, puede llenar un tomo voluminoso con la relación de sus do* naires, de sus amares, de sus pleitos y de sus majezas. Las que no siendo exactas se le atribuyen, pasen por las que f^allarda y guapamBnte consumó. Fué un «representativo» excepcional aparte de «poderoso v sionario»... A üoya le ciñó el vulgo en su primera mocedad, un halo de novelería simpático Sea o no cierto todo cuanto se cuanta de él, ¿por qué no aceptarlo? La gloria tiene derecho a las prerrogativas de la hipérbole. Se dice que en ZaiBgoía, rasgos de cot-tumbres más o menos rudas que aún subsisten, (por ejemplo en Sevilla) originaban repetidos altercados entre los feligreses de San Luis y Hel Pilar, por que unos y otros atribuían más poder taumatúrgico a sus respectivas imágenes. Qoya intervino en unas de estas contiendas en las que relucían las navajas, y, temerario y valeroso, cierta noche quedaron en la calle tres hombres muertos. Amenazado por el Santo Oficio, el luego famoso pintor huyó a la corte y de allí tuvo, también, al oabo del tiempo, que escapar caminode Roma, por que un puñal, no se sabe si pagado, le hirió una noche por la espalda mieatras estaba nuestro hombre curtejiíndo a determinada hermosura.... En la capital de Roma, au espirita aventurero lo expueo a aoevos peli» \ 106 SOLBTÍN MUSICAL grog. Escaló las tapias de UD oonvento, para raptar como otro Tenorio, a un& joven de la que estaba aragonesameute enamorado. Por fortuna para él, in-^ tervino el Embajador de España, y la aventuriUa no concluyó ni en la cár«el ni en la Vicaría. Su vehemencia también le proporcionó incidentes divertidos. Ya en Ma-, drid, agasajado y celebrado, bailándose un día en plena sesión de la Academia de San Fernando, cierto «inmortaU., se permitió hacer algunas observaciouea poco mesuradas a varias obras del maestro. Goya cogió su célebre sombrero formidable y encasquetándosslo de un puñetazo al impertinente, se lo hundió basta el cogote diciendo: — Cuando tenga UPted cabeza pari poder llevar un sombrero como el mío, hablaremos. Entre tanto, siempre que se trate de mis pinturas lo que debe hacer usted es callarse. Con el duque de Wellington, el famoso general inglés, Goya estuvo asimismo a punto de batirse. Habiéndole comenzado su retrato, y concluida la primera sesión, el inglés hizo un gesto de desagrado, porque no se encontraba aún muy parecido.... Goya, furioso, intentó agredir al duque fieramente. La flema y k compreMón del general supieron impedir ua lance que pudo haber provocado hasta un conflicto dipiomátioo. Y de paso, quedando vivo para siempre en el lienzo, se aseguró definitivamente la inmortalidad. E. RAMÍREZ ÁNGEL. 3<T O re X <D X ^A. s Está ya nuestro Director entre nosotros. Su excursión a tierras Junitanas con motivo de unas obras en preparación, le ha alejado un tanto de sus tareaw en Madrid habituales. Apropó«itode aquellas, ha dicho algún periódico que su nueva obra (el Prontuario técnico di Afelodia, obra 0T\g\nAl y atrevida según algunos) se publicará en Lisboa Aunque nada podemos de cierto por ahora asegurar, lo probable es que se publique en Madrid en plazo más o menos breve. Aquella obra es, en efecto, novinima y muy original; y de ello se dará en brave una lectura, que el autor pretende sea pública. Y no sabemos más. El maestro Várela Silvari, cuya característica es el estudio y el trabajo en honor del arte y de la patria, casi ha improvisado dicho Prontuario por complacer a uno de sus alumnos, y, según parece, la obra dará jufgu. > Podemos asegurar que de Mejodia, y en esta forma, nada se ha escrito. qae sepamos, técnica y razonadamente entre nosotros. El indicado *Prontuario* es todo un nuevo plan de estudios...^ para es-. cribir música. , 1£1 maestro está ya entre nosotros, (cuya ausencia y silencio queríamos aqui justificar) y, por él escimolados, volvemos desde este momenb a nuestras tareas ordinariae. A ^ y\ — . — . Q _ ^ ^ OBRAS ESCOGIDAS DEL MAESTRO VÁRELA SILYARl que pueden pedirse a la Administración del BOLETÍN lr*a.ra, p i a . n o «Efitrellas Mindoniensesv, Mazurkas. «Eugenia y Laura», » «Malla de los Dülüree>, > «Las Ü08 Camelias», » «Por una flor», gran Vals de salón. «Recuerdos de Galicia», alborada popular. «Cantares gallegos», (núms. 1 y 2) Melodías originales. «Un. aire de mi pais», Muiñ ira. «Queja de amor». Melodía con letra para recitar. «Ultimo tributo a la memoria de Alfonso XII», (escrita para el Álbum regio) meditación y marcha solemne, ««prenata Española». «Fantasía original de Cantos Regionales Españoles». «1 "^ Fantasía de Concierto». «A la Velada», Sinfonía brillante. <Cada una de estas obraa marca 2 p e s e t a s Fijo). Para, violín y piano «Poloneca de concierto» «LaCitara de oro». Melodía. «|]Pobre niñall», Meditación. «Meditación y Cantiga morisca». <Cada una Ü p e s e t a s Fijo). I*ara s e x t e t o «El clavel rojo», gran Vals. «Recuerdos de üalicia». alborada popular. «Riela y Cosuenda», gran jota de concierto. (Papelee sueltos). (Cada una f3s p e s e t a s Fijo). Para «Mañana primaveral», diana «El amanecer», > Valeroso Capitán, paeo doble La alianza, . » A la parada, » banda 2,C)0 peseta» 2.00 > 3,00 » 3,00 » 3,00 > lio BOLETIN MUSICAL Siempre i)Hcgado,psíBo-ñoh\9. fEíi marcha», uaoo doble de cornetag «Mana de los DolureB, mazurka «Leliña», vals jota «¡Viva el humor!, jota facilísima «Voló al cielo», marcha polf-nine «Alborada gallegH», (recuerdos) «Solo de clarinete» «La Feria de Sflvilla», bolero «Marcha triunfal», «scrita para ei Centenario del gran his toriador portugués Alejandro Herculano «Serenata española». 'y muchas otras. 8 00 popetai 3.5Ü 3,50 2 50 2 00 3,00 850 3.50 3 CMJ 4,00 7,00 Obrao oorales Música popular y de concierto «En la floresta», coró festivo y loa. «Gloria a Galicia», gran cantata. Célebre «Alborada coral», letra gallega. «A festa d'o patrón», id. Himno a Clavé, letra castellana. «Anyoransa», canto de amor, letra catalana. «Per vet-tiVants», coro festivo, id, «La Serenata», trovas y zapateado, castellana. «Placer y dolor», apólogo, introducción, bailable y concertante. «La fiesta de Baeo», brindis. El «A la lá», nocturno. «La Primavera». «Ruliña», coral gallego. «Bogs boga», barquilla mia, barcarola. «Surca surca, b«jal mió», id. «|En el mar!», id. «Canción española», género festivo. «La Aurora», célebre mazurka. «Mariulina», jota popular. «Genialis», idem id. «Genialis», idem id. «El mirlo y la flor», vals. «A Eli8a»,'id' «El canto de la gitana», habanera. t«Niña graciosa», id, «A una bella» «|Eres un angelí» «Adelina». «La sultana». «Sin esperanza». «Hiirin>i al arte nflcional». «iGaiicift!', himno impular regional. «Himno a Méndez Núñez». <Por la Patria», himno patriótioo. "fHiñotio a P*íhe<!o>. «La miaduniease», inuiñeira. «La orensana», id. «A la Tornería», pasacalle. Música religiosa para orfeones «Misa» a cuatro, «I "Ha dos tenores, baritonoy toajo, l6 DQisino qoe \tm obras de otro» género'^ fi-crita a voces solas. «Ave ¡MarÍH», id . id Plegaria a la Vir^fn. Despedida a la Vug^^u. «Libérame dómine», rei-ponso de difuntos. (Para la adquisieióa de obra'í corales y aun más para todas las de carábter esencialmente relif^ioeo—que aquí no ne incluyen—pídanse detalles «iempre. ¡inOpiDARlZ ESTABLECIMIENTO DE AGUAS • BICARBONATADAS-SÓDICAS FUENTES DE GÁNDARA Y TRONCOSO Propiedad de los SRES. HIJOS DE PEINADOR SE EMPLEAN AL IIVrERIOKl En la inapetencia, digestiones lentas, difíciles, con desarrollo de ^ases o ácidos; gastraitíias, vómitos nerviosos, diarrea crónica. Ea las enfermedades del hígado, bazo y ríñones, sobre todo en los infartos y cálculos de estas visceras y de la vejiga. En la gota, diabetes, albuminuria, etc , etc. S E E.UfLKAIV A L EXTERIOR En las afecciones gotosas, artrítides, tofos articulares, etc.. etc. Sarna, herpes lavcieradas de forma stca. Lannt<ui-s granulosa. Asma, neuralgias dolorosas del aparato re.spiraloric, ele , etc. 112 BOLETÍN MUSICAL R. MONTALBÁJST O T J R x í O H V F A I V T l i l . I> K 1*1 AlVO; t o d o et^orlto e n o l a / v e d e ««ol» ptiz-a. e m p e s s a r o o n - e l «solfeo. li:wOA.L.Aw "r A . H i e i i ; < * 1 0 « M l X T O a í y ílíEesErVXA. P A G U N A ü S E N IVOTA-S» U O B U U Í S : e l M u m u a d e l m e oauisiULO. MUY RECOMENDABLE de Solfeo, Teoría, Piano y Armonía. Preparación para el primer curso, segundo y tercero del Conservatorio. PRECIOS ECONÓMICOS X C a i m u n d o I ^ u U o , 1 1 , 3 . * delit*.. <GAJ:.ICIA PINTORESCA» Recomendamos la magnifica revista quincenal, ilustrada, que con este significativo titulo se publica en Villalba (Lugo), Para más detalles: FERIA, S.-VILL/VLBA IMPRENTA Y ENCUADERNACIÓN DE LA V I U D A D E A. A L V A R E Z Trabajos eomefeiales, obfas, revistas y eneuaderoaeiones de todas elases. PítKCIOS JEOONÓMIOOS Calle del Marqués de la Ensenada, número 8.—MADRID (EDIFICIO DEL GRAN TEATRO) Imprenta de la Viuda de Aotonio AWacez.—Marqaís de IB Ensenada, núm. 8. Aflo VIII (2* época). Madrid 12 de Julio de 1918. Jüiím, 8 9 . R£VI&T» E:5D«ÑOL«í > ^^ X »< »< I yy-y-y-x-yi yt ^ >i ys /c r é . C A J i C A D O C T R i f N / ^ L ic ^• =< í>í >^ ís N *f A-Níí UN"A N U E V A "MISA,, Con el titulo de Misa in honorem Sancti Blassis, el joven compositor D. Daniel Martínez Arroyo acaba de escribir una excelente obra músico-religiosa, y, de dar ai mismo tiempo una gallarda muestra de laboriosidad e inteligencia. Porque, en eíecto, llevar a cabo, felizmente, una obra de dicho género a dos voces y órgano obligado (con fragmentos de canius gregorianis), supone inteligencia, laboriosidad y arrestos de arte para análogas y aún superiores, muy superiores empresas. La obra es de factura fácil, esencialmente cristiana, y toda ella, bien dispuesta. Muévanse las voces con sencillez y galanura, y el arte» el bellísimo arte,.tiene en ella brillantísima representación. Como labor profesional no puede ser más recomendable, y dentro de su misma sencillez, se advierten rasgos felices, que hacer» presagiar al futuro compositor de altos vuelos; hoy, acaso tímido y