La felicidad de los imperfectos José Esteban Vituperio (y algún elogio) de la errata Renacimiento, España, 2003, 120 págs. Gilberto Prado Galán Muy valioso es, sin duda, el libro sobre el demonio de las erratas publicado en España por Renacimiento y cuyo autor -José Esteban- se ha esmerado para que culmine impoluto, libre de esas obstinadas invasoras que, como apuntó el lingüista Manuel Seco, "son las últimas que abandonan el barco" (pág. 20). El anecdotario es copioso y Esteban se vale de ejemplos entresacados de la prensa diaria ("Necesito secretaria con ingles", en lugar de "Necesito secretaria con inglés"), de literatura de autores preclaros e, incluso, del Diccionario de la Real Academia Española, que definía la palabra fajadura como "una tira de lana alquitranada", en vez de "tira de lona alquitranada". Dice José Esteban que la errata no respeta géneros literarios ni idiomas, y aduce pruebas en español, en francés, en inglés y en italiano. Es cierto que en los géneros llamados intensos -la poesía, el microrrelato o la sucinta gracia de los palindromos- el cambio de una sola letra produce efectos desastrosos (aunque, perdón por el inciso, el caso de los palindromos, digo yo, no impide una posible mejoria o, por lo menos, un resultado equivalente: "Ana se trocará cara cortesana" devino, tras la inofensiva errata, "Ana se trocará rara cortesana"). :0 1. Si bien el autor de Vituperio no teoriza ni agrupa los voy de putillas" Marluca era, naturalmente, su mujer y tipos de erratas conforme a la naturaleza del desliz allí fue Troya" (págs. 64-65). También reseña Esteban la -suprimir, añadir, sustituir o permutar letras o párrafos, disimilación vocálica que convirtió el ceño en coño, en las mismas operaciones que, nos avisó Roland Barthes, un texto de Blasco Ibáñez. El recuento histórico, hecho con ánimo divertido, no permiten la corrección de los textos-, tras la lectura se confirma que las más hilarantes son siempre aquéllas olvida a famosos mártires de la errata, muertos tras donde se ha modificado una sola letra, como ésta insu- inapagados enojos propiciados por ese "microbio de perable del poeta Carciasol: "Una errata le trajo disgus- origen desconocido y de picadura irreparable" (Ramón tos al poeta Carciasol. En un poema que publicó en la Cómez de la Serna): el caso más dramático fue el del muy seria revista Insula, el poeta había escrito: "Y Ma- papa Clemente XI que, atormentado por los yerros que riuca se duerme y yo me voy de puntillas", pero el duen- infectaron una homilía, sufrió fulminante ataque apodecillo errático corrigió: "Y Mariuca se duerme y yo me pléjico. Y Antonio Machado padeció el trueque de . consonantes en esta exhortación: "Por eUo he dicho siempre a los jóvenes: adelante con vuestra jumentud" . Disparadoras de los mecanismos intrínsecos del humor, las erratas que se producen tras la modificación de una sola letra y que, al inducir el cambio, mudan de manera radical el sentido de las palabras son, sin asomo de duda, las más disparatadas. Extraigo algunos ejemplos de Vituperio...: 2. God save the Queen I God shave the Queen (pág. 43) Ramón J. Sender, Mr. Witt en el cantón J. La inmorral reina Cristina I La inmoral reina Cristina (pág.5S) Benito Pérez Galdós, Los apostólicos ... 4. Si pierdo la memoria I Qué pureza Si pierdo la memoria I Qué pereza (pág. SO) Pere Gimferrer En el primer ejemplo el error consiste en una leve adjunción: la letra hache. La intromisión de la hache modifica la palabra "save" (de filiación espiritual, pia- ~ IJ~~ aniversario 197.5-iOO3 dosa) por la voz "shave" que define la acción ordinaria de afeitarse. Las polaridades enemigas propician el efecto cómico. En el segundo caso se trata de una supresión: el sentido positivo se trueca en carga negativa. Y, por último, en el tercer binomio la palabra pureza ha sufrido un cambio en su primera vocal y ha dejado al escritor catalán tal si fuese un desmemoriado gandul. Es imposible abandonar este comentario sin ceder a la tentación de mostrar una errata que corona el libro de José Esteban. En la franja crepuscular de la obra descubrimos esta perla -¡Oh flora microbiana, como apodó Alfonso Reyes a la intrusión tipográfica de las erratas!-: "La novela puede pasar por encima de los traviesos errores de composición y linotipia. Pero la poesía es sensible y tropieza en los lacinantes obstáculos' (el énfasis es mío). La prosa de Esteban ha tropezado con un lancinante obstáculo. Al libro de José Esteban, afortunado en muchos sentidos, le faltaron sólo seis páginas para salir exento de los silenciosos y transparentes fantasmas que se visten de negro sólo cuando las páginas han sido impresas: ha adquirido, por virtud de su defecto, una bienhadada imperfección que lo mejora.._ . El Leviatán arqueológico. Antropología de una tradición científica en México vedades Luis Vázquez León CIE5ASlM. Á. Porrúa, México, 2003 Tomando como motivo central a los arqueólogos mexicanos, sus ideas teóricas mesoamericanistas, sus prácticas cotidianas, su lenguaje profesional, sus interacciones sociales y sobre todo sus etnométodos (lo que entre miembros de la arqueología se conoce como arqueología de la arqueología) Luis Vázquez muestra, de modo comprensivo, que al final las ciencias están sujetas a condicionamientos sociales trascendentes, no todos de origen ajeno sino producto de factores sociales creados por los propios miembros de una disciplina. El monstruoso leviatán está formado por una inmensa masa de bienes culturales llamados "monumentos arqueológicos" y que suman millones. En este texto, a través de una imaginerfa bélica, el autor expresa la forma en que se interioriza la organización de los proyectos de excavación, la jerarqufa política institudonal, y la feroz competencia por el prestigio y la prioridad del descubrimiento. Como resultado de todo ello, la idea residual de la arqueología como guerra impide la posibilidad de la cooperación horizontal y con ello el desarrollo de masas críticas de arqueólogos trabajando con un mismo objeto. Librería Guillermo Boofil Batalla [email protected] Te!. 56 55 01 58