Santiago, tres de Noviembre de dos mil doce. VISTOS: A fojas 11 comparecieron los abogados RAMON OSSA INFANTE Y GUILLERMO CLAVERIE BRAVO, mandatarios judiciales de diez ex soldados sobrevivientes de la tragedia de Antuco, todos domiciliados para estos efectos en calle Agustinas 1357, piso 7º, oficina 72, de esta ciudad, quienes interpusieron demanda de indemnización de perjuicios en juicio ordinario, por responsabilidad extracontractual en contra del FISCO DE CHILE, representado por el CONSEJO DE DEFENSA DEL ESTADO, con domicilio ubicado en calle Agustinas 1687, de esta ciudad. En síntesis, fundaron la acción en los siguientes argumentos: a) Respecto a la legitimidad activa, los actores son los personalmente afectados y víctimas directas del daño que se demanda en autos, fundados en las normas establecidas en los artículos 6º, 7º y 38 inciso 2º de la Constitución Política del Estado; artículos 4º y 44 de la ley Nº 18.675, normas supletorias del Código Civil contempladas en los artículos 2314 y siguientes. b) El sujeto pasivo corresponde al demandado en autos por la actividad del Ejército de Chile, responsable por los actos u omisiones de sus agentes. c) Alegan que los elementos que configuran la responsabilidad del Estado son una actividad o inactividad imputable a la Administración; un daño o lesión y un nexo causal entre la actuación de la administración y el resultado lesivo y que en el caso de autos, concurren estos elementos toda vez que el Ejército al impartir órdenes fuera de los procedimientos y reglamentos establecidos, carentes de lógica y racionalidad, exponiendo a los actores al riesgo de su propia vida, no cumplió con el deber de cuidado del personal de tropa y al haber omitido tomar los resguardos necesarios para garantizar el debido cuidado y protección de su personal a cargo, con las consecuencias de público conocimiento. d) El día 18 de mayo de 2005 los actores en calidad de soldado, cumplían su servicio militar en tiempo de paz y se encontraban en entrenamiento en terreno, el sector denominado refugio “Mariscal Alcázar”, ubicado en el sector cordillerano de “Los Barros”, en el volcán Antuco, Octava Región, entre los días 5 y 19 del mes y año antes indicado, bajo el cuidado y resguardo del Ejército de Chile y fueron puestos en riesgo vital, en cumplimiento al deber de obediencia que les correspondía. Sostienen que los actores fueron sometidos a severas condiciones atmosféricas y climáticas, expuestos a bajas temperaturas sin trajes adecuados ni implementos de rescate o debidamente instruidos para enfrentar alguna contingencia, lo que causó incluso la pérdida de vidas humanas y traumas a los sobrevivientes y sus familias, al ver los primeros agonizar a sus compañeros y encontrarse obligados a abandonarlos, en cumplimiento a una “orden superior de marchar”. Agregan que aquel día, hubo una fuerte tormenta de nieve denominada “viento blanco”, que afectó a los soldados que marchaban sin la ropa adecuada para enfrentar las bajas temperaturas y condiciones climáticas extremas que en definitiva produce una serie de efectos biológicos en una persona. De la investigación de naturaleza criminal, los Oficiales Roberto Mercado Olguín, Luis Pineda Peña y Patricio Cereceda Truhán fueron condenados como autores del delito de grave incumplimiento de deberes militares establecido en el Nº3 del artículo 299 del Código de Justicia Militar y además, se condenó al Oficial Cereceda Truhán antes indicado y al personal Claudio Gutiérrez Romero, Carlos Olivares Oyanguren; Carlos Grandón Portilla y Abelino Tolosa Calderón, como autores del cuasidelito de homicidio, conforme a lo dispuesto en los artículos 490, 492 y 391 Nº 2 del Código Penal. Sostuvieron además que, tanto las autoridades del gobierno de la época, encabezado por la señora Presidenta Michelle Bachellet Jeria como del Ejército, realizaron una serie de promesas incumplidas, en relación a brindar ayuda a las víctimas y a sus familias. e) En relación a la procedencia de la acción, alegaron que se sustenta en los siguientes hechos: e.1) La marcha ordenada el 18 de mayo de 2005, no debió llevarse a efecto considerando que el mando superior del Ejército con antelación informó en detalle y de manera oficial al Comandante en Jefe de la III División del Ejército, de las deficiencias que – entre otras- tenía dicha Unidad en materia de vestuario, telecomunicaciones y alimentación, por lo que en definitiva, se tuvo pleno conocimiento de las deficiencias para realizar el ejercicio. e.2) El Estado de Chile es responsable por el actuar de los agentes del Ejército, de todo daño causado a los subordinados al exponerlos imprudentemente al dolor, traumas físicos, desatendiendo las medidas de seguridad, rompiendo los procedimientos institucionales al respecto. e.3) Las omisiones e inobservancias de procedimiento en la programación y desarrollo de la marcha fueron relevantes porque no se hizo uso de las advertencias, no se representaron las órdenes y tampoco se denunciaron las infracciones de los procedimientos para conocer las condiciones climáticas, según quedó demostrado en el proceso criminal. e.4) Se infringieron y desobedecieron los cuerpos normativos citados y reseñados, en síntesis, en el numeral cuarto de la demanda (fojas 21), en especial, el Reglamento de Instrucción Táctica de Montaña, en lo relativo al factor climático y dispone además, que la preparación de marchas en la montaña debe realizarse lo más detalladamente posible, todas las órdenes y disposiciones que se dicten para su realización deben ser lo suficientemente flexibles para permitir adaptarse a todos los imprevistos que pueden surgir en la montaña. e.5) Que conforme a lo establecido en los Reglamentos y la experiencia pudo evitarse la marcha. e.6) En consecuencia, el daño producido a los actores es permanente, principalmente en los sentidos, lo que se refleja en la fallas de la visión; alteraciones nerviosas; pánico; depresión y, sentimientos de culpabilidad. e.7) También indica que, en el Plan de Lección de Marchas y Campamentos, se establece que – entre otros- los factores que afectan la marcha a pie son el equipo y vestuario adecuado, dispositivo y formación adecuada y el resultado traumático obtenido, se debió al no haber atendido oportunamente las medidas de seguridad. e.8) Al no haber utilizado los actores la vestimenta adecuada, eso les provocó congelamiento, la existencia de múltiples lesiones, no obstante ser sobrevivientes de la tragedia, deben convivir con algunas incapacidades adquiridas a condición de la referida marcha, entre otras, el pie de la trinchera. e.9) En consecuencia, el Estado de Chile es responsable de todos los daños provocados por uno de sus agentes – El Ejército- a quien se le confiere el mandato legal de cuidado personal de todo el personal de tropa a su cargo en tiempo de paz y la ejecución de actos dañinos hace nacer la obligación de indemnizar lo perjuicios causados por sus agentes, que en el caso de autos ocurrieron a contar del 18 de mayo de 2005, cuando se ordena una Marcha que en lo pertinente carece de toda preparación, equipo adecuado y personal experimentado que pudiera haber representado la orden. f) En relación a la responsabilidad del Estado, sostuvieron que la existencia del daño es la condición esencial de la responsabilidad patrimonial. En el caso de autos, en su concepto, de parte del Ejército ha existido una falta de servicio, traducida en la culpa en el servicio o deber de cuidado, que debió brindar a los actores, naciendo la obligación del demandado de indemnizar todos los daños causados, todo fundado en el deber de protección a las víctimas que se encuentran en una posición estratégicamente disminuida para controlar el riesgo creado por el mando del Ejército o hacerse cargo de los daños surgidos como consecuencia de la marcha, cando ésta pudo evitarse. El libelo se ha fundado en las siguientes normas de Derecho: Artículos 6, 7 y 38 inciso de la Constitución Política del Estado; 4º y 44º de la ley Nº 18.575, normas supletorias del Código Civil establecidas en los artículos 2314 y siguientes; y, artículos 5º y siguientes del Código Orgánico de Tribunales. Finalmente, los actores han solicitado: Que se tenga por interpuesta la demanda en contra de demandado y se lo condene al pago de indemnizaciones como consecuencia de los daños causados a los actores y víctimas sobrevivientes de la denominada Marcha de Antuco, ocurrida el 18 de mayo de 2005, en el sector del refugio del Ejército, en la ciudad de Los Angeles, por la responsabilidad derivada del daño causado por sus agentes, conforme a los siguientes monto y conceptos, para cada uno de los demandantes: a) $1.000.000.- por concepto de daño corporal, constituido por los gastos necesarios médicos que los demandantes han debido solventar, para superar su crisis emocional y psíquica, sin perjuicio de las deficiencias físicas que presentan algunos y, también, por los perjuicios económicos sufridos para recuperar su función productiva, incorporarse a la sociedad, rehabilitarse de los padecimientos y traumas sufridos. b) $ 25.000.000 daño emergente futuro, por los gastos en que deberán incurrir los demandantes durante varios años – considerando su juventud- para corregir sus padecimientos de naturaleza psicológica y física c) $18.000.000 por lucro cesante, monto que considera que los inconvenientes que lo originan, por haber sido encajados y estigmatizados como soldados locos, se ha traducido en falta de oportunidades laborales, en atención que nadie los contrata por considerarlos inhabilitados mentalmente y ellos han estimado que dichos inconvenientes desaparecerán en un plazo de cinco años y en razón de un ingreso mensual promedio liquido de $300.000.-, que genera una renta anual de $3.600.000. d) $100.000.000.- por daño moral. e) Además, solicitaron que cada uno de los capítulos indemnizatorios, deben ser reajustados, a contar de la fecha de la notificación de la demanda y aplicar los intereses corrientes máximos hasta la fecha del pago efectivo y real. f) Y, la expresa condena en costas. A fojas 35 consta la notificación del libelo interpuesto en contra de la parte demandada. A fojas 37 el demandado opuso las excepciones dilatorias de incompetencia del Tribunal; la falta de personería y la ineptitud del libelo; alegaciones que el Tribunal desestimó, con costas por resolución que rola a fojas 63, que fue confirmada por el Tribunal de Alzada por resolución que rola a fojas 303 de autos. A fojas 66 el demandado contestó el libelo interpuesto en su contra y solicitó su rechazo, con costas. En primer término, alegó la falta de legitimación activa del actor Bruno Burgos Ríos, que fundamentó en el hecho que él no habría participado en la marcha fundante de la demanda, como se ha sostenido en el libelo pretensor y, en consecuencia, dicho demandante no ha podido sufrir los daños alegados. Al respecto, dicha parte ha sostenido que uno de los planteamientos del libelo, radica en la circunstancia que el actor antes indicado, participó en la marcha señalada, en circunstancia que el demandante antes indicado habría confesado en el proceso rol 310-05 ( fojas 237), tramitado ante el Tercer Juzgado Militar de Valdivia, que él no habría participado en la marcha aludida, en atención a que el 7 de mayo de ese año, él se dirigió al refugio “ Los Barros” para participar en actividades de formación y sólo estuvo en dicho lugar hasta el día 16 de ese mes y año, por haber sufrido una lesión y haber recibido orden médica de traslado al Hospital de Los Angeles y en su declaración habría indicado expresamente que él no fue testigo de lo ocurrido y sólo tomó conocimiento por la prensa. Acto seguido, sostuvo que el Ejército de Chile ha efectuado acciones necesarias para reparar el daño corporal y el trauma sufrido por todos los miembros del regimiento Reforzado Nº17 “LOS ANGELES”, como consecuencia del denominado caso “Antuco”, entre ellos los conscriptos sobrevivientes y sus familias. Respecto al daño físico y el eventual trauma que sufrió el personal antes indicado como consecuencia de la tragedia fundante de la acción, su defensa se funda en que el Ejército a todo el personal que solicitó atención médica, psiquiátrica o psicológica, lo remitió sin costo alguno para el paciente de tratamiento y medicamentos, al Hospital Militar en Santiago; al Centro Clínico Militar de Concepción; al Centro Médico militar de Los Angeles y a la propia enfermería del Regimiento. Además, el Ejército pago los gastos de traslados de su personal y, en algunos casos, de sus familiares a los distintos establecimientos médicos mencionados. De igual modo, la Dirección del Personal del ejército, a través de la Sección psicológica, realizó durante el año 2005, en el Regimiento Reforzado Nº 17 “ Los Angeles” las siguientes actividades, que consistieron en apoyo psicológico para recuperar el sistema organizacional que se vio afectado producto de la crisis; diagnósticos de las capacidades del personal para afrontar los problemas post crisis; trabajo en acciones psicoterapéuticas para prevenir, intervenir y recuperar al personal y a la Unidad en conjunto; Se elaboró una guía de autoayuda para soldados conscriptos supervivientes de la tragedia de Antuco y además, un manual para las familias de los soldados sobrevivientes. Ambos contienen además, una nómina de centros asistenciales de la zona, a los que los supervivientes pueden acudir en busca de ayuda. Además, la Dirección de Personal del ejército contrató e el año 2005, a las psicólogas Daniela Correa Fontaine y Rosa Burgess Vera para que prestaran sus servicios en el Regimiento Reforzado Nº 17 “Los Angeles” y en el Centro Clínico Militar de Concepción; la primera prestó servicios hasta septiembre de 2006 y la última, los prestaba a la data de contestación de la demanda. Acto seguido, el demandado enumeró las prestaciones efectuadas a cada uno de los actores y cuyo detalle rola a fojas 71 a 73, en síntesis, referidas a evaluación psicológica; confección de ficha de salud mental; sesiones de terapia; nivelación de estudios y contratación. Como tercera defensa, el Fisco ha negado la existencia de los daños alegados por la contraria y ha reconocido expresamente que los acontecimientos ocurridos el 18 de mayo de 2005 en las inmediaciones del volcán Antuco, constituyen una tragedia para quienes allí estuvieron y se adoptaron todas las medidas necesarias para que el personal afectado pudiera superar su crisis. Respecto al daño corporal y gastos médicos, psicológicos y psiquiátricos alegado por la contraria, esa parte los niega porque los actores continuaron en funciones, en algunos casos más allá de un año de ocurrida la tragedia, sin que se haya constatado lesiones que los haya dejado con deficiencias físicas o que requieran de tratamientos posteriores, lo que se demuestra considerando las fechas en que cada uno de ellos se licenció. Y además, el Ejército se hizo cargo de las prestaciones médicas, psicológicas o psiquiátricas que los actores solicitaron, sin costo alguno para ellos. En relación al daño emergente futuro, niega su procedencia por cuanto la contraria no ha señalado el diagnóstico preciso que les permite afirmar que deberán afrontar dichos gastos por un período indefinido o por el resto de sus vidas; y cuatro de los demandantes fueron atendidos por consultas psiquiátricas o psicológicas y fueron dados de alta; otros no asistieron a las sesiones programadas y los restantes fueron evaluados , se les confeccionaron sus fichas psiquiátricas y se les entregó atención previo requerimiento. En cuanto al lucro cesante que los actores han fundado en la falta de oportunidades laborales porque nadie quiere contratarlos por considerarlos inhabilitados mentalmente o padecer de desventajas físicas, lo que no les permitirá trabajar en cinco años, considerando un ingreso mensual de $300.000.-, igualmente lo desestima, por cuanto ocho actores al demandar se han individualizado con ocupación u oficio o bien como estudiantes. En cuanto al daño moral indemnizable, ha sostenido que los actores no lo han experimentado, sin perjuicio de comprender que se hayan visto emocionalmente afectados. Fundó su alegación en que los actores no ha señalado atributo, facultad o interés legítimo y relevante alguno que haya sido lesionado por la Oficialidad del Ejército que fue condenado por el caso Antuco, porque - en su concepto- el hecho de haber temido por sus vidas, el haber sido sometidos a severas condiciones atmosféricas y climáticas, expuestos a bajas temperaturas sin trajes adecuados, no sufriendo lesiones corporales, no genera un daño moral indemnizable. Además, el demandado solicitó el rechazo del libelo interpuesto en su contra, por inexistencia de un nexo causal entre el ilícito alegado y los daños que se señalan, En atención a que el Ejército puso a disposición de los sobrevivientes una multiplicidad de prestaciones de carácter psíquico y psicológico cuyo objeto fue evitar el daño que podría provocar el trauma vivido y si los demandantes no accedieron a las múltiples terapias proporcionadas, cualquier daño futuro de naturaleza psiquiátrica o psicológica es solo atribuible a su propia negligencia. Finalmente, el demandado expuso que el Estado de Chile no es responsable de hechos constitutivos de delito o cuasidelito en que hayan incurrido los agentes del Estado y que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 2314 del Código Civil, el Estado responde por los hechos de los miembros de las Fuerzas Armadas, de Orden y seguridad, de acuerdo a lo establecido en el derecho común y lo dispuesto en los artículos 2320 y 2322 del Código Civil. De igual modo, hizo referencia al razonamiento efectuado en la sentencia dictada en el proceso tramitado ante el Tercer Juzgado Militar de Valdivia y que en concepto de esa parte, en la especie, las imputaciones a los condenados guardan relación directa con el incumplimiento de normas reglamentarias, circunstancia reconocida, por lo demás, por los actores, por lo que se trata de una falta personal en que el Estado de Chile no estuvo en condiciones de impedir el hecho dañoso y habiéndose establecido que los funcionarios públicos actuaron de un modo impropio, el Estado no ha podido prever o impedir , de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 2322, razón por la que no se puede imponer responsabilidad al Estado por los supuestos daños ocasionados. Por lo que concluye que el hecho de haber actuado los funcionarios de un modo impropio, mediante una conducta que importa la comisión de delitos o cuasidelitos en contra de las víctimas; la ejecución de actos u omisiones que quedan enteramente fuera del servicio que les estaba cometido y que el estado no ha estado en condiciones de prever o evitar, con la autoridad y cuidado que su calidad le confiere, por lo que los funcionarios condenados deben responder personalmente. Que a fojas 99 los actores evacuaron la réplica y al respecto sostuvieron: a) Respecto de la falta de legitimación activa alegada, que la inclusión del demandante Burgos en la demanda, dice relación con los participantes efectivos en la marcha y previa confirmación anunciaron excluirlo. b) En cuanto a que el Ejército haya efectuado acciones necesarias para reparar el daño corporal y traumas, afirmaron que la contraria habría reconocido la existencia del daño provocado y la responsabilidad en la reparación del mismo, que no ha sido oportuna y tampoco suficientes. Sostuvo que las guías y manuales elaborados para apoyar a los soldados sobrevivientes y sus familias no llegaron a sus destinatarios y que los traumas y depresiones que padecen, los actores hasta el día de la presentación debieron enfrentarlos y superarlos solos y las atenciones médicas descritas por la contraria fueron de carácter accidental, esporádicas y selectivas y a su costa. c) En cuanto a la inexistencia de daños sostenida por el Fisco, se indicó que los actores son jóvenes que apenas tenían 40 días de instrucción militar y carecía de la preparación necesaria, marcharon con una alimentación deficiente, ropa inadecuada e relación a las condiciones climáticas, sin instrucción adecuada y sólo marcharon con la confianza que depositaron en sus líderes y en el Ejército. Invocó la norma establecida en el artículo 2329 inciso 1º del Código Civil y que las indemnizaciones demandadas tienen el carácter de reparatorio del daño y no sancionatorio del mismo. Respecto al daño moral sostuvo no compartir el concepto entregado por la contraria. d) En cuanto a la inexistencia de nexo causal entre el ilícito alegado y los daños que se señalan, sostuvieron que todos los militares de mando superior encausados y condenados, constituyen el presupuesto material y jurídico que justifica la acción entabla , toda vez, que quienes incumplieron su deber de cuidado y vigilancia, son aquellos que en nombre del ejército ordenaron la marcha sin contar con el equipamiento adecuado y en condiciones climáticas adversas, causando los daños denunciados, los que no se habrían producido si el personal superior a cargo, no hubieran dado la orden de marchar el 18 de mayo de 2005. A fojas 108 el demandado evacuó la dúplica en que se reafirma lo expuesto en la contestación y de manera relevante, en síntesis, sostuvo que la contraria desconoció los hechos fundantes de la demanda al sostener ignorar que Burgos no marchó el día de la tragedia y además, desconoció que su parte haya reconocido que los actores hayan sufrido un daño indemnizable. Finalmente, reafirma la alegación que el estado de Chile no es responsable de los hechos constitutivos de delito o cuasidelito, considerando queso parte ha sostenido que no tuvo como prever e impedir la irracional orden dada por los superiores jerárquicos de los conscriptos, con infracción de reglamentos que fueron sancionados por la justicia militar, por el delito de incumplimiento de deberes militares. A fojas 118 se recibió la causa a prueba. A fojas 723, se citó a las partes a oír sentencia. CONSIDERANDO: I. EN CUANTO A LA OBJECION DE DOCUMENTOS: PRIMERO: Que en el primer otrosí de fojas 43, la parte demandada objetó los documentos presentados por la contraria y agregados a fojas 7 a 10 de autos, en el tercer otrosí de la demanda, referidos a fotocopias de dos artículos de prensa cuyo contenido da cuenta de los hechos fundantes del libelo deducido. Fundó su alegación en que aquellos son instrumentos privados no suscritos por persona alguna, supuestamente emanados de terceros, no constando a dicha parte su autenticidad y veracidad de las declaraciones que se consignan. SEGUNDO: Que se desestimará la objeción alegada, por cuanto el fondo de la misma dice relación con la ponderación que respeto de dicha probanza debe efectuar el Tribunal. II. EN CUANTO AL FONDO: TERCERO: Que diez ex soldados sobrevivientes de la tragedia de Antuco, ocurrida el 18 de mayo de 2005, han interpuesto demanda en juicio ordinario de indemnización de perjuicios derivados de la responsabilidad extracontractual que – en su concepto- corresponde al Estado de Chile por la tragedia que les correspondió vivir, por los fundamentos ya expuestos en la parte expositiva de esta sentencia y han solicitado que se condene a la contraria al pago de las indemnizaciones para cada uno de ellos, por los conceptos y montos que a continuación se indican: a) $1.000.000.- por daño corporal. b) $ 25.000.000 daño emergente futuro. c) $18.000.000 por lucro cesante. d) $100.000.000.- por daño moral. e) Además, solicitaron que cada uno de los capítulos indemnizatorios, deben ser reajustados, a contar de la fecha de la notificación de la demanda y aplicar los intereses corrientes máximos hasta la fecha del pago efectivo y real. f) Finalmente, solicitó la expresa condena en costas. Además, expuso y reforzó sus alegaciones en la réplica. CUARTO: Que el demandado solicitó el rechazo del libelo interpuesto por la contraria, con expresa condena en costas. Fundó su defensa en las siguientes alegaciones: a) Falta de legitimación activa del actor Burgos Ríos por no haber participado en la marcha fundante de la demanda. b) El Ejército de Chile ha efectuado las acciones necesarias para reparar el daño corporal y el trauma sufrido por todos los miembros del Regimiento Reforzado Nº 17 “Los Angeles”, como consecuencia del denominado “caso Antuco”, entre ellos, los conscriptos sobrevivientes y sus familias. c) El Fisco niega la existencia de los daños alegados, de naturaleza corporal y gastos médicos, psicológicos o psiquiátricos; daño emergente futuro; lucro cesante y daño moral. d) Inexistencia de un nexo causal entre el ilícito alegado y los daños que se señalan. e) Desconoció responsabilidad del Estado de Chile en los hechos constitutivos de delito o cuasidelito. Además, expuso y reforzó sus alegaciones en la dúplica. QUINTO: Que existe acuerdo entre las partes respecto a: a) los acontecimientos ocurridos el día 18 de mayo de 2005, en las inmediaciones del Volcán Antuco que constituyen una tragedia para quienes estuvieron allí; b) el hecho de haberse dictado sentencia condenatoria penal, respecto de varias personas por el delito de incumplimiento de deberes militares y cuasidelito de homicidio; y, c) los actores reconocieron que el Ejército de Chile brindó atención selectiva a las víctimas de naturaleza médica o psiquiátrica. SEXTO: Que la controversia de autos consiste en dirimir las siguientes situaciones: a) La efectividad que el actor Bruno Burgos participó en el ejercicio militar final de instrucción denominado marcha de repliegue del contingente efectuada el día 18 de mayo de 2005, desde el refugio Los Barros a la Cortina, ambos ubicados en el sector del Volcán Antuco. b) Las características, circunstancias y pormenores del hecho en que se ha fundado la acción interpuesta y que ha sido materia de estos autos. c) Existencia de perjuicios ocasionados a los actores por el demandado, como consecuencia de la marcha ya referida en la letra a) de este motivo; en la afirmativa, origen, naturaleza y monto de los mismos. d) Haber realizado el demandado actos o conductas destinadas a reparar los supuestos daños ocasionados a los actores como consecuencia de la actividad de instrucción final dispuesta; en la afirmativa, naturaleza, monto y alcances de la reparación. SEPTIMO: Que la parte demandante a fin de acreditar sus alegaciones, en relación a la acción de fondo, aportó al juicio las siguientes probanzas: DOCUMENTAL: fotocopias de dos artículos de prensa del diario “Las Ultimas Noticias”, de 20 de mayo de 2005 (fojas 7 a 10), cuyo contenido da cuenta que no se refieren a los actores de autos pero se refieren a daños sufridos por las víctimas. Se deja constancia que de acuerdo a lo dispuesto por resoluciones que rolan a fojas 129 y 167, respectivamente, en relación a tener a tener a la vista y en parte de prueba, el proceso rol Nº 8733-2007, tramitado ante este Tribunal, en atención al estado procesal del mismo y a fin de dar curso progresivo a los autos, se tiene a la vista los antecedentes que al respecto constan en el sistema computacional. Que es un hecho público las condenas impuestas al personal superior, por los delitos de incumplimiento de deberes militares y cuasidelito de homicidio reiterado, respecto de la muerte de varios jóvenes que se encontraban realizando actividades dentro del cumplimiento del servicio Militar, que existió falta de instrucción del personal de soldados conscriptos; falta de medios de comunicación adecuados; falta de vestuario y alimentación acorde con las circunstancias y carencia de previsión para hacer frente a situaciones de emergencia. Que los testigos Santiago Pavlovic, Boris López y Claudia Molina, expusieron que el regimiento no contaba con medios de comunicación que les permitiera estar en contacto permanente con los centros de mando y control y que hubo deficiencias en las vestimentas y alimentación de los conscriptos; emitieron opiniones en sus testimonios respecto a la existencia de responsabilidad institucional y que el Ejército adoptó medidas reparatorias, lo que les consta por las entrevistas efectuadas a los soldados. López y Molina, al respecto manifestaron que no se adoptaron las medidas de resguardo por el mando superior producto de la tragedia, lo que le consta por las entrevistas realizadas y al observar que los cadáveres no tenían traje de Gorotex, que tiene alta capacidad térmica. OCTAVO: Que la parte demandada a fin de acreditar sus alegaciones, aportó al juicio las siguientes probanzas: DOCUMENTAL: a) fotocopia simple de la pieza de fojas 237 del proceso Rol 310-2005 del Tercer Juzgado Militar de Valdivia, donde consta la declaración del actor Bruno Andrés Burgos Ríos (fojas 121). b) Fotocopias autorizadas del decreto SSG. Depto. II/2 Nº 1720/544, de 8 de agosto de 2006, emitido por la señora Ministra de defensa por orden de la señora Presidenta de la República, publicado en el Boletín Oficial del Ejército Nº 42, de 16 de octubre de 2006, documento en el que consta que el actor Gustavo Adolfo Alvarez Márquez, fue llamado al servicio activo en el Ejército, con fines de desempeño profesional, a partir del 1 de mayo de 2006 y hasta el 30 de abril de 2010 ( fojas 140 a 144). c) Fotocopia autorizada del Decreto del Ministerio de Defensa Nacional SSG. Depto. II/ 2 Nº 1720/340, de 24 de mayo de 2007, instrumento en que consta que se puso término al llamado a servicio activo del actor Alvarez Márquez, a contar del 28 de febrero de ese año, por renuncia voluntaria al empleo presentada por el actor ( fojas 145). d) Fotocopias autorizadas de los documentos denominados “Ficha de Antecedentes Militares” y “Hoja de antecedentes Personales”, de los actores Alvarez, Mora, Millar, Inostroza y Díaz (fojas 146 a 155). En el primer documento antes referido, consta que los demandantes antes indicados alcanzaron el grado militar de cabo segundo, cabo, y las especialidades adicionales, que en cada caso se indican, que adquirieron en el Ejército. En el segundo instrumento, firmados por el padre o madre de los demandantes indicados, consta los antecedentes familiares de los actores ya mencionados, referidos a la situación socioeconómica; grado de educación que tenían al ingresar al Ejército; la circunstancia de haber percibido o no ingresos antes de ingresar al Ejército y el monto de los mismos; la especialidad obtenida y la data de licenciamiento de su conscripción. El padre o madre que suscribió el segundo instrumento tiene la calidad de beneficiario del seguro de vida tomado por el Ejército en beneficio de su personal, entre ellos, sus conscriptos. e) Nómina elaborada por la III División del Ejército en la que consta el personal que asistió a la Escuela Taller Don Orione durante el año 2005 y los cursos seguidos, donde figuran los actores Alvarez, Mora, Inostroza, Díaz, con la indicación a los cursos que asistieron ( fojas 156 a 158). f) Nómina elaborada por el Ejército que indica el personal que asistió al curso de Cocina Internacional, dictado en noviembre de 2005, en la que figura el actor Millar ( fojas 159). g) Nómina elaborada por la Tercera División del Ejército donde figura el actor Millar como personal que realizó programas de capacitación en el FOSOIS y a quien se le donó la suma de $300.000.- en materiales (fojas 160). h) Original de Oficio ORD. Nº 277/08, de 12 de septiembre de 2008, suscrito por el Director (I) del Centro Educacional Integral Adulto, de la Corporación Municipal de desarrollo Social de Calama, dirigido al Coordinador de Educación del Regimiento Reforzado Nº 1 Topater, en el que se informa que el demandante Díaz registra 1º Ciclo año 2005, en el Centro de Educación Integral Adulto Escuela taller don “Orione”, de la ciudad de Los Angeles y que el actor Mora obtuvo licencia de enseñanza media año 2005 en el Centro de Educación Integral Adulto 8 fojas ( fojas 161). i) Fotocopia autorizada de carta de 23 de febrero de 2007, suscrita por el actor Alvarez, en calidad de cabo del Ejército y dirigida al Director del Personal de Ejército, en la que indica que presta servicios en el Regimiento Reforzado Nº 1, Topater y en la que solicitó su renuncia al empleo por pérdida de vocación (fojas 162). TESTIMONIAL: que los deponentes que se indicarán, ofrecidos conforme a lo indicado en lo principal de fojas 122, prestaron declaración en juicio, respecto del cuarto punto de prueba, previo juramento y la contraria no opuso tachas al respecto. a) JORGE CARDENAS BRITO, psiquiatra, quien según consta a fojas 131 a 133, sostuvo que no conoce a los actores y que él tiene conocimiento respecto a lo obrado por el Ejército en relación a lo ocurrido, en el sentido que ocurrido el hecho cinco sicólogos asistieron de inmediato las necesidades de las familias; participantes en la marcha y al personal de la unidad no participantes que lo requirieran; de igual modo, dos médicos de la unidad atendieron las necesidades físicas de los participantes. Lo anterior, mientras se implementaba un programa integral Bio-Psico-Social y espiritual para atender las necesidades sociales, psicológicas y espirituales de los grupos identificados como susceptibles de algún daño en alguna de las esferas contempladas en el plan. Los cinco grupos identificados abarcaban desde los participantes en la marcha hasta las familias de los fallecidos; los sobrevivientes de la marcha; el personal de la unidad no participante; los rescatistas y las personas vinculadas a esos grupos que pudieran recibir daño, conforme a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud entregadas para casos de emergencia. Además, hubo desplazamiento desde el Hospital Militar de Santiago de equipos de psiquiatras – que integraban psicólogos, terapeuta ocupacional y asistentes sociales especialidades en salud mental- para atender las necesidades de cualquiera de los integrantes de los cinco grupos antes referidos que solicitaran ayuda, profesionales entrenados en el manejo de situaciones de stress. Además, se contrataron en la localidad del regimiento dos psicólogos y una asistente social. Se efectuaron evaluaciones con pruebas psicométricas por los profesionales residentes en la unidad a la totalidad de los participantes y las personas considerados de riesgo en las pruebas, se derivaron a realizar tratamientos y los casos más complejos, se remitieron al Hospital Militar en Santiago. Sostuvo también, que a la data de su declaración, esto es, el 26 de septiembre de 2008, continúa la atención psiquiátrica en el centro de la ciudad de Los Angeles y se otorga atención en Santiago a quienes aún lo requieran. De igual modo, se encontraba en elaboración una memoria de lecciones aprendidas e implementación de los cambios necesarios en los procedimientos a partir de esas lecciones. Expuso ignorar antecedentes en relación a los medios económicos que disponían los afectados para atenderse en Santiago porque ese aspecto del programa, no le correspondía a él. Lo declarado le consta por haber contribuido al diseño del plan y a la coordinación del equipo que viajaba desde Santiago, en calidad de jefe de servicio de psiquiatría adulta del Hospital Militar de esta ciudad. b) Sergio Díaz Núñez, psicólogo, quien según consta a fojas 134 (ex 133) y siguiente, sostuvo que él es asesor del área de Recursos Humanos en el Ejército y su participación en la crisis de Antuco fue mediar y analizar desde el ámbito organizacional, los aspectos inherentes que pudiesen afectar al personal de planta de la institución y en ningún caso, su accionar fue e el ámbito Clínico porque esa materia es de responsabilidad de profesionales del comando de salud del Ejército. Respecto a los sobrevivientes él afirmó haber apoyado la elaboración de una guía de autoayuda para detectar e intervenir las situaciones críticas propiamente psicológicas; dicha guía posibilitaba si era necesario, concurrir a Centros de salud del Estado, todo apoyado por el Comando de salud del Ejército y los soldados que recibieron atención psicológica fueron atendidos por personal de psiquiatras y psicólogos del Hospital Militar y de los Centros Clínicos Militares de la guarnición de Concepción. Finalmente sostuvo desconocer casos de soldados que debieron trasladarse a Santiago y si tuvo conocimiento que profesionales del Hospital se trasladaban a la ciudad de Los Angeles. a) Patricia Soledad Rubi González, psiquiatra, quien según consta a fojas 606 ( ex 94 y 460 ) a 608 ( ex 96) y 984 a 986, afirmó que ella desde mayo de 2006 se encuentra a cargo de la intervención en salud mental de los involucrados en la tragedia de Antuco y consiste en proporcionar atención psiquiátrica para todo aquel que la haya solicitado y para ello, desde que ocurrió el hecho a la data de su declaración, ella se traslada a la ciudad de los Angeles y ha contado con el apoyo de un psicólogo y un asistente social, se incluyen los fármacos y la sicoterapia individual. Sostuvo que solo ha atendido a dos soldados sobrevivientes que requirieron su atención. Agregó que la atención brindada a las familias de las víctimas ha consistido en una evaluación psiquiátrica, con indicación de tratamiento farmacológico y psicoterapia enfocada en la persona; a cada paciente se le hace control al menos una vez al mes y la terapia ha sido enfocada e el manejo del duelo. Se ha hecho control de patologías mórbidas y las derivaciones correspondientes al servicio de salud para la atención de víctimas de la tragedia, denominado Prais. En relación a los sobrevivientes que ella atendió y que no corresponden a los actores de autos, sostuvo que se les efectuaron controles y uno de ellos continuó en Santiago, ciudad a donde se trasladó y el otro paciente, fue derivado a hospitalización al servicio de psiquiatría del Hospital Militar de esta ciudad en consideración a su diagnóstico. No los volvió a controlar. d) Mabel Oriette Nawrath Ellicker, Oficial de Ejército y funcionaria pública, quien prestó declaración agregada a fojas 609 (ex 97) y 987 a 989 y afirmó que ella conoce la situación desde el inicio de la tragedia, porque entonces se desempeñaba como subdirector de apoyo del Centro Clínico Militar de Concepción y su función consistió en enviar profesionales médicos, enfermeros y de apoyo con motivo de la tragedia. Se creó un centro de apoyo en Los Angeles para continuar con la labor dirigida a los familiares de los soldados fallecidos y de los sobrevivientes que requirieran salud mental, dentro de lo que se encuentra considerada la asistencia psiquiátrica, psicológica y social, a solicitud de los familiares o soldados que lo requieran, con entrega de medicamentos e incluso tratamiento kinésico. En cuanto a los montos no los pudo especificar y agregó que se formó para atender a las víctimas y sus familiares un equipo multidisciplinario en apoyo de ellos. Expuso también, que a todos los soldados sobrevivientes se les hizo ficha y además, con posterioridad a la tragedia el Ejército dio la oportunidad que los soldados sobrevivientes postularan a las escuelas matrices y 120 soldados que participaron en la marcha postularon. Afirmó que hubo preocupación de la institución de reinsertar a los soldados a las filas del Ejército, a la data de su declaración algunos de ellos forman parte del cuadro permanente y otros entraron y luego se retiraron. Toda la asistencia médica brindada no tuvo costo para ellos. NOVENO: Que a fojas 729 a 961, se agregó a los autos oficio reservado de respuesta, de 19 de julio de 2010, remitido por la Directora del Centro Clínico Militar “ Concepción”, mediante el que se enviaron fotocopias simples de las fichas de salud mental de los actores sobrevivientes de la Tragedia de Antuco, ordenado por resolución de fojas 129, conforme a lo solicitado por la parte demandada en la solicitud del sexto otrosí fojas 126, documentos que no fueron objetados y tampoco observados por la contraria. Que además, la parte demandada en el séptimo otrosí de fojas 122, solicitó traer a la vista el proceso Rol 310-2005 del Tercer Juzgado Militar de Valdivia, petición respecto de la que se accedió, en lo pertinente de la resolución que rola a fojas 129 y no existe constancia que se haya recibido dicha causa, sin embargo se tiene a la vista la información extraída del sistema computacional respecto del proceso Rol 8733-2007, seguido ante este mismo Tribunal. DECIMO: En cuanto a la falta de legitimidad activa alegada por la parte demandada, respecto del actor Bruno Burgos, cabe señalar que el demandado ha sostenido que aquél carece de calidad para accionar, esto es, la identidad de la persona del demandante con la persona favorecida por la ley y de la persona obligada. Al respecto, el demandado para acreditar su alegación, en el quinto otrosí de fojas 125, acompañó fotocopia simple de la declaración judicial prestada por dicho actor a fojas 237 del proceso seguido ante el Tercer Juzgado Militar de Valdivia, Rol Nº 310-2005, en el que consta que él reconoció no haber participado en la marcha cuyas consecuencias han motivado esta demanda, en atención a que él se lesionó días antes de realizar la actividad y fue trasladado al Hospital de Los Angeles el día 16 de mayo de ese año a las 15,00 horas; instrumento que no fue objetado por la contraria y se agregó a fojas 121 de autos. UNDECIMO: Que para sostener la demanda de indemnización de perjuicios por responsabilidad extracontractual del Estado, requiere la existencia de titularidad de la acción en calidad de víctima directa o indirecta que ha sufrido un daño como consecuencia de un mal irrogado a un tercero. Que de las probanzas rendidas por la parte demandante, no consta que se haya demostrado que el actor Burgos se vio involucrado en el hecho respecto del que se imputó la generación del daño cuya indemnización se persigue. Que por el contrario, el demandado ha demostrado la veracidad de su alegación, en el sentido que el demandante antes indicado, efectivamente no participó en la marcha de repliegue del contingente realizada el día 18 de mayo de 2005 y, en consecuencia, no ha sido personalmente afectado por dicha actividad, por lo que carece de legitimidad activa para demandar en juicio. DUODECIMO: Que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1698 del código Civil, incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o ésta. En relación a la controversia del juicio, la norma establecida en el artículo 2314 analizada en conjunto con lo dispuesto en el artículo 2329 del Código Civil, ha dispuesto que el que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, tiene la obligación de indemnizar, sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por un delito o cuasidelito y, en consecuencia, los requisitos exigidos para la procedencia de la responsabilidad civil por culpa o negligencia se pueden ordenar en los siguientes grupos, una acción libre de un sujeto capaz; la acción realizada con dolo o negligencia; que el actor haya sido víctima de daño y, finalmente, que entre la acción culpable y el daño exista una relación causal suficiente atribuible de manera objetiva al hecho culpable del demandado. DECIMOTERCERO: Que de acuerdo a lo indicado en las letras a) y b) del motivo quinto y el contenido de las declaraciones –en lo pertinentesprestadas por los testigos señores Pavlovic y Molina García, tenidas a la vista en relación a la causa antes referida, el día 18 de mayo de 2005, se cometió un ilícito por incumplimiento de deberes militares y cuasidelito de homicidio reiterado, imputable a personal superior, durante el desarrollo de una actividad final del Servicio Militar Obligatorio, ocurrido en las cercanías del volcán Antuco., los que fueron cometidos bajo malas condiciones de preparación y seguridad de las víctimas. DECIMOCUARTO: Que el daño sufrido es un menoscabo o perjuicio que se recibe por culpa de otro, en los bienes o la persona misma y constituye un requisito indispensable de la responsabilidad extracontractual. Que en el caso que se resuelve, ha correspondido a los demandantes la prueba de los daños invocados, conforme a lo dispuesto en el artículo 1698 del Código Civil y controvertidos por la contraria. DECIMOQUINTO: Que conforme al contenido de la acción entablada, esto es, indemnización de perjuicios fundada en la responsabilidad extracontractual, los demandantes han debido demostrar la acreditación del daño real y efectivo; exigencia que no resulta aplicable para el daño moral por cuanto este último, no requiere prueba y solo debe demostrar la lesión de un bien personal para que aquel sea procedente. DECIMOSEXTO: Que, en autos los actores han invocado la falta de servicio como fundamento de la acción entablada, que originó un perjuicio como consecuencia del incumplimiento de deberes militares y cuasidelito de homicidio reiterado, ilícitos en que incurrió personal superior de quienes eran subordinados los demandantes. Que dicha falta conforme lo ha establecido la jurisprudencia, dice relación con una responsabilidad objetiva, la que no concurre en el caso que se resuelve, por cuanto la naturaleza de la acción entablada se ha fundado en hechos o actos en que han incurrido sus agentes; situación que en definitiva, carece de congruencia con aquella emanada de la falta de servicio, por cuanto la última tiene como finalidad que siempre se responderá por aquel que se encuentre obligado a prestar sus servicios ; situación que es distinta a lo ocurrido en el proceso, por cuanto la responsabilidad perseguida se funda en errores ocasionados dentro del ámbito propio y diligencias realizadas por algún órgano estatal, cuya variación depende de factores esencialmente variables, respondiendo de actos propios de falta de cuidado en el accionar de dependientes o subordinados o de actos propios de una falta de instrucción. DECIMOSEPTIMO: Que del contenido de las normas establecidas en los artículos 21 y 42 de la ley Nº 18.575, se excluye de la organización básica de los órganos de la Administración del Estado, en lo referente a la organización, funcionamiento y carrera funcionaria, a ciertos órganos como las Fuerzas Armadas, las que se rigen por las normas dispuestas al respecto, tanto en la propia Constitución como en las leyes orgánicas constitucionales y de quórum calificado pertinentes. La ley antes indicada que regula la institución de la falta de servicio, no se aplica en este proceso a las Fuerzas Armadas y de Orden, por cuanto le son vinculantes, las disposiciones establecidas en los artículos 2314 y siguientes del Código Civil, lo que importa que la parte demandante debe demostrar en juicio la existencia de un hecho causal; la relación de causalidad existente y un daño como consecuencia del acto u omisión alegado. DECIMOCTAVO: Que los demandantes sostuvieron que en el caso de autos concurre una relación causal, que resulta fundamental en la esencia de la responsabilidad civil y se configura entre la falta de servicio y los daños morales invocados fundados en la conducta imprudente de los mandos superiores, que habrían ocasionado sus efectos de forma directa en el daño invocado, por lo que se aplica en la especie, la normativa establecida en los artículos 2320 y 2322 del Código Civil, que entrega a los demandantes la carga de demostrar la existencia del nexo causal y la disposición que rige en la especie y exime al Fisco como tercero que no ejecutó el hecho, fundado en que su exoneración de responsabilidad, le fue imposible impedir un hecho de la naturaleza que originó que se produjera la tragedia. Que, en definitiva, la falta de servicio, se encuentra regulada en la norma establecida en el artículo 2322 antes referido del Código Civil, disposición esta última, que dispone que la responsabilidad de los terceros procede, siempre que el daño tenga su origen de manera directa en una acción u omisión negligente y cualquiera referencia a la imputación al daño por regla general, exige que la relación causal no sea incierta, como ha ocurrido en autos, por cuanto el hecho que originó la demanda es una consecuencia directa, necesaria y no concurrente con otras causales que pueden interferir en el nexo causal, entre la causa y el efecto, este último se refiere al daño producido.. DECIMONOVENO: Que respecto al daño moral invocado por los demandantes, éste es de naturaleza psíquica, emocional y afectiva causado a cada uno de ellos como consecuencia del hecho ilícito que lo habría ocasionado y al respecto del examen de los antecedentes probatorios acompañados por los actores, éstos resultan del todo insuficientes para determinar la lesión de manera directa. Lo concluido precedentemente es sin perjuicio, que la materia de esta causa ha sido un hecho público y de notorio conocimiento respecto de la opinión pública y que el contenido de las declaraciones testimoniales tenidas a vista extraídas del sistema informático, conforme a lo obrado en la causa Rol Nº 8733-2007, antes señalada, resultan del todo insuficientes para acreditar el perjuicio moral alegado por los demandantes como consecuencia de una lesión de bienes jurídicos personales respecto de cada uno de ellos; situación esta última, que al no permitir acreditar el daño moral invocado, por inexistencia de convicción sobre el impacto personal en la vidas y su magnitud, sin perjuicio de la presunción que ha generado el hecho en cuestión con características de gravedad pero carente de precisión y concordancia. VIGESIMO: Que las restantes probanzas rendidas en nada alteran lo ya concluido y respecto a la extensa documental y testimonial rendida por el Fisco, vienen en acreditar la reparación de los daños sufridos por las víctimas como consecuencia de la tragedia ocurrida. VIGESIMO PRIMERO: Que, en consecuencia, no se dará lugar a la demanda interpuesta. Por estas consideraciones y visto además, lo dispuesto en el artículo 1 y siguientes de la ley Nº 18.949 y ley 18.575; los artículos 1698, 1699, 2314, 2320, 2322 y 2329 del Código Civil; artículos 144, 160, 169, 170, 341, 342, 346, 384, 426 y 748 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se dispone: A) Que se desestima la objeción de documentos alegada por el demandado en el primer otrosí de fojas 37. B) Que se acoge la excepción de falta de legitimidad activa del actor Bruno Andrés Burgos Ríos opuesta por el demandado a fojas 66 y, en consecuencia, se desestima la demanda deducida en lo principal de fojas 11 respecto de dicho actor. C) Que se rechaza la demanda interpuesta en lo principal de fojas 11, en relación a los restantes demandantes, en todas sus partes. D) Que no se condena en costas a la parte demandante, por estimar que tuvo motivo plausible para litigar. Regístrese, notifíquese a las partes, consúltese en su caso, y archívense los autos en su oportunidad. DICTADA POR DOÑA SUSANA RODRIGUEZ MUÑOZ. JUEZA DEL VIGESIMO QUINTO JUZGADO CIVIL. AUTORIZA DOÑA NANCY OLIVARES DONOSO. SECRETARIA. Se deja constancia que se dio cumplimiento a lo dispuesto en el inciso final del art. 162 del C.P.C. en Santiago, tres de Noviembre de dos mil doce