Santiago, tres de Noviembre de dos mil doce. VISTOS: A fojas 11

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Santiago, tres de Noviembre de dos mil doce.
VISTOS:
A fojas 11 comparecieron los abogados RAMON OSSA INFANTE Y
GUILLERMO CLAVERIE BRAVO, mandatarios judiciales de diez ex soldados
sobrevivientes de la tragedia de Antuco, todos domiciliados para estos efectos en
calle Agustinas 1357, piso 7º, oficina 72, de esta ciudad, quienes interpusieron
demanda de indemnización de perjuicios en juicio ordinario, por responsabilidad
extracontractual en contra del FISCO DE CHILE, representado por el CONSEJO
DE DEFENSA DEL ESTADO, con domicilio ubicado en calle Agustinas 1687, de
esta ciudad.
En síntesis, fundaron la acción en los siguientes argumentos:
a) Respecto a la legitimidad activa, los actores son los personalmente
afectados y víctimas directas del daño que se demanda en autos,
fundados en las normas establecidas en los artículos 6º, 7º y 38 inciso
2º de la Constitución Política del Estado; artículos 4º y 44 de la ley Nº
18.675, normas supletorias del Código Civil contempladas en los
artículos 2314 y siguientes.
b) El sujeto pasivo corresponde al demandado en autos por la actividad del
Ejército de Chile, responsable por los actos u omisiones de sus agentes.
c) Alegan que los elementos que configuran la responsabilidad del Estado
son una actividad o inactividad imputable a la Administración; un daño o
lesión y un nexo causal entre la actuación de la administración y el
resultado lesivo y que en el caso de autos, concurren estos elementos
toda vez que el Ejército al impartir órdenes fuera de los procedimientos y
reglamentos establecidos, carentes de lógica y racionalidad, exponiendo
a los actores al riesgo de su propia vida, no cumplió con el deber de
cuidado del personal de tropa y al haber omitido tomar los resguardos
necesarios para garantizar el debido cuidado y protección de su
personal a cargo, con las consecuencias de público conocimiento.
d) El día 18 de mayo de 2005 los actores en calidad de soldado, cumplían
su servicio militar en tiempo de paz y se encontraban en entrenamiento
en terreno, el sector denominado refugio “Mariscal Alcázar”, ubicado en
el sector cordillerano de “Los Barros”, en el volcán Antuco, Octava
Región, entre los días 5 y 19 del mes y año antes indicado, bajo el
cuidado y resguardo del Ejército de Chile y fueron puestos en riesgo
vital, en cumplimiento al deber de obediencia que les correspondía.
Sostienen que los actores fueron sometidos a severas condiciones
atmosféricas y climáticas, expuestos a bajas temperaturas sin trajes
adecuados ni implementos de rescate o debidamente instruidos para
enfrentar alguna contingencia, lo que causó incluso la pérdida de vidas
humanas y traumas a los sobrevivientes y sus familias, al ver los primeros
agonizar a sus compañeros y encontrarse obligados a abandonarlos, en
cumplimiento a una “orden superior de marchar”.
Agregan que aquel día, hubo una fuerte tormenta de nieve denominada
“viento blanco”, que afectó a los soldados que marchaban sin la ropa
adecuada para enfrentar las bajas temperaturas y condiciones climáticas
extremas que en definitiva produce una serie de efectos biológicos en una
persona.
De la investigación de naturaleza criminal, los Oficiales Roberto Mercado
Olguín, Luis Pineda Peña y Patricio Cereceda Truhán fueron condenados
como autores del delito de grave incumplimiento de deberes militares
establecido en el Nº3 del artículo 299 del Código de Justicia Militar y
además, se condenó al Oficial Cereceda Truhán antes indicado y al
personal Claudio Gutiérrez Romero, Carlos Olivares Oyanguren; Carlos
Grandón Portilla y Abelino Tolosa Calderón, como autores del cuasidelito de
homicidio, conforme a lo dispuesto en los artículos 490, 492 y 391 Nº 2 del
Código Penal.
Sostuvieron además que, tanto las autoridades del gobierno de la época,
encabezado por la señora Presidenta Michelle Bachellet Jeria como del
Ejército, realizaron una serie de promesas incumplidas, en relación a
brindar ayuda a las víctimas y a sus familias.
e) En relación a la procedencia de la acción, alegaron que se sustenta en
los siguientes hechos:
e.1) La marcha ordenada el 18 de mayo de 2005, no debió llevarse a efecto
considerando que el mando superior del Ejército con antelación informó en
detalle y de manera oficial al Comandante en Jefe de la III División del
Ejército, de las deficiencias que – entre otras- tenía dicha Unidad en materia
de vestuario, telecomunicaciones y alimentación, por lo que en definitiva, se
tuvo pleno conocimiento de las deficiencias para realizar el ejercicio.
e.2) El Estado de Chile es responsable por el actuar de los agentes del
Ejército, de todo daño causado a los subordinados al exponerlos
imprudentemente al dolor, traumas físicos, desatendiendo las medidas de
seguridad, rompiendo los procedimientos institucionales al respecto.
e.3) Las omisiones e inobservancias de procedimiento en la programación y
desarrollo de la marcha fueron relevantes porque no se hizo uso de las
advertencias, no se representaron las órdenes y tampoco se denunciaron
las infracciones de los procedimientos para conocer las condiciones
climáticas, según quedó demostrado en el proceso criminal.
e.4) Se infringieron y desobedecieron los cuerpos normativos citados y
reseñados, en síntesis, en el numeral cuarto de la demanda (fojas 21), en
especial, el Reglamento de Instrucción Táctica de Montaña, en lo relativo al
factor climático y dispone además, que la preparación de marchas en la
montaña debe realizarse lo más detalladamente posible, todas las órdenes
y disposiciones que se dicten para su realización deben ser lo
suficientemente flexibles para permitir adaptarse a todos los imprevistos
que pueden surgir en la montaña.
e.5) Que conforme a lo establecido en los Reglamentos y la experiencia
pudo evitarse la marcha.
e.6) En consecuencia, el daño producido a los actores es permanente,
principalmente en los sentidos, lo que se refleja en la fallas de la visión;
alteraciones nerviosas; pánico; depresión y, sentimientos de culpabilidad.
e.7) También indica que, en el Plan de Lección de Marchas y
Campamentos, se establece que – entre otros- los factores que afectan la
marcha a pie son el equipo y vestuario adecuado, dispositivo y formación
adecuada y el resultado traumático obtenido, se debió al no haber atendido
oportunamente las medidas de seguridad.
e.8) Al no haber utilizado los actores la vestimenta adecuada, eso les
provocó congelamiento, la existencia de múltiples lesiones, no obstante ser
sobrevivientes de la tragedia, deben convivir con algunas incapacidades
adquiridas a condición de la referida marcha, entre otras, el pie de la
trinchera.
e.9) En consecuencia, el Estado de Chile es responsable de todos los
daños provocados por uno de sus agentes – El Ejército- a quien se le
confiere el mandato legal de cuidado personal de todo el personal de tropa
a su cargo en tiempo de paz y la ejecución de actos dañinos hace nacer la
obligación de indemnizar lo perjuicios causados por sus agentes, que en el
caso de autos ocurrieron a contar del 18 de mayo de 2005, cuando se
ordena una Marcha que en lo pertinente carece de toda preparación, equipo
adecuado y personal experimentado que pudiera haber representado la
orden.
f) En relación a la responsabilidad del Estado, sostuvieron que la existencia del
daño es la condición esencial de la responsabilidad patrimonial.
En el caso de autos, en su concepto, de parte del Ejército ha existido una falta de
servicio, traducida en la culpa en el servicio o deber de cuidado, que debió brindar
a los actores, naciendo la obligación del demandado de indemnizar todos los
daños causados, todo fundado en el deber de protección a las víctimas que se
encuentran en una posición estratégicamente disminuida para controlar el riesgo
creado por el mando del Ejército o hacerse cargo de los daños surgidos como
consecuencia de la marcha, cando ésta pudo evitarse.
El libelo se ha fundado en las siguientes normas de Derecho:
Artículos 6, 7 y 38 inciso de la Constitución Política del Estado; 4º y 44º de la ley
Nº 18.575, normas supletorias del Código Civil establecidas en los artículos 2314 y
siguientes; y, artículos 5º y siguientes del Código Orgánico de Tribunales.
Finalmente, los actores han solicitado:
Que se tenga por interpuesta la demanda en contra de demandado y se lo
condene al pago de indemnizaciones como consecuencia de los daños causados
a los actores y víctimas sobrevivientes de la denominada Marcha de Antuco,
ocurrida el 18 de mayo de 2005, en el sector del refugio del Ejército, en la ciudad
de Los Angeles, por la responsabilidad derivada del daño causado por sus
agentes, conforme a los siguientes monto y conceptos, para cada uno de los
demandantes:
a) $1.000.000.- por concepto de daño corporal, constituido por los gastos
necesarios médicos que los demandantes han debido solventar, para superar
su crisis emocional y psíquica, sin perjuicio de las deficiencias físicas que
presentan algunos y, también, por los perjuicios económicos sufridos para
recuperar su función productiva, incorporarse a la sociedad, rehabilitarse de
los padecimientos y traumas sufridos.
b) $ 25.000.000 daño emergente futuro, por los gastos en que deberán incurrir
los demandantes durante varios años – considerando su juventud- para
corregir sus padecimientos de naturaleza psicológica y física
c) $18.000.000 por lucro cesante, monto que considera que los inconvenientes
que lo originan, por haber sido encajados y estigmatizados como soldados
locos, se ha traducido en falta de oportunidades laborales, en atención que
nadie los contrata por considerarlos inhabilitados mentalmente y ellos han
estimado que dichos inconvenientes desaparecerán en un plazo de cinco
años y en razón de un ingreso mensual promedio liquido de $300.000.-, que
genera una renta anual de $3.600.000.
d) $100.000.000.- por daño moral.
e) Además, solicitaron que cada uno de los capítulos indemnizatorios, deben ser
reajustados, a contar de la fecha de la notificación de la demanda y aplicar los
intereses corrientes máximos hasta la fecha del pago efectivo y real.
f) Y, la expresa condena en costas.
A fojas 35 consta la notificación del libelo interpuesto en contra de la parte
demandada.
A fojas 37 el demandado opuso las excepciones dilatorias de incompetencia
del Tribunal; la falta de personería y la ineptitud del libelo; alegaciones que el
Tribunal desestimó, con costas por resolución que rola a fojas 63, que fue
confirmada por el Tribunal de Alzada por resolución que rola a fojas 303 de autos.
A fojas 66 el demandado contestó el libelo interpuesto en su contra y solicitó
su rechazo, con costas.
En primer término, alegó la falta de legitimación activa del actor Bruno Burgos
Ríos, que fundamentó en el hecho que él no habría participado en la marcha
fundante de la demanda, como se ha sostenido en el libelo pretensor y, en
consecuencia, dicho demandante no ha podido sufrir los daños alegados.
Al respecto, dicha parte ha sostenido que uno de los planteamientos del libelo,
radica en la circunstancia que el actor antes indicado, participó en la marcha
señalada, en circunstancia que el demandante antes indicado habría confesado en
el proceso rol 310-05 ( fojas 237), tramitado ante el Tercer Juzgado Militar de
Valdivia, que él no habría participado en la marcha aludida, en atención a que el 7
de mayo de ese año, él se dirigió al refugio “ Los Barros” para participar en
actividades de formación y sólo estuvo en dicho lugar hasta el día 16 de ese mes y
año, por haber sufrido una lesión y haber recibido orden médica de traslado al
Hospital de Los Angeles y en su declaración habría indicado expresamente que él
no fue testigo de lo ocurrido y sólo tomó conocimiento por la prensa.
Acto seguido, sostuvo que el Ejército de Chile ha efectuado acciones
necesarias para reparar el daño corporal y el trauma sufrido por todos los
miembros del regimiento Reforzado Nº17 “LOS ANGELES”, como consecuencia
del denominado caso “Antuco”, entre ellos los conscriptos sobrevivientes y sus
familias.
Respecto al daño físico y el eventual trauma que sufrió el personal antes
indicado como consecuencia de la tragedia fundante de la acción, su defensa se
funda en que el Ejército a todo el personal que solicitó atención médica,
psiquiátrica o psicológica, lo remitió sin costo alguno para el paciente de
tratamiento y medicamentos, al Hospital Militar en Santiago; al Centro Clínico
Militar de Concepción; al Centro Médico militar de Los Angeles y a la propia
enfermería del Regimiento.
Además, el Ejército pago los gastos de traslados de su personal y, en algunos
casos, de sus familiares a los distintos establecimientos médicos mencionados.
De igual modo, la Dirección del Personal del ejército, a través de la Sección
psicológica, realizó durante el año 2005, en el Regimiento Reforzado Nº 17 “ Los
Angeles” las siguientes actividades, que consistieron en apoyo psicológico para
recuperar el sistema organizacional que se vio afectado producto de la crisis;
diagnósticos de las capacidades del personal para afrontar los problemas post
crisis; trabajo en acciones psicoterapéuticas para prevenir, intervenir y recuperar al
personal y a la Unidad en conjunto;
Se elaboró una guía de autoayuda para soldados conscriptos supervivientes de la
tragedia de Antuco y además, un manual para las familias de los soldados
sobrevivientes. Ambos contienen además, una nómina de centros asistenciales de
la zona, a los que los supervivientes pueden acudir en busca de ayuda. Además,
la Dirección de Personal del ejército contrató e el año 2005, a las psicólogas
Daniela Correa Fontaine y Rosa Burgess Vera para que prestaran sus servicios en
el Regimiento Reforzado Nº 17 “Los Angeles” y en el Centro Clínico Militar de
Concepción; la primera prestó servicios hasta septiembre de 2006 y la última, los
prestaba a la data de contestación de la demanda.
Acto seguido, el demandado enumeró las prestaciones efectuadas a cada
uno de los actores y cuyo detalle rola a fojas 71 a 73, en síntesis, referidas a
evaluación psicológica; confección de ficha de salud mental; sesiones de terapia;
nivelación de estudios y contratación.
Como tercera defensa, el Fisco ha negado la existencia de los daños
alegados por la contraria y ha reconocido expresamente que los acontecimientos
ocurridos el 18 de mayo de 2005 en las inmediaciones del volcán Antuco,
constituyen una tragedia para quienes allí estuvieron y se adoptaron todas las
medidas necesarias para que el personal afectado pudiera superar su crisis.
Respecto al daño corporal y gastos médicos, psicológicos y psiquiátricos
alegado por la contraria, esa parte los niega porque los actores continuaron en
funciones, en algunos casos más allá de un año de ocurrida la tragedia, sin que se
haya constatado lesiones que los haya dejado con deficiencias físicas o que
requieran de tratamientos posteriores, lo que se demuestra considerando las
fechas en que cada uno de ellos se licenció. Y además, el Ejército se hizo cargo
de las prestaciones médicas, psicológicas o psiquiátricas que los actores
solicitaron, sin costo alguno para ellos.
En relación al daño emergente futuro, niega su procedencia por cuanto la
contraria no ha señalado el diagnóstico preciso que les permite afirmar que
deberán afrontar dichos gastos por un período indefinido o por el resto de sus
vidas; y cuatro de los demandantes fueron atendidos por consultas psiquiátricas o
psicológicas y fueron dados de alta; otros no asistieron a las sesiones
programadas y los restantes fueron evaluados , se les confeccionaron sus fichas
psiquiátricas y se les entregó atención previo requerimiento.
En cuanto al lucro cesante que los actores han fundado en la falta de
oportunidades laborales porque nadie quiere contratarlos por considerarlos
inhabilitados mentalmente o padecer de desventajas físicas, lo que no les
permitirá trabajar en cinco años, considerando un ingreso mensual de $300.000.-,
igualmente lo desestima, por cuanto ocho actores al demandar se han
individualizado con ocupación u oficio o bien como estudiantes.
En cuanto al daño moral indemnizable, ha sostenido que los actores no lo
han
experimentado,
sin
perjuicio
de
comprender
que
se
hayan
visto
emocionalmente afectados. Fundó su alegación en que los actores no ha señalado
atributo, facultad o interés legítimo y relevante alguno que haya sido lesionado por
la Oficialidad del Ejército que fue condenado por el caso Antuco, porque - en su
concepto- el hecho de haber temido por sus vidas, el haber sido sometidos a
severas condiciones atmosféricas y climáticas, expuestos a bajas temperaturas sin
trajes adecuados, no sufriendo lesiones corporales, no genera un daño moral
indemnizable.
Además, el demandado solicitó el rechazo del libelo interpuesto en su
contra, por inexistencia de un nexo causal entre el ilícito alegado y los daños que
se señalan,
En atención a que el Ejército puso a disposición de los sobrevivientes una
multiplicidad de prestaciones de carácter psíquico y psicológico cuyo objeto fue
evitar el daño que podría provocar el trauma vivido y si los demandantes no
accedieron a las múltiples terapias proporcionadas, cualquier daño futuro de
naturaleza psiquiátrica o psicológica es solo atribuible a su propia negligencia.
Finalmente, el demandado expuso que el Estado de Chile no es
responsable de hechos constitutivos de delito o cuasidelito en que hayan incurrido
los agentes del Estado y que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 2314 del
Código Civil, el Estado responde por los hechos de los miembros de las Fuerzas
Armadas, de Orden y seguridad, de acuerdo a lo establecido en el derecho común
y lo dispuesto en los artículos 2320 y 2322 del Código Civil.
De igual modo, hizo referencia al razonamiento efectuado en la sentencia
dictada en el proceso tramitado ante el Tercer Juzgado Militar de Valdivia y que en
concepto de esa parte, en la especie, las imputaciones a los condenados guardan
relación directa con el incumplimiento de normas reglamentarias, circunstancia
reconocida, por lo demás, por los actores, por lo que se trata de una falta personal
en que el Estado de Chile no estuvo en condiciones de impedir el hecho dañoso y
habiéndose establecido que los funcionarios públicos actuaron de un modo
impropio, el Estado no ha podido prever o impedir , de acuerdo con lo dispuesto
en el artículo 2322, razón por la que no se puede imponer responsabilidad al
Estado por los supuestos daños ocasionados.
Por lo que concluye que el hecho de haber actuado los funcionarios de un
modo impropio, mediante una conducta que importa la comisión de delitos o
cuasidelitos en contra de las víctimas; la ejecución de actos u omisiones que
quedan enteramente fuera del servicio que les estaba cometido y que el estado no
ha estado en condiciones de prever o evitar, con la autoridad y cuidado que su
calidad le confiere, por lo que los funcionarios condenados deben responder
personalmente.
Que a fojas 99 los actores evacuaron la réplica y al respecto sostuvieron:
a)
Respecto de la falta de legitimación activa alegada, que la
inclusión del demandante Burgos en la demanda, dice relación
con los participantes efectivos en la marcha y previa confirmación
anunciaron excluirlo.
b)
En cuanto a que el Ejército haya efectuado acciones necesarias
para reparar el daño corporal y traumas, afirmaron que la
contraria habría reconocido la existencia del daño provocado y la
responsabilidad en la reparación del mismo, que no ha sido
oportuna y tampoco suficientes. Sostuvo que las guías y
manuales elaborados para apoyar a los soldados sobrevivientes y
sus familias no llegaron a sus destinatarios y que los traumas y
depresiones que padecen, los actores hasta el día de la
presentación debieron enfrentarlos y superarlos solos y las
atenciones médicas descritas por la contraria fueron de carácter
accidental, esporádicas y selectivas y a su costa.
c)
En cuanto a la inexistencia de daños sostenida por el Fisco, se
indicó que los actores son jóvenes que apenas tenían 40 días de
instrucción militar y carecía de la preparación necesaria,
marcharon con una alimentación deficiente, ropa inadecuada e
relación a las condiciones climáticas, sin instrucción adecuada y
sólo marcharon con la confianza que depositaron en sus líderes y
en el Ejército. Invocó la norma establecida en el artículo 2329
inciso 1º del Código Civil y que las indemnizaciones demandadas
tienen el carácter de reparatorio del daño y no sancionatorio del
mismo. Respecto al daño moral sostuvo no compartir el concepto
entregado por la contraria.
d)
En cuanto a la inexistencia de nexo causal entre el ilícito alegado
y los daños que se señalan, sostuvieron que todos los militares
de mando superior encausados y condenados, constituyen el
presupuesto material y jurídico que justifica la acción entabla ,
toda vez, que quienes incumplieron su deber de cuidado y
vigilancia, son aquellos que en nombre del ejército ordenaron la
marcha sin contar con el equipamiento adecuado y en
condiciones
climáticas
adversas,
causando
los
daños
denunciados, los que no se habrían producido si el personal
superior a cargo, no hubieran dado la orden de marchar el 18 de
mayo de 2005.
A fojas 108 el demandado evacuó la dúplica en que se reafirma lo
expuesto en la contestación y de manera relevante, en síntesis, sostuvo
que la contraria desconoció los hechos fundantes de la demanda al
sostener ignorar que Burgos no marchó el día de la tragedia y además,
desconoció que su parte haya reconocido que los actores hayan sufrido un
daño indemnizable.
Finalmente, reafirma la alegación que el estado de Chile no es
responsable
de
los
hechos
constitutivos
de
delito
o
cuasidelito,
considerando queso parte ha sostenido que no tuvo como prever e impedir
la irracional orden dada por los superiores jerárquicos de los conscriptos,
con infracción de reglamentos que fueron sancionados por la justicia militar,
por el delito de incumplimiento de deberes militares.
A fojas 118 se recibió la causa a prueba.
A fojas 723, se citó a las partes a oír sentencia.
CONSIDERANDO:
I.
EN CUANTO A LA OBJECION DE DOCUMENTOS:
PRIMERO: Que en el primer otrosí de fojas 43, la parte demandada objetó
los documentos presentados por la contraria y agregados a fojas 7 a 10 de
autos, en el tercer otrosí de la demanda, referidos a fotocopias de dos artículos
de prensa cuyo contenido da cuenta de los hechos fundantes del libelo
deducido. Fundó su alegación en que aquellos son instrumentos privados no
suscritos por persona alguna, supuestamente emanados de terceros, no
constando a dicha parte su autenticidad y veracidad de las declaraciones que
se consignan.
SEGUNDO: Que se desestimará la objeción alegada, por cuanto el fondo
de la misma dice relación con la ponderación que respeto de dicha probanza
debe efectuar el Tribunal.
II.
EN CUANTO AL FONDO:
TERCERO: Que diez ex soldados sobrevivientes de la tragedia de Antuco,
ocurrida el 18 de mayo de 2005, han interpuesto demanda en juicio ordinario de
indemnización de perjuicios derivados de la responsabilidad extracontractual que –
en su concepto- corresponde al Estado de Chile por la tragedia que les
correspondió vivir, por los fundamentos ya expuestos en la parte expositiva de
esta sentencia y han solicitado que se condene a la contraria al pago de las
indemnizaciones para cada uno de ellos, por los conceptos y montos que a
continuación se indican:
a) $1.000.000.- por daño corporal.
b) $ 25.000.000 daño emergente futuro.
c) $18.000.000 por lucro cesante.
d) $100.000.000.- por daño moral.
e) Además, solicitaron que cada uno de los capítulos indemnizatorios, deben ser
reajustados, a contar de la fecha de la notificación de la demanda y aplicar los
intereses corrientes máximos hasta la fecha del pago efectivo y real.
f) Finalmente, solicitó la expresa condena en costas.
Además, expuso y reforzó sus alegaciones en la réplica.
CUARTO: Que el demandado solicitó el rechazo del libelo interpuesto por la
contraria, con expresa condena en costas.
Fundó su defensa en las siguientes alegaciones:
a) Falta de legitimación activa del actor Burgos Ríos por no haber participado
en la marcha fundante de la demanda.
b) El Ejército de Chile ha efectuado las acciones necesarias para reparar el
daño corporal y el trauma sufrido por todos los miembros del Regimiento
Reforzado Nº 17 “Los Angeles”, como consecuencia del denominado “caso
Antuco”, entre ellos, los conscriptos sobrevivientes y sus familias.
c) El Fisco niega la existencia de los daños alegados, de naturaleza corporal y
gastos médicos, psicológicos o psiquiátricos; daño emergente futuro; lucro
cesante y daño moral.
d) Inexistencia de un nexo causal entre el ilícito alegado y los daños que se
señalan.
e) Desconoció responsabilidad del Estado de Chile en los hechos constitutivos
de delito o cuasidelito.
Además, expuso y reforzó sus alegaciones en la dúplica.
QUINTO: Que existe acuerdo entre las partes respecto a:
a)
los acontecimientos ocurridos el día 18 de mayo de 2005, en las
inmediaciones del Volcán Antuco que constituyen una tragedia para
quienes estuvieron allí;
b)
el hecho de haberse dictado sentencia condenatoria penal, respecto de
varias personas por el delito de incumplimiento de deberes militares y
cuasidelito de homicidio; y,
c)
los actores reconocieron que el Ejército de Chile brindó atención
selectiva a las víctimas de naturaleza médica o psiquiátrica.
SEXTO: Que la controversia de autos consiste en dirimir las siguientes
situaciones:
a) La efectividad que el actor Bruno Burgos participó en el ejercicio militar final
de instrucción denominado marcha de repliegue del contingente efectuada
el día 18 de mayo de 2005, desde el refugio Los Barros a la Cortina, ambos
ubicados en el sector del Volcán Antuco.
b) Las características, circunstancias y pormenores del hecho en que se ha
fundado la acción interpuesta y que ha sido materia de estos autos.
c) Existencia de perjuicios ocasionados a los actores por el demandado, como
consecuencia de la marcha ya referida en la letra a) de este motivo; en la
afirmativa, origen, naturaleza y monto de los mismos.
d) Haber realizado el demandado actos o conductas destinadas a reparar los
supuestos daños ocasionados a los actores como consecuencia de la
actividad de instrucción final dispuesta; en la afirmativa, naturaleza, monto y
alcances de la reparación.
SEPTIMO: Que la parte demandante a fin de acreditar sus alegaciones, en
relación a la acción de fondo, aportó al juicio las siguientes probanzas:
DOCUMENTAL: fotocopias de dos artículos de prensa del diario “Las
Ultimas Noticias”, de 20 de mayo de 2005 (fojas 7 a 10), cuyo contenido da
cuenta que no se refieren a los actores de autos pero se refieren a daños
sufridos por las víctimas.
Se deja constancia que de acuerdo a lo dispuesto por resoluciones que
rolan a fojas 129 y 167, respectivamente, en relación a tener a tener a la vista y en
parte de prueba, el proceso rol Nº 8733-2007, tramitado ante este Tribunal, en
atención al estado procesal del mismo y a fin de dar curso progresivo a los autos,
se tiene a la vista los antecedentes que al respecto constan en el sistema
computacional.
Que es un hecho público las condenas impuestas al personal superior, por
los delitos de incumplimiento de deberes militares y cuasidelito de homicidio
reiterado, respecto de la muerte de varios jóvenes que se encontraban realizando
actividades dentro del cumplimiento del servicio Militar, que existió falta de
instrucción del personal de soldados conscriptos; falta de medios de comunicación
adecuados; falta de vestuario y alimentación acorde con las circunstancias y
carencia de previsión para hacer frente a situaciones de emergencia.
Que los testigos Santiago Pavlovic, Boris López y Claudia Molina,
expusieron que el regimiento no contaba con medios de comunicación que les
permitiera estar en contacto permanente con los centros de mando y control y que
hubo deficiencias en las vestimentas y alimentación de los conscriptos; emitieron
opiniones en sus testimonios respecto a la existencia de responsabilidad
institucional y que el Ejército adoptó medidas reparatorias, lo que les consta por
las entrevistas efectuadas a los soldados. López y Molina, al respecto
manifestaron que no se adoptaron las medidas de resguardo por el mando
superior producto de la tragedia, lo que le consta por las entrevistas realizadas y al
observar que los cadáveres no tenían traje de Gorotex, que tiene alta capacidad
térmica.
OCTAVO: Que la parte demandada a fin de acreditar sus
alegaciones, aportó al juicio las siguientes probanzas:
DOCUMENTAL:
a) fotocopia simple de la pieza de fojas 237 del proceso Rol 310-2005 del
Tercer Juzgado Militar de Valdivia, donde consta la declaración del actor
Bruno Andrés Burgos Ríos (fojas 121).
b) Fotocopias autorizadas del decreto SSG. Depto. II/2 Nº 1720/544, de 8
de agosto de 2006, emitido por la señora Ministra de defensa por orden
de la señora Presidenta de la República, publicado en el Boletín Oficial
del Ejército Nº 42, de 16 de octubre de 2006, documento en el que
consta que el actor Gustavo Adolfo Alvarez Márquez, fue llamado al
servicio activo en el Ejército, con fines de desempeño profesional, a
partir del 1 de mayo de 2006 y hasta el 30 de abril de 2010 ( fojas 140 a
144).
c) Fotocopia autorizada del Decreto del Ministerio de Defensa Nacional
SSG. Depto. II/ 2 Nº 1720/340, de 24 de mayo de 2007, instrumento en
que consta que se puso término al llamado a servicio activo del actor
Alvarez Márquez, a contar del 28 de febrero de ese año, por renuncia
voluntaria al empleo presentada por el actor ( fojas 145).
d) Fotocopias autorizadas de los documentos denominados “Ficha de
Antecedentes Militares” y “Hoja de antecedentes Personales”, de los
actores Alvarez, Mora, Millar, Inostroza y Díaz (fojas 146 a 155).
En el primer documento antes referido, consta que los demandantes
antes indicados alcanzaron el grado militar de cabo segundo, cabo, y las
especialidades adicionales, que en cada caso se indican, que adquirieron
en el Ejército.
En el segundo instrumento, firmados por el padre o madre de los
demandantes indicados, consta los antecedentes familiares de los actores
ya mencionados, referidos a la situación socioeconómica; grado de
educación que tenían al ingresar al Ejército; la circunstancia de haber
percibido o no ingresos antes de ingresar al Ejército y el monto de los
mismos; la especialidad obtenida y la data de licenciamiento de su
conscripción. El padre o madre que suscribió el segundo instrumento tiene
la calidad de beneficiario del seguro de vida tomado por el Ejército en
beneficio de su personal, entre ellos, sus conscriptos.
e) Nómina elaborada por la III División del Ejército en la que consta el
personal que asistió a la Escuela Taller Don Orione durante el año 2005
y los cursos seguidos, donde figuran los actores Alvarez, Mora,
Inostroza, Díaz, con la indicación a los cursos que asistieron ( fojas 156
a 158).
f) Nómina elaborada por el Ejército que indica el personal que asistió al
curso de Cocina Internacional, dictado en noviembre de 2005, en la que
figura el actor Millar ( fojas 159).
g) Nómina elaborada por la Tercera División del Ejército donde figura el
actor Millar como personal que realizó programas de capacitación en el
FOSOIS y a quien se le donó la suma de $300.000.- en materiales (fojas
160).
h) Original de Oficio ORD. Nº 277/08, de 12 de septiembre de 2008,
suscrito por el Director (I) del Centro Educacional Integral Adulto, de la
Corporación Municipal de desarrollo Social de Calama, dirigido al
Coordinador de Educación del Regimiento Reforzado Nº 1 Topater, en
el que se informa que el demandante Díaz registra 1º Ciclo año 2005, en
el Centro de Educación Integral Adulto Escuela taller don “Orione”, de la
ciudad de Los Angeles y que el actor Mora obtuvo licencia de
enseñanza media año 2005 en el Centro de Educación Integral Adulto 8
fojas ( fojas 161).
i)
Fotocopia autorizada de carta de 23 de febrero de 2007, suscrita por el
actor Alvarez, en calidad de cabo del Ejército y dirigida al Director del
Personal de Ejército, en la que indica que presta servicios en el
Regimiento Reforzado Nº 1, Topater y en la que solicitó su renuncia al
empleo por pérdida de vocación (fojas 162).
TESTIMONIAL: que los deponentes que se indicarán, ofrecidos
conforme a lo indicado en lo principal de fojas 122, prestaron declaración en
juicio, respecto del cuarto punto de prueba, previo juramento y la contraria
no opuso tachas al respecto.
a) JORGE CARDENAS BRITO, psiquiatra, quien según consta a fojas 131
a 133, sostuvo que no conoce a los actores y que él tiene conocimiento
respecto a lo obrado por el Ejército en relación a lo ocurrido, en el sentido
que ocurrido el hecho cinco sicólogos asistieron de inmediato las
necesidades de las familias; participantes en la marcha y al personal de la
unidad no participantes que lo requirieran; de igual modo, dos médicos de la
unidad atendieron las necesidades físicas de los participantes. Lo anterior,
mientras se implementaba un programa integral Bio-Psico-Social y espiritual
para atender las necesidades sociales, psicológicas y espirituales de los
grupos identificados como susceptibles de algún daño en alguna de las
esferas contempladas en el plan. Los cinco grupos identificados abarcaban
desde los participantes en la marcha hasta las familias de los fallecidos; los
sobrevivientes de la marcha; el personal de la unidad no participante; los
rescatistas y las personas vinculadas a esos grupos que pudieran recibir
daño, conforme a las recomendaciones de la Organización Mundial de la
Salud
entregadas
para
casos
de
emergencia.
Además,
hubo
desplazamiento desde el Hospital Militar de Santiago de equipos de
psiquiatras – que integraban psicólogos, terapeuta ocupacional y asistentes
sociales especialidades en salud mental- para atender las necesidades de
cualquiera de los integrantes de los cinco grupos antes referidos que
solicitaran ayuda, profesionales entrenados en el manejo de situaciones de
stress. Además, se contrataron en la localidad del regimiento dos
psicólogos y una asistente social. Se efectuaron evaluaciones con pruebas
psicométricas por los profesionales residentes en la unidad a la totalidad de
los participantes y las personas considerados de riesgo en las pruebas, se
derivaron a realizar tratamientos y los casos más complejos, se remitieron
al Hospital Militar en Santiago.
Sostuvo también, que a la data de su declaración, esto es, el 26 de
septiembre de 2008, continúa la atención psiquiátrica en el centro de la
ciudad de Los Angeles y se otorga atención en Santiago a quienes aún lo
requieran. De igual modo, se encontraba en elaboración una memoria de
lecciones aprendidas e implementación de los cambios necesarios en los
procedimientos a partir de esas lecciones.
Expuso ignorar antecedentes en relación a los medios económicos
que disponían los afectados para atenderse en Santiago porque ese
aspecto del programa, no le correspondía a él.
Lo declarado le consta por haber contribuido al diseño del plan y a la
coordinación del equipo que viajaba desde Santiago, en calidad de jefe de
servicio de psiquiatría adulta del Hospital Militar de esta ciudad.
b) Sergio Díaz Núñez, psicólogo, quien según consta a fojas 134 (ex 133) y
siguiente, sostuvo que él es asesor del área de Recursos Humanos en el
Ejército y su participación en la crisis de Antuco fue mediar y analizar desde
el ámbito organizacional, los aspectos inherentes que pudiesen afectar al
personal de planta de la institución y en ningún caso, su accionar fue e el
ámbito Clínico porque esa materia es de responsabilidad de profesionales
del comando de salud del Ejército. Respecto a los sobrevivientes él afirmó
haber apoyado la elaboración de una guía de autoayuda para detectar e
intervenir las situaciones críticas propiamente psicológicas; dicha guía
posibilitaba si era necesario, concurrir a Centros de salud del Estado, todo
apoyado por el Comando de salud del Ejército y los soldados que recibieron
atención psicológica fueron atendidos por personal de psiquiatras y
psicólogos del Hospital Militar y de los Centros Clínicos Militares de la
guarnición de Concepción.
Finalmente
sostuvo
desconocer
casos
de
soldados
que
debieron
trasladarse a Santiago y si tuvo conocimiento que profesionales del Hospital
se trasladaban a la ciudad de Los Angeles.
a) Patricia Soledad Rubi González, psiquiatra, quien según consta a fojas
606 ( ex 94 y 460 ) a 608 ( ex 96) y 984 a 986, afirmó que ella desde
mayo de 2006 se encuentra a cargo de la intervención en salud mental
de los involucrados en la tragedia de Antuco y consiste en proporcionar
atención psiquiátrica para todo aquel que la haya solicitado y para ello,
desde que ocurrió el hecho a la data de su declaración, ella se traslada
a la ciudad de los Angeles y ha contado con el apoyo de un psicólogo y
un asistente social, se incluyen los fármacos y la sicoterapia individual.
Sostuvo que solo ha atendido a dos soldados sobrevivientes que
requirieron su atención.
Agregó que la atención brindada a las familias de las víctimas ha
consistido en una evaluación psiquiátrica, con indicación de tratamiento
farmacológico y psicoterapia enfocada en la persona; a cada paciente se le
hace control al menos una vez al mes y la terapia ha sido enfocada e el
manejo del duelo. Se ha hecho control de patologías mórbidas y las
derivaciones correspondientes al servicio de salud para la atención de
víctimas de la tragedia, denominado Prais.
En relación a los sobrevivientes que ella atendió y que no
corresponden a los actores de autos, sostuvo que se les efectuaron
controles y uno de ellos continuó en Santiago, ciudad a donde se trasladó y
el otro paciente, fue derivado a hospitalización al servicio de psiquiatría del
Hospital Militar de esta ciudad en consideración a su diagnóstico. No los
volvió a controlar.
d) Mabel Oriette Nawrath Ellicker, Oficial de Ejército y funcionaria
pública, quien prestó declaración agregada a fojas 609 (ex 97) y 987 a 989
y afirmó que ella conoce la situación desde el inicio de la tragedia, porque
entonces se desempeñaba como subdirector de apoyo del Centro Clínico
Militar de Concepción y su función consistió en enviar profesionales
médicos, enfermeros y de apoyo con motivo de la tragedia. Se creó un
centro de apoyo en Los Angeles para continuar con la labor dirigida a los
familiares de los soldados fallecidos y de los sobrevivientes que requirieran
salud mental, dentro de lo que se encuentra considerada la asistencia
psiquiátrica, psicológica y social, a solicitud de los familiares o soldados que
lo requieran, con entrega de medicamentos e incluso tratamiento kinésico.
En cuanto a los montos no los pudo especificar y agregó que se formó para
atender a las víctimas y sus familiares un equipo multidisciplinario en apoyo
de ellos. Expuso también, que a todos los soldados sobrevivientes se les
hizo ficha y además, con posterioridad a la tragedia el Ejército dio la
oportunidad que los soldados sobrevivientes postularan a las escuelas
matrices y 120 soldados que participaron en la marcha postularon. Afirmó
que hubo preocupación de la institución de reinsertar a los soldados a las
filas del Ejército, a la data de su declaración algunos de ellos forman parte
del cuadro permanente y otros entraron y luego se retiraron. Toda la
asistencia médica brindada no tuvo costo para ellos.
NOVENO: Que a fojas 729 a 961, se agregó a los autos oficio
reservado de respuesta, de 19 de julio de 2010, remitido por la Directora del
Centro Clínico Militar “ Concepción”, mediante el que se enviaron fotocopias
simples de las fichas de salud mental de los actores sobrevivientes de la
Tragedia de Antuco, ordenado por resolución de fojas 129, conforme a lo
solicitado por la parte demandada en la solicitud del sexto otrosí fojas 126,
documentos que no fueron objetados y tampoco observados por la
contraria.
Que además, la parte demandada en el séptimo otrosí de fojas 122,
solicitó traer a la vista el proceso Rol 310-2005 del Tercer Juzgado Militar
de Valdivia, petición respecto de la que se accedió, en lo pertinente de la
resolución que rola a fojas 129 y no existe constancia que se haya recibido
dicha causa, sin embargo se tiene a la vista la información extraída del
sistema computacional respecto del proceso Rol 8733-2007, seguido ante
este mismo Tribunal.
DECIMO: En cuanto a la falta de legitimidad activa alegada por la
parte demandada, respecto del actor Bruno Burgos, cabe señalar que el
demandado ha sostenido que aquél carece de calidad para accionar, esto
es, la identidad de la persona del demandante con la persona favorecida
por la ley y de la persona obligada.
Al respecto, el demandado para acreditar su alegación, en el quinto
otrosí de fojas 125, acompañó fotocopia simple de la declaración judicial
prestada por dicho actor a fojas 237 del proceso seguido ante el Tercer
Juzgado Militar de Valdivia, Rol Nº 310-2005, en el que consta que él
reconoció no haber participado en la marcha cuyas consecuencias han
motivado esta demanda, en atención a que él se lesionó días antes de
realizar la actividad y fue trasladado al Hospital de Los Angeles el día 16 de
mayo de ese año a las 15,00 horas; instrumento que no fue objetado por la
contraria y se agregó a fojas 121 de autos.
UNDECIMO: Que para sostener la demanda de indemnización de
perjuicios por responsabilidad extracontractual del Estado, requiere la
existencia de titularidad de la acción en calidad de víctima directa o
indirecta que ha sufrido un daño como consecuencia de un mal irrogado a
un tercero.
Que de las probanzas rendidas por la parte demandante, no consta
que se haya demostrado que el actor Burgos se vio involucrado en el hecho
respecto del que se imputó la generación del daño cuya indemnización se
persigue.
Que por el contrario, el demandado ha demostrado la veracidad de
su alegación, en el sentido que el demandante antes indicado,
efectivamente no participó en la marcha de repliegue del contingente
realizada el día 18 de mayo de 2005 y, en consecuencia, no ha sido
personalmente afectado por dicha actividad, por lo que carece de
legitimidad activa para demandar en juicio.
DUODECIMO: Que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1698
del código Civil, incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega
aquéllas o ésta.
En relación a la controversia del juicio, la norma establecida en el
artículo 2314 analizada en conjunto con lo dispuesto en el artículo 2329 del
Código Civil, ha dispuesto que el que ha cometido un delito o cuasidelito
que ha inferido daño a otro, tiene la obligación de indemnizar, sin perjuicio
de la pena que le impongan las leyes por un delito o cuasidelito y, en
consecuencia,
los
requisitos
exigidos
para
la
procedencia
de
la
responsabilidad civil por culpa o negligencia se pueden ordenar en los
siguientes grupos, una acción libre de un sujeto capaz; la acción realizada
con dolo o negligencia; que el actor haya sido víctima de daño y, finalmente,
que entre la acción culpable y el daño exista una relación causal suficiente
atribuible de manera objetiva al hecho culpable del demandado.
DECIMOTERCERO: Que de acuerdo a lo indicado en las letras a) y
b) del motivo quinto y el contenido de las declaraciones –en lo pertinentesprestadas por los testigos señores Pavlovic y Molina García, tenidas a la
vista en relación a la causa antes referida, el día 18 de mayo de 2005, se
cometió un ilícito por incumplimiento de deberes militares y cuasidelito de
homicidio reiterado, imputable a personal superior, durante el desarrollo de
una actividad final del Servicio Militar Obligatorio, ocurrido en las cercanías
del volcán Antuco., los que fueron cometidos bajo malas condiciones de
preparación y seguridad de las víctimas.
DECIMOCUARTO: Que el daño sufrido es un menoscabo o perjuicio
que se recibe por culpa de otro, en los bienes o la persona misma y
constituye un requisito indispensable de la responsabilidad extracontractual.
Que en el caso que se resuelve, ha correspondido a los
demandantes la prueba de los daños invocados, conforme a lo dispuesto en
el artículo 1698 del Código Civil y controvertidos por la contraria.
DECIMOQUINTO: Que conforme al contenido de la acción
entablada,
esto
es,
indemnización
de
perjuicios
fundada
en
la
responsabilidad extracontractual, los demandantes han debido demostrar la
acreditación del daño real y efectivo; exigencia que no resulta aplicable para
el daño moral por cuanto este último, no requiere prueba y solo debe
demostrar la lesión de un bien personal para que aquel sea procedente.
DECIMOSEXTO: Que, en autos los actores han invocado la falta de
servicio como fundamento de la acción entablada, que originó un perjuicio
como consecuencia del incumplimiento de deberes militares y cuasidelito de
homicidio reiterado, ilícitos en que incurrió personal superior de quienes
eran subordinados los demandantes.
Que dicha falta conforme lo ha establecido la jurisprudencia, dice
relación con una responsabilidad objetiva, la que no concurre en el caso
que se resuelve, por cuanto la naturaleza de la acción entablada se ha
fundado en hechos o actos en que han incurrido sus agentes; situación que
en definitiva, carece de congruencia con aquella emanada de la falta de
servicio, por cuanto la última tiene como finalidad que siempre se
responderá por aquel que se encuentre obligado a prestar sus servicios ;
situación que es distinta a lo ocurrido en el proceso, por cuanto la
responsabilidad perseguida se funda en errores ocasionados dentro del
ámbito propio y diligencias realizadas por algún órgano estatal, cuya
variación depende de factores esencialmente variables, respondiendo de
actos propios de falta de cuidado en el accionar de dependientes o
subordinados o de actos propios de una falta de instrucción.
DECIMOSEPTIMO: Que del contenido de las normas establecidas
en los artículos 21 y 42 de la ley Nº 18.575, se excluye de la organización
básica de los órganos de la Administración del Estado, en lo referente a la
organización, funcionamiento y carrera funcionaria, a ciertos órganos como
las Fuerzas Armadas, las que se rigen por las normas dispuestas al
respecto, tanto en la propia Constitución como en las leyes orgánicas
constitucionales y de quórum calificado pertinentes.
La ley antes indicada que regula la institución de la falta de servicio,
no se aplica en este proceso a las Fuerzas Armadas y de Orden, por cuanto
le son vinculantes, las disposiciones establecidas en los artículos 2314 y
siguientes del Código Civil, lo que importa que la parte demandante debe
demostrar en juicio la existencia de un hecho causal; la relación de
causalidad existente y un daño como consecuencia del acto u omisión
alegado.
DECIMOCTAVO: Que los demandantes sostuvieron que en el caso
de autos concurre una relación causal, que resulta fundamental en la
esencia de la responsabilidad civil y se configura entre la falta de servicio y
los daños morales invocados fundados en la conducta imprudente de los
mandos superiores, que habrían ocasionado sus efectos de forma directa
en el daño invocado, por lo que se aplica en la especie, la normativa
establecida en los artículos 2320 y 2322 del Código Civil, que entrega a los
demandantes la carga de demostrar la existencia del nexo causal y la
disposición que rige en la especie y exime al Fisco como tercero que no
ejecutó el hecho, fundado en que su exoneración de responsabilidad, le fue
imposible impedir un hecho de la naturaleza que originó que se produjera la
tragedia.
Que, en definitiva, la falta de servicio, se encuentra regulada en la
norma establecida en el artículo 2322 antes referido del Código Civil,
disposición esta última, que dispone que la responsabilidad de los terceros
procede, siempre que el daño tenga su origen de manera directa en una
acción u omisión negligente y cualquiera referencia a la imputación al daño
por regla general, exige que la relación causal no sea incierta, como ha
ocurrido en autos, por cuanto el hecho que originó la demanda es una
consecuencia directa, necesaria y no concurrente con otras causales que
pueden interferir en el nexo causal, entre la causa y el efecto, este último se
refiere al daño producido..
DECIMONOVENO: Que respecto al daño moral invocado por los
demandantes, éste es de naturaleza psíquica, emocional y afectiva causado
a cada uno de ellos como consecuencia del hecho ilícito que lo habría
ocasionado y al respecto del examen de los antecedentes probatorios
acompañados por los actores, éstos resultan del todo insuficientes para
determinar la lesión de manera directa. Lo concluido precedentemente es
sin perjuicio, que la materia de esta causa ha sido un hecho público y de
notorio conocimiento respecto de la opinión pública y que el contenido de
las declaraciones testimoniales tenidas a vista extraídas del sistema
informático, conforme a lo obrado en la causa Rol Nº 8733-2007, antes
señalada, resultan del todo insuficientes para acreditar el perjuicio moral
alegado por los demandantes como consecuencia de una lesión de bienes
jurídicos personales respecto de cada uno de ellos; situación esta última,
que al no permitir acreditar el daño moral invocado, por inexistencia de
convicción sobre el impacto personal en la vidas y su magnitud, sin perjuicio
de la presunción que ha generado el hecho en cuestión con características
de gravedad pero carente de precisión y concordancia.
VIGESIMO: Que las restantes probanzas rendidas en nada alteran lo
ya concluido y respecto a la extensa documental y testimonial rendida por el
Fisco, vienen en acreditar la reparación de los daños sufridos por las
víctimas como consecuencia de la tragedia ocurrida.
VIGESIMO PRIMERO: Que, en consecuencia, no se dará lugar a la
demanda interpuesta.
Por estas consideraciones y visto además, lo dispuesto en el artículo
1 y siguientes de la ley Nº 18.949 y ley 18.575; los artículos 1698, 1699,
2314, 2320, 2322 y 2329 del Código Civil; artículos 144, 160, 169, 170, 341,
342, 346, 384, 426 y 748 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se
dispone:
A)
Que se desestima la objeción de documentos alegada por el
demandado en el primer otrosí de fojas 37.
B)
Que se acoge la excepción de falta de legitimidad activa del
actor Bruno Andrés Burgos Ríos opuesta por el demandado a
fojas 66 y, en consecuencia, se desestima la demanda
deducida en lo principal de fojas 11 respecto de dicho actor.
C)
Que se rechaza la demanda interpuesta en lo principal de
fojas 11, en relación a los restantes demandantes, en todas
sus partes.
D)
Que no se condena en costas a la parte demandante, por
estimar que tuvo motivo plausible para litigar.
Regístrese, notifíquese a las partes, consúltese en su caso, y
archívense los autos en su oportunidad.
DICTADA POR DOÑA SUSANA RODRIGUEZ MUÑOZ. JUEZA DEL
VIGESIMO QUINTO JUZGADO CIVIL.
AUTORIZA DOÑA NANCY OLIVARES DONOSO. SECRETARIA.
Se deja constancia que se dio cumplimiento a lo dispuesto en el inciso final del art. 162 del
C.P.C. en Santiago, tres de Noviembre de dos mil doce
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