Ohaíkuió- JlatóMe - Biblioteca del Congreso Nacional de Chile

Anuncio
FRANCISCO
SANTANA
OhaíkuióJlatóMe
Ediciones Librería Bello
FRANCISCO
M
Ä
R
I
S A N T A NA
Ä
LÄTO
AUGUSTO BELLO
editor
N
O
RKE
Catedral 1293
SANTIAGO-CHILE
LA
"Oculté
INFANCIA
en ese tiempo mi vocación
por la
literatura".
Al consultar las fuentes de información biográfica, llama la atención que se den diferentes
años de nacimiento a los escritores. En el caso
de Mariano Latorre encontramos cuatro fechas:
1885, 1386, 1887 y 1896. Ultimamente se h a afirmado que nació el 4 de enero de 1886, en Cobquecura, región, bañada por el río Maule. Su padre
fue don Mariano de la Torre Sandelis, español,
.vasco de Plencia, y su madre, doña Fernandina
Court Biezac, de ascendencia- francesa.
Pasa los primeros años en su pueblo natal y
en Constitución, donde estudia las primeras letras. Durante esta época hay en la escuela un
grupo de niños que tiene por costumbre irse, la
mayoría de las tardes, de excusión por los alrededores del pueblo.
El pequeño Mariano acompaña a sus amigos,
y muchas veces se interna campo adentro. Le
agradan la soledad y el silencio después de los
bulliciosos recreos del colegio. Lejos, en libertad,
la alegría de los juegos en plena naturaleza lo
hace sentirse en regocijada aventura. Pero el nif:o, aunque tímido y distraído, se aparta del grupo, y busca el camino que lo lleva hasta la playa. Es el mar, o la lucha entre el río y el mar,
lo que le "atrae.
Esta inclinación se debe, quizás, a la influen-
/ 6 /
cia de su abuelo, de origen francés, que es constructor de embarcaciones. Está familiarizado con
el astillero. Su espíritu es el de u n pequeño marino. Su formación se debe tanto al ambiente
hogareño de su abuelo como al medio portuario
de Constitución. Es por esto que pasa horas en
la playa, y goza al descubrir a lo lejos la proa
de las embarcaciones, y se deleita en acompañar
con la vista a las lanchas y barcos que se alejan con su velamen desplegado hasta perderse en
el horizonte. Observa el vuelo de las gaviotas, las
olas que azotan constantemente la costa desolada, o la blanca y burbujeante espuma que se
deshace en amplios abanicos.
Tiene diez años de edad cuando corta estas
contemplaciones de su terruño que no olvidará.
En 1896, su padre, por asuntos de negocio, se
traslada con su familia a Valparaíso. Aquí continúa sus Preparatorias, pero más que eso lo que
le interesa es el nuevo ambiente, que es u n a especie de prolongación de su querida tierra y playa de Constitución. El deseo dé conocer el puerto lo convierte en u n pequeño explorador de los
cerros y malecones. Desde la roca o tendido en
la playa, divisa sobre las olas el balanceo de los
buques, o detiene su mirada en los barcos
••
rrados a sus boyas. El mar con su vaivén sonoro y su inquieto oleaje estampa su belleza en el
alma del niño. En u n a u otra excursión recoge
sensaciones que no ha de olvidar. Desgraciadamente sólo reside algunos meses en el puerto.
Pues en 1897, su padre, nuevamente por asuntos
comerciales, deja Valparaíso. .Se traslada ahora a
Santiago. Continúa sus estudios de Preparatorias
/ 7 /
en el Instituto Nacional. El ambiente de la capital no le ofrece la atracción de Valparaíso. Desde luego, la casa donde vive, calle San Pablo frente al Mercado Central, no es como la del puerto,
que era u n mirador de horizontes lejanos.
La vida santiaguina con su ajetreo de capital
no le satisface. Vive con u n 'tío que forma parte de una pequeña colonia vasca. Escucha las
conversaciones donde recuerdan las pintorescas
correrías antes de llegar al país. Esto lo entretiene. A pesar de todo, el hecho de vivir en el
interior de una agencia de empeño no le complace mucho. Un día recibe la noticia de que viajará a Parral. Se llena de alegría. Su padre va
a hacerse cargo de un puesto público.
Es distinto este pueblo provinciano a Constitución con su amplia y solitaria playa, y a Valparaíso con su renovada actividad portuaria y
sus casas colgantes desde los cerros, y a Santiago, desde luego, cuán diferente por su movimiento comercial, carros y vehículos, hormigueo de
gente y bullicio callejero. Parral, poblacho apacible, le presenta un panorama diverso. El paisaje
de la zona es nuevo para él. El invierno, nuboso, de lluvias insistentes, días grises, caminos enlodados, sordidez de pueblo en abandono. Pero
llega el verano, y una nueva vida se descubre
ante los ojos del niño de trece años. Ahora ya
es un estudiante de Humanidades del Liceo de la
ciudad. Comienza a leer libros sin mayores consejos que el de su propia voluntad: folletines, narraciones de aventuras, gruesos novelones. Pero
lo que le deja un imborrable recuerdo son los días
tranquiles pasados en el campo, sus vagabundeos
/ 8 /
por la montaña y sus descansos a la orilla del
río. Esto lo impregna de salud y alegría. Con
curiosidad asiste a las trillas y a las fiestas populares: carreras de caballos a la chilena, topeaduras, y a los bailes en las enramadas de Fiestas
Patrias. Todo esto le llama la atención por primera vez.
Es ésta la época en que traba amistad con
Fernando Santiván. Juntos pasan las temporadas
veraniegas. Recorren los caminos que conducen
hasta las montañas vecinas. Ellos y sus hermanos forman un grupo de exploradores. Descubren un estero donde hay u n remanso que sombrean unos verdes y amplios sauces. Son estas
tardes las más hermosas de la niñez de estos
amigos que jamás llegarán e interrumpir la cor*
dialidad de camaradas.
Santiván sigue los estudios en Santiago, y Latorre continúa las Humanidades en el Liceo de
Talca. En cada vacación se reúnen los amigos.
Y entre las conversaciones se habla de libros.
Tanto se entusiasman que en colaboración publican una reVista, "El/Ruiseñor", a base de un procedimiento casero de impresión. Latorre, entre
el asombro de su madre y camaradas, entrega
las primeras páginas de una novela, "La Hija del
Mar", que no pasó de ser uií ambicioso ensayo
de estudiante de Humanidades. Es, pues, al terminar sus estudios secundarios en el Liceo de
Talca cuando se despiertan la vocación literaria
y su anhelo de ser escritor.
En 1901 lo encontramos intentando, por primera vez, publicar sus producciones. L*a revista
"Luz y Sombra" acusa recibo de los originales
/ 9 /
cuando el joven escritor cuenta sólo quince años.
El redactor, después de hacerle algunos, reparos,
ls dice lo siguiente al inexperto colaborador: "Intente Ud. copiar la naturaleza, agradezca el consejo y si tiene talento ya verá Ud. qué cambio".
Con razón puede pensarse que el joven Latorre no olvidará nunca las palabras del redactor
anónimo, pues en su larga trayectoria de narrador de cuentos y novelas es visible su rigurosidad descriptiva, tanto al presentar los escenarios
campesinos y urbanos como al fijar la psicología
de sus personajes. En vez de desanimarse, recibe el consejo como un estímulo. El año 1902, como compensación, tal vez, de su fracasado intento literario, gana u n a beca de pupilo interno en
ei Liceo de Talca.
Se vuelve un poco más retraído durante el
tiempo en que cursa los últimos años de Humanidades. Insiste en la lectura de obras más seleccioñadas, y escribe sin participar a nadie de
sus nuevos trabajos literarios.
Y como era opinión general, entonces, que el
escritor era un loco o un bohemio desequilibrado
y que dedicarse a la literatura no era sino justificar inhabilidad y pereza, y teniendo su padre este mismo concepto, el muchacho no tuvo
más que ocultar, en estos años, sus propósitos
literarios.
LA
VOCACION
"Me matriculé por mi cuenta, en el
Instituto
Pedagógico".
En 1905 el joven liceano se recibe de Bachiller. Por indicación de su padre estudia Derecho, pero sin interés, hasta el tercer año. Mientras tanto se había matriculado, por su propia
cuenta, en el Instituto Pedagógico. Asiste con
cierta frecuencia a las clases de latín, lingüística y literatura española. Desde su llegada a Santiago, tanto el estudiante de leyes como el de pedagogía, no deja de ser u n lector empedernido.
Los libros se suceden unos tras otros; sin embargo, la curiosidad y el interés por conocer otros
autores se mantienen siempre. Algunos novelistas
le son familiares, especialmente Zola, Daudet,
Dostoiewski, Gorki, Dickens, Maupassant, y un
buen número de prosistas españoles, Pereda sobre todo. Mantiene amistad con algunos escritores chilenos: F . Santiván, Samuel y Baldomero
Lillo, € . Mondaca, R. Maluenda, M. L. Rocuant,
J . Lagos Lisboa y A. Thomson.
A raíz de la muerte de su padre, 1906, ingresa al Instituto Nacional como inspector, pues debe obtener los medios por su propio esfuerzo par a seguir estudiando.
Recuerda las palabras de su amigo Erasmo
Escala, alumno de Leyes, que en una ocasión,
Viendo su desagrado por los estudios de Derecho,
le insinúa lo siguiente: "—Estudie Pedagogía.
/II
/
Está de acuerdo con su temperamento. Tengo la
seguridad de que hará de Ud.. un excelente prof«sor de literatura".
Siguiendo su vocación y estimulado por a*
amigo, asiste regularmente al Instituto Pedagógico. Comienza en esta época a desarrollarse con
mayor intensidad su inclinación literaria. Escribe cuentos y numerosos poemas en prosa, donde
describe, con marcado lirismo, la naturaleza de
algunos lugares -de nuestra tierra. Pero los guarda por estar insatisfecho. Mas, en 1907, aparece
su primera colaboración, "Paisaje Chileno", en
"Sig-Sag" del mes de septiembre, y otra titulada
"Al Comenzar el Otoño", en diciembre. Puede decirse entonces que es éste el año en que se inicia
Mariano Latorre como escritor.
En 1908 se le nombra profesor de Castellano
en el Liceo Santiago. La docencia, sin embargo,
no obstaculiza su labor literaria. "Zig-Zag" le
publica, en el mes de abril, "Ojos Azules", y en
junio, "Alma de Mujer". Se encuentran además
algunas ds sus producciones en otra revista, ya
olvidada, "Pro Cultura", donde están su cuento
"El Pequeño Cráneo" y el poema en prosa "La
Maravilla". De esta manera la labor del profesor y la del escritor comienzan a marchar paralelamente. Tomando en cuenta estas püblicaciones, deducimos que participa de la vida literaria
desde muy joven.
Sus esbozos de cuentos y sus apuntes o poemas impresionistas en que describe el paisaje chi
leño indican la tónica y trayectoria del futuro
cuentista y novelista.
Satisfecho con el éxito de sus colaboraciones,
/ 12 /
sigue publicando en "Zig-Zag" de 1909, "Las Gaviotas", "Rosa de Otoño", "La Ultima Broma", y
en la revista "Andina" su cuento "El Remedio".
Llevado por el entusiasmo, se dedica a la docencia, continúa escribiendo para las revistas, y ecn
devoción Comienza a trabajar en varios cuentos
basados en la vida familiar y lugareña de la región bañada por el río Maule, su tierra natal.
EL
TERRUÑO
"Con las observaciones que fermentaban en mi memoria, un cuento o
una novela "podrían cobrar vida en
cualquier
instante".
Durante su permanencia en Santiago, el joven profesor y estudiante añora permanentemente el terruño. Cada vez que vuelve a su hogar de
Constitución revive con mayor fuerza su amor
por el paisaje de su infancia y adolescencia. En
las vacaciones anuales recorre los mismos sitios,
se compenetra de la simplicidad de los campesinos, contemplá como cuando era niño la eterna
lucha entre el mar y el río Maule, y el esfuerzo
de los guanayes en su Vida de lancheros ribereños. Observa con mayor penetración el desenvolvimiento de la vida familiar y del pueblo de Constitución. Para M. Latorre Court, que es como
firma sus primeras producciones, la región ma xilina no tiene secretos. Le es tan conocida como
la palma de sus manos. Con voluptuosidad recorre caminos y vegas, cerros y valles; conversa a
la sombra de los ranchos con campesinos, y junto a los guanayes navega en las pesadas lanchas
llenas de sacos de trigo o de madera, y atraviesa u n a y otra vez el río.
En cada excursión se agranda su amor por el
terruño. El deseo de narrar estas experiencia? lo
lleva a bosquejar y pulir una colección de cuentos que reflejan el espíritu- de su pueblo y la belleza de su amada región maulina.
En 1912 forma parte de la redacción de la r e
/ 14 /
vista "Musa Joven". Publica en ella el cuento
"La Mancha Roja". Este año, el Consejo Superior
de Bellas Artes, Letras y Música abre un concurso literario al que concurren numerosos escritores. Latorre presenta una colección de narraciones titulada "Cuentos del Maule". Con gran sorpresa de los concursantes, y aun para el mismo
autor, "Cuentos del Maule" obtiene el Primer
Premio.
Llevado por el entusiasmo, comienza a publicarlos como folletín en la revista "Pluma y Lápiz" (1912), que dirige Fernando Santiván, el
amigo de la infancia. A fines de año sale a luz
el libro con el subtítulo "Tipos y Paisajes Chilenos" .
Domingo Melfi, desde las columnas de "Las
Ultimas Noticias", saluda al novel escritor:
"...ha acertado en este arte regional,
este arte limitado en las líneas, pero
vasto en las concepciones.
Leídos los
'Cuentos del Maule', queda en nosotros
la sensación fresca y pura de las cosas
vividas."
Hernán Díaz Arrieta en el diario "La Unión",
comentando el libro, encuentra que:
"el fondo es sencillamente
magnífico",
y que "el estilo es recargado y disparejo.
Las palabras incorrectamente
usadas.
Las frases demasiado largas o corlas."
Omer Emeth, en "El Mercurio", le dedica un
largo estudio:
"Mariano Latorre no es adorador de
/Ii
/
sí mismo, sino de su puerto, de tu río,
de sus barcos, de sus guanayes".
"El
Maule es el principal personaje de todos
sus
cuentos".
Otros críticos y comentaristas enjuician el libro. Recibe censuras y elogios. Puede decirse, sin
embargo, que este primer libro, a pesar de sus
imperfecciones, señala a u n escritor dotado de espíritu observador y que al describir la naturaleza y algunos personajas, logra^páginas de primér
orden.
Al fin de cuentas, la publicación de "Cuentes
del Maule" es un éxito, ya que la edición se agota rápidamente.
En este año, Mariano Latorre es nombrado
Oficial de Número de la Sección Informaciones
y Conferencias de la Biblioteca Nacional. Aquí
encuentra un ambiente propicio para sus inclinaciones literarias. Selecciona las lecturas. Su
espíritu se desenvuelve en un horizonte intelectual más amplio. Colabora en varias revistas:
"Zig-Zag", "Pacífico Magazine", "Selecta", "Musa
Joven", etc., y en algunos diarias, pero renuncia
pronto al periodismo.
Daniel de la Vega, en diciembre de 1912, publica una entrevista en "Zig-Zag", donde hay declaraciones interesantes:
"Comencé, dice, por ser un lírico sentimental, enamorado más de los matices
que de las cosas
mismas".
En efecto, más que un aarrador de argumentos, es un poeta frente se cierto» motivos que
despiertan su sensibilidad de Urico. Bs un pan-
/ IS /
teísta. Las páginas como "Paisaje Chileno", "Las
Gaviotas", "La Maravilla" y numerosos bosquejos
descriptivos de "Cuentos del Maule" son realmente poemas en prosa, poesía sin versificación
o, como él mismo los llama, "Prosas Líricas", títulp de un libro que nunca da a la publicidad.
En 1913 "El Diario Ilustrado" mantiene, durante varias semanas, una "Encuesta Literaria",
donde los escritores de la época dan su opinión
respecto a dös puntos; el primero, que es el que
nos interesa, es el siguiente: "¿Debe nuestra literatura perseguir u n fin de chilenidad?". He
aquí un párrafo de la respuesta de Latorre:
"Creo firmemente
que la chilenidad
en un escritor nacional es claro indicio
de vigor mental. En verdad, es una fuerza intelectual muy grande conservar el
alma sana y clara, las pupilas ante el
•paisaje criollo".
Esta posición está de acuerdo con el consejo
que recibiera a los quince años del redactor de
"Luz y Sombra", palabras que siempre llevará
consigo: "Intente Ud. copiar la naturaleza, agradezca el consejo y si tiene talento ya verá Ud.
qué cambio".
Latorre continúa publicando cuentos, como
"¡Esta Maldita Primavera!", en "El Diario Ilustrado (mayo de 1913), el cual había sido leído primero por su amigo Domingo Melfi en u n a de las
sesiones del Ateneo, obteniendo repetido^ aplausos durante la lectura. A fines de 1914 la revist a chillaneja "Primerose" le publica el cuento
"Una Ruptura", y "Zig-Zag", nuevas prosas poe-
/ 17 /
máticas: "La Muerte de la Mariposa" y "La Ara-1
ñ a " . También la revista "Corre-Vuela" da al público sus dos cuentos "Carta de Mujer" y "El
Retrato".
Colabora en 1915 con cuentos y prosas líricas
en varias revistas, y se presenta al Certamen
Swinglehurts, auspiciado por "El Mercurio" de
Valparaíso. Obtiene el Primer Premio con el cuento "Risquera Vana", que, se publica en el diario
citado y en "Pacífico Magazine". La revista humorística "Monos y Mónadas" aprovecha esta
ocasión para1 dedicarle u n Epitafio, dond« el versificador da a entender, con sorna y causticidad
humorística, el contenido de "Cuentos del Maule":
"Fue un escritor de los valientes,
sobresaliente jen su rol;
y el que un día sacó al sol
las cosas de sus
parientes".
Mariano Latorre, íejos de molestarse, se siente estimulado tanto por el Epitafio como por el
éxito obtenido en el Certamen <Je "El Mercurio".
El joven cuentista, se dedica con mayor tenacidad al cultivo de la literatura, y con fe comienza a preparar un nuevo libro.
EL
POETA
"Era preciso acostumbrarse al lomo
del caballo de cordillera, cuyo secreto está en el vigor de sus cascos, más
que en la suavidad de su espinazo".
Una vez terminadas las tarea3 docentes y administrativas, Latorre todos los años deja la capital y se va de viaje a uno u otro lugar del país.
En los años 1915 a 1917 es la cordillera lo que
le atrae. Con obstáculos y sacrificios realiza numerosas excursiones con el fin de interiorizarse
en el secreto de la vida cordillerana. Desde luego para sentir el silencio que reconcentra en sí
mismo y tranquiliza el espíritu; respirar el aire
de las cumbres y recoger la sensación inquietante de la soledad; ver los dramáticos rodados o
sentir la bravia violencia del viento cordillerano.
Las x-epetidas temporadas, en distintas épocas del
año, le dan ocasión para conocer los diferentes
matices. del panorama que ofrecen los picachos
inaccesibles, o las quebradas donde rumorea el
agua invisiblemente. De esta manera descubre la
poesía del paisaje de las cumbres y la hostilidad
para con el que quiera penetrar en su cósmico
escenario.
Alternando con arrieros y puesteros, impregnándose de leyendas y conociendo algunos hechos
de cierta intensidad dramática, desarrolla estas
experiencias en un manojo de cuentos cordilleranos que titula "Cuna de Cóndores".
Julián Sorel, seudónimo de su amigo Domingo Melfi, comenta la aparición del libro (1918)
/ 19 /
con alegría, al ver que es uno de los pocos escritores que con realismo ahonda en la vida de nuestra tierra:
"Asombra la magnificencia, de su estilo. Hay algo más todavía. Su paisaje es un
paisaje cordial, vibrante.Es la tierra chilena vista y sentida a través de un espíritu
sin ensueños enervantes,
sin ese enfermizo subjetivismo que transforma el paisaje en una oleografía
acaramelada".
Eiiodoro Astorquiza, crítico parco y reacio a
las obras de fondo criollista, en vez de censurar al
autor, le consagra elogios en tal forma que llama
la atención:
"He aquí una obra, honrada y seria,
en que el talento corre parejas con lo
concienzudo del trabajo. Este libro es de
tal modo superior, sale a tal extremo de
lo corriente en nuestro país y en América,
que la crítica, al encontrarse con él de
buenas a primeras, no puede mencs de
quedarse perpleja...
Lalorre no es un
cuentista que tiene algo de poeta; es^un
poeta que tiene algo de
cuentista".
Otro de los enjuiciadores, Omer Emeth, fundador de la crítica literaria en Chile, según se
ha dicho, acoge este libro sin reparos:
"Mariano Latorre ha escogido, para szi
nueva colección de cuentos, el escenario
de la cordillera chilena, y en aquel escenario maravilloso ha descrito con maestría hasta hoy no igualada, lo que padecer
y gozan los naturales actores cordillerano-:".
EL
PINTOR
"Era necesario ser paisajista,
pues
el gran personaje es aquí la
naturaleza, y me lites
paisajista".
Al recordar las primeras colaboraciones de
Latorre en las revistas, vemos su gran inclinación
por interpretar la naturaleza: poemas en prosa
y cuentos breves narrados con insinuante lirismo. Desde entonces es su preocupación de llevar
el paisaje a la narración cuentística y novelesca.
Considera, pues, desde u n principio que eis tan importante el hombre como el escenario, si el escritor desea ser fiel a su tierra. Un árbol, un niño, una campesina, u n arriero, u n pájaro nativo
con su canto y color son personajes de la vida
nacional, y como tales, tienen el mismo valor para el arte basado en la realidad. Latorre ve que
el paisaje literario es considerado como una simple decoración para fijar el ambiente. De ahí
que, para ser fiel intérprete, él recorre los lugares
que h a n de servir de escenario a sus personajes.
Tienen, pues, sus descripciones el valor de ser
veraces. No son meros decorados ficticios ni có
modo realismo disfrazado.
Mientras tanto, tenemos la sorpresa de ver a
Latorre en 1920 estrenando una comedia, '"La
Sombra del Caserón", en la que hace contrastar
dos sistemas educativos que corresponden a dos
épocas de la historia de la enseñanza chilena. El
pedagogo y el novelista se hacen presente. La comedia pene bien en claro la importancia de los
/ 21 /
métodos modernos que inducen a participar en
todas las actividades que se relacionan con la vida social, económica y política. El público recibe con agrado esta comedia. Los aplausos que le
tributan ie dan ánimo y confianza en su labor
teatral.
En este año la Editorial de La Novela Semanal entrega al público su novela corta "El Romance de u n Reloj de Cucú", que había publicado el año anterior en la revista "Pacífico Magazine" con el título de "La Muerte del Cuclillo".
Esta breve novela está basada en hechos reales,
con cierto fondo satírico. Le cuesta la salida de
la Escuela Militar, donde hace clases de castellarno. La Dirección encontró que ridiculizaba a u n
oficial del ejército. Este hecho no decepciona al
escritor; por el Contrario, le infunde mayor brío
y fe en su labor literaria. Tanto es así que en
esta fecha, 1920, en que estrena "La Sombra del
Caserón", lanza su primera novela, "Zurzulita",
la cual es señalada como u n a de las mejores escritas por los prosistas de su generación.
"Zurzulita" presenta las observaciones recogidas en los viajes veraniegos por la costa del Maule: la variada y compleja psicología de sus habitantes, las costumbres, esfuerzos y defectos, las
luchas cotidianas que los hacen ser rudos y cautelosos, astutos o ladrones, con u n primitivismo
enclaustrado entre el mar y la montaña andina.
Esta novela es minuciosa en la presentación del
panorama de los cerros costinos. Los personajes
se desenvuelven dentro de u n realismo sólido.
El argumento está elaborado con maestría. Sin
embargo, los críticos se dividen: unos censuran
/ 22 /
y otros aplauden:
"El campo es. monótono: él es monótono; el campo es simple y pesado: él es
pesado y simple; los campesinos
hablan
y piensan tonterías bajas, vulgares, pequeñas; él se encierra en un círculo asfixiante de estupideces capaces de matar
a cualquiera".
Hernán Díaz Arrieta.
"Cuanto pueda decirse del estilo de
Latorre no basta para explicar que un
escritor de tan brillantes cualidades y de
tan alta conciencia literaria pueda haber
hecho una novela tan plena y uniformemente fastidiosa".
Éliodoro Astorquiza.
"No sólo al novelista se admira en
'Zurzulita';
no sólo sugestiona en esta
novela la belleza del estiló fuerte, sobrio,
preciso, sino esa ruda visión de la vida
campesina, el amor con que el novelista
estudia los tipos y las costumbres,
penetrando en la médula de la raza".
Julián Sorel (Domingo Melfi)
"Latorre en cada página de 'Zurzulita'
ha hecho un milagro de
interpretaciones: Ese amor rápido y sin ternura de
Milla; esa desconfianza burlesca de Quicho...; ese encono amargo del ciego de
Millarovo; la timidez hipócrita y la ausencia de reconocimiento de ese On Varo,
tan maravillosamente
delineado; esa interpretación de la debilidad de Elordvy
/ 23
/
presentida por On Carmen; esa alegría
cruel en las burlas de Sdmuelón, Id maldad sistemática y callada de On Rulo,
son exponentes notables de agudeza psicológica". Lord J i m (B. Subercaseaux.)
"Zurzulita" ha sido reeditada siete veces, lo
que indica su mérito incuestionable.
Latorre continúa en s u trabajo. Escribe varios cuentos. En "Chile Magazine", 1921, aparece "Vuelve por u n Queso", que intitulará después "Una Astucia de Juan Sapo". En la revista citada se publican algunos poemas en prosa,
y por primera vez descubrimos u n seudónimo de
Latorre, Alcader, con que subscribe en 1921 y
1922 varias colaboraciones: "Residencias Santiaguinns", "La Muerte de Alsino", "La Sierra", etc.
NACIONALISMO,
CRIOLLISMO
"O se ahonda cada vez más en los
problemas de la tierra o se abandond
para crear tipos
ficticios".
Durante las vacaciones acostumbradas a fines
de año, Latorre visita varias veces el Sur de Chile. Se detiene especialmente en Valdivia y Osorno, donde le llama la atención el esfuerzo de los
colonos alemanes por industrializar la zona y
explotar la tierra y la montaña. Observa el contraste entre los colonizadores, que t a n pronto se
enriquecen, y el criollo» que continúa pobre, sucio y ladinamente mentiroso. Urde un idilio ent r e una joven alemana criolla, ingenua y bella,
y un artista que va de paso por la región. Le
interesa al novelista presentar, además de la trama psicológica, esa belleza natural de los parajes
puertomonttinos, especialmente los alrededores
del lago Llanquihue. Es u n deleité para Latorre
interpretar el paisaje. Ya en "Cuna de Cóndores" y sobre todo en "Zurzulíta" hay numerosas
páginas que revelan al verdadero poeta. El estilo del narrador logra exquisiteces verbales de
gran sentido artístico. Al escribir esta novela sureña se detiene, pero sin morosidad, ante el pai*saje agreste y salvaje de la zona. Desarrolla, dentro de esta naturaleza bravia, el contraste entre la
raza chilena y la alemana.
Una vez terminada la envía al Concurso Literario que abre "El Mercurio" en 1922. Entre
los numerosos postulantes obtiene el Primer Pre-
/ 25 /
mió con su novela "Ully", que luego se publica
como folletín en el citado diario, a contar del
1? de Enero de 1923. Este año la Editorial Nascimento la publica, agregándole cinco cuentos.
Latorre obtiene también con "Ully" el Premio
Marcial Martínez. Este éxito le significa llegar a
numerosos lectores que comienzan a leer sus
obras anteriores.
Juicios sobre "Ully y otras novelas del Sur":
El autor muestra "incapacidad
para
tejer intrigas, combinar situaciones
y
hacer drama". Sin embargo "es alguien
y alguien muy interesante".
Alone.
"Serán leídos todos con interés, pues
ninguno de ellos es cuento
adocenado.
Se luce en. cada uno el
acostumbrado
vigor pictórico de Mariano Latorre.
No
hay en ellos ningún tipo abstracto:
todo es concreto, vivo, vigoroso. El color
chileno lo ilumina todo". Omer Emeth.
"Abundan en él las desciipciones: la
trama, empero, es sencilla y sin gran
revuelo; agrada intensamente
en medio
de su liviandad y escasez de trascendentalismo". Ricardo A. Lätchman.
La revista "Lectura", N«? 5, de 1922, da la noticia de que se publica en Buenos Aires la novela breve e inédita de Latorre "La Tragicomedia
del Maule"..Desgraciadamente no h a llegado a
nuestras manos.
Solicitado por la reVista "Zig-Zag", se hace
cargo, desde 1924 a 1928, de la sección Los Li-
/ 26./
bros, donde semana a semana informa imparcialmente de las obras recién aparecidas. Entre
los libros comentados indicamos: "Veinte Poemas
de Amor y una Canción Desesperada", por P. Neruda; "Amaneció Nevando", por C. Préndez S.;
"El Poema de las Tierras Pobres", por Jorge González Bastías; "Un Juez Rural", por P . Prado;
"Crónicas", por J . Edwards B . ; "Vida, Pasión y
Muerte del Cura Deusto", por A. d'Halmar, etc.
Mientras tanto el éxito obtenido con "Ully y
otras novelas del Sur" despierta el interés por conocer otras obras del autor. Para satisfacer en
parte esta curiosidad del publico la Ed. Nascimento lanza "Sus Mejores Cuentos" en 1925.
Durante el año 1925 aparece "El Ultimo Pirata", por Salvador Reyes, cuentos que traen
consigo una especie de polémica velada entre los
escritores que gustan de la narración costumbrista o criollista y los escritores que juzgan de mayor importancia la literatura imaginativa, pues
consideran que sólo entonces el escritor realiza
propiamente obra de creación. D'Halmar, puede
decirse —y la influencia de otros narradores extranjeros que explotan la aventura y el exotismo—, forma una especie de escuela o tendencia
literaria en el ambiente iriteléctual santiaguino.
La;';orre, a quien se le considera como'el principal
criollista,. en la sección Los Libros de "Zig-Zag",
escribe un artículo, "Apostilla Sobre el Nacionalismo", en el cual pone de ejemplo la labor realizada por D'Halmar, y cuyo prestigio se basa en
«us narraciones de viajes, de sueños impalpables,
ds extranjerismo exótico. Dice Latorre:
/ 27 /
"En Chile, se le estima y se le aplaude, porque no es chileno, porque en su
literatura no figuran paüajes
chilenos
ni personajes
nativos".
Las observaciones continúan, y como caso
opuesto coloca a G. Mistral y a P. Prado, poseedores de obras con carácter universal. El mérito substancial de Gabriela, en su concepto, "está en su mentalidad puramente chilena: aspereza, falta de elegancia, irreflexivos arranques de
misticismo, pero todo animado por una inagotable sensibilidad humana, arraigada en la vida";
y en Prado, su originalidad reside "en ese sabor
chileno que, como un perfume penetrante impregn a toda su prosa". Estas reflexiones ío convencen aún más de su posición defensiva del nacionalismo literario. He aquí su confesión estética:
"Todo lo refejo, el guiso hecho a base
de otros libros sobre todo en la literatura novelesca no tiene interés de ninguna especie para los chilenos y menos
para los extranjeros que, más evolucionados, encontrarán infantiles,
esas vagas formas de sus propias
literaturas.
Juzgar los libros chilenos,
poniéndose
unos anteojos de refinamiento
galaico,
es una
mentecatez".
Desentendiéndose de los ataques, Latorre, con
mayores bríos, se consagra a la labor literaria.
Además de tener a su cargo la crítica de "Zigzag", comienza en 1926 a ejercer, también, el comentario de libros, hasta 1929, en la revista "La
Información". Es éste un período de fecundidad.
/ 28 /
Escribe varios cuentos. Publica dos novelas cortas: "La Confesión de Tognina", 1926, y "Collares", 1927. Ambas incursionan en la psicología
de algunos personajes y aspectos de la vida ciudadana de la capital.
En la ciudad de Talca se abre un Concurso
Literario, con motivo de los Juegos Florales de
1926, al que concurren numerosos escritores del
país. Latorre obtiene el Primer Premio con la
novela corta "Cárcamo", y que más tarde conservará el nombre de "El Piloto Oyarzo", considerada como una de las producciones más logradas.
Este triunfo es una contestación categórica a los
que arbitrariamente t r a t a n de restar mérito a la
obra del más auténtico autor nacionalista.
CATEDRATICO
DEL
PEDAGOGICO
"Marineros del mar chilQno, duros
como los cerros y ágiles como las
olas, vuestra es el ala del viento
y vuestra el alma del mar".
Una vez terminadas las labores del año, llegan los días de vacaciones. Como en temperadas
anteriores, revive durante ésta el viajero infatigable que hay en Mariano Latorre . Vuelve a los lugares que le son predileptos, o explora nuevos
rincones de nuestro territorio. En los últimos
años navega repetidas veces por la costa sur, ¿
menudo en vapores modestos, caleteros o goletas
y buques a vela: Valdivia, Puerto Montt, Chiloé.
Latorre siempre manifiesta predilección por el
m a r . La influencia ejercida por el ambiente de
Constitución y Valparaíso durante la niñez es
honda; las impresiones recogidas junto a los guanayes de su río Maule, las horas de contemplación frente al oleaje, la inmensidad oceánica vist a tantas veces desde el muelle de Valparaíso,
reviven nuevamente en los viajes renovados de
los últimos años por las extensas y desoladas costas del Sur. Junto a los pescadores o compartiendo horas de conversación con los capitanes y pilotos, Latorre aprisiona u n horizonte marino de
amplios contornos: hombres bravios, héroes anónimos, proezas que parecen leyendas a medida
que transcurre el tiempo. Estas experiencias maduran al fin. Las observaciones y amor por el
mar lo llevan a escribir con alegría y voluptuosidad varios euentos, que se publican en 1929 con
el título de "Chilenos del Mar". Tanto los tipós
/ 30 /
como el escenario marino están captados con profundidad y fuerza estilística. Hay una especie de
inspiración deleitosa en el autor. "Chilenos del
Mar" es saludado, en esta ocasión, sin reservas.
J u n t o con aparecer artículos críticos sobre
"Chilenos del Mar", los diarios dan la noticia del
nombramiento de Latorre para ejercer la Cátedra de Literatura Chilena y Americana en el
Instituto Pedagógico. Puede decirse que es esta
designación ú n tácito reconocimiento a su obra
literaria de fuerte y profunda raíz nacionalista.
Al designarle este puesto docente, no cabe duda
que la, Universidad de Chile ve en él al maestro
y profesor del Liceo Valentín Letelier, y también
ve al escritor como u n elemento valioso para su
establecimiento donde, se forman los futuros pedagogos.
Esta designación da lugar a sus amigos intelectuales y profesores para rendirle una manifestación. Domingo Melfi, al hacer uso de ia palabra en esta oportunidad, expone los méritos sobresalientes de la obra narrativa de Latorre y señala la importancia que tendrá su labor pedagógica en un establecimiento donde se forman vocaciones y gustos literarios.
CRIOLLISTAS
E
IMAGINISTAS
"¡Realidad!
¡Imaginación!
¿Quién
puede separarlas
verdaderamente?
A mediados de 1928 aparece el volumen de
cuentos "La Niña de la Prisión", por Luis Enrique Délano. El prologuista, Salvador Reyes, vierte algunas opiniones sobre la novela. Según él,
debe primar la fantasía sobre la realidad. Acción
y aventura es lo primordial. Dentro de un excentricismo imaginativo, gusta del "artista dispuesto a jugar con lo maravilloso". Desdeña, desde luego, a los autores apegados a la realidad
sean realistas, costumbristas o criollistas.
Esta actitud es aplaudida por el crítico Alone,
del diario "La Nación" > Elogia la revista "Letras", que es el órgano del grupo que trae consigo una nueva tendencia literaria al ambiente chileno, y que se denomina "imaginista". Respecto
a Reyes, lo califica como u n escritor de "fantasía rápida, estilo vibrante". De paso se refiere a
los criollistas, que considera tediosos y aburridos ("La Nación", 13-V-1928).
M(anuel) V(ega) publica en "El Diario Ilustrado" (22-VII) el artículo "Don Emilio Vaisse
y la Literatura Nacional", donde reconoce la labor estimulante y orientadora del crítico para
con nuestros escritores que llevan a sus obras las
costumbres y los personajes chilenos. En u n a
parte dice que Alone "representa la crítica impresionista". Esta opinión desagrada al aludido,
quien indirectamente contesta al comentar la
/ 32 /
novela "El Calvario Ruso": "El que está en peligro de no ser sino u n simple escribidor es el que
no se deja llevar" por la sensibilidad (29-VII).
Vega recoge estas palabras en la siguiente réplica, titulada "El Impresionismo en la Crítica
Literaria" (1?-VIII). Entre otras cosas, dice de
Alone que es un crítico impresionista, agradable,
caprichoso, que se deja llevar por las simples
reacciones de la sensibilidad y hasta de la simpatía personal, que "no h a comprendido jamás el
valor del paisaje en las obras costumbristas, que
reflejan las clases sociales más modestas de u n
•país o de una región". Deja constancia también
del desprecio con que trata la literatura nacional, y que en cuanto a Mariano Latorre, no deja de censurarlo y aludirlo desdeñosamente.
Alone intercala en su crónica dominical u n
parrafito, "Provocar Polémica" (5-VIII), donde
contesta despectivamente a su adversario, llamándolo "escritor opaco y de poca importancia".
Más tarde, al comentar "La Niña de la Prisión",
de Luis Enrique Délano (30-IX), declara sin rodeos su simpatía por los escritores imaginistas y
su desdén por los criollistas: "Le llamarán poco nacionalista, porque no trata bastante la cordillera y el mar, porque n o habla de los huasos
y esas cosas tan interesantes para los extranjeros". Hablando de los cuentos, dice que "cada
uno tiene algo adentro".
Sin embargo, Vega al criticar "La Niña de la
Prisión" (1 9 -X), declara que no está de acuerdo
con los cuentos puramente imaginativos, y añade: "a pesar de su agrado y livianura, no soy
partidario de esta clase de literatura que otros
/ 33 /
admiran con enfermizo entusiasmo". Esto va dirigido a Alone, que se adhiere y elogia con entusiasmo a los imaginistas. Vega considera que loa
escritores criollistas "Vigorizan la visión de la realidad con el encanto y 1a, si1 gestión de la fantasía". Por otro lado, ve a Dé'iano como a un autor
de "literatura pasajera, fugitiva, condenada de
antemano al olvido".
Salvador Reyes, prologuista de Délano, contesta a Vega desde las columnas de "La Nación"
(7-X), con el artículo "Valores Humanos en la
Novela". Comienza por considerarse él mismo como "un simple narrador de ¡historias más o menos inverosímiles"; más su propósito evidente es
defender a Délano de la injusta crítica con que
h a sido tratado. Además sostiene que tanto en
los cuentos de Délano como en los pertenecientes
a la tendencia novelesca llamada imaginista, llevan los personajes rasgos psicológicos de contenido humano: "Siendo la fantasía algo privativo
del hombre, no veo cómo ella y lo que emana de
ella, pueda carecer de calidad humana".
Manuel Vega al escribir sobre "Los Amigos de
Gómez Barbadillo", por J u a n Luis Espejo (8-X),
no deja de referirse a Alone, continuando de esta manera la polémica:
"Un crítico desdeñoso,
desarraigado
por su falta de generosidad, Hernán Díaz
Arrieta, repite de tiempo en tiempo que
la literatura de costumbres se ha cultivado en exceso entre nosbtros".
"Y semana a semana, ditige veladas
saetas
contra el representante
más genuino de
aquella escuela, Mariano
Latorre".
/ 34 /
De esta manera defiende la labor realizada
por este autor criollista a quien considera como
el m á s prestigioso descriptor del paisaje y el que
ha ahondado más profundamente la psicología de
nuestro pueblo.
Joaquín Edwards Bello, al observar el desarrollo de esta polémica, demuestra su interés por el
problema, publicando u n artículo, "¿Hay Novela
Chilena?" ("La Nación", l l - X ) . Su tono no es el
del defensor ni el del censurador. Trata de comprender a los polemizadores y al mismo tiempo
aconseja: "Huyamos del prurito de imitar. Escuchémonos: sepamos miramos y sentirnos en toda
forma". Refiriéndose a los jóvenes escritores imaginativos, les dice: "Yo desearía que ensayaran la
gran novela a lo Dickens, a lo Balzac, a lo Blasco Ibáñez".
Alone saluda el 14 de octubre a un nuevo número de "Letras". Le concede tanta importancia
que no deja de estimular a sus componentes: "Si
"Letras" toma una causa y dura, pasará a la Historia Literaria como encarnación de un movimiento".
Vega Tuelve con otro artículo a enfrentarse con
Alone: "Paréntesis sobre la Generosidad Literaria" (15-X). Analiza las dos tendencias, y se detiene en Alone, que deliberadamente se pone de
parte de los imaginistas y ataca displicente a los
criollistas: "En este momento, las letras nacionales aparecen divididas en dos grandes grupos o
escuelas: los imaginistas puros, que descienden
de D'Halmar sin tener su poderoso colorido, y los
rriollistas o realistas, que reconocen como jefe a
Mariano L a t o r r e . . . " . Refiriéndose a la crónica
/ 35 /
de Alone sobre "La Niña de la Prisión", puntualiza lo siguiente: "Mientras aplaude a Luis Enrique Délano en tres apretadas columnas, censura
a Mariano Latorre en una alusión final".
Salvador Reyes insiste desde "La Nación"
(15-X), con im segundo artículo, "Imaginación y
Realismo", en que destaca la importancia de le®
elementos —imaginativos y reales— de que se
compone la novela. En cuanto al escritor que hace uso de ellos es otra cosa:
"El novelista que no se levanta sobre
las minucias de la realidad, que es incapaz de inventar, que no hace sino fotografiar, que desenvuelve
tediosamente
un relato pobre de acción, con personajes pobres, me parece que está en un
plano de manifiesta inferioridad". "A la
novela chilena le falta juventud,
emoción,
dinamismo".
Alone está de acuerdo con Salvador Reyes, tal
es así que en su crónica "Acerca de la Imaginación" (28-X) ataca a Vega y a los criollistas. como puede verse por el párrafo siguiente:
"Esto es lo que falta en toda la literatura chilena: un par de alas para remontarse, para abandonar las minucias
personales, las envidias diminutas y las
malevolencias sectarias, los amores y los
odios íntimos, el nacionalismo
estrecho".
Julián Sorel, seudónimo de Domingo Melfi,
que tiene a su cargo la crítica literaria de la revista "Letras" (X-1928), juzga la polémica relacionándola con el arte de escribir un cuento o
/ 33 /
u n a novela. Sin dogmatismo analiza la posición
de Reyes, y en forma ecléctica llega a la conclusión siguiente:
"Tanto
el que juega con lo maravilloso como el que interpreta la realidad y la ennoblece o la enfoca en su
dimensión más áspera, están
cumpliendo
con un rito creador. Elegir uno u otro
camino, es cuestión de
temperamento".
"Un núcleo de escritores quiere escapar
del ambiente. Otro núcleo trabaja sobre
la realidad". "Sólo que no es posible desconocer . lá médula, de humanidad que es
necesario encerrar, tanto en el barco que
boga por las regiones de la
inventiva,
como en el paquebot que hiende el agua
espesa y sorda de lá vida real".
Las reflexiones de Melfi son agudas, ateniéndose a que todos los caminos son dignos para realizar una obra de arte, sólo que para lograrla se
necesita la madurez de un auténtico narrador.
Considera, por otra parte, que las polémicas sólo
conducen a la dispersión de los escritores y al
desdén entre unos y otros.
Por su parte, Latorre expresa varios meses después, en una entrevista publicada en "Letras"
(IX-1929), estas certeras palabras a propósito de
la polémica:
"¡Realidad!
¡Imaginación!
¿Quién
puede separarlas
verdaderamente?"
Y sin darles importancia desmedida a estos
debates, continúa su trabajo de escritor. Entrega
/ 37 /
su bello cuento "La Desconocida" a Luis Enrique
Délano, que lo antologa en su colección "Catorce
Cuentos Chilenos" (1932). Aparece en "Atenea"
(XI-1933) otro cuento, "Tinajón Añejo", de carácter folklórico, y bajo el sello de la Editorial
"Zig-Zag" circula entre los lectores su narración
"Hombres en la Selva" (1938), que había ya aparecido en "Atenea" (XII-1931) con el título "Y un
Filón de Rojo Raulí", donde describe las sensaciones recogidas a su paso por las regiones del S u r .
La magnificencia de la naturaleza tiene en Latorre un sincero intérprete. La lucha del hombre
con la selva virgen es descrita con vigor, colorido
y sugerencia. Los "Anales de la Universidad de
Chile" (tercer trimestre-1933) da a conocer su ensayo "Ercilla, Aventurero de la Conquista", y la
revista "Atenea" (VIII-1933) le publica otro ensayo, "El Pueblo Chileno en las Novelas de Blest
Gana".
De esta manera demuestra Latorre su actividad literaria.
Dos Premios: MUNICIPAL y ATENEA
"Y asistí a trillas y mingacos de
cava o de viña, fui amigo de
subdelegados y
campesinos".
La vicia del escritor en Santiago es de gran actividad. A pesar de sus numerosas clases en el
Pedagógico y dé patrocinar memorias de estudiantes, a pesar de colaborar en revistas y dar
conferencias, no deja de recordar la región maulina de su infancia y juventud. Dúrante algunos
años, aprovechando el período de vacaciones, satisface repetidas veces el afán de volver a su tierra natal. Oye nuevamente el martilleo de los astilleros, atraviesa el río en compañía de campesinos, conversa con los lancheros, se interna por
los cerros, curiosea en los ranchos campesinos.
Se solaza ante "las vegas verdeantes, y los esteros, donde se zambullen los coipos y canta el pidén su tonada, teñida de arrebol". Y así, sin ánimo preconcebido de ir en busca de temas, más
bien por solaz de veraneante y satisfacción íntima, recorre a caballo los valles fértiles, las quebradas boscosas, la planicie estéril y las aldeas,
t a n pobres y deshechas como los pobres cerros
despoblados. Renace su amor por esos "paisajes
montañeses, balar de cabros bravios, huaquear de
zorros hambreados, hombres que viven como animales en Viejos ranchos, casi confundidos con la
tierra y con la selva". Una vez que revive y se
compenetra del ambiente panorámico y humano,
Latorre, en la plenitud de su poder creador, redacta dos libros: "On Fanta", que sale a luz en
1935, y "Hombres y Zorros", en 1937.
/ 39 /
Son éstos dos colecciones de cuentos, donde el
prosista demuestra la destreza y profundidad de
su madurez intelectual. Los críticos de entonces
elogian estos cuentos, que consideran como los
mejores salidos de la pluma del narrador costumbrista y descriptor del paisaje chileno. El reconocimiento de la superación del escritor puede
decirse que es unánime, y se demuestra por el
hecho de que el jurado discernidor del Premio Municipal selecciona a "On Panta" para concederle
este galardón. Igualmente ocurre con "Hombres
y Zorros", que obtiene el Premio Atenea, otorgado
por la Universidad de Concepción.
Estos éxitos no son otra cosa que la coronación a la plenitud del escritor consagrado a exal tar la belleza de nuestra tierra y el alma de nuestro pueblo.
El prestigio de Mariano I-atorre no empaña ríi
dificulta, sin embargo, al catedrático del Instituto Pedagógico. Profesores y alumnos reconocen
su dedicación a la noble tarea de la enseñanza.
A su sombra se forman poetas y prosistas. Sabe
estimular a los que se inician, a los que considera realmente con vocación para el cultivo de la
literatura.
En 1938 aparece su "Antología de Cuentistas
Chilenos", perteneciente a la colección Biblioteca de Escritores de Chile. La selección está precedida de u n estudio sobre las tendencias y evolución de este género literario en nuestro país.
Los autores están presentados cronológicamente y llevan notas biográficas y apreciaciones críticas .
En junio de 1938 la revista "Atenea" publica
/ 40 /
dos discursos que fueron pronunciados en el banquete ofrecido por los escritores y amigos de Latorre. El motivo de esta manifestación son los
premios conquistados por sus libros "On Panta"
y "Hombres y Zorros", y por el hecho de cumplir
el autor 25 años de labor literaria. Domingo Melfi, amigo que acompaña a Latorre desde sus comienzos literarios, dedica en su discurso un comprensivo análisis tanto de la formación y tenacidad de Latorre como de la importancia de su
obra en las letras nacionales. Las palabras de
agradecimiento del festejado son una bella confesión autobiográfica.
En este año, 1938, va a Colombia, como invitado a la celebración del cuarto centenario de
su capital. En las Universidades de Bogotá y Medellín da algunas conferencias sobre tópicos literarios de Chile.
Dos años más tarde realiza nuevamente otro
viaje. Va ahora a la capital argentina. Es invitado especialmente por el Instituto de Cultura Latinoamericano de la Universidad de Buenos Aires.
Da varias conferencias que llaman la atención
tanto por la amenidad como por la corrección y
profundidad con que trata los temas. Hombre de
sensibilidad y disciplina, sabe exponer la evolución de los diferentes géneros literarios que se
han desarrollado en nuestro país. Tanto interesan estas conferencias en la capital argentina, que
el propio Instituto de Cultura publica algunas en
un volumen con el título de "Literatura de Chile" (1941).
Vuelto al país, a fines de este año estrena una
comedia, "Huinca", que tiene como base la expío-
/ 41 /
tación y engaño de nuestros aborígenes. Esta
obra teatral, en que A. Acevedo Hernández estuvo ä cargo de la escenografía, es una defensa
de la raza araucana que vive oprimida en sus reducciones, y cuyos restos en la provincia de Cautín va degenerando tanto por la pobreza como
por el alcoholismo.
PREMIO
NACIONAL
DE
LITERATURA
"Y era preciso... recorrer el país
para fijar el color de sus
paisajes y sus
características".
Hemos señalado anteriormente que cada libro
<Ie Latorre presenta un escenario distintó, con
personajes extraídos de esa realidad. Las repetidas visitas a los funcfbs y reducciones indígenas
de Temuco dan ocasión el novelista para estudiar el panorama virgen de su naturaleza y la
psicología especial de los habitantes. Esta región,
conocida con el nombre de Frontera, da origen a
varios de sus relatos. Uno de ellos, "Marimán, el
Cazador de Hombres", aparecido en "Atenea"
(X-1Ö30), se reproduce en "La Nación" de Buenos Aires (,lí>-I-1940), con el título "Tierra de
Conquista". Otro cuento, "El Yerno de Marinao"
("Zig-Zag", 11-1927), es el mismo que lleva el titulo "Juan Rubilar" ("Revista Chilena", 1929).
Hay otro cuento que también cambia de título,
"La Selva, Enemiga de los Caminos" ("Zig-Zag",
XI-1928), que pasa a ser "Puelchada", en "El
Mercurio" (XII-1940).
Estos cambios de título, y de redacción en algunos, no indican otra cosa que la búsqueda de
la expresión estilística y el afán de estúdiar n á s
a fondo los personajes y la configuración del ambiente.
Habiendo reunido varios cuentos que interpret a n la peculiaridad geográfica y la tipología nacida del cruce de razas —¡mestizos e indios—, los
imprime en 1942 bajo el título de "Mapu".
/ 43 /
Los relatos como los cuentos y las interpretaciones poemáticas del paisaje están escritos con
esa pasión del estilista y consumado exaltador de
la naturaleza. Una atmósfera nueva, pues, se
aprecia en este libro: paisaje y personajes.
Latorre, gracias a su perseverancia envidiable,
llega a la perfección en algunos relatos y descripciones de la zona araucana: "Marrmán, e). Cazador de Hombres", "Y u n Filón de Rojo Raulí",
"Lo$ Moscardones", "El Secreto", "Fuelchada",
"El Chucaó", etc.
Junto con aparecer "Mapu", la Editorial Crua
del Sur edita "La Epopeya de Mofii", en que seleccionan dos cuentos: el primero, que sirve de título al libro, pertenece a "Cuna de Cóndores", y
el segundo, "Sandías Ribereñas", a "Cuentos del
Maule", pero modificado en su redacción.
Nuevamente es invitado a dar conferencias
fuera de Chile. Va en 1943 a Bolivia. Diserta sobre literatura chilena, que es su especialidad, en
La Paz, Potosí y Sucre.
Una vez terminada su jira, continúa las clases en el Instituto Pedagógico. A fines de año recorre nue/os lugares provincianos. Recoge directamente motivos humanos que h a n de servirle
para sus narraciones. Ordena y redacta las experiencias que se relacionan con la¡ vida de ciertos pueblos cordilleranos.
Mientras tanto, en 1944, el jurado que del»
otorgar el Premio Nacional de Literatura acuerda concederlo a Mariano Latorre. Los diarios y
revistas encuentran acertada esta determinación,
considerando tanto los méritos como la fecundé-
t u /
dad del chilenísimo narrador de la vida campesina.
Latorre trabaja con entusiasmo. Siempre su
posición es la de profundizar en el alma del campesino sin fantasear el ambiente. Y es así como
advertimos, a través de sus numerosas obras, que.
el interés del autor es la de fijar en sus creaciones los rasgos característicos tanto del paisaje
como de los habitantes. Es, pues, el campesino el
que actúa con sus costumbres, sentimientos y vocabulario. Á propósito del uso del lenguaje popular en la obra literaria, opina de la siguiente
manera:
"No podernos suplantar los vocablos ;
sería domo colocar un casco de acero en
la cabeza de un indio o un
trarilonco
en la frente de un
conquistador".
Es po¿ tal motivo que el autor recoge las frases y modismos populares. En cuanto al escenario, el autor le concede gran importancia al desarrollar la trama novelesca. Es la razón por la
cual repite las excursiones para revivir y aprisionar con mayor realismo el panorama donde se
desenvuelven los personajes. Una vez satisfecho
su propósito, reúne las últimas producciones que
se relacionan con el ambiente cordillerano. Titula esta colección de cuentos "Viento de Mallines",
que aparece en 1944, o sea u n a vez que obtiene
el Premio Nacional de Literatura, que es el galardón más preciado que se otorga en Chile.
ETICA
"Creo que el escritor, y también el
profesor, debe afrontar la vida con
una máxima simplicidad,
sin
ambición de gloria ni de poder".
Se consideró muy acertada la elección de Mariano Latorre para ejercer la Cátedra de Literat u r a Chilena e Hispanoamericana en 1929. En
efecto, su labor docente es llevada con acierto.
Conoce a fondo los géneros y tendencias literarios, y sobre todo sabe exponerla en forma amena, novedosa, con sentido crítico y comparativo.
Despierta vocaciones por las bellas letras entre
los alumnos y sabe estimularlos. Mantiene esta
posición durante varios años. Así como obtiene
el Premio Nacional de Literatura, en 1945 como
reconocimiento al maestro y catedrático, se lé
nombra Director del Instituto Pedagógico. Renuncia a su cargo de profesor del Liceo Valentín
Letelier, con el fin de dedicar más horas al cargo de Director, y al mismo tiempo a su creación
literaria.
Al año siguiente, 1946, Latorre entrega al público una nueva obra, "El Choroy de Oro", que
pertenece a una colección de libros para niños.
Esta novela, llena de ternura y poesía, está barsada en una hermosa y sugerente leyenda sureñ a . La objetividad y armonía de sus descripciones son un acierto de estilo y composición. El tema escogido está tratado con delicadeza.
De esta manera vemos que van paralelamente el novelista y el profesor. Triunfa en ambas
cosas sin proponérselo. La doble vocación de La-
/ 46 /
torre se desenvuelve con naturalidad. El escritor y el maestro siempre están frente a la vida
cumpliendo en la mejor forma posible, satisfaciendo sus inclinaciones con la misma simplicidad: sin aspavientos de literato desconcertante o
excéntrico, y sin aquella doblez y ambición de los
que van tras las recompensas oficiales.
ASI ES CHILE
"Pluralidad de rincones y pluralidad
de almas en cada rincón. La multiplicidad es el carácter del
paisaje
chileno".
Al mismo tiempo que se reedita en Santiago
"Viento de Maullines" (1947), en Argentina la
Editorial Rosario lanza u n a edición de "Zurzulita", y Espasa-Calpe, "Chile, País de Rincones",.
Los repetidos viajes de Latorre a traVés de
nuestro territorio le dan ocasión para caracterizar nuestra "angosta f a j a " como u n "país de rincones". Y más aún, por sus observaciones llega
a la conclusión de que Chile está formado por
siete paisajes que estructuran siete almas: la
pampa salitrera, el norte chico, las selvas del Sur,
la cordillera de los Andes, la de la Costa, Chiloé
y sus islas, y por último Magallanes y sus estepas.
Las peculiaridades de cada paisaje como la
psicología diferenciada de sus pobladores son las
razones por las cuales no h a surgido-de nuestro
ambiente la novela que represente . el alma de
Chile, como sucede en otros países americanos.
Su explicación es acertada. El problema de representar en un solo personaje las diferentes psicologías que surgen de cada paisaje es difícil solucionarlo. Es aquí donde tropiezan nuestros escritores para poder plasmar en una novela la pluralidad psicológica y geográfica de nuestro país.
Y es la razón por la cual Latorre estima que la
"síntesis de la Vida chilena en mía novela es imposible y menos en un personaje".
/ 48 /
Vemos, pues, que cada rincón posee una fisonomía determinada y que a lo largo de nuestro
territorio surgen los habitantes con típicas costumbres. Esta observación sirve para descubrir
y compenetrarse de los cuentos reunidos por el
propio autor en su libro "Chile, País de Rincones", y poder, de esta manera, apreciar también
la evolución del descriptor y psicólogo, pues todos estos cuentos fueron desglosados de algunas
de sus obras aparecidas desde 1918 a 1944. Por
otra parte, correspondiendo a distintas etapas, nos
Informan también de su inalterable afán por extraer y presentar con realismo el paisaje de cada
escenario, las diferentes costumbres y psicologías
del pueblo chileno que Vive en las distintas zonas
de nuestro país.
Al leer "Chile, País de Rincones", que es en
buenas cuentas una antología de sus mejores
cuentos, vemos cómo el viajero infatigable y artista se convierte en el descubridor del ruralismo
chileno. Y lo consideramos así por las acertadas
interpretaciones de la huraña y misteriosa poesía de la cordillera, de la reciedumbre de los chilenos del mar en una atmósfera salobre, o de la
aridez nortina, o bien de la exuberante selva del
Sur y del extenso y frío Magallanes.
Latorre en 1948 recibe la noticia de que su
novela corta "La Vieja del Peralillo", del libro
"Hombres y Zorros", h a sido traducida por Harriet de Onis para incluirla en la antología "The
Golden Land", publicada en Nueva York. Consideramos que es un honor para el escritor y u n
éxito para¡ las letras nacionales el que se haya se-
/ 49 /
leccionado dicho cuento para la rigurosa antología norteamericana.
En esta misma fecha, la revista "Atenea" publica un cuidadoso e informativo estudio de Latorre: "Apuntes del Teatro Chileno Contemporáneo". Es un ensayo de gran importancia, ateniéndose, a la investigación y profundidad con que bosqueja este género literario, y más todavía considerando lo poco o nada que se h a escrito sobre
la materia.
EL
MAESTRO
"Si hay un mensaje que
expresar,
por mínimo que sea, es preciso
realizarlo lo mejor
posible".
Cuando aparecen la tercera edición de "Chilenos del Mar" y la cuarta de "Cuna de Cóndores"
(1849), la editorial madrileña Aguilar lanza con
prólogo de Ricardo A. Latcham la novela "Zurzulita", por lo cual su nombre pasa a formar parte de la nómina de los escritores de mayor prestigio de la lengua castellana. Mientras tanto, Latorra publica en "la revista "Atenea" dos ensayos:
"El Teatro Chileno en la Colonia" y "Anotaciones
Sobre el Teatro Chileno en el Siglo XIX". Estos
dos estudios son el resultado de insistentes lecturas durante varios años de consulta e investigación. Tanto por la información de los autores como por el análisis de las comedias y dramas, recibe comentarios elogiosos. Los dos panoramas
mencionados, como el publicado en 1948 sobre "El
Teatro Chileño Contemporáneo", son estudios de
primera mano, y su importancia radica en los
conceptos personales de amplia independencia
para enjuiciar a los autores y sus obras.
En este año, 1949, se acoge a jubilación, después de permanecer por más de cuarenta años al
servicio de la docencia.
El cuentista y el novelista de reconocida y
vasta obra literaria, y a la vez el prestigioso catedrático, guiador de seminarios y tesis universitarias, no jubila para descansar, sino para continuar su obra de creador de personajes y exaltacor de paisajes chilenos.
/
si
/
El mensaje del profesor y maestro ha sido realizado con brillo durante su larga carrera docente y administrativa. Supo despertar en sus alumnos el cariño por la profesión, y supo imprimir
fe en su misión de elevar el nivel cultural y social del país. En muchos alumnos su mensaje fue
despertar, a través d^ sus clases, vocaciones
literarias. Un buen número de sus alumnos son
hoy escritores. De esta manera, Mariano Latorre
supo cumplir con su noble mensaje de verdadero
maestro de generaciones.
Retirado, pues, de la enseñanza, se dedica a
sus estudios de literatura chilena, a nuevas lecturas y a la redacción de otros cuentos que han
sido elaborados mentalmente después de repetidas
observaciones en los viajes realizados por el centro y sur del país.
Mientras tanto se le ofrece realizar una película basada en su libro "Cuentos del Maule", especialmente en el titulado "Sandías Ribereña 5".
Y es así como en 1950 los teatros de Santiago
estrenan "Río Abajo", película que el público
aplaude y que a Latorre sirve de propaganda de
sus obras". En este año el Gobierno lo nombra
Adicto Cultural en España. Por causas que ignoramos, nuestro escritor no se hace cargo del nombramiento.- Habría sido un magnífico representante de nuestra cultura en el Viejo Muñdo, tanto por sus creaciones como por el conocimiento
de la propia literatura española que difundió como catedrático de la Universidad de Chile.
AUTOBIOGRAFIA
"Mi afán era volver d mi tierra. Ver
una vez más el Maule, oír el martilleo
de los astilleros y atravesar el río .."
A pesar de haber vuelto en repetidas ocasiones, siempre Latorre está deseoso de ver una ves
más su querido terruño natal. La región maulina donde vivió su niñez y juventud lo atrae fuertemente y sus recuerdos lo llevan a hacer un paréntesis en su vida. A los 66 años se dispone a
escribir una especie de memorias con el título
"Anécdotas y Recuerdos de Medio Siglo", que aparece en la revista "Atenea" (1952). Trae a su memoria los años pasados en las escuelas y liceos,
esboza las figuras de algunos profesores y compañeros, los juegos y escenas ocurridas en los estabiecimientos. En eSte mismo año la revista
"Occidente" le publica "Anécdotas y Recuerdos
de 50 años", donde deja constancia de los años
en que llega a Santiago y de los primeros contactos con los escritores. Describe el medio literario de 1900 con esa gracia y agilidad del que
sabe y demina con ingenio a un grupo de amigos alrededor de una mesa. No hay afán de lucimiento literario. Bien podría decirse que son
apuntes de ciertas anécdotas en que le cupo' actuar durante diferentes períodos de su vida.
A este ¡mismo carácter de añoranza pertenece un bello relato, "La Madre" ("El Mercurio",
3-11-1952), que es una bellísima evocación de la
figura de su madre. La pluma de Latorre deja
en estas páginas su hondo homenaje de ternura.
/ 53 /
La Editorial Cruz del Sur lo publica, en corto t i raje, con el tituló de "El Caracol". Se hacen
presente en este relato autobiográfico la observación sutil y la galanura de u n prosista con alma de poeta. Alrededor de un caracol teje las
emociones guardadas durante largos años; est®
caracol que trae el recuerdo de su madre es como un símbolo imperecedero del hogar. Tal vez
sean estas páginas evocadoras las más llenas dé
sentimiento y delicadeza que hayan salido de su
fecunda pluma.
Cuando menos lo esperaba, nuestro escritor
recibe u n nuevo galardón honorífico en 1953. Se
le nombra miembro académico de la Facultad de
Filosofía y Educación. Su discurso de incorporación, a pesar de carecer de cronología, es u n a
pieza autobiográfica de sobresaliente mérito. La
consideramos valiosa por su forma estilística,, nada académica; por el contrario, es desenfadada,
irónica y humorística, y además por contener est e discurso informaciones de su carrera docente
y literaria. Ricardo, A. Latcham recibe al nuevo
académico. En forma admirativa interpreta al
pedagogo que por más de cuarenta años estuvo
al servicio de lá enseñanza. Veamos lo que dice:
"Latorre difundió sus enseñanzas por
encima de los programas al uso y de las
rigurosas normas de preceptiva o cánones desmonetizados por el trajín
rutinaño. Inyectó a sus lecciones una savia
desconocida antes y logró animar el panorama intelectual de Chile e Hispanoamérica con sus intuiciones
de sagaz
vidente y atisbos de crítico moderno e
/ 54 /
informado a cabalidad de Ias
literarias de nuestra
época".
corrientes
Latcham analiza también, con agudeza y espíritu crítico, la carrera del creador literario, del
plasmador de tipos chilenos como On Panta, Domingo Persona, Moñi, Samuelón, Milla, Ully, el
Finado Valdés,, el Piloto Oyarzo, Marimán, etc., y
esboza el perfil del fervoroso y apasionado descriptor del mar, de la cordillera, de la selva, del
campo chileno.
Estas son algunas de sus palabras:
"Ha vencido con su perseverante ejemplo y laboriosidad sin par, y son muchos
los que se consideran sus discípulos dentro de la compacta legión dé los cultivadores contemporáneos del cuento y de la
novela... Ha desempeñado, entre todos
los chilenos, la más alta función del escritor: descubrir, exaltar y reproducir el
alma de su tierra y de su pueblo".
AUTOCRITICA
"No soy yo quien ha de hablar de
mis libros, de mis criaturas, sino ellos
los que hablarán de mí
"
Hasta cierto puntb, Mariano Latorre continúa
en 1954 mirando hacia el pasado. Así lo vemos,
primero con sus "Anécdotas y Recuerdos de 50
Años" y "Anécdotas y Recuerdos de Medio Siglo",
y luego en "El Caracol", donde revive la figura de
su madre compartiendo los lejanos días de la infancia y adolescencia. Ahora está entre sus libros,
interrogándose ante su labor creadora, recordando las regiones e individuos que hoy son meros
protagonistas de sus cuentos y novelas, seres que
vinieron las afanes y aventuras que le deparó la
vida, y que ahora son acción y espíritu a través
de la trama novelesca. El autor ve estas proyecciones como una supervivencia material tanto del
drama humano como dél paisaje elaborado con
dignidad estética. Sin embargo, el propio escritor piensa que no es él quien h a de hablar de
sus libros y criaturas, "sino ellos los que hablarán de mí, poniendo en tela de juicio a su creador". Esta situación la plantea en su ensayo "Lo
que mis Libros me Contaron", publicado en la
revista "Atenea" (1954). Es de sumo interés percatarse de los obstáculos que tuvo que salvar para tomar conocimiento de la naturaleza y ahondar así en el espíritu de los que viven en las páginas de sus libros.
Al escribir "Cuentos del Maule", ya vivía en
Santiago. Debió recorrer nuevamente los mismos
/ 56 /
lugares para captar el colorido y las escenas que
se habían grabado en su espíritu de niño:
"Germinaban —dice— mis
sensaciones, echaban hojas mis recuerdos, florecían y fructificaban.
No había sino cosecharlos. Así nació, imperfecto,
pero
sincero, mi primer libro". "El río (Maule)
era mi obsesión y yo lo sentía mi amigo.
Me complacía esa lucha entre el agua
de cordillera y el agua salada en el
hervor inacabable de Id barra".
Así añora el escritor a los sesenta y siete años
«1 lugar donde vivieron los personajes de su prim e r libro, "imperfecto pero sincero", según sus
propias palabras.
Ahora, veamos lo que manifiesta frente a su
segundo libro, "Cuna .de Cóndores", del cual se
h a n hecho cuatro ediciones:
"Mi comprensión de la cordillera 'no
no se efectuó sin grandes obstáculos y
sacrificios. Desde luego, era preciso acostumbrarse al lomo del caballo de cordillera, cuyo secreto está en el vigor de
sus cascos, más que en la suavidad de
su espinazo...
Cada resbalada de los
cascos en las veredas pedregosas y cada
valle descubierto al dominar la altura,
eran secretos de su corazón de piedra y
agua, conquistada
de su cósmica
intimidad..."
Latorre explica cómo llegó hasta el mar, y los
elementos que constituyen la emoción de "Chilenos del Mar" y de otros cuentos con temática
marítima:
/ 57 /
"Navegué, durante dños, por la costa
de Chile. Casi siempre en vapores modestos de carga, caleteros o en goletas
y buques de vela. Y de esta experiencia
nacieron "Puerto Mayor" y "Chilenos del
Mar". Nunca escribí con mayor amor
por el tema".
Asimismo nos habla del porqué de su pasión
por el mar, y se atiene al hecho de que su, abuelo era un marino vasco que navegó por todos los
mares de la tierra, antes de recalar en Constitución, Curanipe o Matanzas. Ahora, por el lado
de su madre, el abuelo fue un ingeniero naval,
asimilado a la marina francesa y contratado por
el Gobierno chileno. Esto indudablemente influye
en el espíritu del escritor: tradición y sangre de
antepasados y por otra parte el ambiente marino de Constitución, donde pasó los primeros años
de su niñez.
En el ensayo "Lo que mis Libros me Contaron"
rememora otros ambientes al repasar sus obras, y
también bosqueja algunos personajes que viven
en su memoria y que no alcanzaron a ocupar un
sitio en sus cuentos o novelas.
LA QUERELLA
DEL
CRIOLLISMO
"Escritores criollistas son los intérpretes objetivos o psicológicos de la
vida chilena en los campos o en
las ciudades.
Es curioso que en este mismo año, 1954, en
que Mariano Latorre se reconcentra en sí mismo
para eñtregar sus evocaciones, se lleva a efecto en
el Salón de Honor de la Universidad, de Chile un
debate acerca del "criollismo", escuela literaria
que periódicamente despierta polémicas entre los
escritores chilenos. El nombre de Latorre siempre se hace presente, aunque él no lo quiera. Sin
embargo, y a pesar suyo, los que integran el grupo criollista ó los polemistas mismos lo consideran como el jefe de esta tendencia. Hemos dicho,
al principio, que es curioso, porque al tomar parte en esta "querella del criollismo", debe volver
también al pasado para reflexionar sobre los motivos que lo impulsaron hacia los temas de raíz
nacional, y que con el tiempo se h a dado en llamar criollismo.
En los actos que se efectúan, a mediados de
año, en la Universidad de Chile, participan además Ricardo A. Latcham, Manuel Vega, Ernesto
Montenegro y Benjamín Subereaseaux. Las conferencias se llevan, a cabo en cinco reuniones. Un
público numeroso asiste a los debates para escuchar a cada uno de los conferenciantes, que tratan el tema desde su punto de vista personal.
Interesa saber cómo Latorre enjuicia esta escuela de la cual niega ser su encauzador, y desde luego no acepta que haya pretendido siquiera
/ 59 /
ser su jefe. La conferencia de Latorre se publica en los "Anales dé la Universidad de Chile", 1955,
con el título "Algunas preguntas que no me h a n
hecho sobre el criollismo".
En primer lugar se extraña de que ciertos críticos profesionales, que orientan a los lectores, no
hayan profundizado el contenido que encierra la
escuela criollista. Aún más, caen dentro de lo
impreciso para mayor comodidad, y desde luego,
sus opiniones al respecto son desdeñosas y arbitrarias. Latorre dice:
"El crítico sabe que al calificar a un
autor de criollista, le resta calidad, le
confina al rincón, a la -primitividad del
costumbrismo".
Esta posición de algunos críticos trae consig*
la desorientación del público que lee. El hecho
de que una novela o u n conjunto de cuentos se
base en lo típico de nuestro país, ya sean escenarios o personajes nacionales, es suficiente para descalificar estas producciones como obras da
relieve o de algún mérito. Este desdén es visible,
y se limitan a esta frase: Son aburridoras, no despiertan el interés, no entretienen.
Si tal cosa sucediera, los escritores criollistas
no tendrían lectores, y sucede que se venden, se
agotan y se reeditan. Y los nuevos títulos de estos autores se venden, se agotan y se reeditan. A
pesar de los comentarios negativos en que rechazan con humor e ironía las obras de personajes
y ambientes chilenos, el público sigue adquiriéndolas, porque, seguramente, gustan de ellas.
/ 60 /
La posición de Latorre y de otros escritores es
la de
"ahondar cada vez más en los problemas de la tierra". "Llámese
criollismo,
regionalismo, nativismo, o vernaculismo,
los artistas verdaderos harán
siempre,
con sus experiencias
personales,
obra
de creación".
En este sentido defiende el criollismo, y por
oposición rechaza lo ficticio, todo aquello que sea
falso y decorativamente postizo con el fin de satisfacer a los que van tras los hechos que caracterizan lo heroico en los personajes. Está de acuerdo con describir la realidad Dero siempre que las
interpretaciones logren el sentido artístico, y que
los diálogos, con sus giros populares, sean expuestos con su innata gracia y expresividad, que las
costumbres sean desarrolladas con elevación estilística para no caer en lo trivial y chabacano.
Respecto a.' exceso descriptivo, todo' depende del
autor, reside en la capacidad de dar o no dar calidad estética al paisaje. Pero, ante todo, es necesario estar de acuerdo con la realidad, única
manera de poder diferenciar los panaromas, rincones y lugares donde el hombre vive como expresión del medio.
En cuanto al lenguaje campesino o de la ciudad, piensa
"como Somerset Maugham,
cuando
dice que los personajes creados por el
novelista deben hablar el lenguaje
que
ellos usan
habiiualmente".
Muchos son los tópicos que analiza en esta con-
/ 61 /
ferenda a propósito de la "querella del criollismo". Al terminar sus consideraciones sobre la mar
teria, se pregunta:
"¿Soy criollista? ¿Tenía la intención
de crear una escuela de este tipo?"
Y su contestación es la siguiente:
"Nunca se me ocurrió und cosa semejante. No he pintado jamás huasos, en
el sentido estricto de la palabra. Ni me
atrajo el cuadro de costumbres...En
una
palabra, estuve siempre lejos del pintoresquismo rural. Si hay en algunas de
mis novelas o cuentos escenas de costumbres, es porque el asunto y el medio
así lo exigían".
Refiriéndose a sus personajes, he aquí una confesión de sobresaliente importancia:
"Un profundo amor por esos desheredados me hizo escribir con sincera emoción, y si algo he hecho que valga la
pena, se .lo debo a ellos y a su heroísmo sin
recompensa".
Estas palabras nos abren las puertas de la
comprensión. Y terminamos por admirar al escritor que con tal elevado espíritu recorre el país
para descubrir las características de los numerosos paisajes de nuestra tierra, y lo admiramos al
conocer su tenacidad por extraer con exactitud l a
Idiosincrasia de nuestro pueblo, con el fin de darnos en sus creaciones la veracidad psicológica, y
las costumbres y la vida en sus diferentes manifestaciones.
ULTIMO
VIAJE
"Las voces se van álejando hacia el
campo. Poco a poco
Después, la
Troche. Grillos, estrellas, leve murmurar de aguas
lejanas".
El interés de Mariano Latorre por ser objetivamente veraz lo lleva nuevamente fuera de Santiago. Recorre una vez más Llanquihue, Chiloé
y sus islas. Alterna con los habitantes, observa
sus modales y costumbres, se solaza ante los panoramas selváticos y marinos de las islas chilotas, se impregna de leyendas. Vive de esta manera las reacciones humanas y la emoción mitológica que se respira en la zona de los canale3
australes. En el último viaje recoge la atmósfera y espíritu de este rincón chileno t a n diferenciado de los conocidos y descritos en sus obras
anteriores. Los cuentos basados en esta región los
publica a fines de 1955 con el título "La Isla de
los Pájaros". Son cuatro cuentos o relatos. Se
observa en ellos el dominio descriptivo del narrador, la capacidad estilística del que posee recursos idiomáticos y al mismo tiempo, agudeza psicológica para captar el espíritu isleño. Latorre
al enfocar los elementos folklóricos escoge una
versión del misterioso barco fantasma, "El Caleuche", donde el protagonista es un niño. Bella leyenda que denomina "Miñimiñi llegó al Caleuche". Las otras narraciones traen elementos y
matices propios del archipiélago. "La Isla de los
Pájaros" es la interpretación de otro escenario
chileno, con personajes y ambiente tan distintos a
los presentados en sus libros anteriores, como
/ 63 /
"Viento de Mallines", "On Panta", "Cuna de Cóndores", "Mapu", "Zurzulita", "Ully" y tanto»
otros.
Los amigos de Latorre comentan entusiastar
mente "La Isla de los Pájaros", que recién circula entre los lectores. El autor está contento, pues
agrega un cuadro más a su pintura literaria de
Chile.
Se conversa, también, en los corrillos literario»
sobre la tercera edición, recientemente llegada,
de la rigurosa "Antología de Cuentos de la Literatura Universal", por Ramón Menéndez Pidal,
publicada por la Editorial Labor. El ser antologado en ella tiene la importancia de una consagración. Entre los pocos escritores latinoamericanos aparece Latorre con su cuento "La Desconocida". Es una agradable sorpresa para los chilenos, y desde luego para el autor.
Con la tenacidad de siempre, bordeando los setenta años, Latorre continúa leyendo incansablemente, escribiendo y proyectando novelas y cuentos como en su juventud. Esto es comentado entre los amigos, que admiran, cada vez más, stf
ejemplar apasionamiento literario.
Inesperadamente, el 11 de noviembre de 1955,
los diarios de Santiago dan la noticia del deceso
de Mariano Latorre, con los siguientes titulares:
"Desaparece
la primera figura del
criollismo literario: el notable
escritor
Mariano Latorre". 'Las Ultimas Noticias'.
"Mariano Latorre, novelista del campo
chileno, falleció ayer!'. "La Nación"
"Mariano Latorre, novelista de Chile",
porM{anuel) V(ega)."El Diario Ilustrado".
HOMENAJES
POSTUMOS
"El amó las tierras y las aguas de
Chile, las conquistó con
paciencia,
con sabiduría y con amor, las selló
con sus palabras y sus ojos azules".
Pablo Neruda
La prensa santiaguina y provinciana rinden
homenaje postumo al escritor que con tan amorosa dedicación recorrió los rincones de nuestro
territorio para admirar y recoger en sus creaciones la raíz y la flor de nuestra tierra, y el espíritu secreto del hombre de nuestro pueblo.
Las ediciones dominicales le consagran estudios y semblanzas, señalando los atributos del escritor que t a n dignamente manifestó su profunda y fervorosa chilenidad.
Las resistas, como "La Gaceta Literaria", "Ercilla", "Aurora", "Occidente", "Estudios", se hacen presente, dedicándole páginas en su honor.
La Facultad de Filosofía y Educación de la
Universidad de Chile efectúa un acto de homenaje, el 29 de mayo de 1956, donde participan los
intelectuales a nombre de la Sociedad de Escritores de Chile, el Sindicato de Escritores y el Pen
Club de Chile.
Por último, la revista "Atenea", de la Universidad de Concepción, dedica el número 370 a la
memoria de Mariano Latorre. Los estudios corresponden a diecisiete autores. Unos analizan la
estética del escritor, otros las relaciones de amistad personal y literaria del más emocionado y tenaz descriptor del alma nacional.
BIBLIOGRAFIA
Y REFERENCIAS
CRITICAS
CUENTOS
DEL MAULE. TIPOS Y PAISAJES
CHILENOS. Imp.
Zig-Zag, 1912.
REFERENCIAS: Hernán Díaz Arrieta, LA UNION, 23-XII-1912. Omer
Emeth, EL MERCURIO, 23-XII-1912. Domingo Melfi D., LAS
ULTIMAS NOTICIAS, 16-VIII-1912. E. Montenegro. EL DARIO
ILUSTRADO, 14-1-1913. Carlos Vicuña, LAS ULTIMAS NOTICIAS,
17-1-1913.
CUNA DE CONDORES.
Pról. de Emilio Vai'sse. Imp. Universitaria,
1918.
edic. Prólogo de Emilio Va'isse y Estudio de Eliodoro Astorquiza. Edit. Nascimento, 1949.
REFERENCIAS: Acevedo Hernández, EL MERCURIO, 27-X-1918.
Omer Emeth, EL MERCURIO, 7-X-1918. M. L. Rocuant, REVISTA
DE ARTES Y LETRAS, "VIII-39IS. Raúl Silva Castro, LA S E GUNDA D E LAS ULTIMAS NOTICIAS, 9-VII-1942. Julián Sorel,
EL MERCURIO, 17-XI-1918.
ZURZULITA
(Sencillo relato de los cerros). Imp. Universitaria, 1920.
7 9 edición. Pról. de Ricardo A. Latcham. Ed. Agr.ilar, Madrid, 1949.
REFERENCIAS: Eliodoro Astorquiza, REVISTA CHILENA, V-1921.
Hernán B-az Arrieta, PACIFICO MAGAZINE, 1-1921. Omer Emeth,
EL MERCURIO, 27-XII-1920. Lord Jim, INDICE, IX-1930. Julián
Sorel, EL MERCURIO, Suplemento Literario y Científico, 1^-11-1321.
EL ROMANCE
9-X-1920.
DE
UN RELOJ
DE
CUCV:
La Novenal Semanal,
ULl.Y Y OTRAS NOVELAS DEL SUR. Edit. Nascimento, 1923, 3*
Edic. Frál. da Eleezar Huerta y Nota: en la solapa de Germán BepúiveJa. Edit. líascimento, 1954.
REFERENCIAS: Alone, LA NACION, 22-VII-1923. Omer Emeth, EL
MERCURIO, 15-VII-1923. Ricardo A. Latcham, REVISTA CATOLICA, Tomo XLV, 1923. M(nuel) V(ega), EL DIARIO ILUSTRADO, 9-V-1954. Fray Apenta, SUCESOS, 15-11-1923.
LA TRAGICOMEDIA
DEL MAULE. Novela breve, inédita. Buenos
Aires. 1922.
REFERENCIA: O(scar) G(ajardo), LECTURA. Año I, N ' 5, 1922.
SUÉ MEJORES CUEN7'OS. Edit. Nascimento, 1925'. 3? edic. Pról. <U
Norberto Pinilla. Edit. Nascimento, 1955.
REFERENCIAS: Ornar Ometh, EL MERCURIO, 19 IX-2926. R : -ardo A. Latciiam, ZIG-ZAG, 31-VII-1926. Raúl Silva Castro. EL MERCURIO, 25-VIÍ 1926. M(anucl) V ( e g a ) . ÉL DIARIO '.(LUSTRADO.
23-IX-J«r¿5. José Miguel Varas EL SIGLO, 13-V-1956.
/ 66
RECUERDOS
DE DON RUBEN
/
GUEVARA.
LA CONFESION DE TOGN1NA.
Lectura Selecta1, Ñ? 1, 1926.
Imp. Lagunas, 1925,
Pról. de J(osé) S. G(allay). Edic.
COLLARES. Edic. Lectura Selecta, N"? 51, 1927.
CHILENOS DEL MAR. Pról. de Ricardo A. Latcham. Imp. Universitaria, 1929. 3® edic. (corresponde a la 5 ? ) . Pról. de Ricardo A. Latcham y Emilio Vai'sse. Ed. Zig-Zag, 1954.
REFERENCIAS: Emilio Valse, EL MERCURIO, 21-XI-1929. Domingo Melfi, EL MERCURIO, 6-XI-1929. Fernando Santiván, SUCESOS,
24-XI-1929. Raúl Silva Castro, LETRAS, X-XI-1929. M(anuel)
V ( e g a ) , EL DIARIO ILUSTRADO. ll-XI-1929.
LA CHILENIDAD
DE DANIEL
RIQUELME.
Imp. Universitaria, 1931.
HOMBRES
EN LA SELVA.
Edt. Zig-Zag. Narraciones Zig-Zag
N* 9, 1933.
REFERENCIAS: Eduardo Barrios, LAS ULTIMAS NOTICIAS,
25-X-1933. Marco (Domingo Melfi), ATENEA, XI-1933. Milton
Rossel, EL MERCURIO, 29-X-1933. Fernando Santiván, ATENEA,
X-1933. M(anuel) V ( e g a ) , EL DIARIO ILUSTRADO, 23-X-1933.
ERCILLA, AVENTURERO
versidad de Chile, 1934.
DE LA CONQUISTA.
Prensas de la Uni-
ON PANTA (LOS CERROS). Edit. Ercilla, 1935. 6» edic. Pról. de Mariano Picón-Salas y Glosario de Ambrosio Rabanales O. Edit.
Zig-Zag, 1956.
REFERENCIAS: Alone, LA NACION, 4-VIII-1935. Fernando Santiván, ATENEA, XI-1935. Oscar Cerruto, ATENEA VIII-1935. Mariano
Picón Salas, LA HORA, ll-VIII-1935. Milton Rossel, ZIG-ZAG,
3-VII 1954.
HOMBRE Y ZORROS. Pról. del autor. Ed. Ercilla, 1937. 2» edic. Pról.
del autor y Glosario de Ambrosio Rabanales O. Edit Nascimento, 1945.
REFERENCIAS: Brand (Domingo Melfi), LA NACION, 19-XII-1937.
Juan Godoy, ERCILLA, 24-11-1939. David Perry B., ATENEA,
V-1938. Milton Rossel, LA NACION, 16-1-1938. SADY ZAÑARTU,
EL SUR, 6-II-1938.
ANTOLOGIA DE CUENTISTAS
CHILENOS. Selección y Prólogo. Biblioteca /de Escritorios de Chile. Imp. Dirección General de Prisi¿nes, 1938.
LA LITERATURA
DE CHILE. Instituto de Cultura Latinoamericana
Edit. Con;, Buenos Aires, 1941.
/ 67
/
REFERENCIAS: Ricardo A. Latcham, LA NACION, 18-1-1942. Eleazar Huerta, LA NACION, 12-IV-1942. Antonio R. Romera, ATENEA,
11-1942. Milton Rossel, EL MERCURIO, 5-IV-1942. Raúl Silva Castro, E X A M E N Y REFUTACION D E U N LIBRO D E DON MARIANO LATORRE. Imp, Universitaria, 1946.
MAPU. Edt. Orbe, 1942. 2? edic. Pról. de Domenec Guansé y de Ricardo A. Latcham. Glosario de Ambrosio Rabanales O. Nota en 'a
solapa de L(uis) Toro Ramallo. Edit. Orbe, 1945.
REFERENCIAS: Alone, EL MERCURIO, 20-IX-1942. Ricardo A.
Latcham, LA NACION, 13-IX-1942. Vicente Mengod, LA NACION,
22-XI-1942. Milton Rossel, Zig-Zag, 8-VII-1943. Germán Sepúlveda,
ATENEA, XI-1942.
I.A EPOPÉYA
DE MOÑ1. Edit. Cruz del Sur, 1942.
VIENTO
DE MALLINES. Pról. de Milton Rossel. Edit. Zig-Zag, 1944.
edir: Pr.M. de Milton Rossel. Edit Zig-Zag, 1947
REFERENCIA;-;: Alone, EL MERCURIO, 17-IX-1944. Eleazar Huerta, LAS ULTIMAS NOTICIAS, 24-VII-1948. Ricardo A. Latcham, LA
NACION, 23-VII-J944. Vicente Mengod, LA NACION, 24-IX-1944.
Raúl Silva Castro, LA SEGUNDA D E LAS ULTIMAS NOTICIAS,
21-VIII-1944.
PUERTO MAYOR seguido de CHILENOS DEL MAR. Pról. de Emilio
Vaisse y de Ricardo A. Latcham. Edit. Zig-Zag, 1945.
REFERENCIAS: Ricardo A. Latcham, LA NACION, 16-XII-1945. The
Ripper (Juan de Luigi), ANTARTICA, XI-XII-1945. Milton ! Rossel,
ZIG-ZAG, 6-XII-1945. Fernando Santiván, LA NACION, 12-V-1946.
EL CHOROY DE ORO. Pról. de Juan Uribe-Echevarría y Anotaciones
de Anbrosio Rabanales O. Edit. Rapa-Nui, 1946.
REFERENCIAS: Francisco Guerrero, BOLETIN DEL INSTITUTO
NACIONAL, III-1947. Luis Meléndez, LA NACION, 6-III-1947. Chela
Reyes, BOLETIN BIBLIOGRAFICO D E ARTE Y LITERATURA,
Í5-II-1947. Milton Rossel, Zig-Zag, 17-IV-Í947. Lautaro Yankas, BOLETIN ETBLIOGSAFICO DE A R T E Y LITERATURA, 15-111-1947.
REGIONES
DE CHILE. EL PAISAJE
Primera Unidad. Imp. Stanley, 1947.
Y EL HOMBRE,
l.ef año.
CHILE, PAIS DE RINCONES. Edit. Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1947.
2? edi. (aumentada), Edit. Zig-Zag, 1955.
EL CARACOL. Edit. Cruz ,del Sur, 1952.
REFERENCIAS: Benedicto Chuaqui, LA NACION, 17-V-1953. Elea-
/ 68
/
zar Huerta, LAS ULTIMAS NOTICIAS, 30-IX-1952. Ricardo A.
Latcham, LA NACION, 7-IX-1952.
AUTOBIOGRARIA
DE UNA VOCACION, Universidad de Chile. Facultad de Filosofía y Educación. Discursos académicos. Imp. Universitaria, 1953.
LA ISLA DE LOS PAJAROS.
Pról. de Julio Silva Laso y Post lacio de
Eleazar Huerta. Edit. Nascimento, 195S.
REFERENCIAS: Alone, Zig-Zag, 19-XI-1955. Gustavo Dueñas Dueñas, LA NACION, 6-X-1955. Fernando Uriarte, EL DIA&IO ILUSTRADO, 20-XI-195S. José Miguel Varas, EL' SIGLO ll-XII-1955.
AUTOBIOGRAFIA
DE UNA VOCACION. Algunas preguntas que no
me han hecho sobre el criollismo. Edic. de la Universidad de Chile, 1956.
PROLOGOS
Luis Durand: LA CHABELA. Edic. Lectura Selecta, 1927.
Daniel Riqueíme: CUENTOS D E LA GUERRA Y OTRAS PAGINAS.
Bibliotera de Escritores de Chile. Vol. XII Imp. Universitaria, 1931.
Alfonso Escudero: LECTURAS PARA NIÑOS. Tomo I. Imp. Universo, 1933.
Augusto Céspedes: SANGRE D E MESTIZOS. Ed. Nacimiento, 1940.
Carlos Acuña: BALADAS CRIOLLAS. Ed. Nacismento, 1940.
Froncisco Coloáne: CABO D E HORNO. Ed. Orbe, 1942.
Antonio R. Romera; CARICATURAS. Ed. Orbe, 1942.
Leoncio Guerreros: FALUCHOS Ed. Zig-Zag, 1946.
Augusto D'Halmar: CRISTIAN Y YO. Ed. Nascimento, 1946.
Daniel Belmar: COIRON (TIERRA D E LOS HORIZONTES SUMERGIDOS). Ed. Zig-Zag, 1950.
Julio Silva Lazo: H O M B R E S D E RELONCAVI. Ed. Nascimento, 1950.
Hernán Jaramillo: LA BUENA MOZA Y EL TORO. Ed. Nascimento, 1951.
Fernando Santiván: MEMORIAS D E U N TOLSTOYANO. Ed. ZigZag, 1955.
Arturo Alcayaga Vicuña: LAS FERRETERIAS DEL CIELO. Edic.
Galajña, Valparaiso, 1954.
Pablo Neruda: REGRESO LA SIRENA. Ed. Nascimento, 1954.
Aurelio Pinochet Alvis: SANGRE E N EL OJO (Cuentos). Ed.
Zig-Zag, 1954.
ENTREVISTAS
Daniel de la Vega: ZIG-ZAG, 28-XII-1912.
Nuestra Encuesta Literaria: EL DIARIO ILUSTRADO, 18-III-1913.
Dimanche: SUCESOS, 3-VI-1915.
D(Domingo Melfi): LETRAS, IX-1929.
Justo Sutil: EL DIARIO ILUSTRADO, 25-11-1929.
Mario Castel: ERCILLA, 23-VII-1937.
Georgina Durand: LA NACION, 21-XII-1941.
Lenka: Franulic y Hernández Parker: ERCILLA, 10V-1944.
Jorge Onfray Barros: ZIG-ZAG, 11-VII-1946.
Tito Mündt: ZIG-ZAG, 14-VI-1952.
Rubén Azocar: EL SIGLO, 5-VII-1953.
José Cañizales-Márqüez: LA NACION, 19-IX-1951.
Aldo Torres: MÁPU, X-XI-1954.
Gustavo güeñas Dueñas: LA NACION, 16-X-1955.
Julio César Jobet: BOLETIN D E L INSTITUTO NACIONAL, XI-1955.
Héctor Fuenzalida: ANALES D E LA UNIVERSIDAD D E CHILE,
l.er* trimestre de 1956,
CUENTOS PUBLICADOS CON
TITULOS
DIFERENTES
"EL Jilguero da Miss Elliot" de CUENTOS DEL MAULE, 1912, se
llama "En el Tiempo de las Crinolinas" en P U E R T O MAYOR, edición de 1945.
"La Muerte del Cuclillo", PACIFICO MAGAZINE, VIIM919, se lian»
"El Romance da un Reloj de Ciicú", edición La Novela Sesianal, 1920.
"El Perro de On Pole" <?» UT.LY, 1923, se llama "Carboneros" en HOMB R E S Y ZORROS, 1937.
"¡Vuelve por un Queso!'*, Chile Magazins, VI-1921, se llama "Una
Astucia de Juan Sapo" en HOMBRES Y ZORROS, 1937.
"Whisky and Ginger Ale" de ULLY, 1923, se llama "Mr. Lang, de
Kansas" en VIENTO D E MALLINES, 1944.
"Pampanitos", ZIG-ZAG, 23-VIII-1924, se llama "La Viña de Dios" «o
VIENTO D E MALLINES, 1944.
/ 70
/
"Un Ga. to Negro y Tinoso", ZIG-ZAG, 8-XI-1924, se llama "El Mapocho" en LA NACION, 29-IV-1928.
"EL ANGELITO", ATENEA, VIII-1924, se llama "Sirviente de Pensión", ZIG-ZAG, 20-VIII-1927.
"El Ultimo Cucurucho", ATENEA, XII-1924. se llama "Mi Tío Fernando y, el Maestro José", ZIG-ZAG, 24-IX-1927, y "Era Yo un Chico"
en VIENTO D E MALLINES, 1944.
"Vaca Indiana", ATENEA, V-1924, se llama "La Muerte de La Breva*" en LA NACION, ll-V-1941.
"Jack Poker y la Desconocida", LA NACION, 10-VIII-1924, ss llama
"En un Vapor Caletero" en PUERTO MAYOR, 1945.
"La Miel del Rico", ATENEA, V-1925, se llama "Colmena Silvestre"
en EL MERCURIO, 9-IV-1939.
"Cárcamo", ZIG-ZAG, 26-VI-1926, se llama "El Piloto Oyarzo" en CHILENOS D E L MAR, 1929.
"El Espantajo", incluido en LA CONFESION D E TOGNINA, 1926, sa
llama "EL AGUILUCHO" en ON PANTA, 193S.
"EL YERNO D E MARINAO", ZIG-ZAG, 5-II-1927, se llama "Juan Rubilar" en REVISTA CHILENA, 1929, "El Chileno que se volvió
Indio" en LA NACION, 2-II-193Q.
"Culpeo Borracho", EL DIARIO ILUSTRADO, 23-1-1927, se llama "El
Zorro Borracho" en HOY. N<? 100. X-1933.
"La Selva Enemiga de los Caminos", ZIG-ZAG, 24-XI-1928, se llama
"Puelchada" en MAPU, 1942.
"El Anticuario", EL MERCURIO, 2-IX-1928, se llama "Un Hombre
de Otros Tiempos" en LA NACION, 21-VI-1942, y "E. Pérez Artola,
Anticuario" en CHILE, PAIS D E RINCONES, 1955.
"La Compaña", EL MERCURIO, 30-111-1930, se llama "Suburbio" en
LA NACION, 16-VIII-1942.
"Gavinza", ATENEA, III-rV-1928, se titula "El Llamado del Mar" en
CHLENOS D E L MAR, 1929.
"El Zapatero de Llali", ATENEA, VI-1929, se llama "Salteadores de
Chillahué" en ON PANTA, 1935.
"Marimán, el Cazador de Hombres", ATENEA, X-1930, se llama "Tierra de Conquista" en LA NACION, de Bueno Aires, 19-1-1940.
"Chsmca", ANALES D E LA UNIVERSIDAD D E CHILE, "2? trimestre
de 1930, se llama "Cóndor Viejo" en VIENTO D E MALLINES, 1944.
"Y un Filón de Rojo Raulí", ATENEA, XII 1931, se llama "Hombres
e»,la Selva", 1933.
"La Desconocida" en CATORCE CUENTOS CHILENOS, antología
/ 71 /
de Luis Enrique Délano, 1932, se llama "La Carreta en la Montaña"
en VIENTO D E MALLINES, 1944.
Tinajón Añejo", ATENEA, XI 1933, se llama "Sangre de Cristiano"
en HOY, 23-VI-1938.
Los Pájaros del Huerto", EL MERCURIO, 7-VIII-1938, se llama "La
Casa de los Pájaros" en ATENEA, VII-1941, y "El Aguilucho que se
Murió de Hambre" en CHILE, PAIS D E RINCONES, 1955.
Piñones y Mapuches', LA NACION, 24-VII-1938, se llama "Piñones
de Mayo" en EL DIARIO ILUSTRADO, 20-XI-1955.
El Difunto llega a Caballo", ATENEA, VI-VII-1944, se llama "El Difunto que se Veló dos Veces" en VIENTO D E MALLINES, 1944.
La Mtdre", EL MERCURIO, 3-II-1950, se llama "EL CARACOL",
1952.
BREVE BIBLIOGRAFIA
SOBRE
ELCRIOLLISMO
Alone (Hernán Díaz Arrieta): Acerca de la Imaginación. El
Mercurio, 28-X-1928. Lo Criollo, lo Autóctono, lo Vernacular.
Zig-Zag, 21-11-1946.
El Canciller Negro (Ernesto Silva Román): La Literatura:
Creadora de Nacionalidades. La Nación, 23-X11-1928.
Angel Cruchaga Santa María: El Nacionalismo Literario. Revista de Educación.-IV-1929
Luis Durand: Alma y Cuerpo de Chile. Ed. Nascimento, 1947.
Joaquín Edwards Bello: ¿Hay Novela Chilena? La Nación,
11-X-1928.
Omer Emeth (Emilio Vaisse): Paréntesis acerca de Cuentos
y cuentistas. El Mercurio, 2 3 - X - 1 9 1 1 .
Mario Espinosa: Don Mariano y el Criollismo. El Diario
Ilustrado, 9 - V - 1954.
Eleazar Huerta: El Criollismo y el Estilo de Mariano Latorre. Occidente. Vlll - IX -1948.
Graciela Illanes Adaro: La Naturaleza de Chile en su a s pecto Típico y Regional a través de sus Escritores. Prensas
de la Universidad de Chile. 1941.
Ricardo A. Latcham: Historia del Criollismo. Anales de la
Universidad de Chile. N.o 94, de 1954.
Mariano Latorre: Autobiografía de una Vocación. Algunas
preguntas que no me han hecho sobre el Criollismo. Edic. de
la Universidad de Chile. 1956.
Domingo Melfi: El Viaje Literario. Ed. Nascimento. 1945.
/ 72 /
Ernesto Montenegro: Criollos y Criollistas. El Mercurio.
18-V1II-1954
Mariano Picón-Salas: Americanismo y Autoctonismo. Atenea, N.o 144, d e 1937.
Salyador Reyes: Imaginación y Realismo. La Nación, 15-X-28
Milton Rossel: Significación y Contenido del Criollismo.
Ed. Nascimento, 1955.
Carlos Seura Salvo: Tipos Chilenos en la Novela y en e!
Cuento Nacional. Prensas de la Universidad de Chile. 1938.
Raúl Silva Castro: Para la Futura Novela Chilena. Atenea,
VI - 1Ö3Q.
V(olodia) Teitelboim: Mariano Latorre, el Hombre o la
Tierra. Aurora. Enero de 1956.
Manuel Vega: En Torno al Criollismo. Anales de la Universidad de Chile. N.o 94, de 1954.
Lautaro Yankas: Dilucidación del Criollismo. Atenea, Vl-1955
Se tarminö de imprimir en los talleres de lé
"TIPOGRAFIA BELLO", ubicados en Catedral 1255
Santlafo da Chile. Dioiembre de 1956,
Descargar