Cuestionamiento de las licencias médicas

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Programa de Diplomado en Salud Pública y Salud Familiar
CUESTIONAMIENTO DE
LAS LICENCIAS MÉDICAS
Autores:
Ma. Soledad Robles S.
Alba Rodríguez J.
Antón Sáez L.
Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y
Comunitaria y Promoción. Osorno, marzo - mayo del 2006
INTRODUCCION
En más de alguna oportunidad nos ha tocado vivenciar la gran magnitud de conflictos
a las que se ve enfrentado el trabajador, cuando se encuentra en la imperiosa necesidad de
hacer uso de una licencia médica.
Sólo la palabra “LICENCIA” provoca cierta reticencia por parte del usuario, de los pares
y de los jefes, sin visualizar en muchas ocasiones la real magnitud del problema de salud que
presenta el afectado.
Diferentes puntos de vista: ¿Pedir licencia o recibir una licencia?... ¿Hacer uso de una
licencia?, en especial en aquellas licencias prolongadas en el tiempo, por causas reales y no
aparentes, pero que despiertan muchas desavenencias entre los pares, los jefes y en los
“leales” amigos de trabajo. ¿Disfunción física, emocional y laboral?.
Lamentablemente la indicación de licencias médicas ha llevado a una mala utilización
de la misma. Esta problemática, genera un elevado costo social y económico que afecta la
productividad del país, el erario nacional y el financiamiento de los administradores de los
seguros de salud.
Más que un derecho, nos vemos enfrentados a un castigo y a sufrir las miles de
consecuencias sociales que ello conlleva. Comenzamos con el desfinanciamiento económico
que esto trae, porque si la licencia médica no es aceptada, por las famosas entidades de salud,
vemos penosamente nuestro sueldo desmejorado y como si esto fuera poco, nos toca enfrentar
el cuestionamiento que nuestros pares hacen acerca de nuestra dolorosa enfermedad.
Cuestionamiento que muchas veces provoca serios conflictos, trayendo consigo penosas
situaciones de stress para el paciente. Por otra parte, una vez finalizada la licencia médica, al
volver a trabajar, se nos castiga por el tiempo prolongado de reposo; con carga adicional de
trabajo.
Sentimos con seguridad que existe un cuestionamiento concreto y evaluable frente a
cada una de las licencias indicadas, por un factor netamente económico, cuestionamiento por
parte de las entidades públicas y privadas, tanto del sector laboral como de salud, que
condicionan sus intereses por sobre el derecho del individuo a recepcionar una licencia y
también del facultativo a extenderla.
Es hora de empezar a respetar las decisiones del médico tratante, que no regala las
licencias, más bien es él quien evalúa, diagnostica y como herramienta terapéutica indica al
paciente, como terapia coadyuvante, el uso legal de la licencia médica.
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Osorno, marzo - mayo del 2006
OBJETIVOS
1. Identificar el concepto de licencia médica y su clasificación.
2. Demostrar que la licencia médica es una necesidad y un derecho del trabajador (recurso de
la terapia).
3. Valorización social para el dador y para el receptor de la licencia médica.
4. Describir la estigmatización desde el punto de vista social para el trabajador.
5. Demostrar la vulnerabilidad a la que se ve enfrentado el trabajador frente a una licencia.
6. Demostrar la diferencia de criterios de Fonasa e Isapres para el cuestionamiento de la
licencia médica.
7. Demostrar por medios estadísticos que los trabajadores chilenos, en general, no hacen
abuso del uso de las licencias médicas.
DISCUSION
Cada vez que se presenta una “LICENCIA MÉDICA”, genera controversias y temas
de discusión; pero antes de adentrarnos de lleno en nuestro tema conozcamos algunas
definiciones,
¿Qué es la Licencia Médica?
“Se entiende por licencia médica el derecho que tiene el trabajador de ausentarse o
reducir su jornada de trabajo durante un determinado lapso de tiempo, con el fin de atender al
restablecimiento de su salud en cumplimiento de una prescripción profesional certificada por un
Médico Cirujano, Cirujano Dentista o Matrona, este es un derecho al reposo con fines
terapéutico. Es autorizada por el competente Servicio de Salud o Institución de Salud
Provisional, según corresponda. Durante la vigencia de esta licencia médica, el trabajador
continuará gozando del total de sus remuneraciones"1.
Las licencias médicas se clasifican, de acuerdo al tipo de patología que presenta el
trabajador en:
- Enfermedad común y que es aquella originada por un estado de anormalidad en el
cuerpo humano y que se manifiesta en múltiples enfermedades.
- Reposo maternal que incluye las licencias que se originan por reposo pre y post
natal, reposo maternal suplementario y enfermedad grave del hijo menor de 1 año.
- Accidente de trabajo o enfermedad profesional las que se
tramitan en las
mutualidades respectivas.
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Concepto extraído de la Ley 18.834 Art.106 sobre Estatuto Administrativo
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¿Es posible rechazar o invalidar una licencia médica ya autorizada?
-
Cuando no se cumple el reposo indicado en la licencia.
Cuando se realizan trabajos remunerados o no remunerados durante el período de
reposo dispuesto.
Si se falsifica o adultera la licencia médica.
Cuando se entregan antecedentes clínicos falsos o se simula una enfermedad por parte
del trabajador.
Las escuelas de medicina de nuestro país, forman profesionales de prestigio y de
reconocida calidad mundial. No obstante ello, es nuestra sociedad la que en reiteradas
oportunidades pone en tela de juicio el trabajo de dichos profesionales frente el hecho de
extender una licencia.
Lamentablemente, hoy en día, la palabra economía aparece anexada a salud, ya que la
productividad, el gasto, costo beneficio y el ingreso laboral pesa en nuestra economía. Chile
mantiene indicadores tradicionales de salud, competitivos con países cuyos presupuestos per
cápita para el sector son 10 a 20 veces mayores que el nuestro.
Citamos de New England Journal of Medicine:
«Alguna vez, la consulta fue la provincia privada del doctor. Ahora, mucho de lo que allí
pasa es vigilado por terceros. La posibilidad de demandas causa una sensación de desagrado,
las peticiones de hasta un tercio de los pacientes para llenar documentación escrita no
vinculada al diagnóstico ni al tratamiento, es una causa de distracción y pérdida de tiempo. La
pérdida de independencia y la reducción de la autonomía profesional, llevan a la insatisfacción
y, si las restricciones son severas, a la desmoralización” 2
La práctica médica en forma constante se ve cuestionada por todo el fenómeno social
que conlleva una enfermedad; días de reposo, gasto social, falta de productividad perdiéndose
el horizonte y el respeto a la ética y responsabilidad social del médico con su paciente.
Por otra parte, no existen mecanismos que obliguen a acreditar las destrezas de los
médicos o las instituciones y, a pesar de la influencia de la OPS en las reformas iniciadas en la
década 1980-89 para favorecer al Estado como ente regulador, estamos lejos de una
separación real y eficaz de las funciones del Ministerio de Salud.
El médico debe tratar a su paciente dentro de un contexto social, cultural, psicológico y
ambiental; y es él, quien debe decidir cuál es la mejor terapia para ese paciente en particular.
2
Campiom E. A Symptom of discontent, N. England J.Med 2001: 344: 223-25
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Los cuestionamientos legales, económicos y productividad social no deberían ser la limitante
para la medicación correcta de la enfermedad y el bienestar del paciente. Lamentablemente,
son entes ajenos a la medicina los que provocan toda esta controversia: políticos, economistas
empresarios, etc.
Los fenómenos sociales son modos de actuar, pensar o sentir externos al sujeto en
que se presentan, pero que se le imponen, quiéralo o no, pues su fundamento no es el
individuo. La salud pertenece a esta esfera. Trasciende al quehacer y pensamiento médico y,
en última instancia, se escapa de su control ya que la salud es, en primer lugar, una
construcción personal y, al mismo tiempo, un bien social.
¿Cuánto vale un trabajador en este mundo de producción y consumo ilimitado, donde
las máquinas, en algunas industrias, están las 24 horas del día funcionando, pero que en algún
momento deben entrar en mantención o reparación por su uso continuo?.
¿Será posible que el recurso humano no requiera mantención para prevenir un
deterioro que pueda hacerse permanente o que acorte su calidad de vida?.
Aumentar el tiempo de descanso facilita un trabajo más productivo y al mismo tiempo,
posibilita un descanso más reparador. Lograr este equilibrio es un desafío contemporáneo clave
y casi universal, para la calidad de vida laboral y social. La reducción de la jornada a 45 horas
semanales surtirá un efecto importante, fundamentalmente porque la jornada laboral promedio
de los trabajadores chilenos es muy extensa; particularmente para algunas categorías, como lo
trabajadores del sector Servicios y aquellos expresamente fuera del Código del Trabajo.
La productividad del trabajo es una ecuación final compleja, dada por un grupo de
indicadores que interactúan dinámicamente, entre ellos, la tecnología de los procesos, la
educación de los trabajadores y la organización de la producción. Otros factores que intervienen
también, son la duración de la jornada diaria y semanal con la consiguiente satisfacción en el
trabajo, mejor salud física y mental y disminución del estrés.
Existen al menos 3 consecuencias sobre la actividad laboral: mayor fatiga durante la
jornada, inducción a errores y accidentes y mayor irritabilidad en las relaciones interpersonales.
La suma de estos da una menor productividad, un empeoramiento del clima
organizacional y como escape una enfermedad, provocando un mayor ausentismo laboral.
La fatiga es un factor causal importante de algunos errores en todo tipo de actividades,
incluidas las laborales. En Chile, las extensas jornadas de trabajo del área del transporte, sin
duda, se asocian a sus elevadas tasas de accidentabilidad. Si se analizan las causas de los
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accidentes, surgen como condicionantes frecuentes las fallas humanas o “acciones inseguras”,
con un peso importante de la falta de sueño y el exceso de horas de trabajo.
En los diversos informes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
sobre Desarrollo Humano en Chile, y en particular en el del año 2000, se destaca como
aspiración central de los chilenos, el deseo de una vida cotidiana con rostro “más humano”; lo
cual entre otros factores implica también “tener una vida que vaya más allá del trabajo”. Incluso
problemas de seguridad ciudadana y parte de la delincuencia y la drogadicción infanto-juvenil,
pueden encontrar en la falta de tiempo para la interacción familiar cotidiana entre padres e
hijos, parte de su explicación. La reducción de la jornada laboral, podría contribuir a que un
mayor porcentaje de la población adopte lo que la Organización Mundial de la Salud denomina
“estilos de vida saludables”. El sedentarismo del 89% de la población chilena, detectado por la
Encuesta Nacional de Salud 2003, es un mal hábito en el que también incide la forma de
trabajar, que demanda cada vez una mayor carga estática y menores posibilidades de tiempo
para desarrollar actividad física en forma regular.
De igual modo, una menor jornada laboral permitirá enriquecer la vida personal,
posibilitando mayor tiempo para la conexión de la mayoría de los habitantes con los sucesos de
la vida nacional y del mundo, mejorando su capacidad de procesamiento de información sobre
hechos complejos y aumentando la posibilidad de participación social y acceso a la cultura, lo
cual enriquece su condición ciudadana. Es, desde este punto de vista, una oportunidad y una
ganancia social de largo plazo.
Tiempo de trabajo y calidad de vida, la vida social de los chilenos está atravesando en
la actualidad por una tensión que surge entre dos aspectos centrales: el trabajo y la familia.
Las empresas demandan de sus empleados un alto compromiso con sus proyectos y
jornadas de larga duración; pero al mismo tiempo la vida familiar exige tiempo y atención para
funciones crecientemente diversificadas. En realidad, más que horas, ambos espacios
demandan un tiempo de calidad que, con la plena presencia física y mental de las personas,
resulte rentable en los dos ámbitos. El exceso de tiempo de trabajo es percibido y
experimentado por la población como fuente de tensión y malestar social, porque reduce el
tiempo libre para el descanso o para otras actividades o intereses, diferentes a los que las
personas desarrollan en su actividad laboral e incluso en su vida familiar, lo que
indudablemente afecta su salud física y mental.
A diferencia de las máquinas, el rendimiento de las personas durante las horas diarias
no es plano ni igual para todos. Éste presenta un comportamiento cíclico, basado en la
fisiología genérica humana, que es específica de cada sujeto. Así, la actividad y el reposo
constituyen polos que se complementan.
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Existe una opinión negativa cuando los trabajadores se enferman, y también
preocupación por parte de los empleadores, pero esta preocupación no es por la persona, a la
cual la Constitución de la República de Chile promete proteger, sino por que disminuyen o se
ven alterados los puntos de producción o servicios; factores que aparecen vinculados a las
continuas quejas de los empresarios y entidades encargadas de administrar los fondos de
salud.
Prueba de ello, es que la Superintendencia de Seguridad Social, en los cambios que
propone a la ley de Licencias Médicas es la legislación comparada. Es decir, realizar un estudio
comparativo con otros países, para saber cuanto se paga en aquellos, por cada día de permiso,
por ejemplo : Argentina 100% después de 5 años de servicio, con un tope de 180 días al año;
Alemania paga un 70% con un máximo de 546 en 3 años. Todo lo anterior, con la finalidad de
desincentivar la solicitud de licencias médicas, pues de esta manera se mermarían los sueldos;
postura que proponen las mismas autoridades que defienden y protegen a los trabajadores de
Chile, como es la Superintendencia de Seguridad de Salud.
En Chile somos 16.267.278 habitantes, de los cuales un 72%, es decir, 11.723.590 son
mayores de 15 años y unos 6.357.620 constituyen la fuerza de trabajo en nuestro país, y sólo
un 50% de los mayores de 15 años, alrededor de 5.860.900, están con actividad laboral de
acuerdo al último Censo de Población, lo que representa un 5.1% más que el censo de
Población 1992.
Informes internacionales del banco UBS de Suiza, señalan que por varios años
nuestro país ha estado entre los primeros 8 países con mayor cantidad de horas trabajadas al
año. Así, se trabajaron 2.244 horas en los años 2000 al 2002, bajando levemente a 2.195 horas
anuales durante el 2003, cifras que sobrepasan por 300 horas a Japón y Estados Unidos.
Los datos nacionales confirman lo dicho por banco UBS un 63.5% de los chilenos
trabajan 48 horas y más, e incluso hay lugares como el Comercio y el Transporte donde las
jornadas se extienden por sobre las 50 horas semanales, a pesar de la Reforma Laboral del
2001, donde la carga laboral es sin lugar a dudas, inmensamente superior.
En el año 2000, la ciudad de Santiago se ubicó en el primer lugar, entre las 58
ciudades estudiadas por el número de horas trabajadas durante ese año, (cerca de un 50% de
la fuerza laboral está en la Región Metropolitana).
Se ha planificado que de los 240 días hábiles en el año, tendrían 1.920 horas de
trabajo, por lo cual estaríamos 275 horas sobre lo proyectado.
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El 70 % de la población está en el sistema de salud FONASA y un 25 a 30 % restante
seria ISAPRE, lo cual tiene diferentes coberturas de acciones de salud; así también en lo
concerniente al subsidio por licencias médicas. La Superintendencia de Seguridad Social
(SUCESO), en sus estadísticas, señala que el promedio de Licencias Medicas ha disminuido
levemente, de 11.3 días en el año 1995 a 10.7 días, en promedio, el año 2003, es decir, se ha
producido un descenso de 0.8%, casi un día en Fonasa. No ocurre lo mismo en las Isapres,
que había un promedio de 13.8 días en el año 1995 y sube a 14.7 días en promedio el año
2003, una diferencia de 0.9%, casi un día más (no tiene clasificaciones separadas de licencias
en curativas u preventivas u maternales)3. Entre los administradores de las licencias médicas
en Chile, que se extienden para los trabajadores, existen un sistema público FONASA, donde el
Compin fiscaliza y un sistema privado ISAPRES, con médicos contralores que fiscalizan las
licencias extendidas en el tiempo.
El sobreuso del subsidio por incapacidad laboral por enfermedad, de origen común, se
explica por la tasa de incapacidad laboral, que en Fonasa aumentó un 42,9%, mientras que en
las Isapres decreció en 14,9%. El incremento en Fonasa demuestra que este beneficio, si no se
controla en forma férrea, su utilización se dispara al existir un marco de incentivos que
promueve el uso. En las Isapres en cambio, que ejercen un estricto control sobre las licencias
médicas por enfermedades de origen común, logran frenar la sobre utilización de este beneficio,
pero lo hacen a costa de conflictos con los pacientes y los médicos; con los primeros porque
ven vulnerados sus derechos, mientras que los segundos perciben una intromisión de estas
instituciones en su desempeño profesional.
Existe una notoria diferencia entre las licencias médicas extendidas por el sistema de
salud pública y el sistema privado, debido al excesivo cuestionamiento de este último.
En el último decenio se ha observado un importante crecimiento del gasto en subsidios
por incapacidad laboral (licencias médicas), que se duplica para el subsidio por enfermedad y
medicina curativa y se triplica para el subsidio por reposo maternal y enfermedad grave de hijo
menor a un año. Esta tendencia es preocupante dado que implica una carga creciente para los
sistemas de salud público y privado, lo que a la larga se traduce en una reducción de los
recursos disponibles para la cobertura del resto de las prestaciones de salud.
El otorgamiento de licencias médicas es un acto discrecional que no se rige por pautas
objetivas, toda vez que muchas enfermedades presentan sintomatologías poco específicas.
Asimismo, las listas de espera en el sector público inducen a licencias prolongadas. Por lo
tanto, la eficiencia en la prevención de salud permitiría reducir el uso de licencias médicas, el
reposo y los beneficios monetarios. En este sentido, la atención de salud oportuna disminuye la
duración de licencias médicas, y por consiguiente el gasto en subsidios.
3
Superintendencia de Seguridad Social, Estadísticas 2003.
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Según la Superintendencia de Salud, de las licencias otorgadas en el 2004, se dieron
las siguientes clasificaciones y en distintos porcentajes.
Rechazadas
Reducidas
Ampliadas
Autorizadas sin modificación
Total Licencias médicas
ISAPRES
FONASA
9.8%
11.4%
-78.8%
759.536
3.8%
1.9%
1.1%
93.2%
1.164.257
Como se aprecia en los datos, es fácil destacar que las Isapres en el total de licencias
médicas curativas, se da un alto porcentaje de rechazadas y reducidas en relación a los dadas
por el sistema pública, inclusive las Isapres no consideran ninguna ampliación de los días de
licencias. Por lo cual su interés parece más económicos que centrado en la salud de trabajador.
Fonasa si tiene considerado Ampliar días de licencias y el mayor porcentaje de licencias
médicas curativas Autorizadas, un 93.2% contra 78.8% de las Isapres. Por ejemplo, del criterio
de las Isapres cabe señalar el caso de una enfermera de Cefam Puerto Varas, quien por un
Infarto cardiaco se le otorgó 30 días de licencia médica y la Isapre a la cual pertenece, le redujo
10 días de su licencia, a pesar de una carta del cardiólogo tratante justificando los días dados.
Los sistemas de control que hoy existen son diferentes y asimétricos para los sistemas
público y privado, y éstos generan efectos negativos en la población. En el caso de Fonasa, el
gasto se dispara y en las Isapres se producen restricciones que en muchas ocasiones son
justas, pero en otras no lo son, estimulándose los conflictos entre los seguros, médicos y
pacientes, con el consiguiente deterioro de la imagen y la estabilidad del sistema privado, lo que
en definitiva impacta negativamente en la salud, a la cual tienen derecho todos los chilenos.
La capacidad real y efectiva del individuo está presente cuando este goza de un
completo estado de bienestar físico y mental y si así no lo fuere, tiene el derecho a hacer uso de
una licencia médica cuando su organismo lo amerita, derecho al reposo y al descanso laboral,
sin considerar los miles de factores externos de índole netamente económico, a los que nos
vemos enfrentados, continuamente, en nuestra sociedad.
Finalmente, creemos importante, que se debe tomar conciencia y llamar a un cambio
de actitud frente a la disyuntiva de las licencia médicas, donde la enfermedad, accidente propio
de un organismo mortal, debe ser tratada y mejorada por un profesional de la salud, y no
cuestionada por un profesional dedicado a la negociación de la misma y que con ello, opaca a
un derecho, consagrado en nuestra Carta Magna, como lo es el derecho a la salud y por ende,
al derecho fundamental de una persona, cual es el derecho a la vida.
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CONCLUSION
Creemos que el tema de las licencias médicas es un tema aún no agotado, que es
una problemática social que no se enmarca en un contexto de Salud Pública, ya que falta
teorización del impacto social que esto provoca en aquellos que en alguna oportunidad se han
sentido amenazados por hacer uso de una licencia: individuo, familia y sociedad. Nótese,
licencia a modo de castigo y no como derecho al bienestar físico, mental y social.
Pensamos que es prioritario hacer un estudio acabado acerca de esta problemática
que nos afecta a todos, incluyendo a los que hoy gozamos de un buen estado de salud física y
mental y que es transitorio. Necesitamos con urgencia un cambio de paradigma, necesitamos
modificar conductas dentro del contexto social desde las bases, fortaleciendo las redes sociales
hasta los estamentos gubernamentales que deben fomentar nuestro apoyo social, parte
importante en la rehabilitación de la salud.
Es importante que los legisladores agilicen todos los proyectos aún en estudio:
-
-
-
Licencia electrónica.
Deducible variable por patología.
Creación de protocolos y guías clínicas estandarizadas de días de reposo por patología.
Creación de registro nacional de licencias medicas.
Penalización a todo tipo de fraude por uso y abuso de licencia.
Participación de los trabajadores en los Peritajes de Cuestionamiento de las Licencias
médicas.
La responsabilidad de mantener la salud debe centrarse no en los médicos, sino en la
comunidad educada en aspectos claves de prevención primaria y secundaria y
consciente de los límites médicos.
Es necesario diseñar un sistema nacional de control y fiscalización de licencias médicas
que sea simétrico, es decir, igual para Fonasa y las Isapres.
Es necesario diseñar una mezcla de medidas que junto con perfeccionar el control y
evitar los abusos se establezca un adecuado marco de incentivos para que pacientes y
médicos se cuiden de sobre utilizar el beneficio “que tiene costos que luego habrá que
pagar”.
La modificación del marco de incentivos necesariamente implica “reducir los beneficios
adquiridos”, situación que indefectiblemente genera importantes costos políticos. Por lo
tanto, sólo con una visión de país será posible alcanzar un gran acuerdo político
nacional que permitirá enfrentar este problema en su raíz.
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COMENTARIOS
-
Es necesario realizar un estudio sociológico, filosófico y antropológico sobre los efectos, los
alcances de las licencias médicas en el individuo, la familia, las empresas y la sociedad en
general.
-
Es primordial que el gremio de los médicos muestre su opinión sobre el cuestionamiento de
su accionar al expedir licencias médicas.
-
La comunidad debiera proteger a la fuerza laboral activa que son los trabajadores, tanto en
su trabajo, como cuando debe hacer uso de reposo por enfermedad por prescripción
médica.
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Es importante dignificar la licencia médica como terapia de apoyo para el alivio de una
enfermedad.
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BIBLIOGRAFIA
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