Nº 131 24 días En del mes de la ciudad Setiembre de del Venado Año Tuerto, Dos Mil a Nueve, los se reunieron en Acuerdo los Señores Vocales de la Cámara de Apelación en lo Penal de esta ciudad, Dres. Gustavo D.I. García Méndez y Tomás G. Orso y el Sr. Vocal de la Cámara de Apelación en lo Civil, Comercial y Laboral local Dr. Carlos A. Chasco, con el fin de dictar sentencia definitiva en el proceso seguido a H.J.E.S., argentino, nacido en Rosario el 2 de Marzo de 1945, siendo hijo de Alberto y de Margarita Sonvico, Público Paraguay de estado Nacional, Nº 102, civil con casado, instrucción, planilla de ocupación domiciliado prontuarial Nº Contador en 862,986, calle por la presunta comisión del delito de Homicidio Culposo (artículo 84, 45, 41, 40 29 Inc. 3º y 26 del Código Penal) en Causa Nº 3831/06 del Juzgado de origen y en Causa Nº 27/08 de esta Cámara. Estudiados los autos, se resolvió plantear las siguientes cuestiones: 1º) ES JUSTA LA SENTENCIA APELADA? 2º) QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR EN DEFINITIVA? Practicado el sorteo de ley, resultó que la votación debía efectuarse en el siguiente orden: Dres. Orso, García Méndez y Chasco.A la primera cuestión planteada, El Dr. Orso manifestó: I) Contra el Fallo Nº 1385 del 10 de Septiembre de 2007 del Señor Juez en lo Penal Correccional de la Novena Nominación de la ciudad de Rosario, Dr. Héctor Nuñez Cartelle, por el que CONDENÓ al llamado H.J.E.S., por el delito de Homicidio Culposo a la pena de Tres Años de Prisión de Ejecución Inhabilitación Condicional Especial para y a Seis Conducir años vehículos de de cumplimiento efectivo y las costas del proceso (Arts. 84, 45, 26, 29 Inc. 3º, y 40 todos del Código Penal), como autor material y penalmente responsable, interpuso recurso de apelación el imputado, por la totalidad del Fallo, el que fue concedido a fs. 192 de autos. 1) El Dr. Héctor Manuel Galarza, en representación de H.J.E.S., manifiesta su fundamento en que el accidente se produjo en horas de la noche; que la velocidad permitida era de 60 kms./h, y que el Sr. España transitaba a una velocidad inferior; que la zona carecía de luz artificial; que la bicicleta carecía de luces (ojo de gato); que los supuestos testigos no se encontraban en el lugar del hecho; que los supuestos testigos no son autores de las declaraciones labradas en la preventora, que ellos además de no ser autores de sus declaraciones aportan a la causa una falacia. Que el ciclista había consumido alcohol y que por su conducta imprudente y negligente no le quedó otra vía a su defendido que la de esquivarlo.Que desde ocurrido el accidente hasta la fecha han pasado 4 añosy que el máximo de la pena del delito es tan sólo 3 años de prisión; que por la simplicidad del caso no justifica que hayan trasncurrido todo ese tiempo. Cita jurisprudencia y doctrina. Que la causa es sumamente sencilla y no se explica semejante dilación; que se afirma que ha transcurrido mñas tiempo que el máximo de la penal aplicable por el delito imputado, no se encuentra explicación a tal demora. Que el único remedio posible a dicha transgresión constitucional es declarar la Extinción de la acción penal. Que el requerimiento de elevación a juicio que se cuestiona, sustentar tanto la carece de relación motivación fáctica como suficiente la para calificación jurídica que se impone. Que no se da fundamento alguno de cual sería el acto imprudente ni se habla de violación alguna al deber de cuidado y no hay análisis de pureba alguna y que tal situación lesionó en forma considerable el derecho de defensa en juicio, al no poder conocer la defensa el porque de la acusación. Cita Docrtina. El “in dubio pro reo” hace referencia al estado indivual de duda de los jueces, y la obligación de absolver cuando no se hayan podido convencer de la culpabilidad del acusado. Que en este caso el razonamiento del Juez Correccional choca con las reglas de la lógica ya que afirma la existencia de una concurrencia culposa de la víctima, y por otro lado concena a su defendido como autor del delito. Cita Doctrina y Jurisprudencia.2) El Sr. Fiscal de Cámaras de Rosario, Dr. José María Peña, contesta los agravios formulados por el apelante, diciendo que está debidamente acreditado que la víctima conducía su biciclo por una zona en el que rteinaba la oscurdad por la falta de luminarias que da cuenta en la isnpección ocular; que la bicicleta carecía de luces y que el cicliste llevaba ropa oscura. Que es innegable la culpa de la víctima en la producción del evento; pero que las culpas en materia penal no se compensan. Que el inferior hace una serie de consideraciones respecto de la conducta del acusado, consideraciones que carecen de idoneidad para concluír sobre la responsabilidad del acusado. El imputado no se alejó del lugar del hecho hasta que llegara su abogado y sus hijos. Que el A-quo tomó como elemento cargose que el imputado conducía a una velocidad superior a la permitida, lo que se contradice que la propia pericia. Que es precisamente la coincidencia de los sospechosos testigos lo que hace a la espontaneidad de los mismos, poruqe e su mera lectura se advierte que son un calco el uno del otro; que corresponde al dictado del sumariante policial. Que da la opinión que corresponde hacer lugar a la queja expresada por la defensa.II) Corresponde en las presentes actuaciones resolver Héctor el recurso Manuel sentencia de Galarza 1385/2007 apelación –defensor dictada por interpuesto de H.J.E.S.- el titular por el contra del Dr. la Juzgado Correccional de la Novena Nominación de Rosario –Dr. Héctor Nuñez Cartelle- en cuanto condenó al imputado, en orden al delito de Homicidio Culposo a una pena de Tres Años de Prisión de Ejecución Condicional, Seis Años de Inhabilitación Especial para conducir vehículos de cumplimiento efectivo, las costas del proceso, más reglas de conducta. (Arts. 84, 26, 29 inc. 3°, 40, 41 y 27 bis, todos del Código Penal). Examinadas las posturas de las partes, en la expresión de primeramente agravios reseñadas, y se su respectiva desprende que contestación no existe controversia entre las mismas respecto a la atribución de responsabilidad sobre el penal imprudente justiciable y por que la liminarmente cual el mismo recaía fuera inicialmente convocado a prestar declaración indagatoria y procesado, posteriormente acusado por el fiscal de primera instancia y finalmente condenado por el juez correccional de anterior referencia, recayendo sobre dicho decisorio la vía impugnativa introducida por la Defensa. Ergo, no habiendo interés por parte del actor penal –Ministerio Público Fiscal de Alzada- en rebatir los argumentos esbozados por su contradictor, respecto a la culpabilidad penal imprudente del sometido a proceso y en sostener la pretensión punitiva, este tribunal de segunda instancia pierde facultades de confirmar la condena apelada, la que deberá ser dejada sin efecto, disponiéndose en consecuencia la absolución del sometido a proceso. Arribo partiendo del a reconocimiento la conclusión expreso del precedente rol asignado al órgano acusador –Ministerio Público Fiscal- en el marco del proceso penal, aún en la etapa previa a la ley 12.734 o a la interina resulta transición titular de dispuesta la por acción ley penal 12.912(art. 8 en cuanto C.P.P.) y exclusivo, en este caso, promotor y sostenedor de la misma. En este sentido y respecto a una norma contenida en el Código Procesal Penal de la Nación (art. 348 CPPN) que establece un sistema de consulta, mediante el cual la Cámara de Apelaciones puede dirimir la controversia suscitada entre el Fiscal –que requiere el sobreseimiento- y el Juez -que pretende elevar a juicio- e incluso obligar a aquel a adoptar una postura acusatoria, la Corte Suprema de Justicia de la Nación descalificó categóricamente dicho artículo y con cita a Manuel Obarrio, en el leading case “Quiroga” (26 de Diciembre de 2004), indicó que “cuando el acusador arriba a estas suficiente de entrar plenario, al conclusiones culpabilidad porque del (ausencia procesado) el plenario no es de prueba es un posible juicio en materia criminal que participa de la naturaleza del juicio ordinario en materia civil, es decir, un juicio seguido entre partes, un juicio contradictorio”. “Entrar al plenario sin acusador sería lo mismo que abrir la tramitación de un juicio ordinario civil, radicalmente sancionarse, sin el existir orden en mi demandante. natural concepto, un de Solo los hecho alterando juicios que puede importa una positiva irregularidad en la marcha de los procedimientos” (del primer voto del Sr. Ministro Petracchi). Vinculado al caso de autos el precedente traído a colación -emanado de nuestro máximo tribunal-, se advierte sin mayor dificultad que la Fiscalía de Cámaras hace propias las observaciones y críticas enervadas por el defensor contra la sentencia en crisis y sostiene que resulta aplicable al caso de autos el instituto procesal consagrado en el art. 5 del CPP: in dubio pro reo. En virtud de ello y no mantenida jurisdiccional la de pretensión segunda punitiva instancia debe este atenerse órgano a la postura asumida por el Ministerio Público, sin que pueda ir más allá de la misma, por estricta aplicación de las reglas del contradictorio: la falta o desistimiento de la acción limita a la jurisdicción. Por otra también debe destacarse que el standard convictivo y valorativo que debe guiar y orientar al Ministerio Público Fiscal fue modificado a partir de la ley 12.162 –de fines del año 2003- no rigiendo más la obligación de incriminar originariamente en caso el CPP de duda, según ley tal 6740, como en establecía el art. 67, debiendo actuar ahora el órgano acusador, a partir de la vigencia de la ley de anterior mención, adecuando sus actos conforme un criterio objetivo. Todo lo señalado resulta perfectamente asimilable al caso que nos ocupa encontrándose impedido este tribunal de Alzada de confirmar la sentencia apelada ante la postura desincriminatoria adoptada por el fiscal de cámaras y resultando ello compatible con el modelo de neto corte acusatorio hacia el que nos dirigimos y que ya en la actual etapa de transición establece la vinculación de la postura fiscal en varios segmentos del trámite: · Ante la desestimación de la denuncia esgrimida por el Fiscal de primera instancia y sostenida por el de Cámaras (art. 185, segundo párrafo C.P.P.). · Ante el pedido de sobreseimiento sostenido durante la etapa de la crítica instructoria por acuerdo de fiscales (art. 372 CPP) · Ante la pretensión absolutoria del fiscal de grado, al momento de que se le corre traslado para formular conclusiones (art. 397, última parte, norma que fue modificada en el año 2003 mediante ley 12.162). Justamente este último supuesto es asimilable al caso de autos en el que la postura desincriminatoria ya no ocurrió durante el plenario sino que aparece en segunda instancia, teniendo tal actitud adoptada por el actor penal de alzada iguales efectos limitadores de la jurisdicción que los previstos en la norma de última referencia, todo ello por el carácter de unidad orgánica y preeminencia jerárquica del Ministerio Público Fiscal, conformándose la voluntad persecutoria o no persecutoria en función de los criterios adoptados por los funcionarios jerárquicos que intervienen en la causa, tal como acontece en las presentes actuaciones en la que el Fiscal de Cámaras solicita la absolución del imputado. En este sentido la doctrina señaló que “si el actor penal, en el momento del alegato solicita la absolución se acabó la discusión, terminó el contradictorio, es decir concluyó el proceso. No hay más juicio, porque precisamente falta su presupuesto fundamental que es la contradicción y en consecuencia el juez no puede condenar porque para ello ha debido dejar de ser un tercero imparcial e imparcial y se ha convertido en parte acusadora”. (Corvalán, Víctor; Comentarios críticos a la reforma procesal penal, ley 12162, Juris 2004, pág. 211). Ahora bien ¿Qué queda para la jurisdicción?. Sobre este punto considero que el principio de sujeción a la ley que rige toda la función judicial también debe ser observado por el órgano de la acusación a fin de evitar arbitrariedades en la actuación del Ministerio Público. De ello surge la necesidad de fundar los requerimientos del Ministerio Público Fiscal –el art. 67 CPP establece que “los representantes del motivada específicamente y Ministerio Público sus Fiscal formularán requerimientos y conclusiones”- resultando ello derivación directa de la forma republicana de gobierno. La motivación de las razones que han llevado a un funcionario “esclavo de la ley”, al decir de Alfredo Vélez Mariconde, a dictaminar en uno y otro sentido no es una elemental cortesía sino un riguroso requisito que exige el estado de derecho democrático. Al respecto cabe señalar que la Corte Nacional no ha derogado el control externo que le corresponde al poder judicial y de acreditarse un acto groseramente arbitrario -no una mera opinión diferente respecto de la discrecionalidad técnica en orden al ejercicio de la acción penal, facultad privativa del Ministerio Público Fiscal – queda expedita la sanción de nulidad (arts. 162 inc. 2°, 164, segundo párrafo y ccs. CPP) función que compete a los jueces para preservar la legalidad sustancial del sistema. Un tratamiento pormenorizado de la presente cuestión puede verse en Falcone Roberto “El proceso penal en la Provincia de Bs. As.“ Ad. Hoc., año 2005 págs. 404 y ss; Righi Esteban·”El control de las decisiones no acusatorias del Ministerio Público” op. cit. pág. 26 y ss.; Gil Lavedra, Ricardo “ Legalidad Vs. Acusatorio” Una falsa controversia, C.D.JP, Año III Nro. 7 págs. 829 y ss quien con claridad señala “ Pareciera que no es difícil, entonces, que los vicios graves de motivación en el pedido de sobreseimiento conduzcan a su nulidad. Asimismo, los arts. 272 y 274 del Código Penal imponen sanciones a los fiscales que falten a sus obligaciones legales (págs. 847); Ledesma, Angela Ester, en AAVV libro homenaje a Francisco D ´Albora “ El Objeto Procesal Penal. Momento en que se define” págs. 308 y ss especialmente pág. 344. De lo dicho y a modo de control de coherencia argumentativa y autosuficiencia surge con claridad que la motivación del dictamen de la Fiscalía de Cámaras y la apreciación de los elementos de convicción incorporados al proceso que allí se hace –invocación de la operatividad del principio jurídico procesal “in dubio pro reo” (art. 5 CPP); evaluación de las declaraciones testimoniales incorporadas durante la instrucción y a las que pone en duda en virtud de que los testigos primeramente negaron conocer a la víctima y luego se desdijeron en tal sentido; del peritaje mecánico a partir de lo cual concluye que el imputado no marchaba a una velocidad excesiva, de la inspección ocular a partir de la cual sostiene que el lugar estaba nula o deficientemente iluminado y que además la bicicleta carecía de luces y la víctima tenía ropa oscura y de la inidoneidad de la conducta posterior asumida por el encausado, con lo cual se opone con la valoración que al respecto efectuara el juzgador- resultan consistentes y compatibles por lo que tal postura procesal claramente superó el umbral de logicidad, congruencia y suficiencia jurídica anteriormente señalado, por lo que la misma resulta inoponible correspondiendo por ello dejar sin efecto la sentencia condenatoria recurrida y disponer la absolución de H.J.E.S., en orden a los hechos por los cuales fuera sometido a proceso. A la misma cuestión el Dr. García Méndez dijo: El Sr. Vocal preopinante, Dr. Tomás Orso al momento de expedirse sobre el recurso de apelación presentado por el Dr. Héctor Galarza en representación legal del llamado Julio Horacio España Sonvico, demás datos de identidad en autos, que fuera oportunamente condenado como autor penalmente responsable del delito de Homicidio Culposo por el titular del Juzgado en lo Penal Correccional de los Tribunales de Rosario por el delito anteriormente mencionado, destaca que en las presentes actuaciones al expedirse el Sr. Fiscal de Cámaras de la 2da. Circunscripción Judicial, Dr. José María Peña, no controvirtió la opinión de la Defensa y por lo tanto ensaya una fundamentación consistente en que al no existir Público interés Fiscal- por parte considera del el actor Dr. penal Orso –Ministerio que deviene insustancial la sentencia recurrida y propone que se absuelva de culpa y cargo al llamado H.J.E.S., ya demás agrega que el Ministerio Público Fiscal tiene asignada la actuación de Órgano Acusador en el marco del proceso penal, aún en la etapa previo a la ley 12734, o la interina transición dispuesta por la ley 12912, en cuanto resulta titular de la acción penal y por lo tanto promotor del avance del trámite procesal a provocarse adoptara la siguiente etapa. un desgaste jurisdiccional una postura contraria Menciona a la además que innecesario que propone. puede si se También agrega que el Ministerio Público Fiscal debe conservar el principio de sujeción a la ley y fundamenta sus requerimientos como corresponde, y finaliza su voto haciendo consideraciones sobre el fondo del asunto, que lo conducen al mismo resultado, en base a lo establecido en el Art. 5 del C.P.P. He tenido oportunidad de expedirme en autos: “De Marco, Luis y Otro s/Amenazas Coactivas” en el cual también se había planteado una adhesión de la Fiscalía de Cámaras a la opinión de la Defensa pero en el caso aludido se trataba del recurso de apelación de un auto de procesamiento. No dejo de advertir, que el planteamiento formulado por el Sr. Vocal preopinante está enmarcado dentro del espíritu que se registra en el Nuevo Código Procesal Penal de nuestra Provincia que aún no ha entrado totalmente en vigencia, me estoy refiriendo a la ley 12734. Sin embargo, en este momento se encuentra en vigencia –el mismo Dr. Orso lo ha mencionado- un sistema de transición en materia procesal penal que está adecuado a la ley 12912. Ya existe algún antecedente emitido por este Cuerpo Colegiado cuando el Suscripto lo integraba con los Dres. Marta Burrone de Juri y Juan Rodolfo Rosso, habiéndose presentado una situación similar, o sea cuando el Dr. Fiscal de Cámaras ante un recurso de apelación contra una sentencia definitiva condenatoria, se adhirió a la Defensa y sin embargo, la Cámara de Apelación decidió mantener la condena invocando como sustento que existía una base incriminatoria lograda en Primera Instancia, con la presentación oportuna de la requisitoria de elevación a juicio y la solicitud de pena –en las conclusiones- por parte del Sr. Fiscal de Grado. En definitiva, considero que corresponde entrar a evaluar el fondo del asunto y decidir en consecuencia. El accidente que nos ocupa se produjo en la ciudad de Rosario el día 24 de Agosto del año 2003, cuando el acusado en autos embistió con su camioneta marca Land Rover chapa patente BXA-073 en Avda. Ov. Lagos entre Circunvalación y Puente Gallegos de la mencionada ciudad, al ciclista Félix Mario Domínguez, a la quien le ocasionó la muerte. De acuerdo a los agravios de la Defensa la sentencia condenatoria no tendría sustento ya que a su entender su defendido transitaba normalmente en horas de la noche, a una velocidad reglamentaria por una zona en que carecía de iluminación artificial y agrega que la bicicleta de la víctima carecía de todo tipo de luces, también destaca que los testigos que han declarado en la causa han macnionado que el rodado del acusado transitaba en forma de zig-zag, pero que ello no está demostrado y que sí se estableció que el ciclista estaba alcoholizado y por lo tanto no se encontraba en condiciones de conducir ningún vehículo y menos aún un bicicleta ante el peligro para su integridad física. Es compensación de sabido acciones que en culposas, materia lo cual penal sí no hay ocurre en materia civil, pero esta última circunstancia no se encuentra en discusión en autos. Existe una pericia accidentológica obrante a fs. 78/80 a cargo de la Sección Pericias Técnicas del Automotor que depende de la División Criminalística de la UR II de Rosario, de acuerdo a la misma la bicicleta circulaba en el mismo sentido que la camioneta Land Rover, a la altura de calle Ov., Lagos al 7500 de la ciudad de Rosario, que el ciclista conservaba su derecha, que embiste la camioneta al infortunado ciclista desde atrás con el frente medio de la chata y comienza a frenar después del impacto, se agrega que el birrodado no posee luces y que de acuerdo al informe de al preventora las dos columnas de alumbrado existentes en el lugar no funcionaban, por lo tanto la única iluminación en el lugar era la que provenía de las viviendas, y por último menciona que de acuerdo a la huella de frenado que dejó la pick up -20 metros- su velocidad no era inferior a 59,59 km/h. A este panorama debe agregarse que el ciclista circulaba vistiendo prendas de color oscuro y que de acuerdo no sólo al informe de la autopsia, de la cual surge a fs. 56 vlta. que se percibía a la apertura tegumentaria un intenso hedor alcohólico. Se agrega a fs. 75 que al llevarse a cabo el correspondiente análisis de sangre en el Laboratorio Biológico de la UR II de Rosario, se estableció como resultado que el grado de alcoholemia de la victima ascendía a 1,850 g/l.; este informe no hace más que ponernos de relieve que el ciclista Domínguez en el momento de producirse el accidente estaba en estado de ebriedad y de ninguna manera estaba en condiciones de poder conducir ningún tipo de vehículo pro la vía pública. El A-quo fundamenta su decisorio condenatorio efectuando un análisis de la conducta del conductor de la camioneta, que es posterior a la producción del accidente, ya que menciona que E. S. se preocupó primero por hablar con un familiar abogado antes que solicitar auxilio médico para la víctima; si bien es criticable esta situación, aquí se trata de establecer si el acusado con su conducta en el accidente, colocó el nexo de causalidad para la producción del miso y la secuela mortal de quien guiaba la bicicleta mencionada. También el Sentenciante de Primera Instancia menciona que transcurrieron once horas desde el momento del hecho hasta que se le extrajo la muestra correspondiente al acusado para efectuarle la pericia de alcoholemia y por lo tanto dice que el imputado pudo eliminar cantidad de alcohol en ese lapso como ocurre con cualquier persona. Sobre este punto, debo señalar irregularidad que por a mi parte entender de la ha existido autoridad una policial interviniente en la causa ya que se debió de inmediato lograr la extracción de la muestra de sangre del acusado, para establecer si estaba o no ebrio en el momento de ocurrir el accidente, al no hacerlo, se ha perdido la oportunidad de obtener una prueba importante, pero de todos modos no puede ser utilizado este factor en contra del mismo, pero sí corresponde que el A-quo aplique sanciones administrativas – mejor dicho informe al Ministerio de Seguridad de la Provincia de Santa Fe- acerca de la falencia mencionada para que se contemple la posibilidad de aplicar sanciones administrativas. El quid de la cuestión radica –para establecer la culpabilidad del acusado- si el mismo estaba en condiciones de observar al ciclista y además en su caso de evitar embestirlo con una maniobra correspondiente. Con respecto a la velocidad que desarrollaba la camioneta el Aquo no está de acuerdo con la pericia que obra a fs. 78/80 pues considera que la camioneta circulaba a una velocidad superior a los 60 km/h. La pericia en cuestión está basada en elementos también científicos a una y ciencia para que rebatirla es ajena se a debe la recurrir que estamos recurriendo en materia de ciencias sociales, por lo tanto, si bien el A-quo tiene el derecho a disentir con el resultado de la pericia accidentológica, debió fundamentarlo científicamente, de lo contrario es muy difícil no tener en cuenta dicho informe. También la Defensa menciona que los testigos que han declarado que el conductor de la camioneta habría circulado en forma de zig-zag en el momento previo al accidente están manifestando una circunstancia, que sólo se compadecería si el acusado estaba bajos los efectos del alcohol y/o con somnolencia, pero estas circunstancias no están demostradas en la causa como corresponde y sí por el contrario está acreditado no sólo que el ciclista infortunado estaba alcoholizado, sino que además conducía con un birrodado sin luces y como otro factor que dificultaba su visibilidad, con prendas de vestir oscuras, todo ello puede hacer presumir que el conductor de la camioneta realmente se da cuenta de su presencia cuando ya no puede evitar el impacto y además no debe olvidarse que ante la duda sobre los hechos el acusado está amparado pro el principio in dubio pro reo, o sea que la duda sobre cualquiera de los extremos de la imputación debe conducir al Tribunal a decidir por la absolución y adquiere relevancia sobre todo al momento de dictar la sentencia definitiva. Todo ello, sin perjuicio de que la conducta desplegada por el acusado no haya sido la ideal, pero ya se trata de involucrarnos en al materia civil, lo cual no corresponde hacerlo en autos. De acuerdo a los argumentos anteriormente mencionados es que propongo al Acuerdo que se recepten los agravios de la Defensa, se revoque la condena del llamado H.J.E.S., demás datos de identidad en autos, como autor del delito de Homicidio Culposo y en su lugar se lo absuelva de Culpa y Cargo de acuerdo a lo establecido en el Art. 5 del C.P.P. A la misma cuestión el Dr. Chasco dijo: Que, existiendo disidencia entre los vocales preopinantes en relación al rol asignado al órgano acusador en esta etapa del proceso, debo manifestar mi adhesión a lo postulado por el Dr. García Méndez. Entiendo sustento en fallos que su directrices argumentación del Alto encuentra Tribunal Federal tales como “Marcilese” (15-08-02; Fallos 325:2005). En el dictamen del Procurador General Nicolás Becerra (que la Corte hizo suyo) se hacía una clara referencia a que es parte visible del espíritu constitucional garantizar, ya desde el mismo diseño procesal, que la actividad decisoria del Juez se vea resguardada de cualquier adjudicación de responsabilidades vinculadas con la puesta en funcionamiento de la acción estatal en cualquier etapa del sistema de enjuiciamiento y que este criterio de base doctrinaria no ha variado con la reforma de 1994, pues el nuevo Art.120 de nuestra Ley Suprema ratifica la dirección impuesta al encargado proceso penal, en el que es el fiscal el de promover la acción, mientras que los Jueces tienen a su cargo el conocimiento y decisión de los asuntos que el Ministerio Público promueve. Así, debe afirmar que nunca pueden los Tribunales ejercer una jurisdicción en ausencia de un agravio real y concreto de alguna de las partes en el proceso. Pero, ello no supone desconocer los principios de oficialidad, irretractabilidad e indisponibilidad de la acción penal. Por el contrario -decía el Procurador en el citado “Marcilese”-, cuando el Código Procesal de la Nación, en su art. 5º establece que la acción penal pública será ejercida por el Ministerio Público Fiscal, no significa que ese fiscal tiene disponibilidad sobre la acción, sino que su competencia se limita a manifestar la ausencia de pruebas o tipicidad y, en consecuencia, a impetrar un pronunciamiento liberatorio. En el mismo pronunciamiento indicado, el Ministro de la Corte Nacional Dr. Carlos Fayt, en su propio voto no da pautas de aplicación a los presentes, tales como que el debido proceso exige la observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los Jueces Naturales, recordando además, como principio rector, que en nuestro sistema de enjuiciamiento penal es el Estado, el que por sí mismo se encarga oficialidad). Por de la tal persecusión razón el penal principio (principio acusatorio de sólo puede ser concebido en su acepción formal, es decir aquélla según la cual se ponen en manos de un órgano especial, distinto del que declara el Derecho, el cometido de excitar la jurisdicción mediante el ejercicio de la acción. El principio acusatorio consiste en que Juez y acusador no sean la misma persona; se trata del desdoblamiento formal del Estado en dos órganos específicos: uno que acusa y otro que decide. El principio “ne procedat iudex ex officio” supone únicamente que el proceso sólo podrá iniciarse si hay acusación del fiscal extraña al tribunal de juicio, en tanto ello es garantía de la imparcialidad de quien ha de juzgar (entendida como garantía implícita derivada de la forma republicana de gobierno). Es con base en esa necesidad de imparcialidad y objetividad de quien tiene que dictar sentencia que la existencia de acusación y su contenido no pueden tener origen ni ser delineados por el mismo órgano que luego tendrá a su cargo la tarea decisoria. Si se soslaya, entonces, que en nuestro sistema procesal mediante el proceso acusatorio sólo, se pretende principio proteger corre la peligro garantía de de imparcialidad, transformarse pretenciosa y, a la vez, vacía de contenido. en una aquel fórmula Decía Fayt: “Es la coexistencia del principio de oficialidad con el sistema acusatorio la que impide, a su vez, introducir una connotación dispositiva de la acción penal -principio acusatorio material-, pues ello implicaría desconocer que el “ius puniendi” no pertenece al Ministerio Público Fiscal sino al propio Estado del que también son expresión los Jueces. En efecto, asignar ese significado al principio acusatorio no puede sino vulnerar, al mismo tiempo, las reglas básicas del principio de oficialidad”. “Es que a diferencia del Derecho Anglosajón -donde el principio es entendido en su acepción material- no se está aquí ante un Derecho de partes como ocurre en el Derecho Privado. En nuestro sistema de enjuiciamiento penal no hay un derecho de acusadores a la condena del imputado, pues en el proceso penal no hay una verdadera pretensión, en tanto no existe una relación jurídico-material entre acusador y acusado y es el Estado el exclusivo titular del derecho penal sustancial. Es por ello que el acusador no tiene un derecho subjetivo a la imposición de la pena. En efecto, la conclusión del proceso penal debe sujetarse estrictamente a la legalidad”. “...No deben confundirse las reglas del debido proceso de carácter acusatorio con el principio dispositivo. El primero, como se dijo, impone simplemente disociar las funciones requirente y decisoria, mientras que el segundo, se relaciona con la titularidad del derecho material en crisis. Por ello...no siendo el acusador titular de derecho alguno, resulta impensable que pueda apartar al Tribunal del ejercicio de su jurisdicción, ejerciendo un poder vinculante”. “...Si llegara a determinarse que la petición del acusador maniata la decisión de quien ha de juzgar, se estaría reconociendo a los acusadores su disponibilidad sobre el derecho subrayarse penal. que la Como contrafaz determinación de del esta noción, objeto mismo debe de la acusación no puede quedar en manos del Tribual, pues ello sí afectaría su imparcialidad. Así circunscripto, el principio acusatorio supone como regla de garantía que el juzgador sólo queda ligado a la acusación en el sentido de su imposibilidad de condenar a una persona distinta de la acusada y por hechos distintos de los imputados, pero la solicitud concreta del fiscal en algún modo lo vincula”. Tales conceptos son trasladables sin más al presente. Tampoco debemos dejar de considerar que en nuestro ordenamiento procesal penal, el Art. 8 si bien pone en manos del Ministerio Fiscal el ejercicio de la acción penal en los delitos de acción pública, lo hace en el contexto del referido Art. 5 del Código Procesal Penal de la Nación el cual alude el distinguido jurista que integra la Corte Suprema de Justicia de la Nación. También debo remarcar que el Art. 325 del C.P.P. -Código de Transición- es el Juez el que mantiene el mérito instructorio atinencia a la en la imputación tarea crítica concreta de un respecto hecho de la delictivo respecto de un sujeto determinado, pudiendo ser el mismo desincriminador, dubitativo o incriminador, pero siempre a cargo del Organo Jurisdiccional, quien, de tal modo, determina o considera la situación del imputado. No puede quedar una resolución que es propia de la actividad jurisdiccional (Juez que instruye o Cámara que revisa) en manos del Ministerio Público Fiscal, quien sí podrá ejercer su tarea acusatoria en el momento procesal oportuno, en base a sus atribuciones (Art. 66 C.P.P.) y al criterio de oportunidad (Art. 8, últ. párrafo y Art. 10 II, C.P.P., según ley 12.912). Por lo demás, coincido con la decisión de disponer la absolución del imputado respecto del recurso de apelación planteado. Así voto. A la segunda cuestión planteada el Dr. Orso, dijo: Que teniendo en cuenta el resultado al que se arribó al votar Acuerdo que revoque la identidad se la recepten condena en cuestión autos, del anterior los agravios llamado como autor es de H.J.E.S., del que propongo al la Defensa, se demás delito de datos de Homicidio Culposo y en su lugar se lo absuelva de Culpa y Cargo de acuerdo a lo establecido en el Art. 5 del C.P.P. A la misma cuestión el Dr. García Méndez dijo: Adhiero específicamente a las conclusiones a que arribó el vocal preopinante. A la misma cuestión el Dr. Chasco dijo: Comparto las conclusiones a las que arribara el Dr. Orso. En definitiva, oídas que han sido las partes, la Cámara de Apelación en lo Penal de Venado Tuerto -por mayoría- RESUELVE: Revocar la condena impuesta al llamado H.J.E.S., demás datos de identidad en autos, como autor del delito de Homicidio Culposo y en su lugar se lo absuelva de Culpa y Cargo de acuerdo a lo establecido en el Art. 5 del C.P.P. Insértese copia autorizada, hágase saber bajen. Dr. Tomás G. Orso (En disidencia parcial por fundamentación) Dr. Gustavo D.I. García Méndez Dr. Sergio Fenice Dr. Carlos A. Chasco y