N° 131 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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Nº 131
24
días
En
del
mes
de
la
ciudad
Setiembre
de
del
Venado
Año
Tuerto,
Dos
Mil
a
Nueve,
los
se
reunieron en Acuerdo los Señores Vocales de la Cámara de
Apelación en lo Penal de esta ciudad, Dres. Gustavo D.I.
García Méndez y Tomás G. Orso y el Sr. Vocal de la Cámara de
Apelación en lo Civil, Comercial y Laboral local Dr. Carlos
A. Chasco, con el fin de dictar sentencia definitiva en el
proceso seguido a H.J.E.S., argentino, nacido en Rosario el 2
de Marzo de 1945, siendo hijo de Alberto y de Margarita
Sonvico,
Público
Paraguay
de
estado
Nacional,
Nº
102,
civil
con
casado,
instrucción,
planilla
de
ocupación
domiciliado
prontuarial
Nº
Contador
en
862,986,
calle
por la
presunta comisión del delito de Homicidio Culposo (artículo
84, 45, 41, 40 29 Inc. 3º y 26 del Código Penal) en Causa Nº
3831/06 del Juzgado de origen y en Causa Nº 27/08 de esta
Cámara.
Estudiados los autos, se resolvió plantear las
siguientes cuestiones:
1º) ES JUSTA LA SENTENCIA APELADA?
2º)
QUE
PRONUNCIAMIENTO
CORRESPONDE
DICTAR
EN
DEFINITIVA?
Practicado el sorteo de ley, resultó que la
votación debía efectuarse en el siguiente orden: Dres. Orso,
García Méndez y Chasco.A la primera cuestión planteada, El Dr. Orso
manifestó:
I)
Contra
el
Fallo
Nº
1385
del
10
de
Septiembre de 2007 del Señor Juez en lo Penal Correccional
de la Novena Nominación de la ciudad de Rosario, Dr. Héctor
Nuñez Cartelle, por el que CONDENÓ al llamado H.J.E.S., por
el delito de Homicidio Culposo a la pena de Tres Años de
Prisión
de
Ejecución
Inhabilitación
Condicional
Especial
para
y
a
Seis
Conducir
años
vehículos
de
de
cumplimiento efectivo y las costas del proceso (Arts. 84, 45,
26, 29 Inc. 3º, y 40 todos del Código Penal), como autor
material
y
penalmente
responsable,
interpuso
recurso
de
apelación el imputado, por la totalidad del Fallo, el que fue
concedido a fs. 192 de autos.
1)
El
Dr.
Héctor
Manuel
Galarza,
en
representación de H.J.E.S., manifiesta su fundamento en que
el
accidente
se
produjo
en
horas
de
la
noche;
que
la
velocidad permitida era de 60 kms./h, y que el Sr. España
transitaba a una velocidad inferior; que la zona carecía de
luz artificial; que la bicicleta carecía de luces (ojo de
gato); que los supuestos testigos no se encontraban en el
lugar del hecho; que los supuestos testigos no son autores de
las declaraciones labradas en la preventora, que ellos además
de no ser autores de sus declaraciones aportan a la causa una
falacia. Que el ciclista había consumido alcohol y que por su
conducta imprudente y negligente no le quedó otra vía a su
defendido
que
la
de
esquivarlo.Que
desde
ocurrido
el
accidente hasta la fecha han pasado 4 añosy que el máximo de
la pena del delito es tan sólo 3 años de prisión; que por la
simplicidad del caso no justifica que hayan trasncurrido todo
ese tiempo. Cita jurisprudencia y doctrina. Que la causa es
sumamente sencilla y no se explica semejante dilación; que se
afirma que ha transcurrido mñas tiempo que el máximo de la
penal
aplicable
por
el
delito
imputado,
no
se
encuentra
explicación a tal demora. Que el único remedio posible a
dicha transgresión constitucional es declarar la Extinción de
la acción penal. Que el requerimiento de elevación a juicio
que
se
cuestiona,
sustentar
tanto
la
carece
de
relación
motivación
fáctica
como
suficiente
la
para
calificación
jurídica que se impone. Que no se da fundamento alguno de
cual sería el acto imprudente ni se habla de violación alguna
al deber de cuidado y no hay análisis de pureba alguna y que
tal situación lesionó en forma considerable el derecho de
defensa en juicio, al no poder conocer la defensa el porque
de la acusación. Cita Docrtina. El “in dubio pro reo” hace
referencia al estado indivual de duda de los jueces, y la
obligación de absolver cuando no se hayan podido convencer de
la culpabilidad del acusado. Que en este caso el razonamiento
del Juez Correccional choca con las reglas de la lógica ya
que afirma la existencia de una concurrencia culposa de la
víctima, y por otro lado concena a su defendido como autor
del delito. Cita Doctrina y Jurisprudencia.2) El Sr. Fiscal de Cámaras de Rosario, Dr.
José
María
Peña,
contesta
los
agravios
formulados
por el
apelante, diciendo que está debidamente acreditado que la
víctima conducía su biciclo por una zona en el que rteinaba
la oscurdad por la falta de luminarias que da cuenta en la
isnpección ocular; que la bicicleta carecía de luces y que el
cicliste llevaba ropa oscura. Que es innegable la culpa de la
víctima en la producción del evento; pero que las culpas en
materia penal no se compensan. Que el inferior hace una serie
de
consideraciones
respecto
de
la
conducta
del
acusado,
consideraciones que carecen de idoneidad para concluír sobre
la responsabilidad del acusado. El imputado no se alejó del
lugar del hecho hasta que llegara su abogado y sus hijos. Que
el A-quo tomó como elemento cargose que el imputado conducía
a una velocidad superior a la permitida, lo que se contradice
que la propia pericia. Que es precisamente la coincidencia de
los sospechosos testigos lo que hace a la espontaneidad de
los mismos, poruqe e su mera lectura se advierte que son un
calco
el
uno
del
otro;
que
corresponde
al
dictado
del
sumariante policial. Que da la opinión que corresponde hacer
lugar a la queja expresada por la defensa.II) Corresponde en las presentes actuaciones
resolver
Héctor
el
recurso
Manuel
sentencia
de
Galarza
1385/2007
apelación
–defensor
dictada
por
interpuesto
de
H.J.E.S.-
el
titular
por
el
contra
del
Dr.
la
Juzgado
Correccional de la Novena Nominación de Rosario –Dr. Héctor
Nuñez Cartelle- en cuanto condenó al imputado, en orden al
delito
de
Homicidio
Culposo
a
una
pena
de
Tres
Años
de
Prisión de Ejecución Condicional, Seis Años de Inhabilitación
Especial para conducir vehículos de cumplimiento efectivo,
las costas del proceso, más reglas de conducta. (Arts. 84,
26, 29 inc. 3°, 40, 41 y 27 bis, todos del Código Penal).
Examinadas las posturas de las partes, en la
expresión
de
primeramente
agravios
reseñadas,
y
se
su
respectiva
desprende
que
contestación
no
existe
controversia entre las mismas respecto a la atribución de
responsabilidad
sobre
el
penal
imprudente
justiciable
y
por
que
la
liminarmente
cual
el
mismo
recaía
fuera
inicialmente convocado a prestar declaración indagatoria y
procesado, posteriormente acusado por el fiscal de primera
instancia y finalmente condenado por el juez correccional de
anterior referencia, recayendo sobre dicho decisorio la vía
impugnativa introducida por la Defensa.
Ergo, no habiendo interés por parte del actor
penal –Ministerio Público Fiscal de Alzada- en rebatir los
argumentos
esbozados
por
su
contradictor,
respecto
a
la
culpabilidad penal imprudente del sometido a proceso y en
sostener la pretensión punitiva, este tribunal de segunda
instancia pierde facultades de confirmar la condena apelada,
la
que
deberá
ser
dejada
sin
efecto,
disponiéndose
en
consecuencia la absolución del sometido a proceso.
Arribo
partiendo
del
a
reconocimiento
la
conclusión
expreso
del
precedente
rol
asignado
al
órgano acusador –Ministerio Público Fiscal- en el marco del
proceso penal, aún en la etapa previa a la ley 12.734 o a la
interina
resulta
transición
titular
de
dispuesta
la
por
acción
ley
penal
12.912(art.
8
en
cuanto
C.P.P.)
y
exclusivo, en este caso, promotor y sostenedor de la misma.
En
este
sentido
y
respecto
a
una
norma
contenida en el Código Procesal Penal de la Nación (art. 348
CPPN) que establece un sistema de consulta, mediante el cual
la
Cámara
de
Apelaciones
puede
dirimir
la
controversia
suscitada entre el Fiscal –que requiere el sobreseimiento- y
el Juez -que pretende elevar a juicio- e incluso obligar a
aquel a adoptar una postura acusatoria, la Corte Suprema de
Justicia
de
la
Nación
descalificó
categóricamente
dicho
artículo y con cita a Manuel Obarrio, en el leading case
“Quiroga” (26 de Diciembre de 2004), indicó que “cuando el
acusador
arriba
a
estas
suficiente
de
entrar
plenario,
al
conclusiones
culpabilidad
porque
del
(ausencia
procesado)
el
plenario
no
es
de
prueba
es
un
posible
juicio
en
materia criminal que participa de la naturaleza del juicio
ordinario en materia civil, es decir, un juicio seguido entre
partes, un juicio contradictorio”. “Entrar al plenario sin
acusador sería lo mismo que abrir la tramitación de un juicio
ordinario
civil,
radicalmente
sancionarse,
sin
el
existir
orden
en
mi
demandante.
natural
concepto,
un
de
Solo
los
hecho
alterando
juicios
que
puede
importa
una
positiva irregularidad en la marcha de los procedimientos”
(del primer voto del Sr. Ministro Petracchi).
Vinculado
al
caso
de
autos
el
precedente
traído a colación -emanado de nuestro máximo tribunal-, se
advierte sin mayor dificultad que la Fiscalía de Cámaras hace
propias
las
observaciones
y
críticas
enervadas
por
el
defensor contra la sentencia en crisis y sostiene que resulta
aplicable al caso de autos el instituto procesal consagrado
en el art. 5 del CPP: in dubio pro reo. En virtud de ello y
no
mantenida
jurisdiccional
la
de
pretensión
segunda
punitiva
instancia
debe
este
atenerse
órgano
a
la
postura asumida por el Ministerio Público, sin que pueda ir
más allá de la misma, por estricta aplicación de las reglas
del contradictorio: la falta o desistimiento de la acción
limita a la jurisdicción.
Por
otra
también
debe
destacarse
que
el
standard convictivo y valorativo que debe guiar y orientar al
Ministerio Público Fiscal fue modificado a partir de la ley
12.162 –de fines del año 2003- no rigiendo más la obligación
de
incriminar
originariamente
en
caso
el
CPP
de
duda,
según
ley
tal
6740,
como
en
establecía
el
art.
67,
debiendo actuar ahora el órgano acusador, a partir de la
vigencia de la ley de anterior mención, adecuando sus actos
conforme un criterio objetivo.
Todo
lo
señalado
resulta
perfectamente
asimilable al caso que nos ocupa encontrándose impedido este
tribunal de Alzada de confirmar la sentencia apelada ante la
postura desincriminatoria adoptada por el fiscal de cámaras y
resultando
ello
compatible
con
el
modelo
de
neto
corte
acusatorio hacia el que nos dirigimos y que ya en la actual
etapa de transición establece la vinculación de la postura
fiscal en varios segmentos del trámite:
·
Ante la desestimación de la denuncia esgrimida por
el Fiscal de primera instancia y sostenida por el de
Cámaras (art. 185, segundo párrafo C.P.P.).
·
Ante el pedido de sobreseimiento sostenido durante
la
etapa
de
la
crítica
instructoria
por
acuerdo
de
fiscales (art. 372 CPP)
·
Ante la pretensión absolutoria del fiscal de grado,
al momento de que se le corre traslado para formular
conclusiones
(art.
397,
última
parte,
norma
que
fue
modificada en el año 2003 mediante ley 12.162).
Justamente
este
último
supuesto
es
asimilable
al
caso
de
autos en el que la postura desincriminatoria ya no ocurrió
durante el plenario sino que aparece en segunda instancia,
teniendo tal actitud adoptada por el actor penal de alzada
iguales
efectos
limitadores
de
la
jurisdicción
que
los
previstos en la norma de última referencia, todo ello por el
carácter de unidad orgánica y preeminencia jerárquica del
Ministerio
Público
Fiscal,
conformándose
la
voluntad
persecutoria o no persecutoria en función de los criterios
adoptados por los funcionarios jerárquicos que intervienen en
la causa, tal como acontece en las presentes actuaciones en
la
que
el
Fiscal
de
Cámaras
solicita
la
absolución
del
imputado.
En este sentido la doctrina señaló que “si el
actor penal, en el momento del alegato solicita la absolución
se acabó la discusión, terminó el contradictorio, es decir
concluyó el proceso. No hay más juicio, porque precisamente
falta su presupuesto fundamental que es la contradicción y en
consecuencia el juez no puede condenar porque para ello ha
debido dejar de ser un tercero imparcial e imparcial y se ha
convertido
en
parte
acusadora”.
(Corvalán,
Víctor;
Comentarios críticos a la reforma procesal penal, ley 12162,
Juris 2004, pág. 211).
Ahora bien ¿Qué queda para la jurisdicción?.
Sobre este punto considero que el principio de sujeción a la
ley
que
rige
toda
la
función
judicial
también
debe
ser
observado por el órgano de la acusación a fin de evitar
arbitrariedades en la actuación del Ministerio Público. De
ello
surge
la
necesidad
de
fundar
los
requerimientos
del
Ministerio Público Fiscal –el art. 67 CPP establece que “los
representantes
del
motivada
específicamente
y
Ministerio
Público
sus
Fiscal
formularán
requerimientos
y
conclusiones”- resultando ello derivación directa de la forma
republicana de gobierno. La motivación de las razones que han
llevado a un funcionario “esclavo de la ley”, al decir de
Alfredo Vélez Mariconde, a dictaminar en uno y otro sentido
no es una elemental cortesía sino un riguroso requisito que
exige el estado de derecho democrático.
Al respecto cabe señalar que la Corte Nacional
no ha derogado el control externo que le corresponde al poder
judicial y de acreditarse un acto groseramente arbitrario -no
una mera opinión diferente respecto de la discrecionalidad
técnica en orden al ejercicio de la acción penal, facultad
privativa del Ministerio Público Fiscal – queda expedita la
sanción de nulidad (arts. 162 inc. 2°, 164, segundo párrafo y
ccs. CPP) función que compete a los jueces para preservar la
legalidad
sustancial
del
sistema.
Un
tratamiento
pormenorizado de la presente cuestión puede verse en Falcone
Roberto “El proceso penal en la Provincia de Bs. As.“ Ad.
Hoc., año 2005 págs. 404 y ss; Righi Esteban·”El control de
las decisiones no acusatorias del Ministerio Público” op.
cit. pág. 26 y ss.; Gil Lavedra, Ricardo “ Legalidad Vs.
Acusatorio” Una falsa controversia, C.D.JP, Año III Nro. 7
págs. 829 y ss quien con claridad señala “ Pareciera que no
es difícil, entonces, que los vicios graves de motivación en
el pedido de sobreseimiento conduzcan a su nulidad. Asimismo,
los arts. 272 y 274 del Código Penal imponen sanciones a los
fiscales que falten a sus obligaciones legales (págs. 847);
Ledesma, Angela Ester, en AAVV libro homenaje a Francisco D
´Albora “ El Objeto Procesal Penal. Momento en que se define”
págs. 308 y ss especialmente pág. 344.
De lo dicho y a modo de control de coherencia
argumentativa y autosuficiencia surge con claridad que la
motivación
del
dictamen
de
la
Fiscalía
de
Cámaras
y
la
apreciación de los elementos de convicción incorporados al
proceso que allí se hace –invocación de la operatividad del
principio jurídico procesal “in dubio pro reo” (art. 5 CPP);
evaluación
de
las
declaraciones
testimoniales
incorporadas
durante la instrucción y a las que pone en duda en virtud de
que los testigos primeramente negaron conocer a la víctima y
luego se desdijeron en tal sentido; del peritaje mecánico a
partir de lo cual concluye que el imputado no marchaba a una
velocidad excesiva, de la inspección ocular a partir de la
cual sostiene
que
el
lugar
estaba
nula
o
deficientemente
iluminado y que además la bicicleta carecía de luces y la
víctima tenía ropa oscura y de la inidoneidad de la conducta
posterior asumida por el encausado, con lo cual se opone con
la valoración que al respecto efectuara el juzgador- resultan
consistentes y compatibles por lo que tal postura procesal
claramente
superó
el
umbral
de
logicidad,
congruencia
y
suficiencia jurídica anteriormente señalado, por lo que la
misma resulta inoponible correspondiendo por ello dejar sin
efecto
la
sentencia
condenatoria
recurrida
y
disponer
la
absolución de H.J.E.S., en orden a los hechos por los cuales
fuera sometido a proceso.
A la misma cuestión el Dr. García Méndez dijo:
El Sr. Vocal preopinante, Dr. Tomás Orso al
momento de expedirse sobre el recurso de apelación presentado
por el Dr. Héctor Galarza en representación legal del llamado
Julio Horacio España Sonvico, demás datos de identidad en
autos,
que
fuera
oportunamente
condenado
como
autor
penalmente responsable del delito de Homicidio Culposo por el
titular
del
Juzgado
en
lo
Penal
Correccional
de
los
Tribunales de Rosario por el delito anteriormente mencionado,
destaca que en las presentes actuaciones al expedirse el Sr.
Fiscal de Cámaras de la 2da. Circunscripción Judicial, Dr.
José María Peña, no controvirtió la opinión de la Defensa y
por lo tanto ensaya una fundamentación consistente en que al
no
existir
Público
interés
Fiscal-
por
parte
considera
del
el
actor
Dr.
penal
Orso
–Ministerio
que
deviene
insustancial la sentencia recurrida y propone que se absuelva
de culpa y cargo al llamado H.J.E.S., ya demás agrega que el
Ministerio
Público
Fiscal
tiene
asignada
la
actuación
de
Órgano Acusador en el marco del proceso penal, aún en la
etapa
previo
a
la
ley
12734,
o
la
interina
transición
dispuesta por la ley 12912, en cuanto resulta titular de la
acción penal y por lo tanto promotor del avance del trámite
procesal
a
provocarse
adoptara
la
siguiente
etapa.
un
desgaste
jurisdiccional
una
postura
contraria
Menciona
a
la
además
que
innecesario
que
propone.
puede
si
se
También
agrega que el Ministerio Público Fiscal debe conservar el
principio
de
sujeción
a
la
ley
y
fundamenta
sus
requerimientos como corresponde, y finaliza su voto haciendo
consideraciones sobre el fondo del asunto, que lo conducen al
mismo resultado, en base a lo establecido en el Art. 5 del
C.P.P.
He tenido oportunidad de expedirme en autos:
“De
Marco,
Luis
y
Otro
s/Amenazas
Coactivas”
en
el
cual
también se había planteado una adhesión de la Fiscalía de
Cámaras a la opinión de la Defensa pero en el caso aludido se
trataba del recurso de apelación de un auto de procesamiento.
No
dejo
de
advertir,
que
el
planteamiento
formulado por el Sr. Vocal preopinante está enmarcado dentro
del espíritu que se registra en el Nuevo Código Procesal
Penal de nuestra Provincia que aún no ha entrado totalmente
en vigencia, me estoy refiriendo a la ley 12734. Sin embargo,
en este momento se encuentra en vigencia –el mismo Dr. Orso
lo
ha
mencionado-
un
sistema
de
transición
en
materia
procesal penal que está adecuado a la ley 12912.
Ya existe algún antecedente emitido por este
Cuerpo Colegiado cuando el Suscripto lo integraba con los
Dres. Marta Burrone de Juri y Juan Rodolfo Rosso, habiéndose
presentado una situación similar, o sea cuando el Dr. Fiscal
de Cámaras ante un recurso de apelación contra una sentencia
definitiva
condenatoria,
se
adhirió
a
la
Defensa
y
sin
embargo, la Cámara de Apelación decidió mantener la condena
invocando como sustento que existía una base incriminatoria
lograda en Primera Instancia, con la presentación oportuna de
la requisitoria de elevación a juicio y la solicitud de pena
–en las conclusiones- por parte del Sr. Fiscal de Grado. En
definitiva, considero que corresponde entrar a evaluar el
fondo del asunto y decidir en consecuencia.
El accidente que nos ocupa se produjo en la
ciudad de Rosario el día 24 de Agosto del año 2003, cuando el
acusado en autos embistió con su camioneta marca Land Rover
chapa patente BXA-073 en Avda. Ov. Lagos entre Circunvalación
y Puente Gallegos de la mencionada ciudad, al ciclista Félix
Mario Domínguez, a la quien le ocasionó la muerte.
De acuerdo a los agravios de la Defensa la
sentencia
condenatoria
no
tendría
sustento
ya
que
a
su
entender su defendido transitaba normalmente en horas de la
noche, a una velocidad reglamentaria por una zona en que
carecía de iluminación artificial y agrega que la bicicleta
de la víctima carecía de todo tipo de luces, también destaca
que los testigos que han declarado en la causa han macnionado
que el rodado del acusado transitaba en forma de zig-zag,
pero que ello no está demostrado y que sí se estableció que
el
ciclista
estaba
alcoholizado
y
por
lo
tanto
no
se
encontraba en condiciones de conducir ningún vehículo y menos
aún un bicicleta ante el peligro para su integridad física.
Es
compensación
de
sabido
acciones
que
en
culposas,
materia
lo
cual
penal
sí
no
hay
ocurre
en
materia civil, pero esta última circunstancia no se encuentra
en discusión en autos. Existe una pericia accidentológica
obrante a fs. 78/80 a cargo de la Sección Pericias Técnicas
del Automotor que depende de la División Criminalística de la
UR
II
de
Rosario,
de
acuerdo
a
la
misma
la
bicicleta
circulaba en el mismo sentido que la camioneta Land Rover, a
la
altura
de
calle
Ov.,
Lagos
al
7500
de
la
ciudad
de
Rosario, que el ciclista conservaba su derecha, que embiste
la
camioneta
al
infortunado
ciclista
desde
atrás
con
el
frente medio de la chata y comienza a frenar después del
impacto, se agrega que el birrodado no posee luces y que de
acuerdo
al
informe
de
al
preventora
las
dos
columnas
de
alumbrado existentes en el lugar no funcionaban, por lo tanto
la única iluminación en el lugar era la que provenía de las
viviendas, y por último menciona que de acuerdo a la huella
de frenado que dejó la pick up -20 metros- su velocidad no
era inferior a 59,59 km/h. A este panorama debe agregarse que
el ciclista circulaba vistiendo prendas de color oscuro y que
de acuerdo no sólo al informe de la autopsia, de la cual
surge
a
fs.
56
vlta.
que
se
percibía
a
la
apertura
tegumentaria un intenso hedor alcohólico. Se agrega a fs. 75
que al llevarse a cabo el correspondiente análisis de sangre
en
el
Laboratorio
Biológico
de
la
UR
II
de
Rosario,
se
estableció como resultado que el grado de alcoholemia de la
victima ascendía a 1,850 g/l.; este informe no hace más que
ponernos de relieve que el ciclista Domínguez en el momento
de producirse el accidente estaba en estado de ebriedad y de
ninguna manera estaba en condiciones de poder conducir ningún
tipo de vehículo pro la vía pública.
El A-quo fundamenta su decisorio condenatorio
efectuando un análisis de la conducta del conductor de la
camioneta, que es posterior a la producción del accidente, ya
que menciona que E. S. se preocupó primero por hablar con un
familiar abogado antes que solicitar auxilio médico para la
víctima; si bien es criticable esta situación, aquí se trata
de establecer si el acusado con su conducta en el accidente,
colocó el nexo de causalidad para la producción del miso y la
secuela mortal de quien guiaba la bicicleta mencionada.
También el Sentenciante de Primera Instancia
menciona que transcurrieron once horas desde el momento del
hecho hasta que se le extrajo la muestra correspondiente al
acusado para efectuarle la pericia de alcoholemia y por lo
tanto dice que el imputado pudo eliminar cantidad de alcohol
en ese lapso como ocurre con cualquier persona. Sobre este
punto,
debo
señalar
irregularidad
que
por
a
mi
parte
entender
de
la
ha
existido
autoridad
una
policial
interviniente en la causa ya que se debió de inmediato lograr
la
extracción
de
la
muestra
de
sangre
del
acusado,
para
establecer si estaba o no ebrio en el momento de ocurrir el
accidente, al no hacerlo, se ha perdido la oportunidad de
obtener una prueba importante, pero de todos modos no puede
ser
utilizado
este
factor
en
contra
del
mismo,
pero
sí
corresponde que el A-quo aplique sanciones administrativas –
mejor
dicho
informe
al
Ministerio
de
Seguridad
de
la
Provincia de Santa Fe- acerca de la falencia mencionada para
que
se
contemple
la
posibilidad
de
aplicar
sanciones
administrativas.
El quid de la cuestión radica –para establecer
la
culpabilidad
del
acusado-
si
el
mismo
estaba
en
condiciones de observar al ciclista y además en su caso de
evitar
embestirlo
con
una
maniobra
correspondiente.
Con
respecto a la velocidad que desarrollaba la camioneta el Aquo no está de acuerdo con la pericia que obra a fs. 78/80
pues considera que la camioneta circulaba a una velocidad
superior a los 60 km/h. La pericia en cuestión está basada en
elementos
también
científicos
a
una
y
ciencia
para
que
rebatirla
es
ajena
se
a
debe
la
recurrir
que
estamos
recurriendo en materia de ciencias sociales, por lo tanto, si
bien el A-quo tiene el derecho a disentir con el resultado de
la
pericia
accidentológica,
debió
fundamentarlo
científicamente, de lo contrario es muy difícil no tener en
cuenta dicho informe.
También la Defensa menciona que los testigos
que han declarado que el conductor de la camioneta habría
circulado
en
forma
de
zig-zag
en
el
momento
previo
al
accidente están manifestando una circunstancia, que sólo se
compadecería
si
el
acusado
estaba
bajos
los
efectos
del
alcohol y/o con somnolencia, pero estas circunstancias no
están demostradas en la causa como corresponde y sí por el
contrario está acreditado no sólo que el ciclista infortunado
estaba
alcoholizado,
sino
que
además
conducía
con
un
birrodado sin luces y como otro factor que dificultaba su
visibilidad, con prendas de vestir oscuras, todo ello puede
hacer presumir que el conductor de la camioneta realmente se
da
cuenta
de
su
presencia
cuando
ya
no
puede
evitar
el
impacto y además no debe olvidarse que ante la duda sobre los
hechos el acusado está amparado pro el principio in dubio pro
reo, o sea que la duda sobre cualquiera de los extremos de la
imputación
debe
conducir
al
Tribunal
a
decidir
por
la
absolución y adquiere relevancia sobre todo al momento de
dictar la sentencia definitiva.
Todo ello, sin perjuicio de que la conducta
desplegada por el acusado no haya sido la ideal, pero ya se
trata
de
involucrarnos
en
al
materia
civil,
lo
cual
no
corresponde hacerlo en autos.
De
acuerdo
a
los
argumentos
anteriormente
mencionados es que propongo al Acuerdo que se recepten los
agravios de la Defensa, se revoque la condena del llamado
H.J.E.S., demás datos de identidad en autos, como autor del
delito de Homicidio Culposo y en su lugar se lo absuelva de
Culpa y Cargo de acuerdo a lo establecido en el Art. 5 del
C.P.P.
A la misma cuestión el Dr. Chasco dijo:
Que, existiendo disidencia entre los vocales
preopinantes en relación al rol asignado al órgano acusador
en esta etapa del proceso, debo manifestar mi adhesión a lo
postulado por el Dr. García Méndez.
Entiendo
sustento
en
fallos
que
su
directrices
argumentación
del
Alto
encuentra
Tribunal
Federal
tales como “Marcilese” (15-08-02; Fallos 325:2005).
En el dictamen del Procurador General Nicolás
Becerra
(que
la
Corte
hizo
suyo)
se
hacía
una
clara
referencia a que es parte visible del espíritu constitucional
garantizar,
ya
desde
el
mismo
diseño
procesal,
que
la
actividad decisoria del Juez se vea resguardada de cualquier
adjudicación de responsabilidades vinculadas con la puesta en
funcionamiento de la acción estatal en cualquier etapa del
sistema
de
enjuiciamiento
y
que
este
criterio
de
base
doctrinaria no ha variado con la reforma de 1994, pues el
nuevo Art.120 de nuestra Ley Suprema ratifica la dirección
impuesta
al
encargado
proceso
penal,
en
el
que
es
el
fiscal
el
de promover la acción, mientras que los Jueces
tienen a su cargo el conocimiento y decisión de los asuntos
que el Ministerio Público promueve.
Así,
debe
afirmar
que
nunca
pueden
los
Tribunales ejercer una jurisdicción en ausencia de un agravio
real y concreto de alguna de las partes en el proceso. Pero,
ello
no
supone
desconocer
los
principios
de
oficialidad,
irretractabilidad e indisponibilidad de la acción penal.
Por el contrario -decía el Procurador en el
citado “Marcilese”-, cuando el Código Procesal de la Nación,
en su art. 5º establece que la acción penal pública será
ejercida por el Ministerio Público Fiscal, no significa que
ese fiscal tiene disponibilidad sobre la acción, sino que su
competencia se limita a manifestar la ausencia de pruebas o
tipicidad y, en consecuencia, a impetrar un pronunciamiento
liberatorio.
En
el
mismo
pronunciamiento
indicado,
el
Ministro de la Corte Nacional Dr. Carlos Fayt, en su propio
voto no da pautas de aplicación a los presentes, tales como
que el debido proceso exige la observancia de las formas
sustanciales del juicio relativas a la acusación, defensa,
prueba
y
sentencia
dictada
por
los
Jueces
Naturales,
recordando
además,
como
principio
rector,
que
en
nuestro
sistema de enjuiciamiento penal es el Estado, el que por sí
mismo
se
encarga
oficialidad).
Por
de
la
tal
persecusión
razón
el
penal
principio
(principio
acusatorio
de
sólo
puede ser concebido en su acepción formal, es decir aquélla
según
la
cual
se
ponen
en
manos
de
un
órgano
especial,
distinto del que declara el Derecho, el cometido de excitar
la jurisdicción mediante el ejercicio de la acción.
El principio acusatorio consiste en que Juez y
acusador
no
sean
la
misma
persona;
se
trata
del
desdoblamiento formal del Estado en dos órganos específicos:
uno que acusa y otro que decide.
El principio “ne procedat iudex ex officio”
supone únicamente que el proceso sólo podrá iniciarse si hay
acusación del fiscal extraña al tribunal de juicio, en tanto
ello es garantía de la imparcialidad de quien ha de juzgar
(entendida
como
garantía
implícita
derivada
de
la
forma
republicana de gobierno).
Es con base en esa necesidad de imparcialidad
y objetividad de quien tiene que dictar sentencia que la
existencia de acusación y su contenido no pueden tener origen
ni ser delineados por el mismo órgano que luego tendrá a su
cargo la tarea decisoria. Si se soslaya, entonces, que en
nuestro sistema procesal mediante el proceso acusatorio sólo,
se
pretende
principio
proteger
corre
la
peligro
garantía
de
de
imparcialidad,
transformarse
pretenciosa y, a la vez, vacía de contenido.
en
una
aquel
fórmula
Decía Fayt: “Es la coexistencia del principio
de oficialidad con el sistema acusatorio la que impide, a su
vez,
introducir
una
connotación
dispositiva
de
la
acción
penal -principio acusatorio material-, pues ello implicaría
desconocer que el “ius puniendi” no pertenece al Ministerio
Público Fiscal sino al propio Estado del que también son
expresión los Jueces. En efecto, asignar ese significado al
principio acusatorio no puede sino vulnerar, al mismo tiempo,
las reglas básicas del principio de oficialidad”.
“Es que a diferencia del Derecho Anglosajón
-donde el principio es entendido en su acepción material- no
se está aquí ante un Derecho de partes como ocurre en el
Derecho Privado. En nuestro sistema de enjuiciamiento penal
no hay un derecho de acusadores a la condena del imputado,
pues en el proceso penal no hay una verdadera pretensión,
en
tanto no existe una relación jurídico-material entre acusador
y acusado y es el Estado el exclusivo titular del derecho
penal sustancial. Es por ello que el acusador no tiene un
derecho subjetivo a la imposición de la pena. En efecto, la
conclusión del proceso penal debe sujetarse estrictamente a
la legalidad”.
“...No deben confundirse las reglas del debido
proceso de carácter acusatorio con el principio dispositivo.
El primero, como se dijo, impone simplemente disociar las
funciones requirente y decisoria, mientras que el segundo, se
relaciona con la titularidad del derecho material en crisis.
Por ello...no siendo el acusador titular de derecho alguno,
resulta
impensable
que
pueda
apartar
al
Tribunal
del
ejercicio
de
su
jurisdicción,
ejerciendo
un
poder
vinculante”.
“...Si llegara a determinarse que la petición
del acusador maniata la decisión de quien ha de juzgar, se
estaría reconociendo a los acusadores su disponibilidad sobre
el
derecho
subrayarse
penal.
que
la
Como
contrafaz
determinación
de
del
esta
noción,
objeto
mismo
debe
de
la
acusación no puede quedar en manos del Tribual, pues ello sí
afectaría su imparcialidad. Así circunscripto, el principio
acusatorio supone como regla de garantía que el juzgador sólo
queda ligado a la acusación en el sentido de su imposibilidad
de condenar a una persona distinta de la acusada y por hechos
distintos de los imputados, pero la solicitud concreta del
fiscal en algún modo lo vincula”.
Tales conceptos son trasladables sin más al
presente.
Tampoco
debemos
dejar
de
considerar
que
en
nuestro ordenamiento procesal penal, el Art. 8 si bien pone
en manos del Ministerio Fiscal el ejercicio de la acción
penal
en
los
delitos
de
acción
pública,
lo
hace
en
el
contexto del referido Art. 5 del Código Procesal Penal de la
Nación el cual alude el distinguido jurista que integra la
Corte Suprema de Justicia de la Nación.
También
debo
remarcar
que
el
Art.
325
del
C.P.P. -Código de Transición- es el Juez el que mantiene el
mérito
instructorio
atinencia
a
la
en
la
imputación
tarea
crítica
concreta
de
un
respecto
hecho
de
la
delictivo
respecto de
un
sujeto
determinado,
pudiendo
ser
el
mismo
desincriminador, dubitativo o incriminador, pero siempre a
cargo
del
Organo
Jurisdiccional,
quien,
de
tal
modo,
determina o considera la situación del imputado.
No puede quedar una resolución que es propia
de la actividad jurisdiccional (Juez que instruye o Cámara
que revisa) en manos del Ministerio Público Fiscal, quien sí
podrá ejercer
su
tarea
acusatoria
en
el
momento
procesal
oportuno, en base a sus atribuciones (Art. 66 C.P.P.) y al
criterio de oportunidad (Art. 8, últ. párrafo y Art. 10 II,
C.P.P., según ley 12.912).
Por
lo
demás,
coincido
con
la
decisión
de
disponer la absolución del imputado respecto del recurso de
apelación planteado. Así voto.
A la segunda cuestión planteada el Dr. Orso,
dijo:
Que teniendo en cuenta el resultado al que se
arribó
al
votar
Acuerdo
que
revoque
la
identidad
se
la
recepten
condena
en
cuestión
autos,
del
anterior
los
agravios
llamado
como
autor
es
de
H.J.E.S.,
del
que
propongo
al
la
Defensa,
se
demás
delito
de
datos
de
Homicidio
Culposo y en su lugar se lo absuelva de Culpa y Cargo de
acuerdo a lo establecido en el Art. 5 del C.P.P.
A la misma cuestión el Dr. García Méndez dijo:
Adhiero específicamente a las conclusiones a
que arribó el vocal preopinante.
A la misma cuestión el Dr. Chasco dijo:
Comparto las conclusiones a las que arribara
el Dr. Orso.
En definitiva, oídas que han sido las partes,
la Cámara de Apelación en lo Penal de Venado Tuerto -por
mayoría- RESUELVE: Revocar la condena impuesta al llamado
H.J.E.S., demás datos de identidad en autos, como autor del
delito de Homicidio Culposo y en su lugar se lo absuelva de
Culpa y Cargo de acuerdo a lo establecido en el Art. 5 del
C.P.P.
Insértese
copia
autorizada,
hágase
saber
bajen.
Dr. Tomás G. Orso
(En disidencia parcial por fundamentación)
Dr. Gustavo D.I. García Méndez
Dr. Sergio Fenice
Dr. Carlos A. Chasco
y
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