Ofrenda a la patria en el centenario de su independencia : artículos

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CENTENARIO DE SU INDEPENDENCIA
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Hatrla ~! á
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ffi1S (tljOS
Pensando ya ~n mis hijo~, ya en mi Patria, vacilé mucho tiempo en empnnder
Ó 110 la publ1cactón de este libro,
Al considerar que sois l11\lChos, hijos mios; que
.no contai~ para la "ida sino con el escaso prociu~
to de mi profesión de abogél do; que \"uestl"a educación que cmpieza apenas demamlará grandes
gastos, .Y <tue yo deho preocuparme por dcjarm;
algo que os haga la exi~tencia mel108 penosa d~
lo que ha sido la mia, juzgaba CHTgO de conciencia
d~stinar una suma par2\. mi no despreciable, en puh1icar un libro en l'sta ticna clotHle {ksgt-aciadamente poeos leen ó los más lo hacen pidiendo pre~ta.do {) regalado el ejemp·,a lO, y donde casi nadie
aprecia el esfuer7.o iute1ectu al, y los trahajos de la
pluma ~()n ~cguro desastre :)('cuniario,
Pe¡-o pensando
luégo que .-'Il la cc1ehración del
Centenario
de la I])(lepenclel~cia algun sacriticio
cl~hc hacer por la Patria ca.da ciucladanc; que etIenseñar á lo!-;hijo~ Ú ~lmada \" ii ~er\'irla es tambien cumplir un 'deher para CO;} ellos,:y que no tanto es ohligación dejades un capital material pcreœrlero,
CHanto los medj¡)s de ~Flquirlr1o
por el pro-
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IV~
pio esfuerzo dejándoles un nombre sin mancilla y
un caudal de buenas enseñanzas, resold editar el
libro .
. Quiero que él sea para la Nación modesta ofrenda de hucna voluntad.
Quiero que mis aislados
pero incensan tes esfuerzos por su feli,cidacly su pro~reso, formen hoy, reunidos, una como corona de
flores para adornar las estatuas de los próceres.
Quiero que consten en resumen mis ideas y principios políticos como el homenaje de amor:'i la Repúhlica de quien aspiró (t se¡-.árla sin serle gravoso y
permaneciendo siempre independiente.
Los bondadosos favorecedores de Sur América
nada nuc\'o cncontrarán cnesta ohra, porque sólo
es tina selección de lo que allí leyeron, hecha para
los que no conocen el periódico y más aúù. para los
que lcyendo de él apenas números aislados)' no pudiendo por 10 mismo comprender mis ideales polf- .
tieos ni la sana intcnción de la labor entera de mi
vida, mc han colmado de injurias unos}" de ingnttitudes otros.
De buena gana hubiera hecho yo para el Centenario algo mejor ó algo más llueva; pero can:ciendo dc ticmpo y (Je recursos, y más todavía de
{tRima \' de fuenas, hube de limitarme á hacer un
haz de- mis escritos;
}' escogí de entre todos, los
más serenos, los mÚs encaminados al bien público,
los qne llcnos de buena fe é intención recta, no tienen el estilo satlt-ico y mordaz que me era preciso
usar en el periódico, ni la burla hiricnte de mis comeùias, ni la sarcástica
amargura
ó la tristeza
profunda de mis versos.
\
Ese.ogí de preferencia, los que habicndo sido rcproducidos en uno ó -más periódicos, sobre todo
- extranjcros,
tienen por eso -un como bondadoso
p~~e que IilC induce á ereerlos útiles y mc anima it
conservados en un libro.
Allectot' de éste fastidiarA tal vez la incesante
repetición dc ciertas ideas, el recalca r en ciertos
pnntos, el continuo golpear de algllllHs fi-ases;, ('osa
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qu~ acaso no se nota en la puhlicación periódica
de los artículos fi. largos intcrvalos
-" en épocas y
<-,il"Cunstancias diferente:-3.
Pero esa r~pdiciól! intencionada
~~ como el
vibrante golpe del martillo
sobre el dum 'yunque,
es el incansable
trahaju
del obrero convencido
que espera no estar 1ll8,èllllcando cn hieno frío.
Ella, 1..'01110
los eslabones de una largél cadena,
ha de unir mis cscritos de l..'uan(lo era niño con
los del ticIllpo de legítimas y juycniles aspirflciones
y COll los del actual de desaliento .YdCH..'ngaiios, para
acreditar la sinceridad dl mi paIn hra, la con \'icción
de mis principios y la ullill<Hl <11..'
mi 1l1odesta obra
(le escrito!".
Sur AlllérÍ<::1 fne d lH..Tiódico que desd~ 1~)O-!-,
1,:011sci.~ ai'íos de ant.icipación
que aún le pal'l'l..'Ían
pocos ¡><l1('[han.'I' algo d ;gno, Cl11pl'7.6ii trabajar
por la celehración
dcl Centcllario, y cn una serie
de Ertículos CUI..' indicando
muchas Ct)sas quc podían v dehían hacerse;
\' algunas 'de la~ cuales ~e
IWll lll'cho al till 1...'11
el Cl1;':-,o¡le UllOS meses.
['no dl' esos. artículos
que 1111..'
comprometi...' :i
mí lllisi!1o, fuc el Sigllil'l- te, dd númcro 12~~de ;",de
Jlll;o del~IOS:
'
«Intellciollalmcntc
inslTUlnlos L'Il la columna
de honO!' dL' \luestt'() al1tl'pas:1do
11l1111croy como
inllwjorahk
editorial,
alt:~'o dcJo <¡Ul'el clllillènÜ'
escrito!' Smiles ha (licl1o sClbre el \"aIor dd pro (lio
CSrUl'!'?'\).Ql1isíllLOSque !>nlah¡'as de l.ftnta autoridad ~,in'iesen de s6lida . HSl' il las dcsalt tori7.;ula,.:
l1uéstnus cn II) qm' pcnsnllos dccil- respecto al Cent.enario dl' la In(lepenc1e Ile: a.
El Cohierno, en patriótico
Dccl't..'to que le 11<)11,
l'a, o['(Il'nó b l'dchral'ióll de l'sa fecha memorahle.
y 11omhr6 para cI efecto nna Comisión
competel1tísima.
Ve igual1l1al1era los países vecinos,' que t'\.mhién obtuvieron
su lihert.al en la misma época, la
piensan celé'hral' suntuosamcnte.
Pero ya <111
(' los (~()hi('rnos, l'il laudable com-
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·li
petencia, se esmeran por cumplir aquel deber de
un modo digno, preciso es que los pueblosI' li su
vez, se acuerden de cnmplirlo por su parte; porque el Gobierno no es el pueblo, ni las obligaciones de éste se llenan cruzándose de brazos para
mirar impasible 10 que haga el gobernante.
y precisamente una de las causas prihcipales
de nuestro atraso es el lamentable erroren que he:.
mos vivido de esperar, pretender y exigir todor
absolutamente
todo del Gobierno, sin contar
pam nada con la individual iniciatiTa, con la
energía del homhre, con el propio esfuerzo de que
habla el escritor cuyas palabras
reprodujímos
para que las medite el pueblo colombiano.
Aquí apénas se abren los ojos á la vida; cuando empieza cada cual ii meditar q'ué ventajas se
¡aean del Gobierno.
Los holgazanes y los ineptos, qne son tttntos,
no piensan sino en destinos del Gobierno; los descendientes de la incontable multitud de militares
de nuestras guerras y los de todo antiguo funcionario púhlico, en que el Gobierno les conceda recompensa; los innumerables empleados, en que les
aumenten el sueldo; los jóvenes, en que les propon.'Ïone viaje á Europa; los ricos, en que les liberte de impuestos sus empresas; los pillos, en que
lOi condone deuda~ y les dé contrato; los honrados, en que les decrete pensión porque lo fueron;
y todos, en que el Gobierno los haga ricos y felices
y les dé su parte en el Tesoro público ..
y casi nadie piensa que el Gobierno no es una
Providencia Todopoderosa en quien todos debamos abismarnos, sino un mandatario encargado
de damos garantías y á quicn debemos no sólo
respeto y oberlicncia, sino la cooperación de nuestro c!tfuerzo propio, it finde que nos asegure la
paz, la libertarl y el orden y~nos garantice nuestros derechos inrlividuales. ipalienables y preexistentes.
Las naciones no son grandes sino por la gran-
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"fil
.,> :-Nt
&!,za moral de sus ciudadanos; y ~ta debe-pyo--. ~rla
cada uno en ::;í mismo si queremos vÚla
~n la Nación entera. Y preciso eS ponerta de pretente, en servicio de la Patria
cuando llegan ie.chas como la de Centenario qne se acerca.
_Su .celebración dependerá de Decreto gubernativo en cuanto á la pompa; pero depende del pue.blo mismo, de cada individuo en particular, en
,"-"Uantô-ála gloria, la. trascendencia)' la eficacia.
y no por el anhelo de premio.ó recompensa,
.ino por la gloria na('ional tan sólo y como prueba de que sahemos apr,eciar y merecer la independenqa, cada uno dehe concurrir COll un óbolo de
iadividual acción ií. aqvcl universal centamen que
antes que de riqueza, ha de ser de moralidad, d~
cultura, de ciencia)' de trabajo.
Cuán gloriosa y dignamente quedaría Colombia si como -en e&pontálleo concurso no con \'ocado porJos~
Si110 ík.-"Cretado pot" el patriotismo de los indi viduos, ~aùa escritor ofreciera en
ese día una ohra nueva ó alguna edición completa
de anteriores; caoa pn)f.~s()r, una colección rle sus
lecciones; cada sabio. un Ilue ••'o in vento; cada artista alguna llueva pro(}uccióudel
genio; cada
filántropo, alguna fundación ('aritatjn~; carla rico, una obra de utilidad pública; cada periódico,
una colección completa rIe sus hojas; cada anticuario, un objeto para d museo; cada hibliófilo, \Ill
libro para )a biblioteca de au tores nacionales que
ese día debe fundarse; cada humilde obrero, un
artefacto de su mano; .ven tin, cada uno algo que
revele su trabajo. su propia {·nergín, su personal
nctividad, su parte de labor en d hie11común J su
individual entusiasmo -por la prosperidad de la
Nación, por la verdadera independencia y por el
honor y )a gloria rle la Rj:púhlíCél.lI
En cumplimiento pues rle mis propias palabras, yo que no podía ni quería tomar parte en
ninguno de los concursos convocados, que
debe,..
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VIII
ser ¡Jara los jóvenes que creen en~llos, que aspiran
á otra cosa que al descanso y que tienen en su mano el ponenir de la Repúhlica, me limité á recoger,
como espigas regadas en el agostado campo de nii
Tida, las dispersas hajas que forman este libra.
Es el óholo de un corazón muerto hace mucho
para la esperanza y la ventura, pero vivo aún J
lleno de viriles entusiasmos ·-para el honor, para
los hijos y para la Patria
.
Julio de 1910 •
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'Per la instrucciÓn
'Discurso pronunciado en la sesi6n sc;lelllnc de una de lail escuelas de San
Vicente, por comisión del entonces Director de la Sección Docente de esa
Sociedad, General Marceliano Vargas, en NOTiembre de 1896).
Señores:
En nombre del señor Director de la Sección Docente
de la Sociedad de San Vicent,ede Paúl, que me ha distinguido comisionándome al efecto, tengo la honra de dirigiros la palabra. Y con vivo placer la dirijo, primero á los,
benefactores de esta Sociedad para dades á nombre de ella
y d~ los pobres, las gracias más sinceras; luego á 'Voso·
tros, dignos Directores de las escuelas, para haceros Ter
que vuestros esfuerzos no han paiado inadvertidos; y por "
último, ~ivosotros niños, para. feticitaros por los adelantos pasados y estimularos á los triunfos venideros.
Grande, y con raz6n, señores, es el reconocimiento
(luee~ta Sociedad tiene haci~. lal'lrespetables matronas,
las distinguidas señoritas y los estimables caballeros que
con cristiana caridad le han prestado su valioso y eficaz
apoyo. ¡Qué de auxilios les debe la Corporación, qué de
çonsuelos los desgraciados y los menesteroso~! Sin la generosa cooperación de aquellas personas, muchos malea
habrían quedado sin alivio, muchas lágrimas sin enjugar
y muchos niños en la tiniebla de la ignorancia. Son lai
'personas que coadyuvan en la:I buenas obras de la Sociedad, otras tantas columnas dd saRto edificio á donde hallan pan y abrigo y luz las viudas, los huErfanoi, los desgraciados. Son otras tantas ramas del 'rbol benéfico que
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2
cubre con sUlSombra protectora á 108 desheredados de la
fortuna, á los que Díos prueba con la pnfermedad, el hambre y el desamparo ..
Inmenso es el bien que esas personas bondadosas, á
la sombra de la caridad, han hecho en la clase pobre y humilde; pero incalculable es el que hacen en aquella otra
numerosa c~ascsocial defamilias antes distinguidas, quizá ricas antes, y hoy pobres, dolientes y olvidadas, ~uJa
desventura sólo el nombre quel1eVlUlexplica bien: YERGONZA.NTES. Aquéllas que trabajan y lloran en silencio porque no se atreven {I pedir; que pasan días sin pan y noches
sin luz; que ahogan los solloios parà no descubrir las llagas del alma; que sonnen para disimular el hambre y la
miseria; que se avergüenzan del infortunio com() del deli,to. Para salvar á estas desvalidas familias de la desesperación y á las .vecesde la deshonra, se necesitan aquellas
matronas y señoritas que prestan eficaz apoyo á los hijos
de San Vicente; aquéllas que con sus bondadosas sonrisas
evitan el rubor de la limosna y con sus manos puras sahen curar la herida sin envenenárIa. Pero si.es grande el
bién que hacen, muy más grande será la recompensa; la
hendición de Dios vendrá ta •..
de 6 temprano pero siempre.
tras de las hendiciones de los pobres.
_
y si el que ali \·ia las diarias dolencias y miserias de la
v-ida se merece tánta gratitud, ¿c.nánta no merecerán los
que atendiendo á las n~esidadesdel corazón y de la inteligencia, han propendido For la educación cristiana de' los
Iliños pobres? Esos han hecho doble 'bién,. porque han dado la ~alU(1del espíritu. que trae consigo la del cuerpo, y la
luz ele la inteligencia que abre camino en las oscuridades
de la vida. Esos han sembrado en un fértil campo que
dará más tarde abundan~s frut9s 'dehonràdos padres de
familia para la socÎedadyde huenosdudadanos' para la ~e.pública. El porvenir de6>ta ~pepd~ 'de 1~ ~~tlcaci6n de la
-juventud, y lo que ahora 9tènSetle. produC1rá sus res~!tados luégo. ¡Dichosos, pues, lpsq~~ l.t~!l,sembrado el olén.
porque han de ver más tarde aburlâante cosecha de hendicionel para ellos y de-'gIonas par.a'la Patria!
Por eso la Sociedad fígradecida á todós sus generolOS benefactores, bie~haiàn tra~aiado ~e un modo, :h.ien
de otro, les da por nu conducto'y con verdadera efusl6-1'l
debidas gracias.
, ...
'
y si el reglamento ·de èlla n~ me lo prohibiese,hana
justa y personal mención deniuchôs distinguidos socios,
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Por la instrucción
de Jas niños pobre •.
~
que tû1nando el bifn de los pobres como causa propia, h!U1 .
herilo inestimables obras de (~aridad, quién dirigiendo con
acierto unasecci6n, quién visitando con asiduidad las elcuelas, quién buscando desgraciados para socorrerles.
M~s á esos que no puedo nombrar, pero que vosotros con0c6s muy bien por su caridad y por su abnegación, presentes ha de tenerlos Aquél que todo lo ve y nada olv,ida.
y vosotros, dignos Directores de las escuelas, recibid
también, con la manifestaciÓn de profunda gratitud, el
aplauso que vuestros esfuerzos por la huena educación
de la niñez m€:recen.
Os habéis dedicado con laudable consagración á .la
diflcillabor de la eMeñanza, tan á.rdua cuanto meritoria;
á llevar la luz á las inteligendas de los niños y las sanas·
doctrinas á sus corazones ...
Habéis emprendido una tarea de continuos sacrificios:
y penalidades, que en ocasiones sólo se paga con ingratitudes y sinsabores. Pero en cambio, tened presente que
ninguno de los actos de caridad es tan noble, tan grande,
, tan lleno de merecimientos, c:)mo el de aquel que dedica
sus desvelos á disipar la ignorancia, á guiar los edpíritus
y á formar el carácter de los riiños; porque la ignorancia
-espuerta del vicio para los niños pohresy senda segura
qùe con los años al hospital los lleva ó al presidio.
Continuad, pues, señore:, Directores, en vuestra no·
hIe tarea; no desmayéis en formar soldados de la huena
causa, hornhres honrados, de carácter recto, de sanas ideas
y de voluntad independiente. Y así algún día, cuando el
honrado trabajo antes que el tiempo, haya cubierto de
nieve vuestras frentes, y cuando ya cansados de la lucha,
miréis tranquilos desde el hogar de la familia. el agitado
mar. de la vida social, en que para entonces figurarán los
que ahora educáis, podréis con íntimo placer exclamar al
conocer la.s grande!! y nobles acciones de los buenos ciudadanos: ese carácter 10 formé JO, yo iluminé aquel espíritu,
yo de~petté aquella inteligenC:la,yo semhré la semilla que
ha dado tan buenos frutos! ¡Mías son la~ bendiciones que
Uueven sobre la Patria!
y vosotros, jóvenes estudiantes, oídme un momento.
Cuando seais viejos-que Dios quiera viváis largos añosentre los muchos recuerdos de la edad primera, os vendrá
con frecuencia á la mente uno lleno de ternuras y de reconocimientos, de inocentes orgl1Uosy alegrías sin mancha:
el del pr.imer paso á la vida pública, el del primer premio
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Ofrenda tí
la Pktria.
y la primera gloria; el imborrable recue~do del último dia
de los certámenes; el del día solemne de la vida del niño,
que no tiene las amarguras y los remordimientos de los
días solemnes de la vida del, hombre. Os vendrá, repito,
ese recuerdo; y con él habréis dever, ya para entonces
·bien claro, cuánto es lo que se debeá los maestros, cuánto
el:~Jllor del estudio, ëuánta )a necesidad de aprovechar
bien lOll fugaces años en que la mente fresca, loiana ~ libre
de dudas y. preocupaciones, está pronta á aprender todo
lobueno y el corazón abierto para recibir las primeras impresiones, que forman el carácter y deciden más tarde de
la suerte del hombre .
. Escuchad, niños, á quien quisiera ser niño para volver
á £entarse en esos bancos y aprender muchas cosas que
alm ignora, y aprovechar un tiempo preciosísimo que en
el curso de la vida se e\:ha de menos muchas veces y se desea y se busca, pero siempre en vano.
Como el viajero del desierto que á cada paso que
avanza siente con más furia los tormentos de la sed, tal
el hombre á medida que adelanta en la senda de la vida,
siente más apremiante la necesidad de saber, más insaciable la sed del espíritu. Ahora os halláis vosotros en la fuente: ¡bebed! Ahora tenéis tiempo, 'maestros, inteligencia:
¡estudiad! No sea que llegue el día en que, ya tarde, diéráis con gusto la mitad de vuestra vida por recobrar el
tesoro que una vez perdido no se vuelve á encontrar.
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SCj{\1ros
de 'Familia, el :~de
cie 1898)
Señores:
Como para qne no se nea que ci afecto profesado á
esta filantrópica Sociedad por sus fundadores ó sus antiguos miembros apasiona :a frase entusiasta por ella 6
exagera el merecido eneomio, hÚse querido que sea un ex·
traño, uno de los que apeml:~prineipian á conocetla, quien
hable ahora. Hé ahí el Illoti'''o de la honrosa, mas nunca
merecida designación con qllc se me ha Ütvorecido. El hecho de que el difícil cargo, ali tes confiado á los primeros,
iea hoy desempeñado por uno de los últimos, sirva de excusa á quien ni es orador, ni por sus muchas y penosas atencionlls ha podido hacer algo digno del escogido auditorio.
Decía con razón un ilu8trado escritor: (*) «¿ Qué me·
jor herencia puede un padre dejarles á sus hijos, que un
carácter digno, noblemente templado para el cumplimiento del deber? ¿ Cuál de todas las virtudes cívicas es más á
propósito para ceñir de laun~les la frente del buen ciuda·
dano, que el abnegado cumplimiento del deber ? ..... Cuando aprendamos á romperIas estrechas ligaduras del egoísmo y podamos mecernos ell las serenas, plácidas rêgiones
de la caridad y la filantropía, entonces habremos aprendido á cumplir con nuestro dcher.)
Parece que estas palabras hubieran servido de guía y
de norma á los fundadores de esta Sociedad. En efecto, á
ella no ingresàn sino los hom bres de trabajo; lo's ya acoso
tumbrados á llevar por sí mismos la carga de la vida sin
mendigar apoyos, sin eludir responsabilidades; los que
habiendo aprendido cn la dim"ia lucha á cumplir el deber,
quieren dejar abierta para StlS hijos I~ no arhitraria vJa
trillada por ellos.
Inapreciable prenda de amor da á los suyos el que ha·
ciendo penosos ahorros de ~:usalario, quitándose acaso el
pan de la hoca, va depositan¿lo en manos deesta Sociedad,
* Smíleli.
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·G
-como en fúnebre alc:ancía, la cuota reglamentaria que ha
-de formar su tesoro de m~rto, destinado á aliviar la viu·
dez de la desolada esposa y la orfandad de 108 hijos.
Prueba bien que sabe cumplir los sagrados deberes de
padre de familia, el que no queriendo serle gravoso ni en
la muerte, se esfuerza en v~lar p-orella aun después de
aquel adiós que desliga de todos lo. debere8 y rompe to·
dos los lazos!
_Acredita dolorosaexpenencla'
de la vida, el que sa,crificándose, trata de dulcificar á los enyos los días de.1U
duelo, porque hace ver que sabe cuán amargos son si al
horror de la eterna despedida se añade la idea de que se ha
perdido el apoyo único, de que falta ya la mano que llevaba el pan diario.
Demuestra tambi61 unaespecit de triste abnegaciÓll,
porque mientras más minore en 10'8 que.deja la pena yel
dolor de su partida, menos lágrimas tendrá para su tumba: porque cada peso que consignamos á la muerte de un
compañero, es una paletada de tierra qnereserTames para
ílosotros mismos y una sombra rttás de olvido para nUet!tra memoria.
Pero es tan grande el placer de enjugadas
lágrimaa
de los hijos, y tánta la satisfacci6tl d~1deber cumplido,
que pienso que un buen paâ~e querría para lIí mismo aquéllo que las almas grandes temen más q~ á la muerte: el
olvido, y se estremecería de gozo en elluga-r de su dellca-nso eterno, si allf supiese que á Sn hogar ahandonailo y
triste han llegado sus últimos ahorrot, como fruto de trabajo póstumo, como obsequio de ultratumba!
Es por eso por lo que la reunión anual de esta Sociedad tiene, á mi modo de ver, algo de más solemne y serio
que las.eaiones solemnes de las otras lociedades; porque
ellas al celebrar su aniversario, proclaman triunfos, adelantos y ventajas de la vida; mientra'! que nosotros cuando festejamos la fundación tie êrt:a, no hacemos sino avivar la esperanza de que ã'nu-estra muerte habrá algo seguro para aliviar la pena de los que amamos. Persegui.
mos, pues, un fin que ha. de realizarsecuandonue.tronombre se hava horr~o
de la listade los vivos. v cuando
nuestra partida, eomo misteri~a campanada,· haya llamado al que sigue en turno á alistarse pa-rael viaje que
jamás tiene regreso!
Nadie entra, pues, á la Socit!dadde Seguros de Familia. por móvil alguno persanal ni por inte~s directo de
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ninguna el!pecie. y ese es el motivo de la creciente pro~ridad d~ la Corporación; ese el augurio cierto d~ su venturoso porvenir, para bién de la familia y de la Patria. Lo
que se emprende por motivos filantrópicos y nobles tiene
en ~í fuente de vida; así como lleva germen de destrucción
y de discordia lo que sólo tiene en mira egoístas intereses
y pasajeras ventajas personales.
Para la familia y por la familia, no para los indiTiduos, se fundó esta Sociedad. Y ¡cómo es de santo y de noble el amor á la familia, que es principio del amor á la Patria.! ¡Cómo dignific'3.el espíritu! Cómo levanta el carácter! Por aquéllos â quienes ha dado la vida, gusto~o c12\ la
propia el hombre honrado: y para que ello!'! le levanten él !le inmola, como el á:·bol que cae, da toda su
.avia á la rama que retoña ;-por ellos se hacen los más dolorosos sacrificios y se 8ufren los más hondo!! desengaños.
y como la familia e~ la hlse y la piedra angular del
edificio social, cuanto se haga ,~n bién de ella redunda en
.bién de la Patria. Así, esta Corporación que trabaja por
solidifiçar, unir y apoyar ese cimiento, apoya y fortifica
el amado edificio de lã verdade-a Hepública.
El porvenir y la salud Ile clla, fincados están en los
homhres del hogar y del trabajo; en lo!! que ignoran las
menguadai artes de subir arrastrándose; en los que han
aprendido la ciencia de ba!ltarsl~ á sf mismos, que cnaeña á
.andar por el camino recto, con la frente altA, sin pedir
nada ni á los partidos ni á los gobiernos. Aqu~lIos holgazanes ocupadísimos, digámoslo así, que vivcn, según dicen, sacrificándose por su cans, l, y que como árboles que
<lan freres v no frutos, hablan mucho y nada hacen, esos
no son el n-en·io ni la fibra de los: pueblos; esos no tienen
por lo regular principios fijos y ,·an de un lado á otro según las I.'ÏrcunstancÏas y las épocas, como en la mar ias leños á merced de las olas y d,~ los ,'ientos! ¡Allí e~tán . los
principios donde está el trabaje que asegura la vida y levanta el espír~~ ¡Allí están. los pueblolt libres, donde lOI
dudanos no tienen tiempo para la ociosidad~
El hombre piensa con sUèabeza y no con la aje~a,
tan sólo cuando puede sostenerse con sus propias manos
y no con las de otros.
En bién de la familia á quien esta Sociedad consagra
tlUS esfu~rzos, y del país á quien aprovecha cuanto se-haga
por la familia, aprendamos á apreciar á los ho.mbres por
Jo que personalmente valen, no por el puesto q11t ocupan.
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Ofrenda-A la Patria.
Aprendamos á distinguir los astros d~ los satélites, que
brinan con lu~ prestada. Cuanoo' apreciamos á 108 homhrès s610 por el puesto, deberíamos recordar aquella frase
que encabezaba unode los periódicos de la revolución fr.ancesa: « Los grandes no son grandes sino 'porque Ids m1ramos de rodillas: ¡levantémon()s!J
¡Cuántos caídos valen más que muchos en pie! Los
diamantes ocultos entre el polvÓ siempre son preciosos,
,mientras que l:l.hojarasca nada vale aunque muy alto la
levante el viento!
Llamamos grandes servidores de la República tan
sólo á aquéllos que han ocupado '\lt05 puestos y recibido
enormes suelùos, aunque hayan tenido que subir como gusanos: arrastrándose, y aunque luégo por ineptos hayan
contribuidoá la común miseria. Yesos servidores que en
lugar de servir son á las veces aeI-vidos de rodillas, suelen'
sei-afortunado~ aun después de muertos, cuando sus hijos
recahan pen.sión'del Erario, sólo porque su padre vivió
siempre á costa del exhausto tesoro del pueblo! Nó, señó"res, nó, Servidores de la Repúblícason todos los qUé ért SU
esfera, en lU puesto, en su clase, siqmerasea
hUIbilde,la
honcan con el estricto cumplimiento del deber y levantando tamilias de hombres honrados y buenos ciudadanos.
Servidores de la República no son los que más alborotan
y más se agitan, sino los que acatan sus fueros respetando los ajenos derechos y guardan sus principios tutelares
difundiendo las ciencias y las artes, voceros de adelanto y
de progreso; servidores y grandes pueden ser aun los más
humildes y oscuros obreros, si con su asiduo trabajo contribuyen al bienestar general, y con su conducta digna
ayudan á algo mejor, á algo indispcnsable: á levantar el
carácter; el caracter nacional, que marca la' fisonomía delos pueblos ante el mundo y da su- filiación ante la Historia.
La Sociedad de Seguros de Familia tiende, mejor queninguna otra, á obtener estos benéficos resultados, porque al
desarrollar en 8US miembros el amor á la famiJia,les da fuerUl y ánimo para llevar la cruz redentora
del trabajo; al
exigirles algunos sacrificios, les dignifica, porque eI sacrificio, siqui<¡rasea pequeño, sit;mpre ennoblece y siempre le·
vanta el nivel moral dei hombre; y al estimular en ellos el
apoyo mutuo, la mutua estimación, las compacta, los
une, y forma como una gran falange de hombres honrados que llevan el estandarte glorioso del futuro y que bien
pudiera llamarse el batallón sagrado de la Patria.
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fa ~aridad elela -Lengua
(Discurso
leído
~1I
11\sesión solellHc
Paú1, el 2:; de
de la Sociedad
de 189;),
J u\io
de San
Vicente d~
Señores:
Si alguna vez son verdaderamente sineeras aquellas
frases con que los oradores :melen principiar sus discursos
para implorar ci favor dd auditorio, nunca lo fueran
tanto como hoy si yo las cmplcat"a; !lunca con mayor razón debiera disculparse quien siendo como yo, cas¡:
desconocido en la Sociedad, viene sinemhargo á hablar
ahora ante los veteranos dt· ella, tal como un recluta que
se presentase ante el ,consej') de los Generales victoriosos
á exponer planes de futuras campañas,
AfOl;tunadamente no he menester apelar á aquellas
frases, ya porque como el espíritu de verdadera caridad
cristiana infotma hasta los más insignificantes actos de
esta Corporación, confiado debo esperar benevolencia; y
ya porque todos sahemos que no por mérito algu'no, sino
antes por falta de ellos, es por lo que ocupq este lugar.
En efecto, nuestro digno Presidente, Clue á todo atiende,
viendo en mí un socio de hut'na voluntad pero poco menos
que inútil hasta ahora, huho dedecirse: que descansen por
hoy lo~antiguos luchadores ya cargados de merecimientos,
y preste otro su primer sel"v;cio para que se haga así partícipe en los tesoros de los demás, y cooperando siquiera de
insignificante modo en la obra general, le valgan como
propios los méritos ajenos. Y por ese generoso móvil, que
profundamente agradezco. se me confió ci tan distinguido
cuanto para mí difícil cargo que temeroso vengo á desempeñar ante vosotros.
Las manifestaciones de la adi vidad humana, lo mismo para el bién quc para el :~nal,son múltiples, como múltiples son también ~us consecuencias. Así la caridac] tiene
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infinita variedad de especies é innumerable multitud de
formas. Una de esas especies es, si nie permitís là expresión,
la caridad de la lengua, de la cual voy á. hablaras.
Así como la palabra es el más alto dón con qué Dios
favoreció al hombre, comoquiera que le sirve para hacer
brillar la inteligencia y para acr~ditar su superioridad sobre los demás seres, así los bienes y los males que de ella.emanan son los más grandes y 100de má8 trascendental~ .
.consecuencias. Ya sea buena6 mala, es semilla fecundísima que por insignificante qtíe'parezca siempre fructifica,
levantando en la mente y en el coraz6n de quien la escu-cha, ideas y pensamientos y pasiones y deseos que llevan
-en sí y por doquiera esparcen la miel ó el Teneno de la palabra-germen.
Ella despierta en los corazones ecos tan profundos,
~ue nunca se apagan; y en las fibras del alma vibraciones
tan hondas, que jamás se extinguen. Puede hacer largo
tiempo que el hombre calle en el misterioso silencio de una
tumba, y sinembargo su lengua, amordazada por la muerte, sigue vibrando en la vida, porque las palabras. que
vertió en el mundo, cavendodè oido en oído,roda:ndode
labio en labio, siguen áún producÏet:ldo efectos. ~ sus ecos
van al través de los años á golpearusobre la loza funeraria, llevando, como los intereses de un imperecedero capital, los periódicos aumentos de bendiciones 6 vituperios,
-de merecidas recompensas ó de justos casti~os.
Siendo tan fecunc!oel efecto de là. palabra, natural es
~ue las'obras de caridad que de clla emanan sean las primeras y las más selectas. Y qué mucho si en la primera de
las misericordias de la lengua, el hombre asemejándose al
Hacedor del uni verso, dice: "Sea la. luz," y la luz se hace
(:n las inteligencias á donde su enseñanza llega; y la igno1"ancia se disipa como en el primer día de los tiempos á la
voz del Creador huyeron las tinieblas.
Yen esa obra no sólo se asemeja el hombre al Dios
Creador, sino al que sabe darse todo, sin pÙder por eso
de su sér ni un átomo. Porque el que enseña puede dar á
otro toda su ciencia sín que por ello pierda de su mente
nada; como una antorcha que al~ncender otras muchas,
les comunica enteros su luz y su fuego, permaneciendo sitiembargo intacta.
Por un triste é. inexplicable fenómeno psicol6gico. el
hombre generalmente aborrece á aquél á qUlen ha ofendi¿o 6 hecho daño, como sí el .miset'able coraz6n humano
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desahogase la vergüenza y el remordimiento de sus malas
accic~mesprodigando odio el1vez de compasión á sus víctimas. Pero así también, cunndo hace bienes, ama á cuantos con ellos favorece. Por eso las buenas acciones son un
lazo de amor y de afecto en~:relos que viven la abnegada
vida del sacrificio y los favorecidos. Por eso el más grande de todos los amores es el de los padres, porque es todo
desinterés y abnegación, y 'porque si pudieran por los hijos convertir en flores la sangre de sus venas, gustO!;OSla
dieran gota á gota para alfombrarles la senda de la vida.
Y ese afecto que engendran las obras de misericordia
hacia el objet~ de ella., ninguna lo produce más profundo
que la enseñanza. ¿Y cóm,) no ser así, si el que enseña
trasmite como algo de su sér al otro, y con él se iùentifica
al hacerle desarrollar sus mismas ideas, creencias y opiniones? ¿Cómo no ser as1, si le forma el corazón ~ la medida del propio y le modela d carácter por el suyo?
De ahí que los maestro~ amen con amor de padre á
sus buenos discípulos, porque les dan la vida de la inteligencia; J de ahí que el hombre á Illedida que avanza en
experiencia, vaya comprendiendo m~jor cuán inmensa es
la deuda que tiene para con sus maestros, y cuán nobles,
cuán importantes fueron los esfuerzos de los que g.uiaron
sus primeros pasos y enccnd'icron las primeras luces de su
men te.
\' esa obra de enseñal' ~1que no sabe, la más noble y
la mejor de toùas las de caridad, tiene la ventaja inapredable dll estar al alcance ó.sí de los ricos como de los pobres, de los pequeños como de los grandes, de los ignoran tes:r de Jas sabias, porque ¿quién es el que no puede enseiiar alguna cosa huena? ¿quién no sabe algo que otro ignora? Los sahios \" los il ustrados euseñarán las ciencias y
las artes; los huni'ildes y desconocidos sacarán del tesor~
de la experiencia, que es diario y doloroso aprendiEaje, mil
enseñanzas útiles para el "iaje de la vida. Cada paso que
en eHa damos nos deja algo que podemos ensejlar menos
penosamente de 10 que lo hemos aprendido, á los que vienen detrás. Cada surco que los años y las pe.nas labran en
nuestra frente par~ce indicar que un conocimiento másde
la ciencia de la vida se ha g:' abada en nuestro cor~zón; y
cada hebra de plata que blanquea nuestros cabellos,
revela una mancha de sombra que de la mente borra la
experiencia diaria.
Todos, todos, aun los más ignorantes, podemos en-
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Ofrenda á la Patria.
señar, y enseñar mucho, sólu que ri(> nos proponemos haCerla, y que, por dt>scuido.dejamos pasar, muchas ocasiones que para ello se nos presentan; porque teniendo â
mano los coraz,Jnes de los niños, blandos como la cera, :
no grabamo!5 en ellos nada, no eScribimos una sola línea
útil en esas páginas blancas, abiertas para recibir las primeras lecciones, que s(~n las.9ue· çasi .si~mprc: marcan el
rumbo del futuro y dectden de 'todà la eXIstencIa,
Oh! sí comp.rendiéramos;si apreciáramos cuánta es la
gravedad de c<ldapalabra que llega á los oídos de los pequeños! ¡Oh! entonces, ¡qué no haríamos! sabiendo que las
primeras enseñanzas forman el cará~ter y el corazón de
los niños, y gue el corazón honrado y el carácter recto
son el ,arma y el escudo con que el hombre sale vencedor
en la lucha deI mundo, siquiera muchas veces desfallezca y
muchas (·aiga. El can'\cter es una línea recta trazada desde la cuna á la tumba. Por eso son contados los hombres
de carácter, porque raras son las líneas que á cnusa de las
primeras lecciones no empiezan torcidas. Enseñemos á lo~
niños que hay algo más noble y más g~ande quc scr hombrc de mundo ú hLmbre de partido, yes ser hombre de
carácter. Ensei'iémosles la más útil delas ciencias: la de
bastarse á sí mismos, la que acostumbra al hombre á and~r con la frente alta y á pensar con su cabeza y no con la
ajena.
Al ver el Panóptico, aquel sombrío hospital de los enfermos clelalma, aguel pavoroso lugar donde la sociedad
encierra á sus miembros dañados, y donde á veces, como
los frutos en montón, se acaban de podrit los unos á los
otros, y al contemplar las tétricas fisonomías de sus habitadores, surgen consideraciones que debieran hacer estremecer el alma. ¡Cuántos deesos acaso nacieron con instintos buenos, que eI ai¡¡lamierito, el desprecio social, la
miseria, fueron marchitandQ poco á poco! ¡Cuántos habrían sido quizá mejores que nosotros á haber tenido loe
consejos y los maestros que á nosotros nos sobraron! Al
ver esos desventurados debiéramos pensar en los que
vendrán después, en los criminales del futuro: en tántos
niños de la clase del pueblo, inocentes hoy como aquéllos
lo fueran algún día, que pueden, también como aquéllos,
con vertirse tal vez en presidiarios, por falta de un consejo,
de una enseñanza, de una palabra; debiéramos pensar que
dentro ùe esos haraposos cuerpecillos, desde la cuna predestinados á nbonar algún día los campes de hatalla ó á
,
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La. caridad de la lengua.
servir en el anfiteatro de estudio â los médicos, palpitan
corazones iguales á los nuéstros, que son vastísimo campo donde la caridad de la lengua puede regar!'lU simiente
bienhechora y de cuyo cultivo :;e nos pedirá estrecha cuenta, como acaso â las generaciones pasadas se ha pedido
ya de la parte que tuvieran, por abandono ó por descuido,
en la caída de los actuales habitadores del Pan6ptico.
y como las obras benéficas se enlazan unas con otras
completándose y perfeccionándose mutuamente, copsecuencia y complemento de la dc enseñar es la de corregir.
Yen esa, quizá más que en otra alguna, debe brillar la caridad de la lengua. Porque pa ra que una correcci6n produzca saludable efecto en vez de ser una humillación que
envenet:leel espíritu y malee el carácter, menester es que se
acompañe de palabras suaV($ y dulces; porque e$ preciso
tratar á los que yerran como las madres tratan á los niños enfermos; porque hay que dar entre miel la ama rga medicina y hay que poner bálsamo en la herida para que se
cierre. Y esto es tánto más necesario cuanto más,levantado sea el espíritu sobre quien s'~dirige la corrección, porque á los tales antes les amarra un hilo de seda que una
cadena de hierro.
y ese tacto exquisito para corregir sill humillar, esa
suavidad para amputar la parte dañada sin dejar san·
g-rando la herida, no existe sin la verdadera caridad cristiana; porque sólo ella puede hacer que el que corrige se coloque humildemente al nivel del corregido, para 110'hacerle
sentir el peso de una superioridad que con trabajo sufre el
orgulloso corazón humano, tanto más altivo cuanto ,más
ignorante sea.
Consideremos ahora la más difícil de las obras buenas,'
la que requiere voluntad de héroe y corazón de santo: perdonar las injurias. Y no se diga que en ella nada t~ne que
vcr la lengua, por ser el perdón un hecho psicológico, un
acto distinguido de valor del alma, extraño á la ptllabra.
Nó, no tal, porque ésta es el sello que lo acredita y confirma, y porque el rencor, â manl~ra de nube tempestuosa,
siempre amenaza mientras no s(' desate en lluvia de'duices
palabras. En ellas desahog":l.y esparce el corazón aun inconscient~mente todas ~us emociones. ¿Y cómo habría de
esconder sin ahogarse la más grande y más valiosa? Sin
las palabmsde paz, lo que tomamo!'l por perd6n es por lo
regular un engañoso stlencio que como capa de hielo cubre el volcán de odios que en el fondo hierve. ¡QUéd~ ve·
ces d que no puede vengarse 6 el que teme las conaecuencias de su vellganza, no vueh'c~, l10mbrarjamáeá su ofenaor, y por eiO dice y acaso crée que ha perdonado! Y ese
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14
queRgiorfade ha-ti!. '~~:~~
~4~
~rlt'aña sensaciónde peea~.
oW.I) ~.~lel~
de su enemigo; () una oculta alegria cuando
~
le venga 6 cuando la muerte cuõJ!eal ofensor con su manto de olvido. Perd,?nar á los muertos es fácil,porqu.e los
muertos están tendidos y no pueden hacer sqmbra, SI profundizáramos lo que t'llt1'1ca~fundizatm)$ bien, Ja.œnciencia, veríamos que rn:1íCbOS~''fJUeStrosperdonœ son
hondos resentimientos
que el ()fg'tf1tõ, la. ~œpateDcia ó'el
miedo disfrazan con aquelMÍ'lto flOmbre; que muchas vecea la 'herida del alma está abietta y el veneno latente,
mientras por encima flota, como balsa de aceite, la pailaIn a perdón ..Los qu.ediciendo q1;1e
pueden p~donar la ofen.
sa pero ohrldarla Jamás ptcd1g$n despre~o al ofensor,
esos, aunque lo crean, 'no ']1el"dottan, porque elencet'\ttaflo .
recuerdo de la ofensa ellllagaqtte 'por deritto- labra, aunque su $Uperficieaparezca l-'errada; y'porque}Jerdonarofensas con desprecios es lo mismo que apagar hogueras con
aceite. Sólo las palabras de afecto 6 de amistad dirigidas
al ofensor, ó á lo menos la1ide benevolencia que -consacrificio de nuestro orgullo-prdtèrim~~para e~dgtflr al 'enemigo'ó reconocer sus 'mérltós,s~Ül
esponja que borra ..el
agravio, el hálsamo que sana la~rida, la prendn. 5egtlra
de alvino, y en el olvido. está el.yerdadero perdón. Y si
acaso qpeda un recuerdo, ya no Cil el amargo de la injuria,
sino el suave y grato de un -sacrificio hecho por el bién, de
una gran victoria ganada 15obre·l1Qsotl'OSmismos. Como
las heridas que por la 'Pattia se reciben en el campo de batalla Bonestrellas que en el'ci~lo'delafamàbrillan,
asi las
memorias de perdones sitleerosson cieauiees 001 alma,
tanto más gloriosas cuaDto más dificiles son de obtener
los triunfos (lue pregonan.
Pero si es penoso ademá~ ratificar,6 tnás bienrealizar, el perdón por medio de·lapalabra; sieso es obra de
alma-s verdaderamente grandes'porque.on humildes; si es
casi imposible para loseontJo~
'orgu!)osœ que,ctUlnque
perdonar es rebajarse, otras óQ.jbe~œs liB¡)' de facpalabra, entrela5 cual("S,cõmoen·fecttndteimo ~ampo, po· '
demos todos espigar en abunda~.
Refiérome primeramertte alCCiltsejoy al consuelo, á
esas dos grande~ alaS' de la caridatl dda lengua que dan
ánimo al hombre en SU8RMs;ptofttndos deefal*imiento8
y lo levantan de susim18 d~ada8
p06traciooe&.BI
consejo es como luz bienhechora' que al brillar de pronto
en medio á las tiniebl~.aeñata
al extraviado êaminante la senda perdma.tslc()llstiekt~
una añtorcha que -Ia
bondad enciende ·para-di8ipar·&üJ SOh1bras del dolor ajeno; es una gota de almfbar conque cualquiera puede endulzar las amarguras de sus semejantes.
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15Com'o el hoínbretrende
á ~uirse
por lo que M(.-m
losA~mâs, y chino siempre trata .d~repartir con otrOS?
de de6C'a.rgaren otros la respollsaolhdad de sus actos, VIve solicitando consejos y sigtliêndolos aun .in pensarIo.
, Por eso es inmènaa la influeneia d61 con~jo en todas laS.
acciones de la vida.
¡Cuá'ntas vecel el consejo dice al crimen: detente, y loobliga á huir dejando el arma alevosa! ¡Cuántas l1a aparÚl.do fi los infelices á quienes d~ga el infortunio, del abismo
tentador del suicidio! ¡Cuántas·como Cristoá Lázaro, ha
dicho al genio: ~Levántate y anda,ll y el genio ha surgidot
El consejo bondadoso y recto, cuando llega á corazones
dóciles y honrados, es como p~'qt1eñísima semilla, al parecer perdida en el fondo de la tierra en donde cae, y 9.ue al
cabo nace y crece y se torna ('n árbol gigantezco y 6tIJ, pró~ligoen perfumadas flores y ('n sazonados frutos.
Pero si bien cI consejo <lcertado no pueden darlo todos, porque no siempre abundan la sabiduría y la experiencia necesarias, aunque sobre ]a buena voluntad, todos,
con mayor ó menor eficacia, pero con igual mérito, poclemas prcidigarelconsueIo. Y éste, la forma másdulcede la caridad de la lengua, no es sino ulla manifestación sencilla de
condolencia y de compnsión qu,~de los corazones sensibles
brota ante el sufrimie:ito ajeno.
Casi todos los consuelos se reducen fi. restituir al desgraciado, con unas pocas palabras, el inapreciable te&or~
del corazón humano: la esperanza. La esperanza, que es
tan necesaria al espíritu insaciable del hombre como el
aire á sus!)\tlmoncs, porque sin ella el mundo sería un desierto sombrío, la lucha diaria un martirio insoportable.
la vida una muerte lenta. El cO"lsuelo.entre dulces frases,.
trae las esperanzas como bandada de palomas blancas
mensajeras de días mejores.
Con la palabra de consuelo el encarcelado siente como<lueen su estrecho calabozo circulan el aire de los camJ?os
hbl'e~ y la luz del nativo suelo; la madre que llora al mño
quendo, oye rumor de alas y cree ,-cr que los ángele! mecen la cuna vacía; el enfermo olvida sus dolot'es;el criminal siente aire de redención; el obrero halla en 'sm brilzoa
fuerzas nuevas pam llevar la cruz salvadora deltl'Ubajo~
el soldado que cae en el campo cie bamlla, tan lèjôs'de la
esposa y de los hijos, ve que se disipa la negra sombra de-,
desesperación que envuelve su horrible agonia, y vislumbra, más~lá del sangriento campo, á la luz deultriltlimba que empieza á clarear en S11 horizonte, el lugar dela
paz eterna. ,
Hay además otra obra ben.;fica de la lengua_ que casi
para todos pasa inadvertida: el estímuJo, que oons!stecasi
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otrepda á la Patria.
~i~mpre en unas p~8
~erosas
palabras de ~logio, que
a.sf como son de lOsl2t1ificantes J?tlrae1 que las profiere,
son de valiosas para eT-que las reCtbe. A la. manera que el
rocío matinal desarrolla l~s plantas .que empiezan â germinar, así unas ligeras frases ,con que el superior anima al '
inferior en quien ve clarear una buena disposición, suelen ,
haœr surgir ttn homb~ (¡til, lev~ntar tin héroe 6 despertar un talento. Sin embargo, mùchas veces en lugar dei
'cœío fecundante, cáe el hielo que mata; en lugar de la deseada palabra de elogio, sQlo obtiene el que aspira á elevarse, el silencio glacial del desdén con que los que son pequeños aunque parezcan grandes, acogen al que temen que
se levante un poco ..
'
Coutados son los que tienden la' mano al que trata de
elevarse, los que abren las puerta~ al ~io que brota, los
que en bien de todos descubren su propio mérito á muchos
que sin saberIa lo llevan como perfume encerrado
el
fondo del alma.
,
Antes es general la tendencia á ahogar el ingenio que
nace, como S1 fucse una víbora que levanta la cabeza; ádecribar al que se pone en pie para que no haga sombra á la
humanidad que se arrastra.
Poreso hay tántosquecomo buques en la desierta playa, suelen quedar varados en la mitad dela vida, y allí, como
el condor de alas rotas, agonizan mirando tristemente pasar adelante á los que estaban destinados á llegar después, á los que debieran permanecer detrás. ¡Cuántos hay
que nacen con dotes de águila, y el desdén, la miseria, la
envidia, les cortan las alas! ~Y c6mo explicar ql1ehombres
generosos y caritativos además, mezquinen la insignificante limosna de una voz de aliento que humildemente y
en silencio implora el genio? Me figuro 'al pensar en eso
que así como en el suelo de ciertas cavernas cirüula un gas
àeletéreo que mata á los seres pequeños y deja sanos á los
grandes que se alzan sobre él, así en d fondo del cort;lzón
de muchos hombres buenos se arrastra una pasi6n veneno~a que creen no tener por lo que está abajo, muy abajo: la envidia, que asfixia al nacer las palabras bondadosas, ya que no alcanza en ellos á tocar las obras.
Por último, queda otra obra de miaericordia que está
al alcance hasta de lo. mâs infelices, que á toda hora y en
todas pa~te~ se puede practi~ar y que e? cualquiera. cir.cu1tstancta fructIfica: la oracIón. La oraC16n es vapor de
lágrimas de la humanidad creyente, que sube al cielo para
desatarse en lluvia de bendieion"essobre la humanidad doliente. Ella es perdón, es consejo. es consuelo, es pereune
manantial de bienes para el que"la hace y para aquello.
vor auienes la eleva. Con ella et qlIe no tiene que dar, da,
en
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La caridad de lél lengua.
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aun al rico, la limosna que sin saberIa necesita su espíritu
enfermo, y da acaso más de lo que sueña el más generoso
deseo. Ella es el inagotable tesoro de los que no conocen
los de la tierra. Es la lujosa eariô'ad delas infelices, los des.
graciados, los que llegaron tarde al banquete de la vida,
pu~s mientras más lejos se hallan del mundo, más cerca
están de Dios para ser más pronto oídos.
Además de su forma principal, que podemos llamar activa, esto es, cuando la palabra se emplea directamente
para hacer un bien, la caridad de la lengua tiene también
su forma, si se me permite la expresión, pasiva, ósea éuando la empleamos para evitar el m<ll.
Diariamcnteenlasconversadones
del mundo-para los
necios sazonadas siempre con el e:,carnio ajeno-oímos ha~
blar mal de nuestros semejantes y callamos, si es que no
contribuímos también ti la demollción de la honra ajena.
y no pensamos entonces que para evitar el enorme perJui(,.'ioque va á causar la malévola lengua del envidioso, del
maldiciente ó del traidor, no hay nada más eficaz que la
protesta inmediata y severa de un hombre honrado y digno. Ante esa protesta de la hidalguía de los buenos, se'humilla y calla la bajeza oe los murmuradores. Ante el valor
del que arroja el ~,'uante por defender al ausente', se postra
la cobardía del que ataca por la (~spalda. A las veces el
mera silencio de desaprobación de las almas nobles, es
mordaza segura para las len~s (·mponzoñadas.
Elna hablar nunca mal ùe nadie L'!; señal infalible del
carÚcter levantado y del hombre d: mérito. Porque el que
vale por sí mismo no ha menester J'ebajar Ú los otros para
descollar. Los que carecen de mérito son los que tienen que
destruir reputaciones para oculta,- en los escombros del
honor ajeno los gironcs manchado:, del propio.
Los murmuradores pueden di\'('rtir al auditorio de necios que les rodea; pero todos les:1csprecian y l~s temep.
::'{adiese atre'w'eá retirarse de ese círculo cuando en él cae,
por miedo de convertirse en víctimn; y el que se aleja siente en sus oídos la sarcástica risotacla que le persigue y en
sus carnes el diente venenoso del murmurador que le muercle. Cosa muy distinta sucede 6.quien se retira del lugar
donde queda uno de esos raros hombres que no hablan
ni permiten hablar mal de nadie, porque sabe que allí que.
da su reputación, bajo sombra p:'otectora y hay quien
caballerosamente guarùe su espalda.
Acontece muy con frecuencia qlle algún amigo,apreciado y querido varía con nosotros de un momento á
otro, sin que alcancemos ú comprender por qué nuestros
inalterables sentimie'ntos de cariño .\"hasta de gratitud se
nos pagan con frinldad y desdo. Entonces los caracteres
2
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1'8
dignos devoran en BilençiQ,
~ ~gu.r~
d~l desenga,ñ~. :$in
atreverse, par delica~,,~
i~~i1:ird: motiv9q\l~ e~tr&l.
si es que na rampe, utia leal ~tad.
Pues es()'ge~~ralmente es frúta del me1lgtfa'dochisme, de ese, si a~í putdo
llamarlo, villana micral\iQ de las lenguas viles, que dande
quiera que llega desarrolla" ¢_oma cantagiOsa peste, ambiente envenenada de a,nti.patí(!~!'d~rencares y de adios. '
Cantra ese mal c.au~ª~Q, PPt la l~ngua, na'nay más.
, 1'.etnediaque.la caridad ode la let\~a:1JOcas ~~ab\as ge~.
l'OlI48 de amlstad al prav~ar
,ttn'afranca expltcacI6n" despejan la sam hra del chisme coma disipa et sol tas tinicblás
de la noche.
Pero hay un mal todavía más espantaso. Una cuyo
sólo nombre hace estremeCer el carazón y que como. lepra
dei alma no.s ~menazay Dasr.od~aenla sc;>mbra:el más ha
jo y más ho.rrible de lõs deli\ós ra8~reros: la calumnia.
Para camprender su hQrror, basta pensaren la vali~a'que
es'para c1hambre ho.nr{ltlo su reputación, co.n~ánta esfuerzo adquiridà y co.n tánto. cuidado conservada; bàsta
el recuerda del sagrado hogar, de ese pedacito. del, vasto
universo._dond~ una es tey, do.nde está lo. má~ q\1~.rid()d~l
alma, (londe vmculatQdas sus eliperanZRsY 'SUs dlch~~ el
hoítlbre; dé ese rincancitodesdedonde me parece-queli:epuede entrever el cielo; basta, ùigo, pensar en eso é imagInar
que poco á poco, en la sombra, con el cautelaso pasa dé
los imidares, se vaya deslj¡ando la ('alumnia á tumbar
con una palabra u"a reputación entera <> á rohar la dicha
de toda una existencia, para que se hieleel alma, como las
carn<:sal helado coiltacto del puñal, co.mo la sangre del
coraz6n cuando. se aye en medio de la. noche el silbido, de
la serpiente. Pues bien, seño.res, ese inmenso. mal que hace
una lengua, sólo pueden evitarIo otras labios que se abran
á ticmpo y ùnas oídos que se cierren pronta. Si cuando el
c~lumniadar lanza su 'primera palabra hubiera otra len.
gua que indignada '/ nable vibrara al punta, j ah!, entonces la palabra-látIgo
haría huír á la palabra-\"íbora tí.
enroscarse en su a bismo. de' 8o.mbras!
¿ A qué hablar más de la cariùad de la lengua? ¿A quê
esfo.rzarmc en demo.strar que á todas ho.ras, en to(las par.
tes.r por toda clase de persanas se puede practiear alguna
de las muchas o.bras de misericordia que de ella emanan?
Bástame agregar, para conc1uír, que casi ninguna de las
demás obras benéficas queda com¡..lcta sin que la palabra
la perfeccio.ney santifique. Cuando se arrojan unas monedas al indigente ó cuando. se cubre un cuerpo que tirita de
frío., sin agregar la dulce palabra de consuela, de esperanza, de amistad, aunque llega el sacorta material que qui'ta el frío. y el hambre, no llega lo.que rttás necesita el des
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La. caridad de la lengua
19
graciado: la limosna dd serüimiento, la luz que alumbra
la mente, el calor que vivifica el espíritu, el bálsamo que
sana los corazones enfermos. Cuando la limosna va desnuda de prlabras suaves, hiere la excitada altivez del que
implora, rebaja el car{lcter, e::1fríael alma; y acaso cuando tendemos la mano creyendo levantar al quc cstá caído,
ilólo conseguimos empujado al abismo de la desesperación, que es el más espantoso de todos los abismos!
Oh l, si par mis mal eoürdinadas palabras brotasen
luégo de vuestros la bios otras de enseñanza, de consuelo,
ùe consejo, fecundas °en bUfnos resultados! Oh!, si mis
pobres pensamientos a trajesen otra bendición más sobre
la Sociedad! Oh!, cntonces yo creería que la huena voluntad que he tenido al cumplir hoy mi deber, hahía sido ~enerosamente recompensadél.
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(Conferencia Dictada
ci 22 de Octubre de"l89g en la Sociedad, hoy
Academia, Colom biaua de Jurisprudencia).
I
Entre los tres poderes que deben coexistir independien:
temente en las verdaderas repÚblicas, quizá el más importante es el que de un modo menos ostentoso ~resta á los
asociados sus servicios; El Poder Judicial.. Bnllante es la
~isión del Ejecutivo; alta y t~ascendental la del ~!pslatwo; pero es augusta como nmguna la del que admuilStra
justicia. Los primeros son como el vistoso frente y los al.
tos muro!'ldel edificio social; el otro, como el cimiento, sin
el cual aquél y éstos rodarían por tierra.
En las prlmiti.vas agrupaciones h\lmanaS, al haccrs~
s~ntir con la primera discordia la necesidad de la justicia
-nativa sed del corazón delhombre-:-se acudió instintivamente á los individuos más ancianos, más sabios ó más
dignos para que decidiesen la diferencia y diesen á cada
cual lo suyo; y nació así el Poder Judicial. Luégo. al instituírse reglas para lo futuro y al·dlctarse disposiciones en.
caminadas Ú asegurar el bienestar común, apareció el Legi!'l~ativo..
y si bien en tales rudimentarias asociaciones y después
en todos los Gobiernos monárquicos, dictatoriales 6 abso.
lutos, el Ejecutivo prevaleció sobre los demás poderes v
principalmente sobre el Judicial, que, al deéir de Montesquieu, es el más débil, ello no implica que complemento de
éste no sean <> no deban ser los otros, comoquiera que la!'l
leyes se hacen y se ejecutan para que reine la Justicia, que
es la meta del Poder Judicial.
Es tánta la importancia de este Poder, que las sociedades donde él está corrompido sçm sociedades heridas de
(*) Este trabajo fue publicad!> en la entrega 35 de los .4.nales de
jurisprudencia, periódico que dirigió el autor de elite libro por trell a.ños.
y luégo apareció reproducido en la RevistaJurídicll de Antioquia, v en
dosimportant(s peri6dico" del Exterior.
-
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Poder Jud/ciai
-21-~ .
muerte, aunque parezcan llenas de vigor; al paso-gue don- '
de él es respetable y respetado,hay gérmenes de VIda y albores de renacimiento, siquiera por otros motivos los paí.es se vean empobrecidos, débiles y anarquizados.
Cuando la desmoralizaci6n. como gangrena, invade
algunos ramos del Poder públi,~o, queda una esperanza:
la Justitia, que es la mano que amputa los miembros dañados; pero cuando llega hasta esa misma mano, puede
decirse que el cuerpo social está en putrefacción y que tan
sólo aguarda, al borde del abismo, el puntapié de alguna
generación nueva que para siempre lo sepulte,
Fincando, como finca, en d Poder Judicial la seguridad
ùe los asociados; siendo él guardián de los más caros intereses del hombre, cuales son el honor, la propiedad, la
vida; estando constituído para que ante él puedan ocurrir
con igualdad rèpublicana así l,)s pequeños y los humildes
como los grandes y los poderosos; debiendo oír á toda
víctima sin que su queja sepiercla en el rumor de adulación
é intriga que rodea á los otr05 poderes, preciso es que tanto los legisladores como los gobernantas y los particularcs,se esfuercen en buscar v seglir todos los medios y todas las circunstancias qué dan ó garantizan la independencia, la rectitud y la sabiduría que han menestcr los cncargado de administrar justicia.
Por eso me he propuesto ell esta sencilla co~terencia,
no elegante y erudita como las de mis predecesores, pero
bien intencionada como ninguna, tomar ligera nota, para
losjóvenes estudiantes, de cuanto creo encami!lado á lograr
aquellos·fines.
Con tanto mayor acierto se juzgarán los litigios y las
causas, cuanto menos moth'os de temor, interés, amistad
ó gratitud coarten la libertad y la seguridad con que deben
obrar los juzgadores. La independencia es, pues, el primer
requisito indispensable para que haya buen Poder Judicial,
desde luégo que ella es la base más firme para afianzar la
honradez personal del Juez, sin la cualjamás se administra
verdadera justicia.
La independencia, que en gran parte depende del carácter y de la dignidad personal del individuo, estriba principalmente en que los demás poderes públicos tengan la
menor influencia posible sobre el JudIcial, porque, como
dice el autor citado, 110hay libertad cuando ci Pode.rjudicial no está separado del LegislatÙ'o y del Ejecutivo,
De a,hí que sea tan impocante determinar primeramente quién debe nombrar los altos Jueces. Veamos loque
han dispuesto â ese respecto las Constituciones de algunos
países republicanos.
El attículo 119 de nuestn. ¡¡dual Constituci6n atrihu-
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Ofrenda li la
Patri•.
al PrèSidente de la República la facultad de nonibl'~r
los Magistrados de la Corté Su~ma y tambœu;;det~.
que ella le presente, los de los Tribunales. (*)
El 86 de la Constitución Argentina de 1860., retormada en 186~, dice: "~l Presidente de la República nombr~
los Magistnrdos de la Corte Suprema y de los demás TnbunaIes federales con acuerdo del Senado.
El 48, numeral 11, de la dd Brasil de 1891; diapes&
que los Magistrados federal6íüeftll nombrados por el 'Podet' Ejecutivo á propuesta def Supremo Tribunal. Loe
miembros de éste también son nombrados por el BjecutiVO, con aprobación del Senado (artículos 56 y 48).
EI8:!, numeral 7, de la de Chile de 1874, dio igualmente al Poder Ejecutivo la facultad de nombrar los Magistrados y los Jueces letrados de primera instanda,á'
propuesta del Gonsejo de Estado.
El 95 de la del Uruguay de 1830. encarg6 el, nombramiento de los letrados de la Corte Suprema á la Asamblea General.
El1l3 de la -del Paraguay de 1870 dispuso que los
miembros del Superior Tnbunal fuesen nombradoit,por.el
Presidente de la República con acuern9detSenado;
y los
de los Tribunales inferiores pOr el mismO'eon acuèrdo del
Superior Tribunal.
El 69 d~ la de Bolivia de 1880. dice que "la Corte Suprema se compone de siete Jueces elegidos J'or la Cálfiara
de Diputado~ de una lista.cfe tres candidai:os presentados
por el Senado para cada uno de ellos."
EIllO de la ùel Ecu~dor de 1884 dispuso'qúe los Mis
nistros de la Corte Suprema futsert elegidos por el Congreso pot mayoría de vetos ...
,
,
El 77 de la de Venaue1a de 1881 dice también que-loa
M,agistrados de la Corte Suprema los nombrará el Con~
greso.
El 65, numeral5, de la del Salvador de 1883 dispuso
que los Magistrados' de la Corte de Casación y de las da
Apelaciones fuesen elegidos por el Congreso ..
El 92 de la de México de 1878, que los miembros de la
Corte Suprema fuesen nombrados por elección indirecta de
primer grado.
EIlOS'de la de Nicara,!p!a d~ 1899, que los Magistrados de la Corte fuesen elegIdos pOpularmente.
,
E1 73 de la de Costa 'Ríca de 1871 dio también al COD_
greso la atribución de nombrar Magistrados de la. Corte.
,~è
(.) En ci Congrel>ode 1909, cuando se trató de la8 reformas 'cons·
titucionales. hice cuanto estuvo de mi parte porque se'sancionase la de
que la Corte Suprema sea nombrada Por el Congrdlo. [N. del J.-:]
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l'ockr Judicial
,.
El126 de la del Peru de 18'50 atribuyó al Cóngre80 1•.
facultad de nombrar los Vocales de la Corte Suprema, á
propuesta en terna doble del Poder Ejecutivo.
El 133 de la de Hay tí de 1889 dio al Presidente de la
República la facultad de hacer esos nombramiento!!.
El 54 de"la de Guatemala de 1879 dice que al Poder
Legislativo corresponde el nom bramiento de Magi~trados.
, Elll8 de la de Honduras de 1894, que los Murlstrol
de la Corte serán electos popularmente.
'
Como se ve, los Legisladores de esos diversos país~lI
han fluctuado, según las circt:nstancias y las épocas,' ya
haciendo que el Poder Ejecuti\'() nombre los altosdignatarios del Judicial ó ya encargan'io los nombramientos li la
más elevada corporación legislati\·a. Solamente dos es·
tablecieron la elección popular.
La gratitud hacia quien da el destino, el temor á quien
puede quitarlo, el deseo de agradar al círculo político dominante, la antipatía al bando opuesto al de las personanales convicciones, son siempre obstáculos que entorpecen
la acción recta del Juez y que pueden torcer sus juicios. De
ahí que ~uando el Poder Ejecutivo es quien.hace los nombramientos de funcionarios del Judicial, conserve siempre
sobre los nombrúdos una poderosa influencia que cop dificultad se sacude. Y entonces resulta el gravíslmo mal de
que uno de los tres poderes, que en las verdaderas repúblicas deben funcionar á igual nivel, se vea supeditado en absoluto por el más absorbente y dominante de ellos, acabándose así el equilibrio republicano.
Cuando tal sucede, 10sJueces no tienen la lib~rtad ne'cesaria para fallar, por que los amarra la gratitud'4a,cia
quien ell,oscreen deber el pan de la familia. El temor reverencial al Poder Ejecutivo y á cuantos le rodean es muehas veces causa de aquellas Pl'ovidencias vacilantes. que
hacen nula la justicia á los de abajo por temor á los· de
.arriba; de aquellas actuaciont~s que revelan el miedo delós
que temen les quiten el destino; de aquellos fá#agos~d,uladores, ajenos á la seriedad del estilo jurídico, dequienês
aspiran á congraciarse con los mandatarios ..
, Cuando los Magistrados de la Corte son nombrados
por el Congreso y los de Tribunales por las Asamblea.s:secsionales de ternas propuestas por la Corte y para períodos qUt: empiecen después de dis1.Jeltaséstas corporaciones
legislativas, aquellos peligros d'~saparecei1 por c.mpleto .
• La gratitud del nombrad{? repartida entre tántos indivk
duos,que
cuando él vaya á ejercer no tienen ya el prestigio ni la influencia det puesto, y de los cuales ninguno puede enrrostrarle el destino como personal favor, no
esen verdad un lazoqueentrab= h: imparcialidad; ádiferen-
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OEremia li la PatriJ1l.
ci~ de lo que acontece cuando el que noulbra es un gObernante que recl~ma para
toda la gratitud del favorecido
y que sIgue ejerciendo la influencia de su posici6n sobre
todos los empleados.
No conviene tampoco que Jos Magistrados judiciales
s~an elegidos popularm~nte, como .disponen las constituo
ClOnesde Honduras y NIcaragqa çltadas, ora porque las
elecciones públicas, mientras no sea "muy levantado el
carácter nacional y mientras el Gobierno no dé garantías
eficaces, son por desgracia irrisorias; y ora porque aquenos cargos requieren especialísimas condiciones de sabiduría y probidad, que el pueblo no puede casi 11uncaapreciar
y buscar bien, como podrían los ilustrados miembros de
de un congreso. En la índole del pueblo está apasionarse
por el brillo de prendas antes propias de los caudillos militares y de los tribunas que de 10sJueces, y nover las men08 ostentosas, pero acaso de más valía, de austeridad y
rectitud en éstos necesarias. Si al pueblo se dejase la elec'd6n de ~Iagistrados, resultarían electos los hombres más
avezados á la intriga y á las lu~has políticas, que son
precisamente los más malos jùzgadores; porque la línea
tnexorableménte recta que debe seguir el Juez, no se compadece con las curvas y acomodaticias de los políticos.
Los Jueces Superiores y los de Circuito deben ser
nombrados, sin intervención del Poder Ejecutivo,' por los
Tribunales, por que nadie puede apreciar mejor que éstos
las aptitudes y las condiciones "de los candidatos, y por
que debiendo los Tribunales revisár las providencias d(Olo,
Jueces, están directamente interesados en que estos sean
rectos, ilustrados y activos, para evitarse así el enorme
trabajo que dan los intrincados procesos que el desorden
y la falta de método delas ignorantes 6 de los pillos torman. Pero ese intcrés saludable cede ante el más apremiànte de no malquistarse con el Ejecutivo, cuando no
pueden elegir libremente, sino que apenas forma'6 temas
para que escoja el Gobierno como disponía el artículo 8 de
de la ley 100 de 1892, afortunadamente derogada.
La gratitud no es parte para disminuír la imparcialidad cuando es el Tribunal quien n-ombra los Jueces, por-'
que entonces ella se rèsuelve en esfuerzos por. acertar en
los fallos y por aparejar bien los juicios, á fin de compla- .
cer al supenor y de dejar ante él bien puesto el nombre,
lo que es una gran ventaja ..
Otra circunstancia necesaria para la independencia del.
Pojer Judicial,. es que sus miémbros no puedan ser suspendidos en el ejercicio de sus destinos sino en los casos y
con las formalidades que determinan las leyes, ni depuestos sino en virtud de sentencia, como previenen el artícu-
m
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l)Ofkr
Jndicial
10 lbU Gela L"onstituci6n y el 3 del Código de Orga~iza
ci6n Judicial. Cuando el Juez tiene sobre su cabeza, como
la espada de Damoc1es, la tu:nenaza de la suspensión 6 de
la remoción según sean sus filllos, ie ve en una tortu ra
horrible entre su conciencia por un lado y su interés por
el otro, al tener que juzgar asuntos que afectan â los que
pueden quitarle su destino; y en esa lucha muy bien
puede 8u<.ederque caiga.
Pero aquella sabia diposición quedaba por tierra
repeeto de los Magistrados de los Tribunales ar.te el artí.
culo 225 del mismo Código q'le permitía al Poder Ejecutivo trasladarlos de un Trihunal á otro por causa de conveniencia p6blica.1 Porque es evidente que tanto como remoción es el hecho de que un Magistrado que tiene en un
lugar establecidos su hogar y su familia, se vea de un día para otro mandado trasladar nI ,;onfínde lalRupú blica cuando quiera que alguno de sus fJ.I~os desagrade al Gobernante.
La trashumancia hace nugatorio el nombramiento de
l\lagistrados vitalicios, y t·s el látii"o con que el Poder
Ejecutiv() amenaza y humilh:: al Judicial, su igual ante.
la República y lU superior an'~e la conciencia.
Díceseque la trashumancia es necesaria donde el puesto es vitalicio, para poder por medio. de ella quitar los
malos Magistrados CUUJldoconvenga, Los que tal dicen
sostienen implícitamente un absurdo: ó que el que es mal
Magistrado en un lugar p~ede ser bueno en otro; ó que
un Distrito judicial tiene obligación de sufrir los malos
Magistrados que otro no ha podido soportar; 6 que la
trashumancia se ha establecido, no para trasladar Magistrados por conveniencia pública de un lugar á otro,
sino p~ra removerias de un modo indirecto cuando plazca
al Poder Ejecutivo. Lo primero peca contra el sentido con1ún, 10 último contra el tenor literal de la ley. Si h recti:tud debe brillar siempre en los actos de los particulare~,
con mayor razón ha de ostentarse en los de los t7obi~rDos
y los legisladores. Así, si alguna vez puede ser removido
un Magistrado, seálo de un modo franco, y no por el in- ..
directo y velado, y como tal indigno, de aparentar que se
le traslada á otro Tribunal. Los hechos hablan: jamás se
trashuman Magistrados por conveniencia pÚQlica, pero>
ni aún por ignorantes, por morosos, por inepto,,; estos se
dejan como carga perpetua de los pueblos; pero sí se trashuman los que no tienen esas tachas ni hacen falta en
otras partes, cuando por alguna circunstancia política lo
creen conveniente los gobiernos. Una huena ~tura
debe dejar á.los ciudadanos la esperanza de librarse de los
maJos Magistrados por un m(~d:;omenos humillante para
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Olrendtt if la Patria.
·alPoder lOOidal, por algo lilás .l~l y mã~ èortttto y q~
.no dependa del mero capricho de 1000gobernantes.
J;-a tercera circunstancia garantitadorade la. inde~n"
drncla del Poder Judicial, esta largueza en la remuneraClÓn
de la penosa labor de losjuzgadoies y la seguridad que
ellos ten.gande recibida completa y puntualmente. A algo
de eso ttenden con mucho acierto el artículo 160 de la
Constitución y el 3 del C6digo d~ Organizáci6n Judicial
.cuando dicen: .No podrán suprimitse ni di.,minuirse 108
sueldos ddos MagIstrados y jueces de manera que la supresión perjudique á los que estén ejerciendo dichos em·
pIcos.» Cuando los Jueces tienen un sueldo correspondiente é su altísimo puesto y saben, además, que lo recibirá%!religi~sa.mente y que durante su período no les será
qUItado nl dIsminuido en manera a.lguna, pueden andar
can la frente alta, corno qui~n se8Íente independiente y libre, C?mO Quien canace el valor del puesta que ocupa y sabe
quevIVe de su propia esfuerzo; pero cnando creen que les
puede ser quitada 6 disminuido de un momento á otra, ento~cesandan vacilaftlesy temerosos y se humilIan ante
~qUtcn puede arrebatárselo.
Cuando la remuneración es mezquina y no alcanza
-para sostener media dt"tentemente á los que siquiera par
la dignidad del puesto deben viv.ir en respetable posición,
-entonces los despachos se descuidan y se demoráîi
y la administraci6n
de Justicia se resiente, porqqë~
sus empl~ados andan buscando para vivir, los recursos
que su ruda misión da insuficientes. Y si el paga de Iris
suçldosse atrasa 6 se suspende indefinidamente, entonces
-e~mal es gravísimo: laj~sticia y la tranquilidàd
S~
ctal peligran y la confianza de los ciudadanos en sus J:de-œs decae. En decto, ¿ qué seguridtldde criterio puede ~en(1'
para faIJar sobre intereses a:jènos.quien ahda afanose re~
clamando los suyas indeb~damente retenidos? ¿ Qué ecua·
nimidad puede exigirse á quien no se entrega el pan que
gana can el sudor no ya del cuerpo 'sino del alma? ¿ Qué
.consagraci6n, qué i~~ePet?dencia~ qué respet~bili~ac!pt1e .
.' den e~perarse de qUten,baJo el peso de an~sttas dtana~ se
T~ qUJzáforzado á pedtr, á deber, 4 hum]llarse? Cuando
los sueldos del Poder Judicial no se pagan, los pueblosno
tienen más garantía de justicia que la honradez personal
de los Jueces; pero ella no debe ser jamás la única qu~ Se
d~ á los ciudadanos, parque aun9,ue el deber aliente a,l
Juez y le sostenga contra toda odios~ tentación, nUnca
debe un Gobierno exponer á tan peli~osa prueba á quien
ya tiene sobre sí tánta responsabiltdad y tánto trabajo'.
Bien es que la sociedad confie en Sus Jlleces; pera no debe
ir hasUt tenderles eUa mismaJa.%os-para que caigltn, por-
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Poder Jutlicja/.
•
que le puede acontecer lo que al.curioso impertinente' dé
que habla Cervantes.
País que quiera buena administración de justicia, pá.
guela hien, como se hace en bglatcrra,
en donde el nombramiento de Jueces recae er. jurisconsultos de primera
nota, pagándoles una remuneración equÍ\·alente il la que
gana el más notable abogado en el ejercicio de la profeai6n. Eatre nosotros los Magistrados de los Tribunale.
tienen insignificante sueldo, 1.'más gana en un mes, con
mellos sinsabores, cualquier a.hogado digno. Cuando e~
servicio se paga mal, resultan siempre tun~stas consecuencias, de las cuales la menor es que al fin no soliciten los
puestos judiciales sino los que no pudiendo bastarse á sí
mismos, se aferran á los destinos.
Es tam hién prenda de indt'p(>ndenciajudicial el artícu·
10 159 dela Constitución, icléntico al 2':>de la Ley 100 de
1892, que dice que los cargos del orden judicial no son
acumulables y son incompatibles con cualquiera otro retribuído y con el ejercicio de la abogacía. Acertada disposición es esa, porque evita que el Poder Eiecutivo domine
al Judicial ofreciendo á sus miembros otros cargos remunerados; porque quita al J u(:zperturbadores intereses extraños que pudieran ocasionarle grandes conflictos. en
sus tare~s; y porque tiende it üb1iga~le á consagrar. Ú;Ulca
y exclUSIvamente á dIas todo su tIempo y su actIVIdad
entera. Al declarar incoUlpatibksaquelIos cargos con toda
participación en el ejercicio de la abogacía, evitados gran.
des males: el de que los Jueces poco escrupulosos caigan
en prevaricato por la facilidad que tendrían de dirigjrnegocíos que ante sus colegas ó ante ellos mismos cUl'$J,J:an,
y el de que por el interésde formar doctrina para sus asuntos propios esta hleciesen erróneas in-terpretaciones de la
ley eIl los ajenos.
,
Otra importantísima garantía (k independencia es ~l
derecho que asegure á los Jueces de ser reelegidos, no simplemente por su buena conducta. sino merced alprobad.Qy
notable buen de~mpeño de su cargo. Y no debe baatar lo
que generalmente se llama buena conducta, porque á.1aa
veces, esta no es sirio la incapacidad que tienen los in",ptQfJ
lo mismo para el bien que para I~Imal, la inaçtividad de.
las nulidades, la. bondad infecunda y pasiva de los' hom~
bres-cero!l. Oh! 110. La reelec('ión debe hacerse ne cQmo
una graci&. sino como consecuenda de un derecl19r.dquirido, tan sólo respecto de aquellos que á más de obiervar
conducta intachable pÚblica y privadamente, hayarl:vÏ$to
la mayoría de sus faIIos confirmados ó reproducri~po'£
los superiores 6 encomiados por la prensa, que 1\0:' hftyân
sido suspendidos jamás en el ejercicio de sus dé&tino9 ni
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Ofrenda á la Patria
2B
incurrido en )a más mínima demora, y que hayan logrado
rodearse de aquella respetabilidad guedaelincesante-cumplimiento del deber. El que tales CIrcunstancias reuniese,
podría presentarse con la frente alta del que exige un dere·cha, no con la espalda doblada del que implora favores,
á pedir un nue\'o nombramiento ó un ascenso como un
título de honor dignamente ganado; como signo de una
vic~ori~ debida al propio esfuerzo, nC?'como consecuencia
de mtngas, de adulacIOnes y de padnna¡gos. AsT la Ma·
gistratura vendría á ser una carrera donde el hombre honrado y estudioso pudiera, avanzando paso á paso por la
vía no arbitraria de la ley y la moral, ir por sí mismo des.
de eljuzgado de humilde aldea hasta la Presidencia de la
alta Corte de Casación, como debe ascender el buen militar, desde soldado hasta General, ganando sus galones
uno á uno, de esfuerzo en esfuerzo, de combate en combate. Respetable ciertamente sería un Poder Judicial cuyo~
puestos sólo ganase el mérito, nunca el favoritismo.
II
r
Veamos ahora algunas de las condiciones que son necesarias en el individuo para ser buen Juez.
La primera é indispensable condición de un buen juzgador es la honradez. Sin ella es más peligroso y temible
- cl]uez inteligente é ilustrado que el ignorante y torpe," porque la mala feque va envuelta en el burdo ropaje de la ignorancia y de la estupidez, pronto se conoce y fácilmente se"
remedia; pero la que el talento esconde con habilidad entre las galas de la erudici6n y la dialéctica, cansa daños
tan irreparables como imprevistos, y es como la Bechá
envenenada que llega sin saberse de dónde y no se si~nte
sino cuando mata. Sin rectitud jamás es bueno el Juez,
mientras que con ella lo son todos los estudiosos que se
dedhuen con asiduidad fi cumplir su misión. Porque la
honradez hace que el Juez tenga siempre por norte la
justicia, y ésta como faro inextinguible. saca al bien intencionado á buen puerto y es guía seguro en el intrincado laberinto de las leyes. Hé ahí por qué ganó tánto y tan
merecido aprecio aquel antiguo Presidente de laAlta Cor:
te de Justicia de la Nueva Gran-ada de quien se cuenta que
cuando estudiaba con sus ilustres compañeros los arduos
pleitos que debían decidir, después de meditar profundamente, indicaba al fin con c1añsima visi6n jurídica cómo,
en su concepto, debía fallarse, y d~ía: "La justicia es
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Poder I udieis!
29
ésta. Busquemos ahora la ley que ha de aplicarse para
salvaria." (*)
" Debiendo siempre los Jueces aplicar estrictamente la
ley, se alarman los ignorantes pensando en que hay muchos casos en que se sacrifica la justicia ante una disposición legal, y creen que por CliO las sentencias debieran llevar en vez de la fórmula de "Administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley," ésta:
" Aplicando la ley en nombn~ de la justicia y por antoridad de la República." Pet'O no hay tal: las leyes son .ó
deben ser justas, de modo que cuando el] uez las aplica correctamente, :tt:ata ]ajusticia absoluta, ]a justicia social,
laque conviene al mayor número; y si poreUoalgún particular por ignorancia propia ó por mala fe ó descuidos de
sus causantes, que es lo m¡is frecuente, sufre algún perjuicio, justo es que lo sufra para bien de todos y para enmendareI vicio, quc, acaso de atnis y sin saberloélmismo, afecta l,) que tiene por su derech,) sin serlo realmente.
L9- honradez de los Jueces 110 consiste, como algunos
creen; tan sólo en no scr lwc ·aricadores. Exigirles eso no
más, sería simplemente COll tentarse con que no fueran infames. No tal: la honradc-z de los sacerdotcs de la justicia
debe ir más HUfl. ~() está :,Ú!o cn no hacer una villanía,
sino en haccl" muchas cosas flue el intcrés personal esquiva
y que la rectitud impone. En la honradez entra en ocasiones el debcr de estudiar algo más, ó de dedicar al despacho más horas de las que fijh el Código; en ella entra el
evitar las demoras que suelen causar grandes perjuicios
á los que impacientcs espcmn un fallo; en ella entra el
métodu, que e\'itando la l:Onfusión ahorra losgastos. Ella
debe de ir hasta donde l'ne la del ilustre Dr. FélixRestrcpo,
gloria del foro patrio, que ctLregÔ su caudal á un litigante
á quien con una sçntencia injusta, dictada por error disculpable, había peljudicado. Ella dehe ser la del abogado
francés ML de ChamilIard, dt, qui.en se retiere que habiendo
hecho perder á un diente Sil i)leito, porque 01 vidó presentar v hacer valcr oportunalU:nte un documento que aquél
le hãbía dado, no vaciló, cuando aterrado encontró el papel en su cartera y sc con\'enció de que si fo hubiera presentado habría salvado la CéJusa, .Yde que ya era demaíiado tarde porque no había apelación, no vaciló, digo, en
1
["] El
Dr.
Diego
Fernanù"
{~Jl1ez. 'lue
sirv~6 á la
Patri~'l.desde
1810. porJargos años.
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~
Otl'efldi!
/
-A' la- Pa't1.1a.
~ger
cuanto dinero pudo,y.lla1tl4U1do al:sliente seio
entregó todo; y luégo se presentó al Presidente 'dela Corte pidiendo que no le Tolvieseá encargar ningún asnnto, porque él mismo se tenia por sospechoso desde quehabia
cometido t1ln gra ve faita ..
El prevaricato vulgar, el de ws abyectos que venden
:'la justicia con su honor, si acaso existe, es àÍortunaèamente algo más lIue raro entre nosutros. Quizá ya no pasa
BiAo. en la menguada imaginación de los que juzgando por
su propia bajeza las almas de los otros, creen que hay
quien pueda dar por algo no sólo la justicia, sino su puesto y su nombre y el pbrvenír de sus hijos yla memoria de
sus antecesores. La dignidad se impone siempre, y siempre
Í1:rlpideque haya quien se at~va "baœrá ql1ien la revela
prOposiciones criminosas. Por (,9~ .muchos _pasan largos
años en los puestos judicialès sin ofrsiquieJ'à 'Una indirecta alusión á tratos criminosos y sin tener ni aun la noticià de que haya ocurrido un caso de esos entre SUs<:olegas_
PaTa que los malvados rseai:reVlÙ'l)á1JTopo'Ger.!f~a es
que crean que el atroes capaz, por lo men~s •.deofr Já proposición.
Puede suceder que los juzgadores, sin Animo de tOtœr la justicia, reciban obsequios que quizá por benevo'
lencia, por lástima ó por debilidad de ead.cter no se atreven á devolver. Preciso es tener la energfa suficiente
pararechazarlos
siquiera sea pbT propia: conveniencia,
porque de no hacerla, si el donante gana el 'pleito, atri~
huye el éxito al regalo y desprecia al Juez; y si lo pietde
tamhién le desprecia. creyendo que la contrapartealidu\'0 sin duda más pródiga en obsequios.
Una nocht: estaha un hOllradisimo Magistrado de la
Corte Suprema granadina en su estudio privado acabando una importante resolución que debla dictar. cUando de parte de uno de los interesqdos en el pleito le Ile~a
un valioso reg-nlo. Fue tal el sentimiento ..de aquel probo
.Juez por la injuria que creía recibir, que el conductor del
ohsequin apcnas tuvo tiempo de salir corriendo, dejándolo johre una mesa, mientras el otro enviaba un sirviente á llamar á su nmigo Dr. RufinoCuervo, Vicepresidente de la República, diciendo·: "Corre y díle que me
acaban de dar una puñalada." A poco llega angustiado~
el Dr. Cuervo, creyendo encontrar á su amigo -ensangrentado y acaso agonizantè. H¿ }}óndeestá la herida?
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Pockr.J udiciaJ
,:n
dice..-:-Aquí.l.contesta el Magistrado, señalándo el corazón,_
añadió, mostrando el regalo, que al si
guiente día fue devuelto.
La segunda condición de los buenos Jueces es el conocimiento de la ley y !a pd.ctica. A ese fiu se encaminan
el ar~ículo 150 de la Constitución Nacional y el 16 del
C6digo de Organización Judicial que exigen para ser
Magistrado'de la Corte hahedo sida antes ae un Tribunal,
ó haber ejercido con buen crédito, por cinco años á lo menos la profesión de abogado ó el profesorado de Jurisprudencia, yel 154 de la misma Constitución y el 62 dcl
citado Código, que requi(~rcn para podtr ser Magistrado.
de un Tribunal, ha.ber desempeñado durante tres años,
por lo menos funciones judiciales ó ejercido la abogacía
con buen crédito, ó enseñado Derecho en un establecimiento púhlico. De las Constituciones ya citadas, la del
Uruguay exige para ser miembro letrado de la Corte, haber ejercido por seis años la profesión de abogado y cuatro la de M,agistrado ; la d.: Bolivia, haber sido·Ministro
de alguna Corte de Distrito ó Fiscal de ella por cinco
¡dios, 'ó ~aher ejercido diez la profesión de abogado; las
del Ecuador y la Argen tina, haber ejercido por ocho
años la profesión de abogado con buen crédito; la de
México, estar instruído en la ciencia del derecho; la del
Salvador, ser abogado de la I{epública, tener. instrucción
y moralidad notorias, y haher ejercido la profesión de
abogado por cuatro años ó por dos la Magistratura ó
Judicatura de primera instancia; la del Paraguay, ser deuna ilustración regular; las de Guatemala y Nicaragua,
ser abogado y seglar; y él ~í otras varias disposiciones
de (livet-SOspaíses.
El qüe entra al Tribun al sin haber sido J \lez antes, Ó
SiDhaber ejercido dignam~nte la abogacía, es como el
que es nombrado General sin haber ganado los grados:
precedertes. El valor del últimono está en él mismo: está
en el conjunto de todos los anteriores.
Cuanto á los Jueces de Circuito, no e~toy lejos de
creer que para nombrhr1oH debiera exigirse Ii los atpiratttes là prueba de estudios formales, el dtulo de abogado, ya para tener una prenda más del saber del futuro
juzgador, ya para estimular á los jóvenes 'estudiantes de
Derecho á hacer bien y completa la carrera, y ya, en fin,
hasta p~ra restituír su legítimo valor al grado y al Htu·
y allí el puñal,"
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32 •
Ofrenda á la Patntl
10 de doctor, que de tanto prodigarae como Je prodiga,
ae ha vuelto nulo, y aun ridículo, - porque nada vale 10
que todos tienen y â muchos sobra. Quizá sería- mejor
.exigir el de licenciado que en México y en otros países se
<lá á los abogad al, dejando para otras profesiones que lo
reivindican con más empeño, el asendereado doctorazgo,
al cual por ser tan comú%i puede pasarle lo que al nobilÚ1imotítulo de don. de los' reyes y grandes d~ España,
que después de haber servido para premiar las hazañas
de índitos héroes, rodó hasta· los palurdos á quienes se
considera mucho Uamar señores.
Cuántas veces pasa un joyen largos años en los
claustros de un colegio naciendo inauditos esfuerzos para
coronar una carrera y; acaso penosossacrIDcios para prao.
porcionarse los libros necesarios, y cuando al cabo de
tánto trabajo y tánto estudio toma al lejano hogar en •
donde la familia aguarda impaciente al nuevo doctor que
ha de da.rle bienestar y brillo, ve con desaliento ,que el
tan anhelado título 10 tiene todo el mundo, lo arrastra
<:ualquier leguleyo y 10 vulgariza quienqui~ra que ocupe
un puesto público, muchas v~s
obtenido á. poder de
adulaciones y hajezas
¿A qué encerrarse en los colegios, á qué los gastos y
los desvelos, á qué los temibles exámeneS de grado, dirán
los jóvenes impacientes, si con lograr un destino, si con
pocos meses de práctica en los oficinas judiciales se consiguen el título y los puestes qudlá la profesión de abogado'? Y de aquí que muchos deserten de las aulas para
tomar por el atajo lo que debieran ganar por el camino
que honraron ilustres jurisconsultos.
Para algo, creo,
han de servir. los diplomas que expiden los colegios 'en
prueba de estudio£ serios, y que debieran guardarse con
cariñoso aprecio como recuerdo de largas noches insomnes pasadas entre los libros, como señal de inalvidlilbles
triunfos v de meritísimos esfuerzos.
y nõ se diga que exigir en los Jueces por 10' menos
el título de liCEnciado, es atacar la libertad tie honrada
industria,-de
la cual soy decidido partidario-ora
porq~e la judicatura no debe <:o,n~iderarsecom.o una industria sino como un respetabtllslmo sacerdoclO que no se
puede ejercer sin .11evac~lacorona que acredite la aptitud
debida; vara porque SIlo fuera, en la mano de todos estaría ejércerla, adquiriendo aquelTa.. credencial. de idom;idad,
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.
Poder judicial
33
-
El argumento de que har muchos titulados que no
Ilaben nada, s610 prueba que los que nombran los Jueces
deben tener para negar el pnesto á los ineptos, el valor
moral que sin duda faltó á los examinadores de grado
para negarles el tftulo por ignorantes. Este debe servir
para acreditar idoneidad; pero por ella y no por él ha de
da'1"5eel puesto, así como los documentos públicos sirven
para probar lo que relatan, sin que por eso deje de haber
muchos que hacen constar hechos falsos, y que por lo
mismo suelen anularse. Dícese también que algunos ilus-trados y expertos juristas quedarían excluídos de aquellos puestos por carencia de un diploma que holgada en
sus bufetes; pero â eso podría conte;starse, que si son tan
hâbilelliy si tánto conocen la ciencia forensc, fácil les es
adquirirIo; aparte de que teni'~ndo esas ventajas, ni ellos
necesitan de los penosos puestos judiciales, pues la abo- .
gacía les debe producir lo suficiente para pas~r bien la
vida, ni esos puestos los necesitan á ellos, habiendo como
hay abundancia de jóvenes que abrazan el estudio del
Derecho precisamente con el fin de scguir la carrera de l~
Magistra tu l'a.
Don Justo Arosemena comentando lá carta fundamental del Uruguay de 185B J citando en su apoyo la de
Suiza, critica la exigencia de requisitos especiales para
ocupar las plazas de Jueces, y dice: «Es tan natural que
el nombramiento de un J ucz recaiga en una persona entendida en la.r urisprudencia;·como lo es que la construeci6n de un edificio se encargue â un arquitecto.! Natural
es por cierto; pero desgraciadamente no siempre sucede
así, pues los menguados intereses de partido, el servilismo y 108 empeños suelen hacer del Poder Judicial campo.
dé destinos para repartir entre quienes convenga á los
repartidores, no entre quiencs. las necesidfides sociales ó
la Jurisprudencia demanden.
La exigencia del título en ]os Jueces de Circuito tiene
además las ventajas de hacer más prestigioso y respetable el puesto, y de inspirar á los ciudadanos más confianza en los administradores de Justicia, porque algo prometen los estudios largos, la consagración y los esfuerzos
de que el título es prueba ..
Otra condición del buen Juez es ser hombre decarácter. Y cuán raro es el carácter, por más que todos se jacten en tenerlo. Mas escaSos son en el mundo los hombres
de carácter que los de-'ti:tlento, .Y el talento sin carácter es
"
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c.
34
OErend. B la
ajmprell1~nteuna werc~
jJlltn~.
~ q~
10 ~
. .El carácter
es el ms~o especial de los bombrea qUe$e.diitù1~~~
las multitudes. Los hombres de carácter son los que marchan siempre por la vía· inexorablemente rècta del deber.
y esa el la más dHicil de seguir, porque en eHa ès fuerza
pasar por encima de cuantos se pongan por delante. Y ~a
es precisamente la que deben trillar los ]u,eèës,conlQ,Jœ
ferrocarriles: sobre dOlirieles paralelos. rectos, innexililes~
que son: la Justicia y la Ley.
Ik falta de energía emanan aquellos fallos queno dan
completo RU derecho á quien lo pide, como para consolar
así al que pierde, dejándole un gir6n de lo ajello; que no
condenaná la penn merecida, sino á alguna menor, 6 que
110 hacen efectivas las conminaciones
legalmente impuestas, como para que el penado quede á deber favores que
no hay derecho para hacerle; que se esfuerzan por contentar á ambas partes, dejándolas talvez á. ambas agraviad.a5, porque la justicia á medias es una verdadera injustiCla.
Lfl
verdadera justicia tiene las brul"quedadea de la
Hnea recta ..
De 109 Jueces débiles son aquellas innumerables providencias moratorias que t.'m fácilmente se acomodan á
nuestros engorrosos procedimientos, pero que tan reñidas
cstán con la justicia; de ellos es aquel detener la salida
de las sentencias, aunque estén dictadas, comoparaaplazar 10 más posible el disgusto del agraviado; de ellos
es aquel inacabable oriUar de las cuestiones por miedo
de irse ã pique yendo á fondo.
En manos de los Jueces pusilinimesel C6digo Judicial es red donde se envuelven todos los derechos" tcoas
las cuestiones.¡ la?erinto en d~I1~SeJ?ued.e a~d.ar l~tiga~.
do eternamentestn encontraf:~
nllaJusbcla nt la salida. Al paso que ante losJ~-decarácter
las leyes procedimentales son el
q_ueconduce brevemente
al no arbitrario fin marcado~Pdr la ley sustantiva.
El Juez sin carácter, el Juez del miedo, el que no tiene
el valor del puesto, se c·)noce en su primer auto. Pedidlc
(v.g.) un arraigo que requieretãntaceleridad, y soprete~to
de exigir papel, de pe<lirinform~s -al secretar!o ó ¿.librar
notas de comparendo al futuro arraigado como para
avisarle que se vaya, le dará. sobrado tiempo para estar
lejos cnando obtengáis una irrisoria resolución íavorable.
Pedidle la intimación de un mandamiento ~iecutivo, y á
hilo-awvadm"
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Potkr JudiciAl
buen seguro que cuando al cubo de muchos meses é ùdimtos esfuerzos la logréis, ya d deudor tendrá en mano de
otro todos sus bienes; pedidk que obligue á alguna perlona que sobre él tenga asce:adiente á rendir cuenhs t]ebienes ajenos, y pasarán los años, hastaque al cabo en la
fatigosa lucha contra las trabas judiciales, quedarán agotada.la paciencia y escarnecida la Justicia ..
Pero esOs jueces del miedo que jamás se atreven con·
tra los poderosos, los ricos ó los de elevada posición, son
terribles cuando por su lado cae un infeliz. Entonces son
inexorables, porque quien:n lucir energías de que carecen
y vengar humillaciones atr;lsadas que la debilidad ha
acumulado sobre sus homhros. Entonces la justicia en
sus manos es terrible, coma es peligroso el humilde yugo
en las astas de un buey enfurecido.
Los Jueces sin carácter, cuyo tipo es Pilatos, son los
peores Jueces. Siempre respetables, siempre en apariencia
buenos, siguen abandonando al justo mientras se lavan
las mano~; siguen ahogando la justicia en el abrazo paternal con que acarician á. ambas partes.
Lajusticia, como la verdad, no admite contemporizaciones ni términos medios,
Los que la dan como favol', son falsos sacerdotes de
su templo.
Consecuencia del carácœr es la reserva ó el respeto
.nviolable al secreto profesional. Dice, con razón, el artículo 197 del Código de Organización Judicial:
Todos los
empleados judiciales tienen obligación de guardar reserv'1
acerca de las decisiones que deban dictarse en los juicios,
hasta que sean publicadas en debida forma," La Ley XUl,
partida lU, título IV, decía:
II
"Otrosi decimos 4ue cuando) 108 judgadores entienden que alguna de
las partes qne ha razonado ante ellos tiene pleyto torticero, ó que es
en culpa del yerro de quel acusan, que debe mucho encobrir sus volun·
tades, de mallera que non mue~tJen por palabras niD por tleRaleli(¡ue e.
lo que tienen en corazón de judg~.r sobre aquel fecho fasta quedar lU
iuicio afinado. Et faciéndolo desta guisa mostrarse han por homes sabio
dores, et entendudus, et firmes, e":de buenos corazones, et acrescentarãn
la honra de su ofieio, et aun la gente que han de mantener los honrará
mas et les habrá mayor miedo; d si de otra ~uisa ficlesen, acaescerlcs
hia todo el contrario."
Importantísima cosa ('S la reserva sobre las sentencias
que están acordadas ó acaso escritas, pero aun no autonzadas, porque una re\'e!ación imprudente puede causar
funestos resultados. Una ocasión eneI Tribunal de Cundi.
namarca, un joven escribiente acaso por descuido, hizo
conocer á un litigante ci lesultado adverso de un valioso
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Ofrenda á la Patt'14
pleito cuya sentencia estaba poniendo en limpio. El titi•
.gante par~ evitar 1~salida del fallo provocando inmediata. recusaCión, mOVIó ~rave escándalo que produjo des:agradables consecuencIas; pero el Presidente del Tribunal
tan luégo como'notó que el secreto había sido violado;
-convocó á acuerdo y en el acto mismo fue removido el
'~mprudente ~mpleado. ~biera cnlas oficina) j~d~_
.lmltarse el (jemplo de Sir Arturo Wellesley á qUletiuna
~ of~ía un Ministro espléndida remuneración porque
le re\'elase qué ventajas se habían reservado á su PrínC1pe
después de c~erta batalla. Sir Arturo le miró fijamente por
algunos minutos, y al cabo dijo:-Patéceme
que sí sois
capaz de guardar un secreto.-Ciertamente,
contestó el
Mmistro esperando la revelación.-Pues yo también, aña·
dió el otro volviéndole la espalda.
Otra indispensable condición deI..buenJuez es lalaboriosidad. Forzoso le es consagrarse exclusivamente al
desempeño de su incesante tarea. Respecto de ella es más
cierto que nunca aquello de que no se puede servir á un
tiempo á dos señores. Son Mntas y tan delicadas las cuestiones que siempre tiene al estudio el Juez, que no puede
sin desatender siquiera alguna consagrarse á otra ocupación, ni menos aún gastar su tiempo ociosamente.
Pero no basta la absoluta consagraëi6n: es necesaria, además, la actividad, porque es deber legal y moral
del Juez despachar dentro de los términos y no demorar
jamás. El que ilegalmente tarda en dar á cada uno su derecho, se hace cómplice de quien 10 ha quitado 6 violado;
retiene el bien ajeno que en su mano está dar â su duefio;
y, además, quita á éste parte dc ta vida misma, que se
e.gota cn los interminables días de espera, en las horribles
horas de la duda, en los amargos momentos de Jadesconfianza. ¿Cómo podrán dormir tranquilos esos Jueccl; que
demoran por meses'y aun por años el despacho de sentencias que quizá alguna infehz familia eSpéra en la miseria
con angustioso afán? ¿No conciben acaso 10 que es tencr
el pan de los hijos, el patrimonio de la esposa, el fruto del
trabajo de toda una vida, pendientes de un fallo judicial?
¿ No sospechan el mal que hacen á los abogados, sobre
todo á los que en su actividad yen su esmero fincan su
clientela, cuando con lai injustificablesdemoras les echan
encima las quejas, las impertinencias y hasta la desconfianza de los clientes que no pueden comprender que la
Justicia, si es justicia, sea ta~ lenta, y que el abogado, si
lo es, no tenga medio para hacer que despachen? Oh! así
como la angustia quema la vida del que espera, sobre
todo si tiene el nervioso afán de los hombres que han nacido pat;a el trabajo, así debieran los expedientes quemar
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Poder Judicial
goT
las manos de los Jueces morosos, de los que se han com.
prometido á despacharIas por un sueldo, no á cobrar un
sueldo por eternizarIos.
Si el litigante no. tiene razón, deb~ desengañársele
cuanto antes, para eVItar gastos y sinsabores innumerable~ 4 él, á la contraparte, .Y quién sabe á cuántos más;
y SItIene el derecho que pide, debe dársele pronto, antes
~e qu~ la tardanza se lo haya •.•.
uelto quizá inútil, quizá
tlusono. ¡Qué de veces no Sf han visto sentencias quemandan rcstituír un bien valioso, acaso una fortuna, á quien
después de interminables años de litig-io ha muerto ya de
desesperación y de miseria! ¿Quién ignora que la infeliz
gente del pueblo suele paS,lr en cI Panóptico largo tiem.
po, mientras morosísimos funcionarios instructores van
levantando abultado sumario que termina por sobresei.
miento, ó mientras se forrn~l lentamente una causa que
acaba por declaratoria ¡le inocenéia Ô por condenar á
unos meses de presidio al 'lue In agonizado en él por muchos años?
y no se alegue, para no despachar oportunamente,
que el cúmulo de negocias r:o permite tener la oficina al
corriente. El artÍCulo 182B Cid CÓdigo Judicial con razón
rechaza esa disculpa, ya porque el Legislador ha señalado
_términos de sobra suficiellÜ's para el despacho de cada
providencia, de macla que n:l hombre medianamente actiVOy práctico pueùa llevar siempre al corriente su oficina;
y ya porque si para alguno?so Útcre imposible por pereza, por ignorancia ó por enf:nnedad, expedito le queda el
camino correcto: ese tál dehe renunciar.
También es cualidad inapreciable en los administra.
dores de justicia la suavidad de maneras, porque para
condenar, para negar, para castigar, es más oportuna la
dulzura que para pedir ó p.lra conceder. Los Jueces deb.:n ser como varas de acero forradas en raso. Nada ta n
ajeno á la serenidad del Magistrado como el fono de sarcasmo para rebatir, de repl"Oche para negar,- de altiva
superioridad para conceder, con que desgraciadamente
se empañan mu<..-nasbrillantes sentencias. Ese yerro en
que suelen incidir algunos funcionarios por lo regular
cuando creen su puesto ,vitalicio, viene ùe que se convencen de que el respeto que el público digno tributa á la elevaúa categoría del juzgador, se lo merecen por sus méritos personales y nada más. Preciso es convencerse de que
la misión de administrar justicia es tan alta, que cualquiera de esos puestos honra al hombre, aunque sea un
Salomón, y no el hombre al puesto, aunque éste sea Ull
humilde Juzgado Municipal.
En n'sumen, cuando se trata de las ('ondiciones de un
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38
Vlr~ndll 4 la
Patria
buen Ju~, debe tenerse preaeutt la Ley l, partida Ill, título ~I, que decía:
'
"LOI Judgadores que facen sua oficiol como deben han nombre con
derecho Jueces, que quiere Unto decir como homea bonDI que Ion pU,eatos para mandar et facer de~ho
"
y la Ley III de allí que añadía:
"Acuciolamente .et con grant femmcia debe lIeU catado qüe aq~
1101 que fueron e!ICog1dospara aeerJueces d adelantadOll. que Ran cua·
Jes dexÎmos en la 8el{Unda Partida deste libro; pero .1 tales en todo
1I0D tOI pudieren fallar, que hayan
en si , lo meDOllma. COll&S: q~
lean leales et de buena fama, et sin mala condicio, et que hayan Ilabi'
duria parajudgar los pleitos dere<:hamente por su .aber 6 por UIO de
luengo.ti.el?po, et que lean mansos et de buena paI8:bra •. 108 que vinieren enJUICIOante ellos, et 8Obretodo que teman á Dlolet ai que hi toe
pone;c~ si á Di!>1 t.e~ieren guard~t08 han de ~r
pecado, et àabr.,
en ,I piedat et J\Utlcla .................•
'
, III
Tratemos ahora de otra,' circuu,a~,t1ciae que.,_
eatudiarse por cuant08 teftgan iD~etl
qued PocI«Ju.
dicialsea lo mejor posible.
DURACtóN
DB LOS DESTINOS.
Mucho se ha discutido sobre si convenga ó nó que los
altos puest()~ judiciales sean vitalidos.
las constitu
clones citadas atrás, ninguna de las cuales es anterior á
1894, las del Brasil, Chite, la Argentina, Uruguay, por
eus artículos 57,:1:10, 96 y 95 respectivamente, declaran que los destinos de Magistrados de la Corte Suprema ó del Tribunal mis alto, deben ser vitalicios, ó dejarse durante la buena comportación de los nomhrados;
las del Paraguay, el Salvador, Costa Rica, Honduras,
Santodomingo y Venezuela, por los artículos 112, 106,
124-, 122,68 Y 79, respectivamente, fijaron á esos ,~
tosei período de cuatro años; las de México (a'rtkulo
92), y Ecuador (artículo 115), seis; Y la 'de Bolhria (ar.
'tículo 68), diez. Nuestra Constitución de 1886 vigente,
declara vitalicios los destinos de Magistrados de la COl".
-œ Suprema y de los Tribunales por sus artículos 147
~ 155. (*)
Dièese que la inamovilidad es la meior garantía de la
ne
-
(.) Bstosartículos
fueron reformadMpor el Acto le«t,1l
Ilaattho níame19 de 1905, que fijó en cioco aftol el 'periodo de loeMagietradoe
de
~ Corte y en cuatro el de 1M Tribwlalell.
ft)
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po.der
J adieiaJ.
independencia. Pera no.es cierta; las verdaderas garantía.·de ¿Hasan las que dejamas expuestas.
Las atras razanes principales que se dan para. sastener que esas puestas deben darse para tada la vida,
tlan ; que ese es el media d{~farmar Magistradas verdaderamente ilustrados y prókticas, par el acapia que sin
duda hacen de saber y de e:x::perienciaal desempeñar par
larga tiemJ?a tales cargas, J que así se evitan las intrigas
y la agitacI6n, tan perturbadaras de la tranquilidad pública, que surgen cada Tez que hay que cambiar el persanal de ese rama, yel trastarnade las archivas, la demara.
en las despachas y el desarden en las aficinas, que san
cansecuencias necesarias de cada renavación.
Sin embarga, la alterna.bilidad en las puestas públicas, que es una de la. cánanes salvadares de una repú.
blica, praduce siempre mayares ventajas que la perpetui~
dad, aun supanienda que debi~ra esperarse siempre de
~sta el aumenta de ciencia en las Magistradas. Y diga
-supo.niendo.,parCl.uedado el mado. de !1erdel espíritu liu·
mana, su tendencIa al repa:,a y la facilidad can que el envanecimiento. de las altas pue~tas le ciega, no. es siempre
-cierta que mientras más duren en sus destinas las Magistradas, más sabias se hagan. Esta sucederá tal vez cuando. teniéndase el puesta par un períada más 6 menas larga, da el buen desempeña derecha á reelecci6n; más no.
~uanda se cree segura para tada la vida, parque entances, esa seguridad engendm el descuida, y á la larga hasta las naturalezas más activas se vuelven perezasas, la
práctica degenera en rutina, y la Jurisprudencia se hace
caprichasa y persanal. Una. vez resuelta un casa de deter.
mmada mado., el Magistrado. en las análo.gas aplica su
prapia dactrina cama verdad indiscutible, sin preacupar.
se par hacer nuevas estudio.s, de mada que un errar varia.s veces repetido., acaba par canvertirse en çiama,
en
V'érdad infalible. Está en la miseria del caru6i1humana
la tendencia á tlastener sus actas y apinia~,
encapri.
chándase en ello.s co.n tanta mayar empeña, cuanta ma·
yar grada de humildad se requiere para vOhoei'atrás 6
pará confesar el errar; y dificilmente cede d de arriba.
'ante el que cree abajo, mu:r abajo, parque s6ló:.n desde
la altura del puesta la actitud humilde del queimptara.·
La Jurisprudencia es una ciencia que adêlanta dia par
día, y, camo. las lacamo.toras, al que no v. ~on ~11~lo
atrás, cuando. mena~ piensa, cama iu6tilrezagaâo.
Los Magistradas que !Iesienten para s~resegura8
.~n sus puestas, se limitan par la regular Ii cf8Pachar con
las luces y la práctica que ya tienen, las muchas cuestia:.nescancretas, çc ocasianes liiemejant~, ~u~ 4!!ltiamen-
.m,a
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40
Ofr~nda A.la Patria.
te entran á su estudio, sin cuidarse~de la Jurisprudencia
abstracta y general que avanza y cambia con la rapidez
de la civilización, y que sin sospechar se les escapa. De
ahí que á veces los hechos vengan á desmentir la fama de
sabios de algunos viejos Jurisconsultos; porque confia.dos
en su acopio de conocimIentos y engr~ídos· con antiguos
triunfos, se ha quedado, siri saberIa ellos mismQs, sentados sobre sus laureles á..Ia vera del camino por donde
vuela el tren de la ciencia.
La entrada del elemento joven y nuevo en los Tribunales por promoción gradual, según la idea de Rosseau
en su sistema de Gobierno para Polonia, es como en todas partes, ventajosa. Y si los cambios bruscos, totales y
frecuentes producen perturbaciones en"las oficinas, demora en el despacho y confusión en los negocios, todo
eso se evita estableciendo que los períodos ho sean muy
cortos y que la renovación se haga Pàrcialmente, y con
Jueces prácticos que suban por sus méritos v que son
como veteranos expirimentados en la lucha, cõmo soldados que ascienden en el mismo campo de batalla.
Otra inmensa desventaja dë que los puestos de Magistrados se den por toda la vida, es la de imponer á los
pueblos, como insacudible yuS-0' la: obligación de soportar allí individuos gastados, Ignorantes Ó morosos, sólo
porque su conducta es buena y su hog-ar respetable. Contra csos Magistrados perniclOsísimos, no por lo malo
que hacen, pues de ello son im;.apaces, sino por lo buenoque no hacen, debe dejarse á la sociedad á lo menos el con.suelo de esperar en su reemplazo al fin de un período. Peligroso es no dejar más mt.>diosde salir de ellos que los
trastornos públicos, la muerte 6 la escandalosa promoción á mejores puestos que merecen todavía menos.
Los períodos de cuatro â seis años en que los Magistrados se renueven parcialmente son lo mejor, porqu.e
así se va saliendo sin escándalo de e1t'mentos malos, no
hay cambios bruscos, y se abre porvenir & los j6venes
que legítimamente aspiran á hacer carrera en la Magistratura. Y si además se establece la reelección, no como
favor, ni simplemente por la buena conducta-porque
es
.'sabido que muchos buenos son peores que los malvados,
porque contra éstos siquiera hay el recurso de una causa
criminal-sino como un derecho de los que lo hayan adquirido por su rectitud, su ciencia y su laboriosidad probadas, se habrán obtenido todas las ventajas de los puestos vitalicios sin sus gravísimosinconvenientes.
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PodeI' ]
udicial
PUBLICIDAD
Otra circunstancia que ayuda eficazmente á la buena
marcha de la administraciÓn de justicia, es la publici.
dad .• Dadme, decía Mirabe;lu, hablando á nombre del
pueblo de Marsella, dadme el Juez que queráis: parcial,
co,tTompido, enemigo mío, si así os place; poco me importa, con tal que nada pueda hacer que no sea á presencia del público.»
Con raz6n se dice que ID publicidad es el alma de la
Justicia.
Los Tribunales secretos y los fallos dictados y cumplidos á la sombra y en reserva, fueron tenebrosas aberraciones de épocas por fortuna ya pasadas.
Nada hay '!ue los buenos jueces deseen tánto como la
publicidad de sus providenclas: ella hacc conocer la autoridad, la ilustraci6n, los esfuerzos que de otro modo
quedan casi siempr~ ignorados; ella es comprobante eficaz cuando con dignidad~e aspira á un ascenso como
derecho adquirido por el propio meritorio esfue1"í~o,
no
como favor de los poderosos; ella, en fin, es la mejor arma con que el Juez honrado desbarata los rastreros ataques de los calumniadores. La publicidad es también la
picota de los malos Jueces: allí se exhiben los ignorantes
y los estúpidos; allí sabe el público quiénes deben dejar el
puesto al cumplirse el período, 6 quiénes merecen arrastrar cadena de presidiarics, en \'ez de estar arrastrnndl).
por el lodo la Justicia. Por la publicidad' se esmeran
en acertar y en ser verídicos los que juzgan y los que
litigan'; por ella los que dictan sentencias inape1ables, temen siempre esa (tltima y suprema apelaci6n :al Tribunal
social y se miden en sus juiclos; por ella, en fin, se hace
luz, y. con ésta entra la J t1sticia en los debates judiciales.
BDAD DE LAS PBRSONAS
ENCARGADAS
DBL SBRVICIO JUDICIAL
Según el artículo 202 del Código de Organización Judieial, para ser Juez se necesita, entre otra$ cosas, sei:
ciudadano en ejercicio, y para ser ciudadano requiere el
artículo 15 de la Constituci6n haber cumplido veintiún
años. P~ra ser Magistrado de un Tribunal es preciso haber llegado á la edad de trei::lta años; para serlo de la Corte, la de treinta y cinco, se~n los artículos 62 y 16 de
aquel Código y 150 Y154 de la Constitució1;1.'De las Constituciones ya mencionadas, exi~en para ocupar, puesto en
el más alto Tribunal de JustiCia 25 años de edad las de
Paraguay, Honduras y Nicaragua; 30, las del Brasil, Argentina, Venezuela, el Salyador, Costa Rica, Santodomin-
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O/rend. á la Patria.
go y Haití; as, las del Ecuador .,. Mé.rico, y 40 las del
Uruguay y Bolivia ....
Si blen los años no son siempre garantía de madut6
y de juicio, porque muchos j6venes suelen ser mâs sensatos que muchos 'viejos, sí sirven por lo regular para acreditar la cordura y la experiencia de los hOP1bre•.
La Jurisprudencia es el estudio deI coraz6n huma~o; y
mal puede suponerse conocimiento de ese iDfOudab1ë:e&
raz6n, en quien apenas principia •. abrir eI uyo á. las ilu·
siones de la vida. De ahí que. mientras máS encumbrado
'8ea et puesto que entre los juzgadores se d~ á. un ciudadano, se requiera en él edad más av&.nzada, porque'sólo el
diario y penoso aprendizaje de la experiencia, con su cúmulo de penas y desencantos, enseña al hombre la amarga ciencia de la 'vida, mientras le va cubriendo de IJieve
IQ8ca~nos y enluta~do de triltezas el.espíritu.
Jueces, como los montes cuando el sol declina, deben tener la
luz arriba y la sombra abalo: 'sabiduría en la mente y
frialdad en el coraz6n ..
r..o.
ALEJAMISNTO
DB LA.
POLf'ncA
No lié si en el globo haya otro pueblo tan dadoá 1_
polftica como el de Colombia; pero á puen seguro 9ue Si
10 hay, no le supera nunca en ~ntttSla~mo y apasÜ:>Damiento en esa materia. ~<t.1Ú desde el mâa alto funcionario j>úblicoJ1asta el mAs infeliz haragán, todos viven .afanados hablando de asuntos políticos, entregados á eUQ8,
âcosados por enos. Se gastan el tiempo y la actividad de
m~choA en discutir candidatura • ., en fraguar intriga~,
1I1lentras las bellas letras mqercn dQnde sobra el talento,
mientras la ittdustria agoniza por falta de brazos, nûen~
tras las artes desfallecen por de.cuido de todos. Tristéza
profunda siente el coraz6n patriota cuando ve tántamer.~a y tántas buenas condiCiOnesque pudiera~ servir p~rl\
fmpulsar el carro del progreso, agotarse co bastardos tntereses banderizos; cuando ve qqe ~a bri~
juvent\1d, en
Tez de estar pensando en los fertóCarriles, en los· caminos, en las fábricas, lucha y reluch,a pc>r ~oriseguirdtstinos
donde el carácter se envilece yla viiilidad dél espíritu se
extingue; cuando ve que las .robust~ masas populares,
.lejos de estar descuajando ~ selvaa, e.xplotando las
qïl~as
minas 6 tendiend.lOIl alambres y rieles bienhe~ores, sigo?s de red~nci6n 1. de adela,nto, v~
trild;e~te
en la 19noranCla, d~U1ada&â8a.n~ ua.entidas .eœc.Cl~es6 â abonar 10•. ~P98 COD·~.san~e en nJ1estr~"
desa~trosas ,guerras fr.atriaa~.El i¢er~ de partido ~
pomuJa aquI sobre tOdo, lUUIsobre lQà más altos y làlgra~
n-
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48
dos intereses de la Patria. De tal modo. que muchos la
sacrificarían ó la verían sacrificar tranquilámente, ti trueque del encumbramiento de sus ídolos, en cambio del
triunfo de 10 que llaman con énfasis la causa, que las más
de las veces no es para ellos un conjunto valioso de ideas
y de principios, sino el montón de hombres que encabeza
el respectivo bando, cuando no. una mera personalidad
q~ 10 desbanda.
Siendo, pues, la influencia de los hombres y de los intereeel políticos tan incesante y tan poderosa en todos nuestros actos, conviene aislar de eUa á los Jueces cuanto sea
posible; porque si la amistad, la antipatía y otras causas, pueden ser parte á torcer su r,_ctitud aun sin que ellos
mismos lo noten, la política--dado nuestro carácter-la
torcerá sin duda de un modo ,más seguro y más peligroso.
Para evitar la influencia de la política, es indispensable
que el Poder Judicial no dependa del Ejecutivo; que sus
miembros se sientan firmes en sus puestos mientras sobresalgan por su consagración, su aCIerto y su honradéz; y
que no tengan nada que temer ni qué esperar de los otros
poderes públicos. Allí donde para obtener el pago del
sueldo tienen que estar casi de rodillas ante otros funei.narios, donde esperan promociones ó temen remocione.
del Gobierno, donde su porvenir entero dependedela suerte de un partido polftico, forzosamente pondrán sus influencias en servicio de éste, Sl~ mezclarán en la política
activa, y entonces es muy fácil que sus fallos se ,•.ean tocados de parcialidad.
AUDIRNCIAS
EXTRAJUDIClALBS.
Con mucha razón se prohibe á los Jueces dar audiencijiátrajudicial
á las partes. Todo 10 que el litigante
te~a que comunicar al J\te~;debe decírselo públicalllen
te; ya por escrito en los autos, ya de palabra· en las audiencias, de modo que siempre la contraparte p~da re·
plicar y defenderse. Si la caUHaes justa, no hay pa,ra qué
pedir al Juez entrevistas á solas que le haem pq-der un
tiempo precioso; y si es injusta, la cita no puede tener
otro fin que el de hacer valer indebidos empeños, y el Juez
debe rechazarla por injuriosa.. li Por más que se hable
iJice Rousseau, ó el que solicita á un juez lo exhorta á que
cumpla con su deber, y en este caso le hace ~
inju,ria,
6 le pr.opone una acepción de personas, é ~~
sed~.
.cirIo.'pues.to que toda acepci6n de personas ~.~cril1u:n
'en el Juez que debe conocer el negocio, mas
lias partes, y no ver más que el orden y la ley- »
.
J
no
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Gtrenda á la P/4tria.
Lord Masfield decía:«Ès ~ra mí- uua r~a
iuyariabIe no oír jamás uua sola palabra fuera dél Tribunal
sobre causa que ante mí, penda ó en que haya probabi1i:
dad de que pueda ser sometida mas adelante á mi conocimiento. ~
Aun cuando las conferencias extrajudiciales de los
Jueces con las partes no tengan ningún mal fin, más digo.
aunque su objeto sea muy noble y muy buetnj;" ~
ellos, por su propio interEs, deben evitadas para alejar
sospechas injuriosas, para no dar alimento á las villanas
lenguas de los murmuradores. A los Jueces como á la esposa de aquel hombre ilustre de que habla la historia, no
les basta ser honrados, han menester parecerIa.
LOCALBS
Como en· todo influye la apáriencia y como por la
- vista entran las primeras impresiones que muchas veces
son las que encarrilan definitivamente el espíritu por
determinada vía, conviene, siqúiera sea· por eso, cuan<;1o
no por la importancia de las funciones del juzgador,hacer
que los locales de los Tribunales y Juigados sean 'no s610
decentes, cómodos y bien arreglados, sino majestuosos é
imponentes, cual cumple al santuario de la ley y ul recinto
de la justicia. ceEIaparato, dice Bentham, convierte en -palacio un teatro y á un cómico en Rey. Explíquese ó n6
esta preocupaci6n universal, el hecho es incontestable, y
ya que tanto se le hace servir para engañar á los hombres, preciso es emplearlo p'ara su bien. Segnram~nte que
un Juez no será más infahble por hallarse revestido de
púrpura, pero la multitud estará má.s di~puesta á oírle
con sumisión; él mismo serespetaráásípropio
más, cuan·
to más superior parezca á un hombre vulgar.. y más
temerán los testigos mentir en su presencia. Su co~ncia
estará, por decirlo así, más despierta y avisada por'4L
magt:stad del sitio y de la persona .•
Desfalleceel ánimo y hasta inconsientemente nacen
en el espíritu dudas d6 la sabiduría de los Juèces,de la"
rectitud de los fallos y de la eficacia de la ley, cuando se ve
que la justicia se administra en lugares desmantelados
J miserables, donde reinan el desaseo y el desorden, donde todo el mundo discute en voz alta, donde son necesarios grandes cartelones para indicar á los que entran que
deben descubrirse. De ahí talvéz el artículo 624 del C6digo Judicíal, que dice que li las matronas y A las señoras
de estado honesto se les recibirán las, declaraciones en
sus casas, con perjuicio oe la igualdad republicana y con
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Poder Judicial
45
peligro de distinciones 6 de clasificaciones odiosas que los
Jueces tienen que hacer á su capricho, pues en autos no
puede constar nunca cuál mujer es una señora, y cuál
porlaclase humilde á que pertenezca no crean digna de tal
título, aunque por su honrada conducta sea tan apreciable como la más altiva dama. Si los Juzgados fuesen,
como <kben ser, respetables templos de la verdad y de la
ley, nadie tendría porqué avergonzarse de ir á ellos, y las
damas y los caballeros del más alto rango entrarían allí
con el recogimiento conque entran á los lugares sagrados
donde rinden culto al Dios de sus creencias.
NÚMERO DE JUECES QUE .DEBEN DAR LOS FALI.oS
Se ha discutido mucho sobre si las sentencias deben
ser proferidas por un sólo individuo 6 por varios. Contra
la pluralidad se ha alegado principalmente:
19 Que la responsabilid6.d del Juez, de donde depende~n gran parte su probidad, desaparece casi por completo cuando es repartida entre muchos, mientras que
cuando el Juez es único y se ve solo, frente á frente del público,ella es enorme y le obliga á estudiar mejor y á esforzarse más por acertar; 2q QU(' la pluralidad implica mayores gastos á la nación y sol're todo mayor demora en
la administración de justicia, porque mientras tres 6 má.
individuos discutan el asunto, suponiendo que todos 10
estudien á fondo, mientras aètterdan el proyecto_y mientras firman el fallo, se pierde un tiempo precioJlísimo,
que no se perdería si fuese un solo indi viduo el juzgador:
39 Que las ventajas que se esperan de la pluralidad dt"saparecen se hacen nugatoria:; siempre, porque los Magis'trado~ se dan voto recípro~o de confianza, de manera
que lo que el sustanciador 6 ¡::onente lee á los coleg~s, se
acepta las más de las veces sin replicar y sin más estudi.o,
lo que hace que el Tribunal venga á ser unitario, pero dejando repartida la responsabilidad; 4q Que bien sea. por
la superioridad real de un Magitrado sobre los otros,
bien par el genio dominante de uno y la bond~dde los
demás 6 por muchos otros motivos, el hecho ~ que en esas
corpor~ciones se establece casi siempre una subordinación tácita, que hace que la o;-)iníõndel que tiene -mayor
ascendiente sea la que prevale2ca; de moda que se~ce
á la seducción una puerta tanta más peligrQsa cuanto- el
más disimulada, porque conseguido el favor del principal
y
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má logrado
el delos que ~~~;5q~e,
al~ir
deBen·
tham, «elntimero puede servtr para octtttar "btisos y parcialidades 80 pretexto de œlo por el honor y dignidad
de la corporación. Nos610 nadie quiere reconocer su error,
Irina que prefiere agravar sus faltas .antes que confesadas.
iDe~g:aciado del que injuria, ,. uq r~~nal
6á un~ ~~
IndiVIduos! Cada cual en la apteèJaC16n de la 1DJuna,
~parentando no c<?nsult~r mAsque el intetés comtin, no
8\t"Veen realidad más que á 8U propio orgullo. Son jugadores que se entienden entre sí y que llevan la banca contra el público.»
Sin desconocer la fuerza de estas razones, es sin embargo, evidente que si varios individuos, todos ilustrados y respetables (porque dehemos suponer que lo son).
estudian una causa cuidadosamente (porque es preciso
partir de que cumplen con su deher), sin limitarse á dar
inconsciente voto de confianza al sustanciador, tienen, sin
duda, mayores probabilidades de acierto que uno solo.
Las cuestiones jurídicas. de-suyo intrincadas, s~ prestàn
á interpretaciones y apreciaciones muy diversas que hacen menester la ciencia del uno, la sagaddad del otro, la
memoria de éste, la experiencia de aquél. De ahí que sea
cOD\'eniente la pluralidad. ya que no en todos los- asuntos y en toda clase de resoluciones, porque entonces serían la administración de justicia en extremo co••tosa y
lOsjuicios interminables, sí en las sentencias definitivall
de segunda instancia en asuntos de mayor cuantía, en
los fallos de la Corte Suprema y en los demás ~asos que
nuestras leyes, acertadas A eSè respecto; han determinado.
Rápidamente hemal visto las principales condidolleli que se han de buscar en los individuos para obtener
buenos Jueces y 10 que han de hacer los Legisladores y
los Gobiernos para proporcionaral
país huena administración de Justicia.
y ya que entre nosotrolii-me es grato repetido-el
Poder] udicial es por 10 ~eneral digno y honorable, porque
su~ miemhros han sahtdo demostrar que merecen su
honroso cuanto delicado puesto, y porque entre ellos se
distinguen varios jurisconsultos que son glorias del foro,
concluyo hacie!ldo notar que el público, y sobre todo el
que litiga, puede también por su parte coadyuvar al perfeccionamiento de esa rama del Poder social en cuyas
8~.
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Poder JudjéiáJ
manos están los interèsel!l, la tranquiliùad y hasta el honor y la vid~ de los asociados.
El público digno y honrado influye más de lo que se
cree ~n el mejoramie~to 6 en el descrédito del Poder Judicial. Si le otorga generos~L confianza; si coopera con
sus luces y su bl1enconsejo Ù la recta interpretaci6nde
la ley; si le presta el apoyo (IcIjusto aplauso, discernido
á los que se distinguen por su laboriosidad, su talento,
ó su visi6n jurídica, le hará muchísimo bien; pero si mira
á los juzgadores como enemigos, como personas temibles de quicnes hay quc huír; si los aísla en su escabroso
camino, envolviéndolos cn atmósfera de desconfiada indiferencia. cntonces lanza sobre ellos el desaliento que
mata las energías necesarias para la lucha, la tristeza
que corta las alas del alma, el desengaño CJuehace que
los hombres, como los buque's, se varen en la mitad de la
vida y dejen sus aptitudes perderse una por una, cual se
dispersan los maderos de un barco náufrago, uno en pos
de otro al golpear de las olaB y de los vientos.
Por lo regular á nadit· s·~juzga con tánta injusticia
como á los administradores de justicia. Rara vez se aprecian la consagración, los esfuerzos, la sana intención de
los Jueces. El que gana un a~iUnto !lunca atribuye el éxito al saber y á la rectitud (fel Tuez. pero ni aun á lajusticia de la causa, sino á su propio talento. á su habilidad y á su sabiduría; y el que lo pierdc jamás nota sus
propios descuidos, su falta de pruebas ó acaso su sinrazón, sino que culpa al Juez, caliticándole de ignorante,
de estúpido 6 perezoso, cuando no de prevaricador 6 corrompido. Debiéramos pensa.r que, salvo rarfsimas excepciones que acaso puedan 4Jcurrir. los Jueces entran á
ej~reer su difícil cargo con Ic..mejor intención de acertar;
que los más son jóvenes que r{uic!Oen
abrirse una carrera
y en cuyo interés está salir bien de esa prueba, antes que
cerrarse al ansiado porvenir con una acción infame; ..,
que todos, sin excepción, cuanùo aceptan tan delicado
puesto-etemo
blanco de los tiros de los malvados-es
porque vau á ganar su vida trahajando, y cI hombre que
trabaja da prenda de honrad.·z, que debemos aceptar como consoladora presunción moral, mientras una prueba
incontrastable no acredite \0 contrarío.
Además, como dice Grim1:e: "Las ocu paciones de los
Jueces SOl1 de un elevado carácter intelectual, y todas (as
de esta clase ejercen una -inl1uenciasaludable sobre el CR-
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Ofrenda ~ la Patria.
rá.cter. Tienen decididamente una tendencia moral. Aùnque la investigación de las cuestiones ·legales .pueda 110
contribuír á aclarar y vigorizar lã inteligencia tanto
como algunas otras ocupaciones mentales, ayuda poderosamente á reforzar las cualidades morales. Las funciones que el Juez está llamado á desempeñar, consisten en
l~ aplicación de las regl~s de _mo}"a.lá los neg.ocio~ d~ la
nda real, y son por lo m18mo calèufadas parà lmprtmlt' á.
toda su conducta un aire de seriedad y concienciosidad.
Ser llamado como árbitro en laa numerosas é importantes cuestiones entre 109 individuos, sentarse á juzgar so·
bre la vida y reputación de un semejante, tener la palabra
de lajusticia con firme é incontrastable mano, son deberes de importancia no común, y que de todos modos son
aptos para purificar y elevar el carácter, excepto en naturalezas mal formadas."
Oh !sí, por honra de la humanidad, y sobre todo de
nuestra Patria en cuyos hijos es genial y característica
la huena fe, creamos en la rectitud de los Jueces mientras
no ,palpemos que han rodado á la infamia. No añ"adaníos
con ofensiva!t dudas mâs amargurá al amargo pan de los
administradores de Justicia. Consideremos que ni al Juez
más honrado, que se haya desvivido por dejar sus falias
y su conducta como timbre de honor para sus hijos, le
faltará nunca un miserable calumniador que le denigre,
que ni á Cristo faltó un vil sayón que le escupiese el
rostro!
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1TlciGS
(Collltrl'n<:la
dil'lada
l'l I~Sociedad
de ~a\\ \ïc~lIt<:)
Seílores:
Yo no se hacer conferencias. Peru si sé decir verdadcs;
y la \"erdad, en todasitu.lción
y en cnalqniera época, es el
Illcjor obsequio qne se puede hacer Ú los homhres de IllIcna \"oluntad y Ú losespÍ¡'iLls
lenl.lltados.
No soy orador comI }4)S distinguidos
caballeros
Clueme han preeedidÓ en este s tia; pero jamás he podido ncgnr mi modesto contigentecualHl0
para el hien general se
IllC ha pedido, ~k siento incapaz dc haUar 'Ull conjunto
de hermosas frases para hrdagar oídos de selectos auclitorios; pero hallo siemprc ;; mano un haz de amargas
Yt~r'
<lades para a;wtnr las esp¡dùas de en \'ile('idas generaeione,;;,
•
Perdonad
pues la rude%::t de mis palabras,
y escuchad.
Por lu pronto cxtraiÜtréis el tl:ll1a que he escogido:
la falta de honrnrlez. ¿C{'IllO es posible, direis, que-ft un
hrillante auditorio de homhres h'Jl]rad(lssc le haga perder
eltiet'npohahlandodelallla
afe? ¿ :-\os<:riamejortratnrde
eso en las dI n:eles,donde los l-riminalcs rn'ueltos ""abandonados se aeahan de corromper los ~1l10S Ú Ins otros,
{¡ en
las colonias penales donde J'altan lu%:para la inteligencia
y consuelos par~ 105 cod%:CJTesenfermos? ¿ ?\oconvendría
mas en otros lugares na(l:Hantos
oon(lc como hongos yenCl1osos \'ejetan-los yagos?
Pero nó, sel1orcs, la,;; "erdades que me han preocupado no sail para aqucll()~,infcljces que antes que palabras
han menester ejemplos, Sor para nosotros, para los que
nos damos el título de hombres honrados.
Porque á la
luz de ellas, acaso veamos en nuestros
propios ojos algo
I
4
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,
50
.
Otrèndsá lÈ1;',Patria,
:más que la paja 'que v~mos .fácilmenœ en los ajeuos, y t~l
. "'Vezcomprendamos que no siettipre hay ~stricta: honradez
~n tit'ularse uno hombre,honrado.
Con Fauchet, debÓ'deciros "Perdonad. 'que voy á
revol-'er el cieno del corazón humano!"
Dejemos pues, por ahora,. á los que para roLar
asaltan las casas, los almac~tieB y los caminos, que á mi
juicio son, hasta ciertopun~o, y aun<:lueparezca -atrevi~.
y amarga ironia, los mas estimablès. de los ladrones,
porqueestimo
la franqueza con que sobrellevan el dictado infamante y estimo el valor personal con que arros- .
tran, á riesgo de la vida, las~ consecuencias de sus atentados.
"
Prescindamos de los falsificadores, que aquí son
acaso los mas disculpables'de los ladrones, porque' el
~jettlplo, que es má~ contágióso que Já peste 'negro, ~s
viene .repetido de muy atrás y de muy alto.
No hablemos de los usureros, que son los más hip6critas y odiosos de los ladrones, porque como vampiros del nambre y la mi.eria chupan suvida y ~u e~pe- .
ranza al pobre á· merced del soplo' suavè de fayoI' mentido .
. No digatTIIIS nada de los que ¡on sin duda los mfts escandalososde losquese q!1edanconlo ajeno: los Bancos, los
grandes establecimientos y las opulentas casas que quiebran de la noche á la mañaua sumiendo de repente en la miseria á multitud de familias; y ~uyos socios y gerentes,
que siguen ostentando comodidades y hasta lujo, tratan
con altivo desdén á los infelices que fei importunCln pidiendo como favor un mendrugo de sus propios bienes, y con
insolencia á los acreedores que re,c1amancomo lim~sna algo
de IlU mismo capital,paraaminorar
la amargura de los días
sin pan y las noches sin luz y sin -abrigo de hogares Ï:londe
hay, niños que lloran de hambre y ancianos que tiritan
defrio!
Olvidemos á los rateros, quizá 10$ mas infelices de
los ladrones, porque hundidos por el descpido social. antes
que por su culpa en la ignorancia, y aèostumbrad06
desde niños á ser mirados como escoria de la vida, no temen, como dice su vulgar lenguaje" empuel·carse en poco, y caen á cada paso, como moscas,en las redes del Código Penal, tan facilmente rotas 6 eludidas por los que
tier.en medios de empuercars'e en mucho.'
.
Dejemos pues á la interminable caterva de ladrones
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Vicios sOI~utles
/ 51
comunes, á. Jas que con soberano desprecio abrumamos
nOlotros con el oprobioso calificativo, y veamos: c6mo
entre los caballeros se hallan muchos actos reñidos con
la buena fe 6 á lo menos con la rectitud y delicadeza, que
hap tenido quizá no poea parte cnlas caídas de aquellos
desgraciados; cómo los hombres honorables suelen ser á
veces los zapadores que abren el camino por donde los
otrQs van al robo; y c6mo tUVQraz6n Edgard Quine:t al
decir que "los errores y las faltas de los hombres honrados abren la puerta â los crímenes de los malos"
•
* *
Hay en l~s costumbreH sociales muchas en apariencia insignificantes, á primera vista inocua~; pero que, si
bien las miramos, son otros tantos actoilde verdadera
mala fe 6' á lo menos de indc~licadeza;yesos actos incegantement~ ejecutados por pel'sonas honradas, van dando
al carácter nacional,una peculiar fisonomía de incorrecci6n
y deslealtad, que to(los los ciudadanos, pero especialmente
los maestros y los padres de t~Ll11ilia,
debemos esforzarnos
en evitar por el honor de-laa,'tual generación, parei bien
de las futuras y por amor á léliterraen que nacimos, Porque
así como l~ riqueza de ·un paí!; es el conjunto de las riquezas de su\; habi fan tes, asi tam bicn su fama de hGlI1radov
de correcto ante el Ex.terior y ante la Historia, ha de salir
de la lealta(l \' la honradez de 511ma5[\ total de habitadores,
'
Mas como me haria interminable si fuescá enumerar
todas las malas costumbres c(lntra la huena fe ó la delicadeza del cahallero, VOy á indicar á la carrera las mas
graves, ya <¡u~ todos -tenemos mas {¡ menos (pues no
pretendo exc!uirme) nuestra narte en ellas y ya que á
todos nos importa y nos ohliga corregidas,
Nome detendré, pues, en aquella muy común, hasta
en personas honorables, de quedarse çon los libros Aue se
prestan óde devoh-crlos al cabo -de los tiempos 'sucios,
dañados ó incompletos, que re\'ela una total indelicadeza
porno decir algo peor. Nien la C1egentesricas, que teniendo
de sobra con qué cubrir sueldOH,sr.1ariosy pequeñas cuentas que ,no piensan jamás negar á nadie, demoran si~ em'
bargo el pago días y aun m(~s(~s,que si para ellas pasan'
como un soplo, son á veces siglos de angustia para el po.
bre, Ni en la de los dependientes y empleados de oficinas
de abrir muy tarde 6 de cerrar temprano, arrebatando,
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52
Orrenda á"ll1 Patna
acaso sin pensar, derechos claros, par~ siempre. exigir
-completo el sueldo inmerecido.
,
,
Cuanto á los que teniendo comodidades sufidentes,
cohran no obstante del ex]1austo Tesoro del país yiáticos, pcnsione~ y recompensas que pudieran ceder por dig_nidad ó debieran deJar por pa triótis'tno; y á los que' en
sus solas manos suelcp iuntar ma~ de un destino, cuando
hay tántos honrados p~dres de familia: á cú,yos 'hegares
llega el hamhre qucno codsiguen 'uno, no diré nada;'Bsos
pecados antes que contra la rectitud;lo-son contra la caridpdyla hidalguía.
Pero ~í \'itupero á los individuos que teniendo medios
sohrados par~ vivir decentemente y siendo li veces hasta
ricos, sc atn'\'CI1 á mendigar destinos. quitando ese recur·
so Útálltos infelices y dando al pue'blo la funesta lección
de empleomanía, el deplorable ëjemplo de los que'se acostumhran á viv·ir del Tesoro naclOn:ll y la pomica-. Y 'vitupero aún mÚs â los funcionndos _que prevalidos de sus
puestos, cntrnn en cierta clase de negocios idehidos y olvidan aquel nohilísimo ljemplo del Emperador TeÓfilo,
cuan<l'o man(IÔ quem8r un huque car¡:!ado por Sll. esposa.
Teodura (le géneros para q,uc los·. vendiesen agentes se·
cretas. diciendo: "Soy servidor del puebl<;>y tú me v.uel·
ves traficante; soy Emperador, y tú rl1ecotivíertcs en pàtrÔn dé' gakr:t ~ ¿CÚmo podr(l11 ganar los pohres la vida
si nosotros ejercemos sn, otieio?" .
*
* *
Otra (le las fUllestas costumbres que degradan el-carÚctcr colomhiano es la falta de puntualidad.
Parece in.
significante, Jlero es gravísima ..
Aquí nadie cumple. El artista, el artesano, .cI obrero,
clletra(}o, el sahio, toelos ofrccen-su ohra ó se cumprome.
ten Ú concluír su trahajo para día determinado, Y. COllseguridad Cluepasan ese y otros muchos y hasta llleSl'S.sin
que entrcguen nada; y entre tanto, el que les ha buscaùo
sufre sin CIUC
la ley ni la impotl'ntc CI ineficaz autQridad le
amparcn, los perjuicios deja demora. las molestias ùe las
inccs¡lñtcs rcc1anwëion\:s, la perturhación de sus negocias
y la pénlic1a del tiempo. ¿C.Ômono "cr enton-ces que cn ne
cumplir hay ulla c\'idcntc fa1ta de prohidad, por mÚs quc
,hooradísilllas personas y casi todo el pueblo colombianc
lo acostum brcn? ; Cómo no èomprcnder quc los perjuieio~
que causamos sorí un robo? ¿Cómo no obsl'n'ar que l'Sfl
impuntualicladgcricral, ya consentida aquí por todos;)
de la cual hasta se jactan muchos como de una graciosa
truhanería, es 10 que más rebaja y envilece el carácter y
una de Ins cosas que más perjudican al país? Porquc re-
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Vicios !!ocÙ¡/cs
53
pito, que là naci(¡n es lo que ·.,on los hombres
<lue la pueblan: si éstos son incumplido:; y desleales, ella aparecerá
de igual. manera ante las otms para granjearse
universal
desprecw.
El hombre de hien debe rl~ndir sagrado culto Ú su palabra. Porque así como el Verbo de Días es Dios mismo,
así la palabra del hombre tS d hombre mismo. Cada uno
vale lo que vale su palabra.
Y el que la respeta como á
ias cosas sacrosantas,
el qm se siente obligado por ella
sÚla m{u~que por escritura;;
y cauciones,
ése es hombre
honrado;
ése es \lll huen ehb 111ero v un 1JUen eiucla<1dno;
ése es Ull patriow,
porque lr~b:~ja ïlOr el honor y el bien
de su país l11l'jor que los poliliqucros
de profesi(¡n y los
patrioteros
de hojas suclt; .s.
Del rcspdo :l let palnhra propia, dio gallar.do ejemplo
aquel militar de Francia <uc ha hiendo sido condenado Ú
llluerte por \111 homicidio :Ollldido
flor emhriaguez,
\'io
de rèpentc, lw!lÚlldosc en L'apill<l, ni Emperador
<[ne le
dijo :-" Le salvn ré rt ustC(' .Y le dt:iaré la vida, si lI1e da su
palabra <le hOllor de no n:h'Cr ft. tomar
jmnÚs Ull tra'
go." Cualquier
colombiano
·hahría
prometido al punto
aquello y jurado mil '!eces St,. prcllllcsn sin pensar en si habría de ctllllplirla {¡ 110; ]J:r l el (\fleial ilCJuél, estimando
]0 que vale la palabra
y \ic;Jdu la ditlculta<l dd cnl11promi:,:o, con testÓ ;-" D~j:íd m( io pensa r hasta maña lia."
Cuando hul)() meditado Iru('ho y pasó el plazo, prol11etiú
lo peùido y f'e le proporcim,(¡ la [ug:!. Al cabo de los arIos
hallándose d Emperador
cr un banquete y ya olvidado
dd antiguo f;ULT::iO, obsenó
que en los hrindis por la glo.
ria, por la patria y por él m:",l11o, había ante un rlistin'guido ca hallero una copa
t:~'lla que pt'nnaneda
desd.e el
principio intnctn, y requiriendo al cn ]wl1ero para que bebiese, éste contc~L<>:-":\0 me cnllOet:is, señor. Yo soy
aquel oficial :í quien hace ;¡iíos salvastei~
la vida bajo la
condición ùe no volver Ú l;lllarjandis
un trago,
¿CÚ1110
(lUeréis que falte :í mi pal<ly-a?"
* *
Pero si c:; deber el respeto á la palabra, más sagrado
tiene que ser aílll euando ~¡]a va alianzada
por ci juramento. Este es el acto por el cual ponemos á la Divinidad
por testigo y por fiador de la \'enlad
que anrmamos
ó
del compromiso
que ad.quirimos.
La historia
demuestra
que en todos los países yen
toùas las épocas, rI hombr.:, que como dice un escritor
«tiene la verdad enferma,» ha manifestado
creer en la
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• 54
Ofrenda li la Pa.trIa .
Divinidad y ha tendido á reforzar con ella ó con algo q~i
condidera muysagràdo, la fe de su palabra.
\
Los romanos juraban por los dioses y por la laguna
Estigia; los judias, por un solo Dias Todo Poderoso
que'creó el cielo y la tierra y sacó á flU pueblo de la cscIa- '
vitud de Ejipto: los caballeros de las órdenes militares,
por Dios y por la cruz de sus hábitos, que en el acto tocaban con la diestra mano; los antiguos paladines, por la
cruz de la espada que empuñaban; los ár'abes, por la velocidad de sus corceles ó por ci "iento que sopla de la mon·
taña; los habitantes de Sumatra, por las osamentas de
sus padres que blanquean en el qesierto: los mahometanos, por el Corán y el Profeta. En otras partes juran
por el sol, la luna y las estrellas; los católicos, por Dios
Nuestro Señor, qu~ es el Dias del Cah-ario; y los que
dicen no creer en la Divinidad, jU1;an por su honor, por
sus padres ó por lo más sagrado ,que tengan y respeten,
que en tal caso eso será para eUos su dios y su señor.
La influencia del cristiânismden la legislación romana multiplicó los juramentos; y en la nuestra abundan
en demasía. Cuando esto sucede, cuando se vuelvcp mera
fórmula, pierdcn toda su fuerza y eticacia y se convierten
en una de las mentiras sociales de uso diario.
Aquí juranJos testigos, los peritos, los defensores de
oficio, los jurados del crimen, los jurados políticos; los
ejecutantes en las denuncias de bienes, los poseedores de
. bicnes hereditarios, los que demandan pcrjuicios, los
rematadores de bicnes de menores, los;curadores, los albaceas, los depositarios, los empleados públicos al encargarse de sus puestos, cn fin, juran todos ñ cada paso. Pero
casi nadie sc fijà 'en lo que jura, por qué jura, para qué
jura. ni en cuánta es la gravedad del juramento.
Los testigos suelen convertirse en defensores <lequien
les cita; los peritos resultan por 10 regular abogado!'; ardientes de quien les nombra, de modo que v. g. en las mortuorias, tal parece como que el uno juró avaluar lo más
bajo y el otro lo más alto posible; los defensores de oficio
olvidan el juramento, al reo y la derensa; los ejecutantes
denuncian 10 primero que se les ocurre; los herederos
callan y ocultan bienes acabanclo de dar el juramento
de manifestar los de la herencia; los electores se valen
de él para vofar con diferentes nombres varias veces, .
y los funcionarios públicQs olvidan la ConstituciÓn y las
leycs que han jurado cumplir y obedecer.
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Vicios sociales
55
Preciso es enseñar á la generación que empieza, ya
que la que se acaba fue por}.::) general siempre perjura,
que d juramento es la palabra más -solemne y más grave
del hombre y que su violacióll implica no s610 falta de
dignidad y de carácter, sino mala fe notorh.
**.•
Aparte de la impuntualiélad en promesas )' contratos, hay una impuntualidaè1 cspecialísima del pueblo
bogotano: la de las citas. )'1u)"pocos son los que llegan
á una oportunamente, contados los (lue hallan incorrecto
faltar á ellas, rarísimos los q LtC no hacen perder miserablemente el tiempo y la It;lCic\1cia{l los que llegan â
la hora señalada.
"El que es puntual en ¡a~i citas <jueda (dice Smiles)
y 110 hace esperar jamils, demuestra que asi como 110
quiere hacer perder el tiem}o á nadie, tampoco quiere
perderlo él. La puntualidad es, pues, una manera de manifestar nuestro respeto pers'llJal hacia aquellas personas
con quienes nuestros negocio:, diarios nos ponen en contacto;y hásta cierto punto es un acto de conciencia. pues
una cita es un contrato expreso ó implícito: y el que no
concurre á ella falta á su palabr~ al mismo tiempo que
comete un abuso, haciendo perder el tiempo á los demils; y se granjea inevitable y justamente
una mala
reputací6n. Naturalmente decimos: El que no se cuida
del tiempo; tampoco se intr~resa en los negocios; y es por
tanto indigno de que se le confíen los de importancia. Un
Secretario de Wáshington que se atrasó 11na vez cn la
hora de llegada, se excusaba. alegando que su reloj andaba mal. Entonces, dijo Wáshington, ((es necesario que
busque usted otro reloj 6 yo otro Secretario .•
y esa indelicadísima costumbre hogotana de no cumplir en las citas, pasa por Jo regular inadvertida, sin que
nos esforcemos, como debierl ser, en corregida. Y esto no
geria dificil si los padres de Jamilia y los maestros se propusiesen inculcar en los niñ,)s el sentimiento de la puntualidad inquebrantahle, estricta y -natemática en todo~
sus acto~, y la idea de qut', como dice un iluitre el'critor,
«el que es fiel eo poco lo es en mucho, y el que cs infiel en
poco también lo es en mueLo.» Si ese esfuerzo se hiciera
sobre los espíritus infantil,~s, que son tan accesibles á
todo aprendizaje. de esta servil g-ent'ración que Hcaba de
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56
Ofrenda. li la Patria.
los hombres de la informalidad y de las líneas curvas:
veoría surgir Colombia. no muy tarde, la de los hombres
de la palabra firme y: de la línea recta.
Pero pOl'lo que esta,mos viendo y los ejemplos que
se dan á diario, parece que s610 preparamos el campo á
.una generación de lacayos, de farsantes ó de toreros,
Refiere la historia. que hallándose el CónsùI romano
Régulo preso entre los cartagineses)'
deseando éstos ~erminarIa guerra con Roma, convinieron en enviade allí
para proponer y tratnr la paz hablando ante el Senado;
y le dejaron ir bajo la fe de su palabrn. sola y con el compromiso formal de rcgrcsnf dcntro de cierto plazo. Régulo fue á Roma; y pensando más en la gloria de su Patria
qué en su interés personal y que en su vida, convenció al
Senado de que [lehía continuar la guerra á todo trance.
y apenas hubo cumplido así su dcher de patriota y ciud~.dan(). se preparó á vol ver al seno de sus enemigos contra quienes había desatado tempestad tan granùe. Sus
parientes, sus amigos, el Senado y el pueblo todo, indicándole que su compromiso había sido arrancado por la
fuerza. se empeñaban en disuadirle dl' un regreso que
implicaba ~u lJ1ucrte inc\·itahlc. Pero Régulo decí~A:«He
cmpcïíado mi palahra de \"olve1', y volveré.» Y con un
hcroísmo incompara.ble, dio el último adios á su familia,
aùandonó para siempre una Patria por quien sacrificaba
su vida. y el día seÙalado cntr6 en Cartago. Lo:, hurl¡tdos y cnfun'l'i(los cartagincses se vengaron al punto en la
indefellsa víctima. Le aplicaron atroces tot;.l11entos, le
- cortaron los p{irpnrlos y Il' ncostaron boca arriba en un
cajón lleno de davas," hasta que expiró, sin quejarse,
mirando cara á cara al sol del meridiano que alumhraba
su gloria y su suplicio ..
He ahí cómo se cumple la palabra empeñada; he ahí
cómo se llega it una cita, aun cuando sea acordada con
la muerte misma!
*
••••
~o debemos ol\'i<lar que un elemento indispensable de
la verdadera honradez es la veracidad. Donde hay men:til'a, por pequeña que sen, hay mala fe. Y por de~gracia la
mentira cánvencional, la mentira social, la mentira galante, la mentira mercantil, son moneda corriente entre
toda clase de personas, ya oeupet'l puesto en lá última esfera de la sociedad, ya en la altac1ase.
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Ficio., socialcs
Lord Chesterfic>ld, al hablar
del perfèdo
decía que era "el que consideraba
la verdad
triunfo ...
57
caballero
como ~u
Wellington que adia ha la mentira, eSlTibía all1laris<:al
ùe .Francia Kellermann"
que si había algo de qtlc un V(~rdadero caballero inglés :ie jadara
más que de eualquier
cosa, excepto del valor, eLL de la veracidad.
Cuando
los
oficiales ingleses, decía, :1<\nùado Stl palabra (k no escaparse, podeis estar seguro de que ln <:umplir(lIl. La palahra de un inglés es una .!.::aJ'untía mas sl'gnra que la vigilaneia de los centinelas."
I'ero la mentira que m(ls daño C,!tlsa. por l'twnto es
mÚs escandalosa
y por ,:u into se l1luItiJilica .Yse propaga'
por incalculable nÚmero {k lectorcs, es la {]e la prensa periÍldica. Dar una noticia L.1sa por ganar unos pesos, es
una falta ele honradez y \:1<1 bajcza. Eng,\ñar
al pÚblico
oculUl11clole lo que ddw ia ber. Íl \'cnclién(lole mentiras con
c\wlquicr fin Ú por cualqui~T prdexto.
es tina llwnifiesta
iniquidad.
Los periódicos 'luc así proceden, convicrtcn d
nuble ministerio dd escritor
en gnl11jería
dl' placeras y
el teillplo de la prensa cn t-uarida dl' mlToùeadures.
Las
inteligencias
que sc \'aIen le l" melltira rwra g:l11ar dincro, 110ticncII alas lJ:lra {']c\'an;c, sino g,ltTaS para trepar.
Las plumas qne sc \Tl1lkn. sem J:¡sabyectas
men::t.riccs <leI
t:dcnto,
Smiles hablando dl' la \'cmcidad
dice: .. La honradcz
v la veracidad se a viellcn hien juntas. I1ollr:tckz es ven1aù
\' \'enlad l'~ :~onradcz. La verdad por sí sola acaso 110
l:onstitllYc la gralHkw de un hombre;
pcro sí es el e1cmento mas importante
d<: un gran carÚcter, puesto <¡ue
da seguridad Ú los qtlc le .:mplean y confianza
fl los que
sir\'t:.'1I Ú sus (¡nlcncs, Ln vcracidad absoluta es más neccs:tria hoy que cn cualc;ujera
(poca <¡ntcrior q.~ nuestra
historia. "
"El IIlentir, por m{¡s c,)mílll <¡tiC sca, es denunciado
hasta por el embustero:llismQ,
que protesta que está hablando la verdad, porque :,abc que ésta es generalmente
respetada, en tanto qtle el lllentir es uni\'crsalmente
reprobado, :\0 sólo es deshonroso el mentir, sino que implica
cobardía,
'Atrévete it ser verídico, decía .Targe Herhert,
que nuda hay que ncecs;tc jamás de la mentira,'
Los embusteros más pcrniciosos ~on los que sc mantienen al borde de la verd1.d, porque no tienen valor -para referir un
hecho como es, sino que le dan vueltas y dicen 10 que es
realmente falso. Una \'erclad á medias es la peor de las
mentiras. "
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5S
Ofrenda á
ia Pstna
...
¿ y qué diremos del que quita al prójimo su honor y su
buen nombre? No quiero yo hahlar de la murmuraci6n y
la:calumnia como grandes pécados, ~: 10 son: eso para
los mbralistas y los predicadores. Ou o tan s61e>mencionarIas liget;,'lmenteen cuanto etíviíécen al carácter nacional y en cuanto contribuyen por modo poderoso á privar
á sus víctimas de ~ienes y riquezas efectivos 6 de medíos
eficace~de adquirirlos. En decir, en cuanto producen los
efectos del vcrdadero robo; pero del robo cobarde y alevoso, hecho sobre seguro v á la sombra.
Me imagino que el corazón del hombretiçnecumo dos
punteros para señalar constantemente con el uno il sus
superiores, y l'on el otro, Ii- sus inferiores; y que en las
almas nobles el que muestra á los de encima se llama "admiración ó entusiasmo," y "bondad" el que señala <Í los
de abajo; mientras que las almas viles no tienen sino envidia ó adulación para los de encima, y odio, injuria y
desprecio para los que creen debajo,
.
y del contubernio del odio y de la envidia, na<:e la
calumnia. ¿Cómo será pues la hija de padres tan menguados?
'
En las pasiones hay también alcurnias y diferencias
por causa del origen. Unas tienen fuentes hasta cierto
-punto noblcs; otras qesde el principio son rastreras. La
ambición, el orgullo, la soberbia, la venganza y otras,
vienen del carácter grande pero maleado ó de cierta dignidad mal entendida; mas la envidia, la traición, la deladón y la calumnia vienen de la bestia humana en toda la
abyección de su bajeza. Aquéllas son de hombre, éstas de
reptil; aquéllas atracn los grandes furores, éstas los despreciosineonmensumbles; aquéllas son las funestas caídas
del coraz6n humano, éstas sus llagas pestilentes; aquéllas merecen los castigos grandes y purificadores, éstas el
lútigo cnvilececior de los lacayos!
A5í, pues, los delatores y los calumniadores contribuyen de una manera especial,á rebajar el carácter colombiano, que em-como el español de donde' viene-hidal~o.
caballeroso y franco, y que con cada mancha de tra~lón
y de calumnia se va tornando en villano, servil y miserable.
Además, el decantado pero innegable valor de este
pueblo, se va haciendo dudoso y discutible mientras más
usen los hombres el arma enherbolada de ladifamaci6n v
de la envidia. Porque, convenzámonos', un calumniadór
nunca es valiente. Así como es el más infame de los ladrones, también es el más pusilánime Je los cobardes. Hiere
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Vicios s()c181es
59
en la tiniebla y por la espalda. Ataca con puñal envenenado. Clava elelejos el arpón que deja la incurable llaga,
y huye desalado.
Yen cuanto á que ]a difamación es robo, considérese
no tan s610 que el buen nomhre es el mejor tesoro del rico
y el único de] pobre, sino que es indispensable para el
próspero desempeño de la profesión ó el oficio de cada
uno, para obtener destinos públicos 6 colocacione~ privadas y para emprender cualquier negocio. De modo; pues,
que el CJ.ue
quita á otro su bt:en nombre,]eroba]osmedios
necesarios pflra abrirse campo en ]a lucha de la vida, le
quita el arma indispensable del trabajo, le arroja á la miseria y á veces hasta al crimen.
y adviértase que no son precisas como muchos creen,
las terminantes imputaciones calumniosas para producir
tales estragos. Esta clase de calumnia es la ele la plebe;
pero á nosotros, á ]a gentt· decente, á la gente honorable,
para calumniar nos basta, en muchas circunstancias, callar por envidia los méritos del prójimo cuanùo debieran
declararse; bástanos en otras cl ligero comentario ó la
s.\Í~estiva ~et~ce~ci.a;b~'tstan\ysen mu~?a~ la sonrisa ma:
hClOsa,la mSlgmficante serIa, la expreslOn o el gesto; y casI
siempre bástanos el venenClsopero con sus insidiosospuntos suspensivos, tan, frecuente en ]a buena sociedad, si es
que puede llamarse bueno lo que tántos males hace.
En prueba de lo dicho,X'eeuerdoeste caso: Un caballc·
ro honor~ble, pero muy pobre, solicitaba ante aristocrática corte, por medio de padrino, un empleo ventajoso.
Cuando el padrino, que por él hablaba ante el Rey, tenía
ya por logrado el pec1i.mento.agregó para concluí¡- y asegurarlo:
.
-Además, el peticionario es un hombre muy honrado.
-Sí, pcro ... l11uy honradc.r, repitió cierto noble á quien
roía la envidia, pero con um~sorna tal y tal sonrisa, que
todo el auditorio soltó la carcajada. Y el empleo fue negado.
Entonces el caballero, enterado de lo ocurrido, se presentó ante cinoble, que s610 tenía de ..tal el apellido, y le
dijo:
-Sois un villano! Me h~béis arrebatado mi única esperanza, me habéis robado d pan de mis hijos. Sois un
ladr6n.
y de ahí surgieron una riña, una muerte y un escándalo.
La antigua é,infame frase de "calu~niad, calumniad,
que de la calumma algo queda," debIeran IQs hombres
generosos, los venladeram(~l1tenobles, los que saben que
la nobleza republicana y cierta no está en blasones, ni en
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60
Ofrenda á la-Patria.
pel'gaminos, ni en riquezas, sino en <:l corazón, sustituírla
por esta otra: Hablad bien, siempre bien de los demás,
ya que no hay nadie que no tenga siquiera n.lgo bueno que
reconocer y que aplaudi'r, y ya que al sembrar ci bien se
tecoge necesariaowt1te
abundante cosecha de biencs .
•...
Otra deJas faltas é impulltualidades que deht) apy,ntal' como más graves es la de los administradores
de
justicia que demoran el despacho de los asuntos (le su
cargo,
Tal demora me parece á mí ~uQa falta de honradez
-ilotori~l, por más que en e\la incurran hombres honradí..:
simos.Porque habiendo señalado laley términos desohra
l'>uficientes para que dicte cualquier sentencia toc1oMagistrado Ô Juez medianamente actin) y suficientemente
ilustrado-porque
debe suponerse que esos destinos no
:,jeùan á los ineptos ó ignorantesno pueden ellos demorar los fallos, 110 diré por meses y aun por años como con
frecuencia presenciamos. pero ni un día Sill ,-iolar el
derecho de las partes. sin hacerse cómplices de la que carece de razÍ>ll, sin retener el hien ajeno- que ell su mano está
dar á su dueño.
El administrar justicia 110 es un fél\-or!li lIllL gracia
de los jueces, es un deber que cumplen por un sueldo; "
para el-:ulllplimiento del deber no hay l110ratori:HL
y las demoras no sólo implican retención del bier.
ajeno, sino que, además, roban poruoa parte la tranquilidad
y aun la vida de los qu·eesperan conangustiacl fallo, y por
otra, el buen nombre y la clientela de los abogaclo~, porque
las gentes ignorantes, que son las más, 110concibiendo que
la justicia sea tan lenta y la ley tan impotente, tachan á·
sus apoderados de incptos, ignorantcs 6 algo pcor Cl1anGO yen que sus pleitos se eterniul.t1.
l.a acti,-idad infatigable y el esmero son no pocas
yeces el único patrimonio ùe los jóvenes juristas que empiezan la carrera. Es por tanto terrible para ellos ver que
ese capital inmaterial pero valioso conque cuentan triunfar en el cOllbate ùe la vida, se ahoga, se esteriliza ó se
pierde miser2lblemente ante la lentitud de jueces perezosos, ante la pusilanimidad de los que no se atreven á fallar,
, ante la indisculpable paciencia de los que no conciben que
matan de impaciencia al que agoniza esperando el fallo
salvador de su derecho.
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{,icios socia/es
61
y hay otro mal más vituperahle
y más ·odioso ~n Ins
demoras: el que se causa ell los asuntos
criminales {I las
gentes pobres Ú quienes sc priva de la libertad por meses
y por años, para salir
al fin con un sobn:seimiento
Ô con imponer una pena de unos días Ó (le unos meses al
que á causa ùe la morosidad
de Jueces y F~~calcs ha estallo ~n el Panóptico
atlOS l~nteros.
Recuerdo. con horror á cierto Fiscal que reía tranquilo y feliz tras de un- cerro de expedientes
demorados
que
representaban
otros tantos inldiccs enjuiciados
sumido.s
en la cárcel, y que repreSl'nUlrOn
para él miís tarde otros
tall tos sumarios por respot: sahilidad, que fueron ilusorios
porque su mislllo cúmulo hizo que se entrabaran
los unos
á los otros y ;;1.' quedase, !)cr prescripciÓn, impune aquella.
iniquidaci cometida natUl·almente cn gentes pobres ~ indefensas, pues si hubieran sdn ricas é ii1fluycntes no habría.
hahido en sus causas la l11e1"'0rdemora.
Los funcionarios
judiciales que por \'eje>':, pm' enfermedad, por negligcncia (¡ por ignorancia
no jllle(lall des.pachar
dentro de los térmillos
de la le\'. no tienen más
que un cat-nino para sq!~ir Illcreeicn(l(; la calificaciÓn de
hombres ·honrados: renulll'iar.
El dilema es inedulihlc: (¡
S~· rcnflncia
esc calif1catiyo {I se renuncia el pU'.'sto.
*
'* *
Dejemos Ú losjuzgadores,
qm: aforlunndamente
~ntrc
nÇlsot!'os hoy SOil bUCIlOS,y pascmos Ú los ('lectores.
¿ Qnién de los que me '-¡YI'I1no ha presenciado
nlguna
\'(:z dccci(}ncs cn Cololllhia :. ¿ y quién después de haherlas pre"enciado crcc ya en ellas? (") l'or dcsgracia
talvcz
niJlguno. Y esto cOl1siste cn qne bajo todos los GO!llernos
y todos los partidos y en todas las épocas de nuestra
tempestuosa
vidH indepcndi~ntc, se ha desquiciado
aque·
lia base esencial de la I\.ep:t1~lica,'y no ha sido sino una
fnrsJ. ridícula ¡'>sangrienta
-'. un ancliocampo
donde se ha
ostentado
siempre la mala f~ de los hOlllbres honrados.
V
digo esto que parece un cont !'asentido, porque es costumhre entre nosotros el creer que por sen'ir {( 10 que ca(b.
uno llama la C:l11S¡¡, es lícic> el fraude en elecciones.
Dc(~) En :\lar2,; (le- 1 ~¡:)!)vimos l'or primera y (¡nie{l VIiZ ~11· ¡westra
vicia unas elecciones ]wllr;¡l!as ("Il·-':o]omhia: las de Representantes
al
COllgreso "Il la ciudad d" Bogot;'\, hajo el >(~ohicrllo del Genera] Reyes:
pero eso fue dehido ií espccinlísim",
ein:ullstalleins
y sin perjuicio de
qtle ('Il otras poblaciones
ol'urríe'":lll I()s fra"d'es l'Otll-'uctudinnrios.
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62
Ofrenda á la Patria.
~l mànera, que individuos de todas clases y aun caba.
lleros por muchos títulos estimables y qüe· tendrían á
crimen quitar al prójimo ~n centá!o, hallan correct(j quitarIe votos, suplantar regJstros y jurar de niesa en mesa
falsamente. No ven que en todos esos actos hay u~ robo,
y un robo manifiesto no s610 á quien se éxc1uye, sino á la
opinión ã.quien se burla, Ii la sociedad'á quien se engaña
y á la Patria á quien ~e afrenta!.Y deahí que se haya ~rdido la fe en el sul'ragJo. y Perdlda la fe eu el sufragIo,
está. perdida la feenla Repúbfictliycuando esto sucede, bien
nlet'eœn sn suerte los pueblos degradados ..
Pero se dice quède losfraudeseleccionarios sólo son responsables los partidos y los gobiernos, y que no los pueden
remediarIos individuos. Oh!no señores, nó, porque los gobiernos y los ¡:>artidosson agrupaciones de individuos, y
donde cada individUQ obrara en ladecci6n correctame.nte,
eUa sería siempre·la expresión cierta del querer del pueblo.
"Elpecado es, pues, personal de cada ~iudadano: de únos,
porque van á cometer directa menté el fraude, de otrQs
por que 10 ,oeny lo permiten, de otros, porque van después
á sancionarlo, y de los inás porque oprimidos y desalentados, se alejan al fin y para siempre de la cngaño~a me-.
sa eleccionaria.
fi
..
•
Pero si nos convenciéramos de que tan ladrón es el
que roba un yoto como el que roba un poco de dinero y.de
tan mala feel que talsificaregistros ó vota connombrefalso como el que falsifica billetes de banco; si comprendiéramos que tlucstrafatta personal unidaálasdelosdem{lscausa 11'\Prtalherida á la República; si dejtí.ramos elpernicioso
error de colombianos de amar másetpa,rtido que á la Patria; si prescindiéramos de los intereses personales ó banderizos por renùir, alguna vez siquiera, culto á los intereses generales, oh! entonces no nos quejaríamos de muchas
cosas de que nos quejamos, sin ver quede ellas somos nosotros mismos responsables; entonces veríamos prospe1;;lr
á esta querida y destrozada Patria; entonces tendríamos
verdadera independencia!
Dicen los prcçiicadores qùe la fe religiqsa se pierde
por las malas-costumbre~; así también y evidentemente,
la fe en el sufragio y en la República la hemos perdido
por nuestras malas costumBres políticas.
Pero para poùer ir con lealtad y buen&,fe á las decciones, si vuelven á presentarse entre nosptros, fuerza es purificamos antes. Tenemos que sacrificar álgo del ciego y casi abyecto amor de los partidos. Hay que sâcudir laspreo£upaciones-yugos,que oprimen á los hombres como á bueyes
mansos. Hay que despreciar ciertos' prejuicios, que como
cadenas de hierro, atan como siervos á los hombres que
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Vicios sociales
se creen libres. Hay que er.tender que si _bien el hombre
digno debe tener ideas y opiniones políticas propias y ser
fiel y franco y consecuente en ellas, no está obligado á dejarse herrar con marcas de partidos, y menos cuando ellos
se hallan en putrefacci6n. :t,a son los hombres honrados
<I,uesaben vIvir del trabajo quienes necesitan de los p~rtIdos: los partidos son 10Hque han menester hombres
honrados. Y el que no ha sido partícipe en sus culpas ni
en sus reparticiones de honores y destinos, bien puede excusarse de serIo en sus re!?ponsabilidades y en sus man
chas.
Hay otra cosa que roban no tánto los ladrones, los
que llamamos táles, sino por lo regular los hombres honrados: el tiempo. Esc nos Il) quitamos todos, los unos Ú
los otros, y hasta á nosotr05: mismos, como si fuese un estorbo, como si no fuese un tesoro, el más valioso dado alhombre ¡Cuántas horas y aun días no perdemos todos
por desidIa, por cobarde desfallecimiento en el trabajo 6
por falta de valor para sacudir el yugo de las personas que
nos rodean! ¿Quién no sufre al ver it los holgazancs allÙan;do de una parte {¡ otra sin oEcio, para matar según dicen
el tiempo? ¡Y no ven que lo qlle matan es su propia vida v
su dignidad de hombres y d honor del país en que vege-..
tant ¡Cuánto tiempo no pie;-den los hombres ocupados
con las conversaciones·de losr.ccios, COti las impertinencias
de lq¡r pdarc1istas y con las mil demoms diarias en lu calle á causa de los desocupado,~ que le detienen it uno para
tratar de política 6 para hablar cuatro sandeces!
A quicn tiene por arma el trabajo y por su s6Io capital el tiempo, es robarle mucho quitarle su tiempo.
Ah! si estimáramos, si comprenùiéramos el valor infinito del tiempo, puesto que skndo por sí mismo finito
sirve sinembargo para ganar lo infinito! Ah! entonces no
se lo quitaríamos it nadie ni (le nadie nos lo dejaríamos
quitar nunca ..
Yentonces cada uno diría il sus hijos y á los niños: sed
avaros, pero muy avaros dd tiempo; ahorrad para el
bién los días, las horas, los minutos 71 con seguridad tendréis medios sobrados para ser generosos y hasta pródigos con los otros bienesdc-Ia vida. Porque cualquier tesoro que se pierda puede con mÚs 6 menos dificultades recobrarse; pero el tiempo que se va no vuelve nunCR.
;o
* *<.
Pero notando que ya me alaI-go mucho y que alquitaros vuestro tiempo precioso caerán sobre mí mis propias
palabras, suspendo aquími cansadodiscurso,queno tiene
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64
Ofrenda á la Patria
de bueno sino su buena ini..ención.Dignaos tenerla en
cuenta para disimular sus. 'muchos' defectos, y para convenceras de que ni remotamente he intentado-Dios me "es
testigo-aludir, sindicar ni menos ofender á nadie en particular con mis palabras: si á alguno le caen, aunque me
toque cerca, mia no es la culp;¡,.Y por mi parte contieso
aqUí, por deber ineludible y con gran pe~a, que yo también merezco muchos de mis propios vituperios.
'l.
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(DillCurso pronunciado en el Parque de Santander,
ell
un felldval
á beneficio del Hospital tIe la Misericordia)
Señoras
y
caballeros:
Parece que cuando el Sr. Dr. Barberi me comision6 á
mí, el más incompetente de los admiradores de su obra,
para hablar hoy ante tan selecta concurrencia y después
d~ tan distinguiùos oradores como los que aquí me han
precedido, yo debería haber declinado tan alto honor,
confesando con ingenuidad mi insuficiencia. No obstante,
acepté el eara mí dificil car~o, como se aceptan los deberes inelu(hbh$. Porque, ¿quIén qUI~ tenga hijos pequeños
podrá negar algo Quele pidan en favor de los niños de&validos y enfermos? ¿Quién pod.ría esquivarse, sin temer
que sobre las doradas cabecitas de 108 suyos cayesen los
males que no ayuda á apartar de otras más infortunadas,
que acaso no han sentido nunca las caricias de los padres?
¿ C6mo eludir el cargo, sin hallar después en cada clamor
de niño una reconvención y en cnda mirada infantil un
reproche?
•
Creo pues cumplir un sagrado deber cuando venciendo grandes dificultades, v saliendo por t'ortos momentos
de mi modestt:' sombra, entro á la luz del brillantc círculo
que aquí formáis, para dar mi pobre contingente de breves palabras en favor del Hospital de la Misericanlia.
No traigo el discurso que se me pidió y queyo"deseaba
ardiente mente compon~r, porque mis muchas ocupacionee
no me dieron tiempo para hacerlo: pero estas ligeras fra.·
ses precipitadamente eoordinadaB á última hora, sirvau
como pálido reflejo del deseo, para acreditar mi entusiaemo por la r.obilísima obra que aquí nos reúne.
5
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,
'
Oft'etU:11i
It lti PátrÎS..
*
* *
Cuando oímos gemir á la desolada viuda que agoniza
~n el desierto hogar sin lumbre y sin pan; cuando vemos
'sangrar las heridas que el hombre recibe en los diarios comba~es de la vida; cuando contemplamos al anciano que
':enfermoy desamparado tirita de frío j cuando palpamos
las profundas llagas de la humanidad que llora, dertamente que una compasi6n sincera nos conmueve; pero
como que al cabo nos resignamos pensando que por su
parte de maldad, justo es que cada uno lleve su lote de
mfortunio. Mas cuando vemos sufrir á un niño, cuando
el dolor se ceba con crueldad ale¥e en esas flores inocentes
de la vida, entonces el corazón se oprime dolorosamente,
y protesta como ante la injusticia y la involuntaria y amarga duda, como vívora negra se enrosca en el alma!
Cuando los niños sufren como hombres, los hombres
debieran Horar como niños.
La desgracia que hiere á.los hombres es como enemigo
declarado que ataca frente á frente al que ya la esperaba;
pero la que sorprende á los niños parece asesino cobarde
que mata,en la sombra.
Porque la infancia debe l'ler la edad de los inocentes
juegos y de las risas alegres; porque en ella es preciso que
haya mucha luz y muchas flores, ya quc ~ el resto de la
vida hay tánta oscuridad y tánta espina.
, Son pOt:eso los hombres m~s desgraciados crt el mundOi IQSque en los días de su niñez, abandonados y solos,
no despertaron nunca al calprdelos besos maternos j IQS
que sin hogar y sin faJ11i1ia,se hàllaron al salir de la cuna
frente á frente con la helada realidad del mundo, y envuel.
tos desde entopces en su toTbellino de 'desengai'los y de
penas;/los que no guardan perfumes de infancia para em.
balsamar los días de la vejez; los que no llevan para
alumbrar la existencia, la luz de aurora de los primeros
años!
Hé ahí }X>rqué las obras de caridad que se hacen .con
los niños son las mâs dulces y las más meritorias. Porque
ellas tienden â restituír al desgraciado su parte de dicha
que indisputablemente le toca en el mundo: la de los años
primeros; porque ellas tratan de asegurarle aquel precio.
sO tesoro de dufces recuerdos que la memoria, aun sobre
tos mâs recientes, se complace en guardar hasta la tumba.
Pero esa caridad no s610 es noble y meritísima, sino á
mi modo de ver obligatorià, pues con ella se cv,mplen los
más sa!,'Tados deberes para con la Patria. Porque Ids
hombres y las 80cie4ades, aunque no quieran creerlo, tie.
nen obligaciones d~ padres para COD 10Stliños, que son el
porvenir de los pueblos; y porque todos comprendemos,
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Por los niños dt'samparados
67
aun sin darnos cuenta de ello, que si dejamos estancar sin
instrucci6n y sin trabaio esa fuente de vida, ta.rde 6 temprano puede convertirse en torrente destructor pa.ra la
engañosa civilizaciór, que con su inditerencia la exaspera
y con su lujo la humilla.
Alardean de patriotas mllc:l0s hombres, y dicen vivir
sacrificándose por la Patria; y sin embargo, ven im{>asibles ã los niños de las clases pobres, que son el nervIO de
la República, hundirse para ti hicn cn la miseria y alzarse
para cI mal en la ignorancia. \' a que en este aristocrático
lugar no nos oyc la desgraciada multitud anónima, ya
que aquí no llega la fangosa oh de los desheredados, convengamos en que cs demasiado buena cuando aguijoneada por el desamparo y la ignorancia no desborda á veces.
Rarísimo es que conserv'~n bucnos sentimientos los
que al abrir los ojos á la vida s610 hallaron en rededor la
desnudez, el hambre, el aislamiento; los que luégo, al interrogar elporvenir con el ansia dd ná ufrago quc busca tierra
para saber qué goces y derechos les guardaba, s610vieron
reservados para ellos penosos deberes, hondas tristezas
v las iniquidades del reclutarni'~nto !
- BÚenos son sin duda los de la clase ínfima cuando no
se exasperan al ver que las ley('s penales por lo regular
s610 caen sobre ellos y casi nunca sobre los poderosos; y
qqe, á las veces, vale más defenderse como ésto. ante el
Interés, porqué tiene muchos oíoos y está en todas partes, que ante la Justicia que sólo tiene dos y está muy
alta!
Muy buenos deben ser los <luehabiendo pasado en su
niñez las largas noches de inVierno tiritando en las heladas baldosas de la calle, no tienen, cuando hombres, el
coraz6n endurecido y yerto como ellas!
Natural es que el quc desde el abismo de la indigencia
ha visto siempre el esplcndol' egoísta de la riqueza altiva,
vea Iuégo, por todas partes, como el que mira al sol,
manchas de sangre!
Pero este peligro y aquellos gérmenes de resentimicnto se apagan cuando la clase dta es, como la bogotana,
generosa con el 'pobre, humilde con los humildes y compasiva con II)s infortunados. Cuando las hermosas damas
y los elegantes caballeros de la más escogida sociedad,
ostentando, como ahora, la gran noblcza, la nobleza del
alma, auxilian á los infelices, y se preocupan por mitigar
sus sufrimientos y por dar instrucción á los mños ~ducán·
dolos para la lucha redentora del trabajo, entonces el pueblo se bacc bueno; y sua vizar.do sus pasiones, ama á los
ricos como ã su Providencia, en vez de odiarIcs con el adio
absurdo y salvaje de la envidia •.
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68
OlrenlÚl Ala PatMIt.
Gran parte de los actos del hombre l;lependendel medio
en que vive. Envlen los de arriba á los de abajo soploll de
fraternidad y de filantropía, y perfumes de gratitud y de
sumisión les subirán en cambio.
Sembrad ejemplos de benevolencia en la memoria de
los niños, y tarde 6 temprano fructificarán, porque esa eS
tierra donde ninguna semilla se pierde! Las decepciones
y los pesares vuelven á los hombres-ingratos, pero los ni.
ños nO lo son jamás. Grabad porla bondad 'tuestro nonibre en corazones infantiles, y allí estará más firme que en
el marmo!.
¿Quién, pues, que salga del Hospital de la Misericordia, podrá herir, cuando sea hombre, á la sociedad que le
abrigóensuseno? ¿Qué huérfano, por malo que se vuelva,
olvidará en su vida que las señoras bogotanas le sirvieron de madres; y que en su niñez le dieron, para el cuerpo
pan y abrigo, para el COIazón amor al bien, y para el
espíritu luz? ¿Qué madre que haya visto á su hijo agonizar de fiebre y temblar de frío sin medicamentos ni abrigo,
no llorará de gratitud eternamente al hallar para él en el
misericordios.o.asilo la salud y la alegría perdid""s!
.•.
Las bendICIonesde las madres, como las oracIOnes de
los niños, tienen valor infinitO-. Dichosos pues los que,
como el fundador y los sostenedores del Hospital de la
Misericordia, acopian ese tesoro, que será fecundo en bie11elil para ellos, para sus hijos y para la Patria!
.
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cr raba)o
y pa:é-
{Fral(l\1cn to d~ un ciiscurso pruJluJlciad<l an te una Cor poraci6u
ik
arte~anos)
......y como quiera que mi palabra no esté epseñada á lisonjear á nadie ni á recibir aplausos oratorias, sino â
decir con ruda franqueza verdades no siempre dulces, ó á
difundir, como el humilde s(:mbrador que riega pequeñísimos gran os en el fértil surco, ideas que puedan ser útile.
al hogar, â la República ó las clases-pobres y desamparadas, dejo para otros mas competentes que yo la grata
empresa de exponer el plan dl; vuestra asociación bendita,
y entro á hablar de uno de S1t~ factores más potentes: el
trabajo.
y esto á fin de demostrar'}s brevemente qu: los que lo
consideran como castigo, corno dolor y como pena, son
tan sólo los vagos. los parásitos sociales, los que no
saben vivir del propio esfuel·zo. Pero que el hombre verdaderamente digno debe por el contrario, considerarIa
como la fuente inagotable de los más puros goces y de
los más santos consuelos; como la única garantía de paz
republicalla y la base más segura de social concordia; y,
en fin, como el fundamento necesario de la. independencia
real del individuo y de los pU(~blos.
El trabajo no es, como algunos creen, la agobiadora
y peremI1econsagracióp á un.1. faena que á todo trance
dé dinero y más dinero. Oh! no, el trabajo es algo más
noble, algo más santo. Es el empleo útil, metódico yordenado del tiempo; de esetesoromapreciablequedebem08,
como avaros, ahorrar y aprovechar hora por hora, minuto por minuto. Porque «nada es más pernicioso, decía
Pall, que el tiempo desocupado».
Así como se dice, con ra:~ón,que la ociosid..l'd es la
madre de todos' los vicios, bien podemos afirmar que el
trabajo es el padre de todas las VIrtudes.
El trabajo perseverante por el bien hizo los santoe,
y el trabajo fecundo del estudio hizo los sabios •.
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Los genios que han asombrado á la humanidad, no
son en realidad genios sino por la perseverancià en el
trabajo que hizo brotar las chIspas del talento; los artistas gloriosos y admirados sólo al trabajo debieron obras
maestras; los viajeros ilustres, los guerreros célebres, los
autores renombrados, todos, todos los hombres que han
puesto sus figuras en la historia, que aún sobrenadan en
la mar insaciable del olvido, tuvieron que pasar noches
insomnes, día:; de iz:¡gepte1a~r y año~ de prueba.
La grandeza "humanE!está pues en la gradeza del
trabajo.
Por eso deC'Ía Liddon: «La vida del hombre se compone de acción y sufrimiento, y la vida es fecunda en razón
de las nobles acciones y de la paciente perseverancia en
que se emplea. Los trabajadores fisicos no son los únicos
verdaqeros trabajadores. Pasar la vida en la indolencia.
el}un estado de ~etargo moral, es '~,egradante, porque la
VIda sólo se ennoblece por el trabajO .•
Todas las grandes obras de que se enorgullece el mundo,
todos los adelantos de la civílízacíón, todos los inventos
admirables, se deben al trabajo; de' igual manera que á la
ociosidad, al egoísmo~ al loco deseo de enriquecer sin tr~~
bajar, s~ deben las intrigas degradantes y las adulaciones
rastreras y los odios profundos de "partido y las funestas
guerras fratricidas.
Evidente es que tanto más viTa es una satisfacción 6una alegría, cuanto má. esfuerzo haya costado el alcanzarIa. Sólo el que ha vivÏ(lo de su propio trabajo puede
pues comprender cuánta es la felicidad, sin manchas y
sin sombras, del que parte el pan ganado con el sudor de
su frente en el bendito hogar de fa familia; del que ,sintiéndose útil, no cree haber llegaclo sin invitación al banquete de la vida; del ~ue al comprender que cada día d~
eficaz trabajo es un dIa de ip~ul~ble
mérito adquirido,
105va capitalizando uno pot"unp para ganar al fin de
~na existencia bienhechora la etema recompensa que se
.debe á las vidas meritorias.
El trabajo es, por otra parte, el cimiento más firme
y et lazo más durable y más cordial de la familia; PONuèalii donde todos los que la forman viven ocupados; dQnde
no hay, por ende, ocas¡~ para ~yertas; donde la /alegna
qw~prqporciona)a Ú:\r~~concl~ídâ..es fuente de confianza
j de 'cariño! alii. sólo ~1I~
fe QStentará el verdadet'? hogar
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Traba.Jo y ~~
71
cristiano, á cuyo cE\,1orSe con,servan imborrables los af~tos íntîmos y puros, fi cuya sombra nacen y prosperan
los sentimientos más nobles y elevados del espíritu. Y
«siempre fueron, dice el General Rafael Reyes en su importante libro de exploraciÓn del Amazonas, siempre fuero~
los puros sentimientos del alma la mejor coraza del hombre en las batallas de.la "ida.»
y siendo' la familia la base de la entidad social bien
êonstituída, resulta que el trabajo que sostiene aquélla,
nene por consiguiente á sErelsostén indispensable de ~sta
y la prenda única de prosperidad de la República.
y como el trabajo honrado, bajo el ala de Dios siempre es hendito, casi siempre también puede el que lo hacf;
ir ahorrando de sus frutos algo, para dejar á los hijos un
como obsequio de ultratt:lmba; algo que les s\lavice la
pena de la amarga despccliùa; algo con que el que párt~
se preserve un poco del olvido, y con que los que quedan
cultiven el ejemplo saludahle por sobre los negros despojos de la muerte.
'EI ahorro es pues aquella hendición cuando florece
y fructifica. Y del ahorro á la mezquindad hay una distancia inmensa; porque, antes bien, como ha dicho un ilustre
escritor, «sólo los que sa bOl ahorrar por que conocen el
valor del trabajo, son los que pueùen darse el placer de
s~r generosos; porque 105- pródigos que sin cuidado alguno
gastan 10 que tienen, no encuentran jamás la oportunidad
de ayudar á Jladie á tiempo.»
Las generosidades de los pródigos, son las más de
las veces ostentaciones de la vanidad humana entre los
petardistas, antes que manifestaciones de la caridad cristiana entre los desgraciados.
También es el trabajo (.] supremo y más eficaz consolador de la humanidad que sufre y llora. Porque en las
horas negras de la vida, que son inevitables y son mucha$,
difunde como aurora sus ItlCes de esperanza; porque en
los días de duelos y de angustias, trae el bálsamo calmante del olv~do; porque en tj,~mpo de decepciones y de luchas, reshtuye la fuerza y la. energía del alma. Y esto por
, que ~l q?e está trabajando está cumpliendo su deber al
propIO tiempo, y no hay nada que llene y satisfaga tá.nto
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72
Ofrenda á la Patria
al insaciable coraz6n humano como la conciencia del deber cumplido.
Es pói eso por lo que los pobres no deben envidiar
Íllmás la suerte de los ricos. ã las veces más dignos de
compasi6n que los mendigos. Porque el pobre puede,
ahogando 8US tristezas en trabajo, lograr como consuelo
olvido 6 esperanza. ¿Pero qué puede hacer contra los
grandes infortunios y los inmensos dolores del espíritu, eJ
que teniendo á roda los bienes materiales de la vida no
haUa ya gusto en ellos, ni concibe placeres ignorados, ni
encuentra qué desear ni qué esperar?
El calor del trabajo seca el llanto del pobre; pero el
frío de la saciedad y de la altura congela y cristaliza las
lágrimas del rico.
Por eso el spleen de los opulentos Lores de Inglaterra
produce un sufrimiento más vivo y rob horrible que el de
los qu~ desfallecen de hambre ante sus puertas. Contra
aquel mal sin consuelo ni esperanza, muchos no hallan
otro remedio que el suicidio, y contra este otro mal de los
humildes, existe siempre el redentor remedio del trahajo.
El hábito de la laboriosidad, cs pues la inagotable ri·
queza de los pobres, como la hartura de la prosperidad
es la inagotable miseria de los ricos.
y si el trabajQ es el gran consolador de lçs desheredados y la fuente de sus más puras alegrías, es, por otra
parte origen de nobleza, porque todo 10 que sea mover
para el bien la actividad humana es noble, y todo cuanto
levanta la energía del hombre es nobilísimo.
La vanidosa nobleza de los país~s aristocráticos,
nace (cuando no es debida á humillantes intrigas palaciegas) del mérito de antecesores que se hicieron ilustres
por' el trabajo eficai y continuo en la guerra, en las ciencias 6 en las artes; pero esa nobleza se anubla y se vuelve irrisoria cuando cae en la ociosidad de ineptos deicendientes.
La nobleza de los antepasados es como sol que hace
brillar el mérito propio de los de~ndientes
cuando 10
tienen, 6 qu~ exhibe su vilc.za su triste degeneración si
.de él carecen.
Los grandes hombres que causan el orgullo de los'
países en donde sus cunas se mecieron, fueron hombres de
y
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Trabajo y paz
73
trabajo y muchos de ellos hijo:, de humildes trabajadores.
Sin contar á Cristo, el Dominador de siglos, razas y na·
ciones, que brotó del taller de Hn artesano, ni al universal,
patrono de la Iglesia, oscuro carpintero, ni á muchos
otros que veneramos c0!ll0 salitas, vemos que Colón, el
laborioso geógrafo, fue hijo de un cardador de lanas;
Romero, el primero de los poetas, de un labrador; Virgi-·
lia, de un portero; Esopo y Epicteto fueron esclavo.; Demóstenes debió su vida á une\:lehillero; Moliere y ]eferson
fueron sastres; Linnea, zapatero; el Papa Sixt~ V y el
Cardenal Cisneros, guardadores de cerdos; Lincoln: leñador; Grant, curtidor; Cincinato y Garfield, labradores;
Cronwel cervecero; v así una in'ilumerable multitud de
ho,:ubres ilustres. Hê ahí ã los humildes hijos del trabajo,
subiendo á ocupar los más altos puestos de la hi~toria,
mientras que los hijos de la ociosidad, aunque desciendan
de monarcas, hajan á ocupar los más oscuros fondos del
olvido!
En las naciones cristianHmente republicanas como
la nuéstra, la gran nobleza, la verdadera nobleza, está en
el trabajo que dignifica el espíritu, que aquilata el carácter, que desarrolla el talento, que inspira el arte, que levanta el genio.
La real nobleza reside en el corazón del individuo, no
en los escudos de armas de familia. Más vale ser noble
por los sentimiencos y las acciones y plebeyo por la cuna,
(lue noble por ésta y villano en la conducta.
y no se diga que el trabajo degrada Ô envilece. Lo
que rebaja al hombre es el oeio, la pusilanimidad y la
pereza. «Así como en el agua estancada, decía Burton,
pululan los gusanos y los rept¡les inmundos, asf también
pululan los pensamientos malos y corrompidos en una
persona ociosa: el alma se ensucia,»
'
El hombre ha nacido para la lucha; y el que no la
afronta franca y lealmente; es como el soldado que deser~
ta del campo de batalla: un cobarde! Y la cobardía no
fue jamás un timbre de nobleza.
Ningún trabajo honrado, por humilde que sea, degrada nunca; porque, repito, que trabajar es cumplir el
deber, y el estricto cumplimiento del deber es el verda.
dera timbre de honor del cabntlero y el mejor título nobiliario para sus descendientes.
«Por cada hombre, decía un Emperador chino, por
cada hombr.e que deja de trahajar y por cada mujer que
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74
Ofrenda. Ji la. P~tria.
,
.,
se entrega a~ ~í?, pueden .~contr'U"se çn el Imperio
otros tántos mdlvlduos que tœnen hambre ffrío.»
Véase, pues, que los holgazanes jamãs pueden ser,
nobles, porque la nobleza está en servir, no en perjudicar
à los demás ni en vivir á su costa.
El trabajo ofrecido con buena voluntad al Dio~ que "
lo impuso como ley inelqdible àl hombre y como medio
degrau merecimiento, es, además, vérdadera oración, y
oracÏ6n valiosa y santa. Ese perpetuo ejercicio de las facultades morales, intelectuales ó físicas en la diaria ocupaci6n de cada cual; ese continuo empleo de la actividad
y la energía para el deber; ese incesante batallar de la
fuerza y de la inteligencia para&lgo útil6 algo bueno, e$
el mejor homenaje 6 el más generoso obsequio que puede
hacerse-y con s6lo un instantáneo pensamiento-á Aquel
que á nadie olvida y que no deja ninguna huena acción
,sin recompensa. De mod~ PlleS que un humilde trabajador que con la luz del alb~ empi~ su obra to no alza de
ella hasta morir el día, ha estado-previo
aquel mental
ofrecimiento-en oración perpetua todo el día, con más
mérito acaso que si hubiese permanecido de rodillas en la
sombría celda de un claustro ó en las soledades infecundas del desiertÓ.
y al recomendar el trabajo como fuente segura de
méritos, no se pretende inducir á nadie á ceñirse cadena
de galeote entregándose á tenaz, embrutecedora ó suicida ocupaci6n sin darse jamás un punto de reposo. Oh! nó!
La labor que da la vida, no es la pena que mata; el esfuerzo que alienta y vigoriza, np es la carga que aplasta
y que degrada. Las facultades del hombre son múltiples,
y múlti~les por tanto <¡cben ~r IiUS aplicaciones para
que den fecundos resultados. TodQ está en el orden y en
el método, y de éstos precisamente es de donde se saca el
mayor fruto. La mente, el ~orazón y el cuerpo han me·
nester contribuír en:proporci6n para que no sea cstérilla
labor del sér humano, qqien tiene el deber de cuidar con
tqdo esmero así de la parte moral como de la intelectu,a1
y (le la.física. Cuandp t!e.t'fcarga çl trabajo "opreuno ~~
<teesos tres factores,e~e,pptel~sanci()~aniquila,y
lo¡a
otros se atrofian por el ocio. M~ cuando lo~ tres trE\ba.jan unidos, mqtuamente ~ ayudan y se robustecen, y de
su uni6n brota. la fuerza, (le los genjos.
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y D9 hay nada como el trabajo honrado para lev:'lntar el carácter de los pueblos. Porque éstos no son Slno
agrupaèioncs de individuos, y ('uando cada individuo está
siempre consagrado á su tarea; cuando los ciudadanos no
tienen tiempo para pensar en intrigas; cuando cada uno
siente que la adulación le ahaja y le 'degrada, entonces.
sólo entonces se verá florecer U::1pueblo altivo, laborioso
y libre. «Los pueblos no son grandes, ha dicho un eminente escritor, por la extensi6n de su territorio, sino por
la grandeza moral de sus habitadores.»
Ay! puee de los países donde para vivir,11o hallan
ias gentes otro campo que la politica ni otro recurso quelos destinos! Ay! de ellos, porque caen en un dilema iaeIudible: 6 viven corn lobas devorándose en odiosísimas guet'ras de partido, ó yacen como perros lamiendo la cadena
y royendo huesos del Tesoro patrio! (*)
Pero el hábito del trá.bajo, la costumbre de vivir cada
uno por sí mismo sin esperar ni pr~tender nada de los
partidos ni"de la política, sin petardear á los hombres ni
á la Patria, es 10 que da á los países, con los ciudadanos
útiles que estiman la propia dignidad como valiosísimo
tesoro, la paz estable y la concordia cierta.
No digo que servir un destino público no sea trabajar;
pero es hecho innegable que esa clase de trabajo, ya sea por
la seguridad del sueldo periódieo,ó ya por la sumisión absoluta que exige, no s610eu lo referente al puesto linO aún
más allá, va poco á poco rebajando el ánimo, debilitando
la energía individual para la l\;lcha diaria y volviendo
al hombre cobarde ante el futuro, al hacerle creer que
110 podrá vivir sin un 'destino, y al haccrle esperar que á
su muerte, ya que no deja capital para sus hijos, se k••
dará dest4to, pensión ó recomp(~nsa. Porque en países
azot~dp~ por la política, las guerras civiles y l~ enlpl(omanía, acaba por volverse axioma que el que ha. viviiJo
siempre á egpensas del Tesoro público, puede l~gar
descendientes, como capital propio, el derecho <le Con~ínuar en su nombre viviendo de igual modo ..
Todp Tq 'contrario sucede Call el trabajo individ\l&l '
independk~t<:, por -modesto y. humilde que sea:--va t~~
a~~
(-) Este penllAmiento lo vimos después de que lo exprc:sam&s:reproducido en vatiõã pèri6dicos naciona1e9 durànte el GobiCtDô &1 Qeft4_al Rtyes. pero noindicabtlnded6nde \0 hahían tomado ..
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76
Ofrenda Il. la Patria.
pIando el carácter, inspirando confianza en la personal
iniciativa, desarrollando el cariñoso amor á la Patria per
ella misma y no por intereses de partido, y robusteciendo
la energía para pelear 5razo á brazo por la Tida.EI que·
ha vivido así, no dejará ciertamente á sus hijos el motivo
de pedir pensi6n por su memoria; pe~o en cambió les h~brá enseñado la más honrosa de las ciencias: la de bastarBe á sí ínismo.
Yo llamo grandes trabajadores del bien público,
grandes servidores de la Patria, no ciertamente á los que
disfrutando enormes sueldos han ocupado una larga serie
de puestos públicos, fundando asi el supuesto derecho á
futuras recompensas, sino á los que le dan la paz y la
concordia; á los que difunden en ella las ciencias y las
a~6; á los que la llenan de escuelas y de fábricas; á los
que descuajan sus bosques seculares 6 sacan los riquísimos tesoros de su suelo; á los que la cruzan d(~ rieles y
telégrafos; á los que moralizan á los pueblos; á los que
enseñan á los ciudadanos á ser laboriosos, honrados, patriotas y, ante todo.digJ1os.
..
Todos deseamos viTamente que llegue alguna vez
para Colombia la éra de la paz y de la unión, el anhelado fin de las contiendas civiles, promovidas siempre,
no por los hombres del hogar, del estudio y del trabajo,
sino por los politiqueros, los intrigantes, los ambiciosos
y los Pontífices de partido que quieren vivir á expensas
del Tesoro. Pues bien, señores, para que esa paz sea duradera y esa unión posible, han menester fundarse en el
trabajo, en el hábito práctico de la labor indepediente
v en la seguridad de vivir de sus esfuerzos y de que elfruto de ellos no le será arrebatado ni porIa arbittariedad
ni pot' las guerras.
Para que la fraternidad sea cierta, debe cimentarse
en el desinterés; en el respeto aJ derecho, al Gobierno y á
la ley; en el amor á la Patria, de que 8610 el trabajo es
buen factor. Porque si se funda en menguadas transaèdones banderizas; en sacrificios de ideas en aras de momentáneos y personales intereses; en bien de hombres y de
Jefes y no de generaciones y de razas, tal concordia es,
..como acabamos de verlo, una ilusi6n y un d~ngaño,
unallagacicatrizada
porla superficie pero que gangrenada en el fondo, labra por dentro para rebentar peor
tarde 6 temprano.
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Trabajo y paz
77
Es la concordia de aquel par de tigres africanos que
coronados de cintas y de flore~:,uncidos á un mismo yugo,
arrastraban,
tascando el freno, el carro triunfal de memorable Emperador romano.
y si el trabajo independiente es la mejor garantía de
verdadera paz republicana y de fraternal unión estable y
digna, acaso es también la lí.nica prenda de la vetdadera
independencia de los individuos y de la República.
Porque nadie es realmente independiente si no ticnt:
una profesi6n, un oficio 6 una renta, que te dé con qué
atender á. las necesidades de-la vida. El que por no perder
un destino, por conseguir otro mejor, por intereses de
partido 6 de política, se'siente cohibido para opinm', para
hablùr ó para e~cribir aun con todo el respeto y la estricta sujeci6n á la ley que el decoro y el deber indican, y con
tod~ la buena intenci6n del desinteresado patriotismo,
entonces, convenzámonos, ese tál será lo que se quiera,
pero no es un hombr.e independiente: es un siervo del em_
pleo, de la política ó del bando. Y un país donde los ciudadanos se vean por este 6 por el otro motivo sin independencia, no es ni puede S'el" tampoco un ptte,blo libre.
La independencia nacional es consecuencia 16gicade la independencia personal.
Celebrando estamos la independencia de la Patria;
y con raz6n no. preocupamos por ella, como que gusto&&8 darlamos todos por conservaria,
la fortuna y la vida
lIa familia; pero poco 6 nada pensamos en la independencia personal, base de aquélla. No vemos qq.eá diario
la sacrificamos cobardemente ante la moda, el qué dirán,
el partido ó la constumbre; till paramos mientes en que
la preocupación nos esclaviza; no sentimos la sugesti6n
que nos arrastra; no conoc·emos la ajena voluntad que
nos domina. Somos, por 10 regular,como 108 bueyes, que
no ven el yugo que llevan en el cuello y s610 sienten la
púa que les clavan en el anca.
Para serúno verdaderamente ¡dependiente, sólo ha
de ser esclavo de un cosa: del deber; y sólo ha de soportar un yugo que no mancha: d del trabajo.
Antes de desear, como siempre desea el hombre, ser
dueño de multitud de cosas, debe anhelar-y proeurar ser
dueño de sí mismo. Sólo el que es dueño de sí miamo ea
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7~
VtrÙlda
iÍ
1s. Patn.
hombre independiente y libre, y esto no se conéigu~sino
con el estricto cumplimiento del debereIl ~l ttàbajo:
Consuelo grande tendrá pues aquel que al rendir en.
el trabajo la final jornada, pueda exclamar: he luchado
lealmente por la vida, y voy traquilo hacia el descanso eter-'
no. Todo cuanto he sido y cuanto tengo en este Dlundo,lo
he conquistado con'Qli propio esfuerzo. Fuera de unainfinita grati.tud á mis padres y á mis ,maestros, no debo nada
á nadie. Ni á Colombia, porque el hecho casual de haber
nacido en su suelo, he procurado pagárselo con toda una
vida de labor honrada, y porque dejo á mis hijos con qué
le paguen el alquiler del lugar en donde be de dormir mi
último sueño, en donde han de tornarse en polvo mis
despojos!
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u.~.~.
He ahí las iniciales que nos han recordado siempre el
nombre de la nación mayor de los pueblos del nuevo
Continente y que hoy resulta BU crud madrastra; de la
que se presentó como amiga y protectora de los países
débiles, y ahora, desenmascarada, tiende contra ellos su.
garras insaciables.
De' hoy más, leamos aquellas iniciales no en la lengua yanqui, sino en la de nuc'stros próceres: U. S. A.
Unión Suramericana !
Sea éste el lema de las Uepúblicas amenazadas, la
consigna de la raza, la vo~ de alerta del Sur contra el
Norte.
'
Sea el toque de llamada antt~el peligro inmenso, ante
el enemigo común de la América Meridional, ante la ola
que avanza agigantán.dose ..
Tejas! las islas Sanwich! Cuba! Puerto Rico! Fili.
pipas! Panamá !...... ya han sentido las mandíbulas del
monstruo .
. Ecuador, Venezuela, Colombia y demás pueblos hermanos, tiemblan por sus costas codiciables: los pa.os
del coloso se sienten y su oro despierta la codicia de los
traidores.
En todas partes hay Judas, Huertas y Obaldít!fs á
quienes pagar una traición, \:n mentido grito de independencia; y á todas partes J' en cualquier momento
puede la poderosa nación mandar acorazados para que
lué~o al punto reconozcan, declaren y garanticen esa irrisona independencia por ella comprada.
El sistema de conquista ha <:ambiaùo con el paso de
los siglos. Las sangrientas pero gloriosas conqU1stas de
la raza española ya no se usan. Las caballerosas hazañas
de Cortés, Pizarro, Balboa, Ojed:l.y Quesada, quedan como leyendas fantásticas y fabulosas para serleíclas en las
noches de invierno.
Los Estados Unidos han inventado el método de
conquistar sin luchas y sin glorias que no entien-
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80
Oft-enda á
la Patria.
den. Bástales repartir un poco de oro entre los miserables, los abyectos y los traidores; lanzar unas amena.
zas contra los despojados que se atrevan á resiBtir, y
aprestar na ves de guerra por si algún extraño pretende
mezclarse en la contienda.
y ~ontra ese peligro que amenaza á todos los países
de la América latina, no hay sino'un remedio: launi6n.
La solaridad de intereses debe hacer solidaria la defensa.
La lección del pasado debe aprovecharse para el pOTvenir.
El interés de las Repúblicas del Sur está en arreglar de
cualquier manera y á costa de cualesquiera sacrificios su!'!
vicjas cuestiones de límites, para formar contra èl invasor un solo cuerpo, una formidable confederaci6n.
_
Más vale ceder de grado un palmo de tierra {L la vecina
naci6n hermana, que dejar por fuerza jirones de territorio, de dignidad y de soberanía en las garras del codicioso extranjero.
La unión hace la fuerza. La división celosa es•.la debilidad, la postración y la impotencia.
Colombia, Ecuador y Venezuela, dándose abrazo fra·
ternal ante el peligro inminente y formando la grandiosa
naci6n soñada por Bolívar, debieran encabezar la gran
cruzada y proclamar el lema : U. S. A., Unión SurameriCGa.
(Sur Ammca,
l1lÍmero
3r Dici~mbre 30de 1903).
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-En el actual contlido entre Colombia y los Estados
Unidos, ambos países han p{rdido su integridad: el primero,la integridad material; el segundo, la integ-ridad
moral. Colombia ha perdido parte de sù territono, los
Estados Unidos han perdido todo su honor. La una Nación ha sido desmembrada, la otra ha quedado para
siempre deshonrada.
De esas dos pérdidas la mayor, y aunque parezca extraño y aunque sus resultados tarden, es la de los Estados Unidos. La pérdida del buen nombre es para las na·
ciOnes.como para los individuos, la mayor de las pérdi.
didas. Ella traerá tarde ó temprano tí aquél país su castigo: el castigo terrible que merecieron siempre los imperios ensoberbcddos, inexorable como el desttnodelos pueblos que se degradan, inmenso como la falta.
La integridad territorial J.)uedenlas naciones recuperaria al rodar de los tiempos:; sobre todo al aquilatarse,
depurarse y ennoblecerse el carácter del pueblo destrozado: pero la integridad del honor una vez perdida, no se
recobra nunca ..
Los Estados Unidos al violar su fe solemnemente enpeñada ante el mundo y al arrebatar
á un país débil y
bermano su mejor tesoro, han sembrado el.gérmen de su
prop'ia ruina¿ seh'ininoculado el veneno quelos disolverá
envilecidos.
as leyesmorales se cumplen en las nacione:!!
como en los hombres. La filosofia de la: historia lo
prueba.
Como sigue la sombra al cuerpo, ha dicho un sabio
escritor, sigue la corrupción á las naciones en su marcha
al progreso hasta que las d{niba vencidas y degradadas.
La Caldea, la Siria, la fenicia,. los impenos de Ciro v
Alejandro, fueron levantando y cayendo uno tras otrá.
Luégo se alzó á inmensa altura la poderosa Roma, y rodó
---.
(*) Elite
artículo
tit
ellCribi6en los días de la secesii)n de Pallamá
6
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Of,.,mda Il la Patria.
al fip. Venecia, Pisa, Génova, tuvIeron igual.suerte. Luég(,
las famOsas naciones conqniatadoras de los siglos XVI y
XVII, España y Portugal. Después han brillado Francia,
Alemania, Gran Bretaña, Rusia,- y el progreso en su: mar.
- çba circular de Oriente á Occidente, pasó á América, y
los Etados Unidos son ahora la primera nación del globo;
pero al llegar átãnta altura han dado ya los primeroe
pasos al abismo. La cobardía y la deslealtad al empaiiar
~u gran nombre, apresuraráll para dIos el mismo destino
ttnplaca ble de 108 grandes pueblos $US predecesores.'
y al correr de los tiempos, algún dia los viajeros contemplarán los escombros de las grandes ciudades de Norte
América~ pero no admirarán, como sucede al contemplar
las tuinas de la Grecia J' de la España antiguas, el genio de
sus horn bn:s, la hidalguía de su raza,-el valor de sus héroes,
sinoque dirán: Hé aquílas ruinas de unpuebloá quien engrandecieron la activtdad, el trabajoy el oro, yá quien perdieron1a codicia, la mala fe y el robo ..
y .cuando eso suceda,ya la civilización en su marcha
incesante habrá bajado el continente, y sus rayos lucirán
sobre las naciones de Sur América, que aprovecharlin entonces su turno de gloria ..
Toca, pues, á ellas ap'rCsur~ ~~o
.destino, formando desde shorn lina gt1Jlfcoufedt:raci6ude hermlU1as;
~rechando por $U propioiater& RS . vínculos de raza, de
religión, de lengua; y aquilatando y engrandeciendo su integridad moral, para podercou.trartest~
10l nuévoa
atentados que amenazan la det territorio.
(Sur América, n6meto 7, Enero 20de 1904r)
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1a berra de la intransigenciaNo será aventurado sostener que una de las causas
-quizá la principal:- que nan traído al pahl al estado
espantosp de postración y de miseria en que hoy se halla,
ha sido la intransigencia.
Los partidos entre nosotros han sido !!iet1lpreestrechísimos círculos de hierro, d(jJUdehade estar aprisionado
en absoluto todo aquel qU(~ se haya bautizado con el
nombre de la colectividad, sin permitírsele discrepar un
ápice, ni salirse un punto de lo que diga el jefe ó de lo
que establezca el programa. Y ay! del que se atreva ~
pensar en algo con su cabeza:y no con la de la Dirección,
porque' queda excomulgado con excomunión mayor y
marcado con el estigma de Tendido ! Ay! de aquél que
acepte un puesto público, Aun de los que pueden desempe
ñane sin que eUp implique cambio de ideas ó de principios, ni de aquellos mismos que los partidos honrados deben confiar al enemigo, como :108 de manejo de loa caudales y de la Hacienda público., la Administración de Justicia, ete., porque luego al punto es declarado con clamor
general traidor y pasado! (* ) Ay ! del que no ponga el pie
donde lo puso la fila entera, del que recono~
lO bueno'
del adversario, del que ~ atn"TS á vituperar ID malo de
ItU bando!
No es raro que los partidos ,conservadores sean ùstranliigente6: está. en su indole serio. Pero es un coatrasentido incomprensible que lo se8,n también --y á'lasveces
mayonnente10il liberales, que por su naturaled
.d~ben
(.) Un periJdico "liberal excomulg6 al autor de 4:ll~ e&eriio
.urq_ ~tiS
uu puedo de Magistrado de la Corte bajo-el Gobierao
del 81". ~:
a1in no habfan dado lo!! Pon_fice8 mlsinwa1icencia
de aceptar-'-"",
porque todavía no S~Ic>shabían dado "dol
"1ni~mo~.Comolucedi6 cala dictadura siguiente y como lucede ahOra.
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La tierra de la intransigencJa
85
los principios éideas qU(~hayan sostenido conscientemente
y por la conducta que hayan observado.
Cuanto â nosott"os -aunque sea penoso hablar de la
propia persona-ya
quel1emos fundado esta hoja para servir â la Patria, fuerza es darnos á conocer: ya lo ir~mos
haciendo. Baste por hoy decir que los principios, ideas y
creencias que siempre y públicamente hemos sostenido,
los tenemos por que nos parecen buenos, no con la mira de
quesenosincluyaen este 6 enelotro bando. Creemos estar
ynos place seguir siempre, excomulgados de ambos, para
poder hablar con absoluta independencia.
(Su~Améric~, número 8. Enero 22 de 1904) .
••••••
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feed, leed si queréis vuestre bien
~ el de la Patria
La sana lectura es lo que más complementa y perfecciona la educación de un ,Pueblo,lo que más contribuye á
dignificar su índole, la vfamás segura para su prosperidad
y su engrandecimiento.' Desgraciados pues los pueblos que
no leen, porque están por sí mismos condenados al aislamiento, á la esclavitud y la miseria.
y la lectura más barata, más al alcance de toda clase
de per,sOnasy más de acuerdo con la febril actividad de
. 108 pueblos jóvenes, es la de la prensa.periódica. Unperiódico (salvo los inmorales y revoltosos, que dehen des-'
echarse) siempre lleva noticias .que conviene saber, siempre introduce al lector en la vida universal, siempre hace
algún bien, por más insulso y desautorizado que parezca.
y si el periódico, lejos de ser mero ~dor
deun hombre, de un interés personal 6 de un partido, tiene fines
elevados y nobles; si se propone moralizar, enseñar y
servir agradando; si se esmera en estimular el 'amor á
la Patria, la constancia en'el trabajo, la seguridad en la
iniciativa individual; si lucha por el respeto á la ley y al
derecho ajeno ¡oh! entonces pu~enserimperecederos ~ inapreciables.los bienes que haga:
De ahí nùestra opinión de que todo hombre verdade
ramente amante de la Patria, del progreso y del.bien p6blico, debiera estar suscrito por lo menos á un peri6dico•.
De ahí que siempre nos hª"ya dado mala idea el hombre
tue con aire de tu1icienciadice: " Y'ono leo peri6qicos."
Pero si es lamentable que personas de categoría y de
no escasas rentas hagan el miserable ahorro de una .~.-
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Leed, leed si queréis vuestro bien y, el de la Patria. 8-7
cripción, cuando no se cuidan de superfluos gastos, más
que lamentable, vergonzoso, es por el honor de la Repúbliea, que haya infinidad de poblaciones de ella á donde
110 va jamás
una hoja periódica, ó á donde si llega es
cuando algún pr6digo viajero se resuelve á gastar la enorme suma de tres pesos pape:' moneda, para distraer sus
forzados ocios en el tren.
En todos los lugares lejanos de la capital debieran
estar suscritos á cualquier periódico, no sólo todos los ea.
pitalistas y gamonales, sino principalmente 6 por lo menos
el Cura.v el Alcllldc, aun cuando no fuera más que por
dar ejemplo de eivilización y por contribuír al bien públi.
ea con su óbolo de autoridades.
En poblaciones que la dan de ciudades, suelen los individuos más avanzados formar clups, bibliotecas ó ceno
tros de reunión, en donde]o primero que hacen es pasar
circulares á los redactores de periódicos y á le s autores de
libros pidiéndoselos gratis. Eso, aunque muy plausible por
el bien general, no deja de lier tan inde1icadocomo la mezquina costumbre de los que lecn pidiendo prestado el libro
ó el periódico y causando así evidente perjuicio á los autores, á quienes se pretende pagar sus esfuerzos y su tiempo
con una aprobación inútil é ilusoria, como que ni siquiera
la apoya el hecho de gastar unos centavos en adqùirir la
producción que se pondera.
A t:ste respecto dijimos en una conferencia sobre la~
indelicadezas de los c8.bal1ero~:: «No ga~taremostiempoen
reprobar aquella costumbre tan comú'n y tan mezquina
de los que sin pensar en que los trabajos de la pluma requieren-por
elevados y por nobles-aún más esfuerzo, má~
estudio, más gastos \' más tiempo que otro alguno, tienen
sin embargo la indelicadeza dc' exigirias gratuitap1ente á
los autores. A diario vemos que quien no se atrevería á
sonsacará un zapatero un par de botas en cambio de
cuatro frases lisonjeras, se cret: autorizado parap«lir de
balde su periódico ó su libro al literato; y éste) cobal'de
ante lt;l.indelicadeza, el QUÉ DIRÁN Ó la costumbre, vende
por apia_usps fugaces é ilusorios el tiempo inaprec@,ble, el
pan de los hijos, la sangre del cerebro. •MagUftica
obra, ,espléndida, soberbia, dicen al que ha publicado
cualquier cosai no me dejará sin un ejemptar.'Yá
poco
dejan al que consumió en ella su tiempo y su dinero, sin
un ejemplar
y sin un cuarto!»
su
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O/renda A·/àPa.tri~.
.
Pero si es conveniente que los: peri6dico~ buenos vayan.á 'Íos centros sociales. á los èuratos y á las alcaldí$s
.de pueblo, necesario nos parece que lleguen antes á. los
bancos de las escuelas. AHídonde las inteligencias libres
de preocupaciones y prejuicios se hallan abÍ(rta.s para recibir la lección de patriotismo; dèmde los que han ciehon·
rará la nación más tarde están áiÎtios de saber quiénes fa
J¡.onPu1 al presente; donde los niños que anhelan ser hom.bres deben ver modelos de hombres; donde ~ esbozan las
figuras del futuro, allí, decimos, es donde primero deben
llegar las hojas frescas de la prensa sana ..
. y hast.a para apren~~áJeer.bien,.es
lllejor ~t perisS·
dico que el hbro: la dlversld~ de Mltntos,4e esqlQ~Y..-le
&éq~f08; la variación deJipos; la Wezclá d~ ,loam~Ílo y
de'là serio, la prosa y el verso, el ~iste y el aviso, todo
contribuye ?- cautivárla voluble atenci6n del niño, mucho
antes y mejor que la monotonía del libro,
Parécenos que ya que el Estado para soste~erl'e ClStablece monopoliolil é im~tos
q,e·todo g-énero, directQs
é indirectos, sobre la propiedad, raíz, la importaciÓn • .la
exportaci6n, el tránsito, los contratos y otra multitud de
cosas, acaso le convendría mAs que. alguno de esos,-como
el ~el tra1;>ajo personal, que sue!e ha.cer de los infelice~ 1.0.bnegas siervos de la gl~bade ciertos alcaldes,-el eXigIr.
en cambio, para ejercer los derechos de ciudadanía, á los
individuos que tengan alguna renta, la pruebà de estar sus- .
critos á un peri6dico, á cualquiera, al má~ de su agr~do.
al más barato, para obligar así á los hombres y á los
pueblos á leer y á pensar y á preoc-uparse por el bien socia]; para ayudar á la difusión de las luces con los artículos serios; de los conoci1])ientos fttiles con los sueltos, y de
la industriá y el traQajQ côn los anuncios; para hacer co~ocer á. los hombres eminente~; paÍ'~ vulgarizar lôs nU,evos ~ventos; y para fomentar las labores redentoras de la prensa
y hacer en fin inumerables bienes.
Habiendo entonces .grande y, ne<;esaoo' pedido d~ periódicos, las suscripciones seri~n:baratísima$ por la C<>n1petencia, el impuesto iJ,lsigiP.fi~~, 18;8 mëjores pajas se
impondrí~n. ~ItliJett!«:>dc:sp1ég~tfasus ala~! y.entQ~.· ademát;el Diano OBcÙil, ~e tõdOslos Clpda<,\anos déqm
c()Í10ce~,coma q~~les ob~~a
la )eJ';~odría repartirse grabs, para bleu de la naci6n y del Gobierno.
q
~abet
, ..
(Sur América. número 104 de 7 de Septiembre de 1907)
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J:J
sGflsma
de
dlstracclén (.)
En.estos solemnes momentos de nuestra historia en
que se va á decidir J!ara siempre del honor y de la vida
misma de la Repúbhca, todo 10 que no tienda á salvar
uno y otra es intempestivo; todo lo que induzca â retardar un momento más el primer "impulso noble que movió
á Colombia entera al sentirse herida, es.indigno ;. todo lo
que lleve â la desunión es antipatriótico.
Decimos esto-y lo decimClscon la franqueza y la lealtad de quien no anhela sino servir â su país en el día de la
desgracia inmensa-porque, (~l1l1uestroconcepto, el hecho
de haber promovido ahora el Gobierno la discusión sobre
convocatoria de Convenci6n v la reunión de juntas del
partido que le es' adverso, s,;n lamentables sofismas de
distracción que nos hacen oh·idar el primordial, el ineludible, el sagrado deber del día. presente: salvar la integri.
dad nacional; volver por el honor de la República.
Al agonizar la madre, los hijos sólo deben pensar en
salvada, antes que preocuparse por el interior arreglo de
la casa. Al peligrar el honor de la hija querida, los padres
deben volar â ampararia antes que ponerse .â discutir sobre
la dot~ que se le podrá dar el día de la boqa.
Cuando á raíz del 3 de Noviembre un grqpo numeroso
de conservadores y liberales indicó la idea de Convención,
el Gobierno, aterrado, se neg6 á todo. Cuando el sentimiento patriótico imponente, noble y generoso, empez6á
desbordar por sOQreelWe10 oficial exigiendo que se hiciese algo J?orla honra colomhiana, el Gobierno suspendió
las (eUplOt,leS
de la Junta impulsora y con su soplo helado
semb1'6 el desaliento. Çuando los periódicospatriotas-libeI;al~ y çons~rvadores~lam,aron
porque selíiéiera 10
que el más trivial sentimiento de dignidad exigía, lo que el
(.) Inserto este artículo, no jJ0rqu~ tenga J a importancia àlgun8,
.in.~:porquc' quiero que COIIl!te('niles fueron mili ideas cuando ocurrió la
p~ída de Panamá.
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90
Ofrenda á. la PatÚll.
Presidente del ~uador
creyó que hatia la tierra. de R.i<:aurte y de Nanño, lo que el mundo entero esperó del de·
cantado valor colombiano. las autoridades mismas i oh
vergüenza! recibieron con sarcasmos á los que fueron á
á alistarse, y ciertos peri6dico~ publicaron artículos en
quese.proponía vender por un puñado "deoro el honor y
el territorio de la Patria y se esforzarop en ridiculizar las
Juntas patrióticas ..
y ahora, ante la labor de los que nopueden resignarse nunca á la desmembración y á la afrenta del país sin
que siquiera unos pocos colombianos dignos den su sangre para la var la mancha infame, ante esa labor que halla
eco entusiasta en todos los confines de la Nación y silen.
cio yerto en las oficinas públicas, dGobiemolanza-como
mauana de dis.cordia-la idea deConvf:1]ci6n-que r~haz6
al principio, y los colombianos, olvidando el noble objeto
que hizo de todos ellos uno sólo, vuelven á sus eterna •
.discusiones políticas, tornan á sentir el soplo que enciende
los apagados odios. las àmbiciones de partido, las emulaciones y las desconfianzas.
El lofism.a dé dist!,acci6~ ha producido su efecto:
Los partidos que se habían dado estrecho abrazo para
correr â morir por la Patria, están otra vez en pie, frente
á frente, mirándose con rencorosos y desconfiados ojos.
y los ciudadanos van olvidando los-hechos de Panamá y sólo piensan en las juntas de los Jefes de partido yen quiénes serán 108 electores y los elegidos para la Convención.
y los periódicos ponen ya en segundo. término el envejecido asunto de la reintegración nacional, y discuten
con càlor sobre candidaturas.
y el Gobierno no vuelve á hablar de su decreto que
eleva el pie de fuerza á cien mil hombres, ni de su protesta·
de cadáveres, ni de su ejérdto que dizqueestaba marchando para Panamá; y dejando que llueva el ridículo sobre
esas amenazas, se ríe socarronamente de los que· olvidaron todo pàra ponerse á meditar en las problemáticas reformas.
y los políticos de oficio torn~n á pensar en la manera
de repartirse los manchados jirones que dejó la voracidad
. .extranjera ..
y dejan que eomo un cerdo" la tierra de Bolfvar se
aduerma en el lodo de eterna ignominia.
y la naci6nya no8Íente el dolor·dëlahërida, porqUe laherièJa es de muerte, porque la sangre está helada, porque
~l corazón está podrido!
Pero no: ha de sentirIa, ea preciso quelo sienta. Cum·
pIamos el deber de restregarle la herida pam que despier-
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El sofisma de distracción'
9i
te, de enardecerle la sangre para que se mueva, de ofrecerle corazones sanos para que no se deje matar con sofismas de distracción y engañar con cantos de sirena .
..
Cumplamos el deber de hablar claro, aunque sea esta
la última vez que nos permita hacerlo el despótico decreto
sobre prensa.
Es forzoso que aquel grito inmenso que salió de una
sola alma, la del patriotismo colombiano, al saberse la
traición de Panamá, vuelva á Olrse indignado y terrible
por toda la extensión de la I{epública; es preciso que
aquel1a nobilísima unión de los partidos subsista mientras subsiste el peligro verdadero y grande, mientras
el deber común y santo esté por cumplir j es indispensable
que hoy por· hoy y ante la inconmepsurable desgracia, los'colombianos formemos un· solo cuerpo para que los Departamentosque se disgregan vuelvan á ser una sola nación, y no un enjambre de republiquillas que irá devOTando el extranjero.
y cuando hayamos. reintegrado nuestro territorio ó
por lo menos sacado en limpio nuestro honor J.. la memoria de nuestros aicendientes que la pusilanimldad actual
ennegrece, entonces sí pensemos en reconstitu;m06. Y
cuando sepamos por fin quiénes y cuántos somos y qué
nos queda de la herencia gloriosa de los próceres, entonces .sícorramos á hacer las reformas constitucionales por
que clamamos todos los que deseamos el bien de nues.,tra
tierra,' entonces sí pensemos en que el país no debe ser el
patrimonio de un círculo de especuladores, y tratemos de
establecu la verdadera repúblwasobre las bases.s61ida8
del patriotismo práctico y de la dolorosa experien<.ja del
pasado.
(Sur América, número 5. Enero 12 de 1904).
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':J';\""~"(~:r:.'~'J' •.~\,:
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ilnstrucción pública
A nuestro luicio, la base sólida y cierta del pro-greso de un país, el e1ementofirme y -duradero de conciliaci6n y de concordia y la Íúetite única de la mo~lizaêi6n
social á que de~ ptopendè1'tddo Gobierrno, è8tá' en "la
mstmcci6n pública, spbte todo en la primaria. DOnde ella
falta, todo 10 demás que ,por la paz se emprenda puede
caer más tarde 6 más temprano como edificio que se hace
sin cimientos ..
No basta crear escuelas;~indispensable es al propio
tiempo, 6 ante todo, pagar, y pagar bien á los maestros.
y esto no sólo por la razón natural de equidad y de justicia que exige recompensar todo servicio, sino porque no
hay ninguno tan importante y meritorio como el de educar á los niños; porque no hay otro que implique más
abnegación y más desvelos; y porque los maestros y tnaestras, casi sin excepción, son aquí gentes muy pobres, de
tal manera que sólo por la necesidad ineludible de ganar
su ración de hambre, sacrifican los años mejores de la
vida en aquella ardua tarea, nunca bien remunerada,
jamas debidamente agradecida.
y aparte de todo eso hay t'ln motivo más grave aún y
en <Jueno se piensa nuileR, que impone el pago puntualísi.
mo de }¡)smaestros, yes este: los niños al saber que al Ditrector 6 Directora no le pagan sus sueldos miserables; que
le deben meses y aún años .de tra"bajof que en vano recla.
ma y ruega y sufre una vida de priváciones y de angustias, y que inutilmente se humillan esas frentes que debie.
ran permanecer siempre muy altas, qué es 10 primero que
aprenden? Pues antel;!d,e.aprcmder las letras, aun antes
de saber que Dios exitítergrávin en sus almas la primera
lecci6n de la experiencia: la de que se puede retener lo .ajeno, la de embrollar el ~go de las deudas, la de que uno
puede ser incumplido unpunemente.
y hé ab) uno de los capitales defectos del pueblo colombiano: la impuatualidad, la falta de palabra, el ningun respeto al deber y al compromiso.
No es de extrañar que quien de niño tuvo siempre
I
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Iostrucci61lpública
93.
aquel ejemplo ante los ojo~:,10 practique más tarde
como hombre. Y por eso vemos aquí á tántos que se
dicen caballeros, que ocupan alto puesto, que ejercen pro·
fesione.sen donde tienen el d('b(~r ser modelos, embrollar
el pago de las deudas y hasta hacer escrituras ficticias
para eludirlo, prefiriendo pasar .ante el Juez por insol.
ventes.
Nación. donde el Gobierno-que es ó debe ser modelo de
honorabilidad-demora
y embrolla el pago de sus más premiosas deudas, mal puede esperar que sus ciudadanos
sean cumplidos cn los pagos.
Decimos todo esta porqu'~ 110S consta que se han ccrrado escuelas á causa de que no se les ha pagado en lar.
gas meses ni siquiera un centavo á los maestros; que otras
se van á cerrar por igual causa; y qued Gobernador de
Cundinamarca ha estado á punto de firmar un decreto por
elcual se suprimen cien escue!¡;lSrurales por carecer de
fondos para el pago!
Al oír eso lanzamos csta opinión, acaso errónea pero
salida del alma: Para la suerte de esta pobre tierra, meior
sería suprimir una legación qm' no una escuela. Y afíadímas. ¿ Yno habrá otros gastos menos urgentes que puedan aplazarse? ¿Yno habrá colombianos competentes enel
exteriorque puedan desempeñar las legaciones ylos innumerables consulados adhonorem? ¿Y nohabrácompatribtas
ricos que ~e resuelvan á deiar por IJatriotismo el sueldo de
sus altos puestos ó por lo menos a aguardar á que se pague antes el muy humilde de las pobres maestras?
Perdónesenos la fra~:l(J.ueza
acas?,ruda de naeat.tras palabras l~das
en serVICIO
de la naClOny por 10 mJ8n10 del
Gobiel'llP.En nuestro~ números anteriores ~emos.aplaudido
á éste con gusto vanos actos. No se nos lmprobar~ ~es
que en este asunto hablemos claro, ya que no no~in11evc
interés personal de !lin.&úngénero y ya que 10hacem.<>s
en
favar de las clases mfellces y desheredadas, deSCQrtlendo
uira parte del velo que cubre sus miserias.",
'
Pero si estas líneas, tan respetuosas comojU8ta1J;~eran
l'O~Ô OWalS veces á tomarse á mal y si por cllaS'f¡ènos ta,clm,Jedá ~
con ofuscaci6n suprema de oposiCiómstas
áI18lbl.hohqd,pa¡;,(Qct,trabajoy de concordia que ca~rea
etWJKli,eiJl. ¡tJM1P';·~WJHi. il: fue 1.a tluestra,ah! entonee,sJuerza¡lj5~'
~ll Ji.t1~f~~~(,))c<)mún y la justicia no existen
e~l~\%~
~~'ï ~:~)¡;tjfl')l) "'''flí ,,;).: •.
in 'SllR~ñ.iç~I~W1Jf¥~:~O.lAI~,1·ï ,d.t: Agostq de 1907)
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"¡¡:J,~~rtJ M' ~1f0!l: WfliWtJsq'VCWdi<1\l11"})J.l~tiRf1jc9Ld~'iP1 por .ubTe
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[1~);,I{III\J
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-Por les preses pobres
Los _altos delincuentes; losfalsificadorcAen grande. loa
ladrones al por mayor, y, habTando c1aro,~los criminales
de levita. tienen, cuando llegan á caer en las manos det
C6digo Penal, mil medios de defensa: se paga bien á los
más emineute$ oradores, se exprimen los argumentos y se
ponen en juego los iIlnùtpetabt~~rsos
de la elásticajurisprudencia. Habiendo dinéro. -a.qnque lea del·~ produce el mismo crimea, Ie"pueden cOIllleguirdefensa. admi
rabk~
.
Pero los reos pobrei, los que acaso empujados por el
hambre cayeron en"el crimen, 10. que tal vez al medio 10cial en que nacieron 6 á la ignorancia en que por el descuido de los Gobiernos vive por logencral)a
ínnma clase, 6 á los ejemplos que vienen de .muy alto debieron
su delito, esos tienen que rendiree 10108 y en .itmoo
al formidable peso de Is ley que lea aplasta; &os, en
más de una ocasi6n, se quedan· sin defensa.
Porque aun cuando lo. jueces acatando la ley, les
dan un defensor de oncio, una defenla gratuita y oficiosa
iÏempre el mala.
En efecto, 6 el defen80r es un rábula 6 un aoogadillo que les arranca unos· pUas por hacer lo que
pueda, y que 8IÙe de-}.
~~J-r"~
cualquier coas.
ante el Jurado, y entonces forzô8a-mente es mala la dcfa1...
sa; 6 el nombrado es un juriaconaulto notable, que ¡:ncisamcnte mientras más fo Bea, mi. ocupado y. uediado œ
compromisos se halla, y menos puede disponer de IIU tiempo preciosísimo para poderIo dar de balde, y entonces la
defensa, hecha de mal humor y â la carrera, ea tambim
defi~ente y también mala
I
p-.
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Por. los' presos pobres
96,
Se dirá que para eso jura el defensorcumplirfielmente
d cargo, y que si respeta el juramento la defensa es buena. No, porque aunque sea el hombre más respetuoso de
él que se imagine. si está rœargado de ocupaciones y
si tiene ya contraídos muchos compromisos remunerados,
le será imposible, aunque la buena voluntad le sobre, dejar de cumplir otros deberes por atender al que por fuerza v de sorpresa se le,impone. No podrá posponer lo que
le proporciona el pan de la familia, lo que le ha sido pa"
gado con anterioridad,
por atender á lo que le quita el
tiempo. Si es hombre ilustrado y de talento saldrá bien
en la defensa, pero no por eso dejará. ella de ser precipitada, breve é incompleta, y el reo no habrá agotado todos
los medios legales y posibles para salvarsc.
En la práctica hemos visto q~:lelas defensas de oficio
hechas por abogados honorables pero ocupadísimos, que
no pueden perder un minuto sin perjudicarse y sin perjudicar â otras ])t'l'sanas gm vement:e, suelen ser las peores.
y también en la práctica ohst~rvamos que las mejoret
defensas de oficio son .iempre y sin disputa, las de Io.jóvenes estudiantes de Derecho de último año ó las de 10.
recién graduados. y esto, por la,s sencillfsimas razones
de que elto, están más desocupados y pueden estudiar á
fondo y con paciencia el expediente; de que les intere.a lucirse y hacerse conocer para adquirir clientela; de que les
conviene practicar en lo que vaâSt~r su profesión; y de que
yan ton el brío y el entusiasmo de'}que empieza y no con
el disgusto del que se siente cansad o de la vida y agobiado
por el trabajo y la lucha penosísim.adel foro.
Paréœnos pues que así como los estudiantes de medicina ti~enque
aprender prácticamente en los a.quero-,
iaS enfermos de los hospitales y en los destrozado$
veres del anfiteatro, así los futuros jurisconsult.os ~
practicar $obre 108 expedientes mismos, en el año at«ior
y en el siguiente al grado, y llevar solos, por su'propio
bien y por el-de infinidad de desgradados,
la carga
bu
defensas de oficiQ en las capitales en donde hay univëtaidades 6 co1qioa de jurisprudencia.
En cuanto á los demás lugares, nos parece que debe
CTearsee1destino de defensor de pobres; porque
contra ésto8 baYsiempre un fiscal remunerado que •
aCUSA, asf.~
haber un deœn-=n-p;'lgado que lea favOJft.
ca contra ;¡"'ÕUtez8 il la'lt' vetei; demasiado cruel dG:~
digo Penat-dWtra la ignorancia y In mala fe de tœ'fúnCionarios imtt'MICtores,y en fin, corftra Jas injusticialdlla
Justicia que son las más odiosas.
-"
~d'·
de
aIIi,,-,-
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9.6
Ofrenda á la Pa,tria .
En la clase de C6di~o JüdiCÚll y Práctica forense que
durante largos años hicimos en la Universidad Republi.
cana, y que por renuncia nuéstra 'regenta ahora ul1Ma·
gistrado de la Corte, no~ esfommos siempre en dem08.
trar 10 que dejamos dicho) y en hacer ver â los estudiantes lo mucho .que les conviene ejercitarse en las defensas
de oficio; el incalculable bien que con ellas pueden hacer
á multitud de. gentes infelices;,., ,el gran petj.uicio que la·
Cotte, ~sTt;tbunales .y Jos ~shaccn
allmponer defe~s de OfiClO á los aoogados' que, recargados de ocupaciones, no tienen otro caeital que su tiempo y su trabajo
, para sostener largas famllias.
(Sur América, número}94 del7 de Septiembre de 1907.)
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Her les padres de familia
Hace algunos días ocu rr:ó en una ciudad vecina un acontecimiento trágico y atroz cuyo solo rel¡ito hiela la sangre y llena de pavor el alma .. Un infeliz padre de familia,
que antes había sido hombre bueno, acosado por la mise.
ria, aterrado con el porvenir muy negro de sus' hijos, y sin
duda loco, dio á todos sus niños, en un alimento que bambrientos devoraron en el acto, un veneno que causó la
muerte á algunos de ellos y de que milagrosamente se sal·
varon otros, y luégo 'se envenenó también él mismo. Sin
disculpar jamás el asesinato ni el suicidio, que en ~ste ho·
rrible caso debemos atribuír por compasión, á locura re·
matada y no á absoluta falta de temor de Dios, vemos en
ese acontecimiento una lección que debe aprovecharse: la
necesidad que tienen las naciones de apoyar,' ·favorecer y
dar trabaio ó medios de "iyir, en lo posible, á los padres
de familla.
La familia es la base, el modelo, la piedra angular de
toda sbcíedad civilizada. De la honorabilidd 'de las familias dependen al fin' y 'al cabo el honor y el buen.nombre
de la nación entera. Yasí como á los hacendados les inte·
sa llenar sus tierras de hogares cristianos en vez de inqi.
vif\luoslibres y aislados que están expuestM á. la vagancia y áIos vicios más que nadie, así también 1\11)8 gobiernos:les conviene fomentar t'Jdo 10 que tien~a: áasegurar
la estabilidad, la paz y el bienestar de la familia.
De ahí la hondad de las leyes que amparan y protegen
'>á'los cultivadores de terrer os baldíos, de las que aseguran á los pobres la instrucción primaria de sus 'hijos, y de
-aquellas por las cuales en algunas naciones el' Estado se
encarga de la educación de uno siquiera de los hijos -deun
matrimonio de numerosa descendencia .
.
Las buenas legislaciones se han preocupado siempre
por favorecer el matrimonio y por desterrar':el celibato;
y la historia enseña que siempre fueron respetables y rcs7
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Ofrenda ~-la P-atiul.
petadas las largas familias, y 9ueeu muchos paises ••tu.
vieron privilegios y prerrogattvasjustas
los padres de
familia
Porque el que funda y sostier.e un hogar honrado y
levanta una familia digna, presta sin duda,desde la som·
bra modesta del hogar, servicio eficãcisimo á su Patria.
y ella está en el deber de reœnoçerio así y de ayudarle ã
sobrellevaJ esa carga pes~da:~ronoble.
No está cíertnmente en los .solterones la esperanza de
los pueblos débiles y pobres. Está en los que educan hijos
para el bien de la República; está en los que dan obreros
del trabajo, ciudadanc dignos, hombres honrados.
Entre nosotros no hay nada que favorezca más al casado que-al soltero; al padre de familia, que al que s610
.tiene que ~er por su person~ ..
_
,
Los impuestos dIrectos~indirectos, las contribuciont's de todo género que abundan y se multiplican" sin
L'esar,gravan 10 mismo al que tiene hijos que al que no
los tiene; y los cargos onerosos y los deberes civiles y
políticos lo mismo pesan ~el
padre de un hijo que sobre el que tieue que sost~6..mucbos
seres.
Aqui hemos vista reclútarigua:1menteá un casado que
á un soltero; asi al que es solo: y libre, como al que dttia en
la miseria á muchos hijos.
Bueno que en pueblos pobres como Colombia. no se
les dé nada especIal á los padres de familia; que no ~
grave el Tesoro nacional en favor de ellos; que cada uno
se acostumbre á vivir por si mismo y li sostener la suya
como pueda. Pero si debia favorecêrseles siquiera no quitándo/es; esto es, no imponiéndoles aquellos deberes que
leg roban su tiempo valtosisimo ()el fruto de su trabajo.
Los cargos de jurado del crimen, jurado de elècciones,
defensor de oficio, perito
materias crimipales y otroa
varios, podrían irse quitando uno por uno de encima de
~daindividu() casado, á,medidaque.el aumento de fami.
Ita le agrnv~se los debereS yel trabaJo ..
Es cosa terrible paraul1 padre de. muchos hijos, que
tiene que ahorrar y aprovechar 4\8 horas una á una para
poder sostenerlos, verse favorecido por la suerte para
servir de jurado en un proceso ~ue le robe una semana en
los debates ante un enorme audItorio de holgazanes. &
lin gravamen fuerte para el que s610 de su trabajo vive,
el verse distinguido por un Juez para que sirva el cargode
defensor de oficio y gaste en la 4efensa varios días. Es
una calamidad perder horas enteras en algún estudio pericial del crimen, para quien en cada hora de labor honrada acostumbra ganar el pan para sus hijos ..
Ya que el Gobierno y los Legisladores dicen que desean
en
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Por los pa.dres
De
familia
99
reconstituír el pa.ís·y ya que aseguran esforzarse por su
bien y su progreso, debían d-¡sponer que los padres de cierto número de hijos y ademÜs pobres, quedasen libres de
aquellos cargo~; los de otro númerO 1l1ayor, de alguna
contribución óalgún deber; y que los de muchos, tuvieran
siquiera uerecho á alguna beca para educar á alguno de
ellos.
Se dirá que esta vez ya-hablamos no sólo por el bien
de mucha gente, sino por nuestro propio interés que está
visible. Sea así, y piense cada cual 10 que le plazca, aun
cuando estamos seguros de que antes de que se legisle de
aquel modo, ya habrá cl-endo la hierba sobre nuestra
tumba. Sea pues así, y digan 10 que quieran: nadie negará que ejercemos un derecho francamente y cumplimos un
deber indiscutible. (*)
(Sur América. número 106, de 21 de Septiembre de
1907).
(.) Un digno padre de familia reprodujo en Zipaquirá elite artículQ
en hoja suelta, y al punto misDJose la C]uit6 la autoridad tachándoJa
de subveniva, J 10 lley6 â la cárecI !
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1:J. valor celembiane (.)
Al decir que voy á hablar sobre el vaIará un pueblo
dç valientes-que de serIo el.cetombián.o ha dádo int1ut11é~
rabIes pruebas-me
imagino que Sentirá palpitar
corazón entusiasmado, como quien Ta á ofr la historia de
.~picas batallas en que brillaron sus mayores, 6como
quien aguarda el interesante relato de actos de caballerosa bravura 6 dc personal y temerario arrojo.
Pero no, hondadosos l~ctores; no voy á hablar de
todo 'eso que tánto nos complac~ y que para mí sería
muy grato. No voy á hahlar del valor que sohra, sino
del valor que falta al pueblo colombiano.
Yo que estoy acostumbrado á servir á m; país cn la
corta medida de mis facultades con la sinceridad de mi
palabra y que no he aprendido á lisonjear ánadie, ni aun
á los pueblos, escojo siempre para- mis escritos, no los
temas que halagan, sino los que creo provechosos. lila
arrojo flores á los pies de mis compatriotas, sino siembro semillas de amarga experiencia, en la esperanza de que fructificarán tarde 6 temprano. Por eso digo como Robespierre en su discurso-testaIl1~tp
de 8 de Termidor: «. que
otros os tracen cuadro8-;"~r08,
yo vengo á deciros
verdades útiles» ...
Hay en el sér humano una misteriosa dualidad que
vive en perpetuo consorcio yen eterna Incha: el espíritu
y el cuerpo, lo alto y lo bajo, la h;lz y la sombra. Y los
efectos de esa dualidad se manifiestan en todos sus actos,
en todas sus virtudes y en todos sus vicios. De ahí que el
valor en el hombre sea de dos clases muy distintas: el valor
su
(*) Una vez publicamos como editorial de Sur América un fragmento
de e$te trabajo, y luégo apareció ieprodueidoen
el número 3285 de
El Correo de Sotavento, en el 4462 lk La Raz6n de Trujillo, y en La
Nueva Era de Ahuachapân.
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161
personal, !lsico 6 materia], y el valor moral, cívico ó civil.
El primero es el que hace que el hombre arriesgue su
vida y arrostre los may()r(~s peligros con fría indiferencia;
aquél que llenó de gloriosas páginas]a historia de la Independencia colombiana; aqtlé] que inundó miserablemente
en sangre de hermanos Jos pavorosos campos de Garrapa.ta, Enciso, Palonegro y mi] más de nuestras deplorab]es guertas de partido ..
. El segundo es el que ti,ene por base e] estricto ettnl~H"
mIento de] deber duro y sombno; el que hace que el hombre luche heróicamente COIltra opuestas multitudes, que
arrostre por el bien. vituperios, injurias y amenazas, y
que rompa con pr.eoc1J.pacione8sociales, más fuertes á la.
veces que· cadenas diehierro.
El primero. deja man(.'has de sangre y timè1lee·de gloria; el s~gundo deja manch.as de sombra y negwer08 de lá.grimas que suele el tiempo tomar en estela de luz imborrable ..
Et primero es aquél q'lle ostentan á diario ,hasta loa
niñ~ de Colombia. El segundo es aquél por el cual:el pa~
«he de 108 tres jóv.cmes llamados los Horacios, se llené. ~
indignación cuandCi>le dijeron que dos de sus hijos habia:a
m.uerto en su ]uch~ con los Curiacios y que el tercet;p k.
bía huído, y al preguntarle que entonces..qué queria quel
hiciese,
-Que muera, que muera, ex.clamó sin vacilarol noble
anciano, que muera para honra de su nombre y 00 lU
Patl!Í& !
El valor físico cr6J el del cuerpo quese e.x~De; el mora.)..;
es el-del alma <tuese impone. ~quél es bnnante y ostentoso y <?aMsiempre trae consigo su propia reeompenea:
Bsœ es como el espíritu, invisible; no tieM ma. premi<)il1llM4iatp.que la aprobación cH]a conctiencia;,ws.actoe;
<¡ue 8QDespantosasbatalla¡
Ji).)radas' so_
-_ -el
rondo.
<k __ ~Pte~n enfèr.m.oy em :ias.ti.ui.eb]aa de 181a'''''
tt¡¡a<hl, ap.cu~
historia cuando
SlJe]~11 recOJl()cerse
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COmo el sacrificio •
6~mAA Ql Bueno.
~ elfO]05actos Q¢valor civil son sw",más
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las W.CW~$ dil~tinguidas de vaJo.tdllt~W;
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Porq,w fMa.s ~~<kn tener por causa el aB'JDt;41a &,l~
q,tUt~ct
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102
'Ofrenda. á la Patria.
nes de valor moral no tienenSÍ1lo-unasala ca-uea:el deber
triste y adusta que se-cumple.
'
Del valor físico al valor cívico hay pues la misma
distancia que del sentida material á la inteligencia saberana; que de la parte perecedera del hambre á su parte
inmartal.
"
El acta distinguido de valarpersanallo
ven y lo admiran los hambres; pero el -acta heroica de valor nioral,
en niucha9 casas !l610 Dias es capaz de verlo y de pre-
minrlo.
-.
El vaIar material es comunísimo en pueblas altivos y
belicasas cama el nuéstra; pero el valar maral, Cama el
diamante, es rara, y cama él sale d~ carbón humilde: de
la prafundidad insandable de las ~ncia8
rectaa. "
'
" Por'eso sin duda habría. en CcIambiamuchoshambnis que llegada el casa repitieran' par la Patria la glariasa hazaña de Ricaurte en San Mateo., ó el titánico. empuje de Páez en las Ques~ras, 6el ganar batallas cama Córdoba, con las «armas á discreà6n y "paso de vencedóreu;
pera pasarán las añas sin que 'se repita aquél rasgó 'de
Balívar, reveladar del carácter y del genia,cuanda hallándase después de enarmes desastres' sin trapas, ni recursos,
ni esperanzas, en media de enemigos y peligros, le'pregunt6 un desconsolado campañera:
-y ahora qué piensa hacer, mi General?
-Triunfar!, contesta el h&-oecan la fe del deber imperturbabie.
Siendo pues evidente que el valor maral es muchísimo más ri:lro y más difícil y par cansiguiente más estimable, aunque no siempre más estimada, que el vaIar, física,
buena es hacer notar algunas de las inumerables situaciones en que por lo regullU: car~masde
él los calam"
bianos; parque acaso. la vista de1mal nos haga pODer
las medios para remediarIo,nos6topor
nuestro persanal honor, sina par ef de lQ.Patria, que ante el mundo.
será siempre el espejo de nuestras prapias vicias 6 virtudes.
,
,Entre las muchas cau~as que h~n ida acabando con el
. valor moral entre nosatro8, la~ pricipales son: la falta de
la independencia persanal, la impleomanfa, el espíritu de
partido, las preocupaciones sócialesy el amor prapia.
Del ligera ~xámen de esas causal, brotarAn verdades
íttile. para un país que siente mucho per<:>quepiensapoco;
que tiene grandes energías pera que no las sabe encauzar
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El valor eolombi.alJO
lOS
ni diri~ir; que guarda .enormes riquezas, pero que está
muy pobre, pot"que es incapaz de aprovecharlas; y que
tiene una población va!erosísima en los campos de ba,
talla, pero pusilánime ante d que dirán, la preocupaci6n
6 la costumbre.
*
* *
La falta de personal independencia es quizá la primera causa de la carencia de Ya~or del alma. El hombre que
no sabe bastarse á sí mismo, no puede ser jamás independiente; y no siéndolo, con dif:¡'~u1tadlogrará en las situaciones difíciles de la vida, r-:l.UC son inevitables y frecuentes, pensar con su cabeza y no con la ajena.
El que al cumplir el deb(~r teme disgustar á una per~ona 6 á un partido; el que ha menester adularIas paraohtener un puesto 6 un contrato; el que se ve precisado á 08tentar ciertas opiniones 6 creencias que en el fondo no
profesa para lograr negocios, destinos 6 ventajas; y en fin,
el que-ensu trabajo, en su hogar, en su medio de vida no
se halla tan suelto como el pez en el agua, no es hombre
libre. Y entonces sus opiniom's y sus aetas se verán marcados, aunque no lo crea ni 10 sospeche él mismo, con el
miuan. te sello de la influcncia extraña. Será como. los
idores de los grandes, que se creen y se llaman homes lib,res, aunque van ostentando la librea de un amo ..
Las naciones Son 10 que sean los ciudadanos. Y por
~
tanto no se puede llamar nación independiente aquella
cuyos moradores SOnesclavos ya de la política 6 de los
destinos, ya de la preocupaciÔn ó la ignorancia.
Ile dicho, y es fuerza repetir, que mucho hablamos
aqtú de la independencia de h Pattia, de 10 que se sacrifieó por ella, de lo que daríamos todos por im-pedir que peligrase.Pero casi nadie se a<~uet:dade su personal inde. pendencia; nadie piensa en lo que diariamente se la quita 6
meno.:;caba, nadie cree que un enjambre de siervos de la
..ÏIlt-ránsigencia de partido 6 la pasión política jamás pue<leconstituir un puebla libre.
Para que sea tal, es indi~,pensable acostumbrar á los
individuos desde muy niños lÍ_ vivir del trabajo independiente y á defender la independencia nacional con el continuo cuidar la suya propia.
Para ello no hay sino un guía seguroé
infalible: el
deber. El que se resuelve á st'r su esclavo es el hombre
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104
~aderamente
libre. Y elqœ1l0 es Qdavo delc:lciell, l()
Cfuim1pre,. quiera 6 no, de .¡aMiones ciegas 6· de'cualquiera ~ohmtad extraña. HUnS: de las perfeecÏQnes dd
hombre-ideal, dice Herbert Spcmœr, consiste en la sup1'emacia del imperio sobre sí mismo."
,
Acostúmbrese al ciudadano"
dueño de sí misma
1á respètar el deber ante todp, yse verá que despreciando ~paciones,
afrontaiidoel
temido que dirán '1 de~.i.Dtueses
banderiws, maœ.ã.siempre por ~ Unea.
recta y dará pruebas de valor moral.
Porque así como el valor fíaico se pr~eba y se aquilata en los campos de batalla, el- valor cívico se d~mue8'~ra, se acrece y vigodza eo..laa IU~Sile11Ciosas del debet
en que incensant,emeu.te. vive el c~a¢n hqmano.· ,
.
"RODar al cum~t4)
4el. debu" I~a ellem:a de
los diplomas que repartía CD: su;~okgio QU benem~rito
institutor que honró á Colombia. con' sus v.irtudes y su
gran carácter; "honor al cumplimiento del deber" deciaD
con razón, pOl"estar ahí lao.: i~acia
propia, ahí la
~daŒ
del pr6jimo ab~l& ~
rIa. p¡-~apeMaù tk
la República ...
Oh! si los que mandan coma los qtle obedecemos, 10ft
que ocupan los altos puestos CO~Q·19s que vivimos mIa
ser
T
sombra del. tr.a..
~.
diano.· , nuestro
lOS. n.'c..OS co.mO~l
cumpliéramoa.
estri~~~
debu,
~amos
hombres ~t'
la. Ji~
4.t:Colombia
1pl hecho, y la repúbJjca-,ao:fueFa,co~ Laata.ho, me p
rec~, un simple anhelo.,sinolpla ~~J.ide1!di~iablcl
.
Por eso re!.memocahk ~lw:~a
pr~lanta deNdsou
en Trafalgar, el 21 de OctubW~,lS05: EBBland espeds
tbat every Olle wiJ1 do to d&.1lrl~ dut.1" deb~a serIa con.¡gas. de todo buen país pa~a••.. ~
~ Patria e~pera
que cada uno cumplim ~o~su ~
UlO
..• desta
p~t:C8,
•••
Para probar que casi nadie vela por su mdependeacia pel"sona.l y quizá ni .la. rec.til!ftf~'b.4stame. ~
qotar
~
nQs e&clavizamos-€oa-,_ ••. ,odr~a
PQIf _~
pocque nos falta casi por c:oQlJllcto;lo que ~ñalllQ!J
~
mar el valor del no. Dar una nwtiva4
fil"" ~ ~
" nos suplica algo- cs ciut.-~
t1ifiej,l, y sobre
~
es dwíllimo tranœcU~Ci) el ..que pide ~rce ~
~ur.
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nosottos la inftwmcia. casi. inehulible del PQder, de la.
amistad, del interés 6 del elogio .
. . Raro,es el individuo que por tales presiones as~iado, s~ atreva á d~cil' no" aunque oiga á su conciencia gritárse10 al oído, aunque palpe el debet' que se 10 impone.
aunqU(t su v.erda'dero. interés se lo d~mande.
~aro es q.ue aun siendo honrado, no dé, ante compromisos sociales. ó pQ}íticos, el cobarde y vacilante sí.
que desde el p\tnto mismo en que lo dan los lal>iœ.ya la
mente medita en eludido; que desde que brota anutieia,
como los hijos que nacen contrahechos, los sinsabores,
penas y disgustos que por su causa se tendrán más tarde.
De la falta de valor del no vienen tántas ofertas en·
gañosas que 110 se cumplen luégo y que tildan al fin á
q~eR lair hace de incumplido, desleal, mal cabal1er.o.
De ahí tAntas fianzas ruinosas que se dau. doliendo
el alma y en que la cobardía m oral se disfraza luégo con
el nombre de amistad sincera, de caridad santa 6 de generosidad inagotable.
De ~U~ entrada en nues.tras casas de personas',que
luigo' qaisi~ramos reemplazar más bien por una víbora.
De ahí lá frecuencia con qtL¢ vemos al hombre liobri&
y digno convertido en instrulJlento y juguete de algñn
ebrio.
De ahí aquellas recomendaciones que suscribimos á
favor y en elogio de quien nos tas presenta escritas y á.
qaiea OÍ, siquiera conoeemos á yeces, sin, parar mieetes en
que por el miedo de n~garlas solemos hacemos en muckoaeuos c6mpliœs de un pmo, con lo que causamos un
mall" ~ pers0Aa á <JUietl eJlQo:3amos ta.les recomendados,
y con lo que aczaso ayudamoaá quital' \Hl puesto á. quiea.,
lo necuita v lo. merece más.
De .ahÍ en fin táritas y tan bochornosas ~alt
para eluc:lic un compromiso, tan comunes entre nOlOtfl>S,
pero tan impropias det ho.mbr4~de honor y bien nacido;
tan atañaderal de cobat'des y tan extrañas cm un pueblo
que se jacta de valiente.
Q~é de veces el aplaudido desprendimiento de muchos generQ&os, $610 es,If1 falta de valor dd no; lilcobar.;
de debilidad del que -no puede resistir á. Jas melQi¡M ii;1sinuaciones de los petardistas
y los aduladores,
después
de haber resistido, con crueldad acaso, á los tu<:gQS~
una madre 6 de una esposa que le pid'én para
sùstento
er
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106
Ofil:pda If la Patria.
dia.rio una p'lrte siquiera de 1&que en ost-entosas reuniones despilfarra ...
Qué de veces la briUante caridad de muchos antê
exigencias sociales, es mero efecto de la pusilanimidad,
que deja en el corazón el po redondo, mi~ntras quema los
labios el sí forzado y doloroso; y'çomo aquellas ·manzanas que al decir de ·l081"ñljerol3'-se. dan en las orillas del .
Mar Muerto y que eon utiexteriér hermoso y provoca·
tÍv.o,s6lo ceniza guarda.n en su seno, así hay tántas ruin.dades disfrazadas de generosidad y tántas miserias engalanadas con el manto de la caridad cristiana.
Pero sólo Dios es 'capaz de descubrir la pequeñez de
muchas grandezas y la grand~a de muchas pequeñeces.
Por falta del valor del no, se disfraza casi siempre la
eobardia moral en los hogares cOOel bendito nombre de
paternal amor, al complacer á Jos hijos en te do cuanto
quieren y aun exigen con imperio para sus pasiones y
sus vicios..
Por falta del valor del no, los juzgadores no se atreven á. rechazar obsequip8 tan peligroSoseomo v~ados;
y olvidan el ejemplo de aquel probo Magistradó de la
Corte de Justicia Granadina, (*) cuando habiéndole ofrecido un hermoso regalo cierto campesino li quien debía
fallar un pleito, lo rechazó diciendq:
-No, amigo; aunque mucho £0 agradezco, no puedo
recibirlo porque el deber me lo prohibe.
-Recíbalo, doctor, msistió el otro entre humillado
y confuso, recíbalo. que nadie 10sabrá.
-Pero lo sabrem08 Dios, u~
y yo, yeso basta. Y
yo no querría que usted, viéndome .violar la ley porque
estamos solos, creyese después que de igual manera pudiera volverIa á violar en igual ~aso; y tampoco querria
que si usted gana su pleito lo atribu}a al regalo, y si
10 pierde crea que la contraparte I( mostró más generosa.
El no es ciertamen~ muy penoso y muy difícil. Es un
:sorbo amargo que por deber hay qué apurar muchas
veces en la vida. Pero cuando se da como debe darse, con
amabilidad, con franquezay con dulzura, aunque por lo
pronto produzca un enemigo, evi~a e~ lo futuro innume. rables slDsabores, no pocas humdla.ctones y muy hondos
remordirflientos ..
(W) . Dr. Diego Fernando
G6¡nez
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El valor colombiano
101
Pero si es importantísimo adquirir p~ra la vida el
valor del no, más necesario 2.Únes conocer y apreciar el
valor de la firma, en 10 que casi nadie piensa.
Es preciso saber que la lirma de úno es úno mismo;
que debemos respetarla como á nuestra propia persona;
que su honor es el nuéstro; y 4ue hay ocasiones en que
tenemos el ,deher de dar1a y casos eo,Çluees obligaci6n negarIa.
Desde luégo, la prucha más palpable de la cohardía
moral es el an6nimo.
El an6nimo es el arma soez, d envenenado puñal
de los que no se atreven il mirar al enemigo cara á cara; es la venganza infame de los viles; es el conducto regular y usual de la calumnia, de la delaci6n y de la envidia; es.la víhora negra que se arrastra
y muerde en
la somhra.
,y ft6tese -quc los adulaé,ores, tan pródigos en firmas
para aplaudir á los poderosos, son los primeros en -usar
contra ellos el an6nimo cuando les ven caídos 6 cuando
por algún motivo les convicne.
Si lo que se escribe tiene buen fin )' es grave y es
verda? dehe firmarse, cua~~squiera que sean las consecuenClas.
Cuando el deher manda escribir, manda también
firmar; y cuando no ex.ige la firma, es porque tampoco
exige que se escriba
Cuanto al seud6nimo--<lue es la máscara 6 careta de
la firma-estoy
por creer que aunque siempre señala
por su madre á la modestia, ,:shijo en más de una ocasi6n
de la falta de valor tan s<flamente; y la prueba es que á
poco de usarlo en lugar de ~,unombre un escritor, acaba
por anteponerlo 6 ,añadirlo ~iempre á él, comq para reclamár la paternidad de escritos antenores, como paca decir
al mundo: "Y ó soy aquel c~,bal1eroque anda en boca de
la fama." No hay raz6n pata. que un individuo use siempre dos nombres, ya que uno s610 es, pàra llevado bien,
pesada carga.
Pero si los colombianos, casi todosatT8.Strados
por la manía de escribir para el público, solê8lO8ocultar
el nombre tras el seudónimo en los primeroS'e8Critos,
en cambio somos generosísimos COa la fi:triíl;i enadhe~ioncs, protestas y manifestaciones p()l1~cas.
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Q~w/N.4 4t
•.
~rI4
Nadahav tan común entre',nosotroscomoJas
montoneras de limas, donde se gozan en ver su nombre en letras
d.e molde los que no elipe¡;an que salga.eo ellas sino en los
indispensables cartelones fuiler:arioscon
que'con vulg~
ridiculez enlutamos ~estras
sombrías ciudades paraillvitar (1) pomposamente
al entierro de cualqui~ infeliz
cJiesco~ocido.
P~FO l1Q ~ que y.~ c.:ritiq,ue e1_ltp, c:k~aJ;"
w qlJe
àeõe~,
DO; lo c¡uc- ~ritko ea.qtle DJUCQQ.$,muchítrimas personas ponen 'su firma, si n6 por aqu.eUa pu~riI ve-nidsd., por algo ,peor: por rw¡trera adulaci6n, 6 por pura
cobardía moral en muchos casos; porqu.è no se atreven, i
negarJa á quien la pi~, ó porque $.e8,$Us~ ante eJ anatema de partido.
()tn)e, y no son pocos, 8U8Cribftt.euartto$! les prescmta, apenas leen am dos 6 tres nrmasde' hombres notables. Los que tal hacen pertenecen , la innumerable eaterva de los hombres-colas, de los que van siempre debas del poderoso, d~ los.qtte nopndieqdo l:;~~r8e ~on
lbs- grandes, se enorgult~
eon' que' il lo menG8.8e' 00-.
dftn sus firmas en to impreso.
,
Cuando veo esas sartas, esQ.S rec~as de firmas, entre
tas cuales se destacan ms t1. c~atro notables entre u~
enjambre de desconocidaa, pienso que en los ho~~!U-~
como en las cantid~dcs n~m~ricàs~~':1Y p~os. ~nl~que
hacen el papel d'e CIfras S1~~fica~v!ls,6 qq~ -qenen v~l~t'
irttrmseco, é innumerableSl6s
que8Ón a~n~ceros.
, Por eso tuvo raz6n u6c~baUe1;o á quien at presea·
tarIe un cartelllenú de firnHl.,S p~1"a <¡ue' pusiese ta'm,bién
la suya, 10 rechaz6 dicien4o: "Para ser yo,una de, lascon-:taitas unidades qùe enc~en.tro .en esto Y que. sacaráQ_~
apto'\"echarán sus f~os.., ~e tengo en pocq; Y pa,ra set'
uno de fo.s muchos hotIl~es·~~QiI ..que llq1!~ V,e()co~o
iJJBttumentos
jncon.scjelJ:#~: ~~fo~:~~r~t
~'. ten¡9 eit
uWcho. No est0I, pu~, e~el~BO,~è u~ctr ~ firma,á t~
e!hpresa. "
"
'. ,
Si UD. lU) da4o, co~ .,Jp¡c, á qempo ~vi.t_ re.po.~,
bilidades y perjuicios incontables,
hua fir~, ~g*
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valerosame~~,
~gú~~~ ~ .•. pt9d~
en lo f\1.tur<j'
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El valor colomMsno
....
169
minia, CODJOfeçunda semilla de múltiples reproches 6
fuente de perennes bendiciones. *
Puede haber transcurrido mucho tiempo desde que el
hombre esté tendido entre los muertos; pero su firma en
sus escritos, siempre estará en }lié para acusarle ó para
defenderle. Por eso hay ttintos nombres que en vano se
esfuerza en enaltecer el márw.ol fl:'nerariç>, porque se hallan estampados en algún iDolvidl~ble papel amarillento
que implacablemente los acusa.
Al poner en un escrito nuestra firma apenas pensa-mas en el momento presente, cuando debi~ramos mirar
más al futuro, y prever las consecuencias, y recordar que
muchas brillantes carreras se hun anulado y muchos h~chas ilustres se han oscurecido, con una sola firma que
ha ido á caer como un borrón cn el limpio cuadro de una
vida blanca.
*
**
Otra'de' las causas quc más p!onto dan en tierra:J:~'
el valor moral es la empleomanla, esta cnfermedad'-contagiosa de los puehlos inteligentes pero perezosos 'd~Ja
raza latina; esta gangrena peculinr de las nacione~-enVilecidas por la pasión política y las guerras civiles, en dónde los individuos, m{lS enseñ~rlos á enriquecerse ~-Ja
l'evolución que por la paz y el trabajo, se acostumbran
desde niños á, -vivir del Tesoro pCtblico.
'- -La empleomanía es la ineludible lepra de losp~eblO8
politiqueros.
-n, .__
Allí donde cada individuo LO vive pensando si!w~n
los intereses del partido, en los hombres de suclrc1Ílo,eÍ1
el penacho -deltitulado jefe para seguiria ciegamen~ en
la amistad-de los pontífices y en la próxima lucha de
fraudes electoráles, forzosa es la empleomanfa .. -;_- _._ .
Allí donde cada uno no habla sino de la Caf1&B-;-ês
porque el efecto inmediato es Urt destino.
y desde que uno se acostumbra ti la vida delciSdes(.) Aquí, vcrvigracia, hemos visto la~ tirmas deconnotado.-~.
ea sentencia de pcna de muerte aun por delitos frustrados, 6 en -iP. <le .
pena de muerte por atentados políticos; y las de muchos d~c:lolI'
persollajes, 1i~e8
.s conservaùores, en la solicitud de aprClbad6àillos
Inicuos Tratad08 con lo!yanquis yen rtpeticlas pultlicaciones ~J~.'
saban al General Reveil á la ùictadura y ahora esos firmantes llt:titlllau
todos republicanos; y mucholi ocupan aIt,)! puestos ..
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110
Ofrenda ,Ua. Pa.tria
tinos, puede decirse que ya no es hombre libre: :Yae8 s6·
10 un empJea~o ....
En Colombia, como en todos los países, el empleado
por 10 t'egular, y salvando por supuesto honrosas ex·
cepciones, es una e8JleCiede.máquina que va á la oficina
. á las mismas horas siempre, que repite á diario idénticas
tareas, que firma cuanto le manden firmar. (*)
E!I un indiviq.uo~ha·~ÙQ
de la penosa pero noble lucha de la vídà.y: . trif.~jo indepèndiente, paracoger un sueldo y vegetàr; pero que ya no combate, ni vi.bra:. ni se mueve. Apenas lucha y se anima y se angustia,
cuando al concluirse su periodo 6 al ocurrir un cambi:>
de Gobierno, hay que emprender de nuevo la doloros .•
campaña de humillaciones y de intrigas indispensable
para conseguir empleo ....
y aquella vida:igual, aquel sueldo seguro, aquel pasartranquilo, van poco á poco 'atrofiando
basta. extinguir en absoluto, las energías viriles y la.s fecundas actio
Tidades del alma ..
y uno se vuelve cobarde ante el futuro; y desconocien.
do sus facultades y .olvidando sus fuerzas, cree que ha
de morirse de hambre si le quitan el destino, y todo 10
ve negro cnando anrettazalacatástrofe.
Por eso para salvarse de ella y para tener seguro cI
sueldo fijo, sal·rifica gustoso la independencia personal,
el sagrado derecho de penSar con su cabeza, el valioso
tesoro de opiniones y creencia. propia., y hasta la dig
nidad de hombre, por 110 perder el puesto.
Se puede decir qœ~ porto regutar. las' opiniones políticas y el partido de un empleado no estAn en su corazón, sino en la mesa de su oficina, como el montón de
papeles ó de librol!i que allí se conservan ó se quitan,
se£Ún la voluntad de los superiores 6 108 cambios de
adíninistraci6n ..
Con razón decía el Dr. Federico C. Aguilar: «Huid y
bacfd que huyan vuestrosJlijOl! ¡amigos de esta senda,
como se huyecktllU..~~-'"
~
y pron.rad.que~o .
.dos busquen enefdlffivo
. otras nquez&.&6 en el e.Jer·
cicio de otra industria productiva, la fuente verdadera
de una subsistencia honrosa é independiente como medio eficaz de obtener la telicidad que ambicionamo. en la
tierra. ~ ..
A veces sobran aptitudes y medios para que viva \Hl
hombre independiente; y sin embargo, la tenaz nlanía
.,l
[*] En el .Iunto de lOI Tratados de Panamá, que. d Gobierno queria hacer a probar' toda cofta, varios emp1ead01l ee negaron. con Talor
di~no de grande encomio," 6rmar lait IlOlieitudu de aprobación dirigidas á l. A.amblea del mismo Gobiorpo.
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El valor colombiano
111
le hace recibir y aun Q1endigal'destinos. Oh ! los q1Jesien.
do acomodados y hasta ric()~ ocupan puestos que de~ie.
ran dejar á tántos padres de familia que carecen de 10
necesario, cometen con su {'obardía no sólo una indelicadeza bien notoria, sino un acto de crueldad imperdonable.
Pero los jóvenes, ávidos, eomo es muy natural y hasta plausible, de figurar y hact'rse li.un nombre, dicen que
para ello es indispensable o('upar altos destinos, como
quiera que casi todas las grandezas que aquí nos deslum"
bran. sólo tienen el brillo de elevados puestos. Error, fatal error! El hombre vale por sí mismo cualquiera que
sea el lugar que ocupe. El que tiene valor intrínseco ganado con la honradez, el estudio y el trab'1jo, escomo los
astros que gozan de luz propia: donde quiera que vaya brillai yel que no 10 tiene, s610 consigue exhibir. lU
nulidad en la luz de los puesto:~ encumbrados.
Por eso los padres de familia debieran siempre decir á
sus hijos: No os preocupéis por alcanzar distinciones y
altos puestos; preoc?páos sí, y mucho, porque el mundo
que es tan refractano para reconocer lo bueno, os dé por
unanimidad el dictado de homhres de bien y por aclama.dón el de caballen)s. Más vale haber merecido los puestos
públicos sin ocuparlos nun~a, que haberlos ocupado todos 5linmerecer ninguno. I.•o primero suele demostrar la
feroJ intransigencia de los partidos; 10 segundo prueba
que la adulación, la veleidad y la intriga, son para eleTar nulidades 10 que el viento para levantar ba~
•.
•••
Pero pocas cosas corno el espíritu de parti~o -hausido
siempre entre nosotros parte p~~raanular el valor -moral
del individuo. Porque aquí el partido domina sobre todo,
influye en todo y nos arrastra y nos obliga á todo. Por
desgracia 108 colombianos han visto casi siempréAJaPa.
tría debajo del partido ó al través del partido; y -raro.
son los que la creen sobre ellos y la aman y la sirveapor
sobre los intereses sectarios, por sobre las vent:a;a.prtsonales, por sobre la vida, el hogar y la familia.
y qué mucho, si aquí los p'udres y las mad•.••. 110 le
contentan con inculcar á los hJj(lslos principios poJitkoa
que creen buenos, sino que antes de iniciárselos. siqUiera.
les acostumbran á bautizarse con el nombre de su liando.
Muchas y,eJ:esoímos á padres por 10 demás nuiT_bue-nos, celebrar gozosos á tiernas (~riaturas cuandO-~n.
tándoles qué son, responden en la media lengaa de lO. ni-
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112
":Yo sOy consevadii!,~""6 II yO'soy liberá), abajo los
goilos! 6 mueran los ~0$!t1 ..
Oh! pasión políticâ que ha hecho tar. honible la suerte de la Patria! Oh! ceguedad con que desde la cuna se
va: herrando á los futuros ciud~dai1os; con que se siembrf:l en 10.s cara.zones.. infa.ntiles-elg.erf!1.,èn .de los etenl08
odIOs; con que se p_Qlle8obte~~
m~tes
tUl }~.
'<i.efli enorme carga .de~
. d¢S que los pattid~
tlene.o por sus c.uJpas /!lUS deDiftdades, por sus mtranSlgeoclas y sus crtmenes.
Bien está que un padre enseñe lo que crea bueno; pero
no marque al que no es libre, ni esclavice desde la cuna al
que aún no piensa ..
De .ahí que tántos colombianOs se ~rean con el deber
d~'~levar siempre elnomb!ë COJfq~~ los hérraron ~·y~lf~
bea, aunque no tengan nI remota Idea de los ptinC1pto8
científicos que separan á los bandos.
ahí el odio nativo
contra quien figura en el opuesto campo, y el luchar como fieras en guerras desastro~~4 ycel. empap~rs<: en sangre d~ .hermanos, y. el.llc:n!1r. ál~.;P._.•~...,tn.~ ~e mlse~a. )' elu.e- •
r()P~rque suba un bando.ctlY08:opnttClPI0S se JffEora~-3
de qtuen tan ~610se conocen el 119n,t.brey_los caudt11os.
y no se p1ensa en que los parbdos,deóen ser agrupa.
ciones de indidduos que opinan de idéntica ma,nera, en
vez de enjamhres de seres baut~dos
con un mismo apellido político, aùoradores lncorl.-qtciontdes de un caudillo,
aunque piensen y obrei! de diverso's modos.
y por eso 10 que aquí impone, 10 que oblíga, lo que sç,
respeta es el nombre, y rara vez el conjunto ùe ideas y de
principios que se sacrifican en cualquier día por un destino
con tal de conservar grabado el nombre; pero el deber y
el honor están -en guardar fidelidad á las doctrinas, sin
~ue sea preciso uncirse al yugo de los'nombres ni llevar la
hbrea de sus prohombres.
" _
No pensamos tampoco.coqUe
en los partidos,. (~e
no deben tener jefes" Plfesjefe es el que manda, y ._en
materia de ideas debe ~r unocoJJJpletamente ~ibre, sino
apenas leaders 6 conductores}·no ,pensamos, dIgO, en que
contados son los hombres qUe hacen el papel de unidades;
en que los más son ceros que se ágregan á ellas, yen que
muchas vec~sal extraviarse una·de esas unidades, se extravía con ellas la inm.ensa cola de ceros .
.
El valor moral está erttoncese'n permaneCer dpnde se
hallan las ideas y los principios, à,un contra el anatema
de los copartidarios .
.
Los principios son el faro luminoso, la ,brújula infalible que indica cuál es la senda €&lTecta, y cuándo la mulfi()s:
r
De
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El yaJor colombiano
118
-titud an6~ima al seguir á la uni~ad extraviad¿\y al~varse ~onslgo la bandera", y~rm sm embargo ..
ASt precisamente procedió Lord Stamhope - en Enero
4e 1795, dando una gran prueba de valor moral, cuando
·viendo rechazada por su partido y por toda la Cámara
.de los Lores deJa Gran Breta ña su famosa proposición
encaminada á evitar toda intervención de su país en lo.
asuntos internos de Francia, formuló, en favar dc la paz
y-de los derechos de la Nación vecina, una de las más beUas protèstas que registra la Historia. Los periódicoll
ministeriales se burlaron de ,~l llamándole ~Minoría de
uno solo». IIY en cfecto, dice un historiador, estaba solo,
solo cn medio de la Cámara de los Lorcs, solo con su conciencia; pero con la simpatía <Id pucblo francés y la admiración de las almas grandês 'J. Después, al rodar de 108
años, se vio que tenía razón y se lc hizo justicia; y á esa
ridiculizada minoría solitaria. se unió con el fallo de la
.historia, un'ainmensa mr<yoría <le hombres de bien.
Pero contados son los que tienen la entereza
de caráeter. suficiente para arrostrar así las iras y las
·excomuniones de UI1parti(lo; contados son los que se·
atreven á quedarse-como el centinela romano el día de
la destrucción de Pompeya-c\:stodiando
los abandona.dos principios, cuando los antiguos copartidarios
van
por otra parte cargados con el nombre y la bandera!
Otras veces el valor cívico cseá cn nccptar UIlcargo 6
puesto público, que por el inter~s de lH Patria BOS da ci
banelo contrario. Desafiar entonces la furia de los copartidarios, el anatema lanzado antes por la envidia que
por el amor Ala doctrina, es lIna prueha de carácter y
'lm aeto de patriotismo.
Porque allí donde están lós intereses sagrados y preferentes de]a Patria, allí está él de;'
ber del buen ciud~1(lallo,alln nor sobre la excomunión de ,
los partidos!
',
y el miedo cl'f\'éd que ésta,nfunde t's el que lf~ce q'uc
hasta infelic~spadr~s de famili::-que necesitan :nici6nde
hambrc-r«'hacen
en tiempo de cxacen"aci4n 'póftt;ica.
destinos que hien podrían acept,lr sin menguaalgun:a. Y
ese acto de verdadera cobardh lo aplauden coirio'.rásgo
<legran caráctet los sacrificadores; de la pohre~ma,
los políticos de oficio.
El temor de ser borrado de Ins ]ist:.s del partido es~dque
hace también inconsecuentes {i ttíntos hombr~ <ífie.pare
~en rectos. Porque teniendo ci"na~ cn'cncias deùlti'iltùmha, las ocùltan cobardemente lusta que llegan lã:'~ofade
muerte 6 ciertas circunstaneins dolorosas 6 grà"i>S 'de la
vida. No sé cÎertamente si es v;llor Ó es miedo ~:ambas
ceosas, Jo que obra en quien se c:)ntrnd1l'e en ('a$M:tale~,
'8
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114
Oli"enda á la Patna
pero más valor y más rectitud sohre todo, hahría en ma-nifestar siempre con franqueza lo" que se cree y se piensa.
para ser consecuente á todas bora!,
.
Pero, como decía un eminente ciudadano, se pueden contar en los dedos de las manos y sobran dedos, los espíri-.
tus que al tiempo de la muerte no flaquearon.
Y como
uno no debe tener la pretensi6n de ser más fuerte que los
fuertes, mejor es ser franco desde ahora para no aparecer
inconsecuente lué~o. Las pruebas de valor y de carácter
se deben dar en vIda, cuat1do lOs hombres pueden comba-o
timos 6 ridiculizamos, y no en la "t-.lgonío,-cuando todos
nos mitan con desdén 6con profunda lástima.
Por último, haré notar en breve5 palabraB cómoc}.;
valor moral sucumbe misera~nte
ante las preocupe..·
dones sociales, el qué di,.pn'l clamor propio. Anteeaa for~·
midable artillería puede decirse CIlleno hay carácter que·
se imponga, energía que se resista, ni voluntad que no se·
doblegue repetidas veces.
"
Si el Mesías surgiese d"c¡endo: Si hay alguno libre de:pecado á ese respecto, álcese y tirelaprimera
piedra, pt'~
bablemente Colombia quedaría desierta .
.
¿ A qué, sino' á alguna de aquellas tres canSaB se debe"
el que tántas familias pobres se·llenen de dèudas impagaWes, se impongan sacrificios espantosos y comprometan •
....alfin el porvenir entero por h:aœr el dia del matrimonio.
de alguna hija una fu~~~ tan:~osa
como la mejor cp¡e'hiciera un millonario? Con lo que se despilfarra eDla bOda.
por atender á los que precisamente salen criticando, habría~
para sostener el nuevo bogar pqr mû de 'JD afio. Coa lossacrificios que por temor al qué d;r~n se Àa(en porundla.
de vanidosa ostentación. se puede á Y't'Ca ~~
elpot'-·
venir de la familia toda.
'.
¿ De qué, sino de las ~~ti
..~. ~.' .... ~.~ =- IR~ qlle e1l1
t~rá
unÀombreá ~U'de.~~._.ITDoe
Fen
rmdirlc los últimos honores se~. ·j¡'.Ur'-'lt.1fa _ :ea'presa voluntad.acuo-d
ahOl'Fci.· .•••
entera, et pan.
8US hijos y aun el hom;tNlesu.ÁrIIIaY·_. nombre? Yes;
de notar que los que rindieade.ua1to 1.1a4!:IÓ~nte Tanidad
mundana gastan un capi~C8_~.u,
son por lo regular los mismos que al dIa ~nte
luchan como fieras
exhibiéndose vergonzosamente es odiosísimos litigios, por
disputarse aun la triste cama en que murió su padre !
. ¿A qué, sino á la cobardía del qœ ee rinde al mundo
y á In moda, se debe el que tántoap.1re8 de familia comprometan su firma mercantil y la sae1:e de sus hijos y la
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El ,valor colombiano
115
tranquilidad del hogar, pl)r asisi.Ír á una sola reunión del
alto tono, por atenôèr á una exigencia de là moda, por
salirse un día del medio en que la suerte quiso colocarles?
Porque hay hogares en donde, so pretexto de que el
trabajo desdora, se vive aparentemente por fuera, y se ago·
niza por dentro; y en donde todo se consum~ en lo que ha
de vcr el mundo, mientras se guardan para los infelices es.
clavos deI secreto horrible, las privaciones inauditas, las
miserias atroces, las angustias indecibles ...
Las hipocresías sociales, engendradas por la cobardía
moral de los que pueden llt-gar hasta eI delito antes que
tomar la cruz redentora del trabajo que creen desdoroso,
son incontables. ¡Cuántas yeces el hambre se pasea escarhándose los dientes con pluma de oro para hacer creer
que sale deI banquete; y los quebrados andan en lujoso
coche descubierto; y los qte no tienen con qué desayunarse al día siguiente, dan bailes de gran tono; y viven
en casa central y de apariencia los que tienen sobranÜ:s
en ella la cocina y la deSpCl1.'m!
"
* *
Hay otras preocupaciones sociales que bajo un aspec·
to halagador, brillante y á veces valeroso, lo que ocultan
en el fondo es la verdadera cobardía moral. Entre ellas,
el duelo, Que porque un caballero injurió á otro es tuerza
injuriar á'fa humanidad con un delito, yes preciso sumir
en la desgracia ádos familias, yes indispensable que haya
un asesino y haya un muerto! Eso en lOB casos muy grans' porque en los demás leba~:ta il la ridícula ley del mundo con que haya un arañazo y un almuerzo, con que se
disparen cuatro tiros al aire J' se repartan luégo cuatro
abrazos, y con esa fórmula el honor queda limpio yelmundo satisfecho y dos hombres con el titulo de valientes.
cuando á la verdad han rendido humilde culto al miedo
vil del qué dirán! El duelo es pues un ligero (y en ocaciones fingido) acta de valor personal con que la cobardia moral se disimula ..
Porque en etecto, se nece~;ita mucho menos valor
para poner el cuerpo ante una boca de fuego, que para
pORer la popularidad ó el amor propio ante las bocas envenenadas de la maledicencia humana !
Siempre será memorable el ej1emplodel ilustre ,"valeroso Sidney, cuando habiéndole e~:cupidoel rostro un ~iserabIe mozalbete, se limpió con dignidad, y dijo:' rJovtu, si
pudiese lavarme de la conciencin tu sangre con la misma
facilidad con que me limpio el rostro, al punto mismo mo.
ridas ti mis manos! »
, .
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Orrenda á la Patria
~ . «~1 hombre ma~nãn.imo, dijl Ari$.t~tele8, d~sdefla lA.
¡nJunas, no se queja, nI implora auxtlio de nadie.1I
Por eso es inolvidable aquel caso dé Teodosio el joven
euando prebruntándole por qué no dabá inùerte á alguien
(}uele: había ultrajado, contestó: «¡Ojalá pudiera yo dar
vida á los muertos en vez de condenar 4 muerte á los vivos!J
lk l'cricks, aquel ilustre y valeroso ateniense que dió
!tU nombre Ú tOllo UIl- siglo, ~ué"taseque
permaneci6 iJ;npasible J en d~sprecia ti vù silèncio 'cuarido le col~(' de burla:; j' de é1fn'ntas un miserÙble q'ue no '(.'ra rligilO ni de
desatarle las sandalias. Y (.'uando,el gratuito ofensor, ~~i.ciado de insultarle, se calló, Pericles encendi6 su linterna:
para guiade en el camino de su casa.
Cicerón, para elógiar á César, rio halló nada mejor,
nada más excelente que esta frase: ,Nihil ohlivisci solet,
nisi injurias:» «César no olvida más que las injurias .•
¿En qué contició el Buen Ladr6n que era Dios aquel
que á su lado moría como un miserahIe crÎtninal? En el
heroísmo infinito con que perdónaba las injurias.
*
* *
"
y si la cobardía moral nos hace cometer errores incontables, con mayor fuerzíJ,.nos impide reconocerlos y enJ1len~
darlos. Porque antes tiene un homhre el valor de deiarse
tostar á fuego lento, que el de reconocer en púhlico el error
que públicamente ha comt'tido.
'
"
De ahj que sea rasgo (Ie- verdadero heroísmo ei de
Fellelõn cuando habiénùole reprobado el Papa una de sus
obras, d~i(, n un lado la vanidad de autOl' que es siempre
inmensa, )' danùo t.'jemplo de humildad suhlime, subió al
p(tlpito á ker él mismo ante la muchedumbre, el breve
pontificio que condenaba su lihro.
Cuéntase que cuando el revolucionario fWllCés Bailly
marchaba el11 de l"oviembre de 1793 en su dolorosa via-crucis, tiritando, entre la llovizna de una nwÏlana de invierno hacía el cadalso, uno de sus vcnlug(ls, m()mndose~,
de él, le apostrofó' diciendo:
-~ Tiemhlag? Baillv »
-:«S1, pero l'sde frío,'))contestó con dignidad el impasible
ancmno.
Ojalá pudieran exclamar lo mismo tál1tos individuos
que aquí tiemblan como la h<*l dd {¡rbol ante el sólo
nombre del que puede quitarlcs el destino ó ante la mera
insinuaciÓn de un acto que la dignidad ex.igeó queel deber
de patriotismo impone. '
Por no cansar no hablo otra vez más de los juzgadores que demoran el despacho de los pleitos ó los cternizan
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fil
v'llor colombiano
117
con autos moratorias por el temor de disgustar cQ~Ja
~ntencia ; ni de los poderos9s que entretienen con engaiiosa8 esperanzas al qu,eles pide protección 6 apoyo, por
110 tener el valor de la franquezaj ni de la más rastrera
de
las cobardías: la adulación, que tántos daños cansa y que
~s el distintivo de los pueblos degradadgs. Ha sido el mal
de actualidad, y con sólo nombrado creo poner el dedo en
una llaga venenosa. (*)
..
y á propósito, evoeo el recuerdo del hi$toriador francés Anquetil, que siempre fiel á los principios republicanos,
no se doblegó al yugo napoleónico ni quiso quemar incienso al capitán del siglo, parla cual, habiéndo llegado
á la mayor pobreza, le decía un amigo:
-«¿ Por qué no imitar á los demás y hacer la corte ál
Smperador? Necesita~; de él para vivir.,
;. -«Pero no necesito de él para morir,. contest6 el íntegro republicano.
*
* *
Sea mi última palabra para los escritores públicos.;
¡)arã Jas que tienen el deber ineludible de decir siempre
'con el respeto debido X dentro de la ley~lã. verdad entera
â pueblos y á Gobiernos; para los que ~Obresponsables
ante el porvenir y ante la Patria, de mUchos males «j'\1e
flÚdieran evitar con su palabra y de m~cltas co'sas i~debidas de que con su cobarde silencio se lj.aèènc6mplices .
. Y no vale decir <Juela ley es es~ehà.y
el peligro
'1IIUcho: loqueesestrecho essu patriotismo y 10 que es mu'
'cho es su miedo ..
Porque la verdad. la verdad pura;- honrada y respetuosamente expuesta por el hien de la Pl;ltria y su Gobierno sin salirse un ápice dellfmite legal. á nadie que sea honrado perjudica y ningtln Gobierno digno la castiga.
Pero muchos la disfrazan 6 la càJlan; dizque reservándose para mejores tiempos. ¡Como si éstos no fuesen
excepcionalmente bucnos para el bien y hubiese alguno que
exigies~ la abyección y la mentit:a!. jComQ si ios mandatarios honrados pudif'sen temer la luz y las sanas inten
clones! ¡Como si para el cumplimiento ae! deber presente
pudiésemos otorgarno3 moratorias!
,
Pero toda cobardía moral se tiene que pagar al fin
tarde 6 temprano. Ya vendrán los escritores del futuro ã
p
(.) Ijllto Ileescribió en :,Il plenitud del Gobierno llamado del quinq1:leoio,cuando la adulación l1e~6en Colcmbia "J:rado máximo.
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Ofrenda A la pàt¡"a
exigir estrecha cuenta á los escritores del presente. Ya se
Terá, al liquidar responsabilidades, el cargo que resul taré.
á las plumas enmohecidas por el miedo.
Con razón ha dicho Vargas Vila:
f La fuerza de un escritor no re8ide en el tàlento
.
« es la unidad de una vida 10 que hace la grand~a
de ella;
« no se ejercè una vasta dominación sobre su tiempo,
sit,lhaber ejercido primero una alta dominación sobre si
mIsmo;
«es poseyendo una gran conciencia, como se llega á
dirigir la conciencia de los otros;
« la influencia de un escritor lobre su época, marca,
no los grados de su talento, sino losgràdos de su virtud;
Il la
Humanidad no quiere ser defendida sino por
almas dignas de ella ;
.
« el talento en una alma sin carácter, es como la hermosura 'en una mujer sin virtud: un elemento más de
prostitución
»
Excusadme, generosos lectores; si he abusado de
vuestra paciencia; si al reconocer de paso el valor que
sobra, me he detenido mucho en el que falta al pueblo co.lombiano; si me he permitido tachar de cobarde á una nación de valientes, yo que me confieso reo d~ muchas de las
cobardías morales que critico y que deploro.
Mas ya que he tenído hoy-por el amor y el bien de
mi Patria-la
audacia de hablaros sobre un valor que me
ha faltado en innumerables ocasiones, tened vosotros el
valor de perdonarme.
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'Ber el carácter colombiano
En un decreto del Gobierno que reglamenta las condiocioDeScon que los particulares pueden usar armas, nos
llamó la atención un artículo por el cual se impone â
todo colombiano la obligaci6n de denunciar al que las
tenga sio los requisitos d(~bidos y se ofrece «reservar religWs8mente el nombre del denunciante * y dar1e parte del
yalor <leI arma si, 10 pide.
y nos lll\1lló la atención, porque siempre hemos mirado con horror las leyes penales análogas qùe excitan al·
pobre á convertirse en delator y espía, 6 que estimu,lan de
cualquier manera la bajeza Il las pasiones malas.
Parécenos que nunca es mayor el mal que sufre un
país con que una falta ó una violaci6n de la ley se quede
Impune, queel que le resulta con elenvilecimientodel carácter nacional. Y esto se produce poco á poco, pero 'necesariamente, á medida que lo~; individuos movidos por el
vil inte!és, el deseo ,de venganza, el odio de partido 6
cualquier otro movI1 de la laya, se van acostumbrando
.á no ver en la deladón ellaè'o innoble, rastrero y degra.
dante ..
y cuando el pueblo es CC-lDO el colombiano, ignorante, desgraciado y pobre, no será raro que aproveche con
Avidez ese triste medio de ganar dinero.
'
¿Y qué puede esperar entonces el Gobierno de un pueblo envilecido, sino deslealtad, traición y villanía?
El carácter colombiano ha tenido, por logencrat,
aquella hidalg!1ía del antigtl0 español âe donde viene,
aquella caballerosidad que a prendió en los húoes de la
magna guerra. E~ pues de lamentar todo 10que tienda ã
hacerle perder la que aún l,~ quede, después de tántos
años de odios políticos, miserias y guerras fratricidas
<Juehan contribuido podec<)s:l.menteá degradar1e.
Nunca será bastante lo qt1e se haga por di,nificar y
.ennoblecer al pueblo; nunca apreciará una na.ctón deb1damente el bien que tiene cuanijo su.s habitantes son en
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120
~Dda
~ la P~t~
-~è procederes
cáb~neí-os; ~uh~uÍ1~ gepúbli~á ~rá iñ1'$
grande; que cuando sus ciudadanos, siendo todos dem6cratas por principios, sean por su conducta y sus acciones todos nobles .
. Estas ideas que lanzamos con el mayor respeto en
virtud del derecho que para ello nos da el numeral primero
del artículo 4Q del terrible Decreto vigente sobre prensa, pueden acaso ser-erróneas, como que no emanan ni de una,
colectividad, nideun vocero autorizado departido alguno. '
sino de un simple particular aislado y solo; pero tienden,
sin duda á hacer un bioo. Si estamos en un error, fácil será
demostrámoslo
y las retiraremos en dacto; pero si por
casualidad acertamos, bien podría la disposici6n á que
se refieren ser derogada por un Gobierno cuya buena voluntac;l no discutimo$. (~) ..
,.'
(Sur América, número lOa de al de Ag0.9to de 1oo7.}
••
_.
J
0"_
••
'.I
C*] El Gobiuno le indignó profundamente con ~te articulo y no r~
10tmó el Ikc:reto.
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Unión
suran1ericana
" Bajo el poderoso apoyo del joven l,(eyde Bspafia, va.
populariz4ndose más y más el g-randios9pensamùnto lal,lzado por la Unión Ibero Americana de Madrid, ~w:rmar
una.coi1federa~i6nde las Repúblieas del Nuè.vo ,},¡{ùm:H),encaminada,' volver-dc acuerdo con la veneradil Madfe
Patria-por
la ,gloria y por el bien de la más inteligente de
las razas: la latina.
" '
, TrátA~ de buscar en )a fraternal unión de lOE!,p,u~s
del mismo origen, las mismas crec~nciasy la misma lengua,
la fuerza necesaria para resistira.! empuJe anglo-saj6n imperialista.
Inténtase estrechar las am'istosas relaciones intelectuales y mercantiles de los pueblos latinoamericanoshartos ya de contiendas fratncidas-yencauzarlos
alBn en
la senda de la paz y del progreso, para abrir camfo al engrandecimiento que de. derecho corresponde a Nuevo
Mundo y especialmente al rico Continente sursmericano.
Pero no tan sólo el justo anhdo de la prosperidad his.
panoamericana, sino el instinto mismo de conservación
de muchos pueblos, hace que {'n aquel sentido trabajen
con enpeño notables órganos de In prensa y muchos hombres ilustres de ambos mundO$. ;,
Fuerza es que las rep4blicà1J.hermanas del Continente
del sur se convenzan de que riada les conviene tánto, des·
pués de lapa. interna, como la estrecha unión entre ellas
mismas. Y para lograria, deben empezar por con~
á
fondo mutuamente en sus hombr<'s, en sus derecl108y en
sus obras y por aumentar sus lazos comerciales.
Para laborar hacia ese fin hay dos factores: el de los
hombres intelectuales y de ciencia, mediante el cambio de
ideas y el constante canje de sus periódicos y libros; y el
poderoso de los gobiernos por medio de ministros y de
•
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·
-
.
~
O~DJ1i £¡a,;Pàtria .
~6nsutes encargados de afianzar la amistad de naciones á
quienes en el pasado son comunes los infortunios y las
glorias, y en elr¡resente los intereses, la suerte y los peligros.
Acércase e centenario de la emancipaci6n de las cinco
naciones de Bolívar. Para celebrarlo dignamente, rindien.
do los homenajes debidos á sus héroes yreforzandoellaW
de uni6n de los pueblos hoy prósperos y libres con la gloriosa España, podrían convocar para entonces un congresointemacional suramericano, que legislase sobre muchos
puntos del exclusivo interés de las jóvenes Repúblicas; que
estableciese su confederación sobre bases s6lidas; que acordase la alianza defensiva contra las grandes potencias; y
que reglamentase. el derecho internacional de los países
débiles ante atentados de la laya del de Panamá.
y más aún,-aunq.ue parezca un sueño irr-ealizabJe
-podría
ir hasta reivmdicar la gloria del descubridor
del Nuevo Mnndo y ha.cerle al tin justicia ante la historia,
dando al Continente del Sur su ilustre nombre y dejando
el de Vespucio tan s6lo para e1Norte.
y así los siglos venideros aloírálosyanquisexc1amar:
liLa Amériaa para los americanos,_ verían también al otro
medio Continente, unido y fuerte, sostener á su vez: Y
Colombia para los colombianos.
"-Sur América, Número 107 de 28 de Septiembre de 1907)
"WI"
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fa Bandera de la Patrja
" ••.. Oh! la bandera de la P<ltria es santa,
Flote en las manos que flotare; ora
Volviendo vencedora,
Entre lluvia. de flores
Al son del himno que su gloria canta,
O de la adversa lid acaso vueha •...
Oh! la bandera de la Patria es santa,
y si hay un ciudadano que, pl~nsando
En el secreto de su alma, diga :
"Está en indignas manos," ese puede
A su madre negar en su ira im,ana,
No tiene corazón, y entre sus "enas
Empobreció la sangre colombiana ... "..."
J. J. Onu
Se ~onoce que el gran poeta de la religión, del hogar y
de la Patria sintió latir su corazór. patriota y hervir _en
sus venas sàngre de libertadores cuando habló así.
Se conoce que comprendía bien que la insignia ,~a#
da del nativo suelo 1:0 debe ser un aviso de funci6n - dê
teatro, una muestra de fiestas de toros y una cnseña.~~
mercachifles.
Oh! sí, el pabellón de la República debe ser algo muy
venerado y muy querido; algo que evoque el recuerdo
~nTidiables glorias; algo que estimule el heroíslUQ,&Q.
è1
~oldado, la generosidad en el rico, el brío para el ttal>a~
en el pueblo y la abnegación y la c(mcordia en todOti;at
pensar que esa tela tricolor representa la tierra queuOs
vio nacer. la qu,eguarda las cenÏ2.asde nuestros ascendieDtes y guardará Jas nuéstras, y por l~;cual debemos todoa
trabajar unidos y ofrendar la vida S:l fuere necesario: .
Esa bandera debe despertar siempre aquelentuaiasmo
qe
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124
Olrenda A14 Patna
y aquel cariño con que los desterrados y los proscritos y
los que viajan por ignotos mares la contemplan euando
en medio de los pabellones de todos los países, ven alzarse
al viento sus galas tricolores.
Entonces ella, al traer á la mente e1recuerdodellejano
hogar y de los seres queridos que acaso n<>se volverán á
ver nunca, trae también las lágrimas á los ojos, y se mira
y remira con el respeto y el amor con que se miraria á la
propia madre hallada inesperadamente en tierra e~traña
después de larga ausencia.
¿y por qué aquí esa bandera nQ inspira ningún entu·
siasmo? ¿Por qué á su paso 'sólo obtiene uno que otro
saludo vergonzante? Ob! porque no se ha hecho nunca
nada por hacerla "ene¡-ar de na,die; porque se prodiga en
espectáculos villanos; 'porciue sirv.e d~ muestra en las tabernas, en los cin'os de toros, en. las galleras, en los teatros de prestidigitadores y de acr6batas j porque en toda
bacanal está presente y en todo lo vulgar se ve de enseña. (*)
.y sobre todo;,porqite p().r~reza se v.e._queen los co
leglos y en las escuelas lie?-UcuJqueá los nmos ,el respeto
por ella y se les enseff.eá, deS(:'Ub.r.ïrse
et;l &~ presencia.
En pl anteles regell~a4()ltP,()r extranjeros, .á quienes
aquel pendón not~
recuerdo.aJguno-como
no sea desagradable-y á quienes no tiene por qué inspirar ningún
afecto, 110 es raro que no se preocupen por acostumbrar á
los niños á mirarlo Œ>ngran veneración; pero en los dirigidos por colombianos., que deben saber la histoqa de
la Patrta
.Yapreciar sus -glorias, es imperdonable tal
descuj do,
.
,
,.
.' C reemos pue~9.ue debiera.ex,pedirse a)gunfL ler-_óalgún decreto del G,?~le~o p.(lra hacer, que en l~l11S-Q~t08
de educációu, en l~~~u~rt~~e~,..en los establ~ciri1iénto~: PÍ\- blicos, en los hogares, se infunda á. los niñoÍl, al~jç,rcitó;í
ai pueblo todo el sentinlÎe~ode.
respeto profundo á la
b,~ndera nacional, ye~pèt<?<í.!tee~~p.a! del ~tp.or.~ l~,
tn~ j y. para PS;-Obi,ll1f .q:n~,e~a m~1gt1las~g\"a,da se ~u¡g4~
~ alzt\ndose en sitios donde su majestad desmerécé y su
f:a-
gioria se mancha.
(.) !tI Gobierno del ~ner;'¡'~~,
k-atCl nOli ~s reçon~erlo.at~r.·d~1l'lIoMuticac1ODft· ••
ta' dùeUpid16 uq neel'eto que prottibe" na •• a
-det.& en tu...pQd~o~y
la ftItrT& para lOllaños patriÓticos 1
colemnn, 1811 fiestas nacionales, ~tc.
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La Batulera de la Patria
125
Que en lo sucesivo no se vea sino en los batallones del
~jército, al frente de 10sedHicios p-6blicos en los días que
así lo exijan laa reglas diplomãticas, y en ellos y en t9dae
las casas de los buenos ciudadanos en las fiestas solemnes de la Patria v en las fechas memorabljs de su historia.(*)
(Sur América, númcro Hl de 30 de Agosto de 1905)
.
-) Hemos yi.tu con gusto que es••: artículo prolujo buen ef«'to, pIIe/J
últimamoate se ha generalizado
la costumbre de saludar la bau(1era .
cuand~ pala ~ illlarla tan lInlo I."ndía~ !>C)lemnes.
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gje5ti ne.s púb lices
Este periódico más que ninguno, ha clamado siempre contra la empteomatrla, po.rque desea inculcar en el
pueblo de Colombia la idea de que el buen ciudadano debe
bastarse á sí mismo, vivir de su trabajo y no acostumbrarse á esperarlo todo del Gobierno.
Hoy sin emhargo, sin dejar esas ideas, estamos pot
disculpar, además. de compadecer, á cuantos no viendv
aino en los destinos púbrtèos el 6nico recurso para la vida,
Ile agarran al Tesoro del pafs como á la s6la tabla de salvaci6n que queda contra elhanlbn.
En efecto, es tal y tan creciente la carestía de los artículos de indispensable n~éSidad, está tan postrada la indUltr18, se halla el crédito tan muerto merced á los despilfarros. del Gobierno y á las iDf,1eS81ltes
y escandalosas
quiebras de ricosestablecimieat.otJ yde acaudalados parti(:ulares que siguen viviendo eu..la opulencia, que ya el que
no dispone de cuanti08M.U'b~
6 no goza de un contrato, tiene que implorar_
~}Di'o para poder !ôlostener
miserablemente á su familiit·;;Y~
Son pues disculpables y mucho 108 padres de numerOS08hijos, los que tienen á su cárgo madre y hermanas,.
los que están agotados por la edad y)a lucha de la vida,
cuando piden un empleo para atender A sus necesidades.
Pero lo que sí es odioso en sumo grado es que mdividuos ricos, millonarioa de alta clase dueños de casas y
haciendas, reciban y a~'mendigt.1en rastrera mente 108
destino~ públicos."Decimos esto porque está á la vista.
En Bogotá hay multitud de caballeros que teniend()
rer.ta sobrada para sostenerse, ocupan puestos que l()
mismo 6 quizá mejor que ellos podrian desempeñar infini-
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dad de padres de tamílía quê están pasando angustias espantosas que muchos bogotanos no ven, ni comprenden,
ni imaginan, porque la miseria de la gente decente, de la
que no pide ni puede pedír, es silenciosa, oeul ta y sombría =
es una lucha á muerte, en la tiniebla, entre la dignidad y
el hambre, entre la vergÜenza del alma)' la necesidad del
cuerpo.
y no obstante esto que pasa aquí yes bien sabido,
hay tántos ricos que tienen ó piden destino!
Qué cobardes son ante la vida!
Qué mal ejemplo dan á este pueblo, acostumbrándolo
á la empleo manía !
Qué crueles son para con lo!; pobres á quienes arrebatun el puesto, á.quienes roban el humillante pan de los
destinos !.
Yn~'~ diga que los ocupan por el honor. Patentes
están infutidad de empleos que no SOIl muy honoríficos
~ino muy lucrativos, ocupados por hombres aco1tlodad~s.
y siTuera por el mero honor, bien podía y aun debía el
patriotaventad.ero
y. además r:íco, renunciar el sueldo y
conserv$:-.~puesto, en favordetántas
gentes quelle mue·'
ren de-~bff.
Oh! 'c!t~
esta haja l1egue,~que no dej~t.•. de llegar-á u~_q. otra mesa de a.ltos empleado,. QfIlfructuari.os ~. '.ormes
sueldos que no neccsit$D;':·II;lUchos
habrá q~po.ilndose
entonces la mano sobre él~6n
Y8in~_"'frente
el rubor de la v~~~··~:-.,~
aida·
men: p,Ot_ Jo dice !'
..•. y
QS(' ••
~.19-.nosse obtendr.1 eso: El eco del clamor·de} pobre ~14.-cruUlrácomo
indignado azote mucho. rostro •.
(8"i' Alllhiea, n6mero 85 de 1 Q de Agosto d~ 19(5)
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,3{eri dicebamus. ,....,.
Cuando iba a~abándose el término de la suspensión
<le Sur América, (*) meditámos largamente si de'bfamys
geguir ó abandonar ya en absofuto.la delicada labordel
periodismo,
POl" lo pronto,
la inmensa y reciente desgracia de
famila que nos ha colmado de dolor y de luto la existen'cia, nos pareció motivohart'o,gra;ve y fundamento dema'
siado justo para dar por cante!ado todo compromiso
con los suscriptoresde la seri~'èncdriclusa; para considerar
cumplido nucstro deber con la tierra nativa; y pam hundir en la sombra del desolado hogar el resto de una existencia fatigada ya por ~ntrabajotan
enorme eomoinútiL
Pem Jl1égo pensámos: {O$ grandes. dolores á nadie
eXCUSRllde cumplir e1.deber,siqwera sea pequeñÇ>.Nuestra "ida ha sido de luçha yde:.~trabajo: no debenfos de.
sertar en la última hora m~lIecer
Cil
la postrer'
jornad:{, Antes bien, la h~rida insanable y honda que en
nuestro pecho mana sangre, sea para nosotros nuevo
'estímulo, como 10 es para ci soldádo moribundo el último
golpe que le anima á levantar 'gloriosamente
en alto
S11 bandera
Las exish:ncias lIIuertas para las ilusiones, la dicha
y la csperama, para el estricto cumplimiento nel deber
sic m prc' están
vi vas.
Además, <.:samisma dcsgracia, que '1103 obliga Ú vclar
con 111{(~ amor \' 1\1{IS cuidado por la suerte de muchos
..
(*) Durante
la Administración
deI Gener~l Reyes S/lr .ÜIl:riclI fue
suspend"],, cuatro veces, por temporadas
más ti mcnos largas, á causa
<le estos arlÍl:u]os tachados de subversivos,
y su Dirt'Ctor cnC'errac!o en
d l'anópticu en dos ocasiones y confinado otra.
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huérfanos que no tienen otro apoyo que el nuéstro hará
nuestros escritos prudentísimos, y logrará sin duda-asf
BOS atrevemos â esperado-que
el país, ó mejor dicho,
::lU ilustrado
Gobierno, se convenza al cabo: de que Sur
América no es ni ha sido llunca periódico de sistemática
oposición; de que mal puede'1aceda un simple ciudadano
que nada espera, ni pide ni pretendei y de que las siempre
respetuosas observaciones que algunas veces, y dentro de
los lindes de la Ley de Prensa, hemos hecho â actos guber
nativos, no han emanado de hostilidad, sino de sincero interés par cI bien públic9, pOl'la pazy la concordia efectivas,
què sólo se logran cuando se oyen las voces comedidas y
bien intencionadas de la pn~nsa digna.
Por otra parte, ¿cómo podría condenarse á muerte
por sí mismo el periódico quc antes que otro alguno de
Colo~bia le habló deI Centenario de su Independencia,
cuando ya casi llega la gra'1 fecha? ¿Cómo nosotros,
entusiastas por las glorias nacionales y la grandeza
futura de la Patria, podriamos guardar s:ilencio para
eptº~?
¿Cómo los que (acaso por falta de tacto de
<!uienno ha intervenido jamás en .la política interna y de
intereses perso.nales), hemos hallado escabtosa y llena
de peligros la labor del periodismo, no lograremos encontraria expedita y libre para enaltecer á 1-96 héroes del
pasado é impulsar á los aceuales héroes-del trabajo?
¿ y cómo en fin, podría condenarse al silencio la hoja .
que siguiendo el rumbo de otras muy notables de
Espap.a,y.de AméricaLatina, ha,~tado
en Colombia
el;peJIo.d6tl de la uni6n Ibf;'ro-All~ana?
Oh!, nOi el periódico q~U:J¡.rsigue tan altos fines,
aparte ~ otros no menos grandes ligeramente in8inuadasen a,nteriores números, (, l no debe, sin que medie
fueria ~yor inedulible, declarar cumplida su mi$iÓ'apm;
infl.md9.d9~or
6 abatimiento; no debe dane-por vencido cuando-tropieza
en sus primeros p~,
teniendo
eomo tiene, una v~d
al frente y unasanfsíma
intención por guía.
- - -__
~."
(Sur América, nÚmero 120 de}2 deJunio de 1908).
--(-.-)
-e-amo el de la formación
del "".
republicanv, que surgió
en efecto en 1909, Y derrocó la dictad1Ül~cuyos
Directores ]~aroll
un progr~a
que contenía los. mi:imos~i1toS que \tabfaaoete~ido
Sur América en la .época del pel18ro. l,a hKade conse.,li.dQœ!I :œst6ricos con a1~llu(l5li~~les para repartirse J,!s ?estinoa'y ~_PC?der! que
se lla~6 U.rii4Jt-~lcana,
es cosa lllUY dlstmta del- repabJicaDlstllo
6 parttdo republicano, en que nosotroll creemos fincadllla salvación de
Colombia ..
9
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f.o que se lee S 10 que no .se lee
En Colombia, triste es confesado, poco se lee y meno$
aún se piensa. A multitud de poblaciones no llega iamá~
un periódico; y en muchas, aun de aquellas que á sí mismas se titulan ciudades capitales, sólo contados susctíp.
tores tiener. los más notables v«¢r08 políticos.
Cuanto á lo literario ócientliCo, apenas uno que otro
individuo ilustrado y rico que Tiva en su hacienda se resuelve á pedirIo de tarde en tarde para distraer sus ocios,
cuando no para mostrar benevolencia al Rcdactor pagándole la suscripción de papeles que no lee.
Pero como la política es la pasión dominante ele los
colomhianos, en cada Tina, "aldea ó caserío á donde cae
un periódicu que de candid-.tuî-¥ y partidos trate, es devorado en el acto-gratufti@,~œ
eso sí-por cua&toe loaran atraparlo, con tal deCJ1ie--seA
de su opinión, porqueen la
generalidad de los casos nadie lee periódicos adversos.
Salvando por supuesto honrosas excepciones de am·
bos lados, los coftServadores piensan-y hay quienes se es-fuer~n en hacérselo creer-que qued_~"excolbulgad()e Ii
compran ó ~i leen siquiera periódico. libem1es, l1unqueno
traten de religión; y los liberalu rechazan con desMn lo.
del opuesto bando, diciendo que 80n vejeces trasnochada.
y doctrinas retrógradas.
Y. uno. y otros por el prejqicio )' por eI adio 6 p~ elpt1~ril temor de que sus copartidarioi les tachen de pa.oilQll, se guardan cuidadosamente
de comprar la haja en~.
De ahí que sin apriciâr ni conocer siquiera las idea!! J
rlKónes del contrario, le juzguen y condenen todos con
igual pasión y con el mismo encono. De ahí que llegando
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Lo que se Jee)' Jo que nose lee
._13~
en cada pueblo el periódico político al allí más notable
miembro del partido, sea pnra él, para sus allegados y
para su cítculo, como rrueva y semanal remesa de leña y
de viento que agranc,la y atiza la hoguera del odio.
y como el paladar del b<~bedor que, acostumbrado á
las bebidas fuertes, no halla al fin sabor en las que no lo
quemen, así-los lectores no hallan gusto sino en las hojas
vi0lentas, insultantes é incendiarias-que, halagándoles y
enardeciéndoles su propia pasión, no reconozcan en el
opuesto bando ni un solo hombre hueno, ni un hecho loable, ni una idea siquiera discutible.
y para los tales, al confundir la intransigencia con la
rectitud y la ira con la energía, tHnto mejor es un periódico cu~to más insulte, tanto más patriota el periodista
cuanto mejor cultive el cáncer venenoso de la .Patria: la
pasi6n política.
Al pensar en esto y/al ver-como necedariamente vemos todos-que la política es una de las causas principales del atraso y de las incesantes guerras de Colombia, d
homQt'è de trabajo y bien intencionado, el queoO- vive de'
destinos, tiene que preguntarse: ¿No habrá medio decoro_batir ese mal? ¿No será posible hacer que to4oS lean y
y lean de todo? ¿No será viable el periódico q~; intente
hacer ver que en todos los partidos hay homht'ee }Juenos
y homhresmalos, virtudes y faltas, delitosymét:Ïtoa?
¿Será ilusión pretender llevar á las apasion,.s.as masas 11.\ idea de que todos debemos ayudar á los-gobiernos,
sean quienes fueren aus miembros, en cuanto tienda al bien
general, á la buena administración, al progreso, â la paz
yal trabajo?
'
¿Sed aventura atreven!~ á sostener qué ~lpatriotismo está en la acción individual, en la honrades de la Tida,
en la:ocupación continua, antes que en las Tocifttacionea.
de partido y en las luchas pot candidaturas?
.
y estaI ideas no son política de oportuDÎSIIw, !lino
todo lo contrario, desde luégo que hacen guer:ra; abierta â
la intransigencia y que tiend<:n ~ que elindi'Vidt!ose baste
â lit mismo y se acostumbre .i no e8perarlo tc>do de 10li
partidos.y de los gohiernos.
Menos aún conducen al índiterentismo.. polttko, tan
reprochable siempte y contra el cual se predi~t9,1 raz6n.
La guerra á la pasión de partido y á los.P9litiqueros
de oficio. no lo es iamás cont:"a los principios flu,honra-
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132
Ofrmdtl á la Patrta.
das convicciones de quien' piensa de diferente modo, ni
contra IUS respec:;.tivosvoceros científicos y rectos.
El intencionado alejamiento de lOI ardientes J perso,'
nales debates politicos, lejos de ¡¡erindiferentismo en politica, es declarada intervenci6n en ella, pero por otra vía
J para otro fin: es querer verla por encima y sin interEI
personal ninguno, parajuzgarlaconimparcialidadenbion
'del pueblo quc por enã snfreytrabaja
para que medren
'otros que ni sufren ni.trabajan, que paga contribucion~s
J enormes sueldos á quienes no le dan ni instrucción ni industria, y que es reclutado y 'va á la guerra y á las urnas
sin saber por qué ni para qué.
En días pasados en una reuni6n de periodistas un
distinguido hombre público liberal manifestaba el anhelo
:de que hubiera un peri6dico-'-ComOlos hay en países mb
civilizados-que en sus mismas columnas, y sin t:Jueel Director cambiara sus ideas ni desdijera la rectitud de su
carácter, publicara al propio tiempo y con las firmas de
'autores de diversos bandos, artículos en que se sostuviese
, 'el pro J luégo el contra de las cuestiones de interés público, para quc los lectores pudieran formar juicio acertado
y con pleno conocimiento de las razones de unos y otros._
Pero â ello replicó un inteligente y jovcn periodista: "Eso
es imposiblc entre nosotros. Un peri6dico que tal cosa
pretendiese moriría en el a<;to, porque los partidos son
los que sostienen los periódicos. A mí, por ejemplo, que
redacto un peri6dico liberal, se me tildaría de pasado. J
mi hoja caería, con s610 que publicara en ella unos versolll
de un poeta conservador."
y dijo la verdad, porque tal es la intransigencia de
esta tierra. Pero ahí precÏ!mmente está el mal. el mal que
debe afrontarse y combatirse.
Así pensámos al ver que el anhelo de aquel notable caballeroera el mismo que tímida pero desinteresada y patri6ticamentc se había atrevido áinsinuar SUR AMÉRIC.l,
y al recordar que á la mera insinuación se alejaron, como
bandada de asustadas aves, varios espontáneo!! colaboradores del primer día.
Tuvieron razón,: no es nave que lleve á puestos públicos la que bogue contra la corriente nacional de odios,
envidias y preocupaciones; no es la línea recta, con sus
brusquedades atropelladoras, sino.la curva, con sus suaTidadel acomodaticiai, la que conduce á los destinos.
Tuvieron raz6n: no se escampa fácilmente una lluvia
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Lo q.,e se lee y lo que no se lee
133
de excom.uniones encontradas,
y aquí el anatema polttico
causa pánico, por más que todos los lancen contra quien
quieren y cuando les plac(·.
Pero si aquello aconteció con lo!! colaboradores
espontáneos, que son los mtis, distinta cosa sucedió con los
suscriptores honorables.
La.lista de ellos se aumentó y se
seleccion6, mal'l no con nombrei de peroradc;>res y políticos,
sinodecaballerosnotables·-deunoy
otro partido-que viven de su renta ó de su industria y que se interesan por el bien
de la República, sin pretender por eiO dirigirIa y sin ambicionar los cargos públicos.
La idea pues halla eco en los hombres bien intencionados: faltan sólo capacidad Y- tiempo para desarrollarla.
Ltt.~lla
es buenayelcampo
es grande: sólo faIta que ,el
sembrador tenga medios pa:m seguir regándola ..
(Sur .~mérica, número 21,'7 d~"'bril de 1904)
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fa
honradez del sufragio
Es evidente, C0mo dijo un notable escritor en estos
dias, que "toda obra emprendida con probidad y desinterés concluye por llegar á la conciencia pública y abrirse
paso."
.'
...
Confiando en esto y sin interés· personal ninguno,
hemos decidido insistir contenált ~mpeño en nuestra labor periodística en pro de la integridad dp. Colombia. Y
cuenta que ya no hablamos de la territorial
casi
imposible á lo menús por ahora, sino de la integridad
moral. . Trabajar por ella, esforzàrse por levantar la
dignidad delt:iudadano es-lo creemos sinceramente-prestar al país un gran servicio que habrán de aprovechar las
generaciones venideras, ya que no le ~ea posible á la muy
degradada de la época presente.
Entre los vicios de la índole nacional que han traído
al país al actual desastre, hay tres que deben combatirse á todo trance: la pasi6n política, la holgazanería y la falta de respeto al sufragio. Del último vamos
á hablar ..
"El que escruta elige"-"Lo que hemos conquistado
con Jasarmas (6 con la traición) no podemos dejárnoslo
quitar con papelitos." Hé aquí las máximas de los dos
Tiejos partidos.
Serán tan políticas como se quiera; pero en nuestro concepto-y perdónese la paIabra-son una infamia.
Son la más triste prueba de la degradación del espíritu
público; de que la corrupci6n eleccionaria ha sido predicada y enseñada por los de arriba y aprendida por 108
de abajo; de que ant;e los intereses.de partido se sacri·
fican aquí los máS sagrados intereses gt'nerales, y de
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La honràdez dd sufragio
135
que entre nosotros hasta los más dignos y honorables
caballeros tienen una moral para lo privado y otra muy
distinta para 10 político.
Convencidos estamos todos de que sin sufragio libre,
puro, correcto, no hay ni puede haber nunca verdadera
república sino oligarquías de partido más 6 menos ab.sivas; y todos sabemos, además, que las eleccionesen Colombia ban sido escandalo\os certámenes de fraude y
pillcrías.
'
Es pues deber de todos, ya que palpamos el maly
confesamos el pecado, hacer un sacrificio y un esfuerzo
individuales para remediar]oB, si es que no queremos p~senciar la total disolución de nuestra pobre Patria.
y decimos sacrificio y esfllerzo personales, porque lai
raíces del vicio con que tánto daño hacen los gobiernos y
los altos círculos, están ahajo, en los individuos, en los
simples particulares, en el carácter de'cada uno, que unido al de los demás' forma el <lela Nación.
Los gobiernos y los parfdos se componen de individaos, Es pues imposible que un gobierno y un partido
ilcan bonrados si antes no lo son los individuos ..
y entre nosotros-penoso
es decirlo-en materia elet!cionaria no hay honradez individual, siquiera abunde en
otras. Aplicando la célebre frase del Dr. Alvarez, cabe
decir ahora, con más razón quizá, que se pueden contar
en los dedos de las manos y :iobran dedos, los colombianos que no hallen lícita y cOl'riente la trampa eleccionatia. Y luégo extrañamos que los que así piensan y obran
como particulares sean correctos como gobernantes 6
como Jeadel s !
Hewos visto siempre Ú los estudiantes, que son el
porvenir de la República; :1 los militares,que deben ser la
garantía de la vida republicana que estnbaen el sutragia..; á la policía, que debe vdar por la moral y el orden;
ã lós altos funcionarios, que tienen en su mano la suerte
del país; ã los ricos, á quienes nada importan los desti.
nos; li los pObres,.que COll ellos sueñan; á 168 políticos
engañadores ; al pobre pueblo á quien enga:fian ; á todol,
en in" ir el día de elecciones de urna en uroa activando la
farsa, votando varias veces con nombres distintos, llevando.A individuos adictos à usurpar el nombre ajeno.
introduciendo indebidamente boletas en lal!Jumas y h~
ciendo otras muchas cosas indignas ..
Hemos visto caballeros':"'-queen todoloserán menos en
eso-jactarse de ha~r votado.arias
veces, como pudi~-
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136
Otr~l1da á la Pa tria.
,;
ran gloriarse de otros tantoQsactos de hidalguía. ;Hemos
vi&to máoS;hemos visto á los encargados de administrar
justicia, 410s que por su sacratísimo cargo deben infinito
respeto á su proJ;>iaprobidad, tomar parte en las intri.
gas, en las triquIñuelas, en los escándalos eleccionarios !
t Porqué _pues e~trañar que no haya nunca eleccio·
nes puras en Colombta? ¿Porqué admIramos de que los
gobi.ernos.y los partidos vencedór~s aMtsèn el día de lã
elécC16n,SI UtlOSy' otros se romponen de personas acos~
tmnbradasal fraude éleccion~o yá que en tal materia no
es necesaria la honradez al caballero?
Un joven digno se considera deshonrado si le atribuyen haber sacado el reloj del bolsillo ajeno; ¡pero se jacta
de haber extraído algunas papeletas adversas de la urna
electoral! Cualquiera se avergüenza de que le imputen
la infamia de haber suscrito un documento:ratso ; _l~ro
nO cr«, que es lo mismo votar cODIfombre ajeno! ¡y cree
correcto jurar que otro pillo á quien bien conoce se llama
como por el momento dice para servir á la causa, y no
como les consta á muchos de los que presencian la come·
dia y toleran y aplauden el· cinismo con que se insulta á
la moral y á la sociedad y se escarnecen los pri.ncipios:re.
~~kM~!
..
Nos consta de un Prefecto, que es en todo lo demás
muy honorable y hoy ocupa alto puesto, que dirigió á un
caballero encargado de presidir un Jurado, un telegrama
en estos 6 semejantes términos: "No olvide que es costumbre que la tropa y ta pOlicía, con traje de paisanos,
voten por los que estando en lista no concuttàl1." ¡Yesto
lo hizo un hombre estimado por todos, un' católico, un
dignatario!
.
El mal está pues en 108 individuos y á. ellos debe ir
el remedio. Y ya que sea poco menos que imposible ála
actual generación-acostumbrada
por largos años á la
1Ualafe e1eccionaria~orregirse
á d misma y convencerse
de que tan ladrón es el que roba votœ camoel que roba.
dinero; tanpetjuro el qu~vata COi1nE)mb~fàlso como el
q~en juicio declara falsamente;, tan pillo el que hnce,
trampas en la elección cOftm'el merœdtt' que usa pesas
y.medidas falsas) t:m f~~-eI
:que' ~ltera los re~s.
troscom? el que lmlta'billctt8~Battco,
SI es·muy. fá.C11y
mu.y pOSible. convencer de.toèll>· eso á la genel'aC16n que
empieza, á los· gobernante8det.ftlt\1ro.
á lós-que, sire80i
petàne1 sufragio, habrán de fundá.," la ~públi<:!a honrada •
•obre 105 escombrus de,la8 suœew4W\dK!tadul'as en' Ql&O",
Colombia. Jaa vivido a~do.;·
.
Si se hiciera lo que ~IftJ/-htmfJ.S'
l'Ysto· nrtM.~
entre· D08Qtros ~ ~t,á'
1_~8H"hont'ad08,m
po·
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La honradez d~l sufragio
137
líticA como en los éontratos;
á ser patriotas .antes qu~
políticos; á fundar el respeto á su partido y al país en el
propio respeto individual, ellos tendrían patria verdadera y recogerían la herencia gloriosa de los pr6ceres que
nosotros no hemos sabido conservar. Pero los colegios,
en general, más se afanan for hacer liberales ó conservadores, que por hacer ciudadanos dignos.
Si en los hogares, en las escuelas, en los colegios, se
inculcara á la juventud la más severa probidad en asun·
tos eleccionarios, seguramente se verían por fin en -Colombia levantarse los hombres honorables por el verdadero voto popular y no los pícaros por la intriga.
Oh! si los que hoy son niños, pero que algún día serán hombres y tendrán en su mano la política y los destinos del país se acostumbrar,an á ver:. Como bajeza indigna de un caballero, cualquier trapacería en las elecciones; como gran falta de probidad, el que los gobiernos
no inscriban en la lista de elo~ctores,por creerlos adversos
á su círculo, á multitud de ciudadanos que bien saben
que existen y á quienes jamás olvidan en las nóminas de
contribuyentes y jurados:del crimen; como un delito, eso
de:diafruará los soldados y á-Ios polizontes para que votenCOlt nombre ajeno; y como un crimen y un escándalo
aquello de que los altos funcionarios gasten el Tesoro nao'
ciona! y se aprovechen de la fuerza pública que costeamos
todos en perpetuarse en el mando 6imponer sucesores!
Oh! entonees renacería la nación, entonces habría patria,
entonc:es Colombia brillaría c;ntre las naciones por su integtidad moral y sería ~apaz de volver por la' territorial.
(~ur Am~rica, número :~3 de 20 de Abril de 1904.)
..W'.
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~or la .Enstrucci6n pública
Por nada dehen preocuparse tanto los buenos gobiernos como por la Instrucci6n Pública, puesto que de ella .
dependen en el futuro la prosperidad
la paz de la Nación. Pero la instrucci6n á que debe atenderse de preferencia, la que ha de difundirse á todo trance sin al!.orrar
gastos, ni esfuerzos, ni sacrificios, es la primaria, la elemental, la que para todos es indispensable y á todos es
utilísima en el curso de la vida ..
No es preciso esforzarse por enseñar á las masas
populares algo de muchas ciencias, sino lo que es ineludible base de todas ellas. Antes bien, esa instrucci6n múltiple, superficial y deficiente que despierta aspiraciones y
orgullos sin dar medios de vivir ni prosperar á nadie,
~lUelecausar grandes males. Pero hay materias que deben enseñarse á todó niño, por pobre y humilde que sea,
.sin que le hagan daño nunca y qu~ sièmpre han de hacerle muchos bienes. Y como el talento y el genio .iempre y
donde quiera se abren paso, el hijo del ínfimo labriego
que los tenga ya se alzará por sí mismo, tan luégo como el Estado le haya dado la instrucción primaria.
La superior, la que no todos necesitan ni á todos es
indispensable dar, bien puede .dejarse en gran parte al
cuidado individual, al esfuerzo de los ciudadanos á
quienes más convenga y á cargo de las clases acomodadas.
Porque gravar á todo el pueblo co~ impuestos para
sostener universidades, es poner al pobre á costear la
educaci6n del rico y exponer á las clases ínfimas á la
tentaci6n de sacrificarse por hacer doctores á sus hijos,
.r
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Por la Instrucci6n
pública
189
sin que ellas, ni éstos, ni la :'iaclón saquen nunca fruto de
tales sacrificios.
De ahí las multitudes ineptas de doctores que anualmente arrojan al país las. universidades y que á poco se
convierten en enjambres de empleados, de politiqueras,
de peroradores y <\e revolucionarios peljudiciales para
todos.
'.
Si se les hubiera dado ecucación práctica, si se les hu·
bieran enseñado artes y ofi('ios, si el Estado se hubier'l.
limitado á proporcionarles la instrucción átodos nec.esaria
y á abrirles camino, dejando al talento, á la vocación y
álos recursos individuales el derecho de avanzar despufs,
el ntímerode buenos obrer05, de artesanos hábiles y de
gente útil, capaz de vivir por sí misma, aumentana
anualmente en la misma proporciqn con que disminuida
la catena de aspirantes á destino y de holgazanes, y la
infinidad de .individuos á quienes una instruccion á la violeta no deja más carreras que la empleomanía y las gue-
rras civiles.
Aqui sé pagan con puntualidad (y de ello nos .. alegramos, porque 'creemos que todo servicio debe pagarse
con religiosa exactitud), lOi sueldos de los· profesores de
las varias escuelas de la Universidad, <tuegeneralmente
son hombres acomodados á;a vez que sabios; pero hay
Provincias en donde se han curado escuelas rurales de muchos niños, por falta de diez pesos oro para pagar el
l11el<lomensual de la maestra. Nos parece que en taso de
ser imposible pagar bien y cumplidamente á todos, más
valdña demorar el pago dé: la hora de clase de lo.sprofesores de las altas ciencias no á todos necesariás, que retener un día tan sólo el sueldo miserable que ganan los
maestros de primeras letras por la ruda ~
de ocho
horas diarias.
Lerroy Boilieu, al tratar de la Instrneei6Í1 Pública
en su libro El Estado M odemo, lanza idealt que deben
meditarse.
•
"Es discutible, dice, si con esa pasión irrefiexiva que
lleva al Estado á transformar todos los c()~ientos
en enseñanza dogmática, oficia.l y universal, DQ:'H expone
á turbar la multitud y á conmover la sociedad en Tez de
afirmar1a; y á debilitar antes que á desarroU~t' la productividad naciona1."
•
"Sin duda es útil á todos los hombres, 8În excepci6n,
saber leer, escribir, contar, cte.: pero es pueril error
afir-
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O/renda A la. Patria
140
mar que la instrucción por sí mism~ basta para hacer
~jorar á los hombres, cambiar sus· instintos y refrenar
sus¡pasionel
o:
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I
"La instrucción debe ser considerada como U1l instrumento que permite al hombre utilizar mejor sus tuerzas interiores y exteriores, y que pu~e procurarle, además, ciertas satisfacciones, unas morales, otras inofensi.
vas, otras reproba,bles. Pero rodear á la instrucci6Il de
una especie de aureola mágica que tenga la virtud de
transformar la naturaleza moral del hombre, es una superstición, una nueva especie de idolatría."
"Una naci6n que de ella está dotada noes por eso
forzosamente más moral ni más sabia ni más capaz de'
gobernarse; pero tiene preciosas ventajas en cuanto á la
producción, sus goces y sus 'distracciones. Puede decirse
que es una nación más humana."
Luégo habla el mismo autor de las universidades
que dan instrucci6n superior, y dice:
'_'Todo el mundo hace el elogio del trabajo manual.,-nadie quiere ocuparse en él. Sin embargo,. está en la--naturaleza de las cosas que el trabajo manual ocupe las
nueve décimas partes -dela humanidad. En los trabajos
puramente intelectuales, los del sabio, el letrado, el ingenie,ro, cte., no pueden emplearse sino ciertOs hombres
privilegiados (de élite).
"Hay que fijarse bien en el sentido de estas pala~
bras.Si es conveniente que los hombres verdaderamente
superiores abandonen las profesiones manuales, es bueno
sin embargo que en éstas haya siempre gran número de
gentesïnteligentes. BIlail comunican animaci6n y vida â
la masa que las rodea, la cual, si se retiran se hace inerte-.
Qu~ un gran médico 6 un gran, ingeniero se pierdan parala sociedad es una verdadera desgracia; pero qnentt hombre -que hubiera podido ser un médico ordinario, un mediocre abogado 6 un arquitecto- como cualquiera otro
permanezca sienüo obrerQ, yo nn veo en ello ningún- mal.
Es 'conveniente que esasinteligenciaa-' algo más eleTt:l.das
qe las del vulgo, perma.J1ezcan' entre el vulgo si, nO'se·
quiere'-ver á las -capas inferiores dé· la poblaci6n volversec-e.da.díam's rebeld~ á ,todà cnltut'a~ Un 'hombre,itite1igente al rozarse constls--'Camaradas'Ínferiorœ ejeree-'s~
ellos una influencia bienhechora; pero sa:ca:db·de, ese ~
dib; haC!edlo abogado, wédiOO 6- emp1endô~'btt~,
y la
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>
Por 1a.Insttrlcc~ónpdblica
sociedad no ganará. nada, p'orque ella tiene abundancia
de esta clase de gentes; pero el pequeño grupo de obreros donde él vivía se volverá menos despierto, menos activo ymás inútil."
(Sur América, número 122, Junio 27 de 1908 )
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-La (9:ran ~(jl6mbia
Con motivo de la feliz terminación del Ferrocarril de
Quitõ en la República hermana, se cruzaron. unos importantes telegramas entre los Presidentes de Colombta y
el Ecuador, en donde se lanzó por el primero la idea de
constituir una confederación entre las tres naciones que
bajo el genio inmortal de BolíTar formaron en ôtro tiempo á Colombia la Grande,
Nada tan noble como ese ~samiento
encaminado á
celebrar el Cen~nario de la Inilependencia de una manera
digna de IUS libertadores y ventajosa para los pueblos.
El anhelo grandioso de Bolívar de laacer una 1I0la
.aciónde los tres países, si bien por múltiples motiyos
irrealizable tal como el Libertador 10 ~ondbi6. sí puede '/
debe l1evarae á Cil bo en la forma de confederaci6n defenslTill que ~ pr~
..
Lo. recna.¡p., -bdaaa.1las
gloriasde los tres
puebloll les son comunes, comoJÓ_ hdytambiéÍl au porTcnir, IiUS intereses y sus peligros. Nada pues tan dieac
como una estrecha y amlstosa alianaa para bacer glorioso aquél, para asegurar los otros y para evitar 108
últiml~8.
Nada como ella para el desarrollo de la industria y
el comercio; para el afiam:amier.t:to de la pu interior de
cada pueblo; para 1&il1dtraci6n de las masall populan:e
por el intereambio
y el continuo Cl'.njc de publicaciones; y en fin, para el ennobleámiento de la raza.
y no se diga que la idea de confederaci6n no ¡lasa d~
~r un hermDso sueño, porQue si los países la quieren, que
deben quererIa, es perfectamente realizable; mas aunque
no lo fuera, siempre esos ideales, nobles y alentadores,
deben lanzar~ á loti pueblos para que se engrandezcan;
para que germinando p.?c0 á poco. tarde 6 temprano
produzcan frutos d~ ciTtlisación y de progreso; y para
te w..s
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La Gran Colombia
143
.qu~ las multitudes enTilecidas por la política y las guerras, se acostumbren á ambicIOnar algo más digno y
más grandioso.
Por otra parte, el peligro de las Repúblicas suramericanas de perdér su indepenêencia, tan grande como notorio, eitá latente mientras no se unan para conjurarIo;
mientras en vez de vigorizarse se sigan debilitando con
inceantes contiendas; mientras con sus fratricidas' guerras den pretexto á la intervención extranjera.
Frescos están como una. prevención amenazante los
hechos ocurridos en Cuba, Puerto Rico y Panamá. Para
impedir que se repitan, no h a:" otro medio que la fuerza,
y ella está en la uni6n de las naciones débiles, en la honorabilidad de sus gobiernos, y, sobre todo, en la g-randeza
moral de cada pueblo.
Ante kLV'oluntad de una gran potencia,cuando
en
su iuterts está el delpoio, no hay que soñar conque se
apela aljaicio de las otras. LólS fuertes se encojerán de
hombros, las débiles temblarán de miedo, y las que adu .
lan-que
también las hay-batirán
palmas.
Ante los grandes tltentados de las naciones grandes,
los tratados sole.mncs nada valen, la justicia es ilusión
y el ~ho
Int«nacional es letra muerta;
Cuüdo merced á.la traici6n de cuatro aventurero. y
á la irresistible imposición nortamericai1a PanJlll1á se llamó naci~ independiente, crt~y6 sin duda poder terlo.
Pero ya le habrá convencido de 10 contrario; y ante la
humillàftte nota de Mr. Taft, de 18 de Wayo de 1908,
habrá palpado que le serA for::coaoseguir besando loa pies
al coloso yanqui,. como siguió 01 Gobierno de èo1ombill
después de la inicua desmetnhraci6n beaá.ndole laJUllo!
Yel "Grande y Buen Ami.¡-o" qtlirâ
avaDü1tdo á.
paso. d~ conquista, mientras las Rep6blicas IlfraanericanA9 no le convenzan de que en la unión y en la :di1Jbidad
estA. alTaci6n.
I
(Sv ~riCIi,
número 125de Julio 18eJe lM'-)
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fa verdad en la Hrensa
Hablando de la v~racidad como base indispensable
de la honradez, dijimos el año pasado en una conferencia que nuestros lectores ya conocen:
«La mentira que más daño causa, por cuanto es más
~scandalosa y por cuanto se mu19plica y Se propaga por
incalculable número de léètores~es la deja prensa pe$Ï6~
dica.
Dar una noticia falsa por ganar unos pesos, es una
falta ùe honradez y una bajeza. Engañar al público ocultándolc lo que debe saber. 6 vendiéndole mentiras con
cualquier fin 6 por cbalqui,.¢rp~texto, es una manifie.ta
iniquidad. Los peri6dico~~quea$Í proceden, convierten el
noble ministerio del escritor en granjería de placeras y el
templo de la prensa enguarida-:de-merodeador~s. Las inteligencias que se valen de la mentira para ganar dinero~
no tienen alas para elevarse, sinq garra!'; para trepar.
Las plumas que se venden, son las abyectas meretrices
ùel talento.1I
Hoy juzgamos conveniente insistir sobre eso, no por.
que dudemos en manera alguna dela veracidad de los
honorables colegas colombianos, sino porque á las vec~s
sucede que la verdad se dice, pero nl., completa, y menos
ahora que reinan en la Nación un miedo cerval y un inte·
rés servil inconcebibles.
:-\0 s610 eu Colombia sino en todos los paí~es del uni·
verso, es siempre máe agradable y placentero y más ~r·
Banalmente ventajoso, decir tan sólo Jas verdades dulces
y callar las amargas y sombría •.
Maa á los pueblos les interesa, y á los gobiernos mismos les conviene mucho, saber tanto" las unas como las
otras, .r dejar que los escritores honrados que hablan por
el bien público y no por intereses de partido 6 personales,
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La ven:lad (~nla Prens&
14-5
la~ digan todas, 'siempre que lo hagan con él respeto debido y dentro de los límites de las leyes vigentes de orden
público.
~
y esto, porque si en una nación no se oye en los diversos 6rganos de la prensa sino una voz, única, un coro
iI1men~ode aplausos y de elogios, suelen la duda y la dcsconfiar.za surgir como efecto contrario casi siempre, p~r'
...que bien saben los hombres que, nadie es infalible ni omnisciente, que nada hay absolutamente perfecto bajo el
sol,...y qué hasta en el mis~o. ~,olse ostentan manchas.
A los gobernantes, precisamente mientras mâs dignos y bien intencionados sean, más les interesa dejar que
lleguen á sus oídos-abriéndose
paso por cutre la ccrte.
sana atmÓsfera-los ecos de opiniones allversas y todas
las quejas de los pueblos; porque si en ellas hubiera algo
de justicia y de raz6n, es claro que entonces un Gobierno
honrado se apresuraría á atenderIas, colmándose así ùe
popularidad; y si fueran injustns, fácillês ¡¡cría á los demás
peri6dícolOrebatirlas, d~jando hien puesto el nombre del
Gobierno ...
,
Pero con cerrar los oídos á 10 ad verso y ahogar la
disc'Usión á todo tI ance, sólo se consigue tornar dudosas
las voces del aplauso y hacer qlle las ¡¡emillas del deseou"
tento,' qlle nunca pueden faltar en este mundo, germinen
peligroSamente entre la sombra, para manifestarse al fin
e~ bajas clandestinas, en conspiraciones y en revueltai .
. La verdad y la luz á ningún got)ernante que sea honrado y que ande por camino recto perjudican. Y un Gobierno
no. tiene uu amig~ más eficaz y verdadero, que quien
al apoyarlo desmteresadamrnte _en 10 bueno;, le llaga
también, con sana intenci6n .f con respeto, las observaciones que cree deber hacer ~obre lo malo.
'
(SUl" A~érica,
número 3B,
Noviembre 9 de 1~7.)
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.
.
'.
"
..
.
'
..
l\elacl<~nescônel Herú
Es deher, y muy sagrado de !a prensa-y
sobre todo
de este pel iódico fundado especialmente para el servicio
de los intereses generales de la Naci6ny no de los ídolos polfticos-hacertodo
esfuerzo por- ayudát á impedir que se
iiga desmembrando d territorio patrio, mayormente
cuando se ve que el Gobierno. preocupado durante todo
este tiempo en ásuntos eleccionarios y en intereses perso"Hâlesde sus miembros, ha deja.do casi abandonadas 108
fronteras por donde avanzan' 1ft. vecinos â paso dè conquista ..
Ayer perdimos á Pa~amá y hoy estamos al canto de
perder también y para siempre las voliosfsimasyextensaa
regiones del Caqu~tá y del Putumayo de que los peruanos
sevan apoderando.èon tánta~ad
J tÁùtaaudacia
cuanto e$ de inaudita nueatra itJdoacia.
Hace mucho que la pretaa TÎve dando la voz de alarma, pero en vano.
A mediados del año pasado le prnentó á la-Academill
Colombiana deJurisprudencis,
que en ese tiempo presidíamos, un voluminoso ma?uscrito en quesedenunciaban
los gra'ves hechos que ocurren en nti~stro descuidado J
lejtU10territorio y tos abusos de los Jl('ruanos, y se pedia
auxilio para los colombiàf\os que aná defienden aún nuestro derecho. La Acad~mia hizo lo que pudo: e'8tudiar el
libro, dar et toque de alérta, clamar al Ministro respectivo.
Pero- poco ó nada haría el Ministerio cuando se sabe
que si á. principios de este año las márgenes del Caquetá
estaban a6n .libres de establecimientos peruano~, hoy ya
no es lo mismo. Los vecinos compreJ;1diendoque la ocupación es lo mejor que puede alegarse cuando ~ cierre el tra-
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Re1aciónescon
el PeTâ
147.
tado que determine elll104u.s vivendi entre tanto se deCide sobre el dominio, no la descuidaron y con una actividad tan sorprendente como nuestra incuria, han ido
ocupando la riquísima tierra colombiana.
y luégo mientras se sigue ci interminable )' costoso.
litigio, mientras se llega al laudo respec"tivo, ya habrán
explotado por largos años nuestra propiedad, habráA
aJ)anzado su dominio, habrán pcruanizado el territorio.
y difícil será que1>ara entonc~s se pueda levantar nuestra
".andera donde por tánto tiempo ondeó impunemente la
peruana.
El Perú no duerffit~: sus nacionales estal;>lecenfundaciones por todas parte!i.; sus empleados hacen valer su
acción soberana en las márgenes del Putumayo; sus mercancias entmn por nuestros ríos sin pagar derechos, haciendo competencia insostenible á lasquepagándolos bien
caros conducen nuestros compatriotas.
y entretanto aquí se discute acalorada política, y los
más de los colombiano!> interesadísimos, ocupadísimos,
prf'ocupadísimos en ella y en los asuntos de la Rusia y del
Japón que nos tocan tan de cerca, nQ se acuerdan ni por
_ momento de cosas tan remotas como las regiones del
Ca.quet4 y del Putumayo ..
'
¿Por qué en tánto tit-mpo, ante tAntas advertencil$y
a.nte tan graves pérdidas como ta.o¡ que amenazan, el Gobierno no ha taillada una actitud digna y mérgica?
¿ I,>orqué no se_fundan establecímient08 mercantiles
en Jas orillaMde aquellos nos y no se ponen guarniciones
en la frontera, y no se protege el comercio de modo qué
resi"ta y anule la compet,encia peruana, y nQ se auxilia de
algún modo Alos compatriotas y no se levanta por allá
nuestra bandera?
Ya lo hem08 dicho: porque por lo ge~ra) nuestro~
Gobiernos, que son de acero contra los naCionales queemp~n
las anuas para reivindicar un der.cchóy que de~
pliegaJl asombrosa actividad para tenerse en el puesto ó
asegurarse un sucesor de su agrado, son cobardes ante Ja
agresión extranjera y pennanecen impasibles, con la pu.
sil&nimidad de 108 ineptos, cuando de fuera llueven ofensas
é injusticias sobre la Repúhlica.
(Sur
Am~rica, número 35 de 6 de.J~Jio dt 1904).
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fa pnmera ~6rnada
Hoy hace UI1 año apareci6 el primer ItÚmero de Sur
. AmériclZ.{l)
,
Eran los dias dc la desmembración de Colombia. Era
la época de prueba, en que todo ciudadano debía sacrificar algo por la integridàd ó por ci honor de la Rept1blica.·
..
y hallámos de~r inehidible,~ay~<t.~l~levan~~t~l e_~. tandarte de la lealtad y el patnbtt8M(), èuando jíIzõ~t.
de If traición lin vergonzante grupo de -indignos colo nihianos ...
y fundámos para ello este modesto hiscman~rio, que
¿esde entonces ha salido sin interrupci6n, (2) áp'esar de':'
nuestras ocupaciones multiplica.das,-de
la escasez de
nuestros recursos y facultades y dela fuerza de inercia
que era preciso vencer por todos lados ..
.. Está rendida la primera jornada. Y al concluída,
justo ~s que como el viajero fatigado que se sientaun
momento á contemplar descansado el camino reèorrido
y á cobrar fuerzas para el venidero, "\Tal
vamos la vista
atrás para ver si hemos observado nftestro letnà: Por
la Patria y por la Ràza.
:~
Nunca pensámos qu~ la débil Colombia debièra cometer la ridiculez de ir á declarar la guerra â lapoderos'a nación usurpadora;
pero. sí crefmos entonces y creemos aún, que debió obligarla â añadir el asesinato a1eve
al robo descarado ; á teñir en sangre el oro del negocio.
(If Ahora tielle ya calÍ siete años de existenaia.
(2) Posteriormente tuvo Tanall, impuest&:8 por 109 gobernante_
en castgio de artículos que tachaban de subversivos.
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La. primera jornada
149
Creímos que debió en el acto, con pleno derechp, ir por
su 'territorio y por SUB aguas propios á someter
.los
rebeldes hIjos, hasta que el intrusQ extranjero, como
yán que doblega á una niña, se lo impidie&e, no tan s610
la audaz amenaza, sino con la brutalidad de la fuerza; contra la razón y la justIcia y la ley natural y
el Derecho lnternacio:oal y los Ti'atados.
,
¿Que .el sacrificio era tan cierto como in6tily que el
Gobierno está en el deber de ahorrar las vidas y el TesQro de los colombianos ¡, Pero aparte de que por el honor
de la Patria ningún iacrificio es inútil y ninguna sangre
estéril, ese mismo Gobit~rno,so pretexto de que iba ti hacer
protesta de cadáveres, sacri.ficó miserablemente
vidai
y hacienda, enviando luégo costosas expediciones á làis
mortíferas playas de la Costa, sin otro objeto que arras~
trar aún más el pabel1ó::J.querido y poner en ridículo el .
más npble sentimiento del corazón humano .
. Cuatro colombianos que hubieran muerto gloriosamente por las balas de los yanquis, en cambio de loa
centenares que perecieron de fiebre, de miseria y de hambre en Titumate, habrían sacado limpia la honra de la
Patria y puesto muye::J. alto su nombre y la bandera,
sin que por eso se perdiera más de lo perdido ni se
agravara en nada nuestra causa ni dejara de brillar
nuestro derecho .•
.
A tal fin pues se encaminaron de preferencia los primeros números de esta hoja. Mas cuando todo el mundo
se convenció de que el asunto de Panamá había concluído, de que los traidores de allá seríanpf<:>nto castigados con el tacón yanqui y los de aquí se quedarían impuries~dejamos ese aS~1Dt() ...
' .
Nuestro deber estaba cumplido honradà,lnénte á tal
respecto ..
y como sc. hace cuando ha muerto Ulla ~fftOn~ q~e·
ri4a,n9 volvimos á. hablar de la àesgra<:Úl:'rt"~ediaQl~,
y. .IUJipos todo nuestro esfuerzo, humilPe.jÔW;uro p~ro
te,naz y firme, contra otros males mul~dQ$
.y erecieÍ1~esqlt~ nos,lOdean y 80n aún re~eai~;
.
Remediables con mediano patriQti$JUo ,L¡Ç~ el e$fuel'%0 comú,Q,indispensable ante el peJigro,çpmil1;; CQP la
búenâ voluntad ~e los colomb~a1'!.()s..a4.ytrQdQs PQr.J;¡
do~or9~ i$,dAu pel p'asa~().; ,c()n la~o • .otdia y la. pu, ,
4nlcas bases firmes de progreso ...
a
ron
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ja-
- 15!)
Orrenda á la Patna.
. y viendo que lo que más necesitan los débileS'países
suramericanos para evitar atropellos CQmoel de Panamá, es la unión, quisímos. ante todo, propender á ella
fomentando el comercio de ideas entre los pueblvs hermanós v ayudando á estrechar 'sus vínculos de amistad
por el c~nócimiento mutuo de sus literaturas y de sus
hombres. Con tal fin hemos enviado á todas parles con
esta hoja los nombres y los ra5gos biográfiços de los
intelectuales más salientes de Colombia y hemos pedid.o y est~mos recib~endo r publicando los de las naClones vec111asy amlgas ..
Hecho por la raza áque} esfuerzo (que al cabo resulta costoso, porque cada canje sencillo· 'lue se va cuesta
un billete de á peso, aunque la estampilla ante el extranjero diga un centavo), nos dedicámos á los males internos de la Patria: la política, la holgazanería, la intransigencia, la guerra civil y el hambre de destinos.
y para esta principiámos ~omo era preci8~aunque
parèciera extraño y desusado-por
declarar que este periódico no es ni será jamás vocero de ningún partido, ni
servidor de ningún hombre, ni órgano de ningún círculo,
ni sostenedor de candidaturas, ni escalón de nadie.
Principiámos renunciando destinos y aun la aspiración legítima á alguno en lo futuro, y por sacudir la vieja preocupación del apellido politicoque
ha de llevar
cada"' periódico y cada hombre, como ca~ de plomo,
co.n su inmenso cúmulo de manchas; culpas y comproc
mlS08.
y conservando intactas las ideas y opiniones esencialmente republicanas que á la luz pública hemos sostenido
toda la vida, pero prescindiendo de los viejos nombres
y desunciéndonos del yugo de los pontífices, dijímos que ibamos y así lo hicimos, á defender lo bueno donde estuviera, á
atacar lo malo donde se haliara, á enaltecer á los hombres de mérito cualquiera que fuese sa partido, á apoyar á los gobernantès
en cuanto hieieran pOt: el
bien común y á sensurarlos cuando obraran en contra,
sin preocuparnos porque en política pensasen de esta õ
de la otra manera y de que su participación en el poder
con:viniera ó no á tal ó cual partido.
De éstos - ya que fuera de persecuciones 6 inju~tieias nada les debemos. ni lell vamos Ii pedir,hemos prescindido, pues, en absoluto; pero.in que naclie nos pueda tildar de tomadiZüs. No queremos compar-
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La primerajornada
,
151
tir sus enormes responsabilidades pasadas, y tan s6lo
deseamos servir á la NaciÓn en la medida de nuestras
fuerzas y con el apoyo de los contados hombres que en
Colombia no ven el patriotismo tras el interés inmediato del círculo á que pertenece!:.
Tcnía por consiguiente que .desagradar el periódico
it los políticos y á los sectarios, que desgraciadamente fora
man la inmensa mayoría de hs colombianos. Pero esa
fue también la prueba de qU\~"'d atrevido d~do dio en la
llaga.
y para que nuestra campaña contra la pasión política, la intransigencia y la ernpleomanía y en pro del
trabajo, del ahorro, de la paz, dt~la instrucción pública y de
las clases pobres y desheredaoas no resultara inútil· por
nuestra insuficiencia ó por lo cansado de largos artículos que nadie lee, desmen uzámos en sueltos por toâo el
periódico las luminosas ideas, wbre esos temas, de Smiles,Yedenco C. AguiJar, Camacho Roldán, Miguel Samper y otros muchos de esoli!hombres que son realmente
útiles á los pueblos y verdaderos benefactores de la humanidad.
y no se via un solo número de Sur América que no
tratara de aquellos asuntos, cuando no de benefi~encia 6
de la unión de los artesanos <> del gran peligro quetodos, individual y colectivamente, por interés Ó por caridad debemos prevenir: la lepra ..
Además de eso hemos lanzado, á sabiendas dé que las
más caerían en el vacío, porque conocemos á nuestros compatriotas, ciertas ideas, siquiera para que conste que por
nuestra parte cumplimos el deber que ellas encierran.
Fueron, entre otras, la de que desde ahora se ~ara
ó se decretara algo sobre la cele'bración de una manera
digna y civilizador'!l del centenario de la Independencia.
nacional; la de que se expidiera una ley de honoTeS á los
infelices colombianos que, ofrendando su vida á. la Pa·
tria, perecieron en la. funestas expediciones enviad~ á
Panamá ;l~ de que es necesario hacer unsacrificiQ ge·
neral é'individual y no ostento:so en favor d~,lQsleprosos; la de,hacer algo en honor de Isaías GamboA. 'J1UU1
Coronel Y otros notables literatos muertos lejos de<Colambia, y aquí casi olvidados mientras en el exte~se
les recuerda y se les honra.
Creemos pues que Sur América al cumpfu'JJU primer año, deja también cumplido su pro~I11$¡Y
n(}le .
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152
Olnñdilá ia PatrÍil
nu-·da el val'or de la, tarèa por el· poco éXito aparente.
Ninguna idea lanzada por el bien el perdida. Ningún es~
fuerzo honrado es baldío. Son semillas que se arrojan en
·terreno que si bien ha sido hasta ahora improduCtivo
por abandonQ, es fértil por naturaleza, y que fructificarán tarde 6 temprano ..
','
' ..
No sembramos para nosotros sino para los que vienendetrns; no para los envilecidos colombianos de la
época negra de las guerras 'civiles, de las luchas por los
puesios y por los hombres, sino para la Colombia libre,
pr6spera y civilizada que vislumbraron los próceres de
la Jndependenci~y que entenebrecieron las ambiciolÍeade
sú,s descendientes.
(Sur América, número 59 de 17 de Diciembrede 1904.
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"~ur ~mérica"
ânte el ~obierno
& equivoca medio.á medio quien crea que este perió
. d,ic~es 6. pueda ser nunca bandera de siste.mática oposiCIón, elenjento de' r~vuelt8.s,. asidero de descontentos, ó
Pf:l~lhl de perturbadores. No tal. Amamosdemasiado á
Patria. para. no comprender que el mayor mal que podría sobrevenirle sería una guerra civil más, otra lucha de
los desprestigiados partidos por los puesto~ públicos, otra
nueva traición que acabara de enlodar el nombre colombiano.
Como hombres acostumbrados á vivir de nuestra profesión y no de lolsdestinos, los contratos y la política, somos amigos del orden, de la paz y del trabajo, únicas
fuentes de bienestar y de progreso.
Por eso cuando los poIíticos luchaban furiosamen~e
por candidaturas y discutían cuestiones eleccionarias, en
las que jamás nos mezcl{lUlos,dijimos en las columnas de
este periódico que estábamos dispuestos á apoyar alnuev.o P.residente-quien quiera que fuese-en todo lo _bueno,
en cuanto tendiera al bien de la República, álapaz y la
justicia y en cuanto se ençe.millara á lograr las refotmas
cQ11stituciónales que la Nación entera venfa._p.icliendodes.
d.e.tiempo atrás; y que atacaríamos con respeto pero con
franque~ 8US actos malos. (*)
.. _
Cç>Dsecuentescon ese programa hemos apl4adid~ síém.
pre la política amplia y generosa encamina4a..á.:acabàr
con lo.s antiguos Od,lQSy la intransigencia 4,;. ~dqs
yá
~~c.Ot;loçer
igualesderech<;,s. ~i:los colom biaiï~ .ij:idp~•...de.,
Jando â un lado el exclUSIVIsmoabsoluto que liilQta SIdo
el od.ios_?sistema de los. Gobiernos ant~rio!"~., .Per9, al
I.'roplO tIempo que aplaudmlOs eso, hemos objëtadó, den-
la
!
---
.
",·,
•.. ,t" .•
lIo
••
[*] Hoy repetimos lo milimo re.•pccto del nuevo gObernante.
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154
O[r~ndaA la -Patria
tro de los estrechos límites de las leyes sobre prensa, varios de los actos que, en nuestro sentir, han sido malos.y lo hemos hecho por amor á la República yen bien del
Gobierno mismo por cuyo acierto hacemos votos y por
cuyo buen nombre nos interesamos vivamente como'colombianos .•
Siempre hemos creído que el Gobierno es ó debe ser el
~adre de pueblo gobernado, y que como á tál debe el buen
(:tudadano prodigarIe el respeto, la obediencia y el apoyo
que á los padres son debid~s; pero sin hacerse cómplice
de sus maldades. y no se digá que entonces así como el
buen hijo dche callar y ocultar las faltas de sus padres,
hemos de callar y aun de elogiar también las del Gobierno,
porque el periodista, antes que á todo se debe á su país,
y su más alta misión es señalar 10 malo para que se reforme ó se corrija ..
No se alegue tampoco que las anormales circunstancias exigen el silençio y que el menor reproche, aunque sea
sobrado justo, puede servir dé núcleo de discordia y,de
bandera de oposición y de revuelta. ObJ. 110, jamás!
La verdad no petjudica nunca á nadie, en tanto que el
silencio cobarde ante lo malo es complicidad baja y culpable, que perjudica á los hombres y á los pueblos.
La bandera de oposición no la levùnta el que censura
el acto malo, sino el acto malo mismo.
La revuelta no debe temerla el Gobierno de quien honradamente a punta 10 incorrecto, sino de la persistencia en
ocultarIa, en seguirIa, en agravarIa.
Como nada hay ni puede haber perfecto en este mundo, natural es que un Gobierno, por bien intencionado que
sea, yerre algunas veces. Yen ese caso, no es su mejor servidor el que de rodillas le aplaude sus errores induciéndole á mayores desaciertos, sino que el que por. su bien y el
<lela Patria y sin.interés ninguno personal se los indica.
Privilegio fatal y doloroso de la humanidad entera es
el errar; pero es dón excelso de las almas grandes reconocer el error y repararIa ...
y el actual Gobierno, preciso es decirlo, ha cometido
~a muchos pecados contra la República; pero ella confia en
su magnanimidad reparadora. Y habiendo buena voluntad-que la hay sin duda-los medios de reparación no
faltan nunca.
La referente al Poder Judicial es demasiado grave, demasiado serio para dejarfo en silencio: (.) fuerza es dar á
(*) Acababa el Gobierno de remover arbitrariamente á dos Magi5trados de la Corte Suprema, por haber salvado su Tato en el sobreaelmiento referente al asunto del Tato de Padilla.
-
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«Sur América» ante el Gobierno
155
.aquél Poder, si no quiere el Gobierno cavar su propia tumba, su indispensable independencia.
Por el Poder Legislativo de origen popular claman los
principios republicanos: fuerza e;~ restitnírle entems sus
funciones.
La prensa honrada y digna á nadie que sea honrado
y digno perjudica nunca: convendría pues darIe libertad
para tratar con franqueza los asuntos públicos y para
señalar sin el miedo cerval que hoy reina en todos, las faltas cometidas ..
Este periódico tlue no es vocero de ningún partido, de
nin~ún círculo, pero ni siquiera de una agrupación de indiVIduos, sino de un oscuro partkllar, seguirá, en la medida de,sus escasas facultades y hasta donde lo penrtita el
terrible Decreto de ~lta Policía que prima sobre la Constitución de la República, la invariahle línea de conducta tra- •
zada desde su número primero: apoyar á todo trance lo
que en su concepto tienda al bien público, decir la verdad,
luchar por la justicia, servir á la Patria.
De tallllanera que jamás se haga acreedor á una multa por irrespeto, por desobediencia, por difamaciónó por
calumnia; y que si 10 suspenden, la suspensión redunde en
bien pecuniario para el Redactor y fundador, puesto que
la hoja no produce sino gast~s, y en mengua de quien la
decrete.
(Sur Améria, número 93, de 6 de Septiembre de 1905).
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Jytenes ~ipLQ1Ï1.átië6s
6 más patriotismo
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avan~:P:;~~~~
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gos años de odios, de guerras fratricidàs, de papel-moneda, de emisiones clandestinas, de panamismos, de peroratas baldías, de enormes pecados anteriores y de errores nuevos. Es la herencia de IQS políticos de oficio, la
consecuencia de haber creado siempre d.estinos para tos
hombres, en vez de haber bUscado hombres para los destinos indispensables.
La situación es terrible como lo dice todo el pueblo
que la siente, por más que ciertos periódicos y algunos
potentados á quienes el matestar no llegará nunca, !!le
empeñen en hacer creer que nadamos en un mar de prosperidades ..
Pero el mal no se remedia· con negarIo. Es deber de
hombres apercibirse á la defensa y mirarIo cara á cara.
Dicen del avestruz qu~ cuando se siente acosado por
el cazador, oculta la cabeza en ~ualquier parte creyendo
salvarse así del peligro que ya no ve pero que está máe
cerca. iNo seamos avestruces!
Desde luégo debe reconocerse que para salvar una situación como la presente, entra 6 debe entrar por mucho el esfuerzo individual. Estamos los colombianos
acostumbrados á esperarIa todo del Gobierno, á recargamos en él y á vegetar en los destinos; y esa es una de
Jas causas de la general 'miseria. Los pueblos civilizados
que tienen vida propia, son aquellos en donde los ciuda-
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Menos Diplõmáticos 6 más patriotismo
167
danos están hechàs á vivir por sí mismos, del trabajo
incesante y honrado;
donçle los altos puesto~ públí.
cos son no pa.ra los intrigantes, sino para los hombres más competentes y más honorables; y los destinos~'
inferiores, no para los ricos, ¡:ino para los padres de familia honrados, para los pobres:: para los que no tienen
medios de dedicarse á la industria.
Por eso clamámos en uno de los anteriores nÚmeros-aunque en vano, 'como ~ta de preverse-contra
los
capitalistas que aceptan y aun nendigan con bajeza los
destinos públicos. y si cOsaspalal1ras no lograron ningu·
na renuncia, porque la de1ical!el.aya no abtu¡Qa, sean un
nuevo toque de alerta á los Gobi'~rnoshien intencionados
para cuando se trate de hacer nombra,mientos.
Pero de una manera especial queremos llamar hoy la
atención del Gobierno hacia los empleos innecesarios y
los enormes sueldos; es' precis J suprimir aq'uéllõs y recortar éstos. A la vista están 1m.unos y los otros ~ y la
necesidad del ahorro, corno ineludible y supremo medio
contra el desastre fiscal, es innegable,
Mult1tul;1de Ministros y Agentes diplomáticos y
consularcspululan
en Europa representando fastuosamenteá un paísmiserahle. Por aliá andan""""
:
.
.....................................................
-
.
y quién sabe cuántos más, todos dignos, todos 'brillafltes, pero todos sostenidos con 1m. girones del exhausto
Tesoro colombiano.
No discutimos los méntQs de ninguno de ellos y la
historia detallará los servicios que hayan hecho â la República; pero sí es de notar qne algunos son de eSQ!
mortales afortunados, siempre usufructuarios de valiosos sueldos, cuyas biografías llenarán largas páginas
de nombramientos, honores V destinos.
Y ocurre preguntar: ¿Ño serán muchos para- tan
pobre país? ¿No bastarían uno (, dos Minrstros y 108
Cónsules indispensahles para nuestros asuntos en Europa? ¿No son todos esos Diplomá ticos bien ricos, para
que en el día del supremo infortunio de la Patria sa£rifi·
caran por ella, que siempre les ha honrado, distinguido
y remunerado generosamente, el s·'.1eIdodel destino ? ~N.o
es el caso de apelar al patriotismo real y práctico y. desintert~sado, que es el verdadero patriotismo?
¿Y sie1lo8
no pueden ó no quieren hacer tal sacrificio, no hayen Eu-
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Ofnmda
It la P/i1.trla
fopa muchos colombianos' distinguidísimos que gustosos podrian representar á la Nación ad honorem ?
Oh ! desgraciada tierra; ¿cuándo llegará el día en
,que por tí se sacrifique un miserable sueldo, un contrato
ó un rlestino ? (*)
(Sur
América, número ~5 de 16 de Septiembre de 1905.)
[*J Este artículo ocaaion6 tl11a de las suspensiones del periódico
de ordeti del Gobierno, pedid& pot alpno d~ IQ8 que 6taban nombrafios donde se ven los puntos 8uspentivos .•
..••
'.
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9Julce et deC6fum est' pro Hàtria meri
(Horatio)
¿~Quc por qué,-nos dicen 10squecritica1W1uestra con·
ducta so pretexto de compadecer á nuestros -hijos,-que
'porqué insisJ.imosaún en las peligrosísimastareasdeprensa, que no nos han propOl'cionado sino persecuciones y
perjuicios, cuando la suerted(:nuestros niño!! dependeacaso de uua palabra ó de una fr,;tse? (*)
.Pues pOt"ellos, rreci!!smente por ellos; por los quedese~qup
sigan e camino recto del deber _ydel honor lo
hacnnos ..
Porque creemos que después de los deberes para con
Dios,eI primer deber del hombre es paracon •••œatría; yal
eumplirlo bien, cumplido queda á su vez eJl,grar1.J~aTieel
inmediato, que es el para (~0J1 los hijos. Nadie-.time la
obligación de dejarles riqueza¡; 6 fortuna; pero tGèloetenemos la ineludible de incu1carlcs el amor á la Patria, de
enst'ñaries á vivir del tr.abajo y de dartes un nQmbreJimpio.
Yeso rio 1le enseña en los colegios ni en los libros, sino
con el ejemplo saludable.
Como no creemos haberno:~ salido. un áp~ _~.
DIOi salimos nunca de los' lindes de ley de
des.
eeudeoró haber descendido de nuestra cORd""
.~Ik.
ros, no -nQI (emuerden como faj'tas para con nudtI'Gs hijos
los desasttes que nos ha causado el periodismo.
Henibs sufrido con rt'speto de olierli~
eiudadau08
la&petTasque se noa haD J1HpUt'Sto~pero confiando en el
definitivo fallo det fut.ro, hemos apelado para ante la
Nación y ante la Historia.
Por~
~reemos que los eseritores púbJic08_p~cisamente cuando deben ~ercer su misión es en lOB ~
de ta
P~,_
(- Estt artículo ~ escribi6, cuando reapareci6 SurAta6riea
de 108 castiKO!l {IUt,le impu 80 el Gobierlo.
dupul!.
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160
Of.r~ndaá la P~trílJ
lucha y del peligro, en vez de -reservar su pluma recor'tada por el miedo, ·para cuando, haya plena. libertad de
imprenta ó dé seguridad tierra extrâniera.
Los que nunca nos hemos mezclado en la política, en
10 que aquí llaman tál, ó sea el arte de las intngas, de las.
discusiones ardientes de partidos, de los fraudes e1eceio.
narios, de las luchas por hombres y contratos y destinos,
sí podemos y debemos intervenir en las cuestiones referentes al honor, á la independencia yá la integridad de la
República; á la dignificacióndel pueblo; á la educación de k
juventud, y al establecimiento de los principios republicanos, único medio de consetvar la verdadera paz que todos nnhelamos, y de que haya una concordia rcal}- no
ficticin,
'
Por eso apareció este periódico para voh'cr por el
honor de la ~aci6n en aquellos nefastos días en que
merced á la. más inicua violación del Derecho Interna.
cional y los Tratados públicos, ~ desmembr6 ùna ¡:>m1:e
del patrio territorio; por eso inici6-más tarde la digna
celebración del centenario de la independencia' y llevó en
Colomhia la bandera de la unión hispanoamericana; por
eso nosotros, que detestamos las'conspiracíones, los an6nimos y la política de sombras y de cuchicheos de víboras, nos atrevímos á hacet'l einúwiQ' delsiteill;iú general,
algunas obserWiciortes respetuosu' èontrali'ctbs óliclàles,
no por atacar al Gobierno, sino para lIevarle honrada
y francamente el eco de quejas y opiniones, que l~ era nccesario conocer; y por eso vuelve Sur América hoy, en los
momentos ùe crisis republica,na eleccionarià, para clamar.
por la pureza nel sufragio, 'por las garantías que debe'
tener el ciudadano ante las uma!ll; y porque las autoridades intervengan parahacet guardilt1a dignidadyelordèn,
no pata desquiciar con la fuerza6cO'nelfraudeaquella base, fundamCntal de la ,República,como por. desgr~cia. ha
sucedido en muchas ocasiones, pero que esta vez no sucederá, puesto que así lo ha promci.1:idocon noble franqueza
el Excmo. Se.ñor Pre!tidente deS~.ltnbia. QÙ,ienacos.~u.
mo.
bra proceder con lealtaù y cumIa
páfabra estnctamente, no duda jamás de la pala rá ajena: nosotrbs' ~reé-,
mosp,!es~n la £.atriótica y SOI¿irinepr.o.mesad~IG~ièÓ10.
He ahl pod'[ué' reaparece Sur Aménca después d~ tres
forzadas suspensiones y de haber· Safrido su Director un
confinamiento y una nueva y reCIente prsión en el
nóptico.
Pa--
(Sur América, Número 129 de 15 Abril de 1909)
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fa juventud. republicana
(e)
Apeltar de la azarosa situación política presente, de la
mi~etia general y de los pavorosos problemas fiscales y
econõmkos que están por re:mlver, siéntese una como atm6sfera de entusiasmo y alegría que contrasta' con la calma sepulcral que había reinado.
Es el hervir de la sangre jo\'en al contacto de nobles
ideAl~~;~ el ~atir de alas de las águilas ,nuevas que van
á lelJil,1t:ilfSe¡es el despertar de la Repúblrca.
Lã. poetración y e desali('nto entenebrecíaná Colombia, porque parecía que la juventud ya noh~!lab" otr"
s~••da para alcanzars\ls legítima aspiracione$ ~o·mtndi,.
gar desti.nos y adular vilmente. Per.o los j6vÇn~ hogotanoa y tras ellos los de la Na.ciÓn entera, ha. ~adQde re·
pente ~a brillantísima not~. de valor, de digQiQad y de
civismo:.
PÇ.f (~pontá,neo movimie~lt~, los queante~ t~
1Ilj.efU·
hWf i:k opuestos bandos deJan á un lade>- ~~.vleJOs
odios, J unidos-en admirable y real concordia-,sfaperciben, armados con la raZón, la pluma y la pal3pra, á la
defensa de los grandes intereses nacionale~.
Toqos quieren la pa;¡ y ya n á sostenerm á tëi.4l(:oata;
pero tcx108 también están r~'sue1tos, pOF ~~de
una
\lUi6n~Qptrastable,
á coadyuvar á que la N~
j;Qrne
al régimen republicano, estableciendo la mutu.&TJ,K!cesa.
ria indepeQd.encia de los PodcJ-es Legislativo,. r~~iyo y
Judicial y dando á la Carta fundamental, quehimado
á
merced de lma cam bja.nte volqlltad ó de ün capdcl1o, la validez y ta, fi,rmezaindispensables.
m
[e] Bate artículo se ellcribió illlm1iatal.Ilt'llte je.p"" ,M-Jf)I, triq.
fUllpac¡1i~ el( Marzo de 1909 y e. Ju.tí,lmo en <:wmt9* t',6ere á
la labOr~~la lúvmtud . .oes,raCla?alllente lo qu~ e!1el PCJdèF., los destínotl'se l1aJl1llgo UnlíSn republIcana, despre.tJ~ió aqOd • .-rlosodelPpel'tar de ideó¡Jelll!Iobílísilnos. Par ua m\1cho. verd*rOf
~QIic"n~
.os retirámo. de la tal unión en cuantolle tomó enclrculo polítko, mas
nnnca del republicanillmo.
Il
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162
Ofrenda á la eatria
Pueblo donde la ju~entud se muestra-como
se ha
mostrado la de ãquí-llena de aspiraciones nobles y patri6ticas, es un pueblo que tiene savia, que desborda eft
~ida y que se engrandecerá tarde 6 temprano. El triunfo
eatá en el porvenir, pero es seguro. Y el porvenir es de
los j (¡,'enes dignos y patriotas.
Pero hay que desconfiar de los falsos símbolos y de
los horn brcs falsos." Hay que distinguir la falsa Concordia de la Concordia desinteresada y espontânea de los
que trabajan por el restablecimiento de las instituciones
tutela-res de los pueblos libres, por la honradez en la ad·
ministración y por el honor nacional y la integridad de la
Patria. Y hay q\le reconocer también, y marcar con hondísimo desprecio, á aquellos viles que cuando creyeron
triunfante la idea republicana, in$ultaban á aquel á quien
deben el pan que les sustenta, para volver á lamerIe la
mano el día siguiente; y á aquellos que mezclándose arteramente en el moYimiento digno; respetuoso y nohle, qui~ieron mancharia con gritos 6 con actos incorrectos, propios tan sólo de ebrios y de vagos.
La República pues será salvada si la juventud sigue
en su pacífica lucha como va. Âun en el supuesto inaceptable de que no se cumpliesen las patrióticas promesas
hechas {¡ la Junta Republicana por el Excmo. St". Presidente, y que tánto prestigio y tánta gloria pudieran acarrearle; aun en el caso imposible de que un Gobierno que
se reconoce católico pascase escandalosamente porc1campo electoral el fraude y el petjurio; aun suponiendo .que
volviesen, como em otros tiempos, las partidas inermes
de redutas para fonnar el cuerpo de electores; aun cuando
todas esas viejas iniquidades que envilecen el carácter de
los pueblos, desprestigian á los Gobernant.s y originan
la~ guerras fratricidas, volviesen-que no V"olverlíná presenfarse pues cI Gobierno cumplirá sin duda sus promesas-aun así, siempre se salvará la República, porque el
gran paso está dado. Se habría perdido la elección desea·
da; pero los legisladores espúreos no podrían detener la
ola republicana incontrastable: ella habríadearrastrarles
ó aplastades.
Haee un siglo luchaban los jóvenes próceres, no contM la persona respetada del Monarca, sino por la libertad, la inùependcncia, los derechos individuales y los principios republicanos. Hoy los jóvenes descendientes de pr6~
ceres y mártires, siguiéndoles la huella luminos~, luchan
pacíficamente por lo mismo.
El Centenario se está ya celebrando de una manera
noble y digna; de la manera que nosotros anhelábamos.
(Sur América, Número 131 de Abril 23 de 1909)
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Hor el pobre pueble
Ahora que tras la transitoria suspensión de la.s prácticas 'republicanas (de la cUôtlnosotros no hemos culpado'
tánto al Gobierno ëuanto á los que la establecieron con
la adulación rastrera y á los que la autorizaron con el
silencio cobarde) ahora, decimos, cuando según dicen Yamas á entrar en el régimen constitucional, hueno es que
los que han de ir á las Legisbtttras vayan pensando en remediar las viejas iniquidades ..
A ellos pues dirige su palabra este periódico, que,
aunque vocero apenas de un m,curociudadano,
interpreta, por esta vez á lo menos, el íntimo deseo de todos Jas
hombres buenos de Colombia.
Queremos la proscripción ùefinitiva del reclutamiento; anhelamos el voto del Congreso contra las sangrientas cacerías de hombres; i-nploramos la abolición de la
esclavitud odiosa de los pobres, de los humildes y 1m:ignorantes.ante la fuerza brutal de los que mandan.
E! reclutamiento bárbaro y salvaje que hemos vivido
presenciado aquí, es la violación de todas las garantfas
individuales, el atropello de todos los derechos, y lãcrueldad más grande que puede permitir una República y que
practican Gobiernos que se prècian de cristianos.
_Ese aparato de fuerza para. atrapar á un desgraciado
que no ha cometido ningún crim~n; esas sartas de reclutas amarrados como traíllas de perros, que escandalizan y
aterran A,las gentes; esas batidas horribles en que acosan
il los hombres como á fieras, son los espectáculos'más
desmoralizadores que puedan ofrecerse al pobre pueblo.
¿Cómo pretender que se dignifiquen y ennoblezcan las
masas po,pulares si los Gobiernos encargados de velar pOI'
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l~
Ofrel1dn
4- la
PBtria
la vida, el honor y la propiedad dé los individuos, son 108
que violentamente dejàn á los labriegos sin ho~ar, sin honor y sin familia? ¿Cómo esperar que sean en adelante
hombres de bién los que se ven privados de todos sus derechos por los que debieran garantírselos? ¿Cómo no ver
que se amengua y envilece el valor innegable colombiano
cuando una multitud de hombresannadosse
cebacobardemente en un infeliz á quien arrastra por la fue~ó
1
quien cuando itrata de huir ultiman á balazos? ¿Cómo
pretender formar ciudadanos de aquellos que sin saber
qué son partidos. qué lo que el gamonal llama la Causa,
ni quién es el Gobierno, van á morir miserablemente por
~odo eso en fratricidas campos de batalla?
Publicámos poco hace los Derechos del Hombre con
. el íntimo y vivo deseo de que los parias del pueblo 19J1 conozcan, y de que conodéndolos, sepan: que puedendefendensc por la fuerza de quien por la fuer8a intente arrebatárselos; que así como se mata justamente á quien en la
tiniebla d~ la noche ataca nuestro hO.l{ar,del mismo modo
de~n defenq~l' contra
te~lut~rl~
sp vjda y Su fatPj·
lia; y qu.e Cs un acto distiQg~¡q~:g~ v..alQT,d.e nol;>l~ y <W
justicia el de quien liherta una parti<ta. iner~ d~ r~llJ~a,-,
exponiéndpse por sal var á ~os d~sgraci~do!S como el que
juega heroicamente SIl vida en un inçendio.
Por desgracia los r~lutabl~_~ !la ~~b~n leer y ã ellos
no llegarán 1<)8 Derechos del Rf1R1!?rt, ~mQ l~sU~~ d~,de niños los deberes 4d e~lavó;-~n)
lo~ quelosl$~~lllos
cumplólmos el ~t'ber de ce~señárse1óscon líil palabra, conlfi
ley y cpt) los hechos.
~
Se dirá qU~al suprip¡ir ~lr~)llç~mi~nto qpeda ,upnmida la defep.sa de l~ P~tria, porque cuando ella n~cesite
tropas no las hallará ell nipg4na p~tie.
Qh! no tal. A la Patria la CçmO~(m y la adora", todOt$, aun los más elttíipiQ.0!3 l~~rj~~.
çqap.qo fll!1 lm.111
men~ster soldado9 para. gq~m~ar
fronteras, paracppservar su ir.tegrídad ó pata yplver por su honor vendido
al qtmnjero.
yolar{m al primer llamalllœl1to y luégo al
punto, COUlOun splo homQre. los colombianos toqPS, y
se alzarán fn masa laS muj~re~ y los vitjo!) )' IOJ niño~.
Así lo hùbiera q~eridQ el {}obierno para someier el
Dcpurtumepto rebelde, vendido por tra~dores á IQ~ yanquis, 6 paraprptestar
cpntra el brutal abuso de Ç~n~lani, 6 para la rar las ofens&$ qel G~p'eral yenezolanp Castro! Así lo quisiera pam imPfdir que el e~tral1jel'o nOli
'p_~
.»"
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arrebate palmo á palmo inmensos y valiosos territorios;
así lo quisiera y vería á sn lado, no un embrutecido enjambre de reclutas amarrados, sino más de tres millones
de indomables soldados voluntatios.
(Sur América, número 139 de 28 de Mayo de 1909) .
••••••
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.t>er la verdadera l\epúbUca
(9)
Para salvar á Colombia de la ruina total 'tiue la
amenaza, no hay otro medio que perseverar en el republicanismo á todo trance.
Y esto porque las causas nobilísimas como es esa,
en que no va envuelto interés personal de ningún géne'ro; en que no se 'Vela mano de un caudillo ni la tendencia banderiza, son causas santas que dignifican á los
ciudadanos y engrandecen á los pueblos.
La unión de elementos sanos para luchar ante
todo por la integridad de la Patria, seriamente amenazada por los peruanos y los yankees, y luégo para
restablecer las prácticas republicanas suspeadidas aquí
desde hace años, es. una obra patriótica y grandiosa
que habrá de producir incalculables bienes si se persiste
en ella con desinterés y buena fe, y si en el Cuerpo Legislativo, donde ella seguramente ha de imperar, se procede con la rectitud, la buena intención y. la cordura que
Ion menester, al mismo tiempo que con çnergía inexorable.
La última desastrosa guerra civil vina á ser, á. la
yerdad, una benéfica lección de paz que no se olvida. La
Nación y los partidoli aprendieron en ella á detestar de
todo corazón las guerras civiles. Por eso los partidos y
los pueblos, hartos de sangre, dieron amplias facultade.
J poderes absolutos al gobernante que lanzó como programa el anhelo íntimo del pueblo.ealombiano : paz, tra,..
bajo, concordia.
C') Repetím.s que el repttblicanilmo que lucha por principioe y
grande. idealu. t'II cosa muy di.tinta de aquella unitSn 6 liga de conaer.
yadorea caracteri udoll y algano.liberake
,ara efectos de iDter~. pol{.
tico y perlonal.
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Por la verdnderaRepública
167
Esas palabras brotaba:!1 de todos los corazones y el
Gobierno hábilmente las hizo su bandera. Pero 10 malo
fue que la paz resultó tan 5.610 la paz de los sepulcros, la
de los siervos amarrados;
la concordia, mera repartición de aueldos "1 contratos entre individuos absolutamente incondicionale'S de tos antiguos partidos; y el tral}ajo, desesperada lucha de los que tienen que ganar el
pan con la diaria labor, para pagar grandes impuestos
devorados por la vorágine del papel moneda, los enormes sueldos, la costosísima representación en el Exterior
y los gastos ingentes de prensa laudatoria dentro y fuerade la República.
Esa concordia [undadn en el interés individual no _
era ciertamente la que ambicionaba la Nación; y la
prueba de ello es que apenas surgió por modo espontáneo la real y efectiva que proclamó la integridad
de la Patria y el restablecimiento de las bases republicanas, los elementos de aq oella engañosa farsa se disgregaron y ahora hacen esfuerzos inauditos por enfrentar
los antiguos partidos con sus odios eternos y sus ri·
validades invencibles.
_,'
Al rededor de las figuras más sangrientas de Colombia: las que podrían nadar en la sangre vertida por
su causa en los campos fratricidas, y las quederramáron
inicuamente tánta en los cadalsos, se van p~o á poco
agrupando los viejos partidos con sus inmensas responsabihdades y sus. ambicione.:; insaciables. Y los hombres
de los altos destinos y de los contratos enriquecedores.
se van arrimando á las antiguas filas, por más que hubieran renegado de ellas ó que hubieran hollado públicamente sus principios ..
Pero para que al verdaè'ero republicanisJIló, que no
lucha por los puestos públicos ni por sacar tajada al
presupuesto, no 10' aplasten aquellas dos ruedas que exprimen el Tesoro, fuerza es persistir en hacer prevalecer
sus ideas gloriosas y sus tendencias patrióticas y pura e
ante el Poder Legislativo.
Han hecho y hacen labor antipatri6tica
y- odiosa
los que. so pretexto de concentraciones de partidos, se esfuerzan en obstruír la jabor republicana despertando loa
antiguos odios y mezclando arteramente la cuetti.6n religiosa en donde no se trata ni remotamente de ella. y
cuando sólo se anhela evitar que por Tratados ú otro
medio se venda el territorio nacional á quien acaba de
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168
OFrenda á la
Pa.trla.
,
arrebatarnos un jirón cínicamente"y' establecer la indis~8ablë 8eparació~ de lõs tJod~re8ptiblicos ta _re~~amlidad de-Ios ma.ndatarios t la purezâ et1 et tti4Z1eJo-dt! ta
hllcienda p6blica.
(Sur América, número 143 d~ L2dé Junio de 1909).
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¿ ~uién ha,cela guerra ?
Cuando en días pasados oímos en Palacio al Presidente
la aterrad.ora notiCla de que por tpdas partes está á pun. tô de tQtallar una nueva contienda fratricida, salímo8,
c(jt] hondísima tristeza,
prcgunt(¡ndollos: '~qùién hará la
guerra? ¿Quién que tengfl mediano patriotismo puede
querer revolución ahora?
No serán ciertamente los labriegos, los humildes, los
. intelkes holtipres de.l fuebl~l, predes~inados desde l~ ~una
por el descuIdo "SOCIaá la IgnorancIa y por los polItlqU~ros al reclutamie'nto. No serán los labonosos y honraâos
c~t1'1pesillos,entregados en la guerra al general saqueo. No
puedeil ser los comerciantes á quienes ella arruina necesari.amente. No.pueden Ser los hombres estudiosos y los sabIOS,aJertos siempre {das atttlas y â la sangre. Nt tampoco 10$ ricos tnillonarios, cuyo vivi!:' tranquilo no S~ compádece con la inseguridad de la revuelta. Menos aún sentn
10$que vegetan con sueldos miserables, nunca pagados
en tiempos anormales, ni lo:~maestros de escuela que si
en la plena paz viven tan pohres, en la revoluci6rt se mueren de hambre.
¿Quién, pues, querrá la guerra? ¿Serem08 entonces
los que estamós acostumbrados á vivir del trabajodlario
y no tne~digamos puestos plíblicos? ¿Sere~OI 108 ~ádre8
de fa~iha,loshombres
del hogar, losya mecho reñdl(1os en
la itlcèsal1te faena de la vida?
¿Quién querrá la guerra?
IOh! claro est!. No pueden queterla sino 104quo necesitan de sus som bras para ocultar muèhas i~as;
108
qUt tienen qUé rendir ertormes CUentas que s6~Q mat~.
2:il y el d~sotden saldan; los que àcostumbr~~A
~Vlt'
dél ~tet\ipuesto y del favoritismo del Gobieñ1ó v~ que
la. pat hn de oh1igartes â soltar e11eonino ~óíitràtoô el
êiiottnè s~etd(); los que cree" que la revoluclÓll .è; catta
blanca' para robar inictia1t.Lénte, destrozar ..~tes,
enriquecer en p8CO tiempo y g;1nar un alto grátto ert la
1f:
",I1Ma.
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170
Ofreada á ia Pa tria
.. Loa qu.e quieren guerra 80nlos c6mplices del despótico
régimen que acaba, al sentirse vacilantes' en sus puestos y
al temer; que se exhiban sus iniquidades.
Son aquellos titulados liberal~ que, á trueque de contratos y destinos, ayudaron á establecer los monopolios,
á impedirIas reuniones del Congreso, á amordazar la Prensa, á sancionar la pena capital por d~1itos políticos yá.
arruinar el Tesoro, y que hOl reivindican con empeño el
nombre liberal por más que p180t~aron-sus principios.
Son aquellos conservadores que durante el régimen de
la mescolanza de partidos y de la nivelación de caracteres, no hallaron nada de malo en estar íntimamente unidos con liberales; y ahora- escarneciendo la religión de
Jesucristo," se escandalizan hipócritamente en'n,pmbre de
ella de la unión de hombres nonorable:s para establecer
principios republicanos, introducir la honradez en el maneJO de los fondos públicos y defender la integridad del territorio amenazada en todas las fronteras.
Son todos aquellos. que vieron buena la concordia ba:'
sada en la repartición de contratos, honores y destinos, y
ahora la hallan inicua para salvar el honor de la Repú-
Nb ...
Sor. esos jefes de uno y otro bando qúe prolongaron .
infamemente la'pasada lucha, por que mlentrasfiguraban
como enemi~os en opuestas filas, eran si.nembargo socios
para reparbrse el fruto de los asesinatos y el pillaje.
Son, enfin, digámoslo con la franqueza ruda de quien
pçr servir á la Nación arrostra todo, son esos gobernantes que están recJutando inicuamente en plena paz para
continuar la Dictadura y perpetuarse en el Poder.
Esos, todos esos son los que quieren y han menester
la guerra á toda costa.
Así pues joh hombres honrados de todos los partidos!
joh colombianosamante.deestades~raciada
tierra!, cuan·
do oigáis el grito de revolución, deCid sin vacaar de quien
lb lance: j hé ahf un traidor á la Patria, un miserable!
Pero hay algo más pavoroso aún para la República.
No solamente los malvados de aquí quieren la guerra: al
rededor de las fronteras hay otros á quienes les conviene
y que la asechan. Los yankees, los peruanos, el Brasil y
hasta la humillada Panamá la verlan con íntimo placer.
Ellos, como las fieras del desierto que rodean la indefensa
caravana, aguardan el momento propicio para caer sobre
la presa apetecida. Apenas la guerra civil postre á Colombia, se la repartirán tan fácilmente como se repartieron
las grandes potencias á Polonia.
_
Hé ahí la labor de los que quieren gue~a.
(Sur América, Número 151 de Julio 5 de 1909)
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.Les partidos
Ba un error lamentable creer que en una nación paer
den desaparecer 6 abolirse los partidos. Ellos son conse·
cuencia natural de la eterna diversidad de opiniones en los
hombres; y, como ruedas que deben eIigranarse unas en
otras, son indispensables para que el me~smo
social
marche bien y para que de la discusión pa~ri6tica y razonada brote la luz y tienda el progreso sus.alas redentoras.
Lo .qu.eimporta pues no ei que desaparezcan los partidos, sino que se civilicen y se dignifiquen; que mutuamente se reconozcan y se respeten sus derechos; y que todos tengan intervención en los asuntos públicos. Pretender destruír los partidos haciendo una híbrida mescolanzn de principios opuestos, tanto vale COmo querer que
ande un reloj corr- una sela rueda 6 haciendo de todas
ellas un pastel.
. y tan extraña pretensión ti~ne dos infalib~ y perni.
ciosas consecuencias: es la primera, la degradación de los
caracteres, la muerte de la iniciativa individual y el envi.
lecimiento de los hombres :~los bandos; y es1a segunda,
la aparición necesaria de otros dos partidos, que al principio no se notan y que al fln se enfrentan: uno, formado
por los explotadores de la idea que, holland9_~s
principios y cayendo en inconsecuencias vergon~oSali ••.9Ó1opiensan en medrar y en afianzarse más y más enelPodèr; y
otro, compuesto de los oprimidos y eXflotadosque,
tascando los más el freno por temor en e silencio ,.'protestando con peligro alguno!!, se compactan ~
á poco,
hasta estallar al fin irresistiblemente, como vimos aquí en
Marzo de 1909.
Pero si es imposible sin que se produzcan ass· dos necesarias consecuencias pretender que desapà~n,
amalgamándose, los bandos, también es evidente1}lte ellos-lO'
mismo que los hombres-nacen,
crecen, se corrompen y
mueren para dar vida: á otros nuevos más aoordes conlas.
cambiantes necesidadei de los tiempos, con el adelanto de
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172
Ofi-enda R. Ut
Patria-
la civilización, con. el desarrollo sociológico y con otra~
mil variables circunstancias imprevistas.
De los partidos agonizantes suele salirel soplo de vida
nueva para otros más civilizados y más puros; y de los
bandos en putrefacción brotan, con la vilHosa lección de
la experiencia, la sa via, los jugos y los gérmenes para concentraciones más perfectas. / ..
'
:
A veces sucede que 109 extremOl de parcialidades
<>.I!uestaspueden correctamente unirse, por estar ya iden. bttcados en las base'l, para formar el bando nuevo, salva.dar de la nación y las instituciones.
No es fuerza tampoco que en un país haya precisamente dos partidos: puede haber, y á veces aun conviene,
qu~ coexistan va~os, demócratas, re{>ublkanos,. mon~r9.ulstas, etc., que girando cou 1~
en 6rbitaidls,
tiD~, de acuerdo conlae leyes rlás ~dadea
del momento, produzcan el equilibrio indispet1.able pat-a la eltabilidad de la pa3
la l11archa ince8Bnte del progreso é
impidan la apariCión de la Dictadur1l6 de la Tiranía, consecuencias lógicas de la tonada abolici6n de los partidos.
ÈI aferramiento á lOI noufbrcuiclmdJàudoi
con de$precro quiz4 de .U8 prindpio&,que JDUCh08 tOJt¡atl como
prueba d~ talento y de carácter, mIe ser 8efial de lo COll"
trario. No es el and'lr uncido como buey 6.un yugo 10 que
~naltcce y dignifica al hombre, sino el consecuente y fiel
sostenimiento de la8 ideas y los principios que conscientement~ adoptó por creerlos buenos.
BI que se deja marcar con nombres ya manchadol
debe cargar también con su lote de viejas nsponsabilidades, COR su parte en los errores y los crímenes pasadoi y
con el signo jel pecado original imperdonable.
Pero no hay justicia ni razón én qUt el que no intervino en las odiosas luchas fratricida. de losbándos; ni ~n
SUII reparticiones de honores, contratos r destinos; ni en
sUs culpas, !lUS yerros y &Us claudicaciones, teng~ forzosamente por llevar él nombre, que ha.£erse partícipe de la
re8ponsa.bilidad ante la hilJtoria.
A&íla juventud, que con tánto valor y tánta dignidad
se ha despertado y que tan gloriosathtttte se abre paso
para salvar el honor de la Naci6n y la integridad del territorio, no puede, no debe, dejarse tban~hàt con las aJenas culpas ni compartir por 1i61o un nombre responsabilidades enormeQ que no le corresponden.
La causa republicana, pura, nut!va, limpia y noble es
la 9u~a. Su caula et la que IKistime: ,el prof1looo n!Speto
á la reJigi6n de la casi totàlidad del pueblo colombiano;
la mutua y absoluta indepmd~a
dt Jo. tres Podel'9¡~la
.alternabilidad en los puesto. p6blièÔl; la responsabilidad
r
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11S
de todo funcionario; la libertad de la Pr~nsa con responsabilidad para ante e1l'oder Judicial; las gara.ntías eleccionarias de las minorías; la instrucción primaria eficaz
y obligatoria dejando á los padres de familia el derecho
de escoger el establecialierlto en donde han de dársela á
~U8 hijos; la abolición de los monopolios;
la ùemocracia
en las instituciones; la im'iolabilidad de la viùa humana;
la supresión de las facultwles extraordinarias de los Presidentes; las garatttías efectivas de la propiedad, la locomoción, la correspondencia y demás derechos individualés;
el libre ejercicio de la indllstria horrada; la rroic:cci6n
racional de las industrias nacionales; la a bolición efectiva del reclutamiento; la división territorial conveniente y
econ6mica; la honradez y ]a economía en la administración d~l Tesoro; la igualdad de los individuos ante la ley
y III Ju&ticia;y otras muchas y anheladas reformas que deben asegurar verdaderamente la paz y la concordia, restabltcer las prácticas republicanas y abrir á la Naci6n, tras
de l.densa tiniebla en que moría, el camino de luz v de
progreso que ya tan justamente se merece.•
(Sur América, ll~mero 15~ de 11 de Agosto de 1909.)
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~
la lucha
Los triunfos que no se cobran y que no se traducen en
hechos positivos suelen á veces resultar derrotas. No àvan.
zar en el camino de las justas reivindicaciones equivale á
retroceder. Denunciar y reprobar los grandes atentados
para luégo dejados sin castigo acaba por ser una compli.
cidad en ellos mismos.
y tal parece como que e.so le está pasando al republicanismo, después de su victoria gloriosísima; tal pareCe
que sus hombres principales satisfechos unos al Qçuparlos'
altos puestos y desalentados otros por cualquier motivo,
hubiesen dejado las armas vencedoras para mirar tran ~
fJuilos rehacerse el adversario poco á poco y para aguar.
dar á que, no diremos de sus cenizas, sino de su insolente
impunidad, renazca el régimen caído ..
Los que estamos cqnvencidosde que en la labor republicana leal, pacífica, franca y sobre todo desinteresada,
finca la última esperanza de salvaci6n para este país, de·
bernas trabajar por ella ahora con más empeño y decisión
<luenunca ..
.
Çomo republicanos hemos luchado siempre y debemos
luchar aún: contra la irresponsabilidad presidencial, las
facultades extraordinarias y los decretot'Jlegislativos; contra el Poder ]udicialvitalicro6nombrado
porelEjccutivo,
que es peor aún; contra las Municipalidades nombradas
por el Presidente, y el Senado:de fuente presidencial6 dictatorial, en vez de ser de origen popular como la ley y la Nación lo exigen; contra la pena de muerte, por creerla injus.
ta, cruel, atrozmente irreparable, ineficaz y sobre todo
desmoralizadora de los pueblos; contra el reclutamiento'
en la forma salvaje que se usa entre nOiotros; contra el
papel moneda; contra la centralización absoluta del
Gobierno; contra la divisi6n de la República en costosos
Departamentillos para repartir Gobernacioncs á incondicionales sien'os del Ejecutivo; contra la petrificaci6n de
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A la lucha
175
determinados individuos en los puestos públicos cuando.
se impone la alternabilidad republicana; contra la costumbre de tener á los máestros de instrucción primaria á
ración de hambre, al paso que se gasta mucho en el alto
profesorado de las Facultades encargadas dc repletar ~
Colombia de inútiles doctores; contra la empleomanía,
fomentada por eso y por los enormes sueldos, los jubHamientas y las pensiones que se prodigan á lo~ titulados servidores de la Patria cuanLlo antes bien es ella quien les
sirve dándoles destinos; cont ralos ruinosos pase'os á Europa costeado. por el Tesow nacional en forma de Legaciones, Consulados y l\lisionl's Especiales á infinidad de
ineptos y holgazanes; contra los Ahogados Consulton;s
de los Ministerios, porque, ó el ~[inistro y el Subsecretario son suficientemente capaccs para atender á 109asuntos
de su ramo y entonces sohra el Abogado, ó no lo son v
entonces deben dciar1e el puesto al Abogado; contra lõs
fmueles y las iniquidades electorales ocasionados por no
dar la justa rcprcscnÜH:ión á las minorías, por los abusos
de los gobernantes y por el abyecto personal de las autoridades subalternas; contn.. la elección de Presidente por
Congresos cuyos miembros .\,('n ci candidato al través del
interés persomd ó de partido, en \'ez de hacerla por el voto
libre y efectivo de los ciudadanos; contra toda clase de
monõpolios; contra los título:; an'til1cmocriiticos para los
altos funcionarios; contraIa atrocidad de que el Presidente de la República pueùa nombrar su sucesor como le
plazca, aun por sobre la manifiesta \'oluntad de la Nación
entera; contra la institución .IeI Consejo de Estado y la
Vicepresidencia de la República, por creer una y otra cosa
ruedas inútiles cuando no p('rj!.ldicialesen la administración; contra las giras presid'~nciales y los Ministros en
comisión que le comen medio laùo á la I~epública¡contra
los gastos secretú!', las indescili-ables comisiones militares
y la abyecta prensa asala riada; contra la policía secreta,
costoso ejército de espías y det.1.tores; contra el Poder Judicial puesto en manos de indi"iduos que no hayan hecho
estudios serios en ta ciencia del Derecho ó que pa8èn en.silencio los atropellos del EjecuLvo; contra la intervención
de éste en los asuntos de prensa y la censnra previa; contra las leyes de Alta Polida Ú rnejor dicho, de Alta Tiranía
Nacional; contra privilegios y ventajas de todo género
otãrgados á los extranjeros so;)re los compatriotas; contra toda clase de leyes y decrdos que estimulen la delación
rebajando así vilmente el carácter nacional á trueque de
castIgar algún delito; contrd d amordazamieuw de la
prensa, para la cual debe regir ante todo una ley meIudibIe: la caballerosidad. que impide siempre descender al
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116
Ofrenda á la Patria
y
iJH¡plto,á la pprsonalidad, il la. calumnia la bajeza; contra los Tribunales de Cuentas quepa$8ll por alto enQrDle8
dilapidaciopes del Tesoro; contràlo9 que vendieron á Po..
namá y hollaron el honor de la República; contra todo eso, en fin°,y mucho más q~e al escribir estas Hneas al correr de la pluma forzosamente se nos quedan, hemos luchado y debemos luchar hoy más ql1~nunca CI1 cuanto no
se haya realiz~o la r~forma ...
Estos mismos principios. fueron los que posteriormente lanzaron á modo de programa los caballeros que se
constituyeron en Directorio de la titulada Unión Republicana.
_
También trabajéremos
hasta. donde nos Sea posibl'e por la integridad del territorio y el eastigo de 108
que 10 hac comprometido al extranjero; por la protección
de 108 industriales nacionales; por la educación del puéblo, por la unión hispanoamericana; y por cuanto tien.
da al honor, la gloria y la prosperidad de la República.
#
(Sur Américl', número 171,21 de Septiembre de 1909)
••
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Es tan difícil servir á la Patria por sobre los partidos, los hombres y las preocu raciones sectari~s y es tan
arduo trabajar por los principio's rf'publicanos en un país
desorganizado por las guerra~; y envilecido por la política y la adulación, que á veces nos vemos impulsados á abandonar por estéril la lahar periodística y á dejat' para otros tiempos y á me:'ores plumas lo que ha sido
el anhelo de la nuéstra.
Porque es casi imposible convencer á la mayoría de
un pueblo acostumbrado á las intrigas de partido y á las
guerras, de que pueda haber un periódico que hable con
absoluta sinceridad, con el corazón en la mano, y de que
sus artículos no tengan un doble fondo, un interés mezquino, un fin político ulterior <í una tendencia sectaria 6
personal. Es casi imposible ha~erlt' comprender que tanto las frases de censura á algunos actos oficiales como
las de aplauso, pueden y deben tender á un mismo objeto: el bien público; y á servir it un sólo y único seil.or: la
República.
Es por eso por lo que cuando improbamos :llgo, por
más respetuosa y comedidamente que lo hagamos, muchos individuos tachan el periódico como hoja de oposición y de revuelta y á nosotros nos tildan de enemigo!
del Gobierno y de hombres peligrosos; y cuando aplaudimos, por más justo y merecido que el aplauso sea, nos
tratan de.aduladores y vendidos los que quisieran sacar
la brasa por nuestra mano } <:onvertirnos en pantalla
de sus iras y en instrumento \"ilde sus pasiones.
Hicimos v. g. en días pasados al~unas justas ob¡ervaciones sobre el pago de sueldos de los maestros de
escuelas inferiores, y luego al punto hubo gente& que no.
U
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178
Ofi-endlJ A ItI. Patria
iniptobaron, diciendo que é"r&mosla única voz discordante en la República '1 que al partido (?)-lo que le interesaba era apoyar todo y en sileI,lcio, porque esa era la
única puerta de entrada, -la única vía para alcanzar el
Poder, y que luégo llegaría el tiempo de enmendarlo
todo.
¡Como si nuestras humildes observaciones hubieran tenido por 6bjeto atacar, como si tuviéramos
algo que ver con los partioos que han destrozado á Colombia !
Días después manifestámos ã los periodistas nuestra
adhesión al programa (ao pl sistema usado, que era el
de co.psiderar el Tesoro como una fuente á. donde cada
cual podría meter su cántaro) de paz, de·concordia, de
progreso, de menos poHtica, de igualdad republicana
para todos los colomhianos, y en el acto otros muchos
politiqueros de oficio nos criticaron acremente.
¡Como si no httb~eran sido esas las ideas sostenidas
dntuntc .¡,westra vida entera; como si à1guna vez. huhié>ramos sido amigos de la guerra, del ocio, de la discôi-dia, de la política y del favoritismo det Gobierno!
Razón pues nos sohró cuando dijimos que Colombia es la tierra de la intransigeocia y la pasión política y
que un interés servil y un miedo cerval reinan cr. ella .
.
IJifídl es, repetimos, servir ~ la República cn un país
acostumbrado á servir á los hombres, á vivir de los
odios de partido y á no ver á la Pátria sino con los destinos 6 al través del bando político que a~rade 6 del caudillo ã quien se sirva 5ncondicionaLy huml1~lemcnte.
Pero por fortuna los hombres honrados, los hombres de trahajo y de talento, qlle no piensan Vivir de
l~s destinos, comprenden y apoyan la lahor ùe Sur AmérIca ..
La calidad moral de nuestros favort:l'edores \. la diversidad de partidos á que pertenecen, nOs hacen-ver que
nuestra buena intención 110 va perdida; yeso es lo que
nos anima á continuar .
........... . ........... ......................................~
(~l1r América,
.
.
.
número 109 de 12 de Octubre de 1907).
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L1 1JirectGr de "Sur ~mérica"
ANTE EL COMISARIO
JlJDlClAL
Por orden del 1\Iinisterio de Gobierno fue Ilama<lo
nuevamente el Director de este periódico á rendir declara.
ración, el 25 de los corrientes, sobre algunas <lesus publi.
cacioneatae,hadns de subversivas y especialmente con ~.
íerebciadil suelto que en el n(mlero 115 dice:
«A ALGUNOS les hall parecido IlIuchas y muy fuertes las Cl'iticas ,que con tánto tcmor como respeto uos hemos atrevido á hacer, únicamente por el bien público, respecto de varios. actos del
Gohiet'no. Pu,eBBien, ellas no son ni la millonésima parte de las
que. oontr~e~ mismo Gobierno hemos oído á varios d~ lO., 'lue lu
rodean, delO$ que de èl viven, de los que ocupan altos puestos.
Sólo que.d.los las hacen verhalmeot(· y pOI' la espalda,.yoosotros
t'rente ã. frente y por la prensa.
A oTaOs, que quizá no han logrado destino ni coutt-ilto,les
ha parecido ~uestra actitud cobarde y uun servil, porqne no 00p~óbamos abIertamente muchAs otras cosa~ y porquehèm088~.lall(lido algunas. Pero nos consta que esos vahentes ell calleze. 8jeDá
se creerfan dichosœ si ci Prf"-sidentc de la Nación hiciera. eqn eIlo's
lo 11)e V~l'J"epidió
para sí,al LibEl'tado~ cuando éste sehltaha
en a cumbre del Poder y aun no era tiempo de \·oIv~ltes;.
palda. (Que le colocara el pie en la ,>sI,aldn t'stando èl de r()(hnas).~
El Sr. Comisario hizo al Director ,"arias preguntas.
de las cuales vamos á clar noticia á continuación con sus
respuestas, lo más fielmente que nos sea posible~()J'dar,
á fin de .q1,le se vea si~mpre la sarla intención con q~~ ~
procedido este peri6di<:o..
Ante todo exigió el Sr. Comisario que dijeSe frt\nca y
categóricaníentc quiénes son los empleados de~Qobier.u.<>,
que lo censuran y cuáles son los <lctos censuradQS. La~apu~sta fue poco más ó menos él:_í: "Nací eab~Uero y Ilk
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180
OFrenda á la Patria
hice abogado, pero no me he hecho ni me haréjamásdelator. En consecuencia, y suceda 10 que sucediere, no diré
nunca qué personas de las que rodean al Gobierno 6 tienen puestos públicos, ha~ lanzado ante mí cargos contra
él; pero me ratifico en que las hay y. en que han dicho collas mucho más fuertes y más S'raves que las que yo, par
bien de la República y del Gobierno mlsmo,me he atrevi.
do á decir respetuosamente en SUR AMÉRICA,en uso del
derecho que me da el artículo 4.0del Decreto vigente sobre
Prensa. En cuanto á los cargos que hacen ciertas personas al Gobierno, no los digo aquí por ser muchos y porque
yo mismo creo algunos de ellos infundados; pero SI el Gobierno me autoriza plenamente y me da garantías, los
expondré con el mayor respeto en mi periódico, para que
si son injustos, los rebata la Prensa toda y deje bien puesto el nombre del Gobierno; y si acaso hubiere alguno justo, sea atendido por un Gobierno que me ~omplazco en
creer honrado y lleno de buenas intenciones." En seguida
interrogó el Sr. Comisario si no creía que fuera un acto de
patriotismo y un beneficio para el Gobierno dar el nombre
ae esos empleados en vez de autorizarIos á las censuras
por medio del secreto. La resptttsta fue poco más 6 menos
Así: "Creo que le haría un servicio al pais y al Gobierno
Al indicarle los nombres de varias personas que lo atacan;
peto cso siempre sería una infamia, una bajeza que no
haré nunca. Lo más que puedo hacer en esto, en bien de
mi Patria y su Gobierno, es hacerles saber el hecho para
que vigilen, para que vean que en el coro general de aplausos hay en la sombra voces discordantes, y sobre todo,
para que oigan la palabra, acaso amarga y ruda, pero
leal y sincera de los escritores bien intencionados." Insisti6 luégo el Sr. Comisario en que sin temor ninguno diese
los nombres de aquellas personas. La respuesta fue así:
"No cs por temor á las personas por lo que no denuncio á
nadie, es por temor â la infamia que ese hecho arrojaría
sobre mi nombre, hasta ahora limpio, y que es la única
herencia que puedo dejarles á mis h~os." En seguida hizo
esta pregunta: "¿No sería conve1l1ente que en las publicaciones que en adelante haga se concrete á aquellas
que pueda explicar y comprobar? " La respuesta fue a sí:
Todo, absolutamente todo cuanto he dicho en el periódico puedo comprobarlo por la Prensa si el Gobierno me
da absoluta libertad de hablar, no como delator en una
oficina de policía, sino â la faz del público y sin que me
embaracen los terribles decretos sobre Prensa y Alta Policía. En ese caso explicaré los cargos, diré los que crea
instos, ayudaré é refutar los que me pa.recen.injustos y
asumiré cualquier responsabilidad; pero jamás denunciaré personas."
'I
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El Director de «Sur Am¿rica» ante el Comisario Judicial .181
..
Por el profundo respeto con que tenemos costumbre
de mirar á las autoridades cualesquiera que sean, no clamámos contra lo humillante y ofensivo queparanosotros
era el interro~atorio; pero suspirando por la suerte futura de la Patna nos dijimos: iCómo se ha envilc'cido el
carácter colombiano cuando la autoridad se cree con derecho para esperar, de un caballero villanas delaciones!
iCuando pretende que viole el sagrado secreto profesional
del periodista!
(Sur América, número 116, 2 de Diciembre de 1907)
Inmediatamente después de aquella indagatoria,
Gobierno dictó la siguiente
el
«RESOLUCION N. C) 7 DE 1907.
por la cual se suspende por seis melie5 el periódico
Ministerio
Sur América.
de Gobierno-SecciÓn 5 -Bogotá.,
ciembre de 1:J07.
f1o
3 de Di-
El Ministro de Gobierno
CONSlDERAN,DO
:
19 Que en el número 115 del periódico Sur América,
de esta ciudad, afirmó su Redactor que: "las muchas y
muy fuertes criticas que había hecho á algunos actos del
Gobierno no son ni la millonésima parte de las que contra
el mismo Gobierno había oído á varios de los que Id rodean, de los que de él viven, los que ocupan altos pues-
tos."
2.0 Que deseando el Gobierno .remediar aquellos 'actos que pudieran ser materia de censura, y corregir á
quienes se Ocupan en cónspirar contra el orden, .~11amado el denunciante á dar .razón de su dicho ante la autoridad competente;
39 Que leJOSde contribuír el Sr. Director de Su!, Amética â hacer luz sobre los hechos por él denunCiados,
cuando se le interrogó acerca de ellos se neg6 á suministrar los datos que la autoridad le exigía, encastiUálldose
en que nopodia constituirse en delator, no obstante que
aí se había constituído en denunciante;
.
49 Que en el número 116 del mismo periódico, ~
de relatar lo ocurrido, ha desconocido la facultad que
tengan las autoridades para esclarecer los :bec~08que
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182
como rel'robable~ se habían de~\lqçjud@" alegaado, a.dè.
mb'q\te la autoridad e$ respóQ_blé qet (:hvÜ6cipú~to
d-eIcarácter c'Ç>l'ombiallo,
1'0 cuÍ'lJ ëS una afirmación sub·
vers.ïy~ y calUmniosa;
&9 Que aunque se denegó ~ute la autoridad â dar
nomb~es .y á precisar cargós,ófreêe. ocupa,rse.deé~!os en
su perIódlco, lo que reveJa el prop6slte d~ J;l.a.cer
ca~ 80.lidaria con los tnisttlQ8 á qúie~~.-~Ubtfe cen el ¥c~~p, y
constitttír as{ su peri6dico èn vocero de los que él estima
difamadores ; y
6. o Que ya otras veces el .mismo escritor ha dado
motivo para que se ejerza sanci6n sobre él por sus injus.
tificables agresiones contra las autoridades legalmente
censtituídas.
'
Vistos los numerales 3. o, 4. O Y 5. o del Decretp
Legislativo número 12 de 1906 y IQ~numera.les 2. O 3.°,
11 y 15 del artículo 32 del Decreto lwtgislativo sobre:
Prensa, número 47 del mismo año, y de acuerdo con el
Ordinal 2. o del artículo 36 de este último Decreto,
RESUELV~.:
Suspender por seis meses la publicación del peri6dico
Sur América de esta ciudad, co~ las prohibiciones anexas
comprendidas en el número 3. o del citado artículo 36
del Decreto Legislativo n.úmero 47, á que se ha hecho
referencia ..
Cotl,1uníquese,cópie~ y @ublíquese.
Dado en Bogotá, á 3 de Diciembre de 1907.
p. BÙCLIDBSDÊ .1'ÍGU~
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Hor el honer ele la b'rensa
Para que la Prensa ejet'za con eficacia absoluta su
podc;t il1menso, ha de ser s'llpremamênte cultf!-. Mientras
má* Cómedido sea un artículo, más impresi~n causa en
los lectores y más se graba en las conciencias rectas: ~t
insulto desvirtúa las má~; sólidas razones y perjudica
hasta las causas justas.
La cultura no está rcñLda nunca ni con la vehemeneia de la frase, ni con la el1e:~'gíainmisericorde del reproche
merecido, ni con la inexorable indignación contra los bechas malos.
El epíteto soez manc'ha los, l:"tbios que lo profieren y
la mano que lo escribe y atenúa en mucho la responsabilidad del agredido,
Enrostrar al enemigo .;omo un cargo sus enfermedades ó sus defectos físicos, que á uno mismo pueden sobrevenir tarde 6 temprano, es una ,crueldad imperdonable; y no reconocerle nada bueno sabiendo que en el mundo nadie es del todo malo como nadie perfecto en absoluto, es una injusticia manifiesta. Y una y otra cosa son
impropias del hidalgo carácter colombiano ..
Hasta para postrar al ~neltl~gose necesita talento;
porque como decía una ve.l~~ Ge1teral Manuel Briceño,
"no hay nada más terrible qùe un cargo envuelto en el
sarcasmo fino, en la frase sangrienta pero culta ó en la
sátira punzante incontestable."
Un haz de amargas verdaaes dichas con la dignidad
del caballero, es bofetón d,ado con guante blanco en pleno rostro; es látigo de acero forrado en seda que deja
sin defensa al enemigo y sirve mucho más que una andanada de insultos de placera.
Cuando la Prensa se halla amordazada en absoluto,
podría pasar quien se atreviese, desafiando la fdria de 108
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Ófrendaála Patr~
t1éspotas,á desmedirse en las palabras, porque entonce~
el procaz insulto tendría los lauros del valor y del peligro j pero cuando ella tiene abiertas sus alas plenamente'
entonces los dicterios n() tienen.mérito, ni gracia, nireve"'
tnn valor en quien los vierte .•.
Mientras más amplia sea la libertad de prensa, más
y más debe el escritor medirse en sus palabras para que
tengan fuerza y no se olviden, y, principalmente, para·
que no V'engan,fundándose en ellas, los desp6ticos decretos que cierran imprentas, suprimen peri6dicos y destierran 6 encarcelan escritores.
La conservación de la libertad de imprenta para tratar los asuntos públicos depende pues en mucho de los
mismos escritores. Hagan de la verdad y la hidalgtda
IU8látigos de luz y de justicia, y, como el Metñas en el
templo, arrojarán á latigazos á los vendedores de la Patria.
(Snr América, número 148, de 26 de Junio de 1909)
.,
..
..
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J'{Lás 'sebre instrucción pública
Volvemos hoy y volverémos cien veces más si fuere
neces~rio, sobre este terna de vital importane ia para Ia
Rep4blica.
_
- El porvenir de ésta, como el de todo pueblo que as
re á puesto libre entre los dvilizados, está fincado en!a
instrucción pública. Por consiguiente á ella deben dedicar
sus mayores esfuerzos el Gobierno y los legisladores.
Pero como ya hemos dicho, no es quizás á la instrucci6n superior de las clases acomodadas, capaces de proporcionarse con sus propios recursos la que quieran, á la
que deben atender de ptderencia: es á la de las gentes pobres y de.validas; es:á la del pueblo, predestinado
hasta ahora entre nosotros á la ignorancia en los tiem;
pos de paz y al reclutamiento en los de guerra.
Aquí nos hemos preocupado mucho por hacer docto.
res, y poco 6 nada en educar obreros, en levantar hombre.s de trabajo, en fomar ciudadanos, que es 10 que necesIta urgentemente la República .
. De ahí esos enjambres de doctores que inundan la Nación año por año, y que faltos de clientela 6 de aptitudes,
se convierten á poco en asp:~rantes á destinos, en empleados sin carácter que venden á la Patria si es preciso para
no perder el sueldo; en politiqueros, perorado~
y holgazanes.que cuando no tienen cabida entre l08-quese repar-"
ten el Tesoro, viven tan s6]0 fundando periodiquines de
insultos y sandeces que devora el vulgo ó fomentando
guerras como único medio de enriquecer y levantarse.
El que después de hacer estudios en una universidad
gana el título profesional, no debiera aspirar á los destinoS, porque es de suponer que estudió para sacar el fruto
de su carrera; que se crey6 apto para seguir su profesi6n;
que alcanzó el título para poder vivir bastándose á sí .
mismo, no para hacer compt~tencia á otros mAs pobres en
la triste senda de la empleomanía.
y es de notar que mIentras con los impuestos que paga el pueblo entero se sostienen universidades par~ estudios
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186
superiores que no todos pueden ni deben hace'r, sedescuida
la instrucción primaria indispensable para todos y se cierran escuelas de primeras letras porque no hay con qué
pagar á los maestros.
Con las ingentes sumas que en los años pasados se gas·
taron en costear viajes á Europaámultitudde
aduladores
y holgazanes para pagarIes su abyección política; con lo
que se despilfarró en libros y. publicaciones de rastrero
aplauso; con lo que el Tesoro Nacional erogó en comprar
las pl~mas de marcenarias periodistas; con lo que derrocharon ert mcntidas comisiones militares, habría habido
para pagar diez mil escuelas, y se habrían podido salvar
de la tgnorançia Ó de la perdición infinidad de niños.
Ya dijimos una vez,ynoseost6 Wt.cástigo, loque aha'
ra podemos repetir á voz en cuello: más vale Sl1{>nmir ùn~
legación de mero lujo, que no una esc~elà de pnnÜ~f~ ~etra,. Más vale demorar el pag.o del 8ueldo 1\108 SabIOS
- profesores de las univer$ÏdildeS¡ casi todos ricos, que no
retener la raci6n misérrima de infelices maestros.
Porque debe tenerse presente que aquellos profesores
V~n á enseñar las ciencias y las ad:e_, mientras que los,
maestros de escuela, antea qCle á~,
deben ir leducar; antes que á hacer apreaduik~Grla
kccieD~~áJas
niños, á incu1carles buenos sentimientos, ã fórmades el cora~ón, á infundirles la dignidad y la nobleza de carAcier:,á abrirIes, en fin, camino recto para el viaje de la vida.
De manel'a que éstas son las bases à que ha;y que ~tender de preferencIa, porque cuando dIas '013 s6ltdas, fOrzosamente dan fruto de buenos ciudadanos; mas cuando se
descuidan, la ciencia que se adquiere luégo, lejos de set un
bien resulta un mal.
¿ Pero cómo podrán los máestros de escuela dar cçm
el ejemplo leccion~s de rectitud, de~f8~nal independeneia,
de puntualidad estricta, de amor" la Patria y de carácter, si tienen que estar vendiendo ehniset !lble ltueldo 6 mendigando el pago de-atrasadas n6minas?
~ Ante esa perpetua y ohjètiva leedétt de la vida. at:1gustipsa del maeStI"9, lo que 10'S dos sieœsariatUêlíte aprèñdén ea la impuntua1idàd, la abyecq611, 18 lucha pét Jos
sueldos, el desafecto á. la Patria y el despr.ecio profundo â
l~s Gobiernos.
'
.
(Stir Amét'ic8, ~1hnèro 163 de A~to
25 dè t~),
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1"1..•., ri..• ,,·"h"""O·
0::"',1(\-,°0'
,-,
'I'tl I,,"-~,
.Y: : . '. '~.; _.",ç,~,~8,í:-;j,;o-;/,Jc:-;i,K
••
'servic:l()s prestados
Cursaba en el Congreso ci proyecto de ley por la cual
se manda que la Nación costee la repatriadón de todos los
colombianos que fueron desterrados por el anterioT Gobierno y que pague, además, los g-astos que hicieron los
expatriados que ya están aquí.
--l_to y correcto nos parece, dIjImos entónces á la Cã11tam que et los compatl"iotas que por haber suvido en
realidad á la RepúbJic,'i fueroninjustamente
d-esterrados
y que además se hallen muy pobr~s, ella les costee los gastos ~e regreso; les auxilie en 1<,> posible y con nobleza y
gratItud les recanozca StlS serVICIOS'
Fero también creemos que debe habla:r.¡é claro y determinarse de una vez quién'~sy cuántos son los que se hallan.
en ese caso y cuál es la :;uma que se les reconoce. Esto,
porque el Tesoro nacional está agotado; por que es peli.
grosísimo abrirle nueva~; é indefinidas brechas; y porque
el-Congreso debe ser el primero en establecer la economía
en ~s gastos nacionaks ..
Toda ley de erogaciones es mal mirada J>?t' el páblico,
por más que de casi la tot alidad de los indivíduos quecon1ponen ese mismo ptíblico '1uiera cada uno ~pafa sf tan wlanMBte,) una pensión, Ô \tna recompenlla, IS un auxilio en
dinero para su fábrica, su empresa6sucolegi.o,6quelecompre la Nación un libr<>intiti], ó en fin, quede' algún modo
se le deje meter su cánta.ro {i] Tesoro, como decía aquel
ci1iQadano que en eso vio la base mejor ~ la~ordia.
Pero si los expatriad os son gente nOlI ~MOtDod~uia
6 si su destierro no fue notoriamente· injuste:) Y por servi.
cio real á la República, eutonces no creemos conveniente
que ésta haga erogación ninguna, ya porque la pobreza
actual es espantosa y va porque no s610 lOJ. expatriados
'0'
j
_?~re'.fi~.)~
sutrieron
c~ti
.s. a. õ._.e.J.•~ auteri.or....<1.
otros huboporque
SIll s;1h1'èe Çpl~bl~
fu. ,....:.j>uesmu.chos
perseguIdos,
encarcelados, cOJlfu1~~osi'rP¢tjudtca4~'
; . ementeyque
podtianèon razóûta-cltar áJeYde injust , ô~. rir ã su vez
la boca, cemo otros tántos œtttiartes, pafa *i! su mascada
en el Tesoro ..
A nuestro julci'c, ùna. mnspíraci6n, \tU _trado
golpe
cuartelario 6 una tef.tativa dê a~Simltôq~ ocasionan un
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188
Ofrenda A la Patria.
destierro no son servicios prestados á la Patria, que tenga
ella el deber de reconocer y de pagar por más que se alegue
buena voluntad en los autores.·
.
El asesinato, la traición y la bajeza nunca honran ni
convienen á la Patria, ni son los medios dignos de derribar Jas dictaduras.
Los asesinatos oficialesdeBarrocolorado por más exe·
crables que sean, no quitan SiDembal"go 811 carácter crimi·
nal, bajo y odioso al atentado deI lO de Febrero contra
el PresIdente.
En un pueblo noble y digno, como es el colombiano,
las dictaduras no deben atacarse con asesinos comprados,
porque dela villanía y el crimen no surge nada bueno, sino
con armas tan limpias como Jas que acaban de damos la.
nctoria: los escritos dirigidos á la Asamblea por ciudadanos resueltos á ir á la cárceló al destierro, la valiente
actitud de la ju ventud bogotana, y la formidable campaña de la Prensa. ,Hé ahí Jas armas, hé ahí Jas gJorias y los
triunfos, hé ahí los servicios verdaderos é impagables.
Por lo demás, siempre hemos creído que algo debe sufrir 6 $acrificar por la Patria el que 'se Jacte de ser :buen
• ciudadano ..
'
Porque si cualquier-esfuerzo, cualquier persecuci6n injusta, cualquier perjuicio que ocasione el servicio á la Re·
pública da derecho á exigtr después del Tesoro nacional
pago en dinero, entonces sería negocio hacerse encarcelar
6 desterrar y aguardar un cambio de Gobierno para cobrar '
.el capital con intereses, despues de haber ostentado ven~josamente la aureola del martirio.
Si á todo el que sirve de al~o á la Nación ó sufre por
su causa algún petjuicio hubtera que pagarle, entonces
¿dónde estaría el mérito, d6nde la abnegaci6n y el sacri.
ficio, donde el asendereado patriotismo?
Esas cobranzas yesos pagos nos recuerdan estos ver·
sos que hicimos y publicámos siendo casi niños, porque
desde entonces notámos el hecho de expmtar á la Patria
diciendo servirIa:
Servicios poñticos
Siempre jactarse oi á los intrigantes
De servicios que prestan i la csasa,
y vi pagar valiosas recompensas
Por servicios prestados á la Patria.
Esto roe hace exclamai': ¡oh, pobre tierral
Que nadie ni un servicio te regala,
Pues todos los que á préstamo recihe8
Con intereses de usurero pagas.
(Sur América, Número 163 de Agosto 25 de 1909)
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Í\eclutamiente
Discutíase en la Cámara de Representantes nuestro
Proyecto' de Jey sobre abolición del reclutamiento en la
forma salvaje que se usa en Colombia, el cual decia:
•
"PROYECTO
DE LEY .
por la cual se prohihe el reclutamiento y sc determinan los medios de
evitarIo.
BI Cotllreso de Colombia.
.
ConsIderando que el reclutamIento tal comó'6e ba pradicado
sIempre en la República, es una enorme iniquidadq~e
peca contra los principios republIcanos y viola Iodos los derechos de la
clase más infèliz y desvalida,
DECRE'!' A:
Artículo 1. o Excepto Cll el caso de guerra iaternacioDaJ,
prohibese el reclutamiento en absoluto y para siempre.
prq'Articulo 2. o Declhase que ejerce el derecho perfecto de legitima defensa quien por sdv'lr su libertad, su vida 6 su familia,
se defiende contra los reclutadores aun haCIendo uso de la fuerza,
Iii fuere necesario.
Articulo 3. o Decl~Iase acción disti~guidâ _de valor la del
que por la fuerza y arrIeligando la vida lilierte a los reclutas.
Articulo 4. o En tiempo de guerra exterior declarada, la
Patria sabe que todos los colombianos capaces~ktomarlas
armaa
se apresurarán á acudIr á su defensa, y sólo en ~e caso serán
recluta dos los que no lo hicieren.
Artículo 5, o Es rell de abuso de autoridad y de atentado
contra lOI derechos individtales el funcionario púbJico que reelute
6 mal1de reclutar fuèra del caso expresado .
. Art~culo 6. o ~~r .ley especial .y d~ acueJ'~ con Jos principIOStècnIcos de la mIliCIa, se determmara
la maDera de formar,
organizar y sostener el Ejèrcito permañente indúspeíi~àble. (.)_
[.] Nosotros BóIo qucremos qllC cI Eiército se r~
. ,,"oJuntario 6 que el servicio I\Iilitar sea obliA'atorlo'pllra
dadanos. no lIna esclavitud d,~1CBpobres BoIamente.
por eDgan~he
todos los ciu.
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196
Ofrenda t,i •. Patria
Presentado á la Honorable Cámara de Representantes en su
sesión del l. o de Agosto de IgOg, por el ínCraècrito 'RepreHntante por el Círculo Electoral de Bogotá.-A.
LEÓN G.»
Con las moditicaciones que le hizo cI señor Ministro
de Guerra, pasó al fin la abolición del reclutamiento y
algo es algo; pero no en Ta forma cat~górica y'terminante que nosotros anhelábamos.
Se rtegóá los inreilces de la Clase del pueblo el derecho de legítima defensa reconocido por el Código Penal;
elde usar de la fuerza si fuere necesario para evitar el
acostumbraùo éltropello de todos sus derechos, que era
lo que peclíhmos, no la autorización de matar por matar¡
como alguien dijo.
'
La sanción que se estableci6 f *) para el que reelnte
violentamente, fue la oe imponerle multas y prï.Jiones.
Pueden darse según eso por satisfechos del republicanismo de los legislaoores los futuros reclutas, pues
cuando regresen del cuartel ó de los campos de batalla
(si es que regresan) á sus saqueados' y v~ol~~oS' h(>gar~s,.
tendrán el gran consuelo ( !) de pëdit 'qliê sé i~p<irÜ~'â
una
multa al qne los reclutó (si es que saben qU\én fue) 6
al Alcalùe ó al Prefecto 6 al Gohernador ó al Presidente
que ordenó el reclutamiento. Eso no les costará sino
unos pocos pesos, lo que para ellos no es nada, y la
odiosidad de esas autoridades, lo que tampoco es nada.
En cambio tendrán la gran saHsf~~ión de ver castigar infalíblcmente á éws funcionarios, pues ei sabida
la imparcialidad, la severidad, la en~rgtàcQn que en Co·
lombia se castiga á los <iltos mandatarios que violan la
ley, desfalcan el'Tesoro y cometen imperdonables atentados. Díganlo tántos que andan por Bur()paá costa de la
Nación!
Pero si á los infelices de las clase!! desvalidas, destinadas á servir de carne de cañón, no se les reconoce el
derecho de legítima defensa que los demás ciudadanos
tenemos y que estab~cen todas 11\1$ legi6facioncsr en cam·
hio se les va á dar uno magnífico que ningttna otra eStablece y que garantmaré Jamoraliz(\ctón perpetua del
Ejército: el de desertar cuando á bien lo tengan, si juzgan haber sido reclutanos con injusti~ia. Claro es que
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1~1
ninguno se tomaíâ la molestia de desel'far no teDi~nd().
esa razón. l *)
Las palabras con qU(:sOlltuviinos nuestro Proyecto.
fueron poco más ó menos .las siguientes:
Señor Pr~siden te :
Cuando 'Yo, sin pret~nder1o ni aun soñado, supe que
para hacerme ocupar un ptlcs;tO ert el Cúngr'eso habían
votado espontáneamente por mí en cuatro importantes
circunscripciones electorales de la República, compl'êndí
<luetodos esos generosos electores estaban identificados
conmigo en los principios y opiniones que he venido sosteniendo por la Prensa desde hace muchos años y que
anhela.~An que. viniese aqt:í á esforzarme por haccrlos
tni.duèir en leyes efectivas.
y como una de las cosas por <Jue más he trabajado
en mi vida ha sido por la abolición de la manera salvaje y atroz con que el reclutamiento se practica entre nosotros, cumplo el querer claro y expreso ~lemis ckctores,
qtie çs además-me atrevo á ascgurarlo-el de. tooos los
hombres justos de Colon.bia, al clamarahoin,
una vez
más, pór la definitiva prm;cripción de aquflli:l bárbara
costumbre, y al esforzarme porque así como la Administración del General José Hilario López se cubrió de
gloria por haber abolido la esclavitud, el Co.ngreso r~
publican o de 1909 gane pani sí el honor de aboJir esa
otra ~sdavitud aun más odiosa. Porque ¿<ltléotra cosa
es nuestro reclutamiento sino una nue\'U esclavitud de
las clas.es infelices y desheredadas en provecik> de los políticos, los revolucionarios y los que ocupan altos pues·
tos? ¿Qué es entre nosotros, sino una infa~ y lwingrienta cacería de hombres libres. hecha en los albo~ del siglo XX, idéntica á la de los negreros del Africa Central?
.
Mos titulamos republicanos, es decir, hi:>mhns que
profesan el principio de que todos los ciudàdanos son
iguales ante ta ley, la justicia y el derecho; y si~ embargo, insistimos en enviár partidas de tropa â aàeh.atar â
los labriegos infelices todo!' Sl1S dcrech<Js; li que los traigan amarrados como animale:; brayíos; á que
rohen
sus hieiles, les destruyan sus lahranzas y les violen. sus
les
(·)Esa modificaci6n no pa~ó por fi·l cnla Ley 40. HnrélDQllnotal" que.
esa ley dispuso que su prolllulgaciÔn se hiciese por bandOiS-èu
dias
feriados cons(.'Cutivoilá la hora de mayor concurrenCia enla:pla"tlls púhlicas; pero 110 se ha cumplido hasla:a fecha.
tr,s
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192
Ofrenda á. ia. Pátna
hogares ;á que ultimen á. balazos á los que traten de
huir en la infame cacería¡ á que trafiquen con muchos obligándoles á rescatar su libertad mediante la entregadetodos sus ahorros, sus animales de trabajo 6 del honor desus esposas y sus hijas!
Hé ahí, señores Representantes,
el reclutumíento que se pracbca entre nosotros y que yo· pido que se
proscriba y se castiguè: Y que en cambio se establezca el
servicio rttilitar obligatorio para todos 6 la formaci6n
del Ejército por enganche voluntario.
Estamos todos de acuerdo-porque
no hay un solo
hombre en Colombia que lo niegue-en que aquello es
una iniquidad. Pero sin embargo, dicen los HH. RR.que
combaten mi Proyecto, qùe es indispensable seguirIa c&.
metiendo, porque sin6 no habrá medio de atender 'á la
conservaci6n del orden público si repentinamente se perturba. Yo no veo, señor Presidentè, que haya nunca
raz6n para cometer iniquidades ¡yo no creo que el orden nacido de una iniquidad sea en realidad orden, sino
fruto inicuo de la fuena, el abuso y la injusticia. Y(J~reo
que el orden para que sea tal, ha de nacer de la justicIa,
del cumplimiento estricto de la ley, del respeto profundo
del derecho. Las iniquidades-en todo caso detestablespueden ser pcrdonables cuando se cometen ignorá.ndolasj
pero son imperdonables pQr atroces en quien Jas reconoce y sin embargo las comete ..
El Congreso de 1909 aspira con raz6ná escribir una
página de libertad, de luz y de justicia en la historia de
Colombia, y, además, reconoce que el reclutamiento tal
como aquí lo practicc'lmos, es una iniquidad. Pues bien,
entonces cumpla sa deber: declárela, abomínela, proscríbala, castfguela!
.
Pero conviniendo en que para conservar el orden
público sea forzoso reclutar de aquella manera bárbara y
salvaje, entonces seamos consecuentes, seamos justos,
y hagamos que quien causa el mal sufra también las consecuencias. ¿Y quién turba en Colombia siempre el orden?
¿Quién hace las revoluciones fratncidas?
¿Serán los labriegos, los ignorantes, los desvalidos, los que jamás
ocupan ni podrán ocupar los puestos públicos? ¡Oh!
no, señor Presidente, ellos nunca han hecho ni harán
revoluciones.
Los que las 'hacen son los polltiqueros, los jefes de-
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Rechttamicmto
partido, los que aspiran á los altos puestos, tos .que Tiven, según dicen, salvando á la Patria ....
Pues entonces, si es preciso reclutar bruta/mente por
razones de orden público, ordénese por ley á los Alcalde.
que empiecen la sangrienta cacería por los políticos,
por los grandes, por los ricos, por nosotros los legisl~do'
res qneno
encontramos medio de proveer á la formaci6n del Ejército de una manera racional y justa. Y déjese para el fin, y para caso ex':remo, á la infeliz c1aaedel
pueblo que no sabe qu~ SOl1· :partidos, y que mira aiempre-yacaso
con razón-al Gobierno como una entidad
amenazante de donde sólo emanan las contribuciones, la
opresión y los impuestos; como un enemigo de quien
bay que huír ; como un peligre, que se debe evitar á todo
tranee ..
y no se diga que ya hay lq que proscribe el.reclutamiento, puesto que existe la que ordenó el servicio militar obligatorio, porque esa ley se quedó escrita; y las
leyes que se quedan escritas son un insulto para los pueblos, una burla para los que las expiden y tUl8. fuente
de perpetuos cargos para los Gobiernos que no qùieren 6
no pueden cumplidas ..
. Aquella ley no basta, ni bastará ninguna que se limite á abolir de palabra el ndutamiento
Para que eso suceda es preciso que se declare crimen nuestra manera de reclutar injusta y. bárbara;
que se reconozca á los que van á ser forzados de ese modo, el derecho perfecto de legítima defensa que establecen
el Código Penal, todas las legislaciones y .108· principios elementales de equidad y de justicia; que se dé á los
que son atropellados en la totalidad de lftlS derechos,
el de castigar aun matando á los reclutadores si fuere
necesario; y que se declare acción noble y distinguida de
valor la del que por fu~rza libette á los reclutas :qlle sean
cogidos de la manera atrOí: que aquí acostumbran.
Se aplaz6 la discusión de mi Proyecto hasta oír la
conferencia de los oficiales de la Misión chilena sobre la
materia. Yo asistí á ella. Qu(:ría saber cómo los extranjems podían demostrar que no es salvaje, ignominioso y
bárbaro el reclutamiento entre nosotros. Queña ver có·
mo los chilenos demostraban á los colombianos la necesidad de seguir cometiendo iniquidades. Peronó¡ ciudadanos Representantes, esos distinguidos y expertoa mili·
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¿Qué diríamos nosotro~al vemos allá en a~s cho~1f
miseni.bles asaltados4e
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pQr una trop~ qlle DOI
trajese amarrado~ á un çl.1.tlrt,l,.44j~J1doá ~~~tt"~~ ~po&t!S Y nuestras hij¡;lsá ~~
Jl, lª sol~e$,Ca ~er
nada 6 de los gamona1es de los pueblos? ¿Q~
de e.ste Congre~o de homb¡¡cs hQnr~dQS que se jactan de
justicieros? ¡Oh! diríamos: hip6crj.tas, que se titulan republicanos J arrebatan á l~. ~~e8 pqllfCS toqpli rm~
"erechos, absoluta~ente tO~08! ¡1:!i.p6e~, ! que hab~
d~.ªl"an~ías individ~ª~15 y no !lPJ.ij,ej~p~ nq~ptrq.fni
una! ¡Hipócritas. que hab~n ~j@tú:i4L.y wm,e~~.permiten que se cometan en ColoUlbia 108 crímenes de lo!>
negreros africanos; que claman por el orden y nOI reservan de instrumento parfl. pertuJ;'Qarlo; que hacen sus leyes y las violan todas en nOIJotr(),f! pso,eso dirífl.PloS si
perteneciésemos á la cla,se de lo, in(elices reclq.taPl~s.
¿ y qué dirían ellos si ~ho('a ~r~mo e~tuviesen en
nue~tras curules? ¿ CuAl sería su primera Icy, su primer
grito de redención y de justicia? ¡Oh! ~ría librarse A Ii
mismos y librar á SllS hijos y á los hijo~ d~. sus hijos de
esa esclavitud odiosa é inhumana.
y no se diga que para defender el territorio contra la
~grcsión del extranjero hay q~ cqnservar el recl~tlJ~ento tal cOrnO aqui. Jo ;lCos1.ªIf1:>raw~. E~ rçc}~~miento no enseña al p~eb19 A ~ar
lfJ. Patria .ipo á
odiarIa por cruel y por injllsta.
y sin embargo, el amor á la P~tria es tan hondo y
t.m vivo en nuestro PlleblQ, que por ella no vacila nupca
en sacrificio alguno ...
_
Llevad á las más hmni}des ~Jd~~ de la Repúblic~ la
noticia de que ha sido bolla4o ~J patrio territorio, d~idles que los yankees, IO!lvep.~~oJ~n08 ó los perua:Q.o,
afrentan la República, y ver~is que al punto mismo se le-
~q,
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vantan todas para acudir á la defensa nacional, y qùe
aun 181 mujeres y los niños y los viejos corren gu.tosoa A
ofrendar su langre al pie de la bandera.
(Sur Aménca, número 165, Agosto 31 de 1909.)
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.Repres16n de la Hren.sa
(i.a:wnes en que el Representaate por Bogotá fundó.u Toto negatiTo
al Proyecto de ley del Sr. Ministro de Gobierno .obre Prenaa.}
Al oír leer en pasada sesión de la Cámara el proyecto
de ley por la cuál se pretende dar de nuevo intervención
directa al Poder Ejecutivo en los asuntos de Prensa, facultándolo para suspender periódicos por ciertos motivos
cuando á bien 10 tenga, sentí profunda penil no sólo al ver
que se vuelve estéril la hlcha de tánto tiempo y que •.surgirá de su .imp~nidad el régimen pasado, sino por el interés que tengo por el buen nombre de un Gobierno que
ayudé á establecer con mi pluma de periodista independiente y con mi desinteresado voto de Representante.
y digo que 10 sentí por el Gobierno, porque siendo
como dice ser republicano, mal puede pretender arrogarse
la suprema autoridad sobre la Prensa 'sin atacar abiertamente el republicanisUlo en el primero y más importante
de sus cánones, en aquel precisamente á que debió su
triunfo el nuevo gobernante.
«La Prensa, dice el artículo 42 de la Constitución
(conservadora) de 1886, aún vigente, es libre en tiempo
de paz, pero-responsable con arreglo á las Jeyes èuando
atente á la honra de las personas, al orden !Socialó á la
tranquilidad pública. Il
Pues bien, eso y 10 que dispone la ley (también conservadora) puesta en vigencia por la primera de este año, es
muy correcto: Prensa libre peto responsable. Siendo en·
tendido que esa responsabilidad se haga efectiva de acuerdo con disposiciones legales preexistentes, por los Juecell
ordinarios y sin arrebatar á nadie ~l sagrado derecho de
defensa.
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Represión de la Prenss
197
, Pero desde que el Gobierno tenga la facultad de; sua-.,
pender pttblicaciones por cualquier ra~ón y desde que los
Cicritores no sean juzgados por los Tribunales comunes
.ino por los Ministros ólos Gobt~rnadores, ya no hay ni pue- .
de haber Prensa libre ni responBable sino servil yaduladora; yael artículo constitucional '~sletramuerta;ya cualquie·
ra ley sobre Prensa es ilusoria; ya todas las disposiciones sobre la materia pueden reducirse á un solo artículo
que diga: da Prensa es libre en absoluto, pero para pu- ,
blicar únicamente lo que le ag¡-ade al Gobierno. t
Porque es evidente que al hallarse autorizado éste
para prohibir periódicos so pretexto de orden socia], tranquilidad pública, moral ó religión, nada, ni aun lo más
inocente y más verídico, podrá escapar si su pasi6n, su in-·
terés 6 su capricho le exigen qte suprima; porque dentro ",
de aquellas amplísimas palabras cabe todo, absolutamente todo; y porque esa, facultad equivale á sancionar de.
nuevo la funesta ley de Alta Po.1icía ó más bien dicho de
alta tiranfa nacional, de que tánto se ha quejado el pueblo digno4e Colombia."
-y no se diga que yo pretendo la impunidad para los
delitos 610s abusos de la imprenta, 6 que autorizo la ca- .
tumnia, la difamación, el desorden ó los ataques á la reli- "
gión ó á las costumbres. ¡Oh! 110) tal. Bastante he trabajado por la dignidad y la cultUJ'a de la Prensa; mucho be
recalcado en mi periódico sobre que la veracidad, latole-",
rancia y la hidalguía son los medios más eficaces y seguros
para conservada libertad de inlproota que se anhela.
Soy' partidario, además, de que á los que resolvemos eo
cbarsobrenuestros hombros el formidable peso de la mayor
de las responsabilidades dela vida, que es la de los escri- .
tores públicos, se nos castigue tan severamente cOmo se "
quiéra por las fà1tas que cometamos; pero por los Juece.
ordinarios y según Jas leyes pre('xistentes y sin privarno ••
del derecho inviolable de defensa,
Lo que rechazo, lo que combato, lo que imprueboes que se ponga al escritor á mel'ced del capricho del Gobierno; que se le amordace, que se le aprisiune el pensamiento, que sc!e corten las alas
de la inteligen-"
cia. Yo quiero que la Prensa sea como el homb~: libre
pero responsable.
Los que no tenemos cuentas pendientes con pártidos ni
Gobernantes ni homhres públicos: los que nada debemos 'ni'
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-._ Iõt
..... :âflo~tÙ« fõs ótfól; foi tpiê notêDèíOOli iiüo dtitIto.Q
~Oll ~ ~giti1èJi aido, ~èÕ'iJiptGmîlo con etp~~~.m
pmeñ~6n eh effl1turo, bien ,mlemo:sltevaTooR8Ùlcerid'al
y èot\vi~eión profunda lá oplIÍÎ6n real áe tos puetifos
~
Colombia atite ël Congreso. Por .lo miSmo JO puedosos ..
ttxrer- con se~ri4ad qUé ~UJajoría
nó fjuiei'& la
intefféñeiOn dël Pooer. ~fîVõ'
âltOs_~toS
de it1lpm'l,ta, ~inó la mpottsabiliiÍià prõñfà y eJëètNa de e11ã a:ntë
lot Jtiëêé8.
y los que nos hemos quejado eón sobradísima razón
como víètiti1as de aqueJ1a interverlci6à siempre abusiva 1
arbitraria, no podoiiíós ii, d41beiîlõs s~èiónar CORaúNtto voto titi proyeCto èoiñõ ë1 <k guè ,lMt trata aia ~
êIl
ta~~ble
incotisec~el1cia~ siri"~eriios. reSpOnsá'6tètt:M
-lás vfcttmâ9 de futuras arbitratfëë:tades.
y tio se objete que esos eran otros hombres y otros
tiempos; todos los Gobernantes sori iguales ante lá Pi'én.á" y, además, nosotros tio estanfoslegj.slaíldo tá.n:sólo pani ut\O y pata noy siñó pata todbs )'pata 1õf'utú~¡JÛp
•
.Ta determinados .ciudadanos sino pata lâ-Naêi6ñ;'ffi-pót'
-circustancias especiales sino por el bièn general dê la
atpúbliea.
Seria una iadignidadqpe d8puúde 1~mucho8 a.ti!nt&doe de q~e yo fui vfctimll, vieiNe œnnti .ôio 4 cóadyuftr
para que en el porvenir eu&an ipale8 at-t'OpeUOItofr08
acritores·ó para: que á-"mtmi&mG, pOt" aq~as
fú.t-ile8'ra.~
zones de las otras vecel} $e Ble Vùt!lYad:suspender mi hoJ~periódica.
Hay otro motivo tttáe·pa:ra n() aprobar el proyeeto
t.
del Sr. Ministro, y es qtte la CAmara daña
una nota;
de falta de seriedad y maduFet en SUB- resolueioAes; .lÚ
aeabaudo como acabada· 8BdleÎeaa.r una bien· ••••. a-.••
de Pr.en$a, la reformase C!B-e8ta:'s mianuls euÎones ñ~doIa más restrictiva todavía.
Ya dio esa nota endíaepa.sado8cuandodespués de vdtar
con aplauso general la abo1iC!ioo del pàtíbulo"volvÏó8e
trisumente atrá9 al otta dia-como ~ada
de ese paeo
-ciYiI~ador y hbrtlanitario;
ya se manifèstá débil cumt40
reooilociendo
la iniquidad de Due'8'troreclutausient-o, de-
~laró sin embargo, que era preciso seguir ootneti'ndelaal
negar como neg6 A la clase reclutable el derecho de legitima defensa. No demos por torcera veZla mismà tiota.
El Poder Ejecutivo no puede ni debe tener t1unca la
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aupremainspecciónsobre la Prensa, porque por buenoJPor
hODrado, por digno que sea., tiene que conTertirse COD:
ela facultad en dictador. Jamás puede ser juez imparcial
en tal materia quien ès la parte principal en ella.
Donde la Prensa está á merced del Poder Ejecutivo no
hay Dipuede haber repúblic~L;y por ésta he trabajado J
cODtinuar~ trabajando con toda decisión hasta donc.te
mi. escasas facultades lo permitan.
(Sur América, niÏtnero l'T6 de 8 ~ Octubre de 1909)
o.,...
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fa eterna lucha
Así como dos personas que siemprè se han odiado y
que se deben graTes y mutuas agresiones no pueden vivir-ptal
ni reconciliarse jamás de coraz6n, así también dos
partidos que hàn vivido en perpetuas y sangrientas guerras, que se han dado pruebas de odio profundísimo y que
tienen-fuerza es confesarlo-muchos
pecados que enrostrarse mntuamente, jamás, nunca podrán vivir en paz si
no hay algo moderador qne los separe en cuanto losHeve
• las vías de hecho y los úna en sus afinidàdes y aspiracrionespatrióticas comunes ...
Sin ese elemento nunca podrán coexistir tranquilos en
el mismo suelo que han ensangrentado con sus luchas, huIl1Ïllado con sus faltai y arruinado con las personales
ambiciones de sus jefes.
De aquellos dos eternosé implacables enemigos, siempre el que esté encima se esforzará por exterminar en abIOluto al adversario, y siempre el vencido conspirará y
fomentará la revolución para derribar al detestado ven.edor.
Siempre el soplo de la ambición, del odio y de la
envidia, avivado por los cargos que incesantemente y con
razón se lanzan á la faz el uno al otro, encenderá la guerra
á muerte entre e!os bandos.
Siempre hallarán estrechos para vivir juntos los lindes
de la Patria; y frente á frente, como los gladiadores del
circo romano, armados de todas sus armas, estarán ansiosos de la muerte del contrario, seguros de que no cabe
transacción ni avenimiento.
De modo pues que los que se esfuerzan en record arles
sus motivos de odio, en suscitarles las c~estiones que originaron espantosas hecatombes fratricidas, en desgarrar-
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L4_~rn'8L/11.dM.t
.
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..
.
le. las llagas mal cerradas y en obstruír el paso â la evolución sociológica civilizadora y humanitaria que tiende ~
{armar algo nuevo de elementos sanos, siembran lafecunda semilla de otra guerra.
Es una lamentable campaña antipatriótica la de los
que le empeñanenobstruírlalabor
moderadora de los que
no quieren ni tienen por qué ca.rgar con parte alguna de la
vieja herencia de odios y responsabilidades; de los que reclaman con justicia el beneficio de inventario;' de lOi que
posponen el partido ante la Patria y buscan sólo el bien
de la República.
El mundo en su marcha al progreso se va humanizan10 poco á poco, rectifica errores, modifica ideas, suaviza
sus costumbres.
De ahí que de los partidos viejos, cargados de glorias pero también de responsabilidades,
crímenes y
claudicaciones, salgan, en b:razos de la juventud valerosa, noble y pura, otros nuevos más avanz&5i06, por
cuanto son menos intolerantt:s y rutinarios; m4s ..p{ii;rio:
tas, PQ~ cuanto posponen todo interés sectario ánte el interés de la Nación entera; y más progresistas y civiliaados, por cuanto son menos rabiosos, menos intransigentes
y fanáticos.
Desgraciadamente Colombia está aítn muy atrasada
para dar ese paso; yen la generación actual 10ienehondas raíces la pasión política para que logre despreocuparle. Pero sembremos por lo menos la semilla de redención
para el porvenir en donde h ~;:l de figurar nuestros descen- .
dientes.
(Sur.América, número 179 de 20 de Octubre de 1909.)
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bronœ enlal caNil dé-9ta audtLd queSdD nscJDQrablei
por l}aber n8;cido 6 muerto en ellas al~
próc~r 6 ~
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p~r cuarquie~a otro motivo
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pam' ~ii~at
bl*t!oiia pátritt« nitéStT() eüeti1ü qtit'
Ia ignota en áb!loluto é instinrJe áWiór j eûtti9iM8W pot'
las glorias nacionales .
. Academia HiStariaaprob61a
prop0fiici6n ~ra
y Ja comùnie6 á la JUhta eeeargáda' de la celebración del
Cen~J,io,
"
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"
Por 10 pronto indicámos los sipièntes sitiosendoude,
si lio se ponen placas con~etDorativàs por el Gobieraïo d
poi' los âueiíos si ~ori pâtriotas, á to menos debeñfijãise
con respeto, carifio y agradecida curiosidad las mitác1â1i
de 109 buenos ciudadanos, á cuya memoria los recomen·
8bi()
ttamôs.
Carrera I", número 23 caM del General Hermógenes Mua.
Carrera4', llúmerol34,caladonde faUecióclDr Eatanislao V•.•
l'ara. Carrera 5., número 141, can de D. Antonio Morales. Carrera
., número 183 casa de D. lorge Tadeo Lozano. Carrera 6', nomero
196, casa de D. Pantaleón Gutiérrez. Carrera 6·, nomcro 232,
casa del prócer historiador J08è Manuel Restrepo, quien falleció
all, f. Carrera 6., número 23S".r;;'" ~,c1eD., ..'~Lüis Eduardo de AZ8ola.
Carrera 6·, número 405. casll. __~lJoaqufn
~costa. Carrera
7·, nomero 99, casa del Genet/l1'Jëente G. de PJileres. Carrera
7., número J35, cãsa donde nació el General Pedro A. Herran.
arrera ,., nUmero Ib7, casa del Arzobispo Caicedo y Fl6rez.
Carrera 7., número ,88, casa del General Domingo Caicedo; Ca·
rrera 7', número 2 JI, casa del mártir Joaquin Qlmacho. Carrera 7·, número 350, casa donde murió D. Lino de Pombo. Carrera ,.
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-
número 396 Y 398, almacenes antes unidos, donde ocurrió la eace·
nil del20 de Juho entre Morales y Llorente. (.) Carrera 81), nú·
mero 163, casa del sabio Caldas. Carrera 8/10, número 355, casa de
Acevedo y Gómez, hoy ocupaoa por el Hotel Blume. Carrera 8.,
número 281, casa donde nació el General Joaquín París. Cartera 8., número 396, casa donde nació el General Josè María 01'~.
Carrera 10·. número 19~, casa del mártir Joaquin Hoyos.
calles·,
número 99, casa donde murió el General José Maria Ortega. Calle 8·, número 195, calla de D . Camilo Torres. Calle 9'·'
número 144 casa del mártir Jc.sé Nicolás .Rivas. Calle 10 número
285, casa del mártir Ctihnto
Valenzuela. Calle JI, número 45,
casa donde murió el Ceneral F. de P. Vêlez. Calle II, numero
57, casa de D. Luis Caicedo. Calle II, N. o 7!), casa de D. José
ld~fueL P~y. Calle 11, número J 78, casa del mártir. Frutos. Joa~.
{¡tIÜIi'rez. Callé 12, númel'O 101, casa de D. ABtoaiO .ra1ft. Olllct 13, Illimëro 86, call!! dél mãl'tir J~ G,.erio ~r"1:. Calle J3, nÚIÍle1'o 206, casadondè
fallcM:Ïé J}-. A~b
OIorio. Calle 14, número &', .~sa del prócer Ipeib cleDer •.••.
Calte Jt, número JO" casa de D. Antonio Nariiib. Calle J&;
número 116, casa donde murió el Ge~eral Santander.I'-) ÇtdII17,
n\Ímeto 30, cils!. del Canónigo ftOIIilIQ.t)(,ede està:.J4 ~
•••••.
e~te:de
la ¡Hua; &ae ellotal; del--Ot~-d&
1-8.1 ri. C:;asa del
_Ut tWAtrlo de la Catedhil (4~õokey Club) pris~
~ Yi,.r~
A.ar· Muralla del~nte
de San Victorino, sobre la plaza, sitio
. donde fue fusilado D. José Ayala.
(Sur América., número I!h del 31de Ottubtrt dé 1909")
~~
[.) IUjo~
D. Vi"ètttf Rerreta,
lig'Üicndí> dat!ftr.-.Itka. hko-'~
Tal' una placa de DÎimnol b1arlcQ con lti inllCripción tD letl'd n'"
para elle .itio ..
(e, Time placa.
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~uerra de inconsecuencia
Atácase con turia nunca vista y creciente tesón al~publicanismo diciendo. que es una híbrida agrupación de .
elementos heterogéneos, una imposible fasi6n de aspiraciones y tendencias contrarias, un informe conjunto de
bastarôos intereses sin rumbo ni viabilidad ante el futuro.
, Pero los que tal arguyen como única raz6n para deSunir, desalentar y perder eiO que su:rge ,limpio. y noble
de entre la podredumbre délpasado, SOO p~Ulente
los mismos que no hallaron híbridã.la meietade reêalci- .
trantes liberales con intransigentes conservadores para
sostener la dictadura de cinco aí\os.
Son los que agrupados de rodillas formaron la titulada concordia del régimen pa~ado.
Son los elementos esencialmente heterogéneos que se
hallaron homogéneos para repartirse el Tesoro, vender el
territorio nacional y acabar con la República.
Son aquellos liberales que después de haber inundado la Naci6n en sangre alegando que no había elecciones
populares, ni prensa libre, ni Poder judicial independiente,
ni otras cosas que cacarearon para hacer la guerra, convinieron después, á trueq(1e de un destino, e'n todo aquello
y sostuvieron además los monopo1io~ y declararon que
no debía hab~r :Con~r~sos y establ~ero.n
la. pena de
muerte por dehtos poltt1COSy la Pres1dencIa de dIez años
y otras muchas cosas incompàtibles c.onel liberalismo.
Son aquellos conservadores.que,· en cambio también
de sacar su tajada del Tesorõ, no consideraron sacrílego
aliarse entonces con los perseguidores de la Iglesia, sua
eternos y odiados enemigos, y sostuvieron un Gobierno
esencialmente antirrepu blicano .
• Esos, ésos-los unos y los otros-hallaron
y hallan
aún J¡Josiblela fusión entre ellos porque saben por experiencIa que en el hartazgo-como
las fieras del circo de
Bamum-no podrán devorarse mutuamente.
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-:•... -.\;
..
-'
Pero al propio.tiempo ven como un absurdo la unió!!
de todos aquellos hombrc's de buena voluntad que, hartos
de guerras y de odiosas luchas de partidos, no aprobaron
iamás la dictadura y dese8Lnunirse para sostener la integridad del territorio, los principios republicanos, la eeonomfa en los gastos nacionales, el re'speto á los derechos de
todos los colombianos v la honradez estricta en el Gobierno.
Hé ahí la guerra que con inconsecuencia suma hacen
los sostenedores de la pasada dictadura al republicanismo que tiende á abrirse paso después de varios años de
iniciado por sus verdaderos sostenedores.
y como armas en la insidiosa guerra hácense valer
algunos argumentos.
Es el primero, que el Congreso y el Gobierno nó han
hecho todo lo que de ellos se esperaba y que han producido una gran decepción en el país. Suponiendo que eso
sea cierto-que no lo es, porque 6.10 menos aquél hizo
con buena voluntad cuanto pudo en bien de la República-suponiendo, decimos, que el Gobierno yel Congreso
hayan sidotan malos como se quiera, eso iráá car~o de
ellos y no del republicanismo, que es cosa muy disttnta.
No hay que confundir la corriente sociológica que sostiene nobllísimas ideas, con algunas personas que so pretexto de unión ocupan aIt os puestos. De modo, pues, que
si el Congreso y el Gobit'ttlO fuesen lI1alos, la misión del
republicanismo estaría en :!uchar contra ellos como luchó
con.tra la Dictadura y la A~;amblea nombrada por el Ejecuhvo.
En segundo Iugat St· alega que los republicanos se
durmieron, que su Junta Directiva se disolvió antes de
tiempo, y que no hay Jefes. Los que trabajan sincera y
patnóticamente por nobles ideales y no por el Poder y el
presupuesto, poco deben preocuparse .por los Directorios,
generalmente perniciosos; aunque dicen que ya hay uno
nuevo compuesto de personas eminentes. Y si no lo hubie.
ra, eso no sería motivo para desmayar, sino antes hien
para trabajar con más empeño. Los Jefes surgen en la
hora del peligro y de la Iucba como surgieron en Marzo
de 1909.
Entre tanto, no hay quc mirar al suelo donde se arrastran los hombres, sino á lo aJto donde flota la bandera.
Allí está ella donde están 108 principios, yesos son lasque
hay que sostener para hor,ra de la actual generací6n
y de la Patria.
(Sur América, número 182, Octubre SOde 19(9).
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No es ciertamente el espíritu ptiblico y el amor á la
Patria 10 que mueve y anima á la inmensa ma,.ori~ de
los colombianos, sino el espiritu de partido.
Des4e las Cámaras Legislativas en donde casi nokay
asunto ni proyecto ni diseusión que no' tenga siquiera un
tinte sectario 6 banderizo, hasta las humildes Municipalidades de aldea, t:n donde es furiosa la manía política;
desde los periódicos .más antiguos y más serios, defensores y sostenedores por lo regular ineondicionales de un
Gobierno, de un hombre 6 de un pa~ida, hasta l~ modestas y noveles hojas, adoradottaa de algqtt nombre
prestigioso; desde el primer ciudadano hasta el último,
todos, con raras excepciones, no piensan sino en su par.
tido, no hablan sino de sus hombres, no sueñan sino con
el total exterminio del contrario.
Cierto es que cada uno puede creer que en el triunfo
de su bando están la salud y la pros~ridad de la República, y si esa fuera la esencia del esprritu de partido, éste
sería á lo menos disculpable ..
Pero fuerza es confesar que no es así, que en aquello
nadie piensa, y que para 108 más la patria es el partido.
y éste, visto al través de un interés meramente personal
que nadie confiesa pero que nadie podría negar, prevalece
ante todo y sobre todo.
'.
Y.no es eso s610, sino que para la innumeral}le multitud inepta é inconsciente, el partido es un hombre que lo
encarna y al cual sigue incondicional y ciegamente en
triunfos, en errores y aun en culpas, como recua servil de
adoradores.
Es tal el espíritu de partido que reina entre noso~ros.
qqe muchas veces hemos tenido ocasi6n de observar con
tristeza, que al ir á hacer un nombramiento para un destino no se pregunta si el candidato es competente, si sabe
algo, si es pobre, si tiene á su cargo J~rga familia, ni si·
quiera si es hombre honrado, sino cuál es su partido.
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Una vez averiguada satis~:actoriamente esa condici6n indispeniable, suele pensarse en las demás como accesorias
y secundarias.
De ahí esa abyecci6n I~onque tántos individuos se esfuerzan en hacerse inscribir en las listas del partido triuntante, aunque atropellen il cada paso sus principios, porque 10 que importa es el nombre.
y de ahí por lo mismo que merced á las cambiantes
circunstancias de la polític~. ¡pp~1lJ.erab1.escaballeros lleven en su historia la marea de los divftl'808bandos que se
"'han ido sucediendo en el poder, tal como aquellas reces
de las haciendas del Tolima, que llevan la curtida piel la•.
brada con los fierros de multItud .:ledueños sucesivos.
V el ~p~tu. de .partido que tnntos males hace, 9.u.e
tántq odip despierta, que tán1.as guerras 4a encendi40
eq.~R~p~hlica, 110 s610 es exch~sivista fil1ibundo q~
nleg~ á lq~ contrarios d agua.y el f~go y hfi~4-el der~
cbo de existir, sinoque se distlngue que su brutfll y salvaje intransigencia.
'
No quiere sino un circo donde se batan á muerte Jos
dqs eternos gladiadores para disputarse los jirones miserab~ pe la Patria.
" ~Q ~J;I1ite la fpqnacióp de agr»paciQ~snueya~,
ajenn~ alodio de los dos sar:grientos adversarios.
,
No conviene en que haya quien tenga el derecho de no
dejarse uJ,'lciral yugo, de 110 querer mancharse con sangn~
de hermanos, de no comj>artir antiguas responsabilida.des q~ no le corresponden.
No concibe que puedan unirse aparte los elementos
independientes para trabajar por la Patria ante todo, por
la paz, por el progreso y por los principios republicanos
verdaderos.
No da á nadie licencia. para llamarse republicano á
secas y serlo en realidad prácticamente.
(Sur -imérica, número 186 de 12 de Noviembre de 1909)
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:I:.i cuarto Heder
Además de los Poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo que en las verdaderas Repúblicas deben coe~stir -á igual nivel independientes, dí~se qUehay otro más potente, pues~o que debe encarnlar y fiscaluar á aqudlolil
tres; más dlgno, puesto que no es remunerado; y mls
noble, puesto que no ha de tener otro interés "que el bien
del público. Ese poder es, ó mejor dicho, debiera ser la
Prensa.
Pero desgraciadamente las cosas no pasan así; y muchas Teces ella, lejos de ser un Poder, _.e8
. elemento de discordias y de escándalos, 6 vil Ù1lJt;i~toy'nUftrèro
.incensario de los déspotas, ó víctima, si se muestra digna,
<lesus iras y arbitrariedades.
Pero si la Prensa no es lo qv.edebiera ser; si de factor
de bien, altivo y noble, emprende el oficio de lacayo; si de
luz brillante se convierte en tea y de elemento moderador
y'progresista en semilla de guerras y de-odios, consiste en
la indignidad de los que la manejan, en lasque por si y
ante sí se hacen Ministos de ese cuarto Poder omnipoten te.
Si para ser parte del Judicial nadie niega que se necesitan largos años de estudios y desvelos; si para ejercer
el Ejecutivo ha menester el hombre descollar sobre los
más eminen'tes de un país; y si para figurar entre los Legisladores es preciso el voto de innumerables ciudadanos,
natural parece que para sermiembr-o del cuarto Poder
que alega primacía sobre los otros; debieran requerirse
aún más meritorias condiciones.
Porque ¿cómo va á ser juez dejueces, fiscal de mandatarios y mentor de los legisladores quien no tiene
noción de ciencia alguna? ¿Cómo puede el que da sus
primeros pasos en la vida erigirse en director de los que
van saliendo de ella ?
Pero á diario vemos que quien sinceramente reconoce
que por su juventud, su inexperiencia 6 su ignorancia no
podría pretender el ejercicio del Poder Ejecutivo (> la Ma
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BlcUát'to Poder
200--.
giltratura 6 siquiera el cargo de ....
Regidor en una aldea,
cree que puede y aun debe ser miembro actiyo i principal
del cuarto Poder de las Repúblicas.
Para ese sacerdocio soberano -todos nos juzgamOtl
competentes; todos dejando la modestia á un lado, DOI
vamos otorgando el nombramiento.
Y.nos creemos suficientemente autorizados para to.mar la palabra, para lanzar conceptos decisivos en Iœ
más hondos problemas y para exaltar las multitudes ignorantes, acostumbradas il otorgar fe ciega á l~ palabra
impresa ..
y nadie pára mientes <:uando escribe en las incalculables consecuencias de un escrito ó de una frase; en la reliponsabilidad enorme que echa sobre sus hombros y su
nombre al escribir sin conoœr á fondo la ciencia 6 la
cuestión de que se trate; en .elefecto que en otros más ignorantes ó más cándidos habrán de producir tarde 6
temprano sus palabras ..
Nadie piensa en que como bola de nieve que de tutUbo en tumbo va creciendo, la palabra impresa al rodar
de boca ~ boca, de oído en oído, va calando y haciendo
sin cesar surco imborrable.
Ná<l~ se acuerda de que al cabo de los tiempos y aón
m6.ealI4 de su tumba', estarán viviente. sus etlCrÎtOS para
continuar llevando la luz 6 la sombra á las conciencias,
haciendo bienes ó sembrando males y atrayendo sobre
su memoria lluvia incesante de ·bendiciones 6 de vituperios.
Si el escritor al ponerse à la tarea pudiese prever el
insondable alcance
una lb,ea; si columbrase el efecto
de una inmoralidad 6 de un errar sembrado en los corazonesde los niños ; si midiese el daño de una injusticia acaso
involuntaria, qué de veces no rompería la pluma con te-.
l'roI' inmenso.
y como el hombre se inclina más fácilmente al mal
que al,bien, el poder de la Prensa para aquel es inaudito.
Por 9() un periódico ruede durar largos años procurando la-dignificación de puehlo sin producir mayo.t efecto;
pero predique la guerra, propóngase derribara1c<an gobierno, empéñese en deshacer reputaciones, y " buen fieguro que en menos de unos meses tendrá. á riledia Nación
sobre las armas, ó en el suelo á un gobernante 6 yueltoe
fango inmaculados nombres.
Porque las multitudes sic:mpre-y más ai riven en la
ignorancia y la miseria-gozan
en enlodar 4 lee qu~ eatán sin mancha y en cenar por tierra á loa CI* 'RA ea
de
pie ..
De &hi loe eniambres dt! gente que, ~)'e8do-
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ti·
21Q
paso ..en;1tfs ví~s¡p6bl~~SJ,:~··~iî~.•· . ".r
..a.,,~.á.léer
.. es.t\s ..enp.··..r.mes hoja~ sueltàs de c~~'#f~n~,·ift~9s .iv.•~_ajezas .S()1)~
algp~plelto qu~ á naile Je '~éa<
No 'se'l~e~ 'Un"dttf<!U~-¿jeptífic~, de i1iterés'n~éióHàJ ?~debiertpúbliéo, 'pci-o se
leen con aYldez y con íntIma frtf1c1ón esas andanadas de
insultos de vcrdulera cnque un 'caballero trata á otro
de ladrón yde malvado ,y le,arr<?ja por los cuatro' vientos los sagrados Secretô8d~l. hógar.
Es ~hes t~.i'1'iblcy~t1éntdh:otrio
nîngunaJares~
pot1'8âbilidàd dt-ítis escritores ...
,p'«Q. ¿deberán por tal temor los jóvenes alejarse de
JaPi'¿tisa ? No tal, lo que deben es medirse mucho, pensar
10 que escriben, no aventtiraruna línea sin el estudio suficient~ respetar su ~agrad() .y. ~lwoso
mini~teiio y tener la t'erdad y la ~:114;:lJgu1a
!il~m:e por n0nita ..
La PreDsacs el e$éeniri-{o'déltálento, elestadío.de los
nobles id'eales, el campo'h,1)ierto 'átils gratides é'indotl1ables energías, y á ella deben ir ·lo's jóvenes que buscan
gloria; pero deben antes, como dijo el poeta, armarse
caballeros para luchar con valor y dignidad por lo grande, por lo bello, por lo noble y por lo bueno.
(Sur América, númerol8'7
..
~
de lt.de N-oviembre de 1909)
.
"""
.. . 'L,
.~.¡
..••
c.,··
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~ubvenciC?nes E~ducaciGnista.s
Côn verdadera complacen~ia hemos visto en el Presupuesttl1a .partida destinada á auxilio de varios Establecimientos de educaci6n, ya porque somos entusiastas
partidat'i08 de todo cuanto tknda á fomentar la lt)'strucci6n Pública; ya porque son muy notables y han hecho
grandes bienes al país los planteles quesedesea favorecer;
y ya porque sus Directores ó Directoras son personas meritísÚ11a.sque han consagrado su vida á la má'!(ar9.ua de
laa.~3;
qqe indudablemente merecen algutia.mtiestra
de la gratitud nacional.
Pero si bien nos alegramo" del apoyo mencionado,
. creemos que es el caso de exponer una vez más nuestras
opiniones sobre la Instrucción Pública.
Aot1u~tro. modo de ver y lo hemos dicho ya, pero conviener~~ïrJo,
aquí se ha prestado y se prestaatêt1ci6n
á la in~tr,l1Cci6nde las clases altas; pero poca, pQriÏo decir ning~lá.-la
de las inferiores, á la primaria',para el
pueblo. que es la de absoluta y vital necesidad. Se gastan
fuerte~ 8),1mas. cJ;llas Universidades, en el profuiorado' de
las ç!:!çudas profesionales, en 10H colegios dese.$)titas de
las çJ.a~.~;
pero se deja á Ias maestras deteè 'escuelas <l~ït~imêi~letras con hambre 6-vendiendo~6fllïi'pan
sus $uadp~:iniseraples; se cierran varias escuebûs:Î)ótque ,.
los ~~~149~no .se,pagan nunca; y ~e~uprimcn6'11~~ ~n- ,.
danmu~ñas. rurale~ que son de neceSidad absoluttt. -- .
Sâbémos de alg\ln08 Departamentos en ~
aún
claman~nfWses. {IlaestrC)sel pago: de insignifi~~~
~el~ ,:'
dads<l;e.~9i~:~~~qtepes089ro que les deben d~,.~R:,!·
.;
sa os.'
.', '
..
:
Parécenos, pues, que donde así se descuidá l8:'in8tiucción del pueblo, donde s~dejan millares de niijOf I~OS
en la ignorancia má! completa, donde no IKFpiid'el~ser·
o' ~o
••••
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()(renda 4 Is, P~triA
:.l12
..•
. tido ya prestado por m~tto$
infe1îé~s, no, se puede, no
le debe gastar en colegt.os para las clases ncas, en costo'01 prdfesores de carreras profesionales, en ense~anzas de
adorno, muy bellas y muy buenas, ~ro 4~ absolutamente necesarias mientras no se remedIen pomero aquello.
cales ..
-
Más valiera, repetimoQ pot' eétitéclma v~t, .que ~ quedaran debiendo los valiosos sueldos de los sab~os profesores de l11gwi~rfa, Jurisprudencia y Medicina, que hO 1~
ftción de hambre de los que no §QIQ ~tlseñan á leer, á dtribir y á contar á los nifios pobtes, sitiO que deben dades
las primeras lecciones de virtud, de digdidad '1 de {¡moral,
que son las que deciden de la vida dtl hombre y orman
los buenos ciudadanos ..
. Aquí se quitó el Asilo de San Diêgbá log ddgraciados'
locos, para hacer con grat1 tosto un establetímiento de
educación para señoritas de 1a dase acomodada y á Gargo de sabias institutoras extranjems que ciertamettt(! fi .•
tán haciendo mucho bien; pero n08 ~a
que eso sU@«!·
dió al propio tiempo que se cel"tabati t~las
rufii~
en donde se enseñaba á más de ochenta bÍfios de amb'à~
sexos, porque el Tesoro del Departamento
!lo tùvo c(i#
qué pagar el sueldo de diez pesos de la Directora •.
, '.
Creemos pues que lo que se gastó en tornar' (fI Asi'ld
de locos en aristocrãtico colegio para relativamentecorlo'
n<imcro de señoritas que sus familias podían educar ha'sta
en Europa, talvez habría sido mejor haberlo gastado er
fundar varias escuelas rurales para multitud de niños de
la clase pobre.
Colombia no está obligada á hacer más doctores: que
tos hagan los padres de familia ricos, á su costa, si les
.place; pero sí está obligada á dar siquiera instrucción
rudimentaria á la clase desvl;Ùida "quien
108 poUtiC08
arruinan, á quien los gobiernos r~lutan, á quien todos
u:plotan., Hemos hecho lo posible en sa favor, a unque 8ia
lograr nada; pero hoy, vol viendo á cumplir el deber de
trabajar por el noble y desgraciado pueblo colQmbiano.
decimos: niégut'nle todos SUB derecl1os. puesto que a.qaf
es costumbre, abr6menle d~ impuestos y de'cargas; per.
t lo menos désele instrucción: cuando la tenga, ~l sabr6
yolver por sus derechos ..
l
.(Sur A.mérica, númuo 188, No-riembre 20 de ttOt).
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,t.l .Rep-J.bl1canlsme
El antiguo Liberalismo intransigente y furibundo 1
el yiejo Conservatismo retrógrado ó estacionario deseando continuar su lucha á muerte por el Poder y por
los puestos públicos, atacan unidos al Republicanismo
qué tiende á surgir en mcd:o para decir á la Patria por
ellos destrozada: "l.evántate y anda! "
Y le atacan diciendo que como en Colombia no hay
nP1~ mon,arquista, todo:> somos republicanos y que
por,,'consiguiente no tiene razón de ser,. ni puede concebirse un nuevo partido que se llame Republicano.
El argumento es falso, es un sofisma burdo, y va·
mas á demostrado para qu,~ no se dejen engañar 6 se·
ducir los cándidos.
Para ello debemos parbr de estas dos verdades indiscutibles:
ltl Republicano no es el que quiera apellidarse tal,
sino el que profese, sostcng'a y practique los principios
'ferdaderamente republicanos; y
2'" El hecho de no ser uno monarquista no implica
que por fuerza sea republicano, porque puede ser tamanarqujsta, socialista, etc.
En Colombia es verdad que no hay monarquistas;
pero de ahí no se sigue que todos los colombianos, absolutamente todos, sean republicanos, pues hay muchos.
que han probado y siguen probando con los hechos que
~o aman la República, puefito que la han atacado óla
atacan en sus bases esencial,~s.
Los liberales. que establecieron presidencia de diez
años y título de Excelentísimo y. facultades extraordinarias para un solo individuo, y pena de m~
aun por
delitQs políticos, y ayudaron á amor~ar
'la l'repsa y
pusieron 108 Poderes Judicia I y Legislatiyoenmano~ del
breu
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214
O{~nda á la Pa tf'ia
'Ejecutivo, é hicieron otras cosas aún peores, rio son monarquistas y serán tan liberales como se quiera; pero
tampoco son republicanos, porque todos esos hechos son
esencialmente opuestos á la existencia de la verdadera
Repûblica.
Los conservadores que hicieron también aquello
mismo y que además vendieron vilmente el Territorio
Nacional al extranjero, son conservadores y muy buenos
y antimonarquistas
; pero no son republicanos. porque
mal pueden servir y amar á la República los que la destrozan, la vejan y la venden.
Los liberales que atacan.la Religión de la inmensa
mayoría del pueblo colombiano y arrebatan las propiedades œlesiásticas é insultan las çrec:ncias nacionales, 8e1:'.án,taidiberales como les parezca; pero'!!-o son republicanos,
porque es cánon sagrado del republicanismo el respeto
profundo á las creencias y opiniones de los demás y al
derecho de propiedad.
_ ..Los conservadores que Qurante más de veinticinco
a.ñ~sse apoderaron en absoluw d.d~~cr
y de los ~
tos públicos con una intransigericia y Un exclusivismo
nunca vistos, de tal manera qut"eri la larga noche de la
Regeneración apenas hubo en los C~ngresos uno ó dos
Representantes de algo más de la mitad de los colombianos, serán tan conservadores como quieran ; pero no son
republicanos, porque el republicanismo exije que todos
los partidos políticos tengan su representaC1ón y su par·
ticipación en el Gobierno ..
El partido que dijo: "La Constitución de 1863 no
existe", hágase el caos y el caos' se hizo, será liberal ó
conservador ó regenerador ó lo que quierl;l, pero no es republicano, porque el republicanis1no impone respeto á IR
Ley y á la Constitución como indispei18able base de la Re-
p6blica.
Los liberales y los conservadores que han destrozado
&-. Colombia en sus eternas luchas fratricidas; que han t'td~tado inicuamcnte, los nnosso pretexto de defender la
libertad y los otros ia Religión; que hanpet"8eguido eScritores, suspendido peri6dicosy
cftTado imprentas ~da
esos mismos pretextos, cuando en realida(lera el Pod~n
lõ que büscabafi; que han ~rileti~~ fraudes yatropel1oè
de todo g~nero en Jas elereiones, soti conSèrvadoreây séri
liberales antimonarqa~tas
;pèro n"oson ni ¡:)ttêden~ijk~
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21.8
~á~ r~puWicanos, porque todos eso~ &tent~cios" 9.~~lJt.
~t~>r1a de la Patria les demuestra, destruyen nece~~~
mente la Rèpública ...
¡'os penodistas que yendieron su pluma para ensalzar la Dictadura; los mandatarios que desfalcaron el Tesoro nacional para pagar á los aduladores; los caudillos
(q~e p,udiendo y debiendo ha~lar callaron cobardemente
durante 108 cinco años del absolutismo y lo ayudaron i
afianzar con su silencio; ¡(IS que ahora atacan sin di.tinción y apasionadamente
todos los actos buenos
ó malos del Gobierno; los que se esfuerzan en encender
los viejos' odios de partido y en sembrar la semilla de
nuevas guerras; los que cerraron escuelas de primeras
letras mientras mandaban á pasear á Europa á enjambres de aduladores en vwjes costosísimo ••; los que contribuyeron á la ruina nacional con los contratos leoninos,
los enormes sueldos, Ó las falsas comisiones militares, etc.,
esos, todos esos, serán tan liberales y tan conservadores
como quieran; pero no 1'\~publicanos, porque sus hechos
los:convencen de enemigos y verdugos de la República.
Por lo demás, el Republil.:anismo que alborea para el futuro, digno y noble y que 110 tiene por qué cargar con las
responsabilidades del pasado no es en realidad nuevo: exiltía, ha estado latente, como nos consta á los que-habiendo luchado por él y trabajado por sus principios, no s610
en los cinco años en que sus corifeosde hoyviwían callado., .
sino desde muchos años antes-hemos
estado recibiendo
siempre cartas de toda la República que demuestran eee
hecho.
Pero era que la falta de valor civil y el miedo nat.
raI á las excomuniones dto partido impedían la manifeatación explícita.
Como aquí ha sido costumbre marcar á 108 hombres
desde la cuna con el apellido político .que han de llevar
toda la vida, nadie era osado á sacudir el yugo por temor al feroz anatema ineludible y á los perjuicios consi-
guientes ..
Hoy no t's 10 mismo; la revolución pacífica de dignidad y patriotismo realizada en Marzo de 1009 ha proclamado la-independencia moral del individuo_
Ya no es un crimen descartarse de manchados nombres. Ya los que no tuvierôn parte en las culpas y faltas
del pasado y en las reparticiones .del Tesoro y los
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OfrendE! It
la Pstria
honores, bien pueden excusarse de que los hagan partícipes en las responsabilidades aun pendientes. Ya la juventud noble.•y digna puede reivindicar el derecho de pensar con su:cabeza y excusarse de llevar la mancha del \>e-cado original de los partidos viejos.
(Sur América, n6mero 189 de 25 de Noviembre de i909):
........................
\Ir
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~rédites adicienêLles
del HresupuestG
Varios días llevaba la Cámara de Represel1tantes en
decretar y decretar crédito~ adicionales de auxilios para
puentes, caminos, iglesias, torres, acueductos, pagos de
innumerables contratos anteriores, etc., cuando el Representante León Gómez, cuya mano no había golpeado su
pupitre en las más veces, r'~eordando la consigna de economía tan cacareada en los primeros días de las sesiones,
resolvió tomar la palabra para decir poco más ó menos
lo siguiente:
"Con sorpresa, señor Presidente, he visto que de¡o¡de
ayer la ~ámara no ha hecho otra cosa que aprobar, sin
discusión ninguna, cuantos créditos adicionalt:$ tiene á
bien introducir cada uno de los HH. Representantes, sin
explicar la razón enque apoye el nuevo gasto ni la ley
anterior que 10 decrete.
Estamos decretando como si Colombia fuese el país
más rico del Universo, come si las rentas' fuesen inagotables, como si no supiéramos que en el Presupuesto hay
un gran déficit, como si no se debieran el pago de la tropa y los sueldos de hambre de los empleados inferiores.
No niego que todos los caminos, puentes, acueductos,
etc., auxiliados son convenientes y hasta necesarios, ni
desconozco el patriótico y laudable anhelo de los HH. Representantes que proponen npoyo para esa clase de obras
que ojalá se pudieran hacer y multiplicar por todas partes.
Pero si no hay con quê pagar más tarde el auxili~
¿para qué decrehr10 ? ¿A qué hacer Presupuesto de ricos siendo pobres? ¿A qué crear á la Administración la
nueva y enorme dificultad que le ocasionarán futuras exi-
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218
gencias de derechos ya creados, pero de imposible cumplimiento' ?
Además, los Departamentos y los Municipios deben
tener rentas propias para atender, en lo general, á sus caminos, á sus,acueductos, á sus puentes. Pues que se basten
por ahora á sí mismos, ó no tienen derecho de existir.
Soy partidario, como eIque'mis, de las mejoras materiales, del progreso en fodo sentiqo, de la prosperidad
de los pueblos; pero no creo correcto, ni bueno, ni conveniente decretar gastos y gastos que ser' absolutamente
imposible pagar luégo.
y ojalá fuera que esas partidas se quedaran solamente escritas; pero es que los gobernantes asediados por las
tenaces exigencias de los interesados que van con la ley
co la mano á reclamar. el pago, ordenan siempre dar á
ca.da uno siquiera algo á cuenta, para salir de él; Yde
ahí resulta que de poco ~n poco se forma un mucho que
causa grave perjuicio á la Naciónsinhacerle bien ningu.no~
Y.q_~~por todas partes se qqedan ,D;ltÙtitudde obras..pr.in<:Îpiadasy nunca concl~dª"pál'aó ~tar
el. ~
del Tesoro, nuestra falta de orden y de juicio y la característica informalidad del pueblo colombiano."
(Sur
América, número 1~ de 30 de Náviembre de 1909)
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__
ti
ros ~djuntos
Disc!1tiase en la cámara de Representantes la ley de
8eT!~ciQqipl0ll?-ático,prop'uesta por el Sr. M~nis~ro de.RelâcfolleSExtenores, y el director de este penódico o~et6.
el establecimiento de Adjuntos remuneradoseti'las Legaciones de 1." 2'" y 3" clase.
Las razones de su improvisado discurso fueron en resumen 1;1ssiguientes:
.
'. ,,~o 4~sconozco la ventaia d~ regla~entar
! es~ablecet: ¢UçlY~a torma la carrera diplomátIca, .c~~?:~tá en .
paf~ñi1b adelantados, de modo que los J6v.enesque á
eHa se dediquen empiecen desde los puestos másïf1fénores
como el de Adjuntos y vayan ascendiendo ~oco á poco á
Secretarios, Cónsules, Encargados de NegocIOs,Ministros
Residentes, etc., á medida que adquieran los ccmOdiníentos
y la práctica necesarios, para que al cabo del ~DlpO sean
expertos y hábiles diplomáticos que puedanaériít
â 8U
Patria eficazmente.
Pero si bien aquello es conveniente para etlál sobre
todo para los jóvenes á quienes se abre hermosfssmB ca~
rrera, no es notoria la necesid ad de emprender deade luégo
esa medida, ni menoses seguro el resultado apetecido,
dadas las circunstancias actuales del país.·
_
St:gún declaración del H. H. Matéus, antiguo y notable Ministro de Colombia ante algunas nacionelli:l eeg6n
IQ sabemos todos, en la mayor parte de nuestra8l.;egaci~
nos el Ministro no tiene otra cosa que hacer sind .asistir
á banquetes y funciones oficiales y 1?asear.
y si esa es la ocupaci6n delJMiDlstro ¿cuál sed.la del
Adjunto? ¿Cuálla diplomacia que va á aprender? ¿Cuáles los bienes quede su costoso viaje habrá de sacar esta
arruinadísima República?
~y no es mejor que un país pobre atienda antes A lo extncta y urgentemente necesario que á lo quemAs bien es un
lujo y unadomo?Sabemos
qUt~hay un enormedQlâten
el
presupuesto; nos consta que s,ecierran escuelas ~ prime.
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··220
ofrenda á ia Pat"s.
ras letras porque faltan diez ó veinte pesos oro mensuales para pagar el sueldo del maestro; es notorio t¡ne hay
infinidad de empleados con hambre porque no les pagan;
acabamos de leer un Mensaje Presidencial en donde dice
que se deben varias semanas á la tropa y meses al servicio de correos, y sinembargo, nos vamos á dar el lujo de
crear Adjuntos remuneradas en las Legaciones para que
unos cuantos jóvenes vayan á pasear á costa de un pueblo que aR'oniza en la mIseria abrumado de cargas. y de
impuestosf
Esto sin contar con que aquellos destinos no se dan
sino rara Tez al mérito, y por 10 regular son la manera
de pagar campañas de antesala, fraudes é iniquidades eIecdonarios y especialmente la servil adulación de Prensa.
El periodista que es incondicional incensario del Gobérnante, sabe que tiene seguro un viaje á Europa. Y no es
menester citar ejemplos.
Mas ya que, por 10 que veo, la Cámara ha resuelto
crear aquellos puestos, conviene aprobar el artículo segundo de la ley, que exige la provisión de eUos por concurso, de manel a que á lo menes se obligue á los aspirantes á aprender Derecho Internacional, Tratados Páblicos,
idiomas cte. Siquiera sacar un adelanto en la educación
de algunos individuos del costoso y nuevo gasto, que,
como todos los impuestos, va ã caer de lleno sobre las
clases pobres.~
(Sur América, Número 190 de 30 de Noviembre de 1909)
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ta elección de, Hresidenie
tuando
en ia Câmara de Representantes se trataba
cuestión de las reformas constitucionales~n que tânto interés tomámos-tuvimos
el gusto de
presentar y sostener con el H. R. Espinosa y otr081a pro·
posición encaminada á establecer en la Magna Carta que
la elecci6n del Presidente de la Repúbli~a se haga por el
voto directo de los pueblos y no f.0r el Congreso, como
!tostenfan êl Jefe del partid o libera , General Uribt.-,y otros.
Aq\leUa opini6n en que perseveramos conmâsconven·
cimientO cada día, se funda desde luego en que el voto di.
t'ecto y popular es 10 más republicano. 10 más liberal y 10
más democrático.
Nada que dignifique tánto á los individuos quedesean
trabajar por el bien de la Naci6n, como el verse investi.
·dos",pOf: humildes que sean, con altas y trascendentales
funciones p6.blicas; nada más .eficaz para convenœde6 de
que son .verdaderos ciudadanos, que el hecho de contribuír
con algo de su propia voluntad en la elevación deuncom.
patrioUt al soho presidencial de la República; y ~d~ que
<:onsutte más el verdadero republicanismo ylãdemQCracia
digna que la personal intervetlci6u de pobresyrië9ilt igooraoWs y sabias en la elecci6n del que ha de manejar las
, rentas DaCÍonales, disponer dc~los destinos púQ1ico8 y ve·
tar pot' la integridad, el honor y el bien de la Pa~.
Por otra parte, la elección {lopular al fo~
clin.
tercambio de ideas, la publica':16n de nuevosperiódic08 y
el deseo de leer, despierta la vida y el entusiasmo' de 10"
ciudadanos é imprime en la Naci6n entera saludable movimiento de civilización y de progreso.
Lo contrario acontece cuando el Presidepte ee nom·
brado por un Congreso 6 Asamblea, que por lo~.
halla en manos del Poder Ejecutivo, de los ~.
ál
poder ó de los jefes de partido:~ llenos uno co~:óUo áe
~di08,esvidias y rivahdades j pcrque enton.cetl.d.•.,-_'fbló,
-¡do en manos de 109privilfgiado.t a~'
-"~ ' ••
la interesantísima
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222
OfdeJla -if 14 Patria
acostumbra á aguardar con abyecta pasividad el resultado de ese acto trascendental en que él no tiene parte, contentándose generalmente con preguntar con temor y desconfianza: ¿á quién nos pondrán de gobernante?
¿ Quién
será nuestro dueño y señor el año próximo?
La elección por un Congreso está más sujeta que ningur.a al juego de la pólíti,çavenaly
dé la intriga;
porque
á esas corporaciones desgraciadamente
las más de las veces van pocos hombres íntegros y sf muchos politiqueros
que en su voforia ven algo muy grave y muy serio debido
á la Patria únicamente,
sino algo vendible ó explotable
en bien de la propia persona ó de algún círculo; algo que
puede negoci~r~e y~ con u~ indi!id,uo, ya con otro, según
ofrezca u~ Mmlsteno, unalegac¡(m 6-algún contrato.
No sucede eso en l'a e1ecei6ndiiecta de 'los pueblos, si
--es que hay prensa digna y' honrada que los' ilumine,-}eyes
què hagan efectivo et derecho de sufragio y garanticen la
representación de las minorías,cy gobiernos que respeten
la ley y los derechos individuales 'y sociales.
Uno de los argumentos
contra .la elección directa es
que casi todos los pueblos 8ón~rantes,misérrimos,
incapaces de juigar y deapteciat.'Jos
b~br~s
Pftblicos.
No tal, los pueblos por rnM'abMt4Onadmt'que
enmlft.ottl<:·
ción los tengan los gobiernos', son muy capacesdeconoœr
á los hombres meritorios de la Patria
y denen un raro
instinto para seleccionar á los-inejores. VoxpopuJi, vox
Dei. La Historia Patria prueba-conhechos
innegables que
talvez los más ilustres y mejores. Presidentes de Colombia
fueron los elegidos por el voto libm ydirectó de los ciudadanos ...
Pero si la ignorancia
de éstos es obstáculo, entDnces el remedio está et} qui~arla; en edu~ré
instruir· á la
masa popular, no en arre1?aUirJe sus derechos so pretexto
de que es ignorante.
Y preci8ame!Jte uno de los mediol
de elevaria é ilustrarIa es tIde hemIa,tomar
parte en las
altas fu.nciones púb1i~as¡ porque'entOnce&ge ,la induœ-:á
leer, á pensar y á fiJ.a'tse~ii ~ àrltec~~
..-en.la ~a ;'1
en los act08 de !tôs ,homõtelf 'ffli~os pam olsttngutr lOB
intrigantes y explotadorès
p~fHcosde los patriotas
ver"
daderos ..
,
El argumento que $C aduce COInO irrefutable y decisivo
contra l.a el~d6n Popu~r.~9-ue ¿la otígina disturbiO$;
conmOC'1ones y ~.. tras fmtticid~8'.Pero eee'&~mento
se
ac~i~ ... de falSO si se atiehd.. _~\~. ~~que .o~nail~"_~
tnrõioS'y'lU'ga~ru.n().es.~
·deque-la.e!eœ:iÓ1¥dà, .
hagÍlli"lospùalas,
sinõ.él de ·q~:I08 'malOS'g6biemos. 101
gÉimot),ales yl08 ititri8*ntes_DO déjanâ:lQ8;ptiebk»s~
cOf'tectamen'tetá.'J d~();'
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-~¡'~~.~l1tè
No son las eleccjones ]a~;que producen la revuelta, sino
los fraudes eleccionarios, 10:; abusos y las belIaquerías de
los políticos.
Pero propóngase un Gobierno honrado cumplir la ley
y dar garantías á todos; sean los Alcaldes, Prefectos y
Gobernadores hombres de honradez acrisolada; y acostúmbres~ á los ciudadanos li. reputar tan ladrón y tan villano al queróba un voto ó falsifica un registro como al
que roba dinero ó falsifica billetes, y â buen seguro que
las elecciones de Presidente no serán fuente de disturbio,
sino fiesta.s de civismo republicano y certámenes de digni.
dad y de amor á la Patria ..
Ojalá que la próxima Asamblea reformara la Constitución en el sentido indicado, y, en consecuencia, fuesen
todos los" ciudadanos de Colombia quienes eligieran lo
futUt'Os Presiâentes ..
(Sllr ¿lmérica, número 199 de 9 de Febrero" de 1910).
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1a
crueldad c~n.los an.imaLes
ES señal distintiva del carácter de un pueblo, la manera que tenga de tratar á los. animales. Por ella puede
.'saberse si es valiente ó cobarde, hidalgo ó villano, civilizado 6 salvaje.
'
..
y est?, porque en ese trato revela el homb~e los íntipios sentImIentos de su alma y muestran las naclOnes-que
~o son sino agrupaciones de individuos-sus
instintos,
sus pasiones, su dignidad moral 6 su degradación y decadencia.
El hombre verdaderamente valeroso nunca abusa de
BU fuerza ó su poder contra :seres indefensos y débiles,· y
siempre es generoso y com~8No èoo los quersufren •.
La crueldad con los animales, caractet1stica de lOI!
malos corazones, es además el medio más seguro de conocer á los cobardes.
El que goza en hacer sufrir á las mujeres, á los niños
Ó á los animales, téngase por evidente, que será fanfarr6n,
se dará ínfulas de héroe y aun aparentará ser matÓn de ofi-·
cio; pero ese no luchará con un hombre cuerpo á cuerpo,
ese se esconderá el día del peligro, ~ nunca dará la VIda
por la Patria~
La crueldad con 108 animales al acreditar malol!!
instintos y pasiones groseras en los hombres, va marcando el grado de decadencia de 108 pueblos corrompido8 y
degradados.
y esa crueldad, que no el innata sino antes ex.
traña en el corazõn humanol se va sembrando y propa~ando de individuo en indiV1duo, hasta hacerse general y
marcar la fisonomía de todo un puéblo, 'por multitud de
causas que hoy existen en Colombia todas, y que cobviene:anotar y combatir, ya que deseamos qUf' la raza colombiana no pierda n\QiCa au merecida mma de valiente, noble y generoSa ..
Entre esas ca.saa, ~e.de
la ociosidad Y la miseria
qu~al amargar la vida ~
duro y cruel d cora.
del hombr~,la. priDcipalea.-:~ : cienos eepectAc:Woe pAbU.-
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La cruelda.d con los a11imales
225
.cos, el descuido' de la policia, el desconocimiento total ~
las leyes de ella y la mala educación
Lãs vulgares riñas de la gallera, las matanzas .de
toros en el circo, las corridas de gallos en San Juan, cte.,
Ion lecciones prácticas de cJ'ueldad, donde los .niños, e.dureciendo el corazón, se acc'stumbran á ver correr la sa»gre sin horror, se familiarizan con el dolor ajeno y se VUtH·
, ven entusiastas partidarios del patíbulo.
Al ver en el sangriento circo un toro lleno de herida.
recorrer agonizante el redondel en medio de una mu.ltitud
enloquecida, compuesta no sólo de hombres sino de mujeres y niños que aplauden c,)n furor cada estocada, no
puede menos de exclamar fIque logre permanecer sereno
en ese frenesí de aullidos, gritos y aplausos: ¡Es un pueblo ~
salvaje éstc donde la fiera sufre como hombre mlentrall
el hombre a6lla como fiem; donde daman compasión
las bestia'" mientras los niñ,)s y las damas gozan como
be~tias; donde no hay esp,~ctáculo m{lS inhumano que
el de la humanidad ebria d(~sangre ~
Al ,'cr á diario cn calle~ cí caminos á un gañán ultimando á garrotazos á uri pobre huey ó á un caballo
mori~do
que en vano se esfuerza en desatascar un pesadísimo vehículo mientras lin corro de curiosos grita y
ríe, provoca uncir al carro la recua de holgazanes v trataria por un momcnto de igual modo,
y al contemplar en los días de San Juan y San Pedro
l1mchedumbres de jayane~; ,~brios colgar por las pa·
tas un gallo vivo de un rejo que pende de altas varas para subiria y bajado en tremcndas sacudidas. mientras to·
dos pãsando á la carrera, tr"ltan de cogerlo para arran·
carIe la cabeza ó para despIumarIa y despedezarlo poco á poco, en medio de espantoso vocerío que crece á
medida que se prolonga el suplicio atroz del pobre ani·
mal, no puede uno menos de decir: ¡Qué esèuela de bondad {lfU'a108 niños! ¡Qué ej,~mplo de valor p~~ las clases
popular~s, dado á ciencia y paciencia de la autoridad d~
policía que suele á veces prcÛdir el acto!
Yeso es nada comparado con ci espectáculo que la
misma polida suele proporcionar en plcna capital, cuando
da veneno á un pobre perro, que dura agonizando-largas
horas en media de la calle, entre horribles convulsiones y
mirando coq ojos angustiados á las gentes que impávidas lo miran, y 'que luégo empujan cI cadáveroon el'pi~,
mientras llega el carro de la basura á llevarJQ al muladar 6 al río cercano para que desde allí, á lOI cuatro
vientos, ~parta tifo á la ciudad ent~ra.
_
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:l26
Ofrenda á la Pa.tria
¡Qué mucho pues que tras' de todos esos actos, que
presencia, permite y aun ej~cuta l~ policía, gocen los niños en ver arder ratones empapados en', petróleo; en dar
li un pajarito amarrado á una cuerda el mismo suplicio
de los gallos en San Juan; en apedrear los perros y'las
gallinazas que hacen el servicio de aseo de la ciudad gratuitamente;
en arrancar las a~~s á las mariposas yen
6tras mil torturas inferidas: á. irifèlicesé inofensivos ani·.
males ...
','
¡"!,'c'!,
" , pl f:6mo extrañar que los niños así educados sean
más tarde los crueles verdugos de sus esposas, los degradados homicidas, los partidarios de la pena de muerte, los feroces recluradores. los incalificables asesinos de
nuestras guerras civiles donde hay atrocidades inauditas
cuyo solo recuerdo hiela el alma?
'
_
Acaso lo que vamos diciendo se ridiculicc alegando
que SOl1 simplezas y que los valientes no se preocupan
por tan poco ni p{lran mientes cn los animales,
Pero n6; desconfiemos del valor de csos valientes.
El verdadero valor está en sufrir uno sin quejarse
en arrostrar con impavide~ el ~rsQn<lJ ,peligro, no en
hacer sufrir á seres indefensos 6 eh presenciar con indifercncia el (lolor ajeno.
Ay! del quc tenga por cnemigo á un valientc ùe esos
que son implm'ablcs con los débiles; ay! de él, porque no
tendrá un adversario leal y franco que le ataque á la luz
del día y cara á cara, sino uno de los que hieren en la
somhra y por la espalda!
"!
(Sur América, número 195 de
2(¡)
de Enero de 1910)
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. CScn.cordia
Es un absurdo ~so de creer que la felicidad de una naciÓn sc hace suprimiendo IClspartidos. Ellos son indispensables para el equilibrio sodal y para ci pn~greso, como
n~cesarias SOl1para el m'~c:ll1ismo de un reloj diversas ruedas de tamaños y mO\-:111ientos muy distintos,
que cn
opuestos g-iros, pcro engnll1ándosc unas en otras, concu·
rren sin embargo Ú producir el arm61lico conjunto que
sin-e para marcar el cun.o de las horas.
Pn:'tcnder la desaparición de los partidos 6 la mezcla
de todos en híbrido pastel, tanto vale como quercr que
el reloj funcionc con una sola rueda ó con la fusión de
todas cn un mismo crisol
Lo lJue importa para It felicidad de un pueblo no cs
pues que desaparezcan los partidos, sino que ellos, como
las rueclas clel reloj, se el1granen, se apoycn en el mutuo
movimiento y, mientrasg,ran
en diversas órbitas, vayan
unidos hacia ci fin común, que es el bien general dela Patria y el particular de los ciudadan\Js. :Bsa unión consiste
en el mutuo reconocimi(:nto de sus derechos y en cumplir
cada uno sus deberes por:5U lado. Hé ahí la unión y la
concordia posibles, patrióticas y nobles. Héahílamanera
úni.ca de sostener la paz, la 80la vía de libertad y de progreso, el único media de acabar con la's guerras fratriddàS ..
Por la unión v la concordia así entendidas es deber
trabajar á todo trance, cCJmo fue deber luchar contra la
falsa concordia basada en la repartici6n
del Tesoro Nacional entre unos éuantos, en la rastrera
adulación al
mandatario y en la postraci6n de todo un pu~blo .
. Pero aquella otra con'~ordia dignísima se hará imposible si triunfan en su empeño los que preten-den que no
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228
()frenda á ia Patria.
haya sino única y exclusivamente dos partidos: los que
han venido luchando há tAntos años; los que han ensan·
grentado la Nación y destrozado el territorio; los que á
pesar de sus pasadas glorias, son ambos.reos de enormel'!
.culpas y llevan ambos tras susbandera&enlodadasinmenlia carga de respol1sabilidadeséinsaldable cuenta de odios
y de envidias .•.
Entre esos dos viejos partidos han cavado las guerras, las culpas y las claudicaciones insondable abismo;
han establecido entre elloE una separación absoluta que
jamás les permitirá concordia alguna. En ellos no catie
sino la lucha. sin cuartel, la guerra Amuerte.
y ahora es menos posible que nunca laavenencia,desde que ambos, plegando sus banderas, con~urrieron vilmente á sostener la dic~adur~ de rodillas, y desde que sus
leaders al querer reconcentrarlos y al carearlos como los
galleras á los gallos, los han enfurecido más que nunca
envenenÚmloles las heridas y avivándoles el odio inextin-
"g.uible...
Hé ahí porqué en virtud de ley sociológica salvadora
del progreso y sobre todo merced di verdadero patriotismo, ha debido 6 debe surgir limpio y puro un nuevo
partido que tiene derecho á la existencia como ellos; ci
Republicano. Es el partido del porvenir; es el de la juventud que se abre paso; es el de los hombres nuevos que han
de reemplazar á los que en tántos años de sucederse en
los puestos públicos no han podido ó no han querido hacer el bien de la República; es el de los que no habiendo
tenido parte en las culpas del pasado, no tienen porqué"
compartir las responsabilidades y las manchas del presente; es el de los que no quieren recibir sin beneficio de
innntario ,aquella herencia envenenada de discordias y
odios; es el de los que, por primera vez en la historia de
Colombia, enseñaron á triunfar sin sJUlgre y sin abusos,
con la razón, la prensa y la justicil;l. ,
. Los dos viejos partidos, á pesar oe su ooio, se unen
a.hora para~errar el paso á la corriente nueva. Los dos
gladiadores no quieren que éntre un mediador á su sangríento circo. Le niegan el derecho de existir y organizarle, para tener ellos el de matarse y consumar la disoltreión
de la República. Sus jefes niegan á una inmensa multitud
de colombiano. el derecho que tienen de salir del pupilaje,
de sacudir el yugo de los pontífices máximos, de trabajar
aparte por el bien común, bajo nueva bandera y nuevo
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Concordia
229
nombre. por un programa claro, preciso .Y definido de
priHcipios eminentemente republicanos. (*)
..
. y el sistema de combate que emplean aquellos reos de
innumerables guerras contra la civilizadora acción republieaná, es el de atacada no en sus .tendencias notoriamente dignas, ni en sus principios por todos aceptados, ni
en su indiscutible victoria contra la dictadura, sino en las
personas ó en los hechos ele algunos individuos que han
figurado en ella, no obstante llevar indelebl~mente marcado un apelliùo político an terior que siempre les arrastra
hacia la antigua tal da. Lo malo pues de esas personas ó
de sus actos políticos ó gubernativos, debe imputarse á
las cuentas de liberales ó d(' conservadores, no al RepubIícanismo que no está en ellos ni consiste en ellos:
está en las ideas. en lo~; principios, en la lucha contra la intransigencia, en lo nuevo, en Jo sano, en lo patriótico. Está en el porveIJir y es de los jóvenes.
(Sur América, número 197 de 27 de Enero de 1910).
(*) Repetimos que, en Iluestrc, concepto, eso es cosa Illuy distinta
ùe a1luclla Unión de cODscrvadorc! y .,.arios liberales para cierto fui
polítIco.
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Dolotoso es confesar que el amor patno-ese
noWe
Kutimiento que dignifica á los homhres y engrandece.á
las naciones l~nándolasde ilustrlfs ciudadanos,-agoni•. t:n. Colombia poco á p~o. Las. guer!-"asde partido,
.política
de odios- y de envidia~~~4L\'--emp1~may
las
faltas y claudicaciones de los caudillospolític08, 4L\!l formado una atmósfcpa de desconfianza, de desilusión v desaliento que enVenl'l1anecesariamente el patriotismo:
Cbn payor por la suerte de Colombia se oye con frecuencia, aun á personas honorables, exclamar con morta.1 desesperanza: "Esta tierra infeliz está perdida, es
preciso emigrar á toda costa, sálvese el que pueda."
Tal vez no se piensa en el mal que eso causa; tal vez
no se medita en que desalentar á otros, sobre todo á los
jóvenes, es ahondar el abismo que se teme, es apagar las
luces del futuro. Preciso es, por el contrario, darIes valor, estimularles con los ejemplos gl()¡'ipsos de la historia,
infundirles confianza en un brillante porvenir que elloe
t.'ln s610 tienen en sus mattos.
y nada hay que encienda.·fflejot'el patriotismo que el
estudio bien hecho de la historia.del país donde nacimos,
si, como la nuéstra,
abunda en ejemplos de abnegaci6n, de talento y de heroísmo.
Por eso los Gobiernos deben tener especialísimo c~ida'
do en que ella se enseñe en todos 109colegios, en todas las
escuelas, en todos los hogares.
Pero esa enseñanza no debe consistir en poner á lOI'
alumnos como lección páginas y páginas de un libro
(acaso vocero fu'ribundo de un partido) para que ellos
las aprendan de memoña.
Oh! n6, la historia de la Patria debe enseñarse con
el coraz6n y con el alma. Hay que llevarla no ã la me-
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La Ristoriu Patria
moria solamente, ~ino á las fibras más íntimas del hombre. Hay que sen.tirla para hacerla sentir muy hond •.men te.
El que la enseña ha de infundir', sintiéndolo en ~
mismo, entusiasmo por los hechos nobles y heróicos y por los hombres beneméritos, desprecio por la infamia
y la bajeza, alegría por las glorias nacionales, admiraci6n par 10 bueno, 10 grande y 10 bello.
Enseñar Historia Patrin noes acumular en una mente nombres, hechos y fechas, sino hacer ciudadanos desper· tanda en los niños profundo amor á la tierra en que nacieron, decisión irrèv'ocable de .ser·vida y saludable emulad6n hacia sus hOlabres veroa,dér,ame'nte ilustres.'
De ahí que la l1iistoria, lo mismo que- la lengua de la
Patria, no pueda enseñarse bien sinopOt" i'ftJ;:titutores
nacionales; porque nunca un extranjero podrá, por mucho que ame y aprecie á la tierra que le d~hoipitalidad,
abrigar por ella y por sus hombres aqucllosardoroS08
&m~i~tos
; nunca tendrá el fuego y el, :entul_i~mo n·
«M~~rai.fundÍrselos
á otros; nunca et' i'ècuerdo de
su ausente patria, le dejar:í. ponderar las glorias y los
h()mbr~s de la ajena.
(Sur América,
número ZO:! de 19 de Febrero de 1910) .
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r:~~rr:i~
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ta
gr~n fecha
El respetable colega El Centro dijà, hablando de la
celebración del Centenario, que la «Prensa ha guardado
silencio, sin romper/o sino para pregtirftar si habrá. fegtejoeyen
qué se ocupa la Comisión dej Centenario .•
Bueno es rectificar tal afirmación, pues por 10 menos
Sur América no ha cesado de hablar sobre eso 'desde hace
seis aíïos, que le parecía poco tiempo para festejar dignamente tan grande aèontecimietlto~ jQuéno dirá ahora
que i\o fãItan sino cuatro .û:lflérrYÙ1Ù se ha hec40 nada
que valga la pena! (*)
Fuera de la excitación repetida á todos los colombianos para que cada uno haga algo y contribuya con
lU óbolo de arte, de ciencia, de industria,
de talento 6
de genio á la celebración de la independencia, Sur América ha propuesto muchas cosas, entre otras éstas, 1q. la
fundación de una biblioteca de obras nacionales, que es
cosa fácil de realizar y ya podfaestar empezada; (*) 2''', la
fijaci611d€ una placa de mármol conmemorativa en el almacén de la C"llleReal donde se verific6 la reyerta originaria de la revolución de 1810; (*) 3", la fijaci6n de placas
de bronce ó mármol en muchas casas de Bogotá, que
oportunamen te detalIámos, en donde nacieron ó murieron ilustres prócer<!s6 se verificaron aconteci~ientos históricos importantes; 4"', la convocaci6n de concursos de
arte, de ciencia. de industria y de literatura;
5·, la reuJ
.
(*) Cuando
IJ1UmO y nunca
[¡,.ltaban ~r~~ meses se principi6 ron ~atri6tic.o entu·
vIsta actIvIdad á preparar la celebracIón, 'y Justo es
l'flConocerque se hizD mucho, gracIas á la iniciativa de los particulares,
de los Clubs. de las Acarlemias científicas y de las Sociedades de arte.
llanos ..
,
(*) Se realizó esa idea merced á la generosidad de D. ]or,e Pombo
que donó á la República una valiosa biblioteca de obras nacIOnales.
(*) El Sr. Vicente Herrera puso en práctica esa indicación.
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La gran lecha
233
ni6n de un Congreso de puiodistas, ya que los tales no
d~bj~ran considerarse inferiores á los estudiantes que sí
harán su congreso, (mas de tal idea desistímos desde
que un colega la atribuyÓ á iuterés personal);
6"", la
erección de estatuas ó bustos. á los ilustres próceres del
20 de Julio de 1810, pues de ese día fuerou ellos el alma,
así como Bolívar y Santander lo fueron de otras memorables fechas posteriores; (*) 7'\ laconstrucci6n 6 composi.
ción,de muchas obras, ctc. En fin, hace varios años que
venímos pro pendiendo cn la medida de nuestras facult a
des, porque el Centenario salga bien. Tememos mucho
que sea ya dcmasiado tarde.
En el número 44, de 7 dc Septiembre de 1904, cua
do aún no existía El Centro que hace el cargo que rectificamos, aparece una proposición que hicimos ã la Academia de Historia, que eutt'; otras cosas dice:
"Nómbrese una comi:;Ïón que, de acuerdo COll el se·
nor Ministro de Instruc,~iÓn Públiea y Ias demás Academias, inicie desde Ilhora. Ia formación' de concursos artístiç~, científicos y literarios; fomente exposiciones de
pintUra, escultura, máquiuas é industrias; promueva la
fundación de uua Bibliotc'~a de cuanto se haya escrito
en Colombia desde la Independencia hasta ahora; estuèie los medios de enalteecr y premiar los méritos de los
colombianos ilustres muertos (Panteón Nacional); solicite la expedici6n de ¡¡na ley sobre festejos del Centenario; y haga, en fin, todo lo que crea oportuno. para celebrar al cabo dcl siglo, con provecho para la Nación, el
20 .de Julio de 1810."
Luégo dijimos en el mismo número:
"Nuestro intento es que el glorioso aniversario no
Ile celebre con Jas miserables banderolas de percal en las
Teíjas de las estatuas de los próceres, con globos y to·
ros y con los vulgarí.imos cohetes con que aquí celebran
no sólo las funciones de iglesia y nuestras matanzas fratricidas, sino hasta las fiestas de gent~ que se cuenta como flor y nata de las altas. clases.
"Oh r nó ! Nuestro vivo deseo es que se festeje con
cert4menes de arte, de industria, de ciencia i con inauguración de ferrocarriles v caminos, fâbriaas é. industrias,
edificios y monumentos p':ihlicos ; con algo que revele las
----
.
[e] Los Clubs, la Sociedad Unión, la .P.acultad de MatemÁtIca' y los
AI·tesanos inauguraron los bustos de varios próceres
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234
Ofi-end8 A 18 Patria
á~tW~desflo's;Ül1'e~t~s'deùn'
ptitbTo":1rOme'Y'gm~
~itos-pay, pero envIlecIdo por las guerras y los malos go·
bi<:tnos; con algO .que 'muestre là 'laboriosidad',et
amor al
t!abajo, :el adelanto de un p~ís ~ue, c<;>nocey aprecia <;,1
b~el.ndde}a paz y qt1C se c~ee ~l~fo ~ê'ft1gttr~r erttrelos o·
VI Iz'a os,
'
,.,.'
"Q'ùeremos a\gô"que nos 'señale coníoNad6n'de
hOni'
brcs libr~s; acostumbrados
â deber la vida al propio esfuerzo, no como enjambres de empleàdos y holgazanes,
de político!1 y peroradores:
.' ." "
"Anhelamos avivardesde'il'borá
~1 genio de nuestros
artistas y nucstros literatos;
Adot\rñeci~o;por
las envidiâ!" y la'falta de estímulo ; tnoverY'-Ît!vá.t1~r á los indÙtltriales, obreros y fabricantes, etnbrtttecidÓ~ por la optesi6n, la miseria y las luchas políticàs ; despertar
en los
j6venes una saludable emulaci6r., para que se esfuercen
~on tiempo en obtener del estudio, dela constancia
y del
t~àb:Ijôun premi.o en elgran~!.aJù,.~ani~,
~r~
e~ fi~, làs
póstradas
energtas,las
aletarg, , , ,~S-'Vlvas,
lB!!
inagotables
capacidades
de nTlp1iel5ló-digno
de inêjdt
suerte.
"Nuestro deseo ardiente es que en estos seis años 'Se
muevan los colúmbi~nos 'todo,s ña~a , al, 'progreso, ttqtú.
latando 'su valor
1as luchas' ennobU:êed'oras del tiábà.jo~ y aprendiendo âamá:r 'verdademlnénte
ã' la'Patrhi'y
â 'sus grandes hombres, â apteti'a'1'1añl1th~pendeneia como
ún medio que se nos di'6para
odtp!aT por nuestra. honorabilidad y nuestro mérito ~npuestó
entre los países libres, no para destrozarrtds
nbsotros
mismos como sal·
vajes."
"
'
, Nosotros pues, no hemos guaidad()' silencio cOmo
',t·
'
,
,J
eh
dtce'.erCentro.'
.
,'"
1;"".1<
'''1" ""'.;-.
,,;',
\',
, . '"'Conviene advertir' dê'nuévb 'pti'ra'è'v'itarnos cierl'as
importunidades,
que el Directór' de' Stit' Américtl 110 es ni
ha. sÙlonunca miembro de las Comisiones 6 Juntas del
Centenario nombradaspoJ'
el Gobierno, el Congreso 6
las autoridades.
'" '
,.'
, . '",
(Sur A!11~ricn número 202 de 19 de Febrero de 19l0)
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l:..l cnmen impu'donable
del quinquenio
-¿-Quiere la Naeión, hambrienta de j~sti¢a,saber cuál
fue el gran crimen?
.,
.'.
¿Sería la sistemáti~a violaciÓn de la Constitución y de
las leyes, la fusión de todos los poderes en unas solas ma.
nos y el inaudito derroche del Te.soro? Oh, nó 1 eso lo ha
visto O<>ls>mbia
v-arias veces; y sobre todo lo autorizaron
y apoyaron los titulados partidos doctrinà~8 ...
¿Serian los asesinatos oficiales de Quibdó y de-Barroeolorado? Vaya! escrúpulos de-monja l, y la prueba es que
acabamos de ver en el St'nado á algunos de ~U8 cómplices
"6autores,y todosl08 demã8,en la alta sociedád son atendidos ..
. ., ¿Serine} de aquellos jefes.yprohombres de partido que
hicieron una guerra· espantosa de tres años tan sólo por
salvar las libertades públieas, y luégo, á trueque de destittO!,las hbUaron t~das y ayudaron A sostentr la dictad uray á costa del empobrecido erario de la P-átria- "anãaban pôr los países extranj<~rosherrados en d anca con el
iierro de -la regeneración J la catástrofe? ". ¡Quién se pára
en ~mos! eso estáLperdo:~ado tiempos ha<:c, porqu~ los
~_as.~ngener()sos
para. quien sepa cac~re~r6us~.
e
.
¿Sería el de aquellos periodistas, usufructuarios- de
. uno y otro régimen, que llamaban al gobernante super
-1Jét!Jbre,. ilustre entre los héroes más ilustres, empufándole más y más á la arbitrariedad y al despotismo? No por
cier!o, puesto que de eso nadie ha vuelto á decir una pa.
tabm.
¿Seda el de los eS(:ândalosos contratistas,
que le
han comido á Colombia medio lado, y aún pretenden de.
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236
Ofrenda á la Patria
varar el resto? Oh! nó, eUos hicieron bien y están en su
derecho, como 10 demostraron sus defensores en las Cámaras.
/
¿Sería el del gran partido de las libertades· cuando
en cambio de destinos y de honores las fue atropellando
una :(lar una? Nó, imposible, porque eso e8 la ciencia dela
políttca.
¿Sería el deI gran partido de la religión y la mo·
raI, cuando en negocias corno el de Panamá, dejándolasá
un lado, arrió bandera? Tampoco, porque eso y 'mucho
más perdonan los que cucIan el mosquito y tragan el ea·
mello.
¿Sería el de los que formaron la abyecta Asamblea
que se llamó la Adoración perpetua, ó el de los que pidieron la aprobación de los tratados con los yankees ó el de
los de la inicua farsa de las comisiones militares? Mucho
menos: los más de ellos ocupan aún muy altos puestos y
otros son candidatos para la Presidencia de Colombia.
¿Cuál ha sido pues el pecado imperdonable? Oh! aquél
que con ira santa vituperan sin cesar los periódicos más
respetables y respetados de Colombia, çomo El Republicano, El Parvenu, El País, El Ponógrafo
de. Man~ales,
El Pacífico, ThaJía, y
vaya
:~váya, todos Tos êftte
dieron ejemplo de valor heróico en el tiempo del amordazamiento absoluto de la prensa y lo dan de moderación y
de cultura en fOlde las libertades absolutas; los que por
su inquebrantable dignidad no pueden concebir nt menos
perdonar una bajeza; los que tienen plenodereclÏodetirar
á todos la primera piedra.
Pues bien, ese pecado que ellos con Unto patriotismo
y tánta dignidad siguen aún enrostrando hidalgamente,
fue el cometido por el Director de SURAMÉRICAcuando
para salvar su hoja de infalible muerte, aplaudió con sinceridad y buena fe el programa que había lanzado el super
hombre de ellos, de «paz, progreso, concordia, menos po·
lítica, etc.»
..
y lo peor es que el criminal emped~ido
-9,ue insiste
en no ser partidario de la guerra, el atraso, la dIscordia y
la politiquería,-volvería
mil veces á aplaudir á quien lan~ase el no cumplido y salvador programa, si ello fuese me·
nester para salvar la vida de un periódico que hubiera de
luchar, casi solo, contra las dictaduras, sin recibir susge·
nerosos nombramientos y sin esquivar sus injustísimos
castigos.
(Sur América, número 203 de 23 de Febrero de 1910).
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11 enem1,3B común
,~
El 26 de Junio de 1826 se reunió en Panamá, conTOcada por el Libertador de -cinco Repúblicas, el primer
Congreso americano que iba á deliberar sobre el bienestar
de las nacientes nacionalidades.
La labor oposicionistD de los Estados Unidos hizo
fracasar aquel Congreso; pero la lección quedó enseñada
y marcado un rumbo en el futuro por el genio portentoso
de Bolivar.
Algún día acosados por un idéntico._pe1i~~oy unos
mismos intereses, deben reunirse los países latmo-ameri.
canos para decidir sobl e S1l suerte; para salir de la tutela
que á la fuerza quiere ejen:-:r sobre ellos el imperialismo
vankee, y para emprender por fl!edio de la unión la senda
del progreso. Deben unirse, si es que no quieren que el Coloso que interpuso su sinie:3tra sombra en el proyecto de
Bolívar y que luégo ha seguido avanzando en su camino
de imposición y de conquista, los vaya devorando uno
por ùno.
Por desgracia, las RepÚblicas suramuicanas empeña·
das en sus sangrientas luchas de partido, no tienen tiem·
po de atender á sus grand(:s intereses. Por mirar al inte·
rior entenebreçido por el odiJ y la pasión política, no mi·
ran al exterior en donde se halla el gran peligro; por pensat eh el presente, agitado por mezquinas, ~mbiciones
personales, no piensan casi nunca en el porvenir'donde las
catástrofes internacionales se dibujan,
Son países envilecidos por las bajezas de política men·
guada esos donde los ci~dadanos viven á todas horas ex·
clamando; "i El enemigo común! ¡En guardia contra el
enemigo común!" Y 10 que I!,síllaman es la otra mitad
de compatriotas que con igual exclamación siempre en los
labios, avanzan â sangre y fuego en la incesante guerra
fratricida. Hé ahí la eterna historia, hé ahí la causa del
atraso en que vegetan las jó,'cnes naciones que ya debiera. irá la ,·anguardia de la civilizaci6n y del progreso.
Ymiet.ltras así se des¡¡edazan, .et'ftl'dader? enemj~o,
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238
Ofrenda á la Patria
eL~nemigo común de las déhiles naciones suramericanas,
avanza por el norte; aVanœ siempre, aplastando con su
bota de jayán la noble raza de1heroísmo, ]a hidalguía y
el genio; avanza triunfalmente derramando su oro y de.
vorando puehlos.
México, Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Nicaragua, Panamá l.... ya tienen en su espalda la huella del gigante. Y
Colombia, Venezuela, Ecuador y demás pueblos hermanos, están sordos 6 no quieren oír los pasos que se acercan por el norte.
y nUll(~acomo ahora ha habido una ocasi6n más
oportuna para apercibirse á la defensa. Ahora, cuando los
má,!'de esos paí~cs se aprestan á celebrar su independentia, es cuando han debido ó deberían unirse por medio de
aqucl Con~reso que soñó Bolívar, para deliberar sobre su
bienestar y su futura su.erte; para {'revenirse contra una
nueva y probable üg:c:slón. anglo$8jon.a;· paraestrech~r
'sus relaclOnes de amIstad y' lle comerCIO; para reconsbtufr la gran C01ombia, á ser posible; y para confederarse
ante el enemigo común, dando al Continente del Sur el
glorioso nombre de Colôn y dejando al del :\ortc el de
Vespucio, como infranQueable linde del Imperio Yankee.
Se dirá que estos son delirios, ilusiones, utopías. Seguramente. También lo era la independencia hace cien
añOs. Pero loS"grandt'S Y'~>-ideaks
-~' ·los:1}Geengrandecen y dignifican á IOS·PUèblos. E~tos y los horn.
bres, deben para subir mirar á 10 alto.
Los que no aspiran á la cumbre, van cobardemente
camino del ahismo. Los.que llevan la frente inclinada hacia la tierra, son, como los bueyes mansos, siervos preùestinados para el yugo.
~
(Sur América, número 207de 9 de .i.\larzode 1910).
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II'
'Por la juventud
La vida nueva que ha menester Colombia, está en la
sangre nuev:a y generosa de los jóvenes.
No eran.ciertamente viejos los que hace un siglo luchaban por redimir la Patria de extranjero yugo; y no son
los viejos quienes ahota ptleden proclamar y realizar la
nueva y necesaria indepenlltncia de la abominable esclavitudde la política, la in transigencia, la empleomanía,
las guerras civiles y los oc:ics profundos de partido ..
_~n los que empiezan 'fi vida sin anterioresresponsabilidildes, sin prejuicios, sin rencores; sou 108 que están
exentos de compromisos de bandería y de compliddád en
las catástrofes pasadas; ~;(n los que no han vestido la
librea de un amo ni se han uncido el yugo ~ los pontífices
de las grandes claudicacioot·s; son esos los acreedores á
los votos populares para la Asam blea Constituyente, para
los Congresos, para los puestos públicos que delllandan
energ{a, rectitud y patriotismo.
- El Centen':lrio debe ser el día de la gran liquidación.
Allí debe empezar la l1ue\'a vida. Allí deben entrar los
hombres nuevos. Allí deben pasar para la historia los que
vienen son~ndo há tánto tiempo: los de la Regeneración y
la cat~trofe, los de la Reconstrucción y la vorágine.
E~tre..~ que han figurado en m~dio si$lo, unos han
ctJft1ptIdodIgnamente su _deber de c1Udadân~ y pueden
retirp.rse de la lucha lteno~ de gloria y de merecimientos;
otros no han querido ó no lian podido hacer el bien de la
Patria que tuvieron en su mano, y deben dejar el puesto
á quienes dan pruebas de poder hacerla.
y así la huella luminosa de los unos como la sombra
que dejan en la historia los que al ser pesadQsenla balanza resultaron faltos:- deja]Oão ~aludable lección para los
jóvenes.
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240 .
Ofrenda á la Patria
y éstos la aprov~hat'án sin duda alguna, si los pueblos en la próxima elección escogen entre la juventud reblicana, la liberal y la conservadóta, los más honrados,
los más dignos y los más patriotas de tántos que en cada
uno de los tres partidos se ven hoy descollar gallardamente.
y no se diga que á los jóvenes les falta el saber de los
ancianos: antes ellos van en la ciencia con el día, sin ese
rancio tinte del pasado y sin preocupaciones arraigadas.
Ni se les tac:hede faltos de experiencia, que las grandes
trasformacibnes sociales y políticas lo que han h1enester
es entusiasmo, recta voluntad y buena fe ante todo.
Quisiéramos ver inaugurar el nuevo siglo de vida in- .
dependiente por una Convención, un Ejecutivo, un Ministerio y un Poder Judicial' c()mpuestos de j6venes todos
nuevos en la vida pública, todos de acrisolado patriotismo, todos eminentemente honrados.
Las cabezas encanecidas por la edad ólas tristezas
hondas 6 la lucha terrible de la vida, ya es justo que descansen. ¡Campo á la juventud que es la esperanzayel porvenir de la República!
..
Los que vimos ahogarintructuosamente
los mejores
años de la vida en la noche larga y negra de la Regeneraeiõn y la Rcconstrucci6n, ya debemos retiramos. No tuvimos la suerte de nacer á tiempo para la primera independencia y hemos llegado tarde á la segunda. ¡Plaza á. la
juventud que es vida nueva!
/Sur AmérIca, número 208 de 12 de Marzo de 1910-).
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~punidad
Son naciones enfcrmas <l'iUellasen donde l~ B\randes
iniquidades-de
todos conocidas y per todos reprobat1as-:-se que(~an sin emhargo .impunes ..
Son sO('ledades en putre::acc16n las que sólo (.'astl8éul
los delitos de los pobres y h'lcen alto fi los crímenes .~
los poderosos.
Son pu.eblos que no n1t'récen existir nquéUos que t~nen u.n Código Ch·il para los ricos y un Código Penal
para los infelices.
La impunid¿l(l dc los elt arriba produce amargura in.
bnita en los de ahajo.
y del fermento horrible de injusticia con odio y con
envidia, resultan los cataclismos sociales, y los brotes
anarquistas ...
La impunidad de los viejos atentados es poderoso cs·
tímulo para otros nuevos, .'! :a debiliùad en el ca8ti~0 e~
carta blanca para los crimin;,Jes del futuro.
y 'jay! de los que se echan como pesada cruz sobre 108
hombros, la insondable responsabilidad del porvenir.
Pero más terrible es aún echarse encima, como ¡uzo
gadQre~. El los criminales ímpunidos. Porque é~tos son
inexora:bJes jueces é impla~abl-es verdugos rIe aquellos que
debieron y pudieron castigarles.
La más pequeña falta cIel':Juefue débil en hacer jus.
ticia, es crímen imperdonable é inaudito ante la altanera
insolencia de aquel ti quien la propia impunidad conviu- te enj~ez .
. Nad~ es más descol1so1ador para los pueblos que se
a1zan de la abyección en busca lie justiciã, que ver burladas sus esperanzas y perdidos sus esfuerzos, ank la li·
bertad de los que le han cOllc'I.11cadosus derechoa, Rnte
la. apoteosis del delito, ante el lujo insolente de lOll que ~
laan reducido á la miseria,
Nada ba,. que aha~a má~ el patriotÏ8tuo y desa)iq.k
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t)Jrenda á la l'lltrill
l.el\ergía más pronto, que la incondicional absolud6a
4e lo. verdugos de los pueblos. Y h~y absoluciones .~
ponen sobre la espalda d.el que absuelve-como sobre
eordero pascual predesttnado-todas
las culpas, - tó-da!! lbs manchas y todas las respon8abilidadea del alJ·
lMIelto .•.
_
-
Los pueblos cnvileç.jd()8pueden, con grandes esfuerzos, levántarse. Pero jay! de ellos !li recaen por la de8i·
tu.iÓfl y el desencanto, porque la recaída e~ incurable. (If)_
~Sar América, número 185 de 9 de Noviembre de 19091.
; _.el
Dftpub del triunfo republicano de 1909 K e.peró el ~alltilo ft
b ¡rrande. culpables y comO.DO hubo nada y 188 COMS continuaron h~
desprcltigiólo que le U•.m6 la Uni6n Rtpablicana eneanuuJa
_c1'Gobiuno,
mu rro uíelre,ublicanismo
~erdaderamente tat, q_
~tico
, noble contintta trab~.ndo por sus ideales como siempft.
JSu el Congrelo de e~ aflo prelentám08 el proyecto de ley por la cual!!1I'
ClfeÓ la Comisi6n investigadora de las iniquidndea de Panamá; pero tI'·
~emol macho que no reluite nada, como Bada resultó en el asunto dt':
~fa1aa5 Comí.ionea milítarelleOWc el C1l.t dimo. alApli<>iu(01'~ qn.
_ !leyó la, CAmara.
,.m,m~.~
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~èwelante
Háse cumplido uno de 10;i anhelos que tuvimos al fundar este periódico: sostenerlo, aun á costa de ~rimd~.
aacrificios, hasta 1910 para que en la celebraC16n del
Centenario de la Independenda cooperase llevando, como
haz de luz modesto pero Iimp!o, el fruto de sus esfuerzos j
sus luchas de seis años en pro de los derechos del pueblo y
lo» principios rcpublica'nos_ (*)
Por ellos, antes que por el cambio de Gobernante61,
luch6.l"on los próceres y los li:"Jertadores; y por .ellos, aíguiendQ ~lnoble ejemplo, hemos trabajado nosotros, sin
preocupa:mos' por las personas de los mandatarios, por
los que suban ó por los que- hajen,
.
Cuentan generalmente 10H peri6dico.s para poder vivir
con el apoyo de un Gobierno, de un partido ó de un aspi.
rante al POder público, 6 con un círculo de escritores por
10 menos. Esta hoja, fuera del de sus espontáneos y honorables sUiCriptorelt, no ha ~enid.o el apoyo de nadie ..
Pero por. sobre las arbltmnedades y persecuciones de
lOli Gobiernos, los incesantes ::nsultos de 109 ad versarios
y aun di titulados amigos y la negra ingratitud de mlicha
,ente, lire y seguirá su lahor inquebrantable .
. No bene apoyos, pero tiene una voluntad al frente y
lin" línea recta por camino.
El J)~sente año en qu.e se, c,onmemoran lo;, aacri6cios,
que pot' fundarIa Repúbhca hlcleron nuestr081~oretl.
habrá de ser, no como pudimos esperar á mediados del
Palado, una tregua de descal1so después de la victoria,
sino tiempo de trabar ta lid con mAs empeño y decisi60
quenunca. Vamos pues A ella.
Pata nosotros las desilusiones, los amargue desengai1Olil,-e1 de.file de los deliertorcs,.el éxito feliz de l~ ab'y--~cto~
uuelOtro aislamiento, el triullfo insolente de losqùeñabien
do aido usufructuarios del Teaoro en el pasado réltÎntell an...
p
t-}
e.al
~A
POt'
hcch~ C1Itll sd<"('cióo O~ Ñitorialn
de Julio en Adela.te,
ellO beulOs
del peri6dÍt'.e~
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244,
Ofrenda. á la.
[-'atna
guen siéndolo con la.misma 6 con mejor tajada en el actual,
ytántos otros plotivos de vergiienza6desconsuelo, nason
parte para hacernos desmayar en la labor por los princi .
. pios y el bien de la República ..
Antes tcdobla el amor por ellos, el desprecio profundo
q~e se va concibiendo p'or los hombres.
Un amigo de la juventud ciue á pesar de la inmensa
altura en que su talento-le ha colocado ha sido para con'
nosotros sIempre noble, siempre igual-Vargas Vila-ha
dicho las siguientes palabras que nos apropiamos porque
nos creemos con pleno derecho de decirlas :
y o, en política no tengo Apetitos, no tengo sino
ldeas;
hé ahí porqué yo no triunfo nunca j
hé ahí porqué soy el vencido ~erno j
los apetitos capitulan: las ideas no;
y, el enorme caudal de mis ideás me hacc inhábil para
Voda capitulación
.
mis convicciones son soperio.res á mis desilusiones; si
yo no tu dera ci amor de las ideas, renunciaría á este loco'
a.mor de la lucha, que ha desequilibrado mi vida toda;
... por haber sido mi vida una convicción, es por 10 que
ha sido mi vida un sacrifi~io; ._
es por haber sido un con veiièi.do , eor lo que 'soy un
~'encido; todos los sacrificios son fáclles á mI coraz6n;
todos, menos el de mis principios."
II
(Sur América, número 194, 17 de Enero de 1910.)
NOTA-Excepto los discurlIos y las conferencias, que se hicieron con
mAs calma y más espacio, todos 108 artículos de este libro se escribieron
precipitadamente al correr del tápiz y en medio de multipli~das
oca. paciones, por 10 cuat abundan en errores que el lector lie servirá discul·
par en gracia de la buena jfttenci~n. Tales artículos son cortos,. porqu~
lie d~8tinaban para editoriales de periódico y sabido"
que el p~blíeo n.
lee los de más de una columna y que el periodista que delea inculcar
idea!! tiene que darIas Ii manera de gotas, repetidas con ciertos mten>&lOI. Esa es la {az<Snde lall repeticl~es •......
&tando como elItá otra YeS dhidida k RepúbrlC:a en lÓtl dos uti·
~Oll
partidos apercibidos al combate, es lo mlis seguro que' todo!!
ifesagraden los artículos polítieel. Poco importa: escribimOll para
.el ponenir y no para ~l preKnte T tenemos ci derecho pleno de emitir
ilùe&traa ideas sin dejar por eso de resprlar profundamente-lu ajea •• ,
como quisiéramos que Ilerespetaaen lat nu&tru i pero en eate paW de
lulibertudes¡ generalmente la que todQll atacan sin cesar ella aeI individuo , per llar con su cabeza y no con la del jefe de sn b_d9 . .ll'Uarda~OI pilei otra lhn-ia de contrapuestafl excolWuniones..
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INDICE
PAGS.
A MI PATRIA Y Á MIS HIJ')S •••••••••••••••••••••••••••••••.••••••••••••
POR LA INSTRUCCIÓN 01<: lOS NIÑOS POBRES••••••••••••••••••••
.• POR LA F·AMILIA•••••••••••.•••••••••••.••••••••••••••••••••••••••••••••••
• LA CARIDAD DE LA U:N';UA .•.•..••.....•.•.••.
• PODER JUDICIAL .....•.•••......••..•.••.•••.•
• V ICIOS SOCIALES' ••.••.•...•.•..........•....••
,. POR LOS NIÑOS DF.S,ÜIP.\RADOS .....•......••••••
•• TRABAJO
y PAZ ••••••..••••••.•.•..••••.••••••••••
• U. S. A ......................•............
5
9
?O
49
65
6U
79
8J
83
•. LA •.\MÉnICA ANTE El. FUTURO ...••••....••.•••..
• LA TIERnA DE LA INTRI,NSIGENCL-\.••. , .....•.....•
••• LEED, LE¡;;J) :-;1 QUF.RF:n; VUESTRO BIEN Y EL DE LA
PATRIA .•• , ......••.....•..••........••••••••••
EL SOFISMA DE DISTRACCIÚN• ~ •••.•..•..•..••••...
• INSTRUCCIÓN PÚBLICA..••...•...•.
, ••....••••.•
• POR LOS PRESOS POBlIES..••.•......••..•
,
• POR 1.05 P.,DRES DE t·AMILlA •••.••........••....
• EL VALOR COLOMBIA.:-IG
.•....••....••..••..••.
'.
• POR EL CARÁCTER COLOMBIANO...•..••.•.•••..•
,
••• UNIÓN SURAMERICANA ••••..••.
, ..••••..•••
, ••.
••• LA BANDI::RADE LAP ATRIA•••...•••••••••••••••••••••••.•
•• DESTINOS PÚBLICOS.•. , ...•....•..••....••••.••
HERI DICEBAMUS•......•.•••••••••.•••••••••••••.•
.•• Lo QUE SE l.EE Y LO QUE NO SE LEE •.••••••••••••
••• LA HONRAm:z DEL SUFI\AGlO .•.•.•.•.•••••••••••
••• POR LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA •....•.•.•••••••..
• LA GRAN COLOMBIA••....•.••..•..••••••••
' •••••
•• LA VERDAD F:N LA PRENSA •••••••••••.••••••••••••••••••••••••••••••
l\&LACION¡;;S CON EL PF.l\lr •.••••.w ••••••••••••••••••••••••••
:.; ••••
LA PRIMERA JORNADA•••..••••••••••••••••••••••••••••.•••••.•••••••••.
«SUIl AMÉRICA» ANTE EL GoBIERNO •••••••••••.••••••••••••••••
}fENOS D1pr.oMÁTICOS 6 MÁS PATRIOTISMO•••••••••••••.•
DuLCE ET DECORUM EST I'RO PATRIA MORI.: ••••••••••..
• LA JUYENTUD REPUBLlCJ.NA ••.•••••••••
, ••.•••.•
•••, POR EL POBRE PUEBLo ..•.••••••••••..••
: ••.•••
POtt LA VERDADERA REPÚBLICA ••••••.•••••.•••••••••••..••
••• QUIÉN HACE LA (;UF:RR.•• ? ........••........•........
Los PARTfDOS. •••••••.•••••....•••••.••.••••.•••.••••••.•
• .\ l,A LUCHA•••.•••••••.•.••..•••..•••.••
, ..•• ~ •••.••.•••••••••
174
ACI.-A«F.06, ••........•••....•.....•••.•••.••.••••••••••••.•••••••
177
8'
89
92
94
97
100
119
1:¡ I
123
126·
I:ZS
130
134
138
142
144'
146
141
153
156
159
16 I
J6
3
166
169
171
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•
EL ÚIRECTOR DE «SUR. AMÉRICA» ANU EL COMISARIO
JUDICIAL
..•.••••••..••••••••••••••••••
M•••••••••
• POR EL HONOR DE LA PRENSA •••••••••.•
• M ÁS
I NSTRUCCIÓN
SOBRE
•
SER\ïCIOS
•
RECLUT
PÚBLICA
AlIIIENTO
DE
I..VCHA •.•.•••.••..•••..•••
ETERNA
•
CUARTO
DE
• Los
LA
LA
•
LA
PARTIDO
ADjUNTOS
ELF,cCróN
LA
2.4206
208'
••••..••••••.•••••••
:lIl
213.
PRESUPUESTO
.• "
••......••••••••••..••
CON 1.0S~¡'H~fALES
..•••
"
'"
••.••.•
PATRIA
.•••.•••.••.•••.••
224227
23°
..•••......•..••.•••..••..
GR.AN FECHA ...•....••••••.•.••••••..•.••••
232
EL CRIMEN l!>fPERDONABLE DEL Ql1INQUE~IO
• EL ENEMIGO CóMÚ~ •••••••••••••.••••••
'f'
•
POR
LA JUVENTUD
•
hIPUNIDAP
ADEroANTE
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Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
OBRAS DE •.nOL}t'O LEON GOMEZ
Po~sf8.s. Libro publicado en 1890:
El Soldado, drama e:n tres actos. Priment
edici6.' ••
1892, segunda en 1903.
Prescripcione!¡ ~ términos legales. Libro d~ má:sGe
4.oscientas páginas. Prirr.:era edición en 1896, !epnda n.
1907.
Nut. vo estudio del .articulo 757 del Código Civil, ~olteto) .
Informe del Presid('1Jj:ede la Sociedad (hoy .\cademia)
C()lombiana de jurisprudencia, (folleto).
Secretos del Panõptic:o libro histórico de més de CUR·
trQcientas páginás, 1906.
Sill nombre. Drama en tn:!! actos. 1906.
Diálogos y jUJ:lletes escénicos. Libro d~ tloscientft~
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1909.
Los crímenes de BarrocoJ.orBdo. Relàci6n histórica.
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El TribufJo de 1810 Documentaci6n
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más de 400 páginas.
lll.timidades. Ideas, pensamientos J opiniones. (Iné.
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Pruebas judiciales. Un volúmeu. (Inédito) ..
Narraciones y cuentos. Un volúmen. {Inédito).
Crónicas. Dos volúmenes de apuntes histõríeos.
~lMdito).
Periódicos .
. A.ales de jurisprudeJ/cia. Tres tomO!!.
hl Bogotano. Un Año.
BI Pabellón AmeriCfu]o. Un año.
/JQJetín de HistorÙI y Antigiiedades. Un seme!tre.
Sur .4.mériCR. De 190.3 hasta hoy.
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