Historia e Patrimonio CAST:Maquetación 1 2/10/07 13:28 Página 1 HISTORIA Y PATRIMONIO local y la mitra compostelana de la que son muestra las fortalezas medievales y las torres de defensa que aún señorean algunos rincones de estos ayuntamientos. El Castillo de Vimianzo (Vimianzo), la Torre de A Penela (Cabana), Torres de Mens (Malpica), Torres de Nogueira (Coristanco), o fortalezas reconver-tidas en pazos nobiliarios como las Torres de O Allo (Zas) o Vilar-defrancos (Carballo), son testigo de las reyertas entre la nobleza y el clero por el dominio de estos estratégicos y ricos valles. En esta misma época, las invasiones y los saqueos de las villas costeras eran también habituales y, aunque tarde, dieron lugar a fortalezas defensivas como O Soberano (Camariñas), O Cardeal (Corcubión), O Príncipe (Cee), San Carlos (Fisterra) o la muralla defensiva y los castillos de la Villa de Muros, así como a iglesias fortaleza como la de Laxe, hermosa muestra de arquitectura militar y religiosa. De la época medieval también se conserva un importante patrimonio de arquitectura religiosa, los Conventos de San Xiao de Moraime y San Martiño de Ozón (Muxía) o el de Soandres (A Laracha) son una buena muestra de la importancia de los cenobios en el medievo de este territorio. Se conservan también hermosas iglesias románicas en Mens (Malpica), Morquintán (Muxía), Redonda (Corcubión), Seavia (Coristanco), Traba (Laxe), Tines (Vimianzo), Xaviña (Camariñas), Santa María de As Areas (Fisterra), San Pedro (Muros). Más tarde, el barroco dejó su impronta en muchas de las iglesias del territorio, entre otras las de Santa Comba y San Mamede (Carnota), A Barca (Muxía), Santa Eulalia (Dumbría), Entrecruces, Rus, Ardaña o Sofán (Carballo), Riobó (Cabana), Cambeda (Zas). El gótico cuenta con buenas muestras en las iglesias de San Marcos (Corcubión), Cee, Serantes (Laxe) o el Convento de San Francisco (Muros). Estilos como el plateresco los encontramos en la iglesia de Caión Pocos son los estudios arqueológicos que se han hecho en A Costa da Morte, pero se sabe que en la prehistoria este debía ser un territorio importante y altamente poblado, como prueban la cantidad de monumentos megalíticos desperdigados por la zona, entre ellos, el Dolmen de Dombate (Cabana), denominado la Catedral del Megalitismo. Así, en los 17 ayuntamientos que conforman este territorio encontramos ejemplos de megalitos, lo que hizo que la Xunta de Galiza proyectara el Parque Nacional del Megalitismo, para esta zona. Se sabe también, que durante la etapa castreña, A Costa da Morte mantuvo e incluso incrementó su población. Los castros proliferan por todos los rincones con una densidad muy alta. El único restaurado es el de Borneiro (Cabana), conocido como A Cibdá, muy cerca del Dolmen de Dombate. No está tan clara la etapa de la romanización. En esta tierra donde la historia se mezcla con la magia, son muchas las referencias a este período, pero pocas las pruebas documentales. Sin embargo, los llamados puentes romanos como Lubiáns (Carballo), Brandomil (Zas), las calzadas como las de Vilaño (A Laracha), Camiño Real (Fisterra) o Corme (Ponteceso), las 3 aras que algunos investigadores insisten en colocar en el enclave de Fisterra, entre ellas el Ara Solis, la mitológica ciudad romana de Duio, la existencia de una Villae y termas romanas en Carballo, así como la huidiza y eterna referencia a la vía romana A Per Loca Marítima que comunicaba Braccara (Braga) con Asturica (Astorga) pasando por estas tierras, parecen demostrar que la romanización fue un hecho también aquí. Algunos hallazgos en excavaciones en Moraime (Muxía), Tines (Vimianzo) o A Medoña y Soandres (A Laracha) también dan referencias del paso de los siguientes pobladores de estas tierras, suevos y visigodos. En la Edad Media, época histórica convulsa, estos territorios costeros sufrieron las luchas entre la nobleza Historia e Patrimonio CAST:Maquetación 1 y la arquitectura renacentista también tiene algunos ejemplos en este territorio. Las fortalezas medievales fueron dándole paso, con el tiempo, a hermosos pazos y casas señoriales de los que se guardan importantes muestras por todo el territorio. Destacamos el Pazo de Cotón (Cee), Graxal y Montesclaros (A Laracha), Vilardefrancos y O Souto (Carballo), Cereo Vello (Coristanco), Casa de Pondal (Ponteceso), Casa do Arco (Laxe), O Allo, Romelle, Edreira, Daneiro, Follente y San Tirso (Zas), Trasariz y Cereixo (Vimianzo), Paxariña y Mouzo (Camariñas). A partir del siglo XIII y XIV, los núcleos costeros comienzan a experimentar un gran auge con respecto a los de la Galiza interior. Aquí comienzan a 2/10/07 13:28 Página 2 asentarse algunas de las villas más hermosas de A Costa da Morte, que bien merecen un paseo por sus históricas calles y plazas. Destacamos el de Muros con su importante patrimonio civil y religioso, sus casas asoportaladas y sus plazas; el de Corcubión con sus casas modernistas y sus pazos e iglesias; el de Fisterra con su Plaza del Ara Solis y su estructura de anfiteatro sobre el puerto; el de Laxe con sus calles estrechas; el de Ponte do Porto (Camariñas) con sus casas flanqueando el Río Grande; el de Muxía presidido por el Monte Corpiño y el Santuario de A Barca... La fertilidad de sus tierras y la introducción de cultivos procedentes de las Américas, hacen que A Costa da Morte comience a denominarse el granero de Galiza. De esta etapa, conserva un importante patrimonio relacionado con la agricultura, los hórreos, con importantes muestras entre las que destacan los de Carnota (Monumento Nacional), el de Lira y el de San Martiño de Ozón. Los cultivos de todo tipo de productos hortícolas, las frutas y los novedosos cultivos de maíz y patatas, hacen que la economía basada en la agricultura florezca. La pesca, con la calidad y variedad de pescados y mariscos que se dan por esta zona, era el principal sector económico de las villas costeras. Incluso existían importantes puertos balleneros como Caión (A Laracha) y Malpica. Comienza a desarrollarse también una industria artesanal, basada en el encaje y en el barro, aunque por aquella época existían otras manifestaciones como las que llevaban a cabo los cesteros, zoqueiros, etc. En el encaje y en la alfarería, A Costa da Morte sigue siendo una referencia internacional tanto por la calidad de sus productos como por la conservación de sus tradiciones artesanales. Los dos centros artesanales más importantes son el del encaje (Camariñas) y el de la alfarería (Buño-Malpica). En los siglos XVIII y XIX también se desarrolla una industria relacionada con el mar como es la de las salazones y secaderos de pescado, de estos aún se conservan claros ejemplos como los secaderos de congrio (Muxía). Este tipo de actividades fueron traídas hasta estas costas por emprendedores catalanes. En el siglo XIX, A Costa da Morte no se libró de la invasión napoleónica. Algunos de los episodios de resistencia de los habitantes de estas tierras dejaron una sangrienta constancia. Pero también fue en este siglo cuando en A Costa da Morte nacieron dos de las figuras más relevantes de la Historia de Galiza, Alfredo Brañas (Carballo) y Eduardo Pondal (Ponteceso). Dos figuras míticas en el pensamiento, en la cultura, en la literatura y en la forja de la Nación Gallega. El primero destaca por ser el autor de “El Regionalismo”, en la que se reivindica la necesidad de autogobierno para Galiza. El segundo es el autor del Himno Gallego “Os Pinos”, su vasta obra literaria es un referente de las letras europeas por su calidad y a él se debe buena parte de la mitología legendaria celta de estas tierras. A principios del siglo XX, y durante una buena parte de este siglo, comenzó una particular sangría para este territorio: La emigración. En la primera parte del siglo en dirección a América, sobre todo Argentina, Uruguay, Cuba y Venezuela, y posteriormente a países europeos, principalmente Suiza, Francia y Alemania. El golpe militar del general Franco y la posterior dictadura ocasionó un empeoramiento de la situación. Las represalias, los asesinatos o la inseguridad hicieron que muchas personas de ideas republicanas y democráticas tuvieran que exiliarse. Fueron éstos, de nuevo, siglos oscuros para A Costa da Morte, que permaneció olvidada durante la larga noche de piedra de la dictadura militar. En la actualidad, A Costa da Morte comienza a ver como su secular aislamiento se va salvando, poco a poco. La entrada en la UE sumió a estos territorios en una honda crisis económica en la que, paulatinamente, las políticas de abandono de la producción puestas en marcha fueron consiguiendo que se abandonaran los sectores productivos históricos, agricultura, ganadería y pesca, se fuera perdiendo población activa sin renovación generacional. Toda esta crisis, a la que le añadimos algunos hechos catastróficos de tipo ambiental, como el acontecido en el año 2002 con el internacionalmente conocido Desastre del Prestige, marcaron una tendencia al estancamiento económico del territorio. Una zona olvidada secularmente por las medidas políticas de los gobiernos y que venía manifestando tendencias alarmantes en indicativos como la renta per cápita, la emigración, la pirámide poblacional o la población activa. Hoy, la puesta en marcha de una serie de polígonos industriales, el avance en las infraestructuras viarias, de telecomunicaciones y energéticas, que están proyectadas, hacen que A Costa da Morte comience a mirar al futuro con esperanza. Las actividades industriales comienzan a asentarse en el territorio y nuevos sectores como el de servicios o el turismo comienzan a manifestar indicadores positivos. La riqueza de A Costa da Morte comienza a redescubrirse. Ahora sólo tenemos que esperar a que el progreso no cometa aquí los mismos errores que cometió en otras zonas y que el concepto de sostenibilidad esté presente en todos los factores de desarrollo. Si hay algo que puede conseguir que este trozo de costa tenga potencialidad es la preservación de su riqueza paisajística, monumental, etnográfica y su biodiversidad.