2 de marzo de 2014 OCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Texto: Mateo 6, 24 – 34 “Buscad primero el reino de Dios y todo se os dará por añadidura” (Mt 6, 33) 1. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO ¡Oh Espíritu Creador! Ven, visita nuestras mentes; llena de gracias las almas de quienes Tú mismo has creado. Tú eres nuestro Paráclito, don del altísimo Dios, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Ilumínanos en este día para que logremos confiar siempre en Ti y en tu justicia para que todo lo demás se nos dé por añadidura. Amén. 2. LECTURA (¿Qué dice el texto?) A. Proclamación y silencio - Es importante proclamar el texto en forma clara, dando importancia a lo que se lee y con pausas entre cada acción relatada. - Dejar tiempo para que cada uno lo lea nuevamente en silencio. B. Reconstrucción del texto Si es posible, alguna persona puede relatar el texto de memoria, también se puede transcribir el texto permitiendo que se tenga una experiencia de lo que Dios quiere para cada uno. Otro medio para profundizar y entender mejor, es utilizar las siguientes preguntas: - ¿Por qué nadie puede servir a dos señores? - ¿Por qué no debemos andar preocupados - Según el mensaje de Jesús ¿qué podemos aprender de las aves del cielo y de los lirios del campo? - Frente a nuestra situación ¿qué es lo fundamental que se debe hacer? - ¿En general por qué no debemos preocuparnos por el mañana? C. Ubicación del texto ¿Qué dicen los versículos antes y después del texto? El texto que propone la liturgia para el este domingo lo encontramos al final del capítulo sexto de Mateo, es prácticamente el centro del discurso pronunciado por Jesús en el sermón de la montaña, ya que lo importante para el creyente es confiar en el Señor. D. Algunos elementos para comprender el texto - Paralelos Leer Lc 16,13; Lc 12, 21-31; Sal 127, 1R 10, 1-29; 2 Cro 9, 13s;Sal 90, 5s; Rm 14,17; Sb 7, 11; St 4, 13-14. Comentar - Ideas fundamentales El Reino es de los pobres, y son ellos los que pueden realizar la justicia (dicaisosiné) perfecta del Padre en las relaciones que mantienen con el prójimo, con Dios y consigo mismos. Sin 1 embargo, para que todo esto acontezca, es preciso primero hacer una opción fundamental, dejando atrás todo lo que produce injusticia, generadora de pobreza y miseria. Mateo explica el sentido profundo de la primera bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres de espíritu…” Pues para tener realmente el “espíritu de pobre” es necesario renunciar a lo contrario, es decir, al espíritu de rico. El espíritu de participación y fraternidad genera la igualdad y la justicia, signo de la presencia del Reino de Dios. Toda persona debe cuestionarse en la vida si su mirada está puesta en Dios o en el dinero. Como personas necesitamos una meta en la vida, un valor supremo que dirija nuestra visión y acción en el mundo, es decir, el ser humano no es Dios, y sólo se siente bien cuando sirve a un dios, buscando en él protección, confianza y solución a los innumerables problemas que encuentra. Ese es el tesoro que todo el mundo busca, para entregarse a él completamente (6, 19-24) Pero ¿Cuál es ese tesoro? La mayor tentación es la de identificarlo con el dinero (mamona) el que tiene dinero piensa que todo está resuelto, y que podrá salir de cualquier necesidad o problema, comprando todo y a todos. El dinero acumulado multiplica los problemas, y los ladrones, y los ambiciosos no dejan al rico en paz. Eso para no hablar de las graves consecuencias que la riqueza produce: riqueza de unos a costa de la miseria de muchos, es una situación insostenible. La verdadera luz ayuda a divisar la realidad y a vivir y obrar de acuerdo a la voluntad de Dios. El ojo sabio es aquel que es capaz de ver y comprender que la acumulación de dinero sólo genera injusticia. La luz y el ojo sabio hacen ver que solamente la participación igualitaria produce justicia e igualdad, expulsando la ambición y la codicia, los males del poder y de la riqueza, que reducen al pueblo a la esclavitud y a la miseria. Una opción fundamental: o Dios o el dinero. O nuestro tesoro es Dios y su proyecto, donde todos podrán tener libertad y vida, o es el dinero acumulado, la riqueza que sólo es posible gracias a la distribución desigual e injusta de los bienes. O el Dios vivo y verdadero, o el ídolo de la riqueza. Los pobres de espíritu son los que se deciden por la pobreza, contra la riqueza. Escogen el Reino de Dios, contra el reino del dinero. Eso no quiere decir que se hace una opción por la miseria, sino por la participación de la libertad y de los bienes, que hace posible a todos abrirse en su originalidad irrepetible y tener lo necesario y lo suficiente para una vida digna. Terminada la ilusión de los ricos y la angustia de los pobres, entenderemos entonces que el verdadero tesoro en el cielo es la sabiduría del Padre, que es justo con todos y que hace que todos experimenten la felicidad de una vida verdaderamente humana. También debemos interrogarnos: ¿o la justicia o las preocupaciones? Los pobres viven continuamente acosados por preocupaciones como: comida, bebida, ropa, salud, escuela, arriendo, etc. Cuando se vive dentro de un sistema injusto, lo que sobra para la mayoría del pueblo es la angustia, la opresión y la desesperación de quién no sabe cómo hacer para sobrevivir con el mínimo de las necesidades atendidas (6, 25-34) 2 A la desesperación de los pobres el Evangelio contrapone los pájaros y los lirios. Los pájaros no se preocupan ni se angustian. Los lirios se visten mejor que el rey Salomón, el rey más rico y poderoso de Israel. ¿Por qué?. Los pájaros y los lirios son lo que son gracias a Dios y a su providencia, que proporciona a ambos ser lo que son y tener todo lo que necesitan para ello. Y aquí viene el contraste: el ser humano es mucho más que un pájaro y un lirio. Debería, por consiguiente, ser un modelo de belleza y felicidad. Pero no lo es. ¿Por qué motivo? La humanidad engañada en sus objetivos, ilusionada con las apariencias, creó la justicia y la desigualdad, pervirtiendo el proyecto de Dios. Y, una vez creada la injusticia ya ninguno tiene paz. Los ricos temen perder lo que son y lo que poseen. Los pobres no saben cómo recuperar lo que son y conseguir lo que necesitan ¿Cómo hacer? De nada sirve afanarnos por nuestras necesidades. Eso no resuelve los problemas, mañana ellos estarán de nuevo todos allí. Curar el síntoma no resuelve la enfermedad. Sólo retarda la verdadera curación. Sólo hay modo de eliminar completamente los problemas de los pobres: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y a todas esas cosas se os darán por añadidura” (6,33). La justicia del reino liberará a los pobres, porque resolverá de raíz la mala distribución de los bienes y la desigualdad en la participación de las decisiones que construyen la sociedad y dirigen la marcha de la historia. Si no luchamos para que halla justicia, nos quedaremos sencillamente haciendo un hueco en el agua. El pájaro es pájaro. El lirio es lirio. Y el ser humano debe ser realmente humano, es decir, hecho a imagen y semejanza de Dios. Cuando él descubre que el Reino de la justicia es lo que él y lo que Dios desean, entonces aprenderá que puede confiar enteramente en Dios y en su proyecto. No se preocupará por el día de mañana, porque el mañana será mucho mejor si hemos luchado hoy por la justicia que Dios quiere, y nosotros también. 3. MEDITACIÓN (¿Qué me dice el texto?) Hoy la Palabra nos invita a confiar más en Dios y en su justicia que en el dinero, el alimento y el vestido; con el Señor todo se nos dará por añadidura, por tanto preguntémonos: - ¿Hay equilibrio en mi vida, entre los bienes materiales y espirituales? - ¿Cuáles son mis preocupaciones actuales? - ¿Cuáles son mis principales motivaciones acerca del futuro? - ¿en verdad, pongo mi confianza en Dios y creo que si confío en Él todo lo demás vendrá por añadidura? 4. ORACIÓN (¿Que me hace decir el texto?) A nivel personal y en grupo motivar a los creyentes a realizar un acto de confianza sincera en el Señor frente a las dificultades tanto materiales como espirituales que se presentan a diario y así ser conscientes que sin Dios todos nuestros esfuerzos, no tienen sentido. Responder a cada petición diciendo: Ayúdanos Señor a Confiar en Ti. 5. CONTEMPLACIÓN (¿A qué me compromete el texto?) En ambiente de escucha y asimilación del Evangelio de Dios, reconocer que el Señor está con nosotros, para dar sentido a todas nuestras preocupaciones, dándonos la posibilidad de dar sentido a 3 la vida. De acuerdo con la contemplación del Señor ¿A qué me compromete este texto de acuerdo con las orientaciones del Plan Quinquenal? CANTO: YO TENGO FE (MPC N° 488) 4