Director: Francisco fle Paula Flaper.

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CONDICIONES
Esta ilustración se publica los dias 7, 14, 22 y 30,
dándose retratos de europeos y americanos distinguidos, vistas de monumentos célebres y actualidades
importantes. — Suscripción adelantada.
No se reciben anuncios por menos de un semestre.
AÑO X X I .
Director: FranciscoflePaula Flaper.
REDACCIÓN I ADMINISTRACIÓN
SUCURSAL EN P A R Í S
Madrid, Campomanes, 3 .
23, N. D. des Victoires, 28.
MADBID 22
DK AGOSTO DE
1903.
En la playa.—CJ)ibujo de Picólo.)
PBECIOS D E SUaCRIPCIGN
En Madrid 9 pesetas trimestre.—En Provincias es
panelas, l O . — Kepúblicas americanas, en la capital
3 pesos trimestre. — Estados, Provincias 6 Depaxta>
mentos, 4 , 5 0 trimestre.— Número sueltOi fl peseta.
NUM. . 3 1 .
E L ÁLBUM IBERO-AMEEICANO
3G2
TEXTO: Crónica europea y americana, por Francisco de P- F l a qner. —Semblaitzaf /(weninas: La Duquesa de Venia, por Concepción Gimeno de Flaquer.—£/ modernismo en literatura, por
R a m ó n del Valle-Inclán. — Cosas rffi/a 7i7/a, por El Abate
San R o m á n . — El escote, por Antonio Zozaya. — Odio y amor,
p o r Teófilo G a n t h i e r . — Las golondrinas y las estaciones, por
Camilo F l a m m a r i ó n , — Fantasías del crepúsculo: esfinge, por
F r o i l á n Tnrcios,—Cuentos hrenes: El Síradivariuft, por Augusto
Faure.—"Ca/iM/o Eripárrago'', por Carmen de Burgos Seguí.—
Diálogo, por Alvaro de Larroder. —/.a gitanilla, p o r R u b é n
Darío.—A Beattiz con motivo de su casamiento, por Maximiliano
Hardisson Espou.— Variedades.—Xuestros grabados, por la Redacción— Anunciof'.
QRAniDOS: En la playa (dibujo de Picólo). — La Duquesa de Denia. — Aureliana Mesas, premio de belleza por sufragio popul a r . — Pescando en el rio. — Safo en el Leiicade. - -• Porüigoi; Palacio
Real de Lisboa.
CRÓNICA EUROPEA Y AMERICANA
En loa Balkanea.—
Una heroína macedónica.— Contra el
Celeste Imperio. — Lo de Marruecos. — Canal de Panamá.—Chanchulloa
yanqui».— Bra»il y
Bolivia.—Españoles y cubanos:
' A lacha entre turcos y macedonios toma
grandes proporciones, cometiéndose
í^j"
por ambas partes enormes crueldades,
impropias del siglo en que vivimos. Es una
guerra sin cuartel, en la que el asesinato, el
incendio y el pillaje son los principales factores.
Las Potencias europeas se preocupan de
esa formidable insurrección, y se proponen,
como medio eficaz, que ellas ocupen la Macedonia militarmente para que Turquía realice las reformas ofrecidas, dándola autonomía y contentándose con un simple protectorado.
Los insurrectos ocupan plazas importantes
y han derrotado en varias ocasiones, y en
número inferior, á las tropas turcas.
La actitud que Rusia adopta con motivo
del asesinato de su Cónsul en Monástir da al
asunto caracteres más acentuados de gravedad, á pesar de las satisfacciones que el Gobierno otomano ha enviado al Czar.
E n esa sangrienta lucha ha surgido una
horoína, una especie de Juana de Arco, cuyo
nombre adquiere ya gran popularidad.
Esta heroína, terror de los turcos, vencedora en cien combates contra ellos, se llama
Zoica Yvanow, y forma parte de las guerrillas m8.ndadas por Maznenkow, uno de los
jefes más prestigiosos de la insurrección.
La célebre horoína nació en Radovix,
donde era maestra de niñas. Al estallar la
insurrección actual abandonó el Magisterio
y empuñó un fusil, alistándose como voluntario en una guerrilla. Es la admiración de
£odos sus compañeros de armas por su denuedo en la pelea. Ha tomado parte en más
de veinte combates, y de tal manera se ha
distinguido en ellos, que ha conquistado el
sobrenombre de Juana de Arco que, seguramente, pasará á la Historia de esta guerra
turco-macedónica, la que sabemos cómo ha
empezado y nadie sabe cómo acabará; probablemente librándose los macedonios de la insoportable dominación otomana.
* *
Nuevas complicaciones se presentan en
China. Dicen los últimos telegramas que los
Ministros del Japón, Inglaterra y Estados
Unidos, allí acreditados, han pedido de nuevo al Gobierno de Pekín la inmediata aper-
tura de las provincias de Hong-Tien al comercio internacional.
La tal petición tiene carácter amenazador,
por indicarse en ella la inmediata ocupación.
E l Gobierno del Celeste Imperio no parece
dispuesto á sucumbir á la demanda, con lo
cual se esperan nuevas complicaciones.
*
Distraída la atención piiblica en la lucha
turco-macedónica, poco se fija en lo de Marruecos, ya que sigue lo mismo, siu poderse
señalar cuáles son los vencedores.
Noticias graves aseguraban gran triunfo
de las fuerzas del Pretendiente; pero últimamente se han confirmado en sentido contrario, dando la victoria á las del Sultán.
De todos modos, nada hay en definitiva:
son escarceos de poca importancia que no
aseguran el triunfo de ninguna de las partes
beligerantes.
*
* *
El Senado de Colombia ha desechado el
tratado relativo al Canal de Panamá, que
había sido aprobado por la Cámara de Diputados. Ante este desacuerdo se formará una
comisión mixta parlamentaria, que se cree
favorable al mencionado tratado.
El Consejo de la Compañía del Canal de
Panamá es de parecer que el voto contrario
del Senado se refiere al tratado original, que
se aprobará con enmiendas; pero el Ministro
de Colombia en New-York, por lo contrario,
piensa que son las enmiendas y no el tratado
lo que se rechaza.
*
* *
Tal es el cinismo de una sociedad yanqui,
que la prensa de New-York comenta acaloradamente el escándalo producido por haber
rechazado el Congreso Colombiano el proyecto del Canal de Panamá.
El Secretario del Comité de la Asociación
de Ferrocarriles transcontinentales confiesa
cínicamente, y haciendo alarde de ello, que
el no votarse el proyecto le cuesta á la sociedad á que pertenece cinco millones de dollar s.
* *
Ya dijimos que el conflicto boliviano-brasileño, relativo al territorio del Acre, había
terminado favorablemente.
La soberanía de la mayor parte del territorio ha sido reconocida al Brasil por Bolivia, y ésta ha sido, á su vez indemnizada por
los gastos militares que le ocasionó el conflicto.
Sobre el río Madeira se construirá un
puente, y entre este río y el Manore se establecerá, como lazo de unión, una vía férrea.
Nos complace saber por cartas de la Habana que las relaciones entre españoles y cubanos son muy cordiales, más afectuosas que
nunca, y que nuestros compatriotas imponen
su criterio en las costumbres del país.
De 1.700.000 habitantes que forman el
censo de población de Cuba, 350.000 son españoles, dedicados en su mayoría al comercio. Pertenecen á todas las provincias de España, siendo mayor el número de gallegos,
asturianos, vascongados, valencianos, catalanes y canarios.
FBANCISCO DE P . FLAQUER.
SEMBLANZAS FEMENINAS
LA DUQUESA DE DENIA
^RA una intelectual; la encarnación del
^l.í alma caballeresca española, la rica
hembra penetrada del espíritu de los
modernos tiempos. A los prestigios de su brillante estirpe unió un elevado carácter, un
sreneroso corazón.
Fraternizaba con los poetas y los artistas;
convertía su palacio en pinacoteca, en p a r naso. Rendía tan fervoroso culto á la amistad que al concederla no apostataba jamás.
Voluntad hercúlea, carácter enérgico é
inflexible, inteligencia poderosa y activa,
nunca se adormeció en el sibaritismo en que
suelen sumergirse aquellos proceres que viven respirando la atmósfera de la frivolidad,
enervados en la vida epicúrea.
Levantábase temprano, consagrando las
horas de la mañana á la inspección de los negocios, porque ella dirigía la administración
de su fortuna: sus apoderados no resolvían
nada sin que pusiera el visto bueno.
Convencida de que la agricultura y la i n dustria son la base de la riqueza de las n a ciones, trabajó con interés en pro de ellas y
concurrió á las Exposiciones nacionales con
los productos de su casa, inspirándose en el
más puro patriotismo. El Ayuntamiento de
Barcelona nombróla hija adoptiva de la ciudad condal por la parte que tomó en la E x posición Universal.
La grandeza moral y material de la Patria
fué su preocupación constante. Mujer en todas las más elevadas exquisitices, no lo era
en las puerilidades y futilezas que suelen impL'rar en las mimadas de la dicha, en los seres acariciados por la fortuna.
Seguía con gran celo el movimiento de la
cultura europea, tratando de implantar en
España cuanto podía aclimatarse en nuestro
ambiente.
A su gran sentido práctico debióse que
su casa no se derrumbara, como otras que
gozaban de igual poderío antes de la guerra
de la Independencia y dfispués se arruinaron; pero ella supo desembrollar los más complicados asuntos, porque en el laberinto de
los negocios jamás perdió aquel envidiable
hilo de Ariadna que tenía su génesis en su
alto criterio, en su perfecta sindéresis.
Su padre fué el octavo Marqués de Peñaflor, descendiente de los Hernández de Henestrosa; su madre pertenecía á la casa de
Benamejí. Niña todavía, concertóse su boda
con el Duque deMedinaceli, diez veces Grande
de España, para unir los blasones de las dos
importantes casas.
Viuda ya la Duquesa de Medinaceli, obtuvo, por su protección al arte, la industria
yla agricultura, los títulos de Duquesa deDenia y de Tarifa, concedidos por Alfonso X I I .
Al casarse con D. Luis León, un bravo oficial de nuestro Ejército, un fjentlemen completo, representante varias veces de Lérida
en las Cortes hasta que ha tomado asiento en
el Senado por derecho propio, hízose construir el nuevo palacio donde ha exhalado el
último suspiro. Los Duques de Denia han reunido en su espléndida morada de la plaza de
E L ÁLBUM I B E E O - A M E R I C A N O
Colón tesoros artísticos, desde la capilla mudejar, obra de Arturo Mélida, hasta las esculturas de Benlliure y SoroUa y las pinturas de
Muñoz Degrain, Moreno Carbonero, Garnelo
y Viniegra. E l Duque de Denia, que es muy
artista, simpatizaba mucho con los gustos
de su consorte, realizándose entre ellos esa
afinidad de los espíritus engendradora de la
felicidad.
Siempre encontraron eco en su corazón
los infortunios de la Patria; durante la segunda guerra civil púsose al frente de la
Cruz E,oja, secundada por la inolvidable Concepción Arenal, honra y gloria de la filosofía
cristiana española.
Cuando el General Prim, arbitro de los
destinos de nuestra Patria durante la llamada Revolución de Septiembre, quiso dar á España
una monarquía netamente
española, pensó que los Medinaceli, sucesores directos
de los Infantes de la Cerda,
podían alegar derechos al
trono y que acaso seria un
buen Rey constitucional el
que llevaba muy dignamente el título de sus gloriosos
antepasados. Al conocer la
Duquesa Viuda el proyecto
exclamó: mis hijos no pueden
ser otra cosa que ciudadanos
españoles.
Para que no se educaran
en la ociosidad y la molicie,
h í z o l e s estudiar carreras,
distinguiéndose el padre del
actual duque de Medinaceli
y el duque de Lerma en la
de jurisprudencia; el duque
de Tarifa en la de ingeniero
de Montes.
Los barones de los tiempos medioevales enorguUe
oíanse de no saber firmar;
los aristócratas de nuestra
época quieren unir á sus pergaminos nobiliarios títulos
científicos ganados en l a s
aulas universitarias, considerando, con gran razón, que á
los méritos heredados, deben
unirse los propios méritos.
No se encerró en sus blasones la Duquesa de Denia; democratizóse
elegantemente, dando hospitalidad en su casa
al talento, que para ella tenía más atractivo
que los esplendores jerárquicos.
Cuando las Cortes negaron una pensión al
poeta Zorrilla, ella inició la idea de que le
fuera concedida por damas españolas al inmortal cantor de Granada.
Las grandes fiestas de su palacio distinguiéronse por el españolismo, la originalidad y
el carácter artístico. Inolvidable será el baile
de trajes en que aparecieron sus tertulianos
representando personajes del Quijote. Tuvo
el mejor teatro de salón que existió en Madrid: representó en él acompañada deVentura
de la Vega.
Desde la trágica muerte de su primogénito,
ocurrida en una cacería, la Duquesa hizo
vida retirada; pues aunque era dama de h o nor de S. M. la Reina Cristina, como lo fué
de las Reinas Isabel I I y Mercedes, rara vez
asistía oficialmente á las solemnidades palatinas. L a nube con que el dolor velaba su
hermosa frente disipábala momentáneamente
el ingenio de los hijos de las musas, sus amigos predilectos.
Fastuosa y elegante, tenía el buen gusto de
vestir siempre de blanco, semejante á la encantadora Julieta Recamier, aquella sorprendente belleza que pasó por el Directorio, el
Consulado, el Imperio, los Cien Días y la Restauración, sin que se manchara la túnica de
armiño que vestía como símbolo de su orguUosa virtud.
La Duquesa de Denia fué una hurí de la
muslímica Andalucía, una belleza sin ocaso,
una flor inmarcesible de los jardines cordobe-
IJA.
I>XJQ,XJES.A.
IDE
ÜEISTI-A.
27 Febrero Í827 f 14 Agosto J903
ses, pues ha muerto en edad avanzada sin envejecer, conservando el prestigio de una de
las notabilidades femeninas de más relieve
del siglo decimonono, inspirando amor y admiración, rodeada de su apasionado esposo y
de sus hijas las Duquesas de Uceda, de Híjar
y la Condesa de Valdelagrana, que gozan de
gran respeto social.
Los poetas y artistas españoles están de
duelo por la muerte de la que fué su Mecenas.
363
falta la tradición. Las obras que los críticos
admiten sin protesta, y que todos los hombres admiran, son aquellas que cuentan cientos de años, y que nadie examina, porque y a
tienen la sanción universal.
Si en la literatura de hoy existe algo nuevo que pueda recibir con justicia el nombre
de modernismo, es, ciertamente, un vivo
anhelo de personalidad, y por eso sin duda
advertimos en los escritores jóvenes más empeño por expresar sensaciones que ideas. Las
ideas jamás han sido patrimonio exclusivo
de un hombre, y las sensaciones sí. Las ideas
están en el ambiente intelectual, tienen su
órbita de desarrollo, y el escritor lo más que
alcanza es á perpetuarlas por un hálito de
personalidad ó por la belleza de expresión.
Ocurre casi s i e m p r e que
cuando un nuevo torrente
de ideas ó de sentimientos
transforma las almas, las
obras literarias á que da
origen son bárbaras y personales en el primerperíodo,
serenas y armónicas en el segundo, retóricas y artificio
sas en el tercero. Podrá,
aislada, la personalidad de
un poeta adelantar ó retroceder en la evolución, pero
la obra literaria en general
sigue su órbita con absoluto
fatalismo, hasta que germi
nan nuevas ideas ó se forman nuevos idiomas.
Por todo esto no puede
afirmarse, sin notoria injusticia, que sean las contorsiones gramaticales y retóricas
achaque exclusivo dealgunos
escritores llamados « modernistas». E n todas las literaturas, si no en todos los tiempos, hubo espíritus culteranos, y todos nuestros poetas
decadentes y simbolistas de
hoy tienen en lo antiguo
quien los aventaje. Que yo
sepa, no ha llegado nadie
entre los vivos á las extravagancias del jesuíta Gracián,
ya citado á este propósito
por don J u a n Valera. G r a cián, en su poema Las selvas del ario, nos presenta al sol como picador
ó caballero en plaza, que torea y rejonea al
Toro celeste, aplaudiendo sus suertes las estrellas, que son las damas que miran la corrida desde los palcos ó balcones. E l sol se
convierte luego en gallo,
Con talones de pluma
y con cresta de fuego.
y las estrellas, convertidas en gallinas, son
presididas por el sol,
CONCEPCIÓN GIMENO DE FLAQUER.
Entre los pollos del Tindario huevo;
EL MODERNISMO EN LlTEflATÜllA
/uscAESE en sí mismo y no en los deij ijoj\ más; esa escuela tan combatida no es
^ F
otra cosa. Si han caído sobre ella toda
suerte de anatemas, es tan sólo porque le
lo cual significa que el sol llega al signo de
los Gemelos,
Pues la gran Leda, por traición divina,
empolló clueca y concibió gallina.
Si en la literatura actual existe algo nuevo
que pueda recibir con justicia el nombre de
«modernismo», no son, seguramente, las ex-
E L ÁLBUM IBEEO-AMEEIGANO
364
travagancias gramaticales y retóricas, como
creen algunos críticos candorosos, tal vez
porque esta palabra, «modernismo», como
todas las que son muy repetidas, ha llegado
á tener una significación tan amplia como
dudosa. Por eso no creo que huelgue fijar,
en cierto modo, lo que ella indica ó puede
indicar. La condición característica de todo
el arte moderno, y muy particularmente de
la literatura, es una tendencia á refinar las
sensaciones y acrecentarlas en el número y
en la intensidad. Hay poetas que sueñan con
dar á sus estrofas el ritmo de la danza, la
melodía de la música y la majestad de la
estatua. Teófilo Gautier, autor de la Sinfonia
en blanco mayor, afirma en el prefacio á las
Flores del mal que el estilo de Tertuliano
tiene el negro esplendor del ébano.
Según Gautier, las palabras alcan25an por
el sonido un valor que los diccionarios no
pueden determinar. Por el sonido, unas palabras son como diamantes, otras fosforecen,
otras flotan como una neblina. Cuando Gautier habla de Baudelaire, dice que ha sabido
recoger en sus estrofas la leve esfumación
que está indecisa entre el sonido y el color;
aquellos pensamientos que semejan motivos
de arabescos y temas de frases musicales. E l
mismo Baudelaire dice que su alma goza con
los perfumes, como otras almas gozan con
la música. Para este poeta, los aromas no solamente equivalen al sonido, sino también al
color:
II est des parfams frais comme des ohairs d'enfants,
doñees comme les haats bois, verts oomme les prairies.
Pero si Baudelaire habla de perfumes verdes, Carducci ha llamado verde al silencio, y
Gabriel d'Annunzio ha dicho con hermoso
ritmo:
Canta la nota verde d' un bel llmone in flore.
H a y quien considera como extravagancias
todas las imágenes de esta índole, cuando,
en realidad, no son otra cosa que una consecuencia lógica de la evolución progresiva
de los sentidos. Hoy percibimos gradaciones
de color, gradaciones de sonido y relaciones
lejanas entre las cosas que hace algunos cientos de años no fueron seguramente percibidas por nuestros antepasados. E n los idiomas
primitivos apenas existen vocablos para dar
idea del color. E n vascuence, el pelo de algunas vacas y el color del cielo se indican
con la misma palabra: «artuña». Y sabido es
que la pobreza de vocablos es siempre resultado de la pobreza de sensaciones.
Existen hoy artistas que pretenden encontrar una extraña correspondencia entre el
sonido y el color. De este número ha sido
el gran poeta Arturo Rimbaud, que definió
el color de las vocales en un célebre soneto:
A-noir, E-bleu, I-rouge, ü-vort, O-jaune.
Y más modernamente Renato Ghil, que
en otro soneto asigna á las vocales, no solamente color, sino también valor orquestal.
A, claironne vainqueur en rouge flamboiement.
E s t a analogía y equivalencia de las sensaciones es lo que constituye el «modernismo»
en literatura. Su origen debe buscarse en el
desenvolvimiento progresivo de los sentidos,
que tienden á multiplicar sus diferentes per-
cepciones y corresponderías entre sí, formando un solo sentido, como uno solo formaban ya para Baudelaire.
RAMÓN DEL VALLE-INCLAN.
COSAS DE LA VILLA
^EEMosA invención la del telégrafo eléctrico, si no se empleara más que en
ffrtil!S asuntos importantes!
Como la de la imprenta, si no gimieran
las prensas conmovidas por tantos disparates
como imprimen.
El furor telegráfico de algunos periódicos
es digno de mejores causas.
Ya no hay fronteras, ni distancias, ni clases, ni exclusivismos internacionales, ni secretos de nación á nación, y de una aldea á
otra aldea.
Los hombres no hemos llegado á ser hermanos precisamente inspirados por las doctrinas del cristianismo.
Pero somos consocios.
E l telégrafo es poderoso auxiliar para la
propaganda civilizadora y para los negocios
mercantiles, y la sección de telegramas es
importantísima en los periódicos.
El que no tiene corresponsal, lo falsifica.
Esta es otra invención respetable, hasta
cierto límite.
Hasta el límite donde empieza el timo periodístico.
A lo mejor asegura un señor corresponsal
de fantasía que al Sultán de Marruecos le
ha salido la muela del juicio.
Y con igual seguridad anuncia la guerra
europea ó la presentación del cólera en
cualquier país.
Otras veces los telegramas son avisos
útiles.
«Ha llegado á Escopete el conocido pedicuro internacional D. Fernando Martínez y
García, y se hospeda en el gran hotel de
Cortés, donde opera.»
La mayor parte de los telegramas adormecen al lector de buena fe.
«Espinar 20.—El Barón de San Román
sufrió anoche un síncope de poca monta. Se
cree que tomará estado.»
¡Otro estado!
Después de poseer el de San Román
¡Qué abuso!
Sinnúmero de telegramas no interesan
más que á la familia de los BARONES
¡Y qué genealogías y qué geografías demuestran esos telegramas!
Pero las necesidades del servicio del público ó del servicio público obligan á esos
extremos.
Es indispensable conocer el estado de los
ánimos en Servia, supongamos, y la opinión
de D. Raymundo Fernández Villaverde respecto á Turquíay su tiempo.
Er.
ABATE SAN ROMÁN.
EL KSCOTE
las mujeres castas!—gritaba J u v e \M]] nal ante el tocado cortesano.—Y T i bulo, más impresionable, más h u mano ó más pío, recreábase en tanto con las
morbideces marfíleas de los esculturales hombros de Lesbia.
Y es que la idealidad lo es todo
cuando
encarna en lo real. Y la realidad es hermosa
y espléndida é incomparable cuando sabe velarse con las azuladas y vaporosas nebulosidades del ensueño.
La mujer escotada es eso. Es la castidad
que se descubre ó la sensualidad que se vela.
Es la pureza que muestra ruborosa, nueva
María de Padilla, sus encantos, para ella
misma desconocidos, ó es la lujuria que se
acoge al sagrado de la continencia para respirar una vez al ambiente de la idealidad y
circundarse de la rosada aureola del respeto.
El escote en la mujer ¿es magnificencia?
¿Es liviandad? Escuchad á los místicos. Todo
estímulo del amor humano es censurable. L a
mujer es perdición, es pecado. Por ella sufrimos el vértigo insensato de la primera caída.
Cuando se quiere representar la inmensa,
irresistible solicitación del demonio al anacoreta, se pinta á aquél tomando la forma espasmódica de mujer lujuriosa de labios bermejos, mostrando sobre la zarza del páramo
sus blancos, redondeados y tibios hombros.
PM1|H,
Pero oid á todos los artistas. La mujer e»
glorificación, redención y sublimidad. E l
amor es ley de la vida, fundamento de lo
creado. Sobre la inflexibilidad del Areópago
está la nitidez de Friné. La desnudez es casta. Las flores no se visten, y en sus regios
pistilos ostentan la majestad suprema de lo
que, siendo realidad presente, hace gala d©
llevar en sí mismo la fecunda promesa de lo
que será.
E l hombro de la mujer es suave, y la suavidad es caída. La suavidad es siempre áspera
y penosa. ¡Error! E l aeróstato que se eleva
á las nubes blandamente, tórnase desgarrado
aerolito. Comparad la ascensión delicada del
mártir con la caída brusca del Satán. E l
hombro de la mujer es rosado, y, como el misticismo, es meditación de aniquilamiento; se
asegura que á la pulcritud de la rosa es p r e ferible la grave palidez de la dalia. ¡Engaño!
La idealidad también halla inspirada sus tonos cálidos. Consultad con Murillo; buscad
las esculturas polícromas. L a palidez es siempre cadavérica. Como es rojo el sol es roja la
sangre; es rosada la aurora y la vida es siempre rosada.
Se nos recuerda la Maintenon. Aquel escote corrompió á la aristocracia francesa. E s
cierto; pero otro escote, más terso, más candido, redimió á Francia entera en la plaza
do la Revolución, manchada con la sangre
inocente de Carlota Corday.
La mujer es hermosa cuando ciñe su cuello
con el tocado honesto ó vela sus perfectas y
delicadas líneas con el tosco sayal. Es hermosa desnuda como la Venus mística reflejando la luz que se quiebra en su torso en
cambiantes amorosos y plácidos. Pero es aún
más hermosa, más imponderable cuando, descubriendo su busto, deja intacto el incentivo al deseo; cuando al par oculta y ensaña,
EL ÁLBUM IBERO-AMERIOANO
despierta y aplaca, estimula y contiene. La
carne entonces halla en el incentivo su acicate. El espíritu, al saber lo que pierde, lo
que vence, lo que desdeña, se hace más meritorio y sabe hallar en el alcázar mi^mo de
Satán la obra incomparable de Dios.
Ddjadnos contemplar el escote. Bajo una
garganta, blanca como pétalo de azucena,
esmaltada acaso de pedrería, movida de seguro por un aliento perfumado, se dibuja el
redondo seno, dejando adivinar el contorno
ebúrneo de una cúpula de alabastro, en que
resplandece un campanil de fresa. Pero todo
aquello permanece en la indecisión, en la vaguedad, en la región codiciada de lo ignoto.
Un encaje, una cinta de raso, marcan el Rnbicón de aquella angustiada. Y entonces se
comprende la grandeza de un César, y en las
venas febriles se siente el ardor invencible de
las nunca bien ponderadas legiones.
puedo desahogarme de uno ó de otro, ó de
ambos á la vez, reventaré seguramente, como
esos sacos llenos de di aero qae se dasjosen ó
se destraman.
¡Oh! ¡Si pudiera aborrecer á alguien! Si
uno de esos hombres estúpidos entre quienes
vivo llegara á insultarme de modo que p u diera hacer hervir en mis venas heladas mi
vieja sangre de víoora, haciéndome salir de
esta vaga somnolencia eu que me encuentro!
TEÓFILO GAUTIIIER.
LAS GOLONDRINAS Y LiS ESTACIONES
ÍÁ>0
prenden el vuelo todas juntas. Para el regreso no sucede lo mismo: vuelven aisladas
por parejas solas, y su número aumenta cada
día. Me parece también haber notado que las
futuras madres son las primeras en regresar
á su antiguo nido y que los machos se retrasan un poco por el camino, haciendo acüidentalmente el ofiíiio de vagabundos. Pero no
quisiera ser acusado de maledicencia.
Se ha pretendido que ciertas golondrinas
pasan el invierno sin emigrar y se adormecen
en una especie de letargo. El crédulo Obispo
de Upsal Olaus Magnus hasta aseguraba,
hace ya algunos siglos, que en los países del
Norte los pescadores sacaban á veces en sus
redes, además del pescado, grapos de golondrinas apelotonadas, pico con pico, ala con
ala, patas con patas; que estos pájaros, después de haber pasado cinco ó seis meses dentro del agua, se reanimaban al llegar los
calo.res. luútil es decir que esta aserción ii'->
es más que un relato fabuloso; pero no suced i
lo mismo con los cansos de invernada ó de letargo causado por el frío. Algunas golondrinas demasiado jóvenes ó fatigadas pueden
posarse á descansar en una casa ó eu el hueco
de una roca y verse sorprendidas por los primeros fríos del invierno, quedando aturdidas
y después adormecidas.
I AS golondrinas y los pájaros emigrantes en general pasan por estar dotados
' ^ ^ " de cierta previsión instintiva del tiemEl cabello se prende en bucles sedosos, en po; de modo que su llegada prematura indidestellos metálicos, en mates ondulaciones, caría una estación precoz, mientras que su
que parecen demandar ósculos; la mirada es fuga en otoño anunciaría la llegada próxima
ardiente, y tras las húmedas pupilas se ve la de los rigores del invierno. Sería muy inteatracción vertiginosa del abismo azulado ó resante primeramente averiguar lo que hay
negro, según copia las montañas ó el mar. de cierto en esta creencia.
Pero sólo en los hombros desnudos se ve la
Puede suceder que los pájaros regulen su
majestuosa parábola que nos arrastra al infi- conducta por el tiempo que hace en las regionito de la pasión: tnn sólo allí, con la respi- nes en que se encuentran, y no es una adivinaración anhelante, que hace ondular encajes y ción del tiempo que hará en las latitudes hacii
Los naturalistas Réamur, Linneo, Pallas,
joyas, se escucha el rumor de la Naturaleza, que se dirigen. ¿No es más probable que sea Jorge Cuvier, Dutrochet y otros, citan caque entona sus himnos, y del amor, que bate así? Para el pájaro, como para todo ser vivien- sos de esta clase muy bien observados. Las
sus alas.
te, la primera condición que se impone es te- transcripciones filosóficas de la Sociedad
Dejemos que la mujer luzca sus hombros, ner alimento. A falta del filósofo latino, hu- Real de Londres conservan, entre otras, una
en ocasión delgados, finos, nerviosos, como de bieran podido inventar para sí aquel adagio: relación de Prévy Garden explicando que,
Cores ateniense; otras veces plenos, henchi- «Primo vivere; deinde pliilosophari.-n Así, bajando por el Rhin durante el invierno, vio
dos, torneados, como de una Venus rotunda. pues, ¿qué queréis que haga una golondrina unos niños que, atados con cuerdas, escarbaEncendamos las lámparas y quememos in- cuando ya no hay insectos que coger al ban en las escarpadas orillas del río, hací.in
cienso en los trípodes. El amor y la idealidad vuelo? Lo más urgente es ii-los á buscar á agujeros con ramas y sacaban golondrinas
adormecidas. Las compró algunas, colocó una
se han unido en inefable consorcio. Bata- otra parte.
mos palmas. Yo, entre tanto, alzaré mi copa
Me parece que muchos de nuestro lectores sobre un banco, al sol, y otra entre la camisa
y pediré á los dioses que, al fulgor de perfu- que están situados en el camino que recorren y la piel. Esta se despertó al cabo de un
madas antorchas, al compás de tiernos y me- las golondrinas al regresar de África están cuarto de hora, y después de un rato de telodiosos cánticos, aparezcan en el festín es- en mejores condiciones que cualquier otro nerla á cxlentar entre las manos emprendió
cotadas todas las mujeres, todas
menos para proporcionar los elementos de la solu- el vuelo.
ción del problema. Si algunos han tenido la
La Historia Natural se forma y completa
la mía.
ANTONIO ZOZAYA.
curiosidad de apuntar este año la fecha del por medio de las observaciones. La de las
regreso de las «mensajeras de la primavera» golondrinas está lejos de haber terminado, y
y de los vencejos, tal vez reuniéndolos po- cada uno puede contribuir á ello, no sin gozo.
dríamos sabor si esos pequeños seres alados ¿No se podría hasta tratar de atar á la pata
ODIO Y AMOR
han recelado el mal tiempo que ha reinado de uno de estos pájaros una cintita que no
hasta llegar el solsticio de verano.
molestara en nada sus movimimientos y en la
Los que habitan en África, podrían com- cual se inscribiría una petición á la persona
*BOBREzco á todo el mundo eu masa, y
en todo este montón apenas juzgo á pletar estos datos con las observaciones que que lo notara, en Grecia, en Egipto ó en
uno ó dos dignos de ser odiados espe- hubiesen hecho en el trayecto de las golon- África, para que esaribiera el nombre del
drinas. Sus climas de emigración no están país? Al regresar á la primavera siguiente, el
cialmente.
Odiar á alguno es inquietarse por él tanto aún bien determinados. Sin duda atraviesan pájaro traería el documento de su emigracomo si se le amara; es distinguirle, aislarle el Mediterráneo; las unas van á Áf rica, ¿pero ción.
Las observaciones que son objeto de este
de la multitud; es hallarse en violento estado hasta dónde? Gran número van á Egipto;
otras
se
fijan
en
Grecia,
y
aun
en
las
islas
del
artículo
podrían igualmente aplicarse á los
por su causa; es pensar en él de día y de noarchipiélago,
durante
el
invierno.
¿No
fuera
vencejos,
que parten más pronto y tardaa
che, es morder la almohada al pensar que
por
estas
mismas
islas
que
atrevesarían
el
más
en
regresar.
El Coronel Clatrier cuenta
existe. ¿Qué más se hace por uno á quien se
mar
con
la
menor
fatigaposible
y
el
mayor
que
un
día
en
Orange
tuvo ocasión de obama?
Las penas y trabajos que se toman para numero de etapas? ¿No se sirven también de servar su reunión tumultuosa sobre las andañar á un enemigo ¿se sufíirían acaso para las islas de Córcega y Cárdena, ó de Italia y tiguas paredes del Teatro antiguo: de recomplacer á una mujer amada? Lo dudo. de Sicilia? Son éstas otras tantas preguntas pente resonó un chillido estridente, hubo una
Para odiar bien á alguno es preciso amar á á las que podría contestarse por las personas pausa y la bandada arranca el vuelo á poca
altura hacia el Nordeste; otro chillido, y la
otro. Todo gran odio sirve de contrapeso á un que habitan estos lugares.
Su partida y su regreso no se parecen ab- banda se eleva perpendicularmente para desgran amor.
aparecer prontamente de la vista. Ha parMi odio es, como mi amor, un sentimiento solutamente en nada. Todos hemos podido
tido. ¿ A qué punto?
confuso y general que desea cifrarse en algo observar que para partir se reúnen en asamMás de un misterio se oculta aún en las
y no puede conseguirlo. Tengo dentro de mí blea, giran por el aire lanzando sus alegres
emigraciones
periódicas de los pájaros. Tal
chillidos,
se
j
u
n
t
a
n
en
los
tejados,
se
consulun tesoro de odio y amor, del cual no sé qué
vez
podríamos
sin grandes dificultades reunir
tan,
adoptan
una
resolución
decisiva
y
emhacer y que me pesa horriblemente. Si no
PESCANDO EN EL RÍO
('' ol-o/,'i//o •
SAFO EN EL LEUCADE
E L ÁLBUM IBEEO-AMERICANO
3G8
obsr-i-vacioi:e,s que nos expliquen primero si
las partidas y los regresos pueden verdaderamente instruirnos respecto á las estaciones
tan disparatadas de nuestro planeta.
ÜA^riLo FLAMMABIÓ.V.
FANTASÍAS DEL CRErCmO
4^\/'Áo me postré á los pies de la estatua,
'^'jISC milagrosamente blanca en la gloria
.^í^ de la tarde.
— ¡Oh divina! ¡Oh armoniosa virgen—exclamó.—Eres única entre las flores de amor
de la mísera tierra. El hálito de tu boca bermeja embriaga como una copa de falerno; y
toda tu carne sagrada tiene un vago perfume
de violeta. Tus ojos sueñan cosas muy hondas... . ¿Qué he de hacer yo para merecerte?
¿Qué no podré hacer por llenar de lágrimas
tu corazón adorado, por acariciar con la mía
-tu alma pequeña y leve? ¿A qué alta cumbre,
coronada de zarzas ardientes, he de subir
para que tus labios me sonrían á lo lejos? ¿A
qué inmenso horizonte no irá mi deseo con
el vuelo de las águilas negras? ¿Qué quieres
de mí? Habla, helada criatura, que sólo sabes
mirarme con tus ojos profundos. Rompe el
silencio misterioso que te envuelve y di á mi
espíritu la palabra suprema. Yo siento en
mí la fuerza y la audacia para conducirte á
través del mundo, y para derribar el obstáculo que nos obstruya el paso. Yo llevo en
el cerebro una luz creadora que iluminará
nuestro destino. Y en el corazón una honda
melodía, intensa y múltiple, con que he de
arrullar tu sueño. ¡Habíame! Dime tu secreto. ¿Quién eres? ¿Adonde vas? ¿Cuál es t u
nombre?
Ella, fría ó inmóvil, deshojaba en silencio
una rosa de oro. Y con una sonrisa enigmática sobre los labios iamortales, miraba, con
sus ojos divinos, la línea escarlata del ocaso.
mejor seria llevarla al Mediodía, á Niza
Con que pasara dos meses á las orillas del
mar, estaba completamente curada. Es p r e ciso que á toda costa hagan ustedes un sacrificio. De lo contrario, no respondo de la niña.
Salió el m-édico, y a c t o uoutiviuo entró
Mr. Lebonnard.
—¡Couque, según parece, eso anda mal!
— dijo el abuelo de Paulina. — ¡Vaya con tu
médico! ¡Habla de ir á Niza, como si se tratara de ir á un pueblo de las inmediaciones de
París! ¡Todos son lo mismo! Francamente, los
médicos no deberían asistir más que á príucipes rusos y á tenores italianos. Voy á ver á
Paulina y vuelvo en seguida. Tengo que decirte una cosa muy curiosa.
II
Mr. Lebonnard estaba en la sala, sentado
junto á Mad. Deroy y hablaba con anima<^i'^^—Figúrate, hija mía, que días atrás recibí
la visita de un inglés que deseaba comprarme
¿Qué di'ías?.... ¡Nada menos que mi
violín, mi Stradivarius!.. . ¡Me ofrecía por él
d i e z mil francos! Le despedí diciéndole:
«Aunque llenara usted esta habitación de
guineas y de medias coronas con la efigie de
Su Majestad la Reina Victoria, no le daría mi
violín, esa J03'a fabricada en 1702, en Cremona, por el propio Antonio Stradivarius.
—Ya veo la escena—dijo Ana, sonriéndose
melancólicamente.—¡Aviado estaba el inglés
con un fanático como tú! Aunque te ofrecieran las minas de Golconda, no te desprenderías de tu violín.
— ¡Pues es claro! Pero son las tres y tengo
que irme al ensayo. Recuerdos á tu marido
y cuida mucho á Paulina. El domingo vendré á almorzar con vosotros y traeré una langosta. ¡Vaya, adiós, hija mía!
Y uniendo la acción á la palabra, Mr. Lebonnard, todavía muy ágil, á pesar de sus
sesenta y cinco años, bajó á toda prisa la escalera, temeroso de faltar al cumplimiento
de su deber.
FROILÁN TURCIOS.
Ilondurap.
III
CUENTOS BREVES
E L STRADIVARIUS
| E . Lebonnard, primer violín en los
conciertos del Conservatorio, se di^^•S^^ rigía cierta mañana á casa de su
hija Ana, casada con Mr. Deroy, modesto
empleado de Hacienda, en busca de noticias
de su nietecita Paulina.
La niña, preciosa criatura de seis años, estaba enferma hacía dos meses devorada por
la anemia.
Cuando Mr. Labonnard hubo llegado al
quinto piso de la casa del boulevard Aragó,
donde vivia su hija, se detuvo para tomar
aliento antes de llamar, y se quedó dolorosamente impresionado al oir la voz del módico:
—Ya sabe usted, señora, lo que le tengo
dicho. Esa niña se marchita en el clima de
París, y necesita mucho aire y mucho sol. Lo
Madame Deroy pensaba que con los tres
mil francos de sueldo de su marido y las p o cas economías qne había en la casa no era
posible enviar á Paulina á Niza.
Había que renunciar á semejante propó sito.
Y la pobre madre se echó á llorar, en la
creencia de que su adorada hija moriría quizás por falta de un rayo de sol.
De pronto se estremeció.
L a historia del Stradivarius oprimía su
pensamiento. Aquellos diez mil francos ofrecidos por el iuglés á Mr. Lebonnard eran una
tabla de salvación. Significaban el viaje de
Paulina á Niza. ¡Diez mil francos! Indudablemente, el iuglés debía de estar loco; pero
aquella demencia bienhechora podía salvar la
vida de su hija.
Sí, pero
¿se prestaría Mr. Lebonnard á
vender su violíij? En su pasión de artista y
dominado por su fanatismo, no habría medio
de inducirle á que se desprendiera de aquel
objeto maravilloso yextraordinario que constituía todas las ilusiones del anciano.
Y la desventurada madre, persuadida de
que era preciso renunciar á aquella espsranza, entrevista por un iustante, dio rienda
suelta á su llanto,
IV
Paulina no mejoraba; Mad. Deroy y su
marido estaban desolados.
Llegó el domingo y Mr. Lebonnard se presentó á la hora de almorzar.
Estaba, al parecer, muy contento, y antea
de sentarse á la mesa dijo á sus hijos:
—Vais á tratarme de gorrón. Os habia prometido una langosta y no la traigo. Pero, en
cambio, os daré una noticia que va á colmaros de alegría. Figuraos que se me ha ocurrido la idea de que vendiendo al Stradivarius podría permitirme el lujo de pagar el
viaje de Paulina á Niza. Por consiguiente.
con el violín bajo el brazo corrí en busca del
inglés, á quien encontré en el hotel Bristol.
y el asunto marchó á pedir de boca. Como el
milord se mostraba sorprendido por el brusco
cambio operado en mi, saqué de uno de los
bolsillos de mi gabán el retrato de Paulina y
se lo enseñó. «Caballero,—le dije,—sile vendo
¿ ^g^g^j ^i violín, es porque con el dinero que
va usted á darme pienso salvar la vida de mi
nieta, cuyo estado de salud exige un viije al
Mediodía.» ¿Y sabéis lo que me contestó el
demonio del inglés? Pues bien, me miró ^ara
á cara y me contestó: «^"eñor Lebonnard, no
soy tan mala persona como pudiera usted
suponer. Hagamos el trato que voy á proponerle. Le regalo á usted cinco mil francos,
con una condición. Tiene usted sesenta y
cinco años y yo treinta y cuatro. Lógicamente se morirá usted antes que j'o. Si, como
espero, me precede usted en el otro mundo,
heredo el Stradivarius, que me legará usted
en su testamento. E n el caso contrario, mis
exigencias quedan destruidas por sí mismas:
se queda usted pon los cinco mil francos, con
la obligación de tocar en mis funerales el
Ave María de nuestro divino Gounod. ¿Le
conviene á usted el trato?»
¡Vaya una pregunta! Como podéis figuraros, inmediatamente quedó a r r e g l a d o el
asunto.
Madame Deroy estaba loca de alegría.
—Y—añadió Mr. Lebonnard con maliciosa
sonrisa—tengo la convicción de que he hecho
un excelente negocio y de que tocaré el Ave
María, de Gounod, en el entierro del inglés.
y ahora, hijos míos, á la mesa, porque tengo
un hambre canina.
Después de almorzar haréis el equipaje.
Esta misma tarde me llevo á Paulina á Niza
y dentro de dos ó tres meses os la devolveré
completamente curada. ¡A la mesa, hijos
míos, á la mesa!
AUGUSTO F A U R E .
<CANUTO ESPARRAGO»
Que la literatura encarna la manifestación
de las necesidades de un pueblo, es una verdad que pasa á la categoría de axioma.
Así, no es extraño que hoy se despierte el
gusto y la afición por la novela sociológica,
por la que estudia los males y las llagus de
la sociedad y lleva á la gran masa del pueblo
el fruto del estudio y las reflexiones del e s critor.
E L ÁLBUM IBEEO-AMERIOANO
369
PORTUGAL: PALACIO REAL DE LISBOA
Este género de novela es el más difícil y nuto están dibujadas de mano maestra, y
en España tenemos escasas y tímidas t e n t a - nombres de personas conocidas acuden á los
tivas de él.
labios para sustituir el que el autor les ha
A llenar un vacío considerable viene la dado.
magnífica novela que con el título de Canuto
¡Cosa extraña! en el libro existe exceso de
Espárrago acaba de publicar en Almería el pensamientos.. ¡Cuando hay tantos que no
ilustrado Abogado, poeta y pensador D. An- tienen ninguno!
tonio Ledesma Hernández.
L a mente meridional del escritor se ha desCanuto Espárrago es la novela más sincera bordado de entusiasmo ante el cuadro de
y más valiente de cuantas se han escrito en nuestras miserias políticas, que es la parte
nuestra Patria en la época actual; de un modo del problema social en que más se detiene, y
frío y desapasionado el autor observa la vida, la pluma ha vibrado en su mano para grabar
estudia nuestra organización social y censura en el «papel todas las aspiraciones de un alma
y anatematiza los vicios, sin mirar si residen generosa.
en los pobres ó en los poderosos y sin tener
Así el estilo es cálido, vibrante, entusiásen cuenta el disgusto con que la sociedad, tico y da vida y animación á aquellas págiacostumbrada á la adulación, puede escuchar nas, que se leen con verdadero deleite.
la verdad.
De la forma nada se puede objetar tratánL a tesis del libro es sencilla ó interesante. dose de un escritor tan culto y conocido; con
Canuto Espárrago es el hijo de un ricachón decir que tiene todas las filigranas que le son
provinciano que sueña con la justicia de la habituales, está hecho su elogio.
sociedad y que educa á su hijo para cumplir
Otra particularidad notable tiene el libro,
esa gran misión en la que sólo encuentra de- aquí, donde se sirve al lector carne de cura
cepciones y ve caer sus sueños en la lucha como plato más de su gusto, y donde no se
con el egoísmo y los vicios.
creería original y avanzado el que no se deL a parte narrativa es brillante, de una sen- clarase anticlerical: el autor plantea el sociacillez y de un realismo encantador; la capital lismo perfecto dentro del catolicismo más puro.
Se ve que sostiene siempre su personalidad
de provincia donde nació Canuto, y Granada,
y
sus convicciones, sin torcer nunca sus
donde hizo sus estudios, están descritas de
creencias ó su fe; ha realizado el verdadero
UQ modo magistral.
La psicología de los personajes es tan ver- ideal del artista; ha escrito pensando en la
dadera y tan real, que el lector les ve vivir y Verdad y en el Arte, sin acordarse de los
gustos del público y sin la preocupación del
se connaturaliza con ellos.
juicio
que merecería su obra.
Las figuras que se agitan al lado de Ca-
E n ella retrata los vicios de la política y
de la magistratura; plantea la solución del
problema agrario, revela los males que nos
afligen, el caciquismo invadiéndolo todo con
guerras injustas, con organismos gangrenados, con injusticias y ventas en el foro, en
las oposiciones y en todos los órdenes de la
vida social.
Largo, muy largo sería analizar la hermosa doctrina expuesta en el libro; y como por
su asunto pudiera parecer algo árida á nuestras lectoras, preferimos descartar una cuestión que otros tratarán con más fruto, y dedicarnos á analizar el papel que tiene la mujer en tan hermosa obra.
Ledesma es poeta y conserva en su alma
el culto de la galantería, y Ledesma es pensador, conoce las deficiencias de las leyes y
del puesto que la sociedad asigna á nuestro
sexo, y en las páginas de su libro poetiza y
respeta á las mujeres, presentándonos sólo
tipos delicados é interesantes.
La primera mujer que aparece en su libro
es Angelíta, la hija de un maestro de escuela
de provincias, rubia como un rayo de sol,
que llevaba la luz al miserable cuartucho
donde su padre encerraba á los discípulos,
con los que partía su comida, compadeciendo
su castigo.
Así conoce á Canuto y así se hace amar del
niño, que conserva toda su vida el perfume
de aquel amor puro, en el que se inspira para
su obra de redención.
E s una figura hermosa sobre toda ponda-
B70
EL ÁLBUM IBERO-AMERIOANO
r a c i ó n la d e A n g e l i t a : desde n i ñ a a p a r e c e con
t o d a la t e r n u r a del c o r a z ó n f e m e n i n o , cons o l a n d o á los p e q u e ñ u e l o s q u e sufren; j o v e n ,
es el perfecto d e c h a d o de la j o v e n p u r a , q u e
sólo e x p r e s a s u a m o r e n l a m i r a d a , q u e se
r u b o r i z a a l r e c i b i r el r a m o de flores, m e n s a jero de su amado.
¡Dios y el cielo mismo no se complacían
Viendo reir al niño
Preso entre mis brazos!
Más t a r d e es la esposa casta, q u e , como la
Perfecta Casada de F r a y L u i s d e L e ó n , vive
sólo dedicada al c u i d a d o de su h o g a r ; ella es
l a c o l a b o r a d o r a d e la o b r a de su esposo, e d u ca á los hijos de l a s a l d e a n a s con a m o r m a t e r n a l , y c u a n d o s u m a r i d o l l e g a á ser M i n i s t r o
s i g u e con l a m i s m a sencillez d i s p o n i e n d o la
c o m i d a y c u i d a n d o de su c a s i t a .
M á s t a r d e , c u a n d o su esposo cae m u e r t o
p o r el p u ñ a l del a s e s i n o , ella l l o r a , p e r o n o
p i e n s a en v e n g a n z a , y fiel al a m o r ú n i c o cons e r v a su dolor y su viudez p e r p e t u a m e n t e .
L a C o n d e s i t a M a r í a J o s e f a es o t r a d e las
p r i n c i p a l e s figuras: c r i a d a con t o d o s los refin a m i e n t o s del lujo y s o l i c i t a d a p o r los h o m b r e s m á s ricos y a r i s t o c r á t i c o s , e n t r e g a su
c o r a z ó n á u n p o b r e e s t u d i a n t e ; y c u a n d o ^^^^
g a l a r u i n a la a c e p t a con l a s o n r i s a e n los'
labios, consuela á su a n c i a n a m a d r e , t o m a la
dirección de l a casa, y d a n d o lecciones d e p i a n o e n c u e n t r a el m e d i o , n o sólo d e vivir, sino
d e s e g u i r s o c o r r i e n d o á los p o b r e s , c u y a s c a s a s v i s i t a c o m o u n á n g e l de r e d e n c i ó n .
S o r A n a , u n a religiosa dulce, t i e r n a y sencilla, s i e m p r e d i s p u e s t a á h a c e r el bien; u n a
c r i s t i a n a d e los t i e m p o s p r i m i t i v o s , c u y a s a s p i r a c i o n e s n o están e n los bienes m a t e r i a l e s .
Y , p o r ú l t i m o , V i r g i n i a , u n a m u c h a c h a fea
y m a r i s a b i d i l l a , h i j a del m a e s t r o d e u n p u e blo, p r o t e s t a n t e ó a t e o , con sus í n s u l a s d e r e v o l u c i o n a r i o , q u e escribe a r t í c u l o s d e p r o p a g a n d a e n los periódicos a n a r q u i s t a s y q u e ,
c a u t i v a d a p o r A n g e l i t a y Sor A n a , confiesa
q u e en el fondo d e su c o r a z ó n a m a la r e l i g i ó n q u e c o m b a t e , y , r e t i r á n d o s e á u n conv e n t o , d a e j e m p l o de valor y a b n e g a c i ó n y
m u e r e a s i s t i e n d o á los coléricos.
E e p i t o q u e siento n o p o d e r dedicar m a y o r
espacio a l análisis de t a n preciosa o b r a , y las
l e t r a s e s p a ñ o l a s e s t á n de e n h o r a b u e n a salud a n d o la conversión d e u n i n s p i r a d o p o e t a ,
e n escritor b r i l l a n t e y p e n s a d o r p r o f u n d o .
CABMKN D E B U R G O S S E G U Í .
DIALOGO
(En la muerte de mi ahijado Carlos Montes Larroder.)
EL POETA
En aquella noche
hubo más estrellas
en el firmamento;
y aunque rebramaba,
parecía alegre cántico de fiesta
el zumbar del viento.
De la blanca luna
eran los destellos acariciadores;
y se entrelazaban
como si formasen
de invisible escala, tranaos tembladores.
¿Fué obsesión?.... ¿Locura?. ..
¿Fantasía extraña que engendró el cariño?
No
Fué que la gloria se vistió de gala
para que en su seno descansara un niño.
LA MADhE
¿Para qué esa fiesta,
cuando se han deshecho tan benditos lazos?
Serás sin duda dichosa,
serás sin duda feliz,
serás siempre, Beatriz,
una mujer venturosa.
EL NIÑO DESDE EL CIELO
No te aflijas, madre,
porque no me veas;
no pierdas la calma.
¡Si estaremos juntos ya toda la vida!
¡Si he de vivir siempre dentro de tu alma!
MAXIMILIANO HARDISSON ESPOU
Linares.
VARIEDADES
ALVARO DE LABRODER
A l c a U de Henares 1903.
LA GITANILLA
En el teatro:
—¿Ves aquel que entra ahora?
-Sí.
—Pues nadie es capaz de creer lo mucho que
le debo.
—¿Es tu protector?
—No; mi sastre.
***
A Carolus Duran,
Maravillosamente danzaba. Los diamantes
negros de sus pupilas vertían su destello;
era bello su rostro, era un rostro tan bello
como el de las gitanas de don Miguel Cervantes.
Ornábase con rojos claveles detonantes
la redondez obscura del casco del cabello,
y la cabeza firme sobre el bronce del cuello
tenía la patina de las horas errantes.
Las guitarras, decían en sus cuerdas sonoras
las vagas aventuras y las errantes horas,
volaban los fandangos, daba el clavel fragancia;
La gitana, embriagada de lujuria y cariño,
sintió cómo caía dentro de su corpino
el bello luis de oro del artista de Francia.
EuBÉN D A R Í O .
Nioaragna.
A BEATRIZ
CON MOTIVO DE SU CASAMIENTO
Me han dicho que ves cumplida
tu dicha, que eres feliz,
pues que adoras, Beatriz,
con toda el alma y la vida.
Y que unida en lazo estrecho
vas á estar eternamente,
pues sentiste ardientemente
intenso amor en el pecho.
Que colmada de delicias
has de estar en este mundo,
deleites de amor profundo
que el hombre llama caricias.
Ámalo con dulce anhelo,
ámalo con tierno afán,
¡que á los que le adoran van
las bendiciones del cielo!
¿Qué es la mujer sin amor?
¡Triste campo de congojas,
árbol desnudo sin hojas,
mustia y deshojada flor!
Amor nos roba la calma,
amor es un fuego intenso,
amor es un bien inmenso
que da bienestar al alma.
Es una llama ardorosa
que en nuestro pecho se siente,
es el amor, niña hermosa,
un entusiasmo ferviente.
Es la grata melodía
que brota del corazón,
es luz, divina armonía,
y calma y agitación.
Es de suave incienso aroma
que da perfume al ambiente,
es el rumor de la fuente
y el arrullo de paloma.
Es
¿para qué digo más?
si el sentimiento mayor
es el puro y dulce amor,
que no se olvida jamás.
Tú, que llena de ilusión,
hoy tomas feliz estado
entregando enamorado
á un hombre tu corazón,
En un examen:
—¿Que ocurriría si Eva, en vez de comerse una
manzana, se hubiese comido una patata?
— Que probablemente seríamos todos tuberculosos.
NUESTROS GRABADOS
E n la playa (dibnjo d<; l'icolo).—Hermoso
esparcimiento son para las niñas los juegos al aire
libre, sea en el valle ó en la montaña; pero lo es
más la expansión en la playa, donde jugueteando
con las olas, las conchas y algas incrustadas en la
arena, disfrutan de variado espectáculo.
I^a D u q u e s a «le Denla,—Véase el artículo de
la pág. 3C2.
A u r e l i a u a M e s a s , p r e m i o d e belleza p o r
sufragio popular.—Esta señorita, que ha obtenido
por premio una joya de mil pesetas, es hija del
Fiscal de la Audiencia de Huelva. De los doce retratos elegidos por el Jurado, obtuvo mayoría de votos
el núm. 10, cuyo lema era: La belleza está en la
mujer.
P e n c a n d o en el rio.—Uno de los más inocentes
placeres es el de pescar en los ríos, pues pescar en
seco no suele ser tan inocente. Para gozar la diversión de la pesca en el río necesítase un temperamento especial que revele carácter suave, tranquilo,
una idiosincrasia envidiable.
Safo en el l.ieúcade.—En todas las edades han
repercutido las vibraciones de la inspirada poetisa
griega y su desesperación amorosa. Abandonada
por el ingrato Faon, arrójase desde el Leúcade al
mar, donde han de acabar sus tormentos.
P o r t u g a l : P a l a c i o R e a l de Liniioa.—La familia Real portuguesa posee suntuosos palacios en distintos puntos del reino. Espléndidos son los de las
residencias veraniegas de Cintra y Cascaes, pero el
más grandioso es el de Lisboa.
LA EEDACCIÓN.
LA RENAISSANCE LATINE
S o m m a l r e de 1 5 J u i l l e t l » 0 3 .
Maurice Barres.—Les AmitiesfranfaiBes (3.' partie).
Comtesse M. de Noailles. — La Priére devant lo
Soleil.
J. Paul-Boncour. —La République et la Décentralisation.
Rene Boylesve. — Comedie BOUS la Balustrade
(3." partie).
Charles Loiseau.—La Politique du Simplón.—II.
J. Barbey d' Aurevilly. — Second Memorándum
(dernier inédit).—III.
Louis Guilaine.—Le Canal de Panamá.
Dr. Paul Sollier.—Le Goút de la Vie.
Georges Gaulis.—La Conscience d'un peuple.
Marcel Mielvaque.—La Vie politique et sociale.
A. Gilbert de Voisins.—Les Livres: Sanguínea,
par Fierre LOUJB.
M. D. Calvocoressi.—La Musique.
Imp. del Aíilo de Huérfanos del S. C. de J., Juan Bravo, 5.T.° 2.198
EL ÁLBUM IBERO-AMERICANO
BANCO DE ESPAÑA
El Banco tiene á disposición del público cajas cerradas para alquilar, instaladas en un departamento
blindado que ofrece toda clase de seguridades.
Está abierto al servicio diariamente de nueve de
la mañana á seis de la tarde.
Madrid 1." de Julio de 1903. — El Secretario general, GABRIEL MIRANDA.
PAGOS DE LA EOlilTATIVA
Según cablegrama del 5 corriente, esta Sociedad
ha pagado desde su fundación (año de 1859) á sus
tenedores de pólizas, por varios conceptos, la suma
de 406.062.601 dollars.
La Sucursal Española, desde la fecha de su autorización (R. O. de 10 de Octubre de 1882) hasta 31
de Diciembre de 1902, ha pagado:
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» pólizas dótales y de acumulación
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» pólizas compradas
1.666.980,79
» dividendos anuales, rentas vitalicias, etc., etc
1.662.601,70
30.798,729,51
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ENERO 1903
Por fallecimientos
201.266,44
» pólizas dótales y de acumulación
78.735,00
» dividendos anuales, rentas vitalicias, etc., etc
11.860,16
Total hasta 31 de Enero de 1903....
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Madrid, 10 Febrero 1903.—El Gerente, JU. Rosillo.—El Secretario, Fernando Mellado.
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transbordo los puertos de la costa oriental de África, de la India, Java, Sumatra, China, Japón y Australia.
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Servicio mensual, saliendo de Barcelona el 11, el 13 de Málaga y de Cádiz
el 15 de cada mes, directamente para las Palmas Santa Cruz de Tenerife,
Santa Cruz de la Palma, Puerto Ilioo, Habana, Puerto Lim<jn, Colón, Sabanilla, Curagao, Puerto Cabello y la Guayra, admitiendo pasaje y carga
para Veracruz con transbordo en Habana. Combina por el ferrocarril de
Panamá con las Compañías de navegación del Pacífico, para cuyos puertos admite pasaje y carga con billetes y conocimientos directos. Combinación para el litoral de Cuba y Puerto Rico. Se admite pasaje para
Puerto Plata, con transbordo en Puerto Bioo; y para Santo Domingo y
San Pedro de Maooris, con transbordo en Habana. También carga para
Maracaibo, Garupano y Trinidad con transbordo en Curagao.
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Servicio mensual, saliendo de Barcelona el 2, de Valencia el 3, de Málaga el 5 y de Cádiz el 7 de cada mes, directamente para Santa Cruz de Tenerife, Montevideo y Buenos Aires.
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Servicio mensual, saliendo de Barcelona el 17, de Valencia el 18, el 19
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regresando por Cádiz, Alicante, Valencia y Barcelona.
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y asi sucesivamente cada dos meses para Fernando Póo, con escala en Casablanca, Mazagén y otros puertos de la costa occidental de África y Golfo
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y vuelta. La Empresa puede asegurar las mercancías en sus buques.
ATUO importante.—La Compañía previene á los señores comerciantes,
agricultores é industriales, que recibirá y encaminará á los destinos que
los mismos designen las muestras y notas de precios que con este objeto se
le entreguen. Esta Compañía admito carga y expide pasajes para todos los
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