EL 4G COMO HERRAMIENTA PRODUCTIVA La publicidad nos vende un mundo de sueños, que en el caso de las telecomunicaciones, y sobre todo en la Argentina, tiene que ver con poder mantener una conversación a través de un teléfono celular sin que la llamada se corte o navegar en Internet a velocidades nunca vistas. La tecnología 4G ha desembarcado en el país y, en mayor o menor medida, todos saben los beneficios que eso traerá para el consumidor de a pie. ¿Pero cuáles serán las ventajas para el sector productivo? La clave de la tecnología LTE (Long Term Evolution) es su capacidad móvil. “Hay que empezar a pensar el uso de esta tecnología para la producción. Recién estamos empezando, todo es nuevo”, le explica a la revista FORTUNA el consultor Enrique Carrier. La lista parece ser larga y diversa: monitoreo de cámaras remotas, camiones convertidos en mini centros médicos que podrían realizar estudios a distancia y enviarlos a una sede central para ser analizados. “Hay que pensar que el celular se transformaría en una especie de router y entonces podría haber wifi en cualquier parte alejada. Se podría aplicar a la agricultura o a la minería. Las empresas serían capaces de montar una oficina en el medio de la nada. Ahora se hace a través del satélite, y es carísimo”, resalta Carrier. “Existen soluciones para empresas de transporte de mercaderías o de alquiler de vehículos, que brindan seguimiento y monitoreo de la flota de vehículos con video HD, también con el acceso a Internet de velocidad se puede acceder a información puntual como rutas alternativas y puntos de interés a lo largo de trayecto, y al mismo tiempo les permite a las empresa prestadoras controlar su flota de vehículos”, resume Alejandro García, director de Negocios Corporativos de Sofrecom, una empresa perteneciente al Grupo Orange. La tecnología LTE, más conocida como 4G, ha venido a acentuar la modalidad de trabajo a distancia, ha hacer más estrecha la red globalizadora que nos ciñe. Los economistas, pensadores de la macro, todavía no hacen pie en estas aguas. Al menos los consultados por FORTUNA sólo tienen en claro una cosa: los dólares que ingresaron por la licitación de las bandas sirvieron para engrosar las arcas del Banco Central a fin de año, y eso no es poco. Se trata, en definitiva, de proyectar un sistema productivo más automatizado. “Para la industria de la construcción desarrollamos soluciones que posibilitan supervisar remotamente las obras, compartir archivos de gran capacidad y documentación en tiempo real, realizar videovigilancia de las obras, además de poder efectuar videocolaboración”, sostiene Alejandro García. Ni el tan mentado yacimiento de petróleo y gas no convencional de Vaca Muerta queda al margen de este avance. Cuentan los expertos que ya se han creado aplicaciones para el sector, combinando 4G con radiofrecuencia para lograr la trazabilidad de elementos, componentes o materiales. LARGO PLAZO. Este es el momento en el que súbitamente nos despertamos del sueño. Ese mundo es posible en la Argentina, pero los plazos no son menores, y las inversiones tampoco. Lo que en diciembre la empresa Movistar lanzó en Buenos Aires como la punta de lanza de una avanzada incontenible sobre el resto del país, es apenas el botón de muestra de un proceso que demoraría varios años. “Lo primero que hay que decir es que la cobertura total del país llevará algunos años. Hablar de 18 de Buenos Aires y la provincia ya es ambicioso. Se tardará mucho más para abarcar el resto del país”, enfatiza Enrique Carrier. A grandes rasgos, las compañías tienen definida su estrategia: los mensajes de voz y de texto continuarían fluyendo por la banda 3G, mientras que el video streaming se canalizaría por el 4G. Un detalle a tener en cuenta, hay sólo 200.000 aparatos telefónicos en la Argentina con capacidad de operar con esta nueva tecnología. “Los equipos de ahora no sirven –dice Carrier–. Buena parte de los teléfonos y las tablets no son para tecnología 4G. En Tierra del Fuego se fabrica para el uso de 3G. Apenas el 2% de los teléfonos móviles actuales están diseñados para ser utilizados con redes 4G”. Lo que falta ahora es la etapa de la inversión. Cada una de las compañías que avanzaron en la licitación – Personal, Claro, Movistar y Arlink– deberá afrontar un mínimo de gastos de u$s 1.500 millones para hacer operativa la red. Urge actualizar el equipamiento, mejorar la capacidad del sistema, tender más fibra óptica y erigir antenas. Que el sistema se desarrolle con éxito en la Argentina dependerá de cómo marche el negocio. Por lo pronto, las dificultades para girar dividendos al exterior en tiempos de restricción cambiaria surgen como un obstáculo. El nivel de las tarifas al usuario sería otro condicionamiento. Y por si todo esto fuera poco, la ley de Telecomunicaciones sigue representando para las compañías una piedra en el zapato. “La ley sancionada deja puntos poco claros y no da seguridades desde el punto de vista jurídico”, dijo el director de Relaciones Institucionales del Grupo Telefónica, José Luis Rodríguez Zarco. Será otro tema más para tener en cuenta. Gustavo García Movistar Como fue la subasta La empresa del Grupo Telefónica pagó u$s 427 millones por el lote 10 (de 40 Mhz). Claro La firma de Carlos Slim se hizo del lote 9 (50 Mhz), por u$s 590 millones. Personal La empresa de telefonía móvil de Telecom obtuvo el lote 8 (50 Mhz) por u$s 602 millones. Arlink Es la nueva compañía de telefonía móvil del grupo Vila-Manzano. Adquirió el lote 1. Diez veces más veloz La tecnología 4G LTE , que permitirá a los usuarios navegar a una velocidad 10 veces mayor que la actual, ha logrado una adhesión exponencialmente superior en relación con las anteriores 2G y 3G, en aquellos lugares que ya se ha implementado. Definitivamente, los saltos tecnológicos cada vez son de mayor impacto, ya que actualmente casi toda nuestra interacción con la tecnología móvil hace uso de los datos y acceso a Internet, justo el punto que 4G llevará a un nuevo nivel. Una de las características más destacadas que trae consigo esta nueva tecnología es el aumento de la velocidad. Ello permitirá mejorar la experiencia del usuario en la navegación web, realizar descargas de archivos con mayor rapidez o simplemente disfrutar aún más de los juegos en línea. Por ejemplo, si hoy a través de nuestros dispositivos móviles con conexión 3G escuchamos música vía streaming, mediante el 4G LTE tendremos la posibilidad de ver video en Alta Definición. Sin embargo, este aumento de velocidad no es el único atributo nuevo que descubriremos, ya que también se destaca la disminución de la latencia (tiempo que demora un paquete de datos en llegar desde la fuente al destino), en comparación con las tecnologías ya desplegadas en la industria de la telefonía móvil, en especial 3G. Por todo esto, 4G LTE con su alta velocidad y su baja latencia será nuevamente un hito que transformará nuestra experiencia móvil online. Nos ayudará a que estamos más y mejor contactados. *Gerente de Servicios de Valor Agregado en Claro Argentina la deuda pendiente Los datos de la merma en la competitividad argentina son abrumadores. Las ventas al exterior cayeron en 22 de los 30 mercados de destino y no todo es producto del atraso cambiario o la baja demanda de Brasil o China. Hay algo más, vinculado al largo plazo y las políticas de Estado: la inversión en infraestructura. Según un estudio elaborado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), “la inversión en infraestructura tiene una importancia central en el desarrollo económico y social. Por un lado, incide decisivamente en las posibilidades de expandir la producción (trenes de carga, hidrovías y puertos, energía, telecomunicaciones). Por el otro, determina de manera directa la calidad de vida de la población (autopistas, agua potable, cloacas)”. El mismo documento se basa en datos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), que remarcan la baja inversión del subcontinente en infraestructura. Particularmente en el caso de Argentina, resalta que “entre los años 1980 y 1989 el país invirtió 2,9% del PBI en infraestructura; entre los años 1990 y 1999 la inversión en infraestructura subió al 5,7% del PBI; y entre 2004 y el 2012 volvió a ser de 2,9% del PBI”. El paper agrega: “Resulta muy llamativo que en un contexto de histórica bonanza internacional, que le permitió a la Argentina recibir más de u$s 500 mil millones en concepto de exportaciones, y con tasa de interés internacionales inéditamente bajas, la inversión en infraestructura entre los Tecnología años 2004 y 2012 haya sido similar a la década del ’80 y apenas la mitad a la de la década del ‘90”. Las diferencias en los niveles de inversión se explican por el sector privado. Tal como argumenta IDESA, “la fuerte expansión de la década de los ‘90 se produjo porque se pasó de una situación en la que el Estado tenía el monopolio absoluto a otra donde el factor dinamizador fue la inversión privada. El ejemplo de las telecomunicaciones es muy ilustrativo. A partir de mediados de la década pasada el sector público vuelve a tener un rol más protagónico (pasó del 0,7% al 2,1% del PBI) pero no llegó a compensar el desplome de la inversión privada (que pasó de 5% a 0,8% del PBI). Esta regresión está asociada a que en la mentalidad oficial el sector privado no debe invertir en infraestructura”. A manera de conclusión, subraya: “La realidad es que la exclusión del sector privado a lo largo de estos años no fue sustituida con inversión pública. Pero además en el sector público no sólo operaron limitaciones de gestión sino también el hecho de que resulta mucho más simple y atractivo el gasto público corriente que la inversión en infraestructura. Hacer una autopista, dragar un puerto, enterrar una red de desagüe requieren estudios técnicos, licitaciones transparentes, mecanismos de control de calidad, ejecución de obra y los resultados no son inmediatos. En cambio, los programas asistenciales, como el Argentina Trabaja o el Progresar, requieren escasos esfuerzos de instrumentación y los beneficios electorales se capitalizan de manera directa e inmediata”.