l í a y dolores que solo puede medir el alma de quien los haya padecido. Los que hemos ya perdido nuestras m a d r e s , somos los únicos que podemos calcular la situación amargamente amarga., de la q u e espire en un hospital, porque entre ella y s u s hijos se levanta el espectro de la miseria. La m a d r e es la encarnación viva y s u blime de todos los a m o r e s . La v i d a de sus hijos es una continuación de su p r o pia existencia. Los a m a , como se ama asi misma, porque ellos san pedazos de su propio ser. Los misteriosos vínculos q u e unen a l hijo con la m a d r e , tienen u n a d u l z u r a suavísima é inefable q u e el tiempo y la m u e r t e no pueden destruir j a m á s . El pequeñuelü colocado en el r e gazo de su m a d r e , abre los ojos, y m i e n t r a s q u e es ageno á todo cuanto le r o dea, conoce instintivamente á la que le dió el ser y tiene para ella sonrisas i n o centes que la m a d r e paga con besos i n i pirados por el mas santo y p u r o amor^. de los amores. Así se establece entre l a m a d r e y el h i jo desde la cuna, esa recíproca comunicación de sentimientos que duran toda la vida. Son dos cuerpos, que pudiera decirse q u e uiia sola alma los anima: Son d e s c o r a zones; pero no tienen más q u e un l a t i áo, un deseo y una constante aspiración, pertenceerse. Asi viven enlazadas estas dos existencias, prestándose mútuauíenta la sabia que les n u t r e . Son dos flores unidas en un tallo, que fecunda el amor con su p u r í sima esencia: , El hijo al estrecharla conira su corazón., esclama cubriéndola de besos apasionados ¡Madre m í a . . . ! La madre al recibirle entre s u s brazos le contesta á su vez con voz trémula y enauíorada ¡hijo de mi alma! En esta forma pasan la vida hijo y m a d r e , hasta que la muerte pone lérmino á aquella sucesión perpetua de goces y de caricias. Pero en esle caso sucede otro fenómeno. El sepulcro que cons e r v a las cenizas queridas de nueslra m a d r e , y ante el que nos postramos con r e ligioso respeto, es entonces el cauce por donde el hijo se pone en comunicación con el alma de su madre. Mucre á la v i d a , pero la vé su espíritu: no la h a bla, pero la vé en la eternidad, y sí alguna vez hondos pesares afligen su corazón, el hijo en medio de su angustia y soledad, esclama como invocándola ¡Madre mía...! Con esto se prueba que el amor á la m a d r e se lleva hasla mas allá de los b o r des de la tumba, y q u e la m u e r t e con t o l o su omnipotente dominio, es ineficaz á b o r r a r del corazón del hijo la imagen adorada de aquel ser q u e en esla vida le cobijó tantos años bajo el calor d u l císimo de su ala materna. Hemos dejado c o r r e r la p l u m a , dando á nuestro corazón este desahogo: p e r mitírnoslo; p o r q u e los que la hayáis perdido como nosotros, fácilmente penetrareis el íntimo dolor qne aqueja á n u e s t r o espíritu; y los dichosos que la conserváis todavía en este m u n d o , sabréis apreciar el riquísimo tesoro que aun os concede el cielo. lliguel SECCIÓN Gasque Llopis. LITERARIA. A LA E G R E G I A M E M O R I A DEL CARDENAL XIMENEZ DE CISNEROS. SOMETO. enlre tus besos la muerte recibiera gustoso de ellos; que nunca llora quien la muerte recibe con lo que goza. De esos tus labios puros un beso amante, calmaría mis penas « « c , , , y mis, afanes, j ¿Tan cruel «erias, que á mis males, no dieses la Nunca la lobreguez de eterno olvido el brillo de tu fama echpsar pudo, defiéndete la Gloria con su escudo y en pedestal te eleva enaltecido. Uu dia fué en que el Procer engreído desprecio á tu poder mostró sañudo, mas víó tu Impavidez, y al punto mudo postróse ante lu genio esclarecido. Que ha sido y será el genio vivo aliento del inmortal espíritu, fecundo raudal de inspiración para el talento, Y viéndote /oh Cisodros! en profundo retiro, brilla dijo: y cual portento de entereza y virtud te ostenta el mundo. Ramón Sans y Rives. ÜN medicina? Posa sobre los míos lus labios rojos, y del placer bevamos i a copa de oro. Deja que ufanas en su goce se aduerman nuestras dos almas. C. —•.wi/3cr7w-—• I HDCI Almanaque publicado por «Los S u cesos» tomamos las siguientes bellísimas poesías en la seguridad de que seára del agrado de nuestros lectores. .UN AÑO MAS. BESO. A M I HEKMAMA JOSEFA. A. A..... Los ángeles que guardan ~ tu dulce sueño, me han dicho que en t u i dieron un b e s o . Besos de ángel deben ser como el ámbar, puros, suaves. De sus labios la esencia diz que te hau dado y el dulzor de sus almas también dejaron; jAy! ¡vida mía' uue en un beso ardiente nuestras Al unirse los labios de los a m a n t e s , sus almas se confunden, gozan iguales. Tanta delicia ¿querrás negarme ''siempre, luz de mi vida? muerte Que el tiempo que bien obres no esperdído. Pues los años de p a i , hermana mía. Que en la santa virtud habrás vivido. Se convierten en siglos de alegría En el Eterno edén que hay prometido Al alma justa que eu su Dios confia, ABELARDO LÓPEZ DE AYALA. dos vidas. Para espresar amores en este suelo, diz que son las miradas y dulces besos. •'• ' ¿Porqué t e niegas tu pasión á expresarme. de esa manera? Si la labios Un alio mas; no mires con desvelo La carrera veloz del tiempo alado, Que un año mas ea la virtud pasado Un paso es mas qua te aproxima al cielo. Llora si. con a m a r g o desconsuelo, Pues nunca lo bastante habrás [Horado ; El año que al morir te haya dejado ' De algún delito el interior recelo. guardaras Traducoion de una poesía de Víctor Hugo. ' v y » brilla la aurora fantástica, incierta. Velada en su manto de rico tisú: ¿Porqué, niña hermosa, no se abre tu puerta-. Porqué cuando el alba las flores despierta. Durmiendo estás tú? Llamando á lu puerta diciendo está el día; Yo soy la esperanza que auyenta el dolor: El ave te dice: Yo soy la armonía. Y yo suspirand , te digo: Alma mia. Yo soy el amor. Antonio GarcU Gutierres.