UNCTAD(XIII)/1 Informe del Secretario General de la UNCTAD a la XIII UNCTAD La globalización orientada al desarrollo: hacia vías de desarrollo sostenibles e incluyentes Naciones Unidas Nueva York y Ginebra, 2011 GE.11-52275 (S) 010212 060212 UNCTAD(XIII)/1 Índice Página Un mundo al revés .................................................................................................................................... A. Adiós a la globalización impulsada por las finanzas ............................................................. 5 B. El futuro ya no es lo que era .................................................................................................. 6 C. Paso a la globalización orientada por el desarrollo................................................................ 7 La globalización impulsada por las finanzas y sus límites............................................................. 10 A. Introducción........................................................................................................................... 10 B. Aspectos relacionados con el desarrollo................................................................................ 12 C. El surgimiento de una globalización impulsada por las finanzas .......................................... 15 1. Financiarización ............................................................................................................ 16 2. Crecimiento impulsado por la deuda............................................................................. 21 3. Ciclos, perturbaciones y crisis....................................................................................... 26 D. Comercio, tecnología y empresas transnacionales................................................................. 29 E. Interrupción del desarrollo..................................................................................................... 38 F. La recesión actual .................................................................................................................. 46 G. Trastornos futuros.................................................................................................................. 48 El restablecimiento del equilibrio de la economía mundial mediante un desarrollo sostenible e incluyente ................................................................................................................... 51 A. Introducción........................................................................................................................... 51 B. El desarrollo incluyente y el reto de la inversión................................................................... 52 C. La política comercial, tecnológica e industrial ...................................................................... 60 D. Los Estados desarrollistas...................................................................................................... 64 E. De la protección social al desarrollo incluyente .................................................................... 69 F. Un nuevo acuerdo mundial.................................................................................................... 74 1. Control del sector financiero ......................................................................................... 76 2. Orientación del comercio y la inversión hacia el desarrollo ......................................... 84 3. Gestión de las nuevas amenazas.................................................................................... 90 4. Cuestiones relativas a la gobernanza............................................................................. 93 Nuevas alianzas en el Sur ...................................................................................................... 94 La política económica del desarrollo ............................................................................................. 100 A. Hacia un nuevo consenso sobre el desarrollo ........................................................................ 101 B. Normas y valores................................................................................................................... 103 C. El papel de la UNCTAD........................................................................................................ 105 Bibliografía ............................................................................................................................................... 108 I. II. G. III. 2 3 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Un mundo al revés 1. En mi informe a la XII UNCTAD (TD/413), advertí de que, pese al auge mundial sin precedentes vivido en los cinco años anteriores, había importantes riesgos y vulnerabilidades que ponían en peligro las perspectivas de crecimiento y podían frenar los avances hacia una alianza mundial para el desarrollo más equitativa y efectiva. En particular, señalé que "poner en primer plano la cuestión de la liberalización de los mercados y los precios flexibles ha resultado insuficiente a la luz de los complejos retos que plantea la nueva generación de la globalización". 2. En ese momento, nadaba contra la corriente del pensamiento convencional. Aunque había nubes en el horizonte económico, en particular el mercado de la vivienda en los Estados Unidos y las (estrechamente relacionadas) preocupaciones por los desequilibrios mundiales, las previsiones coincidían en augurar un buen clima económico, sustentado por la solidez de las variables fundamentales del mercado. De hecho, cuando elaboré el informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estaba mejorando sus proyecciones del crecimiento mundial. 3. Retrospectivamente, considero que en mi informe subestimé la gravedad de los desequilibrios mundiales. La fuerte subida de los precios de los alimentos fue un indicio anticipado de que la economía mundial no funcionaba. Las primeras señales de peligro aparecieron durante la conferencia de la UNCTAD en Accra, cuando los precios de los cereales, la soja y el arroz alcanzaron máximos históricos. En los meses siguientes hubo nuevas subidas que provocaron disturbios políticos en varios países. Había también preocupación por el precio del petróleo, que había superado los 100 dólares de los Estados Unidos por barril, lo que suscitaba inquietudes inflacionarias y podía provocar tensiones geopolíticas. 4. Las turbulencias financieras comenzaron en agosto de 2007 y el colapso de Northern Rock en febrero de 2008 y de Bear Stearns en marzo de ese mismo año puso de manifiesto la existencia de graves tensiones en los mercados financieros. Las preocupaciones por los préstamos de alto riesgo concedidos en el mercado de la vivienda de los Estados Unidos se intensificaron a mediados de 2008. Pero fue la quiebra de Lehman Brothers en septiembre la que desencadenó una crisis que pocos habían previsto o incluso imaginado, revelando la fragilidad financiera mundial en toda su magnitud. Los mercados de crédito se congelaron y los precios de las acciones se desplomaron. Importantes instituciones financieras quebraron y muchas otras acudieron a sus gobiernos en busca de ayuda. La rapidez del contagio fue vertiginosa, y la sensación de pánico en los mercados financieros y entre los encargados de la formulación de políticas era palpable. 5. La primera enseñanza que se debe extraer de la crisis es que dejar que los mercados se autorregulen es tan ineficaz como costoso. El rescate de las instituciones financieras ha costado ya billones de dólares y, pese a la adopción de medidas fiscales y monetarias sin precedentes, la economía mundial ha experimentado su primera contracción desde la Gran Depresión. Se estima que entre 2008 y 2010 se perdió un 10% de la producción mundial y se destruyeron decenas de millones de puestos de trabajo; según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo, actualmente hay 200 millones de desempleados en el mundo. La situación afectó incluso a las comunidades que menos se habían beneficiado durante los años de auge: a causa de la crisis, el número de personas que viven en la pobreza extrema aumentó entre 50 y 100 millones. 6. Una segunda enseñanza es que, cuando un gran número de economías colapsan de una manera tan dramática, tiene que haber habido deficiencias y fragilidades de fondo que los encargados de la formulación de políticas no vieron o ignoraron antes de la crisis. Nadie GE.11-52275 3 UNCTAD(XIII)/1 duda del impulso creativo de las fuerzas del mercado, pero la búsqueda privada de beneficios a corto plazo puede dar lugar a insuficientes inversiones productivas y concentrar los beneficios en unos cuantos privilegiados. Los riesgos son particularmente graves cuando los mercados financieros se desvinculan de la economía real, asociando la creación de riqueza a la rápida acumulación de deuda y el aumento de los precios de los activos, en lugar de la mejora constante de la productividad y el aumento de los ingresos, y canalizando la innovación hacia la ingeniería financiera, en lugar del progreso tecnológico. Una estrategia de crecimiento de ese tipo tiene probabilidades de no ser ni estable ni justa. 7. Una tercera enseñanza es que, cuando la situación se viene abajo, el Estado es la única institución capaz de movilizar los recursos necesarios para hacer frente a los peligros graves y sistémicos. La idea de que el Estado-nación de alguna manera ya no tenía utilidad en un mundo sin fronteras nunca fue muy seria. Dada la importancia fundamental del Estado para establecer un contrato social incluyente y reforzar la política participativa, es imprudente y poco realista reducir u obviar su papel en la gestión de la evolución y el cambio del panorama económico. La tendencia más preocupante de los últimos años ha sido la creciente capacidad de los mercados financieros de poner las políticas y los recursos públicos al servicio de sus propias necesidades e intereses —lo que llevó a un antiguo economista jefe del FMI a advertir contra un "golpe sigiloso"— incluso después de la crisis. 8. Pese a que se ha iniciado una recuperación provisional, los desequilibrios surgidos durante el período de auge anterior, en particular en los países avanzados, han resultado muy difíciles de subsanar. El sobreendeudamiento privado sigue siendo una carga para muchos países, y el efecto combinado de los rescates financieros y la recesión ha aumentado los déficits públicos, desencadenando crisis de la deuda soberana en algunos países y paralizando la recuperación en otros. La creación de empleo se ha ralentizado en todo el mundo, lo que ha acrecentado la amenaza de que aumente el desempleo y el espectro de que se adopten medidas proteccionistas. Esto nos lleva a la cuarta enseñanza que se debe extraer de la crisis, a saber, que en un mundo interdependiente no cabe esperar que los países hagan frente a las amenazas y los desequilibrios desestabilizadores por su propia cuenta. Y, sin embargo, todavía no se ha adoptado ninguna estrategia eficaz de reequilibrio a nivel multilateral. La reacción inicial a las crisis alimentaria y financiera fue rápida: se movilizaron importantes recursos en ambos frentes y se mejoró la coordinación en materia de políticas, y hasta ahora se ha conseguido mantener controladas las medidas proteccionistas. Sin embargo, no se han realizado las reformas necesarias para impedir que la crisis se repita. Durante el período de transición resultante, la carga de los ajustes se ha trasladado a unas finanzas públicas y domésticas que ya no dan más de sí, poniendo cada vez más en peligro la paz y la estabilidad sociales. 9. Ni el FMI ni el Banco Mundial, que abandonaron su razón de ser inicial por los cantos de sirena de los mercados financieros no regulados, han sido capaces de dar una visión de la economía mundial después de la crisis que sea acorde a las nuevas realidades económicas y políticas. Esta incapacidad indica una mayor laguna en la gobernanza mundial. La Ronda de Doha para el Desarrollo se acerca rápidamente a su décimo aniversario y aún no se ha completado, en el modo en que se había previsto inicialmente. Los avances en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero se han estancado ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo general en Copenhague. Finalmente, ya antes de la última crisis parecía difícil alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio: ahora, su logro para 2015 es solo una posibilidad remota. Resulta revelador que, cuando la situación económica era mejor, no pudiera destinarse ni siquiera una pequeña proporción de los recursos utilizados luego para rescatar a las instituciones financieras consideradas "demasiado grandes para quebrar" al desarrollo social y económico, la creación de infraestructuras y el bienestar social, o a hacer frente a los problemas ambientales. 4 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 A. Adiós a la globalización impulsada por las finanzas 10. Ya es una idea común considerar que estos acontecimientos forman parte de las presiones y tensiones que inevitablemente conlleva el paso a una economía mundial sin fronteras y son el precio que debe pagarse por una mayor eficiencia y dinamismo de las fuerzas del mercado mundiales. Esta visión requiere una fe considerable en la lógica del funcionamiento de los mercados que se estudia en los libros de texto. De hecho, en los últimos treinta años ha habido una constante ralentización del crecimiento mundial, un empeoramiento del rendimiento de las inversiones en muchos países y un fuerte aumento de la disparidad de ingresos en prácticamente todo el mundo. Además, la descripción de la economía mundial como un sistema natural con su propia lógica no tiene en cuenta las decisiones normativas en que esa economía se sustenta. 11. La amplia liberalización del sector financiero en los países avanzados, la supresión de los controles sobre las actividades financieras transfronterizas y el consiguiente aumento de los flujos de capital supusieron una ruptura radical con el marco normativo internacional de la posguerra. El rápido ascenso de los intereses financieros ha erosionado los mecanismos de control que habían ayudado en el pasado a canalizar las fuerzas del mercado hacia el tipo de actividades creativas y productivas necesarias para lograr un crecimiento a largo plazo, y en su lugar ha alentado a los bancos, empresas y hogares a adoptar un comportamiento a corto plazo, a veces destructivo. Esto se apoyó en la hipótesis del mercado eficiente, que propugnaba un enfoque normativo no intervencionista aplicable a todas las circunstancias y dificultades económicas. 12. La crisis ha acabado con la idea de que un mismo programa de políticas puede ser válido para todos. También ha supuesto un duro golpe a la confianza del mundo desarrollado y a la creencia de que los desastres económicos solo ocurren en los países en desarrollo debido a la fragilidad de sus instituciones, la corrupción y la mala gestión. El ex Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, tenía razón cuando dijo que los hechos ocurridos desde 2008 habían destruido los cimientos intelectuales del orden económico mundial de los últimos veinticinco años y habían quebrantado la confianza en la existencia de soluciones normativas sencillas para problemas de desarrollo complejos. 13. Desde principios de los años noventa, la UNCTAD viene argumentando, en contra de la teoría económica convencional, que la liberalización prematura del comercio y los flujos de capital conlleva importantes riesgos, que no es tan fácil lograr beneficios y que es esencial imprimir un enfoque más pragmático a las estrategias de desarrollo. En 1993 la UNCTAD alertó sobre una crisis financiera incipiente en México, en 1995 destacamos el riesgo sistémico del crecimiento de los mercados de derivados, y en 1997 no solo estuvimos atentos a los peligros de la rápida liberalización financiera en Asia Oriental, sino que también sugerimos que la combinación de las reiteradas perturbaciones y las crecientes desigualdades podía provocar un rechazo de la globalización. Hemos argumentado sistemáticamente que, ante los importantes movimientos de capital difíciles de controlar, ni los tipos de cambio fijos ni los flexibles pueden aportar la estabilidad macroeconómica necesaria para garantizar un fuerte crecimiento, y las medidas de política deben siempre incluir mecanismos de control del capital. Hemos advertido de que la atribución de una importancia excesiva a la fijación de objetivos de inflación desencadenaría probablemente ciclos de auge y de crisis dañinos, en particular en los países en desarrollo, y hemos propugnado en cambio un mayor espacio fiscal y un enfoque más equilibrado de la gestión de la demanda. En los últimos decenios hemos advertido de que el aumento de la deuda privada y pública estaba generando desequilibrios insostenibles a nivel doméstico, nacional y mundial, y de que los "rescates" no eran una solución eficaz ni deseable. En 2008 señalamos que la financiarización de los mercados de interés estratégico para los países en GE.11-52275 5 UNCTAD(XIII)/1 desarrollo había alcanzado niveles peligrosos y había llegado a influir en el comercio y el desarrollo más que las variables económicas fundamentales reales. 14. Teniendo todo esto en cuenta, he elegido la expresión "globalización impulsada por las finanzas" para describir la pauta dominante en las relaciones económicas internacionales en los últimos tres decenios. Se trata de trasmitir la idea de que la liberalización financiera, las medidas concertadas para abrir las cuentas de capital y el rápido aumento de los flujos internacionales de capital han sido las principales fuerzas determinantes de la integración económica mundial desde el colapso del sistema de Bretton Woods. Los mercados y las instituciones financieras han pasado a dominar la economía real en lugar de estar a su servicio, lo que ha distorsionado el comercio y la inversión, aumentando la desigualdad y representando una amenaza sistémica para la estabilidad económica. 15. La última crisis ha servido para recordar una vez más que la globalización impulsada por las finanzas es un proyecto político y, por lo tanto, está sujeto a legítimos debates y discusiones. Hasta ahora la respuesta ha consistido principalmente en arreglárselas con medidas ad hoc para mitigar los daños provocados por las perturbaciones económicas, mecanismos de colaboración oficiosos para hacer frente a los desequilibrios mundiales y alianzas improvisadas para fomentar una mayor transparencia de los mercados. Se han hecho progresos: el G-20 ha añadido un nivel de coordinación nuevo y más centrado en las cuestiones económicas internacionales y ha ayudado a empujar a las instituciones financieras multilaterales hacia estructuras de gobernanza (ligeramente) más representativas y un asesoramiento (un poco) menos dogmático. No obstante, han surgido discrepancias entre las economías avanzadas en cuanto a la manera de reformar el sistema financiero internacional y hay signos alarmantes de una vuelta al statu quo habitual. De hecho, sus sectores financieros han retomado ya muchas de las antiguas prácticas, pese al deterioro de las finanzas públicas y el estancamiento de la recuperación. Han vuelto a aparecer las medidas de austeridad y la resistencia a la regulación financiera ha cobrado fuerza. B. El futuro ya no es lo que era 16. El dinero y las finanzas han pasado a ocupar un lugar central en los debates sobre política y en los titulares. No obstante, hay otras tendencias importantes que determinan las perspectivas de desarrollo. Poco después de la XII UNCTAD celebrada en Accra, las Naciones Unidas anunciaron que el planeta era ahora verdaderamente urbano, puesto que más de la mitad de la población mundial vivía en ciudades. Se prevé que esa proporción aumentará a más del 60% para 2030. Desde hace mucho tiempo se considera que la urbanización es una tendencia progresiva, estrechamente vinculada a una serie de procesos acumulativos que mejoran el bienestar económico y social. No obstante, esa vinculación no es automática y los problemas pueden ser considerables. La rápida urbanización, la desindustrialización prematura y la degradación del sector público han llevado a especular sobre un "vaciamiento" de la clase media y, más dramáticamente, un "planeta de barriadas". Cuando esas tendencias chocan con las ambiciones de una población joven, las frustraciones económicas provocan disturbios políticos, como ha ocurrido recientemente en el Norte de África. 17. Tampoco se deben ignorar los problemas ambientales y, en particular, lo que el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) ha llamado la "colisión letal" entre la urbanización y el cambio climático. Se reconoce ampliamente que el calentamiento global es el resultado no deseado (y de un costo incalculable) del éxito del desarrollo de las economías avanzadas actuales. Sin embargo, para hacerle frente habrá que adoptar medidas a nivel mundial, que establezcan una nueva trayectoria económica sin menoscabar los objetivos de desarrollo existentes. Para ello se necesitarán estrategias de alto crecimiento y bajas emisiones de carbono basadas en nuevas 6 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 tecnologías, que puedan garantizar un suministro suficiente de energía y mayores ingresos a una creciente población mundial y reducir considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero. Para lograr este nuevo equilibrio, es esencial dar un fuerte impulso a las inversiones, con suficiente financiación y transferencia de tecnología por parte de los países más ricos, lo que recuerda el carácter interrelacionado de los desafíos a que se enfrenta la comunidad internacional. Hasta la fecha, los incentivos económicos, el grado de voluntad política y las alianzas apropiadas que se requerirían han destacado por su ausencia. 18. El surgimiento de nuevos polos de crecimiento en el Sur también anuncia un importante cambio en el panorama económico y político mundial. China ya se ha convertido en la segunda economía más importante y en el mayor exportador del mundo. La India lleva ya dos decenios de fuerte crecimiento y está registrando un aumento constante de sus exportaciones. El crecimiento de otros grandes países en desarrollo, como el Brasil e Indonesia, aumentó en la segunda mitad del último decenio. Desde la Conferencia de Accra, la proporción de la renta mundial correspondiente a los países en desarrollo ha aumentado más de 3 puntos porcentuales, hasta situarse en un 30%. El comercio y la inversión han evolucionado en consonancia, y han surgido nuevas alianzas y agrupaciones políticas, lo que parece indicar la formación de un nuevo orden mundial. 19. La resiliencia a la crisis y la recuperación en algunas partes del mundo en desarrollo marcan sin duda una importante ruptura con el pasado y han hecho nacer esperanzas de que se inicie un largo período de convergencia. La UNCTAD siempre ha considerado que la emergencia del Sur es fundamental para lograr una economía mundial más equilibrada. No obstante, es preciso mostrar cierta prudencia. Hasta ahora esa evolución ha sido desigual, con grandes diferencias entre las distintas regiones en desarrollo y los distintos países; muchos de los países menos adelantados (PMA) han visto aumentar aun más la disparidad entre sus ingresos y los de los demás países en los dos últimos decenios, lo que indica que las presiones hacia la polarización siguen marcando las relaciones económicas mundiales. Además, muchos mercados emergentes continúan dependiendo de las grandes economías y aún son vulnerables a las variaciones de las condiciones normativas y económicas en esos países. Será necesario vigilar atentamente la repercusión de la crisis de la deuda de los países del Norte en los países en desarrollo. La emergencia del Sur es un proceso en curso y habría que establecer nuevas formas de cooperación y asociación para consolidar los logros recientes y hacer frente a los retos del futuro. C. Paso a la globalización orientada por el desarrollo 20. En el contexto de desequilibrios económicos y tensiones políticas del período de entre guerras en Europa, John Maynard Keynes reclamó "nuevas políticas y nuevos instrumentos para adaptar y controlar el funcionamiento de las fuerzas económicas, para que no interfieran de manera intolerable en las ideas actuales acerca de lo que es justo y apropiado en interés de la estabilidad y la justicia sociales". Al final surgió un nuevo acuerdo, pero solo después de que la insistencia en que todo siguiera igual hubo dejado un reguero de desajustes monetarios, recursos malgastados y comunidades destrozadas. El actual panorama económico mundial tiene algunas similitudes desconcertantes con los años de entre guerras; al igual que entonces, la situación no podrá enderezarse mediante apaños o dejando que todo siga igual. De lo que se trata es de establecer en las economías un nuevo equilibrio que sea oportuno, sostenible y justo. 21. En esta ocasión, para establecer ese nuevo equilibrio hará falta un nuevo acuerdo mundial que pueda beneficiar a todos, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. La simple realidad es que básicamente todos quieren lo mismo en todos los países: un trabajo digno, un hogar seguro, un entorno seguro, un futuro mejor para sus hijos y un gobierno que escuche y responda a sus preocupaciones. La UNCTAD viene GE.11-52275 7 UNCTAD(XIII)/1 proponiendo de manera sistemática una serie de medidas de política y reformas institucionales a nivel nacional e internacional para mejorar el nivel de vida en los países en desarrollo, reforzar su resiliencia a las perturbaciones externas y ayudarlos a integrarse de manera equilibrada en la economía mundial. La dificultad, como señalé en mi informe a la XII UNCTAD, no es tanto "lograr precios correctos" como "lograr un desarrollo correcto" mediante un enfoque pragmático, proactivo y socialmente incluyente de las políticas macroeconómicas, comerciales e industriales. 22. La tarea urgente que tienen ahora por delante los encargados de la formulación de políticas, a nivel internacional y nacional, es encontrar la combinación adecuada de medidas de reflación, redistribución y regulación para lograr esos objetivos. He elegido el concepto de globalización orientada por el desarrollo para describir los principios, prioridades y políticas que deben establecerse con objeto de convertir la recuperación provisional en un futuro incluyente y sostenible. 23. Lo primero es reformar el sistema financiero. Incluso antes de la crisis, era evidente que el logro de un desarrollo estable e incluyente era incompatible con el comportamiento especulador del mercado, los ciclos de auge y depresión y los programas de austeridad consiguientes. Resulta significativo que los buenos resultados que el Sur está empezando a registrar se deban, en parte, a la adopción de políticas que han evitado esos peligros. Es necesario que el sector financiero vuelva a dedicarse a asegurar los ahorros de las personas y movilizar recursos para la inversión productiva. También se necesitan reformas para sustituir las corrientes de capital procíclicas y difíciles de controlar por una financiación para el desarrollo predecible y a largo plazo, restablecer la estabilidad de los mercados de divisas y apoyar ajustes macroeconómicos expansivos. Será preciso reforzar la vigilancia y la regulación a todos los niveles, y tal vez sea necesario considerar la posibilidad de establecer nuevos arreglos institucionales. En particular, la cooperación financiera regional desempeñará, pese a las dificultades que atraviesa actualmente la eurozona, un papel mucho más importante en una arquitectura internacional más equilibrada. 24. Hace falta un sistema monetario y financiero estable para poner el comercio y la inversión al servicio del crecimiento y el desarrollo incluyentes. Pero para establecer un nuevo equilibrio hay que canalizar los recursos financieros y de otro tipo hacia la clase adecuada de actividades productivas. El desarrollo industrial sigue siendo una prioridad para muchos países en desarrollo, debido a las oportunidades que ofrece de aumentar la productividad y los ingresos y de beneficiarse al máximo del comercio internacional. Pero se requiere un enfoque sectorial más amplio, con una mayor concentración en el sector primario en muchos PMA, para garantizar que las medidas destinadas a diversificar la actividad económica sean compatibles con la creación de empleo, la seguridad del suministro de alimentos y energía y la adopción de medidas eficaces en repuesta al cambio climático. 25. La idea de "seleccionar a los ganadores" ha recibido un impulso inesperado debido a las exigencias de la crisis financiera, pero el verdadero reto consiste en garantizar que la política industrial en general se ajuste debidamente a otras medidas necesarias para crear vías de desarrollo incluyentes. Dado que las economías diversificadas son los elementos básicos de un sistema comercial dinámico, es esencial que las políticas y normas comerciales —a todos los niveles— apoyen ese programa. Los países en desarrollo pueden avanzar cortando el nudo gordiano de los actuales acuerdos regionales de comercio e inversión y estableciendo formas más productivas de integración con los países vecinos. También se justifica la adopción de nuevas normas mundiales en las esferas de particular interés para los países en desarrollo, como los mercados de productos básicos y la transferencia efectiva de tecnologías. 26. Un programa de desarrollo incluyente no puede depender únicamente de las políticas económicas. Con la globalización impulsada por las finanzas, las tensiones y 8 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 cargas de los mercados no regulados se trasladaban, demasiado a menudo, a las personas y los hogares y, en los países con sistemas de bienestar social, a los presupuestos del Estado. En muchos casos, el alza sin precedentes de las disparidades de ingresos se acompañó de una insuficiente financiación de los servicios públicos y un creciente endeudamiento de los hogares. El costo resultante para la seguridad económica y la cohesión social fue enorme. Incluso en los períodos de aceleración del crecimiento, registrados en muchos países en desarrollo entre 2002 y 2008, demasiadas personas quedaron atrás. Una economía equilibrada se basa en la existencia de un sólido pacto social, el cual, a su vez, requiere una serie de políticas sociales universales y específicas, adaptadas a las circunstancias concretas, para garantizar que los beneficios del crecimiento se difundan ampliamente y sus riesgos se distribuyan de manera justa. 27. La crisis ha dado razón a la UNCTAD en su larga insistencia en la importancia del espacio de políticas. La contribución de ese espacio al establecimiento de vías de desarrollo nuevas y más incluyentes no debe subestimarse. Este proceso es necesario para que los gobiernos —en particular, pero no únicamente, los de los países en desarrollo— subsanen las deficiencias del mercado, promuevan la colaboración entre empresas en los ámbitos de inversión a largo plazo, gestionen la integración en la economía mundial y garanticen la distribución equitativa de los beneficios que ello reporte. Con ese fin, los Estados deben forjar una visión coherente e incluyente del desarrollo y establecer un sólido pacto con diferentes grupos de intereses, para gestionar mejor los conflictos y las concesiones recíprocas que todo cambio inevitablemente conlleva. La efectividad depende también de que se adopte un enfoque más integrado de la formulación de políticas, que no solo vincule las políticas macroeconómicas, sectoriales, comerciales y financieras en apoyo del crecimiento y el desarrollo, sino que también agrupe las políticas económicas, ambientales y sociales para producir resultados sostenibles e incluyentes. Por consiguiente, en la versión completa de mi informe a la XIII UNCTAD (que tiene la signatura UNCTAD(XIII)/1), destaco el papel fundamental del Estado desarrollista en el establecimiento de vías de desarrollo equilibradas en una economía en que la movilización y asignación de los recursos depende de las fuerzas del mercado. 28. Esto no significa que los Estados sean infalibles. De hecho, la rendición de cuentas, la transparencia y el estado de derecho son tan importantes para que los Estados sean suficientemente representativos como para que los mercados sean suficientemente estables. No obstante, al comparar los buenos resultados obtenidos en América del Norte, Escandinavia y Asia Oriental, constatamos que las economías de mercado pueden funcionar con un amplio espectro de sistemas sociales y políticos y que, más allá de unos pocos principios básicos, no hay un modelo único de relaciones entre el Estado y los mercados que se pueda imitar. Cada país debe poder experimentar y descubrir cuál es la configuración de instituciones y estructuras de gobernanza que mejor funciona en sus circunstancias y que responde a las expectativas de su población. 29. La responsabilidad de elegir las políticas para garantizar un futuro próspero, justo y estable incumbe en gran medida a los gobiernos, las instituciones y las instancias de cada país. Sin embargo, en nuestro mundo interdependiente, una economía mundial más segura e incluyente requiere un fuerte liderazgo internacional y conlleva responsabilidades colectivas. No es fácil determinar si los sistemas actuales pueden contribuir a crear alternativas socialmente incluyentes a la globalización impulsada por las finanzas, ni qué tipos de estructura de gobernanza pueden respaldar la globalización orientada por el desarrollo. La XIII UNCTAD de Doha ofrece a la comunidad internacional la oportunidad de examinar estas cuestiones de manera franca, abierta y constructiva. 30. El presente informe consta de tres partes. En la primera se presentan algunas de las principales características de la globalización impulsada por las finanzas y se sugiere que sus resultados han sido mucho más dispares, inestables e injustos de lo que pretendían o GE.11-52275 9 UNCTAD(XIII)/1 esperaban sus defensores. También se muestra que el sistema no ha logrado crear el entorno económico necesario para fomentar las inversiones productivas y el empleo. Sin embargo, se plantea la interrogante de por qué algunos países han alcanzado un crecimiento sólido en las últimas dos o tres décadas. En esta sección se intenta dar una explicación y se extraen enseñanzas de ese éxito. 31. En la segunda parte se describe el objetivo de una agenda que permita restablecer el equilibrio con el fin de obtener beneficios duraderos e incluyentes en materia de desarrollo. Se esboza una estrategia con tres vertientes centrada en: a) crear Estados desarrollistas que estén en condiciones de movilizar recursos internos, fortalecer la capacidad productiva y compartir los beneficios de manera equitativa; b) establecer estructuras multilaterales más fuertes que puedan dar una respuesta colectiva a las dificultades que los países afrontarán en los años venideros, en particular con miras a controlar las finanzas y promover respuestas al cambio climático centradas en la inversión; y c) fortalecer los lazos regionales, incluida la cooperación Sur-Sur, a fin de aumentar la estabilidad y generar nuevas oportunidades de crecimiento. 32. En la última sección se sostiene que la consecución de un nuevo equilibrio no es un reto tecnocrático limitado. Una verdadera ruptura con la teoría fundamentalista en que se apoya la globalización impulsada por las finanzas entrañará un cambio de actitud, ética y valores. Por consiguiente, en este informe se insiste en la importancia de una agenda normativa como parte integrante de la ingente labor de restablecimiento del equilibrio necesario para la transición hacia una globalización orientada al desarrollo. I. La globalización impulsada por las finanzas y sus límites A. Introducción 33. La política económica liberal ha vinculado desde hace mucho tiempo la expansión del comercio con la prosperidad económica, la libertad personal y el control del poder abusivo del Estado. Sus sucesores neoclásicos han demostrado matemáticamente que los mercados no restringidos de bienes, activos y factores de producción pueden dar lugar a un aumento de la eficiencia y la estabilidad macroeconómica al condicionar los precios relativos a las situaciones de escasez en el plano mundial. Los defensores de la globalización neoliberal han sostenido a menudo que esas fuerzas, combinadas con los adelantos de la tecnología de la información y las comunicaciones, han impulsado a la economía mundial hacia un mundo sin fronteras y que los planificadores de políticas, especialmente en los países en desarrollo, no deberían oponer resistencia a este cambio trascendental: ciertamente, la lógica económica tradicional sugiere que los países en desarrollo serán los principales beneficiarios en este "mundo más plano"1. 1 10 En su discurso de apertura de la conferencia del Partido Laborista celebrada en 2005, el entonces Primer Ministro británico Tony Blair sintetizó la opinión tradicional de la globalización expresando su desaprobación a quienes deseaban hablar del tema: "También podría debatirse si el otoño debe seguir al verano. En China y la India no se discute el tema. Aprovechan sus posibilidades de una manera que transformará sus vidas y las nuestras… En una era de rápida globalización, sabemos muy bien lo que funciona: una economía liberal abierta, lista permanentemente para seguir siendo competitiva. El nuevo mundo recompensa a los que se muestran abiertos a él" [traducción de las Naciones Unidas]. El texto completo del discurso está disponible en http://news.bbc.co.uk/2/hi/ uk_news/politics/4287370.stm. Desde un punto de vista más técnico, el debate sobre la globalización está vinculado con la convergencia y la apertura económicas; véase el TDR (1997) y Rodrik (2011b). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 34. La expansión del comercio y los avances en la tecnología de la información y las comunicaciones son sin duda importantes porque han conectado a los países y acortado las distancias entre ellos en las últimas tres décadas. Sin embargo, estas son también algunas de las principales características de la era de posguerra de capitalismo de mercado regulado. En cambio, los principales artífices de las recientes transformaciones económicas han sido los mercados financieros y un entorno de políticas favorable a las finanzas. Las presiones en favor de la liberalización financiera y de la cuenta de capital se han justificado aduciendo que generaría ahorro interno, mejoraría la asignación de los recursos y estimularía la inversión productiva, especialmente en países en desarrollo con escasez de recursos2. A pesar de estas ambiciosas promesas, en la mayoría de los países y comunidades los resultados de la globalización impulsada por las finanzas no han respondido a las expectativas. El crecimiento mundial se ha desacelerado en los últimos decenios (gráfico 1), se ha desequilibrado aún más y a menudo se ha visto afectado por crisis frecuentes. Esas crisis se han producido sobre todo en los países en desarrollo (gráfico 2), pero han ido aumentando de forma sostenida en las economías avanzadas, culminando con el mayor colapso económico desde la Gran Depresión. Gráfico 1 La desaceleración del crecimiento económico mundial, 1971-2011 (Media anual y decenal, en porcentaje) 7 4.1%% 4,1 6 3,23.2% % 5 2,42.4% 2.6% 2,6 % 4 % 3 2 1 0 -1 -2 2011 2010 2009 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 1984 1983 1982 1981 1980 1979 1978 1977 1976 1975 1974 1973 1972 1971 -3 Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de datos de UNCTADStat. Para 2011, previsiones de la UNCTAD. 2 GE.11-52275 Véase una descripción en Mishkin (2006). En el examen siguiente, la liberalización financiera nacional incluye la supresión de los controles de los tipos de interés, la eliminación de los controles sobre el crédito y las restricciones de los depósitos en moneda extranjera y la liberalización de la bolsa para que los inversores extranjeros puedan comprar y vender acciones y obtener rendimientos sin restricciones. La liberalización de la cuenta de capital describe la unificación del tipo de cambio y la eliminación de la reglamentación de las salidas de capital y la solicitud de préstamos en el exterior por las instituciones financieras y las empresas no financieras. 11 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 2 Número de crisis financieras, 1950-2009 700 600 500 400 300 200 100 0 1950 1960 1970 1980 Países en desarrollo y en transición 1990 2000 Países desarrollados Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD, a partir de datos de Reinhart y Rogoff (2011). Nota: Las crisis financieras comprenden las crisis bancarias, las crisis monetarias, el impago (o reestructuración) de la deuda interior, el impago (o reestructuración) de la deuda externa y los desplomes de los mercados de valores. 35. En la primera parte del informe se examina el aumento de la globalización impulsada por las finanzas y su doble legado. Por un lado, ha fomentado los desequilibrios, la inestabilidad y las disparidades que han menoscabado las perspectivas de desarrollo y que deben abordarse sistemáticamente a todos los niveles para posibilitar vías de desarrollo más incluyentes. Por otro lado, han surgido nuevos polos de crecimiento en el Sur que han demostrado su resistencia frente a las crisis. Ello se debe, paradójicamente, a que han podido mantenerse firmes frente a la mayoría de las políticas y los principios de la globalización impulsada por las finanzas. B. Aspectos relacionados con el desarrollo 36. Después de la segunda guerra mundial, los gobiernos de los países adelantados llegaron a la conclusión de que el mejor modo de velar por la estabilidad interna y evitar que se reprodujeran el despilfarro y la destrucción del período de entreguerras era dotarse de políticas expansivas equilibradas y coordinadas, un mayor abastecimiento de bienes y servicios públicos y acuerdos multilaterales debidamente concebidos en el ámbito del comercio y las finanzas (Informe sobre el Comercio y el Desarrollo (TDR), 2004). Gracias al consenso diversos instrumentos permitieron alcanzar esos objetivos, desde la planificación indicativa hasta la gestión de la demanda agregada, una liberalización progresiva del comercio y controles del capital relativamente estrictos. Mediante esos instrumentos, las autoridades pudieron administrar la hacienda pública de manera anticíclica, concentrarse en el apoyo a la industria y orientar el crédito según los objetivos de la política interna, mientras que los acuerdos internacionales permitieron hacer ajustes calibrados en la balanza de pagos y prevenir la acumulación de riesgos sistémicos. El resultado fue un período de crecimiento sin precedentes impulsado por la inversión y un 12 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 progreso tecnológico rápido, muchas veces asociados a una sólida demanda de exportaciones, y basado en el pleno empleo y el incremento de los salarios. 37. Este contexto resultó favorable para el crecimiento y el desarrollo de los países más pobres, muchos de los cuales obtuvieron la independencia política en esos años. Sin embargo, los países en desarrollo experimentaron otras dificultades en ese período, en particular bajos ingresos, una capacidad productiva limitada, la dependencia de las importaciones, el retraso tecnológico y las deficiencias institucionales, en muchos casos herencia de la época colonial. Estos problemas habían quedado relegados a un segundo término en la concepción inicial del sistema comercial y financiero de posguerra y los acuerdos internacionales vigentes no lograron cerrar la creciente brecha entre esos países y las economías avanzadas. En particular, no se encomendó a ninguna institución mundial la estabilización de los precios de los productos de primera necesidad, y el fomento de la cooperación en pro del desarrollo se había incorporado en el último momento a los objetivos del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento3. 38. Pese a todo, numerosos países en desarrollo pudieron adoptar estrategias de "gran impulso" con el propósito de activar un crecimiento económico rápido y una aceleración del crecimiento en los países en desarrollo (cuadro 1). En algunos casos (por ejemplo, en las llamadas economías "tigre" de Asia Oriental) esas estrategias estaban claramente orientadas a la exportación, mientras que en otros (como en América Latina y la mayoría de los países africanos de reciente independencia) estaban vinculadas al proceso de industrialización de sustitución de las importaciones o la planificación de tipo soviético. No obstante las diferencias en su situación inicial, los obstáculos comunes al crecimiento convergente en los países en desarrollo contribuyeron a recentrar los primeros debates de políticas en medidas internacionales a fin de respaldar un crecimiento más rápido mediante financiación a largo plazo y divisas4. Desde la posición ventajosa de las últimas tres décadas, resulta claro que, a pesar de sus defectos y limitaciones, los logros relacionados con esas estrategias fueron a menudo impresionantes5. 3 4 5 GE.11-52275 Si bien la carta fundacional de una organización internacional del comercio preveía un mandato más ambicioso que vinculaba cuestiones de política comercial, macroeconómica y financiera, solo sobrevivió el sistema, basado en normas, de negociaciones comerciales para la eliminación de los acuerdos bilaterales discriminatorios por medio de la aplicación incondicional del principio de trato de nación más favorecida en forma de Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). Al mismo tiempo, el Plan Marshall ofrecía un enfoque ambicioso de la cooperación para el desarrollo, pero se extinguió tras la recuperación de Europa Occidental. En las deliberaciones de la Organización Internacional del Comercio se reconoció claramente la diferencia entre la financiación necesaria para subsanar los desequilibrios creados por necesidades de desarrollo a largo plazo y la inyección de liquidez necesaria para corregir los desequilibrios cíclicos de los pagos internacionales a más corto plazo. El tema se retomó diez años después en torno al debate sobre un Fondo Especial de las Naciones Unidas para el Desarrollo Económico (SUNFED), pero finalmente se incorporó un servicio de crédito más blando al Banco Mundial a través de la Asociación Internacional de Fomento (AIF). Sin embargo, la primera agenda global fue establecida por Raúl Prebisch en el informe para la I UNCTAD titulado "Hacia una nueva política comercial en pro del desarrollo", en el que se reconocía que el comercio y las finanzas debían considerarse "elementos interdependientes" gestionados a través de un marco integrado de políticas que respaldase el comercio y el cambio estructural, y apoyado por una cooperación internacional adecuada. Véase en Toye y Toye (2004) un análisis útil de los orígenes intelectuales y políticos de la agenda de la UNCTAD y su evolución. Según el DAES (2006: 11), en los años sesenta y setenta, 50 de los 106 países en desarrollo incluidos en su análisis estaban experimentando una expansión sostenida, definida como cuatro quinquenios consecutivos de media móvil con un crecimiento de la renta superior al 2% per capita. Véase también en Maddison (2001) una evaluación comparativa útil de los resultados de las distintas regiones en desarrollo durante esa "edad de oro". 13 UNCTAD(XIII)/1 Cuadro 1 Crecimiento anual medio, per capita, por región, 1950-2010 (paridad de poder adquisitivo) El Países Países en Asia mundo desarrollados desarrollo Meridional Asia Asia Oriental Sudoriental América Latina Oriente África Medio Subsahariana Países en transición 1951-1959 2,6 3,3 2,7 1,3 4,8 2,5 2,1 2,8 1,7 3,1 1960-1969 3,4 4,7 2,6 2,0 1,5 2,1 2,7 4,4 2,0 4,1 1970-1979 2,4 3,1 3,6 0,7 5,3 4,6 3,6 4,8 0,9 2,7 1980-1989 1,6 2,5 2,2 3,8 6,6 3,1 -0,4 -1,3 -1,2 0,8 1990-1999 1,9 2,0 3,2 3,9 6,0 3,6 1,3 1,6 -0,7 -4,2 2000-2009 2,9 1,1 5,8 5,6 10,2 4,2 2,0 2,8 3,4 6,0 2010 4,1 2,0 6,3 6,0 9,0 5,6 4,4 3,1 2,9 3,8 3,3 1,7 6,1 5,7 10,6 4,7 2,6 3,2 3,7 7,5 Pro memoria 2000-2008 Fuente: The Conference Board (2011), Total Economy Database, enero. Véase http://www.conference-board.org/data/economydatabase/. 39. Estas experiencias han contribuido a la elaboración de numerosos textos especializados en los que se comparan las experiencias de los países y se buscan enseñanzas generales sobre el crecimiento y el desarrollo6. En los distintos países se ha detectado, a lo largo del tiempo, una serie de regularidades empíricas o "hechos estilizados" que ayudan a concretar el desafío a que se enfrentan las políticas de desarrollo. En primer lugar, el proceso de desarrollo se basa en la subutilización de la mano de obra y el capital para modificar la estructura y la composición de la actividad económica y lograr un aumento rápido de la productividad como condición necesaria para mejorar de forma permanente las condiciones de vida. Esa transformación requiere una inversión coordinada a gran escala con miras a crear una matriz de producción más compleja y diversificada que comprenda una gama cada vez más sofisticada de bienes y servicios comerciables. 40. En segundo lugar, esas transformaciones estructurales están asociadas a movimientos de población de las zonas rurales a las urbanas, y a una reasignación constante de la mano de obra en la economía urbana hacia actividades más productivas. El empleo agrícola disminuye a medida que la mecanización llega al sector primario, y los vínculos entre el crecimiento y el aumento de la productividad, que se refuerzan mutuamente, ayudan al sector manufacturero a absorber el incremento de la mano de obra antes de que el empleo industrial comience a disminuir en los niveles de ingreso más altos. Las complementariedades entre los servicios y el sector manufacturo garantizan una progresión constante del empleo y la producción en los sectores del transporte, la energía, las finanzas y el suministro de bienes públicos. 41. En tercer lugar, la evolución de las pautas de producción está determinada por la ubicación geográfica, la disponibilidad de recursos, el tamaño del mercado y la situación de las instituciones, de modo que algunas combinaciones favorecen más que otras la trasformación estructural y el aumento de los ingresos. Los países que logran buenos resultados suelen tener altas tasas de ahorro, una gran proporción de la producción manufacturera en el producto interior bruto (PIB) y un porcentaje elevado de beneficios en 6 14 Véase Ocampo y otros (2009). Kenny y Williams (2001) ofrecen una perspectiva general de las publicaciones sobre la regresión del crecimiento. Señalan que más de un centenar de variables han sido sometidas a millones de regresiones con, lo que denominan, "resultados decepcionantes". GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 el sector manufacturero. Estas características, que se apoyan mutuamente, apuntan a la importancia de un nexo ganancias-inversiones sólido a la hora de establecer una senda de desarrollo sostenible. 42. En cuarto lugar, el aprendizaje y la modernización en el ámbito de la tecnología contribuyen a mejorar la productividad y crear ventajas comerciales dinámicas. La dificultad para la mayoría de los países en desarrollo estriba en adaptar las tecnologías existentes a las condiciones locales, así como en realizar grandes avances tecnológicos. Dado que el mercado no invierte lo suficiente en la adquisición de conocimientos y que la brecha tecnológica entre los primeros y los últimos fabricantes de tecnología tiende a aumentar con el paso del tiempo, muchas veces se necesita un apoyo activo del sector público para fortalecer el aprendizaje y la capacidad de investigación a nivel local, reforzar el capital humano y crear un entorno más colaborador que favorezca la innovación. 43. En quinto lugar, la prosperidad sostenible depende de un aumento de la renta per capita y del bienestar social que, a su vez, requieren políticas sociales adecuadas. Como los mercados tienden a valorar insuficientemente los beneficios que se derivan de las inversiones en bienes públicos, por ejemplo en salud y educación, el desarrollo incluyente requiere una amplia intervención del Estado e inversiones del sector público. Estas políticas permiten convertir una estrategia nacional de desarrollo en un consenso social más amplio. Las políticas y el apoyo institucional que se precisan no existen en abstracto, sino que están sujetos a las condiciones y preferencias locales. Tampoco permanecen fijos en el tiempo, sino que deben adaptarse y evolucionar en consonancia con las circunstancias políticas y económicas. 44. Para combinar todos estos elementos se requiere una estrategia coherente que pueda ayudar a los planificadores de las políticas, a nivel nacional e internacional, a considerar el desarrollo como "un movimiento ascendente de todo un sistema de condiciones interdependientes" (Myrdal, 1970) y fortalecer las relaciones necesarias para desencadenar ciclos de crecimiento y desarrollo circulares y acumulativos. La importancia de las instituciones y las políticas vincula necesariamente la eficacia de esas estrategias de desarrollo a la movilización de recursos y el fortalecimiento de la capacidad en el plano interno. Sin embargo, el hecho de que esa búsqueda tenga lugar con el telón de fondo de una economía mundial interdependiente complica inevitablemente las decisiones en materia de políticas. De hecho, corregir los sesgos y las asimetrías que siguen estructurando ese mundo sigue siendo fundamental para que las autoridades de los países en desarrollo puedan lograr un crecimiento y un desarrollo sostenibles e incluyentes. C. El surgimiento de una globalización impulsada por las finanzas 45. Las deficiencias del modelo de crecimiento de posguerra se hicieron patentes a finales de los años sesenta a través de los conflictos distributivos, las crisis energéticas, las presiones inflacionarias y las dificultades de las balanzas de pagos que, a la postre, propiciaron la adopción de políticas que reforzaron una marcada contracción cíclica a finales de los años setenta. Los esfuerzos por eludir algunos de los controles establecidos en el período de posguerra comenzaron con la aparición del mercado del eurodólar en los años sesenta mediante la expansión internacional de las instituciones financieras de los Estados Unidos. En 1964, ese mercado disponía de depósitos brutos por valor de 19.000 millones de dólares, llegando a 86.000 millones en 1970 y a 1,5 billones en 1980 (Panic, 1996: 65)7. Sin 7 GE.11-52275 Este crecimiento exponencial apuntaba a la proliferación, el crecimiento y la interdependencia mundial posteriores de las instituciones financieras privadas que comerciaban con nuevos activos en nuevos mercados. Otro hecho revelador de lo que depararía el futuro es que, ya a finales de los años sesenta, la economía estadounidense fue testigo de la primera carrera desbocada de los fondos de alto 15 UNCTAD(XIII)/1 embargo, fue el colapso del sistema de Bretton Woods en 1973 lo que facilitó el dominio mundial de los mercados financieros. A partir de mediados de los setenta, los países avanzados comenzaron a desregular sus sistemas financieros y reducir los controles de capitales, en parte para ayudar a financiar el creciente déficit por cuenta corriente estadounidense y porque se impuso la opinión de que los mercados financieros no regulados mejorarían la movilización y asignación del ahorro, poniendo fin a las presiones inflacionarias, y estimularían el crecimiento económico8. 46. Las perturbaciones que afectaron a los países desarrollados en el decenio de 1970 tuvieron repercusiones importantes para las economías en desarrollo, en particular la primera expansión de las corrientes de capital privado9. Sin embargo, a finales de los setenta, las políticas macroeconómicas restrictivas en los países avanzados revelaron deficiencias importantes en las economías en desarrollo, las cuales no habían atendido sistemáticamente los problemas relacionados con la movilización de recursos internos y la sostenibilidad de la balanza de pagos10. El crecimiento se paralizó, especialmente en América Latina y el África Subsahariana, y varias economías se desmoronaron tras la congelación de los créditos a raíz de la suspensión de pagos de México en agosto de 1982. 47. El colapso de estas primeras estrategias de crecimiento dio lugar a una agenda política muy diferente, empezando por los países avanzados, que se escudaron en las dificultades macroeconómicas y de la balanza de pagos para justificar las distorsiones en los precios y otros desajustes de los mercados, la represión financiera, el proteccionismo comercial, los tipos de cambio sobrevalorados y las políticas sociales "demasiado generosas". Este diagnóstico se tradujo en medidas de reforma ambiciosas para los países en desarrollo con el fin de reducir el papel del Estado y "liberar" los mercados mediante privatizaciones, la liberalización del comercio y los tipos de cambio, la disciplina fiscal, la reducción de los impuestos, una política monetaria rigurosa y la flexibilidad del mercado laboral. 1. Financiarización 48. La principal razón para liberar las fuerzas del mercado a nivel mundial estaba estrechamente ligada a los beneficios que podrían obtenerse de la liberalización del comercio y la competencia de los mercados mundiales. Básicamente, lo que se ofrecía era la implantación de un orden autorregulado en el mercado. Las instituciones de Bretton Woods eran las principales impulsoras de esa visión entre los países en desarrollo —un enfoque que posteriormente se denominó el "consenso de Washington"11. Ahora bien, la 8 9 10 11 16 riesgo, una oleada de fusiones y adquisiciones, el auge de las bolsas y un creciente endeudamiento asociado a las tarjetas de crédito y los pagos a plazos. Véase Phillips (2008: 33). Véase en Krippner (2011) un análisis de las presiones económicas y políticas en relación con la financiarización en los Estados Unidos. Esa expansión se atribuía al reciclaje de los excedentes de los países productores de petróleo. La primera ronda de desregulación financiera y el auge de los mercados del eurodólar. El exceso de liquidez se reciclaba en forma de préstamos concedidos en dólares por consorcios bancarios a tipos de interés real variables pero, durante cierto tiempo, bajos o incluso negativos. América Latina fue el principal receptor de esas corrientes de divisas. Véase un examen más exhaustivo en el TDR (1985). En relación con el desglose, véanse el TDR (2004) y Glyn (2006, caps. 1 y 2). A partir de finales de los sesenta, las instituciones de Bretton Woods realizaron numerosas investigaciones sobre los efectos distorsionadores en el mercado que se derivaban de las políticas adoptadas en los ámbitos de la agricultura, el comercio y las finanzas; ello guardaba relación con la labor de Schultz, Little, Scitovsky y Scott, McKinnon y Shaw, Krueger y otros. Esa labor tenía por objeto promover la opinión de que los errores de los gobiernos representan siempre un mayor obstáculo al desarrollo que las deficiencias de los mercados; véase Krueger (1990). La naturaleza y las repercusiones de las medidas de ajuste resultantes se han examinado ampliamente en los GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 apertura comercial nunca fue un fundamento sólido para defender ese programa, entre otras cosas porque los países avanzados no siguieron sistemáticamente el consejo. En lugar de ello, la atención comenzó a centrarse rápidamente en la liberalización financiera y la apertura de la cuenta de capital12. Estas políticas se difundieron sin tardanza entre los países desarrollados y, con un sólido respaldo de las instituciones financieras internacionales, también entre los países en desarrollo (gráfico 3). Gráfico 3 Evolución de la apertura de jure de la cuenta de capital en los países en desarrollo y desarrollados, 1970-2007 (promedio simple) 3 2,5 2 1,5 1 0,5 0 -0,5 -1 Países en desarrollo Países desarrollados Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir del índice propuesto por Chinn, Menzie e Ito (2008) en el artículo titulado "A new measure of financial openness", Journal of Comparative Policy Analysis, 10 (3): 309 a 322, septiembre. Esta medición de la apertura de jure de la cuenta de capital consiste en un índice con valores comprendidos entre -1,83 y 2,5. 49. La creciente importancia de las finanzas en la configuración de la economía mundial puede evaluarse mediante una comparación con la evolución de las corrientes comerciales. En 1970, la apertura media del comercio (exportaciones más importaciones dividido por el PIB) de las economías desarrolladas se situaba en torno al 0,5, y para 2007 había aumentado en un 60% para situarse en el 0,8 (gráfico 4). Durante el mismo período, la globalización financiera media de esos países (total de activos extranjeros más total de pasivos extranjeros dividido por el PIB) aumentó en un 800%, pasando de 0,5 a 4,8. En los países en desarrollo, la apertura del comercio y la globalización financiera comenzaron también en niveles similares, con índices de aproximadamente 0,4. Durante el mismo 12 GE.11-52275 volúmenes publicados por la UNCTAD y el G-24 en la colección International Monetary and Financial Policy Issues for the 1990s y la posterior serie del G-24 Discussion Papers. Muchos de los defensores más acérrimos de la apertura comercial se han mostrado escépticos acerca de la liberalización de las finanzas en los países en desarrollo, preconizado una "secuenciación" prudente de la agenda de reformas que diferencie entre corrientes de capital buenas y malas. Sin embargo, en términos de una lógica de libro de texto "los principios del movimiento internacional de factores son básicamente los mismos que los del comercio internacional de bienes" (Krugman y Obstfeld, 1997: 159). 17 UNCTAD(XIII)/1 período, el índice de apertura del comercio subió un 100%, mientras que la globalización financiera aumentó un 250%13. Gráfico 4 Globalización financiera y apertura del comercio en los países en desarrollo y desarrollados, 1970-2007 (promedio simple) 1,6 1,4 -1,2 1 0,8 0,6 0,4 0,2 0 Globalización financiera, países desarrollados (eje izquierdo) Apertura del comercio, países desarrollados (eje izquierdo) Globalización financiera, países en desarrollo (eje derecho) Apertura del comercio, países en desarrollo (eje derecho) Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de los datos de Lane y Milesi-Ferretti (2006) y los World Development Indicators del Banco Mundial. Nota: La globalización financiera es la relación entre las tenencias de activos y pasivos extranjeros y el PIB de cada región; la apertura del comercio es la corriente comercial (exportaciones más importaciones) dividida por el PIB de la región. 50. Este cambio en las políticas a nivel mundial ha venido acompañado de la expansión de las corrientes financieras transfronterizas. Si bien en términos netos la magnitud de las corrientes no es extraordinaria, la magnitud de las corrientes brutas no tiene parangón en la historia. Las transacciones diarias en divisas aumentaron de 80.000 millones de dólares en 1980 a 600.000 millones en 1989, y a casi 4 billones en 2010. La relación entre las entradas mundiales de capital y el PIB mundial aumentó de un 3% a principios de los ochenta a más del 20% en 2007. En 2006, el valor de los activos financieros mundiales era casi 3,5 veces superior al PIB mundial; mientras que los países avanzados ocupaban una posición dominante, la cuota de los mercados emergentes se había duplicado con creces desde 1995, llegando al 14%. Por último, las fusiones y adquisiciones internacionales se incrementaron de 98.000 millones de dólares en 1990 a un billón en 2007, especialmente en la banca, los seguros y otros servicios financieros. 51. La creciente influencia de las instituciones y los mercados financieros se ha denominado "financiarización". Este término describe un cambio estructural en la organización de la actividad económica acompañado de variaciones en el comportamiento económico, político y cultural, que combinados han alterado profundamente el modo en que se produce y reparte la riqueza. Esas variaciones incluyen: 13 18 Se observa lo mismo cuando se compara la globalización financiera con la inversión extranjera directa, aunque esta última creció más rápido en la primera década del nuevo milenio. GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 a) La creciente proporción de renta nacional atribuible al sector financiero, incluido el rápido crecimiento de la remuneración de los altos cargos de las instituciones financieras. En los Estados Unidos y el Reino Unido, ese sector representa un tercio de la actividad total, frente a un quinto o menos a finales de los setenta, con un promedio cercano a 30 para los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE)14. b) El crecimiento, la complejidad y la naturaleza cada vez más especulativa de las actividades entre ahorrantes e inversores, acompañados de una acumulación sin precedentes de deuda tanto a nivel mundial como personal. El aumento del apalancamiento del sector financiero se ha visto apoyado por la proliferación de productos financieros esotéricos y los correspondientes mercados, así como por el surgimiento de instituciones financieras paralelas. Para mediados de 2007, los bancos europeos de importancia sistémica registraban un coeficiente de apalancamiento de 45 a 1, mientras que el de los bancos estadounidenses era de 34 a 115. c) La canalización de la energía empresarial hacia la concepción de nuevos productos y procesos financieros para gestionar los riesgos inherentes a un mayor nivel de endeudamiento; la innovación financiera ha llegado a dominar la innovación tecnológica como medio para transformar las perspectivas de crecimiento ampliando las posibilidades de elección de los consumidores e impulsando la eficiencia del capital16. d) La afirmación cada vez más generalizada de que los derechos de los titulares de activos financieros trascienden la responsabilidad social, la imposición del valor del accionista como principal indicador del desempeño empresarial y la aplicación de cálculos de los mercados financieros a áreas de la vida económica y social en expansión, como las pensiones, la educación, la atención sanitaria, la creación de infraestructura y el suministro de alimentos. e) La validación de las políticas económicas con referencia a los intereses del mercado financiero, utilizando indicadores del desempeño ideados, administrados y suscritos por las mismas instituciones financieras, como la fuerza de los mercados de valores, los ingresos procedentes de las inversiones en bienes raíces, la magnitud de las fusiones y adquisiciones y otros. Dado que las finanzas han ampliado su campo de influencia sobre los recursos mundiales y afianzado su dominio sobre la formulación de políticas, las medidas de "éxito" económico se han ido desvinculando cada vez más de las presiones prolongadas para que se realicen inversiones productivas, se aumenten los niveles de productividad y se genere empleo. 52. Más adelante se analizará detalladamente el efecto desigual de estas tendencias sobre el crecimiento y el desarrollo. Sin embargo, una característica casi universal que acompaña a la globalización impulsada por las finanzas es el drástico aumento de las disparidades de los ingresos y la riqueza. Esto es importante porque, además de sus implicaciones morales, el aumento de las disparidades puede menoscabar el bienestar 14 15 16 GE.11-52275 La clasificación de la OCDE comprende la intermediación financiera, los bienes inmuebles, los alquileres y las actividades de las empresas; para un análisis de las medidas de financiarización, véase Freeman (2010). "Otra manera de interpretar esos coeficientes es considerar que representan el monto de activos de un banco que deben fallar para que ese banco se encuentre en situación de insolvencia. En los Estados Unidos, en promedio, si 1/35 de los activos de un banco se volvieran tóxicos, ese banco quebraría… Evidentemente, se trata de una situación muy precaria. Además, tampoco era fortuito, porque esos riesgos eran la razón de que los bancos experimentaran un período de auge" (Lanchester, 2010: 25 y 26). Véase Greenspan (1998). Véanse en Kedrosky y Stangler (2011) y Lazonick (2011) una evaluación diferente de los efectos de la financiarización en la actividad empresarial de los Estados Unidos. 19 UNCTAD(XIII)/1 social, poner en peligro la estabilidad económica y socavar la cohesión política (Wilkinson y Pickett, 2009). La economía clásica suele describir una relación de equilibrio entre el crecimiento y la igualdad. Al examinar esa relación, los economistas han estudiado con gran atención si el comercio o la tecnología son el principal vínculo entre la globalización y el incremento de la desigualdad de ingresos y si los beneficios generales (eficiencia) son mayores que los costos locales (en términos de ingresos o pérdida de puestos de trabajo) y, de ser así, cual es el mejor modo de compensar a los "perdedores". Sin embargo, los debates no han arrojado resultados concluyentes, en parte porque esta relación de equilibrio es difícil de conciliar con la experiencia más amplia de los diversos países en lo que respecta al momento y la magnitud de esos distintos aspectos de la globalización (TDR, 1995; Jaumotte y otros, 2008), junto con los problemas metodológicos, ya conocidos, para cuantificar la desigualdad mundial17. 53. Para entender el aumento de las desigualdades en la globalización impulsada por las finanzas más bien hay que centrarse detenidamente en la dinámica del ingreso funcional y, concretamente, en la divergencia entre el aumento de los salarios y el crecimiento de la productividad, los imperativos del valor de los accionistas y la remuneración de los ejecutivos como factores determinantes del comportamiento empresarial y la fiscalidad regresiva. Desafortunadamente, es difícil que las series de datos sobre distintos países y en distintos períodos sean coherentes. Sin embargo, la proporción de los salarios se ha reducido en 17 de los 24 países con datos que se remontan al decenio de 1980 (OIT, 2011) y, en algunos países de importancia sistémica, la concentración de ingresos y la proporción de beneficios han retrocedido a niveles que no se habían registrado desde los años veinte (TDR, 2010; Galbraith, 2011). En la mayoría de los países, los estratos de mayores ingresos (en algunos casos solo el 1% de la población) han registrado los mayores (a veces los únicos) beneficios en los períodos de expansión, captando más ingresos de los rentistas en concepto de ganancias de capital y pagos de intereses que los que habrían sido posibles con una estructura financiera más regulada, o incluso imaginables apenas hace una generación (Davies y otros, 2006). La movilidad del capital ha dificultado aún más la actividad impositiva, con lo que se ha reducido el poder de negociación de los trabajadores y ha aumentado la dependencia del Estado de los impuestos regresivos y los mercados de bonos, amplificando aún más los efectos distributivos adversos de la globalización impulsada por las finanzas (Jayadev, 2007). Un número creciente de investigaciones ha comenzado a vincular la magnitud de la crisis actual a estas desigualdades, señalando su efecto sesgado en la composición de la demanda, los incentivos que promueven el papel en detrimento de la inversión real y, sobre todo, su relación con un modelo de crecimiento impulsado por la deuda cada vez más frágil18. Milanovic (2011: 196) sintetiza así la lógica destructiva: La causa profunda de la crisis no se encuentra en los fondos de cobertura y los banqueros que simplemente actuaron con la avaricia habitual (y por la que los economistas solían encomiarlos). La causa real de la crisis hay que buscarla en las desigualdades abismales en la distribución de los ingresos que generaron una cantidad de fondos invertibles mucho mayor de la que podría haberse utilizado provechosamente. El problema político de un crecimiento económico insuficiente se "resolvió" abriendo las compuertas al crédito barato. Y ese hecho, para apaciguar a 17 18 20 Se da ampliamente por sentado que la riqueza se distribuye de manera aún más desigual que la renta (WIDER, 2006). Desde 1980 la estructura de la desigualdad mundial consiste en una combinación compuesta y compleja de la tendencia en los países, la divergencia en los ingresos medios nacionales y las dinámicas de crecimiento y distribución en los dos países más poblados del mundo: China y la India. Véase en Milanovic (2011) un análisis del modo en que estos factores han contribuido a la estructura de la desigualdad mundial en los últimos treinta años. Véase, por ejemplo, Kumhoff y Ranciere (2010). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 la clase media, era necesario porque en un sistema democrático no puede existir un modelo de desarrollo excesivamente dispar sin estabilidad política. 2. Crecimiento impulsado por la deuda 54. En los países que aplican políticas de ajuste rigurosas o se guían por la globalización impulsada por las finanzas se ha observado una disminución de la inflación, un aumento de la actividad comercial y de las entradas de capital y un incremento de la competitividad de las empresas, lo que ha dado lugar, en algunos casos, a una "gran moderación" del crecimiento constante y sostenible. Sin embargo, incluso antes de que estallara la reciente crisis, este hecho no describía con rigor la realidad de la globalización impulsada por las finanzas que, en los últimos treinta años, ha propiciado un crecimiento desigual e inestable en las economías desarrolladas y en desarrollo, caracterizado por una tendencia mundial a la desaceleración, fuertes desequilibrios macroeconómicos, en particular la debilidad de la inversión, auges periódicos de consumo, la disminución de las tasas de ahorro, desajustes de los tipos de cambio y desequilibrios de la balanza por cuenta corriente. 55. El punto en común de todos esos elementos, que incrementan la fragilidad sistémica de la globalización impulsada por las finanzas, ha sido el aumento de los niveles de deuda, en especial en las economías avanzadas que más se basan en los servicios financieros. El coeficiente medio deuda-PIB en las principales economías industriales aumentó un 50% entre 1995 y 2008, superando el 300%, con incrementos espectaculares en países como Islandia e Irlanda. Esta tendencia se ha registrado en todos los sectores, aunque el aumento se ha concentrado en los hogares y las instituciones financieras, como se observa en las cifras correspondientes a los Estados Unidos (cuadro 2)19. Como se indicó en párrafos anteriores, esta tendencia estaba estrechamente ligada al aumento de los niveles de desigualdad (y en especial a una reducción de la participación de los salarios). 56. La fragilidad que acompaña a la acumulación de billones de dólares de deuda se ha visto exacerbada por un volumen incluso mayor de apuestas financieras basadas en derivados y otros instrumentos complejos, justificados con el argumento de que minimizarían el riesgo sistémico y sustentados en la idea de que los mercados eficientes no se equivocan. Sobre la base de esta actividad crediticia, los beneficios de las instituciones financieras no solo se incrementaron notablemente, sino que las empresas no financieras comenzaron a depender cada vez más de las actividades financieras para sus corrientes de ingresos, incluidos los préstamos a gobiernos cuyas propias corrientes de ingresos se estaban reduciendo considerablemente en muchos países debido a una combinación de crecimiento lento de los salarios y recortes fiscales. Cuadro 2 Estados Unidos: saldo de la deuda en el mercado crediticio, por sector (En miles de millones de dólares) Deuda financiera nacional Deuda financiera extranjera 19 GE.11-52275 1974 1984 1994 2004 2010 258 1 052 3 791 11 936 14 171 81 233 443 1 439 2 115 Total deuda de las empresas no financieras 821 2 315 3 842 7 791 10 876 Deuda total de los hogares 680 1 944 4 532 10 576 13 386 Es difícil cuantificar la deuda de los hogares y las comparaciones internacionales pecan de falta de datos. Sin embargo, todos los países avanzados han experimentado un aumento del coeficiente de deuda desde los años noventa; los países que registraron un incremento del 50% o superior entre 1995 y 2005 (en términos de porcentaje de renta disponible) son España, Irlanda, Italia, los Países Bajos y el Reino Unido. Véase Stockhammer (2008). 21 UNCTAD(XIII)/1 1974 1984 1994 2004 2010 Deuda del Gobierno Federal 358 1 364 3 492 4 395 9 386 Deuda de los gobiernos estatales y locales 208 514 1 107 1 683 2 465 2 406 7 422 17 207 37 820 52 399 Total deuda financiera y no financiera de los Estados Unidos Fuente: Reserva Federal de los Estados Unidos (2011), Flow of Funds. D3, 9 de junio. 57. En este nuevo modelo de crecimiento, la dependencia recíproca entre las finanzas y la economía real y entre el Estado y el mercado, que caracterizó los modelos satisfactorios de posguerra, ha dado lugar a otro en que los mercados financieros no controlados y el creciente apalancamiento financiero impulsan la economía real. Ello ha llevado a una modificación en el comportamiento de los consumidores, que se han visto supeditados al aumento de los precios de los activos, y al acceso al crédito y, a nivel de las empresas, al encauzamiento de beneficios cada vez mayores hacia la inversión a corto plazo. De hecho, la proliferación de las corrientes internacionales de capital principalmente a corto plazo en los últimos veinte años ha contribuido poco a recobrar los niveles de formación de capital en el mundo de los años setenta (gráfico 5). La falta de coherencia de este modelo resulta especialmente patente en la acumulación de deuda en el sector público, que a menudo se ha atribuido a una acusada ralentización de la inversión pública. Gran parte de la deuda se ha contraído para financiar el gasto y las transferencias corrientes, incluido el pago de intereses. La combinación de niveles más altos de deuda pública y una reducción de la inversión apunta a que la deuda no se corresponde con una acumulación equivalente de capacidad productiva capaz de generar ingresos adicionales para atender su pago. Al mismo tiempo, a menudo se ha difuminado la distinción entre deuda pública y privada, ya que los Estados han intervenido para rescatar a instituciones financieras que eran consideradas demasiado grandes para quebrar (Reinhart y Rogoff, 2011). Gráfico 5 Corrientes financieras e inversiones fijas internacionales (Como porcentaje del PIB mundial) Formación de capital fijo (privado + público) Corrientes financieras internacionales (eje derecho) Fuente: Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES); cálculos a partir de las bases de datos National Accounts Main Aggregates (División de Estadística de las Naciones Unidas) e International Financial Statistics (Fondo Monetario Internacional). 22 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 58. Las tendencias a la financiarización que se gestaron después del colapso de Bretton Woods han cobrado impulso desde comienzos del presente siglo. En respuesta a la destrucción de billones de dólares en valor patrimonial durante la crisis de las "puntocom", los Estados Unidos y otros países avanzados flexibilizaron sus políticas monetarias, impulsando un auge sin precedentes favorecido por la deuda. El consumo aumentó, especialmente en los Estados Unidos, en una oleada de transacciones financieras (de legitimidad más o menos dudosa) que presuponían el aumento permanente del precio de la vivienda (TDR, 2006). Al mismo tiempo, varios países emergentes en desarrollo, especialmente en el Asia Oriental, que ya conocían el lado negativo de la globalización impulsada por las finanzas, se estaban preparando para acumular unas reservas sustanciales de divisas a fin de protegerse de crisis futuras. El crecimiento mundial empezó a recuperarse gracias a esta combinación de factores, en particular en los países en desarrollo, pero los desequilibrios macroeconómicos subyacentes se agudizaron rápidamente. El apalancamiento resultante y los desajustes en los plazos de vencimiento sumieron al sistema financiero mundial en una situación de fragilidad financiera insostenible. 59. Para 2005, el valor de los activos financieros mundiales había alcanzado los 140 billones de dólares, el triple de la producción mundial; las tasas de crecimiento —en última instancia, la base para atender el servicio de la deuda subyacente— no habían seguido el ritmo, especialmente en las economías más financiarizadas. En cambio, el creciente apalancamiento, acompañado de una plétora de nuevos instrumentos financieros, alentó la adquisición de más deuda para responder a los compromisos contraídos. En varios países de importancia sistémica, las autoridades monetarias se vieron obligadas a apoyar unos precios de los activos absurdamente elevados (y en constante aumento) a fin de mantener la solvencia de las familias y la estabilidad financiera. En el proceso, los bancos centrales perdieron el control de la liquidez a nivel mundial y la capacidad de utilizar los tipos de interés para influir en el ritmo de acumulación de deuda o de formación de capital (Krippner, 2011: cap. 5). 60. Una de las primeras señales de que este modelo de crecimiento planteaba problemas fue la intensificación de los "desequilibrios mundiales" entre los países con déficit (sobre todo los Estados Unidos) y los países con superávit (más dispersos pero encabezados por Alemania, China y el Japón), que surgieron a mediados del decenio de 1990 y aumentaron drásticamente en el nuevo milenio. Este aspecto se ha debatido mucho tratando de repartir la culpa, pero no cabe duda de que, en un mundo en el que un grupo de países produce más de lo que puede absorber y los demás generan una demanda mundial que absorbe más de lo que produce, se genera una dependencia mutua (Priewe, 2010). El panorama mundial se complicó aún más a causa de la situación especial del dólar, que encubrió el reciclaje de la creación de crédito interno en los Estados Unidos a través de un aumento de las importaciones, la orientación de las reservas internacionales hacia los mercados financieros de los Estados Unidos y la perpetuación de las burbujas en los precios de los activos. En Europa Occidental, se observaron pautas nacionales distintas de acumulación de deuda que comprendían variaciones en la expansión de la demanda interna y combinaciones diversas de deuda de los sectores público y privado. Sin embargo, un proceso de reciclaje igualmente desequilibrado giraba en torno a una productividad sólida, salarios bajos y una demanda interna débil, así como un fuerte crecimiento de las exportaciones en Alemania, junto con un crecimiento más lento de la productividad y un aumento de la absorción en los demás países (TDR, 2010). 61. Los acuerdos financieros que combinan un crecimiento de la demanda, deuda y corrientes de capital desiguales pesan mucho en las perspectivas de crecimiento de las economías avanzadas a medida que la pugna entre los prestatarios y los acreedores se convierte en "la lucha que definirá a la próxima generación" (The Economist, 24 de junio de 2010). La amenaza de una espiral deflacionaria, en la que la disminución de los ingresos y los precios de los activos agrave la carga de la deuda al tiempo que las expectativas de GE.11-52275 23 UNCTAD(XIII)/1 nuevas reducciones de los precios desalienten el gasto y conduzcan a una contracción económica adicional sigue preocupando a las autoridades. Preocupa cada vez más que pueda perderse todo un decenio debido a la deflación y el estancamiento, como ocurrió en el Japón en los años noventa. 62. El crecimiento impulsado por la deuda en los países avanzados tiene varias similitudes con períodos anteriores de crecimiento impulsado por la deuda externa en los países en desarrollo20. En cambio, la producción vigorosa y el aumento de las exportaciones en los países en desarrollo desde 2001 han contribuido a reducir los coeficientes deuda-PIB, deuda-exportaciones y de servicio de la deuda21. Paralelamente, las corrientes de capital privado hacia los países en desarrollo han experimentado importantes cambios en cuanto al destino, el tamaño y la composición. Hoy día están más sincronizadas entre países que en el pasado y las cuantías son mucho más elevadas y comprenden una salida considerable de remesas de los residentes y un aumento de las corrientes Sur-Sur. Por último, la composición de las entradas se ha decantado por los instrumentos financieros en moneda nacional, como los bonos del Estado, las acciones y los empréstitos e inversiones similares a las operaciones especulativas de arbitraje de tipos de interés entre monedas22. 63. La creciente denominación de los pasivos extranjeros en su propia moneda modifica la naturaleza de los riesgos asociados a la actividad crediticia de los no residentes y, en particular, reduce el peligro de desajustes entre monedas en los balances, lo que influyó en las crisis anteriores. Sin embargo, esos mismos acontecimientos podrían permitir que los mercados financieros internos dictasen pautas de crecimiento en esos países y podrían aumentar el riesgo de exposición al contagio internacional, mientras que la utilización de los superávits por cuenta corriente de los países en desarrollo para financiar el exceso de consumo en los países avanzados sería perjudicial para un crecimiento equilibrado a largo plazo (gráfico 6). 64. La financiarización entraña también nuevas amenazas y vulnerabilidades para las perspectivas de crecimiento en los países en desarrollo en tres niveles. En primer lugar, la concentración de posiciones dominantes de las finanzas en unos pocos centros neurálgicos mundiales ha multiplicado el impacto de las políticas y decisiones normativas adoptadas en esas economías, dejando a otros países muy expuestos. En segundo lugar, los países que se endeudan para mantener reservas, como una especie de autoseguro, corren el riesgo de enjugar importantes pérdidas a causa de la devaluación prevista por muchos del dólar a largo plazo debido a las prolongadas dificultades económicas de los Estados Unidos y su dependencia de políticas monetarias expansivas agresivas para tratar de reactivar la economía. En tercer lugar, las finanzas han penetrado también en los mercados de productos básicos y alimentos con una influencia directa en la vida de cientos de millones de personas pobres en muchas economías en desarrollo (recuadro 1). 20 21 22 24 La UNCTAD describió primero este modelo de crecimiento en el contexto de la liberalización financiera de los países en desarrollo (TDR, 1997), aunque adquirió más relevancia en los países avanzados tras la crisis de las "puntocom". Los niveles de deuda externa de los países en desarrollo como proporción de las exportaciones y el PIB alcanzaron niveles máximos a finales de los noventa. Los coeficientes del servicio de la deuda con respecto a las exportaciones y la producción registraron niveles sin precedentes en 1999 y 2002 respectivamente. Véase una estimación y un examen de la magnitud de esa transformación, en Hausmann y Panizza (2011). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 6 Transferencia neta de recursos financieros a los países en desarrollo, 1995-2010 (En porcentaje del PIB) Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de datos de UNCTADStat y DAES sobre transferencias netas (Situación y perspectivas para la economía mundial, varios números). Nota: Las transferencias netas son la suma de las corrientes netas de capital, los pagos por concepto de ingresos y los cambios en las reservas oficiales. El término "transferencias netas negativas" se refiere a que las exportaciones de bienes y servicios superan a las importaciones, lo que genera una transferencia del exceso al extranjero en forma de corrientes financieras (servicio de la deuda, remesas de utilidades, acumulación de reservas de divisas, salidas de capital o retirada de los inversores extranjeros). Recuadro 1 La financiarización de los mercados de productos básicos Las tendencias de los precios de los productos básicos son una preocupación de larga data para la UNCTAD. En los últimos años, se ha desviado la atención de las oscilaciones adversas a lo largo de períodos prolongados de tiempo para centrarla en las consecuencias nocivas de las fluctuaciones de precios. Las comparaciones a largo plazo muestran que la reciente volatilidad de los precios no es nueva para los productos básicos individuales; por ejemplo, la volatilidad del precio del petróleo en 2008 fue considerable, pero no superó los máximos registrados a principios del decenio de 1970. Ahora bien, el ritmo y la magnitud de las variaciones recientes de los precios de una extensa gama de productos básicos difieren considerablemente de las anteriores. La magnitud de las subidas más recientes de los precios supera los promedios históricos para los alimentos y los metales, mientras que la magnitud del repunte del precio del petróleo fue similar a los promedios históricos, pero se produjo a un ritmo más acelerado. Aunque es difícil evaluar plenamente la financiarización del comercio de productos básicos debido a la falta de datos exhaustivos, varios indicadores sugieren que se está convirtiendo en un factor cada vez más importante para determinar los precios de los productos básicos. El valor de los activos relacionados con esos productos administrados por inversores financieros se quintuplicó entre 2005 y 2010 y ha aumentado con gran rapidez desde mediados del 2010, alcanzando un máximo histórico de 410.000 millones de dólares en marzo de 2011. Análogamente, el número de contratos de futuros y opciones negociados sobre productos básicos experimentó un aumento acelerado en 2004, luego cayó en picado durante el colapso de los precios de los productos básicos en el primer GE.11-52275 25 UNCTAD(XIII)/1 semestre de 2008, pero a continuación recuperó su rápido crecimiento. Para mediados de 2010, el número de contratos de futuros y opciones se había multiplicado por cinco con respecto al nivel de 2004. También es difícil evaluar el impacto en los precios de la financiarización del comercio de productos básicos porque su influencia se dejó sentir casi al mismo tiempo que la demanda de productos básicos por parte de las grandes economías emergentes comenzaba a aumentar rápidamente y cuando el creciente interés en los biocombustibles trasladaba la demanda de algunos productos básicos agrícolas de la alimentación a esos combustibles. Con todo, los análisis recientes muestran que las variables que reflejan la financiarización siguen siendo significativas desde el punto de vista estadístico, incluso después de controlar la influencia de las variables fundamentales en evolución, refutando la afirmación de que el aumento de la demanda de las economías emergentes era el único impulsor del repunte de los precios de los productos básicos en 2006-2008. Algunos analistas sostienen que los efectos de los precios en las inversiones en índices se han tergiversado porque pueden observarse subidas similares para los precios de los productos básicos que no están incluidos en los principales índices. Sin embargo, las investigaciones demuestran que la covariación entre los precios de distintos productos básicos aumentó después del bienio 2003-2004 y que, por lo que respecta a los productos básicos incluidos en los principales índices, ese aumento fue notablemente superior al de los excluidos. La información obtenida de los mercados financieros puede propiciar una mala asignación de los recursos, porque contamina el mecanismo de formación de los precios en los mercados de productos básicos y genera señales engañosas para los consumidores y los productores. Suelen aducirse dos argumentos para defender la influencia de los mercados financieros en la formación de los precios de los productos básicos: que contribuyen a la formación de los precios y que proporcionan liquidez. Ninguna de ellas es defendible cuando el comportamiento gregario está generalizado. En este caso, el precio hallado por los inversores financieros puede no estar relacionado con la oferta y la demanda y suele ser un precio erróneo si se tienen en cuenta los factores fundamentales del mercado. Análogamente, la inyección de liquidez puede no ser válida tampoco en mercados que están sujetos a un comportamiento gregario, es decir, en los que un gran número de participantes poderosos comparten la misma información. Si los participantes tienen las mismas opiniones y la misma disposición, pueden producirse importantes fluctuaciones de precios en respuesta a cambios simultáneos en la opinión de los participantes. Este tipo de distorsiones del mercado, inducidas por la financiarización del comercio de productos básicos, requieren políticas activas para estabilizar los precios de los productos básicos (véase el recuadro 14) y generar cierta desconfianza saludable sobre los supuestos "beneficios" de la financiarización en términos más generales. Para más información, véase UNCTAD (2011a). 3. Ciclos, perturbaciones y crisis 65. La inestabilidad potencial que lleva aparejada la globalización impulsada por las finanzas se hizo evidente en la primera crisis financiera "moderna", que afectó al Cono Sur en América Latina (Argentina, Chile y Uruguay) apenas unos años después del colapso del sistema de Bretton Woods. Esta serie de sucesos que luego se volvería tan familiar, consistente en una liberalización precipitada del sector financiero, el comercio y la cuenta de capital condujo a una acumulación masiva de pasivos en moneda extranjera por parte de instituciones financieras y no financieras privadas, seguida de un colapso financiero y de la balanza de pagos. Las subsiguientes operaciones de rescate se basaron en el rescate de empresas con fondos públicos, nacionalizaciones de bancos y la socialización de la deuda 26 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 privada externa. Con gran perspicacia, Carlos Díaz-Alejandro (1985) expuso en un artículo el fin de un mundo de represión financiera y el advenimiento de otro caracterizado por turbulencias financieras (contagiosas) que incluirían acontecimientos como la crisis del ahorro y del crédito en los Estados Unidos; colapsos financieros en Escandinavia; el desmoronamiento de la bolsa en 1987; la crisis del Japón; las crisis de los mercados emergentes en los años noventa, que comenzaron en México y siguieron en toda Asia Oriental hasta América Latina, así como la burbuja "puntocom" y las burbujas inmobiliaria y financiera que estallaron catastróficamente en 200823. 66. En retrospectiva, el crecimiento de las economías financiarizadas ha consistido, las más de las veces, en episodios de especulación intensa entre crisis, situación que se ha visto favorecida por la combinación de políticas fiscales y monetarias rigurosas y la liberalización de los regímenes comercial, financiero y de cuenta de capital. Los consiguientes déficits de la cuenta corriente se solían financiar con entradas de capital extranjero (inversión extranjera directa, privatizaciones e inversiones de cartera). En algunos casos, esos procesos han resultado desestabilizadores al perpetuar los desajustes cambiarios independientemente del régimen del tipo de cambio, hacer que algunas industrias potencialmente viables no sean competitivas, destruir las pautas de empleo establecidas y propiciar una sucesión de burbujas en el crédito y los activos internos. A medida que se desarrolla, el ciclo exacerba la vulnerabilidad externa de la economía aun cuando los factores fundamentales parezcan mejorar. La creciente fragilidad suele desembocar en un desastre cuando se produce un cambio repentino en la tendencia de las corrientes de capital y las expectativas de mercado, lo que da lugar al colapso de la balanza de pagos y del tipo de cambio, seguido de la insolvencia de la banca nacional, la quiebra de empresas y el aumento del desempleo. Esas crisis han agravado aún más el efecto distributivo de la globalización impulsada por las finanzas, ya que cuando estallan las crisis los salarios y el empleo caen en picado y los niveles de pobreza se acentúan (OIT, 2004). En la globalización impulsada por las finanzas, la recuperación no suele compensar esas pérdidas, especialmente si las autoridades tratan de volver a la situación habitual adoptando medidas de austeridad que reproducen, en lugar de corregir, los desequilibrios surgidos durante los períodos de auge. 67. Los países en desarrollo han experimentado tres ciclos completos de corrientes de capital y crisis en los últimos treinta años y están registrando un cuarto ciclo (gráfico 7). Cada ciclo ha estado estrechamente ligado a acontecimientos relacionados con políticas en los principales países emisores de reservas y ha estado definido por el tipo específico de corriente de capital que favorecía ciertas vulnerabilidades (TDR, 2001; TDR, 2009; y Akyüz, 2011). Ilustran el sesgo procíclico del sistema financiero mundial y la propensión de los mercados financiarizados regulados a seguir sendas paralelas, lo que sugiere que los precios de los activos dependen menos de las perspectivas favorables de la productividad o el aumento de los ingresos que de las expectativas de fluctuaciones de precios que se autorrefuerzan potencialmente. 23 GE.11-52275 La privatización de los rendimientos y la socialización de los costos de los ciclos de auge y crisis han sido observados por diversos analistas; véanse Lanchester (2010) y Krugman y Wells (2011). 27 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 7 Corrientes reales netas de capital privado a los países en desarrollo (En miles de millones de dólares de 2005 y como porcentaje del PIB, 1971-2009) 3,5 3 2,5 2 1,5 1 0,5 0 -0,5 Corrientes reales netas de capital privado Porcentaje del PIB (eje derecho) Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de datos de Akyüz (2011). Nota: Las corrientes reales son corrientes nominales ajustadas en función de los cambios en el deflactor del PIB de los Estados Unidos. En los países en desarrollo no se incluye a los de Europa Central y Oriental ni de la Comunidad de Estados Independientes. 68. Han surgido relaciones entre los mercados de una gran variedad de divisas, acciones y derivados de productos básicos que reafirman el comportamiento gregario en relación con varias clases de activos. La opinión general es que los fondos de alto riesgo contribuyen a este proceso porque se comparten ideas de inversión y utilizan los mismos indicadores macroeconómicos para formular las transacciones (Büyükşahin, Haigh y Robe, 2010). Cuando la información reunida en un mercado o para la economía en su conjunto se utiliza para crear expectativas sobre otros mercados y economías, se añade el peligro de contagio a otros riesgos sistémicos. Esta situación se ha visto exacerbada por los empréstitos bancarios en el exterior para financiar la expansión del crédito interno, el comercio de derivados y las operaciones de arbitraje de tipos de interés entre monedas no incluidas en el balance a corto plazo (véase el TDR, 2010). 69. Como se ha indicado, las rápidas fluctuaciones de los precios de los activos, el valor de la propiedad y los tipos de cambio probablemente aumenten la incertidumbre en las inversiones, acorten los horizontes de previsión y promuevan estrategias defensivas y especuladoras que pueden incidir negativamente en el ritmo y la dirección del crecimiento económico y la creación de empleo. Este es particularmente el caso de los sectores susceptibles a los comportamientos gregarios, como el de la inversión inmobiliaria comercial y residencial, aunque puede suceder también en sectores productivos, como ocurrió en el Asia Sudoriental en vísperas de la crisis de 1997 (véase el TDR, 1996). La UNCTAD ha sostenido sistemáticamente que la globalización impulsada por las finanzas y, específicamente, los acuerdos comerciales y de inversión, la dependencia de la ayuda y las condicionalidades ligadas a los empréstitos internacionales han incrementado la vulnerabilidad de los países en desarrollo a las perturbaciones, las crisis y el contagio, han 28 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 reducido su capacidad para responder a esos retos y han obstaculizado la formulación y la aplicación de políticas adaptadas a las necesidades y aspiraciones locales24. 70. Esas tendencias desestabilizadoras han coexistido, aunque con dificultad, con acontecimientos más prometedores impulsados por superávits cuantiosos por cuenta corriente de los países en desarrollo como grupo. Incluso en los países con déficits por cuenta corriente ha resultado más fácil atraer entradas de capital, aunque en algunos casos estas han desencadenado una nueva variante del "síndrome holandés" que ha distorsionado los tipos de cambio y frustrado los esfuerzos por desarrollar la industria manufacturera y diversificar la producción interna y las exportaciones (TDR, 2011). Por esas razones sobre todo, la amenaza de "interrupciones súbitas" de las corrientes de capital se ha atenuado, especialmente en los países en desarrollo que han acumulado reservas ingentes o han podido obtener créditos en su propia moneda. Sin embargo, en muchos países las deficiencias estructurales subyacentes siguen limitando la diversificación, restringiendo el crecimiento de la productividad, coartando los beneficios procedentes de la actividad comercial y menoscabando los esfuerzos para aliviar la pobreza. D. Comercio, tecnología y empresas transnacionales 71. A principios del período de posguerra se consideraba que el comercio era el modo más fiable y productivo de integrarse en la economía mundial. Desde la perspectiva de los países en desarrollo, el acceso a los mercados mundiales podía desencadenar una "movilización del excedente" que permitiría utilizar tierras y mano de obra desaprovechadas para producir productos primarios y con un uso intensivo de mano de obra para la exportación, atenuando la limitación impuesta por la balanza de pagos e introduciendo beneficios dinámicos a través de la especialización y las economías de escala. Aunque esos beneficios derivados del comercio pueden ser importantes, en especial en las primeras etapas de desarrollo, la UNCTAD y otros agentes sostienen que los llamamientos en favor de la "liberalización del comercio" pueden bloquear a los países en una estructura establecida de producción que, aun cuando se utilizaran eficientemente los recursos del país, podría no generar los beneficios más dinámicos de productividad necesarios para impulsar un crecimiento convergente. Estos dependen de diversos factores macroeconómicos, estructurales y tecnológicos necesarios para que surja un nexo inversión-exportaciones sólido, incluso en el contexto de las cadenas mundiales de valor, y que apoye una estructura económica más diversificada25. 72. El sistema comercial flexible reglamentado, creado en el marco del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), acompañado de controles de las finanzas y las corrientes de capital, ayudó a garantizar un clima de inversión estable y favoreció un sistema comercial dinámico. Un factor especialmente importante en la era de Bretton Woods fue la estrecha correlación entre el comercio y el crecimiento de la producción. Los vínculos de apoyo mutuo entre el crecimiento de la producción, la inversión y las exportaciones eran una característica importante del modelo satisfactorio de crecimiento establecido durante esos años. Al surgir una división del trabajo cada vez más compleja, el comercio se ha desarrollado con mayor rapidez que la producción mundial desde el final de 24 25 GE.11-52275 Véanse, por ejemplo, el TDR (1998), el TDR (2006) y el Informe sobre los países menos adelantados (2009). Una de las maneras de abordar el debate fútil de si el comercio es o no un "motor del desarrollo", para el que existen pocos datos históricos, es hacer hincapié en el nexo inversión-exportaciones; véase, por ejemplo, (Bairoch, 1998: 136 a 138). Si bien los economistas tienen opiniones bastante divergentes sobre el papel de las políticas comerciales, coinciden en general en que la inversión es fundamental para obtener buenos resultados comerciales; véanse TDR (1996), (1999), (2003) y (2006), así como Bhagwati (1998), Bhagwati y Srinivasan (1999), Rodrik (1999) y Winters (2004). 29 UNCTAD(XIII)/1 la segunda guerra mundial, aunque de manera dispar tanto geográficamente como en el tiempo (gráfico 8)26. Gráfico 8 Cambios en el volumen de las exportaciones mundiales de mercancías en comparación con los cambios en el PIB, 1951-2009 (Variación porcentual respecto del año anterior) Exportaciones PIB Fuente: Organización Mundial del Comercio (OMC), International Trade Statistics, varios números. 73. Durante gran parte de este período, los elementos que contribuyeron a integrar el comercio en círculos virtuosos de crecimiento y desarrollo encontraron su entorno más propicio a nivel regional. Por ejemplo, la proporción del comercio intraeuropeo en el comercio mundial pasó de 18,3% en 1953 a 31,2% en 1973. Esta expansión fue impulsada por el comercio intraindustrial de productos manufacturados basados en la reducción de los contingentes y su arancelización, seguida de reducciones arancelarias acordadas en varias rondas comerciales (Rayment, 1983). El siguiente nexo sólido inversión-exportaciones surgió en el Asia Oriental, comenzando por el Japón, y seguido de las nuevas economías industrializadas de primer nivel: Hong Kong, la República de Corea, Singapur y la Provincia china de Taiwán. El crecimiento de la inversión en esas economías se produjo a un ritmo nunca visto en la historia e hizo posible que esas cinco economías aumentasen su parte en el comercio mundial, de apenas un 7% en 1963 a un 17% en 1993. Sin embargo, desde principios del decenio de 1970, el nexo inversión-exportaciones ha adquirido también una dimensión clara a través de las corrientes intrarregionales de inversión extranjera directa (IED) (gráfico 9). 26 30 Naturalmente, para la UNCTAD el hecho de que esos vínculos fuesen especialmente débiles o incluso perjudiciales para los productores y exportadores de productos básicos era una cuestión clave. GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 9 Comercio intrazonal de grupos regionales como porcentaje del comercio total, 1950-2009 América del Sur África Países asiáticos en desarrollo Europa Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de datos de UNCTAD GlobStat. 74. Las nuevas economías industrializadas de primer nivel habían utilizado estratégicamente la participación de las empresas transnacionales para fortalecer el nexo inversión-exportaciones, por ejemplo mediante la concesión de licencias (República de Corea) y la subcontratación (Provincia china de Taiwán)27. Además, las corrientes de inversión extranjera directa adquirieron mucha más importancia para el otro grupo de países vecinos de Asia Sudoriental. Con respecto a la secuenciación de la inversión extranjera directa entre esos sectores y países, surgió una tendencia regional clara congruente con el "paradigma del desarrollo regional en cuña" (TDR, 1996): la transición de una actividad económica dominada por industrias basadas en los recursos y en gran intensidad de mano de obra a un sector manufacturero más sofisticado en las economías más importantes brindó la oportunidad de relocalizar la producción a países vecinos menos desarrollados (Malasia, Tailandia y otras economías) por medio del comercio y la inversión extranjera directa, y en respuesta a cambios en la competitividad. Así pues, mientras que la relación entradas de IED-formación bruta de capital fijo fue de 1% y 3% en la República de Corea y la Provincia china de Taiwán en los decenios de 1970 y 1980, en las nuevas economías industrializadas de segundo nivel se situó entre 4% y 25% en los decenios de 1980 y 1990 (véase TDR, 1996: cap. 2; WIR, 2002; y Petri, 2010). Por último, China comenzó a atraer IED a gran escala en el contexto de redes regionales a principios de los años noventa (gráfico 10), pero lo hizo como parte de su propia decisión estratégica de pasar de un régimen de crecimiento impulsado por el consumo y el empleo a un régimen impulsado por la inversión y una productividad elevada, mediante políticas activas que garantizasen que la IED fuese complementaria con la movilización de recursos internos y respaldase la modernización de la capacidad productiva local (véanse distintas ediciones del Informe sobre las inversiones en el mundo (WIR); TDR, 2006; y Lo y Zhang, 2010). 27 GE.11-52275 Las formas no accionariales de funcionamiento fueron especialmente importantes en la República de Corea (principalmente el régimen de licencias) y la Provincia china de Taiwán (principalmente la subcontratación). 31 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 10 China: corrientes de IED como porcentaje de la formación bruta de capital fijo, 1990-2010 Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de la base de datos sobre inversión extranjera directa y empresas trasnacionales de la UNCTAD. 75. Otra característica importante que se repite en estas experiencias de comercio regional dinámico es su creciente sofisticación tecnológica, reflejada en el mayor valor añadido del sector de los bienes comercializables. En el caso de Europa Occidental, guardaba relación con el uso de tecnologías diseñadas antes de la segunda guerra mundial y que se utilizaron para la elaboración de una amplia gama de bienes de tecnología media y avanzada que encontraron mercados en expansión en toda la región a medida que los ingresos aumentaban (Fagerberg, 1996). En el caso de Asia Oriental, la modernización tecnológica se adquirió desde el extranjero gracias a una combinación de importaciones y de IED y se adaptó a las condiciones locales mediante "retroingeniería" y con el apoyo de políticas deliberadas que hicieron posible que estas economías aumentaran cada vez más sus posibilidades de producción28. 76. Desde principios del decenio de 1980 los vínculos entre el crecimiento de la producción y el comercio se han debilitado29. El comercio mundial ha estado impulsado más por políticas de liberalización rápida (a menudo introducidas mediante programas de ajuste estructural, como una señal de compromiso con la globalización impulsada por las finanzas), por la inclusión de nuevos mercados tras el fin del comunismo y por la propagación de las redes mundiales de producción. Esto ha coincidido con un cambio radical en la composición del comercio de los países en desarrollo en favor de las exportaciones de productos manufacturados (gráfico 11) y con tasas de crecimiento que superan con creces las de los países desarrollados. Esta tendencia en el comercio se intensificó después de la Ronda Uruguay, que redujo las barreras arancelarias, inició las negociaciones sobre nuevas cuestiones (relacionadas con el comercio) e impuso un conjunto más uniforme de obligaciones a todos los miembros de la OMC. El "gran 28 29 32 Véase Allen (2011), que señala claramente que en las economías de industrialización tardía el progreso tecnológico, la formación de capital y la orientación de las exportaciones están estrechamente relacionados. A este respecto, véase también en TDR (2003). De hecho, si se tienen en cuenta las tasas medias de crecimiento decenales para el comercio y la producción se observa una correlación positiva entre 1950 y 1980. Sin embargo, desde 1980 la correlación ha sido negativa. GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 acuerdo" logrado en Marrakech fue que los países en desarrollo aprobarían un arreglo único que incluiría importantes compromisos en esferas como la propiedad intelectual, mientras que los países desarrollados se abrirían en sectores de interés para los países en desarrollo, como el de la agricultura, el vestido y la industria textil (TDR, 1995; Ostry, 2000). Pese a la falta de cumplimiento por los países desarrollados, de la parte que les correspondía en el acuerdo, especialmente en el ámbito de la agricultura, en 2001 se inició una nueva ronda de negociaciones en Doha. Gráfico 11 Composición de las exportaciones de los países en desarrollo, 1973-2009 (En porcentaje) Alimentos y materias primas agrícolas Minerales y combustibles Productos manufacturados Fuente: UNCTADStat. Nota: Datos de la Clasificación Uniforme para el Comercio Internacional (CUCI) 2 de 1973 a 1994 y CUCI 3 a partir de 1995. 77. La ampliación de las negociaciones comerciales multilaterales ha coincidido con una reorientación hacia los acuerdos comerciales regionales y bilaterales que, cada vez más, contienen disposiciones sobre la propiedad intelectual con posibles efectos negativos para el aprendizaje tecnológico en los países en desarrollo (gráfico 12). Esta situación ha animado el debate sobre si el comercio regional favorece o dificulta la existencia de un sistema comercial mundial más abierto. Gran parte de este debate sigue basándose en una visión estilizada de un mundo sin fronteras como entorno idóneo para el comercio internacional y con énfasis en un aumento estático de la eficiencia. El enfoque no tiene en cuenta los cambios en la economía mundial relacionados con el auge de las finanzas internacionales, incluidas las consecuencias de los ciclos de fuerte expansión y contracción, la disminución de la proporción de los salarios en la renta nacional y la desaceleración general del crecimiento mundial, y el impacto de esos factores en el comercio internacional. GE.11-52275 33 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 12 Acuerdos comerciales regionales y bilaterales (cifra acumulada) Sur-Sur Norte-Sur Norte-Norte Fuente: OMC. Nota: Acuerdos comerciales regionales vigentes notificados al GATT/OMC (por fecha de entrada en vigor). 78. Los cambios en las condiciones macroeconómicas generales han coincidido con un cambio en el modelo operativo de muchas empresas orientado al "valor de las acciones", la rentabilidad a corto plazo y las fusiones y adquisiciones. En estas circunstancias, la contratación externa de una actividad concreta y la deslocalización de actividades al extranjero están adquiriendo cada vez más importancia en la estrategia empresarial. 79. La dinámica competitiva de las cadenas mundiales de valor ha hecho que las empresas transnacionales se inclinen cada vez más por formas no accionariales de actividad (WIR, 2011), como la subcontratación internacional de la producción, la concesión de licencias de conocimientos a las empresas de los países receptores, los contratos de gestión y las franquicias. Por ejemplo, la subcontratación combinada con la deslocalización ha adquirido mayor relevancia en las estrategias empresariales. En la medida en que las formas no accionariales requieren la participación de empresas nacionales con una capacidad productiva considerable, recuerdan a las oportunidades estratégicas aprovechadas con éxito por las nuevas economías industrializadas de primer nivel a fin de que sus relaciones con las empresas transnacionales favorezcan el desarrollo. Inicialmente las empresas transnacionales fragmentaron la cadena de valor en sectores específicos como los del textil, el vestido y la electrónica, repartiendo las etapas en distintas ubicaciones antes del ensamblaje final. Para principios de los años noventa, este modelo de desintegración vertical (normalmente con una empresa líder en un país avanzado) se había propagado a otras industrias y servicios y captado a suministradores en un creciente número de países en desarrollo. Un ejemplo muy conocido es Nike, que subcontrata toda su producción de artículos de deporte a empresas de China, Indonesia, la República de Corea, Tailandia y 34 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Viet Nam. Ya en 1996, una zapatilla Nike llevaba 52 componentes diferentes fabricados por subcontratistas en cinco países30. Este proceso ha suscitado la idea de que el nexo inversión extranjera directa-exportaciones, impulsado por la liberalización del comercio, y basado en las aptitudes comerciales y los conocimientos tecnológicos de las empresas transnacionales, podría permitir a los países en desarrollo dar un salto hacia áreas más sofisticadas de producción y, en ese proceso, evitar los errores percibidos con respecto a las políticas, cometidos en las etapas de desarrollo de las industrias incipientes. El hecho de "acertar con la producción" atrayendo IED parece haber transformado el leitmotiv del Consenso de Washington de "lograr precios correctos" en una estrategia de desarrollo más completa, posibilitando a los países en desarrollo comerciar e invertir para salir de la pobreza (Stiglitz, 2002: 67). La idea de que la IED no conlleva obligaciones asociadas a la deuda para el país receptor y está al abrigo de una mentalidad especulativa y gregaria refuerza su atractivo como instrumento para promover el desarrollo en el marco de la globalización impulsada por las finanzas. 80. Estas expectativas se han cumplido solo en parte. La IED hacia los países en desarrollo ha aumentado notablemente desde principios del decenio de 1990, en algunos casos convirtiéndose en la modalidad dominante de entrada de capitales (gráfico 13). En consecuencia, la proporción de las corrientes de IED hacia esos países aumentó del 7% del PIB mundial en 1980 a cerca del 30% en 2009 (gráfico 14). Aunque suele pensarse que el incremento de las corrientes de IED se corresponde con un aumento de la formación bruta de capital fijo en todo el mundo, ello solo sucede cuando las corrientes dan lugar a inversiones pioneras y a la expansión de la capacidad productiva de las filiales existentes. Gráfico 13 Composición de las corrientes netas de capital hacia los países en desarrollo, 1980-2010 (En miles de millones de dólares) Inversión neta directa Corrientes netas de inversiones de cartera Otras corrientes financieras privadas netas Corrientes oficiales netas Fuente: FMI, World Economic Outlook (varios números). 30 GE.11-52275 Véase un análisis de la organización y la evolución de esas redes de producción, en WIR (2002) y el TDR (2002). 35 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 14 Distribución del monto acumulado de las entradas de IED (Como porcentaje del PIB mundial) Economías en desarrollo Economías desarrolladas Europa Sudoriental y CEI (economías en transición) Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de la base de datos FDI/TNC de la UNCTAD. 81. Con todo, a raíz de la difusión de las redes internacionales de producción, el comercio mundial se ha visto impulsado, ya que las mercancías pasan por varios lugares antes de llegar al consumidor final. Por ejemplo, el comercio de productos intermedios representa el 30% del comercio mundial, entre el 40% y el 60% de las importaciones de mercancías de los países de la OCDE y casi el 75% de las importaciones de grandes países en desarrollo como China (gráfico 15 y cuadro 3). Algunos de los mercados emergentes con mejores resultados han conseguido, en los últimos años, vincular con éxito sus iniciativas de desarrollo a estas redes internacionales de producción. Sin embargo, el crecimiento del comercio que acompaña a la participación en esas redes no siempre viene aparejado de incrementos del valor añadido o los salarios reales, con lo cual se rompen los vínculos entre las exportaciones, el crecimiento de la productividad y la mejora del nivel de vida que, por ejemplo, caracterizaron el modelo de crecimiento de Asia Oriental (TDR, 2002 y 2003). De hecho, la combinación de mercados de trabajo flexibles y componentes uniformizados del comercio que tienden a generar un exceso de oferta en mercados muy competitivos ha suscitado preocupaciones ante la posibilidad de que las redes de producción reproduzcan los desequilibrios comerciales relacionados anteriormente con las exportaciones de productos básicos primarios, incluida la posibilidad de "falacias de composición", "economías de enclave" e incluso un "crecimiento empobrecedor" (TDR, 2002; Kaplinsky y otros, 2002)31. 31 36 La idea de que muchos países en desarrollo podrían estar aumentando sus actividades comerciales pero ganando menos se expuso en el TDR (2002). En un estudio sobre 127 países desarrollados y en desarrollo, Dowrick y Golley (2004) extrajeron conclusiones similares al determinar que el aumento del comercio en los países en desarrollo había permitido un crecimiento más rápido de la GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 15 Tendencias en la composición del comercio mundial (Exportaciones, en miles de millones de dólares) 7 000 6 000 5 000 4 000 3 000 2 000 1 000 0 Productos finales Productos intermedios Materias primas Bienes de capital Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de la base de datos World Integrated Trade Solution (WITS). Cuadro 3 Exportaciones de productos intermedios, por grupos de ingresos y regiones (En porcentaje) Media para 1993 y 1994 Media para 2008 y 2009 2009 Tasa de crecimiento anual Economías desarrolladas 76,6 62,4 61,5 8,7 Economías en desarrollo 18,0 29,0 32,0 13,7 Economías en transición 4,0 7,0 5,0 15,7 PMA 2,1 3,5 3,2 14,0 100 100 100 10,2 14,2 23,2 25,2 13,8 3,0 6,4 5,4 15,9 Grupos de ingresos Total Regiones de países en desarrollo Asia Oriental y Sudoriental Europa Oriental productividad entre 1960 y 1980 que en los países desarrollados, pero que ese vínculo se había debilitado en el período de 1980 a 2000 favoreciendo a los países más ricos. GE.11-52275 37 UNCTAD(XIII)/1 Media para 1993 y 1994 América Latina Media para 2008 y 2009 2009 Tasa de crecimiento anual 4,8 5,2 11,0 Oriente Medio/norte de África 0,3 0,6 0,6 15,8 Asia Meridional 0,7 1,3 1,2 14,5 África Subsahariana 0,9 1,2 1,1 12,0 Fuente: Cálculos de la UNCTAD a partir de COMTRADE-WITS. E. Interrupción del desarrollo 82. Los cambios institucionales, de comportamiento y de políticas promovidos por la globalización impulsada por las finanzas no han desencadenado círculos virtuosos de desarrollo para la mayoría de las comunidades. En la globalización impulsada por las finanzas, solo los reformadores relativamente reacios, incluidas las nuevas economías industrializadas de Asia Oriental, China y la India, han logrado reducir considerablemente la brecha de ingresos con los países avanzados. La mayoría de los demás países, incluidos los que han realizado ajustes rigurosos en América Latina y el África Subsahariana, no han conseguido la convergencia; ciertamente, a pesar de que casi todos registraron buenos resultados en materia de crecimiento después de 2002, las rachas de crecimiento han sido mucho menos frecuentes en los países en desarrollo desde principios de los ochenta (DAES, 2006: 11) y muchos países están muy rezagados con respecto a los más ricos en términos de renta per capita al igual que hace treinta años; solo los países de Asia Oriental han registrado beneficios considerables y sostenidos (gráfico 16)32. 83. El primer fallo de las estrategias de desarrollo orientadas a la globalización impulsada por las finanzas se refiere a su incapacidad para movilizar recursos suficientes para crear capacidad productiva. En la mayoría de los países en desarrollo las tasas de inversión se desplomaron en los años ochenta y no han recuperado el nivel anterior (gráfico 17). La contracción de la inversión del sector público ha sido especialmente acusada y, en la mayoría de los casos, la inversión privada (nacional y extranjera) no ha servido para salvar la brecha (TDR, 2003). 84. Este fracaso puede atribuirse en parte al hecho de que la globalización impulsada por las finanzas ha incidido negativamente en el ahorro de los hogares en tres niveles: a) los ingresos por concepto de salarios se han reducido; b) los bancos han dejado de proteger el ahorro de las familias y financiar proyectos de inversión a largo plazo para dedicarse sobre todo a conceder préstamos a los consumidores y los gobiernos; y c) la liberalización comercial y financiera (combinada con cambios culturales y conductuales estrechamente relacionados) ha aumentado la propensión al consumo, especialmente de artículos de lujo y alentado la adquisición especulativa de bienes inmobiliarios. Sin embargo, por las razones examinadas en párrafos anteriores, la financiarización también ha tenido efectos negativos en el nexo ganancias-inversiones al encauzar las ganancias retenidas hacia usos menos productivos33. 32 33 38 La evaluación de la UNCTAD del desempeño de las distintas regiones en desarrollo figura en el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo, los informes sobre los países menos desarrollados y los informes sobre el desarrollo económico en África. Véase también Arestis (2004 y 2005). Una encuesta general sobre el impacto de la liberalización financiera ha llevado a la conclusión de que hay pocos indicios que permitan apoyar la idea de que la integración financiera ha ayudado a los países en desarrollo a aumentar los recursos disponibles para impulsar una inversión productiva y respaldar el crecimiento (Prasad y otros, 2004: 11). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 16 PIB real per capita respecto de los Estados Unidos, 1980-2010 Total de países en desarrollo Brasil, India y África Meridional Asia Meridional NEI de segundo nivel América Latina y el Caribe NEI de primer nivel China África Subsahariana Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de datos de UNCTADStat. Nota: Nuevas economías industrializadas (NEI) de primer nivel en el eje derecho; las demás economías, en el eje izquierdo. Las NEI de primer nivel son Hong Kong (China), la Provincia china de Taiwán, la República de Corea y Singapur. Las NEI de segundo nivel son Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia. Gráfico 17 Formación bruta de capital fijo, 1970-2009 (En porcentaje del PIB, a precios corrientes) América Latina África Subsahariana Asia Oriental (excepto China) China Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de datos de UNCTADStat. GE.11-52275 39 UNCTAD(XIII)/1 85. Un segundo peligro es encajonar a los países en un modelo restringido de especialización internacional con escasas perspectivas de crecimiento. Las investigaciones realizadas por la UNCTAD han revelado un proceso de "desindustrialización prematura" en varios países en desarrollo en los últimos treinta años en el que la proporción del sector manufacturero en términos de empleo y producción comienza a disminuir a un nivel de ingreso muy inferior al que se asocia con la trayectoria de las economías prósperas, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados (gráfico 18). En esos casos, resulta cada vez más difícil producir bienes más sofisticados para la exportación y mantener niveles elevados de demanda interna y creación de empleo (TDR, 2003; Informe sobre los países menos adelantados, 2009). Gráfico 18 Valor añadido de la manufactura, 1970-2009 (En porcentaje del PIB) Asia Oriental Norte de África África Subsahariana América Latina Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de datos de UNCTADStat. 86. En tercer lugar, y en estrecha relación con esto, la globalización impulsada por las finanzas casi nunca ha apoyado el adelanto tecnológico (TDR, 2003; Informe sobre los países menos adelantados, 2007). En la mayoría de los países en desarrollo, el progreso tecnológico consiste más en adaptar y mejorar la tecnología existente para aumentar la productividad que en rebasar las fronteras tecnológicas. Sin embargo, e independientemente de si la tecnología se importa o se desarrolla en el país, ello sigue dependiendo de niveles elevados de inversión productiva (ya que la mayoría de las tecnologías están englobadas en los bienes de capital), niveles adecuados de gasto en investigación y desarrollo y toda una gama de servicios adecuados de apoyo a la tecnología. Sigue siendo difícil valorar la capacidad tecnológica, especialmente porque gran parte de los conocimientos y aptitudes son tácitos, pero las tendencias recientes han seguido las mismas pautas observadas en las esferas de la inversión y la industrialización, y en ese contexto varios países de Asia Oriental han obtenido excelentes resultados, muchos países en desarrollo de renta media procuran mantener el paso y la mayoría de los PMA van quedando aún más rezagados (cuadro 4). Las medidas para corregir esas deficiencias captando IED solo han tenido un éxito parcial. Si bien las filiales suelen registrar una producción y una productividad superiores a las de empresas locales comparables, hay pocos indicios de efectos tecnológicos indirectos derivados de la IED en esos países, especialmente en los PMA 40 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 (Informe sobre los países menos adelantados, 2007; WIR, 2005)34. Tal es el caso de la IED canalizada hacia actividades de ensamblaje o —en los casos en que se realizan más actividades con tecnología de punta— cuando la capacidad de absorción de las empresas locales es insuficiente. El hecho de no abordar esas deficiencias ha suscitado preocupaciones por la aparición de una "trampa del ingreso medio", ya que varios países han avanzado en eslabones de la cadena de valor que exigen un empleo intensivo de mano de obra, pero no han logrado desarrollar la infraestructura tecnológica necesaria para apoyar el crecimiento de empresas nacionales más grandes o sostener la modernización y el crecimiento de la productividad35. Cuadro 4 Gasto en investigación y desarrollo (En porcentaje del PIB) 1996 2000 2004 2007 Miembros de la OCDE 2,2 2,4 2,3 2,3 Países de renta media 0,6 0,7 0,8 1 Asia Oriental y el Pacífico 0,5 0,7 1,1 1,4 Asia Meridional 0,6 0,7 0,7 0,8 América Latina y el Caribe 0,5 0,6 0,6 0,7 Fuente: Banco Mundial, World Development Indicators. 87. La globalización impulsada por las finanzas no solo no ha favorecido un crecimiento convergente y la transformación estructural, sino que en muchos países en desarrollo ha ido en detrimento de la creación de trabajo digno (DAES, 2008; TDR, 2010). Habida cuenta de las limitaciones estructurales que sufren numerosos países en desarrollo, las iniciativas tendientes a aumentar la flexibilidad de los mercados de trabajo, cuando se han combinado con políticas macroeconómicas restrictivas, una liberalización rápida del comercio y las finanzas y ciclos de expansión y contracción, casi nunca han respaldado la formalización del empleo o la promoción de una creación rápida de puestos de trabajo seguros. La excepción es, una vez más, Asia Oriental, donde las estrategias de desarrollo han diferido considerablemente de las orientaciones que figuran en las políticas convencionales (Bacchetta, Ernst y Bustamante, 2009; Khan, 2007; y cuadro 5). Dado que la expansión del empleo puede fortalecer los efectos del aumento de la productividad al establecer círculos virtuosos de crecimiento, la baja intensidad de crecimiento del empleo en la mayoría de los países en desarrollo supone otro obstáculo para lograr sendas de un desarrollo más incluyente. 34 35 GE.11-52275 Véase información reciente sobre los beneficios de la inversión extranjera directa, en Harrison y Rodríguez-Clare (2010). Para más información sobre la trampa del ingreso medio, véanse el TDR (2002), Ohno (2009), Felipe (2010) y Wade (2010). Se ha expresado esta misma preocupación con respecto a China. A este respecto, véase The Economist (2011). "Beware the middle-income trap: China's roaring growth cannot last indefinitely", 23 de junio. 41 UNCTAD(XIII)/1 Cuadro 5 Proporción de empleo vulnerable, en el mundo y por regiones (En porcentaje) 1998 1999 2000 2005 2006 2007 2008 2009 Todo el mundo 53,7 53,5 53,3 51,9 51,4 51 50,2 50,1 Economías desarrolladas y Unión Europea 11,3 11,1 10,8 10,3 10 9,9 9,7 9,7 Europa Central y Sudoriental (no perteneciente a la UE) y CEI 24,1 26,7 25,6 22,8 21,9 20,7 20,4 20 Asia Oriental 61,4 60,2 59,1 55,8 55,2 54,5 52,2 50,8 Asia Sudoriental y el Pacífico 63,8 66,2 65,5 62,6 62,3 62 62,5 61,8 Asia Meridional 81,9 81,1 82,1 80,5 80,2 79,9 78,9 78,5 América Latina y el Caribe 35,7 36,1 35,8 33,8 32,7 32,3 31,8 32,2 Oriente Medio 36,8 36 35,7 33,9 33,7 33,3 32,9 32,7 Norte de África 43,7 42,1 42,4 42,6 41,1 41,2 40,2 40,4 África Subsahariana 80,5 79,9 79,5 77,1 76,6 76 75,3 75,8 Fuente: OIT, Global Employment Trends: 69. 88. Paradójicamente, los "ganadores" en el proceso de globalización impulsada por las finanzas han sido los países en desarrollo que mejor han resistido la rápida liberalización financiera y de la cuenta de capital (recuadro 2; y gráfico 19) y han seguido desplegando innovaciones creativas y heterodoxas en materia de políticas similares a las que en los años sesenta y setenta ayudaron al Japón, la Provincia china de Taiwán, la República de Corea y otras economías a superar las limitaciones que impedían el crecimiento. En todos esos casos, las tasas sumamente elevadas de formación de capital, diversificación económica y modernización tecnológica se han reforzado mutuamente, mientras que las fuerzas de mercado mundiales se utilizaron estratégicamente para cubrir la falta de recursos y fortalecer la capacidad local. En consecuencia, esas economías han podido llevar a cabo una transformación estructural fructífera hacia sectores de mayor productividad. Esas economías prósperas también han creado capacidad industrial en el contexto de una dinámica de crecimiento regional sólida, en particular a través de un comercio y una IED controlados. En todos estos casos, la política industrial, más que los procesos de mercado, ha desempeñado un papel fundamental para sacar el máximo provecho de las economías de escala y externalidades que puede generar la integración externa. Recuadro 2 ¿Quién se ha beneficiado de la globalización impulsada por las finanzas? Para los países en desarrollo en su conjunto, no existe una correlación positiva entre la globalización financiera y el crecimiento económico y la inversión. La ausencia de tal correlación quizás se deba a que la econometría no puede separar a los países que se benefician de la globalización financiera de los países que se ven perjudicados por corrientes mundiales de capital no reguladas. En el gráfico A infra. Se utiliza una muestra de 136 países en desarrollo para representar en un gráfico la globalización financiera en relación con el crecimiento del PIB real medio per capita en el período 1990-2007. El gráfico se divide luego en cuatro cuadrantes. La parte inferior izquierda muestra que 52 países tienen niveles relativamente bajos de globalización financiera (menos del 150%, cifra que se aproxima al promedio entre países para ese período) y un crecimiento bajo (menos del 2% al año, que también se aproxima al promedio de la muestra). La parte 42 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 inferior derecha muestra que 24 países tienen una globalización financiera elevada y un crecimiento bajo. La parte superior izquierda recoge a 41 países con una globalización financiera escasa y un crecimiento elevado. Por último, en la parte superior derecha hay 19 países con una globalización financiera elevada y un crecimiento también elevado. Si bien el gráfico A no contempla ninguna hipótesis y, por lo tanto, no permite establecer relaciones causales, es interesante observar que el cuadrante superior derecho contiene el menor número de países. Un análisis más detenido del cuadrante superior derecho revela qué países pueden beneficiarse de la globalización financiera. De los 19 países que forman el grupo con una globalización financiera elevada y un crecimiento elevado, 8 son pequeñas economías insulares, 6 son exportadores de productos básicos y 4 son centros financieros regionales. Solo hay un país (Malasia) con una gran industria manufacturera próspera. El gráfico A no parece corroborar la opinión de que la globalización financiera está asociada a un proceso de industrialización y transformación estructural. .15 Gráfico A ¿Quién se ha beneficiado de la globalización impulsada por las finanzas? GNQ .1 BIH CHN -.05 0 tgry .05 KHM VNM MDV BTN STP KOR IND SGP LBN TTO LKA MYS THA CHL POL VCT UGA MUS CPV PAN TUN ARM IRN BWA IDN BGD DOM SLVCRI GRD KNA SVN BLRTUR QAT ARG BLZ SYC LCA ALB EGY ATG DMA SVK PER LVA MLI TKM MAR KAZ AGO URY WSM TCD ISR GHA NAM CZE PAK BFA NPL HUN NGA LTU COL BGR JOR OMN SWZ MEX AZE ETH PHL KWT TZA BOL MNG GTM FJI HND ECU TON ROM HRV JAM YEM VEN RWA BRA BEN VUT NIC GIN ABW SAU ARE DZA MWI ZAF ERI UZB MRT PNG GMB PRYSENRUS SLE KEN MKD SLB COG ZMB COM GAB MDG TGO CMR NER SRB CIV GNB CAF KGZ GEO UKR HTI DJI BDI ZWE TJK 0 1 KIR MDA 2 3 4 5 tfinglob Fuente: Elaborado por la secretaría de la UNCTAD a partir de Lane y Milesi-Ferretti (2006) y la base de datos UNCTADStat. Nota: En el eje vertical se representa el crecimiento medio real per capita para el período 1990-2007, y en el eje horizontal, la globalización financiera media (definida como activo extranjero bruto más pasivo extranjero bruto dividido por el PIB) para el mismo período. Las ocho pequeñas economías insulares son: Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, Saint Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Santo Tomé y Príncipe y Seychelles. Los seis productores de productos básicos son: Angola, Botswana, Chile, Guinea Ecuatorial, Qatar y Trinidad y Tabago. Los cuatro centros financieros regionales son: Líbano, Panamá, Singapur y Uruguay. GE.11-52275 43 UNCTAD(XIII)/1 Resulta irónico que el único país de la muestra que está realizando una transformación estructural con éxito y beneficiándose de la globalización financiera sea un país que, en el pasado reciente, había luchado firmemente contra esta. Malasia comenzó a flexibilizar las restricciones a las corrientes de capital a mediados de los setenta y, para 1982, había abierto por completo su cuenta de capital (es la línea continua en el gráfico B). A principios de los noventa, las autoridades de Malasia comenzaron a preocuparse por las cuantiosas entradas de capital e impusieron algunas restricciones a esas corrientes. Las restricciones se hicieron aun más estrictas después de la crisis registrada en Asia en el período 1997-1998. Para el año 2000, la liberalización de jure de la cuenta de capital en Malasia había recuperado los niveles de 1970. En lugar de producirse un colapso de la globalización financiera de facto (línea discontinua en el gráfico B), los cambios en la regulación de la cuenta de capital permitieron frenar el proceso de integración financiera y disociar a Malasia del rápido aumento de la integración financiera mundial (línea de puntos en el gráfico B). Si bien el FMI y varios observadores criticaron a Malasia por retirarse del rápido proceso de integración financiera (Johnson y otros, 2007), hay indicios de que la cautela de Malasia con respecto a las finanzas mundiales fue acertada y ayudó al país a recuperarse de los efectos de la crisis financiera asiática de 1997-1998 (véase también el recuadro 4 sobre controles de capital). Gráfico B Globalización financiera: Malasia frente a la media mundial 4,5 4 3,5 3 2,5 2 1,5 1 0,5 0 Índice de globalización financiera de facto (Malasia) Índice de globalización financiera de facto (todo el mundo) Índice de globalización financiera de jure (Malasia) Fuente: Elaborado por la secretaría de la UNCTAD a partir de Lane y Milesi-Ferretti (2006) y la base de datos UNCTADStat. 44 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 19 Desglose del crecimiento de la productividad por grupos de países, 1990-2005 Renta alta Asia África Ámérica Latina -2 -1 0 1 Crecimiento de la productividad sectorial 2 3 4 Cambio estructural Fuente: McMillan y Rodrik (2011). Nota: El crecimiento de la productividad sectorial se refiere a las contribuciones al crecimiento de la productividad del trabajo dentro de cada sector; el cambio estructural se refiere al crecimiento de la productividad resultante del movimiento de los trabajadores entre sectores. 89. Estas experiencias sugieren que para establecer una senda de desarrollo satisfactorio es fundamental disponer de un espacio para adoptar una serie de políticas orientadas al fortalecimiento de la capacidad productiva interna y la tecnología local, y establecer las instituciones y medidas de apoyo necesarias para difundir los beneficios obtenidos. Ahora bien, en muchos países en desarrollo, el espacio de políticas se ha reducido en el proceso de globalización impulsada por las finanzas y a través de diversos cauces. En primer lugar, la liberalización de la cuenta de capital puede obstruir la aplicación de políticas monetarias independientes, sea cual sea el régimen de tipo de cambio vigente (con frecuencia los países en desarrollo no pueden hacer frente a las presiones de la balanza de pagos en un régimen de tipo de cambio fijo o a los costos derivados de la volatilidad del tipo de cambio cuando los tipos son flotantes; véase el TDR, 2002 y 2011). En segundo lugar, aunque el compromiso de reducir arbitrariamente las metas de inflación y recortar el gasto público es más indicativo de la voluntad de participar en el proceso de globalización impulsada por las finanzas que una política antiinflacionista eficaz (TDR, 2010), estas medidas restringen el potencial de la política macroeconómica para alcanzar objetivos de desarrollo más amplios (Bradford, 2005). En tercer lugar, dado que la globalización impulsada por las finanzas aumenta la elasticidad de la oferta de capital, reduce la capacidad de los países de establecer la escala impositiva de su preferencia, provoca cambios con respecto a los impuestos al trabajo, y alienta una reducción de los estándares en que varios países tratan de atraer capital reduciendo los impuestos y, a la postre, acaban teniendo pocos ingresos fiscales y el mismo capital nacional. En cuarto lugar, dado que la mayoría de los países en desarrollo no están en condiciones de obtener préstamos en el extranjero en la moneda nacional (el "pecado original"; véase Eichengreen y otros, 2003), el valor real de su moneda tiende a disminuir durante las recesiones, lo que aumenta el costo de atender el servicio de la deuda extranjera precisamente cuando la capacidad de pago ha menguado. Ello incrementa el riesgo que supone conceder préstamos a los países más pobres, reduce el espacio para adoptar políticas anticíclicas y hace que la política monetaria se centre en el tipo de cambio y no en la estabilidad de la producción (Hausmann y Panizza, 2011). Por último, la globalización impulsada por las finanzas ha desgastado el espacio de políticas a GE.11-52275 45 UNCTAD(XIII)/1 través de los cambios que ha provocado en el proceso político, en particular en las economías avanzadas. El poder de cabildeo del sector financiero de los Estados Unidos ha aumentado desmesuradamente (Johnson, 2009) y su influencia política se ha utilizado para impulsar aún más la liberalización en los Estados Unidos y en el extranjero. Cabe mencionar tres manifestaciones de esta estrategia: la importante liberalización financiera solicitada a los países de Asia Oriental después de la crisis de mediados de los noventa, la exigencia de que los países que firmaron tratados de libre comercio y acuerdos bilaterales de inversión con los Estados Unidos renunciaran a algunas formas de gestión de la cuenta de capital y la presión concertada para la desregulación de los servicios financieros a nivel multilateral (Igan y otros, 2011). F. La recesión actual 90. Los efectos del endeudamiento excesivo, las corrientes desreguladas de capital y la especulación financiera se experimentaron en toda su magnitud tras el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008. El costo de la crisis subsiguiente en términos de disminución del valor de los activos y las operaciones de rescate emprendidas por los gobiernos en favor de las instituciones financieras en dificultades se cifra ya en billones de dólares. La crisis ha causado daños generalizados en forma de desplome del crecimiento, pérdida de puestos de trabajo, quiebra de empresas y las perspectivas de un estancamiento prolongado en varias economías avanzadas. Los países en desarrollo, que no fueron los responsables de la crisis, se vieron afectados por la disminución de los precios y volúmenes de las exportaciones, la contracción de los mercados, la congelación de las líneas de crédito, las reducciones de IED, la fuga de capitales y la disminución de las remesas de los migrantes. Ningún país ha podido resguardarse por completo de la crisis, y la caída de puntos porcentuales en el crecimiento del PIB ha sido incluso más acentuada en muchos PMA que en algunos países avanzados (Informe sobre los países menos adelantados, 2010). 91. El mito de la autorregulación del mercado ha demostrado ser perjudicial, precisamente cuando disponía de un margen sumamente amplio para producir los beneficios que prometía. Nadie escuchó a los economistas que observaron señales de alarma porque sus llamados se perdieron entre la multitud de alabanzas de un sistema que ofrecía cada vez más recompensas a unos pocos y transfería los riesgos a quienes menos los entendían. Al menos desde Adam Smith, los eruditos más serios han comprendido que los aspectos destructivos de los mercados deben controlarse mediante una serie de normas e instituciones. Más aún, la idea de que la eliminación del sistema de frenos y contrapesos de los mercados financieros daría pie a una reactivación del espíritu empresarial productivo, y el progreso tecnológico no se sustenta en antecedentes históricos, los cuales muestran que esos mercados son propensos a generar información errónea, asumir riesgos excesivos y adoptar un comportamiento gregario, y que a menudo acaban dando lugar a situaciones de pánico a gran escala, perturbaciones y crisis prolongadas36. Según la conocida metáfora de Keynes, el casino no es el mejor lugar para promover la iniciativa empresarial productiva. Pero la irracionalidad (dinámica o no) de los mercados solo es parte del problema. El economista estadounidense Hyman Minsky ha demostrado que el riesgo moral y la fragilidad son inherentes a la estructura de los sistemas financieros desregulados. Cuando se combina con la tendencia de los mercados a concentrar el poder económico, la desregulación financiera se convierte en una fuente potencial de fraude económico no tan inocente (Galbraith, 2004) y compromete la estabilidad social (Soros, 2008). 36 46 La tendencia periódica de los mercados financieros no regulados a "volverse locos", en términos del periodista del Financial Times Martin Wolf, ha sido descrita por Kindleberger (1984). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 92. Sin duda, un paso esencial para reequilibrar la economía mundial y posibilitar un crecimiento sostenible e incluyente en los países desarrollados y en desarrollo por igual es acabar con "el dominio de los rentistas" (Krugman, 2011). Pero, en lugar de ello, hasta la fecha la atención se ha concentrado en salvar a las grandes instituciones financieras con ayuda directa del Estado y el suministro de dinero barato. Es cierto que era necesario para evitar otra Gran Depresión. Sin embargo, la respuesta del sector financiero ha consistido en especular en todo el mundo, aunque no conceda préstamos al sector productivo. Por el momento, las finanzas son un peso macroeconómico muerto que han de soportar las iniciativas mundiales de recuperación. Si persiste la práctica de "seguir como si nada", el crecimiento seguirá siendo fragmentado, las inversiones se mantendrán en un nivel moderado, el desempleo seguirá aumentando y las disparidades se acentuarán aún más, ya que los Estados tratan de equilibrar los presupuestos mediante recortes adicionales en la inversión, los salarios y las transferencias a la seguridad social. Ciertamente, si la historia sirve de guía, la probabilidad de que las crecientes tensiones sociales se traduzcan en inestabilidad política es muy real (Voth y Ponticelli, 2011). Además, cuanto más se prolongue la crisis, mayor será la tentación de las economías de recurrir a una agenda más autárquica. Mientras tanto, la especulación en los mercados de los alimentos y la energía está contribuyendo de nuevo a un aumento de la inseguridad alimentaria y energética, ya que los precios del petróleo no cesan de aumentar desmesuradamente y algunos alimentos de primera necesidad siguen batiendo récords (gráfico 20). Gráfico 20 Precios de los productos básicos, enero de 2000 a mayo de 2011 Todos los grupos Minerales, menas y metales Alimentos Petróleo crudo Mayo 2011 Septiembre 2011 Enero 2010 Septiembre 2010 Enero 2009 Mayo 2010 Mayo 2009 Septiembre 2009 Enero 2008 Septiembre 2008 Enero 2007 Mayo 2008 Septiembre 2007 Enero 2006 Mayo 2007 Mayo 2006 Septiembre 2006 Mayo 2005 Septiembre 2005 Enero 2006 Enero 2005 Mayo 2004 Septiembre 2004 Septiembre 2003 Enero 2004 Enero 2003 Mayo 2003 Mayo 2002 Septiembre 2002 Septiembre 2001 Enero 2002 Enero 2001 Mayo 2001 Mayo 2000 Septiembre 2000 Enero 2000 (2.000 = 100) Materias primas agrícolas Fuente: UNCTAD GlobStat. GE.11-52275 47 UNCTAD(XIII)/1 93. En este contexto, sería optimista esperar que las grandes economías emergentes lideraran la recuperación mundial, especialmente si se les pidiera que abrieran una nueva frontera para la acumulación financiera. La propuesta parece alentadora, pero en realidad es muy engañosa. Incluso en las mejores circunstancias, las economías emergentes se ven limitadas por su capacidad de absorción relativamente baja y la incapacidad de emitir moneda extranjera. Además, se reconoce cada vez más la necesidad de que los países que han basado su crecimiento en un nexo inversión-exportaciones sólido comiencen a depender más de fuentes nacionales de crecimiento. Ello entraña ajustes y compromisos difíciles, además de políticas estratégicas. Sin medidas ambiciosas y eficaces a nivel nacional, regional e internacional, esas economías experimentarán nuevos desequilibrios y estarán expuestas a la amenaza de perturbaciones y crisis repetidas mientras que las economías avanzadas ya han agotado gran parte de su capacidad para apoyar al sector financiero. G. Trastornos futuros 94. La globalización impulsada por las finanzas prometía acabar con una situación crónica de asignación deficiente de los recursos e inestabilidad de la balanza de pagos y, "a todos los efectos prácticos" con el propio ciclo empresarial (Lucas, 2003). En realidad, el aumento de los niveles de deuda y el apalancamiento y comportamiento especulativo crecientes han dado lugar a un mundo de fragilidad financiera sistémica y nuevos tipos de ciclo empresarial. Todo ello ha propiciado períodos de prosperidad, que a menudo se han visto interrumpidos debido a crisis monetarias, bancarias o de la balanza de pagos y les han seguido períodos prolongados de crecimiento lento y escasa creación de empleo. Las esperanzas de lograr un modelo de crecimiento más incluyente se vieron frustradas por la creciente desigualdad y la traslación de los riesgos y las tensiones generados por mercados desregulados a los particulares y los hogares. 95. La crisis que se experimenta actualmente a nivel mundial ha causado ya daños incalculables en los medios de subsistencia y las perspectivas de empleo y prosperidad en numerosos países. Sin embargo, esta crisis se acompaña de una crisis ambiental en ciernes, en particular a raíz del aumento de la temperatura del planeta, que plantea retos aún más fundamentales para el desarrollo sostenible. Cada vez resulta más evidente que mientras los riesgos y desequilibrios ambientales estén vinculados a presiones económicas (y demográficas) a largo plazo, será difícil corregirlos. Sin considerar también los desequilibrios financieros y sociales que han salido a la luz en las últimas dos o tres décadas. Ello hace que los intentos por volver al statu quo habitual estén todavía más desencaminados. La recomposición de la globalización impulsada por las finanzas no solo es inadecuada por razones económicas y sociales, sino que impone también una presión insoportable sobre el equilibrio ecológico del planeta. 96. En general se reconoce que la senda de desarrollo adoptada por los países avanzados en la actualidad no ha tenido debidamente en cuenta el uso y abuso del "capital natural" o el daño a los ecosistemas y que, habida cuenta de las tecnologías actuales (o en desarrollo), los límites ecológicos del planeta no permiten reproducir en todo el mundo las pautas de producción y consumo de los países avanzados. En los últimos veinte años la industrialización basada en los combustibles fósiles ha ayudado a esos países a lograr mejoras sin precedentes en el nivel de vida, pero a costa de aumentar las emisiones de carbono que han superado la capacidad de absorción de la atmósfera y han provocado cambios peligrosos y potencialmente irreversibles en el clima del planeta. 97. A pesar de que cada vez se conocen mejor esos límites, el mundo sigue sin encontrar mecanismos para corregir la tendencia ascendente de los desequilibrios ambientales o los resultados catastróficos que la comunidad científica ha pronosticado para el planeta. Los 48 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 datos recientes que muestran que las emisiones de carbono han seguido aumentando durante la recesión suscitan una mayor preocupación por la posibilidad de que el planeta se esté encaminando a un punto sin retorno en relación con el equilibrio ecológico. 98. En el caso de muchos países en desarrollo esas amenazas ambientales acentúan un círculo vicioso que los mantiene atrapados en una situación de niveles de ingresos bajos, deteriora su base de recursos y restringe su capacidad de resistencia a perturbaciones futuras. Las estimaciones recientes indican que 300.000 personas mueren cada año como consecuencia del calentamiento global, mientras que 300 millones se ven seriamente amenazadas por la transición ambiental que se está produciendo (Global Humanitarian Forum, 2009). Desafortunadamente, el logro de una senda de crecimiento sostenible desde el punto de vista ecológico para la economía mundial es un objetivo ilusorio, en parte porque los países más avanzados son reticentes a reconocer la estrecha relación entre el desarrollo y los problemas ambientales (recuadro 3). Recuadro 3 El nexo clima-desarrollo Un incremento de la temperatura de 2ºC por encima de los niveles preindustriales es el máximo establecido por la comunidad científica para estabilizar las concentraciones de carbono a un nivel que prevendría desequilibrios peligrosos en el sistema climático y la adaptación a los cambios propiciados por ese aumento. Esto corresponde a una meta de concentración de gases de efecto invernadero (en términos de dióxido de carbono equivalente (CO2e)) de entre 350 y 450 partes por millón (ppm) y a una reducción de las emisiones mundiales del orden de 50% a 80% respecto de los niveles de 1990 para 2050. Estas metas requieren medidas drásticas de los países avanzados y una participación activa de los países en desarrollo, que solo pueden suceder si el crecimiento y el desarrollo económicos se producen de manera sostenible. Según el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, se precisarán políticas claras en materia de clima tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. La energía es un elemento fundamental de la confluencia entre el clima y el desarrollo. En la mayoría de los países en desarrollo, el acceso a los servicios energéticos dista mucho de satisfacer las necesidades para cumplir los objetivos de desarrollo humano. Efectivamente, 2.000 millones de personas viven sin acceso a servicios energéticos modernos. A escala mundial, cada día se consumen aproximadamente 31 millones de toneladas equivalentes de petróleo en forma de energía primaria, lo que equivale a 55 kilovatios/hora (kWh) por persona y día, y los países ricos consumen en promedio más del doble de esa cifra. La mayoría de los países africanos y todos los países de Asia Meridional consumen mucho menos de 20kWh per capita al día. China sigue muy por debajo de la media mundial e incluso la mayoría de los mercados emergentes consumen menos de un tercio del promedio per capita de las economías avanzadas. Huelga decir que el aumento de los niveles de ingreso en los países más pobres tenderá a cerrar esas brechas energéticas. Una meta razonable para la seguridad energética sería 100kWh per capita al día. Hasta ese nivel, existe una fuerte correlación entre el aumento del consumo de energía y los resultados en materia de desarrollo. Sin embargo, estos niveles de consumo de energía estarán fuera del alcance de la mayoría de los países pobres a menos que el precio de los servicios energéticos se reduzca considerablemente. Por ejemplo, si la energía cuesta 10 centavos por kWh, se necesitan 10 dólares al día para consumir los niveles necesarios de servicios energéticos. Ello no solo representa un problema para el millón de personas más pobres, sino que gastar 10 dólares al día en energía agotaría la renta per capita de países como Angola o el Ecuador. GE.11-52275 49 UNCTAD(XIII)/1 El grueso de la infraestructura energética de los países en desarrollo todavía no se ha construido, por lo que el suministro energético es insuficiente y caro. Muchas personas dependen principalmente de combustibles de biomasa tradicionales para cubrir sus necesidades energéticas, esto es, madera, residuos de las cosechas y estiércol. En esas circunstancias, podría ser más barato y más fácil decantarse por la senda de las energías renovables que modificar o modernizar la infraestructura existente. Los costos y las mejoras tecnológicas de una amplia gama de proyectos tecnológicos descentralizados y a pequeña escala basados en la energía renovable ya están ofreciendo, en muchos contextos, una solución rentable y sostenible para la creación de redes eléctricas rurales. La mayoría de las soluciones basadas en el mercado que se están examinando en los círculos especializados en el clima, como los programas de límites máximos y comercio y los impuestos sobre el carbono, podrían ir en detrimento del desarrollo porque tienen por objeto aumentar el precio de la energía renovable con el fin de atraer a inversores privados. En lugar de ello, lo que se necesita es una estrategia que propicie una reducción rápida y significativa del coste de la energía renovable. La opción más prometedora es un aumento masivo de la inversión pública junto con subsidios adecuados, a corto plazo, para contrarrestar los pesados lastres tecnológicos y de escala iniciales. Si la estrategia se centra en las opciones tecnológicas más prometedoras, en especial la energía solar y eólica, estaría enviando al sector privado señales claras y fidedignas y fomentaría una mejora de la productividad y la eficiencia energética. Para más información, véase el TDR (2009) y UNCTAD (2011c). 99. No sería realista desde el punto de vista económico ni aceptable desde el punto de vista moral pedir a los países en desarrollo que, como parte de su contribución a la resolución del problema del cambio climático, comprometieran sus ambiciones de crecimiento económico a fin de proteger niveles de vida mucho más elevados en otros lugares. Más bien, deberán formarse nuevas alianzas en torno al desarrollo y la difusión de tecnologías ecológicas, programas de retroadaptación a gran escala, la sustitución coordinada de estructuras de producción que utilizan grandes cantidades de energía con alternativas que empleen fuentes de energía renovables y modificaciones en los modelos comerciales que apoyen la transición de la matriz mundial de producción hacia la sostenibilidad ambiental (TDR, 2009; DAES, 2009). El único modo de cerrar la brecha del ingreso, dentro de los países y entre estos, y promover al mismo tiempo una economía mundial con bajas emisiones de carbono y un crecimiento elevado, sería con un cambio en favor de una nueva modalidad de desarrollo mundial que tenga en cuenta las dimensiones económica, social y ambiental, que el presente informe define como globalización orientada al desarrollo. 100. En esta primera parte del informe se ha sostenido que mantener el statu quo es un planteamiento erróneo por razones macroeconómicas a corto plazo, y estructurales, sociales y ambientales a largo plazo. No es posible afrontar los retos interconectados de reequilibrar los sistemas financieros y las economías reales, reparar los contratos sociales a nivel nacional y resolver los problemas ambientales, demográficos y alimentarios con medidas incrementales y discrecionales que son típicas de la interacción de las fuerzas de mercado. Será difícil hacer frente a esos desafíos e impulsar una rápida recuperación mundial mientras los consumidores, las empresas y los gobiernos del Norte tratan de corregir sus balances y con un sistema financiero enredado en una maraña totalmente especulativa de deudas creada por ellos mismos. Esta claro que recurrir a una mayor austeridad no es la forma de resolver todos los problemas. Además, en estas condiciones, los esfuerzos de la mayoría de los países por pisar con fuerza el acelerador de las exportaciones serían inútiles, ya que generarían también fricciones peligrosas en el sistema comercial mundial. Es prácticamente un desastre que no se tenga en cuenta a la comunidad internacional a la hora 50 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 de buscar una respuesta eficaz impulsada por las inversiones y racional desde el punto de vista ambiental a la difícil situación en que se encuentra sumido el mundo. En la siguiente parte del informe se señalan algunos de los elementos de una nueva globalización orientada al desarrollo. II. El restablecimiento del equilibrio de la economía mundial mediante un desarrollo sostenible e incluyente A. Introducción 101. En la primera parte de este informe se sostenía que la globalización impulsada por las finanzas (GIF) no había logrado aprovechar las fuerzas creativas de los mercados en apoyo de un crecimiento general, permitiendo que predominaran sus tendencias más desestabilizadoras y destructivas. A pesar de ello, ha habido unas cuantas experiencias fructíferas en el mundo en desarrollo que han hecho posible el crecimiento sostenido durante varias décadas y han logrado resistir la crisis. Estos logros han suscitado especulaciones sobre los nuevos "impulsores del crecimiento mundial" y una "gran convergencia" en los ingresos. Se trata ciertamente de tendencias alentadoras. Sin embargo, no hay que engañarse pasando por alto el hecho de que durante largos períodos de GIF la mayoría de los países en desarrollo han registrado un crecimiento per capita inferior al de los países adelantados (gráfico 21). Es más, estas tendencias malamente avalan las propuestas de mantener el actual modus operandi, pues una de las paradojas de la GIF es que las recientes experiencias de éxito se han basado en estrategias de desarrollo proactivas que en muchos sentidos contradicen la teoría económica dominante. Hacer depender el futuro del desarrollo convergente del reciente boom alimentado por la deuda sería particularmente arriesgado en vista de lo que ha ocurrido desde 2008 y de que los desequilibrios que han acompañado a la GIF siguen entrabando el desarrollo sostenible e incluyente en la mayoría de los países, y habida cuenta de la inquietud real de que, en ausencia de reformas duraderas de la estructura internacional, una nueva crisis financiera pueda perjudicar incluso a los países en desarrollo exitosos. Entretanto han ido creciendo las presiones demográficas y ambientales, pero no se ha logrado encontrar soluciones duraderas. 102. El reto que se plantea a los responsables de las políticas es el de asentar firmemente el desarrollo incluyente en el primer plano de la agenda política. La tarea se complica enormemente por el carácter interrelacionado de los componentes del desarrollo incluyente. Aun así, es posible establecer políticas a nivel nacional, regional y mundial para reequilibrar la economía mundial, trascender la GIF, convertir las recientes rachas de crecimiento en vías de desarrollo sostenible y garantizar el disfrute de los beneficios a todos los sectores de la sociedad, en particular los más pobres y los más vulnerables. Es este, en esencia, el desafío de la globalización orientada al desarrollo (GOD). GE.11-52275 51 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 21 Tasas de crecimiento del PIB real per capita, promedio de cinco años 12 10 8 6 4 2 Developed countries Países desarollados China China Developing excluding China yand India Países en desarrollo sin China la India 2007 2008 2005 2006 2003 2004 2001 2002 1999 2000 1997 1998 1995 1996 1994 1992 1993 1991 1990 1988 1989 1986 1987 1985 1984 1982 1983 1980 1981 0 India India Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD, a partir de los Indicadores de desarrollo mundial del Banco Mundial (2010). B. El desarrollo incluyente y el reto de la inversión 103. Existe una estrecha correlación entre el ingreso per capita y el bienestar social. No es nada sorprendente, pero ello no implica que el desarrollo sea sinónimo de crecimiento económico. Incluso las rachas de crecimiento que duran algunos años no dan lugar necesariamente a la amplia distribución de los beneficios, y si estas rachas van seguidas de desplomes lo más probable es que resulte menoscabado el bienestar social. Fue ese al parecer el caso de los ciclos de gran expansión y contracción generados por la GIF. Es más, en cualquier nivel de ingresos, los indicadores sociales varían considerablemente de un país a otro: las políticas que adopten los países son importantes para el tipo de vía de desarrollo que estos emprendan. 104. La clave del desarrollo incluyente radica en la existencia de vínculos institucionales y políticos que hagan posible que el crecimiento económico promueva el desarrollo social y que a su vez el desarrollo social apoye el crecimiento económico. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) han incorporado nuevas metas en materia de pobreza, empleo y bienestar social a la agenda de la política internacional, y han señalado la necesidad de un incremento considerable de los recursos para financiar nuevas inversiones en infraestructura y redes de protección social, así como la creación de nuevos lazos de asociación para acelerar el progreso del desarrollo humano. Se trata de una evolución muy positiva. Sin embargo, aun antes de que se desencadenara la crisis, los ODM se veían entrabados por el crecimiento desigual, por los desequilibrios mundiales que traía consigo la GIF y por la incoherencia de las políticas económicas recomendadas. 105. De la evolución de la situación en los diez últimos años se desprende un cuadro claro de la marcada correlación existente entre un alto grado de desigualdad y un progreso 52 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 limitado de los ODM. En el gráfico 22 se ilustra el promedio del índice de Gini en el período 2000-2008 en comparación con la tasa media de recuento de la pobreza en el mismo intervalo de tiempo; ello sugiere que existe una relación débil, pero positiva, entre la desigualdad y el porcentaje de la población que gana menos de 2 dólares por día. El cuadro se enriquece cuando se evalúan directamente los efectos de la desigualdad en la relación entre el crecimiento y el desarrollo humano. El gráfico 23 muestra el efecto diferencial del crecimiento sobre la pobreza al dividirse nuestra muestra según el grado de igualdad o desigualdad que reina en los países. Los países con grado relativamente bajo de desigualdad (por ejemplo, con un índice de Gini inferior al promedio de la muestra) exhiben una correlación mucho más marcada entre el crecimiento y la reducción de la pobreza que las economías desiguales, para las que el efecto del crecimiento es cercano a cero. Resulta aún más patente la importancia de remediar las desigualdades cuando se examinan otras medidas del desarrollo humano como la tasa de mortalidad de los niños menores de 5 años (ODM 4) y la tasa de escolarización primaria (ODM 2). El crecimiento repercute positivamente en los países con más igualdad, y negativamente en las sociedades desiguales. En otras palabras, el crecimiento puede empeorar las condiciones de vida de las personas vulnerables cuando es desigual la distribución de los ingresos (UNCTAD, 2010a). Gráfico 22 Pobreza y desigualdad Porcentaje de la población que gana menos de 2 dólares diarios 60 40 20 0 20 30 40 50 Índice de Gini, promedio 2000-2008 Valores ajustados 60 IPH Fuente: Secretaría de la UNCTAD, a partir de los Indicadores de desarrollo mundial del Banco Mundial (2010). Nota: El IPH es el índice de pobreza humana. GE.11-52275 53 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 23 Pobreza, desigualdad y crecimiento Porcentaje de la población que gana menos de 2 dólares diarios 60 40 20 0 -20 -5 0 5 10 15 20 Crecimiento medio, 2000-2008 Valores ajustados Igualdad Valores ajustados Desigualdad Fuente: Secretaría de la UNCTAD, a partir de los Indicadores de desarrollo mundial del Banco Mundial (2010). 106. Los desequilibrios económicos y sociales no constituyen el único obstáculo para el desarrollo incluyente y sostenible. La creciente fragilidad del medio ambiente plantea una grave amenaza al desarrollo sostenible, que a su vez está estrechamente vinculada a las presiones demográficas y en particular las generadas por la acelerada urbanización del planeta. Por su parte, esta evolución demográfica ejerce presiones crecientes sobre los mercados y los servicios sociales de muchos países en desarrollo a la vez que incrementa la demanda de productos de unos sistemas agrícolas que, en muchos países en desarrollo, no han podido atraer en los últimos años las inversiones necesarias aun cuando el cambio climático haya menguado su producción. 107. Es poco probable que se consiga reequilibrar la economía mundial en todos estos frentes interconectados en circunstancias de crecimiento lento o inestable. La mayoría de los países en desarrollo necesita mantener sus índices de crecimiento por encima del 6% anual para poder superar sus déficits económicos y sociales y acortar la distancia que los separa de los que están en los peldaños superiores de la escala del desarrollo. El reto central de la política económica sigue siendo el de absorber los recursos internos infrautilizados y agregar otros nuevos reforzando los vínculos entre los sectores productivos y los mercados en expansión, en el interior y el exterior. La naturaleza de ese desafío varía con el tiempo y entre los países en distintos niveles de desarrollo. Pero en todos los casos es indispensable que los recursos no sean desperdiciados ni acaparados por una pequeña minoría, que se preste apoyo a los sectores que ofrezcan más potencial de empleo y que las inversiones en infraestructura, comprendidos los sectores sociales, reciban un firme apoyo de los gobiernos. A menudo se necesitará para ello una tasa de inversión superior al 25% del 54 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 PIB37. Existe una compleja relación entre la inversión, el crecimiento y el desarrollo, en que se intersectan múltiples líneas de causalidad con los cambios de la tecnología y la productividad, las economías de escala, la complementariedad de la oferta y la demanda y la variación de las tendencias del empleo y el comercio. 108. Son muy pocos los países que han alcanzado las tasas necesarias de inversión y crecimiento en el marco de la GIF, y en los que sí las han alcanzado no se ha dejado que las fuerzas del mercado generen por sí solas los recursos financieros necesarios o los encaucen del modo más productivo. Hay indicios considerables de que, tras las primeras etapas de industrialización, cuando los ingresos agrícolas y comerciales constituyen la principal fuente de financiación, una gran parte de la acumulación de capital se financia con las ganancias retenidas, a menudo en relación simbiótica con los préstamos bancarios a largo plazo, que a su vez suelen ser promovidos por el Estado38. En muchos países en desarrollo un obstáculo constante para consolidar este nexo entre ganancias e inversiones ha sido la falta de empresas locales capaces de generar suficientes utilidades para hacerse cargo del fuerte empuje inversor y de los grandes proyectos que requiere la modernización industrial y tecnológica. Dado que está bien documentado el aumento de la escala mínima de inversión necesaria para mantener un proceso de transformación estructural, es preciso que se preste más atención a la tarea de construir grandes empresas en los países en desarrollo y reglamentarlas39. Allí donde sea insuficiente la capacidad para emprender grandes proyectos, la IED puede contribuir a la renovación industrial y a la creación progresiva de dicha capacidad local, siempre que se establezcan las estrategias y reglamentaciones apropiadas. 109. Es importante comenzar el examen de la globalización orientada al desarrollo con el tema de la inversión productiva, porque nos remite de partida al vínculo entre la inclusión y una agenda del desarrollo más tradicional. Como ya se comentó, la GIF ha alentado a los ricos a enriquecerse mucho más dado que ellos ahorran e invierten más que otros sectores de la sociedad. Esta lógica de la "filtración" no ha funcionado. Por ejemplo, los economistas han pensado largo tiempo que la causa de la insuficiencia de las inversiones puede ser la insuficiencia del ahorro, y no a la inversa. Además, la medida en que los ricos ahorran e invierten sus ingresos en activos productivos puede variar considerablemente de un país a otro, según la forma en que se generen las utilidades y el grado en que estas se consuman. Es más, si las utilidades van a parar al consumo suntuario o a los activos financieros, como ha ocurrido en el contexto de la GIF, la necesaria correspondencia entre 37 38 39 GE.11-52275 Entre las muchas variables que integran las ecuaciones del crecimiento, la inversión sigue siendo una de las pocas que invariablemente han tenido una fuerte repercusión independiente en el crecimiento. Véase TDR (2003): 61 a 64. Respecto de este nexo entre ganancias e inversiones, véanse TDR (1994, 1997, 2003), Singh (1999), Ros (2000) y van Treeck (2008). Un examen histórico de este vínculo inevitablemente tendrá que tratar el papel de la actividad empresarial en el proceso de desarrollo. En tal examen habrá que evitar considerarla una variante exógena. Al analizar la pérdida paulatina del liderazgo económico de Inglaterra en favor de los Estados Unidos de América desde fines del siglo XIX, Habbakuk (1962: 213) concluyó que "la abundancia de talento empresarial en los Estados Unidos de América fue la consecuencia y no la causa de una alta tasa de crecimiento, y fue a la lentitud de la expansión de la industria inglesa que se debió el desempeño de los empresarios ingleses... y no a la inversa". Una de las paradojas de la GIF es que mientras la creciente influencia económica de las grandes empresas, tanto financieras como no financieras, ha sido una tendencia manifiesta en los países adelantados, la agenda del desarrollo concomitante ha dedicado la mayor parte de su atención a las pequeñas empresas y al microcrédito. Una vez más, la cuestión radica en hallar el justo equilibro; respecto de la vinculación entre el tamaño de las empresas y el crecimiento económico, véase Tybout (2000). 55 UNCTAD(XIII)/1 la inversión y el desarrollo incluyente ha de ser escasa o nula40. Dependiendo de las circunstancias, con distintas combinaciones de políticas fiscales, monetarias y cambiarias, incluida la regulación de los movimientos de capital (recuadro 4), se pueden conseguir altas tasas de inversión productiva y de crecimiento. Recuadro 4 La justificación de los controles de capitales El capital extranjero puede hacer una contribución positiva al desarrollo económico. Sin embargo, la experiencia indica que algunos tipos de corrientes de capital a corto plazo pueden infligir efectos devastadores a la economía cuando las políticas flaquean en la gestión de esas corrientes (Bernanke, 2011: 24). Incluso el FMI está abandonando su tradicional renuencia a respaldar los controles de capitales, pese a que estos siempre han estado permitidos por su Convenio Constitutivo (véanse, por ejemplo, los artículos VI y VII). En todo el mundo se va creando consenso en torno a la idea de que los controles de capitales pueden ser instrumentos de política válidos para responder a los imperativos macroeconómicos y cautelares. Sin embargo, aunque los economistas del FMI reconocen que "los controles parecen ser bastante eficaces en los países que mantienen vastos sistemas de restricciones sobre gran parte de las categorías de corrientes"41, el Fondo parece seguir considerándolos una medida de último recurso que ha de aplicarse solo a título prudencial y temporal. Un marco regulador que se extienda debidamente a las transacciones con activos y obligaciones extranjeros puede ayudar a contener las corrientes de capital desestabilizadoras ocupándose de los desajustes de divisas y vencimientos y de los riesgos crediticios asociados al tipo de cambio. Últimamente varias economías emergentes han introducido ese tipo de controles, que comprenden la fijación de impuestos favorables al mercado sobre determinadas entradas de capital (Brasil), sobre las adquisiciones por extranjeros de bonos del Estado y los empréstitos bancarios de divisas (República de Corea), y sobre la renta por concepto de intereses y las ganancias de capital percibidas por los extranjeros (Tailandia y la República de Corea). Se han puesto en tela de juicio sus resultados, sugiriendo que algunas de estas medidas son demasiado marginales para ser eficaces. Tampoco está claro que este método pueda brindar suficiente protección contra los riesgos derivados del tipo de corrientes de capital inestables que se han observado en los últimos años. Por consiguiente, quizá se necesite una amplia gama de medidas de control de las entradas de los no residentes. De los estudios realizados por la UNCTAD se desprende que los controles de las corrientes de entrada y salida de capital a corto plazo deben formar parte del arsenal de la política pública, y que estos deben utilizarse como y cuando sea necesario para regular los movimientos de divisas, asegurar reservas suficientes de moneda fuerte y mantener el tipo de cambio a niveles razonables, en lugar de aplicarse ad hoc como medidas temporales. Los instrumentos disponibles son bien conocidos. Muchos se utilizaron amplia y eficazmente durante los años sesenta y setenta en las economías avanzadas, y más recientemente los han utilizado muchos países en desarrollo (TDR, 1998). A lo largo del tiempo y en los distintos países, han consistido en: 40 41 56 En este sentido, la inversión productiva hace las veces de impuesto social que limita la utilización de las utilidades en el consumo personal de los propietarios del capital, contribuyendo a reducir la desigualdad entre las personas y confiriendo cierta legitimidad a los patrones generales de distribución del ingreso. Véase un examen más detenido de esta vinculación en TDR (1997). http://www.imf.org/external/pubs/ft/spn/2010/spn1004.pdf. GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 a) Implantación de sistemas de licencias, de límites a la participación extranjera y de normas diferenciadas para el establecimiento y las operaciones de las instituciones financieras extranjeras; b) Cobro de impuestos, imposición de restricciones administrativas y depósitos obligatorios sobre las cuentas bancarias en moneda extranjera, sobre las transferencias de divisas, sobre la adquisición de bonos del Estado por extranjeros, sobre los empréstitos bancarios en moneda extranjera, y sobre la renta por concepto de intereses y las ganancias de capital percibidas por los extranjeros; c) Control de los empréstitos internos vinculados a transacciones en moneda extranjera, mediante la exigencia de reservas bancarias variables y la imposición de topes a la deuda exterior emitida por los sectores privado y público internos; d) Limitación del comercio exterior en moneda nacional, para impedir la especulación y propiciar la repatriación de los activos nacionales. Estas medidas tienen sus costos y también sus beneficios, y ha de recaer en los responsables de las políticas la decisión de aplicarlas tras un examen cuidadoso de las circunstancias y en función de las necesidades locales. A nivel mundial se ha propuesto fijar un impuesto sobre las transacciones financieras, como medio para limitar las corrientes incontrolables y para financiar los bienes públicos mundiales. Esta fue originalmente idea de Keynes, y la hizo famosa James Tobin, quien propuso la fijación de un pequeño impuesto ad valorem sobre todas las transacciones puntuales en divisas, incluidas las transacciones a término y de permuta financiera. Los efectos del impuesto en la volatilidad y la recaudación dependerían de su importe y frecuencia. Sin embargo, la mayoría de las propuestas actuales solo tendrían un efecto modesto en ambos frentes. Pese a esta limitación, siguen siendo profundos los obstáculos políticos a esta propuesta. Para más detalles, véanse los siguientes documentos: TDR (1998); Epstein, G., Grabel, I. y Jomo, K. S. (2004). Capital Management Techniques in Developing Countries: An Assessment of Experiences from the 1990s and Lessons for the Future. G-24 discussion paper Nº 27. UNCTAD. Ginebra; FMI (2011). Recent Experiences in Managing Capital Inflows: Cross-Cutting Themes and Possible Policy Framework. 110. El acceso al crédito puede servir de complemento al uso de las ganancias retenidas para financiar la inversión productiva. Sin embargo, libradas a su propio albedrío, las instituciones financieras del sector privado no suelen ofrecer crédito en escala suficiente o en condiciones apropiadas. En particular los sectores que tienen grandes costos fijos comprometidos o largos períodos de gestación y altos riesgos (como la infraestructura) suelen estar sumamente necesitados de recursos financieros aún allí donde está claro que deben apoyar el crecimiento en otros sectores de la economía. En consecuencia, los responsables de las políticas deben gestionar debidamente la intensificación del capital, por ejemplo mediante la participación accionaria selectiva y el crédito dirigido, de un modo que fomente la capacidad productiva (Chandrasekhar, 2008). La regulación apropiada del sector financiero es necesaria independientemente de la estructura de propiedad de las instituciones financieras, es decir, de que estas sean de propiedad estatal o privada, y, en este último caso, de que los intereses dominantes sean nacionales o extranjeros. Los bancos de desarrollo pueden desempeñar una importantísima función de fomento del nexo entre ganancias e inversiones en los países en desarrollo colmando las lagunas de financiación, a tipos de interés cuasicomerciales en general o en condiciones más favorables para determinados sectores y/o prestando otros servicios de apoyo a las inversiones (recuadro 5). GE.11-52275 57 UNCTAD(XIII)/1 Recuadro 5 De vuelta al futuro: el papel de los bancos de desarrollo Un problema clave que se plantea a los gobiernos de los países en desarrollo es el de instaurar políticas coherentes y movilizar recursos internos para generar círculos virtuosos de inversión, crecimiento de la productividad y aumento de los ingresos. Las instituciones financieras comerciales forman parte del necesario entorno institucional, pero sus modalidades de préstamo procíclicas, su concentración en la rentabilidad a corto plazo y las deficiencias del mercado generalizadas en los países en desarrollo limitan su potencial de contribución. Una posible alternativa son los bancos nacionales de desarrollo (BND), de propiedad parcial o exclusiva del Estado. Por estos se entiende "instituciones financieras establecidas para fomentar el desarrollo económico... teniendo en cuenta los objetivos de desarrollo social e integración regional, principalmente mediante la financiación o la ayuda para la financiación a largo plazo de proyectos que reporten beneficios externos" (DAES, 2005: 9). Los BND están muy lejos de ser algo excepcional. Desde la Revolución Industrial, pero más a menudo desde la segunda guerra mundial, los gobiernos han intervenido extensamente en los mercados financieros para apoyar la acumulación de capital mediante la movilización y la (re)orientación de las corrientes financieras hacia los sectores, las regiones o las empresas de mayor prioridad. Estas experiencias han sido muy diversas tanto en sus modalidades como en sus resultados. Sin embargo, tras las crisis de balanza de pagos y otras crisis que han afectado a los países en desarrollo desde comienzos de la década de 1980, y los consiguientes programas de ajuste estructural, ha habido fuertes y constantes presiones en pro de la privatización y liberalización del sistema financiero y el traspaso del control estatal de la asignación de los recursos a las instituciones financieras privadas (a menudo de propiedad extranjera). Ello ha culminado en la liquidación o privatización de muchos BND. Uno de los argumentos básicos a favor de los BND es que en sus decisiones de préstamo pueden tener en cuenta las externalidades (es decir, las discrepancias entre los beneficios sociales y los privados) y que pueden conceder préstamos con el fin de promover la inclusión social y el máximo beneficio social a largo plazo en lugar del beneficio privado a corto plazo. De ahí que los BND puedan desempeñar un papel fundamental de fomento del crecimiento convergente mediante proyectos estratégicos de corto y largo plazo. Puede tratarse de proyectos de infraestructura (energía, transporte, saneamiento, vivienda, etc.), agricultura, industria pesada, investigación y desarrollo (cuyos beneficios externos son especialmente propagables), internalización de importantes cadenas de producción, integración nacional, desarrollo regional, sustitución de importaciones y diversificación de las exportaciones. En suma, los BND pueden contribuir tanto a "crear mercados de financiación a largo plazo como a garantizar el acceso de los pobres a los servicios financieros" (DAES, 2005). A diferencia de los bancos comerciales privados, las bancos de desarrollo también pueden ayudar a estabilizar los mercados financieros internos porque no se dedican a operaciones especulativas, lo que puede ayudar al gobierno en períodos de crisis financiera o de balanza de pagos. Lo más probable es que la capitalización de los BND proceda de los ingresos tributarios; sin embargo, la diversificación de las fuentes de financiación (préstamos subvencionados o ayuda del exterior) reforzará la autonomía financiera de los BND, evitará la competencia con otros posibles usos de los ingresos fiscales y con las fuentes de financiación ordinaria de los bancos (por ejemplo, depósitos públicos e instrumentos de corto plazo) y reducirá los desajustes de vencimiento que limitan la capacidad de los bancos comerciales para financiar los proyectos de desarrollo. 58 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Una vez en servicio, los BND tienden a dedicarse a varios tipos de operaciones, como: a) valoración de proyectos con criterios de rentabilidad social antes que privada; b) concesión de préstamos a largo plazo, fundamentales para los proyectos de infraestructura, a inversores nacionales o a una combinación de empresas nacionales y extranjeras; c) adquisición de participaciones (acciones u opciones) en señal de apoyo y compromiso estatal; d) prestación de servicios especializados y asistencia técnica a sectores claves y proyectos estratégicos; e) demostración de apoyo gubernamental para proyectos específicos, y fomento del crédito del sector privado para las iniciativas de apoyo; f) concesión de crédito anticíclico para morigerar las fluctuaciones económicas; g) concentración de pequeños préstamos del sector privado o público (por ejemplo, municipales) en bloques negociables, y h) creación de nuevos mecanismos y mercados para la concesión de préstamos a largo plazo. La estructura de propiedad y las operaciones de los BND pueden revestir formas muy diferentes, que invariablemente cambian con el tiempo. Por ejemplo, los bancos de propiedad estatal han tenido mucha presencia en algunos países adelantados; en Alemania y el Japón son los agentes de créditos que equivalen, respectivamente, al 45% y el 20% del mercado interno (en 2005). En el Brasil, los bancos estatales otorgan crédito directamente a las empresas estratégicas, y en la India suelen operar como bancos universales. En China, los depósitos de los hogares sirven de apoyo a los programas de préstamo de los cuatro principales bancos comerciales (de propiedad estatal). En la mayoría de los países, los BND ofrecen su apoyo a los sectores estratégicos, como es el caso del Banque Nationale de Développement Agricole en Malí (agricultura) o del Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social en el Brasil (la infraestructura, la industria pesada y el surgimiento de las "empresas líderes nacionales"). Otros sectores prioritarios pueden ser la educación, la industria pesquera, la salud, la manufactura, la minería, el turismo y las actividades de exportación-importación. La experiencia indica que no hay ninguna contradicción entre la existencia de un sistema financiero desarrollado e internacionalmente integrado y la intervención extensa del sector público en la provisión y orientación de las corrientes crediticias. 111. Lo más probable es que recaiga principalmente en las empresas privadas la función de activar el nexo entre ganancias e inversiones. Sin embargo, ello no descarta el importante papel que puede desempeñar la inversión pública. De hecho, el logro del justo equilibrio entre ambos sectores constituye un reto importante para las políticas de los países en todos los niveles de desarrollo. Es probable que en muchos países en desarrollo, incluidos los países menos adelantados, resulte prioritario invertir la tendencia a la baja en la participación de la inversión pública registrada en el contexto de la GIF (UNCTAD, 2010b; TDR, 2011). Como se examinará más adelante, para renovar los instrumentos de la política macroeconómica con el fin de reforzar su capacidad de movilizar recursos financieros para la inversión pública y el desarrollo social a largo plazo será preciso ensanchar el espacio de la política fiscal mediante la ampliación continua de la base imponible y, de ser posible, la implantación de una estructura fiscal más progresiva. 112. Por último, la IED puede ayudar a activar y reforzar el vínculo entre ganancias e inversiones. Para conseguirlo, al igual que con las grandes empresas nacionales, los responsables de las políticas tendrán que determinar en qué medida las ETN fomentan las capacidades de las empresas nacionales mediante, por ejemplo, el acceso a los recursos financieros y beneficios indirectos de carácter tecnológico y de otro tipo. Al mismo tiempo, también es importante vigilar las posibles consecuencias negativas, como los efectos netos en la balanza de pagos o el desgaste de las empresas locales en la competencia con las GE.11-52275 59 UNCTAD(XIII)/1 ETN42. Los gobiernos más firmes en este propósito disponen de una variedad de políticas para asegurarse de que los intereses de las ETN coincidan lo más posible con los objetivos nacionales de desarrollo. Los países que han adoptado políticas claras para orientar la IED como parte de su estrategia nacional de desarrollo no parecen haber tenido gran dificultad para atraer esa inversión: la existencia de políticas nacionales coherentes y de buenas perspectivas de crecimiento sigue siendo el principal factor de atracción de las ETN, a la vez que aumenta las probabilidades de que los países de acogida saquen partido de la presencia de las ETN43. C. La política comercial, tecnológica e industrial 113. Como ya se señaló, la existencia de vínculos sólidos entre la inversión y las exportaciones constituye otro eslabón fundamental del proceso de generación de círculos virtuosos de crecimiento y desarrollo. Es improbable que surja espontáneamente el tipo de vínculo entre la inversión y las exportaciones que sea compatible con el crecimiento y el desarrollo sostenibles, aun en el caso de los exportadores de productos básicos y de las empresas manufactureras con gran densidad de mano de obra, en los cuales radican las principales ventajas de muchos países en desarrollo en términos de recursos y de costos. Sin embargo, si se trata de emprender vías de desarrollo más incluyentes y sostenibles, no es solo el volumen del comercio lo que importa. En su mayoría los países parecen haber diversificado sus economías a medida que han ascendido en la escala de ingresos, para luego reducir su diversidad a medida que sus economías pasan a sustentarse más en los servicios a niveles superiores de desarrollo (véanse Imbs y Wacziarg (2003), y gráfico 24). Tal diversificación parece guardar estrecha relación con la mejora de las condiciones de empleo y el aumento de la resiliencia económica frente a las convulsiones externas. Los retos de la política irán creciendo a medida que aumenten la escala y los insumos de conocimiento del proceso productivo, dado que aumentan cada vez más el costo de adquirir y la dificultad para dominar los medios y capacidades tecnológicos y organizativos necesarios para competir en el plano internacional y se vuelve cada vez más problemático el clima de inversiones. 114. Como ya se ha observado, varios países han caído en la "trampa de la renta media" tendida por la GIF, particularmente allí donde el comercio de manufacturas (y servicios) está estrictamente organizado en torno a las redes de producción internacionales. El peligro es que los países se queden atascados en una estrecha estructura de producción que les resulte difícil ampliar o intensificar. Para que la IED contribuya a un proceso constante de avance económico y tecnológico es necesario que existan una base industrial pujante, mercados locales robustos y un sector empresarial dinámico. Los países que mejor han podido aprovechar los beneficios de la IED han sido aquellos donde la entrada de IED ha ido acompañada de inversiones considerables en el fomento de la capacidad interna (por ejemplo, China, Irlanda y Singapur) (Harrison y Rodríguez-Clare, 2010). 42 43 60 Con respecto a los efectos de las corrientes de IED en la balanza de pagos, véanse WIR (2006) y TDR (1999). Véase un examen de los tipos de políticas necesarias para que la IED reporte beneficios al desarrollo en varios números del WIR, TDR (1996) e Informe sobre el desarrollo económico en África (2005). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Diversificación Gráfico 24 Diversificación y desarrollo económico PIB per capita Índice de diversificación (1/HHI) Regresión polinómica (índice de diversificación (1/HHI)) Fuente: Secretaría de la UNCTAD, a partir de los Indicadores de desarrollo mundial del Banco Mundial (2010). Nota: La diversificación equivale a 1/índice de Herfindahl-Hirschman. 115. Por consiguiente, es preciso que los responsables de las políticas promuevan constantemente la inversión en las actividades que tengan posibilidades de elevar la productividad y que tengan sólidos vínculos multidireccionales tanto dentro como a través de las fronteras. Las políticas macroeconómicas, incluidas las relativas a los tipos de cambio y a los tipos de interés, ciertamente pueden tener gran influencia en el ritmo y la dirección del cambio estructural (Rodrik, 2010), aunque sus efectos tienden a ser "horizontales" (o transversales). En cambio, la política industrial es "vertical" y aspira a obtener resultados diferenciados para promover la expansión de los sectores y actividades con mayor potencial para generar economías de escala, desarrollar las competencias y aumentar la productividad. Sin embargo, para que se dé un proceso continuo de transformación y renovación estructural seguramente ha de ser necesaria la interacción constante de estas políticas; se puede dar impulso a las inversiones globales mediante la expansión de los sectores que tienen sólidos vínculos multidireccionales con el resto de la economía, en tanto que las políticas industriales pueden contribuir a reforzar el nexo entre ganancias e inversiones, potenciar la base fiscal y aflojar las restricciones de la balanza de pagos. 116. Como ya se examinó, la GIF con frecuencia no ha conseguido generar los vínculos productivos necesarios en los países en desarrollo. Ello no se debe tanto a que la GIF haya dejado de lado las políticas comerciales sino a que (como en el caso de la política macroeconómica) sus medidas predilectas —la privatización de los activos estatales, la atracción de la IED, la promoción de las PYMES— se han supeditado al objetivo de lograr precios apropiados. Este enfoque carece de la visión estratégica necesaria para trazar una senda de desarrollo más dinámica, no apoya activamente la absorción, difusión y mejora de las tecnologías y no aligera las restricciones de la balanza de pagos. GE.11-52275 61 UNCTAD(XIII)/1 117. En la mayoría de los países en desarrollo se necesita una política mucho más expansiva y dinámica para apoyar, dirigir y coordinar los procesos de acumulación de capital y de transformación estructural. Esto no es sinónimo de propiedad estatal o de selección de los ganadores, aunque no se descarten estos elementos, sino que forma parte de un proceso coordinado de búsqueda y descubrimiento por el cual las empresas y los gobiernos detectan las deficiencias del mercado, toman conocimiento de los costos subyacentes y las oportunidades de ganancia que presentan nuevas actividades y tecnologías, evalúan las posibles externalidades de distintos proyectos y utilizan la información y las competencias adquiridas para impulsar a la economía por una senda de más diversificación y valor añadido. 118. Las políticas industriales que han prosperado a menudo se han centrado en la expansión de los sectores intensivos en capital y conocimientos de tecnología avanzada, han fomentado los vínculos multidireccionales y el crecimiento de la demanda global, y han aflojado las restricciones de la balanza de pagos mediante la creación de nuevas ventajas competitivas. Estos sectores estratégicos tienden a concentrarse en la manufactura44. Sin embargo, como estos aspectos están presentes en otros sectores de la economía de muchos países en desarrollo, en particular los PMA, lo más probable es que estas políticas partan de las esferas prioritarias de la agricultura, debido a su importancia económica, su vinculación potencial con otros sectores, su importancia para la balanza de pagos, y el hecho de que una cuantiosa población pobre sigue viviendo en las zonas rurales (Informe sobre los países menos adelantados, 2009). 119. Para aumentar las perspectivas de crecimiento en la economía rural es preciso hacer frente a problemas concretos como la fertilidad de los suelos, el limitado acceso a las semillas a precios asequibles, la insuficiente disponibilidad de agua, la falta de tecnologías de cultivo apropiadas y el sesgo de género de los derechos de propiedad. No hay soluciones rápidas o generales, pero sí es posible utilizar las políticas macroeconómicas y cambiarias para reducir la inestabilidad de los ingresos y elevar la rentabilidad relativa de diferentes actividades. Más allá de estas medidas horizontales, para asegurar la eficacia de la intervención de las políticas se han de necesitar, según las circunstancias, reformas en los sistemas de propiedad y tenencia de la tierra, servicios de extensión, instituciones de crédito adaptadas a las condiciones particulares y cuantiosas inversiones en infraestructura física y social, como sistemas de regadío, caminos rurales y servicios de almacenamiento y transporte. Aun así, no deja de ser cierto que incluso en las economías predominantemente rurales tiende a haber una fuerte correlación directa entre el crecimiento de la producción manufacturera y el aumento de la productividad en las actividades de manufactura y de otra índole. En los países que han experimentado una "desindustrialización prematura", como los del África Subsahariana, es muy probable que el mero hecho de recuperar el terreno perdido en la manufactura conlleve un rápido aumento de la productividad45. 120. Un marco integral de política industrial debería tener en cuenta los siguientes elementos (TDR, 1996 y 2006): a) Un sistema financiero gestionado, en que participen instituciones del sector privado y del Estado, que ayude a movilizar y proteger el ahorro y a potenciar las utilidades de la inversión productiva, particularmente en las esferas prioritarias (por ejemplo, 44 45 62 El sector de los bienes de capital sigue siendo a este respecto la clave para la diversificación en muchos de los países de ingresos medianos. Véase en Lo y Zhang (2010) un examen de la importancia de este sector para el reciente período de crecimiento en China. Además, es indispensable que el sector estructurado de la economía empiece a absorber la creciente población urbana. Véase un examen más detallado de los retos específicos que tienen ante sí las políticas industriales en los PMA y África en TDR (1998), Informe sobre los países menos adelantados (2009) e Informe sobre el desarrollo económico en África (2011). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 aplicando condiciones crediticias preferenciales y medidas que contribuyan a socializar los riesgos en los proyectos de largo plazo); b) La subvención de las primeras etapas de nuevos productos o tecnologías, entre otras cosas mediante disposiciones fiscales favorables, fondos públicos de investigación y desarrollo, programas de formación y otras medidas para fomentar el desarrollo del capital humano; c) La organización de diálogos sectoriales entre las empresas y el gobierno, para determinar las oportunidades de inversión que puedan ser vulnerables a los fallos de coordinación u otros tipos de deficiencias del mercado; d) La aplicación de medidas comerciales de carácter general y estratégico, como el establecimiento de incentivos para la exportación, la restricción de la importación de determinados productos, el apoyo para el cumplimiento de las normas internacionales de los productos o la fijación de tipos de cambio competitivos, para ayudar a las empresas a aprovechar las oportunidades de los mercados externos; e) El uso del gasto público para apoyar a los sectores estratégicos, entre otras cosas mediante las adquisiciones del sector público (por vía de licitaciones y subastas a la baja), y el uso de la inversión pública para eliminar los escollos al crecimiento general, especialmente en la infraestructura; f) La adopción de normas de la competencia y políticas con objetivos bien focalizados para regular el poder del mercado, gestionar la entrada en los sectores claves de crecimiento, remediar las deficiencias de coordinación, y promover el desarrollo de los conocimientos, en particular en materia de propiedad intelectual, con el fin de potenciar al máximo el aprendizaje a partir de la experiencia; g) La adopción de medidas regionales bien focalizadas para remediar las desigualdades geográficas, como la creación de incentivos fiscales y fondos regionales, y el fomento de las competencias locales para atraer las inversiones. 121. En los últimos años se ha dado la tendencia a restringir la política industrial mediante acuerdos multilaterales, regionales o bilaterales (TDR, 2006; Rodrik, 2007). No obstante, algunos países han elaborado cuidadosamente sus compromisos internacionales (véase, por ejemplo, WIR (2011), cap. 3), y aún queda un margen para la aplicación de muchas de estas políticas, especialmente si los países dejan ya de renunciar a su propio espacio de intervención. Igualmente importante, dado que estas políticas funcionan creando renta y destinándola y sustrayéndola al sector privado, es el hecho de que hay varios factores institucionales que parecen ser importantes para su éxito y cuya ausencia puede ayudar a explicar por qué no han prosperado los esfuerzos de los países en desarrollo. En primer lugar, la renta creada por estas medidas debe destinarse únicamente y de modo temporal a las actividades productivas que respalden la estrategia económica global del país. En segundo lugar, esta renta debe ponerse a disposición de los interesados a condición de que mejoren su rendimiento, particularmente en el plano de las exportaciones y la renovación tecnológica. En tercer lugar, para administrar esta renta se necesita una estructura apropiada de instituciones públicas y, lo que no es menos, una burocracia pública competente y especialmente dedicada a ello (véase más adelante). En cuarto lugar, se necesita una fuerte contrapartida en el sector privado para asegurar la coordinación con el gobierno, facilitar el intercambio de información y resistir las presiones a corto plazo que puedan minar estas políticas de desarrollo. Pueden servir de modelo las empresas comerciales grandes y diversificadas que tienen toda una trama de estrechas relaciones de propiedad con los bancos. 122. Las estrategias de desarrollo, dentro de los límites del caso, también deberían tratar de empujar constantemente la frontera tecnológica incorporando determinados proyectos de GE.11-52275 63 UNCTAD(XIII)/1 alta productividad que exhiban un perfil tecnológico y de competencias más avanzado y niveles superiores de investigación y desarrollo. Ello puede vincularse a inversiones en la educación superior o parques científicos o a iniciativas para atraer de vuelta a la diáspora especializada en la expectativa de que habrá otras transferencias de especialistas como resultado de la renovación de puestos o la apertura de pequeñas empresas. La UNCTAD ha sostenido que una estrategia nacional de innovación puede ayudar a coordinar las diversas actividades y políticas, tanto en el sector público como en el privado, para reforzar los conocimientos y la capacidad de aprendizaje necesarios para cerrar la brecha tecnológica (Informe sobre los países menos adelantados, 2007). 123. En todos los niveles de desarrollo, el fortalecimiento de los sectores no comercializables también ha de contribuir a garantizar un crecimiento incluyente. Estos comprenden la infraestructura (carreteras, puertos y aeropuertos, plantas de generación y líneas de transmisión de electricidad, suministro de vivienda, agua y alcantarillado), que podría beneficiarse de programas de obras públicas en gran escala, y los sectores de menor productividad como, por ejemplo, la construcción, los talleres de reparación y las fábricas de productos de consumo perecederos, que tienen un considerable potencial de generación de empleo y capacitan a quienes ingresan en los mercados de trabajo. Debe quedar claro que en estos sectores es posible que se plantee la disyuntiva entre el fomento de la productividad y la expansión del empleo. Y no es posible determinar la mejor manera de resolver este dilema al margen de las circunstancias particulares de cada caso. 124. Lo que sí resulta patente al examinar los casos de éxito es que los retos de las políticas de inversión e industriales se han encarado de manera integrada como parte de una visión general del desarrollo como proceso progresivo de cambio estructural y elevación del nivel de vida. Ello impone la necesidad de contar con instituciones capaces de configurar una visión del interés nacional que no se circunscriba a los segmentos que gozan de privilegios y posiciones consolidadas en el statu quo. Por consiguiente, la existencia de un liderazgo político y de estructuras de gobernanza eficaces para crear y mantener el apoyo necesario para las vías de desarrollo incluyente es condición sine qua non de sus posibilidades de éxito. 125. Es probable que el reto de la política industrial adquiera aun más importancia a medida que se intensifiquen los esfuerzos en pro de un futuro con bajas emisiones de carbono, para los cuales será decisiva la adopción de políticas centradas en determinados sectores, en particular la energía, el transporte y las industrias extractivas. Actualmente, muchos países siguen aplicando políticas que favorecen a los sectores muy emisores. Un primer paso lógico, aunque nada fácil, sería desplazar el apoyo de estos sectores hacia las fuentes de energía renovable o más limpia. Tendrán que tomar la iniciativa los países adelantados, cuyas emisiones son las que más han contribuido al problema del calentamiento. Pero en cualquier caso ese paso tendrá que estar animado por el tipo de enfoque integrado de la política macroeconómica e industrial esbozado en esta sección46. D. Los Estados desarrollistas 126. Las políticas macroeconómicas e industriales dinámicas suelen ser vistas con escepticismo por el supuesto de que el Estado, especialmente en los países pobres, es "demasiado ineficiente" o de que los funcionarios públicos son "demasiado corruptos" para poder aplicar eficazmente las políticas discrecionales. Sin duda, se pueden mencionar algunos experimentos de políticas que han fracasado, pero la argumentación centrada en 46 64 En DAES (2009), TDR (2009), WIR (2010) y UNCTAD (2011c) figura un examen del papel de la política industrial en la promoción de economías con bajas emisiones de carbono, incluido el papel puntero de una serie de países en desarrollo. GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 estos fracasos suele obedecer a una ideología que bien desconoce o bien procura deliberadamente opacar el éxito que han tenido las políticas en países de todos los niveles de ingreso en la tentativa de empujar y doblegar e incluso suplantar a las fuerzas del mercado para alcanzar sus objetivos económicos. 127. Por muchas que sean sus deficiencias, el Estado sigue siendo la única institución que puede gestionar la transformación económica y social en gran escala, que puede influir en el nivel de empleo global, la producción y asignación de bienes y servicios y la distribución del ingreso y los activos, que puede limitar el poder de los intereses particulares y que debe responder (al menos en teoría) de sus decisiones. En todos los niveles de desarrollo hay que hacer frente al problema de las deficiencias institucionales y la falta de gobernanza; la historia de los países avanzados de hoy es una historia de constante reforma de burocracias corruptas, mercados deficientes y débiles instituciones estatales en el proceso de construcción de servicios públicos eficaces47. Cualesquiera que sean los objetivos e instrumentos predilectos de sus políticas, para prosperar todo Estado debe ser capaz de reforzar su propia capacidad de fomentar el aprendizaje y la cooperación y consolidar las redes institucionales necesarias para que los actores no gubernamentales respalden el crecimiento a largo plazo y la innovación, especialmente cuando abundan las deficiencias del mercado48. 128. Los Estados desarrollistas no han estado indebidamente preocupados por la propiedad o el control directo de grandes partes de la economía; sí se han ocupado del diseño de políticas e incentivos de apoyo a un crecimiento acelerado y ampliamente compartido49. Los aspectos fundamentales que establecen la distinción entre las instituciones que han promovido el crecimiento convergente y las que no lo han logrado, tampoco en la era de la GIF, guardan relación con la capacidad del Estado de coordinar a los diferentes grupos de intereses, generar confianza en sus acciones y comportamiento, y asentar el desarrollo nacional como proyecto global y urgente. Los Estados que han tenido éxito han fortalecido sus competencias mediante el desarrollo de mecanismos de rendición de cuentas, el perfeccionamiento continuo de los procesos de contratación, promoción, retribución del trabajo y formación del personal, y la introducción de instituciones semipúblicas y otras modalidades de asociación, particularmente con las asociaciones industriales, pero también con los sindicatos, las universidades y los institutos de investigación. También han creado órganos reguladores y supervisores, que suelen gozar de grados considerables de independencia de los procesos políticos, para que provean a la reglamentación y la vigilancia necesarias para el funcionamiento de los mercados, procurando al mismo tiempo reducir al mínimo las distorsiones microeconómicas y macroeconómicas. 129. Basado en esta idea de la adaptación constante al cambio de las circunstancias económicas, el concepto del Estado desarrollista fue adquiriendo más relevancia gracias al papel que se le vio desempeñar en la industrialización de varias economías de Asia Oriental, cuyo precursor clásico fue el Japón, seguido de los cuatro "tigres" (la República de Corea, la Provincia china de Taiwán, Singapur y Hong Kong) en los años sesenta y 47 48 49 GE.11-52275 Respecto de Gran Bretaña y Francia en el siglo XIX, véase Wraith y Simpkins (1963); de los Estados Unidos a comienzos del siglo XX, véase Glaeser y Goldin (2006); del Japón, véase Johnson (1982); y de las pequeñas economías europeas, véase Vartianen (1995). En Akyüz, ed. (1999), Kohli (2004) y Omano (2010) figura una útil evaluación comparada de las distintas modalidades de los Estados desarrollistas. Douglas North (2004) ha empleado el término "eficiencia adaptativa" para referirse a disposiciones políticas que estimulan el cambio mediante un proceso de participación y cooperación. En este contexto, North hace gran hincapié en la necesidad de entidades institucionales que estén predispuestas al aprendizaje y la experimentación como condición para el crecimiento y el desarrollo a largo plazo. El gasto público no es, pues, una buena medida de la intervención estatal. 65 UNCTAD(XIII)/1 setenta (TDR, 1994). Estos, a su vez, fueron seguidos por Malasia, Tailandia, Indonesia, China, Viet Nam y otros países. En todos estos casos el Estado creó un entorno económico previsible con derechos de propiedad razonablemente seguros, reservando un papel prominente a la competencia de mercado basada en las ventajas tecnológicas y manteniendo una posición en general favorable a la inversión. Estos Estados también invirtieron grandes recursos en el capital humano. Es esto lo que se ha dado en llamar "gobernanza potenciadora del mercado" (Khan, 2009)50. No obstante, aunque con distintos grados de éxito entre estos países, el trato entre el Estado y el mundo empresarial fue mucho más allá de asegurar estas condiciones; también aumentó la oferta de recursos disponibles para la inversión, socializó los riesgos de la inversión a largo plazo y prestó servicios de apoyo en ámbitos como la tecnología, la formación y la exportación. La acumulación y el progreso tecnológico patrocinados por el Estado entrañaron, en distintos grados, la transferencia de activos de los sectores menos productivos a los más productivos, el control del sistema financiero, la adquisición de tecnologías extranjeras y su adaptación a las condiciones locales, una política macroeconómica favorable a las inversiones, y la inversión pública directa en algunas actividades, junto con la determinación de las prioridades de inversión para estimular la diversificación y la renovación. Todo ello se ha perseguido como parte de una estrategia integral sustentada en una visión común del desarrollo del país, ha gozado de amplia —si bien no unánime— aceptación social y ha sido respaldado por disposiciones institucionales que aseguran el diálogo y la coordinación constantes con los principales interesados. 130. Los Estados desarrollistas que han tenido éxito ostentan otras cualidades importantes, aparte de la de estar abiertos al diálogo. Un aspecto relevante es que han estado dispuestos a disciplinar a los beneficiarios del apoyo estatal y lo han conseguido. Ello mediante el condicionamiento de ese apoyo a claros criterios de rendimiento —que han consistido, por ejemplo, en la fijación de objetivos para las exportaciones, la sustitución de importaciones, el incremento del contenido local de los productos, o la igualación de los precios internos y mundiales— y el retiro de ese apoyo una vez que las empresas se vuelven competitivas en los mercados internacionales o cuando se comprueba que no consiguen el rendimiento esperado. La insuficiencia o la falta de tales criterios, o su aplicación inconsecuente, parece ser una de las razones por las cuales el ritmo del proceso de modernización industrial ha sido más lento en los NEI de Asia de segundo nivel que en los de primer nivel51. 131. Los Estados desarrollistas también han estado dispuestos a experimentar con distintas políticas y han sido capaces de hacerlo. Ello es reflejo de la realidad del mundo incierto en que se opera, donde el conocimiento de las mejores maneras de promover el desarrollo y el crecimiento económico es limitado y depende enormemente de los contextos. De ahí que la experimentación, acompañada de reglas y normas que garanticen que los experimentos fallidos se descarten y abandonen, sea indispensable para aumentar las probabilidades de éxito de la estrategia de desarrollo que se adopte. 50 51 66 Es esto lo que muchos comentaristas llaman "buena" gobernanza. Como demuestra Khan (2009) en su examen de las correlaciones en distintos países, existe una relación positiva (por débil que sea) entre la buena gobernanza y el crecimiento conexo. Sin embargo, esto se explica por el desempeño de los países adelantados. No existe una correlación positiva entre la gobernanza potenciadora del mercado y el crecimiento en los países en desarrollo. Ello no significa que esta no sea importante —todo país en que el mercado tenga un papel prominente debe preocuparse de mejorar su eficiencia a través de ese tipo de gobernanza— sino que no basta para lograr un crecimiento convergente. Véase en Amsden (2001) y Wade (2010) un examen del papel disciplinador del Estado y de las razones por las cuales algunos Estados parecen tener un mejor desempeño a este respecto. Al parecer esta función del Estado se dificulta cuando las ETN tienen un papel dominante en la economía. En lo que respecta a las diferencias de la función del Estado desarrollista entre las NEI de primer nivel y las de segundo nivel, véanse los estudios recogidos en Akyüz (ed.) (1999). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 132. Habida cuenta de la imperiosa necesidad de trazar sendas de desarrollo más incluyentes, así como de los logros alcanzados por varios países en el transcurso del tiempo, resulta poco realista y perjudicial para las perspectivas de desarrollo la idea de que los países más pobres del mundo deben esperar a que otros estimen que sus instituciones estatales son "suficientemente apropiadas" para ejercer sus prerrogativas nacionales en materia de desarrollo (Informe sobre los países menos adelantados, 2011). No hay razón alguna para suponer que ya se ha agotado la disponibilidad de estrategias de desarrollo eficaces, y es probable que los países prosperen en el futuro si descubren vías de desarrollo únicas que respondan a sus problemas concretos (recuadro 6). Recuadro 6 El desarrollo incluyente en el África Subsahariana: una agenda alternativa A comienzos del milenio poca duda quedaba de que las promesas de los programas de ajuste estructural no habían logrado materializarse en el África Subsahariana (ASS). La austeridad macroeconómica, combinada con la rápida liberalización, la privatización y la desregulación, no solo no había desencadenado una revolución por el lado de la oferta sino que, por el contrario, había provocado el retroceso económico de la región; el crecimiento de la productividad se había estancado en la mayoría de los sectores, y el sector informal de la economía había crecido aceleradamente desde el comienzo de la crisis de la deuda internacional de principios de los años ochenta. Desde entonces se ha hablado mucho del "renacimiento económico" africano. El crecimiento del PIB registró entre 2001 y 2008 un promedio del 6% anual en toda la región, y se tradujo en un crecimiento real per capita de alrededor del 3%. El crecimiento fue relativamente general, y solo unas pocas economías se contrajeron en ese período. Como resultado de la crisis financiara y económica, en 2009 se produjo un brusco viraje, pero en general las tasas de crecimiento se mantuvieron positivas y en muchos países registraron un repunte. A la luz de esta evolución, el FMI se ha referido a un "gran despegue del crecimiento en el África Subsahariana", que atribuye a las anteriores reformas estructurales e institucionales "que redujeron los controles estatales y liberalizaron el comercio y los mercados financieros internos". También ha especulado que el África Subsahariana podría ser la nueva frontera de las finanzas, encareciendo la necesidad de intensificar la integración y la liberalización financiera. Desestimando sus propios estudios que señalan la falta de pruebas empíricas que vinculen la liberalización financiera con el crecimiento, el Fondo también ha sostenido que "hay acuerdo general en que los tipos de reformas necesarios para limitar el poder de los intereses económicos inveterados y liberar el potencial productivo de los países en desarrollo también contribuyen a atraer las corrientes de capital privado y hacerlas más productivas" (FMI, 2010). Aunque el repunte del crecimiento en el África Subsahariana es un hecho positivo, la expresión "despegue" es una descripción exagerada de lo que ocurre en toda la región. En primer lugar, ha sido muy variable el desempeño económico de los distintos países de la región, donde el ritmo acelerado de crecimiento en algunos países exportadores de petróleo y de minerales tergiversa el cuadro de la situación de la mayoría de los países que no disfrutan del boom de las exportaciones. En segundo lugar, incluso en el período escogido por el FMI (1995-2007), el número de países con acelerado crecimiento (17) es comparable al de los de crecimiento lento (14). En tercer lugar, aún en estas circunstancias excepcionales el desempeño medio de la región se mantiene a la zaga del de Asia Oriental y meridional en este período, y ha seguido aumentando la diferencia de ingresos con otros países en desarrollo, en algunos países de forma muy pronunciada. El ASS sigue estando muy lejos de emular el despegue de Asia Oriental, y no podrá conseguirlo manteniendo el actual estado de cosas. GE.11-52275 67 UNCTAD(XIII)/1 El África Subsahariana necesita una agenda de desarrollo alternativa y pragmática que haga posible un crecimiento más incluyente y sostenido en toda la región. Dicha agenda tendrá que ser más completa y más integrada que la anterior. Por una parte, tendrá que conectar mejor las políticas macroeconómicas con las medidas sectoriales necesarias para efectuar la transformación estructural y, por la otra, tendrá que concebir una agenda social que trascienda la mera consecución de los ODM. Ello impondrá la necesidad de construir un marco de políticas en torno al nexo crecimiento-inversión-empleo. Supondrá la instauración de medidas fiscales más enérgicas, entre ellas medidas anticíclicas, y un empeño sostenido de inversión pública. También ha de ser importante la adopción de una política monetaria que garantice el mantenimiento de tipos de interés bajos y de tipos de cambio estables y competitivos. Estos instrumentos de la política pueden contribuir a mejorar las perspectivas de las inversiones, incluso en el sector agrícola, pero requerirán del apoyo de los bancos de desarrollo para conseguir que el crédito se encauce eficazmente y de los controles de capitales necesarios para un régimen de cambio eficaz y estable. La transformación estructural también requiere de una política industrial eficaz. Es preciso abordar los aspectos tradicionales de esta agenda, como la forma de encarar las deficiencias del mercado y de "designar a los ganadores", así como la creación y la gestión de las rentas. Pero sigue siendo un obstáculo en muchos países africanos la falta de empresas del tamaño suficiente no solo para consolidar el nexo entre ganancias e inversiones, sino también para sacar partido del aumento de las corrientes de IED en algunos sectores claves. Un desafío institucional de primer orden ha de ser la creación (o en algunos casos la recreación) de Estados desarrollistas en el África Subsahariana. Para ello ha de ser importante aprender y aplicar las lecciones de otras experiencias, teniendo presente, empero, que las condiciones y limitaciones locales son de primera importancia para definir el contexto en que se ha de reconsiderar el papel del Estado. Los casos de éxito de la región, en particular los de Botswana y Mauricio, ofrecen lecciones útiles a este respecto. Sin embargo, en el caso del ASS, las limitaciones externas siguen siendo más apremiantes que en otras regiones. Los Estados desarrollistas emergentes en África también deben estar dispuestos a posicionarse en el contexto más general de la región y más allá de esta, por ejemplo creando lazos Sur-Sur fuera de la región. En vista de los ajustes que actualmente se introducen en muchos países adelantados, se podría sostener que la agenda Sur-Sur reviste hoy mucha más importancia que antes. Será imprescindible reforzar los lazos económicos estratégicos mediante el comercio, la IED, la financiación y la tecnología, e intensificar la cooperación mediante el intercambio de información y de las lecciones aprendidas en el plano de las políticas. Véase el examen de esta cuestión en TDR (1998) y el informe anual Economic Development in Africa Report. 133. Aun así, para conseguir los medios de "gobernar el mercado" en pro del desarrollo incluyente, en muchos países en desarrollo será preciso (re)construir la capacidad estatal de formulación de políticas y de gestión, por ejemplo mediante la reforma de los procesos administrativos y de formulación de las políticas. Para restablecer la función eficaz del Estado en muchos casos habrá que desistir de los programas de ajuste estructural que acompañaron a la GIF. Aunque no haya sido esa la intención, tales programas con frecuencia hicieron que se debilitara la autoridad del Estado y que esta fuese capturada por los grupos privilegiados del interior (Mkandawire, 2001). Es imperativa la existencia de sistemas administrativos, fiscales y judiciales honestos, imparciales y competentes, no solo para garantizar el imperio de la ley y poner coto a la corrupción, sino también para crear un clima de confianza en las instituciones públicas sin las cuales cualquier Estado ha de quedar expuesto a una fragilidad extrema. 68 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 134. Todo lo anterior no quiere decir que los Estados —desarrollistas o no— sean infalibles, o incluso benevolentes. Sí se reconoce que las economías de mercado pueden funcionar con eficiencia dentro de un amplio espectro de sistemas políticos y sociales, y que las estrategias de desarrollo exitosas se adaptan a las condiciones y limitaciones locales. Es más, si comparamos las economías de mercado en el curso del tiempo, constatamos que ha habido virajes considerables en los sistemas y mecanismos políticos y sociales, lo que da a entender que lo que prospera en un período puede fallar en otro, y que las economías que prosperan son las que desarrollan la capacidad de adaptar sus instituciones y convenciones a las circunstancias cambiantes. Ello implica que, más allá de un núcleo básico de elementos, no existe un modelo homogéneo de relaciones entre el Estado y el mercado. Cada país debe experimentar y encontrar la configuración de instituciones y convenciones que mejor pueda funcionar en sus condiciones nacionales y atender a las expectativas cambiantes de su población en cada momento. E. De la protección social al desarrollo incluyente 135. Los Estados desarrollistas que han prosperado han sido capaces de superar los desafíos de la inversión y la industrialización. Pero ello no basta necesariamente para trazar una senda de desarrollo incluyente. La experiencia indica que en varios países se ha mantenido la extrema pobreza pese al acelerado crecimiento; en cambio, algunas economías más pobres y de crecimiento más lento han obtenido resultados notables en el alivio de la pobreza extrema y las privaciones sociales (Dagdeviren y otros, 2002). La distribución relativamente pareja de los ingresos y la riqueza en varios de los "tigres" económicos de Asia y, antes de ellos, en los países escandinavos demuestra que la igualdad es compatible con un buen desempeño económico52. En cambio, la gran desigualdad imperante en muchos países de América Latina ha coincidido con un desempeño económico deficiente y variable. De estas lecciones se desprende que el crecimiento y la inclusión social pueden perseguirse junto con el objetivo de establecer un contrato social resiliente que pueda apoyar la transformación estructural y a la vez mitigar el costo social que suelen acarrear los procesos de desarrollo (DAES, 2008; Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD), 2010). 136. Los canales que conectan la desigualdad con el crecimiento son múltiples y complejos. Sin embargo, hay tres variables decisivas para aumentar el grado de inclusión de cualquier estrategia política y en cualquier nivel de desarrollo: la distribución del ingreso, la parte correspondiente al empleo en el crecimiento, y sus aspectos de género. A la luz de lo señalado anteriormente, es probable que las medidas para volver a regular las finanzas contribuyan directa y positivamente a estimular un patrón de crecimiento más incluyente, por ejemplo al influir en todas estas variables, pero también al liberar un espacio para la intervención de las políticas que permita abordarlas con más eficacia. Ello es especialmente importante para reforzar la participación del empleo en el crecimiento. En muchos países en desarrollo, donde la fuerza de trabajo experimenta una rápida expansión, sobre todo en las zonas urbanas, la creación de puestos de trabajo sigue siendo la única manera segura de hacer frente a la pobreza de forma sostenida. Sin embargo, para que el desarrollo sea incluyente es preciso que los puestos de trabajo contribuyan al aumento sostenido de los ingresos de los hogares y a la expansión de los mercados locales. A este respecto, como ya se examinó, la tendencia propia de la GIF a que los salarios queden a la zaga del crecimiento de la productividad puede representar un gran obstáculo para el desarrollo incluyente. En parte, esto obedece a la reciente expansión de la fuerza de trabajo mundial y al aumento de la movilidad del capital, que en ciertas circunstancias dan lugar a una 52 GE.11-52275 Véase una comparación de las experiencias de Asia Oriental y Escandinavia en Chang y Kozul-Wright (1994), Yu (1999), Moene y Wallerstein (2006). 69 UNCTAD(XIII)/1 reducción de los estándares. Pero también son importantes las políticas que se adoptan; en la GIF se ha dado primacía a la contención de la inflación y a la flexibilidad del mercado laboral sobre la creación de empleo y de condiciones de trabajo dignas. La adopción de políticas macroeconómicas más apropiadas y de políticas dinámicas para el mercado laboral puede ayudar a superar las amenazas cíclicas al empleo y a fomentar las competencias y capacidades de los trabajadores para adaptarse a los cambios estructurales de más largo plazo. Además, hay toda una serie de medidas que pueden aplicarse para mejorar la eficacia de los mercados de trabajo incluso en los países más pobres, desde los pagos de transferencia y los sistemas de microcrédito hasta los programas de obras públicas (DAES, 2008; OIT, 2011). 137. Hay una relación estrecha entre el desarrollo social y económico y el empoderamiento de la mujer. Las políticas económicas, en particular las destinadas a fomentar la integración de los mercados, suelen tener repercusiones distintas en hombres y mujeres, y las estrategias de desarrollo deberían proponerse promover la igualdad de género y otras formas de igualdad, no solo para aumentar el bienestar social y contribuir a la realización del potencial humano, sino también para mejorar el desempeño económico subyacente. Se suele sostener que el comercio internacional ofrece oportunidades de empoderamiento de la mujer mediante la oferta de empleo en los sectores exportadores, la producción de cultivos comerciales y la creación de nuevas oportunidades de negocios para las mujeres empresarias. Ello es indudable. Pero el comercio también puede tener efectos negativos para la mujer si desarticula los sectores económicos y los mercados en que participa o si crea principalmente empleos temporales o estacionales mal remunerados, con escasas oportunidades de capacitación y promoción y escasas garantías de seguridad social. En efecto, según algunos estudios, la desigualdad de género ha sido un importante factor de la desfavorable evolución del comercio entre los países desarrollados y los países en desarrollo (Osterreich, 2007). La apertura a los mercados internacionales exige la adaptación en varios planos, pero las mujeres suelen tener más dificultades que los hombres para adaptarse debido al carácter sesgado de la educación y la capacitación, la situación de desventaja de la mujer en la distribución de los ingresos y el control de los recursos y las arraigadas desigualdades en el reparto de las tareas del hogar, que se traducen en disparidades de género en la distribución de los puestos de trabajo y el potencial de ingresos (recuadro 7). Recuadro 7 Comercio y género Millones de mujeres de los países en desarrollo trabajan en sectores como la agricultura, los textiles y las prendas de vestir, que son importantes para el desempeño de las exportaciones, pero también son sumamente vulnerables a los efectos de una liberalización prematura del comercio. Por ejemplo, entre el 50% y el 90% de los trabajadores empleados en el sector de exportación son mujeres (OCDE, 2005). Las mujeres también pueden tener una función importante en el comercio transfronterizo. Aunque muchas de ellas pagan impuestos y derechos, están desproporcionadamente expuestas al cohecho, el acoso y la agresión física en los puntos fronterizos (UNIFEM, 2010; Banco Mundial, 2011). Además, las mujeres son más vulnerables que los hombres a las convulsiones en el sector del comercio, y hay pruebas empíricas de que la liberalización del comercio puede plantear más problemas de adaptación a las mujeres. El reconocimiento de la contribución de la mujer al comercio y de su vulnerabilidad singular ha despertado un mayor interés en la relación entre el comercio y el género. Una cuestión clave es la de cómo integrar mejor el análisis de género (que tiende a concentrarse en el plano de los hogares, por ejemplo, en el trabajo no remunerado de la mujer y la disparidad salarial entre el hombre y la mujer) con un análisis detallado de la carga que 70 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 impone la adaptación a la liberalización del comercio y lo que esta implica para el empoderamiento de la mujer. Se ha ido disipando la inquietud inicial en el sentido de que el género constituía una "nueva" cuestión en el tapete y otra posible fuente de condicionalidad, a medida que más gobiernos toman conciencia de la importancia de incorporar proactivamente la perspectiva de género en el comercio. Ello por dos razones. La primera es que se reconoce que la igualdad de género es un compromiso dimanante de las negociaciones internacionales, incluidas las del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, la Plataforma de Acción de Beijing y otras varias iniciativas regionales. En su mayoría los gobiernos están también consagrados a los objetivos de equidad social y de desarrollo social, entre ellos los ODM. La segunda razón es que aumentan las pruebas empíricas de la relación entre género y competitividad comercial, que ha inducido a varios gobiernos a tomar medidas para mitigar los efectos adversos de las disparidades tecnológicas, las distorsiones del mercado, el carácter sesgado de la información y las asimetrías de la movilización de recursos sobre la productividad, los medios de vida y la condición de la mujer. Entre las iniciativas gubernamentales para promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer se cuentan las siguientes: a) La incorporación de las consideraciones de género en la estrategia de exportaciones de Uganda de 2007; b) La ejecución de la Iniciativa subregional de África Oriental para el adelanto de la mujer (EASSI) en cinco puntos fronterizos de Kenya, Rwanda, Sudán del Sur y la República Unida de Tanzanía, como parte de su proyecto conjunto en materia de género y comercio, y c) La realización por el Gobierno de la India de un estudio sobre la cuestión del género y el comercio, y su examen en curso de la posibilidad de adoptar una política de comercio exterior con criterios de género. Es preciso que los compromisos en materia de género se adapten al contexto económico y político de los países interesados. Los instrumentos de evaluación de efectos en materia de género y comercio pueden aportar información útil en sectores sensibles en los que convendría agilizar, aplazar o evitar la liberalización con el fin de proteger o promover el empleo de la mujer o las empresas de mujeres. En estos sectores, deberían instaurarse políticas de capacitación y educación y otras medidas para desarrollar las competencias de las mujeres, facilitar su integración al mercado y ofrecerles la financiación y la tecnología que les permita ascender a los sectores de mayor valor añadido. También la mención expresa de la igualdad de género en los acuerdos comerciales podría estimular el compromiso político de los principales interesados e incrementar los recursos financieros disponibles para programas de cooperación relacionados con la cuestión del genero, por ejemplo en el marco de Ayuda para el Comercio. La disponibilidad de dicha financiación es indispensable para crear en los países en desarrollo la capacidad de investigación necesaria para evaluar los efectos de los acuerdos comerciales en hombres y mujeres; para apoyar la elaboración de bases de datos desglosados por sexo, y para seguir alentando a los gobiernos de los países en desarrollo a asumir plenamente las políticas en materia de género, mejorando a la vez el contenido de las evaluaciones del comercio centradas en la cuestión del género. 138. Estas variables son igualmente importantes en los países desarrollados y en los países en desarrollo para trazar sendas de crecimiento incluyentes. Pero es probable que para los responsables de las políticas de los países en desarrollo pasen a primer plano tres cuestiones específicas. En primer lugar, más de la mitad de la fuerza laboral de muchos GE.11-52275 71 UNCTAD(XIII)/1 países en desarrollo se dedica a la agricultura, a menudo combinando el empleo remunerado con el trabajo en sus pequeñas parcelas, en condiciones inseguras y con escasa retribución. Las experiencias de Asia y América Latina (y en menor medida África) indican que la expansión del empleo rural no agrícola y la mejora de las condiciones laborales de estos trabajadores pueden tener una gran repercusión inmediata en la seguridad de los hogares53. Por ejemplo, en el caso de China se ha observado que el crecimiento en la agricultura es 3,5 veces más eficaz para reducir la pobreza que el crecimiento en el sector no agrícola, cifra que es aun superior en Asia Meridional (Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (CESPAP), 2008: 127). El gasto público en apoyo de este sector es, por tanto, fundamental para la agenda del desarrollo incluyente en muchos países. Por otra parte, sobre todo cuando en la agricultura intervengan principalmente los pequeños hacendados, el Estado tendrá que colaborar con las asociaciones de productores y otros agentes no estatales para prestar los servicios de apoyo necesarios54. 139. En segundo lugar, en muchos países en desarrollo la acelerada liberalización del comercio y las rigurosas políticas macroeconómicas se han traducido en el crecimiento del mercado informal laboral y han contribuido a la presión a la baja de los salarios en el sector formal de la economía. La mejora de las condiciones de trabajo depende del aumento de las inversiones y de la aceleración del crecimiento económico. Por otra parte, la existencia de una reglamentación bien concebida del mercado laboral y de los lugares de trabajo puede impedir que se rebajen los estándares al limitar la posibilidad de que las empresas obtengan ventajas competitivas a través de la erosión de los salarios y prestaciones o de las normas de seguridad de los lugares de trabajo. Es posible promover el desarrollo incluyente mediante el aumento sostenido de los salarios mínimos (vinculado debidamente a la productividad y las tasas inflacionarias) combinado con incentivos para el aumento de los ingresos de los pequeños productores (como la subvención del crédito), la mejora de la reglamentación de higiene y seguridad (y los medios para imponerla) y la reducción de la dispersión salarial. La introducción y la concepción de tales medidas corresponderán a cada país, pero en cualquier caso harán necesario que el Estado desarrollista mantenga un diálogo abierto y constante con los grupos interesados, incluidos los trabajadores organizados, análogo al que mantiene con los círculos empresariales. En determinadas circunstancias, si se dan las condiciones institucionales necesarias, una política relativa a los ingresos puede servir de marco útil para conjugar el crecimiento acelerado con la creación de empleo y la elevación del nivel de vida (TDR, 2010). 140. En tercer lugar, el Estado puede crear mercados, por ejemplo mediante la contratación pública y la inversión pública en programas de educación, capacitación y salud, y puede fomentar la demanda global y hacer que la inversión privada se concentre en determinados objetivos. De la forma en que se manejen estos mercados dependerá el efecto que tengan en los objetivos de desarrollo y reducción de la pobreza, especialmente en las economías que funcionan por debajo de su potencial (UNCTAD, 2010b). En particular los programas sociales universales orientados al desarrollo, a diferencia de los programas y redes de seguridad destinados a objetivos específicos, pueden contribuir de manera considerable a la lucha contra diferentes modalidades de pobreza y exclusión. Los programas que prevén la conservación del medio ambiente y el suministro de servicios de educación pública y capacitación, salud, agua y saneamiento, vivienda, transporte, parques y servicios públicos, seguridad alimentaria y vestimenta a precios asequibles pueden tener un costo administrativo relativamente bajo y mejorar el nivel de vida de los pobres (Informe sobre el desarrollo económico en África, 2002). También las transferencias de efectivo pueden apoyar a los grupos vulnerables, como los hogares monoparentales, los niños, los 53 54 72 Véanse Demeke, Guta y Ferede (2003), Gordon y Craig (2001), Mugrai y Ravallion (2005). La UNCTAD ha realizado estudios exhaustivos del potencial de la agricultura orgánica desde el punto de vista económico y ecológico. Véase, por ejemplo, UNCTAD (2006). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 ciudadanos mayores y las personas que padecen enfermedades o discapacidades crónicas, cuyas fuentes alternativas de ingreso pueden ser escasas. Se ha comprobado que estas transferencias contribuyen al desarrollo regional mediante la generación de empleo en las zonas pobres y la expansión de los mercados para los productos locales. (DAES, 2008). 141. En los países en que ya se ha creado una capacidad estatal para el desarrollo, es probable que ya esté en pie la infraestructura necesaria para administrar los programas sociales universales, o que esta pueda establecerse con relativa rapidez. En otros casos, ello formará parte del esfuerzo más amplio de creación de un Estado desarrollista. Los programas de bienes públicos y de salario social pueden desplegarse gradualmente, por ejemplo con un producto o servicio a la vez, o en regiones seleccionadas, de modo que el proceso resulte sencillo y eficaz desde del punto de vista económico. Pese a su cobertura universal, estos programas pueden incorporar varias de las ventajas de los programas destinados a objetivos específicos mediante lo que cabe denominar "focalización inteligente": son universales porque están disponibles para todos, y están focalizados porque cada proyecto o iniciativa tiene diferentes efectos sobre los distintos grupos sociales. Estos programas de bienestar social no representan meros aditamentos optativos; son componentes esenciales de una estrategia de desarrollo incluyente porque apoyan el crecimiento de la productividad, el desarrollo de las competencias y el crecimiento y la estabilización de la demanda a medida que la economía se transforma mediante un acelerado proceso de desarrollo económico. 142. Los programas sociales universales han sido criticados por crear incentivos que inducen al consumo excesivo (por ejemplo, la gratuidad de los servicios de salud puede dar lugar a consultas innecesarias) o que pueden ser manipulados por políticos sin escrúpulos. Ello es posible, pero el problema puede reducirse a un mínimo mediante la "focalización inteligente" y la instauración de mecanismos democráticos de rendición de cuentas de la política pública55. Los proveedores del sector privado (incluidos los extranjeros) pueden en algunos casos complementar los esfuerzos estatales en esta esfera. Sin embargo, la comercialización de los servicios de salud o de educación mediante ciertas modalidades de asociación entre el sector público y el privado o su privatización sin más puede resultar onerosa para el Estado y poco fiable en cuanto a sus efectos, aparte de eximir a esos servicios de responsabilidad ante los ciudadanos (Akitoby y otros, 2011). 143. La influencia de las fuerzas del mercado en el suministro de bienes públicos puede resultar especialmente desestabilizadora si estos bienes se financiarizan, es decir, si en su provisión median las transacciones financieras o los mercados financieros56. Por ejemplo, la privatización puede difuminar las prioridades sociales de las empresas de servicios públicos mediante la imposición de tarifas (por ejemplo, por los servicios de saneamiento) u otras restricciones sobre el uso (por ejemplo, de los servicios médicos o el agua), o puede someter a los proveedores a los vaivenes del mercado bursátil y a la amenaza de la absorción, con las consiguientes presiones a favor de la subcontratación, la reducción de escala, la desagregación, los recortes en los planes de inversión o el deterioro de los niveles de servicio en aras de la máxima rentabilidad a corto plazo. 55 56 GE.11-52275 En el caso de los Estados desarrollistas de Asia Oriental, el desarrollismo providente selectivo involucró a toda una serie de instituciones del Estado, el mercado y la familia para llevar adelante la política social, a menudo para asegurar la estabilidad y el apoyo políticos. Véase Kwon (1999). La expresión asociación de los sectores público y privado (APP) se va popularizando en la comunidad de donantes. Abarca una amplia gama de modalidades y, si puede dar alguna indicación la trayectoria de los países avanzados, una gama igualmente amplia de resultados. Sería de utilidad una evaluación independiente de las APP en el contexto del desarrollo para determinar qué modalidades podrían prosperar y en qué condiciones. 73 UNCTAD(XIII)/1 144. La financiación de la inversión pública y los programas sociales tiende a ser problemática en la mayoría de los países en desarrollo. A diferencia de las medidas de apoyo a la inversión productiva y a la transformación estructural, dichos programas involucran al Estado en la movilización de una proporción mucho mayor de los recursos nacionales. Aunque en general existe una vinculación regular entre el gasto público y el desarrollo, la confianza y la credibilidad son fundamentales para el suministro y la gestión eficientes de los servicios públicos57. Es probable que para fomentar esa confianza en muchos países sea necesario modernizar el sistema tributario, ampliar la base imponible y desarrollar los mercados financieros para financiar de modo sostenido la deuda del sector público. Es imposible apoyar iniciativas ambiciosas del sector público con recaudaciones fiscales muy inferiores al 20% del PIB, como las que suelen darse en los países pobres. Los ingresos fiscales son fundamentales en la movilización de recursos para las funciones estatales de asignación y distribución de recursos, crecimiento y estabilización, especialmente en vista de la precariedad de los sistemas financieros en los países pobres y la volatilidad persistente de los precios de los productos básicos y de las corrientes de asistencia internacional. Los estudios demuestran que hay posibilidades de incrementar la recaudación fiscal en los países pobres y, simultáneamente, ampliar el espacio fiscal e imprimir un carácter más progresivo a los sistemas tributarios (TDR, 2011). Para ello habrá que hacer cumplir las leyes tributarias y reducir o eliminar la posibilidad de las fugas de capitales y las deducciones, exenciones y vacíos legales que favorezcan a los intereses de los acomodados, el sector financiero y las ETN. Es también necesario que muchos de los países en desarrollo más pobres tengan presente que los impuestos comerciales siguen siendo un componente importante de la generación de ingresos, y que la eficiencia que se gane con la liberalización puede ser contrarrestada por la pérdida de ingresos. 145. En resumen, el desarrollo incluyente dependerá de la integración de unas políticas macroeconómicas que promuevan el crecimiento con políticas industriales desarrollistas y medidas redistributivas. Estos elementos deben combinarse con un marco de protección social destinado a eliminar las causas de la pobreza y la exclusión: la enajenación de la tierra; la falta de empleo digno y la precariedad del suministro de vivienda y los servicios de educación y salud. Se trata de metas ambiciosas, pero que se han alcanzado en varios países. En cambio, en los países en desarrollo que carecen de la visión de un futuro más incluyente, los recursos necesarios para extender la protección social con frecuencia se han derrochado o se han quedado muy a la zaga de las declaraciones políticas, lo que ha menguado la cobertura y la calidad de esa protección, defraudado las expectativas y exacerbado el descontento. F. Un nuevo acuerdo mundial 146. Desde la crisis internacional de la deuda a principios de los años ochenta, la mayoría de los países en desarrollo ha mejorado su integración en la economía mundial. Entre los compromisos que han asumido cabe citar la liberalización del comercio y de la cuenta de capital, la adhesión a los acuerdos comerciales de la OMC y a acuerdos que van más allá de lo exigido por la OMC, el establecimiento de incentivos para atraer IED o la imposición de leyes de propiedad intelectual más estrictas. Ello ha ocurrido en un contexto de ralentización del crecimiento mundial, mayor incidencia de crisis económicas y aumento de las disparidades a nivel nacional e internacional, todo lo cual puede atribuirse, en distinta medida, a la globalización impulsada por las finanzas. 57 74 Por ejemplo, existe una fuerte correlación positiva entre el ingreso per capita y el gasto público (Wagner's Law), así como entre la apertura del comercio y el tamaño del gobierno. Existe también una relación inversa entre los ingresos públicos y el tamaño del sector agrícola. GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 147. Las propuestas de moderar el ritmo de la integración han encontrado a menudo resistencia, en particular a nivel internacional, y han sido percibidas como un signo de renuencia a realizar las reformas necesarias para competir a nivel mundial. Sin embargo, como se ha señalado anteriormente, los países que más se han beneficiado de la globalización impulsada por las finanzas se han integrado de manera discrecional y estratégica en la economía mundial en lugar de adoptar políticas generales de liberalización y financiarización, han dado una importancia considerable al desarrollo industrial y, en muchos casos, han tratado de reforzar sus vínculos económicos con los países vecinos. Al hacerlo, a menudo han ido en contra de la opinión general. 148. Para muchos otros países en desarrollo, el sistema comercial y financiero internacional surgido tras la crisis de la deuda no solo ha acabado con las flexibilidades del sistema de la posguerra, sino que no ha proporcionado suficientes recursos financieros y tecnológicos que les permitan lograr un crecimiento rápido e incluyente. De hecho, en el sistema actual, la mayoría de los países se ven casi siempre obligados a ajustarse a las perturbaciones asociadas a la globalización impulsada por las finanzas mediante recortes presupuestarios internos. El FMI ha abandonado el objetivo de lograr tipos de cambio estables en un sistema financiero internacional ordenado, o más bien ha confiado esa estabilidad a las fuerzas del mercado y, mientras que sus actividades de vigilancia han estado cada vez más asociadas a la gestión de la crisis financiera y a la concesión de préstamos, su actuación ha sido irregular a la hora de detectar la creciente fragilidad y advertir de ello a tiempo. El Banco Mundial también se ha apartado de su principal objetivo de otorgar créditos a largo plazo para proyectos de infraestructura para centrarse en la concesión de préstamos para ajuste y la reducción de la pobreza. Al igual que el FMI, sus actividades de vigilancia han pasado en consecuencia del ámbito de la ejecución de proyectos y la solvencia de los deudores a la adhesión a programas de políticas detallados acordes a estrategias de desarrollo compatibles con las leyes del mercado (Ahluwalia, 1999: 3 a 5). 149. En respuesta a ello, los países en desarrollo han pedido sistemáticamente recursos multilaterales más predecibles para apoyar sus iniciativas de integración, más flexibilidad para adaptar las políticas a las necesidades y condiciones locales y mayor coherencia entre los sistemas internacionales superpuestos de comercio, finanzas y producción. Para lograr una globalización orientada al desarrollo será esencial incorporar esos objetivos en la estructura multilateral. No obstante, ello no quiere decir que haya que volver simplemente al anterior sistema de Bretton Woods, aunque fuera posible. El acuerdo mundial concertado después de la guerra no llegó a cumplirse con respecto a esferas de particular interés para los países en desarrollo y a menudo las flexibilidades concedidas a los países se establecieron según las necesidades y sin incluirse oficialmente en las propias normas. De hecho, dada la geometría mucho más variable de la actual economía mundial, una de las principales dificultades de la comunidad internacional es combinar normas y disciplinas multilaterales eficaces con un espacio de políticas apropiado. 150. No solo los países en desarrollo necesitan que se hagan reformas. La crisis ha puesto de manifiesto que los países avanzados también necesitan espacio de políticas para gestionar la evolución de la situación y que ya no pueden por sí solos garantizar la estabilidad de la economía mundial ni hacer frente a las amenazas nuevas e interrelacionadas a la futura prosperidad. Además, a fin de evitar los ajustes deflacionarios perjudiciales, reanudar rápidamente un crecimiento vigoroso y mantener la apertura del sistema internacional de comercio, esos países también tienen un interés directo en reforzar la coordinación y el apoyo internacionales, y ello de manera incluyente. 151. Como ocurre a nivel nacional, estos intereses comunes no pueden unirse de manera efectiva mediante apaños ni volviendo al statu quo habitual. El restablecimiento del equilibrio de la economía, base de la globalización orientada al desarrollo, requerirá un GE.11-52275 75 UNCTAD(XIII)/1 nuevo acuerdo mundial entre un amplio y diverso grupo de economías y deberá reflejar los actuales cambios en la distribución del poder económico y la influencia política entre los países. Lamentablemente, la confianza entre países necesaria para gestionar respuestas y medidas colectivas adecuadas y ofrecer una cooperación para el desarrollo fiable a los miembros más desfavorecidos de la comunidad internacional se ha ido degradando progresivamente durante el período de globalización impulsada por las finanzas y ha sufrido aún más las consecuencias de la crisis financiera, y necesita ser restablecida urgentemente. 152. La idea de un Nuevo Acuerdo mundial se basa en las medidas que muchos países pusieron en marcha en los años treinta para restablecer el equilibrio en respuesta a una crisis financiera profundamente destructiva58. En el caso de los Estados Unidos, una serie de inversiones públicas interrelacionadas en energía, agricultura e infraestructura social, combinadas con una fuerte regulación de los mercados financiero y laboral y una política macroeconómica expansiva, sentaron las bases no solo para el restablecimiento del pleno empleo sino también para un fuerte despegue industrial en algunas de las zonas menos desarrolladas del país al atraer grandes inversiones privadas y reforzar los mercados locales mediante un círculo virtuoso de crecimiento. 153. El actual Nuevo Acuerdo mundial también debería tratar de beneficiar a todos apoyando la inversión productiva, la diversificación económica y la ampliación de los mercados. No obstante, huelga decir que la coordinación internacional es muy diferente de los programas nacionales, ya que los gobiernos representativos deben ceder parte de su soberanía para apoyar medidas y objetivos colectivos. Por consiguiente, es indispensable que las medidas internacionales se conciban de tal manera que complementen o refuercen las capacidades del Estado para cumplir sus objetivos nacionales y responder a las necesidades de su población. Para que las reformas de la actual estructura multilateral sean creíbles y eficaces, deben prever una mayor influencia colectiva de los países en desarrollo y promover un sentimiento de cooperación mucho más fuerte entre todos los países. Para ello será necesario replantear la agenda mundial y, en particular, querer examinar las dificultades que plantea el restablecimiento del equilibrio desde una perspectiva mucho más integrada. También hará falta estudiar detenidamente la estructura de representación en el actual sistema multilateral de comercio y en las instituciones financieras y sus prácticas de toma de decisiones. 1. Control del sector financiero 154. Lo primero que hay que hacer para restablecer el equilibrio de la economía mundial es controlar el sector financiero. Hoy en día se reconoce en general que la liberalización financiera se llevó demasiado lejos en los años noventa, que los mecanismos de vigilancia mundial no detectaron los desequilibrios que surgieron en el marco de la globalización impulsada por las finanzas y que los arreglos multilaterales carecían de los recursos, la autoridad y la orientación ideológica necesarios para impedir que aumentara la fragilidad financiera (Oficina de Evaluación Independiente del FMI, 2011). Esto ya ha ocurrido antes. Tras la crisis financiera de Asia a finales de los años noventa, hubo varias propuestas para reformar el sistema financiero internacional (TDR, 1998; Rogoff, 1999). Esas propuestas encontraron oposición (en particular por parte de los países desarrollados y las instituciones financieras internacionales) y quedaron posteriormente estancadas, siendo luego olvidadas en gran parte cuando llegó el siguiente auge de los flujos de capital. En su lugar se adoptaron varias medidas especiales, entre las que cabe citar la acumulación de reservas 58 76 Estrictamente hablando, el Nuevo Acuerdo era un término acuñado para referirse a una serie de iniciativas de la administración de Roosevelt en los Estados Unidos. Sin embargo, varios países pusieron en marcha iniciativas similares que configuraron un modelo de desarrollo alternativo desde principios de los años treinta, aunque solo despegaron cuando terminó la segunda guerra mundial. GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 como autoseguro y el establecimiento de diversos códigos y normas para ayudar a reforzar los sistemas financieros nacionales de los países deudores, mejorar la formulación de políticas macroeconómicas y financieras en esos países y promover la recopilación y publicación de información. Si bien esas medidas pueden ser beneficiosas, no han bastado para subsanar los desequilibrios macroeconómicos o recuperar la estabilidad financiera y, en muchos casos, han entrañado costos considerables (TDR, 2001: 71 a 95; y TDR, 2011). 155. Es evidente que para que el sistema financiero internacional aporte una estabilidad duradera y respalde el cambio a una auténtica globalización orientada al desarrollo hace falta un programa de reformas mucho más ambicioso, que debe incluir los siguientes elementos: a) Hacen falta urgentemente medidas para ajustar y estabilizar los tipos de cambio, en especial las monedas del G-3. Para ello probablemente será necesario apartarse del sistema de pagos basado en el dólar, vigilar más de cerca las políticas macroeconómicas de los países cuya moneda se utiliza como divisa de reserva, promover los controles de capital y contemplar la fijación de objetivos para los tipos de cambio (TDR, 2001 y 2011). No obstante, en la medida en que algunas de esas reformas tardarán en llevarse a cabo, los arreglos monetarios regionales pueden ser una opción útil para los países en desarrollo (véase infra). b) Es preciso adoptar un enfoque más equilibrado de la restructuración de la deuda soberana, entre otras cosas mediante acuerdos que distribuyan la carga impuesta por los ajustes de manera más equitativa entre los deudores y los acreedores del sector privado (recuadro 8). Los "rescates" realizados para hacer frente a las crisis financieras han resultado muy costosos y han engendrado un riesgo moral. Además, los fondos necesarios han aumentado y son más difíciles de conseguir. c) Es necesario aumentar los recursos financieros multilaterales, en consonancia con el incremento de las transacciones transfronterizas, hasta un nivel que permita realizar una financiación anticíclica eficaz y hacer frente a las dificultades de pago que se planteen en la cuenta de capital. La reciente triplicación de la financiación del FMI indica que se ha avanzado en esta dirección, pero también hay que encontrar formas más fiables y menos politizadas de crear liquidez internacional (recuadro 9). d) Es preciso reducir las condicionalidades de política que han proliferado en torno a los ajustes y los préstamos para hacer frente a la crisis. Esas condicionalidades han impuesto un sesgo deflacionario a los países deudores y han reducido el espacio de políticas necesario para gestionar las crisis y poner en marcha un proceso de recuperación sostenible. Las instituciones financieras internacionales deberían en cambio ayudar a las autoridades de los países en desarrollo a determinar las concesiones recíprocas, examinar las opciones de política y aprovechar las experiencias de otros países. Recuadro 8 Gestión de la deuda Las actuales turbulencias mundiales han puesto de relieve la necesidad de adoptar nuevos enfoques para gestionar la deuda externa y prevenir la crisis de la deuda. Si bien se debe seguir prestando atención a los indicadores de sostenibilidad de la deuda, como el saldo fiscal, estos no parecen ser suficientes. En el período de auge anterior a la crisis los acreedores y los deudores tomaron unos riesgos sin precedentes sin que mediara ninguna responsabilidad ni rendición de cuentas. La interconexión financiera mundial ha acelerado, agravado y aumentado el contagio. La interrelación entre el sector financiero y los presupuestos estatales ha hecho que sea especialmente difícil valorar las obligaciones contingentes. La modificación de la composición de la deuda, que ha pasado del predominio de préstamos bancarios sindicados a la financiación mediante emisiones de bonos, ha GE.11-52275 77 UNCTAD(XIII)/1 aumentado la inestabilidad financiera durante las crisis, ya que los valores negociables pueden cambiar de manos con mucha más rapidez, haciendo que el comportamiento gregario se difunda más y sea más dañino. Lo que es aún peor, en la actualidad no hay ningún sistema de alerta temprana sobre las dificultades del sector público o privado para atender el servicio de la deuda, incluso en los casos en que el impago podría tener consecuencias sistémicas. Se supone que las agencias de calificación deben dar la voz de alarma, pero ninguna de ellas lo hizo antes de la crisis actual. De hecho, como esas agencias no tienen ninguna responsabilidad si el mercado demuestra que se equivocan, se ven inclinadas a mejorar las calificaciones crediticias para satisfacer a sus clientes. Esto es más patente en el caso de los instrumentos privados, pero podría decirse que se ha observado un efecto similar en la calificación excesiva de los instrumentos de deuda soberana emitidos antes de la crisis por Estados con una frágil situación financiera. La UNCTAD (2008) ha propuesto someter a esas agencias a una supervisión reguladora y publicar periódicamente los resultados de sus calificaciones. En 2009, la UNCTAD puso en marcha una iniciativa para establecer unos principios de otorgamiento y toma responsables de préstamos soberanos a fin de reducir la frecuencia y la gravedad de las crisis de la deuda. En el proceso, que ha sido incluyente y transparente, han participado múltiples partes interesadas, entre otros economistas y juristas, representantes de alto nivel del sector privado, organizaciones no gubernamentales y observadores de las instituciones financieras multilaterales. En mayo de 2011, la UNCTAD publicó un proyecto de principios en que se especificaban las principales responsabilidades de los acreedores y deudores, entre las que cabe citar la diligencia debida, el deber fiduciario, la aprobación adecuada, la transparencia y la divulgación de información, y alternativas para la restructuración de la deuda. Dada la heterogeneidad de las condiciones nacionales, esos principios no incluyen umbrales ni objetivos cuantitativos específicos. Sin embargo, ofrecen directrices económicas, jurídicas y morales para el otorgamiento y la toma de préstamos y la Asamblea General de las Naciones Unidas ha alentado su adopción (resolución 65/144). Al igual que con cualquier conjunto de normas voluntarias, el parasitismo y la aplicación plantearán importantes problemas pero, sin no hay una actuación mundial eficaz, la carga de hacer frente a la inestabilidad financiera internacional seguirá recayendo principalmente en los gobiernos de los países en desarrollo. La UNCTAD también lleva mucho tiempo propugnando la adopción de procedimientos de renegociación ordenada de la deuda basados en las legislaciones nacionales sobre quiebra, en particular en los capítulos 9 y 11 del Código de Quiebra de los Estados Unidos. Estos procedimientos deben cumplir dos objetivos. Por una parte, deben ayudar a prevenir el colapso financiero de los países que tienen dificultades para hacer frente a sus obligaciones exteriores, que suele provocar la pérdida de confianza en el mercado, el desplome de las divisas y subidas drásticas de los tipos de interés, perjudicando gravemente los balances de los sectores público y privado y dando lugar a grandes pérdidas de producción y empleo y a un fuerte aumento de la pobreza. Por otra parte, deben prever mecanismos que faciliten una restructuración equitativa de la deuda cuyo servicio ya no pueda sufragarse con arreglo al contrato inicial. El cumplimiento de estos objetivos no requiere poner en marcha procedimientos internacionales de quiebra propiamente dichos, sino que basta con aplicar unos cuantos principios: a) El establecimiento de una moratoria temporal de la deuda, ya sea pública o privada, con independencia de que las dificultades para atender su servicio se deban a problemas de solvencia o de liquidez (una distinción que no siempre está clara). A fin de evitar conflictos de intereses, la moratoria debería ser decidida unilateralmente por el país deudor y sancionada por una entidad independiente, y no por el FMI, ya que los países afectados son miembros del Fondo, que es también un acreedor. La sanción debería suspender automáticamente las acciones de los acreedores. 78 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 b) Las moratorias deberían ir acompañadas de controles de cambio, incluida la suspensión de la convertibilidad de los depósitos en moneda extranjera y de otros activos de residentes y no residentes. c) La financiación de países en situación concursal, que daría automáticamente preferencia a la deuda contraída tras la imposición de la moratoria. El FMI debería conceder préstamos a países con atrasos para financiar importaciones y otras transacciones de cuenta corriente esenciales. d) La restructuración de la deuda, incluida su refinanciación y condonación, basada en negociaciones entre deudores y acreedores y facilitada por la introducción de cláusulas de refinanciación automática y de acción colectiva en los contratos de deuda. El FMI no debería participar en las negociaciones entre los deudores soberanos y los acreedores privados. Si bien dejan abiertos varios detalles, estos principios pueden servir de base para adoptar un enfoque coherente e integral de la intervención en caso de crisis y la resolución de las crisis que surjan en los primeros años del siglo XXI. Recuadro 9 Derechos especiales de giro Es preciso promover la cooperación monetaria internacional, el mantenimiento de regímenes cambiaros ordenados y la confianza en la disponibilidad de liquidez para lograr un continuo crecimiento del comercio internacional y garantizar que los ajustes de las balanzas de pagos se hagan "sin recurrir a medidas perniciosas para la prosperidad nacional o internacional" (FMI, art. I v)). Uno de los principales objetivos de los arquitectos del sistema de Bretton Woods fue garantizar la provisión de liquidez internacional. Es bien sabido que el sistema internacional que utiliza una moneda nacional como reserva (o una cesta de monedas nacionales) no puede garantizar un entorno monetario mundial ordenado, porque los bancos centrales nacionales orientan su actividad principalmente al cumplimiento de objetivos nacionales. No obstante, las decisiones que adoptan esos bancos centrales que emiten una moneda de reserva internacional afectan enormemente a los demás países; por ejemplo, la liquidez internacional puede fluctuar debido a los imperativos de cada país, con independencia de las necesidades mundiales. La globalización impulsada por las finanzas no ha logrado solucionar este problema. En cambio, ha introducido un sesgo deflacionario en la economía mundial y ha obligado a muchos países a constituir un costoso "autoseguro", consistente en la acumulación de reservas, en virtud del cual los países en desarrollo transfieren, a bajos tipos de interés, recursos que podrían destinar al logro de objetivos socialmente deseables, a los países desarrollados que emiten las monedas de reserva simplemente para que permanezcan inutilizados por si hacen falta en el futuro. Se ha debatido ampliamente la posibilidad de establecer una moneda de reserva mundial paralela a las monedas nacionales. Ello podría hacerse de distintos modos, pero la manera más práctica es basarse en los mecanismos existentes para potenciar la función de los derechos especiales de giro (DEG) o ampliar su definición. En el sistema actual, los DEG se asignan a los países miembros en función de sus cuotas de contribución al FMI. Los miembros obtienen o utilizan los DEG ya sea mediante acuerdos de intercambio voluntarios o bien mediante un mecanismo por el que el Fondo designa a miembros con sólidas posiciones externas para que compren DEG a quienes deseen utilizar sus DEG asignados. Los miembros cuyas tenencias superan o no llegan al nivel asignado perciben o pagan intereses cuyo tipo se basa en el promedio ponderado de los tipos de interés en el GE.11-52275 79 UNCTAD(XIII)/1 mercado monetario de las monedas que constituyen los DEG. Todo aumento en la asignación de DEG debe guiarse por una serie de principios básicos: debe ajustarse al crecimiento mundial para responder a la demanda mundial de reservas; debe ser suficientemente flexible para funcionar de manera anticíclica; debe contemplar el suministro de liquidez y el establecimiento de incentivos para que los países con superávit asuman parte de la carga de los ajustes; y debe incluir lo que la UNCTAD ha denominado un "vínculo de desarrollo", o incentivos a la utilización de reservas para financiar el gasto relacionado con el desarrollo y el cambio climático. El bajo costo y otras ventajas de los DEG han llevado a que se pida su distribución periódica a los países pobres para aliviar la carga de mantener reservas. No cabe duda que la asignación periódica de DEG es la forma más sencilla de aumentar la participación de los países en desarrollo en activos de reserva y contribuye a subsanar las desigualdades del actual sistema. Las asignaciones deberían hacerse de manera predeterminada y tener en cuenta el aumento de la renta y/o el comercio mundiales. También podrían ajustarse anticíclicamente, por ejemplo acelerarse en momentos de desaceleración mundial. La asignación a los países en función de las actuales cuotas no aumentaría la proporción de DEG en los activos de reserva, ya que una gran parte iría a países que no los necesitan o no los usan. La necesidad y la demanda de reservas son mucho mayores en los países en desarrollo debido a su vulnerabilidad externa, y ello debe tenerse en cuenta cuando se establezca una fórmula para la asignación de DEG (algunas propuestas prevén que todas las asignaciones se destinen a países en desarrollo). Otra posibilidad es hacer del FMI una organización basada en los DEG; es decir, que los DEG sustituyan a las cuotas y que los Acuerdos Generales para la Obtención de Préstamos y los Nuevos Acuerdos para la Obtención de Préstamos sean la única fuente de financiación para el FMI. Podría permitirse que el Fondo emitiera periódicamente DEG para sí mismo, a fin de utilizarlos en operaciones de préstamo. Una vez más, ello podría vincularse al aumento de la renta y/o el comercio mundiales. Este sistema podría mejorar considerablemente la gestión del FMI al ayudarlo a tratar por igual a todos sus miembros y a llevar a cabo sus labores de vigilancia de las políticas de manera ecuánime. Esta propuesta también puede complementarse con un mecanismo para eliminar el excedente de dólares al permitir a los países sustituir sus actuales reservas de dólares por DEG sin perturbar los mercados monetarios. Los DEG permitirían aumentar la liquidez internacional sin obligar a los Estados Unidos a mantener déficits cada vez mayores, algo que constituye una importante fuente de desequilibrios mundiales. Sin embargo, un simple cambio de dólares a DEG no puede subsanar el sesgo deflacionario de la economía mundial debido a la falta de acuerdos eficaces para la realización de ajustes en los países con superávit. Este sesgo podría incluso agravarse, puesto que los Estados Unidos ya no pueden mantener déficits en aumento en una época en que hay necesidades en todo el mundo. Por consiguiente, toda iniciativa encaminada a apartarse del dólar como moneda de reserva dominante debe venir acompañada de acuerdos que garanticen ajustes en los países con superávit y cambios en la gestión del propio Fondo. Véase un análisis más detallado en UNCTAD (2001) y UNCTAD (2009). 156. Estas medidas tienen poco de novedosas y no son particularmente radicales y los obstáculos son, en todos los casos, más políticos que técnicos. En este contexto, cabe recordar las observaciones de Kenneth Rogoff tras la crisis financiera asiática pero que, a la luz de lo ocurrido desde entonces, parecen aplicarse igualmente al examen de la globalización orientada al desarrollo: 80 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 Es fácil caer en la trampa de pensar que los grandes cambios institucionales no son realistas ni factibles, en especial en los Estados Unidos, cuyas instituciones de política macroeconómica por lo general han experimentado una lenta evolución en los últimos decenios. Hace no tanto, las perspectivas de una moneda única europea parecían tan improbables como las de la ruptura del imperio soviético o la reunificación de Alemania. Tal vez los grandes cambios institucionales solo parecen imposibles hasta que ocurren, y entonces parece que estaban predestinados. Aunque ninguno de los planes a gran escala sea factible en el actual entorno político mundial, lo imposible puede comenzar a parecer realista después de una o dos crisis más (Rogoff, 1999: 28). 157. La dificultad de obtener una financiación estable, asequible y a largo plazo sigue obstaculizando el logro de un crecimiento sostenible e incluyente en muchos países en desarrollo, en particular los PMA. Cuando se celebró la Conferencia internacional sobre la financiación para el desarrollo en Monterrey, en 2002, la UNCTAD estimó que haría falta duplicar las corrientes financieras oficiales para subsanar el déficit de recursos de los países receptores. Tras la disminución registrada en los años noventa, las corrientes de ayuda se han recuperado notablemente, aunque siguen estando por debajo de los niveles prometidos por la comunidad internacional, y a veces están fuertemente orientadas a los países que acaban de atravesar un conflicto (gráfico 25)59. También ha habido un amplio y constructivo debate sobre la eficacia de la ayuda, con un consenso cada vez mayor sobre la necesidad de reducir el carácter impredecible de las corrientes de ayuda, a fin de hacer frente a la fragmentación de las corrientes entre las fuentes y los destinos y transferir la gestión de los programas de ayuda a los países receptores. La UNCTAD lleva mucho tiempo pidiéndolo. Sin embargo, este es solo el comienzo de un proceso de reforma encaminado a reanudar la cooperación para el desarrollo (recuadro 10). En los últimos años, los programas de ayuda se han centrado cada vez más en el logro de resultados sociales, a menudo en detrimento del apoyo a la movilización de recursos internos y la creación de nuevas capacidades productivas. Ello ha hecho que la atención se desvíe de lo que debería ser la principal preocupación de la cooperación para el desarrollo, que es colocar lo más rápidamente posible a sus receptores en una situación en que puedan movilizar sus propios recursos para el desarrollo (Informe sobre el desarrollo económico en África, 2006). Como tal, la prestación de ayuda debería vincularse de manera cuidadosa y constructiva a las ambiciones de los Estados desarrollistas receptores, por lo que una forma de cooperación deseable sería el apoyo presupuestario, entre otras cosas mediante importantes donaciones60. La orientación de la cooperación para el desarrollo en esa dirección es esencial para las iniciativas de la UNCTAD encaminadas a promover una nueva arquitectura internacional del desarrollo en favor de los PMA (Informe sobre los países menos adelantados, 2010). 59 60 GE.11-52275 La UNCTAD contribuyó activamente al establecimiento del objetivo de destinar a la ayuda el 0,7% del PIB, que fue formalmente reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas como un compromiso de máximo empeño de los gobiernos donantes pero no llegó a ser oficialmente aprobado como objetivo vinculante. Sobre la contribución de la UNCTAD, véase Clemens y Moss (2005). Los donantes tienen un precedente de este enfoque en su propia experiencia con el Plan Marshall. Véase el Informe sobre el desarrollo económico en África (2006). 81 UNCTAD(XIII)/1 Gráfico 25 Corrientes netas de asistencia oficial para el desarrollo al África Subsahariana (Dólares constantes de 2008, per capita) 120 100 80 60 40 20 Países que acaban de salir de un conflicto 20 08 20 06 20 04 20 02 20 00 19 98 19 96 19 94 19 92 19 90 19 88 19 86 19 84 19 82 19 80 0 África Subsahariana Fuente: Indicadores del Desarrollo Mundial, 2011. Nota: Los países que acaban de salir de un conflicto son Eritrea, Liberia, Mozambique, la República Democrática del Congo, Rwanda, el Senegal y Sierra Leona. África Subsahariana no incluye a Nigeria. Recuadro 10 La ayuda al servicio del desarrollo incluyente A lo largo de los años se ha prestado ayuda para hacer frente a múltiples problemas. Hay motivos tanto de satisfacción como de decepción, aunque por lo general los escépticos de la ayuda no han logrado imponer sus argumentos. No obstante, sigue haciendo falta una nueva estructura internacional de la ayuda para que la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) complemente mejor las iniciativas de movilización de recursos y contribuya a salvar la brecha existente entre el ahorro nacional y el volumen de inversión necesario para lograr objetivos nacionales de desarrollo, incluidos los ODM. Aumenta la convicción de que la ayuda debe canalizarse a través del presupuesto del Estado y formar parte de un amplio conjunto de medidas fiscales y de financiación destinadas a apoyar la aplicación de los programas y prioridades nacionales. Este cambio reforzaría la responsabilidad nacional sobre las políticas y programas y mejoraría la rendición de cuentas de los gobiernos ante sus distintos grupos de población. Al mismo tiempo, es preciso contar con varias organizaciones de ayuda relativamente nuevas, como el Mecanismo para mejorar el clima de inversiones en África, el Fondo Mundial y la Cuenta del Reto del Milenio, en todo debate sobre una futura estructura de la ayuda. Estas organizaciones suelen centrarse en bienes públicos mundiales y su ayuda no se ajusta necesariamente a las prioridades de desarrollo de los países receptores. La experiencia de la Unión Europea (UE) con los fondos regionales es un modelo para reformar la estructura de la ayuda. Estos fondos se centran claramente en reforzar la inversión, se agrupan en forma de programas multianuales, cuentan con un importante elemento de gestión local y tratan de solucionar los problemas asociados al carácter fungible de la asistencia mediante aportaciones paralelas y principios de complementariedad. También fijan objetivos claros para reforzar la capacidad del Estado a nivel local y central. La UNCTAD ha afirmado también que una mayor multilateralización 82 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 de la ayuda similar a la del modelo de la UE puede ayudar a subsanar el carácter impredecible de las corrientes de ayuda y a reducir la costosa e innecesaria competencia entre los donantes, así como la carga administrativa de la ayuda. Ello permite también evitar la politización de la ayuda, que ha sido tan perjudicial en el pasado. Se podría avanzar con unos fondos regionales de desarrollo bien concebidos y basados en la concesión de donaciones en el marco de acuerdos multilaterales más incluyentes. Esos fondos se centrarían expresamente en el desarrollo económico y uno de sus principales objetivos sería reforzar la relación entre inversión y crecimiento. Se basarían en parte en el ODM 8, pero tendrían un mandato más amplio que incluiría la inversión en infraestructura física, el apoyo a estrategias sectoriales, la modernización tecnológica y el desarrollo urbano. Si bien en los últimos años la ayuda se ha destinado menos a reforzar las capacidades productivas, la UNCTAD lleva más de cuarenta años intentando destacar las complementariedades entre la ayuda y el comercio e insistiendo en la adopción de un enfoque más integrado para gestionar esas corrientes a fin de lograr unos beneficios duraderos en materia de desarrollo. La noción de la "ayuda para el comercio" ha ganado importancia en los debates sobre la ayuda internacional desde su introducción en la sexta Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong (China) en 2005. Esta iniciativa reconoce que los países en desarrollo, y especialmente los PMA, necesitan un apoyo financiero específico que les permita ajustarse a las tensiones derivadas de la mayor apertura y crear un fuerte vínculo entre inversión y exportaciones en torno a una economía más diversificada para poder beneficiarse significativamente del comercio en el futuro. Estos objetivos serán más fáciles de lograr si la ayuda para el comercio alcanza una escala adecuada, incluye una financiación realmente nueva, además de los compromisos de ayuda ya existentes, se acompaña de políticas comerciales e industriales apropiadas y se gestiona en el sistema de las Naciones Unidas para garantizar que los beneficios del comercio promuevan estrategias de desarrollo incluyentes. Por último, no hay en la actualidad ningún foro multilateral permanente que estudie la eficacia de la ayuda desde la perspectiva de los receptores. El Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE es un importante foro para esos debates, pero se centra principalmente en cuestiones que afectan a los donantes. Esa es una de las razones por las que los defensores de la cooperación Sur-Sur se han mostrado reacios a integrarse en la estructura tradicional de la ayuda. Habida cuenta de estas preocupaciones, tal vez convenga estudiar formas alternativas de combinar la experiencia de los distintos organismos internacionales y la comunidad del desarrollo en general, sobre la base del principio de búsqueda de consenso, y establecer un foro abierto para la celebración de debates francos, bien fundamentados y constructivos sobre cuestiones relacionadas con la ayuda y el desarrollo. 158. Los bancos multilaterales de desarrollo también pueden contribuir de manera esencial a la globalización orientada al desarrollo. Esas instituciones han ofrecido tradicionalmente una serie de servicios y una combinación de préstamos en condiciones ordinarias y en condiciones favorables (DAES, 2005). Quedan varias cuestiones importantes sin resolver, en particular la medida en que su financiación debe revestir la forma de donaciones o de préstamos (y si esta debe ser a tasas comerciales o compensatorias), así como si sus mandatos deben centrarse en la reducción de la pobreza o en objetivos de desarrollo más amplios. Además, dado que las corrientes de financiación, en particular hacia los países de renta media, han sido insuficientes en los últimos años, es preciso prestar más atención y consideración a su capacidad para captar fuentes de financiación más innovadoras. GE.11-52275 83 UNCTAD(XIII)/1 159. Para revitalizar su función y volver a centrar sus actividades en la promoción del desarrollo incluyente, esos bancos tendrán que abandonar los préstamos en apoyo de reformas de políticas y concentrarse más en financiar los bienes públicos, incluida la infraestructura, que puedan reforzar las capacidades productivas de los países deudores. Esas instituciones deben también estar en condiciones de financiar el comercio, en particular durante las crisis, contribuir de manera constructiva al desarrollo de los mercados locales de bonos e idear mecanismos más innovadores para combinar recursos públicos y privados a fin de lograr objetivos de desarrollo socialmente incluyentes (Griffith-Jones, 2008). Las instituciones existentes con un sólido enfoque regional pueden complementarse con organismos de financiación más funcionales en esferas como el desarrollo de la agricultura o la financiación relacionada con el cambio climático (recuadro 14). Pero en todos los casos hay una necesidad urgente de reformar las estructuras de gestión de esas instituciones para que sean más representativas y socialmente responsables. 2. Orientación del comercio y la inversión hacia el desarrollo 160. Desde principios de los años ochenta, la gobernanza del comercio internacional ha adoptado un sistema único de derechos y obligaciones, con excepciones únicamente para los PMA. En el mejor de los casos, esto ha aportado cierta previsibilidad a las relaciones comerciales y ha permitido controlar la actuación arbitraria de los países poderosos61. Por otra parte, se ha prestado a prolongadas negociaciones que, en parte, han contribuido a la proliferación de acuerdos bilaterales y regionales sobre diversas cuestiones comerciales y relacionadas con el comercio. Además, se ha dado prioridad a la liberalización (y desregulación) a todos los niveles de elaboración de normas, dejando de lado una serie de cuestiones, como la evolución de la relación de intercambio, la transferencia de tecnología, las barreras no arancelarias y las prácticas comerciales restrictivas, lo que ha tenido una enorme influencia en los resultados del comercio en los países en desarrollo y en los casos en que habría sido útil estudiar normas y regulaciones eficaces a nivel internacional. La falta de normas en algunos ámbitos contrasta en los diferentes niveles del sistema de comercio con la proliferación de exigencias en otros. La escasez de capacidades de muchos países en desarrollo ha hecho que a muchos Estados les resulte difícil ejercer plenamente sus derechos, defender sus intereses e incluso cumplir sus obligaciones. 161. A fin de aprovechar al máximo los posibles beneficios del comercio y canalizarlos hacia un desarrollo incluyente, los países en desarrollo no solo necesitan un sistema internacional de comercio basado en normas, sino también el apoyo y el espacio necesarios para utilizar instrumentos de política a fin de promover la formación de capital y la diversificación económica y gestionar los costos de ajuste que esos cambios impliquen. Hay que procurar que los acuerdos existentes aprovechen al máximo el espacio de políticas y, en su caso, lo amplíen en ámbitos sectoriales de interés para los países en desarrollo mediante el establecimiento y la consolidación del trato especial y diferenciado62. Al mismo tiempo, los países en desarrollo son conscientes de que la falta de normas y de una vigilancia eficaz en ámbitos de especial interés para ellos sigue dificultando sus esfuerzos por lograr una división internacional del trabajo más equilibrada. 162. La aparición de nuevos problemas (por ejemplo, relacionados con el medio ambiente y la seguridad alimentaria) y su influencia en el funcionamiento del sistema de comercio hace que cada vez resulte más difícil encontrar un equilibrio entre el establecimiento de normas comerciales mundiales y la disposición de suficiente espacio de políticas. También 61 62 84 No obstante, algunas políticas comerciales, como la progresividad arancelaria, las barreras no arancelarias, las subvenciones, los procedimientos antidumping y las normas de productos, siguen favoreciendo a los productos y los mercados en que los países más avanzados tienen una posición o muy débil o dominante. Véase un análisis de la situación actual con respecto al trato especial y diferenciado en Faizel (2007). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 es probable que esos problemas afecten de manera diferente a los países debido a sus distintas capacidades económicas e institucionales. Algunos de los problemas (como el cambio climático y el agotamiento de los recursos) requieren la gestión de externalidades verdaderamente mundiales, pero otros tienen una dimensión regional más importante (como muchos problemas de salud o los conflictos) y otros corresponden más al ámbito de los bienes "semipúblicos"63. Dado que estos problemas ya han producido tensiones en el sistema de comercio y que es probable que estas se intensifiquen en el futuro, sería útil que la OMC, como guardiana del proceso de elaboración de normas relacionadas con el comercio, examinara, por conducto de una comisión independiente de alto nivel, si se ha establecido o no el equilibrio adecuado. Esa comisión podría estudiar las implicaciones técnicas y jurídicas de cuestiones como la adopción de un enfoque plurilateral en la negociación de normas comerciales, los procedimientos adecuados de programación y aplicación, la utilización de una mayoría cualificada u otros medios para garantizar el logro de un consenso a tiempo, la formalización de normas sobre el espacio de políticas, etc. Si el objetivo de la apertura del sistema de comercio se solapa con el suministro de otros bienes públicos (como un entorno saludable y estable) o tiene importantes implicaciones para el desarrollo (como las relativas a la producción internacional o la seguridad alimentaria), se debe invitar a los órganos competentes de las Naciones Unidas a participar en igualdad de condiciones en todas las deliberaciones sobre la elaboración de reglas y normas apropiadas. Además, igual que el FMI cuenta con una oficina de evaluación independiente para mejorar la cultura de aprendizaje en el Fondo, fortalecer su credibilidad externa y fomentar una mayor comprensión de su labor, podría considerarse algo similar para el sistema de comercio. 163. En el caso de la producción internacional, en que las cuestiones relativas al comercio y la inversión están cada vez más interrelacionadas, los problemas abarcan desde las prácticas comerciales restrictivas a la fijación de precios de transferencia y las barreras no arancelarias. Los países en desarrollo han rechazado la idea de establecer un conjunto común de normas mundiales sobre la IED, en gran parte porque esos debates se han centrado indebidamente en las medidas de liberalización y los derechos de las empresas. No obstante, podría adoptarse un enfoque desarrollista para abordar esos problemas en otro tipo de foro. Por ejemplo, la aplicación y vigilancia de procedimientos de inversión responsables podría ayudar a reducir las prácticas abusivas o distorsionadoras en ámbitos de interés para los países en desarrollo (recuadro 11). Recuadro 11 Principios para una Inversión Agrícola Responsable (Principios IAR) Son inversores internacionales responsables las empresas, fondos o personas que en sus actividades respetan la ley, se comportan como buenos ciudadanos y no generan costos sociales, económicos o ambientales extraordinarios en los países y comunidades receptores. Sin embargo, hay numerosos ejemplos de ETN y otros inversores que crean o aprovechan distorsiones del mercado y de otro tipo en los países en desarrollo pagando sobornos, utilizando su influencia política para acabar con competidores potenciales, produciendo daños ambientales desmesurados o ignorando los derechos de las comunidades locales. Esas preocupaciones dieron lugar al establecimiento de los Principios para una inversión agrícola responsable que respete los derechos, medios de vida y recursos. 63 GE.11-52275 Suele usarse el concepto de bienes públicos mundiales para describir problemas de política internacional, aunque los dos rasgos característicos de un bien público, el carácter no excluyente y la falta de rivalidad, a menudo no se aplican estrictamente a nivel internacional, de ahí la utilización del término "semiprivados". Esta terminología requiere una aclaración más precisa. 85 UNCTAD(XIII)/1 En el decenio de 2000, las organizaciones internacionales comenzaron a observar un incremento del interés comercial de las empresas extranjeras en el sector agrícola del mundo en desarrollo, debido al aumento de los precios y los beneficios en el sector de los alimentos y otros productos agrícolas. Las alarmantes noticias aparecidas en la prensa se vieron confirmadas parcialmente por los graves incidentes ocurridos en Madagascar y otros países. Ello hizo que cuatro organismos internacionales (la UNCTAD, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Banco Mundial y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) pusieran en marcha un proyecto común para hacer frente a esos problemas. La cuestión de la inversión responsable en la agricultura, incluidas las adquisiciones de tierras a gran escala, fue debatida en la Asamblea General de las Naciones Unidas durante su sexagésimo cuarto período de sesiones, en que la UNCTAD basó sus exposiciones en el WIR, 2009. La Asamblea General tomó nota de "la iniciativa para promover inversiones internacionales responsables en la agricultura, cuya finalidad es la formulación de principios pertinentes y de un marco internacional" y destacó "la importancia de promover inversiones internacionales responsables en la agricultura, y a este respecto" invitó "a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en cooperación con otras organizaciones internacionales competentes, a seguir realizando investigaciones y análisis sobre esta cuestión" (resolución 64/192 de la Asamblea General). Los Principios IAR se basan en una investigación detallada sobre la naturaleza, el alcance y la repercusión de la inversión extranjera y sobre las mejores prácticas en la legislación y las políticas y proporcionan un marco para el establecimiento de regulaciones nacionales, acuerdos de inversión internacionales, iniciativas mundiales de responsabilidad social de las empresas y contratos de inversión individuales. Se trata de los siguientes principios: Principio 1. Se reconocen y respetan los derechos existentes sobre la tierra y los recursos naturales conexos. Principio 2. Las inversiones no ponen en peligro la seguridad alimentaria, sino que la fortalecen. Principio 3. Los procesos relacionados con la inversión en agricultura son transparentes, se controlan y aseguran la responsabilidad de todas las partes interesadas, en un entorno empresarial, legal y normativo adecuado. Principio 4. Se consulta a todos los afectados materialmente, se deja constancia de los acuerdos alcanzados mediante las consultas y estos acuerdos se aplican. Principio 5. Los inversores garantizan que los proyectos respetan el estado de derecho, reflejan las mejores prácticas de la industria, son viables económicamente y se traducen en un valor compartido duradero. Principio 6. Las inversiones generan efectos sociales y distributivos deseables y no aumentan la vulnerabilidad. Principio 7. Se cuantifica el impacto medioambiental de un proyecto y se toman medidas para fomentar el uso sostenible de los recursos, al tiempo que se reducen al mínimo y se mitigan los riesgos y la magnitud de los efectos negativos. Los Principios IAR deben reducir las posibles externalidades negativas y aumentar los posibles resultados positivos de la inversión extranjera en la agricultura. A fin de promover la aplicación y puesta en práctica de los Principios, la UNCTAD y sus organismos asociados han puesto en marcha varios proyectos, entre otras cosas para fomentar la capacidad, evaluar el cumplimiento de los Principios IAR por parte del sector privado y lograr la adhesión de los inversores a los Principios. Fuente: Informe sobre las inversiones en el mundo (2009). 86 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 164. La falta de normas y reglas internacionales claras sobre transferencia de tecnología también ha perjudicado los intereses de los países en desarrollo. La tecnología es un motor fundamental del crecimiento económico pero puede provocar al mismo tiempo un aumento de las desigualdades. En la globalización impulsada por las finanzas lo segundo ha podido sobre lo primero. En parte, ello se debe a que la tecnología es una importante fuente de renta y su protección se ha vuelto prioritaria para los países y empresas que se encuentran en la parte más alta de la escala tecnológica, en especial mediante la imposición de normas de propiedad intelectual más estrictas. Hace falta urgentemente un conjunto más equilibrado de acuerdos para que el acceso a la tecnología llegue a formar parte de una globalización orientada al desarrollo más incluyente. La UNCTAD ya ha propuesto varias medidas internacionales (en el Informe sobre los países menos adelantados, 2009) para fomentar el desarrollo tecnológico en los PMA, muchas de las cuales tienen mayor trascendencia en todo el mundo en desarrollo (recuadro 12). Esos acuerdos son cada vez más importantes para lograr avanzar hacia un futuro con bajas emisiones de carbono, para lo que el fomento de la capacidad y el aprendizaje tecnológicos requerirán una colaboración internacional a fin de desarrollar y difundir oportunamente tecnologías apropiadas. Será necesario adoptar un enfoque de las tecnologías verdes mucho más audaz y flexible que el actual, en particular con respecto a los derechos de propiedad intelectual, las subvenciones a las nuevas tecnologías, la financiación multilateral del I+D, etc. (véase DAES, 2009; y UNCTAD, 2011c). Recuadro 12 Restablecimiento del equilibrio en el entorno internacional para la transferencia de tecnología El régimen mundial de propiedad intelectual ha tendido a orientar la investigación y el desarrollo hacia las tecnologías más rentables en lugar de las que ofrecen más beneficios sociales o responden a las necesidades de los países en desarrollo. La idea de que los beneficios de la innovación se filtran hacia los peldaños inferiores de la escala de desarrollo ha encontrado escaso respaldo empírico. También ha sido difícil demostrar que una protección más estricta de la propiedad intelectual produce beneficios indirectos significativos en forma de difusión de tecnología derivada de las entradas de IED, o que el acceso a la divulgación de patentes y a la tecnología aumenta la actividad innovadora. En cambio, los debates sobre los derechos de propiedad intelectual han tendido a insistir en las salvaguardias y flexibilidades del régimen mundial de propiedad intelectual, entre otras cosas mediante la concertación de acuerdos de importación paralelos o la concesión de licencia obligatoria. No obstante, muchos países han renunciado a estas flexibilidades suscribiendo acuerdos bilaterales que van más allá del Acuerdo sobre los ADPIC con los principales exportadores de tecnología. Se está comenzando a tomar conciencia de estas dificultades y a reconocer que el régimen mundial de propiedad intelectual debe orientarse hacia las necesidades de tecnología y conocimientos de los países en desarrollo. Para ser eficaces, esos mecanismos deben abordar los problemas asociados al espacio de políticas en materia de tecnología y promover el aprendizaje tecnológico local. A continuación se examinan algunas vías posibles a tales efectos. Consorcios de intercambio de tecnología. Se basan en el intercambio voluntario de tecnología entre empresas que se dedican a actividades similares. Esa colaboración puede producir mejores tasas de adopción de tecnologías superiores que los acuerdos de licencia y promover un aumento del gasto en I+D incorporando las externalidades de la innovación. Para que la cooperación sea eficaz, las empresas deben tener suficientes capacidades internas e información tecnológica propia que puedan ofrecer a cambio de otras y debe haber una sólida cultura de transparencia entre los miembros del consorcio para evitar el GE.11-52275 87 UNCTAD(XIII)/1 riesgo de parasitismo. Se puede incentivar financieramente y apoyar a los consorcios mediante la cooperación para el desarrollo, en particular la cooperación triangular. Fondos de investigación mundiales y regionales. Varias esferas de interés para los países en desarrollo, como la salud, la agricultura, la energía y el cambio climático han carecido de recursos financieros para el desarrollo de tecnología. El gasto público en esas esferas se ha estancado o ha disminuido, incluso en las economías avanzadas. El establecimiento de fondos de investigación específicos permitiría coordinar la investigación a nivel nacional e internacional y entre organizaciones privadas, públicas y sin fines de lucro, lo que garantizaría al mismo tiempo el libre acceso a todas las investigaciones disponibles como requiere la urgencia de estos desafíos. Estos fondos podrían complementarse con la mejora de los programas de cooperación técnica y capacitación, en particular incentivando la movilidad a corto plazo de los trabajadores calificados de las economías avanzadas y emergentes. Ya se han puesto en marcha algunas iniciativas, entre otras cosas mediante la cooperación Sur-Sur y triangular, en el ámbito de la investigación médica y agrícola. La comunidad internacional podría seguir apoyando el establecimiento de servicios regionales de I+D mediante la colaboración Sur-Sur, o incluso entre países en desarrollo y PMA (que ofrecen y reciben conocimientos técnicos y capacitación) y países desarrollados (que ofrecen apoyo financiero). Iniciativa para la concesión de licencias de tecnología. A menudo las empresas de los países en desarrollo tienen dificultades para buscar tecnologías apropiadas y suelen carecer de las técnicas de negociación necesarias para adquirir licencias a un costo razonable. Una iniciativa para la concesión de licencias de tecnología, financiada por los gobiernos de los países en desarrollo o por conducto de organismos donantes, podría contribuir a subsanar esos problemas al actuar como instancia de otorgamiento de licencias que ofrece tecnologías a precios subvencionados a las empresas de los países en desarrollo, en particular de los PMA. Esa iniciativa también ofrecería una base de datos con información sobre tecnologías similares, sus ventajas relativas y el costo de la obtención de la licencia. Al actuar como cámara de compensación de las tecnologías objeto de licencia, también podría reducir las asimetrías de negociación entre las empresas basadas en países desarrollados y en desarrollo. Para incentivar a las empresas de países avanzados a participar en estas iniciativas se las podría eximir del pago de derechos de licencia, aunque se mantendrían las normas internacionales acordadas de protección de los derechos de propiedad intelectual. Las empresas de países avanzados también podrían recibir una etiqueta que certifique que están a favor del desarrollo (parecida al ecoetiquetado). Las empresas de países en desarrollo que deseen participar en esta iniciativa podrían recibir subvenciones según su país de origen y/o su capacidad de pagar. 165. Por último, hay una necesidad urgente de mejorar la coherencia entre los sistemas internacionales de comercio, producción y finanzas. En lugar de regirse por las ventajas comparativas, los flujos de comercio se ven distorsionados a menudo por la inestabilidad y los desajustes de los tipos de cambio, que poco tienen que ver con los fundamentos económicos subyacentes; los efectos suelen ser parecidos a los de los cambios de los tipos arancelarios. Este problema se pasa por alto en los actuales acuerdos mundiales, que se basan en una falsa dicotomía entre comercio y finanzas. Los peligros de esa dicotomía se han hecho aún más patentes debido a la incoherencia normativa de las diversas partes del sistema multilateral en su respuesta a la crisis financiera, con respecto a cuestiones como el uso de instrumentos para gestionar los flujos de capital (TDR, 2011). La financiarización de los mercados también ha distorsionado el comercio en sectores que preocupan de manera acuciante a muchos países en desarrollo. En particular, los mecanismos para hacer frente a la volatilidad de los precios de los productos básicos son poco sistemáticos y en muchos casos un obstáculo para el buen funcionamiento del sistema de comercio. Estos problemas 88 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 pueden ser tratados de manera más sistemática por la comunidad internacional para mitigar los efectos potencialmente negativos del comercio especulativo en la seguridad y los medios de vida de las comunidades más vulnerables y los países más pobres (recuadro 13). Recuadro 13 Estabilización de los precios de los productos básicos Los efectos de la volatilidad de los precios dependen del producto básico y de la estructura de la economía, pero por lo general repercuten en la balanza de pagos y la deuda externa, dificultan la planificación fiscal, aumentan las desigualdades sociales y obstaculizan el desarrollo incluyente. Estos efectos suelen ser más graves en los países en desarrollo que en los países desarrollados y plantear problemas particulares a los países menos adelantados. La volatilidad de los precios mundiales se debe en parte a la mayor participación de operadores financieros en los mercados de productos básicos, que ha modificado la naturaleza y la utilización de la información que determina la formación de los precios (véase el recuadro 1). Los participantes en el mercado ya no basan sus decisiones de negociación únicamente en las variables fundamentales de la oferta y la demanda; también tienen en cuenta a otros mercados como parte de sus estrategias de diversificación de cartera que, a su vez, introduce señales engañosas en la formación de los precios de los productos básicos. Por tanto, además de adoptar medidas de urgencia para ayudar a los más vulnerables y medidas a más largo plazo destinadas a aumentar y estabilizar la oferta de productos básicos, es necesario estudiar la forma de reformar los mercados de productos básicos para transmitir señales de precios más fiables a los productores y consumidores, evitar el comportamiento gregario e impedir que los participantes en el mercado envíen sistemáticamente señales engañosas a los países y empresas. Cabe destacar que en la actualidad los países desarrollados y las instituciones financieras internacionales rechazan los convenios internacionales de productos básicos o los servicios de compensación como el Servicio de Financiamiento Compensatorio y para Contingencias del FMI y el STABEX de la Comisión Europea, destinado a estabilizar los ingresos de exportación de los países de África, el Caribe y el Pacífico, para compensar los déficit de ingresos de exportación de productos básicos. En cambio, han promovido mecanismos de mercado para gestionar los riesgos asociados a los precios de los productos básicos y las consiguientes perturbaciones de los ingresos y han alentado a los productores de productos primarios a contribuir a la financiarización de los mercados de productos básicos haciéndolos participar en los mercados de futuros y derivados mediante instrumentos de cobertura basados en el mercado. Estas iniciativas no han tenido mucho éxito hasta ahora. Habida cuenta de las limitaciones de las políticas generales y a fin de restablecer el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos, se necesita una rápida actuación normativa a escala mundial. Esa actuación debe centrarse en las siguientes medidas: Primero, debe establecerse un mecanismo de financiación anticíclico mundial que ayude a gestionar la demanda en los países que dependen de los productos básicos, en particular los PMA para los que el costo de oportunidad de tener los ahorros en el extranjero es elevado en vista de las necesidades inmediatas de acelerar el crecimiento económico y reducir la pobreza. Este mecanismo debería facilitar el rápido desembolso de fondos en momentos de crisis de los precios de los productos básicos, con un bajo nivel de condicionalidad política y en condiciones muy favorables. GE.11-52275 89 UNCTAD(XIII)/1 Segundo, debe aumentarse la transparencia en los mercados físicos, cuando proceda, para ayudar a los productores y operadores en sus estimaciones sobre las existencias y la capacidad productiva sobrante, la superficie sembrada, las cosechas y las posibles variaciones de la demanda. Tercero, debe mejorar el acceso a la información en los mercados de derivados de productos básicos, en especial con respecto a las posiciones tomadas por distintas categorías de agentes. La imposición en las bolsas europeas de requisitos de notificación de operaciones parecidos a los aplicados en las bolsas estadounidenses aumentaría considerablemente la transparencia de las operaciones y desincentivaría la migración hacia mercados con una regulación más favorable. Cuarto, debe imponerse una regulación más estricta a los agentes de los mercados financieros para reducir la influencia de los inversores financieros en los mercados de productos básicos. Las medidas podrían consistir en, por ejemplo, establecer límites para las posiciones o prohibir, por posible conflicto de intereses, las transacciones por cuenta propia realizadas por instituciones financieras que llevan a cabo operaciones de cobertura para sus clientes. También se podría establecer un régimen impositivo para las transacciones que, por lo general, ralentizaría la actividad de los mercados financieros. Quinto, podría encomendarse a las autoridades de supervisión de los mercados que de manera ocasional intervinieran directamente en las operaciones bursátiles comprando o vendiendo contratos de derivados a fin de deshinchar las burbujas de precios. La opinión generalizada es que los mecanismos que tratan de estabilizar los precios de los productos básicos con existencias reguladoras y/o controles de la oferta administrados internacionalmente no logran reducir la volatilidad de los precios y tienden a ayudar más a moderar los movimientos bajistas de los precios que las subidas. No obstante, podría reconsiderarse esa intervención en caso de que no se hubieran realizado reformas para aumentar la transparencia de los mercados o imponer una regulación más estricta, o de que dichas reformas hubieran resultado ineficaces. Si bien la intervención podría guiarse en su mayor parte por normas establecidas, y ser por tanto predecible, entrañaría necesariamente ciertas apreciaciones subjetivas. A diferencia de otros participantes en el mercado, esa autoridad u organismo interventor no tendría motivos para adoptar ningún tipo de comportamiento gregario. Más bien, podría romper las cascadas de información en las que se basa el comportamiento gregario al avisar cuando considerase que los precios se desviaban demasiado de las variables fundamentales. Véase un examen detallado en el Informe sobre los países menos adelantados (2010) y UNCTAD (2011a). 3. Gestión de las nuevas amenazas 166. La búsqueda de alternativas sostenibles e incluyentes debe tener en cuenta las crecientes amenazas e inseguridad asociadas a las crisis interrelacionadas de los alimentos, la energía y el agua y su repercusión en el cambio climático. En cualquier caso, toda solución equilibrada requerirá enormes inversiones (de los sectores público y privado) en nueva infraestructura, nuevas tecnologías y nuevas instituciones. 167. El nuevo Acuerdo Mundial debe tratar de establecer un amplio programa de políticas públicas destinado a proteger los recursos naturales del planeta promoviendo medidas de conservación y un uso más eficiente de los recursos, pero también a apoyar estrategias de inversión alternativas que puedan garantizar que el uso de los recursos en el futuro sea compatible con el crecimiento convergente y la creación de empleo en los países en desarrollo. No cabe duda de que en este proceso harán falta nuevas normas y regulaciones que ayuden a establecer mercados de carbono eficaces. Sin embargo, para 90 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 combinar el uso responsable de los recursos con estos objetivos de desarrollo se necesita nada menos que una transformación fundamental en lo referente al apoyo financiero y tecnológico a los países en desarrollo. Esa transformación implicaría ir más allá de las ya antiguas promesas de apoyo de los países desarrollados y adoptar una verdadera estrategia para generar las inversiones que los países en desarrollo tendrían que realizar para cumplir su parte de la negociación. Para ello hará falta una colaboración mucho más estrecha entre los países ricos y los países pobres. 168. Esto es particularmente cierto en el caso del problema del cambio climático dado que, según las estimaciones —que varían en función de la gravedad de las amenazas y del período de que se trate— puede ser necesario destinar hasta un 2% de la producción mundial anual para hacerle frente. Lamentablemente, los fondos disponibles para afrontar los problemas de la mitigación y la adaptación siguen siendo insuficientes. La inversión privada debería colmar esa insuficiencia a largo plazo, pero habida cuenta de las incertidumbres y externalidades asociadas a sectores como el del transporte o el suministro de energía, solo podrán ofrecerse los incentivos necesarios con importantes inversiones iniciales del sector público. Por consiguiente, será preciso movilizar recursos nacionales e internacionales con mucha más determinación que antes para poner en marcha estrategias de alto crecimiento y bajas emisiones de carbono. El marco institucional necesario para apoyar este impulso debe incluir un pacto de desarrollo que aborde las cuestiones de los ajustes equitativos y una estructura de gobernanza incluyente en que puedan oírse todas las voces, así como mecanismos de financiación transparentes para evitar los sesgos del pasado en los acuerdos multilaterales (recuadro 14). Recuadro 14 Financiación del desarrollo sostenible En los próximos decenios, al igual que en los últimos años, probablemente haya pocos problemas que planteen tantos desafíos a los modelos de colaboración internacional establecidos como la necesidad de movilizar una inversión financiera adecuada para limitar el aumento de las temperaturas mundiales a unos límites acordados internacionalmente. Según las estimaciones, la inversión pública y privada sostenida anual que se necesitará entre 2020 y 2050 se sitúa entre el 1% y más del 2% del PIB mundial. Gran parte de esta inversión deberá realizarse en países en desarrollo. Por tanto, deben solucionarse dos aspectos esenciales del problema. En primer lugar, con un grado razonable de ambición u optimismo, el ritmo y el alcance de la transformación que será necesario realizar en los modelos de producción y consumo carecen de precedentes. A diferencia de lo sucedido en el pasado, las revoluciones tecnológicas y los cambios necesarios en los modelos básicos de consumo y producción no pueden seguir la lenta y muy irregular evolución de la difusión mundial de las anteriores transiciones tecnológicas mundiales. Un 80% de la transformación necesaria tendrá lugar en el sector de la energía, para lo cual será preciso lograr la descarbonización del suministro de energía para 2050 y la reducción masiva de las emisiones y el consumo energético per capita a nivel mundial (véase el recuadro 3). Para alcanzar estos objetivos es necesario que los países desarrollados y en desarrollo lleven a cabo una labor sostenida, coherente e intensiva en relación con una amplia variedad de tecnologías y actividades y que los mecanismos de coordinación sean mucho más eficaces y equitativos que hasta ahora. El segundo aspecto del problema, que ha recibido una atención considerable y necesaria desde la reunión en Copenhague de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, es el reto de movilizar y priorizar recursos financieros para las inversiones que es preciso realizar en los países en desarrollo de manera que haya un equilibrio equitativo entre las aún importantes necesidades de desarrollo de los países en desarrollo y emergentes y las exigencias respecto GE.11-52275 91 UNCTAD(XIII)/1 de la sostenibilidad del planeta. Sin embargo, para que la consecución de objetivos fundamentales de desarrollo no se vea obstaculizada por una subida del costo de la producción y el consumo de energía o por un desplazamiento irrazonable de las cargas del ajuste hacia los países en desarrollo no basta con la disponibilidad de financiación internacional. El desarrollo en su sentido pleno no es principalmente una cuestión de asegurar el acceso a financiación o tecnología internacionales en condiciones razonables, sino de reforzar sustancialmente las capacidades nacionales de innovación autosostenida y de promover la competitividad y la convergencia. La experiencia histórica sugiere que, si bien hay muchas vías posibles hacia el desarrollo, la autonomía financiera y la dedicación constante al desarrollo de capacidades industriales internas han sido factores decisivos en los casos de mayor éxito en el logro de un desarrollo industrial "tardío" o "convergencia". Por tanto, es fundamental que los países en desarrollo sitúen la cuestión de la financiación internacional en el contexto de cómo los diferentes enfoques de la financiación mundial refuerzan o merman su capacidad nacional de desarrollo industrial, y en especial su perspectiva de participar en la propiedad y el desarrollo de las principales tecnologías industriales y de consumo del siglo XXI. Hoy en día, todo debate sobre las perspectivas de movilizar importantes recursos financieros para la inversión destinada a frenar el cambio climático debe basarse en el informe del Grupo asesor de alto nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la financiación para hacer frente al cambio climático. En el mandato del Grupo asesor se planteó el desafío en términos estrictos al pedirle que elaborara propuestas prácticas sobre formas de aumentar considerablemente la financiación a largo plazo de estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático en los países en desarrollo con fondos provenientes de distintas fuentes públicas y privadas y sobre la mejor forma de lograrlo. Si bien los miembros del Grupo asesor también debían aportar opiniones y sugerencias, sobre la base del mejor análisis posible, en apoyo del desarrollo, el análisis realizado no trató de poner los instrumentos y mecanismos financieros al servicio de los usos o necesidades de los países en desarrollo. En el informe del Grupo asesor se señala que la movilización de 100.000 millones de dólares anuales es difícil pero factible, pero esa afirmación se basa en firmes presunciones sobre el mejor camino para la financiación mundial relacionada con el cambio climático y, lo que es menos plausible, en la disposición de la comunidad internacional en su conjunto a tomar ese camino. En el informe se argumenta que la fijación de los precios del carbono es la forma más eficaz de recaudar ingresos de esa magnitud, una pequeña parte de los cuales puede destinarse a transferencias internacionales de los países desarrollados a los países en desarrollo, y al mismo tiempo estimular de manera adecuada una respuesta de inversión privada no incremental. En el informe también se sugiere que el establecimiento de una clara relación entre la adopción de nuevas medidas relativas a los ingresos y la fijación de unos precios "moderados" del carbono, de entre 20 y 25 dólares por tonelada de CO2 equivalente, es fundamental tanto para la eficiencia de los ingresos como para la aceptación política. Además, la imposición de un régimen mundial de fijación de los precios del carbono podría dar paso a una nueva "lógica empresarial" que promueva el establecimiento de formas nuevas y dinámicas de colaboración empresarial internacional privada, tanto entre países en desarrollo como entre países desarrollados. Los países en desarrollo han expresado al menos tres preocupaciones con respecto a las conclusiones del informe del Grupo asesor. En primer lugar, se basan en un mecanismo, la fijación de los precios del carbono, que dista de contar con el amplio respaldo político necesario para su aplicación efectiva, incluso entre los países desarrollados cuya capacidad de aumentar su ayuda es muy inferior a la que muchos países consideran necesaria para garantizar que la carga del ajuste a un futuro con bajas emisiones de carbono no recaiga en quienes menos hayan contribuido al problema. La segunda preocupación es si ese régimen 92 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 mundial podría "resolver" el problema relacionado con el clima y la sostenibilidad limitándose a reproducir, y quizás agravar, el problema del desarrollo (desigual). Dado que una de las consecuencias más significativas de la fijación de los precios del carbono es la apertura de importantes nuevos mercados para los productos con bajas emisiones de carbono o elevada eficiencia energética, los países en desarrollo tendrán que recibir seguridades de que sus industrias y su mano de obra podrán beneficiarse proporcionalmente de las inversiones políticas y financieras que hagan en el desarrollo de los mercados mundiales gracias a su participación en el régimen mundial de fijación de los precios del carbono. En tercer lugar, ante la escasa probabilidad de que la financiación privada realice la inversión inicial necesaria debido a que es prácticamente imposible obtener rendimiento alguno sobre esa inversión, la inversión pública de países en desarrollo que solo favorezca a las industrias de los países desarrollados tendrá poco o ningún apoyo público. Como se indica en el informe del Grupo asesor, es probable que, en un régimen mundial sólido de fijación de los precios del carbono, las corrientes internacionales de recursos públicos y privados en gran escala resulten viables y atractivas. Sin embargo, no solo hay serias dudas sobre si esa escala será suficiente para cumplir el objetivo, sino que los países en desarrollo también tienen importantes razones para desear limitar su dependencia de las grandes corrientes internacionales de recursos financieros. Primero, la larga y dura experiencia ha demostrado que las corrientes de recursos financieros en gran escala pueden ser desestabilizadoras y casi siempre acaban siéndolo. Segundo, en la medida en que las corrientes de recursos financieros se utilizan para la adquisición de bienes y servicios que puede ser más beneficioso o eficiente producir en el país, esas corrientes son ineficaces, en especial cuando pueden obtenerse corrientes de recursos no financieros a partir de derechos de licencia y derechos sobre flujos de ingresos futuros con una transferencia mucho menor de recursos reales. Esto significa que al final será necesario crear nuevos instrumentos para evitar estos problemas. A este respecto, una importante alternativa a los mecanismos tradicionales de financiación multilateral es potenciar la escala y el compromiso financiero mediante la colaboración financiera regional. 4. Cuestiones relativas a la gobernanza 169. La eficacia del sistema económico internacional para producir resultados sostenibles e incluyentes depende muy estrechamente de que los diferentes miembros reconozcan su legitimidad y actúen en consecuencia. Nada corroe más un sistema eficaz basado en normas que la creencia de que hay un conjunto de normas para unos y otro conjunto de normas para otros, o de que pueden eludirse las normas debido a la asimetría de las relaciones de poder. 170. El sistema actual sigue estando dominado por un grupo reducido de potencias económicas que albergan a las empresas y las instituciones financieras más importantes del mundo y ejercen una influencia determinante en el FMI y el Banco Mundial. Los sistemas de votación ponderada de estas instituciones se parecen más a las normas electorales de Prusia en 1848 que a los principios constitucionales de los actuales países avanzados. En cambio, en la OMC los países tienen los mismos derechos de voto, pero las decisiones se toman por un consenso que emerge de las consultas celebradas por los presidentes de los tres principales órganos de la Organización. Este proceso ha permitido que los países con mayor capacidad de negociación dirijan la agenda. El estancamiento de la Ronda de Doha sugiere, no obstante, que este dominio ya no está garantizado. Se ha llegado a puntos muertos similares con respecto a otras cuestiones planteadas por la comunidad internacional, por ejemplo el cambio climático, como se puso de manifiesto en Copenhague en 2009. GE.11-52275 93 UNCTAD(XIII)/1 171. En los últimos años se han adoptado medidas para mejorar la representación y la rendición de cuentas en las instituciones de Bretton Woods, pero ha sido a título provisional (Helleiner, 2009). El proceso del G-20 también ha contribuido a aumentar la participación en los procesos mundiales de toma de decisiones. Sin embargo, la mayoría de los países en desarrollo sigue teniendo poco o ningún peso. El Nuevo Acuerdo mundial tendrá que acelerar el proceso de reforma a fin de materializar un enfoque más eficaz de los problemas mundiales. Ha habido llamamientos intermitentes para que se modernicen las estructuras que se establecieron al final de la segunda guerra mundial, por ejemplo recortando los mandatos superpuestos y buscando mejores formas de coordinar sus medidas y su asesoramiento en materia de políticas. Pero pese al reconocimiento de que el aumento de la interdependencia mundial plantea más problemas hoy en día, los mecanismos e instituciones creados a lo largo de los tres últimos decenios no han logrado solucionar el problema relacionado con la coherencia, la complementariedad y la coordinación en la formulación de la política económica a escala mundial. Las propuestas en el actual contexto de la globalización deben comenzar por tratar de solucionar estos problemas, entre otras cosas por conducto de los organismos competentes del sistema de las Naciones Unidas. 172. Si bien los Estados Miembros de las Naciones Unidas han reafirmado repetidamente la contribución del Consejo Económico y Social a la promoción de la coherencia, la coordinación y la cooperación globales en los ámbitos económico y social y en ámbitos conexos, el Consejo sigue teniendo dificultades para cumplir esa función eficazmente. Un Consejo Económico y Social renovado y reforzado podría hacer frente a los problemas económicos mundiales de manera similar a lo que hacen sus homólogos en la esfera de la seguridad. Esa reforma de la gobernanza internacional debe contar con el apoyo de todos los países que comparten la convicción de que la responsabilidad democrática es un requisito indispensable para lograr un desarrollo sostenible e incluyente. G. Nuevas alianzas en el Sur 173. Para ser efectivo, el régimen regulador mundial en apoyo del desarrollo incluyente debe abordar los desequilibrios y vulnerabilidades que actualmente estructuran la economía mundial. La gobernanza multilateral tendrá que reforzar las normas y medidas colectivas en algunos ámbitos, en particular el financiero, incluso si su objetivo es ampliar el espacio de políticas en otros. Puede facilitarse el avance hacia un nuevo régimen regulador con unos soportes regionales bien concebidos. Tras varias decepciones e intentos fallidos, hay indicios de que la integración regional está ganando un apoyo renovado en el mundo en desarrollo. Entre otras iniciativas, se está tratando de aumentar la coherencia entre las políticas de comercio e inversión en África y América Latina, se están creando redes de producción regionales en Asia y se están realizando nuevos esfuerzos por reforzar la cooperación Sur-Sur. 174. Gran parte del alarmismo que suscitan los acuerdos y los bloques regionales está fuera de lugar y la mayoría de las medidas de promoción de la cooperación regional no necesitan discriminar a los extranjeros ni socavar las normas comerciales internacionales. Como se ha señalado anteriormente, la expansión del comercio intraindustrial regional está impulsada por unas economías de escala y especialización dinámicas y tiende a ser más intensa entre países con un nivel de desarrollo similar. También es probable que lleve a que se exija una mayor integración con objeto de reducir los obstáculos al comercio intrarregional, en particular las normas y procedimientos administrativos divergentes, una mejor infraestructura de transporte y comunicaciones e instituciones que gestionen la cooperación regional, como ha ocurrido en Europa Occidental. En un primer momento, esa cooperación tiende a centrarse en cuestiones técnicas (normas, obstáculos al comercio y similares), pero a medida que aumenta la integración de los sistemas de producción 94 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 regional, es probable que el marco de políticas regionales incluya desafíos financieros y estructurales. Esos desafíos comunes a menudo pueden abordarse mejor mediante un diálogo entre países vecinos con prioridades similares en que es más fácil generar confianza y un sentido de unidad de propósito. 175. Pese a sus beneficios potenciales, incluidos los incentivos y el apoyo que los países más grandes pueden ofrecer a sus asociados de tamaño más reducido, no ha sido fácil llegar a un acuerdo sobre las propuestas de una división regional del trabajo que agrupe a países con diferentes niveles de desarrollo. Esos acuerdos pueden favorecer la concentración de la actividad económica en determinadas empresas y ubicaciones y producir tendencias desiguales y divergentes que obstaculizarán las iniciativas destinadas a mejorar la cooperación. El problema se debe en parte a que se ha insistido demasiado en la adopción de medidas de liberalización y en la mejora de la eficiencia en detrimento de un análisis de acuerdos institucionales que promuevan el establecimiento de una agenda de cooperación más amplia y una transformación estructural. Si se insistiera más en esto último se podría prestar más atención al reto de crear capacidades productivas. La mejor manera de lograrlo es con la ayuda de políticas industriales estratégicas, así como de políticas financieras, laborales, comerciales y macroeconómicas activas, a fin de aumentar y diversificar el comercio entre los países en desarrollo. Este objetivo también puede alcanzarse combinando medidas para acelerar la industrialización y reducir al mismo tiempo los obstáculos al comercio. Por consiguiente, es probable que la coordinación de políticas a nivel regional cobre mucha más importancia de la que tiene actualmente (recuadro 15). Recuadro 15 Reformulación del temario de cuestiones de comercio regional La proliferación de acuerdos comerciales regionales (ACR) ha provocado llamamientos para que se limpie la actual maraña de acuerdos. Ello es sin duda necesario, pero los ACR ya no pueden evaluarse utilizando el modelo tradicional consistente en determinar si constituyen un estímulo o un escollo. En cambio, el reto fundamental es encontrar la forma de garantizar que los ACR refuercen el comercio mediante la integración productiva y apoyen la diversificación económica de países con distinto nivel de desarrollo. Una de las razones de la proliferación de esos acuerdos es la fragmentación de la producción a nivel internacional. La fragmentación no es un fenómeno nuevo, pero en los últimos años ha aumentado enormemente, planteando nuevos retos para la cooperación mundial en materia de políticas. Por consiguiente, la IED ha reforzado el vínculo entre inversión y exportaciones a nivel regional, pero también ha planteado nuevos retos que requieren una mejora de la coordinación y supervisión regionales, en particular en los sectores dinámicos en que hay un riesgo considerable de sobreinversión. En cambio, la falta de coordinación de las políticas encaminadas a captar IED puede llevar a una convergencia a la baja en la que los gobiernos pugnen por aligerar la normativa y ofrecer incentivos fiscales en una guerra antieconómica por ofrecer mejores condiciones que permitan atraer a las ETN, en vez de tratar de lograr un equilibrio más razonable entre los costos y beneficios de la inversión extranjera. Los acuerdos regionales pueden ayudar a establecer una posición negociadora común en esferas tales como la armonización de la legislación aplicable a las sociedades, la ejecución de contratos, los incentivos fiscales, la evasión fiscal y la fijación de los precios de transferencia. En el primer examen del SGPC, destinado a ampliar y diversificar el comercio entre los países en desarrollo combinando medidas de reducción de obstáculos al comercio con iniciativas para acelerar la industrialización, se adoptó un enfoque integrado para abordar las dificultades que planteaba el fomento de las capacidades productivas, en particular políticas comerciales e industriales estratégicas y políticas financieras, laborales, y macroeconómicas. La experiencia europea se basó en un enfoque similar, aunque este se GE.11-52275 95 UNCTAD(XIII)/1 concibió y aplicó en unas circunstancias históricas, económicas y políticas muy diferentes. Este tipo de acuerdos regionales puede contribuir a lo siguiente: a) Reducir los obstáculos técnicos y burocráticos al comercio, armonizando la reglamentación aduanera y garantizando la difusión de información sobre oportunidades de comercio y fuentes institucionales de apoyo a la exportación y ayudando a poner en contacto a posibles proveedores con compradores extranjeros. Esos obstáculos y distorsiones del mercado impiden en la actualidad que muchas pequeñas y medianas empresas realicen actividades de comercio exterior. b) Fomentar la cooperación en servicios relacionados con el comercio como los seguros, los créditos a la exportación y la facilitación del comercio. c) Armonizar normas y reglamentos a nivel regional y agrupar recursos para garantizar una asignación más eficaz de los recursos que tenga en cuenta las necesidades y circunstancias locales. d) Ofrecer infraestructura física, en particular redes de transporte y comunicaciones, suministro de energía y capacidad de gestión. e) Hacer frente a las limitaciones al crecimiento, incluidas las relacionadas con el desarrollo tecnológico. Para lograr estos resultados será necesario reformar el sistema multilateral de comercio. Podría considerarse la posibilidad de experimentar con formas innovadoras de compromisos, incluso sin vincularlos a la solución de diferencias de la OMC, y permitir en alguna medida una retirada (temporal). También será necesario reforzar la vigilancia de los ACR. La principal razón de ser de la cooperación internacional es que el costo de cumplir las diferentes reglas y normas de origen de los ACR puede ser elevado. Es probable que la elaboración de normas dé lugar a economías de escala (en los países) y de alcance (en las cuestiones). Aunque ello no contribuyera a integrar en el sistema multilateral algunas de las esferas que se están negociando actualmente en los ACR, podría ayudar a orientar los ACR en una dirección más favorable al desarrollo. La multilateralización de los ACR podría facilitarse mediante el establecimiento de esos acuerdos a gran escala, como el SGPC, que es la iniciativa de cooperación comercial Sur-Sur más importante que existe, ya que permiten abordar mejor las diferencias entre los pequeños y grandes países. También debe promoverse la integración entre los países miembros más allá de la liberalización del comercio, en particular en lo que respecta a los procedimientos administrativos, a fin de mejorar la coherencia en el sistema multilateral de comercio y los ACR. 176. Un modelo posible, que entraña una combinación de fuerzas del mercado y fuerzas ajenas a este, es la configuración en cuña asociada al desarrollo de Asia Oriental. Como se ha visto anteriormente, si bien los fuertes vínculos comerciales y de inversión han forjado una jerarquía económica en torno al reciclaje de las ventajas comparativas, las políticas públicas han contribuido de manera decisiva a fomentar este modelo de integración regional. No obstante, la aparición de modelos similares en otros lugares no puede darse por sentada, ni puede asumirse que sus efectos en el desarrollo serán iguales a los del modelo de Asia Oriental. Sin embargo, esta experiencia sí sugiere que, con unas políticas adecuadas, la cooperación Sur-Sur puede jugar un papel decisivo en la promoción del desarrollo incluyente al reforzar los vínculos comerciales y de inversión. 177. En vista de la ampliación de estas redes y de su actual dependencia de los mercados de los países avanzados, es necesario estudiar si pueden aprovecharse para abastecer a los mercados del Sur y la forma de hacerlo. Este potencial fue reconocido por Arthur Lewis 96 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 (1979) hace algún tiempo, pero posiblemente ahora es aún más importante habida cuenta de los ajustes deflacionarios que se están realizando en las economías avanzadas y de sus débiles perspectivas de crecimiento a medio plazo. Los países en desarrollo podrían redoblar los esfuerzos que llevan tiempo realizando en las negociaciones comerciales acerca del Sistema Global de Preferencias Comerciales (SGPC) a fin de promover esa orientación, pero se debe ir más allá del recorte de aranceles entre miembros para incluir acuerdos de financiación del comercio, así como medidas de ayuda para realizar ajustes (en particular en los miembros que son PMA) y de fomento de la cooperación industrial. 178. La expansión del comercio internacional ha dado un mayor impulso a los debates sobre la cooperación monetaria y financiera regional. Si bien las nuevas políticas adoptadas por el FMI y la mayor influencia del G-20 han abierto la posibilidad de que se introduzcan reformas a nivel multilateral, estas pueden resultar demasiado lentas o indecisas para responder a las preocupaciones de los países en desarrollo por los efectos de las perturbaciones financieras y las crisis mundiales. Las deficiencias del marco multilateral han hecho que varios países en desarrollo, comenzando por Asia Oriental después de 1997, se vieran inclinados a acumular reservas de divisas como póliza de seguros contra futuras perturbaciones y contagios. No obstante, como se ha señalado anteriormente, esas reservas son costosas, su acumulación ha contribuido a la sobrevaloración de las monedas nacionales y por lo general no han favorecido a las políticas orientadas al crecimiento. 179. La cooperación monetaria y financiera regional abarca una gama amplia que va desde las iniciativas de pago relacionadas con el comercio, relativamente sencillas hasta las medidas más complejas relacionadas con la liquidez y la financiación del desarrollo, y desde un diálogo macroeconómico entre los encargados de la elaboración de políticas hasta mecanismos de vigilancia y coordinación de políticas, que en última instancia dan lugar a una unión monetaria (TDR, 2001, 2007 y 2011). Esa cooperación se considera a menudo una alternativa de segundo orden, pero ello resulta engañoso. La combinación de conocimientos y participación que puede acompañar a los acuerdos regionales puede ofrecer una mejor definición, una mayor oportunidad y condicionalidades menos estrictas que las que generan los debates multilaterales (Griffith-Jones, 2008; Ocampo, 2006). Sin embargo, en el caso de los acuerdos financieros regionales no hay ninguna receta, secuencia obligatoria ni calendario ideal, y pueden combinarse distintas iniciativas según el grado de integración y la economía política de cada región (TDR, 2007; Informe sobre los países menos adelantados, 2011). 180. La cooperación monetaria y financiera regional puede encontrar cada vez más resistencia habida cuenta de los últimos acontecimientos ocurridos en Europa Oriental. Dicho esto, la experiencia europea ha hecho logros significativos a lo largo de varios decenios, como el establecimiento de la Unión Europea de Pagos y el Banco Europeo de Inversiones, así como el proceso más amplio de integración económica y social. Además, la cooperación regional no requiere la liberalización de los flujos de capital ni las regulaciones macroeconómicas uniformes que exige el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, no da necesariamente lugar a una unión monetaria ni impide a los países controlar sus tipos de cambio. En otras palabras, la cooperación monetaria y financiera no necesita restringir el espacio de políticas. En cambio, puede ofrecer una respuesta constructiva a la pérdida de soberanía que ha acarreado la globalización impulsada por las finanzas al promover la adopción de políticas macroeconómicas anticíclicas, incluyentes y desarrollistas más sólidas y ofrecer el apoyo financiero necesario para el establecimiento de una estrategia industrial común (recuadro 16). GE.11-52275 97 UNCTAD(XIII)/1 Recuadro 16 Acuerdos monetarios regionales La idea de que los países en desarrollo pueden beneficiarse de una mayor integración comercial entre sí y, en especial, con los países vecinos, es una de las piedras angulares de la tradición de la UNCTAD. El comercio entre países en desarrollo vecinos está mucho más concentrado en productos industriales y más sofisticados que sus exportaciones a los países desarrollados (TDR, 2007). Esto puede ser particularmente importante para promover los cambios estructurales asociados al desarrollo. En los últimos años, las experiencias de regionalización positivas se han basado en el reforzamiento de los vínculos comerciales y de inversión. El mantenimiento de monedas estables y debidamente ajustadas es esencial para que este proceso se base en variables económicas fundamentales subyacentes y para impedir la inestabilidad financiera y las tensiones comerciales en la región. Es poco probable que puedan lograrse estos objetivos si cada país actúa por su cuenta, lo que refuerza la idea de que una cooperación monetaria y financiera más estrecha podría contribuir a apoyar las iniciativas de integración económica regional (UNCTAD, 2011b). La principal ventaja de la integración monetaria regional es la mayor estabilidad de la moneda, del sistema de pagos y del sector financiero, pero ello depende de la estructura del proceso de integración, en particular de sus instituciones y mecanismos de apoyo —por ejemplo, la aportación de financiación para el comercio, liquidez para amortiguar las perturbaciones externas y financiación para el desarrollo a largo plazo con objeto de apoyar la inversión privada y pública. Esos fondos pueden obtenerse, al menos parcialmente, en los sistemas regionales de pago, los fondos monetarios y los bancos de desarrollo. Los sistemas regionales de pago ahorran reservas de divisas y reducen los costos de transacción asociados a su utilización. También pueden ofrecer crédito a corto plazo a los países deficitarios, incluir regulaciones que garanticen que los países superavitarios y deficitarios contribuyan a una posición más equilibrada y crear incentivos para la coordinación de los tipos de cambio. En caso de escasez de divisas, los sistemas de pagos regionales pueden reducir los efectos negativos de esa escasez en el comercio regional, como hizo el Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos en América Latina. Si bien la Argentina y el Brasil han creado recientemente el Sistema de Pagos en Moneda Local, dirigido únicamente a reducir los costos de transacción, el Sistema Unitario de Compensación Regional (SUCRE) —una iniciativa de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)— pretende basarse en la experiencia mucho más completa de la Unión Europea de Pagos de los años cincuenta. Los fondos monetarios regionales pueden reunir reservas y organizar acuerdos de permuta entre los bancos centrales, aprovechando los recursos disponibles y contribuyendo a evitar devaluaciones descontroladas que puedan poner en peligro el proceso de integración. Dado que las perturbaciones externas suelen afectar primero y más intensamente a uno o dos países de una región, una respuesta a tiempo de un fondo regional puede ayudar a prevenir el contagio. El Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) y la Iniciativa de Chiang Mai son ejemplos que deben seguirse y mejorarse. También en América Latina se ha propuesto la creación de un fondo común de reservas más amplio, ya que el FLAR solo incluye a algunos países de la región. Los bancos regionales de desarrollo pueden ser particularmente adecuados para financiar bienes públicos regionales, en especial cuando estos requieren grandes inversiones y coordinación regional, como las infraestructuras transfronterizas. Los bancos de desarrollo, junto con los fondos monetarios regionales, pueden contribuir a reducir la fragilidad financiera derivada de los desajustes monetarios al emitir bonos y ofrecer 98 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 préstamos en monedas locales o ayudar a introducir nuevos activos financieros. La Corporación Andina de Fomento, que ha destacado a menudo por su eficacia y por ser (hasta hace poco) totalmente financiada por países de la región, ha sido la principal fuente de financiación multilateral de los países andinos. En 2007, siete países de América del Sur decidieron crear un nuevo banco regional de desarrollo, el Banco del Sur. También pueden ponerse en marcha iniciativas en que participen grupos más grandes de países. En primer lugar, los activos de los fondos soberanos de los países en desarrollo han alcanzado los 3,5 billones de dólares. Solo el 1% de esos fondos, si se destinara a financiar proyectos de desarrollo en los PMA por conducto de bancos regionales de desarrollo, podría generar un volumen mucho mayor de préstamos que los otorgados por el Banco Mundial y su actual red de bancos regionales de desarrollo. En segundo lugar, la AOD puede canalizarse hacia programas regionales para alcanzar objetivos de desarrollo, lo que también podría financiarse mediante tipos más innovadores de mecanismos de financiación a nivel regional. En tercer lugar, la Comisión de Expertos del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre las Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional ha propuesto el establecimiento de un nuevo servicio de crédito mundial con una estructura de gestión modular a cargo de instituciones financieras regionales que podría financiarse parcialmente con las reservas de los países. Por último, las Naciones Unidas han recomendado que se dé a las instituciones financieras regionales un papel fundamental en la provisión de financiación provisional durante la reforma del sistema para los deudores soberanos. Véanse más detalles en UNCTAD (2011b) e Informe sobre los países menos adelantados (2011). 181. Además de estos acuerdos regionales, puede aprovecharse el surgimiento de nuevos polos de crecimiento en el Sur para promover avances más generalizados en materia de desarrollo mediante una integración y cooperación Sur-Sur especialmente dirigida a los PMA. De hecho, tras un paréntesis de dos decenios, han surgido nuevos arreglos institucionales entre los países en desarrollo para abordar las necesidades y los problemas comunes y aumentar la cooperación y el apoyo (Informe sobre el desarrollo económico en África, 2010). A diferencia de lo que ocurre en la tradicional cooperación Norte-Sur, en las iniciativas Sur-Sur participan países con problemas de desarrollo comunes y hay una relación de mayor igualdad entre los países donantes y receptores. No obstante, el aumento de las divergencias entre los países emergentes y los PMA sugiere que el fomento de la capacidad en apoyo de los Estados desarrollistas debe convertirse en un componente importante de la cooperación Sur-Sur, ya que esa cooperación presenta claras ventajas respecto de otras formas tradicionales de cooperación para el desarrollo (Informe sobre los países menos adelantados, 2011). 182. Algo a lo que las iniciativas de políticas Sur-Sur también podrían contribuir de manera importante es a restringir las convergencias a la baja que hacen que los países pugnen de manera poco económica por atraer a las ETN. Los países en desarrollo podrían aumentar su poder de negociación con las ETN y aumentar sus posibilidades de seguir una senda de crecimiento acorde a sus propias prioridades estratégicas si mejoran la armonización de los códigos y políticas que regulan el cumplimiento de los contratos y los incentivos fiscales y de otro tipo a la IED. 183. Además de la cooperación para el desarrollo, muchos de los nuevos obstáculos al logro de un crecimiento y un desarrollo incluyentes pueden superarse reforzando los vínculos Sur-Sur. Al respecto cabe citar la esfera de la seguridad alimentaria, en que el aumento de los servicios de extensión agrícola y apoyo a la agricultura, la mejora de la gestión de los recursos hídricos y el fortalecimiento de la I+D pueden beneficiarse de las circunstancias comunes de los países en desarrollo. (UNCTAD, 2009 y 2010c). Otras GE.11-52275 99 UNCTAD(XIII)/1 esferas en que la cooperación Sur-Sur ofrece nuevas posibilidades son la adaptación al clima y la mejora de la respuesta a los desastres naturales (DAES, 2008). En esos casos pueden utilizarse nuevas alianzas, como las que implican una cooperación triangular, para promover la adopción de medidas más efectivas. Esto ya se ha observado en los casos de la agricultura y la energía renovable. No obstante, dado que estos nuevos retos requieren una inversión a gran escala y nuevas tecnologías, seguirá siendo necesario que esas medidas efectivas se gestionen y financien a nivel multilateral. III. La política económica del desarrollo 184. Los arquitectos de la globalización impulsada por las finanzas han insistido en que las fuerzas del mercado pueden por sí solas liberar una fuente de energía empresarial, asegurar una distribución equitativa del consiguiente aumento de la prosperidad y garantizar un futuro más seguro y estable para todos. Ello reflejaba una voluntad de seguir los supuestos teóricos sobre el funcionamiento de los mercados, incluso pese a las pruebas abrumadoras de que no se estaban logrando los resultados prometidos. A raíz del estallido de la crisis, Alan Greenspan, ex Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, reconoció que una "fe indebida en las fuerzas del mercado" había llevado a la economía al borde de un abismo económico. Esa afirmación es particularmente elocuente. Los fundamentalistas, religiosos o no, suelen distinguirse por una adhesión extrema a un conjunto básico de creencias y a modelos de causalidad lineales. Esto a su vez fomenta un alejamiento de la complejidad y la búsqueda de soluciones sencillas y aparentemente irrefutables. Buena parte de las teorías económicas de los últimos años ha reflejado esta pauta y ha promovido un desdén hacia las opiniones y las distintas políticas alternativas. 185. Esas teorías tienen peligrosos precedentes históricos. Durante el período de entre guerras, a los defensores de las teorías económicas tradicionales les preocupaba "volver a la normalidad" gracias al funcionamiento natural del patrón oro; para evitar cualquier interferencia con las fuerzas del mercado hacían falta presupuestos equilibrados, bancos centrales independientes, la defensa de los derechos de los acreedores a toda costa, mercados de trabajo flexibles y la rápida liberalización del comercio y el sector financiero. Al no haber estructuras de gestión eficaces para gestionar los consiguientes desequilibrios y contradicciones, la normalidad terminó convirtiéndose en una pesadilla64. 186. Los economistas contemporáneos son tal vez más conscientes que sus predecesores de que los mercados pueden fallar, que la realidad económica se caracteriza por desequilibrios persistentes, fluctuaciones irregulares, un desarrollo acumulado y perturbaciones imprevistas y que, en un mundo así, es probable que tanto el poder como la historia influyan en el desempeño económico. Sin embargo, no son cosas sobre las que les resulte fácil hablar y persiste la tendencia a sugerir que la labor del economista consiste en presentar soluciones "tecnocráticas" a problemas particulares, mientras que la del político es hacer juicios de valor sobre su viabilidad y popularidad. La crisis actual ha contribuido mucho a poner de manifiesto esta falsa dicotomía. De hecho, el lenguaje de la economía tradicional determina la forma en que ve el mundo, y en una forma que a menudo favorece enormemente a los más afortunados, elocuentes y políticamente influyentes de la comunidad (Galbraith, 2004). 187. En consecuencia, la crisis no solo ha servido para recordar que los mercados pueden fallar, y de manera bastante espectacular y perjudicial; también ha puesto de manifiesto los valores y supuestos viciados que sustentan la idea de la autorregulación de la economía de 64 100 Véase en Boyce (2009) un análisis detallado de la forma en que las fuerzas económicas y políticas que llevaron a esa vuelta a la normalidad terminaron teniendo consecuencias desastrosas durante el período de entre guerras. GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 mercado. En efecto, en muchos aspectos, el efecto más perjudicial de la crisis ha sido el de menoscabar la confianza, la seguridad, la cohesión y el sentido de la justicia y la responsabilidad que son esenciales para el equilibrio del sistema económico y social, tanto a nivel nacional como internacional. Estos perjuicios están resultando difíciles de subsanar. 188. La última crisis, que se inició en los mercados financieros de las economías más avanzadas, ha suscitado cierta reflexión entre los encargados de la formulación de políticas y los políticos que habían abrazado anteriormente esa fe. Por ejemplo, el ex Primer Ministro del Reino Unido, Gordon Brown, ha llegado a la conclusión de que los mercados necesitan principios morales en la misma medida en que necesitan inversores y, para ser justos, el laissez-faire, y que los bancos deben considerarse más funcionarios públicos que señores del universo. El Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha hablado de la batalla intelectual, moral y política que debe librarse para corregir las injusticias, indecencias y locuras que ya no serán tolerables ni se tolerarán en el futuro. Y en la cumbre del G-20 celebrada en Londres en 2009 se les sumaron otros dirigentes mundiales para pedir un nuevo consenso mundial sobre los valores y principios fundamentales que promoverán una actividad económica sostenible. Esto sigue pendiente. A. Hacia un nuevo consenso sobre el desarrollo 189. En el presente informe se ha argumentado que todo nuevo consenso debe ser también incluyente para que las medidas adoptadas a nivel nacional e internacional permitan lograr un futuro más equilibrado y próspero para todos. Las siguientes cuestiones pretenden ser un punto de partida para un debate sobre los principios alternativos en torno a los que podría forjarse un nuevo consenso: a) En el desarrollo priman los fines sobre los medios. La mayoría de las personas en la mayoría de los países aspiran a cosas similares: un trabajo digno, un hogar seguro, un entorno seguro, un futuro mejor para sus hijos y el derecho a opinar sobre la forma en que la comunidad en general progresa en el logro de esos objetivos. No hay una pauta universal para alcanzar estos objetivos y las instituciones y políticas necesarias solo pueden adaptarse a las capacidades, condiciones y necesidades locales. b) El crecimiento es un importante medio para lograr esos fines. Los países en desarrollo deben crear las condiciones necesarias para movilizar los recursos nacionales y fomentar la capacidad productiva, en particular de las empresas locales con gran propensión a la inversión y fuertes incentivos para aprender e innovar. Los mercados y los derechos de propiedad pueden contribuir a lograr un crecimiento y un desarrollo vigorosos, pero hacen falta instituciones jurídicas y financieras complementarias, valores comunes y pautas de comportamiento acordadas. Además, una amplia gama de instrumentos normativos, como las políticas macroeconómicas e industriales discrecionales, son fundamentales para hacer frente a las amenazas y deficiencias estructurales que limitan el desarrollo de economías más diversificadas y dinámicas. c) El progreso tecnológico es esencial para el crecimiento sostenido. El cambio tecnológico es fundamental para crear círculos virtuosos de crecimiento de la productividad, transformación estructural, mejora del nivel de vida y aumento de la inversión en la producción de conocimientos. También ha provocado divisiones económicas a nivel mundial con el progreso de los innovadores tecnológicos. Para reducir la brecha tecnológica, los países en desarrollo necesitan importar tecnologías del extranjero y adaptarlas a sus circunstancias económicas, y ello solo es posible con un volumen de inversión, en particular de IED, mucho más importante y con políticas e instituciones integradas que promuevan el aprendizaje, la innovación y la experimentación. Este reto es GE.11-52275 101 UNCTAD(XIII)/1 tanto o tal vez más difícil a nivel mundial que a nivel nacional, ya que las nuevas amenazas requieren respuestas tecnológicas mundiales. d) El crecimiento sostenible tiene una dimensión social. Una aceleración del crecimiento sin una amplia distribución de los beneficios entre todas las familias y comunidades no es deseable ni viable. La desigualdad es un obstáculo a la estabilidad económica y política y al crecimiento sostenido. Por consiguiente, para construir un futuro más incluyente hace falta prestar tanta atención al empleo, la distribución y la protección social como a la inflación, la eficiencia y la protección de los derechos de propiedad. Es preciso establecer un marco integrado de políticas para que los objetivos sociales y económicos se refuercen mutuamente. e) Los Estados desarrollistas son fundamentales para lograr un crecimiento y un desarrollo equilibrados. El desarrollo incluyente es un proceso de transformación continuo en el que los factores económicos, políticos y sociales están estrechamente relacionados entre sí. Es esencial contar con instituciones de consulta, debate y participación a fin de generar la aprobación popular que se necesita para que el desarrollo sea incluyente y estable. Para ello será necesario que el Estado desarrollista establezca un sólido contrato social y forje una visión coherente del futuro. Ese Estado no solo debe ayudar a movilizar y canalizar los recursos de manera productiva, sino también a gestionar los conflictos y las concesiones recíprocas que todo cambio conlleva. Las presiones y recomendaciones externas en favor de una reforma económica e institucional pueden contribuir a reforzar los Estados desarrollistas pero, al hacerlo, se debe reconocer que no hay soluciones fáciles ni remedios rápidos a los problemas de desarrollo, que las cuestiones relativas a la naturaleza y la orientación de las políticas de desarrollo corresponden a las instituciones locales y sus representantes, y que será fundamental disponer de cierto margen de experimentación respecto de las políticas para establecer una combinación efectiva de fuerzas económicas y sociales en apoyo del logro de resultados incluyentes. f) El equilibrio de la economía mundial requiere la solidez de las economías nacionales. La competencia internacional puede ayudar a reforzar el impulso creativo de las fuerzas del mercado. Sin embargo, en presencia de economías de escala, asimetrías tecnológicas y posiciones dominantes en el mercado, no puede suponerse que la liberalización del comercio y el sector financiero beneficiará automáticamente a todos los países de la economía mundial. Más bien, la contribución de las empresas y los mercados mundiales al establecimiento de un círculo virtuoso de desarrollo en que el crecimiento nacional y la integración externa se refuercen mutuamente dependerá de las capacidades productivas e institucionales iniciales existentes en el momento de la exposición y de la formulación efectiva de las políticas para gestionar el proceso de integración. La economía mundial no logrará su equilibrio si los países carecen del espacio de políticas necesario para aprovechar los beneficios potenciales y limitar los costos de la mayor integración. g) La solidez de las economías nacionales requiere una fuerte cooperación internacional. El establecimiento de estructuras y flexibilidades institucionales que promuevan el desarrollo incluyente resulta más difícil con la mayor interdependencia del mundo. Las perturbaciones externas y las limitaciones de la balanza de pagos siguen siendo un obstáculo al crecimiento para muchos países, y para los países más pobres a menudo son las limitaciones más graves. El sistema multilateral que ha evolucionado en el marco de la globalización impulsada por las finanzas carece de recursos y está demasiado politizado y fragmentado para poder respaldar una cooperación para el desarrollo efectiva que permita tanto apoyar vías de crecimiento más incluyentes y estables como hacer frente a las nuevas amenazas a la estabilidad y prosperidad mundiales. Hace tiempo que debía haberse realizado un examen en profundidad de la gestión de las relaciones económicas internacionales y las premisas en que se han basado las políticas actuales. 102 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 h) Los mercados mundiales necesitan normas mundiales. En un mundo interdependiente, la diversidad y la inclusión pueden reforzarse mutuamente, siempre que pueda establecerse una combinación acertada de fuerzas del mercado, políticas y cooperación internacional adaptada a las necesidades y preferencias locales. Con todo, en la medida en que los mercados y las empresas operan a escala mundial, se justifica tener normas y regulaciones mundiales. Al igual que en los mercados nacionales, estas hacen falta para establecer las reglas del juego y combatir las actuaciones que infringen esas reglas. También son necesarias para proporcionar y gestionar los bienes públicos mundiales que los mercados no pueden o no quieren proporcionar. La inexistencia de esas normas en algunos ámbitos ha sido durante mucho tiempo una fuente de incoherencia e inestabilidad en la economía internacional. Para combatir eficazmente nuevas amenazas como el cambio climático, también parecen hacer falta normas y regulaciones mundiales. No obstante, habida cuenta de las asimetrías y desigualdades existentes en la economía mundial, formular normas y flexibilidades adecuadas es un reto aún mayor que a nivel nacional. Además, para que los gobiernos, a todos los niveles de desarrollo, cedan cierto grado de influencia a los organismos internacionales, deben mostrar mucha más transparencia y democracia que hasta ahora. i) Los mercados del futuro. Uno de los rasgos característicos de la globalización impulsada por las finanzas ha sido la toma de riesgos excesivos con recursos ajenos; ello ha resultado muy costoso desde el punto de vista financiero, pero en muchos aspectos el daño a largo plazo provocado por la falta de inversión en la estabilidad social y ecológica podría resultar aún más costoso. Si se incurre en deudas económicas o ambientales, debe establecerse un plan claro y realista para su reembolso sin poner en peligro el bienestar de las generaciones futuras. Los mercados financieros son un instrumento imperfecto para tomar esas decisiones, en gran parte porque privilegian la obtención de beneficios a corto plazo sobre el logro de objetivos sociales y de desarrollo a largo plazo. B. Normas y valores 190. Es indiscutible que el dinero y las finanzas desempeñan un papel esencial en cualquier economía de mercado. El peligro aparece al permitir que los mercados financieros establezcan la agenda de políticas y dicten los valores sociales. En el presente informe se ha insistido en que esto es económicamente perjudicial; pero también es política y éticamente nocivo. Académicos como Smith, Schumpeter o Stiglitz han comprendido, de distinto modo, que una sociedad de mercado autorregulada provoca con el tiempo tensiones y crisis sumamente perturbadoras e incluso un colapso. Esto es particularmente cierto cuando las finanzas juegan un papel preponderante, dada su peligrosa inclinación a socavar dos de los valores esenciales de los que su propia contribución depende en última instancia, a saber, la confianza y la seguridad. Como ha indicado Harold James (2009: 231 a 236), en un mundo de globalización impulsada por las finanzas, la crisis y la incertidumbre monetarias pueden dar lugar a un cuestionamiento universal de todos los valores, incluida la propia globalización. 191. Un enfoque alternativo debe reconocer que el bienestar moral de una sociedad depende de su bienestar económico y viceversa (Friedman, 2005: cap. 13). Los mercados no parecen poder establecer esa conexión por sí mismos. No basta con lograr que los precios sean correctos; el verdadero reto es lograr que los mercados funcionen correctamente. Para Adam Smith, la solución era hacer anidar a la mano invisible en un conjunto de valores públicos ("sentimientos morales") cultivados por una élite educada que se guía por sensibilidades y estudios académicos. Keynes, que creía que una economía dinámica requeriría el control de los mercados financieros y la "eutanasia del rentista" (pese GE.11-52275 103 UNCTAD(XIII)/1 a su propia indulgencia con las actividades especuladoras) confió esa tarea a una élite tecnocrática con sensibilidades artísticas. Su rival intelectual, Joseph Schumpeter, tenía una concepción diferente del funcionamiento del capitalismo que, no obstante, reconocía sus tendencias autodestructivas. Sin embargo, como creía que esa élite albergaría sentimientos contrarios al mercado, recurrió a la vieja aristocracia para salvar al mercado de sí mismo. Más recientemente, Joseph Stiglitz y sus colegas han sugerido que lo que se necesita en la era contemporánea de mercados enormemente interconectados es una "métrica" totalmente nueva que pueda apartar a las sociedades basadas en el mercado de sus mediciones tradicionales (basadas en los precios y los ingresos) del rendimiento económico y el progreso social a una noción más compleja y sostenible de bienestar comunitario65. 192. Todos estos planteamientos insisten por igual en la importancia de la educación y el aprendizaje para forjar un conjunto alternativo de valores que pueda ayudar a que los mercados funcionen correctamente. La importancia dada al aprendizaje sin duda va de la mano de un rechazo de las tensiones más fundamentalistas de las teorías económicas que han acompañado al ascenso de la globalización impulsada por las finanzas y de la aceptación de un enfoque más pragmático del reto en materia de políticas de crear nuevas vías de desarrollo más incluyentes. Ello también debería contribuir a promover el respeto de la diversidad de opiniones y planteamientos, lo que parece apropiado para un mundo de naciones distintas pero interdependientes66. 193. Otra característica del fundamentalismo de mercado es que crea una falsa separación entre la economía y la política y supone que el mercado, con unos requisitos mínimos como la paz y la protección de los derechos de propiedad, puede simplemente crear y distribuir riqueza por sí solo (Hirschman, 1995). Ese planteamiento subraya la importancia de la libertad personal como característica fundamental de la economía de mercado. Pero pasa por alto la peligrosa tendencia antidemocrática del mercado a privilegiar la retirada sobre la oposición en el proceso de toma de decisiones. Puede poner en peligro la estabilidad y eficacia del mercado por el aumento de la desigualdad y la inseguridad. Parte de la respuesta necesaria es que quienes resulten perjudicados manifiesten su oposición y tengan derecho a exigir resultados más justos y el espacio necesario para presentar alternativas. 194. Así pues, además de insistir en el aprendizaje y la diversidad, para promover la idea de "libertad en una sociedad compleja" (Polanyi, 1944) también se necesitan los valores de la participación y la justicia. El principio predominante en la política moderna es que la autoridad legítima se basa de una u otra forma en un debate que busca la aprobación de las personas sobre las que se ejerce. Si bien los principios democráticos son esenciales, hay un amplio margen de variación en cuanto a las instituciones de consulta, participación y rendición de cuentas67. 195. La democracia es algo más que un conjunto de instituciones oficiales que pueden establecerse tras la celebración de unas elecciones y la votación de una nueva constitución. Es más bien una amplia cultura política de participación que necesita tiempo para evolucionar de manera que no responda únicamente a las necesidades y preferencias particulares de la población que la elige, sino que también garantice una independencia institucional suficiente para subsanar las ventajas económicas injustas y los desequilibrios 65 66 67 104 Stiglitz y otros (2009). Los fundamentalistas del mercado harían bien en escuchar a uno de los filósofos liberales mas destacados del siglo XX, Isaiah Berlin, que expresó la esperanza de que no resultara utópico concebir un mundo que fuera un puzle multicolor razonablemente pacífico cuyas distintas piezas tuvieran su propia identidad cultural y se mostraran tolerantes entre sí (en Gardles, 1991), y yo añadiría que también distintas identidades económicas. Es difícil generalizar sobre las vinculaciones entre democracia y desarrollo, pero véase, por ejemplo, Rodrik (2007) y Kozul-Wright y Rayment (2007). GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 de poder económico. Las reformas sociales y políticas que dieron lugar a las actuales democracias occidentales se aprobaron, aunque de manera discontinua, a lo largo de dos o más siglos. Pero cabe también reconocer que los procesos democráticos y los sistemas oficiales y oficiosos de consulta popular no son exclusivos de los países occidentales y que las instituciones participativas de los países en desarrollo pueden ser menos frágiles si se las alienta a arraigarse en tradiciones nacionales establecidas. 196. En el presente informe se ha insistido especialmente en la creación de Estados desarrollistas. Ello implicará una estrecha interacción entre economía y política. La evolución de esa interacción dependerá de las condiciones y las circunstancias históricas locales. Sin embargo, para lograr la inclusión será necesario casi con seguridad ampliar los derechos de todos los ciudadanos aumentando la participación, la seguridad y la justicia. La promoción de estos valores, en combinación con el aprendizaje y el pragmatismo, reforzará probablemente un sentido de confianza en las instituciones, tanto públicas como privadas, de las que depende el progreso económico en última instancia. C. El papel de la UNCTAD 197. La amplitud y el alcance de la labor para restablecer el equilibrio que se describe en el presente informe apuntan a la necesidad de adoptar una agenda transformadora que rompa con el statu quo y trate en cambio de establecer vías de desarrollo nuevas e incluyentes. El respaldo político y las políticas de apoyo necesarios para ello solo surgirán de un debate franco y abierto sobre lo que no ha funcionado en los últimos treinta años y de un entendimiento sobre lo que sí ha funcionado. Esto a su vez dependerá de reconocer, en particular a nivel internacional, que puede haber distintas formas de lograr resultados más equilibrados y que no conviene insistir en que solo hay una forma correcta de hacerlo ni utilizar la presión internacional para obligar a los países a emprender esa vía. 198. La UNCTAD se creó para subsanar los desequilibrios y asimetrías de la economía mundial y para romper el monopolio de las teorías económicas que predominaban en los debates internacionales a principios de los años sesenta e ignoraban o marginaban las necesidades especiales de los países en desarrollo. Desde entonces, la comunidad internacional para el desarrollo ha aumentado considerablemente y es mucho más diversa. La UNCTAD es una institución de la gran familia de organismos, fondos y programas de las Naciones Unidas que se ocupan de las cuestiones de desarrollo. El reto de restablecer el equilibrio, que se describe en el presente informe, requerirá la participación integrada de todos y cada uno de estos organismos. La iniciativa "Una ONU", que ha sido el resultado de un esfuerzo de todo el sistema por apoyar los ODM, apunta en la dirección adecuada, pero las cuestiones expuestas en este informe sugieren la necesidad de una nueva perspectiva para hacer avanzar la agenda del desarrollo hacia objetivos más incluyentes. 199. El hilo común de todos los mandatos de la UNCTAD, desde la I a la XIII UNCTAD, es la forma en que las fuerzas interdependientes que vinculan a naciones con diferentes niveles de desarrollo han configurado el comercio y el desarrollo. El mandato inicial estableció un programa de trabajo que ha evolucionado a medida que en las conferencias posteriores se ha tratado de hacer frente a las nuevas amenazas y dificultades a que se enfrentan los países en desarrollo. Pero, como cualquier carta fundacional, el Acta Final de la I UNCTAD proporciona una referencia para configurar la evolución posterior. A ese respecto, destacan cuatro cuestiones para definir la continuidad del papel y la pertinencia de la UNCTAD: a) El desarrollo económico y el progreso social han de constituir la preocupación común de toda la comunidad internacional; GE.11-52275 105 UNCTAD(XIII)/1 b) Para subsanar los desequilibrios, en particular a nivel mundial, que dificultan el comercio y el desarrollo hace falta la cooperación de todos los países; c) La presentación de otras perspectivas de las políticas para hacer frente a esos desequilibrios debe tener en cuenta las características peculiares de los países y sus diferentes niveles de desarrollo; d) Las políticas financieras, monetarias y de inversión internacionales deben formularse dentro de un marco integrado para tener plenamente en cuenta las necesidades de los países en desarrollo en materia de comercio, inversión y desarrollo. 200. Sobre esta base, la UNCTAD ha realizado numerosas y variadas investigaciones independientes y ha podido seguir realizando una labor puntera en la determinación de los nuevos retos en materia de comercio y desarrollo, incluso cuando ello ha significado ir en contra de ideas generalmente aceptadas. Las políticas que hemos propuesto siempre han tenido especialmente en cuenta las medidas y actuaciones colectivas internacionales sustentadas en acuerdos multilaterales y en la cooperación internacional para el desarrollo, sin dejar de insistir en que su aplicación a nivel nacional debe respetar la diversidad y especificidad de las condiciones locales. En consecuencia, la UNCTAD no ha rehuido las asimetrías y sesgos políticos que a veces han socavado la gobernanza efectiva de una economía mundial interdependiente. De hecho, destacando la importancia de las políticas y la contribución de las instituciones económicas internacionales a la promoción de un conjunto de políticas y la omisión de otras, ha servido para corregir de manera significativa la opinión de que la globalización es un proceso autónomo, irresistible e irreversible impulsado por las fuerzas impersonales de los mercados y las máquinas. 201. No puede dejar de subrayarse la magnitud, complejidad y urgencia de la labor de restablecimiento del equilibrio a que se hace referencia en el presente informe. Este es un terreno familiar para la UNCTAD. Lo que es diferente esta vez es lo interrelacionadas que han llegado a estar las crisis de las finanzas, los alimentos y los combustibles, además de las crecientes presiones demográficas y los peligros cada vez mayores del calentamiento global. Todo ello ha provocado indecibles penurias en la economía mundial y sigue ejerciendo una fuerte presión sobre la trama social, económica y ambiental. Es obvio que los encargados de la formulación de políticas a nivel nacional e internacional no imaginaban que esto pudiera ocurrir. Será necesario el compromiso total y firme de toda la comunidad internacional para encauzar la situación de nuevo. 202. La UNCTAD abordará el problema del restablecimiento del equilibrio en la economía mundial desde su enfoque integrado de la política de desarrollo en una economía mundial interdependiente y abierta. La crisis ha dejado perfectamente claro que los desequilibrios surgidos en los últimos años —ya sea entre un sector financiero hipertrofiado y una economía real estancada, entre una mayor apertura y una disminución de las opciones macroeconómicas, entre los países que venden más de lo que compran y los que consumen más de lo que producen, entre los mercados menos regulados y las oportunidades sociales más limitadas, entre los países con más o menos tecnología, o entre el aumento del nivel de vida y el deterioro del medio ambiente— ya no pueden abordarse por separado o por orden ni por países que actúen por su cuenta o incluso en alianzas establecidas entre unos cuantos privilegiados. El desafío inmediato de contener los daños ocasionados por el colapso financiero, iniciar una recuperación sostenible y preservar un sistema económico internacional abierto tendrá que responder necesariamente a algunas preguntas difíciles sobre la reforma de la gobernanza mundial, la reactivación de la cooperación internacional para el desarrollo y el fortalecimiento del suministro de bienes públicos mundiales. 106 GE.11-52275 UNCTAD(XIII)/1 203. No cabe duda de que el mandato de la UNCTAD evolucionará al abordar las nuevas amenazas al desarrollo incluyente —provocadas por la desigualdad de género, el cambio climático o la urbanización de la pobreza mundial— así como las nuevas características de la economía mundial, ya sea la crisis de la deuda de los países del Norte o el ascenso de las economías emergentes, que influyen directamente en las perspectivas del comercio y el desarrollo. Sin embargo, al hacerlo, nuestra atención se mantiene firmemente en las asimetrías y sesgos de la influencia y el poder económicos, que siguen limitando esas perspectivas pese al llamamiento cada vez más acuciante en favor de que los países en desarrollo asuman más responsabilidades para lograr un futuro sostenible y estable. Solo se encontrarán soluciones duraderas si las diferencias económicas que persisten a nivel nacional e internacional comienzan a superarse de una forma que redunde en beneficio de todos. GE.11-52275 107 UNCTAD(XIII)/1 Bibliografía The text refers to a large number of UNCTAD flagship publications, with assigned years; these include the Trade and Development Report (TDR), the Least Developed Countries Report (LDCR), the World Investment Report (WIR) and the Economic Development in Africa in Report (EDAR). Mention of UNDESA refers to various years of the World Economic and Social Survey produced by the United Nations Department of Economic and Social Affairs. 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