hacia una teología del tercer mundo

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SERGIO TORRES GONZÁLEZ
HACIA UNA TEOLOGÍA DEL TERCER MUNDO
Verso una teología del Terzo Mondo, 11 Regno / Documenti, 23 (1978) 210-222
Una teología del Tercer Mundo -y en nuestro caso, una teología africana- debe ser
desarrollada por los africanos y para los africanos. Nadie puede hablar en su nombre.
Sin embargo, durante siglos, los europeos han hablado en nombre de los africanos.
HISTORIA DE EUROPA Y ÁFRICA
a) Cómo Europa ha subdesarrollado a Africa
Históricamente, a partir de la época colonial, la riqueza de Africa fue transferida a
Europa, que se enriqueció y desarrolló porque Africa fue saqueada. Esta era pobre
porque sus recursos iban a otros lugares. Desarrollo y subdesarrollo no son, pues,
términos comparativos, sino que son las dos caras de una misma moneda. Africa
contribuyó a desarrollar a Europa, en la misma medida en que Europa contribuyó a
subdesarrollar a Africa.
Si queremos reflexionar en torno a la experiencia cristiana en Africa, formulándola en
una teología adecuada a su contexto, es preciso contemplar la historia. Resulta
imposible hablar de la obediencia de la historia al Señor, si no conocemos la verdadera
historia. Aquella que no ha sido explicada en los libros europeos.
1. la madre negra, o africa antes de la llegada de europa
Poco sabemos, desgraciadamente, sobre las culturas africanas anteriores al siglo XV. A
través de investigaciones hechas por europeos se conoce que existía una cultura africana
con características propias. Pensemos, a título de ejemplo, en civilizaciones como
Egipto o Etiopía, o en al importancia de las comunidades cristianas en los primeros
siglos, o en el desarrollo económico, social y humano de las tribus centro-africanas.
Globalmente podemos decir que en los pueblos africanos, a partir del siglo I y antes de
la llegada de los europeos, el sistema económico estaba basado en una agricultura en
evolución, con la incorporación del hierro y el cultivo de los cereales. Esta evolución
económica llevaba consigo un cambio en las estructuras sociales, realizándose el paso
de comunidades familiares a comunidades más amplias. La vida social se caracterizaba
por el desarrollo de la gran familia, en la que los ancianos estaban presentes, y por el
sentido comunitario de las tribus, siendo la tierra propiedad de la comunidad.
2. los años del sufrimiento, o cuando llegaron los europeos
Esta época que abarca desde las primeras exploraciones portuguesas (1441) hasta el
tratado de Berlín (1885), fue para Europa la era del mercantilismo, de la revolución
industrial, del desarrollo del capitalismo y del imperialismo. Para Africa, el período más
triste de su historia: saqueo, explotación, devastación y comercio de esclavos.
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A partir del descubrimiento de la riqueza en oro, plata y productos tropicales que los
europeos hallaron en América, juntamente con la necesidad de mano de obra, pues la
americana había sido exterminada, se organizó, especialmente desde Inglaterra, el
tráfico de esclavos de Africa a América. Las condiciones en que se desarrollaba era
terrible; sólo a modo de ejemplo, diremos que morían durante el viaje un promedio de
un 30 % de esclavos.
De este modo se iba logrando una pérdida progresiva de las fuerzas de trabajo en Africa,
un desarrollo en Europa y en EE.UU. -nuevas industrias navales, pesadas, actividades
bancarias, etc...- y una alteración de la economía africana.
3. capitalismo europeo y africa colonial (1885-1950)
El siglo XIX supuso un momento importantísimo en la sociedad europea. La revolución
industrial, comenzada en Inglaterra, marcó el paso de una sociedad agrícola y comercial
estable a una sociedad industrializada, moderna y compleja. El desarrollo económico
alcanzó cotas jamás conocidas. El capital y los medios de producción se fue
concentrando en pocas manos. La burguesía fue la nueva clase que ostentaba el poder
económico y político. Esta fue desarrollándose a costa de la explotación de los
campesinos y la plusvalía de los trabajadores industriales.
Esta nueva situación económica y social necesitaba una expansión. El tratado de Berlín
supuso el reparto de Africa, excepto Liberia y Etiopía, por los países europeos. La
esclavitud fue sustituida por el colonialismo. Ya no se trataba de una explotación
directa, sino indirecta. El fin principal era repatriar los bienes a la metrópoli. Europa
volvió a desarrollarse a costa de Africa. Se construyeron servicios diversos (escuelas,
hospitales...) en el continente colonizado, pero siempre en beneficio de los intereses de
los colonizadores.
La educación, por ejemplo, era europea. Se proponía como ideal cultural el occidental.
Otras formas de explotación, a menudo olvidadas, eran aquéllas más ideológicas y más
psicológicas, como el racismo, en el cual la diferencia de color delimitaba el distinto rol
que ocupaba el explotador y el explotado, o bien la discriminación social y humana de
la mujer. Europa no ayudó a que la mujer africana dejase de ser explotada y si tenía
algún derecho, lo perdió.
b) El rol de la iglesia y de la teología europea en Africa
1. la esclavitud
¿Por qué las iglesias europeas -católicas o protestantes- no condenaron la esclavitud? El
problema y las respuestas son complejos. A pesar de ello se puede afirmar que, salvo
algunas excepciones, las iglesias y sus teólogos, en su conjunto, apoyaron durante dos
siglos la esclavitud. Las motivaciones de este hecho se pueden dividir en dos: La
primera sería de orden pastoral. Los misioneros veían en los negros, que eran reducidos
a la esclavitud y llevados a tierras cristianizadas, la posibilidad de anunciarles el
Evangelio. La segunda motivación era de orden teológico. Se asociaba a la esclavitud
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con el pecado y con la sumisión del mundo al orden divino. La maldición de Cam (Gn
9, 20-27) constituía la justificación bíblica. Si la esclavitud era un mal ¿por qué Dios la
había autorizado en la Escritura y la había permitido en casi todas las naciones?
Resulta doloroso para los cristianos reconocer que la abolición de la esclavitud no se
debió a razones cristianas o teológicas, sino más bien económicas. Cuando el
capitalismo británico vio que el monopolio de las Indias Occidentales le era perjudicial,
quiso suprimir la esclavitud como primera etapa para lograr la destrucción de este
monopolio. Paralelamente se iba creando un movimiento humanitario antiesclavista, al
que se unieron más tarde los protestantes y posteriormente los católicos. En 1807 las
dos cámaras legislativas inglesas aprobaron la abolición de la esclavitud. Con ello no se
terminó, sin embargo, con la dependencia colonial ni con la discriminación racial.
2. la presencia de los misioneros
Es difícil evaluar el rol de los misioneros durante estas épocas, ya que nadie duda de su
buena voluntad y de su compromiso cristiano. Tendrán que ser los africanos los que
juzguen todo ello. De todos modos, los juicios que ya se emiten por los teólogos del
Tercer Mundo apuntan al hecho de que, sin negar su entrega y la realidad innegable de
muchos aspectos positivos, los misioneros no pudieron evitar la ambigüedad histórica
de su situación, siendo cómplices y legitimadores de las injusticias que comportaba la
colonización, actuando de este modo como atenuantes del mensaje de Jesús, al no ser
sensibles a la agonía de razas enteras.
HACIA UNA TEOLOGÍA DEL TERCER MUNDO
Una vez analizada sucintamente la historia conjunta de Europa y Africa, vamos a
examinar algunos aspectos que, a modo de pautas, pueden ayudarnos para ir elaborando
una teología del Tercer Mundo. Es preciso articular esta teología de un modo distinto de
la europea, denunciando la ambigüedad y los defectos de ésta, que nos ha sido legada
con pretensión de ser única y universalmente válida.
1) Una interpretación de las ambigüedades de las teologías europeas
Los teólogos y cristianos del tercer mundo han ido descubriendo durante los últimos
quince años que las teologías recibidas no eran universales, sino -por el contrariooccidentales, europeas, y blancas. Estas son todavía las dominantes en las iglesias del
Tercer Mundo y representan una forma de dominio cultural. Pretendemos ahora
contribuir a la clarificación de aquellos aspectos que son ideológicos en estas teologías.
La teología no es neutral, ya que está comprometida y condicionada por su contexto
socio-cultural. Es preciso ser muy consciente de ello. La teología europea, desde la
Reforma a la teología de la esperanza en el campo protestante, y del Concilio de Trento
al Vaticano II en el católico, intentó responder a algunas de las situaciones históricas, a
algunos de los problemas planteados. Estas respuestas olvidaron otras grandes
cuestiones. En efecto, debido a los compromisos contraídos con las clases dirigentes, no
se afrontaron ni se denunciaron problemas como la esclavitud, la opresión de los
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obreros industriales o de los campesinos por la burguesía, siendo de este modo cómplice
del sistema internacional de explotación a través del colonialismo.
A) en la edad moderna
A partir del siglo XV, que coincide con los grandes descubrimientos y la colonización,
al desintegrarse la unidad medieval de la cristiandad occidental y desarrollarse el
humanismo renacentista, la cultura occidental europea tuvo que organizarse según
nuevos modelos. Las teologías tuvieron que enfrentarse a nuevos desafíos.
En este proceso, la primera etapa lo constituye el Renacimiento y la Reforma
protestante y católica, que intentaban responder a una nueva situación cultural y social.
Un segundo momento fue el siglo XVIII en el cual comenzaron las grandes
revoluciones que modificaron la realidad política, social, económica y cultural. Todo
ello supuso unas nuevas formas de producción y unas nuevas clases sociales.
Políticamente, la revolución francesa representó el nacimiento del liberalismo y la toma
del poder por parte de la burguesía, del pensamiento racionalista-liberal y de los
nacionalismos. El pueblo campesino y obrero no fue agente de todo ello. Culturalmente
la razón alcanzó la primacía como instrumento de comprensión de la realidad.
B) respuesta de la teología
La teología tuvo que optar ante el dilema: o adaptarse a la ciencia y a la filosofía
moderna, o resistirse a sus influencias y apartarse en tono condenatorio. La iglesia optó
por lo segundo, especialmente en el mundo católico. El protestantismo, en muchos
sectores, reaccionó mejor y su teología liberal se adaptó mejor a la nueva situación, y
fue la más significativa en la era moderna. El catolicismo, globalmente hablando, tuvo
que esperar al Vaticano II para reconciliarse con los hombres de su época.
El interlocutor de la teología europea fue, en cualquier caso, el burgués culto y crítico.
Los filósofos y los teólogos querían responder a las cuestiones planteadas desde los
conflictos entre la fe y la razón, la autoridad de la ciencia y la autoridad de la Biblia,
entre el dogmatismo y la tolerancia. Desde Kant y Hegel hasta el Vaticano II, a través
de Barth, Bultmann, Tillich, por citar algunos representativos, se han ido esbozando
respuestas a las distintas preguntas planteadas. Hay profundas diferencias entre las
teologías, pero ha habido siempre un gran punto en común: responder a las críticas
hechas a la religión cristiana desde la nueva clase social: la burguesía.
C) una gran omisión: los pobres y oprimidos
La otra cara de la moneda la constituye el proletariado industrial, los campesinos y el
Tercer Mundo. Muchas de las argumentaciones de las teologías europeas (desde la
justificación por la fe o la posibilidad y racionalidad del acto de fe) han sido conceptos
abstractos que se alejaban de un Jesús de Nazaret, identificado con los pobres de su
tiempo. Que predominase Roma, Wittenberg o Ginebra, que ante Dios uno fuera
justificado por la fe o por las obras... para el amarillo, el ne gro o el cobrizo no era una
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cuestión relevante va que su situación no cambiaba. Para los blancos podía referirse, en
todo caso, al cielo, pero no ciertamente a esta tierra.
En resumen, podemos decir que la teología, salvo raras excepciones, ha jugado un rol de
legitimación ideológica de unas injusticias, nacidas de un modo de producción
económica, tanto en los continentes "ricos" como en los "pobres" dependientes de ellos.
2) Estructura de una teología del Tercer Mundo: Criterios de autenticidad
Si no se quiere caer en los errores del pasado, la teología del Tercer Mundo debe
dirigirse a los pobres y a los oprimidos de hoy, que son los países del Tercer Mundo. La
esperanza política de estos países se llama instauración de un nuevo orden económico
internacio nal. Esta esperanza no puede, obviamente, plantearse al margen de los países
del Primer Mundo. La historia de los esfuerzos realizados a nivel mundial, en orden a
lograr un mundo más justo, no es extrínseca a la elaboración de unos criterios de
autenticidad para la expresión de la teología.
1. el dios de los pobres
La Historia de salvación es la narración de las intervenciones de Dios en favor de los
pobres. Una teología que no represente a los pobres no es cristiana. Hablar de una
salvación en Cristo que no sea primariamente para los oprimidos no es hablar de la
salvación cristiana.
2. nueva aproximación epistemológica
La forma de conocimiento tradicional, de influjo griego, es considerar la verdad como el
conformar la mente a un determinado objeto. Este concepto se limita a legitimar el
orden existente en un determinado momento. Existe otra forma de conocimiento, una
forma dialéctica. En este caso, el mundo no es un objeto estático, sino más bien un
proyecto incompleto en vías de construcción. En este sentido, el conocimiento no es el
conformar la mente al dato, sino más bien una inmersión en este proceso de
transformación y (te construcción de un mundo nuevo.
Esta nueva epistemología debe ser aplicada a la "verdad revelada" del cristianismo. En
efecto la verdad teológica no es sólo el conformar la mente a la revelación, es también
el discernimiento del mal actual en el mundo y en los corazones, a la luz del mensaje del
evangelio, y el descubrimiento del movimiento de la historia de la redención y de la
liberación. La verdad divina es fuente de redención, pero la norma de verdad teológica
viene del papel jugado en el proceso de construcción del mundo.
Una teología del Tercer Mundo debe intentar aplicar a su búsqueda y a sus esfuerzos de
formulación este modelo de aproximación epistemológica.
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3. praxis, fe y reflexión teológica
El punto de partida de la teología es la fe, entendida no como aceptación de un concepto
intelectual, sino como el encuentro y el seguimiento de Jesús, el Señor, como amor y
compromiso con los hombres. El análisis social interpreta el amor y concreta el
compromiso en un contexto de práctica o praxis. La praxis personal es la participación
en el proceso de transformación de la sociedad hacia unos "cielos nuevos y una tierra
nueva", entrando así en el plan de Dios, en su destino histórico propio. Praxis significa
acción combinada con la teoría que, a su vez, se redirige a la acción. De este modo, la
praxis se convierte en el punto de partida para lograr una visión más clara de la acción
de Dios en la historia. Interpretada a la luz de la fe cristiana, la praxis adquiere un doble
significado: es percibida como el lugar donde se cumple la promesa de salvación y
como la verificación de la fe y de la fidelidad cristianas.
4. nuevo enfoque del ecumenismo
Una teología del Tercer Mundo cree que las viejas disputas que han dividido a la Iglesia
ya no son relevantes. Así pues, existe un cambio de intereses y un cambio de método en
la teología. En el pasado, las teologías tradicionales ventilaban sus diferencias en el
interior de las estructuras eclesiásticas. Hoy, sin embargo, y sin dejar de valorar los
esfuerzos ecuménicos, es preciso poner el acento en el significado que tiene la palabra
de Dios como juicio y como gracia en la historia, tanto personal como colectiva. De este
modo el ecumenismo se sitúa en una nueva perspectiva.
5. culto a dios y servicio al prójimo
Algunos se lamentan, influidos quizás por una ambigua interpretación de la teología de
Karl Barth, arguyendo que desde esta perspectiva teológica se olvida que la salvación
viene de Dios y que nuestros esfuerzos por la justicia van en contra de esta gratuidad
divina, en la que se pone de manifiesto la discontinuidad entre la historia y la
escatología.
Esta cuestión es evidentemente difícil. Existe, en el Nuevo Testamento, una unidad
radical entre el amor de Dios y el amor al prójimo. No pretendemos en nuestra teología
hacer una síntesis entre fe y moralismo. La parábola del buen samaritano nos desvela un
misterio. El misterio del interés divino por la vida, inscrito en el horizonte humano.
Sabemos también, y lo profesamos desde la fe, que la salvación se realizará más allá del
actual horizonte de nuestra existencia. Por ello nuestra existencia creyente tiene el
carácter de un peregrinaje, nuestra fe está en tensión y en lucha, sabiendo que la
salvación de Dios no se revela fuera de nuestro contexto y de nuestra situación terrena.
Todo ello lo afirmamos desde la esperanza de que finalmente Dios hará triunfar la luz
sobre las tinieblas.
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3) Marco de una teología del Tercer Mundo: Historia de su organización
Para no caer en errores pasados, para no ignorar la "trata de esclavos" contemporáneos,
es necesario conocer los esfuerzos que se realizan a nivel mundial para ir transformando
la actual situación hacia un nuevo orden económico.
La historia política y económica de la organización del Tercer Mundo no es algo
externo a la historia de salvación de los pobres por medio de Cristo Jesús, pues la
salvación pasa por el alimento, el vestido, la educación, la asistencia médica, el trabajo,
la paz, la alegría y la esperanza. Veamos los pasos de esta historia.
a) Bandung 1955 (Indonesia)
Conferencia estático-africana, por primera vez. Fijó algunos principios de "cooperación
económica" que desde entonces han guiado la investigación de Tercer Mundo para
lograr un nuevo orden económico internacional. El principal significado de la
conferencia fue de orden político. Para algunos países, que desde hacía poco eran
independientes del dominio colonial, representó la posibilidad de reconocimiento a
nivel internacional.
En aquel período las iglesias no se dieron cuenta de la importancia de Bandung. Cuando
los discípulos de Jesús se olvidan de hablar a favor de los pobres, él elige a otros para
testimoniar su permanente compromiso hacia los oprimidos.
b) UNCTAD, 1964
"Conferencia de las Naciones Unidas para el comercio y el desarrollo" (UNCTAD),
reunida a petición de los países no alineados. Se acentuó la urgente necesidad de crear
un nuevo orden económico a nivel mundial. La organización se convierte en el vehículo
principal para la canalización de las demandas de reforma económica internacionales
por parte de los países pobres.
c) OPEC, 1973
El poder para negociar aumenta en los países del Tercer Mundo, gracias a la alarma del
petróleo y a la representación de los países pobres en las Naciones Unidas. Habían
pasado de 77 países (en 1964) a 110. Como una nueva mayoría en la Asamblea gozaba
también de un peso político. Representó un impacto decisivo en cuestiones clave, como
la crisis alimentaria o la de fertilizantes. Este control mayor, aunque insuficiente,
provoca una reacción de Occidente. Se reconoce el fenómeno de la interdependencia y
se reclama por parte de todos una colaboración entre los países desarrollados y en vías
de desarrollo. Sin embargo, los países ricos mantienen su poder a través de las
multinacionales.
d) Sexta sesión especial de la ONU (1974)
Convocada para estudiar "por primera vez los problemas de las materias primas y del
desarrollo". Presentó un programa político para rechazar la acusación que el mundo
industrializado hacía a la OPEC de haberse inhibido del desarrollo económico y de
haber causado la peor recesión mundial desde los años 30. La sesión aprobó un
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programa de acción que se proponía "trabajar urgentemente para instaurar un nuevo
orden económico internacional que corrigiese las desigualdades, remediase las
injusticias e hiciese posible la supreyión del divorcio, cada vez más amplio, entre los
países desarrollados y los que estaban en vías de desarrollo...". En Dakar (1975) los
países no alineados formularon las bases teóricas de su posición, juntamente con una
serie de propuestas para presentar a los países desarrollados, destacando la creación de
un fondo de solidaridad.
e) Séptima sesión especial (1975)
Se avanzó poco en las concreciones de las peticiones de Dakar. Sin embargo, se
hicieron diversas propuestas que afectaban a varios campos, desde el comercio
internacional hasta la alimentación, tecnología, subrayando la importancia de la
colaboración entre ambos tipos de países, como única condición para poder avanzar.
f) UNCTAD IV (1976)
Convocada en Nairobi. Se presentó el estudio, hasta ahora el más completo, sobre la
reforma económica internacional, proponiendo la creación de un fondo común de 6 mil
millones de dólares para los productores-consumidores. Fueron fundamentalmente
contrarios a ello los Estados Unidos, proponiendo la creación de un banco de recursos
internacionales. El fondo común quedó reducido a 156 millones de dólares.
¿Poder del Tercer Mundo en el futuro?
Los diálogos entre los países "pobres" y los países "ricos" están en un punto muerto. No
se está de acuerdo en las bases de discusión. Todo ello supone una derrota para los
países del Tercer Mundo. Deberemos sufrir como sufrió Jesús de Nazaret en Getsemaní.
¿Sufren los cristianos del Primer Mundo cuando ven que sus países se oponen a las
demandas de los pobres? ¿Nosotros, cristianos del Tercer Mundo, sufrimos? ¿O quizás
ignoramos que existe una vez más la "trata de esclavos" y que los recursos del Primer
Mundo provienen del Tercer Mundo? ¿Sigue en nuestras iglesias la preocupación por
un determinado tipo de problemas y olvidamos las causas de la opresión de los pobres?
A nivel político y económico internacio nal, el futuro de las negociaciones es incierto.
No está resuelta la recesión económica de los países occidentales. Sus jefes no están
dispuestos a cambios estructurales que alteren las propias economías, el nivel del
consumo y el standard de vida. Desgraciadamente las iglesias no juegan ningún papel
significativo en todo el proceso.
Sin embargo, creo que hoy Dios está llamando a las iglesias, a los teólogos, a los
creyentes a participar en este proceso de liberación. La llamada es para todos, para los
del Primer Mundo y para los del Tercer Mundo. El formar parte de los países en vías de
desarrollo no significa estar ya salvado y estar limpio de todo pecado. El papel de los
cristianos, en cuanto tales, no es el de aportar soluciones técnicas, sino de conversión y
de denuncia. Está en juego nuestro testimonio cristiano y nuestra obediencia evangélica.
Este es el desafío que se nos hace. Este es el modo como hemos de leer los signos de los
tiempos.
Tradujo y extractó: PERE BORRÀS
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