Hipertensión Arterial en la Guardia Hospitalaria

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Hipertensión Arterial en la Guardia Hospitalaria
Javier Sobrino Martínez
Universidad de Barcelona.
Barcelona, España.
Monica Doménech
Universidad de Barcelona.
Barcelona, España.
Antonio Coca
Universidad de Barcelona.
Barcelona, España.
Introducción
La hipertensión arterial (HTA) constituye probablemente la enfermedad más frecuente en la sociedad occidental. A pesar de
su curso crónico y a menudo silente puede presentar diversas complicaciones agudas que requieren atención médica
inmediata. No obstante, existe cierta confusión en la terminología utilizada para definir las elevaciones agudas de la presión
arterial. A este respecto el Comité estadounidense para la Detección, Evaluación y Tratamiento de la HTA estableció en 1984
[1] una diferenciación terminológica y operacional entre las denominadas "emergencias" y "urgencias" hipertensivas,
definición que también suscribe la Sociedad Española de Hipertensión en sus guías publicadas en 2005 [2]. La emergencia
hipertensiva se define como toda elevación aguda de la presión arterial que se acompaña de alteraciones orgánicas graves,
con riesgo de lesión irreversible, que comprometen la vida del paciente y que requieren el descenso de la presión arterial en
el plazo de pocas horas. Por el contrario, urgencia hipertensiva es aquella elevación de la presión arterial en un paciente
asintomático o con síntomas inespecíficos, con afectación leve o moderada de los órganos diana que, por no producir un
compromiso vital inmediato, permite su corrección en un plazo superior que puede alcanzar desde varias horas a varios
días. Ambas situaciones clínicas pueden englobarse en el término genérico de "crisis hipertensiva". La prevalencia de tales
eventos no es bien conocida y se cifra que entre el 1% y el 7% de todos los pacientes hipertensos sufrirán una crisis
hipertensiva a lo largo de su vida, [3] lo que a su vez conlleva un peor pronóstico cardiovascular a largo plazo [4].
Se consideran emergencias hipertensivas, las siguientes situaciones cuando se acompañan de cifras de presión arterial
anormalmente elevadas:
z
z
z
z
z
z
z
z
Encefalopatía hipertensiva
Eclampsia
Insuficiencia cardiaca izquierda
Síndrome coronario agudo
Enfermedad cerebro vascular aguda
Aneurisma disecante de aorta
Traumatismo craneoencefálico o medular
Patología renal aguda
La mayoría de urgencias hipertensivas ocurren en pacientes asintomáticos o con síntomas inespecíficos y su corrección
puede llevarse a cabo en el transcurso de algunas semanas, sin precisar generalmente la asistencia hospitalaria.
También se incluyen situaciones muy diversas, como:
z
z
z
z
z
z
HTA acelerada-maligna (presencia en el fondo de ojo de exudados, hemorragias y/o edema de papila)
Pacientes con antecedentes de enfermedad cardiovascular
Períodos preoperatorio y postoperatorio quirúrgicos
Trasplantados renales
Quemaduras extensas
Síndromes hiperadrenérgicos:
-
Abstinencia alcohólica
Sobresosis de anfetaminas
Síndrome de tiramina e IMAOs
Efecto rebrote tras la supresión de algunos antihipertensivos, como la clonidina
Ingesta de cocaína u otras drogas de diseño
Crisis de pánico
La actitud delante de una crisis hipertensiva debe cubrir como mínimo y obligatoriamente las cuatro etapas siguientes:
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1.
2.
3.
4.
Confirmar que se trata de una verdadera crisis hipertensiva.
Discriminar si se trata de una emergencia hipertensiva o de una urgencia hipertensiva.
Evaluar etiológica y fisiopatológicamente el cuadro clínico del paciente.
Iniciar el tratamiento más adecuado en cada situación.
Para todo ello, y como en cualquier otro tipo de actuación médica, nos basaremos en la anamnesis (Tabla 1), el examen
físico (Tabla 2) y las exploraciones complementarias (Tabla 3).
ANAMNESIS INICIAL DEL PACIENTE
Antecedentes de otras crisis hipertensivas.
Consumo de fármacos y cumplimiento terapéutico.
Consumo de tóxicos y drogas (alcohol, cocaína, anfetaminas y derivados).
Nivel previo de control de presión arterial.
Tiempo de evolución de la hipertensión.
Circunstancias psicosociales asociadas.
Tabla 1. Aspectos relacionados con el interrogatorio inicial del paciente
que deben obtenerse en la historia clínica
EXAMEN FÍSICO INICIAL
Medida correcta de
la presión arterial
En condiciones basales, postura correcta, con el brazal adecuado,
varias lecturas, preferiblemente por enfermería.
Clasificación de de la retinopatía hipertensiva de Keith Wagener:
z Grado I: Cambios vasculares mínimos. Estrechez
arteriolar.
Fondo de ojo
z Grado II: Arterias en “hilo de plata”. Cruzes arterio-
venosos patológicos. Tortuosidades arteriales
z Grado III*: Hemorragias o exudados algodonosos o
duros.
z Grado IV*: Presencia de edema de papila
(*) Diagnóstico de hipertensión acelerada-maligna
Exploración
neurológica
Alteración de la consciencia, focalidad neurológica o coma
sugieren una encefalopatía hipertensiva o una enfermedad
cerebro vascular aguda.
Exploración cardio- La presencia de ingurgitación yugular, edemas, crepitantes, tercer
pulmonar
ruido o “galope”, pueden indicar una insuficiencia cardíaca.
Tabla 2. Aspectos relacionados con el examen físico inicial del paciente que
deben ser explorarados de modo específico
EXAMENES COMPLEMENTARIOS INICIALES
Individualizar según el paciente
ECG
Posible evidencia de hipertrofia ventricular izquierda,
isquemia coronaria, arritmia.
ANALíTICA
Creatinina, ionograma,
hemograma, tira de orina.
Para detectar enfermedad renal aguda, sospechar un
hiperaldosteronismo o una anemia hemolítica en la
HTA maligna.
Tabla 3. Examenes complementarios elementales que deben realizarse en todos
los pacientes con una crisis hipertensiva, con independencia de otros más
específicos que surjan como resultado de la anamnesis y exploración física
Examen físico
En primer lugar y con el fin de determinar si se trata de una verdadera crisis hipertensiva, sobre todo en las urgencias
hipertensivas, siempre que el estado clínico del sujeto lo permita, mantendremos al paciente en reposo en un lugar
tranquilo y sin ruido durante un mínimo de treinta minutos. Se procederá entonces a una nueva medición de la presión
arterial, ya que en ciertas ocasiones, tras el reposo, se puede observar un descenso franco y marcado de las cifras de
presión arterial convirtiendo una teórica urgencia hipertensiva en una HTA ligera-moderada e incluso en una situación de
normotensión.
Exámenes complementarios
En la gran mayoría de las urgencias hipertensivas no es imprescindible practicar ninguna exploración complementaria de
manera inmediata. No obstante, según la sospecha etiológica de la crisis, la patología acompañante o la afectación de
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órganos diana, puede ser necesario practicar un hemograma, creatinina y electrólitos séricos, o realizar un
electrocardiograma y radiografía de tórax.
Por el contrario, las emergencias hipertensivas requieren habitualmente la realización de algunas exploraciones
complementarias, que variarán en función de la situación ante la que nos encontremos y a las que, en ocasiones, será difícil
su acceso de forma urgente.
Tratamiento
Una vez que se ha diagnosticado y confirmado que se trata de una verdadera urgencia o emergencia hipertensiva es
obligado proceder a su tratamiento. Las cifras de presión arterial, a partir de las cuales se inicia el proceso diagnóstico y
terapéutico son variables en función del documento consultado y no existe un consenso absoluto sobre las mismas. En la
Figura 1 el punto de partida son cifras de PA > 190 ó 110 mmHg, que pueden considerarse intermedias entre los 210/120
mmHg del documento de la Sociedad Española de Hipertensión2.y los 180/120 mmHg de la Guía Europea de las Sociedades
de Hipertensión y Cardiología [4].
Urgencia Hipertensiva
¿Dónde debe tratarse?
Las urgencias hipertensivas pueden y deben tratarse y controlarse en el medio extrahospitalario, remitiendo únicamente al
hospital los pacientes con una urgencia hipertensiva que no respondan al tratamiento o requieran de alguna exploración
complementaria que no pueda ser llevada a cabo fuera del hospital.
¿Cómo debe tratarse?
La mayoría de las urgencias hipertensivas se controlan con un solo fármaco, y aunque en la actualidad disponemos de un
elevado número, no existe actualmente un consenso en el agente antihipertensivo de elección, si bien hasta hace poco
fármacos como el captopril y principalmente el nifedipino eran los más ampliamente utilizados [5].
El empleo de cápsulas de liberación rápida de nifedipino por vía sublingual se había impuesto al final de la década de los
años 80 como el tratamiento de elección. No obstante, una serie de evidencias cuestionaron este uso y en estos momentos
no se contempla su utilización en absoluto. En el tratamiento de una urgencia hipertensiva el tipo de fármaco a utilizar
dependerá de la patología asociada, tanto aquella que acompaña a la crisis hipertensiva como otras patologías crónicas que
confluyan en un determinado paciente.
Distinguiremos dos situaciones:
z Pacientes que no reciben habitualmente tratamiento antihipertensivo: en dichos casos bastará con iniciar dicho
tratamiento, incluso ambulatoriamente. Los fármacos actuales se agrupan en seis familias: diuréticos,
betabloqueantes, alfabloqueantes, IECA, calcioantagonistas y antagonistas de los receptores de la angiotensina II
(ARA II). Cualquiera de ellos puede ser utilizado a sus dosis habituales en el tratamiento de esta situación clínica.
(Tabla 4).
z Pacientes que reciben tratamiento crónico antihipertensivo: enestos casos, después de comprobar que las dosis e
intervalos de dosificación son los correctos, se asociará un segundo fármaco teniendo en cuenta las consecuencias
deletéreas de determinadas asociaciones sobre la potencial patología de base de estos pacientes. En este sentido,
merece especial mención la adición de un IECA a un paciente que recibe tratamiento diurético por el riesgo de
hipotensión grave si no se inicia el mismo a dosis inferiores a las habituales.
Fármaco
Dosis inicial
Antagonistas del Calcio, DHP de
larga duración
Amlodipino
Lacidipino
5-10 mg
4mg
Betabloqueantes
Bisoprolol
Carvedilol
2,5-5 mg
12,5-25 mg
Diuréticos
Furosemida
Torasemida
20-40 mg
5-10mg
IECAs
Captopril
Enalapril
12,5-25 mg
5-20 mg
Alfabloqueante
Doxazosina
1-2 mg
Tabla 4. Fármacos utilizados en el tratamiento
de
las urgencias hipertensivas
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Nota: Seleccionar el fármaco de forma individualizada según afectación de órganos diana, tratamientos previos y patología
de base.
Seguir las recomendaciones de las Guías de tratamiento de la HTA en el adulto.
DHP: dihidropiridinas.
En un estudio realizado en pacientes con urgencias hipertensivas se pudo comprobar como un fármaco de la misma familia
terapéutica del nifedipino, pero con una vida media más larga, el lacidipino, presentaba una eficacia superior al nifedipino
con perfecta tolerancia clínica y, sobre todo, con un control de presión que abarcaba las 24 horas tras la administración, por
lo que su eficacia en estas situaciones lo convierten en un fármaco de primera línea en el tratamiento de la urgencia
hipertensiva [6].
Los síndromes hiperadrenérgicos comportan un tratamiento especial, siendo los fármacos de elección los antagonistas del
calcio tipo nicardipino y verapamilo. Como alternativa quedarían el fenoldopam, la fentolamina y el nitroprusiato. Están
contraindicados los betabloqueantes por su efecto paradójico. En las crisis de pánico son los ansiolíticos, tipo
benzodiazepinas: diacepam, alprazolam los farmacos de elección.
¿Cuándo debe tratarse?
La adopción indiscriminada en estos pacientes de una reducción rápida de la PA tiene poco fundamento. En primer lugar, no
está demostrado, en contra de la opinión popular, que dichas elevaciones comporten un riesgo inmediato desde el punto de
vista de la morbimortalidad. En segundo lugar, es obvio que si no existe un riesgo inmediato el tratamiento agudo de dicha
situación no puede comportar un beneficio en el pronóstico [7]. Además, hoy día parece evidente que intentar normalizar o
reducir de forma aguda la elevación de la PA supone por sí mismo un riesgo para el paciente. Ello es especialmente evidente
cuando se utilizan fármacos de actuación rápida que pueden precipitar accidentes isquémicos coronarios o cerebrales.
Además, en ocasiones la instauración de un tratamiento antihipertensivo puede interferir con la evaluación inicial del
hipertenso e impedir la práctica adecuada de algunas exploraciones necesarias para la evaluación de la afección orgánica, o
para el despistaje de la hipertensión secundaria. El médico de urgencias que atiende a estos pacientes desempeña un papel
muy importante ya que su principal misión es identificar aquellos pacientes con un riesgo inmediato derivado de la elevación
de presión arterial. En los pacientes que no presentan dicho riesgo el inicio de la terapéutica antihipertensiva puede dar la
falsa impresión de que el problema se ha resuelto y que no es necesario un seguimiento clínico a largo plazo. Los beneficios
del tratamiento antihipertensivo se han demostrado cuando éste se mantiene a lo largo de los años. Así, cuando la urgencia
hipertensiva no es una urgencia real, el objetivo del manejo del paciente es evitar una verdadera urgencia que pueda
aparecer años más tarde mediante un seguimiento, control y tratamiento adecuado del paciente.
¿Cuánto deben descender las cifras de presión arterial?
El descenso de la PA debe obtenerse de modo gradual, entre 12 y 48 horas. Ello es así porque un descenso brusco o la
consecución de niveles de PA muy bajos puede provocar descensos de los flujos cerebral o coronario, al rebasarse el límite
inferior de autorregulación, con la consiguiente repercusión isquémica en estos territorios. Es necesario recalcar que
actitudes demasiado agresivas podrían ocasionar más perjuicios que la propia elevación de presión al producirse una
hipoperfusión de los órganos vitales, secundaria a la hipotensión brusca y acusada, pues la gravedad de la situación no
viene condicionada por las cifras de PA, por elevadas que éstas sean, sino por la afección orgánica que originen, la cual
suele estar más relacionada con la rapidez de instauración y con la existencia o no de historia antigua de HTA.
El objetivo inicial debe ser la reducción del 20 % al 25 % del valor inicial de PA, no descendiéndola por debajo de los 160
mmHg de PAS o de los 100 mmHg de PAD. El descenso ulterior debe ser lento y monitorizado para evitar fenómenos
isquémicos de órganos diana.
Emergencia Hipertensiva
¿Dónde ha de tratarse?
No hay duda que todo paciente con una emergencia hipertensiva debe ser tratado en un medio hospitalario. Tras su
detección deberá ser remitido lo más rápidamente al hospital. Allí será tratado y observado, preferentemente en una unidad
de cuidados intensivos, donde tanto la presión arterial como la función neurológica, la función cardíaca y la función renal
serán monitorizadas convenientemente.
¿Cómo y cuanto deben descender las cifras de presión arterial?
La reducción brusca e intensa de la presión arterial puede ser nociva. En los pacientes con HTA de larga evolución se
produce una disminución en la capacidad de respuesta de los barorreceptores y con ello una alteración en los mecanismos
de autorregulación del flujo tisular. Una disminución de la presión de perfusión puede desencadenar, en estas
circunstancias, un empeoramiento de la perfusión cerebral y/o miocárdica. No obstante, en la rapidez del descenso también
influirá la situación ante la que nos encontremos y ante una emergencia hipertensiva se requerirá un descenso en el plazo
máximo de 1 ó 2 horas a fin de evitar lesiones irreversibles sobre los órganos diana.
La magnitud del descenso de presión también dependerá de la situación en que nos encontremos, aunque como norma
general el objetivo debe ser una reducción del 20 al 25% del valor inicial de la presión arterial. No debe intentarse conseguir
descensos por debajo de 160 mmHg para la presión arterial sistólica o de 100 mmHg de presión arterial diastólica en las
emergencias hipertensivas asociadas a una enfermedad cerebrovascular de origen isquémico o no filiada, mientras que en el
resto de las emergencias hipertensivas hay que intentar mantener la presión arterial diastólica por debajo de 100 mmHg.
¿Que fármaco emplear?
La mayoría de las crisis hipertensivas se controlan con un sólo fármaco. Aunque en la actualidad disponemos de un elevado
número de ellos, el fármaco seleccionado debería cumplir los siguientes requisitos:
a) Rapidez de acción.
b) Acción progresiva y sostenida.
c) Acción proporcional a las cifras de presión arterial iniciales.
d) Facilidad de administración y dosificación.
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e) Actuar sobre las resistencias periféricas.
f) No interferir la autorregulación del flujo sanguíneo cerebral.
g) Carecer de efectos secundarios limitantes.
La vía de administración dependerá naturalmente de la rapidez de acción que deseemos, siendo en la emergencia
hipertensiva, la vía de elección la parenteral.
Ninguno de los medicamentos antihipertensivos existentes cumple todos estos requisitos. En las emergencias hipertensivas
el fármaco de elección para el tratamiento de prácticamente de todas sus formas clínicas es el nitroprusiato sódico en
perfusión continua endovenosa, estando en segunda línea enalaprilato, labetolol y nitroglicerina. No obstante, es importante
recordar que el nitroprusiato está formalmente contraindicado en la eclampsia por su efecto tóxico fetal al producir una
intoxicación por cianuro, y con preacaución en el accidente cerebrovascular por la posibilidad de elevar la presión
intracraneal. En la preeclampsia grave y eclampsia los fármacos de elección son el labetalol y la hidralazina. Se inicia su
administración por vía endovenosa y caso de no obtenerse una respuesta satisfactoria con el primero debe añadirse
hidralazina.
A continuación se describen de forma algo más pormenorizada las características de los principales fármacos utilizados en
las emergencias hipertensivas (Tabla 5) [4,6-8].
Emergencia Hipertensiva
Fármacos de 1ª Elección
Encefalopatía hipertensiva
Labetalol o Fenoldopam
Insuficiencia cardiaca izquierda
Diuretico + Nitroprusiato sódico o Nitroglicerina o
Fenoldopam
Síndrome coronario agudo
Nitroglicerina
Accidente cerebrovascular agudo
Labetalol
Patología renal aguda
Fenoldopam
Aneurisma disecante de Aorta
Nitroprusiato sódico + Beta bloqueante
Eclampsia
Hidralazina o Labetalol
Traumatismo cráneoencefálico o
medular
Nitroprusiato sódico
Tabla 5. Fármacos recomendados para las emergencias hipertensivas
z Nitroprusiato
La PA disminuye siempre que se administra este fármaco, aunque en ocasiones la respuesta requiere mucho más que la
dosis inicial habitual de 0,25 µg/kg/minuto. El efecto antihipertensivo desaparece en el término de minutos de suspendido el
fármaco. Es obvio que esta medicación sólo se debe administrar en una unidad de cuidados intensivos, con monitorización
continua de la PA. El ritmo de infusión debe ser controlado mediante bomba de infusión.
Mecanismo de acción:Este nitrato exógeno parece actuar de la misma manera que el vasodilatador endógeno óxido nítrico,
un factor de relajación derivado del endotelio. Es un dilatador arteriolar y venoso directo, que no ejerce efectos positivos ni
negativos sobre el sistema nervioso autónomo o central. La dilatación venosa reduce el retorno venoso, lo que determina
una disminución del volumen minuto y del volumen sistólico, pese al aumento de la frecuencia cardíaca, mientras que la
dilatación arteriolar impide el aumento de la resistencia periférica, que sería esperable ante la caída del volumen minuto.
Metabolismo y toxicidad:El nitroprusiato es metabolizado a cianuro por grupos sulfidrilo de los hematies, y éste, a su vez, es
rápidamente metabolizado a tiocianato en el hígado. Si los niveles de tiocianato se mantienen altos (superiores a 10 mg/dl)
durante días, la toxicidad se puede manifestar por fatiga, naúseas, desorientación y psicosis. Cuando se sospecha
intoxicación por cianuro debido a la acidosis metabólica y la hiperoxemia venosa se debe suspender el nitroprusiato y
administrar por vía endovenosa 4-6 mg de una solución al 3% de nitrito de sodio en 2-4 minutos, seguida de una infusión
de 50 ml de una solución al 25% de tiosulfato de sodio. La administración de hidroxocobalamina previene la intoxicación por
cianuro. El nitroprusiato puede aumentar la presión endocraneana, pero la mayoría de los especialistas siguen considerando
que es el mejor tratamiento para la encefalopatía hipertensiva.
z Nitroglicerina
La nitroglicerina endovenosa está indicada principalmente para la vasodilatación coronaria en pacientes con isquemia
miocárdica con hipertensión grave o sin ella. Al igual que el nitroprusiato, provoca vasodilatación cerebral y puede aumentar
la presión endocraneana. La administración de cualquier nitrato orgánico da origen a la formación de metahemoglobina,
pero su concentración media sólo alcanza el 1,5% con 48 horas o más de tratamiento con nitroglicerina, sin síntomas
clínicos.
z Hidralazina
La principal ventaja de este vasodilatador directo como fármaco parenteral es para el médico, porque puede ser
administrado en inyecciones intramusculares repetidas, así como por vía endovenosa, y su acción es prolongada y de
comienzo bastante lento. Los aumentos compensatorios significativos del volumen minuto impiden su uso como
monoterapia, excepto en pacientes muy jóvenes (ej: con preeclampsia), a quienes este aumento no provoca isquemia, o en
los muy ancianos, que pueden no presentar la descarga simpática refleja y el consiguiente aumento del volumen minuto,
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debido a la menor actividad de los barorreceptores.
z Labetalol
Es un alfa y beta bloqueante combinado, ha demostrado ser seguro y efectivo cuando se lo administra por vía endovenosa
en bolos reiterados o por infusión continua. Su acción comienza a los 5 minutos y persiste de 3 a 6 horas. Por ende, se
puede indicar la forma oral para lograr control prolongado. Puede ser utilizado en casi cualquier circunstancia que requiera
tratamiento antihipertensivo parenteral, excepto en caso de disfunción ventricular izquierda que podría ser agravada por el
b-bloqueo predominante. Se requiere cautela para evitar la hipotensión postural si los pacientes están autorizados a
deambular. A veces provoca náuseas, prurito, hormigueo de la piel y los electos colaterales propios de los b-bloqueantes.
z Fenoldopán
Agonista de los receptores dopaminérgicos-alfa 1, induce vasodilatación directa y reducción de la PA equivalentes a las
obtenidas con nitroprusiato, con mejores efectos sobre la función renal.
Figura 1. Algoritmo de manejo de las Urgencias Hipertensivas
BIBLIOGRAFIA
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National Committe on Detection, Evaluation and Treatment of High Blood Pressure. Arch Int Med 1984; 144: 1045-1057.
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tratamiento de la hipertensión arterial en una unidad de urgencias. Rev Clin Esp 1990; 187: 56-60.
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9. M. Aggarwal, I.A. Khan. Hypertensive Crisis: Hypertensive Emergencies and Urgencies. Cardiol Clin 2006; 24: 135–146.
Curriculum del Dr. Javier Sobrino Martínez
- Licenciado en Medicina y Cirugía por la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona con la calificación de
Sobresaliente en julio de 1984.
- Médico especialista en Medicina Interna, tras la residencia efectuada en el Hospital Clínico de Barcelona desde el 30 de
Abril de 1985 hasta el 31 de Diciembre de 1989.
- Doctor en Medicina por la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona con la calificación de Sobresaliente cum
laude por unanimidad en junio de 1998.
- Especialista en Hipertensión Clínica por la Sociedad Europea de Hipertensión desde Junio 2002.
- Master en Dirección de Instituciones Sanitarias. Fundacio Doctor Robert. Universidad Autónoma de Barcelona. 2009.
- Jefe de Servicio de Urgencias del Hospital del Espiritu Santo de Santa Coloma de Gramenet desde septiembre de 2007
hasta la actualidad.
- Responsable de la Unidad de HTA del Hospital del Espíritu Santo de Santa Coloma de Gramanet desde 1992 hasta la
actualidad.
- Profesor asociado médico de la División de Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona desde septiembre de 1997
hasta la actualidad.
- Investigador participante en diversos estudios internacionales, multicentricos, en el campo de la hipertensión arterial:
HOT, INSIGHT, CONVINCE, VALUE, NAVIGATOR, ROADMAP, ILLUMINATE.
- Más de 50 publicaciones nacionales e internacionales en el campo de la hipertension arterial así como más de 150
comunicaciones a congresos nacionales e internacionales.
- Ponente invitado en diversos congresos nacionales en el ámbito de las enfermedades cardiovasculares.
Curriculum de la Dra. Monica Doménech
- Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona en 1997.
- Formación en Medicina Interna en el Hospital Esperit Sant de Santa Coloma de Gramanet.
- Diploma de estudios avanzados (DEA) en biopatología en Medicina en 2005 por la Universidad de Barcelona.
- Actualmente finalizando el proyecto de tesis doctoral sobre el efecto de la Dieta mediterránea sobre los valores
ambulatorios de la PA.
- Especialista en HTA por la Sociedad Europea de HTA desde 2010.
- Desde 1999 al 2003 miembro de la Unidad de HTA del Hospital Esperit Sant.
- A partir del 2003, miembro de la Unidad de HTA del Hospital Clínic de Barcelona, coordinada por el Dr. Antonio Coca.
- Colaboradora en numerosos proyectos de investigación cardiovascular basados fundamentalmente en el uso de la
monitorización ambulatoria de la PA y más recientemente evaluando el papel de la rigidez arterial.
- Actualmente miembro del grupo de trabajo del estudio para la Hipertensión arterial Enmascarada (ESTHEN) de la Sociedad
Española de Hipertensión y miembro del comité científico de la Sociedad Catalana de HTA.
- Profesora docente de la Universidad de Barcelona, con numerosas comunicaciones a Congresos nacionales e
internacionales.
- Ponente en varios cursos, congresos y seminarios.
- Ha colaborado en múltiples monografías y revisiones sobre la HTA y publicado 5 artículos originales.
Curriculum del Dr. Antonio Coca
- Catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Barcelona.
- Actualmente se desempeña el cargo de Director del Instituto de Medicina y Dermatología.
- Jefe de la Unidad de Hipertensión del Hospital Clínico de Barcelona.
- Ex - Presidente de la Sociedad Española de Hipertensión y de la Sociedad Catalana de Hipertensión.
- Miembro del Scientific Council de la European Society of Hypertension desde Junio de 2007.
- Miembro del Núcleo de Dirección del Working Group of Hypertension and the Heart de la European Society of Cardiology
desde 2010.
- Fellow del Royal College of Physicians de Londres.
- Asesor de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición del Ministerio de Sanidad. Presidente de la Fundación
para el Estudio de la Hipertensión de los Hospitales Comarcales de Cataluña.
- Miembro de distintas Sociedades Científicas internacionales (European Society of Hypertension, European Society of
Cardiology, International Society of Hypertension, American Heart Association, American Society of Hypertension).
- Miembro de honor de la Sociedad Latinoamericana de Hipertensión.
- Editor y co-editor de cuarenta y ocho libros y monografías sobre Hipertensión Arterial, ha publicado más de 250 artículos
originales en revistas con "peer review" y ha impartido más de 300 conferencias y ponencias invitadas en reuniones
nacionales e internacionales.
7mo. Congreso Virtual de Cardiología - 7th. Virtual Congress of Cardiology
Publicación: Septiembre 2011
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