Documento descargado de http://www.elsevier.es el 02/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 49.661 REVISIONES Trastornos neuropsiquiátricos asociados al uso de ciclosporina en pacientes trasplantados V. Soria Servicio de Psiquiatría. Ciutat Sanitària i Universitària de Bellvitge. L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona. INTRODUCCIÓN La ciclosporina fue introducida en 1978 como inmunosupresor, demostrando ser muy eficaz, y aún hoy constituye un pilar en la terapia antirrechazo en el campo de los trasplantes de órganos, aunque se asocia con efectos adversos, como nefrotoxicidad, hipertensión y neurotoxicidad, esta última menos frecuente y conocida que las anteriores. Entre el 10 y el 28% de los pacientes que reciben ciclosporina experimenta alguna forma de efecto adverso neurotóxico1, cuyas manifestaciones abarcan un amplio espectro sindrómico neuropsiquiátrico, siendo por ello motivo de consulta psiquiátrica, sobre todo cuando se presentan en forma de alteraciones de la conducta. Entre los problemas comunes que presentan los pacientes receptores de órganos tras el trasplante se encuentran diversas manifestaciones de delirium, trastornos de ansiedad y del humor secundarios, insomnio, alteraciones visuales, convulsiones, déficit cognitivos y trastornos del movimiento complejo, entre otros2,3. En este sentido, deben considerarse diversas variables clínicas, como el estado neuropsiquiátrico previo al inicio de la disfunción orgánica crónica, los efectos añadidos sobre el sistema nervioso central (SNC) del fallo de órganos (p. ej., hiperamoniemia crónica, etc.), las consecuencias biopsicosociales de la propia intervención quirúrgica y los acontecimientos del curso posquirúrgico como la terapia inmunosupresora, las infecciones, el rechazo del injerto y las estancias prolongadas en unidades de cuidados intensivos4. Correspondencia: Dr. V. Soria. Servicio de Psiquiatría. Ciutat Sanitària i Universitària de Bellvitge. Feixa Llarga, s/n. 08907 L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona. 158 Psiq Biol 2002;9(4):158-63 MANIFESTACIONES NEUROPSIQUIÁTRICAS ASOCIADAS CON EL USO DE CICLOSPORINA Los pacientes en tratamiento con ciclosporina pueden presentar un amplio rango de trastornos neurológicos y psiquiátricos de moderados a graves. Los efectos neurotóxicos moderados asociados a la ciclosporina son comunes e incluyen cefaleas, temblor, neuralgias, neuropatía periférica, discinesias orofaciales, disartria y trastornos de ansiedad orgánica. Alrededor de un 5% de los pacientes puede desarrollar síndromes más graves como alteraciones del nivel de conciencia, confusión, psicosis, alucinaciones auditivas y visuales, ceguera cortical, convulsiones, síndromes extrapiramidales, síndrome de ataxia cerebelosa, debilidad motora, parálisis pseudobulbar, mutismo acinético con mielinolisis central pontina o leucoencefalopatía1,4,5. Los pacientes pueden haber recibido terapia con ciclosporina durante meses, e incluso años, antes de desarrollar complicaciones neurotóxicas 1. Estos síntomas pueden ser revertidos en muchos casos reduciendo la dosis o suspendiendo el tratamiento; sin embargo, algunos pacientes presentan lesiones neurológicas permanentes incluso tras la reducción o discontinuación del fármaco. Entre un 20 y un 39% de pacientes que desarrollan neurotoxicidad asociada a ciclosporina experimentan temblor, que es el hallazgo neurológico más frecuente6. Este temblor tiende a ser postural, con oscilaciones verticales y frecuencia de unos 10 Hz7. Está usualmente asociado al incremento de los valores séricos de ciclosporina. Aproximadamente un 11% de los pacientes experimenta parestesias, especialmente en las manos6, que son una molestia subjetiva frecuente. Empíricamente, el delirium atribuido a toxicidad por ciclosporina parece acontecer con valores plasmáticos elevados del fármaco, sobre todo cuando exceden los 1.000 ng/ml, aunque puede ocurrir incluso con valores terapéuticos9. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 02/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Soria V. Trastornos neuropsiquiátricos asociados al uso de ciclosporina en pacientes trasplantados Se han descrito cuadros psicóticos en forma de paranoia y alteraciones sensoperceptivas sin alteraciones en el nivel de conciencia ni desorientación en pacientes tratados con ciclosporina, que coinciden con valores elevados del fármaco y que se resolvieron tras el ajuste de la dosificación10. Entre los trastornos del humor y ansiedad secundarios descritos en pacientes con trasplante de hígado ortotópico (THO) y tratamiento inmunosupresor con ciclosporina se hallan síndromes maniformes, depresión, apatía y trastornos de pánico5. La ceguera cortical es una complicación extremadamente rara y reversible en la mayoría de los casos con la reducción de dosis o la suspensión del tratamiento. Sin embargo, un paciente trasplantado de páncreas y riñón desarrolló súbitamente una ceguera permanente en las 36 h tras la administración de ciclosporina intravenosa. El inicio de la ceguera coincidió con la elevación repentina de los valores séricos de ciclosporina11. Otro síndrome neurológico reversible caracterizado por inicio subagudo de disartria que evoluciona a mutismo e hipocinesia, discinesias orolinguales y convulsiones focales, sin alteraciones en el nivel de conciencia, ha sido descrito en un grupo de pacientes tratados con ciclosporina, con resolución tras suspender el tratamiento12. Todos los receptores de órganos tienen el riesgo de desarrollar convulsiones debidas a infección postrasplante, trastornos metabólicos, rechazo agudo del injerto y la hipertensión y sobrecarga de fluidos concomitante. Están descritas crisis convulsivas, tanto parciales como generalizadas, como efecto adverso potencial del tratamiento con ciclosporina, por lo que ésta debe ser considerada como posible factor contributivo o causal si un paciente presenta convulsiones en ausencia de alguna otra causa predisponente obvia1. Se han observado anormalidades en los movimientos oculares en algunos pacientes tratados con ciclosporina y ganciclovir13. Síndromes de neurotoxicidad rara y severa han sido informados en un número limitado de pacientes durante el tratamiento con ciclosporina. Cuadros reversibles de paraparesia e hipoestesia en extremidades inferiores14, síndrome neurotóxico progresivo e irreversible6, leucoencefalopatía15, así como síndromes cerebelosos generalmente reversibles con ataxia, temblor y disartria16,17, en algún caso seguidos de convulsiones y coma18. La mielinolisis central pontina (MCP) fue inicialmente descrita como una tríada sindrómica específica de cuadriparesia, parálisis bulbar y coma que era casi siempre de fatal pronóstico y era confirmada histopatológicamente en el estudio necrópsico. Las descripciones contemporáneas de un amplio rango de síntomas correlacionados con imágenes de resonancia magnética nuclear (RMN) y hallazgos necrópsicos sugieren que la MCP podría ser más habitual y de pronóstico menos catastrófico con múltiples etiologías, entre las que se incluye la ciclosporina5,19. Se ha descrito que el tratamiento con ciclosporina en pacientes con trasplante cardíaco puede causar un relativo deterioro a largo plazo en las funciones cognitivas. Un estudio con potenciales evocados cognitivos P300 y tests psicométricos estandarizados indicó que la función cognitiva está significativamente alterada en pacientes con fallo cardíaco crónico en estadios avanzados. El trasplante cardíaco fue eficaz para normalizar estas funciones alteradas; por consiguiente el declinar cognitivo a largo plazo tras el trasplante con éxito resultó sugestivo de estar en relación con la neurotoxicidad acumulativa de la ciclosporina20. Los receptores de THO experimentan la incidencia más elevada de neurotoxicidad asociada a ciclosporina debido probablemente, entre otros factores, a que requieren dosis altas del fármaco en el tratamiento inmunosupresor4, similares a las requeridas en el trasplante múltiple de órganos. Los trasplantados hepáticos con neurotoxicidad moderada-grave de inicio tardío tienen mayor riesgo de morbilidad y mortalidad en relación con los pacientes con manifestaciones menos graves21. Las complicaciones neurotóxicas más frecuente en receptores de THO son los cambios en el estado mental (desde el delirium al coma) y las convulsiones22. En el trasplante renal usualmente se requieren dosis menores de medicación inmunosupresora que en trasplantados cardíacos o hepáticos, reduciendo los efectos secundarios y la morbilidad asociada a estos tratamientos4. FACTORES IMPLICADOS EN EL DESARROLLO DE NEUROTOXICIDAD ASOCIADA AL USO DE CICLOSPORINA Los mecanismos y mediadores de la toxicidad asociada al tratamiento con ciclosporina en pacientes trasplantados no son todavía bien conocidos. Sin embargo, varios factores se han implicado en el desarrollo de neurotoxicidad en pacientes tratados con este agente inmunosupresor, incluyendo alteraciones en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica5, citocinas asociadas con infecciones ocultas5, isquemia regional cerebral5, coagulopatía5, hipertensión arterial23, hipocolesterolemia 24 , hipomagnesemia 25 , valores elevados de aluminio5, administración intravenosa del fármaco1, valores plasmáticos elevados de ciclosporina26, actividad reducida del citocromo P4509, valores elevados de metabolitos de la ciclosporina19 y la administración concomitante de otros fármacos que inhiben el metabolismo de la ciclosporina, como altas dosis de metilprednisoloPsiq Biol 2002;9(4):158-63 159 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 02/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Soria V. Trastornos neuropsiquiátricos asociados al uso de ciclosporina en pacientes trasplantados na1,5, cimetidina4, ketoconazol4 y antibioterapia con betalactámicos17, entre otros. La hipocolesterolemia puede predisponer al desarrollo de neurotoxicidad asociada con ciclosporina24. La ciclosporina es una molécula altamente lipofílica de manera que la hipocolesterolemia puede causar elevaciones en el valor de ciclosporina libre, aumentando así su difusión a través de la barrera hematoencefálica (BHE). Sin embargo, los resultados de un estudio no apoyan esta hipótesis ya que no se encontró una clara relación entre hipocolesterolemia y neurotoxicidad1. La presencia de fallo hepático avanzado puede alterar la integridad de la BHE, así como retardar el aclaramiento de la ciclosporina, incrementando el riesgo de neurotoxicidad. La hipertensión arterial y la hipomagnesemia se relacionan con la elevación del riesgo de desarrollar convulsiones durante el tratamiento con ciclosporina23,25. La administración intravenosa de ciclosporina puede contribuir al desarrollo de neurotoxicidad, posiblemente como resultado del incremento brusco de los valores plasmáticos del fármaco1. Un estudio ha demostrado que en algunos receptores de THO los valores plasmáticos estuvieron dentro del rango inferior terapéutico antes y después del inicio de los síntomas neurológicos21. La correlación entre la dosis puntual y neurotoxicidad puede no ser tan importante como la dosis acumulativa en algunos pacientes en este sentido20. La correlación exacta entre los niveles de ciclosporina y toxicidad neuropsiquiátrica no ha sido todavía establecida. Los efectos neurotóxicos de la ciclosporina podrían estar mediados por sus metabolitos, ya que valores elevados de éstos han sido hallados en el líquido cefalorraquídeo de pacientes con síntomas de neurotoxicidad27. El principal metabolito de la ciclosporina (M17) ha sido encontrado a concentraciones excesivamente altas en pacientes con disfunción neurológica cuando los valores plasmáticos de ciclosporina eran considerados terapéuticos28. Estudios prospectivos son necesarios para cuantificar el riesgo relativo de los factores asociados al desarrollo de neurotoxicidad por ciclosporina. HALLAZGOS NEURORRADIOLÓGICOS Lesiones cerebrales en pacientes con neurotoxicidad asociada con ciclosporina han sido objetivadas mediante tomografía computarizada (TC) y RMN, algunas de las cuales son reversibles con la suspensión del fármaco1. La apariencia típica radiológica es la desmielinización extrapontina, representada por áreas de señal hiperintensas en imágenes potenciadas en T2 del córtex cerebral19. Los cambios patológicos consisten en hiperintensidades 160 Psiq Biol 2002;9(4):158-63 laminares y son más evidentes en imágenes potenciadas de densidad protón1. Lesiones de mielinolisis central pontina y extrapontina se han objetivado en pacientes con THO bajo inmunosupresión con ciclosporina. La RMN reveló intensidades anormales de señal dentro de la protuberancia, en la sustancia blanca subcortical y en regiones parietooccipitales bilaterales. La extensión de las anormalidades pontinas en estos pacientes fue variable y no se correlacionó con la gravedad de los síntomas19. La RMN en T2 potenciada de un paciente con ceguera cortical asociada con ciclosporina reveló incremento de intensidad de señal en dos áreas focales de forma bilateral y simétrica en la cara medial de los lóbulos occipitales29. La lesión de la sustancia blanca occipital puede producir cambios reversibles en la agudeza visual y, si la lesión es grave, puede causar ceguera cortical irreversible30. Algunos cambios patológicos asociados con ciclosporina observados en la RMN parecen similares a aquellos atribuidos a lesiones hipóxicas o vasculitis central. El daño de la vascularización, tanto mayor como menor, puede causar hipoperfusión o isquemia, y la toxicidad local secundaria puede producir lesiones en la sustancia blanca31. Los hallazgos neurorradiológicos pueden apoyar la sospecha clínica de toxicidad por ciclosporina en pacientes que desarrollan alteración del nivel de conciencia, convulsiones, ceguera cortical, alteraciones del habla o cualquier otra manifestación de neurotoxicidad descrita32. ASPECTOS FISIOPATOGÉNICOS La ciclosporina es un endecapéptido cíclico lipofílico de origen fúngico con un peso molecular de 1.203 mol33. Se metaboliza en el hígado en un 90% y en el riñón en un 10%4. La cicloporina ejerce su acción inmunosupresora mediante la inhibición de la calcineurina y afecta selectivamente a la respuesta inmunitaria inhibiendo la proliferación de linfocitos T y la activación de las células T-helper; además promueve la función celular supresora4,33. Los mecanismos por los que la ciclosporina puede causar neurotoxicidad no se han identificado de forma concluyente y en este sentido se han propuesto varias hipótesis. Es posible que la propia inhibición de la calcineurina esté implicada en la producción de efectos adversos asociados con ciclosporina. Se han observado alteraciones neurovegetativas provocadas por la inhibición de la calcineurina con implicación de la actividad simpática durante la hipertensión mediada por ciclosporina1. La ci- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 02/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Soria V. Trastornos neuropsiquiátricos asociados al uso de ciclosporina en pacientes trasplantados closporina puede modular la actividad de receptores de aminoácidos excitatorios (ácido N-metil-D-aspártico [NMDA]) e inhibitorios (GABA) vía calcineurina, ésta se ha implicado también en la regulación de la neurotransmisión glutamatérgica tanto pre como postsináptica34. Estudios en modelos animales han implicado a la proteína de unión intracelular para la calcineurina, la ciclofilina, en el aprendizaje y la formación de procesos de memoria35. Se han propuesto otros mecanismos para la neurotoxicidad asociada a ciclosporina, como un efecto tóxico directo sobre los procesos celulares dentro de las áreas expuestas. Estudios de toxicidad in vitro han demostrado que la ciclosporina es selectivamente tóxica para células gliales en cultivo36. Después de ser cultivadas con ciclosporina las células de la glía desarrollaron inclusiones intracitoplasmáticas que fueron identificadas como lisosomas que contenían lípidos neutros, mientras que los cultivos control permanecieron inafectados. El desarrollo temporal y la gravedad de estos cambios se correlacionaron con la extensión de la exposición a ciclosporina, que puede causar neurotoxicidad induciendo la muerte de oligodendrocitos y neuronas. En cultivos mixtos, la ciclosporina indujo muerte neuronal característica de apoptosis. Los oligodendrocitos, con altas concentraciones de calcineurina, fueron los más sensibles a la apoptosis inducida por ciclosporina, mientras que los astrocitos, que contienen poca calcineurina, fueron relativamente resistentes. La elevada vulnerabilidad de los oligodendrocitos a la muerte inducida por ciclosporina puede explicar la predilección de la toxicidad de ésta sobre la sustancia blanca cerebral37. También se ha propuesto, como mecanismo de neurotoxicidad secundario, la isquemia causada por el efecto de la ciclosporina sobre la vascularización cerebral. Los conocimientos de la acción de la ciclosporina sobre la vascularización derivan principalmente del estudio de la patogenia de la toxicidad renal, que ocurre en un elevado porcentaje de pacientes. La ciclosporina altera el balance de prostaciclinas y tromboxanos de forma que predomina la vasoconstricción. Este efecto puede estar mediado por el incremento de la generación de tromboxano A2, como evidencia la capacidad de los inhibidores de la tromboxanosintetasa para reducir la disfunción renal inducida por ciclosporina38. PROFILAXIS Y TRATAMIENTO La patogenia de la neurotoxicidad asociada con ciclosporina permanece sin esclarecer, lo que plantea dificultades en la prevención y el tratamiento de los efectos adversos. Muchos casos de neurotoxicidad asociada a ciclosporina acontecen con valores elevados del fármaco, por lo que se requiere una cuidadosa monitorización de los valores plasmáticos de ciclosporina en pico y valle tras su administración, recomendándose incluso en esta línea la monitorización de las concentraciones del principal metabolito de ésta, M17, como estrategia para reducir el riesgo de neurotoxicidad23,39. El primer paso en el tratamiento de la neurotoxicidad asociada con fármacos es el ajuste de la dosificación, y es muy recomendable la supresión del tratamiento. Una alternativa es la sustitución empírica por otro inmunosupresor; en este sentido la conversión a FK-506 puede no resultar beneficiosa puesto que comparte mecanismo de acción con la ciclosporina y está asociada a un espectro similar de complicaciones neurológicas19. El uso de terapias inmunosupresoras en combinación ha permitido la utilización de ciclosporina en menores dosis de las que se habían venido usando convencionalmente, mientras siguen manteniendo una inmunosupresión adecuada26. Las estrategias de asociación que incluyen micofenolato mofetil, que no parece tener efectos neurotóxicos, pueden reducir la incidencia y gravedad de acontecimientos neurotóxicos1. En la actualidad, la RMN está considerada la mejor modalidad de neuroimagen para identificar las lesiones asociadas al tratamiento inmunosupresor, y algunos autores recomiendan que sea realizada tan pronto como se desarrollen síntomas neuropsiquiátricos inusuales tras el trasplante19. Es necesario el control de los factores considerados predisponentes o asociados con el desarrollo de complicaciones neuropsiquiátricas con el uso de ciclosporina como hipertensión arterial, alteraciones hidroelectrolíticas, etc., y medidas generales de soporte. El tratamiento de las convulsiones inducidas por ciclosporina puede ser complejo y debe ser manejado mediante la reducción del tratamiento y terapia anticomicial8,27. Tanto la fenitoína como el fenobarbital incrementan el metabolismo de la ciclosporina y descienden sus valores plasmáticos. En el tratamiento de los trastornos psiquiátricos secundarios hay que considerar el particular contexto somático del paciente trasplantado y las posibles interacciones farmacológicas. El delirium es altamente frecuente en los pacientes trasplantados mientras están hospitalizados, y son esenciales el diagnóstico y el tratamiento tempranos de las causas orgánicas potenciales, entre las que se encuentran la hipoxia, alteraciones metabólicas, insuficiencia hepática, fallo renal, hiperglucemia, accidentes cerebrovasculares, infecciones, rechazo del injerto, síndrome hepatorrenal y toxicidad farmacológica. El tratamiento farmacológico empírico con bajas dosis de neurolépticos, preferiblemente butirofenonas como el haloperidol, suele ser eficaz. El lorazepam puede ser utilizado como tratamiento coadyuvante, en particular si las alteracioPsiq Biol 2002;9(4):158-63 161 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 02/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Soria V. Trastornos neuropsiquiátricos asociados al uso de ciclosporina en pacientes trasplantados nes del sueño no mejoran únicamente con el tratamiento neuroléptico y en trastornos de ansiedad4. El litio, los neurolépticos o el clonazepam pueden usarse para tratar la manía orgánica. El litio puede utilizarse en el período de estabilidad postrasplante con la consideración adicional de las interacciones potenciales con ciclosporina. La ciclosporina tiende a incrementar los valores séricos de litio aumentando la reabsorción en el túbulo proximal. De hecho, la alteración de la fracción de excreción del litio ha sido apuntada como un marcador sensible de toxicidad por ciclosporina40. Cuando los antidepresivos aparezcan indicados, los riesgos y los beneficios de su instauración deben ser cuidadosamente sopesados y la dosis ajustada de forma conveniente. La fluoxetina y otros psicofármacos actúan como potentes sustratos alternos de las enzimas hepáticas citocromo P450, inhibiendo competitivamente el metabolismo de otros fármacos, de forma que incrementan los valores séricos de éstos cuando se administran de forma conjunta, como en el caso de la ciclosporina4. La terapia electroconvulsiva se ha aplicado sin modificaciones de forma segura en pacientes trasplantados4. CONCLUSIONES Valorar la causalidad de la neurotoxicidad asociada con inmunosupresores puede ser particularmente difícil en el campo de los trasplantes de órganos, puesto que las complicaciones neuropsiquiátricas pueden estar también en relación con el estado pretrasplante del receptor, el tipo de trasplante de órgano realizado, las complicaciones posquirúrgicas y la utilización de terapias combinadas de diversos fármacos. Es necesario el conocimiento de los signos, síntomas, diagnóstico diferencial, hallazgos de neuroimagen y tratamiento de la neurotoxicidad asociada al tratamiento inmunosupresor en el tratamiento de pacientes trasplantados, de manera que la toxicidad por ciclosporina sea considerada ante la aparición de complicaciones neuropsiquiátricas en pacientes que reciben tratamiento inmunosupresor basado en este fármaco. El ajuste o la retirada del inmunosupresor al inicio de la aparición de la sintomatología neuropsiquiátrica puede contribuir a disminuir la incidencia y gravedad de complicaciones, mejorando así la calidad de vida de estos pacientes. BIBLIOGRAFÍA 1. Bechstein WO. Neurotoxicity of calcineurin inhibitors: impact and clinical management. Transpl Int 2000;13:313-26. 2. Lee YJ, Lee SG, Kwon TW, Park AM, Kim SC, Min PC. Neurological complications after liver transplantation including central pontine myelinolysis. Transplant Proc 1996;28:1674-5. 162 Psiq Biol 2002;9(4):158-63 3. Strouse TB. Neuropsychiatric outcomes in liver transplantation. En: Busuttil RW, Klintmal M, editors. Transplantation of the liver. Philadelphia: WB Saunders, 1996; p. 659-64. 4. Trzepacz PT, Levenson JL, Trigali RA. Psycopharmacology and neuropsychiatric syndromes in organ transplantation. Gen Hosp Psychiatry 1991;13:233-45. 5. Strouse TB, El-Saden SM, Glaser N, Bonds C, Ayars N, Busuttil RW. 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