CORREO DEL S Á B A D O DE 17 DE POLINIERE. Dice un Autor moderno que la fi**»" es un ediílclo inmenso , cuya consti'ucclon excede á las fuerzas de un hombre solo. Unos ponen una piedra solamente , ai paso que otros fabrican ua piso entero. Después de tantos sistemas y conjeturas como se hablan hecho, congenia que se aplicasen solamente á las observaciones y experiencias, ya para conocer el valor de los sistemas, ya pa'* destruirlos ó ya para estorbar que tobasen demasiado séquito en las escuelas. El espíritu de la observación es sin duda ci mas raro * como que no basta el tener ojos para ver, sino que es pieclso también el saber ver. No menor •rte necesita una experiencia , como que esta depende de un punto difícil de co8"'. Es preciso confesar que Rohau/t •ooy/e y Hartsoeker no carecían de estas facultades; pero no las poseían con tanta perfección como el presente filósofo. PeJro PoUiñere nació en 8. de Septiembre de 1671. en Coulonce en la Normandía baxa. Quedó huérfano de padre á los 5. años, y su madre to^ó el mas solícito cuidado en su educación. Viendo su talento dos tios suyos, íe hicieron ir á París , luego que hu"^o acabado las humanidades en Cací y le pusieron en el Colegio de Harecurt, pava que estudiase hlosolia. Se aplicó después á la teología ; pero su afición principal se declaró por las MatemátlcHS, que estudió con Mr» ^^ ^«* MADRID FEBRERO DE 175». rlgnon. Fueron tales sus adelantamien» tos en estas, que compuso uños EUmíHtos de Matemáticas i los 3a, afioa de su edad. Mr. ChamlUard Ministro de Estada aue le habla iíido la educación de su iil)0, fu» el Mecéms de esta obra. A su cabeza puso un discurso sobre l« ucilldad de IJS Matemáticas , haciendo ver qi-ian útiles son para disipar las tinieblas del error y para el bien de U Sociedad. Esta obra fue aplaudida de todos los luteligentcs. No obstante Püliniere dirigía su estudio sobre esta ciencia al conocimiento de la física. Estaba persuadido á que no es posible hacer progresos en ella, sin saberlas á fondo. Así luego que las hubo estudlido y enseñado > entro co» confianza en la carrera de la física. Fueron sUs progresos proporcionados á su talento y aplicación. Mr. de Fontenclle y otros le rogaban que abriese los ojos á los Franceses en esta parte encaprichados por la física de la escuela. Procuró hacerla ridicula, coma lo logró y abrió al mismo tiempo eu el Colegio de Harcourt un curso de física experimental. Este fue un nuevo espectáculo para los habitantes de París: todos acudían de tropel á oírle , pasmados de ver su destreza , y conocían la notable diferencia que habla de esta .í la de la escuela, lo que fue un golpe mortal para la física Aristotélica. A todos era admirable su método y facilidad en hacer experiencias: iodos querían oírle, por lo que tuvo que ba< c¿r en cada Colegio un curso de ex- y miembro de una sociedad , qu* ei< periencias. taba baxo la protección del Conde d« Esto le instruyó mucho mas. Ima- Cl:rmont. Era de un genio admirable, ginó nuevos instrumentos para hacerlas. frugal, laborioso, infatigable y siemDio á conocer muchos instrumentos que pre igual en ^u trat'. Am^ba el reno se conocían en Francia y los per- tiro, y trataba solo con los hombres feccionó. Hiao virios descubrimientos, curiosos y atentos. Cidí año iba á que fueron publicados en los Diailos de París á regentar sus clases ^ y las vaFrancia y Holanda. Simplificó los mi- caciones se retiraba á Vive. No se croscopios , descubrió dlfeientts anima- limitaba en sus obras á ilustrar et tales en el suco de las plantas, y trabajó lento , sino que procuraba también con igual suceso sobre los fósforos. En formar el corazón para la Religión. fin el modo de hacer un barómetro lu- En su advertencia á su libro dice,, minoso le hlz» no poco honor. que la física es un preservativo conTodos estos descubrimientos y su buen tra la falsa cirncia , la credulidad y modo de enseñar le granjeaban la aten- la superstición. Hablando de hs fuerción universal, y toios deseaban que zas moventes , dice que se conoce «n |)ub¡ic3se sus 'E^xptrluicias jisicas •, libro ellas un ligero vestigio de la omnique fue tan bien recibido, que en un potencia de Dios que se nos preseninstante se concluyóla eJlcion. En 1718. ta en estas diferentes mJquinás, y en hizo otra segunda muy considerablemen- las del ayre , después de haber dado á conocer su pesadez y su resorte, le te aumentada. Su reputación iba creciendo mas y considera como obra de la sabiduVías cada dia. Bl Duque de Orteans , Re- ría del Toio-Poderoso que emplea con gente á la sazón del Reyno , le hizo ha- tanto arte estos agentes considerables cer un curso de experiencias en su ca- y formidables mas bien para nuestra sa, de lo que quedó S. A. R. muy sa- conservación , que para nuestra destisfecho. El Cardenal de Fl¿añ le hizo trucción. En fin este filósofo debe ocuir también á palacio para que las repi- par un distinguido lugar entre los restiese delante det Rey, el qual quedó (auradores de la buena fibica. muy gustoso, especialmente de la que intltuliba d-'.l hongo Jitosójtco^ CaJa dia iba haciendo nuevos adeSe nos ha remitido este papel que lantamientos , por cuya causa la ter- no dudamos logrará la aprobación del cera edición que sallo en 1728. estu- Público , como otros varios que tievo mucho mas añadida. Todos los es- ne publicados su Autor en este periódico. trangevos las aplaudieron, y fueron traducidas en diferentes lenguas. Alentada con esto pensaba dar una quarta ediSetrata dt Jsaitt Rei/na de Ingtación de elUs mucho mas aumen- térra^ tada que tas anteriores, qu.mdo le asaltó la muerte en 9. de Febrero de Isabel, á quien la admiración uni>734. en su casa de campo de Pi. versal ha colocado superior á U críHieras, cerca de í^ire á lo» 63. años tica , y yo diría casi al elogio, sude su edad. Después de su muerte se bí ndo al trono de Inglaterra tomapublico la nueva cdicioa que estaba ba las ríeiidas de un Imperio inquiedisponiendo. t o , cuya ruina habían meditado mil PoUn'urt er« Doctor en Medicimí enemigos > todos temibles y todos po« W5i derosos. Un Felipe II. cuya política que no es coman ver vi^t) él 4ctoiec sagaz y profunda saiii.i suscitar partidel carjcter de Isabel. Aun se adóos en todos los estados: un Duque mira hoy como una Princesa joven de Alva, el apoyo de su Señor por sin experiencia , sin amigos , sin consus victorias y temido en la sOciei^id sejo , sin I derecho decidido al tropor su entereza : un Duque de Puma no pudo reynar con mas dignidad, q^e unia á los artificios it.tlijnos la autoridad y tranquilidad que ninguVentaja de la flema Española : una Cano de los Monaicas de su tiempo. talina de McJicis, que prefciia acáMientras que toda la Europa estaDir con un delito, lo que hubiera poba entregada á las divisiones domesdido terminar del mismo mudo con ticas ,' a las facciones , á las güeñas Una virtud: un Duque de Guisa que extrangeras, á ios vexienos, á la mila facilidad de ser ftliz le hacia emseria , á los asesinatos , á todos los prenderlo todo : un Sixto Quinto cuya horrores que har.in el siglo XVI. odiopolítica aspiraba á sujetar á sus leyes so y celebre , la Inglaterra veía exlas Coronas : una Maria Estuardo cutenderse su comercio , afirmarse tus yas desgracias han sido tan grandes leyes y perfeccionarse su " policía. La que no es fácil decidir si han obscurehistoria debe recoger atentamente los cido ó aumentado el esplendor de principios sublimes de una adminiscracioa sus bellas calidades: además de todos tan perfecta. estos Isabel veía al «dedor de su troIsabel , sin que el Parlamento tuno escollos mas peligrosos que las temviese en esto otra parte que la de hapestades , que la amenazaban de lejos. cer executar sus ordenes , logró dar es''OS católicos que sospechaban su creente grande espectácü o á la tierra , con cia , aunque hacia todavía profesión una moderación juiciosa que le hizo de su Religión , parecían dispuestos á despreciar sabiamente la brillante lo. disputarla una corona , que según sus cura de las conquistas: con un nobl¿ principios no le pertenecía , pues la zelo del poder supremo i que supo igua unión de Henrique con Ana Bolcna no mente mantener con la insinuación « a sino un concubinage. Los novadocon la fuerza: con principios fixos ^ res que la persecución habia unido Invariables de gobierno, de que nad^ con demasiada estrechez, estaban repudo distraerla: con una atención es* sueltos á dominar ó á sepultarse bacrusulosa en reprimir los abusos re" xo las ruinas de! trono. Los Irlancientes ó en estrechailos en los limi" deses, esclavos de la Corte de Roma tes precisos que exigía la política* y partidarios de la de Madrid, aucon una destreza singular en propor" xiliaban ciegamente los proyectos de esclonar las ocasiones que jamas per-* tas dos Coronas. Todos los grandes dio: con el talento equivoco digna formaban pretensiones ó para goberde alabanza ó de vicupciio de fo"•r á la Reyna , ó para casarse con mentar ,y de eternizar discordias en•11* ó para destruirla. El Parlamen» tre sus enemigos: con la elección siem• *° teoia grande ambición de autoripre noble , siempre sabia , siempre útil dad , como que habia mucho tiempo que de sus Ministros, de sus Generales y c»recia de ella. de sus favoritos. Con estos grandes La Reyna vio todos estos escollos, talentos Isabel tuvo la apariencia de y jos evitó con aquellos rasgos de po- Us virtudes solidas y brillantes , qué lítica que forman un espectáculo ex- son el adorno y el apoyo del trono. traño en la escena del mundo, por- Aunque soberanamente ambiclusa apa» %t\ou pot f« Sélí- es en !o que consiste el rocfo que si gíon AngUcana aunque Indlferen'e á todo culto: apasionada por la felicidad de sus vasallos, aunque solamente Idólatra de su propia gloria: lle> na de franqueza y providad aunque poco escrupulosa en su manejo unió las pequeñas vanidades de muger con los grandes sentimientos de los héroes , las ridiculeces de un sexo con las fatigas del otro, muchos defectos de un particular con todas las calidades de un Soberano perfecto. Para que Isabel sea juzgada como debe ser, so-> lo deberán juzgarla los Ministros y los Reyes. D . J. G. eleva. El segumío no es otra cosa que el anteijor mismo que cae por la noche so» bre la tierra , porque ios vapores y exhalaciones que se elevan en el ayre después de haber sido calentadas durante el dia , se enfrian y condensan luego que el sol se pone, y adquieren de este modo una gravedad suficiente para el descenso. Esto es lo que se llama sereno. El tercero no es formado por un licor qué cae del ayre sobre las plantas y yerbas en tanta cantidad , que no se poJria atravesar un prado sin moj.irse mucho los pies , ni es tampoco un agua que cae del ciclo, es el sw dcr áti las plantas , y por consiguiente un humor que las es propio , y que sale de sus vasos excretorios. Esta es la razón porque las gotas de este ro« CÍO se diferencian entre sí en magnitud y cantidad, y ocupan diferentes lugares según la estructura, el diámetro, cantidad y situación de estos mismos vasos excretorios. Unas veces se les ve juntos cerca del bástago en que comienza la hoja , como en las venzas y adormideras: otras sobre el contorno de las hojas y sobre todas las eminencias como en los berros: otras en la parte superior de la hoja como en la yerba de prado , de modo que no hay dos plantas de diferente especie, en que esté el roció colocado del mismo modo. Lo que hace salir fuera de las plantas este humor es el calor del sal ; opinión tan probada por muchas operaciones y experiencias que es su> mámente adoptada. En fin el rocío de ciertas plantas es á veces meloso, lo que hace decir á los labradores que llueve miel. Muchas veces es oleagno*so; es decir que salen de las plantas miel y aceyte que se han hecho volátiles por ei g<'an calor dd sol. rentó ittintttétt Del recia según JHuschemiroek. Entre las varias indagaciones que Gobre U física general hacia este sabio ülósofo, se fixó con todo cuidado en el rocío. Entre todos los meteoros aqüosos no halló otro que fuese menos conocido. Todos saben que se da este nombre á ciertos vapores que caen en forma de gotas sobre la tierra, las plantas y árboles , y que quedan suspendidos en ellos ; pero ésta es una noción muy imperfecta. Según este filósofo hay tres especies de rocíos: i. el que se eleva desde la tierra en el ayre: a. el que vuelve á caer del ayre » la tierra; y el 3. el que se advierte en forma de gotas sobre las hojas de los árboles y de las plantas. El primer rocío es producido por el calor del sol que calentando la tierra desde el mes de Abiil hasta el de Octubre, dilata, volatiliza y hace elevar al ayre el agua, los espíritus, sales y accytcs, y en una palabra todoi> ios cuerpos que la tierra et.cierra en su &eno. Quando estas partes entran en el ayre, que es mas frió que la tierra de donde salen , se €9n^«ns4o y hacen visibles. En esto B. El siguiente caso y otr^i fianza tt atrevió I todas > sm respetar va:iüs , qne quedan ya publicados, muestran claramente que han acaecido muchas veces grandes cosas por pe« quenas causas. su calidad ni su virtud. Como un Héroe de historia fabulosa pasó á buscar sus aventuras á los países extrangeros , y sin duda con este designio obligó á Carlos I . entonces Principe de Galles , á pasar con el á España para pedir á la in« fama. Este Duque ocupado mas ea su inclinación que en los intereses de su Amo , se atrevió a la Duquesa de Olivares , muger del primer M i nistro de España , y por esta indiscreción se rompió el tratado de ma,Irimonio del Principe , que inmediatamente puso la mira en la Francia, y mandó pedir á Henriqueta , hermana de Luis XIII. La amistad del Prinpe de Galles por Buckingham era un velo que ocultaba los defectos de este favorito á sus ojos , y así luego que ocupó el Trono , le dio toda su confianza , y le envió á Francia á con« ciulr los tratados de su matrimonio con Henriqueta. £1 ^ u q o e estuvo entonces para romper también este matrimonio por la mas atrevida Indiscreción. Persuadido á que la Beyn* Doña Ana de Austria le tenia alguna inclinaciun , se atrevió á declarara la su amor. La Reyna que á una virtud sólida juntaba una grandeza de alma , digna de su nacimiento , no se dio por ofendida de la temeridad del Duque de Buckingham. Este Ministro Inglés se vio al fia obligado á conducir á Henriqueta á Inglaterra , y dexar la Corte de Francia , donde adquirió la reputación de un Cortesano agradable pero de ua mal negociante. Llevó á Londres su inclinación por la Reyna Ana , de la que se juzgaba amado , por haberse atrevido á decirla su pasión. Para volver á su vista intentó segundo vlage á Francia , baxo del pretexto de querer hacer un tratado contra la £s« paña. No solo no le quiso oír la Rey. V. Lot Amores "Romanéeseos del Duqu* it Bttckingfiam causan una guerfa dt Reiígian •, y la tama de la RocheUa. Al principio del siglo decimoséptimo se vieron tres Ministros ser el destino de la Europa. Kl Cardenal de Sichelieu en Francia , el Conde Duque de Olivares en £<ipaña y el Duque de Buckingham en Inglaterra. Todos tres tenían por enemigos los Grandes y el Pueblo : y todos tres eran igualmente diferentes en su carácter y en sus pasiunes. El Cardenal de Richelleu era vivo, altivo y sanguinario ; pero de una actividad increíble. Supo repararse de las con)uraciones que se tramaban contra el , conservarse en el Ministerio, y ganar la superioridad á los otros dos Ministros. El Conde-Duque de Olivares era reservado , afable ^ circunspecto hasta en su flema ; psro no previo las desgracias que después le oprimieron. Bl Duque de Buckingham , que era uno de los de su tiempo , se supo manejar mas como favorito , qut como Ministro , y no eran las intrigas el modo con que gobernaba á Carlos I. , sino la superioridad que tenia sobre el. Sabia adquirirse el amor de aquellos con quien quería tener sociedad , y ser insoportable con los que no tenían talento de diverrirle ; con los primeros se mostraba afable , condescendiente y generoso ; pero con los segundos fiero é imperioso. Se creía capaz de emprenderlo todo , porque no tenia expeiiencia de nada» La gracia de su personal , su generosidad y su magnificencia le hacían ser del agrado de las mugeres , de las que sedujo muchas , creyendo que algunas no le podrían resistir « y e » esta con* na Ana , sino que le negó el peimi- de Inglaterra con una Armada forso para hacer sus ^ropoiicionei. El Duque de Buckingham sentido midable , le asesinase un Iriinde's , y de esta negación se liga sectetamen- que la armada lUgase , quando por mcnte con los Hugonotes , y los su- estar ya concluido el dique , no pudo bleva con la esperanza de podei osos so- pasar. En fin la Rochella se vio precónos de la Inglaterra. El objeto era cisada á rendirse , por mis esfuerla Rochella , y adonde habían de ir los zos que hicieron los Ing!cs:;s para deHugonotes. Lo» Rochelleses sabidores fendeili , con que la gloiia de U de ello I se ponen todos sobre las casa de Richelieu fue el deshonor de •armas > y «1 Duque de Buckingham la Inglaterra. desembarca en la Isla de Rhé con sieMerece atención por lo particular temil hombres. El partüo de los Hugonotes se hizo formidable , la turba- y extraño de su asunto la siguiente. ción se derramó por toda la Francia, y U Rochella estuvo para separarse de ANÉCDOTA. ella. El Cardenal de Richelieu , que en nada se conocía mas su magnániEn la Ciudad de México había un mo esüíritu , que en las urgentes des. hombre sin sombra , y se cuenta la eracias' , por una prestncu de animo causa de esta particulaiidad del modo • dmirable , por aquella vigilancia de siguiente : muchos mozos se ¡untaron y «n Héroe y por todo al mismo tiem- proyectaron correr un gallo , el que po , estorbó los males que amenaza- terminaron en una casa pública , adon» ban al Estado. Construyo Navios, en- de convinieran entre sí , que el d'.a» vió tropa comandada por hábiles Gcr blo se llevase al último , que salicr nerales contra la Rochelh , y en su se de dicha casa. Sortearon sobre quien «guimiento un grueso tren de A „ i había de ser este, y la suerte tocó al lleria ; con prontitud se aprovecho del que desde entonces fue siempre un enaborrecimiento que el Co.uie-Duque de te luminoso. El diablo había sin duOlivares tenia a los IngUses obte- da oído su convenio , y se presentó á niendo de él navios y gente, bl Du- la puerta , para realizarlo ; pero mi que de Buckingham fue deshectio en la hombre con una gran paciencia y seIsla de Rhe , y precisado á retirarse renidad le dlxo : poco á poco caballeá Inglaterra sin exercito y sin hon- ro satanás , yo no soy el último que ra El Cardenal pasa como General salgo , que es mi sombra. El diablo á mandar el sitio de U Rochella, chasqueado con esta agudeza se lley su valor y su genio le facilitan lo vo la sombra , y dexó el cuerpo. G: que le negaba la experiencia y , se somete U tropa á su disciplina. Siendo tiEDONDILLAS. necesario cerrar la puerta a los socorros Ingleses , y hacerse dueño de la Allá COR.amor riñó mar , el Cardenal tenia á Quinto-Curla lucuru cierto día, cio en la mano , y leyendo la despoique Á aquel Venus hactt ctipcion del dique de Alexandro derail caricias y á ella no. lante de Tiro , mandó executar otro Ya mas enojada luego delante de la Rochella , de cerca de su rasca moños cogió, 4700. pies de largo. La fortuna que y en los ojos le pi.co estaba de parte de esta empresa , disde lo que Amor quedó ciegg,, puso que al Duque de Buckingham , esSupo Jove el caso todo, laudo dispaesto á íalic de los gu?rto$ y viendo t^l crueldad» 27^' I Y el esclavo deluiqüente goza alguna preeminencia para igualar la sentencia sin ser de a^uc/ diferente? Luego es de notar la penet que sufren en su reato, ponienda al blanco y mulata unidos á una cadena. Pues si el uno se resiente de lo que el otro se eleva, resultará de esta prueba el que ninguno escarmiente. £1 Aplicado. P. S O N B T O. Visto hé rtjugeresmil pundonorosas. Mil de sjbi.is V críticas preciadas, Mil que son un abismo de monadas. Mil locas 1 mil alegres , mil juiciosasi Mil he visto asimismo caprichosas, Mil m.i'iss , mil horribles rematadas, Mil lindas y de gracias adornadas. Mil estiradas y otris cariñosas. He visto mil mugeres altaneras. Mil desenvueltas , mil con mucho agrado. Mil de una estimación alta y cumplida: Visto he mugeres pues de mil maneras, Mas con todo hasta ahora no he en» contrado Una muger tan sola que no pida. P. Lo que infuye ctn ti extmplo ti hillo sexo tn las costumbres. Desengaño para pocos tu defensa dt muchos. J U G U E T E » Raro empeño impertinente creer las gentes de Corte qae fuera de el/a no hay porte ni cultura entre otra gente. Pero el tiempo les tiesmientt con \oi hombres de importanciúí quando en ella toia infancia tiene aun el que mas se avispa^ mucho brillo , mucha chispa y poquísima substancia, JE/ castigo proporcionado á lot delitos y 4 las circunstancias de las personas. Fábula ó juguete. Un Mono muy baylador se le escapó al Maese Juan sin parar hasta Tetuan, porque era gran andador. Allí y sin perder instantes, quiso ostentar sus primores^ con que cazó en sus amores las Monas mas rozagantes. Los mónitas cavilosos viendo esta superchería, le empeñaron á porfía en imitarle envidiosos. Y tanto en la nueva idea trabajaron de repente, que ya no es Mono átccnte quien no bayla 3 la europea. No es de extrañar ^ pues que vcmot que al molde de un emtrangero se muda ya un re^^noentero que apenas lo conocemos. Poique entre cultas personas cunde toda monería, quando es gusto y fantasía de las etonitas mas monas. El derecho en la fuerza, Observación Política» F Á B U L A . El hombre Ubre culpado suspende su libertad. • hasta l^urgar la malclacl con que se mira ligado. át\ nífio tuvo p*ieji.t, y les dixo 3e es'c moJb. Justo castillo tendrá quien le dio ral picadura, si Á Amor cegó la locura, su lazarillo será. ^ , Un ratontUlo ligero ^73(i se le escapó I un gato iiasluij Y ya cobrado del susto le habló desde su agujero: I por qué nos ptrsiguit ñeroí jqué te hicimos los ratones'! Y respondió á eitas razones el ¿ato con gran cachaza: por armarte á ti una traza* pues que nací eahaliero. A quien no satisfaga la respuesta, busqi^ele al Poderoso %i en sus excesos le halla mas jut tsta. •Sobre la fama ' AVISO, Fues viendo es peligrosa por envuVia ó vanidad la fama de habilidad, y es en-muriendo infructuosa, la pítima mas animosa debe abatirse en su vuela, , si no le aitima el anhela de otro interés : que es.«n sutn» -'i> el que se eUve la •pluma .• >. í buscar \^ faiAá ^l^Ciffy; Al mishto asunto. C H A N Z A . j Quieres tu nombre. Don Jaatt, siga de edad en edad por honor y utilidad del que dan y el que dirá/ti ' Pues, amigo , con afán, con níane'jo y con dineros busca los cargos primeros; porque'viviendo empleado^ tu nombre habrá perpetuado la gUia de forasteros. El Aplicado. 1.a presente oda es una composición de las mas bellas que se hallarán en este Periódico. Se ve en ella U tu%vi<ÍA<l t <i4C ¡üntA con vaciaos hermosas y íustai imágenes v* entreteniendo al lector, hasta ver contraído con gala y belleza el pensamiento, que aunque bastante común se ve hecho nuevo por las galas de la fantasía. Se quisiera que no le faltase la arma. O D J4. Qual rayo que impelido Por la potente mano De Jove soberano La vista ofusca., el pecho cstreme'cido Dexa , eriza el cabello y compiU mido El animo osbcurece , y en un punto Abrasa y pasma y yela todo jumo; O qual de la Febea Luz que por la alma cierra En momentánea guerra . Opuesta el esplendor mancha y afea De la hermosa, nocturna y casta Dea, Negándola sus rayos soberanos, ' Y horror y susto causa á los humanos; O qúal del bronce duro Al Ímpetu violento Que el voraz elementa Dá á la materia vil , que mal seguro A todo mortal hace , y con obscuro Pjvorc.Val.ma cubre, y al oido Quebranta con el hórrido sonido; Y del modo que fwro El aquilón terrible Que azota el mar horrible. Inquieta al animoso marinero, Y al pecho duro mas que duroacer» iEstrcmece y aterra y le conmueve, Quando horror , muerte y agua á un tiempo bebe; Tal mi pecho cuitado, Señora , que algún dia En placeres vivii ¡Placeres cieito falsos J anegado Hoy por vuestro desprecio mal hadado Yace entre el lloro, que incesante riego, Slurbado , absorto , triste , helado y ciego.