Hacia fines del siglo XIX, las colonias de inmigrantes comenzaron a

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Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones.
(S-0977/09)
PROYECTO DE LEY
El Senado y Cámara de Diputados…
ARTÍCULO 1°.- Declárase Lugar Histórico Nacional, al Cementerio
Israelita de la ciudad de Colonia Dora, Departamento Avellaneda,
Provincia de Santiago del Estero.
ARTÍCULO 2°.- La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y
Lugares Históricos, de conformidad a lo previsto en la Ley N° 12.665,
deberá instrumentar las medidas necesarias para dar cumplimiento a
lo dispuesto en el artículo 1° de la presente Ley.
ARTÍCULO 3°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Emilio A. Rached.FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
Hacia fines del siglo XIX, las colonias de inmigrantes comenzaron a
poblar intensamente nuestros desérticos territorios, trayendo consigo
sus culturas así como el esfuerzo personal y material que posibilitó el
engrandecimiento de este país.
En ese marco, la inmigración de colonos judíos ha tenido un rol
trascendental, fundamentalmente a través de la Jewish Colonization
Association (J.C.A.), organización filantrópica dedicada a facilitar la
emigración masiva de los judíos de Europa oriental, en especial de los
perseguidos por el régimen zarista ruso.
Fundada en el año 1891 por iniciativa del Barón Maurice de Hirsch, la
J.C.A. llevó a cabo su ambiciosa misión mediante el establecimiento
de colonias agrícolas en distintas partes del mundo, proveyendo a
esos fines los terrenos, la infraestructura y toda la asistencia necesaria
para garantizar el sustento de los inmigrantes.
Por las excelentes condiciones que estas tierras ofrecían a los colonos
que huían del oprobio, Argentina fue uno de los destinos elegidos por
Hirsch para implementar su monumental empresa. Es así que, en
1892, un decreto del Poder Ejecutivo Nacional concede a la J.C.A. su
personería jurídica, reconociéndose en febrero de 1900 su carácter de
Asociación Civil.
A pesar de no haberse cumplido las previsiones originales del Barón,
que proyectaba instalar aquí centenares de miles de judíos, lo cierto
es que su organización consiguió fundar numerosos asentamientos
agrícolas en distintas regiones del país.
En Santiago del Estero, el lugar escogido por la J.C.A. fue Colonia
Dora, localidad ubicada al sureste de la provincia, en el Departamento
Avellaneda, a 150 km. de la capital provincial. Como tantos pueblos
surgidos ante el avance de las vías férreas, la fecha de su fundación
coincide con la inauguración, en el año 1900, de la estación ferroviaria
que lleva su mismo nombre.
En ese entonces el propietario de las tierras era Don Antonio López
Agrelo, quien arrendaba y vendía terrenos a inmigrantes de diversos
orígenes. En el año 1910, la J.C.A. compra a López Agrelo las tierras
para instalar 80 familias judías provenientes de Rusia, Polonia y, en
menor medida, de Alemania, las que rápidamente se integraron entre
los criollos e inmigrantes que ya residían en la zona. Entre los recién
llegados había un rabino, un maestro de idish, un herrero, un
carpintero, un panadero, un sastre y varios artesanos.
A pesar del significativo desarrollo alcanzado por el pueblo en esos
primeros años, la crisis económica desatada en 1930, el problema de
la langosta que arrasaba impiadosamente las plantaciones, y los ciclos
de sequías y crecidas del Río Salado, empobrecieron de tal manera a
los agricultores que el éxodo se tornó inevitable. En consecuencia,
muchos de los judíos dorenses partieron hacia la ciudad de Santiago
del Estero y otros migraron hacia provincias vecinas, quedando sólo
veinte de las ochenta familias originales a menos de tres décadas de
su arribo a la Colonia.
Hoy en día son muy pocas las evidencias de ese pasado dorense. En
el emplazamiento de la primera sinagoga, inaugurada hacia el año
1911 en un solar de 1.500 metros cuadrados, funciona actualmente el
club Sportivo Colonia Dora, mientras que el segundo Templo, ubicado
en el centro la ciudad, es hoy una plaza.
El testimonio más importante de la colonización judía de la zona es el
Cementerio Israelita, el primero de la provincia, inaugurado en el año
1910. Si bien no existe certeza acerca de cual fue el primer entierro,
una de las tumbas más antiguas corresponde a Samuel Berco, el
único rabino que tuvo Colonia Dora, fallecido a los 70 años el 2 de
mayo de 1933. Desde su llegada en 1910 hasta su muerte, fue el
encargado de los oficios religiosos, los casamientos, las circuncisiones
e incluso de las inscripciones en hebreo que aún pueden leerse en
algunas lápidas de mármol. La última sepultura realizada en esta
necrópolis fue la de Moisés Saslaver, que falleció el 10 de enero de
1990.
Cabe destacar que, durante varias décadas, el de Colonia Dora fue el
único cementerio judío existente en la provincia de Santiago del
Estero, obligando a la colectividad asentada en la capital santiagueña
y en otras zonas del territorio provincial, a trasladar hasta allí los restos
de sus seres queridos.
En el presente, el estado ruinoso de esta histórica necrópolis, reflejo y
testimonio de una de las corrientes inmigratorias que forjaron la
grandeza de nuestra Nación, torna imperioso adoptar urgentes
medidas de recuperación y conservación.
Por los fundamentos expuestos, y a fin de salvaguardar y revalorizar el
último jalón de la comunidad judía de esa región, solicito a mis pares
la aprobación del presente proyecto de Ley.
Emilio A. Rached.-
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