La etapa más neoliberal del FMI sigue pasando factura 24-mar-2011 Juan Antonio Cantos Bautista Rodrigo Rato, ex director gerente del FMI - e-pesimo.blogspot.com / Un informe independiente achaca a la falta de previsión y excesiva confianza del FMI durante la etapa Rato la responsabilidad de la crisis actual. Durante el período de dirección de Rodrigo Rato, actual presidente de Caja Madrid, en el Fondo Monetario Internacional (FMI) no se alertó de forma clara sobre los riesgos a que se enfrentaba la economía mundial entre el 2004 y el 2007, según un informe de la OEI (Oficina de Evaluación Independiente). Rato y el FMI más neoliberal Movidos por un irrefrenable e ingenuo optimismo, la opinión general entre los principales dirigentes del FMI durante la gerencia de Rato era de que una crisis financiera “era improbable”. Un optimismo generalizado pero peligroso en este tipo de organizaciones, que precisamente deberían estar siempre alerta ante las más mínimas señales de peligro en cualquier situación económica, tanto global como de naciones concretas. Un optimismo que impidió, en su debido momento, detectar los riesgos potenciales e identificar sus orígenes y causas, para tomar medidas adecuadas. La docilidad de Rodrigo Rato durante su dirigencia en el FMI hacia las políticas dictaminadas por la administración estadounidense de George W. Bush, implicaron un desmedido reforzamiento de las políticas neoliberales, que causaron grandes daños en los países subdesarrollados, en primer lugar, y poco después se extendería a los desarrollados, con la crisis mundial. Es de sobra conocido que los directores del FMI prestan especial atención a las directrices marcadas por Washington, pero esto llegó a alcanzar cotas inusitadas de cumplimiento casi servil bajo el liderazgo de Rato, y ello -irónicamente- pese a haberse ganado cierta fama, entonces, de estar más atento a España que a las finanzas internacionales. Varios reputados economistas, como Mark Weisbrot, del Center for Economic and Policy Research de Washington, consideran que la "etapa Rato" fue la de más marcada orientación neoliberal del FMI desde su creación. El informe de la OEI Según Moises Schwartz, director de la OEI y principal autor del citado informe, el FMI ha adoptado unas cuantas medidas, útiles pero aún muy insuficientes, pues “hacen falta más”. Ahora todo son excusas, que de nada valen. Si algo sirve, son las medidas y no el optimismo incontrolado. La OEI –organismo fundado en 2001 para realizar análisis detallados y evaluaciones objetivas de la economía global y de las políticas del FMI, con plena autonomía respecto a la dirección del Fondoseñaló en un informe sobre el comportamiento de la institución durante aquella etapa 2004-2007 (justo los previos al estallido de la crisis), que el mensaje abanderado del FMI estuvo caracterizado por su “excesiva confianza en la solidez y la resistencia de las grandes instituciones financieras”. El FMI no supo entender, qué duda cabe, la verdadera importancia de los riesgos potenciales relacionados con el llamado boom inmobiliario y las innovaciones financieras, ni comprendió la necesidad prioritaria de una mayor regulación para enfrentarse a esos riesgos. Desde luego, el célebre dicho “más vale prevenir que curar” parece no estar presente en el refranero de la conocida entidad supranacional. La capacidad del FMI para identificar los riesgos se vio obstaculizada, desde 2004, por factores como “un elevado grado de pensamiento de grupo, una captura intelectual y un pensamiento generalizado de que una gran crisis financiera en las economías avanzadas era improbable”. Además, el informe añade otras fallas y errores provenientes de “una gobernanza interna débil y una cultura institucional que desalienta visiones contrarias”, factores responsables de la imposibilidad del FMI para realizar evaluaciones correctas y detecciones a tiempo de las amenazas para el sistema financiero global. El FMI agacha la cabeza Se debe llamar la atención sobre los siguientes fallos detectados -entre otros- en el FMI. Sus problemas de organización interna, existentes desde la llegada de Rato al organismo, se cifran en que la entidad funcionaba en compartimentos estancos que evitaban que los departamentos compartieran entre sí su información interna, lo que imposibilitaba la colaboración. Se percibía también un claro choque cultural entre sus macroeconomistas y sus expertos financieros, capaces de dar evaluaciones contradictorias entre sus informes. E igualmente, un tercer problema son las deficiencias de gobernanza interna: los empleados se quejan de que se les exige constantemente ser conformistas y acríticos con las ideas dominantes, pues en caso de emitir opiniones antagonistas con las políticas del FMI, sus carreras pueden irse fácilmente a la ruina. El FMI, por su parte, reconoció con anterioridad en un comunicado público no haber avisado de la crisis “con suficiente antelación” y de manera efectiva y clara. De hecho, su director gerente Dominique Strauss-Kahn no ha tenido más remedio que agradecer a la OIE, según sus propias palabras, “las ideas constructivas que propone”. Además, ha reconocido que el informe es coherente con su propio análisis y que las reformas recientemente impulsadas siguen la línea marcada por las recomendaciones de la OIE. Strauss-Kahn añadió que en la revisión trienal de vigilancia de mercados financieros, que se celebrará en septiembre de 2011, se tendrán en cuenta medidas adicionales. Medidas realistas y efectivas El FMI asegura estar empezado a adoptar algunas medidas con el propósito de mejorar la vigilancia financiera y económica a nivel mundial, pero según Schwartz, lo que realmente hace falta es que efectúen "cambios adicionales" para reformar su gobernanza, su cultura de colaboración y sus modos de practicar las políticas. De lo contrario, el FMI seguirá estando "cojo", y no podrá una vez más hacer frente a sus futuros desafíos. Con el modelo de la etapa Rato, el FMI se quedará siempre corto, y Schwartz insiste: “hace falta más”. La OEI reclama cambios institucionales más profundos que mejoren la capacidad del FMI para detectar puntos vulnerables en las economías, que puedan suponer causas potenciales de crisis venideras, eliminando las barreras entre departamentos y divisiones para que puedan transmitirse mutuamente informaciones con libertad, y colaborar eficazmente, sin secretismos. También exige que se aclaren definitivamente “los papeles y responsabilidades de su consejo ejecutivo, la gerencia y los altos funcionarios” y modifique “las estructuras institucionales” con el fin de “establecer un marco claro de rendición de cuentas”, y que se propicie “una cultura proactiva en la prevención de crisis”. Asimismo, por último, ha hecho hincapié en la necesidad de un mayor grado de sinceridad en los mensajes que el FMI deba “transmitir al poder”. Copyright del artículo: Juan Antonio Cantos Bautista. 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