AÑO XVIII MADRID SUSCRIPCIONES IVIaclrlci, u n m e s 3,SO pt88. Provincias, trimestre 10,B0 „ 2 5 SÁBADO 25 DE ENERO DE i936 NVM. 4.936 EiEMPLAflES 2 , 7 5 PESETAS Número'suelto, 15 céntimos REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES Ta Tiberlad MADERA, 8 Apartado de Correos 981 Director-Gerente ANTONIO HERMOSILLA ¡VIVA LA R E P Ú B L I C A ! ¡ A B A J O LA M O N A R Q U Í A ! ¡ M U E R A N LOS T R A I D O R E S ! El Comité electoral del frente único ternninó anoche el acoplamiento de las candidaturas. Republicanos, 166. Socialistas y demás organizaciones obreras del bloque, 139. (Sin incluir Cataluña y Bilbao, cuyo resumen se ignora todavía.) Derechistas y monárquicos, amparados en una extraña impunidad, colocan carteles y lanzan gritos subversivos, de los que todavía no se ha enterado el Gobierno Esperamos que el firme tentido que de la responsabilidad tiene el Sr. Pórtela Valladares le permita medir la magnitud de la situación creada por los enemigos del régimen. Se ha llegado a limites intolerables. Los jefes de partido como el Sr. Gil Robles, los monárquicos como el Sr. Goicoechea y los propulsores de la dictadura como el Sr. Calvo Sotelo actúan totalmente fuera de la ley. En tiempos de la monarquía, cualquier grito subversivo llevaba consigo el castigo de quien lo había lanzado. Vn ataque al monarca o al régimen por él lepresentado producía el encarcelamiento o, cuando menos, el destiefro, por sentencia ji:dicial, del autor de aquél. Hoy los enemigos del régimen desarrollan sus actividades ofensivas en medio de la mayor impunidad. La Prensa, la tribuna, la calle, en todos los medios y sin desperdiciar ocasi&n-^ también provocándolas con descaro ít- -.--T'j y sorprendente—, las /nenas políticas de la reacción injurian al jefe del Estado y a la Bepública. El Gobierno tiene la obligación, no solamente de darse cuenta de ello, sino de exigir el inmediato cumplimiento de las leyes a los encargados de e:ta fundamental misión. Sin este principio indestructible no hay régimen posible. Como tampoco puede haber Gobierno posible. Por fortuna, la insolencia y la maldad de las gentes de la ^eontrarrevoluciónt—de ese conglomerado de indeseables adheridos al pacto redactado por el Sr. Gil Robles, y no hecho público, lo cual demuestra que existe un pacto secreto entre los traidores (los cedis(as) y los monárquicos {fieles a su ideología, y, por lo tanto, más dignos, en su propio error, que aquéllos)—; esa exacerbación reaccionarla, repetimos, produce en el pueblo, a más del desprecio y de la indignación naturales, una mayor integración espiritual con las fuerzas de izquierdas, lanzadas a la lucha por caminos claros y rectos, como auténticos ciudadanos que respetan la ley, cuando creen que la ley e? su protección suprema, y que saben jugárselo todo cuando se les arrolla, como ocurrió en Octubre de 19Si, alzándose heroicamente contra aquellos tiranos del contubernio, que se adueñaron del Poder para asesinarlos y encacelarlos. Francamente punibles los procedimientos de pedir votos las fuerzas enemigan del régimen, demuestran asimismo la carencia absoluta de razones para presentarse ante el país. ¡Si fueron ellos los re¡Los m u e r t o s q u e vos m a t é i s , g o z a r á n b u e n a s a l u d ! presentantes de todo lo podrido, los que le acribillaron a balazos desde los ministerios, los que ampararon toda inmoralidad!... No tienen niiiiiiiiiiiiiniiiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii iiiiiiiiiiiiiiiíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii'iiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii|iiiiiiiiiiiin iiiiiiiiiiiii I otro recurso que el agravio, la majeza, el reto, la grosería,... Somos decididamente partidarios de la libertad de propaganda. Precisamente porque hemos defendido y defenderemos siempre el imperativo de la ley. Pero cuando unas organizaciones políticas acuden a la lucha electoral empleando las armas de la calumnia y de la injuria al régimen, el Gobierno no puede soslayar el asunto. Por otra parte, el pueblo siente la profunda extrañeza de ver cómo se denuncia y se persigue implacablemente a los periódicos y a los periodistas de izquierdas, mientras los enemigos del régimen pueden cometer toda clase de excesos y delitos, amparados en una extraña impunidad. iJiiJiiiiiiiiíiiiíuiiiniiiiiiiiiiiniífifiiiiiiniiiiiíiiiiiiiiniiniiiiiiiiiíiíiíiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiMiíiiiiiiiiiiíiiiiiiiiiiiiiiiiiHin En este periodo electoral es preciso que el Gobierno evite toda Castellón. — Izquierda RepubliLA CONQUISTA DE LA REPÚBLICA maniobra dirigida a crear un ambiente precursor de exteriorizadocana, 2; Unión Republicana, 1; sones de rencores y odios que se resuelvan en lucha sangrienta. Este cialistas, 1. propósito de monárquicos y derechistas-el suyo, el de siempre-debe Ceuta.—izquierda Republicana, i. Ciudad Real.—izquierda Republiasfixiarlo totalmente el Gobierno. Y no olvide que en este gran mocana, 2; Unión Republicana, 2; sovimiento nacional es nada menos que el régimen el motivo principal cialistas, i. de la contienda. Córdoba. — Izquierda Republicana, 2; Unión Republicana, 1; socialistas, 7. ¿Quién duda ya del monarLa Coruña.—Izquierda Republi¿Y A H O R A ? cana, 8; Unión Republicana, 2; soquismo de Gil Robles? cialistas, 3. La autodeflnicl6n es tan clara y tan terminante, que quien He aquí el acoplamiento en las Granada. — Izquierda RepublicaAnoche termino su misión el na, 2; Unión Republicana, 2; soComité electoral d.e izquierdas, respectivas circunscripciones: lo dude—o finja que lo duda— que ha venido trabajando inten- Álava.—Izquierda Republicana, 1. cialistas, 6. o es imbécil o es un farsante. Guadalaj ara.—izquierda RepuDU. Albacete.—Izquierda Republicasamente estos días para el acoplamiento de candidatos en Ma- na, 2; Unión Republicana, 1; so- cana, 1; Unión Republicana, 1; socialistas, 1. cialistas, 2. drid y en provinclíis. Inmediatamente se enviaron te- Alicante. — Izquierda Republica- Guipúzcoa. — Izquierda Republilegramas a las distintas Agrupa- na, 3; Unión Republicana, 1; s o cana, 2; socialistas, 2. Huelva. — Izquierda Republicaclones provinciales de los parti- clalistas, 4. ¿No se discutía si GU y Quina, 1; Unión Republicana, i; sodos coaligados, firmados por los Almería. — Izquierda Republicafiones 6s republicano o monárSres. Azafía, Martínez Barrio, VI- na, 2; Unión Republicana, 1; so- cialistas, 3. quico? Huesca. — Izquierda Republicadarte y Cordero. También los fir- cialistas, 2. Pues deténganse ustedes. na, 2; Unión Republicana, 1; somaba el Sr. Largo CabaJlero. Avila.—Izquierda Republicana, 2; El lo ha dlciho anteayer e¡n En cuanto reciban estos tele- Unión Republicana, i; socialis- cialistas, 1. León.—Izquierda Republicana, x; Toledo, de modo que no hay gramas con los puestos que les tas, 1. Anoche, sobre las nueve y meUnión Republicana, 1; socialiscorresponde, las citadas Agrupalugar a dudas. dia, unos grupos de señoritos, en clones votarán y designarán sus Badajoz. — izquierda Republica- tas, 7. Refiriéndose a los monárquiel café Negresoo, se dedicaron ale- candidatos. na, 3; Unión Republicana, 1; soLas Palmas.—Izquierda Republicos y a su alianza con ellos, gremente a dar viva» al ex rey cana, 1; federales, l; socialistas, 2. El infatigable secretarlo gene- cialistas, 7, ha dicho: felón. Nadie les molestó ni ninBurgos.—izquierda Republicana, León.—Izqulrda Republicana, 2; guna autoridad se oreyó en el caso ral de Unión Republicana, don 3; socialistas, 2. íSon hombres que creen lo Unión Reipubilcana, 2; socialisBernardo Glner de los Ríos, nos de Intervenir. que yo creo, que aman lo que tas, 3. Cáceres. — Izquierda Republicafacilitó anoche la lista con todos No es nada extraño lo sucedido. yo quiero y que están luchanLogroño. — Izquierda Republicana, 2; Unión Republicana, 2; soNo lo es, porque el Impunlsmo de los acoplamientos, advirtiéndonos do por España y por Dios, y na, 2; socialistas, 1. que disfrutan los señoritos monár- que no figuraban las provincias claJistas, 3. Lugo.—Izquierda Republicana, 3; para mi no hay diftcnllnd rtin Ceuta.—izquierda Republicana, 1. quicos para sus expansiones les da de Cataluña y Valencia, por estar guna en efitrecharlos en un Unión Republicana, '¿; soclailspendientes aún de algunas convalor para que se repitan estas y ta«t 4. abrazo de hermanos.» (Continúa en la página 3.) fiUltaJk otras cosas semejanteti ¡VAYA CON EL PIGMEO!, por Bluff En t e r c e r a p l a n a , i ¡ASTURIAS!! El C o m i t é e l e c t o r a l de izquierdas ultima el acoplamiento de los candidatos El mismo Gil y Quiñones declara que es moAnoche, en el nárquico café Negresco, se dieron vivas a don Alfonso \kllí.&^:^Míé.Ájimfi '^ ' POR LA JUSTICIA AMNISTÍA Por Luis Jiménez de Asúa ANTE EL PROGRAMA DÉ LAS IZQUIERDAS Los republicanos de izquierdas y las fuerzas obreras acaban de concretar su programa electoral, con el enunciado, de inmediatos propósitos de gobierno. Me propongo escribir en breve sobre los dos problemas que le condicionan: Juridicidad y Libertad. Pero entre aquellos puntos programáticos hay dos de liquidación del pasado bienio, en que en puja de s J t r a c i ó n han deshonrado a España los radicales y los afiliados a n sedicente Acción Popular. Esos dos extremos que miran al cercano pretérito son la amnistía y la exigencia de responsabilidades por los crímenes cometidos en la mal llamada «represión». De ésta ya me ocupé en mi último artíiculo y sólo he de aludir a «Ha de manera incidental. En cambio, el tema de la amnistía merece ser esclarecido, para que no ofrezca dudas el día en que se plantee ante la próxima Cámara. SIGNIFICADO DE OCTUEHE Substancialmente, la amnistía va a cancelar las responsabilidades revolucionarias del movimiento de Octubre. Me importa, para deducir consecuencias, fijar mi criterio sobre ftl pasado alzamiento. Octubre es, más que una insurgencia del proletariado, más que un propósito de implantar el socialismo, más que una rebelión estimulada por agentes provocadores, un hecho fatal, independiente del albedrío de los hombres: es un destino, porque es producto de todos los factores enumerados. Es .la protesta del proletariado contra la injusticia. Es la J i y a actuación del programa marxista que acude a todos los medio% Éuando se le clausuran las vías legales. Y es también el resultado de la vil faena de agentes provocadores. Gil Robles confesó que sus huestes estimularon la revolución para vencerla. Pero el que lo iiiiiiiiiiiiiiiii!iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiMiiiiiiiiiiiiiiii:iiiiiiiiiiiiiiiiii¡iiii Respuesta al p e s i m i s m o de una ilustre personalidad Haoe días LA LIBERTAD dirigió unas preguntas sottre el actual momento político a un eminente jurisconsulto de destacada significación liberal y apartado, hoy por hoy, de la contienda electoral, aunque, por su actuación en favor del régimen, debiera ser considercdo como uno de los pilares más firmes del posibilismo republicano. Por no estar autorizados para ello omitimos su nombre; pero, por lo trascendente de su opinión, permítasenos dar a conocer a nuestros lectores los principales conceptos de su respuesta a nuestra carta. Rezan asi: «No he contestado a la encuesta de usted. Y no lo he hecho porque me encuentro en un estado de escepticismo y abatimiento que no quiero reflejar en las columnas de LA LIBERTAD. Veo las cosas muy mal. Y como, además, me parece que se avecina una coincidencia del Gobierno con las derechas antirrepublicanas, no quiero caer en el peligro de tooar tales cuestiones, porque veo que LA LIBERTAD no teme ese peligro. Denunciarlo podría ser una ligereza, nacida quizá de una preocupación infundada. Ocultarlo seria una traición de mis propias inquietudes. Juzgo, pues, preferible dejar a usted con su optimismo y pedir a Dios que acierte.» El abatimiento en que dioe en- contrarse nuestro ilustre y querido amigo nit le deja ver, se conoce, que LA LIBERTAD, que ayudó al Sr. Pórtela en su cruzada contra la Ceda cuando ocupó ia cartera de Cobernación en el penúltimo Gabinete radicalcedista, y que después, dentro siempre de su oposición a toda situación conservadora, siguió alentándole en el noble empeño de batir a ta reacción, viene ya, desde hace dias, combatiendo duramente toda debilidad del señor Pórtela con las fuerzas de monárquicos, traidores y «straperlistas», que tratan de adueñarse del Poder nuevamente para hundir desde él a España y a la República. Ahora que el optimismo—por qué negarlo—que tenemos está fundamentado en nuestra ciega confianza en el pueblo, que, erguido en sus propias cenizas de Asturias, sabrá cumplir con su deber, imponiendo en las urnas su onnlmoda voluntad de rostaurar ia República. En cuanto al temor de que el Sr. Pórtela pueda entenderse con esas fuerzas antirrepublicanas, hemos de declarar ingenuamente que siempre tuvimos y tendremos al Sr. Pórtela, mientras los hechos no nos demuestren lo contrario, por un perfecto caballero, incapaz de traicionar sus propias convicciones. ¿No pensarán lo mismo las organizaciones de índole fraternal a que pertenece el Jefe del Gobierno?