Lea el reportaje de Joaquín López del Ramo completo.

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CLÁSICOS GANADEROS EN LAS VENTAS
Bello y característico ejemplar castaño del conde de Mayalde, procedente de la cruza entre Contreras y Domecq, en la finca “El Atillo”.
Conde de Mayalde:
tradición y renovación
La ganadería del conde de Mayalde lleva en los carteles más de 6 décadas, durante las cuales ha tenido diversas sangres, desde los coquillas y vega-villares a los domecqs, aunque la casta Contreras ha sido la columna vertebral de su personalidad. Esta varianza genealógica no alteró sin embargo su espíritu fundacional: un gran esmero en la crianza y un estilo de selección buscando la clase, pero “en bravo”, que es la característica proverbial de la casa. Don José Finat no se prodigó mucho en Las Ventas, quizás por su discreción personal, ya que fue
alcalde de la ciudad de Madrid durante muchos años, pero consiguió grandes triunfos en muchísimas plazas. Tras
el relevo generacional y el cruce con Domecq, desde los años 90 la ganadería se ha revitalizado claramente en
cuanto a nivel de juego y regularidad. Algunas importantes ferias francesas y españolas han sido testigo de ello,
y también la plaza de Madrid, donde ha lidiado ejemplares magníficos en sus recientes comparecencias.
Texto: Joaquín López del Ramo
Fotografías: Martín, Sánchez Vigil,
Paloma Aguliar, Joaquín López del
Ramo y archivo del ganadero
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D
on José Finat y Escrivá de Romaní, conde de Mayalde, fue
un destacado hombre del
mundo de la política, donde ocupó
muchos e importantes cargos, y criador vocacional de toros bravos de dilatada y brillante trayectoria que, además, siempre hizo gala de un trato
cordial y sencillo. Su carrera como ganadero se inició en el mes de noviembre de 1949 al adquirir la ganadería
de Humberto Sánchez-Tabernero, hijo
del famoso marqués de Llen, que la
había formado en 1940 con reses de
dos procedencias: Coquilla-Sánchez
Fabrés y Villar-Encinas, en base a las
que realizó un interesante cóctel de
bravura, en el que sus toros cárdenos,
girones, remendados, luceros y berrendos mostraban a menudo buenas
dosis de nobleza con un toque de temperamento y picante.
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Imagen retrospectiva de don José Finat, conde de Mayalde, a caballo entre sus reses de origen Contreras.
El conde trasladó las reses a las fincas
“Batanejos” y “El Atillo”, cercanas a la
localidad de El Espinar, así como a su
magnífica dehesa de los Montes de Toledo llamada “El Castañar”, donde aún
pastan en la actualidad. Debutó como
ganadero con una novillada el 25 de julio de 1950 en El Espinar, y a partir de
ahí se empeñó en la mejora de su vacada, con la que pronto comenzó a obtener muy buenos resultados, siempre
dentro de una línea de bravura y cuidadísima presentación.
La ganadería de Mayalde debutó en
Madrid durante la temporada 1951,
pero un poco al relance, para remendar
encierros de otras divisas y con toros sobreros. El primero fue Bravío, un entrepelado en tipo Coquilla que estoqueó
Paco Muñoz el 14 de junio y se jugó
como sustituto de una corrida de Buendía; su juego fue poco brillante, al igual
que un hermano de camada que salió
como sobrero en dicho festejo, y otro
más que le tocó a Antonio Bienvenida
en la corrida del Montepío del mismo
año. También fue sobrero un toro lidiado en Las Ventas el 18 de mayo de
1952 que dio mucho que hablar por su
tamaño; se llamo Lebrero, aunque en el
programa de la corrida y para la posteridad quedó bautizado como Pegaso, ya
que fue una mole de 643 kg que tomó
diez varas y derribó siete veces, aunque
más topando que otra cosa, y luego sacó
el comportamiento reservón típico de
toro corraleado.
Obviamente, debemos interpretar estos primeros resultados de los pupilos de
Mayalde en Madrid como algo anecdótico o circunstancial. Lo relevante es que
en poco tiempo la ganadería cobró un
cartel excelente, de forma muy especial
en Barcelona, y también en otras plazas
cercanas a la propia capital madrileña,
caso de Toledo o Aranjuez, gracias a
ejemplares como Corderito, Gavioto, Madroñito o Mañanero, entre otros muchos.
LLEGAN LOS CONTRERAS
En su afán por dar a la vacada un toque
de mayor nobleza, y al parecer aconsejado por Domingo Ortega, el conde de
Mayalde adquirió en 1958 la mitad de
la ganadería del salmantino don Ignacio
Sánchez “Sepúlveda”. Esto procedía directamente de Juan Sánchez de Terrones, una de las dos partes en que se dividió en 1920 la ganadería de Contreras,
siendo la otra adquirida por los hermanos Sánchez Rico, sobrinos del anterior.
Esta rama de Terrones siempre tuvo
fama de poseer una embestida más
templada y suave, con el matiz de ir
siempre a más, por lo que gozó del gusto de los toreros durante varias décadas.
De ella descendían otras notables ganaderías de los años 50 y 60, como las
de hermanos Cembrano y Manuel Francisco Garzón.
Al variar la sangre, también lo hicieron las capas y las hechuras de los toros de Mayalde. El pelo negro se hizo
dominante, y en menor medida el castaño ojinegro, el mulato, listón, chorreado y bragado, con accidentes como
el salpicado, girón, calcetero y coletero.
Las hechuras clásicas de esta raza dibujan un animal no muy grande, aunque con culata, bajo de agujas, algo enmorrilado, con poca papada y más bien
pobre de pitones, tirando éstos hacia lo
gacho y cornicorto.
Hasta comienzos de los años 60, el
conde de Mayalde continuó lidiando las
reses procedentes de Coquilla y Encinas
con igual éxito, aunque finalmente acabó por venderlas. Precisamente a estas
sangres perteneció la novillada con la
que la ganadería adquirió antigüedad en
Madrid, el 25 de mayo de 1960, que estoquearon Emilio Redondo, Manolo
Carra y Limeño. Los astados estuvieron
magníficamente presentados destacando por su juego el cuarto, de nombre
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CLÁSICOS GANADEROS EN LAS VENTAS
El novillo Pegajoso mete la cara con nobleza y entrega en la muleta de Limeño el 25 de mayo de 1960, fecha en la que la ganadería del conde de Mayalde
adquirió antigüedad en Madrid.
Mantero, y sobre todo el excelente sexto, Pegajoso, un precioso cárdeno salpicado que embistió con alegría y humillando. De esta época y de la misma procedencia fueron numerosos toros de
bandera lidiados en Barcelona, como
Comparsito, Presumido, Naranjito, Serranito y Lechuguino.
Durante toda esa década y gran parte de la siguiente, los morlacos de don
José Finat no pisaron el ruedo de Las
Ventas. Barcelona continuó siendo su
plaza predilecta, y allí se lidió el primer
ejemplar importante de sangre Contre-
ras: Golfillo, premiado con la vuelta al
ruedo el 15 de agosto de 1961 y estoqueado por Victoriano Valencia. Una de
las corridas más triunfales de esta época fue la del 30 de mayo de 1963 en
Aranjuez, en la que Luis Segura cortó
una oreja de Harinero y las dos y el rabo
a otro sensacional toro de nombre Golfillo, premiado con la vuelta al ruedo,
mientras que El Viti se llevó una de Escultor y las dos de Giboso.
Precisamente El Viti fue uno de los toreros contratados para la corrida de Beneficencia de 1976, junto a Ruiz Miguel
Segurito, un gran novillo castaño salpicado del conde de Mayalde lidiado en 18 de julio de 2010 en
Las Ventas por Miguel Cuartero.
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y Julio Robles. El festejo se celebró la tarde del 10 de junio y supuso la reaparición del conde de Mayalde en Madrid
después de tres lustros de ausencia. Finalmente sólo se lidiaron cuatro toros,
de los cuales destacó por su gran clase
el quinto, de nombre Danzarín, al que
Ruiz Miguel cortó una oreja. Volvió la
ganadería a Las Ventas el 14 de junio de
1979, pero aquella corrida sacó muchas
dificultades, dejando sin opciones de éxito a Curro Vázquez, Curro Luque y el
confirmante Lázaro Carmona.
La etapa en la que el conde lidió con
más frecuencia en nuestra plaza coincidió con la gestión de la empresa Chopera. El 15 de agosto de 1984 saltaron
al ruedo de la Monumental cuatro toros
que fueron mansotes, con movilidad y
más genio que otra cosa, a pesar de lo
cual Fermín Vioque dio la vuelta en el último. La temporada 1985 fue especialmente prolífica, con dos novilladas,
una corrida y varios astados sueltos de
esta divisa. En ellas hubo de todo, pero
en lo positivo sin duda destacaron los
cuatro toros corridos el 18 de agosto de
1985, que lucieron una muy noble y clara embestida, especialmente dos de
ellos: Habanero, con el que El Inclusero
realizó una excelente faena malograda
con la espada, y Hacendoso, lidiado por
Manuel Moreno. También fue estimable el juego del novillo Chorlito, que correspondió a Pedro Lara el 29 de septiembre del mismo año.
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CRUCE CON JUAN PEDRO
No obstante, en los mencionados festejos hubo bastantes reses que pecaron de sosas y faltas de fijeza, problema
que la ganadería venía evidenciando
desde hacía algún tiempo. Consciente
de ello, y fiel a su gran afición y afán de
mejora, el conde se decidió por revitalizar la sangre, que llevaba muchos
años sin refrescar. Las opciones dentro
de la casta Contreras-Terrones no eran
muchas, pues ya apenas quedaban
unas pocas vacadas de este origen, debido a que la dictadura “torista” se había cebado con ellas por su aspecto terciado y pitones cornicortos. Así pues,
don José determinó cruzar una parte de
sus vacas con un toro de Juan Pedro
Domecq, persona que le sucedió en la
presidencia de la Unión de Criadores de
Toros de Lidia tras su mandato entre
1972 y 1984. Este primer semental se
llamó Jirivilla, de pelo castaño.
A partir del cruce se establecieron dos
líneas de sangre: una, pura de Contreras, y otra, cruzada, que se reforzó en
1990 con otro semental del mismo hierro que el anterior, llamado Retador. Los
toros de Domecq aportaron más motor
en la embestida y pitones algo más desarrollados, junto con la extensión del
pelo castaño y colorado. Los primeros
cuatreños de origen Contreras-Juan Pedro Domecq se jugaron en la temporada de 1990 y dieron muy buen resultado, en especial los lidiados en la feria de
Zamora: Golfillo, Joyero e Indolente. En el
91 destacó un gran toro llamado Hacendoso, un castaño al que se premió con
la vuelta al ruedo en El Espinar y Emilio Oliva le cortó los máximos trofeos.
Tras el fallecimiento del conde de Mayalde en mayo de 1995 y las consiguientes divisiones patrimoniales, la
ganadería se fraccionó en dos partes, una
quedó integrada en el nuevo hierro del
marqués de las Almenas, propiedad de
Fernando Finat Bustos, uno de los hijos
del conde, quien se deshizo de ella en
poco tiempo. La otra parte, junto con el
hierro y divisa originales, pasó a ser dirigida por su actual representante, Rafael
Finat Rivas, nieto de su fundador, gran
aficionado y entusiasta por la crianza del
toro bravo como lo fuera su abuelo.
A partir de 1995 se incrementó la influencia de la sangre Domecq con la incorporación de un lote de vacas de
Francisco Medina (“El Ventorrillo”),
también originarias de Juan Pedro, lo
El magnífico toro Chorlito II, lidiado en Madrid el 30 de marzo de 1997, embistiendo con el morro por el
suelo al capote de José Ignacio Sánchez.
que dio lugar a la creación de una línea
pura de esta sangre y otra cruzada con
Contreras, prescindiéndose definitivamente de los contreras puros. La línea
Domecq se fortaleció posteriormente
con nuevos sementales de “El Ventorrillo”, Santiago Domecq, Antonio Palla y Victoriano del Río, además de 25
vacas de este último hierro. Los efectivos actuales del conde de Mayalde son
51 vacas de sangre Domecq y 64 procedentes del cruce con Contreras.
Como se aprecia, es una ganadería más
bien corta, donde se sigue primando la
bravura sobre la cantidad.
En cuanto a los resultados de esta
última etapa, el balance general es francamente satisfactorio. Goza de un notable cartel Francia por sus éxitos en
plazas como Saint-Vincent-de-Tyrosse,
Garlin, Arles y sobre todo Dax, en cuya
feria ha obtenido varios triunfos señalados. En España, la feria de Gijón es
sin duda el principal bastión de los toros del conde de Mayalde, gracias al
magnífico juego que vienen dando
desde hace ya muchos años, y con una
regularidad sorprendente. Al no ser una
vacada cuyos toros sean mastodónticos
o cornalones, no suele acudir a las plazas donde impera el “torismo”, pero
ello en absoluto va en menoscabo de su
calidad.
Volviendo a Madrid, entre las temporadas 1996 y 1998 se lidiaron varios
ejemplares sueltos en diferentes corridas,
entre los cuales cabe destacar un castaño llamado Chorlito II, que le correspondió a José Ignacio Sánchez el 30 de
marzo de 1997 y fue un toro de triunfo grande por su alegría, nobleza y clase. Después de otro lapso de más de una
década, el 2 de mayo de 2010 se jugaron en Las Ventas tres toros del conde
de Mayalde , dos de los cuales fueron
excelentes y ovacionados en el arrastre:
el castaño Guardamonte, que le tocó a
José Luis Moreno, y Dudoso, a cuya
muerte dio la vuelta Sergio Aguilar.
La penúltima aparición de la ganadería en nuestra Plaza tuvo lugar en la
novillada del 18 de julio de 2010,
frente a la que actuaron Gómez del
Pilar, Miguel Cuarteto y Alberto Escolar. Se dio la circunstancia de que todos los novillos del encierro eran de
pelo colorado y castaño, predominante ahora en la vacada, y entre ellos
hubo dos francamente buenos por su
clase y transmisión, los dos primeros,
que atendieron respectivamente por
Hortelano y Segurito. El 9 de septiembre
del año pasado el Conde de Mayalde
lidió en Madrid una novillada sin caballos, en general buena y con motor,
en la que destacó el llamado Guardamonte. Estos ejemplares fueron una
buena muestra del magnífico momento que atraviesa la ganadería del
conde de Mayalde, un clásico renovado y en progresión.
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