Página 1 de 17 Presupuestos y requisitos de la notificación edictal Por L. Alfredo de Diego Díez Magistrado-Doctor en Derecho. Profesor de Derecho Procesal (Universidad Pablo de Olavide-Sevilla) Actualidad Administrativa, N.º 20, Quincena del 16 al 30 Nov. 2010, Tomo 2, Editorial LA LEY LA LEY 13822/2010 El presente artículo tiene por objeto el examen de las notificaciones administrativas edictales, de las que, por comodidad, tan frecuentemente se abusa por la Administración, olvidando su obligación de desplegar una mínima diligencia para lograr la notificación personal. Se tratan aquí tanto los presupuestos que habilitan la utilización de los edictos como los requisitos exigidos en su publicación, unos y otros ignorados en demasiadas ocasiones. Y todo ello se examina desde la perspectiva de que se trata de un medio de comunicación residual y ficticio que puede llegar a vulnerar en muchos casos el derecho de defensa de los administrados. ABREVIATURAS art(s). —F artículo(s). CE —F Constitución Española. cfr. —F confer, compárese. ed. —F edición. fj —F fundamento jurídico. JUR —F Jurisprudencia disponible en www.westlaw.es (Aranzadi). JT —F Jurisprudencia Tributaria (Aranzadi). LPA —F Ley de Procedimiento Administrativo, de 17 de julio de 1958. LRJPAC —F Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (Ley 30/1992). núm(s). —F número(s). op. cit. —F opere citato, en la obra citada. p. ej. —F por ejemplo. pág(s). —F página(s). RJ —F Repertorio Aranzadi de Jurisprudencia del Tribunal Supremo. RJCA —F Repertorio Aranzadi de Jurisprudencia de los Tribunales Superiores de Justicia y de los Juzgados en materia contencioso-administrativa. Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 2 de 17 SAN —F Sentencia de la Audiencia Nacional. ss. —F siguientes. (S)STC —F Sentencia(s) del Tribunal Constitucional. (S)STS —F Sentencia(s) del Tribunal Supremo. STSJ —F Sentencia del Tribunal Superior de Justicia. TSJ —F Tribunal Superior de Justicia. I. APROXIMACIÓN AL TEMA La notificación es una garantía instrumental, calificada por el Tribunal Constitucional como «instrumento capital» del derecho de defensa (p. ej., SSTC 55/2003, 176/2009). Su finalidad primordial es lograr que el acto administrativo sea conocido por el interesado para que pueda aquietarse o reaccionar contra el mismo con todas las garantías. Por ello la Administración tiene la responsabilidad de realizar las notificaciones con una especial dosis de escrupulosidad, celo y respeto de las normas que regulan los actos de comunicación; y tiene también la carga de acreditar la realidad y regularidad de las notificaciones. La eficacia del acto administrativo dependerá de que se comunique al interesado con arreglo a Derecho. Va de suyo, pues, la vital importancia que, tanto para la Administración como para los administrados, tiene el conocimiento y manejo de las claves que regulan todo lo relativo a esta materia. En lo que ahora interesa, es frecuente que la Administración acuda, sin demasiados escrúpulos, a la fácil y cómoda notificación edictal como vía de comunicación alternativa, llegándose a publicar en boletines oficiales y en tablones de anuncios —Fque nadie, o casi nadie, lee—F, actuaciones y resoluciones que afectan a los derechos de los administrados sin que éstos tengan el más mínimo conocimiento real de lo que, a sus espaldas, está fraguando alguna Administración Pública. Y todo esto se lleva a cabo, las más de las veces, sin haberse cuidado de hacer todo lo posible para que el conocimiento del acto o resolución administrativa le llegase personalmente al ciudadano y sin cumplir, en la inmensa mayoría de las ocasiones, los requisitos previos que habilitan para el uso de esa ficticia notificación ni los requisitos de contenido que han de guardarse en las notificaciones edictales para que éstas sean eficaces. A esta modalidad de notificación residual y ficticia se dedica el presente trabajo, haciendo hincapié singularmente en el haz de garantías que protegen al ciudadano frente a la arrolladora maquinaria administrativa cuando ésta desconoce u olvida interesadamente que, en el tema de las notificaciones, está en juego un derecho fundamental, protegido por la Constitución: el derecho de defensa de los ciudadanos frente a la arbitrariedad de los poderes públicos. II. PRESUPUESTOS QUE HABILITAN LA UTILIZACIÓN DE LA NOTIFICACIÓN EDICTAL El artículo 59.5 de la LRJPAC autoriza la notificación edictal cuando se dé alguno de los siguientes presupuestos: que los interesados sean desconocidos, que se ignore Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 3 de 17 el lugar de la notificación o que, intentada ésta, no se hubiere podido practicar. STS (Sala 3.ª, Sección 4.ª), de 25 de marzo de 2002(1) (FJ 1): El sistema de notificación edictal es operativamente eficaz cuando se refiere a sujetos desconocidos o cuyo domicilio se ignora; pero no puede utilizarse válidamente en menoscabo de las garantías procedimentales de los administrados en todos aquellos supuestos en los que la Administración pueda, con el empleo de la diligencia exigible, llegar a conocer la identidad y lugar idóneo para notificar personalmente a cualquiera de los posibles interesados en el trámite correspondiente (SSTS 23 de septiembre de 1992, 30 de abril de 1993, 22 de julio de 1999, entre otras muchas). En palabras de la STS (Sala 3.ª, Sección 6.ª) de 10 de noviembre de 1993(2) (FJ 2): La citación edictal requiere por su cualidad del último medio de comunicación no sólo el agotamiento previo de las otras modalidades que aseguren en mayor grado la recepción por el destinatario de la correspondiente notificación, así como la constancia formal de haberse intentado practicar, sino también que esa consideración de que la parte se halla en ignorado paradero, se funde en criterios de razonabilidad que lleven a la convicción o certeza de la inutilidad de aquellos otros medios normales de citación. No pueden confundirse los anteriores supuestos con otras situaciones que, en demasiadas ocasiones, se utilizan por la Administración como coartada para acudir a la cómoda notificación edictal sin desplegar la más mínima diligencia para conocer el paradero o el domicilio de la persona física o jurídica a la que afecta el acto o resolución dictada. No es lo mismo que los interesados sean desconocidos, que el destinatario sea «desconocido en esas señas»; ni puede aceptarse sin más que se ignora el lugar de la notificación cuando el destinatario «se ausentó sin dejar señas». Tampoco la «ausencia en horas de reparto» basta para aceptar que la notificación se intentó y que ya no puede practicarse personalmente. Estas situaciones (destinatario «desconocido en esas señas», «se ausentó sin dejar señas» y «ausente en horas de reparto»), que se dan con bastante frecuencia en la práctica de las notificaciones por correo con aviso de recibo, son las que suele aprovechar indebidamente la Administración para acudir a la notificación edictal, logrando, a la postre, que los tribunales acaben declarando la nulidad y carencia de efectos de tales actos de comunicación. En todo caso, es la Administración notificante la que debe acreditar la procedencia de la notificación edictal. Por ello —Fseñala la STSJ de Andalucía (sede en Sevilla, Sección 4.ª), de 16 de junio de 2006(3)—F, «la solución más acorde con el fin de las normas reguladoras de la actividad notificante de la Administración es la que niega validez a toda notificación edictal llevada a cabo sin que sea posible acreditar que, intentada la notificación en el domicilio o lugar equivalente del interesado, no se pudo practicar por su ausencia o por indicación engañosa o fraudulenta de aquel». 1. Destinatario «desconocido en esas señas» Con demasiada frecuencia sucede que ante un intento de notificación fallido porque el destinatario «es desconocido en esas señas» o porque «se ausentó sin dejar señas», la Administración opta por entender que «se ignora el lugar de notificación» y acude directamente a la cómoda notificación edictal en vez de hacer indagaciones, con los medios humanos y materiales de que dispone, para localizar algún domicilio en el que poder practicar la notificación personal(4). Tal dejación Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 4 de 17 supone desconocer la importancia que las notificaciones tienen como medio para ejercer el derecho de defensa y la necesidad de practicarlas personalmente, y no por edictos, cuando la dirección del interesado se pueda lograr sin esfuerzos desproporcionados (STS, Sala 3.ª, Sección 7.ª, de 26 de enero de 2004)(5). Sorprendentemente, esa misma Administración que, en un primer momento, no supo o no quiso localizar otro domicilio para efectuar notificaciones, sí lo suele encontrar a la hora de ejecutar la sanción o el apremio económico, dejando así al descubierto sus intereses puramente crematísticos. Lo pone de relieve la STSJ de la Comunidad Valenciana (Sección 1.ª) de 14 de abril de 2000 (FJ 3)(6): Practicada la notificación personal, si se desprende que ha variado el domicilio del deudor, o éste no es correcto, procede la práctica de mínimas gestiones de investigación, máxime si se trata de una sociedad, cuyo domicilio puede fácilmente averiguarse consultando registros públicos, como ha hecho la administración cuando realmente le ha interesado, al averiguar el domicilio en vía ejecutiva. Y también la STSJ de las Islas Canarias (sede en Las Palmas) de 11 de septiembre de 1998 (FJ 3)(7): No es admisible, por tanto (y menos aún en el contexto de un procedimiento sancionador que finaliza con una multa de cinco millones de pesetas) acudir a este medio subsidiario [la notificación edictal] cuando, como aquí ocurre, se intenta practicar la notificación una sola vez y no se realiza el más mínimo esfuerzo por comprobar si, efectivamente, el domicilio en que se intenta practicar la notificación es o no el del interesado (dado que, efectivamente, lo era) ni se despliega otra actividad, por mínima que sea, para averiguar otro lugar donde pudiera ser habido y notificado el recurrente. Apatía que contrasta abiertamente con la diligencia demostrada por la Tesorería General de la Seguridad Social que, sin esfuerzos de ningún tipo, logra notificar al demandante la providencia de apremio en la calle Tomás Morales, núm. ..., por ser el domicilio que figura en la cuenta de apertura del actor, lo que pone claramente de relieve que de haber tenido la Administración voluntad de notificar la resolución sancionadora al interesado lo habría conseguido, como consiguió notificar, sin ningún esfuerzo especial, la providencia de apremio que se impugna en los cauces de este proceso. En fin, para que pueda realmente estimarse que el domicilio del interesado es «desconocido» para la Administración, esta habrá de probar que ha desplegado una razonable actividad en pro de la averiguación del mismo; solo entonces estará habilitada para acudir a la notificación edictal. Se expresa en este sentido la STSJ de Andalucía (sede en Sevilla, Sección 2.ª) de 11 de junio de 1999 (FJ 2)(8): Este medio de notificación [el edictal] es insuficiente para garantizar el conocimiento del obligado hasta no agotarse los medios que razonablemente permitan acreditar la imposibilidad de hacerlo con garantía de que el obligado podrá conocer la actuación seguida contra el mismo. La actora es funcionaria de la Administración autonómica donde, en último caso, se ha podido indagar su domicilio; y asimismo se ha debido intentar y apurar aún más la localización, habida cuenta de que otras notificaciones de la demandada sí han alcanzado el objetivo de llegar a su destinataria. Pocos días antes, la STSJ de Andalucía (sede en Granada) de 31 de mayo de 1999 (FJ 4)(9) resaltaba la necesidad de que la Administración emplease la diligencia necesaria para averiguar el domicilio del interesado, donde efectuar personalmente las notificaciones: El examen de las actuaciones a la par que muestra que el Ayuntamiento de Linares siguió el proceso descrito para la práctica formal de las notificaciones, también Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 5 de 17 evidencia que omitió la diligencia necesaria para indagar de una manera mínimamente fehaciente la titularidad de la finca así como el real paradero de sus titulares, en cuanto era notorio que su domicilio no era el del inmueble declarado en estado de ruina, dada su más que palpable situación de abandono. En efecto, el Ayuntamiento, sin verificar el dato que en un determinado momento se le facilita sobre la propiedad del inmueble, procede a dirigir todas las notificaciones que se iban produciendo en el expediente a un domicilio que no le constaba fuese del propietario de la casa, sino el de la propia sede de ésta. Esa falta de diligencia ha generado un defecto formal en el procedimiento que se ha traducido en manifiesta indefensión y que pudo ser fácilmente evitado interesando certificación al Registro de la Propiedad. También la STSJ de Galicia (Sección 3.ª) de 16 de febrero de 2001 (FJ 4)(10) trata esta cuestión y recuerda: [...] lo que en sí es «domicilio desconocido» ha de ir referido al hecho de que el desconocimiento continúe, no obstante la averiguación razonable hecha al efecto, sin que pueda justificarse la omisión de la notificación personal garante del derecho de defensa, salvo en el supuesto de que se justifique plenamente la imposibilidad práctica de lograr la averiguación de los datos necesarios para llevar a efecto aquélla pese a haberse desplegado la necesaria diligencia administrativa. 2. Destinatario «ausente en horas de reparto» La STC 36/1987 (referida a notificaciones en procesos judiciales, pero cuya doctrina es aplicable igualmente a las notificaciones administrativas) señaló que el hecho de estar el destinatario «ausente en horas de reparto» no podía equipararse, de ninguna manera, al desconocimiento o ignorancia de su paradero o domicilio; en consecuencia, tal ausencia del domicilio no justifica acudir, sin más, a la notificación edictal. La ausencia del interesado de su domicilio en las horas de reparto no excusa a la Administración de notificar la resolución a cualquier otra persona que se encuentre en tal domicilio, haciendo constar su identidad (art. 59.2.II de la LRJPAC); y si ello no es posible, necesariamente habrá de intentar de nuevo la notificación personal. Desde luego, «la simple mención de "ausente en horas de reparto", sin que conste al menos un segundo intento de notificación, no permite entender cumplido el presupuesto de imposibilidad de efectuar la notificación por los medios ordinarios» (STSJ de Andalucía, sede en Granada, Sección 2.ª, de 22 de septiembre de 2003)(11) . En fin, si no consta intentada por dos veces tal notificación ni las causas por las que no se llevó a cabo, es improcedente acudir a la notificación por edictos. Así lo estima la STSJ de Andalucía (sede en Sevilla, Sección 3.ª) de 16 de septiembre de 1998 (FJ 2) (12) : El caso que nos ocupa es claro que, por ausencia del interesado de su domicilio al momento del intento de la notificación los días 15 y 16 de febrero de 1994, la comunicación no llegó a su conocimiento, mas no con ello quedaba eximida la Administración, ante esa ausencia, del deber de entregarla a cualquiera persona que se hallase en su domicilio haciendo constar su identidad (art. 59.2). No sólo no se hizo así, sino que tampoco constan las razones por las que se omitió tal proceder. La consecuencia no puede ser otra que la improcedencia de la notificación edictal en el BOP (y aun de la publicación por medio de anuncio en el tablón correspondiente del Ayuntamiento, de cuya realidad no existe, por cierto, la menor Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 6 de 17 constancia en el expediente), pues aquélla precisa haberse agotado antes todas las posibilidades de la notificación personal cuando la ausencia del interesado a la hora del reparto del correo, no suponga que el domicilio del interesado sea desconocido o se ignore el lugar de la notificación (supuestos del art. 59.4) [art. 59.5 desde la Ley 24/2001]. Es cierto que hubo dos intentos infructuosos de notificación personal de la denuncia, pero no lo es menos que no consta acreditada mediante diligencia expresa la imposibilidad de la citada notificación a cualquier persona que se encontrase en su domicilio, por lo que el acudir sin más a la publicación del edicto en los periódicos oficiales no permite entender que el acto pueda ser conocido por el administrado, que es la finalidad de la notificación, dada la inobservancia de los requisitos que justifican tan excepcional medio de notificación cual es la edictal. 3. Doble intento de notificación en horas distintas El artículo 59.5 de la LRJPAC en uno de sus incisos admite la posibilidad de acudir a la notificación edictal cuando, intentada la comunicación en el domicilio del interesado, ésta «no se hubiese podido practicar»(13) . Nos encontramos ante un auténtico concepto jurídico indeterminado, el de «imposibilidad» de notificación(14) , que ha de ser dotado del adecuado contenido. En esa tarea tiene que servir como guía, sin duda, la restrictiva doctrina constitucional relativa a la notificación edictal, en el sentido de admitirla, pero sujeta a cautelas y considerada como último remedio, previo agotamiento de cualquier otra posibilidad de notificación personal (cfr. STC 36/1987, entre muchas otras). De ahí que deba rechazarse la aplicación automática de la notificación edictal cuando la notificación en el lugar designado al efecto hubiera resultado infructuosa(15) . Por el contrario, la Administración está obligada a realizar una razonable labor para notificar personalmente al interesado los actos que le afecten, de tal manera que el recurso a la notificación edictal quede reservado para aquellos casos en los que exista la convicción o certeza de la inutilidad de los otros medios normales de notificación. Así, por ejemplo, si una carta certificada ha sido devuelta, por encontrarse ausente el destinatario, y no existe en el expediente noticia alguna de cambio de domicilio, será preciso, cuando menos, intentar de nuevo la notificación personal por este medio, antes de pasar a la notificación edictal; y si, del intento de notificación personal, se desprende que ha variado el domicilio del destinatario o es incorrecto, procede la práctica de unas mínimas gestiones de investigación para averiguarlo (consultando registros públicos, la documentación del propio expediente por si consta otro domicilio, guías de teléfonos, buscadores de Internet, etc.). A) Constancia de los días y horas en que se intentó la notificación Para tener por intentada sin efecto una notificación y proceder seguidamente a la notificación edictal, exige el artículo 59.2 de la LRJPAC que, si nadie pudiera hacerse cargo de la notificación en el domicilio del interesado, «se hará constar esta circunstancia en el expediente, junto con el día y la hora en que se intentó la notificación, intento que se repetirá por una sola vez y en una hora distinta dentro de los tres días siguientes»(16) . Esta prescripción aparece expresamente referida a los procedimientos iniciados a solicitud del interesado, pero no cabe la menor duda de que es igualmente aplicable a los procedimientos iniciados de oficio(17) . Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 7 de 17 Pues bien, de entrada, la falta de constancia de los días o de las horas en que se intentó la notificación es motivo suficiente para estimarla irregular e inhábil al objeto de justificar la consiguiente notificación edictal. Pero el mayor juego exegético lo dan los términos «en una hora distinta». B) Exégesis de los términos «en una hora distinta» Una interpretación literal autorizaría a que la segunda notificación, que deberá realizarse dentro de los tres días siguientes, tuviera lugar con una diferencia horaria de solo un minuto respecto de la primera, pero es obvio que esa no es la finalidad de la norma. a) Hora distinta es la que «guarde una diferencia de al menos sesenta minutos» El Tribunal Supremo ha establecido el tiempo que ha de mediar entre el primer intento de notificación y el segundo, antes de acudir a la notificación edictal. La STS (Sala 3.ª, Sección 5.ª) de 28 de octubre de 2004(18) fija la siguiente doctrina legal: A efecto de dar cumplimiento al artículo 59.2 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, reformada por la Ley 4/1999, de 13 de enero, la expresión hora distinta determina la validez de cualquier notificación que guarde una diferencia de al menos sesenta minutos a la hora en que se practicó el primer intento de notificación. Esta doctrina debe entenderse de «mínimos», esto es: cuando las notificaciones no se hayan efectuado con al menos sesenta minutos de diferencia, carecerán directamente de validez(19) . No puede, sin embargo, aceptarse también que esos sesenta minutos de diferencia sean una válida habilitación, en todo caso, para que la Administración pueda acudir, sin mayores exigencias, a la ficticia notificación edictal. Ello supondría, en muchas ocasiones, la quiebra de la doctrina constitucional a propósito del uso restrictivo de los edictos como medio de comunicación con los interesados. b) Horas distintas son las correspondientes a «distintas franjas horarias» Confirma la interpretación anteriormente expuesta el hecho de que el mismo Alto Tribunal, unos días después de la citada sentencia de 28 de octubre de 2004, y con ocasión de otro recurso de casación en interés de ley, precisase que por «horas distintas» a efectos de notificación, se han de entender las practicadas en «distintas franjas horarias», como pueden ser las de mañana, tarde, primeras horas de la mañana o de la tarde. La STS (Sala 3.ª, Sección 4.ª) de 10 de noviembre de 2004(20) (FJ 3) declaró: Esta Sala estima adecuada la doctrina de la sala de instancia, pues de un lado, tratándose cual se trata de interpretar una norma que regula el régimen de las notificaciones, su aplicación ha de tratar de posibilitar que se consiga el fin de la notificación, que esta llegue al interesado, y si un día no está en el domicilio en las primeras horas de la mañana se ha de posibilitar que la segunda notificación sea en franja horaria distinta, por ejemplo, al final de la mañana; y de otro, porque esa Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 8 de 17 interpretación la exige en parte la norma, cuando dice, dentro de los tres días y en hora distinta, pues, si al legislador le hubiese dado igual el horario concreto, debía haberse limitado a decir que la segunda notificación se practicará en el día siguiente o en el otro, y no dice eso, sino que dice, dentro de los tres días en hora distinta, y hora distinta a los efectos de la notificación, no es 9,30 cuando la anterior se había realizado a las 10, aunque ciertamente las nueve y las diez sean horas distintas según el diccionario, pues ese horas distintas, se ha de entender a los efectos de la notificación, las que se practican en distintas franjas horarias, como pueden ser, mañana, tarde, primeras horas de la mañana o de la tarde. Es de retener que el Tribunal Constitucional considera que el derecho a no sufrir indefensión y el principio de contradicción tienen como premisa lógica, para poder ser cumplidos, que los actos de comunicación sean llevados a cabo con la garantía del conocimiento real por el interesado de los actos o resoluciones que se le notifican, de suerte que quede asegurado su derecho a intervenir en el procedimiento desde tal momento y a interponer los recursos procedentes contra la resolución (STC 138/2003). Por eso, las SSTC 7/2003 (FJ 2) y 138/2003 (FJ 2), recuerdan la estricta doctrina en el uso de la notificación edictal: [...] aun sin negar, porque no es posible, validez constitucional a la forma de comunicación y emplazamiento por edictos, naturalmente siempre que la misma haya observado el cumplimiento de las condiciones de su válida realización, nuestra doctrina ha sido particularmente estricta con el recurso a la misma, dados los límites consustanciales que padece este medio de comunicación para alcanzar el efectivo conocimiento del destinatario; concretamente hemos subrayado el carácter estrictamente subsidiario que debe desempeñar [...] y hemos afirmado que la validez constitucional de esta forma de emplazamiento exige que se hayan agotado previamente otras modalidades que aseguren en mayor medida la recepción por el destinatario de la correspondiente notificación, lo que implica un especial deber de diligencia del órgano judicial [y también administrativo] en la realización de los actos de comunicación. Sentado, por tanto, que se debe ser particularmente riguroso en el control de los requisitos para acudir válidamente a la notificación edictal (SSTC 126/1999 y 53/2003), la interpretación que ha de darse a los términos «hora distinta» debe acomodarse, sin cicaterías, a la realidad social de nuestro tiempo (art. 3 del CC), singularmente en relación con el horario laboral de los ciudadanos. El doble intento de notificación en horas distintas (art. 59.5 de la LRJPAC) se basa —Fnos dice la STSJ de Navarra de 30 de septiembre de 2003 (21) —F «en la presunción de que solemos estar ausentes de nuestro domicilio a las mismas horas, y por lo tanto hay más probabilidades de que la notificación se llegue a practicar si el segundo intento se hace a una hora distinta del primero». No se le puede achacar al ciudadano falta de buena fe en sus relaciones con la Administración, por el hecho de no estar en su domicilio precisamente en el horario de reparto del correo (normalmente de mañana) que, por lo demás, suele ser horario laboral de la inmensa mayoría de la gente. No es de recibo, en fin, que, por la simple circunstancia de que el destinatario no se encuentre en su domicilio dos días en horario matinal de reparto del correo, ya se pueda acudir a la notificación edictal. Destaca este aspecto la STSJ de Navarra de 4 de octubre de 2000 (FJ 1)(22) : [...] la utilización del procedimiento notificador del apartado 4 [hoy apartado 5 del art. 59 de la LRJPAC, desde la modificación operada por Ley 24/2001] exige, inexcusablemente, que la imposibilidad de notificación por alguno de los medios a que se refiere el apartado 1 sea real y comprobada, es decir, que sea real la imposibilidad de notificarle en su domicilio. Y esto no se demuestra con lo actuado. Con lo actuado, lo más que podríamos admitir demostrado (olvidando toda exigencia respecto a las formalidades que debe revestir la actuación de los funcionarios de Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 9 de 17 correos) es que a las horas de reparto, o sea, a una concreta hora (que no se expresa) de los dos concretos días en que el repartidor se dirigió al domicilio, no se encontraba en él el interesado lo que, por sí solo, no evidencia sino que este medio, el correo certificado, no es uno de los que prevé el párrafo 1.º, debiéndose haber acudido a otro que encajara en tal apartado lo que no sucede, ciertamente, con la publicación edictal que es, de suyo, sistema sólo apto para cubrir la formalidad pero no para garantizar el cabal conocimiento al que debe siempre aspirarse. Por ello que la restrictiva interpretación del artículo 59.4 [art. 59.5 desde la Ley 24/2001] no autorice a entender que el que nos ocupa es un supuesto en el que se intentó baldíamente una notificación en los términos previstos en mismo artículo, apartado 1. Basta para entenderlo con suponer que el notificado sea un trabajador cuyo horario de trabajo coincide con el de reparto de correo, caso de lo cual, todas las comunicaciones que haya de recibir de la Administración serán a través del Boletín Oficial. Y también señala esta idea la STSJ de Castilla-La Mancha (Sección 2.ª) de 4 de marzo de 2000 (FJ 2)(23) , partiendo de la doctrina del Tribunal Constitucional acerca del criterio sumamente restrictivo en la utilización de la comunicación edictal: [...] hay que afirmar que el uso, por la Administración, del Servicio de Correos para la notificación, siendo legítimo, no puede suponer, sin embargo, el que el concepto antes mencionado de imposibilidad de notificación se ciña a la posibilidad o no de notificación en las horas en que aquel servicio efectúa su reparto. Parece que una consecuencia de tanta importancia como el que la notificación de la incoación del expediente sancionador, de la sanción misma, y de la providencia de apremio, se haga a través de un sistema que presente escasísima posibilidad real de que se consiga hacer llegar la información a su destinatario, como es el sistema edictal, ha de tomarse únicamente después de que se haya agotado de modo más completo la posibilidad de notificación personal. El concepto de posibilidad o imposibilidad no puede llenarse a partir de cuál sea el horario de reparto de los servicios de correos (horario que se fija en la forma que dispone el art. 246, último párrafo, del Reglamento de los Servicios de Correos, es decir, la mera decisión del Administrador de Correos), en especial cuando se comprueba que tal horario suele coincidir con los horarios ordinarios de trabajo, de modo que, en infinidad de supuestos, el único intento de notificación a una determinada hora de la mañana resulta altamente improbable que tenga posibilidades de hallar en casa a la persona en cuestión. La Administración no está constreñida a la utilización única del Servicio de Correos, con las limitaciones y organización propias del mismo (derivadas de que, obviamente, no es su función única la de notificar resoluciones administrativas), sino que puede utilizar cualquier otro medio que deje constancia y que le permita tener un mayor control sobre la práctica de la notificación. C) Constancia de que se ha dejado aviso al destinatario Es preciso, además, que tras los dos intentos de notificación fallidos, conste que se ha dejado aviso al destinatario y que éste no se ha personado a recogerlo en el plazo para ello. El artículo 42 del Reglamento de los Servicios Postales (RD 1829/1999) contempla que la entrega a domicilio se intentará dos veces, en horas distintas y en un intervalo de tres días. En el caso de que esta reiterada gestión resulte infructuosa, el cartero devolverá la notificación a la oficina postal, para su depósito en lista durante el plazo máximo de un mes, con nota expresiva de la causa de la devolución, dejando al destinatario el oportuno «aviso de llegada» en su casillero domiciliario. Es, por tanto, esencial la prueba del intento de entrega por dos veces y de la recepción del aviso de llegada, que se tiene que haber entregado Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 10 de 17 mediante su introducción en el buzón o casillero correspondiente; prueba que recae sobre el correspondiente operador postal. En consecuencia, la Administración deberá recabar, para su incorporación al expediente: 1) La identidad de la carta certificada, con aviso de recibo, que se ha devuelto. 2) Identidad y dirección del destinatario. 3) Días y horas concretas en que se intentó, sin resultado, por dos veces la entrega, en horas distintas y en un intervalo de tres días, indicando las causas concretas que lo impidieron. 4) Constancia del día y hora en que se entregó el aviso de llegada. 5) Certificación de que el destinatario o persona autorizada por él no se ha personado en la oficina postal a recoger la carta. 6) Noticia de que ha transcurrido el plazo de recogida, por lo que ha caducado la obligación de entregar la carta y se devuelve ésta al remitente (arts. 9.2, 24, 36, 42.3 y 6 del citado RSP). Probados estos hechos, la Administración puede, de conformidad con el artículo 59.5 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, acudir válidamente a la ficción de la notificación por edictos (cfr. STS, Sala 3.ª, Sección 2.ª, de 12 de diciembre de 1997)(24) . Siguiendo este planteamiento, la STSJ de Extremadura de 15 de julio de 2003 (FJ 2)(25) , declaró improcedente la notificación edictal «por no existir la debida constancia, a cargo del Servicio de Correos, de la recepción de un aviso de llegada», ya que, aunque el cartero puso en el acuse de recibo dos indicaciones de ausencia en dos repartos efectuados en días consecutivos, no hizo constar que se dejó aviso al destinatario. III. REQUISITOS DE LA NOTIFICACIÓN EDICTAL Si se dan los presupuestos más arriba indicados que habilitan a la Administración para acudir a la notificación edictal, ésta se ajustará a las previsiones del artículo 59.5 de la LRJPAC: los anuncios se insertarán en el tablón de edictos del Ayuntamiento del último domicilio del interesado; si el último domicilio conocido radica en el extranjero, el edicto se publicará en el tablón de anuncios del Consulado Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 11 de 17 o Sección Consular de la Embajada correspondiente. Además, deberá anunciarse en el Boletín Oficial del Estado, de la Comunidad Autónoma o de la Provincia, según cual sea la Administración de la que proceda el acto a notificar y el ámbito territorial del órgano que lo dictó. 1. Contenido La notificación por edictos debe ajustarse, en cuanto a su contenido, a lo dispuesto en el artículo 58.2 de la LRJPAC para las notificaciones en general(26) ; esto es, «deberá contener el texto íntegro de la resolución [no bastará un extracto], con indicación de si es o no definitivo en la vía administrativa, la expresión de los recursos que procedan, órgano ante el que hubieran de presentarse y plazo para interponerlos». «De no hacerse así —Fha dicho la STS (Sala 3.ª, Sección 7.ª), de 7 de febrero de 2000(27) —F los interesados sufrirían una evidente merma de garantías formales en cuanto a conocimiento del acto y posibilidades de impugnación». En suma, si el edicto no reúne todos los requisitos expresados, la notificación debe estimarse incorrecta y carente de efectos(28) . Con todo, la notificación edictal defectuosa queda convalidada y surte efectos, de conformidad con el artículo 58.3 de la LRJPAC (por expresa remisión del art. 60.2 de la LRJPAC), cuando el interesado realice actuaciones que supongan el conocimiento de su contenido, como, por ejemplo, la interposición del recurso procedente. Así lo señala la STS (Sala 3.ª, Sección 5.ª) de 4 de marzo de 1992(29) : No consta que en los edictos en los que se publicó la resolución impugnada mediante el recurso de reposición, se hiciera constar el recurso que cabía interponer contra la misma, ni ante qué órganos, ni durante qué plazo; con lo que al no poder afirmarse con rotundidad, que la notificación estuviera bien hecha, ésta no puede surtir efecto, sino desde la fecha en que se haga manifestación expresa por el interesado de conocerla o se interponga el recurso correspondiente. Es aplicable, a las notificaciones edictales, la previsión del artículo 61 de la LRJPAC, de manera que si el órgano competente apreciase que la publicidad de los edictos lesiona derechos o intereses legítimos, se limitará a publicar en los correspondientes diario oficial y tablón de anuncios, una «somera» indicación del contenido del acto y del lugar donde los interesados podrán comparecer, en el plazo que se establezca, para conocimiento del contenido íntegro del mencionado acto y constancia de tal conocimiento. 2. Lugar El edicto ha de publicarse, como regla general, en el tablón de anuncios de un Ayuntamiento (o, en su caso, del Consulado)(30) y en un boletín oficial. La inserción del edicto en el tablón del Ayuntamiento y en uno de los boletines oficiales es acumulativa; esto es, no basta cumplir una de ellas, sino que han de darse las dos publicaciones para que la notificación edictal sea correcta. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía lo ha expuesto con nitidez(31) : A tenor de lo que establece el artículo 59.4 de la LRJPAC[art. 59.5 desde la Ley 24/2001], en todos los supuestos que enumera el mismo, la notificación, que de este modo pierde su condición para convertirse en una publicación, deberá hacerse Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 12 de 17 utilizando dos medios que se acumulan entre sí, «la publicación por medio de anuncios en el tablón de edictos del Ayuntamiento de su último domicilio y en el Boletín Oficial del Estado, de la Comunidad Autónoma o de la Provincia, según cual sea la Administración de la que proceda el acto a notificar, y el ámbito territorial del órgano que lo dictó». La dicción del precepto no deja dudas acerca de cuál ha sido la voluntad del legislador, que no es otra que garantizar la mayor publicidad formal al intento de notificación que supone esa publicación referida. Que esa es la voluntad mencionada lo reiteran los dos párrafos siguientes del mismo número cuando se refieren a la publicación en el tablón de anuncios del Consulado o sección consular de la Embajada cuando se haga en el extranjero, o cuando invita a que potestativamente las Administraciones acudan a otras formas de notificación complementarias a través de los restantes medios de difusión. Toda vez que la publicación en el tablón de anuncios del Ayuntamiento y en un diario oficial son ambas preceptivas, el plazo para recurrir se iniciará desde la última de las publicaciones. A) Tablón de edictos del Ayuntamiento No plantea demasiados problemas. Hay que estar al último domicilio del interesado, conocido por la Administración; será en el tablón de edictos del Ayuntamiento de dicho domicilio donde se publicará la notificación edictal(32) . En el expediente administrativo debe constar la certificación del secretario de la corporación local haciendo constar las fechas durante las cuales estuvo publicada la notificación en el tablón de anuncios del Ayuntamiento, dato esencial para poder comprobar que efectivamente dicha publicación se efectuó en unas fechas concretas. Si falta esta certificación, la notificación edictal será inválida e ineficaz(33) . B) Tablón de anuncios del Consulado Si el último domicilio conocido del interesado radicara en el extranjero, debe intentarse también la notificación personal y, de no ser ello posible, la publicación de los edictos ha de llevarse a cabo en el tablón de anuncios del Consulado o Sección consular de la Embajada correspondiente (art. 59.5.II de la LRJPAC). Ha de tenerse en cuenta que para notificar a un residente en el extranjero, antes de llegar a la notificación edictal la Administración debería hacer uso de las diversas posibilidades establecidas en el Convenio Europeo sobre notificación en el extranjero de documentos en materia administrativa (Estrasburgo, 24 de noviembre de 1977)(34) : a) La demanda de notificación. Si se trata de un país que haya suscrito el Convenio, puede solicitarse la notificación de documentos en materia administrativa a través de la autoridad central o las autoridades territoriales designadas por cada Estado contratante para recibir y dar a tales documentos el curso que corresponda (art. 2). La asistencia de las autoridades competentes del Estado en cuestión se realiza a través de la llamada «demanda de notificación» que se redactará de conformidad con un formulario modelo que figura como anexo del Convenio, e irá acompañada del Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 13 de 17 documento que haya de notificarse (art. 3). b) La notificación por funcionarios consulares. Cada uno de los Estados contratantes puede hacer la notificación de documentos directamente y sin compulsa por medio de sus funcionarios consulares o, si lo exigen las circunstancias, por medio de sus agentes diplomáticos a personas que se hallen en el territorio de otros Estados contratantes (art. 10). Los Estados firmantes pueden oponerse a que se proceda a esa clase de notificación en su territorio en el caso de que los documentos hayan de ser notificados a sus propios nacionales o a nacionales de un tercer Estado o a apátridas. c) La notificación por correo. La posibilidad de que los Estados contratantes puedan hacer la notificación de documentos directamente por correo a una persona que se halle en el territorio de otro Estado contratante, está contemplada en el artículo 11 del Convenio. Esta notificación es factible siempre que el Estado de destino no haya formulado declaración en contra y, aun en este caso, si el ciudadano la acepta libremente. C) Boletín Oficial El edicto ha de insertarse también en el Boletín Oficial (del Estado, de la Comunidad Autónoma o de la Provincia), según cual sea la Administración de la que proceda el acto a notificar y el ámbito territorial del órgano que lo dictó, «sin que, a estos efectos, proceda considerar el ámbito territorial correspondiente al domicilio del interesado al que se notifica»(35) . Son varias las cuestiones que plantea el precepto. En primer lugar, los criterios que han de conjugarse para elegir el boletín oficial en que hacer la publicación son dos: ámbito territorial de la Administración de la que procede el acto y del órgano que lo dictó. Es de aplicación preferente este último, según entiende, con buen criterio, la Dirección del Servicio Jurídico del Estado(36) : La publicación en el Boletín Oficial del Estado solo será posible —Fy obligada—F cuando se trate de actos dictados por los órganos centrales de la Administración del Estado. Cuando el acto emane de un órgano periférico de la Administración del Estado, es decir, de un órgano que aun perteneciente o adscrito a dicha Administración tenga competencias sobre un ámbito territorial inferior al de todo el Estado, la publicación habrá de realizarse en el Boletín Oficial de la correspondiente provincia o comunidad autónoma (esto último en el caso de comunidades autónomas uniprovinciales). Lo anterior es aplicable a los actos procedentes de la administración autonómica: si emana o ha sido dictado por un órgano con competencia en todo el territorio autonómico habrá de publicarse en su diario oficial, si el ámbito territorial del órgano autonómico es provincial, bastará con que se publique en el boletín oficial de la correspondiente provincia. Y si se trata de un órgano provincial (p. ej., diputación) o de ámbito municipal (ayuntamiento), la publicación se hará en el boletín de la provincia. En segundo lugar, es de observar que el artículo 59.5 de la LRJPAC no cuenta con el Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 14 de 17 domicilio del interesado a la hora de ordenar el diario oficial en el que publicar los edictos. A estos efectos, el TSJ de Aragón entiende sin ambages que no procede considerar el ámbito territorial correspondiente al domicilio del interesado al que se notifica (37) . Distinta es la opinión de la Dirección del Servicio Jurídico del Estado en el Dictamen antes citado: siempre que se conozca el domicilio del interesado, la publicación deberá hacerse en el boletín oficial de la provincia o comunidad autónoma en que aquel domicilio se encuentra; pero tal opinión carece de sustento legal. En el expediente administrativo ha de constar el boletín oficial en el que se lleve a cabo la publicación del edicto(38) . 3. Formas complementarias de notificación Es notorio que, normalmente, el conocimiento de la publicación edictal de las notificaciones nunca llegará a sus destinatarios. Su carácter de notificación ficticia y la consiguiente falta de garantías de que el afectado tenga conocimiento real del acto notificado, ha llevado al legislador a establecer que, además de la publicación edictal, «las Administraciones públicas podrán establecer otras formas de notificación complementarias a través de los restantes medios de difusión» (art. 59.5.III de la LRJPAC). El legislador, consciente de que los anuncios en boletines oficiales carecen realmente de difusión entre los ciudadanos, autoriza el uso de otros medios de comunicación, como puede ser la inserción del anuncio en diarios de divulgación dentro del ámbito territorial del órgano que dicta el acto; si bien, con dos condiciones: esta publicación no evita ni sustituye a la que ha de llevarse a cabo en los boletines oficiales, y a la hora de elegir los periódicos en los que insertar el anuncio, la Administración no puede discriminar arbitrariamente (vulnerando así el art. 14 de la CE) unas publicaciones privadas en favor de otras(39) . (1) Ponente: Excmo. Sr. Fernández Montalvo (RJ 2002\4390).Ver texto (2) Ponente: Excmo. Sr. Sanz Bayón (RJ 1993\8194).Ver texto (3) Ponente: Ilmo. Sr. Rodríguez Moral (JUR 2007\48576).Ver texto (4) Es verdad que el artículo 43.c) del Reglamento de los Servicios Postales determina que no procederá un segundo intento de entrega en los supuestos en que el destinatario de la notificación sea desconocido; pero una cosa es que el empleado del operador postal no tenga la obligación de efectuar ese segundo intento de notificación en tal domicilio, dado que sería absurdo reiterarlo a sabiendas de que allí es desconocido el destinatario, y otra bien distinta es que ese único intento fallido sea motivo suficiente para que la Administración acuda, sin mayores exigencias, a la notificación edictal. La STS (Sala 3.ª, Sección 2.ª) de 22 de julio de 1999, nos dice al respecto: «lo que, en sí, es "domicilio desconocido" ha de ir referido [...] al hecho de que el desconocimiento continúe, no obstante la averiguación razonable hecha al efecto, sin que pueda justificarse la omisión de la notificación personal garante del derecho de defensa, salvo en el supuesto de que se justifique plenamente la imposibilidad práctica de lograr la averiguación de los datos necesarios para llevar a efecto aquélla, pese a haberse desplegado la necesaria diligencia administrativa». Ponente: Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 15 de 17 Excmo. Sr. Rouanet Moscardó (RJ 1999\6142). Ver texto (5) Ponente: Excmo. Sr. Murillo de la Cueva (RJ 2004\950).Ver texto (6) Ponente: Ilmo. Sr. Altarriba Cano (JT 2000\1312).Ver texto (7) Ponente: Ilmo. Sr. Gómez Cáceres (RJCA 1998\3466).Ver texto (8) Ponente: Ilmo. Sr. Moreno Andrade (RJCA 1999\2078).Ver texto (9) Ponente: Ilmo. Sr. Santandreu Montero (RJCA 1999\1413).Ver texto (10) Ponente: Ilma. Sra. Pazos Pita (JT 2001\974).Ver texto (11) Ponente: Ilmo. Sr. Santandreu Montero (EDJ 2003/151942).Ver texto (12) Ponente: Ilmo. Sr. De la Cueva Aleu (RJCA 1998\4289). Idénticos pronunciamientos se encuentran en las sentencias del mismo tribunal de 17 de febrero de 1998 (RJCA 1998\397), 14 de mayo de 1998 (RJCA 1998\1903) y 3 de diciembre de 1998 (RJCA 1998\4849).Ver texto (13) Estamos ante una novedosa posibilidad de acudir a la notificación edictal, introducida por la Ley 30/1992. La vieja LPA de 1958 admitía la notificación a través de edictos en sólo dos supuestos taxativos: cuando los interesados en el procedimiento fueran desconocidos, o se ignorase su domicilio. Fuera de estos casos la notificación edictal no era posible y, había que recurrir a cualesquiera otros medios para practicar la notificación. Esta situación ha cambiado con la nueva LRJPAC, ya que además de los supuestos que mencionaba la antigua ley, incorpora uno nuevo y admite la notificación edictal cuando «intentada» la notificación personal «no se hubiera podido practicar».Ver texto (14) Es concepto jurídico indeterminado toda vez que se trata de una imposibilidad relativa, no absoluta, pues imposibilidad absoluta sólo la habría, como es obvio, si se hubiera extinguido la personalidad jurídica del administrado.Ver texto (15) El TSJ de la Comunidad Valenciana, en sentencia de 27 de mayo de 2005, ha señalado que, a primera vista, parece que la norma persigue flexibilizar los medios para practicar las notificaciones, articulando la notificación edictal como un remedio supletorio de primer grado, aplicable automáticamente cuando la notificación en el lugar designado al efecto hubiera resultado infructuosa. Pero, con buen criterio, el tribunal valenciano rechaza esta amplísima interpretación de la norma por ser sumamente peligrosa, ya que la frecuente imposibilidad de llevar a cabo una primera notificación personal daría lugar a que el conocimiento real de los actos administrativos resultase notablemente cuestionado; y porque raya en la inconstitucionalidad, si atendemos a la reiterada doctrina del Tribunal Constitucional sobre la restrictiva utilización de la notificación edictal, que requiere el agotamiento previo de todas aquellas otras modalidades que ofrecen mayor seguridad a la recepción por el destinatario. Ponente: Ilmo. Sr. Altarriba Cano (EDJ 2005/142031).Ver texto (16) Se precisa, por tanto, un doble intento de notificación que, aunque haya sido incorporado en el texto del artículo 59.2 de la LRJPAC a partir de su reforma por la Ley 4/1999, venía establecido anteriormente en el artículo 251.3 del Reglamento del Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 16 de 17 Servicio de Correos (Decreto de 14 de mayo de 1964) y exigido por reiterada jurisprudencia, como por ejemplo las SSTS de 18 de marzo de 1995 (RJ 1995\2501) y 12 de diciembre de 1997 (RJ 1998\2264).Ver texto (17) La STS (Sala 3.ª, Sección 4.ª) de 6 de febrero de 2007 (FJ 2), afirma que el artículo 59.2 de la LRJPAC «se refiere al modo de su práctica en los procedimientos iniciados a solicitud del interesado. Al no referirse al modo de proceder cuando el expediente se inicia de oficio, entendemos deben aplicarse las normas del apartado dos indicando que impone la necesidad de que se intente al menos por dos veces la notificación». Ponente: Excmo. Sr. D. Antonio Martí García (RJ 2007\861).Ver texto (18) Ponente: Excmo. Sr. Enríquez Sancho (RJ 2004\6594).Ver texto (19) Indica María del Rocío Andrés Pérez,La notificación y publicación de los actos administrativos, Bosch, Barcelona, 2006, pág. 28, que el primer intento (infructuoso) condiciona, crea, una franja horaria de dos horas (una hora antes y una después) que resulta inhábil para la práctica del segundo intento de notificación, de manera que, realizado ese primer intento a las 11 de la mañana, el segundo intento, para acomodarse a lo previsto en la ley, no podrá realizarse en el espacio comprendido entre las 10,01 y las 11,59.Ver texto (20) Ponente: Excmo. Sr. Martí García (RJ 2004\6889).Ver texto (21) Ponente: Ilmo. Sr. Tajadura Tejada (EDJ 2003/167263).Ver texto (22) Ponente: Ilmo. Sr. Rubio Pérez (JT 2000\1609).Ver texto (23) Ponente: Ilma. Sra. Iranzo Prades (JT 2000\799).Ver texto (24) Ponente: Excmo. Sr. Gota Losada (RJ 1998\2264). Véanse también las sentencias de los Tribunales Superiores de Justicia (Salas de lo Contencioso-Administrativo) de Castilla y León (sede en Burgos) de 15 de abril de 2000 (EDJ 2000/36133), 19 de junio de 2000 (JT 2000\1176) y 5 de septiembre de 2003 (JT 2003\1631); Cataluña, de 4 de junio de 2003 (EDJ 2003/193825), de 18 y 21 de noviembre de 2003 (EDJ 2003/182589 y EDJ 2003/182650); Cantabria, de 26 enero 2001 (JT 2001\28); Extremadura, de 15 de julio de 2003 (RJCA 2003\812); Islas Canarias, de 30 de mayo de 2000 (RJCA 2000\1539); Navarra, de 9 de mayo de 2003 (EDJ 2003/67497).Ver texto (25) Ponente: Ilmo. Sr. Villalba Lava (RJCA 2003\812).Ver texto (26) Bien claro se establece en el artículo 60.2 de la LRJPAC: «La publicación de un acto deberá contener los mismos elementos que el punto 2 del artículo 58 exige respecto de las notificaciones. Será también aplicable a la publicación lo establecido en el punto 3 del mismo artículo». A pesar de que esta previsión se incluya en el artículo 60, dedicado a la publicación de los actos, las mismas exigencias hay que entender son de aplicación para la notificación edictal prevista en el artículo 59.5 de la Ley. Así. Luis Martín Rebollo, «Requisitos de los actos administrativos...», en op. cit., pág. 204.Ver texto (27) Ponente: Excmo. Sr. Goded Miranda (RJ 2000\1589).Ver texto (28) Así, por ejemplo, las SSTSJ de Murcia (Sección 2.ª) de 10 de mayo de 2001 (JUR 2001\168219) y 14 de diciembre de 2001 (JT 2002\299).Ver texto Revistas Especializadas 11/17/2010 Página 17 de 17 (29) Ponente: Excmo. Sr. Barrio Iglesias (RJ 1992\3220).Ver texto (30) Para José Luis Villar Palasí y José Luis Villar Ezcurra,Principios de Derecho Administrativo, tomo II, 4.ª ed., Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho (Universidad Complutense de Madrid), 1999, págs. 140-141, «resulta criticable la posibilidad de que la notificación pueda llegar a desplegar efectos cuando se realiza mediante tablones de anuncios (ya que tanto en los municipios relativamente grandes como en los Consulados, su contenido es absolutamente ignorado por los particulares). Debido a ello es igualmente criticable y absurdo que en el caso de emplearse otros medios de notificación probablemente más eficaces (tales como anuncios en la prensa) se siga manteniendo la obligación de utilizar los tablones de edictos o anuncios».Ver texto (31) SSTSJ de Andalucía (sede en Sevilla, Sección 1.ª) de 14 de octubre de 1999 (EDJ 1999/52937) y 9 de junio de 2000 (EDJ 2000/64075).Ver texto (32) SAN (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 6.ª) de 18 de enero de 2006: «La publicación en un Ayuntamiento distinto de aquel en el que tiene su sede la mercantil, tanto del acuerdo de incoación como del de imposición de la sanción, determina la nulidad de ambos». Ponente: Ilma. Sra. Pedraz Calvo (JUR 2006\243879).Ver texto (33) STSJ de Murcia (Sección 2.ª) de 10 de mayo de 2001 (JUR 2001\168219).Ver texto (34) Ratificado por España mediante Instrumento de 22 de junio de 1987 (BOE de 2 de octubre).Ver texto (35) STSJ de Aragón (Sección 2.ª) de 20 de junio de 2003 (JUR 2004\46358).Ver texto (36) La transcripción parcial de este dictamen puede verse en José María Ayala Muñoz,Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común, obra colectiva, 2.ª ed., Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2002, pág. 409.Ver texto (37) STSJ de Aragón (Sección 2.ª) de 20 de junio de 2003 (JUR 2004\46358).Ver texto (38) STSJ de Murcia (Sección 2.ª) de 10 de mayo de 2001 (JUR 2001\168219).Ver texto (39) La STS de 8 de julio de 1987 (RJ 1987\5273) concluyó que se había producido una discriminación proscrita por el artículo 14 de la Constitución, por el hecho de que el diario ABC de Sevilla fuese el único periódico de la ciudad al que se excluyó de la campaña institucional de prensa sobre el Metro, patrocinada por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla.Ver texto Revistas Especializadas 11/17/2010