Vo l u m e n 1 2 • F a s c í c u l o 5 3 • O c t u b r e 2 0 1 1 • issn 0329-43 07 Cardiología e hipertensión noticias del instituto de investigaciones cardiologicas “Prof. Dr. Alberto C. Taquini” • Facultad de Medicina • uba - conicet Director Científico Prof. Dr. José Milei Secretarios de redacción Dra. Matilde Otero-Losada Dr. Julián González Diseño Mariana Milei Dr. David Hearse (londres) Dr. Emilio Kuschnir (córdoba) Dr. Hideo Kusuoka (osaka) Dr. Jorge Jalil (sgo. de chile) Dr. Mario Lado (montevideo) Dr. Julio Lázzari (buenos aires) Dr. Jorge Lerman (buenos aires) Dr. Jaime Levenson (parís) Dr. José L. López Sendón (madrid) Dr. Mario F. C. Maranhão (curitiba) Dr. Mario Marzilli (pisa) Dr. Lionel Opie (cape town) Dr. Andrés Perez Riera (san pablo) Dr. Agustín Ramírez (buenos aires) Dr. William C. Roberts (houston) Dr. Ramiro Sánchez (buenos aires) Dr. Edgardo Schapachnik (buenos aires) Dra. Jutta Schapper (bad nauhein) Dr. Samuel Sclarovsky (israel) Dr. Roberto Sica (buenos aires) Dr. Rubén Storino (la plata) Dr. Norberto Tavella (montevideo) Dr. Jorge Toblli (buenos aires) Dr. Manuel Vázquez Blanco (bs. as.) Dr. Alberto Villamil (buenos aires) Dr. Alberto Zanchetti (milano) Comité Editorial Dr. Francisco Azzato (buenos aires) Dr. Giuseppe Ambrosio (perugia) Dr. Adrián Baranchuk (ontario) Dr. Claudio Bellido (buenos aires) Dr. Horacio Carbajal (la plata) Dr. Horacio E. Cingolani (la plata) Dr. Fernando De la Serna (tucumán) Dr. Raúl Domenech (sgo. de chile) Dr. Saúl Drajer (buenos aires) Dr. Marcelo Elizari (buenos aires) Dr. Roberto Ferrari (ferrara) Dr. Ricardo J. Gelpi (buenos aires) Dr. Hernán Gómez Llambí (bs. as.) Dr. Jorge González Zuelgaray (bs. as.) Dra. Liliana Grinfeld (buenos aires) Auspiciado por: - Secretaría de Estado de Ciencia y Tecnología de la República Argentina - Consejo de Hipertensión Arterial (Sociedad Argentina de Cardiología) - Comité de Hipertensión Arterial (Federación Argentina de Cardiología) noticias del instituto de investigaciones cardiologicas “Prof. Dr. Alberto C. Taquini” • Facultad de Medicina • uba - conicet Director: Prof. Dr. José Milei Cardiología e hipertensión. noticias del instituto de investigaciones cardiologicas “Prof. Dr. Alberto C. Taquini” • Facultad de Medicina • uba - conicet. Editor: Dr. José Milei. Publicación bimestral. Derechos reservados. No se permite la reproducción total o parcial del contenido sin autorización expresa y escrita del Editor. Marcelo T. de Alvear 2270 (C1122AAJ); Tel +54 +11 4508-3888/3836; Fax +54 +11 4508-3888. Ciudad de Buenos Aires; E-mail:[email protected] Cardiología e hipertensión noticias del instituto de investigaciones cardiologicas “Prof. Dr. Alberto C. Taquini” • Facultad de Medicina • uba - conicet Indice Página 4 Síndrome metabólico Página 10 Síndrome metabólico en deportistas Página 12 Artículo destacado Página 13 Artículos selectos Figura de tapa: Contrariamente a lo que se ha aceptado desde hace muchos años, el 40% de los pacientes con embolia de pulmón no tiene una trombosis venosa periférica precedente o concurrente. En ese sentido, se han postulado varias explicaciones, una de ellas podría ser la existencia de otras vías de formación de trombos del lado derecho, incluyendo la enfermedad cardíaca.(La enfermedad cardíaca puede ser un factor de riesgo para la embolia de pulmón sin trombosis venosa profunda periférica. (H. Sorensen y col. Circulation 2011, 124: 1435-1441). El estudio muestra una tomografía computada con contraste que presenta grave tromboembolismo de las arterias pulmonares principales, en un paciente de 78 años, con insuficiencia cardiaca y trastornos del ritmo, En los estudios seriados de ecodoppler venosos de miembros inferiores no fue posible demostrar existencia de trombosis venosa. 2 Editorial “El arte es largo, la vida breve, la ocasión fugitiva, la experiencia falaz, el juicio dificultoso. No basta que el médico haga cuanto debe hacer, si no concurren al mismo objeto, las circunstancias exteriores” Hipócrates El síndrome metabólico (SM), término adoptado por consenso, refiere a una constelación de entidades patológicas que, individualmente, aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular, a saber: obesidad (abdominal en particular), resistencia a insulina, hipertensión arterial y dislipemia. En estas condiciones sobreviene un estado protrombótico (aumento de factores de coagulación) y proinflamatorio (aumento de proteína C reactiva) según el informe del Panel de tratamiento para adultos III del Programa Nacional para la Educación sobre el Colesterol (National Cholesterol Education Program's Adult Treatment Panel III, NCEP-ATP III, National Heart, Lung and Blood Institute). Se estima que los individuos con SM tienen un 30%–40% de probabilidad de desarrollar diabetes tipo II o enfermedad cardiovascular en un período de 20 años a partir del diagnóstico confirmado de SM. La prevalencia de SM oscila entre 15% a 30% en individuos no diabéticos y se eleva a 79% entre individuos con diabetes tipo II. Según estimaciones de la OMS para 2015 habrá aproximadamente 2300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad, cálculos que aumentan la predicción de riesgo de SM para entonces, y falta muy poco. Con alta prevalencia actual a nivel mundial (más del 25%-30% de la población norteamericana, aproximadamente 23% de la población europea, 20%-25% en países sudasiáticos, 43% a nivel mundial en mayores de 60 años según la American Heart Association, AHA), parece convertirse en uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI, duplicando el riesgo de enfermedad cardiovascular y quintuplicando el riesgo de diabetes de tipo II. La morbilidad y mortalidad prematuras debidas a éstas podrían por sí solas desequilibrar completamente los presupuestos sanitarios de muchos países en vías de desarrollo y desarrollados. Consistentemente con estas proyecciones, Lerman e Iglesias, junto a un grupo de colaboradores, enfatizan en la detección precoz y el tratamiento del SM en su libro Enfoque Integral del síndrome metabólico (2009, 2ª Ed.). Atento a tal contexto, este número de la Revista se dedica a tratar el tema de 'síndrome metabólico', estando integrado por una selección de artículos que consideramos de interés para los lectores. El artículo Bebidas endulzadas con azúcar, obesidad, diabetes tipo II y riesgo cardiovascular. Malik VS, Popkin BM, Bray GA, Després JP, Hu FB. Circulation 2010; 121: 1356-64, es el destacado de este mes. Genética, etnia, alimentación, cultura y factores psicológicos, sociales y económicos modifican intrínsecamente la probabilidad de desarrollar SM. Hay variables que no podemos modificar. Por lo demás, podemos generar cambios culturales, mejorar la educación y propiciar estilos de vida más saludables, reduciendo los costos en salud y elevando la calidad de vida a nivel individual, social y económico. Dra. Matilde Otero-Losada Investigadora Independiente CONICET 3 Síndrome Metabólico Julián González, Matilde Otero-Losada Resumen En comparación con los trastornos a los que predispone, i.e.: diabetes de tipo II y enfermedad cardiovascular, incluyendo alteraciones coronarias, cerebrovasculares y vasculares periféricas, el síndrome metabólico (SM) puede considerarse una patología cardiometabólica intermedia. En este artículo se presenta un resumido panorama de los factores etiopatogénicos y fisiopatológicos que favorecen el desarrollo y progresión de esta compleja entidad pluripatológica. Asimismo se ofrece una concisa actualización en estrategias de prevención y tratamiento del SM considerando que las mismas están fundamentalmente orientadas a evitar la aparición de la enfermedad y reducir el impacto de sus secuelas cardiometabólicas. Se destaca la importancia de la modificación en el estilo de vida en la prevención primaria del SM considerando que su interacción con la genética y otros factores no modificables, determinará la calidad de vida estimada. Comprender la importancia de la prevención primaria del SM no sólo por parte de la comunidad médica sino por la sociedad en conjunto, es 4 un punto de partida necesario para desacelerar la ola de trastornos cardiometabólicos en el siglo XXI. Etiopatogenia y Fisiopatología Factores Genéticos Contribución de la Obesidad La gran mayoría de los pacientes que desarrollan síndrome metabólico (SM) tienen grados variables de obesidad, pero no todos los pacientes obesos desarrollan SM. Cabe por lo tanto preguntarse cuál es el rol de la obesidad en la patogénesis del SM y, si existe tal rol, cuál es la razón por la cual tantos pacientes obesos no desarrollan el síndrome1. El hecho de que en algunos grupos étnicos, especialmente orientales, se desarrolle SM con obesidad muy leve sugiere la presencia de factores genéticos que confieren riesgo de desarrollar el SM independientemente de la obesidad2. Adipocitoquinas Existen de todos modos algunos compuestos producidos por el tejido adiposo que actuarían como mediadores químicos y estarían impicados en la patogénesis del SM, entre ellos: • Los ácidos grasos no esterificados • Citoquinas proinflamatorias • Leptina • Adiponectina • Inhibidor del Activador del Plasminógeno-1 (PAI-1) Los triglicéridos almacenados en el tejido adiposo son hidrolizados por la lipasa hormonosensible que es activada por las catecolaminas vía estimulación del receptor b3 e inhibida por la insulina. Los ácidos grasos libres se encuentran notablemente elevados en los pacientes obesos tanto durante el ayuno como en el período posprandial3. En estos individuos, los adipocitos suelen ser genéticamente insulinorresistentes4. El tejido adiposo es fuente de citoquinas proinflamatorias que también parecen jugar un rol importante en el desarrollo del SM. El tejido adiposo produce TNF-a factor de necrosis tumoral-alfa) e IL-6 (interleuquina-6) y ambas citoquinas se encuentran aumentadas en la obesidad5,6. Como mencionaremos más adelante, ambas interleuquinas están relacionadas con los niveles de proteína C reactiva (PCR), que a su vez interviene en la patogénesis de la aterosclerosis estimulando procesos inflamatorios. Otra citoquina de particular interés es el PAI-1, cuya secreción se encuentra aumentada en la obesidad7. Esta citoquina estaría implicada en el estado protrombótico presente en el SM. Dos hormonas producidas por el tejido adiposo están relacionadas con la génesis del SM: la leptina y la adiponectina. Se ha observado que el cociente entre las concentraciones de ambas hormonas se relaciona con el SM8-10. La leptina se encuentra elevada en los pacientes con SM11 y su concentración guarda relación directa con la cantidad de criterios diagnósticos positivos para el SM. Esta correlación se mantienea luego de ajustar por edad, tabaquismo, uso de medicamentos, actividad física, HOMA-IR (evaluación de homeostasis según insulinorresistencia= glucemia en mientras que el SM fue concebido justamente como una constelación clínica que coloca a sus portadores en un alto riesgo cardiovascular20. mmol/L x insulinemia/22.5 ó glucemia en mg/dl x insulinemia/405) y LDL-C; también luego del ajuste por índice de masa corporal y la circunferencia de la cintura. Aún luego de estratificar según obesidad, i.e.: sujetos obesos y sujetos no obesos, las concentraciones de leptina contiuaron siendo mayores en sujetos con SM en ambos grupos11. Los niveles de leptina correlacionaron además con los niveles de PCR12 y con el grado de calcificación de las arterias coronarias13. Vale la pena sin embargo, analizar brevemente la relación entre la IR y los diversos componentes del SM. Hiperglucemia La relación entre la IR y la hiperglucemia parece hoy en día una obviedad. La aparición de IR antes de la aparición de hiperglucemia ha sido bien documentada en familiares de pacientes con diabetes tipo II21, 22. Hay que destacar sin embargo, que muchos sujetos con IR no están en riesgo de desarrollar hiperglucemia mientras mantengan una secreción adecuada de insulina23. La adiponectina es otra hormona producida por el tejido adiposo. A diferencia de la leptina, que como vimos se encuentra elevada, ésta se ecuentra paradójicamente disminuída14. Recientes investigaciones han idenfificado diversas variantes en el gen de la adiponectina asociadas con el SM15,16. Incluso se ha postulado que la normalización de los niveles plasmáticos de adiponectina sería un marcador útil de éxito terapéutico en el SM17. Dislipemia El perifil lipídico típicamente asociado con la IR consiste en hipertrigliceridemia, colesterol HDL disminuído y lipoproteínas de baja densidad (LDL) pequeñas y densas. La génesis de la dislipemia asociada con la IR fue revisada por Gisnberg24. El evento inicial sería la inadecuada inhibición de la lipólisis en los adipocitos insulinorresistentes. Ésto, que ocurre principalmente en los adpocitos viscerales, produce una liberación aumentada de ácidos grasos libres a la circulación portal. Estos ácidos grasos libres son captados por el hígado, re-esterificados en triglicéridos y ensamblados junto con la apo-lipoproteína B (apoB) en lipoproteínas VLDL (de muy baja densidad), que se producen en gran cantidad, resultando en hipertrigliceridemia. Estas VLDL son capaces de interactuar con las HDL, transfiriéndoles triglicéridos y extrayéndoles ésteres de colesterol mediante la lecitin-colesterol-éster-transferasa (LCET). Estas HDL ricas en triglicéridos son blanco de la lipoproteínlipasa (LPL), que extrae y degrada los triglicéridos. Esta actividad resulta en una partícula de menor tamaño y con escaso contenido lipídico Distribución del Tejido Adiposo El tejido adiposo abdominal es el más relacionado con el desarrollo de SM. Si bien hay consenso en cuanto a la primacía del tejido adiposo abdominal sobre el periférico para la determinación de la resistencia a la insulina, algunos estudios discrepan en cuanto a la mayor importancia del tejido visceral18 o del tejido subcutáneo abdominal19 con este fin. Contribución de la Insulinorresistencia La contribución de la insulinorresistencia (IR) en la patogénesis del SM es insoslayable, al punto que algunos autores sugieren la sinonimia entre SM y síndrome de resistencia a la insulina. Sin embargo, esta sinonimia no sería estrictamente apropiada y menos aún conveniente, ya que la IR es un mecanismo fisiopatológico que, si bien puede explicar muchas de las características del SM, también se asocia con otras anomalías. Por otra parte, la IR no es una entidad clínica, 5 que es excretada por los riñones, con disminución de la lipemia. Las VLDL pueden también interactuar de igual modo con las LDL. Las LDL ricas en triglicéridos también son sustrato de la LPL, convirtiéndose en LDL pequeñas y más densas. En consecuencia, en la insulinorresistencia se observa aumento de las VLDL plasmáticas, cuyo contenido en colesterol es mayor que el observado en los pacientes no insulinorresistentes, por lo que son más aterogénicas. Las HDL están disminuídas y las LDL, aún dentro de niveles normales, son más aterogénicas que las observadas en los pacientes no insulinorresistentes24. Hipertensión Es importante remarcar que si bien existe una fuerte relación entre IR e hipertensión, no todos los hipertensos (esenciales) son insulinorresistentes ni todos los pacientes con IR desarrollan hipertensión. Los mecanismos propuestos que vinculan la hiperinsulinemia resultante de la IR con la hipertensión son básicamente dos: la retención de agua y sodio a nivel del riñón estimulada por la insulina, y la estimulación del sistema nervioso simpático por la insulina. Ambos mecanismos se encuentran exacerbados en los pacientes con IR25. to en la expresión de moléculas de adhesión, y disminuye la producción de óxido nítrico y prostaciclina28-31. En el músculo liso vascular produce aumento en el número de receptores para angiotensina (up-regulation) y aumento en la expresión de óxido nítrico sintetasa inducible32. Estado Protrombótico En el SM se han descripto varias alteraciones de la coagulación asociadas a IR: aumento del PAI-1, aumento en los niveles de fibrinógeno, elevación del factor VIII y el factor de von Willebrandt, elevación del factor VII y mayor reactividad plaquetaria33. De todos ellos, el que se encuentra mejor documentado es el aumento del PAI-17, 34. Actualización en Tratamiento y Prevención del Síndrome Metabólico Prevención Estado Proinflamatorio La prevención del SM debe orientarse hacia la cotidiana y sostenida conquista de un estilo de vida saludable, manteniendo relativa estabilidad en el peso corporal dentro de los límites recomendados, cese o mayor reducción posible de tabaquismo, reducción en el aporte de sodio, consumo moderado de alcohol y mantenimiento de una vida físicamente activa sin descuidar la actividad mental e intelectual y los aspectos psíquicos y emocionales35. La importancia de los fenómenos inflamatorios en la patogénesis de la aterosclerosis está hoy en día adecuadamente establecida, por lo cual sólo remitiremos al lector a dos excelentes revisiones del tema26, 27. Como mencionamos anteriormente, en los pacientes obesos se produce un incremento de ciertas citoquinas proinflamatorias, especialmente IL-6 y TNF-a, las cuales a su vez estimulan la producción de PCR en el hígado 5, 6 La PCR ha demostrado tener efectos aterogénicos per se. A nivel endotelial produce aumento de la producción de endotelina-1, aumen- A nivel nutricional, ésto significa mantener una dieta variada, completa y equilibrada en nutrientes, que satisfaga los requerimientos energéticos sin excederlos, reduciendo el aporte de grasas saturadas y aumentando el consumo de aceites ricos en ácidos grasos poli-insaturados. Así, se recomienda incorporar o aumentar la ingesta de granos y semillas enteros, pescado, frutas y vegetales. En el caso de las semillas, es importante que sean crudas para no alterar sus bondades nutricionales. Por ejemplo los tan actuales panes con semillas, si 6 bien conservan el aporte de fibra, desafortunadamente han perdido un alto porcentaje de aceites poli-insaturados que se destruyen durante la cocción. Pequeños detalles como éste y otros, sin duda serán contemplados por el médico nutricionista tratante. Aceites como los de canola (colza, contiene la proporción ideal de ácidos omega 3, 6 y 9), de oliva extra virgen (primera presión, que no ha sufrido variaciones de temperatura ni procesamiento químico), girasol, las nueces (consumo moderado), reducen los niveles de triglicéridos, retardan el proceso de aterogénesis y contribuyen a reducir moderadamente presión arterial36. Los ácidos grasos omega-3 también se encuentran en alta proporción en el aceite de pescado, en particular el proveniente de pescados azules (salmón, atún, sardinas). Los resultados de los estudios disponibles fundamentan el consumo de ácidos grasos poliinsaturados es beneficioso para mantener la salud cardiovascular tanto en sujetos sanos como en aquéllos con alto riesgo cardiovascular o que ya sufren de una enfermedad cardiovascular. La American Heart Association (AHA) también recomienda el consumo de tofu y otros productos derivados de la soja, nueces, aceite de lino y aceite de colza (canola). Estos alimentos contienen ácido alfa-linolénico, precursor de síntesis de ácidos grasos del tipo omega-3 en el organismo. En todos los casos debe controlarse que el aporte de sodio no exceda las recomendaciones, en particular cuando se trata de productos del mar37-40. Debe desalentarse el consumo indiscriminado (menos aún por automedicación) de suplementos de aceite de pescado ya que su exceso y acumulación luego del consumo sostenido sin control médico, en el largo plazo puede derivar en hemorragias internas, tromboembolismo y/o accidente cerebrovascular41,42. Es fundamental que los pacientes tomen conciencia de la importancia de comprometerse a respetar y seguir las recomendaciones nutricio- nales indicadas. Esta actitud sostenida en el tiempo puede contribuir por sí misma a reducir la prevalencia de SM y enfermedad cardiovascular en la población en general43,44. Tratamiento del SM La piedra angular en el tratamiento del SM es el cambio de estilo de vida enfatizando en la pérdida de peso con aumento de la actividad física y mejoras en la dieta, tanto cuantitativas como cualitativas, cesación del tabaquismo, observación de los ciclos sueño-vigilia, reducción del distrés crónico, etc. Un objetivo realista para la reducción de peso debe ser de 7% a un 10% en un período de 6 a 12 meses. Las recomendaciones dietéticas generales incluyen la baja ingesta de grasas saturadas, grasas trans y colesterol, y las dietas con bajo índice glucémico. La proteína de soja podría ser más beneficioso que la proteína animal en la reducción de peso y corrección de la dislipidemia45. La actividad física se asocia con la reducción de peso exitosa y la reducción en la progresión de la insulinorresistencia [46]. Las recomendaciones deben incluír la práctica regular de ejercicio moderado con un mínimo diario de 30 a 60 minutos, manteniendo el equilibrio entre ejercicio aeróbico y el entrenamiento de fuerza. El tratamiento farmacológico es un paso crítico en el manejo de pacientes con SM cuando las modificaciones en el estilo de vida no alcanzan los objetivos terapéuticos, como por ejemplo si no se observa reducción de peso corporal o mejora en la curva de tolerancia a la glucosa luego de 3 a 6 meses47. La evidencia apoya el uso de estatinas como tratamiento de primera línea para la dislipemia. También se reconocen beneficios terapéuticos con el uso de secuestrantes de ácidos biliares y/o fibratos en algunos subgrupos de pacientes. El empleo de estatinas reduce el nivel de las aterogénicas cLDL, en particular cuando en asociación con fibratos, ácido nicotínico, resinas quelantes de ácidos biliares o ezetimibe48. Los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina II y los bloqueantes del receptor de la angiotensina II son los fármacos preferidos para el tratamiento de la hipertensión. En estos casos deberá considerarse que ciertas drogas pueden exacerbar la dislipemia y/o la hiperglucemia características del SM. En cuanto al empleo de diuréticos y betabloqueantes, se ha observado mayor aumento en la incidencia de diabetes con el uso de diuréticos y betabloqueantes que con agentes antihhipertensivos nuevos favoreciendo a estos últimos para iniciar el tratamiento49- 51. bidores de la dipeptidil peptidasa-4, DPP-4, que degrada las incretinas endógenas) que aumentan la vida media de las incretinas y prolongan la acción estimulante de éstas sobre la producción de insulina. Su uso como monoterapia no está autorizado y suele asociárselas a metformina o glitazonas. Considerando el estado protrombótico y proinflamatorio propio del SM, el uso de acetil-salicilato (aspirina) se recomienda en la prevención primaria de la enfermedad56. Los últimos advances en el desarrollo de drogas con acción agonista de receptores del proliferador activado de peroxisoma (PPARs) prometen ampliar los horizontes en el tratamiento actual del SM57. La metformina parece ser el fármaco de elección para reducer la hiperglucemia. Como hipoglucemiantes, el uso de tiazolidinedionas como la pioglitazona y su asociación con cáncer de vejiga ha resultado en su discontinuidad en ciertos países europeos. La evidencia demuestra que drogas como metformina52, acarbosa53 y orlistat54 reducen la incidencia de diabetes II en 31%, 25% y 37%, respectivamente, al cabo de 3-4 años. Asimismo, el tratamiento con metformina ha demostrado prevenir recurrencias de SM55. Conclusiones La modulación del eje de las incretinas GLP-1 y GIP (glucagon-like peptide 1 o péptido similar al glucagon y gastric inhibitor peptide o polipéptido inhibidor gástrico), hormonas del tracto gastrointestinal que actúan sobre la regulación de la glucemia aumentando la secreción de insulina y reduciendo la de glucagon en respuesta a la ingesta de hidratos de carbono, también puede ser útil. En los últimos años se han desarrollado y comercializado hipoglucemiantes que actúan potenciando el efecto de las incretinas. Actualmente se dispone de exenatida, un incretín mimético análogo de la GLP-1, que se administra por vía subcutánea y de sitagliptina y vildagliptina (inhi- La prevención primaria del SM es fundamental ya que una vez instalado es prácticamente imposible evitar sus complicaciones. El SM es una condición pluripatológica favorecida por la mala calidad de la alimentación y el estilo de vida poco saludable en general. La conjunción de obesidad central, hiperinsulinemia, hiperglucemia, dislipemia e hipertensión arterial genera un estado proinflamatorio y protrombótico que, unido a la disfunción endotelial consecuente, acelera el proceso aterosclerótico y multiplica el riesgo cardiovascular. Se impone la toma de conciencia en el mantenimiento de un estilo de vida saludable, coherente con una nutrición completa, variada y balanceada que satisfaga los requerimientos energéticos sin excederlos. Suprimir los hábitos nocivos, los desórdenes en los ciclos sueño-vigilia, el distrés crónico y, en general, mantener una vida activa en sus aspectos físico, mental, psíquico, emocional y social. Estos objetivos no son imposibles de alcanzar, es ineludible el auténtico compromiso con la propia vida. 7 Referencias Plasma Leptin and C-Reactive Protein in Healthy Humans. Circulation 2004; 109: 2181-2185. 8 1. Grundy SM. 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Teramukai S; OMEGA Study Group. Sodium N Engl J Med 2002; 346: 393–403. 9 Síndrome metabólico en deportistas Dra. Matilde Otero-Losada Investigadora Independiente CONICET El síndrome metabólico (SM) (coexistencia de obesidad abdominal, aumento de glucemia en ayunas y/o insulinorresistencia, hipertensión arterial y dislipidemia) se asocia con alto riesgo para el desarrollo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo II. El tratamiento del SM se basa en cambios dietarios, aumento en la actividad física y descenso del peso corporal, entre otras indicaciones. La lógica indica, y es de hecho la creencia general, que los atletas y deportistas estarían mejor protegidos contra los riesgos de la enfermedad cardiovascular, en comparación con la población en general. Paradójicamente, se ha observado una alta prevalencia de síndrome metabólico y otros marcadores biológicos adversos asociados a la enfermedad cardíaca en jugadores profesionales de fútbol americano en actividad (se sabe de la mayor prevalencia de enfermedad cardiovascular y muerte prematura en ex atletas). tro de cintura, niveles plasmáticos de colesterol en lipoproteínas de alta densidad (cHDL), triglicéridos (TG) y glucemia en ayunas (Figura 1). Un estudio descriptivo de corte transversal publicado en 2008 detectó síndrome metabólico (SM) en 49% (43/70) de los atletas participantes, todos ellos defensores de línea de fútbol americano (linemen) según registros de tensión arterial, períme- Anteriormente la distinta prevalencia de SM de acuerdo con la posición de juego ya había sido documentada. En 2009, un estudio en el que participaron 69 jugadores de fútbol americano, halló mayor prevalencia de SM en defensores de línea en contraste 10 El cociente cTotal (colesterol total)/ cHDL fue mayor que 5.00 en 46% (32/70) de los participantes, y el cTotal superó los 200 mmol/L en 17% de los casos (12/70). También se observaron niveles altos de proteína C reactiva (21% de los participantes, 15/70) y altos niveles de hemoglobina glicosilada (13% de casos estudiados, 9/70). En 2010 un estudio concluyó que existe un riesgo excepcionalmente alto para desarrollar diabetes II y enfermedad cardiovascular entre futbolistas colegiados (fútbol americano) en actividad. Los más afectados fueron los defensores de línea (linemen) en quienes la prevalencia de SM fue de 46% en contraste con un 14% observado en el resto de los jugadores. Figura 1. Factores de riesgo de SM en defensores de línea de fútbol americano. No. of Factors 3 4 5 Combination of Factors No. of Participants Waist, BP, HDL Waist, TG, HDL Waist, FBG, HDL Waist, BP, FBG Waist, BP, TG Waist, BP, TG, HDL Waist, BP, FBG, HDL Waist, BP, FBG, TG, HDL 18 4 1 1 1 3 5 1 Abbreviations: BP, blood pressure; FBG, fasting blood glucose; HDL, HDLcholesterol; TG, triglycerides. Fuente: Buell JL, Calland D, Hanks F, Johnston B, Pester B, Sweeney R, Thorne R. Presence of metabolic syndrome in football linemen. J Athl Train. 2008; 43: 608-16 con el resto de los jugadores (22% vs 0%, p = 0.004). Lo mismo se observó en relación con componentes individuales del SM: valores de IMC> 30 kg/m2 en 100% de los defensores de línea (vs 32% observado en el resto de los jugadores, p <0.001) y relación perímetro de cintura/altura mayor que 0.5 en 95% de los defensores de línea (vs 36% en el resto de los jugadores, p <0.001). Comparativamente, los factores de riesgo cardiovascular y la enferme- dad metabólica han sido menos investigados en basquetbolistas profesionales. Según un estudio en el que participaron 69 jugadores de fútbol americano y 155 basquetbolistas, todos ellos profesionales, se observó que los basquetbolistas tenían parámetros cardiovasculares favorables en comparación con la población de referencia (no deportistas, ajustando los valores según sexo y edad, cohorte del estudio NHANES, National Health and Nutrition Examination Survey, 1999-2002) con excepción de mayor prevalencia de hipertensión que la observada en la población de referencia. A su vez, los basquetbolistas presentaron menor prevalencia de obesidad, hiperglucemia y SM en comparación con los jugadores de fútbol americano, especialmente en relación con los defensores de línea (linemen). La evidencia indica que la prevalencia de SM y/o de alteraciones en sus componentes individuales (e.g.: dislipidemia, insulinorresistencia, obesidad, hipertensión) varía según el tipo de deporte y probablemente en relación con la posición de juego. Ciertamente muy poco sabemos del SM en relación con los jugadores de fútbol tal como se juega en nuestras latitudes. No hallamos información científica al respecto, no en los bancos de datos de referencia mundial. Quizá sea hora de ocuparnos de nuestros jugadores de fútbol. Cuanto más conozcamos del tema, mejores estrategias podrán formularse para mejorar la salud de estos integrantes de la sociedad que con su actividad proporcionan ratos de satisfacción, entretenimiento y largos debates que atraen a una vasta proporción de los argentinos. Referencias • Buell JL, Calland D, Hanks F, Johnston B, O'Keefe JH. Review of cardiometabolic risk Pester B, Sweeney R, Thorne R. Presence of factors among current professional football and metabolic syndrome in football linemen. J Athl professional baseball players. Phys Sportsmed Train. 2008; 43: 608-16. 2010; 38: 77-83 • Selden MA, Helzberg JH, Waeckerle JF, • Wiwanitkit V. Elevated alanine Browne JE, Brewer JH, Monaco ME, Tang F, aminotransferase in football players. South Med O'Keefe JH. Cardiometabolic abnormalities in J 2010; 103: 386. current National Football League players. Am J • Borchers JR, Clem KL, Habash DL, Nagaraja Cardiol. 2009; 103: 969-71. HN, Stokley LM, Best TM. Metabolic syndrome • Wilkerson GB, Bullard JT, Bartal DW. and insulin resistance in Division 1 collegiate Identification of cardiometabolic risk among football players. Med Sci Sports Exerc 2009; 41: collegiate football players. J Athl Train. 2105-10. 2010; 45: 67-74. • Selden MA, Helzberg JH, Waeckerle JF, • Dobrosielski DA, Rosenbaum D, Wooster BM, Browne JE, Brewer JH, Monaco ME, Tang F, Merrill M, Swanson J, Moore JB, Brubaker PH. O'Keefe JH. Elevated alanine aminotransferase Assessment of cardiovascular risk in collegiate in current national football league players: football players and nonathletes. J Am Coll correlation with cardiometabolic syndrome Health 2010; 59: 224-7. markers, obesity, and insulin resistance. South • Helzberg JH, Camilo J, Waeckerle JF, Med J 2009; 102:1003-6. 11 Artículo destacado Bebidas endulzadas con azúcar, obesidad, diabetes tipo 2 y riesgo cardiovascular Malik VS, Popkin BM, Bray GA, Després JP, Hu FB. Circulation 2010; 121: 1356-64 La obesidad ha emergido como uno de los principales problemas de salud. De acuerdo a las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud en relación con adultos de todo el mundo, 1.600 millones tenían sobrepeso (IMC, índice de masa corporal, ≥ 25 kg/m2) y al menos 400 millones eran obesos (IMC ≥ 30 kg/m2) en 2005. Se estima que estas cifras se elevarán a 2.300 millones y 700 millones respectivamente para 2015. El porcentaje de adultos con sobrepeso (43%) y obesidad (15%) observado en el período 1976-1980 aumentó marcadamente a 66% y 33% respectivamente entre 2005 y 2006, con la mayor proporción de aumento observado en mujeres afroamericanas y mexicanas. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para la diabetes tipo II, la enfermedad cardiovascular, el cáncer y la muerte prematura. En el contexto de esta pandemia de obesidad, la American Heart Association (AHA) ha emitido un documento recomendando no consumir más de 100 a 150 kCal diarias en carbohidratos, e identifica a las bebidas azucaradas como principal fuente de azúcar agregada a la dieta. Las bebidas azucaradas podrían contribuir al aumento de peso por su alto contenido calórico y su baja capacidad de saciedad, con una capacidad incompleta para compensar las calorías consumidas, llevando al aumento en la ingesta calórica. Pero además, se sospecha que las bebidas azucaradas podrían contribuir al riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo II por resistencia a la insulina y disfunción celular . La fructosa, tanto la originada por hidrólisis de la sacarosa como la proporcionada directamente por el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), producen aumento de la tensión arterial, acumulación de grasa visceral, dislipemia y aumento de los depósitos ectópicos de grasa. Las primeras bebidas carbonatadas se empezaron a producir hacia 1760, como tónicos reconstituyentes, pensando que eran saludables. En ese momento no se les agregaba azúcar. A fines del siglo XIX, J.S. Pemberton, un farmacéutico norteamericano, formuló un tónico a base de extractos de kola (una nuez africana rica en cafeína) y de cola, una planta americana cuyo extracto tiene efectos estimulantes. A principios del siglo XX, Asa Candler compró la patente para fabricar la Coca-Cola y comenzó a producirla masivamente. Sin embargo, el verdadero boom ocurre durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el Departamento de Guerra de los Estados Unidos decidió proveer de Coca-Cola a los soldados. A partir de allí la Coca-Cola® Company comenzó a ganar los mercados europeos, para expandirse luego 12 por todo el mundo. Para 1970, las bebidas azucaradas conformaban el 3.9% de las calorías consumidas en Estados Unidos, alcanzando el 9.2% en 2001. Cada vez hay mayor evidencia epidemiológica que vincula la obesidad en la niñez con la obesidad en la vida adulta, y con el riesgo de desarrollar diabetes tipo II y enfermedad cardiovascular. La evidencia en adultos es menos consistente, si bien la mayoría de los estudios en adultos carecen del nivel riguroso con que se han realizado los estudios en niños. No obstante, en el Frammingham Offspring Study, los adultos que consumían bebidas gaseosas azucaradas tenían un riesgo 39% mayor de desarrollar síndrome metabólico que quienes no consumían esas bebidas. Artículos selectos Comparación de los efectos de la atorvastatina (10 versus 80 mg) sobre marcadores de inflamación y estrés oxidativo en pacientes con síndrome metabólico Singh U, Devaraj S, Jialal I, Siegel D. Am J Cardiol 2008; 102: 321-5 Antecedentes El síndrome metabólico (SM), caracterizado por grados leves de inflamación, confiere un riesgo cardiovascular aumentado. Las estatinas, además de tener efectos hipolipemiantes, ejercen efectos pleiotrópicos y disminuyen la concentración de marcadores de inflamación y estrés oxidativo. En el estudio TNT (Treating to New Target Study) se observó una mayor disminución de colesterol LDL y de eventos cardiovasculares con atorvastatina en dosis de 80 mg comparado con dosis de 10 mg en pacientes con SM y enfermedad coronaria. Es probable que estos beneficios de las estatinas se deban al mayor efecto pleiotrópico observado con dosis altas. Los efectos dosis-respuesta de la atorvastatina sobre los marcadores de inflamación y de estrés oxidativo no han sido investigados en sujetos con SM. Objetivo Evaluar la relación dosis-respuesta de atorvastatina para sus efectos sobre marcadores de inflamación: PCR-hs (proteína C-reactiva de alta sensibilidad), MPM-9 (metaloproteinasa 9 de matriz) y NF-κB (nuclear factor kappalight-chain-enhancer of activated B cells, o factor nuclear-kappa B) así como a nivel de indicadores de estrés oxidativo: LDL oxidada, nitro-tirosina urinaria, F2-isoprostanos y liberación de anión superóxido por monocitos. Metodología Se estudiaron 70 sujetos con SM empleando un diseño aleatorizado a doble ciego. Los participantes recibieron uno de los siguientes tratamientos durante 12 semanas: placebo, atorvastatina 10 mg/día, o atorvastatina 80 mg/día. Resultados Se observó una fuerte relación dosisrespuesta (p < 0.05) para los efectos de atorvastatina sobre colesterol total, en la fracción c-LDL (reducción del 32% y 44%), en las lipoproteínas no c-HDL (reducción del 28% y 40%) y en la fracción c-LDL oxidada (reducción del 24% y 39%) observados luego del tratamiento con 10 y 80 mg/ día de atorvastatina respectivamente. Los niveles de PCR-hs, MPM-9 y NF-kB disminuyeron en el grupo de atorvastatina 80 mg/día respecto de los observados previo al tratamiento. Conclusión Este estudio en sujetos con SM demostró la superioridad de la dosis de 80 mg/día de atorvastatina respecto de la dosis de 10 mg/día para reducir los niveles de c-LDL oxidada, PCR-hs, MPM-9 y NF-kB. 13 El consumo de bebidas en niñas de 5 años predice la masa de tejido adiposo y el peso en la niñez y la adolescencia Fiorito LM, Marini M, Francis LA, Smiciklas-Wright H, Birch LL. Am J Clin Nutr 2009; 90: 935-42 Introducción El aumento del consumo de bebidas azucaradas ha sido vinculado con el incremento en el consumo de calorías y de la masa de tejido adiposo en la niñez. Objetivo Evaluar en niñas de 5 años, si el consumo de bebidas predice el consumo de calorías, la masa de tejido adiposo y el peso a lo largo de la niñez y la adolescencia. Diseño Las participantes fueron parte de un estudio longitudinal de niñas blancas no hispánicas y sus padres (n=170). Las niñas fueron evaluadas bienalmente entre los 5 y los 15 años. En cada evaluación se estableció el tipo de bebida consumida (leche, jugos de frutas y bebidas azucaradas) y el consumo de calorías mediante tres llamadas en 24 hs. Se midieron el porcentaje de grasa corporal y el perímetro de la cintura. La estatura y el peso se obtuvieron para determinar el índice de masa corporal. Mediante un análisis de regresión múltiple se predijo la masa de tejido adiposo. Además, a los 5 años, las 14 niñas se agruparon de acuerdo a la cantidad de porciones de bebidas azucaradas que consumían: <1, ≥1 y < 2, o ≥ 2. Se utilizó un enfoque de modelo mixto para evaluar diferencias longitudinales y patrones de cambio en las bebidas azucaradas y consumo de calorías, masa de tejido adiposo y peso corporal, según la frecuencia de consumo de bebidas azucaradas. Resultados El consumo de bebidas azucaradas se relacionó positivamente con la masa de tejido adiposo entre los 5 y los 15 años. Esta asociación no se observó para la leche ni para los jugos de fruta. El grupo de mayor consumo (≥ 2 porciones) presentó mayor porcentaje de grasa corporal total, mayor perímetro de cintura y mayor peso corporal entre los 5 y los 15 años. Conclusión Estos hallazgos observados en niñas de 5 años proveen nueva evidencia acerca de la relación positiva entre el consumo de bebidas azucaradas en edades tempranas, la masa de tejido adiposo y el peso corporal en la niñez y la adolescencia. El efecto del carvedilol sobre los parámetros metabólicos en el síndrome metabólico Uzunlulu M, Oguz A, Yorulmaz E. Int Heart J 2006; 47: 421-30 Objetivo Explorar el efecto del carvedilol sobre parámetros metabólicos en pacientes con síndrome metabólico (SM). Diseño y Metodología Se realizó un estudio prospectivo, aleatorizado y controlado en el que participaron 77 individuos de 20 años como edad mínima (59 mujeres y 18 hombres, edad promedio 52.3 ± 10.3 años) con hipertensión grado 1, que cumplían por lo menos 3 de los criterios propuestos por el NCEP-ATP III (National Cholesterol Education Program- Adult Treatment Panel III, Tercer Reporte del Panel de Expertos del Programa Nacional de Educación en colesterol) para SM. Los pacientes fueron asignados de manera aleatoria a diferentes tratamientos respectivamente durante 90 días, según: grupo carvedilol (n =27; dosis inicial: 12,5 mg/día durante los dos primeros días y luego dosis: 25 mg/día), grupo atenolol (n =26; 50 mg/día) o grupo doxazosina (n =24; 2 mg/ día). Las dosis se duplicaron si luego de 3 semanas no se habían alcanzado los objetivos del tratamiento anti-hipertensivo, y se agregaron 10 mg de amlodipina si los objetivos no se habían alcan- zado a las 6 semanas. Se efectuaron determinaciones bioquímicas basales y en respuesta a estímulo: se evaluó la sensibilidad a la insulina mediante el método HOMA (Homeostasis Model Assessment) al inicio y al cabo del tratamiento. Resultados La reducción de la tensión arterial fue similar en los tres grupos (p < 0.05). En los grupos de doxazosina y atenolol se observó una disminución de los niveles de colesterol HDL respecto del grupo de carvedilol (cambio %: respectivamente -5.6 ± 13.5 y -8 ± 9.8 vs -0.1± 12.2, p < 0.05). Además se halló un aumento en los niveles de apolipoproteína A1 en el grupo carvedilol respecto de lo hallado en los grupos atenolol y doxazosina (cambio %: + 4.3 ± 9.6 vs – 0.5± 10.6 y -2.3 ± 6.6 respectivamente, p < 0.05). No se observaron diferencias relacionadas con el tratamiento en el resto de los parámetros estudiados. Conclusión De acuerdo con estos resultados, el tratamiento antihipertensivo con carvedilol reduciría la tensión arterial en forma efectiva sin afectar negativamente los parámetros metabólicos. 15 La dieta hipocalórica rica en proteínas mejora el hígado graso y la trigliceridemia en ratas obesas alimentadas con sacarosa por dos vías Uebanso T, Taketani Y, Fukaya M, Sato K, Takei Y, Sato T, Sawada N, Amo K, Harada N, Arai H, Yamamoto H, Takeda E. Am J Physiol Endocrinol Metab 2009; 297: E76-E84 Antecedentes El mecanismo por el cual el remplazo de parte de los hidratos de carbono de la dieta por proteínas beneficia el metabolismo lipídico permanece aún sin esclarecer. Objetivo Estudiar el efecto de una dieta restringida en calorías, rica en proteínas y con menor cantidad de hidratos de carbono sobre el metabolismo lipídico en ratas obesas. Metodología Se asignaron aleatoriamente ratas con obesidad inducida por alto consumo de sacarosa, a dos tipos de dietas restringidas en calorías: una con niveles habituales de hidratos de carbono (HC) y otra con alta proporción de proteínas (APP). Se utilizaron ratas delgadas de la misma edad como controles. Resultados Se halló una disminución de la hipertrigliceridemia y una notable mejoría del hígado en el grupo APP respecto del grupo HC. Se observó un incremento en la expresión 16 de genes regulados por el factor de crecimiento de fibroblastico-21 (FGF-21) implicados en la utilización de lípidos en el hígado y en la lipólisis hepática, en ratas APP. Incluso se halló una correlación inversa entre la expresión de genes dependientes de FGF-21 (regulados por el balance glucagon/insulina) y la alta concentración de triglicéridos en el hígado de las ratas obesas. La expresión hepática de la estearilCoA-1 desaturasa (SCD-1), regulada principalmente por los carbohidratos de la dieta, también se halló notablemente reducida en el grupo APP, respecto del grupo HC. Conclusión En este modelo, una dieta hipocalórica rica en proteínas mejora el hígado graso y la hipertrigliceridemia comparada con una dieta con contenido habitual de hidratos de carbono. Las vías celulares que median estos beneficios serían la estimulación de la lipólisis hepática y la utilización de lípidos mediada por FGF-21 así como la reducción en la producción de VLDL (enriquecidas en triglicéridos) regulada por SCD-1.