Brechas de género: entre el dicho y el hecho

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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE SANTO DOMINGO (INTEC)
Área de Ciencias Sociales y Humanidades
Centro de Estudios del Género
Brechas de género: entre el dicho y el hecho de la
autonomía de las mujeres en la República
Dominicana
Santo Domingo, 7 de marzo, 2016
1
2
Contenido
1. Marco de análisis ..................................................................................................................................... 4
2. Avances y retrocesos en la igualdad de género en la República Dominicana ......................................... 6
2.1 Autonomía económica ........................................................................................................................ 6
2.1.1 Ingresos propios ........................................................................................................................... 7
2.1.2 Brechas de género en el mercado laboral ................................................................................... 8
2.1.3 Bajo empoderamiento económico y mayores niveles de pobreza .......................................... 132
2.1.4 Uso del tiempo y la división sexual del trabajo........................................................................ 143
2.1.5 Educación ................................................................................................................................. 154
2.2 Autonomía Física ............................................................................................................................. 165
2.2. 1 Derechos sexuales y reproductivos......................................................................................... 165
2.2.2 Violencia de Género y contra la Mujer .................................................................................... 198
2.3 Autonomía en la Toma de Decisiones............................................................................................... 20
3. Conclusiones .......................................................................................................................................... 23
3
Brechas de género: entre el dicho y el hecho de la autonomía de las mujeres en
la República Dominicana
1. Marco del análisis
A propósito de la conmemoración este 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer, el Centro
de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (CEG-INTEC) entrega a la
sociedad un balance de la situación de las mujeres dominicanas al 2016. Este trabajo constituye
un análisis de los avances como país y los desafíos pendientes en el ejercicio de los derechos de
las mujeres dominicanas, observando las tendencias más recientes sobre su situación y posición
en la sociedad dominicana. Este examen se basa en datos estadísticos sobre distintas esferas del
quehacer económico político y social, y revisa los principales problemas que resultan de las
desigualdades entre hombres y mujeres, con especial énfasis en las particularidades que
condicionan la posición y las autonomías económica, física y de participación social y política de
las mujeres en el país.
Con esta entrega, el CEG-INTEC busca aportar al análisis y la formulación de propuestas de
políticas y programas que impacten positivamente sobre la inequidad y la desigualdad que
caracterizan la realidad de las mujeres en el país. Asimismo, procura contribuir a la visibilidad y
la comprensión de las formas de la desigualdad que los datos evidencian, apuntando a la
generación de conocimientos e iniciativas que potencien cambios estructurales en la condición y
posición de las mujeres y el disfrute efectivo de oportunidades y derechos en condiciones de
igualdad. Así mismo, indicar vías hacia donde deben dirigir sus esfuerzos los principales actores
responsables de la definición e implementación de políticas públicas, para contribuir al
empoderamiento de las mujeres y a la igualdad entre los géneros, a partir de evidenciar el peso
de su presencia en la vida pública y privada en la sociedad dominicana.
Se trata de un material con información actualizada al 2015, accesible para informadores de
opinión pública, instituciones estatales, grupos feministas y de mujeres, gremios, sindicatos y
asociaciones profesionales y todas las personas interesadas en mejorar la calidad de la vida de
las mujeres, en reducir los niveles de discriminación, potenciar el ejercicio de su ciudanía y, con
ello, la sociedad en su totalidad.
La data disponible es analizada desde el enfoque de igualdad de género, una perspectiva teóricometodológica que asume una forma particular de analizar la realidad y obtener diagnósticos
sobre la situación de hombres y mujeres, diseñar nuevas intervenciones e implementarlas, y
evaluar y dimensionar sus resultados. Mediante esta forma de abordar la realidad, es posible
visualizar y reconocer la manera en que operan las relaciones de género en los distintos ámbitos
del desarrollo de las personas y la sociedad, así como la existencia de relaciones de jerarquía y
desigualdad entre hombres y mujeres, y las personas desde sus identidades. También posibilita
observar la manera de cómo impactan los sesgos de género existentes en las políticas públicas.
4
La igualdad entre los géneros además de que es derecho humano fundamental y una condición
básica para el avance de las democracias, es un aspecto imprescindible para conseguir un país
próspero y un desarrollo sostenible. La igualdad real, la eliminación de la discriminación y el
pleno ejercicio de los derechos humanos de las mujeres tienen como condición básica lograr la
autonomía de las mujeres en la vida privada y pública. El análisis de este tema y las demandas
derivadas por feministas, ha sido puesto en la agenda púbica por el movimiento de mujeres,
quienes junto a organismos internacionales para el desarrollo han demostrado que la meta de
la igualdad entre los género no será alcanzada mientras las mujeres no posean autonomía en
todos los ámbitos de la vida. Se ha llegado así al convencimiento que la igualdad y el pleno
ejercicio de los derechos humanos de las mujeres tienen como condición la autonomía de las
mujeres en la vida privada y pública.
Analizar los diversos tipos de autonomía de las mujeres se sustenta en el carácter
multidimensional de las desigualdades. En tal sentido, los avances y retrocesos en cada ámbito
influyen en los demás, por lo que es preciso considerar de manera integral los procesos de
transformación requeridos, considerando la interacción entre la independencia económica, el
ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, una vida libre de violencia y la paridad en la
participación social y política y en las instancias de toma de decisiones.
De manera resumida se entiende la autonomía como “el grado de libertad que tiene una mujer
para poder actuar de acuerdo con su elección y no con la de otros” 1 en diferentes ámbitos de su
vida. En ese orden, existe una estrecha relación entre la adquisición de autonomía de las mujeres
y los espacios de poder que puedan establecer, tanto individual como colectivamente. 2
Las autonomías y el empoderamiento de las mujeres han sido un tema de reflexión y demanda
de las organizaciones feministas y feministas independientes desde el pasado siglo, considerado
un aspecto fundamental para lograr la igualdad real entre hombres y mujeres, al vincular sus
relaciones y accionar en temas considerados privados y visibilizar el carácter público de los
mismos. Se entiende que las mujeres, en su diversidad de clase, edad, origen étnico y racial,
nivel educativo, opción sexual, entre otras formas de diferenciación social, deben tener la
posibilidad real de decidir y actuar sobre su propio cuerpo y sexualidad, su trabajo generador
de ingresos y de cuidados y sus beneficios, su accionar en diferentes ámbitos de la sociedad, su
forma de pensar y sentir, entre otros aspectos, sin atados a normas impuestas por el poder
masculino.
A partir del aporte del pensamiento feminista, el Observatorio de Igualdad de Género de América
Latina y el Caribe de la CEPAL, viene trabajando de manera sistemática desde el 2009 en tres
pilares esenciales del análisis de la autonomía, asociados a participación en la toma de decisiones
que afectan su vida privada y la colectividad: i) autonomía económica, relacionada a la capacidad
para generar ingresos propios mediante su participación en el mercado laboral y el acceso
1
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Informe anual 2013-2014.El enfrentamiento de la violencia contra
las mujeres en América Latina y el Caribe (LC/G.2626), Santiago de Chile, 2014.
2
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Informe anual 2013-2014.El enfrentamiento de la violencia contra
las mujeres en América Latina y el Caribe (LC/G.2626), Santiago de Chile, 2014.
5
control a recursos productivos, incluido el uso de tiempo, y la posibilidad de decidir sobre el uso
de sus ingresos y tiempo; ii) autonomía física, referida a la posibilidad de vivir una vida libre de
violencia y de decidir sobre el propio cuerpo en torno a su salud sexual y reproductiva; y
autonomía en la toma de decisiones en torno a la participación política y social. Para cada uno
de los diferentes ámbitos de la autonomía se han propuesto indicadores para medir los niveles
de avances en las autonomías.
Las políticas macroeconómicas, sociales y culturales implementadas en el país en las últimas
décadas han tenido efectos muy limitados en revertir las desigualdades existentes entre hombres
y mujeres persistiendo brechas desventajosas para las mujeres en distintos aspectos de sus vidas,
a nivel de las condiciones, posiciones y oportunidades.
Los datos que se presentan en este documento muestran que al 2016, persisten condiciones y
posiciones desiguales en mujeres y niñas, y permanecen prácticas discriminatorias, expresadas
en distintos aspectos de la vida de las mujeres.
Los datos evidencian, que a pesar de las altas tasas de crecimiento de la riqueza nacional, donde
el PBI crece a tasas record en América Latina, cuyo incremento se estima en 7.0% en 200153, la
redistribución continua siendo muy desigual, no solo entre ricos y pobres, sino también entre
hombres y mujeres.
Las mujeres tienen menores niveles de ingresos propios, hay desigualdad en el acceso a recursos
productivos y al control de bienes, persisten altas tasas de desempleo femenino, salarios
desiguales, diferentes oportunidades al empleo decente, a la protección social y a la generación
de ingresos propios, mayores niveles de pobreza y vulnerabilidad, vergonzosas tasas de
mortalidad materna, preocupantes tasas de embarazo en adolescentes, altos niveles de violencia
física, sicológica, sexual y económica, además y preocupantes cifras de feminicidios, bajos niveles
de participación en espacios de toma de decisiones a nivel público y privado. En adición, se
mantiene en los hombros de las mujeres la amplia carga del trabajo de cuidados de la familia,
que en tanto trabajo no pagado ni reconocido significa subsidio por parte de las mujeres al
crecimiento económico del país. Esto constituye una limitante para su inserción en diferentes
ámbitos de la vida pública.
Tales desigualdades persisten en magnitud importante, a pesar de que el derecho a la igualdad
entre hombres y mujeres tiene rango constitucional en el país desde 2010, y donde el Estado
tiene el rol de tomar todas las medidas necesarias para que la igualdad sea real y efectiva.
La definición e implementación de políticas públicas que no consideran la realidad antes
planteada continúan siendo un desafío central del Estado dominicano, el cual debe dirigir sus
esfuerzos para construir sociedades más democráticas y menos desiguales, por tanto, deberá
trabajar en la ejecución de políticas públicas orientadas al logro de la autonomía física, económica
3
Banco Central de la República Dominicana. 2016. Resultados Preliminares de la Economía Dominicana, EneroDiciembre 2015. Santo Domingo.
6
y política de las mujeres. Con este re- direccionar de las políticas públicas, el país estaría dando
cumplimiento a los compromisos asumidos en la Ley 1-12 sobre la Estrategia Nacional de
Desarrollo y al compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, donde la igualdad de
género es una condición indispensable para el logro de las metas establecidas.
El logro de la autonomía implica que el Estado dominicano y la sociedad generen un marco de
políticas económicas, sociales, culturales y medioambientales que permitan a las mujeres
participar en la vida privada y pública en igualdad de condiciones con los hombres. Este tipo de
accionar incluye políticas como son: la redistribución de los beneficios del crecimiento económico
a través de las políticas de acceso y control a los recursos productivos, la promoción de la
participación laboral, y el aseguramiento de que dicha participación represente suficiente
generación de ingresos para disfrutar de autonomía, inclusión en los sistemas de seguridad social
y de protección social, redistribución de las tareas reproductivas y de cuidado para que sean
compartidas entre hombres y mujeres y entre las familias, el estado y las organizaciones e
instituciones. Estas deben ser políticas que garantice el ejercicio de los derechos reproductivos
y una vida sin violencia de género, que se defienda y asegure la plena participación de las mujeres
en la toma de decisiones en los distintos niveles.
2. Avances y retrocesos en la igualdad de género en la República
Dominicana
2.1 Autonomía económica y pobreza
La igualdad de género y el pleno ejercicio de los derechos humanos de las mujeres tienen como
condición esencial la autonomía de las mujeres en la vida privada y pública. Para las mujeres la
autonomía económica está sustentada en el grado de liberta personal que tenga para actuar y
decidir sobre aspectos económicos y sociales de acuerdo con su elección, y en el ámbito social
significa que mediante las políticas públicas se favorezca el acceso a recursos, empleo, a los
mercados y al comercio en condiciones de igualdad. Desde la óptica de los derechos humanos, la
autonomía económica está relacionada con el conjunto de condiciones establecidas para
desarrollar capacidades y acceso real de las personas para ejercer sus derechos económicos y
sociales y culturales.4
Aunque la inserción laboral y la autonomía económica no son equivalentes, es necesario ampliar
el concepto de autonomía económica considerando la coexistencia de los tres mecanismos que
generan las desventajas para las mujeres: a) la división sexual del trabajo que asigna a las mujeres
las principales responsabilidades del cuidado y la reproducción, trabajo no pagado, lo que a vez
influye en que las ocupaciones feminizadas que se caractericen por baja remuneración en el
mercado laboral; b) la alta participación y el tiempo dedicado al trabajo no remunerado por las
mujeres lo que determina una mayor dependencia económica y mayores dificultades para
4Batthyány
Dighiero Karina. La mirada regional. 2012. En “Construyendo Autonomía”; Karina Batthyány Dighiero y Montaño
Virreira, Sonia, Coordinadoras. Cuaderno 100. CEPA, Naciones Unidas, Santiago de Chile. Pág. 50.
7
acceder a ingresos propios; y c) las desigualdades de género en el mercado laboral, que se
reproducen en los sistemas de previsión social, y determina una sub representación de las
mujeres dentro de las personas jubiladas por derecho propio5..
2.1.1 Ingresos propios
Ingresos propios es un indicador que expresa las barreras y dificultades que enfrentan las mujeres
para disponer de recursos mediante actividades remuneradas en el mercado laboral, así como a
la propiedad o al crédito, entre otros recursos productivos. Aunque los ingresos no permiten
determinar la calidad de vida que pueden tener las personas, permite reflejar la frontera entre
la precariedad y desprotección de las personas.
A pesar de la tendencia a reducción de la proporción de mujeres dominicanas sin ingresos
propios en la última década, todavía 31 de cada 100 mujeres dependen económicamente de
otras personas para su subsistencia, proporción ligeramente mayor al promedio ponderado de
América Latina (30.8%), frente al 13.5% de los hombres.
Las diferencias en la generación de ingresos propios entre hombres y mujeres son más marcadas
en las mujeres que habitan en zona rural (37.3%) que las de zonas urbanas (27.6%) y en mujeres
jóvenes de 15 a 24 años (50.5% mujeres 30.2% hombres). De igual manera, se estima que el
ingreso medio de las mujeres dominicanas representaba el 71.1% del ingreso promedio de los
hombres a nivel nacional, casi el 67.3% a nivel urbano y el 68.0% en zonas rurales. Esta realidad
evidencia que una alta proporción de las mujeres dominicanas depende de otras personas para
su subsistencia y las sitúa en una situación de desigualdad de base, de mayor vulnerabilidad y
dependencia económica. 6
La generación de ingresos propios depende fundamentalmente del acceso de las mujeres al
mercado de trabajo remunerado y las condiciones en que se insertan, además de su acceso, la
capacitación para el empleo y autoempleo, y al uso y toma de decisiones sobre los recursos
productivos como la tierra, el crédito, nuevas tecnologías productivas y de organización de
negocios, información oportuna, mercados, entre otros. En tal sentido, las posibilidades de
conseguir empleo o auto emplearse son más reducidas para las mujeres, evidenciada en altas
tasa de desocupación femenina (22.4%) la masculina (8.2%)7; y sus ingresos laborales mensuales
apenas representan en promedio el 81.4% de los recibidos por los hombres 8. Esta realidad se
origina en la confluencia de varios factores: a pesar del crecimiento económico no se han creado
los suficientes empleos para absorber el creciente número de mujeres que demandan trabajar
en el mercado laboral, la falta de políticas de fomento al empleo femenino y de aplicación de
5Batthyány
, 2012, referenciando a Aguirre y Scuro, 2010.
6
Estimaciones realizadas por la CEPAL al 2013.
7
Datos del 2015 proporcionados por Banco Central de la República Dominicana
8
Datos para el 2014 reportados por el Sistema de Indicadores Sociales Dominicanos (SISDOM) del Ministerio de
Economía, Planificación y Desarrollo.
8
mecanismos para garantizar la igualdad salarial, y por las diferencias de ingresos que perciben
hombres y mujeres por igual trabajo.
Además de disponer de ingresos propios, la toma de decisiones por las mujeres sobre los ingresos
percibidos por ellas y su familia es aspecto a trabajar para avanzar en la autonomía económica.
La ENDESA 2013 reporta que solo la mitad de las mujeres deciden acerca del destino de sus
ingresos y un 45% dice tomar esta decisión conjuntamente con su esposo o compañero.
2.1.2 Brechas de género en el mercado laboral
En la República Dominicana hay alrededor de 7. 7 millones de personas en edad para trabajar
(mayores de 15 años), siendo ligeramente superior la cantidad de mujeres (51%) que de hombres
(49%)9. Sin embargo persisten amplias brechas en los niveles y las condiciones de participación
de hombres y mujeres en las actividades generadoras de ingreso. Estas diferencias se resumen
en:
 A pesar de la creciente incorporación de las mujeres al mercado laboral, todavía al 2015
apenas el 44.5 de cada 100 mujeres forman parte de la fuerza laboral, mientras en los
hombres esta proporción sube a 74.510. Las mayores tasas de participación laboral se
registran en las mujeres comprendidas entre 20 y 39 años (69.2%), con mayores niveles
educativos formales (73.6% nivel universitario y 52.5% en secundaria), mayores niveles
de ingresos (52.5% y 59.8% en los quintiles 4 y 5), mientras en los estratos de menores
ingresos, la tasa de participación laboral es menor (32.9% en el quintil 1)11. Tales cifras
indican que las mujeres más pobres, y con menor nivel educativo presentan mayores
dificultades para insertarse al mercado laboral y mayores obstáculos para compartir o
delegar las responsabilidades domésticas y el cuidado de los hijos e hijas y
dependientes12.

Del total de mujeres en edad de trabajar (mayores de 15 años), el 47.8% se define inactiva
en el mercado laboral (Vs 22.1% en los hombres), y dentro del total de personas inactivas
(2,705,683 personas), hay 1,868,933, mujeres (69%) con dicha condición.13 La inactividad
femenina se origina fundamentalmente en su dedicación a labores del hogar y cuidado
de su familia y estudios (34 % y 38.6%, respectivamente); mientras la inactividad en los
hombres está motivada esencialmente por estudios (65%). Llama la atención que las
tasas más altas de inactividad se registran en las mujeres en edad productiva (25 a 49
años) 14 . Esta realidad obedece al rol socialmente asignado a las mujeres como
responsables de las labores de cuidado de la familia, que limita su integración al trabajo
remunerado. Esta situación se constituye en un gran desafío para el Estado Dominicano,
9
Datos reportados por Banco Central de la República Dominicana
Dato al 2015, tomado del Banco Central de la República Dominicana
11
Datos al 2014 del SISDOM
10
12Comisión
Económica para América Latina. 2014. Informe anual 2013-2014. El enfrentamiento de la violencia contra las mujeres
en América Latina y el Caribe (LC/G.2626), Santiago de Chile.
13
14
Datos al 2015 del BC
Las causas de inactividad y su magnitud son reportadas por el SISDOM para el 2014.
9
el cual debe dar cumplimiento al mandato constitucional -Art.55 numeral 11-, donde se
reconoce que el trabajo de los cuidados crea valor, estando en la obligación de reconocer
y valorar el aporte del mismo a la riqueza nacional y de definir y ejecutar políticas para su
atención.

Un grupo importante dentro de las personas inactivas es la cantidad de jóvenes de 15-24
años que no estudia ni trabaja, estimado en 394,434 personas, de las cuales, 263,208 son
mujeres jóvenes que no están desarrollando ni aprovechando sus capacidades 15 . La
población joven, especialmente las mujeres, es un grupo que demanda de una inminente
respuesta a su situación de desatención.

Continúan verificándose altas cifras de desempleo en las mujeres (22.4%) en relación a
los hombres (8.2%), a pesar de disponer de mayores niveles educativos (10.3 años Vs 8.4
años), registrándose las mayores tasas de desempleo en población más joven (15 a 24
años), con mayor énfasis en las mujeres jóvenes (54.4% de 15-19 años y 26.5% entre 20
y 39 años16; y los grupos más pobres (45.9% y 30.2% en los quintiles 1 y 2). Destacar que
dentro de las mujeres, tener educación universitaria implica menor tasa de desempleo
(16.6%), mientras las que tienen educación secundaria el desempleo afecta a 28 de cada
100 mujeres dispuestas a trabajar. La cantidad de tiempo sin empleo de las mujeres
desempleadas es mayor que en los hombres, evidenciando que la economía no está
creando los suficientes empleos para absorber a la creciente PEA femenina, además de
que persisten prejuicios en torno a la contratación de mujeres en edad reproductiva.

La tasa de ocupación masculina es sustancialmente más alta que la femenina (71.5% y
40.5% respectivamente). La educación es una variable esencial para las mujeres obtener
un empleo, ya que se registra una mayor proporción de ocupación dentro de las mujeres
con estudios universitarios (62 de cada 100 mujeres) que primarios o secundarios (33%
y 38% respectivamente). Resalta también que las mujeres más pobres tienen menores
niveles de ocupación (18% de las ubicadas en el grupo de menor ingreso - quintiles I), que
indica el vinculo entre tener un empleo remunerado y pobreza17.
 Las principales oportunidades laborales de las mujeres se verifican esencialmente en el
sector servicios, que absorbe el 89.8% de las ocupadas, esencialmente en otros servicios
(48.1%), comercio (21%) y hoteles bares y restaurantes (9.6%). Le sigue en nivel de
ocupación en manufactura (8.1%), y en menor proporción en agricultura (2%). En tanto,
la inserción laboral masculina es más diversificada: el 68.8% en servicios (comercio, otros
servicios, transporte, telecomunicaciones), el 10.9% en industria y el 19.9% en
agricultura 18 . Esta segregación laboral según género implica que las mujeres se han
15
Datos reportados por la ONE para el 2014.
Datos a 2015 emitidos por Banco Central de la República Dominicana
17
Datos al 2015 emitidos por Banco Central de la República Dominicana
18
Ibídem
16
10
concentrado tradicionalmente en ocupaciones ubicadas en los peldaños más bajos en la
estructura ocupacional y en actividades similares a las que realizan en el ámbito
doméstico y comunitario, acorde al rol socialmente asignado como cuidadoras, en
actividades más desprotegidas (trabajo doméstico remunerado).
 Destaca el creciente y significativo porcentaje de mujeres ocupadas (14.4%) que realiza
trabajos domésticos remunerados, sector que emplea 232,212 mujeres y 18,063
hombres 19 . Una tarea inminente del Estado Dominicano es la reforma del Código de
Trabajo para considerar el trabajo doméstico remunerado junto a las otras actividades de
servicios contratados, y la puesta en operación de Convenio 189 de la OIT ratificado por
el país, donde se establece lineamientos para regular el trabajo doméstico remunerado,
su incorporación a la seguridad social y a otros mecanismos de protección social.
19

En las últimas décadas se registra una tendencia decreciente de los ingresos laborales
reales de la fuerza laboral, manteniéndose rezagados en relación al crecimiento de la
productividad laboral. El Banco Central estima que los salarios reales permanecen
estancados, considerando que el poder de compra de los ingresos es prácticamente igual
al vigente en 1991, a pesar de que la productividad aumentara en 82.5% en esos 22
años20. A la depreciación sostenida en el poder adquisitivo de ingresos laborales reales
de trabajadores y trabajadoras, se adicionan diferencias salariales según género, ya que
la proporción del ingreso laboral promedio mensual de la PEA femenina equivale al 81.4%
del recibido por los hombres, el 88.2% en el sector formal y el 62.3% en el informal21. Las
diferencias salariales por género se mantienen independientemente del nivel educativo,
considerando que el ingreso laboral de las mujeres con estudios universitarios y post
universitarios representa el 72.37% del ingreso de los hombres con igual nivel, y el
65.67% cuando se tienen estudios secundarios y técnicos.

Los salarios pagados, tanto para las empresas grandes, medianas y pequeñas han
permanecido relativamente estancados en la última década, a excepción de los salarios
públicos, los cuales se incrementaron en los últimos 5 años22. A enero del 2016, los
salarios mínimos pagados en República Dominicana (RD$11,292 para empresas grandes)
para resultan ser menores al costo de la canasta básica de bienes y servicios, estimada en
Datos reportados por el Ministerio de Trabajo para finales del 2015
20Banco
Central de la República Dominicana. 2014. Algunas consideraciones sobre la Informalidad y los Ingresos en el Mercado
Laboral de la República Dominicana (Parte I y II).
21
Datos del SISDOM para 2014.
22Organización
internacional del trabajo (OIT). 2013. Crecimiento, empleo y cohesión social en República Dominicana. Informe
de la Consulta tripartita de FMI-OIT sobre Crecimiento incluyente y generador de empleo en la República Dominicana. Santo
Domingo, República Dominicana.
11
RD$28,291.22 a nivel nacional, incluso por debajo de la canasta básica para el grupo más
pobre de la población, cuya canasta se calculada en RD$13,108.31 por mes. Esta realidad,
demanda de un aumento en los salarios de la población trabajadora que les permita
aumentar los niveles de vida, considerando que los salarios promedios a finales del 2015
se estimaron en RD$15,200 para el sector informal y RD$18,000 para el sector formal.
Al 2016 es un gran desafío para el Estado Dominicano garantizar la aplicación efectiva de la
Constitución 2010, el Código Laboral y los convenios de la OIT ratificados por el Estado
Dominicano garantizar el derecho al trabajo. En el Art. 62 de la Constitución se establece el
trabajo como un derecho, un deber y una función social que se ejerce con la protección y
asistencia del Estado, el cual tiene la responsabilidad de fomentar el empleo digno y remunerado;
se prohíbe toda clase de discriminación para acceder al empleo o durante la prestación del
servicio garantizar la igualdad y equidad de mujeres y hombres en el ejercicio del derecho al
trabajo; el garantizar el derecho a toda persona trabajadora de un salario justo y suficiente que
le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia necesidades básicas materiales, sociales
e intelectuales; y garantizar el pago de igual salario por trabajo de igual valor, sin discriminación
de género o de otra índole y en idénticas condiciones de capacidad, eficiencia y antigüedad.
2.1.3 Brechas de género en la cobertura de seguridad social
La aplicación de la Ley No. 87-01 sobre el Sistema de la Seguridad Social presenta niveles de
cobertura por debajo del calendario establecido para su implementación, tanto para hombres
como para mujeres, por tipo de régimen y según tipo de seguros. A diciembre del 2015,
6,657,243 personas estaban cubiertas por un seguro de salud, donde 3,409,639 son mujeres
(equivalente al 51.2%), principalmente porque son mayoría dentro del grupo de personas
afiliadas a través del régimen subsidiado (52.6% del total), a la vez que son minoría dentro del
régimen contributivo (49.9%)23.
La población afiliada al Sistema Dominicano de Pensiones ascendió a 3,269,757 personas, donde
la población masculina supera a la femenina en 459,711 personas, significando el 57% del total,
mientras las mujeres representan el 43% del total de personas afiliadas. De igual manera, los
hombres superan a las mujeres en la cantidad de personas cotizantes (55% y 45%
respectivamente). 24 El salario cotizable promedio del Sistema Dominicano de Pensiones a
diciembre 2015, fue de RD$14,090, para un promedio ponderado de RD$20,235 para hombres
y RD$20,760 para las mujeres. No obstante, tales promedios con ligera ventaja en las mujeres,
el 68.9% de la población cotizante salarios iguales o inferiores a dos salarios mínimos nacionales
para fines de cotización, establecido en RD$9,855.00.
23
24
Datos reportados por la Superintendencia de de Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL) al 31 diciembre del 2015.
Datos reportados por la Superintendencia de Pensiones (SIPEN) al 31 de diciembre del 2015.
12
Es un reto para el Estado Dominicano garantizar la aplicación efectiva de Constitución 2010 (Art.
60, derecho a la seguridad social), los convenios de la OIT ratificados por el Estado Dominicano
y la Ley de Seguridad Social para garantizar este derecho sin discriminación alguna,
especialmente por razones de género. Debe asumir el compromiso de acelerar la cobertura de
la seguridad social para asegurar el acceso universal de la población a una adecuada protección
frente a enfermedad, discapacidad, desocupación y vejez, especialmente a las personas más
pobres y vulnerables25 y el apoyo a la maternidad, en materia de aumentar la cobertura de las
estancias infantiles. Una tarea pendiente en el país es la revisión de la ley que crea el Sistema
de Seguridad Social para garantizar que las mujeres en edad avanzada, ya sea por derecho propio
o como pensión solidaria, puedan ejercer el derecho a seguro de salud y a una pensión digna.
2.1.4 Bajo empoderamiento económico y mayores niveles de pobreza
Las altas tasas de crecimiento del producto bruto interno de manera sostenida en el país (solo
en 2015 creció en 7.1%) no se han traducido en mejoras sustantivas en la calidad de vida de la
población ni en la reducción de las brechas y en los niveles de pobreza de hombres y mujeres en
el país. Las estimaciones oficiales26 muestran una reducción en los niveles de pobreza monetaria
general en país de 40.9%% a 35.8% entre 2012 y 2014, y para el 2015 se proyecta en 25%. La
pobreza afecta a una mayor proporción de personas en la zona rural (44.1%) que en la urbana
(31.8%). Destaca que 22 de cada 100 personas están afectadas por pobreza crónica, el 22.6% por
pobreza estructural, y el 13.7% viven en pobreza reciente. A pesar de tales descensos, los niveles
de pobreza registrados al 2014 todavía superan el nivel verificado al 2002 (32.7%).27
Los datos oficiales difieren de las estimaciones realizadas por la CEPAL, que estima al 2013 que
el 40.7% de la población vive en condiciones de pobreza y el 20.2% en la indigencia, situación que
es más marcada en zona rural que urbana (44.7% Vs 38.8%). Esta realidad también afecta a una
mayor proporción de mujeres que de hombres, tanto a nivel de pobreza extrema (10.5% mujeres
y 9.6% hombres) como moderada. Según este organismo, por cada 100 hombres que vivían en
condiciones de pobreza, había 134 mujeres en zona urbana y 135.7 en la zona rural; y por cada
100 hombres que se hallaban en indigencia existían 145.1 mujeres en las ciudades y 167.8 en el
campo. Estas diferencias en los niveles de pobreza entre hombres y mujeres dominicanas,
superan el promedio de la región latinoamericana (116.9 el índice de feminidad de pobreza y
120.9 de indigencia).28
Existe una relación directa entre hogares con jefatura femenina y pobreza, evidenciando una
mayor vulnerabilidad de la población que vive en hogares con jefatura femenina. Al 2013 el
25
Estimaciones realizadas por ENDESA 2013 indican una relación positiva entre la cobertura del seguro de salud y el nivel de
ingreso per cápita o de riqueza de la población, lo que implica que las personas más pobres son las que continúan aún más
desprotegidas.
26 Unidad Asesora de Análisis Económico y Social del Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo. 2015. SISDOM 2014.
MEPYD, Santo Domingo, República Dominicana.
27
SISDOM 2015, datos para 2014.
Datos calculados por la CEPAL para el 2013.
28
13
50.3% de la población que vive en hogares encabezados por mujeres es pobre, y dentro de este
grupo, el 28% se encuentra en indigencia; mientras se calcula que en los hogares encabezados
por hombres, el 35.9% de la población es pobre y la indigencia alcanza al 16.2% de sus
habitantes29. Según las estadísticas del Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN), a agosto del
2015 el 62.3% de los hogares incluidos en el mismo tenían jefatura femenina, datos que
confirman la alta vulnerabilidad de estos hogares, en los cuales habitan la mayoría de las
personas que viven en pobreza en el país. También sus programas reporta a las mujeres como
mayoría de las personas beneficiarias de los programas de asistencia social desarrollados por el
Gabinete de Políticas Sociales.
En un contexto de crecimiento de la economía dominicana y de reducción de la pobreza en
términos generales, la proporción de mujeres pobres e indigentes es un fuerte indicador de los
sectores que más se benefician del crecimiento de la economía, donde las mujeres en sentido
general son las menos favorecidas. Tal realidad, demanda la realización de importantes
modificaciones en las políticas sociales y económicas en ejecución, de manera que se produzca
una mayor redistribución de las riquezas nacionales, se reduzcan los niveles de pobreza general,
y las brechas de pobreza entre hombres y mujeres. Se debe enfatizar especialmente aquellas
intervenciones relativas al empoderamiento y la autonomía económica de las mujeres, para lo
cual se requiere de la eliminación de todas las barreras económicas, sociales, culturales e
institucionales, que impiden el acceso equitativo de las mujeres al mercado laboral, a los
recursos productivos, incluyendo la formación para el desarrollo de las empresas.
2.1.5 Uso del tiempo y la división sexual del trabajo
Para hacer efectivo el ejercicio real de los derechos y la autonomía de las mujeres es importante
el reconocimiento social del trabajo del cuidado de la familia y de reproducción de la fuerza de
trabajo que éstas realizan en los hogares, sin pago ni reconocimiento social, pero que contribuye
a la creación de riqueza nacional. Los estudios sobre uso del tiempo en la región de Latinoamérica
evidencian que el número de horas destinadas al trabajo no remunerado es muy alto entre las
mujeres ocupadas en el mercado laboral y en algunos casos llega a ser hasta cuatro veces
superior al dedicado por los hombres. Tal sobrecarga de horas de trabajo de las mujeres
ocupadas, evidencian la inequitativa distribución del trabajo no remunerado entre hombres y
mujeres, el cual se constituye en un aspecto esencial para explicar las limitantes que enfrentan
las mujeres para participar en el mercado laboral en igualdad de condiciones con los hombres y
acceder a recursos económicos que les posibilite mayores grados de autonomía30.
En la República Dominicana, aún no se han realizado estudios que permitan cuantificar la jornada
de trabajo total que realizan las mujeres y hombres, donde se incluya el tiempo dedicado al
trabajo remunerado, y el tiempo dedicado al cuidado de su familia y a la participación social, a
los fines de aportar insumos y evidencias fundamentales para la formulación de políticas públicas
de igualdad de género. Hasta el momento, en el país solo se cuantifica la cantidad de horas que
29
Datos calculados por la CEPAL para el 2013
30CEPAL
2014.
14
la población económicamente activa dedica a su ocupación principal en el mercado laboral. Por
tanto, es una tarea impostergable para el Estado Dominicano dedicar los recursos necesarios
para realizar este tipo estudios, tal como acontece en otros 18 países de la región
latinoamericana. La República Dominicana
ha formado parte de todos los países
latinoamericanos que a finales del 2015 adoptaron en la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe, un instrumento regional para armonizar encuestas de uso del tiempo. El
establecimiento de políticas para redistribuir las labores de cuidados de las personas, es otra
tarea inminente para el país, las cuales deben partir que esta labor no es responsabilidad
exclusiva de las familias, y dentro de ellas, de las mujeres, sino que es una responsabilidad que
debe ser compartida entre hombres y mujeres, y también entre el Estado, las empresas y
organizaciones sociales.
2.1.6 Educación
Crear capacidades es un tema central para avanzar en la autonomía económica de las mujeres y
para aumentar sus conocimientos y su accionar para el ejercicio de sus derechos. La educación
general, técnica y profesional es un factor clave para las mujeres y personas jóvenes ingresar y
permanecer en el mercado laboral y obtener mejores salarios. A mayor nivel educativo en la PEA
femenina aumenta la tasa de ocupación (62% nivel universitario vs 33% nivel primario) se
reduce la tasa de desempleo (16.6% nivel terciario vs 22.4% nivel primario) y se reduce la brecha
salarial de las mujeres con relación a los hombres (72.4% es la proporción de salario de las
mujeres con relación a los hombres con estudios universitarios).
Un estudio reciente utilizando técnicas econométricas comprueba que, los años de estudios de
la mujer son mejor recompensados económicamente que en los hombres, al estimarse una tasa
de retorno de 7.1% vs. 6.1%. También la población joven (18-29 años) obtiene mayor beneficio
de la educación en comparación (7.9%) con la población de mayor edad (30-65 años), cuyo
retorno se estima en 7.2%. Sin embargo, esta realidad no cambia el hecho de que los hombres
reciben en promedio mayores salarios que las mujeres31.
Se registran avances importantes en la integración de las mujeres a la educación, las cuales
superan a los hombres. La ONE (2015)32 reporta que las niñas y las mujeres son mayoría en todos
los niveles educativos. La feminización de la educación se evidencia a través del índice de paridad
de género, donde existen 102 niñas por cada 100 niños para el nivel primario, 132 en educación
secundaria y 180 en la terciaria de 1.833. Aunque la matrícula universitaria es mayoritariamente
femenina (por encima del 62%), las mujeres predominan en disciplinas como humanidades,
educación, ciencias de la salud, administración, economía, negocios y ciencias sociales, las cuales
están en su mayoría vinculadas al rol tradicionalmente asignado. Sin embargo, las carreras
relacionadas a tecnologías como la ingeniería electrónica, licenciatura en informática,
31Domínguez,
Boanerges; García Carmen y Gómez Evalina. 2015. República Dominicana: Tasa de retorno de la Educación 20002014”. Presentado en VI Congreso Internacional de Investigación Educativa organizado por el Instituto Dominicano para la
Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE). Santo Domingo.
Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) 2015. ENHOGAR MICS 2014. Santo Domingo
32
33ENDESA
2013.
15
tecnologías de la comunicación (redes y conectividad) están aún muy masculinizadas, al mismo
tiempo que son aquellas donde se están creando mayores oportunidades laborales y son mejor
pagadas. Esta realidad releva la necesidad de promover en la educación superior políticas
públicas con enfoque de género que contribuyan a superar los obstáculos, barreras y
estereotipos que determinan que las jóvenes dominicanas opten de forma masiva por ampliar su
participación en los estudios técnicos y universitarios.
La Constitución de la República Dominicana del 2010, establece la obligatoriedad del Estado en
la erradicación del analfabetismo y la educación de personas con necesidades especiales, formar
ciudadanas y ciudadanos conscientes de sus derechos y deberes y garantizar la educación pública
gratuita y obligatoria a inicial, básico y medio, mientras a nivel de educación superior, solo la
universidad pública es financiada por el Estado. También debe velar por la calidad de la
educación, garantizar la libertad de enseñanza, reconocer la iniciativa privada en la creación de
instituciones y servicios educativos y estimular el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Para
cumplir con este mandato y avanzar en la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres, el
Estado Dominicano debe propiciar cambios en el sistema educativo dominicano y definir
políticas públicas para una educación igualitaria e inclusiva en todos los niveles del sector
educativo público y privado, que propicie desmontar estereotipos de género, modificar la
división sexual del trabajo y los imaginarios de género que refuerzan los patrones de
discriminación y exclusión existentes.
Accionar para una educación transformadora de las desigualdades de género, implica diseñar e
implementar programas sobre educación no sexista desde el enfoque de derechos humanos en
todos los niveles educativos; cambios en la currícula en todos los niveles; la promoción de oficios
técnicos y carreras entre hombres y mujeres que apunten a eliminar la segregación ocupacional
existente; políticas de orientación vocacional y de adquisición de competencias digitales por
parte de las mujeres y niñas, a fin de incrementar su participación en el quehacer científico, las
ingenierías y las carreras de tecnologías de la información y la comunicación; la inclusión de la
educación sexual y la salud reproductiva en los niveles de educación inicial, básica y secundaria,
como prevé el Código de NNyA, la formación de docentes desde este nuevo enfoque, entre otras
acciones. Tales políticas pasa por involucrar al personal directivo, técnico y docente, tanto del
sistema público como privado.
2.2 Autonomía Física
Cuando se analizan los principales indicadores de salud en el país se observan estancamientos
en algunos de ellos y avances poco significativos en otros en los últimos 6 años. A continuación
se presentan algunos de los principales indicadores relativos a salud, salud sexual y salud
reproductiva y violencia, destacando las diferencias existentes entre hombres y mujeres.
2.2. 1 Derechos sexuales y reproductivos
La mortalidad materna continúa registrando altos niveles en el país, siendo uno de los
indicadores más importantes para describir el estado de la salud reproductiva. Esta problemática
está fuertemente asociada a factores como atención médica inadecuada a través del sistema de
16
salud, bajo nivel educativo de la población, altos niveles de pobreza, entre otras causas. Aun
cuando se reporta una reducción de las muertes maternas del 2010 al 2013, de 130.7 a 108.7
por cada 100 mil nacidos vivos34, esta cifra supera el promedio de América Latina y el Caribe (77
por cada 100 mil nacidos vivos)35, únicamente más alto en Haití, Guyana y Bolivia36. Para el 2015
se proyecta una tasa de 107.7, estando 30 puntos porcentuales superiores al promedio de la
región.37
La causa principal de las muertes maternas se atribuye a razones obstétricas directas (71%),
seguida por toxemia (22.5%), hemorragias (15%) y abortos (13%) 38 . Estas altas tasas de
mortalidad materna indican que las mujeres dominicanas continúan teniendo alto riesgo de
morir por complicaciones relacionadas con el embarazo, el parto y el aborto inseguro, lo cual
está relacionado con la permanencia de su penalización en todas sus causales, Todo esto a pesar
de la alta cobertura de la atención prenatal39, donde el 97.9% de los partos son realizados por
personal calificado en centros de salud (72% en centros públicos y 27% en clínicas privadas) al
201340, porcentaje que aumenta a 98.9% al 2015 41. Destaca la alta proporción de partos por
cesárea (58.1% de los partos durante 2 años anteriores a la encuesta)42, que coloca a República
Dominicana como el país con más alta tasa de partos por cesárea en el mundo.
El uso de métodos anticonceptivos es un indicador importante para medir la autonomía física de
las mujeres. ENHOGAR MICS 2014 reporta que solo 69 de cada 100 mujeres en edad fértil casadas
o unidas usa algún método anticonceptivo (moderno o tradicional). ENDESA 2013 reporta
importantes brechas en la cobertura de planificación familiar, principalmente en las mujeres
jóvenes de 15-19 años (27%) y para las de 20-24 años (21%) y en menor proporción (11%) en las
mujeres casadas o unidas. Para el 2014 se calcula en 11.4% la necesidad de anticonceptivos para
mujeres de entre 15 y 49 años que actualmente están casadas o en unión, en edad fértil y que
desean espaciar los nacimientos o limitar la cantidad de niños y niñas.43
Constituyen tareas inminentes para reducir las vergonzantes altas tasas de mortalidad materna,
acciones dirigidas a mejorar sustancialmente la calidad de atención sanitaria, expandir la
educación sexual y el manejo de los derechos sexuales y reproductivos, propiciar el acceso a
métodos anticonceptivos, la aprobación de normativas como un código penal que despenalice el
aborto en sus diferentes causales, entre otras iniciativas.
34
35
Oficina Nacional de Estadísticas, 2014.
Base de datos de la CEPAL, consultada en febrero del 2016.
36
Datos publicados por CEPAL
Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo. 2016. Informe sobre el cumplimiento de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio. 215. Santo Domingo, República Dominicana.
37
38
SISDOM 2014.
ENDESA 2013 reporta que el 100% de las mujeres tuvo algún control prenatal por personal de salud, esencialmente por
ginecólogo/obstetra, entre el 75% y 95% de las embarazadas tuvo 4 o más controles prenatales.
39La
40
ENDESA 2013.
Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo. 2016. Informe sobre el cumplimiento de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio. 215. Santo Domingo, República Dominicana
42
ONE, 2015. ENHOGAR MICS 2014. Santo Domingo.
4343
ONE, 2015. ENHOGAR MICS 2014. Santo Domingo
41
17
La maternidad en la adolescencia continúa siendo una situación de preocupación en el país, cuya
incidencia se calcula en 89 la tasa de natalidad entre adolescentes, y en 21.4% el porcentaje de
mujeres de entre 20 y 24 años que tuvo al menos un nacido vivo antes de los 18 años. La
prevalencia del embarazo y la maternidad adolescente se asocian directamente a la pobreza y la
baja educación, considerando que el riesgo de una adolescente quedar embarazada es 6 veces
superior en las mujeres de educación primaria respecto a las que tienen educación superior y 4
veces superior en las mujeres más pobre con relación al grupo más rico. Estas cifras sitúan a la
RD con la tasa de incidencia de embarazo en adolescentes más alta de Latinoamérica y Caribe,
situación que permanece y contribuye a perpetuar el ciclo de la pobreza, en la medida en que se
vincula con la deserción escolar y a dificultades para enfrentar la vida laboral y desarrollar sus
proyectos de vida.44
Entre las mujeres de todo el mundo que están sexualmente activas, el SIDA es una causa
importante de mortalidad. En la República Dominicana la tasa de prevalencia general de VIH se
ha reducido en la última década, situándose en 1%, siendo superior en los hombres (0.9 %) que
en las mujeres (0.7%). En el caso de las mujeres, la incidencia esta vinculada a causas de carácter
cultural, social y económico, las cuales se conjugan para limitar las posibilidades de que se
protejan y puedan decidir por sí mismas el uso de métodos de protección45.
Para el 2014, el país califica le incidencia del VIH en categoría concentrada, debido a su
prevalencia en grupos de poblaciones especificas, entre estos la población gay y de hombres que
tienen sexo con hombres con una prevalencia de 5.02%, las mujeres trabajadoras sexuales
(prevalencia de 4.5%) y las mujeres sin instrucción formal (prevalencia de 5.4%)46.
Se ha demostrado que el uso de métodos anticonceptivos, especialmente preservativos en las
relaciones sexuales en poblaciones de alto riesgo es una medida muy efectiva para evitar el
incremento del VIH y SIDA, así como también el conocimiento amplio en los factores que
contribuyen a la condición y desarrollo de la enfermedad. ENDESA 2013 indica que un grupo
importante de las mujeres reportaron algún problema para acceder a servicios de salud y tratarse
algún episodio de enfermedad, siendo el principal motivo “conseguir el dinero necesario para la
consulta o tratamiento” (38%), especialmente dentro de las mujeres sin educación y más pobres
(66% y 55% respectivamente); seguido por “la distancia al establecimiento de salud” (22% de las
mujeres); “no querer ir sola” (16%), causa principalmente declarado por las adolescentes entre
15-19 años; y porque se le hace “difícil conseguir permiso para ir al doctor”.
44
CEPAL 2014.
45
ENDESA, 2013.
Datos recopilados por Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo. 2016. Informe sobre el cumplimiento
de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. 215. Santo Domingo, República Dominicana.
46
18
República dominicana se ha comprometido a garantizar el acceso universal a servicios de
atención de la salud sexual y reproductiva y al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos
de las mujeres en diversas convenciones y conferencias internacionales y locales. Garantizar el
derecho a la salud y al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos requiere invertir en
sistema sanitario adaptado a las necesidades de mujeres y niñas, que ofrezcan servicios de
mayor calidad, más integrales y accesibles. De igual manera, la sociedad debe involucrarse en su
conjunto, en erradicar prácticas que ponen gravemente en peligro la salud y el bienestar de las
mujeres, entre ellas, todas las formas de violencia de género, y de manera particular, la violencia
obstétrica. Así mismo, desde el sistema educativo, el sistema de salud y distintos medios
socializantes debe contribuirse a la educación por una salud integral que promueva el
conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos y respete el derecho de las mujeres a
tomar decisiones sobre su cuerpo,
2.2.2 Violencia de Género y contra la Mujer
La violencia constituye un obstáculo para el desarrollo de las mujeres hacia una vida plena y con
igualdad, que se manifiesta no solo en su autonomía física, sino que también tiene repercusiones
importantes para la autonomía económica y la toma de decisiones.
La ENDESA 2013 evidencia un incremento de la violencia contra las mujeres entre 2007 y 2013
en la República Dominicana, especialmente aquella ejercida por la pareja, la cual fue reportada
por el 35% de las mujeres entre 15 a 49 años de edad casada o unida o que estuvieron en esa
condición, siendo la violencia emocional la más frecuente de todas (31%), seguida por la violencia
física (19%). Las mujeres más afectadas por alguna forma de violencia son: las separadas, viudas
o divorciadas (48%), las que tienen cinco o más hijos/as (50%), las que tienen educación primaria
5-8 (42%), las más pobres (40%), las adolescentes y jóvenes (40%) y quienes residen en la zona
urbana (36%)47.
La violencia domestica está altamente asociada al consumo de alcohol, al grado de control
ejercido por el esposo o marido, relaciones que han sido demostradas en también en otros
países. El 64% de las mujeres cuyo esposo actual o anterior se emborracha a menudo, fue víctima
de algún tipo de violencia en comparación con un 26% por ciento de mujeres cuyos esposos o
marido no consumen alcohol o lo hace de forma moderada. De igual manera, en la medida en
que un hombre tiene un comportamiento más controlador se incrementa de un 17%48.
La dimensión más visibilizada en nuestra sociedad son los feminicidios, debido a la alta cantidad
de mujeres que mueren cada año por su condición de género, principalmente el ámbito familiar.
La Procuraduría General de la República ha registrado 2, 074 homicidios de mujeres y
feminicidios entre 2005 y 2015, dentro de los cuales 1,078 fueros feminicidios (52%).49 CEPAL
47
ENDESA 2013.
ENDESA 2013.
48
49Consulta
a través de la web institucional de la Procuraduría General de la República en febrero 2016.
19
(2014) reporta que en todos los países de la región latinoamericana, a excepción de la República
Dominicana se registra una disminución del total de feminicidios, ocupando el segundo lugar en
feminicidios de la región, solamente superado por Perú.
La cantidad de mujeres que realizan denuncias ante la justicia ha ido en aumento con los años.
Al 2015 se registraron 67,187 denuncias por violencia de género e intrafamiliar, 58,553 fueron
por violencia intrafamiliar, 8,669 por violencia de género (física, sicológica y verbal) y 6,741
denuncias por delitos sexuales. No obstante llama la atención, la baja cantidad de ordenes de
protección emitidas (15,093) con relación a la magnitud de las denuncias, especialmente por
violencia intrafamiliar50.
Otra forma de violencia que afecta de manera desigual a las mujeres es la trata de personas y la
explotación sexual, considerando que es país es tipificado como nación de origen, tránsito y destino para
la trata y tráfico de personas, calificación que le otorga un carácter tridimensional. La magnitud de este
problema no es visible al no disponerse de cifras precisas sobre el alcance de esta problemática. Sánchez
(2012)51sugiere que miles de dominicanas han sido y siguen siendo objeto de este tipo de violencia, y
considerando la feminización de las migraciones y el número de la diáspora dominicana en distintos
países, y reporta estimaciones en más de 800,000 mujeres viven en el exterior, parte de las cuales han
sido víctima o están siendo víctimas de tráfico y trata de personas. Diferentes investigaciones
referenciadas por Sánchez (2012) califican al país como un proveedor importante de mujeres al negocio
ilícito de la trata de personas y la industria del entretenimiento a nivel mundial, colocando al país entre
las primeras naciones que más expulsan mujeres a esas redes. También releva la conexión directa entre
hogares llevados por mujeres, la pobreza y la vulnerabilidad del grupo familiar, situación atribuida al sesgo
de género en el acceso a las oportunidades sociales lesivo a la autonomía económica y social de las
mujeres, que favorece el interés de emigrar.
Todavía en el país no se tiene mucha conciencia de la violencia económica ni del acoso callejero
que sufren las mujeres. Aunque se tiene la percepción de que ambos tipos de violencia afectan
a un amplio grupo de mujeres de diferentes estratos sociales, se sabe de las repercusiones que
tiene la violencia patrimonial en otros tipos de violencia a nivel de la familia y el vinculo entre el
acoso e inseguridad en las calles con el libre tránsito de las mujeres en espacios públicos, son
problemáticas aún no estudiadas en el país, ni relevadas como problemas públicos que requieren
intervención. Una tarea pendiente es desarrollar este tipo de investigaciones para crear
evidencias que sustentes acciones para de políticas públicas.
Una forma de violencia contra las niñas que es invisibilizada en el país es el matrimonio o las uniones
a edad temprana, una problemática que limita el desarrollo de las mujeres y en muchos casos se convierte
en una situación delictiva, la cual es legitimada por la cultural predominante. Se estima que el 11.7% de
las mujeres entre 15 y 49 años se casaron o unieron por primera vez antes de los 15 años de edad; el
37.1% de mujeres entre 20 y 49 años se casaron o unieron antes de los 18 años y un 27.5% de jóvenes
entre 15 y 19 años esta actualmente unida o casada. Llama la atención, que el 23.4% de las mujeres
jóvenes actualmente casadas o en unión sus compañeros son 10 años o más mayores que ellas, y el 23.9%
50
Datos publicados por la Procuraduría General de la República. Página Web consultada en febrero 2016.
51Sánchez, Cristina. 2012. El tráfico ilícito y la trata de mujeres dominicanas en el exterior. Realidades y Lineamientos de Políticas
Públicas. Fondo de Población y Desarrollo de las Naciones Unidas. Santo Domingo, República Dominicana.
20
dentro del grupo de 20 y 24 años52. El matrimonio a edad temprana tiene causas diversas como son los
patrones culturales, la violencia intrafamiliar y contra las niñas y la pobreza.
Se mantienen importantes retrasos en las reformas legislativas como las del
Código Penal, la ley sobre salud sexual y salud reproductiva, y la legislación para la atención integral a la
violencia contra las mujeres, con un enfoque de prevención que combata sus causas y sea concebida
desde enfoques multidisciplinarios, para su prevención y atención desde las diferentes
instituciones públicas, incluyendo el enjuiciamiento y castigo los infractores, y especialmente la
prestación de apoyo y protección a las víctimas, que constituyen grandes retos para el país en
materia de derechos humanos de las mujeres. Se reconocen avances en algunas normativas como las
del Código para el Sistema de Protección a los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y
Adolescentes de la República Dominicana, la Ley 137-03 sobre el Tráfico Ilícito de Migrantes y
Trata de Personas, entre otras.
En esos órdenes tiene sentido destacar es la necesidad de trabajar la problemática de la violencia
en todas sus formas desde diferentes espacios, en las escuelas, la comunidad, la familia, hombres
y mujeres, y desde las entidades que deben ser garantes de derecho a vivir una vida sin violencia.
La escuela es un ámbito esencial para construir una cultura de resolución pacífica de los conflictos
y las diferencias, la eliminación de estereotipos y mitos de género, esencialmente a partir de los
estudios que demuestran la persistencia de altos niveles de violencia en el estudiantado, el
profesorado y la familia y del bajo entendimiento del estudiantado sobre la violencias, sus
diferentes causas y manifestaciones, además del alto porcentaje de estudiantes (77%) 53 que
justifican conductas violentas contra las mujeres.
2.3 Autonomía en la Toma de Decisiones
La participacion política y social de las mujeres en espacios de toma de decisiones es fundamental
para el fortalecimiento del sistema democrático representativo y participativo y el Estado de
derecho, y el avance económico, político y social del país de manera inclusiva de las necesidades
e intereses de las mujeres y el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres.
52
ONE, 2015. ENHOGAR MICS 2014. Santo Domingo.
Informe preliminar de investigación de violencia en las escuelas, elaborado por el UNFPA 2015.
53
21
En la República Dominicana coexistes avances y déficits en materia de participación. Se ha
avanzado en la creación de un marco jurídico nacional a favor de la igualdad y equidad de género,
el cual abarca disposiciones para el ejercicio del poder y la toma de decisiones por parte de las
mujeres, pero todavía lejos de la paridad. Entre estas normas está la Constitucion de la República
2010 (Artículo 39) que establece la paridad en los puestos electivos, estableciendo en el acápite
5 derechos a la participación política equitativa, disponiendo que “el Estado debe promover y
garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de
elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la
administración de justicia y en los organismos de control del Estado”. Además destacan la
adhesión a Conferencias internacionales que abortan diversos temas, incluidos la participacion
política como son las Conferencias Mundiales de la Mujer, las Conferencias Regionales de la
Mujer de CEPAL, la Convenciones sobre los Derechos Humanos, los Objetivos de Desarrollo del
Milenio y recientemente los ODS, entre otros.
Con esta disposición constitucional se superan las leyes de cuotas mínimas de 33% de mujeres
en el listado de los cargos de elección de las candidaturas congresuales y municipales; y la Ley
13-2000, que dispuso la alternancia entre hombres y mujeres en los puestos de Síndico/a y ViceSíndico/a en la boleta electoral municipal de los partidos.
A pesar de las normativas, existe una amplia brecha en la participación de las mujeres en los
cargos de tomas de decisiones en los distintos poderes del Estado con relación a los hombres,
en un país donde actualmente el 52% del electorado son mujeres. Aunque se cuenta con una
mujer ocupando la vicepresidencia de la República, la composición de los gabinetes ministeriales,
no registra variaciones significativas en los últimos períodos presidenciales, y actualmente
apenas hay 4 ministras de 22 ministerios que conforman el gabinete. La CEPAL reporta que a
Agosto del 2014, solo el 15.8%, el 10.7% y el 18.2% de mujeres desempeñaban cargos para la
toma de decisiones en gabinetes ministeriales, en niveles I, II y III respectivamente.
A nivel del Congreso Nacional las diferencias en la representación de hombres y mujeres en
significativa. En la Cámara de Diputados, solo el 20.8% de los escaños es ocupado por mujeres y
en el Senado, apenas hay 4 senadoras de 32 escaños. Estos niveles de participacion están muy
por debajo de la meta de paridad establecida en los Objetivo de Desarrollo del Milenio que
concluyeron en 2015.
Situación similar se observa en el poder Local, donde existe un amplio déficit de representación
en la gerencial principal, pues solo el 7.7% de las alcaldías son gerenciados por mujeres, de un
total de 155 alcaldías, y el 33.2% se las regidurías con desempeñadas por regidoras (383 de
1,149 escaños).
22
Dentro del poder judicial se han logrado avances en la participación de las mujeres. La proporción
de mujeres juezas se ha incrementado de 36.8% en el 1999 a 50% en el 2010. En la Suprema
Corte de Justicia, es de 31.3% y en la Corte Civil de Apelación de 33.3%. En la Corte Penal de
Apelación la representación de las mujeres como juezas es de 38.5% y de 67.0% en la Corte de
Apelación de Niños, Niñas y Adolescentes. En los Juzgados de Paz el porcentaje de mujeres
alcanza el 74.0%. De igual manera las mujeres son el 60.0% de las y los defensores públicos y el
42.0% de las abogadas/os de oficio54.
En el caso del Ministerio Público, la CEPAL reporta que las mujeres representan el 29.4% de las
juezas en el máximo tribunal de justicia o corte suprema, el 42.0% de las autoridades que dirigen
el sistema de investigación y persecución, el 35.0% de Procuradores Generales, el 41.0% de los
Procuradores Fiscales y el 48.0% de Fiscalizadores.
Las mujeres enfrentan obstáculos importantes para competir en los puestos electivos. Tales
limitaciones se originan en un contexto político que no promueve la paridad, en un sistema
electoral que afecta negativamente a las mujeres para competir con equidad con los hombres,
la persistencia de una cultura política y de prácticas clientelares que demandan cada vez más
recursos para competir, a lo que se une el acceso a recursos de forma inequitativa. Estas
situaciones muestran como los sistemas electorales no son neutros, ni en sentido general, ni en
lo relativo al género, lo que aumenta la desventaja para las mujeres.
La cultura patriarcal predominante limita a las mujeres en la participación en las nominaciones
para los puestos de toma de decisiones tanto al interno como fuera de los partidos. Por un lado
están los roles de cuidados socialmente asignados a las mujeres limitan sus posibilidades de
participacion política fuera como dentro de los partidos. Por otro lado, los mecanismos que se
establecen al interno de los partidos (nominaciones bloqueadas, cuotas reservadas) bloquean
el avance de las mujeres en las nominaciones para puestos de poder tanto dentro de las
estructuras partidarias, como en los puestos electivos y en el poder ejecutivo.
El papel del movimiento de mujeres ha sido esencial para el avance de las mujeres en los espacios
de toma de decisiones, a través de su contribución analítica y crítica acerca de la estructuración
social, el aporte de perspectivas de análisis sobre las principales problemáticas sociales y
mediante propuestas conceptuales y metodológicas relacionadas con temas como son las
relaciones de poder, lo público-privado, los biológico-social, la universalidad y la especificidad,
los conceptos de derechos, la vinculación entre democracia y ciudadanía, entre otros, que
desmantelan los postulados que sustentan la cultura patriarcal y las formas de organización
54Ministerio
de la Mujer. 2014. Informe de la República Dominicana sobre la Aplicación de la Declaración y Plataforma de Acción
de Beijing (1995) y los resultados del vigésimo tercer período extraordinario de sesiones de la Asamblea General (2000) en el
contexto del 20º aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y la aprobación de la Declaración y Plataforma de
Acción de Beijing 2015.
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derivadas de estas. También han sido las impulsoras de las políticas de acciones afirmativas como
las cuotas, hasta las propuestas de paridad.
Son tareas urgentes para propiciar la paridad en la participación política de las mujeres
establecer y reglamentar a través de la Ley de Partidos la paridad de género a nivel político, sobre
todo para las candidaturas a cargos congresuales y municipales, así como en la composición de
ministerial del gobierno central, que reglamente el financiamiento a los partidos políticos y el
acceso equitativo de las mujeres a los recursos de los partidos, Así mismo, disponer de políticas
para la formación en igualdad de género y derechos humanos a nivel interno de los partidos
políticos, estableciendo sanciones por incumplimiento y restringir la entrega de fondos estatales
si no se cumple con la capacitación.
3. Conclusiones:
Las desigualdades de género en el ejercicio de los derechos humanos, como el de vivir sin
violencia, a tener una salud física y mental, participar en igualdad de condiciones en los espacios
de toma de decisiones, tener ingresos propios y acceso y control de activos productivos, tener
un empleo decente, no sólo son obstáculos para que las mujeres aprovechar las oportunidades
que puede ofrecer la sociedad y la economía, sino que también restringen el ejercicio de sus
derechos y el goce de una ciudadanía plena. Tales déficit tienen repercusiones importantes en el
desarrollo económico sostenible (incremento de la productividad, crecimiento de la producción,
obstáculo para la seguridad alimentaria y el desempeño comercial, entre otros problema macros
en el país) y social, y en la consolidación de la democracia representativa y participativa.
Las desigualdades de género son resultado de una relación compleja de estructuras políticas,
sociales, culturales y económicas, que para su transformación se requieren definir e implementar
políticas integrales que exigen de un papel activo del Estado, coherencia entre las políticas
económicas y sociales, fortalecimiento de la institucionalidad democrática, superación de la
desigualdad territorial y un profundo cambio cultural. Además de comenzar a desarrollar
políticas macroeconómicas que tomen en cuenta los sesgos de género, y la superación de la
persistencia histórica del modelo del hombre proveedor como norma de la división sexual del
trabajo.
El rol de las políticas públicas con la participación activa de diferentes actores sociales,
especialmente de las mujeres, es esencial para avanzar en el logro de las autonomías en las
mujeres, que implica el diseño e implementación de políticas dirigidas a posibilitar a las mujeres
participar en la vida privada y pública en igualdad de condiciones con los hombres. En tal sentido,
se demanda acciones concretas para aumentar los niveles de empoderamiento de las mujeres,
poner fin a la discriminación contra las mujeres y la niñas, cerrar las brechas de género en los
ámbitos político, social y económico, eliminar la violencia en todas sus formas contra la mujer y
crear las condiciones jurídicas y administrativas necesarias para avanzar en la igualdad de género.
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Es necesario aumentar los esfuerzos para hacer efectiva la titularidad de derechos económicos,
sociales y culturales de las mujeres, esto implica propiciar: mayor igualdad en el acceso a la
educación con calidad y promotora de la igualdad de género, salud integral que reconozca los
derechos sexuales y reproductivos y la atención a la violencia, empleos dignos y sin
discriminación, políticas para la generación de ingresos propios, acceso a vivienda y servicios
básicos, acceso a seguridad social y políticas para garantizar la representación en los puestos y
procesos de adopción de toma de decisiones políticas y económicas , de modo de ir cerrando
brechas para avanzar en condiciones de igualdad.
De igual manera, se requieren acciones concretas establecer un sistema integral de prevención
y atención a la violencia de género y contra las mujeres, eliminar las prácticas nocivas del
matrimonio precoz por la violencia y la pobreza, para que las tareas reproductivas y de cuidado
sean compartidas entre la familia y el estado, y entre las mujeres y hombres dentro del hogar.
Para que hombres y mujeres puedan compartir derechos y obligaciones en la vida pública y
privada es necesario que el Estado, el mercado y las familias asuman un nuevo papel en el
cuidado de las personas, incluida la corresponsabilidad entre hombres y mujeres y la
implementación de nuevos tipos de servicios y nuevas formas de organización de la vida cotidiana
y de los organismos públicos y privados, que deben ser orientados a través de políticas públicas.
Estas son algunas de las metas sobre las que debemos avanzar, ya que la sociedad y el Estado
Dominicano se ha comprometido en la END 2030 y los Objetivos de Desarrollo sostenibles (ODS).
Santo Domingo, 7 de marzo, 2016
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