Igualdad de Género para la Innovación y Competitividad Por

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APORTE DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE MUJERES AL
INFORME SEÑALES DE COMPETITIVIDAD DE LAS AMERICAS 2014
Igualdad de Género para la Innovación y Competitividad
Por La Comisión Interamericana de Mujeres (CIM)
La ventaja competitiva de una economía o empresa depende hoy en día cada vez más de ideas innovadoras y
servicios intangibles. Según el World Economic Forum (WEF), nos estamos moviendo del capitalismo al
“talentismo”.i El modelo de producción de bajo costo promovido en la región durante las últimas décadas es
obsoleto y para que un país pueda competir, requiere transitar hacia una sociedad del conocimiento en la
que se privilegie el capital humano.ii En este quehacer es necesaria una mayor inclusión de mujeres en
condiciones de equidad e igualdad. Las mujeres constituyen la mitad del potencial humano disponible en las
economías --fuente de talento y trabajo, de imaginación y de creación, cuyo uso eficiente es condición
indispensable para la competitividad y el desarrollo.
Una investigación efectuada por McKensey & Company (2007)iii sugiere que las compañías fuertemente
representadas por mujeres a nivel de los directorios y puestos de alta gerencia, son también las empresas
que presentan un mejor desempeño. Esto no necesariamente debido a una mayor inclusión de mujeres, sino
por la posibilidad de contar con una mayor diversidad y pluralidad en la gestión y toma de decisiones. A nivel
macroeconómico, también se cuenta con evidencias sobre el impacto de una mayor participación de mujeres
en el ámbito laboral. Un estudio de Goldman Sachs (2007)iv muestra que si se lograra la paridad laboral entre
hombres y mujeres en los Estados Unidos, el Producto Bruto Interno de este país se incrementaría en un 9%;
indicador que ascendería a 13% para la Unión Europea y 16% para el Japón. Si bien estas estimaciones
dependen de varios factores y no necesariamente son lineales, sirven para demostrar que al incrementarse la
igualdad, no sólo se benefician las mujeres, sino también la sociedad en su conjunto con impactos
importantes para el desarrollo sostenible y la competitividad.
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En dicho marco, la concepción tradicional de la competitividad asociada al comercio exterior y desempeño
económico, no guarda un valor en sí mismo sino en la medida en que esté orientada a objetivos más amplios
de productividad nacional, de mejoramiento de condiciones de vida de la población y como una oportunidad
para asegurar el ejercicio pleno de los derechos económicos, sociales y políticos de dicha población.v Superar
esta visión de eficiencia económica y estrategias de ventajas comparativas implica utilizar la noción de
competitividad social como expresión de una economía de eficiencia que rinda cuentas de las retribuciones
que ésta tiene para el conjunto social. vi
El crecimiento económico de la región en los últimos años y los avances en materia de género y derechos de
las mujeres en distintos ámbitos, respaldados con marcos jurídicos e infraestructura institucional y
programas que impulsan la igualdad de género, no han sido suficientes para mitigar las desigualdades en la
región. Tampoco estos progresos han podido revertir el estancamiento de la competitividad en América
Latina, reflejando esta situación la necesidad de reformas estructurales e inversiones que aseguren mejores
niveles de productividad y crecimiento en condiciones de equidad e igualdad.vii
A nivel educativo, nunca antes como ahora la región había contado con mujeres tan preparadas. En América
Latina, mujeres menores de 30 años han superado a los hombres en el logro educativo y en el nivel de
matrícula en todos los niveles y prácticamente en todos los países de la región, con excepción de Bolivia,
Haití y Guatemala. El 22,8% de las mujeres cuentan con 13 o más años de educación, frente al 16,2% de los
hombres.viii A pesar de ello, persiste una significativa brecha entre el nivel de matrícula de las mujeres y su
estatus en el mercado laboral.
Si bien la participación de las mujeres en el mercado laboral de América Latina y El Caribe aumentó en 35%
desde 1990, como excepción a la tendencia global, contribuyendo a que la tasa de pobreza de la región no
sea un 28% más altaix, y a pesar de representar las mujeres el 51,2% de la población total y el 52,1% de la
población en edad de trabajar, ellas siguen sobrerrepresentadas entre los desempleados (71,7%), continúan
confinadas en posiciones mucho más vulnerables que sus homólogos masculinos y están expuestas a
persistentes déficits de trabajo decente y brechas de género (participación laboral, salarial, segregación
ocupacional, precariedad e informalidad, participación en posiciones de decisión y poder, y la distribución del
trabajo doméstico no remunerado, entre otros). x
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Este nivel de exclusión de mujeres también se refleja en puestos de alta dirección. En la región, si bien se
cuenta con cinco mujeres en el cargo de máxima representación del Estado (Presidentas en Argentina, Brasil
y Chile; y Primeras Ministras en Barbados y Jamaica); en promedio, sólo una de cuatro parlamentarios son
mujeres – tendencia que se repite en otros poderes del Estado. A nivel de empresas públicas, también se da
una escasa participación de mujeres en los puestos de alta dirección. Desde febrero de 2014, el gran
Petrobras es liderado por una mujer (Maria das Graças Silva, Directora Ejecutiva), posiblemente la única
mujer al frente de una corporación de este nivel en la región.
Entre las principales barreras que enfrentan las mujeres en el contexto de la competitividad se incluyen el
limitado acceso al crédito, la corrupción, las inequitativas regulaciones laborales y dificultades para insertarse
al mercado formal. Asimismo, entre los factores que contribuyen a esta limitante se encuentran, la brecha
educacional,xi los estereotipos de género, las restricciones legales y regulatorias, la carencia de una aplicación
efectiva del marco legislativo existente y la debilidad de las políticas de conciliación entre la esfera productiva
y reproductiva.xii Sobre este último factor es importante destacar que a pesar que las mujeres han
incursionado al mercado laboral prácticamente de manera irreversible en los últimos años, esto no ha
representado la reducción de su carga de trabajo reproductivo, incluyendo trabajo doméstico y de cuidado.
En el ámbito de la ciencia, tecnología, ingeniería e innovación (CTII), área clave para el desarrollo de
capacidades de innovación y competitividad, existe también una subrepresentación significativa de las
mujeres. En los países de la OECD, a pesar que seis de cada diez puestos en esta industria lo ocupan mujeres,
sólo entre el 10% y 20% de las mismas se desempeñan como ingenieras, programadoras informáticas,
diseñadoras de sistemas o analistas. La gran mayoría de las mujeres en este sector, desarrolla tareas
administrativas o complementarias a las actividades centrales. Asimismo, a pesar de que logran más de la
mitad de las licenciaturas en las universidades de la OECD, representan menos de un tercio del cuerpo de
egresados. Al finalizar sus estudios, enfrentan discriminación al solicitar cargos de investigación,
programación o diseño. Estos obstáculos, que alejan a las mujeres de cargos relevantes, de generación de
conocimiento, en la industria y otros sectores, impiden su acceso a mejores empleos, a mejores condiciones
laborales y más oportunidades de trabajoxiii.
Según Bonder (2013)xiv, en América Latina y el Caribe las mujeres representan el 46% del total de personas
que trabajan en ciencia y tecnología – diez puntos más que una década atrás. En algunos países (Argentina,
Brasil, Costa Rica, México, Uruguay y Venezuela), se ubican entre el 30 y 55% del total de investigadores en
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instituciones de Educación Superior. Esta tendencia decrece notablemente en los más altos puestos de
decisión y, en algunos países es nulo. Por ejemplo, en Argentina, de las 102 universidades e institutos
universitarios públicos y privados, sólo 8 están dirigidos por una mujer. En la región, en general, las mujeres
predominan en las ciencias sociales, médicas, humanidades; a penas se ubican por debajo de los varones en
las ciencias exactas y presentan una marcada diferencia en las ingenierías y ciencias tecnológicas. En las
ingenierías, su participación es como sigue en algunos países: Brasil 22%, México 12%, Uruguay 27.4%,
Argentina 17% y Costa Rica 19%.xv Más allá de estas cifras se destaca que ocho mujeres de la región ostentan
hoy en día el cargo de Ministras de Ciencia y Tecnología (Belice, Colombia, Costa Rica, El Salvador,
Guatemala, Guyana, Perú y República Dominicana), aproximadamente un 24% del total de países.
Entre los factores que contribuyen a alejar a las mujeres de la ciencia, tecnología e ingenierías, se incluye los
estereotipos de género; las dificultades para equilibrar la vida profesional, personal y familiar; la
discriminación explícita y sutil; y el imaginario social sobre la ciencia y los científicos.
A nivel del sistema Interamericano, en el marco de la Primera Reunión de Ministros de Ciencia y Tecnología
de la OEA (Lima, 2004), por primera vez se aborda a nivel de la región la importancia de la igualdad de género
en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la innovación (CTII). En dicho ámbito, las más altas autoridades del
sector se comprometieron a adoptar las acciones necesarias para integrar una perspectiva de género en las
políticas y programas de CTII, a fin de lograr la plena participación de mujeres y hombres en el diseño,
producción y distribución de los beneficios de la sociedad basada en el conocimiento; fundamental paso para
mejorar los niveles de productividad y competitividad.
A grandes rasgos, las recomendaciones acordadas por los Ministros de Ciencia y Tecnología (2004), todas
muy vigentes hoy en día y derivadas de procesos de consulta emprendidos por la OEA y la Comision
Interamericana de Mujeres (CIM) con expertos de distintos sectores (público, academia, industria y
organismos multilaterales), se centran en los siguientes temas: (i) Fortalecimiento institucional y estrategias
claves para un nuevo compromiso con la sociedad; (ii) la integración de la perspectiva de género en la CTII;
(iii) educación y capacitación; (iv) equidad de género en la fuerza laboral de CTII; (v) construcción de la
sociedad del conocimiento a través de la equidad e igualdad de género; y la (vi) ciencia y la tecnología para el
desarrollo económico y social.xvi
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Más recientemente, en el marco del V Foro de Competitividad de las Americas de la OEA (2011), se aprobó el
Consenso de Santo Domingo y sus diez Principios Generales de Competitividad, incluyendo la equidad de
género entre los factores fundamentales para mejorar la productividad y competitividad de la región.
Dos de las experiencias nacionales puestas a disposición del presente informe del Foro: Modelo de Calidad
con Equidad de Género del Uruguay y el Premio L’oreal Perú, representan importantes esfuerzos nacionales
que hacen eco a las referidas recomendaciones. Por un lado, el Modelo de Calidad con Equidad de Género,
coordinado por el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), el Instituto Nacional de las Mujeres y el Instituto
Nacional de la Calidad (INACAL) de Uruguay, que tiene como objetivo principal que las organizaciones
públicas y privadas (de más de 50 personas) integren en su gestión la equidad de género, con miras a
optimizar las competencias del personal, aumentar su eficiencia y competitividad y contribuir a la justicia
social. Por otro lado, el Premio L’oreal Perú, que además tiene capítulos en otros países del mundo, y que es
coordinado por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC), el cual
busca identificar y otorgar subvenciones monetarias a científicas peruanas que desarrollen actividades de
investigación en las ciencias y tecnologías, a fin de promover la producción de nuevos conocimientos
científicos, tecnológicos e innovación.
El abordaje de la igualdad y equidad de género en la competitividad, como parte de la agenda del Foro de
Competitividad de la OEA es fundamental para contribuir desde dicho espacio al intercambio de experiencias
y generación de políticas y estrategias en la materia. Este espacio se torna aún más importante frente al rol
que podría cumplir el Foro para impulsar en los Estados Miembros una agenda articulada que considere el
impacto de la desigualdad de género en la capacidad de un país para competir exitosamente en un nuevo
contexto económico.xvii
En dicho quehacer, se concluye con algunas consideraciones adicionales:

Las variables tradicionales para medir la competitividad dejan de lado ámbitos en los que las mujeres
contribuyen de manera importante al país, como es el trabajo doméstico no remunerado y la
economía informal. Por ello, es fundamental replantear el análisis y medición de la competitividad
más allá del ámbito productivo y la economía formal.

Existe la necesidad de abordar de manera profunda la relación entre la igualdad de género y la
competitividad, incluyendo entre los temas, el cómo la sociedad del conocimiento puede mejorar las
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condiciones de las mujeres y cómo la igualdad de género puede contribuir con la competitividad y
una sociedad del conocimiento.

Se necesita contar con datos desagregados por sexo en áreas críticas de la competitividad y la
sociedad del conocimiento, incluyendo la relación entre inversión en I+D en cada país, cantidad de
mujeres y varones en CTII y el ejercicio de su profesión; retención en la educación; patentes
registradas. Esto puede ayudar a medir el impacto de la desigualdad de género en áreas clave para
mejorar la competitividad.

Frente a la persistente baja presencia de mujeres en puestos de decisión de la CTII, se requiere de
políticas y estrategias que generen incentivos para lograr una mayor participación de mujeres en
áreas estratégicas para mejorar la competitividad y la sociedad del conocimiento. Esto conllevará una
colaboración intersectorial e interinstitucional y trabajo conjunto entre diversos sectores.
i
World Economic Forum (WEF), Women Leaders and Gender Parity. http://www.weforum.org/women-leaders-and-gender-parity.
PNUD (2011). México y las Sociedades del Conocimiento. Competitividad con igualdad de género.
iii McKensey & Company (2007). Women Matter: Gender diversity, a corporate performance driver.
http://www.mckinsey.com/~/media/McKinsey/dotcom/client_service/Organization/PDFs/Women_matter_oct2007_english.ashx
iv Goldman Sachs (2007). Gender Inequality, Growth and Global Ageing. Global Economics Paper. No. 154.
http://www.womenandtechnology.eu/digitalcity/servlet/PublishedFileServlet/AAAATKMI/Gender-inequality-Growth-and-GlobalAging.pdf
v PNUD (2011).
vi Echeverri, Rafael (s/f). Economía y Competitividad del Territorio Rural.
vii WEF, Informe Global de Competitividad 2013-14.
viii CEPAL, ONU Mujeres, PNUD, OIT, FAO (2013). Trabajo decente e igualdad de género.
ix World Bank (2014). Gender at Work. A Companion to the World Development Report on Jobs. Washington, DC.
ii
http://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/Event/Gender/GenderAtWork_web2.pdf
x
CEPAL (2013).
Las mujeres en América Latina y el Caribe predominan en las ciencias sociales, médicas y en las humanidades. Tienen limitada
participación en las ingenierías y ciencias tecnológicas, las cuales son de gran incidencia para la innovación, productividad y
competitividad.
xii Bardasi, Elena; Blackden, C. Mark y Guzmán, Juan Carlos (2006); Gender, Entrepreneurship and Competitiveness in Africa, Banco
Mundial.
http://www.publicprivatedialogue.org/workshop%202008/Gender_Entrepreneurship_Competitiveness%20in%20Africa.pdf
xiii Universia, España, Noticias de Actualidad. 11/01/2013. http://noticias.universia.es/empleo/noticia/2013/01/11/992772/menos20-mujeres-trabajan-ciencia-tecnologia-accede-puestos-investigacion-programacion.html .
xiv Bonder, Gloria (2013). La inclusión del enfoque de género en las ciencias: mucho más que igualdad. XII Conferencia Regional
sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, CEPAL, Santo Domingo, 15-18 octubre 2013.
http://www.cepal.org/12conferenciamujer/noticias/paginas/0/49920/Gloria-Bonder-presentacion-panel6-CRM_XII.pdf
xv Bonder (2013).
xvi Para mayor detalle revisar las referidas recomendaciones ministeriales en documento REMCYT-I/INF.1/04, Primera Reunión de
Ministros y Altas Autoridades de Ciencia y Tecnología, Lima, Perú, 11-12 noviembre de 2004.
https://www.oas.org/es/cim/docs/SEPIA[ScienceTechnology]-Recommendations[ES].pdf
xi
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6
xvii
PNUD (2011).
www.riacreport.org
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