Seguridad hemisférica en transición

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UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA
INSTITUTO DE ESTUDIOS GEOESTRATÉGICOS Y ASUNTOS POLÍTICOS
SERIE “INFORMATIVO”:
SEGURIDAD HEMISFÉRICA Y ASUNTOS VECINALES
UMNG - IEGAP No. 30
SEGURIDAD HEMISFÉRICA EN TRANSICIÓN: A PROPÓSITO DE UN ALBA
MILITAR Y LA CRISIS DIPLOMÁTICA ANDINA1
Marzo de 2008
PRESENTACIÓN
La crisis diplomática vivida durante las primeras semanas del mes de marzo pasado,
mostró la precariedad del sistema interamericano en materia de seguridad y defensa.
Los debates adelantados en la sede de la OEA2 y las declaraciones oficiales que se
suscribieron allí y en la Cumbre del Grupo de Río3, dejaron la impresión de ofrecer
posiciones poco convincentes y determinantes frente a la incidencia de los gobiernos
vecinos en la dinámica de la problemática de seguridad interna de Colombia. Otro
tanto se puede afirmar por parte de la comunidad interamericana frente al impacto
fronterizo de la acción político-militar del Estado colombiano sobre las guerrillas
comunistas y el narcotráfico.
También se evidenció la inoperancia e incumplimiento de las convenciones, acuerdos
y decisiones tomadas en diferentes eventos y encuentros hemisféricos,
subregionales y vecinales que comprometen a los Estados en diferentes acciones
contra el crimen organizado transnacional, el terrorismo y diferentes expresiones
organizadas y armadas de insurgencia nacional.
Por ello, resulta importante valorar el momento que vivimos en materia de seguridad
hemisférica, a partir de los eventos inicialmente señalados y de las controversias
conocidas por los ciudadanos de nuestra región. Ese momento no afecta solamente
a los países latinoamericanos; consideramos de gran importancia que se tenga en
cuenta la transformación de nuestro escenario geopolítico, gracias a las nuevas
relaciones establecidas con actores nacionales emergentes y potencias medias no
hemisféricas, y a la convergencia de intereses económicos y políticos diferentes a los
1
Este documento forma parte de la serie “Informativos” del IEPAG, y pertenece a su línea de investigación y
análisis “Seguridad hemisférica y asuntos vecinales”. En su preparación y debate participaron los miembros del
instituto, y su versión final estuvo a cargo de Juan Carlos Eastman Arango, asesor e investigador de esta
dependencia académica.
2
Consejo Permanente de la OEA, en Washington, el 5 de marzo de 2008.
3
Celebrada en Santo Domingo, República Dominicana, el 7 de marzo de 2008.
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que tradicionalmente provienen de los Estados Unidos y la Unión Europea. Muchos
de esos intereses pasan por Colombia, Venezuela, Panamá y Brasil.
En el lapso de poco más de 4 semanas, entre el 28 de enero y el 1 de marzo, una
declaración política emitida desde Venezuela y una acción político-militar y
diplomática desde Colombia, colocaron en su máximo nivel de tensión conocida, en
las últimas décadas, las relaciones entre los países andinos, y obligaron a los
ciudadanos y dirigentes latinoamericanos a mirar, de nuevo, y en medio del proceso
de institucionalización del tema a partir de la OEA, el estado actual de la construcción
de la seguridad hemisférica, aún en proceso y en transición, y fundamentalmente
insuficiente y fragmentada, a partir de iniciativas y propuestas subregionales que no
resultan complementarias.
I
INSTRUMENTOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA SEGURIDAD HEMISFÉRICA
El IEGAP considera que a la luz de la historia de las relaciones interamericanas, y en
el diseño de instrumentos que permitan establecer marcos, organismos y
compromisos sobre la resolución pacífica de las controversias y la promoción de la
confianza mutua, estas son algunos de los referentes que hemos adoptado para
diseñar una “nueva arquitectura de seguridad en las Américas”, algunos de los
cuales están sometidos a cuestionamiento por parte de las misiones acreditadas ante
la OEA:
• La Carta de las Naciones Unidas.
• La Carta de la Organización de Estados Americanos.
• El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
• El Tratado Americano de Soluciones Pacíficas (Pacto de Bogotá).
• El Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el
Caribe.
• Los Compromisos derivados de la Segunda y Tercera Cumbre de las Américas
cumplidas respectivamente en Santiago de Chile, 1998 y Québec 2001.
• Las Propuestas y Recomendaciones de la Comisión de Seguridad Hemisférica de
la OEA, establecida en 1995.
• La Declaración de Bridgetown y la Seguridad Multidimensional (2002).
• Los Acuerdos logrados en el Comité Consultivo de la Comisión Interamericana
contra la Fabricación y Tráfico ilícito de Armas de fuego, municiones y explosivos
(CIFTA) y del Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE).
• Las Conferencias de Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de la CAN
(junio 2002), y el Compromiso de Lima plasmado en la Carta Andina para la Paz y la
Seguridad.
• La Declaración sobre Seguridad en las Américas, resultante de la Conferencia de
Seguridad Hemisférica cumplida en México (2003).
• Las Conferencias Binacionales sobre Aspectos Fronterizos.
2
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II
LA “DECLARACIÓN SOBRE SEGURIDAD EN LAS AMÉRICAS”: EL PRIMER
REFERENTE COMÚN POST-11 DE SEPTIEMBRE
Los acontecimientos vividos por Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001
determinaron la urgente necesidad de delimitar y unificar aquellos nuevos conceptos
que en materia de seguridad se venían discutiendo en la sociedad internacional
desde mediados de la década de 1990, y hacerlos funcionales a las nuevas
necesidades y tiempos. De esta forma, frente al concepto de seguridad se impone
como criterio esencial para su redefinición, la necesidad de que se haga de una
forma consensuada (multinacional), que responda ante la nueva realidad mundial
condicionada por el surgimiento e incremento de actores no estatales y la
proliferación de las llamadas “nuevas amenazas”.
En nuestro contexto regional se hace claro la presencia e incidencia de amenazas no
tradicionales sobre la seguridad de los Estados, y así mismo, la necesaria y urgente
adecuación de los instrumentos y acuerdos vigentes para poder hacerles frente. El
debate sobre tales consideraciones habría de desarrollarse en la Organización de
Estados Americanos OEA, y especialmente, en su Comisión de Seguridad
Hemisférica. Es de allí de donde emana la “Declaración sobre Seguridad en las
Américas”, que en lo fundamental presenta un nuevo concepto de seguridad
hemisférica, multidimensional, en el que se incorporan las “nuevas amenazas”.
Esta Declaración, surgida de la Conferencia Especial sobre Seguridad celebrada en
Ciudad de México en octubre de 2003, amplió significativamente la visión tradicional
del concepto de seguridad hemisférica, al considerar e incluir aspectos políticos,
sociales, de salud y ambientales.
III
ALBA COMO EXPERIENCIA MILITAR
La declaración del presidente venezolano
A finales de enero pasado, y a partir de la celebración de la “VI Cumbre de la
Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América” y el “segundo
aniversario del Tratado de Comercio de los Pueblos, TCP”, el presidente venezolano
Hugo Chávez propuso públicamente, en su conocido programa “Aló Presidente”, que
los Estados miembros del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas),
establecieran “…una estrategia de defensa conjunta”, que operase como una alianza
militar que permitiría contrarrestar una eventual incursión militar por parte de los
Estados Unidos. De esta forma, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Cuba y Dominica, en
tanto miembros del ALBA, se deberían comprometer a mantener un esquema de
defensa común y actuar coordinada y conjuntamente ante la agresión contra
cualquiera de ellos.
3
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En ese momento, el presidente venezolano declaró: “Vamos a encomendar que nos
vayan preparando unos papeles de trabajo. Tenemos que tener una estrategia de
defensa conjunta del ALBA. (...) Deberíamos trabajar para conformar una estrategia
de defensa conjunta e ir articulando nuestras Fuerzas Armadas, aéreas, el Ejército,
la Marina, la Guardia Nacional, las fuerzas de cooperación, los cuerpos de
inteligencia, porque el enemigo es el mismo: el imperio de los Estados Unidos. (...) Si
se meten con uno de nosotros, se van a meter con todos, porque responderemos
como uno solo”4.
A pesar de que la propuesta fue presentada como una iniciativa innovadora, es
necesario ofrecer dos consideraciones que nos permiten enmarcar la declaración y
sus eventuales alcances; la primera se refiere a las condiciones previas, de carácter
intelectual y programático, que desde 1998 se vienen estableciendo para reconocer y
sistematizar las inquietudes alrededor de la relación entre revolución bolivariana,
ALBA y seguridad regional.
La segunda consideración apunta a sistematizar, en un nivel más complejo y
organizado, las exigencias de los acuerdos bilaterales de cooperación política y
militar establecidos entre los miembros originales fundadores de ALBA y los nuevos
adherentes. De tiempo atrás, forma parte del debate político hemisférico desde la
oposición política ciudadana en cada uno de esos países y desde Estados Unidos, la
decisión de Venezuela de establecer y desarrollar alianzas de cooperación militar con
Bolivia y Cuba, consistente en acuerdos que autorizan la presencia de militares
venezolanos en territorios de los demás países, suministro de materiales,
entrenamiento y equipos bélicos, y el desarrollo de ejercicios de guerra conjuntos,
con la adopción de una doctrina operacional común.
A este esquema de cooperación se sumarían ahora Nicaragua y Dominica5, cuyos
gobiernos manifestaron su plena disposición a acoger y participar en la propuesta. A
este respecto, es pertinente considerar que el gobierno ecuatoriano, por intermedio
de su Ministro de Defensa, Wellington Sandoval, anunció públicamente que su país
4
BBC Mundo, “Chávez pide alianza militar contra Estados Unidos”. 28 de enero de 2008. En http://news.bbc.couk/. En dicho evento, se lanzaron fuertes acusaciones contra el gobierno de Colombia por parte de Chávez, quien
afirmó: “Yo acuso al gobierno de Colombia de estar fraguando una conspiración, actuando como peón del
imperio norteamericano, de estar fraguando una provocación bélica contra Venezuela”. También se denunció las
visitas frecuentes de funcionarios de alto nivel del gobierno Bush a Colombia, tales como la Secretaria de Estado,
el Zar antidrogas, el Jefe de Estado Mayor Conjunto, entre otros.
5
Roosevelt Skerrit, Primer Ministro de la Mancomunidad de Dominica, en la declaración de adhesión oficial al
ALBA, el 26 de enero pasado, afirmaba: “El ALBA está lista para consolidarse como una alianza política y
estratégica capaz de integrar productivamente nuestras naciones, concentrando todas las potencialidades creativas
que nos garantice la consecución de una plena independencia y soberanía económica, en tales condiciones que
nos podamos insertar en la realidad económica mundial con posibilidades verdaderas de ocupar el espacio que
nos pertenece”.
4
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se excluía de participar en cualquier alianza militar como la propuesta por
Venezuela6.
Pero, en relación con la primera consideración esbozada, ¿cuál es el marco y los
precedentes programáticos que nos ayudarían a comprender el devenir y las
posibilidades de un ALBA militar?. Consideramos que el gobierno venezolano, desde
hace varios años, viene anunciando y estructurando, a través de sus diferentes
expresiones de promoción y solidaridad bolivarianas y de la visión de nuevo orden
latinoamericano de Hugo Chávez, la dimensión militar de la Alternativa Bolivariana de
las Américas.
Antes de enero de 2008, podemos identificar tres referentes editoriales que recogen
y presentan estas consideraciones, y que poco se han divulgado y debatido, de
forma pública, en nuestro medio nacional. Se trata de las visiones recogidas por la
Secretaría de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos, el Secretario
General del Parlamento Latinoamericano, y por FLACSO en su serie editorial
“Cuadernos sobre Integración en América Latina. Si bien la declaración de Hugo
Chávez en enero pasado no alude a la variedad de contenidos y características de
una estructura militar más amplia, articulada, vertebral e influyente como la que se
desprende de los documentos aludidos, sí consideramos que es la expresión de un
proceso menos fortuito y accidental, o una simple declaración emocional y mediática
contra el gobierno Bush y sus aliados en América Latina.
Unas Fuerzas Armadas para la “Unidad de Nuestra América”.
La Secretaría de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos7 decidió a
finales del 2005, recoger, de forma sistemática, las propuestas que desde 1997 se
formularon sobre la agenda para construir la “Unidad de los pueblos de Nuestra
América”, y mostrar, de esta forma, lo que sus responsables denominaron
“Construyendo el ALBA desde los pueblos”8, es decir, desde las bases sociales y
populares que se han reunido en diferentes eventos latinoamericanos9, a partir y
6
Ecuador asistió como invitado especial al lado de Haití, Uruguay, Honduras y Saint Kitts & Nevis. La VI
Cumbre se celebró entre los días 24 y 26 de enero de 2008. Para mayor información consultar:
http://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/7094
7
En agosto de 2003, en Caracas, nació el Congreso Bolivariano de los Pueblos, como la nueva etapa del
Congreso Anfictiónico Bolivariano. El I Congreso Bolivariano de los Pueblos se celebró en Caracas, en
noviembre de ese año, y el II en Caracas, Maturín y Maracaibo, en diciembre de 2004.
8
Congreso Bolivariano de los Pueblos. Secretaría de Organización. CONSTRUYENDO EL ALBA DESDE
LOS PUEBLOS. UNA PROPUESTA DE UNIDAD PARA LOS PUEBLOS DE NUESTRA AMÉRICA.
Ediciones Emancipación, 2005. 21 pgs. En www.alternativabolivariana.org/pdf/desde_los_pueblos.pdf
9
La Secretaría de Organización reconoció los siguientes eventos: II, III y IV Congresos Anfictiónicos
Bolivarianos; I, II y III Encuentros Sanmartinianos Bolivarianos; I, II y III Conferencias Juaristas Bolivarianas; I
y II Congreso Bolivariano de los Pueblos; diferentes encuentros nacionales y regionales bajo el lema
“Construyendo el ALBA desde los pueblos”; eventos obreros que dieron lugar a la constitución de los “Foros de
trabajadores y trabajadoras de la energía”; en fin: “encuentros de economía social, educación, movimientos
sociales, de parlamentarios, de género, del movimiento indígena y campesino, de pequeños y medianos
empresarios, de derechos humanos y todos aquellos vinculados a la propuesta de la ‘Carta Social para la
5
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alrededor de la revolución bolivariana de Venezuela. La publicación recogió 21
grandes conjuntos de propuestas, entre las cuales queremos llamar la atención sobre
la tercera: “Fuerzas Armadas”10, en donde se identifican nuevas entidades, doctrinas
y tratados, a saber: 1. Centro de Militares para la Defensa y la Integración
Latinoamericana Caribeña. 2. Doctrina de Defensa Nacional Latinoamericana
Caribeña. 3. Instituto Militar para el Desarrollo Científico Tecnológico. 4. Tratado
Latinoamericano Caribeño de Asistencia Recírpoca, TLACAR. 5. Escuela Superior de
Guerra “Libertadores de las Américas”. 6. Empresa Latinoamericana Caribeña
Fabricaciones Militares “Fray Luis Beltrán”. Y 7. Centro de Reserva Latinoamericana
Caribeña “Venceremos”.
El propósito del Centro de Militares para la Defensa y la Integración Latinoamericana
Caribeña, “con el antecedente de la OMIDELAC (Organización de Militares
Democráticos de Latinoamérica y el Caribe), crear un espacio de debate, encuentro y
producción, sobre los temas estratégicos de Integración y Defensa Nacional,
promoviendo los ideales bolivarianos en lo referente a doctrina militar”11. La Doctrina
de Defensa Nacional Latinoamericana Caribeña “está basada en los ideales
bolivarianos, orientada a redefinir los planes de estudio de las Fuerzas Armadas y
romper con las doctrinas impuestas por el imperialismo”12.
Con el Instituto Militar para el Desarrollo Científico Tecnológico, se busca la
“redefinición del rol de las Fuerzas Armadas en Latinoamérica y el Caribe como
agente estratégico en el área tecnológico-científica, como asimismo en el desarrollo
económico y social de cada país. Las Fuerzas Armadas deben ser el brazo armado
del pueblo, actuando conjuntamente con él para el combate efectivo contra la
pobreza, el atraso y la dependencia”13. Por su parte, el TLACAR está “en
contraposición al TIAR, tratado que mostró su inoperancia durante la Guerra del
Atlántico Sur (Malvinas). El TLACAR sería una organización de coordinación de las
Fuerzas Armadas Latinoamericanas Caribeñas, tomando como referencia las
instrucciones del Libertador a los embajadores plenipotenciarios del Congreso
Anfictiónico de Panamá de 1826. A partir de ello, y en contraposición a la OTAN,
avanzar hacia la constitución de la OTAS, Organización del Tratado del Atlántico
Sur”14.
América’, han construído una variada cantidad de propuestas generales y específicas que constituyen un
verdadero programa de unidad para los pueblos de Nuestra América”. En Ibíd., pag. 1.
10
Ibíd. Esta propuesta se encuentra entre las páginas 5 y 6. Las 20 propuestas restantes, igualmente desarrolladas
con tópicos de desigual extensión, fueron las siguientes: Petróleo y energía; transporte e infraestructura; deuda
externa; finanzas, crédito e inversiones; industria básica y ligera; recursos naturales; tierra, soberanía alimentaria
y reforma agraria; educación; universidad; desarrollo científico y tecnológico; medios de comunicación; salud;
género; migraciones e identidad; vivienda; democracia participativa y protagónica; movimiento indígena;
movimiento de trabajadores; geopolítica; y, por último, desarrollo social.
11
Ibíd., pag. 5.
12
Ibíd.
13
Ibíd.
14
Ibíd.
6
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El objetivo de la Escuela “Libertadores de Américas”, “como Escuela de las Fuerzas
Armadas Latinoamericanas Caribeñas de las diferentes armas, es potencializar los
conocimientos, la investigación, actualización, intercambio y coordinación a base de
la Doctrina de Defensa Nacional Latinoamericana Caribeña”15. La Empresa “Fray
Luis Beltrán” es un “complejo de fábricas militares que, en coordinación con el
Instituto Militar para el Desarrollo Científico Tecnológico, se aboque a la fabricación
del armamento y equipamiento necesario para nuestras Fuerzas Armadas. El nombre
es en homenaje a quien dirigió la maestranza en el Ejército de los Andes y el Ejército
Unido de San Martín y también en el Ejército Libertador de Simón Bolívar”16. Y,
finalmente, la creación del Centro “Venceremos” descansa sobre la convicción de
que “todos los latinoamericanos caribeños tienen el derecho y el deber de defender a
la Patria. Conscientes de ese compromiso es que se hace necesario conformar una
fuerza de Reserva continental que aporte su esfuerzo cívico-militar en la defensa de
la soberanía Latinoamericana caribeña”17.
Una seguridad en función de la nueva integración
Con motivo de la celebración del 40º aniversario del Parlamento Latinoamericano, el
diputado Rafael Correa Flores, su Secretario General, preparó la publicación de una
obra especial que contribuyera al debate abierto por la propuesta de ALBA18. Para
Correa, el Parlamento Latinoamericano “ha sido un precursor del ALBA, y continúa
siendo actor principal en su construcción”, así como reconoce “la configuración
política del ALBA encarnada en la creación de la Comunidad Sudamericana de
Naciones”19. ALBA, que nació originalmente como rechazo al ALCA y como una
propuesta de integración comercial alternativa, ha adquirido en pocos años unas
dimensiones mucho más amplias y desafiantes para las relaciones interamericanas
contemporáneas20. Y entre ellas, la dimensión de la seguridad ligada a la integración.
En el capítulo III21, Correa hace una valoración sobre “La seguridad en la
integración”22 e identifica los principales referentes para orientar el sentido de los
15
Ibíd., pag. 6.
Ibíd.
17
Ibíd.
18
Rafael Correa Flores, coord.. y comp.. CONSTRUYENDO EL ALBA. NUESTRO NORTE ES EL SUR.
Caracas: República Bolivariana de Venezuela, Mayo 2005. 173 pgs. El texto, en su versión digital, se puede leer
en www.alternativabolivariana.org/
19
Ibíd., pag. 5.
20
Según Correa, “ALBA se ha desarrollado ampliamente y abarca conceptos de orientación social, política,
económica, ambientalista y cultural, y se ha transformado en una bandera latinoamericanista, una bandera de
esperanza que despierta emoción sobre un futuro posible y orgullo de participar en su construcción”. Ibíd.., pag.
4.
21
El texto tiene 4 capítulos, con una introducción y una serie de anexos. El capítulo III se titula “ALBA e
Integración Regional. Perspectiva política, económica y de seguridad regional”. pags. 44 a 73.
22
Corresponde al tópico F, “La seguridad en la integración”, y se extiende entre las páginas 68 y 73. El epígrafe
del tópico corresponde a una afirmación de Hugo Chávez en marzo de 2005, durante su visita a Montevideo, en
done dijo: “Si hubiese existido una OTAS, organización del Tratado del Atlántico Sur, la escuadra real inglesa
no hubiera podido pasar por el Caribe durante la guerra de Las Malvinas”. Pag. 68.
16
7
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nuevos esfuerzos para proponer un “nuevo Régimen de Seguridad Hemisférica y a
desarrollar, por ende, una nueva Estrategia Militar Regional”. Para él, la guerra de
Las Malvinas constituyó el punto de fractura de la visión tradicional sobre la
seguridad interamericana:
“Desde 1982, cuando la crisis de las Islas Malvinas demostró las limitaciones del
Tratado Internacional de Asistencia Recíproca –versión moderna de la doctrina
Monroe-, se está requiriendo un nuevo sistema de Seguridad Regional en
Latinoamérica, que considere factores como la voluntad integracionistas, posibles
focos de conflicto, y nuevas amenazas a la Seguridad Nacional y Regional, entre
otros. (...) El Régimen de Seguridad Regional no debe limitarse al factor militar, sino
que debe considerar las dimensiones políticas, sociales, económicas y ambientales
de esa seguridad”23.
En su concepto, los esfuerzos deben dirigirse, entonces, para superar el TIAR, y
deben reconocer, como experiencias que han sentado los primeros aportes en la
nueva dirección de la región, el “Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares o
Tratado de Tlatelolco”24 y la creación de la “Zona de Paz y Cooperación
Sudamericana”25.
Fuerzas Armadas como área de acción de ALBA
ALBA tiene 9 áreas de acción. La tercera corresponde a las “Fuerzas Armadas”: En
el tema de las fuerzas armadas, el ALBA busca la creación de una Doctrina de
Defensa Nacional Latinoamericana y Caribeña, así como también la conformación
del Centro de Militares para la Defensa y la Integración Latinoamericana y Caribeña.
Asimismo, se pretende la firma de un Tratado Latinoamericano y Caribeño de
Asistencia Recíproca”26.
El documento de FLACSO nos recuerda la íntima relación existente entre la dinámica
doméstica de la revolución bolivariana en Venezuela y la transformación de ALBA,
hasta el punto que ambas terminan apoyándose mutuamente:
“Así, desde su anuncio en diciembre de 2001, el ALBA fue adquiriendo forma en los
programas de gobierno de Venezuela, especialmente por su vinculación con las
estrategias para el desarrollo definidas en el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2007,
que especifica cinco equilibrios esenciales en lo social, lo económico, lo político, lo
territorial y lo internacional, sustentado en un enfoque de desarrollo endógeno que
promueva la calidad de vida de todos los ciudadanos. Basado en los principios del
23
Ibíd., pag. 68.
Firmado en Ciudad de México el 14 de febrero de 1967, y cuya entrada en vigor fue el 25 de abril de 1969.
25
Ibíd.., pags. 70 a 73. Correa recoge la Declaración de Guayaquil del 27 de julio de 2002 y la Declaración de
Ayacucho del 8 de diciembre de 2004. En ambas declaraciones se aborda la creación de la Zona de Paz
Sudamericana.
26
FLACSO. Secretaría General. CUADERNOS. Integración en América Latina. Dossier: ALBA, Alternativa
Bolivariana para América Latina. San José: Coed. FLACSO/Fundación Carolina, 2007. pp. 16 y 17.
24
8
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ALBA, el presidente Hugo Chávez sostiene que si bien los países de América Latina
conocen los fundamentos de la integración, éstos carecen de una estrategia
adecuada para implementarla y, más aún, que los proyectos de integración regional
deben pasar a ser un instrumento del desarrollo económico de los sectores sociales
de los pueblos”27.
IV
¿HACIA DÓNDE VA LA SEGURIDAD HEMISFÉRICA?
A pesar de las reuniones y conferencias especializadas que la OEA ha venido
patrocinando desde mediados de la década de 1990, de las recomendaciones
desprendidas de las Cumbres de las Américas y de los encuentros de los Ministros
de Defensa de los países del hemisferio, el tema de la seguridad interamericana
continúa siendo confuso y controvertido. Los debates se ampliaron a partir del 11 de
septiembre de 2001 con la proyección continental de las prioridades de seguridad de
los Estados Unidos.
Adicionalmente, la Conferencia Especial de Seguridad en México, si bien avanzó en
la formulación de nuevos conceptos sobre seguridad y la identificación de las nuevas
amenazas para los Estados, no logró establecer ni visualizar una organización en la
que se plasmaran dichos acuerdos; el TIAR, único referente conocido en nuestra
historia durante los últimos 60 años, nunca fue suscrito por todos los miembros de la
comunidad interamericana y a partir de 2003 fue cuestionado como modelo de
defensa mutua e intérprete de las nuevas aproximaciones a la seguridad.
Desde la perspectiva subregional, particularmente a partir de la existencia de
mercados comunes, procesos de integración económica y en la construcción de
comunidades políticas supranacionales, el tema de la seguridad ha surgido como un
complemento necesario a la consolidación de dichas experiencias. El modelo más
avanzado es el de Norteamérica, reafirmado el año anterior con la adopción por parte
de los gobiernos del TLCN de un compromiso efectivo sobre la seguridad regional.
MERCOSUR, por su parte, construye progresivamente una comunidad de seguridad
sobre los acuerdos entre los gobiernos de Brasil y Argentina. La Comunidad Andina,
a partir de julio de 2004, en el marco del XV Consejo Presidencial Andino celebrado
en Quito, adoptó sendas declaraciones sobre seguridad y paz para sus asociados,
sin efectos prácticos28.
Por lo tanto, en términos político-militares, los países del hemisferio carecen de una
organización de defensa, comparten concepciones de seguridad diferentes e
imponen en sus regiones sus intereses nacionales y su poder relativo o absoluto en
las relaciones subregionales e interamericanas. Los instrumentos políticodiplomáticos para garantizar la administración de estas tensiones inherentes se
27
Ibíd., pag. 13.
28
Nos referimos a la “Decisión 587, lineamientos de la política de seguridad externa común andina”
del 12 de julio de 2004, y a la “Declaración de San Francisco de Quito sobre establecimiento y
desarrollo de la zona de paz andina”, suscrita en esa misma fecha.
9
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encuentran en los documentos fundacionales de la comunidad interamericana y en
las obligaciones contraídas por los Estados al suscribir las declaraciones,
convenciones y resoluciones tanto en la OEA como en la ONU, en relación con
aquellas materias y acciones de interés general sobre seguridad y defensa mutua.
La crisis diplomática andina ha quedado inscrita, de forma inquietante, en dos
propuestas de institucionalizar la seguridad y defensa subregionales. La primera
proviene del ALBA militar, cuyas posibilidades reales de aplicarse resultan difíciles
para su ejecución; se debe tener en cuenta, en términos efectivos, las exigencias
provenientes de la organización, el mando, la operatividad, la logística y el desafío de
la ausencia de continuidad geográfica entre sus socios29. No obstante ello, el tejido
de alianzas extra-hemisféricas que Venezuela ha venido elaborando puede resultar
atractivo para potencias tradicionales o emergentes, rivales de Estados Unidos.
¿Podría llegar a contar el ALBA militar con el apoyo de competidores serios de
Europa, Medio Oriente o Asia Oriental?.
La segunda corresponde a una iniciativa del gobierno de Brasil, para crear un
Consejo Sudamericano de Defensa, que contó con el apoyo entusiasta del
presidente venezolano. El Ministro de Asuntos Estratégicos, Roberto Mangabeira
Unger, señaló que esta iniciativa forma parte de la nueva visión que el gobierno
brasileño está promoviendo en el frente externo, para impulsar los cambios
diseñados en su estrategia militar. Esta igualmente exigirá cambios en el frente
interno. En su opinión,
“el Consejo de Defensa Sudamericano, una versión restringida de la debilitada Junta
Interamericana de Defensa (en la que participa Estados Unidos), es un compromiso
con la Unión Sudamericana ‘que exige proyectos comunes, no sólo económicos y
energéticos sino también de defensa’. Pero agregó que también ‘responde a la
necesidad de desarrollar nuestra estrategia nacional con la máxima transparencia
frente a nuestros vecinos’. (...) Según ese enfoque, en un primer momento, las
Fuerzas Armadas de la región ‘deberían establecer mecanismos de consulta que
ayuden a prevenir conflictos como los de Colombia y Ecuador, y resolverlos
rápidamente una vez que se produzcan’. Pero la apuesta final es una Sudamérica
que ‘comparta un escudo de defensa’ e integre su industria militar”30.
29
A este conjunto de variables habría que sumar las condiciones políticas nacionales de los socios del ALBA
militar y los procesos legales para su ejecución. Una vez difundida la declaración de Hugo Chávez, la oposición
política al Presidente Ortega, liderada por Eduardo Montealegre, de la Alianza Liberal Nicaragüense, descalificó
la claridad y realidad de dicha iniciativa. “según el opositor liberal constitucionalista, Ortega no tiene facultad
para incorporar al Ejército de Nicaragua ea una fuerza multinacional, porque requiere de la aprobación de la
Asamblea Nacional, donde el Gobierno sandinista es minoría. (...) El legislador observó que el Parlamento está
integrado por 52 diputados opositores, contra 38 oficialistas y 2 independientes de 92 legisladores que integran
ese poder del Estado, que no aprobarían el ingreso del Ejército a una fuerza armada conjunta del ALBA”. EFE,
“La oposición nicaragüense deslegitima la creación de una fuerza armada conjunta del LABA”. 28 de enero de
2008. En www.soitu.es/
30
Eleonora Gosman, “Brasil quiere un ‘escudo de defensa’ en América del Sur”. En CLARÍN, 1 de abril de
2008. www.clarin.com/diario/2008/04/01/elmundo/i-02501.htm
10
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De esta forma, la crisis andina ha permitido colocar en el escenario político
hemisférico, las contradicciones en las apreciaciones nacionales de seguridad y las
iniciativas para administrar sus posibles implicaciones bélicas, en el marco de nuevas
estructuras político-militares que estarían llenando vacíos que la comunidad
hemisférica debía haber anticipado y solucionado años atrás.
CONSIDERACIONES FINALES
La perspectiva colombiana de su entorno regional y de la dinámica de las relaciones
interamericanas, a partir del 1 de marzo pasado, pareciera confirmar sus hipótesis
sobre la confianza que le generan las organizaciones hemisféricas y el conjunto de
instrumentos jurídicos para garantizar su seguridad y construir una comunidad
hemisférica de seguridad y defensa; a pesar del resultado de la XX Cumbre del
Grupo de Río en Santo Domingo, contrastante en forma seria entre las gestualidades
mediáticas y el contenido de la declaración final, la posición de Colombia en esta
materia simplemente ha logrado una tregua. La colisión de proyectos económicos y
políticos nacionales y subregionales contrapuestos y la apreciación desigual que se
tiene del papel político y militar de Estados Unidos en el hemisferio, han llevado a
identificar a Colombia como un escenario vital en la confrontación de ideas y
modelos.
La solicitud de aprobación del TLC con Colombia, formulada por el presidente Bush
al Congreso estadounidense, por razones de seguridad nacional –razones que viene
de forma insistente formulando desde mediados del año 2007 y fue reafirmada en
medio de la crisis diplomática con Ecuador, Venezuela y Nicaragua-, apoya la
hipótesis colombiana de buscar un socio-aliado efectivo para enfrentar un desafío
histórico de orden nacional y regional, que ha resumido todas las fuentes de sus
inseguridades.
En este sentido, el “sistema interamericano” resultaría accidental y funcional, pero no
fundamental, para la resolución de la problemática nacional. Esta condición se
profundizaría con una eventual vinculación de Colombia a la OTAN31 y a su
31
Como respuesta a la caracterización hecha por el Comando Sur de Estados Unidos sobre la condición
amenazante para la seguridad regional que provenía del denominado “populismo radical”, particularmente en
países que habían elegido a gobiernos que utilizaban un lenguaje político de izquierda nacionalista, algunos
gobiernos de la Unión Europea y miembros de la OTAN formularon nuevas aproximaciones al hemisferio
americano. El referente más reciente de participación de un país del hemisferio en reuniones y eventos de la
seguridad atlántica lo constituye Argentina, a partir de 1997, gracias a la decisión del gobierno de Carlos Menem,
quien solicitó la admisión de su país como integrante de esa organización. Uno de los aliados políticos del
gobierno de George W. Bush en la invasión de Irak y la “guerra contra el terrorismo”, José María Aznar, ex –
presidente de gobierno y figura central del Partido Popular en España, lanzó la iniciativa de emprender una
reforma institucional y la ampliación geográfica de la OTAN, en noviembre de 2005. En el documento preparado
por el FAES y expuesto en Washington a mediados de ese mes, ante el Instituto de Empresarios Americanos,
Colombia se proyectaba como el nuevo socio latinoamericano que requeriría la acción global de aquella
organización. Al año siguiente, el presidente de El Salvador, después de un encuentro en La Casa Blanca con
George W. Bush, y en la rueda de prensa acostumbrada que le siguió, anunció que el gobierno estadounidense
había ofrecido su apoyo para que el país centroamericano fuera un miembro de la Alianza Atlántica.
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UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA
INSTITUTO DE ESTUDIOS GEOESTRATÉGICOS Y ASUNTOS POLÍTICOS
involucramiento en las contradicciones interamericanas, muy especialmente en las
suramericanas.
De forma más próxima y tangible, incluso en sus efectos políticos, el incremento del
gasto militar por parte del gobierno Chávez afecta el espíritu de la seguridad
cooperativa y no contribuye a su desarrollo, pues los gastos innecesarios que
pretendan justificarse en hipótesis de conflicto o de guerra, basado en supuestas
amenazas provenientes de los países vecinos, y que bien pueden solucionarse por la
vía diplomática y la aplicación de los instrumentos jurídicos existentes, puede
producir un efecto negativo sobre la estabilidad y la gobernabilidad de los Estados
con grave perjuicio para la vigencia de la democracia.
En consecuencia, se hace necesario que como una contribución al fomento de las
medidas de confianza, a la transparencia y a la estabilidad democrática, se proceda
cuanto antes a lograr, en el Hemisferio, un acuerdo que limite el gasto militar a las
necesidades particulares de cada país para enfrentar una amenaza que afecte la
seguridad y la democracia, y limite también, por innecesarias, la adquisición de
armas convencionales de alcance estratégico.
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