View/Open - Universidad Alberto Hurtado

Anuncio
Facultad de Humanidades
Departamento de Historia
EL PROGRAMA DE CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS
DE LA CAJA DE SEGURO OBLIGATORIO
Y LA LABOR DE LAS VISITADORAS SOCIALES:
El ejemplo de la Población Lo Franco de la ciudad de Santiago
en la década de 1930
Tesis para optar al título de Magíster en Historia y Políticas Sociales
Por
CLAUDIO RODRIGO SOTO CASTRO
Director de Tesis: Simón Castillo
Profesores informantes: Pedro Milos, Daniel Palma
Santiago, Chile
2012
DEDICATORIA
Esta es una tesis triste, su desarrollo fue acompañado con los últimos
días de mi vieja querida, mi madre. Muchas veces la fui redactando con ella
a mi lado, mientras tejía o veía televisión, con la secreta esperanza de que
los médicos estuvieran totalmente equivocados con el diagnóstico rotundo y
final que ya habían sentenciado. En el primer tiempo de su enfermedad fue
ella quien me acompañó, hizo los contactos con sus amigas, se interesó,
insistió a las personas para acceder a ser entrevistadas y dieran su
testimonio sobre el origen de esta Población. No alcancé a contarle todo lo
que esa gente me había narrado y de todo lo que había investigado. No sé si
en su lecho de enferma se enteró de lo importante que ella fue para la
consecución de este trabajo. En esta situación de vulnerabilidad en que me
quedé con su partida, prefiero pensar que sí. En el intertanto, le regalo estas
palabras a modo de testimonio por lo que significó, aunque sé que es
demasiado poco para lo infinito que ella me regaló…muy poco….
ii
AGRADECIMIENTOS
En estas páginas quiero agradecer a las personas que, de una u otra
manera, colaboraron a la consecución de este trabajo y que, gracias a su
apoyo, pudo salir adelante:
• A las señoras que me entregaron sus valiosas vivencias de la
formación de la Población Lo Franco.
• A los vecinos anónimos que me aportaron datos, que me
recomendaron a quién entrevistar y que, en definitiva, se interesaron
por este trabajo.
• A Cecilia, mi compañera, quien me dio el empuje para sacar adelante
este trabajo en un momento tan difícil de mi vida.
• A Simón Castillo, mi profesor guía, por su paciencia y por interesarse
en el tema de esta tesis.
• A Soledad Pinto, por darse el tiempo de mejorar la presentación de
este trabajo.
iii
TABLA DE CONTENIDOS
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA. .......................................................... 1
2. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN. ............................................................. 10
3. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN. ....................................................... 10
4. METODOLOGÍA. ......................................................................................... 11
5. CONTEXTO SOCIOPOLÍTICO EN CHILE EN LA DÉCADA DEL '30. ....... 13
5.1.- SITUACIÓN HABITACIONAL EN SANTIAGO EN EL PERIODO ESTUDIADO. .............. 18
7. LA CAJA DE SEGURO OBLIGATORIO (CSO). ......................................... 23
7.1 LAS VISITADORAS SOCIALES EN LA CAJA DE SEGURO OBRERO.............................. 26
7.2 EL PROGRAMA DE VIVIENDAS DE LA CSO. ..................................................................... 33
7.2.1 EL PROCESO DE ENTREGA DE LAS VIVIENDAS. ................................................... 39
8.- QUINTA NORMAL Y LA POBLACION LO FRANCO. .............................. 43
8.1.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE QUINTA NORMAL .................................................. 43
8.2.- LA POBLACIÓN LO FRANCO. ............................................................................................ 48
8.2.1.- VIDA SOCIAL AL INTERIOR DE LA POBLACIÓN. ................................................... 57
8.2.2.- LA VISITADORA SOCIAL EN LA POBLACIÓN. ....................................................... 68
9.- CONCLUSIONES. ...................................................................................... 73
10.- BIBLIOGRAFÍA. ....................................................................................... 81
11.- ANEXOS ................................................................................................... 86
iv
RESUMEN
Esta tesis presenta el proceso de construcción de viviendas por parte de
la Caja de Seguro Obligatorio -entidad que contaba con fondos aportados
por el Estado, los patrones y los obreros y que no estuvo pensada para
abordar el tema habitacional-, teniendo como referencia la edificación de la
Población Obrera “Lo Franco” y la labor que efectuaron las visitadoras
sociales.
La investigación concluye que la CSO impulsó una “proto” política
social de vivienda a nivel de sus imponentes y llevó su acción a otros
ámbitos, en una lógica asistencialista que tuvo en las visitadoras sociales
una de las principales herramientas para favorecer el modelamiento y
acercamiento al deber ser que propiciaba esta institución hacia el sector
obrero, al amparo del modelo de Estado benefactor que predominada en la
década del ’30.
El aporte que la CSO entregó en materia de vivienda puede haber
resultado mínimo en comparación con el grave déficit observado, pero
permitió que un grupo importante de personas pudiera vivir en lugares más
dignos. Sin embargo, la CSO repitió un modelo imperante en la época,
durante la cual la fuerza del trabajo era el centro de las todas las acciones
que se intentó aplicar. El mercado del trabajo desnudaba otros problemas
tan o más importantes que las condiciones laborales en cuales se
desenvolvía el obrero: la desnutrición de los hijos y las condiciones
habitacionales, entre muchos otros. A esta razón respondería el interés de la
CSO por construir viviendas, pese a los complejos problemas que ya le
correspondía resolver en cuanto a la atención médico-social de sus
imponentes.
v
INTRODUCCIÓN
A comienzos del siglo XX el país presentaba un grave problema en
materia de vivienda, que afectaba particularmente a los obreros y sus
familias. A pesar de la promulgación de varias leyes destinadas a modificar
esta situación no se había logrado un avance significativo. En 1924 son
promulgadas varias leyes sociales, siendo creada la Caja de Seguro
Obligatorio (CSO), considerado como el primer sistema de previsión dirigido
a los trabajadores, el cual incluía un seguro de vejez y servicios de medicina
laboral.
La CSO, que era financiada con aportes del Estado, los patrones y los
obreros, inició en los años ‘30 un plan de construcción de viviendas en
diversos lugares del país, aún cuando esta actividad estaba fuera de su
campo
de
acción.
En
Santiago
se
contempló
levantar
viviendas
principalmente en terrenos que habían sido ocupados como chacras, los
cuales presentaban un precio del suelo más barato y se ubicaban en la
periferia de la ciudad. Las poblaciones construidas por la CSO se ubicaron
en La Legua, Ochagavía y en terrenos de la antigua chacra “Lo Franco”,
ubicada en Quinta Normal.
Para acometer la tarea, CSO contó con un grupo de profesionales que
tuvieron un rol facilitador en el proceso de compra y entrega de viviendas:
las visitadoras sociales, quienes se transformaron en el nexo entre el obrero
y la institución al momento de postular a la vivienda, en la entrega de ésta y
en el seguimiento que se realizaba al obrero y su familia luego de haberla
obtenido.
vi
Por lo anterior, esta tesis aborda las razones que tuvo la Caja de Seguro
Obligatorio para abordar el proceso de construcción de viviendas, teniendo
como referencia a la primera población edificada, la Población Obrera “Lo
Franco”, y la labor de las visitadoras sociales en la realización de este
proceso.
Este proyecto se presenta en varias secciones. Al principio se describe el
contexto en que se desarrollaron los hechos que son abordados en la
investigación que, a su vez, respondieron a acontecimientos que se
registraron en el país durante los años ´30. A continuación se esbozan los
primeros intentos de políticas en vivienda aplicados en Santiago. A
continuación se hace una reseña de la Caja de Seguro Obligatorio y de la
inserción en ella de las visitadoras sociales. Se prosigue con la historia de
Quinta Normal y el origen de la Población Obrera “Lo Franco”. Luego se
aborda la pregunta de investigación que mueve al proyecto así como los
objetivos y la metodología que permitirá responder a ésta. Finalmente, se
presentan
las
conclusiones
de
la
investigación.
vii
1.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Los pobladores fueron los últimos actores que se incorporaron al proceso
de levantamiento de demandas sociales al Estado, que favoreció la
visibilización de una problemática habitacional que se venía arrastrando
desde principios del siglo XX. Este “atraso” podría explicarse por la también
tardía reacción del Estado para llevar a cabo importantes respuestas en el
ámbito de las viviendas1.
El primer acercamiento del Estado hacia el tema habitacional data de
1906, con ocasión de la dictación de la Ley Nº1.838, denominada Ley de
Habitaciones para Obreros y que creó consejos que debían abocarse a este
fin. En este texto puede ser encontrada la primera respuesta estatal frente al
gran problema social que se venía discutiendo y que decía relación con las
condiciones socio-sanitarias de las clases más desprotegidas del país,
principalmente los obreros y sus familias, que habían emigrado a las
grandes ciudades en busca de mejores horizontes económicos.
Así lo demostraba el crecimiento de la ciudad de Santiago en la segunda
mitad del siglo XIX, que significó pasar de 256.403 habitantes en 1870 a
332.724 personas, según mostró el Censo de 19072. Dicha situación fue
generando un aumento del hacinamiento y de la promiscuidad, debido
básicamente a que la oferta de viviendas disponibles era insuficiente para la
1
Claramente esta situación no fue causa-efecto, pues intervinieron otras variables importantes como, por ejemplo,
las de orden político.
2
“Historia de la vida privada en Chile: El Chile contemporáneo de 1925 a nuestros días”, Rodrigo Hidalgo y Rafael
Sánchez. Aguilar Chilena de Ediciones, Santiago, 2007, p.49.
1
demanda de las familias que las necesitaban. Una de las problemáticas más
recurrentes eran el tipo y la calidad de las habitaciones de que disponían
estas personas y que podían ser clasificadas en tres tipos:
• “Los ranchos construidos con materiales de desecho;
• Los cuartos redondos (…) habitaciones desprovistas de abertura y
comunicación con el mundo exterior, salvo por una puerta de acceso
que daba directamente a la calle o un pasillo exterior;
• El conventillo (…) reunión de cuartos redondos a lo largo de un
espacio que se utilizaba de patio común, pudiendo hacerse allí el
lavado de ropa y la comida.”3
La Ley Nº1.838, en su primer artículo, inciso a, estableció que entre las
atribuciones que tenían los “Consejos de Habitaciones para Obreros” estaba
“favorecer la construcción de habitaciones higiénicas y baratas destinadas a
la clase proletaria y su arrendamiento a los obreros, o su venta sea al
contado, por mensualidades o por amortización acumulativa”4
Si bien durante este período fueron promulgadas varias leyes destinadas
a modificar el grave problema, ya acercándose a la mitad del siglo XX la
situación no presentaba un avance significativo. En 1935, el informe de la
Asociación de Arquitectos de Chile comentaba sobre “la situación desastrosa
que vive nuestro pueblo”5 que recordaba a situaciones de años anteriores.
Deberán pasar por lo menos 40 años para que el Estado comience a llevar a
cabo una política de vivienda a gran escala, que intente dar soluciones a
todas las personas que la estaban solicitando.
3
“Santiago de Chile: características histórico-ambientales. 1894-1924”. Patricio Gross y Armando De Ramón.
Nueva Historia, Londres, 1985. Disponible en
www.memoriachilena.cl/temas/documento_detalle.asp?id=MCOO18150
4
Diario Oficial de la República de Chile. Santiago, 20 de febrero de 1906. Disponible en www.memoriachilena.cl
5
Informe de la Asociación de Arquitectos de Chile, en Boletín Médico Social de la Caja de Seguro Obligatorio,
Nº31, 1936.
2
Entre las iniciativas legales destinadas a mejorar las condiciones
habitacionales, principalmente, del sector obrero, surgidas desde la dictación
de la Ley de Habitaciones para Obreros y el informe de la Asociación de
Arquitectos, figuran las siguientes:
•
El Decreto Ley N°261, del año 1925, conocido como “Ley de la
Vivienda”, en el cual se establecía “la reducción del 50 por ciento de
la renta de alquiler de las propiedades declaradas insalubres;
limitación de los precios de los arriendos de las viviendas salubres;
exención del pago de contribuciones; y prohibición de desalojo a los
arrendatarios antes de los seis meses” 6, entre otras medidas.
•
En 1925 también fue dictado el Decreto Ley 308 o “Ley de las
Cooperativas”, que creó el Consejo de Bienestar Social, remplazando
al Consejo de Habitaciones Obreras vigente desde 1906 y que, a
través de cooperativas, intentó impulsar la construcción de viviendas.
El acierto de este cuerpo legal es que favorecía la construcción de
edificios colectivos a través de la exención del pago de impuestos
municipales.
Se debe considerar que hasta las primeras décadas del siglo XX se está
en una época en que el Estado está más bien ausente de las problemáticas
sociales y sólo entrega atisbos de leyes sociales. Lo anterior como efecto,
por ejemplo, de las huelgas y manifestaciones sociales en la zona norte del
país, con ocasión de los problemas del salitre, que se expanden también a
otros lugares. Esto conlleva a la promulgación de algunas leyes sociales en
el año 1924, que abordan temas como contratos de trabajo, derecho a
6
6 “La vivienda social en Chile: la acción del Estado en un siglo de planes y programas”, Rodrigo Hidalgo en
Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Nº45 (1), 1 de agosto de 1999, Barcelona,
España. Disponible en www.ub.edu
3
sindicalización, tribunales de conciliación y la Caja de Seguro Obligatorio,
entre otros. Para Arellano, a partir de estas nuevas normas, “los problemas
sociales dejan de ser vistos como asunto de caridad y pasan a ser
considerados cuestiones de justicia”.7
En la década del ‘30 surge, al alero de la Caja de Seguro Obligatorio
(CSO), la construcción de un grupo importante de viviendas en diversos
lugares del país: Iquique, Antofagasta, Tocopilla, Lota, Valdivia y
Punta
Arenas. Este proyecto contempló también la ciudad de Santiago,
principalmente en terrenos que habían sido ocupados como chacras, los
cuales presentaban un precio del suelo más barato y se ubicaban en la
periferia de la ciudad. De esta manera, las poblaciones construidas por la
CSO, institución que se nutría económicamente de los aportes de los
obreros, patrones y el propio Estado, se ubicaron en La Legua, Ochagavía y
en terrenos de la antigua chacra “Lo Franco” ubicada a orillas del Camino El
Carrascal, en medio de otros campos y el río Mapocho.
Este último se transforma en el primer proyecto habitacional de la CSO,
proyectado para 500 viviendas que intenta ser concebido como ciudadjardín, de acuerdo a las orientaciones arquitectónicas de la época,
influenciadas por las orientaciones que entregó para el diseño de la ciudad
de Santiago el urbanista austríaco Karl Brünner.
El concepto de ciudad-jardín está referido a una idea de que todos los
elementos del paisaje del barrio en cuestión, “se influencian mutuamente: las
formas de las calzadas y las de las veredas, el tamaño y forma de los
predios, la posibilidad de contar con plazoletas, el pareo o aislación de las
casas sobre una superficie de suelo que se considera naturaleza”8.
7
“Políticas Sociales y Desarrollo: 1924-1984”, José Pablo Arellano, Editorial Cieplan, Santiago, 1985, p.28-29.
8
“La comuna de Providencia y la Ciudad-Jardín”, Monserrat Palmer, Facultad de Arquitectura de la Universidad
Católica de Chile, noviembre de 1984.
4
Lo anterior a partir de los postulados de Ebenezer Howard, que en 1902
publicó en Inglaterra su libro “Ciudades-Jardines del mañana”, en el cual
considera la construcción de grandes zonas de área verdes, rodeadas por
avenidas circulares, donde estuvieran presentes las escuelas, comercios y
servicios públicos. En las afueras de estas avenidas reservaba los espacios
para la construcción de fábricas9.
La construcción de viviendas por parte de la CSO, pese a no haber sido
creada para tal efecto, hizo eco de lo que sucedía en el país en esa década,
a propósito de la corriente higienista10 que aún predominaba en la Medicina.
Esta situación se puede observar en el editorial del Boletín Médico de la
CSO de junio de 1935: “Sin lugar a dudas, uno de los elementos que tienen,
quizá, mayor influencia en la vida del hombre, es la habitación. Los médicos
higienistas y los ingenieros sanitarios no habían tomado el peso a tan
pavoroso como importante problema”. 11
Para llevar a cabo esta labor, al interior de la Caja existió un grupo de
profesionales que tuvieron un rol facilitador en el proceso de compra y
entrega de viviendas: las visitadoras sociales, quienes continuaron el rol
histórico que ya habían llevado a cabo en otras instituciones en Chile. Este
rol se vio influenciado por el conocimiento que tenían de la realidad de los
obreros que cotizaban en la Caja, por el trabajo que realizaban al interior de
ésta y a los años que ya se encontraban insertas en la labor de la CSO. De
9
En lo medular, el proyecto habitacional de Lo Franco sólo tenía atisbos de lo que se proyectaba como ciudadjardín. Estos atisbos podrían ser el ambiente rural en donde se encontraba inserto y el aire puro que esto traía
consigo. Pero, si se revisa el trazado de las calles, se observa claramente que mantiene el cuadriculado propio de
las ciudades chilenas. Por otro lado, las ciudades-jardín estaban pensadas para empleados, con otras rentas y, por
ende, con otro tipo y calidad de construcciones. Esto se puede observar en las poblaciones edificadas en el sector
oriente de la ciudad, que intentaron replicar el modelo de ciudad-jardín.
10
Corriente médica que nació en Europa a finales del siglo XIX, con ocasión de la “Cuestión Social” y que guarda
relación con la influencia del entorno ambiental y del medio social en el surgimiento de enfermedades. Fue
propiciada en Chile por algunos médicos que participaron del Consejo Superior de Higiene Pública de 1892.
11
Boletín Médico de la Caja de Seguro Obligatorio, año 1, Nº13, junio de 1935, p.1
5
esta manera, estas profesionales se transformaron en el nexo entre el obrero
y la CSO al momento de postular a la vivienda, luego en la entrega de ésta y
en el seguimiento que se realizaba al obrero y su familia luego de haberla
obtenido.12
Estas profesionales, nacidas al alero de la Medicina, habían hecho su
aparición en nuestro país con ocasión de la Cuestión Social y por la alta
mortalidad infantil y materna registrada en las primeras décadas del siglo
XX. Su finalidad principal era educar y acompañar a la familia en su
domicilio, una vez que la puérpera era dada de alta, en las instituciones que
trabajaban: La Gota de Leche, el Patronato Nacional de la Infancia y otras
relacionadas con la Iglesia Católica. Lo anterior con una mirada
absolutamente benéfica, que fue cambiando de manera lenta una vez que
fueron ingresando a otras esferas sociales, y de hechos como la creación en
1927 de la primera Escuela de Servicio Social y de la entrada de estas
profesionales a industrias y al Servicio Médico de la CSO. Para Illanes, estos
hechos se transforman en el “debut del Servicio Social chileno en el mundo
popular” 13.
El origen de las visitadoras sociales se puede encontrar en Europa, con
la labor que realizaban las señoras de la aristocracia en beneficio de las
clases populares, haciendo el nexo entre éstas y la elite, en un contexto de
valores cristianos, intentando con estas acciones buscar un equilibrio en lo
desequilibrado que se presentaba el orden social.
Illanes abiertamente considera estas acciones como el pago que hacían
estas señoras por su privilegio en la vida, para alcanzar la vida eterna.
12
De hecho en las poblaciones proyectadas por la CSO se contemplaba una vivienda para la visitadora social. En el
caso de la Población Lo Franco, esta situación fue efectiva y su habitación se encontraba ubicada junto a las
oficinas de la Caja.
13
“Cuerpo y Sangre de la Política: la construcción histórica de las Visitadoras Sociales (1887-1940), María Angélica
Illanes, Ediciones LOM, Santiago, 2001, p.295.
6
Acertada su visión o no, el tema es que estas señoras realizaban una
interesante labor que no era asumida por el Estado o por otras instituciones,
como sucedió posteriormente con las viviendas sociales. Se puede decir que
el hecho concreto que marca el inicio del Servicio Social (que es el nombre
“técnico” de la carrera profesional de las visitadoras sociales) organizado en
el mundo, se produce en 1617, en Francia, con la creación de las
Asociaciones o Cofradías de la Caridad por San Vicente de Paul. En 1899 es
fundada la primera Escuela de Servicio Social en Ámsterdam, Holanda, y en
1903 son creadas las escuelas de Nueva York y Boston, en Estados Unidos.
En nuestro país, las visitadoras sociales surgieron a principios del siglo
XX, con ocasión de la Cuestión Social y también al alero de grupos de
señoras de la aristocracia, siguiendo la experiencia que se había observado
en Europa, particularmente en Bélgica14. Su trabajo se desarrolló en asilos,
hospitales y comedores de los barrios pobres. Pero el área de la salud fue el
ámbito donde comenzaron a destacar y las hizo reconocidas, dado su rol
como apoyo a la labor de médicos, enfermeras y matronas, en una época en
que Chile ostentaba tasas altas de mortalidad infantil. A través de sus visitas
se llevaba un control, principalmente de seguimiento, y se educaba a las
personas cuando eran enviadas a los domicilios con reposo médico, a la vez
que prestaban también apoyo a sus familias.
Por lo anterior, esta tesis pretende presentar el proceso de construcción
de viviendas por parte de la Caja de Seguro Obligatorio, teniendo como
referencia a la primera población edificada, la Población Obrera “Lo Franco”,
y la labor de las visitadoras sociales que favorecieron la realización de este
proceso.
14
Incluso la primera Escuela de Servicio Social, creada en 1927 por el Dr. Alejandro del Río, nace a partir de la
experiencia que recoge en ese país este médico.
7
La motivación para realizar este trabajo obedece principalmente a
razones profesionales, debido a la necesidad de relevar la importancia de las
visitadoras sociales, quienes junto a obreros y sindicatos favorecieron una
mayor visibilidad de la problemática social existente en la primera mitad del
siglo XX. A su vez, las vivencias del autor en este sector motivaron el interés
por conocer su génesis y creación.
El tiempo histórico en que se situará este trabajo será entre la formación
del Departamento de Arquitectura de la Caja de Seguro Obligatorio, en 1932,
que coincide, en el ámbito político, con el inicio del segundo gobierno de
Arturo Alessandri. La finalización del trabajo será establecida con el término
del primer gobierno del Frente Popular, es decir, en 1941.
En dicho año culmina el gobierno de Pedro Aguirre Cerda que, de entre
los tres gobiernos radicales, es considerado el único que encarnó los
principios del Frente Popular. Lo último, un tema no menor, considerando
que en el Programa de Gobierno del Frente Popular, para el periodo 19381944, el tema de la higienización de la vivienda y construcción de
habitaciones para obreros y empleados, se estipulaba en el capítulo
referente al orden social
Este proyecto se presenta en varias secciones. Al principio se describe el
contexto en que se desarrollaron los hechos que son abordados en la
investigación que, a su vez, respondieron a acontecimientos que se
registraron en el país durante los años ´30. A continuación se esbozan los
primeros intentos de políticas en vivienda aplicados en Santiago.
A continuación se hace una reseña de la Caja de Seguro Obligatorio y
de la inserción en ella de las visitadoras sociales. Se prosigue con la historia
de Quinta Normal y el origen de la Población Obrera “Lo Franco”.
8
Luego se aborda la pregunta de investigación que mueve al proyecto así
como los objetivos y la metodología que permitirá responder a ésta.
Finalmente, se presentan las conclusiones de la investigación.
9
2.- PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN
“La Caja de Seguro Obligatorio (CSO) no tenía como finalidad
entregar viviendas a sus imponentes ¿Por qué, entonces,
desarrolla un programa de construcción de casas en la década
del ‘30?”
3.- OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
Objetivo General:
“Abordar los orígenes y desarrollo del Programa de Viviendas de la Caja de
Seguro Obligatorio, en el contexto de la formación de una política social: El
ejemplo de la Población Lo Franco de la ciudad de Santiago en la década de
1930”.
Objetivos Específicos:
• Rescatar y conocer el proceso de formación de la Población Lo
Franco como un proyecto construido por la CSO en la periferia
poniente de Santiago.
• Relacionar la labor de CSO con las políticas de viviendas vigentes en
la época.
•
Indagar acerca de la labor de las visitadoras sociales como
intermediarias entre la CSO y los obreros, para la obtención y
habilitación de las viviendas
10
4.- METODOLOGÍA
La metodología para llevar a cabo este proyecto contempló la utilización
de fuentes primarias, tales como diarios de la época: “La Voz de Lo Franco”,
“La Comuna”, “La Voz de Quinta Normal”, “La Voz de las Barrancas”, entre
otros. El primer diario resultó vital para conocer la realidad de la Población
en sus inicios, que permitió subsanar la dificultad para obtener testimonios
orales. También resultaron muy importantes las revistas de la época: Revista
de Servicio Social, Boletín Médico-Social de la Caja de Seguro Obligatorio y
el Boletín del Colegio de Arquitectos. Para esta tesis estaba contemplada la
revisión de archivos de la Dirección de Obras Municipales de Quinta Normal,
situación que resultó inoficiosa, debido a que los archivos que guarda la
municipalidad datan recién de la década del ‘50.
Se consideró la utilización de testimonios de vecinos de la propia
Población. En este caso resultó bastante complejo ubicar a personas que
hubieran vivido el proceso de formación de la Población Lo Franco,
básicamente porque la gran mayoría se encontraban fallecidos. Entre
quienes pudieron ser ubicados, la avanzada edad impidió obtener un relato
coherente. Hubo también algunos que, pese a estar en condiciones de dar
su testimonio, no les interesó participar en el proyecto. Finalmente, se tuvo
que optar por entrevistar a los hijos y/o cónyuges de los primeros vecinos,
situación que claramente no fue la óptima a la hora de formular esta tesis.
En definitiva, se logró entrevistar a seis personas.
El hecho de recopilar antecedentes desde una fuente no directa puede
generar distorsiones en el relato y, por ende, de la memoria. El hecho de “mi
11
madre me contaba” 15 provoca esa distorsión y hace que se configure un
nuevo relato, con vivencias personales que se suman a las vividas por los
padres, fragmentando la historia y agregando elementos. Pese a lo anterior,
los testimonios son valiosos, pues mantienen presente la memoria de
quienes fueron los primeros en llegar a la Población. Como dice Pedro Milos:
“Ciertamente nos estamos habituando a vivir sin memoria, a ir livianos de
equipaje” 16. De ahí entonces la importancia de mantener esta memoria.
15
Entrevista a la señora Julia Armijo, 70 años, el 24 de noviembre de 2011.
16
“Memoria para un nuevo siglo : Chile, miradas a la segunda mitad del siglo XX “,Mario, Garcés. Ediciones LOM,
Santiago de Chile, 2000, p.45
12
5.- CONTEXTO SOCIO POLÍTICO DE CHILE EN LA
DÉCADA DEL 30
A inicios de la década del ‘30 el mundo vivía una histórica depresión
económica, que comenzó con el llamado “jueves negro” el 24 octubre
de1929, día en que colapsó la Bolsa de Valores de Nueva York y arrastró a
las otras Bolsas del mundo, provocando la mayor crisis del capitalismo
mundial que se haya vivido hasta ahora. Chile fue uno de los países más
afectados por esta gran crisis. Por ejemplo, “el valor de las exportaciones en
1932 llegó sólo al 12% de lo que se exportaba en 1929 (…), de 2.293
millones de pesos oro que se exportaban en 1929 se bajó a 282 millones en
1932”.17 Por otro lado, el “valor de las exportaciones de salitre se desplomó
en casi un 95%, mientras su volumen se redujo en más del 91%”.
Lo anterior, claramente, no hizo otra cosa que provocar efectos sociales,
principalmente en el tema de la fuerza de trabajo: “De los 91.000 obreros
trabajando en el sector (de la minería) hacia fines de 1929, sólo quedaban
31.000 en actividad hacia fines de 1931”18. También se vieron afectadas la
producción industrial y la construcción, siendo el denominador común el
desempleo.
El problema del comercio internacional derivado de esta crisis
internacional provocó un cambio radical en el modelo económico imperante
en el país. “El desarrollo hacia afuera, basado en la exportación de recursos
naturales, en el contexto de políticas de libre mercado sucumbió al cerrarse
17
Correa, Sofía y otros: “Historia del siglo XX chileno”, Editorial Sudamericana, Santiago, 2001, p.105
18
Ibíd. P.106
13
los mercados, siendo entonces reemplazado por el denominado desarrollo
hacia adentro”19.
La manera de cambiar ese paradigma para la clase dirigente fue
industrializar el país y, de esa manera, sustituir las importaciones, lo que se
denominó el modelo “ISI” (industrialización por sustitución de importaciones).
Para llevar a cabo este proceso se consideró la intervención estatal en las
áreas estratégicas de la economía y la transformación del sector público en
un agente productivo. La creación de la Corfo fue la materialización de este
cambio, en pos del fomento de la industrialización y el nacionalismo
económico.
La situación económica provocada por la gran depresión económica trajo
también consecuencias políticas, entre las que se cuenta el golpe de estado
que instaura la República Socialista, en junio de 1932. En octubre de 1932 el
general Bartolomé Blanche, presidente provisional por la renuncia del titular,
convocó a elecciones parlamentarias y presidenciales, tras las cuales se
vuelve a la estabilidad política.
Con casi el 55% de los votos resultó electo Arturo Alessandri Palma,
quien ya había ejercido la primera magistratura en el período 1920-1924 y la
ejercería nuevamente hasta 1938. Alessandri gobernó con liberales,
conservadores, demócratas y radicales. Estos últimos sólo permanecieron
un tiempo, hasta 1934, dado que lentamente se fraguaba la alianza política
que gobernaría el país en el siguiente mandato presidencial, en el cual los
radicales tendrían primerísima relevancia.
En esta época se producen variaciones en el espectro político del país,
como eco de lo que está sucediendo en el mundo en el periodo anterior a la
19
Ibíd.140
14
Segunda Guerra Mundial, que guardan relación con la polarización de
ideologías tales como el nazismo, el comunismo y el fascismo. De esta
manera, surgirán nuevas fuerzas tales como la Falange Nacional, a partir de
un grupo de jóvenes que se escindieron del Partido Conservador, el Partido
Socialista y el Movimiento Nazi 20.
El mayor logro que se le reconoce al Presidente Alessandri en su
segundo gobierno fue restaurar la estabilidad política. Ésta tenía su
fundamento en la consolidación del orden civil que había instaurado la
Constitución Política de 1925, promulgada por el propio Alessandri, que
refrendó en sus propias palabras, al decir que “él no era un revolucionario:
Abomino la revolución sangrienta y atropelladora (…) Soy un evolucionario
avanzado” 21.
Este sello que sonaba fuerte y duro, favoreció el entendimiento
democrático y, principalmente, mantuvo a las FFAA como garantes del
estado de derecho y no deliberantes de la contienda política, como venía
sucediendo. También permitió terminar con el caudillismo y la anarquía
social.
Esta línea política trajo consigo definiciones drásticas para poner término
a determinados acontecimientos. Así, en la represión de Ranquil, localidad
ubicada en la provincia de Cautín, fallecieron más de 100 campesinos en
1934. En la huelga de ferrocarriles en 1936, Alessandri envío al Ejército para
que este medio de transporte siguiera funcionando, cerró el Congreso y el
país estuvo bajo estado de sitio por tres meses.
20
Para mayor profundidad acerca del movimiento nazi en Chile ver Socialismo y populismo en Chile, 1936-1973”,
Paul Drake. Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 1992
21
Ibíd. p.118
15
La situación económica del país fue mejorando de la mano del ministro
de Economía, Gustavo Ross -quien tuvo un brillante desempeño como
ministro de Alessandri- y de acuerdo a la evolución de la situación mundial,
que también comenzaba a mostrar recuperación.
Para las elecciones de 1938 se presentaron dos candidatos: Gustavo
Ross, por parte del oficialismo y apoyado por liberales, conservadores más
la Confederación de la Producción y del Comercio, y Pedro Aguirre Cerda,
ministro de Alessandri en su primer período, radical y apoyado por el Frente
Popular, una coalición formada por sectores de la izquierda, entre los que se
encontraban los partido Radical, Demócrata, Socialista y Comunista. Este
último, con la idea de impedir el avance del fascismo en Europa, había
establecido entendimientos con fuerzas políticas antifascistas, lo que incluía
alianzas en otras zonas geográficas.
De esta manera surgieron los Frentes Populares, que estaban
conformados por partidos que se ubicaban en el espectro político desde el
centro hasta la izquierda política y que pudieron triunfar en elecciones tanto
en Francia como en España.
El general Carlos Ibáñez del Campo fue como un tercer candidato, para
lo cual contaba con el apoyo del Movimiento Nacional Socialista, pero luego
de lo que se conoce como la Matanza del Seguro Obrero, en la cual fueron
asesinados 58 jóvenes pertenecientes a este grupo, el general retiró su
candidatura.
Con el triunfo de Pedro Aguirre Cerda en las elecciones presidenciales
para el período 1938-1944 se dio inicio a los 13 años de gobierno del Partido
Radical. El lema “gobernar es educar” caló muy profundo en las clases
populares, que vieron a este gobernante y profesor normalista como la
esperanza del cambio que necesitaba el país. Desde el punto político, el
16
Frente Popular es destacado por la capacidad para superar los años de
crisis “e inestabilidad que la sociedad chilena vivió a partir de los años veinte
del siglo pasado.”22
El gobierno de Aguirre Cerda se caracterizó por la acción en dos áreas
principales: la educación, con la expansión de la educación primaria y el
aumento del número de alumnos matriculados, y la industrialización del país,
acorde a la orientación que se estaba dando a la economía, de acuerdo al
Modelo ISI.
En el ámbito de la vivienda social, este gobierno impulsó la higienización
de la vivienda y la construcción de habitaciones para obreros y empleados,
según lo estipulado en el programa de gobierno del Frente Popular en
octubre de 193823. Lo anterior quedó plasmado, a raíz del terremoto de
Chillán, en la Ley N°6.334 de 1939 que creó la Corporación de
Reconstrucción y Auxilio así como la Corporación de Fomento de la
Producción (Corfo). La acción de la primera se desarrolló en tres grandes
áreas: vivienda, obras públicas y obras de emergencia y obras municipales,
principalmente para las provincias más afectadas por el cataclismo. Pedro
Aguirre Cerda, gravemente enfermo de tuberculosis, no alcanzó a terminar
su período, falleciendo en 1941.
Con la muerte de Aguirre Cerda también se entiende el fin del Frente
Popular como tal, que se disolvió debido a las disputas continuas entre
comunistas y socialistas, por situaciones tanto internas como de política eter
22
“Frente Popular, su configuración: 1935-1939”, Pedro Milos, Ediciones LOM, Santiago de Chile, p.7
23
Ibíd., p.339
17
5.1.- SITUACIÓN HABITACIONAL EN SANTIAGO EN EL
PERIODO ESTUDIADO
El tema habitacional en Chile había sido una gran deuda del Estado en el
siglo XIX. Y pese a la dictación de normativas a partir de 1906, éstas eran
insuficientes o no apuntaban a la clase obrera, que era la más necesitada en
ese campo, generando un conflicto permanente. Existían muchas denuncias,
sobre todo de médicos y posteriormente de las visitadoras sociales, a través
de la CSO, acerca de las condiciones de vivienda de gran parte de los
obreros del país.
La población crecía de manera acelerada y ya en 1930 la población
urbana comenzaba a superar a la rural, agudizando aún más el conflicto.
Santiago se consolidaba como el principal centro urbano del país, debido
principalmente a que su población crecía a tasas más altas que el promedio
del país24, concentrando un tercio de su población.
Este proceso de crecimiento trajo consecuencias importantes en el
desarrollo de la ciudad, empezando a operar “los mecanismos propios del
mercado de tierras, asociados a la ganancia de los agentes económicos” 25.
Esto significó que las industrias fueran desplazadas hacia la periferia,
aumentando
la
superficie
construida
y
transformando
en
urbanos
importantes terrenos agrícolas. Esto “implicó la expansión de la red vial y de
servicios”26.
24
La población aumentó de 600 mil a un millón de habitantes, mientras se estancaba la población rural. “Para una
historia de los pobres de la ciudad”, Vicente Espinoza, Ediciones Sur, Santiago, 1988, p.123
25
Ibíd. p.124
26
Ibíd.
18
Esta última situación es bastante relativa, pues las continuas demandas
de los pobladores de esos nuevos sectores urbanos están referidas,
precisamente, a la falta de servicios (locomoción colectiva, servicios públicos
y servicios básicos) y de calles pavimentadas.
27
Al revisar el crecimiento demográfico de la ciudad en esa época, se
puede observar que las comunas que más crecen son las ubicadas en la
periferia: Quinta Normal, San Miguel y Providencia; zonas eminentemente
agrícolas y que proveían de productos a la ciudad.28 Este rápido crecimiento
se mantuvo en el tiempo y también permaneció sin una solución concreta el
déficit de viviendas y/o la mala calidad de éstas.
En un análisis que realizó la Asociación Chilena de Arquitectos reveló que
en 1934, un tercio de la población chilena carecía de viviendas adecuadas.29
Por lo anterior, el Estado fue adquiriendo mayor compromiso con el
problema habitacional. Fijó normas de construcción, fomentó la participación
de privados en la construcción de viviendas, reguló el tema de los arriendos
y, a través de las cooperativas, buscó proteger a la población de los
especuladores. También construyó directamente nuevas viviendas para las
personas que más lo necesitaban.
27
Diarios comunales como “La Voz de Lo Franco” y “La Voz de Quinta Normal”, en sus editoriales, insisten en las
dificultades para acceder, por ejemplo, a la locomoción. En el primero, en un artículo referente al “Proyecto de
mejoramiento del servicio de movilización de autobuses del sector Carrascal”, se escribe: “Sólo en este olvidado
rincón de Quinta Normal tenemos la desgracia varios miles de habitantes de quedar aislados a las diez de la noche
de todo el resto de la ciudad. En este aspecto estamos igual que en la época de la Colonia.” La Voz de Lo Franco,
Nº2, del 2 de septiembre de 1939, p.4. Lo anterior pone de manifiesto la calidad de suburbio que presentaba este
sector en la década del ‘30 y la situación desmejorada en que se encontraba frente a otros sectores de la ciudad.
28
Quinta Normal es la comuna que tiene el mayor crecimiento demográfico entre 1920 y 1930 con una tasa de un
12%. Espinoza, Ob.cit.
29
Boletín Médico Social de la Caja de Seguro Obligatorio: “Las Poblaciones obreras de la Caja de Seguro
Obligatorio”, Zentilli A., Nº31, 1936.
19
Dentro de las leyes que promulgó el Estado para favorecer la
construcción de nuevas viviendas en la década del ‘30 se cuentan el DFL
Nº33 del 8 de abril de 1931, que entregaba a la Junta de la Habitación
Popular las funciones técnicas, administrativas y sociales de la construcción
de viviendas y permitía que personas de bajos recursos tuvieran acceso al
crédito, solucionar el problema de los compradores de sitios a plazo y los
arrendatarios de pisos, que habían edificado sus viviendas en suelos ajenos.
La ley Nº5.579 del 2 de febrero de 1935 dispuso la emisión, por parte del
Departamento de Hacienda, de bonos garantizados por el Estado, para
solucionar el problema financiero de los mejoreros y compradores de sitio a
plazo.
La Ley N°5.950 del 10 de octubre de 1936 “persiguió la coordinación de
todos los recursos estatales en un solo organismo: la Caja de la Habitación
Popular”30. Esta organización resulta ser bastante novedosa, porque se
financia con millonarios recursos que no solamente provienen del Estado 31.
Daba facilidades para que otros actores se involucraran en la solución del
problema habitacional, tales como las instituciones de previsión, industriales
y agricultores. El Estado entregaría las directrices del tipo de viviendas a
construir y el modo de financiamiento
En el periodo transcurrido entre 1936 y 1952 la Caja de Habitación
Popular estuvo presente en la construcción de 43.410 viviendas”.32Se puede
decir que esta ley fue el más serio intento por abordar los problemas de la
30
“Estudio, Análisis de la evolución de la Política Habitacional Chilena, Informe Final”, Sandra Silva, marzo de
1997, Centro de Documentación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, p.25.
31
Las partes involucradas eran el fisco, la CSO, la Tesorería General de la República, el Presidente de la
República, el 25% del mejor rendimiento del impuesto a la renta de bienes raíces, entre otras, Ibíd., pp. 26-27
32
“La vivienda social en Chile: La acción del Estado en un siglo de planes y programas”, Rodrigo Hidalgo, en
Scripta Nova, Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Nº45 (1), 1 de agosto de 1999, Universidad de
Barcelona, disponible en www.ub.edu/geocrit/sn-45-1.htm . Este dato se contrapone con lo planteado en la
memoria de la misma Caja, en donde se habla de la construcción efectiva por parte de este organismo de sólo
2.699 viviendas reales. En Sandra Silva, Ob.cit.
20
vivienda en el país y sentó las bases para la formulación de las primeras
políticas sociales de vivienda, tal cual son conocidas en la actualidad.
En 1939, a consecuencia del terremoto de Chillán, fue promulgada la Ley
N°6.334 con dos grandes propósitos. El, primero fue crear la Corporación de
Reconstrucción y Auxilio destinada a construir viviendas, obras de
emergencia y obras públicas en general. De esta manera se inicia la
construcción de viviendas a gran escala, con poblaciones que superan las
4.000 viviendas y se transforma en la promotora de las “nuevas políticas
sociales” hasta el año 1952, cuando nace la Corporación para la Vivienda
(Corvi)33. El segundo fin de esta ley es la creación de la Corporación de
Fomento de la Producción (Corfo).
La dictación de cuerpos legales y la evolución en la construcción de
viviendas van dando cuenta de la mayor importancia que van adquiriendo
ingenieros y arquitectos, transformándose en un grupo importante dentro de
la administración pública, quienes -como plantea Hidalgo-, “se sintieron con
la responsabilidad de actuar en diferentes ámbitos de la vida nacional y
especialmente en la formulación de posibles soluciones para el problema de
vivienda popular.”34Estos profesionales cimientan el camino de exclusividad
en el campo de la arquitectura al igual que los médicos lo hacen en la
medicina, en esta misma época.
Es el caso, por ejemplo, del arquitecto Enrique Gebhard, quien se
desempeñó en la Municipalidad de Santiago y realizó un catastro de los
conventillos que existían en esa comuna, haciendo un descarnado relato
acerca de las condiciones de éstos. En este relato quedaba claro que, pese
a las nuevas leyes y mejoras que se había intentado realizar en estas
décadas, aún permanecían las mismas condiciones que recordaban a las
33
El total efectivo de viviendas construidas por esta Corporación alcanzó a 6.579 casas. En Silva, op.cit. p.33
34
“La vivienda social en Chile y la construcción del espacio urbano en el Santiago del siglo XX”, Rodrigo Silva,
Ediciones DIBAM, Santiago de Chile, 2005, p.136
21
descripciones realizadas a principios de siglo. Lo interesante de esta
situación era que ahora era realizado por un técnico en la materia. “Lo
primero era no hacer nada, es decir, construir ciudades jardines, etc. El
segundo es la acción enérgica y conciente, deducida de un análisis frío y
matemático de la realidad”35.
Preocupada por el problema habitacional que presentaba el país, sobre
todo en los sectores obreros, que acarreaba consecuencias en otras áreas,
como en salud por el contagio de enfermedades, la Caja de Seguro
Obligatorio (CSO) da inicio a la construcción de viviendas para sus
imponentes, aunque la magnitud de esta obra es mínima, considerando las
reales necesidades de habitación que existían.
35
“Urbanismo y estadística”, Enrique Gebhard, citado por Hidalgo op.cit.
22
6.- LA CAJA DE SEGURO OBLIGATORIO
La Caja de Seguro Obligatorio tiene su origen en la Ley Nº4.054
promulgada el 8 de septiembre 1924 por el Presidente Arturo Alessandri,
norma que es considerada como “el texto por excelencia del nuevo pacto
social entre obreros y patrones” 36. Con esta ley, Chile se transformó en un
país pionero en América Latina en temas de legislación laboral, siendo
replicado por otros países como Perú, Paraguay, Ecuador y Venezuela. La
CSO se mantuvo inalterable hasta 1938 cuando se complementó con la Ley
Nº6.174 sobre Medicina Preventiva. En 1952 se promulgó la Ley Nº10.383
que creó el Servicio Nacional de Salud y el Servicio de Seguro Social,
reemplazando a la Caja de Seguro Obligatorio.
En lo central, la finalidad de la CSO era dar protección social al obrero.
Dentro de sus funciones se encontraba el seguro de invalidez y enfermedad,
que estaba dirigido para todo obrero menor de 65 años (art.1) y era costeado
por el Estado, los patrones y los propios obreros (art.10).
La Caja entregaba asistencia médica al asegurado; un subsidio en dinero
para éste mientras se encontrara incapacitado de poder trabajar y atención
profesional antes, durante y después del parto para las mujeres aseguradas,
con un pago semejante a la licencia médica actual. Además, en caso de
fallecimiento del asegurado, entregaba un dinero para los gastos del funeral.
También otorgaba una pensión en caso de invalidarse el asegurado, lo
mismo en caso de cumplir los 55 años. Lo anterior estipulado en el artículo
Nº15.
36
Illanes, Ob.cit.
23
La Caja de Seguro Obligatorio se financiaba básicamente de la siguiente
manera: el asegurado cancelaba de su salario semanal el 2%; el patrón el
3% de ese salario y el Estado el 1% del mismo. Los operarios y empleados
de las provincias de Tarapacá, Antofagasta y Magallanes, que desarrollaran
labores mineras, debían agregar el 1% extra. (art.12). Si los asegurados
querían extender los beneficios de la Caja a su grupo familiar, debían
cancelar un 5%, que se agregaba al 2% que ya cancelaban (art.13).
La manera de controlar el cumplimiento de estas obligaciones era
mediante una libreta, a la cual se iban adosando estampillas que indicaban
el cumplimiento de la norma.
En cuanto a su organigrama, la Dirección y la Administración de la Caja
estaba a cargo de un Consejo compuesto por nueve personas: tres elegidas
por los propios asegurados, tres por los patrones y tres elegidas por el
Presidente de la República (Art. 7). La figura Nº1 da mayores detalles sobre
cómo se organizaba la CSO.
24
Cuadro 1: Estructura de funcionamiento de la CSO
JUNTA
CENTRAL
ADMINISTRACIÓN
GENERAL
SECCION
SECRETARIA
Y
ARCHIVO
SECCIÓN
CONTABILIDAD
Y CONTROL
SECCIÓN
ESTADISTICA
Y ACTUARIAL
SECCIÓN
EMISIÓN Y
VALORES
SECCIÓN
ASISTENCIA
MÉDICA E HIGIENE
JUNTAS
LOCALES
Fuente: “La Caja de Seguro Obligatorio: 1924-1944: Desarrollo estructural y funcional. Racionalización de los
Servicios y Prestaciones”, Santiago de Chile, 1944. Disponible en www.bcn.cl
25
6.1.- LAS VISITADORAS SOCIALES EN LA CAJA
DE SEGURO OBRERO
La inserción de las visitadoras sociales en la Caja de Seguro Obligatorio
se produjo debido de la necesidad por visitar a los asegurados que se
encontraban hospitalizados, para llevar una estadística al respecto. Según el
relato de las primeras visitadoras de la CSO se enfrentaron a múltiples
dificultades para llevar a cabo su trabajo, debido al desconocimiento del
personal que laboraba en los hospitales. Éstos muchas veces no
contestaban las preguntas que hacían las visitadoras sobre los asegurados
hospitalizados y debieran salvar la resistencia que encontraron:“Las
enfermeras en los hospitales nos creían intrusas y trataban de no dar
ninguna explicación ni contestar a nuestras múltiples preguntas, que
obligadamente hay que hacer para ponerse al corriente del carácter de cada
enfermo, pues no somos llamadas a curar sus heridas, sólo queremos aliviar
su dolor moral y salvar sus almas oprimidas por la miseria.”37
Pese a las dificultades, el número de visitadoras sociales que trabajaban
en la CSO subió de tres en el período 1925-26 a diez en 193238. La labor
que llevaban a cabo en la CSO se puede sintetizar en “la acción que se
desarrolla para protegerlo (al obrero) en sus estados anormales de
enfermedad, invalidez o muerte”39. Eran una suerte de intermediaria entre el
médico y el asegurado, con la finalidad de “evitar que el obrero salga
convaleciente del hospital y se hospede en el mismo foco de infección de
37
“La Asistencia Social en el Seguro Obligatorio Obrero”, Horst y Guzmán, en Revista de Servicio Social, año II,
Nº1, 1928, p.20
38
39
Illanes, op.cit.
Horst y Guzmán, op.cit.
26
donde salió para atravesar las puertas anchas y caritativas del hospital.” 40
.Por otro lado, apoyaban al médico para conocer mayores antecedentes
socio sanitarios de la familia, a fin de prevenir futuras enfermedades.
Fotografía 1: Visitadoras sociales junto a asegurados hospitalizados
Fuente: Revista de Servicio Social, 1930, Santiago de Chile, año IV (2)
También hacían una labor de educación, al consignar que se respetaran
las leyes sociales, principalmente el pago de las imposiciones, mediante las
estampillas que iban en la libreta del asegurado. Se preocupaban también
de retirar los medicamentos de los obreros hospitalizados, representarlos
cuando éste se encontraba con reposo para retirar sus pagos y cuando era
40
Ibíd.p.20
27
dado de alta, preocuparse de que éste llevara una cartilla en que quedara
consignado todos los exámenes y tratamiento que se le habían realizado.
Para el caso de las viviendas o habitaciones obreras, la labor de las
visitadoras sociales era de acompañar a los imponentes de la Caja en el
proceso de entrega de sus viviendas y, por sobretodo, educarlos con el
tema del presupuesto familiar, para que pudieran cancelar a tiempo el
arriendo y/o contaran con el dinero para éste. Lo último era un tema no
menor, considerando la visión de vicioso y con actos reñidos con la moral
que se tenía del obrero chileno por parte de las clases ilustradas y el propio
Estado.
Dado que la labor de las visitadoras sociales estaba orientada
principalmente hacia a los obreros que, por alguna razón médica, debían
atenderse en la CSO, un número importante no recibía atención social y,
más complejo aún, se corría el riesgo de no detectar a tiempo algún
problema que podía ser solucionad u orientado desde el servicio social,
situación ya planteada por la Federación de Visitadoras y Asistente Sociales
de la CSO: “Existiría la necesidad también de tomar la masa de asegurados
no sujetos a estas prestaciones (médicas), desarrollando y dando la debida
importancia a los ensayos de servicio social de grupo ya realizados” 41.
De acuerdo a estadísticas del año 1935 el trabajo que realizaban las
visitadoras sociales incluía el acompañamiento médico, asesoría legal y
recolección de antecedentes, entre otros.
41
Ibíd.
28
Cuadro 2: Actividades desarrolladas por las Visitadoras Sociales
Encuestas
727
Visitas
708
Legalizaciones
95
Tramitaciones Judiciales
92
Labor de orden económico
89
Cooperación médica
210
Ley 4054 (Caja Seguro)
1161
Fuente: Revista de Servicio Social, Santiago de Chile, 1946 año XX (1)
Las funciones más comunes de las visitadoras se relacionaban con la Ley
N°4.054 (del Seguro Obligatorio), seguido por las encuestas y las visitas,
demostrando el acompañamiento que realizaban a los obreros y a sus
familias, principalmente cuando el trabajador se encontraba hospitalizado.
El 12 de febrero de 1937 el Consejo de la CSO aprobó el Reglamento del
Servicio de la Visitación Social, en el cual se incluyeron cuatro puntos que
definían la orientación del servicio social al interior de la Caja:
“1.- Aliviar los sufrimientos que provienen de la miseria (asistencia paliativa).
2.- Tratar de colocar a los individuos y las familias en condiciones normales
de existencia (asistencia curativa)
3.- Prevenir los males sociales (asistencia preventiva).
4.- Mejorar las condiciones sociales y elevar el nivel de la vida (asistencia
constructiva).”42
42
Ibíd.
29
Estas definiciones dan cuenta de la amplitud de la labor prevista para las
visitadoras sociales, lo que difiere de lo que generalmente se asocia con su
trabajado y que se suele circunscribir a la beneficencia y a la
asistencialidad43. Además, validó y potenció el uso de los instrumentos
sociales más ocupados, a los cuales se les había dado nombre: visitas
domiciliarias y encuestas.
Pese a lo anterior, no se pueden aventurar juicios que permitan
comprobar si esta orientación surtió efecto al interior de la Caja,
considerando el modelo médico y el modelo de Estado benefactor imperante
en la época.
Las visitadoras sociales al interior de la CSO se insertaban dentro del
servicio médico (o sección médica) de esta institución, de acuerdo al
siguiente organigrama:
Cuadro 3: Organigrama Caja Seguro Obligatorio, Sección Médica
Administración General
Médico Jefe
Bienestar
Invalidez
Maternidad
Control
Farmacia
Dental
Oficina Niño
Fuente: Horst y Guzmán. Ob.cit. p.12.
43
Por esa fecha ya se comenzaba a hablar de asistentes sociales para referirse a las visitadoras.
30
Por lo apreciado en el Cuadro 3, la sección médica estaba dividida en
varias subsecciones: Bienestar, Invalidez, Maternidad, Farmacia, Control
Médico y Subsección Dental.
Subsección Bienestar: tenía como misión estar en permanente contacto con
el enfermo a través de las visitadoras y mediante diversas encuestas se
podían levantar datos para “suavizar la existencia, dura, amarga y muchas
veces desesperada, del asegurado”44.
Subsección Invalidez: se preocupaba de facilitar todos los trámites del
asegurado al momento de sufrir alguna incapacidad laboral. De esta manera
también establecía si esta invalidez sería absoluta o transitoria.
Subsección Maternidad: se encargaba del cuidado de la futura madre. La
visitadora social le informaba a ésta respecto a los subsidios a los que tenía
derecho. Además, cuidaba de su reposo y de que se dieran las condiciones
óptimas de seguridad tanto para la madre como para el hijo. Defendía la
alimentación del niño, estimulando a la madre para que le entregara los
cuidados necesarios, mediante un subsidio de lactancia. Dependía de esta
subsección la Oficina del Niño, que se preocupaba de los cuidados de éste
en su nacimiento y hasta el primer año de vida. 45
En la década del ‘30 el servicio médico de la CSO comenzó a priorizar la
atención de estas dos últimas subsecciones y amplió recursos hacia la
atención del tuberculoso, mal que diezmaba a la población chilena por ese
entonces.
44
Ibíd. p.16.
45
La visitadora social tenía una relación más bien indirecta con las restantes subsecciones: Control, a cargo de los
gastos del servicio; Farmacia, que entregaba los medicamentos a los asegurados y Dental, que daba atención
dental a los asegurados.
31
A través de la subsección Bienestar, la CSO podía comprender las graves
dificultades que presentaban sus imponentes, que eran más amplios que dar
respuesta a estos dos grandes problemas. Además, era una década difícil
que se había iniciado con la Gran Depresión, lo que significó cesantía para
muchísimos de los imponentes a causa de la paralización de importantes
faenas y/o de empresas.
Esta situación significó para la visitadora social una ampliación del trabajo
que realizaba hasta entonces, agregando nuevas tareas tales como
obtención de beneficios económicos, pasajes a familias cesantes y, para el
caso de este trabajo, la obtención de habitaciones. De esta manera se
puede entender el nexo que une a las visitadoras sociales con la Caja de
Seguro Obligatorio y, por ende, su inserción en la política habitacional de
ésta.
32
6.2.- EL PROGRAMA DE VIVIENDAS DE LA CSO
En 1932 la CSO crea la sección “Arquitectura”, dependiente del
Departamento de Arquitectura y Administración de Propiedades, que
asesoraba al Consejo de la Caja con la finalidad de informar sobre “los
problemas de habitación desde el punto de vista social, realizando los
estudios correspondientes”46.
Al interior de la CSO existía la certeza de la escasez y tipo de
habitaciones con que contaban los obreros imponentes, situación que era
por la que atravesaba el país en general. Pero, por otro lado, estaba claro
que el hecho de brindar apoyo socio-médico a los imponentes significaba en
sí multiplicidad de funciones, como para pensar en diversificar más la oferta
de servicios, yendo hacia el área de la vivienda. Pese a lo anterior, era una
necesidad básica de los imponentes que debía ser desarrollada, pero de una
manera segmentada y focalizada.
De esta forma, la política de vivienda de la CSO se dirigió hacia “la
edificación de colectivos, viviendas aisladas, viviendas de solteros, viviendas
campesinas, casas de reposo, pabellones de verano y turismo 47”
No obstante, en la sesión del 12 de octubre de 1935 se aprobó la
construcción de 4.280 casas y colectivos 48, en un plazo de cuatro años. Esta
46
Caja de Seguro Obligatorio, op.cit. p.15
47
“Realidad de la vivienda popular en Chile”, Leopoldo Acero, Talleres Gráficos “Gutenberg”, Santiago de Chile,
1940, p.7
33
cifra, “no representa sino un muy modesto aporte al fundamental problema
de la vivienda en el país. Pero, significa en todo caso, un esfuerzo de
importancia hecho por una institución, cuyo programa abarca la atención de
innumerables otros problemas, quizá tan vitales como aquel”49. Por otro
lado, las enfermedades sociales que asolaban al país, principalmente a las
familias obreras, y las tendencias de la época dentro de la naciente medicina
preventiva aconsejaban la construcción de poblaciones por parte de los
seguros sociales.
El programa contemplaba la construcción de las viviendas en diversos
lugares del país. Para decidir en qué ciudad o comuna específica llevar a
cabo estos proyectos “se estudió previamente las necesidades de cada
zona, mediante la consulta de las estadísticas oficiales, de los informes de
nuestros funcionarios y de una estimación de la importancia económica
actual y futura de cada ciudad”50. En principio, la CSO aceptó construir 40
mil viviendas anuales, pero consideró que llegar a tal cifra implicaba la
participación de otros sectores de la sociedad: municipalidades, Caja de
Habitación Obrera y particulares, entre otros, los que no estarían dispuestos
a aprobar el proyecto, considerando que en la época no existía una
coordinación de la manera que se conoce en la actualidad entre los diversos
actores participantes.
El proyecto original consistía en construir viviendas agrupadas o
“colectivos” (viviendas compactas, sin opciones de ampliación y con áreas
de jardines y recreación comunes) a imagen de lo desarrollado en Europa
por sus cajas de seguro y que ya se había desarrollado en Chile con la
construcción de la Población Huemul II.
48
Los colectivos era un tipo de vivienda muy semejante a los blocks construidos por Serviu en la década del ‘60.
49
Zentilli, Ob.cit. p. 433
50
Ibíd.
34
Elementos como revueltas sociales ocurridas en estos colectivos en
Europa y la idea que se estaría construyendo “conventillos verticales”51, por
ende, manteniendo el problema y sólo cambiando la forma de la habitación,
hicieron replantear el proyecto a la CSO. La institución se abrió a la opción
de sumar a los colectivos la construcción de viviendas individuales, con el
riesgo de encarecer el precio de éstas y de ubicarlas en sectores periféricos
de la ciudad, donde aún no se proyectaba la urbanización y la llegada de
locomoción colectiva.52
Dicha situación ocurrió y claramente guardaba relación con el costo de la
tierra, no obstante trajo algunos beneficios para los nuevos vecinos, según
destaca .De Ramón: “Los alquileres eran más baratos, el aire más puro y los
alimentos podían obtenerse por precios más baratos que en el centro de la
ciudad, debido a la cercanía de propiedades dedicadas a la chacarería,
frutales y hortalizas”.53
En 1945 el Colegio de Arquitectos hizo ver sus reparos respecto de las
condiciones en las cuales eran construidas las poblaciones para obreros:
“Consideramos un error la política que consiste en comprar potreros no
urbanizados en los márgenes de la ciudad, para establecer nuevas
poblaciones en lugar de aprovechar de la riqueza urbana y de las
comunicaciones que presentan lugares mucho mejor ubicados, además, en
la misma ciudad.”
54
Pese a esta crítica, el programa se mantuvo sin variaciones y fueron
instaladas las nuevas viviendas: “hasta 450 casas en la Zona Norte (Iquique,
51
Ibíd.
52
Tal como sucedió en la Población Lo Franco.
53
“Santiago de Chile, Historia de una sociedad urbana”, Armando de Ramón, Ediciones Catalonia, Santiago de
Chile, 2007, p.207
54
Boletín del Colegio de Arquitectos, Ob.cit. p.24
35
Tocopilla y Antofagasta); 3.450 en la Zona Central distribuidas en 12
ciudades de importancia industrial; sólo 300 en la Zona Sur (Valdivia y
Osorno) y unas 100 casas en Magallanes”55. La cifra global fue bastante
menor a la proyectada en un comienzo, pero valiosa según una visitadora
social de la CSO: “Su aporte a la solución del problema no es de tan poca
monta porque a pesar de que significaría tomar a su cargo solamente el 5%
de la cantidad total de casas por construir, tendría consecuencias
valiosísimas de otro orden, como el de constituir un estímulo y demostración
de enseñanza objetiva, además de ser un factor de educación popular de
enorme trascendencia económica para las diferentes clases sociales.” 56
Al momento de realizar los estudios técnicos para la construcción de las
viviendas, se consideraron aspectos como la relación de los metros
construidos con el número de habitantes, el tipo de material a construir, los
precios de los terrenos y los salarios de los obreros. Con estos datos, la
CSO pudo “constatar que desgraciadamente (…) la mitad más o menos de
los operarios de las fábricas no alcanzarían a ser compradores y, por lo
tanto, deberían contentarse con ser arrendatarios (…)” 57.
Esta situación no varió demasiado y la CSO, aparte de vender las
viviendas a quienes podían comprarlas, optó también por considerar la
entrega de casas en arriendo para sus obreros, en caso de que no
estuvieran en condiciones de poder comprarlas.
Luego, nuevos estudios realizados por la CSO determinaron la
construcción de viviendas estándar, de acuerdo a los climas de las zonas del
55
Ibíd.
56
Fernández, Ob.cit. p.188
57
Ibíd. p.189
36
país en que serían emplazadas. De esta manera, por ejemplo, en Santiago
se construyeron de ladrillo y piedra pómez o escoria; este último material
también se usó para las viviendas de la zona norte. Para la zona sur, el
material a utilizar era la madera.
Dentro de los tipos de vivienda proyectados para construir se contaban:
• Habitación o casa individual: construidas en grupos no superiores a
cincuenta viviendas, con servicios colectivos y club social.
• Habitación colectiva: que consistiría en departamentos para dos a
siete personas, con tocador y cocina individual y proyectados para
que vivan cien familias. Para este tipo de vivienda se destaca la
Población “21 de Mayo” en Antofagasta y en Santiago la “Central de
Leche” y el “Colectivo Obrero San Eugenio”.
• Habitación intermedia: para ser construida lejos del centro de la
ciudad en grupos no superiores a 250 casas. Aquí se destaca la
Población “Lo Franco” en Santiago y la Población “Lota” en la ciudad
del mismo nombre.
En Santiago los lugares escogidos fueron Lo Franco (Quinta Normal),
San Miguel, Ochagavía y La Legua; lugares distantes del centro de la
ciudad, de difícil acceso y ubicados en plena periferia, pero “zonas de
suficiente densidad industrial estable”58.
58
Zentilli, Ob.cit. p. 434
37
Cuadro 4: “Viviendas proyectadas a construir por la CSO”
Ciudad
Nº de viviendas
IQUIQUE
200
ANTOFAGASTA
200
TOCOPILLA
50
VALPARAÍSO
200
VIÑA DEL MAR
200
QUILPUÉ
50
SANTIAGO
2000
RANCAGUA
50
LOTA
CORONEL
1000
TOMÉ
VALDIVIA
200
OSORNO
100
MAGALLANES
100
Fuente: Fernández. Ob.cit. p.193
38
6.2.1- EL PROCESO DE ENTREGA DE LAS VIVIENDAS
La CSO realizó una campaña de difusión entre los distintos gremios
obreros que pertenecían a la Caja, con el fin de dar a conocer los proyectos
habitacionales que se estaban estudiando construir y también para conocer
la opinión de los obreros sobre estos nuevos proyectos59.
Lo anterior muestra la importancia que tenían los gremios y los sindicatos
al interior de la CSO: “Los cotizantes se respetaban mucho, daba status
pertenecer al sindicato (…) la única forma de postular a la casa era por el
sindicato”60. Por otro lado quedaba de manifiesto que no se podía postular
de manera individual y que era obligatorio participar de un sindicato para
tener opción a una vivienda.61. “A mi padre le dieron la casa porque
trabajaba en la Shell, en los camiones y estaba en el sindicato62”.
•
La adquisición de las viviendas dependía de los salarios de los
cotizantes y la Caja, mediante las visitadoras sociales, determinaba a
qué grupo correspondía el obrero. Las viviendas en arriendo fueron
destinadas a los imponentes que por su salario no estaba en
condiciones de comprar una vivienda. El arriendo era descontado por
el patrón, quien lo entregaba a la Caja. A quienes calificaban para
adquirir una vivienda se le descontaba de su salario el dividendo pero,
59
Según la visitadora social Raquel Fernández, los gremios que se interesaron fueron: Laboratorio Chile, ShellMex, Compañía de Teléfonos, Cristalerías de Chile, Cervecerías Unidas, Tranviarios y Hott y Cía., entre otros. Ibíd.
60
Armijo, Ob.cit.
61
De hecho las viviendas construidas en el sur y en Viña del Mar correspondían a obreros de empresas
específicas: Lota Bajo: Compañía Minera e industrial de Chile; Tomé: Fábrica Nacional de Paños; Viña del Mar:
Compañía de Refinería de Azúcar. En Zentilli, Ob.cit. p.434.
62
Entrevista a. Gloria Cabellos, 55 años, el día 25 de noviembre de 2011.
39
además, debían tener una libreta de ahorro en donde debían ir
depositando a voluntad del propio obrero hasta completar el valor de
la casa. Una vez completado el valor de la vivienda, se les entregaba
el título de dominio.
Para postular, el obrero debía presentar los siguientes documentos:
• Certificado de matrimonio
• Certificado de defunción de la cónyuge en caso de ser viudo.
• Certificado de nacimiento si se era soltero.
• Certificado de sueldo, salario o jornal que percibiera.
• Último recibo de arriendo de la casa que ocupa actualmente.
A continuación eran entrevistados por la visitadora social 63, teniendo
presente permanentemente al obrero y su familia como sujetos incapaces de
avanzar en estos trámites sin el apoyo permanente de esta profesional.
Elocuentes son las palabras de la visitadora social Raquel Fernández: “No
es posible que una entidad de la trascendencia que tiene la Caja de Seguro
vaya a cometer el disparate de aceptar buenamente a los futuros pobladores
sin un estudio prolijo de sus aptitudes y habilidades.”64
No está claro el modo como finalmente se resolvía la solicitud de
vivienda, pero quedaba demostrado que no sólo intervenían factores
socioeconómicos para decidir a quienes entregar las viviendas, sino que
influían también otras situaciones, tales como la educación y el prejuicio
hacia el obrero.
63
Ver anexo Nº1” solicitud de casa”
64
Fernández, Ob.cit. p.19
40
Una vez recibida la vivienda por parte del imponente, e independiente si
era entregada con el compromiso de compra o en arriendo, debían
transcurrir por lo menos dos años antes de avanzar en cualquier gestión
respecto a la tenencia de ésta, tiempo en el cual se evaluaba la capacidad
de pago del obrero. No obstante, esta situación distó mucho de la realidad,
pues pasaron varios años para que los habitantes de las casas se
transformaran en propietarios.
Vecinos de la Población Lo Franco, que había sido construida en 1936
daban cuenta de lo anterior en 1939: “Hasta aquí llevamos más de dos años
y medio que habitamos esta población, siendo que hay una ley que prescribe
vender las casas cuando se ha vivido en ellas dos años. Las leyes en Chile
siguen siendo burladas.”65. Esta situación es refutada por algunas personas
entrevistadas, en orden a que “la gente era muy quedada y no retiraban las
escrituras, mi madre nunca tuvo problemas (con la casa)”66.
Por otro lado existía un tiempo de “prueba” para que los vecinos
asimilaran vivir en la población: “Les daban un tiempo para vivir aquí, para
que se acostumbraran, (porque) había problemas de locomoción, porque
eran puros potreros, viñedos. Yo iba a jugar ahí a la zarzamora” 67. Incluso
habrían existido otros incentivos para vivir en la población, como era el
hecho de entregar por algún tiempo carbón, elemento esencial para esa
época, para apoyar a los nuevos vecinos68.
No está claro si efectivamente la CSO tenía como última finalidad
transformar a sus imponentes en propietarios, ya fuera porque escapaba a
65
“¿Se venderán las casas que habitamos?” en Editorial “La Voz de la Población Lo Franco”, 7 de octubre de
1939, Nº6, Quinta Normal, Santiago.
66
Armijo, Ob.cit.
67
Ibíd.
68
Ibíd.
41
los objetivos finales para lo cual había sido creada o porque dudaba de la
capacidad de pago de los obreros.
Al parecer, en 1936, con la dictación de la Ley N°5.950 que creó la Caja
de la Habitación Popular69, algunos proyectos de la CSO comenzaron a
realizarse en conjunto con esta nueva Caja, generando una suerte de
normas y reglamentos paralelos. Esto llevó a que en una misma población,
coexistieran personas que habían obtenido sus casas a través de la Caja de
la Habitación Popular y otras mediante la CSO, como fue el caso de la
población Lo Franco.
Si bien es valorable lo realizado por la CSO, pues al asumir una nueva
responsabilidad y sumarla a las que ya tenía dio cuenta de la deuda que
tenía el Estado en esta área (la CSO recibía financiamiento estatal), las
falencias presentadas demostraron que la Caja no era la más idónea para
llevar adelante este tipo de iniciativa y que otra institución debía asumir tal
tarea, como fue la Caja de la Habitación Popular.
69
Esta caja debía ser financiada por varios actores, entre ellos la CSO. Ver nota p.14.
42
7.- QUINTA NORMAL Y LA POBLACION LO FRANCO.
7.1 ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE QUINTA NORMAL 70
La comuna de Quinta Normal tiene su origen en el antiguo barrio
Yungay 71, que data desde mediados del siglo XIX cuando la antigua chacra
que llevaba ese nombre, también conocida como el “Llanito de Portales”, fue
fraccionada. Los terrenos pertenecían a don José Santiago Portales Larraín
y fue dividida entre los 16 hermanos que vivían a la época de fallecimiento
de su padre72. Esta chacra era de una gran dimensión (aproximadamente
222 cuadras) y llegaba por el oriente hasta la Plaza Brasil, por el sur hasta la
Alameda de las Delicias, por el norte hasta el río Mapocho y por el poniente
hasta la Avenida General Velásquez.
Este nuevo barrio, delineado por los ingenieros Jacinto Cueto y Javier de
la Cruz Sotomayor, éste último vecino del sector, alcanzó gran esplendor
debido a su proximidad con el centro de la ciudad.
Ya en 1842 funcionaba en estos mismos terrenos la Quinta Normal de
Agricultura, dependiente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), cuyo
objetivo era la experimentación agrícola con vides y vegetales como práctica
de alumnos de la escuela del rubro. Luego de unos años comenzó a
funcionar también la Escuela de Agronomía de la Universidad de Chile, el
70
“Santiago de Chile, Historia de una sociedad urbana”, Armando de Ramón, Catalonia Ltda., Santiago,
2007.Disponible en www.memoriachilena.cl
71
“Crónicas del Barrio Yungay”, Fidel Araneda, Santiago, 1972.
72
“Estudio de una periferia urbana: Santiago de Chile 1859-1900”, Armando de Ramón, Cuadernos de Historia
Nº20, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 1985. Disponible en
www.memoriaeduca.cl
43
primer zoológico que tendría Santiago, un jardín botánico y algunas
exposiciones agrícolas. Incluso sus terrenos fueron considerados, en algún
momento, para construir el Estadio Nacional en la década del ´3073.
Zona eminentemente agrícola, que se transformaba en proveedora de
insumos agrícolas para la ciudad y que, a su vez eran vía de tránsito hacia
otras localidades rurales de Santiago como los caseríos de El Resbalón,
Barrancas, Lo Prado y ruta, a través de la calle San Pablo (conocida como
Camino a Valparaíso), de los carruajes que se dirigían a la costa: Valparaíso
y la naciente Viña del Mar.
En este sector se instalaban muchas personas a transar mercancías y
animales, por lo que muy rápidamente “se edificaron ranchos de barro y paja
(…) Tales viviendas daban a la ciudad un aspecto típico y pintoresco de
aldea colonial.”74
La comuna como tal fue creada por el Presidente Ramón Barros Luco el
6 de octubre de 1915, fecha en la que contaba con 3.661 habitantes. En
1927, debido a graves problemas económicos, la comuna pasa a ser una
subdelegación de la comuna de Yungay 75.
Con la reorganización administrativa del país instaurada por el gobierno
del General Carlos Ibáñez del Campo, a través del DFL Nº8.582 de 1928 y
mediante el Decreto Ley N°116, se fusionan la comuna de Yungay y Quinta
Normal, manteniendo la nueva comuna el nombre de la última.
73
El alcalde de la época se lamenta que el gobierno haya tomado la decisión de llevar el Estadio Nacional hacia la
comuna de Ñuñoa. Ver “Labor desarrollada por el Municipio de Quinta Normal, marzo 1933–diciembre 1937.
74
“Crónicas del Barrio Yungay”, Fidel Araneda, Santiago, 1972, Ediciones Carrión e Hijo Limitada, p.23.
75
En http://quintanormal.cl, [consulta: 18 diciembre 2011]
44
Según el XI Censo de Población realizado en 1940, la comuna de Quinta
Normal tenía 64.607 habitantes, distribuidos en 31.296 hombres y 33.311
mujeres, con un aumento de población de aproximadamente un 30% 76, de
acuerdo al censo anterior. Esto hacía de Quinta Normal una de las comunas
de Santiago con mayor cantidad de población, junto con Ñuñoa, Conchalí,
Providencia y San Miguel.
Pese a ser una comuna de tránsito de personas y productos así como de
contar con una importante población, Quinta Normal se vio enfrentada a ser
catalogada como “suburbio”, básicamente por un hecho bastante particular:
la segregación que existía a propósito del ramal que unía la Estación Yungay
con la Estación Central, que corría por la superficie, paralelo a la calle
Matucana.
Esta situación es considerada ambivalente para algunos autores, pues
debido a la importancia económica que tenía el ferrocarril en esa época
significó el florecimiento de empresas en la comuna, como por ejemplo la
multinacional Lever, ubicada a pasos de la Estación Yungay, y la fábrica de
sombreros Cintolesi, empresas que daban empleo a muchos obreros., No
obstante, las dificultades para atravesar la línea del tren por los nacientes
carros y góndolas implicó una segregación y una baja valorización de los
terrenos.
El carácter de “suburbio” y el asentamiento de sectores de ingresos más
bajos de la población en Quinta Normal pueden notarse en el sistema de
loteos del suelo, que afectó a las comunas de la periferia de Santiago en las
primeras décadas del siglo XX y que significó un crecimiento demográfico
importante en estos sectores. Comunas como la nombrada y Providencia,
lideraron este crecimiento en la década del ‘20 y principios del ‘3077. Se
76
Si se considera el censo realizado en 1920, que dio cuenta de 19.711 habitantes, se puede decir que la
población se había triplicado en 20 años.
77
Quinta Normal con un 5 % y Providencia con un 4,2%. En Espinoza, Ob.cit. p.124.
45
puede señalar que dado que los loteos no significaban necesariamente la
construcción de nuevas viviendas fueron los nuevos habitantes de estos
loteos los que hicieron subir el precio del suelo, con la construcción de sus
viviendas.
Lo anterior “con el desplazamiento los sectores de altos ingresos hacia la
zona oriente, mientras Ñuñoa, San Miguel y Quinta Normal corresponden a
asentamientos de sectores de ingreso mediano y bajo” 78. Lo anterior marcó
la historia de la comuna y su desarrollo futuro, en cuanto al valor de su suelo
y el origen de sus nuevos habitantes.
Esta situación de loteos provocó una suerte de “desorden” en la ciudad,
que es denunciada por el Colegio de Arquitectos en la década del ‘40: “Una
ciudad necesita que algún organismo dirija su crecimiento de modo que éste
sea armónico y permita organizar servicios a la vez con eficiencia y
economía (...) Invito a todos Uds. Señores a que vayan a visitar las extensas
regiones que circundan la Av. Matta, entre otras, para que comprueben las
extensas zonas de habitación sin rendimiento urbano, con una densidad de
apenas cien habitantes por hectárea y rodeadas de magníficas calles
pavimentadas, dispuestas con todos sus servicios.” 79
Los límites de la comuna de Quinta Normal en los años ‘30 eran por el
Norte el río Mapocho, que la separaba de la comuna de Renca, puerta de
entrada a Santiago por ese sector. Por el Oeste limitaba con la comuna de
Barrancas (actual Pudahuel), a través del Camino de Blanqueado (actual
calle Las Rejas). Por el Oriente, la línea férrea que iba entre la Estación
Yungay y la Estación Central y donde, posteriormente, se construyó la
78
Ibíd.
79
Cuarta sesión de Estudio del Colegio de Arquitectos celebrada el 7 de agosto de 1945. En Boletín del Colegio de
Arquitectos, Santiago de Chile, septiembre de 1945.
46
Cañadilla, luego Av. Matucana80 Finalmente, por el Sur comunicaba con las
afueras de Santiago, a un costado de la Estación Central, por el camino a
Maipú, actual Avenida Ecuador.
Figura 1: “Quinta Normal en 1939”
En rojo la ubicación de la Población Lo Franco
Fuente: “Moderno y Práctico Plano de Santiago con Libro. Índice de calles, pasajes, etc.”, Tercera edición, 1939,
80
La finalidad de esta avenida fue la de “comunicar en rectitud el Camino de Valparaíso (actual San Pablo) con la
Cañada o Alameda de las Delicias”. Araneda, op.cit. p.82,
47
7.2 LA POBLACIÓN LO FRANCO.
La Población Lo Franco fue emplazada en lo que antes era el Fundo “Lo
Franco” de propiedad de don Ignacio Campino81 y que, luego de algunas
subdivisiones, quedó sólo en una chacra que fue vendida a la CSO. Los
límites de la población eran por el Sur el Camino El Carrascal; por el Oriente,
Av. José Santos Salas (actual Embajador Gómez); por el Poniente Av. Lo
Franco (hoy Dr. José Tobías) y por el Norte el río Mapocho (actualmente
colindaría con la Costanera Sur que en ese tiempo no existía, por lo que los
sitios daban directamente a la ribera del río). Al cabo de unos años y debido
al auxilio prestado por un grupo de médicos argentinos en el terremoto de
Chillán, en 1939, algunas de las calles cambiaron su denominación por los
nombres de esos profesionales.
El proyecto de esta población era ambicioso y pretendía ser pionero para
otras poblaciones construidas por la Caja.: “Rodeada de áreas verdes, surge
esta hermosa realización de la Caja de Seguro en el campo social (…)
Calculada para 5.000 personas, tiene reservadas construcciones para
escuela, sala de conferencia y cine, estadio, retén de carabineros, posta
médica, etc.”82
La descripción de cuenta que se pretendía entregar el mejor bienestar a
los imponentes, en un lugar privilegiado, con aire puro, pero en la periferia,
81
Escrito del Comparendo de disolución de Sociedad para la explotación del fundo Lo Franco, 1883, 25 de junio
1883, Archivo Santa María, Archivo Nacional.
82
Zentilli, Ob.cit. p.435
48
con todos los problemas ya señalados para sus habitantes.
83
Este tipo de
proyectos era cuestionado por el Colegio de Arquitectos, considerando que
“la economía de un país pobre como el nuestro exige que no sigamos
extendiendo indefinidamente los límites de la ciudad, exigiendo a los
servicios de transporte, de agua potable y desagüe, luz eléctrica y policía,
gastos y esfuerzos que no estamos en condiciones de pagar”.”84
Por otro lado los mismos propietarios se quejaban de que las condiciones
prometidas no habían sido cumplidas por la CSO: “(…) Mejoramiento del
servicio de locomoción; creación de ferias libres para estos apartados barrios
obreros; construcción de una escuela amplia para todo el sector;
pavimentación de calles y aceras, etc. “85Grandes obras que aún con la
entrega de la población siguieron pendientes.
Las primeras 150 casas fueron entregadas en el mes de septiembre de
1936, sin la habilitación de todos los servicios básicos necesarios: faltaba
por terminar el alcantarillado y la pavimentación 86; mientras que el
alumbrado público y la movilización colectiva 87 continuaban en estudio. El
diagnóstico que hacía la propia CSO era que todos estos servicios “no serán
83
La Posta a la que se hace alusión es un sanatorio que luego se transformaría en el Hospital Félix Bulnes. Más
adelante, en el texto, se volverá a esta situación.
84
Boletín de Arquitectos, Ob.cit. p.24
85
Editorial de “La Voz de Lo Franco”, 1ª época, Nº1, Quinta Normal, 26 de agosto de 1939, p.1
86
Julia Armijo y Gloria Cabellos manifestaron que efectivamente en algunas casas no existía alcantarillado y el
agua la recogían de canales que circulaban a tajo abierto. Las calles eran de tierra en los comienzos.
87
Sólo dos líneas de microbuses llegaban al sector: la “Diagonal” y la “Mapocho-Lo Franco”. Esto generaba
continuos reclamos de los pobladores por las molestias causadas. “En este apartado barrio obrero muchas han
sido las ocasiones en que obreros y empleados han perdido de trabajar por escasez absoluta de locomoción”. En
“La voz de la Población Lo Franco”, 3ª época, 2ª quincena de mayo de 1942, Nº5.
La transformación del sanatorio “Lo Franco”, construido y administrado por la CSO, en hospital en la década del
‘40 favoreció la mantención de estos recorridos e, incluso, la llegada de otros, pero las quejas de los pobladores se
mantienen hasta la actualidad.
El tema de la locomoción colectiva no sólo fue problema de esta población, ya que se mantuvo también en los
nuevos suburbios que se fueron creando. Un diario de la comuna de Barrancas, ubicada más al poniente de Quinta
Normal, se quejaba: “(…) Y siguen en las horas de mayor movimiento, los numerosos grupos que, indignadamente,
esperan micros para trasladarse al sitio de sus trabajos”, en “La Voz de las Barrancas”, año I, 2ª quincena de
diciembre, Nº 5, 1949.
49
terminados dentro de seis o más meses”. 88 Y, efectivamente, luego de tres
años de entregadas las casas seguían estas terminaciones: “Los trabajos
que se ejecutan en los sitios de nuestras casas nos permitirá después vivir
en casitas individuales, es decir habitar como gentes” 89. “Muchos son los
pobladores que nos preguntan: ¿cuándo se terminarán los trabajos de
cierros en los sitios de la población? Nosotros le contestamos: cuando la
Sección Arquitectura de la Caja de Seguro establezca un orden en dichos
trabajos.” 90
El estilo, materiales y tipo de construcción de las casas se basó en las
poblaciones de choferes de taxis y tranvías, conocida como “Manuel Montt”
construida por la Caja de Habitación Popular en 1925 y ubicada en el sector
norte de Santiago (Actualmente comuna de Independencia). Lo novedoso de
estas casas era que fueron de las primeras para obreros que consideraron
un amplio antejardín, con la finalidad de que los choferes guardaran sus
autos.91 El tamaño de las viviendas de esta población era de 24,15 mts2 en
el caso de la más pequeña y de 50,75 mts2 en el caso de la más grande,
todas con posibilidad de ampliación.
88
Ibíd.
89
“Obras de beneficio”, en La Voz de Lo Franco, 1ª Época, 7 de octubre de 1939, Nº9, p.4
90
Ibíd.
91
Este barrio fue declarado “zona típica” en mayo de 2012 por el Consejo de Monumentos Nacionales. En
“Declaran zona típica a barrio de ex operadores de tranvías”, Diario “La Tercera”, 14 de mayo de 2011, Santiago de
Chile, p.94.
50
Fotografía 2: “Población Manuel Montt en la actualidad”
Fuente: Municipalidad de Independencia, http://mejorindependencia.cl, [consulta: 17 de
diciembre 2011]
Fotografía 3: Población Lo Franco en la actualidad
92
Fuente: Archivo personal
92
Nótese la similitud entre ambas fotografías: el ancho de las calles, el tipo de árboles, la distribución de las
veredas, la distribución de las viviendas.
51
Construidas las viviendas “para dotar a las habitaciones de sol, aire y luz en
abundancia93”, el material de construcción fue el ladrillo con cadenas de
cemento. La cocina y el baño con baldosas de cemento. Para los techos, en
algunas casas se consideraron las tejas rojas y para otras, fierro galvanizado
(el zinc actual). Respecto a la ubicación de las casas y con el objetivo de
“romper en algo la monotonía y embellecer el conjunto (…) algunas casas
están en la líneas exteriores y otras más adentro dejando espacio para
jardines y arbolados que mejoren el conjunto”.94Lo anterior favorecía la
comodidad y la higiene, considerando que el trazado de Lo Franco traía
reminiscencias del modelo de ciudad jardín.
Para el caso de la Población “Lo Franco” se diseñaron cinco tipos de
viviendas para ser entregadas a las familias, de acuerdo al número de
integrantes de éstas. .Esta situación, al parecer, sólo se dio en el papel,
pues según los testimonios de los vecinos habían también “otros criterios” al
momento de adjudicar las casas: “Lo legal era que se dieran (las casas) por
número de personas y mi padre pidió casa-esquina y hubo manejo político y
nos hicieron lesos (sic)”95.
Los tipos de viviendas diseñados fueron:96
• Tipo Nº1: Para tres personas. De 160 mts2, de los cuales 20 mts2
correspondían a edificación, con un arriendo mensual de $41.
• Tipo Nº2: para cuatro personas. De 180 mts2, de los cuales 35 mts2
correspondían a edificación, con un arriendo mensual de $47,20.
93
Fernández, Ob.cit. p.19
94
Ibíd.
95
Armijo, Ob.cit.
96
Ver anexo Nº2
52
• Tipo Nº3: para cinco personas. De 225 mts2, de los cuales, 40,62
mts2 correspondían a edificación, con un arriendo mensual de $56,20.
• Tipo Nº4: para seis personas. De 262,5 mts2, de los cuales, 51 mts2
correspondían a edificación, con un arriendo mensual de $69,47.
• Tipo Nº5: para siete personas. De 287,5 mts2, de los cuales, 57,52
mts2 correspondían a edificación, con un arriendo mensual de $77,80.
Como se observa, pese a que lo edificado era bastante menor, el tamaño
del terreno favorecía la ampliación de la vivienda. En términos concretos y al
observar las casas de la población, al parecer las únicas edificaciones
construidas resultaron ser las tipos 1 y tipo 2.
Cuadro 5: “Poblaciones obreras construidas en Santiago en la década
del 30”.
Año
Caja que la
construyó
Población
Comuna
construcción
San Eugenio
Santiago
1933
Javiera Carrera
Santiago
1931
Zenón Torrealba
Santiago
1938
Sargento Aldea97
Santiago
1938-39
Pedro Montt
Santiago
1938
Santiago
1937
Antofagasta
1939
Central de Leche
Bloque
Antofagasta
99
98
Junta Central de
Habitación
Caja Habitación
Popular
Caja Habitación
Popular
Caja Habitación
Popular
Caja Habitación
Popular
Caja Seguro
Obligatorio
Caja Seguro
Obligatorio
Mts2
Mt2
predio
vivienda
mínimo
mínima
101,3
35,25
53
39,60
52,5
37,50
40,5
55,60
73,6
37,80
71
67
S/A
51
Fuente: Revista de Arquitectura, Santiago de Chile septiembre de 1988 (41).
97
Corresponde a viviendas de dos pisos, Ibíd.
98
Ibíd.
99
“Colectivos” o departamentos.
53
El cuadro anterior 5 permite comparar las diversas poblaciones construidas
por dos cajas de la época: la de Habitación Popular y la de Seguro
Obligatorio. Se observan parecidas en cuanto a metros cuadrados
construidos, pero difieren ampliamente en la superficie del terreno.
Asimismo, distan bastante de la realidad habitacional del siglo XXI, pero hay
que considerar que en la actualidad el número de hijos por matrimonio ha
disminuido100.
Fotografía 4: Vista aérea de la Población Lo Franco en el año 1935
Fuente: Zentilli, Ob.cit. p.433.
100
Por ejemplo, el “Programa de vivienda dinámico sin deuda” del año 2002 contemplaba viviendas de al menos 25
metros cuadrados, con posibilidad de ampliarse al doble, es decir 50 metros cuadrados. “Chile, un siglo de políticas
de Vivienda y Barrio”, Camilo Arriagada Luco, División Técnica de Estudios y Fomento Habitacional- DITEC,
disponible en www.minvu.cl
54
La imagen permite distinguir la ubicación de la población en un sector
eminentemente agrícola y con aire puro como lo que buscaba la CSO. Pero,
por otro lado, muestra la situación de aislamiento a la que veían enfrentados
los nuevos habitantes de esta población, pues se observan grandes
extensiones de terreno dedicadas a la agricultura.
Figura 2: Croquis de distribución de las viviendas de la Población Lo Franco
Fuente: Revista de Arquitectura, Santiago de Chile septiembre de 1988 (41).
55
La Figura 2 presenta la distribución de las viviendas al interior de la
población. El dibujo está instalado casi en idéntica dirección con la fotografía
Nº1, con el objeto de tener una mayor comprensión visual de la situación de
la población.
Tal como indica la figura, los Nº1 se refieren a sectores en los cuales en
la década del ‘60 y por iniciativa de la Corporación de la Vivienda (Corvi) se
construyó una ampliación de la población, destinada también a imponentes
del Servicio de Seguro Social. La presencia de grandes espacios al interior
de la población, con ausencia de viviendas, se debería a la existencia de
canchas y de chacras que perduraron aún con la presencia ya de la
población. El terreno de las canchas fue utilizado para la construcción de la
ampliación anteriormente señalada y el espacio de las chacras fue utilizado
por particulares para autoconstruir sus viviendas 101. En la actualidad, esta
manzana se distingue del resto de las casas de la población por la presencia
de casas con cielos altos y la presencia de locales comerciales.
101
Esta chacra habría pertenecido a don Juan Morandé, que también contaba con otros terrenos aledaños a la
población. Entrevista a. Benilda Ibarra, 20 de noviembre de 2011.
56
7.2.1 VIDA SOCIAL AL INTERIOR DE LA POBLACIÓN.
La vida social al interior de la población era más bien nutrida y propiciada,
en parte, por la propia CSO, con el objetivo de entregar permanentemente
un mejor bienestar a sus trabajadores. Lo anterior presenta una doble lectura
pues, por un lado, efectivamente desde la CSO se entregaban directrices
para garantizar ese bienestar pero, por otro lado, la población se encontraba
en el suburbio, alejado de todos los servicios a los que podían acceder. De
esta manera, era casi una obligación de la CSO entregar estas prestaciones,
a objeto de “convencer” a sus imponentes de lo “bien” que haría para sus
vidas y de sus familias vivir en una zona de “aire puro”. Lo anterior, a
propósito, también, del flagelo de la tuberculosis, que recomendaba vivir en
zonas alejadas de las industrias y rodeados de este “aire puro”.
A objeto de desarrollar un plan que fuera en directo beneficio del obrero y
sus familias es que, coincidentemente con la formación de esta población,
en 1939 el gobierno del Frente Popular creó la Institución Nacional de
Defensa de la Raza y Aprovechamiento de las Horas Libres102. Su funciones
principales eran: “Cultivo de la conciencia del valer nacional, práctica de la
cultura física como medio para conservar el vigor y la aptitud para el trabajo;
observancia de las culturas higiénicas, culto al trabajo, a la paz y a la
dignidad humana 103”, entre otras. El manifiesto para la formación de esta
institución, por parte del Presidente Aguirre Cerda, es elocuente al culpar a
la desnutrición, a la habitación antihigiénica, las enfermedades sociales, a la
102
Incluso el 5 de abril se instituyó como el día de “Defensa de la Raza y Aprovechamiento de las Horas Libres,
cuando “se celebrarán concentraciones parciales o totales de las diversas organizaciones”, art.8 del Decreto Ley
N°4.157 del 18 de agosto de 1939 del Ministerio del Interior, en “Defensa de la Paz y Aprovechamiento de las
Horas Libres”, 2ª edición, Editorial Zig Zag, Santiago, 1939. Disponible en www.memoriachilena.cl
103
Ibíd.
57
carencia de entretenimientos honestos “que desorganizan la familia e inclina
el vicio”, de los males de la raza104. Claramente S.E. hablaba de un sector
de la raza chilena, no de su totalidad, manteniendo el prejuicio hacia el
obrero. Pese a lo anterior, se veía como una interesante iniciativa.
Este Departamento establecía en los barrios y comunas un centro en
donde replicaba la labor para la cual había sido creado, con designación de
sus autoridades de parte del poder central, como debe haber sido el caso de
la Población Lo Franco.
Una de las instituciones más importantes creadas al interior de la
población fue la “Sociedad de Adelanto Local”105, que tenía como objetivo
principal conseguir la venta de las casas por parte de la CSO. Para participar
de esta sociedad se necesitaba ser socio en un principio pero, al parecer,
con el paso de los años se fue ampliando también para los que no lo eran.
No obstante, aparte del objetivo ya mencionado, cumplió otros roles
relevantes que siempre fueron en beneficio de los propios vecinos, tales
como rebajas de los arriendos, construcción de un local para la instalación
de un almacén y la construcción de un local para eventos sociales.
También con el apoyo del Departamento de Horas Libres consiguieron
recursos materiales para “(…) un piano de concierto, una radio, un telar, una
máquina de coser, otra de tejido, utensilios de cocina, juegos de ropa para
los deportistas, etc.”106
Otras funciones que también cumplía esta sociedad era la de realizar
colectas públicas cuando fallecía alguno de sus socios, para la compra de un
104
Ibíd.
105
Estas entidades, al parecer, se organizaban en todas las nuevas poblaciones construidas por la Caja.
106
La Voz de Lo Franco, Ob.cit. p.28
58
lugar en el cementerio: “Se iba casa por casa (…) y la familia sólo ponía el
cajón” 107. También realizaban fiestas para las familias para las Fiestas
Patrias y la Navidad.
Se puede agregar que la política partidista era un eje importante en esta
sociedad y que, por esta razón, recibía constantes críticas, como la hace “La
Voz de Lo Franco” en 1941: “Ni el Directorio, ni el sector socialista Meza
Bell, que son los que hasta aquí dirigen la Sociedad ¿Puede la Directiva
socialista de la Sociedad exigir la venta de las casas a la Administración
socialista de la Caja de Seguro Obligatorio? ¡No! No puede un grumete dar
órdenes a su capitán.”108
Las actividades deportivas también formaban parte del quehacer de la
Población, por ejemplo la presencia del Deportivo Independiente Lo Franco
que contaba con varias ramas de deportes tales como fútbol, básquetbol,
ciclismo, atletismo, entre otros, que competían con otros barrios.109
También
existían
actividades
artísticas
realizadas
por
conjuntos
folklóricos organizados en la propia población, elección de candidatas a
reina de la primavera 110, festivales, etc. Estas actividades generalmente
eran desarrolladas en el Parque Lo Franco que, en aquel entonces, se
encontraba abierto al público, 111 y “donde eran invitados artistas de
renombre, sobretodo en el verano (…) ahí actuó una cantante famosa de la
107
Armijo, Ob.cit.
108
“Algunas preguntas” en La Voz de Lo Franco, 2ª Época, 15 de octubre de 1941, Nº2, p.4
109
El deporte siempre fue una actividad importante y foco de unión entre las nacientes poblaciones. Es el caso, por
ejemplo, de la Población Clara Estrella en el década del ‘50 en la cual existían más de cinco clubes deportivos,
llegando a crearse la Asociación de Fútbol “Clara Estrella” con dos canchas, galerías y camarines. “Constructores
de ciudad, nueve historias del primer concurso de Historias de Poblaciones”, Avello et al, Sur Ediciones, Santiago,
1989, p.72
110
Este evento se mantuvo incluso avanzado los años ‘50, cuando era tradición la elección de la Reina de los
Barrios para participar en el concurso “Miss Chile”. Incluso la madre del autor de esta investigación fue elegida
reina en una oportunidad.
111
Actualmente en el lugar funcionan las dependencias de la Municipalidad de Quinta Normal.
59
época.”112Incluso Cristina Lederman, joven promesa de la canción y vecina
de Lo Franco, se presentaba en los estudios de radio “Pacífico”
Asimismo, lentamente comenzaron a instalarse lugares de esparcimiento
y de diversión, como fue el caso de la famosa quinta de recreo “Quinta
Juanito”,113 ubicada en frente de las Oficinas de la CSO en la población y
lugar de encuentro para los vecinos: “era chica, familiar, para la gente del
barrio solamente” 114.
FOTOGRAFÍA 5: “Aviso de la época”
Fuente: Diario La Comuna, 1941.
112
Entrevista Graciela Riquelme, 71 años, el 30 de noviembre de 2011.
113
El nombre provendría de la época de la colonia, cuando algunas parcelas destinadas al descanso y con
variados árboles frutales eran arrendadas, a cambio del pago de la quinta parte de los frutos obtenidos. En los años
posteriores el nombre se mantuvo y eran lugares destinados a la venta de alcohol y presentación de orquestas
musicales, con bailes hasta altas horas de la madrugada. Respecto a este tema vale detenerse en la referencia
que hace De Ramón en relación a las quintas de recreo ubicadas en el pueblito de El Resbalón, al poniente de
Santiago y que permite tener una visión más amplia acerca de su funcionamiento: “(…) Desde antiguo, los
santiaguinos estaban habituados a realizar largos paseos a los alrededores, a pasar los días festivos disfrutando de
los agrados de la zona campestre durante la buena estación. Por este motivo y, también desde tiempos lejanos,
surgieron las quintas de recreo, las fondas públicas y las casas de canto (…) Estos lugares competían por el
público ofreciendo diversos entretenimientos. Así El Resbalón, en la ribera sur del Mapocho frente al Perejil y
Renca, ofrecía no sólo comida abundante y bebida más abundante todavía, música y baile, sino también la
posibilidad de bañarse en el río durante las horas de calor. Abundaba la fruta, gracias a las plantaciones de árboles
frutales, pero eran las preferidas las brevas y los higos que proporcionaban las numerosas ´manchas´ de higueras
y las frutillas que se obtenían en las grandes extensiones destinadas a frutillares.” En “Estudio de una periferia
urbana: Santiago de Chile 1859-1900”, Armando de Ramón, Cuadernos de Historia Nº20, Instituto de Historia,
Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 1985 Disponible en: http://www.memoriaeduca.cl,
p.240-241.
114
Ibíd.
60
Respecto a otras entretenciones, se destaca la existencia del Teatro Lo
Franco, ubicado en Carrascal, a un costado del Parque Lo Franco y en
donde se proyectaban diversas películas de la época, principalmente del
cine mexicano. Este teatro se mantuvo en funcionamiento hasta principios
de la década del ‘70, permaneciendo un buen tiempo cerrado. En la
actualidad conserva su fachada original y es sede de un templo evangélico.
En relación a los medios de comunicación se destaca La Voz de Lo Franco,
periódico fundado en 1939 por un distinguido vecino de la población, Julio
Zamorano, quien lo dirigió durante las dos primeras épocas que salió a la
venta.
“La Voz de Lo Franco” desde el principio se puso objetivos ambiciosos:
“(…) Será el órgano de todos los trabajadores del sector Carrascal, que está
financiado por trabajadores y para servir a los intereses de todos los
trabajadores.” 115De manera permanente se dedicó a cuestionar la labor de la
CSO y la promesa incumplida, según los vecinos, de que las casas fueran
vendidas. Esto generó continuos ataques a través de artículos a miembros
de la Caja y también a otros vecinos e instituciones de la población que
ponían sus intereses políticos por sobre los de los trabajadores, que
supuestamente debían defender. El caso más evidente fue hacia la
Sociedad de Adelanto Local.
El periódico manifestaba cierta desazón con respecto a las promesas
que había realizado el Frente Popular, alianza gobernante de la época: “Y
esa trilogía abstracta que se llama pan, techo y abrigo, se ha convertido en
una burla para el pueblo chileno”116, “El pueblo luchará por suprimir todas
115 Editorial de La Voz de Lo Franco, 1a Época, 26 de agosto de 1939, Nº1, p.1
116
Editorial de La Voz de Lo Franco, 2a Época, 7 de septiembre de 1941, Nº1, p.1
61
estas calamidades que lo aniquilan y que el Frente Popular hasta ahora
demuestra que es incapaz de liquidar.” 117
La Voz de Lo Franco también representaba para los vecinos una suerte
de vínculo para todo tipo de actividades. Es así como en el periódico
aparecían avisos de utilidad pública, de negocios y servicios del sector, tales
como personas que daban clases, que entregan primeros auxilios,
panaderías, almacenes, etc.
Se desconoce cuáles fueron los motivos por los cuales el periódico dejó
de tener publicaciones, aunque puede suponerse que el costo económico de
la mantención y edición siempre fue motivo para que su publicación fuera
más bien intermitente, tal como lo señala el propio diario: “Si los pobladores
no adquieren nuestra hoja, gastando veinte centavos todas las semanas, no
podrá aparecer el próximo número, porque no hay dinero”118.
El último número editado corresponde a su tercera época, en la segunda
quincena de mayo de 1943 y en sus páginas no hace ninguna alusión a su
término. Por otro lado, la aparición del periódico La Comuna, editado con
información de todo Quinta Normal, quitó protagonismo al diario,
considerando que el primero tenía un tiraje más masivo y era de corte más
bien coloquial y de informaciones. Pese a lo anterior y según lo revisado,
este diario tuvo una efímera vida.
Haciendo conjeturas respecto al término de la “La Voz de Lo Franco”,
ésta también pudo deberse al fallecimiento de su director y principal
impulsor, Julio Zamorano, durante el tiempo de la 2ª época del diario. Pero,
por otro lado, los acontecimientos internacionales (2ª Guerra Mundial) y
117
La Voz de Lo Franco, 1a Época, 2 de septiembre de 1939, Nº2, p.4
118
“La Voz de la Población Lo Franco”, Nº4, 1ª época, 16 de septiembre de 1939, p.4. Llama la atención el uso de
la palabra poblador para referirse los vecinos del barrio, vocablo que en los ‘50 tendrá otra connotación.
62
nacionales (fin del Frente Popular) pudieron haber influido en su término. Si
se revisan las últimas ediciones del diario, ya no se observan los grandes
debates políticos del principio y, más bien, se transforma en un medio de
informaciones para los nuevos vecinos.
Respecto al otro medio de difusión vital en esta época como lo era la
radio119, sólo hay referencias a la difusión de un discurso de un vecino de Lo
Franco, el 3 de mayo de 1943, acerca de la aspiración de los pobladores por
ser dueños de sus casas. Este discurso se iba a transmitir a través de la
radio Cervantes, importante emisora AM por esa época120.
Respecto al mundo religioso, destaca la presencia de la Parroquia
“Nuestra Señora de los Dolores” en la calle Carrascal, bendecida a principios
del siglo XX y el centro de toda la vida espiritual de la población y total
referencia para bautizos, matrimonios y defunciones. En la actualidad ha
sufrido grandes transformaciones, principalmente a causa de un incendio de
la década del ‘50 y sigue siendo el centro de los eventos religiosos del
barrio.
También es importante destacar la presencia de almacenes que proveían
de alimentos básicos a los pobladores: “Incluso venían en una carretela de la
(Panadería) San Camilo a vender el pan y en todas las casas salían a
comprar el pan”121. Posteriormente se instalaron dos panaderías: “La
Esmeralda” y “Carrascal”; la primera cerró sus puertas a finales de la década
119
Adentrado los ‘50 este medio siguió siendo vital para los pobladores, según se puede comprobar en el relato de
Guillermina Farías acerca de los orígenes de la Población La Victoria: “…La radio era una permanente compañía.
En las emisoras se escuchaba las grandes comedias o simpáticos programas como Radiotanda, con Ana González
y Sergio Silva; las obras de Arturo Moya Grau; a la inolvidable Mireya Latorre; Hogar Dulce Hogar con Eduardo de
Calixto y el infaltable Reporter Esso”. Avello, Ob.cit. 52.
120
La Voz de Lo Franco, 3ª Época, 1ª quincena de mayo de 1943, Nº4, p.4.
121
Cabellos, Ob.cit.
63
del ’90, pero aún es posible ubicar el local debido a que, aún conserva la
fachada. La panadería “Carrascal” aún permanece funcionando.
La leche, alimento básico para la época, se vendía en un establo ubicado en
la calle José Tobías122:
Fotografía 6: Aviso de la época II
Fuente: La Voz de Lo Franco, Ob.cit.
“…Por acá atrás pasaba un canal y íbamos a comprar allá a la esquina la
leche…en un establo…allí en la esquina de José Tobías.”123En la actualidad
el terreno y la casa patronal de este establo, permanecen casi intactos.
Otro comercio que se instaló en la población fueron las carnicerías, foco
de constantes reclamos por parte de los vecinos:
“Dicen (…) que tres de las carnicerías más próximas a la población Lo
Franco pertenecen a un mismo dueño y que éste tiene establecido en este
sector el monopolio de la carne (…)”124
122
La Voz de Lo Franco, 1ª Época, Quinta Normal, Nº7, 14 de octubre de 1939, p.2
123
Cabellos, Ob.cit.
124
La Voz de Lo Franco, 1ª Época, Quinta Normal, Nº3, 9 de septiembre de 1939, p.4
64
Una de las carnicerías en cuestión, ubicada en José Tobías, permaneció
en funcionamiento hasta principios de la década pasada. Las otras dos
permanecieron
abiertas
hasta la década
del
‘80 y
correspondían
efectivamente al mismo dueño de apellido Negrete. Al fallecimiento de éste,
cada hijo se hizo cargo de cada una de ellas hasta su muerte también. En la
actualidad, en el local de una de ellas funciona aún una carnicería.
Mención aparte merecen la existencia de lugares de expendio de alcohol,
éste último considerado históricamente como perdición de los obreros
chilenos y causa de la mayoría de sus problemas; situación no alejada de la
realidad, considerando las altas tasas de alcoholismo presente en la
sociedad chilena, pero prejuiciada hacia este sector125. El caso es que este
problema también estuvo presente en la naciente población. La Voz de Lo
Franco critica esta situación haciendo notar que existen más negocios de
venta de alcohol que panaderías en el barrio: “Total 16 negocios aparte de
los clandestinos ¡Panaderías cuántas hay! (…) No se proporciona al pueblo
medios como alimentarse, pero sí que se permite a diestra y siniestra que se
emborrache, que se embrutezca cada día más”. 126
Pero las críticas no quedaban sólo a los comerciantes de alcoholes del
barrio, incluso subían hasta el propio Presidente de la República: “Otros
intrusos alegan que en nuestro barrio hay más depósitos de licores que
escuelas y eso a pesar de que el actual Presidente de la Rep. es profesor y
enemigo declarado de los borrachos”.127
125
Para los sectores ilustrados era clara la visión que había del alcohólico:”Todos los vicios de la época podían
resumirse en la figura del hombre pobre borracho, proyectado en esa forma en su presente de miseria y su futuro
de degradación racial”, “Las puntas de un mismo lazo, discurso y representación social del bebedor inmoderado en
Chile, 1870-1930, Marcos Fernández, en Fernández y otros: “Alcohol y Trabajo, el alcohol y la formación de
identidades laborales en Chile, Siglo XIX – XX, colección Investigadores Universidad de Los Lagos, Santiago, 1ª
edición, septiembre de 2008, p.91
126
“Incongruencias del actual régimen”, La Voz de Lo Franco, 2ª Época, Quinta Normal, 15 de octubre de 1941,
Nº2, p.2
127
La Voz de Lo Franco, 1ª Época, Nº2, p.4, 2 de septiembre de 1939.
65
Pese a lo anterior resulta paradójico que, pese a las denuncias por la
cantidad de depósitos de alcoholes, se haya formado una comisión al interior
de la población, a propósito del precio del vino y la cerveza, para trabajar por
su abaratamiento. Lo anterior por “considerar a estos artículos como de
primera necesidad”.128
En relación a la policía, siempre la CSO consideró un retén de
Carabineros. Éste fue instalado en los límites de la población en una de las
mismas casas, recibiendo el retén el nombre de “Carrascal”. En la
actualidad, este retén no existe (es utilizado por una familia como casa
particular) y se instaló a pocas cuadras de la población una subcomisaria,
manteniendo el nombre original.
Un hecho importante constituyó las “Misiones Culturales de Lo Franco”
realizadas entre 1939 y 1942 por parte de la CSO y en las cuales se
realizaron diversas actividades para los pobladores. Tenía como fin “la
creación de una escuela de adultos de enseñanza complementaria”129 y se
impartieron cursos en diversas áreas130. La misión estaba conformada por el
director, una visitadora social, seis profesores, un técnico agrícola y un
equipo médico. Las clases se impartían en diversos horarios y con esto se
buscaba “desarrollar y orientar la cultura popular y fomentar en nuestro
pueblo la práctica de los deportes y hábitos higiénicos, bases de un
verdadero resurgimiento de nuestra raza”131.
128
La Voz de lo Franco, 1 Época, Nº6, 7 de octubre de 1939, p.3.
129
“Escuela de Adultos de Lo Franco, Eulogio Larraín Ríos, Monografía de sus primeras lides y sus progresos”,
Santiago de Chile, 1942.
130
Estos cursos eran: educación física (fútbol, básquetbol, atletismo, etc.); teatro (declamación, literatura,
representaciones teatrales, etc.); artes (orfeón, estudiantina, historia de la música, etc.); agricultura (jardinería,
hortalizas, etc.); pequeñas industrias (tejido a palillo, telar indígena, etc.); economía doméstica (preparación de
alimentos) y cultura general (matemáticas, castellano, etc.), en La Voz de Lo Franco, Ob.cit. p.27, pp.2 y 4.
131
Ibíd.
66
No está claro el resultado de estas misiones y si efectivamente concitaron
el interés de los pobladores a los que hace alusión Eulogio Larraín, por
entonces distinguido vecino de la población y director de esta actividad. Lo
que está claro es que, pese a que en el proyecto original estaban
consideradas de manera permanente, diversos problemas de orden político,
limitaron las misiones a sólo cuatro años y, por esta razón
fueron
clausuradas por la CSO.
67
7.2.2 LA VISITADORA SOCIAL EN LA POBLACIÓN
Desde el punto de vista de la CSO, la visitadora social era un profesional
estratégico que acercaba al obrero a la Caja, repitiendo el esquema al que
se refiere Illanes y que se relaciona con la “mediación directa o
personalizada entre pueblo y sistema (…) dirigida a facilitar el bienestar de
una clase social considerada más débil y a la que el Estado y el sistema
legal había que proteger con mano de mujer” 132.
Esta situación se había desarrollado en la relación que establecían los
médicos con las visitadoras, transformándose éstas en mediadores de los
primeros con los obreros. Ahora la relación se repetía nuevamente, pero por
el tema de viviendas, una suerte de nuevas madres, el rostro femenino del
Estado Benefactor, hacia estos “hijos desvalidos”. Bajo esta lógica se debe
entender la labor de estas profesionales en la Población Lo Franco.
Las visitadoras sociales eran quienes entrevistaban y seleccionaban a los
futuros vecinos de la población, ya fuera por sus ingresos económicos o por
el número de hijos que existían al interior de la familia. Interesante es relevar
que se podría postular que estas profesionales replicaban el paradigma que
movía a la CSO acerca de las clases populares, en cuanto a su modo de
vida y sus costumbres 133: “(la visitadora) vivía al lado de la administración
(de la CSO) y veía a la gente que llegaba y qué tipo (…) eran selectivas para
quienes llegaban”.134 Lo anterior, a propósito del conocimiento de la realidad
132
Illanes, Ob.cit. p.320.
133
En este punto es muy interesante ceñirse a lo planteado en la cita Nº52 de esta tesis.
134
Armijo, Ob.cit.
68
del obrero y su familia y por el rol “político” que tenían al interior de la CSO.
Lo anterior queda de manifiesto, a propósito de la evaluación que se hace de
los colectivos construidos por la Caja: “Los informes que la visitadora social
del grupo nos proporciona revelan que el colectivo si no es la solución
económica inmediata de la habitación en las grandes ciudades es, por lo
menos, una fórmula que permita ofrecer un más alto estándar de vida a los
que lo habitan”.135
Al momento de proyectar las poblaciones construidas por la CSO, se
consideraba una vivienda o una oficina para la visitadora. La visitadora social
Raquel Fernández lo corroboraba: “Mantendrá (la Caja) también en la
población visitadoras sociales de cuya competencia se esperan grandes
resultados (…)136. En el caso de la Población Lo Franco tenían asignada una
vivienda en el corazón de ésta (Gonzalo Bulnes esquina Carlos Ottolenghi) a
un costado de la oficina de la CSO y de la Oficina de Correos.
La función de la visitadora, al interior de la población, era básicamente de
educación a los obreros y sus familias. Fernández resume las acciones de
éstas en la población: “Esta es la labor que estarían, primeramente, a
desarrollar las visitadoras sociales de la población si se quiere que en el
transcurso de pocos años no se transforme en una de tantas poblaciones
obreras con piezas congestionadas en que ni la higiene ni la estética están
representadas y por resultados tampoco la moral”137.
Queda claro entonces que la visitadora velaba por la buena higiene de los
miembros de la familia y de la vivienda, aspecto fundamental más aún
considerando la corriente higienista muy en boga en esa época. Por otro
135
Zentilli, Ob.cit. p.435.
136
Fernández, Ob.cit.
137
Ibíd.
69
lado, se preocupaba por la estética de la vivienda, es decir, la distribución de
los muebles y artefactos al interior de éstas y que pudiera lucir de manera
“decente”. Finalmente la preocupación por la moral y las buenas costumbres
era un aspecto que también las visitadoras vigilaban, considerando que
“había que tener familia”138 para vivir en la población; no se vendían casas a
solteros o viudos. Esto queda demostrado en la “Declaración de
Antecedentes” para solicitar la casa, en la cual debía consignarse el nombre
de la esposa. 139.
Durante el verano, la visitadora organizaba colonias de veraneo a las
cuales asistían principalmente los niños de la población al balneario de
Quintero, en instalaciones que disponía la Caja.
Hay una situación que proviene de la Medicina y que guarda relación con
las “colocaciones familiares” para los obreros de la CSO, en las cuales la
visitadora social tuvo un rol protagónico. Este programa fue creado por los
médicos Scroggie y Ortega, siendo su finalidad “separar, al nacer, a los hijos
de tuberculosas para evitar el contagio y cuidar aquellos en que una causa
social hiciera necesaria la separación”140. En otras palabras, significaba, que
a los niños se les “mandaba a criar”141.
El programa había comenzado en el hospital Roberto del Río, pero se
hizo insuficiente. Por esta razón se pensó en la Población Lo Franco, que
contaba con todo la infraestructura necesaria: parque, centro familiar, centro
de salud, entre otras cosas, y con un grupo importante de potenciales
138
Riquelme, Ob.cit.
139
Ver Anexo Nº1. Es interesante consignar que “las buenas costumbres” siguieron estando presentes por lo
menos en lo que respecta a las viviendas construidas por la CSO y, posteriormente, por la Corvi para imponentes
de esa Caja. Entre las causales de la disolución de la compraventa de una vivienda aparecía: “Destinarla para otros
fines (la vivienda), a la venta de licores u otros fines ilícitos o atentatorios para las buenas costumbres y llevar una
vida inmoral o causar molestia a vecindario”, en Contrato Compraventa Casas Corvi, propietario Raúl Castro
González, 1959.
140
“Historia de la Pediatría Chilena: Crónica de una alegría”, Nelson Vargas Catalán, Editorial Universitaria,
Santiago de Chile, 2002, pp.425.
141
Ibíd.
70
cuidadoras, esposas de los imponentes; que además estaban en los
suburbios de la ciudad.
La visitadora social se encargaba de tramitar los casos, ubicar a las
potenciales familias que cuidarían de los niños y luego realizar todo el
proceso de inserción de éste en su nueva familia. Además, trabajaba con la
embarazada tuberculosa y preveía alternativas para los niños cuando sus
madres morían.
A la luz de lo anterior, la visitadora social era un elemento aglutinante y
mediador entre el imponente y la CSO, que, cumplía diversas funciones, tal
como queda demostrado en “La Voz de Lo Franco” a propósito de la
existencia de un basural en los alrededores de la Población: “Por intermedio
de nuestro vocero, ponemos en conocimiento del señor administrador de la
población y de la visitadora social, para que se proceda a investigar y
terminar con estos basurales que son un constante peligro para la salud del
vecindario”142.
Otro aspecto llamativo surge de un agradecimiento hecho a través de La
Voz de Lo Franco: “El Señor Guillermo Villar nos pide agradecer
infinitamente la ayuda económica y moral, hecha a su persona, por la
Sociedad de Adelanto Local, por la señorita visitadora social y en general a
toda persona que se dignó acompañarlo en su desgracia, cuando perdió a
su querida hijita”.143 Más allá de que lo que plantea el párrafo en relación al
apoyo moral, haciendo referencia al rol más reconocido de las visitadoras
sociales en el mundo popular, llama la atención que se refiera a “la señorita
visitadora social”. Esto último podría probar la tesis de que la gran mayoría
de estas profesionales no solían contraer matrimonio, debido principalmente
a que este trabajo demandaba estar disponible de manera permanente por
142
143
La Voz de la Población Lo Franco”, Ob.cit. p.55
La Voz de Lo Franco, 1ª Época, Nº5, 3 de septiembre de 1939,
71
las urgencias que surgían. Esto podría significar tener vocación y renunciar,
incluso, a tener marido. En otras palabras a transformarse en una “monja
laica” 144.
Fotografía 7: Visitadora Social de la época
Fuente: Revista de Servicio Social, Ob.cit.
En la fotografía de la visitadora social que trabaja en la Gota de Leche,
institución de principios de siglo encargada de brindar apoyo a las mujeres
embarazadas y puérperas, se puede inferir que era la vestimenta que
utilizaría esta profesional en su labor en la Población Lo Franco. Nótese la
toca de la cabeza y el vestido que asemeja a un hábito religioso.
144
Illanes, Ob.cit.
72
8. CONCLUSIONES.
El presente trabajo ha estado dirigido a presentar la forma en que la
CSO impulsó una “proto” política social de vivienda a nivel de sus
imponentes y cómo esta directriz no sólo abarcó los aspectos propiamente
habitacionales, sino que también intentó dictar normas en otras esferas de la
vida de los obreros. La acción en ámbitos más allá de lo relacionado con la
vivienda incluyó, por ejemplo, las relaciones al interior de la familia del
obrero, lo que formaba parte de su mundo privado pero donde la CSO sentía
la obligación de entregar lineamientos. Es decir, la relación laboral del obrero
incluía a su grupo familiar y la casa que habitaban. En este sentido, Sagredo
plantea el mayor alcance del programa habitacional, al expresar que una
“vivienda salobre es vista como un inductor de las normas de urbanidad, ella
debe
disciplinar
el
comportamiento
y
costumbres
de
los
grupos
familiares.” 145 Y se agrega que se buscaba transferir pautas: “Había que
disciplinar, puesto que con la construcción de estas nuevas viviendas,
algunas de las actividades del mundo público pasaban al mundo privado, por
ejemplo, el baño, el aseo personal, el lavado de ropa, el cuidado de los
niños”146.
Además, se puede decir que se está en presencia del surgimiento de un
grupo nuevo: los vecinos, presentes siempre, pero con estos nuevos límites
entre lo público y lo privado, esta situación resultará ser más evidente
145
Hidalgo y Sánchez, Op.cit p. 53
146
“La necesidad de calor, de limpieza y de aire puro y, muy pronto también de intimidad familiar; un deseo loco de
independencia y el gusto por los espacios de tiempo libre en los que uno se puede entretener con lo que quiera.
“Modos de habitar. La evolución de lo cotidiano en la vida moderna”, Michelle Perrot, Documento de trabajo,
Historia y Vivienda I, Magíster “Historia y Políticas Sociales”, Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 2010.
73
La entrega directa de indicaciones a estos nuevos propietarios acerca de
este nuevo mundo privado por parte de la CSO tuvo un tiempo determinado,
pero para continuar esta labor se valió de la cooperación de las visitadoras
sociales, quienes mediante sus acciones mantuvieron la mirada que la CSO
y las clases ilustradas tenían o tienen sobre la clase obrera. Este paradigma
propio del Estado Benefactor suponía al obrero y su familia como sujetos
que necesitaban continuamente de ser apoyados y prejuiciados socialmente
con ocasión de las enfermedades sociales: el alcohol y el juego, entre otras.
Como se decía, esta lógica asistencialista de la CSO tenía en las
visitadoras sociales una de las principales herramientas para educar a este
obrero que necesitaba continuamente de ser apoyado en diferentes
aspectos de su vida y, por sobre todo, a sus familias, con el objetivo de
mejorar la raza.
Por otro lado, las visitadoras replicaron en el tema de la vivienda la labor
que venían realizando desde principios de siglo en el área de la salud. No
hay que olvidar que la Sección de Asistencia Médica e Higiene jugaba un rol
muy importante al interior de la CSO147 y que, en cierta manera, se repetía lo
que se hacía en otras esferas de la sociedad.
Pese a lo anterior, la opinión de la visitadora social cobraba especial
relevancia a la hora de decidir qué imponente era el favorecido con una
vivienda, de ahí entonces la importancia y validación que tuvo esta profesión
en esta época, pero que significó cargar con la impronta de este tipo de
decisiones casi exclusivamente. Lo anterior no exento de dificultades, puesto
que esta labor obligó a la visitadora a “conquistar su lugar, convencer acerca
147
De hecho una de las principales fuentes primarias consultadas para llevar a cabo esta tesis es, precisamente, el
Boletín Médico Social de la CSO, que estaba orientado hacia la lectura de los propios médicos de la CSO y en el
cual estos profesionales presentaban estudios y casos clínicos de los asegurados, además de mostrar las diversas
actividades que realizaban.
74
de su legitimidad profesional, de su utilidad social,”148 como lo plantea
Illanes.
La construcción de la Población Lo Franco y de otras, en la periferia de la
ciudad, era considerado como una iniciativa positiva dirigida hacia los
obreros y futuros nuevos vecinos, pues tendrían la opción de tener productos
de primera necesidad (como las verduras y las frutas) a un precio menor que
el resto de la ciudad, dada la cercanía con los huertos y campos. Además, el
hecho de vivir en este sector aseguraba aire puro para los vecinos. Pero un
balance de las dificultades que debieron enfrentar los habitantes en los
comienzos de estas poblaciones, arroja que la realidad fue distinta al
discurso. El hecho de no contar con locomoción colectiva, el lento acceso a
los servicios básicos de luz, agua y alcantarillado calles polvorientas y la
ausencia de varios de los elementos que configuraban el prospecto
prometido fueron limitando un proyecto que al principio aparecía como
sumamente atractivo.
No se tienen datos para comprobar si efectivamente las frutas y las
verduras eran más baratas que en el centro de la ciudad o que la
prevalencia de enfermedades respiratorias era menor comparado con otras
comunas del centro, lo que sí era claro fue la situación de aislamiento a que
estuvo sometida esta población por largos años, que fue superada gracias a
la organización de los propios vecinos, lo que permitió la construcción e
implementación de nuevos servicios básicos 149.
Dentro de lo anterior, una situación importante resulta ser la organización
de los propios vecinos y en la cual la militancia política cobra mucha
148
Illanes, Ob.cit.
149
Esta situación recuerda a lo que sucede en la actualidad con la construcción de nuevas villas y poblaciones en
los bordes de la ciudad, en donde pese a existir urbanización y locomoción colectiva, no se considera la real
demanda por estos servicios por parte de los nuevos vecinos. Esto sin contar a las poblaciones enteras en que da
la sensación que ni siquiera se considera esta situación.
75
relevancia, asumiendo una suerte de sentido de pertenencia a un grupo
determinado de la sociedad que excluye a los que piensan distinto, en clara
alusión hacia el patrón. Es una época de efervescencia política y de muchas
esperanzas de lo que podrá hacer el Frente Popular y en la cual, por primera
vez, los partidos de izquierda, con quienes se identifican los sectores
populares, asumen el poder político del país de manera democrática.
Finalmente, el aporte que hizo la CSO para la construcción de viviendas
puede ser catalogado de valioso, por la cantidad de viviendas que construyó
y porque el programa fue pensado para las personas con menor acceso a la
vivienda en esa época. Incluso, es de suponer que no existía ni siquiera el
anhelo de la casa propia, dado que el alto costo y la escasez de éstas hacía
del arriendo la alternativa más válida y corriente entre los obreros para vivir
con sus familias.150
Bajo ese punto de vista, pese a todos los errores cometidos por la CSO
en la construcción de las nuevas poblaciones y las constantes críticas que
hacían los nuevos vecinos por las condiciones en que eran entregadas las
viviendas, la iniciativa fue un paso importante en la aplicación de una política
social 151 destinada a los sectores más pobres y muestra de una
preocupación del Estado por éstos, pese a todos los prejuicios. Claramente
también existía un criterio económico al momento de adquirir los sitios,
puesto que el valor del suelo en la periferia era más barato que el cercano al
centro.
150
Lo anterior se afirma en función de lo relatado por padres del autor, contemporáneos de esa época. Esta
afirmación puede ser contrastada con lo que plantea Héctor Bhems, respecto del tipo de viviendas de la época
utilizadas por los sectores populares: conventillos, cités y casitas individuales. Estas últimas las define como: “casa
pequeña, de arriendo, generalmente de no más de tres piezas, y con sus servicios independientes.” El hecho de
hablar de arriendo ya supone un bien que no está al alcance de este sector. Es de suponer también que las piezas
eran subarrendadas y que eso significaba un gran número de personas por casa, sin contar la calidad de la
vivienda, insalubre en muchos casos. “El problema de la habitación mínima”, Héctor Behm Rosas, Memoria de
prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de
Chile, Santiago, 1939.
151
Pese a que no fue tal, se prefiere utilizar este término para contextualizar lo realizado por la CSO con una
mirada actual.
76
No obstante, lo anterior también puede ser visto desde otra perspectiva,
como es el hecho de una entidad que proveía de todos los servicios básicos
a sus imponentes, incluso la vivienda, que se alejaba un poco de la esencia
para la cual había sido creada la CSO en la década del ´20. El espíritu en la
creación de esta institución era que se encargaría básicamente de cuidar
que los obreros, al momento de no poder seguir trabajando, tuvieran la
opción de contar con una pensión que les permitiera sobrevivir junto a su
grupo familiar. La misma acción sucedía al momento de cualquier
enfermedad. Entonces ¿por qué construir viviendas?
La respuesta se puede encontrar en la misma idea planteada
anteriormente, la del sujeto incapaz, que necesitaba que se le regulara toda
su vida, incluso la vivienda, es decir como una entidad totalizante sólo para
un grupo, sus imponentes, los que cotizaban mes a mes, pero excluyente
para un número importante de personas que no pertenecían a ella y que
quedaban fuera de sus beneficios. En suma, se puede decir, focalizada
hacia los grupos que el mismo Estado consideraba relevantes, es decir con
elementos de una política social.
De hecho, el Estado también era un actor en esta triada que conformaba
la CSO, junto con los patrones y los propios obreros, pues había recursos
estatales invertidos en esta institución que, de acuerdo a lo señalado, daba
la sensación de generar exclusión. Esto podría pensarse como una suerte
de intervención estatal hacia grupos específicos y no como se conoce en la
actualidad en el marco de una política social o de un Modelo de Protección
Social. Quizá eso es lo interesante de destacar al momento de mirar la CSO
y, por añadidura, su programa de viviendas.
Claro está que el Estado, por otro lado a través de la Caja de la
Habitación Popular, intentaba resolver el grave problema de déficit de
77
vivienda que existía en el país, que iba asociado a las miserables
condiciones
sociosanitarias de una parte importante de la población,
denunciado por los médicos higienistas, según se ha relatado en este
trabajo. Pero, al parecer, no existía una coordinación importante entre todas
las instancias que se estaban haciendo cargo del tema de la vivienda para
obreros, es decir no existía una supra institución que realizara el
diagnóstico152 y, a continuación, guiara hacia donde debía dirigirse la
construcción de nuevas habitaciones.153
Por otro lado, pese al esfuerzo de la CSO por ordenar el tema de entrega
de sus viviendas a los imponentes que efectivamente lo necesitaran,
mediante la entrevista de la visitadora social y la ficha que se llenaba para tal
efecto, la situación podía prestarse también para abusos y poca objetividad
en la entrega de este beneficio. No se tiene certeza si los datos entregados
por los obreros eran comprobados posteriormente o si, abiertamente, eran
manejados por los sindicatos para favorecer a alguno de sus miembros. En
este punto es importante recordar que el Programa de Viviendas de la CSO
fue presentado a los diversos sindicatos y que para postular a alguna
vivienda resultaba expedito si se hacía de manera colectiva. Esto dejaba la
puerta abierta a un manejo político importante que, como se ha visto, en esta
época era muy importante154. Lo anterior se puede ver reflejado en las
152
En el papel, esa labor correspondía a la Caja de Habitación Popular. Fuentes de la época insisten en que no
existía una preocupación “de los poderes públicos y menos de iniciativas privadas (…) en cuanto al problema de la
vivienda en Chile y que el defecto principal es no que se ha planteado la cuestión en forma coordinada, es decir,
ligándola al complejo absoluto del estándar de vida del pueblo chileno”. Acero, Ob.cit. p.30. Esta misma fuente
visualiza en el Frente Popular un avance importante en esta área, pero en una clara alusión al mundo privado y de
la derecha política enfatiza en que “el conglomerado de intereses particulares minoritarios, que anteponen los
beneficios de cinco individuos a los de cinco millones”.
153
Habrá que esperar hasta la dictación del Decreto N°150 de julio de 1953,que reestructuró el Ministerio de Obras
Públicas, para que el Estado generase un Plan Nacional de Viviendas que contuviera en sí todos los lineamientos y
cuestiones relacionadas con el tema habitacional. Lo anterior se puede entender como el inicio de una política de
vivienda por parte del Estado. Interesante es destacar que los propósitos que se puso como misión este plan eran
extremadamente ambiciosos: “Liquidar en un solo año las poblaciones callampas existentes en el país; y además
construir las viviendas que requiere el crecimiento vegetativo de la población”. “Espacio Urbano e Ideología: El
paradigma de la Corporación de la Vivienda en la Arquitectura Habitacional Chilena. 1953-1976”, Alfonso Raposo
et al, Centro de Estudios de la Vivienda, Facultad de Arquitectura y Bellas Artes, Universidad Central, Santiago,
1991, p.166.
154
Esta situación no dista mucho de lo que sucede actualmente pese a la presencia de instrumentos y cruce de
diversas variables al momento de otorgar beneficios.
78
fuentes orales utilizadas para este trabajo, las cuales indican que pertenecer
al sindicato favorecía la postulación a una vivienda y que en la entrega de
ésta pudo haber existido manejo político.155
Es necesario recalcar que se está en una época en la cual el Estado no
contaba con un instrumento validado, que permitiera evaluar de manera
objetiva quién era merecedor de tal beneficio y no se tenía certeza de
cuántas personas lo requerían, sólo se sabía de cuántas viviendas faltaban
por construir. Situación compleja al momento de decidir quiénes eran los
grupos que más carencias tenían.
Como se decía, se levantaron variadas críticas respecto a esta política
social, incluso con encendidos discursos políticos, pero se deberá esperar
hasta la década del ´50 para que los pobladores comiencen a transformarse
en reales protagonistas por mejoras en el tema habitacional.
En síntesis, el aporte que la CSO entregó en materia de viviendas puede
haber resultado ser muy mínimo en comparación con el grave déficit que
presentaba Santiago, pero permitió que un grupo importante de personas
pudieran vivir en lugares más dignos de los que supone lo hacían antes:
conventillos y cités. Lo anterior enfocado claramente en el sector obrero que
menos posibilidades tenía de acceder a una habitación propia en ese
tiempo.
Por otra parte, la labor de las visitadoras sociales de la CSO favoreció el
modelamiento y acercamiento al deber ser que propiciaba esta institución
hacia el sector obrero. Se transformaron en puente y se hicieron necesarias
al momento de decidir a quién se entregaban las casas y qué estilo de vida
155
Ver notas Nº66 y Nº122 de este trabajo.
79
debían llevar las familias que las habitaban, al amparo del modelo de Estado
benefactor que predominada en la década del ‘30.
Finalmente se puede decir que la CSO repitió un modelo imperante en la
época, durante la cual la fuerza del trabajo era el centro de las todas las
acciones o protopoliticas que se intentaran aplicar. Una suerte de triada que
también conformaba el tema de vivienda y salud. En otras palabras ¿Cómo
el Estado se “enteraba” de las condiciones del obrero? Mediante el mercado
del trabajo que desnudaba otras problemáticas tan o más importantes que
las condiciones laborales en cuales se laboraba: la desnutrición de los hijos
y las condiciones habitacionales en las que vivía, entre otras. Es por esta
razón que se puede entender en mayor profundidad por qué la CSO se
interesa en construir viviendas, pese a los complejos problemas que ya le
tocaba resolver en cuanto a la atención médico social de sus imponentes.
80
9.- BIBLIOGRAFÍA.
A) FUENTES CONSULTADAS.
• Acero, Leopoldo: “Realidad de la vivienda popular en Chile”, Talleres
Gráficos “Gutenberg”, Santiago de Chile, 1940.
• Behm Rosas, Héctor: “El problema de la habitación mínima”,
memoria de prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad
de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile, Santiago,
1939.
• Boletín del Colegio de Arquitectos, Santiago de Chile, septiembre
de 1945.
•
Boletín Médico Social de la Caja de Seguro Obligatorio: 1937-1945
•
“Defensa de la paz y Aprovechamiento de las Horas Libres”, 2ª
edición,
Editorial
Zig
Zag,
Santiago,
1939.
Disponible
en
www.memoriachilena.cl
•
Larraín Ríos, Eulogio “Escuela de Adultos de Lo Franco, monografía
de sus primeras lides y sus progresos”, Santiago de Chile, 1942.
•
“Labor desarrollada por el Municipio de Quinta Normal”, Cuenta
pública del alcalde de la comuna, Marzo 1933 – Diciembre 1937.
•
La Voz de la Población Lo Franco, primera, segunda y tercera
época,
1939-1943,
Quinta
Normal,
Santiago.
Disponible
en
www.memoriachilena.cl
•
La Voz de las Barrancas, 1949-1950, Barrancas, Santiago.
Disponible en www.memoriachilena.cl
81
•
“La Caja de Seguro Obligatorio: Desarrollo estructural y funcional.
Racionalización
de
los
servicios
y
prestaciones”,
Gutemberg
Impresores, Santiago de Chile, 1944. Disponible en www.bcn.cl
•
“Moderno y Práctico Plano de Santiago con Libro –Índice de
calles, pasajes, etc.”, Tercera edición, 1939.
•
Revistas de Servicio Social, 1928 – 1945
B) BIBLIOGRAFÍA
• ARELLANO, José Pablo: “Políticas Sociales y Desarrollo: 19241984”, Editorial CIEPLAN, Santiago, 1985
• ARANEDA, Fidel: “Crónicas del Barrio Yungay”, Santiago, 1972,
Ediciones Carrión e Hijo Limitada.
• ARRIAGADA Luco, Camilo: “Chile, un siglo de políticas de Vivienda
y Barrio”, División Técnica de Estudios y Fomento HabitacionalDITEC, disponible en www.minvu.cl
• AVELLO, David et al: “Constructores de ciudad, nueve historias del
primer concurso de Historias de Poblaciones”, Sur Ediciones,
Santiago, 1989,
•
DE RAMÓN, Armando: “Santiago de Chile, Historia de una sociedad
urbana”, Ediciones Catalonia, Santiago de Chile, 2007
•
DE RAMÓN, Armando: “Estudio de una periferia urbana: Santiago de
Chile 1859-1900” En Cuadernos de Historia Nº20, Instituto de Historia,
Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 1985
Disponible en: http://www.memoriaeduca.cl
•
CORREA, Sofía y otros: “Historia del siglo XX chileno”, Editorial
Sudamericana, Santiago, 2001
82
•
ESPINOZA, Vicente: “Para una historia de los pobres de la ciudad”,
Santiago, Chile, Ediciones Sur, 1988.
•
FERNÁNDEZ y otros: “Alcohol y Trabajo, el alcohol y la formación de
identidades
laborales
en
Chile,
Siglo
Investigadores Universidad de Los Lagos,
XIX
–
XX,
colección
Santiago, 1ª edición,
septiembre de 2008
•
GAETE Berríos, Alfredo: “El Seguro Social y el Servicio Nacional de
Salud”, Editorial Jurídica, Santiago de Chile, 1952
•
GARCÉS, Mario comp.:
“Memoria para un nuevo siglo : Chile,
miradas a la segunda mitad del siglo XX “, Ediciones LOM, Santiago
de Chile, 2000
•
GARCÉS, Rocío: “Los orígenes de la Población Miguel Dávila: Una
construcción desde la memoria”, Tesis para optar al Título de
Licenciada en Historia, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de
Chile, 2009
•
GROSS,
Patricio
y
DE
RAMÓN,
Armando
(compiladores),
“Santiago de Chile: características histórico-ambientales. 1894-1924,
Nueva Historia, Londres, 1985. Disponible en
www.memoriachilena.cl/temas/documento_detalle.asp?id=MCOO18150
•
HIDALGO, Rodrigo: “La vivienda social en Chile: La acción del Estado
en un siglo de planes y programas” en Scripta Nova, Revista
electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Nº45 (1), 01 de agosto
de
1999,
Universidad
de
Barcelona,
disponible
en
www.ub.edu/geocrit/sn-45-1.htm
•
HIDALGO, Rodrigo: “La vivienda social en Chile y la construcción del
espacio urbano en el Santiago del siglo XX”, ediciones DIBAM,
Santiago de Chile, 2005.
83
•
HIDALGO, Rodrigo y SÁNCHEZ, Rafael: “Del Conventillo a la
vivienda: casas soñadas, poblaciones odiadas”. En su: “Historia de la
vida privada en Chile: El Chile contemporáneo de 1925 a nuestros
días”, Aguilar Chilena de Ediciones, Santiago de Chile, 2007,
•
ILLANES, María Angélica: “Cuerpo y Sangre de la Política: la
construcción histórica de las Visitadoras Sociales (1887-1940),
Ediciones LOM, Santiago de Chile, 2001
•
MILOS, Pedro: “Frente Popular, su configuración: 1935-1939”,
Ediciones LOM, Santiago de Chile.
•
PALMER, Monserrat: “La comuna de Providencia y la Ciudad Jardín”,
Facultar de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile,
noviembre de 1984.
•
PERROT, Michelle, “Modos de habitar. La evolución de lo cotidiano
en la vida moderna”, documento de trabajo, Historia y Vivienda I,
Magíster “Historia y Políticas Sociales”, Universidad Alberto Hurtado,
Santiago, 2010.
•
RAPOSO, Alfonso, et al: “Espacio Urbano e Ideología: El paradigma
de la Corporación de la Vivienda en la Arquitectura Habitacional
Chilena. 1953-1976”, Centro de Estudios de la Vivienda, Facultad de
Arquitectura y Bellas Artes, Universidad Central, Santiago, 1991
•
SAGREDO, Rafael y otro: “Historia de la vida privada en Chile: El
Chile contemporáneo de 1925 a nuestros días”, Aguilar Chilena de
Ediciones, Santiago de Chile, 2007.
•
SILVA Lerda, Sandra: “Estudio, Análisis de la evolución de la Política
Habitacional Chilena, Informe Final”, Marzo de 1997, Centro de
Documentación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
•
VARGAS Catalán, Nelson: “Historia de la Pediatría Chilena: Crónica
de una alegría”, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2002
84
C) REVISTAS.
• REVISTA DE ARQUITECTURA, Nº 41,
Santiago de Chile,
septiembre de 1988, V Bienal de Arquitectura: Arquitectura y Calidad
de Vida, los desafíos de la Vivienda Social.
D) FUENTES ORALES. ENTREVISTA REALIZADAS.
• Julia Armijo, 70 años,
• Gloria Cabello, 55 años.
• Benilda Ibarra, 57 años.
• Silvia Legay, 72 años.
• María Machuca, 67 años
• Graciela Riquelme, 71 años
85
10.- ANEXOS
Anexo nº1: FORMULARIO DE SOLICITUD DE CASA
86
87
Anexo Nº2: PLANOS DE ALGUNAS VIVIENDAS ORIGINALES
• Casa tipo Nº4
• Casa tipo Nº3
88
ANEXO 2.1.- ALGUNAS VIVIENDAS ACTUALES.
89
Descargar