julio-agosto de 1808: la lealtad mexicana

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JULIO-AGOSTO DE 1808:
LA LEALTAD MEXICANA"
I Iir9. de GrORTARI
]R.ABIEIJA
Instituto de Investigaciones
DT. José ÁI&TICI Luis AIOTQ
E L PROPOSITO
E L OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES resaltar el arraigo de las ideas
m o n á r q u i c a s en el espectro político de la Nueva E s p a ñ a , en
u n periodo tan crítico como lo fue el a ñ o de 1808, y particularmente durante los meses de j u l i o y agosto, cuando tuvieron lugar diversas pruebas de adhesión a la m o n a r q u í a por
parte de amplios sectores sociales, al conocerse en Nueva Esp a ñ a las noticias de la proclama de Valencia para defender
a Fernando V I I y luchar contra N a p o l e ó n .
L a fidelidad al ideario m o n á r q u i c o se reiteró p ú b l i c a m e n te durante esos días en diversos lugares de la Nueva E s p a ñ a .
Se celebraron profusamente y con gran entusiasmo las buenas noticias provenientes de la m e t r ó p o l i , que h a c í a n patente la lealtad a la m o n a r q u í a y exaltaban en particular la figura de Fernando V I I .
Ambos, el fernandismo y la opción m o n á r q u i c a , contin u a r o n formando parte importante de la p r o b l e m á t i c a política novohispana. E n el caso de la figura de Femando V I I ,
éste siguió ocupando u n lugar en los pronunciamientos de
M i g u e l H i d a l g o , y su vigencia como símbolo político se prol o n g ó hasta d e s p u é s de la c o n s u m a c i ó n de la independencia,
vigencia sostenida por la facción iturbidista.
En cuanto a la propuesta m o n á r q u i c a , mantuvo su lugar
entre las expresiones y actitudes políticas manifiestas d u ííÁíex, xxxiX; 1, 1 9 8 9
181
HIRA
D E CJOR 1 A R I R A B I E I J A
rante una parte importante del siglo pasado, al preservarse
como una opción válida para algunos sectores de la sociedad
decimonónica.
1
./\.I_iGrUNAS
DISCUSIONES
E l impacto de la invasión n a p o l e ó n i c a en 1808 a la p e n í n s u l a
ibérica sobre el movimiento de independencia novohispano
ha sido u n tema ampliamente discutido. Durante muchos
a ñ o s , se destacó este hecho. Así en la mente de varias generaciones q u e d ó el convencimiento de que el movimiento de
e m a n c i p a c i ó n tuvo como r a z ó n sustancial el rechazo de los
novohispanos a la u s u r p a c i ó n de la corona española.
Sin embargo, el impulso de la historiografía de este periodo en los últimos a ñ o s ha enriquecido con nuevos matices la
visión hasta entonces prevaleciente. Los sucesos ocurridos
en la P e n í n s u l a no deben apreciarse solamente a través de
los cambios y alteraciones en la vida política en E s p a ñ a y sus
colonias, sino t a m b i é n reconocerse como una expresión de
los conflictos y tensiones acumulados por varias d é c a d a s . Estos sucesos fueron u n reflejo de la crisis del absolutismo esp a ñ o l , particularmente durante el reinado de Carlos I V .
T a l es la tesis de Brian R . Hamnett, quien considera la
i n v a s i ó n n a p o l e ó n i c a , como una expresión del debilitamiento del absolutismo que se hizo m á s notable en los años noventa del siglo X V I I I , en los cuales se aprecian t a m b i é n
cambios y transformaciones llevados a cabo por los grupos
liberales en el gobierno e s p a ñ o l .
Por el contrario, autores como Jorge I . D o m í n g u e z m i n i mizan la importancia de este acontecimiento en los m o v i 2
1
" E l inmenso prestigio de la legitimidad del trono y el enorme peso
de las tradiciones coloniales se hallaron en pugna con la simpatía hacia
las modernas tendencias democráticas y la fe en su excelencia como programa de mejores promesas para el futuro. Hidalgo y, en menor proporción, quienes secundaron y prosiguieron su obra fueron, en un momento
u otro, monárquicos y republicanos, como también lo fueron los ideólogos
del movimiento. O ' G O R M A N , 1 9 7 0 , p. 1 2 .
r l A M N E T T , lyoo, pp. 4 / ¿ - ¿ / T .
J U L I O - A G O S T O D E 1808
183
mientos de e m a n c i p a c i ó n de H i s p a n o a m é r i c a . D o m í n g u e z
considera insuficiente dicha explicación, pues recuerda recordando c ó m o la crisis de legitimidad ocurrida u n siglo antes
por la sucesión de los Habsburgo por los Borbones no provocó grandes alteraciones en las colonias, y c ó m o en el caso de
1808 no todos los futuros países hispanoamericanos respondieron de igual manera ante la crisis de la corona e s p a ñ o l a .
E n el caso específico de Nueva E s p a ñ a , se la ha considerado como la que inició el rompimiento de las lealtades novohispanas, retomando, en cierta medida, la importancia que
Lucas A l a m á n concedió a estos acontecimientos. Luis V i l l o ro t a m b i é n mantiene esta consideración, ya que para él los
acontecimientos de 1808 marcan el inicio del despertar americano en su defensa de la s o b e r a n í a , encabezados por el
A y u n t a m i e n t o de México."
D a v i d A . Brading, en uno de sus estudios, comparte en
u n a medida importante la i n t e r p r e t a c i ó n de Hamnett, ya
que a partir de estos sucesos los novohispanos expresaron:
" L a s tensiones acumuladas, generadas durante cuarenta
a ñ o s de reformas e c o n ó m i c a s y de cambios sociales, estallar o n , y el complejo que formaba el M é x i c o b o r b ó n i c o comenz ó a disolverse en las partes que lo c o m p o n í a n " .
Por su parte, Doris M . L a d d aprecia de forma distinta el
asunto, ya que considera que estos hechos tuvieron un papel
de amortiguador entre los miembros de la élite novohispana.
A s í , considera que " l a reacción ante la invasión n a p o l e ó n i c a
de la P e n í n s u l a a s e g u r ó que la consolidación no provocara n i
[la] violencia, n i [la] rebelión. Los Borbones no perdieron
A m é r i c a , sino a E s p a ñ a . Las protestas mexicanas definieron
u n a conducta de «mal gobierno» justo cuando las conjuras y
contraconjuras [estaban en boga por] la o c u p a c i ó n , de M a d r i d por las tropas francesas, la a b d i c a c i ó n de Carlos I V y el
exilio de su hijo Fernando V I I [y] demostraban la c o r r u p c i ó n
de la corte e s p a ñ o l a . Los crecientes males de las colonias estab a n abrumados por el gran trauma de la M a d r e p a t r i a " .
3
1
5
6
3
DOMÍNGUEZ, 1985,
p.
^ ALAMÁN,
1985,
i , pp.
^ BRADING,
1975,
p.
^ LADD,
1984,
p.
275.
149 a
450.
Í5Í.
194.
VILLORO,
1967,
pp.
33-39.
184
HIRA
!)FJ G O R 1 A R I R A B I E L A
Estas diferencias de matices obedecen, a nuestro j u i c i o , a
la dificultad de precisar la temporalidad de los llamados
efectos en tiempos m á s largos, cuando en el resultado final
de estos acontecimientos se establece una línea directa entre
la reacción novohispana de 1808 y la c o n s u m a c i ó n de la i n dependencia. Pero en el corto plazo, en la reacción inmediata, los sucesos ocurridos en Nueva E s p a ñ a confirman la
apreciación de Doris L a d d , ya que los novohispanos, lejos
de acentuar los sentimientos de a u t o n o m í a , expresaron a
t r a v é s de diversas conmemoraciones y declaraciones su plena lealtad, no sólo a E s p a ñ a , sino al r é g i m e n m o n á r q u i c o .
LJOS A N 1 E G E D E N i E S E N E A M E I R O P O E E
L a crisis m o n á r q u i c a e s p a ñ o l a se aceleró a raíz de la invasión
n a p o l e ó n i c a , debido a que ésta coincidió con serios problemas en la sucesión y llevó al efímero arribo al poder de Fernando V I I en su primera ascensión al trono, y por otra parte
supuso u n golpe terrible a la s o b e r a n í a territorial e s p a ñ o l a .
L a invasión francesa a E s p a ñ a , a pesar de la alianza que
la corona h a b í a establecido con el imperio n a p o l e ó n i c o , se
inició por el paso de tropas francesas por su territorio en cam i n o a Portugal, aliado de Inglatera, que era la a c é r r i m a
enemiga de ambos países; este paso se p e r m i t i ó en r a z ó n del
c a r á c t e r de aliado de Portugal.
Este nuevo conflicto sucedió en u n momento de difícil
t r a n s m i s i ó n de poder entre Carlos I V y su heredero Fernando V I I , ya que el primero fue creando cada vez m á s dudas
e incertidumbres acerca del futuro de su reinado, lo que se
tradujo en pugnas e intrigas entre la élite política e s p a ñ o l a
que terminaron por debilitar la autoridad de los Borbones.
Carlos I V abdicó primero a favor de su hijo el p r í n c i p e
de Asturias, pero a raíz de la invasión francesa decidió reasumir sus derechos, lo cual no d u r ó demasiado tiempo, ya
que cedió posteriormente la corona a su hijo. El heredero,
en u n gesto m á s de imprudencia que de sagacidad, se d i r i gió a Bayona —en territorio francés—, donde estaban reunidos su padre y el emperador de Francia, y m u y pronto
JULIO-AGOSIO DE 1808
185
fue obligado a abdicar en favor del monarca francés.
Así, la invasión y la abdicación de los reyes españoles fuer o n síntomas evidentes de la crisis de la m o n a r q u í a , y dejar o n u n vacío de poder que afectó profundamente el futuro
del imperio español en A m é r i c a .
7
lliL AM.BJEN 1 E POLÍTICO NOVOHISPANO
T a r d í a e irregularmente percibieron los novohispanos la
nueva situación por la que atravesaba E s p a ñ a , no sólo debido a la lejanía entre Nueva E s p a ñ a y la P e n í n s u l a , sino tamb i é n por la inseguridad en los envíos y el clima que i m p o n í a
la guerra entre los grandes poderes navales de la é p o c a .
En este ambiente inestable e incierto, los subditos novohispanos cobraron conciencia de la afrenta y el golpe que
h a b í a recibido la m e t r ó p o l i . Sus repercusiones fueron considerables, ya que calaron profundamente en el á n i m o de amplios sectores de la población, redoblando y profundizando
u n sentimiento de incertidumbre m u y arraigado por tratarse
de la suerte de la m o n a r q u í a y particularmente del monarca,
figura y cabeza esencial del sistema imperial.
Seguramente los novohispanos que t e n í a n acceso a la lect u r a siguieron los acontecimientos principalmente por la
prensa, gracias a los informes de la Gaceta y el Diario de
México. Otros grupos tuvieron noticias de los sucesos por los
bandos y proclamas que ordenaron publicar y difundir las
autoridades virreinales pero, en su gran m a y o r í a , los novohispanos que se enteraron de la crisis m o n á r q u i c a lo hicier o n gracias a la t r a n s m i s i ó n de la información de boca en
boca, lo que c o n t r i b u y ó a la difusión de rumores y temores
que fueron en aumento, en la medida que la situación españ o l a iba llegando a su climax y la información escaseaba.
A medida que los días transcurrieron, las noticias iban
circulando y perturbaban el á n i m o de los novohispanos interesados en predecir cuál sería el desenlace, y se generaban
corrientes de o p i n i ó n en torno al posible derrumbamiento
1
ARTOLA,
1 9 8 3 , p.
9.
HIRA DE GORXARI
RABIELA
de la corona, despertando suspicacias o bien reafirmando
la lealtad.
L a prensa, en ocasiones, no logró evitar el provocar voces
de alarma, contribuyendo a acentuar el clima de tensión reinante. L a Gaceta, particularmente, publicó noticias muchas
veces contradictorias, lo que obligó a las autoridades a filtrar
o censurar la información. Sin embargo, el problema m á s
grave fue la falta de noticias, la cual c o n t r i b u y ó a que en
momentos tan delicados el r u m o r tuviera u n papel crucial,
así como la circulación de panfletos y pasquines.
Las nuevas noticias anidaron en el ambiente político de
la Nueva E s p a ñ a , ya de por sí larvado de conflictos y tensiones, generados por los desajustes en los sectores dominantes,
debido a las medidas de centralización y exacción de riqueza
que se acentuaron bajo Carlos I V . Estas medidas se d e b í a n
a la crisis fiscal y militar que vivía la corona, y el virrey I t u rrigaray, quien fue el encargado de ponerlas en práctica, fue
blanco de críticas y reclamos.
Los conflictos fundamentales de la sociedad novohispana
no sólo se expresaron por tensiones entre personas y/o instituciones, sino que t a m b i é n tuvieron como punto de partida
discusiones y polémicas surgidas entre las corrientes políticas dominantes que, grosso modo, p o d r í a n dividirse en tres
tendencias: una era la que se aglutinaba bajo los principios
de la I l u s t r a c i ó n , otra m á s los rechazaba y condenaba, y por
ú l t i m o , la que a d q u i r í a cada vez mayor fuerza entre muchos
criollos, detenta la idea de que la Nueva E s p a ñ a d e b í a regirse en forma m á s a u t ó n o m a , contribuyendo a tejer una realidad política compleja.
8
9
10
Sin embargo, todas estas corrientes h a b í a n sido permea^ NIIRANDA,
1952,
pp.
325-327.
9
Z A R A T E T O S C A N O , 1 9 8 2 . Es u n interesante estudio sobre la prensa
del p e r i o d o y fue fundamental su consulta. A d v e r t e n c i a : se les ha indicado
que no p u b l i q u e n noticias que no consten en impresos o por oficio y esto
a r a í z de que en el n ú m e r o 6 7 en u n a n o t a de M a n u e l A n t o n i o V a l d é s
se h a b l ó de u n posible regreso de F e r n a n d o V I I a E s p a ñ a . Gazeta, x v : 6 8
( 3 ago.), p . 5 2 6 .
1 0
Sobre las diferentes tendencias p o l í t i c a s en N u e v a E s p a ñ a , v é a s e
^MIRANDA,
1952,
pp.
154-182.
J U L I O - A G O S T O D E 1808
187
das en principios y actitudes comunes frente al r é g i m e n político vigente, tanto en sus aspectos reales como formales. Por
u n lado, la práctica del poder estaba sujeta a una mayor rac i o n a l i z a c i ó n , pero t a m b i é n se le identificaba plenamente
con la figura del monarca, cuya autoridad dimanaba directamente del poder divino. El monarca era la r a z ó n y sentido
del r é g i m e n , por lo tanto sus subditos, incluyendo los de
la N u e v a E s p a ñ a , lo r e c o n o c í a n como cabeza y s í m b o l o
del poder.
11
xvOCES Y TENSIONES POLÍTICAS EN LA INUEVA XLSPANA
Las noticias provenientes de E s p a ñ a contribuyeron en form a decisiva a acrecentar las tensiones de la vida política novohispana, por las diferencias surgidas entre diversos sectores de la élite y las autoridades del virreinato, las cuales
afloraron de manera abierta. A medida que la situación de
la m e t r ó p o l i empeoraba, estas diferencias se tradujeron en
conflictos de interés respecto a q u é posturas adoptar, de lo
que resultaron expresiones contradictorias ante los acontecimientos que vivía la P e n í n s u l a .
Los desacuerdos con y entre las diferentes instancias de
autoridad fueron de diversa índole. E n buena medida éstos
se canalizaron contra el virrey, sobre todo tras la caída del
ministro Godoy, que lo p r o t e g í a . Estas tensiones no eran
nuevas, ya que se h a b í a n producido claras desavenencias
entre la élite criolla y las posturas de J o s é de Iturrigaray.
U n a de éstas giraba en torno a la p o l é m i c a respecto a los límites de su autoridad y los de la real audiencia, lo que llevó
a m ú l t i p l e s discusiones y enfrentamientos entre ambas instancias de poder.
12
O t r a fuente latente de conflicto tuvo su origen en la
aplicación de diversas disposiciones y ordenamientos que
" A propósito
p.
de la r a c i o n a l i z a c i ó n
del poder,
MIRANDA,
1952,
149.
1 2
C o n f l i c t o entre el v i r r e y y la real audiencia, M I R A N D A ,
183-184;
195;
NAVA OTEO,
FOLAND,
1955,
pp.
1973,
pp.
44-46;
3 0 - 4 1 , y SEMO,
BLACK,
1985,
1980,
pp.
pp.
1 9 5 2 , pp.
76-94
200-231.
y
177¬
HIRA DE GOR.XARI RABIELA
188
envió la m e t r ó p o l i . Particular escozor causaron las medidas
de secularización sustentadas en u n principio regalista, que
fueron censuradas por la Iglesia como una muestra evidente de la influencia volteriana que caracterizaba a muchos
de los ministros m á s cercanos al rey Carlos I V . Dicha acusación c a u s a r í a gran enojo y malestar en la Nueva E s p a ñ a ,
y se canalizó contra Iturrigaray a raíz de la expedición,
a finales de 1804, de la cédula de consolidación de vales
cuya aplicación provocó —como se sabe— u n gran descontento principalmente entre mineros y agricultores, los cuales fueron profundamente afectados por ella y responsabilizaron directamente al virrey, t o m á n d o l o como blanco de
sus críticas.
13
U n asunto que t a m b i é n c o n t r i b u y ó a enfrentar a m i e m bros de la élite novohispana provincial contra el virrey fue
la estrategia militar que éste puso en práctica frente a una
posible i n v a s i ó n inglesa, a raíz de los acontecimientos de
Buenos Aires. Iturrigaray, militar de carrera, siguiendo su
propia experiencia y atendiendo a estrategias anteriores,
como las del Conde de Revillagigedo, decidió privilegiar la
defensa del Golfo, situando el grueso de las tropas en Jalapa
e n lugar de asentarlas en el mismo puerto de Veracruz, lo
que provocó particularmente el enojo del consulado y de las
autoridades de dicho puerto. Estas se quejaron p ú b l i c a m e n te, ya que sus propiedades quedaron desprotegidas ante u n
posible enemigo, y todo por culpa de una decisión errada de
la m á s alta autoridad de la colonia.
14
A lo anterior se a ñ a d e el hecho de que el virrey, a medida
que t r a n s c u r r í a su mandato, iba incrementando su mala fama, derivada de mezclar con demasiada facilidad la administración de los fondos públicos con sus intereses particulares. Esto fue evidente para muchos, a causa del dispendio
excesivo en su gasto personal.
15
1 3
B L A C K , 1 9 8 0 , pp.
1 4
BLACK,
c i ó n " , xv,
1 3
1980,
núm.
pp.
155-166.
63-66.
1 5 ( 1 7 feb.
B L A C K , 1 9 8 0 , pp.
ARCHER,
1 8 0 8 ) , pp.
283-322.
1983,
pp.
115-123.
87-109;
"Descrip-
JULIO-AGOSTO DE 1808
189
J^.EACCIONES NOVOHISPANAS AN LE LAS NOVEDADES
DE LA PENINSULA
Buena noticia fue para muchos en Nueva E s p a ñ a la nota
que p u b l i c ó la Gaceta el 9 de j u n i o de 1808 acerca de la abdic a c i ó n de Garlos I V en favor de su hijo Fernando V I I , lo
que m e r e c i ó que el virrey ordenara dos días m á s tarde que
fueran tocadas las campanas en todo el virreinato para d i fundirla. Tardanza que le a c a r r e ó críticas, porque corroboraba, a los ojos de sus enemigos, sus vínculos con Godoy y
Carlos I V . Sorpresa en cambio causó la noticia difundida el
d í a 22 de ese mes, sobre la entrada a la P e n í n s u l a de las tropas francesas, aliadas recientes. Para tranquilizar los ánimos, se s e ñ a l a b a que e n t r a r í a n al territorio español en el
m a y o r orden, como c o r r e s p o n d í a a una n a c i ó n amiga, y que
su estancia sería temporal.
16
Poco d u r ó la sorpresa, pues el d í a 25 la información que
p u b l i c ó la Gaceta provocó u n profundo desconcierto. Por
u n a parte, comunicaba las buenas nuevas sobre el levantam i e n t o del pueblo de M a d r i d contra lo que se h a b í a convertido en una o c u p a c i ó n de las tropas francesas, pero al mismo
tiempo hablaba sobre el viaje del monarca español a Bayona
para entrevistarse con N a p o l e ó n .
Semanas d e s p u é s , el 16 de j u l i o , se publicó en la Gaceta
u n a noticia que debió haber causado estupor, dado que simple y llanamente se daba a conocer que los reyes de E s p a ñ a
h a b í a n renunciado a sus derechos al trono en favor del emperador de los franceses.
T a n serio era el asunto, que en unos días el sentimiento
de incertidumbre se tradujo en desolación y temor, pues en
cosa de semanas en Nueva E s p a ñ a se enteraban de cuestiones que p o n í a n en alto riesgo la sobrevivencia de la misma
m o n a r q u í a , tanto en la integridad de su territorio como en
su cabeza y símbolo fundamental que era el rey.
17
18
16
Gazeta de México, x v , n ú m . 48 (9 j u n . 3808), p p . 381-384; n ú m . 52
(22 j u n . 1808), p p . 410-411.
Gazeta de México, x v , n ú m . 53 (25 j u n . 1808), p . 420. M I R A N D A ,
1952, p . 235.
Gazeta de México, x v , n ú m . 59 (16 j u l . 1808), p . 465.
17
18
HIRA DE GORTARI RABIELA
190
Los CONFLICTOS ENTRE EL A.YUNTA£víIENTO DE LA CIUDAD
DE rVlÉXICO Y LA R.EAL A.UDIENCIA
Las noticias sobre lo que acontecía en la P e n í n s u l a aumentaron el temor de una posible invasión de Francia al territorio
novohispano. En ese clima, viejas querellas en la colonia se
avivaron y surgieron diversas respuestas políticas discordantes. E l Ayuntamiento de la ciudad de M é x i c o presionó al v i rrey a tomar cartas en el asunto, para contrarrestar el incierto futuro de la Nueva E s p a ñ a . Se consideraba que d e b í a de
seguirse el camino de los poderes constituidos como los que
detentaba el Ayuntamiento, quienes r e a s u m i r í a n la soberan í a en tanto no se resolviera la situación en la cabecera del
reino. T a l postura generó " u n a lucha. . .entre u n p u ñ a d o
de criollos que creían que la creación de las juntas provinciales en E s p a ñ a era la señal para el establecimiento de una aut o n o m í a local en A m é r i c a , y los peninsulares, que se sentían
firmes y poderosos y que decidieron oponerse a cualquier
cambio en el A n t i g ü o R é g i m e n , aun en medio de la crisis
constitucional sin paralelo que provocó la r e m o c i ó n del ú n i co soberano l e g í t i m o " . '
9
L a propuesta del Ayuntamiento se convirtió en una fuente de disputa y de conflicto —como se sabe— con la real
audiencia, donde p r e d o m i n ó , por el contrario, una respuesta inmovilista: h a b í a que dejar las cosas como estaban, en
tanto no se resolviera el vacío de poder.
N o obstante sus diferencias, ambos grupos mantuvieron
una profunda fidelidad a la m o n a r q u í a e s p a ñ o l a y en particular a Fernando V I I , que hasta entonces era m á s una promesa, una esperanza de cambio. Muchos novohispanos,
principalmente miembros de la élite, creyeron que su llegada al trono significaría terminar con la aplicación de medidas controvertidas que fueron tomadas durante el reinado
de su padre, el rey Carlos I V .
L a disputa m á s delicada entre el Ayuntamiento y la real
audiencia se inició tras la convocatoria emitida por el p r i mero, que estableció, en u n documento hecho público tras
1 9
ANNA,
1 9 8 6 , p.
61.
JULIO-AGOSTO DE 1808
191
u n a r e u n i ó n extraordinaria celebrada el 16 de j u l i o , que el
A y u n t a m i e n t o se erigía como autoridad.
Cinco días m á s tarde, la real audiencia, que ya contaba
en su haber —como se ha mencionado— una polémica de
autoridad con el virrey, r e c h a z ó radicalmente la iniciativa
del Ayuntamiento. E n sus argumentos se erigió como garante del orden establecido, considerando u n serio error de política la proposición que " h a b í a tomado, sin corresponderle,
l a voz y r e p r e s e n t a c i ó n de todo el reino. . . "
20
2 1
OTRAS REACCIONES EN LA NUEVA ESPAÑA
Cabe advertir que en la capital del virreinato, lugar de residencia de los m á s connotados miembros de la élite política
y e c o n ó m i c a , se dieron las polémicas m á s encendidas, aunque no se debe perder de vista la participación de diversos
ayuntamientos y cabildos que en el interior de la Nueva Esp a ñ a dieron t a m b i é n a conocer sus opiniones.
22
2 0
H E R N Á N D E Z y D Á V A L O S , 1985,
i , pp.
2 1
H E R N Á N D E Z y D Á V A L O S , 1985,
i , p.
475-485, doc.
486,
doc.
200.
199.
" . . .esta
N.C.
c o m o M e t r ó p o l i y Cabeza del R e i n o y por la capital a q u i é n representa,
p u e d e promover y excitar al alto gobierno para que con tiempo consulte,
acuerde y dicte todas las providencias de p r e c a u c i ó n , y que considere m á s
proporcionadas para la seguridad del R e i n o , y evitar se apoderen de él
los franceses". S i n disputar la a u t o r i d a d del v i r r e y , los criollos del A y u n t a m i e n t o le exigieron que de i n m e d i a t o se sujetase a "sus delicados n o v i lismos deberes, la p r o n t i t u d y disposición en que se halla para emprender
y executar quanto se estime necesario a la c o n s e r v a c i ó n y defensa de estos
preciosos D o m i n i o s a sus legítimos Soberanos sin reserva de sus v i d a s . . . "
2 2
M I R A N D A , 1952, p . 239. A d e m á s , se p r e c i s ó que eran i n ú t i l e s las
medidas sugeridas p o r el cabildo al v i r r e y , calificando a " l o s medios p r o puestos por él —tales como el n o m b r a m i e n t o p r o v i s i o n a l y el j u r a m e n t o — ( q u e ) no eran adecuados al fin considerado, n i conformes a las leyes
f u n d a m e n t a l e s . . . " Los m i e m b r o s de la A u d i e n c i a consideraban que no
h a b í a por q u é alterar el orden vigente, y c o n c l u í a n que " e n el actual estad o de cosas nada se h a b í a alterado en orden a las potestades establecidas
l e g í t i m a m e n t e y todas d e b í a n c o n t i n u a r como hasta entonces, sin necesid a d del n o m b r a m i e n t o y j u r a m e n t o que p r o p o n í a el c a b i l d o . . . " L a ú n i ca voz discrepante de este planteamiento fue la del o i d o r V i l l a u r r u t i a ,
q u i e n propuso, sin é x i t o , el a r r i b o del infante D o n Pedro. N A V A O T E O ,
1973, p p . 44-49.
192
L a disputa política se tradujo t a m b i é n en u n conflicto
de autoridad entre diversas jurisdicciones, en el que se enfrascó la élite novohispana residente en la ciudad de M é x i c o
con los sectores dominantes de otros lugares de la Nueva
E s p a ñ a . Distintas autoridades locales, principalmente los
ayuntamientos provinciales, comenzaron a i n q u i r i r y presionar ante la cabeza central del virreinato para que definiera acciones y su posición ante los acontecimientos de
la P e n í n s u l a .
Algunas autoridades temieron por los efectos que pudieran provocarse por esta incierta situación, como sucedió en
el A y u n t a m i e n t o de Jalapa, que expresó el 20 de j u l i o su
alarma por esta situación; ya que el "pueblo indistintamente trata estas materias en las calles, en las plazas y tabernas,
estas concurrencias se han ido aumentando a medida de las
noticias. Se ve la gente dividida en grupos por todas partes
en confabulaciones, se oye el m u r m u l l o , y se repiten los pasquines en las casas y en los parajes p ú b l i c o s " .
E n tanto, u n buen n ú m e r o de las autoridades de los ayuntamientos reafirmaron su fidelidad a la autoridad del rey y
condenaron u n á n i m e m e n t e la perfidia de N a p o l e ó n , solicitando se pusiera en marcha la defensa del reino de la Nueva
E s p a ñ a . E n algunos casos los ayuntamientos demostraban
su control y poder sobre sus s ú b d i t o s , como fue el caso del
A y u n t a m i e n t o de Veracruz el 22 de j u l i o que ofrecía " s u fidelidad y la de los habitantes de aquella ciudad con sus vidas
y haciendas para la defensa del r e i n o " . T a m b i é n el cabildo
de Zacatecas manifestó el 28 de j u l i o su p r e o c u p a c i ó n ante
" e l momento fatal en que se ha corrido el velo bajo el cual
se ocultaba la perfidia m á s horrorosa, la traición m á s luciferina de que hay ejemplo en la historia moral y política del
universo. . . "
23
2 +
2 j
Gazeia de México, x v , n ú m . 94, p . 633 (10 sep. 1808), publicado el
13 c o n u n despacho del 20 de j u l i o .
Segundo suplemento de l a Gazeta de México (6 ago. 1808), p u b l i cada el 8, n ú m . 75, Suplemento de la Gazeta, x v , n ú m . 72, p p . 530¬
532 (22 j u l . 1808); v é a s e t a m b i é n el a p é n d i c e d o c u m e n t a l de N A V A
2 4
OTEO,
1973.
JUEIO-AGOS I O DE 1808
193
LJA FIDEEIDAD SF GONVIER I F FN EUFORIA; EAS NO I IOIAS
OF
L A ESPERANZA**
El vehículo de una buena nueva para los novohispanos
acerca del levantamiento generalizado en E s p a ñ a para repeler la invasión francesa a r r i b ó al puerto de Veracruz en
u n a goleta p a r a d ó j i c a m e n t e llamada " L a Esperanza", el
28 de j u l i o .
L a buena nueva t r a n s f o r m ó el desaliento y temor generalizados en u n sentimiento de alivio, estado de á n i m o que fue
r e s e ñ a d o con bastante detalle por la prensa y fue en parte
promovido por las autoridades, que vieron con beneplácito
las manifestaciones que ocurrieron, que innegablemente trad u c í a n el ambiente que reinaba y patentizaban la lealtad al
monarca. N o en balde el editor de la Gaceta pidió a sus lectores que le remitieran noticias acerca de lo que h a b í a ocurrido en diferentes lugares de la Nueva E s p a ñ a .
25
26
J—ÍA NOl
Í C I A SE D I F U N D E
EN EA INUEVA
XJSPAÑA
Los habitantes de la villa de C ó r d o b a , por encontrarse en
camino a la ciudad de M é x i c o , fueron de los primeros en enterarse de las buenas noticias. E l mismo 28 de j u l i o : " E l
pueblo fuera de sí corrió inmediatamente a repicar las campanas de todas las iglesias; el ilustre Ayuntamiento m a n d ó
disparar la artillería. . . los regimientos. . . con sus músicas
militares y sus banderas a hacer salvas y varias evoluciones.
E l subdelegado, a las cinco de la tarde, p r o m u l g ó u n bando,
convidando al vecindario a adornar sus casas con cortinas,
hacer iluminaciones por tres noches, y asistir a la misa de
gracias. . . "
2 7
D e s p u é s , la noticia se conoció en la ciudad de Puebla
t a m b i é n el mismo 28 de j u l i o . A las doce y media del d í a se
esparcieron los primeros rumores, que ya para las diez de la
2 5
2 6
Gazeta de México,
Gazeta de México,
Gazeta de México,
x v , n u m . 63 (29 j u l . 1808), p . 5 0 1 .
x v , n u m . 66 (1 ago. 1808), p . 518.
x v , n ú m . 90 (7 sep. 1808), p p . 645-646.
194
H I R A D E GORJTARI R A B I E L A
noche estaban confirmados: " . . .arrebatando a todos los
vecinos de este vasto pueblo, los enajena y hace p r o r r u m p i r
como por una voz. . . luego que las noticias le aseguran de
la defensa de sus Reyes Católicos, y de la estabilidad de sus
propietarios, sus leyes y sus usos; corre presuroso a la Santa
Iglesia Catedral todo el pueblo. . . manifiesta ante todo su
gratitud al Dios de los Ejércitos, por el beneficio que acaba
de recibir de sus piadosas manos. . . " L a m u l t i t u d inicia u n
recorrido que la lleva a la casa del intendente, al obispado,
a las cajas reales y a las casas de diversas personalidades de
la ciudad con el propósito —escribe el que relata— de que
" . . .la a c o m p a ñ e m o s en sus glorias, a que mezclemos las
nuestras con sus v i v a s " .
El contingente se hizo cada vez m á s nutrido, pues se calculó, t o m á n d o l o con todas las reservas que cálculos semejantes presentan para m á s de 8 000 almas —las que acabaron
r e u n i é n d o s e en la plaza mayor—-, a d e m á s de aproximadamente otras 20 000 personas festejando en diferentes puntos
de la ciudad; todos ellos " . . .dando el mejor testimonio de
la uniformidad de sus sentimientos, de su lealtad y subordin a c i ó n a la Suprema Potestad que los gobierna. . . "
Cerca de la una de la m a ñ a n a se solicita y se consigue que
se toquen las campanas de la catedral, sonido que r á p i d a mente es imitado por las d e m á s iglesias de Puebla. A medida que pasan las horas va ganando en la gente la euforia,
que se muestra en las fogatas que se hacen con esteras y tablas que le servían a la gente como camas.
L a m u l t i t u d estaba conformada —como resalta el
cronista— por " . . . Nobles. . . Plebeyos, los Viejos y los
Mozos, los J ó v e n e s y los N i ñ o s , los Ricos y los Menesterosos, las Mujeres y todos los Vecinos, formaban en esta C i u dad u n cuadro de l e a l t a d . . . "
Las fiestas continuaron durante tres días m á s en los cuales se quemaron estatuas —presumiblemente de c a r t ó n —
que representaban a los traidores y que eran motivo de burla y escarnio; t a m b i é n empezaron a circular gentes que se
h a b í a n colocado " . . . en sus sienes el nombre de F E R N A N D O , publicando por este medio el que ya t e n í a n de antemano grabado en sus corazones amorosos", a d e m á s de su efi-
JUIJIO-AGOST O
D E 1808
195
gie en estandartes y banderas con las cuales recorrían las
calles en b ú s q u e d a de una identificación colectiva.
28
1__JAS CELEBRACIONES EN EA CAPI I AL
A partir del 30 de j u l i o de 1808, el Diario de México publicó
u n a serie de reseñas tituladas: " L e a l t a d M e x i c a n a " , relatando las celebraciones que se llevaron a cabo en la ciudad
de M é x i c o .
Las primeras manifestaciones que se dieron en la capital
del país se iniciaron desde las 5 de la m a ñ a n a del d í a 29 y
d u r a r o n tres días seguidos. Las autoridades virreinales y la
élite novohispana trataron de capitalizar este j ú b i l o , del que
— s e g ú n parece— difícilmente se p o d í a mantener ajeno n i n g ú n habitante de la zona.
Los festejos se iniciaron t a m b i é n con descargas de artiller í a y con el repique de las campanas de todas las iglesias, seguido de u n desfile de tropas por el casco de la ciudad, las
cuales al pasar frente al palacio virreinal —en cuyos balcones estaba el virrey y u n selecto grupo de notables—, repet í a n incesantes vivas a: « F e r n a n d o V I I , rey de E s p a ñ a y de
las I n d i a s » .
L a situación seguramente fue propicia para despertar la
curiosidad y el interés de la p o b l a c i ó n , por lo que se logró
r e u n i r multitudes que se caracterizaron en parte por su espontaneidad. E n estas celebraciones t a m b i é n se aprecia el
i n t e r é s de las propias autoridades civiles y eclesiásticas para
convocarlas y o r g a n i z a r í a s . Era, según el cronista, " U n a
u n i ó n notablemente desordenada de españoles, europeos y
americanos. . . " Como en pocas ocasiones fue posible la
convivencia de la élite y del resto de la p o b l a c i ó n , pero la sit u a c i ó n de euforia y el alimentado patriotismo lo ameritaban
y p e r m i t í a n , de tal forma que la c o n c e n t r a c i ó n era descrita
por " l a naturaleza y la h u m a n i d a d (que) se veían en los
semblantes de u n pueblo inmenso, que no respira m á s que
patriotismo y fidelidad y acendrado amor a su soberano".
2 8
Suplemento de la Gazeta de México,
p p . 719-726.
x v , n ú m . 104 (28 sep.
1808),
196
HIRA DE GORTARI RABIEEA
A pesar del carácter muchas veces e s p o n t á n e o de las concentraciones, la élite gobernante c o m e n z ó a orientar estas
muestras de j ú b i l o , promoviendo las demostraciones de fidelidad a pesar del peligro de posibles d e s ó r d e n e s ; la m u l t i t u d ,
comenta la nota, no obstante su posible c a r á c t e r incontrolable, se dejó guiar por la figura del rey: " C u a n d o estaban en
la fogosidad y entusiasmo de la salva, trajo una p o r c i ó n de
pueblo el retrato del amable Fernando, y lo condujeron al
Real Palacio, sin que la tropa pudiese poner orden a la m u l t i t u d " . Acto seguido estas muestras a favor de la m o n a r q u í a
se propagaron en diversos puntos de la ciudad en marchas
que pasearon la figura de Fernando V I I por diversas calles
e incluso por edificios administrativos, al grito de " ¡ V i v a
Fernando V I I ! ¡ M u e r a el emperador de los franceses!".
Asimismo, muchos individuos portaban el retrato de Fernando V I I en el sombrero, e incluso u n testigo señalaba:
" H e visto varios que lo traen al pecho en u n buen marco
con vidriera, laureles, e t c é t e r a . "
A l d í a siguiente, los festejos tomaron u n c a r á c t e r m á s ordenado y j e r á r q u i c o . Se iniciaron con actos presididos por
los dirigentes novohispanos: " A las nueve de la m a ñ a n a se
f o r m ó el Real Acuerdo, presidido por el Excmo. Sor. V i rrey, el T r i b u n a l de Cuentas y Ministros Generales de la
Real Hacienda, M . M . Ayuntamiento, Real y Pontificia
Universidad, Real T r i b u n a l del Consulado, el Protomedica¬
to y los Gobernadores, Alcaldes y d e m á s oficiales de Justicia
de las Parcialidades de Naturales, formando cuerpo, y de
uniforme grande".
A las marchas y concentraciones desordenadas y espontáneas del d í a anterior sucede el paso ordenado de los desfiles,
cuidando siempre de que todos los sectores de la sociedad
colonial participen en estas demostraciones de lealtad al monarca. Se describe que en aquel día: " L a tropa del paisanaje
ya llega a los cincuenta m i l hombres que llevan por escarapela el retrato del soberano: otros u n gran rubro, que dice:
Vasallos de Fernando, dispuestos a m o r i r por la Religión,
por la Patria y por su R e y " . A éstos se les unieron "los religiosos de todas las religiones, los colegiales", pero tamb i é n "los indios naturales y aun los m á s ínfimos del pueblo
JULIO-AGOSTO DE 1808
197
claman por todas partes el preciso nombre de F e r n a n d o " .
El domingo por la m a ñ a n a se organizó una procesión al
santuario de la virgen de Guadalupe, en la cual iban contingentes del ejército, carros y carruajes a d e m á s de muchos civiles; a media m a ñ a n a , los contingentes se dirigieron hacia
la Alameda y el paseo de Bucareli y nos dice el cronista: " A
las tres estaban llenas las calles. . . era asombroso el n ú m e r o
de coches, y considerablemente aumentada la infantería del
paisanaje . . . y muchos con sable y espada en mano, d i r i g i dos por oficiales. . . D e s p u é s caminaba la barca que n o m braban Esperanza, por lo que trajo estas noticias, con sus
correspondientes palos, velamen, c a ñ o n e s y t r i p u l a c i ó n , haciendo continuo fuego la artillería de la barca, a la cual seg u í a n cuatro o cinco carros con m ú s i c a de cuerda y de vient o . . . " A l caer la tarde frente al palacio virreinal, p a s ó u n
barco que t r a í a n " . . . l o s naturales de C o y o a c á n y San
A g u s t í n de las Cuevas, conducido por m á s de cuatro m i l
hombres y escoltado por una comitiva de vecinos de aquellos
pueblos que v e n í a n a caballo. Los gobernadores, que dentro
del mismo carro custodiaban el retrato de nuestro M o n a r c a
t r a í a n hachas en las manos con que se i l u m i n a b a n " .
Las expresiones de j ú b i l o y regocijo no se l i m i t a r o n a los
habitantes de la ciudad. Durante aquel d í a continuaron repiqueteando las campanas para atraer a los pobladores de
las localidades circunvecinas a la ciudad para asistir al
T e d é u m . Asimismo quedaron tapizadas varias paredes del
casco urbano con la efigie del soberano. E l festejo c o n t i n u ó
hasta la noche. El cronista r e p o r t ó en el Diario de México
el alcance de este hecho en el d í a de San P r ó s p e r o y por el
nombre de la goleta que h a b í a t r a í d o la buena nueva, concluyendo que "acaso la D i v i n a Providencia nos prenuncia
su adorable influjo. Baste decir que en muchos siglos no ha
visto M é x i c o u n d í a semejante".
29
Q u i z á s como en pocas ocasiones, y dado el predominio de
u n sentimiento c o m ú n y universal a favor del rey, pudieron
expresarse las diferencias culturales existentes. Así o c u r r i ó
2 9
Diario de México,
1808).
i x , n ú m s . 1035, 1041 y 1044 (30 j u l . 6 y 9 ago.
198
HIRA DE GORTARI RABIELA
con los pobladores de las parcialidades de San Juan Tenochtitlán y Santiago Tlatelolco. . . (quienes) no se d e s d e ñ a r o n
de salir con m ú s i c a del p a í s .
L a celebración fue c o n v i r t i é n d o s e en u n acto que t o m ó en
gran medida un carácter cívico, grave y solemne, que perm i t i ó darle u n carácter ordenado. A pesar de "tanto alboroto — s e ñ a l ó el cronista— no se ha observado el m á s m í n i m o
desorden sin necesidad de patrullas, porque todo el mundo
es m i l i t a r ' ' . Sólo así, encauzando el j ú b i l o en una celebración patriótica, fue posible que " t o d o hombre [que] tenía u n
mismo objeto, y para aspirar a él, se mezcló con el plebeyo,
el eclesiástico con el militar, el viejo con el mozo, y todos respiraban lealtad, amor y r e g o c i j o " .
30
31
H u b o t a m b i é n otros actos festivos, como fue la instalación de diversos puestos de juego y m ú s i c a , así como funciones de teatro y carros alegóricos que se prepararon para la
ocasión, como ' i o s individuos del juego de pelota de San
C a m i l o [que] sacaron u n carro magnífico, que c o n d u c í a el
retrato del soberano con m ú s i c a militar; el carro era tirado
por el pueblo, y u n grande a c o m p a ñ a m i e n t o a caballo, con
hachas de cera en la m a n o " . A d e m á s la gente participó en
estos festejos bailando y cantando, "se vio por primera vez
una p e q u e ñ a tropa de mujeres, vestidas de blanco, con sus
chales atravesados y marchando en
filas".
32
3 0
Diario de México, n ú m . 1 0 3 8 ( 3 ago. 1 8 0 8 ) .
Diario de México, n ú m . 1 0 3 6 ( 3 1 j u l . 1 8 0 8 ) .
Diario de México, n ú m s . 1 0 4 0 y 1 0 4 3 ( 5 y 9 ago. 1 8 0 8 ) . E n otros sitios l a m u l t i t u d festejaba entonando los versos y decires preparados
ex profeso para estos eventos. E n u n o de ellos se ensalzaba u n a s i t u a c i ó n
idílica:
3 1
3 2
El nombre de gachupín quedó extinguido, como el de criollo también es sepultado, el del indio, y demás ya no es mentado cuando en Fernando todos se han
unido. . .
En las tropas de VIVAS que han formado, con el plebeyo el noble se enlazaba; la vanidad, el rico la dexaba yendo con el mas pobre al lado: con el necio
incipiente el decorado el eclesiástico docto, igual gritaba: VIVA FERNANDO,
V I V A , y no le obstaba a acompañar a un indio enfrazado.
V é a s e para el j u e g o de pelota a V I Q U E I R A A L B Á N , 1 9 8 7 , p p . 2 4 6 - 2 5 3 .
J U L I O - A G O S 1 O D E 1808
(CELEBRACIONES E N OXROS L U G A R E S D E L A I^JuEVA
199
ESPAÑA
C o m o se señalaba, la noticia de la celebración generalizada
se fue difundiendo por diversos lugares y fue recibida con j ú bilo por los novohispanos. Sin embargo, la extensión del ter r i t o r i o y las dificultades de c o m u n i c a c i ó n hicieron que m u chas de estas muestras de adhesión y celebración se llevaran
a cabo en días posteriores e incluso semanas d e s p u é s .
A l igual que las de la capital o de ciudades de mayor i m portancia como Puebla y Guanajuato, la gente hizo patente
su alegría en diversas poblaciones, como o c u r r i ó en la villa
de A t l i x c o , donde el 8 de agosto: "Apenas se recibieron a q u í
las noticias traídas por la barca Esperanza, se anunciaron
inmediatamente por u n repique general. Los vecinos, enterados de su motivo, se entregaron a tales demostraciones de
regocijo, que es imposible poder describir. . . " Y días desp u é s , u n domingo, no contento el pueblo con las demostraciones realizadas decidieron: " . . . sacar el retrato de nuestro
Soberano en u n carro t r i u n f a l " . El carro era precedido por
u n a orquesta de m ú s i c a de instrumentos de viento. " A su
testera se l e v a n t ó u n magnífico dosel, en el que iba colocado
el retrato. A sus pies se manifestaba la A m é r i c a , simbolizada
en una I n d i a gallardamente vestida en su traje, con una canastilla de corazones en a d e m á n de ofrecerlos al M o n a r c a .
E n el pescante se dejaba ver la Fe representada por u n n i ñ o
ataviado con todas las insignias de esta v i r t u d , y una O d a
al pie que decía: L a Fe te pide s u m i s i ó n rendida hacia el Joven M o n a r c a que la sigue: dadla al momento, generoso
pueblo, nada lo i m p i d e " .
33
C o m o se mencionaba, la noticia se fue esparciendo por la
3 3
Gazeta de México, x v , n ú m . 124 (12 n o v . 1808), p p . 863-864, da
cuenta de u n despacho fechado el 8 de agosto. Se hace u n a d e s c r i p c i ó n
de las celebraciones que se llevaron a cabo en V a l l a d o l i d el 12 de agosto,
ibid., n ú m . 95 (14 sep. 1808). E n C h a l c o desde el 29 de j u l i o se c o n o c i ó
la n o t i c i a . E l despacho es de septiembre, pero se p u b l i c ó hasta n o v i e m b r e ,
ibid., n ú m . 122 (9 n o v . 1808), p p . 854-855. E n G u a n a j u a t o se recibieron
noticias del d í a 31 de j u l i o , ibid., n ú m . 78 (13 ago. 1808), p p . 567-568.
E n X i l o t e p e c se supo de la n o t i c i a el 31 de j u l i o de 1808, ibid. (31 ago.
1808), p p . 621-622. E n R e a l de Pinos, a n t i g u o real de m i n a s , se c e l e b r ó
el l e v a n t a m i e n t o el 28 de agosto, ibid., n ú m . 107 (5 oct. 1808), p . 749.
200
HIR.A D E GOR. I AR.I R.ABIELA
Nueva E s p a ñ a aunque las distancias c o n t r i b u í a n a retrasar
su llegada. Sin embargo, esto no impidió que en lugares
como Chihuahua, semanas d e s p u é s , se supieran las buenas
nuevas provenientes de la m e t r ó p o l i y que sus habitantes,
como en otros lugares, hicieran público su entusiasmo.
Así, en Chihuahua se llevaron t a m b i é n a cabo desfiles encabezados por las autoridades principales con salvas de artillería y la tropa " c o n su golpe de m ú s i c a " y un " . . .gran
concurso de pueblo, cuarenta indios flecheros a lo gentil en
dos alas, una danza muy vistosa en trajes y figuras alusivas
a los del grande M o c t e z u m a . . . " Entre los que concurrieron
estaban " . . . todos los pobres de esta villa, así como t a m b i é n
los encarcelados y detenidos en la casa del o b r a j e . . . "
No faltó u n carro triunfal tirado por m u í a s con u n retrato
de Fernando V I I . L l a m ó la atención a d e m á s " e l suntuoso
obelisco que en la plaza mayor erigió con inscripciones simbólicas y bajo dos arcos triunfales la Junta de Comercio, haciéndolo m u y vistoso con las luces que comunicaban los cirios que la adornaban, y reflexión que ellos h a c í a n en los
cristales que t e n í a . . . "
: w
X_JNA
EXPLICACION
Estos días ocultaron m o m e n t á n e a m e n t e las disputas políticas que separaban a diversos sectores de la élite, apaciguando los á n i m o s al darles el carácter de una tregua. Para lograr
esto, se dejaron por u n momento a u n lado las agudas diferencias sociales y políticas; sólo así los novohispanos pudieron v i v i r esos días en una unidad nunca antes vista. " S í ,
nobilísima M é x i c o , ya has visto, esa preciosa u n i ó n de europeos y americanos contribuir con todo su esfuerzo al c o m ú n
regocijo por la libertad de nuestros hermanos: has visto, que
a ú n el m á s triste y abatido de la plebe se ha exaltado en estos
días, se ha llenado de u n noble entusiasmo, y ha contribuido
3 4
Gazeta de México, x v , n ú m . 130 (23 n o v . 1808), p p . 901-904, se refiere a u n despacho del 13 de septiembre.
JULIO-AGOSTO DE í 808
201
al regocijo público, en el afecto m á s sincero, m á s noble y
más natural".
Los festejos, a d e m á s de una tregua en las difíciles circunstancias que se vivían en el mundo político novohispano, fuer o n al mismo tiempo una breve catarsis colectiva que alivió
i n s t a n t á n e a m e n t e los pesares y reclamos; así las fiestas perm i t i e r o n olvidar m o m e n t á n e a m e n t e los sentimientos de i n certidumbre y temor provocados por la ocupación francesa
del territorio español.
Entre los diferentes sentidos que se le pueden encontrar
a estas expresiones, uno de ellos radica en poner de m a n i fiesto el sentimiento de identificación que alcanzó la figura
de Fernando V I L El j o v e n rey personificaba los anhelos y
esperanzas de muchos novohispanos, como una promesa
frente a la gastada figura de su padre Carlos I V .
Sin embargo, en una perspectiva m á s amplia, la situación
política reinante en Nueva E s p a ñ a ya t r a d u c í a una seria
disputa por la autoridad en el interior de la élite novohispana, haciendo cada vez m á s patentes los límites de la lealtad
de diversos sectores de la sociedad cuando algunos comenzar o n a poner en duda la autoridad del virrey. Esta actitud no
se e x t e n d i ó hacia la corona y menos a ú n a la figura del rey.
E l conflicto entre los sectores dominantes, trátese de criollos
o peninsulares, se refería fundamentalmente a la posición a
adoptar respecto al virrey Iturrigaray, creando u n equilibrio
cada vez m á s endeble.
35
L a defensa de la m o n a r q u í a p a r t í a de principios que hab í a n permeado no solamente la estructura del poder novohispano sino que se encontraban reforzados por creencias
político-religiosas que sirvieron de basamento ideológico y
cultural a la sociedad colonial.
A h o r a bien, la identidad m o m e n t á n e a lograda gracias a la
amenaza externa h a b r í a de desvanecerse en los días siguientes, cuando las ambiciones e intereses de los miembros de la
fracturada élite novohispana se siguieron enfrentando y llev a r o n a los sectores m á s recalcitrantes, semanas después, al
golpe encabezado por Y e r m o contra el virrey Iturrigaray.
3 5
Gazeta de México,
o
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