Pirineos, Pirenarium, Zaragoza, Pirenarium, 2007.

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Pirineos
Pirineos
Un mundo a escala reducida
Agustín Ubieto Arteta
EDITA
Pirenarium
AUTOR
Agustín Ubieto Arteta
FOTOS
Jesús Carreras
DISEÑO
E IMPRESIÓN
Tipolínea, S.A.
DEPÓSITO LEGAL
Z-????-06
ÍNDICE
Prólogo
7
Los montes Pirineos
9
Los ríos de la nieve
11
Los Pirineos unen
12
Cuna de territorios históricos
13
El papel de los monasterios
15
El país del románico
16
Huellas patrimoniales
17
Descripción de las recreaciones a escala reducida
expuestas en Pirenarium
19
Monasterio de San Úrbez (Nocito) • Monasterio de San Pedro el Viejo (Huesca)
Monasterio de Jesús Nazareno y San Victorián de Montearagón
Monasterio de Santa María de Obarra • Monasterio de San Pedro (Lasieso)
Monasterio de Santa María (Alquézar) • Monasterio de Santa María de la O y San Pedro de Alaón (Sopeira)
Monasterio de San Juan de la Peña • Basílica de Nuestra Señora del Pilar (Zaragoza)
Catedral de San Pedro (Jaca) • Catedral de San Pedro (Huesca) • Catedral de San Vicente (Roda de Isábena)
Parroquial de Santa María (Uncastillo) • Parroquial de San Pedro (Lárrede)
Parroquial de San Miguel (Linás de Broto) • Parroquial de San Martín (Ordovés)
Retablo de la Colegiata de Santa María la Mayor (Bolea) • Santuario de Guayente (Sahún) Castillo (Sádaba)
Castillo (Abizanda) • Castillo (Loarre) • Castillo de Fantova (La Puebla de Fantova) • Castillo (Samitier)
Castillo (Perarrúa) • Plaza Mayor (Aínsa) • Despoblado de Montañana
Despoblado de Muro Maior (Muro de Roda) • Museo de Dibujo «Castillo de Larrés» (Larrés)
Museo Etnográfico «Mas de Puybert» (Aler-Benabarre) • Museo de Artes Populares de Serrablo (Sabiñánigo)
Batán de Lacort (Fiscal) • Estación Internacional de Ferrocarril (Canfranc)
Bodegas Enate (Somontano de Barbastro) • Parador Nacional (Sos del Rey Católico)
Monasterio de San Pedro de Siresa (Siresa) • Paseo del Óvalo (Teruel)
5
PRÓLOGO
xisten realidades que son muy difíciles de condensar en un solo vocablo.
Ante la cambiante fisionomía de las cosas y de los conceptos que los humanos
provocan con su quehacer diario, en muchas ocasiones el amplísimo léxico
de nuestro idioma se queda pequeño y no posee una palabra única y adecuada
para definir un hecho o una circunstancia nuevos. Sólo cabe entonces dar un rodeo
(generalmente una frase o perífrasis), importar o pedir prestada una palabra más
o menos próxima a otro idioma, o inventar una nueva corriendo el riesgo que ello
supone. En este último caso, se tienen más posibilidades de éxito si se bucea
en las raíces de nuestro idioma madre, el latín, o incluso en el griego.
Así nacen todavía hoy, en la época de los satélites inalcanzables y de la globalización, muchos vocablos nuevos.
E
Pirenarium tiene un componente latino. Asimismo lo tienen otras voces que
se usan con más o menos frecuencia: Omnium (Omnium ciclista, o suma
de pruebas diversas; Omnium cultural, o conjunto de actividades culturales),
Planetarium (instalación en la que se pueden observar por medios virtuales
o no reales los planetas), Animalarium (montaje virtual para mostrar los
animales pasados y presentes de un espacio concreto) o Territorium (que se puede
referir tanto a un espacio geográfico concreto como a una suma de ellos).
En nuestro caso, Pirenarium –a través de una gran maqueta o recreación
a escala reducida– trata de mostrar no sólo los Pirineos físicos, sino también
el resultado de la actuación de las gentes que han vivido o viven en ellos. Como
solamente se refiere al espacio influido fundamentalmente por
los aragoneses, bien podríamos denominarlo «Pirenarium Aragonensium»
o «Pirenarium Aragonensis».
Por lo tanto, conocer Pirenarium es descubrir los Pirineos: sus cimas,
sus valles, sus rincones secretos y sus monumentos más emblemáticos.
De la mano del autor y de Pyrene, la mascota de Pirenarium, irá descubriendo un
espacio natural y humano irrepetible: los Pirineos.
7
Monumentos
Religiosos
Formaciones
Naturales
1
Basílica del Pilar de Zaragoza
1
2
Catedral de Huesca
3
Catedral de Jaca
4
Arquitectura
Popular
Monumentos
Civiles
Restos Megalíticos
y Arqueológicos
Barranco de Mascún (Rodellar)
1
Aventadero de Gerbe
1
Estación de Canfranc
1
Dolmen de Ibirque
2
Cañón del Río Vero
2
Borda de Belsue
2
Museo Angel Orensanz (Sabiñánigo)
2
Dolmen de Losa Mora (Otín)
3
Congosto Monrebei (Puente de Montañana)
3
Borda de Bentué de Rasal
3
Museo de Benabarre
3
Dolmen de Santa Elena
Catedral de Roda de Isábena (Claustro)
4
Salto de Roldán
4
Borda de Torrelisa
4
Museo de Larres
4
Menhir de Merli
5
Colegiata de Alquezar
5
Mallo de Agüero
5
Caseta de Biscarrués
5
Parador de Sos del Rey Católico
5
Parque Cultural del Río Vero
6
Crucero de Pueyo de Fañanas
6
Mallo de Ligüerri
6
Caseta de Eripol
6
Plaza Mayor de Ainsa
6
Tumba Romana de Caspe
7
Crucero de Santa Eulalia de la Peña
7
Mallos de Riglos
7
Fuente de Santa Orosia (Yebra de Basa)
7
Pueblo de Montañana
8
Cruz cubierta de Aínsa
8
Castill de Tierra (Bardenas-Navarra)
8
Borda de Denuy
8
Batán de Fiscal
9
Ermita de San Urbez de Nocito
9
Chimeneas de Bespén
9
Borda de Satué
9
Estación de Tren (Sabiñanigo)
10 Iglesia de Larrede (Sabiñánigo)
10 Masada de Boltaña
10 Bodega Enate
11 Iglesia de Lasieso (Serrablo)
11 La Ciudadela (Cuca de Bellostas-Mascún)
11 Pozo de hielo de Candasnos
11 Paseo del Óvalo de Teruel
12 Iglesia de Ordoves (Serrablo)
10 Chimeneas de Señoritas de Arás
12 San Cosme (El Huevo)
12 Mojón de Lanaja
13 Iglesia de Uncastillo
13 Peña de Santo Domingo
13 Mojón de Otal (Pilón de Manchoa)
14 Iglesia de Linas de Broto
14 El Turbón
14 Mojón de Puimorcat (Boltaña)
15 Santuario de Guayente
15 Peña Oroel
15 Paridera de Castellazo
16 Monasterio de Alaón
16 San Juan de la Peña
16 Esconjuradero de la Cruz Blanca
17 Monasterio de San Juan de la Peña
17 Congosto de Ventamillo
17 Capilla de San Antonio de Biescas
18 Monasterio de San Pedro el Viejo
18 Congosto de Olvena
18 Esconjuradero de la Cruz Cubierta
3
19
13
3
10
10
4
7
22 Pilaret de Soperún
12
1
Castillo de Fantoba
2
Presa de Canelles
2
Castillo de Loarre
3
Presa de Escales
3
Castillo de Montearagón
4
Presa de Grado
4
Castillo de Sadaba
5
Presa de la Peña
5
Castillo de Samitier
6
Presa de Mediano
6
Castillo de Perarrua
7
Presa de Mequinenza
7
Castillo de Muro de Roda
8
Presa de Yesa
8
Castillo de Abizanda
9
Puente de Anzánigo
5
8
24
5
12
16
3
23
9
6
2
18
5
13
3
7
2
12
11
4
7
1
6
11
P
1
L
10 Puente de Morillo de San Prieto
11 Puente de Rodellar
D
12 Puente de Capella
K
Área
Temática
J
A Tienda Pirenarium
G
B Zona Recreativa
C Cine Temático
E
D Sala de Teatro
F
E Vuelos digitales por el Pirineo
F Pirexpo
I
G Zona juegos infantiles
H Restaurante
Escenario
2
18
8
10
18
4
5
13
1
1
4
5
11
6
7
3
3
5
15
2
2
1
4
12
6
11
2
17
8
5
Presa de Barasona
11
9
7
Castillos
1
15
16
20
1
2
9
24 Ermita de San Chinés de Vadiello
14
9
3
23 Retablo de la Colegiata de Bolea
Galería Comercial
1
22
6
10
21 Pilaret de Biascas de Obarra
I
7
6
8
14
16
4
4
20 Pilaret de Bailo
J
21
8
6
17
10
19 Monasterio de Obarra
Obras de
Ingeniería
17
15
14
K Albergue
H
L Taller de Maquetas
C
A
B
LOS
MONTES PIRINEOS
os montes Pirineos, que no nacen ni mueren en Aragón, están formados por
varias cadenas montañosas de edades geológicas distintas y de evolución
diferente, todo lo cual se refleja en el paisaje.
L
La cadena del Alto Pirineo es la de las cumbres de más de 3.000 metros de altitud,
la de las nieves casi perpetuas, la de los viejos puertos cerrados en invierno, la de las
estaciones de esquí y los ibones, la de los sarrios. Aún distinguen todavía los geólogos
en ella dos subunidades: el Pirineo axial y el Prepirineo Interior. El Pirineo axial, en el
que despuntan Aneto* y Maladeta*, constituye la auténtica frontera de granito con
Francia y se formó en la Era Primaria; el Prepirineo Interior, prácticamente pegado y
confundido con el axial, tiene en Collarada*, Monte Perdido* y Tendeñera* sus techos
y, si bien surgió en la Era Secundaria, se plegó y quebró en la Terciaria. Ya no es
de granito, sino de rocas calizas, que van a dar origen a fantasmagóricas grutas de
estalactitas y estalacmitas caprichosas. En la gran Explanada, estos Pirineos están
reproducidos fielmente.
Al pie de este Alto Pirineo, el viajero se encuentra con una depresión longitudinal,
con una especie de pasillo alargado, sin tantas angosturas y estrecheces, de modo
que admite un aeródromo en Santa Cilia. Jaca, antigua capital del primitivo reino de
Aragón, y Sabiñánigo son los centros urbanos más conocidos de esta depresión
llamada Canal de Berdún en la parte occidental, mientras que Boltaña y Aínsa son
los centros principales de la parte oriental. El pasillo se interrumpe hacia el Este
y vuelve a aparecer en la provincia de Lérida.
Para poder salir de este corredor casi plano y alcanzar la llanada del Ebro, hay que
atravesar aún el Bajo Pirineo o Sierras Exteriores por puertos de montaña que, como
los de Santa Bárbara, Oroel, Monrepós o El Pino, apenas los cierra la nieve invernal.
Estas montañas son notablemente más bajas que las del Alto Pirineo.
Son ondulaciones en las que alternan el gris blanquecino de sus calizas con el verde
oscuro del pino y la carrasca; en sus laderas huronea el jabalí y mueren sus pueblos.
Adosada a estas Sierras Exteriores, la erosión ejercida sobre el Pirineo más antiguo
y alto fue acumulando un amasijo de cantos rodados mezclados con agua y arena
–«conglomerado» se le llama– y originó mallos de caprichosas formas, de los que
Agüero*, Riglos*, Vadiello o Ligüerri* son ejemplos singulares.
Por fin, tierras más bajas aunque todavía onduladas, los llamados somontanos,
facilitan el tránsito a los llanos en los que el Ebro es el rey.
El Pirineo, pues, no es uno; son varios Pirineos y todos ellos se pueden recorrer
en la recreación a escala de Pirenarium.
*Reproducido en la gran maqueta.
9
Plaza central del parque. Escenario ideal para todo tipo de actividades.
La zona de maquetas de Pirenarium recorrida por un nutrido número de visitantes.
10
LOS
RÍOS DE LA NIEVE
on una orografía tan quebrada y alta como la pirenaica, no le hubiera sido fácil
al hombre pasar de una a otra comarca si la naturaleza no hubiera colaborado,
pues conviene recordar que en los sesenta kilómetros de distancia media que hay de
norte a sur del rectángulo irregular que forman los Pirineos puede haber un desnivel
de tres mil metros de altitud. Sólo descender del pueblo de Laspaúles (1.431 m)
a Barbastro (341 m) –sesenta kilómetros en línea recta– supone un desnivel de un
18% continuo, un escollo difícilmente salvable para el hombre si no existieran los ríos.
C
En efecto, ante una disposición orográfica como la descrita, los ríos constituyen
un elemento de unión y de relación. Sus caudales, casi siempre buscando al Ebro que
discurre al mediodía, han abierto cañones*, han acuchillado foces*, han tajado
gargantas y congostos*. Por ellos pasaron los primeros senderos, las calzadas
después, las carreteras asfaltadas hoy, amén de un ferrocarril que se muere
de desidia. Por tales desfiladeros atravesaron y atraviesan hombres, mercancías,
modas e ideas.
Tres importantes arterias sangran las cumbres nevadas del Pirineo más alto:
Aragón*, Gállego* y Cinca*, con sus respectivas retículas de afluentes, sobre todo el
último (Ara*, Ésera-Isábena*, Alcanadre*), mientras que el Arba de Luesia*, a poniente,
y el Noguera Ribagorzana*, que sirve se límite con Cataluña, representan un papel
más secundario. Por lo general son ríos largos, de pendientes fuertes, bien
alimentados por la nieve de cada invierno y muy aprovechados por el hombre.
Tras regular sus cauces en no pocos embalses*, los humanos los canalizan para el
riego y agua de boca mediante azudes y acequias, los domestican en presas* de altos
murallones de hormigón que rompen la armonía del paisaje, mientras que largas vías
aéreas transportan lejos los kilovatios nacidos en las centrales hidroeléctricas*.
A pesar de todo, aún sirven de asueto en horas de pesca lenta en las que la trucha es
reina, o descargan la adrenalina de los más aventureros en travesías* con riesgo.
En muchas de sus orillas, aún cabe el picnic del sosiego solitario o en familia.
Su poder de erosión es tal que ha abierto valles inverosímiles, en alguno de los
cuales se asientan poblaciones de raigambre vieja: el Veral* abrió la val de Ansó; el
Aragón Subordán*, la de Echo; tajaron las aguas del Aragón el valle de Canfranc
mientras cincelan las del Gállego el de Tena*; el de Pineta* se debe al Cinca, el de
Broto* al Ara; el Ésera* modeló la abertura de Benasque y el Noguera Ribagorzana, la
Ribagorza. Son Valles en los que leyenda e historia se entremezclan confusas; valles
de los primeros condados, de los que nació Aragón. Valles, en fin, con habla propia.
*Reproducido en la gran maqueta.
11
LOS
PIRINEOS UNEN
n cierta ocasión, se dijo que África empezaba –o Europa terminaba, según se
mire– en los Pirineos, queriendo dar a entender que eran frontera infranqueable
en todos los sentidos. ¿Incultura o malicia? Porque los Pirineos, desde el albor de la
Humanidad hasta hoy siempre han unido.
E
Penetraron por aquí los sentimientos mágico-religiosos de quienes pintaron
los abrigos de Colungo* al estilo franco-cantábrico y la «cerámica cardial» neolítica
a la vez que se difundió por la Europa actual el «vaso campaniforme» hispano.
Por estos montes pasaron los hombres centroeuropeos con los que la Península entró
en la Edad del Hierro, quedándonos abundantes nombres de lugares de aquellos
momentos. Calzadas de las que perduran muchos restos salvaron estos Pirineos
centrales para conectar Hispania y la Galia romanas.
Gracias a la ayuda de los francos pudieron nacer los condados de Aragón,
Sobrarbe y Ribagorza, que a cambio sirvieron de parapeto al imperio carolingio
frente a los musulmanes. Y merced a la colaboración de hombres de armas de Bearn,
Poitou, Foix, Bigorre o Comminges pudo Alfonso I el Batallador tomar la Sarakusta
musulmana y convertirla en Zaragoza, dando un paso decisivo en el proceso
reconquistador hispano.
Por los puertos de El Palo, Portalet, Bujaruelo, Salcorz, La Pez, Benasque o Somport,
sobre todo por éste, pasaron romeros a Santiago y con ellos gentes, mercancías,
cultura e ideas. A los monasterios pirenaicos, con San Juan de la Peña a la cabeza,
llegaron las novedades de Europa, como el arte románico*, el rito romano actual o la
letra carolina, origen de la que hoy utilizamos. También pasó a la vertiente norte para
defender a sus súbditos albigenses el rey Pedro II de Aragón hasta tropezarse con la
muerte en Muret. Durante la Edad Media fueron tan permeables los Pirineos que con
los hombres pasaron los nombres, dejando huella secular en los apellidos de tantos
aragoneses y franceses de hoy.
Dando un salto enorme en el tiempo en aras de la brevedad, recordemos cuán
permeable era la frontera político-administrativa, que Estado e Iglesia tuvieron que
tomar drásticas medidas en el siglo XVI para que las ideas heréticas de la Reforma
no calaran en los aragoneses y demás pueblos hispanos.
En fin, es tan permeable el límite construido por los hombres que, por encima de
los Estados, todavía siguen vigentes hoy algunas «facerías», acuerdos pactados desde
hace siglos entre los ganaderos de los valles de uno y otro lado del límite político.
No es de extrañar, por lo tanto, que desde 1983 funcione, aunque con paso lento es
cierto, la «Comunidad de Trabajo de los Pirineos». Tampoco es de extrañar que Olorón
y Jaca, Huesca y Tarbes, entre otros muchos ejemplos, sean ciudades hermanadas.
Los Pirineos aragoneses, a pesar de la angostura y altitud de sus valles y puertos,
nunca han separado.
12
*Reproducido en la gran maqueta.
CUNA DE TERRITORIOS
HISTÓRICOS
n territorio que hasta el siglo XVIII ha tenido frontera, rey, cortes, diputación,
justicia, moneda y derecho propios necesariamente ha de ser considerado
histórico, aunque por avatares políticos inexplicables no haya sido reconocido así en
su actual Estatuto autonómico. De todo aquello nos quedan las fronteras, una buena
parte del derecho privado y no pocos vestigios de las lenguas aragonesa y catalana.
U
Este antiguo reino se gestó durante cerca de seiscientos años y su configuración
territorial fue fruto de un doble proceso: la pugna armada contra los musulmanes
y los pactos con los demás entes políticos cristianos, ya fueran reinos o condados.
El resultado que nos ha legado la historia es un territorio, hoy Comunidad Autónoma,
cuarto por su extensión entre las diecisiete existentes y, asimismo, mayor que muchos
estados soberanos europeos como Albania, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Suiza,
Malta, Chipre o Luxemburgo.
Aragón se fue gestando lentamente y constituye una suma de tierras históricamente
diversas: el «Viejo Aragón», el «regnum Caesaraugustanum» y la «Tierra Nueva»
(conquistas desde Sancho Ramírez hasta Alfonso I), la «Extremadura aragonesa» (desde
Calatayud al Bajo Aragón, aproximadamente, incluida la actual provincia de Teruel) y el
«Aragón marítimo» (en torno a Vinaroz y Amposta) que se perdió en el siglo XIII.
En realidad, el «Viejo Aragón» (representado totalmente en la Explanada) es el
resultado de la unión en el siglo XI de tres territorios distintos e independientes en una
misma persona: Sancho III el Mayor, y en sus inmediatos sucesores, los reyes de Aragón.
–El Aragón primitivo se circunscribe, como mucho, al espacio geográfico que cabe
en una mirada, la que se abarca desde el «Balcón del Pirineo» de San Juan de la
Peña. Dentro de su perímetro se singularizó la comarca de Serrablo, incorporada
en el siglo IX.
–Sobrarbe, de más fácil acceso desde el llano merced a los anchos valles de los ríos
Cinca y Ara, soportará durante mucho más tiempo la presencia musulmana.
Las Valles, al norte, y La Fueva (la «Tierra Antoniana», de donde quizás derive
Tierrantona) tendrán una cierta singularidad dentro del conjunto.
–Ribargorza está más defendida por la naturaleza y sus límites orientales eran
más dilatados respecto a los actuales, pues abarcaban también la zona del valle
de Arán. Los ríos Ésera, Isábena y Noguera actuarán de elementos
singularizadores.
Los tres tuvieron que esperar hasta el siglo XI para ver estabilizados sus límites
meridionales en las Sierras Exteriores, gracias a la línea de castillos levantada por
Sancho III el Mayor, de los que destacan Loarre*, Fantova*, Perarrúa*, entre otros.
A partir de ahí se comenzará a gestar la «Tierra Nueva».
*Reproducido en la gran maqueta.
13
Vista real del pico Collarada y montes próximos.
Vista del perfil anterior en la gran maqueta de Pirenarium.
Vista real de Peña Blanca y alrededores desde Sabiñánigo.
Vista del perfil anterior en la gran maqueta de Pirenarium.
14
EL PAPEL
DE LOS MONASTERIOS
os condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, primero, y del reino de Aragón,
inmediatamente después, carecieron inicialmente de la más mínima estructura
político-administrativa, de modo que los monasterios asentados en los principales
valles se convirtieron en ordenadores de la vida económica y social de sus tierras.
L
La floración monacal pirenaica hasta el siglo XII –cuando la reconquista de las
tierras llanas del Ebro abría nuevos horizontes y el «Viejo Aragón» quedó
sobrepasado– presenta dos etapas claramente diferenciadas:
–En un primer momento, siglo VIII y primera mitad del IX, subsisten algunos
cenobios de origen visigodo que, poco a poco, se reconvierten o se ven eclipsados
por otros de origen carolingio. Pero desde mediados del siglo IX, la crisis
carolingia originó un cambio de mentalidad en el que lo autóctono, es decir, lo
hispanovisigodo va a salir triunfante, lo que se concreta externamente en la
liturgia mozárabe.
La atomización era enorme destacando, entre varias decenas de ellos, los
cenobios de San Pedro de Siresa*, San Juan de Ruesta, San Martín de Cillas, San
Pedro de Taberna, San Andrés de Fanlo, Santa María de Obarra*, Alaón* o San
Úrbez de Nocito*, entre otros, notándose un gran vacío monástico en la zona
sobrarbense, sin duda por la mayor presencia musulmana.
–A partir del siglo XI, asistimos a las reformas benedictina y cluniacense, o a la
regular de San Agustín, acometidas inicialmente por Sancho III el Mayor y
continuadas por Ramiro I y Sancho Ramírez, aunque muchos monasterios, en
general los de propiedad particular, no se vieron afectados por el cambio. Pero los
reformados (fundamentalmente San Juan de Ruesta y San Andrés de Fanlo) y los
nuevos (San Juan de la Peña*, San Victorián* y Montearagón*, en especial) van a
ir absorbiendo poco a poco a aquéllos, convirtiendo la inicial atomización en
concentraciones más amplias.
De la importancia cultural de estos centros tenemos el testimonio directo del
cordobés san Eulogio, quien –tras visitar los de Cillas, Leire, Siresa, Igal y Urdaspal–
nos narrará en una carta (851) cómo en la biblioteca de Siresa encontró, y se llevó a
tierras andaluzas, las obras de Avieno, Virgilio, Juvenal, Horacio, Porfirio o San
Agustín, entre otras, cuando en el resto del occidente europeo se habían olvidado.
Cultural, religiosa y socialmente estos monasterios hicieron un gran servicio a la
comunidad y buena parte de sus «señoríos» llegaron hasta la desamortización del
siglo XIX. Entre todos estos monasterios, el de San Juan de la Peña, al ser elegido
como panteón real, se va a convertir en el centro espiritual de Aragón.
Con el desplazamiento del centro de gravedad del Reino a partir del siglo XII,
nuevos monasterios, cistercienses y hospitalarios fundamentalmente, restaron
protagonismo a los cenobios del «Viejo Aragón».
*Reproducido en la gran maqueta.
15
EL
PAÍS DEL ROMÁNICO
aturalmente que en los territorios del «Viejo Aragón» existen ejemplos de estilos
artísticos diversos posteriores al románico, sobre todo en la pintura y la escultura,
pero los Pirineos son ante todo románicos, lo cual no es de extrañar dado que este
estilo artístico coincide con el nacimiento y asentamiento de Aragón como reino.
El marco geográfico del románico aragonés se limita fundamentalmente al norte de
la línea que, de este a oeste, va desde La Litera a las Cinco Villas, línea que cabalga
a caballo de las «Sierras Exteriores» y del «Somontano», aunque no faltan ejemplos
aislados al sur de la misma. La repoblación de los anchos llanos ibéricos originó una
mentalidad nueva que choca con aquella que en el arte adopta el románico para
expresarse. Es precisamente en este espacio distinto sureño donde proliferará el mudéjar.
N
–El románico arquitectónico aragonés presenta etapas diferenciadas, atendiendo
sobre todo al material de construcción y a la decoración.
El «primer románico» aragonés, el llamado lombardo, de origen italiano, penetra
desde Cataluña. Los monasterios de Alaón*, Obarra*, Pano, la iglesia de San
Caprasio (Santa Cruz de la Serós), la de San Martín de Buil y la entonces catedral
de Roda de Isábena* son sus ejemplos más singulares. Según opiniones
autorizadas, a este grupo pertenecerían, aunque con peculiaridades locales, las
iglesias de Serrablo (Lárrede*, Lasieso*, Ordovés*, Oliván, etc.) que para otros son
mozárabes.
El primer «románico nórdico» poscarolingio, de escasa vigencia en los Pirineos
aragoneses tendría en San Pedro de Siresa* su mejor ejemplo.
El «románico de transición», propio de la obra de Sancho III el Mayor, tiene en
parte del castillo de Loarre* su exponente más claro.
El «románico puro», de sillares perfectos y escultura decorativa, halla en la
catedral de Jaca* su más sobresaliente muestra, desde donde irradiará dentro y
fuera del Reino: San Juan de la Peña*, Santa Cruz de la Serós o San Adrián de
Sasave, entre otros.
Finalmente, durante los siglos XII y XIII, los monumentos románicos se
multiplicaron, siendo de destacar su ruralización y su amaneramiento, como
puede verse en Sos, Uncastillo*, Agüero, Murillo de Gállego, etc.
–De la escultura (carente en el primer románico), destacan el conjunto jaqués,
la cripta de Sos, el claustro de Alquézar*, San Juan de la Peña*, San Pedro el Viejo
de Huesca* o Santiago de Agüero, entre otros muchos, siendo los sepulcros de Doña
Sancha (siglo XI, Jaca) y de San Ramón (1170, Roda de Isábena) ejemplos
sobresalientes junto con las abundantes tallas dedicadas a la Virgen.
–En torno a la pintura, sobre todo la mural, pueden verse magníficos ejemplos en
Roda de Isábena y en algunas iglesias aisladas, pero el conjunto más
sobresaliente se halla recogido en el Museo Diocesano de Jaca.
16
*Reproducido en la gran maqueta.
HUELLAS
PATRIMONIALES
E
l quehacer y los afanes de los antepasados de estas gentes norteñas han dejado
tantas y tan abundantes evidencias en el territorio que se hace difícil sintetizarlas.
Por una parte, la actividad agropecuaria ha sido durante siglos fundamental en la
economía pirenaica. No es de extrañar, por lo tanto, la abundancia de bordas*,
parideras*, molinos* y batanes*. Los sobrantes, aunque exiguos, iban al mercado
semanal de cada plaza Mayor, destacando la de Aínsa*.
Aunque la actividad minera no ha sido destacable, sí fue importante la producción
de sal, fruto del mar desecado existente en el subsuelo pirenaico, destacando todavía
hoy las salinas* de Naval o Peralta. Una sal que fue monopolio señorial o estatal
hasta la segunda mitad del siglo XIX. En la actualidad, los Pirineos son exportadores
de energía, como lo delatan las muchas centrales hidroeléctricas*.
Pero el patrimonio cultural más importante se basa en el fruto de creencias y
costumbres vitales. Dólmenes* y menhires, así como las pinturas parietales de estilos
levantino y francocantábrico son testimonios de sus creencias prehistóricas. Pero será
el cristianismo el que deje huellas más visibles, desde los simples cruceros* hasta un
sinfín de ermitas* y santuarios* dedicados a advocaciones diversas, entre las que
destacan las de san Martín, que nos ayudan a precisar las distintas rutas jacobeas
pirenaicas. Ambos, junto con los mercados y ferias, ayudaron con sus romerías
a evitar la endogamia. Aparte de las iglesias parroquiales*, la vida religiosa en común
se dio tanto en los monasterios* ya citados como en diversas colegiatas* y
catedrales*. En menos espacio no caben más. Estando en manos musulmanas las
tradicionales sedes episcopales de Caesaraugusta, Osca y Turiaso, los cristianos
independientes del norte constituyeron seo momentánea en San Adrián de Sasave e
inmediatamente en Jaca*; en Roda de Isábena* se alzó, asimismo, catedral hasta ser
traslada a Barbastro, primero, y Lérida, después, una vez liberadas, mientras Huesca*
recuperaba su rango una vez reconquistada en 1096. Todo un récord.
De raigambre medieval, en la mayoría de los casos, perduran tradiciones como la
«Victoria o Primer viernes de mayo» (Jaca), la «Mojiganga» (Graus), la «Morisma»
(Aínsa), o la «Romería de Santa Orosia» (Yebra de Basa).
Una buena parte de ese ancestral patrimonio cultural se halla recogido en
numerosos museos, la mayor parte especializados y algunos de ellos de interés
general, como el «Museo Etnológico de Serrablo» (Sabiñánigo)* o el Museo Diocesano
de Jaca, rico en pinturas románicas.
Por último, es imposible silenciar el fruto amargo de una constante multisecular:
el despoblamiento. Los Pirineos están plagados de despoblados, ya sea de las
tradicionales «pardinas» aisladas, ya de núcleos más o menos grandes, de los que
Montañana* sirve de ejemplo.
*Reproducido en la gran maqueta.
17
Descripción
de las recreaciones
a escala reducida
expuestas en Pirenarium
1
MONASTERIO DE SAN ÚRBEZ
(Nocito)
D
e origen visigodo, en el profesó san
Úrbez (muerto en 802), uno de los santos
aragoneses más emblemáticos, valedor de
menesterosos y romeros, fundador de
múltiples cenobios en los Pirineos.
Amparado por la nueva monarquía
aragonesa del siglo XI, fue cenobio rector y
organizador de la comarca enclavada a
ambas vertientes de la Sierra de Guara, al
sur del valle del Guarga y entre las
cabeceras de los ríos Guatizalema y
Alcanadre, zona en aquella época de gran
importancia estratégica, puesto que permitía
el paso de los ejércitos cristianos sin
impedimento hacia el sur. Conquistada
Huesca, comenzó su declive, primero como
priorato de San Pedro el Viejo, y luego
dejando de existir la comunidad en 1535.
2
MONASTERIO DE SAN PEDRO EL VIEJO
(Huesca)
C
20
onquistada Huesca (1096), el rey
levantó un monasterio cluniacense
románico sobre la capilla de los mozárabes
oscenses, que pronto se denominó «el
Viejo» para distinguirlo de la catedral
también dedicada a san Pedro. Por avatares
meramente políticos, pasó a depender del
monasterio francés de San Ponce de
Tomeras, ambos tan ligados a Ramiro II el
Monje. En pugna con la catedral y con el
monasterio de Montearagón, subsistió
gracias al amparo de la monarquía, dos de
cuyos reyes fueron enterrados en su
claustro: Ramiro II y Alfonso I. Sin
embargo, Fernando el Católico terminó con
el priorato benedictino al secularizar el
cenobio, siendo enterrado en el convento
su último abad, fallecido en 1494.
MONASTERIO DE JESÚS NAZARENO
Y SAN VICTORIÁN DE MONTEARAGÓN
3
M
ontearagón nació como castillo
para hostigar Huesca, pero al igual que
Loarre, pronto fue también monasterio
que dependió directamente de la Santa
Sede. Allí hubo, pues, abades y
«tenentes». Amparado sistemáticamente
por la monarquía, muchos de cuyos
abades pertenecieron a la familia real, en
rivalidad permanente con la sede
oscense, logró constituir un amplio
señorío y su abad mitrado era miembro
nato de las Cortes aragonesas. Cuando
Felipe II, para luchar contra hugonotes y
protestantes, reorganizó las diócesis
aragonesas, de la de Huesca se
desgajaron las de Jaca y Barbastro y para
dotarlas los bienes de Montearagón
fueron desmembrados (1571).
MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE OBARRA
4
A
parte del liderazgo espiritual, fue el
cenobio organizador y repoblador del
territorio norteño del Isábena durante los
siglos IX y X; supo salir adelante tras su
arrasamiento por Abd-el-Malik, hijo de
Almanzor, a comienzos del XI, y se rehizo
con el abad Galindo (1003-1025), al que se
debe la construcción de la iglesia románica
lombarda que hoy podemos admirar.
Luego, convertido en priorato dependiente
de San Victorián, el patrimonio obarrés
alcanzó su techo en el siglo XIII, de manera
que sus villas de señorío se extendían entre
la orilla derecha del río Isábena y la
izquierda del arroyo Villacarli. Tras avatares
diversos, dilató su vida hasta la
desamortización del siglo XIX, quedando
entonces despoblado.
21
5
MONASTERIO DE SAN PEDRO
(Lasieso)
T
estimonios arqueológicos y escritos
certifican la existencia de Lasieso en el
siglo X, pero el monasterio de San Pedro
de canónigos regulares agustinianos allí
establecido se debe a la voluntad del conde
Sancho Ramírez, hermano del rey del mismo
nombre y apellido, y, por lo tanto, se levantó
en el siglo XI. La iglesia actual restaurada,
hoy parroquial, perteneciente al grupo
mozárabe serrablés, constituye el único
vestigio conservado del cenobio, que se
extinguió a mediados del siglo XIII. En
realidad se trata de dos iglesias yuxtapuestas,
aunque sobre la menor se levantó la torrecampanario, tan atrayente por sus
baquetones y ventanas ajimezadas.
6
MONASTERIO DE SANTA MARÍA
(Alquézar)
S
ancho Ramírez, como hiciera con los
castillos de Loarre y Montearagón, dispuso
que el de Alquézar tuviera una comunidad
de canónigos regulares agustinianos junto a
la guarnición militar. El nuevo monasterio,
cuya iglesia románica se levantaba en torno
a 1083, sería el rector y regulador de la
cabecera del río Vero. La pugna
monarquía–pontificado por la estructuración
diocesana en el siglo XII motivó que Santa
María dependiera durante casi un siglo del
obispo de Tortosa, hasta que se adscribió al
obispado de Huesca (1242). Para entonces el
centro de gravedad del Reino se había
desplazado hacia el sur, y el cenobio transitó
sin pena ni gloria hasta la desamortización
del XIX.
22
MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE LA O
Y SAN PEDRO DE ALAÓN (Sopeira)
7
D
e origen visigodo, durante los siglos IX
y X entró en la esfera de los monasterios
benedictinos ultrapirenaicos y fue el rector
y dinamizador del «pagus ripacurciense»
bañado por el Noguera Ribagorzana, como
el cercano y actualmente sumergido
monasterio de Labaix. Afirmó su
hegemonía en Ribagorza con la reforma
cluniacense propiciada por Sancho III el
Mayor y colaboró estrechamente en la
repoblación posterior de la monarquía
aragonesa incluso en tierras bastante
sureñas, llegando a formar un no
despreciable señorío. Es lógico que lo poco
que queda de él, su iglesia tan sólo, sea un
magnífico exponente del arte románico.
MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA
8
L
evantado sobre otro mozárabe, el viejo
monasterio (porque existe otro nuevo
terminado en 1714) debe su ser a Sancho III
el Mayor (c. 1028) y pronto –amparado tanto
por la monarquía aragonesa que lo convirtió
en su primer panteón real como por la
fantasía popular– se erigirá en símbolo del
aragonesismo y en centro espiritual y cultural
del Reino, incluso cuando el centro de
gravedad de éste se desplazó hacia el sur en
el siglo XII. De sus más de setenta villas de
señorío, aún conservaba una veintena en
vísperas de la Revolución francesa. Si de su
«scriptorium» surgieron las primeras historias
de Aragón, la riqueza y variedad de sus
reliquias, incluido el Santo Grial, lo
convirtieron en importante lugar de
peregrinación.
23
9
BASÍLICA DE NUESTRA SEÑORA DEL PILAR
(Zaragoza)
D
esde la pequeña iglesia mozárabe de
Santa María la Mayor, de la que tenemos
noticias del siglo IX, hasta la enorme
basílica actual de 127 x 65,5 m, finalizada
en el siglo XX, se pasó por un templo
románico y otro gótico, ambos con
claustro adjunto en el que emergió poco a
poco la imagen de una de sus capillas:
Santa María del Pilar. El aumento de la
devoción pilarista motivó que se planteara
un magno templo que incluyera la Santa
Capilla en el que intervinieron Francisco
de Herrera el Mozo (siglo XVII) y Ventura
Rodríguez (siglo XVIII), entre otros
arquitectos. En 1961, se finalizaba la
última de las cuatro grandes torres de uno
de los mayores templos marianos del
mundo.
10
CATEDRAL DE SAN PEDRO
(Jaca)
O
24
cupada todavía Huesca por los
musulmanes, Jaca, la primera capital
cristiana aragonesa, se convirtió también en
sede episcopal, viendo nacer su catedral en
la segunda mitad del siglo XI según los
cánones del más puro estilo románico
europeo, referencia arquitectónica y
escultural obligada para la construcción y
decoración de muchas iglesias del Camino
jacobeo, en el cual era hito importante. Las
adiciones posteriores, obligadas por
incendios o por imperativo de la moda, no le
restaron protagonismo al románico original,
aunque sí sufriera la mutilación del claustro
(siglo XVIII), carencia paliada con la apertura
en parte de sus dependencias del Museo
Diocesano de Arte Románico, uno de los más
importantes de España.
CATEDRAL DE SAN PEDRO
(Huesca)
11
R
econquistada Huesca en 1096, Pedro I
habilitó como catedral la mezquita mayor,
a la que se añadieron, a mediados del
siglo XII, una pequeña iglesia románica
dedicada a Santa María y las dependencias
para la vida canonical, y a comienzos
del XIII el palacio episcopal. Como Jaime I,
en el siglo XIII, no vio con buenos ojos que
el culto tuviera lugar en la antigua
mezquita, comenzó las obras de un nuevo
templo gótico pero los trabajos se
paralizaron por varios motivos, entre otros
por la Peste Negra (1348), de modo que
el conjunto catedralicio no se finalizó hasta
el año 1515, aunque hubo obras menores
en siglos posteriores, así como retoques
ornamentales, como el magnífico retablo
de alabastro de Damián Forment.
CATEDRAL DE SAN VICENTE
(Roda de Isábena)
12
L
a que en 1077 fuera ciudad y hoy
simple pero típica y atractiva aldea, vio
consagrar su primitiva catedral en 957,
entonces ya independiente
eclesiásticamente de Urgell y Pallars, para
convertirse en sede ribagorzana, donde san
Ramón fue obispo, al menos hasta que se
reconquistaran Barbastro, primero, y Lérida,
después. Arrasado el primitivo edificio, se
rehizo el actual desde mediados del siglo XI
al XIII. Hoy, rehabilitada en parte gracias al
tesón y trabajos del cura Lemiñana,
conserva la iglesia, la cripta, el claustro y
algunas dependencias, amén de
importantes tesoros escultóricos y
pictóricos románicos, destacando dentro de
este estilo el sencillo, recoleto y evocador
claustro del siglo XII.
25
13
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA
(Uncastillo)
D
ejando aparte la importancia de esta
población como enclave estratégico y
militar, Uncastillo –una de las cinco villas
tradicionales– podría ser considerada
como la quinta esencia del arte románico
en sus variantes arquitectónica, escultórica
y pictórica. No una sino seis iglesias, todas
con su encanto y rasgos diferenciados, se
distribuyen entre su sugestivo caserío y, si
hubiéramos de destacar una, elegiríamos
la de Santa María, un edificio no muy
grande, de nave única, compendio de toda
la gama de ornamentación escultórica
románica en el tímpano, capiteles,
arquivoltas, canecillos, etc., en los que
con paciencia y tiempo se pueden
descubrir mil historias y personajes reales
y fantásticos.
14
PARROQUIAL DE SAN PEDRO
(Lárrede)
D
26
entro del importante y original
conjunto de iglesias mozárabes serrablesas,
ésta es, sin duda alguna, la más
sobresaliente, aunque nos haya llegado
remodelada respecto a su diseño inicial,
pasando de su primitiva planta basilical o
rectangular a la de cruz latina actual. Los
vanos, algunos de ellos ajimezados, se
abren con arcos de medio punto y de
herradura. El ábside, de sencilla belleza,
aparece decorado con un friso de
baquetones y siete arcos ciegos al estilo
lombardo. Pero lo que llama más la
atención es la esbeltez cargada de
sobriedad de su torre-campanario. El
conjunto, realzado por el silencio ambiente,
nos transporta a los tiempos medievales de
su origen.
PARROQUIAL DE SAN MIGUEL
(Linás de Broto)
15
A
los pies del Mondicieto (2.296 m), a
más de mil doscientos metros de altitud, la
antigua villa de realengo de Linás de Broto
desparrama sus tres diferenciados y antiguos
barrios por la ladera de A Serreta. La
acomodación al terreno empinado y el
tipismo de su añejo caserío de piedra (con
chimeneas, ventanas y balconadas
tradicionales) hacen que ruar por sus calles
y plazuelas se convierta en placer. Para la
cura de almas, le nació al poblado una
iglesia románica de una nave, como tantas
otras de la zona, y, aunque con su retoque
posterior perdió parte de sus raíces, los
tonos negruzcos de sus piedras y la
magnífica torre ornada con matacanes y
arquillos lombardos complementan el
tipismo del conjunto.
PARROQUIAL DE SAN MARTÍN
(Ordovés)
16
E
n plena ruta jacobea que seguía el
trazado del río Guarga, afluente del Gállego,
en la que fuera antaño importante zona
cañamera y hoy territorio de vacíos
solemnes y de despoblados como el propio
Ordovés, la parroquial de San Martín
constituye el ejemplo más meridional de
iglesia serrablesa, restaurada, como no, por
«Amigos de Serrablo». Es, sin duda, la más
sencilla y elemental del conjunto: se limita
a una estancia rectangular, con ábside
ultrasemicircular en uno de sus extremos, y
una maciza torre de época distinta del resto
del edificio. La sobriedad decorativa
dominante se rompe con unos elementales
baquetones debajo del tejaroz del ábside.
27
17
RETABLO DE LA COLEGIATA
DE SANTA MARÍA LA MAYOR (Bolea)
C
uando la Bolea mora, vigilada desde el
cercano castillo de Loarre, pasó a manos
cristianas, se levantó una iglesia románica
de la que sólo quedan restos, pues sobre sus
cimientos se edificó en el siglo XVI un
nuevo templo. Su altar mayor atesora una
de las más importantes obras de arte de
Aragón, su retablo mayor, pintado entre
1490 y 1503 y compuesto por 20 pinturas
al temple sobre tabla que narran la vida de
Jesús, en las que se mezclan la moda
flamenca e italiana, y 57 esculturas en
madera policromada dentro de un enmarque
gótico. Si el pintor es anónimo (el Maestro
de Bolea) las esculturas se deben a un
flamenco radicado en Huesca, Gil de
Brabante.
18
SANTUARIO DE GUAYENTE
(Sahún)
A
«
medio quarto de legua» de Sahún, la
devoción popular a la Virgen levantó entre
impresionantes riscos un santuario mecido
entre leyendas que lo remontan al siglo XI,
mientras que otras posteriores justifican su
ampliación en el XIII, aunque lo que nos ha
llegado (iglesia de planta rectangular y casa
prioral) es fruto de una remodelación del
siglo XVII. El amparo de Nuestra Señora a
sus fieles lugareños llegó hasta Lepanto,
ayudando a uno de los hijos del valle a
capturar una galera turca de modo que la
enseña enemiga vino a estas tierras para
engalanar los muros de la iglesia. No es
extraño, pues, que las gentes del valle de
Benasque acudan en romería cada nuevo
septiembre.
28
CASTILLO
(Sádaba)
19
A
parte de la belleza de su conjunto,
hoy rehabilitado, su historia también
lo hace atractivo pues comenzó en
el siglo XII como fortaleza románica
construida por Alfonso I el Batallador y
«tenencia» real y acabó no siendo ninguna
de las dos cosas, pasando incluso a
depender en el siglo XIII del cercano Reino
navarro hasta que los propios vecinos
solicitaron su reincorporación a Aragón
(1261). Tampoco su emplazamiento actual
es el originario. Las crisis económicas de
la monarquía aragonesa del siglo XIV
hicieron de este castillo moneda de
cambio, por lo que fue enajenado varias
veces hasta convertirse en un típico
castillo gótico señorial que, según Labaña,
estaba deshabitado en 1610.
CASTILLO
(Abizanda)
20
E
l pasillo abierto por el río Cinca y su
afluente el Ara hizo que el corazón de
Sobrarbe estuviera constantemente expuesto
a la presencia musulmana hasta comienzos
del siglo XI, controlando castillos como el de
Ibn Salam (hoy Abizanda). Para cortar ese
paso, Sancho III el Mayor tomó la fortaleza
mora y sobre ella construyó un nuevo
castillo del que queda parte del recinto
fortificado y la torre, dedicada hoy a «Museo
de la religiosidad y creencias populares».
Desde su reconquista, Abizanda tuvo
«tenentes» hasta fines del siglo XII, aunque
su estrella comenzó a declinar por entonces
con el desplazamiento del centro de
gravedad del Reino hacia la parte central del
valle del Ebro.
29
CASTILLO
(Loarre)
21
C
uando los condados de Aragón,
Sobrarbe y Ribagorza pasaron a depender de
Sancho III el Mayor apenas habían llegado
por el sur a las Sierras Exteriores. Para
defenderlos y poder progresar luego hacia el
llano ibérico, el monarca pamplonés
construyó todo un sistema defensivo de más
de veinte fortalezas, destacando de todo el
conjunto el castillo-abadía de Loarre,
levantado frente a las fortalezas
musulmanas de Ayerbe y Bolea, siendo
completado por sus inmediatos sucesores, ya
reyes de Aragón. Dado su valor estratégico,
fue utilizado hasta las guerras de Sucesión,
Independencia y Carlistas. Hoy, libre del
pueblo que se desplazó al llano, constituye
el más importante castillo románico
peninsular y uno de los mejores de Europa.
CASTILLO DE FANTOVA
(La Puebla de Fantova)
22
L
a «extremadura» (o zona donde se
estabilizó la frontera) del condado de
Ribagorza en el siglo X precisó ser afianzada
para vigilar los castillos musulmanes de
Lascuarre, Laguarres y Castigaleu, que serían
conquistados en el siglo XI por Sancho III el
Mayor. Para ello se levantó esta fortaleza,
convertida en «tenencia», a cuyos pies estaba
asentado el caserío diseminado de la
población, luego trasladada con la paz más
cerca del río, a La Puebla de Fantova. Del
complejo castrense queda un fragmento de
muralla y, en cada extremo del montículo,
como solía ser habitual, la iglesia (aquí
dedicada a Santa Cilia) y la esbelta torre del
castillo, ambos románicos.
30
CASTILLO
(Samitier)
23
E
n una cresta casi inaccesible, cortada a
pico por uno de sus lados, el castillo de San
Emeterio formó parte de la red de fortalezas
levantadas en el siglo XI por Sancho III el
Mayor y continuadas por su hijo Ramiro I
para asegurar la «extremadura» sobrarbense
frente a los moros. Se trata, como en otros
muchos casos, de un conjunto de fortaleza,
muralla e iglesia, puesto que el poblado se
trasladó a tierras más llanas con la paz. La
torre, de planta hexagonal, de grandes
proporciones, apenas ha podido resistir el
paso del tiempo; la iglesia, también románica
de tres naves con cripta y hace poco
rehabilitada, debió formar parte de un
conjunto monástico del que apenas sabemos
nada. Con el tiempo, el castillo pasó a
manos de la nobleza laica.
CASTILLO
(Perarrúa)
24
S
in duda alguna, la primera fortificación
del escarpado promontorio sobre el que
se asienta fue musulmana, luego
aprovechada y remodelada por Sancho III
el Mayor en el siglo XI para hacer
del castillo el centro de una «tenencia»
que taponara la vía de penetración del río
Ésera hacia el corazón de Ribagorza,
tenencia que estuvo vigente hasta comienzos
del siglo XIII. De aquel complejo militar,
civil y religioso quedan tan sólo algunos
fragmentos de la muralla y parte de una
torre defensiva ovalada y semiderruida, amén
de la inseparable iglesia, cuya torre servía
asimismo de vigía en el extremo del espolón.
La reconquista de las tierras bajas del Ebro
hizo innecesario el castillo y comenzó su
declive y deterioro.
31
PLAZA MAYOR
(Aínsa)
25
E
l casco antiguo de la que fuera villa de
realengo posee un gran atractivo y aún se
puede ver entre su caserío parte de sus
viejas murallas, evidencias del castillo
medieval, la iglesia románica de la Asunción
y su plaza mayor. Esta última, totalmente
porticada, es de origen románico y
constituye uno de los más bellos y vetustos
ejemplos hispanos con sus casas bajas y
estrechas, con balcón sobre el soportal y
pequeño alero de madera. En este espacio se
celebraban las importantes ferias de octubre
inauguradas en 1296 y las de agosto en
1404; en esta plaza predicó san Vicente
Ferrer ante diez mil personas tratando de
convertir a los judíos e hizo prodigios
inexplicables, sanando endemoniados y
haciendo callar a un jumento alborotador.
26
DESPOBLADO DE MONTAÑANA
E
n los últimos ciento veinte años se han
producido en Aragón, fundamentalmente en
los Pirineos, ocho despoblados de media por
año. Uno de ellos es la villa de realengo de
Montañana, «castro» citado desde 987-995.
Como villa de realengo formó parte del
«condado de Ribagorza» en la Baja Edad
Media. Recorrer su caserío rehabilitado,
agarrado milagrosamente a un espolón rocoso
que circundan los arroyos San Juan y San
Miguel, es como entrar en el túnel del tiempo
desde el mismo puente medieval por el que se
accede a las rúas empedradas hasta la
parroquial románica de fines del siglo XII,
que, dedicada a Nuestra Señora de Baldos,
rasga el cielo con su torre inalcanzable.
32
DESPOBLADO DE MURO MAIOR
(Muro de Roda)
27
E
l municipio de Muro de Roda, antaño
Muro Maior, estuvo compuesto por nueve
aldeas diseminadas por la sierra, que tenían
su cabecera en el hoy despoblado, donde
estaban ubicados la iglesia parroquial (San
Bartolomé, hoy ermita, del siglo XI), el
ayuntamiento y el cementerio comunes.
Todo ello encerrado en un recinto murado
del siglo XI, conservado en su integridad,
muralla que trató de defender en momentos
de verdadero peligro a todos los habitantes
de las aldeas de los moros vecinos de Graus
y Secastilla. Acceder con cierta dificultad al
recinto supone tanto adentrarse en la Edad
Media cuanto poder admirar un panorama
único del hermoso valle de La Fueva, por un
lado, y del Cinca, por otro.
MUSEO DE DIBUJO «CASTILLO DE LARRÉS»
(Larrés)
28
D
esde las referencias más antiguas de
Larrés (1035) y de la «torre de La Res» (1299)
hasta 1986, fecha en que se convirtió en
Museo de Dibujo, este castillo-palacio estuvo
en manos de importantes familias aragonesas
(los Luna, los Urríes, marqués de Ayerbe,
etc.), para comenzar su decadencia y ruina a
partir de la desamortización. La donación
altruista de los hermanos Castejón Royo, el
empeño encomiable de «Amigos de Serrablo»
y la ayuda institucional lo han convertido,
sin duda alguna, en el primer y mejor museo
hispano de la especialidad, en el que
exponen obras los más prestigiosos
dibujantes en sus múltiples variantes:
artístico, cómic, ilustración, humor,
publicidad, animación o diseño.
33
29
MUSEO ETNOGRÁFICO «MAS DE PUYBERT»
(Aler-Benabarre)
L
as tierras quebradas de los Pirineos y del
Sistema Ibérico están salpicadas de
edificaciones aisladas, centro de auténticos
micromundos autosuficientes (algo de cereal,
huerto, bosque, horno, pastos, ganado, etc.)
que reciben nombres diversos según las
zonas: masadas, mases, pardinas… Muchas
veces son el último reducto de un poblado
mayor agostado. El «Mas de Puybert»
constituye un ejemplo vivo de cómo era la
vida rural en siglos pasados, teniendo en
cuenta el diario que, encontrado en la falsa
de la casa, narra todo lo que aconteció en él
desde 1550 hasta 1811. Una iglesia de origen
románico, una ermita rupestre de la Virgen y
una tejería del siglo XVII completan el
conjunto.
30
MUSEO DE ARTES POPULARES DE SERRABLO
(Sabiñánigo)
A
34
parte de lograr salvar de la ruina las
iglesias serrablesas y de crear de la nada el
Museo de Dibujo de Larrés, la encomiable
tarea de la Asociación «Amigos de
Serrablo», con su entonces presidente Julio
Gavín a la cabeza, consiguió abrir en 1979
las puertas de este gran espacio, ampliado
y reinaugurado en 1998. Se trata, sin duda
alguna, de uno de los museos etnológicos
más importantes de España, en el que se
pueden detectar, incluso de manera
interactiva, las seculares señas de identidad
y raíces de los pueblos montañeses
preindustriales, e incluso de nosotros
mismos, de la mejor manera posible,
propiciando la dialéctica pasado-presente,
que es como nace el conocimiento
histórico.
BATÁN DE LACORT
(Fiscal)
31
E
ntre los ríos aragoneses, las aguas del
Ara, que hacen grande al Cinca en Aínsa, han
servido de nexo de unión a multitud de
pequeños núcleos rurales enraizados en las
laderas de su hermoso valle. Fiscal, uno de
los más señeros, no sólo atesora un
interesante conjunto de casas tradicionales
sino también al último batán pirenaico vivo
hasta 1974. Hoy, salvado de la ruina y
rehabilitado, el batán de Lacort, una
auténtica joya etnográfica, es capaz de
mostrarnos todavía cómo funcionan sus dos
enormes mazos de madera que, movidos por
el agua de una acequia que una noria eleva,
sirven para suavizar las piezas de lana tejidas
al amor del brasero en las tardes largas de
invierno para ser luego prenda de abrigo.
ESTACIÓN INTERNACIONAL DE FERROCARRIL
(Canfranc)
32
D
esde que en 1853 se defendiera en
Aragón la necesidad de un ferrocarril para
comunicar Francia y España por los Pirineos
centrales hasta que se inauguró la totalidad
de la línea en 1928 pasaron setenta y cinco
años; luego, guerras y desentendimientos
abrieron y cerraron el paso alternativamente
hasta que en 1970 Francia paró
definitivamente sus trenes. A la estación
proyectada en Los Arañones en 1909 sólo
llegan desde entonces, con ímprobo
esfuerzo, los españoles. Un edificio singular
de 241 m, y tres plantas, a cuyos andenes
francés y español abren respectivamente 75
puertas, 75 ventanas y 75 buhardillas, se ha
convertido en símbolo del desentendimiento
político.
35
33
BODEGAS ENATE
(Somontano de Barbastro)
L
os documentos medievales de la zona
abundan en noticias sobre el cultivo de la
vid, pero en pocos casos como en éste se ha
producido una adaptación a la modernidad
tan lograda sin romper la armonía serena del
paisaje y conseguir «una aséptica y funcional
residencia para el vino», como dicen sus
dueños. Ni siquiera las sucesivas
ampliaciones de su arquitecto, Jesús
Manzanares, entre 1991 y 2001, han roto ese
equilibrio. Esa modernidad se ha afianzado
todavía más convocando a pintores de la
talla de Saura, Chillida o Vitoria, entre otros
muchos, para destacar el etiquetado,
convertido en expresión del arte.
PARADOR NACIONAL
(Sos del Rey Católico)
34
S
os (del Rey Católico, porque allí nació el
monarca aragonés Fernando II en 1452) es
una de las cinco villas que dieron nombre a
esta comarca zaragozana y una de las
poblaciones más sugestivas, bellas y
monumentales de Aragón. Recorrer sus calles
empinadas supone internarse en un abrir y
cerrar de ojos en la Edad Media. Su
indudable interés artístico, cultural y
patrimonial se ha visto complementado con
el Parador de Turismo construido en 1974
dentro de las murallas. A las órdenes de
Sainz de Vicuña, su arquitecto, una pléyade
de herreros, canteros, ebanistas, ceramistas y
carpinteros han logrado que la modernidad
de la instalación armonice perfectamente con
un casco urbano tan espectacular.
36
MONASTERIO DE SAN PEDRO DE SIRESA
(Siresa)
35
H
oy iglesia parroquial, nacía como
monasterio a comienzos del siglo IX, al pie
de la importante calzada romana que unía
Caesaraugusta y Benearnum (Bearn), luego
camino jacobeo, que atravesaba el Pirineo
por el puerto de Palo. Surgió según el
modelo de los monasterios carolingios
europeos y en su tiempo constituyó toda
una innovación. Aunque importante
culturalmente en los siglos IX y X, fue
arruinado por Almanzor (999), y quedó poco
a poco desplazado del centro del poder,
sobre todo al abrirse el paso del Somport.
Aunque los monarcas aragoneses trataron de
revitalizarlo en el siglo XI, de ahí su iglesia
románica, en el XIII estaba totalmente
eclipsado.
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PASEO DEL ÓVALO
(Teruel)
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E
scalinata (Teruel). Fue tan importante
la impronta de los alarifes moros en la
arquitectura hispana que sus obras han
merecido en Aragón el calificativo de
«Patrimonio de la Humanidad». La ciudad
de Teruel, en el sur aragonés, no sólo atesora
singulares ejemplos medievales de este arte
mudéjar sino que, tres siglos después de
haber sido expulsados los moriscos, el
arquitecto turolense José Torán (1921) fue
capaz de construir, en el más puro estilo
neomudéjar, la espectacular escalinata
que salva el enorme desnivel que separa la
estación del ferrocarril de la capital del paseo
del Óvalo, recientemente remodelado, en cuya
planicie emerge la sede de la Diputación
General en Teruel, tras rehabilitar el edificio
que sucesivamente fuera convento y cuartel.
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