Nuevas miradas a la problemática de los ambientes costeros César Goso, compilador y revisor © 2014 DIRAC – Facultad de Ciencias Capítulo 12 BIOINVASIONES ACUÁTICAS Y COSTERAS EN LA CUENCA DEL PLATA, ARGENTINA Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran 1 LA COMBINACIÓN DE DOS PROCESOS QUE SE DAN A NIVEL MUNDIAL, LA globalización (proceso económico, tecnológico y cultural, caracterizado por crecientes transformaciones sociales, económicas y políticas a nivel global) y el cambio climático (modificación del clima con respecto a los antecedentes climáticos a escala global o regional, provocado tanto por causas naturales como antropogénicas), es la causante de la transformación estructural del ambiente natural. Esta transformación, por ejemplo, implica la disminución del número de especies (variedad), la diversidad genética que estas especies poseen (variabilidad) y la diversidad de ambientes en donde viven (complejos ecológicos) (estos son los tres componentes de la diversidad biológica según Wheeler 1990 fide Lanteri & Cigliano 2005). En la actualidad, los factores que causan pérdida o disminución de diversidad biológica son varios, destacándose en primer lugar, la alteración física del hábitat, y en segundo lugar, la introducción de especies no-nativas (o exóticas) invasoras. La escala geográfica, la frecuencia y el número de especies involucradas en esa transformación, han crecido enormemente en las últimas décadas en relación directa con la expansión del transporte y del comercio en el mundo (Carlton 1996). Asimismo, una especie no-nativa tiene más oportunidades de adaptarse a un nuevo ambiente (naturalizarse) si éste no es prístino sino, por el contrario, es un ambiente impactado (Elton 1958), es decir, un ambiente en donde las especies nativas están utilizando la mayor parte de su energía en sobrevivir ante un cambio ambiental, y no en hacer frente y rechazar a una especie no-nativa. BIOINVASIONES O INVASIONES BIOLÓGICAS Una especie introducida, exótica o no-nativa, es aquella distribuida directa o indirectamente por cualquier actividad humana fuera de su rango natural de dispersión. Una especie no-nativa no es necesariamente invasora si permanece localizada relativamente próxima al punto de introducción. Una especie se cons1. Autor correspondiente: [email protected] 257 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran tituye como invasora cuando se dispersa ampliamente, coloniza el ecosistema natural o seminatural, y se torna abundante (Darrigran & Damborenea 2005). Aunque las definiciones de las especies no-nativas invasoras son diversas, siempre se construyen combinando cuatro criterios principales: origen de la especie, capacidad reproductiva, capacidad de dispersión e impacto ambiental. Las definiciones basadas en las distintas etapas del proceso de invasión y la teoría de las barreras (geográfica, ambiental, reproductiva y de dispersión) pueden consultarse en Richardson et al. (2000) (Fig. 12.1). Figura 12.1 –– Diagrama de la teoría de las barreras. Las especies exóticas deben superar barreras geográficas, ambientales, de reproducción y de dispersión, antes de convertirse en invasoras. Modificado de Richardson et al. (2000). El término “especie no-nativa” se utiliza en referencia al criterio de origen. Una especie no-nativa puede ser considerada como aclimatada si es capaz de sobrevivir durante un largo período de tiempo en su nuevo entorno, mientras que se considera como naturalizada en cuanto es capaz de reproducirse en la naturaleza y mantener su población en varios ciclos de vida sin la intervención directa del hombre (i.e., auto perpetuación de la población). Por último, una especie no-nativa se considera invasora (Branquart 2009) cuando se ha naturalizado y es capaz de aumentar el tamaño de la población para dispersarse ampliamente en el ambiente y colonizar hábitats. 258 Bioinvasiones acuáticas y costeras en la Cuenca del Plata, Argentina Existen varios caminos por los cuales organismos no-nativos pueden ser introducidos, la mayoría de ellos asociados con la actividad humana. Debido a que la capacidad invasora de una especie es el resultado de la interacción entre las especies nativas, el hábitat y la especie no-nativa en cuestión, ésta debe superar una serie de etapas para que el proceso de invasión sea exitoso (Fig. 12.2). Este tipo de relación se conoce como invasiveness o la capacidad que tiene una especie de invadir un hábitat determinado. Otro término usado en bioinvasiones es invasibility, el cual hace referencia a la susceptibilidad de un ambiente de ser invadido (Darrigran & Damborenea 2006). Figura 12.2 –– Etapas del proceso de invasión. Modificado de Lockwood et al. (2007). Tanto a corto como a mediano plazo las especies no-nativas invasoras generan impactos ambientales, económicos y sociales. Estos impactos se ven reflejados en la modificación del hábitat nativo, la introducción de depredadores de especies comerciales, macrofouling (bloqueo de sistemas de agua por acumulación de organismos mayores a 1 mm) y la introducción colateral de parásitos/pestes, entre otros. En la Tabla 12.1 se observan las especies no-nativas (algunas de ellas invasoras) más conspicuas presentes en cuerpos de agua de Argentina. Cabe destacar las invasiones agresivas que se describen para la costa patagónica; entre ellas podemos mencionar dos: 1) Crassostrea gigas u ostra del Pacífico (Fig. 12.3). En 1998 se descubrió la existencia de una bolsa de cultivo con ostras del Pacífico en el Golfo de San Matías (Río Negro), a 400 km del asentamiento original de esta especie nonativa. Dada las características invasoras de esta especie, como por ejemplo una gran capacidad adaptativa-reproductiva, provoca la alteración del ambiente natural y produce consecuencias negativas para los ambientes con fi- 259 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran nes recreativos, como la disminución de la actividad turística y la pesca deportiva. Los bancos de C. gigas representan un riesgo para las personas porque los bordes de la valva de estas ostras son filosos y causan heridas, además de cortar las líneas de las cañas de pesca. 2) El segundo caso de bioinvasión en la costa marina que se menciona por su agresividad, es el alga invasora Undaria, Wakame o Undaria pinnatifida (Fig. 12.4). La corriente marina desprende las U. pinnatifida y las deposita sobre las costas patagónicas. Las playas quedan cubiertas por esta alga y deben ser limpiadas por razones de higiene, olores e impacto visual. Además, provoca la disminución de la riqueza de especies nativas y afecta el comercio nativo de macroalgas e invertebrados (Casas & Schwindt 2008). Tabla 12.1 –– Especies más conspicuas introducidas en Argentina. # = especie invasora en Argentina. Grupo taxonómico BIVALVIA Mytilidae (Fig. 12.7a) Especie Primera cita Lugar de origen Distribución Vector de introducción Limnoperna fortunei # (Dunker 1857) Pastorino et al. (1993) ríos de China y sureste de Asia Cuenca del agua de lastre Plata y Cuenca del Guaíba Corbicula fluminea # (Müller 1774) Ituarte (1981) sureste de Asia Cuenca del Plata y Cuenca del Amazonas ítem alimenticio o en el sedimento del lastre Corbicula largillierti (Phillipi 1844) Ituarte (1981) sureste de Asia Cuenca del Plata y Cuenca del Guaíba ítem alimenticio o en el sedimento del lastre Crassostrea gigas # (Thunberg 1793) Borges (1995) costa occidental del Pacífico (Japón y Corea) Bahía Anega- cultivo comerda y costa sur cial de Argentina GASTROPODA Muricidae (Fig. 12.7d) Rapana venosa (Valenciennes 1846) Pastorino et al. (2000) Mar de Japón, Mar Amarillo, este de China y Golfo de Bohai estuario del Río de la Plata PHAEOPHYTA Alariaceae (Fig. 12.4A,B) Undaria pinnatifida # (Suringar 1872) Píriz & Casas (1994) noreste de costa patagóAsia (Janica pón, Corea y parte de China) Hidalgo et al. (2005) noreste Atlántico europeo y norte de África Corbiculidae (Fig. 12.7b,c) Ostreidae (Fig. 12.3A,B) MALACOSTRACA Carcinus Portunidae maeñas (Linneo 1758) 260 costa de la provincia de Chubut (Bahía Camarones) agua de lastre ¿? agua de lastre o fouling en cascos de barcos ¿? Bioinvasiones acuáticas y costeras en la Cuenca del Plata, Argentina Figura 12.3 –– A: banco de ejemplares de Crassostrea gigas. B: bolsa de cultivo con C. gigas. Crassostrea gigas se introdujo intencionalmente en Brasil y en Bahía San Blas, Bs. As., Argentina, en la década de 1980 (Borges 2005) con fines de cultivo. La experiencia fracasó. El emprendimiento fue abandonado y se formaron bancos de ostra del Pacífico. Imágenes gentileza de Cristina Rentero. Figura 12.4 –– A: ejemplar de Undaria pinnatifida; B: la corriente marina suelta las U. pinnatifida y las deposita sobre las costas patagónicas. L: lámina (color pardo oliváceo); G: grampón (con lo que se fija al sustrato); EP: esporofito; N: nervadura central. Escala 20 cm. Imágenes gentileza de G. Casas (A) y E. Schwindt (B). 261 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran El agua de lastre y los puertos: su vinculación con las bioinvasiones Más del 90% del comercio mundial es transportado a través de buques. El transporte por barco se ha incrementado en forma notable, desde 4.000 millones de toneladas en 1990 a 7.100 millones de toneladas de productos transportados en 2005 (PNUMA 2007). Considerando el caso particular de Argentina, la mayor parte del comercio exterior (granos, oleaginosas y los derivados de la agroindustria) se realiza por vía fluvial y marítima (Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios 2008). Esta situación plantea dos puntos en relación con las bioinvasiones: el primero de ellos vinculado al propio funcionamiento de los buques (agua utilizada como lastre), y el segundo vinculado a la actividad portuaria. El agua de lastre de los buques El diseño de los buques de ultramar permite un desplazamiento seguro mientras lleven su carga. Cuando el buque viaja parcialmente cargado o sin carga, debe llevar a bordo un peso adicional para operar de manera segura. Dicho material adicional es lo que se conoce como lastre. Los primeros materiales usados como lastre eran sólidos (rocas, arena o chapas de metal), pero desde aproximadamente el año 1880, los buques comenzaron a lastrar con agua porque es económico, fácil de conseguir y de cargar (FMAM-PNUD-OMI, Asociaciones GloBallast & IIO 2009). El agua de lastre que estas embarcaciones llevan para poder navegar en alta mar, ha sido identificada como el principal vector de introducción de especies acuáticas (Wiley & Claudi 2000) (Fig. 12.5). Se estima que es responsable de la transferencia diaria de entre 7.000 y 10.000 especies diferentes de microbios marinos, plantas y animales en todo el mundo (FMAM-PNUD-OMI, Asociaciones GloBallast & IIO 2009). De esta manera, especies contenidas en el agua de lastre tomada a bordo en una región, pueden ser descargadas en las aguas de otra región lejana. Ante esta situación, un organismo especializado de las Naciones Unidas, como es la Organización Marítima Internacional (OMI, o IMO por su sigla en inglés), identificó la introducción de organismos acuáticos perjudiciales y patógenos como una de las cuatro amenazas más importantes a los océanos del mundo. La OMI creó un Grupo de Trabajo para tratar el tema del agua de lastre en el marco del Comité de Protección Marina, el cual ha estado involucrado activamente en la búsqueda de una solución al problema. En 1997 se inició la generación de un instrumento legal internacional, la Convención BWM (Convención Manejo de Agua de Lastre), adoptada por consenso en conferencia diplomática en la sede de la OMI en Londres el 13 de febrero de 2004. Sin embargo, al 28 de marzo de 2011, todavía no la habían ratificado los 30 Estados necesarios (que representan un 35% del tonelaje de la flota mundial) para que la Convención BWM entre en vigencia (de la Ossa 2011). 262 Bioinvasiones acuáticas y costeras en la Cuenca del Plata, Argentina Figura 12.5 –– Sección transversal de un buque que muestra la ubicación de los tanques de lastre y la dinámica del lastre. Modificado de <http://globallast.imo.org>. Actividad portuaria La movilidad del ser humano por todo el planeta aumentó notablemente con el avance del transporte aéreo, fluvial, marítimo y terrestre. Estas rutas también facilitan el transporte de especies invasoras y técnicamente reciben el nombre de vías de entrada. Entre ellas se incluyen carreteras, rutas comerciales y el comercio de artículos ornamentales, agrícolas, forestales y pesqueros, entre otros. Las formas o los materiales con los que estas especies son transportadas se denominan vectores. Como se explicó anteriormente, el agua de lastre de los buques es el mayor vector de especies invasoras, pero también lo son los contenedores, que tanto en su estructura como en los envoltorios llevan organismos asociados. Ambos casos convierten a los puertos en una importante vía de entrada (Matthews 2005). La Cuenca del Plata es la más relevante de Argentina y una de las más importantes de Sudamérica debido a su dimensión internacional. Abarca una 2 extensión total aproximada de 3.100.000 km , en la cual viven unos 90 millones de personas distribuidas en cinco países: Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay (ONI: Hidrografía argentina). A ella pertenecen ríos que representan una vía de navegación para los cinco países involucrados. Asimismo, la Cuenca del Plata presenta una extensión de humedales que funcionan como reservas de agua dulce de alta calidad, con una importante diversidad de peces que incluyen especies migratorias y de importancia económica (CIC 2005). El sistema portuario de Argentina está organizado en dos grandes grupos: uno es el de los puertos fluviales de los ríos Paraná-Río de la Plata (Fig. 12.6), y el otro es el del litoral marítimo (OEA 1985). La vinculación de los grandes puertos y las terminales fluviales del río Paraná y Río de la Plata con el Océano, se denomina Sistema de Navegación Troncal (SNT) y es una vía navegable vital para el comercio exterior de Argentina (Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios 2008). El SNT se desarrolla a lo largo de aproximadamente 600 km de longitud (litoral que involucra a tres provincias argentinas: Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires). Solamente sobre el río Paraná existen 35 puertos habilitados (Dirección 263 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran Figura 12.6 –– Principales ríos de la Cuenca del Plata y cantidad de puertos. En los óvalos se señala el número de puertos existentes en cada área marcada. Nacional de Puertos: Listado de puertos habilitados). Las características ecológicas/ambientales de los puertos involucrados no difieren significativamente entre unos y otros. Asimismo, la corta distancia entre los puertos y la gran densidad 264 Bioinvasiones acuáticas y costeras en la Cuenca del Plata, Argentina urbana asociada a los mismos (4.810.233 habitantes según censo de 2001), magnifican el impacto de los puertos sobre el ambiente. Por último, y más pertinente para el presente capítulo, podemos afirmar que muchos organismos acuáticos y terrestres fueron, son y serán transportados por el lastre de las embarcaciones y también por la carga (contenedores) que ellas transportan. Esto convierte a los puertos en los centros de mayor introducción de especies no-nativas (Darrigran & Damborenea 2009) (Fig. 12.7). Por lo tanto, la prevención para minimizar el riesgo de invasión debería desarrollarse, en un principio, en los puertos. En este sentido, Hicks (2004) plantea que la prevención en los puertos debería ser tanto en los de origen como en los de destino, incluyendo los contenedores transportados. Con esa finalidad hace referencia a la experiencia llevada a cabo en Nueva Zelanda, que agrega un paso en la vía de introducción de productos al país: a los exportadores de productos hacia Nueva Zelanda se les exige cumplir con una serie de procedimientos de mitigación y presentar un set de normas en extenso (de acatamiento obligatorio), el cual demuestre que se ha cumplido con los estándares internacionales de profilaxis. Las inspecciones tendrían lugar antes de la exportación en el puerto de origen, y se extendería un certificado de salida segura del contenedor hacia el puerto receptor, como así también para la empresa que reciba el contenedor, mitigando así una alta proporción de riesgo de invasión. Figura 12.7 –– Especies no-nativas ingresadas por el Río de la Plata. a: Limnoperna fortunei; b: Corbicula fluminea; c: Corbicula largillierti; d: Rapana venosa. a y b son consideradas especies invasoras. Escalas: 1 cm. 265 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran Un caso de estudio: impacto de Limnoperna fortunei en la Cuenca del Plata Una característica de las especies invasoras es el impacto que ocasionan sobre el ambiente que colonizan. Tomando en consideración el caso particular de un invasor muy agresivo, como es Limnoperna fortunei o “mejillón dorado”, Darrigran & Damborenea (2006) mencionan que el impacto en el ambiente natural que ha provocado el mejillón dorado en la Cuenca del Plata, desde su primer registro en el año 1991, posee diversos aspectos: la creación de un nuevo microambiente en donde se producen desplazamientos de especies nativas, como así también el desarrollo de poblaciones de macroinvertebrados bentónicos nativos, antes ausentes en el sustrato que ahora ocupa el mejillón; la modificación de la dieta de la ictiofauna nativa; la alteración de la tasa de clareado de cuerpos de agua donde se encuentran sus densas poblaciones; el favorecimiento del asentamiento de especies no comunes en la Cuenca del Plata, como es el caso del cangrejo malacófago Callinectes sapidus. Además de este impacto ambiental, por el cual esta especie recibe el calificativo de “ingeniero de ecosistemas” (Darrigran & Damborenea 2011), L. fortunei trae un perjuicio económico debido a los efectos dañinos que ocasiona el macrofouling en tomas de agua, sistemas de refrigeración de industrias y de generación de energía en instalaciones industriales, sistemas de riego, etc. (Darrigran 2010). Limnoperna fortunei, originario de Asia, invadió los cuerpos acuáticos continentales de América alterando la estructura del ecosistema y su función. Las especies que actúan como ingenieros del ecosistema, son organismos que cambian el entorno abiótico y físicamente alteran la estructura de éste. En consecuencia, a menudo ––pero no invariablemente–– tienen efectos sobre otros miembros de la biota y sus interacciones, y por ende sobre los procesos de ecosistema global. El concepto de ingeniería de ecosistema interconecta una serie de importantes conceptos ecológicos y evolutivos, y es particularmente pertinente para la gestión ambiental (Gutiérrez & Jones 2008). En este capítulo, L. fortunei es presentado como un importante ingeniero de ecosistemas en los sistemas de agua dulce de Sudamérica. Aunque todavía falta avanzar más en el estudio de su biología e interacciones, se estima que ––al igual que Dreissena polymorpha en el hemisferio norte (Karatayev et al. 2004)–– al agruparse formando capas modifica la naturaleza y complejidad del sustrato duro de un modo similar a sus parientes marinos ––mejillines, cholgas, mejillones–– (Borthagaray & Carranza 2007). Al invadir la Cuenca del Plata, el mejillón dorado provocó impactos en las diferentes comunidades. Por ejemplo, alteró la composición de la fauna bentónica (Darrigran et al. 1998; Sylvester et al. 2007; Sardiña et al. 2008), la dieta de depredadores (Penchaszadeh et al. 2000; García & Protogino 2005; Sylvester et al. 2007) y las condiciones físicas de la columna de agua y del suelo (Sylvester et al. 2005, 2006). 266 Bioinvasiones acuáticas y costeras en la Cuenca del Plata, Argentina Se puede consultar en Darrigran & Damborenea (2011) una revisión de la información científica existente sobre los efectos y análisis de los mecanismos mediante los cuales el mejillón dorado modifica, mantiene y crea nuevas condiciones ambientales en los entornos de agua dulce sudamericanos que invadió. La comprensión de las funciones de ingeniería de ecosistema de L. fortunei es importante para su gestión y/o control en las zonas invadidas, y para prevenir los casos de futuras invasiones. A continuación se mencionan algunas de las alteraciones provocadas por el mejillón dorado. Microambiente creado por el mejillón dorado La densidad de los asentamientos del mejillón dorado facilitó la formación de un microambiente que hizo posible un incremento del número de especies en el ambiente rocoso del litoral. Un ejemplo de esa ampliación específica la constituyen las poblaciones de anélidos, oligoquetos e hirudíneos (Fig. 12.8), los cuales se han vuelto dominantes. Concomitantemente, dichos asentamientos han producido un desplazamiento de Uncancylus concentricus y Chilina fluminea (Fig. 12.8A y C respectivamente), dos de las tres especies de gasterópodos más comunes en dicho ambiente antes de la invasión de L. fortunei, mientras que la densidad de la población de la tercera especie de gasterópodo más característico, Heleobia piscium (Fig. 12.8B), ha demostrado una relación directamente proporcional con la densidad de L. fortunei (Darrigran & Damborenea 2006). En síntesis, se puede plantear la hipótesis de que donde se encuentra asentada L. fortunei, habrá una fauna homogénea de macroinvertebrados. Darrigran (2002) hace referencia a otro de los efectos negativos como lo es la disposición de L. fortunei sobre los bivalvos nativos de Sudamérica (Hyriidae y Mycetopodidae), a quienes utiliza como sustrato causando el desplazamiento de sus poblaciones a través de la inanición, la asfixia y finalmente la muerte de éstos (Fig. 12.8E). Modificación de la dieta de peces nativos Cuando las especies introducidas colonizan nuevos ambientes carecen de depredadores naturales. Esta situación se combina con un potencial biológico adecuado, es decir, un rápido crecimiento, maduración temprana, elevada tasa de fecundidad y alta adaptabilidad al ambiente, lo que permite una dispersión vertiginosa (García & Montalto 2006). L. fortunei es un claro ejemplo de lo mencionado. La llegada de este molusco a la Cuenca del Plata a principios de la década del ’90 (Pastorino et al. 1993) y su arremetedora dispersión estimada en 240 km/año (Darrigran & Ezcurra de Drago 2000), lo convirtió en la presa más abundante del ambiente. Esto provocó que varias especies de peces cambiaran su dieta original y se convirtieran en malacófagos, y que el crecimiento poblacional de las antiguas presas perdieran uno de sus limitantes naturales. Entre los grupos de peces consumidores de dicho bivalvo pueden mencionarse: los characiformes (bogas y pacués); los siluriformes (armados, bagres y viejas); los cipriniformes (carpas); los rayiformes (rayas de río), y los perciformes (corvina 267 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran rubia) entre otros. Todos ellos son actualmente los más abundantes en la pesca comercial, artesanal y deportiva (García & Montalto 2006). La depredación sobre L. fortunei es importante para controlar su crecimiento poblacional, pero aun así ha resultado insuficiente para detener la dispersión de este molusco invasor (Darrigran & Damborenea 2005). Figura 12.8 –– Fauna de invertebrados mayores a 1 mm asociados a L. fortunei. A: Uncancylus concentricus (escala: 1 mm); B: Heleobia piscium (escala: 1 mm); C: Chilina fluminea (escala: 10 mm); D: vista dorsal (1) y ventral (2) de un ejemplar de Helobdella simplex (escala: 5 mm); E: macrofouling del mejillón dorado sobre un ejemplar de Mycetopodidae (especie de bivalvo nativo). Tasa de clareado de cuerpos de agua donde se encuentran densas poblaciones de L. fortunei La gran adaptabilidad y dispersión del mejillón dorado ha generado impactos ambientales de diversa índole. Sylvester et al. (2006) señalan que si bien se han efectuado estudios sobre los efectos del mejillón dorado, éstos solo se focalizan en la influencia de L. fortunei sobre la diversidad y la abundancia de invertebrados bentónicos, dejando de lado otras modificaciones ambientales producto de la alimentación filtradora del mitílido. El proceso de alimentación de los filtradores impacta en el ambiente de la siguiente manera: 268 Bioinvasiones acuáticas y costeras en la Cuenca del Plata, Argentina el material particulado es extraído de la columna de agua y transferido a los sedimentos en forma de heces o pseudoheces; el agua es más transparente; el fondo es enriquecido con material orgánico; concomitante al consumo y digestión de partículas, se activa la degradación y mineralización, lo cual afecta las cantidades y relaciones porcentuales de nutrientes inorgánicos en la columna de agua, que a su vez inciden sobre la cantidad y tipo de fitoplancton y el aumento en las concentraciones de nutrientes que favorecerán el crecimiento de la vegetación fanerogámica sumergida; la comunidad bentónica, en particular las poblaciones detritívoras, son favorecidas por el mayor contenido de material orgánico en el fondo, por la mayor oxigenación del agua debido a la circulación producida por el proceso de filtración, y por las oportunidades de refugio y protección que ofrecen los bancos de filtradores sésiles como los de Limnoperna fortunei (Karatayev et al. 2004). Sylvester et al. (2005) realizaron un estudio con el objetivo de estimar por primera vez las tasas de filtración de L. fortunei en condiciones controladas de laboratorio, que posteriormente extrapolaron a las condiciones ambientales. Trabajaron con dos tallas de ejemplares adultos (15 y 23 ± 1 mm de longitud máxima valvar) y con tres valores de temperatura del agua (15, 20 y 25 °C), representativos del ciclo térmico anual en el delta inferior del río Paraná y el estuario del Río de la Plata. Estimaron además los volúmenes de agua filtrada. Los datos obtenidos indicaron que los niveles de aclaramiento de L. fortunei están entre los más altos medidos para moluscos invasores de agua dulce. Como consecuencia de ello, gran parte de los 1-2 millones de toneladas de carbono orgánico particulado que cada año el Río de la Plata exporta al océano, son retenidos localmente (en forma de tejido propio o heces) potenciando las relaciones tróficas y la producción local. Por lo tanto, toneladas de partículas que antes circulaban por el Río de la Plata de paso hacia el mar, ahora son retenidas. ¿Qué impacto producirá esto a mediano o largo plazo? Perjuicio económico El problema a nivel económico es sufrido principalmente por las industrias debido a que el macrofouling ocasiona (Darrigran 2010): reducción de los diámetros y bloqueo de cañerías; oclusión de filtros; decrecimiento de la velocidad del agua (el flujo laminar pasa a ser turbulento); oclusión por acumulación de valvas vacías; contaminación del agua del interior del sistema (Fig. 12.9). Mackie & Claudi (2010) también mencionan cómo L. fortunei afecta las embarcaciones que circulan por el río Paraguay y ríos de Brasil. Aun cuando las densidades del mejillón dorado en estos ríos pudiera ser baja, el macrofouling perjudica los sistemas de refrigeración ocasionando el calentamiento de los motores de las embarcaciones que por allí circulan. 269 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran Figura 12.9 –– Diferentes situaciones de macrofouling sobre sistemas de flujo de agua. A: rejas para peces de una central térmica bonaerense, con poco espacio libre para el pasaje de agua dejado por el macrofouling ocasionado por el mejillón dorado; B: caño ocluido por el mejillón dorado; C: importante adherencia de mejillones dorados en el interior de un conducto de aspiración en una central nuclear (diciembre de 2005, Cuenca del Plata, escala: 30 cm); D: cartuchos de un filtro al inicio del sistema de refrigeración de una central hidroeléctrica (escala: 30 cm). Manejo de las bioinvasiones Las investigaciones abocadas a la biología de las invasiones en Argentina, en general se encuentran completando una etapa básica de descripción de la invasión biológica, y se comienzan a desarrollar las otras dos etapas necesarias para realizar un manejo sustentable de las bioinvasiones: predicción y análisis de riesgo de invasión. No obstante, de completarse estas etapas, tendríamos un sistema de investigación bien orientado y generador de potenciales soluciones para las bioinvasiones, frente a un sistema gubernamental de manejo inconsciente de esta capacidad o, peor aún, inconsciente de los problemas que causan las bioinvasiones. El sistema científico dedicado a la biología de las invasiones progresa y se encuentra preparado para encarar la predicción y análisis de riesgo de invasión; por lo tanto, es necesario que este progreso esté acompañado de una política de integración con el sistema económico-social de la región. 270 Bioinvasiones acuáticas y costeras en la Cuenca del Plata, Argentina El grado de impacto puede ser evaluado de una manera estándar y objetiva a través de protocolos simplificados desarrollados por especialistas, como por ejemplo el protocolo de Evaluación del Impacto Ambiental por Especies Invasoras (ISEIA) (Vanderhoeven & Branquart 2010). Éste se compone de cuatro secciones coincidentes con los últimos pasos del proceso de invasión, es decir, 1) el potencial de propagación y 2) la colonización de hábitats naturales, así como los impactos adversos sobre las especies y los ecosistemas nativos. Para identificar organismos con características que los potencian como especies invasoras (para realizar luego su prevención y control), el grupo de investigadores del ISEIA propuso un protocolo que consta de dos secciones: 1) Estado de invasión : capacidad potencial de propagación y colonización de los hábitats naturales; 2) Impactos ecológicos : consecuencias adversas sobre las especies y los ecosistemas nativos. Este protocolo, a través de las puntuaciones realizadas sobre la base de la historia del organismo, los impactos causados en áreas vecinas y los perfiles ecológicos de las especies foco de estudio, permite clasificar a estas especies en una de las tres siguientes categorías de riesgo: Categoría A (lista negra): incluye especies con alto riesgo ambiental; Categoría B (lista naranja de vigilancia o alerta): incluye especies con un riesgo ambiental moderado sobre la base de los conocimientos existentes; Categoría C : incluye especies no-nativas que no son consideradas como una amenaza para la biodiversidad y los ecosistemas nativos. Las puntuaciones de cada sección evaluada de la Cuenca del Plata en relación con la distribución, impactos provocados, biología y dispersión del mejillón dorado, permiten estimar el grado de impacto que puede producir una especie todavía no ingresada a la región o ambiente a prevenir. Sobre esta base, se puede hacer un mapa que esquematice la distribución de una especie invasora ––en este caso del mejillón dorado–– sobre la Cuenca del Plata (Fig. 12.10). Educación y bioinvasiones El paso del hombre deja huellas indelebles en la naturaleza, transformándola (consciente o inconscientemente) para su propio beneficio, muchas veces con total indiferencia ante las consecuencias a mediano o largo plazo que esto pueda ocasionar. El ser humano, a lo largo de la historia, ha obtenido y continúa obteniendo abundantes beneficios de la diversidad biológica bajo la forma de alimentos, medicamentos, materia prima, e incluso satisfacciones espirituales e inspiración artística, lo cual constituye un indicador de que la diversidad biológica incide directamente sobre la calidad de vida del ser humano (Vilches et al. 2010). La actividad humana es inevitable, continua, progresiva y, en algunos casos, hasta imperceptible a simple vista, provocando consecuencias a corto y/o largo plazo, las cuales deberían ser previstas al menos para minimizar sus efectos. La sociedad debe tomar conciencia de que sus acciones influyen directamente sobre los individuos que la componen, sobre sus relaciones y sobre el 271 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran = presencia de L. fortunei Figura 12.10 –– Sistema del ISEIA sobre especies invasoras, para identificar los organismos de mayor preocupación y poder realizar acciones de mitigación preventivas. En este ejemplo se tomó a Limnoperna fortunei. hábitat con el que interactúa. Dicha concientización debe ser uno de los productos del proceso educativo. Una educación enfocada en la toma de conciencia, el respeto y el compromiso con la naturaleza, tenderá a generar individuos críticos y responsables. Este último punto constituye uno de los pilares sobre los cuales se apoya la política curricular de la provincia más poblada de Argentina, la provincia de Buenos Aires: (…) Por lo tanto, la provincia de Buenos Aires propicia una educación am- biental que enfatiza la formación de sujetos críticos, sensibles a la crisis del ambiente y activos/as en la creación de prácticas sustentables. Por esa razón, los diseños y propuestas curriculares vinculan los contenidos y enfoques de las distintas áreas del conocimiento con los de la educación ambiental, destacando los derechos y las prácticas en relación con el ambiente y promoviendo la superación de visiones fragmentadas. (Dirección Ge- neral de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires 2007, p. 24) Respecto a esto, el desafío de los docentes consiste en propiciar un ambiente en el cual los estudiantes y la sociedad conceptualicen la crisis que atraviesa la biodiversidad en la actualidad, como así también sus implicancias (Darrigran et al., en prensa). El Marco General de Política Curricular de la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, sancionado en 2007, reconoce la 272 Bioinvasiones acuáticas y costeras en la Cuenca del Plata, Argentina importancia de caracterizar al sujeto de enseñanza como un individuo complejo en distintos aspectos, uno de los cuales está plasmado en la creciente preponderancia de la cuestión ambiental desde las últimas décadas del siglo XX. Dicho documento juzga ineludible el tratamiento de esta cuestión, principalmente en términos de la degradación del medio ambiente a raíz de múltiples problemáticas, tanto a nivel mundial como a nivel regional. El ambiente, entonces, forma parte de la política educativa provincial y es entendido como “el resultado de interacciones entre sistemas ecológicos, socioeconómicos y culturales” (Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires 2007, p. 23). Por lo tanto, es necesario desarrollar no solo los contenidos biológicos, sino además generar, incrementar y poner en práctica las actitudes de valoración de la naturaleza y su conservación (Oggero & Vischi 2005). Lo anteriormente expuesto representa un desafío docente que para Darrigran et al. (en prensa) se centra en dos aspectos: generar estrategias de enseñanza tendientes a comprender la diversidad biológica y sus enormes potencialidades para mejorar la calidad de vida; generar una actitud crítica en relación con la crisis que atraviesa la biodiversidad. La educación en torno a la biodiversidad no solo está restringida a materias como biología, sino que se extiende a otras áreas de estudio como ecología, matemática, lengua, etc. Esto permitirá establecer conexiones intra e interdisciplinares, las cuales resultarán cautivantes tanto para los alumnos como para los docentes (Pogré 2002). Para tal fin, sería beneficioso pensar en la introducción de la problemática de las bioinvasiones en los programas de la educación secundaria, ya que la misma política educativa actual contempla el estudio del ecosistema haciendo referencia a “la comunicación entre individuos de una es- pecie o especies diferentes, y sus efectos sobre el comportamiento o el desarrollo de los individuos” (Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires 2008, p. 49). Es importante destacar la necesidad de tender un puente entre los diversos trabajos de investigación y el potencial aporte que éstos pueden ofrecer al trabajo áulico. El diseño curricular previamente mencionado pretende articular la experiencia de aprendizaje mediante la utilización de ejemplos tomados como fenómenos a analizar, lo cual presenta una excelente oportunidad para activar el conocimiento pertinente a cada caso: Mediante el análisis y comparación de los ejemplos, los alumnos podrán expresar sus saberes acerca de dichos fenómenos, encontrar elementos comunes para elaborar algunas generalizaciones y generar preguntas que promuevan algún tipo de investigación. Asimismo, el docente podrá apoyarse en el análisis de algunos de ellos para ofrecer explicaciones más sistemáticas. (Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires 2008, p. 49) Por lo tanto, el estudio de las bioinvasiones y la dinámica de costas constituyen ejemplos de este tipo de fenómenos, relacionando el campo de la investigación empírica con la enseñanza de la biología y las ciencias naturales, lo que ofre- 273 Agustina Iugovich, Natalia Arcaría y Gustavo Darrigran ce a los alumnos una “variedad de ideas (actuales o históricas), casos, ejemplos, teorías, datos empíricos, debates, etcétera, para que puedan trabajar con ellos en diferentes contextos, establecer relaciones y elaborar generalizaciones” (Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires 2008, p. 50). El manejo de las bioinvasiones, de la dinámica de costas y otros problemas ambientales, deben ser incorporados en las agendas de los gestores de turno; el orden en que sean tratadas es, sin lugar a dudas, acorde con la necesidad e importancia que estos temas despierten en la sociedad. Ésta, entonces, debe tomar conciencia de estos problemas y de sus dimensiones, lo cual se logra a través de la educación. Referencias bibliográficas Borges ME (2005): La ostra del Pacífico, Crassostrea gigas (Thumberg, 1793) en la Bahía Anegada (Provincia de Buenos Aires). En: Penchaszadeh P (ed.): Invasores: Invertebrados exóticos en el a Río de la Plata y región marina aledaña. EUDEBA, Buenos Aires, 1 ed., pp. 311-368. Borthagaray & Carranza (2007): Mussels as ecosystem engineers: their contribution to species richness in rocky littoral community. Acta Oecologica, 31(3): 243-250. Branquart E (ed.) (2009): Guidelines for environmental impact assessment and list classification of non-native organisms in Belgium. Belgian Biodiversity Platform, vers. 2.6, 4 pp. Disponible en <http://ias.biodiversity.be/documents/ISEIA_protocol.pdf> [Fecha de acceso: 08.10.2011]. 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