Gaceta Editorial Nº 8 ediciones contrabando Publicación electrónica destinada a los suscriptores de Ediciones Contrabando Septiembre de 2013 ESPECIAL: Los libros de este otoño SUMARIO 1. El canon Fitzgerald 2. Ricardo Piglia: “El camino de ida” 3. Javier Marías, Premio Formentor 2013 4. Ariana Harwicz: “Matate, amor” 5. El regreso de Salinger 6. Richard Ford: “Canadá” 7. Luis Goytisolo: “Estela del fuego que se aleja” 8. James Salter: “La última noche” EDITORIAL Regresa nuestra Gaceta Editorial repleta de noticias literarias de interés y un buen puñado de títulos para gozar de buena literatura este otoño. Títulos que, como siempre, recomendamos con la esperanza de que resulten lecturas agradables y con auténtico interés. Por otro lado, la “rentré” literaria de este otoño es la primera que celebramos como editorial. Y también está cargada de títulos, expectativas y un sinnúmero de actividades, que podéis seguir a través de nuestra página web, nuestro facebook o el reciente Blog editorial: Libros por libre. Es de inminente aparición el quinto título de nuestra colección: “Maldita seas tristeza”, del cubano Carlos Michel Fuentes. Y del primer título de una colección independiente de poesía: “El sanatorio (en llamas)”, de Sergio Marín. Asimismo la editorial ha puesto en marcha dos nuevos sellos dedicados a la autoedición: Libros de Autor y Memorias de Autor, cuyas características y servicios podéis consultar en nuestra web: www.edicionescontrabando.com. 1. El canon Fitzgerald 2003-2013: DIEZ AÑOS SIN BOLAÑO En 1936, Scott Fitzgerald , con 40 años, era un ser psíquicamente tambaleante. Los excesos alcohólicos, una constante en su vida desde que era universitario, le habían dejado el ánimo arrastrado por los suelos. El autor estadounidense había plasmado sus viajes por los abismos y los altibajos de su mente en unos ensayos publicados en la revista Esquire (luego serían agrupados en un volumen titulado The Crack-Up). En este libro, en el que disecciona los males que le condujeron a la muerte sólo cuatro años después, confesaba: "mi vida habia sido un despilfarro de recursos que de hecho no poseía, que había estado hipotecándome fisica y espiritualmente hasta el cuello". Su mujer, Zelda, no andaba mejor. Era carne de psiquiátrico. En abril de ese año acababa de ingresar en el Highland Mental Hospital de la localidad de Asheville (institución en la que murió 12 años más tarde en un incendio del que no pudo escapar por estar encerrada en una habitación, a la espera de la aplicación de una terapia de electroshocks). En Asheville también se recluyó el autor de El gran Gatsby, en el Hotel Grove Park Inn. Allí, en los días borrascosos, montó escándalos mayúsculos. Detalle de la lista manuscrita, de The Matthew J. and Arlyn Bruccoli Collection of F. Scott Fitzgerald, University of South Carolina Libraries. Un intento de suicidio provocó una de esas convulsiones en la apacible cotidianeidad del hotel. Es de hecho la intención que aprecia Michael Cody, de la Universidad de Carolina del Sur, detrás de un incidente protagonizado por Scott Fitzgerald, cuando disparó un revolver. Luego se fracturó un hombro en la piscina. La dirección del establecimiento exigió que alguien se hiciera cargo de su vigilancia y sus cuidados. Ahí entra en escena la enfermera Dorothy Richardson, que asumió la responsabilidad de mantener a raya al conflictivo huésped. Un reto serio. La idea era que le hiciese compañía y lo tuviera alejado del alcohol. En esos días trabaron estrecha amistad, lo que resulta curioso si se tiene en cuenta que su papel en esta película era el de poli malo. Al fin y al cabo ella era un obstáculo entre Fitzgerald y sus anhelados licores. El escritor, en ese clima de confianza, incluso se propuso refinar la formación literaria de su cuidadora. Con ese propósito (que no está claró si surgió como iniciativa propia o a instancia de Richardson) le dictó un día una lista que tituló: "Los 22 libros que Scott Fitzgerald considera esenciales". La enumeración incluye veinte autores. Casi todas las referencias son títulos concretos: Casa de muñecas, de Henrik Ibsen; Winesbourg, Ohio, de Sherwood Anderson; Rojo y negro, de Sthendal... Aunque también contenía algunas indicaciones genéricas: "Las obras de Oscar Wilde. La lista demuestra su apertura de criterios, ya que no falta la ficción, claro, pero tampoco la poesía ni el ensayo. Listado completo: “La hermana Carrie” de Theodore Dreiser “La vida de Jesús” de Ernest Renan “Casa de muñecas” de Henrik Ibsen “Winnesburg, Ohio” de Sherwood Anderson “The Old Wives Tale” de Arnold Bennett “El halcón maltés” de Dashiel Hammett “Rojo y negro” de Stendhal “Cuentos completos” de Guy de Maupassant “An Outline of Abnormal Psychology” de Gardner Murphy (Ed.) “Cuentos completos” de Anton Chejov “Las mejores historias de humor americano”, ediciónn de Alexander Jessup “Victoria” de Joseph Conrad “La rebelión de los ángeles” de Anatole France Las obras de teatro de Oscar Wilde “Santuario” de William Faulkner “Por el camino de Swann”, “A la sombra de las muchachas en flor” y “El sendero de Guermantes” de Marcel Proust “Viento del sur” de Norman Douglas . “Fiesta en el jardín” de Katherine Mansfield “Guerra y Paz” del Conde Lev Tolstoi “Poesía completa” de John Keats “Poesía completa” de Percy Bysshe Shelley http://www.elcultural.es/noticias/LETRAS/5221/El_canon_Fitzgerald 2. Ricardo Piglia: “El camino de ida” Rumbo a su oficina, y antigua vivienda, en la calle porteña de Marcelo T. de Alvear, es probable que muchos argentinos no lo reconozcan, pero él es uno de los escritores en español más notables de la actualidad.Ricardo Piglia, de 71 años, autor de las novelas Plata quemada y Blanco nocturno (Premio Rómulo Gallegos y de la Crítica, en España), iba allí cada mañana de 2012 para escribir su último título, El camino de Ida(Anagrama). Después de 15 años dando clases en las universidades de Princeton y Harvard, Piglia regresó de Estados Unidos en diciembre de 2011 y se puso a redactar esta novela que en agosto ha llegado a las librerías de Argentina y este mes estará en las de España. Entre libros apilados contra las paredes de todo el piso, el autor bonaerense ofrece agua mineral, zumo de naranja y frutos secos para acompañar la charla. “En esta novela me dije que sería bueno hacer algo más o menos autobiográfico a partir de mi experiencia estadounidense, tratando de tomar un aspecto que me parecía lo más narrativo, que era la sensación rara que tenía de extranjería, que no es la misma que cuando uno es inmigrante, exiliado o un viajero que pasa mucho tiempo en un lugar”, cuenta Piglia. “Estaba instalado con un cargo de profesor, había comprado una casa, como tantos colegas que venían también de otros lados. No tenía ninguna nostalgia de Buenos Aires en el sentido clásico argentino, porque iba y venía. No tenía la sensación que, a veces, tiene alguna gente que empieza a cultivar el tango, cosa que acá no hacía. Ni siquiera me veía mucho con argentinos, más bien mis amigos eran locales. Traté de hacer la vida como si fuera de ahí. Pero eso no impedía que tuviera una visión: como si todo estuviera demasiado subrayado. Me sentía cómodo, en el sentido de estar haciendo una vida distinta a la que hago acá, con otros amigos y otro tipo de sociabilidad, y con cierta idea, que creo que todos los escritores tenemos, de una vida más monástica”, relata el autor. Su personaje principal también es un profesor argentino que vive en Estados Unidos una suerte de vida paralela. A partir de aquella experiencia propia comenzó la ficción. “Apareció un romance con una profesora bastante clásica en los ambientes universitarios estadounidenses de los años actuales. Es gente muy radicalizada desde el punto de vista de las discusiones sobre literatura y cultura, lo que se llaman estudios culturales, estudios poscoloniales y una serie de modas que vienen de EE UU, y que en general están todas definidas por actitudes de revisión del canon, de cuestiones de discriminaciones a minorías, que nunca están acompañadas por ninguna acción real, política, como sí en Argentina o España. Me interesaba mucho la sensación de una historia de amor muy tensa y que de pronto ella muriera. Estuve dando vueltas sobre por qué moría y cómo”, cuenta. Fue entonces cuando recordó la historia de Unabomber, aquel filósofo y matemático estadounidense que enviaba cartas bomba a universidades y líneas aéreas para expresar su crítica a la sociedad tecnológica moderna, y con las que murieron tres personas y otras 23 resultaron heridas entre 1978 y 1995. “Trabajando en la novela, de una manera inesperada, en lo que algunos llaman inspiración y yo llamo ocurrencia, ligué la historia personal con esta otra historia que para mí expresaba tantas cosas de Estados Unidos. ¿Por qué trabajé el personaje de Unabomber? Por dos cosas que habían sucedido en la realidad y que para mí fueron asombrosas. Una es que el personaje real había leído muchas veces la novela de [Joseph] Conrad El agente secreto, y otra es que se había inspirado en el personaje que hay en la novela. Me interesó mucho el hecho de que el FBI hubiera gastado en la persecución de este individuo a lo largo de casi 20 años gran cantidad de dinero y fuerzas, y que solo lo hubiera atrapado porque el hermano lo delató, una resolución dostoievskiana de Karamazov”, desarrolla Piglia, amable y simpático desde su escritorio. Traté de hacer la vida como si fuera de allí. Pero no me impedía otra visión” El autor argentino quería contar su experiencia en Estados Unidos, una cultura que admira y con la que se había formado, al igual que otros colegas de su generación que ya no se criaron mirando a Francia sino a la generación beat, el cine y el jazz del Norte. “Como soy un hombre de izquierda, siempre he pensado que Estados Unidos era una problema para América Latina y siempre he establecido una distinción entre el Estado y la sociedad estadounidense”, aclara. Ahora dirige una colección de reediciones de la literatura argentina y acaba de grabar un programa de televisión de cuatro capítulos en los que enseña sobre Jorge Luis Borges. De su experiencia en la universidad estadounidense contrasta las virtudes y las carencias: “Una son las condiciones de trabajo, la libertad de cátedra. Hay una gran dinámica. Tiene una virtud para el tipo de tensión que tenemos los escritores, y es que es totalmente autónoma de la cultura de masas. La contra es que está muy aislado de la vida real. Nosotros tenemos demasiada vida real. Sería bueno que tuviéramos un poco menos, porque esas son las crisis, la política, todos los líos que hay”. Por aquellas aulas y pasillos de Princeton se ha cruzado durante años con escritores que iban a dar programas de escritura creativa, como Toni Morrison, Gabriel García Márquez, Paul Auster, Philip Roth o Mario Vargas Llosa. También le tocó vivir de cerca el suicidio de Antonio Calvo, un profesor español que había sido despedido de Princeton por unas frases que sonaron provocativas en aquel ambiente: “Fue un hecho que nos conmovió a todos. Era un amigo. Entiendo a los colegas que no quieren intervenir en estas cosas, pero en Argentina hemos intervenido en cosas más complicadas y peligrosas”. http://cultura.elpais.com/cultura/2013/09/01/actualidad/1378054006_702269.html Emilio Renzi ha llegado al campus de una prestigiosa universidad de New Jersey para impartir un seminario sobre los años argentinos de W. H. Hudson. Fue invitado por la directora del departamento, la bella y belicosa Ida Brown. Pequeños incidentes y extraños equívocos culminan con la trágica muerte de la profesora Brown en un inexplicable accidente. Que incluye un detalle inquietante: Ida tiene la mano quemada, y eso parece conectarla con una serie de atentados contra figuras del mundo académico. Cuando finalmente se descubre al responsable de los atentados, el asombro es mayúsculo. Se trata de Thomas Munk, profesor de matemáticas en Berkeley y autor de un radical Manifiesto sobre el capitalismo tecnológico. Renzi reconstruye el pasado de Munk y viaja a California para entrevistarlo en la cárcel. Intuye que el destino de Ida está en juego y que nada volverá a ser como antes. Con una escritura hipnótica que pasa naturalmente de la autobiografía al registro policial, esta novela confirma a Ricardo Piglia como uno de los grandes escritores contemporáneos. http://www.anagrama-ed.es/titulo/NH_517 3. Javier Marías, Premio Formentor 2013 “No he querido saber, pero he sabido que...”, no es solo el comienzo deCorazón tan blanco, de Javier Marías, una de las mejores novelas en español de las últimas décadas, sino una frase que sirve al escritor y académico para contar a sus lectores varias noticias suyas. Lo hizo ayer en Formentor (Mallorca) bajo la sombra de una enredadera, muy cerca del Mediterráneo espolvoreado del brillante sol de la tarde: —Recibió anoche el Premio Formentor de las Letras 2013 por contribuir a definir la gran literatura europea, con un discurso en el que expresó su asombro porque la gente siga interesada en la buena literatura y en su interés por seguir escribiendo, “con una modesta ambición artística y un anticuado, anacrónico, deseo de perduración”. —Dio nuevas claves de por qué los lectores se sienten atraídos por la ficción: “La necesidad de escuchar algo que no admite desmentidos. Quizá colman la necesidad de que alguien cuente algo hasta el final de manera completa, irreversible. Mientras que los hechos reales siempre son incompletos y alguien los puede desmentir o corregir”. —La nueva novela, la número 12, tendrá de nuevo a un hombre como narrador y su escenario son los años ochenta, pero evocados desde el presente. —Dos obras suyas serán llevadas al cine: el cuento Mientras ellas duermen, del que ya está hecho el guion y que dirigirá Wayne Wang(Smoke, Mil años de oración); y Tu rostro mañana, proyecto del que no puede decir mucho, salvo que es una gente muy conocida de la industria estadounidense. Por un lado y por otro no cesan de escucharse elogios sobre las novelas Todas las almas, Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí, Negra espalda del tiempo, Tu rostro mañana, incluso de la primera, Los dominios del lobo, y últimamente Los enamoramientos, que este verano ha tenido elogiosas críticas en Estados Unidos (donde entró también en la lista de los más vendidos) y en Francia. Son las novelas que acompañan a Javier Marías como en un corro. Pero ¿qué pasa con aquellas novelas suyas que no gozan de ese gran reconocimiento y popularidad? Sentado a la sombra y rodeado de todos los verdes del jardín del hotel, Javier Marías (Madrid, 1951) habla de ellas como para que sus lectores digan: “No he querido saber, pero he sabido…”. Travesía del horizonte (1972).“Es el libro donde empecé a labrar el estilo literario, porque Los dominios del lobo, mi primer libro con 19 años, es una novela espontánea, loca. En cambio en Travesía del horizonte empecé con el influjo fuerte de autores como Conrad o James, y anuncia un poquito el escritor que seré”. El monarca del tiempo (1978). “No sé si es una novela. Es un libro experimental, una miscelánea. Es del que menos contento estoy, tanto que durante mucho tiempo no permití su reedición hasta que hace unos años lo hice en la editorial Reino de Redonda”. El siglo (1983). “Le puse mucho empeño. Estaba convencido de que era el más ambicioso de mis libros hasta entonces, pero no tuvo mucha acogida y pasó inadvertido. Ha quedado un poco en la sombra”. El hombre sentimental (1986).“Es una especie de transición y anuncia una nueva etapa. Me hace pensar que probablemente hay una generación de escritores que si hubiéramos empezado a escribir más tardíamente, en los ochenta o noventa, no hubiéramos publicado mucho porque no nos tendrían paciencia. A nosotros nos permitieron evolucionar. Y es en esta novela, El hombre sentimental, la quinta, donde senté las bases de mis libros posteriores”. ¿Formará parte de ese círculo privilegiado la novela que está escribiendo? Nadie lo sabe. Él menos aún porque, asegura, nunca ve nada claro. Se pasa la vida tanteando sin descuidar los elementos intuitivos que “nunca se deben abandonar”. Esa es la ruta creativa de Javier Marías, el tercer galardonado en la segunda etapa del Premio Formentor de las Letras. Marías se une a Carlos Fuentes, Juan Goytisolo y otros como Beckett, Borges o Gombrowicz, que lo recibieron en los sesenta. http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/31/actualidad/1377980681_337085.html 4. Ariana Harwicz: “Matate, amor” No me ha sorprendido, en absoluto, que la palabra que cierra esta breve, densa y asfixiante novela, sea la palabra “salvaje”. Y no lo digo ya por la sombra oscura y protectora de “Los detectives salvajes”, de Bolaño. O por el más cercano eco de “Las teorías salvajes”, de Pola Olaixarac. Sino porque “salvaje” ha devenido -cómo, por qué- en un adjetivo imprescindible. Un adjetivo que incendia los vastos pabellones vacíos donde celebró sus fiestas la extinta posmodernidad. Ese planeta sin atmósfera donde respiramos tantos años los leves aromas de una aparente eutanasia indolora. El cuchillo de esa madre que brilla y refulge en la primera página de “Matate, amor”, oculto a la sombra de un arbusto pero apuntando al marido y al bebé, presagia desde un principio una atmósfera muy poco posmoderna. Más bien un retorno a “lo salvaje”: lo salvaje como lo brutal, o lo cruel extremo, como un signo inequívoco y distintivo de nuestro tiempo. Pero también “lo salvaje” como esa fuerza (humana) no civilizada que aún llevamos dentro, no como una marca edénica (“el buen salvaje”), sino como un requerimiento insaciable e ingobernable: la voz atormenta e imperiosa del deseo, ese fuego oscuro y devastador que renace aquí, no en su versión algodonosa y edulcorada, o en la zombi y vampiresca, sino como un carbón encendido que busca sólo lo extremo: posesión o aniquilación, locura o muerte. “Matate, amor” es un relato de un nuevo tiempo.Que busca y encuentra para ello un nuevo lenguaje. Denso, hiriente, sin ninguna concesión. Quizá con algún altibajo (de primeriza, tal vez). Un lenguaje que, si acaso, recuerda o evoca la literatuta aforística de Fleur Jaeggy (pero sin su frialdad centroeuropea). Cada palabra pesa. Cada frase obliga a pensar (horror, lector, esa vieja puta exigencia de la gran literatura). La trama no se despliega, sino que se espesa, se adensa. Ariana Harwicz se lo juega todo a una carta: el lenguaje. Y vence. Pero, además, cuenta, narra, trama. Sin soltar al lector del yugo que le ha puesto en el primer párrafo de la primera página. Y ese yugo es la voz terrible y angustiada de una mujer que cuchillo en mano parece acechar a su marido y a su hijo; aunque no tardaremos en ver que, más bien, ella es la fiera acechada, acorralada, herida, sangrante... Perdida en el bosque y en el interior de sí misma, acanallada y doliente por las exigencias delirantes de su deseo, quiere y no quiere romper todas sus amarras, huir, matar, morir, amar, ser amada, sentir, ser libre, no ser lo que es, regresar a un punto imposible de su vida, aniquilar su fuego interno o quemarse en él. No hay espacio para el sosiego, la mesura, el equilibrio, la negociación. El viento agita el bosque y el deseo agita su vida, sin remedio. La locura acecha. El homicidio acecha. El suicidio acecha. El deseo lo incendia todo. El lector, habituado a los dulces y serenos vaivenes de la prosa adormecida, a las suculentas y frías intrigas del poder y del dinero, a las amables asechanzas del corazón adolescente... se sentirá maltratado por la prosa de Harwicz. Pero eso es la literatura. Un anzuelo que no deja en paz a los peces. Que duele cuando picas. Que te saca de tu medio (del agua al aire). Para luego devorarte. Por eso mi consejo es este: ¡Suicídate, lector! Lee “Matate, amor”. http://www.edicionescontrabando.blogspot.com.es/2013/08/suicidate-lector_13.html 5. El regreso de Salinger Misterioso. Embaucador. Despiadado. Conquistador. Así podría definirse la figura de uno de los escritores más emblemáticos y misteriosos del siglo XX:Jerome David Salinger. El autor, que quedó traumatizado tras sus vivencias en la II Guerra Mundial, dejó de publicar a partir de 1965. Pero siguió escribiendo y perpetuando su legado hasta el día de su muerte, en 2010, y conservó los textos para sí mismo convirtiéndose en su único lector. Ahora todo ese material bien escondido va a salir a flote: hay, al menos, cinco libros inéditos del escritor de El guardián entre el centeno que empezarán a ver la luz a partir del año 2015, coincidiendo con el quinto aniversario de su muerte. Es una información lanzada en la biografía del escritor The Private War of J.D. Salinger, de 750 páginas y escrita por Shane Salerno y David Shields , que sale a la venta el 3 septiembre en Estados Unidos, un trabajo que se complementará con el estreno (6 de septiembre) de un documental, también centrado en la vida de Salinger, dirigido por el primero. Son muchos los interrogantes sobre la figura de este genio que aún están por resolver. Quizá quede poco para esclarecer todos esos secretos. En España la publicará Seix Barral. El lanzamiento constituye un acontecimiento literario a nivel global. Pero el contenido, tanto del documental como del libro, se mantiene en secreto. Cerca de 200 entrevistas a personas del círculo más cercano del escritor, cartas, fotos, y diarios ha sido el material que han empleado para la consecución del reto: profundizar en la vida del escritor de las historias de la Familia Glass. En palabras de Shield y Salerno: “la vida del escritor era un suicidio a cámara lenta”. Sus vivencias en la II Guerra Mundial marcaron profundamente el futuro de un Salinger atormentado que primero intentó evadir sus angustias mediante el arte y después mediante la religión. Esta feroz guerra, los campos de concentración y el nazismo quedaron en la retina del autor que formó parte del desembarco de Normandía. En uno de sus inéditos queda reflejada su visión de aquellos sucesos. Esta contienda es el marco de otro de los textos, aunque está urdido través de testimonios reales basados en su matrimonio con Sylvia Louise, tema también tratado en el documental. El hinduismo, más concretamente la rama vedanta, le ayudó a superar o a llevar mejor sus traumas junto con la ayuda de su maestro espiritual, Swami Nikhilananda. Precisamente este es el hilo conductor de otra de esas cinco obras pendientes de publicación. Escrito a modo de manual, el epistolario se encuentra en manos de la Morgan Library and Museum de Nueva York. Otro de los títulos es The Family Glass, una colección de relatos inéditos que se suman a las historias ya conocidas de la familia que protagonizaba Franny and Zooey, una de las novelas más conocidas de Salinger. El último de los títulos que se podrán leer entre el año 2015 y el 2020 es The Last and Best of Peter Pans, una serie de aventuras tanto nuevas como viejas protagonizadas por el ya mítico Holden Caulfield, uno de los personajes clave de la literatura para jóvenes del siglo XX retratado en El guardián entre el centeno. Este joven de 16 años se convierte en el punto de inflexión hacia la edad adulta de muchos adolescentes año tras año en los institutos. Calificarle al principio como conquistador y despiadado tiene su base. Salinger utilizaba sus dotes caballerescas para enamorar a jóvenes, algunas incluso menores de edad, para que cayeran en sus redes y luego abandonarlas a la primera de cambio. Esta fue la suerte de Jean Miller, una chica de 14 años que conoció en Florida a quien abandonó años más tarde tras su primer encuentro sexual. Al parecer, Miller le inspiró para crear a la heroína de For Esmé - With Love and Squalor. Esa vertiente escabrosa, según recoge el The New York Times, también aparece en el documental de Salerno. Uno de sus trofeos femeninos, Joyce Maynard, ofrece su revelador testimonio durante el metraje y recuerda cómo Salinger se desembarazó de ella con una lapidaria afirmación: “El problema contigo, Joyce, es que tú amas el mundo”· http://www.elcultural.es/noticias/LETRAS/5225/El_festin_que_Salinger_nos_tenia_preparado 6. Richard Ford: “Canadá” Dell Parsons tiene quince años cuando sucede algo que marcará para siempre su vida: sus padres roban un banco y son detenidos. Su mundo y el de su hermana gemela Berner se desmorona en ese momento. Con los padres en la cárcel, Berner decide huir de la casa familiar en Montana. A Dell, un amigo de la familia le ayudará a cruzar la frontera canadiense con la esperanza de que allí pueda reiniciar su vida en mejores condiciones. En Canadá se hará cargo de él Arthur Remlinger, un americano enigmático cuya frialdad oculta un carácter sombrío y violento. Y en ese nuevo entorno, Dell reconducirá su vida y se enfrentará al mundo de los adultos. Una bellísima y profunda novela sobre la pérdida de la inocencia, sobre los lazos familiares y sobre el camino que uno recorre para alcanzar la madurez. «Uno de los mejores estilistas y uno de los narradores más humanistas de América... Es su libro más elegiaco y profundo» (Ron Charles, The Washington Post). «Un grandísimo escritor» (M. Dirda, The New York Review of Books). «Un vasto y magnífico fresco. Ésta es una de las primeras grandes novelas del siglo XXI» (John Banville). «Fascinante» (Colm Tóibín). http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_841 7. Luis Goytisolo: “Estela del fuego que se aleja” Los primeros capítulos de Estela del fuego que se aleja están dedicados a «la crisis que atraviesa el protagonista», al que se nombra con la letra A. Se trata de «un hombre de mediana edad que, con todo y haber sabido hacerse con los signos distintivos del triunfador nato –éxito profesional, amor, dinero–, se siente íntimamente malogrado, convencido de que ha desperdiciado su talento, y las metas a las que ese talento podía haberle llevado, en aras de la seguridad material». El dibujo de esta situación «se organiza en torno a unos cuantos núcleos temáticos relacionados con el protagonista, amigos, matrimonio, familia, infancia, actividades políticas de su época de estudiante, aventuras amorosas, etc., pequeños episodios que, aunque aparentemente inconexos y hasta irrelevantes, terminan por configurar una imagen acabada tanto de lo que nuestro personaje es como de lo que hubiera querido llegar a ser». Quien brinda tan precisa descripción de la novela es B, el «otro» protagonista de la misma, cuya voz y cuyas peroratas irrumpen en el texto orientándolo en una dirección imprevista. B es una especie de contrafigura grotesca de A, en la que se reconocen –ya sea invertidos, ya sutilmente reelaborados– algunos de los rasgos de éste. Uno y otro parecen hallarse a cada lado de un mismo espejo, sin que en definitiva quepa dilucidar de un modo inequívoco quién es reflejo de quién, quién el creador y quién la criatura en un texto que podría ser obra tanto del uno como del otro, cada uno de los dos personajes susceptible de ser entendido como el negativo del otro. Estela del fuego que se aleja fue la primera novela escrita por Luis Goytisolo después de Antagonía, algunos de cuyos postulados fundamentales elabora de forma lúdica y maliciosamente rocambolesca. Si Antagonía era una novela sobre la creación, Estela del fuego que se aleja es una novela sobre la relación del creador con su obra y de ésta con su vida. Treinta años después de su primera edición, la recuperación deEstela del fuego que se aleja la señala como una novela asombrosamente vigente, que conserva intacta la dinamita de su humor despiadado y su capacidad de interpelar perturbadoramente al lector. «Goytisolo vuelve a Proust del revés, ya no es la vida la que se transforma en escritura, sino la literatura la que explica el mundo, quien en definitiva lo hace vivir» (Rafael Conte, El País). «Toda la novela nos conduce a su propio autor y plantea una indagación autobiográfica de la trayectoria humana y las incertidumbres estéticas del mismo Goytisolo» (Santos Sanz Villanueva, Diario 16). «La novela exprime agudísimamente el asco de la prosa del mundo: dominical, notarial, mediocrática» (Gonzalo Sobejano). «Páginas de rigurosa inteligencia, de ambiciosa elaboración, de delicada nostalgia, de espléndido sarcasmo. En definitiva, una novela desconcertante, deslumbradora y extraordinaria» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia). http://www.anagrama-ed.es/titulo/NH_3 8. James Salter: “La última noche” Grande entre los grandes escritores norteamericanos contemporáneos, James Salter es famoso por su escritura despojada, hecha de palabras certeras y silencios elocuentes. Su incuestionable prestigio, cimentado a lo largo de casi cincuenta años con tan sólo siete libros publicados, se vio reforzado, si cabe, con la aparición de La última noche en abril de 2005, un auténtico acontecimiento literario, puesto que había que remontarse hasta 1988 para hallar su anterior libro de ficción inédito (Anochecer). La última noche contiene diez relatos magistrales, en los que, a partir del retrato íntimo de las relaciones entre hombres y mujeres, salen a la luz los temas favoritos del autor: el amor, el desengaño, el deseo, la traición, la soledad. En el cuento que da título al libro, y que Frank Conroy ha definido como «una indiscutible obra maestra», una mujer enferma de cáncer terminal pide a su marido y a una amiga que la ayuden a adelantar su muerte, con resultados inesperados para los tres. Maestro del estilo, admirado por escritores como John Irving, Richard Ford o Susan Sontag, Salter describe la intimidad con una prosa casi pictórica, en un juego de luces y sombras sin aparente solución. En todos sus personajes, el recuerdo de la felicidad y del éxtasis convive con los efectos devastadores de la traición, llevándonos finalmente a reflexionar sobre si cambiamos con el paso del tiempo o estamos condenados a repetir los mismos errores; o dicho de otro modo, si existe alguna relación entre quienes fuimos en nuestra juventud y las personas en que nos convertimos en la madurez. http://www.salamandra.info/titulos.php?titol=434