118-26C2-2009 CÁMARA PRIMERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL CENTRO: San Salvador, a las catorce horas y dos minutos del día ocho de abril de dos mil trece. IDENTIFICACIÓN DEL PROCESO Y DE LAS PARTES. Vistos en apelación de la sentencia definitiva pronunciada por el señor Juez Segundo de lo Civil de este distrito judicial, a las diez horas del día veintinueve de septiembre de dos mil nueve, en el Juicio Civil Ordinario de reconocimiento de obligación, promovido por el licenciado FERNANDO ANTONIO F. E., en su concepto de apoderado general judicial de la demandante señora ANA MARÍA PÉREZ IRAHETA DE LÓPEZ, hoy viuda DE LÓPEZ; contra los demandados señores LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA, JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ. Han intervenido, en primera instancia, los licenciados FERNANDO ANTONIO F. E. en el carácter expresado; ÁNGEL RICARDO G. R., en su calidad de apoderado general judicial de los demandados señores JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ; y ROBERTO F. M. en su carácter de curador especial del demandado señor LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA; y en esta instancia, el licenciado FERNANDO ANTONIO F. E., en su concepto de apoderado judicial de la parte demandante ahora apelada, el licenciado ÁNGEL RICARDO G. R. y el doctor ÁNGEL G. M., como apoderados judiciales de la parte demandada ahora apelante. SENTENCIA IMPUGNADA. El fallo de la sentencia de la cual se recurre, en lo esencial dice: “A) DECLARASE LA EXISTENCIA DE LA OBLIGACIÓN por parte de los señores LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA, JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ, por la cantidad de TREINTA Y NUEVE MIL SEISCIENTOS DIECINUEVE DÓLARES CON CUARENTA Y TRES CENTAVOS DE DÓLAR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, cantidad que corresponde a tres quintas partes de la suma total que es un millón cuarenta mil colones, que equivale a ciento dieciocho mil ochocientos cincuenta y siete dólares con catorce centavos de dólar, en sus calidades de deudores solidarios, en virtud de ser herederos del causante señor OSCAR ALFONSO LÓPEZ, quien emitió por sí y también en su calidad de representante Legal de la Sociedad Laboratorio Hispanoamericano, S.A. DE C.V., siete letras de cambio a favor de la señora ANA MARÍA PÉREZ IRAHETA DE LÓPEZ hoy viuda DE LÓPEZ, emitidas en esta ciudad, ya relacionadas en el Considerando I de esta sentencia y agregadas al juicio de fs. 12 al 15; y B) CONDENASE en las costas procesales a los demandados antes mencionados. HÁGASE SABER.”””” VISTOS LO AUTOS Y, CONSIDERANDO: I- El apoderado de la parte demandante, licenciado FERNANDO ANTONIO F. E., en su demanda de fs. 1 a 2 fte., p.p., en lo medular expuso: Que el doctor Oscar Alfonso L. emitió por sí y también en su calidad de Representante Legal de la Sociedad LABORATORIO HISPANOAMERICANO S.A. DE C.V., con fecha quince de octubre de mil novecientos noventa y siete a favor de su mandante, siete letras de cambio; seis de ellas por un valor de CIENTO CINCUENTA MIL COLONES cada una, y una por la suma de CIENTO CUARENTA MIL COLONES, para ser pagadas en forma sucesiva e ininterrumpida a partir del día treinta de marzo de mil novecientos noventa y ocho al treinta de septiembre del mismo año; dicho aceptante falleció y a la fecha de su deceso ninguna de las referidas letras de cambio se encontraban en mora. Quienes aceptaron herencia de dicho causante fueron: su mandante, los señores demandados LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA, JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ y las señoras ANA CRISTINA LÓPEZ WINTER y SARA PATRICIA LÓPEZ WINTER, conocida por SARA PATRICIA LÓPEZ DE GUTIÉRREZ. En virtud de lo anterior y al haber heredado su mandante, ha operado de esa manera una compensación parcial por concurrir en ella las calidades de acreedor-deudor, reduciéndose por tal motivo la obligación a pagar en el equivalente a cinco sextas partes de su monto original. De tal manera que por no haber cumplido los deudores con el pago a que se encontraban obligados como responsables de la respectiva obligación consignada en cada una de las letras de cambio, su mandante demandó para su pago a los señores LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA, JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ personalmente, y a las señoras ANA CRISTINA LÓPEZ WINTER y SARA PATRICIA LÓPEZ WINTER, conocida por SARA PATRICIA LÓPEZ DE GUTIÉRREZ, por medio de su curador de bienes. En el juicio mencionado seguido ante el Juez de lo Civil de Santa Tecla, éste en sentencia definitiva ordenó el pago que correspondía a los señores LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA, JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ; y con relación a las obligaciones de las señoras ANA CRISTINA LÓPEZ WINTER y SARA PATRICIA LÓPEZ WINTER, conocida por SARA PATRICIA LÓPEZ DE GUTIÉRREZ, declaró prescrita la acción cambiaria directa acogiendo de esa manera la excepción opuesta en ese sentido por el curador de bienes respectivo. Si bien con esta declaratoria queda determinada y reconocida la pérdida de la acción de cobro que a los títulos valores le reconoce el Código de Comercio y la Ley de Procedimientos Mercantiles, su patrocinada no ha perdido sin embargo la acción para el cobro de su crédito que le concede el Código Civil y el Código de Procedimientos Civiles, en cuanto las siete letras de cambio han perdido su calidad de títulos valores, es decir, de documentos mercantiles, adquiriendo a cambio la calidad de documentos privados y se les concede acción para con ellas promover la consiguiente acción de Declaratoria de la existencia de una obligación de pago. Que en tal virtud se promovió el respectivo juicio ordinario de reconocimiento de obligación en contra de las ausentes señoras ANA CRISTINA LÓPEZ WINTER y SARA PATRICIA LÓPEZ WINTER, conocida por SARA PATRICIA LÓPEZ DE GUTIÉRREZ, habiéndose pagado a su representada por ese medio dos quintas partes de las obligaciones contenidas en las referidas letras, siendo la obligación a cargo de todos los herederos. Por esa razón y sirviéndose de esos mismos documentos únicamente como medios de prueba, demanda en JUICIO CIVIL ORDINARIO DE RECONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DE UNA OBLIGACIÓN a los señores LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA, JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ, obligación equivalente a tres quintas partes de la suma total de UN MILLON CUARENTA MIL COLONES, equivalente a CIENTO DIECIOCHO MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y SIETE DÓLARES CATORCE CENTAVOS DE DÓLAR DE LOS ESTADO UNIDOS DE AMÉRICA, o sea las tres quintas partes de esta suma equivale a TRESCIENTOS CUARENTA Y SEIS MIL SEISCIENTOS SESENTA Y SIETE COLONES, equivalentes a TREINTA Y NUEVE MIL SEISCIENTOS DIECINUEVE DÓLARES CUARENTA Y TRES CENTAVOS DE DÓLAR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, que deben pagar como deudoras solidarias. II- El Señor Juez Segundo de lo Civil de esta ciudad, mediante el auto de fs. 23 fte., pp., admitió la demanda presentada y de la misma le corrió traslado a los demandados para que hicieran uso de su derecho de defensa. Mediante el escrito de fs. 29 a 30 fte. pp., se apersonaron los demandados JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER conocida por MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ, por medio de su apoderado general judicial licenciado ÁNGEL RICARDO G. R., quien en tal calidad y sin contestar la demanda, alegó las excepciones de oscuridad de la demanda, incompetencia por razón de la materia e improponibilidad de la demanda, Cosa Juzgada y prescripción extintiva de la pretensión. El mencionado funcionario judicial, le dio el trámite legal correspondiente a las alegaciones de dos de los demandados, y en relación al demandado señor LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA, se realizaron los actos necesarios para su ubicación ya que la misma no fue posible efectuarlo de forma inmediata. Mediante el auto de fs. 52 a 53 fte., pp., se declararon sin lugar las excepciones dilatorias de oscuridad de la demanda, de incompetencia de jurisdicción e improponibilidad de la demanda. Por medio del auto de fs. 71 fte. pp., a petición del apoderado de dos de los demandados, licenciado ÁNGEL RICARDO G. R., el Señor Juez Segundo de lo Civil de esta ciudad, declaró NULO todo lo actuado de su parte, en virtud de haberse declarado incompetente en razón de la materia, remitiendo el proceso al Juzgado Segundo de lo Mercantil de esta ciudad. Ante la declaratoria de incompetencia del señor Juez Segundo de lo Mercantil por razón del territorio de fs. 74 p.p., los autos fueron remitidos a la Corte Suprema de Justicia para dirimir el conflicto de competencia suscitado, quien mediante la resolución de las trece horas y treinta minutos del día doce de septiembre de dos mil siete, RESOLVIÓ declarar competente para sustanciar y decidir el proceso de que se ha hecho mérito, al Juez Segundo de lo Civil de San Salvador, por considerar que se trata de un asunto Civil y no Mercantil. El señor Juez Segundo de lo Civil de San Salvador, mediante su providencia de fs. 99 fte. pp., y en virtud de la nulidad por él declarada, corrió nuevamente traslado a los demandados de la demanda entablada en su contra, diligencia que fue posible verificar en relación a los señores JAIME FRANCISCO LÓPEZ WINTER y MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER conocida por MARÍA TERESA LÓPEZ WINTER DE SUAREZ, quienes por medio de su apoderado general judicial licenciado Ángel Ricardo G. R., contestaron la demanda en sentido negativo y alegaron la excepción de incompetencia por razón de la materia e improponibilidad de la demanda, así como la prescripción de la pretensión, peticiones que el señor Juez a quo dio el trámite de ley, resolviendo mediante el auto de fs. 127 fte. pp., sin lugar las excepciones perentorias de incompetencia por razón de la materia e improponibilidad de la demanda. Mediante la resolución de fs. 162 fte. pp., se declaró ausente al demandado LEO RONALD LÓPEZ MENDOZA, nombrándosele como curador especial al licenciado ROBERTO F. M., por medio de quien se le emplazó de forma efectiva, apersonándose al proceso mediante el escrito de fs. 173 fte., pp., contestando la demanda en sentido negativo sin oponer excepción alguna. Por medio de auto de fs. 175 fte., pp., se abrió a pruebas el proceso y se agotaron las etapas procesales del mismo, por lo que se pronunció la sentencia respectiva, apelando de ella el licenciado ÁNGEL RICARDO G. R. en su calidad de apoderado general judicial de los demandados, para ante este Tribunal. III- Introducido el proceso a la presente instancia, por auto de fs. 4 fte., de este incidente, se le corrió traslado al licenciado ÁNGEL RICARDO G. R., para que expresara agravios, quien por escrito de fs. 7 a 8 del presente incidente, en síntesis manifestó: Que las letras de cambio son instrumentos privados especiales con peculiar trato jurídico; cuando por cualquier motivo su calidad de título valor se ve perjudicado, la ley dispone que se convierte en documento privado que siempre ha sido, pero lo que pierde son sus privilegios como la responsabilidad solidaria de los aceptantes, su ejecutividad, la necesidad o liberación del protesto, es decir los privilegios del título valor, para convertirse en un simple documento común y corriente pero siempre de naturaleza mercantil, pues no existe base legal ni real para cambiar su naturaleza a una civil y menos aplicarse los privilegios de los títulos valores a un documento común, al grado de mantener la solidaridad entre herederos. Que según el art. 649 C.Com., extinguida la acción cambiaria por prescripción, el tenedor del título valor puede exigir la suma adeudada al emisor de la letra perjudicada, pero esta acción prescribe en un año contado desde el día en que prescribió la acción cambiaria; por lo que se puede afirmar que esta acción es también de naturaleza mercantil habiendo falta de competencia en razón de la materia. Que la acción que tuvo el tenedor de los títulos valores, por ser de carácter mercantil, debió promoverse ante un tribunal mercantil correspondiente como se dijo, dentro del plazo de un año contado desde el día en que prescribió la acción cambiaria, operando la prescripción, art. 649 C.Com Además, cuando falleció el señor López, la letra tenía ese carácter de título valor con todos sus beneficios y privilegios, entre el que estaba la solidaridad de los herederos, tal como se demanda y se determina en la sentencia. Por tal motivo, no puede existir compensación de cuota, porque todos los herederos estaban obligados al todo y lo que se produjo al fallecimiento del aceptante fue una confusión entre una de los herederos y la titular de la letra, extinguiéndose por lo tanto toda la obligación derivada de la letra, y sólo podía demandar a los demás herederos por la repetición de pago por haberse subrogado. Por lo anterior pide que se declare improponible la demanda en el juicio de que nos trata, declare la incompetencia de jurisdicción por razón de la materia y como consecuencia de la misma, anule todo lo actuado desde la admisión de la demanda, declare asimismo que las letras de cambio que han perdido los privilegios del título valor, se ha extinguido también la solidaridad entre los herederos demandados, declare que no ha operado la compensación de cuota alegada por la actora, sino que se produjo una confusión entre los herederos y la titular de las letras, y revoque la sentencia venida en apelación, por haber prescrito la acción intentada contra ellos y absuelva a los mismos. Por auto de fs. 9 fte., del presente incidente, se le corrió traslado al licenciado FERNANDO ANTONIO F. E., en su calidad de apoderado de la parte apelada, para que contestara agravios, quien por medio de escrito de fs. 12 de este incidente en lo medular dijo: En primer lugar, se insiste en que las letras de cambio convertidas en simples documentos privados, conservan la solidaridad entre los herederos del obligado inicial y que son mercantiles, sin embargo han sido ellos los que han sostenido tal argumento, pues resulta que aquí se está en presencia de una obligación divisible y cada deudor se obliga solamente en su parte o cuota en la deuda; en segundo lugar, que la solidaridad como circunstancia excepcional sólo puede fijarse por testamento, en este caso no operó por la convención, que tampoco se ha dado entre los herederos o por virtud de una declaración en la ley, que no existe como ya se ha señalado anteriormente. En tercer lugar la solidaridad es renunciable ya que es un estatus, por lo que el acreedor puede perfectamente reclamar a cada uno de los deudores la cuota que respectivamente les corresponde; el otro argumento ya esgrimido es la incompetencia y la improponibilidad en tal virtud de la demanda, situación que fue dirimida por la Honorable Corte Suprema de Justicia. En cuarto lugar, en relación a la prescripción señalada, resulta que este caso es civil y no mercantil no siendo aplicable el plazo mercantil que señala el apelante. Pidiendo se confirme la sentencia venida en apelación. FUNDAMENTACIÓN DE ESTA CÁMARA. IV.- Al analizar los argumentos expuestos por el apoderado de la parte apelante, licenciado Ángel Ricardo G. R., en el escrito de expresión de agravios de fs. 7 a 8 de este incidente, se puede colegir que en síntesis, los agravios que pone en evidencia se basan en: 1) Que los documentos base de la pretensión presentados, son letras de cambio perjudicadas en su acción cambiaria por prescripción, constituyéndose documentos privados, pero no de naturaleza civil como se ha sostenido en el proceso de marras, sino de naturaleza mercantil. 2) Como consecuencia de la naturaleza de los documentos en mención, el asunto objeto del proceso es mercantil, por lo que el señor Juez a quo padece de incompetencia en razón de la materia para conocer del mismo, siendo nulo todo lo actuado por él. 3) Siempre en relación a los documentos aludidos, de conformidad a las reglas que los rigen, la acción que los mismos emana ya ha prescrito, pues para ello se establece el art. 649 C.Com., debiendo declararse la prescripción de la pretensión acá incoada. Y 4) En virtud de los hechos acaecidos en el caso sub lite, habiendo fallecido el deudor originario de las letras, y no habiendo perdido los privilegios de título valor que poseían las mismas en el momento de la sucesión, entre los herederos no pudo existir compensación de cuotas, porque los mismos estaban obligados a todo, operando una confusión entre los herederos y el titular de la letra, extinguiéndose por lo tanto la obligación derivada de los títulos valores. En tal sentido, la presente Sentencia de vista, se ceñirá exclusivamente a los puntos apelados de conformidad con lo dispuesto en el art. 1026 Pr.C.; por lo que estudiados los autos y lo alegado por las partes, esta Cámara formula los siguientes argumentos jurídicos: (i) En relación a los primeros tres agravios enunciados, esta Cámara observa que todos guardan una relación intrínseca y de dependencia consecuente, pues adjudicándose o desestimándose una, las otras caen por el mismo peso. Así, es preciso abordar de forma conjunta los primeros tres agravios expuestos por la parte recurrente, ya que el común denominador de ellos radica en la naturaleza jurídica de los documentos base de la pretensión. Se cuestiona, por el apoderado de dos de los demandados, la naturaleza jurídica de los documentos base de la pretensión, consistentes en siete letras de cambio afectadas por prescripción en su acción cambiaria; así, dicho punto en el proceso ha sido objeto de múltiples declaraciones, pero el más importante por su ineludible determinación e injerencia, es lo resuelto al respecto por la Honorable Corte Suprema de Justicia cuando dirimió el conflicto de competencia suscitado entre el señor Juez Segundo de lo Civil y el Señor Juez Segundo de lo Mercantil, ambos de esta ciudad, en la resolución de las trece horas y treinta minutos del doce de septiembre de dos mil siete. De conformidad a lo establecido en la atribución 2ª del art. 182 Cn., corresponde dirimir conflictos de competencia a la Corte Suprema de Justicia, quien sin otro trámite que la lectura de las diligencias, mediante resolución determinará quién es el Juez que debe conocer del negocio (art. 1201 PrC.). En el caso sub-lite, precisamente la resolución de la Corte Suprema de Justicia para dirimir el conflicto suscitado, se fundamentó en que la naturaleza de los documentos base de la pretensión, correspondían a un asunto civil y no mercantil, por lo que resolvió declarar competente al mencionado funcionario judicial con competencia en materia civil. Así, en la resolución de las trece horas y treinta minutos del doce de septiembre de dos mil siete, pronunciada por la Corte Suprema de Justicia, cuya certificación consta agregada de fs. 82 a 84 pp., en lo medular dice: “Que en autos no consta una calificación especial de la parte actora, en relación con la naturaleza de la mención, que precisamente motivó la operación de los titulos valores que como se dijo, dejaron de serlo. (…)En definitiva, pues, dable es inferir que se trata de una operación o asunto civil y, por ende, el debate judicial sobre las cuestiones de hecho, deberán conocerse y resolverse en un proceso civil, ante un juez del domicilio de las personas demandadas y así se declarará”. De conformidad a lo expuesto, no es procedente estimar ninguno de los primeros tres agravios alegados por la parte apelante; pues, si bien es cierto son siete letras de cambio que figuran como documentos base de la pretensión, éstas fueron afectadas por prescripción en su valor cambiario restándoles su fuerza ejecutiva y teniendo sólo valor de documentos privados que, como ya dijo la Corte Suprema de Justicia cuando dirimió el respectivo conflicto de competencia, es dable inferir que se trata de una operación o asunto civil, por lo que debe regirse todo hecho que se de alrededor de este asunto bajo la normativa civil y no mercantil. Así, el señor Juez a quo no padece de incompetencia en razón de la materia, no acarreando ninguna nulidad en el proceso en tal sentido. También, no puede estimarse la prescripción alegada en virtud que la pretensión que figura como objeto del proceso en mención es civil, en consecuencia las reglas de prescripción a que se refiere el art. 649 C.Com., no son aplicables al caso sub-iúdice, siendo aplicable las reglas civiles bajo las cuales no ha operado ninguna prescripción al respecto. (ii) En lo que concierne al cuarto agravio alegado por la parte apelante, tal como se ha dicho, consiste en síntesis en que, habiendo fallecido el deudor originario de las letras y no habiendo perdido los privilegios de título valor que poseían las mismas en el momento de la sucesión (pues aún estaban vigentes), entre los herederos no pudo existir compensación de cuotas, porque los mismos estaban obligados al todo, operando una confusión entre los herederos y el titular de la letra, extinguiéndose la obligación derivada de los títulos valores. Sobre el mismo esta Cámara considera necesario aclarar que dicho agravio nos sitúa en un momento distinto al que se ha tratado durante todo el proceso en ambas instancias, y es que se alude que al momento de la sucesión las letras de cambio eran aún títulos valores y por lo tanto conservaban sus privilegios, entre ellos la solidaridad, lo que llevó a que la acreedora ahora demandante, ostentara un doble carácter, la de ser acreedora y deudora de la misma deuda, por lo que -según la parte recurrente- operó una confusión de la misma extinguiéndola en general. Al respecto cabe mencionar que si bien es cierto que la ahora demandante en su momento concentró en su persona la duplicidad de calidades, fue acreedora y deudora de la misma deuda, es también menester abordar dicha situación a luz de las reglas que rigen tales acontecimientos en materia civil. De conformidad a lo que consta en el proceso en relación al tema de la herencia y la deuda del causante, se puede observar que tanto los ahora demandados como la demandante, junto con dos personas más, fueron designadas por el señor Oscar Alfonso López como sus herederos únicos y universales, sin hacer alusión o declaración en relación a designaciones de cuota. Ante tal acaecimiento, debemos tener presente lo establecido en el inciso último del art. 1079 inc. final C.C., que establece que cuando fueren muchos los herederos instituidos sin designación de cuota, dividirán entre sí por partes iguales la herencia o la parte de ella que les toque. En tal sentido, en relación a la deuda de que nos trata, ha operado lo previsto en el art. 1238 C.C., que regula en lo pertinente cuando uno de los herederos fuere acreedor del difunto, sólo se confundirá con su porción hereditaria la cuota que en este crédito, y tendrá acción contra sus coherederos a prorrata por el resto de su crédito. De conformidad a las reglas expuestas, se puede colegir que en el presente caso, cuando acaeció la dualidad de calidades en la ahora demandante, operó una compensación parcial sólo en relación con su porción hereditaria, quedándole expedito el derecho de accionar contra sus coherederos a prorrata por el resto de su crédito. Lo anterior implica que en este caso la deuda no es una deuda indivisible, sino todo lo contrario, pues es factible que la acreedora cobre las demás cuotas a prorrata del resto del crédito que corresponde como obligación a los deudores; sin embargo, este Tribunal disiente en el sentido que se trate a priori de una obligación solidaria, pues bien a dicho el apoderado de la parte apelada, licenciado Fernando Antonio F. E., que aquí se está en presencia de una obligación divisible y cada deudor se obliga solamente en su parte o cuota en la deuda y es que la solidaridad en una obligación, tal como dispone el inc. último del art. 1382 C.C., debe ser expresamente declarada en todos los casos en que no la establece la ley, y en el presente caso peculiarmente la ley prevé que el heredero que vio confundido su crédito a prorrata de su cuota en la herencia, puede accionar contra los demás herederos a prorrata por el resto de su crédito; por lo que el presente agravio no tiene asidero legal. Es menester aclarar el punto respecto a la división del crédito que se pretende, y es que si la parte actora en el caso de autos, vio confundido su crédito a prorrata de su cuota en la herencia, resulta que dicha deuda se debe considerar entre seis personas, incluyendo esta última. Así, los demandados deben en todo caso responder no de una quinta parte de lo reclamado, como supone el procurador de la parte demandante, sino de una sexta parte del crédito de CIENTO DIECIOCHO MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y SIETE PUNTO CATORCE DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, es decir, por la cantidad de DIECINUEVE MIL OCHOCIENTOS NUEVE PUNTO CINCUENTA Y DOS DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, cada uno. No obstante lo expuesto y en virtud que sólo ha apelado la parte demandada en el proceso, aunado a que los suscritos Magistrados tienen prohibido empeorar la situación del apelante en los casos en que no ha mediado recurso de su adversario (reformatio in pejus), a efecto de modificar lo que en primera instancia se ha resuelto; este Tribunal no puede reformar la sentencia alzada en los términos explicados en la presente sentencia, pues eso sería modificarla en perjuicio de los recurrentes, quienes pretendiendo en esta instancia revertir el resultado del proceso de que nos trata, que les perjudica, obtendrían una desmejora mayor a la ya decidida, por lo que es procedente confirmar la sentencia venida en apelación. CONCLUSIÓN DE ESTA SENTENCIA. V- Esta Cámara concluye que en el caso sub-lite, de conformidad a la naturaleza de los documentos base de la pretensión, el asunto que se dirimió por medio de la sentencia que se apela es un asunto civil y no mercantil, no aconteciendo en el presente proceso falta de competencia en razón de la materia; en el mismo contexto, tampoco ha operado la prescripción de la pretensión de que nos trata, pues ésta debe regirse por las reglas civiles y no mercantiles, y de conformidad a las reglas aplicables no ha operado ninguna prescripción al respecto. En relación a la extinción de la deuda total por confusión de la misma con la acreedora cuando reunió en su seno la calidad de deudor y acreedor, esta no es procedente declararla, ya que de conformidad a la forma de afrontar las deudas hereditarias, lo que ha operado es una confusión parcial sólo en la cuota de la ahora demandante, quedándole el derecho de exigir o accionar contra sus coherederos a prorrata por el resto de su crédito, por lo que los ahora demandados estarían obligados cada uno en una sexta parte de la deuda y no solidariamente; pero, en virtud del principio prohibición de la reformatio in pejus, la presente sentencia no puede ser más gravosa que la impugnada para la parte apelante, por la razón que la parte actora, no interpuso recurso de apelación ni se adhirió al mismo, contra la sentencia de mérito. Consecuentemente con lo expresado, es procedente confirmar la sentencia recurrida, por los argumentos expuestos y condenar en costas de esta instancia a la parte apelante. FALLO. POR TANTO: Sobre la base de los razonamientos expuestos, disposiciones legales citadas y de conformidad a lo establecido en los artículos 1 inc. 1º, 15, 18, 172 Incs. 1º y 3º y 182 atribución 5ª Cn., 417, 421, 428, 429, 432, 439, 1088, 1089, y 1090 Pr.C.; a nombre de la República de El Salvador, ésta Cámara FALLA: a) CONFIRMASE la sentencia venida en apelación, pronunciada por el señor Juez Segundo de lo Civil de este distrito judicial, a las diez horas del día veintinueve de septiembre de dos mil nueve; y, b) CONDENASE EN COSTAS de esta instancia a la parte recurrente. Oportunamente, devuélvase el proceso al Juzgado de su origen con certificación de esta Sentencia. Hágase saber. Pronunciada por los Señores Magistrados que la Suscriben.