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CONGRESO NACIONAL
CAMARA DE SENADORES
SESIONES ORDINARIAS DE 2007
ORDEN DEL DIA Nº 320
Impreso el día 29 de mayo de 2007
SUMARIO
COMISION DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO
Dictamen en el proyecto de comunicación de la señora senadora
Escudero solicitando se promueva una resolución en el ámbito de la
Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas
requiriendo una Moratoria Inmediata y Universal de las Condenas a
Muerte y Ejecución.(S-67/07)
DICTAMEN DE COMISION
Honorable Senado:
Vuestra Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, ha considerado el
proyecto de comunicación, de la señora senadora Escudero,
SOLICITANDO SE PROMUEVA UNA RESOLUCION EN EL AMBITO
DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ORGANIZACION DE LAS
NACIONES UNIDAS REQUIRIENDO UNA MORATORIA INMEDIATA
Y UNIVERSAL DE LAS CONDENAS A MUERTE Y EJECUCIONES Y
OTRAS CUESTIONES CONEXAS ; y, por las razones que dará el
miembro informante os aconseja su aprobación.
De acuerdo con las disposiciones pertinentes del Reglamento del H.
Senado, este dictamen pasa directamente al Orden del Día.
Sala de la Comisión, 25 de abril de 2007.
Carlos A. Reutemann.- Rodolfo Terragno.- Mabel L. Caparrós.- Rubén
H. Giustiniani.- Guillermo R. Jenefes.- María L. Leguizamón.- Marcelo
E. López Arias.- Juan C. Marino.- Norberto Massoni.- Liliana T. Negre
de Alonso.- Pedro Salvatori.-
PROYECTO DE COMUNICACIÓN
El Senado de la Nación
Vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional, a través del
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto
promueva la adopción de una resolución en el ámbito de la Asamblea
General de la Organización de las Naciones Unidas:
- que requiera una moratoria inmediata y universal de las condenas a
muerte y de las ejecuciones, así como la conmutación de las penas
capitales ya pronunciadas, en vista de la abolición universal de la pena
de muerte;
- que recuerde que la pena de muerte viola los Derechos Humanos y
las libertades fundamentales;
- y que anime a los Estados Miembros, la Organización de las
Naciones Unidas y las otras organizaciones internacionales,
regionales y sub-regionales pertinentes, a apoyar la instauración de
esta moratoria, a través de todos los medios convenientes, incluyendo
la movilización de recursos y competencias necesarias.
Sonia Escudero.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
La Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que todo
individuo, sin distinción alguna, tiene derecho a la vida, a la libertad y a
la seguridad de su persona.
Bajo el aura inexcusable de este imperativo se reúne cada tres años el
Congreso Mundial contra la Pena de Muerte. Este año, entre el 1 y el 3
de febrero, se llevó a cabo en París la tercera edición del Encuentro.
Anteriormente, el Congreso se reunió desde el año 2002 en las
ciudades de Estrasburgo y Montreal.
En París, las autoridades públicas y representantes de la sociedad civil
de todo el mundo se expresaron a favor de la absoluta abolición de la
pena capital. Este clamor coincide con declaraciones recientes
emanadas de las Naciones Unidas, la Unión Europea y otros
Organismos donde se afirma el creciente consenso de la comunidad
internacional en la necesidad imperante de la abolición de este flagelo
a la dignidad humana.
En nuestro país, el artículo 18 de la Constitución Nacional abolió “para
siempre” la pena de muerte por causas políticas y nuestro Código
Penal, sancionado por ley 11.179 hace más de 70 años, la suprimió en
cuanto pena para los delitos comunes, invocando entre otras razones
su carácter irreparable, inaceptable frente a la ausencia de infalibilidad
en el juzgador; la imposibilidad de determinar si un delincuente puede
ser considerado incorregible, la falta de eficacia ejemplificadora,
acreditada en la experiencia internacional; y el repudio del sentimiento
público nacional puesto de manifiesto en el hecho de que no obstante
estar previstas en la ley, fueron contadísimas las ejecuciones llevadas
a cabo n el país.
El 5 de septiembre de 1884, la Argentina ratificó la Convención
Americana de Derechos Humanos (el Pacto de San José) que prohibe
la reinstauración de la pena de muerte en países que la hayan abolido
(artículo 4.3), así como la aplicación de la pena capital por delitos para
los que no se prevé este castigo actualmente (artículo 4.2).
Esta posición encuentra continuidad en la política de los países de la
región. No obstante, la lamentable excepción continúa siendo Estados
Unidos de América.
Según datos proporcionados por Amnistía Internacional, a la fecha:
• 88 países y territorios han abolido la pena de muerte para todos
los delitos.
• 11 países han abolido la pena de muerte para todos los delitos,
excepto los excepcionales, como son los cometidos en tiempo de
guerra.
• 29 países mantienen en su legislación la pena de muerte pero no
han llevado a cabo ninguna ejecución en los últimos 10 años o
más y se considera que tienen como norma de actuación o
práctica establecida no llevar a efecto ninguna ejecución, por lo
cual son abolicionistas de hecho.
• Esto supone que un total de 128 países han abolido la pena de
muerte en la legislación o en la práctica.
Sin embargo, en la actualidad, son 69 los países y territorios qie
retienen y aplican la pena de muerte, pero el número de países que
realmente ejecutan a presos en un año determinado es mucho menor.
De una ponderación simple de estos guarismos podemos concluir que,
lamentablemente, la pena de muerte dista de constituir una práctica en
desuso en gran parte del globo.
Ante esta situación, urge la necesidad de crear conciencia en la
comunidad internacional en relación con el carácter irreversible de
estas sentencias y el peligro latente de la condena de inocentes. por
otra parte, no se ha podido demostrar nunca que la pena de muerte
tenga mayor efecto disuasivo frente a la delincuencia que otros
castigos.
Con la convicción absoluta en que la causa abolicionista ha de ser
esgrimida en todos los foros internacionales proponiendo iniciativas
que llamen a los países a poner fin a esta práctica, descuento de mis
pares la aprobación del presente proyecto.
Para finalizar, quisiera citar un fragmento de un escrito de María Elena
Walsh sobre la pena capital:
“A lo largo de la historia, hombres doctos o brutales supieron con
certeza qué delito merecía la pena capital. Siempre supieron que yo,
no otro, era el culpable. Jamás dudaron de que el castigo era
ejemplar. Cada vez que se alude a este escarmiento la Humanidad
retrocede en cuatro patas.”
María Elena Walsh, La Pena de Muerte, 1991
Sonia Escudero.-
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