INFORMACIÓN Definiciones Holocausto- Término utilizado para denominar la destrucción sistemática del judaísmo europeo a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La palabra proviene del griego holókauston, usado en la traducción griega de la Biblia para la palabra hebrea olá, que designa un tipo de sacrificio a Dios que era totalmente consumido por el fuego… Shoá- Palabra hebrea que connota un cataclismo destructivo. Fue utilizada por primera vez para designar el exterminio de los judíos europeos en un folleto publicado en Jerusalén en 1940 por el Comité Unido de Ayuda a los judíos en Polonia. En 1942 un historiador de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Ben Zion Dinur, empleó la palabra Shoá con referencia al exterminio del judaísmo europeo, en tanto catástrofe que evidenciaba cuán diferente y singular era el destino del pueblo judío y actualmente Shoá, considerado un término inequívoco, se ha difundido en varios idiomas. Preferimos hablar de Shoá para hacer mención a lo sucedido, lo que nunca fue una ofrenda a Dios sino un cataclismo destructivo contra toda la Humanidad. Shoá La política antijudía nazi comenzó con actos de intimidación y de terror, negación de derechos humanos y civiles y presiones para eliminar la presencia judía en Alemania - y acabó con la casi total destrucción de la judería de los países ocupados de Europa. Esta política fue ejecutada por el partido nazi y por distintos departamentos del Estado alemán, y con la asistencia activa de elementos antisemitas pronazis en los territorios conquistados por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Países satélites de Alemania también participaron en este proceso. La hostilidad hacia los judíos en esa época estaba sin duda exacerbada por el antijudaísmo tradicional, pero se basaba principalmente en el antisemitismo racista que era uno de los fundamentos esenciales de la ideología nacionalsocialista. Según ésta no había lugar para los judíos en la sociedad humana. Las etapas de la implementación de la política nazi fueron determinadas por una variedad de factores: la posición política de la Alemania nazi dentro de la comunidad internacional; la medida en que la ideología nazi fue aceptada en el seno de la sociedad alemana y en el de otras naciones de la Europa ocupada; consideraciones económicas y los avatares de la guerra. Pero en el análisis final la ideología antisemita y racista nazi fue la que inclinó la balanza, siendo el resultado la destrucción de seis millones de judíos, aproximadamente un tercio del pueblo todo. El Holocausto tuvo como resultado el exterminio de centenares de comunidades judías junto con sus riquezas materiales y espirituales. Por su naturaleza y amplitud fue la tragedia más grande que azotó al pueblo judío en toda su historia. Alemania nazi y los judíos 1933 - 1939 En los años veinte y treinta del siglo veinte irrumpió un nacionalismo violento y antisemita, de tonos racistas y sociales, que exigió limitar las actividades económicas de los judíos y su expulsión de la vida pública de los países en los que nacieron y se criaron, catalogándolos a la vez de raza inferior y peligrosa. Con la ascención al poder de Adolf Hitler en Alemania el antisemitismo racial se convirtió en un instrumento de Estado y en la ideología oficial del Tercer Reich. En 1938 se desató en Alemania una campaña de destrucción de sinagogas, arrestos masivos, destrozos y saqueos de tiendas, y el registro sistemático de bienes judíos con el propósito de su posterior confiscación. Junto a los judíos fueron perseguidos por el régimen nazi otros grupos considerados enemigos del Reich Antisemitismo - El odio a los judíos El antisemitismo es un fenómeno enraizado en la cultura europea desde hace muchos siglos. La imagen del judío como asesino de Cristo (el crimen de deicidio) y el hecho de que la gran mayoría de los judíos se negó rotundamente a convertirse, provocaron la sospecha y el odio. En los países cristianos los judíos sufrieron humillaciones y expulsiones, fueron obligados a usar distintivos especiales sobre sus vestimentas y a vivir en guetos. Fueron señalados como hijos del diablo y acusados de asesinar a niños como parte de sus rituales religiosos. Sin embargo la Iglesia prohibió que se les niegue el sustento y el cumplimiento de los ritos de su religión e impidió su total exterminio. En la era moderna el antisemitismo destacó los aspectos sociales, económicos y políticos de la existencia de los judíos. El antisemitismo moderno otorgó al odio antijudío tradicional nuevas características y dinamismo, por medio de las teorías raciales desarrolladas desde mediados del siglo XIX y popularizadas en los países europeos. El término "antisemitismo", que señala a los judíos como miembros de un grupo racial único, y no como personas que denotan una fe determinada o pertenecen a una nación diferente, fue introducido por primera vez en el discurso público en Alemania en los años setenta del siglo XIX. Recién en la década del treinta del siglo veinte, con el fortalecimiento de la ideología nacionalsocialista y el ascenso de Adolf Hitler al poder en Alemania, el antisemitismo racial se convirtió en instrumento de un partido de masas y consecuentemente en la política oficial de un estado, el Tercer Reich. La esencia judía se concretizaría según los antisemitas modernos en sus características biológicas. En el pasado el judío había tenido la posibilidad de escapar a las persecuciones por medio de la asimilación, o la renuncia a las costumbres de su tradición, o la conversión, adquiriendo de ese modo el derecho a la admisión a la sociedad europea. La concepción racial anuló esta posibilidad. Acorde a ésta el pueblo alemán sería la rama más pura y excelsa de la raza ario - nórdica, y los judíos por su parte una sub-raza, dedicada constantemente a subvertir el orden social establecido y a destituir a la raza superior de su posición de liderazgo. La derrota de la raza aria y la victoria del judaísmo significarían la decadencia del mundo occidental y el ocaso del género humano. La consolidacion del poder nazi La toma del poder por Hitler y los nazis fue facilitada por circunstancias políticas y sociales que se desarrollaron en Alemania entre las dos guerras mundiales. Muchos alemanes fueron incapaces de admitir la derrota de su país en la Primera Guerra Mundial. Según éstos los judíos tuvieron un papel fundamental en la derrota. Alegaron que un puñal clavado en la espalda de las tropas y la debilidad de la retaguardia civil paralizaron a los ejércitos en el frente y provocaron su colapso. La gran mayoría de los alemanes se oponía a las condiciones impuestas por el Tratado de Versailles y para muchos de ellos la democracia era un régimen que no se ajustaba a las tradiciones y el carácter del pueblo alemán. Los términos del tratado de paz y la obligación del pago de indemnizaciones astronómicas a los vencedores eran considerados como un acto de venganza y una injusticia sin límites. La sensación de frustración frente a la realidad impuesta por las potencias occidentales y el temor de una posible revolución comunista en Alemania prepararon el terreno sobre el que se desarrollaron y florecieron grupos radicales de derecha. El partido nazi fue uno de esos grupos. La inestabilidad económica de posguerra también dio impulso al descontento y la búsqueda de soluciones extremas. En 1925 se notó un cambio positivo en el estado de ánimo colectivo como consecuencia de mejorías en la situación económica - que resultaron ser temporarias-, y un clima político más calmo y prometedor. Pero la crisis económica que estalló a fines de 1929 hizo subir el descontento, la inseguridad y la desorientación a grados desconocidos hasta entonces. En 1919 se sumó a una pequeña agrupación nacionalista, anticomunista y antisemita en Munich Adolf Hitler, un soldado desmovilizado que había sido herido durante la guerra. En poco tiempo se convirtió en el líder de la organización a la que dio el nombre de Partido Nacional Socialista, redactando asimismo su plataforma racista y antisemita. En 1923 intentó hacerse del poder en Baviera por medio de un golpe de estado que fracasó. Fue juzgado y condenado a prisión pero liberado al poco tiempo. Después de su liberación se dedicó a reorganizar el partido. En los meses de encarcelamiento escribió su libro Mein Kampf [Mi Lucha], en el cual desarrolló sus ideas respecto a las teorías raciales y la conquista del mundo por parte de Alemania liderada por los nazis. Después del fracaso de su intento golpista Hitler llegó a la conclusión de que la mejor forma de llegar al gobierno era utilizar los medios legítimos que ponía a su disposición la democracia representativa. Al mismo tiempo él y sus acólitos nunca ocultaron que para ellos la democracia era sólo un medio para acceder al poder. En las elecciones al parlamento alemán [Reichstag] de 1924 el partido nazi consiguió el 3% de los votos y su representación consistió de 14 diputados. En 1928 la representación se redujo a sólo 12 escaños. El punto de inflexión se produjo en las elecciones de 1930, las primeras realizadas después del estallido de la crisis mundial. Los nazis sorprendieron al recibir el 18.3% de los sufragios que significaban 107 diputados en el Parlamento. En julio de 1932 los nazis se convirtieron en la facción mayoritaria con 230 representantes. Su ascenso al poder el 30 de enero de 1933 - cuando el presidente Hindenburg confirió a Hitler el cargo de Canciller [primer ministro] de Alemania - se produjo por métodos democráticos. El comienzo de las persecuciones antijudías en la Alemania nazi En los años treinta del siglo veinte había en Alemania alrededor de medio millón de judíos, aproximadamente el 0.8% de la población. La mayoría se consideraban patriotas alemanes, vinculados al modo de vida del país a través de la lengua y la cultura. Muchos se destacaban en las ciencias, la literatura y las artes y eran empresarios exitosos en distintos ramos de las actividades económicas y financieras. Antes de 1933 hombres de letras y científicos de origen judío recibieron el 24% de los Premios Nobel otorgados a alemanes. No obstante debido a los matrimonios mixtos, a un crecimiento vegetativo sumamente bajo y a las conversiones, había quienes opinaban que los judíos desaparecerían de Alemania en un breve lapso de tiempo. Resulta paradójico que justamente en Alemania, y en el seno del pueblo alemán al que anhelaban asimilarse, se hayan implementado los principios de la ideología nazi. Con la llegada de los nazis al poder la política antijudía se manifestó de dos formas paralelas: por una parte medidas de corte legal destinadas a eliminar a los judíos de la sociedad, privarlos de sus derechos civiles y llevarlos a la ruina económica; y simultáneamente campañas calumniosas, provocaciones y violencia en cada ámbito de la vida dirigidas a forzarlos a abandonar Alemania. El 9 de marzo de 1933, pocas semanas después de la asunción de Hitler al poder, comenzaron a lo largo y ancho de Alemania ultrajes organizados contra los judíos. Unas dos semanas más tarde comenzó a funcionar el campo de concentración de Dachau, en las cercanías de Munich. En éste fueron encerrados, comunistas, socialistas y liberales alemanes, y todo aquel considerado un enemigo del régimen. Dachau se convirtió en el modelo a partir del cual fue diseñado el sistema nazi de campos de concentración. En unos pocos meses la democracia fue liquidada y Alemania se convirtió en un Estado policíaco centralizado y unipartidario. En abril de 1933 comenzó una nueva etapa en la política antijudía del régimen nazi, que consistía en la anulación de la igualdad jurídica y civil de los judíos, acompañada de la desposesión económica, el aislamiento social y el aceleramiento del proceso de abandono del país. Las protestas que despertaron estas medidas en el mundo fueron interpretadas por los nazis como una provocación orquestada por los judíos, y cuya respuesta fue la proclamación de un boicot económico contra éstos en Alemania. El boicot duró sólo un día, el 1º. de abril de 1933, y fue precedido por una intensiva campaña de propaganda. Durante el mismo, negocios y empresas judíos fueron rodeados por piquetes de guardia de miembros de la S.A. que impedían la entrada de clientes. Vale destacar que no pocos alemanes no se dejaron amedrentar y realizaron sus compras en establecimientos judíos. El 7 de abril de 1933 fue decretada la Ley de Restablecimiento del Servicio Civil Profesional. Ésta estaba destinada a purgar la burocracia estatal de judíos y de supuestos enemigos del régimen. Fue ésta la primera ley de contenido racista de Alemania, y tenía como meta aislar a los judíos y quitarlos del entorno social. Miles de judíos fueron despedidos de cargos públicos en el sistema judicial, educativo, de salud, etc., y se les prohibió servir en las fuerzas armadas alemanas. Durante 1933 también se realizaron actos públicos de quema de libros, llevados a cabo generalmente por estudiantes universitarios, suceso sin precedentes en la Europa del siglo veinte. Millares de libros fueron quemados por el mero hecho que sus autores eran judíos, como parte de la campaña de expulsar a los judíos de la vida cultural de Alemania, en la cual su presencia era destacada, ya sea en la literatura, el periodismo, el teatro y la música. Alemania se convierte en un Estado racista En setiembre de 1935 fueron promulgadas por el Reichstag las Leyes de Núremberg. Como consecuencia los judíos se convirtieron en ciudadanos de segunda clase. Una variedad de decretos fue dictada para complementar estas leyes y prepararon el terreno para las persecuciones que se volvieron cada vez más cruentas. En el seno de amplios sectores del público judío persistía la ilusión de que los nazis no se atreverían a expulsarlos totalmente debido a la contribución positiva que hacían al comercio y la industria de Alemania. Los nazis por su parte tuvieron cuidado durante un tiempo de no liquidar empresas judías, especialmente aquellas que tenían relaciones comerciales con otros países. Mientras tanto los judíos fueron expulsados de las universidades, rechazados por las editoriales y sin ningún periódico que estuviera dispuesto a publicar sus escritos. En el proceso de nazificación de la literatura, el arte y la ciencia tuvieron un lugar destacado artistas y científicos famosos. Médicos y hombres de ciencia contribuyeron a cimentar las teorías raciales. La persecución de los ‘enemigos’ Los gitanos - Los gitanos eran considerados por los nazis como un elemento asocial que debía ser extirpado del seno de la nación alemana. En especial fueron perseguidos los gitanos nómadas y su suerte fue similar a la de los judíos. De los 44.000 gitanos que vivían en el Reich, miles fueron enviados a campos de concentración después del comienzo de la guerra. Otros fueron internados en campos de tránsito y de allí deportados a guetos y campos de exterminio. Entre 90.000 y 150.000 gitanos europeos fueron asesinados por los nazis. Los homosexuales - La homosexualidad era ilegal en Alemania desde antes de la llegada de los nazis al poder. Estos la consideraban una aberración que contradecía el principio de la expansión de la raza aria en el marco de una vida familiar normal. Cerca de 15.000 homosexuales fueron internados en campos de concentración, y varios miles perecieron por los maltratos y las duras condiciones que imperaban en aquellos. Inválidos - Entre 200.000 y 350.000 discapacitados, enfermos crónicos y mentales, ancianos, autistas y otros, fueron esterilizados por la fuerza hasta 1939. Desde 1939 comenzó, en el marco de un programa denominado Eutanasia, el exterminio sistemático de esos grupos. Apodado en código T4, el plan estaba destinado a preservar la pureza de la raza aria eliminando a todos aquellos que denotaban defectos raciales, para crear de ese modo una comunidad nacional (volksgemeinschaft) ideal. Las víctimas eran asesinadas con gases o inyecciones letales o morían de inanición. De ese modo fueron eliminadas entre 200.000 y 275.000 personas. La Iglesia Católica - A partir de 1933 fueron arrestados miles de miembros del Partido del Centro y sacerdotes católicos e instituciones educativas y eclesiásticas fueron clausuradas, de acuerdo con la política totalitaria del régimen de no permitir ningún tipo de autoridad que pudiera competir con la de los nazis. Esto ocurrió en total contradicción con el Concordato firmado entre el Vaticano y el gobierno de Hitler. Durante la guerra organizaciones católicas fueron perseguidas y miles de sacerdotes encarcelados y asesinados en los territorios conquistados por los nazis. Otro grupo perseguido cruelmente por los nazis fueron los Testigos de Jehová, que creían que en el fin de los días serían juzgados aquellos que no compartían sus creencias, se oponían al servicio militar y adoptaron una actitud inequívoca contra el régimen. Muchos de los miembros de la secta fueron arrestados y encerrados en campos de concentración. 1938: El año crucial Los sucesos de 1938, año que recibió el apodo de "crucial" en un documento alemán, presagiaron una etapa extrema en la política antijudía del régimen nazi. Este año fue testigo de una intensificación de la política expansionista de Alemania y del aceleramiento de los preparativos bélicos. El 5 de octubre de 1938 se canceló la vigencia de los pasaportes de judíos, y se agregó la letra J [por Jude, judío] en los pasaportes de salida que se expedía a los que emigraban. Otra ley de 1938 obligaba a hombres y mujeres judíos agregar los nombres “Israel” y “Sara” a los propios, en caso de no poseer un típico nombre judío de acuerdo a una lista confeccionada por funcionarios estatales. De esa forma los judíos podían ser fácilmente identificados por medio de sus nombres. El 27 de octubre de 1938 comenzó la primera operación de expulsión masiva de judíos del territorio del Reich. La operación, que estuvo dirigida contra judíos de nacionalidad polaca, se realizó con métodos violentos y crueles y sin contemplaciones, así se tratase de ancianos, enfermos o niños. La deportación se realizó en dirección a la frontera polaca y recibió el apodo de la “expulsión a Zbązsyń”, por la población polaca a la cual llegaron en trenes sellados gran parte de los refugiados. Estos sucesos tuvieron una relación directa con el pogromo ejecutado entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938, conocido como la Kristallnacht o “Noche de los cristales rotos”. Oficialmente los desmanes antijudíos fueron presentados como una represalia al asesinato de un diplomático alemán en París, Ernst vom Rath, a manos de un joven judío de nombre Herschel Grynszpan, que de esa forma quiso protestar por los maltratos sufridos por su familia y otros judíos durante la expulsión y por las condiciones en que se encontraban. Si bien la propaganda argumentó que los ataques fueron espontáneos, no tuvieron nada de ello. La señal para el inicio fue dada por el ministro de propaganda, Joseph Goebbels y ejecutadas por los organismos nazis. Durante los ataques fueron asesinados 91 judíos, más de 1400 sinagogas fueron incendiadas y centenares de tiendas y negocios pertenecientes a judíos destruidos por los pogromistas. Cerca de 30.000 judíos fueron recluidos en campos de concentración y la comunidad judía fue obligada a pagar una indemnización de mil millones de marcos. La emigración de Alemania Desde el comienzo de 1938 aumentó considerablemente la emigración de judíos de Alemania, a pesar de las dificultades que las autoridades ponían a los emigrantes potenciales. La venta forzada de bienes de judíos a alemanes - proceso que recibió el apodo de “arianización”, se hizo cada vez más agresiva. De los aproximadamente medio millón de judíos que habitaban en Alemania, emigraron cerca de 300.000. Organizaciones judías internacionales, asociaciones judías alemanas y el movimiento sionista participaron en la organización de la emigración. Ésta se vio dificultada por las trabas administrativas que ponían los países de destino de los emigrantes, lo que incidió en el número de personas que pudieron abandonar Alemania. El presidente norteamericano F. D. Roosevelt, en un intento de aportar soluciones al problema de los refugiados judíos, convocó a una conferencia internacional que se llevó a cabo en la ciudad de Evián en Francia. En julio de 1938 se reunieron en esa ciudad situada a la orillas del lago de Ginebra los representantes de 32 países. Todos los participantes declararon su indignación y condena por la situación en que se encontraban los refugiados, pero uno tras otro expresaron la imposibilidad de sus países de recibirlos. El representante de Australia incluso declaró que "en la situación actual Australia no puede hacer mucho más... siendo que en nuestro país no existe un problema racial real, no queremos importarlo."El gobierno de Gran Bretaña por su parte impidió la inmigración a la Tierra de Israel. Después de la "noche de los cristales rotos" aumentó más aún la presión de los judíos para emigrar y la desesperación los llevó a cualquier lugar posible, incluso a Shanghai en la China. Pero justamente en ese momento angustiante las puertas de la mayoría de los países del mundo permanecieron cerradas para ellos. El estallido de la Segunda Guerra Mundial y la política antijudía Después de la conquista de Polonia los judíos fueron concentrados en guetos, mientras que en Europa occidental comenzaron a ser registrados y forzados a vender sus bienes. Leyes raciales fueron también instituidas en el norte de África. En los países del sureste de Europa los judíos fueron reclutados por los regímenes que colaboraron con la Alemania nazi para realizar trabajos forzados. Decenas de miles de los reclutados perecieron. El comienzo de las persecuciones en Polonia Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial comienza una nueva etapa de la política antijudía del régimen nazi. La guerra cambió totalmente la faz de Europa y del mundo en general, y causó la muerte de millones de civiles, miembros de pueblos y naciones diferentes. Durante la misma se llevó a cabo el diabólico programa genocida contra el pueblo judío. Tres semanas después del ataque alemán, y mientras Polonia intentaba rechazarlo, la Unión Soviética invadió la parte oriental de ese país. La ocupación se realizó acorde al pacto secreto firmado casi un mes antes entre el ministro de relaciones exteriores soviético Molotov y el de Alemania, Ribbentrop. En el lapso de tres semanas Alemania derrotó a Polonia, quedando éste país dividido en tres partes: las zonas occidentales y septentrionales que incluían a Lodz, la segunda ciudad más importante del país, fueron anexadas a Alemania; los distritos orientales fueron anexados por la Unión Soviética; y los territorios restantes en el centro del país fueron denominados como zona del Gobierno General, y su destino permaneció indefinido en la primera época de la ocupación. Se estima que en la zona ocupada por los alemanes se encontraban 1.8 millones de judíos y más de un millón en la zona que ocupó la Unión Soviética. Desde principios de la guerra los alemanes se desprendieron de todas las consideraciones políticas y morales que pusieron algún freno a sus acciones en tiempos de paz, cuando todavía era importante tener en cuenta a la opinión pública. Dejaron de tener reparos en el uso del terror contra el pueblo polaco, encarcelando y asesinando a sus dirigentes y elites intelectuales, y tratando de convertirlo en un esclavo al servicio de la "raza superior". Dado que la política respecto de los judíos y los métodos para solucionar la cuestión judía eran considerados como parte del plan destinado a impedir el daño que causaban los judíos al pueblo y al Reich alemanes, las SS y la policía se veían a sí mismas responsables de la ejecución de los mismos. Ya en setiembre de 1939 Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina de Seguridad del Reich de las SS, envió una "orden urgente" que definió los procedimientos y el trato hacia los judíos en las zonas polacas ocupadas. En esa orden se dispuso que los judíos que habitaban pueblos y aldeas debían trasladarse a concentraciones más grandes en las ciudades (lo que constituyó un primer paso al establecimiento de guetos en las mismas). Asimismo se ordenó la formación de "consejos judíos" (Judenraete) encargados de la ejecución al pie de la letra de los edictos emitidos por las autoridades nazis. En esa disposición Heydrich hizo una distinción entre una etapa de transición en la ejecución de la "solución al problema judío" y la "meta final", aunque no se debe suponer de que ya en esa época se había definido esa meta final como el exterminio total de los judíos y se había llegado a planificarla. Sabemos que existían planes indefinidos y la intención de solucionar el problema judío de un modo rápido y radical. En esa época aún prevalecía la tendencia a forzar a los judíos a emigrar de los confines del Reich alemán. Al entrar a las ciudades y poblaciones polacas los alemanes dieron rienda suelta a un sinfín de vejaciones y humillaciones hacia todo judío que se topaba con ellos. Judíos fueron golpeados y hechos objeto de burlas, las barbas de judíos observantes fueron brutalmente cortadas, y en muchos casos se organizaron ejecuciones públicas con el propósito de aterrorizar a la población. Los ejecutores eran miembros de unidades especiales de la Policía de Seguridad (Einsatzgruppen) que acompañaban al ejército regular. Con su arribo era común el incendio de sinagogas y de edificios junto con sus ocupantes. Quienes se atrevían a salir a la calle eran secuestrados y enviados a realizar trabajos forzados, en especial la reparación de los daños causados por los combates. Luego de haber sido multados por el delito del estallido de la guerra, y la destrucción cosecuente, cayeron sobre los judíos una infinidad de edictos, entre ellos el registro de la mano de obra judía y la "obligación de trabajar", la confiscación paulatina de sus bienes (por ejemplo, la "operación de las pieles" mediante la cual se obligó a habitantes de los guetos a entregar abrigos de pieles para uso de las tropas alemanas en el frente ruso, la confiscación de muebles, etc.) y la anulación de sus medios de subsistencia. Los alemanes decretaron para los judíos en las zonas ocupadas la obligación de llevar un distintivo especial, tal como se solía hacer en la Edad Media, por lo común un brazalete blanco con una estrella de David azul, o una estrella amarilla sobre la chaqueta. La expansión alemana y la política antijudía En un lapso de menos de dos años, desde la conquista de Polonia en setiembre de 1939 hasta la invasión de la Unión Soviética en junio de 1941, Alemania consiguió apoderarse de la mayor parte de Europa: Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda, Francia, Yugoslavia y Grecia fueron ocupadas después de breves campañas. Al término de la exitosa campaña militar se amplió más aún el control alemán sobre los judíos europeos. Países del sureste - Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria - aceptaron de buen grado las imposiciones de Alemania, y fueron incluidas en la esfera de influencia de ese país. En el amplio territorio del continente europeo, considerado el ámbito del nuevo orden, los nazis se veían amos y señores del destino de los judíos. Si bien había diferencias en los métodos y la intensidad en el trato impartido a los judíos - dado que en occidente los ocupantes alemanes debieron tomar en cuenta la posición de la población local y concedieron a las administraciones de esos países una mayor autonomía - la ideología nazi no hizo distinciones entre los judíos. Los nazis eran conscientes de que el antisemitismo en Europa occidental no tenía la misma intensidad y popularidad que en los países del este, y de que los judíos de occidente eran considerados por muchos de sus habitantes como miembros de la nación. Por ello los nazis no erigieron guetos en esos países como lo hicieron en el Este del continente, donde encerraron a los judíos en condiciones terribles de hacinamiento, detrás de vallas y muros, con la ayuda activa de muchos de los pobladores locales, aislándolos del mundo exterior, privándolos de sus fuentes de trabajo y condenándolos a una vida de humillación, pobreza, decadencia y muerte. Aún así, en Europa occidental los nazis implementaron una política de "arianización" (venta forzada de bienes) y discriminación, que fue ejecutada paulatinamente. A pesar de las diferencias la meta central de los nazis era idéntica: eliminar la presencia judía por medio de la expulsión o la muerte causada por las pavorosas condiciones de vida. El expolio de las posesiones de los judíos La expoliación de los bienes pertenecientes a los judíos era una parte integral de la política nazi. Propiedades y riquezas acumuladas con trabajo y creatividad y que constituyeron por muchos siglos una parte integral de la actividad económica y cultural de Europa fueron usurpadas en forma sistemática. Inmediatamente después de su asunción al poder los nazis se dedicaron a expulsar a los judíos de la vida económica. A partir de 1938 el proceso recibió validez legal. Al comenzar la guerra este método fue trasladado a los países ocupados. Inmuebles, fábricas, tiendas y talleres artesanales, riquezas culturales, obras de arte fueron confiscadas por orden de las autoridades nazis. En Europa oriental el robo continuó dentro de los guetos. Después de las deportaciones a los campos de exterminio la población local se apoderó de las casas y parte de los bienes judíos. De los campos de muerte partían constantemente trenes con los efectos personales de las víctimas. Los guetos Después de la conquista de Polonia la mayoría de los judíos de ese país fueron encerrados en guetos. Después de la primera ola de asesinatos masivos ejecutados en los territorios que habían estado en manos de la Unión Soviética, también allí se establecieron guetos, a pesar de que en la mayoría de los casos la época de encierro de los judíos debería de ser muy corta antes de su aniquilación. En total los alemanes erigieron más de mil guetos en Europa oriental y unos pocos en el centro y sur del continente. La vida diaria en los guetos El 21 de setiembre de 1939 el jefe de la Policía de Seguridad de las SS ordenó que los judíos residentes en aldeas y pueblos en la zona de ocupación alemana de Polonia sean concentrados en ciudades grandes cercanas a éstos. Ese fue el primer paso para el establecimiento de los guetos en Polonia. Los judíos fueron encerrados en guetos, situados por lo común en la parte más pobre y descuidada de la ciudad, a menudo sin electricidad e instalaciones sanitarias básicas. A principios de 1940 fue establecido en Lodz un gueto grande, herméticamente cerrado. El más grande se estableció en Varsovia a fines de 1940, donde fueron encerrados al comienzo unos 445.000 judíos. Los judíos podían llevar solamente posesiones personales, perdiendo de esa manera el resto de sus propiedades. El hacinamiento en los guetos era enorme y la falta de higiene un problema insoluble. Las raciones oficiales de comida eran insuficientes para el sustento. Bajo esas circunstancias la vida en el gueto se caracterizaba por el hambre agudo y altos índices de enfermedad y muerte. Los alemanes tomaban severas medidas contra los contrabandistas de comida, incluso la pena de muerte. A pesar de las condiciones inhumanas se llevó a cabo en los guetos por medio de organizaciones comunitarias e instituciones de ayuda un esfuerzo concentrado para preservar la vida y satisfacer las necesidades de la comunidad. Después de los asesinatos masivos en los territorios conquistados a la Unión Soviética a partir de junio de 1941, se establecieron guetos también en esos territorios, a pesar de que la intención de los alemanes era liquidar a sus habitantes lo antes posible. El más grande de esos guetos fue establecido en Minsk, Bielorrusia, en el que fueron encerrados cerca de 100.000 judíos. En Terezin (Theresienstadt), una ciudad fortaleza en el noroeste checo, los nazis establecieron un gueto en noviembre de 1941 en el que fueron recluidos judíos de Bohemia y Moravia, judíos famosos o destacados del Reich y ancianos, y algunos miles de judíos de Holanda y Dinamarca. De hecho este gueto sirvió como campo de transición a campos de exterminio, bajo la supervisión de las SS, aunque por un breve tiempo fue utilizado como un gueto modelo con fines propagandísticos. En el momento de su liberación habían pasado por Theresienstadt 155.000 personas - 35.440 perecieron en el gueto y 88.000 fueron deportadas para ser exterminadas. En marzo de 1944 los alemanes ocuparon Hungría, y en abril comenzaron las deportaciones a Auschwitz. En noviembre se estableció un gueto en Budapest en el que fueron recluidos 70.000 judíos. Con el establecimiento de los guetos se cumplieron algunas metas importantes para los nazis: el hacinamiento de los judíos, bajo una estricta supervisión, el robo de sus pertenencias y los beneficios que se podían obtener de su trabajo Los guetos aislaron a los judíos del mundo exterior y los volvieron vulnerables e impotentes en los momentos más decisivos. Asimismo exacerbaron la hostilidad que ya existía en la población local. Los alemanes establecieron más de mil guetos en Europa oriental, y algunos más en el centro y sur de ese continente. El gueto de Lodz En mayo de 1940 fue establecido el gueto de Lodz (Litzmanstadt para los alemanes) - el segundo en tamaño en la zona de ocupación nazi después del que fue erigido en Varsovia, y el más aislado de su entorno y de los otros guetos. Cerca de 164.000 judíos de la ciudad fueron encerrados, junto a decenas de miles que habían sido expulsados del distrito, deportados del Reich y gitanos. Desde el principio el gueto estaba destinado a ser transitorio, pero existió más de cuatro años como consecuencia del interés de los nazis de aprovechar la mano de obra judía. Una valla de madera y alambradas de púas erigidas a principios de 1940, sellaron el gueto y lo aislaron de Lodz y del mundo exterior. Carentes de electricidad y agua corriente, sus hacinados habitantes eran presas de las enfermedades y el hambre , causantes de un enorme grado de mortalidad. Mordejai Jaim Rumkowski, el controversial y autoritario presidente del Judenrat, consideraba al trabajo productivo al servicio de los nazis como un factor esencial para la existencia y la única esperanza para la supervivencia. Para ello erigió un extenso sistema de producción en el que fueron empleados judíos del gueto en tareas para los alemanes, incluidos "resorts" (talleres) en los que trabajaban también niños y jóvenes. Sin embargo la producción generada fue considerada por los nazis solamente como una pausa en la tarea de exterminio. En enero de 1942 comenzaron las deportaciones de Lodz al centro de exterminio de Chelmno, que utilizaba camiones de gas para ese fin. Rumkowski fue obligado a preparar listas de deportados y a organizar la concentración de los expulsados. Los intentos que realizó para tratar de disminuir su número fueron vanos. Hasta fin de ese año fueron asesinados casi la mitad de los moradores del gueto de Lodz. El exterminio de los habitantes del gueto y de los judíos de la zona continuó en forma intermitente hasta enero de 1945. El gueto de Varsovia En Varsovia los Nazis establecieron el gueto más grande de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de la guerra habitaban la capital de Polonia unos 375.000 judíos, casi un 30 por ciento de la población. Inmediatamente después de la rendición de Polonia los judíos de Varsovia fueron sometidos a ataques brutales y reclutados por la fuerza a realizar trabajos forzados. En noviembre de 1939 se legislaron las primeras medidas contra los judíos. Éstos fueron obligados a llevar brazaletes de color azul y blanco con la Estrella de David y se tomaron varias medidas de carácter económico cuyo resultado fue la pérdida del sustento para la mayoría de los judíos. Asimismo se constituyó un Judenrat bajo la presidencia de Adam Czerniakow. No se permitió el funcionamiento de ninguna otra organización de ayuda social. El 16 de noviembre de 1940 los judíos de Varsovia fueron encerrados en el gueto. Sus habitantes comprendían un tercio de la población de la ciudad; el gueto ocupaba una superficie equivalente al 2.4% de la misma. Decenas de miles de refugiados expulsados a Varsovia aumentaron a 450.000 el número de personas confinadas. Rodeados por un muro que fueron forzados a construir, bajo una vigilancia severa y violenta, los judíos fueron aislados del mundo exterior. Dentro del gueto sus vidas transcurrían entre una lucha porfiada por la vida o la muerte por enfermedad y hambre. Las condiciones de vida eran insoportables. El hacinamiento llegaba a 6 y 7 personas por habitación y las raciones de alimentos constituían no más de un diez por ciento de los requerimientos diarios de un ser humano. La actividad económica era insuficiente y en su mayor parte ilegal. Esto incluía el contrabando de comida. Los que participaron en actividades económicas "ilegales" o que poseían algún ahorro constituyeron la mayoría de los que lograron sobrevivir por algún tiempo. Las murallas del gueto no lograron paralizar la creación cultural de sus habitantes. Intelectuales, científicos, y artistas no interrumpieron sus actividades a pesar de las graves circunstancias que los rodeaban. Por el contrario, la ocupación nazi y la expulsión al gueto impulsaron a muchos artistas y creadores expresar la tragedia que conmocionó su existencia. En el gueto funcionaron bibliotecas clandestinas, el archivo "Oneg Shabat", muchos movimientos juveniles e incluso una orquesta sinfónica. El libro, el estudio, la música y el teatro se convirtieron en un refugio ante la triste realidad que los rodeaba y en una remembranza de días mejores. El hacinado gueto se convirtió en un foco de epidemias y de mortalidad masiva, ante las cuales las instituciones comunitarias judías, especialmente el Judenrat y las organizaciones de caridad fueron impotentes. Durante toda la existencia del gueto de Varsovia murieron más de 80.000 personas dentro del mismo. En julio de 1942 comenzaron las deportaciones al campo de exterminio de Treblinka. En julio de 1942 comenzaron las deportaciones al campo de exterminio de Treblinka. Al recibir las primeras órdenes de deportación el presidente del Judenrat , Adam Czerniakow, se negó a tomar parte en la preparación de las listas de candidatos a la expulsión. El 23 de julio de 1942 puso fin a su vida. El comienzo de la Solución Final Luego de la invasión alemana a la Unión Soviética el 22 de junio de 1941 comenzaron los fusilamientos masivos de judíos. Más del 80% de los judíos lituanos fueron asesinados hacia fines de 1941. 150.000 judíos de Rumanía fueron exterminados por alemanes y rumanos en los primeros meses de la invasión alemana a la Unión Soviética. Hasta comienzos 1943 fueron de asesinados la mayoría de los judíos de Ucrania y Bielorrusia occidentales. En enero de 1942 fue convocada en un suburbio de Berlín la Conferencia de Wannsee con el propósito de coordinar los métodos de ejecución de la 'solución final del problema judío'. La invasión a la Unión Soviética La última etapa de los designios nazis para solucionar el “problema judío” comenzó con la Operación Barbarrosa - la invasión de la Unión Soviética (22.6.1941) - realizada con una fuerza militar de una magnitud sin precedentes. Los alemanes pretendían finalizar la campaña antes de la llegada del invierno ruso. Esta fue planificada con sumo cuidado y por mucho tiempo. Junto a los preparativos militares los alemanes organizaron unidades de colaboracionistas formadas por anticomunistas ucranianos, lituanos, letones y bielorrusos. Hitler consideraba a la invasión a la Unión Soviética como la realización de su programa de conquista del "espacio vital" para la raza alemana y la oportunidad de destruir al odiado régimen bolchevique. Por ello ordenó a los jefes militares no tener piedad con los comisarios políticos y los intelectuales. Esta actitud inspiró la famosa "orden de los comisarios" que definió las reglas a seguir respecto de los comisarios políticos del Ejército soviético y de los judíos en los territorios de la Unión Soviética. Al principio las mujeres y los niños judíos no fueron fusilados (este era el método que se empleaba en los asesinatos masivos en el Este) pero hacia mediados de agosto de 1941 se incluyeron también a éstos. Aparentemente ello comenzó después de la visita de Heinrich Himmler al frente, cuando se hizo evidente que no era viable una solución territorial al problema judío. Desde el punto de vista nazi mujeres y niños no tenían ningún valor como fuerza laboral y debían ser eliminados por ser "consumidores inútiles de alimentos". Todos los judíos de esas áreas se hallaron desde entonces bajo sentencia de muerte. A la retaguardia de los ejércitos que participaron en la Operación Barbarrosa actuaron cuatro "grupos especiales de acción" (Einsatzgruppen) caracterizados con las letras A,B,C y D. Esas unidades estaban integradas por miembros de las SS, policía y unidades auxiliares reclutadas entre la población local. Centenares de miles de judíos lograron huir al interior de la Unión Soviética, pero la mayoría quedó atrapada dentro del cerco alemán y cayeron víctimas de los asesinatos masivos ejecutados por los Einsatzgruppen, el ejército alemán, unidades policiales y colaboracionistas locales. A principios de 1942 más de un millón de judíos fueron asesinados por los alemanes y sus colaboradores. Las masacres tenían lugar generalmente en bosques, hondonadas y edificios vacíos en las cercanías de las casas de las víctimas. A cierta distancia de las fosas comunes preparadas con anticipación se ordenaba a las víctimas a desvestirse y entregar sus objetos de valor. Luego eran conducidos en grupos a las fosas y fusiladas. Muchos heridos fueron enterrados vivos. En el lapso de dos días en setiembre de 1941 los miembros de un subcomando del grupo de acción C asesinaron 33.771 judíos de Kiev en Babi Yar. Babi Yar se convirtió también en la tumba de gitanos y de prisioneros de guerra soviéticos. En Ponar, un bosque a 10 km. de Vilna fueron asesinadas más de 70.000 personas, la inmensa mayoría de ellas judías. Hacia fines de 1941 los alemanes llegaron a la conclusión que la guerra iba a ser larga y sumamente costosa y que el esfuerzo bélico requeriría mucha mano de obra, especialmente la cualificada. Es por ello que decidieron utilizar, temporariamente, a gente de los guetos como trabajadores forzados. El exterminio masivo fue renovado en toda su furia en los territorios soviéticos ocupados en la primavera de 1942. Hacia la llegada del invierno de 1942-43 los judíos de Bielorrusia y Ucrania occidentales habían sido aniquilados. Los preparativos de la ‘Solución Final’ Nunca ha sido encontrado un documento que indique cuando y de qué modo se decidió el exterminio masivo de los judíos. Numerosos investigadores coinciden que esa orden jamás fue emitida por escrito, sino que fue dada en forma oral por Hitler, o bajo su conocimiento, en el verano de 1941. El 31 de julio de 1941, poco después de la invasión a la Unión Soviética, el Mariscal del Reich Hermann Goering ordenó al Jefe de la Policía de Seguridad Reinhard Heydrich "que efectúe los preparativos necesarios... con objeto de conseguir una solución global de la cuestión judía en las esferas de influencia alemana de Europa." Paralelamente a la invasión comenzó el asesinato de hombres judíos y poco tiempo después el de mujeres y niños. En noviembre se produjo un cambio en la política nazi que tuvo graves consecuencias. Los fusilamientos masivos no cumplían con las expectativas del régimen y tenían una influencia dañina sobre el comportamiento de las tropas. Por esa época los jerarcas nazis eran conscientes que la "guerra relámpago" había fracasado y que la lucha contra la Unión Soviética iba a prolongarse mucho más de lo esperado. De tal modo que el método de fusilamientos masivos no sería eficiente y no conseguiría los objetivos con la prontitud deseada. Por ello en noviembre o diciembre se comenzó a considerar la utilización de un método más organizado y planificado - de hecho industrializado - de asesinato masivo. Ya en el verano de 1941 Rudolf Hoess, comandante del campo de Auschwitz, había recibido la orden de experimentar con métodos nuevos de exterminio. La idea que se adoptó fue la utilización de cámaras de gas para tal fin. Este método había sido utilizado durante 1939 - 1941 en el así llamado "Programa de Eutanasia", durante el cual decenas de miles de discapacitados y enfermos mentales alemanes fueron asesinados. El programa causó un furor público en Alemania, liderado por las Iglesias, y fue cancelado oficialmente. Pero la experiencia adquirida sirvió de base para mejorar los métodos de asesinato masivo e hizo posible trasladarlos a los campos de exterminio. El primer experimento de asesinato en masa con gas fue llevado a cabo en Auschwitz en setiembre de 1941. Las víctimas fueron prisioneros de guerra soviéticos. Gas cianhídrico (Zyklon B) fue inyectado dentro de un recinto cerrado herméticamente, provocando la muerte de los prisioneros después de un corto tiempo. La conferencia de Wannsee - El 20 de enero de 1942 se realizó en el suburbio berlinés de Wannsee una reunión de suma importancia convocada y dirigida por Reinhard Heydrich, y en la que participaron dieciséis altos funcionarios y representantes de organismos centrales del Reich alemán. Durante la misma se coordinaron los planes de exterminio entre la Oficina Central de Seguridad del Reich, que dirigía Heydrich, y los ministerios y entidades que debían participar en la ejecución de la 'solución final'. Heydrich hizo mención de 11.000.000 de judíos comprendidos en el plan nazi para la “solución final del problema judío en Europa.” En el protocolo de la reunión se destacó que “... con la previa autorización del Fuehrer, la evacuación de los judíos hacia el Este reemplaza la emigración...” A continuación se creó una red de campos de exterminio en los cuales fueron asesinados más de tres millones de judíos. Implementación de la Solución Final Los judíos eran obligados a concentrarse en las cercanías de una estación de tren y de allí deportados a campos de exterminio en un trayecto cuya duración y pésimas condiciones causaban numerosas víctimas aún antes de llegar al campo. En éstos fueron sistemáticamente exterminados los judíos europeos como parte de la 'solución final'. En algunos de los campos se construyeron cámaras de gas permanentes. Aquellos contaban con un equipo restringido formado de unos 30 oficiales alemanes, y de 120 a 150 auxiliares ucranianos. En Chelmno, Belzec, Sobibor y Treblinka no se realizaban selecciones de prisioneros. Inmediatamente después del arribo de los trenes a los campos, las víctimas - hombres, mujeres y niños eran enviadas directamente a su muerte La deportación a los campos de exterminio La orden de iniciación de la “operación” era entregada al Judenrat de forma sorpresiva, sin ninguna notificación previa, a menudo durante la época de festividades judías, cuando disminuía la sensación de alerta de las víctimas. La ejecución de la estaba a cargo de fuerzas policíacas locales y la policía del orden judía debía participar en las redadas. Los judíos debían concentrarse en lugares de reunión fijados de antemano, por lo común cercanos a una estación de tren, portando algunas pocas pertenencias que les era permitido llevar. Durante la "acción" todo aquel que no cumplía con la orden de presentarse o no caminaba con la premura requerida, era fusilado. En la estación los deportados subían a vagones de carga carentes de ventilación, instalaciones sanitarias y agua y terriblemente hacinados. Los furgones se cerraban herméticamente y la travesía podía demorar varios días. La falta de agua y alimento causaba la muerte de muchos. La maquinaria de exterminio empleó todo tipo de subterfugios y engañifas para confundir a las víctimas. A los judíos de Polonia se les explicó que "elementos excedentes, desocupados" eran enviados a trabajar al Este, y a los de occidente que eran despachados para su restablecimiento en el Este. Las acciones comenzaban súbitamente golpeando a ciudades y pueblos, prolongándose por varios días o semanas. Al principio eran deportados los más débiles: los pobres y los refugiados. Los restantes vivían con la ilusión de que podrían salvarse. Luego de la primer expulsión, venía la siguiente, hasta la liquidación total. La reacción de los judíos estuvo condicionada por algunos factores fundamentales: en los meses y años que precedieron al exterminio los nazis hicieron todo lo posible para debilitar a sus víctimas tanto física como moralmente. Trataron de minar su fuerza de voluntad, despojarlos de su dignidad humana, destruir sus instituciones comunitarias y aislarlos del mundo exterior. De tal modo que el hambreamiento sistemático y la muerte que acechaba en cada rincón minaron la capacidad de reacción de las masas apiñadas en los guetos y de sus posibilidades de reunir fuerzas. Lo único que ya les importaba eran las preocupaciones del presente inmediato: salvar a sus seres queridos, conseguir un pedazo de pan para mantener el cuerpo ávido de calor y alimento. La catástrofe se desmenuzó en un sinfín de tragedias personales y de una terrible impotencia colectiva. Al producirse las operaciones los judíos sufrían una conmoción que les impedía toda posibilidad de organización y defensa en amplia escala. Las noticias de la existencia de campos de muerte eran recibidas con escepticismo y desconfianza. La simple lógica y el sentimiento humano se negaban a aceptar la posibilidad de su existencia. Los nazis lograron confundir a sus víctimas hasta el último momento Los campos de exterminio Chelmno fue el primer centro de exterminio que establecieron los alemanes en Polonia. Los asesinatos masivos comenzaron allí el 8 de diciembre de 1941 y continuaron en forma esporádica hasta enero de 1945. La mayoría de las víctimas provenían del gueto de Lodz y fueron asesinadas en camiones de gas. Cuando los deportados llegaban se les ordenaba desvestirse. Luego de que eran despojados de sus pertenencias se les obligaba subir a un camión cuyo tubo de escape había sido conectado a la caja sellada. Una vez cerradas las puertas, el camión se dirigía a un bosque cercano en el que estaba situada una enorme fosa. Al fin del corto trayecto nadie quedaba con vida. Por medio de tres camiones de ese tipo fueron asesinados en Chelmno casi 300.000 judíos y 5.000 gitanos. Sólo tres judíos sobrevivieron ese campo. Luego de fijar en Wannsee los lineamientos principales de su acción, los nazis establecieron a partir de marzo de 1942 tres campos de exterminio en los confines orientales de la zona del Gobierno General (el territorio no anexado de Polonia) en lugares cercanos a una línea principal de ferrocarril. Belzec fue establecido en marzo de 1942 y funcionó hasta fin de ese año. Sobibor funcionó de mayo a julio de 1942 y de octubre de 1942 a octubre de 1943. Treblinka operó desde julio de 1942 hasta agosto de 1943. Los tres campos utilizaban los mismos métodos de exterminio: monóxido de carbón emitido por grandes motores a diesel era bombeado dentro de cámaras herméticas. Las víctimas, apiñadas en el recinto, morían rápidamente. A continuación los cuerpos eran arrojados a grandes fosas cavadas con antelación. Después de un tiempo se comenzó a cremar los cuerpos sobre unos enrejados de hierro, al aire libre. Los tres campos eran de hecho "fábricas de muerte". Todo el procedimiento, desde la llegada de las víctimas hasta su muerte por asfixia y la cremación de los cadáveres, demoraba algunas horas. De esa forma era posible preparar inmediatamente para el exterminio un nuevo transporte con sus víctimas. Los tres campos fueron establecidos con el propósito de asesinar en forma sistemática a los judíos del Gobierno General, como parte del programa de la "Solución Final". En cada campo servían unos treinta miembros de la SS que comprendían la plantilla jerárquica del mismo. Subordinada a ellos se hallaba una compañía de alrededor de 100 a 150 guardias ucranianos reclutados de entre los prisioneros de guerra soviéticos renegados. En esos campos no se realizaban selecciones y todos los arribados en los transportes eran enviados a su muerte de inmediato. Sólo unos pocos eran apartados para realizar tareas de mantenimiento, procesamiento de los bienes de las víctimas antes de su envío a Alemania y trabajo en las cámaras de gases. En los tres campos fueron exterminados 1.700.000 judíos, la mayoría de Polonia. Majdanek fue establecido a fines de 1941 en las afueras de la ciudad de Lublin como campo de prisioneros de guerra soviéticos y sirvió también como campo de concentración de prisioneros políticos polacos. En 1942 se instalaron allí cámaras de gas y crematorios. A partir de la primavera de 1942 fueron asesinados en Majdanek decenas de miles de judíos de origen eslovaco checo y polaco. El campo funcionó hasta su liberación por el ejército soviético en julio de 1944. En total perecieron allí unas 78.000 personas. Belzec, Sobibor y Treblinka fueron desmantelados en la segunda mitad de 1942. Desde entonces continuaron funcionando los campos de Majdanek, Chelmno y Auschwitz. Un pequeño porcentaje de los deportados judíos a esos campos eran seleccionados para el trabajo en campos adyacentes, que servían a la maquinaria de guerra alemana o en fábricas pertenecientes a conglomerados económicos importantes o para tomar parte en ciertos aspectos del proceso de exterminio, como ser clasificar y empacar las pertenencias de las víctimas, extraer el cabello o dientes de oro de los cadáveres, e incinerar los cuerpos en los crematorios. Los encargados de esta última tarea pertenecían a un cuerpo especial denominado Sonderkommando, que trabajaban bajo un reino de terror, siendo frecuentemente gaseados poco tiempo después de comenzar y reemplazados por otros. Las deportaciones y matanzas masivas continuaron hasta fines de 1944. Pero aún después de que se dio la orden de interrumpirlas, continuó siendo elevada la mortalidad de los prisioneros por los maltratos, el hambre, las enfermedades y las "marchas de la muerte". TREBLINKA Campo de exterminio en la región noreste del Generalgouvernement, situado en Polonia a 4 km de la estación ferroviaria de Malkinia, sobre la vía férrea principal entre Varsovia y Bialystok. Fue establecido a comienzos del verano de 1942 como parte de Aktion Reinhard – el plan nazi para exterminar a los judíos en el Generalgouvernement. Alrededor de 870.000 personas fueron asesinadas en Treblinka. Los primeros transportes llegaron al campo el 23 de julio de 1942 desde el gueto de Varsovia. Entre ese día y el 21 de septiembre fueron asesinados en Treblinka alrededor de 254.000 judíos de la capital polaca y 112.000 de otras poblaciones del distrito de Varsovia. También fueron ejecutados allí centenares de miles de judíos de los distritos de Radom y Lublin en el Generalgouvernement. En Treblinka murieron aproximadamente 738.000 judíos del Generalgouvernement y 107.000 del distrito de Bialystok. También llegaron allí miles de judíos de otros países, procedentes de Eslovaquia, Grecia, Macedonia y Tracia, y algunos que habían estado previamente confinados en Theresienstadt; 29.000 de ellos fueron gaseados en Treblinka, junto con 2.000 gitanos. El programa de extermino masivo operó hasta abril de 1943; después de esa fecha sólo llegaron unos pocos transportes. A partir de agosto de 1942 el comandante de Treblinka fue el teniente coronel de las SS Franz Stangl, quien había desempeñado el mismo cargo en el campo de exterminio de Sobibor. El segundo de Stangl era Kurt Franz; con ellos se hallaban entre 20 y 30 miembros de las SS (que habían participado en el Programa de Eutanasia), y entre 90 y 120 soldados ucranianos que servían como guardianes del campo. Treblinka estaba ubicado en una zona densamente boscosa y escasamente poblada; el lugar fue elegido para ocultar los crímenes que allí se cometían. El campo incluía áreas de alojamiento, recepción y exterminio. El sector de exterminio tenía un edificio de ladrillos que albergaba tres cámaras de gas. En un cobertizo cercano había un motor diesel que producía el monóxido de carbono que alimentaba las cámaras, el cual fluía a través de cañerías adosadas al cielorraso, que desembocaban en lo que aparentaba ser bocas de duchas. De este modo, las cámaras presentaban la apariencia de salas de baño. Cada una de ellas tenía un pasillo de acceso y otra puerta por la cual se sacaban los cadáveres. A unos 200 metros de distancia se encontraban las enormes fosas donde se sepultaban los cuerpos. El proceso de exterminio en Treblinka estaba basado en la experiencia obtenida por los nazis en Belzec y Sobibor – los otros dos campos de Aktion Reinhard. Los trenes, con 50 a 60 vagones que transportaban entre 6.000 y 7.000 personas, llegaban a la estación cercana; 20 vagones eran remolcados al campo, mientras que el resto esperaba en la estación. Se abrían las puertas y los guardias de las SS ordenaban a los judíos descender de los vagones. Seguidamente un oficial les anunciaba que habían llegado a un campo de tránsito donde se ducharían y desinfectarían su ropa, para luego viajar a diversos campos de trabajo. Las víctimas eran llevadas a una explanada apodada “plaza de la deportación”. Hombres y mujeres eran separados (los niños permanecían con las mujeres). Las mujeres y los niños debían desnudarse en una barraca, donde a las mujeres se les cortaba el cabello (destinado a diversos usos industriales). Debían luego abandonar desnudos la barraca e ingresar en la “manguera” – un sendero angosto, cercado y camuflado que conducía a las cámaras de gas. Una vez encerradas las víctimas, se encendía el motor y el gas comenzaba a fluir al interior de la cámara. En media hora todos estaban muertos. El llegaba el siguiente grupo de víctimas llegaba mientras se retiraban los cuerpos del anterior y se los llevaba a las fosas. Esta última tarea era realizada por un equipo de reclusos judíos llamados Sonderkommando. Se trataba de prisioneros que no eran ejecutados al llegar al campo, cuya función era limpiar los vagones, preparar a las víctimas para su ejecución, ocuparse de sus efectos personales y ropas, y finalmente retirar los cadáveres, enterrarlos o, a partir de la primavera de 1943, quemarlos . La mayoría de estos judíos también eran eliminados después de unos pocos días o semanas y reemplazados por nuevas víctimas. Después de un tiempo, los alemanes resolvieron que el proceso de exterminio en Treblinka no era lo suficientemente eficiente. Entre agosto y octubre de 1942 se construyeron diez cámaras de gas adicionales. Además, se añadió otra mejora al sistema: a los recién llegados que estaban demasiado débiles para caminar hasta las cámaras de gas por sus propios medios, se les decía que se los enviaría a la enfermería. Eran trasladados a un área cubierta sobre la que flameaba una bandera de la Cruz Roja; allí los esperaban guardias de las SS y ucranianos que los asesinaban en el acto. Centenares de judíos intentaron saltar de los trenes camino al campo, pero la mayoría de ellos fracasó. Otros intentaron huir del campo mismo, pero casi todos fueron capturados y ahorcados. Judíos de diversos transportes ofrecieron resistencia y lograron herir o matar a guardias alemanes y ucranianos. En agosto de 1943, cuando los prisioneros descubrieron que los alemanes planeaban liquidar el campo, organizaron una sublevación; pero ésta fue reprimida y la mayor parte de los 750 prisioneros que intentaron huir fueron capturados. En marzo de 1943 se lanzó en Treblinka la Aktion 1005 – la campaña para destruir toda evidencia de las actividades criminales nazis, que se extendió hasta julio. En el otoño de ese año los nazis clausuraron el campo de Treblinka. La mayoría de sus estructuras fue destruida, el terreno fue arado y sembrado y el sitio convertido en una granja entregada a una familia ucraniana. Después de la guerra, algunos integrantes de las SS que habían actuado en Treblinka fueron sometidos a juicio. Tanto el comandante Franz Stangl como su segundo Kurt Franz fueron condenados a cadena perpetua. El campo de exterminio de Auschwitz – Birkenau Rudolf Hoess, comandante del campo de Auschwitz - Birkenau, relata en su autobiografía que en el verano de 1941 (no precisa la fecha exacta) fue convocado a Berlín por Himmler. Allí éste le comunicó que el Fuehrer había ordenado implementar la “solución final del problema judío” y que los hombres de las SS serían los encargados de ejecutar la orden. “Los sitios de exterminio en el Este son inadecuados para una acción de gran envergadura y a largo plazo. He designado a Auschwitz para este propósito”, agregó. Auschwitz – Birkenau era el más grande de los campos de concentración y exterminio establecidos en Polonia, y funcionaba simultáneamente como un centro de trabajos forzados y de asesinato masivo. Éste campo fue designado para ser el centro principal para el exterminio del pueblo judío y para ello fueron construidas instalaciones para el asesinato masivo y hornos crematorios. Las matanzas se realizaban en cámaras de gas utilizando para ello un pesticida sumamente letal denominado Zyklon B. Su utilización había sido experimentada con prisioneros de guerra soviéticos. En octubre de 1941 fue construido a tres km. de Auschwitz un nuevo campo: Birkenau (Auschwitz II) que en marzo de 1942 comenzó a funcionar como centro de exterminio, empleando cuatro cámaras de gas para ese propósito. Hasta noviembre de 1944 sirvió de “fábrica de matanza masiva” a la que arribaban transportes de toda Europa. La mayoría de los deportados eran judíos que eran enviados inmediatamente a las cámaras de gas. Sólo una pequeña parte de los recién llegados, después de pasar por un proceso de selección, eran enviados a trabajar en distintas secciones del campo o en fábricas que servían al esfuerzo bélico alemán. Algunos también servían de “conejitos de Indias” para los experimentos “médicos” de Mengele y su equipo. A mediados de 1944 se acrecentó el ritmo de los asesinatos masivos con la llegada de los judíos de Hungría y del gueto de Lodz. El proceso de selección y exterminio estaba planificado y organizado eficientemente. Cuando el tren se detenía al lado del andén, las víctimas descendían y sus pertenencias eran apiñadas en un costado para ser luego enviadas a unas barracas que los prisioneros apodaban “Canadá” donde eran clasificados para su posterior envío a Alemania. Las personas eran obligadas a formarse en dos hileras, una de varones y la otra de mujeres, para que los médicos de la SS pudieran realizar una selección. Ésta se hacía de acuerdo al aspecto exterior del individuo, de hecho que su suerte se decidía en forma arbitraria y casual. Antes de su ingreso a las cámaras de gas los elegidos a ser gaseados debían despojarse de sus ropas. El pretexto era que irían a pasar por un proceso de desinfección. Al cerrarse las puertas las cápsulas de Zyklon B, que se convertían en gas al contacto con el aire, eran arrojadas a través de un orificio situado en el techo de la cámara. Luego del envenenamiento de las víctimas, los miembros del Sonderkommando - el grupo de prisioneros judíos obligados a trabajar en los crematorios -abrían las puertas, arrancaban los dientes de oro y cortaban los cabellos de las mujeres. Los cadáveres eran después cremados en los hornos instalados en la parte superior de la instalación, los huesos molidos y las cenizas desparramadas por la zona aledaña. Entre los prisioneros que trabajaban en el campo se realizaban a menudo formaciones de conteo en las que se llevaban a cabo selecciones. Los débiles y enfermos eran enviados a las cámaras de gas. El régimen del campo era de una crueldad e inhumanidad sin límites y basado en un sistema de castigos y torturas del que sólo unos pocos lograron sobrevivir. En Auschwitz fueron exterminados más de un millón de judíos, 70.000 polacos, 25.000 gitanos y 15.000 prisioneros de guerra soviéticos y muchos otros miembros de distintas nacionalidades. El mundo de los campos Los judíos eran obligados a trabajar en granjas agrícolas, en la reparación de caminos, tala de bosques y en especial en establecimientos de la industria de armamentos. También industrias privadas aprovecharon la mano de obra esclava de los prisioneros judíos que eran constantemente golpeados por sus guardianes y veían sus raciones recortadas a menudo. Sin medicinas ni tratamiento médico, hambreados y torturados, más de medio millón de judíos perecieron en los campos de trabajo. Campos de concentración y trabajo El 9 de marzo de 1933, pocas semanas después de haber asumido Hitler el poder, comenzaron en Alemania desmanes antijudíos organizados. Unas dos semanas más tarde comenzó a funcionar el primer campo de concentración: Dachau, en las cercanías de Munich. En él fueron encerrados judíos, comunistas, socialistas y liberales alemanes, o sea todo aquel que era considerado enemigo de régimen. La Alemania nazi se aprovechó de la mano de obra de los pueblos conquistados poco después de la ocupación de sus países. Más de catorce millones de personas fueron llevadas por la fuerza a trabajar en Alemania y a ellos se debe agregar dos millones y medio de prisioneros de guerra. Judíos fueron convertidos en esclavos recluidos en la extensa red de campos de trabajos forzados extendida a lo largo y ancho de la Europa ocupada: en el mismo Reich, en occidente y especialmente en Europa oriental. La "Oficina Principal de Economía y Administración" de las SS definió la nueva meta: el aprovechamiento de la fuerza laboral de los prisioneros de los campos de concentración, que serían trasladados a centenares de campos de trabajo para ser utilizados por la maquinaria de guerra alemana. La meta de exterminio del pueblo judío sería completada por medio del trabajo forzoso inmisericorde - "exterminio por medio del trabajo". Ese fue el compromiso pactado entre los que abogaban por el exterminio inmediato y los que querían aprovechar la mano de obra judía al máximo. Los judíos trabajaron en granjas agrícolas, en la reparación de caminos, en la tala de bosques y especialmente en establecimientos industriales y de fabricación de municiones. También grandes emporios industriales y empresas privadas se aprovecharon sin vacilación alguna del trabajo de los prisioneros judíos, que eran constantemente maltratados por sus superiores y sus magras raciones frecuentemente reducidas. Carentes de medicinas y víctimas del maltrato y del hambre, más de medio millón de judíos perecieron en los campos de trabajo. A pesar de los reveses militares y la victoria inminente de los Aliados, los campos siguieron existiendo hasta la caída del Tercer Reich y el fin de la guerra. En los campos de concentración se encontraban en ese momento la mayoría de los supervivientes judíos de Europa, fuera de aquellos que se habían ocultado bajo una identidad “aria” aparente, en los bosques u otro escondite, o habían huido a territorios soviéticos, o vivían que en países libres. La rutina en los campos La estructura jerárquica de los campos de concentración y trabajo fue establecida de acuerdo al sistema creado en el campo de Dachau. Al frente del campo estaba el "Lagerkommandant" y bajo su mando un equipo de oficiales de bajo rango. Uno de ellos estaba a cargo del campo de prisioneros, después haber pasado una etapa de entrenamiento. Supervisores y encargados de todo tipo estaban subordinados a la comandancia. Un sistema jerárquico paralelo estaba compuesto de prisioneros. Los encargados o supervisores ("Kapos") eran la elite del campamento, una elite temida y envidiada. Entre los "kapos" judíos hubo aquellos que intentaron mejorar la situación de sus correligionarios, aunque no faltaron quienes se ensañaron con ellos. Cuando el prisionero arribaba al campamento, debía entregar su ropa y efectos personales, sus cabellos eran rapados y recibía como vestimenta un uniforme a rayas de prisionero y un par de zuecos de madera. La expectativa de vida en un campo de trabajos forzados era por lo común de algunos meses. Luego de ese tiempo el preso se convertía - en la jerga del campo - en un "muselman", un ser humano en estado de completa extenuación y debilidad, de tal modo que apenas podía moverse y comunicarse. "Yo soy el sobreviviente de turno, que apareció por casualidad... para relatar... del humo del crematorio, del olor a carne quemada... de las formaciones bajo los copos de nieve, del trabajo forzado letal, de la succión del tuétano de la vida, de la esperanza que no se acaba, del salvajismo de la bestia humana llamada hombre..." Jorge Semprún, La escritura o la vida Uno de los momentos más aterradores para los prisioneros era la formación (Appel) que se realizaba al amanecer o por la tarde, cuando los prisioneros regresaban del trabajo. Éstos debían permanecer en posición de firmes, sin posibilidad de moverse, a menudo por varias horas a la intemperie. La rutina en el campo estaba compuesta por una larga serie de órdenes y obligaciones, habitualmente dictadas a todos los prisioneros, unas pocas a algunos individuos, la mayoría conocidas y algunas imprevisibles. Todas las fuerzas del prisionero se invertían en superar las distintas etapas de esa rutina diaria: amanecer temprano, arreglo de la litera, formación, marcha al trabajo, labor extenuante, espera de la comida diaria - consistente por lo general en una sopa insípida de algún vegetal y media hogaza de pan - alimentación insuficiente para quienes realizaban pesadas tareas - regreso al campo, formación vespertina y así sucesivamente... En los campos de concentración y de trabajos forzados se realizaban actividades culturales, religiosas e incluso reuniones políticas clandestinas. En las obras que se conservaron se ven reflejadas la vida y sufrimientos de los prisioneros en el intento de preservar su identidad humana y judía. Esas creaciones son un testimonio directo y auténtico. Los diarios personales escritos sobre trozos de papel, los dibujos y grabados que pintan la vida en el campo, las joyas preparadas con alambres de cobre, la "Hagadá de Pésaj" manuscrita o la plegaria en la víspera del año nuevo, expresan la enorme fortaleza anímica de esos hombres y mujeres extenuados y hambrientos que trataron de aferrarse a la creatividad al final de un día agotador. En la rutina del campo de concentración y trabajo los prisioneros demostraron heroísmo e imaginación en su intento de preservar no sólo la vida, sino su condición humana y valores morales básicos expresados en el compañerismo y la solidaridad al prójimo. Combate y salvación Judíos se sublevaron en los guetos y los campos, huyeron e hicieron huir a otros de los pueblos y los guetos a los bosques para luchar como partisanos. Se ocultaron en forma individual y en grupos en todo tipo de escondrijos. Mientras tanto los Aliados se contentaron con emitir condenas verbales sin llevar a cabo ningún tipo de acción militar para interrumpir o demorar los asesinatos masivos. Paralelamente, decenas de miles de no judíos arriesgaron sus vidas para salvar judíos de las garras nazis. Muchos pagaron con sus vidas por esos actos de altruismo. Oposición y rebeliones judías Los rumores acerca del asesinato en masa de judíos se propagaron por los guetos, pero la mayoría de la gente no estaba en condiciones de asimilar las terribles noticias – que eran de por sí vagas y confusas – siendo que reflejaban una realidad sobre la que no existía precedente alguno. Sin embargo información confiable llegaba a los miembros de los movimientos clandestinos por medio de correos y gente de enlace de fuera de los guetos, y la que se iba acumulando permitió comprender que se estaba frente a un crimen horrendo y sistemático sin precedentes en la historia de la humanidad. Esa comprensión hincó raíces en la conciencia de los miembros de los movimientos clandestinos, aunque sólo después que se llevaron a cabo acciones concretas de deportación de los guetos comenzaron éstos a organizarse para la lucha armada. La lucha defensiva se realizó en tres frentes diferentes: rebeliones en los campos y los guetos; fugas y contrabando de judíos de los pueblos y los guetos a los bosques para incorporarse a unidades de partisanos; ocultamiento de personas en todo tipo de escondites; rescate de grupos enteros y salvamento de niños. A pesar de las trágicas circunstancias en que se desarrolló la existencia de los judíos en los distintos países, fueron muchos los actos de oposición y lucha armada bajo el régimen de ocupación nazi. Durante esa época hubo manifestaciones admirables de ayuda mutua, de lucha por la supervivencia, auto sacrificio y defensa activa. En algunos guetos activaban organizaciones clandestinas que abarcaban todos los aspectos del quehacer humano. En las zonas ocupadas realizaban actividades ilegales la mayoría de las organizaciones juveniles y los partidos que existían antes de la guerra. Los movimientos juveniles continuaron educando a los jóvenes a superarse moralmente y a reforzar el vínculo con la Tierra de Israel. En algunos lugares se establecieron granjas de entrenamiento bajo el embozo de actividades productivas. La amplia prensa clandestina no cesó de informar sobre lo que ocurría en los frentes de guerra, llamó a la resistencia contra el opresor nazi y a la unión y responsabilidad colectiva. Los judíos actuaron conspicuamente en la resistencia francesa y belga y tuvieron un lugar destacado en la rebelión eslovaca que estalló a mediados de 1944. Judíos escapados a las montañas de Yugoslavia se incorporaron en su mayoría al ejército partisano de Tito. Decenas de miles de judíos llegaron a los bosques de Bielorrusia y Ucrania, se contaron entre los fundadores de unidades de partisanos y se destacaron en la lucha en grupos propios o en formaciones mixtas con no – judíos. En las zonas de bosques densos se establecieron campamentos familiares de judíos no - combatientes, que fueron ayudados y protegidos por partisanos judíos. También en los campos de exterminio estallaron rebeliones. En Treblinka se produjo un motín en agosto de 1943. Tres grupos de prisioneros que eran obligados a trabajar en la cremación de los cadáveres de las víctimas y la clasificación de las posesiones que habían traído, liquidaron a algunos oficiales y guardias, se apoderaron del depósito de armas e incendiaron las cámaras de gas y las barracas del campo. La rebelión puso fin al exterminio en Treblinka. También en Sobibor se rebelaron prisioneros y algunos lograron escapar. Un grupo de prisioneros del Sonderkommando hizo estallar una de las instalaciones de exterminio en Auschwitz – Birkenau. Rescate En la época del Holocausto llegó a su más acabada expresión la máxima "amarás a tu prójimo como a tí mismo". En circunstancias en que cada persona se hallaba inmersa en una lucha diaria por la supervivencia y en que la violencia era la norma imperante, hubo no pocos individuos judíos que pusieron en práctica la máxima mencionada de forma que despierta admiración. Los salvadores judíos arriesgaron sus vidas para rescatar a otros judíos, familiares y extraños. En muchas ocasiones renunciaron a las posibilidades de huir para ocuparse de su prójimo. Asimismo decenas de miles de gentiles se pusieron en peligro mortal para rescatar judíos de las garras nazis y muchos perdieron sus vidas en el intento. La amenaza nazi y la hostilidad del entorno no fueron obstáculo para ellos: alojaron judíos en sus hogares, ocultaron familias enteras, y se preocuparon de su sustento, establecieron redes clandestinas de fuga a países neutrales y reforzaron en los perseguidos la fe de que el amor al prójimo y la solidaridad humana son más fuertes que la adoctrinación de los regímenes fascistas. Yad Vashem reconoce y honra las acciones de los Justos de las Naciones - más de 22.000 hombres y mujeres hasta 2008. Todas las naciones de Europa están representadas. Entre ellos cuatro españoles y tres latinoamericanos. Las acciones de uno ellos son resumidas a continuación.