El hacer de las mujeres y su potencial de cambio María Inés Amoroso1 Assoc. Barnamil Aprovecharé este espacio para nombrar a una corriente de pensamiento que desde hace tiempo viene dando sentido a la singularidad del hacer de las mujeres. Porque considero que puede abrir transformaciones profundas en las formas de representación tanto del trabajo como del ser mujer. Y lo haré únicamente como prólogo para pasar a mostrar la pertinencia, o mejor la urgencia de poner en relación el pensamiento de las mujeres con el pensamiento de dos ámbitos claves del movimiento ciudadano como son el pacifista y el ecologista. Y esto no sólo porque creo que es hora de poner en juego lo que tenemos y de dar valor y dar un lugar a lo que procede de mujer, sino también porque desde una mirada integradora podremos, todas y todos, emprender en estrategias que den cuenta de un mundo común. En estas estrategias incluyo tanto el plano de los hechos prácticos como el plano del orden simbólico. Y si hablo desde mi sitio de trabajo remunerado; creo que al integrar la visión de las mujeres en el mundo del medio ambiente podremos tratar de una manera más global y más efectiva problemas tan urgentes de resolver como es el cambio climático o dicho de manera positiva ir construyendo una nueva cultura de la energía. La singularidad de las mujeres en el trabajo remunerado: Para mirar el trabajo remunerado de las mujeres Lía Cigarini y otras, no lo hacen desde las carencias (sueldos más bajos, menos mujeres en puesto de dirección... etc) sino que van a buscar el sentido que dan al trabajo las mujeres. En un artículo del año 2000, ella ya nos invitaba a poner un poco de lado los datos cuantitativos y dice: ”..no todo son cifras, en la feminización del trabajo es significado el hecho de que el trabajo en general ha empezado a modificarse a causa de la presencia femenina”. Porque las mujeres colocan en el espacio laboral su experiencia personal, su vinculo con el trabajo familiar (que hemos dado en llamar tarea civilizatoria2, para darle valor). Llevan con ellas sobre todo los saberes relacionales, no borran del todo de su mente el mundo familiar, sino que lo conjugan. Con esta manera singular y compleja de estar en este espacio lo estamos modificando. Los primeros cambios que nombra Elena Grau3 son: el crecimiento del número de trabajos donde no se da la separación entre trabajadora y objeto de trabajo (objeto) no hay alienación en el sentido clásico; la importancia creciente de la relación y la calidad en el trabajo realizado, la felxibilización de horarios –entre otros-. Estos cambios conformarían lo que llamamos feminización del trabajo, lo que no es consecuencia sólo de las exigencias del mercado, que muchas veces lo vemos como 1 Ma. Inés Amoroso trabaja para la Associació per a la promoció de l’energia i l’estalvi energètic Barnamil. Barnamil está compuesta por grupos ecologistas (Acció Ecologista, CEPA, DEPANA) Cooperativa Trèvol, APERCA y la FAVB. 2 Mujeres de la Librería de Milán (1997), “El final del patriarcado”, Pròleg, Barcelona. 3 Grau, Elena. La calidad de vida desde nosotras: mujeres en el mercado de trabajo. UJI, 2000. 1 omnipotente, sino que procede de una voluntad femenina autónoma que ha sabido aprovechar a su medida las modificaciones del trabajo y los nuevos espacios que abre el mercado en este período histórico4. Elena Grau ilustra estos cambios con dos ejemplos que según ella hacen estallar el orden masculino patriarcal: • Cuando una diputada alemana que lleva su criatura al parlamento para darle el pecho, pone de manifiesto su cuerpo sexuado y con ello estalla la imagen del sujeto neutro, desencarnado, de la política que se ha retirado del mundo de la necesidad. • Al regular la “baja maternal como “incapacidad laboral transitoria” como cualquier enfermedad, el patriarcado muestra su ceguera ante la existencia de dos sexos en la especie. El “uno neutro” no contempla el hecho necesario de la condición humana que es la maternidad y la crianza. Aparte de lo nombrado, lo que valoro de estas características del trabajo remunerado de las mujeres es su capacidad de no perder de vista el mundo de la necesidad incluso fuera del ámbito donde se ocupan de atender las necesidades más elementales de las y los suyas/os. También quiero destacar que no construyen su identidad sólo respecto al trabajo remunerado, dejando así abierta la posibilidad de múltiples relaciones entre los diferentes tipos de trabajos y no solamente la típica relación que ha marcado siempre el “homo económicus”. Este más que ponen las mujeres en el trabajo asalariado nace de su experiencia cotidiana, marcada por las circunstancias sociales y que han tenido que ver sobre todo con el cuidado y la satisfacción de las necesidades más elementales de los seres humanos en todo su ciclo de vida5. Con esta idea pasaré a argumentar sobre la importancia de compartir esta riqueza con personas de otros ámbitos del movimiento social. Para explicar los limites del ecologismo me apoyaré en un trabajo de Anna Bosch et. al. (2005) “Verde que te quiero Violeta6”. En este trabajo las autoras dicen que el feminismo pone en cuestión todo el sistema patriarcal capitalista al hacer visible la relación profunda que existe entre la actividad y actitud de las mujeres hacia el cuidado de la vida y el cuidado de la naturaleza como la base de toda vida. Mientras que el ecologismo “cuestiona el capitalismo –y con ello un aspecto del patriarcado tan importante como las relaciones entre humanidad y naturaleza- [pero] no acaba de llegar al núcleo del problema. No llega a plantearse –y por tanto, a denunciar- la pérdida de la centralidad de la vida humana. El fundamento de la diferencia de ambos discursos estaría en la presencia/ausencia de la experiencia vivida. “Porque el feminismo crece dando significado a la experiencia femenina y se enraíza, por tanto, en su cuerpo sexuado en femenino. Y de ahí que para el feminismo sea más difícil desencarnar los discursos, permitir la 4 Ver Cigarini, “El conflicto entre los sexos en el trabajo.” en Revista Duoda núm. 19 Universidad de Barcelona, 2001. 5 Ver Bosch,et al., “Arraigadas a la Vida” en Malabaristas de la Vida, mujeres tiempos y trabajos del Grupo Dones i Treballs. Icaria, Barcelona, 2003. Aquí hay también una abundante bibliografía de autoras que han tratado el tema 6 Bosch Anna, Carrasco Cristina, Grau Elena, "Verde que te quiero violeta, encuentros y desencuentros entre feminismo y ecologismo" en Enric Tello, La historia cuenta, Editorial El Viejo Topo, Barcelona, 2005. 2 instrumentalización de los cuerpos o justificar la destrucción de la vida, precisamente porque el discurso pasa por lo vivido en primera persona”. [...] “El ecologismo, en cambio, no se plantea desde un sujeto con experiencia a la cual dar significado. Habla en nombre de la especie humana y de su relación con la naturaleza. Así su discurso desencarnado tiene el mismo nivel de abstracción que en cualquier otro discurso científico o político masculino. Esta falta de experiencia significada no le permite abarcar toda la complejidad de las relaciones, entre la sociedad y la naturaleza, reduciéndolas a un mero conjunto de datos y reglas. Por ello hablamos de Gestión Ecológica y por ello también se puede llegar a aceptar la instrumentalización de los cuerpos de mujeres en el tema del control de la población, en nombre de la sostenibilitat ecológica. Para hablar de la población como una variable, previamente se ha hecho un proceso de abstracción de algo tan elemental como que la población está compuesta de seres humanos. Schultz dice que este proceso niega ‘la historicidad de construcciones como la fecundidad, la feminidad, la sexualidad y la organización social de la educación y el cuidado de los hijos’”7. Esta separación del mundo de las ideas y la naturaleza y la jerarquíazación –dando mayor valor a las primeras y desconociendo la importancia de la segunda- ha dado origen a la perniciosa fantasía de vivir en un mundo libre de necesidades (sobre todo las más elementales, las biológicas que nos delatan como seres naturales/animales) y que por otro lado sobrevalora el mundo el pensamiento (donde estaría la ciencia, la filosofia... la cultura), como si hubiera sido posible tejer una cultura sin una base material natural. Olvidando tal vez –como decía Hana Arendt- que: “La Tierra es la misma quintaesencia de la condición humana y la naturaleza terrena según lo que sabemos, quizá sea única en el universo respecto a proporcionar a los seres humanos un hábitat en el que moverse y respirar sin esfuerzo ni artificio”8. Las mujeres no hemos sucumbido a la atractiva idea de superar el reino de la necesidad para alcanzar el reino de la libertad. La mayoría lo hacemos de manera inconsciente cuando ponemos por delante de otros intereses, las tareas de cuidados de las necesidades más elementales de las personas. Esto lo hemos hecho durante toda la vida y hoy la importancia de estas tareas empieza a ser visible socialmente gracias a una importante corriente de pensamiento feminista/ecologista en este momento en crecimiento9. En el movimiento pacifista destacamos el aporte de las mujeres que han argumentado de manera fehaciente sobre la relación directa que tiene el pensamiento patriarcal en la generación de las guerras y las formas violentas de resolver los conflictos. Y quizá lo más valioso es el reconocimiento que están haciendo las mujeres de sus formas propias y específicas de participar en la resolución de conflictos en todo el mundo. Concuerdo con Carmen Chavez quien dice: ... en cultura de la paz “lo más importante es reconocer y dar sentido libre a la experiencia femenina en la cultura común”10. 7 Bosch, Anna idem anterior. Arendt, Hanna, “La condición humana” Paidós, Estado y Sociedad. Barcelona, 1998. 9 Ver Bosch,et al. 2003. 10 Chaves, Carmen “Autoridad y medición femenina” en Revista Duoda núm. 23, Universidad de Barcelona, 2002 8 3 Hasta aquí hemos nombrado algunas especificidades del hacer y pensar de las mujeres en el intento de visibilizar todo lo que se pueda estas diferencias, de darles un significado, porque como hemos dicho tiene un gran potencial de cambio. Ma. Milagros Ribera11 dice que “ Sólo la capacidad de ser dos distingue a las mujeres de los hombres. La capacidad de ser dos es apertura al otro, disponibilidad para la mediación” y yo diría: la capacidad de ser dos da un lugar en el mundo a las mujeres y con ello pone en el centro su preocupación fundamental que es el cuidado de la vida. La práctica y la visión de las mujeres conjuntamente con la propuesta de poner como eje de la organización social el trabajo de cuidados del ciclo de vida de las personas es el inicio de un cambio de paradigmas para ver el mundo. Y lo destacamos aquí como una herramienta para pensar las diversas facetas de la política social y ambiental. En este caso concreto para pensar el problema de la violencia y su relación con el modelo energético imperante. Pero como diría Anna Bosch: “la capacidad transformadora de tales paradigmas solamente se puede realizar si con ellos somos capaces de contaminar la realidad a través de la acción. ”Asumir nuevas formas de ver el mundo –dice ellacomporta romper con los modelos establecidos y actuar sin modestia para construir otros que nos sean propios, a medida de nuestra ambición de libertad”12. Entonces para “contaminar” la realidad, aprovecho esta oportunidad para hacer pública una propuesta que ha nacido con el apoyo de los grupos ecologistas y vecinales que conforman Barnamil13. En la actualidad la Associació Barnamil busca formas innovadoras de sensibilizar a la población sobre la necesidad de un cambio en sus hábitos de consumo en materia de energía. En el año 2005 ha propuesto incluir la visión de las mujeres para promocionar el consumo responsable de energía y también se ha propuesto involucrar en su cometido al movimiento pacifista y al movimiento feminista. Hay que tener en cuenta que el modelo energético14 actual es totalmente petróleoadicto, insostenible i injusto a más de ser el principal causante del cambio climático condiciona y atenta contra la paz mundial. 11 Ribera, Milagros “Los nudos de la Luz: Conversazioni sul femminile” en Revista Duoda núm. 19, Universidad de Barcelona , 2000. 12 Bosch, Anna “Feminismo, nuevos paradigmas y acción gubernamental” en Anuario de Movimientos Sociales Fundació Betiko, 2005. 13 Desde 1997, Barnamil ha desarrollado diferentes campañas de información y sensibilización de la energía solar térmica. Ha motivado a empresas y administración para que emprendan en líneas de acción en apoyo a las renovables. 14 El modelo energético en el ámbito local ocasiona contaminación i contradicciones regionales. Cataluña presenta un agravante, su alto porcentaje de energía primaria nuclear. Además no deja lugar para el desarrollo de otros pueblos les pone en peligro con vertidos de residuos radioactivos y condiciona la geografía de los conflictos convirtiéndolos en guerras inacabables. Desliga los lugares donde se extraen los recursos de los lugares donde se los consume, lo que provoca alienación en la mayoría de la población, así facilita el consumo excesivo de la energía sin que seamos conscientes de los impactos que generamos. 4 Se trata de poner en relación ideas y argumentos que no pueden quedar limitados a los ámbitos sectoriales de donde han surgido, buscamos hacer un trasvase de ideas o dicho de otra manera cruzar las diferentes visiones del mundo que tradicionalmente se han tratado de forma segmentada como si cada una no tuviera nada que ver con la otra. Y una forma de hacerlo puede ser invitar a cada uno de los movimientos a una reflexión sobre la relación entre paz y consumo de energía que nos lleve a cada sector a emprender en acciones conjuntas para promover la protección del clima y una nueva cultura de la energía fuera del mundo ecologista (que es el único que ha asumido como suyo el problema ambiental más urgente, el cambio climático). La mayoría de guerras, las que son noticia y muchas de las guerras olvidadas, se deben en gran parte a luchas por el control de recursos. El acceso a los recursos energéticos (rutas marítimas, oleoductos?) condicionan la geografía de los conflictos. Si bien pueden no ser la única causa, la lucha por materias primas sí que provoca un endurecimiento de los conflictos entre países vecinos o entre grupos locales, convirtiéndolos en guerras inacabables. Los ingresos que generan estos recursos, a la vez, acaban financiando la compra de armas. Además el mundo de la energía se considera un mundo neutro donde el hacer y el saber de las mujeres no se conoce y no se ve. Entonces proponemos tratar estos temas íntimamente relacionados: los conflictos bélicos y el consumo de energía, pero desde dos miradas que son diferentes: la mirada de los hombres y de las mujeres. Proponemos a las personas de estos grupos -identificadas como colaboradoras/es- que piensen sobre la relación de la paz y el consumo de la energía desde si mismos. Lo proponemos de esta manera para evidenciar que la experiencia masculina y su visión del mundo es solamente una parte del pensamiento humano, i que cualquier análisis de la realidad queda mutilada si no incorpora la mirada de las mujeres. Ya hemos dicho que los hombres y las mujeres vivimos de manera diferenciada en general y también en relación del consumo de energía y de la resolución de conflictos y lo queremos hacer evidente con el objetivo de ayudar a entender las repercusiones del actual modelo energético para obtener el máximo apoyo social en favor de una nueva cultura de la energía. Si llegáramos a “contaminar” cada uno de los movimientos de la visión del otro empezaríamos un proceso donde: - El movimiento ecologista reconoce la importancia de la visión de las mujeres respecto a la resolución de conflictos y a su relación con el mundo de la energía. El movimiento pacifista hace lo mismo que el ecologista y también asume como suyo el problema del cambio climático. El movimiento feminista asume como suyo el problema del cambio climático y haga visible su práctica diferenciada respecto a la forma de relacionarse con el mundo de la energía y respecto a la forma de resolver los conflictos y construir la paz. Este proceso pasa por los siguientes pasos: - Invitar (interesar) a personas del movimiento ecologista, feminista y pacifista dispuestas a reflexionar sobre la construcción de una teoría y una practica integradores en materia de paz y energía. 5 - Recoger las reflexiones y compartirlas primero con las personas comprometidas y luego de una retroalimentación, difundirlas a través de unas jornadas de reflexión (y otros canales de comunicación) con la participación de la sociedad civil y las instituciones públicas. - Sobre la base de las reflexiones, imaginar conjuntamente, proponer y consensuar con las organizaciones sociales una serie de actividades dirigidas a promover una nueva cultura de la energía en su propio ámbito. Como por ejemplo: 1. Difundir, entre sus socios/as, de manera activa el potencial que tienen los acuerdos de Kioto como marco referente para las buenas prácticas en materia de energía. 2. Resaltar la importancia de la implicación personal en la construcción de una nueva cultura de la energía. 3. Hacer visible la experiencia femenina y ponerla en juego para construir un nuevo sistema de valores. 6