documento - Comunicación - Universidad Complutense de

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REAL COLEGIO COMPLUTENSE
----------------------------------------------CORPORATE COVERNANCE CONFLICTS AND
CORPORATE INSOLVENCY
II Harvard-Complutense Seminar on Business Law
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ICO
GARRIGUES
ALLEN&OVERY
Abogados-As.T.
Blanca Puyol Martínez-Ferrando
LA RESPONSABILIDAD CONCURSAL DE LOS ADMINISTRADORES
1
SUMARIO
I.
EL RÉGIMEN DE LA RES PONSABILIDAD CONCURS AL DE LOS ADMINISTRADORES
REGULADO EN EL ARTÍC ULO 172.3 DE LA LEY CONCURSAL............................................................... 2
1.
SUPUESTO................................................................................................................................................................2
2.
PRESUPUESTOS .......................................................................................................................................................4
3.
ALCANCE SUBJETIVO Y OBJETIVO DE LA RESPONSABILIDAD ..........................................................................5
II.
LA RESPONSABILIDAD DE LOS ADMINISTRADORES REGULADA EN EL ARTÍCULO
262.5 DE LA LSA............................................................................................................................................................... 6
III.
LA RESPONSABILIDAD CONCURSAL DE LOS ADMINISTRADORES EX ARTÍCULO
172.3 DE LA LEY CONCURSAL Y SUS RELACIONES CON LAS ACCIONES SOCIETARIAS DE
RESPONSABILIDAD ...................................................................................................................................................... 9
1
Estos textos han sido redactados exclusivamente para su entrega a los participantes en el Second HarvardComplutense Seminar on Business Law Corporate Governance conflicts and corporate insolvency. Por ello,
cualquier referencia al mismo deberá de hacerse citando al autor y el lugar de publicación.
1
I.
EL RÉGIMEN DE LA RESPONSABILIDAD CONCURS AL DE LOS
ADMINISTRADORES REGU LADO EN EL ARTÍCULO 172.3 DE LA LEY
CONCURSAL
1.
Supuesto
El régimen legal de la responsabilidad concursal de los administradores de sociedades
se encuentra regulado en el artículo 172.3 de la Ley 22/2003 de 19 de julio, Concursal en
los siguientes términos: “Si la sección de calificació n hubiera sido formada o reabierta
como consecuencia de la apertura de la fase de liquidación, la sentencia podrá, además,
condenar a los administradores o liquidadores, de derecho o de hecho, de la persona
jurídica cuyo concurso se califique como culpable, y a quienes hubieren tenido esta
condición dentro de los dos años anteriores a la fecha de la declaración de concurso, a
pagar a los acreedores concursales, total o parcialmente, el importe que de sus créditos no
perciban en la liquidación de la masa activa”.
La responsabilidad concursal se vincula así en este artículo sólo al supuesto de
liquidación, en concreto, cuando se haya llegado a tal calificación como consecuencia de
que se haya abierto o, en su caso, reabierto, la sección sexta como consecuencia de la
apertura de la fase de liquidación, no de convenio, y siempre que proceda la calificación del
concurso como culpable.
La determinación de cuándo el concurso es culpable viene
regulada en el artículo 164, cuyo número uno determina que “el concurso se calificará
como culpable cuando en la generación o agravación del estado de insolvencia hubiera
mediado dolo o culpa grave del deudor o, si los tuviere, de sus representantes legales y, en
caso de persona jur ídica, de sus administradores o liquidadores, de derecho o de hecho”.
Junto a esta cláusula general definitoria del concurso culpable, el número dos del artículo
enumera una serie de supuestos concretos en los que procederá la calificación del concurso
como culpable. Asimismo, el artículo 165 contempla un conjunto de casos en que se
2
presume la existencia de dolo o culpa grave de los administradores de derecho o de hecho
y, por tanto, salvo prueba en contra, se considerará que el concurso ha sido culpable 2 .
Para algún autor, las presunciones que recoge el artículo 164.2 son presunciones
iures et de iure a cuya concurrencia se anuda la consecuencia de la propia calificación del
concurso como culpable. En cambio, el conjunto de supuestos que contempla el artículo
165 constituyen presunciones iuris tantum de que concurre el dolo o culpa grave del deudor
común en la producción o empeoramie nto de su estado de insolvencia, facilitando así la
calificación del concurso como culpable 3 .
2
Artículo 164. 2. En todo caso, el concurso se calificará como culpable cuando concurra cualquiera de
los siguientes supuestos:
1º Cuando el deudor legalmente obligado a la llevanza de contabilidad incumpliera sustancialmente
esta obligación, llevara doble contabilidad o hubiera cometido irregularidad relevante para la comprensión de
su situación patrimonial o financiera en la que llevara.
2º Cuando el deudor hubiera cometido inexactitud grave en cualquiera de los documentos
acompañados a la solicitud de declaración de concurso o presentados durante la tramitación del
procedimiento, o hubiera acompañado o presentado documentos falsos.
3º Cuando la apertura de la liquidación haya sido acordada de oficio por incumplimiento del
convenio debido a causa imputable al concursado.
4º Cuando el deudor se hubiera alzado con la totalidad o parte de sus bienes en perjuicio de sus
acreedores o hubiera realizado cualquier acto que retrase, dificulte o impida la eficacia de un embargo en
cualquier clase de ejecución iniciada o de previsible iniciación.
5º Cuando durante los dos años anteriores a la fecha de la declaración de concurso hubieran salido
fraudulentamente del patrimonio del deudor bienes o derechos.
6º Cuando antes de la fecha de la declaración de concurso el deudor hubiese realizado cualquier acto
jurídico dirigido a simular una situación patrimonial ficticia.
3. Del contenido de la sentencia de calificación del concurso como culpable se dará conocimiento al
registro público mencionado en el art ículo 198.
Artículo 165. Presunciones de dolo o culpa grave. Se presume la existencia de dolo o culpa grave,
salvo prueba en contrario, cuando el deudor o, en su caso, sus representantes legales, administradores o
liquidadores:
1º Hubieran incumplido el deber de solicitar la declaración del concurso.
2º Hubieran incumplido el deber de colaboración con el juez del concurso y la administración
concursal, no les hubieran facilitado la información necesaria o conveniente para el interés del concurso o no
hubiesen asistido, por sí o por medio de apoderado, a la junta de acreedores.
3º Si el deudor obligado legalmente a la llevanza de contabilidad, no hubiera formulado las cuentas
anuales, no las hubiera sometido a auditoría, debiendo hacerlo, o, una vez aprobadas, no las hubiera
depositado en el Registro Mercantil en alguno de los tres últimos ejercicios anteriores a la declaración de
concurso.
3
GARCÍA-CRUCES, J. A., “El problema de la represión de la conducta del deudor común”, en La
reforma de la Legislación concursal, dir. por ROJO, A., Madrid, 2003, págs. 256 y 257.
3
2.
Presupuestos
Conforme a lo establecido en el artículo 164.1 de la Ley concursal, la calificación
del concurso como culpable deriva del hecho de que “en la generación o agravación del
estado de insolvencia haya mediado dolo o culpa grave de los administradores de derecho o
de hecho”. Son, por tanto, presupuestos de la responsabilidad concursal, de un lado, el
estado de insolvencia de la sociedad y, de otro, que dicho estado de insolvencia se haya
generado o agravado por causa imputable en grado de dolo o culpa grave a los
administradores de hecho o de derecho, siendo ello, determinante, a su vez, de que los
créditos de los acreedores resulten en todo o en parte fa llidos tras la liquidación4 .
El primer presupuesto de la responsabilidad, esto es, el estado de insolvencia, debe
entenderse según lo dispuesto en el artículo 2.2 de la Ley concursal.
Este artículo
determina que “se encuentra en estado de insolvencia el deudor que no puede cumplir
regularmente sus obligaciones exigibles”, contemplándose además tanto la insolvencia
actual como la inminente (artículo 2.3 de la Ley concursal). Pero no basta con que la
sociedad se encuentre en estado de insolvencia para que surja la responsabilidad concursal
de los administradores, sino que, además, esta situación de insolvencia debe ser imputable a
los administradores a título de dolo o culpa grave. Este presupuesto, en última instancia, se
conecta con el deber genérico de diligencia de los administradores del artículo 127 de la
LSA, lo que va a permitir que sólo resulten responsables los administradores a los que
quepa imputar “la generación o agravamiento del estado de insolvencia” a título de dolo o
culpa grave, lo que supone exonerar de esta responsabilidad a los administradores que
hayan incurrido en mera culpa o culpa leve.
Ahora bien, a nuestro juicio, el
establecimiento de esta exoneración no resulta muy coherente con el régimen general de
responsabilidad de los administradores regulado en los artículos 133 y ss. de la LSA, donde
4
A LONSO UREBA , A., “La responsabilidad concursal de los administradores de una sociedad de capital
en situación concursal (el artículo 172.3 de la Ley concursal y sus relaciones con las acciones societarias de
responsabilidad)”, en Derecho concursal. Estudio sistemático de la Ley 22/2003 y de la Ley 8/2003, para la
Reforma concursal, coord. por GARCÍA VILLAVERDE, R., ALONSO UREBA, A., PULGAR EZQUERRA, J., Madrid,
2003, págs. 532 y ss., en particular, pág. 533.
4
no se excluye la responsabilidad en función del grado de culpa 5 . En este sentido,
entendemos que habría resultado más conveniente haber impuesto responsabilidad por
cualquier incumplimiento imputable a los administradores con independencia del grado de
culpa y permitir que sea el juez el que gradúe la responsabilidad en función de tal grado.
3.
Alcance subjetivo y objetivo de la responsabilidad
El régimen de responsabilidad concursal que estamos examinando se extiende desde
un punto de vista subjetivo a los administradores de derecho o de hecho de la sociedad en el
momento en que se proceda a la calificación del concurso como culpable y a quienes hayan
tenido dicha condición dentro de los dos años anteriores a la fecha de declaración del
concurso. Surge aquí un primer problema interpretativo en relación con quiénes tienen la
consideración de administradores de hecho, cuestión que no ha sido resuelta expresamente
por la Ley. Por otro lado, se cuestiona por qué se ha limitado la responsabilidad concursal
de los administradores a quienes hubieran sido administradores en los dos años anteriores a
la fecha de declaración del concurso cuando, con carácter general, la responsabilidad de los
administradores prescribe a los cuatro años desde que por cualquier motivo cesaren en el
cargo de administrador (artículo 949 del Código de comercio)6 .
Asimismo, es de destacar el hecho de que el artículo 172.3 de la Ley concursal ha
excluido la solidaridad en la responsabilidad concursal de los administradores, a diferencia
de lo que ocurre en el régimen general de los artículos 133 y ss. de la LSA. Para algún
autor esta falta de previsión de la solidaridad es coherente puesto que, de un lado, el
artículo 172.3 no otorga a los acreedores ni a los socios o a los administradores concursados
la legitimación para exigir la responsabilidad concursal, siendo el juez el que debe de actuar
de oficio al respecto partiendo de los presupuestos del mismo y, de otro, porque el juez no
actuará frente a todos los administradores sino sólo frente a aquellos respecto de los que
entienda que se dan los presupuestos del artículo 172.3 de la Ley concursal (sobre la base
5
6
A LONSO UREBA , A., “La responsabilidad concursal de los administradores...”, cit., págs. 537 y 538.
ALONSO UREBA, A., “La responsabilidad concursal de los administradores...”, cit., pág. 538.
5
de la información que obtenga en el proceso concursal) 7 . Para otros, en cambio, el hecho
de que no se haya contemplado expresamente la solidaridad no es una imprecisión del texto
legal e incluso se considera que, a pesar de que el criterio de imputación personal a cada
administrador que haya incurrido en dolo o culpa gra ve en la generación o agravamiento
del estado de insolvencia, no evitaría la posible identidad de la condena entre varios de
ellos o la coincidencia parcial respecto del importe e incluso se considera que el interés de
los acreedores abogaría a favor del reconocimiento expreso de tal solidaridad 8 .
En lo que respecta al alcance objetivo de la responsabilidad concursal se prevé que la
condena a los administradores sea a pagar “total o parcialmente el importe que los
acreedores no perciban de sus créditos en la liquidación de la masa activa”. Se trata éste de
un límite máximo legal de la condena a los administradores, cuya cuantía debe ser
concretada por el juez del concurso teniendo en cuenta que, coherentemente con el tenor
literal de la Ley, ésta dependerá de la parte efectivamente imputable a la actuación de cada
administrador en la generación o agravación del estado de insolvencia 9 .
II.
LA RESPONSABILIDAD DE LOS ADMINISTRADORES REGULADA
EN EL ARTÍCULO 262.5 DE LA LSA
La Disposición Final Vigésima de la Ley concursal ha dado nueva redacción al
artículo 262.5 de la LSA (artículo 105.5 de la LSRL) y ha extendido la responsabilidad de
los administradores por falta de solicitud de la disolución judicial a los casos en que se
incumpla la obligación de “solicitar el concurso en el plazo de dos meses a contar desde la
fecha prevista para la celebración de la Junta, cuando ésta no se haya constituido, o desde el
día de la Junta, cuando el acuerdo hubiera sido contrario a la disolución o al concurso”10 .
7
ALONSO UREBA, A., “La responsabilidad concursal de los administradores...”, cit., pág. 541.
GARCÍA-CRUCES, J. A., “El problema de la represión...”, cit., págs. 307.
9
ALONSO UREBA, A., “La responsabilidad concursal de los administradores...”, cit., pág. 540.
8
10
Este precepto podría parecer similar a la disposición del artículo 2449 del Código civil italiano, que
impone a los administradores una responsabilidad ilimitada y solidaria por los negocios emprendidos cuando
concurriendo alguna causa de disolución de la sociedad emprendan nuevas operaciones, o el artículo L. 225255 del Código de comercio francés que dispone que el presidente del Consejo de administración o los
administradores podrán ser declarados responsables del pasivo social en caso de quiebra de la sociedad. No
6
No es este el momento de proceder a una descripción en detalle del régimen de
responsabilidad del artículo 262.5 de la LSA, baste señalar que se trata de una
responsabilidad-sanción que se impone a los administradores por el hecho de haber
incumplido una obligación legal, sin que sea necesario que se haya producido un daño o
que exista una relación de causa-efecto entre el incumplimiento de los administradores y
los perjuicios ocasionados. En este sentido, si concurre alguna de las causas de disolución
de la sociedad previstas en el artículo 260 números 3, 4, 5 y 7, el administrador está
obligado a convocar la Junta general en el plazo de dos meses para que adopte el acuerdo
de disolución (artículo 262.2). Asimismo podrán solicitar la declaración de concurso por
consecuencia de pérdidas que dejen reducido el patrimonio a una cantidad inferior a la
mitad del capital social, a no ser que éste se aumente o se reduzca en la medida suficiente,
siempre que la referida reducción determine la insolvencia de la sociedad, en los términos a
que se refiere el artículo 2 de la Ley 22/2003 de 9 de julio, Concursal (nuevo párrafo
segundo del artículo 262.2 de la LSA introducido por la Disposición final vigésima de la
citada Ley concursal).
Si el acuerdo fuese contrario a la disolució n o no pudiera ser
logrado, el administrador está obligado a solicitar la disolución judicial de la sociedad. La
solicitud habrá de formularse en el plazo de dos meses a contar desde la fecha prevista para
la celebración de la Junta, cuando ésta no se haya constituido, o desde el día de la Junta,
cuando el acuerdo hubiera sido contrario a la disolución o no se hubiera adoptado.
La primera cuestión que se plantea en este punto es si los administradores pueden
optar por solicitar la disolución judicial o el concurso o si están obligados en todo caso a
solicitar el concurso para exonerarse de la responsabilidad prevista en el artículo 262.5 de
la LSA 11. A nuestro juicio, en un supuesto de pérdidas que dejan reducido el patrimonio a
obstante, el origen de este precepto puede encontrarse en el artículo 17 de la Segunda Directiva, a pesar de
que el texto comunitario sólo imponía el deber de convocar Junta para disolver o adoptar medidas en caso de
pérdidas graves en el capital, pero no vinculaba al incumplimiento la responsabilidad de los administradores
por las obligaciones sociales.
11
Para VICENT CHULIÁ , F., “Variaciones mercantiles sobre responsabilidad civil de los administradores
y auditores, en vísperas de la unificación concursal”, en DN, núm. 144, 2002, págs. 4 y 5, en un artículo
relativo al Anteproyecto de Ley concursal de 7 de septiembre de 2001, debería aprovecharse la Ley concursal
para suprimir la previsión del artículo 262.5 de la LSA (y 105.5 LSRL). No entiende cómo en un concurso
culpable se impone la responsabilidad por daño (artículo 171.3 del Anteproyecto), mientras que en un
7
una cantidad inferior a la mitad del capital social, siempre que la sociedad se encuentre en
una situación de insolvencia actual en el sentido del artículo 2.2 de la Ley concursal, los
administradores sólo se liberarán de responsabilidad de los artículos 262.5 de la LSA y
105.5 de la LSRL si solicitan el concurso, no existiendo en estos casos opción entre
promover la disolución o solicitar el concurso en los plazos y formas previstos12 . Por el
contrario, si tras el desbalance hay una situación de insolvencia inminente en el sentido del
artículo 2.3 de la Ley concursal, los administradores podrán optar por promover o instar la
disolución de la sociedad o bien solicitar el concurso, quedando liberados de
responsabilidad del artículo 262.5 tanto si optan por una solución u otra.
En relación con este tema surge la duda de si reside en el administrador la capacidad
de decisión sobre esta materia o si es preciso convocar previamente a la Junta para que
acuerde presentar la solicitud del concurso. La Ley concursal no soluciona el problema, por
lo que debe procederse a una interpretación de sus preceptos en el marco general societario.
En este sentido, puede decirse que la solicitud del concurso puede llevar a la disolución de
la sociedad, que es una materia reservada a la Junta, por lo que la solicitud del concurso por
el administrador debería ir precedida en todo caso de la convocatoria a la Junta; cuestión
distinta sería la de la necesidad de acuerdo favorable de la Junta a la solicitud del concurso
para que el administrador pueda presentarla. Por nuestra parte, creemos que los
administradores tienen la obligación de solicitar el concurso siempre que exista insolvencia
actual y aún cuando el acuerdo de la Junta haya sido contrario a tal solicitud; en cambio, no
existirá esta obligación cua ndo la insolvencia sea inminente, en cuyo caso será preciso
supuesto menos grave (las causas del artículo 260 que menciona el artículo 262 de la LSA) se les sigue
aplicando la responsabilidad- sanción, debiendo responder por la totalidad de las obligaciones (deudas) de la
sociedad, sin derecho a previa excusión del patrimonio de la sociedad. Finalmente, la Ley 22/2003 de 9 de
julio, Concursal, no sólo no ha suprimido el artículo 262.5 de la LSA sino que, como hemos visto, ha
extendido tal responsabilidad a los casos en que se incumpla la obligación de solicitar el concurso en el plazo
de dos meses a contar desde la fecha prevista para la celebración de la Junta, cuando ésta no se haya
constituido, o desde el día de la Junta, cuando el acuerdo hubiera sido contrario a la disolución o al concurso
(Disposición final vigésima de la Ley 22/2003 de 9 de julio, Concursal).
12
PULGAR EZQUERRA, J., “El presupuesto objetivo de apertura del concurso de acreedores”, en en
Derecho concursal. Estudio sistemático de la Ley 22/2003 y de la Ley 8/2003, para la Reforma concursal,
coord. por GARCÍA VILLAVERDE, R., A LONSO UREBA, A., PULGAR EZQUERRA, J., Madrid, 2003, págs. 85 a 87.
8
previo acuerdo favorable de la Junta convocada al efecto para que los administradores
puedan solicitar el concurso 13 .
Finalmente, debe resolverse el tema de si en el caso del Consejo de administ ración,
la declaración de concurso puede solicitarse por un solo administrador o si, al contrario, se
trata de una obligación que debe cumplirse de forma colegiada. El artículo 3.1 de la Ley
concursal, declara legitimado para la solicitud de la declaració n del concurso cuando el
deudor fuere persona jurídica “al órgano de administración”, de ahí que, en principio,
debamos mantener que se trata de una obligación que habrá de cumplirse de forma
colegiada. Ahora bien, el administrador que quiera exonerarse y conozca la situación de
insolvencia de la sociedad habrá de solicitar la convocatoria de una reunión del Consejo
con el fin de informar a los restantes miembros y solicitar la adopción del acuerdo relativo a
tal solicitud. Si el acuerdo es contrario a la misma, el administrador debe “hacer lo
conveniente para evitar el daño”, es decir, deberá informar a los posibles perjudicados,
autoridades de control e impugnar el acuerdo del Consejo.
III.
LA RESPONSABILIDAD CONCURSAL DE LOS ADMINISTRADORES
EX ARTÍCULO 172.3 DE LA LEY CONCURSAL Y SUS RELACIONES
CON LAS ACCIONES SOCIETARIAS DE RESPONSABILIDAD
Una de las cuestiones que plantea el tema de la responsabilidad concursal de los
administradores es el de la compatibilidad de este régimen con el régimen general de
responsabilidad regulado en los artículos 133 y ss. de la LSA.
Esta cuestión está
contemplada en el artículo 48, que regula la incidencia del concurso sobre el ejercicio de las
acciones de responsabilidad frente a los administradores conforme a lo establecido en otras
leyes, es decir, eventuales acciones que encuentran su fundamento fuera del ámbito del
Derecho concursal, marco en el que cabría situar las acciones societarias de responsabilidad
(artículos 134, 135 y 262.4 de la LSA y 105.5 de la LSRL)14 .
13
PULGAR EZQUERRA, J., “El presupuesto objetivo de apertura...”, cit., pág. 89.
Artículo 48.2. “Sin perjuicio del ejercicio de las acciones de responsabilidad que, conforme a lo
establecido en otras leyes, asistan a la persona jurídica deudora contra sus administradores, auditores o
14
9
Con carácter general, el artículo 48.2 declara la compatibilidad de la acción social de
responsabilidad del artículo 134 de la LSA con la situación concursal. Así pues, si se
produce un incumplimiento del deber de diligencia de los administradores que permite
imputarles “la generación o agravación del estado de insolvencia”, es decir un daño
patrimonial a la sociedad que, además, afecta a los acreedores sociales al determinar el
fallido total o parcial de sus créditos, nos encontramos con que se dan tanto los
presupuestos del régimen de responsabilidad de los administradores del artículo 133 de la
LSA como el presupuesto de la responsabilidad concursal del artículo 172.3 de la Ley
concursal15 . La cuestión, en este punto, sería la de determinar qué tipo de responsabilidad
prevalece, puesto que puede ocurrir que unos mismos hechos y presupuestos en lugar a una
doble obligación de resarcimiento (vía acción social y vía responsabilidad concursal) 16 .
Ahora bien, para dar una respuesta a esta cuestión debemos partir del hecho de que las
acciones societarias (social, individual o del artículo 262.5 de la LSA) iniciadas con
anterioridad al concurso no resultan afectadas por éste y seguirán normalmente su
tramitación al margen del procedimiento concursal 17 .
En relación con las acciones
societarias entabladas con posterioridad al inicio del concurso, podemos mantener que,
salvo en el caso de la acción social, la posibilidad de ejercitar las acciones societarias sigue
estando abierta para quienes tenían esa posibilidad antes de su declaración. En algún caso
se ha criticado este extremo y se dice que una vez declarado el concurso, el principio de
protección de los acreedores, desaconseja que sea la propia sociedad o sus socios
liquidadores, estarán también legitimados para ejercitar esas acciones los administradores concursales sin
necesidad de previo acuerdo de la junta o asamblea de socios”.
Corresponderá al juez del concurso la competencia para conocer de las acciones a que se refiere el
párrafo anterior.
La formación de la sección de calificación no afectará a las acciones de responsabilidad que se
hubieran ejercitado”.
15
ALONSO UREBA , A., “La responsabilidad concursal de los administradores...”, cit., pág. 533.
16
Aunque para GARCÍA-CRUCES, J. A., “El problema de la represión...”, cit., pág. 313, dada la
naturaleza distinta de cada una de las acciones, resarcitoria y sancionatoria, en cada caso, pese a la posible
coincidencia en alguno de su s presupuestos, el éxito en el ejercicio de las dos acciones no puede suponer
nunca una doble condena a los administradores por los mismos hechos.
17
MUÑOZ PLANAS, J. M., MUÑOZ PAREDES, J. M., “Repercusiones del concurso de la sociedad sobre la
responsabilidad de los administradores”, en RDM, núm. 250, 2003, págs. 1344 y 1345.
10
minoritarios quienes puedan ejercitar la acción social18 , si bien, a nuestro juicio mantener la
legitimación de los socios minoritarios y de los acreedores, en principio, no perjudica el
interés del concurso, ya que de la misma conocerá el juez del concurso.
En lo que respecta a la compatibilidad entre la responsabilidad societaria de los
administradores frente a determinados terceros con base en la acción individual de
responsabilidad del artículo 135 de la LSA y la responsabilidad concursal de los
administradores ex artículo 172.3 de la Ley concursal, creemos que, al igual que en el caso
anterior, la acción individual no suscita problema alguno de coordinación pues no entra en
concurrencia con la posible responsabilidad concursal que llegara a exigirse a los
administradores ni de la misma conocerá el juez del concurso 19 .
Lo mismo ocurriría en el caso de la responsabilidad por deudas del artículo 262.5 de
la LSA cuando los mismos hechos pudieran dar lugar a ambas responsabilidades. Así pues,
la declaración de concurso no afecta en modo alguno a las acciones del artículo 262.5 de la
LSA, si bien, como se ha reconocido por algunos autores, lo lógico habría sido evitar
pronunciamientos que, pese a declarar la responsabilidad solidaria por las deudas sociales
de los administradores, sólo beneficiarían a lo s acreedores demandantes 20 , e incluso se ha
mantenido que conforme a los principios de universalidad del concurso y el par conditio
creditorum , debería tener prioridad la responsabilidad concursal que es respecto de todos
los acreedores, frente a la responsabilidad por no solicitar la disolución o el concurso, que
sólo juega respecto de los acreedores concretos que la hayan exigido y no frente a la
totalidad de los mismos21 .
18
Vid. ALONSO UREBA , A., “La responsabilidad concursal de los administradores...”, cit., pág. 533. A
su vez, GARCÍA-CRUCES, J. A., “El problema de la represión...”, cit., pág. 311, critica esta postura y considera
que no el ejercicio de las acciones societarias una vez iniciado el concurso no perjudica el interés del
concurso.
19
En contra, ALONSO UREBA , A., “La responsabilidad concursal de los administradores...”, cit., pág.
562, para quien creemos que conforme a los principios de universalidad del concurso y el par conditio
creditorum, sería lógico mantener que la responsabilidad individual del artículo 135 de la LSA sólo se diera
una vez cubierta la responsabilidad concursal de los administradores en los términos del artículo 172.3 de la
Ley concursal.
20
MUÑOZ PLANAS, J. M., MUÑOZ PAREDES, J. M., “Repercusiones del concurso de la sociedad...”, cit.,
pág. 1349.
21
ALONSO UREBA , A., “La responsabilidad concursal de los administradores...”, cit., pág. 569.
11
En todo caso, creemos que aquellos acreedores que hubieran iniciado antes o
durante la tramitación del concurso acciones contra los administradores en virtud de los
artículos 135 o 262.5 de la LSA y estén pendientes de resolución firme, tendrán derecho a
que se les reconozca el crédito íntegro en el concurso, ahora bien, si posteriormente
obtienen la satisfacción total o parcial de sus créditos, serán sustituidos total o parcialmente
en la lista de acreedores por aquellos que pudieran tener los administradores que pagaron al
acreedor social22 .
22
MUÑOZ PLANAS, J. M., MUÑOZ PAREDES, J. M., “Repercusiones del concurso de la sociedad...”, cit.,
págs. 1358 y 1359.
12
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