Los motivos y formas

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Los motivos
y formas del
cooperativismo
en México
Se le ha dado mucha importancia a la unidad social y productiva del calpulli referente al cooperativismo
Antecedentes de organización y
configuración del paisaje social
prehispánico
Algunos historiadores se remontan a la figura
del calpulli de la civilización azteca y al ayllu
de los incas al hablar del origen del cooperativismo en México y los países de Latinoamérica. Es importante mencionar los elementos
comunales que se formaron en las primeras
sociedades y que algunas cooperativas han
aplicado a sus valores y principios.
La civilización azteca fue la sociedad más
importante al momento de la conquista española en el siglo xvi. Debido a su poder, a la
difusión de su lengua, el náhuatl, y su crecimiento como centro político, social, religioso
y económico, su cultura permaneció durante
mucho tiempo. El calpulli, una de las figuras
de la organización social y productiva, posteriormente se adaptó y se hizo compatible al
pensamiento y organización feudal española, tal como se refleja en la organización y el
sistema tributario, es decir, el manejo de la
autoridad que mantenía el orden del imperio.
Así lo refieren Hernán Cortés, los notarios y
cronistas de la época y las narraciones e historias de los tlacuilos, pintores y escritores de
códices; los miembros de la nobleza indígena y
los españoles asentados en la región, quienes
fueron testigos de la época y proporcionaron
información valiosa.
Debido a la inmediatez y casi exclusiva
información acerca de las formas de vida en
México, se le ha dado demasiada importancia
a la unidad social y productiva del calpulli referente al cooperativismo. Esta información se limita al entorno temporal y territorial de la gran
capital del imperio y de algunos centros urbanos cercanos como Tlatelolco, Azcapotzalco,
Texcoco, Cholula, Tlaxcala. Sin embargo, se ha
documentado muy poco acerca de la cultura
maya, zapoteca, tarasca o totonaca y de los
otros pueblos.
La antropología, basada en la etnología
comparada, la lingüística y la etnoarqueología,
ha proporcionado información valiosa acerca
de las organizaciones sociales prehispánicas
que se caracterizaban por la vida en comunidad, la integración, solidaridad y participación,
diferentes del individualismo. Esto se observa
en las comunidades primitivas de cazadores y
recolectores, en las sociedades tribales agrícolas o pastoriles y en el cacicazgo de las
sociedades plurifamiliares y estratificadas sin
que llegaran a ser opresivas o demostraran
diferencias entre las clases sociales y que, de
alguna manera, mostraban conceptos comu-
Códice Florentino. El grupo tributario es el
que no poseía bienes, que disfrutaba sólo
de los productos de las tierras y formaba
grandes familias y calpullis. Entre ese grupo
había subgrupos con distintos derechos: los
campesinos libres o maceualtin, los campesinos
sujetos o mayeque, los cargadores o tlameme
y los esclavos o tlacotin; facsímil.
© Conaculta-inah-bnah. México.
Enfrente: Las organizaciones sociales
prehispánicas se caracterizaban por la vida en
comunidad, quienes valoraban la integración,
solidaridad y participación, lo que las hace
diferentes de las comunidades occidentales. Esto
se observa en las comunidades primitivas de
cazadores y recolectores. Mural del maíz, Diego
Rivera, 1950. Palacio Nacional, México, D.F.
69
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
Las formas de organización del calpulli mexica
y las figuras parecidas que surgieron en las
civilizaciones mayas y zapotecas persisten en
los principios cooperativos comunales, ya que
son valores arraigados en la estructura social.
Historia de Michoacán, detalle. Mural de Juan
O’Gorman en la Biblioteca Gertrudis Bocanegra,
Páztcuaro, Michoacán. © mc.
Enfrente: Matrícula de tributos. Explica la
relación de artículos de los pueblos tributarios
de los mexicas, que definía tanto la ruta de
los recolectores de impuestos, como la de los
productos recolectados y cantidades de los
mismos, lámina 17. © Conaculta-inah-bnah.
México.
70
nales o de cooperación y, en muchos casos,
coexistieron durante 12 mil años.
En la figura del cacicazgo las relaciones de
producción y distribución se coordinaban por
medio de un jefe o cacique, generalmente la
cabeza de varias familias emparentadas, quien
ejercía sus funciones, tenía prestigio y disfrutaba de privilegios mediante mecanismos de
justicia y poder, aunque podían refutarse por
el consejo de ancianos y las asambleas comunitarias, como resultado de una democracia
primigenia. Estas formas sociales se aplicaron
en todo el territorio americano, Asia, África, y
aún en la Europa prehelenística. Por lo tanto,
estos valores comunitarios estaban arraigados
a la estructura social por tradición y educación
en gran parte de la humanidad.
Los documentos históricos que narran la
existencia del calpulli y el ayllu refieren formas de organización, producción y distribución comunitaria de tipo caciquil totalmente
subordinada a los estados poderosos como
el azteca y el inca, a quienes se les pagaba
tributo. Los jefes o caciques lo administraban
con la supervisión de un representante del
poder estatal. Asimismo, se debía dar un tri-
buto en especie y en trabajo para el consumo
del tlatoani, del templo y de la guerra (katz).
En un principio, el pueblo estaba compuesto por agricultores y, como dice el historiador
López Austin, cada calpulli era una unidad
social autosuficiente, capaz de producir lo
necesario para las exiguas necesidades de
sus habitantes. En el contexto de la economía
regional, éstos eran productores, artesanos y
canteros; profesiones rígidamente establecidas por la burocracia estatal azteca para
cada calpulli.
Las formas de organización del calpulli
mexica y las figuras semejantes en las civilizaciones mayas y zapotecas persisten en los
principios cooperativos comunales. No obstante, en la actualidad su jerarquización e imposición no sería aceptable en los principios
y valores de las cooperativas que se conformaron a mediados del siglo xix en Europa,
América y México. Estos principios coexistieron armoniosamente en numerosos pueblos
durante la época de la civilización azteca, de
igual manera persistieron con diferentes grados de autonomía, ajustes y obligaciones en
los tiempos de la Colonia.
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
Los motivos y formas del cooperativismo en México
Experiencias de cooperación
durante la época de la Colonia
Tanto la Corona española como la Iglesia católica buscaron atemperar los abusos de los
encomenderos durante los tiempos de la Conquista y los hombres de armas con el argumento de que buscaban mantener la paz, elevar la
productividad y procurar justicia. Esta actitud
se ha repetido a través del tiempo en contextos
que permiten continuar, impulsar y promover
valores solidarios y comunitarios que fomentan
y se han reproducido en el cooperativismo.
Enrique Semo, en el libro México, un pueblo
en la historia, explica:
Hacia el Nuevo Mundo, la nación española
envió los hidalgos, representantes desesperados de un feudalismo caduco, burócratas y
funcionarios ambiciosos de un poder despótico; pero paradójicamente envió también a
los misioneros humanistas portadores de los
sueños y utopías renacentistas de una Europa
en ebullición.
REGLAS Y ORDENANZAS
Reglas y ordenanzas para el gobierno de los hospitales
de Santa Fe de México y de Michoacán dispuestas por su
fundador el reverendísimo y venerable señor don Vasco
de Quiroga, primer obispo de Michoacán
Vasco de Quiroga fue uno de los juristas
que llegaron de la Nueva España en 1537;
lo nombraron obispo de Michoacán, donde
implantó sus ideas de crear comunidades
indígenas. En sus enseñanzas combinaba
las tradiciones indígenas y las ideas utópicas
de Tomás Moro, el cristianismo y los ideales
renacentistas. Relación de Michoacán. Jerónimo
de Alcalá, estudio introductorio de Jean-Marie
G. Le Clezio, Michoacán, Colegio de Michoacán,
2008. © Colmex-bdcv.
72
Continúa diciendo que ellos no llegaron a
América para lucrar, sino para realizar sus
ideales, sueños y cumplir sus utopías, quienes
estaban inspirados por el regreso de los ideales del cristianismo primitivo. Muchos de ellos
estudiaron en las universidades de Salamanca
y Alcalá, donde recibieron una excelente educación renacentista.1
Tal es el caso de Vasco de Quiroga, quien
estaba profundamente influido por el movimiento de renovación cristiana y por la obra
Utopía, de Tomas Moro. Quiroga llegó a la
Nueva España y fue uno de los juristas que
integró la segunda audiencia y en 1537 fue
nombrado obispo de Michoacán. Consideró
que educar no consistía en imponer el sistema social vigente del viejo mundo, sino crear
nuevas comunidades indígenas, combinando
las tradiciones de las comunidades, el calpulli, las
ideas utópicas de Tomás Moro, el cristianismo
primitivo y los ideales renacentistas.
Enrique Semo dice que los sueños y utopías de Vasco de Quiroga no se quedaron en
1
Carmina García de León, Ensayos sobre la historia, la
filosofía y la sociología de la educación, disponible en
www.edumed.net/libros/2011c/1016/brujula.html
el papel, sino que llegaron a ser realidades florecientes en las comunidades que fundó en
Santa Fe, ciudad de México y en Michoacán.
Julio César Morán Álvarez, en El pensamiento de Vasco de Quiroga: génesis y trascendencia, comenta que al igual que en el
libro Utopía, pero trasladado a Michoacán,
Vasco de Quiroga, en sus ordenanzas, señaló
que los frutos del trabajo común se debían repartir entre todos, según la calidad, necesidad,
manera y condición de cada persona:
Los frutos del trabajo común se reparten entre todos, según lo que cada uno por su calidad, necesidad, manera y condición lo haya
menester para sí y su familia, de manera que
ninguno padezca en el hospital la necesidad.
De los bienes producidos por el trabajo debe
quedar un remanente para hacer frente a cual-
quier eventualidad, hay que guardar aquel en
una caja o cofre barreteado provisto de tres
llaves donde se recoja, que no se dañe ni se
pierda, el trigo o el maíz y las otras semillas y
granjerías que se recogieren en común, como
es dicho, para que después allí se dé y reparte
por todos, como lo hayáis todos y cada uno por
sí menester, como queda dicho arriba.2
Estas ordenanzas reconocían y respetaban las
costumbres y tradiciones de las comunidades
indígenas:
por donde os habéis de regir y gobernar, demás de estas Ordenanzas, en lo que no estuviere declarado en ellas, como fieles é buenos
Cristianos, sin pérdida de tiempo ocioso, mal
2
Ibid.
Vasco de Quiroga señalaba que los frutos del
trabajo común debían distribuirse entre toda la
comunidad de acuerdo con las necesidades y
condiciones de cada persona. Para él fue muy
importante reconocer y respetar las costumbres
y tradiciones de las comunidades indígenas.
Historia de Michoacán, detalle. Mural de Juan
O’Gorman en la Biblioteca Gertrudis Bocanegra,
Páztcuaro, Michoacán. © mc.
73
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
gastado ni mal empleado, como políticos y bien
doctrinados y morigerados, sin pérdida, ni menoscabo de vuestra buena obediencia, simplicidad, humildad y poca codicia que en vosotros
naturalmente parece haber, y sin falta de la debida y honesta diligencia y prudencia, que os
conviene mucho a todos tanto tener cuanto
os falta, y fuera del peligro de las tres fieras
bestias que todo en este mundo lo destruyen
y corrompen, que son soberbia, codicia y ambición de que os habéis y os deseamos mucho
guardar y apartar.
El cooperativismo,
poco a poco, encontró
espacios debido al
desarrollo de la industria
y al influjo de las ideas
de los intelectuales
europeos
José María Morelos retomó las ideas de
igualdad, fraternidad y libertad de la Revolución
Francesa y esbozó los Sentimientos de la
Nación. El cura Morelos, Costumes civils,
militaires et religieux de Mexique, dessineés
d’ aprés nature, Claudio Linatti, litografía
coloreada, 1828. unam-bn-fr.
Enfrente: El documento de los Sentimientos de
la Nación comprendía los principios legislativos
que incluían varios aspectos como la justicia
social, abolir la esclavitud y terminar con
muchos impuestos como el tributo, f.1, 1813.
© agn.
74
Así, Julio César Morán afirma que este proyecto consistía en que todos convivieran en
armonía, sin ambiciones ni querellas, mediante el establecimiento de formas democráticas
en los pueblos-hospital que serían integrados
por los regidores y el principal, quienes deberían ser elegidos entre los naturales. El procedimiento era el siguiente: las familias del
pueblo-hospital se dividían en cuatro partes,
cada una nombraba un representante, y ellos,
después de oír la misa del espíritu santo,
elegían mediante votación secreta a uno de
ellos para que funcionara como principal. La
duración de este cargo era de tres años. Los
demás principales y regidores nombraban los
otros cargos necesarios para el funcionamiento del pueblo-hospital.
Según Vasco de Quiroga, el principal debía
“ser amado y honrado por todos, más por razón y amor, que por temor y rigor”.
Carmina García de León explica, al respecto del libro mencionado, en el capítulo de
“Sueños y utopías siempre vivas”:
Vasco de Quiroga con una obra de tal autenticidad y sensibilidad, influyó profundamente en
su tiempo cuando erigió los pueblos hospitales
siguiendo de cerca la Utopía de Moro, basta
recorrer Michoacán para advertir, en muchas
partes su presencia viviente, no sólo en las
artesanías y en las construcciones sino en la
memoria de la gente.
Lo que demuestra Vasco de Quiroga es, justamente, que la utopía o edad de oro, está
en nosotros, dice Carmina García de León, y
concluye que la edad de oro, el sueño utópico,
se está rehaciendo siempre, se construye en
cada instante con la humanísima esperanza de
encontrar caminos mejores.
Ideas complementarias durante
la Independencia
Las ideas utopistas de los misioneros y los valores comunitarios no desaparecieron con la independencia de España, sino que se fortalecieron
con las ideas de igualdad, fraternidad y libertad
de la Revolución Francesa. Situación que se
reflejó al redactar la Constitución de Cádiz de
1812 para regir a España y sus colonias. Estas
ideas fueron retomadas por Miguel Hidalgo y
José María Morelos, quien esbozó en Los Sentimientos de la Nación los principios legislativos
acerca de la justicia social, explicando que debía
moderarse la opulencia y la indigencia, aumentar
el jornal del pobre, anular los privilegios, abolir la
esclavitud y terminar con la infinidad de impuestos como la alcaba, el estanco y el tributo.
El cooperativismo, poco a poco, encontró
espacios debido al desarrollo de la industria y
al influjo de las ideas de los intelectuales europeos. Esto se observa en lo que se consideró
un ensayo de organización precooperativa, es
decir: la Sociedad Mercantil y de Seguridad de
la Caja de Ahorros de Orizaba, formada el 30
de noviembre de 1839. Funcionó como banco,
montepío y caja de ahorros. De esta manera,
Jorge Martínez Ramírez y Juan José Rojas
Herrera explican: “puso en práctica la célebre
norma Rochdeleana de cada socio un voto,
independientemente de sus aportaciones al
capital social de la institución”.3
Uno de los antecedentes importantes fue
el decreto promulgado por Ignacio Comonfort el
1 de febrero de 1856 para promover entre
extranjeros el establecimiento de colonias
agrarias, lo que motivó a Plotino Rhodakanaty, anarquista griego, a migrar a México en
1861, quien se instaló en Chalco, Estado de
México. Rhodakanaty comprobó que los campesinos vivían según lo que decía Charles
Fourier y Proudhon. Entre numerosas actividades educativas y proselitismo, promovió la
formación de sindicatos, comunidades agrarias como la de Chalco, sociedades mutualistas y cooperativas.4
3
4
Jorge A. Martínez Ramírez, y Juan J. Rojas Herrera,
“Panorama del sector cooperativo mexicano”, uniRcoop, vol. 1, núm. 2, 2003.
John M., Los anarquistas mexicanos 1860-1900, México, SepSetentas, 1974, p. 32.
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
Los motivos y formas del cooperativismo en México
rano como vicepresidente. En 1888 se creó
la primera cooperativa agrícola en Tlalpizalco,
Estado de México y, en 1898, se estableció en
Jalisco la Primera Caja Rural inspirada en el
sistema Raiffeisen.5
Leyes de Reforma y las
comunidades
En el campo, sin embargo, se intentó aplicar
una política para desintegrar a las comunidades indígenas, pero no lograron afectar su
esencia y valores de cooperación; fenómeno
que se repitió en casi todas las nuevas naciones de origen hispano después de las luchas
y guerras civiles, hasta consolidar regímenes
republicanos.
Edda Samudio Aizpurúa, doctora en Geografía Histórica, de la Universidad de Londres,
explica, acerca de la propiedad comunal indígena en Venezuela, que la población campesina abandonó los espacios comunales debido a
que en el proceso de su disolución formó parte
de la población sin tierra o porque la economía
minifundista estranguló su existencia.
Nutrió con su raíz comunal el surgimiento de
la posesión comunera en el agro venezolano
—y seguramente, hispanoamericano—, eludiendo la acometida del pujante individualismo
propugnado por las generaciones republicanas, permitiéndose así que haya llegado hasta
nuestros días.6
Las leyes de 1889 y 1890 suprimieron la
propiedad colectiva, pero en esa fecha muchas
comunidades indígenas aún no habían dividido
sus tierras. Labores en el campo, Ezequiel
Negrete Lira, óleo sobre tela, 1958.
© Conaculta-inba-Munal. México.
76
Después de la guerra de Reforma y la publicación de la Constitución de 1857 en México,
llegó la estabilidad. Se abrieron las fronteras y,
por lo tanto, arribaron los productos de Europa y las ideas de la Revolución Industrial y los
principios cooperativos, así como los obreros
especializados y las formas de organización
exitosas de las cooperativas, especialmente
de Inglaterra, Francia y Alemania.
Esta situación motivó la transformación de
algunas sociedades mutualistas en cooperativas. En ese contexto, Martínez Ramírez y
Rojas Herrera refieren las experiencias de los
obreros de la época del Gran Círculo Obrero
de México, quienes organizaron el Primer Taller Cooperativo en septiembre de 1873 y, así,
surgió la primer sociedad cooperativa de Mé-
xico integrada por 26 sastres en la capital del
país. Asimismo, los 32 miembros de la sociedad progresista de carpinteros liquidaron su
sociedad mutual para convertirla en sociedad
cooperativa y de consumo en 1874, se llamó
Compañía Cooperativa de Obreros de México.
Otras sociedades mutualistas que se transformaron en cooperativas de producción fueron
la Fraternal de Sombrereros y la Sociedad reformadora Sombrerería Mexicana La Huelga.
Por su parte, don Florencio Eguía Villaseñor
explica que en 1879 surgió la Caja Popular
Mexicana, la primera cooperativa de crédito que se inspiró en las reglas de Hermann
Schulze-Delitzsch. La fundó José Barbier,
el general Vicente Riva Palacio fungió como
presidente y el licenciado Ignacio M. Altami-
Sobre el tema, al documentar acerca de los
antecedentes del ejido y la comunidad, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), indica que:
Durante la Colonia el concepto de posesión
comunal fue asimilado al marco jurídico español. La Corona concedió mercedes de tierras
Vicente Eguía Villaseñor, 1er. Foro de análisis del cooperativismo en México como opción organizativa para
productores del medio rural, octubre 2009, Chapingo, Estado de México [en línea]. Consultar en: www.
redcoop.org.mx/wp-content/uploads/20122/07/
Esbozo-del-cooperativismo…Florencio-Eguía-V.pdf
6
Edda Samudio Aizpurúa, “Propiedad comunal indígena
y posesión comunera campesina en Mérida Venezuela,
Siglo xix”, en Procesos Históricos: Revista de Historia y
Ciencias Sociales, vol. 2, núm. 3, enero 2003.
5
a los indígenas, y con esto, sentó las bases
históricas de las dos formas de la propiedad
social: ejido y comunidad agraria. La propiedad comunal sobrevivió hasta nuestros días, a
pesar de que en la segunda mitad del siglo xix
con el liberalismo, los poblados sufrieron enormes despojos.7
Según Michel Gutelman, durante el Porfiriato,
este despojo se aplicó indiscriminadamente
de acuerdo con lo que establecía la ley de
1883. Los colonos extranjeros se apropiaban
de los terrenos comunales que consideraban baldíos mediante denuncias de deslinde.
Para protegerse, los indígenas constituyeron
grupos de deslindamiento, no obstante, perdían dos tercios de superficie ante el Estado,
que vendía las tierras, más tarde, a los latifundistas. Las leyes de 1889 y 1890 suprimieron
la propiedad colectiva, y muchas comunidades
indígenas no habían dividido sus tierras.8
7
8
www.inegi.org.mx/inegi/default.aspx?s=geo&c
=1324, lectura de junio 2012.
Michel Gutelman, “Las vicisitudes de la reforma agraria, 1915-1970”, en Capitalismo y reforma agraria en
México, era, cap. III, México, 1974, p. 86.
El Gran círculo de obreros de Monterrey se
formó en 1879, sus miembros eran obreros
textiles, artesanos, empleados de tiendas
y otros. A partir de ese suceso, surgió el
movimiento organizado de obreros, 1919.
© Fototec.
77
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
Los motivos y formas del cooperativismo en México
Los valores y principios durante la
Revolución Mexicana
A principios de siglo xx proliferaron los conflictos asociados al desarrollo económico, a la
decadencia de la sociedad e injusticias aplicadas al indígena. Tanto a los liberales como
al poder eclesiástico preocupaba el problema
de la tierra y las condiciones del trabajador
agrícola. Jesús Méndez Reyes afirma que esta
situación provocó acaloradas discusiones al
fundarse el Partido Liberal Mexicano, tema
que fue retomado por Francisco I. Madero. En
1902, el licenciado Miguel Palomar y Vizcarraga explicó el sistema de las cajas rurales de
tipo de Raiffeisen en varios eventos a los que
acudía, tal es el caso del Congreso Católico
de Puebla. Durante 1904 y 1906, los católicos organizaron diversos congresos agrícolas.
Se habló del cooperativismo, de un sistema de
préstamos sobre los jornales de los peones,
de la necesidad de construir habitaciones para
los trabajadores del campo y de fundar un
banco agrícola. Los asistentes a estos eventos aplicaron estos conocimientos en varias
partes del país: Tapalpa, Tepalitlán, en Jalisco;
San Francisco Angamacutiro, en Michoacán;
Atatilaquia, en el Estado de México.
Aquellas cajas debían ser formadas por individuos de reconocida moral y catolicidad. Su
domicilio debería estar a la cabeza de una parroquia y su funcionamiento interno se señalaba en una asamblea.9
Durante los periodos presidenciales de Álvaro
Obregón y Plutarco Elías Calles surgieron los
Bancos Regionales de Crédito Local y Crédito
Regional. Anverso y reverso de un billete de 5
pesos del Banco Mercantil de Veracruz, 1902.
© Colección particular.
Enfrente arriba: El Partido Nacional
Cooperatista pretendía fomentar el
cooperativismo para solucionar los problemas
económicos del pueblo; proponía la democracia
económica sobre el Ejido y las Uniones de
Crédito. En la foto se muestra una de las
asambleas para elegir la mesa directiva ese
partido. Discurso de Jorge Prieto Laurens, ca.
1917. © 43080. Conaculta-inah-Sinafo-fn.
México.
78
Se habló del
cooperativismo, de un
sistema de préstamos
sobre los jornales
de los peones, de la
necesidad de construir
habitaciones para los
trabajadores del campo
y de fundar un banco
agrícola
Acerca de la influencia de las condiciones sociales y políticas de la época, antes y después
de la Revolución mexicana de 1910 y por la
forma de trabajo de las cooperativas en el libro En manos del pueblo, don Florencio Eguía
explica:
Las Cajas Reiffesen fueron realidad floreciente en el México de los años veinte, pero fueron
efímeras. ¿No sería acaso por hacerlas muy
dependientes del campanario? Nacieron bajo
9
Jesús Méndez Reyes, México y Alemania, una relación
histórica. La influencia alemana en la construcción del
cooperativismo y el crédito agrario en México, El Colegio de México, Researcher Full, Institute of History
Research, University of Baja California, México.
el imperativo de la miseria del campesino y por
la consigna generosa de la Iglesia católica […]
pero no pudieron sobrevivir a las convulsiones
históricas de aquella década agitada.
En estas circunstancias, destacamos la resistencia y persistencia de los valores de cooperación que junto con las luchas de los obreros
e intelectuales formaron parte de los ideales
de la Revolución Mexicana, de los hermanos
Flores Magón, Francisco I. Madero y Emiliano
Zapata.
Estos valores y, por lo tanto, el cooperativismo eran evidentes, por lo que el 7 de agosto
de 1917, el general Jacinto B. Treviño fundó
el Partido Nacional Cooperativista (pnc). Algunos de los estudiantes y artesanos que participaron en la nueva organización son: Jorge
Prieto Laurens, Rafael Pérez Taylor, Gustavo
Espinosa Mireles, Froylán C. Manjarrez, Juan
El 7 de agosto
de 1917, el
general Jacinto B.
Treviño fundó el
Partido Nacional
Cooperativista (pnc)
El general Jacinto Blas Treviño fundó el Partido
Nacional Cooperativista (pnc) gracias a las
ideas de los valores del cooperativismo.
© 29569. Conaculta-inah-Sinafo-fn. México.
79
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
Los motivos y formas del cooperativismo en México
La transformación del ejido, las
Algunas sociedades locales y regionales que obtuvieron préstamo
del Banco Nacional de Crédito Agrícola
comunidades y cooperativas en el
El general Plutarco Elías Calles promovió la
aprobación de la primera Ley General de Sociedades
Cooperativas, la cual tuvo el inconveniente de no
establecer una clara distinción entre las sociedades
mercantiles y las organizaciones sin fines de lucro
El discurso oficial e intelectual de los
revolucionarios integró el cooperativismo,
el mutualismo, las cajas de ahorro y la
organización de los productores. © 275. agev.
80
Manuel Álvarez del Castillo, Martín Luis Guzmán. El partido pretendía fomentar el cooperativismo como solución a los problemas
económicos del pueblo; proponían la democracia económica.
En 1923, este partido obtuvo importantes
cargos en el ayuntamiento de la ciudad de México, obtuvo la gubernatura de San Luis Potosí,
que ganó Prieto Laurens. Sin embargo, líderes
como éste y Martín Luis Guzmán se inclinaron por Adolfo de la Huerta para la contienda
presidencial. Así, una vez que la rebelión delahuertista fue aplastada, el pnc desapareció.10
Doralicia Carmona, Memoria política de México [en
línea]. Consultar en: http://www.memoriapoliticademexico.org/Efemerides/8/07081917.html.
10
siglo xx
Coahuila
La Nueva Era, Rosales
Tehuantepec, S.L.C.A.
El Calvario, Acolman
Durante los periodos presidenciales de Álvaro
Obregón (1920-1924) y Plutarco Elías Calles
(1924-1928) predominaron las luchas entre
caciques regionales. Mientras tanto, el discurso oficial e intelectual de los revolucionarios integró el cooperativismo, el mutualismo,
las cajas de ahorro y la organización de los
productores. De acuerdo con el investigador
mexicano Jesús Méndez, surgieron importantes propuestas tal como la organización
de sociedades locales y regionales de crédito agrícola, los futuros Bancos Nacionales de
Crédito Agrícola y Crédito Ejidal, las cooperativas socialistas de la península de Yucatán y
hasta los sindicatos obreros con influencia de
la doctrina social de la Iglesia.11
Según Jürgen Buchenau, Plutarco Elías
Calles fue recibido con honores en Alemania
en julio de 1924, cuando fue para atenderse
una molestia en la pierna. Tal vez fue el azar
que lo hizo curarse en aquel lugar, pero simpatizó con el presidente Friedrich Ebert del
Partido Social Demócrata y consiguió folletos
sobre cooperativas agrícolas alemanas. Como
consecuencia, el Banco Nacional de Crédito
Agrícola se aprobó en el primer trimestre de
1925.12
Florencio Eguía hace hincapié en el auge
cooperativo posterior a la Revolución Mexicana que duró hasta el periodo de Lázaro Cárdenas y las consideraciones que se obtuvieron
sobre el Ejido y las Uniones de Crédito:
Cooperativa Sta. Gertrudis
La Verdad, Ixtaltepec
San Mateo Huitzilzingo
Agricultores y Campesinos
del Río Grande
Agrícola Itsmeña, Chahuites
Sta. María Tlalmimilolpan
Luz del siglo xx, Santa
Mónica
San José del Chilar
San Diego Huehuecalco
San Nicolás
Puebla
B. Juárez Coyotepec
Mayrán, S.L.C.A.
Campesinos de Chignahuapan
San Marcos Huixtoco
Estado de México
Las Habas, S.L.C.A.
Alsesequense, Alseseca
San Bartolo Otzoltepec
Vega de los Chivos, S.L.C.A.
Emiliano Zapata, Tlaltenango
Cuauhtémoc Ixtlahuaca
Chiapas
Progresistas, Huixcolotla
Cooperativa Plutarco Elías
Calles Capulhuac
El Edén, Tapachula
Miguel Hidalgo, Temoxtitla
Agrícola Atlapulco
Agrícola y Ganadera de
Huixtla
Defensa del Honor Nacional
Ahuatepec
Cooperativa Tenango del Valle
Cooperativa Agrícola de
Carrillo Puerto
Agricultores de Papa, Oyameles
más otras seis sociedades
El Trabajo, Jajalpa y 50
Sociedades más
Productores de Escuintla
Tamaulipas
Veracruz
Chihuahua
Sociedad Agrícola e Industrial de
Tampico
Cafeteros Cautlalpan
Ceres S.L.C.A.
Sociedad Agrícola de Ollama
Cooperativa Zapoapita, tres
más
Morelos
Cooperativa de Caballeros
Tlaxcala
Seis cooperativas de
Alumnos de la Escuela Agrícola
agricultores de Tenextepango Regional
Mutualista Aquiahuac y cuatro
sociedades más
Baja California
Incluye apoyo del Banco
Nacional de Crédito Ejidal
Sociedad Cooperativa de
Agricultores del Valle de
Mexicali
Sociedad Cooperativa del Valle
Redondo
Fuente: Memorándum sobre la labor social del Banco Nacional de Crédito Agrícola en Fideicomiso de los Archivos Plutarco Elías
Calles y Fernando Torreblanca, Fondo Elías Calles, gaveta exp. 42, inventario 493, legajo 3/4. Archivo General de la Nación, Fondo
Lázaro Cárdenas, caja 18 exp. 17.
Fuente: agn, México. Fondos Abelardo L. Rodríguez, Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, varios expedientes 1934-1946. Comisión Nacional Agraria, 1922-1939.
leyes cooperativistas de la historia mexicana y
en el sexenio del general Cárdenas ocurrió el
nacimiento de lo que todavía hoy puede catalogarse como el Cooperativismo mexicano,
con sus luces y sus sombras, aunque nunca
destacó significativamente en los campos sociales, económicos ni políticos. De esa época
datan los grandes ejemplos actuales, como la
Cruz Azul y Excélsior, por sólo citar algunos, y
de entonces data también la efervescencia de
los ejidos, alguna vez considerados cooperativas por algunas autoridades, como también las
uniones de crédito.13
A pesar de esta derrota (se refiere a la del
Partido Nacional Cooperativista) el cooperativismo vivió seguidamente sus mejores años
gracias al reconocimiento y apoyo gubernamentales, al grado de que en poco más de
una década se promulgaron tres de las cuatro
Jesús Méndez, “La influencia alemana en la construcción del cooperativismo y el crédito agrario en
México”, en Matices, Zeitschrift zu Lateinamerika,
Spanien und Portugal, volumen 64, número 3, Köln,
Deustchland, 2010 (Ph.D. El Colegio de Mexico, Researcher Full, Institute of History Research, University
of Baja California, Mexico).
12
Wiley-Blackwel, The Last caudillo: Alvaro Obregon and
The Mexican Revolution, 3 de febrero de 2011 (autor
de varios libros en historia moderna de Latinoamérica).
Oaxaca
11
Eguía, op. cit.
13
81
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
A finales de la década de 1980 fue posibe
que más de cinco millones de ejidatarios,
comuneros y pequeños propietarios tuvieran el
control directo de 90 por ciento del territorio.
Se muestra una Sucursal del Banco de Crédito
Ejidal, S.A. © 501169. Conaculta-inah-Sinafofn. México.
Durante el cardenismo surgió lo que hoy se
conoce como cooperativismo mexicano. El
diario Excélsior es uno de los más antiguos y
fue una cooperativa. © 90033. Conaculta-inahSinafo-fn. México.
82
Es importante mencionar acerca de las cooperativas que el funcionamiento de las comunidades y ejidos se regulaban y se rigen por la
asamblea general, que es la máxima autoridad;
el comisariado ejidal o comunal, el consejo de
vigilancia y cada ejidatario o comunero, quien
es titular de un voto en la asamblea.
La ley agraria del 6 de enero de 1915 estableció restituir las tierras a ejidos y comunidades, lo que fue un gran avance, sin embargo,
no se reconocía el carácter comunal de las
tierras, aspecto que se dispuso en el artículo
27 de la Constitución de 1917, reconociendo
la existencia y funcionamiento de los núcleos
agrarios, lo que privilegiaba el interés social
por encima del individual.
VI.- Los condueñazgos, rancherías, pueblos,
congregaciones, tribus y demás corporaciones de población que de hecho o por derecho
guarden el Estado comunal, tendrán capacidad
para disfrutar en común las tierras, bosques y
aguas que les pertenezcan o que se haya res-
Los motivos y formas del cooperativismo en México
tituido o restituyeren conforme a la ley del 6 de
enero de 1915.14
Posteriormente, el 10 de enero de 1934 durante el gobierno de Abelardo Rodríguez, se
reformó el artículo 27 y la idea del disfrute en
común que se mencionaba en la fracción VII se
desdibujó. Por lo que, en el gobierno de Lázaro
Cárdenas, se cambió la fracción y, otra vez, se
modificó el artículo el 23 de diciembre de 1937
y, nuevamente, quedó el aspecto de “disfrute
en común”, y pasó a ser jurisdicción federal.15
Durante la época prehispánica, la Colonia y
aún después de la Independencia, el titular de
la parcela del ejido sólo poseía la tierra, pues
no era su propietario. Dependiendo del caso, los
derechos de aprovechamiento se transferían o
heredaban; la situación cambió a partir de la Ley
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reforma al artículo 27 del 5 de febrero de 1917.
15
Decreto que reforma la fracción VII del artículo 27
constitucional del 24 de noviembre de 1937.
Agraria de 1992, con la cual fue posible transformar el derecho ejidal a propiedad privada.
Martínez Ramírez y Rojas Herrera, en Del
desarrollo condicionado por los vaivenes del
caudillismo posrevolucionario 1918-1928,
destacan que, de forma independiente, surgió
la Confederación de Sociedades Cooperativas
Socialistas de la República en 1925 y, dos años
después, en 1927, la Confederación Nacional
Cooperativa. Explican que este movimiento fue
impulsado por la voluntad y admiración ante
los éxitos del cooperativismo europeo. De esta
manera, el general Plutarco Elías Calles
promovió la aprobación de la primer Ley General de Sociedades Cooperativas, la cual tuvo el
inconveniente de no establecer una clara distinción entre las sociedades mercantiles y las
organizaciones sin fines de lucro.16
14
Jorge Martínez Ramírez y Juan Rojas Herrera, Panorama del sector cooperativo mexicano, uniRcoop, vol.
1, núm. 2, 2003.
16
El resultado fue una especie de híbrido extremadamente complejo que no distinguía la
sociedad cooperativa de otras formas de organización social para la producción.
Este híbrido todavía causa confusión en
nuestros días. Por ejemplo, respecto del Ejido y Uniones de Crédito, es interesante lo que
nos dice Isabel Cruz, dirigente de Fedrural:
Nuestra organización ha trabajado con distintas cooperativas de financiamiento rural como
la Unión de Crédito, que es una sociedad anónima, pero en su funcionamiento y en su diseño realmente los principios son cooperativos
y mutualistas como las cooperativas formalmente hablando, agrícolas y también cooperativas financieras […] Pero la cooperativa
mexicana en zonas rurales es nueva como una
figura asociativa, dado que la historia agraria
de nuestro país ha sido determinada por la tenencia de la tierra, y la primera gran revolución
social del mundo fue la mexicana, con la revolución agraria, y la generación de una forma de
propiedad, que es centralmente comunitaria,
Lázaro Cárdenas fomentó el cooperativismo
y su financiamiento y lo convirtió en un aliado
del modelo de desarrollo económico. Aquí
la Segunda Asamblea Nacional de la Rama
de Pesca de la Confederación Nacional
Cooperativa de la R.M.C.C.L., 1941. © agn.
83
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
Los motivos y formas del cooperativismo en México
A mi humilde entender, las cooperativas debieran funcionar bajo el patronato de Consejos
en los cuales deben figurar los ingenieros forestales del servicio particular, y los ingenieros
forestales y agrónomos regionales auxiliados
por la primera autoridad del lugar y dos connotados vecinos.18
En el mismo congreso, y en contraposición a
esta postura, la Comisión Nacional Agraria habló de los éxitos de la organización y financiamiento de las cooperativas forestales; situación
parecida, según ellos, a las cooperativas Raiffaisen en Alemania, a partir de la constitución de
la Federación de Cooperativas Forestales del
Distrito Federal que logró excedentes por 16
mil setecientos setenta y ocho pesos entre septiembre de 1929 y marzo de 1930 y propuso:
Para conseguir el objeto principal del cooperativismo en la producción es indispensable
sustituir la organización capitalista por la cooperativa en sus tres distintos órdenes que son:
I.- Cooperativas Locales con la función general
del crédito para distribuirlo por una sección
para cada actividad. II.- Federación de actividades semejantes de distintas cooperativas
centralizadas también por una función de Crédito Regional. Y III.- Confederación que reúna
en un solo organismo nacional las actividades
de las Federaciones centralizadas a su vez por
una Institución Nacional de Crédito.
que es la comunidad y el ejido, las cuales representan el 80 por ciento del territorio agrícola de nuestro país, y en algunos estados, tal
es el caso de Oaxaca, es un 90 por ciento, que
son forma de cooperativa.17
Durante el gobierno cardenista se fomentó el
cooperativismo y su financiamiento para convertirlo en un aliado del modelo de desarrollo
económico. Así, estas estructuras cooperativas se han estimulado, generalmente, para
generar beneficios, valor agregado o servicios
en el campo, mientras que para la producción
primaria, la organización productiva y su financiamiento se organiza y gestiona a través de
los ejidos.
Llama la atención, por ejemplo, que en el
primer Congreso Forestal Mexicano, el señor
Roque Martínez, delegado por el Gobierno del
Estado de México, aludiendo al deterioro natural y mal aprovechamiento de los bosques
se refirió a las cooperativas forestales como a
instrumentos que no funcionan, donde las personas se enriquecen bajo la figura de los caciques, quienes contratan productos, explotan
la madera y monopolizan la producción. Como
solución propone:
Las cooperativas han surgido para generar
beneficios, valor agregado o proporcionar
servicios entre los socios. Aquí se muestra la
Primera Convención Nacional de Contadores
Cooperativistas, 30 de marzo de 1934. © agn.
84
Isabel Cruz Hernández, entrevista con GM Editores,
junio de 2012.
17
También explicó que la federación de cooperativas forestales se fundó y se maneja con la
dirección y vigilancia de la Comisión Nacional
Agraria, de acuerdo con el artículo 40 transitorio de la Ley de Bancos Ejidales, y debido a
su éxito se ha pensado en extender su actividad. De esta manera, la Comisión sintetizó
el programa para promover la reglamentación
de la Ley de Bancos Ejidales y fundar nuevas
Federaciones de Cooperativas en el país y la
Confederación General en México.19
Roque Martínez, “Cooperativas ejidales. Determinación de zonas forestales y agrícolas. Reglamentación del pastoreo”, en Luz Emilia Aguilar Zínzer
(compiladora, estudios y notas), Revista México Forestal, tomo viii, pp. 67-69, abril 1930, Secretaría del
Medio Ambiente DF. Consulta junio de 2012 [en línea]: http://148.243.232.100/forestal/detalles.php?
t o m o = VIII & n u m e r o = 4 & p a g i n a = 2 1 - 2 3 & i d =
354&busqueda=roque%20martinez.
19
Francisco Salazar y José Gutiérrez, “Criterio de la
Comisión Nacional agraria respecto a la organización
18
Acerca del cardenismo, Florencio Eguía
Villaseñor dice que: “ocurrió el nacimiento de
lo que todavía hoy puede catalogarse como el
Cooperativismo Mexicano”, pero también explica que,
comenzó la invertebración del cooperativismo
pues, aunque la federalización era obligatoria
legalmente, lo que fue benéfico, ni las cooperativas ni las entidades de mayor nivel se
preocuparon por estructurar al Movimiento,
sino sólo por mirar por sí mismas o tratando de
conseguir del gobierno la mayor ayuda posible,
creando dependencia y apocamiento.20
Económica que debe darse al sistema de Explotación
Forestal en Terrenos Comunales y Ejidales”, en op. cit.
20
Eguía, op. cit.
Es decir, ante esos problemas, parece que la
solución no se encuentra en la vida interna
democrática de las cooperativas, sino en la
dirección de técnicos y autoridades. Situación
parecida al funcionamiento de ejidos y comunidades.
Aunque el reparto agrario fue muy lento, es
importante destacar que en 1910 menos de
dos mil familias eran propietarias de 87 por
ciento de la superficie del país. A finales de la
década de 1980, más de cinco millones de ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios
tenían el control directo de 90 por ciento del
territorio, en su mayoría, entregado durante el
régimen cardenista.
Así, desde el punto de vista social y territorial, hay una transposición entre ejidos y
cooperativas. Mientras que los ejidos finca-
Los valores y principios vinculados al
cooperativismo se han transferido o consolidado
en el tejido social de la comunidad. Aquí se
muestra la Unificación General de Campesinos
de los Municipios Xoxocotla, Lagunas, Tlaquipán
y Tlahuilco en el punto de Tlicalco, Orizaba,
1944. © agev.
85
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
ron los derechos sobre la tierra, las cooperativas siguieron la suerte de los vaivenes del
mercado y sus propias ineficiencias; amén de
los usos políticos y económicos, partidistas y
caciquiles.
En el mismo tenor, explica Jesús Méndez
Reyes:
Las colectividades formadas por el gobierno federal para el reparto de tierra recibieron
terrenos de desigual composición y productividad para las tareas agrícolas. Asimismo,
el Banco Nacional de Crédito Ejidal ofreció
crédito para apoyar a los “nuevos” agricultores
que nunca antes habían trabajado en conjunto
ni recursos financieros para su administración.
No obstante, continúa diciendo el autor, en
el largo plazo, el problema de no pagar y las
amortizaciones de los créditos ahorcó a los
ejidatarios y a la institución financiera. Sin embargo, el uso político que los dirigentes infundieron a los actores y sociedades cooperativas
del país ha apostado más por las asociaciones
gremiales que por la acción colectiva a favor
de los socios.21
Posteriormente al periodo del cardenismo, comenzaron a deteriorarse las industrias
cooperativas rurales y las abandonaron a su
propia suerte. Se incrementó el corporativismo
ejidal, obrero y las obras de infraestructura, lo
que propició el financiamiento institucional y la
inversión de la iniciativa privada en la agroindustria de la mano de la industria, lo que se
llamó el milagro mexicano.
Se puede decir que el peso de la comunidad primitiva, desde los cazadores recolectores, los cacicazgos, el calpulli, los pueblos
indígenas de los hospitales y las experiencias
de Vasco de Quiroga, los ideales de justicia de
los Sentimientos de la Nación, las leyes agrarias de las comunidades indígenas herederas
de la Revolución Mexicana son la semilla y el
alimento de los pioneros del cooperativismo
mexicano.
La federación de cooperativas forestales se fundó
y se maneja con la dirección y vigilancia de la
Comisión Nacional Agraria, y su labor ha sido muy
exitosa. Aquí un miembro del Comité Regional
Campesino de la H. Liga de Comunidades
Agrarias. © 91002. Conaculta-inah-Sinafo-fn.
México.
86
Jesús Méndez Reyes, “El cooperativismo y la financiación agrícola en Baja California, México (1930-1950),
Una aproximación inicia”, en Mundo Agrario, vol. 11,
núm. 22, La Plata ene./jun., 2011.
Los motivos y formas del cooperativismo en México
La experiencia de hoy: capital social
y desarrollo local
El contraste del cooperativismo de producción
rural, durante y después de los años cincuenta, se reflejó con gran ímpetu y solvencia
en las cooperativas de ahorro y crédito. Durante las décadas de 1970 y 1980, en parte
como resultado de las revueltas obreras y las
crisis financieras, se retomaron los principios
y modelos cooperativos como demanda y respuesta a los cierres de fábricas, tal es el caso
de la cooperativa Pascual. Mientras tanto, en
el campo, al finiquitarse el reparto agrario y
su paulatino abandono por las instituciones
de fomento agropecuario, numerosas organizaciones independientes que solicitaban tierras comenzaron a dirigir sus esfuerzos hacia
las organizaciones productivas y encontraron
formas de acción colectiva que les permitió
operar sin depender, incluso contra las autoridades ejidales y sus corporativos, como integradoras, comercializadoras, sociedades de
solidaridad social, asociaciones civiles, sociedades civiles y cooperativas.
Los valores y principios vinculados al cooperativismo, según lo documentado por estos
autores y las entrevistas realizadas, se han
transferido o consolidado en el tejido social,
con o sin cooperativas, y permiten que se retomen con naturalidad a la hora de constituirlas
o formar otras figuras jurídicas, pero que sostenien sus valores, se adaptan a los cambios
legales, las coyunturas económicas y a la competencia económica. Hoy estos elementos son
conceptualizados como capital social.
Jesús Méndez explica que el cooperativismo puede abordarse como parte de la segunda generación de las teorías de la acción
colectiva que rompe el supuesto de individuos
atomizados, egoístas y totalmente racionales,
que supone la economía convencional. Una
explicación académica para explicar el caso
mexicano se refiere al análisis del capital social y humano en el largo plazo. El autor indica que ambas herramientas teóricas pueden
vincularse al cooperativismo y la acción colectiva que operaron en una economía abierta y
luego cuasi-cerrada dirigida por el Estado.22
21
Méndez Reyes, op. cit.
22
Con la finalidad de unir estas teorías con
la experiencia y testimonio de las personas
que hoy forman parte de algunos modelos
exitosos del movimiento de cooperativismo
y economía social, Alfonso Castillo Sánchez
Mejorada explica la historia de algunas organizaciones campesinas de las que él fue y es
actor cercano. Así, informa que la cooperativa
de Servicios para el Desarrollo (Sedac) surgió
en el Valle del Mezquital, y apostó a proyectos productivos y a la creación de pequeñas
estructuras organizativas comunitarias y microrregionales. Mientras tanto, la Asociación
Nacional de Empresas Comercializadoras de
Productores del Campo (anec) aprendió de los
que iniciaron el sector de la comercialización y
siguió en esa línea, pero en el ámbito nacional
y con un enfoque profesional que no perdió de
vista al mundo globalizado.
Continúa diciendo que el Fondo Solidario
del Frente Democrático Campesino de Chihuahua (Fedecoop) proviene de una tradición
de lucha de campesinos y apropiación de re-
cursos públicos, sin embargo, el origen y la gradual maduración de la cooperativa han llevado
a esta federación a incursionar en un campo
desconocido del que, poco a poco, se ha ido
apropiando. Así, ha ampliado su incidencia y
le ha dado estabilidad a la participación de las
bases, al mismo tiempo, la presencia territorial
y capacidad de conducción y administración
de la cooperativa ha aumentado.
La Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (amucss) tiene una trayectoria de más de diez años de articulación de
uniones de crédito del sector social. Finalmente,
informa sobre la Impulsora de Alternativas Regionales (Idear), que se creó en 1998, a partir
de una larga experiencia en el campo de la comercialización. Esta cooperativa se formó para
apoyar organizaciones productivas y, al mismo
tiempo, contribuyó a la sistematización de la experiencia de la Cooperativa Ya Munts’I Béhña
del Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo.
Acerca de las personas que integran estas
cooperativas, son variadas. Por ejemplo, anec,
Los trabajadores de Pascual se manifiestan
antes de convertirse en una cooperativa. ©
afctpa.
La Asociación Mexicana de Uniones de Crédito
del Sector Social (amucss) tiene una trayectoria
de más de diez años, apoya organizaciones
productivas y, está formada por hombres y
mujeres. © amucss.
87
La cultura organizacional en las cooperativas de ahorro y préstamo
Graciela Lara Gómez*
Introducción
Las cooperativas son organizaciones que
poseen y practican valores y principios que las
distinguen y que son parte fundamental de su
identidad; su importancia radica en los beneficios que resultan de las actividades que llevan a
cabo, cuyo objetivo está centrado en la satisfacción de las necesidades comunes en favor de la
colectividad que se organiza a través de la actividad emprendedora. Para Lafleur (2005), la cooperativa despliega su ámbito de acción en una
dinámica local arraigada a las necesidades de la
comunidad. Su dinámica difiere según su tamaño, el sector que atiende y sus miembros; pero su
razón de ser permanece invariable: crear un valor de uso y una riqueza colectiva por y para sus
miembros, explotando de manera sostenible los
recursos de la comunidad. La particularidad de
las cooperativas es que en su gestión empresarial
no tiene como razón principal la maximización
de ganancias, sino la satisfacción de ciertos objetivos económicos y sociales.
Para cumplir con su finalidad, este tipo de
organizaciones hace frente a condiciones ambientales que en ocasiones le son adversas, adaptándose y reaccionando para sobrevivir. Es el
caso de las cajas populares, que son reconocidas
en México como el antecedente más cercano de
las cooperativas de ahorro y préstamo; las que
desde su origen se encontraron en un ambiente
jurídico que no las consideraba, por lo que en
su actuación, por varias décadas pugnaron por
legitimar sus objetivos, estructuras, procesos y
reglas.
Se reconoce que las organizaciones mantienen una estrecha vinculación al ambiente en el
que están insertas, interactuando en diversos sectores, como son: el social, cultural, legal político,
económico, tecnológico y físico (Hatch, 1997).
En ese sentido, el ambiente puede ser entendido
como los fenómenos que son externos e influyen de manera potencial a las organizaciones.
Entonces, lo que interesa es conocer cómo los
factores ambientales influyeron potencialmente a las cajas populares, generando una cultura
organizacional propia que permitió mantener
la cohesión de sus miembros y su permanencia
en un mercado financiero que no las reconocía
jurídicamente.
* Coordinadora del Doctorado en Ciencias Económico Administrativas de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Una perspectiva teórica de la cultura
organizacional
En términos generales, la cultura se distingue
por su tradición y se define como “aquello del
pasado que persiste en el presente, donde lo
trasmite y donde permanece activo; es aceptado
por quienes lo reciben y a su vez lo trasmiten de
generación en generación” (Puillon, en Warnier,
2002, p. 12).
El término cultura se entiende como una unidad social de cualquier tamaño, que haya asimilado y estabilizado una visión de sí misma y
de su ambiente. Por ejemplo, las civilizaciones,
vistas como la cultura oriental y occidental; y, en
un siguiente nivel se ubican los países con identidad étnica, lo que permite hablar de cultura
nacional. Así pueden identificarse grupos que
han desarrollado sus propias subculturas (Lessem, 1990).
Pueden señalarse diferentes formas de cultura, sin embargo, la que nos atañe es la que se
refiere a la cultura organizacional. Al respecto,
Mintzberg (1998) propone que la cultura puede
ser espontánea, ya que se manifiesta sin que la
organización trate de recurrir conscientemente
a la ideología para enmarcar las doctrinas que
deben asimilar sus miembros. Para Jamil (1998),
cuando en una organización todos comparten
los mismos valores y normas, existe una cultura
organizacional, su función es dictar un comportamiento normativo, esto quiere decir, lo que
debe ser.
Entonces la cultura organizacional se define:
como un sistema de símbolos compartidos y dotados de sentido, que surgen de la historia y de la
gestión de la compañía, de su contexto sociocultural y de factores contingentes (tecnología, tipo
de industria, etc.), pero formada por el proceso de
atribución colectiva de sentido a flujos continuos
de acciones y reacciones. Estos símbolos importantes se expresan con mitos, ideologías y principios
y se traducen en numerosos fenómenos culturales:
ritos, ceremonias, hábitos; glosarios, léxicos, abreviaciones, metáforas y lemas; epopeyas, cuentos
y leyendas; arquitectura, emblemas, etc. (Allaire y
Firsirotu, en Abravanel, 1992, p. 45).
Para Abravanel (1992) los símbolos son portadores de sentido, con ellos se definen las cosas,
se establece el contexto y la forma. Son útiles
para crear la identidad individual y de grupo
incorporando símbolos y códigos en las historias, relatos, leyendas y mitos; incitando a las
personas a adherir valores y acciones. Algunos
fenómenos culturales se expresan en los ritos y
las ceremonias. Los primeros son una forma de
adoración organizacional que se distingue por su
aspecto litúrgico, representacional, purificador
y que alienta la identidad del grupo; mientras
que las ceremonias, como acontecimientos colectivos, facilitan la expresión emotiva, de cierta
forma son actitudes primitivas y místicas que
concentran la emoción en el instante presente
y que tiene característica de ritual; a través de
ellas el individuo siente realizado su prestigio al
reforzar la identidad.
Mintzberg (1998) destaca la importancia del
desarrollo de la ideología en la cultura de la organización, para él, es el significado de un sistema rico en valores y creencias acerca de una
organización, la cual comparten sus miembros
y es lo que la distingue de otras organizaciones. Considera que cuando una organización
se funda, ésta se identifica por su misión, congregando a un grupo de personas para cumplirla, por lo que en el grupo se tiene la sensación
de haberse unido para generar algo inusual y
atractivo. Cuando la organización se establece,
la ideología se fortalece con historias –en ocasiones denominadas mitos– que se desarrollan
gradualmente alrededor de eventos importantes
de su pasado, fortaleciendo los sentimientos de
grupo. La ideología identifica al individuo con
la organización, la misma se fortalece cuando se
ejerce una decidida influencia en la conducta de
los integrantes, en ese momento la lealtad es
particularmente fuerte.
El contexto legal, político y social de
las cooperativas de ahorro y préstamo
Con el nacimiento de las cajas populares se
combatió frontalmente la usura, que agobiaba al
pueblo, en los albores de la fundación del movimiento. Fue el 12 de octubre de 1951 la fecha
oficial de fundación de este tipo de organizaciones, cuyos fundadores del Secretariado Social
–sacerdotes católicos– crearon una forma organizacional, que tenía como objetivo fundamental atenuar las necesidades del pueblo haciendo
accesible el crédito y fomentando la cultura del
ahorro.
En esa época, el presidente de México era
Miguel Alemán, quien estaba por concluir su
mandato; el país era objeto de grandes trasformaciones, la mayor parte del territorio podía
comunicarse por vía terrestre, el acceso a la
educación se había incrementado, inclusive en
la formación universitaria, la mujer por primera
vez tenía acceso al voto. A pesar del incipiente
desarrollo industrial, el crecimiento económico
era desigual, pues se calculaba que 10 por ciento
de la población más rica concentraba poco menos de la mitad de la riqueza, lo que generaba
grandes desventajas sociales, que se agudizaban
por protestas de maltrato laboral en el sector minero (Aboites, en Lara, 2011).
Para estructurar el movimiento de cajas populares, en principio, el proceso de integración
propuesto consideró la asociación de individuos
de la clase trabajadora, para luego buscar una figura jurídica que legitimara sus actividades; se
pensó en la figura de asociación civil y cooperativa, considerando que esta última era la que mejor se adecuaba a las actividades que se llevarían
a cabo, pero se encontró que las actividades financieras de ahorro y crédito estaban reservadas
para instituciones financieras autorizadas.
Desafortunadamente, para las cajas populares
no se encontró un espacio jurídico de actuación,
decidiendo que en lo sucesivo se efectuarían acciones tendientes a conseguir la legislación idónea para esta nueva forma organizacional. Fue
así que se inició el funcionamiento de las cajas
populares, las que como actividad preponderante, fomentaron el ahorro y el crédito a tasas
accesibles, sustentadas exclusivamente en normatividades internas.
Con el paso del tiempo, se crearon mecanismos que permitieron la supervivencia de las
organizaciones, ante la carencia de una regulación que legitimara su actividad financiera. Se
construyeron estructuras de tipo jerárquico y un
sistema que integró una confederación, federaciones regionales y cajas populares; también se
crearon estatutos, reglamentos y manuales; se incorporaron principios y valores; se recrearon las
historias, ceremonias y ritos, que enriquecieron
la incipiente cultura organizacional.
Debe señalarse que fueron tres décadas en
las que tales organizaciones desarrollaron sus
actividades sin regulación alguna. Fue en 1986
cuando se logró la primera legislación local en el
estado de Querétaro, y en el ámbito federal fue
en 1991 cuando se incluyó a las sociedades de
ahorro y préstamo en la Ley General de Organizaciones y Actividades Auxiliares del Crédito,
como un intento fallido para regular a las cajas
populares. En 1994, se incluyó en la Ley General de Sociedades Cooperativas la actividad
preponderante o complementaria de ahorro y
préstamo, en las cooperativas de consumo; luego
se publicó la Ley de Ahorro y Crédito Popular,
como un esfuerzo para supervisar las actividades
del sector y se reformó la Ley General de Socie-
dades Cooperativas, reconociendo a las cooperativas de ahorro y préstamo; finalmente, en 2009
se publicó la Ley para Regular las Actividades de
las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo (Lara, 2010).
La cultura organizacional en las
cooperativas de ahorro y préstamo
En las cooperativas de ahorro y préstamo, los
símbolos compartidos que conforman la cultura
organizacional han provenido del contexto sociocultural, los factores contingentes –como la
ausencia de regulación–, y la gestión en las
organizaciones –cooperativas, federaciones y
confederaciones.
Las cooperativas, como se les denominó en los
albores de su fundación, construyeron su cultura
a partir de las necesidades comunes, pretendiendo solucionar o por lo menos atenuar la problemática que resultaba de vivir en condiciones de
pobreza. La historia que se entretejió a través del
tiempo fue un importante elemento que cohesionó a los cooperativistas, fortaleciendo su identidad y creando el compromiso de procurar el bien
común entre los asociados. Con las historias, la
organización exteriorizó lo que le preocupaba a
los dirigentes, con ellas se persuadió y se proporcionaron las guías de acción a los seguidores.
Como base ideológica del movimiento destaca la historia de su fundación, que rescata su
origen de las cajas populares quebequenses. Desde su inicio, las cajas populares estuvieron íntimamente ligadas con la Iglesia católica, pues su
creación se debió a las acciones ejecutadas desde
el Secretariado Social Mexicano, cuyo director
era el padre Pedro Velásquez, considerado también como el fundador del movimiento.
Para la creación de las cooperativas se pensó
en la educación como el punto de partida, pero
no era suficiente, pues se requerían estrategias
como el ahorro y el crédito, para librar al pueblo
del agio que los hundía cada vez más en sus condiciones de pobreza. No obstante, las vicisitudes
que se vivieron por el contexto sociocultural y la
ausencia de legislación, las cooperativas de ahorro y préstamo se diseminaron rápidamente por
todo el territorio nacional, creando sus propias
reglas para su funcionamiento. Por ejemplo, en
1952 se publicaron los primeros estatutos para
cajas populares, el libro Métodos de Educación
Popular y se tradujo del francés el libro de Felipe
Blais, Iniciación cooperativa.
Para la gestión de las cooperativas se crearon
en principio las Comisiones de Educación y Vi-
La cultura organizacional es uno de los pilares
fundamentales para apoyar a todas aquellas instituciones
que quieren hacerse competitivas. © Latinstock.
gilancia (crev), luego las federaciones estatales,
para después dividir el territorio nacional y establecer las federaciones regionales y constituir
la Confederación Mexicana de Cajas Populares.
Con las cajas, las federaciones y la confederación, se estructuró el movimiento, para el que se
formularon manuales administrativos y de vigilancia, así como guías contables.
Reforzando la identidad y mística del movimiento, se generaron las primeras manifestaciones del sistema simbólico, que se expresaron a
través de los mitos, la ideología, los principios y
valores. Lo que puede ser observables a través de
diversos fenómenos culturales como los ritos, las
ceremonias, los lemas y los emblemas (Tabla 1).
Efectivamente, los ritos que se practicaron
desde la fundación de las cajas populares y que
en algunas de las cooperativas de ahorro y préstamo se continúan realizando, tienen que ver
con la tradición católica de sus fundadores. Por
ejemplo, se recitan las oraciones para dar inicio y
concluir las reuniones de los diferentes consejos
directivos y con motivo de las asambleas; también se entona el Himno Nacional y el creado
por los fundadores para las cajas populares.
Con las ceremonias se exalta el sentimiento
individual de prestigio y se refuerza el sentimien-
Los motivos y formas del cooperativismo en México
to de pertenencia a un grupo. Los eventos más
comunes que pueden ser considerados como ceremonias son las asambleas de socios y reuniones
de los consejos directivos, que se celebran con
la finalidad de informar sobre la gestión de la
cooperativa y tomar las decisiones que regirán
su vida organizacional. Es ahí donde se llevan a
cabo los ritos más significativos de las cooperativa, pero además se incorporan otros como los
reconocimientos a los fundadores, los premios
a los socios y en ocasiones se reconoce la permanencia de los directivos en labores destacadas.
El lema que por muchos años distinguió a
las cajas populares: “Por un capital en manos del
pueblo”, actualmente ya no es utilizado, dando
paso a nuevos que involucran expresiones como
“seguridad, capital, cooperativa financiera, confianza”, las que están más vinculadas a los nuevos
retos que enfrentan las cooperativas con la aplicación de la legislación y otras normatividades
financieras.
En lo que se refiere a los emblemas, los fundadores concibieron un logotipo que se identificara con el pueblo mexicano, el que actualmente
es escasamente utilizado. No obstante, como
parte de los ritos se utilizan emblemas, como la
bandera nacional y la bandera de la cooperación
internacional. No debe ignorarse que los principios y valores cooperativos se encuentran en
el centro de la identidad cooperativa, pues su
práctica debe ser perceptible en el diario actuar
de sus miembros.
Con el paso del tiempo, la cultura se ha modificado en las cooperativas de ahorro y préstamo, entre otras razones por la publicación de la
regulación financiera, que en su momento no
fue aceptada por la totalidad de las organizaciones integrantes del sector. No obstante, con la
publicación de la Ley de Ahorro y Crédito Popular se introdujo a las cooperativas un lenguaje
financiero y jurídico, más acorde a los tiempos
que se esperaban con la institucionalización del
sector.
Hoy en día, las cooperativas de ahorro y préstamo han transformado su dinámica organizacional, sus formas estructurales, estilos de liderazgo
y, en general, sus mecanismos de gestión; todo
ello no ha sido ajeno a la cultura, la que paulatinamente ha ido cambiando como consecuencia
Tabla 1. Sistema simbólico en las cooperativas de ahorro y préstamo
Fenómenos culturales
Forma de manifestación
Ritos
Oraciones
Inicial y final con motivo de la celebración de juntas y asambleas
Himnos
Nacional
De las Cajas Populares
Ceremonias
Asamblea general ordinaria
Juntas periódicas
Consejo de administración
Consejo de vigilancia
Comité de crédito
Reconocimientos a fundadores
Lemas
Lema: Por un capital en manos del pueblo
Emblemas
Logotipos:
Dos pinos (símbolo internacional del cooperativismo)
El indio con su alcancía (símbolo de las cajas populares en México)
Banderas:
De la cooperación internacional
Bandera nacional
Principios y valores de la cooperación (preceptos que deben ser visibles para los
cooperativistas)
Fuente: elaboración propia.
de nuevos factores ambientales como: la regulación, la incorporación de nuevos actores en un
mercado financiero históricamente olvidado y el
enfoque netamente financiero de algunas cooperativas. Definitivamente el sector se ha venido
enfrentando a nuevos retos, pero en esta dinámica de cambios, sus dirigentes no deben olvidar
que las cooperativas de ahorro y préstamo fueron
creadas para proporcionar financiamiento a bajo
costo a los sectores desprotegidos de la sociedad
y que en la base de su cultura se encuentran los
principios y valores de la cooperación.
Referencias bibliográficas
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Editores, 1992.
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Oxford University Press, 1997.
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comprender la administración pública en distintas
culturas”, en Gestión y Política Pública, vol. VII,
núm. 1, primer semestre, 1998.
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México, Prentice- Hall, 1998.
Warnier, J.P., La Mundialización de la Cultura, Serie
Cultura, Madrid, Gedisa, 2002.
prácticamente es una organización de hombres, mientras que amucss y Fedecoop tienen
una composición mixta, aunque las mujeres
han conquistando una participación mayor.
Sedac y la Cooperativa Ya Munts’I Béñha, en
cambio, están formadas de mujeres rurales.
Si ponemos atención a las experiencias desde
una perspectiva local-nacional, en un extremo
encontramos a anec, que no sólo tiene una cobertura nacional, sino que ha establecido alianzas con organizaciones internacionales. En el
otro extremo están Sedac e Idear, con fuerte
incidencia microregional y con una metodología generada localmente, a partir del acierto y
error. Los microbancos de amucss también tienen incidencia microregional, pero se distancia
de Sedac desde otro punto de vista, pues ha
recibido diversas influencias internacionales
en la gestión y desarrollo de su modelo.23
Asimismo, y como complemento de estas experiencias, en la entrevista realizada a Alfonso
Alfonso Castillo Sánchez Mejorada, “II. Mapa de Incidencia de prácticas centrado en la segunda fase del
ciclo económico: Las finanzas sociales y la comercialización. Introducción”, en Rafael Reygadas Robles Gil y
Carlos Zarco Mera (coordinadores), Finanzas sociales
y Comercialización. Experiencias de desarrollo local
en México, México, ceaal, 2005.
23
Castillo Sánchez, de la cooperativa Cosechando Juntos lo Sembrado en Tequisquiapan,
Querétaro, dijo:
Esta organización tiene varias fases. Legalmente se constituyó en 1989 como fruto del
trabajo que venía realizando la Unión de Esfuerzos para el Campo (Udec), que inició en
1983 y después de cinco años de trabajo
surgió nuestra cooperativa, pero en aquella
época no fue una cooperativa, sino una sociedad de solidaridad social conocida como
Unión Regional de Apoyo Campesino (urac).
Esta sociedad de solidaridad social fue la que
los socios fueron conociendo y todo mundo se
siente socio de urac, y con motivo de la Ley
de Ahorro y Crédito Popular, urac se transformó en una cooperativa, pero fuimos obligados
a cambiar de nombre y desde 2007 se llama
Cosechando Juntos lo Sembrado. Aunque con
este nuevo nombre tiene cinco años. En realidad, la cooperativa tiene 22 años de existencia
y el trabajo de organización y educación rural y
desarrollo comunitario tiene ya 29 años […]
Se inició con diez personas y gradualmente
fue creciendo. Hoy, son 28 mil socios ubicados
en 71 comunidades rurales.
Esta sociedad sólo admite personas de las
comunidades rurales. Es decir, la gente de Tequisquiapan no participa,
XV Aniversario de la Asociación Nacional de
Empresas Comercializadoras de Productores
del Campo. Defienden la agricultura campesina
y construyen la soberanía alimentaria. En 2007
lanzaron una campaña: ¡Sin Maíz no hay País,
sin frijol tampoco!, vigente hasta la fecha.
© anec.
Por un campo con campesinos. Es una visón de
la vida en el campo mexicano, a través del punto
de vista de varios campesinos y miembros de la
anec. © anec.
91
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
Los motivos y formas del cooperativismo en México
Otra de las experiencias de formación de capital social y desarrollo local es la que cuenta
Álvaro Aguilar, de la cooperativa Tosepan Titataniske, que surgió como una actividad de
fomento económico institucional donde la acción colectiva y los valores de participación social se adoptaron a su experiencia comunitaria
y se formaron cooperativas.
El origen del movimiento cooperativista en la
zona (1977) fue un programa gubernamental,
que terminaron porque no era la intención la
cooperativa.
Explica que se solicitó al Colegio de Postgraduados de la Universidad de Chapingo que
proporcionaran asistencia técnica a los campesinos para que aumentaran su producción.
“Los técnicos hacían ese trabajo pero la gente
no les hacía caso”, pues decían:
aunque sean ejidatarios ni en las cabeceras
municipales porque la cooperativa está orientada a atender a las comunidades rurales sólo
del estado de Querétaro y en un radio de acción que no supere los 60 kilómetros de distancia de nuestra sede, porque la dinámica de
organización de la cooperativa exige una fuerte dosis de participación, así que entre más
retiradas están las comunidades más difícil es
el acceso a una participación activa e intensa.
Explica que la cooperativa fue el resultado de
la organización campesina. Los trabajos anteriores investigaron la región para conocer la
forma de vida.
Cómo vive la gente, en qué trabaja; una especie de investigación antropológica y sociológica para comprender la forma de vida de
la gente. Se iniciaron con actividades de carácter educativo como primaria y secundaria
abiertas, promoción de huertos familiares o
de equipos de salud, y poco a poco, después de
dos años, descubrimos que la necesidad que
todo mundo tiene y es la menos excluyente
de todas es el ahorro. Y con esta convicción
empezamos a construir una organización microfinanciera con base en el ahorro.24
Entrevista a Alfonso Castillo Sánchez, director
general de Cosechando Juntos lo Sembrado.
© cjs.
Arriba: Actividades recreativas para reafimar los
principios cooperativos entre los miembros de
Cosechando Juntos lo Sembrado. © cjs.
92
Alfonso Castillo Sánchez Mejorada. Entrevista con
GM Editores, Tequisquiapan, Qro., junio de 2012.
24
tú me pides que aumente la producción y hay
que invertir dinero, no lo tengo; pero además
cuando hay mucha cosecha los coyotes me
pagan barato. Si tú me pides que aumente la
producción es como ponerme la soga al cuello.
Así, informa que los técnicos contestaron:
cambiemos de estrategia, ¿qué quieren que
hagamos juntos para ayudarles? A nosotros
nos paga un programa de gobierno para ayudarles, no les interesa lo que nosotros decimos, dígannos.
Y la gente dijo: “necesitamos que la azúcar la
consigamos más barata porque nosotros tomamos diario café y la azúcar está muy cara”.
Álvaro Aguilar indica que ésa fue la situación que originó el cooperativismo.
Los técnicos dijeron órale, “vamos entrándole
juntos, pero no hay dinero, hay que traer azúcar
de Zacapoaxtla para acá”. Cada quien cooperó
con 20, 30 o 50 pesos para traer varios bultos
y les saliera más barato. Y se empezaron a decir cooperativistas, porque cooperaron, nadie
sabía de cooperativismo ni los técnicos ni los
iniciadores de la cooperativa. Fue algo impensado. La intención del programa, de dar asistencia técnica para aumentar la producción, se
tuvo que hacer a un lado.
La razón por la que el gobierno pidió el apoyo
de los técnicos fue al notar que en la región
había brotes de violencia, invasiones de tierra,
inconformidades, porque muchos terrenos se
estaban convirtiendo en potreros, y la gente no
tenía donde sembrar.
ción de café y piña, pero a los productores les
interesaba el azúcar más barata. Durante tres
años los técnicos insistieron y la gente no los
aceptaba.
Empezó a haber movilizaciones inquietas y la
gente a decir: “si esos terrenos eran de mis
abuelos y éste me los quitó porque no le pago
el préstamo, o me lo rentaba y ahora me dice
que ya no puedo, porque empezó a meter ganado” […] la gente estaba tentada a invadir
terrenos.
Y se empezaron a decir
cooperativistas, porque
cooperaron, nadie sabía
de cooperativismo ni los
técnicos ni los iniciadores
de la cooperativa. Fue algo
impensado
Álvaro Aguilar
En el momento en que dicen: “díganos que
quieren y lo hacemos juntos”, prendió esto.
Empezaron tres pueblos, luego 12 y al año siguiente eran 27. Después dijeron, “además de
la azúcar va a ser esto y esto” y así empezaron
a surgir más cooperativas.25
El gobierno intervino y dijo:
cuidado, porque hay un foco rojo ahí, entonces
mandamos un programa técnico y recursos
para invertir en la zona. Tienen terrenos que
produzcan, y entonces ahí van los técnicos […]
con esa intención llegó el programa aquí, bajo
la encomienda de lo que hoy es Sagarpa, pero
ésta se lo pidió al Colegio de Postgraduados.
Yo llegué contratado por el Colegio de Postgraduados.
De esta manera, explica que ellos decidieron
la semilla de la organización campesina que
está en todas partes. “La cuestión es encontrar qué es lo que va a prender esa mecha”. Y
dice que en este lugar se originó a partir de un
programa gubernamental que no promovía el
cooperativismo, sino el aumento de la produc-
Los valores y principios
cooperativistas en la legislación
mexicana
Los cooperativistas entrevistados destacan
el apoyo mutuo como uno de los valores más
importantes, así como el vínculo estrecho con
las raíces y costumbres indígenas. Y, también,
explican cómo es que, particularmente, en el
medio rural, la organización cooperativa nace
muchas veces y se articula después con el
apoyo de la comunidad y el desarrollo local.
Entre los principios importantes que mencionaron fue el de libre adhesión.
Entrevista con GM Editores, julio de 2012.
25
Fachada del beneficio cafetalero de la
Cooperativa Tosepan Titataniske en Cuetzalan,
Puebla. © Christa Cowrie.
93
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
Los motivos y formas del cooperativismo en México
Sin embargo, los demás valores y principios
también son importantes y la mayoría de las
veces actúan en conjunto. Así, nos dice don
Florencio Eguía Villaseñor:
Lo más importante es la
doctrina cooperativa,
la esencia cooperativa
La filosofía del cooperativismo nos ha desarrollado, si nos desarrollaba cuando no teníamos ley, existíamos cuando no teníamos ley;
va a usted a ver cómo fue desarrollándose
el movimiento cooperativo, por lo menos los
primeros 30, 40 años. La filosofía cooperativa sí nos ha movido mucho. La filosofía
cooperativa, la doctrina cooperativa, no la ley
cooperativa, ésa es otra cosa muy aparte. La
ley de cooperativas, para algunas personas,
es lo más importante, para nosotros no; lo
más importante es la doctrina cooperativa,
la esencia cooperativa. Eso es lo que nos ha
servido, por tanto, ¿cuál principio del cooperativismo en concreto? Pues la adhesión voluntaria abierta.26
Florencio Eguía Villaseñor
Al respecto, José Manuel Cruz Contreras, de
Caja Popular Cerano, dice:
94
larmente los administradores y consejeros,
entendiéramos que la cooperativa tenía que
generar excedentes, porque antes era un pecado, se decía que si es una institución sin fines de lucro, por qué iba a generar utilidades,
todo lo que entraba salía, y cuando veíamos
que teníamos excedentes, ya bajábamos las
tasas de interés de los socios o subíamos
la tasa de interés de los ahorros para no salir
con excedentes, porque al final no era bien
visto, se pensaba que traicionabas a tu esencia, así que después, ese fue otro aprendizaje
a raíz de la regulación, cuando ya se mide el
rendimiento de tus activos y que tu excedente
ya juega en otros indicadores para ver qué tan
fuerte estás.
A su vez, Álvaro Aguilar, de la cooperativa Tosepan Tomin, informa:
Todos los principios del cooperativismo nos
han permitido darle fuerza a la organización.
El de libre adhesión se ha estado trabajando
desde antes que fuera cooperativa y permanece, quien ingresa se puede salir en cualquier
momento. Nuestras salidas de socios es mínima, no llega al uno por ciento cada año los
que se retiran, pero está abierto ese principio
y se practica.28
Respecto de los principios o valores cooperativistas más difíciles de comprender o aplicar,
María Sanjuanita Garza Benítez, de la Caja
San Nicolás Cooperativa Financiera, indica:
Pues creo que hablar de los principios cooperativos es un tema complejo. En realidad todos
los principios son muy importantes, no quisiera
Panorámica del centro de Cuetzalan durante el
ritual del volador. © Christa Cowrie.
Miembros de la Cooperativa Tosepán
caminando por la terrenos abruptos de
Cuetzalan, Puebla. © Christa Cowrie.
darle un peso mayor a uno, porque en realidad si nos vamos a la conceptualización de los
principios, cada uno tiene su razón de ser, y
si me preguntas cuál, yo diría, vamos partiendo del primero que es la adhesión voluntaria y
abierta.27
A lo mejor el principio que habla de la redistribución de los excedentes. Se menciona que
cada socio tiene derecho a recibir de acuerdo a su aportación en trabajos y tiempos a la
organización. Pero nosotros no consideramos
ese aspecto, porque para la Tosepantomin todos los socios son iguales, tienen los mismos
derechos y obligaciones y no se lleva una contabilidad de qué tanto participan unos y otros.
Informa que respecto de la distribución de los
excedentes, lo realizan en forma comunitaria.
Continúa diciendo que eso fue un reto, “cuando se generaron resultados, vimos que lo que
teníamos que hacer era repartírnoslos” y explica que la ley lo consideraba, pero debido a que
las cajas son masivas,
el número se ve muy bonito junto, pero cuando
lo divides entre miles de socios se convierte en
un poquito, así que hubo que hacer también un
trabajo educativo para sensibilizar a la gente y
ver cómo se canalizaba.29
El reparto de excedentes, primero porque fue
todo un reto lograr que los socios, y particu-
Entrevista con GM Editores, julio de 2012.
Entrevista con GM Editores, julio de 2012.
Álvaro Aguilar, de la cooperativa Tosepan Tomin, ante la misma situación, coincide sobre
las dificultades de este principio:
No repartimos excedentes socio por socio,
sino que una parte de los excedentes se destinan a obras sociales y se entregan a cada
comunidad para que los socios decidan qué
hacer con sus recursos.30
Sin embargo, el profesor Florencio Eguía Villaseñor dice:
¿A nosotros cuál principio del cooperativismo
es el que más trabajo nos ha costado? El de
27
Entrevista con GM Editores, julio de 2012.
26
28
Entrevista con GM Editores, julio de 2012.
29
Entrevista con GM Editores, julio de 2012.
30
Asamblea de miembros de la Caja Popular
Cerano. © cpc.
Primeras asambleas de socios de la Caja San
Nicolás. © csn.
95
Cooperativismo y cultura organizacional
José Ernesto Guzmán Gómez*
Celebrar el Año Internacional de las Cooperativas 2012 únicamente con eventos plagados de
pirotecnia verbal, autocomplacencia y anécdotas personales no es malo, pero sí resultará un
ejercicio estéril para “construir un mundo mejor”. Sería más productivo sistematizar el método
autocrítico que, aunque resulte doloroso o hiera
susceptibilidades, nos encaminaría a la detección de nuestras debilidades, fortalezas y oportunidades de desarrollo. A partir del diagnóstico
objetivo y conciencia plena de la realidad, podemos definir y desplegar estrategias eficaces que
posibiliten mayor impacto económico y social
del cooperativismo en México.
En esa tesitura, debemos reconocer que el sistema cooperativo, en general, no se ha desarrollado
satisfactoriamente en México. Por ello, su impacto en el producto interno bruto o en la generación
de empleos es muy discreto, en comparación con
otros países latinoamericanos y europeos.
¿Cuáles son las causas del débil impacto del
cooperativismo en la economía del país? Se
pueden destacar, entre otras, el paternalismo
gubernamental al que fue sometido con una
legislación que prevaleció intacta durante 58
años (1938-1994) y un sistema político en el
que predominaba el control corporativista de las
organizaciones integrantes del sector social de la
economía. Aúnese a lo anterior, la degeneración
que ha tenido el término cooperativa, utilizado
discrecionalmente por particulares en presuntas cooperativas que operan dentro de escuelas
o empresas, sin dejar de denunciar las que son
simples simulaciones jurídicas.
El sector cooperativo de ahorro y préstamo
– representado por el movimiento histórico de
las cajas populares, y sobre el que vamos a centrar nuestro ensayo– nos da pauta para ser más
optimistas, porque ha crecido ostensiblemente
en los últimos 30 años, tanto en activos, penetración en el mercado de servicios financieros y
cultura empresarial.
Podemos deducir que este impulso del sector
cooperativo financiero es producto del aprendizaje intensivo al que ha sido sometido por tres factores condicionantes de su cultura organizacional:
1. La autosuficiencia financiera con la que,
en general, tradicionalmente ha operado. Salvo excepciones, no se mantiene
del subsidio gubernamental o del financiamiento bancario, que suele derivar en
dependencia económica y debilita la autonomía cooperativa.
2. El ingreso de agresivos competidores a su
mercado natural, que hace 15 o 20 años
se consideraba infranqueable.
3. Las crisis sistémicas que ha padecido
por simuladores y personas de buena fe,
pero incapaces para administrar recursos
ajenos. Sin menoscabo de su naturaleza
distinta, tanto perversos como nobles han
provocado el mismo daño: defraudar a
quienes les confían su dinero.
En este último caso, se han gastado grandes dosis de energía institucional en el propósito de
diferenciar las cooperativas buenas de las malas.
El ejercicio de diferenciación ha valido la pena,
aunque está inconcluso. La regularización plena
del sector representará un enorme valor agregado en ese propósito.
Sin embargo, aún falta mucho por avanzar. Pese
a su crecimiento y a que se ha venido consolidando una cultura organizacional más empresarial, el
sector cooperativo financiero refleja un panorama policromo, es decir, de matices variados. Las
condiciones financieras, operativas, tecnológicas y
competitivas entre las cooperativas financieras son
muy desiguales, lo cual manifiesta que la cultura
organizacional subyacente también es distinta entre los distintos segmentos que lo conforman.
Por lo anterior, pretendemos concientizar sobre el poder de la cultura organizacional, ya que
es el factor clave de diferenciación de las empresas, causa de su éxito o fracaso y fuente de inspiración estratégica de sus dirigentes.
Definición
La cultura es la manera tradicional de hacer
las cosas en una sociedad. Se manifiesta en las
creencias, hábitos, valores, actitudes, tradiciones
y formas de convivencia entre los miembros de
una sociedad.
Por lo tanto, definimos la cultura organizacional como: el conjunto de creencias, expectativas,
valores y principios fundamentales que comparten los miembros de una organización. Esta base
ideológica produce normas de conducta que inciden poderosamente en el ser y hacer de los
individuos de la organización y la diferencian de
otras.
En todas las organizaciones cohabitan un sinnúmero de subculturas. Sin embargo, lo importante es que la cultura institucional prevalezca
sobre aquéllas. Por lo tanto, el liderazgo juega un
papel fundamental para implantar y vivificar la
cultura pretendida pues, si el liderazgo es débil,
prevalecerá un ambiente de anarquía y vendrá el
declive de la empresa cooperativa.
Fuentes
La cultura organizacional de una cooperativa
va adquiriendo forma y fondo con varios elementos. Inicia con los ideales de los fundadores de la organización, los cuales, obviamente,
se fundamentan en los principios y valores del
cooperativismo o en modelos exitosos referen-
Fuentes de la cultura organizacional
Ideal de los
fundadores
Innovación
de liderazgos
sinergéticos
Estrategias y políticas
organizacionales
* Ex Director de Estrategia Corporativa en Unisap.
¿Qué es y para qué sirve la cultura
organizacional?
Cultura
organizacional
Legislación y
regularización
Señales del entorno
y competencia
ciales. Además, deberá adaptar sus prácticas al
marco legal y regulatorio, así como ser sensible a las señales del entorno, particularmente
las que emiten los competidores directos. Con
todo ese conocimiento, se definen estrategias y
políticas que regirán a la cooperativa, pero como
las mismas no son estáticas, generalmente se retroalimentan con la participación activa de los
liderazgos que generan sinergia.
¿La cultura organizacional de una empresa
está condicionada por la cultura predominante
en el país? Es obvio que sí, pudiéndose transculturizar usos y costumbres de la empresa familiar
(como el nepotismo) o el individualismo ancestral del mexicano (manifestado en la incapacidad para trabajar en equipo o el rechazo a una
fusión). En este último caso –y particularmente
en algunas regiones– a veces pareciera que “ahí
donde se reúnen dos cooperativistas, hay tres
formas distintas de pensar”.
Funciones
La cultura organizacional desarrolla funciones estratégicas al exterior de las empresas cooperativas
ya que, como lo hemos enfatizado, deben afrontar una fuerte competencia y fortalecer sus atractivos competitivos si aspira a seguir creciendo.
De igual modo, la cultura organizacional incide significativamente al interior de la cooperativa financiera. Eso se puede demostrar con un
solo caso: a medida que la empresa cooperativa
crece, se contratan más empleados, los tramos
de control se vuelven más extensos, los niveles
jerárquicos aumentan, se conforman equipos de
trabajo interdisciplinarios y se facultan o delegan
atribuciones a los colaboradores. La comprensión e implantación de una cultura organizacional se vuelve una necesidad, ya que les da a los
consejeros, gerentes y empleados los significados
compartidos (cultura dominante) que garantizan que todos se orienten en la misma dirección.
La cultura organizacional tiene seis funciones
trascendentes:
1. Creadora de identidad organizacional. La
cooperativa se distingue de los demás
agentes participantes en el mercado financiero.
2. Motivadora de una visión institucional. La
cooperativa establece objetivos y estrategias de acción que la impulsan a su transcendencia.
3. Productora de sinergias. La cooperativa integra y orienta hacia una visión unívoca
a consejeros, empleados, departamentos
y sucursales. Los intereses particulares se
someten al interés general. Al existir una
alineación de intereses y compromisos
(en la cual todos estarán enfocados) se
propicia una sinergia que derivará en mayor valor agregado y productividad.
4. Inspiradora de normas, estrategias y decisiones. La cooperativa tiene respuestas
proactivas y eficaces ante las señales del
entorno, ya sean regulatorias, competitivas o socioeconómicas. Sus respuestas
también son rápidas y efectivas si se detecta mala gestión, conflicto interno o no
observancia de la propia cultura organizacional.
5. Reguladora del comportamiento humano.
La cooperativa cuenta con consejeros,
gerentes y empleados que conocen, respetan y practican permanentemente los
elementos de la cultura organizacional.
Incide en su comportamiento, actitudes,
posturas, desempeño profesional y decisiones.
6. Generadora de resultados de gestión. La
cooperativa logra sinergias y comportamientos que repercuten en resultados
positivos de gestión empresarial, gobernabilidad, calidad del servicio e imagen
pública, así como en la fidelización de sus
asociados.
2. De nada servirán los llamados que una
federación realice a sus cooperativas afiliadas para exigir buena gestión gerencial,
gobierno eficaz y servicio de calidad para
el asociado, cuando ella misma (la federación) carece de esas virtudes y del liderazgo para adquirirlas.
Además, la incidencia de la cultura organizacional es significativa para regular las percepciones que tengan los usuarios de sus servicios y la
clientela potencial. Algunos creen que la ineficiencia o la violación a normas éticas y jurídicas
no trascienden las paredes de la organización,
pero se ha demostrado, una y otra vez, que los
propios asociados castigan la desatención a los
valores que son consustanciales a la cultura organizacional de las cooperativas. Y si ellos no lo
hacen, lo harán los socios potenciales, negándose a adherirse o buscando otra alternativa más
confiable.
Esa relación entre teoría y práctica de la cultura organizacional con la imagen pública de la
cooperativa se ilustra gráficamente:
Imagen y
reputación
Teoría, práctica e imagen
La cultura organizacional es teoría y se puede
decir que es la ideología la que mueve a una organización. Es ideología vital, porque inspira la
decisión e impulsa a la acción. Comienza con
conceptos pero debe concluir en resultados. Proyecta al cooperativismo, pero traducido en servicios de calidad, soluciones económicas y obras
sociales que implican pragmatismo y aspiraciones de trascendencia.
Según la teoría clásica, la imagen corporativa
tiene dos dimensiones: visual y cultural. Ambas
deben tener plena empatía, porque detrás de una
marca, un logotipo o una campaña de posicionamiento de imagen deben estar las evidencias
de que se practican los principios y valores que le
confieren identidad. Esa congruencia es clave para
el éxito o fracaso de una organización. Del sector
cooperativo financiero pongamos dos ejemplos
de incongruencia entre ambas dimensiones:
1. De nada servirán las campañas publicitarias para el posicionamiento de imagen de
una cooperativa si su gestión proyecta ineficiencia e inseguridad financiera por la
falta de liquidez, lo cual la orilla a negar
retiros de ahorros o la entrega oportuna
de préstamos.
Cultura
Teoría
(conceptos)
Práctica
(acciones y
resultados)
Componentes de la cultura
organizacional
Identidad cooperativa y cultura
organizacional
Para definir la cultura organizacional de una
cooperativa auténtica se cuenta con la Declaración de Identidad Cooperativa instaurada por
la aci en 1995. Es una valiosa base de referencia que debe imbricarse y complementarse con
usos, costumbres, normas jurídicas y principios
éticos particulares de la actividad económica que
desarrolla cada empresa cooperativa, así como
considerar su problemática y aspiraciones particulares.
Podemos concluir que la Declaración de
Identidad Cooperativa, conformada por una
definición universal de cooperativa, siete principios y diez valores institucionales y personales,
representa el núcleo de la cultura organizacional, con la condición de que no se le considere
doctrina cooperativa, porque no es dogma, sino
fuente de estrategias, acciones y resultados.
Componentes de la cultura organizacional
Los componentes de la cultura organizacional
son fundamentalmente cuatro, los cuales se
muestran gráficamente:
Oraciones a Dios al inicio de cada junta
y asamblea.
Mensaje mensual de formación humana
y difusión de la cultura organizacional.
Evento de reconocimiento público del
consejero y empleado del año.
Conmemoración del día de las cooperativas de ahorro y crédito.
La fuerza de los valores
Misión
y visión
Valores
Cultura
organizacional
Principios
organizacionales
Protocolos
o rituales
Cada uno de estos componentes se define en
forma enunciativa:
Misión. Razón de ser de la empresa; descripción
de la actividad económica y el ámbito de acción en el cual se desarrolla.
Visión. Aspiración de los dirigentes de la empresa. Meta fundamental a la cual se pretende
conducirla.
Valores. Propiedades de las personas o cosas. Un
valor es captado como un bien, ya que se le
identifica con lo bueno, con lo perfecto, con
un modelo de referencia; en pocas palabras:
con lo valioso. Líneas abajo extendemos el
comentario sobre valores.
Principios organizacionales. Son definiciones genéricas sobre el enfoque y orientación que tendrá
la cooperativa, los cuales regirán sus estrategias
y decisiones fundamentales. Con base en conceptos clave se pueden desarrollar principios
organizacionales muy poderosos. Ejemplos de
conceptos clave son los siguientes:
Formación de personas (consejeros, empleados y socios)
Éxito empresarial (gestión y gobernabilidad).
Seguridad financiera (supresión del riesgo sistémico).
Trascendencia competitiva (en beneficio
del socio).
Obra social (impacto en la comunidad).
Protocolos o rituales. Son secuencias repetitivas de
actividades que expresan y refuerzan los valores centrales de la organización. Ejemplos de
protocolos son:
Los valores son parte fundamental de la cultura organizacional, ya que son faros que guían
el desempeño de las personas que participan
en la empresa cooperativa. Sin embargo, es
quizá la memos valorada (valga la redundancia), quizá porque no tenemos la disciplina
del autoanálisis sobre nuestros actos o porque
quienes tienen el deber de justipreciar los comportamientos humanos en relación a normas
éticas universales (en nuestro caso, los consejos
de vigilancia) prefieren centrarse en la frialdad
del dato duro o en la consigna de “llevemos la
fiesta en paz”.
Como lo señalamos, un valor es captado
como un bien. En sentido contrario, el mal es
la carencia o la ausencia de bien. Se llama mal
al vacío de bien, es decir, a lo que no existe. Por
ejemplo, un gerente o funcionario que falsea información o la distorsiona para ocultar su desempeño deficiente tiene ausencia de los valores
denominados honestidad y transparencia; carece
de un bien representado en un valor de carácter
universal.
Si los valores se definen conceptual y prácticamente, si se promueve y verifica su cumplimiento, pueden tener una fuerza enorme en los
resultados de gestión, en el servicio al asociado y
en el desarrollo integral de la cooperativa.
Manual de cultura organizacional
Es necesario que exista un manual de cultura
organizacional específico para cada cooperativa
financiera y organismo de integración. En procuración de una mayor homologación cultural
del sector sería conveniente contar con modelos
genéricos de dichos manuales.
Sin embargo, al igual que las poéticas declaraciones de misión que cuelgan en las paredes,
la lista de normas éticas que engalanan las salas
de juntas y los planes estratégicos de ensueño,
el manual de cultura organizacional es estéril
por sí mismo. Darle vida y utilidad es responsabilidad de las personas que dirigen la cooperativa mediante un programa de difusión,
implantación, mantenimiento y evaluación de
cumplimiento.
Mitos y paragimas que condicionan
En el movimiento de cajas populares de nuestro
país, se fueron forjando diferentes mitos. Primero surgieron como ocurrencia o como hipótesis
científica. Después suelen convertirse en paradigmas o dogmas de fe, mismos que van ocultando
la realidad o la deforman de tal manera que el
mito se convierte en verdad incontrovertible. Finalmente, condicionan la cultura organizacional
y, por consecuencia, las estrategias, decisiones y
acciones de los dirigentes.
Además, en los diversos segmentos que conforman el sector cooperativo financiero se pueden apreciar rituales y paradigmas históricos.
Algunos de ellos son valiosos y funcionalmente
útiles, pero otros son como fardos ideológicos
que nos estorban e influyen negativamente en el
desempeño personal e institucional.
Quienes hemos sobrevivido (aunque sea de
milagro) en ese sector quizá recordemos algunos
mitos que en algunos ámbitos sectoriales aún
perduran. Citamos algunos:
1. “La caja popular no es una empresa, sino
una asociación de personas”.
2. “Las cooperativas auténticas no quiebran,
solamente las seudocajas”.
3. “Nunca podrá llegar la competencia,
y menos los bancos, a la población que
atendemos”.
4. “La cooperativa de ahorro y préstamo no
es intermediario financiero”.
5. “La rentabilidad, los requerimientos de
capitalización y en general las normas
prudenciales son imposiciones neoliberales”.
6. “Los estándares de eficiencia son diferentes en la cooperativa”.
7. “Es mejor malo por conocido que bueno
por conocer” (a propósito de los directores o gerentes con resultados negativos).
8. “Nuestra función sigue siendo apegada al
voluntariado” (aunque en algunos casos
los consejeros ganan más que el empleado promedio o un funcionario).
9. “En la regulación se observa la intención
del gobierno de acabar con las cajas populares”.
10.“Si tuviéramos apoyos gubernamentales,
seríamos más competitivos que los bancos”.
Algunos de esos mitos resultan muy imaginativos, por ejemplo, el penúltimo. No es creíble
que en la sección exclusiva de un bar de lujo se
reúnan altos funcionarios del gobierno federal y
los coordinadores parlamentarios para conspirar
en contra de un sector financiero que reditúa
una buena captación de impuestos y permite paliar rezagos sociales.
Tampoco el subsidio gubernamental permanente representa un mecanismo efectivo de desarrollo cooperativo. Al contrario: en algunos casos
ha corrompido dirigentes, menoscabado la autonomía financiera de la cooperativa, desalentado la
captación del ahorro popular, porque se prefiere
la dádiva de fácil obtención y ha sido factor para
socavar a las federaciones porque “esas no regalan
dinero y, al contrario, nos cuestan”.
El paradigma más peligroso
El socio deposita su confianza en la cooperativa,
y detrás de la confianza va el aporte de recursos
económicos que obtuvo con mucho esfuerzo.
Por lo tanto, la eficacia con la que se manejen los
mismos debería ser mayor que en las instituciones bancarias, donde el riesgo lo asumen sus accionistas, sin menoscabo de uno que otro rescate
gubernamental con recursos del erario.
Por lo anterior, el paradigma más peligroso
que puede regir una cooperativa es que en ella se
permite la impunidad. En ese caso, se toleran inversiones ruinosas, proyectos fallidos, decisiones
irresponsables y minusvalía institucional. Se justifican malos resultados de gestión y se transfieren culpas a la ley, la regulación o la federación.
Este ominoso paradigma debe arrancarse de
raíz con el imperio de los valores de honestidad,
transparencia y responsabilidad social, así como
con la vigencia de una cultura organizacional
sólida y funcional que fortalezca –aún más– el
carácter empresarial de nuestro sector.
Hacia nuevos paradigmas
Si incorporamos a nuestra cultura organizacional
nuevos paradigmas o institucionalizamos los que
han demostrado su eficacia, podemos aspirar a
un sector más confiable, integrado y competitivo. Con el riesgo de incurrir en generalizaciones,
a continuación vamos a exponer algunos paradigmas que requieren ser cambiados, mismos
que serán presentados en forma enunciativa.
Paradigma tradicional
Nuevo paradigma
Cooperativismo como doctrina y basado en hechos
del pasado
Cooperativismo como acción que genera resultados
y orientado hacia el futuro
Asambleas masivas, anárquicas y para el tratamiento
de asuntos particulares
Asambleas con representantes informados,
ordenadas e institucionalmente productivas
Consejeros improvisados, pero voluntariosos
Consejeros con vocación de servicio y seleccionados
por sus competencias directivas
Juntas del consejo de administración dos veces por
semana para cobrar compensaciones
Juntas una o dos veces al mes debidamente
planeadas y enfocadas en facultades estatutarias
Gestión gerencial basada en caer bien y dócil ante el
consejo de administración
Gestión gerencial basada en el liderazgo que genera
resultados y servicios de calidad
Ocupación de cargo sin carga (por estatus y
obtención de beneficios inherentes)
Ocupación del cargo por vocación de servicio y
sentido de responsabilidad
Realización de inversiones sin relación costobeneficio ni importar posibles pérdidas
Realización de inversiones pensando que estamos
arriesgando nuestro propio dinero
Otorgamiento de crédito con base en el
conocimiento personal y necesidad del socio
Otorgamiento con base en la capacidad de pago y la
consulta de antecedentes crediticios
¿Cuáles paradigmas negativos conoce? ¿Cómo
los vamos a cambiar por paradigmas positivos?
Conclusión
Metamorfosis, una célebre novela de Franz Kafka,
inicia con una descripción impactante: el personaje central (Gregorio Samsa) “se halló sobre su
cama convertido en un repugnante bicho”. Así
nomás, de la noche a la mañana. Obviamente,
este tipo de cambios tan radicales son atípicos
en la naturaleza humana, con la excepción del
tránsito de la vida a la muerte que puede ocurrir
en un suspiro.
Las mutaciones radicales son aún menos frecuentes en las organizaciones, e incluso pueden
evitar su propia muerte. Por lo tanto, el éxito o el
fracaso se forjan en periodos que varían según la
capacidad de sus dirigentes para tomar decisiones y dependiendo de la problemática específica
que afrontan.
Así sucede con la cultura organizacional: no
se consolida ni se corrompe de un día para otro.
De ahí la importancia de tener un seguimiento
constante y sistemático para verificar su vigencia
y evaluar su observancia. Por eso, deseamos que
los reflectores se enfoquen en esta temática, que
es igual de prioritaria que los asuntos económicos, operativos y competitivos.
Promover y consolidar una cultura organizacional es una labor ardua que se acerca la heroicidad; por eso es la función primordial de los
líderes. Hablamos de personas de carne y hueso,
de dirigentes comprometidos con un ideal, de
quienes practican diariamente los valores cooperativos de honestidad y responsabilidad social,
de quienes saben a dónde se dirigen sus pasos
y conocen el camino. No se solazan en el yo ni
defienden los intereses particulares, sino que se
proyectan en el nosotros, tienen una visión holística del sector y luchan por el interés colectivo.
Por fortuna, en el sector cooperativo financiero
contamos con muchos líderes-héroes como éstos.
Una mirada al cooperativismo y su participación en redes para el desarrollo
la integración. No que no lo entendamos, sino
que la propia ley nos dificulta la situación; la ley
no obliga lo que dice el sexto principio: “cooperación intercooperativa”.31
A partir de que las
cooperativas y filiales
se han desarrollado y
expandido, su manejo
se ha vuelto complejo
Caja Inmaculada es la primera caja que fue
autorizada para operar como cooperativa de ahorro
y préstamo en México. © L@Red de la Gente®.
Los principios y valores de la cooperativa están
en juego frente a los cambios económicos, no
obstante, la cooperativa Pascual es uno de
los casos que ha sorteado los obstáculos y ha
prevalecido a lo largo del tiempo. Planta de
producción de la Cooperativa de Trabajadores
Pascual. © sctp.
100
Mientras tanto Antonio Salazar, de Caja Inmaculada, explica: “Ése, el de la integración, en la
misma cooperativa y con otras cooperativas”.32
Se puede afirmar, después de leer la información y las entrevistas realizadas, que
los principios y valores están en juego frente a los cambios económicos y el tamaño de
las organizaciones, son la base de formación
y la preocupación del cooperativismo mexicano. Estos desafíos fueron enfrentados por
las grandes cooperativas de producción, como
el de la cooperativa Cruz Azul, la federación
y confederaciones de cooperativas pesqueras,
la cooperativa Pascual, y, también, las cooperativas y federaciones cooperativas de ahorro
y préstamos a la hora de crecer, competir e involucrarse en la discusión del marco legislativo
y de las instituciones, políticas y programas de
fomento.
Entrevista con GM Editores, julio de 2012.
Entrevista con GM Editores, julio de 2012.
31
32
Los motivos y formas del cooperativismo en México
A propósito del tema, la Ley General de Sociedades Cooperativas de 1994 y que está en
proceso de reformas durante la transición de
la LXI a la LXII legislatura, especifica:
El artículo 6 de la Ley General de Sociedades Cooperativas:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
Libertad de asociación y retiro voluntario
de los socios;
Administración democrática;
Limitación de intereses a algunas aportaciones de los socios si así se pactara;
Distribución de los rendimientos en proporción a la participación de los socios;
Fomento de la educación cooperativa y de
la educación en la economía solidaria;
Participación en la integración cooperativa;
Respeto al derecho individual de los socios de pertenecer a cualquier partido político o asociación religiosa, y
Promoción de la cultura ecológica
Según el artículo 49 de esta ley, en las cooperativas, el capital se integrará con las aportaciones de los socios, los rendimientos que la
asamblea general acuerde y se destinen para
incrementarlo y, lo que se establece en el artículo 63, sobre la posibilidad de emitir certifi-
cados de aportación para capital de riesgo por
tiempo determinado.
El artículo 25 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos indica que la
cooperativa es una organización del sector social de la economía:
Pertenezcan mayoritaria o exclusivamente a
los trabajadores y, en general, de todas las formas de organización social para la producción,
distribución y consumo de bienes y servicios
socialmente necesarios.
En estas ideas se enfatizan dos características: el control mediante la propiedad que
recae en los trabajadores o socios y el propósito de orientación social. Situación que las
diferencia de las organizaciones del sector privado, donde la propiedad y la proporción de
capital de cada socio les permite controlarlas.
A partir de que las cooperativas y filiales
se han desarrollado y expandido, su manejo se
ha vuelto complejo. Frecuentemente existen
conflictos entre los socios o las partes que la
integran, en la creación de estatutos, los fundamentos y tradiciones. Además, han tenido
que adaptarse a nuevos entornos, legislaciones y mercados que, en un principio, les permitió crecer. La especialización necesaria y los
conflictos han modificado la estructura jerárquica y de control disminuyendo la preeminencia de la asamblea general de los socios sobre
otros organismos de operación que buscan
independizarse y maximizar su poder.
La cooperativa es una organización del
sector social de la economía que pertenece
a los trabajadores. Reunión de la principales
dirigentes cooperativistas de México. © sctp.
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