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S C H E R Z O
25 AÑOS
1985 - 2010
Año XXV - Nº 255 - Septiembre 2010
REVISTA DE MÚSICA
Año XXV - Nº 255 - Septiembre 2010 - 7 €
DOSIER
Orquestas españolas
2010-11
ENCUENTRO
Gerard Mortier
ACTUALIDAD
Dietrich
Fischer-Dieskau
Calixto Bieito
AGENDA
Se abre la temporada
ANIVERSARIOS
Durón y Salazar
REFERENCIAS
Cuartetos
de Debussy y Ravel
DANTZA
DANZA
apirila 15, 16, 17 abril
COMPAÑÍA
NACIONAL
DE DANZA
ZARZUELA
ZARZUELA
Zuzendari artistikoa
Director artístico
Nacho Duato
maiatza 6, 7 mayo
urria 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12
octubre
RAFAEL
AMARGO
ROSSO
urria 14 octubre
SOL PICÓ
EL LLAC DE LES
MOSQUES
BALLET DE LA
ÓPERA REAL
DE SUECIA
urtarrila 21, 23, 25, 26,
28, 29 enero
Marc Ribaud
Jesús Guridi
ekaina 9, 10, 11 junio
ekaina 22, 23, 25, 26,
28, 29 junio
Zuzendari artistikoa
Director artístico
AUKERAN
BURNIA
LA DEL
MANOJO DE
ROSAS
Pablo Sorozabal
Juan A. Urbeltz
KONTZERTUAK
CONCIERTOS
OPERA
ÓPERA
AXURI-BELTZA
BALLET DE LA
ÓPERA DE LYON
THE IMPERIAL
ICE STARS
(izotz gaineko baleta
ballet sobre hielo)
EL LAGO DE
LOS CISNES
abendua 21, 22, 23, 26
diciembre
THE IMPERIAL
ICE STARS
(izotz gaineko baleta
ballet sobre hielo)
LA CENICIENTA
martxoa 4, 5 marzo
LA LA LA
HUMAN STEPS
urtarrila 27 enero
maiatza 2 mayo
sopranoa soprano
baritonoa barítono
FIORENZA
CEDOLINS
otsaila 18, 19 febrero
CONCIERTO
HOMENAJE
A CARMELO
LARREA
L’ INCORONAZIONE
DI POPPEA
Claudio Monteverdi
martxoa 25, 26 marzo
IL SEGRETO
DI SUSANNA
Ermanno
Wolf-Ferrari
LA VOIX
HUMAINE
Francis Poulenc
urria 19 octubre
martxoa 27 marzo
PAQUITO
D’RIVERA - BOS SERGIO
DALMA
*
azaroa 7 noviembre
GOLDEN APPLE
QUARTET
abendua 13 diciembre
ENRIQUE
MORENTE
RECITAL DE
ÓPERA Y
ZARZUELA
maiatza 28 mayo
sopranoa soprano
LOS MITOS
sopranoa soprano
MAESTROS
MARIOLA
CANTARERO
urria 24 octubre
ROCÍO
IGNACIO
maiatza 8 mayo
martxoa 10 marzo
urria 1, 2 octubre
CARLOS
ÁLVAREZ
otsaila 20 febrero
JUAN
VALDERRAMA
GISELLE
abendua 17, 18, 19
diciembre
2011 PROGRAMA
EL CASERÍO
azaroa 14 noviembre
azaroa 20, 21
noviembre
EGITARAUA 2010
PASTORA
SOLER
ORFEÓN
DONOSTIARRA
PETITE MESSE
SOLENNELLE
G. Rossini
apirila 7 abril
ANA BELEN ROSA TORRES
PARDO
Sarrerak ekainaren
28tik aurrera izango
dira salgai.
Entradas a la venta a
partir del 28 de junio.
www.teatroarriaga.com
Zuzendari artistikoa Director
artístico
Edouard Lock
martxoa 29, 30, 31
marzo, apirila 1, 2, 3
abril
MOMIX
BOTHANICA
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AÑO XXIV - Nº 255 - Septiembre 2010 - 7 €
OPINIÓN
2
DOSIER
Orquestas españolas,
temporada 2010-2011 101
CON NOMBRE
PROPIO
ENCUENTROS
Dietrich Fischer-Dieskau
6
Arturo Reverter
Gerard Mortier
Calixto Bieito
8
Arturo Reverter
Luis Suñen
Javier Pérez Senz
10
AGENDA
20
ACTUALIDAD
NACIONAL
38
ACTUALIDAD
INTERNACIONAL
50
ANIVERSARIO
Salazar y Durón
Paulino Capdepón Verdú
EDUCACIÓN
Pedro Sarmiento
Andreas Scholl
Catalina García
Discos del mes
57
SCHERZO DISCOS
124
128
JAZZ
ENTREVISTA
56
120
Pablo Sanz
130
LIBROS
132
LA GUÍA
134
CONTRAPUNTO
Norman Lebrecht
136
Sumario
Colaboran en este número:
Javier Alfaya, Daniel Álvarez Vázquez, Julio Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón,
Paulino Capdepón Verdú, Patrick Dillon, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Germán Gan Quesada, Catalina García,
Joaquín García, José Antonio García y García, Carmen Dolores García González, Juan García-Rico, José Guerrero Martín, Elena Hernández
Sandoica, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Clauspeter Koscielny, Antonio Lasierra, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Fiona
Maddocks, Bernardo Mariano, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco,
Blas Matamoro, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Miguel Ángel Nepomuceno, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique
Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Barbara Röder, David Rodríguez Cerdán, Leopoldo RojasO’Donnell, Justo Romero, Pablo Sanz, Bruno Serrou, Franco Soda, Luis Suñén, José Luis Téllez, Claire Vaquero Williams, Asier Vallejo
Ugarte, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, José Luis Vidal, Albert Vilardell, Reinmar Wagner.
Traducciones:
Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés)
Juan Manuel Viana (francés)
Impreso en papel 100% libre de cloro
PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN:
por un año (11 Números)
España (incluido Canarias)
70 €.
Europa:
105 €.
EE.UU y Canadá
120 €.
Méjico, América Central y del Sur 125 €.
Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de
España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos.
SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de
expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista.
Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas de
Ministerio de Cultura para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de
España, para la totalidad de los números del año.
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OPINIÓN
OPINIÓN
EDITORIAL
2
CRÉDITO Y EXIGENCIA
E
n el presente número de SCHERZO, Gerard Mortier explica sus
planes al frente del Teatro Real en la que va a ser su primera
temporada como director artístico. Conoce bien cuáles son los
frentes que tiene abiertos, dónde debe convencer al público y
de qué forma —cuestión esta inevitable en quien gestiona una fuente
de creación como es un teatro de ópera—, dejar la impronta de su
paso por la casa. Las expectativas ante la nueva etapa que se abre en
el coliseo madrileño son diversas, y unas más interesadas que otras. Y
van desde la indiferencia de una sociedad que tiene otras cosas en
que pensar pero a la que el teatro debe recordar de vez en cuando
que existe porque ella le paga, hasta las más bien patéticas declaraciones de amor rendido por parte de algún compositor contemporáneo
que quiere ser la novia en la boda y el muerto en el entierro, pesadísimo vicio que, curiosamente, se generaliza con la edad entre algunos
de nuestros intelectuales más valiosos, reconocidos y —a veces sustanciosamente— premiados.
Es algo cargante esa apelación continua a una sociedad ignorante,
futbolera, taurina, que no sabe apreciar el genio de sus compatriotas
más dotados —de algunos, pues la mayoría de sus pares les importan
poco a estos protestones— y a la que debiera ser obligatorio educar
con la obra propia. Imaginemos que de este compositor que ha puesto verde a dos antecesores de Mortier —ambos con muy estimable trayectoria profesional—, el nuevo director del Real no programe ninguna obra, no le encargue nada, no reponga tampoco producciones viejas. ¿Seguirá pensando aquél acerca del nuevo responsable artístico
que “el público no sé cómo lo recibirá pero tendrá que acostumbrarse”? Hay mucha literatura sobre la esencia y la cáscara del arte, sobre
la legítima o no tanto vanidad del creador como para seguir dándole
vueltas al asunto en este modesto editorial.
Lo importante es que comienza una nueva etapa y que en ella
deberá mientras se muestra la impronta del nuevo director artístico del
Real —cuestión esta inherente al cargo en cualquier teatro del mundo—, fidelizar a un público un tanto temeroso y atraer nuevas audiencias aprovechando la fama de innovador que acompaña desde siempre a Mortier. Una buena carga de responsabilidad para los administradores del coliseo de la Plaza de Oriente y todo ello en este tiempo
de crisis que a todos afecta. A ello habrá que añadir las ideas de Mortier sobre óperas españolas —raras y curiosas si se quiere pero patrimonio al fin y al cabo y no necesariamente irrecuperable—, que no
tienen desperdicio y que probablemente moverán más de una voluntad. Del mismo modo, la apuesta por una orquesta sin titular no deja
de tener su riesgo, pues no todos los experimentos funcionan del mismo modo en todas partes. Ese es también uno de los puntos en los
que el nuevo director artístico del Real apuesta fuerte y donde se juega una parte importante de su diseño para el futuro del coliseo. En
todo caso, parece claro que hay que conceder a Gerard Mortier la
confianza y el crédito que merece cualquiera que llega a un nuevo
cargo. Que no le quepa la menor duda de que lo va a tener. Como
también, y es lógico, la exigencia debida a quien posee una trayectoria excepcional, polémica en ocasiones pero enormemente creativa y
a quien ha demostrado que es un profesional con ideas de enorme
interés. Una cosa y otra son inseparables.
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OPINIÓN
La música extremada
A PALO SECO
Diseño
de portada
Argonauta
Foto portada:
James McMillan / Decca
Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L.
C/Cartagena, 10. 1º C
28028 MADRID
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Internet: www.scherzo.es
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Administración: [email protected]
Presidente: Santiago Martín Bermúdez
REVISTA DE MÚSICA
Director: Luis Suñén
Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura
Edición: Arantza Quintanilla
Maquetación: Iván Pascual
Fotografía: Rafa Martín
Secciones
Discos: Juan Manuel Viana
Educación: Pedro Sarmiento
Jazz: Pablo Sanz
Libros: Enrique Martínez Miura
Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel
García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique
Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña,
Arturo Reverter
Departamento Económico: José Antonio Andújar
Departamento de publicidad
Cristina García-Ramos (coordinación)
[email protected]
Magdalena Manzanares
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DOBLE ESPACIO S.A.
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Relaciones externas: Barbara McShane
Suscripciones y distribución: Choni Herrera
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Colaboradores: Cristina García-Ramos
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GRAFICAS AGA
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Scherzo Editorial, S. L. , a los efectos previstos en el
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medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias,
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aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa
por escrito del titular del Copyright.
T
ítulo de una canción de Thelonious Monk, Straight No Chaser
es una expresión de bar que
designa la bebida que uno se
toma sin acompañamiento que la diluya, el shot de whisky en un vaso no
mucho más grande que un dedal sin
una cerveza al lado. Una buena equivalencia en español sería a palo seco. No
siempre tiene uno el cuerpo o el alma
para tomarse una bebida straight, y en
cualquier caso ésta ha de ser de primera calidad, porque de otro modo, sin
envoltorios que la disimulen, ofenderá
el paladar y trastornará la cabeza. Pero
hay un placer grande en tomar las
cosas mejores a palo seco, un vino
excelente o uno de esos single malts
con resplandor de oro y de ámbar y
aroma de humo en un bosque. Se trata
de un principio de la bebida al que yo
sólo le encuentro semejanzas en la
música, y no siempre en la literatura,
salvo en la poesía: la presencia inmediata y nítida de lo más verdadero, sin
acompañamiento ni mezcla, sin virtuosismo excesivo que suavice superficies
y filos, y con un efecto espiritual pero
muy físico, como el de un trago del
licor, una ebriedad y una sacudida. En
música me sucede sobre todo con los
negro spirituals y con el flamenco, con
las Suites para violonchelo de Bach o
las Sonatas para violín solo o dos violines de Béla Bartók, o con la Sonata
para dos pianos y percusión. Pero es en
el flamenco donde la austeridad máxima es inseparable para mi oído de la
más alta maestría, y donde tengo
menos tolerancia para las mezclas, que
suelen dejarme un regusto de exotismos dudosos. No estoy reivindicando
una autenticidad imposible, que sólo
existe en la imaginación de los puritanos y los ortodoxos, como sólo existía
en la imaginación de Hugues Pannassié
el jazz puro de Nueva Orleans que él
creía profanado por los forajidos del
bebop. Pero me cansa la dificultad de
asistir a espectáculos flamencos en los
que se escuchen con la claridad que
merecen los elementos fundamentales
de ese arte, la voz humana, la guitarra,
el compás de las palmas y del taconeo.
Y me cansa todavía más la retórica de
oficialismo andaluz en la que el flamenco se ha visto envuelto en los últimos años, la palabrería monótona de
multiculturalismo y mestizaje con la
que parece obligatorio adornarlo, para
satisfacción de los enchufados políticos
que lo subvencionan. Aun el mayor
partidario de las bebidas a palo seco
disfruta de esas mezclas admirables
que son los grandes inventos de la coctelería, por no hablar de las virtudes
más llanas pero no menos gustosas de
la sangría y del tinto de verano. Pero
no todo puede combinarse con todo,
igual que no todos los diálogos son
posibles, y en muchos casos no pasan
de diálogos de sordos. El flamenco se
mezcló con algunos sones del Caribe y
dio en la maravilla de los cantes de ida
y vuelta. Como el jazz y los blues que
fecundaron la música americana, el flamenco alimentó el gran caudal de la
copla cuando el cine sonoro, los discos
y la radio hicieron estallar en los años
treinta, desde París a Nueva York, desde Berlín a Buenos Aires, la edad de
oro de la canción popular. Pero hay
una médula que a uno le gustaría que
no se perdiera, borrada por la doble
superstición del éxito comercial y la
modernidad: la voz sola, la guitarra, las
palmas, el desgarro lento de la toná y
el martinete y el arrebato eufórico de
las bulerías. Straight, por favor, no chaser. Flamenco a palo seco.
Antonio Muñoz Molina
3
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O
AP
GIENNI D
ÓA
N
Prismas
MADRID CON POCA MÚSICA
SIN TRIUNFALISMO
Sr. Director:
E
4
l lector de SCHERZO Andrés Lomos,
en una carta derrotista sobre la presencia de la música e intérpretes
españoles en el panorama internacional,
me cita erróneamente o me malinterpreta. Yo no he dicho que el repertorio
español esté plenamente integrado en el
de las grandes orquestas europeas. Me
he limitado a dejar constancia (por
medio de datos muy concretos, con
nombres y apellidos) de la presencia de
la música española entre los que verdaderamente saben de ello, es decir, intérpretes y musicólogos. Y es mucho mayor
que lo que mucha gente cree.
Las “grandes orquestas” no dependen de la calidad del repertorio o de la
opinión de un técnico. Son manejadas
por agentes poderosos y por directores
musicales aún más poderosos. Sólo
tocan sota, caballo y rey, sobre todo este
último, llamado moda, es decir, y con
Steven A.J. Beijer
A
lguna vez se ha escrito en las páginas
de esta revista sobre la pobreza de la
vida musical madrileña durante los
meses de verano. Sin duda, hay sus razones en ciertos casos pero también no deja
de parecer un tanto peculiar que una ciudad que tiene habitualmente una oferta
numerosa de acontecimientos musicales
durante la temporada se reduzca de golpe
a casi nada: el Auditorio no cierra sus
puertas pero dentro hay un mínimo de
actividad, mientras que el del Canal de Isabel II se reduce aún más y el Monumental
cierra del todo. Una lástima. No están los
tiempos como para que la ciudad se quede
desierta porque la crisis está ahí y no hay
mucho dinero que gastar en viajes y en
alquiler de apartamentos. ¿Por qué no
entonces intentar montar un festival de
alcance popular, que sirva incluso para
que quienes apenas se asoman a las grandes salas durante la temporada para que
puedan recibir entre calores casi inhumanos un refresco musical?
Estoy por decir que no hay capital europea donde la
música clásica no tenga lugar durante estos meses. La idea se
ha expuesto algunas veces, pero no parece que quienes pueden llevarla a cabo se sientan animados a dejar de lado una
costumbre que se ha convertido en tradición. La música,
dicen algunos optimistas, suele aliviarnos de nuestros pesares
y uno de los que tienen que soportar los habitantes de esta
ciudad es, como todos sabemos y yo señalo más arriba, un
calor que reduce nuestra vida activa a la casi nada. Madrid se
llena de ciudadanos y ciudadanas que no piensan más que
cuándo llegará la hora de la siesta. Escuchar en una sala sin-
fónica un programa Mozart, o Beethoven, o Schumann, o
Schubert o Brahms, un Berlioz, Un Falla, un Ravel o un
Debussy, por no citar más que a un puñado de los grandes,
tendría su encanto y nos aliviaría notablemente. A ver a quién
se le ocurre y consigue llevarlo a la práctica. Tendrá nuestro
aplauso.
(Una nota: en mi Prisma del mes pasado me olvidé del
nombre de quien dio el título a la recopilación de los ensayos
y artículos de Ramón Barce. Se trata de mi buen y admirado
amigo Emilio Lledó).
C A R T A S
A L D I R E C TO R
todos mis respetos, Mahler, Bruckner y
Shostakovich. Van un poco atrasados.
También lo hacen orquestas menos
grandes, entre otras las nuestras, pero en
este país (en esto estoy totalmente de
acuerdo con el sr. Lomos) todo lo que
viene de fuera es mejor. ¿Cuántas veces
escuchamos aquí obras como la Sinfonía
Aitana de Esplá, la Sinfonía pirenaica de
Guridi o cualquiera de las de Marqués o
Bretón?
¿Y la ópera? ¡Si en el Real moderno
no han visto aún Circe, Pepita Jiménez,
Garín, Tabaré, Colomba, La fada, Juan
José, La Celestina, Amaya, El giravolt de
maig, El mozo de mulas, Gala Placidia,
Mendi Mendiyan, Emporium, Gaudí,
Adiós a la bohemia, La serenata, etc.!
En fin, menos mal que hay orquestas
como la de la Comunidad de Madrid y
Javier Alfaya
sellos discográficos españoles cuyos
nombres sabemos todos, y alguno no
español como Naxos, que nos dan ejemplo. Pero, repito, las cosas no están tan
mal como hace veinte años.
En música no somos como en deporte, donde lo ganamos todo, pero debemos intentar una mayor presencia en los
conciertos y teatros de ópera extranjeros.
Al menos proporcional a nuestro legado
histórico, sin duda mucho más valioso de
lo que piensa el sr. Lomos. Si se invirtiera
en proyectar lo nuestro lo mismo que
cuesta traer a tanta orquesta foránea a
hacer lo de siempre, otro gallo cantaría a
la música española.
Poco a poco, todo llegará. Nuestras
orquestas tienen ahora la palabra, aunque los buenos aficionados de dentro y
de fuera saben buscar y todo lo que es
bueno, aunque ahora esté bajo mínimos,
volverá.
Y si no es así, ellos se lo pierden.
Andrés Ruiz Tarazona
Madrid
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O
AP
GIENNI D
ÓA
N
Música reservata
ETERNIDADES
Eternity was in our eyes and lips
Antony and Cleopatra I, 3
E
n un conocido pasaje de Der Zauberberg, Thomas
Mann señala que “creemos que la novedad hace pasar
el tiempo, que lo abrevia, y que la monotonía alarga el
instante volviéndolo fastidioso […], pero, en realidad, lo
que llamamos fastidio es una representación enfermiza de la
brevedad del tiempo provocada por la monotonía: los grandes periodos de tiempo, cuando su curso es de una monotonía ininterrumpida, llegan a encogerse de un modo que
espanta mortalmente el corazón”. En ningún arte como en la
música se manifestará este hecho de un modo más exacto:
textos de una gran extensión temporal “objetiva” (digamos
Tristan und Isolde) poseen una intensidad de tal magnitud
que su escucha se antoja casi instantánea, al suspender al
espectador en una especie
de presente absoluto al margen de toda sensación de
transcurso: pero más tarde,
en la dimensión del recuerdo, revelan la multitud interminable de acontecimientos
que se subsumen en la experiencia de su audición, cuya
amplitud pareciera dilatarse
sin término. Por el contrario,
otras obras menos inspiradas
y más breves (digamos
Cavalleria rusticana), cuya
ramplonería se antoja interminable durante su ejecución, no dejan la menor huella en el ánimo, recordándose apenas como un confuso
magma, una opacidad sin
relieves carente de consecuencias anímicas ulteriores. La
música, al redimirnos del curso de las horas para instaurar
un tiempo propio, trastoca igualmente la percepción sensorial de ese tiempo, su sentido, su significación emotiva. Al
tratarse de un algoritmo que se actualiza interminablemente
pero que, a la vez, mantiene una suerte de identidad esencial, el tiempo de la música materializa el infinito, en tanto
que depósito de todos los horizontes posibles. La música (su
tiempo) se contiene a sí misma: sólo la música nos permite
intuir el significado de la eternidad.
~~~~~~~~~~~~~~
Músicas como la de los pigmeos de centroáfrica o la del
gamelán balinés carecen de principio y de final: su lógica se
establece al margen de la flecha del tiempo. El Steve Reich
de Piano Phase o el Terry Riley de In C tomaron buena nota
de ello a comienzo de los sesenta y, al margen de su amaneramiento posterior, tuvieron el mérito de recuperar un diatonismo en que la tonalidad era una simple referencia acústica
carente de funcionalidad estructural: la música podía empezar y acabar en cualquier punto, detenida en una especie de
éxtasis en que cada instante contiene a todos los demás. Así,
las músicas ajenas a la tradición occidental, en la que aquélla
se justifica por su direccionalidad, revelaban de un modo
inesperado la índole misma de lo eterno.
~~~~~~~~~~~~~~
En una reciente entrada de su blog (alojado en
www.scherzo.es), Blas Matamoro, reflexionando acerca de
la conjetural objetividad de la interpretación musical, afirmaba que “todas las ejecuciones de una misma partitura, alineadas o amontonadas a lo largo del tiempo conforman un
objeto, inalcanzable y abierto, pero objeto al fin”. La observación es lúcida y exacta: la música no tiene otra realidad
diferente del instante de su ejecución, de modo que su existencia sólo puede definirse en el tiempo, y la obra —que en
nuestro imaginario creemos entender como un objeto fijado
de manera inmutable y monumentalizada— es en realidad
un conjunto interminable de actualizaciones de ese mismo
objeto que no solamente se suceden temporalmente sino
que también se encabalgan en el espacio, pero que es imposible recuperar desde el presente (lógicamente, no se habla
aquí de los registros discográficos, cuyo valor real es
de índole informativa y no,
propiamente hablando, musical). Así, la Eroica beethoveniana “es el conjunto de
todas sus ejecuciones”, desde
la realizada en la noche del 7
de abril de 1805 hasta la más
reciente: y es más que probable que cuando el lector concluya estas líneas se esté iniciando en algún lugar del
planeta una ejecución diferente de otra que, no menos
verosímilmente,
habría
comenzado en otro lugar
más o menos distante contemporáneamente con la lectura de las primeras, incrementando ese conjunto de tal modo que la obra, considerada como la serie inconmensurable de sus realizaciones, crece desde su propio interior de manera incesante. La protagonista de La traviata es el conjunto de los múltiples rostros
que, con cambiante fortuna, han encarnado el personaje, de
Marietta Spezia a Ileana Cotrubas, de Gemma Bellincioni a
Beverly Sills, de Rosina Storchio a Anna Moffo: no una síntesis, sino “la eternidad de todas y cada una de esas facciones
en cada una de las incontables ocasiones en que esa encarnación se manifestó sobre un escenario”. Desde Einstein
sabemos que el pasado y el futuro (todos los pasados y
todos los futuros posibles) coexisten en el continuo espaciotemporal: la Violetta de Maria Callas en Florencia sigue existiendo en 1951 junto con la de Dallas siete años posterior,
simultáneamente a las restantes sesenta y tres ocasiones en
que la genial intérprete otorgó realidad escénica a la inolvidable heroína verdiana, ocasiones todas ellas diferentes, únicas e irrecobrables desde la dimensión del transcurso, pero
fijadas en una suerte de inalcanzable e incomprensible —
pero incuestionable— inmortalidad. La pervivencia de tales
materializaciones, asociadas a puntos diferentes del tiempo
y del espacio pero dotadas de idéntica e indestructible
perennidad, atestigua así la substancia de lo sonoro: la música es una ventana abierta sobre el paisaje de la eternidad.
José Luis Téllez
5
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CON NOMBRE PROPIO
DIETRICH FISCHER-DIESKAU
Fotos: Harald Hoffmann
PROPIO
CON NOMBRE
Un legado para la historia
C
6
omo es natural, si consideramos la talla y la longevidad del
artista, SCHERZO ya ha dedicado a Dietrich Fischer-Dieskau
muchas de sus páginas. Los motivos
se explican por sí solos dada la categoría del personaje y lo enjundioso de
sus interpretaciones. Es un cantante
que ha militado en todos los frentes
desde que empezó su carrera en torno
a los veinte años. Desde entonces,
decenas y decenas de años, centenares de discos y de actuaciones en ópera y en recital. Es una referencia abso-
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CON NOMBRE PROPIO
Fotos: Harald Hoffmann
DIETRICH FISCHER-DIESKAU
luta en el universo lírico y en el del
ensayo musicológico con la voz como
centro. Eventualmente, también dirigió, aunque en este terreno, pese a su
interés y preparación, la travesía fue
breve. Seguía en lo conceptual la estela de artistas como Furtwängler, con
quien mantuvo buena amistad y de
quien aprendió no poco. Fue el maestro berlinés —paisano suyo— el que
le reveló el mundo de Mahler, un
compositor que Dieskau siempre tuvo
a su lado. Es formidable el testimonio
discográfico que ambos nos legaron:
Las canciones del camarada errante
grabadas en 1952 con la Orquesta
Philharmonia.
Con todo gusto nos disponemos
hoy, cuando el cantante acaba de
cumplir los 85, a glosar su irrepetible
figura, apartada ya de toda actividad, a
no ser la de la pintura, que practica en
su retiro. Cada vez son menos también
sus apariciones en cursos o talleres
vocales; aunque el artista goza de buena salud y mantiene la mente muy
despierta, como se puede comprobar
leyendo la estupenda entrevista que le
hizo Mark Wiggins, aparecida en el
boletín de Diverdi de mayo de este
año. Sin duda, y él lo reconoce así, es
un barítono que nació y se manejó en
el ámbito de la más rancia tradición
centroeuropea.
Cúmplenos en este momento trazar de nuevo, a día de hoy, bien que
sumariamente, un retrato de su voz,
una de las más atractivas y singulares
del siglo XX, aunque ese menester
resulte siempre complicado sin tener
un referente sonoro. El timbre es —
hablaremos en presente: sus discos, a
centenares, están ahí, pueden ser escuchados—, aun admitiendo todos los
matices de densidad y color que permite una acabada técnica, el de un
barítono lírico, incluso muy lírico en
los comienzos, más bien claro, persuasivo, con una zona grave suficiente,
con posibilidades de llegar a tener un
espectro penumbroso, y una franja
superior con ribetes próximos al tenor.
La extensión es amplia, aunque la consistencia no sea la misma en toda la
gama: frente a esa franja inferior bien
apoyada y centrada —es verdad que
con alguna que otra sonoridad espuria— se coloca un médium sonoro,
dotado de innegable robustez y penetración, bien que el vigor pueda parecer a veces algo forzado, extralimitado
y fuera de cauce. Lo que se aprecia
fundamentalmente en las numerosas
excursiones a repertorios italianos, que
precisan de un metal, de un campaneo
y de un caudal ausentes en este caso.
No obstante, la belleza de los pianísimos, el legato superior y la observancia milimétrica de las acotaciones
expresivas, que son idóneas para el
mundo del lied, han favorecido loables
acercamientos a partes operísticas verdianas como las de Rigoletto, Germont, Posa o Iago.
El amplio y completísimo juego de
sfumature, probablemente único en
los cantantes de los últimos cincuenta
años, engalanan la línea y revela un
absoluto dominio del control del fiato,
de administración del aliento. Sin
duda, otra de las grandes bazas de
nuestro intérprete; como lo es la gama
de coloraciones, una cosa fundamental
para cantar lied. En este campo, decía
Christa Ludwig, lo importante es el
manejo y variedad de los colores; en la
parcela de la ópera prima la penetración, el brillo del metal capaz de superar la masa orquestal. Lo bueno en
Dieskau —y en otros grandes de la
especialidad— es que sabía variar la
tintas, sin perder personalidad ni igualdad tímbrica, gracias a una sutil técnica para las dinámicas y para la aplicación de distintos tipos de voces de
cabeza, falsetes incluidos. En todo
caso, el artista, nos llevaba siempre a
su terreno, desde estas técnicas, en la
interpretación de pentagramas líricos,
operísticos; y nos convencía. En el
terreno de la ópera alemana siempre
han sido geniales sus aproximaciones
a Jokanaan, Mandryka, Orestes,
Mathis, Mittenhofer, Wozzeck, entre
otros. Y de lo más jugosos y singulares
sus acercamientos a Mozart, tanto el
germano como el italiano.
Arturo Reverter
DISCOGRAFÍA SELECCIONADA
Colección del 75 cumpleaños. 20 CDs, que abarcan de 1949 a 1981, reunidos por Deutsche Grammophon.
Las grandes grabaciones de EMI. 11 CDs. Con los grandes ciclos de Schubert y misceláneas diversas de muchos otros autores. Con pianistas como Moore, Richter, Barenboim o Höll.
Los recitales de lied de Salzburgo. 11 CDs que recogen —en algunos casos por primera
vez en disco— las interpretaciones ofrecidas en el Festival de 1956 a 1965 junto a Gerald
Moore, grabadas por la Radio austriaca. Maravillosas, con el barítono en su mejor momento
vocal. Orfeo C 339 050 T.
Edición del cumpleaños, de Audite. 4 CDs con grabaciones recuperadas en magníficas condiciones técnicas. Obras de Brahms, Mahler, Schumann (duetos con Julia Varady), Beethoven,
Reger, Sutermeister y Hindemith.
En el álbum de 16 CDs que EMI ha editado recientemente con toda la obra de Mahler, Dieskau
ocupa lugar relevante. Ahí, entre otras interpretaciones históricas, se puede localizar la arriba
citada de los Lieder del caminante.
El arte de Fischer-Dieskau. 2 DVD Deutsche Grammophon 004 40073 40509.
7
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CON NOMBRE PROPIO
Carmen en el LIceu
CALIXTO
BIEITO
8
David Ruano
Q
uien se empeña en reducir la
aportación de Calixto Bieito
(Miranda de Ebro, 1963) en el
mundo de la dirección operística a una simple colección de escándalos, se equivoca por completo. Cierto es que en muchos de sus montajes,
desde aquella lejana producción liceísta de Un ballo in maschera que le
catapultó a la fama en el año 2000 —la
imagen de los conspiradores de la trama verdiana sentados en una fila de
váteres dio la vuelta al mundo— al
reciente Parsifal en la Ópera de Stuttgart, el afán provocador se manifiesta
sin tapujos, pero nunca de forma gratuita: cada imagen visual, cada gesto,
cada situación, obedece a una idea
teatral, acertada o no, pero largamente
meditada a la sombra permanente de
la partitura: desde sus años de formación en Viena, siente pasión por la
música. Su forma de hacer teatro es
visceral, acercando siempre las tramas
al tiempo actual para conectar con el
público desde coordenadas culturales,
políticas y sociales más próximas y
fácilmente reconocibles por el espectador de hoy. Busca la traducción teatral
moderna de las emociones que palpitan en la ópera, entendida como puro
teatro musical. No siempre lo consigue: el exceso de violencia, de sangre,
de sexo reduce en ocasiones a la anécdota hallazgos teatrales que no necesitan ese baño de vulgaridad que acaba
escandalizando a unos, agobiando a
otros. Muchas escenas de sus lecturas
de Don Giovanni o El rapto en el
serrallo ilustran ese gusto por el exceso. Su visión de Carmen no es, en ese
sentido, cercana a la España más tópica y cañí: al contrario, retrata la marginalidad de los personajes, la situación
de peligro permanente en que viven,
pero lo hace con una potencia teatral
absolutamente fuera de serie. Incluso
un tenor nada amigo de vanguardias
escénicas como es Roberto Alagna —
quien, por cierto, ya estrenó en 1999 el
montaje original de Carmen en el Festival de Peralada y ahora repite papel
protagonista en la revisión que presenta el Liceu— siempre ha dicho que el
montaje de Bieito está entre sus favoritos por la arrolladora vida teatral que
confiere a los personajes. En eso Bieito
es un maestro; logra que los cantantes
de ópera, incluso los más tímidos ante
ciertas propuestas escénicas, rindan
como actores por encima de la media.
Ese instinto teatral, certero y siempre
excitante, levanta a veces ampollas y a
nadie deja indiferente. Sus logros
como director artístico del Teatro
Romea de Barcelona desde 1999 —
ahora también lo es del Festival de las
Artes de Castilla y León— son tan elocuentes como su imparable ascenso en
la escena internacional, coronado el
pasado año con el Premio de Cultura
Europeo. No es plato para todos los
gustos, sin duda, y por ello se ha acos-
tumbrado a vivir en el filo de la navaja,
entre abucheos y bravos desaforados,
siempre fiel a un credo teatral que
defiende a capa y espada. Puro Bieto.
Javier Pérez Senz
Barcelona. Gran Teatro del Liceo.
27, 30-IX-2010. Bizet, Carmen.
Piollet. Bieito. Uría-Monzón, Alagna,
Scrott, Bayón.
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AGENDA
AGENDA
Alicante. Sociedad de Conciertos
GRANDES NOMBRES SIN VOCES
Claret, Leonskaia, Repin, Schiff
L
a temporada 2010-2011
de su Sociedad de Conciertos traerá a Alicante
un puñado de grandes
nombres internacionales de
la interpretación camerística.
Como ya parece norma, los
recitales de piano constituirán una parte muy importante: las de Elisabeth Leonskaia
(18-X), Jean-Yves Thibaudet
(18-I), Joanna MacGregor
(22-II) y András Schiff (19-V)
son actuaciones que agotarían con mucha antelación las
localidades en cualquier
auditorio del mundo. Sin
embargo, cuantitativa y cualitativamente esta vez la parte del león habrá de compartirse con otros tantos violinistas de parejo atractivo:
Julia Fischer (3-XII), Vadim
Repin (25-I), Boris Belkin
(14-III) y Renaud Capuçon
(29-III). En ninguna de
ambas listas cabe, en efecto,
hablar sino de altas, altísimas
expectativas. El violonchelo
sólo contará con un intérprete de gran renombre, Mario
Brunello (30-XI), pero habrá
LEONSKAIA
que estar atentos a Marie Elisabeth Hecker (14-XII), que
a sus veintitrés años ya se ha
abierto un espacio importante en el escalafón y que,
además, contará con el
acompañamiento pianístico
de Juho Pohjonen, uno de
los artistas que con más frecuencia han visitado Alicante
en los últimos años.
Entre los pianistas sería
por cierto un error pasar por
alto la presencia del legendario Menahem Pressler junto al American String Quartet
(9-IX). Y, ya en materia de
cuartetos, fuerte competencia directa encontrará este
grupo en el Cuarteto Takács
(24-V), si bien sería un error
no prestar atención a la
aportación del Cuarteto
Kuchl, también conocido
Barcelona. Ibercamera
PLENA CONSOLIDACIÓN
10
Quinta de Chaikovski son
algunas de las citas estelares
de su próxima temporada,
en la que cuentan con el
inestimable soporte de 1.263
abonados. Diez conciertos
— siete a cargo de prestigiosas orquestas y tres recitales— integran la XXVII temporada, que tiene un presupuesto total de 1.403.037
euros que incluye otros tres
conciertos de cámara. Khachatrian abrirá el ciclo el 8
de noviembre en el Palau
(Bach y Beethoven), con
Lusine Khachatrian al piano.
La música rusa — Chaikovski, Stravinski, Prokofiev,
Shostakovich— tiene un
especial peso en la programación, centrada en el gran
repertorio. Destaca el regreso del octogenario Aldo Ciccolini, con la Sinfónica de
Viena y Fabio Luisi, y la presentación del cubano Jorge
Luis Prats, un pianista de culto entre los grandes pianistas, aunque poco conocido
por el gran público, que en
Silvia Lelli
C
onscientes de que la
época de las grandes
orquestas en gira vive
sus horas más bajas
en todo el mundo a causa de
la crisis, los responsables de
Ibercamera buscan la confianza del público ofreciendo más producciones propias. Daniele Gatti y la
Orquesta Nacional de Francia (Pastoral y Consagración
de la primavera; Valeri Gergiev y la orquesta del
Mariinski (Segundo Concierto de Brahms, con Nelson
Freire, y Romeo y Julieta, de
Prokofiev) y Dimitri Kitaienko con la Philharmonia
Orchestra (Primer Concierto
de Shostakovich, con el violinista Sergei Khachatrian y
GATTI
Gatti, Gergiev, Khachatrian, Volodos
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AGENDA
Barcelona. Palau 100
RENOVACIÓN
como Cuarteto del Musikverein de Viena (8-II).
El recital de guitarra que
ojalá acabara convirtiéndose
en una constante no sólo de
sociedad musical correrá a
cargo de Ignacio Rodes (26IV). La que ya es tradicional
de la Orquestra de València
(7-IV) será la única actuación
prevista (frente a las tres de
la temporada anterior) reservada al repertorio sinfónico.
Queda por determinar el día
concreto del mes de mayo
en que se podrá oír al ganador del premio de interpretación Sociedad de Conciertos
Alicante.
Con la única mala noticia
de la ausencia de la voz
humana, que pasa de dos
recitales a ninguno, una programación muy apetecible.
E
pianista Khatia Buniatishvili,
el Cuarteto Artemis y el
Cuarteto Quiroga con el guitarrista Carles Trepat y el pianista José Enrique Bagaría
(Quintetos de Boccherini y
Brahms).
Javier Pérez Senz
Javier Pérez Senz
Alfredo Brotons Muñoz
Javier del Real
Silvia Lelli
Palau 100. Barcelona. http: //www.palaumusica.org/.
l Palau vive aires de renovación, también en lo musical. En este sentido, resulta esperanzador ver que su
ciclo estrella, Palau 100, afronta su XX temporada con
ambición renovada, más presupuesto y más conciertos:
un total de 25 (17 en la anterior) y un presupuesto de 2, 6
millones de euros. Hay más coherencia artística y equilibrio
en la programación, que se divide en tres bloques: sinfónico, piano y cámara. Las grandes orquestas continúan siendo
el plato estrella, con nueve formaciones sinfónicas y cuatro
de cámara en un desfile que abrirá la Philharmonia Orchestra el 18 de octubre con un monográfico Rachmaninov bajo
la dirección de Vladimir Ashkenazi. Sinfónica de la Radio de
Baviera, con Mariss Jansons (Quinta de Beethoven y Novena de Shostakovich), Royal Concertgebouw, con Semion
Bichkov (Sinfonía nº 11 de Shostakovich), y Sinfónica de
San Francisco, con Michael Tilson Thomas (Sexta de Mahler)
son los platos fuertes de una temporada que incluye formaciones como las orquestas de París, Suisse Romande, Capitole de Toulouse, Nacional Rusa y Cadaqués, dirigidas respectivamente por Paavo Järvi, Marek Janowski, Tugan Sokhiev,
Mikhail Pletnev y Neville Marriner. Incluso hay una tímida
apuesta por la música de hoy, con uno de los Epigramas
para orquesta de Benet Casablancas a cargo de Josep Pons y
la Deutsche Philharmonie de Bremen Hay gran protagonismo del repertorio ruso y en el ámbito barroco destacan La
Pasión según San Juan, con Ton Koopman y The Fairy
Queen, por Philip Pickett. Regresa José Carreras, fiel a su tradicional concierto de Navidad y se presenta como novedad
un nuevo apartado de Palau 100 consagrado al piano, con
cuatro recitales a cargo de Olli Mustonen, Grigori Sokolov,
Barry Douglas y Elisabeth Leonskaia. La oferta camerística
incluye a Ottavio Dantone y Viktoria Mullova y los cuartetos
Arcanto, Atrium, Vertavo y Hugo Wolf. El ciclo ofrecerá un
50% por ciento de descuento en las localidades una hora
antes de cada concierto en las taquillas del Palau.
GERGIEV
Ibercamera. Barcelona. htttp: //www.ibercamera.es/.
su recital tocará Goyescas. El
ciclo contará además con
Arcadi Volodos en recital, la
Orquesta de Cámara de
Múnich, con Till Fellner, la
Sinfónica
de
Bamberg
(Réquiem alemán) con el
coro de niños de Windsbach,
y un ciclo de cámara, con la
Vivianne Purdom
Sociedad de Conciertos. Alicante.
http: //www.sociedaddeconciertos.es/.
ASHKENAZI
SCHIFF
Fotos: Rafa Martín
Ashkenazi, Jansons, Bichkov, Tilson Thomas
11
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AGENDA
Barcelona. Euroconcert
AUSTERIDAD Y RIGOR MUSICAL
Colom, Drewnowski, Genz, Minetti
S
COLOM
Rafa Martín
in divos, pero sin renunciar al nivel de excelencia en su
filosofía artística, en la que priman la música de cámara
y el debut en España de nuevos grupos y solistas en
pleno ascenso internacional, Euroconcert abrirá su
XXVI temporada el próximo 14 de octubre con la actuación
de Josep Colom y la Orquesta Solistas de Salzburgo, primero
de los diez conciertos programados en el Palau de la Música
hasta mayo de 2011. Tras celebrar el año pasado sus bodas
de plata, Euroconcert mantiene su oferta en un clima de austeridad, con contención en los gastos para paliar los efectos
de la crisis, pero sin rebajar ni la calidad ni el número de
conciertos. El presupuesto global es de 520.000 euros
(30.000 menos que la temporada pasada), cifra que incluye,
además del ciclo en el Palau, dos conciertos en el Monasterio de Pedralbes, reservados a los abonados y dos ciclos
consolidados, L´orgue a la catedral de Barcelona y Música y
Músics de Catalunya. Un recital consagrado a Chopin, confiado al joven pianista polaco Michal Drewnowski, y una
velada liederística de altura, en la que Christoph Genz y Cornelia Herrmann interpretarán el emblemático Viaje de invierno, son dos de las citas estelares de una programación que
incluye un innovador concierto sobre música y poesía de
Ausiàs March a cargo de la Capella de Ministrers que dirige
Carles Magraner. Completan la oferta dos formaciones austriacas, el joven Cuarteto Minetti y el Bach Consort Wien, el
Trío Ex Aequo, de Alemania, la Orquesta de Cámara de Ber-
Euroconcert. Barcelona. http: //www.euroconcert.org/.
lín e I Musici. El ciclo adelanta media hora el inicio de los
conciertos (20,30) y, siguiendo el ejemplo de Palau 100,
ofrecerá un 50% por ciento de descuento en las localidades
una hora antes de cada concierto en las taquillas del Palau.
Javier Pérez Senz
Bilbao. Sociedad Filarmónica
EQUILIBRIOS
SPINOSI
E
12
s habitual que las temporadas de la Sociedad
Filarmónica de Bilbao
se caractericen por un
triple equilibrio: entre distintos géneros, entre repertorio
habitual y atípico, y entre
artistas reconocidos y emergentes. La entrante, que
prestará especial atención a
las conmemoraciones por los
doscientos años de Chopin y
Schumann, no es una excepción: treinta y dos conciertos
que además de descubrir
nuevas músicas allá donde
no se suelen buscar (en el
XIX y en buena parte del
XX, sin ir más lejos) transitan
desde el mundo sinfónico
hasta el íntimamente pianístico sin dejar a un lado la
música de cámara y la voz.
Entre las orquestas sería
fácil destacar a la Barroca de
Friburgo con René Jacobs
(Haydn y Mozart, Gottfried
von der Goltz al violín), a la
de Cámara de Lausanne con
Christian Zacharias (Ravel,
Mozart y Bizet), a la Deutsche
Kammerphilharmonie con
Josep Pons (Beethoven y
Dvorák, Frank-Peter Zimmermann al violín), al Musikkollegium de Winterthur con
David Douglas Boyd, a la
Chamber Orchestra of Europe
con Yannick Nézet-Séguin
(Haydn, Schubert, Mozart) y
al Ensemble Matheus con
Jean-Christophe
Spinosi
(Orlando furioso, de Vivaldi;
Sonia Prina y Verónica Cangemi entre las voces). El más
alto nivel al piano viene asegurado por Grigori Sokolov,
pero también por Stephen
Hough, Yuja Wang y Nikolai
Demidenko. La joven bonaerense Ingrid Fliter y el chino
Jue Wang (ganador del Paloma O’Shea en 2008) podrán
igualmente acreditar su altura.
El ruso Alexei Volodin vendrá
con el Cuarteto Casals, que se
Serge Derossi
Spinosi, Sokolov, Fischer, Mørk
Sociedad Filarmónica. Bilbao. http: //www.filarmonica.org/.
une con el Takács, el Wolf, el
Auryn y el Fauré a una destacada lista de grupos de cámara en la que aparecen, entre
otros, el Trío Parnassus, el
Cuarteto con piano Mozart
(Penderecki, Dohnányi y el
inhabitual Cuarteto en do
menor WoO 32 de Schumann
en los atriles), Oxalys (Cuarta
Sinfonía de Mahler en arreglo
de Erwin Stein) y el Quinteto
San Petersburgo (Bartók, Rózsa y Dohnányi), además de
figuras de primera línea como
Julia Fischer, Ilya Gringolts,
Baiba Skride, Marie-Elisabeth
Hecker y Truls Mørk.
En cuanto al apartado de
cámara vocal, aparte del cuarteto que cantará a Schumann
en el concierto inaugural
(Patersen, Vondug, Güra, Jarnot), visitarán la sala bilbaína
tres damas muy distintas pero
de similar altura artística: Sandrine Piau, Nancy Fabiola
Herrera y Bernarda Fink.
Asier Vallejo Ugarte
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AGENDA
Madrid. Liceo de Cámara
EN TORNO A LA VARIACIÓN
Tokio, Ebène, Arditti, Meta4, Capuçon
E
n esta ocasión, ni compositores ni épocas o tendencias
dominantes. La XIX edición del Liceo de Cámara reparte
los contenidos de sus dieciocho conciertos —que llegan
desde el Renacimiento y los albores del Barroco hasta el
pasado más inmediato— alrededor de un procedimiento musical: la variación. Así, en torno a ella podrá escucharse un
amplísimo repertorio de páginas de todo tipo (se anuncian
más de un centenar) que, en sus ejemplos más tempranos,
correrán a cargo de La Risonanza, con Mauch y Bonizzoni
(Frescobaldi, Buxtehude), Onofri e Imaginarium (Caccini,
Uccellini, Merula, Bertali, Biber, Corelli, Vivaldi) y Nigel North,
asimismo con la soprano Monika Mauch (Peri, Piccinini,
Dowland, D’India, Merula).
Especial interés revisten las veladas cuartetísticas protagonizadas por el Ebène, que debuta en el ciclo con un programa
vienés (Haydn, Beethoven, La muerte y la doncella), Tokio
(Haydn, Beethoven y el mozartiano Quinteto con clarinete
junto a Sabine Meyer), Arditti (al que acompañan los ex Alban
Berg Charisius y Erben, con obras de Brahms, Schoenberg y
Ullmann), Arcanto, Bennewitz, Pavel Haas (Mozart, Janácek,
Dvorák), Kuss y Meta4 (Haydn, Beethoven, Suite lírica).
A destacar igualmente la doble visita de los hermanos
Capuçon acompañados por Gérard Caussé (Serenata op. 8 de
Beethoven, Variaciones Goldberg en transcripción de Sitkovetski) y Nelson Goerner (Brahms, Schumann, Trío de Chaikovski), la presencia de la violinista Carolin Widmann (Mozart,
Messiaen, Ysaÿe, Bach, Webern, Schubert) y los arduos recitales a solo de Antoine Tamestit (Biber, Bach, Stravinski, Ligeti) y
CUARTETO EBÈNE
Liceo de Cámara. Madrid. Fundación Caja Madrid.
http: //www.fundacioncajamadrid.es/.
Jean-Guihen Queyras (Vitali, Bach, Britten, Berio, Henze, Dutilleux, Crumb).
El Waldstein Ensemble con el formidable contrabajista
Alois Posch (Haydn, Dvorák, La trucha) y un recital para
cuerdas y vientos que incluye los Octetos de Schubert y
Françaix más el Divertimento K. 138 de Mozart, con Weinmeister, Sepec, Charisius, Erben, Posch, Täubl, Vlatkovic y
Turkovic, completa la temporada.
Juan Manuel Viana
Madrid. Ibermúsica
MAHLERIANA
Abbado, Thielemann, Tilson Thomas, Jansons, Gatti
Kasskara
L
a nueva temporada sinfónica de Ibermúsica erige a
Mahler en eje primordial de su programación: hasta
ocho obras del músico bohemio podrán escucharse, e
incluso una de ellas por triplicado. Es el caso de la
Novena, que se oirá en dos sesiones consecutivas a Abbado y
la Orquesta del Festival de Lucerna, inicio de ciclo y, sin
duda, uno de sus puntos fuertes, y que en mayo será de nuevo defendida por Gatti al frente de la Filarmónica de Viena.
Asimismo, la Titán podrá compararse en las versiones que de
ella harán Philippe Jordan y la Joven Orquesta Gustav Mahler
(en compañía de los Wunderhorn Lieder con Hampson) y
Andris Nelsons con Birmingham (como complemento,
Luganski y el Tercero de Rachmaninov). Más Mahler correrá a
cargo de la joven promesa Yannick Nézet-Séguin en el podio
de la Filarmónica de Londres (La Canción de la Tierra con
Connolly y Spence), Mark Elder y la Hallé (Cuarta más la
Sinfonia da Requiem de Britten), Tilson Thomas y la Sinfónica de San Francisco (Segunda con Claycomb, Karnéus y el
Orfeón Donostiarra y Sexta) y Vladimir Jurowski y, de nuevo,
Connolly (Kindertotenlieder, rodeados por la Quinta de Mendelssohn y la Tercera de Brahms).
Beethoven, segundo compositor más programado este
año, será defendido por Jurowski y la Filarmónica de Londres
(Heroica más el Segundo de Brahms con Andsnes), Thielemann y Múnich (Séptima y Emperador con Grimaud, junto a
las brahmsianas Variaciones Haydn), Jansons y la Sinfónica
ABBADO
Ibermúsica. Madrid. http: //www.ibermusica.es/.
de la Radio Bávara (Quinta más el Segundo de Bartók con
Zimmermann) y Gatti con Viena (la Heroica, nuevamente,
más el Concierto para violín de Berg con Honeck).
Dos partituras de Shostakovich reclaman también la
atención: la rara Undécima con Bishkov y el Concertgebouw
(más el Primero de Bruch con Bell) y la Quince con Gergiev
y el Mariinski (con Freire en el Segundo de Brahms). Entre
otras páginas de repertorio, el Concierto para violonchelo de
Elgar (con Meneses y Tortelier), la Fantástica por NézetSéguin (en un homogéneo programa francés que incluye La
muerte de Cleopatra con Antonacci y Mi madre la oca), la
Quinta de Bruckner con Thielemann y la Cuarta de Schumann por Janowski y la Suisse Romande.
Juan Manuel Viana
13
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AGENDA
Madrid. Ciclo Lied
SIGUIENDO EL ITINERARIO
C
onstituido, por derecho propio, en una de
las instituciones de la
vida musical madrileña, ignorando los inconvenientes de estos tiempos, este
ciclo sigue su itinerario exigiéndose el mejor nivel internacional de su especialidad.
La soprano Soile Isokoski, más que aceptada en el
mundo de la ópera, se presenta en la serie con un programa ecléctico: Schumann,
Duparc, Kuula y Strauss.
También por primera vez
oiremos al barítono Florian
Bosch en un programa con
distintos matices del romanticismo germano: Schubert.
Schumann y Zemlinsky. Por
fin, se incorpora asimismo al
elenco de este cancionero
nuestra bien conocida Nancy
Fabiola Herrera, una mezzo
lírica acreditada y calificada
en ópera y zarzuela, que
repasará
el
repertorio
moderno español (Falla,
Gerhard, Montsalvatge y Toldrá), junto a Milhaud y canciones religiosas negras.
Los otros intérpretes
comprometidos ya han figurado en la serie. La soprano
Dorothea Röschmann abordará a Robert y Clara Schumann, a Liszt y a Mendelssohn. Un programa Schubert
volverá a ocupar en esta
querencia tan suya al barítono Matthias Goerne. Violeta
Urmana pondrá su rica vocalidad de soprano dramática a
Duparc, Poulenc, Mahler,
Strauss y Rachmaninov. La
soprano Juliane Banse reunirá a un canónico de este
género como Wolf con dos
autores menos frecuentes: el
baladista Loewe y Joseph
Marx. Para rematar la ilustre
ISOKOSKI
URMANA
Schneider
Isokoski, Röschmann, Urmana, Goerne
Ciclo de Lied. Madrid. http: //teatrodelazarzuela.mcu.es/.
propuesta, el contratenor
Bejun Mehta hará un panorama de siglos pues irá desde
el barroco (Purcell) hasta
Beethoven pasando por el
clasicismo (Haydn) para
detenerse en la canción de
cámara inglesa: Vaughan
Williams, Warlock, Howells,
Berkeley, Gurney.
Ante el teclado, y no
pudiendo hacer la lista completa, baste recordar a algunos de nuestros más conocidos y aplaudidos especialistas: Malcolm Martineau, Helmuth Deutsch, Julius Drake,
Wolfgang Rieger.
Blas Matamoro
Madrid. Juventudes Musicales
MANTENER EL NIVEL
Dudamel, Mehta, Argerich, Sokhiev
14
Mathias Bothor
H
ay que reconocer a Juventudes Musicales de Madrid
su empeño anual por mantener un alto nivel de calidad en su ciclo. Probablemente no haya ningún otro
equiparable en dicha ciudad, salvo el de Ibermúsica
o el Liceo de Cámara cuando están de buen año. JJMM nos
abruma con un muestrario de grandes solistas, bien arropados en el capítulo instrumental, de manera que, mientras
dura esta constatación admirativa, no advertimos si el nivel
de las propuestas ha experimentado un ligero descenso,
como sucede en la temporada 2010-2011.
En esta temporada cabe destacar a varios artistas de talla,
como Janine Jansen —puro espiritu—, que se medirá con el
Concierto para violín de Brahms, o Vadim Repin, que hará
ondear su violín irrompible en una alta velada de cámara
junto a Lang Lang y Mischa Maiski. Yuri Bashmet pondrá su
espléndida viola al frente de una orquesta moscovita, y su
propuesta incluye a Boris Chaikovski, casi el único autor
contemporáneo del ciclo. En marzo, si el virus de las cancelaciones no lo impide, habrá bombazo: Martha Argerich fundirá su piano feroz con una orquesta francesa a las órdenes
de Tugan Sokhiev, tampoco ayuno de garra. Las batutas
estarán bien surtidas, con la presencia de Zubin Mehta, y del
energético Gustavo Dudamel, que nos visitará con la Filarmónica de Los Angeles y la Novena de Mahler. Otro venezolano con proyección, Christian Vásquez, dirigirá la Quinta
de Beethoven, y, como en todo ciclo que se precie, habrá
también una figura sobrevalorada, cual es el digno pero
impersonal Fabio Luisi, que tal vez no hará justicia a Mahler,
DUDAMEL
Juventudes musicales.
Madrid. http: //www.juvmusicales-madrid.com/.
pero éste, en cambio, puede ponerle en evidencia. William
Christie es un príncipe. Con presumible refinamiento, plantará en los atriles la ópera Atys, un Lully con el que ya dejara
huella hace dos décadas en el Teatro de la Zarzuela.
Joaquín Martín de Sagarmínaga
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AGENDA
Valencia. Sociedad Filarmónica
AJUSTANDO RECURSOS
Gavrilov, Vassiliev, Sánchez, Marín
Wladimir Wjatkin
A
la vista de la lenta
pero constante caída
en el número de
miembros de la Sociedad Filarmónica de Valencia,
la programación del curso
2010-2011 parece bastante
condicionada por los correspondientemente menguantes
recursos de que dispone su
directiva. De las veinticinco
convocatorias previstas, sólo
en una aparece un nombre
que pueda considerarse de
primer nivel, el del pianista
Andrei Gavrilov (21-II).
Destacan por lo demás
unas cuantas “curiosidades”.
Así cabe calificar, en efecto,
la visita de los Violines de la
Filarmónica de Berlín, que,
junto a algunos “originales”,
interpretarán arreglos que
van desde la obertura de Ruslan y Ludmila hasta la obertura del Murciélago (29-XI).
Sobre todo por la infrecuencia con que se oyen conjuntos de viento, en este apartado cabe incluir también la
actuación del clarinetista Sasha Rattle al frente del Berlin
Counterpoint (13-XII). El violinista Vasko Vassiliev volverá
seguramente a acrecentar la
fama que cuenta entre este
público con otro heterodoxo
programa en el que no podía
faltar el tango (27-XII). Las
siete últimas palabras ya no
es, afortunadamente, una
rareza en ninguna de las versiones redactadas por Haydn,
sí en la versión para voz
solista (la soprano Ana María
Sánchez) y cuarteto de cuerdas (el Iturriaga) preparada
por José Peris (18-IV). Algo
parecido debe decirse de los
dos conciertos para piano de
Chopin, cuya redacción original Carles Marín protagonizará junto al Cuarteto Sorolla
(30-V).
Ocho cuartetos de cuerdas (más un quinteto con
piano) y seis orquestas de
GAVRILOV
cámara, con programas
variados pero en los que no
abundan sino todo lo contrario las excepciones al gran
repertorio que va del barroco al romanticismo pasando
por el clasicismo, copan
prácticamente el resto. En
cuanto a orquestas sinfónicas, sólo se oirán dos: una,
la Filarmónica Eslovaca (con
Smetana, Chaikovski y Borodin en los atriles), en la inauguración (18-X); otra, la Philharmonie del Noroeste de
SÁNCHEZ
Alemania (con el Tercero de
Rachmaninov en la primera
parte y un popurrí Wagner
en la segunda), en la penúltima velada (23-V).
Hecho grave constituye
sin duda la presencia apenas
testimonial a que se relega la
voz. Por desgracia, parece
una tendencia cuya generalización avanza a pasos de
gigante y en aceleración
constante.
Alfredo Brotons Muñoz
Sociedad Filarmónica. Valencia. http:
//www.sfilarmonicavalencia.com/.
A partir del día 7
ONEGIN, MONTEZUMA Y MAHAGONNY
ABREN TEMPORADA EN EL REAL
E
vgeni Onegin de Chaikovski, Montezuma
de Graun y Ascenso y
caída de la ciudad de
Mahagonny de Kurt Weill
abren la nueva temporada
del Teatro Real. La primera
de ellas, a partir del 7, en la
celebradísima puesta en
escena de Dimitri Cherniakov y con Dimitri Jurowski
—el más joven de la saga—
al frente de las huestes del
Bolshoi. Montezuma de
Graun —y con libreto de
Federico Guillermo II de
Prusia— llegará el 15 a los
Teatros del Canal en coproducción con el Theater der
Welt 2010, el Festival Internacional de Edimburgo, Kampnagel de Hamburgo, el Instituto Nacional de Bellas Artes
de México, el Festival Inter-
nacional Cervantino de Guanajuato y la Fundación
Anglo-Mexicana, y con ocasión del bicentenario del inicio del proceso de independencia de las repúblicas iberoamericanas. Y el día 30 llega Mahagonny de Brecht y
Weill, en producción propia, con un reparto de campanillas —Henschel. White,
Brueggergosman
entre
otros—, dirigida por Pablo
Heras-Casado en lo musical
y con puesta en escena de
La Fura dels Baus.
15
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AGENDA
Necrología
CESARE SIEPI
P
ocas voces tan consistentes, rotundas, amplias, oscuras
y perfumadas como la de Cesare Siepi, que murió el 5
de julio en su residencia americana de Atlanta. Había
nacido en 1923 en Milán y estudiado en su Conservatorio. Con evidente provecho, pues enseguida participó en un
grupo de madrigales. Pero la voz, inmensa, requería espacios y a los 18 años debutó en Schio como Sparafucile. El
instrumento era fenomenal: timbre suntuoso, emisión dúctil,
homogeneidad y plenitud; los de un bajo cantante auténtico,
dotado de una pastosidad regia, de unas sonoridades, en
ocasiones ligeramente cavernosas, de extraordinaria morbidez, características manejadas con elegancia y finura a través
de un fraseo verdaderamente fascinante. La rotundidad de
las notas abisales, con un fa1 de una robustez pétrea, similares a las que adornaban la voz del gran bajo vienés Emanuel
List, le hacían también adecuado para partes dignas de un
basso profondo. La igualdad de la tesitura, una columna
ancha y lustrosa, sin altibajos, la contundencia y direccionali-
dad de los agudos, hasta un rutilante sol3, la elasticidad de la
línea, la eficaz técnica respiratoria, lo facultaban para acercarse a partes más propias de un barítono, como las de Don
Giovanni y Fígaro de Mozart, que él decía con una distinción
sensacional, en la senda de su predecesor Ezio Pinza, de tinte más baritonal. Visitó el Liceo en la temporada 1947-1948
para una revisión de Anna Bolena de Donizetti. Y triunfó
desde 1950 en el Met, donde se presentó con el papel de
Felipe II. El repertorio de Siepi era amplísimo y recorría las
partes más relevantes de su cuerda. En sus últimos años
como profesional, cantó, como Pinza, comedia musical. A
partir de 1945 grabó mucho, y bien, tanto recitales como
óperas completas, en estudio y en vivo.
Arturo Reverter
Del Liceu al Palau
UN PÚBLICO SOSPECHOSAMENTE FELIZ
E
16
l Liceu, que intenta conocer cada vez con más detalle
el perfil del público que acude a sus temporadas, hizo
público en julio un estudio de mercado que destaca la
altísima fidelidad de sus abonados —nada menos que
el 93% de los abonados a sus temporadas quiere seguir
siéndolo— y ofrece el siguiente perfil sociocultural: de clase alta y media alta, con estudios universitarios, activo consumidor de ocio cultural y usuario habitual de internet.
Para el estudio se han realizado 1.128 entrevistas a abonados, público esporádico del teatro y espectadores potenciales. En este último grupo, el interés por acudir al teatro
nada tiene que ver con la calidad de su oferta: desean acudir por la singularidad del edificio y consideran la ópera un
género para entendidos, largo y aburrido. Probablemente
tienen razón, pero es un dato que en todo caso revela cierto grado de masoquismo, ya que las posibilidades de pisar
el Liceu para ver otro tipo de espectáculos que nada tienen
que ver con la ópera es cada vez mayor, desde el jazz y el
flamenco a la canción de autor o el pop de diseño, variopinta oferta que tiene visos de seguir creciendo: ante los
recortes de subvenciones, alquilar la sala es una fuente de
ingresos a tener cada vez más en cuenta. Más datos: el 80%
de los que compran entradas puntualmente lo seguirán
haciendo y el 64% de los que no han venido nunca están
dispuestos a hacerlo.
El estudio, realizado por encargo del teatro por la
empresa Salvetti & Llonbart, ofrece una imagen idílica de
un público sin el más mínimo espíritu crítico con la gestión
del teatro, lo que ya de por sí rebaja la fiabilidad de la
muestra: 590 entrevistas a abonados de todos los turnos y
ubicaciones del teatro, 175 entrevistas a público esporádico
y 363 a público potencial no sólo de Cataluña. En este último apartado están los más jóvenes, con un perfil muy tecnológico que “en caso de tener una futura relación con el
teatro, debería ser preferiblemente a través de este medio”.
Vamos, que no piensan pasar por taquilla.
El exceso de triunfalismo que arroja el estudio pone en
tela de juicio tanto el valor de la muestra seleccionada
como el tipo de cuestionarios aplicados. No hay, por ejemplo, datos sobre el porcentaje de abonados que han decidido no renovar sus abonos porque no les gusta la línea
artística del teatro. Las cartas de abonados indignados que
aparecen publicadas de forma regular en diarios y revistas
especializadas indican que debe de haber un grado de
insatisfacción algo mayor del que arroja este estudio. También resulta extraño que a nadie le parezca raro que el precio de las localidades del Liceu figure entre las más caras
de toda Europa. Sinceramente, cuesta creer tan altísimo
grado de satisfacción con la gestión del teatro y desde luego, basta con poner la oreja durante los entreactos para
saber lo que piensan no pocos abonados.
Días antes de divulgarse este estudio, Gerard Mortier
visitó el Círculo del Liceu y allí habló de su filosofía artística poniendo el acento, precisamente, en la necesidad de
conocer mejor al público que acude al teatro, en la obligación de formar espectadores activos que vean en la ópera
algo más que un simple divertimento, algo más que simple
ocio. “El público”, dice Mortier, “es más inteligente de lo
que algunos creen, y no busca sólo diversión o espectáculo. Busca emociones, y nuestra responsabilidad es guiarlos,
hacerles descubrir el valor de los clásicos del barroco, del
siglo XX o de la creación contemporánea”. Y los datos del
estudio de mercado encargado por el Liceu retratan un
público sospechosamente feliz y conformista y dibujan una
acción institucional más preocupada en la búsqueda de
clientes potenciales que en el compromiso de entender el
teatro y la ópera “como una forma de arte que puede y
debe influir en la sociedad”.
Javier Pérez Senz
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AG E N DA
Quinta Edición
PARTENOPE
Ana F. Barredo
PREMIOS LÍRICOS TEATRO
CAMPOAMOR 2010
E
l 23 de julio se hacían públicos en Oviedo los ganadores
en sus distintas categorías de los Premios Líricos Teatro
Campoamor en su quinta edición. Un total de 290 candidaturas fueron presentadas procedentes de los principales
teatros, festivales y temporadas con programación lírica estable de nuestro país, integrados la práctica totalidad de los
mismos en la Asociación OPERA XXI, entidad de la cual es
miembro de honor la Fundación Premios Líricos Teatro Campoamor. Los premios están destinados a aquellos artistas
españoles o extranjeros que hayan actuado en España a lo
largo del año anterior al del fallo del jurado.
Los ganadores este año han sido Andrea Marcon (mejor
director de orquesta) por Ariodante de Handel en el Teatro
Campoamor de Oviedo; Carles Padrissa (mejor dirección de
escena) por El anillo del nibelungo de Wagner en el Palau de
les Arts de Valencia; el INAEM (mejor nueva producción) por
Partenope de Vinci; Leo Nucci (mejor cantante masculino)
por el papel titular en Rigoletto en el Teatro Real de Madrid;
Nina Stemme (mejor cantante femenina) por Salomé en la
obra homónima de Strauss en el Gran Teatro del Liceo de
Barcelona; Celso Albelo (cantante revelación) por su Lord
Arturo Talbot de I Puritani de Bellini en el Palacio de la
Opera de La Coruña; Borja Quiza (mejor cantante de zarzuela) por Carlos en La viejecita de Fernández Caballero en el
Teatro Arriaga y el Festival Grec de Barcelona; Chateau Margaux y La viejecita (mejor nueva producción) dirigidas por
Lluís Pascual para los teatros citados. Cierran la lista el barítono José van Dam (premio a toda una cerrera) y ABAO
(premio a la institución o persona que haya contribuido decisivamente al desarrollo de la lírica en España).
El jurado –que manifestó su apoyo a la candidatura de la
ciudad de Oviedo como capital cultural de Europa en el año
2016-, presidido por Inés Argüelles y actuando como secretario Cosme Marina (La Nueva España), estuvo formado por
Gonzalo Alonso (La Razón), Manuel Cabrera (Diario Vasco),
Marcelo Cervelló (L’Opera), Pablo Meléndez-Haddad (ABC),
Andrés Moreno Mengíbar (Diario de Sevilla), Arturo Reverter
(El Cultural de El Mundo), Fernando Sans Rivière (Ópera
Actual), Luis Suñén (Scherzo) y Juan Ángel Vela del Campo
(El País).
En la ceremonia de entrega, que se celebrará en el transcurso de una gala-concierto en el Teatro Campoamor de
Oviedo a principios de enero de 2011, los premiados recibirán doce mil euros y una estatuilla en bronce de “La Gitana de Paris” de Sebastián Miranda.
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AG E N DA
Festival de Alicante
EN TORNO A
Ciclo de Grandes Intérpretes
VUELVE JOSEP
COLOM
Rafa Martín
M
iguel Hernández es la figura en torno a la cual gira
buena parte del XXVI Festival de Música de Alicante que este año presenta un total de quince estrenos,
nueve de ellos encargo del Centro para la Difusión
de la Música Contemporánea. Se inaugura el 16 de septiembre en el Teatro Principal con un concierto a cargo de la Jove
Orquestra de la Generalitat Valenciana dirigida por Manuel
Galduf y con obras de Voro García inspiradas en el poeta de
Orihuela. Lo mismo sucederá al día siguiente en el recital de
la mezzosoprano Elena Gragera y el pianista Antón Cardó
cuyo título es Miguel Hernández y sus influencias poéticas, y
que es un recorrido por canciones de autores españoles y latinoamericanos que van de Manuel de Falla a Alexis Soriano
pasando por Nin-Culmell, Montsalvatge o Eduardo Rincón. El
mismo viernes, el Atelier Gombau, dirigido por Carlos Cuesta y con Juan Carlos Garvayo como piano solista, negociará
obras de Lutoslawski, Gerhard, Gerenabarrena y Rueda. La
Joven Orquesta y el Coro de la Comunidad de Madrid, con
David Ethève al frente y la soprano Celia Alcedo, pasarán
revista a piezas de Cruz de Castro, José Luis Turina, David del
Puerto y Jesús Torres. Será el sábado 18. El domingo 19, el
Grupo Enigma con Juan José Olives propone un programa
Xenakis, Díez, Casablancas y Henze. Jacobo Durán Loriga
estrenará el lunes 20 su Las cuitas de Job, ganadora del XVII
Concurso de Creación Radiofónica CDMC-Radio Clásica 2010.
Y un poco más tarde, en el Arniches, Sigma Project con obras
de Miró, Alla, Eslava y Cué. El Smash Ensemble dará en el
Centro Cultural “Las Cigarreras” un programa con piezas de
Moreno, Torá, Mendoza, Fiszbein y Ferneyhough. Klangforum
Wien llegan al Principal el jueves 23 dirigidos por Peter
Hirsch para ofrecer composiciones de César Camarero, Georges Aperghis, Aureliano Cattaneo y Mauricio Sotelo. El
Ensamble Sillages en el Arniches propondrá un programa al
día siguiente con obras de Hervé, Murail y Joseba Torre. La
clausura, el sábado 25 en el Principal será responsabilidad de
la JONDE con Lutz Köler: Décima de Shostakovich y Días y
noches de amor y guerra de Mario Carro. Como novedad
esperada, y rodeada de expectación, el I Encuentro Profesional de Música Contemporánea de Alicante, que se desarrollará en Centro Cultural “Las Cigarreras” los días 23 y 24.
V
uelve al Ciclo de Grandes Intérpretes —en el que
actuó por primera y única vez en 2002— Josep
Colom (Barcelona, 1947), el gran pianista español
que se revelara ganando en 1977 y 1978, respectivamente, los concursos de Jaén y Santander. Formado con
Rosa Colom y Joan Guinjoan, Colom ha crecido con el
tiempo de manera extraordinaria, se ha ido haciendo un
pianista hondo y sereno, ampliando repertorio con inteligencia y no reduciendo su actividad a la música española,
de la que, sin embargo, es referente obligado. Su discografía —en ocasiones con la también pianista Carmen Deleito en obras a cuatro manos o dos pianos— lo muestra en
ambas orillas: Blasco de Nebra, Brahms, Falla, César
Franck, Mompou… El programa de su vuelta al Ciclo es
ambicioso y a la vez adecuadísimo para mostrar todas las
armas del piano de Colom, desde su capacidad analítica a
su virtuosismo: la Partita nº 6 de Bach, La tombeau de
Couperin de Ravel y la Sonata en si menor de Liszt.
Madrid. Auditorio Nacional. 28-IX-2010. Josep
Colom, piano. Obras de Bach, Ravel y Liszt.
www.fundacionscherzo.es
MENA, A LA FILARMÓNICA DE LA BBC
J
18
uanjo Mena (Vitoria, 1965) será el sucesor de Gianandrea
Noseda como titular de la Orquesta Filarmónica de la
BBC, con sede en Manchester, a partir del comienzo de la
temporada 2011-2012. Noseda se hizo cargo de la orquesta en 2002 y será a partir del año próximo Director Laureado. El contrato de Mena —ya primer invitado de la Filarmónica de Bergen y principal invitado en el Carlo Felice de
Génova— es, inicialmente, por tres años y con doce semanas de trabajo con la orquesta cada uno de ellos. Dirigirá a
la formación radiofónica tanto en su sede del Bridgewater
Hall de Manchester como en los Proms o en las giras internacionales. Igualmente, Mena dirigirá a la Filarmónica de la
BBC en distintas grabaciones en exclusiva para la firma británica Chandos. La primera de ellas, ya realizada y de próxima aparición, será con obras de Gabriel Pierné y con el pianista francés Jean-Efflam Bavouzet. Richard Wigley, General
Manager de la BBC Philharmonic, ha dicho que “Juanjo Mena
es un músico maravilloso que continuará la tradición de la
orquesta de tener como titulares a directores de primera fila
mundial”.
Rafa Martín
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AC T U A L I DA D
NAC I O NA L
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Las limitaciones de la falta de escena
UN TRIUNFO A MEDIAS
Gran Teatro del Liceo. 26-VI-2010. Mijail Vekua, Olga Guriakova, Vladimir
Ognovenko, Elena Obraztsova, Stephan Rügamer, Joan Martín-Royo, Olga Savova.
Coro del Liceo. Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director:
Alexander Anissimov. Prokofiev, El jugador (versión de concierto).
El Liceu se apunta un éxito a medias con el estreno, sólo en versión de
concierto, de El jugador,
escrita por un joven e
irreverente Prokofiev de
apenas 24 años a partir
de la célebre novela de
Dostoievski. Puro teatro
hecho música: la opción de
concierto se ha revelado
insuficiente para apreciar
con plenitud sus valores.
Prokofiev pone la más ácida
e incisiva de las músicas para
mover teatralmente a un
exasperante grupo de parásitos que buscan fortuna en el
casino de Rulettenburg, imaginaria población balnearia
alemana, en el año 1915, al
inicio de la Primera Guerra
Mundial. Supo mucho Prokofiev de guerras, purgas y
silencios políticos: sólo logró
estrenar El jugador en Bruselas en 1929, en versión francesa y en la Rusia soviética
no pudo verse hasta 1963,
diez años después de su
muerte.
Hay golpes de puro
genio teatral en la partitura,
como las intervenciones de
Babulenka, la abuela, a
quien sus familiares creen
moribunda, que llega por
sorpresa al casino para fundirse el patrimonio, sembrando el pánico entre los
parásitos que la rodean: en
su regreso a un escenario
donde siempre triunfó a lo
grande con sus grandes
papeles (Azucena, Eboli,
Dalila, Carmen…) la veterana Elena Obraztsova no desperdició las grandes oportunidades de lucimiento que
ofrece el papel y, a base de
tablas, temperamento e instinto teatral, se llevó el gato
al agua en sus histriónicas
escenas. El formato de concierto mostró de forma cruda sus limitaciones en
muchas ocasiones, en especial en la espectacular escena en el casino del cuarto
A. Bofill
BARCELONA
ACTUALIDAD
BARCELONA
Elena Obraztsova y Olga Guriakova en El jugador de Prokofiev
acto, puro mecanismo de
relojería teatral hecho música, plagado de personajes
episódicos que, por su pésima situación al fondo del
escenario, a duras penas se
hacían oír en medio del
punzante tejido orquestal.
En este acto final aprovechó
muy bien el coro su única
intervención, en la que jalea
la suerte de Alexei al hacer
saltar la banca.
Director de gran oficio,
Alexander Anissimov —en
2002 firmó una gran versión
de Lady Macbeth en el distrito de Mstenk— supo conjugar con acierto la fluidez
narrativa y la opulencia sinfónica de la obra. Mantuvo
vivo el latir teatral de una
obra dialogada, sin arias al
uso ni voluntad cantabile, de
ritmo diabólico y cegador
virtuosismo orquestal. La
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) se mostró en muy
buena forma, exhibiendo un
sonido brillante, precisión y
atención al detalle. Esperamos verla pronto en el foso
liceísta.
La ubicación de la
orquesta en el escenario
favorece a las voces. A unas
más que a otras. Impresionó
por su pasta vocal, de auténtico bajo, y por el carácter,
Vladimir Ognovenko en el
papel del general, el mejor
intérprete en un extenso
reparto en el que sorprendió
gratamente el tenor Mikhail
Vekua en el exigente papel
de Alexei: sólidos medios y
muchas agallas al hincarle el
diente a un personaje confiado inicialmente a su colega
Misha Didik, quien, a su vez,
tras la retirada por enfermedad de Ben Heppner, apechugó con el papel estelar
de La dama de picas. El
ascenso de Vekua tiene más
mérito, pues estaba contratado para un pequeño papel y
en la ruleta de tenores
suplentes le ha tocado un
premio gordo. Bien Olga
Guriakova en el papel de
Polina, una manipuladora de
armas tomar; notable labor
de Stephan Rügamer, que
dio mucho relieve al papel
de marqués, y buenas prestaciones de Olga Savova (Blanche) y Joan Martín-Royo (Mr.
Astley).
Javier Pérez Senz
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ACTUALIDAD
BARCELONA
Temporada del Gran Teatro del Liceo
ANHELO DE PAZ (CON PESIMISMO)
Bofill
Barcelona. Gran Teatro del Liceo. 6-VII-2010. Anja Kampe, soprano; Ian Bostridge, tenor; Peter Mattei, barítono. Coro de
Cámara del Palau de la Música Catalana. Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatro del Liceo. Escolanía de Montserrat.
Director: Michael Boder. Britten, War Requiem.
R
ecordar las circunstancias de la creación del
War Requiem (Réquiem
de guerra) de Benjamin Britten ayuda siempre, creo, a
una mejor interpretación y a
un más intenso goce de la
obra. Ésta fue escrita para la
consagración de la reconstruida Catedral de Coventry (la
histórica ciudad inglesa arrasada por las bombas alemanas) el 30 de mayo de 1962.
Al recuerdo de los horrores
de la guerra se sumaba la
presencia de la angustia de la
guerra fría, entonces en un
momento álgido, y todo eso
gravitaba sobre la mente del
pacifista profundamente convencido que era Britten, compositor, por otra parte, conscientemente enraizado en la
tradición inglesa. Situado en
esa tradición compone algo
tan inglés —desde Haendel
hasta hoy— como un oratorio, y además, como pide esa
misma tradición, casi gigantesco en sus medios instrumentales y vocales. No necesita explicación que una parte del texto de este oratorio
tan inglés sea la venerable
liturgia latina del Réquiem —
no es algo que suponga problema alguno en la tradición
anglicana y anglocatólica—,
una parte sustancial; pero
Britten es también un compositor de su tiempo y un hombre acuciado por la angustia
con la que desea una paz tan
anhelada como difícil y frágil:
los horrores de las dos guerras mundiales dan testimonio de esa precariedad de la
paz. Y, para dar presencia a
esa angustia y a ese anhelo y
al pesimismo con que se producen, Britten elige un texto
de Wilfred Owen, un poeta
inglés también pacifista que
murió en el frente en los últimos días de la Gran Guerra.
A esos textos prestan su voz
un tenor (Bostridge) y un
barítono (Mattei), rodeados, a
modo de continuo, por un
pequeño conjunto orquestal
Anja Kampe y el Coro del Gran Teatro del Liceo en el War Requiem de Britten
que los opone a la masa coral
e instrumental y a la soprano
(Kampe). Coro, voces blancas
y soprano tiene a su cargo el
texto latino, tratado con una
mezcla sabia de tradición (el
recuerdo más que anecdótico
del Réquiem de Verdi, las
fugas, por ejemplo, sobre el
texto “Quam olim Abrahæ”) y
original renovación. Gobernar todo eso con mentalidad
arquitectónica, conseguir la
conjunción y oposición de
planos y de caracteres, de
emoción de esperanza y
emoción de pesimismo fue
mérito de la cuidada dirección de Michael Boder. Excelentes en lo técnico —emi-
sión y control de la voz, unidad de color— y en lo dramático estuvieron Mattei y
Bostridge, este último como
si la parte hubiera sido escrita para él —lo estuvo para
Pears que parece haberse
reencarnado en Bostridge—:
la pureza de ambas voces
masculinas en Strange Meeting queda para el recuerdo.
La estupenda soprano Anja
Kampe, por consideraciones
de dramaturgia situada detrás
de la inmensa masa instrumental, lo hubiera tenido más
fácil y hubiera complacido
más a la escucha en un
emplazamiento menos cruel;
cierto es que la contraposición belleza consoladora
expresada en el rito latino /
belleza desolada en las palabras de Owen, hubiera perdido evidencia. Finalmente, un
adecuado y sobrio uso de la
iluminación resaltó la distribución de los medios instrumentales y vocales en función de su rentabilidad dramática. En general, todo, todo
a mucha altura, y pródigo en
emoción con rigor, en belleza
con dramatismo.
José Luis Vidal
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AC T U A L I DA D
CÓRDOBA / LA CORUÑA
XXX Festival de la Guitarra
CÓRDOBA, CAPITAL DE LA GUITARRA
CÓRDOBA
Teatro Cómico Principal. Gran Teatro de Córdoba. 8/21-VII-2010.
Con más de una treintena
de conciertos, el VII Concurso Internacional, un
extenso programa formativo y especializadas actividades complementarias,
el Festival de la Guitarra
de Córdoba ha crecido en
diversidad e importancia. Ateniéndome al aspecto clásico
del certamen, hay que resaltar
el ciclo que ha llevado por
título La mujer y la guitarra.
En él ha dejado huella la
actuación de la guitarrista
murciana Carmen Ros. Su versión de los Quince Estudios
de Mateo Carcassi fue una
verdadera lección magistral
de sonido y musicalidad con
un instrumento en línea formal con los construidos por
Antonio de Torres, y también
de manera palmaria en el
Rondó de Concierto del francés Napoleón Coste y en la
Fantasía húngara del eslovaco Johann Kaspar Mertz. Días
antes Pepe Romero dedicó su
recital a obras Albéniz y
Tárrega, demostrando la interiorización estilística de estos
músicos, esenciales en la
carrera de este guitarrista. La
música amable fue el sentido
que inspiraba el programa de
la cubana Iliana Matos, destacando su gracia en la Serie
americana del argentino
Héctor Ayala y los estrenos
absolutos de Diabolical
Rumours y Capítulo final de
sus compatriotas Eduardo
Morales-Caso y Luis Mario
Ochoa respectivamente.
David Russell volvió a
val a una de sus alumnas, la
eslovena Sanja Plohl, al que
siguió una irregular actuación
de la belga Lore Raus, ganadora de la pasada edición de
dicho certamen. Con una
excelente Orquesta de Córdoba bajo la batuta del director
jerezano Juan Luis Pérez, el
reconocido arte de maestros
como Barrueco, y el austriaco
Wulfin Lieske, este último
haciendo un estreno absoluto
como autor e intérprete de un
atractivo Córdoba Concerto,
aquel con una excelente versión del Concierto de Aranjuez, cerró esta edición del
festival que se supera a sí
mismo en extensión y calidad
de programación.
demostrar una gran solidez
musical en sus transcripciones de Bach —Sinfonías y
Suite BWV 1034— además de
una extraordinaria interpretación de Arabesque en forme
de caprice dedicada a él por
el francés Francis Kleynjans.
Ignacio Rodes se afanó en un
programa arduo en lo técnico
para su contenido artístico,
eso hizo que el Homenaje “Le
tombeau de Debussy” de
Manuel de Falla surgiera
como ansiada luz entre las
buenas intenciones de obras
de Bacarisse, Esplá, López
Chavarri, Esquembre y Asencio. Curiosamente este guitarrista alicantino presidió el
jurado que otorgó el premio
de VII Concurso Internacional de Guitarra de este festi-
José Antonio Cantón
Festival Mozart (y II)
Y PARA FINALIZAR
LA CORUÑA
M. A. Fernández
Palacio de la Ópera. 19-VI-2010. Mendelssohn, El sueño de una noche de verano. Ana Nebot, María José Suárez. Coro
y Sinfónica de Galicia. Director musical: Rubén Gimeno. Directora de escena: Eva del Palacio. Academia de Bellas
Artes. 24-VI-2010. Cuarteto Infeld. Obras de Kuhlau y Dubois. Casa de los Peces. 25-VI-2010. Cuarteto Ginastera.
Obras de Mozart y Mendelssohn. Teatro Colón. 26-VI-2010. Ann Hallenberg, Karina Gauvin, Theodora Baka, Johannes
Weisser, Vito Priante. Il Complesso Barocco. Director: Alan Curtis. Haendel, Giove in Argo (versión de concierto).
22
El Festival Mozart del año
2010 se cerró con cuatro
actos musicales de singular simetría: dos óperas y
dos cuartetos; sólo de
arcos, el uno, y con piano
el otro. El Cuarteto Infeld
tuvo el indiscutible mérito
de darnos a conocer a dos
notables compositores de los
tiempos de Mozart, Friedrich
Kuhlau y Théodore Dubois,
en sendos cuartetos con piano. Y el Cuarteto Ginastera
tocó los célebres divertimentos de Mozart, llamados Sinfonías de Salzburgo, con cuatro arcos, y el Cuarteto nº 2,
de Mendelssohn.
Es bien sabido que la
alternancia de música y texto
supone una importante dificultad. Así sucede en esta
escenificación de la música
incidental para El sueño de
una noche de verano, de
Ana Nebot y María José Suárez en El sueño de una noche de verano
Mendelssohn, con el desarrollo sobre las tablas de la
comedia de Shakespeare. Tal
vez falte cierta maduración
en el experimento, sobre
todo para aligerar un primer
acto premioso y largo; mejor,
el segundo, algo más breve y
con momentos brillantes
como la cómica representación teatral de los menestra-
les. Precioso vestuario, decorados sencillos y funcionales,
excelente
luminotecnia.
Actores, en general, acertados. Muy bien la Sinfónica,
bajo la batuta de Rubén
Gimeno, que hoy ya es más
que una promesa de la dirección. Las dos cantantes, muy
correctas en sus breves intervenciones. Excelente el Coro
de la Sinfónica, que dirige
Joan Company, a quien se ha
confiado con acierto el proyecto coral de la OSG. Giove
in Argo es un pasticcio; pero
la selección de arias, dúos y
coros fue realizada por el
propio Haendel, y de ese
modo la obra resulta en verdad maravillosa. El éxito de
su estreno en La Coruña (y
en España) fue enorme. El
Conjunto Barroco, aunque
toca con instrumentos originales, suena muy bien; eso
sí, ha de afinar en medio del
concierto. Tanto los instrumentistas como los cantantes
son muy jóvenes y de alto
nivel artístico. Curtis ha sabido conseguir un todo armónico que funciona maravillosamente bajo su sobria y
experta dirección.
Julio Andrade Malde
L
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Temporada
10
11
Temporada Lírica
DEL 22 DE OCTUBRE AL 21 DE NOVIEMBRE DE 2010
La del Soto del Parral
ZARZUELA EN DOS ACTOS Y TRES CUADROS
MÚSICA DE REVERIANO SOUTULLO Y JUAN VERT
LIBRO DE LUIS FERNÁNDEZ DE SEVILLA Y ANSELMO C. CARREÑO
ESTRENADA EN EL TEATRO DE LA LATINA DE MADRID,
EL 26 DE OCTUBRE DE 1927
DIRECTOR:
LUIS OLMOS
NUEVA PRODUCCIÓN DEL TEATRO DE LA ZARZUELA
Conferencias
EN COLABORACIÓN CON LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS
DE LA ÓPERA DE MADRID
DEL 16 DE DICIEMBRE DE 2010 AL 16 DE ENERO DE 2011
MARTES, 19 DE OCTUBRE 2010, A LAS 19:30 HORAS
ZARZUELA EN DOS ACTOS Y CUATRO CUADROS
La del Soto del Parral
MÚSICA DE PABLO LUNA
LIBRO DE ENRIQUE GARCÍA ÁLVAREZ Y ANTONIO PASO
El Niño Judío
REVERIANO SOUTULLO Y JUAN VERT
A CARGO DE RAMÓN REGIDOR
DE
LUNES, 13 DE DICIEMBRE DE 2010, A LAS 19:30 HORAS
El Niño Judío
PABLO LUNA
A CARGO DE BLAS MATAMORO
El Estreno de una Artista
DE JOAQUÍN
GAZTAMBIDE
DEL 11 DE FEBRERO AL 13 DE MARZO DE 2011
El Estreno de una Artista
y Gloria y Peluca
EL ESTRENO DE UNA ARTISTA
MÚSICA DE JOAQUÍN GAZTAMBIDE
LIBRO DE VENTURA DE LA VEGA
LUNES, 4 DE ABRIL DE 2011, A LAS 19:30 HORAS
ESTRENADA EN EL TEATRO DEL CIRCO DE MADRID,
EL 5 DE JUNIO DE 1852
Luisa Fernanda
FEDERICO MORENO TORROBA
A CARGO DE EMILIO CASARES
GLORIA Y PELUCA
MÚSICA DE FRANCISCO ASENJO BARBIERI
LIBRO DE JOSÉ DE LA VILLA DEL VALLE
LUNES, 6 DE JUNIO DE 2011, A LAS 19:30 HORAS
ESTRENADA EN EL TEATRO VARIEDADES DE MADRID,
EL 9 DE MARZO DE 1850
DE
Yo, Dalí
DE
XAVIER BENGUEREL
ENCUENTRO CON LOS AUTORES DE LA MÚSICA Y EL LIBRETO
ÁNGEL VELA DEL CAMPO
MODERADO POR JUAN
NUEVA PRODUCCIÓN DEL TEATRO DE LA ZARZUELA
EN COPRODUCCIÓN CON EL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE OVIEDO
DEL 8 DE ABRIL AL 22 DE MAYO DE 2011
Danza
Luisa Fernanda
DEL 5 AL 12 DE SEPTIEMBRE DE 2010 (EXCEPTO MIÉRCOLES)
Corella Ballet Castilla y León
PROGRAMA
EL LAGO DE LOS CISNES
BALLET EN CUATRO ACTOS
MÚSICA: PIOTR ILICH CHAIKOVSKI
COREOGRAFÍA BASADA EN LA VERSIÓN ORIGINAL DE MARIUS
PETIPA Y LEIV IVANOV, REVISADA POR ÁNGEL CORELLA
COPRODUCCIÓN DEL TEATRO CALDERÓN DE VALLADOLID,
TEATRO CAMPOAMOR DE OVIEDO Y TEATRE AUDITORI
DE SANT CUGAT CON LA COLABORACIÓN DE CAJA SEGOVIA
DEL 16 AL 26 DE JUNIO DE 2011(EXCEPTO LUNES)
Compañía Nacional de Danza
COMEDIA LÍRICA EN TRES ACTOS
MÚSICA DE FEDERICO MORENO TORROBA
LIBRO DE FEDERICO ROMERO Y GUILLERMO FERNÁNDEZ-SHAW
ESTRENADA EN EL TEATRO CALDERÓN DE MADRID,
EL 26 DE MARZO DE 1932
NUEVA PRODUCCIÓN DEL TEATRO DE LA ZARZUELA
DÍAS 8, 10 Y 11 DE JUNIO DE 2011
Yo, Dalí
ÓPERA EN CUATRO ACTOS
MÚSICA DE XAVIER BENGUEREL
LIBRETO DE JAIME SALOM
ESTRENO ABSOLUTO
COPRODUCCIÓN DE OPERADHOY, TEATRO DE LA ZARZUELA
Y GRAN TEATRO DEL LICEO
PROGRAMA
MÚSICA: A DETERMINAR
COREOGRAFÍA: A DETERMINAR
DIRECTOR: JOSÉ ANTONIO
PROGRAMA
DISEÑO GRÁFICO: ARGONAUTA DISEÑO
MÚSICA: A DETERMINAR
COREOGRAFÍA: A DETERMINAR
Venta de Abonos
Venta de nuevos Abonos de Zarzuela:
Del 1 de Julio al 11 de Septiembre de 2010.
VENTA TELEFÓNICA
902 332 211
MARITA VIITASALO, piano *
LUNES, 20 DE DICIEMBRE DE 2010
RECITAL II
DOROTHEA RÖSCHMANN, soprano
MALCOLM MARTINEAU, piano
MARTES, 11 DE ENERO DE 2011
RECITAL III
FLORIAN BÖSCH, barítono *
MALCOLM MARTINEAU, piano
MATTHIAS GOERNE, barítono
MARTES, 8 DE MARZO DE 2011
RECITAL V
VIOLETA URMANA, soprano
PHILIP SCHULZE, piano
LUNES, 18 DE ABRIL DE 2011
RECITAL VI
BEJUN MEHTA, contratenor
JULIUS DRAKE, piano
MARTES, 10 DE MAYO DE 2011
RECITAL VII
JULIANE BANSE, soprano
WOLFRAM RIEGER, piano
LUNES, 20 DE JUNIO DE 2011
RECITAL VIII
NANCY FABIOLA HERRERA, mezzosoprano *
RUBÉN FERNÁNDEZ AGUIRRE, piano *
* POR PRIMERA VEZ EN ESTOS CICLOS DE LIED
IX Ciclo de Jóvenes
Intérpretes de Piano
COPRODUCEN FUNDACIÓN SCHERZO Y TEATRO DE LA ZARZUELA
MARTES, 16 DE NOVIEMBRE DE 2010
RECITAL I
HARDY RITTER
(Alemania)
MARTES, 15 DE FEBRERO DE 2011
RECITAL II
JOSÉ ANTONIO ORTIZ (España)
LUNES, 7 DE MARZO DE 2011
RECITAL III
DAVID KADOUCH (Francia)
LUNES, 9 DE MAYO DE 2011
RECITAL IV
ANA KARINA ÁLAMO
(Venezuela)
DEL 16 AL 26 DE SEPTIEMBRE DE 2010
(EXCEPTO LUNES Y MARTES)
Joan Manuel Serrat
DEL 1 AL 17 DE JULIO DE 2011 (EXCEPTO LUNES)
Ballet Nacional de España
SOILE ISOKOSKI, soprano *
HELMUT DEUTSCH, piano
DE
FRANCISCO ASENJO BARBIERI
A CARGO DE ENRIQUE MEJÍAS GARCÍA
LUNES, 18 DE OCTUBRE DE 2010
RECITAL I
PRODUCCIÓN DEL TEATRO DE LA ZARZUELA (2001)
ZARZUELAS EN UN ACTO
Gloria y Peluca
COPRODUCEN FUNDACIÓN CAJA MADRID Y TEATRO DE LA ZARZUELA
LUNES, 14 DE FEBRERO DE 2011
RECITAL IV
PROGRAMA DOBLE
PROGRAMA DOBLE
XVII Ciclo de Lied
ESTRENADA EN EL TEATRO DE APOLO DE MADRID,
EL 5 DE FEBRERO DE 1918
DE
LUNES, 7 DE FEBRERO DE 2011, A LAS 19:30 HORAS
Recitales
http://teatrodelazarzuela.mcu.es
HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA
POEMAS DE MIGUEL HERNÁNDEZ
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GRANADA
Ciclos, homenajes, aniversarios
FESTIVAL DE VACAS (AMERICANAS) FLACAS
24
Esta LIX edición del Festival Internacional de
Música y Danza de Granada incide en las tendencias ya anunciadas en
la
edición
anterior:
reducción significativa
del número (y calidad) de las
formaciones
orquestales,
supresión de las formaciones
historicistas en los lugares de
mayor aforo, nulo recurso a
escenarios diferentes de los
tradicionales (si exceptuamos la Abadía del Sacromonte) y versión en concierto de
las músicas escénicas de
rigor. Para compensar, se ha
alargado algo la duración
con la plena integración en
la estructura del Festival de
los conciertos a cargo de los
profesores de los Cursos
Manuel de Falla en el patio
de los Arrayanes y se ha
dado entrada a la música
más popular con la actuación de Serrat en el teatro del
Generalife como cierre oficial. Curiosamente, no se han
aprovechado las manifiestas
restricciones presupuestarias
para fomentar la música de
cámara, que sigue siendo la
asignatura pendiente en las
últimas ediciones del Festival. Y respecto de la política
de estrenos, el resultado es
parcialmente decepcionante.
El concierto inaugural, el
viernes 25 de junio, parecía a
priori un plato fuerte de la
edición, con la oportunidad
de contemplar a uno de los
directores jóvenes más publicitados del planeta, el venezolano Gustavo Dudamel, al
frente de la interesante Sinfónica de la Juventud Venezolana, con un programa adecuado a la contundencia de
la
orquesta:
Stravinski,
Ginastera y Carreño. Naturalmente, la orquesta, mascarón
de proa del exitoso Sistema
Abreu, mostró sus evidentes
limitaciones, que no pudieron disimular ni su tamaño
elefantiásico ni su propensión al fortissimo, no sólo en
una más que correcta Consagración de la primavera. De
Ginastera sonaron las danzas
del ballet Estancia (incluyendo Malambo, que volvería a escucharse en días posteriores como bis de Bátiz al
frente de la Orquesta Sinfónica del Estado de México)
y de Carreño una glosa sinfónica a Margariteña, concesión sin más al origen de
la orquesta. Sería necesario
ver a Dudamel al frente de
una orquesta senior para
juzgar sus manifiestas buenas cualidades.
En el extremo opuesto,
por media de edad, evidenciando que algunos de sus
profesores parecen serlo desde su fundación en 1971, la
Orquesta Sinfónica del Estado de México. Las expectativas eran inferiores a las que
despertaba la orquesta venezolana, pero esta vez la veteranía ganó con creces al
entusiasmo juvenil y se revelaron intérpretes excelentes
de la música de Revueltas,
compositor común, junto
con Piazzolla, a sus dos programas, el domingo 27 y el
martes 29 de junio. El primero de los días citados, con
una memorable recreación
de La noche de los mayas, lo
mejor de la velada, junto a
Oblivion de Piazzolla. Interesantes la Tripartita de Rodolfo Halffter y el Concierto
para violín de Ponce, con un
inspirado Koh Gabriel Kameda como solista. Completó el
concierto la obra Huapango
de José Pablo Moncayo, obra
en la estela nacionalista de
Carlos Chávez. El martes 29,
nuevamente Revueltas (con
una formidable actuación de
la percusión en Sensemayá)
y Piazzolla (Tangazo), al
lado de la Bachiana Brasileira nº 7 de Villa-Lobos, el
interludio y danza de La vida
breve de Falla y una interesante Sinfonía “India” de
Carlos Chávez. Profusión de
bises en ambas actuaciones,
acompañados de sendos discursos en los que Bátiz llegó
a afirmar que su orquesta
tenía la ventaja sobre la Filar-
mónica de Berlín de tocar
bien a Brahms y a Revueltas
(que toca bien al segundo
compositor es rigurosamente
cierto).
En el apartado de voces,
la excelente Coral Andra
Mari de Errentería pudo ser
escuchada tanto en la suite
extraída por Pedro Halffter
de
la
Atlántida
de
Falla/Halffter como en el
programa que ofreció la
Orquesta Sinfónica de Galicia. al mando de Víctor Pablo
Pérez. La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria completó su concierto del jueves
primero de julio con las
obras orquestales El encantamiento de Viernes Santo
del Parsifal de Wagner y
Panambí de Ginastera. Excelentes los solistas vocales de
la Atlántida (Elena de la
pranica de Gerónimo Giménez, rol igualmente desempeñado por la soprano navarra. En la primera, el papel
de
desdibujado
primer
amante corrió a cargo del
tenor local José Manuel
Zapata, bien en lo vocal y
primario en lo gestual. Los
otros tres miembros del
reparto
aparecieron
en
ambas obras (excelente Marina Rodríguez Cusí en varios
roles). No se echó de menos
la representación escénica y
el público con toda la razón
prefirió la obra cubana a la
“granadina” Tempranica.
La Orquesta Ciudad de
Granada presentó un programa orquestal bajo la dirección de su titular Salvador
Mas compuesto por la Heroica de Beethoven y la Sinfonía del Nuevo Mundo de
Carlos Choin
GRANADA
LIX Festival Internacional de Música y Danza. 24-VI/14-VII-2010.
Gustavo Dudamel y la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana
Merced, María José Montiel y
Josep-Miquel Ramón). Como
bis, Pedro Halffter ofreció
una espectacular obra de su
padre Cristóbal, basada en el
Tiento del primer tono de
Cabezón y en la Batalla
imperial de
Cabanilles,
uniendo en el concierto a
tres generaciones de la familia Halffter.
El sábado 3 de julio la
Sinfónica de Galicia ofreció
dos zarzuelas en versión de
concierto, Cecilia Valdés de
Gonzalo Roig, con una
radiante María Bayo trasmutada en mulata Cecilia Valdés, cuya entrada bisó al
final de la velada, y La Tem-
Dvorák. La primera resultó
lenta y sin ritmo en su primer
movimiento, sin que consiguiese recuperarse del todo
en los siguientes. En la
segunda parte del concierto,
Mas dirigió muy dignamente
la obra de Dvorák, lo que
testimonia una vez más una
cierta falta de empatía con
los compositores del clasicismo del maestro catalán, tan
diferente en esto de su predecesor Josep Pons.
Las grandes orquestas
estuvieron única pero suficientemente representadas
por la Staatskapelle Berlin,
bajo su titular vitalicio Daniel
Barenboim. Como de cos-
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GRANADA
rota de David del Puerto), lo
que hace difícil su pervivencia como obra unida en el
repertorio. En cualquier
caso, interpretación voluntariosa y sensible digna de
mejor causa.
También en los Arrayanes se desarrollaron los conciertos a cargo de los profesores de los Cursos Manuel
de Falla. El 12 de julio centrado en Les nations de Couperin, La notte de Vivaldi y
una curiosidad: la Pastoreta
Ychepe Flauta, obra anónima
que se encuentra en los
archivos bolivianos de las
reducciones jesuíticas, de
clara raigambre italiana.
Completó la velada un pastiche de Corrette, incluyendo
música muy conocida (de
Rameau, Les Indes galantes)
y menos frecuente (Rousseau, Le devin du village).
Fuerte protagonismo del
flautista Wilbert Hazelzet. Al
día siguiente se oponía la
música de Mozart a la de su
temprano introductor en
Sudamérica Sigismund von
Carlos Choin
la matinée del 11 de julio en
el crucero del Hospital Real,
donde tuvimos una de cal y
otra de arena. Bien la obra
de Gálvez-Torancher (Del
dolor doblegado o 12 episodios y un poema de Cortázar), de escaso interés la del
cubano
Louis
Aguirre
(Oddúa. Liturgia de la creación), que dirigió al Ensemble Residencias en una obra
en la que sólo puede destacarse la percusión maravillosamente interpretada por
Juanjo Guillem. Las otras dos
obras interpretadas pertenecían a Jesús Torres (Manantial de luz) y Roberto Sierra
(Trío nº 3).
La ausencia de una parte
de la programación dedicada
a la música de cámara (este
año huérfana de liederistas
tan bien representados en
anteriores ediciones) fue
sólo paliada por la actuación
el lunes 5 de julio en el Patio
de los Arrayanes del pianista
local Juan Carlos Garvayo,
intérprete entusiasta (quizá
demasiado) y un punto con-
sante programa que exploraba las conexiones americanas de la fundación de la
Abadía granadina por los
Vaca de Castro, centrado en
la misa O rex gloriæ de Alonso Lobo, además de obras de
Morales y compositores vinculados a la vida musical
granadina, como Santos de
Aliseda, Luis de Aranda y
Rodrigo Ceballos. El domingo 27 a mediodía, en el
Monasterio de San Jerónimo,
los mismos intérpretes ofrecieron una reconstrucción de
músicas en torno a María,
reina de Hungría, con obras
de Peñalosa, Juan de Urrede
y especialmente Pipelare, del
que se interpretó la misa
Fors seulement. El siguiente
fin de semana estuvo protagonizado por el conjunto
cubano de música antigua
Ars Longa, dirigido por Teresa Paz Román. En sus dos
conciertos, del 3 de julio en
la Catedral y 4 de julio en
San Jerónimo, ofrecieron la
visión eclesiástica y la popular del barroco americano,
Carlos Choin
tumbre, Barenboim fue ajeno
a la efeméride supuestamente unificadora de la programación, prosiguiendo su
espectacular ciclo Bruckner
y rindiendo homenaje al
bicentenario del nacimiento
de Chopin. El viernes 9 de
julio dejó la dirección a su
asistente en Berlín Julien
Salemkour, pianista como él,
y ofreció ambos conciertos
para piano de Chopin, más
un nocturno y una polonesa
del compositor polaco como
bises. Continuó al día
siguiente, ya como director
de su orquesta y solista en el
Concierto nº 4 para piano de
Beethoven que precedió a
una difícil y controlada Sexta
Sinfonía de Bruckner, en
cuyo movimiento final subrayó con acierto las repetidas
citas del Mild und leise del
Tristan wagneriano. Y terminó su participación en el
Festival el domingo 11 de
julio con la Quinta Sinfonía
del compositor austriaco,
sobreponiéndose a las anécdotas imaginables provoca-
Daniel Barenboim al frente de la Staatskapelle de Berlín
María Bayo y Víctor Pablo Pérez en Cecilia Valdés
das por la prórroga de la
final de la Copa del Mundo.
Bajo la amplia cobertura
del título colectivo EspañaAmérica. Del siglo XVI al
siglo XXI, en conmemoración
del segundo centenario de
las independencias de las
repúblicas hispanoamericanas, se han desarrollado los
conciertos matinales (salvo el
primero) a lo largo de los
tres fines de semana del Festival. El 26 y el 27 de junio a
cargo del Ensemble Plus
Ultra y His Majestys Sagbutts
& Cornetts, bajo la dirección
de Michael Noone. El sábado
por la tarde, en la Abadía del
Sacromonte con un intere-
vulso de un irregular y colectivo homenaje a Albéniz bajo
la rúbrica Una Iberia para
Albéniz, encargo de la Asociación Española de Festivales de Música Clásica (FestClásica), ya estrenado en
noviembre de 2009 en Cádiz
en el VII Festival de Música
española. Las doce piezas
son de duración y valor desigual, desde lo banalmente
vanguardista (Costa da Morte
de Marisa Manchado, Mundaka de Gabriel Erkoreka)
hasta lo realmente interesante (Ecos de la Abadía sacromontana de José García
Román, Monegros de Jesús
Torres, La Cimbarra, roca
destacando las “negrillas” de
Gaspar Fernándes y las obras
en lenguas indígenas. El último fin de semana estuvo
monopolizado por el Ensemble Residencias en el crucero
del Hospital Real, el 10 de
julio dedicado a los lazos del
exilio español con los compositores autóctonos, destacando las obras de Revueltas
(Ocho por radio) y Carlos
Chávez (Xochipilli) de las
menos interesantes de Bautista (Seconda Sonata) y
Orbón (Partita II), concluyendo el concierto con el
Quinteto de Ginastera. El
capítulo de estrenos estuvo
prácticamente circunscrito a
Neukomm, del que se interpretó el quinteto L’Amante
abandonnée: Désespoir y
una Marcha fúnebre en do
menor para fortepiano, obras
sin excesiva inspiración a
caballo entre el clasicismo y
el prerromanticismo. Mayor
enjundia tuvo la interpretación de las dos obras de
Mozart, el Quinteto para
cuerdas K. 406 y especialmente el Cuarteto para cuerdas y piano K. 478, del que
Catherine Manson, James
Boyd, Jaap ter Linden y Maggie Cole ofrecieron una emocionante versión.
Joaquín García
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LAS PALMAS
XLIII Temporada de Ópera Alfredo Kraus
Y VERDI PUDO CON TODO
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Se cerró la temporada de
Ópera de Las Palmas de
Gran Canaria con un título verdiano que se presentaba por vez primera
en los escenarios canarios y, por otra parte, asaz
infrecuente en otras plazas. I masnadieri, basada en
un drama de Schiller, es una
de las obras de los llamados
“años de galera” del compositor del Roncole, y su primer
encargo para un teatro fuera
de Italia, y, de hecho, fue
estrenada en Londres con un
reparto importante. Siempre
cabe preguntarse el porqué
de la ausencia de una obra
en el repertorio habitual de
los teatros e incluso la justificación de las exhumaciones.
En el presente caso, es evidente que la excesiva complicación del libreto, abigarrado de situaciones tremebundas de difícil —cuando
no nula— explicación, y los
tópicos habituales en las
óperas de aquel período, no
motivó en exceso el estro de
Verdi, que, aquí se nos muestra evidentemente deudor de
Donizetti. Pero, por poco
creíble que se nos antoje el
resultado, no podemos
negar, de ninguna de las
maneras, la fuerza dramática
de la música, la amplitud de
la vena melódica, la maestría
en el tratamiento de los
coros, rasgos omnipresentes
en la producción verdiana.
No son pocas las exigencias vocales que se presentan, pues, al belcantismo que
caracteriza a la escritura para
las voces, como ya decíamos,
se une el dramatismo
demandado por el compositor y una orquestación no
parca en recursos instrumentales, amén de la propia
extensión de los diferentes
números que componen la
obra. Y, dados los tiempos
que corren, se acertó en el
elenco, correcto en líneas
generales, con excepciones
para bien y para menos bien,
Nacho González
LAS PALMAS
Teatro Pérez Galdós. 13-VI-2010. Verdi, I masnadieri. Massimiliano Pisapia, Carmen Giannattasio, Vladimir
Stoyanov, Marco Spotti, Josep Ruiz, Francisco Navarro. Coro de la Temporada de Ópera. Filarmónica de Gran
Canaria. Director musical: Riccardo Frizza. Director de escena, escenografía y vestuario: Mario Pontiggia.
Vladimir Stoyanov y Carmen Giannattasio en I masnadieri de Verdi en Las Palmas
como vamos a analizar. En lo
que toca a lo mejor, triunfó
indiscutiblemente Carmen
Giannattasio en el duro rol
de Amalia. La soprano napolitana posee una auténtica
voz verdiana, extensa, sonora y muy bien proyectada.
Tanto en el canto elegíaco de
los andantes, como en los
momentos de bravura salió
airosa y con una entrega
absoluta. Puede que ese haya
sido el único reparo que
cabría ponérsele a su prestación, pues en algún que otro
momento el excesivo ardor
interpretativo motivó algún
descontrol en lo vocal, pero
ello no supuso mácula alguna en un resultado sobresaliente y ampliamente aplaudido por el público. No le fue
a la zaga en excelencia Vladimir Stoyanov, barítono de
timbre bellísimo, muy apropiado para Verdi y que supo
aprovechar las amplias posibilidades de lucimiento que
le brinda la partitura, tanto en
sus arias como en los números de conjunto y de interpretación dramática plena de
entrega, como muy bien
reflejaron los aplausos del
público. Correcto Marco
Spotti, con voz poderosa,
aunque tendente a la fijeza
en algunos momentos con lo
que ello conlleva en cuanto a
afinación. En el cuarteto protagonista, sin embargo, la
excepción negativa la constituyó Massimiliano Pisapia, de
instrumento desigual: peligrosamente abierto en el
centro y grave, engolado en
la zona de paso y, milagrosamente contundente en el
extremo agudo, que es lo
que logra arrancar un aplauso más motivado por el efectismo que por verdadera convicción. Muy bien Josep Ruiz
y Francisco Navarro en sus
roles, con la profesionalidad
que los caracteriza.
Excelente el Coro, en este
caso fundamentalmente compuesto por voces masculinas,
rico en matices y con sobresaliente
empaste,
que
demuestra el trabajo constante de su titular Olga Santana.
Magnífica, asimismo, la batuta de Riccardo Frizza, que
logra concertar foso y escena
sin fisuras de ninguna clase,
creando el dramatismo inherente a la partitura verdiana y
con tempi cuidados para la
expansión de la línea vocal.
Muy buena la respuesta de la
orquesta, con especial mención del violonchelo solista
en su lucida prestación en la
obertura. Correctos, asimismo, escenografía, vestuario y
dirección de escena de Mario
Pontiggia, que supo vencer
no pocas dificultades, y no
sólo presupuestarias, sino
inherentes a la propia dramaturgia de la obra. Pero con
todo y con eso, bienvenidos
sean estos Masnadieri, porque el genio verdiano siempre termina por imponerse.
Leopoldo Rojas-O’Donnell
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LEÓN
XXIII Festival de Música Española
MIL CIEN AÑOS
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Si la XXIII edición del
Festival de Música Española que se ha venido
celebrando del 11 al 30
de junio en el Auditorio
Ciudad de León y en dos
localidades de la provincia se
ha diferenciado de las veintidós anteriores ha sido sin
ninguna duda por la excelente calidad de los estrenos
presentados en ella y en el
hecho de que se redondeó
con la ejecución de una obra
singular escrita por encargo
del Festival al compositor
leonés José María García
Laborda y que lleva por título Cantata para la fundación de un reino, una suerte
de proclama ditirámbica en
la que se cantaban las excelencias y gestas de unos
hombres y de un pueblo a lo
largo de más de mil años. La
composición se enmarcaba
dentro de las conmemoraciones que este año están llevando a cabo la Junta de
Castilla y León en colaboración con el Ayuntamiento
para celebrar los 1.100 años
de la fundación del Reino de
León.
La ejecución de este canto pletórico de texto, del que
dio buena cuenta el recitador
Pedro Herrero, corrió a cargo
de la perfecta maquinaria
que es la Orquesta de Castilla y León, conducida con la
seguridad y el aplomo de
Alejandro Posada, lo que es
sinónimo de rigor y calidad.
Junto a ella, las bien empastadas voces de la Escolanía
de Segovia y el Coro de
Niños Ciudad de León, que
llevaron el peso de la obra.
Apoyada en una rica orquestación, los coros respondieron muy bien dentro de las
posibilidades que les permitió la orquesta, que a veces
les sepultó literalmente. Se
echó en falta algo más de
solemnidad,
un
tejido
orquestal más denso y de
extensión más generosa, no
David Arranz
LEÓN
Auditorio Ciudad de León, Villaquilambre, Mansilla de las Mulas. 11/30-VI-2010. Ensemble Vocal Soli-Tutti.
Trío Nova Cámara. Bertrand Piétu, guitarra, Orquesta de Cámara Ibérica. Director: José Luis Temes. Nuria
Orbea, soprano; Anouska Antúnez, piano. El Cortesano. Trío Aloisa. Pedro Herrero, recitador. Escolanías.
Sinfónica de Castilla y León. Director: Alejandro Posada.
José María García Laborda
los 28 minutos que duró.
Todo ello ante un Auditorio
que registró un lleno absoluto, algo que no sucedió en
las otras actuaciones en las
que, a pesar de su excelente
calidad, el público no respondió como en anteriores
ediciones.
Siete conciertos, contando el que acabamos de mencionar, tuvieron lugar en el
Auditorio leonés mientras
otros dos salieron a la provincia concretamente a Villaquilambre y Mansilla de las
Mulas. Como novedad, la
grabación para el sello
Naxos de la obra Caprichos
nº 1 para guitarra y orquesta
del barcelonés, residente en
Estados Unidos, Leonardo
Balada, un homenaje a Lorca
basado en las célebres canciones populares andaluzas
en la versión del guitarrista
Bertrand Piétu, y la Orquesta
de Cámara Ibérica, bajo la
dirección de José Luis
Temes.
El concierto inaugural del
Festival tuvo en el Ensemble
Vocal francés Soli-Tutti, una
de sus mejores bazas, al estar
acompañado por la danza y
las coreografías de Francisco
Velasco y Gianni Joseph, y la
viola Caroline Gallois, dirigidos por Denis Gautheyrie,
con un programa que se inspira en los Sonetos del amor
oscuro de Federico García
Lorca para los que el compositor español Enrique Muñoz
escribió una obra que fue
interpretada en el Festival.
Otro de los grupos de música antigua con mayor proyección internacional: El
Cortesano, formado por el
contratenor José Hernández
Pastor (miembro de La
Colombina) y el vihuelista
Ariel Abramovich, puso muy
alto el listón interpretativo y
vocal. Entre los estrenos,
además de la mencionada
Cantata de García Labordase
se escuchó Destellos para
doce voces y viola, de la
compositora madrileña con
raíces leonesas Consuelo
Díez quien nos sorprendió
con la inclusión en ella de
una de las más típicas canciones de esta tierra, Somos
de Villabaltere que causó
profundo impacto en el
público. Danzón Gran Vía
para orquesta de cuerda y
flauta, del hispano-cubano
Flores Chaviano, fue otra de
las composiciones que vieron la luz en el Festival.
Como colofón la convocatoria del V Concurso de Composición Evaristo Fernández
Blanco, cuyo premio se fallará en 2011; además de continuar con la publicación de
partituras en edición crítica
de la colección dedicada al
magnífico pianista y compositor leonés Pedro Blanco.
Una edición de un gran
nivel, pero que no tuvo la
respuesta deseada en el
público.
Miguel Ángel Nepomuceno
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MADRID
Plácido Domingo en Simon Boccanegra
EL ¿ÚLTIMO? DESAFÍO DE DOMINGO
Teatro Real. 20, 22-VII-2010. Verdi, Simon Boccanegra. Inva Mula/Angela Gheorghiu, George Gagnidze/Plácido
Domingo, Fabio Sartori/Marcello Giordani, Giacomo Prestia/Ferruccio Furlanetto, Simone Piazzola/Ángel
Ódena, Miguel Ángel Zapater. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Giancarlo del Monaco.
Javier del Real
MADRID
Es la misma producción
de hace ocho años pero
con distinto colorido
(blanco, en lugar de
negro y granate), con lo
que se consigue, además
de la misma fidelidad y nitidez en la narración, una
atmósfera neoclásica más
conveniente, con el mismo
retrato certero de los personajes y las relaciones que los
motivan. López Cobos dio
cuenta de un habitual buen
trabajo con la orquesta con
una lectura que fue creciendo en intensidad. En la
segunda de las funciones, los
buenos resultados fueron
más evidentes.
Gagnidze es un barítono
de sobresalientes posibilidades al que le falta un tantín
de profundización de un
para la ocasión debutado
Boccanegra. Voz rica, extensa y de mucho atractivo tímbrico resultó más eficaz para
los momentos de fuerza que
para los íntimos. Mula fue
una Amelia excelente de
principio a fin, incluso en las
partes que podían resultarle
apuradas para su vocalidad
de soprano esencialmente
lírica, resueltas con inteligencia, con dominio de las posibilidades y con exquisita
musicalidad. Un placer escucharla (y verla). Sartori avasalló con la opulencia de sus
medios generosos, brillantes,
desahogados, por encima de
un fraseo a menudo superficial, distante o monótono.
Prestia, asimismo Fiesco en
las funciones de 2002, volvió
a dar cuenta de una voz
importante sobre todo por la
cantidad, que supo plegarse
sin demasiada imaginación
pero correctamente a los
diferentes estados de ánimo
de Fiesco. Espléndido el Paolo de Piazzola y algo desdibujado el Pietro de Zapater.
Domingo ha jugueteado
siempre con algunas partes
baritonales
(zarzueleros,
Fígaro rossiniano, el prólogo
Giacomo Prestia, George Gagnidze e Inva Mula en Simon Boccanegra
Marcello Giordani, Plácido Domingo y Angela Gheorghiu
del Tonio de Leoncavallo).
Hoy día en que los barítonos
verdianos escasean o son
insuficientes, el que se haya
atrevido con este personaje
es fruto de la seguridad en sí
mismo y su indiscutible autoridad como intérprete. Lo ha
cantado ya con éxito en los
mejores escenarios (Scala
milanesa, Staatsoper Berlin,
Covent Garden, Metropoli-
tan). Si lo ha ofrecido también en Madrid, puede pensarse que el Real se halla a la
altura, como se pretende y
todos deseamos, de dichos
teatros. Llama la atención
que su voz suena en Simon
no muy alejada de ciertos
barítonos, demasiado líricos
o de instrumentos livianos,
que hoy se atreven con esta
difícil y agradecida parte,
dada la escasez antes aludida
de auténticos intérpretes verdianos de esta cuerda. Su
incuestionable talento dramático, su innegable musicalidad, su saber estar en escena, todo ello sumado a esa
energía y fuerza de voluntad
que ya son legendarias, le
han permitido superar con
creces este nuevo y posiblemente no definitivo reto, que
encontró su más impresionante concreción en la escena final. Gheorghiu comenzó
fría, no muy audible en la
zona centro-grave, expandiéndose más en los agudos
aunque algunos se acercaron
peligrosamente al grito. En
muchas frases, donde la voz
lució arrebatadora, dejó
constancia de su musicalidad, de sus buenas y certeras
intenciones y de su indudable y encantador lirismo,
pero en general no estuvo a
la altura de las expectativas.
Incluso escénicamente casi
estuvo negligente, soltando
de repente un extraño gritito
en la escena del consejo sin
que uno pueda adivinar o
intuir las causas. Giordani no
impactó sonoramente como
lo había hecho Sartori pero
su canto fue más elegante y
matizado. Furlanetto, con ese
timbre algo nasal pero tan
característico, dio a Fiesco la
grandiosa estatura, profundo
en el concepto, generoso en
la voz, que el inmenso personaje merece. Ódena cumplió con suficiencia. Excelente la labor del coro.
Fernando Fraga
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ACTUALIDAD
MADRID
Ciclos de Lied y Grandes Voces
SALPICÓN
Javer del Real
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 28-VI-2010. Ian Bostridge, tenor; Julius Drake, piano. Obras de Schubert y
Britten. Teatro Real. 29-VI-2010. Patrizia Ciofi, soprano; Leo Nucci, barítono. Sinfónica de Madrid.
Director: Michele Mariotti. Obras de Bellini, Donizetti y Verdi. 5-VII-2010. Bernarda Fink, mezzo; Nicolau
de Figueiredo, clave. Obras de Haydn y de Mozart.
S
alpicón las más noches
cenaba Don Quijote,
según escribe mi colega
Cervantes. No se me ocurre
otra fórmula para reunir a
estos dos programas. El heterodoxo inglés y la ortodoxia
de los italianos. Cámara y
ópera. Sin embargo, un hilo
rojo los ata: la teatralidad.
Bostridge es una suerte de
actor, despeinado, huesudo,
longilíneo, caminante y contorsionista, que aplica a Schubert —en mi opinión, desacertadamente— el lenguaje
de Britten, cercano al expresionismo y propicio a la escena, donde el cantante está en
lo suyo y con eficacia. Cantó
la mitad de Viaje de invierno
descoyuntando las frases,
arrastrando las ligaduras, dando al viril patetismo y la invernal melancolía del original un
sesgo de cinismo alegre
mechado de histéricos arranques. Drake, por descontado,
hizo exquisitas virguerías y
sonó con un colorido tímbrico
de suprema finura.
Leo Nucci y Patrizia Ciofi en el Teatro Real
La joven Ciofi y el veterano Nucci nos llevan a otro
mundo, la escena cantada italiana del XIX, en arias y dúos
actuados a medias. Ella tiene
una voz lírico-ligera, si no
deslumbrante de dinámica ni
de especial belleza tímbrica,
suficiente y maniobrada con
señorío. Su arte es sensible,
inteligente, de certera musicalidad y variado de composiciones. Destacó en los andan-
tes y resultaron memorables
su Il faut partir de Donizetti
(La fille du régiment) así
como momentos verdianos
de sublime tránsito: Così alla
misera y Dite alla giovine (La
traviata) y Tutte le feste (Rigoletto). Nucci, de una saludable
y generosa veteranía, y sin ser
tampoco del todo el ideal
barítono noble decimonónico, impuso sus horas de vuelo, luciéndose en una propina
de otra escuela, el monólogo
de Gérard de Andrea Chénier. La orquesta sonó clara y
esmaltada, sobre todo en los
vientos, bajo la dirección
equilibrada y enérgica de
Mariotti. Al fin, una batuta
que escucha a las voces.
En cuanto a Fink, ya
segura admiración de los
madrileños, sólo cabe señalar
que, en una sala recogida, su
arte luce en su máxima
expresión: emisión nítida,
dicción infalible y cargada de
intenciones, señorío estilístico, variedad de caracteres y
hasta una presencia carismática capaz de poner en su
rostro el texto mismo de cada
obra. En la cantata haydniana
Arianna a Naxos, la vibración patética, desesperada,
racionalmente desgarrada de
la artista convirtió el lugar en
un teatro de tragedia neoclásica. Fink, sobre el dorado y
suave murmullo del clave,
fue la tercera en concordia.
Blas Matamoro
Juventudes Musicales
TERCIOPELO Y
Madrid. Auditorio Nacional. 16-VI-2010. Anne-Sophie Mutter, violín; Lambert Orkis, piano. Obras de
Debussy, Mendelssohn, Brahms y Sarasate.
E
30
n los últimos tiempos
han proliferado las voces
sediciosas invitando a
rebelión contra la excelente
violinista alemana AnneSophie Mutter. Parece que el
personal empieza a ver en
ella algunos defectos (manierismo, frialdad) que años ha,
tras ser la niña bonita de
Karajan e irrumpir con pujanza en el panorama del violín,
no parecía advertir. Acaso, lo
único que ocurre es que
muchos se cansan de oír
siempre a la misma figura y
reclaman novedad, nuevos
usos y modas. Uno, la ver-
dad, la sigue año tras año
con ilusión, y no observa que
haya cambiado nada, como
no sea en la profundización
de su siempre bien escogido
repertorio. Y a fin de cuentas
poco hay más estimulante
que seguir la trayectoria de
un gran artista, ser testigo de
ese ahondamiento.
Volvió a deslumbrar con
la madura sonata de Debussy
para su instrumento, enfocada con un refinamiento
extremo, recreando esa línea
clara que el músico buscaba
en sus obras postreras, pero
sin renunciar al terciopelo y
la sordina en el hermoso
tiempo lento. Después hizo
volar el arco en una obra de
Mendelssohn de 1838, llena
de vuelo y derivaciones
scherzanti, donde quizá destacó en los tiempos extremos. Ya vimos en otra temporada, en que tocó las tres,
el partido que supo extraer
de la Tercera Sonata de
Brahms, con solidez de
hechuras y deslumbrante de
medios. Su toque sazonado
puso de relieve una amplia
paleta cromática, con tonos
del dorado al oliváceo. En
este sentido, el lento volvió a
ser paradigma de variedad y
delicadeza, como sabia fue la
justeza del vibrato, y magníficos el relieve que otorga a
los temas o los fieros volantazos de la derecha en algunas frases. ¿Y qué ocurre con
Orkis? Los años empiezan a
pesarle y su corriente fue un
tanto alterna. En Debussy
jugó bien la baza del claroscuro y en Brahms la de su
afinidad con los pentagramas. Pero en Mendelssohn,
Mutter —como una ola— se
lo tragó.
J. Martín de Sagarmínaga
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MADRID / MÁLAGA
Presentación en Madrid de la OCV
PARECE MENTIRA
Madrid. Auditorio Nacional. 29-VI-2009. Guiorgui Anichenko, violonchelo; Julia Malkova, viola. Orquesta de la
Comunidad Valenciana. Director: Zubin Mehta. Obras de Strauss.
M
al empezó la presentación madrileña en
Ibermúsica de la
Orquesta de la Comunidad
Valenciana. En día de tráfico
imposible por la huelga de
metro, se retrasó la Reina,
que tenía anunciada su presencia. Empezaron las palmas de tango, las voces y los
malos modos que se recrudecieron con muestras de desagrado hacia su Majestad a su
entrada. Antes de que Mehta
iniciara el Don Quijote straussiano, ya con el público en
silencio, un espectador indignadísimo quiso también ser
protagonista. Un mal rato
que pudo evitarse con la
necesaria previsión por parte
de los responsables del desplazamiento real. En lo musical, y salvados los nervios
lógicos del arranque accidentado, la demostración de la
orquesta titular del Palau de
les Arts fue apabullante. No
hay otra en España con su
calidad tímbrica, su poderío
sonoro y muy pocas en los
fosos del mundo se le pueden igualar. Da como respeto
decirlo pero es la pura verdad aunque parezca mentira.
Ahí están esas cuerdas tersas,
esas maderas clarísimas y
esos metales que no pierden
ba ante una formación de
gran clase. Maestro y músicos
se recrearon en una pieza
que habían ensayado con
fruición y a lo largo de ella,
con esa visión sin complicaciones y siempre optando
por la vía directa que suele
ser marca del maestro indio,
todo se expuso con claridad,
con el arrebato justo hasta
confluir en ese inefable diálogo final entre trompa y concertino. En resumen, una
orquesta con un presente
esplendoroso y un futuro
que no se le debiera escapar.
jamás la línea. Fue formidable solista en la obra de
Strauss el joven primer violonchelo de la orquesta,
Guiorgui Anichenko, quien,
si la vista no me falla, se
incorporó a su sitio en la
segunda parte como si tal
cosa. Y a su altura estuvo en
la viola Julia Malkova, conocida del público madrileño
por su trabajo en la Sinfónica.
Dos solistas de esa categoría
revelan, sin duda, lo que hay
dentro de una orquesta. Y
ello se vio aún más claro en
Vida de héroe, con un Mehta
más relajado, consciente de
que la sala ya sabía que esta-
Luis Suñén
Nancy Fabiola Herrera triunfa como Carmen
EXCELENTE PROTAGONISTA
Teatro Cervantes. 25-VI-2010. Bizet, Carmen. Nancy Fabiola Herrera, Albert Montserrat, Francisco Heredia, Ángel
Ódena, José Manuel Díaz, José Antonio García, Salvador Fernández Castro, Ainhoa Garmendia, Rosa Caballero,
María Lourdes Benítez. Coro de la Ópera de Málaga, Escolanía Santa María de la Victoria. Filarmónica de Málaga.
Director musical: Lorenzo Ramos. Director de escena: Francisco López.
32
como un perfecto catalizador
de la acción dramática de esta
ópera que posee todas las
esencias de una tragedia griega envuelta constantemente
en un penetrante colorido
musical, en el que las diferentes modalidades tonales de
cada uno de los pasajes se
van integrando en su amplio
desarrollo dándole unidad.
Otra triunfadora de esta
producción fue la soprano
guipuzcoana Ainhoa Garmendia en su papel de
Micaela. Su delicadeza vocal
en el dúo con José en el primer acto significó un
momento importante de la
función junto al aria del tercer acto, donde dejó patente
que está en un momento
ascendente de su carrera. En
lo que respecta al principal
papel masculino, hay que
significar que Albert Monserrat hizo un Don José adecuado en lo dramático y discreto en la voz, dados sus
tensos agudos que llegan a
últimos especialmente excelentes, como fieles exponentes de la persistente belleza
melódica que ofrece la partitura siempre al servicio de la
complejidad escénica de esta
obra, aspecto este resuelto
con eficaz casticismo por
Francisco López. Sin duda,
fue éste un destacado artífice
de esta producción en la que
supo materializar el espíritu
del autor, perfilando siempre
con intenso pulso dramático
la actuación de los personajes dentro de una pletórica
ambientación del argumento
de esta popular obra, que ha
Nancy Fabiola Herrera en Carmen servido para cerrar una temporada lírica malagueña que
forzar su carácter vocal. Del permanentemente está llamaresto del reparto no cabe da a ser, dentro de un espírihacer mención especial algu- tu de superación, uno de los
na, manteniéndose en su referentes de la actividad
conjunto dentro de la línea operística del sur de España
marcada por la dirección junto a los teatros Maestranza
musical del maestro Ramos, de Sevilla y Villamarta de
atento siempre al convenien- Jerez.
te funcionamiento de orquesta, coro y escolanía, estos dos
José Antonio Cantón
Daniel Pérez
MÁLAGA
La extensión y amplitud
que tiene el argumento de
la ópera Carmen se ven
favorecidas si cuenta con
una protagonista como la
cantante Nancy Fabiola
Herrera, que da el arquetipo
del personaje por su calidad
vocal y por su físico de gitana
de fogoso carácter y exótica
belleza. Desde su entrada en
escena centró toda la atención de un público que llenaba el aforo del teatro viendo
cómo sus expectativas eran
en este sentido más que satisfechas, ya que la heroína
ofrecía todos los parámetros
de encanto y fuerza expresiva, haciendo buenos los postulados líricos, dramáticos y
hasta humorísticos de su
papel tan singulares en esta
obra maestra de Bizet. La
mezzo canaria ha hecho suya
esta popular figura andaluza
con natural autoridad y eficacia, haciendo que su voz, aun
en los momentos de baja
intensidad, destacara siempre
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AC T U A L I DA D
MADRID
VI Festival de Música Antigua
CRECIENDO EN CONTENIDOS
Málaga. 28-VI/9-VII-2010. La Tempestad. Nao d’Amores. Accademia del Piacere. Alberto Martínez Solaesa,
órgano. Sabá. Zarabanda. Carlos Mena. Coral Cármina Nova. Filarmónica de Málaga. Director: Martin Gester.
E
l Festival de Música Antigua de Málaga ha presentado su sexta edición con
tres intenciones bien marcadas como han sido presentar
una programación diversa en
contenidos, tener presente la
figura de Antonio de Cabezón, del que se cumple este
año el quinto centenario de
su nacimiento, así como
impulsar el proyecto de creación de la Joven Orquesta
Barroca de Andalucía, llamada a ser la formación residente de las futuras ediciones. Estos objetivos han sido
cubiertos con éxito por la
dirección de este acontecimiento que es organizado
por la Filarmónica de Málaga
que está llamada a ser una
de las instituciones clave de
la candidatura de Málaga a la
capitalidad cultural europea
del año 2016.
El grupo La Tempestad hizo
un programa titulado Locuras de Europa en torno a
Cabezón y autores de los
siglos XVI y XVII en el que
destacó la interpretación de
Diferencias sobre la Gallarda
Milanesa del músico burgalés, y la Música de escena
sobre “La tempestad” de Locke. Interesante fue la especie
de mistérica representación
parecida a un auto sacramental medieval titulado
Misterio del Cristo de los Gascones realizado por la compañía Nao d’Amores compuesta por actores del teatro
clásico y músicos especializados en repertorio medieval
y barroco haciendo una mezcla de textos con música
extraída de los Cancioneros
de Palacio, de Montecasino y
de Uppsala. Con el título
Ecco l’Alba luminosa la
Accademia del Piacere presentó en el Real Santuario de
Nª Sª de la Victoria un programa de autores italianos de
los ss. XVI y XVII dedicado a
la Virgen en el que destacaron la pieza Gioite o selve de
Frescobaldi y un exquisito
passacaglia de Biagio Marini,
con una lucida actuación del
tenor Juan Sancho. La Catedral de Málaga acogió una
gran cantidad de público
para escuchar uno de los
conciertos que despertaron
más interés, el protagonizado
por su organista titular, Adalberto Martínez Solaesa, bajo
el título Antonio de Cabezón,
músico de un imperio. Su
conocimiento del instrumento permitió que se apreciara
la belleza de sus registros en
obras como Romanesca a
cinque mutanze y el atractivo Concierto en fa para dos
trompetas y órgano de Stölzel, donde se pudo apreciar
la buena conjunción con los
dos trompetistas. El percusionista de “tombak” iraní Khavar Zamini fue la gran figura
del grupo Sabá sobre música
persa. Su infinito torbellino
rítmico genera estupor de
admiración. Del conocido
conjunto Zarabanda siempre
cabe un gran reconocimiento
por su inventor, Álvaro Marías, que centró su atención en
Cabezón en un extenso programa con distintos apartados, de manera especial el
dedicado a El canto del
caballero. Por último, la ópera Orfeo y Eurídice de Gluck
en versión de concierto dio
contenido a la jornada de
clausura, apreciándose un
trabajo interesante del maestro Gester con los solistas, la
Filarmónica y un mejor resultado con la Coral Cármina
Nova.
José Antonio Cantón
Nace la Joven Orquesta Barroca de Andalucía
ESPERANZADO PROYECTO
Málaga. Sala María Cristina. 3-VII-2010. Joven Orquesta Barroca de Andalucía. Directora: Pilar
Montoya. Obras de Corelli y Geminiani.
C
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on el auspicio y orientación de la Orquesta
Filarmónica de Málaga,
ha surgida en esta ciudad un
nuevo proyecto como es el
de la Joven Orquesta Barroca
de Andalucía ( JOBA) con
evidentes motivaciones pedagógicas que ha calado con
ilusión en una treintena de
jóvenes músicos entre los
quince y veintitrés años que
ven inicialmente satisfecha su
predilección por interpretar
música barroca, especializándose en la instrumentación y
la particular técnica que ésta
requiere. Con esta intención
se han unido a este empeño
seis profesionales especialistas en cuerda, bajo la supervisión de Juan Bautista Llorens Gómez, coordinador
artístico de esta formación, y
la dirección de la polifacética
intérprete de música y danza
Pilar Montoya, que desea
ante todo inculcar en los
miembros de la orquesta la
mentalidad pluridisciplinar
que existía en el músico
barroco. Para ello incluso se
ha contado con la colaboración de Pedro Ariza, especialista en yoga aplicado a las
artes plásticas y escénicas.
Esta orquesta tiene un periodo previsto de dos años en
los que se realizarán hasta
seis encuentros a modo de
cursos intensivos en los que
se montarán obras por su
estilo, género, sentido y
carácter interpretativos.
Con estos propósitos se
presentaba
la
orquesta
haciendo un programa dedicado al concerto grosso en la
visión de dos de sus más
determinantes autores, como
Arcangelo Corelli, del que se
interpretaron los Concerti
grossi, op. 6, nºs 7 y 11, y
Francesco Geminiani, en este
caso con obras basadas en
sonatas del anterior compositor como son los Concerti
grossi V y XII. La interpretación estuvo siempre ajustada
en sus tempi y cálida en su
expresión, debido al sereno
control de dirección marcado
por Pilar Montoya, que prefirió sacrificar los alardes virtuosísticos a los que se presta esta música por un resultado más eficaz de conjunción
en la orquesta. Este hecho
fue compensado con rotacio-
nes en distintos músicos que
fueron repartiendo así el
protagonismo y el peso
interpretativo en cada obra.
Momentos destacados fueron
el Andante central de la primera pieza y la Zarabanda y
Giga finales de la segunda,
alcanzándose el momento
más interesante en las variaciones del concierto basado
en La Folía del compositor
de Lucca. No se puede por
menos que felicitar a un proyecto como éste por cubrir
un hueco en nuestros planes
de estudio así como desearle
los mejores éxitos en el campo artístico. Las instituciones
públicas deben estar atentas
a su desarrollo y apoyarlo.
José Antonio Cantón
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SANTANDER
X Encuentro de Música y Academia
DOS GRANDES Y MÁS
Palacio de Festivales. 16, 17-VII-2010. Alessandro Carbonare,
clarinete; Klaus Thunemann, fagot; Diemut Poppen, viola;
Natalia Gutman, violonchelo; Elisso Virsaladze, piano;
Hansjörg Schellenberger, oboe; Carlo Rizzi, violín; Jaime
Martín, flauta. Obras de Martinu, Mendelssohn, Schumann,
Chopin, Redel y Spohr.
SANTANDER
Un año más, el Encuentro
de Música y Academia de
Santander combina el
genio de los profesores
con el talento de los
alumnos. Basta asistir a
una de sus clases magistrales o a los ensayos de
los conciertos del Palacio de
Festivales para comprobar
cómo la vocación de una idea
—Paloma O’Shea y su compromiso con la música— se
concreta en aportar a los más
jóvenes posibilidades reales
para su futuro profesional. Ya
sabemos que no basta dar
todas las notas con aplicación
ni confiar en la musicalidad
propia y echarse a dormir.
Para enseñarlo están este año
maestros como los que actuaron, con sus alumnos, en los
conciertos que aquí se reseñan y a los que hay que añadir alguno más como Eldar
Nebolsin, Zakhar Bron, Duncan McTier o Radovan Vlatkovic. El director de la
orquesta del Encuentro, Peter
Csaba, lo sobrevuela todo,
ensaya a las nueve de la
mañana Octandre de Varèse
y luego se queda a echar una
mano a Elisso Virsaladze y
compañía en el Cuarteto con
piano de Schumann —explica, matiza y canta con los chicos—, del que se sabe cada
parte de memoria. Aquí hay
música por todas partes.
Como ejemplo de lo
dicho, un par de conciertos
en fin de semana ponían de
manifiesto la clase de maestros y discípulos. Y algo que
está en la esencia de los
Encuentros y que los hace
aún más interesantes: la
posibilidad de presentar nuevos repertorios o menos nuevos pero poco transitados.
De lo primero, la obra que
presentó Hansjörg Schellenberger con cuatro jóvenes
estudiantes de viento, Espressioni de Martin Christoph
Redel —hijo de Kurt, ese
director inolvidable de la
época pre-Harnoncourt— y,
sobre todo, la preciosa,
divertida, sabia, Rondas de
Bohuslav Martinu, que no
me extrañaría recibiera en
ese momento su estreno en
España, con Thunemann y
Carbonare como guías del
grupo. Tampoco se habrá
hecho muchas veces el
Noneto de Spohr, música festiva donde las haya, sin complicaciones, de una alegría
casi impropia y que revela lo
que era el otro lado de una
época enseñoreada por Beethoven. Carlo Rizzi y Jaime
Martín fueron responsables,
por así decir, simétricos de la
excelencia de la versión. Las
palabras mayores estuvieron
a cargo de dos grandísimas
que celebraban esos días sus
cincuenta años de amistad
artística: Elisso Virsaladze y
Natalia Gutman. Sólo con
citar esos nombres nos descubrimos primero y nos alegramos después de que el
tiempo pase con tan buenos
vientos. Las sonatas de Mendelssohn —la en re mayor—
y Chopin que tocaron las dos
fueron de antología. Gutman
con esa línea soberbia, ese
modo de irrumpir con
pasión controlada cuando le
toca, esa belleza de sonido.
Y la casi secreta Virsaladze
demostrando que es una pianista excepcional, con una
personalidad inconfundible y
una naturalidad en el toque
que surge de la técnica
impecable. Colaboró también con tres alumnos de
música de cámara en un
Cuarteto con piano de Schumann —el del ensayo citado— arrebatado, tenso, una
lección de expresión romántica, una muestra de cómo
hay que leer a los clásicos.
Luis Suñén
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SANTIAGO
Festival Via Stellæ
CINCO ESTRELLAS
SANTIAGO
En la dirección del Via
Stellæ no hay crisis de
ideas. Gracias a saber
hacer bien las tareas de
programación y contratación, han vuelto las batutas de Minkowski, Biondi, Marcon y a ellas se
añaden las de Rousset, Christie, Goodwin y Sokhiev; aburriría por numerosa la lista
de excelentes solistas vocales; Savall y Mullova destacan entre las nuevas incorporaciones de los instrumentales; se mantienen todas las
secciones, se intensifica la
20/21 y se añade una nueva.
En resumen, estando como
estamos, la calidad global de
esta ya quinta edición del Via
Stellæ no ha bajado ni un
peldaño, más bien ha subido
y el logro ha sido posible,
entre otras causas, al prestigio alcanzado tras las cuatro
anteriores.
Oportuna inauguración
con The path of miracles, la
obra escrita por Joby Talbot
para el Coro Tenebrae sobre
cuatro etapas del Camino de
Santiago, coro que en la
barroca San Martin Pinario
dejó estremecidos a unos
asistentes sin referencias por
la sutileza, virtuosismo e
intensidad de su actuación.
En la gótica de Santo Domingo, Savall, Lawrence-King y
Estevan interpretaron algunas de las obras contenidas
en su disco La viola celta,
contando con el famoso gaitero Carlos Núñez como
artista invitado, toque un tanto populista que encantó a
buena parte de los oyentes,
pero siempre se mantuvo la
calidad marca Savall y sus
compañeros habituales. Tres
conciertos de protagonismo
Miguel Ángel Fernández
5/16-VII-2010. Coro Tenebrae. Director: Nigel Short. Talbot, The path of miracles. Jordi Savall, violas; Andrew
Lawrence-King, arpa y salterio; Pedro Estevan, percusión; Carlos Núñez, gaita y flautas. Lamentos y folías célticas. John
Mark Ainsley, tenor; Michael Chance, contratenor; Roderick Williams, barítono; Roger Vignoles, piano. Canciones
inglesas. Britten, The Canticles. Mark Padmore, tenor; Elisabeth Kenny, laúd y tiorba. Canciones de Dowland y su
época. Celine Scheen, soprano. Les Talens Lyriques. Director: Christophe Rousset. Obras de Bach. Sophie Karthauser,
Emmanuelle de Negri, Ed Lyon, Alain Buet. Les Arts Florissants. Director: William Christie. Rameau, Anacréon.
Pygmalion. Tine Thing Helseth, trompeta. Trondheim Soloists. Director: Oyvind Gimse. Obras de Grieg, Wallin, Neruda
y Chaikovski. Anne Sofie von Otter, mezzo; Antoine Tamestit, viola. Les Musiciens du Louvre. Director: Marc
Minkowski. Obras de Berlioz. Sinfónica de Galicia. Director: Paul Goodwin. Obras de Mozart, Chaikovski y Brahms.
Haendel, Agrippina. Ann Hallenberg, Lorenzo Regazzo, Verónica Cangemi, Xavier Sabata, Jose Maria Lo Monaco.
Europa Galante. Director musical: Fabio Biondi. Director de escena: Davide Livermore.
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Coro Tenebrae
Jordi Savall, Andrew Lawrence-King, Pedro Estevan y Carlos Núñez
William Christie y Les Arts Florisants
inglés destacaron en los dos
días siguientes y particularmente el dedicado a los cinco Canticles de Britten, con
nuestro querido pianista
Roger Vignoles, responsable
también de una tan austera
como expresiva concepción
escénica. Impecables los tres
intérpretes vocales y los dos
instrumentales. Y no se puede dejar de mencionar el que
ofreció esa misma tarde el
sutil tenor Mark Padmore,
insuperable en las canciones
de Dowland y sus contemporáneos ingleses Danyel y
Lawes, acompañado por la
laudista Elisabeth Kenny.
El turno de las orquestas
se inició con Rousset y su
conjunto Les Talens Lyriques,
reducido al mínimo instrumental para un programa
Bach con cuatro de sus conciertos y la cantata nupcial
BWV 202. Mejorable el concierto para dos violines y
muy bien los otros tres, destacando el solista de oboe tanto en el BWV 1060 como en
la cantata, en la que Celine
Scheen lució su elegancia,
incluida la vocal. Los Trondheim Soloists iniciaron su tarde con la Suite Holberg de
Grieg, la terminaron con el
arreglo para orquesta de
cuerdas del sexteto de Chaikovski Souvenir de Florence y
entremedias acompañaron a
la joven y excelente trompetista Tine Thing Helseth en el
estreno de Elegía de Rolf
Wallin y en la adaptación
para su moderno instrumento
de un concierto para corno
da caccia del barroco bohemio Jan Neruda. La Sinfónica
de Galicia, bajo la dirección
del polivalente Paul Goodwin
ofreció tres diferentes formatos orquestales: sinfonía (la
nº 35 de Mozart), suite (la nº
4 de Chaikovski) y serenata
(la nº 1 de Brahms). Para
Mozart le sobró la mitad de la
cuerda y el timbal atronó en
el claustro de San Francisco,
pero se desquitó con una
exquisita versión de la suite
Mozartiana.
La cumbre orquestal la
alcanzó un año más Marc
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Minkowski, en concierto
dedicado a Berlioz y particularmente con una soberbia
interpretación de Harold en
Italia, tanto por sus Musiciens du Louvre, que hicieron maravillas de riqueza
tímbrica, como por el viola
Antoine Tamestit, de virtuoso
y refinado sonido, en perfecta fusión con la orquesta.
Aquí y en la obertura El carnaval romano un Berlioz tal
como es, de lo exquisito a lo
aparatoso. Para la escena lírica La muerte de Cleopatra, la
mezzo Anne Sofie von Otter
estuvo, como era bastante
previsible, sobrada de clase y
un tanto escasa de voz.
En el apartado operístico,
dos de los hitos del festival.
El sumo sacerdote del barroco francés William Christie
con su orquesta y coro Les
Arts Florissants nos regaló
una inolvidable y probablemente insuperable sesión
Rameau, con las versiones de
concierto de dos de sus ópe-
Miguel Ángel Fernández
SANTIAGO / VALLADOLID
Escena de Agrippina de Haendel
ras-ballet. Si Anacréon dio
más lucimiento a todo el
conjunto, en Pygmalion el
sonido orquestal fue deslumbrante y en ambas se pudo
escuchar a unas notables
voces solistas, entre las que
detacaron la deliciosa soprano Sophie Karthäuser y la
tan francesa voz de hautecontre de Ed Lyon.
Fabio Biondi y su conjunto Europa Galante habían
inaugurado la primera edición del Via Stellæ y volvieron este año como orquesta,
fina pero cuantitativamente
un poco escasa, para la
Agrippina de “il caro sassone” que gritaban los venecianos cuando se estrenó. Un
soberbio reparto encabezado
por la mezzo Ann Hallenberg en el papel titular, que
volvió a mostrar su plenitud
vocal, mientras Lorenzo
Regazzo puso excelente voz
y buen humor para Claudio
y Xavier Sabata hizo un
soberbio Ottone, con una
bellísima Voi che udite il mio
lamento. Las bellas voces de
Verónica Cangemi y la mezzo Jose Maria Lo Monaco
dieron vida a Poppea y al
adolescente Nerón. Bajo la
dirección de Davide Livermore sacaron buen partido a
la reducida escena del Teatro
Principal, pero el teatro de
sombras en el fondo del
escenario, bien ejecutado
por el grupo Controluce, distrajo a unos, molestó a otros
y, en general, no gustó
mucho.
José Luis Fernández
Ciclo de la SCyL
ASCENSIÓN DE UN JOVEN MAESTRO
Auditorio. 10-VI-2010. Frank Braley, Eric Le Sage, pianos. Sinfónica de Castilla y León. Director: Lionel Bringuier.
Obras de Ravel, Poulenc y Schmitt. 17-VI-2010. Nicolas Angelich, piano; Renaud Capuçon, violín; Gautier Capuçon,
violonchelo. SCyL. Director: Lionel Bringuier. Obras de Beethoven y Mahler. 24-VI-2010. Klaus Mertens, bajobarítono. SCyL. Director: Ton Koopman. Obras de Haydn, Schubert, Reger y Mozart.
VALLADOLID
El anuncio de los siete
conciertos que dirigirá
Lionel Bringuier en la
próxima temporada enlaza con los dos últimos
que cerraron la presente.
Una prueba más para el
joven maestro saldada
con éxito. Un programa francés, Beethoven y Mahler
mostraron su capacidad técnica y su faceta artística. En
el primero, la claridad de su
gesto, su conocimiento de la
orquesta, que le adora, y su
eclecticismo. En la segunda
su concepto de la planificación, del sonido, de la comprensión de las obras que
dirige. Tal vez en ocasiones
fuerce los tutti pero es problema menor. Ahora, con la
confianza del conjunto, la
próxima etapa es hacerlo
crecer, dotarle de una entidad propia y situarlo en el
panorama internacional. La
LIONEL BRINGUIER
Orquesta Sinfónica de Castilla y León puede formar parte honorable de las de
segundo orden en el panorama europeo, aunque habrá
que trabajar en profundidad
para conseguirlo. La próxima
temporada será clave.
Buen acompañamiento
de los reputados solistas en
Poulenc y Beethoven (Concierto para dos pianos y Triple Concierto), estreno de La
tragedia de Salome, obra
straussiana muy peculiar,
con estupendo oficio, brilló
en Ravel (Alborada del gracioso y Dafnis y Cloe) mostrando su capacidad para
crear atmósferas, sobre todo
en los momentos líricos, e
hizo una interesante Primera
de Mahler, con dominio de
los tempi (magnífica la introducción y el tercer movimiento) con brillantez, tal
vez un poco excesiva al final.
El gran éxito, los aplausos de
los propios músicos corroboran la progresión a la que
aludíamos al principio. Estos
directores jóvenes, Bringuier,
Vasili Petrenko, Alejandro
Posada, están dejando su
positiva huella.
Confirmación de Ton
Koopman como músico de
línea ortodoxa en sus versiones de la Sinfonía “Sorpresa”
de Haydn y la nº 41 de
Mozart. Fueron ajustadas de
idea y tempi, aunque no
siempre el sonido de la
orquesta fuera el mejor.
Acompañó bien a un bajobarítono de buena voz pero
algo frío en los Lieder de
Schubert, orquestados por
Max Reger con pulcritud
pero escasa trascendencia
emocional.
Fernando Herrero
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Cecilia Bartoli canta por primera vez la ópera de Bellini
EL CASO NORMA, REPLANTEADO
Mark Wohlrab
Konzerthaus. 29-VI-2010. Cecilia Bartoli, mezzo; Rebeca Olvera, soprano; John
Osborn, tenor; Michele Pertusi, bajo. Balthasar Neumann Ensemble. Director:
Thomas Hengelbrock. Bellini, Norma (versión de concierto).
Cecilia Bartoli y Thomas Hengelbrock con parte del reparto tras el concierto
DORTMUND
INTERNACIONAL
ACTUALIDAD
ALEMANIA
El debut de Cecilia Bartoli como Norma tuvo, en
el mundo de la ópera, el
suspense de un proceso
célebre. ¿Qué nos importaba su osadía, merecía
una defensa o una acusación? ¿Qué fines había
perseguido? En los últimos
sesenta años, el personaje
fue un vehículo para el brillo
de las más gloriosas gargantas. En primer término se
buscó el efecto estelar,
mucho más que la adaptación vocal a la partitura. Esto
no quiere decir que, por
citar los nombres más espectaculares —Milanov, Callas,
Cerquetti, Gencer, Sutherland, Caballé, Sills, Scotto,
Deutekom, Gruberova— no
hayan quedado en la historia
de la música.
En contra de estas figuras
legendarias de la ópera hay
una opción que considera la
obra sin sentido ni oportunidad. ¿Por qué pretende Bartoli alinearse entre las precedentes divas careciendo de
sus aptitudes? En dos sesiones de concierto en La isla
del tiempo dentro de la capi-
talidad europea de la cultura
2010 para Dortmund, en su
Palacio de Conciertos, nos
hicimos tales preguntas. Bartoli se explicó diciendo que
Norma no es un papel para
una soprano dramática de
coloratura, pues la estrenó
Giuditta Pasta, que era una
mezzo. Con el mismo criterio, Bartoli ha cantado La
sonámbula en la versión
Malibrán, secundada por
Thomas Hengelbrock, otro
debutante en Norma. Sólo
las finuras vocales, el incomparable arte lírico y la cultura de la diva satisfacen la
parte humana del personaje,
gracias a un control de la
emisión que lleva las alucinantes frases en pianissimo a
su mayor acento afectivo. Lo
mismo con los momentos de
pasión y sufrimiento, enriquecidos por los ataques en
staccati de coloratura. Pero
falta a esta incorporación
todo lo que podríamos adjetivar de heroico y sobredimensionado. Del principio al
fin, Bartoli da a Norma un
nuevo y personalísimo perfil,
siempre el mismo.
Astutamente, la producción encargó la parte de
Adalgisa a una soprano,
Rebeca Olvera, sensible y
persuasiva. Así los dúos
resultaron creíbles enfrentamientos de dos mujeres enamoradas. El Ensemble Balthasar Neumann aportó el
colorido de sus instrumentos
originales. John Osborn hizo
un Pollione netamente belcantista, tensionado entre ser
un compasivo perdedor
entre dos mujeres y un
macho militante. Michele
Pertusi en Oroveso lució su
característico material de
bajo con entusiasmo y dignidad. Resuelto y sonoro, el
conjunto coral del mismo
Ensamble, complementado
por los roles menores.
Se explicó al público en
una conferencia el criterio
que animó a esta novedosa
versión de Norma. Aún no
sabemos si será la de los
nuevos tiempos. Sería bueno
que permaneciera y que
resultara la verdadera Norma
de hoy.
Clauspeter Koscielny
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ALEMANIA
Oratorio como ópera
GIUDITTA, UNA ÓPERA SACRA
FRÁNCFORT
Tras un Renacimiento
cachondo y hedonista, en
el cual los Papas tenían
amantes e hijos, vino la
Contrarreforma, y el
papado prohibió la ópera
por considerarla un género indecente. Los compositores se refugiaron, entonces, en el oratorio, valiéndose de temas bíblicos, a los
cuales dieron un tratamiento
operístico, es decir que
enmascararon la ópera para
salvarla de la censura. Un
ejemplo lo tenemos en Francisco António de Almeida
(1702-1755), el músico portugués autor de La Giuditta,
un oratorio convenientemente católico y barroco,
que no titubea en despeinarse con juegos de coloraturas,
melodismos placenteros y
hondos momentos de placer
lírico. Estrenada en Roma en
1726, se incorpora a la serie
de obras basadas en la historia bíblica de Judith, ejecutora de Holofernes, que
tocarán, por ejemplo, Ales-
Wolfgang Runkel
Oper. 20-VI-2010. Almeida, La Giuditta. Brenda Rae, Matthias Rexroth, Julian Prégardien, Christiane Karg. Director
musical: Felice Venanzoni. Director de escena: Guillaume Bernardi. Decorados: Dirk Becker. Vestuario: Jorge Jara.
Matthias Rexroth y Brenda Rae en La Giuditta de F. A. de Almeida
sandro Scarlatti y Mozart.
Dirk Becker montó un
dispositivo escénico en forma
de jaula, como si sólo el pensamiento fuera libre. Lamentablemente, el conjunto barroco
formado por miembros de la
Ópera y del Museo de Fráncfort, mostró problemas de afinación y se expidió en ritmos
demasiado rápidos. No obstante, se pudo advertir que al
director Felipe Venanzoni le
gusta la música de Almeida y
disfrutó con su tarea.
Guillaume Bernardi resolvió la narración como lo
que es, en el fondo, la historia de la viuda Judith que se
acuesta con el dominador
extranjero Holofernes para
decapitarlo en la cama: una
ópera de horror, enloquecida
y desmitificadora. Ozías,
quien inclina a Judith a la
venganza, es un cardenal
romano capaz de convencer
a la viuda de su poder erótico y su misión política. Para
acreditar estas soluciones, el
director de escena introduce
a unos figurantes como monjes capuchinos y a una serie
de personajes tenebrosos
que enfatizan la soledad, la
árida decisión y la firmeza de
la heroína. Fue una puesta
en escena demasiado expresiva para la música de Almeida, que se vio amenazada.
Musicalmente, la versión
rayó en lo vocal a gran altura. Ricos de sonido, de excelente coloratura y coherente
expresividad fueron los trabajos de Christiane Karg,
Brenda Rae y Julian Prégardien. La revelación de la
noche fue el contratenor
Matthias Rexroth, quien
encarnó a Ozías con todo el
catolicismo del caso: túnica
de hombre de Dios, embriaguez del poder, gazmoñería
y hermoso canto. Su voz es
de una luminosa intensidad
de color, cambiante y exacta
en la manifestación de las
emociones.
Barbara Röder
Festival de Potsdam-Sansouci
NOSTALGIA DE LA LEJANÍA
11-VI-2010. Gluck, I cinesi. Kremena Dilcheva, Barbara Emilia Schedel, Milena Storti, Krystian Adam. Director
musical: Werner Ehrhardt. Director de escena: Igor Folwill. 23-VI-2010. Graun, Montezuma. Mireille Delunsch,
Florin Cezar Ouatu, Paolo Lopez. Director musical: Sergio Azzolini. Director de escena: Geoffrey Layton.
POTSDAM
La “serenata operística”
de Gluck I cinesi comprometió a seis músicos
chinos en el foso orquestal, en tanto en el escenario alternaban personajes
de Europa y China, contándose historias para distraerse. Igor Folwill proveyó
el diseño: espejos, sillones
en oro y púrpura, vestimentas barrocas.
El elenco rayó en la
maravilla: Kremena Dilcheva,
una carnosa y timbrada mezzo; Barbara Emilia Schedel,
una voz de soprano finamente coloreada y sensible; la
contralto Milena Storti unió a
su rico registro de contralto
un arte supremo de comedianta; el tenor Krystian
Adam sirvió a su rol pastoril
con medios leves y flexibles.
Todos alternaron sabias coloraturas y desenfado patético.
Dirigió Werner Ehrhardt al
conjunto L’Arte del Mondo
con segura inspiración. En
los intermedios actuaron
miembros de la Ópera de
Pekín con instrumentos
característicos, interpretando
números narrativos chinos.
El régisseur Geoffrey Layton, con diseños de Anna
Eiermann, resolvió Montezuma de Graun, obra de exotis-
mo barroco inspirada por la
conquista de México, guión
de Federico el Grande y texto italiano de Giampietro
Tagliazucchi.
Sangrientos
combates, un emperador
enjaulado, robo de objetos
sacros, contrastan con el suntuoso dispositivo visual. En
el segundo acto, estamos ante
un laberinto de palmeras
doradas, por ejemplo. Musicalmente, la función resultó
grandiosa, a partir de la dirección de Sergio Azzolini, también solista de fagot, rasante y
decidida, capaz de redescubrir a Graun con inéditas
luces extraídas de la Acade-
mia de Cámara de Potsdam.
La soprano Mireille Delunsch
(Eupaforice, mujer de Montezuma) actuó indispuesta y
disminuida de voz pero se
impuso en los momentos de
mayor dramatismo. El contratenor rumano Florin Cezar
Ouatu como protagonista
lució su bella y racial apostura unida a una voz cultivada,
de lamentosos y sentidos
acentos. Paolo Lopez, en Cortés, otro sopranista, supo conciliar su empuje sádico con
soluciones de deslumbrante
coloratura.
Bernd Hoppe
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ESTADOS UNIDOS / FRANCIA
Anillo a la americana
CABAÑAS Y RASCACIELOS
SAN FRANCISCO
War Memorial Opera House. 22-VI-2010. Wagner, Die Walküre. Nina Stemme, Eva-Maria Westbroek,
Janina Baechle, Christopher Ventris, Mark Delavan, Raymond Aceto. Director musical: Donald Runnicles.
Directora de escena: Francesca Zambello. Escenografía: Michael Yeargan. Vestuario: Catherine Zuber.
Iluminación: Mark McCullough. Vídeo: Jan Hartley.
40
La nueva producción del
Anillo de Wagner que se
inauguró con Das Rheingold en junio de 2008 y
ha seguido con Die Walküre este junio pasado,
terminará la próxima temporada con Siegfried y
Götterdämmerung. Estas
últimas señalan la segunda parte del “Anillo norteamericano” de Francesca Zambello que busca homólogos
indígenas para los papeles de
los tipos y arquetipos nórdicos y los decorados y símbolos del libreto de Wagner.
Esta coproducción con la
Ópera Nacional de Washington quedó truncada en la
capital de la nación después
de la producción de Siegfried
la pasada temporada, ya que
fue víctima de restricciones
presupuestarias. Así que le
toca a San Francisco seguir
adelante en solitario, y la producción culminará con tres
fuertes repartos en los ciclos
completos del verano que
viene.
Vi el Siegfried de Zambello en Washington en junio
pasado y no me impresionó
mucho, aunque pensé que la
experiencia anterior que
había tenido con Rheingold y
Walküre le habría ayudado a
Zambello a esclarecer sus
conceptos. Incluso sin haber
visto Rheingold, parece que
en ese punto yo tenía razón.
Walküre estuvo magnífica y
las ideas de Zambello han
dado en el blanco. No
recuerdo ninguna producción de esta ópera que fuera
tan entretenida desde el
comienzo hasta el final. La
acción se situó en la década
de los 1930 y cuando se
levanta el telón vemos una
cabaña de tablillas en un
bosque, una hoguera ardiendo en el centro del escenario, y sombras aleteando
sombríamente mientras Sieglinde se pasea nerviosa de
la ventana a la puerta. Un
Mark Delavan y Nina Stemme como Wotan y Brünnhilde
cuadro atrayente y muy cinético, y durante la larga representación las imágenes de
Zambello evocaron las películas clásicas de los primeros
días del cine sonoro: Susan
Lenox de Robert Z. Leonard,
Christopher
Strong
de
Dorothy Arzner, I am a Fugitive from a Chain Gang de
Mervyn LeRoy, y Dodsworth
de William Wyler fueron
unas cuantas de las películas
que recordé. Pero las imágenes no eran tan importantes
como la vida e intenciones
que Zambello les infundió.
Todos sus personajes —
incluso los dioses— son claramente de carne y hueso, y
cada encuentro entre ellos
palpitó con el latido de un
corazón muy humano. La
puesta en escena estuvo llena de gratas sorpresas, y
entre las más gratas, el tradicionalmente tétrico encuentro entre marido y mujer a
principios del segundo acto:
en traje de noche, la matrona
Fricka se lanza tras el gallardo magnate Wotan en su elegante ático-oficina en la cima
de un rascacielos. Se vio una
graciosa escena muda entre
los dos —con vasos de
whisky intercalados— que
por primera vez en cuatro
décadas de haber visto varias
veces Walküre, me hizo reír.
La escena estuvo maravillosamente interpretada por
Janina Baechle y Mark Delavan, dos cantantes de un grupo del que todos dieron lo
mejor de sí. Baechle, de oscuros y fuertes sonidos, y su
igualmente sólido homólogo,
el bajo Raymond Aceto en el
papel de Hunding, el bruto
devoto de Fricka, que dejó
claras vívidamente las cuestionables virtudes del hogar.
Christopher Ventris y EvaMaria Westbroek, como los
moralmente dudosos gemelos amantes Siegmund y Sieglinde, cantaron con fuerza y
actuaron con una convicción
desgarradora. Los mejores
intérpretes fueron Delavan y
Nina Stemme, la heroína titular de la función. El Holandés
que interpretó Delavan en el
New York City Opera, estrenada a la oscura sombra del
11 de septiembre, marcó el
nacimiento de un nuevo e
importante wagneriano, y
nueve años más tarde, este
imponente papel del Heldenbaritone ha demostrado que
las esperanzas que muchos
depositaron en él han dado
su fruto. Cantó el papel noble
y musicalmente, y con una
perfecta modulación, sólo le
faltó un poco de peso frente
a la orquesta. Stemme —era
la primera vez que cantó el
papel y sufría de una infección de los bronquios— cantó como si no le pasara nada
y su fresca, poderosa y
espléndidamente autoritaria
Brünnhilde mostró su ternura, una voz plenamente integrada y una técnica que cumplían con las exigencias del
papel más rotundamente que
cualquier cantante que he
oído desde los tiempos de
Crespin, Nilsson y Hunter
(mis primeras tres Brünnhildes memorables). Sus hermanas guerreras, que llegaban
en paracaídas (dobles) fueron
vivaces, y Wendy Bryn Harmer en el papel de Gerhilde,
mostró ser una prometedora
wagneriana.
Los
decorados
de
Michael Yeargan me gustaron mucho más que los que
vi en su Siegfried de Washington, aunque la roca de
Brünnhilde sigue pareciendo
un poco chapucera hasta
que al final se encendió una
efectiva y encendida iluminación. El vestuario de Catherine Zuber resaltaba bien la
época y era atractivo, y las
proyecciones de vídeo de
Jan Hartley, eficaces. Y a
pesar de los muchos aplausos para todos, quien ocupó
el lugar de honor fue el
director Donald Runnicles
que sacó de la orquesta fuerza y emoción con el acercamiento de Wotan en el tercer
acto y luego redujo gradualmente la música hasta un
delicado acompañamiento
durante los íntimos y desgarradores intercambios entre
padre e hija que siguieron.
Con Runnicles en el foso,
Stemme y Delavan en el
escenario, y Zambello supervisando la acción, el Anillo
de la temporada que viene
atraerá seguramente un
montón de fieles a Wagner.
Patrick Dillon
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FRANCIA
Inspiraciones de cine
SOMBRAS DE LA CHINA
AIX-EN-PROVENCE
Que en ópera es tan
importante cantar como
contar, a nadie se le escapa a estas alturas de la
película. Sirva el toque
fílmico de referencia al
esperado plato fuerte del
Festival lírico de la Provenza: Don Giovanni,
coproducido con el Teatro Real de Madrid, donde aterrizará dentro de
dos temporadas. Y es que la
ópera de Mozart (la paternidad Da Ponte no queda tan
clara vista la manipulación
de Cherniakov para convertir
la historia en un homenaje al
cine italiano de los setenta),
puesta en correlación con El
caso Makropulos firmado por
Warlikowski que recientemente se vio el coliseo
madrileño, confirmaría el
amor al séptimo arte de Mortier, su nuevo director artístico, de quien proceden
ambos encargos. Ahora bien,
si la obra de Janácek admitía
la lectura del polaco, en Don
Giovanni hace aguas la de
Cherniakov, rompiendo el
dique de contención al llegar
el intercambio de roles frente a Elvira del personaje titular y su criado, aquí huésped
de la familia a la que todos
pertenecen. El hogar que
enmarca la trama como único decorado, remite al Retrato de familia viscontiano y al
Teorema de Pasolini, por su
hermetismo endogámico tras
la llegada de Don Giovanni,
trasunto Brando de El último
tango. Falla el cuento, a
pesar de la excelente dirección escénica, y falla el canto, con una orquesta intentando salvar el tipo según
avanza la acción, de la que
vocalmente se salvan el
Leporello de Ketelsen y el
Masetto de Bizic. Sin descen-
Pascal Victor
Festival. 23-VII-2010. Gluck, Alceste. Véronique Gens, Joseph Kaiser, Andrew Schroeder, Thomas
Oliemans. Orquesta Barroca de Friburgo. Director musical: Ivor Bolton. Director de escena: Christof
Loy. 3-VII-2010. Mozart, Don Giovanni. Bo Skovhus, Marlis Petersen, Kristine Opolais, Kyle Ketelsen,
David Bizic, Kerstin Avemo, Colin Blazer, Anatoli Kotscherga. Orquesta Barroca de Friburgo. Director
musical: Louis Langrée. Director de escena: Dimitri Cherniakov. 4-VII-2010. Stravinski, Le rossignol et
autres fables. Olga Peretiatko, Elena Semenova, Marat Gali, Edgaras Montvidas. Coro y Orquesta de la
Ópera Nacional de Lyon. Director musical: Kazushi Ono. Director de escena: Robert Lepage. 4-VII2010. Strasnoy, Un retour-El regreso. Hugo Oliveira, Job Tome, Mariana Rewerski, Amaya Domínguez.
Director musical: Roland Hayrabedian. Director de escena: Thierry Thieû Niang.
Bo Skovhus, Marlis Petersen y Kyle Ketelsen en Don Giovanni
Escena de Un retour-El regreso de Óscar Strasnoy
der a detalles, para no chafar
los efectos, quedamos a la
espera, como en las despedidas epistolares, de que un
retoque drástico dulcifique
en su momento, en parte al
menos, el veredicto del
público madrileño.
Bien cantada —Gens
convence en los registros
medios que dominan la partitura— estuvo Alceste, asistida desde el foso por el infalible Bolton, contando con el
buen trabajo de Kaiser y
Schroeder (Admète y el
sacerdote, en ese orden). La
pega sería imputable aquí a
la puesta en escena de Loy,
situando la obra de Gluck en
un espacio impersonal y
confuso. Más o menos lo que
sucedió en el estreno mundial de la ópera de cámara
encargo del Festival Un
retour-El regreso, con música
del bonaerense residente en
París Óscar Strasnoy y texto
—en francés, castellano y
latín— de su paisano Alberto
Manguel. La primera extrañeza viene en este caso por la
trasnochada moralina del
libreto, con Dante y Virgilio
como pretexto, y la excesiva
simplicidad de la partitura
tanto en lo musical como en
las exigencias canoras. La
segunda, por programar en
un macroespacio como el
Grand Saint-Jean (¿hacer
caja, tal vez?) una obra de
dimensiones tan reducidas
por escenografía y ejecutantes —músicos y voces—, que
podría haber encajado en el
Teatro Jeu de Paume, habitual para estos experimentos.
La gran sorpresa llegó con
una propuesta Stravinski,
que si en un principio se
habría antojado circunstancial (Renard, una de las piezas de la primera parte se le
escuchó en una reciente edición a Pierre Boulez), acabó
siendo la joya del primer fin
de semana del Festival, gracias al trabajo de dos orfebres: Kazushi Ono y Robert
Lepage. El primero, ordenando desde el foso Orquesta y
Coro de la Ópera Nacional
de Lyon. El segundo, dotando de magia el resultado
final con dos recursos escénicos
insuperablemente
manejados: de una parte, la
interacción marioneta-intérprete en Le rossignol —electrizante el sobreagudo de la
soprano Olga Peretiatko al
servicio del ave—; antes, el
insólito juego de sombras
chinescas en todas sus posibilidades. Como aquellas a
las que hacía referencia
Serrat al decir: “las manos del
sueño siempre traen un sueño de la mano”.
Juan Antonio Llorente
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FRANCIA
Festival Agora
EN EL NOMBRE DEL PADRE
PARÍS
Théâtre de l’Athénée. 18-VI-2010. Jarrell, Le père. Gilles Privat, Susanne Leitz-Lorey, Truike van der Poel, Raminta
Babickaite. Les Percussions de Strasbourg. Director de escena: André Wilms. Decorados y vestuario: Stéphanie Rauch.
En el marco del Festival
Agora, el teatro de l’Athénée ha acogido el nuevo
espectáculo de Michael
Jarrell, Le père, para actor, tres
cantantes, seis percusionistas
y dispositivo electrónico en
tiempo real, según la pieza
epónima de Heiner Müller. La
escritura dramática del autor
alemán, que establece un diálogo con las herencias culturales, de Sófocles a Shakespeare, y con la historia, ha inspirado a Georges Aperghis,
Wolfgang Rihm, Pascal Dusapin y Heiner Goebbels obras
poderosas, en la frontera de la
ópera y del teatro musical. En
vez de acudir al rico corpus
teatral de Müller, el compositor suizo se ha basado en un
relato de resonancias autobiográficas de 1958, Le père, con-
temporáneo de los primeros
éxitos del dramaturgo (Le briseur de salaire, La correction),
y del compositor, nacido
igualmente en 1958, que se ha
desembarazado de los artificios del teatro dramático y lírico para concentrarse en la
narración.
Como en Cassandre, que
Jarrell compuso en 1994
sobre un texto de Christa
Wolf, otra gran figura de la
literatura alemana oriental, el
papel solista corresponde a
un actor. Pero si Cassandre,
“ópera hablada para ensemble y actriz”, por el recurso a
la declamación, conectaba
con el monodrama, Le père
responde a un “autorretrato
con seis percusionistas”. Éstos
son Les Percussions de Strasbourg que crean el ambiente
sonoro del discurso, instaurando desde un principio la
violencia del recuerdo. La
tensa música de Jarrell no
pretende nunca una presencia descriptiva; más que
acompañarle, rinde cuentas
del estado de ánimo del
narrador. La puesta en escena
de André Wilms, habitual de
la obra de Müller, es una prolongación de la música, de
contornos oníricos tan pronto
como evoca los recuerdos de
infancia, mientras al juego de
los espejos y de la introspección responde una música
diseminada, sostenida por los
seis músicos situados en el
perímetro del fondo del escenario. La partitura resulta turbadora por su violencia, tensión y angustia; magníficamente tocada por Les Percus-
sions de Strasbourg con electrónica en vivo realizada por
Serge Lemouton, que explota
el sistema WFS permitiendo
crear una “profundidad del
campo sonoro” que encuentra aquí una utilización justificada, rodeando al público de
murmullos y sublimando la
tragedia de estos diez fragmentos de la historia de Alemania en el siglo XX. La eficaz dirección de escena de
André Wilms y su actor, Gilles
Privat, de voz demasiado
monocroma, no explotan
toda la dimensión de un texto impresionante por su trágica belleza. Los tres personajes
femeninos intervienen a la
manera de un coro griego,
mitad testigo mitad actor.
Bruno Serrou
Gélida plasticidad
PELLÉAS Y MÉLISANDE VUELVEN A CASA
P
42
ese a la excepcionalidad
de un reparto que bordea la excelencia, uno
sale decepcionado del Pelléas
et Mélisande ofrecido en el
mismo lugar de su estreno en
1902, la sala Favart, que tan
bien se adecúa a esta obra
intimista de Debussy y Maeterlinck. Al escuchar esta partitura en una pequeña sala,
se gana en proximidad, en
esa presencia del canto y de
los instrumentos que ninguna
Opéra Bastille podrá ofrecer.
La puesta en escena de
Stéphane Braunschweig no
ilumina la obra bajo ningún
ángulo nuevo. La escenografía, basada en un practicable
en forma de camembert en
pendiente rematado por un
faro-falo, hace pensar en las
inmediaciones de la cisterna
de alguna Salome a la manera de Wieland Wagner.
Braunschweig realiza sin
embargo un espectáculo de
bella estética, bajo las luces
bien elegidas de Marion
Hewlett. De gran sencillez, la
escenografía concretiza las
etapas del drama mediante
algunas imágenes impactantes de una gélida plasticidad,
pero que no excluye la sensualidad, como los cabellos
de Mélisande que la mayoría
de los directores de escena
desechan pero Braunschweig no ignora para exacerbar la sensualidad. Peor
recibidas, algunas inepcias
naturalistas como el embarazo de la heroína o su bebé
en la incubadora.
La dirección de actores
tiende al minimalismo, acentuando la intensidad de un
drama por completo interiorizado. El Pelléas de Philippe
Addis posee una espontanei-
Elizabeth Carecchio
París. Opéra-Comique. 27-VI-2010. Debussy, Pelléas et Mélisande. Philippe Addis, Karen Vourc’h, Marc Barrard,
Markus Hollop, Nathalie Stutzmann, Dima Bawab, Luc Bertin-Hugault. Coro Accentus. Orquesta Revolucionaria y
Romántica. Director musical: John Eliot Gardiner. Director de escena y escenografía: Stéphane Braunschweig.
Philippe Addis y Karen Vourc’h
dad emocionante, la Mélisande de Karen Vourc’h una
radiante belleza y el Golaud
de Marc Barrard gran intensidad. Pero el Arkel de Markus
Hollop es ruidoso e inesta-
ble, la Geneviève de Nathalie
Stutzmann excesivamente
monolítica… Aunque la
mayor decepción proviene
del foso. Los instrumentos
“antiguos” de la Orquesta
Revolucionaria y Romántica
son ácidos (el conjunto),
ásperos (las cuerdas) y poco
seguros (los vientos), las
sonoridades espesas, a despecho de la tendencia de
John Eliot Gardiner por
subrayar las individualidades. Su dirección, que se
impuso sin embargo en la
Ópera de Lyon en los años
ochenta con esta misma
obra, sin los interludios pero
con orquesta “moderna”,
resulta demasiado prosaica,
difuminando la inmaterialidad, el luminoso onirismo de
esta sublime partitura.
Bruno Serrou
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AC T U A L I DA D
REINO UNIDO
Bach y Boulez
JUEGO DE OPUESTOS
Festival. 11/27-VI-2010. Ensemble Intercontemporain. Director: Pierre Boulez. Obras de Carter y Boulez. Huelgas
Ensemble. Director: Paul van Nevel. Obras de Ashewell. English Baroque Soloists. Monteverdi Choir. Director: John
Eliot Gardiner. Bach, Misa en si menor. Orquesta Britten-Pears. Director: Oliver Knussen. Obras de Benjamin y
Knussen. Alexander Lonquich, piano. Cuarteto Arcanto. Obras de Mozart, Debussy, Schubert y Schuman.
ALDEBURGH
El choque de contrarios,
este año Bach y Boulez,
aporta al Festival de
Aldeburgh, fundado en
1948 por Benjamin Britten y Peter Pears, su
ambiente singular. Desde la muerte de ambos,
una sucesión de directores
artísticos, incluyendo a Oliver Knussen y Thomas
Adès, ha infundido a este
festival costero una nueva e
independiente vida, y el
último, el pianista PierreLaurent Aimard es potencialmente el más radical de
todos. El hecho en sí de que
Pierre Boulez haya sido el
invitado célebre, no precisamente un partidario de Britten, confirma este sentido
del progreso. Ágil y con
chispa a los 85 años de
edad, Boulez dirigió su
Ensemble Intercontemporain en el estreno mundial
de What are Years de Elliott
Carter (1908), una música
exquisita puesta a unos
poemas de Marianne Moore. La obra principal fue
Dérive 2 (2006) de Boulez,
un estudio de la pulsación y
la repetición para once instrumentos, que corren,
andan, bailan y explotan.
En la iglesia iluminada de
Blythburgh, con su techo
luciendo
unos
ángeles
medievales
tallados
en
madera, el Huelgas Ensemble cantó polifonía temprana
del poco conocido inglés
Thomas Ashewell. En Snape,
el local principal del festival,
John Eliot Gardiner dirigió a
sus English Baroque Soloists
y el Monteverdi Choir en una
emocionante lectura de la
Misa en si menor de Bach,
interpretada con característico entusiasmo y dramática
vitalidad por jóvenes solistas.
La
joven
Britten-Pears
Orchestra, dirigida por Knussen, dio unas soberbias lec-
turas de la volátil Dance
Figures de George Benjamin
y el Concierto para trompa
del propio Knussen. El Cuarteto Arcanto y Alexander
Lonquich cerraron el festival,
descrito por un asiduo de
Aldeburgh como el “mejor
en los últimos diez años”,
con una apasionada lectura
del Quinteto con piano de
Schumann. Y por una vez, en
esta región árida y hermosa
de Suffolk, con su inmenso
cielo y tormentoso tiempo, el
sol brilló durante todo el
tiempo.
Fiona Maddocks
Vittorio Grigolo, aclamado en el Covent Garden
¿HA NACIDO UNA ESTRELLA?
LONDRES
Bill Cooper
Royal Opera House. 22-VI-2010. Massenet, Manon. Anna Netrebko, Vittorio Grigolo, Russell Braun, Christoff
Fischesser. Director musical: Antonio Pappano. Director de escena: Laurent Pelly.
44
Como atracción principal,
la soprano rusa Anna
Netrebko encabezó el
reparto de Manon, la nueva y ultima producción de
la temporada de la Royal
Opera. Sin embargo, el público aclamó a otra estrella, su
amante Des Grieux, cantado
por el tenor italiano Vittorio
Grigolo. Este cantante de 33
años, que al principio tuvo el
apoyo de Pavarotti y ha sacado un exitoso CD de música
crossover, tiene todo lo que
hace falta, una sonora y luminosa voz, una estampa magnífica y un físico de atleta del
que vimos bastante cuando
rasurado y preparado para
ordenarse sacerdote, se siente
tentado por Manon, tan
coqueta y fresca. ¿Quién
podría resistirla?
Si el entusiasmo del
público fue absoluto, la critica, mostrando un mínimo de
objetividad, tuvo unas cuantas reservas en cuanto a la
técnica vocal de Grigolo.
Vittorio Grigolo y Anna Netrebko en Manon de Massenet
Triunfó en apasionados estallidos y articulaciones breves
y agitados. Sin embargo,
cuando Massenet le presenta
declaraciones largas y líricas,
como en En fermant les yeux,
se apagó y forzó un ruido
nasal poco refinado que a
veces sonó desafinado. Si
puede resolver estos problemas, se convertirá en un
demandado nuevo tenor
superstar.
Netrebko estuvo chispeante y con un aspecto maravilloso ya fuera como joven
Manon con un corto y sensual camisón o vestida con
pieles rosas como una mantenida. Antonio Pappano, el
titular de la Royal Opera, dirigió una interpretación muy
enérgica y la orquesta tocó
con gran agilidad. No se puede decir lo mismo de la
engorrosa puesta en escena
de Laurent Pelly. El aspecto
fue de belle époque, contemporáneo al estreno de la ópera en 1884. Los decorados de
Chantal Thomas, peldaños y
barandillas por doquier agobiaron la acción, desde los
empinados escalones de la
escena del hostal en Amiens
hasta el altillo de los amantes
y las rampas y rastrillo de los
actos III y IV. Los dos descansos hicieron que la función
fuera larga. El ballet fue
horrible, unos bailarines salidos de los cuadros de Degas
de salas de ensayo, todos se
tambaleaban como si estuvieron aún ensayando, pero brilló la pareja estelar.
Fiona Maddocks
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AC T U A L I DA D
ITALIA
Visionaria puesta en escena de Fausto por Nekrosius
EL DIABLO Y LOS HUELGUISTAS
MILÁN
Teatro alla Scala. 30-VI-2010. Gounod, Faust. Marcello Giordani, Roberto Scandiuzzi, Dalibor Jenis, Irina
Lungu. Director musical: Stéphane Denève. Director de escena: Eimuntas Nekrosius.
El regreso de Fausto de
Gounod a la Scala, después de 13 años, ha sido
quizá la mayor víctima de
las tensiones creadas en
Italia por el golpe de mano
con el que el gobierno está
imponiendo apresuradamente desde lo alto una reforma
de los teatros de ópera: hasta
ahora sólo dos veladas (la
primera del 18 y la quinta del
30) ha subido el espectáculo
a escena, aunque de manera
incompleta, porque el coro
no llevaba el vestuario y permanecía inmóvil, sin actuar.
Las otras funciones han sido
anuladas por huelga. Disgusta sobre todo por Nekrosius,
artífice de un espectáculo
discutible pero fascinante por
la intensidad visionaria. El
gran director de escena lituano no piensa en Gounod y la
Francia del Segundo Imperio,
sino en Goethe y un mundo
gótico. Los decorados ideados por su hijo, Marius
Nekrosius, son bellísimos:
dos corredores de arcos agudos descendentes convergen
hacia la parte anterior del
escenario y trazan un espacio
cargado de misteriosa e
inquietante tensión, que un
elemento horizontal corta en
los actos tercero y cuarto,
donde se evoca el jardín y la
casa de Margarita. La planta
escénica es vuelta del revés
en el quinto acto. El suelo
está lleno de libros por todas
partes, la escena llena de
figuras siniestras (que tal vez
hacen pensar en El Bosco),
de mimos que hacen contrapunto a la acción de los protagonistas. Es imposible describir la acumulación de símbolos y alusiones de un
espectáculo que muchas
veces tiene como clave principal lo grotesco. Las simpatías del director parecían
recaer sobre todo en Mefistófeles (que porta una larga
vara, símbolo acaso del ansia
de superación) y también
hacia el dolor de Margarita.
Con la música crea la vena
visionaria de Nekrosius un
contrapunto o un contraste
interesante y sugestivo (por
lo que se ha podido captar,
porque el comportamiento
del coro destrozó muchas
escenas). Modesta la ejecución musical (con muchísimos cortes), empezando por
la dirección genérica y un
tanto pesante de Stéphane
Denève. Del reparto, el mejor
fue
Roberto
Scandiuzzi
(Mefistófeles), que se confirmaba como artista aunque
sin la frescura de otrora. El
tenor Marcello Giordani tenía
el centro sofocado y presentaba dificultades en los agudos; Irina Lungu fue una discreta Margarita; Dalibor Jenis,
un modesto Valentino; Nino
Surguladze, un válido Siebel.
Paolo Petazzi
Estreno de la nueva ópera de Guarnieri en el Festival de Rávena
ENTRE TINIEBLAS
RÁVENA
Teatro Alighieri. 18-VI-2010. Guarnieri, Tenebræ. Alda Caiello, Sonia Visentin, Antonio Giovannini. Director musical:
Pietro Borgonovo. Directora de escena: Cristina Mazzavillani Muti.
El título del nuevo trabajo
de Adriano Guarnieri,
Tenebræ, encargo del
Festival de Rávena, puede
ser entendido de diversas
maneras, evocando una
condición inquieta y desolada y también el doloroso oficio de tinieblas, o sea la liturgia de Semana Santa. Significados esenciales y religiosos
(en sentido no confesional)
se entrelazan en Tenebræ: la
vena visionaria, lírica y onírica de Guarnieri se encuentra
aquí con fragmentos congeniales de Massimo Cacciari
(sacados de cuatro libros
diversos por Cristina Mazzavillani Muti). Son fragmentos
de tono poético-reflexivo
sobre Samuel Beckett, Georg
Trakl, liturgias “misterios del
grito”, sobre un interrogante
del Evangelio de Lucas, y la
música se posesiona desde el
principio de intensas tramas
polifónicas, en oscuras meditaciones, en violentos disparos dramáticos, para abandonarse sobre todo en la segunda mitad de la ópera a un
atormentado lirismo; los versos de Trakl a la muerte de
Elis, citados y traducidos por
Cacciari en la última sección
del texto, se asocian a una
especie de rito fúnebre con
un tempo dilatado y suspendido, en un contexto sonoro
enrarecido, de infinita sugestión. Esta vez Guarnieri se ha
valido de una plantilla limitada: dos sopranos, un contratenor, voces en cinta, 14 instrumentistas, electrónica en
directo. La música tiene una
impronta fuertemente reco-
nocible, entre vórtices, tensiones del canto, disoluciones y retardos: durante 65
minutos capta con fuerza
expresiva directa sin fisuras
ni zonas estancadas.
Excelente la interpretación
musical, dirigida de forma
impecable por Pietro Borgonovo a un grupo de sensacionales músicos de la Ópera de
Roma, y con Alda Caiello y
Sonia Visentin como soberbias solistas, muy bien flanqueadas por Antonio Giovannini. Pertinente y significativa
la planta escénica del espectáculo, con dirección de Cristina
Muti y escenografía de Ezio
Antonelli, con los tres solistas
vocales inmóviles sobre
podios de alturas diversas,
exaltando el estatismo ritual
de algunas partes de la músi-
ca. Sobre esta planta se ha
buscado crear un cierto dinamismo a través de numerosas
proyecciones, juegos de luces
y los movimientos de una bailarina y una actriz. La reposición en Roma en octubre será
posiblemente la ocasión de
eliminar o al menos reducir
las intervenciones habladas
de la actriz, que la partitura
no prevé y que demasiado a
menudo se sobreponen a la
música. ¿Qué sentido tiene
proponer una ejecución bella
y bien cuidada, estropeándola
aquí y allá con el añadido
arbitrario de la voz recitada,
que repite las palabras cantadas con engañosos desfasamientos, sumando además
otros textos?
Paolo Petazzi
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ITALIA
Festival de los dos mundos
ÓPERA EN TRANSFORMACIÓN
SPOLETO
Teatro Nuovo. 19-VI-2010. Henze, Gogo no Eiko. Ji Hye Son, Toshiaki Murakami, Carlo Kang, Kwang II Kim,
Brian Asawa, Young Hoon Kim, Taihwan Park. Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi. Director musical: Johannes
Debus. Director de escena: Giorgio Ferrara. Escenografía: Gianni Quaranta.
El Festival de los dos
mundos, que ha alcanzado la LIII edición, tres
años después del traspaso de manos de la familia
Menotti a la nueva gestión de Giorgio Ferrara, tras
un decoroso tiempo de transición, ha regresado a su primitivo ser: primera reprentación escénica de la ópera
Gogo no Eiko (El sabor de la
gloria) de Hans Werner Henze, compuesta sobre un libreto en alemán (Das verratene
Meer) de Hans-Ulrich Treichel, sacado de la novela
homónima de Yukio Mishima. Ópera de largo camino,
escrita en 1988 para la Deutsche Oper de Berlín, donde se
estrenó en 1990, fue reelaborada dos veces por Henze. En
2000, el libreto fue traducido
al japonés y se añadieron
veinte minutos de música
nueva (estreno en versión de
concierto en el Suntory Hall
de Tokio en 2003). En 2006,
una nueva versión, con otros
treinta minutos de música
nueva, que fue interpretada
en Salzburgo, Berlín y Turín.
Finalmente, con la versión
escénica, en la dirección del
propio Ferrara que firma una
producción cuidada hasta el
mínimo detalle, iluminada
con wilsonianos colores hieráticos y ácidos y geniales
escenas móviles, esenciales
como un haiku, de Gianni
Quaranta, que con una sencilla parcelación de líneas traza
siempre nuevos espacios
escénicos, la ópera encuentra
su forma definitiva. ¿Por ahora? Felliniana la llegada de la
nave a Folon.
Musicalmente, la composición es de rara belleza, música
tonal pura, pero con ecos
minimalistas, de la segunda
escuela de Viena y de la música serial que alcanza picos de
intensidad. Se trata de una
coexistencia ideal de palabra y
música; una verdadera obra
maestra en suma. Johannes
Debus pintó un abanico fantasmagórico de colores variopintos a la cabeza de la excelente Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi. También magnífico el reparto: intensísima Ji
Hye Son (Kuroda Fusako),
inolvidable en la inclemente
aria de coloratura, lo mismo
que Carlo Kang (Tsukazaki
Ryuij) y Noburu, el hijo herido
de Fusako (Toshiaki Murakami). Interminables ovaciones
del público puesto en pie rendidas a Henze.
Franco Soda
Semana Musical de Siena
PSICOANÁLISIS Y BROMAS
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La LXVII Semana Musical
Sienense ha estado bajo
el signo de las rarezas
musicales. Comenzó con
el estreno del último trabajo
de Louis Andriessen, el
monodrama Anaïs Nin,
encargo conjunto de la Academia de Siena y la London
Sinfonietta. Tras un acorde
repetido, obsesivo del piano
—¿el sexo, fijación de la
escritora?—, Andriessen se
ha dejado fascinar, pero sin
encontrar inspiración, por
los diarios de Nin, donde
cuenta un tema delicado, la
relación incestuosa con su
padre. Es una interminable
—literalmente, porque no se
ve el momento de que termine tal aburrimiento— sesión
psicoanalítica en diván freudiano, intercalada por vídeos
de los cuatro maridos.
Espléndido el Nieuw Amsterdams Peil, dirigido por
Joroen de Man, lo mismo
Pietro Cinotti
SIENA
Teatro dei Rozzi. 10-VII-2010. Andriessen, Anaïs Nin. Cristina Zavalloni. Director: Jeroen de Man. Realización
técnica: Miguel Rodríguez. Nieuw Amsterdams Peil. Director: Joroen de Man. Teatro dei Rinnovati. 15-VII-2010.
Saint-Saëns, La princese jaune. Maria Costanza Nocentini, Carlo Allemano. Rota, La scuola di guida. Raina
Kabaivanska, Giuseppe Sabbadini. Orquesta de Toscana. Director musical: Giuliano Carella. Directora de
escena: Mietta Corli.
Cristina
Zavalloni
como
Anaïs Nin
que la desinhibida protagonista Cristina Zavalloni, que
salta con desenvoltura del
francés al inglés, para la que
la pieza fue compuesta. Luego, La princesse jaune,
segunda ópera de Camille
Saint-Saëns (Opéra-Comique, 17 de junio de 1872),
paradigma del orientalismo
fin de siècle, que es una joya
melódica. Dirección de Mietta Corli ispirada en la película Blow-up de Michelangelo
Antonioni: la realidad supera
a la fantasía, sobre todo
cuando la vista se confunde
bajo el efecto de una droga,
bien representada por sugestivos vídeos, ideales para
visualizar la alucinación. La
ópera vive de las voces de
sus dos únicos personajes,
Léna
(Maria
Costanza
Nocentini) y Kornélis (Carlo
Allemano): musicales pero
no firmísimos en el agudo,
cantaron un francés difícil de
entender. Por fin, una pieza
de sólo quince minutos, La
scuola di guida de Nino
Rota. Un sketch de los años
cincuenta de enorme carga
cómica, casi televisivo: una
señorita (Ella) fascinada por
los motores y sobre todo por
el guapo ingeniero (Él).
Complicidad ideal de Giuseppe Sabbatini y la gran
señora de la escena Raina
Kabaivanska, que no teme
meterse en este juego. Firmaron una pareja esquemática de rara excelencia. La
dirección de las dos operitas
de Giuliano Carella estuvo
siempre inspirada, a la cabeza de una Orquesta de Toscana en estado de gracia. No
se podía sino reír a mandíbula batiente con el coche
antropomórfico que hacía
muecas con el morro como
en un tebeo. ¡Magnífico!
Franco Soda
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AC T U A L I DA D
ITALIA / PORTUGAL
Pizzi monta con eficacia The Turn of the Screw
PERFECCIÓN MUSICAL
Teatro La Fenice. 25-VI-2010. Britten, The Turn of the Screw. Marlin Miller, Anita Watson, Peter Shafran, Eleanor Burke,
Julie Mellor, Allison Oakes. Director musical: Jeffrey Tate. Director de escena, decorados, vestuario: Pier Luigi Pizzi.
VENECIA
La obra maestra quizá
mayor del teatro de Britten ha vuelto a la escena
en Venecia en una interpretación musical perfecta, gracias en primer
lugar a la dirección de Jeffrey
Tate.
Conduciendo
un
pequeño conjunto de estupendos instrumentistas de La
Fenice y un excelente reparto, Tate ha iluminado de la
mejor manera la nítida
estructura y todas las complejas, inquietantes ambigüedades, claroscuros y tensiones expresivas de la música
de Britten en uno de sus
logros más seductores, con-
centrados y esenciales. Entre
los protagonistas merece un
elogio particular el tenor
Marlin Miller, por la riqueza
de matices con que ha dado
voz al fantasma de Peter
Quint en una interpretación
de las mejores suyas en sentido absoluto. Pero el resto
tampoco se ha quedado
atrás, desde la sensacional
institutriz de Anita Watson a
los dos niños, Peter Shafran y
Eleanor Burke, ambos de
prodigiosa seguridad, a Allison Oakes ( Jessel) y Julie
Mellor (Mrs. Grose). El
espectáculo de Pier Luigi Pizzi, como de costumbre artífi-
Otra vuelta de tuerca en la Fenice
atmósferas victorianas de la
narración de James, valiéndose de una planta escénica
que evocaba elegantemente
los años veinte en el interior
de una casa de dos pisos, o
un bosque de abedules estilizados para los ambientes
exeriores. En este contexto
fríamente estilizado no faltaban gestos de evidencia física para mostrar la relación
entre Quint y Miles o entre
Quint y Jessel, en una dirección quizá no reveladora,
pero sí de segura eficacia
abarcadora.
ce de dirección, escenografía
y vestuario, evitaba las
Paolo Petazzi
Konwitschny elude el intimismo de la obra maestra de Chaikovski
FLUJO NATURAL Y ENTRADA FORZADA
LISBOA
Alfredo Rocha
Teatro São Carlos. 19-VI-2010. Chaikovski, Evgeni Onegin. Natalia Kovalova, Maria Luísa de Freitas, Larisa
Savchenko, Viola Zimmermann, Musa Nkuna, Albert Schagidullin. Director musical: Michail Jurowski. Director de
escena: Peter Konwitschny. Escenografía y vestuario: Johannes Leiacker.
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Segundo trabajo de Peter
Konwitschny en el Teatro
São Carlos, esta puesta en
escena (estrenada en
Leipzig en 1995) de Evgeni Onegin no causó el mismo
grado de afinidad que
demostró su Bohéme del año
pasado. Cierto es que el concepto-base para una y otra es
diferente, pero Konwitschny
falla al no observar a menudo un rasgo fundamental de
esta ópera: su intimismo y la
forma escénica, los “cuadros”
de los que hablaba Chaikovski, son un telón de fondo de
las emociones (con o sin
situación asociada); es decir,
un teatro de las emociones.
Continúa teniendo buenas ideas, está claro (pero al
menos una de ellas, la de la
coacción social que “fuerza”
al hecho trágico del duelo,
no está bien definida escénicamente) y algunas hasta
preciosas (las cortinas púrpuras que Tatiana agarra,
simbolizando el sobresalto
de su corazón y su sangre
Natalia Kovalova en Evgeni Onegin de Chaikovski en Lisboa
hirviendo), pero se notan
igualmente algunos tics o clichés del Regietheater (nos
referimos a la búsqueda gratuita o poco fundamentada
del efecto visual/escénico).
Ejemplos de fracasos: la
subida de tensión entre Onegin y Lenski en el curso del
baile; la superposición del
cadáver de Lenski y de la
entrada del baile del acto III.
La Orquesta Sinfónica
Portuguesa estuvo dirigida
por la batuta sabia de Michail
Jurowski, sólo parcialmente
redimida por el acierto y trabajo tímbrico de las maderas
y las trompas, que salvaron
la partitura. Las cuerdas respondieron mejor sólo en
ciertos fragmentos (¿se merecían más atención en los
ensayos?), el resto estuvo
constantemente inestable.
En el elenco, fue necesario esperar a Gremin para
que alguien nos encantase
plenamente. Alexeis Tanovitski hechizó nada más cantar. Kovalova no convenció
totalmente: es soprano spinto
(o incluso dramática) y es
demasiado para este papel,
la voz llamó la atención en la
zona de los agudos y tuvo
pequeños deslices de entonación. Schagidullin fue una
caricatura de Onegin tanto
cantando como actuando.
Nkuna se mostró todavía
“verde” para “ser” Lenski;
Zimmermann fue una criada,
pero no el ama Filipievna;
Savchenko, una Larina anodina y Maria Luísa de Freitas
aligeró a Olga en exceso.
Bernardo Mariano
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AC T U A L I DA D
SUIZA
Brillante velada straussiana gracias a Von Dohnányi
EN LA BÚSQUEDA DEL
MISTERIO DEL AMOR
S. Schwiertz
Opernhaus. 19-VI-2010. Strauss, Salome. Gun-Brit Barkmin,
Dalia Schaechter, Egils Silins, Rudolf Schasching, Christoph
Strehl. Director musical: Christoph von Dohnányi. Director
de escena: Sven-Eric Bechtolf. Decorados: Rolf Glittenberg:
Vestuario: Marianne Glittenberg.
El Cuarteto Casals
ZÚRICH
Gun-Brit Barkmin como Salomé en la Ópera de Zúrich
Todo director de escena
que monta Salome tiene
que hacer creíble, de
alguna manera, el proceso que transcurre en el
interior de esta mujer (o
esta muchacha). Salome
podría ser la femme fatale
que disfruta consiguiéndolo
todo de los hombres. Pero
no lo es, en absoluto, en la
producción de Sven-Eric
Bechtolf, sino más bien una
niña malcriada que está
acostumbrada a obtener
cualquier cosa. Una chica
veinteañera en la que se
mezclan los caprichos infantiles con las primeras pulsiones eróticas, para lo que no
duda en someterse a un
macabro juego.
Sin embargo, la cosa no
es tan sencilla de imaginar,
sobre todo en el frío y estilizado ambiente de fin-de-siècle diseñado por Rolf y
Marianne Glittenberg. El
palacio de Herodes es una
decadente corte, Jochanaan
aparece tan rígido como una
columna de sal y los judíos
son caricaturizados como
siempre en sus discusiones.
Muchas cosas resultan convencionales y distantes.
Lo contrario de la dirección musical de Christoph
von Dohnányi, llena de detalles de una transparencia
casi camerística y también
con momentos de una deslumbrante embriaguez sonora. Gracias a su cuidadosa
labor pudo entenderse cada
detalle del texto, con mención especial para la joven
soprano alemana Gun-Brit
Barkmin, que cantó con
mucha seguridad y gran claridad de línea. Sólo en el
registro agudo se hubiera
deseado una mayor variedad
de matices. Tampoco los
tuvo el barítono Egils Silins,
que hizo un profeta demasiado monocromo, aunque
de noble sonoridad. Muy
expresivo, por el contrario,
el veterano Rudolf Schasching como Herodes, superior en este aspecto a su
esposa Herodías, encarnada
por Dalia Schaechter.
Reinmar Wagner
Foto: Felix Broede
viaja a la Hungría del siglo XX
BARTÓK
Cuarteto de cuerda nº 4 Sz.91
LIGETI
Cuarteto de cuerda nº1
Metamorfosis nocturnas”
KURTAG
12 Mikroludien op. 13
metamorphosis
HMC 902062
Se ha afirmado que la esencia
de la música clásica se basa en
el principio de la variación. Sin
embargo, cuando encontramos
esta idea de permanente
transformación del material
sonoro en las partituras de
tres eminentes compositores
húngaros del siglo XX, las
sensaciones que provoca pueden
ser muy diferentes. Es la idea de
la metamorfosis, tan querida por
Bartók y sus sucesores...
harmoniamundi.com
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E N T R E V I S TA
ANDREAS SCHOLL:
“ME GUSTA LA PRESIÓN DEL PÚBLICO”
ndreas Scholl, con su timbre
aterciopelado y su naturalidad
sobre el escenario, se convirtió
desde el inicio de su carrera,
en uno de los contratenores más
importantes, no sólo de su
generación, sino de la historia de su
cuerda. Afronta cada concierto con
seriedad y profesionalidad, pero ha
sabido separar el mundo irreal del
escenario de su vida privada que
protege y que le ayuda a mantener el
equilibrio que necesita para seguir.
Ha vuelto a Decca tras unos años de
ausencia y, de momento, como no
podía ser de otra manera, aborda en
su próximo disco, que verá la luz este
otoño, un repertorio que le va como
un guante, la música del británico
Henry Purcell. Aficionado al pop, al
rock, al fútbol y enamorado de su
profesión, no parece que los premios
o el éxito hayan conseguido cambiar
su carácter tímido y sencillo.
James McMillan
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Si pensamos que sus padres eran cantantes
aficionados, que su hermana es soprano,
que usted cantaba en un coro de niño.
¿Podría haberse dedicado a otra cosa?
Lo cierto es que en el colegio nunca pensé que me dedicaría a esto como
profesional. De hecho no tenía ni la
menor idea de lo que quería hacer con
mi vida. Cantaba todos los días en un
coro de niños, sí, en el coro de la iglesia y cada día recibía lecciones de canto. Así que, cantar era para mí algo que
formaba parte del día a día, pero jamás
me detuve a pensar sobre ello hasta
que el maestro de coro y el preparador
vocal me dijeron que tal vez podía
hacer algo profesionalmente con la voz.
Yo tenía unos quince años.
¿Y cómo eligió convertirse en contratenor?
Puede que porque, de alguna
manera, seguí utilizando la voz de
cabeza aunque mi voz ya se había roto.
El cambio se había producido y la voz
seguía siendo aguda. Así que alguien
me dijo que sonaba como un contratenor y pensé por qué no probar. Para mí
fue muy fácil cantar en el registro agudo, no me supuso ningún esfuerzo.
Cantaba ya como contratenor en el fondo. Cuando tenía quince años, más o
menos, seguía siendo soprano, lo que
no es muy normal a esa edad. Así que
fue más o menos por casualidad como
llegué a ello. Me di cuenta de que
podía hacerlo y alguien me hizo pensar
que podía convertirme en profesional y
a los diecisiete años empecé a valorarlo más seriamente pero no con la idea
de dedicarme exclusivamente al canto.
Básicamente venía a ser algo así como,
si no me surge nada más, al menos tendré esto.
¿Y su entrada en Basilea?
Me presenté en una audición en
Stuttgart alentado por el profesor de
canto del coro. Me dijo que si quería
estudiar debía audicionar y me envió a
Herbert Klein, un tenor que también
cantaba como contratenor. Mi padre me
llevó hasta allí, Klein me escuchó y me
dijo que si quería cantar en ese registro
seriamente tenía dos alternativas, o bien
me marchaba a Inglaterra o bien me iba
a Basilea, donde estaba enseñando
René Jacobs. Así que entre en la Schola
Cantorum y Richard Levitt se convirtió
en mi maestro hasta hoy.
Acaba usted de mencionar Inglaterra donde la tradición de contratenores es abrumadora. Ahora va a publicar una grabación
de canciones de Purcell en la que usted
mismo dirige la orquesta. En ella encontramos títulos que están en la memoria de
todos interpretados por los grandes cantantes británicos de su cuerda. ¿Qué aporta
de nuevo en esta grabación? ¿No tiene miedo a la comparación?
Cuando me planteé por primera vez
grabar un disco quería que fuera con
música de Henry Purcell o de John
Dowland. Pero Eva Coutaz, la directora
de Harmonia Mundi, me hizo pensarlo
bien, puesto que se trataba de mi primer disco e iba a abordar un repertorio
que ya habían grabado antes varios de
mis colegas. Me hizo ser consciente de
que la comparación iba a ser irremediable y me aconsejó elegir un repertorio
que yo grabase por primera vez. Y eso
hice. Las canciones barrocas alemanas
(Deutsche Barocklieder) dieron contenido a mi primer disco, fueron una buena elección y un gran consejo de Coutaz. En cualquier caso, hay momentos
en la vida en los que uno quiere hacer
algo determinado. Después de pasar
veinte años cantando la música de Purcell quería grabarla. Ya sé que hay
varias grabaciones, como también las
hay de Winterreise o de cualquier ciclo
de canciones de Schubert o de Schumann. Creo que la motivación debe
estar en el contacto personal que el
intérprete tenga con la música que
hace, que signifique algo para él, que el
intérprete tenga algo personal que decir
con ella. No se trata de ser diferente a
cualquier precio, de ver lo que han
hecho los demás para hacer algo totalmente distinto, más rápido, más lento,
más dramático… El resultado puede
que suene al final parecido a algún
otro, pero será el fruto de mis convicciones. Es decir, que para mí hay una
diferencia muy grande entre imitar a
alguien o llegar a la misma conclusión
después de haberse preparado, de
haber meditado y estudiado el repertorio. Y creo que el público es capaz de
percibir esa motivación en el intérprete.
En esta grabación, ¿la orquesta le acompaña en todas las ocasiones? Por ejemplo, en
An Evening Hymn ¿reduce orquestación, se
queda con un único instrumento? ¿Qué criterio ha seguido?
Para empezar, me gustaría decir que
he tenido la gran suerte de poder contar con la Accademia Bizantina, que es
mi orquesta barroca favorita. Hemos
hecho ya otras grabaciones, pero para
ésta decidimos utilizar la cuerda completa para la música de ópera además
de laúd, arpa, clave, órgano, viola da
gamba y chelo; un continuo muy completo. Pasé todo un día en Italia sentado con el primer violín, Stefano Montanari, que dirige conmigo la orquesta, y
repasamos canción a canción toda la
instrumentación de manera que cuando
nos juntamos en la iglesia para grabar
ya sabíamos lo que queríamos.
¿Con Sound the Trumpet han hecho algún
arreglo especial o hay alguien más que canta con usted?
No, no hicimos arreglo. Canta un
colega, Christophe Dumaux. He cantado con él muchas veces y es un tipo
estupendo. Es más joven que yo. Lo
divertido de mi historia con él es que
cuando nos conocimos estábamos los
dos a punto de debutar en el Metropolitan y hablando con él me dijo: “Andreas, yo recuerdo cuando te escuchaba
cantar de pequeño.” Y me hizo sentir
muy mayor, me sentí casi ofendido.
Pero luego me paré a pensar y claro, el
tiene ahora veintinueve y yo cuarenta y
dos, así que era perfectamente factible,
porque él debía ser un adolescente
cuando salió mi primer disco. Me gusta
mucho, se ha convertido en un amigo y
además de ser una gran persona es un
cantante excelente.
Cuando le escucho junto a otros cantantes
siempre me sorprende su capacidad para
empastar. ¿Piensa que su pasado en el
coro le ayuda a hacer esto de forma casi
instintiva?
Sin duda. Es algo además muy
importante porque los músicos siempre
estamos interaccionando con otros
músicos y al final el resultado de un
disco o de un concierto, más allá de las
ideas musicales que se puedan tener o
por mucho que nos entusiasme el
repertorio que se esté trabajando,
depende en gran medida de esas interacciones, de lo grande que sea el ego
de cada uno, de lo importantes que nos
consideremos con respecto a nuestros
colegas en ese momento. Los coros de
niños son como una hermandad, no
sólo cantábamos, también jugábamos al
fútbol todos los días antes de las clases
de canto. En el fondo era como hacer
música con los amigos y eso es una
gran ayuda, porque eres consciente de
que formas parte de un grupo y de que
lo que cuenta es el esfuerzo colectivo.
Como en el fútbol. Si analizamos la
copa del mundo, los equipos con las
grandes estrellas no ganan; los mejores
equipos son eso, equipos con sus grandes jugadores que juegan para el conjunto y no para ellos mismos. Con la
música sucede otro tanto. Ese pasado
en el coro, ese bagaje, me mantiene
con los pies en la tierra y me hace ser
consciente de que en el hecho musical
todos debemos dar lo mejor de nosotros mismos, debemos ser capaces de
motivar, de estar abiertos a otras sugerencias. Varios de mis colegas que también han cantado en coros tienen una
mentalidad parecida, bastante relajada,
amistosa, con pocos problemas de ego.
Volviendo al repertorio, la música inglesa
parece adaptarse a su voz a la perfección.
Después de su disco de canciones alemanas, vino otro con canciones populares
inglesas donde ya grababa algunas de John
Dowland. ¿Hay algún tipo de música con la
que no se sienta cómodo, algún repertorio
que se resiste a abordar?
Sí y creo que tiene que ver con el
idioma. No he cantado, por ejemplo,
mucho barroco francés. El estilo de esta
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música además es muy particular, muy
especial y no estoy muy habituado a él.
Así que muy probablemente nunca llegue a ser un gran intérprete del barroco francés.
cantantes de cierta edad que ya no
pueden cantar los grandes papeles virtuosísticos de la ópera, pero siguen
siendo muy buenos con las canciones.
Se aprende mucho al escucharlos.
Allá por 1993 había una gran expectación
en el Festival de Saintes porque venía un
nuevo y joven contratenor a cantar las Cantatas de Bach que se hacían cada mañana. Y
allí estaba usted, como si hubiera hecho
eso toda la vida. ¿Cómo cree que ha evolucionado su voz en estos casi veinte años de
carrera?
Acaba de decir que cuando sale al escenario siente la expectación del público. ¿No
tiene ganas de salir corriendo en ese
momento?
La voz no deja de evolucionar.
Cuando se es joven puede que se cante más por instinto. Lo ideal sería poseer una técnica suficientemente buena
que pueda permitir, por así decirlo,
poner el piloto automático de manera
que no haga falta pensar en ella. Así
que, confiado en la técnica uno sale al
escenario, es joven, y, como usted ha
dicho, el público está expectante por
conocer un nuevo cantante que les va
a sorprender. Ante la expectación
siempre hay sorpresa y eso, de algún
modo, hace que cantar sea muy fácil
en un principio. La prueba viene luego, cuando un año después se vuelve
al mismo lugar y el público espera algo
parecido a lo que escuchó doce meses
antes. Entonces el cantante siente por
primera vez la expectación del público
y la voz necesita poder estar libre de
esa presión. Es algo que cuesta toda
una vida aprender, saber manejar el
estrés del canto, no empujar la voz, no
forzarla. Y de un modo natural, con el
tiempo la voz debería ganar calidez,
fuerza y más facilidad en los graves.
Así que cuando escucho mis antiguas
grabaciones encuentro que están bien,
pero actualmente soy capaz de hacer
más cosas que antes no podía. En el
comienzo tenía algo a favor y es la
ligereza de la voz, ese sonido angelical
que es muy bonito pero que no es,
desde luego, un arma universal que
vale para cualquier repertorio. Piense,
por ejemplo, en la música dramática,
en la ópera. Un papel como Julio César
no debe sonar como un niño; con ese
sonido angelical y puro no se puede
conseguir el dramatismo que requiere
el personaje. De manera que, en el
fondo, de lo que se trata es de ser
capaz de expandir las capacidades de
la voz, de forma que uno no se limite
a decir que sólo va a cantar John
Dowland con un laúd, sino que quiera
probar lo que pasa con una orquesta
pequeña, o con una gran orquesta y
comprobar cómo se desarrolla, eso sí
con cuidado, la voz. Y si se hace así, la
voz se hace más rica, más llena, más
flexible y puede que llegue un día en
el que la voz pierda cualidades técnicas, pero tendrá todo lo demás. A
veces es muy reconfortante escuchar
Por supuesto. Los psicólogos dicen
que el reflejo natural cuando se sale a
escena es darse la vuelta y correr.
Enfrentarse al público genera la misma
respuesta de escape que enfrentarse a
un animal salvaje. Así que cada intérprete debe mantener una lucha consigo mismo por mantenerse ahí y por
transmitir al público que eso es lo natural, lo verdadero. Esta noche estoy aquí
frente a ustedes, voy a cantar para ustedes y voy a pasarlo bien. A veces veo
estudiantes que salen a escena pero su
lenguaje corporal está diciendo algo
como: vale, voy a cantar para ustedes,
pero preferiría no estar donde estoy.
Eso es algo que se tiene que trabajar
específicamente. A veces resulta fácil,
pero tengo la impresión de que con la
edad va resultando cada vez más complicado, porque se es más consciente
de lo que se hace, uno se pregunta
mucho más sobre todo. Hay momentos
en que son demasiadas preguntas: ¿qué
es lo más difícil? ¿esto es realmente
divertido? Pero entonces se vuelve al
equilibrio y uno se vuelve a divertir
con lo que hace y ve la cara positiva de
ser cantante: me gusta cantar, me gusta
enfrentarme al público que ya no me
da miedo, tengo menos tensión, no me
asusta cometer un error. Eso es estupendo, pero puede pasar lo contrario
también. En la vida de todos hay
momentos en lo que todo parece ir
bien, todo es positivo y fácil, pero eso
cambia. Por ejemplo con una pérdida
en la familia. Hace tres años murió mi
padre y puedo asegurarle que no fue el
momento más fácil de mi carrera como
cantante. Las emociones influyen en la
voz así que hay mucho, mucho, mucho
de psicológico en el canto, de equilibrio mental, que es tan necesario. También hace falta tiempo libre para otras
cosas, para encontrarse con los amigos,
para estar con la familia, poder disfrutar de una vida real antes de volver al
escenario.
Usted tiene una larga relación con la música
pop y rock y también con la composición.
Es parte de mi identidad musical y
pienso que este tipo de música tiene
también derecho a estar en la vida de
las personas. Bach es para mí mejor
compositor que Elton John, no tengo
duda sobre eso, pero no es mi intención compararlos. Nunca lo haría. Pero
lo que sí veo es que la música de John
o de Sting tiene mayor relevancia en la
sociedad actual que la música de Bach.
Lo que no deja de ser triste en cierto
sentido, pero es así. La música cumple
un papel en la sociedad. En su nivel
más elemental sirve para relajarnos del
estrés de la vida diaria: entramos en el
coche con nuestras tensiones, ponemos
la radio, hay una bonita canción que
nos gusta y para cuando nos bajamos
estamos mejor que hace un momento.
La música puede cambiar nuestro estado de ánimo, nuestro humor. Esto en el
nivel básico. Pero también nos sirve
para educarnos, para enseñarnos, para
conmovernos a un nivel emocional más
profundo. Con un concierto mostramos
lo que sucedía en el pasado y cuáles
eran las reglas por las que se regía la
interpretación o la composición. También está la parte social, un grupo de
personas que acuden a una manifestación colectiva, que se visten para ello,
que aplauden juntos y celebran juntos
el hecho musical. Y cuando salen del
concierto algo ha cambiado en ellos.
Pienso que esto sucede igualmente ya
hablemos de un concierto pop, rock o
clásico. Hay algo de universal en la
música y en el arte. Siempre he hecho
música pop, me encanta y me divierte
muchísimo. Soy consciente de que una
canción pop dura unos tres minutos,
pero es como ir a un restaurante, no
siempre se quiere comer un gran plato
refinado; a veces una sencilla pizza es
lo que se busca. Podríamos establecer
esa comparación. Las canciones pop
son comida sencilla, que no fast food
que tiene connotaciones negativas, y no
me obligan a un gran esfuerzo ni a
dedicarles mucho tiempo y energía
para divertirme con ellas. De vez en
cuando me gusta sentarme y escuchar
un concierto que puede llegar a durar
incluso tres horas; es como si me
embarcara en un viaje y el proceso de
transformación puede ser más profundo y mayor, porque conlleva una cantidad mayor de tiempo de desarrollo.
Usted ha hablado en alguna ocasión de
otro proceso de transformación que es el
que necesita para pasar de una ópera a un
recital o a un concierto con orquesta. Y en
estas ocasiones recurre a Richard Levitt, su
maestro. ¿Hasta qué punto es importante
tener el valor de saber que no se sabe todo,
de volver al maestro para poner las cosas
en su sitio?
Pienso que la mayoría de los cantantes no han perdido de vista a su
maestro. Es alguien que conoce la voz
desde sus comienzos y que comprende
no sólo la voz, sino también la personalidad y las circunstancias del alumno.
Hace unos diez días estuve en Basilea y
con Richard Levitt trabajé unas tres
horas sobre el disco de Purcell. No
hablamos de interpretación, él ya sabe
que no es eso lo que necesito, sabe que
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tengo mis propias ideas musicales; pero
corrigió la voz. Me escucha, me advierte cuidado ahí, eso no está bien, piénsalo de tal o cual modo. No me dice
muchas cosas nuevas, pero sí me
recuerda aquellos buenos conceptos
que me enseñó en su día. Y entonces,
cuando canto de nuevo una canción
veo cómo mi voz mejora, cómo el sonido, la emisión cambian si hago lo que
él me dice. Es posible que si alguien
nos escuchara, no notase una gran diferencia, pero para mí el cambio es enorme. La diferencia es sutil, pero muy clara y añade más calidad al canto.
ciones se crea una atmósfera muy tranquila. Si pienso acerca de los mejores
momentos que la música me ha dado,
creo que es en los recitales con laúd en
los que soy más yo mismo. Sobre todo
con Erwin Karamazov que es un gran
amigo y un gran músico. Nos sentamos
y tocamos y lo pasamos muy bien. No
hay tensiones, nada premeditado —en
la próxima canción vamos a hacer tal o
cual, etc.— todo es muy natural, pero
es algo que sólo puede pasar en un
recital.
¿Cuál es la diferencia esencial para usted
entre ópera y recital, más allá del disfraz o
del decorado?
No, Bach, como bien dice usted,
no es nada cómodo. No es un compositor que haga concesiones. Mientras
otros pueden escribir en una determinada manera para, por ejemplo, poder
respirar, Bach no lo hace. Necesita que
la música suene tal y como él la escribe y si para eso el cantante tiene que
ser más que bueno no le importa. Por
eso es tan difícil. Es un grandísimo
maestro, pero piensa la voz de forma
instrumental.
Lo primero es que la ópera dura
mucho más tiempo. Da comienzo y
todavía pasan unos diez minutos hasta
que llega tu turno. Sales a escena, cantas tu recitativo y tu aria, vuelves al
camerino y a esperar de nuevo. Es un
poco como un maratón. En la ópera se
trata de estar centrado durante tres o
cuatro horas, de no relajarse demasiado, de mantener la voz en forma y de
poder pasar en un instante de la personalidad fuera del escenario a la personalidad del personaje. Como encender
y apagar un interruptor cada vez que se
entra en escena. En el recital se tiene
más tiempo de poder desarrollar algo.
Estás solo en el escenario con un laudista, por ejemplo. Me encantan los
recitales con laúd, porque me siento y
hago una respiración profunda y puedo
hablar con el público, darles la bienvenida, presentarles la música que van a
escuchar. Después de tres o cuatro can-
Bach no es tan cómodo o tan confortable
como un recital con laúd, ¿no?
En ocasiones apenas deja espacio para
tomar aire.
Sí y es difícil evitar esa sensación de
ahogo, de tomar aire de repente, esa
sensación de respiración repentina corta y rápida que transmite una cierta agitación. Es un reto mental permanecer
tranquilo mientras se canta Bach.
Creo que tiene intención de grabar lieder
de Haydn y Mozart.
Sí, es así.
¿Hasta dónde piensa que puede llegar con
su voz? Del mismo modo que la música un
compositor antiguo puede interpretarse
con instrumentos modernos, ¿qué rango de
repertorio puede abordar con su voz?
¿Piensa que el público está preparado para
no prejuzgar esta aproximación?
Veremos. En cualquier caso cada
vez que se elige un repertorio para
hacer un disco se comienza, de algún
modo, un experimento. Purcell puede
que no, porque es un repertorio evidente para un contratenor, pero, por
ejemplo, sí el disco que grabé con
música medieval. La gente no me percibe como un cantante medieval y era un
experimento, pero lo intenté. Hice un
concierto y esperé a ver cuál era la
reacción del público, si querían escuchar esto de mí o no, o si piensan que
fue una buena idea. Y lo mismo sucede
con Haydn y Mozart. Otros contratenores han cantado antes canciones de
Schubert o repertorio más tardío, como
David Daniels o Brian Asawa. No han
tenido miedo de enfrentarse al repertorio romántico. Por mi parte voy a intentarlo, estoy trabajando en la música y ya
he cantado alguno de estos lieder en
concierto en los últimos diez años, así
que ya los conozco. Si puedo estudiarlos y prepararlos bien para tener mi
propia idea, para cantarlos con conocimiento, me quedará tan sólo saber si el
público quiere venir a escucharlos
interpretados por mí.
Hablemos del diapasón. Usted ha cantado
con las mejores orquestas barrocas del
mundo. Pero ¿y las modernas en las que el
diapasón está cada vez más y más alto?
Habitualmente es un medio tono
más alto y eso crea problemas en cierto repertorio. Medio tono puede sacarte de la zona en la que el canto es con-
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fortable. No es que sea imposible, pero
no sería agradable. A veces se encuentran transposiciones y entonces no pasa
nada porque se mantiene el rango original. Si no, la alternativa es optar por
un repertorio que sea fácil y posible
tanto con la orquesta barroca como con
la moderna. Por ejemplo Julio César o
Rodelinda. Cualquiera de las obras que
Haendel escribió para Senesino son,
para mí, fáciles de cantar con una
orquesta moderna. Si además la sala es
grande, todavía mejor, porque la voz
aguda corre más.
Una vez más, Bach con orquesta moderna
se hace muy complicado.
Por ejemplo, nunca canto la Pasión
según san Mateo con orquesta moderna. Se sale completamente del rango en
el que me siento cómodo. Pero la de
San Juan sí la he cantado varias veces.
También sería posible la Misa en si
menor, creo. Hay repertorio bachiano
que se puede cantar cómodamente con
el diapasón moderno, pero hay otro
que me resulta muy incómodo porque
me obliga a estar demasiado pendiente
de la técnica.
Usted canta y ha escrito la música para un
disco sobre un cuento de Hans Christian
Andersen, El caballero y el ruiseñor. ¿Qué
importancia tiene para usted la educación
desde la infancia?
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Es esencial. No sólo la música, también el deporte. Es importante aprender
a hacer algo en grupo y tanto en una
disciplina como en la otra hay momentos en los que todo depende de ti y
otros en los que hay que apoyar a un
compañero y permanecer en un segundo plano. En la vida, al final, también
hay que saber cuándo es el momento
de hablar o cuándo hay que callar. Y
son importantes el esfuerzo y las limitaciones. Mi hija, por ejemplo, toca el piano y a veces tiene que abordar una
obra que es difícil, pero se sienta, estudia, trabaja las dificultades y consigue
tocar esa obra realmente bien. Es un
proceso de construcción de la confianza en uno mismo. Si pensamos en un
equipo de niñas o de niños que empiezan a jugar al fútbol, no ganan partidos
de manera automática. Tiene que pasar
un tiempo de entrenamiento, de trabajo duro, de cometer errores, para que
luego llegue la recompensa del trabajo
en equipo. Creo que esto se está perdiendo en nuestra sociedad porque a
los niños les gusta creer, y creo que a
sus padres también, que el éxito puede
llegar con poco esfuerzo. Se puede ser
una superestrella aun sin talento y sin
haberse esforzado para ello. Me parece
muy peligroso. Los niños no son conscientes de que hace falta talento y de
que además ese talento combinado con
el trabajo duro no te garantiza la fama
o el triunfo. Así que la educación musi-
cal me parece muy importante, pero
tengo la impresión de que nuestros
políticos no lo ven igual.
Como profesor en Basilea, en el puesto que
ocupaba su maestro, ¿qué legado intenta
transmitir?
Me parece cada vez más importante
hablar a los estudiantes de todo esto.
Yo no trabajo los aspectos técnicos,
puesto que lo que hago allí son esencialmente clases magistrales. Ellos tienen su profesor habitual y luego trabajan conmigo aspectos del repertorio.
Desgraciadamente, hay cosas que no se
pueden enseñar, como la personalidad.
O se tiene o no se tiene. En Basilea hay
muchos estudiantes jóvenes que están,
por así decir, nadando en un estanque,
algunos de sus recursos no son del
todo positivos. Lo que intento siempre
es que se pregunten quiénes son cuando están cantando. Por qué hacen algo
de una determinada manera, qué piensan, qué quieren ser como cantantes.
Trabajo también con su personalidad
para que intenten desarrollar algo que
sea inherente a ellos, algo individual y
no la mera imitación de un cantante
que les gusta. A veces, desarrollar
demasiado una personalidad no es muy
saludable. Hay estudiantes con mucho
talento, pero dudan de ellos mismos y,
sin embargo, otros con la mitad de
talento se comportan como si fueran
Maria Callas. Como profesor intento
siempre ser un moderador, hablar con
ellos, que a la hora de cantar algo que
hemos trabajado en un concierto no
piensen como estudiantes, sino como
intérpretes, que salgan al escenario
confiados en que lo pueden hacer. Y si
hay alguien demasiado extravagante, lo
que suele ocurrir entre los contratenores, intento que se refrenen un poco,
que su personalidad no esté tan en primer plano; trabajo más la introversión y
les enseño a guardar los momentos dramáticos para cuando de verdad son
necesarios. Más o menos esto es lo que
intento hacer. Algunos estudiantes quieren y aceptan estos consejos, otros no.
Hay ahora una generación de alumnos
que escuchan lo que sus profesores les
dicen, pero no lo aplican confiados en
su propio talento y en que ellos se
conocen mejor. Para mí esto es un gran
problema. Yo seguí los consejos de mi
maestro, confié en él al cien por cien.
Cada vez que me llamaban para cantar
tal o cual repertorio hablaba con
Richard y él me recomendaba esperar o
aceptar. Por ejemplo, con la Pasión
según san Mateo me dijo, la primera
vez que me la ofrecieron, que era
demasiado difícil y demasiado pronto
para mí. Sin embargo, cuando llamaron
para la de San Juan me dijo: hablémoslo. Miramos la obra, la trabajamos y me
dijo, adelante. Nunca en todo ese tiem-
po tuve la sensación de que me estaba
impidiendo hacer una gran carrera.
Siempre pensé que cuando me decía
que podía hacer algo era porque estaba
realmente preparado. Confiaba y confío
en él completamente. El planteamiento
correcto no debe ser yo sé mucho, sino
mi profesor sabe más que yo y si me
dice que algo no es bueno para mí
debe tener alguna razón para ello. Así
que espero que algunos de mis estudiantes piensen del mismo modo.
Usted ha sido no sólo el primer contratenor, sino el primer alemán en cantar en la
última noche de los Proms. ¿Es consciente
de lo que ha conseguido para los cantantes
de su cuerda, de hasta dónde ha llegado?
A veces surgen estos grandes
momentos en la vida profesional. Recibes una invitación como ésta y lo mejor
es pensar en la importancia que ha
tenido una vez que ha pasado. Si lo
pensara mientras está sucediendo… no
podría cantar.
Una última pregunta. Al igual que le sucedía
a Oswald von Wolkenstein, ¿cuándo está
cantando le falta la familia y cuando está
con la familia echa de menos el escenario?
¿Está contento con lo que tiene en cada
momento?
Bueno, esa es la vida. Creo que hay
que saber ser feliz en cada momento y
no plantearse demasiado lo que se
podría tener. Cuando no trabajo estoy
realmente feliz y me sucede igual en el
trabajo. Puedo imaginarme perfectamente en casa sin trabajar si me tocara
la lotería, igual que puedo imaginarme
un par de años fuera de los escenarios.
Pero, quién sabe, igual al cabo de tres
meses estaría deseando volver. No sé.
Me gusta cantar. Cuando llega el
momento de hacer las maletas, hago las
maletas. Me voy, me he preparado bien,
estoy listo, salgo al escenario y canto. Y
esta es una parte muy importante de mi
vida, pero no es mi vida. Hay otras
cosas que son también esenciales para
mí. El amor por mi familia, por mi
madre, que todavía vive, por mi novia,
mis hermanos. Y probablemente toda
esta parte personal es más importante
para mí que mi faceta como cantante.
Pienso también que ésta es una actitud
más saludable que hacer que toda mi
vida dependa de mi voz, que es algo
que hice durante unos años y que no
me hizo feliz. Cuando todo gira en torno a la voz el resultado es que acabas
asustándote por todo, por cualquier
cosa que pueda dañarla. Vives con
temor, más que con alegría. En cualquier caso, como le decía al principio,
hay que mantener el equilibrio. A veces
la balanza se inclina más de un lado
que de otro, pero si la oscilación es
natural y no es brusca, está bien.
Catalina García
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D I S C O S
EXCEPCIONALES
LOS DISCOS
XCEPCIONALES
DEL MES DE SEPTIEMBRE
La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio
del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia.
BARTÓK: Cuarteto nº 4 Sz. 91.
LIGETI: Cuarteto nº 1 “Metamorfosis
nocturnas”. KURTÁG: 12
microludios. CUARTETO CASALS.
para violín y piano nº 1 y nº 2.
Gesänge der Frühe. DANIEL SEPEC, violín;
ANDREAS STAIER, fortepiano.
HARMONIA MUNDI HMC 902062
HARMONIA MUNDI HMC 902048.
El
Casals, que cumple ahora trece
años de vida, ha alcanzado la plena
madurez como cuarteto. S.M.B. Pg. 72
Sepec se acopla con el teclista sin
problemas y pone de manifiesto un
permanente buen gusto. A.R. Pg. 87
DVORÁK: Cuartetos de cuerda nºs
10, 11, 13 y 14. Cipreses. Quinteto
de cuerda op. 97 “Americano”.
CUARTETO EMERSON. PAUL NEUBAUER, viola.
SCHUMANN: Quinteto con piano
3 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8765
2 CD MDG 3071610-2
El
mejor Dvorák por uno de los
mejores cuartetos posibles de hoy.
S.M.B. Pg. 76
Un álbum modélico, que hay que
recomendar de inmediato a todos los
schumannianos de pro. R.O.B. Pg. 88
ELGAR: Concierto para violonchelo
y orquesta op. 85. e.a. SOL GABETTA,
violonchelo. ORQUESTA DE LA RADIO
NACIONAL DANESA. Director: MARIO VENZAGO.
SHOSTAKOVICH:
2 CD RCA 88697630812
Un
Un Elgar de referencia que consagra
a una violonchelista más allá de su
buena presencia. C.V.W. Pg. 77
op. 44. Cuartetos op. 41, nºs 1-2
(primera versión) y 3. CHRISTIAN
ZACHARIAS, piano. CUARTETO DE LEIPZIG.
24 Preludios y fugas op. 87.
ALEXANDER MELNIKOV, piano.
2 CD HARMONIA MUNDI HMC 902019.20.
álbum espléndido, como interpretación difícil de superar, mas también como bello soporte de cultura.
S.M.B. Pg. 88
FROBERGER: Suites II en re menor,
VII en mi menor, VIII en la mayor, IX
en sol menor, X en la menor y XII en
do mayor. CHRISTOPHE ROUSSET, clave.
SIBELIUS: Sinfonías nºs 1, 2, 5 y 7.
AMBROISIE AM 148
Posiblemente estemos ante las mejo-
En
este disco, música e instrumento
son un verdadero tesoro. La interpretación no le va a la zaga. R.O.B. Pg. 77
GRÉTRY: Andromaque. DESHAYES,
FILARMÓNICA DE VIENA.
Director: LEONARD BERNSTEIN.
2 DVD CMAJOR 702208
res versiones filmadas de esta música. E.P.A. Pg. 98
VIVALDI: 8 Concerti solenni.
WESSELING, GUÈZE. LE CONCERT SPIRITUEL. LES
CHANTRES DU CENTRE DE MUSIQUE BAROQUE
DE VERSAILLES. Director: HERVÉ NIQUET.
LA MAGNIFICA COMUNITÀ.
Violín y director: ENRICO CASAZZA.
2 CD GLOSSA GCD 921620
Una estupenda lección de virtuosis-
Fabulosa la labor de auténtica resu-
rrección de la partitura por parte de
Niquet. E.M.M. Pg. 78
HOLST: Los planetas op. 32.
BRITTEN: Guía de orquesta para
56
SCHUMANN: Ciacona. Sonatas
BRILLIANT 9198
mo, entusiasmo y conocimiento del
lenguaje vivaldiano. J.L.F. Pg. 90
LAS VIOLAS DEL CIELO Y DEL
INFIERNO.
jóvenes op. 34. SINFÓNICA DE CINCINNATI.
Director: PAAVO JÄRVI.
DEL
TELARC CD-80743
ALQHAI&ALQHAI 002
En esta versión se oyen cosas que
en otras no o que en otras se oyen
peor. C.V.W. Pg. 80
La interpretación es soberbia en
todos los casos, así como la calidad
sonora. J.L.F. Pg. 95
MONTEVERDI: Il ritorno d’Ulisse
in patria. VAN RENSBURG, RICE, CHIUMMO,
DE DONATO. LES ARTS FLORISSANTS.
Director musical: WILLIAM CHRISTIE.
Director de escena: PIER LUIGI PIZZI.
LE CONCERT SPIRITUEL, au
temps de Louis XV.
LE CONCERT DES NATIONS.
Viola da gamba y director: JORDI SAVALL.
2 DVD DYNAMIC 33641
ALIA VOX AVSA 9877
Todo está al servicio del canto, gra-
Una reconstrucción histórica que no
cias a un reparto que se mueve a
excelente altura. E.M.M. Pg. 96
Obras de Marais y Forqueray. ACCADEMIA
PIACERE. FAHMI ALQHAI, viola da gamba.
Obras de Corelli, Telemann y Rameau.
es sólo museo, sino vida recuperada
al tiempo. S.M.B. Pg. 93
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DISCOS
Gabo
M. Bothor
F. Broede
Año XXV – nº 255 – Septiembre 2010
Actualidad vocal
M. KOZENA
P. PETIBON
E. GARANCA
RECITALES
C
SUMARIO
ACTUALIDAD:
Recitales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
ENTREVISTA:
Cuarteto Casals. J.P.S. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
REFERENCIAS:
Debussy, Ravel: Cuartetos de cuerda. E.P.A.. . 60
ESTUDIOS:
Tres épocas de Rachmaninov. S.M.B.. . . . . . . 62
Michael Nyman. D.R.C.. . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Philip Glass. F.R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
REEDICIONES:
Hänssler: Festival de Schwetzingen (II). E.P.A. 64
Brilliant Classics Piano Library. J.P. . . . . . . . . 65
DG, EMI: Schumann por partida doble. J.C.M.66
Brilliant: Sagrados y asequibles. D.A.V. . . . . . 67
EMI: Tres sabias antologías. B.M. . . . . . . . . . . 68
Canal Grande. D.A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 70
DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 100
onstruidos en torno a un compositor, un estilo, una época
o un concepto determinados, los recitales vocales constituyen una de las herramientas indispensables para que los
sellos discográficos promocionen a sus cantantes estrellas. Lejos
de aminorarse, esta suerte de tarjeta de presentación de nombres consagrados o en vías de consagración crece sin desmayo.
Así, Deutsche Grammophon anuncia para octubre Lettere amorose, título monteverdiano que agrupa una antología de canciones italianas de temática amorosa originales de Vitali, d’India,
Caccini, Merula, Marini, Kapsberger, Strozzi y el propio Monteverdi, interpretadas por la mezzosoprano checa Magdalena
Kozena y el conjunto instrumental Private Musicke que lidera el
guitarrista y violagambista Pierre Pitzl. Sartorio, Stradella, Haendel, Porpora, Vivaldi y Alessandro Scarlatti son los compositores
elegidos por la soprano Patricia Petibon para su nuevo disco,
Rosso, integrado por arias barrocas italianas (de óperas, sobre
todo, pero también de oratorios), en el que aparece acompañada por la Orquesta Barroca de Venecia dirigida por su titular,
Andrea Marcon (edita DG).
Por su parte, y también para el sello amarillo, la mezzosoprano Elina Garanca ha querido, según sus propias palabras,
“rendir un pequeño homenaje a España y al temperamento
español” en su último registro, Habanera. Acompañada por la
Sinfónica Nacional de la RAI que dirige Karel Mark Chichon,
Garanca aborda un repertorio muy heterogéneo en el que están
presentes los nombres de Bizet (con las dos versiones de la
Habanera de Carmen), Lehár, Balfe, Ravel y Bernstein; pero
también los de Barbieri (canción de Paloma de El barberillo de
Lavapiés), Montsalvatge, Falla, Chapí (El barquillero, una de las
zarzuelas favoritas de la cantante letona), Gallardo del Rey, Luna
(El niño judío), Obradors y Serrano (La alegría del batallón).
Muy distinto (soul, blues…) es el repertorio afrontado por
Thomas Quasthoff en su Tell it like it is, con acompañamiento de
guitarra, teclado, contrabajo y percusión, como también lo es el
homenaje a su país natal que, con ¡México!, tributa a los sones
de su tierra el tenor Rolando Villazón en compañía de los Bolívar Soloists. DG publica ambos registros.
Y volvemos al barroco, esta vez con dos formidables contratenores: en Harmonia Mundi, René Jacobs acompaña a Bejun
Mehta en una antología Haendel, mientras en Decca Andreas
Scholl dedica su arte canoro a Purcell arropado por la Accademia Bizantina. En Zig-Zag Agnès Mellon y Dominique Visse proponen un álbum de dúos y en Naïve el desembarco de Anne
Sofie von Otter se materializa en dos proyectos: uno jazzístico,
en compañía de Brad Mehldau, y el otro, un recital francés dirigido por Minkowski.
Y acabamos con dos tenores de características muy diversas,
que ofrecerán en Decca sus últimas entregas líricas: Jonas Kaufmann se inclina por el repertorio verista en su Vicino a te, apoyado por Antonio Pappano y la Orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia. Juan Diego Flórez elige el terreno sacro
para el álbum Santo, en el que le acompañan Michele Mariotti y
los miembros de la Orquesta y Coro del Teatro Comunale de
Bolonia.
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ENTREVISTA
Cuarteto Casals
EN BUSCA DE LAS
ESENCIAS HÚNGARAS
El Cuarteto Casals vive su mejor momento.
Basta repasar su agenda para darse cuenta de la
posición cada vez más relevante de esta inquieta
formación barcelonesa integrada por los violinistas
Abel Tomás Realp y Vera Martínez Mehner, el
viola Jonathan Brown y el violonchelista Arnau
Tomás Realp.
Y
58
a no basta con decir que
el Casals es el mejor cuarteto español: ya está entre
los mejores del mundo. En su
pujante momento artístico, el
apoyo de Harmonia Mundi, el
sello en el que graban en
exclusiva, juega un importante
papel. Su nueva aportación
discográfica es un fascinante
programa consagrado a la
música húngara que reúne
páginas de dos clásicos del
siglo XX —Béla Bartók (Cuarteto nº 4, Sz91) y György Ligeti (Cuarteto nº 1, Metamorfosis
nocturnas)— y los 12 Microludios para cuarteto de cuerda, op. 12, de György Kurtág.
Arnau Tomás nos explica
cómo nació el proyecto de
consagrar un disco al moderno
repertorio húngaro. “Hace tres
años comenzamos a trabajar
con Kurtág y desde el primer
momento tuvimos claro que
tarde o temprano grabaríamos
alguna de sus piezas. La idea
fue tomando cuerpo cuando
decidimos consagrar un disco
a la música húngara, con la
mirada puesta en la obra de
Kurtág, y de forma natural,
completamos el programa
escogiendo dos autores como
Bartók y Ligeti, con los que es
fácil establecer nexos en un
recorrido por la mejor música
húngara del siglo XX y la obra
de Kurtág, que es un compositor que nos fascina”.
“Se aprende mucho tocando sus obras”, añade Jonathan
Brown, “y no sólo sobre su
música, porque con él preparas obras de Brahms, Beethoven y Bartók”. Abel Tomàs
asegura que cuando Kurtág
trabaja una partitura “es muy
minucioso, obliga a trabajar al
detalle, de forma muy precisa”. En los 12 Microludios
para cuarteto de cuerda op. 13
—dedicados a su amigo, el
violonchelista, director y compositor András Mihály y estrenados en el festival de Witten
en 1978 por el Cuarteto
Eder— cada miniatura revela
la fértil imaginación sonora del
autor. “Hay una gran historia
detrás de cada pieza, están
muy elaboradas, muy depuradas, despojadas de lo accesorio, como sucede con Webern,
con un campo dinámico muy
sutil”. De Ligeti han escogido
el Cuarteto nº 1, estrenado en
Viena en 1958 por el Cuarteto
Ramor, una página que muestra ya la independencia de
Ligeti a la hora de buscar una
vía sonora personal. “Es una
música soberbia, de contrastes
y acentos muy intensos”.
Bartók se ha convertido ya
en uno de los autores esenciales en sus temporadas, “La
complejidad rítmica y la fuerza
expresiva de su música nos
asombra cada vez más, es un
reto, pero también un inmenso placer tocar sus obras, a
pesar de su tremenda dificultad”, comenta Abel Tomàs. Su
hermano Arnau asegura que
“en sus obras siempre hay un
pequeño margen, un respiro
para el intérprete, aunque rítmicamente sea tan complejo.
Además, en la elección de los
tempi, la acústica de cada sala
juega un papel esencial”.
A la hora de escoger las
salas españolas de mejor acústica, no lo dudan ni un instante: la sala de cámara del Auditorio Nacional y la sala grande
del Auditorio de Zaragoza.
Tampoco titubean mucho a la
hora de escoger pianistas con
quienes desearían profundizar
el repertorio camerístico:
Arnau, hablando en nombre de
todos, proclama la fascinación
que sienten por Mitsuko Uchida. De los cuartetos de su
generación, sus preferidos son
el Brentano y el Artemis, apuntan Abel y Jonathan. “Y naturalmente el Hagen y en el pasado
el Berg, con quienes completamos nuestra formación”.
A la hora de escoger el
repertorio y planificar la actividad, no suelen tener proble-
Felix Broede
mas. “Nuestro funcionamiento
es muy democrático e intentamos conciliar siempre los intereses, los gustos, las afinidades, y siempre encontramos el
punto justo. Nunca hemos
tenido problemas”, apunta.
“De hecho, el 80% del repertorio que vamos a tocar lo decidimos nosotros, internamente,
según nuestros gustos e intereses. El 20% restante son exigencias de los programadores”, aclara Arnau. “Ahora mismo, estamos muy ocupados
con Shostakovich y queremos
hacer su integral a lo largo de
tres años. Pero en el caso de
Beethoven, preferimos ir
mucho más lentos, poco a
poco, trabajando a fondo cada
obra que incorporamos”, dice
Jonathan.
Arnau Tomàs recomienda
andarse con cuidado con el
tema de coleccionar integrales,
algo que en muchas ocasiones
responde a presiones o intereses discográficos. “Las integrales son un atracón. Tienen un
lado sumamente positivo para
los intérpretes, y es que puedes
profundizar plenamente en su
obra, ves la evolución de su
lenguaje, cada hallazgo cobra
su justo valor. Esto es muy interesante y enriquecedor, pero al
tiempo te puedes hartar de
tocarlo. Por eso creo que es
mejor montarlas poco a poco,
alternándola con otros autores”.
Su discografía en Harmonia
Mundi cuenta con trabajos
como la integral de los cuartetos
de Arriaga, un programa dedicado a Debussy (Cuarteto en sol
menor, op 10) y Zemlinsky
(Cuarteto nº 2); la serie completa de los cuartetos de juventud
de Mozart; un programa que
reúne obras de Toldrà (Vistes al
mar), Turina (La oración del
torero) y Ravel (Cuarteto para
cuerda) y los Cuartetos op. 33,
de Haydn. “Estamos muy satisfechos de nuestra relación con
Harmonia Mundi. En una época
de crisis como la que afecta al
mundo del disco, contar con el
respaldo de una multinacional
es todo un privilegio. Además
podemos trabajar con plena
libertad, sin presiones, buscando un equilibrio de forma que
la discografía acabe reflejando
nuestra personalidad, nuestros
gustos, nuestros retos”, comentan Arnau y Abel Tomás.
Javier Pérez Senz
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REFERENCIAS
Claude Debussy, Maurice Ravel
CUARTETO EN SOL MENOR OP. 10
CUARTETO EN FA MAYOR
T
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raemos hoy a Referencias
dos obras que suelen ir
asociadas en la mente y el
gusto de todos los aficionados,
al menos en lo que respecta a
la discografía, aunque en realidad tienen pocos puntos
comunes a pesar de pertenecer
al género cuarteto y de proseguir ambos emancipando la
viola del conjunto como habían empezado a hacer Mozart y
Haydn ciento y pico años
antes. Debussy compuso su
único Cuarteto en 1892-1893,
se lo dedicó a Ernest Chausson
y se estrenó el 29 de diciembre
de 1893 en la Société Nationale
por el Cuarteto Ysaÿe, siendo,
por cierto, la única de sus
obras a la que irónicamente
Debussy le puso un número
de opus. Como nos cuenta
Strobel
(Debussy,
Rialp,
Madrid, 1966 -reeditado actualmente en Alianza Música-), la
desilusión de los “entendidos”
fue aún mayor que con La
damoiselle élue. “Acababan de
digerir los Cuartetos de Beethoven y la música de cámara
de César Franck, y ahora escuchaban una obra cuyo extraño
tema no tenía nada en común
con la concepción clásica,
pues era una especie de melisma oriental que se deslizaba
por todos los movimientos sin
modificaciones, sin elaboración e incluso a veces irreconocible”. Esta música parece al
mismo tiempo flotante y obstinada. Desaparecen las melodías antes de ser reconocidas, y
en cuanto a la rítmica se burla
de todas las reglas de los clásicos. Sin embargo, la forma está
perfectamente de acuerdo con
las prescripciones clásicas (en
ninguna obra se muestra
Debussy menos revolucionario
desde el punto de vista formal
que en el Cuarteto). La unidad
temática es tan consecuente
que el tema del comienzo
corre a lo largo de los cuatro
movimientos, aunque no ocurre según las reglas de los cambios temáticos, sino que sigue
el juego libre de la fantasía.
Como nos recuerda Harry Halbreich -Debussy, Fayard, París,
1980- “A pesar de que en la
obra resuenan ecos de Franck,
Debussy se separa de él en un
punto esencial: la concisión
formal, ya que su Cuarteto
dura la mitad que el Cuarteto
de aquél”.
El Cuarteto de Ravel toma
al de Debussy de modelo, y
sin embargo es una obra muy
personal, íntima, apasionada,
de rica invención y con los
inevitables ecos cíclicos. Ravel
comienza donde otros terminan (Franck, Fauré, Chausson)
y su precocidad desmiente por
completo el aforismo de Vincent d’Indy, según el cual el
cuarteto de arcos es necesariamente obra de la edad madura. Ravel tenía 27 años cuando
compone su Cuarteto, que
dedica a “Mi querido maestro
Gabriel Fauré”, logrando una
obra de melodías muy cantabiles, llenas de dulzura y encanto, ordenadas por una forma
rigurosamente clásica. Como
en el de Debussy, cuatro
movimientos regulan igualmente la disposición de la
obra, que hace frecuente uso
de efectos virtuosísticos (trémolos, tresillos, sonidos armónicos) sugiriendo lo mismo
(EMI, 1954 y 1959, 58’, + Milhaud // Philips, 1966, 60’). El
Cuarteto Italiano (Borciani,
Pegreffi, Farulli y Rosi) grabó
en dos ocasiones ambas obras.
Primero en EMI en 1954 y
1959 (disponible en la colección Références, aunque no
sabemos si estará localizable
fácilmente) y ya en la década
de los 60 en Philips, su habitual casa de grabación, que lo
Cuarteto Juilliard (Testament, 1959, 53’, + Webern).
Estas son las primeras grabaciones del Juilliard (Mann,
Cohen, Hillyer y Adam) de los
dos Cuartetos de Debussy y
Ravel para CBS, cuyos derechos de reproducción ha comprado ahora Testament (hay
otras versiones posteriores de
este cuarteto, ya en digital, disponibles en Sony y acopladas
con una obra para cuarteto de
Dutilleux -Ainsi la nuit-, pero
hemos preferido ceñirnos a las
primeras, quizá más auténticas
e incluso mejor grabadas). El
seducción que ironía, brillantez e incluso sencillez. El
Cuarteto escapa a cualquier
clasificación y anuncia un
mundo nuevo que aparecerá
después de la Primera Guerra
Mundial. La obra fue estrenada
también en la Société National
el 5 de marzo de 1904, pero
por el Cuarteto Heymann.
Ravel deseaba reescribir los
dos últimos movimientos, pero
en una carta que le dirigió
Debussy, podemos leer: “En el
nombre de los dioses de la
música y en el mío propio, no
modifique nada de lo escrito
en su cuarteto”.
La discografía de ambas
obras, que siempre o casi
siempre vienen unidas en un
disco, es bastante amplia, aunque no hemos podido localizar algunas versiones que sin
duda serán importantes, o al
menos, así se colige de los
acaba de reeditar (sólo en
Francia) en una nueva serie
económica. Es el cuarteto que
emplea tempi más amplios y el
de contrastes y matices más
acusados y elaborados, por no
hablar de la ensoñación e idioma comprobables en la escucha de estos dos CDs, especialmente y contra todo lo previsible, en el primero de los
citados, donde el refinamiento
y los acentos apasionados se
dan la mano para traducir dos
de las mejores versiones de
ambos cuartetos, y a pesar
también de que la grabación
del de Debussy está hecha en
sonido monofónico. Eso no
quiere decir que la versión
Philips sea de calidad inferior,
no hay más que escuchar la
claridad expositiva y la fenomenal grabación, además de la
belleza tímbrica expuesta
(escúchense a título de ejem-
Juilliard ha sido uno de los
cuartetos más prolíficos en
grabaciones, y además de
todos los estilos y épocas, desde Haydn y Mozart hasta Charles Ives y Elliott Carter, pasando por Beethoven, Brahms,
Schoenberg y Bartók, prácticamente no hay obra importante
para cuarteto de cuerda que
no haya abordado este grupo,
en la mayoría de los casos con
notables aproximaciones (de
las muchas veces que nos han
visitado, les recuerdo unos
sobresalientes 3 Cuartetos de
Brahms en el Teatro Real a
mediados de los ochenta). Por
lo que respecta a sus primeras
versiones de Debussy y Ravel,
hagamos hincapié en su claridad de planos, en su talante
fuertemente racional, en su
incisividad e idioma, aunque
es posible que su objetivo respeto a todo lo escrito le lleve a
comentarios de la crítica europea (Cuartetos Budapest,
Orlando, Borodin, Melos y
Emerson) pero que no conocemos y que por el momento
están descatalogadas (los grabados en Deutsche Grammophon se los pueden descargar
directamente en MP3. Ver la
página de DG en www.universalclassics.com). El resto que
se comenta viene, como siempre, por orden cronológico de
grabación.
Cuarteto Italiano I y II
plo los dos bellísimos movimientos lentos) o el fenomenal nivel interpretativo y técnico, para que el oyente se dé
cuenta de por dónde van los
tiros. De todas formas, cualquiera de las dos aproximaciones son lo mejor de lo mejor
que hoy se puede encontrar
en esta música.
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REFERENCIAS
pecar de cierta frialdad, aunque no de asepsia, ya que la
intensidad y colorido de sus
dos versiones les dan un indudable atractivo. Fenomenal el
Webern (5 Movimientos, op.
10 y 6 Bagatelas, op. 9).
Cuarteto LaSalle (DG,
1972, 52’). Este cuarteto norteamericano, responsable de
grabaciones ya míticas para el
sello amarillo como las de los
últimos Cuartetos de Beethoven o la música para cuarteto
de la Segunda Escuela de Viena (este último reeditado
recientemente en Brilliant),
tiene otras dos interpretaciones ejemplares de los Cuartetos de Debussy y Ravel que
hoy pueden encontrar a través
de Internet o bien descargándolos en la web citada de
Deutsche Grammophon en
formato MP3. El respeto absoluto del LaSalle (Levin, Meyer,
Kamnitzer, Kirstein) al texto
viene caracterizado por su
transparencia y equilibrio. Los
acentos apasionados del de
Debussy no son ignorados,
aunque sí traducidos con un
pudor que responde totalmente a las exigencias del compositor. El de Ravel está al mismo
nivel interpretativo, con texturas de extremo atractivo con
una belleza colorista y una
contenida expresión que favorece especialmente a la obra,
de incontestable elegancia y
acertado idioma. En resumen,
interpretaciones extraordinarias tanto en el plano de la
belleza estilística como en el
de la perfección técnica, donde equilibrio, claridad de planos y una sonoridad rica y
homogénea forman la columna vertebral de ambas traducciones. Excelentes registros,
con claras y contrastadas
tomas sonoras.
Cuarteto Alban Berg
(EMI, 1984, 53’, + Stravinski).
Dos grabaciones de una apabullante perfección instrumental, disponibles actualmente en
la excelente colección de EMI
Great Recordings of the Cen-
tury y acopladas con tres deliciosas y breves páginas stravinskianas para cuarteto de
cuerda (3 Piezas de 1914, el
Concertino de 1920 y el Doble
canon de 1959). Como decíamos, versiones de perfecta
maestría sonora que no obstante no siempre han sido
bien aceptadas (la crítica francesa, por ejemplo, les reprochó cierta falta de idioma y de
ensoñación en sus dos traducciones), pero que a nuestro
entender logran una cima de
belleza, contrastes y precisión
en la polifonía como pocos
cuartetos han sabido exponer
con tanta claridad. Los cuatro
componentes del Alban Berg
(Pichler, Schultz, Kakuska y
Erben), bien conocidos por
cualquier buen aficionado por
sus excelentes versiones de
Haydn, Mozart, Beethoven y
Brahms, y asimismo por sus
frecuentes visitas a los ciclos
de cámara, fueron cuatro intelectuales de espíritu acerado
depositarios de una experiencia considerable y que siempre tocaban una obra contemporánea en sus programas.
Desgraciadamente, el cuarteto
se ha disuelto. Ahora, con el
poco espacio de que dispone-
contrapuntística y al refinamiento sonoro, características
que vienen potenciadas por la
excepcional grabación de
ambas obras. También hay
que hacer hincapié en la profundidad idiomática, variedad
expresiva, atractivo colorido,
imaginación y elocuencia. Dos
lecciones maestras de cómo
recrear estos dos bellos cuartetos, a los que acompaña en
esta ocasión la Introducción y
allegro de Ravel (flauta, clarinete, arpa y cuarteto de cuerda, interviniendo, además del
Tokio, James Galway, Richard
Stoltzmann y Heidi Lehwalder). Precioso disco que no
deben perderse.
mos, volvemos a recomendar
estos preciosos Debussy y
Ravel, de espléndida sonoridad
y estupendamente tocados.
Además de los dos Cuartetos
de Debussy y Ravel, encontramos un Trío en sol menor de
Debussy recientemente descubierto (compuesto por el músico francés a los 18 años, tuvo
que esperar hasta 1985 para su
primera interpretación pública), completándose el álbum
con los Tríos de Ravel y Fauré
para piano, violín y chelo. El
Cuarteto Carmina (Enderle,
Frank, Champney y Goerner)
realiza dos plausibles interpretaciones, técnicamente perfectas, aunque su distancia expresiva y quizá excesiva sequedad
y sobriedad no beneficien a las
dos obras que recrean. Pueden
servir de introducción a los
que no conozcan ambos cuartetos, ya que la calidad general
tanto de la interpretación
como de la grabación es alta, y
el precio tirado les puede ayudar a adquirirlo sin problemas.
Cuarteto de Tokio (RCA,
1992 y 1994, 54’, + Ravel,
Introducción y allegro). Otro
cuarteto ya casi legendario,
tanto por su abundante fonografía como por las frecuentes
visitas que ha hecho a las salas
de concierto españolas. De
absoluta perfección, el Tokio
(Oundjian, Ikeda, Isomura y
Harada) grabó en la última
época del LP para CBS estos
dos Cuartetos de Debussy y
Ravel, pero hemos preferido
los de principios de los noventa para RCA, disponibles ahora
a través de Internet a precio
razonable. Quizá no haya versiones mejor tocadas en toda
la discografía referidas al
aspecto técnico, a la claridad
Cuarteto Carmina (2 CD
Brilliant, 1992, 53’, + otras
obras de Debussy, Ravel y
Fauré). Este álbum, registrado
en origen por Denon y comercializado a precio caro, tiene
una ventaja importante sobre
el resto, y es que siendo un
álbum doble y además excelentemente grabado, Brilliant
lo ha reeditado a precio de orillo y cuesta menos que cualquiera de los citados (siete
euros y pico pagué por él en
unos conocidos almacenes).
Cuarteto Hagen (DG,
1992-1993, 54’, + Webern).
Una fabulosa grabación y una
interpretación en la que llama
la atención sobre todo el formidable poderío técnico de
este joven cuarteto que, creo
recordar, a principios de los
noventa empezaba su andadura discográfica. Tres de ellos
son hermanos (Lukas, Veronika y Clemens Hagen, violín,
viola y violonchelo, respectivamente), más Rainer Schmidt
como violín segundo, y los
cuatro también suelen tocar
los veranos como miembros
destacados en las cuerdas de
la Orquesta del Festival de
Lucerna. Las dos interpretaciones son técnicamente perfectas, como ya se ha dicho, e
incluso la crítica británica (The
Penguin Guide, 1996) las sitúa
como primera elección entre
más de una docena de versiones. Sin embargo, a nuestro
entender, se les escapa un tanto la esencia de esta música a
pesar de su sensibilidad, sutileza, contrastes dinámicos y
fascinante flexibilidad rítmica.
El oyente se siente más admirado que emocionado al final
de la audición (sin embargo,
el Cuarteto de Webern que
completa el CD, es perfecto).
Aunque no están los tiempos
para estas gollerías, esperamos
que los Hagen vuelvan a incidir sobre este repertorio en un
futuro cercano, seguramente
entonces, ya en plena madurez, podrían acertar plenamente en la diana.
Resumiendo, a juicio del
firmante, Italiano, LaSalle y
Tokio son las tres mejores
opciones para estas dos bellas
obras, sin ningún menosprecio
para el resto (léase lo que
antecede). También nos atrevemos a recomendar (sin
conocerlos) los del Borodin y
los del Emerson, ya que conociendo la trayectoria y algunas
grabaciones de ambos cuartetos podemos poner la mano
en el fuego por sus Debussy y
Ravel con plena confianza.
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ESTUDIOS
Vasili Petrenko, Gianandrea Noseda
TRES ÉPOCAS DE RACHMANINOV
RACHMANINOV: Danzas
sinfónicas op. 45. La isla de los
muertos op. 29. La roca op. 7.
REAL FILARMÓNICA DE LIVERPOOL.
Director: VASILI PETRENKO.
AVIE AV 2188 (Gaudisc). 2008-2009.
71’. DDD. N PN
La roca op. 7. Sinfonía nº 2 op.
27. FILARMÓNICA DE LA BBC.
Director: GIANANDREA NOSEDA.
CHANDOS CHAN 10589 (Harmonia
Mundi). 2008-2009. 75’. DDD. N PN
Aleko. SERGEI MURZAIEV (Aleko),
SEVTLA VASILIEVA (Zemfira), EVGENI
AKIMOV (Gitano joven), GENNADI
BEZZUBENKOV (Gitano viejo),
NADIEZHDA VASILIEVA (Gitana vieja).
CORO DEL TEATRO REGIO DE TURÍN.
FILARMÓNICA DE LA BBC. Director:
GIANANDREA NOSEDA.
CHANDOS CHAN 10583 (Harmonia
Mundi). 2009. 51’. DDD. N PN
62
U
n interesante muestrario
de la creatividad de Sergei Rachmaninov, que
por diversas circunstancias
no compuso demasiado,
pero cuya obra para piano
solo, orquestal, concertante,
vocal y operística, incluso
camerística (atención a esos
dos Tríos) es de un gran
nivel y una poderosa fuerza
expresiva. Eso sí: al margen
de las inquietudes del siglo
XX, que le tocó vivir en
algo más de la mitad de su
itinerario vital (1873-1943).
Rachmaninov fue denigrado
por abandonar Rusia cuando la Revolución bolchevique,
pero se convirtió en el mayor
virtuoso del piano de su tiempo, como reconocía otro virtuoso y amigo, Sergei Prokofiev. El progresismo musical le
condenó y condena aún por
reaccionario. Qué cosas.
La roca es una partitura
juvenil que se repite en
estos discos azarosamente
unidos. Es inmediatamente
posterior a la primera de
sus tres óperas, Aleko.
Ambas tienen algo de chaikovskiano
(Chaikovski
supo ver el talento del
joven Sergei Vasilievich, y
Chaikovski fue el dedicatario del Primer Trío elegíaco,
de 1892). Pero el lenguaje
de Rachmaninov va por
otro lado, aunque permanece
anclado en una expresión tardorromántica que, sin embargo, no es nada académica,
sino viva, dramática, inquieta.
Sorprende la sabiduría descriptiva, evocadora de La
roca. Si comparamos ambas
lecturas, da la impresión de
que Noseda se la toma más
en grave, mientras que
Petrenko modera un poco
la bruma nórdica del anterior. Noseda le da más misterio, por decirlo así;
Patrenko se muestra más
impresionista. Ambas son
lecturas irreprochables, desde luego, y le hacen justicia
al sonido Rachmaninov,
que entre otras cosas posee
un color orquestal riquísimo a
partir de un sólido y también
atractivo discurso sinfónico.
Rachmaninov compuso
tres sinfonías, y podía haber
compuesto una cuarta si no se
hubiera dedicado tanto a la
interpretación, en la que en
verdad era inigualable. Prokofiev y él conservaron una buena amistad, pese a los casi
veinte años de diferencia y las
muy distintas estéticas. Y pese
a que Prokofiev era el gran
virtuoso ruso después de Rachmaninov. Prokofiev le animó a
componer esa Cuarta Sinfonía, pero Sergei Vasilievich
quería dejar a su familia bien
colocada y siguió aceptando
contratos. Prokofiev no podía
comprenderlo; para él lo más
importante era componer, y
además componer todos los
días. Bueno, después de todo
las Danzas sinfónicas de 1940
pueden considerarse la Cuarta
Sinfonía, como las Variaciones Paganini serían el quinto
concierto para piano y orquesta. En cualquier caso, Prokofiev ya no lo volvió a ver más
que una vez después de la
insensatez de marcharse a la
Unión Soviética; fue en 1938,
con Lina (los hijos, en la URSS,
por si acaso los padres decidían no volver) y para entonces
las Danzas (muy cercanas a
las Variaciones Paganini)
estaban aún verdes.
La Segunda Sinfonía de
Rachmaninov dura nada
menos que una hora, y el primer movimiento, Largo-Poco
più mosso supera los veinte
minutos. Estamos, en rigor,
ante poematismo sinfónico
más que ante una estricta sinfonía equilibrada en tres o
cuatro movimientos. Es una
obra ambiciosa concluida en
1907, cuando el sinfonismo de
Chaikovski crece como crece
la memoria del compositor;
son tiempos en los que compone el impecable (demasiado impecable) Glazunov, que
será maestro de Shostakovich,
que nace por entonces; cuando influye de manera poderosa Alexander Scriabin, tan sólo
un año mayor que Rachmaninov. El color, la embriaguez
de la Segunda Sinfonía están
a mitad de camino de la
borrachera orquestal de Scriabin y del equilibrio formal de
Glazunov.
Por otra parte, la Segunda
Sinfonía es inmediatamente
posterior al estreno de las dos
óperas de madurez del compositor, El caballero avaro y
Francesca da Rimini, la experiencia de cuyos estrenos
simultáneos (Rachmaninov
nunca compuso una ópera
larga) le quitó las ganas de
repetir. Pero lo cierto es que
queda la teatralidad esencial,
que hace que esta sinfonía
contemporánea de Mahler no
resulte para su tiempo tan
chocante y retardataria como
se ha pretendido. Todo lo
contrario. Noseda interpreta
con la BBC una muy bella y
medida lectura de este relato
sinfónico que alcanza especiales bellezas en la parte lenta
del primer movimiento y a lo
largo de todo el Adagio (que
dura casi quince minutos),
que consta sobre todo de una
línea diáfana en la que el clarinete solo (John Bradbury)
domina de manera plenamente concertante.
Seguimos con la cronología, aunque dejemos la juvenil Aleko para el final. Así que
de Noseda y BBC saltamos de
nuevo a Petrenko y Filarmónica de Liverpool, con una
obra contigua a la Segunda
Sinfonía, el poema sinfónico
La isla de los muertos, y una
obra final, las Danzas sinfónicas. Como es sabido, La Isla
de los muertos surge a partir
de una reproducción del lienzo de Böcklin de ese título (el
pintor hizo cinco versiones, y
la quinta debió de desaparecer durante la segunda guerra). Más Scriabin que Mahler,
con este nuevo relato sinfónico consigue Rachmaninov
una de sus obras maestras
indiscutibles. El cuidado, el
mimo, el detalle, la emoción
de Petrenko realzan ese
carácter de magisterio sin
necesidad de exagerar romanticismos que ya se dan de
manera natural en la obra, sin
forzarla.
Bravo, pues, por Petrenko. Y bravo también por esa
obra final, las Danzas, de plena o última madurez, pero
que no supera en virtudes ni
en atractivo a las dos anteriores obras orquestales. Aunque
hay al menos un momento
especialmente emotivo en
estas supuestas danzas, allí
donde, sin tornarse especialmente sinfónicas, evocan el
Dies iræ (sugerido ya en el
desenlace de La isla). Se ha
especulado con la visión de la
muerte por parte del artista en
esta obra última, pero no hay
que exagerar. La muerte, grave y también lírica, está sobre
todo en La isla, y de manera
explícita. El bravo por Petrenko va por su capacidad de
equilibrio en cuanto a baile y
a poematismo. Y, desde luego, por saber dar un fresco
amplio de tres momentos lejanos de la obra no muy amplia
de Rachmaninov.
Aleko (1893) es una belleza en miniatura compuesta
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por un superdotado músico
de veinte añitos. No alcanza el
nivel de El caballero avaro y
es menos ambiciosa que
Francesca da Rimini, pero se
muestra como el logro de un
aplicado seguidor de Chaikovski y los Cinco. El coro inicial de gitanos es muy Borodin, como puede comprenderse de inmediato en la escucha; la romanza de Aleko es
muy Onegin, también está claro. Es una historia muy sencilla de celos, que acaba en
desastre, faltaría más. Se basa
en Pushkin, con resultados
sonoros muy cercanos al
verismo, que en ese momento
está en auge: Cavalleria es de
1890, Pagliacci de 1892. Aleko, pese a su brevedad (la
acción es escasa y dramática,
con intermedios danzantes y
muy folk), no desmerece ni de
sus antecedentes nacionales ni
de la parentela verista. Ahora
bien, Rachmaninov muestra
una clara predilección por lo
cantabile, y usa el recitativo
sólo como introducción o
apoyo de la línea de canto,
que siempre es diáfana. El
reparto es de garantía y también la dirección. No es la primera vez que Noseda se
enfrenta a óperas de Rachmaninov, ya hemos comentado
aquí una de sus otras dos
incursiones, también en Chandos, la muy relevante Francesca da Rimini, también con
Vasilieva y Murzaiev, excelentes voces para Zemfira y Aleko, superiores a las de los
otros miembros del reparto.
Noseda, ahora director del
Teatro Regio de Turín, pone
fin de manera brillante a su
ciclo operístico Rachmaninov,
pero continúa en Chandos el
amplio ciclo Rachmaninov
que la Fundación dedicada al
compositor lleva adelante
para mayor gloria de un creador que ha sufrido valoraciones contradictorias y bastante
injustas.
autoría de la música o de la
letra del ciclo mentado, para
voz y banda de cámara (The
Michael Nyman Band), o de
las Canciones para Tony, para
voz y cuarteto de saxos
(Nyman Sax Quartet). Los acólitos del compositor en MN
Records nos deben suponer
muy leídos para obviar este
importantísimo dato. Los arreglos, en cualquier caso, corren
por cuenta de Nyman. Se trata
de una mezcla de baladas y
canciones swingeras que suenan a veces a calles rápidas,
como las de Wonderland
(Take The Money And Run,
City of Turin, A Great Day In
Katmandu), a mordaces crooners de club de jazz (Friendly
Fire, In Laos) o a parejas
robándose besos en alguna
estación de metro (Secrets,
Accusations and Charges, The
Glare, Songs for Tony). El ocasional estilo bluesy de McAlmont, y esa voz de castrati de
la Séptima Avenida que le
caracteriza, se robustece con
la orquestación de jazz band
europea, los cargados pulsos
haendelianos en trombones y
saxos y la previsible armonización neobarroca. Todo esto
genera una nueva electricidad
expresiva que cablea con desparpajo siglos, humores y formas y en la que se cuela desde una caccia dieciochesca al
sonido de las happy songs del
pop británico, el aroma de los
himnos metropolitanos de los
80 o las típicas “mozartiadas”
nymanianas. Un disco para
todos los públicos que resulta
sumamente gustoso al oído.
La colaboración de Nyman
con el Motion Trio y con uno
de los albaceas de su reino —
el ínclito Nigel Barr, al trombón y al euphonium—, supone una experiencia enteramente distinta pero igualmen-
te refrescante. Ni en sueños
podríamos haber imaginado lo
que estos jóvenes portentos
del acordeón pueden hacer
con una gomosa polifonía de
sonidos organísticos. Diríase
que magia. El encargo surge a
colación de la VII Edición del
Festival de Cine Polaco Kinoteka celebrado en Londres el
pasado 2009 ante la necesidad
de acompañar en directo la
proyección de varias películas
de Greenaway con sus músicas originales. El líder del trío,
Janusz Wojtarowicz, lleva a
cabo los oportunos arreglos e
invita a Nyman para que les
acompañe al piano. En esta
grabación de estudio Wojtarowicz incluye sus temas favoritos
de
la
conexión
Nyman/Greenaway (como los
inevitables Knowing The Ropes
o Chasing Sheep Is Best Left To
Shepherds) y contra todo pronóstico la música no pierde ni
un gramo de intensidad. Llama
la atención cómo estos chavales polacos voltean el sonido,
cómo afinan los contrapuntos,
cómo afilan el rango metálico
de sus tesituras. Barr suele
atacar la línea de bajo espesando la textura o manteniendo el pulso con acordes y
pedales de circo; Nyman se
suma a la fiesta pronunciando
alguna melodía ajena al programa (The Heart Asks Pleasure First), iterando alguna filigrana rítmica, aportando el
color imperial del piano. El
resultado es un disco perfectamente freak que obliga a reinterpretar aquel famoso apunte
sobre la música de Nyman
que sagazmente cita Wojtarowicz en sus notas al disco: “la
música de Nyman es tan
maravillosa que hasta suena
bien con acordeones”.
Santiago Martín Bermúdez
Michael Nyman, Motion Trio, David McAlmont
ESTÉTICAS CERRADAS
NYMAN:
Accoustic Accordions.
NIGEL BARR, trombón y euphonium;
MICHAEL NYMAN, piano. MOTION
TRIO.
MICHAEL NYMAN RECORDS
MNRCD117 (Harmonia Mundi). 2010.
65’. DDD. N PN
The Glare. Songs for Tony.
DAVID MCALMONT, voz. MYCHAEL
NYMAN BAND.
MICHAEL NYMAN RECORDS
MNRCD116 (Harmonia Mundi). 2009.
55’. DDD. N PN
L
o que diferencia al sello
casero de Nyman del sello
casero de Glass es una
simple cuestión de conciencia
editorial: mientras que Nyman
sabe que producir un disco
tiene tanto de arte como de
ciencia, Glass no siente reparos a la hora de inundar el
mercado con unas reediciones
de saldo que suelen llegar a
las planchas con lo puesto.
Cada vez que Nyman pone
a rodar un compacto, lo
hace sabiendo que cualquiera de sus discos lo
representa a él y a sus
músicos. Puede que el artwork de la compañía no sea
el mejor del mundo, puede
que las carpetillas de los
discos sean tan escuálidas
como las del sello naranja,
pero el contenido, que a fin
de cuentas es lo que importa
realmente, suele aportar la
savia que un catálogo como el
suyo precisa para volver a
echar hojas. Es el caso de los
dos discos que nos llegan este
mes desde las oficinas de MN
Records: dos colaboraciones
recientes con las que ventilar unas estancias estéticas
que, con el paso de los
años, han acabado por oler
demasiado a cerrado.
Al igual que otros colegas de generación que prefirieron salir del conservatorio para ver mundo y patearse la música a pie de
calle, a Michael Nyman le
gusta conversar con doctores y gentiles, meter en la
misma conversación a Bach
y a Gorillaz, comerse unas
patatas fritas mientras escucha
una ópera de Mozart. Esta actitud desinhibida le lleva ahora
a trabajar, por un lado, con
David McAlmont, un soulman
con voz de tenorino muy
conocido por los aficionados
al jazz melódico y, por otro,
con un trío de jovencísimos
acordeonistas polacos llamado
Motion que suena espléndido.
Las composiciones de The
Glare, el disco con McAlmont,
están extractadas tanto del
repertorio del cantante como
del catálogo Nyman. Pero por
ningún lado se acredita la
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Grant Gershon, The Philip Glass Ensemble
LENGUAS DE AGUA
GLASS: Itaipú. Tres Canciones
para coro a cappella. LOS ANGELES
MASTER CHORALE. ORQUESTA DE
ESTUDIO. Director: GRANT GERSHON.
OMM 0063 (Harmonia Mundi). 2010.
45’. DDD. N PN
THE PHILIP GLASS
ENSEMBLE: A
RETROSPECTIVE. THE PHILIP
GLASS ENSEMBLE.
2 CD OMM 0067 (Harmonia Mundi).
2010. 96’. DDD. N PN
O
MM nos tiene acostumbrados a una de cal y
otra de arena, como es
el caso. Se agradece, no obstante que en ocasiones, y aunque sea por accidente (el sello
naranja hace tiempo que perdió toda credibilidad editorial)
la tala indiscriminada de la floresta glassiana nos deje alguna
perita en dulce. Es el caso,
como se habrán imaginado, de
Itaipú/Tres Canciones, disco
informado a partir del obscuro
RCM Glass/Salonen y del compacto Silva que el Crouch End
Festival Chorus dedicase a
Glass en el año 2000. Itaipú
(1989) es el último de los tres
poemas sinfónicos inscriptos
en el ciclo de “retratos de la
naturaleza” que Glass inicia en
1987 con The Light y que continúa al año siguiente en The
Canyon. A finales de los 80
cualquier nueva obra del compositor de Baltimore era recibida con los oídos bien abiertos. Para quien había sido uno
de los fundadores de la música repetitiva radical a finales
de los 60, ya no importaba
tanto la repetición en sí misma
como lo que podía cargarse
encima de ella. Liberado de
compromisos político-estéticos
y habiendo cosechado ya fama
y fortuna, Glass dejó a otros la
cruzada para ponerse a escribir la música que le apetecía.
Es también la época de ebullición de lo que antes llamábamos “world music” o “músicas
del mundo”. La época en que
Glass empieza a trabajar con
instrumentistas a uno y otro
lado de la frontera, como el
maestro Foday Musa Suso y en
la que escribe Powaqaatsi
(1988), una de sus incontestables obras maestras. Por todo
ello, este ciclo de retratos sinfónicos, que de alguna manera
precursa los derroteros estéticos de su música en los 90, se
cuenta entre lo mejor que
Glass jamás haya dejado en
papel. Itaipú, además, se
beneficia de la particular infatuación del compositor por el
mundo brasileño, algo que
luego confirmará la prodigiosa
música selvática de Aguas da
Amazonia (1996) y la bellísima samba a cámara lenta de
Noches y Días en Rocinha
(1997). Glass se acerca en Itaipú a la gran escritura expansiva del Harmonielehre adamsiano para escribir un poema
de fuego a la mayor presa
hidroeléctrica jamás construida. Es una oda al hombre
como dominus, pero también
al poder de Gaia, a las frondas
y hontanares del Paraná, a la
Creación misma explicada por
los guaraníes. Armónicamente,
Glass ya no discrimina tanto
entre principalis y organalis,
entre mano derecha e izquierda. El coro y la orquesta concurren en unas melodías espaciosas, hechas de acordes
mayores, que recuerdan las
consonancias épicas de los
dos Ricardos, mecanizadas
sobre un bombeo de tríadas,
refiriendo visiones primigenias
y apocalípticas, mundos en
floración, lenguas de agua
rompiéndose sobre el verde
espinazo del mundo. Coro y
orquesta están desbordantes.
A diferencia de la versión referencial de Shaw y la Orquesta
Sinfónica de Atlanta, Gershon
no marca tanto las industrias
del compás glassiano. No cabe
duda de que son músicos
acostumbrados a tocar frente a
una pantalla de cine, porque
su sonido, cargado de portamento, es puro Cinemascope.
Una pena que el editor de turno haya considerado accesorio
incluir los textos en guaraní
que Glass utiliza como plantilla. Lo mismo sucede con los
preciosos versos de Leonard
Cohen, Raymond Levesque y
Octavio Paz que dan pie a las
más que estimables Tres Canciones para Coro a Cappella
(1986), instaladas en el meridiano sur del disco. Como la
idea era producir un monográfico para coro mixto, los de
OMM se han decantado por
incluir la única versión discográfica disponible de esta
obra, que el británico Crouch
End Festival Chorus grabara
como parte de una miscelánea
para coro. Respondiendo a
una comisión de la ciudad de
Quebec, que en 1986 cumplía
350 años, Glass pone a volar
el coro sobre las letras melancólicas y agapeístas de estos
bardos en cuyos poemas se
confunde lo canadiense, lo
galo y lo universal. Tres cantos
humanistas en los que, quizá
por el contacto con Bowie y
los flirteos de Glass con el pop
del momento, resuenan también las baladas de Lennon y
Mercury como los himnos
remotos de una nueva era.
El doble álbum The Philip
Glass Ensemble: A Retrospective es la ración de arena a la
que antes me refería. De vez
en cuando Michael Riesman
se desmarca de su patrón,
bien por ego o por necesidad,
procurando no ofender a la
mano que le da de comer,
pero el caso es que sólo de
Pascuas a Ramos acomete en
solitario algún proyecto de
interés, como podría ser el
caso de las reducciones pianísticas de Las horas o Drácula. Esta retrospectiva, que en
realidad es un directo mejicano de 2002, no aporta gran
cosa al legado de OMM ni al
del propio Ensemble: se trata
de un conjunto de piezas
escogidas, que en su mayor
parte —a excepción de la
Música en doce partes— no
han sido escritas con el
Ensemble en mente. Dado
que hace tiempo que Glass
no provee para este grupo
mutante de teclados, vientos
y soprano, al pobre Riesman
no le ha quedado otra que
ponerse a adaptar y reducir
con la esperanza de ampliar
el repertorio de una agrupación que sólo puede vivir de
glassianismos. Los resultados
de este lifting musical, en un
noventa por ciento de los
casos (y a pesar de contar con
un soporte adicional de percusión), son estultos y mediocres, como prueban las versiones de The Grid, el tercer
movimiento de la Sinfonía
Low, o el Mosque-Temple de
Powaqqatsi. Versiones deshidratadas y desgrasadas a las
que echamos en falta, precisamente, la carnosidad de la
orquestación original. ¿Cabe
peor cumplido?
David Rodríguez Cerdán
Hänssler
EDICIÓN FESTIVAL DE SCHWETZINGEN (II)
T
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res nuevos documentos
procedentes del Festival
de Schwetzingen y grabados por la SWR, la Radio de
Stuttgart, nos llegan ahora a
nuestra redacción (Hänssler,
distribuido por Diverdi). Recor-
demos que hace algunos
meses comentamos desde
estas mismas páginas otros tres
ejemplares de este mismo Festival protagonizados por Claudio Arrau, el dúo Kremer-Maisenberg y Fritz Wunderlich). El
lanzamiento de ahora nos trae
en primer lugar al Cuarteto
Amadeus con un atractivo programa compuesto por el Tercer
Cuarteto de Britten y La muerte y la doncella de Schubert
(93.706). El Amadeus estuvo
trabajando con el propio compositor en su casa en la preparación de su obra los días 28 y
29 de septiembre de 1976, y el
estreno tuvo lugar en la famosa sala Maltings, en Snape, cerca de Aldeburgh, el 19 de
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REEDICIONES
diciembre del mismo año, pero
sin la presencia de Britten, que
desgraciadamente había fallecido dos semanas antes del
estreno. La grabación que aquí
se comenta fue hecha algunos
meses más tarde, el 21 de
mayo de 1977, y evidentemente es un precioso testimonio en
la fonografía dedicada al músico británico, una interpretación inspirada, precisa, cálida e
idiomática dentro de una sólida tradición neoclásica cuya
sonoridad nos hace pensar en
algunos de los Cuartetos de
Bartók. La versión schubertiana quizá no tenga el idioma
del Busch o el refinamiento del
Alban Berg, ambos EMI, pero
es una recreación de una
intensidad y fuerza fascinantes
en la que destaca la traducción
del expresivo romanticismo
del movimiento lento. Un CD
interesante, en suma, muy
atractivo y bien grabado que
se merece la mayor de las
atenciones.
E
l
siguiente
CD es un
recital de
Teresa
Berganza
dado el 6
de mayo
de 1985 en el castillo de Schwetzingen con acompañamiento al piano de Juan Antonio Álvarez Parejo. Las obras
fueron de Haydn, Musorgski,
Fauré, Respighi y Braga
(93.705). Obviamente no
vamos a descubrir ahora a
nadie a esta mozartiana y rossiniana ejemplar, a esta inolvidable Carmen y Cenerentola
cuyo sentido del estilo en todo
lo que cantaba siempre fue
una de sus incontestables virtudes. Aquí sólo tienen que oír
a la abandonada Ariadna en la
cantata de Haydn (Ariadna en
Naxos), igual de convincente
que en el Cuarto de los niños
de Musorgski (no se necesita
hablar ruso para oír e intuir lo
que está describiendo el arte
de Berganza en estas maestras
pinturas sonoras). A destacar
también las cuatro miniaturas
de Fauré, cantadas en un precioso francés, una verdadera
maravilla de dicción y exquisitez expresiva sólo igualada en
este aspecto y referido a cantantes españolas por la también inolvidable Victoria de los
Ángeles. Muy expresivas y
convincentes asimismo las Tres
Canciones de Respighi, lo mismo que las 6 Cançoes nordestinas del compositor brasileño
Francisco Braga (1868-1945),
en las que el oyente no necesita saber portugués para disfrutar de las canciones (lo mismo
que el ruso en el caso de
Musorgski, aunque aquí Berganza emplea una paleta de
colores enteramente diferente).
La propina es la famosa aria
del Tancredi rossiniano Di
tanti palpiti. En suma, un precioso recital protagonizado por
una de nuestras artistas indiscutibles. Ni que decir tiene que
la recomendación es total.
El lanzamiento se cierra
con un recital de Friedrich
Gulda tocando Bach, Haydn y
Beethoven en el Festival de
Schwetzingen
de
1959
(93.704). Ya vimos no hace
mucho un magnífico álbum
publicado por Audite de este
mismo pianista en la década
de los cincuenta en grabaciones de la RIAS de Berlín. Ahora, en este recital de esa misma época, nos volvemos a
encontrar con el joven y brillante Gulda prácticamente
con las características ya descritas en el documento Audite,
esto es, infalible técnica, matizados contrastes, impecable
construcción, perfecto sentido
estilístico y variedad expresiva. El recital contiene una rara
obra de Bach, salvo error no
disponible en disco hasta la
fecha, el Capriccio BWV 992
(Sopra la lontananza del suo
fratello dilettissimo),
un
Andante con variaciones y la
Sonata nº 62, ambas de
Haydn, y finalmente, dos
Sonatas de Beethoven (la Op.
14, nº 2 y la Op. 110). En opinión del firmante, todo el disco tiene un evidente interés,
aunque es en Bach y Haydn
donde Gulda tiene más interés, al menos en este caso
concreto (ya es sabido que el
pianista austríaco fue un beethoveniano de excepción, pero
ciñéndonos a este recital hay
que convenir que es en los
dos primeros autores donde
Gulda está más inspirado).
Por tanto y resumiendo, tres
interesantes documentos del
Festival de Schwetzingen bien
grabados y presentados, que se
añaden a otros tres ya publicados anteriormente que hemos
citado más arriba y que van formando poco a poco un buen
número de excelentes conciertos en vivo de los artistas europeos más destacados. El recital
de Berganza, a juicio del firmante, merece atención especial.
una perspectiva más romántica
que impresionista, quizá como
deba ser, e incluso muestra
una elegancia y rigor casi neoclásicos, algo que nunca viene
mal a un repertorio como éste
que a menudo se ve algo saturado por un exceso de brumas
y por unas dosis a veces excesivas de subjetividad. Una primera opción, sin duda.
Se reeditan ahora en esta
colección y en el mismo sello
los siete volúmenes de la
música para piano de Grieg
(94046) que formaban parte
de la reciente Edición Grieg en
veintiún discos. Tan sólo ha
cambiado, por error, el minutaje del primer compacto, que
es de 55’40’’ y ahora aparece
como 66’04’’. Pero este es un
error insignificante y si se
comprueban ambas ediciones
se verá que los siete volúmenes —procedentes de tomas
de entre 2001 y 2007— contienen lo mismo. Versiones ejemplares a cargo de Hakon Austbo, toda una autoridad en el
repertorio escandinavo y pianista de amplios intereses que
cuenta en su haber con graba-
ciones tan destacables como
sus acercamientos a Messiaen,
auténticas referencias.
Con otra integral, en este
caso la de las sonatas de
Mozart, nos encontramos en el
estuche de cinco compactos
(94034) a cargo de la pianista
húngara Klára Würtz. Las grabaciones datan de 1998 y dan
cuenta del buen hacer de esta
pianista, desconocida para
muchos a pesar de llevar ya
unos años por el mundo y de
contar con un currículum más
que presentable. No esperen
encontrarse aquí con un
Mozart “filológico” pero tampoco con un Mozart excesivamente “romantizante”, ni tampoco con un Mozart personalísimo aunque tampoco con
unas interpretaciones asépticas. Este es un Mozart equilibrado, para disfrutarlo sin
pensar en el intérprete; basta
con rendirse al encanto de la
propia música que nos llega
en excelentes condiciones de
fidelidad y con un buen gusto
indiscutible. No es poca cosa.
Enrique Pérez Adrián
Brilliant Classics Piano Library
FIDELIDAD
N
os llegan cuatro estuches la mar de interesantes de la colección Brilliant Classics Piano Library
que este sello (distribuidor:
Cat Music) pone a disposición
del público con su habitual
oferta tentadora en lo económico y dignísima en lo que a
calidad se refiere. El primer
volumen,
que consta de tres
discos,
está dedicado
a
A l k a n
(94053).
No
es
una integral pero su contenido da
cuenta del talento de este
enigmático y genial músico
conocido como “el Berlioz del
piano”. A Alkan le tocó compartir tiempo y espacio con
Liszt y Chopin cuando éstos
brillaban en todo su esplendor
y quedó un tanto ensombrecido a pesar de ser un excelente
pianista y un interesante compositor. Quizá no fuera tan
inconfundiblemente personal
como creador como lo fue
Chopin, ni tan original ni
espectacular como lo fue Liszt,
pero su legado merece más
que una atención más o
menos episódica. Y es que, de
vez en cuando, encontramos,
aquí y allí, alguna grabación
de su música y siempre interesa. E interesa especialmente si
las interpretaciones le hacen
justicia como es el caso que
nos ocupa, a cargo de Alan
Weiss y Stanley Hopgland. Ya
hemos dicho que no es una
integral pero lo que se nos
ofrece es lo suficientemente
variado y significativo como
para prestarle atención.
Lo que sí es una integral —
y menuda integral— es lo que
contienen los cuatro volúmenes dedicados a Fauré a cargo
de Jean-Philippe Collard
(94035), grabación ya conocida
y reconocida —una de las referencias — licenciada por EMI.
Grabada entre 1970 y 1983 con
esta integral Collard marcó uno
de los hitos de su carrera y
pocos pueden levantarle la voz
en este repertorio todavía hoy.
Collard aborda a Fauré desde
Josep Pascual
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Deutsche Granmophon, EMI
BICENTENARIO DE ROBERT SCHUMANN
H
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ace doscientos años
nacía Robert Schumann.
Y parece que la efeméride ha calado hondo en las
grandes discográficas que, a
pesar de la crisis, no han
dudado en ofrecernos una
antología de lo que ese genio
escindido, ese romántico con
ansias de clasicismo, dio de sí.
Y ésa es la palabra clave, antología, pues ni EMI ni Deutsche
Grammophon han podido o
se han atrevido a ir más allá, a
presentar una integral. Así, por
ejemplo, ninguna de estas ediciones incluye la ópera Genoveva. No obstante, ambas son
lo suficientemente completas
como para mostrar el resto de
facetas en las que brilló, o al
menos lo intentó, ese genio.
Schumann.
The Masterworks
( D G
0 0 2 8 9
477 8816)
es el título
que
Deutsche
Grammophon ha dado a la
caja de 35 discos que ha preparado para conmemorar este
bicentenario. La presentación
es de aquellas que entran por
los ojos, pero es que el contenido es sencillamente un tesoro, en el que lo que no es oro
es como mínimo plata. El sello
ha buceado en sus archivos y
en los de Decca y Philips para
ofrecernos una antología
representativa y muy variada
en cuanto a estilos interpretativos. Así, versiones con criterios históricos conviven con
clásicos de toda la vida y jóvenes que quieren comerse el
mundo. Dicho de este modo,
la selección podría parecer
hecha con lo que había más a
mano en el catálogo, pero no
es el caso: es una muestra de
la actualidad de Schumann y
de los variados enfoques que
su música permite.
La versión de las sinfonías,
por ejemplo, es la firmada por
John Eliot Gardiner al frente
de la Orchestre Révolutionnaire et Romantique. DG podría
haber optado por otras integrales de su catálogo, las de
Karajan, Kubelik o Bernstein,
pero al final se ha decidido
por este magnífico ciclo realizado con criterios históricos,
que además incluye la Sinfonía en sol menor WoO 29
“Zwickau” y las dos versiones,
la original y la revisada, de la
Sinfonía nº 4. Por tanto, una
integral con todas las letras,
aunque su principal valor no
sea tanto ése como el hecho
de que nos devuelve el placer
de escuchar unas obras que
con orquestas modernas
sufren bastante y hacen creíble
el tópico de que Schumann no
sabía orquestar… Todo eso
desaparece ante el vuelo de
estas lecturas, ante su calidez
instrumental, su vivacidad rítmica y su fogosidad expresiva.
Las oberturas de Genoveva y
Julio César, en cambio, se
ofrecen en versiones más tradicionales, debidas respectivamente a la Filarmónica de Berlín y Kubelík, y a la Filarmónica de Viena y Georg Solti.
Grandes nombres, sin duda,
pero que evidencian aún más
el acierto de haber apostado
por Gardiner…
Los cinco discos dedicados
al repertorio orquestal se completan con las páginas concertantes. Gardiner repite en el
Konzerstück para cuatro trompas, mientras que en el resto
DG se muestra más conservadora. Sorprende sobre todo la
inclusión de la versión de las
obras para piano y orquesta
debida a Vladimir Ashkenazi,
la Sinfónica de Londres y Uri
Segal, sobre todo porque la
prestación del director es tan
profesional como anónima.
Pollini y Abbado, Argerich y
Rostropovich, Richter y Rowicki… El sello tiene versiones
más interesantes. En todo
caso, Ashkenazi no decepciona y ofrece una lectura apasionada y exultante. El Concierto
para violín con el gran Henryk
Szeryng y Antal Dorati, el de
violonchelo con Lynn Harrell y
Neville Marriner, y la Fantasía
para violín con Anne-Sophie
Mutter y Kurt Masur completan este apartado con profesionalidad y sin aspavientos
innecesarios.
La música sinfónico-coral
se concentra en otros cinco
discos, en los que de nuevo
Gardiner tiene un protagonismo destacado, pues suyas son
las versiones del Requiem für
Mignon y de Das Paradies
und die Peri, que en manos
del británico adquiere un convincente aire como de cuento,
tal es la perfume mágico que
extrae de la orquesta y el nivel
de entrega demostrado por el
Coro Monteverdi y un conjuntado plantel de solistas enca-
bezado por la soprano Barbara
Bonney, la mezzosoprano Bernarda Fink y el tenor Christoph Prégardien. Si hubiera
que definir esta versión con
una palabra, ésa sería musicalidad. Y con otra, amor. Amor
por una música serena, hermosa y melódica de principio
a fin. Completamente diferente
en cuanto a propuesta interpretativa es el otro oratorio
recogido aquí, las Escenas
sobre el Fausto de Goethe, que
nos llega en una versión histórica, que no historicista: la firmada por Benjamin Britten al
frente de un elenco vocal integrado, entre otros, por el tenor
Peter Pears, la soprano Elizabeth Harwood y el barítono
Dietrich Fischer-Dieskau. Es
una lástima que Gardiner no
haya grabado esta obra maestra, pero ello no resta méritos
a una versión que sobresale
por su majestuosidad y capacidad comunicativa. El apartado
sinfónico-coral se completa con
un disco de interés más relativo
con la música incidental para el
Manfred de Lord Byron. La
labor de Gerd Albrecht es valiosa, pero el exceso de partes
habladas en alemán lastra
mucho la escucha…
El lied ocupa nueve discos. Aquí, DG ha ido a lo
seguro y no ha dudado en
recuperar a sus viejas glorias
en el género, Fischer-Dieskau,
las sopranos Edith Mathis y
Julia Varady, y el tenor Peter
Schreier, siempre con el acompañamiento pianístico de
Christoph Eschenbach. Nada
que objetar a esta selección
como no sea la imposibilidad
de escuchar a otros cantantes,
como Fritz Wunderlich o Anne
Sofie von Otter, también presentes en el catálogo del sello.
Pero las versiones son impecables en todos los casos y nos
acercan a una tradición liederística aún válida y que tiene
como base la exacta comprensión del texto.
Llegamos así a la música
de cámara, siete discos que
valen su peso en oro. La serie
empieza por todo lo alto con
las versiones que el joven
Cuarteto Hagen nos sirve de
los tres cuartetos de cuerda. Su
trabajo, secundado por Paul
Gulda en el Quinteto con piano, es un dechado de inventiva, de búsqueda de nuevos
matices, sobre todo en el
aspecto rítmico y tímbrico. Su
ardor e ímpetu podrán parecer
a algunos oídos un pelín excesivos o pasados de rosca, pero
a quien esto suscribe le han
convencido plenamente por
esa voluntad de riesgo en un
compositor que por la propia
naturaleza de su música está
pidiendo eso a gritos. Los Tríos con piano nos vienen servidos por un conjunto más veterano como es el Trío Beaux
Arts. Aunque sin las aristas de
los Hagen, la pasión es también su rasgo más definitorio.
Martha Argerich y Gidon Kremer en las Sonatas para violín
y piano; David Garrett y Bruno
Canino en el arreglo que Schumann hizo de los Caprichos
para violín solo de Paganini, y
Heinz Holliger y Alfred Brendel
en las Tres romanzas para oboe
y piano redondean un apartado
que incluye también curiosidades como el Andante y variaciones para dos pianos, dos violonchelos y trompa op. 46.
Los discos restantes están
dedicados al piano solo. Maurizio Pollini y Vladimir Ashkenazi se ocupan del grueso de
este capítulo, ofreciendo unas
versiones portentosas, de
colores restallantes y gran contundencia sonora que desvelan toda la originalidad del
pianismo de Schumann. Christoph Eschenbach, Ivo Pogorelich (éste sólo en la Toccata en
do mayor op. 7) y Homero
Francesch (en los extractos del
Álbum para la juventud op.
68) participan también en este
capítulo.
La edición, pues, es todo
un cofre del tesoro. Sin embargo, como en otros trabajos de
esta índole, la necesidad de
ahorrar costes hace que las
notas introductorias desaparezcan por completo, así como
también los textos cantados,
cuya ausencia se echa mucho
en falta en los oratorios y
Manfred. Quitando eso, este
Schumann. The Masterworks
no decepcionará a nadie.
Tampoco EMI ha ahorrado
esfuerzos a la hora de homenajear al maestro de Zwickau. Ha
rastreado en sus archivos y ha
seleccionado una serie de intérpretes que, como en el caso de
DG, nos sirven diferentes puntos de vista de sus obras. Sólo
que en su caso ha optado por
una estrategia diferente: en
lugar de una gran caja, nos
ofrece estuches monográficos.
La ventaja es clara para el consumidor, que puede optar por
aquello que más le interese sin
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necesidad de hacer un fuerte
estipendio. Eso sí, al igual que
en el sello amarillo, se han eliminado los textos cantados,
aunque al menos se ofrecen
unas breves notas informativas
en inglés, alemán y francés.
Menos es nada.
El primer estuche, cuatro discos
dedicados a la
música
orquestal
(EMI
6
09037 2), posiblemente sea el
menos interesante. Sobre todo
por la versión de las sinfonías
que firma Wolfgang Sawallisch, competentes y profesionales, sin duda, pero también
llevadas por un trazo uniforme, sin chispa ni vida. En
cambio, los dos discos con
obras concertantes valen
mucho la pena. Con un atento
Hans Vonk a la batuta, las
partes solistas corren a cargo
del violinista Frank-Peter Zimmermann, el violonchelista
Truls Mørk y el pianista Christian Zacharias, tres intérpretes
de esos que se caracterizan
por ponerse al servicio de la
partitura para mostrar sus
bellezas más íntimas. Habrá
lecturas más arrebatadas, pero
todo el componente poético y
expresivo de las obras queda
garantizado.
Más redondo es el estuche
de seis discos dedicado a la
obra vocal (EMI 6 09022 2),
con una amplia selección de
lieder y las Escenas sobre el
Fausto de Goethe. El nivel es
alto, con voces como Olaf Bär,
Thomas Hampson, Barbara
Bonney, Anne Sofie von Otter
o Juliane Banse, todas ellas
hoy nombres de relevancia en
el repertorio liederístico, más
la participación, circunstancial
pero valiosa, de otras más clásicas como son las de Elisabeth Schwarzkopf, Janet Baker
y Brigitte Fassbaender. Escuchar unas y otras es acercarse
al Schumann más exquisito y
original en condiciones ideales, tanto por unos cantantes
que aman el género y saben
interpretarlo sin artificiosidades
ni molestos histrionismos
como por unos pianistas tan
curtidos en el mismo como
Geoffrey Parsons o Helmut
Deutsch. En cuanto a Escenas
sobre el Fausto de Goethe, se
trata de una versión referencial, más operística y dramática
que la de Britten ofrecida en
DG, y con un reparto de
ensueño en el que repite Fischer-Dieskau, además de Edith
Mathis, Walter Berry y Nicolai
Gedda, todos bajo la recia
dirección de Bernhard Klee.
Un estuche, pues, de los que
se pueden recomendar con los
ojos cerrados.
Lo mismo puede decirse
del resto de estuches. El de
música de cámara (EMI 6
09011 2) es otro bombón. La
versión de los cuartetos de
cuerda y el Quinteto con piano a cargo del Cuarteto Cherubini y Christian Zacharias palidece por su contención y
mesura al lado de la de los
Hagen en DG, pero es muy
estimable. Y el resto del programa, a cargo de conjuntos
como el Trío Grieg y solistas
como los violonchelistas Natalia Gutman y Boris Pergamenschikow, la viola Nobuko Imai,
el clarinetista Michel Portal o
los pianistas Martha Argerich y
Mikhail Rudi es una lección de
cómo hacer música de cámara.
De cómo unos artistas fuera
de serie pueden juntarse un
día y crear una atmósfera de
complicidad que devuelve a la
música todo lo que tiene de
placer. Faltarán obras, como la
Sonata para violín y piano nº
1 o el Trío con piano nº 3,
pero estos cinco discos son de
una calidad extraordinaria. No
desmerece tampoco el estuche
dedicado a la música para piano solo (EMI 6 09047 2), en el
que encontramos de nuevo
una satisfactoria combinación
entre mitos como Arturo Benedetti-Michelangeli o Sviatoslav
Richter al lado de poetas del
teclado más “jóvenes” como
Jean-Philippe Collard, Christian Zacharias, Leif Ove Andsnes o Lars Vogt. Frente a la
exuberancia de los pianistas
propuestos por DG, aquí predominan los intérpretes que
hacen cantar a esta música,
que buscan sus acentos más
ocultos, que se recrean en sus
colores, sus melodías, su elegancia y todo aquello que tiene de fantasía.
Llegamos así al
último
estuche,
dedicado
a
las
o b r a s
corales
(EMI
6
31520 2) y editado en un formato diferente a los anteriormente comentados de este
sello, como una cajita de nueve discos. Como no podía ser
menos, están los oratorios: se
repite la versión de las Escenas
sobre el Fausto de Goethe de
Klee, pero están también Das
Paradies und die Peri, dirigido
por Henryk Czyz sin el refinamiento de Gardiner, pero con
solvencia más que suficiente, y
Der Rose Pilgerfahrt, con Rafael Frühbeck de Burgos, lectura
ésta rutinaria y parsimoniosa.
Pero lo más interesante son
rarezas como las baladas para
solistas, coro y orquesta, con
Klee y Heinz Wallberg al frente de unos elencos vocales
impecables, o la Misa en do
menor “Missa sacra”, dirigida
por Sawallisch, y el Réquiem
en re bemol mayor, con Klee.
Escuchar estas obras es acercarse a la misma esencia de
Schumann, un compositor
netamente romántico en las
baladas y otro que mira al
pasado en esas páginas sacras.
Las versiones son intachables
y lo único que se echa en falta
en este estuche son los textos
cantados y alguna nota mínima que sitúe las obras en su
contexto.
En definitiva, dos ediciones de esas que hacen total
justicia a un compositor que
no deja nunca de sorprendernos con la originalidad de sus
intuiciones. El nivel es muy
alto, y ahí cada cual debe
decidir qué es lo que más le
conviene. Si sólo queremos un
repertorio concreto, los estuches de EMI facilitan mucho la
labor y no decepcionarán en
absoluto. Si no nos importa
repetir versiones, la caja de
DG es todo un regalo. Y si se
opta por hacerse con las dos
ediciones, los intérpretes son
tan variados que pueden complementarse perfectamente. Se
escoja lo que se escoja, sólo se
puede acertar.
Juan Carlos Moreno
Brilliant
SAGRADOS Y ASEQUIBLES
U
na nueva colección dentro de la prolífica casa
Brilliant (distribuidor:
Cat Music) se acerca a la música sacra con las premisas propias del sello holandés; nos
llegan 13 álbumes con música
de los más diversos autores y
épocas, con libretos que incluyen textos y un breve comentario, tomas de sonido irregulares, y versiones en las que
podemos encontrar de todo,
algunas cosas muy buenas. Las
reediciones, repescadas casi
siempre de otras compañías,
tienen siempre unos mínimos
de calidad garantizados y un
interés evidente dado lo ase-
quible de los precios de la
marca.
Cinco discos contienen
música puramente vocal,
situándonos en un amplio
recorrido desde el gregoriano
hasta el siglo XX. Así, el disco
titulado Canto gregoriano
(93957), ofrece una grabación
de 2005 de la Schola Cantorum Karolus Magnus, que dirige Stan Hollaardt, con diversos
ejemplos de una época que a
pesar del auge de hace unos
años no está sobrada de registros discográficos. El grupo
holandés muestra ciertas
imprecisiones, aunque también un gran compromiso
expresivo. Algo más distantes
parecen las Lamentaciones
(93775) a cargo del Coro del
Clare College de Cambridge
con Timothy Brown al frente;
es un CD en el que no se
refleja la fecha de grabación,
con piezas de Palestrina, Allegri, Tallis, Victoria y Gesualdo
entre otros. Son las “lamentaciones” por excelencia, las de
Jeremías, con música de Thomas Tallis (93955), las que
encuentran una mayor intensidad y precisión, en la lectura
que en el año 2002 realizó la
Chapelle du Roi dirigida por
Alastair Dixon. El Coro Nacional Académico de Ucrania
Dumka
dirigido
por Yevhen Savc h u k
interviene en dos
piezas
corales
de la gran tradición rusa del
tardorromanticismo: la Liturgia de San Juan Crisóstomo op.
41 de Chaikovski (93954), un
disco del año 2001; y la Vísperas op. 37 de Rachmaninov
(9100), grabación del 2000. En
el de Chaikovski consiguen
una versión excelente, con
una atractiva combinación de
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voces bien empastadas y con
un punto agreste, mientras el
de Rachmaninov muestra un
resultado final menos brillante
pero manteniendo el interés.
Ya en el canto acompañado, tenemos un magnífico CD
con diversas partes de las Sinfonías sacras opp. 6 y 10 de
Schütz (93953), a cargo de la
Cappella Augustana que dirige
Matteo Messori; disco de 2003
de hermosos colores y contrastes. De notable calidad es
también el CD con diversas
piezas, entre ellas la Música
Funeral
para la
R e i n a
Mary de
Purcell
(93981);
vuelven a
intervenir
Timothy
Brown y
el Coro del Clare College de
Cambridge, ahora con el grupo Baroque Brass de Londres
y con diversos instrumentistas;
nuevamente, no consta el año
de grabación. Más intérpretes
británicos para la Pasión
según San Mateo de Bach
(93941); triple CD con el Coro
del King’s College de Cambridge y el Brandenburg Consort, con las voces de Rogers
Covey-Crump, Michael George, Michael Chance, Enma
Kirkby, Martyn Hill y David
Thomas; dirige esta grabación
de 1994 Stephen Cleobury;
equilibrada en coro y orquesta, algo más descompensada
en los solistas, correcta en
líneas generales, aunque lejos
de situarse entre las referencias historicistas de la obra
(Gardiner,
Harnoncourt,
Herreweghe…). A buen nivel
están la Misa solemnis y la
Misa en
do
de
Beethov e n
(93943)
con
el
Coro y
Orquesta
de
la
London
Symphony; Anna TomowaSintow, Christiane Eda-Pierre,
Patricia Payne, Robert Tear,
Robert Lloyd y Kurt Moll, con
la dirección de Colin Davis; es
un registro de 1977, de sonido
regular, y que sin alcanzar a la
triple K: Klemperer, Karajan y
Kubelik, ofrece unas lecturas
sólidas y en la senda de la tradición. Menor relieve, aunque
digna, la Misa nº 1 de Bruckner (93944) llega en un disco
de 2003 con Isabelle MüllerKant, Eibe Möhlmann, Daniel
Sans, Christof Fischesser, Coro
de Cámara de Europa, Württembergische Philharmonie
Reutlingen, y la dirección de
Nicol Matt; rigor y profesionalidad son sus bazas principales. Un director siempre interesante, Eliahu Inbal, participa
en dos volúmenes dedicados a
Berlioz: el Te Deum (93945) y
el doble
CD con
e
l
Réquiem
(93946).
Ambos
se grabaron en
1988 con
la Sinfónica de la Radio de
Fráncfort y el tenor Keith
Lewis en común, con el Voka-
lensemble Frankfurt en el primero y con el Coro de la NDR
de Hamburgo y el Coro ORF
en el segundo. Les perjudican
a ambas versiones unas tomas
de sonido lejanas y a veces
confusas; la parte interpretativa
es buena por momentos, aunque las obras se recrean con
altibajos, mostrando una cierta
distancia con el original mundo
sonoro del compositor francés.
He dejado para el final un disco titulado Ave Verum Sacred
Choral Favourites (9148), que
como casi todos los que llevan
esa palabra: “favourites” debe
ponernos en guardia de inmediato. Aquí el Coro del St.
John’s College de Cambridge
conducido por Christopher
Robinson traduce en grabación
de 1996 una veintena de piezas
de música religiosa coral de los
más diversos estilos y autores:
desde Byrd hasta Duruflé,
pasando por Haydn, Mozart,
Brahms, Fauré, Rossini o Rachmaninov, entre otros; tan
correcto como aburrido, la uniformidad es la nota dominante.
Daniel Álvarez Vázquez
EMI
TRES SABIAS ANTOLOGÍAS
L
68
a eclosión de la música
grabada en el siglo XX
tuvo, sobre la historia
anterior, la enorme ventaja de
registrar y perennizar lo que
antes enmudeció por obra del
tiempo. Obras, intérpretes,
maneras y vicios de la vida
musical quedaron documentados y al alcance de cualquier
propietario del más modesto
radiorreceptor. La música ocupó, por fin, todos los rincones
del mundo. A la vez, como
siempre ocurre con las abundancias, el discoclasmo redundó en indigestión. Hoy es
imposible hacerse cargo de los
registros sonoros habidos y en
curso.
Por eso resulta oportuna la
edición de estas tres antologías de cantantes estelares del
novecientos: Beniamino Gigli
(Tenor legendario, EMI 4
55693 2: 7 CDs, ADD), Tito
Gobbi (Sus grabaciones a solo
completas EMI 4 55378 2: 5
CDs, ADD) y Nicolai Gedda
(El poeta lírico en la voz tenoril EMI 4 56095 2: 11 CDs
ADD/DDD).
En efecto, la obra registrada por estos tres señores
alcanza las dimensiones de lo
monumental y atraviesa diversas etapas en la técnica de la
impresión sonora, desde el sistema acústico que recoge los
primeros discos de Gigli hasta
la alta fidelidad estereofónica
que conoció Gedda y que
ahora se ven igualmente beneficiadas por la que podríamos
denominar catarsis digital. En
los casos de Gigli y Gobbi, a
las tomas en estudio habría
que añadir las en vivo y las
películas musicales en las que
participaron y que, como es
lógico, comprendieron parte
de sus repertorios. No es pertinente, en otro orden, describir
ni evaluar lo hecho por estos
cantantes
suficientemente
conocidos y reconocidos por
todo el mundo melómano.
Valga, simplemente, señalar lo
utilísimo de estas antologías,
pues habilitan al comprador
para guardar, en una mínima
cajuela, la carrera de un determinado cantante que se pasó
su vida activa ante salas y
micrófonos.
D e
G i g l i
tenemos
desde un
donizett i a n o
Spirto
gentil
captado
en Milán en 1918 hasta su recital de adiós en el Carnegie
Hall (1955): prácticamente,
toda su carrera. Es posible
comprobar la maestría técnica
y la higiene de su canto, lo
cual, unido a la calidad natural
y suprema de sus medios, produjo lo que produjo. Gigli, por
otra parte, tuvo la suerte de
grabar óperas completas, de
las cuales se ofrecen puntuales
extractos: Cavalleria rusticana, I pagliacci, La bohème,
Tosca,
Aida,
Madame
Butterfly, Un ballo in maschera y la que, personalmente,
considero su tarea de absoluta
referencia, Andrea Chénier,
junto a la Messa di Requiem
verdiana. De momentos operísticos hay para dar y tomar;
de compañías ilustres en voces
y directores, un catálogo. Nos
encontraremos con canciones
populares de Italia, romanzas
y melodías de salón y hasta
gentiles intervenciones en castellano: una española con Yradier y una argentina con
López Buchardo. En fin que
quien ansíe conocer con relativa velocidad al llamado, por
muchos, el Tenor del Siglo,
podrá hacerlo.
Tito Gobbi es el otro
extremo de la calificación pro-
fesional.
Su
voz
no
era
generosa
de registros
ni
especialmente
bella de
timbre, pero su arte interpretativo, su temperamento, sus
humores de comediante y de
trágico, en fin, su envergadura
actoral, pudieron con aquellas
limitaciones. Aquí podemos
seguirlo desde sus primeras
captaciones en 78 rpm (Milán,
1942), arias con orquesta, hasta una sesión de cámara junto
a Gerald Moore (Londres,
1964). Gobbi gozó, mayormente, de las ventajas del
microsurco y la alta fidelidad,
yendo desde la ópera al cancionero popular y las páginas
del clasicismo camerístico.
Tuvo, además, el privilegio de
ciertas compañías calificadísimas. De sus óperas completas,
por ejemplo, hay extractos en
que se aproxima a Maria
Callas (Tosca, Lucia di Lammermoor, Aida, Rigoletto, El
barbero de Sevilla). Son referenciales, por ejemplo, las
escenas del rifirrafe ToscaScarpia o el tremendo dúo de
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Lucia y su hermano. Por otra
parte, Gobbi ha dejado marcas
decisivas en roles como el
citado Rigoletto, Simon Boccanegra y Gianni Schicchi, estos
dos junto a una Victoria de los
Ángeles en estado de gracias.
Lo mismo que en el caso anterior, corresponde subrayar la
ventaja de un “Gobbi tamaño
bolsillo”.
Por fin, Nicolai Gedda, sueco hijo de rusa, voz de natural
encanto, generoso de registro
agudo y
sobreagudo, políg l o t a
(aquí es
posible
escucharlo,
por
ejemplo,
hasta en castellano y en Turina), capaz de exceder su originaria tesitura de tenor lírico,
gracias a la brillantez del timbre, para encarar papeles de
peso. En un arco de registros
que va de 1952 (un extravagante fragmento de Boris Godunov
en inglés) hasta 1974 podemos
juzgarlo en variedad de idiomas, estilos y formatos: canción
de cámara, ópera, opereta,
música sacra. Varias generaciones de grandes directores, desde Klemperer y Beecham hasta
Prêtre, lo contaron en sus elencos. También se reunió con
divas tan diversas como Callas
(en Butterfly y Carmen) y de
los Ángeles (también en Carmen, Margarita, Antonia y Carlota). Gedda, aparte de las cualidades que apenas pude esbozar, tuvo una voz microfónica,
muy favorecida por las tomas
eléctricas, lo cual le facilitó su
carrera en este orden. Estos
detalles y otros figuran en una
intervención hablada suya que
se incluye en el compacto 11 y
fue captada en 1995.
Blas Matamoro
Channel
UN NUEVO CANAL… GRANDE
B
ajo el genérico “the very
best of 15 years” Channel
Classics (Distribuidor:
Harmonia Mundi) reedita en la
nueva serie media Canal Grande, 11 discos de elevada calidad e interés, algunos justamente premiados y reconocidos. La práctica totalidad se
centra en los períodos barroco
y clásico, en grabaciones de la
década de los 90 del pasado
siglo, con buenas tomas sonoras y presentados en cómodas
cajitas de cartón con breves
textos sólo en inglés.
El de repertorio más
reciente y fronterizo es el titulado Timeless Tango (CG
06008); un disco del año 1997
con piezas de Piazzolla, Carlos
Marcucci, Dirk Borssé, Vicente
Greco, Juan Carlos Cobián y
Julio de Caro, en versiones del
Ensemble Piacevole dirigido
por Alfredo Marcucci, que participa también tocando el bandoneón. Reputados músicos
que traducen las esencias porteñas con entusiasmo, variedad y un colorido refinado y
atractivo.
Unos
siglos
a n t e s
nació la
música
de
los
Monteverdi,
Frescobaldi, Mazzocchi, Carissimi,
Rossi, Della Ciaia y Kapsberger; diversos lamentos y tocatas recogidas aquí con el título
de Love and Lament (CG
06012); la grabaron en 2001
los Soloists Ensemble Capella
Figuralis, y la Netherlands
Bach Society, con Jos van
Veldhoven al frente; irregulares en la parte coral y en el
estilo, juegan sus bazas con
una expresividad que busca
transmitir las melancólicas
emociones de la música.
Con el violín como protagonista encontramos un interesante CD de 1994 que recrea diversas Sonatas de Pandolfi Mealli
(CG 06005); Andrew Manze al
violín, Richard Egarr al clave y
Fred Jacobs a la tiorba, realizan
un convencido y convincente
trabajo que combina equilibradamente el virtuosismo y la fantasía. Y un paso más en el camino de la excelencia: Rachel
Podger registró en 1999 la Partita nº 3 y las Sonatas nºs 2 y 3,
para violín, de Bach (CG
06010), en unas fantásticas versiones, rigurosas y brillantes,
donde la fuerte personalidad de
la intérprete no desvirtúa sino
que realza la grandeza intrínseca de las obras.
Varios Concerti da camera
de Telemann (CG 06004) se
agrupan en un disco de 1993,
en el que también participa
Rachel Podger, ahora como
primer violín del conjunto Florilegium; es una aproximación
muy cuidada estilísticamente,
dotada de nervio, precisión y
de notable belleza sonora.
Este magnífico grupo británico
de instrumentos originales
vuelve también en pleno clasicismo con los dos Conciertos
para chelo y la Sinfonía nº
104 de Haydn (CG 06007),
con uno de los grandes chelis-
tas de los
últimos
años, Pieter Wispelwey;
la grabación es
de 1995,
destacando los dos conciertos
en la parte solista por su perfección formal e impulso rítmico, y por la capacidad de
recrear una seductora gama de
matices y colores. También
luce sus cualidades Wispelwey, ahora con el Cuarteto
Orpheus en el Quinteto en do
mayor D. 956 de Schubert (CG
06006); se trata de un registro
de 1994, que busca los claroscuros de la partitura, con diálogos intensos y equilibrados.
Otro ilustre chelista, Anner
Bijlsma, interviene junto al
Cuarteto Boccherini en el
Cuarteto op. 39, el Trío op.14,
nº 2, el Quinteto op.39, nº 2 y
el Quintetino op. 39, nº 2,
para dos violines, viola y dos
chelos del compositor homónimo; es de 1992 y dentro una
corrección indiscutible, chocan un poco unos tempi algo
lentos y un carácter demasiado
reflexivo.
Dos discos bien distintos
dedicados a Mozart recogen
sus Conciertos nºs 20 y 21
para piano (CG 06002), y su
Sinfonía nº 29 con el Concierto para dos pianos KV 365 y
un fragmento del Concierto
para piano y violín KV 315f,
completado por Philip Wilby
(CG 06001). En el primero
interviene Jos van Immerseel
al fortepiano con el grupo Ani-
ma Eterna, en una grabación
de 1991 que da una visión
fresca y original de estos conciertos; interesante, aunque el
resultado quede lejos de las
conocidas referencias pianísticas de las obras. En el segundo, más flojo que el anterior,
los Amsterdam Mozart Players
que dirige Jürgen Kussmaul
acompañan en los conciertos a
Ellen Corver y Sepp Grotenhuis, pianos; y a Monika Leonhard, piano y Rainer Kussmaul, violín; este CD, de 1990,
ofrece unas lecturas que suenan bien en lo que a la
orquesta se refiere, aunque la
parte de los pianos muestra
frecuentes altibajos.
N o s
queda
para el
final un
d i s c o
magnífico
con música
de
Ludwig August Lebrun: sus
Conciertos para oboe nºs 1, 2 y
4 (CG 06011), en una realización de 1999 con el oboísta
Bart Schneemann, la Radio
Chamber Orchestra y la dirección de Jan Willem de Vriend;
este estricto contemporáneo
de Mozart —nació en 1752 y
murió en 1790—, explora permanentemente los recursos
expresivos y técnicos del instrumento, que aquí se traducen por parte de Schneemann
de modo irreprochable, subrayando además el exuberante
melodismo de las obras.
Daniel Álvarez Vázquez
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CRÍTICAS de la A a la Z
DISCOS
D’ALBERT-BEETHOVEN
D’ALBERT:
Andrea Bacchetti
Sinfonía op. 4. Seejungfräulein
op. 15. ANNA KASYAN, soprano.
SINFÓNICA DE OSNABRÜCK. Director:
HERMANN BÄUMER.
CONTEMPLATIVO
CPO 777 264-2 (Diverdi). 2007. 67’.
DDD. N PN
BACH: Tocatas. ANDREA
E ugen
d’Albert (18641932) es uno
de esos músicos cuya biografía bien
podría
ser
carnaza de una novela de aventuras o de una de esas óperas
tan repletas de escenas efectistas
y dramáticas como las que a él
mismo le gustaba escribir. Como
ese Tiefland (1903) que, sobre
un libreto basado en un drama
del catalán Àngel Guimerà, es
prácticamente lo único que el
tiempo ha respetado de su producción. Hijo de un francés y una
inglesa, aunque él mismo siempre se consideró espiritualmente
alemán y acabó con la nacionalidad suiza para morir en la letona
Riga, el personaje es de aquellos
que se las trae. Franz Liszt o Hans
von Bülow sentían por él una
incontestable admiración, aunque
más por su faceta de volcánico y
excéntrico pianista que por la de
creador. Y las dos composiciones
reunidas en este disco no vienen
a desmentirlos… Sobre todo en
lo que se refiere a la Sinfonía en
fa mayor, que D’Albert compuso
en 1884. Es una página de estudios y se nota en su impersonalidad, en su falta de capacidad
para desbordar las férreas estructuras formales del género. Todo
lo que de volcánico tenía la personalidad del músico queda así
en agua de borrajas, como si
estuviéramos ante una pálida
fotocopia de Brahms. Hay ideas,
hay abundancia de temas, pero la
escucha se hace innecesariamente larga y pesada. Tampoco ayuda la rutinaria dirección de Hermann Bäumer, incapaz de insuflar vida a estos ya de por sí
plúmbeos pentagramas. Más interés tiene La sirenita (1898), una
BACCHETTI, piano.
DYNAMIC 658 (Diverdi). 2009-2010.
80’. DDD. N PN
Nueva propuesta del pianista
italiano Andrea Bacchetti en
torno a la figura de Johann
Sebastian Bach. El intérprete
describe un barroco matizado, que lleno de equilibrio y
con sabia ponderación se
expresa a través de compensadas articulaciones y sonido
apolíneo. Es un Bach de
carácter sereno y contenido,
de escasas sorpresas externas
y que basa su discurso en una
belleza arquitectónica evidente. El fraseo exhibe razón y
vivencia, ternura y placidez,
al tiempo que los tempi son
comedidos y prudentes, siempre con una clara tendencia a
la lentitud o parsimonia,
según se vea. Las fugas tienen
tenacidad e imaginación,
recursos y fuerza expresiva;
con una técnica impecable y
siempre al servicio de la partiescena de concierto sobre el
cuento de Hans Christian Andersen en el que D’Albert, con más
oficio que inspiración, se vuelve
wagneriano.
Juan Carlos Moreno
BACH:
Oratorio de Navidad. Pasiones.
Misa en si menor. Magnificat en
re mayor. Cantatas. SOLISTAS.
CORO MONTEVERDI. THE ENGLISH
BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN
ELIOT GARDINER.
22 CD ARCHIV 477 8735 (Universal).
1983-2000. 1299’. DDD. R PM
Desde mediados de los ochenta
hasta la actualidad, John Eliot
tura, Bacchetti desarrolla cada
obra con cordura y discreción, calma y meditación. De
esta manera encuentra su
mejor canal expresivo en busca de una profundización sincera que le acerca a la experiencia religiosa. Esta nueva y
sugerente aportación del artista nos deleita con un barroco
que huye de lo sentimental y
que en cambio apuesta por
cierta severidad expresiva:
Bach sugerente e inspirador,
con una clara invitación al
recogimiento.
Emili Blasco
Gardiner viene grabando
con sus grupos, el Coro
Monteverdi y
The English
Baroque
Soloists, una integral Bach no
declarada y con más meandros
que otras explícitamente presentadas como tales. A cambio, la
agrupación de las obras ha
seguido criterios más rigurosos
en cuanto a la coherencia de
cada disco en sí. Ahora que
posiblemente ya se vislumbra el
final del proyecto, aparece un
álbum con todo lo hecho entre
1983 y 2000.
Como impresión global, se
ha de dar al menos parcialmente
TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA
N
H
R
Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo
Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o
procede de archivos de radio
Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de
vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o disco video digital
PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO
PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 €
PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 €
PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 €
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D’ALBERT-BEETHOVEN
la razón a quienes acusan a Gardiner de confundir a Bach con
Haendel, apreciación que suele
llevar implícita la acusación de
una frialdad, una ligereza e
incluso, pese a la tendencia a
los tempi vivos, una sosería
expresiva que no compensan de
la indiscutible perfección técnica
del coro y la orquesta. Más que
las desigualdades lógicamente
provocadas por los relevos
inevitables en una empresa de
tan largo cumplimiento, lo que
sobre todo llama negativamente
la atención en cuanto a los solistas es la mezcla frecuente de
estilos vocales dispares.
De las cinco obras presentadas como Sacred Masterpieces,
todas ellas grabadas más o
menos en la segunda mitad de
los ochenta, lo menos estimable
es la Misa en si menor grabada
en 1985, más plana que el Magnificat de dos años antes, donde se daba una alternancia más
equilibrada entre los momentos
de exultación y de relajación, y
que se acompañaba de una
Cantata BWV 51 deliciosamente
cantada en 1983 por Emma
Kirkby en su única participación
en la colección. En el Oratorio
de Navidad y las dos Pasiones
incluidas destacan la soprano
Nancy Argenta, el tenor
Anthony Rolfe Johnson (¡qué
gran Evangelista!) y, por su voz
más que por su estilo, la mezzosoprano Anne Sofie von Otter.
Argenta y Johnson repiten
méritos en las cantatas en que
intervienen, aquí y allá bien
secundados o luego sustituidos
por las sopranos Ann Monoyios,
Martina Jankova o Magdalena
Kozená, y los tenores Mark Padmore o Paul Agnew. No desmerecen las mezzosopranos Sara
Mingardo y Bernarda Fink,
mientras que entre los contratenores y los bajos se dan menos
motivos para el entusiasmo.
El año 2000 Gardiner grabó
en directo una maratoniana serie
de conciertos ofrecidos en diferentes ciudades europeas con
programas adaptados a las
fechas y lugares. Del titánico
proyecto, llamado Cantata Pilgrimage, sólo resultaron seis discos en Archiv —la serie completa se está editando en el sello del
músico, Soli Deo Gloria—, curiosamente los más recomendables
de este álbum a pesar de no ser,
como es lógico, los más pulidos
desde el punto de vista técnico.
Alfredo Brotons Muñoz
BACH:
BACH:
Cantatas. Vol. 2. Cantatas BWV
2, 10, 21, 76, 135. Triple
Concierto para flauta, violín y
clave BWV 1044. SCHÜTZ: Die
Himmel erzählen die eher
Gottes SWV 386. LISA LARSSON,
KATHARINE FUGE, sopranos; DANIEL
TAYLOR, ROBIN TYSON, contratenores;
JAMES GILCHRIST, VERNON KIRK,
tenores; STEPHEN VARCOE, JONATHAN
BROWN, bajos. CORO MONTEVERDI.
THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS.
Director: JOHN ELIOT GARDINER.
Pasión según San Mateo BWV
244. CHRISTINA LANDSHAMER,
soprano; MARIE-CLAUDE CHAPPUIS,
contralto; JOHANNES CHUM,
MAXIMILIAN SCHMITT, tenores; HANNO
MÜLLER-BRACHMANN, KLAUS HÄGER,
THOMAS QUASTHOFF, bajos.
THOMANERCHOR LEIPZIG. TÖLZER
KNABENCHOR. ORQUESTA DE LA
GEWANDHAUS DE LEIPZIG. Director:
RICCARDO CHAILLY.
2 CD SOLI DEO GLORIA SDG 165
(Diverdi). 2000. 147’. DDD. N PN
L os dos discos de esta
entrega del
peregrinaje
bachiano de
Gardiner son
muy distintos
tanto por sus resultados artísticos como por la calidad de las
tomas, siendo en ambos sentidos muy superior el primero,
grabado en la basílica parisiense de Saint-Denis al segundo,
recogido en la Fraumünster de
Zúrich. En éste, el por lo
demás sensacional Coro Monteverdi aparece reflejado con
falsas sensaciones de profundidad y perspectiva. La prestación de Fuge en la cantata Ich
hatte viel Bekümmenis BWV 21
deja que desear, sobre todo en
su intervención junto a Brown
en el dúo Komm meine Jesu,
pero al menos la obra acaba
con una brillante fuga coral.
Otro buen momento es el
melancólico comienzo de la
cantata Ach Herr, mich armen
Sünder BWV 135. Todo un
regalo el no muy habitual Triple Concierto, sobre todo por
el Adagio ma non tanto central,
trazado a la acuarela. Excelente, en cambio, el equilibrio de
la grabación del primer CD,
que contiene además una de
las cantatas en interpretación
redonda de la colección, Meine
Seel erhebt den Herren BWV
10, con una Lissa Larsson de
espontaneidad y alegría admirables y un estupendo Varcoe.
Muy notable también la prestación de Gilchrist en el aria Hesse nur, hasse mich recht de la
BWV 76, cuyo antecedente en
Schütz se ofrece de manera
muy oportuna. En fin, los altibajos propios de un proyecto,
obviamente apasionante, de
semejante envergadura.
Enrique Martínez Miura
2 CD DECCA 478 2194 (Universal).
2009. 160’. DDD. N PN
P arece
evidente
que
desde su llegada a la
Gewandhaus
de Leipzig se
ha encendido
en Riccardo Chailly un renovado
interés por la música de Johann
Sebastian Bach, algo que seguramente todo amante del barroco
con un oído desprejuiciado
debería celebrar. Desde luego,
esta versión de la Pasión según
San Mateo alcanza un excelente
equilibrio entre la necesaria fidelidad al estilo y un acentuado
dramatismo que se mueve con
creciente intensidad hacia un
desenlace poético y a la vez profundamente emotivo. Así, el
director milanés enfoca la obra
con un claro sentido teatral,
obvio por ejemplo en la escena
en la que la multitud exige la
crucifixión de Cristo (nº 50), en
el terremoto (nº 63) o en las frases del recitativo final (nº 67),
siguiendo una línea casi diríamos que melodramática que se
relaja de forma notable en las
arias aun cuando la atmósfera
general se inclina hacia lo sombrío. La elección de los tempi,
normalmente animados (incluso
desde el gran coro inicial), es
muy coherente con este planteamiento en la medida en que
otorga una sensación de urgencia e inquietud a la narración.
Además, Chailly (no podía ser
menos) acompaña muy bien a
los solistas, envolviendo su canto en halos de gran lirismo, y
aporta bastante claridad a los
números corales, beneficiándose
de dos agrupaciones delicadas,
afinadas, entregadas y pletóricas
de sonoridad: el coro de niños
de Tölz y el legendario (fundado
en 1212) de Santo Tomás de
Leipzig, muy vinculado a la figura de Bach. La orquesta, con instrumentos modernos, tiene su
historia y su clase, reduce el
vibrato (aunque evitando la
asepsia sonora en la que suelen
caer algunas formaciones no
especializadas cuando tratan de
hacer barroco con pretensiones
de autenticidad) y se pliega
maravillosamente a los criterios
del director. Las aportaciones de
la viola da gamba (nºs 35 y 57),
el violín (nºs 39 y 42) y los oboes d’amore (nº 13) son asimismo
sensacionales.
Entre los cantantes destaca
sobre todo el bajo-barítono Thomas Quasthoff, que entona con
exquisita musicalidad sus cuatro
arias, en especial la cuarta (nº
65). El Evangelista de Johannes
Chum muestra debilidades en la
zona alta, pero es muy expresivo y dice el texto con intención.
No obstante, Hanno MüllerBrachmann logra situar las intervenciones de Jesús en el centro
de la narración, con un fraseo
de gran emotividad, por ejemplo, en el arioso de la Eucaristía
(nº 11). Muy sutiles y refinadas
suenan las dos mujeres, aunque
es posible que la voz de MarieClaude Chappuis ande un tanto
escasa de hondura. Ambas parecen entenderse francamente
bien en el dúo de la escena de
la traición (nº 27), culminado
con una furiosísima intervención
de los coros. El bajo Klaus
Häger cumple sin problemas
como Judas, Pedro y Pilato. Quizás el tenor Maximilian Schmitt
marque el punto más discutible
del elenco, con ciertas irregularidades en la línea que entorpecen el suave fluir de su primera
aria (nº 20), sin que los resultados mejoren de forma significativa en la segunda (nº 35).
Pero los altibajos apenas
merman la excelencia que prevalece en esta versión moderna,
intensa, dramática y muy viva de
la magna obra. No nos olvidamos
de Harnoncourt, Herreweghe,
Gardiner, Koopman, Leonhardt y
alguno más, pero a partir de ahora tampoco nos olvidaremos de
Chailly. El italiano no ha jugado a
ser el más auténtico de todos,
sino a ser coherente con unos criterios muy personales siempre
atentos a la estética bachiana. Sin
intromisiones, claro está.
Asier Vallejo Ugarte
BEETHOVEN:
Cuarteto nº 6 en si bemol op.
18, nº 6. Cuarteto nº 13 en si
bemol mayor op. 130/133.
CUARTETO ARTEMIS.
VIRGIN 694584 0 (EMI). 2009. 74’.
DDD. N PN
El Artemis
parece reconducir con este
disco su problemático
pero interesante
ciclo
beethoveniano, donde se han
limado extremismos acentuales y
sonoridades duras. Con todo, los
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BEETHOVEN-BUXTEHUDE
actuales componentes son fieles
a su estilo ardiente y temperamental ya en el Op. 18, nº 6, que
se abre con un vibrante y ligero
Allegro con brio. El cálido Adagio
enlaza con el sorprendente, nervioso Scherzo. Con acusados
contrastes, bien que no extremos,
La Malinconia enlaza con toda
lógica con un excelente Allegretto, culminado con una coda fulgurante. Obviamente el Op. 130
—con la Gran fuga como final,
lo que cada vez es más habitual— es obra que plantea un
sinfín de dificultades que un
cuarteto de cuerda tarda en resolver a satisfacción toda una vida
de actividad. Esta grabación del
Artemis ya contiene una aproximación más que estimable a tan
inmensa partitura, aunque algunas zonas han quedado algo descoloridas. Es el caso del tiempo
inicial, donde los numerosos contrastes de todo tipo —dinámicos,
de tempo, de articulación— no
parecen haber sido explotados al
máximo. Bien resuelto, en cambio, el mosaico que desemboca
en la Gran fuga: un impulsivo
Presto, un cantable Poco scherzoso, una Danza tedesca en la que
sobresale el papel del violonchelo y una concentrada Cavatina,
de temperatura emocional tal vez
algo baja. Magnífica Gran fuga,
trazada con claridad y eludiendo
el peligro de una sonoridad
hiriente. Un disco, en fin, que
entona el Beethoven del Artemis.
Cuarteto Casals
LA GRANDEZA DEL CUARTETO CASALS
BARTÓK: Cuarteto
de cuerda nº 4 Sz. 91.
LIGETI: Cuarteto de
cuerda nº 1 “Metamorfosis
nocturnas”. KURTÁG: 12
microludios para cuarteto de
cuerda op. 13. CUARTETO CASALS.
HARMONIA MUNDI HMC 902062.
DDD. 2009. 54’. N PN
H e oído por ahí que resulta
sorprendente que el Cuarteto
Casals grabe un disco que consista en un recital de estos tres
húngaros. No sé el porqué de
esa sorpresa. Es cierto que el
Casals surge en un medio
nacional como el nuestro que
es poco dado a las formaciones de cámara, pero una vez
dicho eso más vale olvidar las
nacionalidades, que son un
lastre para entender las cosas
si vamos más allá de señalar
un lugar de nacimiento. El
Cuarteto Casals se ha convertido en una de las formaciones
de referencia europeas y mundiales porque su repertorio tiene esa vocación, y porque su
nivel de preparación, exigencia y ejecución también lo tiene. Y no hay más que discutir.
Lo suyo es escuchar ese Bartók, que el Casals desgrana
Enrique Martínez Miura
BEETHOVEN:
Sinfonía nº 9 en re menor op.
125. SINEAD MULHERN, soprano;
CAROLIN MASUR, mezzo; DOMINIK
WORTIG, tenor; KONSTANTIN WOLFF,
bajo-barítono. CORO LES ÉLÉMENTS.
LA CHAMBRE PHILHARMONIQUE.
Director: EMMANUEL KRIVINE.
NAÏVE V5202 (Diverdi). 2008. 64’.
DDD. N PN
72
E mmanuel
Krivine nos
ofrece una
Novena más
bien decepcionante. Para
empezar, la
toma tiene una profundidad
espacial escasa, llegando a captar
el detalle pero encuadrándolo en
un ambiente de sequedad sonora. Esto, sumado al desequilibrio
orquestal que plantea la escasez
de efectivos en la cuerda aguda,
acaba dando como resultado una
plasmación pobre y deslucida.
Interpretativamente se percibe
una falta de emotividad que difícilmente resulta perdonable en
una obra tan medular y simbólica
como ésta. La manera anodina en
la que el discurso transcurre, privado del mínimo grado de imprevisibilidad que le aporte algo de
frescura, plantea los dos primeros movimientos como una mera
emisión de notas. En el Adagio,
la desafortunada decisión agógica de prescindir del matiz molto
y unificar el pulso según la indicación “negra=60” sólo consiguen neutralizar la variedad que
explícitamente pide la partitura y
reducir su hondura a un fraseo
insustancial. Por el contrario, en
el Presto la capacidad de impacto desaparece por completo,
disuelto por una velocidad atropellada. Dicho en pocas palabras, una de esas interpretaciones que llevan al oyente a la
confusión y al aburrimiento.
Los solistas vocales, por no
olvidar su valoración, alcanzan
resultados desiguales, desde el
buen rendimiento de Konstantin
Wolff hasta el empalago producido por el vibrato de Sinead
Mulhern. El coro, por su parte,
desempeña su tarea con rigor y
suficiencia.
En síntesis, un disco colorido
por fuera pero gris por dentro.
Juan García-Rico
con lo que podíamos llamar un
dramatismo medido. Lo medido es eso, el relato, el drama,
no tanto la tensión, que hay
que darla por supuesta una
vez que escuchamos las piezas
de los otros dos compositores.
La medida de la tensión, aunque acaso parezca curioso, se
hace más necesaria en las
miniaturas de Kurtág, incluso
en los episodios del Cuarteto
de Ligeti, precisamente porque
hay mucho en muy poco espacio (¿hay algo más weberniano?). En el Cuarteto de Bartók
el Casals se permite un paseo
por una zona peligrosa, por
decirlo así; y eso les obliga a
crear algo parecido al suspense. En Kurtág hay una descripción de zona desolada (¿tras la
batalla, tras la catástrofe?) y eso
mediante apuntes llenos de
sentido y sugerencia, sin relato. Y eso obliga a otra tipo de
prestación, acaso el del susurro, del mezzoforte hacia
gamas más bajas, pero con el
ademán de la violencia que se
resuelve sin estallar.
Nos preguntamos si en
este recital es la secuencia de
Kurtág la que informa las lecturas de los otros dos composi-
BEETHOVEN:
Conciertos para piano nº 4 en
sol mayor op. 58 y nº 5, en mi
bemol mayor op. 73. TILL FELLNER,
piano. SINFÓNICA DE MONTREAL.
Director: KENT NAGANO.
ECM 2114 (Diverdi). 2008. 73’. DDD.
N PN
E CM es un
sello con personalidad
definida. Es
algo que se
capta desde
el
primer
acercamiento a sus grabaciones.
Viene esto a colación de que
puede sorprender a algunos
encontrar hoy un Beethoven
como el de este disco. Se trata
de una visión planteada desde
postulados estéticos que no
nadan a favor de la corriente
mayoritaria de la vivacidad y el
vértigo, y he ahí su valentía.
Desde el inicio escuchamos
un Beethoven majestuoso en el
que la grandeza aflora sin pretensiones ficticias. La nobleza de ese
discurso de fraseo amplio, con su
necesaria atención al detalle, de
tempi serenos pero estables, de
flexibilidad rítmica que no rehúye
tores. En tal caso, para el
Casals no sería su Bartók el
que condicionara a los otros,
sino su Kurtág tocado el que
da luz a las otras dos lecturas.
No se trata de una secuencia
temporal, sino de un espíritu
que ilumina a tres partituras,
aunque a partir de una de
ellas. ¿O es una ilusión por
nuestra parte?
En fin, un disco excelente,
bello y con esa tensión que a
veces se disfraza de sosiego. Y
que tiene mucho que ver con
la desolación. Esta expresión y
estas ejecuciones indican que
esta formación, el Casals, que
cumple ahora trece años de
vida, ha alcanzado la plena
madurez como cuarteto.
Santiago Martín Bermúdez
echar mano del rubato cuando se
tercia, y de propensión a la generosidad en el pedal del solista no
es, precisamente, algo que hoy
marque estilo. Se podría decir
más bien que estamos ante una
especie de Beethoven a la antigua usanza, dicho en el mejor
sentido de la expresión. Podrá
gustar más o menos, pero su
puesta en escena tiene una coherencia irreprochable. No le busquemos mordacidad, que no la
tiene, siendo todo muy previsible.
Lo que sí hay es musicalidad, claridad de ideas y sencillez expositiva, de lo cual resultan dos lecturas elocuentes que se defienden
por sí mismas. Bien grabado, con
una elogiosa homogeneidad
entre solista, batuta y prestación
orquestal, no es el disco que tal
vez uno escogería como primera
opción pero sí uno al que apetece volver de cuando en cuando
para sosegar el espíritu.
Juan García-Rico
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BEETHOVEN-BUXTEHUDE
BERKELEY:
Trío para violín, trompa y piano
op. 44. Sonatina para flauta y
piano op. 13. Sonata para viola
op. 22. Quinteto para oboe,
clarinete, trompa, fagot y piano
op. 90. RAPHAEL TERRONI, piano;
SUSANNE STANZELEIT, violín; PATRICK
WILLIAMS, flauta; MORGAN GOFF,
viola. MIEMBROS DEL NEW LONDON
CHAMBER ENSEMBLE.
NAXOS 8.572288 (Ferysa). 2009. 77’.
DDD. N PE
L ennox Berkeley (19031989) es más
conocido
entre
nosotros
por
haber escrito
con Britten Mont-Juic que por
su obra sinfónica, vocal o camerística, que aparece un poco a
cuentagotas en Chandos o en
Naxos. Esta muestra de su música de cámara se abre con el
ambicioso Trío para violín,
trompa y piano que estrenaron,
en 1944, nada menos que
Manoug Parikian, Dennis Brain
y Colin Horsley y que hoy luce
todavía un muy interesante
Tema con variaciones como tercer tiempo, a veces bien pimpante gracias al violín. La Sonatina para flauta y piano (1939)
se alinea entre el neoclasicismo
y un Poulenc que hubiera atravesado en ferry el Canal de la
Mancha para un día de trabajo.
La Sonata para viola y piano
(1945) es obra tirando a áspera,
lo que se explica con la fecha
de composición, pero con un
movimiento lento que plantea
una especie de breve pero interesante dialéctica entre la necesidad de cantar y la dificultad
anímica para hacerlo. El Quinteto es de 1975 y resume la madurez a que llega el autor de todo
lo anterior que hemos escuchado. Se trata de una magnífica
página de música de cámara,
llena de sabiduría, de emociones y alegrías bien medidas, una
muestra de cuántos y diferentes
caminos se ha ido abriendo a sí
misma la creación del pasado
siglo. Impecables versiones.
Claire Vaquero Williams
BLISS:
Meditaciones sobre un tema de
John Blow. Variaciones
metamórficas. SINFÓNICA DE
BOURNEMOUTH. Director: DAVID
LLOYD-JONES.
NAXOS 8.572316 (Ferysa). 2009. 73’.
DDD. N PE
Arthur Bliss fue un compositor
de gustos conservadores, académico, bien situado en sociedad
—fue Maestro de Música
de la Reina—
y autor de
dos piezas
estupendas:
Adam Zero y
A Colour Symphony que Naxos
grabó en un disco memorable
dirigido por el mismo David
Lloyd-Jones que se hace cargo
de esta otra muestra de la manera de hacer del músico londinense. Las Meditaciones, estrenadas en 1965 y con cada una
de sus ocho partes precedida de
una cita de los Salmos, es una
reflexión sobre la pérdida, es el
dolor por lo que se ha ido, por
esa generación de creadores que
murió en las trincheras del continente durante la Primera Guerra
Mundial. Es música bien hecha
sin más, aunque muy bien
hecha en ocasiones. El primer
movimiento, con el velo sutil de
la percusión en su inicio hasta
que surgen un par de ideas más
triviales marca un poco el desarrollo del resto, entre la meditación de su título, el drama contenido, la alegría mínima, todo
sin sorpresas y sin demasiada
sustancia musical. Las Variaciones metamórficas son de 1972,
es decir, de tres años antes de la
muerte del compositor. Es obra
más abstracta, inspirada en la
pintura de su amigo George
Dannatt, que en algunas de sus
partes —Interjections, por ejemplo, que es un revoltillo bien
peculiar— no deja de sorprender, menos cordial que las Meditaciones pero más ocurrente
también y, al fin, más atractiva.
Muy buenas versiones de David
Lloyd-Jones que en nada deben
envidiar a las anteriores de Barry
Wordsworth (Argo y Nimbus).
Claire Vaquero Williams
BOCCHERINI:
Sonatas para violonchelo. LUIGI
PUXEDDU, violonchelo.
4 CD BRILLIANT 93784 (Cat Music).
2007-2008. 272’. DDD. N PE
E l italiano
Luigi Puxeddu, que ha
sido violonchelista principal de las
orquestas de
la Scala de Milán y la Fenice de
Venecia, así como de I Solisti
Veneti, conoce muy bien la
música de Boccherini y no hay
sino que leer sus excelentes
notas al disco para percatarse de
ello. Así, poco hay que reprochar a sus interpretaciones de
estas veintiséis sonatas para violonchelo conservadas en el Con-
Cuarteto Britten
COMO SU NOMBRE INDICA
BRITTEN: Cuartetos de
cuerda. CUARTETO BRITTEN.
BRILLIANT 9168 (Cat Music). 1990.
130’. DDD. R PE
Sueltos o completos, los Cuartetos de Britten se ofrecen a su
posible comprador —eso sí, si
tiene algo de zahorí— en múltiples y excelentes opciones.
Por referirnos sólo a la serie
completa, el Alberni (CRD), el
Endellion (EMI), el Sorrel
(Chandos), el Maggini (Naxos)
o el Belcea (EMI) garantizan
calidades de sobra para acceder a este corpus fundamental
en la música de cámara del
siglo XX. Todos incluían algún
complemento interesante. El
Sorrel, por ejemplo, el hasta
entonces nunca grabado Cuarteto en fa mayor, de 1928 y el
Endellion otras piezas de
cámara en un álbum triple de
la serie British Composers que,
al fin, era, por la extensión de
ese suplemento, el que salía
más a cuenta de todos, aunque
quizá, por calidad intrínseca de
su propuesta, fueran el Belcea
y el Maggini —también con
servatorio de Milán, históricamente informadas tal y como
parece ahora ser norma, si acaso
el que incida en sonoridades un
tanto secas de más que restan
belleza expansiva a las frases
más líricas y que, digámoslo
también, en no pocas ocasiones
pueden llegar a resultar incómodas para el oyente. Pero es evidente que imprime buen carácter a las obras, ahí están como
ejemplos el Allegro militare de la
Sonata en sol G. 5, el Affettuoso
de la Sonata en la G. 4 y el
Amoroso de la Sonata en mi
bemol G. 16, con un delicado
manejo del arco, un fraseo claramente belcantista (Andante de la
Sonata en do G. 7, Largo de la
Sonata en si bemol G. 565) y un
abundante uso de reguladores y
messe di voce, técnicas que aprovecha para modelar una expresividad directa y efusiva. El también chelista Federico Bracalente sigue la línea del bajo desde
un cauteloso segundo plano,
mientras que Franceso Lattuada
se incorpora con gran musicalidad a la Sonata para viola en do
menor G. 18, resolviendo un
Largo de bellos ecos dramáticos.
Lamentablemente, hay que
apuntar que la toma de sonido,
aun amplia y espaciosa, es
demasiado cercana, con lo que
interesantes complementos—
los más atractivos. Pero he
aquí que, licenciada de Collins
—de donde ha sabido sacar
petróleo Naxos— llega bajo el
sello Brilliant una de las grandes versiones de estas obras, la
del Cuarteto Britten, que está
soberbio, sobre todo, en los
cuartetos Segundo y Tercero.
Grabada hace veinte años,
aparecida en dos discos separadamente, fue recibida con
entusiasmo por la crítica. Incluye como bonus la Sinfonía
simple y el Cuarteto en re de
1931. Es tan buena como la
mejor —sea cual sea— y está
diciendo cómpreme.
Claire Vaquero Williams
oímos respirar al músico una y
otra vez allá donde tan sólo
deberíamos escuchar a Boccherini. No hay tampoco gran variedad en estas piezas, muchas de
ellas escritas cuando el compositor apenas se había estrenado
como tal, pero así son las cosas,
y aunque Luigi Puxeddu se
muestra capaz de hacer cosas
importantes quizás aquí no haya
podido llegar a brillar de verdad.
Asier Vallejo Ugarte
BUXTEHUDE:
Obras completas. Vol. 11.
Arias, conciertos y cantatas.
CORO Y ORQUESTA BARROCOS DE
ÁMSTERDAM. Director: TON KOOPMAN.
2 CD CHALLENGE CC72250 (Diverdi).
2006-2008. 131’. DDD. N PN
R ecogen
estos dos CDs
parte de la
obra menor
de Buxtehude,
piezas
ocasionales o
de celebración de modestas aspiraciones estéticas y en la mayoría
de los casos reducidos medios
vocales e instrumentales. Con
todo, no falta la brillantez, no sin
dosis epidérmicas, como en Gott
73
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I SI CS O
C O
S S
BUXTEHUDE-ECKERT
fähret auf mit Jauchzen
BuxWV33. Un tono ingenuo y
sencillo, una expresión fresca y
natural dan a estas piezas traducciones más que suficientes. Pero
también se produce algún que
otro pequeño tropiezo, caso del
rendimiento bastante deficiente
—desafinaciones incluidas en el
Aleluya— del tenor Jörg Dürmüller en Lobe den Herrn, meine
Seele BuxWV 71. Incluso los dos
violines que participan en Canite
Jesu nostro BuxWV 11 no terminan de empastar. Un tanto caída
igualmente la aproximación a
Erhalt uns, Herr, bei deinem Wort
BuxWV 27, un defecto que nunca
se hubiera pensado aplicable al
siempre enérgico Koopman. Pero
en general el tono festivo es adecuado y cuando se llega a una
música de más peso, la fuga de In
te, Domine speravi BuxWV 53, los
intérpretes responden a la altura
que esta serie acostumbra. Una
entrega menos interesante que las
otras, pero necesaria para completar la visión total de un proyecto ciertamente trascendente.
Enrique Martínez Miura
CAGNONI:
Re Lear. COSTANTINO FINUCCI (Re
Lear), SERENA DAOLIO (Cordelia),
EUFEMIA TUFANO (Regana), MARIA
LEONE (Gonerilla), RASHA TALAAT (Il
Matto), DANILO FORMAGGIA (Edgaro).
ORQUESTA INTERNACIONAL DE ITALIA.
CORO DE CÁMARA DE BRATISLAVA.
Director: MASSIMILIANO CALDI.
DYNAMIC CDS 648/1.2 (Diverdi). 2009.
129’. DDD. N PN
74
Antonio Cagnoni ha pasado en poco
tiempo de ser
un compositor desconocido en el
mundo del disco, a su descubrimiento primero con Don Bucefalo, su tercera ópera, estrenada en
1847, que salió al mercado
recientemente (SCHERZO nº
248), y ahora con su última obra,
Re Lear, que subió a los escenarios por primera vez en 1883. Se
trata de dos composiciones no
sólo separadas por el tiempo,
sino también por el enfoque de
carácter bufo la primera, un
argumento tenso esta última, que
tentó a Verdi, sin resultados.
Cagnoni afronta el reto con profesionalidad y muestra las reacciones del monarca ante sus
hijas, desde el orgullo y rechazo
inicial a la realidad final. La obra,
sin ser genial, tiene momentos
muy inspirados, especialmente el
bello dúo y la escena de Il Matto
del segundo acto o la inspirada
introducción o la escena de Lear,
Thomas Zehetmair
BRITTEN CON RESERVAS
BRITTEN: Les Illuminations
(con tres canciones
adicionales orquestadas por
Colin Matthews). Rondo
concertante. In memorian
Dennis Brain (realización de
Colin Matthews). Fragmento
sin título. Variaciones.
Movimientos para un
Concierto para clarinete
(realización de Colin
Matthews). SANDRINE PIAU,
soprano; ROLF HIND, piano;
MICHAEL THOMPSON, RICHARD
WATKINS, PETER FRANCOMB, CHRIS
GRIFFITHS, trompas; MICHAEL
COLLINS, clarinete. NORTHERN
SINFONIA. Director: THOMAS
ZEHETMAIR.
NMC D140 (Diverdi). 2009. 78’. DDD.
N PN
Bajo el título Unknown Britten
—Britten desconocido— este
disco reúne fragmentos inacabados o descartados de la producción de Benjamin Britten, lo
que le hace enormemente interesante desde el punto de vista
de lo que puede significar recuperar papeles inéditos de un
creador y comprobar qué aportan a lo que de él conocemos,
la pertinencia o no de su marginación voluntaria. En ese sentido, el empeño puramente
musicológico de Colin Matthews —que conoce bien el
legado britteniano— va más
del tercero. El papel protagonista
está a cargo de Costantino Finucci, con una línea correcta, pero al
que le falta un cierto empaque y
fuerza para expresar sus sentimientos, mientras que Susana
Daolio, con una voz no especialmente bella, consigue dar credibilidad y seguridad a Cordelia y
Danilo Formaggia es un intenso
Edgardo, Rasha Talaat está brillante como Il Matto, completando el reparto la corrección de
Eufemia Tufano, con una dirección cohesionada y con ciertos
contrastes de Massimiliano Caldi.
Albert Vilardell
CHAIKOVSKI:
Fantasía-obertura Romeo y
Julieta. Serenata para cuerdas
op. 48. Francesca da Rimini op.
32. EWALD: Quintetos para
metales nºs 1 y 2. ORQUESTA DE
FILADELFIA. Director: CHRISTOPH
ESCHENBACH.
2 CD ONDINE ODE 1150-2D (Diverdi).
2008. 115’. DDD. N PN
allá. Matthews orquesta tres
canciones que, igualmente
basadas en textos de Rimbaud,
Britten esbozó y no incluyó en
Les Illuminations; construye un
Concierto para clarinete a partir
de lo que queda de un primer
movimiento que no pasó de un
apunte mientras utiliza para el
segundo fragmentos de la
Mazurka elegíaca para dos pianos y, para el tercero, lo que
sobrevivió a un proyecto de
Sonata para orquesta; y completa In Memoriam Dennis
Brain —para cuatro trompas y
orquesta—, un homenaje al
gran trompa británico que
comenzó en 1958 y quedó
inacabado. Quiere decirse que
si en las obras citadas todo es
música de Britten, éste no las
compuso como tales —en el
caso del Concierto para clarinete Matthews apela al pretexto
de que los materiales utilizados
están en la línea de lo que el
compositor seguramente hubiera hecho, argumento siempre
delicado—, lo que conviene
que sepa el posible comprador.
Un comprador, dicho sea de
paso, al que si le interesa el
autor de Peter Grimes le fascinará este disco que contiene,
entre lo citado, un espléndido
trabajo de Matthews en las canciones descartadas —bellísima
la titulada Aube. Vayamos al
La factura
edulcorada
de
ciertas
páginas de
Chaikovski
puede ganar
interés con
realizaciones parcas en emociones que neutralicen el almíbar. O
no, según se mire. Para quienes
opinen que sí, Eschenbach es su
hombre: preciso, directo y eficaz.
El alemán tiene su corazoncito,
desde luego, pero se lo guarda
muy mucho y éste no era el día
de sacarlo a pasear. En cuanto a
la orquesta, pocas —por no decir
ninguna— disponen de una cuerda que pueda traducir con mayor
belleza páginas como la Serenata.
El empaste de esos arcos es seda,
con un timbre tan aterciopelado
que, de puro bonito, da grima. Le
falta, para convertirse en la referencia de esta pieza, la pizca de
fantasía que le permita levantar el
resto. El Fragmento sin título —
para orquesta de cuerdas— y el
Rondo concertante —para piano y orquesta de cuerdas— son
de 1930, están probablemente
incompletas y nunca fueron
publicadas. Es este un Britten
todavía juvenil pero ya con
algún rasgo muy interesante,
como lo demuestra el estupendo Lento del Rondo. Las Variaciones para piano son de 1965
y Britten deja de escribir al llegar a la sexta. Es una lástima
que no acabara la obra pues de
estos inéditos es, con las canciones, probablemente lo más
interesante. A esta suma de
retales les une un hilo nada
desdeñable, que es la buena
interpretación. Sandrine Piau y
Thomas Zehetmair ofrecen una
gran versión de Les Illuminations, a considerar desde ahora
entre las mejores.
Claire Vaquero Williams
vuelo. Esa misma falta de aliento
podríamos achacársela a la traducción de Romeo y Julieta,
manufacturada con mimo pero
sin asomo de emotividad. Va la
cosa en gustos, por supuesto,
como decíamos arriba, pero si lo
que toca es ponerse sentimentales, al negarnos sólo conseguimos
quedamos un poco en fuera de
juego. El segundo disco nos deja
una lectura de Francesca da Rimini que peca de un dramatismo
distante que resulta acartonado y
poco verosímil. Como complemento, se ofrecen los dos Quintetos para metales de Victor Ewald,
interpretados con aplicación por
solistas extraídos de la orquesta.
Se trata de dos piezas de poca
sustancia, agradables como curiosidad pero sin trascendencia más
allá del mero retratismo de postal
decimonónica.
Juan García-Rico
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BUXTEHUDE-ECKERT
CHARLES:
Elapsed Memories. Double
Variations. Effigies II. SINFÓNICA
DE BARCELONA Y NACIONAL DE
CATALUÑA. Director: JAIME MARTÍN.
TRITÓ TD 0067 (Diverdi). 2009. 58’.
DDD. N PN
Para el creador puede ser
importante, y
de
hecho
muchas veces
lo es, el punto de partida,
la motivación o el tirón de la
musa correspondiente a la hora
de poner en marcha una obra en
el pentagrama. Para el oyente,
sin embargo, lo que importa es
el resultado sonoro que tiene
ante él y las sensaciones que le
produce. Se nos dice que en
Agustí Charles (Manresa, 1960)
hemos de atender a su construcción musical a partir de imágenes que va reflejando a modo de
grandes mosaicos de color.
Compartimos esta idea y añadimos que al compositor catalán,
que define parte de su experiencia compositiva como autodidacta, le importa mucho hacerse
entender por el destinatario de
sus creaciones. Es decir, le
importa no aburrir ni ser rechazado de antemano. Le interesa
cautivar al oyente a través de los
efectos de su instrumentación,
plena de colorido y de juegos
tímbricos, un magma en continua evolución que envuelve y
golpea. En las tres composiciones que reúne este CD, en
mayor medida en las dos primeras, el autor busca —y consigue— provocar en el escucha
grandes sugerencias emocionales mediante un hábil juego
orquestal, en el que la percusión
tiene su papel importante y donde la medida inclusión del ritmo
sirve para dar equilibrio a la forma en su conjunto. Sea Elapsed
Memories (dedicada por el autor
a la memoria de su padre), Double Variations (sobre dos temas
previos, uno de Haydn y otro de
Bach) o Effigies II (estimulada
por algún cuadro de un gran
pintor), lo que el oyente percibe
es una música enormemente
atractiva, sugerente, retablo de
armonías, timbres, ritmos y colores que logran remover las
entretelas del aficionado y transmite y provoca un mundo de
intensas conmociones afectivas.
La Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya
da lo mejor de sí misma bajo la
dirección de Jaime Martín, con
momentos de gran brillantez y,
en general, con fresco dominio
del programa.
José Guerrero Martín
Howard Shelley
SHELLEY, INAGOTABLE Y PROPICIO
CLEMENTI: Sonatas para
piano opp. 34, 36, 37 y 46.
HOWARD SHELLEY, piano.
2 CD HYPERION CDA 67814
(Harmonia Mundi). 2009. 145’. DDD.
N PN
Con sonido brillante y espíritu
fresco y atrevido llega el quinto
volumen de la integral de las
sonatas para piano de Clementi
con un Howard Shelley totalmente imbuido de soltura y
libertad de expresión. Este
volumen contiene las archifamosas Sonatas progresivas op.
36, por las cuales han pasado
la mayoría de aprendices de
piano de nuestro país (por no
decir todos) y que bien seguro
colmarán las expectativas de
DUFOURT:
L’Afrique d’après Tiepolo. L’Asie
d’après Tiepolo. ENSEMBLE RECHERCHE.
KAIROS 0013142KAI (Diverdi). 2009.
45’. DDD. N PN
Siendo, en
sus inicios, el
teórico del
grupo de los
compositores
espectralistas,
H u g u e s
Dufourt (n. 1943) no se ha especializado, como sus colegas, en el
trabajo microscópico del sonido,
sino que ha abierto la paleta instrumental a fuentes que parecen
contrarias a aquellos fundamentos, como el sentido de expansión tonal caro a Sibelius, presente en todo el vasto ciclo para
orquesta Les hivers: concentración
casi obsesiva del material en una
dimensión armónica unitaria, discurso planteado como un flujo en
transformación lenta y continua,
en donde el timbre es uno de los
elementos constitutivos y que
desemboca en una suerte de estado vibratorio suspendido en el
tiempo. Esa suspensión del devenir temporal es lo que hace especialmente atrayente a la primera
de las dos piezas que componen
el programa propuesto por Kairos
(de duración total muy escasa,
sólo 45 minutos), L’Afrique d’après Tiepolo, de 2006, para piano
principal y ensemble. Dufourt
condensa los planteamientos de
Les hivers, haciendo que el material esta vez se concentre en
secuencias repetitivas, solamente
modificadas por las apariciones
casi metronómicas del piano, lo
que da un esquema de serenidad
instrumental muy emparentado
sus mejores conocedores. El
intérprete exhibe en los dos
discos delicadeza y prestancia,
agilidad y un concepto dinámico de las obras. Obsérvese la
rapidez por ejemplo de articulación o su fraseo meticulosamente desgranado sin perder
nunca la línea melódica: este es
un Clementi dispuesto y eficiente, que transmite sólidamente fuerza y riqueza expresiva. Porque el pianista huye del
mecanismo como eje transmisor e incorpora un virtuosismo
basado en una musicalidad diáfana y transparente, llena de
prestancia y sabedora de que
las destrezas van unidas a la
intención transmisora. El Clementi de Shelley es versátil y
con el practicado por Morton
Feldman. Esta obsesión de
Dufourt por la pintura viene de
los tiempos en que transcribiera
para la orquesta las ideas plásticas de Pollock y, por supuesto,
ya en Les hivers, se inspirara en
los cuadros de Poussin o Rembrandt. La verdad es que si no se
incluyeran en el libreto (de lectura muy útil, sobre todo por el formidable análisis de Martin Kaltenecker) las resonancias que
encuentra el músico en las pinturas de Tiepolo, muy difícil sería,
solamente con la escucha, relacionar ambos mundos. El segundo de los temas, L’Asie d’après
Tiepolo, de 2009, para ensemble,
viene a confirmar que el arsenal
instrumental de Dufourt se ha
reducido, pero no las facultades
expresivas de su paleta; de
hecho, esta pieza transmite
mucha más densidad sonora que
todo el ciclo de Les hivers. Es interesante observar la fecha de composición, pues el año anterior a
esta obra, 2008, Dufourt estrenaría el cuarteto Dawn flight, en el
que la normal repetición de
secuencias estáticas de Dufourt
se ve convulsionada por imprevistas explosiones sonoras. Ahí,
en la multiplicidad de fuentes
sonoras radica lo más interesante
de L’Asie d’après Tiepolo, donde
el autor trata de comentar el cuadro de Tiepolo insertando un
arsenal de percusión de gran
exotismo. Sin embargo, las dos
partes diferenciadas de la pieza y
el tono mecánico de muchas de
las sonoridades se sostienen
sobre una rigidez excesiva. La
obra es muy predecible.
Francisco Ramos
sin limitaciones interpretativas,
luminoso y delicado; mantiene
el nivel de las anteriores ocasiones, que como ya venimos
afirmando desde el principio es
espectacularmente lúcido y
equilibradamente refinado.
Emili Blasco
ECKERT:
Studie über Nelly Sachs. Vom
Innen-Körnung. Nen VII.
Schächte-les nuages d’automne.
Klangräume II. Feld 3. wie
Wolken um die Zeiten legt.
Fäden. ENSEMBLE REFLEXION K.
NEOS 10811 (Diverdi). 2008. 78’. DDD.
N PN
Salvo
la
segunda de las
piezas del presente disco,
Vom InnenKörnung, en
la que la viola
solista se enreda en un discurso
de claro tono virtuosístico, el resto del programa, es decir, las siete
piezas para conjunto instrumental
contenidas en este CD dedicado a
Gerald Eckert (n. 1960), responden a una estética dominada por
el mínimo gesto y la potenciación
del silencio, del sonido musitado
y la filigrana instrumental. Eckert
sorprende, pues, en un programa
que se desmarca de esta habitual
forma de encarar el sonido en la
modernidad, donde se está más
cerca de lo no-dicho que de la
frase contundente. Eckert no
fuerza el timbre de los instrumentos, ni les aporta ese temblor tan
típico de un Sciarrino, ni los
envuelve de un aura que roza el
misticismo, como ocurre en Sánchez-Verdú. Eckert mantiene un
trato artesanal y de ahí surge una
música que, aunque juega con la
expresión mínima y con los silencios, nunca asistimos a un discurso de tipo nihilista (Feldman) o
rupturista (Lachenmann). Todo
parte de una extraña y bien sedimentada unión con el grupo instrumental que pone en pie este
75
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D D
I SI CS O
C O
S S
ECKERT-GIUSTINI DA PISTOIA
ciclo de obras de pequeño formato, compuestas entre 1996 y
2008, el ensemble reflexion K
(escrito sin mayúsculas). Sabemos, por las notas del cuadernillo, que Eckert reside actualmente
en una localidad del norte de
Alemania, Eckernförde. Allí participa como chelista, desde 2001,
del grupo reflexion K y organiza,
siempre con este conjunto, algunos ciclos de nueva música (Provinzlärm, Chriffren). El resultado
de todo ello es una música, que,
a pesar de las similitudes apuntadas con otras propuestas de la
modernidad, vuela libre, sin ataduras. Es por eso que este tono
artesanal, en efecto, que exhibe
Eckert atrae poderosamente la
atención en un programa estudiado hasta el último detalle y
que es interesante escuchar por
el mismo orden en que aparecen
en el registro, pues se observará
un camino hacia una austeridad
y un despojamiento crecientes a
medida que se suceden las piezas. Las dos primeras obras no
son las más logradas, por cuanto
Studie über Nelly Sachs, con
demasiada presencia de una
línea de voz de soprano que no
acaba de ajustarse al material
instrumental, y la citada Vom
Innen-Körnung, poco afortunada recreación de una viola
monocroma, parecen, en realidad, preparar el terreno hacia
esta manera tan personal de dialogar con los timbres de arpa,
leves percusiones, flauta o acordeón, que forman las obras restantes, mereciendo realmente la
pena detenerse en las dos últimas, wie Wolken um die Zeiten
legt y Fäden, pequeñas perlas
de un trabajo esencialmente
miniaturista.
Cuarteto Emerson
EL MEJOR DVORÁK
DVORÁK: Cuartetos
de cuerda nºs 10, 11,
13 y 14 opp. 51, 61,
106 y 105. Cipreses. Quinteto
de cuerda op. 97
“Americano”. CUARTETO
EMERSON. PAUL NEUBAUER, viola.
3 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON
477 8765 (Universal). 206’. 20082009. DDD. N PN
El espléndido conjunto estadounidense ofrece en este álbum un
panorama muy completo del
mejor Dvorák para cuarteto de
cuerda, que sin necesidad de
forzar mucho las cosas podríamos ponderar como el mejor
Dvorák. Falta el Cuarteto “Americano”, grabado hace años por
el Emerson, y se añade el Quinteto también “Americano”, con
el refuerzo de Paul Neubauer
como viola. También se incluye
la secuencia de Cipreses B. 152,
doce piezas breves, a veces
miniaturas, que proceden de la
serie vocal del mismo título, de
una época muy juvenil.
Enfrentarse al último Dvorák para cuarteto tiene algo de
desafío, pero es probable que
tenga sobre todo algo de tensamente placentero, por decirlo de
alguna manera, no me es posible acercarme más. El desafío
viene de lo que hay ya grabado
de este repertorio. El placer viene de la belleza de estas obras;
la tensión, de cómo dar esa
belleza sin que parezca que
aquello cuesta mucho. Hay
músicos que no escuchan las
grabaciones de sus colegas,
aunque hay que dudar de sus
palabras cuando sugieren que
ni siquiera las tienen en cuenta.
Lo primero es un error, a nuestro juicio, un desdén creemos
que fingido con respecto a la
música grabada. Lo segundo es
un imposible: podemos creer
que no los escuches, pero no
que actúes como si ignoraras
que existen esos registros. El
Emerson dedica estas grabaciones “al Cuarteto Guarneri —y a
la memoria de su violonchelista
fundador, David Soyer (19232010)—, cuyas interpretaciones
y grabación de Dvorák nos han
informado e inspirado durantes
años”. Si tenemos en cuenta
que el Emerson es uno de los
mejores cuartetos del mundo en
estos momentos, comprendemos lo que esto significa. No es
la fonografía un mal menor al
que hay que plegarse, sino un
bien necesario que permite llegar a todas partes, y no sólo
seguir una tradición, sino también trascenderla.
A nadie le sorprenderá que
califiquemos este álbum de
extraordinario. Como muestra,
prueben con los movimientos
que cierran los Cuartetos nºs 13
y 14, sol mayor o la bemol, los
últimos de la serie. Esas lecturas
densas y que no por ello carecen de un toque de ligereza
muestran el tipo de equilibrio
que se acerca al ideal del mundo de Dvorák, visto con perspectiva: el canto y la danza no
son obstáculo para la expresión
dramática o grave, pero no
dejan nunca de ser, sobre todo,
canto y danza. Hágase esto
extensivo al Finale del Quinteto
op. 97. Del que destacaríamos
además el Larghetto, uno de
esos movimientos lentos ricos
en tensión, que de repente se
ponen a bailar, y que en conjunto es una de las páginas más
bellas y mejor interpretadas de
este álbum. Por otro lado, el
Emerson comprende que los
Cipreses son páginas que Dvorák ha tratado como contemporáneas del Trío op. 74 y del
Quinteto con piano op. 81 (no
cualquier cosa), aunque sea
reconocible la línea de 1865. Y,
como en otras ocasiones, terminamos por el principio: el primer disco, con los Cuartetos nºs
10 y 11, son de una belleza
igual de poderosa, porque este
álbum no tiene desperdicio.
Aunque se eche de menos el
muy conocido Duodécimo
Cuarteto, “Americano”. Lo
dicho: el mejor Dvorák por uno
de los mejores cuartetos posibles de hoy.
Santiago Martín Bermúdez
Francisco Ramos
ELGAR:
Canciones completas para voz
y piano. Vol. 2. AMANDA
ROOCROFT, soprano; KONRAD JARNOT,
barítono; REINILD MEES, piano.
CHANNEL CCS SA 28610 (Harmonia
Mundi). 2009. 66’. DDD. N PN
H asta cierto
76
p u n t o
muchas de
estas canciones forman
parte de lo
que llamaríamos la marginalia en la música
de Elgar. Como sucede con su
producción para piano no son
eslabones esenciales para comprender su arte a primera vista
—quizá interesen más las obras
corales— y lo mejor de todas
ellas, las Sea Pictures —reunidas en el primer volumen de
esta serie— han ganado la posteridad en su versión con acompañamiento orquestal. Esta
segunda entrega posee las mismas virtudes de la primera, lo
apetecible de ir descubriendo
rarezas que tienen que ver además muy claramente —desde
su circunstancia hasta su realización— con el crecimiento de
la obra de su autor, con eso
que supera la pura cronología.
Algunas muy inglesas, cuando
la balada pide su lugar en la
canción de arte, y sin encontrar,
salvo alguna excepción, ningún
gran nombre de la historia de la
literatura entre los autores de
los textos escogidos. Amanda
Roocroft y Konrad Jarnot vuelven a ser los intérpretes solventes del primer tomo acompañados igualmente con la misma
eficacia de entonces por Reinild
Mees. La verdad es que si dis-
frutaron con aquél no hay
razón para no hacer lo propio
con éste.
Claire Vaquero Williams
FIORENZA:
Conciertos para flauta dulce.
COLLEGIUM PRO MUSICA. Flauta y
director: STEFANO BAGLIANO.
BRILLIANT 93956 (Cat Music). 2208.
57’. DDD. N PE
C uatro conciertos para la
flauta dulce
de Niccolo
Fiorenza
(1700?-1764)
y uno de Giovanni Battista Mele (1694/1701?d.1752) muestran la brillantez del
estilo que se cultivaba en Nápoles durante el periodo tardoba-
rroco. Son conciertos en los cuatro típicos movimientos corellianos (lento-rápido-lento-rápido)
con diferentes texturas orquestales (tres o dos violines con
bajo continuo, salvo en el caso
del Concierto en do menor de
Fiorenza, que añade una viola a
los 3 violines y el bajo). Las
interpretaciones de Stefano
Bagliano y el Collegium Pro
Musica, con un instrumento por
parte en el acompañamiento,
enfatizan los perfiles dramáticos
de las obras, las sonoridades
contrastadas (la oscuridad de
los graves frente al brillo del
solista, que parece penetrarlos
como el rayo de luz que se filtrase por una vidriera gótica),
las articulaciones claras y los
acentos bien marcados. Obras
no muy grabadas. Interesante.
Pablo J. Vayón
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ECKERT-GIUSTINI DA PISTOIA
FONTBONA:
La nit del orígens. EDUARD
FONTBONA, piano.
EDICIONS ALBERT MORALEDA 0213
(Gaudisc). 2008. 50’. DDD. N PN
C on Einaudi
y
Satie,
hados que
mecieron su
cuna, Eduard
Fontbona
vive en la
noche, La nit del orígens, dice
el compositor, y las nubes,
nubes lentas sobre el delta fangoso del Ebro cuando el río es
más amplio que el mar, Cumulonimbus, nubes negras como
las Cejas en Tortosa… Fontbona compone y toca una música
que se repite como el cielo de
nubes sobre un mar, una música que cambia como las nubes
negras sobre el mar desierto
que la noche se lleva… “la nit
m’emporta” dice el intérprete,
nubes Blauverd como la bruma
del alba…
…Fontbona, acaso con la
Rosacruz, acaso con Merce y
Cage, aprendió a bailar para
una lluvia alegre, golpeando
con sus pies descalzos la tierra
ora seca, ora mojada y aprendió así el gesto de la felicidad.
la mano delante de la frente,
aprendió también otros gestos,
otros doigtés, de la danza serena, manos abiertas pulgares
enganchados, dedos temblando… Y cuando, a veces, nieva
en su disco, los copos se persiguen al compás de un canon…
El compositor intérprete
parece viajar en balsa por esos
países misteriosos en los que la
selva ha invadido los palacios y
donde flota un olor de hoguera, viaja hasta este lugar que
llama Amazones, hasta el final
de la zona, el final de la mugre,
el final de la miseria, y anda
hasta la tierra de nadie plantada de filaos, y el río sigue murmurando, y el intérprete compositor sigue andando, creo, a
lo largo de una banda de arena
fosforescente…
Pierre Élie Mamou
GIUSTINI DA PISTOIA:
12 Sonatas. ANDREA COEN,
fortepiano.
3 CD BRILLIANT 94021 (Cat Music).
2009. 176’. DDD. N PE
Las 12 Sonate da cimbalo
di piano e
forte detto
volgarmente
di martelletti
op. 1 publicadas en Florencia en 1732 por
Sol Gabetta, Mario Venzago
LLEGA PARA QUEDARSE
ELGAR: Concierto
para violonchelo y
orquesta en mi menor
op. 85. Sospiri. Salut d’amour.
La capricieuse. Obras de
Dvorák, Respighi y Vasks. SOL
GABETTA, violonchelo. ORQUESTA
DE LA RADIO NACIONAL DANESA.
Director: MARIO VENZAGO.
2 CD RCA 88697630812 (Sony-BMG).
2009. 79’. DDD. N PM
Cualquiera que se acerque a
un estudio de grabación con el
Concierto de Elgar bajo el brazo
deberá enfrentarse a una partitura maravillosa y a un fantasma cuasi puro, el de Jacqueline
Du Pré. Con estos antecedentes, y a pesar de todo, hay un
grupo de chelistas que lo han
sabido hacer divinamente y por
ejemplo, tras la grandísima,
Peter Wispelwey. Ahora le toca
arriesgarse a la argentino-suiza
Sol Gabetta que, además, también es mujer, con lo que la
comparación pudiera ser aún
más palmaria para espíritus
algo pusilánimes. Ningún pro-
blema. Desde su entrada se
comprueba que está dispuesta
a reclamar su sitio con las mejores credenciales. Su sonido es
ancho y bello, su ataque eficaz
y expresivo y su línea siempre
firme. El suizo Mario Venzago,
que, tras su paso por Indianápolis, andaba últimamente
como desaparecido, la acompaña con impulso, con generosidad y con un sentido muy elgariano. Los dos se complementan perfectamente desde el inicio y negocian con mucha inteligencia un tiempo final pimpante y luminoso cuando procede —y a su manera eso también puede ser Elgar. Así, pues,
una versión con personalidad,
directa y sin complejos que se
suma a la de Wispelwey como
referencia moderna. La señora
Gabetta llegó a Elgar para quedarse. Los complementos están
muy bien elegidos en la parte
elgariana —un Sospiri antológico, entre ellos, y un Salut d’amour como de banda sonora
rancia o de banda sin más pero
por eso muy natural. En la
otra, que nos lleva por vericuetos bien distintos, aparece desde la calidez dvorakiana a la
cantabilidad meridional de
Respighi. En disco de regalo se
ofrece El libro, toda una pieza
de bravura del letón Peteris
Vasks, quien explica en las
notas al programa cómo se
refleja en ella la existencia del
llamado telón de acero. En
resumen: un Elgar de referencia que consagra a una violonchelista más allá de su buena
presencia.
Claire Vaquero Williams
Christophe Rousset
TESORO EN MÚSICA E INSTRUMENTO
FROBERGER: Suites
II en re menor, VII en
mi menor, VIII en la
mayor, IX en sol menor, X en
la menor y XII en do mayor.
CHRISTOPHE ROUSSET, clave.
AMBROISIE AM 148 (Diverdi). 2009.
65’. DDD. N PN
E l instrumento que sirve la
música de este disco está considerado, con buena razón
“Tesoro de Francia”, y constituye una de las joyas de la
colección del Museo de la
Música de París. Es una belleza en cuanto a sonido, obra
del constructor flamenco
Ioannes Couchet (considerado el heredero de la dinastía
Ruckers), que fue posteriormente ampliado en su tesitura
—y para adaptar un segundo
teclado— en Francia en 1701.
Lo es también en cuanto a la
suntuosa decoración que hoy
presenta, y se encuentra en
perfecto estado de utilización
tras la restauración por David
Ley. Es la segunda vez que
Rousset emplea este clave
para la música de Froberger
(lo hizo ya, con obras diferentes, para Harmonia Mundi en
1991). La sonoridad dulce
pero con cuerpo, bien resonante y grata, se antoja perfecta para esta música magistral de Froberger, que Rousset
desgrana con tanta fantasía
como elegancia y refinamiento (qué belleza la larga Allemande que abre la Suite VII,
donde la nostalgia y el carácter de casi libre fantasía se
funden en una interpretación
sobresaliente), sin perder de
vista el impacto danzable
(Gigue de la misma obra,
donde emplea de forma inteligente el registro de 4’, la
hermosísima Courante de la
Suite X, de acertadísimo dibujo rítmico). Con mucha libertad y fantasía, y con una emocionantísima
melancolía,
Rousset lleva a cabo una
estremecedora traducción del
famoso Lamento por la muerte de Fernando IV, que abre la
Suite XII. Más serena e interiorizada (algo en lo que el
francés ha ganado con los
años) que la más austera (y
algo menos reposada) de Van
Asperen (Aeolus), que también dispone de un estupendo instrumento (Ruckers,
1640). El holandés es, en
general, más vivo y contundente; el francés, más sutil y
refinado. Ambos ofrecen
interpretaciones sobresalientes, pero la de Rousset, con el
magnífico sonido del clave de
Couchet,
admirablemente
captado por Ambroisie, es de
las que vale la pena no perderse. En este disco, música e
instrumento son un verdadero
tesoro. La interpretación no le
va a la zaga.
Rafael Ortega Basagoiti
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GIUSTINI DA PISTOIA-HAYDN
Lodovico Giustini da Pistoia
(1685-1743), un contemporáneo estricto de Bach, forman la
primera colección de la historia
en la que aparece explícitamente citado el piano, para el
que el compositor pensó específicamente algunos detalles
dinámicos, de dulces pianissimi a contundentes fortes. En
esencia, las obras son sonatas
de esquema corelliano en cuatro o cinco movimientos, aunque en un estilo cercano al
galante, en el que domina la
melodía, escasea el contrapunto y las armonías son claras y
limpias, aunque no faltan
modulaciones ricas y variadas.
En una copia de un Cristofori de 1726 Andrea Coen ofrece unas muy cuidadas interpretaciones de carácter recogido e intimista. El instrumento
tiene un sonido delicado,
obviamente sin grandes posibilidades aún para los contrastes, pero Coen sabe explotarlas al máximo con un toque
nítido y un fraseo elegante y
cuajado de detalles, en el que
los números rápidos suenan
siempre con la claridad y precisión necesarias y los lentos,
relajados, flexibles y expresivos. Muy interesante.
Pablo J. Vayón
Marco Longhini
BUEN COMIENZO
GESUALDO: Libro I de
madrigales. DELITIÆ MUSICÆ.
Director: MARCO LONGHINI.
NAXOS 8.570548 (Ferysa). 2007. 56’.
DDD. N PE
Aunque hay excelentes grabaciones de algunos de los libros
de madrigales de Carlo Gesualdo, entre las que destacan las
correspondientes a los libros IV
y V efectuadas por el conjunto
La Venexiana de Claudio Cavina, tan sólo se dispone hasta el
momento de una integral discográfica de los seis libros que
decidió editar el Principe di
Venosa, la llevada a cabo por el
Kassiopeia Quintet para el sello
Globe. Emprende ahora Naxos
una nueva integral comenzando por el Libro I, así que bienvenido sea este Monumentum
pro Gesualdo, siguiendo el título de Stravinski.
Los cuatro primeros libros
fueron publicados en Ferrara,
durante la estancia de Gesualdo
en la refinadísima corte ferraresa y el estilo que los distingue,
particularmente el del primero,
se inscribe más dentro de este
ámbito de refinamiento que en
el del mundo de audacias armónicas y cromáticas que caracterizan los dos últimos ejemplares,
ya editados en Venecia. Ello no
es óbice para que puedan
encontrarse las curiosas stravaganze que desde el primer
momento caracterizan la obra
de este singular genio musical,
que quizás no tenga parangón
en la historia de la música, posiblemente porque en ningún
otro se encuentra una mezcla
tan explosiva de capacidad creativa, probable desequilibrio
psíquico relacionado con el tan
conocido doble asesinato y privilegiada situación social para
poder hacer lo que le venía en
gana.
Giovanni Battista Guarini y
Torquato Tasso son los principales poetas que sustentan los
madrigales del Libro I. Destacan en él cuatro madrigales
divididos en dos partes, Baci
soavi e cari y Tirsi morir volea
de Gaurini y Mentre madonna
y Felice primavera de Tasso,
pero todo el libro es sumamente notable. Interesante
resulta compararlo con los primeros libros de una personalidad tan opuesta como la de su
coetáneo Monteverdi.
El conjunto vocal Delitiæ
Musicæ, al que se añade un
discreto clave en tres de los
madrigales, está formado por
voces masculinas de bien diferenciada tesitura vocal y son
todos italianos. Dominio del
estilo y transparencia son sus
características, bajo la dirección
de Marco Longhini. Textos originales con su traducción
inglesa y el precio de Naxos.
Estupendo comienzo, que confiamos llegue hasta el final.
José Luis Fernández
Hervé Niquet
UNA REVELACIÓN
GRÉTRY:
Andromaque. KARINE
DESHAYES (Andromaque),
MARIA RICCARDA WESSELING
(Hermione), SÉBASTIEN GUÈZE
(Pyrrhus), TASSIS CHRISTOYANNIS
(Oreste). LE CONCERT SPIRITUEL. LES
CHANTRES DU CENTRE DE MUSIQUE
BAROQUE DE VERSAILLES. Director:
HERVÉ NIQUET.
2 CD GLOSSA GCD 921620 (Diverd).
2009. 89’. DDD. N PN
El teatro de Racine impregna
fuertemente la ópera seria del
barroco e inspira directamente
no pocas obras. Su inclinación
por la verbosidad parece
influir, de hecho, en la ramificación de los recitativos. Esta
Andromaque, que cuenta con
un libreto de Pitra sobre la tragedia homónima raciniana, se
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caracteriza —al menos tal
como aquí se ha editado—
por su concisión extrema. Por
la fecha, 1780, es ya un producto híbrido, con resabios
barroquizantes y rasgos rococós o clásicos. Estamos ante
todo un descubrimiento, no
ya como curiosidad histórica
en vísperas de la Revolución,
sino por sus valores musicales
intrínsecos. Grétry colorea con
musicalidad e imaginación el
tenso diálogo de procedencia
raciniana —bien que tamizado
por el arreglista— y se muestra sumamente personal en el
tratamiento de los recitativos
acompañados, en ausencia
total de los secos. Aunque tiene que hacer algunas concesiones a las modas del
momento, lo que sobre todo
ocurre con los impertinentes
bailes —bien que hermosamente resueltos por Niquet—
del acto tercero que parten por
completo la acción, lo soluciona lo mejor que puede, manteniendo razonablemente la
direccionalidad del drama. El
tono de la tragedia puede
parecer algo ingenuo por
momentos o grandilocuente en
otros (marcha final del acto
primero), pero tampoco puede
negarse que alcanza verdadera
temperatura dramática en instantes como en la crucial
Ombre chérie de Andromaque,
que Deshayes dice con toda
intención. Excelentes los conjuntos, con una soberbia prestación tanto del coro como de
la orquesta Le Concert Spirituel. Fabulosa la labor de
auténtica resurrección de la
partitura por parte de Niquet,
cuya batuta es el nervio de una
lectura además muy bien cantada. Junto a la citada Deshayes, se encuentran a semejante
nivel Wesseling, Guèze y
Christoyannis. Una publicación
de enorme interés.
Enrique Martínez Miura
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GIUSTINI DA PISTOIA-HAYDN
GRIEG:
Peer Gynt. DIETRICH HENSCHEL
(Peer Gynt), INGER DAM-JENSEN
(Solveig), SOPHIE KOCH (Anitra). LE
MOTET DE GENÈVE. ORQUESTA DE LA
SUISSE ROMANDE. Director:
GUILLAUME TOURNIAIRE.
AEON AECD 1098 (Diverdi). 2005. 75’.
DDD. N PN
H ermosa
interpretación
equiparable
en su estética
a la que aportó Esa PekkaSalonen hace
no tantos años, precedida de la
también excelente de Blomstedt
en Decca. Menos contemplativa,
y con un componente de justeza
y cierta rusticidad a la que contribuye la participación de Vegar
Vardal con su violín de Hardanger. La carpetilla está más dedicada al catálogo 2010 de la editora
que a la misma composición,
pero no importa.
Está casi toda la música incidental para el drama de Ibsen, y
la música se va ciñendo a las
peripecias del protagonista. Las
aportaciones vocales son de
gran altura, y Henschel no va de
héroe, sino de personaje tremendamente humano. Las voces
femeninas son excelsas, como la
contribución de la orquesta, que
es manejada con perfectos claridad y ajuste por la batuta de
Tourniaire, así como el coro.
Enorme vivacidad hasta que se
adquiere hondura en el magníficamente expuesto Lamento de
Ingrid, el tono orgiástico de la
Danza en el palacio del Rey de
la montaña, misterio en la persecución por los trolls, y así hasta conseguir una ilación que no
decae en ningún momento.
José Antonio García y García
HAENDEL:
Suite en re menor HWV 448.
Concierto para arpa HWV 294.
Obras de Babell, Anónimo,
Jones y Bochsa. MARA GALASSI,
triple arpa galesa y arpa Érard;
GIOVANNI TOGNI, clave, órgano y
fortepiano.
GLOSSA GCD 921303 (Diverdi). 20082009. 68’. DDD. N PN
Escribe Chiara Granata en
las notas que
acompañan a
este disco —
con estupenda traducción
de Pedro Elías al español— que
“La historia de la relación de
Haendel con el arpa y la de los
arpistas con su música es una
historia que fluye como un río
sobre más de un siglo de vida
musical”. El programa se detiene
en algunos de los meandros más
pronunciados de ese río: dos
composiciones originales y un
puñado de arreglos de otros
autores contemporáneos de
Haendel. Con oportuno apoyo
de Giovanni Togni, Mara Galassi
utiliza con limpia técnica dos
arpas diferentes, ambas de bello
sonido fielmente capturado por
las tomas. Especialmente recomendado para los amantes del
arpa, pero también un buen
complemento en cualquier discoteca haendeliana.
Alfredo Brotons Muñoz
HAENDEL:
Orlando. CHRISTOPHE DUMAUX
(Orlando), ELENA DE LA MERCED
(Angelica), JEAN-MICHEL FUMAS
(Medoro), RACHEL NICHOLLS (Dorinda),
ALAIN BUET (Zoroastro). LA GRANDE
ÉCURIE ET LA CHAMBRE DU ROY.
Director: JEAN-CLAUDE MALGOIRE.
3 CD K617 K617221/3 (Harmonia
Mundi). 2008. 158’. DDD. N PN
En la carpetilla de este
disco, JeanClaude Malgoire sostiene
con razones
potentes que
la opera seria no es un corolario
de la tragedia hablada, sino que
su objetivo era el mismo que el
de la opera buffa: producir en el
espectador-oyente un placer
tanto visual como auditivo; y
ello particularmente en el subgénero de las óperas “mágicas”,
de las que Haendel compuso
cinco: Orlando, la tercera, en
1732. Como en la práctica no
traiciona sus teorías, se sitúa en
unas antípodas complementarias
de las dos grabaciones hasta
ahora disponibles: la de Hogwood, más ortodoxa, la de Christie,
más dinámica. Malgoire opta, en
efecto, por el realce de las componentes dramáticas con una
flexibilidad mayor que el británico, pero con rigor más estricto
que el americano en el sostenimiento de los tempi.
Lo que se oye es la “banda
sonora” de una función con
público celebrada el 4 de marzo de 2008 en el teatro municipal de Tourcoing con puesta en
escena de Gildas Bourdet. Tiene muchas de las virtudes y
algunos de los gajes corrientes
en estos casos. Como valor
general más apreciable destaca
la frescura de la interpretación,
que se concreta en múltiples
detalles que responden al interés primordial que se siente por
el efecto dramático de las infle-
xiones musicales, en consonancia con el discurso argumental
desarrollado sobre el escenario.
La soprano valenciana Elena de la Merced está espléndida
en su composición de una
Angelica que en Chi possessore
se presenta con una inocencia
que hace honor a su nombre,
pero que ya a la altura de Se
fedel vuol ha aprendido a ser
controladora de sus propios
sentimientos y maquinadora de
los de los demás, hasta que en
Non potrà (brillante y pujante,
pese a un efímero destimbramiento en la zona grave) y Così
giusta ha acabado de adquirir
una autoridad psicológica perfectamente reflejada en el canto. La otra soprano, Rachel
Nicholls, adolece de un molesto
seseo, pero acierta asimismo
con una Dorinda que trata de
recorrer una trayectoria paralela, pero se ve constantemente
lastrada por su depresiva tendencia a recrearse en el dolor.
En el papel del título, el contratenor Christophe Dumaux, de
extraordinaria agilidad sobre
todo en el registro grave pero
no siempre acompañada de la
adecuada emisión, en el descenso a los infiernos y el aria
de la locura encuentra el punto
medio que hace por igual justicia a la música y al argumento,
para acabar con un arioso de
extrema dulzura (Per far, mia
diletta). El también contratenor
Jean-Michel Fumas cumple muy
correctamente, lo mismo que el
barítono Alain Buet, al que en
otros pasajes se habría deseado
tan tormentoso como finalmente resulta en Sorge infausta.
Sin ni de lejos alcanzar el
grado de pulidez de las otras
dos citadas, esta versión posee
indiscutiblemente mucha más
vida.
Alfredo Brotons Muñoz
HAYDN:
Sinfonías de Londres nºs 93104. LES MUSICIENS DU LOUVRE.
Director: MARC MINKOWSKI.
4 CD NAÏVE V 5176 (Diverdi). 2009.
286’. DDD. N PE
Grabadas en
vivo durante
la
Wiener
Festwochen
de 2009 dentro de las
conmemoraciones del bicentenario de la
muerte del compositor, nos llegan las Sinfonías de Londres de
Haydn en la versión historicista
de Minkowski y sus Músicos del
Louvre. Poca música hay más
luminosa, vitalista, sonriente y
alegre que la de Haydn, que
está llena de contrastes, guiños
y bromas, y que invita por igual
a la danza y al buen humor.
Minkowski se toma alguna
libertad tolerable (la “transformación” de la sorpresa del golpe de timbal en el movimiento
lento de la nº 94 en una especie
de alarido colectivo —el golpe
de timbal viene después—) e
imprime a su interpretación la
energía y músculo marca de la
casa. Las voces intermedias le
suenan muy bien, y esa es la
clave de buena parte de su
encomiable impulso rítimico.
Consigue con ello unas interpretaciones muy notables que
traducen con plausible fidelidad la atmósfera creada por el
genial compositor. Hay, sin
embargo, detalles en las lecturas de Brüggen (Philips) o Harnoncourt (Teldec), que pueden
muy bien ser las dos referencias históricamente informadas
de este ciclo (la segunda de
ellas con una orquesta sinfónica moderna de lujo como es la
del Concertgebouw de Ámsterdam), que las hacen preferibles
a las que aquí nos ofrece Minkowski. Tanto Brüggen como
Harnoncourt no andan cortos
de humor, pero tampoco de
frescura, de aliento danzable y
mayor sabor en los minuetos
(aquí destaca especialmente el
fundador del Concentus Musicus). El francés se queda algo
rígido en éstos, y en general el
dibujo de su fraseo en la cuerda es menos variado y rico en
inflexiones que el de Harnoncourt. Así, aunque el movimiento inicial de la nº 96 tiene
suficientemente vuelo y vitalidad, la nº 95 en general resulta
un tanto rígida y gris, y el
minueto de la nº 93 queda muy
lejos de la magistral demostración de rubato que consigue
Harnoncourt. Mejor el exotismo
de la instrumentación marcial
en la Militar, pero demasiado
metronómica la versión de la
nº 101 “el reloj”. El balance
global favorece quizá demasiado a la cuerda aguda y a las
maderas y metales, quedando
la grave algo empobrecida por
comparación. En el lado más
positivo, la trepidante fuerza de
los finales (el de esta misma
sinfonía, sin ir más lejos), vitalistas y enérgicos donde los
haya. La respuesta orquestal es
sobresaliente, como lo es también la toma de sonido. En
conjunto, un álbum notable,
que difícilmente defraudará,
aunque, como se apuntó, existen opciones globalmente más
recomendables.
Rafael Ortega Basagoiti
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HAYDN-LACHENMANN
HAYDN:
Sinfonías nºs 12 en mi mayor,
22 en mi bemol mayor, 26 en re
menor, 93 en re mayor, 98 en si
bemol mayor, 103 en mi bemol
mayor y 104 en re mayor.
FILARMÓNICA DE VIENA. Directores:
CHRISTOPH VON DOHNÁNYI, ZUBIN
MEHTA, FRANZ WELSER-MÖST,
NIKOLAUS HARNONCOURT, PIERRE
BOULEZ.
3 CD WPH-L-H 2009/1/2/3 (Ferysa).
1972-2009. 166’. ADD/DDD. N PN
Hay
80
que
congratularse
de que el
sello de la
Filarmónica
de Viena, hasta ahora de
poca o nula difusión fuera de la
capital austriaca, llegue a nuestras
manos, porque de las grabaciones de la ORF a esta formación
pueden salir verdaderas joyas. El
álbum que nos ocupa está dedicado a varias sinfonías de Haydn
en manos de diversos directores,
que presentan visiones muy diferentes, incluso antagónicas. En la
vieja escuela se mueven Dohnányi y Boulez, en menor grado
Zubin Mehta y también el primer
Welser-Möst (1998). En un plano
completamente diferente se mueve, como cabe esperar, Harnoncourt, y, de modo un tanto inesperado, también la segunda grabación de Welser-Möst (2009),
que pareciera haber pasado por
unas clases magistrales con el
fundador del Concentus Musicus
entre una y otra grabación. Como
cabe esperar, la Filarmónica de
Viena está en todos los casos simplemente gloriosa. Otro asunto es
que Dohnányi transite por caminos demasiado pedregosos en
obra tan juvenil como la Sinfonía
nº 12, donde los arcos parecen
pesar demasiado y la sonrisa
parece algo reumática. Sin salirse
de lo masivo, Mehta imprime
algo más de ligereza a la nº 22, si
bien es verdad que el minueto
cobra de nuevo excesivo peso.
Welser-Möst se presenta con buenas pero aún tímidas intenciones
en la nº 26, que tiene empaque y
algo menos de peso que las versiones de sus colegas. La joya del
álbum llega en el segundo disco,
con un Harnoncourt en estado de
gracia en una música de la que es
traductor soberbio. Se nos aparece de pronto un mundo sonoro
bien diferente: fraseo variado,
vibrato restringido, arcos ágiles,
claridad suprema de exposición
(¡no todo está en los violines primeros!), brío rítmico contagioso y
acentuación variada y cuidadísima. Su lectura de la nº 93 cobra
así una vitalidad única, y cuenta
con un minueto delicioso (¡qué
magistral manejo del rubato
aquí!). Sensacional. Lo es también la nº 103 para la que todo
lo ya dicho es aplicable. Esta
interpretación va precedida de
un breve parlamento que resultará prescindible a todo aquel que
no conozca el alemán. Como ya
se apuntó, Welser-Möst aparece
transformado en su versión, muy
reciente, de la nº 98, que parece
insuflada de hábitos harnoncourtianos, utilización incluida de un
fortepiano en el vibrante final. La
Londres de Boulez no termina de
levantar el vuelo hasta el final,
éste sí ejecutado de forma trepidante por una formidable Filarmónica vienesa. Por desgracia, el
resto de la obra tiene en sus
manos mucho más plomo y
menos humor del deseable.
En resumen, álbum curioso,
interesante, que contiene en su
segundo disco una joya que
debería editarse por separado,
porque casi por sí sola justifica
el álbum entero.
Rafael Ortega Basagoiti
HONEGGER:
Les aventures du Roi Pausole.
MATTIJS VAN DE WOERD (Rey Pausole),
SIMONE RISKMAN (Aline), AMBROZ
BAJEC LAPAJNE (Taxis), FABIO TRÜMPY
(Giglio), REA KOST-FUETER (Mirabelle),
NICKLAUS KOST (Arrendatario). OPERA
TRONFO. NIEUW ENSEMBLE. Director:
ED SPANJAARD.
BRILLIANT 9152 (Cat Music). 2008. 72’.
DDD. N PE
Este es el
Honegger
ligero, alejadísimo de El Rey
David o Juana en la
hoguera. Las
aventuras del rey Pausole es una
opereta, con música deliberadamente leve, de género, de comedia musical pero con tradición
europea: no podía faltar esa especie de reino imaginario, como en
las operetas de Strauss hijo, como
en Lehár e incluso en La Generala, de Amadeo Vives. Lo que tanto le gustaba a Lubitsch. Estamos
por esos años en que sobrevive
apenas la imagen del antiguo
régimen, caído en el campo de
batalla pero que sobrevive como
influencia a menudo nefasta, otras
amable, como en La viuda alegre
y en este Pausole de 1930 (Bouffes-Parisiens). No hay que exagerar, de todas maneras. Es una
obra divertida, con mucha intención, irónica y con musiquillas de
gran interés. Pero, como alguien
dijo: la opereta, aparte de Offenbach, es El murciélago, luego
nada, y después La viuda y todas
las demás. Ahí se encuentra el
Pausole de Honegger, obra boni-
Paavo Järvi
MÚSICA DE LAS ESFERAS
HOLST: Los planetas
op. 32. BRITTEN:
Guía de orquesta para
jóvenes op. 34. SINFÓNICA DE
CINCINNATI. Director: PAAVO JÄRVI.
TELARC CD-80743 (Indigo). 2008. 70’.
DDD. N/R PM
C omo ya sucedió con las
Variaciones “Enigma” de Elgar,
la Orquesta Sinfónica de Cincinnati y su titular Paavo Järvi,
dan la sorpresa y se encaraman
a lo alto del escalafón de referencias modernas de Los planetas de Gustav Holst. Una formación de excelente calidad —
que muestra cómo en Estados
Unidos el club de las cinco
grandes se amplía de la mano
de maestros inteligentes— y un
director que ha descubierto las
vetas a veces demasiado ocultas de una obra maestra, que
supera la conversión en tópico
—la publicidad, por ejemplo—
de sus zonas más conocidas, y
que la muestra como el prodigio de orquestación y de variedad tímbrica, como el relato
interiorizado que, a pesar de
las apariencias, es. En esta versión se oyen cosas que en otras
no o que en otras se oyen
peor, se destacan menos porque, como diría un aficionado
al fútbol, falta clase. En ese
aspecto, como lo ha demostrado en Beethoven, a Järvi la clata, que sorprende porque enseña
un estro desconocido de este
compositor. Pero eso es todo.
Desde luego, este CD es bienvenido por la obra, muy inspirada, y
por lo muy logrado de la empresa: excelentes y con mucha vis
cómica tanto Riksman y Kost-Fueter como Woerd y Lapajne; y todo
un reparto de muy buen nivel,
con un coro excelente, Opera
Trionfo, y un conjunto instrumental muy adecuado. Reparto y conjuntos son sobre todo holandeses,
aunque no exclusivamente. Ed
Spanjaard, de Haarlem, dirige con
alegría y hasta felicidad esta hora
y cuarto (casi) de canto, bailongo
y humor. Este CD amable, animado y lleno de gracia viene a enriquecer la discografía de Honegger. Viene bien este registro (aunque no es la primera vez que se
graba), porque la discografía de
este compositor suele dar una
imagen algo severa de su inspiración. Y, sin embargo, sabía dar
páginas como ésta.
Santiago Martín Bermúdez
se le sobra y esa clase es, de un
lado, eficacia técnica y de otro,
y principal, lectura atenta y sin
aprioris de la partitura. Ejemplo
de ello es todo pero si quiere
afinar un poco más basta con
escuchar ese Saturno simplemente extraordinario. El resultado, pues, es inmejorable,
superior sin duda a Rattle
(EMI) o Daniel (Naxos) como
firmantes de los penúltimos
Planetas. El complemento que
el disco ofrece no deja de ser
curioso: una magnífica Guía de
orquesta para jóvenes de Britten que ya había aparecido
como tal con las Enigma. Quizá tenga que ver con la despedida paulatina de Telarc, con
la falta de material, lo que no
deja de ser lamentable cuando
se han hecho discos tan grandes como este… y como
muchos más.
Claire Vaquero Williams
KLAMI:
Luces del norte. Fantasía de
Cheremis. Suite del Kalevala.
SAMULI PELTONEN, violonchelo.
FILARMÓNICA DE HELSINKI. Director:
JOHN STORGARDS.
ONDINE ODE 1143-2 (Diverdi). 2009.
65’. DDD. N PN
Sólo sobrevivió a Jean
Sibelius cuatro años, pero
la obra de
Uuno Klami
es ya otra
cosa: representa el intento, y
bien logrado, de escapar a la
poderosa influencia del padre de
la escuela musical finlandesa e
introducir a ésta en las corrientes
europeas de la primera mitad
del siglo XX. Sobre todo las
representadas por Debussy y
Stravinski. Y eso que los motivos
de inspiración iban a ser los mismos: el paisaje nórdico, su folclore y, muy especialmente, sus
mitos, encarnados en la epopeya
del Kalevala. Pero los resultados
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C O
S S
HAYDN-LACHENMANN
serían diferentes, muy diferentes.
Basta acercarse a la más atractiva
de las partituras recogidas en
este disco, la Suite del Kalevala
(1943). Lejos de la aproximación
romántica de Sibelius a ese mismo corpus, Klami ideó un poderoso fresco orquestal que bucea
en las raíces del poema, en su
fuerza más primigenia. Sus cinco
movimientos no pretenden reflejar musicalmente otros tantos
caracteres de personajes individuales a la manera de Sibelius
(Kullervo, Lemminkäinen…),
sino captar la esencia de otros
tantos episodios, como La creación de la Tierra o El despertar
de la primavera, título éste que
claramente remite a una de las
grandes influencias de la partitura, La consagración de la primavera stravinskiana. Por su parte,
la finura de la instrumentación
de Terhenniemi nos habla de un
compositor con un extraordinario talento para la orquestación,
si cabe aún más refinado y “francés” en la fantasía Luces del norte
(1946), donde, sin abjurar de la
tonalidad, Klami amplía su paleta
armónica hasta crear una obra
que es pura sugerencia sonora.
La grabación incluye también la
Fantasía de Cheremis (1931),
para violonchelo y orquesta,
escrita sobre melodías folclóricas
de esa región, mas sin caer en
idealizaciones románticas. En
suma, estamos ante un disco
interpretado de forma magistral
por John Storgards, que supone
un nuevo eslabón en lo que se
refiere a la recuperación y difusión de un maestro que debería
tener más presencia discográfica
de la que tiene.
Juan Carlos Moreno
KODÁLY:
Obras para coro. CORO INFANTIL
MR. CORO MR. Director: ÁDÁM
FISCHER.
BMC CD 144 (Diverdi). 2008. 55’. DDD.
N PN
De
nuevo
Ádám
Fischer, de nuevo unos coros
infantiles y
otros mixtos,
de nuevo el
Kodály coral, base de su pedagogía y en buena medida de toda
su composición, al menos a partir de Psalmus hungaricus de
1924. Para ese año se marcan
con claridad las vocaciones (por
decirlo de algún modo) de Bartók y Kodály que, sin dejar de
ser compositores nacionalistas,
buscan temas en otros pueblos y
se desarrollan como músicos en
terrenos muy distintos: Bartók,
Hans-Christoph Rademann
LA LIBERTAD COMO CREDO ESTÉTICO
KRENEK: Seis motetes sobre
textos de Franz Kafka. Cinco
plegarias. Cantata sobre la
inconstancia de todo. Lamento
della ninfa. Tres coros a
cappella. Dos coros sobre
poemas jacobinos. CAROLINA
STEIN, soprano; PHILIP MAYERS, piano.
CORO DE CÁMARA RIAS. Director:
HANS-CHRISTOPH RADEMANN.
HARMONIA MUNDI HMC 902049.
2009. 74’. DDD. N PN
Cuando en 1944 Ernst Krenek
dio a conocer sus Cinco plegarias op. 97, muchos de sus críticos y oyentes quedaron consternados ante una forma de
componer que veían absolutamente impersonal y absurdamente matemática, deudora
como era del dodecafonismo.
No era ni mucho menos una
acusación nueva en su carrera.
Ni sería la última… Por eso, la
aparición de este disco es una
noticia excelente, pues las
composiciones en él recogidas
nos muestran a un autor de
muchos registros, que no deja
nunca de sorprender, seducir e
incomodar. Por ejemplo en
esas mismas Cinco plegarias,
como virtuoso del piano;
Kodály, como maestro de las
generaciones siguientes. Ambos
han abandonado las ilusiones
políticas después del desastre de
Hungría en la guerra y ante el
fracaso de la Revolución comunista y la imposición de una dictadura (que no tiene nada que
ver con las dictaduras europeas
que han de venir) encarnada por
el almirante Miklós Horthy. Este
CD nos ofrece obras corales de
los años 20, y sobre todo de los
30, todas de una fuerza y un
vigor que Fischer y sus dos
coros saben traducir en sonidos
penetrantes. Atención, por ejemplo, a la expresividad narrativa
de Jesús y los mercaderes del
templo; o a la emotividad de la
Oda a Liszt, homenaje como
músico profundamente húngaro;
o la delicadeza de El viejo; o el
fervor de las piezas religiosas. O
ese amplio cuadro final, de casi
once minutos, que cierra el programa: los Cuadros de Mátra.
Pero ¿y el Lamento de Transilvania? Transilvania, la tierra húngara cedida en su mayor parte a
Rumanía en virtud del Tratado
de Trianon… Pero no teman, no
se trata de una reivindicación
nacionalista, sino de una secuencia coral basada en temas popu-
que tendrán como base el
dodecafonismo, sí, pero que a
oídos de hoy sorprenden más
por la reinterpretación que
Krenek hace en ellas de la tradición polifónica renacentista.
El dodecafonismo se hace más
evidente en los Seis motetes
sobre textos de Franz Kafka
(1959), donde el compositor
consigue mostrar la multiplicidad de significados de la prosa
del checo, su fragilidad y sus
contradicciones a través de
una técnica maleable y al servicio de la palabra. Otras partituras, en cambio, son sorprendentemente tonales y melódicas, caso de los Tres coros a
cappella (1923) o los Dos coros
sobre poemas jacobinos (1939),
mientras que la Cantata sobre
la inconstancia de todo (1932),
para soprano, coro y piano, se
mueve en un estilo muy libre,
entre fórmulas tonales más o
menos explícitas y pasajes de
un dodecafonismo que no cae
en el rigor del serialismo. El
componente expresivo de los
poemas, escritos durante la
guerra de los Treinta Años, se
hace así más manifiesto. Y es
lares de canción y en un poema
sobre males de amor. En resumen, un nuevo disco Kodály-Fischer lleno de bellezas, con interpretaciones de unas formaciones
corales envidiables.
Santiago Martín Bermúdez
LACHENMANN:
Gran torso. Grido. Reigen
seliger Geister. CUARTETO STADLER.
NEOS 10806 (Diverdi). 2007. 74’. DDD.
N PN
Las fechas de
grabación del
disco Kairos,
con los tres
cuartetos de
cuerda
de
H e l m u t
Lachenmann, a cargo del Cuarteto Arditti, y que fuera saludado
desde estas páginas como uno de
los discos fundamentales editados
en 2008, correspondía a los
meses de julio y noviembre de
2006. Pues bien, llega ahora al
mercado una nueva interpretación de estas obras del autor alemán grabadas justo un año después, en julio de 2007, en esta
ocasión a cargo del poco conocido entre nosotros Cuarteto Sta-
que la expresión es prioritaria
en Krenek. Y ahí está para
demostrarlo su arreglo del
Lamento della ninfa de Claudio Monteverdi, un compositor
en quien el austríaco veía un
pionero de la modernidad.
Krenek actualiza el madrigal,
pero respetando su esencia, de
ahí un fragmento de una fuerza y belleza extremas. Los
puristas de la música barroca
mejor que se abstengan, pero
el resto disfrutará con esta
joya. Como con todo el disco,
un trabajo soberbio, impecable, que hace total justicia a
una música que es mucho más
que técnica y matemática.
Juan Carlos Moreno
dler. Surge en seguida la pregunta de cuál es la lectura más fiel a
la estética de Lachenmann, como
si estuviéramos ya ante piezas del
repertorio, cuando, en el caso de
la última de ellas, Grido, estamos
ante una composición de 2002,
pero esta urgencia, tanto en las
ediciones discográficas como en
la cuestión de qué versión es la
mejor, habla de cierta normalidad
en la grabación y recepción de la
música de nuestro tiempo. No
demoremos más la respuesta: la
versión de referencia sigue siendo la de los Arditti, que salen
airosos en el juego de comparaciones con muchos puntos de
ventaja. El primero, el de la fidelidad al estilo, pues los objetos
sonoros con que Lachenmann
dispone sus piezas son tratados
como tales por Arditti, esto es,
potenciando el ruidismo, creando
a partir de ahí un sentido del vértigo sonoro que a los Stadler se
les escapa. Otro matiz, el del
silencio. Una obra tan volcada
hacia lo bruitista como Gran torso
se vertebra también sobre grandes silencios, que son, a la larga,
los que dan el tono misterioso,
inasible al discurso. Eso tampoco
lo saben recoger los Stadler. Los
Arditti se beneficiaban, además,
de una toma de sonido mucho
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LACHENMANN-PARRA
más rotunda, creándose una
espacialidad que es fundamental
para que estas obras tomen cuerpo. En una pieza tan singular
como Grido, que se distancia del
tono fragmentario, a veces lapidario, de las otras, los Arditti componen un material compacto que
alcanza su cima en la sección
final, sorprendente por el mantenimiento del sonido de la viola y
el chelo. El fulgor que se consigue con ese efecto desaparece en
la versión del Stadler, poco imaginativa y sin saber dar a la música
el vuelo que merece.
Francisco Ramos
LEKEU:
Sonata para violonchelo y
piano. SCHUBERT: Sonata
Arpeggione. MARIO BRUNELLO,
violonchelo; ANDREA LUCCHESINI,
piano.
EGEA SCA 148 (Karonte). 2004. 69’.
DDD. N PN
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Sin más información en el
libreto que la
que se refiere
a título, duración y fecha
de grabación
de las obras que contiene el
compacto y el nombre de los
intérpretes y de los que la han
hecho posible, aquí tenemos este
curioso programa doble. Bien, el
libreto contiene dos poemas, uno
de Baudelaire, La música, y el
otro de Matthaeus Kasimir von
Collin, Melancolía. Y un par de
fotos, y ya está. No es habitual
encontrar una obra de Lekeu en
disco y sólo por eso éste ya
merece atención. Además se trata
de una obra importante, probablemente ambiciosa, de casi tres
cuartos de hora de duración.
Cada uno de sus cuatro movimientos tiene un pretexto poético, lo cual explica por qué cada
uno de ellos es como es, pero
ninguno de los poemas aparece
en el libreto, ni tan sólo se citan
sus títulos. En todo caso, puede
apreciarse la personalidad de su
autor gracias a la interpretación.
El algo verborreico y de errática
estructura primer movimiento —
con diferencia el más extenso de
los cuatro— es expuesto por los
intérpretes con convicción y
energía, profundizando en los
climas que sugiere, de una intensa expresividad. Mucho más interesante es el tercer movimiento,
de gran lirismo y en el que sorprendentemente cabe un episodio fugado de buena factura.
Brunello y Lucchesini nos sirven
ejemplarmente esta obra inhabitual y redondean el compacto
con una versión ajustada y ele-
gante de la Sonata Arpeggione de
Schubert, de una serenidad
genuinamente schubertiana, casi
clásica.
Josep Pascual
LORTZING:
El cazador furtivo o La voz de la
Naturaleza. GEORG VÖLKER (Conde
von Eberbach), HILDE RÖSSEL-MAJDAN
(Condesa), WALDEMAR KMENTT (Barón
Kronthal), IRMGARD SEEFRIED (Baronesa
Freimann), ANNY FELBERMAYER
(Nanette), KARL DÖNCH (Baculus),
RENATE HOLM (Gretchen), PETER KLEIN
(Pancracio), FRANZ BIERBACH (Un
campesino). NIÑOS CANTORES DE VIENA.
CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA ESTATAL
DE VIENA. Director: HEINZ WALLBERG.
2 CD ORFEO 786 102 (Diverdi). 1960.
139’. Mono/ADD. H PM
Esta ópera
cómica estrenada en 1842
con evidentes
resonancias
weberianas
(Wildschütz y
Freischütz significan lo mismo),
suele ser bastante popular en Alemania y Austria, tiene bonitas
melodías, excelentes finales de
acto, atractivo argumento (el libreto es del propio compositor basado en una comedia de Kotzebue)
y caracteres atractivos y bien definidos. A pesar de su relativa
popularidad, por estos pagos es
totalmente desconocida, y salvo
error, creo que esta versión es la
primera que nos llega, con una
dirección solvente e idiomática
del buen maestro Heinz Wallberg,
un brillante reparto de primera fila
en ese año de 1960, y una realización general de evidente atractivo,
aunque tenga ciertas pegas (sobre
todo para el oyente de lengua no
alemana) como por ejemplo los
abundantes diálogos en alemán
que Orfeo no se ha preocupado
de traducir a ningún otro idioma.
Por lo demás, es una magnífica
representación que se recomienda
sin problemas (aparte del idioma)
para todo el mundo que tenga
interés en la ópera alemana entre
Weber y Wagner.
Enrique Pérez Adrián
MAJO:
Alessandro. LARS MØLLER
(Alessandro), MARIE-BELLE SANDIS
(Poro), CORNELIA PTASSEK (Cleofide),
IRIS KUPKE (Erissena), KATHARINA
GÖRES (Gandarte), GUNDULA
SCHNEIDER (Timagene). CORO Y
ORQUESTA DEL TEATRO NACIONAL DE
MANNHEIM. Director: TITO
CECCHERINI.
2 CD COVIELLO COV 20911 (Gaudisc).
2008-2009. 140’. DDD. N PN
La que en
1766 le encargó la corte de
Mannheim a
Gian Francesco Majo (17321770) vino a
sumarse a las aproximadamente
cuarenta puestas en música que
desde 1729 había conocido el
libreto de Metastasio Alessandro
nell’Indie. Del original sólo se
conservan las arias, que no dan
suficiente cuenta del argumento
(la conquista de la India por Alejandro Magno), y como obertura
se ha recurrido a la de Adriano
en Siria, del mismo compositor.
Esta es una música sorprendentemente cercana al Mozart
de Idomeneo (de hecho, el salzburgués declaró su admiración
por el napolitano cuando siendo
un adolescente visitó Italia) y,
en cualquier caso, muy inmerecidamente olvidada. Por desgracia, esta versión de los sucesores
de sus destinatarios originales
no parece hacerle plenamente
justicia, y simplemente puede
considerarse como una primera
aproximación.
El barítono que desempeña
el papel del título únicamente
puede estimarse como correcto
en el contexto en que se desenvuelve. De las tres sopranos,
siendo muy frágil su timbre Cornelia Ptassek apenas consigue
dejar pasar un rayo de pasión en
Se il ciel mi divide, mientras que
la recuperación final de Iris
Kupke en Son confusa pastorella
no alcanza a redimir de las anteriores mediocridad técnica y
frialdad expresiva. En cuanto a
las dos mezzos, Marie-Belle Sandis le gana la partida a Gundula
Schneider, pero no por gran
margen y en una competición
de muy poca altura. Sin tampoco poder aspirar ni de lejos a la
condición de referenciales, las
contribuciones de orquesta y el
director presentan bastante más
enjundia.
Alfredo Brotons Muñoz
MESSIAEN:
Harawi. Trois mélodies. HETNA
REGITZE BRUUN, soprano, KRISTOFFER
HYLDIG, piano.
NAXOS 8.572189 (Ferysa). 2008. 65’.
DDD. N PE
El joven Messiaen demuestra con sus
Trois mélodies
(1930) que
posee
una
sólida base
profesional y también una inspiración que apela al sentido, incluso a la sensualidad. No es mala
base este pequeño ciclo para
Harawi, cantos de amor y muerte,
de 1945. El compositor se refiere
a su trilogía del amor con especial cariño e interés. Pese a nuestro amor por Messiaen no acabamos de ver un equilibrio en esa
trilogía, acaso por un prejuicio:
cómo van a formar ciclo —nos
decimos— tres obras tan distintas
en cuanto a alcance, duración,
dispositivos: la Sinfonía Turangalila, los 5 Rechants y el ciclo
Harawi. Esto es, una obra amplia
para orquesta nutridísima; un breve ciclo para coro a cappella y un
ciclo vocal para voz y piano de
nada menos que una hora de
duración. Disculpen ustedes si ya
han oído o leído esta perplejidad.
El compositor nos podía decir: el
tema del amor y la muerte es el
mismo, y hay otras coincidencias.
Qué tienen que ver las diferencias de volumen de los dispositivos, las duraciones y todo eso.
Bien, lo aceptamos: yo mismo me
lo digo todo.
El caso es que de nuevo
tenemos una versión bella,
intensa y poderosa de ese ciclo
peruano, quechua, tristanesco
de esa enamorada llamada Pirucha (Piroutcha, para el texto en
francés). Lo protagoniza una
excelente soprano danesa, Hetna Regitze Bruun, que cuenta
con la complicidad del también
danés Kristoffer Hyldig, pianista
que no sólo acompaña, sino que
también abriga y desentraña.
Como demuestra el número 7,
Adieu, cuando el protagonismo
es sobre todo de la “casa de
sonido” y la soprano se limita a
emitir resonancias guturales a
tiempo. Desde luego, Hetna
penetra en el sentido de estos
versos y estos pentagramas, y
sorprende que su voz clara y
con bello vibrato, que adelgaza
muy bien y que disminuye
mejor aún, se torne de repente
grave, cavernosa incluso, en
momentos como buena parte de
la secuencia de Montagnes,, desde el inicio mismo, en el interior
de esa casa sonora levantada
por Hyldig. No lo dudará el aficionado, no debería dudarlo:
una excelente versión de Harawi, con un bello complemento,
magníficos intérpretes e inmejorable precio. A acoplar, a ser
posible, con otra referencia de
Naxos y Messiaen comentada
aquí hace poco: Poèmes pour Mi
y otras, con la soprano Anne
Schwanewilms y acompañamiento de la Orquesta de Lille
dirigida por Jun Märkl. Pero no
olviden esta referencia: Hetna
Regitze Bruun y Kristoffer
Hyldig, excelente pareja artística
para un Messiaen inolvidable.
Santiago Martín Bermúdez
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LACHENMANN-PARRA
MOMPOU:
Impressions. Cançons i danses.
MAC MCCLURE, piano; MARISA
MARTINS, mezzosoprano.
2 CD COLUMNA MÚSICA
1CM0242/1CM0241 (Diverdi). 65’, 66’.
2009-2010. DDD. N PN
Q uienes tuvimos la suerte de
presenciar alguna vez la manera
de crear de Frederic Mompou
(1893-1987) y además contamos
con la amistad de su viuda, Carmen Bravo, hasta su fallecimiento hace tres años, entendemos
perfectamente que hayan ido
apareciendo piezas inéditas y sin
recoger en grabación. De ello,
además de per se, deriva la enorme importancia de estos dos
CDs, aparecidos por separado,
en los que de las cincuenta piezas recogidas en total, nada
menos que veintitrés nos son
ofrecidas en primera grabación
mundial. Carmen Bravo, gran
defensora y difusora de la obra
de Mompou, pianista ella misma,
decidió no publicar nada tras la
muerte de su marido y después
lo dejó a la discreción de sus
herederos de la Fundació Mompou. Y aquí tenemos estos resultados. Escritas entre 1910 y 1920,
las treinta miniaturas del compacto Impressions suponen un
monumento a la memoria del
pasado, exaltaciones de un instante, destellos del ayer (a veces
lejano), fogonazos casi siempre
brillantes, un retablo de nostalgia y recuerdo. Melodías mínimas pero completas en sí mismas. Todo a través del piano de
Mac McClure, un estadounidense
de Florida afincado desde hace
años en Barcelona y que se
empapó del repertorio español
con Alicia de Larrocha en la Academia Marshall heredera de las
enseñanzas de Granados. En el
otro compacto, Cançons i danses, el propio McClure y Marisa
Martins, mezzosoprano argentina
asimismo afincada en Barcelona
y buena conocedora de la música catalana, nos presentan otras
veinte miniaturas, con textos
anónimos populares y otros del
propio Mompou, Maurice Maeterlinck, Paul Valéry y Juan
Ramón Jiménez. En esta segunda
selección nos encontramos con
Cançó de l’avia (seguramente la
primera canción de Mompou, de
1915), con El pont de Montjuïc
(la composición de piano más
extensa del autor, seis minutos)
y con Viaje definitivo (la única
pieza del compositor escrita para
ser cantada a cappella), tres alicientes más a añadir a los
muchos que presentan este par
de CDs surgidos de la siempre
inquieta iniciativa de Columna
Música. Cincuenta composiciones para degustar una a una, o
en pequeñas dosis, según el estado de ánimo del oyente en cada
momento. Columna Música ya
recogió las Cinco melodías de
Valéry y dos de las Melodías de
Juan Ramón Jiménez en un CD
de 2005, a cargo de la soprano
Isabel Monar acompañada al piano por el mismo McClure. Ahora,
esas canciones más otras inéditas
suponen un paso más en la fijación de este género hispano.
José Guerrero Martín
MONTSALVATGE:
Impromptus. Siciliana. Tres
Divertimentos. Ritmes. Elegía a
Ravel. Divagación. Sonatine
pour Yvette. Sketch. Recóndita
armonía. JORDI MASÓ, piano.
ORQUESTA DE CÁMARA DE
GRANOLLERS. Director: FRANCESC
GUILLÉN.
NAXOS 8.570744 (Ferysa). 2008. 62’.
DDD. N PE
C ontinúa el
pianista Jordi
Masó con sus
grabaciones
de música de
compositores
españoles:
con su profesionalidad, su buen
hacer, su entusiasta dedicación
y su meticulosa indagación en la
vida y en la obra de los autores
que aborda. A Homs, Turina,
Casablancas, Gerhard, Soler y
un álbum de pianismo catalán,
siguen ahora (siempre en el
sello Naxos) Mompou y Montsalvatge. De éste (Gerona, 1912Barcelona, 2002) se ha propuesto recoger su pianismo en dos
CDs, el segundo de los cuales
estará a disposición del aficionado dentro de dos meses. El primero, que ahora nos ocupa,
recoge nueve obras escritas
entre 1933 y 1995, una muestra
perfectamente representativa de
la evolución del autor, desde
sus primeras composiciones más
o menos académicas y de
aprendizaje hasta las más maduras y compendiadoras de un
estilo personal y ecléctico que
caracterizó al músico gerundense. La aversión al wagnerismo,
la querencia por la música francesa y por el mundo del ballet,
la práctica politonal, la afición a
las melodías latinoamericanas y
al antillanismo, la atracción por
el jazz… Todo ello queda de
manifiesto en este CD, en el que
se incluyen dos primeras graba-
ciones mundiales: la de la primeriza Tres impromptus, composición de 1933, cuando Montsalvatge todavía estudiaba con
Enric Morera en el Conservatorio
y repudiaba su enseñanza del
lenguaje wagneriano; y la de
Recóndita armonía, de 1995,
ésta para piano y orquesta de
cuerda, cuyo germen fue un
quinteto de cuerda que el compositor escribió en sus años de
estudiante y que nunca llegó a
estrenarse. Ritmes fue la primera
de sus creaciones que Montsalvatge oyó interpretar en el Palau
de la Música barcelonés. Tres
Divertimentos recrea melodías
populares y anónimas que el
autor oyó en el frente durante la
guerra civil española. Elegía a
Ravel es un homenaje al admirado compositor francés. Divagación fue un regalo a Alicia de
Larrocha por su boda. Sonatine
pour Yvette recoge en el título el
nombre de la hija de Montsalvatge. Siciliana deriva de un frustrado ballet encargado por el
coronel De Basil, director del
Ballet de Montecarlo. Sketch
redunda en la exploración del
mundo de los ritmos de habanera… Hitos, pues, significativos
en la evolución de la trayectoria
musical de Xavier Montsalvatge
y que ayudan a entenderla.
(Janowitz y Lewis) y la de tradición latina (Tarrés y Pavarotti).
Siendo el elenco de un pareja y suma eficacia, vale la pena
rescatar a Tarrés, no siempre
estimada como merece, que
resuelve su espinosa parte con
un señorío vocal, una adecuación a los humores —amor y
venganza, ternura y espanto—
de Electra y una musicalidad
depurada que la sitúan a la altura de sus mejores colegas
(Grümmer en primer término).
Janowitz canta con una voz ahilada, de cristal con visos diamantinos, exquisita y sensible.
Pavarotti, joven de timbre, siempre solar y pleno de medios,
jamás fraseó tan bien como en
este caso, seguramente por
sumisión al magisterio de Pritchard, capaz de embridarlo y
convertirlo en el príncipe alerta
y heroico que es Idamante. Canto desenvuelto aparte, sus recitativos tienen una minuciosa y
fina intención servida con una
claridad meridiana. Lewis,
menos dotado que su colega y
con un italiano de encantador
exotismo británico, resulta el
especialista dieciochesco de primera línea que todos sabemos,
aquerenciado aquí en uno de
sus roles emblemáticos.
Blas Matamoro
José Guerrero Martín
PARRA:
MOZART:
Idomeneo. GUNDULA JANOWITZ
(Ilia), LUCIANO PAVAROTTI (Idamante),
ENRIQUETA TARRÉS (Electra), RICHARD
LEWIS (Idomeneo), NEILSON TAYLOR
(Arbace). CORO DEL FESTIVAL DE
GLYNDEBOURNE. FILARMÓNICA DE
LONDRES. Director: JOHN PRITCHARD.
2 CD GLYNDEBOURNE GFOCD 006-64
(Diverdi). 1964. 141’. ADD. R PN
R eeditado
como documento acerca
del debut formal de Pavarotti, entonces un joven
dubitativo entre el fútbol y la
ópera, este dechado mozartiano
ha quedado como referencia.
Sin duda, el genio del lugar es
Pritchard, ducho en Mozart,
quien lee la obra con una tensión urgente, una variedad de
climas, una alternancia de lirismo y acción, todo ello servido
con una orquesta límpida, audible hasta el mínimo detalle, aunque con una sección de violines
algo inferior al resto. Valor añadido tiene el hecho de que el
director ha sabido conjuntar y
homogeneizar el estilo de las
dos vertientes mozartianas aquí
reunidas: la de tradición vienesa
Hypermusic Prologue. CHARLOTTE
ELLETT, soprano; JAMES BOBBY,
barítono. ENSEMBLE
INTERCONTEMPORAIN. IRCAM-CENTRE
POMPIDOU. Director: CLEMENT POWER.
KAIROS 0013042KAI (Diverdi). 2009.
64’. DDD. N PN
E n bellísima
presentación
gráfica —que
incorpora
tanto muestras de la partitura como
esquemas formales e imágenes
de la presentación de la obra,
sucesiva en París y Barcelona en
junio y noviembre del pasado
año—, Kairos brinda un segundo disco del compositor Hèctor
Parra, tras el dedicado con el
Ensemble Recherche en 2008 a
su producción camerística, en
versión segura y de increíble
precisión de los intérpretes del
estreno.
Hypermusic Prologue, apoyado en un libreto de la física y
profesora en Harvard Lisa Randall, se concibe como una “ópera proyectiva en siete planos”,
que en poco más de una hora
plantea una disyuntiva básica: la
incompatibilidad de planos de
realidad y percepción y las
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estrategias de sujeción a la realidad normativa y de liberación
hacia una nueva quinta dimensión, teorizada por la propia
Randall, que despliegan sus dos
protagonistas hasta su coexistencia incomunicada en el plano
cuarto y la progresiva reconciliación, abierta al futuro, del plano
conclusivo.
Excelente idea la del sello
discográfico al incluir un segundo
CD que, por medio de una extensa entrevista con compositor y
libretista, revela algunas de las
claves creativas de la ópera y
actúa como guía de escucha;
obviamente, no se trata de un
tema al uso —si bien incide en la
cada vez más frecuente colaboración entre músicos y científicos—
y, más allá de su posible interés
conceptual, la deformación de la
percepción temporal y la búsqueda de analogías sonoras estructurales de conceptos y procesos
físicos que reivindica Parra en sus
notas puede juzgarse en términos
puramente musicales. Y, en este
sentido, es indudable la calidad
de la escritura instrumental, la
permanente tensión entre disgregación y concentración del timbre instrumental —desbordado
en el plano quinto en una sección puramente electroacústica—
y la diversidad de una escritura
vocal que alcanza la fragmentación fonética en la descripción de
esa quinta dimensión, inefable.
Germán Gan Quesada
José Luis Fernández
PLATTI:
Música de cámara. ENSEMBLE
CORDIA. Oboe y director: ALFREDO
BERNARDINI.
BRILLIANT 94007 (Cat Music). 2005.
60’. DDD. N PE
G iovanni
84
flauta, oboe y como no podía
ser menos, para violín y para
clave. La música religiosa,
imprescindible en una corte
católica, tampoco estuvo ausente en su producción. Un polifacético músico que además de
tocar y componer para los mencionados instrumentos, también
cantaba y era profesor de canto.
El conocido oboísta Alfredo
Bernardini y el violonchelista
Stefano Veggetti, principales
componentes del Ensemble Cordia, han elegido seis sonatas de
Platti en las que sus respectivos
instrumentos llevan el protagonismo, bien individualmente o
bien conjuntamente en el caso
de un par de sonatas en trío.
También encontramos una para
oboe, fagot y continuo, así que
una cierta variedad no falta.
Como puede suponerse, es
toda ella una música tranquila y
bien elaborada, escrita para
conocedores que la disfrutaban
en intimidad, sin fastos ni exhibicionismos gratuitos. Además
de un número uno en el oboe
barroco como es Bernardini, los
restantes intérpretes tienen también un gran nivel, particularmente Stefano Veggetti y la
escucha del disco es muy placentera. Estupendo que músicos
como estos vayan sacando a la
luz bellas partituras que aún se
conservan en manuscrito y que
puedan ser escuchadas a un
precio tan atractivo como el que
ofrece Brilliant.
Benedetto
Platti fue uno
más de los
numerosos
compositores
italianos del
período barroco que pasaron la
casi totalidad de su vida al servicio de una corte centroeuropea.
Nacido en 1697 en Padua y tras
hacer sus primeras armas en la
cercana Venecia, pasó a trabajar
en la corte de los príncipes arzobispos de la familia Von Schönbron en Wurzburgo. Su mayor
relación profesional la mantuvo
con uno de los miembros más
jóvenes, el apasionado violonchelista Rudolf Franz Edwin,
que ocupaba un lugar secundario en la corte. Esta fue causa de
que Platti compusiera un importante número de obras para chelo, pero como era un superdotado, también escribió obras para
PROKOFIEV:
Evgeni Onegin op. 71. TIMOTHY
WEST, SAMUEL WEST, NIAMH CUSACK,
DOMINIC MAFHAM, HELENA MCCARTHY,
TERRENCE HARDIMAN, actores;
KATHERINE FUGE, soprano; ANDREW
RUTT, BAJO; JULIAN WALKER, bajo. THE
NEW COMPANY CHORUS. SINFONIA 21.
Director: EDWARD DOWNES.
2 CD CHANDOS CHAN 10541(2) X
(Harmonia Mundi). 1994. 124’. DDD.
R PM
L a música
escénica para
el
Evgeni
Onegin
de
Pushkin es de
1936,
de
cuando Prokofiev se instala en la Unión
Soviética, supuestamente ciego a
lo que allí está pasando. Va a ser
el centenario del poeta en 1938,
y prepara esta partitura para el
Teatro de Cámara de Moscú,
que montará una adaptación
teatral de la novela poemática,
con dirección escénica de Sigismund Krzymanowski. Pero prohíben la música; no podemos
Simon Trpceski, Vasili Petrenko
EJEMPLAR
RACHMANINOV:
Conciertos para piano y
orquesta nº 2 y nº 3. SIMON
TRPCESKI, piano. REAL FILARMÓNICA
DE LIVERPOOL. Director: VASILI
PETRENKO.
AVIE AV2191 (Gaudisc). 2009. 76’.
DDD. N PN
Trpceski y Petrenko para los
dos grandes conciertos de
Rachmaninov, los más —justamente— populares y también
los más brillantes y apasionados, puro nervio y puro fuego.
Las interpretaciones son realmente como cabe imaginar, de
una rotundidad y brillantez apabullantes, y también una
demostración ejemplar de que
por mucha exigencia técnica
que haya —que la hay— siempre debe haber lugar para la
musicalidad y para la sensibilidad. La trayectoria discográfica
de Petrenko, un tanto irregular
pues a veces cautiva y otras
provoca —como mínimo—
perplejidad, tiene en este volumen un punto álgido. Con este
par de perlas rachmaninovianas
hacer ahora la crónica de los
comités de sabios y listillos del
partido que la hundieron. Nunca se representará. Y ninguno
de los otros proyectos pushkinianos de Prokofiev verá la luz:
ni la música para la película La
dama de picas, ni la música
para el Boris Godunov de
Musorgski que iba a montar
Meyerhold. Felizmente, Prokofiev utilizó parte de esa música
de Onegin para otras obras,
como Guerra y paz. Y no se
conserva toda la compuesta.
Edward Downes hizo un arreglo
sobre todo teatral de la partitura
para piano preparada por Pavel
Lamm a petición del mismo Prokofiev. Es un arreglo en inglés
para actores, cantantes, coro y
orquesta. Y esta fue su primera
grabación.
Tenemos aquí una obra teatral radiofónica con música, eso
hay que advertirlo. Timothy
West hace un sobrio narrador.
Samuel West, un algo ridículo
Onegin, con tendencia al falsete
(habla, no canta). Deliciosa,
como no podía ser menos, la
Tatiana hablada de Niamh
Cusack (atención a su largo parlamento). Bellas voces british
para todos los actores. En cuanto a las voces cantadas, tienen
escaso cometido en relación con
las dos horas largas que dura la
acertó plenamente el pasado
año al llevarlas al disco junto a
ese fenómeno que es Trpceski.
Sin duda estamos ante unas
interpretaciones que no son del
montón sino que deben ocupar
un lugar preferente entre las
mejores. Tanto el piano como
la orquesta aportan claridad a
esta música no siempre tratada
con el cuidado que merece, y
puede apreciarse una cierta
contención en más de un
momento, pero es algo que
beneficia a unas obras como
éstas que nunca deberían resultar confusas. Versiones ejemplares, sin duda.
Josep Pascual
función, y son sencillamente
adecuadas aunque el bajo que
canta Onegin lo hubiéramos
preferido con mejor timbre y
belleza vocal.
La dirección musical de
Downes a solistas vocales y al
conjunto Sinfonia 21 es también
adecuada, sin que la partitura dé
para muchos lucimientos. La
dirección teatral de Timothy
West es lo suficientemente matizada y más o menos alejada del
realismo como para dar de esta
obra una visión muy distinta a la
que plantea la inevitable obra
con la que ha de ser comparada:
la ópera de Chaikovski, que por
la fuerza de las cosas se ha ido
teatralizando a lo Chejov desde
hace décadas, aunque ahora las
cosas han empezado a cambiar.
En resumen: poco recomendable para los que no admiten
así como así demasiada palabra
para poca música (hablan continuamente, esa es la verdad;
pero es teatro, al fin y al cabo).
Necesario, pero no imprescindible, para los enamorados de la
música de Prokofiev. Un eslabón inexcusable, sin embargo, si
se quiere comprender la transición soviética del compositor,
cuando llegaba a la patria transformada y se disponía a ser un
buen socialista. Onegin fue un
eslabón que se perdió, o casi.
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PARRA-SAINT-SAËNS
Semion Kotko se estrenará, pero
será una maldición, por lo que
sabemos. Ahí hay que situar el
fallido Onegin.
Santiago Martín Bermúdez
REVUELTAS:
La Coronela. Itinerarios.
Colorines. ORQUESTA DE CÁMARA
INGLESA. SINFÓNICA DE SANTA
BÁRBARA. Directora: GISÈLE BEN-DOR.
ROSSINI:
ROTHE:
Otello. MICHAEL SPYRES (Otello),
JESSICA PRATT (Desdemona), FILIPPO
ADAMI (Rodrigo), GIORGIO TRUCCO
(Jago), UGO GUAGLIARDO (Elmiro).
CORO FILARMÓNICO DEL ESTADO DE
TRANSILVANIA. VIRTUOSI BRUNENSIS.
Director: ANTONIO FOGLIANI.
La Pasión según san Mateo. HANS
JÖRG MAMMEL, tenor; WOLF MATTHIAS
FRIEDRICH, bajo; GUDRUN SIDONIE
OTTO, soprano; MARGARET HUNTER,
soprano; MANJA STEPHAN, soprano;
CHRISTOPHER DITTMAR, contratenor;
BEAT DUDDEK, contratenor; MIRKO
LUDWIG, tenor; CARSTEN KRÜGER, bajo.
CANTUS THURINGIA. CAPELLA THURINGIA.
Director: BERNHARD KLAPPROTT.
NAXOS 8.660275-76 (Ferysa). 2008.
149’. DDD. N PE
Un
ta este disco
publicado originalmente
por
Koch
(puede verse
la crítica correspondiente en SCHERZO nº
136, julio-agosto de 1999, págs.
100-101). Marcó en su momento
el pistoletazo de salida de una
cierta revalorización del compositor mexicano, a la que la emprendedora directora contribuyó no
mucho después con un importante Festival Revueltas en Santa Barbara (reseña de esos conciertos
en SCHERZO nº 142, marzo de
2000, pág. 49), que no ha terminado de reflejarse en la vida de
nuestras salas de concierto. El
programa indaga en los rincones
de la desgraciadamente truncada
obra del original autor, puesto
que la parte principal del disco se
dedica a La Coronela, ballet
inacabado —lo completó Blas
Galindo— y orquestado por
otros; Moncada en esta grabación. Pese a todo, parece reconocerse a Revueltas: el peculiar
mundo tímbrico, las osadas mezclas de colores, el tono sardónico,
el uso de la disonancia y la incorporación de lo popular —muy
lejana de Falla, con el que muy a
la ligera se le ha comparado—,
caso de la cita cortada de Adelita
en el número final de la tercera
parte o en el corrido El Peladito.
Tras la seriedad repentina de Los
Caídos, el final de toque circense
se diría que responde adecuadamente a lo planificado por su
autor, lo que habla a favor del
trabajo de Galindo. Itinerarios
muestra lo avanzado del léxico
revueltino, en tanto que el estudio tímbrico de Colorines se llena
de descaro, buen humor, sonoridades chirriantes y aspectos grotescos. Una excelente muestra del
arte inclasificable de este compositor. Las magníficas versiones
potencian la audacia de las partituras. Un disco, que a pesar del
poco tiempo transcurrido desde
su primera edición, ha crecido
todavía más en significado.
reparto
de
jóvenes
cantantes, a
los que se
suman una
orquesta de
reciente formación y un director apenas iniciada la treintena son capaces de
sacar adelante una versión aceptable de la partitura rossiniana, de la
que ofrecen una lectura viva, bien
trabajada y especialmente uniforme. Todos cantan un Rossini
común bajo una candente batuta
que respeta tempi, articula transparente la narración y con su
fogoso planteo acerca la partitura
a fronteras casi románticas. El
Otello de Spyres, más lírico que
dramático, medios interesantes
aunque no precisamente bellos,
es capaz de superar con accesibilidad la baritonal tesitura del personaje, evitado cargar los graves y
accediendo casi siempre sin aparente dificultad a las notas agudas.
Pratt, soprano lírica de timbre
agradable e irrebatible musicalidad, desentraña con intención los
recitativos y desgrana con elegíaca
disposición las partes cantables,
aprovechando las excelentes
oportunidades de lucimiento que
le ofrece el acto III. Un poco apurado Adami (las exigencias de
ornamentación, canto y empuje
de Rodrigo son, como se sabe,
mortecinas), aunque su Rodrigo
destaca por el barniz italiano de
sus medios y por la fortaleza de
su concepto. Trucco da las convenientes réplicas a Jago y Otello en
los dos vibrantes dúos. El cuarto
tenor, Lorenzo Cortellazzi como el
Gondolero, saca el partido esperado a su bonita y lastimera canción. Géraldine Chauvet es una
destacada Emilia y Ugo Gagliardo
no tiene problemas en destacar
con noble colorido de bajo a
Elmiro. Un tanto a favor más del
Festival de Bad Wildbad que se
atrevió a hacerle a competencia,
con un verano de diferencia, a
Pésaro donde se convocaron los
dos tenores más afines actualmente al canto de Nozzari y David, o
sea, Kunde y Flórez. A falta de
grabación oficial de esta ejecución, el registro de Naxos puede
servir de consuelo. Y de testimonio de las esmeradas maneras con
las que hoy se canta Rossini.
Enrique Martínez Miura
Fernando Fraga
NAXOS 8.572250 (Ferysa). 1997-1998.
50’. DDD. R PE
Naxos reedi-
2 CD CPO 777 554-2 (Diverdi). 2009.
97’. DDD. N PN
Esta Pasión
según
san
Mateo no es
sólo la única
obra de su
autor, Johann
Christoph
Rothe (1653-1700), sino la Pasiónoratorio más antigua del centro
de Alemania que se ha conservado. Fue compuesta en Sondershausen, pequeña ciudad de
Turingia, en 1697, y no es improbable que el joven Bach la conociera. En todo caso, la única
influencia detectable sobre la
página del Cantor del mismo título sería el patetismo de la escritura en registro grave para los recitativos accompagnati de Jesús.
Sin embargo, ahí y en el resto el
trabajo de Rothe responde, muy
coherentemente por otra parte, al
extremo candor de los textos de
autor desconocido que acompañan a los del Evangelista. Lo más
estimable es la aplicación al tema
religioso de recursos propios del
madrigal, como por ejemplo los
ritornelli en que las melodías
antes cantadas son repetidas por
dos violines y un cuarteto de violas da gamba. La versión se ajusta
con verosimilitud a los cánones
estilísticos del lugar y la época,
pero sabe también respetar la
intención de Rothe de crear lo
que podríamos describir como un
“drama dulce” en el que incluso
las turbas suenan amables. Entre
los solistas, destaca la belleza tímbrica de las sopranos Margaret
Hunter y Gudrun Sidonie Otto
(esta última a pesar de cierta tendencia a las notas “fijas”), la
nobleza y redondez del de Wolf
Matthias Friedrich (Jesús) y la
delicada elocuencia del Evangelista de Hans Jörg Mammel.
Recomendable no sólo
como documento para eruditos.
Alfredo Brotons Muñoz
SAINT-SAËNS:
Sinfonías nºs 1, 2 y 3. Le rouet
d’Omphale. Phaéton. Danse
macabre. Marche héroïque. VINCENT
DUBOIS, órgano. ORCHESTRE NATIONAL
D’ÎLE DE FRANCE. Director: YOEL LEVI.
2 CD CASCAVELLE 3136 (Gaudisc).
2009. 121’. DDD. N PN
C
amille
Saint-Saëns
no ha pasado
a la historia
como un gran
renovador.
Pese a ser el
principal introductor del poema
sinfónico en la vida musical francesa, el seguir (o mejor: no rechazar) la tradición sinfónica centroeuropea lo ha venido relegando
al plano de los conservadores
cuando, en realidad, su música se
proyectaba al futuro de una forma que quizás sin la aparición de
Debussy se hubiese reflejado de
forma más obvia. No lo prueba
así, claro está, la juvenil Primera
Sinfonía, que nos suena fresca,
lozana, vistosa, irreprochable desde un punto de vista formal, pero
también un tanto impersonal, de
palpable inspiración academicista. El lenguaje armónico mira claramente hacia atrás. El avance en
la Segunda es considerable, no
en vano han pasado seis años, y
aun sin dar la vuelta a la tortilla
(los esquemas seguían siendo
más bien básicos) Saint-Saëns
acentuó densidades y tensiones
para hacerlas confluir en una
tarantella de tenaz dinamismo e
implacable ritmo. Pero el centro
de gravedad de estos dos discos
está en la Tercera Sinfonía, “con
órgano”, verdadera síntesis de
tradición y modernidad, una de
las mayores aportaciones francesas al género sinfónico. Es aquí
donde el rumano Yoel Levi viene
a demostrar que su trabajo al
frente de la Orchestre National
d’Île de France, de la que es
director principal desde hace cinco años, está dando sus frutos.
Así, la versión, amplia y poderosa, incide en un lirismo un tanto
elegíaco que trata de acentuar la
carga dramática de la obra, alcanzando unos resultados en general
elogiables, aunque no por ello
libres de altibajos, sobre todo en
el primer movimiento. Desde luego, la estructura cíclica de la obra
se revela con toda claridad. La
orquesta suena compacta, con
una notable riqueza tímbrica, una
cuerda sutil y tersa, una gran
capacidad para el cantabile
(excelente el Poco adagio) y una
no menor disposición para la
señorial y exuberante solemnidad
requerida en el Maestoso final.
Más que complementos, los
cuatro poemas sinfónicos que
rematan la entrega son muestras
elocuentes de la modernidad en
la que se movía la figura del
compositor francés, máxime
cuando las ideas lisztianas no
estaban a la moda parisina de
entonces (estamos en los setenta
del siglo XIX), destacando, siempre lo hace, la Danza macabra,
tanto por el sugerente violín
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SAINT-SAËNS-SILVESTROV
como por el trasfondo entre
metafísico y tétrico con que Levi
acierta a retratar los traviesos
bailoteos de la Muerte.
Asier Vallejo Ugarte
SALLINEN:
Sinfonía nº 6. Concierto para
violonchelo. JAN-ERIK GUSTAFSSON,
violonchelo. SINFÓNICA DE
NORRKÖPING. Director: ARI
RASILAINEN.
CPO 999 971-2 (Diverdi). 2007. 66’.
DDD. N PN
La
Sinfonía
nº 6 de Sallinen es una
obra maestra.
No es la primera vez que
llega al disco
y es posible —y deseable— que
en adelante contemos con otras
versiones. Así debe ser al tratarse
de una composición de tal
importancia que debe hacerse un
lugar en el repertorio. Con clara
vocación evocadora e incluso
paisajística, con algún eco más
que evidente de Stravinski —sorpréndanse hacia los cuatro minutos de iniciado el primer movimiento con una sonoridades que
inequívocamente nos conducen
a La consagración de la primavera— de Sibelius, de Bartók, pero
con un lenguaje heterogéneo y a
la vez de gran personalidad,
Sallinen cautiva con esta música
espléndida que tan pronto parece inundada de luz como parece
sombría y a veces incluso nebulosa. El propio Sallinen estuvo
presente en las sesiones de grabación y eso es algo que sin
duda habrá tenido efecto en la
versión de Rasilainen quien, por
otra parte, es uno de los grandes
directores actuales como viene
demostrando hace ya algún tiempo. Junto a esta composición
tenemos el Concierto para violonchelo de 1977, por lo tanto
bastante anterior a la sinfonía,
datada en 1990. A pesar de la
distancia entre una y otra obras
apreciamos en lo sustancial que
se trata del mismo lenguaje,
ecléctico y personal, de influencias claramente identificables y
de un evidente anhelo expresivo. También hay lugar para el
virtuosismo en esta composición
de modo que permite el lucimiento del solista, quien junto a
un inspirado y eficaz Rasilainen,
sale más que airoso de lo que a
todas luces debe ser un desafío
para cualquier violonchelista por
exigirse no sólo técnica sino
también musicalidad y altura
artística.
86
Josep Pascual
SCHNITTKE:
Sinfonía nº 9 (reconstrucción del
manuscrito por Alexander
Raskatov). Concerto grosso nº 1
(versión para flauta, oboe, clave,
piano preparado y orquesta de
cuerda). SHARON BEZALY, flauta;
CHRISTOPHER COWIE, oboe; GRANT
BRASLER, clave; ALBERT COMBRINK,
piano. FILARMÓNICA DE EL CABO.
Director: OWAIN ARWELL HUGHES.
BIS CD-1727 (Diverdi). 2008. 61’. DDD.
N PN
L a auténtica
novedad de
este CD dedicado a Alfred
Schnittke es
la especial
versión del
Concerto grosso nº 1, obra de
1977 que en 1988 reordenó el
compositor para flauta y oboe
en lugar de dos violines. Para
muchos también será novedad
la Novena Sinfonía, concluida
por Alexander Raskatov en 2006,
unos ocho años después del
fallecimiento del compositor.
Pero ésta ya la conocíamos de
un disco reseñado aquí hace
menos de un año, con esa Sinfonía y con una obra del propio
Raskatov, Nunc dimittis, para
mezzo, voces masculinas y
orquesta (Elena Vasilieva,
Hilliard Ensemble, Filarmónica
de Dresde, dirección de Dennis
Russell Davies, ECM). Nunc
dimittis, ausente del CD que
ahora reseñamos, era un excelente y adecuado complemento
para la reconstruida pieza sinfónica de Schnittke.
Sharon Bezaly y Christopher
Cowie recrean con Brasler y
Combrink esta nueva versión del
Concerto grosso nº 1 (es primera
grabación mundial) y obtienen
unos resultados sorprendentes.
Esta página de algo menos de
media hora, bastante conocida,
se nos aparece de nuevo, aunque con otros medios, como una
secuencia de episodios e ideas
en la que diversas inspiraciones
configuran una unidad rica en
tensiones, hasta en suspense. Es
apasionante comparar la versión
original con ésta. No sabes con
cuál quedarte, y al final agradeces que existan las dos.
Lo de la Sinfonía es más
complejo. Recordaremos algo
que citábamos entonces: “Se trata —decía Raskatov sobre su versión de la inconclusa Sinfonía nº
9— de tres movimientos terminados y totalmente orquestados,
escritos en 53 páginas en letra
minúscula. La escritura es desigual, y a primera vista parece
ilegible. Hay que tener en cuenta
que Schnitke lo escribió con la
mano izquierda, lo que supuso
un increíble esfuerzo para él. En
eso consiste mi tarea: restaurar el
texto original con la máxima
prudencia y fidelidad al original,
sin añadir nada por mi parte y
sin tratar de ‘corregir’ al compositor”. Eso sí, falta otro movimiento, y ese falta para siempre.
El crescendo se trunca. Pero hay
que recordar que el intento de
Raskatov es el definitivo, después del estreno de Rozhdestvenski, que se consideró una
versión inadecuada del material
concluido por Schnittke; y después del de Nikolai Korndorf,
que falleció en 2001 sin poder
llevar a cabo su trascripción.
Hughes consigue con una
orquesta ajena a los circuitos
como la de El Cabo (Sudáfrica)
unos resultados excelentes, tanto en la temperatura de las líneas como en el color y en la tensión de las secuencias. BIS vuelve por enésima vez a mostrarse
el sello campeón de la obra de
Alfred Schnittke con un nuevo
disco dedicado a la obra de tan
importante compositor de la
segunda mitad del siglo XX.
Santiago Martín Bermúdez
SCHUBERT:
Edición Deutsche. Vol. 35.
Rarezas, fragmentos y versiones
alternativas. SYBILA RUBENS,
soprano; DETLEV ROTH, barítono;
RETO KUPPEL, PETER RIEHM, violines;
DANIEL GROSGURIN, violonchelo; UTA
JUNGWIRTH, arpa; ULRICH EISENLOHR,
piano.
NAXOS 8.572322 (Ferysa). 2009. 62’.
DDD. N PE
C ulminando
la
edición
monumental
Deutsche, he
aquí los retazos del cancionero schubertiano. Es una miscelánea marginal pero cargada de rasgos
personales, de modo que aun
cuando estamos ante fragmentos, esbozos, melodías sin palabras y versiones que Schubert
desdeñó y corrigió para incorporarlas a su catálogo definitivo, no
dejan de ser Schubert de pies a
cabeza, pasando por el corazón,
si se admite el lugar común.
No tienen sólo un interés
documental estas piezas. En
algunas hay esbozos sin pulir; en
otras, versiones primera y hasta
segunda de canciones rehechas;
en un tercer escalón, títulos que
aquí llevan acompañamientos
con diversidad instrumental, luego reducidos al simple —es una
manera de adjetivar en el caso
de Schubert— piano. Lo más
curioso son los “monstruos”, es
decir las melodías a las cuales el
músico no adjudicó palabras,
acaso a la espera de versos apetecibles: romanzas sin palabras,
de hecho, que muestran una
manera de componer aparentemente inversa a la habitual, que
partía del poema. También hay
partituras que luego sirvieron
para obras religiosas mayores.
No se ejecutan normalmente y
este valor añadido se suma a los
ya acreditados por la edición
Deutsche.
Eisenlohr vuelve a mostrar
que es el director del dispositivo. Ha estudiado la ingente
obra, la ha definido y después
ha enfilado a los intérpretes más
adecuados hasta obtener un
canon schubertiano de primera
calidad. Rubens es una perfecta
soprano juvenil de cámara, bien
respondida por Roth como barítono lírico, sensible y poético,
en la mejor tradición germana.
Los demás colaboradores, a la
altura requerida.
Blas Matamoro
SCHUMANN:
El paraíso y la peri. JULIA
FAULKNER, soprano; HEIDI GRANT
MURPHY, contralto; FLORENCE
QUIVAR, ELISABETH WILKE, mezzos;
KEITH LEWIS, ROBERT SWENSEN,
tenores; ROBERT HALE, bajo-barítono.
CORO Y ORQUESTA DE LA CAPILLA
ESTATAL DE DRESDE. Director: GIUSEPPE
SINOPOLI.
2 CD BRILLIANT 94065 (Cat Music).
1995. 112’. R PN
E s oportuna
esta reedición
porque
no
abundan las
sesiones en
vivo ni las
grabaciones
de la obra oratorial profana de
Schumann, de la cual ésta es un
ejemplo de primera importancia.
En efecto, el sesgo dramático
que luce en muchas de sus canciones y escasamente en su única ópera, alcanza aquí una elocuente síntesis, entre poemática,
narrativa y ambiental. Además,
permite volver sobre el legado
de Sinopoli, director, compositor
y escritor malogrado en plena
actividad creativa.
La lectura que propone es,
como todas las suyas, objetiva,
recatada, rica en sutilezas, cuidadosa de planos, moderada pero
fina de timbres. A los cantantes
y las masas consigue disciplinarlas a favor de la unidad estilística e idiomática, de modo que la
historia, sin perder lirismo, tenga
episodios y contrastes de carácter necesarios a su desenvoltura.
Los cantantes se producen
con suficiencia, sin llegar a la
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SAINT-SAËNS-SILVESTROV
Daniel Sepec, Andreas Staier
ENERGÍA ROMÁNTICA
SCHUMANN:
Ciacona. Sonatas para
violín y piano nº 1 y nº
2. Gesänge der Frühe. DANIEL
SEPEC, violín; ANDREAS STAIER,
fortepiano.
HARMONIA MUNDI HMC 902048.
2009. 78’. DDD. N PN
M ás de una vez nos hemos
referido encomiásticamente en
estas páginas al clavecinista,
fortepianista y pianista alemán
Staier. Algunas de sus grabaciones han merecido nuestros plácemes y varias calificaciones de
excepcionalidad. En otro disco
Schumann, dedicado a Bach,
indicábamos la seriedad de la
concepción, la firmeza del criterio y la solidez de la ejecución,
nunca ausentes, en este instrumentista, de un toque profundamente poético, que es algo
consustancial a la música del
compositor; que sale en el CD
que ahora comentamos de nuevo revalorizado en unas obras
que se ha querido sean de última época, escritas entre 1851 y
1853; partituras magníficas y
hondas, severas y envueltas, no
obstante, en un aliento romántico indiscutible y característico.
Y también aquí surge el
nombre del gran Cantor de Sanbrillantez, pero que en este tipo
de partituras tampoco resulta
necesaria. Encomiar las masas
de la consular institución de
Dresde, podría quedar superfluo
pero no sobra recordarlas.
Blas Matamoro
to Tomás, a través de esa Chacona de la Partita nº 2, que
Schumann arregló para violín y
piano con una destreza soberana armonizándola de manera
muy creativa y sabiendo combinar perfectamente las voces de
los dos instrumentos después
de repetir al pie de la letra la
introducción violinística original. Las dos Sonatas son piezas
soberanas y poco divulgadas,
ambas en menor y llenas de claroscuros, de una pátina que
roza en muchos instantes lo
patético, siempre dentro de una
contención poco amiga de los
gestos retóricos. El comienzo de
la segunda es de una concentración formidable, en esa exposición mediante imponentes acordes de las notas del nombre
David, apellido del famoso violinista a la que está dedicada.
Valoramos muy mucho la
manera en la que Staier y Sepec
sirven a estas composiciones,
respetando todos sus trazos y
sus delicadas anotaciones; y
cómo mantienen en todo
momento una energía, a veces
soterrada, a veces presente, en
todo caso precisa para definir
firmemente los rasgos esenciales de los pentagramas, que son
realmente magros, exentos de
MARCA DE LA CASA
SCHUMANN: Tríos nº 1 op.
Sinfonías nºs 4 y 5. SINFÓNICA DE
LAHTI. Director: JUKKA-PEKKA SARASTE.
63, nº 2 op. 80, nº 3 op. 110.
Fantasiestücke op. 88. Seis
piezas en forma de canon op.
56. ERIC LE SAGE, piano; GORDAN
NICOLITCH, violín; CHRISTOPHE COIN,
violonchelo. PAUL MEYER, clarinete.
Un “postsinfonista” o un
sinfonista
que escribe
sinfonías tras
la muerte de
la sinfonía.
Así puede considerarse el ucraniano Valentin Silvestrov, uno
de esos autores que, tras el hundimiento de la Unión Soviética,
pasó de ser un marginal polémico a una figura internacional. Y
todo gracias a un lenguaje desconcertante y profundamente
personal, hecho de elementos
mínimos que paradójicamente
Arturo Reverter
Eric Le Sage
SILVESTROV:
BIS CD-1703 (Diverdi). 2008. 67’. DDD.
N PN
todo lo que no sea importante
sustancia. Hay tensión evidente
en el extenso desarrollo de la
parte allegro del primer movimiento de esa obra en re
menor, plagado de síncopas
adecuadamente marcadas, con
lo que el impulso masculino y
fluido, el camino aristado, episódicamente amenazado por
los secos acordes iniciales,
repetidos casi como leitmotiv,
continúa imparable su curso.
El toque Staier es perfectamente reconocible en el trazado
minucioso y variado de las cinco
piezas que componen ese curioso álbum titulado Cantos del
alba op. 133, una especie de
pintura sentimental de un mundo circundante con la figura
poética de Hölderlin al fondo.
Los dedos del pianista nos
ponen al descubierto las íntimas
bellezas de esta música, no
excesivamente grabada y que
cuenta con una muy buena
interpretación de Pollini en un
piano moderno. El que emplea
el alemán, y es una de las gracias del disco, es un Erard de
1837, prácticamente coetáneo de
las partituras. Su sonoridad,
oscura, su agreste tímbrica, su
aire percutido, resultan muy
interesantes y expresivos cuando son controlados por la mano
de un experto que no se ande
con zarandajas y vaya al grano,
como es Staier. Nos agrada la
técnica y el sonido del violinista, también germano, Sepec,
que porta mucha experiencia en
el manejo de instrumentos
barrocos. Aquí tañe uno posterior, un Laurentius Storioni de
Cremona, fabricado en 1780,
que nos proporciona espléndidas y casi mágicas sonoridades,
como las que escuchamos en el
tercer movimiento de la Segunda Sonata. Se acopla con el
teclista sin problemas y pone de
manifiesto un permanente buen
gusto; además de una probada
capacidad ejecutora para sortear
las exigencias virtuosas de la
Chacona.
2 CD ALPHA 158 (Diverdi). 2009.
123’. DDD. N PN
El noveno volumen de la colección sobre Schumann que dirige
y protagoniza el pianista Eric Le
Sage viene principalmente con
dos discos que incluyen los Tríos. Para ello el pianista cuenta
una vez más con la participación
del violín de Gordan Nicolitch, y
en el papel del violonchelo se
estrena Christophe Coin. Las versiones están, como es habitual,
plenas de energía y vitalidad,
cohesión sonora y equilibrio
arquitectónico. Aunque refinadas, tienen algo de viscerales y
salvajes: impulso destinado a un
Schumann vehemente que busca la agitación con calidez y ternura. Los Tríos desprenden energía e inspiración, discurso elegante e inspiración poética, los
músicos seducen convincentemente con un fraseo lleno de
familiaridad y fantasía y con una
sonoridad en todo momento
armonizada bajo las leyes de la
música de cámara. Sorprende la
inclusión de las Seis piezas en
forma de canon en una trascripción de Theodor Kirchner, curiosidad que los intérpretes (piano
y violonchelo con la participación del clarinetista Paul Meyer)
firman con fluidez y expresión
naturalidad. Los instrumentos
sugieren a un Schumann lírico
y delicado, ciertamente pueril
pero no falto de vigor y exquisitez. Pulcritud, suavidad, delicadeza, gracia y elegancia para
el Schumann coherente y cuidado del pianista francés.
Emili Blasco
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SILVESTROV-VAUGHAN WILLIAMS
son capaces de generar estructuras monumentales. Digámoslo
ya, no es una música fácil de
digerir, pero si se logra superar
su querencia por el silencio y su
aparente homogeneidad y austeridad, entonces atrapa, nos
introduce en un discurso en el
que nada es previsible y que
tiene como objetivo último la
belleza. Inquietante, sin duda,
pero belleza al fin y al cabo. No
hay tampoco que asustarse,
pues su minimalismo no tiene
nada que ver con las histriónicas células repetitivas de un
Philip Glass ni con la soporífera
pseudotrascendencia de Morton
Feldman. Más bien es Mahler la
presencia que recorre estas dos
sinfonías, ambas concebidas en
un único movimiento. La Cuarta (1976), para metales y cuerdas, se abre con un violento
cluster, tras el cual un fantasmagórico episodio a modo de tocata y scherzo va derivando hacia
un adagio que nos lleva a un
mundo gélido, turbador y siempre amenazante, pero en el que
la melodía, a veces arcaizante,
se impone poco a poco, como
si fuera el símbolo de algo que
ya no pertenece a este mundo.
Aun mayor efecto causa la
Quinta Sinfonía (1980-1982),
un adagio de 40 minutos de
duración que toma la forma de
una elegía y en el que el efecto
de despojamiento, de introspección y al mismo tiempo de ir
más allá en un sentido espiritual, es aún más acusado si
cabe. La escritura armónica es
disonante, pero sobre ese fondo
se destacan sutilmente motivos
y líneas melódicas alusivas al
pasado que configuran una
atmósfera de una belleza estática y frágil, sombría y luminosa,
que sólo puede tener como destino el silencio. Jukka-Pekka
Saraste firma unas versiones
asombrosas de estas dos sinfonías, nada fáciles de dirigir por
su fluir sin apenas pulsación rítmica y esas divinas larguras que
fácilmente pueden derivar en
algo grotesco o, peor aún, aburrido. Un logro que no conviene
perderse.
Juan Carlos Moreno
STRAVINSKI:
La consagración de la
primavera. Andante de las
Cinco piezas fáciles. Moderato
de Los cinco dedos. YARED:
Partitura original. FILARMÓNICA DE
BERLÍN. Director: SIMON RATTLE.
CHRISTOPHE BUKUDJAN, piano;
GABRIEL YARED, piano. ORQUESTA.
Director: JEFF ATMAJIAN.
88
NAÏVE V5223 (Diverdi). 2003-2009. 71’.
DDD. N PN
Cuarteto de Leipzig, Christian Zacharias
VIBRANTE NOVEDAD
SCHUMANN:
Quinteto con piano
op. 44. Cuartetos op.
41, nºs 1-2 (primera versión) y
3. CHRISTIAN ZACHARIAS, piano.
CUARTETO DE LEIPZIG.
2 CD MDG 3071610-2 (Diverdi).
2009. 106’. DDD. N PN
MDG nos hace llegar en este
álbum los tres Cuartetos de
Schumann junto al famoso
Quinteto con piano, con la
peculiaridad de que los dos
primeros Cuartetos se nos
ofrecen en la versión original
del compositor, previa a los
cortes que luego realizó
siguiendo los consejos de
Mendelssohn para la versión
habitualmente escuchada.
El Quinteto obtiene una
traducción trepidante por parte
de Zacharias y el Cuarteto de
Leipzig (bellísimo el segundo
movimiento, con cuidada alternancia de lirismo y frenética
pasión, y vibrantes los dos últimos, rotundos y que captan al
oyente de forma inmediata). El
Tercer Cuarteto, que completa
el primer disco del álbum, nos
llega en su versión habitual,
con una interpretación llena de
efusividad, expresión lírica
(especialmente en el primer
movimiento y en el Adagio
molto) y una hermosa y perfectamente empastada sonoridad, casi orquestal. Trepidante
el final, pleno de vitalidad y
energía. Espléndida también la
versión de los dos primeros
Cuartetos, llena de contrastes
(escúchense los dos últimos
tiempos de esta obra: el Adagio lleno de sereno lirismo, el
Presto fulgurante, arrollador).
Irresistible el fuego desplegado
en el arrebatado Scherzo de
esta obra. La novedad en la
edición del Segundo Cuarteto
se hace inmediatamente evidente al escuchar por primera
vez la introducción lenta que
hace mención al cuarteto previo y que sería cortada por
consejo de Mendelssohn en la
edición habitual. El Cuarteto
de Leipzig se revela, en defini-
tiva, como un formidable traductor de estas páginas, y toda
la intensidad que traen a su
interpretación, que es muchísima, queda admirablemente
captada por la equilibrada y
transparente toma de MDG.
Un álbum, en definitiva, modélico, que hay que recomendar
de inmediato sin el menor asomo de duda a todos los schumannianos de pro, tanto por lo
que tiene de novedad intrínseca en la edición de las partituras como por lo sobresaliente
de su interpretación.
Rafael Ortega Basagoiti
Alexander Melnikov
LA CLARIDAD
SHOSTAKOVICH:
24 Preludios y fugas
op. 87. ALEXANDER
MELNIKOV, piano.
2 CD HARMONIA MUNDI HMC
902019.20 [+ DVD, 23’]. 2008. 140’.
DDD. N PN
P oco a poco se enriquece la
lista de referencias del Op. 87
de Shostakovich. No es obra
difícil para el que la escucha,
pero carece de las emociones
que suelen ir asociadas al compositor: lo grotesco que raya lo
terrorífico; la angustia de los
movimientos lentos desolados;
los crecimientos sonoros hacia
lo insoportable. Nada de eso
hay aquí. Los 24 Preludios y
fugas son dos horas y pico de
música matemática, elegante,
apolínea incluso. Los fantasmas han desaparecido y se instala el espíritu venerable de,
pongamos, Johann Sebastian.
Aunque podríamos decir de
toda una época que cultivó la
secuencia preludio-fuga con
oficio, sobre todo, y de paso
con arte.
No vamos a repetir (ya lo
hemos hecho demasiado) las
referencias fonográficas importantes del Op. 87 de Dimitri
Dimitrievich. Pero habrá que
repetir el razonamiento de
otras veces: estamos de nuevo
ante un gran pianista que brinda una espléndida integral del
ciclo. Por virtuosismo, por lo
diáfano de los preludios, por
lo denso sin abigarramiento de
las fugas. Y, sobre todo, por lo
segundo, esto es, por la claridad. Hay una claridad de
toque, de emisión, de exposición, enriquecida por una
capacidad para matizar las
dinámicas hacia abajo que a
veces pasma. Si es que te fijas,
porque todo es tan sutil que
puedes no fijarte. Y eso sería
el gran logro de Melnikov, y
acaso lo es de todo arte y artista: que no se note lo que es
complejo, que no sea notorio
lo que es difícil, que se disfrute
sin muecas lo que roza lo
sublime.
Melnikov consigue que
suceda algo así. Se coloca junto a Tatiana Nikolaieva y su
exquisita descendencia, que
empieza a ser amplia. Los dos
CDs contienen 23 Preludios y
fugas. El doble CD se completa con un breve DVD en el que
Melnikov interpreta el Preludio
y fuga nº 24 y mantiene una
charla muy estimulante con
Andreas Staier, filmados por
Christian Leblé. Por otra parte,
las muy interesantes y nada
breves notas de introducción
son también de Melnikov. En
resumen: un álbum espléndido, como interpretación difícil
de superar, mas también como
bello soporte de cultura (lo
que todavía tiene interés aquí
y allá).
Santiago Martín Bermúdez
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SILVESTROV-VAUGHAN WILLIAMS
Gennadi Rozhdestvenski
ENTRE LOS MEJORES
SIBELIUS: Sinfonías.
SINFÓNICA DE LA RADIO DE
MOSCÚ. Director:
GENNADI ROZHDESTVENSKI.
3 CD MELODIYA 10 01669 (Diverdi).
1969-1974. 222’. ADD. R PM
U n legendario ciclo Sibelius
que sólo nos sonaba de oídas,
es decir, de gente que había
tenido la fortuna de comprar
algún LP fuera de España, allá
por la mitad de la década de
los 70, y después nos había
cantado sus excelencias a los
que no habíamos podido
adquirirlo, teniéndonos que
conformar los del lugar con
estas loas ya que aquí nunca
fue publicado. Recuerdo que
me dejaron algunas entre las
que no se me habían olvidado
las magníficas Cuarta y Quinta, pero, en fin, esta historia de
hace ya más de 35 años es sólo
un difuso recuerdo y afortunadamente se ha quedado en
eso, ya que ahora el sello ruso
Melodiya publica por fin y por
primera vez en CD este ciclo
Sibelius que confirma e incluso
engrandece los entusiastas
comentarios precedentes.
Digamos en primer lugar
que las grabaciones son espectaculares, de una claridad,
equilibrio, límpida imagen
sonora y un color especialmente adecuado para estas
obras, de ahí que los ingenieros, señores Veprintsev, Spasski y Pazukhin, merezcan casi
los mismos elogios que
orquesta y director. Después
Este compacto recoge la
banda sonora
de la película
de Jan Kounen que se
basa en la
relación entre Coco Chanel y
Stravinski. Ella admiraba al compositor y cuando ambos se
encontraron no estaban, ni uno
ni otro, en el momento más feliz
de sus vidas. Ella le ofreció su
casa de campo para poder trabajar y allí se instaló el compositor
con su esposa y sus hijos. Lo
que viene después es la trama
de la película, cuya música es
fundamentalmente La consagración de la primavera por Rattle
aunque hay más. La versión de
Rattle, de 2003, es extraordinaria, una interpretación de obra
de repertorio más que de obra
polémica o rompedora, más un
hay que hacer hincapié en
Rozhdestvenski, uno de los
maestros más completos y versátiles de toda la historia de la
dirección de orquesta, un
soberbio director de cualquier
repertorio (que se dice pronto), aunque sea en todo lo
ruso en general y en Shostakovich en particular donde es
más conocido y sus logros más
espectaculares. En Sibelius
encuentra otra de sus indudables afinidades electivas,
logrando un ciclo que puede
tutear sin complejos nada
menos que a Barbirolli (EMI),
Sanderling (Berlin Classics),
Bernstein (Sony), Davis I (Philips) o Maazel I (Decca). Además, por ejemplo, no tiene los
altibajos de este último, recordemos, fenomenal en Primera,
Segunda, Cuarta y Séptima,
menos conseguido en Tercera,
y decididamente por debajo de
sus enormes posibilidades en
las Sinfonías Quinta y Sexta.
Por el contrario, el protagonista de este ciclo mantiene una
envidiable
homogeneidad
interpretativa, con estilo y
construcción impecables, pulso firme, tempi adecuados,
envidiable ejecución orquestal
(fenomenal relieve instrumental el conseguido por la batuta,
ayudado, sin duda, por las
espectaculares grabaciones),
absoluto respeto a todo lo
escrito, intérprete ideal tanto
del Sibelius romántico y chaikovskiano de las dos primeras,
como del más avanzado que
clásico que otra cosa, como ya
debería ser habitual a estas alturas. Rattle tiene un gran afecto
por esta obra, que conoce a la
perfección y que interpreta con
autoridad, y de todo ello ha
dado testimonio antes de esta
grabación. Después vienen dos
piezas para piano muy breves,
también de Stravinski e interpretadas por Christopher Bukudjian. Se trata de composiciones
“fáciles”, destinadas a los estudiantes cuya interpretación no
plantea grandes problemas. Vienen después once fragmentos
orquestales originales de Gabriel
Yared escritos expresamente
para la película, de vaga inspiración stravinskiana en algunos
momentos. Se trata de una música fundamentalmente funcional
pero bien hecha, de clara deuda
con el desarrollo de la película
aunque resiste una audición sin
podemos oír a partir de la Tercera, cuyas recreaciones
(incluida la difícil y esquiva
Sexta) podemos situar paralelas a los mejores logros de los
arriba citados. Todas las interpretaciones destacan y no hay
ninguna versión que, como en
el caso citado de Maazel I,
haya que lamentar su menor
relevancia dentro del ciclo,
aunque a juicio del firmante y
de acuerdo con sus gustos personales, sea a partir de la Tercera donde brilla especialmente el talento y sensibilidad de
Rozhdestvenski para esta música. Las notables dos primeras
tienen una dura competencia
en las segundas versiones de
Bernstein, publicadas recientemente en un doble DVD del
sello Cmajor (comentado en
este mismo número), aunque
están perfectamente integradas
en el ciclo y no desentonan en
ningún aspecto a considerar
dentro del conjunto. Quizá la
Segunda sea la más perjudicada por las ocho excepcionales
versiones que hoy podemos
encontrar en la discografía de
imágenes. Al final un minuto y
medio de una de las piezas fáciles de Stravinski con las voces
de los actores protagonistas
quienes también tocan el piano.
Josep Pascual
VAUGHAN WILLIAMS:
Dona nobis pacem. Sancta
civitas. CHRISTINA PIER, soprano;
MATTHEW BROOK, barítono; ANDREW
STAPLES, tenor. THE BACH CHOIR.
WINCHESTER CATHEDRAL CHORISTERS.
WINCHESTER COLLEGE QUIRISTERS.
SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH.
Director: DAVID HILL.
NAXOS 8.572424 (Ferysa). 2009. 65’.
DDD. N PE
Dos de las grandes obras corales de Vaughan Williams se reúnen en este disco. Dona Nobis
pacem es de 1936 y, a través de
la obra, a saber, Monteux
(Decca), dos de Barbirolli (EMI
y Testament), Beecham (EMI),
otras dos de Szell (Philips y
Sony), Celibidache (DG) y el
citado Bernstein en CD y DVD
(DG y Cmajor), frente a las
cuales palidece cualquier otra
buena versión, por notable
que pueda ser como es la de
Rozhdestvenski que nos ocupa. De cualquier forma, ciclo
excepcional con interpretaciones soberbias e irreprochables
(de la Tercera a la Sexta), otras
de muy profundo calado (Primera y Séptima) y finalmente
alguna muy buena que, como
ya se ha dicho, tiene la desventaja de una competencia
imposible
de
desbancar
(Segunda).
En fin, como quiera que
sea y resumiendo: a la altura
de Barbirolli (EMI), Sanderling
(Berlin Classics) y posiblemente también Colin Davis I (Philips), a los que ahora se les
añade Rozhdestvenski para
formar el cuarteto de ciclos
sinfónicos de Sibelius más conseguidos de la discografía. No
hay que olvidarse de las fenomenales grabaciones y de
algún dato curioso como la
inclusión de fragmentos del
“diario del director” del protagonista de este álbum en el
que nos informa del proceso
en el trabajo de las sinfonías
del gran compositor finlandés.
Imprescindible.
Enrique Pérez Adrián
textos
de
Whitman —
en Dyrge for
two veterans,
ese fragmento que nos
hace pensar
en el War Requiem de Britten—,
la edición inglesa de la Biblia de
1611 y John Bright, expresa el
temor por los malos tiempos
que corrían entonces y la guerra
que se avecinaba implacablemente. Sancta Civitas, estrenada
diez años antes, en cierto modo
origen de la anterior y muestra
de lo mejor del autor en el terreno de la música coral —es la
única de sus obras a la que catalogó expresamente como oratorio— se sirve, desde su entonces
reconocido agnosticismo, del
Apocalipsis de San Juan pero
con una cita previa en la partitura del Fedón de Platón. Ambas
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AHO-BACH
obras revelan el mejor Vaughan
Williams, por así decir, trascendente, lo que en él significa
pegado a una realidad que no
sólo le atañe sino le angustia y
de la que busca una salida a través de una revelación en la que
por momentos quisiera creer. En
ambas piezas está, además, ese
gran orquestador, ese formidable constructor de edificios sinfónicos que con el paso del
tiempo nos va pareciendo cada
vez más digno de consideración.
Las versiones que dirige David
Hill son excelentes y pueden
sustituir sin desdoro alguno a las
supongo que más difíciles de
encontrar —y también en un
solo disco— firmadas por
Richard Hickox para EMI, eso sí,
con un trío vocal imbatible:
Yvonne Kenny, Philip Langridge
y Bryn Terfel. Hay también una
diferencia sustancial: EMI aporta
los textos en el libretillo mientras Naxos, como ya es habitual
en ella, envía a buscarlos a su
página web.
Claire Vaquero Williams
VICTORIA:
Misa Alma redemptoris mater.
Magnificat. Motetes para la
Virgen. ENSEMBLE PLUS ULTRA.
Director: MICHAEL NOONE.
ARCHIV Los Siglos de Oro
0028947637165 (Universal). 2008. 78’.
DDD. N PN
Himnos. Motetes. Misa de
Todos los Santos. ENSEMBLE PLUS
ULTRA. Director: MICHAEL NOONE.
ARCHIV Los Siglos de Oro
0028947637462 (Universal). 2009. 62’.
DDD. N PN
El proyecto Victoria de Noone
sigue adelante con las entregas
quinta y sexta, sin que tercera y
cuarta hayan pasado por esta
redacción. De nuevo, el director
australiano evidencia su total
identificación con el maestro
español, otorgando a cada obra
el tono adecuado. Así, el Magnificat primi toni se ve revestido de
una retórica dramática, con un
efectivo choque tímbrico soprano/contratenor. La claridad domi-
90
Enrico Casazza
VIVALDI POSIBLE Y SOLEMNE
VIVALDI:
8 Concerti solenni. LA
MAGNIFICA COMUNITÀ.
Violín y director: ENRICO CASAZZA.
BRILLIANT 9198 (Cat Music). 2009.
70’. DDD. N PE
U n disco merecedor de elogios por doquier. Refleja una
idea y un trabajo originales de
Pablo Queipo de Llano, especialista de gran altura en la
obra de Vivaldi como ha quedado bien reflejado en su libro
El furor del Prete Rosso. Además de los conocidos conciertos solemnes dedicados a La
solennità di San Lorenzo, a la
Santisima Asunzzione di
Maria Vergine o el Concerto
funebre, es de suponer que
Vivaldi compusiera otros
muchos de este carácter, dada
la permanente presencia de la
música en la sociedad tanto
civil como religiosa de la
esplendorosa Venecia de la
época, pero no nos han llegado con sus títulos de referencia
a la ocasión festiva o ceremonial correspondiente.
Siguiendo la tradicional
na el motete Alma redemptoris
mater, previo a la gran misa del
mismo título, cuya relevancia
temática y tratamiento polifónico
son puestos en primer plano,
caso del Credo o del grandioso
Sanctus. Los versos de órgano —
de Antonio de Cabezón, nada
más apropiado para el año de
publicación— representan un
valor añadido en el Magnificat
quarti toni o el Pange lingua gloriosi, donde un siempre excelente Andrés Cea brinda toda una
lección del arte de registrar. El
solo de soprano de Vadam et circuivo, en el arreglo de Bovicelli,
acerca a Victoria al arte monódico naciente. La transparencia, el
orden imitativo en Tu es Petrus,
obra que alcanza una total plenitud, es un estupendo comienzo
del segundo CD comentado. El
Plus Ultra propone toda su
seducción tímbrica en Christe
redemptor omnium; por su parte,
contundente lectura de Tibi
Christe. Finura, afinación impecable, equilibrio, tersura, cuidada
línea estructural; todo ello hace
de la traducción de la Missa “O
quam gloriosum” —la de Todos
los Santos— algo redondo. Dos
magníficos discos añadidos a la
fonografía victoriana.
Enrique Martínez Miura
operativa barroca del pasticcio
y tomando como ejemplo
básico el realizado por Vivaldi
para la elaboración del citado
Concerto funebre, se han reelaborado ocho conciertos
solemnes que se graban aquí
por primera vez. El apelativo
de solemne viene dado para
aquellos conciertos que, en
general, poseen un primer
movimiento lento preludiando
los tres habituales, si bien es el
propio carácter de la música y
la utilización de contrapunto y
complejidades armónicas los
que le dan más justamente el
sello de solemnidad.
Prácticamente el mismo
contenido del disco se pudo
escuchar durante la edición del
Festival Via Stellæ de 2009, con
cuya colaboración ha sido grabado poco después. En aquella ocasión también se pudo
oír uno de los que se conservan con título, el soberbio
della Lingua di San Antonio in
Padua (RV 212), que es pena
no se haya incluido. Tanto
entonces en vivo como ahora
en la grabación, Enrico Casaz-
VIVALDI:
Armida al campo d’Egitto. FURIO
ZANASI (Califfo), MARINA COMPARATO
(Emireno), ROMINA BASSO (Adrasto),
MARTÍN ORO (Tisaferno), SARA
MINGARDO (Armida), MONICA BACELLI
(Osmira), RAFFAELLA MILANESI
(Erminia). CONCERTO ITALIANO.
Director: RINALDO ALESSANDRINI.
3 CD NAÏVE OP 30492 (Diverdi). 2009.
171’. DDD. N PN
Estrenada en
el carnaval
veneciano de
1718, Armida
al campo d’Egitto figuraba
entre las óperas incompletas de Vivaldi, pues
le falta todo el acto segundo que,
para esta grabación, han reconstruido Rinaldo Alessandrini y Frédéric Delaméa mediante el procedimiento habitual de utilizar
otras arias del compositor y de
crear ex novo los recitativos y los
coros. El resultado es plausible
para una obra orquestada casi
completamente para cuerdas
(hay algunos números con trompas) y que hace uso principalmente de las voces graves: de los
siete papeles, sólo uno está adjudicado a una soprano, hay cinco
destinados a voces de alto y el
restante a un barítono.
za, uno de los más notables
violinistas barrocos de estos
años, así como el resto de los
miembros integrantes de La
Magnifica Comunità, entre los
que es justo destacar a la
segunda violín Isabella Longo,
dan una estupenda lección de
virtuosismo, entusiasmo y
conocimiento del lenguaje
vivaldiano, aunque en esta
selección, donde predomina el
estilo da chiesa, dicho leguaje
sea un poquito más complejo
que en los más habituales con
estilo da camera. Y para postre, el precio de Brilliant, así
que no se lo pierdan.
José Luis Fernández
Alessandrini pone en pie la
ópera con un reducido conjunto
instrumental (18 músicos, incluido el continuo y las dos trompas) y un concepto un tanto alicaído: falta el fulgor, el brillo, la
intensidad, la teatralidad, la
variedad de afectos que en esta
misma serie han conseguido Spinosi, Sardelli, Dantone, De Marchi o el propio Alessandrini en
su ya lejana Olimpiade. El maestro romano cuida las líneas con
mimo y de ello resulta un fraseo
de notable exquisitez, pero la
música de Vivaldi parece pedir
además un punto de fogosidad
algo mayor, que el director adjudica a la responsabilidad exclusiva de los cantantes, pero el
excelente elenco parece contagiado del poco ímpetu de la
batuta y el desarrollo de la obra,
tampoco a la altura de las mejores de Vivaldi, se hace en exceso
monótono.
Sara Mingardo es la cantante
expresiva de siempre, capaz de
ahondar en sus graves (aria Tra
l’oscuro di nembi e procelle) tanto como de lucir la agilidad de
su coloratura (aria Armata di
furore), aunque no es casi hasta
el final, con la soberbia Tender
lacci tu volesti, cuando la notamos de verdad implicada. Martín
Oro está en cambio espléndido:
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VAUGHAN WILLIAMS-ZELENKA
en su primer dúo con Romina
Basso parece un tanto cohibido
por su partenaire, pero luego
hace una auténtica demostración
tanto en el canto de agilidad,
con exquisitas coloraturas en
D’un bel volto arde alla face o
en la vigorosa Quel torrente,
como en el canto spianato, con
un delicadísimo y doliente
Quando in seno alla tua bella.
Basso parece algo más contenida que de costumbre, aunque su
virtuosismo con las coloraturas
se desata en Tal’or il gelsomin
piange nel prato, aunque es sólo
en Agitata de’ venti dall’onde
donde se exhibe con la encendida exuberancia de otras veces.
Monica Bacelli brilla principalmente en las piezas más líricas e
introspectivas, como en Sento
brillarmi in sen o en Augelleti
garruletti, a la que le da la fluidez y levedad de un arioso. Más
inadvertidas pasan Marina Comparato, que deja pasar de forma
anodina la patética Son infelice,
è vero, y la soprano Raffaella
Milanesi, correcta, pero poco
arrebatadora. Furio Zanasi salva
con soltura las agilidades de Chi
alla colpa fa tragitto, aria que
incluye una trompa obligada,
pero su implicación expresiva
tampoco resulta especialmente
reseñable.
Pablo J. Vayón
WAGNER:
Lohengrin. VICTORIA DE LOS ÁNGELES
(Elsa), CHRISTA LUDWIG (Ortrud), FRITZ
UHL (LOHENGRIN), CARLOS ALEXANDER
(Telramund), FRANZ CRASS (Rey
Enrique), GIAN PIERO MASTROMEI
(Heraldo). CORO Y ORQUESTA DEL
TEATRO COLÓN DE BUENOS AIRES.
Director: LOVRO VON MATACIC.
COLUMNA MUSICA 1CM0229
(Diverdi). 1964. 199’. ADD. N PN
Nürnberg, sólo se la pudo escuchar en Barcelona en 1950 y en
Nueva York en dos funciones en
años distintos. Finalmente, la
obra que nos ocupa también la
cantó en aquella época en Barcelona (qué visión tenían algunos empresarios), una única
función en Londres y cinco funciones en el Teatro Colón, que
ahora se han llevado al mundo
del disco. Hablar del arte de Victoria de los Ángeles es hacerlo
de la pureza interpretativa, de la
musicalidad sin tacha y de un
enfoque del personaje profundo
y así vemos a Elsa soñadora primero, enamorada después,
dudosa ante las presiones de
Ortrud, descontrolada al interrogar a su amado o desesperada al
ver su error, con una gama de
colores y matices que impresionan y que hacen vivir el drama
de la desgraciada muchacha.
Christa Ludwig es una cantante de una expresividad a
prueba de dificultades y en su
Ortrud encontramos el carácter
envolvente, conspirador, lleno
de odio y ansiosa de poder,
aunque a veces a su voz le falta
una cierta densidad. Fritz Uhl es
un tenor correcto, que supera
las dificultades, pero su versión
es plana, falta de mayor cantidad de matices, que expresen
sentimientos profundos. Completan el reparto el correcto Carlos Alexander, como Telramund,
Franz Crass, dando nobleza y
empaque al rey Enrique y Gian
Piero Mastromei, que siguiendo
la estela de los grandes barítonos canta en sus inicios el Heraldo, mostrando su potente voz y
línea. La dirección musical está a
cargo de Lovro von Matacic que
logra de la orquesta y coro
argentinos claridad de ideas,
sentido teatral y rigor expositivo.
Albert Vilardell
S iempre
he
pensado que
Victoria de
los Ángeles
no había sido
suficientemente aprovechada para los roles líricos
wagnerianos y ello queda confirmado por la excelente recopilación que ha hecho Manuel Capdevila de sus actuaciones en este
repertorio, pero afortunadamente y gracias a los registros en
vivo podemos gozar de su visión
de los tres personajes de estas
características: Tannhäuser sólo
lo cantó los primeros años liceístas, en el Teatro de la Zarzuela
de Madrid, una única función en
el Met y las famosas versiones
en Bayreuth en 1961 y 1962, que
no tuvieron continuidad, mientras que de Die Meistersinger von
ZELENKA:
Missa votiva ZWV 18. JOANNE
LUNN, soprano; DANIEL TAYLOR,
contratenor; JOHANNES KALESCHKE,
tenor; THOMAS E. BAUER, bajo. CORO
DE CÁMARA DE STUTTGART. ORQUESTA
BARROCA DE STUTTGART. Director:
FRIEDER BERNIUS.
CARUS 83.223 (Diverdi). 2008. 69’.
DDD. N PN
La
Missa
votiva goza
de buen suerte discográfica; en poco
tiempo
se
han sucedido
dos versiones valiosas, ésta que
ahora se recoge y la de Luks
(Zig Zag, véase SCHERZO nº
236, diciembre de 2008, págs.
Dietrich Fischer-Dieskau, Daniel Barenboim
PARA LA POSTERIDAD
WOLF: Lieder. DIETRICH
FISCHER-DIESKAU, barítono; DANIEL
BARENBOIM, piano.
6 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON
477 8707 (Universal). 1974, 19761977. 421’. ADD. R PN
E stamos ante un consistente
homenaje a Wolf en su centenario y un documento excepcional en la historia de la canción de cámara grabada. A
esta altura de la historia, no
cabe enumerar las facultades y
cualidades del barítono alemán, desde su flexibilidad
vocal hasta su diamantina precisión recitativa, como tampoco vamos a descubrir, entre las
numerosas habilidades del
enciclopédico Barenboim la
de sus faenas como pianista de
cámara, acaso la más infalible
y destacada de las suyas. Pero
sí de hacer un poco de repaso,
justamente, a aquella estelar
carrera histórica.
En efecto, desde su rutilante juventud, en 1948,
sumando ya sus seis emisiones
para la RIAS de Berlín con
todo el wolfiano Cancionero
italiano, Fischer-Dieskau se
reveló como un intérprete de
primera importancia y de erudita y exhaustiva dedicación a
la obra del compositor. No se
había visto una comparable
tarea desde los intentos de la
Sociedad Wolf en las décadas
de 1930 y 1940, en tiempos de
los frágiles discos de 78 rpm.
La primera tanda de esta
empresa la cumplió el cantante en 1957 con Gerald Moore
al impresionar 40 de los Lieder
sobre poemas de Mörike.
A partir de 1972 se regularizó la colaboración wolfiana
entre el maduro solista y el
joven pianista Barenboim y el
resultado perdurable es esta
monumental entrega, compuesta —si mi cálculo manual
no falla— por 152 títulos. Sin
desmerecer la serie anterior,
faltaba más, hay aquí un Fischer-Dieskau más elaborado
vocal e interpretativamente,
más agravado y oscuro en su
99-100). La versión de Bernius
supera a la anterior en varios
aspectos. Cuenta, sobre todo,
con un mejor plantel de solistas
—algo en lo que la lectura de
Luks era sólo correcta—, el coro
puede considerarse que rinde
también en un escalón un poco
más alto y el concepto interpre-
terciopelo tímbrico y, desde
luego, más cabal en cuanto al
repertorio, que es un inderrocable examen de la obra wolfiana. Si cabe un juicio personal y marginal, lo digo: Wolf
es, junto con Mahler, la más
ilustre querencia del cantante
como liederista.
Sería vano y agobiante
detallar lo que hacen los intérpretes en este cofre, nunca
mejor dicho. ¿Qué Wolf nos
proponen? El mismo FischerDieskau lo explica: canta a
Wolf desde Wagner, como si
fueran las canciones que el
propio Wagner, imaginariamente, pudo redactar. Es la
recitación poemática wagneriana, con su culto al verso perfilado, la variedad incontable de
sus métricas, su encarnizada
práctica de la aliteración, tan
fecunda en la poesía alemana,
el trasluz dramático, el sentido
de la breve escena, la densidad
atmosférica, el tardío y denso
romanticismo, no exento de
premonitorios gestos expresionistas, que definen los cancioneros wolfiano. Es una obra
final y extrema que, a la vez, se
abre al panorama del Lied futuro, el de Mahler —queda
dicho— y la Segunda Escuela
de Viena. Pujanza romántica y
delectación decadente, armonías especulativas y recargos
tonales, delicuescencias que
nunca pierden lo que la canción impone, ser lírica, ser canción. Si queda algo por decir, y
será mucho, que lo diga la posteridad, asegurada por semejante y gozoso trabajo.
Blas Matamoro
tativo general es más homogéneo. Lunn está sensacional en el
Christe eleison y Bauer ofrece
también una gran contribución
en el Quoniam. El Coro de
Cámara de Stuttgart logra pasajes tan aéreos y animados como
el primer número del Gloria,
que se diría próximo a Haendel.
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ZELENKA-VARIOS
Bernius se deleita tanto en la
invención motívica zelenkiana
—al parecer inagotable— como
en las numerosas elaboraciones
contrapuntísticas (Crucifixus, Et
vitam venturi), donde el arte del
compositor adquiere toda su singularidad. Ciertamente emocionado el Agnus Dei. Un disco significativo dentro del proceso de
incorporación de Zelenka al Parnaso barroco.
Enrique Martínez Miura
RECITALES
Elisabeth Grümmer, Fritz Wunderlich
PAMINA Y TAMINO
ELISABETH
GRÜMMER. Soprano.
Obras de Mozart,
Schubert, Brahms y Wolf.
ARTHUR GRUMIAUX, violín; HUGO
DÍEZ, piano. ORQUESTA DE CÁMARA
DE STUTTGART. Director: KARL
MÜNCHINGER.
HÄNSSLER 94209 (Diverdi). 1958. 68’.
Mono/ADD. H PM
FRITZ WUNDERLICH.
SUSAN GRITTON. Soprano.
Obras de Finzi, Britten y Delius.
SINFÓNICA DE LA BBC. Director:
EDWARD GARDNER.
CHANDOS CHAN 10590 (Harmonia
Mundi). 2009. 68’. DDD. N PN
92
C asi veinte
años trabajó
Gerald Finzi
en su Dies
natalis sobre
textos
del
poeta metafísico inglés Thomas Traherne,
versos que hablan del nacimiento —de Dios y del hombre—, de
la sorpresa, de la revelación, que
tienen como fondo el paisaje de
Hereford que el compositor
conocía y que le provocan una
mirada hacia su propia infancia,
desgraciada y dura, que desembocará en la prematura soledad.
Finzi crea aquí una de sus piezas
maestras, una música muy hermosa, inequívocamente inglesa y
generacional, la obra de un compositor exquisito y riguroso. Las
iluminaciones es también una
pieza mayor de su autor, uno de
los logros más evidentes de Britten en el terreno vocal y, en
razón de la buena cantidad de
grandes versiones que atesora el
catálogo, especialmente difícil a
la hora de ofrecer una alternativa
discográfica. En esta ocasión la
propone la soprano Susan Gritton, de carrera suficientemente
contrastada pero que aquí no
parece la primera opción. En Les
iluminations el entubamiento de
la voz en el comienzo es un mal
precedente que luego va arreglándose en razón del mismo
compromiso expresivo que logra
en la obra de Finzi. Griton —
cuyo mejor desempeño está en
las Cuatro canciones francesas—
se beneficia en todo momento
de un muy buen acompañamiento por parte de esa batuta
emergente que es Edward Gardner. Ambos lo hacen muy bien
en la breve rareza de Delius que
cierra el recital con sus tonos
Tenor. Obras de Schubert.
HUBERT GIESEN, piano.
HÄNSSLER 93180 (Diverdi). 1964. 54’.
Mono/ADD. H PM
Vamos con dos excelsas voces
del pasado reciente a las que
trataremos sin dudar con todo
el cariño del mundo, una
advertencia de consolación
para los que recientemente se
hayan sobresaltado con algunas afirmaciones vertidas en
esta revista que mejor no
recordar y que tampoco es
cuestión de volver sobre ellas.
Aceptemos caballerosamente
la libertad de expresión y
pasemos página rápidamente
yendo en primer lugar con el
timbre claro, poderoso y cristalino de Elisabeth Grümmer
(1911-1986), inolvidable soprano lírica fundamentalmente de
repertorio alemán, una Pamina
excepcional, por supuesto,
cuya aria Ach, ich fühl’s es
pura emoción para cualquiera
que la haya oído (véase su versión con Solti publicada en el
sello Gala), pero también unas
inolvidables Agathe del Freischütz (con Furtwängler y Keilberth), Eva de Meistersinger
(con Knappertsbusch y Kempe), Elsa de Lohengrin (con
Von Matacic y Kempe), Elisabeth de Tannhäuser (con Konwitschny), Hänsel en Hänsel
und Gretel (con Karajan y
Schwarzkopf), o algunas arias
en las Pasiones bachianas y en
La Creación de Haydn (con
impresionistas un poco de
recuelo. En suma, que la recomendación para Dies natalis
sigue siendo el tenor —la obra
lo admite— James Gilchrist con
David Hill (Naxos) y si queremos una voz femenina en Les
iluminations —y en las Cuatro
canciones francesas—, Felicity
Lott con Steuart Bedford
(Naxos).
Claire Vaquero Williams
Furtwängler y Forster), por no
hablar de varios recitales de
Lieder (el penúltimo, publicado por Testament, fue comentado desde estas mismas páginas hace algunos años). Ahora,
a todos esos hitos se le añade
un recital tomado por la Radio
de Stuttgart en 1958 donde
Grümmer, en inmaculado estado vocal, canta Mozart (6),
Schubert (5), Brahms (4) y
Wolf (5) acompañada por
Münchinger y su Orquesta de
Cámara de Stuttgart en dos
arias de Mozart (Non temer,
amato bene y Basta vincesti),
actuando en la primera Arthur
Grumiaux de violín obligado).
En el resto de obras del propio
Mozart y de los autores citados, es Hugo Díez el pianista
acompañante. En todas ellas
luce su riqueza de armónicos,
su esmalte, brillo, homogeneidad en el color y su innata
musicalidad, por no hablar de
su técnica de primer orden,
aunque es la profunda expresividad y su entrega sin reservas,
lo primero que cautiva y fascina al oyente. Un magnífico
recital, sin duda, recomendable
para toda clase de oyentes.
El Tamino por antonomasia
fue Fritz Wunderlich (19301966), papel que ha quedado
entre los discófilos como una
referencia indiscutible por su
bello timbre, su sonido natural,
su total dominio de la media
voz, su articulación impecable
y su innata capacidad para
comunicar emociones. De sus
más de 600 grabaciones destacan sus registros con Böhm,
Klemperer, Karajan, Kubelik o
Karl Forster, destacando en
algunos ciclos de lieder (por
ejemplo, en el Amor de poeta
de Schumann y justamente en
La bella molinera de Schubert)
que permanecen imborrables
en la memoria de cualquier
buen aficionado. En esta versión de La bella molinera tomada por la Radio de Stuttgart en
1964 no hay gran diferencia
con la que grabó el propio
Wunderlich para Deutsche
Grammophon por esos mismos
años, destacando en ambos su
voz fresca y luminosa, su soberbia dicción alemana, su versatilidad estilística o su prodigioso
abanico de matices. Lástima
que Hubert Giesen, el pianista
acompañante que sigue bien a
la voz, pero con una notable
tosquedad, no esté a la altura
requerida (un Gerald Moore
hubiese sido perfecto). A pesar
de todo, un memorable ciclo
schubertiano que se recomienda con la salvedad del acompañamiento. Excelente sonido y
texto cantado original y su traducción inglesa.
En suma, dos voces de las
de antes con todo lo que ello
significa. El CD de Grümmer
es perfecto, mientras que el de
Wunderlich podría haber tenido un pianista mejor. A pesar
de todo, muy recomendables
los dos.
DAVID RUSSELL. Guitarrista.
Obras de Barrios, Ponce, Ayala,
Neves y Morel.
ya regaló nuestros oídos no
hace mucho con un disco merecedor de todos los elogios y de
más de un premio relevante.
Ahora vuelve y desde el sensacional Maxixe de Barrios con
que empieza uno tiene la sensación de que van sucediéndose
lecciones de guitarrismo del
mayor nivel y del mejor gusto.
La capacidad de Russell para
hacer cantar las cuerdas es
admirable, con esos vibratos y
TELARC 31979 (Índigo). 2008. 59’.
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un
repertorio
colorista,
amable y a
menudo danzable como
éste, Russell
Enrique Pérez Adrián
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esos legatos inmaculados casi
violinísticos al tiempo que escuchamos armonías plenas y ritmos que no pierden en ningún
momento su vitalidad. Sin ir más
lejos, valga como ejemplo de
todo ello la segunda pieza del
recital, también de Barrios, la
deliciosa Aire de zamba. En la
célebre Estrellita de Ponce, a
menudo tan maltratada por un
excesos de almibaramiento, da
una lección de exquisitez y
mesura sin ser metronómico, y
convierte la pieza en una auténtica delicia. Como es habitual en
Russell, también aquí nos descubre algo importante; en este
caso, la Serie americana del
argentino Héctor Ayala, que
cuenta con momentos tan
encantadores como la Tonada,
de inspiración chilena. Se incluyen también dos piezas dedicadas a Russell, ambas de Jorge
Morel asimismo interesantes. Y
todo, por supuesto, interpretado
magistralmente.
Josep Pascual
VARIOS
BIZARRE BAZAAR.
Obras de Ora bat Chaim,
Piazzolla, Riad al-Sumbáti y
otros. KARI KRIIKKU, clarinete; LEIF
KARLSON, QANUN, UD. TAPIOLA
SINFONIETTA. Violín y director: JAN
SÖDERBLOM.
ONDINE ODE 1140-2 (Diverdi). 2009.
56’. DDD. N PN
G enial
de
cabo a rabo:
un programa
ecléctico
defendido
por un artista
fabuloso, el
clarinetista Kari Kriikku (firmó
un disco de culto con el Quinteto de Kimmo Hakola para la
misma casa), director de la
Avanti! Chamber Orchestra. Los
delirantes finlandeses se —
nos— pasean por la lírica árabe,
el swing desgarrado klezmer, el
swing arrastrado y fané del
Café-tango 1930, la ida-y-vuelta
fado/Brasil, el burdel 1900 de
Piazzolla…
[… son los mismos viejos acordes que creemos conocer, haber
oído, haber querido, los mismos
viejos ritmos… pensamientos
nacientes y renacientes, cotidianos, siempre los mismos que flotan
en un universo disponible…]
Y me gustaría vivir en un
país así, el país de este disco,
donde la música, al anhelar ser
más internacional, deviene cada
vez más extranjera, pues el
extranjero es acaso aquel que se
Jordi Savall
REVIVIR, RESUCITAR
LE CONCERT
SPIRITUEL AU
TEMPS DE LOUIS
En este disco salta a la vista el
protagonismo de Telemann, en
el corazón de la secuencia. Si
empezamos por Corelli, unos
treinta años mayor que el alemán y que el francés Rameau,
tendremos que Telemann aparece aquí con inspiraciones y
gramáticas que constituyen
goznes con otras sensibilidades y escuelas de antes y después; en este caso entre la pieza concertante “a la Corelli” y
lo que, con Rameau, se diría
perpetuación del Grand Siècle
francés que ha terminado ya
con el largo reinado del Rey
Sol, que esperó para morir a
que muriera su hijo y sucesor,
el Delfín Luis (fils de roi, père
de roi, jamais roi, según se lee
en Saint-Simon), de manera
que es su bisnieto, el niño Luis
XV, quien lo sucede. Según
eso, el siglo XVIII comienza en
1715, sin reinado, con la
regencia. Justo después de la
Guerra de Sucesión. Dos años
antes ha muerto Corelli. Rameau cumple ese año de 1713, fin
de la guerra, la entonces respetable edad de treinta años. En
este programa, la Obertura de
Telemann sirve para anunciarlo en parte, del mismo modo
que la suite que sigue sirve
para recordarnos que estamos
en los tiempos de Johann
Sebastian. Ahora bien, ¡qué
contraste, qué diferencia cuando pasamos de la giga que cierra la Obertura-suite de Tele-
mann a Las Indias galantes!
El todo italiano, alemán y
francés forma un Concert spirituel, esto es, la reconstrucción
de una de aquellas veladas en
que la nobleza condescendía
con los burgueses más prósperos y la corte con la nobleza
servicial. Aunque hoy sabemos
que el Antiguo Régimen sobrevive en muchos sentidos a
todo lo largo del siglo XIX, es
en ese momento en el que se
dirige con claridad hacia su fin.
Nadie puede saberlo todavía, y
menos en aquellos festejos en
que unos músicos artistas y
técnicos de su oficio se ponen
al servicio de la legitimidad
heredada, de la estratificación
social puramente adscrita,
puesto que la adquirida (por el
comercio, por ejemplo) es despreciable. En cualquier caso,
en un fenómeno como el del
Concert spirituel hay que buscar el origen del concierto
público que hoy sobrevive.
Felizmente, reforzado por discos tan bellos como éste.
El aficionado al Barroco
(temprano o tardío, da igual)
está acostumbrado por los
conciertos y, sobre todo, por la
fonografía, a la pureza de ese
sonido, que emociona por su
belleza e inquieta por su nervio. Ese color de unos cuantos
instrumentos opuestos a un
pequeño conjunto para desgranar el gran invento italiano (y
en especial veneciano) del
concerto grosso; esa tímbrica y
esa manera de frasear, esos
agudos contrastes que despiertan cualquier alma dormida
para que avive el seso y
recuerde (a la doliente Sarabanda de la Obertura-suite de
Telemann le sigue la agitación
del Rondó y la Bourré, pero
eso no es novedad), ese virtuosismo que es canto y que
es danza, ese tiempo no perdido porque Savall y su equipo
lo recuperan…
Esos amantes del Barroco
no siempre se encuentran ante
un disco de la altura artística de
éste, con un artista del calibre
adapta, y cuanto más se adapta,
menos posee, quiero decir
posee menos raíces, menos origen, menos lengua materna o
menos maternidad, menos gravidez en su lengua…
Un disco que, por su riguroso desorden, se parecería a una
película filmada por un Wong
Kar Wai tras haber fumado
demasiado crack, donde el
oyente/espectador podría recordar unas no-historias superpuestas, o atravesar las obras, graciosas, burlonas, impertinentes,
extravagantes, o esperar no se
sabe qué de un corte a otro, acaso a los personajes que viven en
XV. Obras de Corelli,
Telemann y Rameau. ENRICO
ONOFRI, violín; PIERRE HAMON,
flauta de pico; RICCARDO MINASI,
BALÁZS MÁTÉ, violonchelos; LUCA
GUGLIELMI, clave; XAVIER DÍAZLATORRE, ROLF LISLEVAND, tiorbas;
MARC HANTAÏ, CHARLES ZEBLEY,
flautas traveseras; MAURO LOPES,
OLIVIA CENTURIONE, violín. LE
CONCERT DES NATIONS. Viola da
gamba y director: JORDI SAVALL.
ALIA VOX AVSA 9877 (Son Jade).
2010. 78’. DDD. N PN
de Savall y de los solistas que
relacionamos en la ficha, con
un discurso tan mesurado y al
mismo tiempo lleno de alegría
por el puro placer de la música
arrancada al tiempo. Ante estos
profesionales reunidos en la
Colegiata de San Vicente de
Cardona para grabar estas
tomas, a la crítica no le cabe
más que el gozo y la humildad.
Si acaso, señalar momentos
especialmente bellos: el efecto
que produce la acumulación
instrumental en el Allegro del
Concierto para flauta de Telemann; la belleza doliente del
Adagio del Concierto de Corelli; la hermosura de las frases
de la viola da gamba que son
la casa que Savall diseña para
que habite el canto de la flauta
de Hamon; el par de minutos
del Air pour Zèphire de Rameau en que la flauta traversa llena un paisaje sonoro y la matizan tímbricamente dos violines, sobre todo uno, y un chelo, con el punteo de la cuerda
pulsada (tiorba)… Y podríamos seguir, pero el lector sabe
qué conjunto es éste y de qué
artistas hablamos. La reseña
podría hacerse sola, y aun así
insistimos con nuestra palabra.
Disculpen. Una belleza yo
diría que indiscutible, una
reconstrucción histórica que
no es sólo museo, sino vida
recuperada —ya lo decíamos— al tiempo. Además,
como siempre chez Savall, se
trata de un disco contenido en
un muy bello álbum en varios
idiomas, incluidos el catalán y
el castellano.
Santiago Martín Bermúdez
estas músicas (a veces ellas y
ellos salen de sus obras, atraviesan el mundo del oyente al azar
del silencio de una calle, de la
tristeza de una avenida, de la
modernidad perpendicular de
algunos barrios o del misterio de
sus meandros y callejones) y
podríamos oír la respiración de
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cada uno, incluso el rugido de
sus corazones y es una declaración de amor, y es como vivir en
esta música imaginaria de antes
o de después del amor…
Pierre Élie Mamou
CORPS FEMENIN.
L’avant-garde de Jean, Duc de
Berry. FERRARA ENSEMBLE. Director:
CRAWFORD YOUNG.
ARCANA A355 (Diverdi). 2000, 20082009. 68’. DDD. N PN
J ean
de
Valois, Duque
de Berry, hijo,
hermano y tío
de reyes, fue
durante toda
su vida (13401416) un generoso mecenas y un
apasionado coleccionista de todo
tipo de obras de arte, aunque sin
duda a la historia ha pasado por
el celebérrimo códice iluminado
Les très riches heures du Duc de
Berry que se conserva actualmente en el Museo de Chantilly y
es la obra cumbre del llamado
estilo gótico internacional. Un
personaje de estas características
no podía ser indiferente a la
música, dispuso siempre de una
importante capilla musical y su
para entonces muy larga vida le
permitió conocer al menos tres
distintas etapas de la evolución
de este arte. Entre ellas, la denominada ars subtilior, en la que
no es forzado encontrar una
equivalencia plástica en el famoso libro de horas.
El Ferrara Ensemble ha
seleccionado para esta grabación algunas obras relacionadas
con la vida del Duque, incidiendo particularmente en las clasificables como ars subtilior. Así, la
boda de su hijo Jean con Catalina de Francia, dio lugar a la
composición de dos poemas
atribuidos a Solage, Corps femenin y Calextone qui fut, en los
que puede leerse el acróstico
Cathelline. Realmente, todo el
disco puede recibir la denominación de arte sutil, sutileza
solamente rota por la utilización
de Corps femenin como equívoco título genérico, pues para
colmo el poema se interpreta en
versión solamente instrumental.
Otro notable ejemplo de sutileza
es la obra que abre el disco, titulada Angelorum psalat tripudium, tanto por su estructura
musical como por la historia de
atribución a un tal Rodericus,
supuestamente Johannes Rogerii
de Watignies, que trabajó en la
capilla del cardenal Pedro de
Luna, el futuro Benedicto XIII
del cisma de Aviñón.
Otros varios ejemplos de
parecido tenor pueden encontrarse en el contenido del disco.
Disco que es una verdadera sutileza, valga la casi redundancia,
con una notable interpretación
tanto por parte vocal como instrumental de los componentes
del Ferrara Ensemble, profundos
conocedores y amantes de este
tan particular tipo de música, de
la que mucho hubo de disfrutar
el exquisito Duque de Berry.
José Luis Fernández
DON QUIJOTE AL
PIANO.
Obras de Martínez Torner, E.
Halffter, Gerhard y Korngold.
ANA VEGA-TOSCANO, piano.
COLUMNA MÚSICA 1CM0233
(Diverdi). 2008. 44’. DDD. N PN
P rimer volumen de una
colección discográfica titulada Música y
Cervantes que
se inscribe
dentro de iniciativas académicas
y divulgativas que tienen también
alcance musical e incluso musicológico impulsadas a raíz de la
Sviatoslav Richter
A LA HÚNGARA
RICHTER EN
HUNGRÍA (19541993).
Obras de Bach, Beethoven,
Brahms, Chopin, Debussy,
Franck, Grieg, Haendel,
Haydn, Liszt, Mendelssohn y
otros. SVIATOSLAV RICHTER, piano;
NINA DORLIAC, soprano.
FILARMÓNICA DEL ESTADO HÚNGARO.
Director: JÁNOS FERENCSIK.
14 CD BMC 171 (Diverdi). 1954-1993.
Mono/ADD. 144’. N PE
El sello BMC, nuevo para el
que suscribe, nos hace llegar,
en colaboración con la Radio
Húngara, una interesantísima
caja con grabaciones en vivo
del gran Sviatoslav Richter en
casi cuatro décadas de conciertos en Budapest. Bucear en la
discografía de Richter, mucho
más abundante en la parte
“extraoficial” que en la de grabaciones “tradicionales”, es
empresa harto complicada y
sometida a más de un riesgo de
error, muy comprensible en
quien a lo largo de su carrera
sobrepasó la cifra de 3500 conciertos, se dice pronto. Por lo
que he podido averiguar, pueden afirmarse dos cosas con
bastante seguridad: la primera,
que no hay novedades en cuanto a repertorio. Aunque cabe
suponer que esto difícilmente
sorprenderá a nadie a estas alturas, hay que lanzar el aviso: no
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encontraremos aquí obras nuevas, no interpretadas antes por
Richter. Sí, en cambio, grabaciones nuevas de obras que el
ucraniano registró otras veces a
lo largo de su carrera. En algunos casos hay diferencia de
apenas días con las fechas citadas por otras publicaciones, por
lo que cabe que en algún caso
haya un error de fechas (no
sería la primera vez) y el registro sea en realidad el mismo. No
he tenido ocasión de hacer una
comprobación exhaustiva en
este sentido. Pero sí puede afirmarse que la mayor parte de las
grabaciones es novedad en el
catálogo de Richter, y de hecho
la calidad de sonido, especialmente en las grabaciones de los
sesenta y setenta, es muy superior a otras grabaciones “extraoficiales” de esas fechas. Si no
fallan las averiguaciones efectuadas, todo es novedad excepto el Rondó op. 5 de Chopin
(editado previamente en un disco Pyramid), el segundo libro
de los Preludios de Debussy
(incluido en ese mismo disco),
la Suite HWV 430 de Haendel
(editada en un LP Rococó) y la
Sonata D. 958 de Schubert (editada por varios sellos, entre
ellos Memories y Music & Arts).
La selección de obras ha sido
realizada por el excelente pianista húngaro Dezsö Ránki, y la
presentación, tanto en los artículos acompañantes como en el
detalle de fechas, es muy buena. Lo es también la calidad
media de las grabaciones, que
lógicamente mejora con los
años pero que ya en las de
mediados de los sesenta se
antoja, como antes apunté, muy
superior a otros registros del
artista de esa época (sin ir más
lejos el álbum de Harmonia
Mundi de Richter en Praga). De
las interpretaciones puede
decirse quizá poco que no se
haya dicho ya. Richter tenía esa
capacidad de ver globalmente
las obras con una consistencia
granítica, de construir su discurso de forma que hasta el más
reticente quedaba convencido.
Hay momentos verdaderamente
magistrales, y en abundancia: la
Octava Sonata de Prokofiev,
estremecedora en su intensidad
emotiva, todo el Ravel, pero
especialmente impresionante la
Pavana, toda la D. 958 y la D.
664 de Schubert (qué segundo
tiempo el de ésta), la demoledora Tocata de Schumann, realiza-
da de forma impresionante,
todos los Liszt y los Beethoven,
la selección de Preludios y fugas
de Shostakovich, los impresionantes Scherzi de Chopin (creo
que su mejor registro de estas
obras), la no menos formidable
selección de Rachmaninov
(arrolladora), las bellísimas
Romanzas de Mendelssohn, los
impresionantes Franck y Szymanowski, la estupenda serie, casi
completa, de Preludios del Libro
I de Debussy (sobrecogedora
Catedral sumergida). Hay también momentos curiosos y de
especial interés documental,
como las Arietas de Debussy
con su esposa, Nina Dorliac. El
álbum dibuja a Richter como
era: poderoso, a veces tremendamente seguro y hasta atrevido, otras veces inseguro, sutil,
extraordinariamente sensible,
pero sobre todo capaz de construir los edificios musicales más
variopintos con una coherencia
y solidez musical portentosas,
con un magnetismo irresistible.
En cada rincón de estos discos
encontramos muestras memorables del arte de este pianista
irrepetible, de forma que aunque el precio no es especialmente barato (noventa euros
parece excesivo para esta
colección histórica) sólo queda
hacer una cosa: recomendarlo
abiertamente.
Rafael Ortega Basagoiti
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D D
I SI CS O
C O
S S
VARIOS
conmemoración de los cuatrocientos años del Quijote. Programa muy variado y muy interesante que no llega a los tres cuartos
de hora, algo poco justificable en
estos tiempos y más si se trata de
un primer volumen al que seguirán otros. Pero bien, vamos a lo
sustancial que ya decimos de
entrada que tiene interés. Primero, unas excelentes transcripciones de originales de Gaspar Sanz
realizadas con esmero y respeto
por Martínez Torner, unas danzas
que todo el mundo conoce gracias a la célebre Fantasía para
un gentilhombre de Rodrigo.
Quedan bien en el piano y la
pianista las interpreta con acierto.
También son transcripciones, en
ambos casos de los propios autores, las obras de Ernesto Halffter
y Gerhard que aquí encontramos.
La Serenata a Dulcinea de Halffter tiene evidentes vínculos con
el neoclasicismo y la influencia
de Falla es algo consustancial al
estilo de su autor. La versión es
algo confusa, quizá por un exceso en el empleo del pedal y es
quizá la parte menos conseguida
del recital. Vienen después las
originalmente orquestales Danzas de Don Quijote de Gerhard.
La influencia de Falla y cierto
neoclasicismo asoman en esta
composición sumamente atractiva en la que también hay lugar
para apreciar el ascendiente que
sobre el compositor catalán tuvo
otro de sus maestros, Schoenberg. Obra de contrastes y técnicamente exigente, sirve a VegaToscano para mostrar su capaci-
dad para afrontar composiciones
del mayor nivel como es ésta.
Interpretación digna de aplauso,
lo mismo que merece destacarse
la labor de la pianista en la única
composición original para piano
de este programa, Don Quixote
de Korngold, una auténtica rareza que es todo un descubrimiento. También aquí, Vega-Toscano
afronta con entusiasmo y rigor
aquello que interpreta.
Josep Pascual
NOCHE SANTA.
Obras de Pachelbel, Bach,
Gounod, Buxtehude, Haendel,
Saint-Saëns, Franck, Mozart,
Bizet, Adam, Holmès y Gruber.
SANDRINE PIAU, soprano; NATHALIE
STUTZMANN, contralto; PAVOL BRESLIK,
tenor; JOHANNES WEISSER, bajo; SONIA
WIEDER-ATHERTON, violonchelo;
AURÈLIE SARAF, arpa; DANIEL MAURER,
órgano. ACCENTUS. CONCERTO KÖLN.
Directora: LAURENCE EQUILBEY.
NAÏVE V 5216 (Diverdi). 2009. 46’.
DDD. N PN
De acuerdo,
oír a Sandrine
Piau el Aleluya del Exsultate, jubilate
de
Mozart
siempre es
una delicia por flojo que sea el
acompañamiento, y Sonia Wieder-Atherton toca muy bien el
violonchelo (en el Panis angelicus de Franck), pero ello desde
luego no basta para hacer reco-
mendable esta colección de pastelillos musicales navideños. De
todos modos, ni será fácil encontrar una dirección tan blanda del
For unto us a Child is born del
Mesías de Haendel, ni la contundente voz de la Stutzmann habrá
estado nunca más fuera de lugar
que en este Ave María de Gounod, ni la Farándula de La arlesiana de Bizet habrá sonado
jamás más desastrada que en este
disco. En definitiva, para oídos
muy benévolos y corazones muy,
muy sencillos.
Alfredo Brotons Muñoz
EL NUEVO MUNDO.
Folías criollas. MONTSERRAT
FIGUERAS, soprano. TEMBEMBE
ENSAMBLE CONTINUO. LA CAPELLA
REIAL DE CATALUNYA. HESPÈRION XXI.
Director: JORDI SAVALL.
ALIA VOX AVSA 9876 (Son Jade). 20092010. 76’. DDD. N PN
S avall lanza
un crossover
en toda regla,
que reúne a
sus conjuntos
habituales
con un grupo
folclórico mexicano para ofrecer
un inclasificable recorrido por
músicas antiguas y modernas de
origen hispánico, americano y
africano en el que se juntan
tonos humanos barrocos (Hidalgo, Marín), ritmos de danza
variados (cumbées, fandangos,
jotas, guarachas, folías, jácaras,
gallardas…), muchos de ellos
elaborados a partir de los libros
y manuscritos de guitarra españoles, sones tradicionales mexicanos, guabinas andinas, boleras, cachúas, un guineo (villancico de negros o negrilla) de Gaspar Fernandes, una obra del
cancionero de Sablonara o una
pieza en lengua náhuatl. Todo
ello se mezcla en un estilo creado ad hoc, exuberante, enérgico
y con el aire improvisado típico
de estos trabajos de Savall, en el
que lo mismo Figueras canta a
lo andino el Trompicávalas
amor de Hidalgo acompañada
por una sugerente combinación
de instrumentos clásicos europeos y tradicionales americanos
que se funde una jota de Santiago de Murcia con una canción
tradicional de Veracruz, el arpa
de Lawrence-King y la guitarra
de Díaz Latorre acompañan un
Balajá jarocho o el Tembembe
Ensamble Continuo presenta en
solitario una Guabina de Vélez
(Colombia). Todo termina con la
famosa guaracha de García de
Zéspedes (Ay que me abraso) y
un tradicional de Tixtla fusionados en una gran explosión de
color y vitalidad rítmica.
Pablo J. Vayón
Fahmi Alqhai
ÁNGEL DIABLO Y DIABLO ANGÉLICO
LAS VIOLAS DEL
CIELO Y DEL
INFIERNO.
Obras de Marais y Forqueray.
ACCADEMIA DEL PIACERE. FAHMI
ALQHAI, viola da gamba.
ALQHAI&ALQHAI 002 (Diverdi).
2009. 56’. DDD. N PN
E n el anterior número de
SCHERZO puede leerse una
entrevista con Fahmi Alqhai,
aconsejable para todos los que
no conozcan al violagambista
sevillano, cofundador de los
grupos Accademia del Piacere,
More Hispano y de la editora
Alqhai&Alqhai, de la que éste
es su segundo disco. Personalmente, tuve ocasión de escucharle el pasado año durante
el Festival Via Stellæ en un
concierto en el que dio un
repaso a la historia de su ins-
trumento pasando por obras
de Hume, Marais, Forqueray y
Abel. Después de aquello,
encantado de encontrarme con
este disco suyo en el que colaboran, integrando el bajo continuo, Rami (viola da gamba),
Miguel Rincón (tiorba y guitarra barroca) y Alberto Martínez
Molina (clave), los componentes de Accademia del Piacere.
Esta grabación está dedicada a obras de Marin Marais
“que tocaba como un ángel” y
de Antoine Forqueray “que
tocaba como un diablo”, de ahí
el título del disco. ¿Se puede
tocar como ambos la vez? Eso
parece conseguir Fahmi Alqhai
y hasta a veces le da la vuelta
al calcetín haciendo sonar a
Marais como un diablo y a Forqueray como un ángel.
Es bien sabido que a este
último no le gustaba nada
escribir sus obras, despreciaba
a los que lo hacían, tenía un
carácter muy difícil, se consideraba el rey de la improvisación y por ello tan sólo conocemos las que su hijo JeanBaptiste incluyó en las Pieces
de Viole avec la Basse Continuë
composées par Mr. Forqueray
Le Pere, editadas en París en
1747. Cinco de ellas, todas
características, son las que se
ofrecen en el disco, mientras
que de Marais son ocho. No
creo que esto sea indicativo de
una preferencia por parte del
intérprete, hay que contar con
que la obra conservada de
Marais es mucho más abundante y yo diría que Fahmi se
parece un poco más a Forqueray, no en el carácter, claro,
sino en un cierto amor por la
improvisación, por un cierto
antiacademicismo. En cualquier caso, ya hemos insinuado y ahora decimos que la
interpretación es soberbia en
todos los casos, así como la
calidad sonora. Adquieran el
disco y no se olviden de leer
antes la entrevista, pues disfrutarán aún más la audición.
José Luis Fernández
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HUMPERDINCK:
CRÍTICAS de la A a la Z
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V
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HUMPERDINCK-STRAUSS
Hansel y Gretel. FREDERICA VON
STADE (Hansel), JUDITH BLEGEN
(Gretel), JEAN KRAFT (Gertrude),
MICHAEL DEVLIN (Peter), ROSALIND
ELIAS (La bruja). BALLET, CORO Y
ORQUESTA DEL METROPOLITAN DE
NUEVA YORK. Director musical:
THOMAS FULTON. Director de escena:
NATHANIEL MERRILL. Director de
vídeo: KIRK BROWNING.
DEUTSCHE GRAMMOPHON 073 4348
(Universal). 1982. 103’. N PN
El primer
inconveniente
de esta representación es
el idioma, ya
que está cantada en inglés
(un disparate
para una obra
profundamente enraizada en la cultura alemana; sería lo mismo que si leyesen
El Quijote en alemán o Les fleurs
du mal en sueco), y además con
unos subtítulos en español absolutamente surrealistas, de salir
huyendo, totalmente impropios
del prestigio de DG). Después, la
puesta en escena efectiva, tradicional y no especialmente imaginativa tampoco ayuda demasiado, con unos ángeles cursilísimos
que pretenden ser un remedo de
los pintores prerrafaelistas pero
que en realidad parecen extraídos de los viejos libros de Cuentos de los Grimm. El joven Thomas Fulton dirige con precisión y
eficacia, con un lenguaje no
excesivamente personal. Lo más
sobresaliente son los dos niños
(Von Stade y Blegen), estupendas
de voz y fenomenales actrices
que bordan sus respectivos papeles. Los padres tampoco les van a
la zaga (Kraft y Devlin, habituales
del Metropolitan), siendo la veterana Rosalind Elias la mejor del
reparto, una feísima y simpática
bruja que se mete al público en el
bolsillo por su todavía aceptable
voz y su extraordinaria actuación
(el público aplaude entusiasmado
cuando los niños empujan a la
bruja y la meten en el horno). En
fin, musicalmente es una más que
digna recreación, pero queda por
detrás de la película de Solti-Everding (DVD también en DG),
teniendo que apuntar una vez
más el grave inconveniente del
idioma empleado (que se justifica
por ser una representación del día
de Navidad de 1982 hecha en el
Met neoyorquino para un público
mayoritariamente infantil). En fin,
si no son tan puristas como el
autor de estas líneas, es una notable representación que les hará
disfrutar sin problemas de esta
siempre agradable música.
Enrique Pérez Adrián
William Christie
OTRO PASO IMPORTANTE
MONTEVERDI: Il
ritorno d’Ulisse in
patria. KOBIE VAN
RENSBURG (Ulisse), CHRISTINE RICE
(Penelope), CYRIL AUVITY
(Telemaco), JOSEPH CORNWELL
(Eumete), UMBERTO CHIUMMO
(Antinoo), JUAN SANCHO
(Anfinomo), XAVIER SABATA
(Pisandro), ED LYON (Eurimaco),
HANNA BAYODI-HIRT (Melanto),
ROBERT BURT (Iro), LUIGI DE
DONATO (Neptuno), CLAIRE
DEBONO (Minerva). LES ARTS
FLORISSANTS. Director musical:
WILLIAM CHRISTIE. Director de
escena, escenografía y vestuario:
PIER LUIGI PIZZI. Director de vídeo:
MATTEO RICCHETTI.
2 DVD DYNAMIC 33641 (Diverdi).
2009. 182’. N PN
Segunda entrega de la magnífica trilogía monteverdiana del
tándem Christie-Pizzi procedente del Teatro Real. Quizá no
tan redonda en lo vocal como
la asombrosa Poppea de este
año, la producción, por fortuna
libre de gratuidades, sobre una
escena muy sencilla, casi desnuda, pero muy efectiva, funciona como un mecanismo de
relojería sobre una base de
gran libertad. El soporte musical de Christie se centra sobre
todo en un rico continuo de
comportamiento casi improvisatorio, del que destaca el arpa,
además, claro está, de unos
ritornelli de instrumentación
más parca que en Orfeo. Todo
está al servicio del canto, gracias a un reparto que se mueve
a excelente altura. La Fragilidad
Humana de Terry Wey no es
tal vez impecable en lo canoro,
pero su simbolismo queda bien
patente. Soberbia la Penélope
torturada y muy humana de
Christine Rice, que descubre
MOZART:
Così fan tutte. DOROTHEA
RÖSCHMANN (Fiordiligi), KATHARINA
KMMERLOHER (Dorabella), HANNO
MÜLLER-BRACHMANN (Guglielmo),
WERNER GÜRA (Ferrando), DANIELA
BRUERA (Despina), ROMAN TREKEL
(Don Alfonso). CORO DE LA
STAATSOPER, STAATSKAPELLE DE BERLÍN.
Director musical: DANIEL BARENBOIM.
Directora de escena: DORIS DÖRRIE.
Director de vídeo: MICHAEL BEYER.
EUROARTS3 2052238 (Ferysa). 2002.
179’. N PN
H ay
que desconfiar cuando
veamos el nombre de la cineasta
alemana Doris Dörrie como res-
mil y un matices en su tan austera línea, fundamentalmente
de recitativo, con logradas
aperturas líricas. Sensacional el
cavernoso Nepturno de Luigi
De Donato (que también incorpora al Tiempo). Kovie van
Rensburg es un soberano Ulises, aunque su voz tarde un
poco en despegar, pero luego
proporciona una gran cantidad
de claroscuros a su emisión, en
consonancia con los estados de
ánimo o las situaciones (como
cuando se disfraza de viejo) del
personaje). La Minerva de Clarie Debono encuentra algunas
dificultades en el virtuosismo
de su parte, pero plasma buenos instantes en su intercambio
con Ulises. Cumplidor el Telémaco de Cyril Auvity; de buen
nivel la Melanto de Hanna
Bayadi-Hirt y el Eumete de
Joseph Cornwell y algo desiguales los pretendientes. Dibujado con trazos gruesos el Iro
de Robert Burt. Toda la parte
final, desde la prueba del arco
al reconocimiento de Ulises por
Penélope y el maravilloso dúo
de cierre, es de extraordinario
nivel.
Enrique Martínez Miura
ponsable de
una rectoría
lírica. Es una
mujer, según
propia confesión, ignara
en la materia,
que ha contemplado en
toda su vida
unas cinco óperas. Algunas de
sus apuestas han levantado no
poca polvareda, como su
Turandot, posterior a este Così
en un año y desarrollado en el
mismo teatro berlinés. Convertía
la fábula en cómic. Aquí ha
apostado por llevar todo al
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HUMPERDINCK-STRAUSS
terreno de lo hippie, en los años
sesenta, setenta, y por buscar
incansablemente gag tras gag,
algunos, es verdad, graciosos,
como ese en el que las hermanas salen del foso-piscina o
aquel en el que Despina y don
Alfonso van guiando con letreros a Ferrando y Guglielmo, ya
disfrazados, en el momento de
su declaración amorosa. En
algún instante Barenboim dialoga mímicamente con los solistas.
El espectáculo tiene ritmo,
fluidez y los actores-cantantes,
bien dirigidos, nos parecen convincentes, en especial las féminas y singularmente Röschmann, pero a Dörrie se le va
de las manos la narración al no
encontrar siempre el equilibrio
entre lo serio y lo bufo y al
seguir un planteamiento que
raras veces establece las bases
de una coherencia general. Hay
demasiadas cosas que rechinan
entre la escena y la música. El
toque poético de tantos pasajes
desaparece en ese afán de buscar una gracieta y el estilo a lo
Marivaux, de refinada comedia
musical, se pierde. Cuando, así
en Per pietà, la segunda y muy
seria aria de Fiordiligi, se logra
una magnífica aproximación
dramática, la directora de escena la destruye enseguida. Las
sutiles transiciones y la exquisitez son frecuentemente sustituidas por una vulgaridad que no
es de recibo. Con todo, el público se lo pasa la mar de bien
porque todo está movido con
soltura y seguridad.
Barenboim mantiene unos
tempi tirando a lentorros, sin
excesiva chispa y un sonido
orquestal más bien robusto,
pero sabe cantar y acoplar con
fortuna los conjuntos. No anda
listo para controlar las dinámicas en momentos tan delicados
como el terceto Soave sia il vento, donde los tres personajes,
Fiordiligi, Dorabella y don
Alfonso, cantan muy fuerte. Hay
entendimiento con las voces,
que, con la lógica excepción de
Bruera, cantan con un deficiente
italiano. Los tres hombres tienen
instrumentos muy germánicos,
de emisión dura y regulan deficientemente el sonido, aunque
vayan seguros. Güra, el más fino
y matizador, exhibe agudos
abiertos y destimbrados.
Volvemos a Röschmann,
una lírica bien coloreada, un
poco gutural, que delinea una
muy sentida y vívida Fiordiligi.
Es muy firme en la zona alta y
resulta suficiente en el centro.
Los graves son opacos y abiertos. El personaje necesita una
voz de mayores quilates. Aceptable Kammerloher, de timbre
oscuro, puede que en exceso, y
emisión tirando a entubada;
pero el color es atractivo y el
arte de canto, digno. Cortita
pero graciosa sin excesos Bruera
como Despina.
De la partitura se nos birlan
algunos recitativos y, lo más
importante, la segunda y la tercera arias del tenor. La primera, nº
24, Ah! Lo veggio, de relativo
valor, es usualmente eliminada; la
segunda, nº 27, Tradito, schernito,
no. Es una pena. Claro que tampoco Güra es el cantante ideal
para una página realmente difícil
de medio carácter, de un fulgurante dramatismo mozartiano.
Arturo Reverter
ROSSINI:
El barbero de Sevilla. KATHLEEN
BATTLE (Rosina), ROCKWELL BLAKE
(Almaviva), LEO NUCCI (Figaro), ENZO
DARA (Don Bartolo), FERRUCCIO
FURLANETTO (Don Basilio). CORO Y
ORQUESTA DEL METROPOLITAN DE
NUEVA YORK. Director musical: RALF
WEIKERT. Director de escena: JOHN
COX. Director de vídeo: BRIAN LARGE.
2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON
073 4022 (Universal). 1988. 160’. R PN
El barbero de Sevilla. JOYCE
DIDONATO (Rosina), JUAN DIEGO
FLÓREZ (Almaviva), PIETRO SPAGNOLI
(Figaro), ALESSANDRO CORBELLI (Don
Bartolo), FERRUCCIO FURLANETTO (Don
Basilio). CORO Y ORQUESTA DEL
COVENT GARDEN DE LONDRES.
Director musical: ANTONIO PAPPANO.
Directores de escena: MOSHE LEISER,
PATRICE COURIER. Director de vídeo:
DAVID STEVENS.
2 DVD VIRGIN 694581 (EMI). 2009.
176’. N PN
El montaje del Met es fiel reflejo
de una bien entendida tradición:
Rosina en voz de soprano, Basilio con nariz postiza. Los medios
más modernos permiten agilizar
la acción, con un escenario giratorio (set de Robin Wagner, una
Sevilla de apreciables reminiscencias orientalistas) capaz de
ofrecer momentos espectaculares como el cambio realizado
durante el dúo de Almaviva con
Figaro. Cox aprovecha la oportunidad y maneja con pericia a
los actores, bien definidos sus
personajes, encajados completamente en una acción que respeta el texto original con una exactitud matemática. Sin que falten
detalles de inteligente originalidad: durante el dúo antes citado
Figaro disfraza a Almaviva preparándole para el “asalto” a la
casa de Bartolo. Weikert dirige
con honorable rutina, atento,
una lectura algo impersonal
pero efectiva y que nunca entorpece lo que ocurre en el escenario. Battle, cristalina voz, coloratura brillante, musicalidad legítima, con buena presencia y creíble actuación es una Rosina con
algún que otro desliz a la cursilería y con ciertos toques mozartianos. Con Blake, se sabe, el
tenor rossiniano recuperó el
estatus perdido y aunque Almaviva no le permite los fuegos de
artificio, la autoridad conseguida
en los personajes de carácter
serio (se recuerda, por ejemplo,
su imponente Ilo en Zelmira, en
Roma algunos meses más tarde
de esta ejecución neoyorquina),
es un modelo de estilo, alardes y
provechosa utilización del fiato,
con un Cessa di più resistere hasta ese momento inaudito. Nucci
y Dara ponen la necesaria vis
cómica italiana; el barítono pletórico de posibilidades, actor
convincente y entregado: un
Figaro pleno de simpatía; el
bajo, caracterizado también en
plan tradicional pero sin caer en
vicios o excesos, con unos
medios instrumentales sanos y
generosos: inigualable. Furlanetto impone su opulento y antipático, casi tenebroso Basilio.
Colaboran con propiedad el resto, en especial Loretta di Franco
una destacable Berta, bien capaz
de sacarle el jugo a su aria di
sorbetto.
Con el montaje de la pareja
Leiser-Caurier entramos ya de
cabeza en la modernidad operística: escenarios más estilizados y
muy operativos (de Christian
Fenouillat), con mucha atención
al color como definidor de
ambientes y situaciones, vestuario innovador de diversas referencias y sin un denominador
común (Agostino Cavalca), cuidadoso casi maniático trabajo
con los recitativos y cierta sofisticación en el planteo (según
ellos, para su concepto, se basaron en el texto original de Beaumarchais). Para dar mayor originalidad al espectáculo, un
imprevisto accidente de DiDonato la obliga a cantar todo el
tiempo sobre una silla de ruedas
que maneja con pericia, salvando así la representación y erigiéndose en centro de la misma.
La mezzo norteamericana domina el papel de Rosina en cualquiera de sus diferentes exigencias, al que dota teatralmente de
una energía y una presencia
incomparables, nada que ver
con lo que Battle proponía. Su
canto de auténtica mezzo coloratura, de destreza inequívocamente rossiniana, se corresponde con el retrato profundo y
determinante de la heroína,
rebelde, astuta y tremendamente
femenina. Flórez une a las acrobacias vocales y a la elegancia
canora de Blake una voz de más
hermosas proporciones; de ahí
que su Almaviva sea hoy inigualable dando la sensación, aunque parezca imposible, que va
ganando a medida que pasa el
tiempo y adquiere mayor experiencia. Spagnoli, por medios, se
queda bastante atrás de estos
privilegiados compañeros, pero
su Figaro tiene suficiente entidad y ha ganado en apariencia
con respecto a los de Trieste en
2000 (en CD) y Madrid en 2005
(también en DVD). Corbelli,
dada las propuestas novedosas
de los registas, se aparta del
Bartolo habitual. Menos ridículo
y más temible por inteligente y
calculador, es servido por el
barítono turinés con unos
medios notables y un canto
impecable. Veinte años después
Furlanetto sigue imponiéndose
por su voz, hoy más oscura y
perentoria. Un punto a favor
también para la Berta de Jennifer Rhys-Davies. Desde el foso,
la sutil y alada dirección de Pappano suma la imprescindible
aportación para que el espectáculo, aparte de visualmente,
resulte musicalmente completo.
En esta entrega una documentación auxiliar con entrevistas justifica la edición en dos DVDs.
Fernando Fraga
STRAUSS:
El caballero de la rosa. ADRIANNE
PIECZONKA (Mariscala), FRANZ
HAWLATA (Ochs), ANGELIKA
KIRCHSCHLAGER (Octaviano), MIAH
PERSSON (Sofía), FRANZ GRUNDHEBER
(Faninal), PIOTR BECZALA (Cantor
italiano). CORO DE LA ÓPERA DE
VIENA. FILARMÓNICA DE VIENA.
Director musical: SEMION BICHKOV.
Director de escena: ROBERT CARSEN.
Escenografía: PETER PABST. Director
de vídeo: BRIAN LARGE.
ARTHAUS 107139 (Ferysa). 2004. 201’.
R PN
Decir Carsen
es decir uno
de los grandes de la
puesta
en
escena actual
y aquí, en
vivo y en
Salzburgo,
aprovechando un espacio gigantesco con
doble fondo que alterna intimidad con espectáculo, revalida su
97
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D V
I SD C O S
D
STRAUSS-WAGNER
ejecutoria. Ha situado la comedia,
aprovechando los anacronismos
de la partitura (valses en la Viena
del XVIII, armonías del siglo XX
de la preguerra del 14) para
situarnos en el vago imperio bicéfalo donde se mezclan las modas
de dos centurias, para rematar en
un burdel de lujo que acrisola la
atmósfera corrupta y exquisita
permitida por la obra. La marcación de actores es brillante, en
especial con Ochs, al cual exprime su triple faceta de autoritario
aristócrata de provincia, gran
señor y rajadiablos y dolorido
galán maltrecho por el vodevil.
Hacer la lista de excelencias
vocales y visuales de los comediantes, incluida la comparsería y
hasta el ufano y chulesco tenor
italiano (digamos: Viareggio,
1920) sería lánguido y ocioso.
Baste fijar el sutil juego de Octaviano, una cantante que hace de
chico disfrazado de mujer y seducido por su irresolución amorosa,
pues ama un rato a la Mariscala,
enseguida a Sofía y se deja jugar
como travestido por la salaz ilusión de Ochs. Carsen sabe sacarse de la manga un clima tras otro,
un encuadre tras otro, una viñeta
tras otra, haciendo llevadera una
comedia acaso demasiado prolongada para lo escueto de su
embrollo. A la altura, la lujosa
sonoridad de los filarmónicos vieneses, explotada al máximo, con
rutilantes apuntes, por Bichkov.
Blas Matamoro
VERDI:
Falstaff. CHRISTOPHER PURVES
(Falstaff), TASIS CHRISTOYANNIS (Ford),
DINA KUZNETSOVA (Alice), MARIENICOLE LEMIEUX (Quickly), ADRIANA
KUCEROVA (Nannetta), BULENT
BEZDUZ (Fenton), JENNIFER HOLLOWAY
(Meg), PAOLO BATTAGLIA (Pistol).
CORO DE GLYNDEBOURNE.
FILARMÓNICA DE LONDRES. Director
musical: VLADIMIR JUROWSKI. Director
de escena: RICHARD JONES. Director
de vídeo: FRANÇOIS ROUSSILLON.
OPUS ARTE OA 1021 D (Ferysa). 2009.
136’. N PN
98
A ciertos y
errores, con
un balance
general
de
comedia muy
bien llevada,
ofrece
la
puesta
de
Jones. Ha traído la acción a
la Inglaterra de 1950, lo cual no
deja de ser caprichoso y propone
anacronismos evidentes porque
el libreto de Boito sigue de cerca
a Shakespeare, un escritor del
siglo XVII que nos describe un
ambiente pueblerino de aquellos
Leonard Bernstein
ENTUSIASMO DESBORDANTE
SIBELIUS: Sinfonías
nºs 1, 2, 5 y 7. FILARMÓNICA DE V IENA . Director:
L EONARD B ERNSTEIN . Director de
vídeo: HUMPHREY BURTON.
2 DVD CMAJOR 702208 (Ferysa).
1986-1988, 1990. 166’. N PN
A mediados de la década de
los 80, Leonard Bernstein
comenzó a grabar su segundo
integral Sibelius, esta vez con
la Filarmónica de Viena, y a
instancias de Herbert von
Karajan quiso que sus versiones estuviesen disponibles en
CD y vídeo. Como es sabido,
grabó a la vez en estos dos
soportes procedentes de conciertos en vivo las Sinfonías
Primera, Segunda, Quinta y
Séptima del compositor finlandés, cortándose abruptamente
el proyecto el 14 de octubre de
1990 con la muerte del director. Las versiones en CD fueron publicadas puntualmente y
hasta se han reeditado después
en varias colecciones (la última
en DG Collectors), mientras
que las películas aparecen
ahora por primera vez en este
magnífico doble álbum que
motiva este comentario.
En su día, estas versiones
provocaron entusiastas comentarios críticos y una adhesión
incondicional de los buenos
aficionados, no en vano las
podemos situar al lado de las
mejores, o sea, las protagonizadas por los Barbirolli, Beecham, Maazel I, Rozhdestvenski, Karajan, Colin Davis I y
posiblemente también Berglund, por no hablar del históaños. Igual reparo merece cierto
abuso de la comicidad bufa
cuando, en rigor, estamos ante
una comedia psicológica de
humor cínico que acaba con una
burla general y un engaño muy
bien repartido, donde lo único
auténtico es el imbatible amor
juvenil. No obstante ello, la bonita composición de los cuadros,
un vestuario variado y armónico
y una marcación de actores muy
ajustada, cuentan entre los haberes de la función. A ello hay que
sumar el excelente italiano de los
cantantes, en un elenco de variopinta procedencia donde hay un
solo italiano aborigen, el que
hace de Pistol.
Falstaff es obra de equipo y
conjunto y estos extremos funcionan perfectamente, como no
podía ser menos en un país tan
rico Kajanus o de algunos
intérpretes que brillaron solamente en versiones aisladas
como Monteux y Szell (Segunda), Celibidache (Segunda y
Quinta) y Mravinski (Séptima).
De los nuevos traductores
sibelianos, los Salonen, Saraste, Vänskä, Oramo e incluso
los inmediatamente anteriores
como Ashkenazi, Jansons y
Rattle, tenemos que decir que
están en otra dimensión a juicio del firmante, dicho sea con
todos los respetos. La convicción y entusiasmo de Bernstein
en estos pentagramas no son
nuevos, ahí tienen el excelente
primer ciclo completo con la
Filarmónica de Nueva York
(Sony, 1960-1967), aunque en
estas cuatro versiones sueltas
que comentamos todavía se
ponen más en evidencia, ayudados por las excelentes filmaciones y por la especial emoción del concierto en vivo, por
supuesto, pero también por el
amplio y cálido fraseo, por el
refinado paladeo de cada frase, de cada motivo, por la
espectacular intensidad, por la
amplitud en los tempi, por su
perfecta y nítida construcción,
por su absoluto respeto a todo
lo escrito, y naturalmente, por
la espectacular respuesta
orquestal de una Filarmónica
de Viena en estado de gracia
que sigue a su director cómoda, flexible y sin ningún problema. Las imaginativas y precisas filmaciones de Humphrey
Burton hacen plena justicia a
estas fascinantes recreaciones,
y con pocas dudas podemos
magistral en lo escénico, es
decir Inglaterra. Los comediantes responden al dedillo, se
divierten y tienen el aspecto que
exigen sus partes. Por destacar a
alguno, un notable para Purves,
el protagonista. Tiene un juego
complejo de canallería simpática, tristeza abatida, atrevimiento
rijoso y grotesco disfraz carnavalesco que resuelve con maestría.
Sólida, en todo sentido, la
Quickly de Lemieux y exquisita
de vocalidad y ágil desenvoltura,
la Nannetta de Kucerova.
Magnífico, por su tacto,
buen gusto, humor, equilibrio y
limpieza de conjuntos, Jurowski
desde el podio. La Filarmónica
de Londres, según se sabe, es la
Filarmónica de Londres.
Blas Matamoro
decir sin ninguna exageración
que posiblemente estemos
ante las mejores versiones filmadas de esta música.
Por tanto, calidad excepcional en la que entran el acostumbrado entusiasmo, la desbordante y cálida expresividad,
la riqueza de contrastes y las
soberbias filmaciones, éstas
son las características esenciales de Leonard Bernstein dirigiendo Sibelius en los últimos
años de su vida (la Primera la
dirigió en febrero del mismo
año de su muerte, 1990. Las
otras son de los años que se
especifican). Si les interesa el
compositor finlandés, no les
vamos a descubrir nada nuevo
y sólo nos queda recomendarles que vean cuanto antes estas
películas. Y si Sibelius no les
dice mucho, inténtenlo con
este doble DVD, seguro que
después de esta experiencia
pasa a ser uno de sus compositores favoritos.
Enrique Pérez Adrián
VERDI:
Simon Boccanegra. PIERO
CAPPUCCILLI (Simon Boccanegra),
KATIA RICCIARELLI (Amelia), GIORGIO
MERIGHI (Adorno), NICOLAI GHIAUROV
(Fiesco), LORENZO SACCOMANI (Paolo).
SINFÓNICA NHK. UNIÓN PROFESIONAL
DE COROS DE JAPÓN. Director musical:
OLIVIERO DE FABRITIIS. Director de
escena: BRUNO NOFRI.
VAI 4484 (LR Music). 1976. 142’. R PN
Después
de
las varias ediciones audio,
en cabeza la
grabación
comercial con
Abbado en
1977,
falta
hacía
un
documento
visual del que fuera decisivo Boc-
255-DISCOS
21/7/10
09:04
Página 99
D V D
STRAUSS-WAGNER
canegra de Cappuccilli, el más
destacado de su generación antes
de pasarle el testigo a Leo Nucci.
Hela aquí en una de esas giras
italianas al Japón, un valioso
documento de lo que se hacía
entonces en un teatro operístico.
Tradicional e inteligente montaje
de Nofri, algo sobrio, con los
decorados justos, sin dobles ni
rebuscadas lecturas, quien, como
de costumbre, se limita a narrar
con respeto y claridad la acción
en los lugares preceptivos del
libreto, dando a los personajes los
detalles suficientes para que, asimismo, resulten trasparentes y
directos. Igual solución ofrece la
batuta experimentada de De
Fabritiis, un sólido en vez de
rompedor o personal concertador, atento como pocos a que los
cantantes den de sí lo mejor y a
que la orquesta suene con la
debida ponderación y ortodoxia.
Todo, pues, se resuelve dentro de
los cánones acostumbrados,
impresión que corrobora el quinteto vocal. Cappuccilli no es un
artista tan profundo como eran
Gobbi o Taddei, en personajes
como éste ideales para un cantante-actor, pero les supera en
categoría vocal tanto por la extensión como por la homogeneidad
tímbrica. Aunque el barítono suele estar más matizado cuando
batutas de mayor autoridad le
marcan senderos, este Simon en
vivo y en imágenes está a la altura
de su prestigio. Ricciarelli es susceptible de algunos reproches.
Como otras colegas contemporáneas, se toma algunas licencias
canoras algo heterodoxas en dicción, en el peculiar concepto del
legato o en el a veces mejorable
fraseo, pero la belleza de su voz,
el lirismo innato de su canto tan
italiano, acaban por rescatar una
Amelia muy dulce y femenina,
con temperamento y pasión cuando ocasionalmente es necesario.
Ghiaurov fue con justicia un enorme Fiesco, pues tenía el porte de
sólida vocalidad exigido, además
del canto riguroso y acentuado tal
como aquí lo vuelve a demostrar.
Del cuarteto el menos dotado, el
menos interesante, es el Adorno
de Merighi, un tenor de bonitos
medios correctamente utilizados,
capaz de unir discretos momentos
de canto afectuoso con otros de
fuerza e intencionalidad. Saccomani, aunque llegó a cantar papeles de barítono a lo grande, es
recordado más bien como especialista en personajes de algún
relieve aunque más bien de apoyo a los principales (Valentin, Silvio, Albert) incluyendo este Paolo
que resuelve con total suficiencia.
Nada en contra del resto del equipo, todos italianos.
Fernando Fraga
VERDI:
La traviata. STEFANIA BONFADELLI
(Violetta), SCOTT PIPER (Alfredo),
RENATO BRUSON (Germont). CORO Y
ORQUESTA DE LA FUNDACIÓN ARTURO
TOSCANINI. Director musical: PLÁCIDO
DOMINGO. Director de escena:
FRANCO ZEFFIRELLI. Director de vídeo:
FAUSTO DALL’OLIO.
ARTHAUS 107 129 (Ferysa). 2002. 139’.
R PN
L a relación
de Zeffirelli
con esta obra
verdiana es
larga y provechosa, desde
aquella de los
pasados cincuenta que
dirigió
a
Callas en Chicago hasta su culminación con una excelente realización cinematográfica, protagonistas Stratas y Domingo en
1982. Concebida como ellas
como un flash-back de la protagonista, este montaje en el teatrito de Busseto se beneficia del
mismo respeto hacia la obra, a
partir de su proverbial sentido
de lo bello y lo colorido, aunque
con un poco más de moderación, y sin que por ello pierda la
obra su contenido dramático. Al
contrario, en la dirección de
actores se descubren matices
nuevos, de inteligente originalidad. Para la escena de las gitanas y los toreros echa mano de
un cuadro flamenco (La corrala
de la danza) por lo que la escena queda especialmente brillante. Domingo, esta vez en el foso,
dirige una versión convencional
en el mejor sentido, cómoda
para el cantante, atenta a las
indicaciones y bastante completa: la soprano hace las segundas
estrofas de sus arias y del dúo
final con Alfredo no se corta
nada. Bonfadelli, bella y muy
convincente como actriz, supera
las dificultades del primer acto
(con sobreagudo incluido en la
cabaletta) y es capaz de la disposición dramática conveniente
para el resto, sacando adelante
una Valéry de completa dignidad y, sobre todo, credibilidad,
donde lo que se ve y lo que se
oye por una vez parecen encajar
impecablemente. Piper, alumno
de Bergonzi, aunque su siempre
atractivo Alfredo puede sonar a
veces entre mecánico o monótono, coincide en juventud con el
personaje y la voz, uniforme y
agradable, corre muy bien por
todos los registros. Bruson es el
Germont magistral a quien nada
se le escapa y que a sus 66 años
sigue con una autoridad canora
y expresiva inigualables. Muy
bien, en general. el resto del
equipo. Filmación excelente,
supervisada por el propio regista, con unos primeros planos
impresionantes que hacen aún
más disfrutable la producción y
más evidente su contenido.
Cuando esta producción, en su
momento, se catalogó en TDK
venía en dos DVDs, añadiendo
un bonus con entrevistas y un
informativo documental entre
bambalinas.
Fernando Fraga
WAGNER:
Los maestros cantores de
Nuremberg. FALK STRUCKMANN
(Hans Sachs), AIN ANGER (Pogner),
ADRIAN ERÖD (Beckmesser), JOHAN
BOTHA (Walter), MICHAEL SCHADE
(David), RICARDA MERBETH (Eva),
MICHAELA SELINGER (Magdalena).
CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE
VIENA. Director musical: CHRISTIAN
THIELEMANN. Director de escena:
OTTO SCHENK. Escenografía: JÜRGEN
ROSE. Coreografía: WOLFGANG
GRÖLLER, LUCAS GAUDERNAK. Director
de vídeo: TIZIANO MANCINI.
3 DVD MEDICI ARTS (Ferysa). 2008.
293’. N PN
R epone esta
toma en vivo
la canónica y
magistral
puesta
de
Schenk estrenada en Viena en 1975.
Es un dechado de lo que
puede hacerse con la difícil
obra, una comedia excesivamente larga y morosa, con doctrina
incluida, que demanda un elenco extenso y bien trabado,
homogéneo en todo sentido, es
decir una prueba de fuego para
quien actúe como genio doméstico del espectáculo. Sobre unos
diseños de soltura espacial, que
trabajan con profundidades y
claroscuros inspirados en la pintura alemana del Renacimiento,
Schenk ideó una acción minuciosa y compleja, con acciones
paralelas de comparsería y baile
que manipulando objetos inventan espacios alternados, y una
marcación de actores opulenta
de detalles psicológicos que no
excluye las resoluciones de multitud, como los tres grandiosos
finales.
El elenco es parejo y no
apela a los brillos personales,
que estarían fuera de lugar en
una obra dominada por el concepto de equipo y conjunto. Si
conviniese destacar a algún
intérprete, considérese notable
el Sachs, que escapa al tópico
del anciano sentimental, solitario
y magisterial para ofrecernos a
un hombre maduro pero aún
capaz de entusiasmarse como
un joven y recortarse como un
experto maestro de zapatería y
poesía. También notable, por su
soltura vocal, encanto personal y
fino juego histriónico, David.
Botha está sobrado de medios,
incluido su rebosante figura de
buen comensal, sonriente y
satisfecho, como si supiese que
lo espera un final triunfo. Pero
sigue el largo elenco, todo de
una obediencia y una igualdad
de juego que hace memorable la
velada.
Thielemann es uno de los
mejores wagnerianos de hoy y
lo prueba desde la obertura, servida con una pasamanería de
contrastes, una riqueza de colores y una decisión cantable de
total referencia. Durante toda la
acción está alerta, presente y a
la vez equilibrado, cantando junto a las voces y resolviendo la
complejidad polifónica de los
grandes cuadros con sentido
monumental y orfebrería. Una
auténtica catedral sonora, la ideada por Wagner, con sus tintes
de sarcasmo y sus viñetas populares, su melancolía íntima y su
lirismo de segura expansión.
Blas Matamoro
C / Fernández de los Rios, 50 - 28015 Madrid
Tel.: 91 543 94 41. Fax: 91 543 94 74
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99
255-DISCOS
21/7/10
09:04
Página 100
ÍNDICE
ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS
100
Albert: Sinfonía. Bäumer. CPO. 70
Alkan: Obras para piano. Weiss,
Hopgland. Brilliant. . . . . . . . .65
Ave Verum. Obras de Byrd,
Mozart y otros. Robinson. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .67
Bach: Cantatas. Vol. 2. Larsson,
Taylor, Tyson/Gardiner. Soli
Deo Gloria. . . . . . . . . . . . . . .71
— Pasión según San Mateo.
Landshamer,
Chappuis,
Chum/Chailly. Decca. . . . . . .71
— Pasión según San Mateo.
Chance, Kirkby, Thomas/Cleobury. Brilliant. . . . . . . . . . . . .67
— Pasiones. Gardiner. Archiv. .70
— Sonatas para violín 2, 3. Podger. Channel. . . . . . . . . . . . .69
— Tocatas. Bacchetti. Dynamic. 70
Bartók: Cuarteto 4. Casals. H.
Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .72
Beethoven: Conciertos para piano
4, 5. Fellner/Nagano. ECM. . .72
— Cuartetos 6, 13. Artemis. Virgin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .71
— Misas. Davis. Brilliant. . . . . .67
— Sinfonía 9. Mulhern, Wortig,
Wolff/Krivine. Naïve. . . . . . .72
Berkeley: Trío. Quinteto. New
London Chamber. Naxos. . . .73
Berlioz: Te Deum. Inbal. Brilliant. 67
Bizarre Bazaar. Obras de Chaim,
Piazzolla, al-Sumbáti y otros.
Söderblom. Ondine. . . . . . . .93
Bliss: Meditaciones. Lloyd-Jones.
Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . .73
Boccherini:
Quintetos.
Bilsma/Boccherini. Channel. .69
— Sonatas para violonchelo.
Puxeddu. Brilliant. . . . . . . . .73
Britten: Cuartetos. Britten. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .73
— Illuminations. Piau/Zehetmair.
NMC. . . . . . . . . . . . . . . . . . .74
Bruckner: Misa 1. Matt. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .67
Buxtehude: Obras completas. Vol.
11. Koopman. Challenge. . . .73
Cagnoni: Re Lear. Finucci, Daolio,
Tufano/Caldi. Dynamic. . . . .74
Canto gregoriano. Hollaardt. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .67
Chaikovski: Liturgia de san Juan Crisóstomo. Savchuk. Brilliant. . .67
— Romeo y Julieta. Eschenbach.
Ondine. . . . . . . . . . . . . . . . .74
Charles: Variations. Martín. Tritó. 75
Clementi: Sonatas. Shelley. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75
Concierto espiritual en tiempo de
Luis XV. Obras de Corelli, Telemann y Rameau. Savall. Alia
Vox. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .93
Corps femenin. Young. Arcana. 94
Debussy: Cuarteto. Varios. . . . .60
Don Quijote al piano. Obras de E.
Halffter, Gerhard y otros. VegaToscano. Columna Música. . .94
Dufourt: L’Afrique d’après Tiepolo. Recherche. Kairos. . . . . . .75
Dvorák: Cuartetos 10, 11, 13, 14.
Emerson. DG. . . . . . . . . . . . .76
Eckert: Studie. Reflexion K.
Neos. . . . . . . . . . . . . . . . . .75
Elgar: Canciones. Vol. 2. Roocroft/
Jarnot. Channel. . . . . . . . . . .76
— Concierto para violonchelo.
Gabetta/Venzago. RCA. . . . .77
Fauré: Obras para piano. Collard.
Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .65
Festival de Schwetzingen. Varios.
Hänssler. . . . . . . . . . . . . . . . .64
Fiorenza: Conciertos para flauta.
Bagliano. Brilliant. . . . . . . . .76
Fontbona: Nit del orígens. Fontbona. Moraleda. . . . . . . . . . . . .77
Froberger: Suites. Rousset.
Ambroisie. . . . . . . . . . . . . . .77
Gedda, Nicolai. Tenor. Obras de
Bizet, Puccini y otros. EMI. . .68
Gesualdo: Madrigales. Longhini.
Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . .78
Gigli, Beniamino. Tenor. Obras de
Verdi, Puccini y otros. EMI. . .68
Giustini da Pistoia: Sonatas. Coen.
Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .77
Glass: Itaipú. Gershon. OMM. .64
— Retrospective. Glass Ensemble.
OMM. . . . . . . . . . . . . . . . . . .64
Gobbi, Tito. Barítono. Obras de
Verdi, Puccini y otros. EMI. . .68
Grétry: Andromaque. Deshayes,
Wesseling, Guèze/Niquet. Glossa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .78
Grieg: Obras para piano. Austbo.
Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .65
— Peer Gynt. Henschel, Dam-Jensen, Koch/Tourniaire. Aeon. . .79
Gritton, Susan. Soprano. Obras
de Finzi, Britten y Delius. Chandos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .92
Grümmer, Elisabeth. Soprano.
Obras de Mozart, Schubert y
otros. Hänssler. . . . . . . . . . . .92
Haendel: Orlando. Dumaux, De
la Merced, Fumas/Malgoire.
K617. . . . . . . . . . . . . . . . . . .79
— Suite para arpa. Galassi. Glossa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .79
Haydn: Conciertos para chelo.
Wispelwey. Channel. . . . . . .69
— Sinfonías Londres. Minkowski.
Naïve. . . . . . . . . . . . . . . . . . .79
— Sinfonías 12, 22 y otras. Mehta,
Harnoncourt e. a. WPH. . . . .80
Holst: Planetas. P. Järvi. Telarc. 80
Honegger: Aventures du Roi Pausole. Van de Woerd, Riskman,
Trümpy/Spanjaard. Brilliant. .80
Humperdinck: Hansel y Gretel.
Von Stade, Blegen, Kraft/Fulton.
DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .96
Klami: Luces del norte. Storgards.
Ondine. . . . . . . . . . . . . . . . .80
Kodály: Obras para coro. Fischer.
BMC. . . . . . . . . . . . . . . . . . .81
Krenek: Motetes. Rademann. H.
Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .81
Lachenmann: Gran torso. Stadler.
Neos. . . . . . . . . . . . . . . . . . .81
Lamentaciones. Obras de Tallis,
Victoria y otros. Brown. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .67
Lebrun: Conciertos para oboe.
Schneemann/De Vriend. Channel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69
Lekeu: Sonata para violonchelo.
Brunello/Lucchesini. Egea. . .82
Lortzing: Cazador furtivo. Völker,
Rössel-Majda, Seefried/Wall-
berg. Orfeo. . . . . . . . . . . . . .82
Love and lament. Obras de Monteverdi, Frescobaldi y otros.
Veldhoven. Channel. . . . . . .69
Majo: Alessandro. Møller, Sandis,
Ptassek/Ceccherini. Coviello. 82
Messiaen: Harawi. Bruun/Hyldig.
Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . .82
Mompou: Impressions. Mac
McClure/Martins.
Columna
Música. . . . . . . . . . . . . . . . . .83
Monteverdi: Ritorno d’Ulisse in
patria. Van Rensburg, Rice,
Auvity/Christie. Dynamic. . . .96
Montsalvatge: Impromptus. Guillén. Naxos. . . . . . . . . . . . . . .83
Mozart: Conciertos para piano 20,
21. Immersseel. Channel. . . .69
— Così fan tutte. Röschmann.
Kmmerloher. Müller-Brachmann/Barenboim. Euroarts. . .96
— Idomeneo. Janowitz, Pavarotti,
Tarrés/Pritchard. Glyndebourne. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .83
— Sinfonía 29. Kussmaul. Channel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69
— Sonatas para piano. Würtz.
Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .65
Noche santa. Obras de Pachelbel,
Bach y otros. Equilbey. Naïve. 95
Nuevo mundo. Folías criollas.
Figueras/Savall. Alia Vox. . . .95
Nyman: Accoustic Accordions.
Barr/Nyman. MNR. . . . . . . . .63
— Songs. McAlmont/Nyman.
MNR. . . . . . . . . . . . . . . . . . .63
Pandolfi
Mealli:
Sonatas.
Manze/Egarr. Channel. . . . . .69
Parra: Hypermusic Prologue.
Ellett, Bobby/Power. Kairos. .83
Platti: Música de cámara. Bernardini. Brilliant. . . . . . . . . . . . .84
Prokofiev: Evgeni Onegin. Downes. Chandos. . . . . . . . . . . . .84
Purcell: Música fúnebre para la
reina Mary. Brown. Brilliant. .67
Rachmaninov: Aleko. Murzaiev,
Vasilieva,
Akimov/Noseda.
Chandos. . . . . . . . . . . . . . . . .62
— Conciertos para piano 2, 3.
Trpceski/Petrenko. Avie. . . . .84
— Danzas. Petrenko. Avie. . . .62
— Sinfonía 2. Noseda, Chandos. 62
Ravel: Cuarteto. Varios. . . . . . .60
Revueltas: La Coronela. Ben-Dor.
Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . .85
Richter en Hungría. Obras de
Bach, Beethoven y otros.
BMC. . . . . . . . . . . . . . . . .94
Rossini: Barbero de Sevilla. Battle,
Blake, Nucci/Weikert. DG. . .97
— Barbero de Sevilla. DiDonato,
Flórez, Spagnoli/Pappano. Virgin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97
— Otello.
Spyres,
Pratt,
Adami/Fogliani. Naxos. . . . . .85
Rothe: Pasión según san Mateo.
Friedrich, Otto, Hunter/Klapprott. CPO. . . . . . . . . . . . . . .85
Russell, David. Guitarrista. Obras
de Barrios, Ponce y otros.
Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . . . .92
Saint-Saëns: Sinfonías. Levi. Cascavelle. . . . . . . . . . . . . . . . . .85
Sallinen: Sinfonía 6. Rasilainen.
CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .86
Schnittke: Sinfonía 9. Arwell
Hughes. BIS. . . . . . . . . . . . . .86
Schubert: Edición Deutsche. Vol.
35. Rubens/Eisenlohr. Naxos. 86
— Quinteto. Orpheus/Wispelwey.
Channel. . . . . . . . . . . . . . . . .69
Schumann: Antología. Varios.
DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .66
— Antología. Varios. EMI. . . . .66
— Paraíso y la Peri. Faulkner,
Murphy, Lewis/Sinopoli. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .86
— Quinteto con piano. Zacharias/Leipzig. MDG. . . . . . . . .88
— Sonatas para violín y piano.
Sepec/Staier. H. Mundi. . . . .87
— Tríos. Le Sage/Coin/Meyer.
Alpha. . . . . . . . . . . . . . . . . . .87
Schütz: Sinfonías sacras. Messori.
Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . .67
Shostakovich: Preludios y fugas.
Melnikov. H. Mundi. . . . . . . .88
Sibelius: Sinfonías. Rozhdestvenski. Melodiya. . . . . . . . . . . . . .89
— Sinfonías 1, 2, 5, 7. Bernstein.
Cmajor. . . . . . . . . . . . . . . . . .98
Silvestrov: Sinfonías 4, 5. Saraste.
BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .87
Strauss: Caballero de la rosa. Pieczonka, Hawlata, Kirchschlager/
Bichkov. Arthaus. . . . . . . . . . . . .97
Stravinski: Consagración de la primavera. Rattle. Naïve. . . . . . .88
Tallis: Lamentaciones de Jeremías.
Dixon. Brilliant. . . . . . . . . . .67
Telemann: Concerti da camera.
Podger. Channel. . . . . . . . . .69
Timeless Tango. Obras de Piazzolla, Greco y otros. Marcuci.
Channel. . . . . . . . . . . . . . . . .69
Vaughan Williams: Dona nobis
pacem. Hill. Naxos. . . . . . . .89
Verdi: Falstaff. Purves, Christoyannis, Kuznetsova/Jurowski. Opus
Arte. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .98
— Simon Boccanegra. Cappuccilli, Ricciarelli, Merighi/De Fabritiis. VAI. . . . . . . . . . . . . . . . .98
— Traviata. Bonfadelli, Piper, Bruson/Domingo. Arthaus. . . . . .99
Victoria: Misa Alma redemptoris
mater. Noone. Archiv. . . . . .90
— Himnos. Noone. Archiv. . . .90
Violas del cielo y del infierno.
Obras de Marais y Forqueray.
Alqhai. Alqhai&Alqhai. . . . . .95
Vivaldi: Armida. Zanasi, Comparato, Basso/Alessandrini. Naïve. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .90
— Concerti solenni. Casazza. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .90
Wagner: Lohengrin. De los Ángeles, Ludwig, Uhl, Von Matacic.
Columna Música. . . . . . . . . .91
— Maestros cantores de Nuremberg.
Struckmann,
Anger,
Eröd/Thielemann. Medici Arts. 99
Wolf:
Lieder.
FischerDieskau/Barenboim. DG. . . .91
Wunderlich, Fritz. Tenor. Obras
de Schubert. Hänssler. . . . . .92
Zelenka: Missa votiva. Lunn,
Taylor,
Kaleschke/Bernius.
Carus. . . . . . . . . . . . . . . . . .91
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ORQUESTAS ESPAÑOLAS
2010/2011 ANDALUCÍA
Orquesta Ciudad de Granada . . 102
Orquesta de Córdoba . . . . . . . . 102
Orquesta Filarmónica
de Málaga . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Real Orquesta Sinfónica
de Sevilla. . . . . . . . . . . . . . . . . 103
ARAGÓN
Grupo Enigma OCAZ . . . . . . . . . 118
ASTURIAS
Orquesta Sinfónica del
Principado de Asturias. . . . . . 106
Oviedo Filarmonía . . . . . . . . . . . 106
Orquesta Sinfónica de Baleares 107
BALEARES
Orquesta Filarmónica de Gran
CANARIAS
Canaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Orquesta Sinfónica de Tenerife. 108
CASTILLA
Y
LEÓN
Orquesta Sinfónica
de
Castilla y León . . . . . . . . . . . . 107
Orquesta Sinfónica de Barcelona
CATALUÑA
y Nacional de Cataluña . . . . . 110
Orquesta de Cadaqués . . . . . . . 110
Orquesta Sinfónica del Vallés . . 111
EXTREMADURA
Orquesta Sinfónica de
Extremadura . . . . . . . . . . . . . . 111
GALICIA
Orquesta Sinfónica de Galicia. . 112
Real Filharmonía de Galicia. . . . 112
MADRID
Orquesta Nacional de España . . 114
Orquesta de la Comunidad
de Madrid . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Orquesta Sinfónica de RTVE . . . 115
Orquesta Sinfónica de Madrid . 115
MURCIA
Orquesta Sinfónica de la
Región de Murcia. . . . . . . . . . 116
NAVARRA
Orquesta Sinfónica de Navarra . 117
PAÍSOrquesta
VASCO
Sinfónica de Euskadi . 116
Orquesta Sinfónica de Bilbao . . 117
VALENCIA
Orquesta de Valencia. . . . . . . . . 118
101
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ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Ciudad de Granada
PISTAS
RECUPERAR EL PULSO
www.orquestaciudadgranada.es
T
ras unos tiempos turbulentos, con cambios
traumáticos en la
dirección artística y la
gerencia y largas obras en el
Auditorio Manuel de Falla de
por medio, el segundo año
de titularidad de Salvador
Mas debe de ser el del renacer de una Orquesta Ciudad
de Granada que alcanzó
hace bien poco altas cotas
de competencia. De pronto,
la nueva programación, dividida en los tradicionales
ciclos granadinos (2 conciertos de otoño, 14 sinfónicos,
4 familiares, 3 extraordinarios), vuelve a enfatizar la
relación del conjunto con
directores salidos del mundo
del historicismo: esta vez los
maestros invitados serán
Harry Christophers, principal
director invitado de la
orquesta (junto a Pablo González, que, sorprendentemente, no figura en el avance de temporada), con un
programa que combina
Haydn con Britten y Elgar,
Rinaldo Alessandrini (Mozart,
Haydn) y Philip Pickett
(Haendel, Purcell, Bach).
Salvador Mas hará sólo
cinco programas, entre ellos
dos extraordinarios (el tercero
es una visita de la ROSS con
Halffter): el de Navidad (con
cuatro cantatas del Oratorio
de Navidad de Bach) y uno
con música de Ravel y Fauré
(Réquiem, con Ruth Rosique y
José Antonio López de solistas). Del resto de directores
invitados destacan Juan José
Mena, en un programa con
mucho Falla, que cantará
Estrella Morente, Manuel Hernández Silva (Chaikovski,
Ibert, Schubert), Hansjörg
Schellenberger (Concierto
para violín de Berg, Siete
palabras de Haydn), Rubén
Gimeno (Smetana, Dvorák,
Chaikovski) y Arturo Tamayo
(Mozart, Sánchez Verdú,
Honegger). Entre los solistas,
se recurre a maestros de la
propia orquesta (Breuninger,
Chornet, Batallán, Sala), aunque también hay algunos
nombres célebres, como los
de Perianes (Primero de Chopin), Colom (Schumann),
Fellner (Primero de Beethoven) e Isserlis (Concierto de
Dvorák, pero no el más conocido en si menor, sino el juvenil y casi desconocido en la
mayor). Pocas sorpresas de
repertorio: aparte Kitab alalwan de Sánchez Verdú, la
suite Santa Cruz de Pacairigüa del venezolano Evencio
Castellano (1915-1984) y el
1 de abril de 2011.
Salvador Mas, director.
Till Fellner, piano.
Beethoven, Concierto para
piano nº 1. Sinfonía nº 2.
15 de abril de 2011.
Arturo Tamayo, director.
Esteban Batallán, trompeta.
Mozart, Adagio y fuga en
do menor.
Sánchez Verdú, Kitab alalwan.
Honegger, Sinfonía nº 2.
raro concierto de Dvorák,
todo transita por la más pura
tradición.
Pablo J. Vayón
Orquesta de Córdoba
CLÁSICOS Y RUSOS
www.orquestadecordoba.org
H
102
allada la estabilidad
con el venezolano
Manuel Hernández
Silva como titular, la
Orquesta de Córdoba reincide un año más en el repertorio más tradicional, pues esta
temporada vuelve a ofrecer
abundancia de obras clásicas
y de compositores rusos. El
rey es una vez más Mozart,
de quien se oirán las Sinfonías nºs 39 y 40, además de
dos conciertos, el Segundo
de flauta, que tocará Davide
Formisiano, y el Cuarto de
trompa, con Nury Guarnaschelli como solista. Schubert
también tendrá una presencia notable (Sexta y Novena,
más la Obertura de Rosamunda), Schumann, doble
(Concierto para chelo y
Cuarta) y los rusos llegan en
tropel: Cuarta y Serenata
para cuerdas de Chaikovski;
Novena y Primero de chelo
de Shostakovich, con Mik-
hail Milman como solista; los
dos conciertos de violín de
Prokofiev, que tocarán
Amaury Coeyteaux y Eung
Soo Kim; además de la Obertura de Khovanchina de
Musorgski. Habrá un par de
monográficos de puro repertorio: Brahms (Primera y
Primero de piano, con Pierre
A. Volondant) y Sibelius
(Segunda y Concierto para
violín, con la estupenda Leticia Moreno); el tradicional y
siempre original Concierto
de Año Nuevo une a los valses y polcas una serie de
canciones populares y dos
obras bien conocidas del
repertorio guitarrístico, los
Nocturnos de Andalucía de
Lorenzo Palomo y el Concierto de Aranjuez, con
Vicente Coves como solista;
se prestará también atención
a Mahler (Blumine y Rückertlieder, con la mezzo Elena
Pérez) y un violinista de la
SALVADOR MAS
propia orquesta, el cubano
Igmar Alderete, presentará
su Primera Sinfonía.
La crisis parece haber
limitado el número de directores invitados, pues Hernández Silva asumirá ocho
programas, mientras que los
otros cuatro estarán en las
manos de Günter Neuhold,
Leonardo Martínez Cayuelas,
Álvaro Albiach y Virginia
Martínez. También tocarán
como solistas el joven pianista sevillano de 17 años Juan
Pérez Floristán (Ravel),
Daniel del Pino (Concierto
Egipcio de Saint-Saëns) y la
violonchelista Barbara Switalska (Schumann), en un
programa que incluye también el Idilio de Sigfrido de
MANUEL HERNÁNDEZ SILVA
PISTAS
16 de diciembre de 2010.
Manuel Hernández Silva,
director.
Elena Pérez, mezzosoprano.
Mahler, Blumine.
Rückertlieder.
Schumann, Sinfonía nº4.
28 de abril de 2011.
Manuel Hernández Silva,
director.
Leticia Moreno, violín.
Sibelius, Concierto para
violín. Sinfonía nº 2
Wagner y la Escocesa de
Mendelssohn.
Pablo J. Vayón
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
PISTAS
REPLIEGUE
www.rossevilla.com
L
la propia orquesta (para las
Sinfonías concertantes de
Haydn y Mozart). No obstante el plantel en este terreno
sigue siendo importante:
Nikolai Luganski (Segundo
de Rachmaninov), Javier
Perianes (Grieg), Michel Dalberto (nº 24 de Mozart),
Frank Peter Zimmermann
(Berg), Gauthier Capuçon
(Primero de Saint-Saëns),
Monica Groop (Tercera de
Mahler), Béatrice Uria-Monzon (Shéhérazade de Ravel),
Christian Zacharias, que llevará también la batuta en el
primer programa Beethoven
Guillermo Mendo
os sustanciales recortes
económicos sufridos
por la orquesta sevillana provocan un descenso del número de conciertos de abono, de 18 a 15,
si bien es cierto que de los
18 de la anterior temporada,
tres eran protagonizados por
orquestas invitadas, que este
año sencillamente desaparecen de la escena. El repliegue también puede entenderse por el mayor énfasis
sobre el mundo del Clasicismo, lo que permite plantillas
más cortas, y por el recurso
a muchos solistas salidos de
EDMOND COLOMER
PEDRO HALFFTER
Orquesta Filarmónica de Málaga
NUEVA ETAPA
www.orquestafilarmonicademalaga.net
L
a Filarmónica malagueña estrena titularidad en
la figura de Edmon
Colomer, que se enfrenta en su primer año a una
temporada con quince conciertos de abono, de los cuales dirigirá ocho. Entre el resto
de maestros se encuentran
Juanjo Mena, el joven madrileño Guillermo García Calvo, el
mexicano Enrique Diemecke
o el estadounidense Michael
Stern, hijo del famoso violinista Isaac Stern. Sin dejar de ser
muy clásico, en el repertorio
no faltan algunas notas sor-
prendentes, como el concierto
con música de John Williams
(suite de la banda sonora de
E. T.) y Corigliano acoplada a
la Quinta de Beethoven, que
dirigirá Colomer, o el programa pensado para la Semana
Santa, que reúne obras de
Kodály y James MacMillan
con el Réquiem de Fauré
(Raquel Andueza e Iñaki Fresán cantarán como solistas).
Habrá también un par de
monográficos dedicados a
Mahler (Novena, que dirigirá
García Calvo; Adagio de la
Décima y Canción de la Tie-
del curso (Prometeo, Cuarto
Concierto, Séptima Sinfonía), pues la orquesta tocará
la integral sinfónica del compositor de Bonn.
Pedro Halffter se reserva
siete de los quince programas de abono (que incluyen
Tercera de Mahler, Octava
de Bruckner, Sinfonía de
Korngold, Panambí de
Ginastera y Tercera, Sexta y
Novena de Beethoven) y el
resto de maestros convocados son, además de Zacharias, Gloria Isabel Ramos
(programa español coincidiendo con la Bienal de Flamenco), Michael Schonwandt (Segundo de chelo de
Shostakovich con Claudio
Bohórquez, Quinta de Beethoven), Howard Griffiths
(Haydn, Mozart, Segunda de
Beethoven), Víctor Pablo
Pérez (Saint-Saëns, Segunda
de Chaikovski, Primera de
Beethoven), Hansjörg Schellenberger (Mozart, Cuarta
de Beethoven, además de un
estreno del jerezano Agustín
rra, con Iris Vermillion y Gustavo Peña como solistas y la
batuta de Juanjo Mena). Por
Navidad se escuchará el oratorio de Elgar El sueño de
Geroncio, como apertura de
temporada, Iván el Terrible de
Prokofiev y como cierre del
ciclo de abono, un programa
netamente norteamericano:
Variations on “America” de
Charles Ives/William Schuman, la Sinfonía nº 2 para
piano y orquesta de Bernstein,
con el emergente Cédric
Tiberghien como solista, y
City Noir de John Adams.
Otros solistas que participan en la temporada serán el
trompa Javier Bonet (Concierto de Brotons, en un programa
que
completan
Dukas, Debussy y L’Ascension de Messiaen y que dirigirá Jacques Mercier), el
soberbio y joven violinista
malagueño Jesús Reina
(Concierto de Chaikovski, en
programa completado con
obras de Liadov y la
Petruchka de Stravinski), el
16 y 17 de sept. de 2010.
Pedro Halffter, director.
Coro Femenino de la Asoc.
de Amigos del Maestranza.
Monica Groop, mezzo.
Mahler, Sinfonía nº 3.
26 y 27 de mayo de 2011.
Pedro Halffter, director.
Frank Peter Zimmermann,
violín.
Berg, Concierto para violín.
Beethoven, Sinfonía nº 3.
Castilla-Ávila), Marc Soustrot
(Verdi, Primero de piano de
Prokofiev, con el joven sevillano de 17 años Juan Pérez
Floristán, Mozart y Octava
de Beethoven) y Michel Plasson (Ravel, Rimski). Sólo se
ofrecen dos estrenos absolutos: además del de CastillaÁvila, una obra titulada La
torre del oro que presenta su
autora, la canaria Gloria Isabel Ramos. Como extraordinario de Navidad se recupera El Mesías participativo de
La Caixa, que dirigirá Robert
King.
Pablo J. Vayón
PISTAS
17 y 18 de dic. de 2010.
Edmon Colomer, director.
Coro de Ópera de Málaga.
Marisa Martins, mezzo.
Justin Lavender, tenor.
José Antonio López, bajo.
Elgar, El sueño de Geroncio.
29 y 30 de abril de 2011.
Juanjo Mena, director.
Iris Vermillion, mezzo.
Gustavo Peña, tenor.
Mahler, Adagio de la
Sinfonía nº 10. La canción
de la Tierra.
pianista brasileño Nelson
Goerner (Schumann), la turca Gülsyn Onay en un Concierto para piano de su compatriota Ahmed Adnan Saygun (1907-1991) o el viola
Roberto Díaz en el concierto
de Penderecki en un programa que completan obras de
Kodály, Ravel y Bartók.
Pablo J. Vayón
103
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ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias
PISTAS
www.ospa.es
T
ras la marcha de Maximiano Valdés, la OSPA
afronta su próxima temporada con la previsión de
encontrar un nuevo titular
entre los directores que visitarán Asturias. Valdés volverá al Principado para dirigir
la Misa “Nelson” de Haydn
(21 de octubre), Un réquiem
VIRGINIA MARTÍNEZ
alemán de Brahms (14 de
abril) y El sombrero de tres
picos de Falla (12 de mayo)
Virginia Martínez inaugurará
la temporada con el Concierto para clarinete en la mayor
de Mozart (16 de septiembre,
Franch-Ballester). Le seguirá
Paul Goodwin que, junto a
El León de Oro, ofrecerá una
selección de Madrigales de
Gesualdo (1 de octubre)
Rosen Milanov dirigirá el
Concierto para violín de
Chaikovski (14 de octubre,
Akiko Suwanai). Paul Mann
acompañará a Santiago
Novoa en el Concierto para
trombón de Grondahl (30 de
octubre). El Concierto de
Navidad pondrá El Mesías de
Haendel en manos de Benjamin Bayl. La Sinfónica de
Bilbao visitará Asturias de la
mano de Günter Neuhold,
con el Concierto para piano
y cuerda de Schnittke (10 de
marzo, Emma Schmidt).
Perry So interpretará el Concierto para violín nº 2 de
Bartók junto a Valeri Sokolov (24 de marzo) y Rumon
Gamba acompañará a Alexander Melnikov en el Concierto para piano nº 2 de
Prokofiev (31 de marzo) El
asturiano Nacho de Paz dirigirá las Danzas concertantes
para guitarra y orquesta de
Sierra (7 de abril, Manuel
Barrueco), Ari Rasilainen
ofrecerá su lectura de la Suite “Mozartiana” de Chaikoski y la Sinfonía nº 2 de Sibelius (28 de abril) y Danail
Rachev estrenará en España
los Focs d’artifici de Ferrán
Cruixent (5 de mayo, Peter
Sadlo). Varios directores trabajarán con la OSPA durante
dos semanas. Anu Tali dirigirá en diciembre el Concierto
para piano nº 3 de Bartók
(Dezsö Ránki) y el Concierto
para chelo en mi menor de
Elgar (Gutiérrez Arenas).
Guillermo García-Calvo hará
lo propio con la Sinfonía nº
3 de Roussel y el Concierto
para dos pianos en re menor
de Poulenc (19 de mayo,
Víctor y Luis del Valle) y
Kynan Johns se centrará en
el Romeo y Julieta de Proko-
Oviedo Filarmonía
www.oviedofilarmonia.es
L
106
ria y peluca de Barbieri y El
estreno de un artista de Gaztambide (18, 20, 21, 23, 24 y
25 de junio) En los Conciertos del Auditorio, Juanjo Guillem interpretará el Water
Concerto para percusión y
orquesta de Tan Dun (28 de
octubre, Jean Paul Penin).
Holger Schinkoethe hará lo
propio con el Concierto para
fagot y orquesta de WolfFerrari (4 de febrero, Haider).
En las Jornadas de Piano,
Friedrich Haider acompañará
a Pedro y Ricardo Miño en la
Suite flamenca de Pavón (25
de nov.). El 10 de febrero llegará al ciclo Miguel Ituarte,
bajo la dirección musical de
Martin Braun, para interpretar
los dos conciertos de Ravel:
el Concierto en sol mayor y el
escrito para la mano izquierda. Javier Perianes tocará el
27, 30 de enero, 2, 5 de
febrero de 2011.
Friedrich Haider, director.
Robert Dean-Smith, tenor.
Felipe Bou, Gerd
Grochowski, bajos.
Elisabete Matos, soprano.
Javier Galán, barítono.
Petra Lang, mezzosoprano.
Wagner, Tristan und Isolde.
fiev y la Muerte y transfiguración de Strauss (17 de
febrero) David Lockington
cerrará temporada con
obras de Sawyers, Williams,
Falla, Ravel, Revuelvas y
Beethoven.
Aurelio M. Seco
PISTAS
OVIEDO, CAPITAL LÍRICA
a Oviedo Filarmonía
participa en dos de los
cinco títulos de la próxima Temporada de
Ópera de Oviedo: Il trovatore
de Verdi (8, 11, 14, 16 y 17
de octubre; Julian Reynolds)
y L’elisir d’amore de Donizetti (12, 14, 17, 18 y 19 de
diciembre; José Miguel Pérez
Sierra). La temporada de Zarzuela contará con la orquesta
en todas las ocasiones: Luisa
Fernanda de Moreno Torroba (7, 9, 11 y 12 de marzo;
Cristóbal Soler), La del soto
del parral de Soutullo y Vert
(22, 23, 25 y 26 de marzo),
La chulapona de Moreno
Torroba (12, 14, 16 y 18 de
abril), La del manojo de rosas
de Sorozábal (9, 10, 12, 13,
14, 16, 17 y 18 de mayo; Marzio Conti) y, para concluir,
una doble función, con Glo-
21, 23, 25, 27 de nov. de
2010.
Maximiano Valdés, director.
Vladimir Matorin, bajo.
Pär Lindskog, Donald
Kaasch, Finnur Bjarnason,
tenores.
Judith Forst, Stella
Grigorian, Gleizy Lovillo,
María José Suárez, mezzos.
Janice Watson, soprano.
José Manuel Díaz, barítono.
Janácek, Katia Kabanova.
Concierto para piano y
orquesta en mi bemol op. 73
de Beethoven (28 de abril,
Haider). La orquesta saldrá
de Asturias en tres ocasiones.
El 18 de septiembre viajará al
Teatro Colón de La Coruña
con su titular, para ofrecer
una gala lírica junto a Anna
Caterina Antonacci, con fragmentos de óperas de Mozart,
Rossini, Verdi, Berlioz, Massenet y Bizet. El 24 de febrero
estará en el Auditorio de
León junto a Lorenzo Ramos,
Ainhoa Arteta y el guitarrista
José María Gallardo del Rey,
para interpretar el Concierto
de Aranjuez y un repertorio
lírico español. La velada se
repetirá un día después en el
Auditorio
Nacional
de
Madrid. Tobiass Gosmann
dirigirá al conjunto el 4 de
noviembre en el Teatro Filar-
8, 11, 14, y 17 de octubre
de 2010.
Julian Reynolds, director.
Dalibor Jenis, barítono.
Hui He, soprano.
Elisabetta Fiorillo, mezzo.
Walter Fraccaro, tenor.
Stefano Palatchi, bajo.
Marifé Nogales, mezzo.
Albert Deprius, tenor.
Verdi, Trovatore.
12, 14, 17 y 19 de dic. 2010.
José Miguel Pérez Sierra,
director.
Patrizia Ciofi, soprano.
Ismael Jordi, tenor.
Rodion Pogossov, barítono.
Giorgio Surjan, bajo.
Marta Ubieta, soprano.
Donizetti, L´elisir d´amore.
mónica de Oviedo, con un
programa centrado en Haydn
y Dvorák.
Aurelio M. Seco
FRIEDRICH HAIDER
EN LA NUEVA DIRECCIÓN
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23/7/10
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Sinfónica de Baleares Ciudad de Palma
PISTAS
EL SELLO BROTONS
www.simfonica-de-balears.com
E
André Bernard, respectivamente. Como en anteriores
ciclos, también en éste se
dedica una especial atención
a los compositores de la tierra. En consecuencia, se
ofrecerán obras del ibicenco
Miquel Àngel Roig-Francolí,
residente en Estados Unidos
(Cinc peces per a orquestra)
y de los mallorquines Lorenzo Borràs de Riquer (Ave
Maria), Baltasar Samper
(Balada de Luard) y David
León Fioravanti (Rodin
Symphony, estreno). Beethoven (Concierto para violín y
Sinfonía nº 8) sigue siendo
un valor seguro. Pero también Chaikovski, Brahms,
Shostakovich,
Bartók,
Debussy, Rimski-Korsakov,
Mahler, Ravel, Prokofiev…
Hay, sin embargo, inclusiones más comprometidas o
menos rutinarias: Lalo, un
Puccini
no
operístico,
Taneiev, Barber, Rendine,
Kabalevski, Franck… Entre
los solistas invitados, Francisco García Fullana y
Manuel Guillén (violín),
Gary Hoffman y Emmanuel
Bleuse (violonchelo), Catalina Sureda y Gerard Claret
(violín), Juan José Muñoz y
FRIEDRICH HAIDER
A. Chernyavsky
ntre el 14 de octubre
del presente año y el
26 de mayo de 2011, la
Orquestra Simfònica de
Balears Ciutat de Palma
desarrollará la nueva temporada dividida en doce conciertos, ocho de los cuales a
celebrar en el Auditòrium de
la capital mallorquina y los
otros cuatro en el Teatre
Principal de la misma. Salvador Brotons, director titular y
artístico, tendrá a su cargo
ocho de los programas y los
restantes serán dirigidos por
Edmon
Colomer,
Luis
Remartínez, Marzio Conti y
SALVADOR BROTONS
LIONEL BRINGUIER
Orquesta Sinfónica de Castilla y León
ECLECTICISMO Y BUENAS PRESENCIAS
www.orquestacastillayleon.com
V
einte conciertos de
abono y cinco extraordinarios forman la
interesante oferta de
la Orquesta Sinfónica de Castilla y León para la temporada
2010-2011, amén de intervenciones puntuales en otras ciudades de la Comunidad y
fuera de ésta. Siete dirigidos
por el maestro titular, Lionel
Bringuier, tres por Vasili
Petrenko y Alejandro Posada,
principales directores invitados, y uno para Christian
Zacharias, Miguel HarthBedoya, David Afkham,
Josep Pons, López Cobos y el
extraordinario Cristóbal Halffter. Dos sesiones las cubrieran la Orquesta Filarmónica
de Galicia con Ros-Marbà y la
Sinfónica de Navarra con
Martínez Izquierdo.
Buena presencia de solistas, con pianistas como
Zacharias, Volodos, Pohjonen, las Labèque, Achúcarro,
Nicolas Bringuier, Laia Masramón, violinistas como Ilya
Gringolts, Martin Chalifour,
Tianwa Yang, Birgit Kolar,
Leonidas Kavakos, el viola
Maxim Risanov y los violonchelistas Enrico Dindo y
Daniele Müller-Schott. Menor
presencia de cantantes, salvo
los intérpretes de Carmen en
versión de concierto entre
los que sobresale Magdalena
Kozena.
Unos cuantos estrenos de
Salonen, Golijov, Nobre,
Hartl y repertorio clásico
Mozart, Brahms, Chaikovski,
Berlioz, Shostakovich, Schumann, Mahler, Beethoven.
Mayor número de obras
españolas, Arriaga, Falla,
Sarasate, Claudio Prieto y un
estreno de Iván Durán.
Menos música francesa y
Walton, Elgar y un único
Sibelius, compositores que
proceden del norte. Presencia iberoamericana (Ginastera, Revueltas) y en general
programas equilibrados que
buscan aumentar el público.
La orquesta se prepara para
la próxima temporada a una
presencia internacional para
la que los resultados de ésta
2 de marzo de 2011.
Salvador Brotons, director.
Juan José Muñoz, piano.
Honegger, Concierto para
piano.
Kabalevski, Concierto para
piano nº 3.
Fioravanti, Rodin Symphony.
Beethoven, Sinfonía nº 8.
26 de mayo de 2011.
Salvador Brotons, director.
Marisa Roca, mezzosoprano.
Coral Universitat Illes
Balears.
Mahler, Sinfonía nº 3.
Andrew Brownel (piano)…
Y los cantantes Charlotte Pistor, Rosa Mateu y Rocío
Ignacio (sopranos); Lluís Sintes, Josep Pieres y Federico
Gallar (barítonos); José
Manuel Sánchez y Alejandro
Roy (tenor); Marisa Roca y
Amparo Navarro (mezzosopranos)… No falta la presencia de la zarzuela, siempre
agradecida por el público. Ni
tampoco, entre los intérpretes, la de colectivos de la
propia comunidad, como la
Capella Mallorquina, la Coral
Universitat de les Illes Balears y el Cor Fundació Teatre
Principal de Palma.
José Guerrero Martín
PISTAS
16 y 17 de febrero de 2011.
Vasili Petrenko, director.
Mahler, Sinfonía nº 6.
23 y 25 de junio de 2011.
Lionel Bringuier, director.
Calixto Bieito, director de
escena.
Magdalena Kozena, mezzo.
Máximo Giordano, tenor.
Alexia Voulgaridou, soprano.
Gábor Bretz, barítono.
Bizet, Carmen (versión
semiescenificada).
que resumo serán esenciales.
Preparada en parte la programación por el anterior gerente, la línea se mantiene en su
nivel de interés y calidad.
Fernando Herrero
107
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria
BAJO EL SIGNO DE LA AUSTERIDAD
www.ofgrancanaria.com
C
uando a finales del
mes de junio tuvo
lugar la presentación
de la nueva temporada de la Orquesta Filarmónica, siempre con Pedro Halffter como titular, se pudo
percibir una serie de diferencias respecto a la de años
anteriores. La primera que
salta a la vista es la de la
ausencia de un “lema” o epígrafe general para toda la
temporada y, en segundo
lugar, un deseo evidente de
recorte en los aspectos presupuestarios. En lo que respecta al primer punto, Halffter ha optado por dar un
nombre a cada concierto
individual para dotarlo de
una unidad temática lo que
ofrece una mayor libertad a
la hora de programar, además de ajustarse a una línea
de mayor coherencia, puesto que, en ocasiones, en
temporadas anteriores, algunas obras parecían entrar
con calzador en el epígrafe
general.
Por cuanto toca al segundo aspecto, en líneas generales se hace evidente la
opción de evitar las obras de
excesivamente nutrida plantilla, para evitar, en la medida de lo posible la contratación de refuerzos que siempre suponen un factor
importante en el capítulo de
gastos. También se detecta
una importante presencia
entre los solistas, de profesores de la orquesta, lo cual
también contribuye no poco
a evitar dispendios en variados capítulos.
En el capítulo directores,
como es lógico, el titular es
quien se encarga de un
mayor número de programas
(seis de los diecinueve);
como en años anteriores,
Gunther Herbig sigue siendo
el principal director invitado
(tres conciertos). Repiten en
el podio orquestal nombres
como Ros-Marbà, Ralf Weiker o Marcus Bosch, en tanto
que figuran por primera vez
Stéphane Denève, Pavel
Kogan o Ariel Zuckermann.
Entre los solistas destacan
nombres como los pianistas
Iván Martín, Lars Vogt, el
chelista Asier Polo, el violinista Alexandre Da Costa o
la soprano Michaela Maria
Mayer, además de algunos
de los solistas de la propia
orquesta,
como
antes
comentábamos.
Mozart, Haydn, Beethoven, Schubert, Mendelssohn,
Chaikovski, Schumann o
Prokofiev,
compositores
ampliamente frecuentados
por ésta y por otras tantas
orquestas, alternarán con
otros no tan presentes, como
Honegger, Nielsen, Daugherty, Halffter o Dubois, por
citar algunos. Por otra parte,
para el Día de Canarias, está
previsto el estreno de la obra
del grancanario Juan José
PISTAS
1 de octubre de 2010.
Pedro Halffter, director.
Asier Polo, violonchelo.
Sibelius, Finlandia.
Elgar, Concierto para
violonchelo.
Sibelius, Sinfonía nº 2.
17 de diciembre de 2010.
Günther Herbig, director.
Schubert, Sinfonía nº 8.
Shostakovich, Sinfonía nº 10.
Falcón Sanabria, Aura de
Gran Canaria.
Leopoldo Rojas-O’Donnell
PEDRO HALFFTER
Orquesta Sinfónica de Tenerife
VARIADO ANIVERSARIO
www.ost.es
E
108
n calidad de director
invitado, puesto que
esta temporada finaliza
su contrato como titular
de la orquesta, Lü Jia dirigirá
ocho programas a la OST en
los que interpretará obras de
Mozart, Schubert, Brahms,
Verdi, Dvorák, Chaikovski y
Weber entre otros. Además
afrontará varios estrenos
como el Concierto para guitarra “Música para un paisaje” del compositor canario
Miguel Ángel Linares con
Ignacio Rodes, Le boudoir
d’Aphrodite para fagot y
orquesta de Merz con Sergio
Azzolini como solista o el
Concierto para violín nº 2 “I
profeti”, op. 66 de Castelnuovo-Tedesco con el concertino
de la orquesta, Paolo Morena.
Por otro lado, el director
honorario de la orquesta, Víctor Pablo Pérez, presentará
tres programas conformados
por obras de Beethoven,
Mozart, Shostakovich, Strauss
y el estreno de En dos palabras del compositor canario
Agustín Ramos.
Los conciertos restantes
contarán con la batuta de
directores conocidos por la
orquesta, como James Judd,
con quien interpretarán por
primera vez obras de Nicolai
y Elgar. Vasili Petrenko con
quien estrenarán Le boeuf
sur le toit, ballet, op 58 de
Milhaud y Suite nº 4 en sol
mayor “Mozartiana”, op. 61
de Chaikovski y Fra cento
affanni, e cento, aria, K. 88,
Alcandro, lo confesso… Non
sò, d’onde viene, recitativo y
aria, K. 294, Non curo l’affetto, aria, K. 74b y Vorrei
spiegarvi, oh Dio…, aria, K.
418 de Mozart con la soprano María Espada y dirigidos
por Oleg Caetani. También
bajo la batuta de directores
invitados, la orquesta interpretará por primera vez,
Helios obertura, op. 17 de
Nielsen y Echoes of Eternity
de Sandström dirigidos por
Christian Lindberg, quien
concurrirá como solista junto con la trombonista Deanne Decker, Fantasía de concierto sobre Carmen, op. 25
de Sarasate y Redes, suite
para orquesta (1935) de
Revueltas dirigidas por
Manuel Hernández Silva y
Tres aires chilenos de Soro
dirigidas por Miguel Harth
Bedoya. Michal Nesterowicz
dirigirá un programa formado por obras de Lutoslawski,
Stravinski y Prokofiev.
Hay que destacar la presencia en el apartado de
solistas, de músicos canarios
como el pianista Iván Martín
o la violinista Eva León ,así
como la también violinista
Arabella Steinbacher o el
chelista Daniel Müller-Schott.
Carmen D. García González
LÜ JIA
PISTAS
19 noviembre de 2010.
Lü Jia, director.
Arabella Steinbacher, violín.
Kodály, Danzas de Galanta.
Prokofiev, Concierto para
violín nº 1 op 19.
Bartók, Concierto para
orquesta.
10 de diciembre de 2010.
James Judd, director.
Nicolai, Obertura de Las
alegres comadres de
Windsor.
Elgar, Falstaff op. 68.
Vaughan Williams, Sinf. nº 5.
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ORQUESTA SINFÓNICA DE NAVARRA 2010-2011
DIRECTOR TITULAR: ERNEST MARTÍNEZ IZQUIERDO
24 J Y 25 V MARZO 2011
TAN DUN
The Map
CONCIERTO DE CICLO 1
A. COPLAND
Appalachian Spring
9 J Y 10 V SEPTIEMBRE 2010
J. HAYDN
Sinfonía nº 85
A. MÁRQUEZ
Danzón nº 2
A. GINASTERA
Concierto para arpa y orquesta
Solista: Anssi Karttunen, cello
Director: Ernest Martínez Izquierdo
F. SCHUBERT
Sinfonía nº 9 “La Grande”
CONCIERTO DE CICLO 11
Solista: Marie-Pierre Langlamet, arpa
Director: Juanjo Mena
7 J Y 8 V ABRIL 2011
C. M. VON WEBER
Oberon (Obertura)
CONCIERTO DE CICLO 2
A. DVORAK
Concierto para cello y orquesta
30 J SEPTIEMBRE Y 1 V OCTUBRE 2010
J. ADAMS
The Chairman Dances: Foxtrot para orquesta
J. BRAHMS
Sinfonía nº 2
P. SARASATE
Fantasía de Romeo y Julieta
M. RAVEL
Tzigane
S. PROKOFIEV
Sinfonía nº 5
Solista: Tianwa Yang, violín
Director: Ernest Martínez Izquierdo
Solista: Gary Hoffman, cello
Director: Peter Csaba
CONCIERTO DE CICLO 5
14 J Y 15 V ABRIL 2011
W. KILAR
Orava
CONCIERTO DE CICLO 8
B. BRITTEN
Concierto para violin
10 J Y 11 V FEBRERO 2011
F. MENDELSSOHN
Las Hébridas
14 J Y V 15 OCTUBRE 2010
A. DVORAK
Sinfonía nº 7
J. DURÁN
Fanfarras Xacobeas (obra encargo de la RFG)
Solista: Boris Brovtsin, violín
Director: Antoni Wit
C. SAINT-SAENS
Concierto para violoncello nº 1
CONCIERTO DE CICLO 6
Orquestas del Camino
REAL FILHARMONÍA DE GALICIA
Solista: Enrico Dindo, cello
Director: Antoni Ros Marbà
CONCIERTO DE CICLO 4
28 J Y 29 V OCTUBRE 2010
R. LAZKANO
Mugarri
G. MAHLER
Sinfonía nº 4
Solista: Pia Freund, soprano
Director: Ernest Martínez Izquierdo
CONCIERTO A BENEFICIO DE
CONCIERTO DE CICLO 12
11 J Y 12 V NOVIEMBRE 2010
CONCIERTO DE CICLO 3
W. A. MOZART
Serenata nº 7, “Haffner”
CONCIERTO DE CICLO 10
16 J Y 17 V DICIEMBRE 2010
R. STRAUSS
Cuatro últimos lieder
Solista: Piotr Paleczny, piano
Director: Michal Nesterowicz
J. BRAHMS
Sinfonía nº 1
CONCIERTO DE CICLO 13
Solista: Kirsten Blanck, soprano
Director: Arthur Fagen
24 J Y 25 V FEBRERO 2011
Orquestas del Camino
J. BRAHMS
Schicksalslied
ORQUESTA SINFÓNICA DE
CASTILLA Y LEÓN
L. V. BEETHOVEN
Sinfonía nº 9
Solista: Angela Denoke, soprano
Director: Lionel Bringuier
Solistas:
Wioletta Chodowicz, soprano.
Pilar Vázquez, mezzo
Rafal Bartminski, tenor
Wojciech Gierlach, bajo
Orfeón Pamplonés. Director: Igor Ijurra
Director: Antoni Wit
CONCIERTO DE CICLO 7
27 J Y 28 V ENERO 2011
S. PROKOFIEV
Concierto para piano nº 2
R. STRAUSS
El burgués gentilhombre
D. SHOSTAKOVICH
Sinfonía nº 1
R. WAGNER
Wesendonck lieder
CONCIERTO DE CICLO 9
P. I. TCHAIKOVSKY
Sinfonía nº 5
F. CHOPIN
Concierto para piano nº 1
CONCIERTO PATROCINADO POR
Solista: Jean François Heisser, piano
Director: Ernest Martinez Izquierdo
19 J Y 20 V MAYO 2011
W. A. MOZART
Don Giovanni (obertura)
Concierto para violín y orquesta nº 5 “El Turco”
A. DVORAK
Sinfonía nº 8
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA
REGIÓN DE MURCIA
Solista: Miguel Pérez Espejo, violín
Director: José Miguel Rodilla
CONCIERTO DE CICLO 14
2 J Y 3 V JUNIO 2011
S. PROKOFIEV
Iván el terrible
Solistas:
Irina Tchistiakova, contralto
José A. López, barítono
Orfeón Pamplonés. Director: Igor Ijurra
Director: Ernest Martínez Izquierdo
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña
PISTAS
LA ERA PABLO GONZÁLEZ
www.obc.es
N
uevos aires para la
OBC. Con el asturiano Pablo González
de director, la eliminación del Festival Mozart
(reaparecerá de la mano de
Giovanni Antonini y su Giardino Armonico la siguiente
temporada), el recorte de
200.000 euros en el presupuesto, la supresión de los
conciertos sinfónico-corales
por su elevado coste, la relación de nuevos nombres de
directores y solistas invitados,
y Mahler-Schumann-Gerhard
como eje guía, la Orquesta
prepara 31 programas (más
dos fuera de temporada)
entre el 24 de septiembre y el
7 de junio de 2011, de los
cuales Pablo González dirigirá
diez. Giovanni Antonini,
Yakov Kreizberg (2), FranzPaul Decker, Michael Boder
(2), Víctor Pablo Pérez (2),
Christian Arming, Pietari Inkinen, Hannu Lintu, Thomas
Dausgaard, Michal Nesterowicz, Frank Strobel, Paul
Polivnick, Antoni Ros-Marbà,
Rudolf Buchbinder, Manel
Valdivieso, Josep Caballé,
Emmanuel Krivine y Leonard
Slatkin serán los restantes
directores. Entre los solistas,
Karl-Heinz Schütz (flauta);
Maite Beaumont, Violeta
Urmana, Dagmar Peckova y
Maria Riccarda Wesseling
(mezzos); Nicholas Angelich,
Till Fellner, Mladen Cholich,
Rudolf Buchbinder (piano);
Hilary Hahn, Ilya Gringolts,
Patricia Kopatchinskaia, Julian
Rachlin (violín); Jean-Guihen
Queyras
(violonchelo)…
Todos los periodos de la historia de la música están
representados, desde Bach
hasta el siglo XXI. Sigue la
ausencia de compositores
del resto de España (excepto
una obra de Falla). La
Orquestra del Gran Teatre
del Liceu tendrá a su cargo
dos programas (uno de ellos
con su Coro), bajo la batuta
de su titular Michael Boder.
Y la Jove Orquestra Nacional
de Catalunya, dirigida por
Manel Valdivieso, uno. A
destacar tres aspectos: las
numerosas sinfonías programadas: Haydn (2), C. P. E.
Bach (1), Dvorák (1), Beethoven (2), Shostakovitch (1),
Stravinski (1), Chaikovski
(2), Bruckner (2), Schumann
(4), Mahler (2), Sibelius (1),
Liszt (1), Kraus (1), Nielsen
(1), Prokofiev (1), Gerhard
(1), Mendelssohn (1) y Schubert (1); los estrenos absolutos de obras encargo de
Ramon Humet, Salvador Bro-
tons, Josep M. Guix y Enric
Palomar; y un núcleo temático dedicado al ballet:
Petruchka (completo), El
lago de los cisnes (extractos),
El sombrero de tres picos (suite nº 2), Pandora…
PABLO GONZÁLEZ
JESÚS RUEDA
PISTAS
SOBRE SEGURO
www.orquestradecadaques.com
L
110
14 de enero de 2011.
Pablo González, director.
Schumann, Sinf. nºs 1 y 3.
José Guerrero Martín
Orquesta de Cadaqués
a Orquestra de Cadaqués aborda su nueva
temporada bajo la
orientación y las normas de su director artístico,
Llorenç Caballero. Con Gianandrea Noseda de director
titular, sir Neville Marriner y
Jaime Martín como principales directores invitados, Ainhoa Arteta como artista en
residencia y Jesús Rueda
como compositor residente.
Dentro de su peculiar y diferenciada forma de estructurar
sus intervenciones y sus
ciclos, respecto de las demás
orquestas, destaca el contraste
de los limitados programas
1 de octubre de 2010.
Giovanni Antonini, director.
J. S. Bach, Suite nº 1 BWV
1066.
C. P. E. Bach, Sinfonía en fa
mayor H. 665.
Haydn, Sinfonía nº 102.
previstos con las numerosas
actuaciones que, en algún
caso, se dan. Así, no es extraño que sus apariciones se
produzcan en lugares tan distantes entre sí como Cardona,
San Lorenzo de El Escorial,
Badalona, Viladecans, Zaragoza, Lérida, Reus, Manresa,
Vic, Gerona, Barcelona y
Madrid. La media docena de
programas se los reparten los
directores Jaime Martín (3),
Miquel Ortega (2) y sir Neville
Marriner (1). Entre los artistas
invitados figuran Estrella
Morente (cantaora), Marta
Mathéu (soprano), Albert
Montserrat (tenor), Lisa
Batiashvili (violín) y el Orfeó
Català. Beethoven sigue siendo un reclamo de garantía,
del cual están previstas las
versiones de dos obras de
gran acogida: Concierto para
violín en re mayor, op. 61 y
Novena Sinfonía. Albéniz y
Falla garantizan la presencia
de compositores españoles,
que compartirán temporada
con Dvorák. No faltará el concierto de fin de año, a base de
arias, romanzas y dúos de
zarzuela y teatro lírico catalán.
Ni, en el mes de julio de
2011, el programa a cargo de
la Jove Orquestra de les
Comarques Gironines, con la
Verano-Otoño de 2010.
Jaime Martín, director.
Ensemble de la Orquestra de
Cadaqués.
Estrella Morente, cantaora.
Jordi Dauder, narrador.
Albéniz, Poèmes d’amour.
Falla, El amor brujo.
Febrero de 2011.
Jaime Martín, director.
Lisa Batiashvili, violín.
Beethoven, Concierto para
violín.
Dvorák, Sinfonía nº 8.
tutela de profesores de la
Orquestra de Cadaqués, bajo
la dirección de Jaime Martín.
José Guerrero Martín
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Sinfónica del Vallès
PISTAS
EN TORNO A LA LIBERTAD
www.osvalles.com
B
ajo la titularidad de
Rubén Gimeno, con
David Giménez Carreras de director
emérito, Jordi Cervelló de
compositor residente y el eje
temático de la libertad, la
Orquestra Simfònica del
Vallès presenta una nueva
temporada con siete conciertos en Sabadell (Teatre
La Faràndula y Teatre Principal) y diez conciertos en
Barcelona (Palau de la Música Catalana), seis de los cuales repiten el ciclo sabadellense (excepto el dedicado
a los ganadores del Concurso Internacional de Canto
Jaume Aragall). Rubén
Gimeno abrirá (septiembre
de 2010) y cerrará (junio de
2011) la temporada, en el
primer caso con un estreno
de Jordi Cervelló, más Beethoven y Copland, y en el
segundo con Mozart, Hill-
borg y Stravinski. De Cervelló se oirán también, en diferentes programas, Divertimento 2002, Concertino per
a violí i orquestra de corda y
Anna Frank, un símbol.
Rubén Gimeno (5), Michal
Nesterowicz (1), Miquel
Ortega (1), Víctor Pablo
Pérez (1), David Afkham (1),
Gilles Apap (1) y David
Giménez Carreras (1) se
repartirán los once programas, que contarán con el
Orfeó Català y con los solistas José Menor (piano),
Ashan Pillai (viola), Ricardo
Ríos (clarinete), Sebastian
Breuninger (violín), Claudio
Bohórquez (violonchelo),
Gilles Apap (violín) y Martin
Fröst (clarinete). Además,
los pianistas Denis Zhdanov
y Evgeni Starodubtsev, ganadores respectivamente del
Concurso Maria Canals 2010
y del Concurso Ricard Viñes
2009, tendrán a su cargo el
Concierto para dos pianos nº
10, en mi bemol mayor, K.
365. Beethoven, escogido
aquí como símbolo de conquista de la libertad individual y de lucha por la independencia del artista, aparece en las aperturas de la
temporada tanto en Sabadell
como en Barcelona. Bruch,
Dvorák, Haydn, Schumann,
Chaikovski, Brahms, Schubert, Elgar, Bartók, Copland
y Mozart completan el heterogéneo cuadro de autores.
Y no faltará el tradicional
festival de valses y danzas
que Rubén Gimeno ofrecerá
el 18 de diciembre en Barcelona y los días 8 y 9 de enero en Sabadell (Johann
Strauss, Suppé, Chaikovski,
Saint-Saëns, Leroy Anderson
y Offenbach).
4 de febrero de 2010.
Víctor Pablo Pérez, director.
Haydn, Sinfonía nº 6.
Schumann, Sinfonía nº 4.
29 de abril de 2010.
Rubén Gimeno, director.
Claudio Bohórquez,
violonchelo.
Cervelló, Anna Frank, un
símbol. Schubert, Sinfonía
Inacabada. Elgar, Concierto
para violonchelo.
RUBÉN GIMENO
JESÚS AMIGO
José Guerrero Martín
Orquesta de Extremadura
NUTRIDA Y ECLÉCTICA
www.orquestadeextremadura.com
L
a temporada de la
Orquesta de Extremadura está integrada por
quince programas, y se
extiende desde el 30 de septiembre hasta el 17 de junio.
El director titular, Jesús Amigo, dirige un total de seis
programas. Entre ellos, el
inaugural, que se escuchará
el 30 de septiembre en Badajoz y un día después en
Cáceres, y contará con la
presencia solista del violinista canadiense Alexandre Da
Costa, que hará sonar en su
Stradivarius “Di Barbaro” de
1727 la Sinfonía española,
para violín y orquesta, de
Lalo. La Obertura festival de
Rodolfo Halffter y una selección del ballet Romeo y Julieta de Prokofiev completan el
programa. El pianista griego
Janis Vakarelis, ganador en
1979 del Premio de Piano
Reina Sofía, coprotagoniza la
segunda cita de la temporada extremeña con el Tercer
Concierto de Prokofiev, en
un interesante programa en
el que, además del estreno
absoluto de una obra del
jumillano Roque Baños
(1968), se escuchará la muy
apropiada y paisajista Suite
alentejana del gran Freitas
Branco.
También es novedoso el
quinto programa de la temporada, dirigido igualmente
por Jesús Amigo. La muy
estupenda acústica del también muy estupendo Palacio
de Congresos de Badajoz
enaltecerá el 13 de enero las
brillantes sonoridades de El
sombrero de tres picos de
Falla y el neoclasicismo
rodriguero del Concierto in
modo galante, del que será
solista el violonchelo siempre admirable de Asier Polo.
La novedad se concentra en
la primera audición del Concierto breve para orquesta,
del madrileño José Zárate
(1972). Por otra parte, los
días 14 y 15 de abril se tocará por primera vez en Espa-
ña Concerto con brio, de
José Evangelista.
Como en temporadas
anteriores, abunda en la programación la ecléctica presencia de solistas y directores
invitados. A los ya citados
hay que añadir las batutas de
las directoras JoAnn Falletta
(directora musical de la Filarmónica de Buffalo, que dirigirá un americanísimo programa con obras de Bernstein,
Barber y la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorák) y Anne
Manson; la siempre bienvenida de Antoni Ros-Marbà, y las
de Amos Talmon, José
Miguel Rodilla, Frank Beerman y Jinhyoun Baek.
La generosa relación de
solistas invitados cuenta,
además, con la presencia de
los violinistas Michael Ludwig, Elissa Lee Koljonen, el
violonchelista Damián Martínez, el guitarrista Pablo
Sáinz-Villegas o los pianistas
Jan Simon (Segundo de
Saint-Saëns) y el hispano-
PISTAS
21, 22 de octubre de 2010.
Jesús Amigo, director.
Janis Vakarelis, piano.
Prokofiev, Concierto para
piano nº 3. Freitas Branco,
Suite alentejana.
Baños, Obra de encargo.
25, 26 de nov. de 2010.
JoAnn Falletta, directora.
Michael Ludwig, violín.
Bernstein, On the Town.
Barber, Concierto para
violín. Dvorák, Sinfonía del
Nuevo Mundo.
cubano Leonel Morales,
quien pondrá sus poderosos
medios al servicio del exigente Tercer Concierto de
Rachmaninov.
Justo Romero
111
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Sinfónica de Galicia
PISTAS
www.sinfonicadegalicia.com
la presencia de cantantes es
abrumadora: veintidós, en
total, incluyendo los once
que cantan El ocaso. Los
coros de la OSG intervendrán en la obra de Wagner,
en la Tercera de Mahler y en
la zarzuela Cecilia Valdés.
Julio Andrade Malde
Real Filharmonia de Galicia
PISTAS
EQUILIBRIO
www.realfilharmoniagalicia.org
V
112
eintitrés conciertos
de abono en el Auditorio de Galicia, más
los que dará en otras
ciudades gallegas, una gira
por Pamplona y Valladolid
dentro del ciclo Orquestas
del Camino de Santiago y su
participación en el MúsicaMusika de Bilbao constituirán el grueso de la actividad
de la Real Filharmonía para
la próxima temporada.
Entre los de abono, RosMarbà dirigirá seis, pocos
para un titular; el principal
director invitado, Paul
Daniel, lo hará con dos y
otros dos correrán a cargo
del director asociado Maximino Zumalave. Entre los
invitados, Christoph König
dirigirá también dos y los
once restantes se reparten
entre otros tantos maestros.
Vuelven el que fuera primer
21 de enero de 2011.
Víctor Pablo Pérez, director.
Coro Femenino de la OSG.
Niños Cantores de la OSG.
Nathalie Stutzmann,
contralto
Mahler, Sinfonía nº 3.
ANTONI ROS-MARBÀ
wagneriano con El ocaso de
los dioses. Hay cabida para el
estreno de obras de compositores gallegos: Eligio Vila
(Rapsodia Arousá), Eduardo
Soutullo (That scream called
silence), Fernando Buide
(Antiphones), Manuel Balboa
(Saturnal) y Octavio Vázquez (Ewiges blaues licht).
Once directores harán
frente a veinte programas.
Víctor Pablo Pérez, su titular,
se reserva ocho conciertos;
López Cobos, primer director
invitado, dirigirá dos y otros
tantos Carlo Rizzi. El resto
estará a cargo de Caetani,
Mas, Judd, Florio, Inkinen,
Ros-Marbà (con la Real Filharmonía) y Luisotti. Como
es habitual, abundan los
solistas de piano (Lewis,
Wang, Osorio, Sukarlan) y,
en este caso, también de violonchelo (Hecker, Moser);
además, un violinista (Spadano), un contrabajista
(Zecharies) y un guitarrista
(Caves). Siguiendo la tradición lírica de esta orquesta,
VÍCTOR PABLO PÉREZ
P
ara esta nueva temporada, se ha seguido el
criterio de agrupar las
obras mediante un
hilo conductor. Hay siete
conciertos dedicados al poema en música; el epígrafe es
un intento de otorgar coherencia a los programas. Con
el mismo criterio, se dan, en
dos conciertos, las cinco
obras concertantes para piano de Beethoven; un ciclo
que ya se hizo tiempo atrás,
pero entonces con cinco pianistas diferentes; en este
caso, a cargo de Paul Lewis,
un joven de enorme talento,
de quien también hemos disfrutado aquí de las primicias
hace algunos años. En el
bicentenario de Schumann,
escucharemos,
en
tres
monográficos, las cuatro sinfonías, los conciertos de piano y de violonchelo y la
obertura Manfred. Un homenaje a Mahler trae la monumental Tercera Sinfonía y La
canción de la tierra. Y se
completa, en fin, el Anillo
23 de octubre de 2010.
Víctor Pablo Pérez, director.
Coro de la OSG. Solistas.
Wagner, El ocaso de los
dioses.
Zubiría Tolosa
MÚSICA PROGRAMÁTICA
titular de la orquesta, Helmuth Rilling, para un monográfico Bach de desconocida
composición
en
este
momento y también FrankPeter Zimmermann como
director y violinista en otro
monográfico Bach. Jonathan
Webb, Juanjo Mena y Antoni
Witt figuran entre los restantes, unos ya conocidos y
otros que nos visitan por
primera vez y, entre estos,
varios jóvenes directores en
plena trayectoria ascendente. Pianistas como Joanna
MacGregor, Lars Vogt y
Benedetto Lupo, el citado
Zimmermann,
Arabella
Steinbacher y Carolin Widman entre los violinistas, así
como los violonchelistas
Enrico Dindo y Daniel
Müller-Schott figuran entre
los solistas instrumentales
más interesantes, sin olvidar
al trompetista Hakan Hardenberger.
Entre las obras programadas, La voz humana de Poulenc, la Misa en fa menor de
Bruckner, el Concierto para
piano nº 2 de James MacMillan, el Stabat Mater de Szymanowski y no digamos Sardin Sarkofagen de Folke
Rabe son algunas de las que
más se salen del repertorio
habitual y entre lo más destacable, al menos para los
gallegos, es la selección de
obras del hasta ahora olvidado José (Pepito) Arriola, que
dirigirá Zumalave. Tampoco
se descuida la inclusión de
compositores gallegos actuales como Juan Durán, Octavio Vázquez y Fernando Buide del Real. En resumen, para
la próxima temporada encontramos una mayor dosis de
novedad y, en consecuencia,
29 de octubre de 2010.
Paul Daniel, director.
Joanna MacGregor, piano.
Buide del Real, obra
encargo.
MacMillan, Concierto para
piano nº 2.
Mozart, Sinfonía nº 34.
23 de diciembre de 2010.
Antoni Ros-Marbà, director.
Orfeón Pamplonés.
María Espada, soprano.
Marina Pardo, mezzo.
Agustín Prunell-Friend,
tenor.
José Antonio López,
barítono.
Bruckner, Misa en fa menor.
una programación más equilibrada e interesante, aunque
buena parte del público prefiera un repertorio cuanto
más trillado, mejor, como
ocurre en todas partes.
José Luis Fernández
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Nacional de España
SÉPTIMO ARTE
PISTAS
www.ocne.mcu.es
y se incluyen piezas orquestales de Schumann, Bruckner
o Strauss. Para el coro, entre
otras obras de lucimiento,
los Réquiem de Mozart y
Ligeti y la Missa solemnis de
Beethoven. Cuatro encargos:
a Rueda, Prieto, Amargós (de
nuevo) y Soler junto a la presentación de obras de Vega,
Marco, Yagüe y Zimmermann, que están estratégicamente situadas.
Algunos nombres rutilantes entre los solistas instrumentales: Lang, Volodos,
Leonskaia, Rachlin, Repin,
Jansen, Midori o Staier. Menor
nivel en los vocales: Stutzmann, Prégardien, Upshaw,
Padmore, Mingardo, Larmore,
Zapata, Morente. Y discreta
selección de batutas: junto a
la del titular, anotamos a
Spering, Zacharias, Slatkin,
González, Harth-Bedoya,
Zagrosek, Schellenberger,
Antonini, Inkinen, Knussen y
Belohlávek. A resaltar la presencia de este último que,
con los cinco anteriores, es
nuevo en la plaza.
Arturo Reverter
JOSEP PONS
JOSÉ RAMÓN
ENCINAR
Orquesta de la Comunidad de Madrid
PISTAS
CON ACENTO CORAL
www.orcam.org
L
114
os Teatros del Canal
refuerzan su presencia
—siete de veintiún
conciertos, es decir, un
tercio del total— en la presente temporada de la
ORCAM que, fiel a su apoyo
incondicional a la música
española, propone en esta
ocasión los estrenos de
Homenaje a R. J. Sender de
Acín, Concierto para violín
de Medina, Largo suspiro de
vida de Aragón, Clinamen
de González Acilu, Numerum nominis de Jurado, Voices nº 3 de Balada y Senderos de la risa de Eslava.
El repertorio sinfónicocoral es otro de los ejes en torno a los que gira una programación que cuenta, entre otras
4, 5 y 6 de febrero de 2011.
Josep Pons, director.
Caroline Stein, soprano.
Catherine Wyn-Rogers, mezzo.
Ligeti, Atmosphères.
Réquiem.
J. Strauss, El bello Danubio
azul.
R. Strauss, Así habló Zaratustra.
Rafa Martín
E
l organizar una programación en torno a un
tema o una idea siempre
nos ha parecido adecuado.
El referente en la temporada
que empieza es el Séptimo
Arte. Evidentemente, ahí
tenemos para dar y tomar.
Como apunta Pons en la presentación: música para
acompañar escenas cinematográficas (de Herrmann,
Steiner, Rota, Williams…),
nacida de la combinación
cine y música (musical)
(Bernstein, Rogers, Porter…), provenientes del
mundo del concierto e insertadas por cineastas en sus
películas (Réquiem de Ligeti,
Quinta de Mahler, Cabalgata de las walkyrias…). Por
otro lado, la Carta blanca se
dedica a un creador muy
conectado con el cine de
Coppola como el argentino
Osvaldo Golijov.
Continúa el ciclo Mahler.
Ahora viene el turno de las
Sinfonías Cuarta, Quinta,
Sexta, Décima (versión de
Cooke) y de Das Klagende
Lied. Se prevé una integral
de Brahms de la mano del
emérito Frühbeck de Burgos
3, 4 y 5 de dic. de 2010.
Giovanni Antonini, director.
Andreas Staier, fortepiano.
Haydn, Sinfonía nº 102.
Concierto para piano en re
mayor.
Beethoven, Sinfonía nº 2.
citas de interés, con la presencia de dos obras de muy infrecuente escucha: El martirio de
san Sebastián de Debussy
(versión completa, con Colomé y Cornet como recitadores), y el oratorio Christus de
Liszt. El Mesías de Haendel,
defendido por Biondi, Espada
y Prina, la Sinfonía de los salmos de Stravinski, dirigida por
Conti, la Misa en do menor de
Mozart, con Rosique y Casas,
Un Réquiem alemán de
Brahms, a cargo de Corboz y
Trekel, o los soberbios Stabat
Mater de Rossini (Arteta, Montiel, Jordi y Encinar) y Szymanowski completan este elenco.
A destacar, en esta misma
línea, el monográfico Mozart
de Harry Christophers que,
junto al Ave Verum Corpus y el
Réquiem, presenta el Concierto para clarinete con Lluna
como solista y la velada dirigida por Kantorow que incluye
el Concierto para viola de
Walton, la Pavana de Fauré y
el Gloria de Poulenc.
Páginas tan difíciles de
oír por estos pagos como
Aubade de Poulenc, las
Variaciones sobre un tema
de Paganini de Blacher, el
Concierto para violín de
Hindemith, Una noche en
Lisboa de Saint-Saëns, la Sinfonía del fuoco de Pizzetti, la
Serenata op. 7 o la Sonatina
nº 2 de Strauss, las Soirées
musicales de Britten o el
Magnificat de Berio aportan
originalidad a unas propues-
5 de octubre de 2010.
José Ramón Encinar,
director.
Coro de la Comunidad de
Madrid.
Cor de Cambra del Palau de
la Musica Catalana.
Raquel Andueza, soprano.
Debussy, El martirio de san
Sebastián.
21 de diciembre de 2010.
Günther Neuhold, director.
Coro de la Comunidad de
Madrid.
Coro Nacional de España.
Raquel Lojendio, soprano.
Liszt, Christus.
tas que, como siempre en la
ORCAM, procuran desviarse
de los senderos trillados.
Juan Manuel Viana
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta de RTVE
PISTAS
CONTRA VIENTO Y MAREA
www.rtve.es
H
ace meses, Javier
Alfaya reflexionaba
en estas páginas
sobre algunos problemas que han afrontado
durante la última temporada
la Orquesta y el Coro de
Radiotelevisión Española. Sin
embargo, hay acuerdo en
que, pese a todo, ambas formaciones continúan ofreciendo un número no escaso
de buenos conciertos. El
director que nos abandona,
Adrian Leaper, ha ido ganando mi respeto según iba creciendo como maestro titular.
Aquel inglés que hace años
se descolgó en el Teatro
Monumental para dirigir una
Cuarta de Bruckner sin apenas viento en las velas, siendo ya titular negociaría bien
pequeñas piezas o música
nueva, aunque se le resistieran las obras maestras, a las
que no siempre hallaba el
punto último. Este año ha
estado en condiciones de
ofrecer varios conciertos
bien entendidos, como el de
chelo de Elgar (con Ángel
García), o una velada con
obras de Barber y Bernstein.
CARLOS KALMAR
PABLO HERAS-CASADO
A su futuro sustituto, Carlos
Kalmar, ahora principal invitado, se le ha visto poco.
Concedámosle, pues, los
cien primeros días que no
negaríamos a cualquier politicastro, a contar desde su
primer concierto. Tiempo
habrá de juzgarlo.
Volverán varias batutas
habituales de la casa. Nombres como los de Günther
Herbig, Walter Weller, Antoni Ros-Marbà o Michel Plasson excusan por ello mayor
comentario, si bien hemos
de añadir la presencia de
algún solista
connotado,
como las violinistas Arabella
Steinbacher y
Akiko Suwanai
o el pianista
Garrick Ohlsson. Más novedoso es señalar
que en el próximo avance
figuran muchas
piezas apenas
trilladas. Habrá,
eso sí, poca
música
contemporánea,
aunque Gorli y
Orquesta Sinfónica de Madrid
www.osm.es
E
ballet elaborara Roberto
Gerhard. El amor brujo de
Falla y dos insignes partituras galas de raíces españolas
(la Rapsodia raveliana y la
Iberia debussysta) conforman un atractivo y muy
entonado cartel defendido
por el joven Pablo HerasCasado, que por esos días
dirigirá en el Real el Mahagonny de Weill.
La Novena de Beethoven,
cita navideña habitual, correrá en esta ocasión a cargo de
Frühbeck de Burgos y el
Coro Nacional de España.
Tres meses después, podrá
escucharse un programa vienés con Pedro Halffter en el
podio. El Cuarteto con piano
19 y 20 de mayo de 2011.
Michel Plasson, director.
Ekaterina Gubanova, mezzo.
José Ferrero, tenor.
Berlioz, La condenación de
Fausto.
Pérez Maseda presentarán
sendas obras. En algún caso,
el programador se ha excedido en su celo por hallar rarezas, pues de Vaughan
Williams se ofrece la inmadura Primera Sinfonía. Las
tiene mejores, y el próximo
tren Williams tardará en
pasar. Pero hay que añadir
que de Holst, Bartók, Martinu o Casella se esquivarán
las obras más populares, y
que de Dvorák se ofrecerá la
hermosa Sexta, rompiendo la
hegemonía que tenían sus
tres últimas sinfonías. El turbador Szymanowski, poco
difundido aún en España, sí
contará con una sinfonía
famosa: El canto de la noche,
que inspiraron a éste sus viajes a Sicilia o Argel.
J. Martín de Sagarmínaga
PISTAS
SIN SORPRESAS
l más estricto repertorio
gobierna la programación de la Sinfónica de
Madrid que, este año,
recorta en otro concierto —
ahora son seis contra los
siete del año pasado y los
ocho habituales en temporadas anteriores— su temporada, enmarcada esta vez
entre el cercano 7 de octubre y el 16 de junio del año
que viene.
Quizá el programa más
original sea el de apertura,
con temática hispano-francesa, que, de un lado, prolonga los quijotes de pasadas
temporadas (Halffter, Gombau, Strauss) con las Danzas
que para su malogrado
3 y 4 de febrero de 2011.
Günther Herbig, director.
Ravel, Mi madre la oca.
Debussy, Nocturnos.
Beethoven, Sinfonía nº 7.
op. 25 de Brahms/Schoenberg —que recientemente
llevara al disco al frente de la
Sinfónica de Tenerife— y los
mahlerianos Lieder eines
Fahrenden Gesellen serán
precedidos de una obra propia: Paráfrasis.
Por su parte, Pablo González preludia dos de los
más populares poemas
straussianos (Don Juan y
Muerte y transfiguración) de
la muy hermosa y no demasiado prodigada Sinfonía
concertante para violín y
viola de Mozart. El repertorio
ruso (Quinta de Chaikovski,
Segundo de Rachmaninov
con Alexander Melnikov al
teclado) tendrá por abogado
7 de octubre de 2010.
Pablo Heras-Casado,
director.
Falla, El amor brujo.
Gerhard, Danzas de Don
Quijote.
Ravel, Rapsodia española.
Debussy, Iberia.
16 de junio de 2011.
Jesús López Cobos, director.
Schubert, Sinfonía
incompleta.
Bruckner, Sinfonía nº 9.
a Teodor Currentzis y López
Cobos cerrará la temporada
con un acoplamiento ya clásico de sinfonías vienesas
incompletas: las firmadas por
Schubert y Bruckner.
Juan Manuel Viana
115
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia
INTERESANTE REPERTORIO
www.sinfonicaregiondemurcia.com
D
de Schoenberg, precedida de
la Obertura en re mayor de
Schubert y terminar con la
Sinfonía nº 9 del mismo
autor. En la segunda cita van
a intervenir dos de los más
interesantes intérpretes de su
generación: el violinista Ilya
Gringolts y el viola Avri Levitan. El maestro Rodilla, titular de la orquesta, les dirigirá
en una esperada Sinfonía
concertante de Mozart, completando el concierto con la
obertura de Las bodas de
Fígaro
y
la Sinfonía
“Júpiter”. Por ser poco habitual su interpretación, genera
JOSÉ MIGUEL RODILLA
Juantxo Egaña
iez programas van a
integrar la temporada 2010-2011 de la
Orquesta Sinfónica
de la Región de Murcia en la
que se apuesta por un repertorio de corte tradicional,
con algunas incursiones de
la creación contemporánea.
Para ello contará con la participación de un interesante
elenco de directores invitados y solistas de contrastado
prestigio. Es el caso del profesor búlgaro Vladimir Kiradijev que hace un programa
austriaco en el que destaca
la Sinfonía de cámara nº 2
ANDRÉS OROZCO-ESTRADA
curiosidad el Konzertstück,
op. 86 de Schumann, reuniéndose cuatro trompas ex
profeso para tal ocasión, dos
de ellos miembros de la
Filarmónica de Berlín como
son Sarah Willis y Stefan
Dohr. El apartado contemporáneo queda aquí para la
obra El álbum de Nadia del
compositor saguntino Joan
Enric Canet.
La presentación de la
obra De la belleza inhabitada, ganadora de la quinta
edición del concurso de
Composición de AEOS del
compositor alicantino Javier
Santacreu, es el aliciente más
interesante del cuarto programa. De igual modo lo es
el que Daniel del Pino protagonizará con el Concierto
“Egipcio” para piano y
orquesta de Saint-Saëns. La
presentación en Murcia con
el Concierto nº 2 para violonchelo y orquesta de
Haydn por el donostiarra
Iagoba Fanlo significa poder
disfrutar de uno de los más
destacados violonchelistas
de nuestro país, acompañado por director ruso Daniel
Raiskin. La joven directora
Orquesta Sinfónica de Euskadi
SONIDO EN MOVIMIENTO
www.orquestadeeuskadi.es
L
116
a nueva temporada de
la Sinfónica de Euskadi
viene marcada por
varias novedades bajo
tres máximas: “calidad, dinamismo e implicación”.
Andrés
Orozco-Estrada
afronta su segunda temporada como titular, siendo
Andrei Boreiko director principal invitado. Se iniciará el
próximo 23 de septiembre y
hasta el 17 de junio de 2011
se ofrecerán un total de 15
programas y 55 conciertos
entre Bilbao, San Sebastián,
Vitoria y Pamplona. La lista
de directores invitados la forman figuras que ya han dirigido a la OSE anteriormente
como Howard Griffiths y
Oleg Caetani, y otras que lo
harán por vez primera como
Joana Carneiro, Jean-Christophe Spinosi, Eduardo Portal, Jesús Amigo o Iker Sánchez. También se estrena
con la OSE Michal Nestorowicz, ganador del IX Concurso Internacional de Directores de Cadaqués, aunque
sin duda el encuentro más
especial llegará de la mano
del reencuentro de los músicos con quien fue su titular
durante una década: Gilbert
Varga. La programación estará supeditada a las líneas de
trabajo de Orozco-Estrada,
destacando la amplia presencia de autores clásicos o prerrománticos como Beethoven, Mendelssohn, Schubert
y Schumann, sin dejar de
lado obras del gran repertorio como el Concierto para
orquesta de Bartók, Petrushka de Stravinski, o sinfonías
de Mahler o Dvorák, entre
otras. La OSE estrenará
Kindly Symphony de Eguiguren y uno de los programas
rendirá homenaje a Jordá,
impulsor de la orquesta, en
el centenario de su nacimiento, interpretando las
Diez melodías vascas de
Guridi, que él mismo estrenó
en su momento. En cuanto a
los solistas, sonarán los violinistas Vadim Repin, Julian
Rachlin, Luis Esnaola, los
pianistas Arcadi Volodos,
Momo Kodama y Katia
Buniatishvili, el chelista
Johannes Moser, el saxo
PISTAS
5 de noviembre de 2010.
José Miguel Rodilla, director.
Ilya Gringolts, violín.
Avri Levitan, viola.
Mozart, Obertura de Las
bodas de Fígaro. Sinfonías
Concertante y “Júpiter”.
1 de abril de 2011.
Virginia Martínez, directora.
Christian Poltéra,
violonchelo.
Mendelssohn, Las Hébridas.
Sinfonía nº 3 “Escocesa”.
Martinu, Concierto para
violonchelo.
murciana Virginia Martínez
concertará con el también
violonchelista Christian Poltéra, una de las figuras en
alza en el panorama internacional de jóvenes solistas. Su
interpretación del Concierto
para violonchelo y orquesta
de Martinu, ocupa una de las
citas más esperadas. El
maestro Rodilla ocupará el
pódium en los dos últimos
programas de la temporada
regular entre los que destacan la siempre hermosa Sinfonía en re de César Franck
y la no menos atractiva
Octava de Dvorák.
José Antonio Cantón
PISTAS
15-18 de nov. de 2010.
Gilbert Varga, director.
Arcadi Volodos, piano.
Chaikovski, Concierto para
piano nº 1.
Stravinski, Petrushka.
8-15 de marzo de 2011.
Andrés Orozco-Estrada,
director.
Christiane Karg, soprano.
Guridi, Diez melodías
vascas.
Mahler, Sinfonía nº 4.
Branford Marsalis, además
de las sopranos Ainhoa Garmendia, junto a la Sociedad
Coral de Bilbao en la Novena de Beethoven, y Christiane Karg en la Cuarta de
Mahler.
Íñigo Arbiza
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta Sinfónica de Bilbao
SORPRESAS
PISTAS
www.bilbaorkestra.com
D
mouche), Theodorakis (Cretan concertino) y Rachmaninov (Segunda Sinfonía); José
Pablo Moncayo (Huapango),
Nino Rota (suite de La strada), Rachmaninov (Segundo
Concierto para piano) y
Chaikovski (Romeo y Julieta);
Wojciech Kilar (Orawa), otra
vez Rota (Concierto “Soirée”)
y otra vez Beethoven (Tercera Sinfonía).
El gran Joaquín Achúcarro volverá con el Segundo
de Brahms en una sesión en
la que sonarán Prokofiev
(Romeo y Julieta) y el estreno
absoluto de ¿Recuerda el mar
a quien camina sobre él? de
Aurélio Edler Cõpes. Neuhold
GÜNTER NEUHOLD
Rafa Martín
espués de dos años
de (podríamos decir) transición, el
austriaco
Günter
Neuhold afronta su tercera
temporada al frente de la
Orquesta Sinfónica de Bilbao. Es una temporada fresca, atrevida y valiente. Con
acoplamientos sorprendentes: Cristóbal Halffter (Halfbeniz, Tiento de primer tono
y batalla imperial), Albéniz
(Evocación, Lavapiés y Triana) y Mahler (Primera sinfonía); Luis de Pablo (Rostro),
Fazil Say (1001 noches en el
harén) y Beethoven (Quinta
Sinfonía); Pedro Iturralde
(Czardas), Milhaud (Scara-
ERNEST M. IZQUIERDO
se medirá con tres obras titánicas: la Octava de Bruckner,
la Tercera de Mahler (con
Nathalie Stutzmann, la Andra
Mari de Rentería y la Kantika
de Leioa) y La damnation de
Faust de Berlioz. Además,
pequeños hilos invisibles unirán cuatro programas dando
la luz al ciclo Bésame mucho,
que traerá tres veces a
Romeo y a Julieta (Prokofiev,
Berlioz, Chaikovski) y cerrará
el curso con tono porteño
(Ginastera, Terziani y una
selección de tangos).
Por supuesto, la lista de
artistas se alarga considerablemente con pianistas (Yu
Kosuge, Benedetto Lupo,
Vestard Shimkus), violinistas
(Patricia Kopatchinskaia,
James Dahlgren, Carolin
Widmann, Karen Gomyo),
violista (Iwoma Andrezejczak), chelista (Valentin
Erben), saxofonista (Theodore Kerkezos), clavecinista
(Nicolau de Figueiredo, que
interpretará el Concierto
campestre de Poulenc), flautista (Sharon Bezaly), voces
(Olatz Saitua, Charlotte
Hellekant, Michael Schade,
Orquesta Sinfónica de Navarra
www.orquestadenavarra.es
L
Enrico Dindo, interpretará el
Concierto para violonchelo
nº 1 de Saint-Säens, además
de las Fanfarras xacobeas
de J. Durán, obra de encargo
de la RFG. La temporada
dará comienzo el 9 de septiembre y será Juanjo Mena
el encargado de hacer sonar
a la orquesta en la Sinfonía
nº 85 de Haydn y el Concierto para arpa de Ginastera,
contando para su ejecución
con Marie-Pierre Langlamet.
Al frente de la OSN continuará su titular, el maestro
Ernest Martínez Izquierdo,
cuya batuta dirigirá hasta cinco programas diferentes.
Además de la suya, pisarán el
Baluarte batutas invitadas
como las de Antoni Wit, Arthur Fagen, Peter Csaba,
13 y 14 de enero de 2011.
Roberto Minczuk, director.
Joaquín Achúcarro, piano.
Edler Cõpes, ¿Recuerda el
mar a quien camina sobre él?
Prokofiev, Romeo y Julieta,
suite.
Brahms, Concierto para
piano y orquesta nº 2.
Jean Luc Chaignaud, José
Manuel Díaz) y maestros
(Philippe Bender, Christoph
Spering, Roberto Minczuk,
Jin-Hyun Baek, Herbert Soudant, Maximiano Valdés con
la OSPA, Víctor Pablo Pérez,
Claus Peter Flor, Carlos
Miguel Prieto y Antoni Wit).
En suma: nuevos caminos, nuevos repertorios,
nuevas caras, nueva imagen
(página web, redes sociales),
y ojalá nuevos públicos.
Asier Vallejo Ugarte
PISTAS
SONES DEL CAMINO
a próxima temporada
de abono de la
Orquesta Sinfónica de
Navarra presenta un
factor de interés añadido la
inclusión de lo que se ha
dado a conocer como la
temporada de las orquestas
del camino, incluyendo la
presencia en la temporada
de la Orquesta Sinfónica de
Castilla y León, que bajo la
batuta de Lionel Bringuier, y
la voz de la soprano Angela
Denoke, hará sentir las
maravillas sonoras de los
Cuatro últimos Lieder de
Strauss. También pasará por
la temporada del Camino la
Real Filharmonía de Galicia,
que bajo la dirección del
siempre exigente Antoni
Ros-Marbà, y el chelo de
7 y 8 de octubre de 2010.
Günter Neuhold, director.
C. Halffter, Halfbeniz. Tiento
de primer tono y batalla
imperial.
Albéniz-Rueda, Evocación,
Lavapiés y Triana de Iberia.
Mahler, Sinfonía nº 1.
Michael Nesterowicz, o José
Miguel Rodilla.
El violín de Tianwa Yang
afrontará la Fantasía de
Romeo y Julieta de Sarasate;
el violinista Boris Brovtsin
interpretará el Concierto
para violín de Britten; el
Concierto para piano nº 2 de
Prokofiev contará con la presencia de Jean-François
Heisser. La lista de solistas se
completa con la soprano
Kirsten Blank, los chelos de
Anssi Karttunen y Gary Hoffman, el pianista Piotr
Paleczny o el violinista
Miguel Pérez Espejo. Destacan la Novena de Beethoven,
así como Iván el Terrible de
Prokofiev a cargo de las
voces del Orfeón Pamplonés
junto a la contralto Irina
10, 11 de febrero de 2011.
Arthur Fagen, director.
Kirsten Blank, soprano.
Mendelssohn, Las Hébridas.
Wagner, Wesendonk Lieder.
Brahms, Sinfonía nº 1.
2, 3 de junio de 2011.
Ernest Martínez Izquierdo,
director.
Orfeón Pamplonés.
Irina Chistiakova, contralto.
José Antonio López,
barítono.
Prokofiev, Iván el Terrible.
Chistiakova y el barítono
José Antonio López. La OSN
realizará sendas actuaciones
en Córdoba, con una amplia
selección de obras de Sarasate y Piazzolla, y el Teatro de
Châtelet de París.
Íñigo Arbiza
117
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D O S I E R
ORQUESTAS ESPAÑOLAS
Orquesta de Valencia
PISTAS
AGUANTANDO EL TIRÓN
17 y 18 de febrero de 2011.
Yaron Traub, director.
Daniel Barenboim, piano.
Obras de Liszt y Wagner.
www.palaudevalencia.com
P
ese a los recortes presupuestarios, los responsables
de
la
Orquestra de València
han conseguido que su programación para la temporada 2010/11 no se resienta ni
cuantitativa ni cualitativamente por comparación con
las inmediatamente anteriores. De hecho, la única
reducción objetivamente
constatable ha sido la del
abono propio, que pasa de
seis a tres convocatorias. A
cambio, se han congelado
los precios de las localidades
y se han aumentado considerablemente los conciertos
educativos.
En conmemoración de
Gustav Mahler, nacido en
1850 y fallecido en 1911, se
incluirán sus colecciones más
importantes de Lieder junto a
una integral de sus sinfonías
salvo la Octava, que se deja
para la siguiente temporada.
En este ciclo, además del
titular Yaron Traub, ocuparán el podio Rafael Frühbeck
de Burgos, Jiri Belohláveck,
Leopold Hager y Pinchas
Steinberg. Entre los cantantes
destacan el barítono Bo
Skovhus, la contralto Monica
Groop y la inclasificable Waltraud Meier.
En dos sesiones consecutivas, Rudolf Buchbinder
tocará la parte solista y dirigirá los cinco conciertos para
piano de Beethoven. Daniel
Barenboim actuará en los
dos de Liszt bajo la dirección
de Traub.
El apartado operístico se
limitará la versión concertante de Diálogos de carmelitas
de Poulenc aplazada la temporada anterior debido a la
coincidencia con la gira alemana realizada por la
orquesta. Entonces tendría
que haberla dirigido Traub,
pero esta vez no ha sido
3 de junio de 2011.
Yaron Traub, director.
Waltraud Meier, soprano.
Thomas Mohr, tenor.
Mahler, Adagio de la
Sinfonía nº 10. La canción
de la Tierra.
YARON TRAUB
posible concordar fechas y
aún no se ha decidido el sustituto. El violonchelista Truls
Mørk, los directores Michel
Plasson (con su tercer monográfico francés en temporadas consecutivas), John Nelson y Adrian Leaper consti-
Enigma Orquesta de Cámara del Auditorio de Zaragoza
www.ocazenigma.com
I
GRUPO ENIGMA
118
dando la música moderna
infrecuente e inaccesible en
programas que vinculan clásicos modernos y obras
recientes. En esta temporada,
la
XVI,
Xenakis
(Thallein), Henze (Concierto
de cámara), Lutoslawski
(Chain 1), Piston (Divertimento), Webern (Sinfonía de
cámara), Mahler (Sinfonía
nº 1) y Falla (Concierto para
Alfredo Brotons Muñoz
PISTAS
16 AÑOS EN EL FUTURO
nternet ha cambiado
mucho nuestra vidas
pero poco la vida musical. Si hoy cabe acceder
prácticamente de balde a
todo el repertorio, el grueso
de la rutina concertística
sigue dando vueltas a lo
archiconocido. Juan José Olives y Enigma-OCAZ, en
cambio, abrieron hace años
las puertas del futuro abor-
tuyen, junto a sendos estrenos de los compositores
locales Ferrer Ferran y Emilio Calandín completan la lista de máximos estímulos
previstos.
clave) comparten cartel con
un homenaje monográfico a
los 70 años de Carlos Cruz
de Castro; con muestras
varias de la composición
actual, nacional (Consuelo
Díez, Benet Casablancas,
Jesús Torres, José Luis Greco, José Luis Turina y David
Padrós) y foránea (los estadounidenses John Adams,
Joseph Schwantner y Michael Daugherty, los
británicos Oliver
Knussen y MarcAnthony Turnage, y
el portorriqueño
Roberto Sierra); y
con el estreno de la
obra ganadora del
concurso de composición de la Universidad de Zaragoza 2010, firmada
por Javier Santacreu.
Especial
curiosidad suscita
la obra final del
ciclo: la Primera de
22 de febrero de 2011
Klaus Simon, director.
Greco, Off with its head!
Schwantner, Rhiannons
blackbird.
Daugherty, Dead Elvis.
Knussen, Coursing.
Turnage, Three farewells.
Lutoslawski, Chain 1.
24 de mayo de 2011.
Juan José Olives, director.
Padrós, Sincronías.
Webern, Sinfonie op. 21.
Mahler, Primera Sinfonía
(versión para orquesta de
cámara).
Mahler en la versión camerística creada por el germano
Klaus Simon, director invitado en la cuarta sesión. Un
año más nuestro reconocimiento a Olives y su grupo
por estar en vanguardia
haciendo lo que otros harán
algún día. Cuando reparen
en que las cosas ya no son
como eran.
Antonio Lasierra
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ENCUENTROS
GERARD MORTIER:
“ESTO ES MI PASIÓN”
¿Por qué cree que se le contrató como
director artístico del Teatro Real?
Desde tiempo atrás se me había
dicho desde Madrid que estaban interesados en contratarme. La primera
vez, estando en Salzburgo, cuando se
iba a abrir el teatro, hablé con Elena
Salgado. Pensé en ello, diseñé para mí
mismo una posible concepción del teatro pero entonces todavía no había
concluido mi idea de cambio para el
Festival de Salzburgo. ¿Razones para
hacerlo ahora? Creo que la ópera en
Madrid es algo nuevo, no una tradición
como sí lo es en el Liceu de Barcelona.
Y ha habido gente en Madrid que ha
pensado que yo puedo darle al Teatro
Real una característica especial, una
idea muy fuerte, que es mi idea, que
no tiene por qué ser la mejor pero que
sí es potente. Han pensado que conmigo pueden conseguir que el Teatro
Real ocupe un papel más central en el
mundo de la ópera. Como el Real
Madrid en el fútbol. Y no es una crítica
a Moral, un buen amigo a quien conozco desde hace mucho tiempo y con el
que he colaborado antes de llegar aquí.
Fotos: Javier del Real
Antes que con usted, el Teatro Real habló
con Stéphane Lissner, que no vino porque
tenía contrato en vigor en La Scala. Su personalidad humana y artística es totalmente
diferente a la de Lissner. Si el candidato inicial era Lissner y luego se habla con usted,
no parece que estuviera muy claro qué clase de director se pretendía. En todo caso,
usted era y es un nombre importante…
E
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n su pequeño despacho de director artístico del Teatro Real, en un español
voluntarioso y suficiente —el diccionario sobre la mesa no hace ninguna
falta—, el directo y vehemente Gerard Mortier (Gante, 1943) parece
tomarse la entrevista como un duro ejercicio de ataque y defensa. Quizá ha
respondido demasiadas veces las mismas preguntas, quizá piensa que críticas y
alabanzas casi nunca apelan a la verdad de su trayectoria sino a los intereses de
los que las formulan. Y en su esgrima destacan dos virtudes: la pasión y la
seguridad en sí mismo. Para quien ya sabe lo que es mandar en Salzburgo o
París, para el creador de la Trienal del Ruhr pero también para quien dejó antes
de empezar la New York City Opera comienza este mes su primera temporada al
frente del coliseo madrileño, en la que todavía compartirá autoría con su
antecesor, Antonio Moral, para quien no tiene más que elogios. Convencido
plenamente de que sus ideas son las que necesita el teatro, pide, y con razón, la
confianza y el crédito que merece todo recién llegado.
Sí, sí somos muy distintos. Yo estaba en Nueva York. Me preguntaron
primero a mí, luego a Lissner y luego
volvieron a mí. Yo aprecio muchísimo
a Lissner. Él es un gran mánager y yo
soy un hombre apasionado. Si hubiera
venido Lissner hubiera sido completamente distinto.
Y si hubiera salido la aventura de Bayreuth…
Eso es para molestarme un poco,
¿no? ¡Perdón! Está bien la pregunta. No
era una posibilidad. Allí todo está decidido. Pero era importante que los políticos supieran que esa no era la manera de hacer las cosas. Creo que mi
intervención fue un éxito, pues hay
nuevas ideas para Bayreuth. Al mismo
tiempo me gustaría, por qué no, pero
estoy muy contento aquí. Yo no soy
una persona para Bayreuth, que debe
cambiar profundamente porque tal y
como está ahora es imposible. Es más
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GERARD MORTIER
difícil que Salzburgo. No se puede
hacer allí Don Giovanni pero podría
intentarse con San Francisco de Asís o
con La flauta mágica. En fin, creo que
deben estar contentos por no haberme
elegido. Pero todo lo que pasó fue
importante para poner de manifiesto
que se trata de una institución pública
y que Wolfgang Wagner no podía decidir que la hija de su segundo matrimonio dirigiera el festival. No es un buen
procedimiento y yo he tratado de
luchar contra ese procedimiento.
Cuando llegó a Madrid ya anunció que su
labor en el teatro sería distinta a la que
usted planteó y realizó en otros lugares.
¿Sabe ya qué es lo que habrá de caracterizar al Teatro Real durante su mandato?
Estoy trabajando en ello. Pero en
primer lugar quiero destacar el papel
de España en Europa. España, en mi
opinión, está demasiado en la periferia.
¿Por qué los japoneses vienen menos a
Madrid que a París? No lo entiendo.
Debo hacer del Teatro Real una parte
fundamental de una de las grandes ciudades culturales de Europa. Muchas
cosas se han decidido aquí y no en
París. Madrid ha sido muy importante
en la historia de Europa. Hay que terminar con esa periferia. Aquí hay tantas
cosas como en París o en Berlín y la
historia de Madrid es más importante
que la de Berlín, que es una ciudad
más moderna. Hay que potenciar ese
carácter europeo de Madrid. Yo abro
esta temporada con el Bolshoi porque
supone la relación entre dos ciudades
muy al sur y muy al norte. Dos capitales de grandes imperios. Y todo eso
caracterizándolo a través de un espíritu
español aunque no haya una gran tradición de ópera española, aunque esa
tradición, en realidad, sea italiana. Por
ejemplo, ahí está la relación entre
Madrid y Nápoles a través de los Borbones. En nuestra segunda temporada
estrenaremos con Riccardo Muti una
ópera de Mercadante escrita para
Madrid, Los dos Fígaros, que está en la
Biblioteca del Conde Duque. Muti vendrá todos los años con una ópera que
forme parte de esta relación entre
Madrid y Nápoles. Otra cosa que me
interesa muchísimo es la relación con
América del Sur. Y Madrid es la ciudad
europea que mejor puede construir esa
relación. Este año con Montezuma de
Graun, con un director de orquesta
argentino como Gabriel Garrido y un
director de escena mejicano como
Claudio Valdés Kuri. Es una obra escrita
en clave de leyenda negra. El libreto es
tremendo, con Montezuma como gran
humanista y Cortés el gran… asesino.
Es increíble. No es mi idea de la historia
pero se trata de una ópera típicamente
para Madrid. Más. También trabajo con
compositores españoles y sobre escrito-
res españoles. Haremos con Osvaldo
Golijov —de quien se dará Ainadamar
en la segunda temporada— una obra
sobre García Lorca. Y Yerma de VillaLobos en versión de concierto. Hace
unos días hemos decidido hacer con
Mauricio Sotelo una nueva ópera sobre
El público de García Lorca. Estoy leyendo ahora el libro de Martínez Nadal y El
público me parece la obra más misteriosa y más difícil de Lorca, una obra que
pide música. En El público, además, trabajaremos con el cantaor Arcángel, el
guitarrista Cañizares y el bailaor Israel
Galván. También haremos La conquista
de México de Wolfgang Rihm, que es
una gran ópera. Se ha dado sólo en
pequeños teatros en Alemania pero
aquí es perfecta porque habla del
encuentro de culturas, no de la leyenda
negra. Y con un dúo final entre Moctezuma y Cortés como el del Tristán. Los
críticos de todas partes vendrán a estos
estrenos y verán que el teatro ofrece no
ópera nacionalista sino con características españolas. Es nuestra raíz.
¿Asumirá finalmente en el Real sus proyectos para la New York City Opera —la ópera de Philip Glass sobre Walt Disney y la
de Charles Wuorinen sobre Brokeback
Mountain— que quedaron suspendidos
con su marcha?
Con Glass está decidido estrenar en
enero de 2013 su ópera sobre Walt Disney. Una ópera crítica que entra en el
mundo público y privado de Disney. Se
basa en The Perfect American, el libro
de Peter Stephan Jungk, que nació en
París pero vive en Los Angeles. Hablando con Glass hace años me dijo que le
gustaría escribir una ópera sobre el
Decamerón pero le convencí de que
después de Pasolini no tenía demasiado
sentido. El estreno mundial será aquí en
Madrid y luego irá a Londres porque es
una coproducción con la ENO. Por cierto, hay una escena entre Disney y la
estatua de Abraham Lincoln en el Disney Park, donde éste dice grandes palabras sobre la democracia, que me
recuerda a la escena del comendador
del Don Giovanni. Sobre Brokeback
Mountain tengo mis dudas. Es muy
americana pero Annie Proulx ha escrito
un nuevo libreto que es fantástico. Y
podemos buscar una posibilidad más
amplia que la relación entre dos cowboys yendo a una relación humana que
empieza en una situación muy especial.
En la película dura treinta años y no
queda clara la relación entre las dos
mujeres que en el nuevo libreto sí es
muy importante. Estoy pensándolo
todavía. Me han llegado a decir que
cambie los cowboys por dos matadores.
Sería un desastre.
Absolutamente.
¿Está compuesta la música?
El primer acto.
Glass no es para todos los gustos. ¿No le
parece demasiado encorsetado en su etiqueta de minimalista?
Glass es un músico muy especial.
Puedo entender que alguien me diga
que no le gusta pero mi trabajo consiste
en proponer diferentes direcciones, no
en decir simplemente esto no me gusta
y esto tampoco. Todo el mundo sabe
que no me gusta Puccini pero yo debo
programarlo. Glass es un gran compositor del siglo XX. Me gustan más Hanspeter Kiburz o Helmut Lachenmann
pero creo que está bien que se le escuche en Madrid por vez primera.
Ya se dio en el Real O corvo branco.
No lo sabía. Gracias por la información. ¿En la producción de Robert
Wilson?
Sí. Es que en Madrid también ha habido
novedades interesantes. El San Francisco
de Asís de Messiaen se dio por vez primera en versión de concierto en Madrid y
Mahagonny se ha hecho dos veces en los
últimos años.
Pero no es la Mahagonny que yo
voy a hacer aquí. Hay diferentes Mahagonny y aquí haremos no la pequeña
sino la Mahagonny ópera, que llega
del postwagnerismo como una nueva
propuesta, como lo hizo a su manera
un Busoni, por ejemplo. Por eso lo van
a hacer cantantes de ópera, cantantes
wagnerianos, necesarios para esta versión claramente operística. Cuando se
presentan con tanta frecuencia Traviatas o Bohèmes no debe ser un problema hacer la tercera Mahagonny.
Pero es que a veces ha dado la sensación
de que usted pensaba que Madrid era más
periférico de lo que realmente es.
Eso es una mala interpretación de
mis palabras. Hay más vanguardia aquí
que en París, lo sé. Pero cuando he
hablado de la periferia no he dicho
que esa sea la realidad sino la percepción que se tiene de Madrid en Europa.
Por lo que lleva visto en el Teatro Real,
¿qué le parece su público?
Siempre la misma discusión. Es un
público abierto. Los grandes éxitos de
las dos últimas temporadas han sido
Katia Kabanova, Jenufa, La ciudad
muerta… Siempre se me dice que si el
público es así o asá. No: es un gran
público. Se ha exagerado. Que el
público se fuera del teatro con Lulu
me pareció normal porque no fue una
buena representación de Lulu.
Muy difícil escénicamente…
Sé del éxito que tuvo Lulu en el
Teatro de la Zarzuela hace años. Pero
esta producción de Christof Loy no me
gusta nada. Si se viera en Madrid la de
Peter Stein sería un éxito. No la traeremos porque serían ya demasiadas Lulus.
Entre usted y Loy no hay buena relación…
No se trata de eso sino de que no es
un buen director de escena. Su Alceste
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de Gluck en Aix es catastrófica. Hace
diez años hizo buenas cosas cuando trabajaba con Bondy pero luego no. No es
un innovador como Cherniakov o Warlikowski. Ha hecho cosas por ahí que
no entiendo por qué. Pensé coproducir
Alceste con Aix para Madrid y gracias a
Dios no lo he hecho. Antes vi Die Basariden de Henze en la producción de
Loy en Múnich con Marc Albrecht dirigiendo y con cantantes como Michael
Volle y Nicolai Schukoff, con Máspero
dirigiendo los coros y la puesta en escena no está bien trabajada. Cuando hablé
con Loy después de la función, le dije lo
que pensaba y decidió no volver a trabajar conmigo. Para mí es normal hablar
de los porqués de un director de escena. Si no puedo hacerlo no me interesa
trabajar con él. Miren ustedes, mi escuela es Peter Stein, Peter Brook, Ursel y
Kart-Ernst Herrmann, Christoph Marthaler o Krzysztof Warlikowski. También
me gusta Robert Carsen, que es un artesano fantástico. No siempre estoy de
acuerdo con sus ideas, por ejemplo en
la Salomé que se ha visto en el Real.
Pero todo funciona artesanalmente muy
bien, Las Vegas, la Salomé como Lolita,
dos mitos cercanos. Hay razones. Yo
eso lo respeto siempre. Con Loy no es
así.
Entonces no hay que preguntarle por qué
ha sustituido El caballero de la rosa de Loy
por el de Wernicke…
Fue Loy quien dijo que si yo venía
a Madrid no habría El caballero de la
rosa. Y me parece muy bien porque la
producción de Wernicke es mucho
mejor. Recuerden Don Quijote de Cristóbal Halffter. Es una pena que muriera. Es el mejor El caballero de la Rosa
que he hecho en mi vida. De todos
modos no veo el interés de una pregunta sobre mis relaciones con Loy. No
creo que eso le interese a sus lectores.
¿Por qué no? Son lectores de una revista
de música clásica.
No sé si sabrán quién es Loy.
Después de la Lulu, no le quepa la menor
duda. Pero sigamos, si le parece, con la
música española. Usted ha citado en distintas ocasiones los nombres de De Pablo,
Halffter, Sánchez Verdú o Sotelo, que ya
han estrenado en el Teatro Real. ¿Hay
otros en su agenda?
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Hoy, precisamente, como con
Alberto Posadas. Y conozco las obras
de Hèctor Parra o de Elena Mendoza o
de muchos otros. Creo que conozco a
todos y escucho a todos pero si ustedes
conocen a alguno que yo no haya escuchado y que merezca la pena, díganmelo, por favor. Pero no es seguro que
todos puedan hacer una ópera. Es normal que trabaje con compositores que
ya han hecho cosas. He hecho cuatro
óperas con Philippe Boesmans. O todas
las óperas de Saariaho. No hay por qué
trabajar sólo una vez con un compositor. Diaghilev no cambiaba de compositores aunque también variara de vez
en cuando. A De Pablo y Halffter les
dedicamos conciertos de aniversario
pero creo también que Lázaro es una
gran ópera. Estoy estudiando la cuestión. Será muy bueno que podamos
buscar una representación para ella
porque el tema de Lázaro es fantástico.
estrene alguna de estas obras…
Ha hablado de la ópera conectada con
España, con tema español, pero de ópera
de compositores no españoles. Aquí,
como usted sabrá, hay un enorme patrimonio de ópera española.
Cristóbal Colón de Carnicer no ha de ser
peor que la obra de Mercadante de que
nos hablaba, ni Elena y Constantino de
Arrieta es peor que el joven Donizetti.
Italiana.
No una ópera como fenómeno artístico al
modo de la ópera italiana, alemana, francesa o rusa, pero…
No existe una tradición de ópera
española. La zarzuela es la verdadera
tradición y me encanta.
Pero en España se ha escrito muchísima
ópera, hay muchos compositores españoles que han escrito óperas estimables y
muchas partituras dignas de revisión.
Eso es falso. Del mismo modo que
hay muchas óperas francesas que no
valen nada.
Una cierta recuperación ayudaría a darle
una personalidad española al teatro.
¿Y por qué no se han hecho esas
óperas en los últimos diez años si son
tan importantes?
Se han recuperado algunas. Carnicer,
Arrieta, en versión de concierto… Tampoco es una razón de peso que no se hayan
hecho en estos años. Y hacerlas contribuiría a reforzar su idea de dar un carácter
hispánico al Real.
Si una ópera de las que me hablan
se hubiera dado fuera de España me
interesaría. Pero alguna razón habrá
para que sólo se hayan hecho aquí. En
París no hemos hecho Auber o Boieldieu o Les mousquetaires au couvent. Y
el único Massenet que he hecho es
Werther. Si me dan una buena ópera,
estupendo. Pero no va a venir alguien
porque sea español. Por ejemplo: Martín y Soler está bien para una vez. Siempre se dice que es el contemporáneo
de Mozart pero nunca al revés.
Pero esa comparación es injusta. En fin, que
en España se valoraría que usted tuviera
algún interés en redescubrir alguna ópera
—y las hay buenas— del patrimonio español de finales del XVIII a principios del XX.
Repito: en los años en los que lleva
funcionando el nuevo Teatro Real no
se ha presentado ninguna de esas óperas fantásticas…
La universidad está trabajando en recuperar
partituras de óperas españolas, sobre todo
del XIX, que ofrece a los teatros en ediciones críticas, hechas por gente de prestigio,
compositores, etc. Hay una tendencia a creer que hay muy buena música española
desconocida. Y a usted le van a plantear que
Vamos a ver. Si voy a programar la
partitura de Mercadante es porque la
conozco, porque la he escuchado. Es
un compositor italiano, de acuerdo.
Siempre me dicen que hay mucho desconocido muy bueno. Necesito escucharlo antes. No entiendo que se me
pregunte por qué no programo música
que nadie conoce.
No me interesan. Pasa lo mismo
con Manuel García. Una obra en versión de concierto y ya es suficiente.
Miren, no se puede hacer todo. Siempre Verdi, siempre un Lohengrin, siempre un Mozart… Mi trabajo de selección es muy difícil. ¿Por qué no Pescadores de perlas, por qué no lo uno, por
qué no lo otro? Haremos Hugonotes en
versión de concierto, haremos Los troyanos en versión de concierto… Si hay
buenas cosas de españoles me lo envían y lo estudiamos… Es un poco raro,
insisto, pensar en que sea una pena
que esas partituras se hayan perdido.
Seguro que hay razones para ello. La
buena música no se pierde siempre. No
hay sinfonías de Beethoven olvidadas.
Se conservan treinta y siete tragedias
griegas y seguro que están las mejores,
por mucho que hayamos perdido
muchas. Una gran partitura olvidada es
una excepción, no la regla.
¿No le da miedo de que le acusen de que no
le interesa recuperar la música española?
¿Es una crítica?
No es una crítica sino una simple pregunta. Usted quiere aportar al teatro su personalidad, lo que es muy legítimo.
Si viene la universidad con una
partitura grandiosa estaré muy contento de hacerla en el teatro. Repito, no
hay ninguna gran partitura olvidada.
La orquesta del Teatro Real, otra pregunta
inevitable…
Vendrán directores que volverán
todos los años y que se conocen muy
bien entre ellos. Ha sido una gran
experiencia en París. Pregúntenle a
Moral cómo ha crecido la calidad de la
orquesta en París. Cuando a Harding se
le preguntó sobre la posibilidad de dirigir en Madrid dijo que no quería trabajar con esta orquesta. Una orquesta que
es buena pero que hay que desarrollar.
Es difícil contratar un director de gran
nivel para trabajar cinco o seis meses
pero cuando venga, por ejemplo, Bichkov haremos diez o doce ensayos con
su asistente. Prefiero importar diferentes directores titulares de orquestas con
buen nivel pero que sean buenos trabajadores. Y creo que la orquesta, con
ellos, llegará a ser muy buena. Muti trabaja la calidad de la orquesta, no se
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aprovecha de ella. Con Pinchas Steinberg, que volverá, hemos escuchado la
mejor prestación orquestal de esta temporada. Es un trabajador y, repito, yo
quiero directores trabajadores.
¿Será Sylvain Cambreling el más habitual
en el foso?
Siempre la misma pregunta. No. Él
y Pritchard fueron directores musicales
en Bruselas, conmigo. Pero no tiene
tiempo. Es director de la Orquesta de
la SWR, de la Ópera de Stuttgart y de
la Yomiuri de Tokio. Sólo podrá venir
una vez al año, quizá dos. Y es una
pena, pues es un gran director. Teodor
Kurrentzis vendrá dos veces al año.
Hartmut Haenchen, que es un gran
director de ópera, también todos los
años. Y Semion Bichkov y Thomas
Hengelbrock. Todos son directores
musicales de alguna orquesta y todos
estarán aquí dos meses. Es un sistema
basado en la experiencia. He llegado a
Madrid después de treinta años de
profesión y no tengo que demostrar
que conozco mi trabajo.
Eso parece evidente.
Déjenme decirles que siempre me
preguntan sobre la importancia de los
directores de escena y resulta que yo
fui alumno de Von Dohnányi durante
siete años. Él y Rolf Liebermann son
mi escuela, que es una escuela musical, no de escena. Pero la música no
puede funcionar sin una buena traducción en el escenario y por eso me ha
gustado siempre trabajar con los mejores directores de escena.
Hay una línea débil, frágil, difícil de traspasar y que usted debe medir bien, que es
configurar la temporada con distintos títulos de distintas épocas. Ya sabemos que
no le gusta Puccini, ni el patrimonio español, que quiere crear nueva música y traer
óperas modernas. Pero usted sabe que
este público, que puede aplaudir La ciudad muerta, es un público al que si usted
elimina buena parte de las óperas tradicionales del repertorio, Donizetti o Bellini…
Perdonen la interrupción pero Donizetti y Bellini no son para mí el gran
repertorio. Están bien Lucia, Don Pasquale, L’elisir o Roberto Devereux, pero
el gran repertorio es Verdi, Wagner y
Mozart. No vamos a comparar Capuleti
e Montecchi con La traviata. Onegin o
Pique Dame son más grandes que
Capuleti, que está en la periferia de la
ópera. De todos modos, haremos Roberto Devereux con Gruberova. Bien, de
acuerdo, pero no es una necesidad
tener que programar eso. Puritani esta
temporada no ha sido un gran éxito. No
acepto estas ideas fijas. Me gusta hacer
un buen Verdi, que es muy difícil, y no
conozco grandes cantantes para hacer
las grandes óperas de Bellini. Urmana
canta bien la Norma porque es la única
actualmente. Bartoli lo ha hecho en
Dortmund pero no es posible para
Madrid. Haremos L’elisir, que es una
buena ópera romántica, en coproducción con Valencia. No son gustos, es
una idea. No se trata de lo que me gusta o no, de si prefiero el té negro o el té
verde. Es una cuestión de importancia
musical. No acepto otra razón que la
importancia musical. Monteverdi,
Gluck, Haendel son importantes; Vivaldi
una vez y Bellini y Donizetti en cierta
manera y en ciertas obras pero en mi
modo de trabajar no entran como esenciales. El éxito de La ciudad muerta,
que no es una gran opera —Schrecker
es mejor—, tiene que ver con que a la
gente le gusta también descubrir cosas
nuevas. Y ustedes como críticos deben
ayudar a ese descubrimiento.
Un equilibrio difícil…
Todos los años debes hacer un
Mozart. Y un Verdi, pero ¿cómo
encuentras un buen reparto para Aida?
No sé cómo encontrar una buena Aida,
que es una ópera que me gusta mucho.
Ver a un tenor cantando de frente al
público como el cretino de Marcelo
Álvarez no es mi idea. Es una pena que
esta gente no sirva a la música. Qué
diferencia con Plácido Domingo, que
es siempre un gran artista al servicio de
una obra. Cuando me dice que quiere
hacer Cyrano de Bergerac de Alfano,
que no es una gran música pero sí, con
él, muy interesante para el público, lo
veo fantástico. Cuando yo tenía diecisiete años me gustaba Bellini porque
adoraba a Maria Callas. Hay obras que
sólo son importantes con cantantes verdaderamente grandes. Les decía que no
conozco muy buenos cantantes para
hacer Norma y lo mismo ocurre con Il
trovatore. La gente me pregunta ¿ah,
pero le gusta Juan Diego? Claro que sí.
Él me anuló en París una Italiana. Hay
un repertorio para él. No ha cantado
aquí Rigoletto pero haremos Pescadores
de perlas… No me gusta decir que Flórez no me interesa sino buscar lo mejor
para él sin gastar mucho dinero. Es
mejor hacer Pescadores tres o cuatro
veces en concierto que gastar en una
producción. Estoy un poco nervioso
porque me debo defender. Quizá pierda algo al defenderme…
Usted no pierde casi nunca.
No quiero ser agresivo, no es mi
naturaleza.
No lo está siendo. Después de escucharle,
queda claro que cuando deje el Real
habremos pasado por la “época Mortier”.
¿Estaría de acuerdo con que el teatro
tuviera un comité asesor? Francamente, no
es fácil pensar en usted escuchando a un
comité asesor.
Lo aceptaría, y escucharía todas las
ideas que pudieran surgir. Como si me
las dan ustedes. Estaré encantado de
aceptarlas. Si a los patronos les interesa
tener un comité, por qué no. Y discutiré con ellos, y con mayor razón si a
veces me dicen cosas que no me gustan, como hacen ustedes. Si cambio mis
ideas sobre la ópera será en detalles no
en lo fundamental. Lo más importante
que he hecho en mi vida es el proyecto
de la Trienal del Ruhr y luego la conversión de Salzburgo, que a mi marcha
ha vuelto a ser lo mismo de siempre.
Madrid es diferente. Quizá yo no sea la
persona adecuada para Madrid. Es posible, ¿por qué no? Ya veremos. Pero esto
es mi pasión. Siempre en la vida quieres tener éxito. Iremos viendo lo que
hago en Madrid pero lo haré poniendo
toda mi personalidad en el empeño.
Por cierto, siempre la segunda temporada es la más difícil. Y si mi reacción es
apasionada es porque esto es apasionante para mí. No hay que ser orgulloso. Hay que hacer las cosas lo mejor
posible y, cuando yo me vaya, que mi
impronta se sume a lo que ha sido la
historia del teatro.
Hemos terminado la entrevista, señor
Mortier.
Ha sido una entrevista, cómo
decir…, ¿dialéctica?
Arturo Reverter
Luis Suñén
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REPORTAJE
DOS MAESTROS DEL BARROCO ESPAÑOL:
JUAN GARCÍA DE SALAZAR Y
SEBASTIÁN DURÓN
E
n 2010 se conmemoran dos importantes aniversarios
de compositores españoles pertenecientes a la época
barroca: el vasco Juan García de Salazar, que desempeñó, entre otros, el cargo de maestro de la Catedral
de Zamora, y el castellano-manchego Sebastián Durón, el
cual llegó a ejercer el puesto de maestro de la Real Capilla
de Madrid1.
Nacido en la población de Tuesta el 12 de febrero de 1639,
era el tercero de seis hijos del matrimonio formado por
Fabián García de Salazar e Isabel de Oribe, tal como se desprende del acta bautismal: “Yo, Andrés Díaz de Tuesta, cura
beneficiado de este lugar de Tuesta, a doce días del mes de
febrero de mil y seiscientos y treinta y nueve años, bauticé
en la pila bautismal de la iglesia parroquial de este lugar a
Juan, hijo legítimo de Fabián de Salazar y de Isabel de Oribe, su legítima mujer…”2. A los once años todavía residía en
Tuesta, ya que aquel año tuvo lugar su confirmación en la
ciudad alavesa de Espejo junto a los cuatro hermanos que
hasta ese momento habían nacido. Independientemente de
que se iniciara en el arte musical en su ciudad natal (posiblemente en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de
Tuesta) o en otra villa aledaña, las noticias más recientes
sobre la formación musical de García de Salazar nos remiten a la Catedral de Burgos, donde aparece citado por primera vez a la edad de 19 años, si bien ingresó (en compañía de su hermano Simón) a edad más temprana. Al respecto, no pueden olvidarse por una parte los vínculos de Tuesta con la provincia de Burgos, dada su cercanía geográfica,
y por otra, el prestigio que por entonces disfrutaba la capilla de música de la catedral burgalesa, destino natural de
educación musical para todas las poblaciones cercanas. Su
formación musical en la catedral burgalesa3 corrió a cargo,
como era habitual en la época, del entonces maestro de
capilla de la Catedral, Francisco Ruiz Samaniego4: dado que
se trataba de uno de los maestros más célebres en la España
de su época, se puede entender que el joven García de
Salazar adquiriera una sólida preparación musical que le
permitió pronto opositar a puestos de gran responsabilidad,
tal cual es el caso de un magisterio de capilla. El prestigio
que nuestro compositor se granjeó a los ojos del Cabildo
burgalés influyó para interceder en 1659 para que no se
despidiera del Colegio de los mozos de coro a su hermano
Simón. Dicho prestigio queda patente por su propio nombramiento como Vicerrector del mencionado Colegio el 23
de agosto de 16605.
Maestro de capilla en Toro, Burgo de Osma y Zamora
124
En 1661 había quedado vacante el puesto de maestro de
capilla en la villa de Vitoria debido al despido de Juan
Antoñanzas, razón por la que decidió solicitar el consejo
del antiguo maestro de García de Salazar en Burgos, Francisco Ruiz Samaniego, quien se apresuró a recomendar a su
antiguo discípulo. Sin embargo, Salazar no tomó posesión
del cargo sin que se sepamos las causas de este hecho6.
Más suerte tendrá Salazar en la ciudad zamorana de
Facilitado por Eresbil
Juan García de Salazar (1639-1710)
Obra de Juan García de Salazar en Libro de Coro. Publicado en La
Música en Álava (1997)
Toro, donde se alza con la victoria en las primeras oposiciones que participa a la edad de 22 años. Al frente de la capilla musical de la colegiata de Toro sólo permanecerá por
espacio de año y medio a causa de los escasos emolumentos con que estaba dotada la plaza y las reducidas dimensiones de la mencionada capilla, compuesta por doce cantores y ministriles.
Tras su breve paso por Toro en mayo 1663 se trasladó a
Burgo de Osma, donde residió durante cinco años. Su antecesor en el magisterio había sido el zamorano natural de
Benavente, Alonso Torices, que había abandonado Burgo
de Osma parar trasladarse a Sigüenza, y que se convertirá
asimismo en antecesor de García de Salazar en la Catedral
de Zamora7. El 12 de mayo de dicho año fue nombrado
Salazar maestro de capilla tras superar a sus dos contrincantes, un maestro de Madrid y otro de Sigüenza, sin que se
citen sus nombres: posiblemente el maestro de Madrid fuera Alonso Suárez, pues su maestro, Tomás Micieces I, lo
había recomendado poco antes (el 10 de febrero de 1663)
al Cabildo burgués; el maestro de Sigüenza no podía ser
otro que Alonso de Torices, pues al poco tiempo de llegar a
dicha ciudad, solicitó a sus antiguos patronos de Burgo de
Osma la readmisión, petición que no fue aceptada, por lo
que Torices se vio en la obligación de volver a opositar
como un candidato más. En Burgo de Osma también
encontraremos a Simón García de Salazar, en esta ocasión
como contralto de la capilla. Gracias a la documentación
conservada se conoce que las condiciones de vida de Salazar en Burgo de Osma eran muy modestas, ya que tenía a
su cargo a su madre y varios “hermanos pobres”. Las actividades musicales de Salazar en Burgo de Osma son las propias de un maestro de capilla en la España del siglo XVII:
ensayaba e intervenía en la liturgia al frente de la capilla
compuesta por cantores y ministriles, componía nuevas
obras para las festividades religiosas de la Catedral8, examinaba y aprobaba la entrada de nuevos cantantes o instrumentistas, recomendaba la inclusión de nuevos músicos y
asimismo se encargó de la reorganización del archivo de
música.
Al cabo de cinco años de magisterio al servicio de la
Catedral de Burgo de Osma, el 13 de junio de 1668 solicita
permiso para tomar parte en las oposiciones de la catedral
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REPORTAJE
DOS MAESTROS DEL BARROCO ESPAÑOL
de Zamora, cuyo magisterio había
quedado vacante por el traslado
de Alonso de Torices a Málaga. Si
bien en un principio el Cabildo
zamorano había renunciado a
cubrir la plaza sin el tradicional
recurso a las oposiciones públicas
y se había ofrecido el cargo al
maestro de capilla de la Catedral
de Palencia, Andrés Barea —propuesta que fue rechazada por
éste—, finalmente se optó por
emitir edictos el 30 de abril de
1668. Como examinador actuó el
maestro de Salamanca, Juan de
Torres Rocha, y como contrincantes tuvo a opositores de Madrid,
Navarra y Toro. El acta siguiente
nos informa de la elección: “Eligióse maestro de capilla a Juan
García de Salazar, escrutantes don
Pedro Guerrero y don Juan Pantoja, con la ración de mozos de
coro y Seminario. Que se den al
de Navarra 600 reales; y al de
Madrid, 500; y al de Toro, 300. Se
reciba a Medina por sustituto de
chantre de ausencias y enfermedades, con 400 ducados y capa de
coro, si quiere”9.
Las mismas actividades que
CATEDRAL DE BURGO DE OSMA
desarrollaba en Burgo de Osma
las ejerce ahora en Zamora. Además, aconsejaba al Cabildo sobre el costo de las copias de
organistas de España”11. Efectivamente, así ocurrió, pues
diferentes obras musicales. Las diferentes actas capitulares
Antonio de la Cruz Brocarte se convirtió con el paso del
confirma el decisivo papel que desempeñaban los villancitiempo en uno de los más prestigiosos organistas y teóricos
cos en la liturgia de la catedral zamorana y la dedicación a
de su tiempo12. A finales del siglo XVII se constata la preesta tarea del compositor vasco debido a la obligación de
sencia del violín en la Catedral de Zamora, el cual comenzó
componer villancicos nuevos para las más solemnes: Navia inundar la música catedralicia española hasta el punto
dad, Corpus o la festividad del Patrón de Zamora. Por la
que a comienzos del XVIII rara era la capilla musical en
solemnidad con que se interpretaban dichos villancicos y
nuestro país que no contara con este instrumento. La prepor el hecho de que no podían repetirse los compuestos en
sencia del violín en Zamora queda confirmada en 1699 con
años anteriores, el maestro de capilla solicitaba autorización
motivo de la admisión de un tenor, Baltasar Caballero,
al Cabildo —costumbre por otra parte habitual en la mayor
sobre el que Salazar resalta que también sabe tocar el vioparte de las catedrales e iglesias españolas— para no tener
lín. En otro orden de cosas, no eran raros los conflictos
que hacer frente a sus obligaciones diarias. Por desgracia,
entre maestro y músicos y el maestro alavés se queja de que
apenas hemos conservado una mínima muestra del trabajo
algunos cantores no le obedecen; en otra ocasión Salazar
de Salazar en la composición de villancicos, pese a lo cual,
denuncia en 1688 que varios músicos habían actuado fuera
García de Salazar, al igual que el resto de sus colegas conde la catedral, algo generalmente prohibido por los Cabiltemporáneos, debió de escribir un gran número de villancidos Catedralicios, pero que constituía la única manera de
cos como queda corroborado en el testamento otorgado
aumentar los recursos pecuniarios de los integrantes de la
por el compositor dos años antes de su fallecimiento en
capilla musical. Cuando esto ocurre, se expulsa a los trans1710: “Ítem, mando a la capilla y música de dicha santa
gresores o bien se les impone una multa. Tras 42 años de
iglesia, y a quien me sucediere en el magisterio, todos los
magisterio en la catedral de Zamora, Juan García de Salazar
villancicos de nuestra señora y de diferentes santos que tenfalleció el 8 de julio de 1710, tal como consta en una nota
go en mi casa, que son los que suelen cantarse en las fiesmarginal de un Libro de cuentas de la Catedral. Tras 47
tas, para que queden para dicha capilla de esta santa igleaños de intensa dedicación a la composición musical, reparsia”10.
tidos en diferentes capillas castellano-leonesas, Juan García
de Salazar nos ha legado un corpus de extraordinaria caliPor otra parte, los emolumentos definitivos de un músidad artística, gracias al cual se ha erigido como uno de los
co recién admitido en la capilla catedralicia dependían por
más eminentes maestros de nuestra historia musical.
lo general del informe vinculante que emitía García de SalaLa principal fuente de obras musicales de Juan García de
zar tras examinarlo: así por ejemplo, la opinión favorable
Salazar se encuentra en las catedrales de Zamora, Burgos y
del maestro de capilla fue crucial para que el organista
Burgo de Osma. Fuentes secundarias de su obra musical son
Antonio de la Cruz Brocarte fuera admitido como organista.
las siguientes: Catedrales de Valladolid, Palencia, Ávila, Santo
Brocarte, que procedía de la organistía de Segovia, se había
Domingo de la Calzada y Segovia, Biblioteca Nacional de
dirigido por escrito a Salazar solicitando “ser oído”; en opiMadrid, Biblioteca Pública de Évora y Monasterio de San
nión de Salazar era conveniente aceptar la solicitud del
Lorenzo de El Escorial. En términos generales, el estilo musijoven organista “porque sabe razonablemente tocar y con la
cal de Salazar se encuadra en los principios de la prima prattierna edad, hay esperanzas de que será de los mejores
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REPORTAJE
DOS MAESTROS DEL BARROCO ESPAÑOL
tica del Renacimiento, algo que cabe aplicar a su música
vocal eclesiástica en latín si bien anuncia en su música algunos de los rasgos del stile moderno o estilo barroco propiamente dicho, especialmente en la obra escrita en castellano.
En todo caso, Salazar introduce una serie de cambios que se
manifiestan en los procesos modulatorios y cadenciales, en el
uso de la interválica y de los acordes, en el empleo de recursos retóricos y en un tratamiento más libre de la disonancia y
del cromatismo; por otra parte, no interpreta las estrictas normas de la Escuela romana al pie de letra sino que las asume
siempre en beneficio último de la expresividad musical, razones todas ellas por las que preferimos hablar, parangonando
a Dionisio Preciado, de rica continuidad conservadora a la
hora de apreciar el estilo de Juan García de Salazar.
Sebastián Durón (1660-1716)
126
El compositor Sebastián Durón constituye otra de las figuras
más sobresalientes de la música barroca española, especialmente por su contribución a la música escénica13. Nacido en
Brihuega (Guadalajara) pocos días antes del 19 de abril de
1660, fecha de su bautizo, sus padres fueron Sebastián Durón
y Margarita Picazo. Entre los hermanos de Sebastián destaca
Diego Durón, que con el tiempo se convertiría en maestro de
Capilla de la Catedral de Las Palmas por espacio de cincuenta y cinco años. Poco conocida es la primera etapa de Sebastián Durón y no se sabe exactamente con qué maestro adquirió los primeros conocimientos musicales. Lo cierto es que la
primera noticia de su actividad musical está localizada en
Zaragoza en 1679, en calidad de ayudante de Andrés de Sola,
organista del Santo Templo del Salvador, lo cual evidencia
que desde un tiempo anterior habría permanecido en dicha
ciudad estudiando con Andrés de Sola aunque permanece la
duda sobre si éste fue su primer maestro14. Poco tiempo permaneció Durón en Zaragoza, pues a comienzos de 1680 se
trasladó a Sevilla para opositar al puesto de organista segundo de la catedral de Sevilla, oposición que tuvo lugar el 18
de marzo de 1680. El hecho de que Durón, con apenas 20
años, lograse tal cargo demuestra la sólida preparación musical que recibió de Andrés de Sola durante sus años zaragozanos15. Durón permaneció en Sevilla durante cinco años y
medio. Su labor como organista segundo no se limitaba a
sustituir al primero (ejercido por Francisco de Medina), como
era usual en otras catedrales, sino que ambos se repartían el
trabajo, dado el alto número de ceremonias que se celebraban en la catedral hispalense. Ejercía por entonces como
maestro de la catedral Alonso Xuárez, con quien Durón perfeccionaría sus conocimientos de composición. Una prueba
de que ya por aquellos años había comenzado a componer
viene dada por el hecho de que en diferentes archivos catedralicios españoles se encuentran obras que se remontan a
sus años sevillanos. Asimismo es necesario subrayar que en
los últimos años de su estancia sevillana fue encargado de
asumir la responsabilidad en la composición de obras para la
Semana Santa de 1685. En 1685 decide abandonar Sevilla
para trasladarse a El Burgo del Osma, donde toma posesión
de la plaza de primer organista de la catedral. Pocas noticias
se han conservado de su breve estancia en El Burgo de
Osma, donde no pareció sentirse a gusto, entre otras razones
porque las condiciones económicas eran inferiores a las de
Sevilla, a pesar de ejercer en la capital hispalense un puesto
de menor rango. El siguiente destino de Durón es la organistía de la Catedral de Palencia a partir de diciembre de 1686.
La labor de Durón y del maestro de capilla, Francisco Zubieta, fue decisiva para reorganizar la Capilla al contratar a
numerosos músicos de otras provincias y reorganizar la enseñanza musical de los mozos de coro. El 30 de octubre de
1691 informa al cabildo palentino de su nombramiento como
organista de la Real Capilla.
En la corte de Madrid y exilio
Durante su estancia en la Corte, Durón mantuvo excelentes
relaciones con la dinastía de los Austrias, lo cual le costaría
posteriormente el exilio a Francia. No conocemos cuándo
fue nombrado Rector del Colegio de Niños Cantorcicos y
Maestro de la Real Capilla, pero ya en 1701 ejercía ambos
cargos como se deduce de un documento fechado en mayo
de aquel año16. En 1702 aprueba el tratado de música Reglas
generales de acompañar…, de José de Torres, compositor
que le sustituirá en la maestría de la Real Capilla. Durante
su etapa al frente de la Real Capilla, Durón se encarga no
sólo de las funciones religiosas sino que también dirige los
espectáculos teatrales que se representaban para la corte
madrileña. La vida en la corte le permitió entrar en contacto
con la música europea de su tiempo, fundamentalmente la
de procedencia italiana, que tendría una notable impronta
en su producción musical, como lo demuestra su activa participación en algunas de las polémicas que se desataron
entre los defensores del contrapunto más estricto y entre los
que propugnaban una mayor libertad en la conducción de
las voces, adoptando Durón la segunda de las posturas en
su música teatral, lo cual le acarrearía las críticas de los
compositores y teóricos más conservadores17. Años después,
incluso Feijoo acusó a Durón de haber introducido las
“modas extranjeras” en la música española18. Por lo que se
refiere a su música religiosa, muestra una mayor ortodoxia,
acorde con la tradición polifónica clásica.
Su postura a favor de los Austrias, una vez desatada la
Guerra de Sucesión, determinó su exilio en 1706, año en
que los partidarios del Archiduque Carlos entraron en
Madrid y lo proclamaron Rey en un acto, en el que participó la Real Capilla, dirigida por Durón. Cuando se creía que
el Archiduque estaba en las afueras de Madrid, sus partidarios salieron a su encuentro pero fueron detenidos por tropas leales a Felipe de Borbón; entre los detenidos se encontraba Durón. En Bayona se instaló al servicio de la reina
viuda, Mariana de Neoburgo, trasladándose posteriormente
a Pau, donde contaría con la ayuda del Duque de Osuna,
dadas las dificultades económicas por las que atravesó
Durón durante 1706. La relación con Mariana de Neoburgo
no se interrumpió y fue nombrado miembro del “Consejo
de su Majestad”, así como “Primer Limosnero” el 25 de octubre de 1715. Sebastián Durón falleció en Cambo-les-Bains,
pequeño pueblo del sur de Francia, el tres de agosto de
1716, tal como recogió el párroco de Cambo: “El año de mil
setecientos dieciséis y el tercer día del mes de agosto, ha
muerto hacia las nueve y media de la noche… el Sr. Maestro Sebastián Durón, de unos cincuenta y seis años de edad,
sacerdote español de la villa de Brihuega… después de
haber confesado y recibido la extremaunción …”19.
Las obras de Durón gozaron de una amplia difusión y
popularidad, como lo demuestran las numerosas copias de
sus composiciones en los archivos musicales españoles e
hispanoamericanos. Durón abarca un amplio abanico de
géneros y practica los estilos vigentes en su época. De su
extensa producción destacan ante todo las obras en latín,
todas ellas dotadas con bajo continuo, predominando las
obras a ocho voces en dos coros, dotación vocal típica en la
música española de la época, en las que demuestra nuestro
autor un gran dominio del contrapunto y del tratamiento
policoral, dentro del más puro estilo barroco. La instrumentación se limita al continuo y violines, con el añadido en
algunas obras de clarín, oboes y flautas. Por lo que respecta
a su producción teatral, cabe citar otras características, pues
en este campo se siente Durón más libre y menos atado a
los convencionalismos del pasado. De 1696 data la zarzuela
Salir el Amor del Mundo, con libreto de José de Cañizares y
que ofrece por primera vez en la música española el térmi-
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REPORTAJE
DOS MAESTROS DEL BARROCO ESPAÑOL
CATEDRAL DE ZAMORA
no area para referirse al aria italiana. Un año después se
estrena la comedia en tres jornadas Muerte en Amor es la
Ausencia, con texto de Antonio de Zamora. Le siguen la
zarzuela Selva encantada de Amor y la Ópera Scénica deducida de la Guerra de los Gigantes20, compuesta esta última
en honor del Conde de Salvatierra, siendo ésta la primera
obra en la historia musical española con el título de ópera:
sin duda se trata de su obra más ambiciosa y compleja,
mostrando por una parte influencias italianas (uso de recitados y arias) y por otra francesas (empleo de minuetes). Las
siguientes obras son la zarzuela Apolo y Dafne, cuyo libreto
se debe a Juan de Benavides, la comedia El imposible
mayor, en amor le vence Amor21 y la zarzuela Las nuevas
armas de Amor. De localización más reciente es el manuscrito de la zarzuela Veneno es de amor la envidia, estrenada
el 22 de enero de 1711 en el teatro de la Cruz.
En definitiva, la música de Sebastián Durón ocupa un
lugar destacado en la historia de la música española y europea al figurar como uno de los compositores más representativos del barroco musical español de la segunda mitad del
siglo XVII y comienzos del X
Paulino Capdepón Verdú
1
Con motivo del 350 aniversario del nacimiento de Sebastián
Durón, la Universidad de Castilla-La Mancha celebrará el próximo
mes de noviembre un Congreso Internacional en la Facultad de
Letras de Ciudad Real, que congregará a los más importantes especialistas en la obra de Durón y en el barroco musical español.
2
Archivo Histórico Diocesano de Vitoria, parroquia de Tuesta, libro
1º de bautizados, años 1634 y siguientes.
3
Como agradecimiento a la formación recibida en Burgos, Juan
García de Salazar no dejó de remitir al Cabildo de la catedral burgalesa diferentes volúmenes de obras compuestas en Zamora, que
se conservan hoy en día en el archivo de música.
4
Véase José López-Calo y Luis Antonio González Marín: “Ruiz
Samaniego, Francisco”, Diccionario de la Música Española e Iberoamericana, vol. 9, Madrid, SGAE, 2000.
5
Véase Dionisio Preciado: “Juan García de Salazar, Maestro de
capilla en Toro, Burgo de Osma y Zamora (m. 1710)”, Anuario
Musical, vol. XXXI-XXXII, 1976-1977.
6
Sobre esta noticia véase el interesante trabajo de Rafael Mendial-
dúa: Maestros de capilla y organistas de la colegiata y Catedral de
Santa María de Vitoria-Gasteiz, Boletín de la Real Sociedad Vasca
de Amigos del País (Comisión de Álava), Vitoria, 1988, así como el
artículo de Sabin Salaberri: “Álava”, Diccionario de la Música Española e Iberoamericana, vol. 1, pág. 168.
7
Sobre Alonso de Torices véase nuestro artículo “El compositor
zamorano Alonso Torices”, Anuario del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, vol. 24, 2007.
8
Con motivo de la composición de villancicos de Navidad y del
Corpus, Salazar recibía un salario aparte.
9
Actas capitulares de la Catedral de Zamora (ACZ), 3 de julio de
1668, fol. 285.
10
Archivo Histórico Provincial de Zamora; año 1708. Sign. 1758, s.
f. (23 de agosto).
11
ACZ, 15 de septiembre de 1675, fol. 300.
12
Véanse los artículos de Dionisio Preciado: “Antonio de la Cruz
Brocarte, 45 años de organista en la Catedral de Zamora”, Revista
de Musicología, vol. 1, nºs 1 y 2, 1978, y “Cruz Brocarte, Antonio de
la”, en Diccionario de la Música Española e Iberoamericana, vol. 2.
13
Sobre este compositor está preparando el Catedrático de Musicología de la Universidad de Granada, Antonio Martín Moreno, considerado el máximo especialista en la vida y obra del compositor
briocense, una gran monografía que será editada en breve.
14
Antonio Martín Moreno: Sebastián Durón: Salir el Amor al Mundo, Málaga, Sociedad Española de Musicología, 1979, pág. 14.
15
Lothar G. Siemens: “Nuevos documentos sobre el músico Sebastián Durón: once años de vida profesional anteriores a su llegada a
la corte del rey Carlos II”, Anuario Musical, vol. 16, 1961, pág. 180.
16
Martín Moreno: op. cit., pág. 28.
17
Antonio Martín Moreno: Historia de la música española. 4. Siglo
XVIII, Madrid, Alianza Música, 1985, págs. 416s.
18
Antonio Martín Moreno: El padre Feijoo y las ideologías musicales
del XVIII en España, Orense, Instituto de Estudios Orensanos
“Padre Feijoo”, 1976, págs. 143ss.
19
Antonio Martín Moreno: “El músico Sebastián Durón: Su testamento y muerte. Hacia una posible biografía”, Anuario Musical,
vol. 27, 1972, págs. 177-178. Los años de exilio de Durón han sido
estudiados asimismo por Begoña Lolo: “Consideraciones en torno
al legado musical de Sebastián Durón después de su exilio a Francia”, Revista de musicología, vol. 15, nº 1, 1992.
20
Antonio Martín Moreno: La Guerra de los Gigantes, Madrid, ICCMU, 2007.
21
Antonio Martín Moreno:
127
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EDU
GC
UA
Í AC I Ó N
Olfda
ROCE
Nace la Red de Organizadores de Conciertos Educativos
Los conciertos educativos que comenzaron siendo la gran
novedad en el panorama de orquestas y auditorios se han convertido con el paso de los años en una práctica extendida y
frecuente promovida desde numerosas entidades públicas y
privadas. Hace poco, en febrero de este año, se ha constituido
ROCE, la Red de Organizadores de Conciertos Educativos, en
la que participan inicialmente L’Auditori de Barcelona, el
Departamento de Cultura del Gobierno de Navarra, las orquestas Ciudad de Granada, de Euskadi, Sinfónica de Bilbao, Sinfónica del Vallés, Filarmónica de Gran Canaria, Sinfónica de
Tenerife, Barroca de Sevilla, Carlos III y la Fundación Kursaal.
ROCE se ha preocupado por darse a conocer en un encuentro
celebrado en la Universidad de Granada (y dentro del LIX Festival Internacional de Música y Danza de Granada) en los primeros días de julio en el que han estado representados cincuenta personas e instituciones vinculadas con la difusión de
la música entre el público joven. En este primer encuentro de
ROCE han presentado sus propuestas la Orquesta de Castilla y
León, el programa Abecedaria de la Junta de Andalucía, la
Orquesta Sinfónica de Murcia, la Orquesta Ciudad de Granada,
el programa ¡Música, Maestro! del Ayuntamiento de Gijón, el
Teatro Real, el Gran Teatre del Liceu, la OCNE, la Fundación
La Caixa y la Escola de Artes SAMP de Leiría, Portugal.
ROCE ha nacido sabiéndose fuerte después de la dilatada trayectoria de sus miembros y con la perspectiva de crecer agrupando aquellos programas educativos en los que la
calidad sea una característica básica. Desde ROCE se quiere
promover la cooperación entre sus asociados, impulsar la
creación de nuevos programas educativos asociados a
orquestas, auditorios y otros espacios escénicos, promover el
diseño y aplicación de proyectos educativos, mostrar a la
sociedad el valor de sus propuestas, fomentar la evaluación
de los proyectos realizados, promover la formación de profesionales especializados en la animación y en la divulgación
musical, implicar a los compositores actuales en su labor de
difusión de la música, incentivar la creación de programas
interdisciplinares y defender, en suma, los intereses de los
profesionales e instituciones que conforman esta red.
Calidad, evaluación
128
Como puede deducirse, ROCE representa precisamente el
tipo de proyecto que merece la atención de esta sección de
educación. De muchos de ellos ya hemos hablado en detalle
y seguiremos haciéndolo, puesto que constituyen un núcleo
fundamental de lo que es el contacto de las orquestas y otros
programas con la sociedad. En el encuentro de ROCE, cuyos
objetivos estaba el conocer la oferta de conciertos educativos
en su más amplia dimensión, debatir sus líneas prioritarias de
acción y pensar proyectos futuros, han surgido los temas que
preocupan a esta red. Entre ellos se encuentra la definición
del perfil profesional de los animadores o mediadores que se
encargan del diseño y presentación de los conciertos, así
como el perfil profesional de los gestores, el aprovechamiento
de las nuevas tecnologías, la atención a todos los sectores
sociales a través de programas de inclusión social, la música
como transmisora de valores, el marketing, las alianzas con
otras instituciones y, cómo no, los recortes presupuestarios
derivados de la crisis económica. La calidad y la evaluación
fueron tratados desde diversos puntos de vista y se mostraron
como asuntos en los que merecería la pena indagar más para
encontrar criterios que ayuden a las instituciones a saber qué
es mejor hacer y por qué.
La calidad consiste, como mínimo, en que los niños o
jóvenes que asistan a este tipo de conciertos no sean víctimas de su condición de público cautivo, un peligro que
siempre acecha al mundo escolar. En su peor versión, el
concierto educativo esconde el negocio de haber llenado
dos veces una sala de conciertos antes de la hora de comer,
con un programa barato, mal diseñado, peor ensayado y disfrazado de hermosas intenciones sociales. Desde un punto
de vista meramente cuantitativo hay pocas situaciones que
garanticen el lleno de una sala como lo hace una campaña
escolar. Sin llegar a extremos tan malvados, es fácil que un
buen gestor considere al público joven asistente como un
grupo que ha tenido la “suerte” de acceder a su programación y que por ello debe mostrar “agradecimiento”. Como
consecuencia de esta concepción, permitimos abucheos y
berridos al público de estreno de una buena ópera mientras
que no consentimos el más mínimo murmullo a los chavales
que asisten a un espantoso concierto de cámara.
Experiencias inolvidables
En el polo opuesto, defendido con pasión por los distintos
integrantes de ROCE, el concierto educativo es una experiencia inolvidable en la que el público participa activamente del inexplicable y a la vez fascinante proceso de la
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Olfda
GAUCÍ A
EDUC
IÓN
creación artística. En el notable aumento de conciertos
educativos que se ofrecen desde hace décadas aparecen
de vez en cuando las sombras del aprovechamiento y de
la falta de cuidado. Los mismos principios que nos permiten asegurar la conveniencia de que los jóvenes tengan
acceso a determinadas formas de cultura se utilizan como
trampas para incautos y producen inevitables efectos contraproducentes. El “deberías probar esto” funciona mucho
mejor cuando “esto” es un producto cuidado e inspirado
por las mejores pautas de la creación artística. Son los
peligros del paternalismo, una actitud profundamente instalada en ámbitos amplios de nuestra cultura. Sin duda
ROCE desempeñará una tarea de divulgación importante a
través del ejemplo y servirá para establecer de forma indirecta los puntos de referencia que necesitan los gestores
de los principales programas culturales para evitar estas
desviaciones.
Los formatos en los que se puede producir una situación educativa son muy variados: desde la asistencia a los
ensayos hasta la producción de grandes espectáculos escénicos. Los conciertos pueden ser actividades de pequeño
formato realizadas en espacios reducidos con un grupo
pequeño o requerir la participación de miles de personas.
Se pueden inspirar en el concierto convencional, en el que
el público escucha sentado y en silencio, o incluir la participación activa de todos, desdibujando la barrera entre
intérpretes y público. Los estilos musicales también marcan diferencias: la mayoría de los programas se centra en
la música clásica, mientras que otros juegan libremente
con la paleta temporal, geográfica o estilística. Los encargos a creadores (musicales, visuales) pueden ser uno de
los rasgos distintivos en este último caso, no muy frecuente. Se pueden diseñar programas en los que el profesorado
de los centros educativos tiene un alto grado de participación o por el contrario ofrecer proyectos acabados que los
centros eligen al igual que hacen con otras formas de oferta cultural. Una de las formas habituales de presentación
consiste en enlazar ejemplos musicales a través de una
narración o una explicación más o menos dramatizada. A
veces el concierto educativo recuerda a una clase, otras es
una obra de teatro, una instalación o una actividad de grupo. Va dirigido habitualmente a público escolar o familiar,
pero también puede ofrecerse a cualquier otro colectivo.
Teatro, circo y variedades
La flexibilidad de los conciertos educativos y las múltiples
formas en que puede interesar ofrecer actividades culturales
permite augurar una salud de hierro a estos, siempre que
abran la puerta a las formas de creación y a los recursos
actuales. Así, el concierto educativo puede incluir la videoconferencia, la participación activa de creadores infantiles, la
utilización de espacios atípicos, la denuncia social, los videojuegos, el protagonismo de colectivos sociales marginales,
etc. Son muchos quienes defienden que todo concierto es
un concierto educativo y por ello, desde un punto de vista
escénico, las propuestas están abiertas al amplísimo espectro
de experiencias escénicas del pasado y del presente. El concierto educativo puede por ello abrirse al circo, al salón de
baile, a la fiesta popular, a la celebración gastronómica, al
cabaret o a la competición deportiva. Los límites no existen.
Es muy probable que buena parte de la innovación en este
campo siga esos derroteros, ya que las instituciones buscarán siempre nuevas formas de estrechar lazos con la sociedad que las sustenta.
ROCE tendrá mucho que ver con todo esto, porque
representa lo mejor de la oferta educativa en España y porque nace, como dice su presidente, Joan Oller, con una
misión. Tendrá que encontrar el adecuado equilibrio entre la
defensa de los proyectos propios y la apertura a visiones del
exterior. El contacto desde sus inicios con RESEO, red europea de proyectos educativos de ópera y danza, indica sin
duda esa intención. El liderazgo de ROCE está servido y muy
pronto podremos dar cuenta con detalle en estas páginas de
sus proyectos y líneas concretas de acción.
Pedro Sarmiento
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JAZZ
Jos L.Knaepen
PHILIP CATHERINE:
LA MELODÍA CONTRA LA CUERDA
E
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l jazz de hoy se nos entrega a
menudo como souvenirs musicales, como tarjetas postales sonoras
que se quedan en la piel del paisaje. La tecnología ha puesto el mundo
al alcance de un click y cualquiera puede aprender a tocar música hindú sin
haber pisado India, por poner un ejemplo. No digamos ya tocar por Ellington
o Monk, cuyas partituras visten la Red y
los atriles de cualquier conservatorio.
En la mayoría de estas manifestaciones
hay, sin embargo, una ausencia evidente de alma y corazón, que las convierte
en obras de museo sin vida. El verano
ha dejado atrás un crisol de festivales
por donde han desfilado centenares de
músicos, de muy buenos músicos, pero
la retina de la memoria apenas conserva unos pocos nombres. Entre ellos, sin
duda, figura por derecho propio el del
guitarrista belga, aunque nacido en
Londres, Philip Catherine, toda una
leyenda del jazz europeo que sigue
empeñado en no bajar la guardia creati-
va, en buscar todas las aristas de la
emoción. La melodía se gusta y se reconoce en sus cuerdas, vive feliz y se
siente auténtica, completa. Con el alma
y el corazón que rara vez vemos en
otras propuestas.
Hijo de madre británica y padre
belga, Catherine se sintió fascinado en
su adolescencia por las guitarras de
dos padres del jazz europeo, Django
Reinhardt y René Thomas. Se formó,
no obstante en los grupos del organista
Lou Bennett, el cantante y vibrafonista
Fats Sadi y el saxofonista Jack Sels. En
aquel entonces, el jovencísimo intérprete ya demostró una sensibilidad
muy especial para atender y mimar la
melodía, y una extraña capacidad para
retener el jazz americano de otras de
sus manifiestas influencias, caso de
Wes Montgomery o Charlie Christian.
Fue el violinista Jean-Luc Ponty, sin
embargo, quien a principios de la
década de los años setenta diera a
conocer al gran público al guitarrista
belga, incorporándole a aquel proyecto denominado genéricamente Experience, que, como la Mahavishnu
Orchestra de John McLaughlin o la
Eleventh House de Larry Coryell, perseguía un claro objetivo: lograr la
fusión perfecta entre el lenguaje del
jazz y el rock. La aventura junto al violinista le reportó prestigio y notoriedad, aunque no todo, ya que a pesar
de recibir numerosos encargos, Catherine no dudó en matricularse en el
prestigioso Berklee College of Music
de Boston para ampliar estudios. El
conocimiento allí adquirido lo volcaría
después, a su regreso a Europa, en la
banda Pork Pie, con la que grabaría
regularmente durante la segunda
mitad de los setenta.
El guitarrista buscó en la siguiente
década otros estímulos creativos, estableciendo estrecha colaboración con
otros dos músicos que acabarían determinando su carrera: el alto saxofonista
Charlie Mariano y el teclista holandés
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JAZZ
PHILIP CATHERINE
Jasper van’t Hof. Con ambos jazzistas
materializó algunas grabaciones que
hoy descubren justo reflejo en el interior de las creaciones de algunos músicos contemporáneos. También Catherine encontró espléndido acomodo
artístico junto al mencionado guitarrista Larry Coryell, con el que realizó
varias giras internacionales y con el
que acabaría descubriendo su mejor
perfil instrumentista y compositor.
Convertido ya, en este tiempo, en un
icono del jazz europeo, el belga
emprendió otros fructíferos proyectos
junto al contrabajista danés Niels Henning Orsted Pedersen y el violinista
Stéphane Grappelli. También con ellos
grabó varios discos, destacando The
viking y Young Django, en los que su
cuerda se va desprendiendo de virtuosismos y de notas musicales innecesarias. Quedaba claro: a este hombre le
interesa la esencia, no el color. Sus desarrollos melódicos, manufacturados con
un swing de inquietante belleza, son un
reflejo de su personalidad desnuda y
transparente, sencilla y humilde. Tanto
es así, que el verano pasado, a sus 67
años de edad, decidía participar en el
laboratorio musical Europa en vivo, en el
que compartió experiencia y trabajo con
otros músicos europeos con la única
finalidad de ampliar su conocimiento.
“Es evidente que el jazz europeo tiene sus propias señas de identidad”, nos
comentó entonces, “pero es un debate
que no me interesa. El jazz hoy lo puede ser todo y lo verdaderamente importante es el ejercicio creativo que se realiza para alcanzar la emoción, ya sea
fusionando rock, flamenco, música gitana o judía. Al final, lo que queda, es la
emoción y el trabajo desarrollado para
conseguirlo. ¿Jazz americano, jazz europeo? ¿Es distinto, parecido, igual? Realmente a la música hay que acercarse
con el corazón, no con las etiquetas”.
Buena prueba de esta lealtad a la buena
música quedó fijada en la memoria permanente del que abajo firma a raíz de la
mencionada colaboración con el saxofonista estadounidense Charlie Mariano,
con el que protagonizó uno de los duetos más hermosos de los noventa.
“Charlie fue siempre una inspiración
para mí y aquellos conciertos, a dúo, los
recordaré toda la vida. Me afectó mucho
su muerte, pero al menos tengo la certeza de que vivió feliz hasta el final, ya
que hablé por teléfono quince antes de
morir. Una gran pérdida para el jazz.
Una gran pérdida para mí”.
Philip Catherine también ha impulsado diálogos íntimos con otros músicos
de la talla del trompetista Chet Baker, el
violinista Didier Lockwood, el guitarrista
Christian Escoudé o ese agitador de
vanguardias que es Robert Wyatt. Igualmente se ha embarcado en experiencias
grupales como la animada por la banda
de rock sinfónico Focus o, de manera
más evidente, con la Brussels Jazz
Orchestra, donde avaló a nuevos talentos belgas como el trompetista Bert
Joris. “No logro explicar por qué Bélgica, un país tan pequeñito, tiene tan buena cantera jazzística. Joris es un magnífico ejemplo y ahora encuentro muy interesantes las evoluciones pianísticas de
Jef Neve, un joven instrumentista que
alcanzará grandes éxitos”.
El guitarrista dispone de una dilatada discografía que, por el momento,
encuentra feliz término en el álbum
Concert in Capbreton (Dreyfus-Karonte, 2010), un emocionante directo
compartido junto a otras glorias del
jazz continental como el pianista italiano Enrico Pieranunzi y el contrabajista
holandés Hein van de Geyn, más el
complemento rítmico del baterista norteamericano Joe Labarbera. Otra excelente excusa para entregarse a la belleza melódica del guitarrista belga.
Pablo Sanz
J
p
JAZZ CON MIRADA AFRICANA
O
tra de las grandes sensaciones jazzísticas que nos ha
dejado el verano ha sido, sin duda, el paso del
saxofonista y clarinetista Louis Sclavis, el contrabajista Henri Texier y el baterista Aldo Romano por el
Imaxina Sons de Vigo. El trío presentó en la localidad gallega Root Africane, un proyecto inspirado en el viaje que realizaran hace veinte años por África, acompañados por el fotógrafo de la Agencia Magnum Guy le Querrec, viajero incansable y con intensos vínculos profesionales con el mundo
del jazz. El italiano y los dos franceses hoy nos visitan
como auténticos patriarcas del jazz europeo, aunque, lejos
del aburguesamiento, siguen enchufados a una energía creativa más propia de sus hijos y nietos. El trío, en Vigo, ocupó una esquina del escenario para que las más de cien
fotografías en blanco y negro de Le Querrec tuvieran su
protagonismo, ya que las instantáneas forman parte de la
música y, en algunos casos, son lo mismo. Tal afirmación
encontró todos los argumentos en la interpretación de African Panther 69 y Zúrrela Politik, dos piezas lacerantes que
subrayaron la convulsa realidad política y social de África.
Las canciones y las fotografías son magníficos retratos de
la vida africana, espejos sublimados de su libertad y belleza
(Berbére), de su inocencia (Three children), de su lucha
(Standing Ovation for Mandela) y de su olvido (Dieu n’existe pas). Las baladas se alternan con fraseos improvisados y
arrojados hacia delante, siendo la cámara Leica de Le Querrec un instrumento más en la puesta en escena del trío.
La belleza instrumental y la audacia creadora definen a
estos tres agitadores de la música libre y la improvisación.
Sclavis arrebata de igual manera tanto cuando emplea el
soprano como el clarinete y el clarinete bajo. Texier se hace
con todos los ritmos de todas las composiciones, haciendo
con las cuatro cuerdas la misma música que Aldo Romano
con parches, platillos y tambores. Su concierto, de poco más
de una hora, supo a poco, pero sin duda fue y será una de
las actuaciones llamadas a ocupar la delantera de la actual
memoria jazzística.
El resultado de aquella aventura hoy nos llega también
a través de los tres discos que tienen editados en el sello
Label Bleu: Carnet de routes (1995), Suite Africaine (1999)
y African Flash Back (2005).
En torno a África también buscó la excelencia jazzística
Randy Weston, el “León de Brooklyn”, que clausuró la sexta
edición del festival A todo jazz de Móstoles (Madrid). A sus
84 años, Randy Weston no deja de sorprenderse a sí mismo
cada noche, conectado a esa espiritualidad africana de la
que hoy es máxima respiración. En jazz nunca una pieza
suena igual, ya se sabe, pero es que en su caso todos los
temas suenan distintos, por más que formen parte de su
repertorio desde hace tiempo.
Acompañado de sus fieles escoltas, el contrabajista
Alex Blake y el percusionista Neil Clarke, Randy firmó otro
concierto sublime. El próximo mes de noviembre volveremos a tener noticias suyas, esta vez desde Nueva York, ya
que allí conmemorará el 50º aniversario de otra joya de su
real catálogo, la suite Uhuru Afrika Freedom Africa.
Pablo Sanz
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LIBROS
Una española en la URSS de Prokofiev y Stalin
REALIDADES HUMANAS
C
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arolina Codina, Lina Llubera,
Lina Prokofiev, tres nombres
para una mujer de cuyo rescate
se hace cargo en esta obra la
moscovita afincada en Barcelona
Valentina Chemberdjí, que con sólo
cuatro años quedó maravillada ante la
entonces elegante esposa de Prokofiev. Al tiempo que rescata su memoria
y deshace algún tópico sobre las relaciones entre el matrimonio, la autora
retrocede ella misma hacia su pasado
reciente en la URSS.
La vida de Lina se partió en dos el
20 de febrero de 1948 (“Me cambiaron
la vida”, reza el verso de Ana Ajmatova
que encabeza el relato). Al abandono
de Prokofiev se le sumó la condena a
trabajos forzados por veinte años, acusada de espionaje y enemistad al régimen. Diez días antes, el Politburó del
Comité Central del Partido Comunista
había expulsado a Shostakovich y Prokofiev, por “formalistas y enemigos del
pueblo”, de la Unión de Compositores.
Y sólo un mes antes, sin previo divorcio al parecer, Prokofiev había formalizado matrimonio con una joven comunista, Mira Mendelson. Ésta era una
férrea defensora del aparato y acaso
fue el imprescindible apoyo —tanto
político como emocional— para que el
compositor pudiera soportar “el error”
de haber vuelto a la patria.
La familia había dejado París para
instalarse definitivamente en Moscú en
1936, en una decisión que tomó Prokofiev soñando con escapar a los caprichos del mercado musical en Occidente, al mayor o menor fervor del público, merced a las posibilidades que le
ofrecía la política cultural soviética.
Pero las cosas no comenzaron bien, y
aunque luego se enderezó el arranque,
su Cantata para celebrar el vigésimo
aniversario de la Revolución de Octubre fue rechazada por demasiado
“moderna” y no se estrenó en vida del
compositor. Una década después de la
muerte de Lenin, la rigidez burocrática
era ya insoportable. Pero en mayo del
36 está fuera de duda que el artista creyó encontrar el camino para dar en el
cine aquella obra de arte total que
había ensayado con Feinzimmer en
1933 (El Teniente Kijé). Y quizá sólo
allí, tan cercana a Hollywood y tan
lejos de ésta, la compenetración absoluta de música e imagen de un Alexander Nevski o un Iván el Terrible, podía
tener lugar. Eisenstein, sin embargo, en
su propia experiencia, mostró ensegui-
da que en la dura posguerra, la aspiración a construir una obra de arte para
las masas y al servicio del Estado, no
era más que artificio, una burla soez.
Protagonista también de esa experiencia trágica fue Lina Codina Nemiskaia, nacida en Madrid en 1897 y criada en Rusia. Su vida tiene todo el glamour artístico y cultural del siglo XX y
alguno de sus trazos de violencia.
Quería triunfar como soprano, pues
vivió ligada a la música desde niña. Su
padre era un tenor catalán casado con
una aristócrata polaco-rusa a la que
conoció estudiando en Milán. Ella se
enamoró a su vez, profundamente, de
un Prokofiev de veintisiete años al que
escuchó por vez primera, en diciembre
de 1918, tocar su Primer Concierto de
piano en Nueva York, en el Carnegie
Hall. Aun renuente al matrimonio para
no “estorbar su carrera” a la joven cantante, se casaron en Alemania en 1923.
La abundante correspondencia y el
diario que Prokofiev llevó hasta 1933
muestran cómo, por un cuarto de
siglo, compartieron el éxito social que
les permitía el triunfo artístico del
compositor —“fiesta” es la palabra con
la que asocia a Lina su biógrafa—, en
una vida amable y llena de experiencias. Extrovertida de carácter y con un
excepcional dominio de idiomas, si
ella no triunfó como cantante sí que
contribuyó, seguramente, al éxito
social del compositor, que no supo
ayudarle a vencer —quizá inconscientemente, por su propia capacidad
extraordinaria— el miedo escénico
que siempre tuvo Lina. Pero el canto la
ayudó en el gulag, refugiándose en él.
Con los dos hijos que habían tenido, Sviatoslav y Oleg, se materializó el
traslado a Moscú que llevaban ponderando desde su primera visita, en 1927.
En el Diario especial de aquel viaje —
editado por uno de sus hijos en 1991 y
antes no publicado—, se destaca el éxito alentador, superior a cualquier otro,
y cómo desde entonces llovieron los
reclamos. Más atractivos en 1933, fueron atándolo emocionalmente a la aspiración de una oportunidad profesional
sin paralelo. Una creencia ingenua en
la independencia creadora del artista,
dentro de aquel marco experimental, le
permitió aceptar la estrecha vigilancia
de la burocracia. No llegó a ver a tiempo la amenaza encerrada en ese aparente privilegio, no entendería el peligro de contar con una esposa “extranjera” y poco complaciente con la severi-
VALENTINA CHEMBERDJÍ: Lina
Prokofiev. Una española en el
Gulag. Traducción de Natalia
Novosilzov. Madrid, Siglo XXI,
2009. 408 págs.
dad del aparato. Pero desde los años
30, si no antes, lo que el homo sovieticus representaba era la servidumbre.
Es difícil saber lo que Prokofiev
sintió en sus últimos años. Pero es
posible que se embutiera sin resistencia en la ingenuidad política que
acompañó a su genio. Sorprende así
que, tanto Lina como Sergei, no hagan
mención apenas en sus documentos
privados o testimonios orales —a
menos que esos datos queden aquí
minimizados—, de la convulsa trama
histórica que desarrollaba alrededor, y
no sólo en la etapa de Moscú sino ya
mucho antes. Salvo en lo concerniente
a personajes del exilio, y sólo para
mostrar acuerdo o discrepancia concretos, no hay nada apenas sobre el
desarrollo de la revolución en Rusia,
nada sobre la guerra (salvo esa imagen
de una Lina abandonada, que resiste la
extrema dureza de II Guerra Mundial
en Moscú sin dejarse evacuar, sola con
sus dos hijos, y creyendo que los alemanes no les harían daño porque eran
“gente civilizada”…). Ni rastro hay de
la crisis económica y financiera de
entreguerras, ni sombra de la amenaza
nazi, imposible de ignorar. Se habían
casado el 8 de octubre de 1923, un
año lleno de tensiones en Alemania, y
desde entonces no habían dejado de
cruzar el continente europeo y saltar
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LIBROS
de un lado a otro del Atlántico. Pero
no vieron nada especial en España ni
en las calles de Roma, aunque destacan una audiencia papal.
Sabemos, pues, muy poco de cómo
sintieron el experimento político soviético. El trauma indiscutible del gulag lo
disimularía después Lina subordinándolo al restablecimiento del estatus
perdido (relación social, familiar y jurídico-legal), anteponiendo la recuperación de su lugar como viuda legítima
del compositor al recuerdo de la represión y el dolor soportados. Aquella for-
tísima e inteligente mujer, partidaria de
la Christian Science desde que conoció
su valor terapéutico en Boston, una
obstinada “artista en el escenario de la
vida”, vivió ajena a la política incluso
durante los seis durísimos años en el
campo de concentración: “Estaba tan
inmersa en mi dolor, que eso ahogaba
en mí hasta los sufrimientos más grandes que sufrí en el campo”.
Cuando catorce años antes de cumplir la pena, en 1956, Andropov accedió a concederle la libertad sin cargos,
ya hacía otros tres que Sergei Sergeie-
vich Prokofiev había muerto, precisamente el mismo día en que desapareció Stalin, el 5 de marzo. La Unión
Soviética emprendió entonces el tortuoso camino de la “desestalinización”,
y una obra como ésta, abundante en
documentos de primera mano, en confesiones y vivencias emotivas, nos facilita la comprensión a la hora de recomponer realidades humanas tan auténticas en su fragmentación como, a veces,
paradójicamente artificiosas.
Elena Hernández Sandoica
La vida doble de un sitarista
A PROPÓSITO DE LA PUREZA
R
eedición de uno de los libros de
cabecera —y de culto— para la
generación que tenía 18 años en
1968, fecha de su primera publicación: la presente edición cuenta con
un capítulo añadido por el autor en
2003, capítulo conmovedor en el que
aparece fotografiado entre sus dos
hijas, Norah Jones y Anoushka Shankar. La foto resume, en un cortocircuito fulgurante, la vida y la carrera del
prodigioso músico: Norah Jones, la
pop star, nacida de su tórrida unión
con Sue, una norteamericana, y
Anoushka, una de las grandes sitaristas
del tiempo, nacida de su larguísima
relación y ulterior matrimonio con
Sukanya. Las relaciones amorosas de
Ravi Shankar con Sue y Sukanya fueron simultáneas durante largo tiempo.
Al divulgar esos datos, acaso escandalosos, o supuestamente pertenecientes
a su vida privada, Ravi Shankar da
toda la fuerza a esa coma que separa
música y vida en el título del libro
(ídem en el original My Music, my
Life). Desde muy temprano, el niño
prodigio tuvo en efecto una cierta tendencia a algo que se parece a una
doble vida o, si ese término se presta a
confusión, una vida doble. Alternaba
las mundanidades (“intensa actividad
de ligón” dice él) con el ascetismo;
alternaba el trabajo de bailarín y músico en la compañía de su hermano
Uday durante giras por Occidente y el
retiro donde aprendía las leyes de la
pureza de la música india bajo la tutela
de Allaudin Khan (padre de Ali
Akbar). Una vez formado, Ravi Shankar decidió, en cierta manera, limar los
límites de la pureza para prolongar la
vida de una música en peligro de
extinción; no bajando, ni mucho
menos, el listón de lo que suelen lla-
marse exigencias técnicas, sino adaptando el raga a unas dimensiones y
comprensiones occidentales. Es decir,
más o menos: inventó la World Music.
O: comercializó la música, como lo
hacían algunos maestros (compositores y cantantes de primer nivel) en la
industria cinematográfica de Bollywood, unos para poder vivir mejor, otros
para sobrevivir, ya que desaparecía el
sistema de mecenazgo y de consumo
de la música por una elite. Shankar
acortó la duración de las piezas, permitió y favoreció el lucimiento de la
tabla, que era entonces un instrumento
de acompañamiento, lo que provocó
una reprimenda de los dos o tres
maestros todavía vivos en la India y un
entusiasmo indescriptible en el público adolescente occidental que sentía
unas conexiones (¿se decía vibraciones?) entre Ringo Starr y Alla Raka…
En la técnica, propiamente dicha, del
sitar, introdujo maneras de tocar provenientes de otros instrumentos (por
ejemplo el sarod, que tocaba su maestro Allaudin Khan): innovaciones, enriquecimientos, ciertamente. En cambio,
uniformaba las identidades (entonces
importantes) entre mundos instrumentales y lo que representaban, dando
una preeminencia casi absoluta al sitar
sobre la veena, el sarangi o el sarod.
Pero, como Monteverdi componiendo sublimes madrigales mientras
criaba al cuervo operístico que iba a
devorar el género madrigalesco, Ravi
Shankar supo nadar y guardar la ropa
bien seca ¡y de qué manera! Gracias al
fenomenal éxito, al apoyo de, a la
colaboración con Yehudi Menuhin, los
Beatles, los programas de radio (¡!), la
música de cine (Satiajit Ray, ya se
sabe, y mucho antes Jean Renoir en la
maravillosa película El río), Ravi Shan-
RAVI SHANKAR: Mi música, mi
vida. Traducción de Víctor Obiols
Llandrich. Barcelona, Alba
Trayectos, 2009. 296 págs.
kar pudo crear escuelas y finalmente
el Ravi Shankar Centre for Music (en
Delhi) donde generaciones de alumnos aprenden las leyes de pureza de la
música india y diversas maneras de
saltárselas, pero sin olvidarlas.
El libro incluye un manual de sitar
(generoso: 80 páginas), un abundante
glosario de términos musicales indios,
un prefacio de Philip Glass (tan apasionante como su música) y una edificante introducción de Yehudi
Menuhin (tocó tantas veces a dúo con
Ravi Shankar). Numerosas fotografías:
principales instrumentos de la India y
de sus protagonistas, junto con admiradores y colaboradores, ausentes en
la primera edición, desde George
Harrison a George Harrison pasando
por George Harrison (y el otro pero
posible no concierne al libro sino a los
pies de fotos).
Pierre Élie Mamou
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GUÍA
LA GUÍA DE SCHERZO
NACIONAL
GRANADA
MADRID
ALICANTE
XXVI FESTIVAL DE MÚSICA
CDMC.MCU.ES
16-IX: Joven Orquesta de la Generalitat Valenciana. Manuel Galduf. García.
17: Elena Gragera, mezzo; Antón
Cardó, piano. Falla, Guastavino, Rincón.
— Atelier Gombau. Carlos Cuesta.
Juan Carlos Garvayo, piano. Lutoslawski, Gerhard, Rueda.
18: Joven Orquesta y Coro de la
Comunidad de Madrid. David Ethève.
Cruz de Castro, Turina, Torres.
19: Grupo Enigma. Juan José Olives.
Xenakis, Díez, Casablancas.
20: Sigma Project. Miró, Eslava, Cué.
— Durán-Loriga, Las cuitas de Job
(obra radiofónica).
21: Smash Ensemble. Moreno, Torá,
Mendoza.
— Rocha Iturbide, estreno de creación radiofónica.
22: Polonio, Ritmos de vidrio roto.
23: Klangforum Wien. Peter Hirsch.
Camarero, Aperghis, Sotelo.
24: Ensemble Sillages. Renaud Déjardin. Hervé, Murail, Torre.
25: Joven Orquesta Nacional de
España. Lutz Köhler. Shostakovich,
Carro.
BARCELONA
TEATRO DEL LICEO
WWW.LICEUBARCELONA.COM
IFIGENIA AUF TAURIS (Gluck).
Horstmann. Bausch. Matos, Schukoff,
Maltmann, Grochowski. 4,5,6,7-IX.
CARMEN (Bizet). Piollet. Bieito. UríaMonzón, Alagna, Scrott, Bayón.
27,30-IX.
BILBAO
ABAO
WWW.ABAO.ORG
DON CARLO (Verdi). Frizza. Del
Monaco. Aronica, Cedolins, Scandiuzzi, Stoyanov. 18,21,24,27-IX.
MADRID
11-IX: Orquesta Nacional de España
[ocne.mcu.es]. Josep Pons. Rota, Steiner, Herrmann. (Auditorio Nacional
[www.auditorionacional.mcu.es]).
16: Bernard Brauchli, clavicordio.
Cabezón. (Siglos de Oro. Descalzas
Reales).
18: ONE. Josep Pons. Williams.
(A.N.).
28: Josep Colom, piano. Bach, Ravel,
Liszt. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo [scherzo.es]. (A.N.).
MÁLAGA
134
Prokofiev, Chaikovski.
SINFÓNICA DE EUSKADI
ORQUESTA CIUDAD DE
GRANADA
Auditorio Manuel de Falla
jueves 30 de septiembre 2010, 20
horas
CONCIERTO REINAUGURACIÓN
AUDITORIO MANUEL FALLA
Manuel de FALLA
Siete canciones populares españolas
El sombrero de tres picos
El amor brujo
Igor STRAVINSKY
El beso de la hada
Estrella Morente cantaora
JUAN JOSÉ MENA director
www.orquestaciudadgranada.es
Información y reservas 958 22 11 44
FILARMÓNICA DE MÁLAGA
WWW . ORQUESTAFILARMONICADEMA LAGA.COM
10,11-IX: Edmon Colomer. Coro de
la Ópera de Málaga. Zubillaga,
Sedov, Álvarez. Prokofiev, Iván el
Terrible.
17,18: Edmon Colomer. Jesús Reina,
violín. Liadov, Chaikovski, Stravinski.
OVIEDO
OPERA
WWW.OPERAOVIEDO.COM
L’INCORONAZIONE DI POPPEA
(Monteverdi). Weiss. Sagi. Puertolas,
Cencic, Stotjin, Sabata. 18,19,21,22IX.
PAMPLONA
BALUARTE
WWW.BALUARTE.COM
8-IX: Sinfónica de Euskadi. Rubén
Gimeno. Michel Camilo, piano.
9,10: Sinfónica de Navarra. Juanjo
Mena. Marie-Pierre Langlamet, arpa.
Haydn, Ginastera, Schubert.
11: Fermín Bernetxea, piano.
29: Sinfónica de Euskadi. Joana Carneiro. Momo Kodama, piano. Zubiarre, Chopin, Bartók.
30: Sinfónica de Navarra. Ernest Martínez Izquierdo. Tianwa Yang, violín.
Adams, Sarasate, Prokofiev.
SAN SEBASTIÁN
QUINCENA MUSICAL DONOSTIARRA
WWW.QUINCENAMUSICAL.COM
1-IX: Angelika Kirchschlager, mezzo;
TEATRO REAL
Información: 91 516 06 60. Venta
Telefónica: 902 24 48 48. Venta en
Internet: www.teatro-real.com
Eugenio Oneguin. Piotr Ilich
Chaikovski. Representaciones
extraordinarias del Teatro Bolshoi
para la inauguración de la temporada. Septiembre: 7, 8, 9, 10, 11,
12. 20.00 horas. Director musical:
Dmitri Jurowski. Director de escena y escenógrafo: Dmitri Tcherniakov. Solistas: Makvala Kasrashvili /
Irina Rubtsova, Tatiana Monogarova / Ekaterina Scherbachenko,
Margarita Mamsirova / Oksana
Volkova / Svetlana Shilova, Nina
Romanova / Irina Udalova / Emma
Sarkisyan, Mariusz Kwiecien / Vladislav Sulimski, Alexey Dolgov /
Andrew Goodwin, Anatolij Kotscherga / Alexander Naumenko,
Valery Gilmanov. Orquesta y Coro
del Teatro Bolshoi de Moscú.
Montezuma. Carl Heinrich
Graun. Estreno en España. Nueva
producción del Teatro Real. Septiembre: 15, 17, 18, 20, 21. 20.00
horas. Director musical: Gabriel
Garrido. Director de escena: Claudio Valdés Kuri. Escenógrafo: Herman Sorgeloos. Solistas: Flavio Oliver, Lourdes Ambriz, Rogelio
Marín, Lucía Salas, Lina López,
Adrián Popescu, Christophe Carré.
Coro y Concerto Elyma. Teatros
del Canal.
Enfoques: Rise and Fall of the
City of Mahagonny. Kurt Weill.
Septiembre: 29. Sala Gayarre.
Rise and Fall of the City of
Mahagonny. Kurt Weill. Estreno
en el Teatro Real. Nueva producción del Teatro Real. Septiembre:
30. Octubre: 2, 3*, 5, 6*, 8, 9*, 11,
12*, 14, 16*, 17. 20.00 horas;
domingos, 18.00 horas. Director
musical: Pablo Heras-Casado.
Director de escena: Alex Ollé, Carles Padrissa (La Fura dels Baus).
Escenógrafo: Alfons Flores. Director del coro: Andrés Máspero.
Solistas: Jane Henschel, Donald
Kaasch, Willard White, Measha
Brueggergosman / Elzbieta Szmytka*, Michael König / Christopher
Ventris*, John Easterlin, Otto Katzameier, Steven Humes. Orquesta
y Coro Titulares del Teatro Real.
Ian Bostridge, tenor; Julius Drake,
piano. Wolf, Cancionero español.
2: Sinfónica de Euskadi. Coral Andra
Mari. Andrés Orozco-Estrada. Rachmaninov.
3: Orquesta Nacional de Toulouse.
Orfeón Donostiarra. Tugan Sokhiev.
WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES
30: Sinfónica de Euskadi. Joana Carneiro. Momo Kodama, piano. Zubiarre, Chopin, Bartók.
INTERNACIONAL
ÁMSTERDAM
DE NEDERLANDSE OPERA
WWW.DNO.NL
LES V PRES SICILIENNES (Verdi).
Carignani. Loy. Magee, Aghová, Fritz,
Szabo. 10,14,17,20,23,26,29-IX.
ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW
WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL
15,16,17,19-IX: Mariss Jansons.
Maurizio Pollini, piano. Schumann,
Bruckner.
23,24: George Benjamin. Pierre-Laurent Aimard, piano. Scriabin, Ravel,
Murail.
29,30: Daniele Gatti. Yuja Wang,
piano. Prokofiev, Strauss, Brahms.
BERLÍN
FILARMÓNICA DE BERLÍN
WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE
10,11,12-IX: Simon Rattle. Berio,
Stravinski.
17,18: Pierre Boulez. Boulez, Stravinski.
22,23: Giovanni Antonini. Bach,
Beethoven.
30: Charles Mackerras. Martinu, Dvorák.
DEUTSCHE OPER
WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE
PELLÉAS ET MÉLISANDE (Debussy).
Runnicles. Marelli. Bronk, Keegan,
Hartmann, Naouri. 12,18,24-IX.
CASSANDRA (Gnecchi) / ELEKTRA
(Strauss). Runnicles. Harms. Rivero,
Benzinger,
Juon,
Johansson.
19,22,25-IX.
TOSCA (Puccini). Joel. Barlog. Sunnegardh, O’Neill, Gagnidze, Szumanski. 23,26-IX.
BRUSELAS
LA MONNAIE
WWW.LAMONNAIE.BE
YVONNE, PRINCESSE DE BOURGOGNE (Boesmans). Davin. Bondy.
Lyssewski, Gay, Delunsch, Reijans.
9,10,12,14,15,17,18,19,21-IX.
DRESDE
SEMPEROPER
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GGUUÍ A
ÍA
WWW.SEMPEROPER.DE
LE NOZZE DI FIGARO (Mozart).
Zanetti. Mouchtar-Samorai. Butter,
Kang,
Nelsen,
Marquardt.
1,11,19,26-IX.
DER ROSENKAVALIER (Strauss). Schneider. Laufenberg. Nylund, Rydl,
Papoulkas, Ketelsen. 4,15-IX.
IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini).
Salemkour. Asagaroff. Trost, Lepore,
Papoulkas, Lee. 9-IX.
LA TRAVIATA (Verdi). D’Espinosa.
Homoki. Nelsen, Liebold, Fandrey,
Kim. 18,20,25,27-IX.
IL TROVATORE (Verdi). Luis. Hampe. Ragatzu, Hoene, Marrucci, Belobo. 23-IX.
RIGOLETTO (Verdi). Baleff. Lehnhoff. Kim, Vassallo, Marquardt,
Gutiérrez. 24-IX.
FRÁNCFORT
OPER FRANKFURT
WWW.OPER-FRANKFURT.DE
LE NOZZE DI FIGARO (Mozart).
Keil. Bernardi. Geyer, Lascarro, Karg,
Carlstedt. 4,10,16,19,24-IX.
MEDEA (Reimann). Nielsen. Marelli.
Barainsky, Baumgartner, Nagy, Baba.
5,12,17,25-IX.
DON CARLO (Verdi). Franci. McVicar. Grümbel, Garcia, Kim, Baumgartner. 11,18,26-IX.
GINEBRA
GRAND THÉÂTRE
WWW.GENEVEOPERA.CH
IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini).
Zedda. Michieletto. Gatell, Chama,
Atchibald,
Tro,
Spagnoli.
4,7,8,13,14,16,18-IX.
LONDRES
PROMENADE CONCERTS
WWW.BBC.CO.UK/PROMS
1-IX: Joven Orquesta Gustav Mahler.
Herbert Blomstedt. Hindemith, Mahler, Bruckner.
2: Sinfónica Nacional de la BBC de
Gales. François-Xavier Roth. Rameau,
Canteloube, Musorgski.
3,4: Filarmónica de Berlín. Simon
Rattle. Beethoven, Mahler. / Wagner,
Strauss.
5: Orquesta del Ulster. Paul Watkins.
Sibelius, Parry, Chaikovski.
6: Real Orquesta Nacional Escocesa.
Stéphane Denève. Macmillan, Res-
pighi, Beethoven.
7: Orquesta Nacional de Francia.
Daniele Gatti. Debussy, Stravinski.
8: Sinfónica de la BBC. Jirí Belohlávek. Wagner, Davies, Bruckner.
9: Filarmónica de la BBC. Gianandrea Noseda. Holloway, Schumann,
Mozart.
10: English Baroque Soloists. Monteverdi Choir. John Eliot Gardiner.
Monteverdi, Vísperas.
11: Coro y Sinfónica de la BBC. Jirí
Belohlávek. Última noche de los
Proms.
ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN
WWW.ROH.ORG.UK
COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Hangelbrock. Brelisk, Degout, Allen,
Bengtsson,
Evans.
10,13,15,17,19,22,24-IX.
DON PASQUALE (Donizetti). Mackerras. Banks, Gavanelli, Imbrailo, Martinez. 12,14,16,18,20,21,24-IX.
NIOBE, REGINA DI TEBE (Steffani).
Hangelbrock. Gens, Laszczkowski,
Forsythe, Taddia. 23,25,27,29-IX.
LUCERNA
LUCERNE FESTIVAL
MILÁN
TEATRO ALLA SCALA
WWW.TEATROALLASCALA.ORG
L’OCCASIONE FA IL LADRO (Rossini).
Rustioni.
Ponnelle.
18,20,22,24,26,27,28-IX.
MÚNICH
FILARMÓNICA DE MÚNICH
WWW.MPHIL.DE
18,19-IX: Zubin Mehta. Verdi,
Mozart, Mahler.
21,22: Zubin Mehta. Mayuko Kamio,
violín. Webern, Bruch, Chaikovski.
BAYERISCHE STAATSOPER
WWW.BAYERISCHE.STAATSOPER.DE
DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Soddy.
Everding. Milling, Schade, Kim, Borchev. 19,23,25,29-IX.
COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Jones.
Dorn. Persson, Scherer, Molnár,
Trost. 20,24,27,30-IX.
LE NOZZE DI FIGARO (Mozart).
Carydis. Dorn. Gerhaher, Wall, Rose,
Nakamura. 26,28-IX.
WWW.LUCERNEFESTIVAL.CH
NUEVA YORK
1-IX: Filarmónica de Berlín. Simon
Rattle. Wagner, Strauss, Schoenberg.
— Academia del Festival de Lucerna.
Pierre Boulez. Stravinski, Carter,
Schoeberg.
2,3: Orquesta del Concertgebouw de
Ámsterdam. Mariss Jansons. Bartók,
Schedrin, Stravinski. / Mahler.
4: Orquesta del Concertgebouw de
Ámsterdam. Ton Koopman. Bach,
Mozart.
5: Academia del Festival de Lucerna.
Pierre Boulez. Boulez, Mahler.
7: Anne-Sophie Mutter, violín; Lambert Orkis, piano. Brahms, Sonatas.
8,9,10: Orquesta Philharmonia. EsaPekka Salonen. Schumann, Sibelius. /
Ravel, Debussy, Prokofiev. / Brewel,
Rasilainen, Lehman. Wagner, Tristán
e Isolda (semiescenificada).
11,12,13: Sinfónica de San Franciso.
Michael Tilson Thomas. Copland,
Mahler. / Wagner, Berg, Beethoven. /
Berlioz, Ravel.
16: Filarmónica de Viena. Nikolaus
Harnoncourt. Beethoven.
17,18: Filarmónica de Viena. Gustavo Dudamel. Brahms, Dvorák. / Rossini, Orbón, Bernstein.
METROPOLITAN OPERA
WWW.METOPERA.ORG
DAS RHEINGOLD (Wagner). Levine.
Lepage. Harmer, Blythe, Bardon,
Morley. 27,30-IX.
LE CONTES D’HOFFMANN (Offenbach). Fournillier. Sher. Christy,
Gerzmava, Borodina, Lindsey. 28-IX.
RIGOLETTO (Verdi). Arrivabeni.
Schenk. Schäfer, Surguladze, Meli,
Ataneli. 29-IX.
PARÍS
8-IX: Coro y Orquesta del Teatro
Mariinski. Valeri Gergiev. Mahler,
Octava. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]).
11: Maria João Pires, piano. Beethoven. (Teatro de los Campos Elíseos
[www.theatrechampselysees.fr]).
12: Filarmónica de Rotterdam. Yannick Nézet-Séguin. Collegium Vocale
de Gante. Mahler, Segunda. (T.C.E.).
14,15: Yo-Yo Ma, violonchelo. Bach,
Suites. (T.C.E.).
15,16: Coro y Orquesta de París.
Paavo Järvi. Dukas, Sibelius. (S. P.).
16: Orquesta Nacional de Francia.
Daniele Gatti. Schumann, Weber,
Wagner. (T.C.E.).
20: David Fray, piano. Mozart, Beethoven. (T.C.E.).
22,23: Orquesta de París. Bertrand
de Billy. Webern, Dutilleux, Schumann. (S. P.).
23: Filarmónica de Rotterdam. Yannick Nézet-Séguin. Renaud Capuçon,
violín. Beethoven, Bruckner. (T.C.E.).
29,30: Orquesta de París. Christoph
von Dohnányi. Widmann, Dvorák,
Bartók. (S. P.).
OPÉRA BASTILLE
WWW.OPERA-DE-PARIS.FR
DER FLIEGENDE HOLLÄNDER
(Wagner). Schneider. Decker. Salminen, Pieczonka, Vogt, Todorovitch.
9,14,21,24,27,30-IX.
EVGENI ONEGIN (Chaikovski).
Petrenko. Decker. Denize, Guriakova,
Kolosova,
Tézier.
17,20,23,26,29-IX.
PALAIS GARNIER
WWW.OPERA-DE-PARIS.FR
L’ITALIANA IN ALGERI (Rossini).
Benini. Serban. Vinco, Azzaretti,
Oncioiu,
Novaro.
11,14,17,20,23,27,30-IX.
VIENA
MUSIKVEREIN
WWW.MUSIKVEREIN.AT
9,10,11-IX: Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Riccardo Chailly.
Schumann, Mendelssohn.
STAATSOPER
WWW.WIENER-STAATSOPER.AT
TANNHÄUSER (Wagner). WelserMöst. Kampe, Schuster, Anger, Botha. 5,8,11,15-IX.
LA BOHÈME (Puccini). Welser-Möst.
Stoyanova, Reimprecht, Villazón,
Daniel. 6,9,12,16,19-IX.
DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Bolton.
Hartig, Groissböck, Klink, Werba.
7,10-IX.
LA FORZA DEL DESTINO (Verdi).
Auguin. Westbroek, Karasteva, Lucic,
Armiliato. 14,17,21,24,27-IX.
PIKOVAIA DAMA (Chaikovski). Sokhiev. Silja, Denoke, Shicoff, Dohmen.
22,26,30-IX.
TOSCA (Puccini). Wilson. Nagelstad,
Giordano, Struckmann. 28-IX.
C/ Fernández de los Rios, 50 - 28015 Madrid -Tel.: 91 543 94 41. Fax: 91 543 94 74
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CONTRAPUNTO
LA VIDA INTERIOR
DE COSIMA WAGNER
L
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a muerte de Wolfgang Wagner en marzo, lamentada en
toda Alemania, seccionó una arteria nacional. Fue el último de los nietos de Richard Wagner y el mandatario más
longevo del Festival de Bayreuth, el rito anual durante el
cual se interpretan ceremoniosamente las óperas de Wagner en
un teatro diseñado por el compositor con esta intención en un
pueblo de Baviera ricamente adornado. Wolfgang se hizo cargo
del Festival en 1966, al morir su hermano más dotado, Wieland.
Poco artístico, Wolfgang continuó el negocio familiar en nombre de su abuelo, pero la verdad es que la existencia y una gran
parte del carácter de Bayreuth tienen sus orígenes en la oscura
y despótica mente de la viuda del compositor, la formidable
Cosima Wagner.
Bayreuth, al morir Richard Wagner en 1883, fue una empresa frágil que había presentado dos ciclos del Ring en siete años
y quedó sin dinero disponible para producir más. Cosima, que
tenía cuatro hijos y 45 años, hizo del festival un acontecimiento
anual y un santuario nacional, un lugar de reunión para la
industria alemana, la alta sociedad y elementos de la extrema
derecha política.
Oficialmente han quitado importancia al papel de Cosima y
a partir de su muerte en 1930 a los 92 años se ha ido aseando y
sacando brillo a su persona. Oliver Hilmes que ha escrito la fascinante biografía Cosima Wagner: The Lady of Bayreuth es el
primero que ha conseguido acceso sin trabas a las partes de
propiedad pública de los archivos de la familia. Muestra a Cosima como una especie de monstruo obsesionado con el control,
motivada más por el odio que el amor, y dispuesta a sacrificar
a todos salvo a uno de sus hijos a la gloria de una causa que
ella misma fabricó.
Ninguna parte de su vida fue convencional o estable. Nació
en un nido de amor italiano junto al Lago Como la Nochebuena
de 1837, sus padres eran el pianista húngaro Franz Liszt y su
casada amante parisina, la condesa Marie d’Agoult. Liszt inscribió
con nombres de padres falsos a Cosima y su hermana Blandine y
luego las dejó al cuidado de niñeras mientras viajaba por toda
Europa en gira con Marie. Cuando la pareja se separó, las niñas
fueron confiadas a la institutriz de la siguiente querida de Liszt,
la princesa Carolyne zu Sayn-Wittgenstein, sin que la madre
pudiera visitarlas. Durante nueve años, de 1844 hasta 1853, Liszt
ni siquiera vio a sus hijas. La jovencísima Cosima, despachada a
París, se casó por desesperación con el neurótico pianista y
director de orquesta Hans von Bülow, discípulo de su padre
No fue un matrimonio feliz. Bülow, atormentado por jaquecas, pegaba convulsivamente a su mujer. Cosima, con dos hijas
pequeñas, contemplaba el suicidio. Un día, durante un paseo con
Wagner, amigo de su padre, vislumbró su salvación. Wagner, un
revolucionario carismático, con una mujer que tenía media abandonada, no fue precisamente un buen partido. Sin embargo, su
turbulenta fortuna estaba a punto de cambiar gracias a un joven y
enamorado monarca, el rey Ludwig de Baviera, que exigió ver su
ópera nunca escenificada.
Wagner se marchó a Múnich a vivir con Bülow como su
director de orquesta y Cosima como su amante, un ménage à
trois demasiado exótico como para que las católicas fuerzas
locales estuvieran dispuestas a tolerarlo durante mucho tiempo.
Desterrado en Suiza, tuvo un hijo y una hija con Cosima antes
de que estallara el escándalo y se convirtiera en la pareja de
peor fama de la civilización, aventajando incluso en notoriedad
la vida licenciosa de su padre.
Wagner y Cosima estuvieron juntos menos de 20 años, y
durante ese tiempo él desvió el centro de la gravedad musical de
la universalidad humana de Beethoven hacia un místico primitivismo germánico. Wagner, con su mujer Cosima, finalmente vio
realizada la escenificación de su épico Ring, compuso Parsifal,
creó su teatro ideal en Bayreuth y tronaba contra los judíos en
unas polémicas muy seguidas. Cosima, cuya lengua materna era
el francés, se volvió igualmente pro-alemana y antisemita, la perfecta esposa.
Lejos de ser la femme fatal de las fantasías de la prensa amarilla, a Cosima, según Hilmes, no le gustaban las relaciones sexuales con su marido y estaba obligada a aguantar en silencio sus
aventuras amorosas con —¡el colmo de las humillaciones!— otra
francesa (la escritora Judith Gautier) y una corista de Bayreuth.
Disuadida de matarse de hambre al morir Wagner, Cosima decidió consagrar Bayreuth como el legado terrenal de su marido.
En términos prácticos tuvo notable éxito. En 1906, pasó las riendas a su timorato hijo, Siegfried. Cosima había dirigido 15 festivales y era una de las mujeres ricas de Alemania, con una fortuna de seis millones de marcos, el equivalente de unos 25 millones de dólares de 2010. “Hay una idea wagneriana”, decía a sus
hijos, “pero no puede haber ideas lisztianas porque vuestro
abuelo, por muy gran artista que fuera, no llevó a cabo ninguna
idea, como tampoco lo hizo Beethoven u otros”. Para ella Wagner representó el único precursor del progreso cultural.
Pero la “idea wagneriana” fue la que Cosima refinó para que
correspondiera a sus propias especificaciones. Al conocer al
excéntrico historiador británico Houston Stewart Chamberlain,
que cortejó a sus tres hijas y se casó con Eva, la más joven, Cosima se adhirió a su racismo “científico” que proclamaba que los
así llamados arios eran la forma humana más elevada. Totalmente venenoso, Chamberlain persuadió a Cosima para que desheredara a sus hijas mayores, las de Bülow, y nombrara a Eva y Siegfried los verdaderos herederos de Bayreuth. Las sucesivas demandas judiciales expusieron con detalle las infidelidades de Cosima,
contadas por los criados de la casa y el intento de Chamberlain
para conseguir el poder se derrumbó cuando las hijas amenazaron con expulsar a Siegfried como un rapaz homosexual.
A pesar de ese revés, la ideología Cosima-Chamberlain fue
el imán que atrajo a Adolf Hitler a Bayreuth en septiembre de
1923. Cosima presidió una pequeña marcha de las camisas pardas, proporcionando así al movimiento nazi una legitimidad
cultural antes de su muerte en abril de 1930. Hitler, que se hizo
con el poder en 1933, asistía al festival todos los años hasta
comenzar la guerra y aseguró el bienestar de la familia Wagner,
disponiendo las cosas para que Wolfgang y Wieland pudieran
llevar un pequeño campo de concentración para el beneficio
de la familia en 1944.
Hilmes sostiene con comprensión (aunque repetitivamente)
que Cosima no era tan malvada como parecía. Fue víctima
durante toda su vida de un limitado sentido de su propio valor
y se vio aplastada por una niñez de abandono y un desgraciado matrimonio. Sea come fuera, Cosima Wagner hizo de Bayreuth lo que es hoy, un depósito de gran música, malas ideas y
venenosas relaciones familiares. Wolfgang Wagner, que desheredó a los hijos de su hermano y a su propio hijo para dejar
Bayreuth en manos de dos hijas rivales, Eva y Katharina, fue el
último nieto que se sentó sobre las entrometidas rodillas de
Cosima. Su reciente muerte da a Bayreuth una excepcional
oportunidad este verano de limpiar su espantoso pasado.
Norman Lebrecht
15
Organizado por la
FUNDACIÓN SCHERZO,
con el patrocinio
del diario EL PAÍS
y la colaboración del
Ministerio de Cultura (INAEM)
y la Fundación Hazen-Hosseschrueders
CICLO DE GRANDES
R
INTÉRPRETES
S C H E R Z O
15 AÑOS
25 AÑOS
1996 - 2010
1985 - 2010
ORGANIZA:
JOSEP COLOM
piano
8
Martes, 28 de septiembre
19:30 horas
EMANUEL AX
piano
piano
10
CONCIERTO
Martes, 30 de noviembre
19:30 horas
+1
S
T A
PATROCINA:
9
CONCIERTO
Martes, 26 de octubre
19:30 horas
STROPPA
Tangata manu
F. LISZT
1st Legend. Saint François d’Assise: La Prédication aux oiseaux
O. MESSIAEN
Le traquet stapazin (Deuxieme Livre de Catalogue d’Oiseaux)
F. LISZT
Vallée d’Obermann [from Première Année de pèlerinage: Suisse (S 160)]
F. LISZT
Cipres a la Villa d’Este nº 1 [from Troisième Année de pèlerinage]
B. BARTOK
Nénie op.9
F. LISZT
Les jeux d’eaux à la Villa d’Este [from Troisième Année de pèlerinage]
M. RAVEL
Miroirs:
Une barque sur l’ocean
Oiseaux tristes
Alborada del gracioso
CONCIERTO
Miércoles, 13 de octubre
19:30 horas
J. SOLER
Quinteto nº 2 para cuarteto de cuerda y piano
(Obra encargo de la Fundación Scherzo)
R. SCHUMANN
Quinteto para piano en mi bemol mayor, op. 44
sala sinfónica
I
piano
F. SCHUBERT
Cuatro Impromptus op. 142
Sonata en la mayor op. 120
F. CHOPIN
Polonesa- Fantasia op.61
Mazurkas y un Nocturno
Andante Spianato y Gran Polonesa op.22
Cuarteto Quiroga
Javier Perianes
V
PIERRE-LAURENT AIMARD
CONCIERTO
J. S. BACH
Partita nº 6 en mi menor, BWV 830
M. RAVEL
Le tombeau de Couperin
F. LISZT
Sonata en si menor, S 178
E
www.scherzo.es
MADRID, 2010
CONCIERTO EXTRAORDINARIO GRATUITO
15 AÑOS DEL CICLO
Y 25 AÑOS DE LA REVISTA SCHERZO
Exclusivamente para los abonados del
15 Ciclo de Grandes Intérpretes
(incluido en el abono sin coste adicional).
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