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PRESENTACIÓN DEL INFORME ANUAL DEL TRIBUNAL
DE CUENTAS EUROPEO DEL EJERCICIO 2013
Palacio del Senado (Madrid), 20 de noviembre de 2014
“La contribución del Tribunal de Cuentas al impulso de la
regeneración pública”
Excmo. Sr. D. PÍO GARCÍA-ESCUDERO MÁRQUEZ, Presidente
del Senado,
Excmo. Sr. D. BAUDILIO TOMÉ MUGURUZA, Miembro del
Tribunal de Cuentas Europeo,
Excmos. Sres. Consejeros y Fiscal Jefe del Tribunal de Cuentas,
Excmos. Sres. Diputados y Senadores,
Excmos. Sres. Presidentes y Consejeros de los Órganos de Control
Externo de las Comunidades Autónomas,
Excmas. e Ilmas. Autoridades presentes,
Funcionarios y empleados del Tribunal de Cuentas, del Tribunal de
Cuentas Europeo y de las distintas Administraciones Públicas,
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Estimados colegas, queridos amigos y amigas,
Deseo, en primer lugar, expresar mi agradecimiento al Presidente
del Senado, por su amabilidad y hospitalidad, con ocasión de volver
a celebrar en esta Cámara Alta, como ha acontecido a lo largo de
los últimos años, el acto de presentación del Informe Anual del
Tribunal de Cuentas Europeo, correspondiente en este caso al
ejercicio 2013.
Asimismo, quiero felicitar al Miembro español del Tribunal de
Cuentas Europeo por el contenido de su intervención y, al mismo
tiempo, reconocer la calidad del Informe que hoy es objeto de
presentación. Reconocimiento que hago extensivo a todo el equipo
del Tribunal de Cuentas Europeo aquí presente, por su especial
esfuerzo e interés en la organización de este acto, así como a los
restantes Miembros y empleados de la Institución Europea, por la
labor, de excepcional calidad, que realizan en el control del
presupuesto de la Unión.
Constituye ya una tradición encontrarnos en el Palacio del Senado,
alrededor de estas fechas, para asistir a la presentación del Informe
Anual del Tribunal de Cuentas Europeo, celebrando en 2014 la
decimoquinta edición de esta clase de actos. Ello supone una
ocasión extraordinaria para intercambiar reflexiones y experiencias
entre los representantes de los Poderes públicos e Instituciones
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presentes y, en particular, entre los órganos de control de la
actividad económico-financiera pública.
Precisamente hace escasos días se ha celebrado en Palma de
Mallorca el VI Congreso Nacional de Auditoría en el Sector Público,
organizado por la Sindicatura de Cuentas de las Illes Balears y por
la Fundación FIASEP, en cuya jornada final tuvo una destacada
intervención D. Baudilio Tomé, referida a la lucha contra el fraude y
la corrupción en la Unión Europea.
Como tuve ocasión de pronunciarme, gracias a la amable invitación
de los organizadores, en el acto de apertura del mencionado
Congreso de auditoría pública, el lema escogido para el evento
(“Hacia un control más eficaz de los fondos públicos”) constituyó un
gran acierto, puesto que supone una auténtica declaración de
intenciones acerca del sentido último que debe guiar, en general, la
actuación de las Instituciones de control de la gestión del sector
público.
De nuevo, he de referirme a una serie de aspectos y circunstancias
a los que ya hice mención en el citado acto de apertura del
Congreso de Palma de Mallorca, pero no me resisto a insistir en
ellos, por cuanto implican de cambio del marco en el que debemos
desarrollar las funciones atribuidas y cumplir con los cometidos
asignados, para poder satisfacer las expectativas de la sociedad
acerca de nuestra labor.
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En este sentido, nos enfrentamos a una realidad cada vez más
compleja y con unas demandas crecientes, por parte de los
ciudadanos, sobre la calidad, la eficacia y la eficiencia de los
resultados del control.
Nos encontramos con una actividad económico-financiera del sector
público, objeto de nuestro control, que presenta una gran
complejidad. Así, a las funciones ejercidas por los tradicionales
órganos de control, interno y externo, se superponen las de otras
Instituciones con competencias sobre ámbitos específicos, como el
de la estabilidad presupuestaria y la sostenibilidad financiera, el de
la defensa de la competencia o el de la lucha contra la corrupción, y
cada una de ellas con su propia normativa específica, ya sea a nivel
autonómico, estatal o europeo.
Por otra parte, es bien conocido el excepcional desarrollo que ha
tenido
en
los
últimos
tiempos
la
llamada
Administración
Institucional, a través de diferentes clases de Entidades e
instrumentos jurídicos, cuya existencia debe encontrarse justificada
en virtud de la mayor especialización o flexibilidad que aconseje la
prestación de determinados servicios públicos o actividades. Tal y
como reiteradamente ha señalado el Tribunal en sus informes, no
siempre resulta acreditada la necesidad y oportunidad de creación
de estos Entes instrumentales, al margen de la conocida finalidad
4
de huida del derecho administrativo que, en muchas ocasiones,
implica también una voluntad de huida del control público.
No podemos olvidar, además, que la actividad de las Instituciones
de control debe ir encaminada, cada vez en mayor medida, a ir más
allá de la fiscalización de regularidad, dirigida a verificar el
cumplimiento de la legalidad y la evaluación de la representatividad
de los estados contables rendidos, adentrándonos en análisis de
mayor complejidad acerca de la consecución, por la Entidad o la
actividad fiscalizada, de una serie de principios como son, entre
otros, los de economía, eficacia y eficiencia.
El desarrollo de estas fiscalizaciones operativas o de gestión, que
no implican, en absoluto, abandonar los objetivos tradicionales de la
fiscalización financiera y de cumplimiento, requiere disponer de
personal altamente cualificado y de la utilización intensiva de las
nuevas tecnologías, aspectos sobre los que luego me extenderé.
Adicionalmente, debemos tener en cuenta la complejidad que
presenta el sistema institucional del control externo, en un país
ampliamente descentralizado como el nuestro, por cuanto con el
Tribunal de Cuentas, con competencia sobre todo el territorio
nacional y en los tres niveles de la Administración, coexisten los
Órganos de Control Externo de las Comunidades Autónomas, que
ejercen su función fiscalizadora sobre la Administración autonómica
y las Entidades Locales de su respectivo ámbito territorial.
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Esta situación, como bien saben, exige el establecimiento de
medidas de colaboración, cooperación y coordinación entre todas
estas Instituciones.
Sin necesidad de entrar en consideraciones concretas sobre la
definición del modo en que se articulan estas medidas, lo cierto es
que hemos asistido, en los últimos años, a una intensificación de las
relaciones entre las Instituciones Públicas de Control Externo,
nueva acepción adoptada de común acuerdo para referirnos tanto al
Tribunal de Cuentas como a los Órganos de Control Externo
autonómicos.
Fruto de esa mayor colaboración se ha desarrollado una serie de
instrumentos, de todos conocidos, que han demostrado su
extraordinaria relevancia en la mejora del control, como es el caso
de la Plataforma de Rendición de Cuentas de las Entidades
Locales, primero, y del Portal de Rendición de Cuentas, después.
Se trata de instrumentos que han implicado un gran impulso de la
transparencia tanto de las cuentas como de la gestión de las
Entidades que integran la Administración Local, antes incluso de
promulgarse la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de Transparencia,
Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, cuyo Título I,
dedicado a la “Transparencia de la actividad pública”, entrará en
vigor, precisamente, dentro de próximas fechas.
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Ello demuestra el papel que podemos jugar las Instituciones
públicas de promover la mejora de la gestión o, como en este caso,
el fomento de la transparencia de la actividad pública, siempre en
beneficio de la sociedad.
Las ventajas de estos mecanismos de colaboración son notorias y
evidentes. Prueba de ello es la posibilidad de extender su utilización
para otros aspectos relacionados con el control, como la remisión
de la información contractual del sector público local, que ha
comenzado a efectuarse para el envío de las relaciones anuales de
contratos que las Entidades Locales están obligadas a remitir al
Tribunal de Cuentas, y que se pone a disposición de los Órganos de
Control Externo que así lo hayan convenido con el Tribunal.
En la actualidad nos encontramos en un proceso de definición del
sistema de envío de la información relativa a la contratación, de
común acuerdo entre el Tribunal de Cuentas y los Órganos de
Control Externo, a través de la Comisión para la coordinación de
procedimientos de remisión de información de contratos públicos.
Los resultados de los trabajos de la citada Comisión serán
fundamentales para impulsar una nueva Instrucción para la remisión
de las relaciones anuales de contratos públicos y de los
correspondientes extractos de los expedientes de contratación
7
previstos legalmente, relativos a los sectores públicos autonómico y
local.
Relacionado con lo anterior, también pueden aprovecharse las
ventajas de las infraestructuras tecnológicas, ya existentes, para
profundizar en la información sobre la gestión pública que pueden
compartir las Instituciones Públicas de Control Externo.
Así ocurre, por ejemplo, con las resoluciones y los acuerdos que
hayan sido adoptados por los Presidentes de las Entidades Locales
y por los Plenos de las Corporaciones del mismo ámbito que sean
contrarios
a
los
reparos
formulados
por
las
respectivas
Intervenciones, así como el resumen de las principales anomalías
detectadas en materia de ingresos, junto con los correspondientes
informes justificativos presentados por las Corporaciones Locales.
Información toda ella que debe ser objeto de comunicación al
Tribunal de Cuentas, sin perjuicio de lo dispuesto para los territorios
de régimen foral, en aplicación de lo previsto en la Ley 27/2013, de
27 de diciembre, de racionalización y sostenibilidad de la
Administración Local.
El envío de dicha información sobre los reparos no atendidos a
través de instrumentos como la Plataforma de Rendición de
Cuentas habilitaría el acceso inmediato a la misma por parte de los
Órganos de Control Externo autonómicos que así lo deseen. Ello
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supone una nueva muestra de las ventajas de la colaboración
interinstitucional.
Es preciso hacer referencia a otro ámbito en el que la cooperación
entre las Instituciones de Control Externo ha tenido un especial
desarrollo en los últimos años –y, de hecho, sigue teniéndolo-,
como es el proceso de adaptación de las Normas Internacionales
de las Entidades Fiscalizadoras Superiores (ISSAIs, según sus
siglas en inglés), de las que se está llevando a cabo la paulatina
revisión de la traducción existente al español.
Dicha labor, efectuada por el Tribunal de Cuentas y los Órganos de
Control Externo, implica la adaptación de las normas ISSAIs a una
terminología más próxima a la de la normativa reguladora de la
fiscalización pública en España, formando un corpus de normas que
se han agrupado bajo la denominación de ISSAIs-ES.
Existe la voluntad de aplicación común de las mismas por parte de
todas las Instituciones Públicas de Control Externo, sin perjuicio de
que el Tribunal de Cuentas ya se encuentra sujeto a las mismas, en
virtud de su pertenencia a la Organización Internacional de
Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI).
Hasta la fecha se ha abordado la adaptación de las ISSAIs de nivel
tres, en concreto, las ISSAIs 100 a 400 (referidas, respectivamente
para cada norma, a los principios fundamentales de la Auditoría del
9
Sector Público, de la Auditoría Financiera, de la Auditoría de
Desempeño y de la Auditoría de Cumplimiento).
Además, se encuentran en proceso de revisión las ISSAIs de cuarto
nivel, dando prioridad a la ISSAI 1700, relativa a la opinión y la
elaboración de los informes sobre los estados financieros.
De nuevo podemos apreciar claramente las ventajas que supone la
colaboración, que también se desarrolla a través de otros
mecanismos tradicionales, como es el de la realización de
fiscalizaciones conjuntamente entre el Tribunal de Cuentas y los
Órganos autonómicos de Control Externo, reforzando la eficacia y
eficiencia del control.
Colaboración
que
no
debe
restringirse
únicamente
a
las
Instituciones Públicas de Control Externo, puesto que, para
satisfacer las exigencias democráticas de rendición de cuentas,
resulta necesario extender el intercambio de información y el
establecimiento de instrumentos y medidas comunes, a los Órganos
de Control Interno y al propio Tribunal de Cuentas Europeo.
Únicamente de esta manera, intensificando las relaciones entre
todas las unidades que tenemos encomendadas funciones que
impliquen el control de la actividad económico-financiera del sector
público, podremos configurar el tan deseable sistema de control,
que coadyuve a la mejor utilización de los fondos públicos y a la
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lucha contra el fraude y la corrupción, amén de proponer mejoras en
la normativa reguladora de estas materias y en la gestión pública.
Dicho sistema debe ser la respuesta de los órganos públicos de
fiscalización a los requerimientos actuales de los ciudadanos sobre
un mayor y mejor control público, demandas que no surgen
únicamente de la grave crisis económica y social que padecemos.
Las sociedades avanzadas y maduras se caracterizan por una
creciente exigencia, hacia las Entidades públicas, de rendición de
cuentas y de mejora de la gestión pública; aspectos en los que las
Instituciones de control desempeñamos un papel decisivo.
Sin embargo, no debemos caer en la autocomplacencia de
considerar que la mejora en los procedimientos de control y de
gestión y el incremento en la colaboración son elementos
suficientes para satisfacer las expectativas de la ciudadanía.
Tenemos que ser ambiciosos, de tal forma que las Instituciones de
control nos situemos en la vanguardia de la defensa del interés
general, dando una mayor relevancia a los resultados de nuestra
labor; promoviendo la exigencia de responsabilidades; instando de
forma más intensa a la implantación de las buenas prácticas en la
gestión de las entidades fiscalizadas; siendo ejemplo del buen uso
de los recursos públicos y de la eficacia y eficiencia en toda nuestra
11
actividad; y, en definitiva, contribuyendo decididamente a la
regeneración pública que esperan todos los ciudadanos.
Ya me he pronunciado, en diversas ocasiones, sobre el hecho de
que toda nuestra actuación debe estar presidida por la noción de
“excelencia”, como parámetro que guíe el desempeño de la función
fiscalizadora y, en lo que se refiere estrictamente al Tribunal de
Cuentas, también el de la función jurisdiccional, así como el
ejercicio de todos los aspectos relacionados con la gestión ordinaria
de las Instituciones públicas de control.
Permítanme añadir otro concepto complementario al de la
excelencia, como es el de la “ejemplaridad”, esto es, la voluntad de
constituir un referente público en todas nuestras actuaciones. No
podemos pensar que vivimos en una realidad aislada o desconocida
para la sociedad, muy al contrario, nuestros actos, como los de la
totalidad de los gestores públicos, están sometidos al escrutinio de
los medios de comunicación y de las fuerzas sociales.
Debemos, por tanto, predicar con el ejemplo en una época regida,
cada vez en mayor medida, por el principio de transparencia y el
derecho de acceso de los ciudadanos a la información pública. Más
aún en nuestro caso, que como órganos de control evaluamos la
actividad económico-financiera del sector público no solo desde el
punto de vista de la legalidad o de la regularidad contable, sino
también bajo el prisma de otros principios como son los de eficacia,
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eficiencia,
economía,
equidad,
igualdad,
no
discriminación,
objetividad, estabilidad, sostenibilidad o transparencia.
Permítanme mencionar, como muestra de la citada voluntad de
excelencia, algunas de las actuaciones emprendidas en los últimos
años por el Tribunal de Cuentas, sin otro ánimo que el de hacer
justicia al esfuerzo y a la labor desempeñada por toda la Institución:
- El Pleno ha aprobado unas nuevas Normas de Fiscalización,
adaptadas a las ISSAIs y que han sustituido a las de 1997.
- Hemos optado decididamente por el uso de los medios
telemáticos para la rendición de cuentas y la remisión de la
información sobre los contratos públicos.
- Se ha renovado la página web del Tribunal de Cuentas, con
una mejora significativa no solo en su diseño, sino
especialmente en su contenido, orientado bajo el criterio de
transparencia y utilidad para el ciudadano.
- Hemos iniciado un proceso de modernización administrativa
de todos los procedimientos para el ejercicio de la forma más
eficiente de nuestras funciones, fiscalizadora y jurisdiccional, y
de nuestra gestión.
- Se ha incrementado considerablemente la colaboración entre
el Tribunal de Cuentas y los Órganos de Control Externo de
las Comunidades Autónomas, como he referido, circunstancia
que ha repercutido significativamente en aspectos tan
relevantes como la mejora de la rendición de cuentas.
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- Han mejorado los resultados de la actividad fiscalizadora y
jurisdiccional, especialmente en la puesta al día de nuestros
procedimientos, como ocurre, a título de ejemplo, con la
fiscalización sobre las formaciones políticas.
- El Pleno ha aprobado recientemente el I Plan de Igualdad
para
Mujeres
y
Hombres
del
Tribunal
de
Cuentas,
reivindicación histórica que al fin ha sido satisfecha.
- Se ha creado una nueva Dirección de Comunicación, con la
finalidad de que sirva de impulso a la apertura y traslado a la
ciudadanía de los resultados de nuestra actividad.
- Hemos afrontado satisfactoriamente los retos derivados de
nuestra presencia internacional.
- Asimismo, hemos optado con total decisión por la austeridad y
la máxima transparencia en el uso de los recursos públicos.
Todas estas actuaciones, junto con muchas otras que podría
continuar enumerando, más allá de lo que la humildad hace
aconsejable, han sido posibles gracias al esfuerzo del conjunto de
los Miembros y los empleados de la Institución; insisto, de todos los
que prestamos nuestros servicios en la misma. Lo que les quiero
transmitir es que somos una organización con una extraordinaria
cualificación de su personal, que tiene una clara vocación de
servicio público y la voluntad de cumplir, lealmente, con sus
deberes y de satisfacer las expectativas de los ciudadanos.
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Quiero detenerme, en especial, en la labor realizada por los
empleados del Tribunal de Cuentas, extraordinarios profesionales y
excelentes servidores públicos, que constituyen indudablemente
nuestro activo más importante.
Sirvan
estas
palabras,
en
primer
lugar,
para
reconocer
expresamente su labor, esfuerzo y profesionalidad, agradeciéndoles
todo lo que hacen en defensa de lo público, en general, y de la
Institución, en particular.
Es de justicia proceder no solo al reconocimiento de su actividad,
sino ofrecerles unas expectativas de promoción profesional, a la vez
que promover el refuerzo de las dotaciones para cubrir aquellas
Unidades que presentan mayores carencias de personal.
Desde el Tribunal de Cuentas hemos apostado por fomentar la
mejora de nuestros medios personales y, por primera vez en los
últimos cinco años, el Pleno ha aprobado una oferta de empleo
público muy ambiciosa, en la que se conjuga la cobertura de las
bajas inevitables por el transcurso del tiempo con la necesaria
promoción profesional a la que tienen derecho los empleados
públicos,
debiendo
ser
conscientes
de
las
dificultades
presupuestarias que han impedido llevar a cabo dichos propósitos
durante los años anteriores.
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Dicha oferta de empleo incluye un considerable número de plazas,
en concreto, hasta un total de 30 funcionarios de los Cuerpos
Superiores de Auditores y de Letrados y del Cuerpo Técnico de
Auditoría y Control Externo del Tribunal, junto con otros dos puestos
de personal laboral.
Entre las medidas adoptadas recientemente, en aras de favorecer la
provisión de los puestos que se van a convocar, se encuentra la de
aprobación de unas Bases Generales y Programas para el ingreso
en los referidos Cuerpos Superiores y Cuerpo Técnico del Tribunal
de Cuentas, que han sido objeto de difusión pública.
Con estas Bases hemos querido optar por aproximarnos a los
requerimientos de otros Cuerpos, como el de Interventores y
Auditores del Estado o el de Abogados del Estado, de tal forma que
podamos disponer un número de candidatos suficiente y con la
preparación deseable para ocupar los referidos puestos, que serán
convocados próximamente.
Por otra parte, también estamos apostando por un proceso de
intensa modernización administrativa que afecta a todas las áreas
de actuación del Tribunal. Debemos aprovechar las ventajas que
nos ofrecen las nuevas tecnologías para la mejora de los resultados
de nuestra labor fiscalizadora y jurisdiccional y de los distintos
procedimientos de gestión interna.
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Ello afecta a nuestras relaciones con otras Entidades, como ocurre
con la rendición de cuentas por medios telemáticos o la remisión de
la información sobre contratos a través de las dos plataformas
existentes, así como a la transparencia hacia todos los ciudadanos,
gracias tanto a la nueva página web como a la sede electrónica.
A pesar de todo lo anterior, como bien saben, nos encontramos en
un momento especialmente crítico –derivado de los insoportables
casos de corrupción que nos asuelan-, en el que se ha puesto en
cuestión la actuación de la práctica totalidad de las Instituciones
públicas, entre ellas el propio Tribunal de Cuentas.
Sin embargo, para el adecuado funcionamiento de un régimen
democrático se requiere disponer de un conjunto de Instituciones
fuertes y prestigiosas, que articulen un auténtico sistema de
poderes y de contrapoderes que aseguren la defensa del interés
general por encima de cualquier interés privado o particular, por
muy legítimo que este sea.
Resulta difícil hablar de ejemplaridad, pero estoy convencido que
desde el Tribunal estamos adoptando las medidas necesarias para
recuperar la confianza de los ciudadanos.
En este contexto, quiero destacar que el Tribunal de Cuentas ha
decidido, de forma voluntaria, someterse a un Peer Review, o
proceso de Revisión entre Pares, como forma de que dos Entidades
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Fiscalizadoras
Superiores
revisoras
(el
Tribunal
de
Contas
portugués y el Tribunal de Cuentas Europeo), desde un punto de
vista independiente, evalúen nuestra actuación con el máximo rigor
y la profesionalidad que les caracterizan.
El alcance de esta Revisión incluye aspectos fundamentales como
los relacionados con la independencia de la Institución, el ejercicio
de las funciones fiscalizadora y jurisdiccional, la transparencia de su
actividad y la legalidad de la gestión interna, especialmente en las
cuestiones relacionadas con la contratación y el personal.
Afrontar un proceso de esta naturaleza forma parte de las
recomendaciones de buenas prácticas de INTOSAI, pero al mismo
tiempo somos conscientes del reto que ello supone, considerando
que es una medida imprescindible para mejorar nuestra actuación y
transmitir a la ciudadanía la voluntad decidida de mejora de la
gestión y de transparencia de nuestra Institución.
Nos encontramos inmersos en la implantación de otras medidas,
que han sido ampliamente anunciadas, cuya finalidad común es
mejorar la transparencia y evitar cualquier duda sobre nuestra labor.
El Tribunal de Cuentas (y también los Órganos de Control Externo)
deseamos asumir un papel activo en todo lo relativo a la adopción
de medidas de regeneración pública. Somos unas Instituciones
clave en el control de la gestión económico-financiera del sector
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público y en la propuesta de medidas de mejora de la normativa o
de los procedimientos de gestión y control. Debemos promover el
impulso de mejora de la actividad pública, sirviendo de ejemplo, en
primer lugar, de las buenas prácticas que propugnamos para toda la
Administración.
La gravedad de la crisis económica e institucional, a la que antes
aludía, hace que no podamos conformarnos con recetas cosméticas
que supongan una mera apariencia de reforma o de mejora de
nuestro de desempeño.
Tenemos que ser conscientes de lo que los Poderes públicos, los
medios de comunicación y, en general, la ciudadanía espera de
nosotros: ejercer nuestra labor con absoluta independencia y
profesionalidad; actuar de manera pronta y eficiente en el control de
la gestión pública; exigir las oportunas responsabilidades; y difundir
lo más ampliamente posible los resultados de la actividad de control
que tenemos atribuida.
También es preciso que las Cortes Generales nos proporcionen la
habilitación normativa necesaria para poder desarrollar nuestro
cometido con mayor eficacia, como ocurre con las reformas de la
regulación del deber de colaboración con el Tribunal de Cuentas o
de la legislación sobre financiación sobre partidos políticos, que se
viene reclamando desde el propio Tribunal.
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En caso de que seamos capaces de satisfacer estas exigencias
adicionales, en la medida que sean proporcionadas y razonables, y
dispongamos de los instrumentos legales oportunos, nuestra
Institución se encontrará en mejores condiciones para cumplir sus
objetivos y afrontar los retos que se nos planteen en el futuro.
Quiero agradecer de nuevo a la Institución que hoy nos recibe en su
Sede, el Senado, y al Tribunal de Cuentas Europeo, especialmente
en la persona de D. Baudilio Tomé, por su estima y deferencia hacia
el Tribunal de Cuentas, aprecio que deriva también de la vinculación
con nuestra Institución de su muy querido y siempre recordado
padre, felicitándole asimismo por el contenido del Informe Anual que
hoy se nos presenta en este acto.
Agradezco también a todos los asistentes su presencia y atención,
muestra del interés que suscitan iniciativas como esta que permiten
el conocimiento de la realidad del control externo en el ámbito de la
Unión Europea y facilitan el intercambio fructífero de experiencias,
pareceres y opiniones.
Muchas gracias.
20
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