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Mireia Varela Rodríguez
Universitat Autònoma de Barcelona
Grau en Llengua i literatura espanyoles
Octavio Paz: teoría y poema
Un poema es distancia
años, días, un tiempo indefinido
en el que fuimos algo o dejamos de serlo.
Un brevísimo espejo, de repente,
como el abrir de una ventana
en cuyo vidrio desfila todo el cielo.
Una tarde imprecisa
como convalecer de otras infancias.
El ruido de los trenes, una estación lejana,
el frescor del armario en el verano,
un sabor de café bajo unas palmas.
Un poema es tocar con la garganta
el peso de las cosas, su palabra,
decir la sombra,
un silencio del parque por el agua
un galope de velas por el alma.
Un poema es estar
volver a estar
leve de instante,
donde el tiempo duraba
y no sabíamos.
“Jomi” García Ascot.
Recorre en la totalidad de la obra paciana, la infatigable tarea de examinar la expresión, de cómo
encontrar la forma para referir realidades tangibles o abstractas, no la idónea, sino la correspondiente,
justa y precisa. Es importante advertir el matiz existente entre equivalencia y exactitud- aunque a
menudo se utilicen como sinónimos- Paz no ansia sugerir, sino referir unívoca y inequívocamente. Este
lema resume el propósito de los tratados sobre la palabra de Paz, pero, además, evidencia la dificultad
de ese ambicioso proyecto. La limitación es el propio lenguaje, la condena del soporte que instaura un
tiempo y el engarce de sonidos: la eterna paradoja, decir lo imposible:
Las frases que escribo sobre este papel son las sensaciones, las percepciones, las imaginaciones […] que se
encienden y apagan aquí, frente a mis ojos, el residuo verbal: lo único que queda de las realidades sentidas,
15
imaginadas, pensadas […] aunque no sea sino una combinación de signos […] en el otro lado, allá donde unos
ojos leen esto que escribo y, al leerlo, lo disipan (Paz, 1974:56).
Con cualidades inherentemente humanas –hecho en sí significativo de esta contienda entre lenguaje,
realidad y expresión-, el autor inicia el poema a comentar intentando caracterizar su fluctuar, pues la
poesía es, en esencia, movimiento en estado puro. Como ente dinámico y mutable puede tomar
15
Esta misma idea se encuentra en poetas como Juan Ramón Jiménez: “La poesía es un intento de aproximación a lo
absoluto por medio de los símbolos” (Jiménez, 1998:80).
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diferentes manifestaciones y abarcar todos los ámbitos y saberes: “La realidad – todo lo que somos,
todo lo que nos envuelve, nos sostiene y, simultáneamente nos devora y alimenta- es más rica y
cambiante, más viva que los sistemas que pretenden contenerla” (Paz, 1963:95). La poesía es capacidad
ante la imposibilidad del ser humano, no obstante, es también el medio de redención con la naturaleza,
el mundo y, por extensión, uno mismo. No se trata de un mensaje divino ni mágico, pues su alcance es
superior “es irreductible a cualquier otra experiencia”16 la concreción de este código se hace a través de
la PALABRA- en mayúsculas-, pero ésta, tal y cómo Paz la define en su Fábula no es, sino, un
intermediario, un trámite para dar accesibilidad a la comunicación, en primera instancia y al
conocimiento posteriormente:
Todo era de todos
Todos eran todo
Sólo había una palabra inmensa y sin revés
Palabra como un sol
Un día se rompió en fragmentos diminutos
Son las palabras del lenguaje que hablamos
Fragmentos que nunca se unirán
Espejos rotos donde el mundo se mira destrozado (Paz, 1998:194).
Se parte pues de una expresión amputada, carente de plenitud, pues ella misma no es íntegra, sino una
fracción. La invención surge como elemento de salvación pues permite otro espacio de la conciencia,
así pues, el componente imaginativo es esencial para trocar la realidad. Este cambio no es una
distorsión ni un reflejo de esos “espejos rotos” sino una forma de disipar las nebulosas alrededor de la
realidad, de dar luz sobre el referente -objeto o no- y también sobre su significado. El lenguaje en ese
punto concreto, desempeña la función clave de comunicación, de conexión entre significado,
significante, emisor, receptor y verdad, entendiendo este término como origen. La meta de esta unión
consiste en la reconciliación con ese anhelado origen en un nuevo tiempo, para aplicarlo sobre otro, es
decir, el compendio del pasado, el presente y el futuro, estableciendo, de esta manera un nuevo orden
temporal, a la vez perpetuo como inexistente. Esta concepción del tiempo paradójica es la que el autor
propone como marco necesario para conseguir dicha meta, de ahí que la imaginación adquiera un rol
principal en las consideraciones de Paz sobre las posibilidades de expresión humanas, y eso, se refleje en
sus composiciones:
¡Eralabán, sílabas arrojadas al aire una tarde[…] Allá el lenguaje consiste en la producción de objetos hermosos y
transparentes y la conversación es un intercambio de regalos, [….], un insólito brotar de imágenes que cristalizan
en actos […]Idioma de vocales (Paz, 1998:276).
Sin embargo, este éxtasis alcanzado en algunos poemas se deslíe en otros, muestra clara de que se da,
por parte del autor, una revisión sin descanso a esta problemática, pues no logra una solución que le
satisfaga.
Lo dicho no es esto o aquello que callamos, tampoco es ni-esto-ni-aquello: no es el árbol que digo que veo sino la
sensación que siento al sentir lo que veo en el momento en que voy a decir lo que veo […] el árbol no es árbol,
tampoco es una sensación de árbol: es la sensación de la percepción de árbol que se disipa en el momento mismo
16
“Pero poesía y magia tienen por lo menos un elemento en común: la analogía. El poeta encanta el lenguaje por medio del
ritmo” (Xirau, 1993:92).
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17
de la percepción de la sensación de árbol (Paz, 1974:50).
Paz introduce en esta reflexión la presencia de un tú que es a la vez incluyente de él y apelativo al lector,
es decir, dialoga consigo mismo a la vez que capta la atención de un tercero, consiguiendo un efecto
doblemente eficaz:
Si no lo sabías, ahora ya lo sabes: todo está hueco; y a penas digo todo-está-hueco, siento que caigo en la trampa:
si todo está hueco, también está hueco el todo-está-hueco […] las cosas se mueren sobre esta página (Paz,
1974:51).
Es imperioso apuntar estas claves, para tratar de comprender desde dónde se parte al intentar esbozar
algún comentario de los poemas de Octavio Paz. Acorde con las reflexiones del autor y atendiendo sus
advertencias sobre la palabra, esa entidad tan plural como imprecisa, es posible, ahora, postular distintas
lecturas en cada composición, que se esconden revestidas por la fuerza de la metáfora. De este modo,
es viable aproximarse a un sentido conjunto, no total, pues nunca puede serlo debido a las restricciones
ya comentadas, que permitirá dilucidar, un punto al menos, la agónica sensación de imposibilidad que el
poeta quiere transmitir. Así pues, en esa misma línea, no se pretende explicar, ni siquiera clarificar sino
inducir, a través de conjeturas, a una lectura que instigue la reflexión.
“La poesía” se incluye dentro de la sección de Calamidades y milagros [1937-1947] recogido en el
poemario Libertad bajo palabra18. Apareció por primera vez publicado en 1941 en Letras de México, tomo
III y posteriormente se recogió en 1942 en el artículo “Narciso. Poéticas Mexicanas modernas” en la
revista Tierra Nueva.19
El poema20 puede sugerir dos interpretaciones que pueden justificarse mediante dos lecturas
metafóricas. La primera, guiada por el título del poema, remite a una crítica sobre el lenguaje poético;
una segunda lectura- quizás no tan vadeable, sugeriría un diálogo con la madre tierra, el espacio
latinoamericano y las preguntas sobre la identidad de este espacio, en relación a la posibilidad de esta
doble lectura De la Torre-Cruz señala,
Una de las mayores complicaciones que enfrenta la crítica literaria al intentar desvelar los secretos mensajes de la
poesía radica, precisamente, en el hecho de que las palabras resultan polisémicas y su combinación, cuando es
afortunada, potencia sus posibilidades de significar al convertirlas en plurisignificativas (he ahí el poder de la
metáfora y la imagen) (De la Torre-Cruz, 2010: 89).
La composición se inicia con una pregunta a un “tú”21, se apela directamente al sujeto, motivo
de la queja del poeta. De entrada, esa segunda persona, que no interviene en el diálogo22, podría
atribuirse a la poesía, como una personificación del elemento, sin embargo, puede también aplicarse,
17Obsérvese
algunos de los métodos escriturarios de las vanguardias utilizados en este fragmento por parte de Paz, hecho
que incide en las restricciones del lenguaje.
18 Acerca de las diferentes ediciones, revisiones y enmiendas de este texto se recomienda el estudio introductorio de Enrico
Mario Santí en la editorial Cátedra. El poema se incluye en el anexo, p.10.
19 Véase imagen en el anexo, p.9.
20 Se ha mantenido la primera versión del poema con todos los versos, sin las supresiones.
21 Este verso no se recogerá en la última edición revisada del poemario.
22 El yo que enuncia el discurso y que advierte su propia condición […] ha estado buscando un tú […] por medio del
lenguaje […] el yo del hablante lírico es una apelación del tú que podría ser la palabra, si ella pudiera ser un exacto doble.
(Madrid, 1988:77,122)
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desde la alegoría, a la madre (v.78), a la ciudad dormida (v.3) como metáforas del espacio Latinoamericano.
Este “tú” se despliega a lo largo del poema de manera estratégica mediante el esquema de pregunta,
descripción etopeica y física, negación de la existencia del “tú”, petición o ruego. Se da, pues una
distribución dialéctica de las diferentes estrofas, que casa a la perfección con la postura antitética de la
problemática. Se avanza a partir de la negación- afirmación. Así pues, verdad abrasadora (v.17)/no quiero tu
verdad (v.19), percibo el mundo y te toco (v.44)/ sustancia intocable (v.45), despiértame del todo (v.79)/Hazme soñar
tu sueño (v.80), su mudez habla con tus palabras (v.65), vida y muerte (v.54)/ quietud y movimiento, son lo mismo
(v.55). Estas parejas de opuestos inciden en esa pugna de expresión que queda referida en el poema
como la descripción de una batalla. En realidad estas luchas pueden extrapolarse a tres distintas, en un
nivel, y a otra en un nivel metapoético. De este modo, quedarían comprimidas la batalla de la conquista
armada tal los guerreros a una ciudad dormida (v.2-3), entre mis ruinas me levanto (v.12).Se intuye, también, la lid
del espacio latinoamericano en su liberación de la opresión de otras fuerzas, ansiosa de tener una
presencia y obtener reconocimiento frente al mundo occidental- resurgimiento ante otras fuerzas
dominantes- no es el hombre criatura capaz de contenerte (v.22)/insiste, vencedora (v56); no obstante los mismos
versos citados pueden leerse en otro nivel-el tercero- de conflicto poético, así, mis ruinas se referiría a los
pensamientos destruidos, “contaminados por apartarse de su realidad primigenia y creadora”(Ruiz
Barrionuevo, 1984:61) y el hombre criatura capaz de contenerte (v.22) encierra el sentido del ser humano
incapaz de abrazar la expresión. En otro nivel, se puede portear la disputa de expresión entre palabrapalabra (v.60), balbuceo (v.52), decir (v.59) y silencio- , silenciosa (v.2), silencio (v.14), mudez (v.65), igualmente
plasmado en las respuestas ausentes a las preguntas retóricas- ¿Por qué tocas mi pecho nuevamente (v.1)?, ¿a
qué me empujas? (v.18), ¿A qué esta lucha estéril? (v. 21)- y trasladarla al debate suscitado “alrededor de la
literatura hispanoamericana”(Paz, 1976). Jaime Alazraki, a propósito del silencio apunta:
En la obra de cada poeta, el tema del silencio emerge como la respuesta a lo peculiar de su visión poética, pero
además como expresión de la crisis del lenguaje en nuestro tiempo […] la palabra es marca de su humanismo.
[…] el silencio tiene dos caras […] primero que se confunde con esa gran Palabra que sin decirlo lo decía todo
[…] un segundo cuando las palabras que hablamos callan (Alazraki, 1979:161).
El “yo” lírico tiene dos empresas, en primer lugar descifrar los códigos corrompidos y ocultos –
subes desde lo más hondo de mí (v.30), subterránea (v.39), más profundas (v.51), oculta y densa (53), tus secretas
(v.60)- y en segundo lugar filtrarlos para transmitirlos, contemplo el combate que combato (v.47). De nuevo, la
postura del poeta es aventajada, frente al resto, pero su rasgo humano es un lastre.
La interpretación de los versos acorde con una crítica a la situación latinoamericana es sostenible a lo
largo de todo el poema, así: ciudad dormida (v.3), imperio desolado(29), lágrima escarnecida(v.28) como
metonimias de Latinoamérica, quemas mi lengua (v.4) como metáfora de la destrucción colonizadora e
impositiva de las costumbres e idioma españoles, entre mis ruinas me levanto (v.12) como alzamiento contra
los colonos, toda la serie de términos militares como solitario combatiente (v.15), huestes (v.16), ejército
(v.32),expulsando, tiránica (v.34) espada frenética (v.36), vencedora (v.56); la alegoría de madre tierra, tan sólo
existo porque existes (v.57), sustancia de mi alma (62), engendra (v.75), madre mía (v.78). El tema de la etiqueta
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impuesta para nombrar al espacio latinoamericano también queda recogido en forma de crítica tú, sin
nombre (v.38). Hay también una insinuación- connotada- respecto a los sucesivos regímenes políticos
llevados a cabo en pos de un proyecto latinoamericano consistente, pacta la boca cruel y enamorada (v.69);
igualmente la cuestión de la identidad también queda grabada, y esta angustia sin fin (v.6), la roca inmensa del
silencio (14) y las preguntas retóricas enlazan con las preguntas de identidad (v.1, 18,21), tu insensata
pregunta (v.20). Con esta utilización de la metáfora doble la voz poética se sirve además para referirse a sí
mismo como un solitario combatiente (v.15) como poeta que es- su don poético le distingue- pero sin éxito
pues continúa privando ante la Palabra, verdad abrasadora (v.17), furiosa sustancia (v.38), sustancia intocable
(v.45), eres tan sólo un sueño (v.63), este verso conecta con la Rima XI de Bécquer23 y es esencial para
determinar el sentido del poema:
—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No es a ti, no.
—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No, no es a ti.
—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
—¡Oh ven, ven tú! (Bécquer, 1972:21).
Al leer la composición becqueriana, son posibles diversas lecturas, la más manifiesta es la búsqueda del
amor en diferentes mujeres -rubia, morena-, en un plano superior podría descifrase como el poeta
acecha el ideal de la belleza y lo condensa bajo la imagen del cuerpo femenino, y finalmente, sobreviene
ese ansia curiosa de la búsqueda de la poesía que se encarna en ese vano fantasma de niebla y luz en la
tercera estrofa. Paz también utiliza estos mismos términos para aludir a la poesía, tus fantasmas (40),
intocable (v.45)-por intangible en Bécquer- y tiniebla (v.54).
En este mismo hilo, la última serie de Paz, en la que se ruega a la poesía que le lleve, es decir que
le invada para poder comunicar, se puede conectar con el poema de Juan Ramón Jiménez24,
¡Inteligencia!, dame, el nombre exacto de las cosas!
... Que mi palabra sea la cosa misma,
¡Intelijencia, dame el nombre exacto; y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!(Jiménez, 1998:340).
El clamor final revela la desesperación del poeta ante la soledad que siente por no poder expresar, la
imposibilidad de nombrar le arrastra a la desaparición de las realidades, al no poder concretar de algún
modo sentimiento, imagen y verdad. Sin el ejercicio de la PALABRA es imposible el regreso al origen,
el rencuentro entre hombre-naturaleza y mundo es una utopía. La insistencia (v.28-v.56) de la palabra no
23
Véase retrato en el anexo, p.9.
retrato en el anexo, p.9.
24Véase
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ha sido suficiente para contrarrestar la impericia expresiva humana. El poeta ha hecho participar en el
poema, como si se tratara de una actuación escénica, a todos los sentidos, vista: invisibles huestes (v.16),
Nublan mis ojos imágenes opuestas (v.49); tacto: golpean mi pecho (v.40), hielas mi frente (v.42); oído: habla con tus
palabras (v.60); gusto: sed (v.23). Hay, pues, una presencia física-los sentidos- y mental-los sentimientos,
espíritu (v.25), goces (v.5)-. Incluso una breve presencia ritual- el espacio de lo mítico- untas mis ojos con
aceite25 (v.81). Aún y con el último conato de aflicción extrema, el poeta no consigue superar la eléctrica
frontera (v.67)26. No obstante, el poeta ha conseguido aunar dos campos de conocimiento mediante un
uso metafórico del lenguaje: historia-incluyendo aspectos sociales y políticos- y poesía- incluyendo
reflexiones teóricas y filosóficas27, como él sugería-:
Un poema es un objeto hecho del lenguaje, los ritmos, las creencias y las obsesiones de este o aquel poeta y de
esta o aquella sociedad. Es el producto de una historia y de una sociedad (Paz, 1981:9).
De forma magistral, el poeta dibuja una enorme alegoría en el poema28 que le permite
condensar dos agonías internas y exteriorizarlas apelando al prójimo con un discurso cuasi patriótico
que facilita la implicación. Sin que los dilemas se resuelvan, se presiente el vacío asolador que queda tras
la mudez.
Para concluir, se reproducen estos versos de Cernuda, como exponente de ese deseo inalcanzable- en el
caso de paz el deseo de expresión- “diferente del sí del que lo busca, que actualiza permanentemente la
distancia entre el objeto y el yo y que, no cesa de buscar, de hacer presente este deseo de otro” (Madrid,
1988:83); constata la tribulación sobre la expresión, la transmisión de ideas, la comunicación impedida,
el sentimiento sentenciado a la imposibilidad del decir:
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero (CERNUDA, 2012:77).
25
El aceite tiene propiedades de limpieza, así como para desmaquillar los ojos- en el sentido metafórico de limpiar los ojos
de las falacias mundanas, “contaminados” o heridos, asimismo se usaba en los rituales funerarios como elemento
protector contra mal de ojo y hechizos.
26 Nótese que el “yo” lírico pasa como por una serie de pruebas para cumplir unos requisitos para ser digno portador y
transmisor de la PALABRA, éstas recuerdan a un entrenamiento militar o bien a un encierro en una prisión, se vale de la
imagen de una muralla electrificada como si se tratara de una valla de un centro penitenciario o a las pruebas físicas de
los soldados, incluso a las rejas fronterizas entre países. Los muros representan los grandes obstáculos a superar, se
escenifica con un ejercicio físico, pero es realidad un óbice de la mente.
27 J. A. Sánchez matiza respecto a esta cuestión, “Octavio Paz incluye una filosofía de la historia, una contra-filosofía de la
historia, una filosofía de la contra-historia” (Sánchez Zamorano, 1999:1205).
28 G. Segade opina, “la obra del poeta mexicano parece una gigantesca alegoría acerca del lenguaje, de la poesía. Himno
póstumo al poema” (Segade, 1979: 134)
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Bibliografía
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última consulta: 03/05/2014]
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36
Anexo
Ilustración 1: Revista Tierra Nueva, primera edición
facsimilar, 1982, Fondo de Cultura Económica, México
D.F.
Ilustración 2: Gráficos de la relación poesía-palabradiscurso-filosofía propuestos por Javier Sánchez acerca
del debate entre poesía-filosofía-lenguaje.
Ilustración 3: Juan Ramón Jiménez y Gustavo
Adolfo Bécquer.
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