TERAPEUTICA EN ENFERMEDADES GASTROINTESTINALES ULCERA PEPTICA MAIQUES LLACER, F.J. (FIR II), IGUAL GUAITA, M.J. (FIR II) Coordinador: ALOS ALMIÑANA, M. Hospital General del S.U.S. (Castellón) INTRODUCCION La úlcera péptica es una enfermedad de origen multifactorial que se caracteriza desde el punto de vista anatomopatológico por la lesión localizada y en general solitaria de la mucosa del estómago o del duodeno que se extiende como mínimo hasta la capa muscular de la pared gastrointestinal. Presenta una prevalencia del 1 %, afectando al 10% de la población en algún período de su vida. El síntoma más frecuente es el dolor abdominal, describiéndose éste como ardor epigástrico, dolor corrosivo o sensación de hambre dolorosa, pudiendo presentarse con un ritmo horario relacionado con la ingesta, en general 1-3 horas después de las comidas y que se alivia o cede con la ingesta de alimentos o con alcalinos. En la mayoría de los casos sigue un curso crónico recidivante, con brotes sintomáticos de varias semanas de duración. Existen otras patologías provocadas también por la secreción ácida intestinal, destacando la gastritis, la esofagitis por reflujo, el síndrome de Zollinger-Ellison y la neumonía por aspiración ácida. La causa de la úlcera es multifactorial, tanto exógenos como endógenos. Se produce un desequilibrio entre los factores agresivos (secreción ácida y péptica) y los defensivos de la mucosa gastroduodenal. Entre los factores exógenos destacan la infección por Helicobacter pylori y el tratamiento con antiinflamatorios no esteroídicos (AINES). Para el diagnóstico de la úlcera péptica se procede a efectuar una anamnesis, repasar la historia clínica y efectuar una exploración física del paciente. La exploración incluye según cada caso individual inspección, auscultación, palpación del abdomen, percusión y exploración rectal entre otras. Los instrumentos diagnósticos habitualmente utilizados son la endoscopia y la radiología; detectándose posibles complicaciones de la úlcera como hemorragia digestiva, perforación, – 389 – Manual de Farmacia Hospitalaria penetración y estenosis pilórica. En el diagnóstico diferencial se deben descartar otras causas de dispepsia o síntomas abdominales. El Helicobacter pylori se asocia al 95100% de las úlceras duodenales y al 70% de las gástricas. Su confirmación se puede realizar por medios no invasivos (prueba de la ureasa), o invasivos (biopsia). Una vez diagnosticada la úlcera se debe proceder a su tratamiento, cuyos objetivos serán el alivio de síntomas, la cicatrización de la úlcera y la prevención de recidivas sintomáticas y de las complicaciones. Deben evitarse los factores que pueden influir negativamente, en particular el tabaco, el estrés y los AINE; o prevenirlos (profilaxis de las complicaciones por AINEs con prostaglandinas). En el caso de la úlcera asociada a Helicobacter pylori se debe proceder a su erradicación con un tratamiento antibiótico adecuado. Los fármacos usados son neutralizadores de la acidez gástrica (antiácidos), inhibidores de la secreción ácida gástrica (antagonistas de los receptores histamínicos H2, inhibidores de la bomba de protones), antisecretores y protectores de la mucosa gástrica (prostaglandinas, acexamato de zinc), protectores de la mucosa gastroduodenal (sucralfato, sales de bismuto), y para erradicar el H. pylori diversos antibióticos (metronidazol, amoxicilina, claritromicina....). En ocasiones, debido a la presencia de complicaciones, está indicado el tratamiento quirúrgico. OBJETIVO Promover en el farmacéutico un mayor conocimiento de la enfermedad ácido péptica, su diagnóstico y tratamiento, con la finalidad de ejercer labores de atención o cuidado farmacéutico: Informando al paciente, enfermeros y médicos sobre el esquema de tratamiento más adecuado (fármacos, posología, horario), posibles interacciones o efectos adversos de la medicación (AINEs, omeprazol, ranitidina, etc.) y hábitos de vida más aconsejables. METODOLOGIA – Identificación del caso, por consulta directa (paciente, familiar, personal sanitario), o participación activa (revisión de los tratamientos en las hojas de prescripción). – Revisión de la pauta de tratamiento, historia clínica y diagnóstico para confirmar la adecuación del tratamiento con el diagnóstico. – Seguimiento del paciente para comprobar la eficacia del tratamiento y su cumplimiento. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA CONN. Terapéutica actual, 1.a ed., 1994, Edit. Interamericana-McGraw-Hill. FARRERAS y ROZMAN. Medicina interna. XIII Edición. Edición en CD-Rom. Harcourt Brace. Publishers International. MARKHAM, A., y MCTAVISH, D. Clarithromycin and omeprazole. Drugs, 1996; 51(1): 161-78. RONCHERA, C.L., y MARTINEZ, A. «Aspectos farmacoeconómicos del tratamiento de la infección por Helicobacter pylori en la enfermedad gastroduodenal». Farm Hosp, 1996; 20(4): 263-66. Catálogo de especialidades farmacéuticas. Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Madrid, 1997. Clinical Pharmacy and Therapeutics, 5.a ed., 1992, Edit. – 390 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales Williams & Wilkins. CASO PRACTICO PLANTEAMIENTO En el servicio de Farmacia se recibe una orden médica en el que se pauta al paciente, omeprazol 20 mg cada 12 horas, amoxicilina 1 gramo cada 12 horas, claritromicina 500 mg cada 12 horas y dieta de protección gástrica. Se trata de un paciente asmático de 72 años con antecedentes de ulcus gástrico en tratamiento crónico con salbutamol, ranitidina, y almagato. Acude a urgencias por un episodio de melena, no presenta dolor abdominal, ni toma AINEs. En la exploración no presenta dolor epigástrico, en el tracto rectal se recogen restos melénicos. La radiología no presenta hallazgos. Queda ingresado. Al día siguiente se realiza gastroscopia apreciándose hernia de hiato en esófago y un ulcus de 0,5 cm en estómago, prescribiéndose el tratamiento que llegó a farmacia. Analítica destacable, hematocrito 35,4%; hemoglobina 11,9 g/dl; glucosa 115 mg/dl; urea 59 mg/dl. Revisando la historia del paciente se descubre como antecedente relevante un ingreso 3 años antes, remitido por el médico de cabecera diagnosticado de hemorragia digestiva alta con pérdida de conciencia transitoria, dolor epigástrico, hematesis y melenas de varios días. No presentaba antecedentes de interés, salvo el tratamiento con teofilina retardada (175 mg/12 h) por su EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Tras exploración radiológica sin hallazgos patológicos, se practicó gastroscopia diagnosticándose ulcus bulbar. Se instauró tratamiento con ranitidina y almagato. Dándole de alta a los 5 días tras permanecer asintomático y sin sangrado durante este tiempo. Como datos analíticos destacables, hemoglobina 10,4 g/dl y hematocrito 31,4 %. CUESTIONES Este caso puede plantear unos cuantos interrogantes al farmacéutico en su labor profesional: 1. ¿Es adecuado el tratamiento crónico que ha llevado el paciente durante 3 años? 2. ¿Podía presentar interacciones significativas con otros medicamentos? 3. ¿El tratamiento del paciente en el último ingreso podía afectar al diagnóstico? 4. ¿El tratamiento seleccionado es el más adecuado? ¿Haría falta alguna otra prueba diagnóstica para confirmarlo? 5. ¿Sería necesario un seguimiento del paciente? DISCUSION El caso descrito nos ha planteado una serie de cuestiones que tiene como fondo el tratamiento de la úlcera péptica y su asociación con el Helicobacter pylori. Ultimamente ha tomado especial interés el papel de esta bacteria en la patogenia de la úlcera, condicionando un cambio en su tratamiento farmacológico. El presente caso nos vuelve a plantear las dudas que surgen frecuentemente, ¿debe emplearse – 391 – Manual de Farmacia Hospitalaria un tratamiento crónico en la úlcera, con el riesgo de enmascaramiento de otras patologías, a veces graves?, ¿debe tratarse únicamente cuando presente sintomatología?, ¿debe hacerse un tratamiento erradicador del H. pylori ante una sospecha aún no confirmada? En el momento actual, a pesar de que diversos autores propugnan como tratamiento de primera línea la erradicación de H. pylori en pacientes con úlcera péptica, no se recomienda el tratamiento de rutina de erradicación del H. pylori en pacientes sintomáticos, sino el tratamiento con los otros fármacos «convencionales». Con estos tratamientos «convencionales» la tasa de recurrencia sintomática es superior al 60% anual, ante los nuevos episodios se aconseja un nuevo tratamiento (p. ej., ranitidina 300 mg/día) de 4-8 semanas seguido de un tratamiento de mantenimiento (p. ej., ranitidina 150 mg/día) durante 12 meses. Si aparecen nuevas recurrencias, está indicado el tratamiento del H. pylori. En caso de confirmación de úlcera asociada a H. pylori se realizará tratamiento de erradicación del H. pylori (p. ej., amoxicilina 1 g/12 h + claritromicina 500 mg/12 h + omeprazol 20 mg/12 h). En cualquier caso se deben evitar o prevenir los factores que pueden influir negativamente (AINES, tabaco...). Nuestro paciente en tratamiento de mantenimiento durante 3 años, presentó recidiva de su úlcera con melenas y confirmación endoscópica de úlcera gástrica. Tras efectuar la anamnesis, exploración, revisar la historia y realizar las pruebas diagnósticas oportunas (radiología, endoscopia) se instauró tratamiento empírico de erradicación; aunque el tratamiento fue correcto hubiera sido deseable la confirmación de H. pylori (p. ej. biopsia, aprovechando que se le había practicado la endoscopia) antes de iniciar este tratamiento (Cuestión 4). Ante la aparición de úlceras resistentes al tratamiento debe monitorizarse cuidadosamente al paciente y vigilar una vez completado el tratamiento la aparición de nuevas recidivas, descartar otras posibles causas y evitar que mediante la ocultación de síntomas se pudiera diferir el diagnóstico definitivo (Cuestión 5). En el caso que presentamos el uso de almagato puede haber enmascarado el dolor epigástrico, sintomatología fundamental de la úlcera (Cuestión 3). Se ha superado el tiempo habitual de la terapia de mantenimiento, lo que podría haber enmascarado otras patologías y/o complicaciones graves (p. ej. cáncer gástrico), retrasado su diagnóstico y tal vez comprometido la vida del paciente (Cuestión 1). Deben vigilarse, además, posibles interacciones en la medicación. Así en este paciente la medicación que recibe al ingreso la toma del almagato puede disminuir la absorción de la ranitidina por lo que se debería haberle aconsejado espaciar la toma de ambos 1 hora (Cuestión 2). El análisis de las evidencias que sustentan las respuestas a éstos y otros interrogantes de la práctica asistencial constituyen la mejor herramienta del farmacéutico en su contribución a la toma de decisiones en la terapéutica de la enfermedad ácido-péptica. – 392 – ALTERACIONES ACIDO-PEPTICAS VAZQUEZ VAZQUEZ, I. Coordinador: MARTIN HERRANZ, F. Hospital Juan Canalejo (La Coruña) INTRODUCCION Por alteraciones ácido-pépticas se entiende un grupo de enfermedades entre las que se incluye: úlcera gastro-duodenal, úlcera por estrés, síndrome de ZollingerEllison y enfermedad por reflujo gastroesofágico. Estas enfermedades se caracterizan por una elevada tasa de prevalencia, así un 10-12% de la población padece en algún momento de su vida una alteración ácido-péptica; por otro lado, un elevado número de pacientes hospitalizados están a tratamiento con un antiulceroso. La terapéutica antiulcerosa incluye medicamentos clasificados en tres grupos: a) Agentes que reducen la secreción de ácido gástrico: – Antagonistas de receptores H2 de histamina. – Inhibidores de la bomba de protones. b) Agentes protectores de la mucosa gástrica. c) Antiácidos. En general, estos medicamentos son seguros y bien tolerados, sin embargo hay que considerar los efectos secundarios más destacados como: diarrea en 5-10% de los pacientes y/o riesgo de aborto en el caso del misoprostol (contraindicado en mujeres embarazadas); menos importantes son las manifestaciones gastrointestinales como náuseas, vómitos, dolor abdominal que pueden producirse con antiácidos, sucralfato o antagonistas H2. La terapéutica antiulcerosa está dirigida al tratamiento de la úlcera, cicatrización y alivio de los síntomas y la prevención de las recidivas. En el tratamiento de la úlcera péptica activa no asociada a Helicobacter pylori se recomienda como primera elección un inhibidor de la bomba de protones a dosis plena durante 2-4 semanas y como alternativa antihistamínicos H2 durante 48 semanas en el caso de la úlcera duodenal, o bien durante 4-8 semanas y 812 semanas, respectivamente si la localización de la lesión es gástrica. En la – 393 – Manual de Farmacia Hospitalaria terapia de mantenimiento se utilizará un antihistamínico H2 a dosis simple. En la enfermedad ulcerosa asociada a Helicobacter pylori existen diferentes pautas erradicadoras siendo una de las más utilizadas por su mayor índice erradicador y comodidad posológica la combinación de tres medicamentos: inhibidor de la bomba de protones, claritromicina y amoxicilina. Los medicamentos procinéticos (cisapride) o la utilización de antihistamínicos-H2 están indicados en la enfermedad por reflujo gastroesofágico de carácter leve. Los inhibidores de la bomba de protones se utilizarán en la esofagitis grave o refractaria a otros tratamientos. En cuanto a la prevención de úlceras por estrés, se recomienda sucralfato o un anti-H2. Por último, la profilaxis de gastropatía por AINEs indicada en pacientes de alto riesgo: edad > 65 años, dosis altas de corticoides, administración de corticoides o anticoagulantes orales, antecedentes de úlcera gástrica o gastropatía por AINE, en este caso la profilaxis se realiza con misoprostol. OBJETIVO Describir las pautas de actuación del farmacéutico en la validación de una prescripción individualizada de un medicamento antiulceroso. METODOLOGIA a) Identificar el 100% de los pacientes con terapia antiulcerosa a través de la prescripción médica en las unidades con sistema de dispensación de medicamentos en dosis unitaria (SDMDU). b) Seleccionar los pacientes susceptibles de intervención farmacéutica en base a unos criterios que previamente hemos establecido: – Pacientes con prescripción de misoprostol, con el objeto de valorar su indicación y sus efectos secundarios y/o pacientes con factores de riesgo candidatos a la prescripción de misoprostol. – Pacientes a tratamiento con omeprazol IV, para validar la indicación y la posología utilizada. – Pacientes de edad > 60 años y a tratamiento con ranitidina IV, dosis > 50 mg cada 8 horas, puede requerir ajuste de dosis en insuficiencia renal y/o edad avanzada. – Pacientes con omeprazol o ranitidina IV y medicación concomitante por vía oral en los que se puede aplicar «terapia secuencial» a las 48-72 h de iniciar la terapia IV. c) Consulta de la historia clínica del paciente para conocer datos generales (edad, sexo, estado gestacional), antecedentes de úlcera gástrica o duodenal, intervenciones quirúrgicas. d) Validar la elección del antiulceroso en función de la indicación y de acuerdo al protocolo del hospital y/o recomendaciones de la Comisión de Farmacia. e) Valorar otros aspectos relacionados con el antiulceroso: – Régimen posológico, considerando dosis y vía de administración. – Terapéutica concomitante del paciente para valorar posibles interacciones medicamentosas. – Administración en relación a los – 394 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales alimentos (antiácidos, sucralfato...). – Principales efectos secundarios. – Contraindicaciones. – Tener en cuenta las consideraciones especiales del antiulceroso según el grupo de edad: pediatría, geriatría. – Conocer las condiciones especiales del antiulceroso según la situación clínica del paciente: insuficiencia renal y/o hepática. f) Si la prescripción del antiulceroso no ha sido correcta, adoptar medidas a través de una intervención directa farmacéuticomédico prescriptor y proponer: antiulceroso indicado, posología correcta, posibles interacciones medicamentosas, etc. g) Seguimiento del grado de cumplimiento de las intervenciones realizadas. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA DANIEL, H., y SOLOMON, M.D. «Toxicity of nonsteroidal anti-inflamatory drugs in the elderly: is advanced age a risk factor?». American J. Medicine, 1997; 102: 208-215. GOODMAN y GILMAN. Las bases farmacológicas de la terapéutica. 9.a ed., 1996. Vol. 1; 37: 965-980. ROBERT, P., y WALT. «Misoprostol for the treatment of peptic ulcer and antiinflamatory drug induced gastroduodenal ulceration». The New England J. Medicine, 1997. Vol. 102; 22: 208-214. SANDERS, S.W. «Pathogenesis and treatment of acid peptic disorders: comparison of proton pump inhibitors with other antiulcer agents». Clinical therapy, enero-febrero 1996; 18(1): 2-34. «Drugs for treatment of peptic ulcers». The Medical Letter on drugs and therapeutics, 3 de enero de 1997; 39 (991):1-4. CASO PRACTICO PLANTEAMIENTO En el Servicio de Farmacia se recibe la prescripción médica de un paciente ingresado en la unidad de Cardiología, en la que constan los siguientes datos: – – – – Nombre del paciente. Sexo: varón. Edad: 57 años. Tratamiento farmacológico completo: • Lovastatina 20 mg cada 24 horas. • Isosorbida mononitrato 20 mg cada 12 horas. • Metoprolol 100 mg cada 12 horas. • Acido acetilsalicílico 1 g cada 6 horas. • Almagate 1 sobre cada 8 horas. Diágnostico al ingreso: Pericarditis. DISCUSION El farmacéutico al validar la prescripción médica observa que el paciente está a tratamiento con un antiinflamatorio no esteoroido (AINE) a altas dosis y un antiácido. La prescripción de este último hace sospechar que el paciente tiene molestias gastrointestinales y que pueden ser debidas a la ingesta del antiinflamatorio, por lo que decide consultar la historia clínica para confirmar dicha prescripción (conocer el diagnóstico, síntomas, antecedentes de úlceras...). Se confirma que la prescripción del antiácido se debe a que el paciente refiere molestias gastrointestinales como ardor, dolor epigástrico... En este momento el farmacéutico decide intervenir proponiendo la utilización de un protector de la mucosa gástrica: misoprostol, por ser el antiulceroso indicado en la prevención de la gastropatía por AINEs. – 395 – Manual de Farmacia Hospitalaria Tras 4 días de tratamiento con almagate, el médico decide sustituir el antiácido por misoprostol. – 396 – DIARREA TORRES BONDIA, F.I. (FIR I), GISBERT GONZALEZ, S.L. (FIR III), DURAN PARRONDO, C. (FIR II), VALLE GINER, I. (FIR II) Coordinador: MARTI BONMATI, E. Hospital General Universitario (Valencia) INTRODUCCION La diarrea se define como la presencia de tres o más deposiciones líquidas por día, pudiendo ir acompañada de fiebre, dolor abdominal o vómitos. Presenta como condición un aumento anormal en el contenido líquido por encima de 150-200 ml por día. Atendiendo a la duración del proceso diarreico, podemos distinguir entre diarrea aguda, si dura menos de 7 a 14 días y diarrea crónica, si dura más de dos a tres semanas. Diarrea aguda: causada con mayor frecuencia por agentes infecciosos, también puede deberse a la ingestión de fármacos (antiácidos que contienen magnesio, laxantes, betabloqueantes, antibióticos, hipolipemiantes, teofilina, colchicina y antiinflamatorios no esteroídicos), a la administración de quimioterapia o a la restauración de la nutrición enteral después de un ayuno prolongado. El tratamiento comprende reposo y reposición hidroelectrolítica. En pacientes gravemente deshidratados es preciso recurrir a la rehidratación intravenosa. El tratamiento antibiótico es controvertido en diarreas bacterianas y no suele ser necesario en enfermedad leve o en fase de resolución. En general se deben evitar los agentes anticolinérgicos y opiáceos ante un agente enteroinvasivo por el riesgo de prolongar una colonización. Diarrea crónica: desde el punto de vista fisiopatológico, se clasifica como inflamatoria, osmótica, secretora, por motilidad intestinal alterada y facticia. Diarrea inflamatoria: los posibles mecanismos son una inflamación de la mucosa y submucosa (colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn), lesión epitelial (enterocolitis por radiación) y absorción intestinal alterada o secreción excesiva (infecciones asociadas a SIDA o eosinofílicas). Diarrea osmótica: debida a solutos – 397 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales intraluminales no absorbidos o no digeridos (sobrecrecimiento bacteriano, déficit de lactasa o síndrome del intestino corto). Diarrea secretora: producida por una excesiva secreción de electrólitos (síndrome carcinoide, síndrome de Zollinger-Ellinson o adenomas secretores de péptido intestinal vasoactivo). Diarrea por motilidad intestinal alterada: debida a un tránsito rápido y en ciertos casos se asocia a sobrecrecimiento bacteriano (síndrome de colon irritable o enfermedades neurológicas). Diarrea facticia: es la autoinducida (abuso de laxantes). Como tratamiento, podemos citar los agentes hidrofílicos, que actúan aumentando la consistencia de las heces absorbiendo agua, los agentes antidiarreicos opiáceos (difenoxilato y loperamida), útiles en la diarrea secretora leve moderada, aunque contraindicados en la diarrea infecciosa, ya que pueden favorecer la invasión de los tejidos por microorganismos patógenos al provocar un estasis del intestino. Además, en los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), estarían contraindicados por favorecer el megacolon tóxico. El octeótrido tiene un efecto antisecretor importante en el síndrome carcinoide y en otros tumores neuroendocrinos. Los inhibidores de la ATPasa de H+-K+(omeprazol), y los antagonistas de receptores H-2 son útiles en la diarrea provocada por el síndrome de Zollinger-Ellinson. La colestiramina es el fármaco de elección en la diarrea secundaria a la malabsorción ileal de sales biliares. OBJETIVO Es necesario establecer la causa de la patología mediante un diagnóstico diferencial basado en la exploración clínica y las pruebas diagnósticas, lo que nos permite instaurar un adecuado plan terapéutico para que el paciente pueda recuperar su patrón normal de eliminación y evitar el desarrollo de complicaciones, como la deshidratación y alteración del estado nutricional. METODOLOGIA En principio, el farmacéutico debe conocer la etiopatogenia del proceso diarreico, así como su fisiopatología y tratamiento. Es importante realizar una valoración del estado del paciente en la que se reflejan los siguientes datos: Datos subjetivos: Aquellos que refiere el paciente. Datos objetivos: Se consiguen mediante la exploración física en la que se recoge la edad, el peso, el estado nutricional, constantes vitales (pulso, temperatura y tensión arterial), el estado de hidratación (turgencia de la piel, pliegue retroorbital y conjuntiva, mucosa oral, color de la orina, balance hidroelectrolítico y presencia de sed). Interesa precisar además, la cantidad y frecuencia de las heces, observando sobre todo el color (sangre, moco, pus), determinación de sodio, potasio, osmolaridad y polimorfos, así como la consistencia y el olor de las mismas. Se realizará una valoración abdominal que incluya la presencia de ruidos intestinales, distensión o rigidez – 398 – Manual de Farmacia Hospitalaria abdominal, flatulencia, cólicos o dolor. Es importante la valoración de medicaciones previas, viajes, ingesta de alimentos o agua fácilmente contaminable o tóxicos, casos similares en personas próximas y antecedentes quirúrgicos. A parte de la exploración física, es necesario el aporte de pruebas complementarias en la que se incluye la analítica, que nos permite conocer el estado hidroelectrolítico y la función renal (hemoglobina, hematocrito, proteínas totales y nitrógeno ureico en sangre). También son útiles los estudios radiológicos y endoscópicos. En diarreas de más de tres días de evolución, la determinación de leucocitos en las heces sirve para distinguir entre procesos inflamatorios de no inflamatorios. Son útiles los coprocultivos y la determinación de parásitos en heces. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA BACELLS, A. La Clínica y el Laboratorio, 16.a ed. (Masson, 1993. BEARE, MYERS. Principios y Práctica de la Enfermería Medicoquirúrgica. Paraninfo, 1995. HERFINDAL, E.T.; GOURLEY, D.R., y LLOYD HART, L. Clinical Pharmacy and Therapeutics, 5.a ed., Williams & Wilkins, 1992. ISSELBACHER, K.J.; BRAUNWALD, E.; WILSON, J.D.; MARTIN, J.B.; FAUCI, A.S.; KASPER, D.L., editores. Harrison. Principios de Medicina Interna. Vol. I, 13.a ed., (Madrid: McGraw-HillInteramericana, 1994. CASO PRACTICO PLANTEAMIENTO M.M.Z. es un paciente de 36 años, que acude al servicio de urgencias por dolor abdominal difuso, vómitos, fiebre y presencia de heces líquidas con sangre referidas desde hace una semana con un empeoramiento de más de diez deposiciones al día sin diagnóstico previo de EII. Al ingreso se evidencia una temperatura corporal de 38,7 °C. Se instauran 2.000 ml de cloruro de sodio al 0,9% por vía parenteral, dipirona magnésica (750 mg cada 8 horas vía intravenosa) y amoxicilina (1g cada 8 horas vía intravenosa) con restricción absoluta de dieta. Los datos analíticos en sangre al ingreso son: Urea 25 mg/dl, Glucosa 90 mg/dl, Proteínas totales 7,4 g/dl, Sodio 139 mEq/l, Potasio 4,7 mEq/l, Cloro 104 mEq/l y Creatinina 1mg/dl, Leucocitos 15,1109, Hemoglobina 11,5 g/dl, Hematocrito 34,6 ml %. Tras la práctica de una colonoscopia, se le determina EII crónica tipo colitis ulcerosa en colon izquierdo con moderada actividad. Ante la persistencia de tres a cuatro deposiciones líquidas con presencia de sangre al día durante la primera semana, se instaura reposo digestivo con soporte nutricional parenteral. Además se le pauta una terapia con hidrocortisona (100 mg cada 8 horas vía intravenosa), mesalazina (800 mg cada 8 horas vía oral), amoxicilina (500 mg cada 8 horas vía oral) y ranitidina (150 mg cada 6 horas vía intravenosa). Pasados quince días desde el ingreso, y ante unos valores de hematocrito y hemoglobina de 25,4 ml % y 8,3 g/dl respectivamente, se le trasfunden 2 unidades de concentrado de hematíes, obteniéndose unos valores postrasfusionales – 399 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales de hematocrito 31,4 ml% y hemoglobina 10,5 g/dl. Al no mejorar el proceso diarreico tras veintiocho días de ingreso, se le interviene quirúrgicamente practicándosele una procolectomía total. Siete días después de la intervención, el paciente evoluciona favorablemente, por lo que se inicia dieta líquida a base de Precitene® a demanda (600 ml/día), lo que conduce en breve, a la tolerancia de dieta libre oral y a la posterior retirada de la nutrición parenteral. Transcurridos treinta y siete días desde el ingreso, se le dio el alta, encontrándose bien, apirético y con buena tolerancia digestiva. CUESTIONES – ¿Es adecuado el tratamiento al ingreso? El tratamiento de las diarreas agudas es sintomático. En las primeras horas se recomienda dieta absoluta y la reposición correcta de agua y electrólitos. – ¿Fue adecuado el tratamiento antibiótico al inicio? No se deben de administrar de forma rutinaria, debido a que en casi todos los pacientes no acorta la duración de la enfermedad y además existe el riesgo de una colitis pseudomembranosa asociada a antibióticos. La presencia de heces sanguinolentas y fiebre podría justificar el uso de antibióticos. – ¿Podría haberse elegido la vía oral para la rehidratación? La presencia de fuertes dolores abdominales y vómitos además de la deshidratación grave descarta la vía oral. – ¿Por qué se rechazó el uso de antidiarreicos? En general y hasta que no se ha realizado el diagnóstico, no estarían indicados, estando especialmente contraindicados si se sospecha de un agente invasivo o una EII. – ¿Fue adecuado el soporte nutricional? Algunos autores piensan que sería de utilidad la rehidratación por vía intravenosa durante la fase aguda de la colitis ulcerosa, aunque parece, que la nutrición enteral no exacerba los síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal. DISCUSION Las medidas adoptadas ante un síndrome diarreico van encaminadas a una sustitución de las pérdidas hidroelectrolíticas, así como al tratamiento sintomático. Tras una valoración del paciente, tanto subjetiva, como objetiva, nos permite llegar al diagnóstico de una diarrea crónica y a la instauración del plan terapéutico. Al paciente se le diagnostica una colitis ulcerosa, lo que justifica la no utilización de antidiarreicos. El uso de antibiótico estaría justificado por el posible carácter séptico de la diarrea, ante la presencia de sangre en heces y fiebre. El analgésico está indicado ante el dolor abdominal difuso provocado por el proceso diarreico. Ante una evolución prolongada de la patología, la decisión de un aporte de nutrientes mediante nutrición parenteral, estaría justificada debido a una relación entre el estado nutricional y la evolución de la enfermedad. – 400 – ESTREÑIMIENTO VALLE GINER, I. (FIR II), TORRES BONDIA, F. I. (FIR I), GISBERT GONZALEZ, S.L. (FIR III), DURAN PARRONDO, C. (FIR II) Coordinador: MARTI BONMATI, E. Hospital General Universitario (Valencia) INTRODUCCION El estreñimiento no es una enfermedad sino un síntoma y, como tal, está sometido a la subjetividad del enfermo que lo padece. La definición de estreñimiento es difícil, tanto por su naturaleza subjetiva como por la dificultad en establecer el hábito intestinal normal. En la población general sana la frecuencia defecatoria oscila entre 3 defecaciones semanales y 3 diarias que se expulsan sin dificultad en más del 75% de las ocasiones. Por tanto el estreñimiento se puede definir como dificultad en la defecación en más del 25% de la ocasiones y/o menos de tres evacuaciones semanales. Estudios realizados en EEUU demuestran una alta prevalencia que alcanza al 2% de la población. Es más frecuente en el sexo femenino y a partir de los 65 años de edad. Incide más en familias con nivel socioeconómico y cultural bajos. Su historia natural es desconocida y no existen estudios epidemiológicos amplios en nuestro medio. En la actualidad puede explicarse el estreñimiento en base a mecanismos fisiopatológicos variados y puede asociarse a multitud de enfermedades (hipotiroidismo, diabetes mellitus, enfermedad de parkinson, esclerosis múltiple etc.), ser secundario al uso de fármacos (anticolinérgicos, opiáceos etc.) o no presentar causa conocida. Complicaciones: como consecuencia del aumento de la presión intraabdominal durante los esfuerzos de la defecación pueden producirse hernias o descenso perianal con lesión de los nervios pudendos que puede provocar incontinencia fecal. La impactación fecal o fecaloma suele aparecer en ancianos y es la consecuencia de la evacuación incompleta de heces y la formación de una masa fecal, dura e imposible de expulsar que puede ocasionar obstrucción intestinal, ulceración mucosa e incluso perforación estercorácea si el fecaloma persiste largo tiempo. Algunos estudios relacionan el estreñimiento – 401 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales crónico con la aparición de cáncer colorectal. También se pueden presentar complicaciones del aparato genitourinario. Su diagnóstico requiere la realización de una correcta historia clínica, disponiéndose en la actualidad de múltiples técnicas complementarias para su estudio como la radiología, endoscopia, estudio del tiempo de tránsito colónico, manometría anorrectal, electromiografía y defecografía. Su tratamiento debe ser individualizado en cada paciente. Las medidas higiénicodietéticas constituyen el primer escalón terapéutico. Los fármacos laxantes se utilizan cuando no existe tratamiento específico. La terapia biofeed-back y la psicoterapia pueden ser eficaces en algunos pacientes y la cirugía está indicada en escasas ocasiones. cuándo se inició el estreñimiento, los hábitos dietéticos, la medicación (drogas y fármacos que producen estreñimiento), enfermedades neurológicas o problemas psicológicos que puedan coincidir con la aparición de estreñimiento. – Exploración física: Debe ser completa y dirigida a la identificación de los pacientes con enfermedes sistémicas o digestivas que produzcan estreñimiento. – Exploraciones complementarias • Analíticas: Se solicitan de forma rutinaria hemograma, glucemia, ionograma orina elemental, estudio de función tiroidea, calcemia, magnesemia y estudio de sangre oculta en heces. • Otras: Estudio del tiempo de tránsito colónico, endoscopia etc. 2.a Fase. Instaurar el terapéutico más adecuado: OBJETIVO Identificar la enfermedad a la que está asociada el estreñimiento, manejar los datos de la historia clínica que aporten información al problema planteado. Conocer el mecanismo de acción de los fármacos laxantes para la elección más adecuada según las características del paciente, así como sus contraindicaciones y efectos adversos. Instaurar un tratamiento individualizado teniendo en cuenta todos los factores (edad, gravedad, patologías asociadas, etc.). régimen El tratamiento debe ser individualizado y ha de tenerse en cuenta la edad del paciente, la patología subyacente, todos aquellos factores que puedan contribuir al estreñimiento, su duración y gravedad: – Tratamiento higiénico-dietético: El tratamiento dietético constituye el primer escalón terapéutico en el paciente estreñido. – Tratamiento farmacológico: Se usan cuando no existe otro tratamiento específico que ofrecer al paciente, no tienen efecto curativo y pueden ser peligrosos. METODOLOGIA 1.a Fase. Revisar e interpretar los datos de la historia clínica de los pacientes: – Anamnesis: Es fundamental conocer BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA BENAGES, A. «Estreñimiento». Med Clin, (Barc.) 1992; 98: 215-218. CHASSUADE, S.; KHYARI, A.; ROCHE, H., et al. – 402 – Manual de Farmacia Hospitalaria «Determination of total and segmental colonic transit time in constipation patients. Results in 91 patients with a new simplified method». Dig Dis Sci, 1989; 34: 1168-1172. DEVROEDE, G. «Constipation». En SLEISENGER, M.H.; FORTRAM, J.S., ed. Gastrointestinal disease: Pathophysiology, Diagnosis, Management. Philadelphia, WB Saunders Co., 1993, pp. 837887. GEKAS, P., y SCHUSTER, M.M. «Stercoral perforation of the colon. Case report and review of the literature». Gastroenterology, 1981; 80: 10541058. HERBETKO, J., y HYDE, I. «Urinary tract dilatation in constipated children». Br J radiol, 1990; 63: 855857. KIFF, E.J.; BARNES, P.H.R., y SWASH, M. «Evidence of pudendal neuropathy in patients with perineal descent and chronic straining at stool». Gut 1984; 25: 1279-1282. KUNE, G.A.; KUNE, S.; FIELD, B., y WATSON, L.F. «The role of chronic constipation, diarrhea and laxative use in the etiology of large bowel cancer. Data from the Melbourne Colorectal Cancer Study». Dis Colon Rectum, 1988; 31: 507-512. LOENING-BAUCKE, V. «Modulation of abnormal defecation dynamics by biofeed-back treatment chronically constipated children with encopresis». J. Pediatr, 1990; 116: 214-222. MEZWA, D.G.; FECKO, P.J., y BOSANKO, C. «Radiologic evaluation of constipation and anorrectal disorders». Radiol Clin North Am 1993; 31: 13751393. MINGUEZ, M.; TOMAS-RIDOCCI, M.; MORENO-OSSET, E.; MORA, F., y BENAGES, A. «Manometría anorrectal. Técnicas valores normales y utilidad clínica». En LLEDO, S.; ROIG, J.V.; TOMAS, M.; MINGUEZ, M., ed. Avances en colproctología. Barcelona, Ed. Jims, 1990, pp. 73-87. MORENO-OSSET, E.; BALLESTER, J.; MINGUEZ, M.; MORA, F., y BENAGES, A. «Estudio del tiempo de tránsito colónico (segmentario y total) en sujetos sanos y pacientes con estreñimiento crónico idiopático». Med Clin (Barc.) 1992; 98: 201-206. PALLIS, C.A. «Parkinsonism: natural history and clinical features». Br Med J, 1971; 3: 638-690. SANDLER, R.S., y DROSSMANN, D.A. «Bowel habits in young adults not seeking health care». Dig Dis Sci 1987; 32: 841-845. SONNENBERG, A., y KOCH, T.R. «Epidemiology of constipation in the United States». Dis Colon Rectum, 1989; 32: 1-8. CASO PRACTICO PLANTEAMIENTO Paciente domiciliaria de 49 años de edad, con enfermedad de motoneurona tipo Esclerosis Lateral Amiotrófica en fase muy avanzada. Presenta una capacidad motora mínima, limitada a la musculatura oculomotora y cervical, con amiotrofia generalizada y debido a disfagia, se alimenta a través de una sonda de gastrostomía. El dolor generalizado en espalda, glúteos y articulaciones, el aumento del trabajo respiratorio, el insomnio y el estreñimiento severo son los principales problemas que presenta. El tratamiento encaminado al control de su sintomatología se modifica en función de la fase evolutiva de su enfermedad (dosis, vía de administración, frecuencia de administración, inclusión de un nuevo fármaco o suspensión de otro ya pautado) y está compuesto en términos generales por: morfina para controlar la disnea, buscapina para reducir las secreciones, diazepam como ansiolítico, zolpidem como hipnótico, baclofeno en el tratamiento de la espasticidad, oxigenoterapia y parafina líquida en el estreñimiento. El tratamiento encaminado a resolver el problema del estreñimiento se inicia con la administración de mucílago de plantago ovata (1 sobre cada 12 horas) a través de la sonda de gastrostomía y un aporte de fluidos de 2.000 ml/día. Al séptimo día se administra un enema de agua templada. A pesar de ello, el estreñimiento se mantiene, y es necesario recurrir a la desimpactación manual de las heces. Posteriormente se cambia el tratamiento – 403 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales por parafina líquída, 15 ml cada 12 horas durante una semana, transcurrida la cual, se disminuye a la mitad la cantidad de parafina líquida que se administra en ayunas, asociándola a 1 sobre de mucílago de plátago ovata antes de acostarse. En última modificación al tratamiento, se retira definitivamente la parafina líquida, se mantiene la cantidad de mucílago de plantago ovata administrada y se introducen en la dieta zumos de melón y Kiwi alternativamente. CUESTIONES – ¿Qué fármacos estarían contraindicados en el estreñimiento? ¿Qué alternativas propondría? – ¿En qué tipo de pacientes están contraindicados los laxantes lubricantes (aceites minerales)? ¿Por qué? – ¿Cuáles son las recomendaciones en cuanto a ingesta de fibra dietética o cruda? Mecanismo de acción. – ¿Son preferibles los enemas de agua templada a los productos químicos? ¿Por qué? DISCUSION La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es la forma más frecuente de enfermedad progresiva de la neurona motora. Puede considerarse el prototipo de enfermedad neuronal y es, probablemente, el más devastador de todos los trastornos neurodegenerativos. El estreñimiento en los pacientes con ELA puede ser agudo y crónico y puede ocurrir debido a la debilidad de los músculos pélvicos, dieta inapropiada, espasticidad y drogas tales como anticolinérgicos (buscapina) y opioides (morfina). Una dieta pobre en fibra y la deshidratación frecuentemente contribuyen al estreñimiento. Otros factores son la progresiva inmovilidad y la pérdida de la maniobra de Valsalva como la debilidad de los músculos esqueléticos y abdominales. Las opciones terapéuticas incluyen el incremento de fibra dietética y el mantenimiento de la ingesta de líquidos; laxantes formadores de masa (celulosa), laxantes osmóticos (Lactulosa) y supositorios de glicerina y enemas. Son preferibles los enemas salinos a los productos químicos. La inclusión de una dieta adecuada en fibra y líquidos ayudará a prevenir el estreñimiento. Bajo circunstancias normales, debieran consumirse de 1.500 a 2.500 ml de líquidos diariamente. Pueden ser necesarios líquidos adicionales para compensar las pérdidas salivares. Las bebidas que contienen cafeína deberán evitarse debido a su efecto diurético. Los registros de ingesta de líquidos diaria, peso y osmolaridad urinaria son de utilidad para determinar el estado de hidratación. El uso de productos comerciales que contienen fibra para aquellos pacientes que son portadores de una sonda de gastrostomía puede estar indicado. La impactación fecal viene anunciada por una sensación de distensión rectal, necesidad urgente de defecación o tenesmo. A veces esta impactación produce una obstrucción crónica de bajo grado con dilatación y aumento del contenido de líquido en sentido proximal a – 404 – Manual de Farmacia Hospitalaria la impactación, puede entonces aparecer «diarrea paradójica» cuando el líquido sobrepasa a la masa fecal obstructiva. Esta situación se agrava si se administran antidiarréicos, porque empeoran el estreñimiento subyacente. La maniobra adecuada consiste en desimpactar manualmente el recto o en administrar enemas suaves si no es posible alcanzar la impactación con el dedo. – 405 – COLITIS ULCEROSA. ENFERMEDAD DE CROHN SANZ MARQUEZ, S. (FIR III), CATALA PIZARRO, R., BILBAO GARAY, J. Coordinador: GONZALEZ DEL TANAGO, S. Hospital General de Móstoles (Madrid) INTRODUCCION La colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn son enfermedades inflamatorias intestinales crónicas de etiología desconocida que afectan al tubo digestivo y ocasionalmente a otros órganos (aparato locomotor, piel, hígado, riñón y ojo). Aunque anatómica y patológicamente son dos entidades diferentes, su tratamiento es similar por lo que generalmente se estudian MANIFESTACIONES Signos y síntomas clínicos Diarrea Dolor abdominal Fiebre Pérdida de peso Fatiga generalizada CLÍNICAS Y de forma conjunta. No existen características patognomónicas ni pruebas diagnósticas específicas, y su diagnóstico es de exclusión. Cursan en brotes y con manifestaciones clínicas variables (tabla I). Las principales diferencias entre la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn se describen en la siguiente tabla (tabla II). La evolución es muy variable, aproximadamente el 75-85% de los pacientes recidivan a lo largo de su vida. Tabla I PRUEBAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES EN EII Pruebas de laboratorio Procedimientos diagnósticos Hb, Ht bajos Radiológico (enema opaco) Hipoalbuminemia Tránsito intestinal Hiponatremia, Hipocaliemia Colonoscopia, Sigmoidoscopia Leucocitosis Biopsia Aumento de enzimas hepáticas Manifestaciones extraintestinales: artritis, espondilitis – 406 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales Tabla II DIFERENCIAS ENTRE LA ENFERMEDAD DE CROHN Colitis ulcerosa Y LA COLITIS ULCEROSA Enfermedad de Crohn Localización Colon y recto De boca a ano Distribución En la mucosa intestinal. Continua y uniforme En todas las capas de la pared intestinal. Discontinua. Sigmoidoscopia Friabilidad de la mucosa Irregularidad grosera Sangrado rectal Común Infrecuente Fístulas No Sí Granulomas No Sí Masa abdominal No Sí Megacolon tóxico Ocasional Poco probable Neoplasia maligna Probable Poco probable 95% Rara No Sí Afectación del recto Obstrucción intestinal En la colitis ulcerosa el riesgo de cáncer de colon es el factor más importante que afecta a largo plazo, aunque es más fácil de curar con la cirugía que la enfermedad de Crohn debido a que afecta únicamente al colon por lo que la proctocolectomía total la resuelve de forma permanente. No se conoce tratamiento específico por lo tanto el objetivo del tratamiento es controlar la inflamación, prevenir las complicaciones y restituir las pérdidas nutricionales y la volemia. Es necesario conocer la fase de la enfermedad ya que el tratamiento varía según la gravedad del paciente y la evolución del brote. prednisona; la dosis recomendada es de 1 mg/kg/ día durante el brote agudo de la enfermedad. Pueden utilizarse también otros esteroides a dosis equipotentes (ACTH, metilprednisolona, hidrocortisona etc.). No deben utilizarse continuamente ya que no previenen las recidivas y tienen muchos efectos secundarios. Como la enfermedad tiene tendencia a reactivarse, la suspensión se debe hacer de forma gradual. La vía rectal se utiliza para casos leves, limitados al colon distal y recto. Existen también enemas de budesonido y triamcinolona. El budesonido tiene la ventaja de tener una mínima absorción sistémica. CORTICOIDES Son los agentes más eficaces para inducir la remisión en las crisis agudas, administrados de forma oral o parenteral. El esteroide más utilizado es la DERIVADOS DEL ACIDO 5-AMINO-SALICILICO (5-ASA) Son eficaces en los cuadros agudos leves a moderados y en el tratamiento de – 407 – Manual de Farmacia Hospitalaria mantenimiento. Su eficacia depende de la localización de la inflamación. Habitualmente se requieren dosis mayores en la enfermedad de Crohn que en la colitis ulcerosa Sulfasalazina: Se hidroliza en el intestino a 5-ASA (mesalazina) + sulfapiridina. La molécula activa es la 5-ASA y la dosis habitual es de 1g, 2 veces al día. Los efectos adversos son frecuentes (náuseas, vómitos, diarrea) y ocasionalmente importantes (agranulocitosis, anemia aplásica, etc.). Mesalazina: Presenta eficacia semejante a la sulfasalazina con menor incidencia de efectos adversos por carecer de la molécula de sulfapiridina. Los preparados comerciales están formulados con una cubierta entérica que se disuelve a pH 7 para liberar 5-ASA en el colon y en el íleo distal, evitando su absorción antes de llegar al colon. La posología habitual es de 500 mg/8 horas. Si la enfermedad se limita al recto (proctitis) o al lado izquierdo del colon y recto (proctosigmoiditis) se puede tratar tópicamente con enemas, espuma o supositorios de 5-ASA. Olsalazina: Profármaco constituido por dos moléculas de 5-ASA. Se desdobla en 5-ASA por bacterias en el colon. Su principal inconveniente es la alta incidencia de diarrea dependiente de la dosis que habitualmente es de 500 mg cada 12 horas. deben administrarse con prudencia ya que puede inducir megacolon tóxico. El fármaco más utilizado es la loperamida. METRONIDAZOL Antibacteriano utilizado de forma empírica en el tratamiento de la EII. Es eficaz en el tratamiento de las fístulas en la enfermedad de Crohn. No se ha demostrado su eficacia en la colitis ulcerosa. La dosis habitual es de 1 a 1,5 g/día durante 4-8 semanas, aunque no es conveniente su empleo a largo plazo, por el riesgo de producir neuropatía. INMUNOSUPRESORES INHIBIDORES DE LA MOTILIDAD INTESTINAL Aunque no está todavía claro su papel en la EII cada vez hay más estudios que demuestran su eficacia como terapia de mantenimiento en pacientes que no responden a la terapia con 5-ASA más corticoides y como agentes ahorradores de corticoides. Su eficacia está mejor documentada en la enfermedad de Crohn que en la colitis ulcerosa. Azatioprina: Es el fármaco con el que se tiene más experiencia. Dosis habitual de 1-2 mg/kg/día. Mercaptopurina: Metabolito activo de azatioprina. Dosis habitual de 1,5 mg/kg/día. Ciclosporina: Parece eficaz en la enfermedad de Crohn como tratamiento IV en casos agudos severos que no respondan a los corticoides parenterales. Se utilizan en casos leves. En los casos graves no deben emplearse y si se utilizan NUTRICION ARTIFICIAL – 408 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales La desnutrición es muy frecuente en los pacientes con EII. Las causas son variadas: disminución de la ingesta, pérdidas intestinales aumentadas por la diarrea, hemorragias y fístulas, malabsorción por inflamación de la mucosa intestinal y por la resección quirúrgica previa. Se debe emplear nutrición enteral (NE) siempre que sea posible, aunque en los casos graves en los que el paciente no tolera la vía oral es necesario administrar nutrición parenteral total (NPT). OBJETIVOS – Identificar las características de la enfermedad inflamatoria intestinal para conocer el tipo, localización y fase de la enfermedad. – Conocer los medicamentos que pueden utilizarse según el estadio de la enfermedad así como sus limitaciones. – Detectar los posibles problemas asociados a la medicación. METODOLOGIA – Obtener e interpretar los datos de la historia clínica para conocer la situación clínica del paciente. – Evaluar el tratamiento farmacológico y/o nutricional (según la fase) que garanticen mayor eficacia farmacológica con mínimos efectos adversos. – Comprobar el resultado de la terapia utilizada. – Prevenir potenciales problemas relacionados con la medicación mediante el seguimiento del tratamiento. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA CELAYA, S. Avances en nutrición artificial, 1.a ed., Zaragoza: Prensas Universitarias, 1993. DUKES, G.E., y DUNCAN, B.S. «Inflammatory Bowel Disease». En YOUNG, L.L.Y.; KODA-KIMBLE, M.A. (editores). Applied therapeutics: The clinical use of drugs, 6.a ed., Vancouver: Applied Therapeutics, 1995. ELSON. «The basis of current and future therapy for inflammatory bowel disease». Am J Med, 1996; 100: 656-62. ISSELBACHAR; BRAUNWALD; WILSON, y HARRISON. Principios de Medicina Interna, 13.a ed., vol. 11, 1994, pp. 1612-1627. RHODES, J.; THOMAS, G., y EVANS, B.K. «Inflammatory bowel disease management. Some thoughts on future drug developments». Drugs, 1997; 53(2): 189-94. SLEISENGER, M.H., y FORTAN, J.S. Gastrointestinal disease: Pathophysiology, diagnosis and management, 5.a ed., Philadelphia, 1993. CASO PRACTICO I PLANTEAMIENTO Mujer de 25 años que acude a Urgencias con fiebre, dolor abdominal, hemorragias rectales, tenesmo, y pérdida de 10 kilos en los dos últimos meses. Es diagnosticada de colitis ulcerosa mediante la sigmoidoscopia y pruebas radiológicas que muestran una afectación continua de la mucosa limitada al colon distal y recto. A partir del día 7.° disminuyen la fiebre y las hemorragias rectales. Se realiza una biopsia del colon, evidenciándose en los resultados afectación hasta el colon proximal. A partir del día 14.° la paciente mejora considerablemente, desapareciendo por completo la fiebre, dolor abdominal y las hemorragias rectales. El día 20.° la paciente es dada de alta. – 409 – Manual de Farmacia Hospitalaria Día 1.°-6.° Día 7.°-13.° Día 14.°-20.° Alta Metilprednisolona 20 mg/8 h iv Metilprednisolona 20 mg/12 iv Prednisona 40 mg/24 h oral Prednisona 20 mg/24 h oral Mesalazina 500 mg/8 h rectal Mesalazina 500 mg/8 h oral Mesalazina 500 mg/8 h oral Mesalazina 500 mg/8 h oral El tratamiento empleado en este caso fue: CUESTIONES – Comentar la necesidad del tratamiento con corticoides, dosis, vía de administración y duración del tratamiento. – ¿Por qué se utiliza mesalazina en supositorios?, ¿Es correcto su paso a vía oral? – Analizar la utilidad de administrar antidiarreicos. – ¿Qué precauciones deberá tomar el paciente, al ser dado de alta?, ¿ Por qué? primera elección ya que libera gran cantidad de principio activo en la zona. La absorción sistémica es mínima por lo que la incidencia de efectos secundarios es prácticamente nula. Se cambia a vía oral al detectarse en la biopsia realizada afectación hasta el colon proximal. – Dada la gravedad de este caso, no deben administrarse antidiarreicos, aunque controlan la diarrea pueden causar megacolon tóxico. – A los 8-10 años del comienzo de la enfermedad, deberá realizarse una colonoscopia cada 1-2 años para descartar cáncer de colon, con biopsia de la mucosa para investigar displasia. DISCUSION – Los corticoides son los agentes de elección en los casos graves y moderados ya que logran mejoría sintomática y disminuyen la inflamación. Se inicia el tratamiento con metilprednisolona IV a dosis equivalentes a 1 mg/kg/día y se va disminuyendo la dosis gradualmente en función de la respuesta clínica. Se pasa a la vía oral porque el paciente tolera, ha disminuido la fiebre, número de deposiciones/día y el dolor abdominal. – En la colonoscopia y sigmoidoscopia se ha verificado su localización restringida al colon distal y recto por lo que la administración rectal se considera de CASO PRACTICO II PLANTEAMIENTO Varón de 35 años que acude a urgencias con fiebre elevada, dolor abdominal, pérdida de peso de 15 kg y diarrea de 10 deposiciones/día desde hace 3 meses. A la exploración tiene una fístula perianal. Los estudios practicados (enema opaco, colonoscopia, tracto gastrointestinal, TAC abdominal, biopsia) demostraron enfermedad de Crohn con afectación en íleon terminal y ciego y una fístula intestino-colónica. El paciente presenta – 410 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales Día 1.°–9.° Día 10.°–19.° Día 20.°–29.° Día 30.° NPT NPT Dieta oral Dieta oral Metilprednisolona 20 mg/8 h IV Metilprednisolona 20 mg/8 h IV Metilprednisolona 20 mg/12 h IV Prednisona 20 mg/oral 5-ASA 1.000 mg/8 h oral 5-ASA 500 mg/8 h oral 5-ASA 500 mg/8 h oral 5-ASA 500 mg/8 h oral Metronidazol 500 mg/8 h IV Metronidazol 500 mg/8 h oral Metronidazol 500 mg/8 h oral Suspendido Azatioprina 100 mg/24 h IV Azatioprina 100 mg/24 h oral Azatioprina 50 mg/24 h oral obstrucción intestinal. A los 10 días del ingreso el paciente no mejora, persistiendo la fiebre elevada, el dolor abdominal y continúa con 8-10 deposiciones/día. A partir del día 20.° comienza a mejorar, ya tolera la dieta oral, disminuyen el número de deposiciones día y desaparece la fiebre y el dolor abdominal. El tratamiento empleado es: CUESTIONES – ¿Está indicada la NPT en este caso? – ¿Qué especial control se debe tener con los corticoides? – ¿Por qué se administra el metronidazol en enfermedad de Crohn y no en la colitis ulcerosa? ¿Son útiles los antibióticos de amplio espectro? – ¿Qué finalidad se busca al añadir la azatioprina? ¿Qué precauciones se deben tener durante las primeras semanas de tratamiento? – ¿Está indicada la cirugía? DISCUSION – El paciente se encuentra muy desnutrido. La terapia de elección es la NE pero en este caso no puede utilizarse ya que el paciente presenta obstrucción intestinal, por lo que no puede alimentarse por el tubo digestivo. Se alimenta por tanto por NPT. – Los corticoides son los agentes más eficaces para tratar la fase aguda en la enfermedad de Crohn, se deben utilizar con precaución ya que pueden enmascarar los signos de sepsis producida por la formación de fístulas, por lo que el clínico ha de estar muy atento y detectar esta complicación. – El metronidazol es eficaz para el tratamiento de las fístulas producidas en la enfermedad de Crohn. No estaría indicado el uso de otros antibióticos, a no ser que se demostraran infecciones intraabdominales o sepsis. – El paciente no está respondiendo a la terapia con corticoides por lo que se decidió añadir fármacos inmunosupresores para controlar el brote de la enfermedad. Además de controlar la enfermedad, permite reducir la dosis de metilprednisolona. La vía oral se utiliza en cuanto el paciente empiece a – 411 – Manual de Farmacia Hospitalaria tolerar. Se deben realizar todas las semanas recuentos sanguíneos, para detectar si aparece leucopenia en cuyo caso debe reducirse la dosis administrada. – En este caso el paciente mejoró con el tratamiento médico. La cirugía debería reservarse como último recurso ya que no cura la enfermedad y el índice de recidivas postoperatorias es muy alto, siendo necesaria en muchos casos una nueva intervención. – 412 – SINDROME DE INTESTINO CORTO TORREGROSA BERNABEU, A. (FIR III), PELLICER CASTELL, A.J. (FIR II) Coordinador: LORENTE MANSILLA, L. Hospital Universitario Germans Trías i Pujol (Badalona, Barcelona) INTRODUCCION La longitud estimada del intestino delgado (ID) de un adulto sano es de 365600 cm y la del intestino grueso de 100 cm, dependiendo del sexo y la altura. Una de las funciones del intestino es la absorción de principios inmediatos, minerales y vitaminas, lo cual tiene lugar, en condiciones normales, preferentemente en yeyuno, aunque el íleon está también capacitado para esta función. En el colon se absorbe agua y electrolitos como sodio y potasio y ácidos grasos de cadena corta. Las sales biliares y la vitamina B12, tienen un lugar específico de absorción en el íleon terminal (80 a 100 cm finales). Diversas patologías tales como oclusión embólica o trombótica de vasos mesentéricos, tumores intestinales, enfermedad de Crohn, etc., pueden requerir una resección masiva del intestino dando lugar a un síndrome de intestino corto, caracterizado por: diarrea, deshidratación, alteraciones electrolíticas, malabsorción, esteatorrea y malnutrición progresiva. Existen factores que determinan la gravedad y el pronóstico en el síndrome de intestino corto como: – Extensión de la resección de intestino delgado. – Presencia o no de colon. – Presencia o no de válvula ileocecal. – Integridad del intestino remanente. – Tipo de intestino remanente (mejor íleon que yeyuno). – Patología acompañante (Cirrosis hepática, Enfermedad de Crohn, Insuficiencia renal, etc.). – Tiempo de evolución del síndrome. Las complicaciones adicionales que pueden aparecer en un SIC son: – Aumento en la incidencia de nefrolitiasis oxálica debido a la malabsorción de ácidos grasos, los cuales se unen al calcio dejando libre el oxalato – 413 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales para su absorción. – Barro biliar y colelitiasis. – Hipersecreción gástrica en caso de yeyunectomía debido a los altos niveles de gastrina, por ausencia de la hormona inhibidora liberada en yeyuno, dando lugar a una inhibición de las enzimas digestivas. – Sobrecrecimiento bacteriano en caso de ausencia de válvula ileocecal. – Complicaciones asociadas a la administración de nutrición parenteral a largo plazo. No obstante, hoy en día supervivencia de estos pacientes se mejorado gracias a la administración nutrición artificial y a los avances cirugía y anestesia. la ha de en OBJETIVOS Lograr las siguientes condiciones para el paciente: – Mantener un estado nutricional correcto. – Estimular lo mejor posible el proceso de adaptación intestinal. – Facilitar la absorción de agua y nutrientes por vía digestiva. – Evitar pérdidas masivas de agua: deshidratación, trastornos electrolíticos graves, etc. – Evitar complicaciones a medio y largo plazo. evolución clínica. – Asesorar en la prescripción farmacológica para el control de la sintomatología asociada al SIC. – Planificar junto con el médico visitas periódicas que permitan una valoración continua del paciente. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA BUCHMAN, A.L. «The Clinical Management of Short Bowel Syndrome: Steps to Avoid Parenteral Nutrition». Nutrition, 1997; 13(10): 907-913. CELAYA, S. Nutrición artificial hospitalaria. IV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral. Zaragoza: Venus. Industrias Gráficas, S.A., 1989. CULEBRAS, J.M.; GONZALEZ, J., y GARCIA DE LORENZO, A. Nutrición por la vía enteral. Madrid: Grupo Aula Médica, S.A., 1994. PRESTO, P.; PURDUM III. «Short Bowel Syndrome: A Review of The Role of Nutrition Support». JPEN, 1991; 15(1): 93-101. ROMBEAU, J.L. Clinical Nutrition. Philadelphia: W. B. Sanders Company, 1990. SATOSHI FURUKAWA, HIDEAKI SAITO. «GlutamineEnhanced Bacterial killing by Neutrophils from postoperative Patients». Nutrition, 1997; 13(10): 863-869. SHAHID SIAL, TEREK KOUSSAYER. «Nutritional Management of a patient with short bowel Syndrome and large volume jejunostomy output». Nutrition, 1994; 10(1): 37-40. THOMPSON, J.S. Management of the Short Bowel Syndrome. Gastroenterology Clinics of North America, 1994; 23(2): 403-418. WELLS, S.A.JR. «Short Bowel Syndrome: New Therapeutic Approaches». Curr Probl Surg, 1997; 34(5): 389-444. CASO PRACTICO METODOLOGIA PLANTEAMIENTO – Instaurar un soporte nutricional adaptado a las necesidades del paciente a partir de la valoración nutricional y de la Varón de 48 años, fumador, con hábito enólico, acude a urgencias por un cuadro – 414 – Manual de Farmacia Hospitalaria abdominal agudo de 24-48 h de evolución. A su ingreso presenta mal estado general, bradipsiquia, cianosis central y periférica y estado de shock. Al realizar laparotomía se evidencia una trombosis arterial y venosa de la mesentérica por lo que se le practica una resección masiva intestinal, quedando como remanente intestinal 20-25 cm de yeyuno y hemicolon izquierdo (aproximadamente 60 cm en total). Un mes después es remitido a nuestro hospital para adaptación de su intestino corto. A su ingreso el paciente presentaba un peso de 46 kg para una altura de 169 cm, la circunferencia braquial era de 21 cm, el pliegue cutáneo tricipital de 3,7 mm y la circunferencia muscular braquial de 19,84 cm, dándonos una desnutrición moderada-severa. Los datos analíticos eran: albúmina 37 g/l, proteínas totales 72 g/l, hematocrito 0,33 l/l, hemoglobina 106 g/l, hemoglobina corpuscular media 29 pg., volumen corpuscular medio 92 fl, plaquetas 512 x 109/l, leucocitos 11,9 x 109/l, hematíes 3,63 x 1012/l, tiempo de tromboplastina 32 s, actividad de protrombina 100%, sodio 136 mmol/l, potasio 4,6 mmol/l, colesterol 159 mg/dl, triglicéridos 174 mg/dl, urea 42 mg/dl, creatinina plasmática 0,47mg/dl, AST 20 UI/l, ALT 17 UI/l. CUESTIONES – ¿Cuál sería el soporte nutricional de elección? – ¿Qué aportes nutricionales requiere el paciente? – Seguimiento del estado nutricional del paciente. – ¿Cómo podríamos optimizar la adaptación del intestino remanente? – Tratamiento farmacológico de las complicaciones inherentes a la patología. DISCUSION Tras una resección intestinal se debe iniciar la nutrición por vía parenteral (NPT) por el obligado reposo intestinal, y comenzar lo antes posible la transición a nutrición enteral debido al efecto trófico que ésta posee sobre el intestino, aumentándola de forma gradual según tolerancia para conseguir posteriormente y en función del porcentaje de resección el mantenimiento nutricional mediante dieta oral, enteral o enteral asociada a NPT. Los requerimientos energéticos de este paciente se calculan según la fórmula de Harris-Benedict, teniendo en cuenta la termogénesis ligada a los nutrientes (15%), la actividad física 30% y un aporte extra para el retorno al estado nutricional normal 300 Kcal. En nuestro caso se instauró una NPT consistente en 14 g de nitrógeno, 50 g de lípidos (LCT), 200 g de glucosa, electrolitos estándar, doble dosis de las recomendaciones diarias de vitaminas/oligoelementos a días alternos y aportes adicionales de zinc y selenio. La vitamina B12 se le da vía IM una vez al mes y la vitamina K una vez por semana. Para el seguimiento del estado nutricional se determinan parámetros bioquímicos en sangre y orina cada 3-5 días y se planifican – 415 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales balances nitrogenados semanales: – Parámetros bioquímicos en sangre: proteínas plasmáticas (albúmina), hematocrito, hemoglobina corpuscular media, tiempo de protrombina, electrólitos (sodio, potasio, cloruro, calcio, magnesio), colesterol, triglicéridos, transaminasas, urea y creatinina. – Parámetros bioquímicos en orina: sodio, potasio, cloruro, creatinina, urea. El fenómeno de adaptación que ocurre tras una resección intestinal consiste en una hiperplasia celular, hipertrofia de las vellosidades, alargamiento intestinal, alteración de la motilidad, y cambios hormonales, traduciéndose en un aumento de la capacidad de absorción del intestino. En la elección de la dieta de nutrición enteral se deberán tener en cuenta diferentes factores que pueden favorecer la adaptación del intestino remanente como: – Tipo de dieta. Se ha visto en estudios animales que las dietas poliméricas tienen mayor efecto trófico sobre el intestino que las dietas oligoméricas. – Lípidos. Los triglicéridos de cadena larga (LCT) parecen tener mayor efecto trófico que los triglicéridos de cadena media (MCT), aunque estos últimos son mejor absorbidos, sin embargo, se deben bajar sus aportes para evitar pérdidas de sales biliares. – Glutamina. El aminoácido glutamina parece presentar un importante efecto trófico y ser el mejor combustible para los enterocitos y colonocitos, al mismo tiempo que disminuye la permeabilidad intestinal incrementada en estos pacientes. – Fibra. La fibra soluble (pectina) retrasa el vaciamiento gástrico, enlentece el tránsito intestinal, produce efecto antidiarreico y mejora la absorción colónica, por esto será de elección. Otro factor a tener en cuenta es el sodio, la adición de éste a la dieta (80-90 mEq/l) favorece la absorción de agua y esto es aún más importante cuanto mayor sea la reacción intestinal. La administración exógena de hormona de crecimiento (o sus análogos) puede incrementar la hiperplasia de la mucosa intestinal en resecciones masivas y existen estudios en los que incrementa el transporte de aminoácidos en yeyuno e íleon. En nuestro caso a los 5 días se introduce como nutrición enteral (NE) por sonda nasogástrica, una dieta polimérica hiperproteica, para compensar las pérdidas nitrogenadas por heces. Se inició con aportes de 100-150 ml al día, que se incrementaron gradualmente a razón de 50 ml cada 2-4 días según tolerancia. Al mes del ingreso se coloca una gastrostomía percutánea endoscópica tipo Bower-Ring PEG, Kit 20 fr, iniciándose la transición a la NE y disminuyendo los aportes de Nutrición parenteral. A los 2 meses es intervenido por una estenosis de colon, practicándosele una derivación de la estenosis y reconstitución de una válvula, colecistectomía y vagotomía. A los 6 meses de la resección se intenta mejorar la adaptación del intestino remanente: – Se inicia un tratamiento con hormona de crecimiento a dosis de 0,14 UI/kg/día durante 4 semanas, pero la biopsia – 416 – Manual de Farmacia Hospitalaria Tabla I RECOMENDACIONES Vitamina A (mg ER) DIARIAS DE VITAMINAS, MINERALES Y ELEMENTOS TRAZA Paciente Adulto con SIC* RDA Aporte de la NE prescrita al alta 1L 3,4-17 mg 1 1,2 Vitamina B12 (µg) 300 µg/mes SC en pacientes sin íleon 2 3 Vitamina C (mg) 200-500 60 135 Vitamina D (UI) 1.600 U DHT diarias 200 416 Vitamina E (UI) 30 15 33,5 Vitamina K (µg) 10.000 µg /semana 80 157,5 Calcio (g) 2,4-3,6 0,8 0,72 Al menos 300 350 300 Hierro (mg) Según nivel ferritina 10 13,5 Selenio (µg) 60-100 70 150 37 41 Magnesio (mg) Zinc sulfato (mg) 220-400 (50-100 mg de Zn ++ ) * Según Buchman A.L. intestinal antes y tras el tratamiento no evidencia mejoría en cuanto a la hiperplasia de las vellosidades intestinales. – Se incorpora glutamina 20 g/día a la NE. – Se aumenta la cantidad de sodio añadiendo 22 ml de cloruro sódico al 20% (74 mEq de sodio) a la NE. – Se adiciona a la NP aminoácidos de cadena ramificada (AAR) ya que promueven en mayor medida la síntesis proteica y se ha visto que aumentan los niveles de glutamina en sangre. A lo largo de un mes se fueron disminuyendo los aportes por vía parenteral y aumentando la NE hasta conseguir un 80% de los aportes calóricos por esta vía, y es en este momento cuando se inicia la ingesta oral, con una dieta pobre en grasas y oxalatos adaptada al SIC. Como tratamiento adyuvante para el control de las complicaciones del SIC recibe el tratamiento de: – Inhibidor de la bomba de protones: omeprazol 20 mg/día vía oral. – Inhibidores de la motilidad intestinal: loperamida 4 mg/8 h, codeína 30 mg/8 h vía oral. – Periódicamente recibe tratamiento con metronidazol 500 mg/8 h vía oral por probable sobrecrecimiento bacteriano. Actualmente recibe alimentación oral 50% y dieta polimérica hiperproteica MCT 60% /LCT 40% 1,5 Kcal/ml 1.000 ml por PEG. La suplementación con vitaminas, minerales y elementos traza debe ser rutinariamente monitorizada y adaptada a las necesidades individuales en función del grado de adaptación y porcentaje de – 417 – Terapéutica en enfermedades gastrointestinales absorción a lo largo del tiempo. De la comparación de los aportes de la nutrición enteral con los requerimientos, según Alan L. Buchman para el SIC y las RDA (tabla I) cuando se desconozca requerimientos específicos, se deduce que es necesario suplementar diariamente con un multivitamínico por vía oral y B 12 y vitamina K por vía parenteral, una vez al mes. Fólico, zinc y calcio compiten por la absorción, por ello recomiendan suplementar calcio diariamente y fólico y zinc a días alternos. Magnesio se suplementará diariamente. Después de año y medio la situación clínica es estable y con buena calidad de vida, dado que hay un predominio de nutrición oral. Si con estas medidas no se logra una adaptación correcta existen técnicas quirúrgicas para el alargamiento intestinal y en última instancia se recurrirá al transplante intestinal. – 418 –