163 PARTICULARIDADES Y PROBLEMÁTICAS DE LA VIVIENDA EN LA REGIÓN AMERICANA. LOS NEXOS SOCIO-ECONÓMICOS. Resulta evidente en la Región Americana que los factores de riesgo a la salud en las viviendas cubren una amplia gradación con incidencia contrastada, lo que guarda una relación con el nivel socio-económico de sus residentes. De aquí la utilidad de concebir la problemática de la vivienda desde un enfoque estratificado en función de lo económico. Cuando el estado de la vivienda es precario, el número e intensidad de los factores de riesgo que ella despliega resulta muy elevado y las amenazas a la salud de sus habitantes en morbi-mortalidad resulta aguda y severa. Cuando el estado de la vivienda mejora, se reducen los factores de riesgo concurrentes, con afecciones crónicas de baja incidencia. Las condiciones de la vivienda tienden aquí a tornarse agentes de la salud de los moradores. De manera que de modo esquemático se observaría: § una vivienda carencial (vivienda rural pobre, vivienda precaria marginal, cuartería) propia de los estratos de población de menores recursos económicos § una vivienda regular (departamentos en edificios multifamiliares y casas individuales colindantes en áreas de intensa urbanización) propia de los estratos de recursos medios § una vivienda adecuada (departamentos en edificios multifamiliares y casas individuales no colindantes en áreas de baja urbanización pero con paisajismo, parcelación, redes técnicas y seguridad) propia de los estratos de mayores recursos económicos Cuando diferentes factores de riesgo están presentes simultáneamente las medidas a tomar, en correspondencia con la disponibilidad de recursos, deben jerarquizarse. Es importante contar con una descripción epidemiológica de la morbilidad y un análisis sanitario del ambiente con vistas a definir la afectación de la población y su etiología. En primera instancia si resultan significativos los riesgos biológicos (caso frecuente en la vivienda carencial) los recursos deben dirigirse a implementar las medidas de saneamiento básico y potabilización del agua de consumo, que incluyen la adecuada recolección y disposición de los residuales así como la lucha antivectorial. En segunda instancia si resultan significativos los riesgos químicos (caso frecuente en la vivienda carencial y regular) deben aplicarse medidas de prevención y control a través de zonas de protección sanitarias, reubicación de instalaciones o acción sobre las tecnologías de producción y la disposición segura de los residuales peligrosos. Si los recursos 164 fuesen suficientes o no existiesen riesgos de intoxicaciones ni de transmisión de agentes patógenos (caso frecuente en la vivienda adecuada), entonces en tercera instancia habría que dirigir la intervención hacia los factores de riesgo físicos y psicosociales, en dependencia del cuadro epidemiológico de la comunidad. Los problemas sanitarios y sociales del medio residencial en las Américas contemplan e incluyen los aspectos de: 1. territorialidad y tenencia 2. objeto de obra y materiales de construcción 3. acceso a los servicios (educación y asistencia médica) 4. aguas de consumo y residuales 5. disposición de desechos sólidos 6. vectores 7. marginalidad, desempleo, violencia y drogadicción Estos problemas están todos asociados, por supuesto, a las condiciones socio - económicas de la Región. Las clases sociales más desfavorecidas presentan los problemas más acuciantes con la microlocalización y tenencia de la vivienda, acuden a materiales de construcción de pobre calidad y las casas muestran una deficitaria calidad constructiva, en muchos casos sin diseños técnicamente fundamentados, residen en territorios pobremente urbanizados o no urbanizados, con dificultades en el acceso a la educación y la asistencia médica, el agua de consumo suele no ser adecuadamente tratada y la disposición de los residuales mayormente es indebida, los vectores de enfermedades proliferan sin medidas adecuadas de control y un ambiente social desfavorable incide en los factores de estrés domiciliario y peridomiciliario. Las clases sociales favorecidas por el contrario cuentan con más adecuada microlocalización, mejores parcelaciones y redes técnicas, satisfactoria infraestructura y viviendas más seguras, confortables y duraderas. La vivienda refleja las características biológicas, culturales y socio - económicas de las personas a ella ligadas. Ella reviste pues un significado social y psicosomático como centro del microuniverso que el hombre individualmente crea. La vivienda es símbolo de estatus social y de dinámica cultural y precisamente los procesos de transculturación colonial de los pueblos indígenas han forzado una transformación de los ambientes domésticos a modelos 165 cosmopolitizados que pueden inducir efectos negativos en la salud de pueblos aborígenes americanos. En este rubro, se ha reportado que cuatro grupos indígenas de Ecuador han variado las construcciones seculares de sus viviendas con efectos negativos que comprenden(83) . 1. Una protección deteriorada contra los elementos (temperatura y humedad) que fue mejor en las casas tradicionales. 2. Una reducción del área del piso por persona que fue más alta en las casas tradicionales que en las modernas 3. Una falta de mejoría del equipamiento doméstico que no cambió con la asimilación de la tecno - cultura 4. Desventajas de los nuevos materiales de construcción respecto a los tradicionales. Ello sugiere que las soluciones de vivienda alcanzadas por la cultura secular de la población local, que enfrenta particulares condiciones ambientales, debe ser considerada en el marco de la provisión de las soluciones apropiadas de viviendas saludables. Análogamente las minorías étnicas y raciales, religiosas, culturales pueden sufrir más que otros grupos sociales la decadencia urbana y la reubicación con respuestas en la incidencia de morbilidad. En este rubro, se ha reportado que en el sur del Bronx, N.Y., se hubo de expandir fuertemente el contagio por SIDA y tuberculosis como consecuencia de la extrema pobreza (84). Siendo el hogar el ambiente primario para el desarrollo social temprano del niño, confronta la mayor intolerancia de este grupo de riesgo a la contaminación y las toxinas (85). Con independencia de las desigualdades en las condiciones y en los impactos de la vivienda en la Región americana, auto - decididas o impuestas socialmente en los ámbitos de la provisión y la calidad de la vivienda, en la mayoría de las políticas nacionales de desarrollo la mejora de la vivienda ocupa un lugar muy secundario en el orden de prioridades, situándose claramente por detrás de otras consideraciones sociales y a gran distancia del crecimiento económico. Si a esto se añaden los problemas regionales del desarrollo que comportan un nuevo campo de desigualdades (86) , entonces se verá que existe una suma de escalas en las 166 inequidades de la provisión y calidad de la vivienda en la Región que ensancha el espectro de los efectos en salud. Las políticas de gobierno para desarrollar o apoyar proyectos para viviendas de bajos ingresos no han sido mayormente exitosas, ni aún contando con la colaboración de las agencias internacionales. A estos planes que podrían catalogarse como de "alta intensidad", suceden diversos planes de "baja intensidad" patrocinados por organizaciones no gubernamentales e iniciativas comunales que tienden a plantear soluciones a situaciones discretas que competen a pequeñas comunidades. La determinación del alcance, el curso y el éxito de los proyectos de vivienda reclama el empleo de indicadores de escala ecológica. A continuación examinamos aquellos que tienen reconocimiento internacional (12) . Indicadores extensivos de la vivienda en los asentamientos humanos Con el propósito de implementar el seguimiento cronológico del desarrollo y la comparabilidad de los asentamientos humanos se han propuesto un conjunto de indicadores en las áreas de: indicadores de contexto indicadores de urbanismo desarrollo socioeconómico - pobreza, empleo, productividad, salud y educación, integración social infraestructura- acceso y provisión de agua, residuales, electricidad, teléfono, operaciones de infraestructura transporte- general, infraestructura de viales, vehículos de viales, transporte público manejo ambiental- calidad del aire, agua, desechos sólidos, depresión de recursos, mitigación de desastres, enriquecimiento urbano gobierno local- finanza local, participación local indicadores de vivienda 167 Vivienda accesible y adecuada- acceso y provisión de vivienda, casa adecuada para todos, vivienda rural provisión de vivienda- tierra, finanza, construcción, impuestos y subsidios, vivienda pública, regulación Los indicadores particulares que se manejan al nivel internacional para la vivienda se desglosan del modo siguiente: acceso a la provisión de viviendas • provisión de hipoteca- definido como la proporción de habitantes elegibles que pueden proveer el máximo alquiler en el sector de vivienda formal de precio mediano • gasto excesivo en vivienda- definido como la proporción de habitantes en la base que recibiendo el 40% de las entradas están gastando el 30% de sus ingresos en la vivienda • repartición económica de la vivienda- definido como la proporción del producto nacional o de la ciudad debido a la renta o imputado a la renta de viviendas • transacciones de costos - definido como la proporción del valor de la casa del sector formal de mediano precio que debe ser gastado en la compra y venta de casas • apreciación del precio de la vivienda- definido como la razón de cambio de precio, expresado en porcentaje real anual promedio, sobre un período de 5 años vivienda adecuada para todos • hacinamiento- definido como el porcentaje de habitantes quienes están en un número para el cual existen pocas habitaciones en correspondencia con el tipo de familia • habitantes por vivienda- definido como la razón del número total de habitantes en el área urbana sobre el número de viviendas ocupadas de todo tipo • vivienda inadecuada- definida como la proporción de viviendas que se estima inadecuada o en necesidad de reparaciones mayores • plomería interior- definida como el porcentaje de unidades de vivienda que poseen un cuarto de baño no compartido completo dentro de la unidad. • vivienda usurpada- definida como el porcentaje del total de viviendas disponibles en el área urbana actualmente ocupadas ilegalmente por la tierra. 168 • sin hogar- definido como el número de personas por mil de la población de área urbana que duermen fuera de las unidades de vivienda (vg: en las calles, parques, estaciones de ferrocarril y bajo los puentes) o en refugios temporales en instituciones de caridad • ocupación del dueño (por sexo)- definido como el porcentaje de habitantes que poseen las unidades de vivienda que ocupan según todos los habitantes o habitantes encabezados por mujeres • viviendas vacantes- definido como el porcentaje del número total de unidades de viviendas completas que en el presente están desocupadas vivienda rural • conexión rural agua/electricidad- definido como el porcentaje de unidades de viviendas rurales con una conección a agua o electricidad en el lugar que ocupan • vivienda rural permanente- definido como el porcentaje de unidades de vivienda rural que deben durar 20 años o más dadas condiciones normales de mantenimiento y reparación, tomando en cuenta riesgos ambientales y de localización (vg: crecidas, tifones, deslizamientos, temblores) • propiedad de la vivienda rural- definido como el porcentaje de residentes rurales que poseen su vivienda • precio de la vivienda rural a la renta- definido como la razón del precio mediano de mercado libre de una unidad de vivienda rural sobre el ingreso anual del habitante rural En diversos países se considera que existe hacinamiento: 1. cuando la vivienda carece de sala y comedor, y el cociente de dividir el número de habitantes entre el número de dormitorios es mayor que dos. 2. cuando la vivienda tiene sala y comedor, y el cociente de dividir el número de habitantes entre el número de dormitorios es mayor que tres. Fuentes de información para macrodeterminantes en salud son las encuestas de hogares, las que con múltiple finalidad recogen información de salud, nutrición y demografía –caso de las encuestas de demografía y salud “DHL” apoyadas por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos- o las que destinadas a medir la pobreza en los países en desarrollo recogen información sobre las condiciones de vida –caso de las encuestas de estándar de vida “LSTM” del Banco Mundial-. 169 Las amas de casa proveen los datos para describir las características familiares y del domicilio en el caso de los estudios basados en las DHL. Ellos incluyen información del agua potable y de consumo, del servicio sanitario, los electrodomésticos, los medios de locomoción, los materiales de piso, techo y paredes y el número de dormitorios. Las encuestas, en el caso de los estudios de estándar de vida LSTM, abordan las dimensiones del bienestar medido en función de consumo, las entradas monetarias y en términos de propiedad de la vivienda y los bienes durables por su valor de uso (87). PAISES ANGLOSAJONES Según datos del Cuestionario sobre la vivienda en los Estados Unidos de América (The American Housing Survey) 1 de 1993, el número total de viviendas ocupadas en los Estados Unidos fue 94.724.000 de las cuales 57.837.000 se encontraban dentro de áreas urbanizadas, 11.254.000 cerca de zonas urbanas pero fuera de áreas urbanizadas, y 25.633.000 en el área rural. En términos de deficiencias de las condiciones de las viviendas se reportó que 2.637.000 de ellas mostraron evidencia de presencia de ratas en los últimos 3 meses; 1.148.000 tenían huecos en los pisos; 4.542.000 tenían grietas o huecos en el interior; 3.597.000 presentaban malas condiciones de la pintura en el interior; 21.000 no tenían conexiones eléctricas; 1.603.000 tenían cables eléctricos expuestos; y 1.721.000 tenían cuartos sin toma corriente. De un total de 93.006.000 viviendas que pertenecían a algún barrio, 57.019.000 reportaron que no tenían problemas en el barrio; 35.799.000 reportaron problemas de diferentes tipos incluyendo crimen, ruido, tráfico, deterioro de las casas, servicios deficientes de la ciudad y del condado, presencia no deseada de comercio, instituciones o industrias deficientes; y 188.000 no reportaron nada al respecto. Con base a la información de los Censos sobre la vivienda (Census of Housing)2 se estimó un total de 109.800.000 hogares (housing units) para 1996 (88), con un total de 98.751.000 viviendas (households). 1 El “American Housing Survey” (AHS) presenta información variada sobre las viviendas incluyendo entre otros la calidad de la vivienda y de los barrios. Los datos se colectan año de por medio de una muestra establecida de 50.000 casas, además de casas nuevas cada año. Los cuestionarios se responden de persona a persona o por teléfono. 2 El ”Census of Housing” se lleva a cabo cada 10 años desde 1940 y ofrece información detallada sobre las características de la vivienda . 170 Una vivienda incluye a todas las personas que habitan en los hogares. Se estima un promedio de 2,62 por vivienda. Los datos del censo de 1990 indican un total de 102.262.000 hogares y 91.946.000 viviendas y un promedio de 2,63 personas por vivienda. El cambio de 1990 para 1996 corresponde a un 7,4% del total de hogares y el mismo porcentaje para el cambio de viviendas. Un hogar puede ser una casa, un apartamento, una casa móvil, un grupo de habitaciones, o una sola que se emplea como lugar de residencia y que está separado del resto de los moradores, con entrada independiente, y donde se vive y come aparte del resto de los residentes. Las casas de los Estados Unidos de América han cambiado dramáticamente en los últimos 50 años. En términos de tenencia de la propiedad, en 1990 cerca del 64% de las casas eran habitadas por sus propietarios, mientras que en 1940 debido a la gran depresión llegó a estar a un 43,6% que fue lo más bajo a lo que se llegó en este siglo. En 1940, una de cada 10 viviendas presentaba condiciones de hacinamiento (más de una persona por cuarto) y para 1980 este problema ya no existía; sin embargo, esta situación ha vuelto a aparecer y ha aumentado desde 1980. En 1950, el combustible más utilizado para calentarse era carbón, pero para 1990 el gas ya había reemplazado al carbón, siendo éste utilizado por cerca de la mitad de todas las viviendas al nivel nacional. En términos de sistemas públicos de abastecimiento de agua, en 1940 cerca de la mitad de las casas no tenían conexiones domiciliarias; sin embargo, desde 1970 hasta 1990 se ha abastecido a más del 80% de todas las casas, aunque se presentan algunas variaciones interesantes si se observan ciertas partes de la nación. En términos de disposición de aguas servidas se cuenta con sistemas públicos de recolección en la mayoría de las casas desde 1970, y el resto usa tanques sépticos siendo muy bajo el porcentaje de casas que no cuentan con alguno de estos medios para recolección de aguas servidas. Sin embargo en 1970, algunos estados, especialmente en el sur y en Alaska (10% o más) utilizaban otros sistemas de disposición, generalmente letrina, escusado químico o servicios en otro edificio. En 1950, el 25% de las casas no tenían escusados, alcanzando algunos estados hasta el 50%. En 1940, más del 33% de las casas no tenían escusados, alcanzando algunos estados hasta el 70%. 171 AMERICA LATINA Y EL CARIBE Las ciudades latinoamericanas han sido descritas como entornos agresivos, que aportan detrimento a la dignidad humana, áreas de asentamientos humanos precarios carentes frecuentemente de servicios públicos. Como quiera que el concepto de vivienda está implicado dentro de la noción de asentamiento humano, conviene esclarecer entonces el papel de la vivienda en nuestro subcontinente, partiendo de la premisa de que los problemas sanitarios del medio residencial no tienen una evolución enteramente independiente a los problemas sociales de las familias que lo habitan. Vivienda y situación socio-económica Durante la segunda mitad del siglo, la institucionalización del sector vivienda y la implementación de programas de vivienda del sector público han sido dirigidos a los sectores poblacionales de alto o mediano ingreso y en alguna medida a trabajadores con altos salarios, lo que ha seguido el curso de estrategias políticas y económicas de los grupos gobernantes de proveer viviendas a los sectores productivos dominantes y a los servicios, y de apoyar la acumulación de capital a través de la producción y comercialización de la vivienda. Los grupos poblacionales con más vastas necesidades han quedado fuera del alcance de los programas estatales y privados, en líneas generales. Los programas implementados expresamente para estos grupos desposeídos han resultado en intentos aislados con reducido impacto para las políticas nacionales de vivienda de bajo ingreso. Aun más, algunos proyectos pudieron causar alteraciones en el mercado de la vivienda y la urbanización en desventaja de la población de más bajo ingreso. Un panorama esquemático de los recursos financieros para la producción de viviendas por sector relacionados al ingreso se muestra en la figura 9. 172 Fig. 9 Sector de vivienda y recursos financieros. El estimado de la vivienda adjudicado al sector informal es al menos del 60 % (en Nicaragua alcanzó el 80 %). El 40 % de la población que normalmente alcanza la vivienda a través del sector formal, absorbe más del 80 % del total de ingresos familiares, de modo que la posición en la pirámide de ingresos determina la forma de acceso a la vivienda (formal o informal; pública o privada), la forma de tenencia (propietario, inquilino, ilegal) y la calidad de la solución (casa completa, lugares y servicios, unidades básicas) especialmente en los países capitalistas. Se ha reportado que en la pasada década sólo Cuba y Costa Rica tuvieron crecimientos en la producción de viviendas del sector formal que ajustaron las demandas del crecimiento anual. El déficit de viviendas en diversos países centroamericanos y del Caribe se ha reportado entre un 42 y un 62 % en años recientes, sin tomar en cuenta las afectaciones de 173 calidad de la vivienda. Los déficits cualitativos pueden ser aún mayores. En Costa Rica la necesidad de mejorar las viviendas es dos veces mayor que la de crear nuevas viviendas (89). Fig. 10 Proporciones relativas de financiamiento a la vivienda, ingresos de la población y viviendas por sector en LAC Las pirámides de la figura 10 muestran las proporciones relativas del financiamiento, los ingresos de la población y las viviendas por sector. La situación de la vivienda en Latinoamérica es similar a la de otros países en desarrollo, en tanto las deficiencias en las condiciones de la vivienda y los servicios afecta un alto porcentaje de la población. La crisis de la vivienda de los sectores de bajo ingreso no está aislada de la crisis económica, política y social que afecta a todos los países del continente. En el centro de la situación de deterioro habitacional se encuentran los fenómenos de la migración campociudad, el crecimiento de la población, el incremento de la pobreza, los altos costos de la vivienda rural y urbana y la ausencia de políticas apropiadas para paliar las necesidades de viviendas para los pobres. La deprivación asociada a los bajos ingresos y las altas tasas de desempleo, se traslucen también en los bajos niveles de escolaridad, la reducida expectativa de vida, las altas tasas de mortalidad infantil. 174 En Latinoamérica los niveles de pobreza rural y urbana afectan altos porcentajes de la población. Se estima que de 75 a 100 millones de latinoamericanos, cerca de una cuarta parte de su población, sobrevive en condiciones subhumanas. La incidencia es mayor en las minorías étnicas y las poblaciones indígenas en países como Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Perú. Debido al peso de las actividades informales en esta población se hace difícil estimar el ingreso doméstico, pero es evidente que los ingresos son irregulares, las condiciones de salud desfavorables, superpoblación, asentamientos ilegales y dificultades en el disfrute de los servicios básicos de salud, educación, transporte, agua potable, electricidad, alcantarillado. El incremento de la población y la pobreza han ahondado el cisma entre oferta y demanda en vivienda y sus servicios. El esfuerzo de modernización hubo incrementado la deuda externa en los últimos 20 años, sin que ello represente ventaja alguna para los millones de latinoamericanos que han visto descender sus ingresos reales. Los resultados de los programas de ajuste estructural y estabilización económica han reducido el estándar de vida de los pobres incrementándose el número de personas que viven en la pobreza de 41 a 46 % entre 1980 y 1990. La industrialización para la sustitución de importaciones y la mecanización del campo fueron acicates para fuertes migraciones hacia las ciudades contribuyendo a incrementar las masas de desempleados, sub-empleados o empleados en actividades no productivas. Las invasiones ilegales constituyen una reacción a los altos precios y la especulación de la vivienda en los territorios urbanos. Las desigualdades en la distribución de los ingresos y el bienestar se corresponden a una segregación residencial y a las diferencias en el acceso al terreno. La segregación no abarca sólo la calidad del terreno sino también su ubicación en relación al patrón de actividades de la ciudad, el nivel y la calidad de los servicios y las condiciones ambientales. Algunos casos nacionales. En Bolivia, el Fondo Nacional de la Vivienda Social (FONVIS) calcula que el 40% de la población boliviana no tiene acceso a una vivienda. Se está invirtiendo para la construcción de 35.000 viviendas, pero este esfuerzo está lejos de las 200.000 viviendas anuales que se 175 necesitan construir para solucionar el déficit habitacional cuantitativo, esto sin considerar que medio millón de viviendas necesitan mejoras cualitativas. En Costa Rica, las autoridades en el sector de la vivienda estimaron un déficit de 158.000 unidades para 1990 que aumentó a 160.000 unidades para 1994. Al nivel nacional se consideran como buenas cerca del 75% de las viviendas urbanas y 60% de las rurales. Más del 91% de las viviendas urbanas y 74% de las rurales cuentan con servicios básicos. El hacinamiento por dormitorio en la zona rural es más del doble con respecto a la zona urbana (11% y 5%, respectivamente). Se reconoce un posible impacto a la salud por las limitaciones inherentes a las viviendas de interés social subsidiadas, debido a las dificultades de compatibilización de la calidad de la vivienda con los costos de urbanización y construcción. En Ecuador, el crecimiento acelerado de la población urbana ha causado grandes desequilibrios entre la oferta y la demanda de la vivienda así como de los servicios básicos, especialmente en las grandes ciudades y las ciudades intermedias. El déficit estimado es de 500.000 viviendas en el sector urbano y 700.000 en el rural. La transferencia de responsabilidades del Estado a los ámbitos locales, a pretexto de la ineficacia estatal, ha dejado intocados los problemas estructurales como la distribución de la riqueza, los niveles de inversión social, el carácter de la democracia y los grados de participación social (90). En El Salvador, en los últimos 20 años se ha experimentado un crecimiento de 84% de la población urbana y 18% de la población rural. El Salvador se ha convertido en un país mucho más urbano que rural donde tiende a aumentar la legalidad en la tenencia de la vivienda. En el sector rural ha disminuido la ocupación gratuita, mientras que en el sector urbano han disminuido el número de viviendas alquiladas y vienen aumentando las viviendas compradas a plazos. Han disminuido en forma significativa las viviendas urbanas improvisadas y además hay una tendencia a utilizar mejores materiales para la construcción, tanto en el campo como en la ciudad. Las remesas familiares han contribuido significativamente al mejoramiento de los indicadores de la vivienda, sin embargo, en cuestiones de saneamiento básico se alcanzan coberturas muy bajas y los servicios son generalmente deficientes. En 1995 sólo 53% de la población total del país contaba con abastecimiento público del agua (86,6% de la población urbana y 17,6% de la rural) y la cobertura de eliminación de excretas era del 69% de la población total del país. 176 En Honduras el déficit habitacional era del orden de 700.000 viviendas en 1995. De 1,1 millones de viviendas, 58% eran rurales y 42% eran urbanas; únicamente un tercio de ellas se consideraban aceptables ya que 64% presentaban problemas de hacinamiento, 33% no disponían de agua potable y 41% carecían de sistemas de saneamiento. En Nicaragua, con base a una encuesta realizada en 1992, INIFOM estimó un total de 621.926 viviendas, de las cuales 46,6% reciben agua potable de acueductos del INAA, 21,5% de pozos excavados, 12,7% de ríos y lagunas, 15,5% de tomas públicas y 3,9% por camiones cisterna. En cuanto a disposición de excretas y de aguas residuales, 21,9% de las viviendas tienen alcantarillados sanitarios, 8,1% tienen sumideros o fosas sépticas, 55,7% tienen letrinas y 14,2% no disponen de ningún sistema. En el segundo Encuentro Nacional sobre Vivienda y Asentamientos Humanos, realizado en Noviembre de 1992, las autoridades de gobierno señalaron un déficit de 400.000 viviendas y que este déficit aumentaba en unas 20.000 unidades anuales. En la Encuesta de Medición del Nivel de Vida realizada en 1993, se reportó que 46% de las viviendas tienen piso de tierra, 19% no tienen cuartos para dormir, 72% cocinan con leña y 29% no cuentan con servicio de energía eléctrica. En Paraguay el 43,9 % de las viviendas tiene por lo menos una necesidad básica insatisfecha. La población que reside en las viviendas más precarias enfrenta deficiencias nutricionales y dietéticas en vitaminas A, C y E, deficiencias en hierro, magnesio y zinc. El 76 % de la vivienda posee paredes de ladrillo, el 70 % techo de teja y el 34 % piso de baldosa. El 38 % usa leña para la cocción, el 54 % quema la basura y el 77 % tiene electricidad. La proporción de habitantes por habitación es de 1,6. En Venezuela, se indica que en 1997 el 85 % de los hogares se catalogaban en pobreza total, un 40 % de ellos en pobreza extrema y un 15 % en pobreza atroz. Sin embargo, las leyes y las políticas públicas seguían apuntando hacia alternativas inaccesibles a estas familias que enfrentan la pobreza total. El déficit reportado asciende a 1 441,000 unidades y los valores de producción anual, estimados en 80 000 viviendas no alcanzan a cubrir el crecimiento vegetativo anual de 90 000 viviendas (91). 177 Con respecto a los países del Caribe, Saint Kitts y Nevis reportó que tenía en 1991 un total de 12.056 viviendas lo que representó un incremento de 3,8% desde el último censo de 1980; San Vicente y las Granadinas reportó que tenía 20.090 viviendas en 1980 y que se dió un incremento de 34,4% para alcanzar 27.002 viviendas en 1991; finalmente, Dominica reportó un total de 17.310 viviendas en 1980 que incrementó 16,5% para alcanzar 19.374 viviendas en 1991.