Políticas de educación superior por universitarios Políticas de educación superior por universitarios Roberto Marengo Carlos Giordano Catalina Caminos (coordinadores) Marengo , Roberto Políticas de educación superior por universitarios / Roberto Marengo ; Carlos Giordano ; Catalina Caminos ; coordinado por Roberto Marengo ; Carlos Giordano ; Catalina Caminos. - 1a ed. - La Plata : EDULP, 2015. E-Book. ISBN 978-987-1985-66-1 1. Políticas Educacionales. 2. Educación Superior. I. Giordano, Carlos II. Caminos, Catalina III. Marengo , Roberto , coord. IV. Giordano, Carlos, coord. V. Caminos, Catalina , coord. VI. Título CDD 379 Políticas de educación superior por universitarios Roberto Marengo, Carlos Giordano, Catalina Caminos (coordinadores) Diagramación: Eríca Anabela Medina Foto de tapa: Julieta Lloret Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (Edulp) 47 N.º 380 / La Plata B1900AJP / Buenos Aires, Argentina +54 221 427 3992 / 427 4898 [email protected] www.editorial.unlp.edu.ar Edulp integra la Red de Editoriales de las Universidades Nacionales (REUN) Primera edición, 2015 ISBN N.º 978-987-1985-66-1 Queda hecho el depósito que marca la Ley 11723 © 2015 - Edulp Impreso en Argentina Índice Exordio. Cuestiones de la educación superior contemporánea Roberto Marengo y Carlos Giordano 8 PRIMERA PARTE. Tendencias en la organización universitaria desde una perspectiva sociopolítica I. Internacionalización de la educación superior. El Proceso de Bolonia y la sociedad del conocimiento Proceso de Bolonia Mónica Rocco La sociedad del conocimiento. ¿Hacia una sociedad más equitativa? Fabián Flores El rol de la educación en el contexto global actual Jerónimo Fraomeni 40 80 99 Posible devenir de la implementación de un proyecto análogo al acuerdo de Bolonia en América Latina María Ximena Guerbi 110 Proceso de Bolonia: algunos aspectos críticos desde la mirada latinoamericana Gustavo Jaluf 127 II. Posibles consecuencias en las unidades académicas de la aplicación de políticas de internacionalización Formación de psicólogos. Una mirada retrospectiva y elementos para una prospectiva Juan Pablo Catani 144 Potenciales implicancias de la aplicación del Proceso de Bolonia en la carrera de Administración de la UNLP Aníbal Cueto 157 La enseñanza de la Economía y el actual debate en la Facultad de Ciencias Económicas María de los Ángeles Espinosa 171 Análisis en prospectiva de posibles tendencias para la cátedra de Fruticultura Gustavo Esteban Gergoff Grozeff 179 Nuevo escenario para la formación superior en Psicología en el marco de la sociedad del conocimiento María Florencia Gómez 188 La Declaración de Bolonia y sus posibles implicancias para la formación en Antropología Cecilia Landini 204 Implicaciones de la aplicación del Proceso de Bolonia en la carrera de grado de Medicina. Descripción de un escenario posible 218 Cecilia Loudet La responsabilidad social de la universidad y la economía basada en el conocimiento. El caso del Programa de Voluntariado Universitario Beatriz Ramacciotti Escenarios ficticios para realidades posibles Lucas Rodríguez y Natalia Andrea Luján 229 246 SEGUNDA PARTE. La traducción a los proyectos políticos. Análisis de diferentes proyectos de ley de educación superior Nacionalismo y neoliberalismo en las políticas de educación superior: análisis comparativo de dos fundamentos de proyectos de ley desde los aportes de la teoría del campo académico de Pierre Bourdieu 260 Mauro Cristeche La universidad frente a los desafíos del siglo XXI. Consideraciones desde la agenda política: análisis de los fundamentos de los proyectos de ley con estado parlamentario del diputado Eduardo Amadeo, del Peronismo Federal, y del Frente para la Victoria, encabezado por la diputada Adriana Puiggrós 276 Vanesa Ixtaina Análisis de los fundamentos de los proyectos de ley presentados por el Frente para la Victoria, encabezado por la diputada Adriana Puiggrós, y por la Unión Cívica Radical, encabezado por la diputada Silvia Storni 293 Valeria Natalia Kierbel Universidad y sociedad en los proyectos de ley de educación superior. Análisis de los fundamentos de los presentados por el Frente para la Victoria, encabezado por la diputada Adriana Puiggrós, y por la diputada Victoria Donda de Libres del Sur 310 María Inés Martiarena Ley de Educación Superior: debates vigentes y necesarios en la Argentina actual Eugenia Candelaria Pardo 333 Notas sobre el lugar de la universidad en la Argentina contemporánea Amalia Passerini 360 Análisis de los fundamentos de los proyectos de ley presentados por el Frente para la Victoria y la Unión Cívica Radical Ricardo Sebastián Piana 376 Análisis de los fundamentos de los proyectos de ley propuestos por la diputada Victoria Donda, de Libres del Sur, y por la Unión Cívica Radical. Sandra Rivero Los autores 390 409 Exordio Cuestiones de la Educación Superior contemporánea Partida La cuestión de la Educación Superior en la Argentina es recurrente como tema de debate y es motivo de una constante producción académica, saludable ejercicio de autorreflexión que actualiza y amplía los sentidos de sus prácticas y de sus relatos. La sola enunciación Educación Superior remite, hegemónica, a las instituciones universitarias y sus derroteros. Sedes de una reforma de amplias resonancias políticas, como fue el movimiento de 1918, o protagonistas callejeras de enunciaciones políticas en general en la reacción de los años 40, 50 y 60 del siglo pasado, o escena de las propuestas revolucionarias de los últimos 60 o los primeros 70 del mismo, o reservorios latentes de politicidad y pensamiento democrático en la dictadura del “Proceso”, o espacio de reverberación juvenil y vindicación social en la contemporaneidad, las universidades –y sobre todo las nacionales, públicas, laicas– imprimieron una dinámica moderna y excluyente a un campo en el que no están solas, pero al que lo han definido positivamente aun desde las denominaciones más aceptadas: la otra “educación superior” aún acepta la definición por la negativa de “no universitaria”. Esta obra se concentra en la reflexión sobre lo universitario de la Educación Superior, pero esta advertencia identitaria por la completitud del campo oficia como una declaración de principios sobre la necesidad de involucrar en la problemática al conjunto de las prácticas, saberes, instituciones y organizaciones que forman, educan, producen y definen a los técnicos superiores, a los profesores, a los Políticas de educación superior por universitarios 8 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) maestros, a los especialistas, a los licenciados, a los ingenieros, a los doctores. Porque, si no, seguimos defeccionando de la inteligencia intelectual y social de la cual decimos, hace tiempo, hacernos cargo. Centrados en la producción original de opiniones situadas, los autores de este libro, discentes, docentes, dicentes, disidentes, lo presentamos como una agenda de problemas específicos, como un análisis de los vínculos educativos superiores con el momento histórico nacional, regional e internacional, con el sentido de definición, provisoria al fin pero completa al momento de nuestra escritura, de las particularidades culturales del campo académico en el que desarrollamos nuestros oficios terrestres. Encuadre A partir de la aplicación de las políticas que marcaron el final del siglo XX y el comienzo del XXI, consideramos necesario hacer un balance para las instituciones universitarias durante el predominio de los principios neoliberales con la finalidad de identificar tendencias de estos nuevos posicionamientos que se presentan en la actualidad y que conllevan una serie de consecuencias sobre su funcionamiento. De hecho estas instituciones, inmersas en las configuraciones sociales actuales, no están exentas de las fuerzas que actúan para modelar las políticas en su propio beneficio de carácter sectorial y corporativo. En efecto, las universidades constituyen un espacio particularmente atractivo para los representantes de esas fuerzas, lo que las ubica en una arena de disputa dinámica, con variadas estrategias de cooptación, subordinación y extracción de beneficios, colocando su producción en un campo de atención constante, lo que resulta como una advertencia para las posiciones autonómicas que solo ponen el acento en la relación con el Estado. Es necesaria una revisión sistemática de los principios organizativos de las universidades, teniendo en cuenta los procesos globalizadores en términos de expansión del capitalismo y de la democracia Políticas de educación superior por universitarios 9 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) liberal en los planos políticos y económicos, vinculados en los proyectos globales de implantación de políticas neoliberales, aplicadas como planes de relevo del estado de Bienestar, que comienzan desde mediados de la década del 70 y se profundizan a partir de la formulación del Consenso de Washington y la caída del régimen comunista en los países del Este europeo en los años 90. Las posiciones defensivas y conservadoras han producido demasiados acoplamientos inerciales, subordinados, perdiendo autonomía, capacidad propositiva e iniciativas productivas simbólicas y materiales. A partir de las diferentes eventos internacionales que congregan a las autoridades de las universidades en la actualidad y bajo el signo de la globalización es posible extraer ciertas conclusiones sobre los temas de agenda y organizarlos en función de denominadores comunes que gravitan tanto en los proyectos políticos como en las decisiones institucionales, algunas de ellas como saludables reactivos –por ejemplo la definición de la actividad universitaria como bien social– pero por momentos insuficientes para asegurar un porvenir de desarrollo social y nacional que se puede, tal como la entendemos, conjugar con una posición de autonomía plena. Problemáticas clave La siguiente enumeración destaca, no en orden prelativo de importancia, las cuestiones más complejas que dan cuenta de aquellos principios y de aquellos procesos: 1. Internacionalización La internacionalización se relaciona con varios aspectos asociados a políticas neoliberales e involucra tanto procesos de producción científica y tecnológica como la formación de científicos, tecnólogos y dirigentes. Es necesario remarcar que cualquier proyecto político Políticas de educación superior por universitarios 10 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) requiere ser precisado en el plano de ideas y visiones de futuro para luego ser direccionado desde los ámbitos técnicos de gestión. En el sistema de formación superior es imprescindible controlar tal proceso que abarca desde los niveles de producción intelectual que le dan sentido, hasta los niveles de ejecución que se encuentran en la cotidianeidad de la resolución de problemas. Cada resolución aloja algo de la visión que direcciona, ya sea en la forma en que el problema se plantea, ya en la definición de decisiones que propician resoluciones e, incluso, en los procedimientos de implementación. Con relación a las políticas, las más importantes por su gravitación en los últimos años son las derivadas de la creación del Espacio Europeo de Educación Superior impulsada a partir del Proceso de Bolonia del año 1999. Esta idea de unificar en denominadores comunes a las universidades europeas se plantea como un horizonte para una mayor integración de las instituciones, de tal manera que se produzca un mejor aprovechamiento de los servicios disponibles y las facilidades para una mayor movilidad de alumnos y de docentes. En varios de los trabajos que constituyen este volumen se describe en detalle el Proceso y algunas de las consecuencias que se visualizan al tomarlo como referencia. A partir de adoptar sus líneas directrices para la definición de políticas en la educación superior en América del Sur, se debate básicamente sobre las condiciones de aplicación, la pertinencia en relación con la especificidad del contexto latinoamericano y a la identificación de los beneficios que este proceso promovería para la solución de los principales problemas que se plantean en las instituciones públicas de la región. Algunos actores universitarios consideran estos procesos impulsados por dinámicas internacionales como una oportunidad para mejorar y generar propuestas para la corrección de ciertos funcionamientos que permanecen inercialmente en las instituciones. Los mismos podrían legitimar ciertas demandas y actualizar reclamos de diferentes actores institucionales que conjeturan la posibilidad de modificar las relaciones de fuerza que no les fueron favorables hasta Políticas de educación superior por universitarios 11 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) el momento, sobre todo si estos procesos traen aparejada la modificación en las estructuras de los planes de estudio tanto de grado como de posgrado. Otros, por el contrario, los ven como una amenaza por cuanto modificarían los mejores logros alcanzados en la vida académica de las instituciones, sobre todo en lo referente a la calidad de las formaciones que se ofrecen, según parámetros ya incorporados en la cultura institucional y verificados a la hora de ser evaluados socialmente. Sin definir a priori la posición, lo que es evidente es que no se las puede dar por válidas y beneficiosas por el solo hecho de provenir de otros países, en los cuales dieron resultado, ya que sus historias, procesos históricos y conformaciones académicas resultan muy diferentes a los de Latinoamérica y, si bien funcionaron sobre la base de esa referencia, los procesos impulsados tuvieron una especificidad propia que resta ser captada desde parámetros propios. Pero la objeción más atendible a la internacionalización proviene de sectores que reservan la posibilidad de unir la actuación de las universidades a los procesos sociales inscriptos en cada una de las configuraciones nacionales. Es decir, las reservas se generan a partir de la concepción de que tener instituciones más integradas a espacios internacionales deriva en una menor vinculación con los procesos sociales locales y a necesidades del desarrollo nacional, habida cuenta de que esta integración a propuestas internacionales se hace desde espacios y situaciones asimétricos que ofrecen, en los procesos de integración, lugares subordinados en cuanto a la definición de políticas académicas y configuración de campos científicos con contenidos propios de los actores dominantes, que basan su legitimidad en procesos simbólicos de reconocimiento impuestos desde parámetros definidos por ellos mismos. En esta misma tesitura se ubican quienes desde una actitud defensiva sostienen que las modificaciones y las dinámicas de los campos académicos deben provenir desde el interior de las instituciones que los contienen o de la comunidad científica o profesional a la que se encuentran asociados. Estas posturas, que defienden la autonomía y Políticas de educación superior por universitarios 12 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) autodeterminación de los campos académicos, rechazan las injerencias externas y procuran dejarlas libradas al juego de fuerzas internas para mantener sus lugares en las respectivas posiciones dentro del campo académico. Lo que no queda claro en estas posturas es cuál es el motor, la dirección o el sentido del cambio en las instituciones universitarias. Esto lleva a preguntarse por el lugar que ocupan dichas instituciones en las sociedades contemporáneas. Desde los que las conciben como comunidades académicas destinadas a la reproducción de planteles científicos, a quienes las conciben como formadoras de profesionales destinados a la burocracia estatal o al desarrollo productivo del sector privado, la cuestión es que todo direccionamiento es el resultado de una pugna que se resuelve en cada coyuntura, y del reflejo sobre las referencias simbólicas que acaparan ciertas instituciones que, por su disponibilidad de recursos y buenos tradiciones propagandísticas, actúa como un factor-imagen en esas pugnas. En ocasiones estas referencias pueden ser dinamizadoras de cambios y procesos de mejora, otras, por el contrario, se utilizan para afirmar reflejos defensivos de mantenimiento de las posiciones relativas o la preeminencia de vinculaciones con intereses corporativos que se asocian a la actividad académica para su beneficio sectorial. De todas maneras es innegable que estas referencias actúan de manera gravitante como factor de legitimación de los cambios o para cristalizar las configuraciones alcanzadas. De hecho, el intercambio y los vínculos que son parte de la comunidad académica no se agotan en los límites nacionales y suelen ser provechosos para la investigación científica y la actualización de conocimientos. Pero los procesos que devienen de otras situaciones, como los impulsados por la constitución del Espacio Europeo de Educación Superior, como espacio común para los países que forman parte de la Unión Europea, pueden ser impropios para ser adoptados por las instituciones ubicadas en otras latitudes, aunque no dejen de ser atrayentes como maneras y formas de integración y vinculación. Por eso deben ser analizados con detenimiento y tenerlos en cuenta Políticas de educación superior por universitarios 13 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) en el horizonte de las dinámicas de las propias comunidades académicas. En lo que parece haber coincidencia respecto a tanta cautela es que a más internacionalización se corren riesgos tales como la pérdida de pertinencia para los problemas locales en la subordinación a intereses definidos en otros contextos de producción. 2. Privatización Es un hecho extendido en los países sudamericanos la fuerte presencia de iniciativas privadas en la educación superior, confirmada por la existencia de gran cantidad de instituciones formadoras de este sector. Si bien esta situación no se observa con total intensidad en la Argentina, cuyas políticas de Estado sostienen la gratuidad como emblema de los estudios superiores de grado y mantienen la iniciativa pública en la cobertura, otros países, como Brasil, delegaron en la educación superior privada la responsabilidad de mantener una cobertura amplia, destinando las instituciones públicas de nivel superior a la excelencia asegurada por medio de una rígida selectividad. Privatización y selectividad van de la mano en estos diseños que mantienen un vector gravitante sobre el sistema al que suelen asociar con parámetros de excelencia y calidad, aunque esto opera más como un recurso propagandístico de la actividad privada que como una realidad tangible. En efecto, en este plano se trata de una manera de descalificar las políticas de cobertura amplia e inclusión que se sostienen sobre la base del ingreso irrestricto. Sin embargo, en Argentina la Ley de Educación Superior (N.º 24521),1 de inspiración neoliberal, autoriza el arancelamiento de los estudios de grado pero mantiene una fuerte regulación sobre la actividad privada en el nivel superior, lo que redunda en que las universidades nacionales cubran aproximadamente los dos tercios de la 1 Ley 24521, Ley de Educación Superior. Sancionada el 20 de julio de 1995. Publicada en el Boletín Oficial del 10 de agosto de1995, N.º 28204, p. 1. Políticas de educación superior por universitarios 14 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) matrícula universitaria. Asimismo, casi la totalidad de la investigación básica y aplicada, como los desarrollos tecnológicos, también se realiza en las instituciones públicas. La acción de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) fue clave en este proceso debido a que la ley vigente le otorga el rol de órgano regulador del funcionamiento de estas instituciones. Con lo cual la gratuidad, la cobertura y la regulación funcionan de manera articulada para mantener una expansión limitada de la actividad privada en el sector de formación universitaria. Pero la privatización vista en proceso histórico es un hecho marcado en los sistemas educativos sudamericanos. Sea por la falta de regulaciones estatales y las políticas neoliberales o por la falta de políticas de expansión en la cobertura de las universidades públicas que, desde esta perspectiva, fueron o debieron estar reservadas para la captación de las elites sociales que poseyeran los recursos para afrontar el gasto de los estudios superiores, se hizo posible la apertura de instituciones universitarias orientadas al lucro a partir de la cobertura limitada. Esto conforma un doble circuito en el sector: lo público, destinado a las elites, y lo privado, dedicado al lucro en función de una demanda social de cobertura creciente. Las políticas de Estado, vale decirlo, son las que convalidan esta situación de proponer, bajo las reglas de la precariedad del mercado, el derecho a más y mejor educación de los sectores sociales que están en condiciones de recibirla pero no cuentan con los recursos para solventarla. Es así que a la privatización se asocian las políticas de cobertura, de acceso y de formación de nivel superior. En este sentido el rol de las instituciones públicas y del Estado resulta central: en la medida en que se decide generar más restricciones se deja librado este sector al juego de la oferta y la demanda, que se autorregula en función de la rentabilidad de la prestación. Y, como en todo sector donde priman las reglas del mercado, se generan fuertes desigualdades sociales en el acceso a la formación que queda signada por los recursos de que dispongan quienes resuelvan proseguir estudios superiores. Además, se genera una diversificación de la oferta que, en la medida en que se Políticas de educación superior por universitarios 15 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sigue esta lógica, produce una desigualdad interna, desregulada, con calidades de formación fuertemente diferenciadas. Por lo tanto tal diversificación que apoya la desigualdad en las formaciones promueve la fragmentación y una forma de funcionamiento desregulado de todo el nivel. Otra de las consecuencias posibles es la de reservar para unas pocas universidades el rol de tales, y estas mantendrían fuertes vínculos con otras, escenario que en un mundo globalizado constituiría un lugar simbólico consagrado, con pretensiones de erigirse en los únicos lugares de referencia para la producción, transmisión y formación en conocimientos de nivel superior en las áreas de la ciencia y la producción intelectual. 3. Jerarquización El establecimiento de escalas jerárquicas entre mejores y peores es una característica solidaria con las dos anteriores y se relaciona con la difusión que tuvieron las estrategias de evaluación internacionalizadas. Como ocurrió respecto a los sistemas educativos escolarizados, agencias internacionales se avocaron a la tarea de establecer rankings de universidades2 siguiendo un camino propio de la cuantificación de cualidades que no es otra cosa que asignar un puntaje numérico a las instituciones. Esta pretensión siempre resulta muy propia de estrategias de homogeneización que estuvieron presentes en las políticas neoliberales que procuraban detectar deficiencias y ponderar virtudes para impulsar reformas en quienes estuvieran por debajo en los rankings, pero a su vez reconocer y premiar a quienes consiguieran un buen posicionamiento en las calificaciones. Este tipo de estrategias lanzadas dentro de las políticas neoliberales que apuntan a las instituciones que realizan prestaciones sociales, procuran consolidar 2 En el portal Universia se consigna una completa información al respecto. Ver: “Ranking de universidades latinoamericanas”, en: <http://universidades.universia.es/ universidades_del-mundo/ranking-universidades/iberoamerica/>. Políticas de educación superior por universitarios 16 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) en ellas las características que son valoradas dentro de parámetros globales, en desmedro de aquellos servicios que se orientan a satisfacer demandas locales o emprendimientos sociales que atienden problemáticas comunitarias cuyos resultados deben ser valorados en relación con su aporte de impacto local o regional. Por lo cual este tipo de calificaciones en el nivel superior corre el riesgo de direccionar las decisiones políticas del sistema o de las instituciones hacia aquellos aspectos que son valorados por las consultoras que toman este tipo de mediciones, en desmedro de otras decisiones que acentuarían su acción en problemas nacionales. A su vez, la confección de rankings institucionales impacta sobre la totalidad de la producción en educación superior, , ya que, si bien una institución puede estar bien posicionada respecto a la articulación con las comunidades científicas e intelectuales a nivel global, por el mero hecho de no calificar bien en el ranking, los profesionales que egresan de la misma quedarían en posiciones relativas de menor valor respecto de aquellos que son formados o ejercen la docencia en otras mejor posicionadas. El problema técnico de la calificación de una institución de nivel superior, donde se realiza una serie de producciones muy difíciles de ponderar en lo que respecta a su aporte social, es insalvable desde el punto de vista de la relación entre investigación, producción científica e intelectual, formación de profesionales, científicos e intelectuales y transferencia de resultados a la sociedad y productos tecnológicos. Todos estos rubros, que así mencionados no alcanzan a cubrir todos los productos posibles, hacen que la reducción a la calificación sea una tarea de extrema simplificación y síntesis, que solo podría hacer quien fije un parámetro institucional y califique sobre este parámetro, lo que no es otra cosa que un sistema que califica homogeneizando, siguiendo sus propios criterios de asignación de valores numéricos por los que mide y pondera. Este tipo de jerarquización opera como una calificación descalificadora, es decir cuantifica aun lo que es netamente cualitativo, no da explicaciones causales sobre los resultados que se alcanzan, construye índices sobre la base de condensaciones que no siempre utilizan Políticas de educación superior por universitarios 17 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ponderaciones razonables, si esto fuera posible, y finalmente alcanza una calificación numérica que no siempre representa lo que cada institución produce, y, sobre todo, las causas y condicionamientos de lo que produce. Es muy difícil, por ejemplo, calificar a las universidades públicas brasileñas y las argentinas en un mismo registro que consigne matrícula y el egreso, si se no se tiene en cuenta que la Argentina tiene ingreso directo y gratuito del nivel secundario a los estudios de grado. Es así que las instituciones brasileñas se presentan mejor posicionadas en su rendimiento si se comparan las tasas de egreso con la matrícula inicial, pero en términos de producción científica e intelectual la Argentina tiene una mejor posición si se tiene en cuenta, por ejemplo, la cantidad de Premios Nobel obtenidos por egresados de universidades públicas. Ambos indicadores son falaces si se trata de demostrar lo que cada universidad es, produce y, sobre todo, las razones que dan cuenta de esa producción. Otra cuestión diferente es generar trabajos comparativos que valoren los resultados y detecten puntos de desarrollo para mejorar el funcionamiento institucional, de tal manera que se puedan forjar proyectos de colaboración convergentes o complementarios con una proyección regional. Es así que consideramos que la confección de rankings solo alimenta relaciones competitivas bajo la premisa de que este tipo de vinculación genera una sinergia positiva. Además de ser esta una premisa que no se verifica en la realidad, produce, por el contrario, una desigualdad aún mayor dentro del sistema al jerarquizar a quien establece los parámetros y descalificar al resto. 4. Mercantilización Otra de las tendencias estructurales de la presente etapa se relaciona con los resultados específicos vinculados a una sociedad configurada sobre la base de considerar al conocimiento como elemento central para su constitución y funcionamiento. Existe la coincidencia de variados autores en destacar esta centralidad, unas veces como inforPolíticas de educación superior por universitarios 18 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mación y otras como conocimiento, aunque aquí la vamos a tratar de manera indistinta. La centralidad se vincula con el desarrollo actual del capitalismo que incorpora a sus formas productivas tecnologías que son producto del desarrollo del conocimiento científico, sobre todo en relación con la producción de las ciencias básicas y al uso de la información como un insumo central para la organización del trabajo. La nueva organización del trabajo caracterizada por el posfordismo impacta incluso sobre las categorías laborales y tiene a esos desarrollos tecnológicos en la base de las transformaciones. La instantaneidad del intercambio informacional, la velocidad con que se produce, la accesibilidad y la disponibilidad que tienden a borrar la frontera entre lo público y lo privado en la vida de los individuos, entre lo que debe ser resguardado y lo que se debe ser expuesto, entre el derecho a la información y la libertad de publicación, la codificación del material biológico y la manipulación de nuevos objetos a nivel de sus mínimas unidades, obligan a procesos de interpretación muy veloces en los que se impone como una necesidad la automatización de las codificaciones y de los procesos, y la producción de instrumentos para la decodificación, integración y síntesis de datos. Estas profundas reformas que se observan en la organización de la producción económica y, como vemos actualmente, en el funcionamiento y gestión del Estado, tienen un impacto directo sobre las instituciones dedicadas a la producción de ese insumo básico y de los instrumentos interpretativos que, en cuanto tales, cobran valor económico. Pero tras esta nueva situación vale la pena detenerse en esta cualidad en la medida en que, introducido en esta lógica, el conocimiento toma valor de cambio y, por lo tanto, se configura como una mercancía que supone un espacio social de intercambio. Esta dinámica hace que los centros de producción de conocimientos y de los instrumentos interpretativos sean demandados por las organizaciones del campo de la producción y la economía, sea para adquirir estas producciones o en pos de formar sus propios centros dentro de las unidades productivas donde incorporan sus propias referencias interpretativas, pero para cuyo funcionamiento requieren Políticas de educación superior por universitarios 19 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de los profesionales formados. La robotización y la automatización de los procesos productivos fueron las transformaciones más notorias donde se reemplazó la fuerza de trabajo intensiva de la que era portador el trabajador por una fuerza de trabajo puesta ahora en la acción de máquinas. Esto desplaza a la acción humana de la mano obra a las tareas de control, dividiendo de una manera diferente la actividad productiva. Si bien en ciertos segmentos todavía se sigue requiriendo de la acción humana directa, los segmentos ya reemplazados por dispositivos automáticos requieren de una acción humana que programe esos automatismos, genere los dispositivos de control y resguardos, codifique en información las acciones y diseñe nuevos dispositivos para actuar en diferentes contextos. Este desplazamiento de la acción humana de lo material a lo simbólico hace que no solo se requieran nuevas capacidades –“competencias”, en el lenguaje mercantilista–, sino nuevos conocimientos y capacidad de producirlos. La sociedad de conocimiento se erige como una nueva utopía de organización del trabajo, basada en los de “cuello blanco”, calificados y desligados de la producción directa de manufacturas o la manipulación de objetos a escala de los sentidos humanos. Esta nueva manera de concebir la producción y su vinculación con los centros de producción de conocimientos básicos, delega en los espacios públicos la investigación básica que requiere esfuerzos sostenidos en el tiempo, alto riesgo y costos de mantenimiento, y se reserva la internalización de las producciones aplicadas en tecnologías o la obtención de prototipos para el formato final del dispositivo. En relación con los tecnólogos, se trata de cooptarlos antes de finalizar su formación para sumarlos a las unidades productivas, cuyos segmentos no siempre se encuentran integrados en una misma localización, por lo cual se requiere un trabajador con capacidad de movilidad y flexibilidad para adaptarse a diferentes contextos. Esta nueva forma organizativa tiene su impacto institucional en los niveles superiores y establece nuevas maneras de vinculación que determinan nuevos modos organizativos y resguardos que deben toPolíticas de educación superior por universitarios 20 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mar las instituciones públicas para no provocar un drenaje de recursos públicos para el exclusivo aprovechamiento del sector privado. En otro plano, el propio de la producción del instrumental interpretativo, se trata de asociar centros de recolección y procesamiento de información que ofrecen el producto de base a una demanda de potenciales adquirientes supuestamente interesados en controlar y disciplinar procesos sociales, lo que le otorga una dimensión política de relevancia. Sin necesidad de aludir a la figura del “gran hermano”, debe ponerse bajo sospecha la inocuidad de las configuraciones informativas de libre acceso, debido a que esas verdaderas plataformas de exposición son el campo de trabajo para intencionalidades muy disímiles. En este campo el instrumental interpretativo juega un papel central como un invitado que permanece en la sombra de estos espacios luminosos. Y son los grandes centros de producción de este instrumental los más solicitados para procesar y extraer lo que interesa y, a su vez, para provocar e impulsar ciertos direccionamientos. 5. Financiarización Finalmente, otra de las tendencias se vincula con el financiamiento de la educación superior. Si bien a nivel de las instituciones no se observa tanto una intervención directa del capital financiero, resulta llamativa la organización de eventos para autoridades de nivel superior auspiciados por entidades financieras. La crisis global de la economía dejó como saldo una mayor concentración del capital y una brecha más grande en términos de desigualdad social. Pero, además, de todos los sectores de la economía los que se vieron beneficiados y socorridos por fondos públicos de salvataje fueron las instituciones financieras. Una de las motivaciones para una mayor participación del capital en el nivel superior es la necesidad de sensibilizar a la opinión pública e incidir en la agenda política para que su actividad sea la beneficiada aun en tiempos de crisis. Las soluciones ofrecidas a los estados europeos con criPolíticas de educación superior por universitarios 21 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sis económicas tienen un alto componente de ajuste sobre las actividades de la población, aun en el mantenimiento de sus actividades productivas, pero también una conservación de los compromisos financieros, avanzando este tipo de capital en la propiedad de los medios económicos. Todo este proceso debe ser sostenido por una gran actividad en el plano del conocimiento, sobre todo del sector económico, para direccionar las decisiones que al menos dejen fuera de consideración la dinámica del capital financiero, que en los momentos críticos y desde estas perspectivas es lo que merece una mejor atención para que su actividad no decaiga. En el nivel superior esta incidencia se capitaliza en la formación de profesionales funcionales a esta lógica y en alinear a las instituciones de este nivel para que su actividad no se vea afectada o puesta en cuestión, y también para hacerlas funcionar como formadoras de sentido común económico bajo la investidura autorizada de la ciencia. A su vez, es notoria su incidencia en la creación de consorcios, portales y en la organización de eventos donde las instituciones financieras están en condiciones de ofrecerse como agentes auspiciantes. Rasgos singulares En la actualidad la educación superior en la Argentina está regida por dos leyes que tratan el mismo objeto: una ley específica, N.º 24521 sancionada en agosto de 1995 o Ley de Educación Superior , ya mencionada al comienzo, y una ley general marco, la N.º 26206 o Ley de Educación Nacional , de diciembre del 2006.3 Ambas leyes, sancionadas en períodos de gobierno muy diferentes y en distintos contextos, responden a las ideas predominantes en los mismos, por lo cual se observa que ambos cuerpos contienen contradicciones entre sí, como así también ciertas coincidencias. En primer lugar hay que tener en 3 Ley 26206, de Educación Nacional. Sancionada el 14 de diciembre 2006. Publicada en el Boletín Oficial del 28 de diciembre de 2006, N.º 31062, p. 1. Políticas de educación superior por universitarios 22 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cuenta que el marco regulatorio general lo fija la Constitución Nacional en su artículo 19.º, que dicta como atribución del Congreso: Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales: que aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales. El texto constitucional consagra los principios de autonomía y autarquía para las universidades nacionales, los que deben estar regulados por la sanción de leyes específicas a tales efectos. Esa Ley es la 24521 vigente, que extiende su alcance a todas las instituciones de nivel superior: universidades nacionales y privadas, institutos no universitarios, institutos universitarios, universidades provinciales, colegios universitarios. La Ley Nacional de Educación reafirma esta pretensión, pero reintegrando a estas instituciones dentro del sistema educativo al ubicarlas dentro del nivel superior. 1. Historicidad Resulta interesante hacer un repaso de la historia de la legislación de las universidades nacionales, para inscribir su actual situación y las iniciativas de reforma legislativa dentro de este proceso, que debe ser leído en el marco de las tendencias desarrolladas más arriba. Uno de los ejes del proceso histórico es el debate suscitado sobre la caracterización de lo que consagra el texto constitucional, la autonomía y la autarquía, pero el hecho de que el propio texto constitucional ordene que sea necesaria una norma que fije esa autonomía podría resultar Políticas de educación superior por universitarios 23 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) un contrasentido, incluso en la restricción que establece el mismo artículo que ordena que estas autonomía y autarquía deban regularse por medio de una sanción legislativa. Con lo cual deja librados a los legisladores sus alcances, ya que deben observar los principios enunciados. En primer lugar, la historia de las universidades antecede a las normas constitucionales. La Universidad Nacional de Córdoba cumplió en el 2013 sus cuatrocientos años de existencia y la Universidad de Buenos Aires data de 1821. Sin embargo, la Constitución de 1853 no menciona a las universidades, como sí lo hace la Constitución de 1949 en su artículo 37.° –apartado IV, incisos 4.° y 5.°–,4 que establece una serie de lineamientos que, si bien reafirman la autonomía, no lo hacen respecto al Estado nacional, sino que las incluye dentro de los alcances del Estado nacional y delinea una cobertura territorial con una marcada política de involucramiento en los temas de las regiones. Esta Constitución, sancionada en un momento anterior a la fundación de nuevas universidades, se inclina por una definición ligada al desarrollo nacional o regional que sigue el modelo de la or4 “4º. El Estado encomienda a las universidades la enseñanza en el grado superior, que prepare a la juventud para el cultivo de las ciencias al servicio de los fines espirituales y del engrandecimiento de la Nación y para el ejercicio de las profesiones y de las artes técnicas en función del bien de la colectividad. Las universidades tienen el derecho de gobernarse con autonomía, dentro de los límites establecidos por una ley especial que reglamentará su organización y funcionamiento. Una ley dividirá el territorio nacional en regiones universitarias, dentro de cada una de las cuales ejercerá sus funciones la respectiva universidad. Cada una de las universidades, además de organizar los conocimientos universales cuya enseñanza le incumbe, tenderá a profundizar el estudio de la literatura, historia y folklore de su zona de influencia cultural, así como a promover las artes técnicas y las ciencias aplicadas con vistas a la explotación de las riquezas y al incremento de las actividades económicas regionales. Las universidades establecerán cursos obligatorios y comunes destinados a los estudiantes de todas las facultades para su formación política, con el propósito de que cada alumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad espiritual, económica, social y política de su país, la evolución y la misión histórica de la República Argentina, y para que adquiera conciencia de la responsabilidad que debe asumir en la empresa de lograr y afianzar los fines reconocidos y fijados en esta Constitución. 5º. El Estado protege y fomenta el desarrollo de las ciencias y de las bellas artes, cuyo ejercicio es libre; aunque ello no excluye los deberes sociales de los artistas y hombres de ciencia. Corresponde a las academias la docencia de la cultura y de las investigaciones científicas postuniversitarias, para cuya función tienen el derecho de darse un ordenamiento autónomo dentro de los límites establecidos por una ley especial que las reglamente”. Políticas de educación superior por universitarios 24 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ganización de la Universidad Obrera, que luego, desde 1959, va a ser sustituida por la Universidad Tecnológica Nacional. Respecto a las leyes, en las diferentes etapas de la historia de las universidades se sancionaron distintas normas que las involucraban dentro de su alcance específico. Los períodos constitucionales registran como primera a la Ley 1597, sancionada en 18855 y que ordena a las dos universidades en funcionamiento, la de Córdoba y la de Buenos Aires, el dictado de sus estatutos de acuerdo a las pautas establecidas en la misma. Es de notar que esa norma consta de cuatro artículos, el quinto de forma, y que reconoce la incidencia del Poder Ejecutivo tanto en la designación de profesores –según la iniciativa de los Consejos Superiores– como en la destitución de profesores –por iniciativa de las Facultades–, en la aprobación de los estatutos y en el manejo presupuestario incluso de los derechos universitarios que se perciban. Pero el principio de autonomía va a ser adoptado por los sectores vinculados a la Reforma de 1918 que como acontecimiento político se expresa en oposición a la modalidad que había adoptado la universidad como consecuencia de este antecedente normativo. Sin embargo, es de notar que la norma que reemplazaría a esta ley recién se sancionó en el año 1947, aunque la Reforma del año 1918 se constituyera en uno de los movimientos políticos más trascendentes de la historia de la universidad latinoamericana. A pesar de su amplio impacto político no se sancionan normas modificatorias de la relación entre el Poder Ejecutivo y las universidades, aunque algunas de las universidades creadas entre la sanción de las leyes de 1885 y 1947 se erigen dentro del ideario reformista.6 La Ley 13031,7 sancionada en septiembre de 1947 –luego de un período de inestabilidad polí5 Ley 1597, Universidades Nacionales-Ley Avellaneda. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Sancionada el 26 de junio de 1885. Sin fecha de publicación. En línea: <http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=48925>. 6 Universidad Nacional del Litoral, 1889; Universidad Nacional de La Plata, 1897; Universidad Nacional de Tucumán, 1914, y Universidad Nacional de Cuyo, 1939. 7 Ley 13031, Universidades Nacionales. Reforma Universitaria-Plan Quinquenal. Sancionada el 26 de septiembre de1947. Publicada en el Boletín Oficial del 4 de noviembre de1947. N.º 15905, s. p. Políticas de educación superior por universitarios 25 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tica iniciado por el golpe de Estado de 1930, cuando los gobiernos mantuvieron políticas intervencionistas sobre las instituciones universitarias–, consagra la autonomía técnica, científica y docente con “pleno ejercicio de su personalidad jurídica”, pero deslinda e incluso prohíbe la actividad política de profesores y alumnos en su carácter de “miembros de la corporación universitaria”, aunque reconoce que tal prohibición no constituye impedimento para la actuación individual en los partidos políticos (art. 4.°), lo que significa que profesores y alumnos eran reconocidos como actores políticos, pero que no podían realizar tales acciones desde su sitial institucional. A su vez establece que los rectores de las universidades sean designados por el Poder Ejecutivo y deja librada la designación de decanos a la elección de los profesores. También los profesores son designados por el Poder Ejecutivo de acuerdo a la propuesta de las universidades, previo concurso de méritos, aptitudes, antecedentes, títulos y trabajos. Consagra, a su vez, la institución de la docencia libre que debería promover el pluralismo académico, una de las reivindicaciones del movimiento reformista (art. 2.° inc. 9.°). En vista de reafirmar la autonomía en el nivel de los profesores titulares establece la prohibición de defender intereses que estén en pugna con los diferentes niveles del Estado (art. 47.°) y la obligación de colaborar con el Poder Ejecutivo cuando se lo requiriese (art. 58.°). Establece la representación estudiantil en los consejos directivos (art. 84.°) y un amplio régimen de becas (art. 87.°). Y, como rasgo de interés, esta norma instituye un impuesto para empleadores sobre el importe anual destinado a sueldos y salarios que asciende al 2% de tal monto (art. 107.°). Finalmente crea el Consejo Nacional Universitario, presidido por el ministro de Justicia e Instrucción Pública y constituido por los rectores de todas las universidades (art. 111.°). De esta manera quedan consagrados muchos de los principios reformistas en pos de una mayor democratización de las instituciones, aunque persisten dos debates superpuestos: por un lado la relación con el Estado, en particular el Poder Ejecutivo, por el otro la restricción a la actividad política realizada desde el lugar institucional, debiendo los Políticas de educación superior por universitarios 26 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) actores universitarios, desde la perspectiva de esta norma, una observancia de neutralidad y no injerencia en los asuntos institucionales. Derogando esta ley se sanciona, en 1954, la 14297.8 Esta norma establece de forma explícita la gratuidad de los estudios (art. 1.° inc. 7). También consagra la autonomía docente y científica y agrega el principio de autarquía administrativa (art. 7.°). Toma la línea de la Constitución sancionada en 1949 al incorporar la idea de cobertura territorial por regiones. Si bien conserva algunas de las disposiciones establecidas en la ley anterior, incluye explícitamente la idea de extensión universitaria y de servicios asistenciales que debe prestar la universidad (art 1.° inc. 10 y 11). Respecto a la designación de profesores separa el estamento de profesores titulares, designados por el Ejecutivo a propuesta de la universidad, y el de los profesores adjuntos, designados por el consejo universitario previa propuesta del consejo directivo de la facultad, lo que insinúa, en principio, una mayor autonomía para las decisiones sobre estas designaciones. Establece la carrera universitaria y el derecho del egresado de ingresar a la docencia por propia voluntad (institución de la venia docendi) (art. 52.° y 53.°). También reconoce a los estudiantes la representación en el consejo directivo de la Facultad (art. 59.°). Sin embargo, en el plano del financiamiento queda suprimida la afectación de un impuesto a los empleadores, con lo cual este se afecta totalmente al Tesoro Nacional y no a la recaudación mediante un impuesto especial. Esta ley tuvo su vigencia durante un año y 10 meses, ya que fue derogada por el Decreto-Ley 477 del año 1955,9 bajo el Gobierno de facto del general Lonardi, que restableció la Ley 1597, hasta que se sancionara, en diciembre del mismo año, el Decreto-Ley 6403.10 Este establece una relación diferente entre las instituciones universitarias y el Gobierno. Si bien no utiliza la 8 Ley 14297, Universidades Nacionales. Su Régimen. Sancionada el 18 de diciembre de 1953. Publicada en el Boletín Oficial del 18 de enero de1954. N.º 17567, p. 1. 9 Del 7 de octubre de 1955. Publicado en Boletín Oficial del 14 de octubre de 1955. 10 Decreto-Ley 6403, del 23 de diciembre de1955.Publicado en el Boletín Oficial del 3 de enero de 1956, N.º 18059, p. 1. Políticas de educación superior por universitarios 27 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) palabra “autonomía” en la redacción de su articulado, delega a las instituciones “el gobierno de los estudios” (art. 1.°), la estructura y los planes de estudios, la elección y remoción de los profesores y expedición de los certificados de competencia. Sí hace una mención explícita a la autarquía y supedita la administración de su patrimonio a las leyes respectivas. También le confiere a las universidades la responsabilidad de dictar sus estatutos que deben ajustarse a las modalidades de su tradición y las conveniencias del ámbito escolar. Posteriormente la norma pasa a considerar la organización de los respectivos consejos de universidad y los consejos directivos de facultad, quedando los primeros bajo la intervención del “gobierno provisional de la Nación”. Además habilita la participación de estudiantes o egresados en los consejos directivos, aunque para los primeros establece como requisito, para ejercer la representación como delegados, ser alumnos de los dos últimos años de estudio o haber aprobado como mínimo las tres cuartas partes de los planes de estudio para los que cursen carreras que no presenten una división por años. La participación de los egresados expresa la inclusión de las colegiaturas en el gobierno de las instituciones universitarias, que otorga un lugar para la lógica corporativa en las decisiones políticas de esas instituciones. Una de las novedades que introduce esta norma es la autorización del funcionamiento de las universidades privadas, aunque mantiene para el Estado nacional la reserva de la aplicación de exámenes para la habilitación profesional. No pueden percibir recursos estatales y los programas, estatutos y planes de estudio quedan supeditados a la autoridad respectiva. Este avance de la iniciativa privada en el campo universitario es convalidado por la Ley 14557 de octubre de 1958,11 que sustituye el artículo 28.º del Decreto-Ley 6403 del año 1955 que autoriza a las universidades privadas la expedición de títulos. 11 Ley 14557. Sancionada el 30 de septiembre de 1958. Publicada en el Boletín Oficial del 24 de octubre de1958, N.º 18773, p.1. Políticas de educación superior por universitarios 28 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En el año 1967, bajo el gobierno de facto del general Onganía, se promulga la Ley 17245, Orgánica de las Universidades Nacionales12 que deroga el Decreto-Ley 6403 del año 1955, pero mantiene la Ley 16912 que regula el desempeño de rectores y decanos en su disposición transitoria.13 La nueva norma establece como parte de la enseñanza universitaria tanto la que desarrollan universidades nacionales como las universidades privadas, así como la acción de las universidades provinciales (art. 1.°). Se consagran en el artículo 5.° la autonomía académica y la autarquía financiera y administrativa, explicitando en el artículo 6.° los alcances de sus atribuciones. Esta norma amplía de manera ostensible los alcances que habían establecido las anteriores leyes, aunque mantiene una serie de restricciones que van a ser superadas por normativas posteriores. Tal es la restricción para las autoridades universitarias de “formular declaraciones políticas o asumir actitudes que comprometan la seriedad y el prestigio académico” (art. 9.°) o la prohibición “en los recintos universitarios, [de] toda actividad que asuma formas de militancia, agitación, propaganda, proselitismo o adoctrinamiento de carácter político” (art. 10.°). Esta norma, además, fija en detalle el funcionamiento de todas las instituciones universitarias incluyendo la organización del Consejo de Rectores de Universidades Nacionales, al que asigna, entre sus atribuciones, la responsabilidad de proponer al Poder Ejecutivo los proyectos de presupuesto con las observaciones que correspondieren a los confeccionados por cada universidad (art. 77.° y 107.°). También le confiere la función de planeamiento con vistas a la creación, promoción o supresión de facultades, departamentos o nuevas carreras observando el desarrollo nacional o regional. A su vez fija las condiciones de admisibilidad a las universidades, además de establecer la aprobación de pruebas como condición de ingreso. Es decir, con relación a estas normas no existen grandes variaciones respecto Ley 17245. Ley Orgánica de las Universidades Nacionales del 21 de abril de 1967. Publicada en el Boletín Oficial del de abril de 1967. N.º 21175, p. 1. 13 Ley 16912 del 29 de julio de1966. Publicada en el Boletín Oficial del 1 de agosto de 1966. Nº 20995, s. p. 12 Políticas de educación superior por universitarios 29 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) a la consagración de los enunciados formales de la autonomía y la autarquía, pero en los propios plexos normativos existe una serie de restricciones que hace que tales principios estén fuertemente condicionados por un contexto político en el que imperan explícitas prohibiciones para ciertas expresiones políticas y fuertes restricciones para esa actividad. Es de notar que una vez derrocado el gobierno democrático en 1955 ninguna de las normas retoma las ideas de la última ley de aquel gobierno ni los principios constitucionales de la aprobada en 1949. Por el contrario, se va imponiendo el principio de la libertad de enseñanza incluido en el texto constitucional de 1853 y, posteriormente, en la serie de normas aprobadas desde 1955, se incluye la legalidad de la iniciativa privada en la actividad universitaria, y la novedad que se introduce en 1967 es la legalidad de las iniciativas provinciales que van a ser reguladas por las Leyes 1760414 y 1777815. Es decir, un principio de libertad que no incluye los derechos políticos en el sentido del ejercicio de la actividad pública. Es visible en este período, iniciado en 1955, una situación paradojal en las instituciones universitarias. Por un lado, la apertura a la democratización es también la apertura a la participación de los intereses corporativos de las colegiaturas. Por otro, los logros en el plano de la ciencia y la tecnología, a partir de la actividad universitaria, son señalados por algunos sectores como el cultivo de un cientificismo que deslinda la actividad universitaria de los intereses nacionales. Y las acciones en pos de la vinculación con la realidad social por medio de la extensión se realizan en medio de fuertes restricciones para la expresión política de la mayoría de población, cuya manifestación está expresamente prohibida y vigilada por las Fuerzas Armadas. Una de las conclusiones que podemos extraer del período largo iniciado por la Reforma de 1918 es que los diferentes gobiernos se encargaron de tutelar y prestar atención a la actividad universitaria, interviniendo Ley 17604 del 29 de diciembre de 1967. Publicada en el Boletín Oficial del 11 de enero de 1968. N.º 21352, p. 2. 15 Ley 7778 del 12 de junio de1968. Publicada en el Boletín Oficial del 26 de junio de 1968. N.º 21464, s. p. 14 Políticas de educación superior por universitarios 30 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) directamente sobre la conformación de sus cuerpos docentes, para asegurar la reproducción académica de los respectivos planteles que fueron sucesivamente incorporados o excluidos de las instituciones. También parece que el autogobierno era la solución demandada para asegurar continuidades o al menos resguardar la estabilidad de los planteles docentes que quedan expuestos a la inestabilidad de las políticas gubernamentales. La experiencia política que se abre en 1973 inaugura nuevas expectativas, muchas de ellas a partir de la postergación ocasionada por el período anterior, y que el nuevo gobierno democrático expresa en el conjunto de apoyos que logra para alcanzar el éxito electoral. Un nuevo período se insinúa y una nueva norma, la Ley 20654,16 es sancionada en marzo de 1974. A esta altura de la historia se habían creado una gran cantidad de universidades nacionales: en 1972 las del Comahue, Salta y Catamarca, en 1973 las de Entre Ríos, San Luis, Santiago del Estero, Jujuy, Misiones y San Juan. Y, anteriormente, en 1956 se habían creado la del Sur, en Bahía Blanca, y la del Nordeste. En 1974 se sumará la del Centro de la Provincia de Buenos Aires. La Ley 20654 define a las universidades nacionales como comunidades de trabajo integradas al sistema educativo en el nivel superior con finalidades tales de “impartir enseñanza, realizar investigación, promover la cultura nacional, producir bienes y prestar servicios con proyección social y, haciendo los aportes necesarios y útiles al proceso de liberación nacional, contribuir a solución de los grandes problemas argentinos” (art. 1.°) . Este enunciado resulta contrastante con la anterior Ley 17245 que establecía como “fines esenciales”: la formación plena del hombre a través de la universalidad del saber y del desarrollo armónico de la personalidad; la formación de universitarios capaces de actuar con responsabi16 Ley 20654 del 4 de marzo de 1974. Publicada en el Boletín Oficial del 1 de abril de 1974. Nº 22 883, p. 2. Políticas de educación superior por universitarios 31 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) lidad y patriotismo al servicio de la Nación; la investigación de la verdad y el acrecentamiento del saber; la preparación de profesionales, técnicos e investigadores necesarios para el país; la preservación, difusión y transmisión de la cultura y en especial del patrimonio común de valores espirituales de la nacionalidad. (art. 2.°) Agregando en el artículo 4.°: la acción de las universidades deberá realizarse con auténtico sentido social, al servicio de los intereses fundamentales de la Nación. Para ello buscará inspiración permanente en los principios esenciales de nuestra tradición cultural y espiritual, fortaleciendo el respeto por la dignidad de la persona y sus derechos, contribuyendo al afianzamiento del espíritu cívico y de la conciencia nacional y atendiendo a las necesidades generales y regionales del país, en estrecha vinculación con la realidad de su medio. Como se observa, entre ambas normativas existen diferencias ideológicas marcadas, ya que la norma sancionada en 1974 presenta una idea de realidad de corte más vinculado al reconocimiento de problemas –y por lo tanto de incidencia transformadora– que la anterior que tiene enunciados más conservadores ligados a ideas nacionalistas más abstractas. También es propio de la Ley 20654 el reconocimiento de la autonomía académica y docente y de la autarquía administrativa, económica y financiera (art. 3.°). A su vez establece explícitamente la gratuidad de la enseñanza. Sin embargo, esta norma mantiene la prohibición del “proselitismo político partidario”, pero agrega un componente novedoso en la prohibición que las anteriores normas no pudieron incluir por el régimen político que les diera origen: la prohibición sobre la difusión de “ideas contrarias al sistema democrático que es propio de nuestra organización nacional” (art. 5.°). Políticas de educación superior por universitarios 32 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) También se prohíbe a los profesores “defender intereses que estén en pugna, competencia o colisión con los de la Nación, provincias o municipios” y a la vez, crea la incompatibilidad del ejercicio de la docencia universitaria con: el desempeño de funciones jerárquicas o de asesoramiento, remuneradas o no, al servicio de empresas multinacionales o extranjeras, como así también la pertenencia a organizaciones u organismos internacionales cuyos objetivos o accionar se hallen en colisión con los intereses de la Nación. (art. 11.°) Resultan novedades de esta ley la inclusión de la Asamblea Universitaria como órgano superior del gobierno de las universidades y la participación del personal no docente en el mismo (art. 19.°). Además, suprime los exámenes de ingreso pero autoriza el dictado de cursos para la admisión (art. 36.°), como así también garantiza la libertad de cátedra (art. 37.°). Finalmente establece un plazo de un año para normalizar las instituciones y la reincorporación de todo docente cesanteado desde la instauración del régimen militar en septiembre de 1955 hasta la asunción del gobierno democrático en mayo de 1973. Esta norma tuvo un período muy corto de aplicación, debido a que las universidades fueron intervenidas antes de cumplirse el plazo de un año, y luego, ya bajo del gobierno militar, se promulga la Ley 21276 del 29 de marzo de 197617 que deroga una gran cantidad de artículos, entre ellos el 1.° y el 19.° consignados más arriba, y establece prohibiciones de mayor alcance para actividad política, que comprenden adoctrinamiento, propaganda, proselitismo o agitación de carácter político o gremial (art. 7.°), y la facultad que se otorga al ministro de Cultura y Educación para disponer el cese del personal de conducción o jerárquico de las universidades (art. 10.°). A la vez, reformula el artículo 11.° de la anterior norma, sustituyendo el párrafo referido a la incompatibilidad por el siguiente: “es incompatible con el ejercicio de 17 Publicada en Boletín oficial del 6 de abril de 1976. Fechada el 29 de marzo de 1976. Políticas de educación superior por universitarios 33 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la docencia universitaria o funciones académicas que le sean correlativas, todas aquellas actividades que se aparten del propósito y objetivos básicos fijados para el proceso de reorganización nacional” (art. 12.°), tal como se autodenominaba ese régimen de gobierno de facto. Esta norma, que se promulga de manera transitoria, luego va a tomar un plexo definitivo con la promulgación de la Ley 22207 con fecha del 11 de abril de 1980,18 identificando su ideología y funcionamiento de las universidades asociados a la Doctrina de Seguridad Nacional al pensamiento conservador y a la política represiva sobre la actividad política y gremial, lo que hace sonar como formalismo lo establecido con relación a los “principios democráticos y republicanos que animan la Nación”, la apelación a la “libertad académica” que trasluce la incidencia de la ideología liberal sobre el contenido ideológico del régimen.19 También se lee en los requisitos que deben Boletín oficial 24 de abril de 1980. “Art. 2º – Las Universidades Argentinas tienen los siguientes fines generales: a) La formación plena del hombre a través de la universalidad del saber, el desarrollo armonioso de su personalidad y la transmisión de valores, conocimientos y métodos de investigación. b) La búsqueda desinteresada de la verdad y el acrecentamiento del saber, en un marco de libertad académica. c) La preservación, difusión y transmisión de la cultura y en especial del patrimonio de valores espirituales y de los principios democráticos y republicanos que animan a la Nación. d) La formación y capacitación del universitario armonizando su vocación personal con las exigencias del bien común. Funciones de la Universidad Art. 3º – Para cumplir con sus fines las Universidades deberán: a) Desarrollar las cualidades que habiliten con patriotismo, dignidad moral e idoneidad para la vida pública y privada, procurando la educación general de nivel superior y estimulando la creación personal y el espíritu crítico. b) Realizar investigación pura y aplicada y estimular la creación artística. c) Formar profesionales, investigadores y técnicos adecuados a las necesidades de la Nación. d) Proveer a la formación y perfeccionamiento de sus propios docentes e investigadores, acentuando la vinculación de la docencia y la investigación. e) Organizar la orientación, especialización, perfeccionamiento y actualización de sus graduados e investigadores. f) Contribuir a la difusión y a la preservación de la cultura en el país. g) Estudiar los problemas de la comunidad a que pertenecen y proponer soluciones, como asimismo atender a los requerimientos que sobre el particular le formulen los organismos correspondientes del gobierno nacional, provincial o comunal. Prohibiciones Art. 4º – Es ajena a los ámbitos universitarios toda actitud que signifique propaganda, 18 19 Políticas de educación superior por universitarios 34 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cumplir los docentes esta aparente contradicción en donde se apela simultáneamente a la “integridad moral” y a la “identificación con los valores de la Nación y con los principios fundamentales consagrados en la Constitución Nacional que hacen al sistema republicano” (art. 19.° inc. b y c) combinados con el deber de “no difundir ni adherir a concepciones políticas totalitarias o subversivas” (art. 21.°). Además esta norma reinstala la condición de la prueba de admisión y suprime la representación estudiantil y no docente en la estructura de gobierno. A su vez, al no dejar de manera explícita la gratuidad de los estudios, queda abierta la posibilidad de arancelarlos, establecida como recurso del creado Fondo universitario (art. 66 inc. g). Era de esperar que esta norma fuera derogada por el gobierno del presidente Alfonsín que va a restablecer el ideario iniciado en la Reforma de 1918 con relación a la autonomía amplia de las universidades para autorregularse. Es así que, además de derogar la Ley 22207, restablece para el funcionamiento normativo de las universidades los estatutos dictados con anterioridad al 29 de julio de 1966, momento en que se produce el golpe militar del general Onganía. Así, la Ley 2306820 establece un régimen de normalización hasta el dictado de una nueva ley, que va a ocurrir recién en julio de 1995 con la Ley 24521, doce años después. 2. Estructuralidad Con este recorrido por la legislación referente a la universidad y habiendo expuesto sobre algunos de los temas más importantes, podemos identificar en el análisis de la ley vigente algunos puntos consolidados y otros que pueden suscitar fecundos debates, a la luz de las tendencias identificadas más arriba. adoctrinamiento, proselitismo o agitación de carácter político-partidario o gremial, como asimismo la difusión o adhesión a concepciones políticas totalitarias o subversivas”. 20 Ley 23068. Sancionada el 13 de junio de 1984. Publicada en el Boletín Oficial del 29 de junio de 1984, Nº 25457, s. p. Políticas de educación superior por universitarios 35 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Respecto a la autonomía y la autarquía se establecen una serie de regulaciones que respetan el principio constitucional que ordena al Estado nacional la sanción de leyes que la garanticen. Esto puede ser entendido de manera amplia, como lo establece la Ley 23 068 que deja librada la regulación a los estatutos universitarios o, de manera restrictiva, como la sanción de una norma que indique los alcances de la autonomía, dirimiendo lo propio de los estatutos y lo que corresponde al Estado. Incluso la propia Ley 23 068 confiere el carácter provisorio a la vigencia de los estatutos sin otra regulación. La Ley 23068 regula en una sola norma el funcionamiento de varios tipos de instituciones que tenían un funcionamiento propio regulado por otras normas o bajo diferentes autoridades estatales: las universidades privadas y provinciales que hasta ese momento tenían su propia ley, los institutos de educación superior que fueron transferidos a las jurisdicciones provinciales y los colegios universitarios. Quedan todavía bajo otra jurisdicción las universidades de las Fuerzas Armadas y las de las Fuerzas de Seguridad, y un nuevo tipo que se insinúa como emergente: las de gestión social. También introduce una serie de estructuras novedosas dentro del funcionamiento del sistema. Por un lado, en la jerarquía de gobierno, el Consejo de Universidades que reúne en un ámbito a las universidades nacionales y privadas, el reconocimiento del Consejo de las Universidades Privadas cuyo funcionamiento es a la par del Consejo de Universidades Nacionales, la creación de los Consejos de Planificación Regionales de la Educación Superior, que reintroducen dos ideas: la de la planificación y la de la regionalización en la concertación de las políticas. Y la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria que, si bien tiene un alcance técnico, en su composición introduce la injerencia del Poder Legislativo. Este sesgo es propio de esta norma que hace que en gran medida sea este último quien tiene los resortes de la creación e intervención de universidades nacionales, la participación en la Comisión referida, y el control de la administración a través de la Auditoría General de la Nación. Quizás un ordenamiento de estas unidades en términos de alcances, delimitaciones participaciones y rePolíticas de educación superior por universitarios 36 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) presentaciones garantice de mejor manera con pesos y contrapesos la realidad de la autonomía y la autarquía. Respecto a la Coneau introduce una serie de principios de funcionamiento sobre los cuales es preciso detenerse. Por un lado, la función de evaluación que, si bien puede ponerse en línea con parámetros internacionales, ha optado por un sistema de autoevaluación institucional que incorpora elementos propios del contexto para sus valoraciones y ponderaciones. Por otro, la injerencia sobre las universidades privadas tanto en el proceso de autorización de funcionamiento como en sus resultados. Respecto a esto es muy evidente, en comparación con otros países latinoamericanos, que la Coneau contribuyó a poner límites a la expansión de la privatización del sector. Y finalmente dos aspectos que es necesario dirimir. Al introducir el principio de equidad, impulsado por los organismos multilaterales de crédito, se abre, por un lado, la puerta a las decisiones ligadas al arancelamiento de los estudios, principio que, como hemos visto, fue introducido por los gobiernos conservadores y autoritarios y contrarios a la democratización del sistema. Por otro, se pone un límite al ingreso sin prueba de admisión al autorizarlo para las unidades de más de cincuenta mil alumnos, promoviendo un sistema de selección y exclusión de los estudios en lugar de una necesaria renovación en la enseñanza en muchas de las áreas de docencia. También es propio de una tendencia conservadora y autoritaria optar por este tipo de procedimiento en lugar de dar cabida a nuevas prácticas en relación con nuevas realidades, sobre todo cuando la necesidad de formación de profesionales está lejos de estar cumplimentada. Los casos El conjunto de trabajos que se presenta a continuación y da cuenta de aspectos puntuales de todas las reflexiones antecedentes fue seleccionado de producciones realizadas en el Seminario de Perspectiva Sociopolítica del Sistema Universitario, de la Especialización en Docencia Universitaria Políticas de educación superior por universitarios 37 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) que articula a todas las Facultades y se dirige desde la Presidencia de la Universidad Nacional de La Plata. Los autores son docentes e investigadores de diferentes disciplinas y, a su vez, estudiantes de la especialización. El agrupamiento de las producciones se realizó en base a tres ejes: - Las que tomaban para el análisis las consecuencias del proceso de Bolonia o los principios derivados de la Sociedad del Conocimiento. - Las que tomando como referencia los cambios actuales que observaban en sus unidades académicas o proyectos de reforma realizaron un análisis sobre la conformación del campo académico. - Las que toman como referencia los fundamentos de los proyectos de ley de educación superior presentados por las diferentes fuerzas políticas con representación parlamentaria en la Cámara de Diputados de la Nación y que estuvieron vigentes durante el período 2012-2013. Si bien cada uno de los trabajos expresa opiniones que son responsabilidad exclusiva de cada uno de los autores, manifiestan una diversidad de miradas que, desde lo académico y el pluralismo de posiciones frente a los procesos en marcha, permiten visualizar coincidencias y disensos que no solo atienden a cuestiones de la complejidad, sino que provocan a profundizar el debate por el sentido de la educación superior en general y la identidad de la Universidad Nacional de La Plata en particular. El conjunto expresa un aporte de un grupo de profesionales que no están vinculados directamente con la política universitaria, pero que no permanecen indiferentes en tanto han sido interpelados para que se manifestasen a partir de sus experiencias, como un buen estímulo intermedio en los procesos de sus formaciones individuales y en la reflexión institucional colectiva, imprescindible y deseable. Roberto Marengo y Carlos Giordano La Plata, verano de 2014 Políticas de educación superior por universitarios 38 primera PARTE Tendencias en la organización universitaria desde una perspectiva sociopolítica I. Internacionalización de la educación superior. El Proceso de Bolonia y la sociedad de conocimiento Proceso de Bolonia Mónica Rocco El proceso de la Reforma Universitaria en Europa comienza a gestarse en la década del 80, transitando por dos tendencias principales: el Proceso de Bolonia y la Sociedad del Conocimiento. Como resultado de ello, en Europa coexisten en la actualidad dos espacios de educación superior en el contexto de la internacionalización de la enseñanza universitaria, que responden al proceso de globalización como parte de la mundialización. Por un lado, el Proceso de Bolonia que originó el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) que se complementa con el Espacio Europeo de Investigación (EEI), abierto a todos los Estados europeos. Por el otro, el Programa Marco Europa, aprobado en la Cumbre Europea de Lisboa en el año 2000 que enuncia los programas “Sociedad de la Información” y “Sociedad del Conocimiento”, circunscriptos a los Estados que son miembros de la Unión Europea. En este breve análisis me ocuparé del Proceso de Bolonia y su influencia en Latinoamérica y el Mercado Común del Sur (Mercosur). Políticas de educación superior por universitarios 40 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) I. Europa: el Proceso de Bolonia El Proceso de Bolonia reconoce como antecedentes a la Carta Magna de la Universidades (Magna Charta Universitatum) firmada por los rectores de las universidades europeas en Bolonia el 18 de septiembre de 1988, con motivo del 900.° aniversario de la Universidad de Bolonia, y a la Declaración de la Sorbona firmada el 25 de Mayo de 1998 por los ministros de educación europeos de Alemania, Italia, Francia y el Reino Unido, con motivo del 800.° aniversario de la Universidad de París.1 En la primera de ellas se establecen como principios básicos de la reforma universitaria: a) la libertad de investigación y enseñanza, b) la selección de profesorado, c) garantías para el estudiante y d) el intercambio entre universidades. En tanto que en la segunda se propone armonizar el diseño del Sistema de Educación Superior Europeo, sobre la base de los principios fundamentales de independencia y autonomía de las universidades como garantes de los sistemas de enseñanza superior y de investigación, con el fin de que puedan adaptarse en todo momento a las nuevas necesidades, a las expectativas de la sociedad y a la evolución de los conocimientos científicos, subrayando el papel fundamental de las universidades en el desarrollo de las dimensiones culturales europeas e insistiendo en la necesidad de crear un espacio europeo de la enseñanza superior como medio privilegiado para fomentar la movilidad y la empleabilidad de los ciudadanos y el desarrollo global del continente europeo. El proceso culmina de gestarse con la Declaración Conjunta de los ministros europeos de educación que se llevó a cabo en Bolonia (Italia) el 19 de junio de 1999 –conocida como Declaración de Bo1 La Declaración de la Sorbona, la Declaración de Bologna y los documentos de Salamanca 2001, Praga 2001, Berlín 2003, Bergen 2005, Londres 2007 y Leuven/ Louvain-la-Neuve 2009 están disponibles en la página del Espacio Europeo de Educación Superior: <http://europa.eu/legislation_summaries/education_training_youth/ lifelong_learning/c11088_es.htm>, consultada en noviembre de 2011. Políticas de educación superior por universitarios 41 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) lonia2 o Proceso de Bolonia– y que abarca el proceso educativo de convergencia llevado a cabo desde entonces no solo en la Unión Europea, sino también en otros Estados que no componen ese espacio de integración política.3 La Declaración de Bolonia fue firmada por 30 Estados europeos (de la Unión Europea, del Espacio Europeo de Libre Comercio y del Este y centro de Europa), y finalizando la primera década (reunión de Budapest, 2010), con la incorporación de Kazajstán, cuenta con 47 miembros.4 Solicitaron su membrecía otros Estados, que hasta el momento no han sido aceptados (Kirguistán, República Turca del Norte de Chipre, Israel y Kosovo). Los Estados que forman parte del Convenio Cultural Europeo – firmado el 19 de diciembre de 1954 bajo los auspicios del Consejo de Europa– pueden solicitar su membrecía, declarando su intención de aplicar los objetivos del Proceso de Bolonia en su sistema de enseñanza superior. Los Estados que se adhieren al proceso de Bolonia conservan sus competencias sobre el contenido de la enseñanza, la organización del sistema educativo, diversidad cultural y lingüística, pero convergen en los propósitos y propuestas, creando el EEES. 2 Se firma como convenio marco en el Acuerdo General de Comercio de Servicios firmado en 1995 (Organización Mundial de Comercio), con el objeto de “liberalizar el comercio de servicios”, que incluye la Estrategia de Lisboa y la membrecía de los Estados que forman parte del Convenio Cultural Europeo. 3 Cabe destacar que la Unión Europea no tiene competencias en materia de educación. No obstante, el art. 165 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea estipula que la Comunidad: “contribuirá al desarrollo de una educación de calidad fomentando la cooperación entre los Estados miembros y, si fuera necesario, apoyando y completando la acción de éstos” (DOUE, 2010: 74). 4 Hasta marzo de 2010 son 47 Estados los que participan del Proceso de Bolonia: Albania, Alemania, Andorra, Armenia, Austria, Azerbaiyán, Bélgica, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Chipre, Dinamarca, Eslovenia, España, Estado Vaticano, Estonia, Federación Rusa, Finlandia, Francia, Georgia, Grecia, Holanda, Hungría, Islandia, Irlanda, Italia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Macedonia, Malta, Moldavia, Montenegro, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, República Eslovaca, Rumania, Serbia, Suecia, Confederación Suiza, Turquía, Ucrania y un Estado incorporado en marzo de 2010: Kazajstán. Políticas de educación superior por universitarios 42 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Los períodos de convergencia son de diez años, el primero de 1999 a 2009 y el segundo de 2010 a 2020. Desde su inicio se realizan cumbres ministeriales, en donde se analizan los balances de los progresos alcanzados y se establecen en “Comunicados” los objetivos a seguir: - Praga, 2001: añade la acción de formación continua con el fin de aumentar la competitividad económica, la participación de los centros de enseñanza superior y los estudiantes, para crear de manera constructiva el EEES y el fomento de medidas encaminadas a hacer más atractivo el EEES entre los estudiantes tanto europeos como de otras partes del mundo. - Berlín, 2003: integra los estudios de Doctorado y las sinergias entre el EEES y el Espacio Europeo de Investigación (EEI) en el Proceso de Bolonia. Se da mayor preponderancia a la investigación con el fin de mejorar la calidad de la enseñanza superior. Se recomienda incrementar la cooperación en ámbitos de estudios doctorales y de formación de jóvenes investigadores. - Bergen, 2005: revisa los progresos alcanzados y las propuestas tendientes a seguir avanzando con relación a la calidad, cualificaciones, expedición y reconocimiento de títulos, conjunto y creación de oportunidades para itinerarios flexibles de formación en la enseñanza superior. - Londres, 2007: adopta la “Estrategia de dimensión global”, haciendo hincapié en la promoción de la movilidad de los estudiantes y el personal, evaluación de efectividad de las estrategias nacionales relacionadas con la dimensión social de la educación, el desarrollo de indicadores y datos para medir los progresos en materia de movilidad y dimensión social, mejorar la empleabilidad, optimizar la difusión de información sobre el EEES y recopilación de información. - Lovaina y Lovaina la Nueva, 2009: analiza los progresos realizados en el primer decenio y establece las nuevas prioridades para la siguiente década: proporcionar igualdad de oportunidades en Políticas de educación superior por universitarios 43 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) una educación de calidad, aumentar la participación en la formación continua, promover la empleabilidad, desarrollar resultados de aprendizaje y misiones educativas orientadas al alumno, ligar la educación a la investigación y la innovación, acercar los centros de enseñanza superior a los foros internacionales, ampliar las oportunidades y la calidad de la movilidad, mejorar la recogida de datos, desarrollar herramientas de transparencia multidimensional y garantizar la financiación con nuevas y diversas fuentes que complementen la financiación pública. - Budapest, 2010: al finalizar la primera década, se examina la naturaleza específica del Proceso de Bolonia como asociación única entre autoridades públicas, instituciones de enseñanza superior, alumnos y personal, así como empresarios, agencias de garantía de la calidad, organizaciones internacionales e instituciones europeas, y se pone de relieve el hecho de que el Proceso de Bolonia y el EEES resultante constituyen un ejemplo sin precedentes de cooperación regional y transnacional en materia de enseñanza superior. Asimismo, se declara la intención de intensificar el diálogo y la cooperación en materia de políticas con socios de todo el mundo. - Bucarest, 2012: en la primera reunión de ministros de la segunda década se establecen las prioridades en el marco de la crisis económica y financiera que sufre Europa. Si bien la educación superior se ve afectada por la disponibilidad de financiación adecuada y las perspectivas de empleo de los graduados –desempleo juvenil–, se señala a la educación como la solución para superar la crisis en el futuro. En esta reunión se adoptan el Comunicado de Bucarest, la Declaración del Foro sobre la Política de Bolonia y la Estrategia de Movilidad para la EEES.5 En el comunicado se destaca “nos comprometemos a asegurar el nivel más alto posible de financiación pública para la educación superior y de otras fuentes apropiadas, como una inversión en nuestro futuro. Apoyaremos a nuestras instituciones en la enseñanza de un pensamiento creativo, innovador y crítico y en la promoción 5 Políticas de educación superior por universitarios 44 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) La próxima cumbre ministerial se realizará en Yereban, Armenia, en el año 2015. Los objetivos del proceso para la primera década se basan en la adopción de: a) un sistema fácilmente legible y comparable de titulaciones a fin de promover la empleabilidad de los ciudadanos europeos y la competitividad del sistema de enseñanza superior europea a escala internacional; b) un sistema de dos ciclos principales, el primer ciclo –universitario– de duración mínima de tres años, con un título apropiado para acceder al mercado de trabajo europeo, y un segundo ciclo –posuniversitario– con un título final o Doctorado. En la actualidad la mayoría de los Estados implementan 3 ciclos: Licenciatura/Grado, Máster y Doctorado, en una duración proyectada de 9 a 10 años; c) un sistema de créditos (ECTS: European Credit Transfer System);6 d) la promoción de una mayor movilidad entre los estudiantes, profesores, investigadores y el personal administrativo –supresión de obstáculos a la libertad de circulación–; e) el impulso de la cooperación europea con el fin de asegurar la calidad en miras al desarrollo de criterios y metodologías comparables con evaluaciones internas y externas; de unos/as licenciados/as responsables necesarios para el crecimiento económico y el desarrollo sostenible de nuestras democracias. Nos dedicaremos a trabajar conjuntamente de esta manera para reducir el paro juvenil” (“we commit to securing the highest possible level of public funding for higher education and drawing on other appropriate sources, as an investment in our future. We will support our institutions in the education of creative, innovative, critically thinking and responsible graduates needed for economic growth and the sustainable development of our democracies. We are dedicated to working together in this way to reduce youth unemployment”) (EHEA, 2012a: 1). 6 El primer ciclo tiene una duración de 4 años con 240 ECTS, finalizando con la graduación del estudiante; el segundo ciclo se prevé en un plazo de 1 o 2 años con 60 a 120 ECTS, culminando con la Maestría; y el tercer ciclo se proyecta en 3 a 4 años para obtener el grado del Doctorado. Políticas de educación superior por universitarios 45 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) f) el desarrollo de una necesaria dimensión europea en la enseñanza superior con énfasis en el desarrollo curricular, especialmente en lo que respecta a la elaboración de programas de estudios, la cooperación interinstitucional, los programas de movilidad y los programas integrados de estudios, formación e investigación. Dichos objetivos se adoptan en el marco de las competencias institucionales y en el pleno respeto de la diversidad de culturas, lenguas, sistemas nacionales de enseñanza y autonomía universitaria, con el fin de consolidar el EEES. En el año 2008, se implementa el Marco Europeo de Cualificaciones para el aprendizaje permanente (MEC –EQF–) por el que se evalúan conocimientos, destrezas cognitivas y prácticas, y competencia en responsabilidad y autonomía.7 Por otro lado, se ponen en práctica nuevas metodologías docentes –en detrimento de las clases magistrales–, evaluación continua –incluso a través de sistemas tecnológicos y tutorías– y enseñanza práctica. También, se introduce una reforma financiera de la universidad a través de la recapitalización de la misma, disminuyendo la financiación pública y aumentando el autofinanciamiento y la financiación privada. Sin embargo, en el Comunicado de Bucarest (2012) se destacó la necesidad de asegurar el nivel más alto posible de financiación pública en la educación superior como inversión de futuro (ver nota 5). Una vez finalizada la primera década del Proceso de Bolonia, Europa presenta un contexto de grave crisis económico-financiera y desempleo, que lleva a reformular los objetivos, poniendo especial énfasis en educación para ayudar a paliar la situación. 7 Cabe destacar que el programa MEC –EQF– se complementa con otros propios de la Unión Europea como el Erasmus, cuyo objetivo es mejorar la calidad y fortalecer la dimensión europea de la enseñanza superior fomentando la cooperación transnacional entre universidades, estimulando la movilidad en Europa y mejorando la transparencia y el pleno reconocimiento académico de los estudios y cualificaciones en toda la Unión. Políticas de educación superior por universitarios 46 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Preliminarmente, cabe destacar que las instituciones de educación superior europeas han cambiado de forma profunda y significativa, en respuesta a las tendencias internacionales y a las políticas europeas, con resultados positivos en miras a las políticas de futuro para el fortalecimiento del EEES, mencionándose en tal sentido: - la libertad de cátedra, así como la autonomía y responsabilidad de las instituciones de enseñanza superior; - el papel fundamental de la comunidad académica –representantes de las instituciones, profesorado, investigadores, personal administrativo y alumnos– para hacer del EEES una realidad; - la enseñanza superior como una responsabilidad pública; - la necesidad de redoblar los esfuerzos en cuanto a la dimensión social para instaurar la igualdad de oportunidades en el marco de una educación de calidad. En el balance del contexto, se enuncian nuevos objetivos para la segunda década: a) educación, investigación e innovación: aumento del número de investigadores, excelencia en la investigación, mayor interdisciplinariedad y mejoras en condiciones laborales de los investigadores jóvenes; b) apertura al mundo; c) movilidad: 20% para el año 2020; d) pluralismo lingüístico, titulaciones conjuntas, itinerarios flexibles, pleno reconocimiento, portabilidad de las becas, mayor facilidad para visados y permisos de residencia y trabajo; e) instrumentos para avalar la garantía de la calidad de las universidades y de sus programas de estudio; f) financiación: los fondos públicos con prioridad para garantizar un acceso equitativo y el desarrollo sostenible de la autonomía de las universidades. Políticas de educación superior por universitarios 47 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) El Proceso de Bolonia, asimismo, forma parte del contexto estratégico “Educación y Formación 2020” –basado en su antecesor “Educación y Formación 2010”– y “Europa 2020”, de la Unión Europea. El primero de ellos es un marco para la cooperación europea en el ámbito de la educación y la formación, con objetivos comunes para los Estados miembros, principios para lograrlos y métodos de trabajo en áreas prioritarias para cada ciclo de trabajo periódico, que abarca la totalidad de los sistemas de educación y formación en el aprendizaje permanente en todos los niveles. Los cuatro objetivos estratégicos son: 1. Hacer realidad el aprendizaje permanente y la movilidad, vinculados al Marco Europeo de Cualificaciones, aplicando la Carta Europea de Calidad para la Movilidad. 2. Mejorar la calidad y la eficacia de la educación y la formación. 3. Promover la equidad, la cohesión social y la ciudadanía activa. 4. Incrementar la creatividad y la innovación, incluyendo el espíritu empresarial en todos los niveles de educación.8 Europa 2020, es un marco para apoyar el empleo, la productividad y la cohesión social en Europa, en el período de globalización, cambio climático y envejecimiento de la población, sumado ello a la crisis financiera que viene atravesando desde el año 2008 con el fin de acompañar a la recuperación económica con reformas que aseguren el desarrollo sostenible (ver nota 8). La Comisión de la Unión Europea, como miembro del Grupo de Seguimiento de Bolonia y de subgrupos de trabajo, apoya a la Secretaría y a la red de expertos del Proceso de Bolonia, destacando cinco ámbitos claves de reforma para el 2020: - que el porcentaje de graduados universitarios llegue al 40 % de la población; Ver: <www.europa.es/legislation>. 8 Políticas de educación superior por universitarios 48 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) - aumentar la calidad de la educación superior para que sea acorde a las demandas laborales y sociales; - mejorar la calidad de movilidad; - integrar la educación superior en el “triangulo del conocimiento” de la educación, la investigación y el desarrollo; - mejorar la gobernanza y la financiación. En cuanto a la educación y la investigación, tanto el EEES como el EEI están creando mayores oportunidades y responsabilidades para las instituciones de educación superior europeas, de tal forma que las universidades europeas reconocen la importancia de fortalecer los vínculos y garantizan la interrelación entre la educación, la investigación y la innovación. Como corolario, cabe poner de relieve que tanto los comunicados de las cumbres del Proceso de Bolonia como la Unión Europea consideraban que alcanzar un EEES ayudaría a activar la economía y crear empleo. No obstante los resultados positivos arrojados en la primera década y la reformulación de los objetivos para la segunda, este proceso fue ampliamente criticado, principalmente a partir de 2008-2009, por asambleas estudiantiles, grupos de docentes y no docentes de diversas universidades, dando nacimiento al llamado movimiento anti-Bolonia.9 Se expresan mediante paros y manifestaciones en contra de las leyes de reforma universitaria –Italia, Grecia, Turquía, Croacia, Serbia, Alemania, España, Francia– criticando el aumento de las tasas y el empobrecimiento de los contenidos. Cuestionan que el Proceso de Bolonia no mejora la enseñanza universitaria, que falta democratización, que falta financiación europea y nacional, que la universidad prepara a estudiantes para 9 Para información sobre este tema ver: <www.lacuestionuniversitaria.upm.es>, <www.enlucha.org>, <www.crrentroig.org>, <www.pcalcegiras.org>, <www.rtve.es> y <www.elpais.com>. Políticas de educación superior por universitarios 49 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ciertas profesiones, debido a la mercantilización del mundo universitario: equiparación práctica del horario estudiantil al de un horario laboral y profesionalización del estudiante ya que tiende a formar trabajadores. También fue criticado por organizaciones profesionales (Organización Médica Colegial de España, Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, Conferencia Nacional de Decanos, Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, Federación de Asociaciones Científico Médicas), en tanto y en cuanto disminuye la categoría de la titulación a la de diplomatura. Desde el punto de vista docente se critica las modalidades poco democráticas de acceso a los cargos. Las asambleas de estudiantes de universidades como la Complutense de Madrid, la de Sevilla, Málaga y Barcelona, en España, y la de Lisboa, en Portugal, critican principalmente la ausencia de debate social, la desinformación, la imposición del proceso, escasa financiación de la universidad, escasas becas del plan Erasmus, becas-préstamo en maestrías públicas, la incompatibilidad trabajo-estudio, el sistema de créditos ECTS, que llevarían a la mercantilización de la universidad pública por la introducción de intereses económicos y empresariales en la misma. II. Latinoamérica: Espacio Iberoamericano del Conocimiento El Proceso de Bolonia impulsa una “dimensión externa”, apoyada por distintos sectores académicos en reuniones de rectores y en proyectos de colaboración entre universidades de Europa con otras regiones. Es así como comienzan a surgir lazos del Proceso de Bolonia en Latinoamérica, aun cuando en esta región no se contaba con un espacio común de educación superior. Como derivación de ello, empieza a tratarse el tema de la construcción de un espacio común iberoamericano del conocimiento o Políticas de educación superior por universitarios 50 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de la educación superior, destacando la importancia de la educación y la cooperación en este campo en diversos foros, como en las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno desde 1991 –Declaraciones de Guadalajara 1991, San José 2004, Toledo 2005, Salamanca 2005, Montevideo 2006–, en las Cumbres América Latina y Caribe-Unión Europea –Guadalajara 2004, Viena 2006, Lima 2008– (Sotillo y otros, 2009) y en el trabajo conjunto para la concertación político-técnica, a tal fin, de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y en el Consejo Universitario Iberoamericano (CUIB), así como en los encuentros iberoamericanos de rectores universitarios (Brunner, 2008: 134-135). Se converge en la idea de creación de un espacio de conocimiento en la región iberoamericana, bajo diferentes denominaciones: “Espacio Iberoamericano de Educación Superior”, “Espacio Común Iberoamericano del Conocimiento”, “Espacio Iberoamericano del Conocimiento”, “Espacio académico Iberoamericano de cooperación universitaria”, “orientado a la necesaria transformación de la educación superior y articulado en torno a la investigación y desarrollo y la innovación” en el que la universidad contribuya a que “las sociedades afronten los desafíos planteados por la emergente sociedad global del conocimiento” (Brunner, 2008: 134-135). Este espacio, más que de educación superior, se presenta como un espacio de convergencia universitaria o espacio iberoamericano de cooperación universitaria, en el que se destaca –a través de los encuentros antes mencionados– la importancia de las universidades como instituciones que deben promover la excelencia académica en el desarrollo integral de los pueblos de Iberoamérica, perfilando la creación de una estructura política similar a la europea. En la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que se llevó a cabo en Montevideo en el año 2006, se definió el Espacio Iberoamericano del Conocimiento (EIC) como un ámbito en el cual promover la integración regional, y fortalecer y fomentar las interacciones y la cooperación para la generación, difusión y transferencia de los conocimientos sobre la base de la complementariePolíticas de educación superior por universitarios 51 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) dad y el beneficio mutuo, de manera tal que ello genere una mejora de la calidad y pertinencia de la educación superior, la investigación científica e innovación que fundamente un desarrollo sostenible de la región. Las tres grandes líneas de acción planteadas son: a) el fortalecimiento de los sistemas nacionales y regionales de acreditación y evaluación de la calidad de la educación superior; b) la movilidad académica de estudiantes, profesores e investigadores; c) acciones en materia de investigación, desarrollo y transferencia del conocimiento. En este espacio se destaca el Programa Pablo Neruda, de movilidad académica de posgrado, de ámbito subregional, regional y de carácter multilateral, que está estructurado en redes temáticas conformadas por instituciones de educación superior. El objetivo general del programa es promover la construcción de un espacio común iberoamericano del conocimiento que favorezca las iniciativas de integración regional mediante la cooperación interinstitucional, contribuyendo al fortalecimiento de las capacidades de formación en el nivel posgrado. Entre sus objetivos específicos se señalan: la promoción de la cooperación multilateral entre las instituciones de educación superior iberoamericanas con el fin de fortalecer sus posibilidades académicas y científicas, el impulso de la movilidad de estudiantes con reconocimiento académico, así como la movilidad de profesores, como herramienta para la cooperación horizontal entre programas y la mejora de la calidad en la formación, estimulando la formación de doctores especialmente en los países que presenten déficits en dicho sentido. Además de la conformación del Espacio EIC en el área de cooperación iberoamericana, se ha comenzado a difundir la idea de un Espacio de Encuentro Latinoamericano y Caribeño de la Educación Superior (Enlaces), desde la Conferencia Regional de la Educación Políticas de educación superior por universitarios 52 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Superior en América Latina y el Caribe llevada a cabo en Cartagena de Indias (Colombia) del 4 al 6 de Junio de 2008. En el ámbito de las relaciones entre la Unión Europea y Latinoamérica y Caribe (Uealc), se firmó en París en noviembre de 2000 una Declaración que manifiesta la intención de impulsar la cooperación en materia de educación superior entre las tres regiones, con el objetivo de crear un Espacio Común de Educación Superior Uealc.10 En este espacio la cooperación y colaboración en la educación superior se desarrolló en tres aspectos principales: a) becas, b) proyectos y c) asociaciones y organismos. Primordialmente se ha concretado la cooperación entre regiones en materia de intercambio de alumnos y profesores, en la promoción de becas, como Erasmus Mundus, Fulbright y Alban (2002), entre otras. En cuanto a proyectos de colaboración se refiere, el profesor José Joaquín Brunner, del Instituto de Investigación de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales de Santiago Chile, menciona a los proyectos ALFA (América Latina Formación Académica)-Tuning América Latina, Reflex, Proflex, Tuning y 6x4 Uealc, como “ecos de Bolonia” (Brunner, 2008: 136). El Proyecto ALFA-Tuning América Latina, que deriva del Proyecto Tuning europeo, tiene objetivos similares a los de la Declaración de Bolonia en cuanto a la convergencia regional en doce áreas disciplinarias –Arquitectura, Administración y Negocios, Química, Ingeniería Civil, Educación, Geología, Historia, Derecho, Matemática, Medicina, Enfermería y Física–, en temas de desarrollo curricular, certificados comparables, estructuras educacionales, innovación y calidad y vínculos interuniversitarios.11 Declaración de París, 3 de noviembre de 2000. Ver <www.tuning.unideusto.org/tuningal/> y <www.tuning.unidesuto.org/tuningeu/>, referidos en Brunner: “nace de la experiencia previa del proyecto Tuning Educational Structures in Europe, situado en el corazón de los objetivos del proceso de Bolonia […] durante la IV Reunión de Seguimiento del Espacio Común de Enseñanza Superior de la Unión Europea, América Latina y el Caribe (UEALC) en la ciudad de Córdoba (España) en octubre de 2002” (2008: 136-137). 10 11 Políticas de educación superior por universitarios 53 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) El Proyecto Tuning europeo contempla un sistema de transferencia de créditos que define las cargas de trabajo de los estudiantes, que contabiliza en 300 créditos la totalidad de las horas –clases, laboratorios, estudio independiente, realización de proyecto final de carrera y práctica profesional supervisada– que un alumno con dedicación exclusiva al estudio realiza durante 38 a 40 semanas al año, para poder culminar la carrera en cinco años –60 créditos por año– (Astur y Larrea, 2009).12 El proyecto Proflex (El Profesional Flexible en la Sociedad de Conocimiento) es un derivado del proyecto europeo Reflex (The Flexible Professional in the Knowledge Society). Se basa en la formación de egresados en relación con su inserción laboral. Sus objetivos se enumeran en cinco puntos principales: - obtener resultados sobre la educación superior y el empleo de graduados universitarios en diversos países de Latinoamérica, - analizar el rol que desempeñan diversas aptitudes específicas y genéricas en las diferentes fases del trabajo y de la carrera profesional de los graduados universitarios, - proporcionar indicadores que sirvan como referencias internacionales y facilitar la comparabilidad del mercado laboral de graduados en Latinoamérica con resultados semejantes en países europeos y otros países desarrollados, - fortalecer la cooperación en el área de la educación superior y del empleo de graduados universitarios entre Europa y Latinoamérica, - desarrollar criterios para los instrumentos de investigación que puedan ser utilizados en el futuro por las universidades latinoamericanas. 12 En Argentina se aplica en Ingeniería como sistema piloto y el sistema de créditos se denomina SATC (Sistema Argentino de Transferencia de Créditos). Políticas de educación superior por universitarios 54 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Periódicamente se realizan encuentros para evaluar los resultados del proyecto: Santiago de Chile, junio 2007; Puebla, México, enero 2008; Valencia, España, noviembre 2008.13 El Proyecto 6X4 Uealc, que nace como propósito de construir un espacio de educación superior en la Declaración de la Conferencia Ministerial de los países de la Unión Europea, de América Latina y el Caribe sobre la Enseñanza Superior (París, noviembre de 2000), se propone estrechar la cooperación, la integración y facilitar la movilidad entre los sistemas de educación superior de América Latina, a través de una metodología de trabajo de 6 profesiones en 4 ejes. Las profesiones son Administración, Ingeniería Electrónica, Medicina, Química, Historia y Matemáticas en ejes de competencias profesionales, créditos académicos, evaluación y acreditación y formación para la innovación y la investigación.14 Por último y siguiendo al autor citado, se enumeran los organismos, asociaciones, programas y redes que fomentan el intercambio y colaboración que dan sustento al Espacio Iberoamericano de Educación Superior: AIESAD: Asociación Iberoamericana de Educación Superior a Distancia; AUIP: Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado; CUIB: Consejo Universitario Iberoamericano; IBERGOB: Escuela Iberoamericana de Gobernabilidad y Políticas Públicas; FUNIBER: Fundación Universitaria Iberoamericana; Guía Iberoamericana de la Cooperación Internacional Universitaria de la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura); Programas de Becas Mutis, Programa de Intercambio y Movilidad Académica (PIMA); Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo 13 Véase, para este tema: <http://www.upv.es/entidades/CEGES/infoweb/ceges/info/ 621072normalc.html>. 14 Ver: <www.6x4uealc.org>, idem en Astur y Larrea, 2008. Políticas de educación superior por universitarios 55 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) (CYTED); Red Iberoamericana de Estudios de Posgrados (REDIBEP); Red Iberoamericana para la acreditación de la Calidad de la Educación Superior (RAICES) y la Red Universia. (Brunner, 2008: 136; énfasis agregado) La Red Iberoamericana Académica de Cooperación Internacional (Riaci) constituye una comunidad de formación e investigación en cooperación internacional en el EIC, cuyos principales objetivos son la formación e investigación en cooperación internacional en la región y la contribución a la generación de conocimiento que aporte la definición de políticas de cooperación internacional. Cuenta con el apoyo de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y se relaciona con el Programa de Fortalecimiento de Cooperación Sur-Sur. Cabe destacar que la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) desde septiembre de 2012 forma parte de la Riaci, consolidando un ámbito de formación e investigación en cooperación internacional en el EIC. Esta traspolación del Proceso de Bolonia a la región latinoamericana es objeto de distintas opiniones en ámbitos académicos. Brunner considera, entre los aspectos principales: la construcción de un Espacio Común de Educación Superior en el contexto latinoamericano, tal y como está aconteciendo en Europa, […] como una dimensión inalcanzable”, fundamentando su afirmación comparativamente en “el legado colonial existente, la situación social, política y económica de territorio, la estructura rígida de las enseñanzas y los propios sistemas. (2008: 119) No obstante ello, considera que las universidades de ambas regiones, “buscan proyectar el espíritu de Bolonia y alguna de sus temáticas hacia el sur” (2008: 136). Las razones que impulsan su aseveración son los obstáculos estructurales, de organización y funcionamiento de las universidades, así como la idiosincrasia regional y las condiciones propias de la economía política de ambos sistemas. En Europa hay un espacio común Políticas de educación superior por universitarios 56 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) político, económico y monetario, en tanto que en Latinoamérica no existe una zona única de integración, hay disímiles composiciones étnicas y sociales, pobreza, diversos niveles y modelos de desarrollo, y desiguales relaciones con el centro hegemónico del norte; a pesar de compartir el deterioro del medio ambiente, la precariedad de las redes sociales, el clientelismo político y la corrupción, la precariedad de los Estados y la desconfianza en las instituciones democráticas, la inseguridad de los ciudadanos y la violencia. En Europa los gobiernos invierten en la coordinación del sistema educativo superior, en tanto que en Latinoamérica financian los estudios superiores coordinados por las universidades autónomas (Brunner, 2008: 121 ss.). Astur y Larrea opinan que la influencia del Proceso de Bolonia es “escasa” en Argentina porque se circunscribe a iniciativas institucionales particulares vinculadas sobre todos a programas de movilidad, sistemas de reconocimiento de estudios y sistemas de créditos [no obstante que, es] más notoria […] en los Planes Estratégicos del Sector Educativo del Mercosur, en particular en las Metas y Acciones definidas para la educación. (2009: punto IV, Tercera Etapa) Señalando las particularidades propias de la región en la diversidad y heterogeneidad de sus miembros para facilitar la armonización y comparabilidad en la integración de la educación, así como el desarrollo regional a través de la cooperación solidaria. Destacan que la estrategia del bloque para construir un espacio regional de educación que sirva de marco para iniciativas multilaterales y bilaterales, en el nivel gubernamental como en las instituciones de educación superior: puede venir a suplir la carencia que señala Brunner en términos de falta de un espacio común al cual apelar, ya no para traspolar acríticamente las estrategias que propone el Proceso de Bolonia, sino para andar nuestro propio camino en Políticas de educación superior por universitarios 57 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) el rumbo de la integración y el desarrollo” (Astur y Larrea, 2009: punto IV, Tercera Etapa) Y concluyen que habría que realizar un análisis exhaustivo que recoja el impacto de la experiencia en la región y el relevamiento de las dificultades atravesadas. III. Mercosur: Sector Educativo Mercosur (SEM) En el espacio regional de integración del Mercado Común del Sur (Mercosur),15 se consideró a la educación como factor esencial para la integración y, consecuentemente, se conformó el Sector Educativo Mercosur (SEM). Con la finalidad de contribuir a los objetivos del Mercosur, el SEM se ocupa de concertar las políticas que integran la educación a los procesos económicos, sociales y políticos con miras al desarrollo de la región, a través de: a) programas que promuevan una educación de calidad para todos, identidad regional y cultura de integración; b) planes de acción para la educación superior en la región basados en la movilidad de estudiantes y profesores; c) acreditación de carreras a nivel regional; d) la cooperación institucional a través de programas de posgrado, formación docente e investigación científica; contribuyendo así a los objetivos del Mercosur.16 Creado por el Acuerdo de Asunción de 1981, inscripto en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) como Acuerdo de Complementación Económica (ACE) N.° 18. Integrado por la República Argentina, la República Oriental del Uruguay, la República de Paraguay y la República Federativa de Brasil, como miembros originarios, incorporado como socio desde el año 2012, la República Bolivariana de Venezuela. Se encuentran asociados Bolivia (1996), Chile (1996), Perú (2003), Colombia (2004) y Ecuador (2004). 16 Ver sobre el tema la página de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación (SPU): <www.me.gov.ar/spu>, y Astur y Larrea, 2008. 15 Políticas de educación superior por universitarios 58 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Define su acción a través de planes estratégicos que se identifican con cada una de las etapas de evolución.17 La Primera Etapa se extiende desde la firma del Protocolo de Intenciones en 1991 hasta 1995, fecha en que se realiza el Seminario de Reflexión Estratégica en San Rafael (Mendoza, Argentina). Durante este período se formula el Primer Plan Estratégico 1992-1994, que se prorroga hasta 1997, identificando las siguientes áreas de cooperación e integración: a) formación de una conciencia ciudadana favorable al proceso de integración, b) formación de recursos humanos para contribuir al desarrollo económico, c) compatibilización y armonización de sistemas educativos. La Segunda Etapa, que se desarrolla de 1996 a 2000, concuerda con Segundo Plan Estratégico 1998-2000, basado en el desarrollo de la identidad regional, por medio del estímulo al conocimiento mutuo y a una cultura de integración, y en la promoción de políticas regionales de capacitación de recursos humanos y de mejoramiento de la calidad de la educación. Durante esta etapa se firma el Compromiso de Brasilia. La Tercera Etapa, que abarca desde el año 2001 a 2005 –a partir del “Compromiso de Gramado. Metas y Acciones para la Educación Superior”, firmado en San Pedro Timote, Uruguay–, coincide con el Tercer Plan Estratégico que se vincula con las políticas educativas nacionales, basado en: 17 Ver la página de la Dirección Nacional de Cooperación Internacional del Ministerio de Educación de la Nación: <www.me.gov.ar/dnci/merc_planesestra.html>. Para información sobre el Protocolo de Intenciones, el Segundo Plan Estratégico 19982000, el Compromiso de Brasilia y el Compromiso de Gramado. Metas y Acciones para la Educación Superior, véase, en línea: <www.me.gov.ar/dnci/merc_planesestra. html>. Consultado el 15 de agosto de 2014. Políticas de educación superior por universitarios 59 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) a) la educación como espacio cultural para el fortalecimiento de una conciencia favorable a la integración que valore la diversidad y la importancia de los códigos culturales y lingüísticos, b) el proceso de integración se fortalece en la institución educativa, c) la integración que exige educación de calidad para todos, para atender a las necesidades educativas de los sectores más vulnerables con el fin de superar las inequidades existentes, d) el fortalecimiento del diálogo con la sociedad para involucrar a los distintos actores educativos en el proceso de integración, e) la movilidad y el intercambio de actores educativos para el desarrollo y fortalecimiento de redes y experiencias. La Cuarta Etapa se coordina con el Cuarto Plan Estratégico 20062010, en el que se fija la conformación de un espacio educativo común, a través de la concertación de políticas que articulen la educación con el proceso de integración del Mercosur, estimulando la movilidad, el intercambio y la formación de una identidad y ciudadanía regionales, con el objeto de lograr una educación de calidad para todos, con atención especial a los sectores más vulnerables, en un proceso de desarrollo con justicia social y respeto a la diversidad cultural de los pueblos de la región.18 La misión del SEM se define en este Plan de la siguiente manera: conformar un espacio educativo común, a través de la concertación de políticas que articulen la educación con el proceso de integración del Mercosur, estimulando la movilidad, el intercambio y la formación de una identidad y ciudadanía regional, con el objeto de lograr una educación de calidad para todos, con atención especial a los sectores más vulnerables en un proceso de desarrollo con justicia social y 18 Para más información sobre el Plan del Sector Educativo del Mercosur del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, ver en línea: <www.mec.gub.uy>. Consultado el 15 de agosto de 2014. Políticas de educación superior por universitarios 60 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) respeto a la diversidad cultural de los pueblos de la región. (RANA, 2008: 6) El Plan Operativo 2011-2015 establece las siguientes líneas prioritarias de acción: a) acreditación regional de carreras universitarias (sistema ARCUSUR), b) movilidad académica regional de estudiantes y docentes-investigadores, c) asociación académica de posgrados, d) reconocimiento de títulos, e) cooperación interinstitucional.19 La estructura del SEM se conforma por el Sistema de Información y Comunicación (SIC), la Reunión de Ministros de Educación del Mercosur, el Comité Coordinador Regional (CCR), Comisiones regionales coordinadoras de área y grupos gestores de proyectos. La Reunión de Ministros del Mercosur, incorporada a la estructura orgánica del Mercosur por Decisión del Consejo de Mercado Común N.° 7/91, tiene como función proponer medidas con el fin de coordinar políticas educativas de los Estados partes. Su labor se desarrolla en Planes Trienales. El grupo de alto nivel, entre otros, debate aspectos relacionados con las iniciativas gubernamentales e institucionales en cuanto a nuevas acciones y reflexiones para propiciar la formación del espacio de educación superior. La Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la República Argentina participa de las reuniones de la 19 Al respecto, remitirse a la página: <http://portales.educacion.gov.ar/spu/files/2012/08/PLAN_SEM_2011_-2015-_EDUCACION_SUPERIOR.pdf Plan SEM 2011-2015>. Consultada el 15 de agosto de 2014. Políticas de educación superior por universitarios 61 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Comisión Regional Coordinadora de Educación Superior (CRC-ES), desarrollando políticas y acciones en materia universitaria.20 Las acciones y los programas que se encuentran en vías de ejecución en el área de Educación Superior son: - Mecanismo Experimental de Acreditación de Carreras de Grado Universitario (MEXA) para las carreras de Medicina, Ingeniería y Agronomía, completado por el sistema de Acreditación Regional de Carreras Universitarias del Sur (ARCUSUR), para Enfermería, Veterinaria, Arquitectura y Odontología. La Red de Agencias Nacionales de Acreditación (RANA) es la responsable del sistema de acreditación.21 - Programa de Movilidad Académica Regional para los Cursos Acreditados por el Mecanismo Experimental de Acreditación de Carreras de Grado en el Mercosur (MARCA), que permite a los estudiantes regulares matriculados en la universidad de origen realizar cursos en una universidad de otro país –universidad de destino–, con la finalidad de cumplir los créditos/ asignaturas requeridos en la de origen. - Programa MARCA para la movilidad de estudiante de grado. - Programa de Asociación Universitaria para la Movilidad de Docentes de Grado del Mercosur. - Programa de Intercambio Académico de portugués y español. - Proyecto de Apoyo de la Unión Europea al Programa de Movilidad Mercosur en Educación Superior. - Núcleo de Estudios e Investigaciones en Educación Superior del Mercosur. 20 Ver la página de la Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación: <http://portales.educacion.gov.ar/spu/cooperacion-internacional/cooperacion_multilateral/mercosur-educativo/>. Idem “Movilidad”, en Astur y Larrea, 2009. 21 Acuerdo GMN 17/08, Anexo II. En línea: <http://www.cna.gov.co/1741/articles-311056_ManualArcusur.pdf>. Consultado el 15 de agosto de 2014. Idem “Acreditación”, en Astur y Larrea, 2009, Memorandos de Entendimiento de 1998 y 2008. Políticas de educación superior por universitarios 62 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) - Sistema Integral de Fomento para la Calidad de Postrados del Mercosur. El SEM responde a una política global con perspectiva regional, como condición para fortalecer el proceso integrador y para asegurar su irreversibilidad; asimismo, contempla y asume las asimetrías regionales y las crisis económicas y políticas de los Estados miembros. El Mercosur –como sujeto de Derecho Internacional Público– no participa de espacios superiores de conocimiento con otras áreas de integración, como la Unión Europea. No obstante, el SEM suscribió el Acuerdo de Cooperación Regional y complementario de reconocimiento de estudios con el Convenio Andrés Bello (CAB), firmado en Montevideo, Uruguay, en 2003 y el Acuerdo Marco de Cooperación Internacional, firmado en Madrid, España, en 1995, del que se desprenden Acuerdos Globales – Memorandos de Entendimiento–. Asimismo, mantiene estrechos lazos con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID),ex Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). La República Argentina participa de todos los programas, planes y acciones del SEM, como Estado miembro del Mercosur, con una destacable labor de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. La cooperación interuniversitaria en la flexibilidad y el reconocimiento de estudios, así como la movilidad, constituyen ejes para fomentar la formación del espacio, de la misma forma que en Latinoamérica. No obstante, se debe mencionar la dificultad de la tarea de “armonización” legislativa, políticas universitarias, convergencia de currículos, financiamiento, acreditación y reconocimiento de títulos de educación superior. Señalando, asimismo, el no menos arduo esfuerzo para lograr la libre circulación de los graduados y profesionales, como la colegiación o matriculación para poder desarrollar las tareas propias. Particularmente en la profesión de Abogacía, el título universitario de un Estado mercosureño se convalida en los restantes a los efectos Políticas de educación superior por universitarios 63 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) académicos, pero no para ejercer la profesión –para ello es necesaria la reválida–. Aún está lejana la posibilidad de que un abogado matriculado en un Estado mercosureño pueda ejercer la profesión en otro Estado habilitado por la colegiación departamental o provincial –en Estados federados– del país de origen; sin considerar aun el pago de la matrícula, los aportes previsionales y los impuestos. En este sentido, cabe destacar los estudios que lleva adelante la COADEM, que es la organización que nuclea a los Colegios y Órdenes de Abogados del Mercosur. IV. Argentina: su posición frente a la nternacionalización de la educación La República Argentina, en la actualidad, participa de distintas tendencias hacia la internacionalización de la educación, más allá de los convenios bilaterales, firmados con anterioridad a la globalización. Existen programas interuniversitarios en los que intervienen distintas universidades e institutos universitarios dentro de la República, así como programas firmados con universidades de otros Estados, a través de convenios bilaterales de cooperación en áreas de reconocimiento de títulos suscriptos con otros Estados en los que rige la convalidación automática con base en la acreditación de la calidad de las titulaciones de educación superior y en áreas de intercambio estudiantil y de docentes. En cuanto a cooperación multinacional, participa del EIC (ver punto II), del Programa Tuning América Latina (ver punto II), del SEM en el Mercosur (ver punto III), de programas con la Unasur, con la AECID, con la OEI y con la Unesco. Argentina interviene en los siguientes programas: - Programa Inter-U. Basado en el Programa Erasmus22 y similar al Proceso de Bolonia. Propicia el intercambio y siste22 El programa Erasmus (European Community Action Scheme for the Mobility of University Students) fue creado en 1987, como plan de gestión de diversas adminis- Políticas de educación superior por universitarios 64 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) matización de reconocimientos académicos, sobre la base de cuatro principios: reciprocidad, confianza, transparencia y flexibilidad, facilitando el intercambio académico de docentes, investigadores, estudiantes y técnicos, con el objeto de diversificar la oferta de formación y mejorar su calidad y pertenencia (Astur y Larrea, 2009). Se firmaron 24 convenios en las áreas de apoyo de las carreras de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales para el período 2008-2010.23 -PROSOC. Es un programa que estimula la convergencia y cooperación de las unidades académicas y carreras a través de la conformación de redes académicas interuniversitarias y apoya a actividades que promuevan el mejoramiento de la calidad de la enseñanza en las carreras de Ciencias Sociales. Se firmaron 31 convenios en las carreras de grado de Licenciatura en Sociología, Licenciatura en Ciencia Política, Licenciatura en Comunicación Social y Trabajo Social para el período 2008-2010.24 traciones públicas que facilitan la movilidad académica de estudiantes y profesores universitarios en el EEES. Desde 1995 se integra con los programas Sócrates, Sócrates II y Sócrates III (2007-2013) y con los subprogramas Comenius, Erasmus, Leonardo da Vinci y Grundtvig. 23 Participan las universidades e institutos universitarios de: Buenos Aires, Centro de la Provincia de Buenos Aires, Catamarca, Comahue, Córdoba, Cuyo, Entre Ríos, Gral. Sarmiento, La Pampa, La Plata, Litoral, Mar del Plata, Nordeste, Patagonia Austral, Patagonia S. J. Bosco, Río Cuarto, Rosario, Salta, San Juan, San Luis, Santiago Del Estero, Sur, Tucumán, Villa María (Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. En línea: <http://portales.educacion.gov.ar/spu/calidad-universitaria/ proyectos-de-apoyo/inter-u/>). 24 Participan las Universidades e Institutos Universitarios de: Buenos Aires, Centro de la PBA, Catamarca, Chilecito, Comahue, Córdoba, Cuyo, Entre Ríos, Formosa, Gral. San Martín, Gral. Sarmiento, Jujuy, La Matanza, Lanús, La Plata, La Rioja, Litoral, Lomas de Zamora, Luján, Mar del Plata, Misiones, Patagonia Austral, Patagonia S.J. Bosco, Quilmes, Río Cuarto, Rosario, Salta, San Juan, San Luis, Santiago del Estero, Tucumán, Villa María. Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. Véase: <http://portales.educacion.gov.ar/spu/calidad-universitaria/proyectos-de-apoyo/prosoc/>. Políticas de educación superior por universitarios 65 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) -PROHUM. Con los mismos objetivos que el anterior, para las carreras de Humanidades. Se firmaron 31 convenios para el período 2010-2012.25 - Programa de Internacionalización de la Educación Superior y Cooperación Internacional. Desarrolla actividades en el plano nacional, binacional y multinacional sobre los siguientes objetivos: impulsar la inserción de las instituciones de educación superior argentinas en los procesos de internacionalización, integración y desarrollo local y regional; funcionar como área de vinculación dentro de la SPU, aprovechando las posibilidades que brinda la cooperación internacional para el apoyo y desarrollo de las políticas universitarias. En el área nacional el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y la Red de Cooperación Internacional de Universidades Nacionales (RedCIUN) canalizan las demandas del sector universitario en la internacionalización de la educación superior. Las acciones de cooperación bilateral tienen como eje estratégico la cooperación con los países de América Latina, y en cooperación multilateral centra su actividad en el Espacio Iberoamericano del Conocimiento y en las organizaciones de integración del Mercosur y la Unasur; el Programa participa en representación de Argentina en las reuniones de la Comisión Regional Coordinadora de Educación Superior del Sector Educativo del Mercosur y en las reuniones del Consejo Suramericano de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación de Unasur (Coseccti) a través del Subgrupo de Educación Superior.26 Participan las universidades e institutos universitarios: Autónoma de Entre Ríos, Buenos Aires, Catamarca, Centro de la PBA, Comahue, Córdoba, Cuyo, Entre Ríos, Formosa, Gral. San Martín, Gral. Sarmiento, Jujuy, La Matanza, La Pampa, La Plata, La Rioja, Lanús, Litoral, Lomas De Zamora, Lujan, Misiones, Nordeste, Patagonia S.J. Bosco, Quilmes, Río Negro, Rosario, San Juan, Santiago Del Estero, Sur, Tucumán, Villa María. Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. Véase: <http:// portales.educacion.gov.ar/spu/calidad-universitaria/proyectos-de-apoyo/prohum/>. 26 Ver: Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, <http:// 25 Políticas de educación superior por universitarios 66 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) - La SPU del Ministerio de Educación implementó los siguientes programas de cooperación bilateral estableciendo posgrados binacionales, armonización de currículos, colaboración académica en la docencia y la investigación, y reconocimiento de estudios y certificaciones (Astur y Larrea, 2009): Programa Centros Asociados de Posgrados Brasil-Argentina (CAPG-BA), Programa Centros Asociados para el Fortalecimiento de Posgrados Brasil-Argentina (CAFP-BA), Jóvenes Investigadores Argentina-Chile, Argentina-Francia Ingenieros Tecnologías (AFIT), Centro Universitario Argentino-Alemán (CUAA), Programa de Movilidad de Docentes a París y Madrid.27 -PCI. El Programa de Cooperación Interuniversitaria fue creado en el año 1994, bajo el patrocinio de la AECID, con el fin de propiciar la movilidad de estudiantes, profesores y gestores entre las universidades españolas y latinoamericanas.28 -PIMA. El Programa de Intercambio y Movilidad Académica fue creado en 1999, en el ámbito de la OEI; es una iniciativa estratégica en el campo de la educación superior que contribuye al desarrollo del Espacio Iberoamericano del Conocimiento (ver punto II), representa una participación efectiva y activa de las universidades favoreciendo a la articulación de vínculos institucionales, y generando efectos positivos de ampliación de la cooperación entre las mismas; a través de sus sucesivas ediciones representa una experiencia exitosa de movilidad de estudiantes con reconocimiento de estudios.29 portales.educacion.gov.ar/spu/cooperacion-internacional/>. 27 Ver: Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, <http:// portales.educacion.gov.ar/spu/cooperacion-internacional/cooperacion_bilateral/>. 28 En Argentina, participan 29 universidades públicas y 12 privadas (Astur y Larrea, 2009, indicando como fuente a Theiler, 2005. Internacionalización de la educación, en Argentina. Ed. Hans Wit, y a Jaramillo, Gacel-Ávila y Knight. Educación Superior en América Latina: La dimensión internacional. Bogotá: Banco Mundial). 29 Véase: < http://www.oei.es/pima/>. Políticas de educación superior por universitarios 67 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) - Proyecto Multinacional “Formación de Jóvenes Emprendedores en Universidades para el Fortalecimiento de la vinculación con el Sector Productivo y Tecnológico”. En el marco de la OEA y el BID mediante el Programa de Bienes Públicos Regionales.30 - Programa Pablo Neruda. En el Espacio Iberoamericano de Conocimiento (ver punto II).31 - Programa ALFA Tuning América Latina. Con el fin de contribuir a la construcción del Espacio de Educación Superior de América Latina a través de la convergencia curricular (ver punto II). Participan 182 universidades latinoamericanas y 18 referentes de gobiernos nacionales de América Latina y de Europa.32 -La Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM). Creado en 1991 por las universidades públicas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, estableciendo los programas Escala Estudiantil y Escala Docente (Astur y Larrea, 2009), para construir un espacio académico común ampliado latinoamericano, además de los programas Erasmus Mundus Lindus, Erasmus Mundus Babel.33 - Programa de Movilidad de Estudiantes y Docentes CRISCOS. El Consejo de Rectores para la Integración de la Subregión Centro Oeste de Sudamérica (CRISCOS) es una organización creada en 1996, que promueve la cooperación Ver: Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, <http:// www.me.gov.ar/dnci/merc_orginternac.html>. 31 Ver: Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, <http:// portales.educacion.gov.ar/spu/cooperacion-internacional/cooperacion_multilateral/ espacio-iberoamericano-del-conocimiento/>. 32 Ver: Secretaría de Políticas Universitarias, Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación,. <http:// portales.educacion.gov.ar/spu/cooperacion-internacional/cooperacion_multilateral/ proyecto-alfa-tuning-america-latina/>. 33 Ver: <http://www.grupomontevideo.org/index.php>. 30 Políticas de educación superior por universitarios 68 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) académica, científico-tecnológica y cultural entre las universidades de dicha zona, participando universidades públicas y privadas de Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Paraguay. En 1998 establece el Programa de Movilidad de Estudiantes CRISCOS para estudiantes de grado y en 2003 un programa de movilidad para docentes.34 Tanto Argentina como el Mercosur, han traspolado iniciativas emprendidas en el marco del EEES –Proceso de Bolonia– en materia de convergencia de educación superior, con el diseño y ejecución de programas y proyectos vinculados a la acreditación y la movilidad, aunque de una manera sui generis, adaptada a la realidad regional, distinta de la europea. Si bien no se alcanzó al estadio de una política universitaria común, sino más bien la convergencia en cooperación y colaboración en educación superior, se llevan adelante esfuerzos en la inserción de la internacionalización de la misma, creando un espacio propio acorde a la idiosincrasia, identidad y pertenencia regional, problemas intrínsecos, heterogeneidad de sus miembros y propias peculiaridades académicas. Asimismo, como miembro de Unasur participa, desde el año 2010, del Coseccti, creado en la Reunión Ordinaria que se celebró en Quito en el año 2009, con un subgrupo de trabajo en el área de educación superior, cuya misión es constituirse como una instancia de coordinación suramericana que promueva la integración solidaria y la superación de las asimetrías regionales a través del diseño, implementación y transferencia de programas orientados al mejoramiento de la educación superior. Sus principios son: integración regional, equidad e inclusión social, equidad de género, participación ciudadana, calidad y cobertura educativa, transparencia y divulgación, intraculturalidad e 34 Véase: <http://www.criscos.org/index.php?option=com_ content&view=article&id=47&Itemid=56> y, en igual sentido, Astur y Larrea, 2009. Políticas de educación superior por universitarios 69 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) interculturalidad, diálogo y solidaridad, colaboración en red y proyección internacional. Se aprueba un plan de acción denominado Hoja de Ruta Operativa 2010-2011 que plantea como vectores para la acción la “calidad” y la “equidad”. Las acciones definidas en dicho documento se articulan con las acciones que se realizan en el marco del SEM. V. Síntesis y conclusiones La tendencia de la globalización en el área de los estudios superiores conlleva a la internacionalización de la enseñanza universitaria, plasmada en procesos de convergencia por regiones que dan lugar a la creación de “espacios de enseñanza superior”. Es así como en Europa surge el Espacio Europeo de Enseñanza Superior, en Iberoamérica el Espacio Iberoamericano del Conocimiento y en el Mercosur el Sector Educativo Mercosur, con un objetivo similar –internacionalización de la enseñanza universitaria–, pero con características propias regionales. A partir de la década del 80 comenzó a plasmarse en Europa la Reforma Universitaria, dando nacimiento a dos tendencias primordiales: el Proceso de Bolonia, abierto a todos los Estados europeos, y la Sociedad del Conocimiento y la Sociedad de la Información en el marco del Programa Europa en la Unión Europea. Sintetizando los puntos más importantes de la reforma universitaria propuesta por el Proceso de Bolonia, se reitera en forma resumida lo antes expuesto. Los principios se apoyan en cuatro pilares básicos: libertad de investigación y enseñanza, selección de profesorado, garantías del estudiante e intercambio entre universidades. Sus objetivos son armonizar el Sistema de Educación Superior Europeo, basándose en los principios de independencia y autonomía de las universidades, con el fin de adaptarse a las necesidades y expecPolíticas de educación superior por universitarios 70 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tativas de la sociedad y la evolución de los conocimientos científicos, creando un espacio europeo de enseñanza superior como medio privilegiado para fomentar la movilidad, la empleabilidad de los ciudadanos y el desarrollo global del continente europeo. En ese marco se crea el EEES en forma conjunta con el EEI, fijándose períodos decenales de convergencia, el primero de 1999 a 2010 y el segundo de 2011 a 2020. En la primera década de convergencia se fijan objetivos tendientes a la formación continua con el fin de aumentar la competitividad económica, se da mayor preponderancia a la investigación con el objeto de mejorar la enseñanza superior, se incrementa la cooperación de estudios doctorales y de formación de jóvenes investigadores, la expedición de títulos en conjunto –sistema legible y comparable de titulaciones–, movilidad de estudiantes, mejora de la empleabilidad, evaluación de efectividad de estrategias nacionales relacionadas con la dimensión social de la educación, igualdad de oportunidades en la educación de calidad, armonización de la educación con la investigación y la innovación, y se garantiza la financiación con fuentes complementarias a la financiación pública. En la segunda década se destaca a la educación superior como solución para superar la crisis económico-financiera y la desocupación. La enseñanza universitaria se divide en tres ciclos de una duración total proyectada de 7 a10 años, con un ciclo universitario –3 años– con titulación suficiente para acceder al mercado laboral, un segundo ciclo posuniversitario con título de Maestría –2 a 3 años– y un tercer ciclo posuniversitario de Doctorado, de 2 a 3 años. Los estudios pueden completarse en cualquier universidad de las que conforman el EEES mediante el sistema de créditos (ECTS), que se computan tanto en las universidades de origen como de destino, lo que facilita la mayor movilidad de estudiantes, así como del cuerpo docente –libertad de circulación–. Respecto a los docentes promueve la selección a través de concursos y el desarrollo de tareas conjuntas de docencia e investigación, así como la dedicación exclusiva. Políticas de educación superior por universitarios 71 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Defiende la libertad de cátedra tanto como la autonomía y responsabilidad de las instituciones de enseñanza superior, recalcando el papel fundamental de la comunidad académica para contribuir al EEES. La enseñanza superior se asume como responsabilidad pública y se integra al triángulo educación, investigación y desarrollo. Se resalta la dimensión social para instaurar la igualdad de oportunidades en el marco de una educación de calidad, el pluralismo lingüístico, titulaciones conjuntas, itinerarios flexibles, pleno reconocimiento, portabilidad de las becas, mayor facilidad para visados, y permisos de residencia y trabajo. El EEES pone énfasis en el desarrollo curricular, especialmente en relación con la elaboración de programas de estudios, cooperación interinstitucional, programas de movilidad, programas integrados de estudios, formación e investigación. La evaluación es de formación continua en el Marco Europeo de Cualificaciones para el aprendizaje permanente (MEC-EQF) por el que se evalúan conocimientos, destrezas cognitivas y prácticas, y competencia en responsabilidad y autonomía. La metodología pedagógico-didáctica deja de lado las clases magistrales para introducir la práctica hacia la formación profesional, incluyendo técnicas informáticas (TIC) y tutorías presenciales y virtuales. La reforma universitaria incluye la reforma financiera, basada en la recapitalización de la universidad, complementando la financiación pública con la privada y el autofinanciamiento. La calidad de las instituciones universitarias se garantiza y promueve mediante sistemas de evaluación interna y externa. El sector universitario se vislumbra como escenario esencial para la cultura, economía y desarrollo europeos con el objeto de enfrentar la crisis económica y financiera de Europa. El Proceso de Bolonia crea lazos externos a través de proyectos de colaboración entre las universidades europeas del EEES y universidades de otras regiones, entre ellas algunas de Latinoamérica. Políticas de educación superior por universitarios 72 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Si bien esta región, en dicha oportunidad, no contaba con un espacio de educación superior, comienza a gestarse, por un lado, la construcción de uno iberoamericano y, por otro, de Latinoamérica y el Caribe. El primero de ellos, entre las universidades europeas de Portugal y España con universidades de Estados de América central y del Sur. En tanto que el segundo, restringe su ámbito a los Estados de Latinoamérica y el Caribe. Este proceso se gesta, a diferencia del europeo –basado en la cooperación, convergencia y armonización–, como un espacio de convergencia universitaria –más que de educación superior– con fines propios de promoción regional y de mejora de calidad y pertenencia de la educación, la investigación científica y la innovación que fundamente un desarrollo sostenible del área. El EIC sienta tres grandes líneas de acción: el fortalecimiento de los sistemas nacionales y regionales de acreditación y evaluación de la calidad de la educación superior, la movilidad académica de estudiantes, profesores e investigadores, y acciones en materia de investigación, desarrollo y transferencia del conocimiento. Asimismo, entre las regiones de la Unión Europea, Latinoamérica y Caribe, se está impulsando la creación de un Espacio Común de Educación Superior Uealc, principalmente a través de programas de cooperación y colaboración universitaria que fomentan el intercambio de alumnos y profesores. En el aérea de integración del Mercosur se estableció el Sector Educativo Mercosur (SEM), con miras a un espacio educativo común, con la finalidad de integrar la educación a los procesos económicos, sociales y políticos para mejorar el desarrollo de la región, de acuerdo a los objetivos de la organización. La educación que promueve, como espacio cultural para el fortalecimiento de la integración, es de calidad en igualdad para todos, respetando la lengua, la diversidad, la identidad regional y la cultura de integración. Sus planes propician la movilidad de estudiantes y profesores, acreditación de carreras y la cooperación institucional de posgraPolíticas de educación superior por universitarios 73 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) dos con formación docente e investigación científica y la concertación de políticas de articulación de la educación en el proceso de integración. El espacio educativo que promueve el SEM se basa en la convergencia y armonización de políticas universitarias; dando un paso más allá de la mera cooperación intrazona, responde a una política global con perspectiva regional para fortalecer la integración, contemplando las asimetrías y las crisis económicas y políticas de los Estados miembros. Considero que, a través del camino ya recorrido y el que aún falta por recorrer, es posible lograr un espacio común de educación superior regional. Si bien se deben tener en cuenta las diferencias regionales para evitar una traspolación del Proceso de Bolonia que no se adapte a las características propias de Latinoamérica. El Proceso de Bolonia se concerta en una región con historia cultural diversa de la que existe en Latinoamérica, con asimetrías políticas, económicas y de integración. Las universidades que participan del Proceso de Bolonia tienen una trayectoria histórica, como, por ejemplo, las de Bolonia (1089), Oxford (1096), París (1150) y Salamanca (1218), en tanto que en Latinoamérica las universidades fueron creadas antes de 1810 conforme a los lineamientos del Reino de España, siendo las más antiguas la de San Marcos en Lima, Perú, en 1551, y la de Córdoba, Argentina, en 1613. Las universidades que responden a los nuevos Estados independientes fueron creadas durante el siglo XIX, como por ejemplo la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 1821, o la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), en 1905. Europa esencialmente tiene una sola área política de integración, la Unión Europea, que es una organización supranacional; en tanto que en Latinoamérica la integración se encuentra atomizada en áreas competitivas con organizaciones intergubernamentales de distintos objetivos comerciales y políticos, todas de creación posterior, como el Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Mercado Común Centroamericano (MCC), Políticas de educación superior por universitarios 74 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) el Mercado Común del Caribe (Caricom), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi). La Unión Europea, en su proceso de unión política, ha ido logrando la armonización legislativa en los asuntos que le fueran cedidos en competencia por los Estados miembros, situación que no fue alcanzada en ninguna de las áreas latinoamericanas mencionadas. En todas ellas, incluso el Mercosur, se enfrentan con la dificultad de la armonización legislativa y, en materia de estudios superiores, con la convergencia de política universitaria, currículos, acreditación y reconocimiento de títulos, además de la financiación. Sumado a ello el conflicto de la circulación de graduados y profesionales, los escollos de colegiación y matriculación para la habilitación profesional, los aportes previsionales y las cargas impositivas. Además de la diferencia entre las organizaciones mencionadas, cada una de ellas adolece de distintos grados de desarrollo estatal y, en cada Estado, de desarrollo regional. En Latinoamérica la situación se encuentra aún en mayor desequilibrio por situaciones propias de la región, algunas de ellas ya señaladas por Brunner, como el legado colonial, la rigidez de estructuras de enseñanza, la pobreza, la diversidad étnica, social y cultural, la corrupción, la desconfianza en las instituciones democráticas, la inseguridad y la violencia, la inflación, crisis económicas y políticas concurrentes, la deuda externa, la extensión territorial y los medios de transporte obsoletos, entre algunos temas a considerar que impactan en la educación superior (2008: 121 ss.). Cabe acotar que algunos de los temas enumerados no son privativos solo de Latinoamérica, en Europa y a partir de la situación crítica de la economía se han puesto en evidencia la corrupción y el desempleo, con la emergencia del movimiento de los indignados, lo que transforma a estos fenómenos en problemas más generalizados que exclusivos de ciertas regiones en particular. Políticas de educación superior por universitarios 75 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) De todos estos temas, sin duda preocupantes, considero que los que han influido más gravemente en la educación superior de los Estados latinoamericanos, además del estado de (an)alfabetización, son la pobreza, la corrupción, la frágil democracia –alternada con gobiernos de facto–, las crisis económicas y la falta de libertad de expresión y libre pensamiento. En este contexto regional latinoamericano, la República Argentina participa de distintas tendencias hacia la internacionalización de la educación, ya sea con la firma de tratados de cooperación y colaboración, bilaterales o multilaterales, como la AECI, o como miembro de organizaciones: Mercosur, Unasur, OEA, OEI. Se encuentra inserta en el EIC y en el SEM, participando asimismo del Coseccti de la Unasur; y denota una activa participación en la futura formación del Espacio de Encuentro Latinoamericano y Caribeño de la Educación Superior (Enlaces) y del Espacio Común de Educación Superior Uealc. Si bien no es miembro ni participa de programas de cooperación con el EEES en el Proceso de Bolonia, ha tomado iniciativas en ese marco tratando de armonizar sistemas en la convergencia de la educación superior, en el diseño y ejecución de programas y proyectos vinculados a la acreditación y la movilidad de estudiantes, docentes e investigadores, conservando las peculiaridades propias de la identidad y pertenencia regional. La universidad pública participa de los mencionados programas y proyectos, cumpliendo un rol destacable en la internacionalización y convergencia de la educación superior, sin implicancia mercantilista, a pesar de los inconvenientes que plantea la financiación y la estructura organizacional. Sin embargo, es posible afirmar que en las últimas dos décadas los procesos de convergencia se han incrementado, de manera muy significativa, en la medida en que las instituciones multilaterales se fueron conformando. Políticas de educación superior por universitarios 76 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Acuerdo Marco Interregional de Cooperación entre la Comunidad Europea y el Mercado Común del Sur (1999). Declaración conjunta sobre el diálogo político entre la Unión Europea y el Mercosur. Madrid, diciembre de 1995. Publicado en el Diario Oficial n.° L 069 del 19 de marzo de1996, pp. 4-22. L. 112 29/04/1999 P. 0066. 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Unasur, Subgrupo de Educación Superior (2010). Hoja de Ruta Operativa 2010-2011. Plan de acción aprobado por la reunión de altos delegados del Coseccti, Quito, 22 y 23 de julio de 2010. Políticas de educación superior por universitarios 79 La sociedad del conocimiento. ¿Hacia una sociedad más equitativa? Fabián Flores Pasados más de dos siglos de hegemonía del capitalismo como modo de producción y distribución, los sucesivos avatares del mismo reconocen una guía como trazo grueso: la obtención de un valor del cual apropiarse. Nótese que no se trata del valor en términos abstractos, sino la posibilidad de obtención –lo que supone utilización de recursos, aplicación de esfuerzos– y su apropiación correspondiente en virtud del atributo que caracteriza a dicho sistema: la propiedad privada. Puesta la cuestión en esos términos, pareciera lógico que cualquier recurso susceptible de generar ese valor –y esa apropiación– fuese objeto de atención, de investigación y eventual explotación. La educación, como proveedora de conocimiento que se puede traducir en valor, forma parte de ese campo. Especialmente en esta etapa, en la cual el conocimiento ha ganado en peso específico dentro de la gama de recursos a utilizarse, se vuelve imperioso poner énfasis en la relación entre la educación y el desarrollo de las sociedades. Los rasgos del capitalismo han sido evidentes y marcados en la dinámica del fin de siglo anterior y principios del actual: Políticas de educación superior por universitarios 80 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) - una revaloración del mercado, con tendencia a su exacerbación, en su rol de asignador de recursos en detrimento de lo público; - una marcada precarización en las condiciones laborales, incluyendo las remuneraciones, junto con un aumento del desempleo; - como consecuencia de lo anterior, la resolución de la contradicción capital-trabajo ha provocado una mayor asimetría, lo que implica un agravamiento de las desigualdades económicas y sociales. Los grandes cambios observados, a partir de la crisis financiera de escala global, crean interrogantes e incertidumbre en cuanto al futuro del capitalismo y el papel del conocimiento en el mismo. Bajo esas condiciones, las aproximaciones que se puedan realizar pueden orillar la especulación y no precisamente en términos optimistas. Algo lejano, como bien plantea Vessuri (2008), de la idea de progreso y de pensamiento utópico que suele acompañar a las reflexiones y ejercicios sobre el futuro formulados desde el campo científico. Ese campo científico, que ha venido reestructurándose en términos más bien adaptativos y funcionales al sendero recorrido por el esquema de producción y distribución, tiene el desafío no solo de desentrañar ese futuro sino también de incidir en él. No necesariamente en los términos que señala Vessuri (2008) de autoprofecía cumplida,1 sino desde una articulación crítica entre conocimiento y sociedad. Sin ese tipo de articulación difícilmente pueda siquiera llegar a plantearse el objetivo de una sociedad más justa. Educación y crecimiento económico La primera cuestión a tener en cuenta hace referencia a los atributos de la educación en términos económicos. Concretamente, hablamos de la capacidad que tiene la educación, en términos de su resultado 1 La autoridad que da ser generador y poseedor de la ciencia (el saber) puede influir de manera significativa en esta relación, “convenciendo” a la demanda de las bondades de lo que se ofrece. Políticas de educación superior por universitarios 81 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) –formación, en su acepción más amplia–, de incrementar la producción de un país, de aportar a su crecimiento. En el esquema neoclásico, el crecimiento tiende a explicarse por el incremento, tanto en aptitudes como en cantidad, del trabajo o del capital. La distribución de los logros de ese crecimiento estará determinada por las productividades de los mismos. En rigor, el planteo neoclásico desplaza a la distribución del escenario de polémica y de resolución del problema económico medular. La distribución ocuparía otro “momento”, posterior a la resolución de cómo administrar recursos escasos.2 Al respecto, cabe señalar que la propiedad preexiste al momento de producción y, es más, funciona como pauta básica desde donde proyectar el incentivo, por lo que queda claro que todo proceso de producción conlleva un esquema de distribución inherente al mismo. Tanto el trabajo como el capital son susceptibles de ser apropiados. Eso es lo que da sustento, cuerpo, a la relación social que implica el capital. De allí es que sean puestos en un plano principal a la hora de buscar determinantes del crecimiento por este enfoque. La educación genera conocimiento y este, como tal, ofrece problemas desde el punto de vista de su apropiación. La presencia de externalidades, es decir, efectos positivos en otros agentes económicos sin contraprestación en términos de esfuerzo, desdibuja aquella pretensión de establecer incentivos claros.3 Y por otro lado hace que la valoración que surge de la agregación de las percepciones individuales no constituya la verdadera demanda social.4 2 En dicha pretensión se basan frases que se han instalado en el sentido común: para distribuir, primero hay que crecer o hay que agrandar la torta antes de repartir. 3 En el enfoque neoclásico se pone especial énfasis en la maximización de objetivos individuales sujetos a restricciones vigentes. Cualquier “ruido” en ese esquema, y la externalidad lo es, conlleva a soluciones no óptimas. 4 Los individuos internalizan los costos y beneficios que perciben. En el caso de la externalidad positiva, los individuos conforman una demanda subvaluada porque no pueden incorporar los beneficios que están derramando sobre los demás, por lo que el beneficio social de educarse supera a la adición de beneficios individuales percibidos. Políticas de educación superior por universitarios 82 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) De allí se fundamenta parte de la financiación estatal de la educación. La demanda del servicio educación, en términos de beneficios sociales, observa un plus por encima de la valoración privada, es decir los beneficios privados. Sin perjuicio de esta observación, de la imposibilidad de apropiar en términos perfectos exclusivos los beneficios de la educación, aparece rigurosamente claro el hecho de una apropiación de beneficios económicos en la utilización de la educación en términos de producción. Tanto la disposición de recursos humanos como el acervo de ideas generados en el proceso de educación, específicamente en el nivel superior, son insumos de un proceso de valoración y su consecuente apropiación. Como señala Durán (1997), otros economistas han refutado, al menos parcialmente, la no inclusión de la educación como determinante en el crecimiento económico. Así, esta reformulación postula que el trabajo capacitado y el acervo de ideas de una sociedad se suman entre los factores relevantes a la hora de explicar aquel crecimiento, en tanto y en cuanto permiten acelerar la actualización y la difusión de la tecnología. Sin embargo, no se escapa a una visión utilitarista de la educación y su producto, esto es el conocimiento. Un intricado mundo de transacciones es el que arroja una valoración del mismo, con base en la lógica de mercado. Si bien no deja de ser cierto que la apropiación de beneficios no es perfectamente exclusiva, también lo es que el grueso de esos beneficios, traducidos en valorización mercantil, es apropiado en forma individual. En rigor, la variable de crecimiento, que varios estudios correlacionan positivamente con mayor educación o mejores niveles de capital humano, es el producto per cápita. Se prescinde de la distribución efectiva de ese producto o de otra variable que incida en la calidad de vida de las poblaciones. El sendero de crecimiento reconocerá distintas matrices –primaria, agroindustrial, industrial, etc.–, las cuales modelarán un esquema distributivo diferenciado, además de las implicancias en términos ecológicos, culturales, políticos, entre otros. Políticas de educación superior por universitarios 83 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Sintetizando, pareciera evidente la correlación entre educación y crecimiento, pero esa revelación no alcanza para atribuir mejoras en la calidad de vida de los habitantes. La cuestión a discernir es si la sociedad del conocimiento podrá alcanzar ese objetivo. El saber como medio de producción básico Como señala Hobsbawm (1998), la época de esplendor del capitalismo estuvo estimulada, entre otras cosas, por la presencia amenazante del comunismo como un paradigma alternativo en plena expansión a partir de la revolución soviética. Si la crisis del 29 marcó un fuerte cuestionamiento de las certidumbres de los discursos económicos clásicos y neoclásicos, el período que la sobrevino supuso una época signada por el crecimiento económico y el incremento del bienestar. Sin separarse del campo de ideas del capitalismo, la confrontación con el paradigma comunista se hizo a base de estimular mejorías en la provisión de bienes, ya fueran privados o públicos, como forma de contención de las capas subalternas. Sin embargo, ese modo de acumulación industrial de posguerra terminó naufragando ante estancamientos, presiones inflacionarias y, lo que fue determinante, la caída en la tasa de ganancia. Pero si algo ha caracterizado al capitalismo, ha sido su dinámica arrolladora al momento de buscar un cauce por dónde reproducirse. Ese nuevo sendero encontró su perfil más saliente en la financierización en términos globales, dando a luz a un nuevo modelo de acumulación llamado valorización financiera. De ningún modo supuso abandonar totalmente el componente industrial, sino redimensionar los pesos específicos (Basualdo, 2011). Es más, los procesos industriales tuvieron un cambio significativo y es en este punto donde el saber ocupa un lugar decididamente más importante en la cadena de generación de valor. Por otra parte, el fracaso de ciertas experiencias socialistas dio paso a un mundo unipolar, con un rápido movimiento a la pretensión que postulaba que la economía de mercado y la democracia ocPolíticas de educación superior por universitarios 84 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cidental pasaban a representar el insuperable y acabado logro de la humanidad en su búsqueda como tal. Eso llevó a distintos pensadores a investigar sobre cómo sería la sociedad del futuro, estructurada a partir del saber como medio de producción determinante. Drucker (1999) advierte que esa nueva sociedad no será ya capitalista, tal como la conocemos, sino que será poscapitalista. De ningún modo anticapitalista, pues el mercado seguirá siendo el integrador económico por excelencia, pero supone que el saber, el conocimiento, desplazará al capital mismo como medio de producción principal y, por lo tanto, como relación social dominante. Habrá un saber – trabajadores del saber– que subordine a otros –trabajadores de servicios–. El autor subestima al capital financiero y, habida cuenta del tipo de crisis observada por estos días, no deja de llamar la atención la magnitud de la carencia de tal hecho dentro de su análisis. Como sea, no es señalado aquí para esquivar el desafío de pensar cómo el saber operaría cambios en la sociedad tal como la conocemos, sino para poner de manifiesto cuáles son los límites que pone la incertidumbre a la hora de proyectar. Para Drucker, con la caída del muro de Berlín no se dio por finalizada la Historia, sino “una forma de ver la historia” (marxismo). Podríamos agregar, sin necesidad de afirmar sus dichos, que tampoco su perspectiva garantiza acercamientos fidedignos a lo por venir. Cierto es que la historia no se terminó. Prosigue. Con sus contradicciones a cuestas, con su complejidad inherente. Incluso, y habida cuenta de los sucesos recientes, se evidencia una “rehabilitación” de teorías alternativas, como es el caso del marxismo. Así, se abren otras perspectivas desde donde diagnosticar y proyectar. En el caso del marxismo, puede verificarse que los excedentes de capitales, caída de la tasa de ganancia y altos niveles de desempleo se registran precisamente en donde el ideario marxista los ha ubicado en su formulación de la crisis: en los países centrales. Europa es el escenario en donde se observa con mayor nitidez el efecto devastador sobre el empleo de las políticas de ajuste, más destinadas a recomponer las finanzas de banPolíticas de educación superior por universitarios 85 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cos, agentes fundamentales en los procesos de valorización financiera –burbujas–, antes bien que solucionar los problemas sociales emergentes de la crisis. También otros discursos heterodoxos –keynesianos, neokeynesianos, estructuralistas, entre otros– vuelven a situar en la palestra conceptos como “excedente”, “inversión pública”, “políticas anticíclicas”. En contraste, resultan vanos los intentos de explicar la crisis argumentando una sumatoria de irracionalidades individuales, yerros de analistas bancarios, de agentes de los distintos gobiernos, ante la clara evidencia de la existencia de una construcción de una gran burbuja financiera sostenida en términos sistémicos, como el sendero forjado por el capital en pos de aumentar la tasa de ganancia. Howard Davies, exdirector de la London School of Economics (20032011), reflexiona amarga y sarcásticamente al respecto: La llamada escuela de Chicago ha desarrollado una robusta defensa de su enfoque basado en las expectativas racionales, rechazando la noción de que es necesario un replanteo. El ganador del premio Nobel, Robert Lucas, ha sostenido que la crisis no fue predicha porque la teoría económica predice que esos eventos no pueden predecirse. Así que todo está bien. (2012: 2) A riesgo de la insistencia, debe remarcarse que eso no echa por la borda la importancia del saber como articulador de la nueva sociedad. El carácter irreversible de los cambios operados en el mundo de la producción obliga a repensar tanto la apropiación de los beneficios del saber, como el papel del científico y el intelectual en esa realidad. La apropiación del conocimiento El capitalismo, ya se ha dicho, necesita fijar claramente las pautas de propiedad, toda vez que de las mismas se desprende la apropiación de beneficios, incentivo vital para el desarrollo de dicho sistema. Políticas de educación superior por universitarios 86 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) El saber, en proyección pero también en actualidad, no escapa a las generales de la ley: tanto su generación como aplicación producen beneficios. Por lo que al poner atención sobre el mismo no puede soslayarse esta doble aptitud. En otras palabras, en clave de interrogante, está claro que el saber genera un plus de valor, pero ¿quién se apropia de ese mayor valor generado? La educación superior, uno de los lugares –no el único– de generación del conocimiento se encuentra en interacción con el “exterior” a partir, incluso, de ese hecho. El llamado “mundo de la producción” constituye, junto con la esfera gubernamental, uno de los principales demandantes de conocimiento, de saber aplicado. Por lo general, esa demanda es marcadamente utilitarista. No responde a estímulos éticos, altruistas ni ninguna otra inquietud por fuera de los objetivos propios de todo emprendimiento enmarcado en la economía capitalista. Así la generación del mismo reconocerá como norte, directa o indirectamente, la obtención del lucro. Para las distintas teorías que sustentan el capitalismo, y en especial los enfoques clásicos y neoclásicos, esa demanda estará expresando la valoración social que se haga del conocimiento. En términos del pensamiento de Milton Friedman (1966), el mercado sería al ordenamiento económico de la sociedad, lo que la democracia a las cuestiones públicas. Sobre esta pretensión se basa el virtuosismo del mercado en cuanto expresión de voluntades. Olvida el economista expresar que esa voluntad social tiene que ser acompañada por la capacidad de pago. Dicho de otro modo, si en la resolución de lo público, en un marco democrático, cuenta como habilitación el solo hecho de ser reconocido como ciudadano, en lo económico, específicamente bajo las reglas de la economía de mercado, la propiedad es lo habilitante. De manera tal que la absolutización del conocimiento, su exacerbación, su falta de contextualización social e histórica o, lo que es lo mismo, el reduccionismo que supone concebirlo como una mera mercancía, menoscaba la posibilidad de focalizar la imporPolíticas de educación superior por universitarios 87 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tancia del mismo en un horizonte de sociedades más igualitarias. Su mera producción y reproducción (Burkún y Spagnolo, 1988), sobre la base de un esquema que ha generado, hasta límites insospechables por los pensadores decimonónicos que lo pergeñaron, desigualdades a granel, solo terminará atribuyéndole al conocimiento un perfil marcadamente funcional a un esquema de distribución fuertemente inequitativo. El campo de la ciencia y lo económico Introducido este conflicto, y al transformarse el conocimiento en una mercancía, se estructura una relación entre la institución educativa y el mundo de las empresas que influye en la organización misma de aquella institución. Las propias empresas –de allí que no se otorgó exclusividad en la generación de conocimiento a las instituciones educativas formales, entre ellas la universidad– trabajan en la generación de nuevos saberes susceptibles de ser valorizados en términos mercantiles. Acercan el campo de la práctica a la abstracción y sistematización de las mismas, en pos de la construcción del saber en beneficio propio, lo que se condice con cierta forma de organización a tal fin. En otras palabras, crean su propia “escuela”, alejada, por cierto, de las funciones sociales que tiene la escuela clásica. Es obvio que no logran un autoabastecimiento, de allí que precisen de una relación con las instituciones educativas. La intensidad y vastedad de esta relación puede dar lugar a un peligroso isomorfismo entre ambos campos. Es decir que la universidad, en nuestro ejemplo, tienda a estructurar su organización con moldes similares a los de las empresas a quienes provee el conocimiento. Esto ha generado ciertos “ruidos” dentro del campo científico, tal como lo concibe Bourdieu (1999), toda vez que ha dado lugar a jerarquías no necesariamente ligadas al ethos científico. El científico empresario y la formación de equipos interdisciplinarios ad Políticas de educación superior por universitarios 88 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) hoc son arquetipos de respuestas a esta forma de integración con el mundo mercantil. El científico empresario (Vessuri, 1997) es aquel que estructura su comportamiento, su organización, en pos de vender su conocimiento. Lee por sí mismo la demanda, lo que le permite en cierta forma también crearla, incorporando pautas exógenas al mundo científico concebido con funciones sociales propias de las instituciones educativas. Por otra parte, la formación de equipos interdisciplinarios ad hoc es producto de la necesidad de dar respuestas específicas que requieren de conocimientos diversos. Una de las consecuencias, preocupantes por cierto, de esta articulación con el mundo empresarial es la fragmentación del conocimiento, producto de la especialización requerida. Sería engañoso creer que la conformación de estos equipos tiende a superar la fragmentación, puesto que se basa no en la intención de sintetizar, construir una realidad integrada, sino más bien en una división del trabajo que mantiene claras las competencias y que tiene un objetivo preciso y perecedero. La vida de esos equipos, su vigencia, es exigua, en tanto está determinada por un objetivo inmediato. Así, la vieja construcción de equipos perdurables en el tiempo va resignando importancia. Como se ve, en la presentación de la problemática es notoria la ausencia de la elaboración de conocimiento crítico. Al configurarse y constituirse la demanda social por intermedio del mercado, aparece como disfuncional, no incentivada, la producción del mismo. La economía basada en el mercado tiende a objetivar la mercancía. No importa lo que se produzca si es que se puede vender. Si bien es cierto que esta máxima es ineludible, en el caso específico de la universidad también es cierto, aunque pueda tener carácter acotado y excepcional, que el prestigio, la autoridad, el conjunto de atributos virtuosos de la institución, permiten que la oferta legitime demanda. Esto es, que lo que se ofrezca genere la necesidad de ser adquirido, pues el lugar cercano a la frontera del conocimiento opera como un mangrullo desde el cual se visualiza, incluso, lo que el mundo de la producción no ve. Políticas de educación superior por universitarios 89 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Escenarios posibles La actual crisis y la incertidumbre acerca de su resolución abren fuertes interrogantes y colocan fuertes obstáculos para ensayar ciertas proyecciones. Las crisis disciplinan, en términos de volver más conservadores a aquellos actores desbordados por la incertidumbre. Y el refugio en lo conocido, la aversión al riesgo terminan, sino agravando, al menos reproduciendo la crisis misma. El comportamiento racional de los individuos o de los grupos que los contienen termina configurando una irracionalidad social, en tanto no puedan superar la fragmentación. La certeza es que la revolución en el saber es irreversible. Los procesos de producción ya no serán tal como se concebían en el pasado. También debe quedar claro que el desarrollo de nuevas ideas no es, per se, causante de nuevas injusticias. Cabe en este punto preguntarse acerca de los incentivos, el para qué, la aplicación de esos conocimientos. Las desigualdades verificadas en el presente no parecieran encontrar paliativos en las políticas aplicadas para superar la crisis en el plano internacional. Por el contrario, con la extinción del estado de Bienestar y su residual, las inequidades se acrecentarán, los costos de cada ajuste serán soportados por los sectores de la base de la sociedad piramidal. La falta de equidad es constitutiva del capitalismo, por lo que el problema no puede abordarse aisladamente desde sus componentes, sino desde el sistema mismo. Sin embargo, Drucker despliega una hipótesis inquietante. En la sociedad del conocimiento, se configurarían mercados no competitivos por la ventaja inicial, según este autor. Se trataría de una ventaja inicial, una suerte de acumulación originaria del capital, en este caso saber, que presentaría un carácter de irreversible. Los saberes más productivos, entendiéndose en términos de valor, subordinarían a los de servicio. Y concretamente los individuos involucrados en estas tareas de servicio superarían en largo número a los vinculados al saber productivo con mayor valorización (Drucker, 1999). Políticas de educación superior por universitarios 90 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Si a la dinámica de resolución de la crisis le adicionamos esta hipótesis, y a continuación lo pensamos desde el punto de vista de Latinoamérica, introducimos otro elemento conflictivo. La adopción de ese conjunto de ideas esbozadas para superar la crisis por los países centrales es parte de las estrategias de quienes sostienen una concepción evolucionista del desarrollo. De allí la búsqueda del isomorfismo, en referencia a los países centrales, y la homogeneización de ciertos contenidos, en especial lo económico. Al respecto, es de subrayar lo planteado por Didriksson (2000), en cuanto a la creciente importación tecnológica –dependencia en uno de los resultados del saber– y la formación de cuadros en el exterior –divulgación del saber, pero desde una perspectiva de los países centrales–. Podemos colegir que, si el saber es tomado netamente como mercancía y en términos de vinculación acrítica con el modelo de acumulación mundial, entonces el destino se vislumbra con una sostenida marcha hacia sociedades latinoamericanas, y la nuestra en particular, en las que los cambios sean notables pero no en términos de solucionar o, al menos, mejorar las inequidades. La tendencia observada en algunas unidades académicas del país, como la Universidad de Buenos Aires, muestra una inclinación creciente a tareas de extensión más bien compuestas por venta de servicios a terceros. Como señala Kicillof (2006), la venta de servicios ha configurado una estructura de financiación en la que se revela un peso creciente de los aportes privados en detrimento de los públicos, lo que termina configurando una privatización encubierta. Esa tendencia, la de vinculación acrítica y reproductivista, no solo con el mundo empresarial, sino con el modelo de acumulación a escala global, conduce a un escenario de orientación del conocimiento a actividades que no tengan necesaria ligazón con las necesidades de los sectores subalternos. Es decir que la socialización de esos logros, de esa revolución, estaría sumamente acotada, destinada a reproducir el esquema actual e, incluso, a empeorarlo. Políticas de educación superior por universitarios 91 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Una actitud que se posicione en las antípodas de lo expuesto arriba tampoco tiene como destino el abordaje integral del problema. En Krotsch y Tenti Fanfani (1993) se describe este perfil, al caracterizar a dicha concepción como galvanizadora del campo científico, en este caso la universidad. En virtud de sostener ciertos principios, se trataría de protegerla de contaminaciones propias del afuera. Pero ese afuera no es solo el mundo mercantil. Son también la sociedad, la política, entre otros. Por tanto, el desarrollo de cierto pensamiento crítico sería más bien hijo de un aislamiento que de una visión basada en la interacción crítica. Los autores caracterizan que, a raíz de esta concepción, las universidades argentinas han contribuido escasamente al desarrollo tecnológico, orientando sus esfuerzos hacia la producción de conocimientos de orden general del país y no en los campos específicos. Al respecto, identifican factores que apuntalan esta distancia entre campo universitario y campo empresario: - Falta de sistematicidad y continuidad en la investigación aplicada y falta de interés del empresariado por las investigaciones efectivamente desarrolladas. - Los tiempos de las prácticas universitarias no son los mismos que los tiempos y urgencias de la producción. - Los costos de la investigación superan a los de adquirir la tecnología específica. - Débil conocimiento de los investigadores universitarios de las necesidades específicas del mundo de la producción y los negocios. - Por último, la falta de experiencia de los agentes universitarios en el campo de la administración a los efectos de distribuir los beneficios entre los actores participantes en cada proyecto. Como sea, tanto la vinculación acrítica como la desvinculación crítica ofrecerían escenarios adversos si de lo que se trata es de lograr sociedades del conocimiento en las que los frutos del mismo puedan ser socializados de manera tal de reducir las inequidades. Políticas de educación superior por universitarios 92 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) El intelectual, una mediación necesaria Podríamos pensar un tercer escenario, diferenciado del mero reproductivismo y del aislacionismo purificador de lo científico. Y quizá se trate del escenario más complejo, en tanto requiere de interacciones activas, dinámicas, contradictorias entre actores sociales que trasciendan tanto al mundo empresarial como al campo científico. Remota es la posibilidad de direccionar, desde la periferia, una salida a la crisis internacional. Se sucederán discursos, se mostrarán evidencias en ámbitos supranacionales, pero las corporaciones de los países centrales parecen ir ganando la batalla en cuanto a la imposición de duros ajustes sobre los sectores subalternos. En todo caso, el freno a ese recorrido dependerá, antes bien, de las resistencias locales en esos países centrales, coordinadas regionalmente en el mejor de los casos. Por lo que constituye una variable exógena sobre la que hay pocas posibilidades de operar. Sí corresponde a nuestra región y en particular a nuestro país establecer frenos a ciertos mecanismos de “importación” de la crisis. Preparar al campo de la economía, del saber, de la política de forma tal de consagrar grados crecientes de autonomía que nos resguarden de la lógica perversa del ajuste permanente. Y preservar en la población ciertas conquistas en cuanto a su calidad de vida, que suelen ser licuadas por las crisis. El saber no podrá supeditarse al mercado, lo que no implica que el campo científico lo desconozca. Se tratará de una relación basada en una crítica vinculada que impulse, incluso, paradigmas superadores que pongan de relieve la importancia de la construcción de una sociedad más igualitaria. Pero no constituye esta relación de la universidad con el mercado el único nodo crítico. Ni por asomo podría el campo científico darle forma a esa articulación en términos críticos si no reconoce a la política como un campo de elaboración de soluciones. Deberá dotarla de una entidad superadora de la que hasta el momento ha sido, esto es una caracterización propia de un mero agente maximizador de votos Políticas de educación superior por universitarios 93 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) –populismo, en su versión quizá más tergiversada–, desprovisto de saberes, con la cuota de “irracionalidad” que ello supone. Por supuesto que lo político debe servir no solo para la arquitectura de soluciones para sectores tan diversos, sino también como un canal deliberativo, elaborativo y ejecutivo de propuestas que sinteticen las demandas de los distintos sectores, superando las contradicciones propias de la fragmentación social en la que nos encontramos. El excesivo celo científico no deja de reproducir esa fragmentación. Si el mercado es por excelencia la expresión de individualidades en términos absolutos –egoísmo– debe descartarse como campo en donde formular esas síntesis necesarias. Pero todo esto necesita de mediaciones en términos críticos. Papel que deberá pensar la articulación conjugándolas con las síntesis requeridas. Se ha pretendido que este fuera el papel de la política, pero entonces deberíamos considerar a lo educativo como un subsistema, casi como un apéndice de la misma. Allí surge, como destaca Nun (2011), lo importante de la función intelectual. Como desfragmentadora de la realidad. Si Gramsci (1967) pensó al intelectual orgánico fuertemente anclado en la clase, deberá admitirse que el presente y el futuro, principalmente, muestran un mosaico complejo dentro de los sectores subalternos de la sociedad. Con aspiraciones diversas, convergentes en ciertos puntos y contradictorias en otros. Es decir que los anclajes no existirían en los términos estrictamente gramscianos. Para expresarlo en forma distinta: el intelectual deberá contribuir a superar la fragmentación social pero a partir de reconocerla, su rol deberá construirse desde esa misma fragmentación. La crisis, ya se dijo, fragmenta, entre otras cosas. Y esa fragmentación disciplina, tiende a elevar lo individual por sobre lo colectivo. La economía del saber, por su parte, se perfila con sus innovaciones tecnológicas, su presión constante sobre la frontera del conocimiento, pero siempre bajo la orientación del mercado. La clave parecería estar en la reivindicación activa de lo colectivo, la interacción crítica entre producción y saber, el reconocimiento Políticas de educación superior por universitarios 94 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mutuo de los campos/agentes involucrados, con una revalorización de los intelectuales, tan menoscabados por el posmodernismo y el pretendido fin de la historia. El Estado en la sociedad del conocimiento El Estado no puede ser pensado por afuera de los senderos de la producción y el crecimiento. Con una responsabilidad importante en la fijación de incentivos para el desarrollo del conocimiento, pero también en los cauces a recorrer. Su omisión determinará que dichos recorridos sean moldeados por los mecanismos de mercado, con las consecuencias ya vistas en términos de desequilibrios. La existencia de conflictos, pujas en el esquema distributivo, nos lleva a preguntarnos acerca de las formas de resolución política de los mismos. En otras palabras, cómo se estructurará organizativamente esta sociedad para afrontar y resolver sus tensiones, lo que nos conduce a analizar el rol del Estado. La apropiación del conocimiento, las jerarquías que eso determine y sus efectos distributivos necesitarán ser puestos en discusión y validados políticamente, si es que se piensa en un horizonte democrático. Como en la gran crisis del siglo pasado, el papel del Estado tendrá de ser el de intermediador, organizador, dotador de una “racionalidad social”. La estrategia conservadora sigue proponiendo una resolución bajo esquemas propios del mercado o establecer acuerdos corporativos, adversos para los asalariados (Isuani, 1991), lo que nos lleva a pensar en escenarios de creciente tensión social. Ante esto puede considerarse el surgimiento de una propuesta de Estado alternativa, forjada al calor del conflicto social. Pero no podrá formularse estrictamente en las coordenadas keynesianas ni las de Bismarck –estado de Bienestar– (Isuani, 1991). En todo caso la intervención económica deberá responder a los desafíos en términos de los ciclos de esta nueva economía y sus esquemas distributivos. Y la intervención estatal, en térmiPolíticas de educación superior por universitarios 95 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) nos de conciliación de clases, deberá ser diseñada a la luz de los nuevos conflictos emergentes, con el reconocimiento de nuevos actores sociales. Conclusión Es posible divisar sujetos sociales fragmentados, esquemas distributivos profundizadores de las asimetrías sociales, un nuevo paradigma de Estado en construcción, en el marco de una crisis que no muestra señales de ser superada. Por su parte, los cambios en las técnicas de producción y el contenido de los procesos mismos, con el conocimiento como protagonista, no reconocen trabas, no detienen su desarrollo. Revolucionan el mundo de la producción con una dinámica asombrosa. En el campo científico, donde se supone que se deben abstraer y sistematizar experiencias, también se observan grietas, roles confusos, pretendidas neutralidades y “profesionalismo”. Obsesiones por la asepsia confrontando y conviviendo con prácticas propias del mundo mercantil. El desafío que se impone, entonces, es pensar la sociedad del conocimiento con sus potenciales productivos, pero con una matriz de distribución que haga posible que esos avances sean socializados de manera equitativa. Y esta tarea necesita de mediadores en todos los ámbitos. Que recojan todas las experiencias, pero que también se atrevan a interpelar constantemente una realidad nueva. Una tarea en la que se debe rescatar a la intelectualidad de los lugares subalternos en los que la ha colocado el pragmatismo más rancio. Y con un Estado que reconozca y actúe sobre las tensiones propias de una sociedad distinta, compleja, con nuevos y diversos actores sociales. Políticas de educación superior por universitarios 96 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Basualdo, E. (2011). Sistema político y modelo de acumulación. Tres ensayos sobre la Argentina Actual. Buenos Aires: Editorial Cara o Ceca. Bourdieu, P. (1999). “El campo científico”. En Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Burkún, M. y Spagnolo, A. (1988). Nociones de economía política. Buenos Aires: Editorial Zavalía. Davies H. (2012). “La negación de la economía”. Project Syndicate, 22 de agosto de 2012, pág. 2, París. En línea: < http://www.project-syndicate.org/commentary/economics-in-denial-by-howard-davies/spanish>. Consultado en agosto de 2014. Didriksson, A. (2000, agosto). “La sociedad del conocimiento desde la perspectiva latinoamericana”. Memorias del IV Encuentro de Estudios Prospectivos Región Andina. Sociedad, Educación y Desarrollo. Colombia. Drucker, P. (1999). La sociedad postcapitalista. Buenos Aires: Sudamericana. Friedman, M. (1966). Capitalismo y libertad. Madrid: Ediciones Rialp. Gramsci, A. (1967). La formación de los intelectuales., México D. F.: Editorial Grijalbo S. A. Hobsbawm, E. (1998). Historia del Siglo XX. Buenos Aires: Crítica, Grijalbo Mondadori. Isuani, E. (1991). “Bismark o Keynes: ¿quién es el culpable, Notas sobre la crisis de acumulación” (pp. 9-25). Isuani, E. y otros. El Estado Benefactor, un paradigma en crisis. Buenos Aires: Miño Dávila. Kicillof, A. (2006). “¿Negocios o academia?”. Página 12, 1 de diciembre de 2006. Buenos Aires. En línea: <http://www.pagina12.com. ar/diario/universidad/10-77050-2006-12-01.html>. Consultado en agosto de 2014. Krotsch, C. P. y Tenti Fanfani, E. (1993). Universidad y sistemas productivos: autonomía y cooperación en universidad y empresa. Buenos Aires: Miño Dávila. Políticas de educación superior por universitarios 97 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Nun, J. (2011). “La función intelectual”. Página 12, 23 de agosto de 2011. Buenos Aires. En línea: < http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-175118-2011-08-23.html>. Consultado en agosto de 2014. Vessuri, H. (1997, noviembre). “La academia va al mercado”. Pensamiento Universitario, Año 5, (6), 45-57. Buenos Aires Vessuri, H. y otros. (2008). “El futuro nos alcanza: mutaciones previsibles de la ciencia y tecnología”. Conferencia Regional de Educación Superior CRES-Unesco. Cartagena de Indias, Colombia. Políticas de educación superior por universitarios 98 El rol de la educación en el contexto global actual Jerónimo Fraomeni Globalización La globalización viene presentada como un nuevo fenómeno histórico que transforma nuestras sociedades y nuestras vidas. A. Arellano y otros, 2002 Como temática inicial y disparadora del nuevo proceso de “evolución” que ha tenido comienzo en el siglo XX y que se encuentra en pleno desarrollo hoy en día, se debe tratar de comprender qué es la globalización y qué influencia social ha generado. Como primera aproximación a la misma y a los fines de delimitar su alcance, inicio este análisis acudiendo a las palabras de Manuel Castells, quien sostiene que “todos los ámbitos esenciales de nuestra vida están penetrados por actividades cuyo núcleo central es la globalización” (citado por Bello, 2003: 13). Políticas de educación superior por universitarios 99 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Asimismo, como bien señala María Eugenia Bello en el texto titulado “Universidad, saber y espíritu de la época”, “todos los ámbitos esenciales de nuestra vida están penetrados por actividades inherentemente globalizadas” (Arellano, Bello y Villamizar, 2002: 23). Frente a estas definiciones, el proceso de globalización comprende a diversos sectores y, si bien sus motivaciones económicas funcionan como motor, sus repercusiones no solo se dan en dicho ámbito. Para una breve referencia a sus orígenes, Manuel Castells hace mención a tres procesos que han influido en la última década del siglo XX: a) la revolución de las tecnologías de la información, b) la crisis económica del capitalismo y del estalinismo, y c) la presencia de los movimientos socioculturales como aquellos referidos a los derechos humanos (citado por Bello, 2003: 16). En lo atinente a las características de este proceso, los textos analizados resaltan las siguientes: a) tendencia a la homogeneización (definida como: “todo se parece cada vez más a todo”, Bello, 2003: 18); b) disolución de los límites (y con ello cabe relacionar a la desterritorialización de la producción –el mercado no encuentra límites–); c) identidad cultural marcada por la economía; d) pérdida del poder de los Estados nacionales; e) predominio de los fines e intereses del mercado; f) cultura centrada en el individualismo –lo que provoca un debilitamiento de los tradicionales actores sociales: Estado, iglesia, comunidades, familia, partidos políticos–; g) influencia de nuevas tecnologías; h) paradoja de la relación entre lo local y lo global; i) resurgimiento de nacionalismos excluyentes, entre otros. Habiendo resaltado estas características, es necesario mencionar que, si bien este proceso –el cual en teoría es homogeneizante– tiene incidencia a nivel mundial, no abarca a todo el sistema global, aunque se nos presente una identidad en lo que respecta a la incorporación de códigos y usos culturales comunes, todos de corte occidental. Frente a esta realidad, nos encontramos con que la nueva estructura social y cultural estaría definida por: a) la emergencia de nuevas formas de capitalismo –globalización de las actividades económicas–; Políticas de educación superior por universitarios 100 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) b) mayor poder las empresas; c) reducción del estado de bienestar; d) exclusión social, y f) el informacionalismo. Si bien se resalta que el sistema global provoca desarrollo –entendido como progreso tecnológico, urbanización, consolidación de las democracias y de los derechos humanos–, la contracara de esta cuestión refleja el aumento de las desigualdades, marginalidad, miseria, exclusión, contaminación, aglomeración, etcétera. Ello nos demuestra las paradojas que este proceso acarrea, tales como integración y fragmentación, nacionalismos y regionalismo, lo local y lo universal. Frente a esta compleja situación, cabe preguntarse cómo impactará y cómo se adaptará nuestra sociedad a este nuevo sistema de “progreso”. Para finalizar este apartado, me permito hacer una pequeña referencia al impacto de estas cuestiones en la carrera en la que me he graduado: la de Derecho. Principalmente en lo que respecta a la dicotomía entre lo global y lo local. En este aspecto, el siglo XX ha sido testigo del nacimiento de organizaciones supranacionales, que establecieron estándares internacionales en materia de derechos humanos –Convención Americana sobre Derechos Humanos; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; Convención sobre los Derechos del Niño, entre otras– y que tienden a la homogenización de algunas premisas básicas e incuestionables, inherentes a todo ser humano, sin perjuicio de las identidades locales. Pautas que transcienden las fronteras de los Estados, rompiendo con la dicotomía entre el derecho local y derecho internacional público. Tríada: globalización-mercado-educación El conocimiento debe ser concebido como fuente inherentemente inagotable de saber y nunca excluyente. Políticas de educación superior por universitarios 101 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Revertir la distancia en la distribución de los conocimientos entre los países y los grupos sociales es uno de los desafíos fundamentales de hoy, ya que en la nueva sociedad del conocimiento más que nunca será cierto que la distribución del conocimiento implicará redistribución de la riqueza. A. Arellano y otros, 2002 Para abordar esta tríada, es necesario acudir a las palabras de Carlos Fuentes (1997: 42-43), quien plantea la existencia de un círculo “virtuoso”, compuesto por la educación, la tecnología y la economía moderna. En este aspecto sostiene que la globalización ha sido celebrada por el incremento veloz e interconectado de la vida económica. Acrecentamiento que se basa en la información, la cual encuentra su fundamento en la educación –cuya raíz es el conocimiento–. Así, sostiene que en la actualidad la educación se ha transformado en información, emergiendo como el motor del desarrollo. De este modo, tanto la información como el desarrollo han conducido a la globalización de la vida económica. En este punto, la educación asoma como la herramienta para permitir el desarrollo, siendo la base de la productividad de las economías mundiales. Para que la educación pueda funcionar con dichos fines, es necesario contar cada vez con más sujetos con conocimientos. Pero la realidad continental que enfrentamos posee problemáticas de base, que impiden que gran cantidad de la población pueda acceder a dicha herramienta. En este punto cabe resaltar que la realidad latinoamericana nos muestra que un gran margen de población no cuenta con necesidades básicas y esenciales satisfechas –tales como alimentos, salud, vivienda, etc.–, carencias que deben dejar de existir para, desde dicho punto, poder hablar de educación y que la equidad sea garantizada. De adoptarse un camino distinto, estas deficiencias estructurales generarán que –por más esfuerzo y contenidos avanzados que posea la institución educadora, y aun cuando la considere- Políticas de educación superior por universitarios 102 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mos como factor de equidad social– no tengamos la posibilidad de educar con éxito. Producto de esta problemática, contamos con un número significativo de alumnos que no completan los ciclos educativos o repiten los cursos, lo que genera un atraso escolar, y ello repercute a nivel macro, tal como en el desarrollo de la ciudadanía democrática, generando mayor marginalidad y vulnerabilidad entre los niños y los adolescentes. Reiteramos lo expuesto en la primera parte de este trabajo, “si bien la globalización afecta a todo el planeta, no todo el planeta está incluido en el sistema global” (Castells, 1997). No cabe duda de que la educación debe ser prioritaria a los fines de generar estrategias de crecimiento y desarrollo, no solo con beneficios económicos, sino como sociedad. Pero volvemos a reiterar el gran problema que presenta nuestra región. Los altos niveles de pobreza limitan el acceso a la educación. A ello se suma, la falta de inversión en este sector, la existencia de planes de estudios que se alejan de la realidad en relación con los avances de conocimiento científico-tecnológico o la demanda del mercado laboral, siendo cuestiones centrales que debemos afrontar. En este último aspecto, cabe destacar que la desactualización de los currículos provoca que los conocimientos que se transmiten no sean útiles ni pertinentes para los estudiantes que los incorporan, y ello aleja la posibilidad de aplicarlos en la realidad, que evoluciona día a día. Esto me lleva a sostener que no puede existir una desconexión entre la educación y el sistema productivo. En palabras de Vessuri: “el contenido de la educación se ha vuelto cada vez más abstracto con poca relación con el conocimiento práctico, funcionando como filtro de selección social” (2008: 7). Frente a ello, tanto la autora mencionada como Juan Carlos Tedesco (citado en Bello, 2003: 35) concluyen en que es necesario que las reformas educacionales estén empapadas de las tradiciones culturales y las características de cada país, sin que tengan por fin copiar los modelos de los mundos desarrollados, intentando compartir sus estilos. Políticas de educación superior por universitarios 103 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Todo ello genera que nos encontremos ante una necesidad mundial de contar con recursos humanos preparados y con capacidad de incorporar el progreso técnico, frente a la realidad de gran cantidad de la población en condiciones de pobreza y con bajos niveles de educación. De lo expuesto, me permito concluir que, tanto el potencial humano como la inteligencia, el valor mercantil de la educación y los grandes mercados de saber son el éxito de los países en este nuevo contexto global. Y el espacio institucional propicio para estimularlos y fomentarlos es la universidad –o instituciones educativas–, como ámbito esencial en la transmisión del conocimiento. Si consideramos que la educación es la herramienta esencial para lograr el desarrollo de los países de nuestra región, es ese el espacio en el cual debe hacerse hincapié, previa eliminación de todos los obstáculos que imposibilitan su acceso. Sobre este supuesto, Vessuri, va más allá del desarrollo y, acudiendo al Informe Brundtland “Nuestro Destino Común” (1988) producido por la Comisión de las Naciones Unidas de Medio Ambiente y Desarrollo, resalta la idea de generar un desarrollo sustentable, definiéndolo como “aquel que es capaz de responder a las necesidades del presente, sin comprometer la posibilidad de que las generaciones futuras satisfagan las suyas” (2008: 23-24). Y agrega que la desigualdad existente entre los países ricos y los pobres no es solo un problema de desarrollo, sino también ambiental. Frente a esta necesidad de cambio, Arocena y Stuz (2001), tomando el modelo planteado por Darcy Ribeiro, sostienen que es necesario modificar la visión tradicional que se posee de la universidad, para que deje de estar aislada y confluya en lo que definen como modelo de “universidad integrada”, que se ocupe de la educación en los distintos niveles. En este carril, siguiendo a Ribeiro, sostienen que “el modelo estructural que se propone consiste esencialmente en un nuevo modo de ensamble de la Universidad, que pretende reordenarla como una estructura integrada por tres tipos de componentes básicos” (Arocena y Stuz, 2001: 3): Políticas de educación superior por universitarios 104 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) a) institutos centrales: entidades dedicadas a la docencia y la investigación en los campos básicos; b) facultades profesionales: captar estudiantes que poseen formación y capacitarlos; c) organismos complementarios: para poner a la universidad en contacto con la sociedad. Todo este proceso, con la premisa de que el cambio de la universidad funcionará como motor de la transformación social. Asimismo, apelan a la idea de que las universidades deben ser los espacios que tiendan a la interdisciplina del conocimiento –contra lo que conspira la estructura profesionalista– y no se limiten a compartimentos estancos de especialización. Ello sin dejar de lado que deben ofrecer los medios necesarios para que cada individuo construya su educación, sin reducirla a las especialidades. Frente a esta propuesta de interdisciplina, la investigación ordenada en razón de los problemas favorece su desarrollo, y posee otra virtud más, que es conectarla con el medio social externo. Por último, y antes de finalizar este apartado, es necesario resaltar otra de las manifestaciones que tiene la desigualdad en la educación. María Eugenia Bello lo expone de la siguiente manera: La sociedad civil recibe el impacto de la globalización de diversas maneras, especialmente en lo que se refiere a su capacidad de empleo, seguridad económica y acceso al bienestar. Ello ha llevado al desarrollo en el ámbito educativo de sistemas paralelos, circuitos de excelencia, al margen de lo ofrecido por el estado y circuitos de muy depauperada calidad educativa, generalmente parte de la oferta del servicio educativo estatal. Todo lo cual no hace más que reforzar la desigualdad social y económica. (2003: 48) Esta situación de desprestigio de la educación ofrecida por el Estado ha ido escalando en la carrera en la que me desempeño, Ciencias Jurídicas y Sociales, con el correr de los años. Políticas de educación superior por universitarios 105 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En este sentido, la práctica profesional ha ido exigiendo mayor especialidad en la materia que se trate, cobrando relevancia los cursos de especialización, que limitan el ingreso de aquellos que no puedan solventarlos. La realidad nos muestra que el título de grado –en la práctica– ya no es suficientemente valorado, como ocurría en otras épocas, surgiendo “círculos de excelencia”, que acentúan la división social. Educación-TIC El conocimiento no es un bien escaso; lo que es escaso son las redes de distribución del conocimiento, para acceder a éste no se tiene que pasar necesariamente por las instituciones formales de la manera como hasta ahora las conocemos. Inventar estrategias para que un mayor número de personas de nuestros países puedan tener acceso al conocimiento socialmente significativo y de calidad es una prioridad impostergable. C. García Guardilla, 1996 En este contexto, no se puede dejar de analizar la incorporación de nuevas tecnologías como mecanismos para “acercar conocimiento”. De la mano del desarrollo de la globalización, nos encontramos con el surgimiento de nuevas tecnologías. A través de ellas, contamos con nuevos canales de comunicación y de traspaso de conocimiento. Desde esta óptica, nos vemos frente a la posibilidad de generar mayor inclusión e integración de la sociedad mediante la aplicación de mecanismos tecnológicos, reduciendo la distancia entre el alumno y la comunidad educativa, permitiendo, asimismo, generar redes de conocimiento. Estos nuevos espacios, creados a partir de la influencia de la globalización, permiten que el conocimiento tenga una circulación mayor, provocando más interconexión e integración de saberes. Vessuri (2008: 29) acude la denominación de ciencia “e”, para referirse a la vinculación de la investigación teórica con la aplicación estratégica para la producción de resultados que lleguen a la industria rápidamente. Políticas de educación superior por universitarios 106 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Sin embargo, la autora mencionada expone que existe una gran diferencia de recursos digitales entre los países de la región y los desarrollados. Todo lo cual lleva a sostener que los cambios en este ámbito deben ser urgentes, provocando un mayor desarrollo y explotación de los beneficios que brindan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Ello permite concluir que debemos contar con una infraestructura tecnológica de referencia. El desafío de los próximos años será incluir la posibilidad de participar en la creación y distribución de conocimiento desde contextos muy variados. Conocimiento tanto formal como informal. Sin embargo, debemos considerar que ello implicará la necesidad de romper con estructuras tradicionales, lo cual puede dificultar el logro de estos objetivos. Por último, Darcy Ribeiro (1971: 131) sostiene que debe apelarse a todas las modalidades posibles para impartir conocimiento, siendo ello la base fundante de la transformación que pregona. En este marco, las TIC resultan un mecanismo de gran utilidad para lograrlo. Esta óptica de la incorporación de las TIC, en el contexto de la carrera de Abogacía, ha tenido una repercusión limitada. En primer lugar, considero que se debe a que nos encontramos frente a una carrera imbuida de gran impronta tradicional, en cuanto a la modalidad de formación. Asimismo, considero que resulta dificultoso romper con la tradicional clase presencial-magistral, que caracteriza la formación en Derecho. Por lo demás, estimo que estos obstáculos, con el correr de los años, serán removidos por los avances tecnológicos, debiendo la carrera adecuarse al nuevo contexto social en el que nos encontramos. Conclusión El conocimiento ya no es pensado como la aventura personal de un individuo sino como trabajo colectivo. Hebe Vessuri, 2008: 22 Políticas de educación superior por universitarios 107 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) El éxito de los países en este nuevo contexto está asociado cada vez más al nivel educativo que tenga la fuerza de trabajo, ya que el crecimiento económico dependerá cada vez más de lo inmaterial, del potencial humano. Arellano y otros, 2002: 30 No cabe duda de que la educación es un derecho fundamental contemplado en nuestra carta magna (art. 14) y tratados internacionales, y el Estado es, como tal, quien debe garantizar el acceso a la misma a todos los ciudadanos. El nuevo panorama mundial nos exige que ese derecho sea de calidad, generando una mayor eficacia de la oferta e involucrando a los sectores privados productivos en los procesos de formación y capacitación. La educación debe generar integración real, no como ocurre en la práctica, en la cual se termina cercenando dicho acceso o limitándolo. Frente a ello, las tecnologías deben ayudar a derribar estas fronteras, permitiendo un mayor desarrollo y educación, debiendo incorporarse activamente a las universidades, empresas y gobierno. Esta expansión no debe dejar de lado la calidad, pues una sin la otra no tendría sentido, ya que implicaría un oferta de baja calidad y con dificultades de inserción en el mundo global. Todo este proceso global y de incertidumbre nos ha llevado a modificar las estructuras tradicionales de la educación, generando la incorporación de factores que rompen con esquemas tradicionales, ampliando su relación con las necesidades sociales, en el marco de políticas a largo plazo, para lograr dicho objetivo. Debe compatibilizarse el esfuerzo educativo con las exigencias del desarrollo económico y la inserción internacional. Para finalizar, no debemos perder de vista que la educación es, sin dudas, el motor de cambio de la realidad latinoamericana, no solo a nivel de las economías, sino de los ciudadanos que componen la democracia en la que vivimos. Desde esta perspectiva, las universidades deben estar orientadas a cumplir con una visión integradora de la sociedad, respondiendo Políticas de educación superior por universitarios 108 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) a las exigencias que este nuevo panorama mundial nos impone, debiendo primar la creación de carriles que permitan el intercambio de conocimiento. Bibliografía Arellano, A., Bello, M. B. y Villamizar, G. (2002). “Universidad, saber y espíritu de la época” (pp. 17-34). En Vélez de la Calle, C., Arellano, A. y Martínez, A. (coords.). Universidad y verdad. Barcelona: Antrophos. Arocena, R. y Sutz, J. (2001). La Universidad Latinoamericana del futuro. Tendencias-Escenarios-Alternativas. 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La Universidad Latinoamericana del futuro. Tendencias-Escenarios-Alternativas. México: Unión de Universidades de América Latina. Vessuri, H. (2008). “El futuro nos alcanza: mutaciones previsibles de la ciencia y la tecnología” (p. 7). Conferencia Regional de Educación Superior CRES-Unesco, Cartagena de Indias, Colombia. Políticas de educación superior por universitarios 109 Posible devenir de la implementación de un proyecto análogo al acuerdo de Bolonia en América Latina María Ximena Guerbi No existen estadísticas sobre el futuro. Con frecuencia, frente al porvenir, el único elemento de información disponible que tenemos es el propio juicio personal que tenemos. Godet, 2007 El objetivo del texto es elaborar un análisis prospectivo, enfocado en la Argentina, mediante el cual imaginar posibles escenarios consecuentes a la difusión en América Latina de un proceso similar al Proceso de Bolonia, que viene desarrollándose en Europa hace más de una década. El análisis prospectivo propuesto tiene, inevitablemente, sus fundamentos en la postura que uno adquiera respecto de la aplicación del acuerdo de Bolonia en Europa y a la adaptación local de un proyecto similar. Es decir que, para construir el posible escenario resultante de la implementación de políticas de tipo globalizador en nuestra unidad académica, resulta necesario previamente tomar partido, elaborar una opinión respecto a estas políticas. Dicha postura se vislumbrará en el análisis propiamente dicho, pero considero útil hacer un breve comentario previo que resuma algunas cuestiones que creo relevantes. La construcción de un escenario de anticipación se logra a partir de imágenes alternativas de futuro, que podrán ser deseables o, por el contrario, rechazables. En primer lugar, quisiera enunciar que encaro el análisis con una visión optimista, no en términos absolutos pero sí Políticas de educación superior por universitarios 110 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) respecto al resultado netamente favorable que se podría obtener. En este punto me resulta útil citar a Arocena y Sutz: Sospechamos que “círculos virtuosos” de interacción entre diversos actores pueden constituir un rasgo mayor de los procesos de desarrollo de nuevo tipo, que no se centren unilateralmente en el Estado o en el mercado, que atribuyan a ambos la importancia que tienen –fomentando sus potencialidades positivas y buscando controlar las opuestas–, pero que apuesten fundamentalmente a la diversidad de capacidades sociales para hacer, cooperar, aprender e innovar. (2000: 331) Este es uno de los puntos de vista que rescato. Es decir, es probable que la implementación de las políticas propuestas en el acuerdo de Bolonia fueran a despertar tanto regocijo como resquemor entre los actores de la vida universitaria, pero particularmente considero que si se aúnan esfuerzos en pos de rescatar y replantear, considerando la realidad local, aquellos elementos positivos de dichas políticas, potencialmente, es mucho el beneficio a obtener. “Bolonia” en palabras En coincidencia con Brunner (2008), estimo que la implementación de un proyecto análogo al acuerdo de Bolonia en América Latina es inaplicable, en gran medida por la resistencia que habría de múltiples sectores: rectores, alumnado, políticos, docentes e investigadores, y aun imaginando que estos impedimentos fueran mágicamente resueltos sería muy difícil lograr desarrollar un espacio latinoamericano para la educación superior. Entonces, ¿cuál sería el devenir de un proceso como el de Bolonia a nivel latinoamericano? He aquí una selección de propuestas recogidas de diferentes documentos del proceso de Bolonia que podrían ser útiles para generar cambios en nuestra universidad (Unión Europea, 2010). Citaré estos extractos a continuación destacando en negrita conPolíticas de educación superior por universitarios 111 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ceptos centrales y, a lo largo del análisis, describiré los posibles escenarios producidos por la implementación de acciones devenidas de los mismos: - la enseñanza superior como una responsabilidad pública, lo que significa que las instituciones de enseñanza superior deberían recibir los recursos necesarios en un marco creado y supervisado por las autoridades públicas; - garantizar la financiación –deben encontrarse fuentes de financiación nuevas y más diversas que complementen la financiación pública–; -la libertad de cátedra así como la autonomía; -la dimensión europea –léase dimensión latinoamericana– en la enseñanza superior; - el estudio de posibles modos de mejorar la empleabilidad asociada al sistema de titulaciones basado en tres ciclos y a la formación continua; - un sistema de acumulación y transferencia de créditos; -la formación continua para aumentar la competitividad económica; - un sistema de grados académicos fácilmente reconocibles y comparables; - la movilidad de los estudiantes, docentes e investigadores; - la cooperación en lo que respecta a la garantía de la calidad; - el sistema educativo debe ser modificado de acuerdo a lineamientos básicos por cada uno de los Estados en función de sus propias propuestas y respetando la autonomía de sus universidades –trabajo conjunto Estado-universidad–; - la necesidad de redoblar los esfuerzos en cuanto a la dimensión social para instaurar la igualdad de oportunidades en el marco de una educación de calidad en la que se preste especial atención a los colectivos infrarrepresentados; - la evaluación de la efectividad de las estrategias nacionales relacionadas con la dimensión social de la educación; - el desarrollo de indicadores y datos para medir los progresos en materia de movilidad y dimensión social. Políticas de educación superior por universitarios 112 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) “Bolonia” en hechos Organización de la economía y de la producción Financiamiento e interacción con el sector productivo Parafraseando a Waisman et al. (Follari y otros, 1999), en su artículo sobre los principales problemas de la universidad argentina, el presupuesto universitario argentino por estudiante es extraordinariamente bajo y, para lograr el cambio radical que mejore la inclusividad educativa y la calidad profesional y que contribuya a la construcción de un sistema de investigación científica y tecnológica que el país requiere, resulta necesaria su multiplicación por un factor de varios dígitos, lo cual implica la discusión de alternativas de financiamiento. Si observamos la evolución histórica del gasto público argentino por alumno con relación al PBI per cápita como indicador del destino efectivo de fondos a la formación de estudiantes universitarios, es evidente que la proporción ha acompañado los devenires económicos del país, cayendo en épocas de crisis económica y elevándose apareada a la bonanza otorgada por la exportación de commodities, pero también vemos que no ha habido cambios drásticos respecto a la entrega de recursos financieros a las universidades. Ana María García de Fanelli publicaba estadísticas de 1997 diciendo: “Mientras que en el promedio de los países de ingreso medio alto tal relación asciende al 50 %, en la Argentina es del 23 %” (2000: 19-20). Gasto público por alumno en relación con el PBI per cápita* 1997 2003 2006 2010 0.23 0.13 0.18 0.27 * Datos calculados a partir de información publicada en los anuarios estadísticos de la SPU y de datos aportados por el Banco Mundial. Políticas de educación superior por universitarios 113 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Habiendo superado la crisis económica de los primeros años del milenio, aún no se ha cambiado drásticamente la política de financiamiento y seguimos muy por debajo de los promedios de países desarrollados. Al analizar los valores crudos del presupuesto, sí vemos que el Estado ha aumentado los fondos dedicados a educación superior. Pero, si tomamos en cuenta que ha crecido el número de estudiantes y de egresados con relación a la población total –según informes de la Secretaría de Políticas Universitarias, en 2001 egresaron 65 mil personas y en 2010 el número de graduados pasó a 99 mil, lo que implica un incremento del 53 %–, el aumento presupuestario debería haber sido mayor para sostener el gasto por alumno. Más aún considerando la notoria elevación del PBI per cápita de la Argentina desde 2003 hasta 2011, que se ha triplicado. Es decir, una universidad cuya principal fuente de financiamiento son los fondos públicos, debiéndose esto en gran parte a que, felizmente, es gratuita, sigue estando supeditada a los vaivenes económicos del país, sufriendo en épocas de crisis y no recibiendo los beneficios pertinentes en épocas de mayor holgura. También, para evitar entrar en discusión respecto al ingreso irrestricto, puede analizarse el indicador anterior, pero considerando el monto de dinero por egresado, en vez de por estudiante: este indicador varía entre un valor de 6 en 1997, que cae a 3 en 2003 y llega a duplicarse en 2006. Para 2010, últimos datos oficiales disponibles, ya había caído a 5. Resulta conveniente citar aquí a Krostch y Fafani: “En este contexto, el perfeccionamiento de las experiencias de cooperación universidad-producción sería necesario para superar ciertas restricciones financieras de la universidad al mismo tiempo que expresaría un conjunto de exigencias objetivas de la realidad socioeconómica argentina” (1993: s. d). Los vínculos son deseables en la medida en que no se resuman a la lógica de venta de bienes y servicios, situación que llevaría, más que a la interacción empresa-universidad, a hacer de la universidad una empresa. La relación universidad-sector productivo debe existir, pero sin afectar la esencia de la institución universitaria –desarrollo de conocimiento producto de la investigación básica y Políticas de educación superior por universitarios 114 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) formación de recursos humanos en el más alto nivel–. La concreción de las tres acciones nombradas inicialmente, en conjunto, vendría a atender esta cuestión, como describen Langer (2008) o Llomovatte et al. (2006) reformulando el modelo del tipo de triple hélice de Sábato, en el que la universidad asume nuevas funciones y busca potenciar la capacidad de dar respuesta al mundo empresario. En tanto que su aplicación desarticulada y el predominio de la lógica particularista, de corto plazo, de la venta de servicios en función de la demanda del mercado, pondría en peligro la producción científica básica y crítica. Cual comenta Hebe Vessuri (1997), desde el punto de vista del desarrollo económico, el aislamiento en un marco institucional científico favoreció el distanciamiento entre la investigación y los intereses económicos nacionales. Los esfuerzos por institucionalizar la investigación “de excelencia” en los países subdesarrollados suele ser incompatible con el desarrollo económico nacional, y los científicos con frecuencia saben más de temas que corresponden a los países centrales que a sus propios países. En países pobres como los latinoamericanos, lo que se investiga suele estar más cerca de fluir hacia firmas de países industrializados que de ser transformado en aplicaciones tecnológicas y productos tecnológicamente pertinentes en los propios países. En este contexto, la productividad científica de los países de la región termina siendo muy baja para los estándares internacionales, fallando así tanto con el ámbito internacional como en lo que, en una orientación alternativa, podría significar de positiva su conexión con la producción nacional. Pareciera necesario encontrar un punto de equilibrio entre intereses contradictorios. Por un lado, el resguardo de la investigación básica por sobre la eficiencia económica de los fondos asignados a investigación y desarrollo. Por otro, las necesidades de un grupo de países que precisan profesionales que resuelvan sus necesidades públicas y piensen su futuro. En medio, el sector productivo, ya sea estatal o privado, que motoriza la economía de un país. Más allá de los “intereses fugaces” del sector productivo, oportunista, egoístamente lucrativo como suele llamársele, en última instancia es el Estado el que necesita de esos Políticas de educación superior por universitarios 115 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) profesionales e investigadores que atiendan y resuelvan los problemas reales de todos. En este contexto, es necesario garantizar la financiación de la educación superior, ya sea con recursos privados o estatales extrapresupuestarios, como los trabajos a terceros. Creo que la clave está en dotarlos de un marco legal pertinente que proteja las funciones tradicionales de la universidad y las aliente desde el reparto equitativo de dichos fondos, tal que se beneficie todo el sistema universitario, y no solo algunos grupos de investigación en particular. Se puede implementar, por ejemplo, la creación de un consejo de coordinación mixto con representantes del Estado, de la universidad y del sector productivo, que procure atender las necesidades de ambos respetando los intereses particulares. Dicho organismo podría gestionar el contacto entre las necesidades del sector productivo y los recursos, tanto humanos como tecnológicos, disponibles en las universidades, regular los costos de los servicios ofrecidos y administrar los recursos económicos entre la universidad, el Estado y el sector privado, coordinar los espacios y tiempos para el desarrollo de actividades de investigación básicas y aplicadas, y los recursos humanos responsables, entre otros. Retomando la idea de buscar un punto de equilibrio, en el fondo estaríamos hablando de la responsabilidad social de la universidad sobre el uso de los fondos públicos dedicados a la educación superior, la investigación y la transferencia, para favorecer el desarrollo del país. Inserción latinoamericana en el mercado internacional La participación de países subdesarrollados en la ciencia internacional, aunque no sea compatible con las necesidades y capacidades de la economía nacional como se comentó anteriormente (Vessuri ,1997), puede, con el tiempo, generar recursos económicos y políticos legitimadores. La falta de “eficiencia económica” que se citaba anteriormente puede ser un “costo de legitimación” deseable, que la región deba asumir para alcanzar el éxito en términos de una mejor ubicación en el sistema mundial y la habilidad de obtener préstamos internacionales, ayuda y apoyo. Políticas de educación superior por universitarios 116 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Si los sistemas de educación superior latinoamericanos y caribeños practicaran efectivas políticas de inserción internacional en bloque, como estrategia de cooperación regional a partir de las identidades políticas y culturales de cada nación, evitarían permanecer pasivos y vulnerables frente a las indeseables influencias de los países altamente industrializados, que muestran una alta demanda por parte de las empresas que no siempre corresponde con las necesidades de los países más retrasados económicamente en los que, en cambio, urge la promoción de políticas de mayor cobertura educativa que contribuyan al aumento de la equidad y la disminución de pobreza, al aprovechamiento sustentable de recursos naturales y a la aplicación de conocimientos para el desarrollo sostenible. Definir objetivos y necesidades comunes para la universidad latinoamericana, y promover políticas en bloque con el fin de resguardarlos es, en sí, una estrategia que consolida la defensa de los intereses regionales. Sería algo equivalente a pensar un Mercosur ampliado, pero en el plano educativo. Capacitación profesional y mercado de trabajo Uno de los principales cometidos de la educación superior es la capacitación profesional acorde con el mercado de trabajo. De hecho, entre los aspectos más relevantes para evaluar carreras y programas por el IESALC (Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe) se consideran la empleabilidad y satisfacción de los empleadores con los egresados. Cabe hacer un comentario respecto a lo abiertamente desatendida que está esta cuestión en nuestro país, el cual carece de datos oficiales similares. Pero volviendo al tema de la capacitación profesional universitaria resulta imprescindible remarcar que el riesgo de enseñar mirando el mercado es doble: que la universidad se transforme en una instancia de capacitación a disposición de las necesidades mercantiles ocasionales y, más grave aún, que esto conlleve la acreditación de profesionales acríticos, incapaces tanto de adaptarse al mercado laboral como de contribuir a la conformación ciudadana. Por ende, es posiPolíticas de educación superior por universitarios 117 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ble que un sistema de acreditación con certificaciones intermedias que reconozca y sume los estudios que se van cursando resguarde la calidad de la educación universitaria y, simultáneamente, contribuya a garantizar la inserción de los individuos en la vida productiva, en una región en la que se combinan el desempleo estructural y una población estudiantil cuyas capacidades para mantener carreras de larga duración es cada vez más limitada. De esta forma se atenderían las necesidades de inclusión social y democratización que la sociedad reclama a la universidad, conservando la opción de la formación continua mediante la creación de ciclos superiores. Retomando una idea esbozada en párrafos anteriores, de existir el financiamiento privado en los ciclos superiores la “socialización” de los recursos recaudados hacia todas las carreras ofrecidas por la universidad garantizaría la protección de los colectivos menos populares para el mercado. Por último, resulta revelador cuestionarnos una connotación que suele darse al concepto de “autonomía universitaria” como herramienta de protección contra el mercado, asumiendo que sus intereses serán necesariamente opuestos. ¿Para qué sirve la autonomía en este sentido, si significa producir egresados sin trabajo o cuya única opción sea ser absorbidos por el mercado laboral del Estado? Esto es improductivo para la sociedad y tan peligroso como el otro riesgo, que se propuso líneas arriba, de transformar a la universidad en un centro de capacitación subordinado al mercado. Formación de científicos e intelectuales y el campo disciplinar El crecimiento experimentado por la producción de conocimiento científico en el continente debió tener, a través de su divulgación social, una influencia más positiva en el desarrollo de la calidad de la educación, en general, y de los procesos de enseñanza –producción de conocimiento educativo– que tienen lugar dentro de los centros de educación superior. Sin embargo, esto no parece haber acontecido. Diferente de la evaluación favorable que se hace de la producción científica de conocimiento, la aprePolíticas de educación superior por universitarios 118 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ciación predominante respecto de la calidad de la educación superior en el continente es bastante negativa. Barsky, Domínguez y Pousadela (2003) enfatizan tres aspectos fundamentales que muestran las deficiencias por las que aún atraviesa el sistema a ese nivel en América Latina: la desorganización curricular, la explosión matricular y la consecuente diversificación anárquica de la oferta y demanda y, finalmente, la coexistencia de multiplicidad de mecanismos para el reconocimiento y convalidación de estudios y títulos profesionales (Pachano y Puentes, 2007). Ya son numerosas las iniciativas regionales de cooperación e intercambio que podrían multiplicarse en el contexto de un espacio latinoamericano para la educación superior. Lo que torna interesantes estas iniciativas es que, si bien su componente principal es la movilidad de estudiantes y docentes de posgrado, los resultados que este intercambio de personas genera son diversos y muy ricos, tales como la conformación de programas de posgrado binacionales, la armonización de los contenidos curriculares, la colaboración académica en la docencia y la investigación, la puesta en práctica de mecanismos administrativos que facilitan las movilidades y los reconocimientos de estudios y certificaciones. Tomar del acuerdo de Bolonia la concepción regional del conocimiento es identificarnos a nivel latinoamericano como un conjunto de naciones con necesidades comunes y propias. Como bien describe Dias Sobrinho (2008), aceptar la educación como bien público “global”, sin consideración de las realidades y compromisos nacionales, en especial de las sociedades de los países no industrializados, es abrir las puertas y ventanas para la consolidación de un sistema global de educación superior que solo interesa a los países desarrollados. Este escenario, bastante posible, debe ser un argumento más para que los países latinoamericanos y caribeños realicen efectivos esfuerzos de cooperación y entablen acuerdos comunes que fortalezcan los sistemas nacionales de educación superior y sus respectivos mecanismos nacionales de evaluación y acreditación. Para lograr y mantener la calidad son importantes la selección esmerada del personal y su perfeccionamiento constante, la promoción de planes de estudio adecuados, programas que faciliten la movilidad de profesores y estudiantes y el uso de nuevas tecnologías, sin perder de Políticas de educación superior por universitarios 119 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) vista la regencia a lo social y al bien común, aspectos contemplados en las bases del acuerdo de Bolonia, trasladables a nuestra región. Muchos de los problemas críticos de los sistemas educativos latinoamericanos, según Brunner (2008), podrían ser atendidos de aplicarse políticas similares a las del acuerdo de Bolonia. Según el investigador chileno, los sistemas educativos de América Latina se caracterizan por su diversidad, por el débil desarrollo de la investigación académica en el interior de los sistemas nacionales hallándose esta concentrada en unas pocas universidades, con predominio de las principales universidades estatales de cada país, y por una fuerte tendencia centrífuga altamente competitiva que conlleva una baja capacidad asociativa y de cooperación, salvo excepciones particulares, que hacen impensable la construcción de un espacio latinoamericano de educación y que, simultáneamente, ponen en evidencia los problemas de los que adolece la región en materia educativa y de investigación. No es mi intención insinuar que desplazar la hegemonía estatal en materia de investigación hacia el sector de universidades privadas vaya a contribuir al desarrollo de vínculos asociativos, sino todo lo opuesto, considero que acentuaría aún más la segregación de los grupos de investigación. Pero no es este el punto, sino la falta de coordinación, más que la cooperación nominal, que existe entre los actores que centralizan la investigación. La creación de redes similares a las propuestas en el Espacio de Educación Europeo podría contribuir a impulsar la innovación y la calidad a través de la reflexión y el intercambio entre distintas universidades, por ejemplo mediante la promoción de la investigación en universidades emergentes. La estructura de la sociedad y el rol del Estado. Organización de la democracia y autonomía. Las cuestiones surgidas durante el proceso de Bolonia vinculadas a la sociedad y el rol del Estado en la vida universitaria, adaptadas al ámbito latinoamericano, promocionarían la creación de un espacio común latinoamericano del conocimiento. La multiplicidad de funPolíticas de educación superior por universitarios 120 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ciones de la universidad engloba cuestiones contradictorias entre sí, pero como resalta Tünnermann Bernheim en la Lección Inaugural del Curso Académico 1995, en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, León, Nicaragua: el re-examen de las relaciones con la sociedad civil debe conducir a que la educación superior brinde más y mejores respuestas a los problemas que enfrenta la humanidad y a las necesidades de la vida económica y cultural, y sea más pertinente en el contexto de los problemas específicos de determinada región, país o comunidad. (1995: 132) El fortalecimiento del rol del Estado en la vida universitaria mediante organismos que coordinen vínculos entre el sector público y privado, que establezcan normas, que fiscalicen que el valor agregado de los procesos educativos sea adecuado, controlando la calidad del producto, impulsaría a que las universidades adquirieran mayor autonomía institucional mediante la formación de instituciones con capacidad real de autorregulación. Las instituciones universitarias suelen carecer de incentivos para brindar datos que puedan ser usados en contra de sus intereses, por lo tanto se hace imperativo construir indicadores objetivos y válidos para asignarles fondos públicos o para evaluar su calidad (García de Fanelli, 2000). Recordemos que la autonomía universitaria es política –y no legislativa– y económica en términos de administración de los fondos propios y de los que le son destinados, para combinarlos en el proceso de enseñanza-aprendizaje-investigación que considere más adecuado.1 Por lo que establecer reglas de juego claras desde 1 La noción de autonomía universitaria es amplia y se ha redefinido histórica y políticamente en nuestro país. Para una discusión exhaustiva al respecto, leer Finocchiaro, 2004. Con el fin de condensar su significado, elijo citar la Ley Federal de Educación de 1993, artículo 23: “Las universidades gozan de autonomía académica y autarquía administrativa y económico-financiera en el marco de una legislación específica” (Ley N.º 24195. B. O. 27 632, 5-5-1993). Políticas de educación superior por universitarios 121 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) el Estado no es violar la autonomía universitaria, sino promoverla desde la integración con las necesidades del país. Como en otros ámbitos de la vida pública argentina, la Universidad de los primeros años de este siglo adolece de la debilidad de los marcos normativos que la organizan. La falta de reglas, la trasgresión de las normas y la imposibilidad de consensuar criterios mínimos para asegurar el funcionamiento regular afectan a la institución de manera decidida. (Buchbinder, 2005) Resulta pertinente recurrir a los conceptos desarrollados por Chantal Mouffe (1999). La democracia es una forma de organizar la política y, para cierto momento y cierta comunidad, hay una definición particular, sin existir una definición universal. En pos de lograr el bien común se necesita un sistema legislativo; pero dado que no existen valores universales el Estado debe garantizar, en parte mediante ese sistema, que se imponga uno de los conceptos, superando la fase de discusión sobre qué considerar el bien común. “El objetivo de una política democrática no es erradicar el poder sino multiplicar los espacios en los que las relaciones de poder están abiertas a la contestación democrática” (Mouffe, 1999: 24). Por ende, que nuestros ministros de Educación y demás funcionarios, como representantes en materia educativa de un gobierno, y en última instancia de un pueblo que indirectamente los eligió y que los trasciende, inicien y asuman el compromiso de alinearse en un proyecto de integración como el europeo, que recurran a sus competencias institucionales para respaldarlo y que cumplan con las metas fijadas en un marco deliberativo regional, respetando un calendario propuesto como en las sucesivas reuniones del proceso de Bolonia, no hace más que legitimar la práctica democrática y convalidar un compromiso de Estado a largo plazo. Un compromiso que sea sinónimo de continuidad política y económica en materia educativa y que podría, no solo sin violar la autonomía universitaria sino dándole un valor real, auspiciar Políticas de educación superior por universitarios 122 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) un proceso de articulación fluido entre la universidad y el Estado que garantice alcanzar, democráticamente, el bien común consensuado. Conclusiones Estos puntos son compatibles con los objetivos del acuerdo de Bolonia de que la investigación y la educación superior se adapten a las necesidades cambiantes de la sociedad, pero siempre manteniendo la responsabilidad pública de la educación superior. Citando a Astur y Larrea (2009): el pensamiento predominante actual desarrolla una concepción de la educación superior como bien público y social, con una noción de calidad en estrecha vinculación con la pertinencia social, que tenga el objetivo permanente de ampliar las fronteras del conocimiento en beneficio de la sociedad, que interactúe con el sector productivo y el Estado propiciando procesos de innovación científica y tecnológica que contribuyan al desarrollo sustentable del país, que sea inclusiva, y donde el Estado asuma un rol comprometido con la universidad pública y ésta se convierta en un instrumento de políticas públicas para lograr los objetivos de desarrollo del país con inclusión social. La institución universitaria se ve, muchas veces, dividida entre atender, por un lado, a los intereses del mercado, del gobierno, de los científicos y, por el otro, a las demandas de la población que más necesita de sus servicios. Según Veiga y Amaral (2006: 284), Bolonia ha implicado el desarrollo de un método abierto de coordinación que, sin ser aplicado mediante comandos duros, confrontando la normativa y las costumbres de los países de la Comunidad, sin embargo implica un nuevo procedimiento legal blando, que asume la implementación de políticas como un proceso lógico y racional de ejecución que va desde la Comunidad a los Estados, las instituciones y los ciudadanos. En definitiva, se trata de una forma de abordar una problemática común, de la que los países latinoamericanos deben aprender a extraer aquellos aspectos que más y mejor atiendan a sus propias diPolíticas de educación superior por universitarios 123 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ficultades y necesidades, y no extrapolar acríticamente las estrategias que propone el Proceso de Bolonia, sino hacerlo de un modo crítico para andar nuestro propio camino en el rumbo de la integración y el desarrollo. No existe la importación de soluciones para nuestros problemas educativos, pero tampoco es sabio rechazar la experiencia de países desarrollados solo porque viene de ellos. Observemos el camino andado por otros sin dejar de andar el nuestro. Desde mi punto de vista, pensar Bolonia aquí, en un área geográfica tan vasta como lo es América Latina, es construir un proyecto de integración desde las particularidades regionales, nacionales o internacionales que, haciendo uso de la homologación y no de la homogenización, resguarde la heterogeneidad regional y propicie el enriquecimiento mutuo mediante el intercambio efectivo entre sujetos diversos. Mercantilizar la universidad, banalizar la formación universitaria, poner en riesgo de extinción o, aún mas, extinguir la investigación básica son algunos de los devenires más terribles que podría tener un proceso similar al que está aconteciendo en Europa. Es verdad. Es una posibilidad. Lo era previamente a que este proceso se iniciara y también lo es en nuestra región. Pero creo que el riesgo más grande que corremos es que la universidad se convierta en una institución elitista, aislada y obsoleta, ajena a las necesidades de la sociedad que la circunda. Y creo que esta posibilidad es más cercana si no discutimos Bolonia y procuramos denostarlo con una actitud xenófoba, que si todos los actores universitarios nos informamos al respecto y nos disponemos a discutir el posible devenir de la implementación de un proyecto análogo al acuerdo de Bolonia en América Latina. Bibliografía Arocena, R, y Sutz, E. (2000). La Universidad Latinoamericana del Futuro. Ciudad Universitaria, México: Colección UDUAL 11. Astur, A. y Larrea, M. (2009). Proceso de Bolonia en América Latina Estudios: Caso Argentina y el Mercosur Educativo. 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Casi con la creación misma del proyecto comenzaron a aparecer múltiples voces críticas, relacionadas con cierta tendencia que algunos ven en el proyecto a uniformar la educación, a transformarla en una “fábrica de títulos”.1 Con relación a este proceso, sus defensores afirman que, por el contrario, no pretende armonizar los sistemas de educación superior nacionales, sino proveer herramientas para conectar dichos sistemas y tender puentes que faciliten a los individuos la movilidad de un sistema de educación superior a otro (Ledo, 2009). El objetivo último es, en definitiva, 1 Sobre el tema, consultar: < www.rebelion.org> y <http://asambleacontraprocesodeboloniagranada.blogspot.com/>. Políticas de educación superior por universitarios 127 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) encontrar el equilibrio entre las igualdades y las diversidades, es decir, permitir que se mantenga la diversidad de los sistemas nacionales y las universidades, en términos de cultura, lenguas y objetivos, a la vez que se mejore la transparencia entre los sistemas de educación superior. Acerca de Europa y su relación con el mundo Este proceso, así planteado, sugiere que Europa se encierra en sí misma, a pesar de la intención de mirar al exterior, lo que implicaría, al menos en teoría, el desarrollo de las tendencias internacionales de educación y la búsqueda de las mayores cotas de competitividad a nivel mundial. Gaston y Schering (2010) destacan la racionalización de la educación superior, la coherencia en la evaluación de los créditos y del aprendizaje en el Proceso de Bolonia e incluso hacen una llamada de atención para la educación superior estadounidense, ante la posibilidad de perder competitividad y de quedar relegada frente a la educación europea. “Estados Unidos debe revisar la escasa accesibilidad a su sistema de educación superior, el sistema de créditos, y transparentar la economía de sus universidades para hacer frente a la ‘amenaza de Bolonia’” (Gaston y Schering, 2010: 77). Pero esta intención de equidad, de equiparar los niveles educativos, no se ve plasmada en la realidad de América Latina, donde se expande la “moda Bolonia”. Esto se debe a que un proceso de esa naturaleza podría generar más inequidad entre Europa y América. Con este sistema Europa es la que impone los estándares, mientras que el mundo subdesarrollado solo puede mirar, sin poder alcanzarlos. En el mundo entonces habría lugar solo para la excelencia definida por la propia Europa. ¿Es un proyecto mercantilista? A partir estos hechos, ciertos colectivos como Profesores por el Conocimiento (Universidad de Santiago de Compostela), Asambleas anti-Bolonia (alumnos de las universidades Complutense, Autónoma de Políticas de educación superior por universitarios 128 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Madrid, de Sevilla, Murcia, Canarias, etc.), centrales de trabajadores de países europeos (UGT) han visto en el acuerdo de Bolonia un proyecto clara y abiertamente mercantilista, que no se inclina por una pedagogía cercana a la mayoría de los estudiantes. Según estas críticas, se impone una visión muy clara y evidente de que la universidad se ponga al servicio exclusivo de los intereses de las empresas privadas, ignorando la formación critica y autónoma de los alumnos y, por ello, que se atienda únicamente a la formación de profesionales solicitados para desempeñar puestos concretos y convertir a la universidad, literalmente, una “fábrica de mano de obra” barata, precaria y joven para esas empresas. Incluso autores como Josep Ferrer Llop (2009), de la Universidad de Catalunya, hablan de una privatización encubierta. A tal punto se han incluido las empresas en la educación superior de Europa, que una empresa como Endesa ofrece cátedras en la universidad politécnica de Catalunya, la automotriz Audi financia doctorados en Alemania, Caja Duero ofrece pagar cursos en las universidades, o más clara y recientemente, la Organización Mundial del Comercio ofrece abrir una cátedra en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, además de los recientes foros de empleo de la misma Universidad. Según los documentos emanados de las diferentes reuniones post-Bolonia2 se trata de diseñar los perfiles profesionales y académicos en función de la demanda del mercado, y así lograr un amplio reconocimiento por parte de empresas e instituciones no académicas. Algo que ha sido visto por los detractores como una venta de la universidad pública al neoliberalismo (Castillo Ramírez, 2007). Los defensores del “plan Bolonia” argumentan que el proceso implica medir y establecer patrones de igualdad, pero no porque el mercado lo demande, sino porque ello es necesario para hacer posible el reconocimiento de las titulaciones en los distintos paí Todos los documentos de Bolonia que se mencionan en este artículo: Salamanca 2001, Praga 2001, Berlín 2003, Bergen 2005, Londres 2007 y Leuven/Louvain-la-Neuve 2009, están disponibles en la página del Espacio Europeo de Educación Superior <http://www.eees.es/es/documentacion>, consultada en noviembre de 2011. 2 Políticas de educación superior por universitarios 129 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ses de Europa y garantizar, así, la libre circulación de sus ciudadanos. Se trata de homogeneizar estructuras, unidades de medida de las cargas lectivas y criterios de medición de la calidad, pero no se trata de “homogeneizar a los estudiantes” ni a las universidades. Sin embargo, parece difícil que aun con una titulación similar un médico pueda ejercer sin saber el idioma de otro país y, al revés, muchos profesionales de otros países ejercen en Europa sin haber homogeneizado su titulación. El sistema de créditos, la movilidad y la calidad Otro tema que ha generado tanto críticas como adhesiones está relacionado con el Proyecto Tuning (Tuning Eduactional Structures in Europe), el cual fue creado con la intención de generar la convergencia europea, mediante un sistema de créditos que permite la movilidad de los alumnos a lo largo de toda la geografía del viejo continente. Este proyecto, que en teoría facilita la movilidad por Europa, está en realidad generando más inequidad, ya que favorece a aquellos que por su situación socioeconómica puedan permitirse ese gasto y a la vez continuar estudiando dentro del sistema (Menéndez Varela, 2009). En defensa del plan Bolonia argumentan que su fundamento es potenciar la movilidad de los estudiantes en Europa, pero no reduciendo la idea de Europa a la Comunidad Económica Europea. Por el contrario, se basa en la idea de la Europa de los ciudadanos contra la Europa de los mercaderes, cuya libertad de circulación y establecimiento requiere el reconocimiento de las titulaciones superiores, y en la idea de la Europa del conocimiento (Estrategia de Lisboa del 2002). En este contexto, la movilidad de estudiantes, titulados, profesores y personal de administración, la llamada generación Erasmus, es solo un elemento más para mejorar la calidad y fortalecer la dimensión europea de la enseñanza superior. Políticas de educación superior por universitarios 130 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Además refieren que no son las empresas privadas las que establecen los criterios de calidad de las universidades. Las universidades buscan una continua renovación que las obliga a una mejora de la calidad de los servicios que prestan en cuestión de docencia, investigación y cultura. Luego de la reunión de Bergen, en 2005, se adoptaron los criterios para la garantía de la calidad en el Espacio Europeo de Educación Superior y se creó un Foro europeo para la garantía de la calidad. Además, las evaluaciones dependen de instituciones como la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), la Secretaría General del Consejo de Universidades, el Ministerio de Educación y Ciencia, y de las iniciativas de las propias universidades o de estadísticas y ranking internacionales. En cuanto a la inserción laboral de los educandos, se piensa que a partir de este plan la mayoría de los alumnos van a hacer el grado, se van a insertar en el mercado laboral y solo los más favorecidos económicamente continuarán con el posgrado. Sin embargo, en contra de esta opinión, se asegura que este proyecto está diseñado para fomentar la equidad, ya que las Maestrías se impartirían en universidades públicas con precios públicos y no como ocurre ahora, que las más prestigiosas son impartidas por centros privados con precios al alcance solo de la élite. La financiación de la educación El tema de la financiación ha sido otro de los tópicos candentes en la discusión del proyecto. Sus detractores opinan que la reforma de la financiación universitaria generará una cuasi privatización. Se diversifican los fondos de financiación, ya sea mediante el aumento de las tasas –por ejemplo, la Conferencia General de Política Universitaria marcó un incremento de hasta un 8,2 % en toda España , pero también del precio de los créditos que se les cobran a los alumnos– o, lo que es peor, mediante la autorización de las inversiones de empresas privadas. La opinión generalizada es que se pretende que sean las Políticas de educación superior por universitarios 131 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) propias universidades y no el Estado las que se encarguen cada vez más de su propia financiación, como se afirma en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, de julio de 2007: Las universidades deben financiarse más por lo que hacen que por lo que son, centrando la financiación más en los resultados pertinentes que en los insumos, y adaptándolas a la diversidad de perfiles institucionales. Las universidades deben asumir una mayor responsabilidad por su propia sostenibilidad financiera a largo plazo. (BOJA, 2007: 9) Sin embargo, también se afirma, a favor del proyecto, que en 2006 el desglose presupuestario del Ministerio de Educación Español dedicaba, para 2007, 265 millones de euros a la educación universitaria, lo que suponía en ese momento un 83,4 % de incremento según las fuentes oficiales. Por otro lado, además de este aumento, 50 millones de euros están destinados a la oferta de préstamos-renta de 15 000 euros para cursar maestrías de dos años, que el alumnado devolverá con intereses cuando la remuneración laboral del estudiante alcance un mínimo fijado. Estos préstamos-renta son una “ayuda” para pagar los estudios universitarios. Esto último ha sido visto como un endeudamiento de los estudiantes incluso antes de intentar abandonar el hogar familiar y buscar una vivienda. Es así que se puede interpretar que se está pasando de considerar a la educación universitaria como un derecho accesible a toda la ciudadanía, a entenderla como una prerrogativa que se financia a quienes puedan devolver esa inversión. Sin embargo, los apoyos a este sistema interpretan que estos préstamos parecen ser el instrumento de sostén financiero al estudiante más eficiente para garantizar de manera sostenible en el futuro la equidad financiera en el acceso a la educación superior. Su utilización permite, por su naturaleza, hacer llegar la ayuda a un mayor número de estudiantes que mediante el uso de becas. Además, en la medida que el dinero proporcionado tiene que ser Políticas de educación superior por universitarios 132 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) devuelto una vez terminados los estudios, constituye un sistema de asignación de costes en el que los principales beneficiarios del servicio asumen una parte de su financiación. Sin embargo, el correcto funcionamiento de este tipo de instrumentos depende fundamentalmente de los términos y condiciones definidos. El tipo de interés cargado, el plazo y las condiciones de la devolución del capital constituyen elementos críticos para generar una transferencia óptima de riesgos entre el prestatario, prestamista y la administración pública (Vallespín, 2007). Es evidente que este aspecto del plan Bolonia será un proceso muy controvertido aun en América Latina. Experiencias en Latinoamérica El Proceso de Bolonia ha servido como base para crear espacios similares en todo el mundo y América Latina no es la excepción. Así, Gacel Ávila (2011) menciona el Espacio de América Latina y del Caribe-Unión Europea (Alcue), el Espacio Iberoamericano del Conocimiento, promovido por Universia, el Espacio Común de Educación Superior (Ecoes) y la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe –ambos bajo el impulso de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam)– y más recientemente el Espacio de Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Educación Superior (Enlaces) –propuesto en la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) de 2008 por Iesalc-Unesco. Existen, además, los proyectos Tuning América Latina y “6x4”, que proponen estructuras curriculares basadas en el modelo impulsado por el Proceso de Bolonia. Alfredo Peña Vega (2009) recopila, a través del Observatorio Internacional de Reformas Universitaria (ORUS), el estado de las experiencias del proyecto de Bolonia que se llevan a cabo en América Latina y el Caribe. Políticas de educación superior por universitarios 133 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) México El Proceso de Bolonia constituye una importante herramienta para posicionar a la Unión Europea en el contexto educativo. Allí la Unión Europea desplazó a los Estados Unidos como destino de sus becarios porque ha venido desarrollando una estrategia para fortalecer sus relaciones con América Latina. De hecho, la Secretaría de Educación Pública de México ha seguido el Proceso de Bolonia con interés e impulsa la creación del Espacio Común de Educación Superior en el 2015, y también ha promovido activamente el proyecto Tuning América Latina. México fue sede de una de las cuatro Reuniones Generales de este proyecto. En general, el Proceso de Bolonia ha reconfigurado el sistema de educación superior en México. Sin embargo, en lugar de haber impulsado relaciones de solidaridad y cooperación entre las universidades, los esfuerzos por incorporarse al Proceso de Bolonia se han transformado en un mecanismo de elitización de las instituciones educativas que puede desembocar en una educación superior a dos velocidades: las de excelencia, globalizadas, internacionalizadas, y todas las demás, la inmensa mayoría, las que, sin “calidad” quedan al margen del proceso de globalización institucional en curso. Venezuela En Venezuela la educación superior ofrece dos sistemas paralelos: uno, el constituido por el conjunto de universidades autónomas y las instituciones privadas –universidades e institutos y colegios universitarios–, y el otro, el de las universidades experimentales, conjuntamente con las Misiones Sucre y Alma Mater, sobre las cuales “el gobierno ejerce un control directo que las articula a la política de inclusión, pero también al proyecto ideológico político de instaurar el socialismo en el país” (Bozo, 2010: 4). El Proceso de Bolonia ha sido acogido por el sistema de educación superior venezolano. Se puede ver su influencia en los diseños Políticas de educación superior por universitarios 134 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) curriculares basados en competencias, como onda expansiva del Proyecto Tuning. También se observa su influencia en las iniciativas que plantean la acreditación de experiencias y equivalencias que faciliten la movilidad estudiantil intra- e interinstitucional. Gran parte de las reformas registradas en el sistema tienden hacia lo social, en cuanto a inclusión, cobertura, respuesta a políticas nacionales-gubernamentales, solución de problemas sociales a través de un currículo centrado en proyectos y la exigencia de actividades comunitarias. Existen muchas coincidencias entre las reformas en la educación superior venezolana y las propuestas por el Proceso de Bolonia, sin embargo, los expertos venezolanos están al tanto de que los intereses y motivaciones que inspiran la dinámica universitaria venezolana no son coincidentes con los del proceso europeo. El Proceso de Bolonia se genera en un contexto económico, político y cultural propio de la realidad europea y sus propuestas también recogen muchas de las tendencias que se están dando en educación superior en el mundo. Es en estas propuestas generales que coinciden con las reformas que se gestan en la educación superior en América Latina, en donde se ha estimulado la discusión acerca de los cambios curriculares, la cooperación entre los países de la región y considerar a la educación como un bien público. Es decir, se aprecia en el proceso político venezolano una adhesión crítica a los postulados de Bolonia, sobre todo en el aspecto de la financiación. Brasil Existe una enorme voluntad política, que se ve en el Ministerio de Educación, pero se está llevando a un compromiso mucho más acentuado con la expansión que con la innovación. Todavía es demasiado apresurado realizar un análisis en términos de reestructuración académica y de currículo en el país. Políticas de educación superior por universitarios 135 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Argentina Según los expertos en Bolonia, la influencia en el país ha sido escasa y, en todo caso, se remite a iniciativas institucionales particulares vinculadas sobre todo a programas de movilidad, sistemas de reconocimiento de estudios y sistemas de créditos (Astur y Larrea, 2009; Brunner, 2008). Si bien hay iniciativas emprendidas en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior, son tomadas en Argentina y en el Mercosur como referencias indefectibles en el diseño y la ejecución de programas y proyectos vinculados a la acreditación –con la Coneau– y la movilidad –programa InterU, programa PIMA, etc.–, aunque no constituyen determinantes de los mismos en función de las resistencias que también han sabido generar (Astur y Larrea, 2009). Estas resistencias han aparecido debido a que hay una marcada tendencia de los actores universitarios a rechazar cualquier tipo de mercantilización de la educación superior. Mercosur Dentro del Mercosur hay una marcada influencia. Desde el año 1992, cuando comenzó a funcionar el Mercosur educativo, se constituyó como una instancia de integración regional. Se ha trabajado en un plan estratégico con tres ejes principales: acreditación, movilidad y cooperación interinstitucional. De estos tres bloques, el eje de acreditación ha sido el que se ha trabajado con mayor grado de profundidad y donde se encuentran los avances más sustantivos (Astur y Larrea, 2009). Pero como se afirmó en la reunión de Montevideo “nunca se tuvo en cuenta a Bolonia, o que en todo caso se lo tuvo en cuenta para formular que no se iba a copiar ni a mirarse en él, sino a crear un camino propio” (Astur y Larrea, 2009). Es evidente que el Proceso de Bolonia despierta críticas y suspicacias, las que llevan a pensar que es un proyecto francamente mercanPolíticas de educación superior por universitarios 136 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tilista y que consiste en entregar la educación superior a la voracidad neoliberal (Díez Gutiérrez, 2008). Podemos concluir que el proyecto quita mucha de la autonomía que deben tener las universidades, ya que el poder económico de las mismas comienza a ser el que marca la diferencia de ranking. Las mejores universidades serán las que puedan costear los mejores docentes, por lo tanto serán las más caras y, por ende, las más inaccesibles al ciudadano común, no solo por su precio, sino por la selección que hagan de sus postulantes. Frente a este panorama, que comienza a entrar a nuestros claustros, parece casi obligatorio disponer, plantear alternativas. Porque, no lo podemos negar, independientemente de la opinión personal de cada actor sobre el proyecto, nos ha obligado a pensar en el destino de la educación superior del país y la región. En general podemos concluir que, si bien el Proceso de Bolonia ha demostrado ser exitoso en países europeos con culturas e idiomas diferentes, lo cual hablaría a favor de la posibilidad de implementarlo, también hay circunstancias en contra. La condiciones que llevaron a su creación no se dan en América Latina y, por otro lado, hay diferencias regionales de desarrollo socioeconómico muy importantes, así como muy diversos grados de participación público-privados (Gacel-Ávila, 2011). Una propuesta alternativa a Bolonia: Mercoredes El título propuesto para este proyecto es el Proyecto de Educación Superior en Red del Mercosur o Mercoredes. Se basa en las opiniones de Brunner, quien afirma que “no hay un espacio regional de educación superior que sirva de marco tanto para las iniciativas multilaterales como las bilaterales, tanto a nivel gubernamental como de las propias instituciones de educación superior” (2008: 120). En este punto debemos tener en cuenta que la idea no es importar a Bolonia sino andar nuestro propio camino como región. En la actualidad un grupo de alto nivel, conformado por las máximas autoridades de los países que participan del Sector Educativo Políticas de educación superior por universitarios 137 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) del Mercosur, se está reuniendo para debatir la constitución de un espacio que integre las iniciativas gubernamentales y los esfuerzos realizados por las instituciones de educación superior. Sin embargo, en mi opinión, tenemos que concurrir a la discusión con ideas prefijadas para poder evitar repetir los errores del pasado y, sobre todo, improvisaciones. El proyecto trata de hacer frente a esta globalización hegemónica neoliberal mediante una alternativa que consiste en reformas nacionales a la educación superior, que reflejen que cada país se inserta en las comunidades regionales, en nuestro caso el Mercosur, para dar cuenta de un proyecto de desarrollo internacional colaborativo, en el cual se demuestre la pretensión del beneficio mutuo entre países de manera independiente de los mecanismos del comercio internacional. Además, la reforma tiene que responder positivamente a las demandas sociales para la democratización radical de la universidad, poniendo fin a una historia de exclusión de los ciudadanos en la participación en ella, en sus problemas, e incluso respecto a sus saberes. Este proceso debe involucrar a todos los actores interesados: los universitarios, por supuesto, y el Estado, pero fundamentalmente todos los ciudadanos, que son quienes van a sostenerla con sus impuestos y quienes van a recibir los efectos de ella. El proyecto Mercoredes debe primeramente encontrar una alternativa, que surja de la propia universidad, que sea superadora de la idea neoliberal, para proponer una solución colectiva a los problemas sociales, nacionales y globales. La universidad debe ser, desde la investigación y la extensión, el lugar donde se piensen soluciones a los problemas de los ciudadanos. Luego, adaptar la universidad a los tiempos que corren, pero saliendo de la falsa opción del mercado. El consumo de novedades tecnológicas, modas pedagógicas, hace que se distorsione el concepto de conocimiento y se confunda con información. Obviamente las funciones de la universidad son la formación, investigación y extensión, pero deben hacerse al margen de las ideas mercantilistas que nos gobiernan en lo económico. Políticas de educación superior por universitarios 138 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Se debe, a toda costa, evitar su elitización para que no reproduzca el modelo social, no pensando a la universidad desde la perspectiva de la rentabilidad económica, sino haciéndolo desde la cohesión social, la profundización de la democracia, la lucha contra la exclusión social y la degradación ambiental, y la defensa de la diversidad cultural. Esto último implica que haya espacios de diálogo entre saber científico o humanístico y los saberes populares, tradicionales, urbanos, campesinos, provenientes de civilizaciones no occidentales o alejadas del poder hegemónico que circula en la sociedad. En cuanto a la investigación, debe vincularse fundamentalmente con la satisfacción de las necesidades de los grupos sociales que no tienen poder para acceder al conocimiento por la vía mercantil. Se debe mantener la investigación en manos de las universidades y de instancias públicas en general, para que no caigan en las de intereses privados. En este marco es en el que tiene que reclamarse la financiación pública, para un proyecto global social. Una de las maneras de concretarlo se formula mediante el concepto de “redes” (Pena Vega, 2009). Bajo esta formulación convergen varios conceptos: el de conexión entre las partes, el de administración conjunta, el de heterogeneidades organizadas, contraponiéndose así a la concepción de sistema piramidal. Las redes implican el pasaje por varios estadios, con lo cual son un proceso que demanda construcción en el tiempo: reconocimiento del otro, conocer al otro, colaborar con el otro –esporádicamente–, cooperar y finalmente asociarse, que es la concreción de proyectos en común, el grado más elevado de relaciones. Entonces, partiendo de ese concepto se puede imaginar una red de universidades latinoamericanas, donde cada una conserva su individualidad pero a la vez forma parte de un conjunto implicado en un proyecto transnacional. El proyecto deja de lado el mercantilismo, que solo daría por resultado unas universidades más importantes y otras menos –como el ranking de universidades que existe en Europa–, debido a que en una red todas lo son. Finalmente, pero no menos primordial que lo anterior, se debe desarrollar el proceso de democratización y participación de la ciuPolíticas de educación superior por universitarios 139 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) dadanía como una manera de evitar el divorcio entre las universidades y las necesidades de la gente que las sostiene con sus aportes. Conclusión El Proceso de Bolonia, si bien es controvertido en Europa y ha generado múltiples y enormes focos de resistencia debido al carácter francamente mercantil y neoliberal de sus propuestas, en el que se han visto también visos de elitización, ha abierto una discusión pendiente: la de decidir qué educación superior queremos. Ante el avance de esta corriente en el mundo y en nuestra región, parece acertado no solo aceptar la discusión, sino generar desde los ámbitos académicos propuestas de alternativas al proyecto. Se plantea entonces en este trabajo una alternativa a la hegemonía económica liberal, basada en una universidad de cara a la ciudadanía que la sostiene con sus aportes, en la que esta sea el actor principal y el “dueño” de la educación, evitando así que caiga en el franco mercantilismo. Como decía Paulo Freire: Estamos convencidos de que el momento histórico de América latina exige de sus profesionales una seria reflexión sobre su realidad, que se transforma rápidamente, de la cual resulte su inserción en ella. Inserción que, siendo crítica, es compromiso verdadero. Compromiso con los destinos del país. Compromiso con su pueblo. Con el hombre concreto. Compromiso con el ser más de este hombre. (1976: 7) Bibliografía Asamblea de lucha contra el Proceso de Bolonia en Granada. En línea: <http://asambleacontraprocesodeboloniagranada.blogspot.com/>. Consultado en noviembre de 2011. 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Políticas de educación superior por universitarios 142 primera PARTE Tendencias en la organización universitaria desde una perspectiva sociopolítica II. Posibles consecuencias en las unidades académicas de la aplicación de políticas de internacionalización Formación de psicólogos. Una mirada retrospectiva y elementos para una prospectiva Juan Pablo Catani El presente artículo trata sobre la relación entre la formación de psicólogos en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y los diferentes proyectos económico-políticos implementados a nivel nacional y regional, a partir de una retrospectiva histórica en diálogo con posibles escenarios futuros. La necesidad de historizar estas relaciones radica en su potencia para evitar la preeminencia en el análisis de la situación actual, entendiéndola como naturalizada y ahistórica y, por ende, reactualizable hacia el futuro sin modificación alguna. Estas relaciones planteadas no se dan de manera lineal y directa, más allá de que a lo largo del recorrido histórico podamos encontrarnos con algunos cambios drásticos a ese respecto. En efecto, si bien un aspecto no determina linealmente al otro y, en palabras de Krotsch y Tenti Fanfani, la relación universidad-sistema productivo tiene ciertos obstáculos, ya que “se trata de dos mundos culturales separados y ajenos, las representaciones recíprocas están teñidas por un halo de desconfianza que no contribuye al establecimiento Políticas de educación superior por universitarios 144 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de relaciones de cooperación” (1993: 73), la historia nos mostrará momentos donde un proyecto económico, sostenido por la violencia de un poder político dictatorial y represivo, consigue imponerse alterando el rol social del profesional psicólogo, como también así el perfil de su formación. La psicología en la UNLP En lo que respecta a la Universidad Nacional de La Plata, creada por J. V. González en 1905, podemos enmarcarla en el proyecto positivista, liberal y laico. La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación tuvo su origen en una sección pedagógica que funcionaba dentro de la Facultad de Ciencias Jurídicas, dicha sección fue dirigida por Víctor Mercante, quien era referente de una pedagogía científica. En 1914 se constituyó en Facultad de Ciencias de la Educación. Con la jubilación de V. Mercante y la declinación local del positivismo, la visión excesivamente cientificista de la pedagogía es desplazada y la Facultad cambia su nombre, pasa a llamarse Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Dagfal, 2009). Siguiendo la descripción de las etapas planteadas por Hobsbawn (1998) para su corto siglo XX, es con la crisis de 1929 cuando se inician los cambios en la sociedad que darán lugar a una nueva forma de Estado –Estado social o Estado benefactor– que comenzará a desplegarse hacia 1940. En Argentina podemos encontrar este proceso con un Estado que desarrolla un papel activo en la reproducción económica y en las políticas sociales. Es en 1976, con el terrorismo de Estado, que comienza la aplicación sistemática de las doctrinas neoliberales, cuyo resultado ha sido la transformación de las funciones estatales con la concomitante eliminación del estado de Bienestar. Proceso que se acentuará con el Consenso de Washington, de 1989, que instalará definitivamente las políticas neoliberales de los años 90. Políticas de educación superior por universitarios 145 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En Argentina, entre los años 1942-1955: se produce una organización relativamente autónoma de las “disciplinas psi”. Mientras el psicoanálisis se consolida –siguiendo el modelo médico de una profesión liberal– como una práctica clínica individual situada en el consultorio, la psicología se expande sobre todo en su faz aplicada a los dominios de la educación y del trabajo, muy ligados al proyecto socioeconómico del peronismo. (Dagfal, 2009: 46) En efecto, mientras el ejercicio de la psicoterapia estaba restringido para el psicólogo –merced al modelo médico hegemónico y su gran fuerza en ese entonces– ya que solo se le permitía trabajar como “colaborador del médico”, los campos de acción en lo laboral y educativo comenzaron a expandirse, el primero montado en el ascenso de las masas trabajadoras producido por el peronismo, y el segundo a raíz de las demandas de asistentes educacionales formadas durante el gobierno peronista, que aspiraban a una salida profesional legitimada por la Universidad. En 1958, en la UNLP, el Consejo Académico de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) aprobó el anteproyecto de la creación de la carrera de Psicología con tres ramas: clínica, laboral, educacional. Posteriormente el Consejo Superior de la UNLP aprobó la creación de la carrera. En el mes de junio del mismo año se inauguró oficialmente la carrera de Psicología. Es decir que el tipo de psicólogos que comenzarían a formarse en la UNLP, en el marco de la FaHCE, tendría una marcada tendencia a entramarse en un proyecto socioeconómico ligado al estado de Bienestar y marcaría fuertemente su presencia en los ámbitos de la educación y del trabajo, conformando, los mismos, dos de las tres ramas de la formación académica. Los psicólogos de la generación del 60 comenzaron a definirse a sí mismos como agentes de cambio, Políticas de educación superior por universitarios 146 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) idea abonada por Pichón Rivière1 y Bleger2. Desde esta perspectiva, se intentaba articular el cambio personal con el cambio social. Este perfil de psicólogos formados en las universidades públicas – al que podemos sumar, en el caso específico de la UNLP, una creciente importancia de las teorías psicoanalíticas– se va a ver interrum1 Enrique Pichón Riviére nació en Suiza en 1907, y a los 4 años viajó a la Argentina. Su infancia transcurrió en el Chaco y en Corrientes, donde aprendió “el guaraní antes que el castellano” como solía decir. Estudió Medicina, Psiquiatría y Antropología, aunque abandonó estos últimos estudios para desarrollar su carrera como psiquiatra y psicoanalista, convirtiéndose en uno de los introductores del psicoanálisis en la Argentina. A comienzos de los 40 se convirtió en uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Luego tomó distancia de ella, para centrar su interés en la sociedad y la actividad grupal en el seno social, fundando la Escuela de Psicología Social. Durante 1958 dirigió la llamada “Experiencia Rosario”. Esta se realizó a través del Instituto Argentino de Estudios Sociales (IADES), con la colaboración de la Facultad de Ciencias Económicas, el Instituto de Estadística de la Facultad de Filosofía y su reciente Departamento de Psicología, y la Facultad de Medicina en Rosario. Para llevarla a cabo, preparó el equipo de trabajo mediante técnicas grupales, incluyendo entre los participantes de la experiencia desde estudiantes y profesores universitarios, hasta boxeadores, pintores, corredores de seguros, obreros del puerto, empleados de comercio, amas de casa, algunas prostitutas, etc. Con este trabajo inauguró la concepción del trabajo con Grupos Operativos. Los Grupos Operativos, cuyo antecedente era la tarea grupal de Pichón en el Hospicio de las Mercedes, lograron sacar a los grupos y a los psicoanalistas del contexto de la cura individual para extenderlos a diferentes sectores de la sociedad y la cultura. Responsable de una renovación general de la psiquiatría, Pichón Riviére introdujo la psicoterapia grupal en el país (servicio que incorporó al Hospital Psiquiátrico cuando fue su director). 2 José Bleger nació en Ceres, Santa Fe, en el año 1922. Provenía de una familia judía inmigrante, instalada en una colonia agrícola. Realizó sus estudios de medicina en Rosario y practicó la psiquiatría en Santiago del Estero. Después se instaló en Buenos Aires, y se integró a la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), a continuación de un análisis con Enrique Pichón-Rivière. Más tarde hizo una segunda cura con Marie Langer. Marxista y militante comunista, especialista en psicosis, clínico de los estados límite, fue una de las figuras importantes de la segunda generación psicoanalítica de la Argentina. Suscitó tanta hostilidad como idolatría, por su ambivalencia, sus cóleras y su doble compromiso con el comunismo y el psicoanálisis. Sostenía que “la teoría era indisociable de la praxis, y ésta de la ideología”. Militó en el Partido Comunista del que luego fue separado cuando publicó su libro Psicoanálisis y dialéctica materialista. []En 1959 comenzó a impartir en la carrera de Psicología de la UBA el primer programa de Psicoanálisis en ser dictado en las universidades argentinas. Su obra principal, Simbiosis y ambigüedad, trata de reflexiones sobre los grupos, las instituciones, las psicosis, las adicciones, importantes fuentes de inspiración para la clínica y la teoría; abordando una nueva perspectiva sobre la salud mental que modifica el enfoque centrado en lo individual hacia uno centrado en lo social. Políticas de educación superior por universitarios 147 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) pido con la instauración del modelo neoliberal, durante el régimen dictatorial. Tal es así que en La Plata la carrera de Psicología va a tomar una forma paradojal, similar a la figura de los desaparecidos, que fueran definidos por un dictador como “no están ni vivos ni muertos, simplemente no están”. La carrera de Psicología en la ciudad de La Plata no es cerrada o disuelta, sino que se aplica el “cupo cero”. La Facultad está abierta, pero nadie se puede inscribir en ella. Buchbinder describe cómo estaban las universidades argentinas de entonces: “Con el pretexto de desterrar a la actividad política de la Universidad, considerada como un elemento altamente corruptor de la vida académica, se eliminaron el debate y la confrontación de ideas. El terror se adueñó entonces de los claustros” (2005: 209). Para no ahondar en que no solo el debate y las ideas fueron perseguidas y eliminadas, sino también las personas, durante este régimen del terror institucionalizado que comienza la aplicación de políticas neoliberales cuyas consecuencias no lograron ser discontinuadas durante el gobierno democrático de Alfonsín y retomaron su programa durante los 90 en el gobierno de Menem. ¿Qué lugar quedaba, entonces, para el posicionamiento político de los intelectuales en las universidades? Es claro que la idea de desterrar la actividad política es en sí un posicionamiento político, ya que, tal como plantea Bourdieu (1999), tanto la posición que pretende aislar una dimensión puramente política, como esta, en la que se pretende retener una ciencia “pura”, resultan en una falacia para el análisis del campo científico. Obviamente, el perfil profesional no era el adecuado para producir subjetividades caras al proyecto neoliberal. Así, muchos estudiantes y profesores fueron asesinados o se exiliaron, y comenzó a alterarse el rol del psicólogo como agente de cambio social, ligado a prácticas específicas grupales y comunitarias; este pasó a formarse como un psicoanalista “apolítico”, que ejercía su profesión de manera individual y de forma privada. Aún hoy, la carrera de grado no cuenta con materias como Teoría y Técnica de Grupos, o Psicología Comunitaria, que sí figuran en programas de otras universidades públicas. Políticas de educación superior por universitarios 148 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Con la reapertura de la carrera, en 1984, el perfil de psicólogo formado por la UNLP había cambiado definitivamente. El plan de estudios de dicho año pasó de reflejar, retomando la diferenciación realizada por Fals Borda, el compromiso-acción –“acción o actitud de la persona que, al tomar conciencia de su pertenencia a la sociedad y al mundo de su tiempo, renuncia a una posición de simple espectador y coloca su pensamiento o su arte al servicio de una causa” (Fals Borda, 1969: 783)–, a reflejar el compromiso-pacto –“que anima consciente o inconscientemente a los que se creen neutrales en situaciones críticas y a todos aquellos que abren sus flancos a procesos de captación” (1969: 783)–. Algunos docentes exiliados retornaron al país y convivieron con los profesores que habían continuado con sus cargos en la carrera del “cupo cero”. Cabe mencionar, que dicho plan de estudios no ha sido reformado aún, si bien la situación es dinámica y los programas de las materias comienzan a incluir otro tipo de contenidos. Naidorf y otros describen ese momento del país del siguiente modo: Con la vuelta de la democracia, la fiebre por cuidar esa incipiente libertad, parecía hacer olvidar esos principios tan caros a buena parte de la sociedad acerca de la igualdad social. Los negociadores de la transición, más atentos a cuidar los posibles enojos de los poderosos de siempre, aceptaron conducir una endeble democracia atada de pies y manos. (2010: 35) La carrera de Psicología no es una excepción y vuelve a funcionar olvidando algunos de los principios ético-políticos de antaño, posicionándose de ese modo como intelectuales conformistas, ante el avance del neoliberalismo. El campo intelectual del psicólogo Pecourt retoma la siguiente definición de campo, ofrecida por Bourdieu y Wacquant: Políticas de educación superior por universitarios 149 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) El campo de interacción se define como un espacio social con una estructura y una legalidad específica que se caracteriza por una serie de tensiones y rivalidades entre diferentes actores, cuyo fin es la acumulación y monopolización del tipo de capital autóctono (político, económico, cultural) ofrecido por dicho microcosmos. (Pecourt, 2007: 28) En el campo científico el tipo de capital es el de la autoridad científica o competencia científica. La lucha por dicho capital social tiene como característica central el hecho de que el reconocimiento del valor de los productos solo se puede esperar de otros concurrentes del mismo campo, de hecho –solo los sabios comprometidos en el mismo juego tienen los medios para apropiarse simbólicamente de la obra científica y de evaluar sus méritos– y de derecho –el apelar a autoridades extranjeras al propio campo, solo puede acarrear el descrédito– (Bourdieu, 1999). Desde este punto de vista, entonces, el campo científico parecería ser un espacio tendiente a la reproducción, con escaso margen para el movimiento, más allá de ser un campo complejo, intersectado por luchas. Pensar la posibilidad de generar cambios radicales parece depender, en buena medida, del espacio que los sabios permitan con sus evaluaciones de las producciones de los recién llegados al campo. Teniendo en cuenta el recorrido previo, debemos pensar en una trama histórica compleja, que llevó de un psicólogo comprometido con el cambio social a uno que pudo haber arribado al conformismo con las libertades democráticas, luego de haber atravesado el terrorismo de Estado; podemos así hipotetizar una mayor dificultad en la lucha por la apropiación del capital simbólico, con estrategias de conservación más marcadas. En el período siguiente, si bien había retornado la democracia en el país, el modelo neoliberal como política económica nacional seguía instalado, y recién en 2001 iba a producir su crisis en la Argentina. Pero ¿qué pasó con los intelectuales, y en particular con los psicólogos durante esta etapa? Así como muchos intelectuales fueron Políticas de educación superior por universitarios 150 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) funcionales al sistema neoliberal (pensemos en algunos economistas y en lo que se llamó el discurso único), podemos pensar que la psicología, al abandonar su idea de cambio individual ligada al cambio social, al abandonar su ideal de trabajar como mediadora en conflictos laborales o educacionales o, más abarcativamente, al abandonar el espacio público para refugiarse en el consultorio privado, privatizó también su campo de dominio: por ejemplo, desde el psicoanálisis se reinstaló la idea del deseo como algo personal y privado, alejado de determinantes políticos, económicos y sociales. De este modo se puede sostener la idea de que la UNLP, abandonando ciertos imaginarios sobre el rol profesional, comenzó a producir psicólogos que eran intelectuales funcionales al sistema neoliberal. Recién en 2006 se creó la Facultad de Psicología de la UNLP, es decir, se independizaron la enseñanza y la formación en Psicología de la unidad académica que las había alojado durante 48 años, patentizando la concomitante expectativa de construir un espacio propio en el mundo académico de la Universidad. La creación de la Facultad se situó en un contexto de política económica, tanto nacional como regional, muy diferente a las etapas de neoliberalismo. Alirio Martínez (2002) plantea una diferencia entre el problema económico del conocimiento y el conocimiento como bien económico. En lo referente al primero de los puntos, la carrera de Psicología parecería encontrarse en una pobreza de recursos –pocas rentas para investigación y extensión, que muchas veces es acreditada pero no financiada; o existencia de una sola cátedra por materia, entre otros–, respecto de la cual podría ser esperanzadora la reciente creación de la Facultad, en el sentido de estar, como unidad académica, mejor posicionada para intentar obtener recursos, que como Departamento de una Facultad mucho más amplia. En lo que respecta al otro aspecto, el del conocimiento, como bien económico engendrando externalidades y siendo no-rival –ya que se puede recurrir infinidad de veces al mismo conocimiento sin costo alguno, y que una multitud puede utilizarlo sin que pueda ser privatizado por alguien–, es interesante observar que, en el caso de la alteración del Políticas de educación superior por universitarios 151 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) perfil profesional anteriormente planteada, mucho del conocimiento producido como conocimiento clínico queda encerrado en los consultorios profesionales y no es del todo socializado en la comunidad académica, circulando mayormente por instituciones privadas. Y, como otra cara de la misma moneda, mucho del conocimiento producido por la universidad, no es visto como provechoso por una comunidad profesional más preocupada por los sucesos producidos en el propio consultorio. Esto no debe sorprendernos, ya que, siguiendo a Gibbons y Santos, “la universidad ya no es el espacio dominante de la creación de conocimiento” (citados por Langer, 2008: 33). Por otra parte, la relación entre los dos aspectos planteados antes por Alirio Martínez nos muestra un profesional muchas veces “empujado” al ámbito de lo privado por sus propias necesidades económicas, ante la pobreza de recursos ofrecidos por la Facultad. Los trabajos en investigación y extensión, por ejemplo, se suelen realizar ad honorem, de modo que muchas veces estas prácticas se efectúan gracias al “subsidio” del trabajo clínico privado. Prospectiva Por último, y como idea para plantear una prospectiva de la relación entre el perfil del psicólogo formado por la Facultad de Psicología de la UNLP y los aspectos económicos que puedan determinarlo o relacionarse, podría trazarse un escenario donde el tipo de política económica se plantee en los términos actuales, con una presencia importante del Estado para mediar entre el trabajo y el capital, con una integración regional con otros países de Latinoamérica. Siguiendo esta línea, es dable pensar, según la retrospectiva realizada, en cómo este tipo de proyecto económico-político podría incidir en el perfil profesional del psicólogo, modificando un plan de estudios añejo e incluyendo mayor énfasis en grupos, psicología comunitaria y psicología del trabajo; no necesariamente desde una política normativa o de denuncia de la desviación –rol que muchas Políticas de educación superior por universitarios 152 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) veces ha jugado el psicólogo tanto en las escuelas como en los procesos de selección de personal en las empresas–, sino como un agente que pueda relacionarse con el sistema productivo como mediador de la conflictiva inherente al sistema, por ejemplo, un psicólogo laboral que no solo elija al mejor empleado para un puesto, sino que también coopere en el diseño de las condiciones y medio ambiente de trabajo CyMAT (Comisión de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo) adecuados para cada tarea, ya sea trabajando con empresas, o con sindicatos. En el marco de las nuevas políticas económicas tomadas por la región, es de esperar que el rol del psicólogo vaya virando hacia una mayor implicación con estas problemáticas y que, concomitantemente, esto sea tomado en la formación de la joven Facultad. Ahora bien, para que un proceso de esta índole pueda ser llevado a cabo, es fundamental el rol de los intelectuales de ese campo. Aquí la prospectiva se vuelve menos optimista, ya que podría mostrarnos un panorama no tan alentador, en el que la formación de psicólogos en la UNLP continúe desacoplada del proceso económico nacional y regional. En efecto, el cambio acaecido en los últimos años en materia de política económica no conlleva linealmente una transformación semejante a nivel de la formación de psicólogos, sino que este nivel podría presentar un grado de lucha más importante. La prospectiva nos lleva a un escenario de disputa entre quienes proponen un cambio del plan de estudios, ligando el modelo económico productivo a la formación de psicólogos que puedan trabajar en ámbitos laborales, comunitarios y grupales, y quienes –detentando el lugar de dominantes en este campo– sostendrían estrategias de conservación que apunten a asegurar la perpetuación del orden científico establecido al cual pertenecen. Si es posible pensar que tal alteración en el perfil del psicólogo formado por la UNLP vaya finalmente a darse, seguramente no será de un modo abrupto, sino en el seno de este conflicto planteado dentro del campo. Por otra parte, para pensar en la posibilidad de un cambio en el perfil del psicólogo no debemos detenernos solamente en el plan de Políticas de educación superior por universitarios 153 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) estudios o en un énfasis particular que se pueda dar a un aspecto de la formación por sobre otro. Un campo específico no está aislado, sino que se relaciona con otros campos. En tal sentido, sería de vital importancia para producir estos cambios a construcción de una imagen del psicólogo que se instale en el sentido común de manera diferente a como parece haberse instalado hasta el momento. En series televisivas, en tiras cómicas, en discursos cotidianos, la imagen que la sociedad tiene del psicólogo está vinculada con la atención psicoterapéutica individual en privado, no obstante en estos tiempos aparecen en primer plano algunas problemáticas como el bullying en educación, el moobing o acoso en ámbitos laborales, la cuestión de los malestares específicos producidos en diversas instituciones, sin que el psicólogo sea visto como un agente que pudiera investigar e intervenir estas cuestiones. Un posicionamiento que intentase alterar el perfil de psicólogo formado por la universidad tendría que plantearse intervenir en la imagen que la sociedad tiene del mismo y lo que puede demandarle o esperar de él. Conclusión personal Este recorrido histórico me sirvió más para pensar el propio posicionamiento teórico-político, que para dar con una prospectiva acabada. En efecto, siguiendo el esquema de método de escenarios me encontré con una rica retrospectiva que no me llevó a una aseveración contundente en cuanto al futuro de la Facultad de Psicología, sino más bien a proyectar una prospectiva de conflicto en el campo específico, sin por eso dar una salida de cómo podría resolverse dicho conflicto. No obstante ello, parafraseando a Wallerstein al referirse al período de transición: “no podemos predecirlo, pero sí podemos influenciarlo”, la realización de este trabajo sí me permitió pensar respecto del tipo de fuerzas a jugar dentro del campo en cuestión. Políticas de educación superior por universitarios 154 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Las opciones intelectuales son una prueba de decisión, de laboriosidad y de creatividad en la presente etapa histórica. Es una prueba que lleva a combinar el rigor científico con la participación en el proceso histórico, para ganar una postura intelectual autónoma. (Naidorf y otros, 2010: 21) Entiendo que, luego del empuje del concepto de deseo a lo individual-familiar, descontextualizado y descentrado de procesos históricos que no solo lo alteran, sino que también lo moldean, todo ello compatible con una ideología de tipo neoliberal, es necesario construir discurso contrahegemónico con el fin de devolver a las esferas públicas las cuestiones ligadas al inconciente, al deseo, a lo pasional, retomando un perfil profesional de psicólogo comprometido con el cambio social, pensándolo desde herramientas conceptuales actuales. Bibliografía Bourdieu, P. (1999). “El campo científico”. En Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Buchbinder, P. (2005). Historia de las universidades argentinas. Buenos Aires: udamericana. Dagfal, A. (2009). Entre París y Buenos Aires. La invención del Psicólogo (1942-1966). Buenos Aires: Paidós. Fals Borda, O. (1969). “Algunos problemas prácticos de la sociología de la crisis”. Revista Mexicana de Sociología 31(4), 767-793. Memorias del IX Congreso Latinoamericano de Sociología. Hobsbawn, Eric. (1998). “Vista panorámica del siglo XX” (pp. 11-26). En Historia del Siglo XX. Buenos Aires: Grijalbo Mondadori. Krotsch, C. P. y Tenti Fanfani, E. (1993). “Universidad y sistemas productivos” (pp. 63-81). En Tenti Fanfani, E. Universidad y empresa. Buenos Aires: Miño y Dávila. Langer, A. (2008). “El sistema científico y las universidades. Revisión de teorías y enfoques en América Latina y Argentina” (pp. 23-73). Políticas de educación superior por universitarios 155 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Riquelme, G. (ed.) Las Universidades frente a las demandas sociales y productivas. Buenos Aires: Miño y Dávila. Martínez, A. (2002). “La universidad liberal frente a la economía basada en el conocimiento” (pp. 235-264). Vélez de la Calle, C., Arellano, A. y Martínez, A. (coords.). Universidad y verdad. Barcelona: Antrophos. Naidorf, J. y otros. (2010). “Reflexiones acerca del rol de los intelectuales en América Latina”. Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 18(25), Octubre 2010. Arizona State University.En línea: <http://epaa.asu.edu/ojs/article/view/730/864>. Consultado en julio de 2014. Pecourt, J. (mayo-agosto, 2007). “El intelectual y el campo cultural: Una variación sobre Bourdieu”. Revista Internacional de Sociología (RIS), LXV( 47), 23-43. Políticas de educación superior por universitarios 156 Potenciales implicancias de una aplicación del Proceso de Bolonia en la carrera de Administración en la UNLP Aníbal Cueto El presente trabajo tiene como objetivo visualizar un futuro posible en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata (FCE-UNLP), en el que se aplica una de las reformas más importantes de los últimos tiempos en materia de Educación Superior: el Tratado de Bolonia. Este tratado es el proceso de adaptación de las universidades al Espacio Europeo de Educación Superior, y fue iniciado en 1999 con la Declaración de Bolonia, donde se propuso armonizar los distintos sistemas educativos y proporcionar un esquema homologado de intercambio de estudiantes, docentes y graduados. En cuanto a los objetivos específicos, se pretende revelar –con el apoyo del método de escenarios (Godet, 2000)– las múltiples implicancias que provocaría la inserción de este acuerdo, propio del espacio europeo, en Argentina y específicamente en la carrera de la Licenciatura en Administración de la UNLP. Se procura establecer un análisis relacional de este proceso de convergencia impulsado por la Comunidad Europea, considerando las diferencias entre entornos Políticas de educación superior por universitarios 157 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tan diversos, pero unidos por dos tendencias de esta época: la globalización y la sociedad de la información. Restrepo Gómez (2006) plantea la globalización como la primera tendencia en la educación superior y la necesidad de alertar a los países sobre la calidad educativa y la posibilidad de tener que competir con los servicios educativos de otros países. La reestructuración del sistema educativo no es un hecho que ocurra aisladamente, debido a que el sistema educativo no está aislado de las restantes actividades productivas de un país, por el contrario, se trata de un ámbito que se encuentra conformado por una historia y una compleja red de intereses, políticas e ideologías. Como propósito de prospección, este trabajo procura abrir una puerta para un debate reflexivo en un tema de alta relevancia y que afecta a muchos intereses del ámbito educativo. Se trata entonces de repensar las políticas en la educación superior y su implicancia en el ámbito de las Ciencias Económicas, sin olvidar los efectos sociales que de estas se desprenden. Como la aplicación del Tratado de Bolonia generó una gran polémica en el propio ámbito educativo europeo, es importante explicitar sus orígenes y las diferentes las posturas que la temática generó. En los apartados siguientes se hace una breve reseña del proceso que dio origen al Tratado de Bolonia y de las defensas y críticas recibidas. Breve reseña del Tratado de Bolonia La firma de la Magna Charta Universitatum, realizada con motivo del 900.º aniversario de la Universidad de Bolonia (1988), fue el hecho fundacional del Tratado de Bolonia. En la misma, los rectores universitarios expresaron en su preámbulo lo que más tarde se convertiría en un ambicioso y desafiante proyecto: “el porvenir de la humanidad, al finalizar este milenio, depende en gran medida del desarrollo cultural, científico y técnico” (p. 1). Diez años después, en una reunión de ministros de educación de cuatro países europeos (Alemania, Italia, Francia y Reino Unido) se Políticas de educación superior por universitarios 158 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) lleva a cabo la declaración de la Sorbona. Finalmente en 1999, los 29 ministros de educación europeos firman la Declaración de Bolonia, a partir de la cual se pone en marcha este proceso y comienza la construcción de un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Posteriormente, nuevos Estados se incorporan y el ritmo de implantación será desigual entre los diferentes firmantes. En 2012, más de cuarenta países participan en el proceso de Bolonia. Las solicitudes de adhesión deben incluir, por consiguiente, información sobre la forma en que aplicarán los principios y los objetivos de dicho proceso. Estos países participantes se han comprometido esencialmente a armonizar los diferentes sistemas universitarios para que los estudios tengan una misma estructura y compartan un mismo enfoque en todos ellos. En efecto, el EEES exige la adopción de un sistema de titulaciones universitarias comparable en toda Europa. Además, fomenta la movilidad por las diferentes universidades europeas de los estudiantes, profesores e investigadores, como también un espacio de educación continua y de alta calidad. Defensas y críticas al Proceso de Bolonia Si bien el Acuerdo de Bolonia y los acuerdos del EEES proponen un sistema de titulaciones fácilmente comprensible y homologable, que aumente la transparencia y facilite la movilidad de estudiantes –entre centros educativos– y de titulados –en el mercado laboral– cabe preguntarse por la naturaleza de este cambio. El cambio en las universidades pareciera provenir de las presiones del entorno económico, por el ritmo vertiginoso del mercado laboral. Esta denunciada mercantilización del conocimiento se relaciona con un informe presentado en 1995 –tres años antes de aparecer la Declaración de Bolonia– por la Mesa Redonda de los Empresarios Europeos (ERT), que agrupa a ejecutivos de varias multinacionales de origen europeo. El informe expresa que Políticas de educación superior por universitarios 159 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) el objetivo de este trabajo es simplemente para presentar los puntos de vista de los industriales en cuanto a cómo ellos creen que la educación y el proceso de formación en su conjunto se puede adaptar para responder más eficazmente a los desafíos económicos y sociales de la época.1 (ERT, 1995: 5, traducción del autor) En ese sentido, Paricio Tato (2005) expresa que las aspiraciones que declaraba la ERT fueron mencionadas en el Libro blanco sobre la educación y la formación. Enseñar y aprender. Hacia la sociedad cognitiva de la Commissión Européenne (1995) y finalmente recogidas por el proceso de Bolonia. Entonces, uno encuentra posturas críticas del proceso de Bolonia que manifiestan que se trata de un cambio principalmente exógeno, que tiende a la adaptación estructural de las universidades europeas a un modelo homogéneo gestado desde el ámbito económico hacia el interior de las instituciones educativas. El hecho de que fueron los ministros de Educación los propulsores de la transformación universitaria y no fuera esta consecuencia de una iniciativa de las universidades, adquiere por sí, un tenor polémico y crítico en el mundo académico. Imponer a la universidad un modelo de evolución para ser atractiva, pareciera dejar de lado a un modelo de inclusión. ¿Se puede pretender, simultáneamente, obtener estándares muy altos en cuanto a investigación, trabajos con repercusión internacional, alto grado de titulados en puestos de trabajo adecuados y, por otra parte, dedicar recursos y tiempo a que la universidad tenga el acceso más universal posible, a paliar el fracaso académico, a adaptarse a las necesidades de estudiantes y profesores? Estas son preguntas clave que deberían ser planteadas como parte constitutiva del Tratado, si su aplicación pretende ser igualitaria y democrática. 1 “The aim of this paper is simply to present the views of working industrialists as to how they believe the education and training process as a whole can be adapted to respond more effectively to the economic and social challenges of the day”. Políticas de educación superior por universitarios 160 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En un artículo publicado en El País, el16 de junio de 2008, el rector de la Universidad Carlos III de Madrid, Daniel Peña, presenta una postura contraria y aclaratoria a esta visión crítica del Proceso de Bolonia: Sin embargo, como todo proceso de cambio, puede generar rechazo y temor. Bolonia se relaciona con la privatización de la universidad y su sumisión a los intereses empresariales. Esta acusación es sorprendente, ya que la única referencia económica en los documentos oficiales del proceso de Bolonia es una recomendación a los gobiernos europeos para que financien adecuadamente a sus universidades. De las modificaciones del proceso de enseñanza se desprenden innovaciones que pueden significar grandes ventajas. Los planes de estudios propuestos tendrán en cuenta el tiempo total, no exclusivamente el cursado que el estudiante dedica en el aprendizaje. La intención deliberada de centrar el foco en el estudiante puede resultar de gran provecho para cambiar aquellas viejas concepciones de aprendizaje como por ejemplo “las clases magistrales”. Además señala Daniel Peña al respecto: También, se aprovechan los nuevos créditos para anunciar una mercantilización de la enseñanza, distorsionando una de las mejoras importantes del nuevo sistema: contabilizar la dedicación total real del estudiante a cada materia en los créditos ECTS y establecer métodos de control para asegurar que se verifica lo planificado. En la actualidad el tiempo de trabajo que los estudiantes dedican a una asignatura puede ser muy distinto del previsto en el plan de estudios, ya que depende del nivel exigido para aprobar por cada profesor. Esta arbitrariedad trata de eliminarse con el sistema de créditos de Bolonia. (2008) Políticas de educación superior por universitarios 161 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) El fomento de la movilidad de los estudiantes, investigadores e incluso docentes, mediante un sistema homologable de reconocimiento y acumulación de créditos, representa un paso adelante en lo que refiere al localismo intelectual de las antiguas estructuras. Sin embargo, muchos cuestionan estas modificaciones que hacen del proceso de aprendizaje un férreo trabajo de formación permanente y de tiempo completo, que impide al estudiante tener un empleo paralelo al desempeño en una carrera universitaria. Consecuentemente, un gran número de jóvenes se vería imposibilitado de continuar estudios en el nivel superior. Otro punto interesante que se extrae de las novedades de la reforma es el hincapié en la técnica y el método –destrezas, habilidades, procedimientos–, antes que en los conocimientos en sí, lo cual representa un viraje en la tradicional transmisión de saberes. Hasta cierto punto, esto constituye la oportunidad de generar el equilibrio necesario entre el foco en la formación general y la formación especializada. Los promotores del Proceso de Bolonia esgrimen como argumento central la oportunidad de introducir transparencia y racionalidad en las actividades docentes, abrir las universidades a toda Europa y al resto del mundo, favoreciendo la interdisciplinariedad y la internacionalización de la educación. Aplicación del proceso de Bolonia en Argentina y su efecto en la carrera de Licenciatura en Administración de la FCEUNLP. Descripción de un escenario prospectivo En el presente apartado se definen las variables clave que permitan definir un escenario prospectivo (Godet, 2000) que contemple la aplicación del proceso de Bolonia en las universidades argentinas y sus implicancias en la carrera de Licenciatura en Administración de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP. La definición de las variables de escenario se basa en aquellas modificaciones o cambios profundos que el Tratado de Bolonia haya Políticas de educación superior por universitarios 162 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) producido en la educación superior europea. Los puntos fundamentales de este proceso y que provocaron los principales cambios fueron descritos anteriormente. Estos servirán para describir un estado futuro probable, consecuencia de la aplicación del proceso de Bolonia en el contexto universitario argentino y su impacto específico para la Licenciatura en Administración de la UNLP. El sentido de este escenario está basado en el hecho de que las Declaraciones de las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno mencionan reiteradamente la importancia de la educación y sitúan los esfuerzos de cooperación en este campo dentro de una perspectiva estratégica de integración y de participación en el mundo global. En particular la Declaración de Salamanca de 2005 expresa el acuerdo de avanzar en la creación de un espacio iberoamericano del conocimiento, orientado a la necesaria transformación de la educación superior, y articulado en torno a la investigación, el desarrollo y la innovación, condición necesaria, se dice, para incrementar la productividad de las economías, brindando mejor calidad y accesibilidad a los bienes y servicios para los pueblos así como la competitividad internacional de la región. (Brunner, 2008: 134) Se definen las siguientes como variables clave a través de las cuales se efectúa la narración de escenario: -Acreditación. - Estructura de Ciclos. -Titulación. -Movilidad. Acreditación: La evaluación de la calidad en la educación universitaria es uno de los principales temas en las reformas que comenzaron a implementarse en el sector educativo hacia mediados de la década del 80 en casi todas las regiones del mundo. Aunque de Políticas de educación superior por universitarios 163 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) antigua existencia en los Estados Unidos e Inglaterra, fue novedoso como política universitaria en muchos de los países centrales como Francia, así como también en los países latinoamericanos. La aprobación de la Ley 24521 de Educación Superior en el año 1995 estableció en Argentina un marco regulatorio que modificó el tradicional control burocrático que ejercía el Estado sobre las instituciones universitarias al introducir la evaluación y el aseguramiento de la calidad como nuevo eje de la política universitaria. El aseguramiento de la calidad a través de la evaluación y la acreditación en Argentina es llevado a cabo por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), organismo descentralizado bajo la jurisdicción del Ministerio de Educación de la Nación. El proceso de acreditación pasa por tres fases: Autoevaluación, Análisis del Comité de Pares con recomendaciones, Informe de la Coneau sobre plazo de acreditación (3 o 6 años). Las acreditaciones de las carreras de grado por parte de la Coneau no abarcaron todavía a las de Ciencias Económicas, centrándose en Medicina, Ingeniería, Farmacia, Bioquímica, Arquitectura y Veterinaria. De todas formas, la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP ya está trabajando en la preparación de la documentación para acreditar en primer término a la carrera de Contador Público. Esta carrera representa el 70 % de la matrícula y quedaría para un segundo lugar la acreditación de la Licenciatura en Administración. El Departamento de Ciencias Administrativas de la FCE-UNLP viene trabajando con las cátedras en la preparación para una futura acreditación. La acreditación de la carrera de Administración es una cuestión de tiempo, ya que está inmersa en un proceso que avanza en ese sentido. La futura aplicación del Tratado de Bolonia en el contexto argentino no debería presentar problemas, al menos en estas carreras, debido que existe una real conciencia de la necesidad de acreditación y sus ventajas asociadas. Estructura de Ciclos: Uno de los problemas comunes en la educación superior de Argentina es la falta de articulación del sistema universitario, tanto dentro del sistema de educación superior, univerPolíticas de educación superior por universitarios 164 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sitario y no universitario como entre las carreras afines de las facultades de un mismo establecimiento. Existen experiencias tales como la implementación de Ciclos Comunes de Formación Básica entre familias de carreras de una misma facultad y en algunos casos entre carreras de diferentes facultades de la misma universidad. Dentro de la FCE de la UNLP existe un ciclo básico común de dos años para las tres carreras –Contador Público, Administración y Economía– y cumplido este, aunque no se otorga ninguna titulación, desde 2012 los alumnos reciben un certificado. La duración de la carrera de Administración, como en la mayoría de las universidades nacionales, es de 5 años. Esto marca una diferencia con las universidades privadas, tanto las más tradicionales, como la Universidad Católica Argentina (UCA) y la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), como con todo el resto de las instituciones privadas, que han optado por una duración de 4 años, y en muchos casos con títulos intermedios. Incluidas entre estas la Universidad Católica de La Plata y la reciente Universidad del Este, fundada en la ciudad. También algunas de las nuevas universidades nacionales, como el caso de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), tiene una duración de 4 años. Este punto ha sido central en la actual discusión de la reforma del plan de estudio. Finalmente, luego de varios debates al respecto, se decidió continuar con un esquema de 5 años, al igual que la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Nacional de Buenos Aires. La aplicación del proceso de Bolonia generaría una discordancia con el pensamiento mayoritario de directivos y docentes de la Facultad, que ponderan en mayor grado mantener la duración actual. Esto provocaría la necesidad de una nueva reforma del plan de estudio. El mercado laboral en el ámbito de la administración es muy competitivo y desde hace años se ha instalado la necesidad irremediable de realizar una maestría de especialización o el muy común MBA (Master in Business Administration), habitualmente de 2 años. En el caso del MBA, como también es usualmente realizado por profesionales de diversas carreras que buscan una formación en adminisPolíticas de educación superior por universitarios 165 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tración de negocios, no siempre para los licenciados en Administración resulta un gran desarrollo adicional y en muchas oportunidades funciona más bien como una actualización. Por este motivo existen muchos licenciados en Administración que lo efectúan un tiempo después de graduarse, aunque en los últimos años, debido a las altas exigencias en las búsquedas del mercado laboral, ha aumentado la tendencia a hacerlo cada vez más cerca de su graduación de grado. En este punto, en referencia a la aplicación del Tratado de Bolonia, quedaría pendiente la adecuación del grado a un plan de 4 años que se complementase con una maestría de 2 años. La FCE cuenta dentro de su oferta académica con 3 especializaciones, 2 maestrías de especialización y un MBA. También tiene dentro de su oferta la posibilidad de un tercer ciclo de doctorado. En 2011 se inició, para los egresados de Administración y Contador, el Doctorado en Ciencias de la Gestión. Titulación: La Universidad Nacional de La Plata como el resto de las universidades nacionales otorga a los graduados en Ciencias Económicas que optaron por el área de administración, el título de licenciado en Administración. Aunque no existe una homologación de contenidos entre las distintas universidades, casi todas tienen una base matemática, económica, contable y jurídica, con un posterior desarrollo de la teoría de la administración y sus áreas funcionales. El tema titulación tiene una marcada diferencia cuando sumamos las universidades privadas. En su caso es común la denominación licenciado en Administración de Empresas, que en el mercado laboral se toma como equivalente. También en estas universidades es común encontrar las especializaciones de la Administración como títulos de grado, como Licenciatura en Comercialización o Licenciatura en Finanzas y denominaciones similares. La Ley nacional 20488 sobre profesionales en Ciencias Económicas encuadra como matriculables a las carreras de Contador Público, Licenciatura en Economía, Licenciatura en Administración y Actuario. Ante el aumento de carreras universitarias de grado que por el Políticas de educación superior por universitarios 166 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) contenido de sus currículos encuadran dentro de las Ciencias Económicas, pero no son matriculables por no encontrarse comprendidas dentro de dicha ley, el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la CABA aprobó la apertura de Registros Especiales para la inscripción de graduados en Ciencias Económicas con títulos “no tradicionales”, a saber: Agroeconómico; Bancos, Seguros y Finanzas; Comercio Exterior o Internacional; Administración Gubernamental; Comercialización; Marítima y Cooperativas, etcétera, reconociéndoles competencias profesionales. Como el Tratado de Bolonia homologa competencias y no contenidos, parte de esta homologación estaría definida dentro de las competencias que otorgan los colegios profesionales. Pero, para poder tener un sistema fácilmente legible y comparable de titulaciones como exige el proceso de Bolonia, sería necesaria una homologación de denominación de títulos, aunque ya existente entre las universidades públicas, pero lejana por la diversidad actual de las universidades privadas, diferente de las comunes en las universidades europeas. Es habitual ver en España, por tomar un ejemplo en nuestro mismo idioma, las siguientes titulaciones: Licenciatura en Administración y Dirección de Empresas –entre 240 y 320 créditos según si tiene o no alguna especialización asociada– y Diplomatura en Ciencias Empresariales –menos de 200 créditos– con un enfoque empresarial. Por otro lado la Licenciaturas o Diplomaturas en Administración Pública son titulaciones separadas. Por lo cual, no existe una titulación genérica en Administración. En nuestro caso, la UNLP otorga el titulo tradicional y genérico de licenciado en Administración, comprendido dentro de la ley del ejercicio profesional en Ciencias Económicas. Pensar en separar la titulación de administración entre el foco empresarial y el público provocaría todo un debate filosófico en las universidades públicas tradicionales. El enfoque de enseñar una “sola” administración para todo tipo de organización, sin diferencias entre públicas y privadas, ha sido el pensamiento preponderante en la universidad pública argentina. Aunque ya en los últimos años han aparePolíticas de educación superior por universitarios 167 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cido casos particulares como la Universidad Nacional de San Martín, con la Licenciatura en Administración Pública y la Licenciatura en Administración y Gestión Empresarial, diferenciadas, o la Universidad Nacional del Comahue que tiene por un lado la Licenciatura en Administración Pública y por otro la Licenciatura en Gestión de Empresas. La Universidad Nacional de General Sarmiento tiene Licenciatura en Administración Pública como única oferta en administración. Movilidad: Existen diversas experiencias de programas de movilidad de las cuales participan las instituciones de educación superior, que por lo general se realizan a través de la conformación de asociaciones o redes universitarias. Algunas de las mismas cuentan con el apoyo de organismos internacionales. En general son las propias instituciones de educación superior, las que con sus propios recursos financieros y administrativos llevan adelante estas iniciativas. Los programas de movilidad de mayor impacto se han venido desarrollando desde los años noventa, y se destacan el Programa de Cooperación Interuniversitaria (PCI), el Programa de Intercambio y Movilidad Académica (PIMA) y las experiencias realizadas por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) . Dentro del plan de acción 2007-2010 de la gestión de la Facultad, se incluyó entre sus objetivos el desarrollo y fortalecimiento de las relaciones internacionales universitarias. Esta función se encuentra dentro de las competencias de la Secretaría de Relaciones Institucionales, siendo esta la encargada de promover, fortalecer y formalizar vínculos entre la Facultad de Ciencias Económicas e instituciones educativas del exterior, agencias de cooperación internacional y redes de universidades. Asimismo, es la responsable de gestionar convenios de cooperación para la ejecución conjunta y coordinada de proyectos de docencia, investigación o extensión en áreas de interés para la promoción del desarrollo científico y didáctico a través de la generación de programas, intercambio de docentes, investigadores y movilidad de estudiantes. Actualmente, la Facultad participa en varios programas de intercambio estudiantil, y entre sus objetivos esta aumentar la particiPolíticas de educación superior por universitarios 168 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) pación en programas de movilidad e intercambio estudiantil, entre alumnos de la Facultad y alumnos de universidades del exterior. En los últimos años, alumnos españoles, franceses, alemanes y de otros países latinoamericanos cursan materias en la Facultad que son reconocidas en sus universidades de origen. A nivel docente, la Facultad participa del Programa de Movilidad Académica-Escala Docente, organizado por la Secretaría de Relaciones Institucionales, la Prosecretaría de Vinculación y Transferencia, y la Dirección de Relaciones Internacionales de la UNLP. En el Informe de Gestión 2011 de la Facultad se expresa que se está desarrollando un proyecto de reglamentación para el reconocimiento automático de materias cursadas a través de programas de intercambio conjuntamente con la Dirección de Relaciones Internacionales de la UNLP. Conclusión En la actualidad, la universidad está bajo una etapa reformista en todo el mundo y el diagnóstico pareciera ser el mismo: cómo diseñar una forma diferente de transmitir el conocimiento y tener una universidad responsable de la sociedad del siglo XXI, en un mundo donde la interdependencia y la diversidad son rasgos determinantes. La influencia del Proceso de Bolonia en el sistema universitario ha sido escasa. Sin embargo, las circunstancias que le dieron origen también están presentes en nuestro país y en la región, por lo cual algunas de las acciones implementadas en Europa han servido de punto de referencia a muchas iniciativas implementadas en nuestro país (Alfredo Pena-Vega, 2009). La Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP está en muchos aspectos en una posición ventajosa respecto a una futura adecuación al proceso europeo. Parte del camino se está recorriendo y, como ocurrió en la mayoría de las universidades del continente europeo, se deberá trabajar en aquellos puntos que más resistencia puedan provocar, como, por ejemplo, la duración de la carrera. Políticas de educación superior por universitarios 169 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En lo personal, por formación y experiencia profesional, creo ventajosa la homologación de los procesos como el experimentado por el sistema universitario europeo, siempre considerando posibles flexibilidades para ajustes contextuales. Bibliografía Brunner, J. J. (2008). “El Proceso de Bolonia en el horizonte latinoamericano: límites y posibilidades”. Revista de Educación, (número extraordinario), 119-145. Godet, M. (2000). La Caja de Herramientas de la Prospectiva Estratégica. París: Laboratoire d’ Investigation Prospective et Stratégique, Cuaderno N.º 5. European Round Table of Insdutrialists (ERT) (1995). Education for Europeans. Towards the Learning Society. A report from European Round Table of Insdutrialists. En línea: <http://bginternational. blogsport.de/images/EuropeanRoundTableOfIndustrialistsReport.pdf>. Consultado en marzo de 2013. Magna Charta Universitatum (1988). En línea: <http://www.magnacharta.org/library/userfiles/file/mc_spanish.pdf>. Consultado en marzo de 2013. Paricio Tato, S. (2005). “Política educativa europea”. Revista de Educación, (337), 251-278, Madrid. Pena-Vega, A. (2009). El proceso de Bolonia en la educación superior en América Latina. Observatorio Internacional de Reformas Universitarias. Estudio presentado en la conferencia organizada por la Fundacion Calouste Gulbenkian, Lisboa. Peña, D. (2008). “Ante el proceso de Bolonia”. El País, 16 de junio de 2008. En línea: <http://elpais.com/diario/2008/06/16/educacion/1213567205_850215.html>. Consultado en marzo de 2013. Restrepo Gómez, B. (2006). “Tendencias actuales en la educación superior: rumbos del mundo y rumbos del país”. Revista Educación y Pedagogíavol, XVIII(46), septiembre-diciembre, Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación. Políticas de educación superior por universitarios 170 La enseñanza de la Economía y el actual debate en la Facultad de Ciencias Económicas María de los Ángeles Espinosa La enseñanza de la Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata atravesó por diferentes momentos desde su implementación, y a la fecha se cumplen 60 años de la creación de esta casa de altos estudios. En una primera etapa, el objetivo de los institutos que tenían a su cargo la enseñanza de dicha ciencia se limitaba a preparar profesionales con amplios conocimientos generales de la totalidad de las disciplinas principales y auxiliares para la comprensión de la fenomenología económica. Eran los economistas de cultura general, un profesional que sabía hacer de todo un poco, con buenas bases generales, pero sin una formación especializada. La segunda etapa incorpora el proceso de especialización impuesto por el ritmo del desarrollo de la economía. Así, pasan a formar parte de la enseñanza las especializaciones en Economía de Empresa y Economía Política. En la tercera etapa, que se desarrolla en la actualidad, la característica es que la especialización profesional se da a lo largo Políticas de educación superior por universitarios 171 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de cada una de las carreras que se imparten, es decir, en la Licenciatura en Economía el eje central es el estudio de la Economía Política, como en la Licenciatura en Administración el estudio de la Economía de Empresas. Es preciso advertir los riesgos de la especialización, que para resultar sólida y fecunda necesita, como condición primaria, una base previa de instrucción en las disciplinas generales que constituyen el fundamento de cualquier carrera en Economía. Se puede concluir que la comprensión de la fenomenología económica contemporánea requiere de una preparación integral bien equilibrada, fundamentalmente económica, pero también de muy buenos conocimientos socioculturales, filosóficos, matemáticos y políticos. No debemos olvidar que se estudia Economía para fines de política económica, como un modo de influir en la realidad económica, para que sea más eficiente, más equitativa de acuerdo con la función de bienestar que la sociedad reclama. Hoy, se debate modificar el plan de estudios de la carrera Licenciatura en Economía con una visión más abierta a otras corrientes del pensamiento económico. Un nuevo contexto histórico, nuevos desafíos para los economistas Existe una rica tradición de economía política que ha tenido un gran desempeño en América Latina, que recoge los legados de los enfoques keynesianos y poskeynesianos, de la teoría schumpeteriana,1 et Joseph Alois Schumpeter se destacó por sus investigaciones sobre el ciclo económico y por sus teorías sobre la importancia vital del empresario, subrayando su papel en la innovación que determinan el aumento y la disminución de la prosperidad. Popularizó el concepto de destrucción creativa como forma de describir el proceso de transformación que acompaña a las innovaciones. Predijo la desintegración sociopolítica del capitalismo, que, según él, se destruiría debido a su propio éxito. Sus principales obras son: Teoría del desarrollo económico (1912), Los ciclos económicos (1939), Capitalismo, socialismo y democracia (1942) y La historia del análisis económico (póstuma, 1954). 1 Políticas de educación superior por universitarios 172 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cétera. Este cuerpo teórico surge a fines de los años cincuenta como consecuencia del escepticismo reinante entre los autores pioneros del desarrollo, como Prebisch, Hirschman, Furtado, Pinto, Varsavsky, Sabato y otros, frente a la incapacidad de las corrientes de pensamiento tradicionales de explicar los condicionantes estructurales y establecer políticas de cambio estructural. Esta vertiente, que denominaré Teoría Estructural del Desarrollo (TED), presta atención a las especificidades de las estructuras económicas de los países de la región, y se encuentra en estos momentos en un período de fuerte florecimiento, habiendo despertado el interés no solo de autores heterodoxos, sino de neoclásicos escépticos ante las fallas de la Teoría Económica Estándar (TEE). La TED parte de un enfoque histórico e incorpora los aportes de la economía política clásica desde sus escritos originales. En particular, se pregunta cómo son los procesos de industrialización en los países periféricos. En los últimos años, la TED se ha nutrido de los enfoques evolucionistas para explicar la microdinámica del cambio estructural, porque, en presencia de diferentes oportunidades tecnológicas, grados de acumulatividad de los aprendizajes y diferentes grados de apropiación de renta, no todos los sectores tienen igual potencial de desarrollo. Existen grandes avances en la construcción de una visión del desarrollo que relaciona los condicionantes estructurales al crecimiento y los meso- y microfundamentos del cambio tecnológico. También se han producido avances en la comprensión del rol desempeñado por las instituciones, ya no como trabas al buen funcionamiento del mercado, sino como elementos de cohesión necesarios para los procesos de desarrollo. La Argentina es un terreno propicio para el avance de esta nueva visión del desarrollo inclusivo, dada la experiencia reciente de crecimiento impulsado por la demanda, que exige de un conjunto de teorías que se centren en el análisis de los condicionantes estructurales para su sustentabilidad. Persisten problemas de difícil solución –la especialización en sectores exportadores de comPolíticas de educación superior por universitarios 173 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) modities2 y las brechas tecnológicas externas e internas que ello produce, las amplias brechas sociales que excluyen aún a amplios sectores de la población del desarrollo– que requieren pensar con “cabeza propia” para recuperar la senda de los pioneros del pensamiento latinoamericano del desarrollo. La necesidad de una visión centrada en la problemática concreta de los procesos de desarrollo en economías periféricas resulta, por tanto, prioritaria. Diversos interrogantes aparecen al observar la evolución de los indicadores económicos, ante los cuales el enfoque tradicional no puede responder sobre una base teórica consistente: si la reversión de la tendencia a la caída de los términos de intercambio3 de materias primas es un fenómeno permanente o transitorio, si la especialización según las ventajas comparativas es acorde con el crecimiento sustentable, si la inflación responde simplemente a causas monetarias o existen causas estructurales y mecanismos de formación de precios y de ajustes salariales que determinan un componente inercial, etcétera. Los países de América Latina tienen que ingresar en un período de grandes transformaciones estructurales, tanto de carácter económico como social, pero sobre todo de carácter institucional, que abarquen a los sistemas políticos, de aprendizaje de ciencia y tecnología. Las transformaciones a emprender deben ubicarse en las instituciones decisivas de una sociedad del conocimiento: en el sistema cultural, educativo, y de ciencia y tecnología, para hacerlas apropiadas 2 Son mercaderías estándar y fácilmente divisibles que, por lo tanto, pueden ser fácilmente negociadas en los mercados internacionales. 3 La expresión términos de intercambio designa la relación que se establece entre los bienes y los servicios intercambiados por dos países o dos grupos de países. Esta relación evoluciona con el tiempo. De manera esquemática, cuando los ingresos provenientes de las exportaciones permiten pagar un volumen de importaciones cada vez menor, existe un deterioro de los términos del intercambio para el país exportador. Todos los estudios estadísticos realizados sobre un período prolongado demuestran que los precios de los productos primarios –alimentos, materias primas– tienden a progresar más despacio que los precios de los productos manufacturados. De este modo, la situación de los países subdesarrollados, en los que las únicas riquezas provienen de la agricultura o del subsuelo, tiende a deteriorarse: los bienes que deben importar para la industrialización se vuelven cada vez más caros. Políticas de educación superior por universitarios 174 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) a una sociedad que sustenta su crecimiento, sus niveles de igualdad y equidad, sus intercambios comerciales internacionales y su mismo desarrollo de forma moderna y con futuro. Estos interrogantes son síntoma de una nueva realidad a la cual la universidad pública debe responder, adecuándose a los tiempos que corren, que ya no son más aquellos que presuponen que los ajustes fiscales, la desregulación y privatización constituyen el camino para superar la persistente crisis económica mundial En este sentido, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata, en la actualidad hay un fuerte debate sobre la modificación del Plan de Estudios de la Licenciatura en Economía, que para el sector liderado por el grupo Cátedras Nacionales y Populares (2011) consistiría en un tronco común de primer a tercer año, y luego se podría optar por una Orientación en TEE o por una Orientación en TED para los dos últimos años de la carrera. Al momento, esta no se dicta dividida en estas dos orientaciones, sino en un único tronco. Objetividad y compromiso Juan Pecourt (2007) expone que la “mediatización” de la sociedad moderna, el desarrollo de los medios de comunicación de masas y su influencia en la percepción de la realidad, determina de manera relevante las condiciones de la producción y recepción del conocimiento, y la posición del intelectual durante el proceso… Hoy en día, los profesionales del periodismo, la publicidad y las distintas industrias culturales, compiten casi siempre en posición ventajosa con los intelectuales tradicionales por proporcionar interpretaciones convincentes de la realidad. Traigo a esta exposición lo dicho en el párrafo anterior porque la economista italiana María Cristina Marcuzzo, quien fue entrevistada por Tomás Lukin, se refiere al debate académico de reformulación de plan de estudios tanto en la UBA como en la UNLP, manifestando lo siguiente: Políticas de educación superior por universitarios 175 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Al momento de graduarse, un joven Licenciado de Economía posee un amplio conocimiento de matemática y econometría pero, a menos que su curiosidad lo haya llevado a desempolvar libros, difícilmente habrá accedido a la lectura de los textos originales de autores como Adam Smith, David Ricardo, Karl Marx, John Stuart Mill, William Stanley Jevosn, León Walras, Alfred Marsahll o John Manard Keynes. La economista italiana María Cristina Marcuzzo cuestiona a la escuela de pensamiento dominante y rechaza la equiparación de la economía con las ciencias naturales, un movimiento que apunta a borrar el carácter histórico, político y social de la disciplina. El breve texto de la docente de la Universidad de Roma y especialista en historia del pensamiento económico ofrece una voz adicional para enriquecer los debates académicos que se observan en las distintas casas de estudio como la UBA y la UNLP. En esos espacios, comienzan a discutir, ya no sólo entre agrupaciones de estudiantes y docentes que reclaman mayor pluralidad y mejores contenidos, sino también institucionalmente, los planes de estudio de sus respectivas carreras de economía. Como advierte Marcuzzo, la magnitud de la crisis financiera internacional y la incapacidad de las teorías económicas dominantes para abordarla ponen en evidencia la necesidad de recuperar y fortalecer la formación de economistas distintos de los actuales. (Lukin, 2012) También, Paul Krugman, premio Nobel en Economía 2008, ha expresado lo siguiente sobre la crisis europea: Resulta sorprendente pensar que han pasado más de dos años desde que los líderes europeos adoptaron su estrategia económica actual, basada en la idea de que a través de la autoridad fiscal y la “devaluación interna” – básicamente, recortes salariales– se resolverían los problemas de los países deudores. Políticas de educación superior por universitarios 176 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En todo este tiempo, esa estrategia no ha producido una sola historia exitosa; lo mismo que pueden hacer los defensores de la ortodoxia es señalar un par de países del Báltico que han experimentado recuperaciones parciales, pero aún están mucho más pobres de lo que eran antes de la crisis. (2012) Lo manifestado con anterioridad refuerza la idea en el sentido de la reformulación de los contenidos a impartir, como así también que el debate excede el marco institucional. El campo de producción cultural y su relación con la política Ahora, si los poderes específicos de los campos políticos y económicos se introducen en los campos culturales, circulan en ellos con cierta regularidad y transforman su lógica interna, no resulta sorprendente la conclusión de Bourdieu (2007) según la cual los productores simbólicos participan en la reproducción de las estructuras sociales existentes. Cabe recordar que la ciencia no se produce en un espacio vacío de política ni esta funciona en ausencia de conocimientos, existe entre ambas una relación circular: ciertos temas puestos de relieve por investigaciones científicas son considerados como objeto de discusión política (Vessuri, 2006). Por lo dicho, en la actualidad, los dos sectores en pugna, el Departamento de Economía y los representantes de las Cátedras Nacionales y Populares medirán la capacidad de reproducción de sus posturas cuando deba aprobarse la modificación que deberá ser consensuada en el Consejo Directivo por el gobierno cuatripartito de la casa de altos estudios de acuerdo con la Ordenanza n.º 91 de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata (1992). Pero este debate se debe enmarcar en una democracia pluralista donde se defenderán las ideas con vigor y sin cuestionamiento alguno al derecho a defenderlas (Chantal, 1999). Políticas de educación superior por universitarios 177 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Bourdieu, P. (2007). Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Cátedras Nacionales y Populares (Facultad de Ciencias Económicas, UNLP) (2011). Debate del plan de estudios de la carrera Licenciatura en Economía. Viernes 16 de diciembre de 2011. En línea: <http://catedrasnacionalesypopulares.blogspot.com.ar/2011/12/ debate-del-plan-de-estudios-de-la.html >. Consultado el 6 de agosto de 2012. Chantal, M. (1999). El Retorno de lo Político. Barcelona: Paidós Ibérica S. A. Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Ciencias Económicas (1992). “Ordenanza n.º 91” (pp.51-52). En Planes de Estudio-1992. En línea: <http://www.econo.unlp.edu.ar/uploads/docs/plan_de_ estudios_vi_1992.pdf>. Consultado el 2 de agosto de 2012. Krugman, P. (2012). “Las políticas de Alemania no funcionaron”. The New York Times. (Opinión), 3 de julio de 2012. En línea: <http:// www.enernews.com/nota/237050/opinin-krugman-las-polticasde-alemania-no-funcionaron>. Consultado el 6 de agosto de 2012. Lukin, T. (2012). “¿Quién es María Cristina Marcuzzo?”. Página 12, lunes18 de junio de 2012. En línea: <http://www.pagina12.com. ar/diario/economia/subnotas/196618-59394-2012-06-18.html>. Consultado el 2 de agosto de 2012. Pecourt, J. (2007). “El intelectual y el campo cultural una variación sobre Bourdieu”. Revista Internacional de Sociología, LXV (47), 23-43. Vessuri, H. (2006). Universidad e investigación científica. Buenos Aires: Editorial Clacso. Políticas de educación superior por universitarios 178 Análisis en prospectiva de posibles tendencias para la cátedra de Fruticultura Gustavo Esteban Gergoff Grozeff Al profesor PhD Hans-Peter Braun (Leibniz Universität Hannover), por haberme inculcado los valores del modelo humboldtiano, combinando ciencia y docencia como dos caras de una misma moneda. Construcción del escenario actual La Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales es una institución pionera en los estudios agronómicos en Latinomérica, debido a que la Argentina se perfilaba como uno de los más grandes productores de materias primas de origen agrícola a nivel mundial. Esta casa de estudios, desde sus inicios, tuvo un perfil profesional. Esto coincide con lo expuesto por Aroncena y Sutz (2000), desde el inicio de la formación de las universidades en América Latina y en lo que se dio en llamar modelo napoleónico centrado en la formación de profesionales. Con el devenir histórico y con la apertura de nuevas universidades nacionales, cada una se fue especializando en los cultivos regionales para el desarrollo de sus economías locales. Sin embargo, la Universidad Nacional de la Plata profundizó solo sus incumbencias en los cultivos netamente pampeanos, dejando de lado otras producciones. Así, en el Estatuto de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata, se ven claramente los lineaPolíticas de educación superior por universitarios 179 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mientos de un perfil generalista del ingeniero agrónomo, pero enfocado en la producción local donde se inserta la Facultad. La carga horaria destinada a la materia aquí considerada, Fruticultura, ha disminuido fuertemente en la actualidad en otras universidades, como en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, o ha pasado a ser optativa, como en la Universidad Nacional de Mar del Plata, Universidad del Sur y Universidad del Litoral. Una de las excepciones a esta tendencia es la cátedra de la Universidad Nacional de Córdoba, que mantuvo su carga horaria y se dicta en forma anual como materia de quinto año. En el caso de la Universidad Nacional de Tucumán, la materia se dicta cuatrimestralmente en quinto año de la carrera y tiene la misma carga horaria que otras materias de gran importancia formativa como Cerealicultura y Cultivos Industriales. Aquí se puede ver una gran diferencia entre las universidades que se ubican en la pampa húmeda y las que se encuentran en el interior del país, con un fuerte componente de perfil formativo dirigido a dar respuesta al contexto regional. En paralelo a esta tendencia se ha dado un aumento en la oferta de cursos extracurriculares que tratan de satisfacer las demandas del medio laboral en cuanto a la formación de profesionales en la materia, como así también en la de carreras de postgrado que han crecido en las dos últimas décadas.1 Ahora bien, las características descriptas por Aroncena y Sutz (2000) coinciden con el perfil que poseen las cátedras a nivel nacional, donde existen facultades que, a pesar de pertenecer a una misma universidad, se comportan como unidades autónomas, con poco intercambio entre ellas, lo que dificulta la integración a un nivel mayor. Esto muchas veces se ve inclusive a nivel de carreras dentro de una misma facultad, no habiendo puntos de contacto entre cátedras que tienen un mismo objeto de estudio, trabajado desde distintas perspectivas. 1 Desde mi punto de vista, se han sacado del currículo una gran cantidad de contenidos que son dados en el posgrado, disminuyendo la calidad de los egresados y escatimando las incumbencias del ingeniero Agrónomo. Políticas de educación superior por universitarios 180 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) A nivel curricular y debido a los cambios en los planes de estudio que se implementaron a partir de 1999, la cátedra de Fruticultura ha tenido que adaptarse a las nuevas exigencias dadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) para acreditar la carrera de Ingeniería Agronómica.2 Por otro lado el proyecto de la cátedra se centra en las actividades profesionales, es decir tareas que se llevan a cabo en el medio laboral, disminuyendo el tiempo para desarrollar conceptos de la teoría que permitan fomentar la creación de nuevas técnicas que sirvan a avance del medio frutícola. La estrategia de la cátedra frente a estos cambios ha sido tratar de mantener los contenidos generales dentro de la materia Fruticultura y la cátedra misma ha impulsado recientemente la aprobación, por parte del Consejo Directivo, de una nueva materia optativa, Cultivos Frutícolas Regionales, en la que se puedan ver con más detalle los cultivos en particular. De esta manera se brindaría la formación a los alumnos que pudieran estar interesados en especializarse a nivel de grado en esta ciencia y que vean a la Fruticultura como una alternativa laboral, ya sea porque provienen de una zona donde se desarrolla esta actividad o por interés propio. Esta alternativa ya se encuentra vigente en el plan de estudios de la Facultad de Agronomía del Comahue, en la que se incluyen otras materias optativas, como Viticultura, Enología y Cultivos Especiales, en las que quedan incluidos algunos frutales menores. Posibles campos y generación de hipótesis En estos últimos diez años se han dado cambios profundos en la carrera de Ingeniería Agronómica, y la formación en Fruticultura no ha sido ajena a ellos. La acreditación de la carrera ha hecho que Dichas exigencias se encuentran plasmadas en la Resolución de Acreditación 075/10 de la Coneau, 8 de marzo de 2010. En dicha resolución se contempló el tratamiento y consideración de los programas analíticos de todas las materias, como así también se mencionó el cambio producido en la carga horaria de manera despareja entre cátedras. 2 Políticas de educación superior por universitarios 181 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) muchas cátedras hayan reducido su carga horaria en detrimento de la calidad, pero, sin embargo, no se han modificado sustancialmente los contenidos. Esta misma tendencia no escapa a la que se ha dado en el resto de las cátedras de Fruticultura en Argentina. Con los proyectos de acreditación ante la Coneau se han homogeneizado los programas de la materia a nivel nacional, siendo de esta manera una vía posible para la integración de las carreras a nivel nacional y regional –a nivel del Mercosur– en una primera instancia, y a nivel transcontinental en una segunda etapa. Sin embargo, la materia ha disminuido la cantidad de temas dictados y no ha podido puntualizar los nodos fundamentales para entender a la Fruticultura como una ciencia aplicada, como fuente de creación de nuevas técnicas y tecnologías aplicadas al medio. Desde este punto de vista se ve una continuidad en el modelo napoleónico, que procura formar profesionales sin una visión de innovación dentro de esta ciencia.3 En contraposición, el modelo humboldtiano entraría en escena como una alternativa (Hohendorf, 1993). Una perspectiva de la ciencia aplicada hacia la Fruticultura ayudaría a crear una visión más global de la materia, como así también facilitaría a los alumnos a adaptarse ante los cambios que se producen en el mercado laboral. Esto se asocia a la visión del profesional desde el punto de vista de las competencias. Un profesional no solo debe saber hacer, sino conocer el trasfondo del tema –el cómo– y a su vez cómo mejorar o crear una nueva técnica innovadora que supere a la anterior. Es decir, debe estar capacitado a nivel de competencias y no de saberes estancos (Brunner, 2008). Brunner, J. (2008) enfatiza que en Latinoamérica se pone más el acento en los métodos lectivos, en los contenidos y en la subordinación del estudiante hacia el profesor (saberes y métodos 3 Si se compara el programa analítico de la cátedra de Fruticultura de Universidad Nacional de La Plata y de la Universidad de Mar del Plata, en la segunda dos de los cuatro objetivos principales de la materia se encuentran enfocados hacia la investigación y la selección de información de acuerdo a su confiabilidad, mientras que en la cátedra de La Plata no se hace hincapié en estos dos puntos. Políticas de educación superior por universitarios 182 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) estancos), dejando poco espacio para la investigación, la experimentación y la resolución de problemas –enseñanza por competencias– (Giget, 1998: 127). El modelo de educación que fue teorizado por Wilhelm von Humboldlt se encuentra basado en que “la educación del individuo requiere de su incorporación dentro de la sociedad e involucra sus lazos con la sociedad misma en una mayor escala” (1903-1936-XIV: 155). En otras palabras, al ser humano hay que darle todas las herramientas para que pueda desarrollar su intelecto y energía para crear una interacción armónica entre la naturaleza y el hombre en sí mismo (Hohendorf, 1993: 621). Este modelo de educación en el que se conjugan la investigación junto con la educación se contrapuso al modelo napoleónico, después de que el entonces Sacro Imperio Romano Germánico perdiera las guerras napoleónicas, terminando el conflicto con la derrota en la batalla en Jenna-Aurestadt en 1806. Por otro lado, el modelo napoleónico se enfocó en el saber hacer, fundando a inicios del siglo XIX las Escuelas Normales Superiores (École Normale Supérieure en francés) cuyo fin era crear obreros calificados que sirvieran al desarrollo de la nación francesa. El modelo napoleónico configura una universidad pública al servicio del Estado, en la que una clase media ascendente aprende los saberes específicos para el ejercicio de las profesiones. Es decir, que se preparan a los funcionarios y empleados en el espíritu burocrático para llevar a cabo las tareas del Estado (Rábade Romeo, 1996: 205). Posibles tendencias Para determinar las posibles tendencias que se podrían generar a partir de las hipótesis planteadas en el apartado anterior, tomaré como disparadores las preguntas que formulara Marc Giget (1998), que se resumen a continuación: ¿Qué puede ocurrir? ¿Qué puedo hacer? Políticas de educación superior por universitarios 183 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo voy a hacerlo? Una de las alternativas es que el modelo profesionalista continúe sin cambios mayores, adaptándose a los requisitos de acreditación de la carrera y manteniendo la independencia entre cátedras. Por lo tanto no habrá muchos cambios respecto de los actores y de sus interacciones. Por otro lado, se presenta la alternativa de la integración de la cátedra a otros ámbitos académicos, que puedan trabajar en conjunto incluso con otras facultades. Los grupos interdisciplinarios son altamente valorados en los proyectos de investigación, ya que enriquecen las distintas perspectivas con las que puede ser abordado un determinado tema. Este es uno de los puntos fuertes del proyecto Bologna, en el cual se pretende que haya movilidad de estudiantes, docentes e investigadores entre las universidades, por lo que permitiría intercambiar saberes y experiencias de una forma mucho más fluida, llevando a cabo investigaciones de pertinencia a nivel nacional e internacional. Otro aspecto que se puede tener en cuenta es la transferencia de saberes hacia la comunidad a través de trabajos de extensión universitaria. Esto permitiría incluir los problemas más urgentes de la comunidad para que puedan ser valorados en la presentación de proyectos. Vale decir que los temas a investigar tengan la pertinencia suficiente como para ser valorados positivamente por los pares evaluadores. Este punto sigue lo propuesto por Graciela Riquelme (2008), que hace referencia a la pertinencia del conocimiento creado, como así también a la calidad, gestión, financiación y cooperaciones internacionales como factores clave en la organización de políticas de un sector. Conclusiones Tomando en consideración los puntos tratados anteriormente, se puede observar que la aplicación del acuerdo de Bologna podría ser un punto de inicio para que a nivel universitario se cree una visión Políticas de educación superior por universitarios 184 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de innovación constante, a través de la creación de redes de conocimiento, como así también para satisfacer las necesidades del medio productivo, en este caso el medio frutícola (Vessuri, 2008). Con este precepto como guía, se deberían generar proyectos de lo que Vessuri denomina “ciencia periférica” (2008: 63). Este nuevo tipo de hacer ciencia posee sus propias formas de organización y control, lo cual le permite enfocarse sobre ciertos aspectos de la investigación de interés social, más allá del ideario del universalismo de la ciencia como tal (2008: 64). Esto solo puede lograrse con docentes e investigadores comprometidos con la sociedad y con el ensayo de nuevas técnicas proyectistas que sirvan para que el conocimiento ritual y mecánico de la ciencia llegue a un nivel de comunicación y se conecte simbióticamente con la sociedad (Naidorf y otros, 2010: 21). Sin embargo, Vessuri (2008) menciona que de producirse se daría una lucha entre los intereses de los países centrales por priorizar su agenda, en detrimento de temas más urgentes que atañen a nuestra realidad. Aunque una alternativa a esta posible compulsa de intereses puede verse disminuida con la creación de revistas de acceso libre al público en general. De esta manera se pondría a disposición de todos los investigadores la última información sobre temas de coyuntura regional, lo que favorecería la creación de asociaciones entre distintas cátedras de distintos países, encontrando puntos en común en temas de interés. Esto permitirá el avance de la ciencia y la docencia sobre temas nuevos, generados in situ para resolver problemas locales en un mundo en plena expansión y diversificación. Bibliografía Aroncena, R. y Sutz, J. 2000. La universidad latinoamericana del futuro Tendencias-escenarios-alternativas. Ciudad Universitaria, México: Colección UDUAL (Unión de Universidades de América Latina). En línea: <http://www.udual.org/CIDU/ColUDUAL/11/ColUDUAL11.pdf>. Consultado el 16 de julio de 2013. Políticas de educación superior por universitarios 185 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Brunner, J. J. (2008). “El proceso de Bolonia en el horizonte latinoamericano: límites y posibilidades”. 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Consultado el 16 de julio de 2013. Políticas de educación superior por universitarios 187 Nuevo escenario para la formación superior en Psicología en el marco de la sociedad del conocimiento María Florencia Gómez Este artículo es fruto de la revisión del trabajo final presentado en la materia Perspectivas Sociopolíticas del Sistema Universitario, en el marco de la Especialización en Docencia Universitaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En esta revisión se muestra una proyección posible sobre la educación superior de algunas tendencias que actualmente señalan los especialistas en el área, para presentar los caminos que transitarán las universidades públicas en la próxima década. El escenario seleccionado para este ejercicio reflexivo será una proyección académica y organizacional para la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata, en el marco de la sociedad del conocimiento. Dada la juventud de esta Facultad –creada en 2006–, señalaré algunos hitos históricos sobre la creación de las carreras de Psicología1 1 Actualmente, hay dos títulos habilitantes de grado: Licenciatura en Psicología –con formación del futuro profesional para intervenir en el área clínica, educacional, forense y laboral– y Profesorado en Psicología –habilita para trabajar en equipos de orientación educacional y formación básica en materias de la competencia en nivel secundario y superior–. Políticas de educación superior por universitarios 188 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) y la reorganización de las mismas tras la última dictadura militar, para hacer después una breve presentación del actual contexto de producción de conocimientos y del de formación en el futuro. Pasaje de las carreras de Psicología a la Facultad de Psicología en la UNLP Las carreras de Psicología se crearon hacia finales de la década de 1950 en las universidades nacionales públicas argentinas. Los proyectos para su creación en distintas facultades se originaron gracias al impulso de renovación social, cultural y educativa de esos años. Por esto, se hizo necesario contar con profesionales que atendieran la orientación educacional y profesional en nuestra región, en un momento de eclosión del desarrollo fabril y de la mano de un modelo político que subrayaba la justicia social. La necesidad de compartir experiencias y prácticas en pos de la actualización y formación en las nuevas disciplinas psicológicas llevó a celebrar el Primer Congreso Argentino de Psicología en 1954, en Tucumán, donde cristalizó la idea de crear la carrera universitaria de psicólogo profesional en las universidades nacionales argentinas. Las primeras carreras tenían títulos con especialización en diferentes campos –ramas clínica, educacional y laboral–, no obstante, tanto en La Plata como en Buenos Aires prevaleció, desde los inicios de las carreras, la elección de la rama clínica. La necesidad de formación en esta área impuso rápidamente la lectura de un psicoanálisis preocupado por cuestiones sociales. Este sesgo psicoanalítico de las carreras de Psicología de las Universidades de Rosario (1955), Buenos Aires (1957) y La Plata (1958) conformó uno de los rasgos centrales de identidad del psicólogo rioplatense. Asimismo, especificó un perfil profesional alejado de las tradiciones psicológicas de principios de siglo en el país –y predominantes en ese momento en el resto del mundo–, instalando orientaciones con un fuerte sesgo de corrientes antipositivistas y humanistas de corte francés (Dagfal, 2012, 2009, 1998). Políticas de educación superior por universitarios 189 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En las décadas siguientes, la historia de estas carreras y facultades estarían signadas por las intervenciones en las universidades públicas en los períodos de ruptura de la democracia en el país, limitando la autonomía universitaria (Buchbinder, 2005). Durante la última dictadura militar, el cierre de las carreras de Psicología o de su cupo de ingreso –bajo el eufemismo “cupo cero”–, o bien el desmantelamiento de sus planteles docentes, por cesantía o desaparición de muchos de sus profesores, conllevó un progresivo deterioro en las organizaciones de profesionales de psicología por fuera de la universidad, y en el desarrollo académico y de la investigación en los departamentos y facultades de la disciplina. Una de las consecuencias negativas significativas ha sido también el lento desarrollo de los estudios académicos de postgrado en la disciplina hacia esos años. Hacia mediados de la década de 1980, con el retorno del país a la democracia y la reapertura de las carreras de Psicología, se reanudó la lucha por la autonomía profesional del psicólogo en el área clínica. Esta culminó en 1985 con la sanción de la Ley 10306, o Ley del Ejercicio Profesional. Con relación al desarrollo académico, se volvieron a recuperar planteles docentes y a formar equipos de trabajo nuevos. También surgieron en ese momento diversos problemas ocasionados por el excesivo aumento de la matrícula estudiantil, como la necesidad de infraestructura y crecimiento de la planta docente para atender la masividad, que llevaron a que las carreras de Psicología lograran, progresivamente, la autonomía académica e institucional y pasaran al estatus de Facultades de Psicología (Talak y Courel, 2001). En la década siguiente, la dinámica propia de la vida académica llevó a un consenso sobre la necesidad de intensificar la diversificación del perfil formativo de los graduados de estas carreras, para dar respuesta a las demandas sociales y del desarrollo propio de la disciplina. En el caso de las carreras de Psicología en la UNLP, estas tuvieron como antecedentes importantes el dictado de materias de la disciplina en diferentes carreras y espacios de formación desde la creación de esta Universidad, en 1905. Las carreras fueron creadas en 1958, en el marco del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades y CienPolíticas de educación superior por universitarios 190 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cias de la Educación, donde funcionaron hasta 2006. Hacia mediados de ese año se inició para la Facultad de Psicología el período de normalización administrativa y académica, hasta el 2008. Durante esos años las reglamentaciones y normativas para su funcionamiento fueron las que provenían de su anterior lugar de inserción. Progresivamente, la nueva Facultad ha ido incorporando distintos tipos de normativas reguladoras para un más efectivo funcionamiento de sus actividades cotidianas. Desde el pasaje a Facultad de las carreras de Psicología, ha habido un crecimiento progresivo tanto en materia de cantidad de cargos docentes concursados y de la planta no docentes, como en las actividades académicas de grado y posgrado, de investigación –con el Instituto de Investigaciones en Psicología, como espacio de desarrollo de las investigaciones en curso– y extensión –contando con los centros de Orientación Vocacional y Profesional, y de Atención a la Comunidad, el Programa de Investigación, Formación y Asistencia Técnica en Alternativas del Control Social (PIFATACS), y programas específicos de extensión universitaria–. Sin embargo, actualmente las carreras aún mantienen vigentes los planes de estudios de la reapertura de las mismas (1984); estos han tenido la particularidad de ser diseñados por psicólogos, egresados y docentes de estas carreras en la UNLP que tuvieron la visión de una formación polivalente para que el futuro graduado pudiese insertarse en diferentes ámbitos profesionales. Esos planes, como sus antecesores, corresponden al de una carrera mayor universitaria que posibilita la obtención de los títulos de licenciado, profesor y doctor en Psicología, y actualmente están en proceso de revisión para su actualización (Facultad de Psicología, 2012). Escenario prospectivo y retos para la Facultad de Psicología de la UNLP. La sociedad del conocimiento y las universidades públicas Según M. Area Moreira (2003), N. García Canclini (2007) y L. García Aretio (2012), entre otros especialistas, ya desde principios de este nuevo siglo se está consolidando un irreversible proceso de transforPolíticas de educación superior por universitarios 191 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mación social y cultural global; es decir, cambios en la actividad humana cultural, educativa, informativa y comunicativa, que tuvieron sus orígenes en las transformaciones socioculturales de la década del 1960 y que han inaugurado un nuevo paradigma de sociedad postindustrial, denominado sociedad del conocimiento. La gran revolución técnico-cultural del presente se cimenta en la digitalización de la información, gracias a la utilización de tecnología informática. Desde esta perspectiva se considera que el uso generalizado de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) en las transacciones económicas y comerciales, en la gestión interna de empresas e instituciones, en las actividades profesionales, en el ocio y el tiempo libre, etcétera, es un hecho evidente e imparable. No obstante, la transformación desde un modelo de sociedad industrial hacia la sociedad del conocimiento es un proceso en el que se cruzan factores y fenómenos más complejos que los meramente representados por la omnipresencia de las TIC, como son la globalización o mundialización, la mercantilización de la información, la hegemonía de la ideología neoliberal, el incremento de las desigualdades entre los países avanzados y el resto del mundo (Didriksson, 2000; Lechner, 2002). Con respecto a la educación, en todos los niveles se señala la necesidad de adecuar los fines y métodos de enseñanza al nuevo contexto de la sociedad del conocimiento, lo cual demanda replantear los modos de actuación docente, los procesos de aprendizaje, así como las metas de la enseñanza. Desde esta perspectiva, se considera al estudiante como al protagonista de las acciones formativas y por esto debe disponer de una gran autonomía y control sobre su propio proceso de aprendizaje. Así, deberá ser capaz de seleccionar y trabajar con gran cantidad de información, vertida en múltiples formatos, y transformarla en conocimiento. El docente, por su parte, debe caracterizarse por guiar el proceso de aprendizaje del alumno, es decir, ser mediador del saber más que un transmisor de conocimientos. Se ocupará de planificar un proceso educativo abierto y flexible, utilizando una metodología interactiva y colaborativa de producción de conocimiento, no solo para el trabajo con sus alumnos, sino tamPolíticas de educación superior por universitarios 192 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) bién para trabajar con los distintos agentes educativos y con otros profesionales. Estas actividades y funciones suponen una formación permanente y la reflexión colectiva sobre las prácticas educativas. En relación con el mundo del trabajo, las tecnologías digitales posibilitan nuevas formas de actividad productiva, transformando las relaciones laborales tradicionales y las actividades profesionales, y generando nuevos puestos de trabajo al modificarse las relaciones entre las organizaciones y el entorno por la competencia y la globalización de los mercados. También exigen una adecuación y capacitación constantes de los adultos trabajadores a los requerimientos y demandas nuevas, obligándolos a realizar un esfuerzo formativo destinado a adquirir tales competencias (Area Moreira, 2003) en un mundo donde predomina el trabajo temporal, a tiempo parcial y mucho más flexible mediante el trabajo virtual y a distancia. Por esto, las carreras profesionales se presentan como discontinuas, con diversidad de proyectos en su desarrollo, por lo que aumentan tanto la movilidad laboral como el tiempo que han de destinar a las mismas. A pesar de los notorios beneficios de las TIC, algunos autores, como A. Didriksson (2000), consideran que también obstaculizan el progreso hacia un modelo social más democrático y de equilibrio en la distribución de la riqueza, y la instalación de un modelo de sociedad menos agresivo con la diversidad cultural y medioambiental. Otro punto a destacar es que, tanto el desarrollo tecnológico como el científico vinculado al desarrollo de este nuevo paradigma de sociedad, afectan a todos sus miembros, aunque no de la misma forma. El acceso a las nuevas tecnologías y al conocimiento e información está al alcance de aquellas personas que tengan las posibilidades materiales y las habilidades adecuadas para comprarlas y usarlas, provocando un aumento de las distancias culturales y sociales. Su uso conlleva además, inevitablemente, la pérdida de la privacidad y el incremento del control sobre los individuos y grupos sociales (García Canclini, 2002). También se sostiene que las TIC inciden notoriamente en el proceso de cosificación de la información y la cultura, convirtiendo al conocimiento en un producto o materia valiosa, sometida a procePolíticas de educación superior por universitarios 193 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sos de generación y difusión industriales similares a los que se utilizan con cualquier otro producto. Así, el predominio político e ideológico del neoliberalismo está llevando a incluir a la educación como otro de los sectores de servicios a ser desregulados y liberalizados, de modo que sea producida y comercializada como cualquier otra mercancía, lo que ya se está conformando como una tendencia en el ámbito internacional (Giustiniani y Carabajal, 2008). En este contexto de cambios sociales y culturales, la universidad pública se encuentra actualmente interpelada y cuestionada desde dentro por su propia planta docente y su gobierno y, desde fuera, por las exigencias del mercado y de la sociedad. Se le cuestiona actualmente sus misiones y funciones así como el sentido de algunos de los valores instalados con la Reforma Universitaria de 1918, como los alcances de la autonomía universitaria misma (Congreso de la Nación, 2008). Según J. Ginés Mora (2004), actualmente se exigen dos tipos de cambios en el sistema de educación superior, para atender las demandas de distintos sectores de la sociedad: 1) cambio intrínseco, que supone la modificación del paradigma educativo, basado exclusivamente en el conocimiento, a otro sustentado en la formación integral de los individuos, que les permita desarrollar habilidades metodológicas, sociales y participativas para favorecer la producción de conocimiento; 2) cambio extrínseco, con transformación del modelo organizativo de las instituciones de educación superior, deberá favorecer la formación a lo largo de la vida y el paso del sistema educativo al mercado laboral, y entre programas dentro del sistema educativo. Un escenario posible en el contexto de la sociedad del conocimiento El escenario propuesto para la Facultad de Psicología está pensado para los próximos quince años. En 2028, la Facultad de Psicología ya tendrá 22 años de vida universitaria con autonomía académica y administrativa. Contará con un actualizado edificio en el campus Políticas de educación superior por universitarios 194 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) universitario de la UNLP, donde podrá disponerse de áreas específicas para las actividades de enseñanza, extensión e investigación, y un campus virtual propio con todos los servicios en línea, las 24 horas. Con relación a las tendencias internacionales en educación superior sobre flexibilizar o reducir los años de la formación de grado, apuntando hacia la especialización en el postítulo o posgrado, el currículo mantendrá una formación integral sin recortar las áreas de formación disciplinar. En las actividades de postgrado, se podrá acceder a la formación específica tanto de Especializaciones, Maestrías y Doctorados en Psicología, que permitirán sostener y enriquecer la excelencia académica y profesional de los docentes, formadores de futuros profesionales, y de los psicólogos graduados de la institución. En cuanto a la tendencia de la atención a la masividad en el acceso y permanencia en la educación superior universitaria –que actualmente genera problemas de presupuesto para infraestructura y para pago de docentes–, esta Facultad se ajustará a la presentación de carreras a través de una propuesta bimodal de dictado de las mismas; es decir, ofrecerá las modalidades de enseñanza presencial y a distancia, con el objetivo de elevar la calidad de la educación que se ofrece. El impacto de la bimodalidad se podrá ver reflejado en los dos sistemas: presencial y a distancia. Desde el punto de vista de las políticas y los aspectos institucionales, con el ofrecimiento de las dos modalidades se resolverá la cuestión de la masividad, descomprimiendo las aulas y, como consecuencia, atendiendo mejor al alumnado y asegurando la democratización educativa; asimismo, se podrá redistribuir las materias en áreas específicas y ampliar la oferta de materias dictadas por cátedras paralelas, con distintas perspectivas, y la de seminarios y talleres de grado y posgrado. Los entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje también favorecerán que el estudiante gestione autónomamente su educación (Mena, 1994). Esta tendencia hacia la masividad de ingreso a las carreras de Psicología se mantendrá al llevarse a cabo acciones de intervención directa para mejorar la calidad de la formación de docentes en los niveles inicial y medio, que redundarán en la posibilidad de acceso Políticas de educación superior por universitarios 195 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) a la educación superior de grupos poblacionales que en las décadas anteriores no accedían. Dicha tendencia será hija de la actual lectura de la democracia y del derecho a la educación, sostenida por los distintos organismos internacionales hoy para los niveles de acceso al sistema educativo, tal como los documentos y recomendaciones presentadas por Unesco, ONU, etcétera, que se está ampliando a la educación superior. En este sentido, habrá que tener en cuenta el perfil de estudiante universitario que ingresará; este será –parafraseando la lectura del internauta de García Canclini (2007)– un actor multimodal y adaptable a diversos contextos, que ya no solo lee la bibliografía para sus materias en pantallas y escucha y participa de las clases en los entornos de aprendizaje por videoconferencias y foros, sino que combina materiales diversos procedentes de múltiples fuentes a través de dispositivos portátiles y móviles. El modelo de lectura y estudio de esta nueva subjetividad será el hipertextual, donde es el lector el que realizará su propio camino para la elaboración de sentido. Esto producirá también nuevas formas de utilizar y gestionar el tiempo para la lectura y el estudio, que se potenciarán al utilizarse entornos virtuales de enseñanza. También la Facultad contará con un sector específico para la atención gratuita y directa a la demanda de atención psicológica de la comunidad, por medio de proyectos y programas de extensión e intervención en las problemáticas sociales que fueran detectadas a través de la investigación en las comunidades locales, así como a través de la solicitud de diferentes miembros y organizaciones sociales. Con este sector de atención a la comunidad se consolidarán las actividades de formación preprofesionales –recientemente incorporadas en 2011 al Reglamento de Enseñanza y Promoción de la Facultad de Psicología–,2 gracias a las prácticas metodológicas y propias del quehacer del psicólogo, insertas en las materias de todos los años de las 2 Para consultar sobre este tema, se sugiere remitirse a: <http://www.psico.unlp.edu. ar/sites/default/files/reglamento_de_ensenanza_y_promocion_unlp_facultad_de_ psicologia.pdf>. Consultado 15 de julio de 2014. Políticas de educación superior por universitarios 196 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) carreras. Estas actividades preprofesionales deberán estar sostenidas por diferentes convenios interinstitucionales, para que los alumnos cursantes de otras provincias y ciudades pudieran efectivizarlas en el marco de las problemáticas de sus lugares de procedencia. Los recién graduados también podrán realizar un entrenamiento de aplicación y estudio de técnicas psicológicas y realizar intervenciones psicológicas guiadas por supervisores del Colegio de Psicólogos local, mediante pasantías rentadas. La atención psicológica será gratuita por el reconocimiento de los derechos, a la educación y salud, de niños, jóvenes y adultos de distintos grupos sociales y género. Esta unidad académica contará también con un área con sala de juntas donde se gestionarán proyectos de extensión con distintos actores sociales y se evaluarán las necesidades psicológicas de grupos poblacionales vulnerables. Para ello será imprescindible trabajar en redes, fortaleciendo aquellas ya consolidadas y conformando nuevas, con distintos centros productores de conocimientos. Con respecto a la investigación, esta Facultad contará con una sección específica donde funcionará también un Centro de Investigación de Psicología. En este lugar se podrán presentar resultados parciales y finales de investigaciones llevadas adelante por becarios y equipos docentes, así como defensas de tesis. Será donde se organicen eventos científicos y donde se coordine la presentación de trabajos y el financiamiento de viajes de equipos de investigación en eventos científicos regionales –tanto nacionales como internacionales–, y su publicación en revistas especializadas. Este sector gestionará la tendencia actual de interrelación e interdependencia entre instituciones y las demandas de otros sectores, como los derivados del mercado y de la sociedad. Sin abandonar el espíritu de autonomía académica y de investigación, traducirá las demandas sociales y del mercado en cuestiones a ser tenidas en cuenta en las agendas de investigación de ese momento. Con respecto a las aceleradas modificaciones en el mundo del trabajo y de las relaciones sociales en el contexto de las nuevas tecnologías, tal como se mencionara más arriba, están manifestándose, como Políticas de educación superior por universitarios 197 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tendencia emergente, nuevos sufrimientos psíquicos y nuevas formas de presentación de los síntomas psicológicos y somáticos, como por ejemplo las adicciones a las TIC y a las redes sociales (Cash y otros, 2012; Echeburúa Odriozola y Corral Gargallo, 2010). No obstante, otros autores y estudios presentan la potencialidad de las redes sociales y de la red para realizar un trabajo preventivo de diferentes problemáticas propias de un colectivo particular como el de los adolescentes, puesto que identifican a las redes sociales y al acceso a internet a través de diferentes dispositivos móviles como un espacio de pertenencia y una marca de época en las nuevas subjetividades (Pozo Irribarría, Pérez Gómez y Ferreras Oleffe, 2009). Estos se presentarán, entonces, como temas propicios para la producción de conocimiento y formación específica de los futuros profesionales de la psicología. Una última consideración sobre las relaciones entre esta Facultad –y por extensión el lugar de la universidad–, el mercado y la sociedad. Esta unidad académica tendrá un lugar estratégico en la gestión del conocimiento –su producción, transmisión y distribución–, reivindicando su autonomía académica, pedagógica y de investigación. No obstante, dicho concepto de autonomía deberá incorporar las ampliaciones y flexibilizaciones exigidas hoy (Congreso de la Nación, 2008), para constituirse en un centro articulador estratégico de la gestión del conocimiento. En ese sentido tendrá que vincularse con otras instituciones productoras de conocimiento y mantener un diálogo abierto y fluido. Esto solo será posible si se privilegia el intercambio en los eventos científicos con un fin de comunión en la producción de conocimiento y de resolución de problemas sociales locales urgente e indelegable. Reflexiones finales Los autores consultados plantean que actualmente nos encontramos en un contexto turbulento, complejo e incierto, con un debilitamiento de los marcos legales en todas las instituciones de la Políticas de educación superior por universitarios 198 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sociedad, incluida la universidad pública. Los procesos que afectan hoy a la universidad son centralmente la economía global y los usos del conocimiento, los nuevos tipos de estudiante y de demandas sociales, el financiamiento inestable de los estados, los nuevos trabajadores del conocimiento y la exigencia sobre la privatización de la educación superior desde algunos organismos internacionales de financiamiento (Martínez, 2002; Bello, 2003). Estos demandan adecuaciones de la universidad en sus misiones, funcionamiento y organización, forma de gestionar y legitimar los conocimientos. En este punto las TIC influyen actualmente en las formas de producir, distribuir y usar los conocimientos, generando nuevos contextos de trasformaciones epistemológicas. Uno de los retos de la educación superior está en que la universidad pública no solo pueda innovar en tecnología sino, sobre todo, en sus concepciones y prácticas pedagógicas. Esto implicará modificar el modelo de enseñanza en su globalidad, es decir, deberán producirse cambios importantes en el papel del docente, en el proceso y actividades de aprendizaje de los estudiantes, y cambios en las formas organizativas de la clase y en los modos de mediación. En este sentido, las nuevas tecnologías no son meras herramientas, sino que configuran contextos donde se despliegan nuevas valoraciones del espacio, el tiempo y los acontecimientos culturales. El acceso a las mismas y a su uso seguirá siendo desigual en los países en desarrollo, ampliando la brecha digital no solo entre las generaciones, sino también entre diferentes grupos sociales. Para cerrar estas reflexiones retomaré las ideas de C. Peón (2004) y A. Martínez (2002) para justificar por qué el conocimiento gestionado por las universidades no puede abordarse como una mercancía, tal como se sostiene desde la perspectiva de la sociedad del conocimiento. Estos autores consideran que el conocimiento no puede tratarse como un insumo económico o un capital cultural pasible de acumulación, puesto que se incrementa y jerarquiza con el consumo dentro de la comunidad científica, en vez de degradarse. Otro punto importante es que los conocimientos que se crean en contextos con Políticas de educación superior por universitarios 199 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) autonomía académica, como las universidades públicas dentro del conjunto de las instituciones de educación superior, tienen la propiedad de ser no pecuniarios o libres, es decir, no están regulados por la lógica del mercado que regula su producción, distribución y uso. En este sentido se constituyen en un bien público no-rival con accesibilidad universal y democrática para todos los actores de tales instituciones. El costo se desplazará, entonces, a los procesos de adquisición de conocimientos –tanto en la enseñanza como en el aprendizaje– y en las exigencias, externas a las universidades, hacia la tendencia a la privatización del conocimiento, la presión para especializarse en investigación e innovación y hacia la digitalización de la enseñanza. Esto redundará en mantener y profundizar las distancias entre centros productores de saber y aquellos que se perfilan como simples reproductores de teorías y métodos. Será un reto futuro para la universidad mantener los valores de autonomía y democracia tanto en la producción como en el acceso y distribución de conocimientos. Bibliografía Area Moreira, M. (2003). Problemas y retos educativos ante las tecnologías digitales en la sociedad de la información. Tenerife: Universidad de La Laguna. En línea: <http://www.quadernsdigitals. net/index.php?accionMenu=hemeroteca.VisualizaArticuloIU. visualiza&articulo_id=6351&PHPSESSID=08c60b3fe32a5c96885389fd0345b009>. Consultado el 15 de julio de 2014. Bello, M. E. (2003). Educación y globalización. Barcelona: Antrophos. Buchbinder, P. (2005). Historia de las Universidades Argentinas. Buenos Aires: Sudamericana. Cash, H., Rae, C., H. Steel, A. y Winkler, A. (2012). “Internet Addiction: A Brief Summary of Research and Practice”. Current Psychiatry Reviews, 8(4), November 2012, 292-298(7). Publisher: Bentham Science Publishers. En línea: <http://www.eurekaselect. com/103775/article>. Consultado el 15 de julio de 2014. Políticas de educación superior por universitarios 200 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Congreso de la Nación. Dirección de Información Parlamentaria (2008). Proyectos de ley de Educación Superior. En línea: <http:// iec-conadu.org.ar/wordpress/?page_id=15>. 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En Vélez de la Calle, C., Arellano, A. y Martínez, A. (coords.). Universidad y verdad. Barcelona: Antrophos. Mena, M. (1994). “La convivencia institucional de las modalidades de educación presencial y a distancia: ¿competencia o cooperación?” (pp. 141-148). En: Litwin, E., Maggio, M. y Roig, H. (comps.). Educación a Distancia en los 90. Desarrollo, problemas y perspectivas. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Programa UBA XXI. Peón, C. (2004). “Universidad y sociedad de conocimiento” (pp.153169). En Barsky, O., Sigal, V. y Dávila, M. Los desafíos de la Universidad argentina. Buenos Aires: Siglo XXI. Pozo Irribarría, J. del, Pérez Gómez, L. y Ferreras Oleffe, M. (coords.) (2009). Adicciones y nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Perspectivas de su uso para la prevención y el Políticas de educación superior por universitarios 202 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tratamiento. 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Políticas de educación superior por universitarios 203 La Declaración de Bolonia y sus posibles implicancias para la formación en Antropología Cecilia Landini El objetivo de este trabajo es construir una representación de un posible escenario futuro de la carrera de Antropología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, a partir de los principios y objetivos de la Declaración de Bolonia, estimando para ello un hipotético contexto de reforma curricular. Para la construcción de esta representación se usará el método prospectivo de escenarios (Godet, 2000). De esta manera, se propone realizar la descripción de una situación futura teniendo en cuenta, de manera simultánea, el análisis retrospectivo y la situación actual de la carrera. Siguiendo el análisis realizado por Brunner (2008) sobre el impacto del proceso de Bolonia en América Latina, para la construcción del escenario se tendrán en cuenta las siguientes variables: 1) titulación, 2) plan de estudios, 3) sistema de créditos, 4) idioma y 5) movilidad. La Declaración de Bolonia es un documento que marca el camino a seguir para la educación superior en Europa. Fue firmado por veintinueve países que se comprometieron a lograr los objetivos esPolíticas de educación superior por universitarios 204 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tablecidos en ella y a coordinar políticas que posibilitasen el logro de los mismos. El proceso de Bolonia aspira a crear la convergencia de la educación superior europea en la búsqueda de una solución mancomunada para los problemas más usuales. Se origina en el reconocimiento de que, a pesar de las diferencias, los sistemas de educación superior están afrontando desafíos interiores y exteriores en común, que se relacionan con la diversificación de la educación, el empleo de los graduados, la falta de destreza en áreas clave, la ampliación de la educación privada y transnacional, entre otros. En ese sentido, la meta del proceso de Bolonia es crear un sistema de educación superior que mejore el empleo y la movilidad de los ciudadanos, aumentando, en consecuencia, la competitividad internacional de la educación superior europea. Los objetivos específicos apuntan a: - la adopción de un sistema común de titulaciones equivalentes y comparables; - la organización del sistema superior en dos niveles, pregrado y grado, con licenciaturas que duren como mínimo 3 años y tengan valor en el mercado laboral europeo; - el establecimiento de un sistema de créditos compatibles, garantizando la calidad con criterios y métodos comparables; - promover y facilitar la movilidad de alumnos, profesores investigadores y administradores. La Licenciatura en Antropología se dicta en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de la Plata (en adelante FCNyM-UNLP), junto a las Licenciaturas en Geología, Geoquímica y Biología. La misma fue creada en el año 1958 definiendo su orientación teórica general en el marco de la tradición naturalista de fines del siglo XIX (Politis ,1992). Recordemos aquí que en 1906 el Museo pasó a depender administrativamente de la Universidad Nacional de La Plata, agregando a las funciones originales de exhibición pública e investigación, la de formación académica, bajo Políticas de educación superior por universitarios 205 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la denominación general de Instituto del Museo-Facultad de Ciencias Naturales. Así, el Museo y la Facultad funcionaron de manera imbricada compartiendo espacios dedicados a la investigación y a la docencia. Allí funcionaba la Escuela de Ciencias Naturales (1912) que comprendía principalmente a las de Ciencias Geológicas, Ciencias Biológicas y Ciencias Antropológicas. En sus inicios, en 1906, la enseñanza universitaria adoptó el modelo general de “naturalista”, mediante la elaboración de programas de estudio destinados a proporcionar a los alumnos formación básica en todos los campos de las ciencias naturales (García, 2010). El plan de estudios estaba dividido en quince materias, de cuatro años de duración, más un año de especialización mediante la realización de la tesis doctoral en una de las cuatro orientaciones previstas –Antropología, Botánica, Geología o Zoología–, confiriéndose un solo título: el de doctor en Ciencias Naturales. Entre los doctorados prevalecían los de Ciencias Biológicas, fundamentalmente Zoología y Botánica y, en menor medida, los de Geología. Hacia fines de la década de 1940 el Instituto del Museo-Facultad de Ciencias Naturales con su estructura de “Escuela”, se transformó finalmente en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo. Asimismo, la carrera de Ciencias Naturales se dividió en Ciencias Geológicas y Ciencias Biológicas, creándose en la década de 1950 el título de “licenciado” en las áreas de Biología, Geología y Antropología (Teruggi, 1988). Esta conformación histórica es un punto importante para comprender el contexto de inserción de la carrera, ya que la de La Plata es la única universidad del país donde la carrera de Antropología está incluida en una Facultad de Ciencias Naturales. En efecto, en la Universidad Nacional de Buenos Aires, la carrera pertenece a la Facultad de Filosofía y Letras, en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires a la Facultad de Ciencias Sociales, en la Universidad Nacional de Rosario a la Facultad de Humanidades y Arte, en la Universidad Nacional de Misiones y en la Universidad Nacional de Jujuy a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. La carrera fue creada recientemente en la Universidad Nacional de Políticas de educación superior por universitarios 206 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) San Martín y pertenece al Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES). La Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la Universidad de Tucumán otorga el título de arqueólogo, en tanto que la Arqueología no se constituye como una carrera en sí misma, sino como una orientación de la Licenciatura en Antropología, en el resto de las universidades mencionadas. En algunos casos, esta orientación figura en el título de grado y en otros, como en la Universidad Nacional de La Plata, el título es de licenciado en Antropología sin especificar la orientación. En lo concreto, esta inserción de la carrera en distintas facultades provoca que tanto la formación de los alumnos como el perfil de los egresados sean claramente distintos en cada una de ellas. Si se aplicara el proceso de Bolonia para analizar el futuro de la carrera, este dato es crucial para ser tenido en cuenta, ya que el proceso tiende a la homogenización y la estandarización, mientras que la diversidad de formación estaría enriqueciendo la generación de conocimiento. Análisis de las variables. Situación actual y retrospectiva Titulación El título que se obtiene al finalizar la carrera es Licenciatura en Antropología. Si bien a lo largo de la formación están claramente marcadas las orientaciones de la misma –socio-cultural, biológica y arqueología–, estas no figuran en el título de grado. Plan de estudios En la actualidad el plan de estudios de la carrera consta de treinta materias, una prueba de idioma y 30 días de trabajo de campo. Las materias están distribuidas en cinco años. Durante el primer año los alumnos cursan una materia troncal –específica e introductoria Políticas de educación superior por universitarios 207 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de la carrera–, tres materias que son comunes a todas las carreras de la Facultad y dos materias de formación general. En segundo y tercer año los espacios curriculares corresponden a materias de formación teórica general y a las materias específicas de cada una de las orientaciones de la antropología. Por último, en cuarto y quinto año los espacios curriculares se completan con las materias específicas de las orientaciones, materias de formación técnico-metodológica y espacios curriculares optativos. Estos últimos permiten a los alumnos completar su formación cursando las asignaturas que ellos consideren pertinentes, orientados por un profesor asesor. Según la orientación elegida, estas pueden corresponder a materias dictadas en la propia unidad académica o en cualquier otra, siempre y cuando corresponda a una universidad nacional y cumpla con los requisitos de carga horaria y evaluación. Para poder hacer una descripción prospectiva de un escenario que implica un cambio en el plan de estudios de la carrera, considero pertinente, en primera instancia, hacer un análisis retrospectivo del currículo de la carrera en los últimos años. Dado que el proceso de reforma curricular no afecta solo a la carrera de Antropología, sino a todas las carreras de la Facultad, se hará una síntesis del proceso de reforma curricular de toda la Unidad Académica teniendo en cuenta los conflictos que se han generado entre los distintos estamentos constitutivos de la institución. En la Facultad de Ciencias Naturales no ha habido cambios curriculares desde hace más de 20 años. Los planes de estudio vigentes en la actualidad no se han modificado desde la década de 1980. En detalle: - Las Licenciaturas en Biología, orientación en Botánica, Ecología y Zoología, desde el año 1980. - La Licenciatura en Biología, orientación Paleontología, desde el año 1987. - Las Licenciaturas en Geología y Geoquímica, desde el año 1982. - La Licenciatura en Antropología tuvo su última modificación en el año 1985, cuando el doctor Néstor H. Palma, coordinaPolíticas de educación superior por universitarios 208 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) dor del Consejo Consultivo Departamental de Antropología, presentó el programa que ha permanecido vigente hasta la actualidad (Tevez et al., 2009). Cabe destacar que esta reforma fue sustancial, dado que el plan de estudios había sufrido una fuerte modificación durante la última dictadura militar, minimizando al máximo su contenido “social” y quedando reducido prácticamente a materias de corte biológico, habiéndose incluso cerrado el ingreso a la carrera durante algunos años (Politis, 1992). Por otra parte, los cambios incorporados en 1985 “reflejan la puja de intereses entre grupos heterogéneos que deben articularse al momento de la confección de un diseño curricular” (Teves et al., 2009: 5). En diciembre del 2001 el Honorable Consejo Académico resolvió crear la Comisión para la Revisión Curricular. De esta manera en el año 2002 se puso en marcha el proceso de revisión curricular, iniciándose con una primera etapa de diagnóstico llevada a cabo por Unidad de Didáctica de la Facultad y la posterior conformación de la Comisión de Revisión Curricular, integrada por representantes de todos los claustros y las autoridades. Es un extenso proceso que actualmente continúa y a lo largo del cual se han logrado algunos acuerdos, aunque también se han generado conflictos tanto entre los claustros como en el interior de los mismos. Para ejemplificar, se mencionan algunos de estos conflictos: En los planes vigentes los alumnos de primer año tienen en común las cursadas de las asignaturas: Fundamentos de Geología, Introducción a la Botánica y Zoología General. En una primera instancia se llegó a un acuerdo respecto a que el trayecto inicial del plan de estudios debía corresponder a un Ciclo Común, propuesta que estuvo sustentada en la recuperación de la formación naturalista de todas las carreras. El segundo trayecto debía estar conformado por materias específicas de cada carrera. Circunscribiendo el análisis al Ciclo Común, se propuso introducir un espacio interdisciplinario conjuntamente con las tres materias Políticas de educación superior por universitarios 209 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) básicas de las carreras: Antropología, Biología y Geología. El cuestionamiento se centró especialmente en el perfil de los docentes a cargo de este espacio que deberían tener un fuerte compromiso con la propuesta y una sólida formación para el trabajo interdisciplinario. Al considerar el perfil del docente como una variable que no se puede controlar y que el éxito del espacio curricular dependía de este factor, esta propuesta fue perdiendo fuerza, hasta ser desechada. Otro conflicto que surgió cuando se diseñó la estructura del Ciclo Común residió en la aceptación de la asignatura Antropología como parte del ciclo común por parte de la comisión de Geología. Esta cuestión fue resuelta en el ámbito de la Comisión de Reforma Curricular, donde participaban miembros docentes, graduados y estudiantes de todas las carreras. El resultado fue que la materia Antropología se incorporó como obligatoria para todas las carreras. Otra situación de conflicto se generó dentro del claustro de profesores de la carrera de Antropología al plantearse como parte del ciclo común la asignatura Química. Esta asignatura ya ha sido objeto de reiterados cuestionamientos en cuanto la necesidad o no de sus contenidos para el currículo de Antropología, aspecto en el cual no todos los actores están de acuerdo. La propuesta fue reformulada como “conocimiento de la materia”, en el sentido de otorgar los elementos básicos para comprender las características de la materia en el medio natural. Su aceptación necesitó de sucesivas reuniones de claustro, con la presencia, en alguna de ellas, de la vicedecana como una figura mediadora que transmitía la voz de la Comisión. Finalmente, durante el año 2010 la Comisión de Planes de Estudios trabajó sobre el ciclo de contenidos comunes y elevó una propuesta al Honorable Consejo Directivo, que fue tratada en la última reunión del 2010. Esta propuesta de Ciclo Común fue aprobada, aunque no por unanimidad, ya que fue votada en contra por la totalidad del claustro de alumnos y por uno de los representantes del claustro de auxiliares docentes. En síntesis, el proceso de revisión curricular lleva ya diez años de desarrollo. Atravesando tres gestiones de autoridades diferentes, aunPolíticas de educación superior por universitarios 210 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) que con una misma línea de política académica, durante ese período la Unidad de Didáctica de la Facultad ha sido disuelta y la Comisión de Revisión Curricular ha cambiado su nombre por Comisión de Planes de Estudio. Este análisis pone de manifiesto el alto contenido simbólico de la reforma curricular, en cuanto responde a presiones de actualización, modernización del currículo, intereses de los actores involucrados y democratización del proceso de cambio. Acreditación Para poder acreditar las 30 materias necesarias para obtener el título de licenciados en Antropología los estudiantes deben rendir un examen final de cada una de ellas. Para estar en condiciones de rendir los exámenes finales previamente deben haber cursado la materia de manera presencial y aprobado exámenes parciales de las asignaturas. Esto significa que todas las materias son de cursada obligatoria, no existiendo la posibilidad de rendir examen final en calidad de libre. Si bien existen algunas cursadas cuatrimestrales, en su mayoría son de régimen anual. Para acreditar la prueba de idioma los estudiantes deben rendir un examen del idioma que elijan, el cual es tomado por un profesor de la Facultad. Los viajes de campo se acreditan concurriendo a prácticas de campo organizadas por cátedras de la Facultad o por equipos de investigación vinculadas a ellas. Los viajes de campo merecen una consideración especial, ya que desde la formación de la carrera la mayoría de los docentes han sido y son investigadores, y la investigación en Antropología –como en las otras carreras que se dictan en la Facultad– requiere de un extenso trabajo de campo además de la investigación en laboratorios o de la reflexión critico-bibliográfica. Esto significa que, más allá del requerimiento formal para obtener el título, la experiencia en el campo es fundamental en la formación de los alumnos desde los primeros años de la carrera. Políticas de educación superior por universitarios 211 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Movilidad En el marco del plan de estudios vigente está delineada de manera implícita la movilidad de los estudiantes, ya que para completar las materias optativas pueden cursar asignaturas del plan de estudios de las otras carreras que se dictan dentro de la unidad académica –o en cualquier otra unidad académica–, siempre y cuando correspondan a una universidad nacional y cumplan con los requisitos de carga horaria y evaluación. La mayoría de los estudiantes elige cursar materias que se dictan dentro del ámbito de la Universidad Nacional de La Plata. Esta elección se debe fundamentalmente a dos causas. Por un lado, es menos oneroso, en términos de tiempo y dinero, cursar materias sin tener que trasladarse a otra ciudad. La otra causa corresponde a cuestiones administrativas, ya que los trámites para el reconocimiento y acreditación de materias que se dictan en otras universidades son más engorrosos que para el reconocimiento de aquellas que se dictan dentro del ámbito de la propia Universidad. Idioma La totalidad de las materias de la Facultad se dictan en castellano, aunque en algunos casos como parte de la bibliografía obligatoria se incorporan textos en inglés o en francés. El tratamiento de textos en idioma extranjero es necesario para mantener la bibliografía actualizada. En algunas ocasiones se ha cuestionado el uso de estos textos por parte de docentes y alumnos, aduciendo que la Facultad no proporcionaba las herramientas necesarias para que un alumno o un docente pudieran acceder a la lectura y comprensión de bibliografía extranjera. En ese contexto, se planteó que la prueba de idioma no era suficiente como instancia de formación, y que para poder acceder a ella los alumnos o docentes debían recurrir a la ayuda externa, ya fuera tomando clases particulares o contratando los servicios de un traductor. En la actualidad, se dicta en la Facultad un Taller de Inglés, Políticas de educación superior por universitarios 212 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) que permite a los alumnos prepararse para rendir la prueba en ese idioma, además de adquirir algunas herramientas que les permitan acceder a la bibliografía extranjera. A modo de conclusión: un escenario futuro Titulación y plan de estudios Dado que un cambio en la titulación implica necesariamente un cambio en el plan de estudios, las variables de titulación y plan de estudios serán consideradas juntas. Atendiendo a la Declaración de Bolonia, deberían reformularse las titulaciones de manera tal que pudieran otorgarse titulaciones intermedias y, como título de grado, una licenciatura. El plan de estudios debería ser formulado considerando las competencias que debería adquirir un graduado en Antropología. La lógica de las competencias se inscribe en una sociedad basada en el conocimiento, donde el trabajo, la formación y la educación se orientan a la adquisición de competencias que permitan adaptarse a un futuro laboral cambiante, mediante un proceso de aprendizaje a lo largo de la vida (Moreno Olivos, 2009). Según Peón (2003) los antropólogos forman parte del conjunto de científicos sociales necesarios para el desarrollo de la industria del siglo XXI, situación que plantea dos alternativas para la educación superior: “especializarse en la enseñanza institucional del conocimiento práctico, profundizando su función escolar y profesionalizante específica, o bien asumir la necesidad de proteger los viejos valores universitarios de su tradición humanística, aquellos relativos a la ética del uso del conocimiento” (2003: 34). De esta manera, la universidad debe plantearse si es posible adaptarse al mercado laboral produciendo especialistas, cuando el mercado laboral es altamente cambiante y es muy difícil predecir si los estudiantes que comienzan a formarse en la actualidad obtendrán empleo cuando se gradúen. Por otra parte, si la especialización se incluyera en el plan de estudios desde los Políticas de educación superior por universitarios 213 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) primeros años de la carrera, podría llevar a la pérdida de la visión holística que ha caracterizado a la Antropología desde sus inicios como disciplina científica. Considerando que se diera la situación en que en todas las universidades del país en las que se dicta la carrera de Antropología adhirieran al Proceso de Bolonia, el resultado sería una homogeneidad en la formación de los estudiantes, ya que los planes de estudio deberían responder a estándares relacionados a la educación por competencias. Acreditación La acreditación de las materias también debería adaptarse a estándares que permitieran hacerla comparable y correlacionable con otras unidades académicas. Las preguntas que surgen aquí son: ¿quién establecería esos estándares? y ¿dónde se posiciona para hacerlo? En este punto debe tenerse en cuenta un concepto que subyace a la acreditación: la calidad (Dias Sobrinho, 2008). La calidad puede ser considerada de varias maneras distintas, aquí rescataré dos de ellas: 1) como equivalente a excelencia, al logro de estándares muy altos, o 2) como cumplimiento de estándares mínimos. Aquí volvemos a la pregunta acerca de quién establece los estándares de calidad. Si desnaturalizamos el concepto, encontramos que la calidad no es un valor en sí misma ni un concepto aislado, sino que adquiere significado en el contexto social en el que es formulado y aplicado. Según Dias Sobrinho, en educación es común asociar el concepto de calidad al rendimiento estudiantil, la disminución de costos, la ampliación de la matrícula y la capacidad para el trabajo, entre otros, es decir, atributos que son fácilmente cuantificables y, por ello, parecen ser objetivos, aunque la educación, en cuanto fenómeno social, posee aspectos que no son pasibles de ser mensurados cuantitativamente. Políticas de educación superior por universitarios 214 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Movilidad Como se señaló anteriormente, de alguna manera la movilidad está implícita en los planes de estudio vigentes, pero no todos los alumnos tienen la posibilidad de elegir las materias que va a cursar, dado que en la mayoría de los casos la elección está restringida por cuestiones económicas y administrativas. Si, como se plantea en la Declaración de Bolonia, la movilidad es uno de los objetivos del proceso, debería garantizarse el financiamiento y agilizar los trámites administrativos que permitieran la circulación de estudiantes entre distintas unidades académicas. Idioma El idioma se plantearía como otro obstáculo para la movilidad y el intercambio. En el sistema preuniversitario, la formación de alumnos respecto al manejo de idiomas es muy básica. La mayoría de los estudiantes que ingresan a la universidad no manejan idiomas extranjeros. De igual manera que en el caso de la movilidad, si se espera que todos los estudiantes tengan acceso a formarse en distintas unidades académicas, debe garantizarse que tengan acceso al manejo de idiomas mediante el dictado de cursos dentro de la unidad académica. Teniendo en cuenta el análisis retrospectivo y considerando a la universidad como un campo dentro de un espacio social (Bourdieu, 2008) donde se hace evidente el conflicto que se genera por la puja de intereses entre distintos actores, se concluye que es muy difícil llevar a cabo una reforma de tal magnitud en el marco de un proceso democrático en el cual participen todos los actores institucionales. Aunque es evidente que la formación de los antropólogos no puede ser ajena a los cambios que se han producido en la sociedad desde 1985, año en que se implementara el plan de estudios vigente. Por lo cual, más allá de la discusión del impacto que tendría la adecuación de la carrera a los objetivos y principios de la Declaración de Bolonia, es necesaPolíticas de educación superior por universitarios 215 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ria una reforma curricular que promueva la formación profesionales competentes para insertarse en el mercado laboral y capacitados para dar respuestas a las necesidades y problemas actuales. Bibliografía Bourdieu, P. (2008). Homo Academicus. México: Siglo XXI. Brunner, J. (2008). “El proceso de Bolonia en el horizonte latinoamericano: límites y posibilidades”. Revista de Educación, número extraordinario, 119-145. Universidad Diego Portales. Declaración de Bolonia (1999). En línea: <http://www.unex.es/unex/ oficinas/oce/archivos/ficheros/documentos/ministros/bolonia99. pdf >. Consultado el 7 de julio de 2011. Dias Sobrinho, J. (2008). Calidad, pertinencia y responsabilidad social de la Universidad latinoamericana y caribeña. Cartagena de Indias, Colombia: Conferencia Regional de Educación Superior -UNESCO. García, S. (2010). Enseñanza científica y cultura académica. La Universidad de La Plata y las Ciencias Naturales (1900-1930). Rosario: Prohistoria ediciones. Godet, M. (2000). La caja de herramientas de la prospectiva estratégica. Cuadernos de LIPS (5). París: Laboratoire d’Investigation Prospective et Stratégique -CNAM. Informes de la Comisión de Revisión Curricular de la FCNyM-UNLP, 2003, 2004, 2006 y 2010 (documentos sin publicar). Moreno Olivos, T. (2009). “Competencias en educación superior: un alto en el camino para revisar la ruta de viaje”. Perfiles Educativos, (XXXI)124, 69-92. IISUE-UNAM. Peón, C. (2003). “Los sistemas de educación superior en la sociedad del conocimiento” (pp. 16-35). En Políticas de Estado para la Universidad Argentina. Balance de una gestión en el nuevo contexto nacional e internacional. Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, Secretaría de Políticas Universitarias. Políticas de educación superior por universitarios 216 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Politis, G. (1992). “Política nacional, arqueología y universidad en Argentina” (pp. 77-87). En Arqueología en América Latina hoy. Colombia: Biblioteca Banco Popular. Teves, L., Remorini, C. Morgante, G. y Leipus, M. (2009). “50 años de Antropología en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata: historia, desafíos y perspectivas”. Ava, (14), 145-155. Revista de Antropología. Universidad Nacional de Misiones. Teruggi, M. (1988). El Museo de La Plata. Una centuria de honra, 1888-1988. Avellaneda: Fundación del Museo de La Plata. Políticas de educación superior por universitarios 217 Implicaciones de la aplicación del Proceso de Bolonia en la carrera de grado de Medicina. Descripción de un escenario posible Cecilia Loudet Consideraciones generales El estudio de grado de Medicina en Europa, a partir de la aplicación del Acuerdo de Bolonia, es uno de los pocos en los que no se ha propuesto la reducción de la duración de la carrera. Esta distinción respecto al resto de las carreras se ha debido a que la medicina es de las consideradas “profesiones de especial o mayor interés social” y cuya enseñanza implica una estructura curricular muy particular. Muchos críticos de la reforma de Bolonia han visto a esto como una ventaja para la carrera, al no haber sufrido la “amputación” que ha afectado a la gran mayoría de las antiguas licenciaturas, convertidas ahora en grados de 4 años con 240 ECTS (European Credit Transfer System). De esta forma el graduado de Medicina no tendría que realizar de manera obligatoria un máster de posgrado para poder acceder a la carrera de doctorado, dado que con el grado ya tendría 360 ECTS, superando el requerimiento de los 300 ECTS. Por otra parte, la “enseñanza por competencias”, que puede resultar no aplicable en otras carreras de grado, en Medicina es ineludible Políticas de educación superior por universitarios 218 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) por la necesidad de incorporar habilidades, destrezas y actitudes que capaciten para la buena práctica clínica. Por último, hay que tener en cuenta que Medicina, en Europa, ya cuenta con un sistema de residencias –posgrado– que, en su gran mayoría, pertenecen a los sistemas estatales de salud. Estas residencias, de calidad reconocida, mejoran superlativamente la inserción del médico en los sistemas de salud y sirven de acceso a empleos más calificados. Es así como, según señalan Lobato et al. (2010), Medicina se diferencia de otras formaciones de grado “degradadas”, que deben completar la formación necesaria para acceder al empleo en el mundo de la empresa privada, con másteres de costos muy elevados. Sin embargo, la tendencia a la privatización de la gestión de la asistencia sanitaria podría cambiar tanto las condiciones de contratación del médico como la calidad de la propia enseñanza del pregrado y del postgrado. Estado actual del proceso de convergencia de Bolonia en Medicina El desarrollo del nuevo grado de Medicina ha sufrido un retraso en su implementación respecto a todas las demás carreras de grado debido a diversos motivos. Las menciones sobre los estudios de medicina han sido casi nulas en los debates de los encuentros bianuales y las propuestas provenientes de escuelas, sociedades y organizaciones médicas fueron escasas en el proceso de Bolonia. Como dice Christensen (2004), en contraste, por ejemplo, con las ingenierías, la Arquitectura o la Informática, las pocas menciones a Medicina siempre aparecían entre paréntesis. De ahí la afirmación de Haug y Tauch: “el mantenimiento de un solo ciclo en un número muy limitado de grados (como por ejemplo medicina), no contraviene el proceso de Bolonia” (2001: 10). En la mayoría de los países europeos, independientemente de la aplicación del tratado, la duración del grado en Medicina es de 6 Políticas de educación superior por universitarios 219 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) años, excepto en el Reino Unido y Malta donde es de 5 años, en Suecia de 5 años y medio, y en Bélgica y Alemania de 7 años. Algunos autores, como Gordon et al. (2009), ven un retroceso en la división entre las ciencias básicas y la Medicina Clínica en la estructura propuesta de dos ciclos a partir de la aplicación del tratado. Por el contrario, otros, como Cumming (2010), expresan que el modelo cíclico podría alentar la integración clínica en todas las etapas. Según Lobato et al. (2010), un total de 19 países (46 %) referían que no iban a adoptar la estructura de dos ciclos, y solo 7 países: Armenia, Holanda, Portugal, Islandia, Bélgica, Dinamarca y Suiza (17 %), la han adoptado; 4 países (9 %) dejan el asunto a elección de sus Facultades, y 11 (27 %) todavía no han tomado una decisión, aunque se supone que la mayoría de estos últimos rechazará el grado con los dos ciclos. La aplicación en Medicina del esquema de dos ciclos propuesto por el Tratado de Bolonia ha sido escasa y, para 2012, solo 7 de 47 países firmantes anteriormente mencionados lo habían implementado en ese sentido. De esta manera, en un universo de 442 escuelas de Medicina en Europa, solo 32 de ellas habían aplicado en 2012 el proceso de convergencia programado entre los países europeos participantes de la reforma. Mayoritariamente, las escuelas de Medicina han optado por un grado de 6 años de duración (360 ECTS), con un primer ciclo de Bachelor (180 ECTS) y un segundo ciclo de Máster (180 ECTS) para obtener el título de médico. Según Patricio et al. (2012), entre las razones por las cuales la adhesión ha sido escasa se encuentran los problemas relacionados a la integración curricular horizontal y vertical, específicamente con respecto al entrenamiento clínico inicial y a la escasa inserción laboral que tendrían los bachelor en Medicina al finalizar el primer ciclo. La educación médica es costosa y de larga duración. El posible abandono o desvío hacia otras carreras al finalizar el Bachelor en Medicina tiene poco valor para quienes no completen el segundo ciclo y representa una pérdida de recursos para la sociedad. Políticas de educación superior por universitarios 220 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Aplicación del Proceso de Bolonia en el contexto de la carrera de Medicina de la UNLP. Descripción de un escenario probable Las variables seleccionadas para la descripción del escenario son las siguientes: estructura de 2 ciclos, acreditación, movilidad y pautas del sistema de transferencia de créditos. A través de estas variables se describen las implicancias e impactos probables de una futura aplicación del Tratado de Bolonia. Estructura en dos ciclos El plan de estudios vigente en la Facultad de Medicina de la UNLP data del año 2004. Para ingresar a la carrera de Medicina, los aspirantes deben realizar un curso de admisibilidad de un año de duración, del cual deben aprobar las 4 asignaturas curriculares y el examen final. La carrera está planteada en 6 años de duración, con una carga horaria total de 5670 horas de asignaturas obligatorias y 810 horas de asignaturas optativas, de las cuales deben cumplir con un mínimo de 270. Los dos primeros años reciben el nombre ciclo básico, luego siguen 3 años más bajo la denominación de ciclo clínico, y el último año bajo la de práctica final obligatoria (PFO). Para acceder a este último año, se deben tener aprobadas las asignaturas teóricas de los dos ciclos previos. En un supuesto escenario de aplicación de la reforma de Bolonia, se plantea la modalidad de implantación de los ciclos de Bachelor más Máster. La duración de la carrera estaría también planteada en 6 años, con el primer ciclo de Bachelor, de 3 años de duración, y el segundo ciclo, de Máster, de otros 3 años. Para pasar por un proceso de convergencia a través de todas las Facultades de Medicina del país, como así también de la región, debieran unificarse la duración, el contenido curricular y la distribución de créditos. Idealmente los contenidos curriculares deberían articularse de tal manera que no estuviesen divididos los dos ciclos como ocurre en Políticas de educación superior por universitarios 221 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la actualidad –ciclo básico y clínico–, para luego acceder al de PFO, sino que, ya desde el ciclo de Bachelor, los estudiantes contarían con la formación práctica necesaria para abarcar competencias específicas como la que tiene la formación de Enfermería. Más aún, siendo la falta de profesionales de Enfermería un gran déficit en nuestro país, los graduados de este primer ciclo que no pudieran completar la carrera obtendrían la habilitación y competencias para ejercer como enfermeros profesionales, con solo una capacitación agregada de prácticas en Enfermería de 6 meses de duración. Para los que finalizaran el segundo ciclo de Máster y obtuvieran el grado de médico, se plantearía como innecesaria la realización de ningún tipo de curso ni Máster de posgrado, puesto que el ciclo de Máster de graduado les daría los créditos para acceder directamente a la realización del Doctorado. La carrera de Medicina tiene la peculiaridad de que el grado va seguido de un sistema de formación especializada, el Sistema de Residencias Médicas. Si bien lamentablemente solo un pequeño porcentaje de los graduados puede acceder a este sistema en nuestro país, nadie prevé por el momento sustituirlo por otro mejor. En lo que se podría trabajar es en aumentar los cupos de acceso al Sistema de Residencias Médicas, generando más oportunidades formativas. El graduado en Medicina que accede a una residencia debe dedicarse enteramente a su tarea de residente, por lo cual no dispone de tiempo para realizar estudios de Maestría. Lo que se propondría es que dentro del sistema de residencias también se pudiera obtener la preparación y orientación necesarias para realizar la tesis doctoral. Para ello, no se debería exigir ni la realización de un Máster ni cursos preparatorios para el Doctorado. Acreditación Si bien la influencia del Proceso de Bolonia en el sistema universitario argentino ha sido escasa, las dinámicas que le dieron origen han Políticas de educación superior por universitarios 222 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) estado presentes en países en desarrollo como el nuestro. Algunas de las estrategias implementadas en Europa también han servido como punto de referencia de nuestras iniciativas nacionales. En el contexto de las tendencias internacionales, durante la última década y en casi todos los países latinoamericanos, han surgido agencias públicas o privadas de evaluación cuyos objetivos generales son asegurar y mejorar la calidad de la formación universitaria. En el caso de la Argentina, la legislación vigente prevé el funcionamiento de ambos tipos de agencias. El aseguramiento de la calidad a través de la evaluación y la acreditación en Argentina es un proceso relativamente reciente, instituido por la Ley de Educación Superior N.º 24521, vigente desde el año 1995. La Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) es una agencia del Estado, que tiene intervención en la autorización de las demás agencias. La Coneau ha sido de fundamental importancia para el desarrollo de procesos y estrategias regionales de evaluación y acreditación de la calidad de la educación superior. También ha comenzado a tener un rol protagónico en espacios tales como la Red de Agencias Nacionales de Acreditación del Mercosur (RANA) y la Red Iberoamericana. En un supuesto escenario de aplicación de la reforma de Bolonia, debiera continuarse por el camino de la adopción de estándares de calidad con el objetivo de obtener un sistema común de acreditación de Facultades de Medicina, proporcionando un instrumento valioso para mantener una alta calidad docente y poder comparar de manera confiable los rendimientos de las diferentes Facultades. Este no es un punto conflictivo en la actualidad, dado que la mayoría de las Facultades de Medicina del país han sido acreditadas por la Coneau. En lo que refiere a la Facultad de Medicina de la UNLP, pasó por el sistema de acreditación de la Coneau en tres oportunidades, con una extensión de dicha acreditación durante 3 años cada una: en el año 2001, por primera vez, con renovaciones en el año 2005 y 2010. En cada una de las acreditaciones se fueron contrayendo compromisos de mejoramiento de la carrera, los cuales se están llevando a cabo en la actualidad y serán reevaluados oportunamente por esta agencia estatal. Políticas de educación superior por universitarios 223 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Movilidad Un sistema de movilidad universitario debe facilitar el intercambio académico de docentes, investigadores, estudiantes y técnicos, y promover la cooperación y la articulación interuniversitaria, así como facilitar el uso eficaz de los recursos de las universidades. Si bien a nivel nacional estuvieron vigentes diversas iniciativas de movilidad, como el Proyecto Inter-U, y actualmente el Programa Binacional para el Fortalecimiento de Redes Interuniversitarias Argentino-Alemanas, ambos dependientes de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), faltaría profundizar aún más en el desarrollo de políticas de atención de movilidad estudiantil y docente, así como también del personal técnico y administrativo. Realizando una proyección en un posible escenario futuro, para dar continuidad a los proyectos de movilidad entre las diferentes universidades integradas al sistema, estas deberían renovar sus métodos de equivalencias, implementar un régimen de reconocimiento de cursos, así como también actualizar las actividades de docencia, investigación y servicio técnico, con el objeto de diversificar la oferta de formación y mejorar su calidad y pertinencia. En el caso particular de la carrera de Medicina de la UNLP, existen algunos programas de intercambio para el estudiante, dependientes de la Secretaría de Extensión Universitaria, como, por ejemplo, con la Universidad de Rostock, Alemania. Sería de suma relevancia que todas las universidades que dictan esta carrera tuvieran a la movilidad como un objetivo común en todos los niveles de estudio, particularmente las rotaciones clínicas en el caso de los estudiantes. Está referido que lo que torna interesante el desarrollo de la movilidad es que, por un lado, se benefician los estudiantes y docentes que acceden a la misma, pero, por otro, los resultados que este intercambio de personas genera son muy ricos de manera extensiva al fomentar la armonización del currículo, la colaboración académica en Políticas de educación superior por universitarios 224 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la docencia y la investigación, así como también la puesta en práctica de los mecanismos administrativos que facilitan las movilidades y los reconocimientos de estudios y certificaciones. Pauta de sistema de transferencia de créditos Debido a que la aplicación de un sistema de transferencia de créditos es esencial para garantizar la comparabilidad de los títulos, este podría ser el punto más conflictivo por alcanzar en un escenario futuro, requiriendo para ello de una descripción precisa del programa de la carrera, donde se expliciten sus objetivos y contenidos, el nivel en el que se aplican y los métodos docentes y evaluativos a utilizar. Para lograr comparabilidad y compatibilidad, y poder “converger” haciendo finalmente intercambiables los títulos entre regiones o países que quieran intercambiar sus profesionales, no alcanzaría con “suscribir” la aceptación de los estándares internacionales de calidad en la enseñanza, ni tampoco alcanzaría solo con usar la misma terminología como por ejemplo “Bachelor” y “Máster”. Como el Tratado de Bolonia homologa competencias y no contenidos, deberían quedar especificadas en forma clara y precisa las competencias referentes a la denominación de título de médico. Por lo cual, en un escenario de aplicación del proceso de Bolonia, se plantearía como imprescindible predefinirlas expresamente para cada etapa del grado. Este es un desafío a alcanzar, que sería de vital importancia en el progreso de una reforma educativa armonizadora e integradora. Conclusiones Tal como se ha mencionado a lo largo de todo el trabajo, es evidente que algunas iniciativas emprendidas en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior han sido consideradas en Políticas de educación superior por universitarios 225 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Argentina y en el Mercosur como referencias indefectibles en el diseño y la ejecución de programas y proyectos. Son ejemplo de ello las iniciativas y proyectos vinculados a la acreditación y la movilidad. Es mucho todavía lo que falta para lograr un efecto de convergencia en la educación universitaria en general, y en la formación de medicina en particular. Se ha postulado en este escrito la implementación de algunas variables consideradas en el proceso de Bolonia, con el método de escenarios propuesto por Godet (2000), en un contexto supuesto a implementar en la Facultad de medicina de la UNLP. Como reflexión personal, probablemente el núcleo de la aplicación de una reforma similar a la planteada en Europa no pasaría tanto por la duración del grado ni por la adopción de un modelo cíclico, sino que serían más bien los aspectos curriculares los que debieran considerarse en nuestra Facultad de Medicina, de acuerdo al “espíritu” de la reforma de Bolonia. La discusión y debate podrían focalizarse fundamentalmente en los siguientes puntos: - Desarrollo de una planificación explícita con definición de objetivos y metodologías docentes a implementar. Es necesario tener una misión y visión que clarifiquen el propósito esencial y sirvan de guía en toda la implementación. - Integración vertical de enseñanzas básicas y clínicas con práctica centrada en el paciente y su entorno clínico desde una etapa inicial, tanto a nivel hospitalario como en atención primaria, para asegurar la adquisición de las competencias clínicas necesarias. - Metodología que permita evaluar de manera objetiva y estructurada en un proceso repetitivo a lo largo del grado. El proceso evaluativo debería asegurar el desarrollo de las competencias necesarias para el ejercicio de la medicina. - Propiciar la autonomía del alumno en la conducción de su propio aprendizaje mediante la incorporación de herramientas de Políticas de educación superior por universitarios 226 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) resolución de problemas y toma de decisiones, desarrollo del espíritu crítico y aplicación de una mentalidad científica. - Utilización de los nuevos recursos educativos, como las nuevas tecnologías de información y comunicación, por ejemplo e-learning, en el proceso formativo. - La utilidad y aplicabilidad de una titulación en un primer ciclo y su integración con otras carreras en el ámbito de la salud. La hipotética implementación del proceso de Bolonia en nuestro contexto sería un desafío e implicaría una mayor convergencia y homologación de las estructuras curriculares. Implementación que ha sido lenta y trabada en Europa, y seguramente lo sería en nuestro país, por las características propias y particulares del estudio y aprendizaje de la Medicina. Bibliografía Christensen, L. (2004). “The Bologna Process and medical education”. Med Teach, 26, 625-629. Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). En línea: <http://www.coneau.gov.ar/CONEAU/index. php?view=article&id=99%3Aique-es-la-coneau&format=pdf&lang=es>. Consultado el 15 de agosto de 2014. Cumming, A. (2010). “The Bologna process, medical education and integrated learning”. Med Teach, 32, 316-318. Godet, M. (2000). La caja de herramientas de la prospectiva estratégica. Cuadernos de LIPS (5). París: Laboratoire d’Investigation Prospective et Stratégique-CNAM. Gordon D., Christensen L., Karle H. (2009). “Medical education in the Bologna Process: A critical appraisal of current practice and implementation”. In EUA Bologna handbook: Making Bologna work. C.5.1-5:1–21. 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El caso del Programa de Voluntariado Universitario Beatriz Ramacciotti La economía basada en el conocimiento En la década del 60 se consolida la idea que sostiene que la educación y el conocimiento científico constituyen una cuestión central para las economías nacionales. La mayor capacidad de generar nuevo conocimiento y que este se transforme en innovación tecnológica se convierten en factores explicativos por excelencia del crecimiento y desarrollo económico y social. Con los años y la aplicación de políticas neoliberales, el flujo de recursos económicos hacia la ciencia en general, y la universidad en particular, viene acompañado por la exigencia de que el trabajo científico tenga pertinencia social, “el conocimiento ya no puede ser creado para y por los científicos en forma autónoma” (Langer, 2008: 27), por lo cual aparecen tensiones entre el rol tradicional del científico y las nuevas demandas. “Se inicia un período fuerte de cambios, donde las instituciones responden a las presiones ejercidas por el nuevo modelo tecnoproductivo” (Langer, 2008: 29). Políticas de educación superior por universitarios 229 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Si bien la universidad se transforma en un importante actor económico como creadora y difusora de conocimiento, el cual asume el “nuevo requisito de utilidad directa” (Langer, 2008: 29), pierde la hegemonía como creadora del mismo al aparecer nuevos actores interesados en la producción y control de tan valioso bien. Los investigadores se insertan en laboratorios gubernamentales, en la industria o en sus propios laboratorios particulares. Ariel Langer sostiene que “la nueva forma de producción de conocimiento tiene su base en la interacción entre los diversos sectores que crean y utilizan el conocimiento” (2008: 33), y cita a Gibbons (1997) “el proceso de especialización del científico e, incluso, de supuesto aislamiento dentro de su ámbito de trabajo (habitualmente la universidad), ha ido perdiendo efectividad y su consecuencia es la multiplicación de espacios de creación de conocimiento dentro de la sociedad” (2008: 33). El discurso de pertinencia social del conocimiento emanado de los organismos internacionales: Unesco, Iesalc (Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe) y Banco Mundial, según Ariel Langer (2008), está signado por una fuerte impronta de utilidad y rentabilidad del capital humano –concepto creado por la teoría económica de orientación neoclásica–, de tal manera que en la llamada Sociedad del Conocimiento este se ha transformado en un producto con valor de cambio como cualquier otra mercancía. El problema económico del conocimiento es que, al haberse convertido en un bien que genera externalidades positivas, capaz de producir beneficios, se suscita la cuestión de su control o regulación. La economía basada en el conocimiento (EBC) tiene especial predilección por aquellos generados desde la perspectiva de la investigación aplicada y los orientados a la innovación. Ahora bien, al observar la temática de la evaluación de las universidades como productoras de conocimiento, José Dias Sobrinho afirma que: En tanto bien público, el aseguramiento de la calidad de la educación no puede transformarse en un interesante rubro de comercio, sino que es imprescindible que sea un instruPolíticas de educación superior por universitarios 230 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mento de profundización de los valores democráticos, fortalecimiento de la soberanía nacional y la identidad nacional. (2008: 89) Es decir que debe considerar los compromisos públicos y papeles sociales que le corresponden como institución. De esta manera, la calidad, al estar basada en un enfoque cualitativo y una noción de cambio en el sujeto, cuestiona el enfoque de calidad basado en el producto. Con la creciente atribución de valor económico a la educación, hay un gran auge de la apropiación de la lógica empresarial en la formulación del concepto y en la evaluación de calidad. Por ello es bastante común asociar calidad en educación a conceptos como, eficiencia, productividad, costo-beneficio, rentabilidad, adecuación a la industria y mundo del trabajo y sus traducciones en expresiones cuantitativas. (Dias Sobrinho, 2008: 91) Entonces, la primacía del concepto de desarrollo económico sobre desarrollo humano, junto a la aplicación de lógicas empresariales y mercantiles ha ido en detrimento de temas como responsabilidad social y pertinencia. Paralelamente, el discurso de la responsabilidad social universitaria, política en la cual se encuadra el Programa de Voluntariado Universitario como una de las maneras de hacer extensión, pone énfasis en la función social, en la universidad como actor social, más que como actor económico. Si bien habla de su rol de formadora de futuros profesionales comprometidos con la realidad político-social nacional, no establece la obligatoriedad de incluir proyectos de este tipo en el currículo de las cátedras y lo deja librado a prácticas voluntarias. La universidad tampoco incentiva económicamente a su cuerpo académico para el desempeño en los proyectos de extensión. Entonces, la inclusión de proyectos de este tipo en el currículo y el pago al trabajador docente que guía los equipos, ¿quitarían el carácter solidario Políticas de educación superior por universitarios 231 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) del mismo? o, por el contrario, ¿la universidad como institución sería más solidaria? ¿Por qué limitar el proceso de enseñanza-aprendizaje de este valor tan importante a algunos pocos? La mercantilización de la ciencia y de la educación ha creado discursos y caminos paralelos en el ámbito universitario. ¿Por qué cuando se trata de proyectos sociales se habla de solidaridad, voluntad, altruismo, y cuando se habla de ciencia, tecnología e innovación, no?, si para llevar adelante las funciones sustantivas de la universidad, como la extensión y la investigación, se requiere, en ambos casos, de mucha dedicación, esfuerzo y trabajo por parte de los docentes que integran los equipos. “Todos los problemas de conocimiento entrañan problemas económicos y financieros, pero no todos los conocimientos universitarios se transforman en bienes capaces de engendrar externalidades económicas, especialmente positivas” (Martínez, 2002: 242). Evidentemente, el conocimiento producido a través de la función social no genera externalidades positivas, desde un punto de vista económico, es decir que sus resultados, al no ser cuantificables, no son apreciados como productos con utilidad directa y competitivos en el mercado. La lógica de la EBC atraviesa a todas las funciones de la universidad. En cambio, desde una perspectiva pedagógica, el conocimiento producido a través del aprendizaje basado en proyectos sociales, experiencia que se lleva a cabo en el Voluntariado, es altamente positivo, ya que se trata de una transformación cualitativa del sujeto. Entonces, ¿por qué no está incluido como parte de los programas dentro del trayecto universitario? De esa manera se lograría que todos los estudiantes tuvieran la posibilidad de pasar, al menos una vez a lo largo de su carrera, por esta enriquecedora experiencia, en lugar de quedar librada a las decisiones de las cátedras en particular y a las voluntades de algunos pocos alumnos. Con respecto a los recursos económicos, el Programa de Voluntariado Universitario dependiente de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) prevé para su implementación un apoyo técnico y financiero de hasta $24 000 por año que deben utilizarse únicamente Políticas de educación superior por universitarios 232 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) para la compra de equipamiento necesario para llevar a cabo el proyecto.1 Los docentes involucrados no perciben remuneración alguna por su dedicación en dicha actividad de extensión universitaria. Sin embargo, el Programa de Incentivos a Docentes-Investigadores de las Universidades Nacionales de la misma SPU, que tiene como objetivo promocionar las tareas de investigación en el ámbito académico, que fomenta una mayor dedicación a la actividad universitaria, prevé el pago de incentivos, como su nombre lo indica, a docentes e investigadores que se encuentran categorizados. De ninguna manera se plantea con esto una defensa de dicho programa, que puede objetarse por su corte eficientista, sino que se pone en evidencia la tensión que habita en el campo. Existe una clara diferenciación del cuerpo académico que está dada en función de indicadores de productividad. El campo académico y las funciones de la universidad La construcción de la concepción tradicional sobre el rol de la universidad se define con las reformas implementadas en el período 1955-1966, que impulsan una universidad científica y democrática. Las funciones tradicionales de la universidad son: docencia, investigación, transferencia y extensión. Según expresa Graciela Riquelme: A partir de 1955, se da un gran impulso a las funciones de docencia e investigación científica, pero también comienza la preocupación por la extensión universitaria. Estas transformaciones se ven plasmadas en el propio Estatuto de la Universidad de Buenos Aires elaborado en el año 1957. (2008: 77) 1 Fuente: Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación, Presidencia de la Nación. 2013. En línea: <http://portales.educacion.gov.ar/spu/voluntariado-universitario/como-participar/>. Políticas de educación superior por universitarios 233 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Aunque como antecedente se puede citar la Ley 14297 de 1954 que: retomando una de las banderas de la reforma de 1918, aparecía institucionalizada y promovida la extensión universitaria, pilar para la democratización del saber y del desarrollo económico, social y cultural del pueblo. En su artículo 25º inciso 7 se establecía como una función de los consejos directivos: Organizar las actividades de extensión universitaria atinentes a cada facultad. (Recalde et al., 2007: 84) Estos propósitos generan campos de acción dentro de la institución. Más tarde, en 1995, en pleno auge de políticas neoliberales, con la sanción de la Ley de Educación Superior,2 se pone en primer plano la necesidad de transferir conocimientos –tecnología– del sector científico a la población en general, y a las empresas en particular. Uno de los puntos más conflictivos de esta ley se relaciona con el fomento de la búsqueda de alternativas externas de financiamiento a través de la venta de servicios lo cual inserta una lógica mercantil en el ámbito académico. Juan Pecourt cita al sociólogo francés Pierre Bourdieu (1992) quien introduce el concepto de “campo de interacción” para analizar de manera sistemática la posición de los diversos actores en el espacio social. El campo de interacción se define como un espacio social con una estructura y una legalidad específica que se caracteriza por una serie de tensiones y rivalidades entre diferentes actores, cuyo fin es la acumulación y monopolización del tipo de capital autóctono (político, económico, cultural) ofrecido por dicho microcosmos. (2007: 28) Ley 24521. Sancionada el 20-7-1995. B. O. 10-8-1995. 2 Políticas de educación superior por universitarios 234 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Se podría entender el campo como una red de relaciones de fuerza entre jugadores. La fuerza depende del capital intelectual que ha acumulado cada jugador a lo largo de su trayectoria. Es entonces, según Bourdieu (1999), que se puede hablar de relaciones de fuerzas simbólicas. Dichas fuerzas son las que dan legitimidad a los discursos de cada participante en su campo, campo que representa una “ficción social” con su propio sistema de clasificación: categorizaciones, dedicaciones, publicaciones, títulos de posgrados, maestrías, doctorados, etc. Dentro del cuerpo académico existen campos de tensión provenientes del ejercicio de las funciones tradicionales: docencia, investigación, extensión. Asimismo, en el campo de la investigación se establecen jerarquías, manifestadas en categorizaciones, relacionadas con la acumulación de capital intelectual de sus participantes, que pautan el funcionamiento y roles dentro de los equipos de trabajo. Ocurre lo mismo en el campo de la extensión o en el del Voluntariado. Las jerarquías entre participantes no solo están dadas por posiciones, quien dirige, quien coordina o quien participa, sino también por quien detenta la autoría de las publicaciones realizadas. Esto último podría tomarse como un ejemplo de ejercicio de violencia simbólica, otro concepto desarrollado por Pierre Bourdieu. Al funcionar como herramienta que ejerce poder simbólico, pone en evidencia las relaciones de poder que se esconden en estas prácticas cotidianas donde se deben aceptar las posiciones de dominante y subordinado como legítimas. La Resolución 692 /12 del Ministerio de Educación de la Nación En mayo de 2012, el Ministerio de Educación dictó la resolución 692/123 que establece “La consecuente necesidad de reforzar desde el punto de vista presupuestario las actividades de extensión en la 3 Ver, en línea: <http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/109573/RES_N_692-12.pdf?sequence=1>: Políticas de educación superior por universitarios 235 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Universidades Nacionales y equipararlas con el Sistema de Ciencia y Técnica a fin de cumplir con el compromiso social de las universidades”. “De acuerdo con lo expuesto –agrega–, se entiende que la misión primordial de la Universidad debe sopesar adecuadamente el valor de integrar sus funciones esenciales de investigación, docencia y extensión en el ejercicio de su rol social”. Además, la misma resolución sugiere que se otorgue una valoración específica y positiva a los postulantes de universidades nacionales que, además del dictado de clases, desarrollen tareas de investigación, extensión, vinculación y transferencia del conocimiento, guía o acompañamiento en las acciones de voluntariado que realicen los estudiantes. Esta decisión, tomada por un gobierno cuyas políticas son opuestas al neoliberalismo, está dirigida a equiparar fuerzas y eliminar tensiones en un campo académico dominado por un sector meramente cientificista, atendiendo al ejercicio de la función social de la universidad. Aunque seguramente cree otras nuevas tensiones. Por ejemplo, en el plano del poder instituido desde generaciones de docentes en un sistema de jerarquías rígidas y en muchos casos autoritarias, donde algunos tienen “mayor” legitimidad otorgada de hecho por su lugar en el escalafón, en muchos casos solo avalada por una suma formal de antecedentes, relegando a un sector mayoritario de las posibilidades de aportar a los procesos de democratización de la enseñanza universitaria en sus niveles académicos. Esta hipótesis es de mayor interés en el contexto de la implementación de la Carrera Docente y sus regulaciones, tema puesto sobre la mesa de discusión sindical en la actualidad. Responsabilidad social universitaria El sistema universitario nacional no es ajeno a las transformaciones que vienen sucediendo en nuestro país. Esto se evidencia no solo en la alta inversión destinada a las universidades, sino también en el lugar que ocupan, siendo desde 2004 consultoras privilegiadas del Políticas de educación superior por universitarios 236 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Estado. Estas, como lugar excepcional para la formación de profesionales y ciudadanos, tienen el desafío de potenciar las capacidades existentes, ampliarlas y mejorarlas, para lograr una universidad comprometida con los destinos del país, que aporte al desarrollo económico con justicia social. Según el filósofo francés François Vallaeys (2006) la práctica social voluntaria, que la universidad latinoamericana reconoce y promueve desde hace tiempo –Argentina la implementa desde 2006 a través del Voluntariado Universitario–, constituye una poderosa fuerza social, aunque muchas veces no la integre al currículo normal, puesto que lo “normal” tiene que ser la pedagogía de la información, no la de la transformación. Más allá de esta fuerza, el Voluntariado Universitario tiene una poderosa potencia pedagógica que corresponde al perfil ciudadano que la responsabilidad social universitaria (RSU) propone al estudiante con una firme noción de “semejante”, perfil que las políticas neoliberales de los 90 pretendieron anular estimulando el individualismo y la competitividad. Responsabilidad social significa producir conocimientos, formar profesionales y hacer cultura en y para la realidad en la cual la institución educativa se inserta activamente. Es necesario que el Estado mantenga políticas eficaces de mejora del sistema educativo con medidas concretas que eleven el valor social de la profesión docente, que logren pertinencia y calidad en la educación superior, como lo demuestra la reciente Resolución 692/12 del Ministerio de Educación de la Nación, anteriormente mencionada. José Dias Sobrinho propone el concepto de pertinencia para evaluar la calidad de la educación superior partiendo de la noción de que esta es un derecho público y no una mercancía: La pertinencia se consigue efectivamente en la participación de la institución educativa, a través de sus actores, en la vida social, económica y cultural de la sociedad en la cual ella se inserta, en especial con la gente de su entorno, sin jamás perder la perspectiva de universalidad. Los sentidos Políticas de educación superior por universitarios 237 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de esta participación son bidireccionales e incluyen, en su movimiento, tanto a los productores como a los usuarios del conocimiento. De esta manera el conocimiento tiene un valor público, es pedagógico y contribuye para el desarrollo social. La alianza entre calidad y pertinencia rechaza una eventual vinculación a ideas mercantiles y a lógicas empresariales, correspondiendo a una concepción de la educación como bien público al servicio de la construcción de sociedades democráticas y justas en pro de la afirmación de la identidad nacional. (2008: 93) La evaluación institucional es un instrumento que pone de manifiesto las políticas que rigen los sistemas educativos y reflejan las políticas de los Estados. Parecería que coexisten dos lógicas distintas para pensar la calidad en la universidad. Una con un sesgo más bien eficientista, de producción y rentabilidad ligada al desarrollo económico, para el caso de la investigación, ciencia y tecnología, y otra con un sesgo más bien de pertinencia y compromiso social, para el caso de la docencia y la extensión, en la que se incluye el Programa de Voluntariado Universitario. Mientras una lógica de mercado siga regulando la institución universitaria, el financiamiento, y por lo tanto el crecimiento, se direccionará hacia las funciones de investigación para ciencia, tecnología e innovación o se pondrá énfasis en extensión como venta de servicios que redunden en beneficios económicos para las instituciones. Funciones ligadas a la responsabilidad y compromiso social serán visibilizadas en programas implementados como los Voluntariados Universitarios, que difícilmente alcancen el peso, es decir la legitimidad dentro del campo, que tiene la investigación. Aunque no es solo una cuestión de mercado y políticas actuales, ya que la humanidad lleva vivido más de un siglo bajo el dominio de las ciencias. Al respecto, Eric Hobsbawm afirma que “Ningún otro período del historia ha sido más impregnado por las ciencias natuPolíticas de educación superior por universitarios 238 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) rales, ni más dependiente de ellas, que el siglo XX”, y agrega “Todos los estados apoyaron la ciencia, que, a diferencia de las artes y de la mayor parte de las humanidades, no podía funcionar de forma eficaz sin tal apoyo” (1998: 516). Habría que preguntarse: ¿qué sería de las artes y de las ciencias humanas si recibieran el impulso que recibieron las ciencias duras? Un escenario donde los docentes desarrollen sus funciones por lo que prefieren o saben hacer bien, y no solo por el rédito económico de aquellas o por el puntaje que otorgan a la hora de los concursos, sería posible si se equiparasen las tensiones del campo mencionadas. Sería un escenario donde el cuerpo académico no estuviera únicamente marcado por indicadores de productividad. Un escenario donde primara la pedagogía de la transformación sobre la de la información haría posible que los Voluntariados Universitarios ya no existieran como tales, sino que estarían incluidos en el trayecto de la carrera universitaria. No solo la institución universitaria, sino también mayor cantidad de jóvenes asumirían un compromiso con los que menos tienen, contribuyendo de esa manera a incluirlos socialmente, y, a la vez, los alumnos se comprometerían con la universidad pública y gratuita que les da la posibilidad de alcanzar sus estudios de grado. Si el lenguaje es no inocente, ya desde su nombre “Voluntariado Universitario”, propone que el interés por la realidad social tenga solo carácter voluntario, soslayando de esta manera la inversión no rentable en procesos de enseñanza-aprendizaje que posibiliten desde el currículo una concientización del contexto sociopolítico por parte del conjunto de los estudiantes. Es difícil que la universidad, como gran productora de conocimiento, no se vea tensionada ante esta lógica empresarial, ya que crea y manipula un elemento con mucho valor de cambio en el mercado: “El conocimiento se ha vuelto un poder en sí mismo” (Axel Didriksson, 2000). Pero es imprescindible la autonomía de la universidad pública para poder definir sus prioridades y repensar sus compromisos, porque es una institución cuyo referente, sin duda, debe ser la sociedad y no el mercado. Políticas de educación superior por universitarios 239 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Anexo Voluntariado Universitario Esta política no es beneficencia, es solidaridad […]. Son estos jóvenes los que emplean la solidaridad al servicio de los que menos tienen. En los 90’ se rompió la noción del semejante, hoy en día vemos miles de pibes comprometidos, que vienen a asegurar el futuro. Alberto Sileoni, ministro de Educación de la Nación El Programa de Voluntariado Universitario fue creado con el objetivo general de profundizar la función social de la universidad integrando el conocimiento generado en las aulas con las problemáticas sociales más urgentes de nuestro país. Las preguntas que surgen son: ¿por qué, cuando se trata de aprendizaje basado en proyectos sociales, se implementa el formato de Voluntariado Universitario y no se incluye en el currículo de la carrera?, ¿por qué no se incentiva a los docentes que participan en dichos proyectos? Marco político: según la Secretaría de Políticas Universitarias El Programa de Voluntariado Universitario, desarrollado por la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado del Ministerio de Educación de la Nación, se inscribe dentro de un proyecto político que considera que la educación superior es prioritaria para el crecimiento de un país en todos sus aspectos, y que por ello debe ser un medio para la producción de conocimiento y la redistribución del mismo hacia toda la sociedad. El incentivo a la investigación, la repatriación de los científicos, la creación de nuevas universidades, el aumento del presupuesto universitario, etcétera, se producen en el marco de una necesidad real de Políticas de educación superior por universitarios 240 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) profesionales que se comprometan, piensen y lleven a la práctica los conocimientos recibidos e impartidos desde la universidad, y acompañen al pueblo en su crecimiento político, social y económico. Como ya se mencionó arriba, en el marco de estas políticas, el Programa de Voluntariado Universitario tiene como objetivo general profundizar la función social de la universidad, integrando el conocimiento generado en las aulas con las problemáticas más urgentes de nuestro país. A partir de la confección e implementación de proyectos sociales, se busca generar un diálogo entre la universidad y el pueblo necesario para la planificación y logro de objetivos comunes, que no pueden ser otros que atender a las demandas de la mayoría. Respecto a la selección de temas, el Programa de Voluntariado ha brindado su apoyo a distintos proyectos vinculados a Cultura, Historia e Identidad Nacional y Latinoamericana, Política y Juventud, Trabajo y Empleo, Acceso a la Justicia, Medios Audiovisuales y Democracia, Ambiente e Inclusión Social, Inclusión Educativa. Se considera importante que los proyectos promuevan el desarrollo comunitario, se vinculen a instituciones u organizaciones por fuera de la universidad, participen con más de una cátedra o facultad, y aporten a la formación académica y al desarrollo profesional de los estudiantes. Estas iniciativas son un fiel reflejo de las enormes posibilidades que tienen las universidades y los recursos humanos formados en ellas para elaborar respuestas innovadoras y socialmente sensibles con relación a las problemáticas presentes en la actualidad. La cartera educativa realiza encuentros regionales de Voluntariado Universitario con la finalidad de intercambiar experiencias sobre los proyectos realizados y promover la participación de estudiantes y docentes universitarios en la confección e implementación de proyectos sociales. Desde la fecha de inicio del programa, en el año 2006, hasta el 2011 han participado 63 000 alumnos, a los que se sumarán los que integran los 637 proyectos aprobados en la Convocatoria anual 2012. Políticas de educación superior por universitarios 241 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Proyecto “Andar hacia la inclusión social”: actores y objetivos El trabajo anteriormente expuesto se desarrolla a partir del análisis de las dimensiones sociopolíticas y económicas del proyecto “Andar hacia la inclusión social”,4 del Voluntariado Universitario, implementado desde el año 2009 al 2011. Cabe mencionar que dicho trabajo había comenzado con dos años de anterioridad, bajo el nombre de Diseño Activo, como programa de extensión de la cátedra Taller de Diseño en Comunicación Visual C, de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP. Aunque se presentan sus actores y objetivos en detalle, el análisis se centra más bien en el fenómeno en general. Los actores que se articulan en este proyecto son: - Diseño Activo, programa de extensión de la cátedra Taller de Diseño en Comunicación Visual C, de la Facultad de Bellas Artes, UNLP, que se posicionó como director y coordinador del proyecto Andar. Aportó cinco docentes y ocho alumnos de su taller vertical de 1.º a 5.º año. - Otras Facultades de la UNLP: dos alumnos de la carrera de Antropología, de Ciencias Naturales y Museo, dos alumnos de Periodismo y Comunicación Social y dos alumnos de Psicología. - Por parte de la comunidad: el Taller El Cisne del Arte de la Casa de Prealta, dispositivo del Servicio de Externación del Hospital Neuropsiquiátrico Dr. Alejandro Korn . Todos los que asisten al taller. Objetivo pedagógico de Diseño Activo Formar profesionales comprometidos con la tarea de construir una sociedad mejor, más justa donde vivir y crecer, atendiendo a la función social de la universidad pública. En este sentido, se propicia que los alumnos se inserten en el mundo del trabajo tempranamente. 4 Director: Mercedes Filpe. Proyecto subvencionado por el Programa de Voluntariado Universitario, convocatoria 2010. Políticas de educación superior por universitarios 242 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Desde propuestas extracurriculares como esta, se generan espacios de comunicación entre la práctica y el contexto sociocultural, considerando que este contacto es ineludible para formar mejores diseñadores pero, sobre todo, mejores personas. La participación en el proyecto Diseño Activo de la cátedra es voluntaria. Objetivo de Diseño Activo en el Proyecto Andar Profundizar y desarrollar lazos comunicativos entre los dispositivos del Servicio de Externación, otros servicios del Hospital, los Centros Culturales nucleados en la Red de Centros de La Plata y la comunidad en general. Esto se logra a través de la creación de un espacio dentro de El Cisne, destinado a producir medios de comunicación/difusión/ integración entre pacientes en proceso de externación o externados y la comunidad, que tienda a una ampliación de los horizontes expresivos y de inserción social de los integrantes del taller, a partir de la inclusión de los lenguajes de la fotografía, el video y el diseño. También se busca profundizar lazos con otras carreras universitarias, enriqueciendo el trabajo con las diversas miradas disciplinares que aportan la antropología, la comunicación social y la psicología, en este caso. Objetivo del Taller El Cisne del Arte de la Casa de Prealta Atender, desde el arte y la comunicación, el proceso de recuperación de la salud y los plenos derechos de las personas con padecimiento mental para favorecer, de esta manera, su inclusión social. Estos padecimientos comprenden enfermedades psiquiátricas graves y crónicas, como los trastornos psicóticos en sus distintas formas clínicas, en muchos casos agravados por internaciones manicomiales prolongadas, determinantes de un deterioro mayor de las personas a causa del régimen de asistencia al que fueron sometidos, el aislamiento social y, en algunos casos, el abandono familiar. Según lo expuesto en la charla-debate “Artificios de socialización”, donde se presentó el trabajo Políticas de educación superior por universitarios 243 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) “Debates actuales y la clínica de la psicosis que siembre insiste” (Justo y Lago, 2011),5 el arte y la comunicación son lugares de construcción de subjetividad y salud psicofísica, que pueden contrarrestar la alienación de personas que, por múltiples circunstancias, se encuentran con diferentes grados de desvalimiento psicosocial. Bibliografía Bourdieu, P. (1999). “El campo científico”. En Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Dias Sobrinho, J. (2008). “Calidad, pertinencia y responsabilidad social de la Universidad latinoamericana y caribeña” (pp. 87-112). En Gazzola, A. L., Didriksson, A. (edits.). Tendencias de la educación superior en América Latina y el Caribe. Caracas: IESALC-Unesco. Didriksson, A. (2000, agosto). “La Sociedad del Conocimiento desde la perspectiva latinoamericana”. En Memorias del IV Encuentro de Estudios Prospectivos Región Andina: Sociedad, Educación y Desarrollo. Medellín, Colombia: ESUMER (Instituto de Estudios Prospectivos de Antioquia, Colombia Prospectan). En línea: <http:// www.esumer.edu.co/prospectan.html>. Consultado en noviembre de 2012. Godet, M. (2000). La caja de herramientas de la prospectiva estratégica. Cuadernos de LIPS, N.º 5. París: Laboratoire d’Investigation Prospective et Stratégique-CNAM. Justo, A. y Lago, L. (2011). “Debates actuales y la clínica de la psicosis que siembre insiste”. Trabajo presentado en la charla debate “Artificios de socialización”. CITA (Centro de Investigación y Trabajo Analítico)-Taller artístico El Cisne del Arte, La Plata, 25 de agosto 5 Alberto Justo es jefe del servicio de Psicología del Hospital Dr. A. Korn y Laura Lago, coordinadora del taller artístico “El Cisne del Arte” de la Casa de Prealta del Servicio de Externación del Hospital Dr. A. Korn. Políticas de educación superior por universitarios 244 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de 2011. En línea: <http://arteylocura.wordpress.com >. Consultado en marzo de 2013. Langer, A. (2008). “El sistema científico y las universidades”. En Riquelme, G. (ed.) Las Universidades frente a las demandas sociales y productivas (Tomo 1, pp. 23-73). Buenos Aires: Miño y Dávila. Martínez, A. (2002). “La Universidad liberal frente a la economía basada en el conocimiento”. En Vélez de la Calle, C., Arellano, A. y Martínez, A. (coords.). Universidad y verdad. Barcelona: Antrophos. Pecourt, J. (mayo-agosto 2007). “El intelectual y el campo cultural: Una variación sobre Bourdieu”. Revista Internacional de Sociología (RIS), LXV(47), 23-43. Recalde, Aritz e Iciar (2007). Universidad y liberación nacional. Buenos Aires: Nuevos tiempos. Riquelme, G. (ed.). (2008). Las Universidades frente a las demandas sociales y productivas. Buenos Aires: Miño y Dávila. Secretaría de Comunicación Pública, Presidencia de la Nación (2012). “Proponen que en los concursos de docentes universitarios se valoren las tareas de extensión”. En línea: <http://www.prensa.argentina.ar/2012/05/28/31012-proponen-que-en-los-concursosde-docentes-universitarios-se-valoren-las-tareas-de-extension. php>. Consultado en junio de 2012. Secretaría de Políticas Universitarias (SPU). Programa Voluntariado Universitario. En línea: <http://portales.educacion.gov.ar/spu/ voluntariado-universitario/>. Consultado en noviembre de 2012. Vallaeys, F. (2006). El Aprendizaje basado en proyectos sociales. (CDROM) Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo del BID. Chile. Políticas de educación superior por universitarios 245 Escenarios ficticios para realidades posibles Lucas Rodríguez y Natalia Andrea Luján En el presente trabajo se plantearán los escenarios que podrían surgir si se aplicaran en Latinoamérica las acciones establecidas por la Declaración de Bolonia. Se pretenden vislumbrar las relaciones que podrían desprenderse y generarse como consecuencia de la implementación de esta propuesta en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), partiendo del análisis de los siguientes ejes: economía y producción, sociedad, sistema político y la formación de científicos e intelectuales. ¿Qué es la Declaración de Bolonia? La Declaración de Bolonia (1999) se reconoce como el resultado del compromiso voluntario del conjunto de países miembros de la Unión Europea, cuya articulación se da en torno a las siguientes acciones principales: Políticas de educación superior por universitarios 246 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Adopción de un sistema de grados académicos fácilmente comprensible y comparable, con el fin de promover el empleo de los ciudadanos europeos y la competitividad Internacional del sistema de educación superior europea. Adopción de un sistema basado en dos ciclos principales, grado y postgrado. El título obtenido en el primer ciclo está enfocado al mercado laboral europeo, mientras que el segundo ciclo se orienta al perfeccionamiento profesional y académico mediante maestrías o doctorados. Establecimiento de un sistema de créditos [ ] como medio adecuado para promocionar una movilidad estudiantil más amplia. Los créditos también podrían ser adquiridos en contextos que no sean de educación superior, incluyendo el aprendizaje permanente, siempre que sea reconocida por las universidades concernientes. Promoción de la movilidad, eliminando los obstáculos para el ejercicio efectivo de la libre circulación, con especial atención a: -para los estudiantes, el acceso a oportunidades de estudio y formación y servicios relacionados -para los profesores, investigadores y personal administrativo, el reconocimiento y valoración de los periodos dedicados a investigación, enseñanza y entrenamiento en el contexto europeo, sin perjudicar sus derechos reglamentarios. Promoción de la cooperación europea en lo que respecta a la garantía de calidad, con el fin de desarrollar criterios y metodologías comparables. Promoción de las dimensiones (europeas) necesarias en educación superior, particularmente respecto al desarrollo curricular, la cooperación interinstitucional, planes de movilidad y programas integrados de estudio, formación e investigación. (The Bologna Declaration, 1999: 4; la traducción es nuestra)1 1 “Adoption of a system of easily readable and comparable degrees, also through the implementation of the Diploma Supplement, in order to promote European citizens employability and the international competitiveness of the European higher education system. Políticas de educación superior por universitarios 247 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Como parte del análisis tomaremos los siguientes fundamentos que se desprenden de la Declaración de Bolonia: - La inserción (económica) al contexto internacional, a través de la revisión y mejora de calidad del sistema de educación superior. - El apoyo y promoción por parte del Estado, en políticas públicas activas y diversas dirigidas al sistema. - Las relaciones recíprocas entre universidades, desarrollando criterios comparables. - El intercambio de conocimientos, a través de la promoción de la movilidad tanto de alumnos como de profesores. - La rápida inserción laboral, mediante títulos intermedios otorgados con la aprobación del tercer año de la carrera. - La especialización profesional, con relación a títulos de posgrado. A su vez, se aplicarán estos fundamentos sobre un escenario hipotético en donde las Facultades de Arquitectura y Urbanismo de Latinoamérica se relacionan mediante una red cooperativa, regidas Adoption of a system essentially based on two main cycles, undergraduate and graduate. Access to the second cycle shall require successful completion of first cycle studies, lasting a minimum of three years. The degree awarded after the first cycle shall also be relevant to the European labour market as an appropriate level of qualification. The second cycle should lead to the master and/or doctorate degree as in many European countries. Establishment of a system of credits - such as in the ECTS system - as a proper means of promoting the most widespread student mobility. Credits could also be acquired in non-higher education contexts, including lifelong learning, provided they are recognised by receiving Universities concerned. Promotion of mobility by overcoming obstacles to the effective exercise of free movement with particular attention to: -for students, access to study and training opportunities and to related services -for teachers, researchers and administrative staff, recognition and valorisation of periods spent in a European context researching, teaching and training, without prejudicing their statutory rights. Promotion of European co-operation in quality assurance with a view to developing comparable criteria and methodologies. Promotion of the necessary European dimensions in higher education, particularly with regards to curricular development, interinstitutional co-operation, mobility schemes and integrated programmes of study, training and research”. Políticas de educación superior por universitarios 248 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) por un currículo común, bajo un total apoyo y promoción por parte del Estado. Esta idea nos permite pensar inmediatamente en aspectos beneficiosos y riesgosos, que desarrollaremos a continuación. Economía, producción y universidad Pensar en una red internacional de Facultades de Arquitectura y Urbanismo en estos tiempos no nos sorprende en absoluto. Ahora bien, ¿qué puntos de ventaja y posibles perjuicios podemos reconocer ante esta situación, con respecto a la relación entre el sistema económico productivo y la institución académica? Conocimiento como mercancía Como primera aproximación partimos de reconocer la centralidad del papel del conocimiento en la economía global. Según el planteo de varios autores (Martínez, 2002; Langer, 2008), el conocimiento principalmente generado por instituciones universitarias, en una economía organizada alrededor de las reglas mercantiles, pasa a adquirir valor de mercado. Por lo tanto, la vinculación estrecha entre Facultades de la misma disciplina se plantea como una asociación de mutuo beneficio, orientada hacia la búsqueda de la excelencia académica como también hacia la generación de cierta capacidad financiera y de gestión autosuficiente. Ahora bien, al preguntarnos si existe en Latinoamérica un mercado que demande este conocimiento científico en estado puro o teórico, probablemente la respuesta sea negativa. Pero al preguntarnos si la I+D (Investigación y Desarrollo) podría tener un papel preponderante en nuestro contexto, como lo tiene en los países desarrollados, notamos que la respuesta es positiva. Lo que difiere de las condiciones sobre las que se basa el Proyecto de Bolonia es la relación entre conocimiento y desarrollo económiPolíticas de educación superior por universitarios 249 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) co, social y político. De esta manera los conocimientos y servicios producidos en las universidades latinoamericanas corresponden a investigaciones con obligada pertinencia social (Langer, 2008), con el objeto de cubrir faltas en competencias básicas y necesidades de primer orden. A modo de ejemplo, se podría tomar un caso real como el que se desprende de un convenio entre el Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Nacional de la Plata (IIPAC, FAU, UNLP), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto de la Vivienda de la Provincia de Buenos Aires (IVBA) y la Municipalidad de Tapalqué, donde se trabajó en la confección de un prototipo de vivienda bioclimática de interés social, aplicando los conocimientos y tecnologías más avanzados a nuestra disposición. El aporte desde el IIPAC (FAU) tuvo como premisa constante la mejora de las condiciones de habitabilidad de los sectores de bajos recursos, además de la socialización del conocimiento generado en dicho proyecto. Institución pública e institución privada En cuanto a las instituciones productoras de profesionales y de conocimiento, se plantea el interrogante sobre el rol que cumplirían las facultades privadas respecto de las públicas. Pues si ambas se rigen por el mismo currículo de contenidos no habría motivo alguno para seleccionar la opción arancelada. Bajo este supuesto se plantea la posible desaparición de las facultades privadas ante la unificación curricular. Para evitar que esto suceda, se deberían definir los aportes particulares de estas instituciones con la finalidad de que cada una posea un valor agregado que la diferencie de la otra. Es así como se acentuaría, por un lado, el rol de las facultades públicas que se caracterizan como productoras de intelectuales conPolíticas de educación superior por universitarios 250 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) centradas en la obtención del conocimiento de calidad, brindando posibilidades a todos los ciudadanos. Y, por el otro, el de las facultades privadas que se ajustaría a la asistencia personalizada de cada alumno, en un sentido fuertemente selectivo y bajo la condición de que el vínculo entre la enseñanza y formación esté regido por la utilidad económica propia de una institución de carácter privado. Por otra parte, es en el plano de las instituciones de investigación y producción científica, tanto públicas como privadas, donde la red de facultades realizaría un aporte verdaderamente enriquecedor. En primera instancia como relaciones recíprocas entre pares, para luego ampliarse hacia otras instituciones sociales en busca de una relación más interactiva entre la esfera pública, la privada y la académica (Arocena y Sutz, 2001). Donde la universidad pública cedería su lugar de gran productor hermético de conocimiento científico dando lugar y vinculándose con las instituciones privadas. Sociedad y universidad La cuestión del conocimiento se está transformando en asunto cardinal también para la sociedad civil (Arocena y Sutz, 2001). Especialización como exclusión social En este punto destacamos la importancia de capacitar equitativamente a los miembros de la sociedad, tanto para su inserción laboral –en un lapso no mayor a 3 años de estudio–, como su especialización profesional, orientada a la calidad e innovación académica. Sin embargo, las asimetrías sociales fácilmente reconocibles en el contexto latinoamericano determinan la exclusión social en estratos donde ni siquiera han podido ser cubiertas las necesidades básicas, a pesar de la posibilidad de una educación universitaria “libre y gratuita” de algunos países. Políticas de educación superior por universitarios 251 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En cuanto a la especialización profesional, el proyecto de Bolonia propone ciclos de posgrado, los cuales normalmente son arancelados. Tal iniciativa alcanza también por razones económicas a otro número importante de graduados. Trasladándonos a la FAU, UNLP, y tras lo evaluado, la idea de formación universitaria “igualitaria, libre y gratuita” representa un eufemismo, pues solo la clase media puede acceder y mantenerse en esta oferta educativa. Los sectores sociales de bajos recursos económicos quedan excluidos por ni siquiera poder costear el transporte, los materiales necesarios o el nivel de educación secundaria. Exceptuando algunos casos que acceden a programas de becas universitarias de grado, las cuales deben ser mantenidas mediante altas notas que exigen una dedicación exclusiva al estudio. Es así que resulta difícil en Latinoamérica pensar en una educación superior cuando las necesidades de orden básico no han sido cubiertas. Conocimiento para todos, ¿una cultura para todos? Otro punto importante en la relación entre sociedad y universidad lo encontramos en las “relaciones recíprocas entre universidades” y los “intercambios de conocimientos”, con énfasis en la promoción de la movilidad para alumnos y para personal docente e investigador. La movilidad de alumnos permite la rotación por distintas universidades, tanto a nivel nacional como internacional, en pos de intercambios de conocimientos culturales y tecnológicos. Pero, si los contenidos fueran comunes a todas las facultades de arquitectura latinoamericanas, ¿el alumno debería aprender exactamente lo mismo cursando en Bogotá que en Montevideo? De esto se desprende que, por más que los contenidos sean similares, cada universidad deberá conservar ciertas particularidades en promoción de la versatilidad y del ajuste a distintas necesidades contextuales que exceden lo meramente cognitivo. Políticas de educación superior por universitarios 252 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Por citar un ejemplo práctico, un arquitecto recibido en la FAU, UNLP debe conocer exhaustivamente las condiciones de la zona del Río de la Plata, sabiendo dar pronta respuesta a las condiciones constructivas necesarias para el diseño de un conjunto de vivienda mínima sobre un terreno inundable. En cambio, un arquitecto recibido en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán no centra su preocupación en las inundaciones, sino en otras prioridades regidas por otros condicionantes, como puede ser el acondicionamiento higrotérmico natural. En cuanto a la movilidad de los profesores e investigadores, sucedería algo similar a lo antes descrito: es una posición ventajosa el hecho de que profesores e investigadores puedan rotar entre universidades o centros de investigación. Pero si todos los profesores se capacitaran en los mismos temas o líneas de investigación, se estaría perdiendo el importante aporte de la diversidad de los distintos contextos. A su vez, se dificultaría enormemente una determinación homogénea del patrón curricular hegemónico, puesto que los resultados de la lucha entre grupos de interés dependen del poder relativo de sus miembros, lo cual tiene su raíz en las respectivas legitimaciones (Clark, 1991). Política y universidad Siguiendo la línea de pensamiento anterior nos centraremos en las políticas de Estado para vislumbrar cuáles serían las consecuencias de esta rotación de conocimiento. El rol protector del Estado Se postula que las políticas del Estado deben priorizar, proteger y beneficiar a los profesionales locales, garantizando su formación e inserción laboral, independientemente de la idea de que todos los Políticas de educación superior por universitarios 253 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) profesionales latinoamericanos se formen bajo los mismos contenidos curriculares. Pero estas políticas estatales de proteccionismo generarían una contradicción con los postulados de la Declaración de Bolonia que promueven el intercambio de competencias a nivel internacional. De esta manera, cuando el profesional optase por conseguir trabajo en otro país se encontraría en posición de desventaja respecto a los profesionales locales “protegidos”. Por lo que, lejos de promocionar los intercambios internacionales se generaría cierto grado de aislamiento. Por otro lado, ¿qué pasaría si no se aplicase este tipo de políticas? En una situación de cierta estandarización de competencias el profesional se podría formar en un país y ejercer en otro a su antojo, produciendo una fuga de capital intelectual que no redituaría al Estado, pues un país afronta el gasto de inversión y otro obtiene los beneficios. A su vez, si uno quisiera quedarse ejerciendo en su país debería competir con arquitectos de toda Latinoamérica lo cual reduciría las posibilidades laborales. Ya sea a favor de una mayor inserción laboral o del intercambio de conocimientos, los planteos de la Declaración de Bolonia pueden ser perjudiciales para la economía local de cada país, ya que para una implementación exitosa de estas acciones se requiere cierto grado de unidad político-económica y de la puesta en común de estas políticas mediante un diálogo permanente entre países latinoamericanos. El rol regulador del Estado Las relaciones de intercambio internacional entre universidades propuestas en este escenario son –o serán a corto plazo– necesarias para la inserción del profesional en el campo laboral actual, donde el mercado define las posibilidades de cada país. Siendo así, el papel de la innovación adopta un rol protagónico en la producción del conocimiento como capital mercantilizado (Arocena y Sutz, 2001). Políticas de educación superior por universitarios 254 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Ahora bien, si dejamos la regulación del mercado a las lógicas individuales de las instituciones privadas, el resultado sería negativo para las instituciones de carácter público. Por lo que se requiere de una superestructura de regulación, ajena a los intereses individuales, representada por la figura del Estado. En definitiva, el papel productivo actual del conocimiento impulsa al Estado a tomar un rol de promotor de políticas de apoyo a la I+D, beneficiándose así tanto la esfera privada como la pública. Un ejemplo de esta política se reconoce en el apoyo e incremento de recursos otorgados al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) durante los últimos diez años. La universidad y la formación de científicos e intelectuales La formación universitaria legitimada Tomando como referencia el texto de Bourdieu, Intelectuales, política y poder (1999), se considera que la formación de intelectuales en la universidad está regida por ciertas reglas y modos legitimados por las clases dominantes. Es así como al momento de inserción en el campo laboral, o en la misma universidad, se hace hincapié en las instituciones donde el profesional se ha formado. Ya que no es lo mismo ser un arquitecto recibido en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de La Plata que uno recibido en la FAU, UNLP, pues sus reconocimientos y prestigios son diferentes, afectando directamente la reputación del profesional. En palabras de Bourdieu: “Cuando esté en búsqueda de un empleo, estará en mejor posición si viene de una institución conocida y si ha trabajado con un investigador reconocido” (1999: 85). A su vez, los saberes legitimados por un campo disciplinar particular son aceptados por el profesional o estudiante y rara vez Políticas de educación superior por universitarios 255 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cuestionados. Para citar un ejemplo, recurrimos nuevamente al instituto de investigación de la FAU, UNLP, donde cada investigador trabaja en proyectos diferentes pero bajo la misma finalidad: mejorar la calidad de vida para los sectores sociales de menores recursos. Con ello queremos decir que según el área o carrera donde el profesional trate de insertarse se deben respetar ciertos lineamientos ya establecidos. Esto nos lleva a condiciones de reproducción en diferentes campos de conocimiento “donde todo elemento arbitrario (o impensado) social sería descartado, y cuyos mecanismos sociales realizarían la imposición necesaria de las normas universales de la razón” (Bourdieu, 1999: 101). Es así como para alcanzar un determinado fin simbólico, intelectual o profesional debemos seguir ciertas normas tanto de procedimiento como de contenido. Por ejemplo, si la finalidad es la búsqueda de prestigio se deberán respetar ciertos modos institucionalizados válidos, ciertas normas estandarizadas para llegar a la obtención del mismo. La formación universitaria en el campo simbólico Ahora bien, estas características de reproducción no son las mismas para cada contexto, sabiendo que “el interés que tiene todo productor de bienes simbólicos en producir productos es que no sean solamente interesantes para él mismo, sino también importantes para los otros” (Bourdieu, 1999: 98). Teniendo en cuenta que lo importante para los otros está determinado por las características culturales legitimadas por la clase dominante, podemos discernir que si bien existe una reproducción o acumulación simbólica/científica la misma está fuertemente influenciada por la cultura local. Es así como, un arquitecto recibido en la FAU, UNLP e investigador del IIPAC se especializa en el diseño eficiente y económico de vivienda mínima, mientras que la especialización de los arquitectos recibidos en La Sapienza, Universidad de Roma, Políticas de educación superior por universitarios 256 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) se centra en la restauración de edificios patrimoniales. Con este simple ejemplo sintetizamos que, si bien la formación de intelectuales está legitimada de modos similares en Latinoamérica o en Europa, las condiciones contexto-culturales locales determinan la formación específica del profesional. Reflexiones finales A modo de conclusión, entendemos que para poder aplicar los planteos de la Declaración de Bolonia en nuestro contexto latinoamericano se necesita de cierto grado de unidad política y económica. Si pensamos en Latinoamérica, ¿se podría aplicar en el Mercosur? Para conformar un bloque se necesita que cada uno de los países que lo integran posea una identidad nacional fuertemente arraigada, ya que de lo contrario se desvanecerían las características culturales locales propias y diferenciales de cada entidad, dando como resultado el predominio de un país sobre los otros y arrojando como consecuencia una única potencia que construiría normativas particulares fundadas en su experiencia y en su realidad. Basados en la historia de los países latinoamericanos y en las marcas que han dejado en ellos los extensos períodos de dictadura, se reconoce que aún falta una fuerte consolidación nacional para poder integrarse en un proyecto de esta índole sin que ningún país pierda su identidad en el intento. Este es un requisito necesario para lograr intercambios profesionales o culturales sin que se desvanezcan las culturas locales. Por eso, empleando las palabras de María Eugenia Bello, acordamos en que “quizá nuestro reto consista en insertarnos en las corrientes globales del progreso universal, sin perder las características de sendos progresos nacionales” (2003: 25). Políticas de educación superior por universitarios 257 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Arocena, R. y Sutz, J. (2001). La universidad latinoamericana del futuro. Tendencias, escenarios y alternativas. México. Unión de Universidades de América Latina. Bello, M. E. (2003). Educación y globalización. Los discursos educativos en Iberoamérica. Barcelona: Anthropos Editorial. Bourdieu, P. (1999). Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Clark, B. (1991). El sistema de educación superior. Una visión comparativa de la organización académica. México: Editorial Nueva Imagen-UAM. Langer, A. (2008). “El sistema científico y las universidades: revisión de teorías y enfoques en América Latina y Argentina”. En Riquelme, G. (ed.). Las Universidades frente a las demandas sociales y productivas. Capacidades de los grupos de docencia e investigación en la producción y circulación del conocimiento. Buenos Aires: Miño y Dávila. Martínez, A. (2002). “La universidad liberal frente a la economía basada en el conocimiento. Conceptos y tendencias”. En Vélez de la Calle, C., Arellano, A. y Martínez, A. (coords.). Universidad y verdad. Barcelona: Antrophos. The Bologna Declaration of 19 June 1999. Joint declaration of the European Ministers of Education. (1999). En línea: <http://www.ond. vlaanderen.be/hogeronderwijs/bologna/documents/MDC/BOLOGNA_DECLARATION1.pdf>. Consultado el 17de febrero de 2011. Traducción de los autores. Políticas de educación superior por universitarios 258 sEGUNDA PARTE La traducción a los proyectos políticos. Análisis de diferentes proyectos de ley de educación superior Nacionalismo y neoliberalismo en las políticas de educación superior: análisis comparativo de dos fundamentos de proyectos de ley desde los aportes de la teoría del campo académico de Pierre Bourdieu Mauro Cristeche Este trabajo analiza los fundamentos vertidos en dos proyectos de ley de educación superior con estado parlamentario en el Congreso Nacional argentino, a la luz de la obra del sociólogo Pierre Bourdieu, quien contribuyó a proveer de instrumentos conceptuales para el desarrollo de un pensamiento específico sobre el quehacer académico. De los proyectos disponibles, se han elegido el del diputado Eduardo Amadeo, quien representa al Peronismo Federal,1 y el que encabeza la diputada Adriana Puiggrós, construido con otros legisladores del Frente para la Victoria.2 1 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley de Educación Superior presentado por el diputado Eduardo Pablo Amadeo se han tomado del texto facilitado por el firmante del proyecto, en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=5430-D-2010>. 2 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley de Educación Superior presentado por la diputada Adriana Puiggrós, en representación del Frente para la Victoria, se han tomado del texto en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=1846-D-2011>. Políticas de educación superior por universitarios 260 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) La elección de los mismos se fundamenta en que ambos expresarían proyectos político-económicos antagónicos, que han dominado la discusión política de los últimos años. El del diputado Amadeo encarnaría una propuesta “neoliberal”, muy similar a la instaurada por el menemismo con la Ley 24521 de Educación Superior (1995), todavía vigente. Mientras que el proyecto encabezado por la diputada Puiggrós, propondría una ruptura con esa “lógica” de tinte mercantil, recreando una orientación nacional y popular, que había quedado trunca desde los años 70. La exposición se presenta a partir de algunos ejes disparadores, con la pretensión de que abonen la clarificación de la orientación que subyace en los fundamentos de cada proyecto. Contexto histórico-político actual El esfuerzo por comprender el contexto general en el que se inscribe el fenómeno más concreto que se quiere analizar constituye un paso ineludible. En esa dirección, los trabajos del sociólogo Pierre Bourdieu (1994) sobre este tema postulan una descripción de lo que él denomina las “lógicas de funcionamiento” de los distintos campos de producción, para luego dilucidar la especificidad que adquieren en cada campo concreto, preguntándose si es posible constatar la posibilidad de algún grado de independencia relativa respecto a las condiciones sociales generales. En los fundamentos de los proyectos de ley seleccionados, este apartado de la formulación, “la fundamentación”, resulta clave porque da sustento a la orientación política de cada uno. El proyecto elaborado por el diputado Amadeo advierte sobre la necesidad de adaptación a las nuevas transformaciones que se han experimentado en el mercado mundial. En particular, resalta un fenómeno al que Hobsbawm (2011) presta mucha atención: la importancia de la revolución científico-tecnológica, y su expresión fundamental en el acceso y gestión del conocimiento y de la información. Políticas de educación superior por universitarios 261 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Señala que, para ocupar “una posición digna en el concierto nacional, continental y mundial”, hay que intervenir activamente en ese campo. Con lo cual es necesaria la construcción de un sistema educativo acorde con las exigencias actuales y prospectivas en torno al conocimiento. En este punto, el proyecto evidencia una mirada positiva sobre el desarrollo del capitalismo expresado en estas transformaciones, y propone una acción orientada a seguir los ejemplos de los países “exitosos”. Por su parte, el fundamento del proyecto que encabeza la diputada Puiggrós refiere a una profunda crisis civilizatoria que atraviesa a las sociedades y sus sistemas educativos. Una crisis que no se subsume a lo económico-financiero, sino cuyas consecuencias llegan mucho más lejos. Encuentra su causa en el sostenimiento de un modelo económico que llevó a la desigualdad, a la pobreza y a la explotación de millones de seres humanos, al mismo tiempo que benefició muchísimo a muy pocos. Es decir, expresa una lectura crítica de la realidad actual, por lo que propone que se involucren los Estados en su rol de contralores del mercado y en la implementación de políticas públicas. Ello marcará la medida de la posibilidad de salir de la crisis. En definitiva, lo que se observa es que el fundamento del proyecto del diputado Amadeo en torno a esta cuestión tendría un dejo neoliberal, acrítico, promercado. Por el contrario, el otro proyecto partiría de una crítica al neoliberalismo, para abonar a un proceso que promueva la construcción de una sociedad distinta, en pos de las estrategias para el desarrollo nacional. Con todo, es evidente que el análisis contextual no coloca la discusión estratégica en la antítesis capitalismo-anticapitalismo, tal como la planteaba Hobsbawm desde una perspectiva marxista. El historiador inglés consideraba que el neoliberalismo no es más que una forma propia del capitalismo, en el que las crisis no son el producto de modelos económicos equivocados, sino el resultado del propio desarrollo del movimiento del capital. Políticas de educación superior por universitarios 262 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) La presente discusión, en cambio, abandona aquel antagonismo entre formas históricas de organización social, para subsumirse en uno de proyectos o “modelos” político-económicos expresados en la antítesis neoliberalismo-antineoliberalismo. La educación en el contexto El proyecto del diputado Amadeo llama la atención sobre la necesidad de pensar una educación superior conforme a las posibilidades concretas de la Nación. Así, afirma: Las universidades no existen en un vacío social, ni en un mundo de abstracciones. El mundo real que las rodea está lleno de fuerzas dinámicas que influyen directa o indirectamente sobre las tareas y operaciones de las universidades y, en último extremo, determinan su importancia, alcances y viabilidad como instituciones sociales. Luego apunta que las universidades siempre se han esforzado por tener una vinculación real con el medio, pero no ha bastado con la mera expresión de deseo. En consecuencia, propone un sistema de educación superior concebido de manera global y con articulación coherente, pues la simple adopción de medidas aisladas carecería de la virtualidad y eficacia que requieren las necesidades que tiene planteadas el sistema educativo y la amplia acción de conjunto que exige el impulso para mejorar su rendimiento y calidad, equilibrando calidad académica, integración social y equidad social. La estrategia que propone es seguir el modelo de los países exitosos, que habrían podido crecer aceleradamente a lo largo de varias décadas, mejorando así el nivel de vida de su población y abatiendo sustancialmente la pobreza y la indigencia, preocupándose principalmente por garantizar un alto nivel en la calidad de su educación suPolíticas de educación superior por universitarios 263 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) perior, procurando, además, que fuesen cada vez más los ingresantes provenientes de sectores socialmente postergados. Además, considera fundamental apuntar hacia el futuro y no al pasado, es decir, enfatizando las disciplinas científicas y las nuevas orientaciones tecnológicas en respuesta a las exigencias de la producción, el empleo y las capacidades emprendedoras. Ello sería posible sin bajar el nivel de exigencias académicas. Según el proyecto, los países exitosos apuntaron a incrementar la matrícula universitaria a partir de un proceso de mejora sostenida de la calidad de la enseñanza del nivel secundario, permitiendo establecer rigurosos criterios para ingresar a la universidad. Si bien considera auspicioso que haya cada vez más estudiantes universitarios, estos tienen que ingresar al nivel superior de la enseñanza bien preparados, ya que cantidad sin calidad no es algo favorable. Aquí cabe perfectamente el llamado de atención que realiza Bourdieu frente a los análisis que consideran solo las determinaciones “puras” y únicamente intelectuales de los conflictos en torno a la educación, volviéndose tan limitados como los que tratan de aislar una dimensión puramente “política” en los conflictos por la dominación en el campo específico. Después de haber expresado que las universidades no existen en un vacío social ni en un mundo de abstracciones, da un salto hacia el voluntarismo al señalar que la cuestión está en seguir lo que han hecho otros, en otro contexto, en otras circunstancias y con otras posibilidades, además de no exponer la discusión sobre si los resultados que han alcanzado son tan satisfactorios. Pareciera que a este razonamiento va dirigida, directamente, la crítica de Puiggrós cuando señala: Huelga decir una vez más que mirar nuestros problemas sociales y culturales en espejo ajeno solo nos devuelve una deformación al servicio de poderes extraños que irremediablemente encuentran cómplices en el sostén de necesidades y controles externos. Políticas de educación superior por universitarios 264 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En definitiva, el proyecto del diputado Amadeo plantea que hay que seguir los modelos de educación superior que imperan en todo el mundo. Que, si bien la universidad debe conservar “su compromiso con valores y objetivos que dieron sentido a su nacimiento y que de modo perenne se hallan vinculados con los más altos intereses del hombre y de su cultura”, debe abandonar la contradicción de convertirse en reducto particular de un determinado tipo de saberes, ignorando nuevas perspectivas científicas y tecnológicas. El proyecto encabezado por la diputada Puiggrós insiste en que la crisis afecta al conjunto del sistema de educación superior y en que es necesario poner en cuestión esos paradigmas dominantes, pues la situación actual de las universidades occidentales es “desconcertante”. Esos sistemas que elogia el proyecto del diputado Amadeo se habrían montado, en las últimas décadas, en una fuerte tecnología del control de la enseñanza, el aprendizaje y la investigación, apuntalada por grandes entidades financieras internacionales, que exigirían “pertinencia” de las universidades al mercado, viendo la luz una “contradicción flagrante”: el conocimiento debe ser producido y transmitido a medida de las reglas del libre mercado, pero los instrumentos utilizados para alcanzar ese resultado son de un alto control de todas las operaciones de mercadeo de conocimiento. En otras palabras, esas universidades, en vez de rescatar el “interés general” que las había animado históricamente, habrían fragmentado el “demos” universitario confundiéndose con intereses que las alejan de la universalidad del saber que estuvo en su origen, a la vez que las comprometen con intereses particulares y dispersos en el océano del mercado. Correspondientemente, el proyecto encabezado por la diputada Puiggrós plantea la urgencia de construir un Espacio Latinoamericano de Educación Superior, recuperando la integración nacional incluso en la legislación sobre la educación superior, para dotarla de consonancia con el conjunto normativo que ha reordenado los asuntos educativos hacia el rescate de los derechos y responsabilidades que las políticas neoliberales disgregadoras habían subsumido a intereses del mercado, apuntando a considerar a la educación como bien Políticas de educación superior por universitarios 265 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) transable, comerciable. En contraste con esto último, la nueva ley de educación superior debería asegurar que bajo ninguna circunstancia la educación pudiera ser considerada como un “bien de mercado”. Morfología de la educación superior. Autonomía. Cogobierno Bourdieu señala que la forma que reviste la lucha política en el interior de un campo depende de la estructura del propio campo, que a su vez no se mantiene inmutable, sino que se reconfigura de manera constante por la lucha misma. En los proyectos seleccionados se le ha otorgado mucha relevancia a esta cuestión, en particular a dos de los fenómenos que coadyuvan a configurar la estructura del campo de la educación superior: la territorialidad y la autonomía. En cuanto a la territorialidad, los dos proyectos recalcan su importancia estratégica, pero con diferentes perspectivas. Para el proyecto del diputado Amadeo, no solo sería un vehículo para hacer realidad el deseo de vincular a la universidad con el medio, sino también para asegurar que satisfaga las necesidades de objetivos locales y nacionales. El planteo apunta a explotar al máximo las potencialidades de cada una de las regiones del país, bajo un criterio de productividad. El proyecto encabezado por la diputada Puiggrós, en cambio, comienza haciendo una crítica a la forma en que se ha venido resolviendo el problema hasta el momento, señalando que, a falta de una legislación actualizada y sobre la carencia de una planificación basada en acuerdos sustantivos entre el gobierno, las universidades y los institutos de educación superior, se ha proyectado la creación de nuevas universidades, a partir de necesidades locales, sin tener en cuenta la capacidad instalada, la vecindad de otras universidades, la repetición de carreras cuyos egresados deberán emigrar para insertarse en el trabajo. Es decir, sin ningún planeamiento estratégico. Su visión respecto a la territorialidad tendría más una impronta de desarrollo social que de preocupación por la productividad. Políticas de educación superior por universitarios 266 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Su proyecto constata que a las recientes instituciones afincadas en nuevos espacios y a las “subsedes” de las grandes universidades concurre la población de menores recursos económicos, que, por problemas como el desarraigo, no puede establecerse en las grandes ciudades donde están las sedes centrales y que busca una educación superior que le permita insertarse en el medio laboral de su región. Por eso concluye que hay un nuevo tipo de demanda que puede denominarse territorial, y que hay que darle una respuesta. Plantea dotar de poder a esas instituciones “descentralizadas” y a sus agentes. Respecto de esto, la observación de Bourdieu (1994) de que el campo universitario –podría ser extensivo a la educación superior– se transforma en un lugar de lucha por determinar las condiciones y los criterios de pertenencia y para producir los beneficios específicos que el campo provee, permitiría entender esta estrategia de fortalecimiento político de los canales institucionales, al tratarse de un proyecto que va en la línea del modelo oficial actual al mando del Estado. Aquí aparecería el contenido de la lucha. En cuanto a la autonomía, a priori no se observan diferencias entre los proyectos. Ambos plantean “respetarla”, e incluso el proyecto del diputado Amadeo señala que además hay que “ampliarla”, lo que iría en línea con todo su razonamiento, pues afirma que, del mismo modo que las ciencias y el conocimiento hoy no pueden parcelarse ni abstenerse a los estrechos límites de una disciplina sino, por el contrario, deben interrelacionarse en una concepción organizativa común, es necesario articular la educación superior alrededor de principios federativos y la autonomía sería su cauce propicio. Reflexiona que las universidades gozan por mandato constitucional de autonomía y que el desafío es responder responsablemente ante la sociedad en su conjunto por esa autonomía garantizada constitucionalmente, pero no de manera fragmentada, sino coordinada. Por eso considera que no es suficiente la “auto-organización” de las distintas instituciones de educación superior, sino que tiene que ser el Estado, a través de un nuevo órgano federativo, el que garantice los mecanismos de participación y articulación. Políticas de educación superior por universitarios 267 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Según este planteo, pareciera que la autonomía universitaria le daría más “pureza” a la producción de conocimiento, mientras que la política vendría a contaminarla. Pero no cualquier política, sino la política “externa”, la política partidaria o gubernamental. Por el contrario, la política interna-autónoma de la comunidad académica es la que debería establecer las directivas y orientación de esa producción y reproducción de conocimiento. Podría achacársele un criterio corporativo. Y puede plantearse, por lo menos como dilema, que se trataría de una estrategia de “falsa ruptura”, que expresa –al decir de Bourdieu– la verdad objetiva de campos que no disponen más que de una falsa autonomía. El proyecto encabezado por la diputada Puiggrós también propone el respeto irrestricto a los dictados constitucionales de la autonomía universitaria de cada casa de estudios y del federalismo jurisdiccional. Al igual que el proyecto del diputado Amadeo, defiende la necesidad de crear un Consejo Nacional de Educación Superior, como forma de asegurar la autonomía del sistema en su conjunto, dado que todos los actores constitutivos de la educación tendrían representación en este órgano superior de gobierno. Luego, debería funcionar también como órgano único de acreditación y evaluación para el conjunto de las instituciones del sistema. Después realiza una pequeña recapitulación sobre el punto, para señalar que la concepción de autonomía universitaria de los reformistas de 1918 proyectó un estado complejo, superador del estado instrumento y constituido por organismos que cumplieran distintas funciones y sostuvieran distintos tipos de articulaciones con el conjunto. Con lo cual, la autonomía universitaria pensada de ese modo no conduciría a la idea de extraterritorialidad, no estimularía el desprendimiento de la institución productora de saberes respecto del Estado, sino que se propondría como un reaseguro de la posibilidad de producción de conocimientos para la sociedad por parte del Estado, más allá de las vicisitudes que lo atravesaran. La intención sería generar las condiciones para aportar a la autonomía del Estado nacional y el desarrollo de la sociedad. Es decir, nada de autodecisionismo o Políticas de educación superior por universitarios 268 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) estado paralelo. Al igual que proponían los proyectos de la década del 70, el planeamiento que ordenase el conjunto de la educación superior debería vincularla con los programas de desarrollo. Esto coloca la dirección del sistema en clave política y vinculada con el mediano y largo plazo de la sociedad. En este punto las diferencias entre los proyectos se hacen más nítidas. Por último, es necesario señalar la falta de consideración del ítem cogobierno. El problema de la representación política en el interior de las universidades se ha convertido, desde hace mucho tiempo, en un conflicto político de magnitud, que todas las leyes de educación superior anteriores han abordado con soluciones antidemocráticas y meritocráticas. En ese sentido, Bourdieu plantea que, dentro de todo campo: se oponen, con fuerzas más o menos desiguales según la estructura de la distribución del capital dentro del campo (grados de homogeneidad), los dominantes, ocupando las posiciones más altas dentro de la estructura de la distribución del capital científico, y los dominados, es decir los recién llegados, que poseen un capital científico tanto más importante (en valores absolutos) cuanto más importantes son los recursos científicos acumulados. (Bourdieu, 1994: 144) Solo el proyecto de la diputada Puiggrós hace una breve mención del asunto, con una lógica evidentemente conservadora, planteando el reconocimiento, dentro de las estructuras de cogobierno, de los derechos históricos y tradicionales de los claustros, pero incluyendo en su proyecto la posibilidad de que en los respectivos estatutos de cada institución universitaria se disponga la subdivisión de estos en estamentos que distingan las representaciones de los diferentes componentes de cada claustro universitario, como por ejemplo las diferentes categorías de docentes. Es decir que no se plantea ningún cambio sustancial en esta esfera tan sensible, y las posibilidades de modificaciones –a fin de cuentas, Políticas de educación superior por universitarios 269 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) menores– se dejan libradas a la “autonomía” de cada universidad; un planteo muy contradictorio con su perspectiva de que el proyecto debería subsumirse en un programa general. Mercado y pertinencia. El problema de la reproducción del orden social La discusión sobre el carácter reproductivo del orden social que tienen las prácticas dominantes en el ámbito universitario nunca pierde vitalidad. Es que el “orden” también incluye el conjunto de instituciones encargadas de asegurar la reproducción y la circulación de los productores –o de los reproductores– y de los consumidores de esos bienes. Particularmente el sistema de enseñanza, único capaz de asegurar a la ciencia oficial la permanencia y la consagración, inculcándola sistemáticamente –habitus científicos– al conjunto de los destinatarios de la acción pedagógica y, en particular, a todos los recién llegados al campo de producción propiamente dicho. Bourdieu plantea que la oposición entre las estrategias de conservación y las estrategias de subversión tiende a debilitarse a medida que la homogeneidad del campo se incrementa y que decrece correlativamente la probabilidad de grandes revoluciones periódicas, abriendo paso a “innumerables pequeñas revoluciones permanentes” (1994: 144). Hace referencia a las estrategias antagónicas que se despliegan en la lucha “intestina”, es decir, dentro del campo. Pero las condiciones de posibilidad de cada una de ellas –y su resultado– están determinadas también por el resultado de la lucha que se desarrolla en el plano más general sobre la orientación de la educación superior. El proyecto del diputado Amadeo alude a este punto al resaltar insistentemente la importancia de la pertinencia. Por eso rescata la educación superior no universitaria y también la diversificación: “se impone una mayor diversificación de las instituciones de educación superior”, afirma. Políticas de educación superior por universitarios 270 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Según su lectura, la educación no universitaria siempre ha tenido el orgullo de saberse “pionera”, también por ser llevada a cabo mayoritariamente por instituciones especializadas tanto de gestión estatal como de gestión privada, caracterizadas por sostener un profundo conocimiento y articulación con las demandas del sistema productivo y las necesidades de trabajo independiente. Agrega que este nivel experimenta muy bajos niveles de deserción, numerosos convenios de articulación con las universidades y una composición estudiantil mayoritariamente representativa de sectores sociales bajos y medio-bajos, muy demandantes de propuestas educativas que les brinden la posibilidad de una rápida inserción al mundo laboral. El planteo inscribe a la acción desarrollada por este sector en la formación de determinados atributos productivos en la fuerza de trabajo. Más aún, se muestra “convencido” de que es urgente transformar las antiguas estructuras en función de las necesidades de la reconversión, para seguir e incluso anticipar el ritmo de la explosión de nuevos conocimientos y revolucionarios cambios culturales, científicos, políticos, económicos, productivos y tecnológicos. Es por eso que, coherente con lo expuesto, su proyecto de ley aspira a un sistema integrado, coherente, flexible y altamente diversificado de formación superior. El proyecto encabezado por la diputada Puiggrós se presenta como muy crítico respecto de la exigencia de “pertinencia” de las universidades al mercado. No pone el acento en la formación de atributos productivos de la fuerza de trabajo, sino en la construcción de ciudadanía, incorporando a la ley los diferentes derechos y responsabilidades de todos los habitantes, en tanto sujetos actuales o potenciales de la educación superior, recuperando los avances legislativos sobre políticas públicas de inclusión, sobre el reconocimiento de las múltiples identidades culturales, sociales y étnicas, sobre el otorgamiento de recursos acordes con las necesidades particulares, sobre la conformación de un corpus conceptual de definición nacional, popular, latinoamericanista, transformador, soberano e independiente de toda dominación. Políticas de educación superior por universitarios 271 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Esto sigue la línea de los proyectos de la década del 70 –rescatados por Puiggrós– que se dirigían a posibilitar la libre expresión de las ideas, así como a la necesidad de proporcionar una formación en la cultura universal al mismo tiempo que el conocimiento de la realidad político-social argentina y latinoamericana. Reconociendo, en definitiva, que la educación política no se mostraba reñida con la formación científica y artística. Puiggrós rescata a las instituciones de educación superior como canales de inclusión social. Y esto sería especialmente así en el caso de las “no universitarias” –o de formación superior docente y técnico-profesional–, porque son las principales responsables de la formación de docentes para el sistema escolar y de los técnicos y agrotécnicos, y porque los alumnos de dichos institutos provienen, en su mayoría, de capas sociales más humildes que quienes pueden sostener una carrera universitaria. El proyecto abona a una adaptación de la educación superior a las “nuevas necesidades”, pero no ya a las del mercado, sino a las sociales. Primero, porque la tendencia a cursar estudios superiores va en aumento: “Más cantidad de jóvenes golpearán las puertas de la educación superior para ingresar y es auspicioso que eso ocurra”. Pero, además, la mayoría de estos jóvenes no tiene condiciones objetivas o subjetivas para sostener largas carreras sin obtener certificaciones intermedias, y por eso requiere un sistema de acreditación que le reconozca y le sume los estudios que va cursando, así como que se le habilite el tránsito por diversas instituciones de enseñanza como parte de su educación permanente. O sea que la normativa en educación superior debería tomar nota de estas dificultades, para promover la permanencia y promoción de los alumnos, con un “sentido inclusivo, democrático y transformador”. Según el proyecto, la apuesta debería estar en los recursos humanos que allí se forman, porque de eso depende el marco de posibilidades de repensar modelos y soluciones. Políticas de educación superior por universitarios 272 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Lucha educativa, lucha política Siguiendo a Bourdieu (1994), puede sostenerse que la estructura del campo educativo se define en cada momento por el estado de las relaciones de fuerza entre los protagonistas de la lucha, agentes o instituciones, resultado de las luchas anteriores que se encuentran objetivadas en las instituciones y las disposiciones, y que dirigen las estrategias y las posibilidades objetivas de los diferentes agentes o instituciones en las luchas presentes. Esta lucha no se desarrolla en el vacío, sino que está determinada por las condiciones generales. Dicho de otra manera: la nueva ley de educación superior no sería meramente la expresión de una lucha por el direccionamiento de la educación superior, sino al mismo tiempo un capítulo más de la lucha política general por el curso que toman las distintas estrategias de reproducción social. En este punto pareciera que el proyecto de la diputada Puiggrós realiza un planteo explícito. Y si bien a priori no podría concluirse lo mismo del proyecto del diputado Amadeo, esto es solo en apariencia. Es que el tipo de propuestas que encarnan ambos son muy distintas y necesitan ser presentadas de manera diferente. El del diputado Amadeo se trata de un proyecto que podría caracterizarse como “tecnicista”, con una propuesta orientada a adaptar la educación a las nuevas exigencias del mercado. Aunque en varios pasajes lo plantee abiertamente así, también necesita recurrir a otro tipo de recursos discursivos que incorporen la “responsabilidad”, la “seriedad”, el “consenso”, etcétera. Por eso concibe a la educación superior como un servicio comprometido con la ética, con el ser humano y sus sociedades y con el ambiente. Tiene que referir con anhelo a la universidad del pasado y a sus “valores humanos”, y a la necesidad de una “nueva perspectiva moral”, que se aproxime a la universidad del “consenso científico” y a la participación en el desarrollo tecnológico. Finaliza planteando una “ética con conciencia”, que evite que los “poderes de manipulación y de destrucción” puedan desbordar al científico, al ciudadano y a la humanidad entera impidiendo el control ético y político de la actividad científica. Políticas de educación superior por universitarios 273 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En el caso del proyecto encabezado por la diputada Puiggrós la situación es distinta, y hasta podría decirse opuesta. En su fundamentación tiene espacio la ofensiva frente a los planteos “neoliberales”, como parte de la “batalla cultural” que encarna el oficialismo contra las políticas de los 90. En lo específico, necesita presentar su proyecto como si fuera la antítesis de la actual Ley de Educación Superior, que se haría eco de la opinión ampliamente mayoritaria de la comunidad universitaria y de la educación superior en su conjunto. Más aún, lo presenta como parte de un programa homogéneo más general, tallado por el “sentido histórico con que hemos dado en definir democráticamente las inmensas mayorías del Pueblo Argentino a nuestro deseo de Futuro”. Al plantear la centralidad del Estado en todos los campos, en oposición a un otrora Estado ausente, inscribe la propuesta como parte de la concepción económico-social del gobierno actual, de una estrategia general destinada a combatir la herencia que legaron “las dictaduras militares y el neoliberalismo”. Como parte de esa lucha, plantea la necesidad de una transformación política y cultural en la cual las instituciones de educación superior debieran jugar un papel irreemplazable. Por eso el país necesitaría un nuevo dispositivo de investigación y de educación superior adecuado. Los proyectos tienen por lo menos dos elementos en común. En primer lugar, si bien cada uno tiene una impronta propia muy evidente, ambos se presentan como si fueran el fruto del más amplio consenso, de la síntesis de diferentes proyectos que provienen de distintos orígenes políticos y perspectivas. En segundo lugar, lo que podría denominarse “fetichismo de la ley”, es decir, una probable exageración de las potencias transformadoras de un instrumento legal, cuando pareciera evidente que la transformación de la educación superior requiere, antes, poner seriamente en cuestión las bases y condiciones sobre las que se sustenta. Políticas de educación superior por universitarios 274 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Bobbio, N. (1993). “Las promesas incumplidas de la democracia”. Zona erógena, (14), 1-11. Bourdieu, P. (1994). “El campo científico”. Redes: Revista de estudios sociales de la ciencia, (1), 131-159. ----- (1999). Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. ----- ([1984] 2008). Homo academicus. Buenos Aires: Siglo XXI. Hobsbawm, E. (2011). Historia del siglo XX. Buenos Aires, Crítica. Políticas de educación superior por universitarios 275 La universidad frente a los desafíos del siglo XXI. Consideraciones desde la agenda política: análisis de los fundamentos de los proyectos de ley con estado parlamentario del diputado Eduardo Amadeo, del Peronismo Federal, y del Frente para la Victoria, encabezado por la diputada Adriana Puiggrós Vanesa Ixtaina En su libro Historia del siglo XX, Hobsbawm (1998) aborda, en primer lugar, la profunda crisis que han atravesado las sociedades. Este autor divide al siglo XX corto en tres etapas: 1) una época de catástrofes, desde la primera guerra mundial hasta el final de la segunda (1914-1945); 2) la edad de oro, desde el fin de la etapa anterior hasta la crisis del petróleo (1945-mediados de los años 70); 3) una nueva era de descomposición, incertidumbre y crisis, que se extendió hasta la caída del Muro de Berlín (1989). La caída del Muro de Berlín, que significó el hundimiento del socialismo soviético, fue el acontecimiento más destacado en los decenios de crisis que siguieron a la edad de oro, de tal magnitud que llevó a una crisis mundial, la cual afectó a las diferentes partes del mundo en distintos grados. Así, en el decenio de 1980 y los primeros años de la década del 90 el mundo capitalista se caracterizó por el desempleo masivo, las graves depresiones cíclicas y el enfrentamiento entre las clases bajas y las acomodadas, con ingresos limitados del Estado y Políticas de educación superior por universitarios 276 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) un gasto público sin límite (Hobsbawm, 1998). Además, esa crisis no afectó solo a la esfera económica, sino que también se extendió a los ámbitos político, social y moral. Si bien el derrumbamiento de la Unión Soviética significó el fracaso del comunismo soviético, también la utopía ultraliberal basada en una economía que asignaba totalmente los recursos a través de un mercado sin restricciones, en una situación de competencia ilimitada, estaba en crisis. El triunfo y la ideología del libre mercado debilitaron la mayor parte de los instrumentos para contrarrestar los efectos sociales de las crisis económicas. Así, Hobsbawm (1998) señala el rol fundamental e indispensable del Estado para remediar las injusticias sociales y ambientales causadas por la economía de mercado. Según este autor, no debe ser el mercado el que se ocupe de asignar recursos y por lo tanto el destino de la humanidad en el nuevo milenio, sino que dependerá, en gran medida, de la restauración de las autoridades públicas. Por otra parte, en su capítulo “Brujos y aprendices: las ciencias naturales”, del libro previamente mencionado, Hobsbawm también aborda el tema de la ciencia y la tecnología. Este autor plantea las consecuencias del desarrollo y la dominación de una tecnología que avanza incesantemente, la cual ha estado basada en los progresos de la ciencia natural, cuyo resultado de mayor alcance ha sido la revolución de los sistemas de transporte y comunicaciones que prácticamente han eliminado el tiempo y la distancia. Precisamente, a partir de la edad de oro comienza a crearse una economía mundial universal cada vez más integrada cuyo funcionamiento trasciende las fronteras estatales, convirtiendo al mundo en una única unidad operativa, principalmente en las cuestiones económicas. Este autor plantea el tema de las conquistas de la investigación a la vida cotidiana. En el último tercio del siglo comenzaron a hacerse visibles los resultados de la alta tecnología moderna y de las modernas teorías científicas. Los descubrimientos más esotéricos y revolucionarios de la ciencia tuvieron un potencial tecnológico inmediato. A fin del siglo XX, la ciencia llegó a ser algo sin lo cual la vida cotidiana es inconcebible en cualquier parte del mundo. Por más enigmáticas Políticas de educación superior por universitarios 277 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) e incomprensibles que fueran las innovaciones científicas, una vez logradas se tradujeron casi inmediatamente en tecnologías prácticas. Los nuevos avances científicos se tradujeron en una tecnología que no requirió ningún tipo de comprensión por parte de los usuarios finales (Hobsbawm, 1998). Otro rasgo característico del siglo XX ha sido la ruptura de los hallazgos científicos con la experiencia sensorial y con el sentido común, lo cual significó, para los propios científicos, una ruptura con las certezas tradicionales de su campo y con su metodología, tornándola aún más compleja (Hobsbawm, 1998). En este sentido, este autor manifiesta los recelos y temores hacia la ciencia alimentados por cuatro sentimientos: el de que la ciencia era incompresible, que sus consecuencias eran impredecibles y probablemente catastróficas, la indefensión del individuo, la peligrosidad de la ciencia en tanto interfiere con el orden natural de las cosas. Lo previamente mencionado ha traído como consecuencia la ruptura en la transmisión cultural entre generaciones, ya que las experiencias acumuladas en la segunda mitad del siglo XX son difíciles de transmitir a los jóvenes por no considerárselas de utilidad, lo que implica la imposibilidad de enseñar a partir de la propia experiencia. Desde la agenda política para el nivel superior de educación, y en particular las universidades, se incluyen estos aspectos de manera diferente. Para su desarrollo tomaré como referencia los fundamentos de los proyectos de ley de educación superior elaborados por el diputado Amadeo del Partido Peronismo Federal1 (en adelante PDA –Proyecto del diputado Amadeo–) y el del oficialismo encabezado por la diputada Adriana Puiggrós2 (en adelante PDP –Proyecto de la diputada Puiggrós–). 1 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley de Educación Superior presentado por el diputado Eduardo Pablo Amadeo se han tomado del texto facilitado por el firmante del proyecto, en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=5430-D-2010>. Consultado el 17 de mayo de 2013. 2 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley de Educación Superior de la diputada Puigrgrós se han tomado del texto en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente. asp?fundamentos=si&numexp=1846-D-2011>. Consultado el 17 de mayo de 2013. Políticas de educación superior por universitarios 278 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Los reflejos en la agenda política. Análisis de los fundamentos de dos proyectos de ley de educación superior Con respecto al contexto de crisis que ha caracterizado al siglo XX, el PDP menciona que “en los últimos veinte años asistimos alternativamente al derrumbe del muro de Berlín, marcando el término de la experiencia socialista, y a una crisis del capitalismo globalizado cuyo final es incierto”. Y prosigue: La crisis económica-financiera [sic] que afecta al mundo globalizado es una de las más importantes de los últimos cien años y es, a su vez, una crisis de la sociedad que ha sostenido un modelo económico que llevó a la desigualdad, a la pobreza y a la explotación de millones de seres humanos, al mismo tiempo que benefició muchísimo a muy pocos. En los fundamentos de este proyecto se realiza una crítica a las consecuencias de las dictaduras militares y el neoliberalismo en la sociedad, y particularmente en la educación, y se remarca el rol del Estado en la recuperación de esas situaciones críticas: “Hasta dónde se involucren los Estados en su rol de contralores del mercado y en la implementación de políticas públicas, es la medida de la posibilidad de salir de la crisis, o solo de aggiornar con un superfluo maquillaje la situación”. En el PDP hacen referencia a la pregunta formulada desde la derecha liberal en cuanto a la falta de sentido que encuentra a la inversión del Estado, en este caso, en la educación. Por otra parte, el eje de discusión en los fundamentos del PDA es el desarrollo científico. En primer lugar, Amadeo plantea el avance de la denominada revolución científico-tecnológica, expresada fundamentalmente en el acceso y gestión del conocimiento y de la información, y señala un contexto hiperconectado y crecientemente participativo, caracterizando la interdependencia como un rasgo central del mundo del siglo XXI. Así, utiliza los términos “globaliPolíticas de educación superior por universitarios 279 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) dad”, “complejidad” y “grado de aceleración” para aludir a la profunda transformación de la historia que caracteriza la etapa previamente señalada. Además, en el PDA se hace referencia a la complejidad de las ciencias y a la transformación de importantes aspectos de la vida privada, principalmente gracias a la aceleración de las comunicaciones y el transporte. El PDA destaca un rol fundamental de la ciencia y su vinculación con el sector productivo en el desarrollo de las naciones. El diputado Amadeo se refiriere en su fundamento a que la superación de las naciones exitosas ha estado basada en las disciplinas científicas y las nuevas orientaciones tecnológicas en respuesta a las exigencias de la producción, el empleo y las capacidades emprendedoras. El PDA tiene en cuenta además el aspecto ético. El diputado señala su importancia con el fin de evitar que los múltiples poderes de manipulación y destrucción, productos de la tecno-ciencia, puedan desbordar al científico, al ciudadano y a la humanidad impidiendo el control ético y político de la actividad científica. En este sentido, el PDA finaliza su fundamento con un enunciado de compromiso de la educación con la ética, el ser humano y sus sociedades, y con el ambiente, lo cual es señalado por Hobsbawm (2007) al plantear el problema ecológico como uno de los centrales del nuevo milenio. Por último, con respecto a la ruptura intergeneracional, el punto está claramente manifiesto en el PDA, el cual comienza diciendo: “resulta difícil prever los escenarios que aguardan a nuestros hijos”, y así hace referencia a la dificultad de pensar cómo va a ser el futuro. Aspectos políticos Lechner (2002), con relación al proceso de globalización y su impacto social, menciona que cada sociedad procesa, combina y rearticula los elementos que circulan a nivel mundial de una manera específica y que la nacionalización de los procesos globales afecta los hábitos sociales, todo lo cual conlleva a la dificultad de concebir la idea de Políticas de educación superior por universitarios 280 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sociedad nacional, sumada al individualismo y a la inmediatez característicos de la sociedad posmoderna. La autoimagen del individuo autónomo es reforzada por el imaginario del mercado y del consumo, relativizándose de esta forma el rol de la educación escolar en la conformación y transmisión de un acervo cultural compartido. Este autor rescata la idea de pueblo, de “sentido común”, de “vivir juntos” y la idea de construcción de un futuro, haciendo alusión a “combatir el presentismo”, de lo cual depende la calidad de la democracia, entre otros “frentes de batalla”. En este sentido, Naidorf y otros dicen: Creemos que una propuesta regional, basada en la historia de nuestras sociedades, en las necesidades de nuestro pueblo y rescatando la construcción de nuestra cultura sobre la base de aquella otra que ha sido constantemente invadida por la cultura global, podría hacer realidad aquella afirmación de Paulo Freire: Outro mundo e posivel. (2010: 36) Así se recupera el relato que narra la sociedad acerca de quiénes somos, cómo llegamos a serlo y cómo quisiéramos ser (Lechner, 2002). Por otra parte, es importante destacar el concepto de pluralidad valorativa incorporado por Chantal Mouffe (2007), cuando plantea su postura de concepción de ciudadanía adecuada a un proyecto de democracia radical y plural, proponiendo rechazar la concepción universalista, particular o diferencial. En esta democracia radical y plural, se ve al conflicto como positivo y fortalecedor de la misma, en donde las distintas posiciones pueden canalizarse de manera agonista a través de la vía legítima. Chantal Mouffe (1999) agrega que se necesita un pluralismo de culturas, de formas de vida y regímenes, de elecciones individuales y concepciones del bien, ya que esto tiene consecuencias muy importantes para la política, dado que la misma requiere decisión y cualquier tipo de régimen político consiste en el establecimiento de una jerarquía de valores políticos. Sin embargo, la postura de Lechner (2002) difiere sensiblemente a la de Chantal Mouffe, ya que señala como un frente de batalla, para Políticas de educación superior por universitarios 281 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) lograr calidad en la democracia, el tema de combatir la fragmentación social, tratando de contener la diversidad social, que representa una gran riqueza. Otra cuestión importante a destacar se relaciona con la estructura y la superestructura. Los diferentes actores sociales de la educación superior se organizan en la superestructura y, como plantea Gramsci, estas organizaciones pueden cambiar las relaciones materiales en la estructura. La forma universitaria de la política es la traducción de los conflictos, las necesidades y los obstáculos que tiene la sociedad en materia de distribución de la cultura entre y dentro de las distintas generaciones, clases sociales, sectores étnicos, culturales, entre otras cuestiones. Así se ve a la universidad dentro de la sociedad política y de la sociedad civil, en la cual se dirimen las relaciones de poder que emanan de la estructura y van cambiando las relaciones dentro de la base material. De este modo nos acercamos a qué rol deben jugar los intelectuales, en este caso, los intelectuales orgánicos vinculados a una organización dentro de la sociedad civil. Estos intelectuales, como parte de un grupo, son los que organizan y dan cohesión a las visiones del mundo que caracterizan a dicho grupo, proporcionándole un proyecto político competitivo con el que será capaz de tomar el poder y alcanzar la hegemonía sobre el conjunto de la sociedad (Gramsci, 1971). Según Naidorff y otros (2010) el rol del intelectual es, en este período de transición histórica, el de reducir la confusión y el miedo causado por la incertidumbre. Estos autores asignan a la universidad el rol de asumir nuevas formas en cuanto espacio de formación y de producción de conocimiento y de intelectuales, de cuyo compromiso depende el cambio social. Por otra parte, Bourdieu (2002) afirma que el intelectual debe inventar un nuevo rol, debe escuchar, investigar y tratar de ayudar a los organismos que tienen por misión resistir la política neoliberal. Es decir, no un intelectual como experto o académico ajeno a lo que acontece en la sociedad, sino involucrado en la misma, acompañando los movimientos sociales. Con respecto a la relación entre la universidad y el sistema productivo, Pecourt (2007) hace referencia a una concepción actual del Políticas de educación superior por universitarios 282 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) conocimiento que se utiliza para resolver los problemas técnicos que se plantean en los procesos de producción y organización social. Este autor muestra que los convenios universidad-empresa se situarían en el campo cultural y el económico, donde coexistiría una lógica académica con la lógica económica y que podría dar lugar a lo que Bourdieu (1996) llama “institución bastarda”. Son las instituciones bastardas las que introducen actores y poderes foráneos, y las que desafían las reglas constitutivas de un campo. Estos diversos aspectos se ven reflejados en los fundamentos de ambos proyectos de ley de educación superior. En primer lugar, el PDA plantea la necesidad de adaptarse a las nuevas características de globalidad, complejidad y grado de aceleración, tomándose al conocimiento como un recurso de utilidad para adaptarse a ese contexto, aunque no para incidir y poder transformarlo. El conocimiento es trabajado como recurso útil en este proyecto para que el individuo ocupe una “posición digna”, mostrando que la identidad de individuo predomina sobre la del colectivo. Más adelante, el PDA habla de un nuevo modelo de desarrollo basado en las personas, reafirmando nuevamente su posición que acentúa más al individuo que a lo que Lechner llama el “nosotros”, contribuyendo a la dificultad de construir un “sentido común” que integre la diversidad social. La visión positiva de la globalización presente en el PDA, y también en el pensamiento neoliberal, plantea que resulta posible un mundo “sin enemigos” gracias al debilitamiento de las identidades colectivas. En contraposición, el PDP expone una postura diferente. En primer lugar, plantea la integración nacional perdida con las políticas del neoliberalismo, y la recuperación de derechos y responsabilidades subsumidos a los intereses del mercado. En la década del 90, una inédita tecnología del control de la enseñanza, el aprendizaje y la investigación invadió las aulas, generada por grandes entidades financieras internacionales, las mismas cuyo modelo causaría el crack de todo el sistema económico social a principios del actual siglo. Estas entidades exigirían “pertinencia” de las universidades al mercado. El PDP es muy claro en plantear que bajo ninguna circunstancia la Políticas de educación superior por universitarios 283 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) educación se podrá considerar como un bien de mercado. Hace referencia a distintas “acciones tendientes hacia la disposición plena de una Educación Superior profundamente integrada al sentido histórico con que hemos dado en definir democráticamente las inmensas mayorías del Pueblo Argentino a nuestro deseo de Futuro”. Con las medidas planteadas en el PDP se reivindica el tiempo de la política, la construcción del futuro, pero también se rescata el pasado. Según el PDP “las sociedades latinoamericanas han acumulado dolorosamente experiencias que les permiten definir con claridad qué es una crisis; todos nuestros pueblos han desarrollado saberes de sobrevivencia, tecnologías de subsistencia”, es decir que se está rescatando el pasado, necesario según Lechner para construir la idea de futuro. En el PDP expresan también la importancia de la recuperación de la centralidad del Estado para hacer política y de no dejarlo reducido a un administrador de recursos. En este proyecto el rol del Estado es muy importante en diversos aspectos, entre ellos, el de garantizar la gratuidad, ya que la educación es considerada como un “bien social”. Con respecto a la idea de pluralismo, el PDA manifiesta la necesidad de crear sistemas, servicios y dispositivos para nivelar e igualar las condiciones que puedan incidir negativamente en los estudios superiores, sin referirse específicamente a reconocer las diferencias y la pluralidad dentro de la sociedad, aunque sí incorpore los conceptos de inclusión y equidad. Sin embargo, no expresa la idea de igualar sino de reconocimiento de las diferencias. El PDP plantea como cuestión: [la] incorporación, a través de los vínculos más integradores y modernos, de los diferentes derechos y responsabilidades de todos los habitantes de nuestra Argentina […] recuperando los avances legislativos sobre políticas públicas de inclusión, sobre el reconocimiento de las múltiples identidades culturales, sociales y étnicas, sobre el otorgamiento de recursos acordes con las necesidades particulares, sobre la conformación de un corpus conceptual de definición nacional, popular, latinoamericanista, transformador, soberano e independiente de toda dominación. Políticas de educación superior por universitarios 284 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Así, los fundamentos del PDP tienen en cuenta: [una] clara concepción educativa, que asume políticas educativas universales, inclusivas, que otorgan protagonismo a los pueblos, que se vinculan con la producción y el trabajo antes que con el mercado, que buscan la producción de saberes para una distribución justa de la riqueza material y simbólica. Acerca de la relación educación superior-sociedad, el PDA dice: Las Universidades no existen en un vacío social […]. El mundo real que las rodea está lleno de fuerzas dinámicas que influyen directa o indirectamente sobre las tareas y operaciones de las Universidades y, en último extremo, determinan su importancia, alcances y viabilidad como instituciones sociales. Se plantea en la ley una reciprocidad en donde la universidad está influenciada por las fuerzas sociales, viendo, a su vez, al accionar de la universidad con la sociedad en su conjunto. La idea que plantea el PDA en relación con la sociedad es la de una universidad abierta, vinculada con organismos nacionales e internacionales de investigación así como con entidades relacionadas con la producción. También el PDP sostiene la idea de apertura de la universidad con el fin de generar equivalencias fuera de su propio ámbito, para acordar formas más justas de organización social. El PDP plantea que se debe responder a la expansión de la demanda por parte de grandes poblaciones juveniles, a la necesidad de nuevos perfiles profesionales y profesiones, especializaciones, y a la necesidad de transferencia de conocimientos a la sociedad y al Estado. En lo que respecta a los intelectuales, cabe destacar, en primer lugar, que ambos proyectos de ley son el producto del trabajo de intelectuales orgánicos, los cuales ocupan un lugar en la estructura de poder. Por otra parte, con relación a este tema, el PDP plantea el rol fundamental de la educación superior en la formación de intelectuales: Políticas de educación superior por universitarios 285 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la educación superior es uno de los ámbitos más adecuados para la generación de nuevas ideas, modelos productivos, energéticos y tecnológicos, que permitan ir dando pasos hacia la construcción de una sociedad distinta, en pos de las estrategias para el desarrollo nacional. Y agrega: “en los recursos humanos que allí se forman también estarán las posibilidades de repensar modelos y soluciones […] investigadores, científicos, alumnos, docentes y tecnólogos que puedan formular y formularnos nuevos interrogantes y soluciones; es decir, planificar el futuro”. Para finalizar con el análisis político, se aborda el tema de la autonomía, situando a la misma no como un estado sino como el compromiso de responder a la sociedad. Según el PDA el marco autonómico universitario debiera ser el más ejemplar ámbito de reflexión, debate, crítica y propuesta que contenga las problemáticas que involucran a la sociedad entera. En el PDP este concepto se toma como una cuestión básica de respeto a la autonomía universitaria y la determinación concreta y eficaz de dotar con herramientas de gobierno y planeamiento al conjunto del sistema. Al respecto, el PDP dice: Consideramos que la creación de un Consejo Nacional de Educación Superior constituye una forma de asegurar la autonomía del sistema en su conjunto dado que todos los actores constitutivos de la educación tienen representación en este órgano superior de gobierno, en donde se tomarán las decisiones de índole más política sobre el Sistema que de esta manera promovería un proceso de toma de decisiones en las que todos los actores tengan su participación reproduciendo una forma de gobierno colegiada ... También el PDP tiene en cuenta un sistema integrado, con órganos de planeamiento para el país y las diferentes regiones respetanPolíticas de educación superior por universitarios 286 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) do profundamente la autonomía, la autarquía, los órganos preexistentes y su tradición. El PDA también plantea la existencia de distintos consejos, propuestos como institucionalidad suprema en el gobierno del sistema de educación superior, en donde se reúnan tanto las partes académicas como políticas involucradas en el sistema de gobierno de educación superior. Además, sugiere que se necesita que esos mecanismos de participación y articulación se expresen en órganos legitimados desde el Estado por una normativa. El PDA manifiesta la falta de consulta de las instituciones en los procesos de decisión lo cual ha llevado a agruparse en diferentes asociaciones y así se han creado mecanismos para expresarse orgánicamente. Análisis sociológico A través de la noción de campo, Pierre Bourdieu (1989) propone un abordaje de las estructuras objetivas de “lo social” como un espacio dinámico de juego y de luchas constantes. En el campo de la educación el capital que está en juego es el cultural, en relación directa con el capital social y el simbólico. Bourdieu describe al campo social como un espacio pluridimensional de posiciones en donde los agentes se distribuyen según el volumen global y la composición de capital que poseen, y en este sentido la educación superior es vista como la posibilidad de acceder a una propiedad a través de títulos de propiedad cultural (títulos escolares). La diferencia en la adquisición de un capital cultural específico está dada no solo por los fines y contenidos transmitidos en los diferentes niveles del sistema, sino también por los circuitos diferenciales educativos que se corresponden con distintos tipos de instituciones públicas y privadas. Bourdieu expresa que, a través de la distribución de las propiedades, el mundo social se presenta, objetivamente, como un sistema simbólico que está organizado según la lógica de la diferencia, de la Políticas de educación superior por universitarios 287 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) distancia diferencial. El espacio tiende a funcionar como un espacio simbólico, un espacio de estilos de vida y de grupos de estatus, caracterizados por diferentes estilos de vida. Según la óptica de Bourdieu, el campo educativo es una estructura de relaciones de fuerza entre agentes e instituciones, un campo de luchas destinadas a conservar o transformar ese campo en cuanto sistema de diferencias, en donde está en juego la conservación o la subversión de la estructura de la distribución de capital específico. Aquellos que monopolizan el capital específico, que es el fundamento de poder o autoridad, se inclinan hacia estrategias de conservación, mientras los que disponen de menos capital se inclinan a utilizar estrategias de subversión. En el campo de la educación superior, es preciso determinar “aquello que está en juego”, los intereses específicos que obran como base de la lucha por la hegemonía de la autoridad científica sobre el conocimiento, de la capacidad técnica que ese conocimiento involucra y del poder social como capacidad de hacer sentir ese conocimiento como necesario. Con respecto al campo científico, para Bourdieu (1999), este es la expresión de una lucha por la legitimidad científica y por el reconocimiento del par investigador en la jerarquía del campo disciplinar, producida en el marco de una estructura política externa que marca los límites de las prácticas de investigación y producción de conocimiento. En ambos proyectos de ley tomados como referencia se alude a distintos campos: el campo educativo, el universitario, el científico-académico. El campo educativo es analizado tanto como fuente de controversias entre instituciones y agentes, como entre instituciones entre sí. El PDA, por un lado, propone trabajar el campo educativo como una unidad, en donde los aciertos o los fallos de la acción en cada uno de los niveles o modalidades se reflejan en los demás. Según este proyecto, “numerosos factores culturales, sociales, políticos y económicos concurren a imponer la transformación de la enseñanza superior […] Una premisa esencial que debe animarlo es el equilibrio entre calidad académica, integración social y equidad social”. Políticas de educación superior por universitarios 288 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Dentro del campo de la educación superior consideramos posiciones dominantes ocupadas por las instituciones universitarias, erigidas en bastiones del conocimiento a través de la historia, y posiciones dominadas ocupadas por las instituciones no universitarias a las que el imaginario cultural ha conferido el rótulo de “educación de baja calidad”. Sin embargo, el PDA destaca que la educación de nivel superior no universitario, siempre ha tenido el orgullo de saberse “pionera” y que es llevada a cabo mayoritariamente por instituciones especializadas tanto de gestión estatal como de gestión privada, caracterizadas por sostener un profundo conocimiento y articulación con las demandas del sistema productivo y las necesidades de trabajo independiente. El PDP, con respecto a las alternativas de formación en la actualidad, señala una serie de relaciones de poder dentro del campo, tales como universidades-terciarios, que son un reflejo de las diferencias en el campo económico-social y que contribuyen a mantener dicha desigualdad. Este tipo de relaciones también es marcado por el PDP entre las sedes centrales de las universidades y las subsedes y extensiones regionales, estas ultimas más desfavorecidas según dependencia jurisdiccional –provinciales o municipales–. La propuesta de integración del PDP tiende a superar aquellos mecanismos implementados con el neoliberalismo, con los cuales la educación, en lugar de distribuir democráticamente la cultura y colaborar en la nivelación de la instrucción pública, se tornó un dispositivo reproductor de desigualdad: privatización de institución, destrucción de la unidad de los sistemas escolares, desjerarquización del rol docente, desvinculación del Estado) El PDA hace referencia a que la igualdad de condiciones para el aprendizaje superior no se agota en el acceso ni en la permanencia y continuidad, sino en los servicios de orientación educativa y profesional a los estudiantes para remediar todo tipo de condicionalidades que interfieran en un aprendizaje eficaz. Con relación a esto, podemos decir que los estudiantes se encuentran en posiciones diferentes en el espacio social, en tanto poseen propiedades diversas sistemáticamente ligadas entre sí. Los estudiantes al ingresar a la universiPolíticas de educación superior por universitarios 289 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) dad elaboran un sistema de apreciación, percepción y acción, lo que Bourdieu (1999) denomina habitus, que les permite organizar sus prácticas para responder a las exigencias en el espacio universitario. Según el PDP, la tendencia a cursar estudios superiores irá en aumento, debido a la concepción de educación como bien social, a un Estado presente garantizando gratuidad y acceso, y al carácter obligatorio del nivel secundario. En este sentido, el PDP señala el crecimiento incontrolado de la educación superior, con el surgimiento de nuevos conglomerados que requieren institucionalización y una demanda por parte de casi todos los sectores sociales, en busca de estatus y garantía de futuro. Relacionando esto con conceptos de Bourdieu (1999), las clases con un nivel económico o cultural alto deberán intensificar con gran fuerza la utilización que antes hacían del sistema de enseñanza, invirtiendo en más educación para mantener la particularidad relativa de sus titulaciones y, correlativamente, su posición en la estructura de clases. Con respecto al campo científico, creo que en el PDA lo que se refleja y está en discusión son los límites de dichas prácticas de investigación, al plantear la relación de la universidad y del resto de los actores del sistema educativo con el ámbito productivo. Conclusiones finales En el análisis de los proyectos con estado parlamentario tomados como referencia, se visualiza la existencia de dos posturas claramente diferenciadas. Así, es posible observar que mientras uno plantea una “adaptación” a las fuerzas desatadas por el neoliberalismo y la globalización, el otro proyecto propone como salida para el futuro la restitución del lugar del Estado. Todo esto nos conduce a reflexionar acerca de qué tipo de universidad queremos para el futuro y a pensar en que, si bien la ley es fundamental, es también importante el rol de cada uno de nosotros como integrantes de la comunidad universitaria y de la sociedad. Políticas de educación superior por universitarios 290 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) La educación en su conjunto es uno de los pilares fundamentales en los cuales debe basarse el desarrollo de nuestro país. Es importante entender que la educación es un bien social, y como tal es primordial el rol de Estado para garantizar el acceso a la misma de forma gratuita, inclusiva y equitativa. Por otra parte, la investigación y la articulación del sistema de educación superior con el sistema científico tecnológico son centrales para el desarrollo del país, así como también el financiamiento, la capacitación y la formación docente. Creo que necesitamos un sistema de educación superior que brinde una formación de calidad, articulado con el resto de los niveles educativos y con el sistema productivo, asegurando condiciones efectivas de inclusión y pluralidad, comprometido con el desarrollo económico, cultural y social de nuestro país y promoviendo una activa participación de todos los miembros que forman parte del mismo. Así, desde esta perspectiva, la educación superior puede convertirse en un agente transformador. Bibliografía Bourdieu, P. (1989). “El espacio social y la génesis de las ‘clases’”. Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, III(7), 27-55. Universidad de Colima, México. ----- (1996). The rules of art: genesis and structure of the literary field. Cambridge: Polity Press. ----- (1999). “El campo científico” (pp. 130-160). En Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Hobsbawm, E. (1998). Historia del siglo XX. Buenos Aires: Grijalbo Mondadori. ----- (2007). Guerra y paz en el siglo XXI. Barcelona: Crítica. Lechner, N. (2002). Los desafíos políticos del cambio cultural. En línea:<http://www.desarrollohumano.cl/pdf/2002/04.pdf>. Consultado el 17 de mayo de 2013. Políticas de educación superior por universitarios 291 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Mouffe, C. (1999). El retorno de lo político. Barcelona: Paidós Ibérica. ----- (2007). En torno a lo político. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Naidorf, J. y otros (octubre 2010). “Reflexiones acerca del rol de los intelectuales en América Latina”. Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 18(25). Arizona State University. Pecourt, J. (mayo-agosto 2007). “El intelectual y el campo cultural: Una variación sobre Bourdieu”. Revista Internacional de Sociología (RIS), LXV(47), 23-43. Políticas de educación superior por universitarios 292 Análisis de los fundamentos de los proyectos de ley presentados por el Frente para la Victoria, encabezado por la diputada Adriana Puiggrós, y por la Unión Cívica Radical, encabezado por la diputada Silvia Storni Valeria Natalia Kierbel El análisis que propondré es una lectura posible de dos proyectos –el de la doctora Puiggrós,1 diputada nacional por el Frente para la Victoria, y el encabezado por la licenciada Storni,2 diputada por la Unión Cívica Radical–, con el afán de marcar algunos hilos conductores de un debate, sin cerrar las puertas a otros posibles. Marco general. Contexto histórico y actualidad Desde hace algunos años, se está discutiendo de manera cada vez más masiva y diversificada la necesidad de un cambio en la legisla1 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley de Educación Superior presentado por el grupo encabezado por la diputada Puiggrós se han tomado del texto facilitado por los firmantes del proyecto, en línea: <http://www.adrianapuiggros.com.ar/ver_proyectos.php?id=108>, consultado en noviembre de 2012. 2 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley de Educación Superior presentado por el grupo encabezado por la diputada Silvia Storni se han tomado del texto facilitado por los firmantes del proyecto, en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=4597-D-2011>, consultado en noviembre de 2012. Políticas de educación superior por universitarios 293 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ción del ámbito de la educación superior –en adelante ES–. La ley vigente, conocida como Ley de Educación Superior –en adelante LES–, fue sancionada en el año 1995 en nuestro país, es decir, en el marco del ya derrumbado estado keynesiano y en plena vigencia de los valores, tanto políticos como culturales y económicos, implantados por un nuevo tipo de capitalismo que surge a mediados de los años 70: el neoliberalismo. Esta nueva forma de capital trae consigo una nueva forma de producción, basada cada vez más en el desarrollo de tecnologías y conocimientos estratégicos que permitan, ya no necesariamente tener los medios de producción –modelo fordista–, sino el conocimiento específico que se requiere para articular en una red las distintas partes de un producto y la capacidad de ensamblarlas. Es decir, se trata de una economía en la que “el capital intangible supera al tangible en el stock de capital” (Martínez, 2002: 241). Esta nueva forma de capital a su vez genera su propia forma de sujetos que la encarnan, en la cual observamos un alto grado de individualización y fragmentación, a la vez que una “globalización interiorizada”–interesante paradoja para pensar–. Sujetos dominados por una lógica mercantil en donde todo: los vínculos, las relaciones laborales, la vida cotidiana, etcétera, se mide en términos del tener, como determinante del ser. En las sociedades de mercado, las relaciones son uno a uno, y de intercambio flexibilizado, en donde uno y otro son en tanto tienen, y tienen en tanto pueden consumir (Lechner, 2002). Por último, esta forma de capital crea también sus propios actores políticos para que encarnen su proyecto. Asistimos en los 90 a la llamada “caída del Estado”, al estado de crisis institucional, al crecimiento exponencial de la corrupción, a la desarticulación de los partidos políticos de masas, y a un pasaje paulatino –pero que aún sufrimos– de la participación política a la opinión mediática. Los medios de comunicación se colocan como verdaderos mediatizadores entre la sociedad civil y el mundo de la política, formando opinión y construyendo la mirada hegemónica sobre los temas que hacen a la vida social, política, económica, educativa, laboral, asumiendo un rol de formadores antes que de in-formadores. Por supuesto que este proPolíticas de educación superior por universitarios 294 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ceso no sería comprendido si no fuera en el marco del último golpe militar del país y sus consecuencias, asociado a su vez con los golpes de Estado en otras partes de América Latina. En este marco, es comprensible que este Estado neoliberal requiriera, entre otras, aplicar una LES que aún rige sobre las universidades nacionales y los institutos superiores de la República Argentina, en tanto cualquier gobierno comprende el valor estratégico de la ES en un proyecto de país. Siendo esta norma una objetivación de las relaciones de fuerza establecidas en ese campo –siguiendo los aportes de Bourdieu–, en ese momento histórico, es lógico que la misma se pose sobre fundamentos mercantilistas de la ES, guardando en sí artículos que abren a la posibilidad de arancelamiento o de “otras formas de financiamiento” además de las estatales. No solo me refiero a la cuestión del financiamiento para hablar de lógica mercantilista, sino también a la concepción de la educación como un “servicio”, es decir, como una mercancía a la que se accede en función de una acción pasiva de “tomar” un servicio “prestado” por alguna entidad. Esta idea, además de deslizarse hacia la arancelización, bajo la lógica “más aporte, mejor servicio”, genera la idea de que los sujetos que encarnan las instituciones son pasivos: algunos reciben –los estudiantes–, mientras otros –los docentes–, administran. Así, vemos que las nominaciones son importantes a la hora del análisis, en tanto denotan construcciones de sentido bien definidas en cada momento histórico, que determinan modos de conducta apropiados o inapropiados en ese marco. Ahora bien, con el 2001 como fecha hito en la historia nacional, momento en que este modelo estalla frente al conjunto de los argentinos, podemos observar cómo esta crisis se volvió oportunidad de cambio. A partir de algunos hechos que hacen al contexto actual, vemos que hoy existen condiciones objetivas y subjetivas diferentes a las de los 90. Más allá de los posicionamientos particulares, existen, de hecho, un conjunto de reformas a nivel normativo y productivo, y un conjunto de movimientos sociales y políticos nuevos, movilizados y visibles en las calles, que hacen patente un cambio de Políticas de educación superior por universitarios 295 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) época en nuestro país y en la región latinoamericana. La universidad no queda ajena a este proceso. Si bien se vienen dando debates en el interior de la universidad, desde hace mucho más tiempo –incluso luego de la sanción de la LES, la cual nunca fue aceptada por completo en la comunidad académica–, hay que reconocer que es desde hace cuatro años aproximadamente que se han agudizado, multiplicado y profundizado estos debates. Es que en el año 2008 se impulsó desde el Poder Ejecutivo el tratamiento de esta norma, con el ánimo de sancionar una nueva LES en 2009. Esto no sucedió y debería hacerse un análisis de las relaciones de fuerza establecidas para que se detuviera este proceso de transformación. No es este el lugar para realizar dicho análisis, solo agregaré que los proyectos estudiados corresponden a cristalizaciones de un debate abierto hace mucho, pero visibilizado y legitimado desde un sector de poder hace relativamente poco. Análisis Respecto al proyecto de la diputada Puiggrós por el Frente para la Victoria, podemos empezar por decir que incluye en su desarrollo el proceso previo a la formulación del proyecto, en el cual se propició el debate, la consulta y la búsqueda de información para lograr una síntesis en la Comisión de Educación de la Cámara. La convocatoria para construir el espacio participativo de consulta se caracterizó por dos aspectos relevantes: por un lado, la amplia intervención de diversas organizaciones sociales, mostrando que el tema de la ES no es privativo ni exclusivo de los actores que pertenecen a las instituciones propias de la ES. Por otro, se amplió el debate más allá de la región próxima a la Capital Federal, convocando a sectores de otras regiones del país. Esta conducta es deseable y necesaria en las sociedades democráticas como la nuestra, aunque en términos de Mouffe (2007) podemos descifrar también que, si nos quedamos con la idea del “consenso” alcanzado o resuelto, negamos el aspecto conflictual Políticas de educación superior por universitarios 296 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) detrás de esa búsqueda de consenso y podemos creer que se trata de algo cerrado, cuando en verdad asistimos a un proceso de disputa por imponer nuevos sentidos a la ES. Este es un aspecto relevante para pensar los proyectos legislativos: cuando se debate una norma, se están debatiendo las relaciones de fuerza que quieren imponerse, objetivarse, para hacer de su visión del mundo social la legítima, la oficial. Como dice Bourdieu “el conocimiento del mundo social y, más precisamente, de las categorías que lo posibilitan es lo que está verdaderamente en juego en la lucha política” (1989: 290). Esta lucha es la que queda explicitada en los momentos de apertura de lo instituido y de la búsqueda y debate de nuevas formas: asistimos a un momento en el cual los que Bourdieu llamaría “los más visibles” necesitan cambiar las categorías de percepción del mundo social, porque se trata de categorías de una lucha anterior, de un estado de hegemonía previo. Entonces, lo que vamos a observar, son, además, las formas de nominar o de definir algunos términos ya conocidos, porque allí también se están disputando cosmovisiones acerca de la ES. En este sentido, una de las fortalezas del proyecto es la intención de conformar un sistema integrado de ES, no solo en su propio interior, articulando los distintos subsectores, sino especialmente respecto al resto del sistema educativo. Esto me interesa en tanto hace visible el carácter político de la norma que rige a la ES, en su articulación con un proyecto económico y social que la trasciende. Significa, por un lado, aportar un sentido explícitamente inclusivo e integrado de la ES, que en el imaginario social se mantiene separada, divorciada del sistema educativo en su trayecto obligatorio, y de acceso solo para los que cuenten con “las aptitudes” previas. Y también, en este aspecto, resulta significativo que el proyecto realce que todos los habitantes de la Argentina son sujetos “actuales o potenciales de la ES”, y ello requiere el reconocimiento de los distintos trayectos formativos. Esto, siguiendo el desarrollo de Bourdieu, es la capacidad de dar sentido legítimo a través de la nominación de todo título secundario, garantizándole portar determinado capital simbólico legal, pero, además, Políticas de educación superior por universitarios 297 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) implica reconocer el trayecto como equitativamente válido. Sin embargo, la propuesta no desconoce las diferencias entre los mismos, ya que más adelante admite la necesidad de establecer y garantizar mecanismos de ingreso –irrestricto en este modelo– y de permanencia “tanto materiales como vinculares”. Este segundo aspecto resulta relevante ya que registra las que serían las condiciones subjetivas de permanencia, las cuales tienen, a veces, mucho más peso que las objetivas –incentivos económicos– para determinar el proceso de formación de un sujeto. Por otro lado, cada proyecto político encarna su proyecto de ES, y el mismo no puede hacerse sin alusión a la idea de autonomía universitaria. La historia de las universidades latinoamericanas después de la Reforma del 18 obliga a considerar este contenido dentro de un proyecto, porque de negarlo se corre el riesgo de perder la lucha por la autoridad, en tanto es una idea que se ha vuelto hegemónica dentro de la comunidad académica. Ahora bien, esta misma puede redefinirse, repensarse a la luz de nuevos paradigmas, para darle un nuevo sentido. Esto, que parece algo de orden ficcional, nada tiene de ficción, ya que encontramos que las ideas conllevan prácticas encarnadas. En el proyecto que estamos analizando, la autonomía universitaria está comprendida en un sentido diferente al conocido, el cual suele colocar a la universidad en una especie de islote separado de las demandas de la sociedad, bajo la idea de libertad individual. En este caso, la autonomía no se entiende como un camino hacia la extraterritorialidad: no estimula el desprendimiento de la institución productora de saberes respecto del Estado, sino que se propone como un reaseguro de la posibilidad de producción de conocimientos para la sociedad por parte del Estado, más allá de las vicisitudes que lo atraviesen. La intención es generar las condiciones para aportar a la autonomía del Estado nacional y el desarrollo de la sociedad. (El destacado es mío) Políticas de educación superior por universitarios 298 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Esta noción de autonomía es sumamente novedosa respecto a la concepción liberal con la que, implícitamente, se debate. Que la LES proponga que la universidad sea productora de conocimientos para la sociedad, y que así sirva a la autonomía del Estado, está abriendo un debate que la definición –el sentido– anterior velaba, y que es: ¿autonomía respecto de qué/quién? En esa afirmación se está instalando la idea de que el Estado, a través de la producción de conocimientos y de científicos y profesionales propios –autónomos–, dentro de una concepción del desarrollo público –de masas–, no genera con la universidad una relación de simple disposición de presupuesto, sino que articula políticas estratégicas de desarrollo. “[M]ás allá de las vicisitudes que lo atraviesen”, es decir, más allá de los condicionantes externos –¿del mercado, podríamos decir?–, de los cuales sí se mantiene una autonomía en sentido extraterritorial. El proyecto establece, para llevar adelante esta vinculación, la formación de un Consejo de Acreditación, semejante a la Coneau actual, que sirve de intermediario entre el Estado –a través de la Ley– y las casas de estudio. También establece la creación de un Consejo Nacional de Educación Superior y Consejos Regionales de Planificación, los cuales incluyen diferentes actores de dentro y fuera del sistema educativo, y los hace partícipes de la toma de decisiones acerca de cuestiones que hacen a la formación técnica y profesional. Sin indagar demasiado en el cómo actuarían y quiénes serían estos organismos –ya que no se especifican–, podemos, de todas formas, observar cómo se pone en juego una idea de universidad atravesada por un paradigma posindustralista, el cual comprende la necesidad de articulación con el medio social más amplio y con el mundo de la producción. En este sentido, comprende la tensión que produce la idea de autonomía del sistema científico y universitario, entendida en términos liberales, respecto a las demandas de la economía y del mundo social actual (Langer, 2008). Algunos trabajos abordan la cuestión de cómo los cambios en la economía y los modos de producción presionan y llevan hacia el cambio dentro de las universidades. El surgimiento de un nuevo tipo de Políticas de educación superior por universitarios 299 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) economía, la basada en el conocimiento, es una manera de leer estas circunstancias desde la óptica de Martínez. La economía basada en el conocimiento es el resultado de la convergencia de dos procesos: el aumento de los recursos designados a la producción y transmisión de conocimientos, y el surgimiento de tecnologías de la información y comunicación (2002: 239). El desarrollo de la sociedad comienza a depender no de la cantidad de medios materiales de producción, sino del conocimiento estratégico, trastocando las formas conocidas de reproducción del capital y dando lugar a la llamada “sociedad posindustrial” o “sociedad del conocimiento”. Lo que evidencia este proceso es la relación intrínseca entre conocimiento y economía. Las ideas tradicionales acerca del conocimiento lo asociaban a algo universal, cercano a la verdad o incluso a Dios en las versiones metafísicas clásicas. En esta era se evidencia el valor del conocimiento, que se transforma en un producto. Aquí es donde varios autores advierten los peligros de la mercantilización de la educación y de la ciencia. Tomando este lugar el conocimiento, la ciencia y la tecnología en el desarrollo de las sociedades, es esperable que la ES se transforme en una cuestión de Estado, y que las universidades y las instituciones científicas incrementen su centralidad en las políticas públicas de crecimiento y desarrollo, ya que median entre el conocimiento y la producción y el trabajo (Langer, 2008: 36). El proyecto, en sus fundamentos, analiza la cuestión de la relación entre universidad y mercado a la luz de la historia, donde se hace alusión al Acuerdo de Bolonia mediante el cual las universidades europeas se ajustaron a las normas del mercado, en un afán de pertinencia a las nuevas reglas de juego de la economía liberal. En este modelo el conocimiento es un bien de intercambio y, por tanto, para acceder a él hay que contar con bienes adquiridos previamente, sean materiales o simbólicos. Se plantea, en cambio, que una política educativa planificada desde la relación universidad-pueblo es necesariamente inclusiva, es decir, que tiende a la inclusión de las mayorías en tanto reconoce al conocimiento como un bien público y un derecho social, y apunta a políticas “que se vinculan con la Producción y el Trabajo Políticas de educación superior por universitarios 300 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) antes que con el Mercado”, que procura la producción de saberes para una distribución justa de la riqueza material y simbólica. Dije antes que el conocimiento tiene un valor y que este puede llevarlo al lugar de “bien transable”, hay que diferenciar dos cuestiones: una es que el conocimiento genere valor, genere productos o incluso mercancías en sentido clásico, y otra –muy distinta– es la detentación del valor dado al conocimiento por un sector que lo distribuye a partir de intereses lucrativos sectoriales. Es en la indiferenciación de estas cuestiones cuando podemos caer en miradas mercantilistas. El aporte de A. Martínez nos sirve para ejemplificar esto: el criterio de valor que se le adjudica a la pertinencia de una producción determinada de conocimientos, indica lo que es rentable conocer. Un ejemplo de ello lo significó el abandono de la investigación, por parte de laboratorios privados, sobre la Malaria. Sencillamente no era rentable. (2002: 258-259) En Argentina tenemos ejemplos a montones, uno representativo es, en el área de la salud, la investigación sobre el mal del Chagas. Un sector de conocimiento no rentable para el mercado, pero muy relevante y pertinente para el Estado, articulado con las demandas del pueblo. La ES en este proyecto está enmarcada en la tríada Estado-producción-trabajo, banderas de la independencia, la soberanía y el desarrollo, las cuales se enfrentan a la tríada de la dependencia: mercado-finanzas-servicios, en donde se enmarca la LES de los 90. “La educación común ensamblada con el respeto por las diferencias, que establece articulaciones entre la educación, el trabajo y la producción y atiende a la integralidad de la formación básica de todos los argentinos”. Podemos articular esto con el modelo de la triple hélice, en donde se entrecruzan la investigación pública, las empresas y el Estado, modelo en el cual la universidad toma nuevas funciones ya que “no puede quedarse en su tradicional función académica y de generación de conocimiento científico, sino que debe motorizar el desarrollo económico” (Langer, 2008: 34). Sin embargo, es analizable Políticas de educación superior por universitarios 301 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) el hecho de que la nominación “empresa” no aparece como tal en ninguno de los proyectos analizados. La connotación privatista del término contradice la tradición de la educación como bien público que atraviesa la historia de nuestras casas de estudio. Krotsch y Tenti Fanfani (1993) analizan las posibilidades de vincular universidad y empresa como vía de posible solución a la crisis de la ES, aunque dan cuenta en este contexto de los variados obstáculos de esta relación, como por ejemplo los obstáculos culturales relacionados con las representaciones que los empresarios tienen de la universidad y, sobre todo, las que los hombres de ciencia tienen de las empresas, como espacio de ventajas individuales, lucrativas, esencialmente prácticas. La diputada realiza un análisis acerca del contexto actual y del debate acerca de la LES, donde se vislumbran más claramente las ideas en torno al rol estratégico-cultural que cumple la universidad. Se entiende que en este contexto de “crisis mundial”, o más bien de crisis del sistema financiero tal y como lo conocíamos, se ha abierto una oportunidad histórica para los pueblos latinoamericanos, que comienzan a desnaturalizar los postulados del neoliberalismo y a intentar dar respuestas originales a los problemas de su región. Es ahora cuando se requiere de toda la capacidad intelectual de la sociedad para reconstruir la economía, acordar formas más justas de organización social y distribución de la riqueza, adecuar la estructura legal, establecer lazos fluidos entre las instituciones de investigación y enseñanza y el Estado. Es ya cuando se necesita una transformación político cultural en la cual las instituciones de educación superior deben jugar un papel irremplazable. La pérdida de hegemonía de un sector implica la ganancia de otro: en la disputa por la imposición de sentidos, en este proyecto se entiende que la ES es un terreno fértil para dar una batalla cultural, una batalla de ideas en tanto la universidad “es uno de los ámbitos más adecuados para la generación de nuevas ideas, modelos producPolíticas de educación superior por universitarios 302 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) tivos, energéticos y tecnológicos, que permitan ir dando pasos hacia la construcción de una sociedad distinta, en pos de las estrategias para el desarrollo nacional”. En este punto es útil el análisis sociológico de Bourdieu. Este autor se encarga de mostrar el juego de intereses que se produce en el campo científico y expone especialmente cómo los que aparentan ser “puros” conflictos epistemológicos esconden, de hecho, conflictos políticos. Por eso, la definición de lo que es importante o interesante investigar y el cómo se lleva adelante, siempre está dado por un otro social, que en el texto de Bourdieu aparecen como los pares-competidores que ocupan un lugar hegemónico o de dominancia. “Los dominantes son aquellos que consiguen imponer la definición de la ciencia” (1999:137), así, podríamos pensar que, a través de las nociones propuestas en los proyectos para una nueva LES, se está intentando incidir en la correlación de fuerzas que estructuran al campo científico, para –en el caso de este proyecto–, vincular la producción científica con las problemáticas que despierta el mundo actual en las esferas de lo económico, lo social y lo tecnológico. La universidad como productora y transmisora de bienes científicos, así como de la formación y circulación de sus productores, está inserta en el marco de relaciones de poder, ya que ella garantiza la continuidad del orden establecido. Así, en este contexto, la concepción del conocimiento desarrollada en el proyecto de ley merece una atención particular. En un apartado dice “Así se podrá revertir la tendencia que ordena la evolución del conocimiento en un circuito ‘antinatural’ que presupone primero la formación y luego recién los procesos de generación de esos conocimientos”. Hace referencia allí a la manera tradicional de producción de conocimientos, que en verdad invisibiliza el proceso previo de selección del problema social a trabajar, separa el momento teórico del práctico y aísla estos procesos, imposibilitando al sujeto que aprende comprender en un sentido profundo que trabaja con problemas, de los cuales surgen o en los cuales son utilizadas las teorías como herramientas. A este proceso prefiero no llamarlo “antinatural”, como se propone, porque eso daría Políticas de educación superior por universitarios 303 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la idea de que existe una forma “natural” de producción de conocimiento. Es preferible, considero, tomar esa concepción tradicional como parte de una dinámica de dominación ideológica. Habiendo atravesado algunos puntos centrales de este proyecto, me centraré ahora en la segunda propuesta, volviendo sobre ejes que atraviesan cualquier proyecto de ley de ES, como, por ejemplo, las concepciones acerca del conocimiento –su valor, su producción, su naturaleza–, de la autonomía, y de las relaciones con la economía o con el mundo del trabajo y la producción, entre otros. El proyecto de la diputada Storni se funda sobre una idea-fuerza central, que es la concepción del conocimiento como “bien público y un derecho individual y social”. A su vez, y en relación con esa idea, determina con claridad que la responsabilidad de planificar y financiar a la ES es del Estado, al igual que el acceso equitativo a la misma. Habría que profundizar en la diferencia que existe entre considerar al conocimiento como bien público o bien privado, porque no se trata de un debate saldado. De hecho, conllevó una discusión en la Conferencia Mundial sobre la ES en 2009 –que este proyecto cita explícitamente–, y creo que vale la pena mencionarla para visualizar que quién y cómo lo define tiene efectos en las prácticas. Considerar al conocimiento como bien privado es una concepción que está influida por una visión competitiva y mercantilista de la educación, basada en algunos supuestos como: que el conocimiento se produce en función de la anticipación de un valor positivo de uso, es decir, que es en función de la rentabilidad que se determina la pertinencia, que la propiedad intelectual garantiza la competitividad del conocimiento que es considerado un objeto de rivalidad, entre otros. Por otro lado, considerar al conocimiento como bien público implica la no-rivalidad del mismo, manteniendo abierta su producción más allá de la rentabilidad en el mercado, lo que conduce a dar prioridad a estrategias que puedan ser transmitidas a una mayor escala social, así como a permitir el acceso libre a la información y fomentar los espacios de enseñanza y aprendizaje (Martínez, 2002). Políticas de educación superior por universitarios 304 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) La Conferencia Mundial sobre la Educación Superior de 2009 se desarrolló en París con la participación de más de mil representantes académicos, funcionarios políticos y especialistas del área procedentes de 148 países. Al citarse en el proyecto analizado esta conferencia, se omite el debate –el conflicto– detrás de la declaración de la ES como “bien público”. En este encuentro, fue el bloque de América Latina y el Caribe el cual presionó, traccionando las relaciones de fuerza a su favor, frente a otros bloques como el de Europa o Asia que pretendían denominarla como “servicio público”, en una perspectiva claramente mercantil. La idea de que la ES y el conocimiento que allí se produce sean un bien público también se posicionó en contra de la definición que ha hecho de los mismos la Organización Mundial del Comercio como “bien transable”. Esta definición, que retoma el proyecto en cuestión, abre también el debate de cómo focalizar no solo en la investigación y producción de ciencia y tecnologías apropiadas, sino en los procesos de su transmisión y enseñanza, ya que las mismas se vuelven relevantes solo en este contexto. Por eso no nos llama la atención que el proyecto incluya la creación de un Fondo Universitario para el Desarrollo Nacional y Regional, una de cuyas atribuciones sería “el mejoramiento de la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje y sus resultados en términos de formación de los recursos humanos que la sociedad necesita”. Respecto a la noción de autonomía universitaria, podríamos bien decir que la concepción que trabaja este proyecto está en oposición a la del proyecto antes analizado. Se trata de una concepción tradicional de la autonomía, formalista, en donde se le adjudican un conjunto amplio de funciones y atribuciones, como: definir sus órganos de gobierno, administrar sus bienes y recursos, crear carreras universitarias de pregrado, grado y posgrado, establecer el régimen de acceso, permanencia y promoción y designar y remover al personal docente y no docente, crear regímenes de becas para estudiantes, docentes y no docentes, entre otras. Esta noción está vaciada de política y de proyecto, nos deja con la idea formal, reglada, acerca de lo que es un ente autónomo del Estado, pero nos impide reconocer a la ES como Políticas de educación superior por universitarios 305 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) un ámbito de poder, donde debemos preguntarnos: ¿autonomía respecto a qué?, ¿cómo interactúa esta noción con la idea de conocimiento como “bien público”? Por otro lado, esta idea de autonomía también se ve trastocada por la propuesta de evaluaciones de los aspectos institucionales de las cuales participarían “estudiantes de los últimos años de las carreras y miembros del sector productivo como observadores” (el destacado es mío). Más allá de que no queda del todo clara esta función de “observación”, lo cierto es que en esta propuesta está el sector productivo incluido, como vimos en el análisis anterior. Incluir a los sectores de la producción y el trabajo en la gestión de las instituciones de ES es una aspiración interesante, pero la falta de claridad en la propuesta puede llevar por dos caminos: uno, a la participación de sectores del trabajo-producción en la toma de decisiones en la universidad, lo cual pondría un signo de pregunta a la autonomía en sentido tradicional –como es presentada en este proyecto–; dos, a la participación de sectores del mercado-finanzas que, además de poner ese signo de pregunta, impulsarían acciones que llevarían a la ES por la vía de la mercantilización y el uso del valor de cambio del conocimiento. Creo que estas son parte de las tensiones que menciona Langer entre la autonomía de las universidades liberales y las demandas de la nueva economía. Esto significa que en este proyecto también se plasman los cambios en la economía mundial y regional, y el impacto en las formas de producción de conocimiento y de transmisión de los mismos. Sin embargo, como expresé antes, este impacto no implica una decisión de entrar en las reglas del mercado: Debe quedar claramente expresado en la nueva legislación, la decisión de que el Estado Nacional no suscribirá tratados bilaterales o multilaterales de libre comercio que impliquen concebir la educación superior como un servicio lucrativo o alienten cualquier forma de mercantilización de la educación pública. Políticas de educación superior por universitarios 306 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Por último, resaltar que esta propuesta encarna de alguna manera las propuestas de tercera reforma de la ES sobre la que han trabajado organismos internacionales de este tema específico. Se han planteado, en las reuniones del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, que las problemáticas que trae el nuevo siglo son las de la masificación y la internacionalización de la ES: Esta ley entiende que la internacionalización de la educación superior y la cooperación solidaria son fenómenos crecientes, razón por la cual, apunta a favorecer la movilidad de estudiantes, docentes y personal de gestión, en el marco de procesos de integración nacional e internacional, especialmente en el marco del MERCOSUR y de América Latina. ¿Significa esto un pasaje a la comprensión del conocimiento como bien que puede integrar regiones? No significa un peligro en sí misma la “movilidad” de los productos y de los productores de conocimientos, especialmente en el marco regional, aunque sí podría constituirse en tal si la misma no está contenida en un proyecto en donde se articulen el sector científico, el gobierno y la estructura productiva “con el fin de promover los mejores resultados sociales y económicos en lo que se refiere a la creación, aplicación y difusión del conocimiento” (Langer, 2008: 50). El peligro de la internacionalización sin planificación es, en términos de Sábato (citado por Langer), el efecto brain drain hacia los países desarrollados. En este proyecto, entonces, a la definición en abstracto de “internacionalización de la ES”, le falta la consideración del carácter periférico de nuestra región, con lo que ello implica en términos de posibilidades, pero también de peligros. Algunas conclusiones Tiempo de crisis para los países que supieron centralizar la economía mundial significa tiempo de multipolarismos y de apertura de oportunidades para regiones consideradas retrasadas por la histoPolíticas de educación superior por universitarios 307 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ria de coloniaje industrial y cultural. Latinoamérica tiene, como región, la posibilidad de construir las condiciones para salir de la colonización objetiva y subjetiva de los países centrales, ya que el enfrentamiento de los grandes capitales abre a una oportunidad histórica para los pueblos, quienes empiezan a pensar su realidad, su historia y su proyecto, y van dejando de a poco de ser pensados por otros. En este marco, la ES se convierte un pilar para el desarrollo nacional y regional desde un lugar original, propio, centrado en las propias necesidades y problemas de nuestro pueblo. Muchas cosas deben ser pensadas, discutidas, y resueltas –tal como muestran los proyectos analizados– integrando las miradas de las mayorías: el financiamiento, problema central a resolver ya que su fuente determina las condiciones de producción y reproducción del conocimiento y del capital simbólico y material generado por la universidad; la enseñanza, cómo y qué enseñamos, por qué lo hacemos y qué profesionales de la ciencia queremos formar; la investigación y la extensión-articulación, para qué sectores se genera el conocimiento, qué significa que un conocimiento sea relevante, quién o qué determina el problema a investigar; la relación entre la ciencia y la sociedad; el lugar de la ES en el esquema de Estado-produccióntrabajo, etcétera. Podría seguir enumerando temas y problemas a discutir en el marco del debate para una nueva LES, pero considero más importante que, como reflexión final, nos pensemos como parte de los debates de estos proyectos, nos sintamos parte y tomemos parte en los espacios de participación, para avanzar con toda nuestra historia hacia modos superadores de pensar la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la enseñanza, el aprendizaje, la investigación y las relaciones complejas entre la ciencia y el pueblo. Los proyectos analizados, más allá de sus diferencias lógicas por pertenecer a proyectos políticos de distinta cualidad, representan formas democráticas en que se cristalizan ideas y valores acerca de la ES. De ninguna manera esto debe hacernos pensar que son la única opción y que es dentro de estos marcos que uno, como actor dentro Políticas de educación superior por universitarios 308 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de la universidad, debe moverse. Al contrario, creo que este momento es una invitación a encontrarnos y pensar con otros, es una oportunidad que tenemos para construir lo nuevo. ¿Sabremos aprovecharla? Bibliografía Bourdieu, P. (1989). “El espacio social y la génesis de las ‘clases’” (pp. 131-160). Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, III(7). México: Universidad de Colima. ----- (1999). “El campo científico”. En Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Krotsch, C. P. y Tenti Fanfani, E. (1993). “Universidad y sistemas productivos” (pp. 63-81). En Tenti Fanfani, E. (comp.) Universidad y Empresa. Buenos Aires: Miño y Dávila . Langer, A. (2008). “El sistema científico y las universidades: revisión de teorías y enfoques en América Latina y Argentina”. En Riquelme, G. (ed.) (2008). Las Universidades frente a las demandas sociales y productivas. Buenos Aires: Miño y Dávila. Lechner, N. (2002). Los desafíos políticos del cambio cultural. En línea: <http://www.desarrollohumano.cl/pdf/2002/04.pdf >. Consultado en noviembre de 2012. Martínez, A. (2002). “La Universidad liberal frente a la economía basada en el conocimiento” (pp. 235-264). En Vélez de la Calle, C., Arellano, A. y Martínez, A. (coords.) Universidad y verdad. Barcelona: Antrophos. Mesa Nacional Encuentro Nacional Popular Latinoamericano (ENPL) y Centro de Investigación en Política y Economía (CIEPE) (2012). Diagnóstico de situación 2012. CIEPE. En línea: <http://www.enpl. com.ar/index.php?pagina=difusion_desarrollo&id_difusion=1> y < http://www.enpl.com.ar/index.php?pagina=difusion_desarrollo&id_difusion= 2>. Consultado en noviembre de 2012. Mouffe, C. (2007). En torno a lo político. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Políticas de educación superior por universitarios 309 Universidad y sociedad en los proyectos de ley de educación superior. Análisis de los fundamentos de los presentados por el Frente para la Victoria, encabezado por la diputada Adriana Puiggrós, y por la diputada Victoria Donda, de Libres del Sur María Inés Martiarena El propósito de este trabajo es desarrollar una reflexión sobre el tipo de vinculación posible entre el sistema nacional de educación superior en su conjunto –que comprende también otras instituciones, además de las universitarias– y la sociedad. El análisis estará basado en el estudio de los siguientes aspectos de dicha vinculación: - Función social de la educación superior y planificación estatal de las metas esperables del sistema educativo. - Participación de la sociedad civil en la toma de decisiones que afectan a la educación superior. - La formación de intelectuales y el lugar que ocupan los mismos en la sociedad. - Injerencia en las decisiones que afectan a la formación superior y la investigación en ámbitos públicos por parte de organizaciones privadas que participan en la conformación del mercado laboral. Políticas de educación superior por universitarios 310 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Estos puntos se considerarán tomando como referencia los fundamentos de los proyectos de Ley de Educación Superior que actualmente tienen estado parlamentario en el Congreso de la Nación. A tal fin, se seleccionaron dos en particular, uno presentado por diputados del oficialismo, que encabeza la diputada Puiggrós,1 y otro presentado por la diputada Donda, del partido Libres del Sur.2 Función social de la educación superior y planificación estatal de las metas esperables del sistema educativo Una de las “promesas incumplidas de la democracia” que plantea Bobbio (1993: 7) se refiere a la no eliminación del poder invisible, o a lo que manifiesta Alan Wolfe cuando habla del “doble Estado” o Estado invisible que coexiste con el Estado visible (1977, citado en Bobbio, 1993: 7). Si aplicamos estas ideas al campo de la educación superior, podemos pensar, entonces, que los grupos de poder hegemónico que intervienen en las disputas del campo académico, al intentar influir sobre el ordenamiento jurídico y la conservación del estado actual de las cosas dentro de dicho campo, se constituyen en esta especie de poder invisible, o incluso Estado invisible, que se contrapone a la idea de la educación superior como un derecho 1 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley Nacional de Educación Superior presentado por el grupo encabezado por la diputada Adriana Victoria Puiggrós se han tomado del texto que corresponde al Expediente 1846-D-2011, publicado en línea en el siguiente enlace: <http://www.diputados.gov.ar/proyectos/proyecto.jsp?exp=1846-D-2011>. Consultado el 20 de noviembre del 2012. 2 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley Nacional de Educación Superior presentado por la diputada Victoria Analía Donda Pérez se han tomado del texto que corresponde al Expediente 1296-D-2012, publicado en línea en el siguiente enlace: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=1296-D-2012>. Fecha de consulta: 20 de noviembre del 2012. Cabe aclarar que dicho proyecto perdió estado parlamentario y fue reemplazado por el que, a la fecha (10/7/2014), se encuentra en el siguiente enlace: <http://www.diputados.gov.ar/ proyectos/proyecto.jsp?id=160279 y que corresponde al Expediente 0832-D-2014>. En los fundamentos de este último se indica que el proyecto tiene como antecedente el Expediente 1296-D-2012, que fue el analizado en el presente trabajo. Políticas de educación superior por universitarios 311 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) humano fundamental para la inclusión social y la redistribución de la riqueza, como lo postulan los fundamentos de los proyectos que tomamos como referencia. En igual sentido estas ideas se relacionan con lo expuesto por Bourdieu sobre el poder simbólico, al que define como un poder invisible que se ejerce con la complicidad de quienes lo sufren y de quienes lo ejercen, y que es, a la vez, estructurante y estructurado. En el fundamento del primer proyecto que analizaré se afirma que “el poder simbólico de la Educación Superior, la convierte en terreno de disputa de cara a la apropiación del conocimiento y sus lógicas inmanentes” (2000: 67-73). Desde el inicio del fundamento del proyecto presentado por la diputada Donda, se define a la educación “desde una mirada nacional y latinoamericana”, que la autora entiende como “una herramienta imprescindible a la hora de la transformación social, aquel derecho humano fundamental que se presenta como la condición de posibilidad para el efectivo goce y ejercicio de todos los restantes derechos fundamentales, particularmente los económicos, sociales y culturales”. Esta definición le atribuye a la educación una función social, en principio como derecho individual de los ciudadanos a educarse, aunque en el párrafo siguiente lo conectará directamente con la transformación social al afirmar que la garantía de este derecho tiene que ver con las políticas públicas de inclusión social y la consiguiente redistribución de la riqueza. Podemos trazar una correspondencia entre el planteo de Bobbio del “poder invisible” y la descripción del estado del campo que expone este proyecto, en cuyos fundamentos se reconoce la trayectoria histórica de la educación superior como reducto de los sectores sociales más acomodados y, en menor medida, como un recurso de ascenso social para las capas medias. En este sentido, como en todo reducto de poder hegemónico, entran en juego disputas entre quienes gozan del mismo y persiguen la perpetuación de las condiciones imperantes y quienes pugnan por entrar a ese campo que les es vedado. Así, se define a la educación superior como un “campo estratégico Políticas de educación superior por universitarios 312 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) en el que se expresa una disputa” que involucra a “actores e intereses, razones y motivos, determinantes de la acción que pretende significar cierta configuración política”. Por su parte, en el otro fundamento tomado como referencia, el del proyecto del oficialismo, se plantea con claridad la definición de la función social de la educación, tanto para el desarrollo del individuo como para el logro de metas de desarrollo nacional inclusivo para beneficio del conjunto: La educación superior es uno de los ámbitos más adecuados para la generación de nuevas ideas, modelos productivos, energéticos y tecnológicos, que permitan ir dando pasos hacia la construcción de una sociedad distinta, en pos de las estrategias para el desarrollo nacional. Pero también debe ser un ámbito de oportunidades para el conjunto, para una mayoría mucho más amplia de la que hoy asiste. Porque en los recursos humanos que allí se forman también estarán las posibilidades de repensar modelos y soluciones. Hay que fomentar la generación de una mayor masa crítica en beneficio del conjunto. Este planteo también guarda relación con la idea de Krotsch y Tenti Fanfani respecto de la circulación de los saberes para que “los beneficiarios no sean únicamente quienes participan en forma directa” (1993: 78) en la producción de conocimiento. Los autores atribuyen así un papel pedagógico a los vínculos universidad-empresa, de modo que, si las líneas de investigación están de alguna manera relacionadas con el sector privado –por ejemplo, porque se encuadran en acuerdos de cooperación entre este y la universidad–, haya una transferencia de lo aprendido en ese proceso a los docentes y, a través de estos, a los recursos humanos que ellos forman. De este modo, se evitaría que la cooperación terminara convirtiendo a la universidad en una mera empresa que vendiese bienes y servicios a las del sector privado. Dicha transferencia de conocimientos dentro de la universidad permitiría, para los autores, que la interacción con el sector privado redundase en un enriquecimiento de los saberes Políticas de educación superior por universitarios 313 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) colectivos de toda la comunidad y no solo de los participantes en algún proyecto de cooperación particular. Podemos interpretar aquí que los autores creen que la universidad no desatendería de ese modo su función pedagógica y que la circulación de los saberes permitiría distribuir los beneficios generados por la participación del sector privado, según las prioridades que fije la propia universidad y no el “usuario” privado de sus servicios. De lo contrario, si el sector privado, a cambio de aportar financiamiento, fijara las líneas de investigación y se apropiara de sus resultados –e incluso de las patentes a que esos resultados diesen origen–, la universidad no sería más que una prestadora de servicios a cambio de recursos, desvirtuándose por completo su función social esencial. Por otra parte, es una función primordial de la universidad embarcarse en investigaciones que pueden no ser atractivas o “vendibles” al sector privado, cuanto menos en forma inmediata. En este sentido, los autores recuerdan que “a la universidad le competen dos funciones básicas, para cuyo logro posee ventajas comparativas apreciables: el desarrollo del conocimiento básico y la primera formación de los recursos humanos en el más alto nivel de calificación” (Krotsch y Tenti Fanfani, 1993: 78). Por esto, para que la universidad pueda cumplir la función social que este enfoque –y los que adoptan los dos proyectos de ley de referencia– le atribuye, es imprescindible que los saberes trasciendan los acuerdos con el sector privado en los que pudieran haberse generado y que circulen al resto de la comunidad educativa y, a través de esta, al resto de la sociedad. En este sentido, Langer sostiene respecto al “impacto social de la ciencia”: Desde la sociología del conocimiento –y especialmente en los países subdesarrollados– existen intentos de evaluación alternativa de los resultados de la ciencia. Sus ideas implican que el desarrollo de sistemas de ciencia y tecnología no solo puede ser redituable económicamente, sino también que debe ponerse al servicio de un nuevo modelo de desarrollo social. (2008: 42) Políticas de educación superior por universitarios 314 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Sin embargo, este proyecto encabezado por la diputada Puiggrós concibe a la educación como instrumento para la resolución de los conflictos, necesidades y obstáculos “que tiene la sociedad en materia de distribución de la cultura entre y dentro de las distintas generaciones, clases sociales, sectores étnicos, culturales, entre otras cuestiones”. En este sentido, le asigna también una función redistributiva que no solo la postula como campo de disputa sino como superación de los conflictos sociales suscitados. Hay cuatro aspectos clave que definen el papel social de la educación superior y que son abordados explícitamente por los dos proyectos analizados: la integración del conjunto del sistema de educación superior y de este con el resto del sistema educativo, la integración de los sistemas de evaluación y la planificación estatal de dicho sistema integrado en pos de objetivos de desarrollo nacional. La planificación es un eje que atraviesa a los otros tres en ambos proyectos, ya que, en todos los casos, la integración en el interior del sistema, entre niveles y en materia de evaluación, responderá a objetivos fijados por la planificación educativa del Estado en virtud de las metas de desarrollo e inclusión social que se proponga. En cuanto al primer aspecto, el proyecto de la diputada Donda señala que el sistema de educación superior muestra una ruptura entre la estructura y organización de las universidades, por un lado, y de los institutos de formación docente y técnico-profesional, por otro, y propone que se articulen formas de integración en el interior del sistema de educación superior, de modo que los sujetos puedan cambiar de modalidad, de carrera o de orientación, incluso entre instituciones universitarias y de formación superior no pertenecientes a las universidades, sin perder continuidad y con cierta articulación de los planes de estudio. Este proyecto vincula esta integración interna del sistema con la planificación regional del mismo cuando afirma que: “consideramos que deben ser los Consejos Regionales de Planificación de la Educación Superior los encargados de la articulación entre las instituciones universitarias y los institutos de formación docente y técnico-profePolíticas de educación superior por universitarios 315 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sional”. En este sentido, le adjudica un rol fundamental a la formación docente para el éxito de todo este proceso transformador: Entendemos que es vital, para pensar a la Educación como debe ser, un derecho humano y una responsabilidad indelegable del Estado para garantizarla en todos sus niveles, empezar a reconstruir un espacio estratégico como es el de los Institutos de Formación Docente y Técnico Profesional, en los cuales transitan los futuros educadores de los hombres y mujeres del mañana y los futuros técnicos y técnicas que respondan a las necesidades del desarrollo de nuestra sociedad. De un modo similar, la integración del sistema de educación superior en su conjunto aparece claramente promovida en el fundamento del otro proyecto a través del reconocimiento de: todas las instituciones que componen el campo de los estudios superiores, sumándole aquellas que aseguren y den sentido a la integración de lo que hasta hoy tiene vigencia como subsistemas: lo Universitario y la Formación Superior Docente, Técnico-Profesional, Artística, Social y Humanística de cada Jurisdicción provincial y dejando abierta la posibilidad de agregar instituciones que atiendan con nuevas modalidades las demandas de la educación superior y la investigación científica... Con respecto a la ruptura que señalaba el proyecto anterior, este propone la creación de un Sistema de Créditos Académicos para establecer equivalencias entre los estudios de formación superior y los universitarios “generando una integración académica cuya calidad esté garantizada por los procesos continuos y permanentes de evaluación y acreditación”. Taxativamente aclara qué está incluyendo en su definición, al sostener que “Al hablar de Educación Superior nos referimos a las uniPolíticas de educación superior por universitarios 316 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) versidades, los institutos universitarios, los Institutos Superiores de Formación Docente y de Formación Técnico Profesional, los colegios universitarios y los centros nacionales de educación superior, investigación científica e innovación tecnológica”.3 El proyecto oficialista resalta asimismo que la continuidad, profundización y reintegración del sistema deberá realizarse de manera planificada, con la responsabilidad indelegable del Estado como garante de lo que considera un derecho fundamental. Esto se desprende también de la forma en que define los objetivos del sistema, en la sección correspondiente “donde se establecen los objetivos de la Educación Superior definiendo los más modernos y completos derechos que desarrollan las pautas constitucionales y profundizan el sentido inclusivo, democrático y transformador de la normativa educativa sancionada en las inmediatas administraciones gubernamentales contemporáneas”. En relación con el segundo aspecto, el proyecto de la diputada Donda sostiene que la educación superior debe integrarse con los otros niveles de enseñanza –primario y secundario–, al proponer que desde el Sistema de Educación Superior se deben trazar estrategias para integrar a los diversos niveles a través de un trabajo conjunto y articulado, traduciéndose en un proceso de inclusión y mejora de los niveles educativos, propiciado por la responsabilidad compartida de las autoridades de cada nivel de enseñanza y con una presencia clara y transparente del Ministerio de Educación, que es quien tiene la responsabilidad de planificar y llevar adelante políticas públicas homogéneas y coherentes basadas en diagnósticos serios y profundos sobre las demandas sociales y su respuesta educativa. Cabe resaltar que ambos proyectos critican las denominaciones negativas, las que apuntan a las carencias más que a las riquezas, como cuando se habla de instituciones “no universitarias” o trabajadores “no docentes”, de allí la enumeración taxativa de todas las instituciones –además de las universidades– que los proyectos contemplan. 3 Políticas de educación superior por universitarios 317 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Por su parte, el proyecto oficialista también agrega, a la idea de sistema integrado de educación superior, la de integración del sistema con los demás niveles de enseñanza, de modo que se contemplen “los desarrollos en los diferentes Niveles educativos, así como las distintas instancias jurisdiccionales y las modalidades de gestión”, de lo que podemos deducir que se refiere a los niveles inicial, primario, secundario y superior, a las jurisdicciones nacional y provinciales, y a los modelos de gestión pública y privada, incluso cooperativa. Establece así que la educación es un derecho fundamental y el Estado, su garante, quien contará con distintos órganos para planificar y supervisar de qué modo se seguirán ciertas pautas de planificación nacional de la educación en virtud de las metas proyectadas y para controlar que esas metas se cumplan. Por eso propone la creación de un órgano político, otro técnico y de varios órganos de planificación regional. Por lo tanto, en este segundo proyecto se plantea no solo una integración vertical con todos los niveles y modalidades del sistema educativo, sino también horizontal con todas las instituciones que forman parte del nivel superior, y se propone que la planificación sea la herramienta para que se alcancen tales objetivos. En cuanto al tercer aspecto, cuando el proyecto de la diputada Donda se refiere a la Coneau y a la evaluación del sistema, promueve que la misma no esté centrada solamente en la excelencia académica, ya que sostiene que “La función social de la Universidad nos obliga a incluir un criterio de adecuación o congruencia con los objetivos generales propuestos para la educación superior”. Plantea también la necesidad de democratizar la Coneau brindándole participación a los sectores hoy excluidos –los estudiantes y los gremios docentes– así como la necesidad de abordar temas problemáticos, como la evaluación de los niveles de egreso y del impacto social de los perfiles de graduados y de las tareas de formación, docencia e investigación sobre la comunidad. El proyecto oficialista, en tanto, es más específico en este sentido ya que propone la creación del Consejo Educativo para la Acreditación y la Evaluación de la Educación Superior, por medio del cual: Políticas de educación superior por universitarios 318 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) se crea un organismo de índole más técnica a los efectos de la acreditación y la evaluación y se amplía su alcance a toda la educación superior incluyendo a la formación docente y la técnica, estatal y privada, lo que procura generar resguardos de calidad y consistencia interna en la integración para todo el Nivel. En este sentido, se crea un sistema integrado de evaluación y acreditación para brindar continuidad y coherencia dentro del sistema educativo, y para que entre las metas de este y las metas generales de desarrollo nacional se delinee la planificación educativa. La planificación, como se adelantó al comenzar a desarrollar cada uno de estos aspectos, atraviesa en todo momento, en ambos proyectos: las propuestas de integración del sistema de educación superior, de este con los restantes niveles y las propuestas en materia de evaluación. Participación de la sociedad civil en la toma de decisiones que afectan a la educación superior En el primer proyecto se reconoce a la autonomía como un derecho de la universidad, pero que no debe ser entendido en términos absolutos, por lo que agrega la noción de “autonomía responsable”, debido a que, entendida bajo la primera acepción, tal autonomía absoluta se constituiría en un privilegio con respecto a otras instituciones y distorsionaría la función social que debe tener –como toda institución pública– y para la cual fue creada. Así, en el apartado dedicado a la autonomía universitaria, se afirma que las instancias de definición de la Ley que regulará la Educación Superior en nuestro país, no deben quedar exclusivamente abordadas por los sectores académico-universitarios. En este sentido, la existencia de instancias de participación que excedan los límites de la mera consulta, de la sociedad y Políticas de educación superior por universitarios 319 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de las organizaciones sociales, aparece como una necesidad insoslayable si buscamos contar con una Educación Superior que responda a las necesidades de los sectores populares. Lo que alude a la incorporación de la sociedad civil a las decisiones del nivel. Cabe preguntarse en este punto si tal sociedad civil, que no tiene relación directa con la vida universitaria, está lo suficientemente preparada, predispuesta y concientizada para ejercer esta potestad que este proyecto promueve. Como señala Bobbio cuando se refiere al aprendizaje de la ciudadanía como promesa incumplida, “en las democracias más consolidadas se asiste impotente al fenómeno de la apatía política” (1993: 10). Es así que se propicia la inclusión del Estado, pero también de los sindicatos, de las organizaciones sociales y de la sociedad civil en general, dentro de una alianza estratégica que fije las prioridades de inversión del sistema universitario, el perfil de los graduados, la asignación de becas, la decisión de la líneas de investigación y la definición de los posgrados en pos de metas de desarrollo nacional. Pero si reconocemos esta falta de aprendizaje de la ciudadanía, ¿es posible lograr este nivel de participación de todos estos actores? Podemos relacionar esta apatía respecto de la participación política en la vida de las instituciones con el proceso al que apunta Hobsbawm cuando afirma: “La participación en el mercado sustituye a la participación en la política. El consumidor ocupa el lugar del ciudadano” (2007: 110). No obstante, se reconoce que un elemento a tener en cuenta es “la desvinculación de nuestro Sistema Universitario respecto de la Sociedad de la cual forma parte y para la cual debería cumplir una determinada función”. Es en este marco que repiensa la autonomía y sostiene que las universidades deben “cumplimentar el papel que la Planificación Nacional de la Educación les asigne”. Por su parte, la autonomía en el proyecto oficialista goza de un respeto irrestricto, pero sin que esta premisa contradiga la necesidad de una planificación nacional del sistema. La segunda de las tres Políticas de educación superior por universitarios 320 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ideas básicas en las que funda su proyecto es “El respeto irrestricto a los dictados constitucionales de la autonomía universitaria de cada Casa de Estudios y del federalismo jurisdiccional, así como la determinación concreta y eficaz de dotar con herramientas de gobierno y planeamiento al conjunto del Sistema”. Lo que significa que se conserva la autonomía para las instituciones pero reconoce la necesidad de integrarlas desde su gobierno y el planeamiento. Con respecto a la garantía de la autonomía del sistema, el proyecto prevé la creación de un Consejo Nacional de Educación Superior como instrumento superior de gobierno organizado como un órgano colegiado, con representación de todos los actores del sistema, de acuerdo con la tradición del gobierno autónomo de las universidades, y que tendrá a su cargo las decisiones de índole política. En un análisis histórico de este concepto, los fundamentos del proyecto señalan que, cuando los reformistas de 1918 consideraron la autonomía, concebían un Estado complejo y, de acuerdo con esto: la autonomía universitaria pensada de ese modo no conduce a la idea de extraterritorialidad, no estimula el desprendimiento de la institución productora de saberes respecto del Estado, sino que se propone como un reaseguro de la posibilidad de producción de conocimientos para la sociedad por parte del Estado, más allá de las vicisitudes que lo atraviesen. Los fundamentos recuperan también la idea de planeamiento del conjunto del sistema que proponía la Ley 20654 de 1974, conocida como “Ley Taiana”, que “ordenaba el conjunto de la educación superior y la vinculaba con los programas de desarrollo, sin menoscabo de la autonomía”. El objetivo de esta planificación era estudiar los problemas de la comunidad a nivel nacional, provincial o municipal y dotar al sistema de educación superior de las herramientas necesarias para generar los conocimientos y los profesionales necesarios para abordar dichos problemas. Es decir, planificar las políticas educativas en función de las políticas de desarrollo nacional, atendiendo Políticas de educación superior por universitarios 321 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) también a las necesidades de comunidades particulares, desde una perspectiva federal. En pos de este objetivo, el actual proyecto oficialista propone la creación de los Consejos Regionales de Planificación, como órganos de planeamiento regional con una participación preeminente del sector estatal. Estos principios quedan plasmados en uno de los tres propósitos fundamentales que el cierre de los fundamentos del proyecto de ley plantea como una oportunidad histórica: la sanción de una Ley Nacional de Educación Superior que establezca un sistema integrado, con órganos de Planeamiento para el país y las diferentes regiones respetando profundamente la autonomía, la autarquía, los órganos preexistentes y su tradición, que establezca un órgano único de Acreditación y Evaluación para el conjunto de las Instituciones del sistema. Lugar que ocupa el intelectual en la sociedad Concebir a la educación como un derecho de todos y para todos rompe con la concepción tradicional del intelectual como un individuo iluminado, privilegiado y alejado de los sectores populares y de la realidad social. Cuando el primer proyecto define el sistema de educación superior y su rol social como herramienta transformadora, democratizadora y redistributiva, se establece una suerte de identidad entre “intelectual” y “ciudadano”. Sin embargo, el proyecto de la diputada Donda va más allá y plantea un tratamiento un tanto peyorativo del término “intelectual”. Sostiene que el sistema educativo debe formar “sujetos para la Nación […] que se integren, que comprendan –y que ayuden a comprender– la especificidad de nuestro ser nacional y realidad latinoamericana. Los desvaríos intelectuales no nos convocan; ni nos urgen”. Si bien el término aparece en esta frase en función adjetiva, se encuentra adjetivando nada menos que al sustantivo “desvaríos”, con la consiguiente implicancia: son los “intelectuales” –entendidos como sujetos ajenos a los sectores populares Políticas de educación superior por universitarios 322 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de la sociedad– quienes “desvarían”, y el Estado no está para promover ni financiar esos desvaríos, que el proyecto considera estériles en términos de objetivos de desarrollo nacional. Esta visión crítica del intelectual aislado de la realidad social se reafirma también en el proyecto al cuestionar la idea del conocimiento como un fin en sí mismo, sin relación con metas de desarrollo: “la Universidad pública tiene una responsabilidad pública”, “la Universidad no debe estar al servicio del Pueblo […]. La universidad es del Pueblo […]. ¿O debemos suponer que el conocimiento es un fin en sí mismo?”. Por otra parte, definir a la educación como un derecho fundamental de los ciudadanos redunda en una definición del término “intelectual” inclusiva de la ciudadanía. Así, en el otro proyecto de referencia –encabezado por la diputada Puiggrós–, se puede hallar también esta identidad entre el “intelectual” y todos los ciudadanos. La forma de integración entre el sistema de educación superior y la sociedad en su conjunto y el valor que le asigna a la inclusión es tal que su concepto de intelectual se torna totalmente inclusivo y abarca tanto a los sujetos actuales como a los potenciales. En la tercera de las ideas básicas sobre las que funda la propuesta, propugna: La incorporación, a través de los vínculos más integradores y modernos, de los diferentes derechos y responsabilidades de todos los habitantes de nuestra Argentina, en tanto sujetos actuales y/o potenciales de la Educación Superior, recuperando los avances legislativos sobre políticas públicas de inclusión, sobre el reconocimiento de las múltiples identidades culturales, sociales y étnicas, sobre el otorgamiento de recursos acordes con las necesidades particulares, sobre la conformación de un corpus conceptual de definición nacional, popular, latinoamericanista, transformador, soberano e independiente de toda dominación. Políticas de educación superior por universitarios 323 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Injerencia de organizaciones privadas en las decisiones que afectan a la formación superior y la investigación en ámbitos públicos El proceso generado por el auge de las políticas neoliberales hacia fines del siglo pasado y su impacto en los sistemas educativos han sido materia de estudio de varios autores. En Guerra y paz en el siglo XXI, Hobsbawm señala que el modus operandi de la empresa privada, centrada en la maximización de beneficios, se ha convertido en el modelo al que aspira incluso el gobierno. En la medida en que esto se verifica, el estado tiende a confiar en mecanismos económicos privados y a sustituir con ellos la movilización activa y pasiva de sus ciudadanos. (2007: 110) En los fundamentos del proyecto de la diputada Donda se repasan los perjuicios que las políticas neoliberales le ocasionaron al sistema de educación superior. Se plantea que el Estado se convirtió en garante del libre juego de la oferta y la demanda de aquello que pasó a considerarse, bajo esta concepción mercantilista, un mero “servicio educativo”. Se señala que Con estas lógicas mercantilistas se avanzó sobre la educación pública y se promovió el acceso de capitales privados que condicionaron los planes de estudio. Por otro lado, se facilitó la creación de Universidades privadas. Se orientaron los perfiles profesionales de acuerdo a la lógica y necesidades del mercado. El proyecto encuadra este proceso en un fenómeno que se puso de manifiesto a escala mundial y por el cual, según esta lógica neoliberal, la educación dejó de ser un derecho y el Estado –no ya benefactor– de ser su garante. La educación se convierte así en un servicio transable más y, como tal, de acceso restringido a quienes puedan solventarlo. Políticas de educación superior por universitarios 324 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Esta idea se sintetiza en la siguiente descripción del proceso: “La cultura del costo-beneficio alabada en los altares del Dios del Mercado se encargó del resto”. No obstante, más adelante el mismo proyecto reconoce que este rumbo fue torcido por la nueva configuración política del país que sobrevino a la crisis del modelo neoliberal en 2001 y que se han cristalizado numerosos avances en el sentido deseado por su planteo inicial, es decir, el de recuperar para la educación su esencia como bien público y derecho personal y social, y la consiguiente reaparición del Estado como proveedor y garante fundamental del mismo, incluso a través de un aumento significativo de la inversión en el área –en porcentaje del producto bruto interno–. De todas formas, señala numerosas asignaturas pendientes para profundizar este rumbo, entre las cuales incluye la “fijación de límites a los capitales privados que condicionen la formación. […] Definitivamente no propiciamos un sistema educativo destinado a formar individuos para el mercado, sino sujetos para la nación”. Por eso se critica también la tendencia que se manifestó desde los años ochenta en cuanto a orientar las actividades de investigación y producción del conocimiento para su transferencia al sector productivo, que se reforzaría luego en los noventa bajo el dominio de las políticas económicas neoclásicas, cuyas teorías, como señala Langer, crearon, a partir del conocimiento incorporado al hombre como engranaje del sistema productivo, “la noción de capital humano como nuevo factor de producción” (2008: 24) . Buchbinder describe también esta situación que atravesó al sistema universitario en los años noventa: mecanismos como el FOMEC o el programa de incentivos se constituyeron en instrumentos en manos del gobierno nacional para incidir en el desarrollo interno de las universidades y también constituyeron factores de uniformización. […] El hecho de que, a menudo, dependiesen de la disponibilidad de fondos provenientes de organismos internacionales no fue un elemento menor en las críticas que se les formularon. (2005: 225-226) Políticas de educación superior por universitarios 325 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Esta dependencia del financiamiento externo determinó una injerencia de esos organismos internacionales, inadmisible para gran parte de la comunidad universitaria. Así resume Buchbinder las reacciones que la exacerbación de estas políticas y los consiguientes recortes presupuestarios provocaron en la comunidad, y que quedaron plasmadas en manifestaciones en defensa de la universidad, de su función social y de la responsabilidad ineludible del Estado: “Cuando en 1999 se anunció un recorte en el presupuesto universitario de casi 100 millones de pesos, la comunidad universitaria reaccionó movilizándose en las calles” (2005: 231). Esta reacción puso un freno a este ajuste y a otro intento similar del gobierno de la Alianza4 en 2001. La opinión pública respaldó a la comunidad universitaria, demostrando que la sociedad reconocía la función social de la educación superior. Los episodios reflejaron, en gran medida, el papel que la educación, incluso la universitaria, conserva en el imaginario de los argentinos como instancia para el ascenso social y la fuerza de las nociones colectivas en torno a la responsabilidad indelegable del Estado en su promoción. Otro tema relevante que aparece en Krotsch y Tenti Fanfani es el de las patentes –quién se apropia del conocimiento producido en la universidad–, así como el de la pertinencia. En este sentido, los autores se refieren a los efectos perversos de la interacción entre la educación y el mercado, a saber: conflictos por la distribución de los recursos, confusión entre fondos públicos y privados, la pertinencia de la investigación, el carácter más o menos público de los resultados, el control de patentes y licencias, la acentuación de desigualdades entre 4 La Alianza (Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación) fue una coalición política que ganó las elecciones de 1999 en la Argentina. Estaba formada por la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario. Políticas de educación superior por universitarios 326 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) instancias académicas “ricas” y “pobres”, la consolidación de posiciones de influencia y de poder, etc. (1993: 76) El proyecto de la diputada Donda también se opone a la tendencia verificada en los noventa, al defender la función social y la propiedad social de las patentes que el conocimiento origine. Así, señala que no pueden venderse o transferirse las patentes sin un nivel de articulación con el Estado Nacional ya que entendemos que la producción de conocimiento no debe ser el privilegio de unos pocos, sino que debe estar en función de los sectores populares y por lo tanto de las necesidades estratégicas del país. Lo que se discute en este punto es, en definitiva, quién se apropia del conocimiento producido en una institución estatal. Por esto, incluimos en el proyecto de ley la articulación entre las instituciones de educación superior y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. El proyecto del oficialismo resalta, de igual modo, los avances producidos durante los gobiernos del presidente Kirchner y de la presidenta Fernández de Kirchner en cuanto a la centralidad recuperada para el Estado, el abandono del modelo neoliberal y la reorganización del sistema escolar basada en el respeto de las diferencias. Critica, asimismo, aquella tendencia de las décadas anteriores y, en la primera de las tres ideas básicas sobre las que se funda el proyecto, sostiene que es necesario recuperar la integración nacional “hacia una recuperación de los derechos y responsabilidades que las políticas neoliberales disgregadoras habían subsumido a intereses del Mercado, apuntando a considerar a la Educación como bien transable, comerciable”. El problema de la vinculación entre el sistema educativo y el mercado es tratado por Langer cuando se refiere a las “políticas de fomento de la vinculación entre universidad-empresa, del espíritu entrepreneur del científico y de la adaptabilidad directa al mercado de trabajo de los profesionales egresados de la universidad” (2008: 31). En este Políticas de educación superior por universitarios 327 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sentido, el proyecto oficialista, en el apartado de los fundamentos titulado “El mercadeo de la pertinencia, los intereses de Occidente”, lamenta que la universidad y el saber hayan quedado comprometidos “con intereses particulares y dispersos en el océano del mercado”. Y, en sintonía con el proyecto anterior, señala que El golpe que el neoliberalismo propinó al sistema capitalista, al cual pertenece, afectó a todas las formas de producción y transmisión del saber […] una inédita tecnología del control de la enseñanza, el aprendizaje y la investigación invadió las aulas, generada por grandes entidades financieras internacionales, las mismas cuyo modelo causaría el crack de todo el sistema económico social a principios del actual siglo. Exigirían pertinencia de las universidades al Mercado. Claramente, no es para este proyecto el mercado quien deba decidir la pertinencia de las líneas de investigación, ya que también le asigna al sistema de educación superior una función social estratégica y propicia una planificación estatal en pos del cumplimiento de metas de desarrollo. Esta idea de pertinencia aparece también en Langer, cuando señala que el científico ya no trabaja en una torre de marfil y que “este movimiento fue tomando forma con la exigencia de que su trabajo científico tenga pertinencia social” (2008: 25). Langer resume esta problemática como “una encrucijada en la cual queda encerrado el científico, quien debe preservar los valores de la ciencia en su concepción moderna –ilustrada–, pero sujeto a la presión que ejerce el medio social” (2008: 25). Aparece entonces una tensión entre el científico libre y la necesidad de un acuerdo entre los investigadores y los usuarios del conocimiento que se produzca, que debe resolverse mediante diálogo o confrontación y que, en definitiva, pone en cuestión la propia relación entre ciencia y sociedad. Lo que Langer señala es que, en esta concepción economicista, el campo científico queda sometido a presiones unidireccionales del camPolíticas de educación superior por universitarios 328 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) po productivo para que los recursos humanos y tecnológicos que forme el primero sean útiles al segundo, y menciona específicamente que existe una “exigencia de utilidad social a sus instituciones”. La pertinencia es entonces, según este autor, “uno de los factores clave junto con la calidad, la gestión, la financiación y la cooperación internacional” (2008: 26). En el marco de este debate, Krotsch y Tenti Fanfani también cuestionan esta articulación entre el sistema universitario y el mundo de la producción, pero su postura no resulta tan claramente crítica como la de Langer. Afirman que “Es en este contexto de crisis donde se instala el debate acerca de la necesidad de revisar el estilo clásico de interacción entre las instituciones universitarias y el sistema productivo” (1993: 68). Más adelante sostienen que “resulta obvio que una adecuada interacción entre sistema productivo y sistema científico-tecnológico –del cual la universidad constituye una parte fundamental– se constituye en un elemento dinamizador de la necesaria reconversión del sistema productivo nacional a los requerimientos del mercado internacional” (1993: 69). Y finalmente concluyen que Aun cuando es preciso valorarlas como fuentes alternativas de recursos, deben ser desarrolladas por sus efectos positivos sobre el mejoramiento de la calidad de los procesos docentes y de producción científico-tecnológica en el interior mismo de la institución universitaria [...] esta articulación debe ser pensada no tanto como una vía para obtener recursos, sino como una estrategia de mejoramiento de los procesos y productos pedagógicos de la universidad. (1993: 70-74) Claramente tienen una visión más benévola de la interacción entre los sistemas educativo y productivo, e incluso atribuyen a la influencia del segundo sobre el primero un efecto positivo en términos de mejoramiento de la calidad, sin perder de vista que han sido más necesidades de financiamiento que de calidad las que dieron origen al estrechamiento de las relaciones: “Esta penuria financiera ha reforzado el discurso de aquellos que proponen una mayor integración Políticas de educación superior por universitarios 329 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) entre actividad universitaria y mundo de la producción” (1993: 72). Al mismo tiempo, reconocen la resistencia que esta tendencia genera en la comunidad universitaria y que aparece reflejada en los dos proyectos de ley analizados. Señalan más adelante, en relación con esta interacción, que “Existen muchos obstáculos (jurídicos, burocráticos, ideológicos y políticos) […], obstáculos para el diálogo universidad-sistema productivo […] dos mundos culturales separados y ajenos. Las representaciones recíprocas están teñidas por un halo de desconfianza” (1993: 73). Esta desconfianza, según los autores, da origen a posiciones que se ubican en dos polos: “aquellos que critican la ausencia de cooperación sistemática entre ambos mundos y desean el establecimiento de una relación funcional entre ellos. En las antípodas están los que defienden la ciudadela universitaria contra cualquier relación contaminante que provenga del exterior” (1993: 74). Comentarios finales Del análisis de los conceptos escogidos de la bibliografía relevada para estudiar las posibles formas de relación entre el sistema de educación superior y la sociedad, y del estudio de cómo esos conceptos aparecen plasmados en los dos proyectos de ley analizados en este trabajo, puede concluirse que ambos parten de perspectivas similares en cuanto al encuadre del sistema de educación superior en los términos en que lo analizan los autores estudiados. Podemos resumir los principios básicos que fundan esos proyectos en los siguientes puntos: - La educación superior es entendida como un derecho fundamental de los ciudadanos para su realización individual y para el ascenso social. - La educación superior es entendida al mismo tiempo como una herramienta fundamental para el desarrollo estratégico de la nación. Políticas de educación superior por universitarios 330 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) - El Estado tiene una responsabilidad indelegable como garante de ese derecho ciudadano y como planificador de las mejores políticas educativas para sacar el mayor provecho de la educación como herramienta de desarrollo inclusivo. - El sistema de educación superior debe ser entendido como un sistema integral, que articule las distintas instituciones universitarias y de formación docente y técnica que lo componen, y debe, a su vez, responder a una política educativa que articule este sistema con los niveles de enseñanza previos. - La sociedad civil debe tener participación en las decisiones políticas que afectan a la educación superior, como protagonista del desarrollo inclusivo que el sistema de educación superior impulse y como sujeto actual o potencial del sistema. - La organizaciones privadas que interactúan en el mercado de trabajo como demandantes de los recursos humanos que el sistema de educación forma y como beneficiarias de la explotación de los resultados del conocimiento que allí se genera no deben interferir con la planificación del Estado respecto de las metas del sistema de educación superior y de los modos de alcanzarlas para rédito de la sociedad en su conjunto y para el desarrollo nacional. En este sentido, ambos proyectos se acercan mucho más al polo de resistencia a la injerencia del mercado en la educación que al polo de intervención de los intereses privados en las decisiones de política educativa. En consecuencia, el financiamiento del sistema debe estar garantizado por el Estado, para que quede en sus manos todo el poder de decisión política en materia de planes de estudio, líneas de investigación, etcétera. - El concepto de “intelectual” no debe restringirse a una elite, sino que debe comprender a todos los ciudadanos de la nación como sujetos actuales y potenciales del sistema de educación superior en virtud de los derechos de los que gozan. Políticas de educación superior por universitarios 331 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Bobbio, N. (1993). “Las promesas incumplidas de la democracia”. Revista Zona Erógena, (14). Buenos Aires. Bourdieu, P. (2000). “Sobre el poder simbólico” (pp. 65-73). En Intelectuales, política y poder (Gutiérrez, A., trad.). Buenos Aires: UBA-Eudeba. Buchbinder, P. (2005). Historia de las Universidades Argentinas. Buenos Aires: Sudamericana. Hobsbawn, E. (2007). Guerra y paz en el siglo XXI. Barcelona: Crítica. Krotsch, C. P. y Tenti Fanfani, E. (1993). “Universidad y sistemas productivos” ( pp. 63-81). En Tenti Fanfani, E. Universidad y empresa. Buenos Aires: Miño y Dávila. Langer, A. (2008). “El sistema científico y las universidades. Revisión de teorías y enfoques en América Latina y Argentina” (pp. 23-73). En Riquelme, G. (ed.) (2008). Las Universidades frente a las demandas sociales y productivas. Buenos Aires: Miño y Dávila. Políticas de educación superior por universitarios 332 Ley de Educación Superior: debates vigentes y necesarios en la Argentina actual Eugenia Candelaria Pardo Este trabajo tiene por objetivo analizar las ideas políticas y sociales subyacentes en debates recientes que motivan y movilizan cambios en la Ley de Educación Superior (en adelante LES) en Argentina. Para ello importa considerar no solo el contexto global y las condiciones en las que se formuló la ley anterior, la 24521/95,1 sino también las oportunidades convergentes en discusiones actuales; asimismo examinar, con la ayuda de autores y especialistas, algunos conceptos y expresiones polisémicas presentes en fundamentos de proyectos de ley –en estado de ser tratados por el Congreso de la Nación–, cuyas acepciones pueden dar lugar a políticas públicas diferentes. En definitiva, se buscará responder en qué medida los debates y propuestas desde el punto de vista político y social contribuyen a la construcción de una nueva LES, que corrija, modifique o transforme situaciones indeseables –o que, en su caso, configuren un riesgo de Publicada en el Boletín Oficial del 10 de agosto de 1995, número: 28204, p. 1. 1 Políticas de educación superior por universitarios 333 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) estar reproduciendo condiciones existentes–, que permita, en definitiva, reflexionar acerca del rol de los intelectuales y el sentido de la universidad en la actualidad nacional y regional. La educación y el contexto nacional-regional-mundial Los cambios en los años 90 Hacia fines de la década del 80 parte de la crisis económica y financiera del país se atribuía, con el apoyo de los medios de comunicación, al excesivo gasto del Estado y al déficit presupuestario (Buchbinder, 2005).2 En ese contexto, la universidad priorizó una agenda sustentada en “los problemas de gestión del presupuesto universitario, políticas de admisión de estudiantes, las formas de remuneración al personal docente y no docente, el lugar de la investigación y la formación de la oferta curricular” (Buchbinder, 2005: 220), convirtiendo al financiamiento, el arancelamiento y el uso de los fondos estatales en temas centrales. De hecho, la Ley 24521 de Educación Superior sancionada en 1995 fue uno de los “hitos” de aquel proceso de planificación de cambios, destinada a “cubrir un vacío legal” e involucrar al sistema de educación superior en su conjunto (Buchbinder, 2005: 222).3 En consecuencia, emergerían problemas más allá de los presupuestarios, dada la “secuencia lamentable de opciones ético-políticas” (Borón, 1996: 40), como la preocupación por la mercantilización de la ciencia y la educación y la consiguiente transferencia de los servicios educativos al sector privado, así como por el crecimiento de la 2 Señala Hobsbwan que por la “capacidad de descubrir y publicar lo que las autoridades hubiesen preferido ocultar, y de expresar sentimientos públicos que ya no se articulaban –o no se podían articular–con los mecanismos formales de la democracia, hizo que los medios de comunicación se convirtieran en actores principales […] los políticos los usaban y los temían a la vez” (1999: 573). 3 El vacío legal se refiere a la Ley 23068/84 que estableció, con el retorno de la democracia, el régimen provisorio de normalización de las universidades y el restablecimiento de los estatutos vigentes en 1966. Políticas de educación superior por universitarios 334 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) oferta de ese sector en una educación superior con sentido rentístico. Al respecto, Borón entiende que “el sistema educativo fue crecientemente concebido por parte de notorios ‘expertos’ y hacedores de políticas como un espacio de mercado y no ya como una institución clave para el desarrollo integral de la ciudadanía” (2005: 11). Efectivamente, durante la década del 90 se registró una expansión de los establecimientos privados de enseñanza superior y de la matrícula, pues a las casas de estudios confesionales se incorporaron “instituciones orientadas a la formación empresarial y otras conformadas sobre la base del modelo de las casas de estudios norteamericanas e inglesas” (Bubchinder, 2005: 228). Asimismo, sumadas al “cambio de manos de las instituciones o de la venta explícita de servicios”, surgieron las preocupaciones por “las necesidades de financiamiento y de exigencias externas para las universidades” (Langer, 2008: 28). En ese contexto, el vínculo entre la economía y la educación se convirtió en un paradigma prevalente utilizado “por planificadores y ejecutores de políticas educativas para elaborar propuestas” (Bianchettí, 2009: 9); con lo cual, para Guerrero Serón, bajo la preeminencia de la teoría funcionalista en los estudios sociales la educación pasó a cumplir “una serie de funciones en la sociedad, tanto en relación con el subsistema cultural como en el político o el económico, como son las funciones de socialización, de legitimación o selección y clasificación de la mano de obra” (citado en Bianchettí, 2009: 10). Al mismo tiempo y paulatinamente, el proceso de mercantilización y sus transformaciones se extendieron a nivel mundial. En este sentido, Santos identifica una primera fase –desde inicios de los 80 hasta mediados de los 90– donde “se expande y consolida el mercado nacional universitario” (2005: 15), y una posterior, en la que se consolida, a la par del mercado nacional, el mercado trasnacional de la educación superior y universitaria, luego “transformado como solución global de los problemas de educación” (2005: 15) por parte del Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). A propósito, Borón señala que en América Latina los cambios en las universidades no solo fueron “extramuros”, es decir, con reformas Políticas de educación superior por universitarios 335 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) promercado y la amenaza del Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (ACGS), cuyo control formal recaería en la OMC e, informalmente, en “las grandes universidades de los países desarrollados y las grandes corporaciones” (2005: 3), sino también a nivel interno, vinculándose con las respuestas a las grandes transformaciones en ciencia y tecnología producto de la tercera revolución industrial. Así pues, para Gambina y Ciampone los intelectuales: experimentaron una conversión incluso más completa, plegándose a los conceptos de la corriente principal de las ciencias sociales norteamericanas y presentando la arquitectura institucional y las reglas de juego como objetos de excluyente interés, generando una literatura politicóloga de aparente sofisticación pero muy superficial en el ámbito de la reflexión. (citado en Naidorf y otros, 2010: 28) Por cierto, estos cambios se produjeron en el marco de la mayor apertura, desregulación y liberalización financiera conocidas en la historia, iniciadas en la década del 70 y profundizadas en los 90. Efectivamente, la globalización, el desarrollo de un modelo económico neoliberal y “la pérdida general de prioridad de las políticas sociales (educación, salud, seguridad social)” condujeron a “la pérdida de prioridad de la universidad pública en las políticas de Estado” (Santos, 2005: 15). Evidentemente, el debilitamiento del poder del Estado y la argumentación de políticos e ideólogos a favor del mercado, a partir de la década del 70, consolidaron el ideal de soberanía no estatal como “una alternativa a todo tipo de política, ya que niega la necesidad de tomar decisiones políticas” (Hobsbawm, 2007: 110). Además, con el derrumbe del régimen comunista entre Istria y Vladivostok y la destrucción del sistema internacional, se produjeron problemas económicos con una doble tensión: por un lado “socavaron los sistemas políticos de la democracia liberal, parlamentarios o presidencialistas”, por otro, “socavaron los sistemas políticos del tercer mundo” con Políticas de educación superior por universitarios 336 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) lo cual los Estados nación territoriales, soberanos e independientes, resultaron “desgarrados por la fuerza de la economía supranacional o trasnacional” (Hobsbawm: 1999: 20). En particular, en toda América Latina las políticas públicas privilegiaron, con su orientación, la concentración de la propiedad y del poder económico a través de las privatizaciones dando relevancia al ingreso de capitales especulativos y creando una estructura donde la determinación externa del financiamiento, la pérdida de soberanía del Estado y la concesión de mayor importancia a la especulación que a la producción llevaron a la destrucción de pequeñas y medianas empresas, a la precarización laboral y a la declinación de la participación de los asalariados en el ingreso (Schaposnik y Pardo, 2009, 2011). Incluso los procesos de integración latinoamericanos, reformados bajo la tesis del regionalismo abierto propugnado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) o el Mercado Común del Sur (Mercosur) surgido bajo ese ideario, no lograron avanzar más allá de temas económicos y comerciales. Por cierto, como señala Schaposnik: se pensó que la integración de por sí, alentaba al desarrollo y concordante con ello se intentaba la copia del modelo clásico de desarrollo capitalista avanzado […]. Se aplicaron criterios de crecimiento economicistas y no de desarrollo, despreciando lo social y lo político, como si lo social y lo político debieran venir automáticamente a partir de la mejora de los índices de producción. (1992: 29) Las perspectivas en el nuevo siglo En este siglo, las múltiples facetas de la crisis global: alimentaria, económica, financiera, institucional, de gobernabilidad y de civilización demostraron también la aguda relación de las economías entre sí (Toussaint, 2010), evidentemente en una nueva lógica del capitalismo donde el modo de acumulación genera valorizaciones especulativas Políticas de educación superior por universitarios 337 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de activos, pero no crea nueva riqueza. Al respecto, Santos advierte la presencia de un fascismo social4 y a una de sus formas más “virulentas”: el fascismo financiero, es decir el conjunto de instituciones y lógicas de intervención del capitalismo financiero global con sus movimientos autorregulados e instantáneos en la escala global. Es la forma más pluralista de fascismo social porque es comandada por una entidad que verdaderamente no existe pero que, contradictoriamente, está presente de manera simultánea en todos los cantos del mundo: los mercados. (2011a: 4) En este escenario, en países desarrollados del norte se intensificaron los reclamos en contra de los programas de ajuste y medidas de austeridad, cuestionando el sistema capitalista y demandando que temas esenciales para el desarrollo de los pueblos, entre ellos la educación, no fueran cercenados. Sin embargo, en América Latina y el Caribe, las iniciativas de integración y cooperación de los últimos años adquirieron una fisonomía propia, básicamente a través de la redefinición y resignificación de sus instrumentos y mecanismos, en un intento de enfrentar la crisis global con fórmulas que contrastan con las aplicadas en aquellos países y un claro afán de avanzar en cuestiones más allá de las económicas y comerciales.5 4 Para este autor, el fascismo social “es un régimen social que combina la democracia de muy baja intensidad con dictaduras plurales en las relaciones sociales, económicas y culturales. Consiste en la emergencia de relaciones sociales de tal modo desiguales que los grupos sociales dominantes adquieren un derecho de veto sobre la vida y las expectativas de ciudadanos y grupos sociales oprimidos. Los ciudadanos desposeídos son formalmente libres e iguales, pero viven su cotidianidad como siervos. El fascismo social no es un régimen político sino un régimen social y civilizatorio; promueve la democracia representativa al mismo tiempo que destruye las condiciones de ejercicio efectivo de los derechos democráticos de la gran mayoría”(2011a: 4). 5 Procesos de integración, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio con los Pueblos (ALBA-TCP), desarrollan proyectos, programas y misiones innovadores, que contribuyen a mejorar los índices de alfabetización y en algunos países a erradicar el analfabetismo. En una investigación finalizada en 2012 en la UNLP, relativa a este tema en particular en Bolivia y Nicaragua, se Políticas de educación superior por universitarios 338 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) A su juicio, Toussaint advierte distintas categorías de gobiernos latinoamericanos. En primer lugar, países aliados a Washington, como Colombia, Perú y México; luego, presuntos gobiernos de izquierda que llevan a cabo una política neoliberal y apoyan a la burguesía nacional o regional en sus proyectos, como Brasil, Uruguay, Chile, Nicaragua o Argentina; otros que intentan mantener buena relación con EE. UU., como Chile o Brasil, con su voluntad de firmar acuerdos bilaterales, y, por último, países como Venezuela, Bolivia y Ecuador, enfrentados con la posición de importantes sectores de las élites capitalistas locales y de EE. UU. Asimismo, en su opinión “los procesos en curso son complejos y a veces contradictorios, los retrocesos posibles, incluso probables, quizá los gobiernos no puedan llegar lo suficientemente lejos en las transformaciones políticas y sociales a favor del pueblo” (2010: 137). Por su parte, Briceño Ruiz (2010) observa un proceso de reconfiguración en torno a una fragmentación del hemisferio de acuerdo a tres ejes, con modelos económicos distintos para el proyecto regional. Por un lado, el “eje del regionalismo abierto-Ttatado de Libre Comercio (TLC)” ampliado a América Central, parte del Caribe y Sudamérica, centrado exclusivamente en el comercio; por otro, dos que son críticos a este último: el “eje revisionista”, cuya expresión la constituye la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y el “eje antisistémico”, representado por la iniciativa de la Alianza Bolivaria- señaló que “las políticas diseñadas e implementadas en los países son coherentes con los objetivos propuestos por el ALBA-TCP” y que si bien resulta complicado cuantificar los logros obtenidos, dadas las dificultades de acceso a información precisa, “cualitativamente pueden resaltarse los mecanismos prácticos, inclusivos y extensivos a toda la comunidad que expresan la voluntad de reconstruir el tejido social y superar las desigualdades sociales” (Schaposnik.y Pardo, 2013: 377). Con relación a la educación superior, se destacó la constitución de la Red Unialba (Red de Universidades de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), conformada por los organismos responsables de dictar políticas públicas en materia de educación superior o universitaria y las instituciones de ese ámbito. También Unasur tiene en su estructura institucional el Consejo Suramericano de Educación, el de Cultura, el de Innovación y el de Ciencia y Tecnología, donde existen expectativas respecto a las políticas de educación que podrían generarse en Suramérica. Políticas de educación superior por universitarios 339 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) na para los pueblos de Nuestra América (ALBA-Tratado de Comercio con los Pueblos –TCP–).6 Serbin, en cambio, adhiriendo al “regionalismo posliberal” o “posneoliberal” señala dos tendencias: una que rescata el capital acumulado de las experiencias comercialistas desarrolladas en el marco del Consenso de Washington en función de una visión productivista y, fundamentalmente, política, que permite incrementar los niveles de autonomía de los países de la región frente a EEUU y diversificar sus vínculos a nivel internacional, como lo ilustra el caso de Brasil y UNASUR. Y otra tendencia en función de una visión distintiva de carácter ideológico y geopolítico, en franca contestación con EEUU [como Venezuela y el ALBA-TCP]. (2010: 7) Las dos visiones, sostiene, “coinciden en un marcado retorno al estatismo y en su aspiración a una mayor autonomía o al rechazo del rol hegemónico de EEUU [sic], […] pero se diferencian en sus contenidos” (2010: 7). Respecto a la educación, la mercantilización a la que fue sometida la región coexiste y los riesgos subsisten, para Borón (2005: 9, 10 y 11), siendo la masificación, la privatización y la disminución de la calidad, los rasgos comunes de la educación superior en América Latina. Por cierto, Ezcurra advierte en este ciclo de “transformación notable, con giros rotundos”, la “irrupción de la masificación aguda, continua y sin precedentes a nivel internacional”, una masificación 6 Son miembros de Unasur los doce países suramericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, Guyana y Surinam. El Tratado Constitutivo se suscribió en 2008, siendo su antecedente directo la Declaración de Cuzco (2004) que dio origen a la Comunidad Sudamericana de Naciones. Por su parte, el ALBA-TCP está integrado por ocho países de América Latina y el Caribe: Venezuela y Cuba –fundadores, en diciembre 2004–, Bolivia, Nicaragua, Mancomunidad de Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda. Políticas de educación superior por universitarios 340 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) “estructural, intensa y global” generadora de “sistemas académicos diferenciados, con una mayor variedad de instituciones, y el ascenso del sector privado, que absorbe una porción considerable de la nueva demanda” (2011: 129), productora en América Latina de altas tasas de deserción y, en definitiva, de una “inclusión excluyente, socialmente condicionada” (2011: 139). Sin embargo, frente a estas transformaciones subordinadas a la globalización neoliberal, Santos (2005) propone contraponer una globalización contrahegemónica, alternativa, solidaria, a través de un proyecto educativo que involucre a cuatro sujetos: la universidad, el Estado nacional, los ciudadanos –individualmente o colectivamente organizados, grupos sociales, organizaciones no gubernamentales y sus redes, gobiernos locales progresistas–, y el capital nacional. Oportunidades e incertidumbres para una nueva LES En el contexto señalado, a nivel local se reinstalaron los debates por una nueva ley de educación superior con la participación y propuestas de distintos sectores políticos y sociales del país. A propósito de ellos, se propone revisar a continuación determinados conceptos, enunciados y formulaciones con relación a lo político y a lo social presentes en los fundamentos de los proyectos de LES en estado de ser tratados por la Cámara de Diputados de la Nación. Con ese sentido se seleccionaron dos de ellos: uno encabezado por la diputada Adriana Puiggrós,7 el otro por la diputada Silvia Storni;8 referentes ambos de dos partidos políticos –FPV y UCR respectivamente– cuyas raíces tienen en común haber dejado una impron7 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley de Educación Superior presentado por las diputadas Adriana Victoria Puiggrós y Stella Maris Leverberg se han tomado del texto en línea: <http://www.diputados.gov.ar/proyectos/proyecto.jsp?id=151287>. 8 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley de Educación Superior presentado por el grupo encabezado por la diputada Silvia Storni se han tomado del texto facilitado por los firmantes del proyecto, en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=4597-D-2011>. Políticas de educación superior por universitarios 341 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ta significativa en la historia y devenir de la educación superior; sin embargo como se verá, uno de ellos permite abrigar la idea de una oportunidad, de algo más que una simple reforma; en tanto el otro cristaliza dudas por su contenido generando interrogantes respecto a las políticas públicas que promueve. Con relación a lo político La autonomía versus la política Se percibe en los fundamentos del proyecto propuesto por Adriana Puiggrós una tensión entre la concepción de la autonomía universitaria al servicio del mercado y la política toda vez que se pretende resignificarla, es decir, que sea autónomo el sistema pero que, a la vez, en términos de Langer, sea “capaz de responder a la enormidad de demandas sociales y productivas críticas existentes…” (2008: 48). En efecto, se plantea como estratégica la medida de recuperar “la centralidad del Estado para hacer política y no dejarlo reducido a un administrador de recursos, es decir lo que el lenguaje neoliberal simplifica denominándolo como gestión” con el objetivo que la educación tenga coherencia con las necesidades nacionales y regionales. Para que esto se cumpla plantea, entre otras propuestas, la creación de un Consejo Nacional de Educación Superior con amplia participación, en donde se tomarían las decisiones de índole más política del sistema. Sin embargo, debe distinguirse del planteo que postula la centralidad de la universidad ignorando el papel que juega el Estado. Con este sentido, en los fundamentos del proyecto de la diputada Silvia Storni se considera que la universidad “integra con otros órganos del Estado Nacional la administración especial del Estado, sin relación funcional centralizada, descentralizada, ni jerárquica con otros órganos del Estado Nacional”. Además, conforme a la Constitución Nacional las universidades deben gozar de “autonomía institucional, funcional, constituyente normativa, política y académica”. Se entiende, así, una universidad autónoma que no pretende formar parte de Políticas de educación superior por universitarios 342 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la sociedad política, como si su discurso no influyera o no fuera un referente, ya que se esgrime a la institución como un factor de poder hegemónico que no participa en los asuntos públicos, ni en el modelo de desarrollo. 9 El conocimiento versus el desarrollo del país Con relación a este punto, en la propuesta de Adriana Puiggrós es manifiesta la voluntad por vincular el conocimiento con el desarrollo nacional, pero reconoce también las voces que suponen y repiten que “no existe ningún proyecto para superar la situación actual de las universidades”, que “no habría que tocar la ley menemista” o que “el gobierno no debe tomar medidas de trascendencia en la educación superior porque agitaría aguas incontrolables”. Advierte, sin embargo, que “transformado este postulado en acto, se deteriora la posibilidad de la planificación de soluciones, porque su concreción siempre requiere de una voluntad compartida”. Se interpreta, entonces, que reconoce a adversarios en una lucha agonista, toda vez que para construir soluciones a los problemas, en este proceso histórico –los fundamentos reconocen el linaje latinoamericano y cambios regionales– no hay lugar para los antagonismos. Asimismo, considera a la educación como parte de un proyecto político inclusivo, de un proceso de construcción de “sociedad distinta”, cuyo “eje ético político es la educación común ensamblada con el respeto a las diferencias” y “la articulación entre la educación, el trabajo y la producción”.10 De modo que, continuando con la perspectiva 9 Al respecto y en relación con el acceso, Santos señala que “la universidad no sólo participó en la exclusión social de las razas y las etnias consideradas inferiores, sino que también teorizó sobre su inferioridad, una inferioridad extendida a los conocimientos producidos por los excluidos, en nombre de la prioridad epistemológica concedida a la ciencia” (2005: 42). Asimismo, Gramsci también reflexionó sobre esto al interrogarse “¿los intelectuales son un grupo social autónomo e independiente o por el contrario cada grupo social tiene una categoría propia y establecida de intelectuales?” (citado en Naidorf y otros, 2010: 5). 10 Cabe resaltar que, con espíritu inclusivo, en los fundamentos reconoce el carácter multicultural de nuestra identidad social, establece derechos para personas con discapacidad, y preserva a sus instituciones y órganos de aquellas personas que hayan Políticas de educación superior por universitarios 343 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) teórica de Mouffe, puede entenderse como un intento de construir identidades, que “apunta a la construcción de un ‘nosotros’, una cadena de equivalencias entre sus demandas, a fin de articularlas a través del principio de equivalencias democráticas” (1999: 102), lo cual estaría contribuyendo a la cohesión social, a “restaurar la dignidad a lo político” y a la construcción de una hegemonía democrática radical puesto que combina “el ideal de derechos y pluralismo y las ideas de inspiración pública y preocupación ética-política” (1999: 105). Igualmente, se indica que la LES debe representar al conjunto de los intereses sectoriales desde un paradigma regional latinoamericano y con instrumentos que aseguren, entre otros, “el carácter de bien individual y bien social de la educación”. Por otro lado, en los fundamentos del proyecto propuesto por Silvia Storni se introduce la visión de la educación y la educación superior “como una política pública estratégica para el desarrollo sustentable de un país”. En mi opinión, se incorpora un concepto polémico dentro de las teorías del desarrollo económico y de la política educativa –dada la pluralidad de contenidos susceptibles a adoptar–, con lo cual genera incertidumbres respecto a la voluntad de avanzar en fórmulas o propuestas avanzadas y a medida de nuestros pueblos. Al respecto, el término “desarrollo sostenible o sustentable” fue incluido en la esfera de la política en 1988 a partir del Informe Brundtland por la comisión de Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas.11 Más tarde, en distintas cumbres y reuniones se intensificarían los debates dando lugar a un concepto plural con variadas visiones ideológicas, ya sea desde lo económico o ecológico. En el ámbito de la educación, es en el marco de la Unesco donde se incluye como una propuesta educativa, para contribuir a los necesido condenadas por delitos sexuales o de lesa humanidad, recogiendo con esto la dolorosa experiencia acumulada en el país en materia de derechos humanos. 11 Allí se incorporó la definición más conocida “Está en manos de la humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible, es decir, asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias…”. La Constitución Nacional argentina expone este concepto en el artículo 41. Políticas de educación superior por universitarios 344 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sarios procesos de cambio sociocultural a fin de construir un futuro sostenible.12 Para Hernández Ramos y Tilbury: surge en el ámbito global, lo que significa que su desarrollo conceptual y su agenda han sido promovidos en conferencias y en foros internacionales por agencias multilaterales tales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). (2006: 100) Estos autores, si bien consideran que la Educación para el Desarrollo Sostenible “sí tiene aspectos novedosos que podrían impactar de manera positiva en el desarrollo conceptual” (2006: 99) en América Latina, también reconocen los distintos significados y las distintas posiciones y críticas que ha suscitado el concepto en el campo de la educación. No obstante, interesa mencionar la existencia de otras concepciones en el ámbito regional, como las contempladas por Bolivia y Ecuador –incluso en sus textos constitucionales–, que apelan a otros términos para la creación de soluciones “posoccidentales”, tales como el “Sumak Kawsay” (quechua) de Ecuador, o el “Sumak Qamaña” (aymara) de Bolivia, el “buen vivir” o “vivir bien”, “que son otros conceptos civilizatorios, otra manera de no usar la palabra desarrollo, y defender otras relaciones con la Madre Tierra y la naturaleza” (Santos, 2011b: 233). En este marco y desde una nueva visión epistémica del sur, este autor propone otra forma de desarrollo sostenible y, dentro de la sociología de las ausencias, 13 la ecología de saberes, es decir: Tiene como ejes principales: 1) Promoción y mejora de la educación básica; 2) reorientar la educación existente en todos los niveles para abordar el desarrollo sostenible; 3) mejorar la conciencia pública y comprensión de la sostenibilidad; 4) formación y desarrollo de habilidades para el mundo del trabajo y una vida productiva sostenible. Disponible en <http://www.portal.unesco.org>, consultado el 10 de febrero del 2013. 13 La sociología de las ausencias significa “sustituir las monoculturas por las ecologías”. Contempla cinco ecologías: de saberes, de temporalidades, del reconocimiento, de la trans-escala y de las productividades, y propone “crear la posibilidad de que estas experiencias ausentes se vuelvan presentes” (Santos, 2006: 26 y sgtes). 12 Políticas de educación superior por universitarios 345 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la posibilidad de que la ciencia no entre como monocultura sino como parte de una ecología más amplia de saberes, donde el saber científico pueda dialogar con el saber laico, con el saber popular, con el saber de los indígenas, con el saber de las poblaciones urbanas marginales, con el saber campesino. (Santos, 2006: 26) Con relación a lo social Acerca del rol de los intelectuales Al respecto, se observa en los fundamentos presentados por Adriana Puiggrós la apelación a un nuevo rol de los intelectuales, toda vez que considera que la educación superior es uno de los ámbitos más adecuados para la generación de nuevas ideas, modelos productivos, energéticos y tecnológicos, que permitan ir dando pasos hacia la construcción de una sociedad distinta, en pos de las estrategias para el desarrollo nacional. Pero también debe ser un ámbito de oportunidades para el conjunto, para una mayoría mucho más amplia de la que hoy asiste. Porque en los recursos humanos que allí se forman también estarán las posibilidades de repensar modelos y soluciones. Hay que fomentar la generación de una mayor masa crítica en beneficio del conjunto. Reconoce también que el problema es que existe una demanda del sistema productivo distinta a las de las producciones tradicionales. La necesidad de nuevos paradigmas requiere de investigadores, científicos, alumnos, docentes y tecnólogos que puedan formular y formularnos nuevos interrogantes y soluciones; es decir, planificar el futuro. Políticas de educación superior por universitarios 346 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) A propósito, Naidorf y otros entienden como necesario un rol del intelectual de compromiso-acción, esto es: la actitud personal del científico ante las realidades en que se encuentra, lo que implica en su mente, la convergencia de dos planos: el de la conciencia de los problemas que observa y el del conocimiento de la teoría y conceptos aplicables a esos problemas. (2010: 4) Por su parte, Bourdieu (2002) entiende que la dicotomía entre los científicos que circunscriben la difusión de los trabajos realizados de acuerdo a métodos científicos –scholarship– al círculo cerrado de sus pares y quienes se comprometen y difunden hacia afuera su saber –commitent– es funesta. En realidad, esta es una oposición artificial porque para ser un verdadero científico y comprometido con su saber, todo científico debe trabajar según las reglas del scholarship con commiment. Además, a largo plazo, con la ampliación de las oportunidades producto de la secundaria obligatoria estos fundamentos podrían estar sugiriendo una nueva generación de intelectuales orgánicos: apuntarían a un intelectual –conforme a Gramsci– caracterizado “por su capacidad de organización de una nueva cultura funcional al desempeño del grupo” (Naidorf y otros, 2010: 6), motor de un cambio social. Así, en la medida en que más rápido el grupo elabora sus propios intelectuales orgánicos, más rápida es la conquista y asimilación de los intelectuales tradicionales, tales como la capa más antigua de la comunidad universitaria. Por último, interesa señalar también que el fundamento de proyecto destaca: recordar el linaje de las universidades latinoamericanas para sostener que ni su crisis es idéntica a la de las universidades europeas, ni las soluciones que tengan alguna viabilidad podrán ser las mismas. Huelga decir una vez más que mirar Políticas de educación superior por universitarios 347 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) nuestros problemas sociales y culturales en espejo ajeno solo nos devuelve una deformación al servicio de poderes extraños que irremediablemente encuentran cómplices en el sostén de necesidades y controles externos. Es evidente que la región debe aprender de su experiencia acumulada más que intentar replicar experiencias de otros continentes cuyas doctrinas tradicionales no tienen en cuenta nuestro territorio ni nuestro contexto histórico. En ese sentido, opinan Naidorf y otros que “no nos es suficiente traspolar las definiciones construidas en un tiempo y espacio local y global muy diferente para aplicarlos a los escenarios actuales y futuros” (2010: 34). Acerca de la calidad, la excelencia, la igualdad de oportunidades y el mérito Respecto a la cuestión social aquí analizada, el fundamento del proyecto propuesto por Silvia Storni señala que las instituciones universitarias deben promover “la calidad y excelencia y asegurar la libertad académica, la igualdad de oportunidades, la capacitación y jerarquización docente”. Asimismo, destaca y refuerza el compromiso con la calidad en otras cuestiones, por ejemplo en materia de evaluación y acreditación. También propone, “a fin de garantizar la equidad, la igualdad de oportunidades y posibilidades de acceso y permanencia en los estudios”, que la universidad prevea “sistemas de becas, préstamos u otro tipo de ayuda” que estarán destinados a “estudiantes que demuestren mérito suficiente y respondan adecuadamente a las exigencias académicas de la institución”. Con la ayuda de voces de autores y especialistas se propone revisar a continuación algunos de estos conceptos o enunciados, puestos en valor en el fundamento, tales como: la promoción de la calidad educativa, la excelencia académica, la igualdad de oportunidades y el mérito. En primer lugar, la “calidad educativa” es uno de los valores empleados por varios autores para describir la “universidad liberal” Políticas de educación superior por universitarios 348 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) (Martínez, 2002: 236).14 Sin embargo, Bianchetti señala que, tanto la “educación de calidad” como la “calidad de la educación”: son dos referentes, que se reiteran en los documentos y discursos que acompañan las propuestas de acción en el terreno educativo, aunque muchas veces, como en la imagen de la bíblica torre de Babel, no podamos entender a qué aspectos, de las acciones involucradas en el hecho educativo, se hace referencia. (2009: 1) En la búsqueda de una mayor precisión del concepto, encontramos que su origen se remonta a 1966 “con la introducción del término calidad educativa” (Vega Cantor, 2012: 2) por el economista Charles Beevy en su libro La calidad de la educación en los países en desarrollo; sin embargo, sería en 1983, con el Informe de la Comisión Nacional de Excelencia en Educación, cuando se incorpora el concepto en los lineamientos políticos.15 Para Cassasus, fue, además, en 1984 en una Reunión Ministerial de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico cuando, junto a autoridades norteamericanas, se concluyó “que la calidad de la educación básica debía transformarse en una tarea prioritaria” (citado en Bianchetti, 2008: 84). A partir de allí, se fueron incorporando otras ideas desde el ámbito de la economía, proponiendo, de acuerdo a Bianchetti: un nuevo razonamiento a la evaluación de los resultados de los procesos educativos y sirven de argumento a los programas 14 El autor menciona además: “la excelencia académica, publicaciones, profesores a dedicación exclusiva y tiempo completo, autonomía, énfasis en la investigación básica, sensibilidad frente a los intereses públicos, co-gobierno y estudiantes a tiempo completo y con edad tradicional” (Martínez, 2002: 236). 15 Bianchetti señala que “las conclusiones del informe fueron utilizadas como argumento, por parte de los grupos políticos conservadores de los EEUU, para reformular y reorientar los contenidos de la educación, como así la dinámica y características de los modelos institucionales. Estas ideas fueron luego difundidas a muchos países latinoamericanos, como filosofía implícita de los programas neoliberales que se financiaban desde los organismos multilaterales” (2009: 8). Políticas de educación superior por universitarios 349 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) políticos que usan la eficiencia como principio rector de las políticas públicas […] el principio de la competencia se encuentra implícito […] y por ello las decisiones políticas cuando están regidas por esa lógica económica, asumen una escala de valores basada en el cálculo costo-beneficio. (2009: 11-12) Incluso en las últimas décadas, declaraciones y documentos nacionales e internacionales enfatizaron la vinculación entre la calidad y la equidad. Para este autor, la equidad presenta la misma dificultad que la calidad en el sentido de no tener un significado unívoco: su definición surge de una oposición: “justicia natural en oposición a la ley positiva y en un principio distributivo: dar a cada uno lo que se merece”. Ambas definiciones se basan en un juicio de valor y en consecuencia las diferentes concepciones políticas, pueden asignarle contenidos distintos a estas afirmaciones. (Bianchetti, 2009: 7) Asimismo, Cannellotto opina que la calidad como concepto actualmente es objeto de debates que buscan redefinirla, “tomando como punto de partida una perspectiva que pone a la educación en relación con el conjunto social, evitando visiones reduccionistas que tienden a concebir el sistema educativo como una máquina abstracta que funciona en el vacío” (2011a). Por su parte, para el profesor Vega Cantor es momento de hablar de “una educación digna” en lugar de “calidad y excelencia de la educación”. Más precisamente, la educación digna se opone a la lógica mercantil, a la competencia, al ánimo de lucro, y en su lugar reivindica una formación integral para la vida y no sólo para el trabajo, recupera el sentido crítico e histórico de las acciones humanas, promueve valores de solidaridad, justicia e igualdad, se opone a la lucha inútil y sin sentido por ubicarse en los primeros rangos de los rankings educativos Políticas de educación superior por universitarios 350 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) nacionales y mundiales, no busca el lucro como razón de ser y finalidad principal de la educación y prioriza el ser sobre el tener […] no es legítimo hablar de calidad cuando nos referimos a la educación que reciben las personas, a las que no se les puede rebajar a ser simples “recursos humanos”. (2012: 9) Paralelamente, Bianchetti plantea como alternativa a la educación de calidad, una educación con “sentido y contenido” ,16 “que considere al ser humano como una totalidad que debe interactuar con la sociedad en forma consciente y no como quien está llamado a concretar un legado natural” (2009: 22-23). En segundo lugar, respecto a la “excelencia”, Alinovi (2010) opina que “no es para todos” y, por el hecho de poner el acento en lo individual, “quiebra la lógica colectiva de la empresa científica”. A su entender, es un término en tensión con la “relevancia”, toda vez que quien crea que al estimular a otro a ser excelente le indica una manera de proceder, se equivoca. En realidad, cuando a alguien se lo induce a la excelencia, se le está diciendo, de manera implícita, que haga una cosa determinada, puesto que la excelencia es aquello hacia lo que apunta el dedo de quien señala. La definición de la excelencia supone necesariamente Educación “con sentido”, se refiere a “aquella que contribuye al desarrollo de capacidades que le permiten al sujeto comprender los procesos sociales como materialización de las acciones humanas como así también el conocimiento de las formas como se genera la riqueza y los diferentes mecanismos que pueden ser utilizados para su distribución”, “supone el desarrollo de capacidades que permitan diferenciar las virtudes, defectos y potencialidades de la Democracia para favorecer una convivencia inclusiva fundada en valores que recuperen una perspectiva integral, una “ecología de saberes”; la comprensión de las importancia de generalizar los conocimientos científicos para lograr mejorar las condiciones de vida en la sociedad; y el reconocimiento de la cultura como resultado de las prácticas sociales a través de su propia historia” (Bianchetti, 2009: 22). En tanto, educación “con contenido” es “aquella que puede brindar una formación adecuada para actuar sobre la propia realidad social, pero no como sujeto sobre determinado por alguna razón genética, cultural o metafísica, sino como sujeto histórico que puede formarse para el trabajo y no solamente para el empleo, que puede conocer y desarrollar la ciencia para utilizarla en beneficio de la sociedad” (Bianchetti, 2009: 23). 16 Políticas de educación superior por universitarios 351 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) un punto de vista, una mirada sobre el mundo. Y desde otra perspectiva, aquello que se considera excelente puede ser de una completa irrelevancia. (Alinovi, 2010) Vega Cantor además, retoma las ideas desarrolladas por Hoevel (2001) identificando que el término está en consonancia con el de calidad. Pues entiende que se emplea para: referirse a una institución en la que desaparece el conocimiento, se privilegia el manejo de información y lo que se enseña a los estudiantes está determinado por los intereses y necesidades de los empleadores. Una institución de excelencia es simplemente una empresa educativa, en la que prima la eficiencia y la productividad para beneficios de los capitalistas del sector. (2012: 7) En tercer lugar, “la igualdad de oportunidades” es para Dubet una de las maneras de concebir la justicia social, combinada, yuxtapuesta y enfrentada a “la igualdad de posiciones”. Al respecto, señala que esta última se centra: en las posiciones que organizan la estructura social, es decir, en el conjunto de los espacios sociales ocupados por los individuos […] invita a reducir las desigualdades de ingresos, de condiciones de vida, de acceso a servicios, de seguridad, etc., que están asociadas a las posiciones sociales ocupadas por individuos de muy distintos aspectos: nivel de calificación, sexo edad, talento [...] construye un contrato social expandido y una solidaridad esencialmente ciega a las deudas, a los créditos y a las responsabilidades de cada individuo. [En cambio, la] igualdad de oportunidades, [se refiere a] la posibilidad para todos de ocupar cualquier posición en función de un principio meritocrático. Aspira menos a reducir las desigualdades de las posiciones sociales que a luchar contra las discriminaciones que obstaculizan la realización del mérito Políticas de educación superior por universitarios 352 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) […] las desigualdades son justas, ya que todos los puestos están abiertos a todos. (2012a: 43, 44, 46 y ss.) A propósito de ellas, prefiere y defiende la desigualdad de posiciones por dos razones. En primer término, porque: invita a un “ajuste de la estructura social”; “aumenta la confianza y la cohesión social” –en tanto los actores no se empeñan en una competencia constante- ; “crea un sistema de deudas y de derechos que lleva a subrayar lo que tenemos en común más que lo que nos distingue” con lo cual refuerza la solidaridad; “no contradice la filosofía política liberal, aunque lleva a regular y limitar el libre juego del liberalismo económico”. En segundo término, porque la igualdad de oportunidades “no dice nada de las distancias que separan las condiciones sociales, y estas pueden ser tan grandes que los individuos no lleguen a atravesarlas nunca”. Incluso afirma que, en la escuela, si se regulan “las desigualdades de posiciones, aumenta mecánicamente la igualdad de oportunidades. Por el contrario si aumento la igualdad de oportunidades, no aumento mecánicamente la igualdad de posiciones, incluso puedo aumentar la desigualdad” (Dubet, 2012b: 81). Del mismo modo, Cannellotto opina que bajo el sesgo neoclásico y los a priori de la teoría del capital humano: se construye una serie de generalizaciones donde la educación opera como causa de efectos sociales, políticos y económicos de lo más diversos […] para ellos, la escuela debería alterar el punto de partida social de los alumnos […] Si todos tuvieran garantizada la escuela de calidad que se requiere, las diferencias deberían regularse por los méritos individuales, por una justicia meritocrática que refleje la distribución natural de los talentos, haciendo desaparecer las desigualdades de base.17 (2011b) 17 En opinión de Bianchetti la teoría del capital humano se sustenta “sobre el principio, de que la educación constituye una inversión que las personas hacen sobre sí mismas, para mejorar en el futuro sus ingresos económicos y condiciones de vida” (2009: 9). A nivel macro, “estudia la incidencia que ejerce sobre la renta nacional, el aumento de los costes públicos y privados en educación” (2009: 9) y a nivel micro “es- Políticas de educación superior por universitarios 353 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Para este autor, entonces, se apuntaría con ello a un modelo de sociedad que conduce a la competencia y a ser más productivos, es decir a la: moral de triunfadores, donde mérito y éxito se vinculan. Los perdedores ya no son los expulsados, sino los que jugaron y perdieron. El modelo escolar de la igualdad de oportunidades no hace sino convencer a los derrotados de que merecieron este destino, soslayando que detrás de los méritos siempre se encuentran los que tienen mejores condiciones de partida. (2011b) Esta mejor condición de los estudiantes contiene la idea de capital cultural de Bourdieu. Por último, interesa vincular a la igualdad de oportunidades la cuestión del “mérito”, que aparece como argumento para el otorgamiento de becas y de posibles préstamos. Al respecto, considera Dubet, que el logro del mérito puede incrementar considerablemente las desigualdades sociales. En el fondo, el mérito no impide que los más ricos tengan todo y que estemos convencidos de que lo merecen, así como de que los pobres merecen la pobreza. Como estamos en una sociedad muy individualista, capitalista y liberal, el principio de la igualdad de oportunidades la transforma en muy desigual, muy violenta y muy poco solidaria. (2011: s. p.) Asimismo indica que, en términos de políticas sociales y programas, es diferente darle prioridad a la igualdad de oportunidades y de posiciones, como también lo es en materia escolar, porque no es lo tudia cómo la mayor acumulación de años de educación a nivel individual, dará lugar a un incremento de la productividad futura del trabajador y por lo tanto un aumento de sus ingresos” (2009: 9). Políticas de educación superior por universitarios 354 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mismo “elegir mejorar la calidad de la oferta escolar en los barrios desfavorecidos que ayudar a los que tienen mayor mérito entre los alumnos desfavorecidos a fin de que tengan la oportunidad de unirse a la élite escolar y social” (Dubet, 2012a: 48). Reflexiones finales En vista de los contextos expuestos de ayer y hoy, parece vital el pronto debate de una nueva ley de educación superior en Argentina y su difusión en todos los ámbitos y medios. A la vez, la discusión en el marco de los procesos de integración regional, no solo para visibilizar actores sociales excluidos con las políticas públicas, sino también para contribuir al surgimiento de epistemologías a medida de nuestros pueblos. Los partidos políticos del país han definido sus plataformas y visiones sobre la ley de educación superior y han fijado posiciones en torno a lo político y social. Asimismo, si bien excede este trabajo, respecto a lo económico y a cuestiones que van más allá del financiamiento. Luego de la lectura de los fundamentos de los proyectos de ley, el presentado por Adriana Puiggrós se evidencia inclusivo y anima a pensar en su voluntad por redefinir y resignificar el sistema educativo en su conjunto. Sin embargo, el propuesto por Silvia Storni se inclina hacia la defensa de determinados postulados con carácter polisémico, con lo cual genera interrogantes respecto al tipo de políticas públicas a las que puede abonar con relación a lo político y a lo social. Quizás, como sostiene Carrasco: es hora de pensar el para qué, para quién y hacia dónde, del conocimiento […]. Construir un nuevo sentido que permita revalorizar el conflicto como parte de lo público sin mistificar el conocimiento como epifanía salvadora sino como instrumento sometido a la política, y recuperar el proyecto emancipatorio reconociendo otras modernidades posibles. (2010) Políticas de educación superior por universitarios 355 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Alinovi, M. (2010). “Excelencia y política científica”. Página 12. En línea: <http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/ futuro/13-2419-2010-09-18.html>. Consultado el 19 de septiembre del 2010. Bianchetti, G. 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Quizás solo sea posible mostrar algunas pinceladas del cuadro de situación, pero vale la pena como intento de sostener un debate ante el cual no podemos ser meros espectadores. 1 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley Nacional de Educación Superior presentado por el grupo encabezado por la diputada Victoria Pérez Donda se han tomado del texto facilitado por las firmantes del proyecto, en línea: <http://www1.hcdn. gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=2794-D-2010>. 2 Todas las citas textuales del Proyecto de Ley Nacional de Educación Superior presentado por el grupo encabezado por la diputada María Virginia Linares se han tomado del texto facilitado por los firmantes del proyecto, en línea: <http://www1.hcdn. gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=5528-D-2012>. Políticas de educación superior por universitarios 360 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Algunas consideraciones generales sobre el contexto sociopolítico actual y la sociedad del conocimiento en nuestro tiempo El fin del milenio nos muestra según Hobsbawm “el derrumbamiento” que podemos describir a partir de algunas cuestiones. El aumento de la brecha entre zonas ricas y pobres en el mundo, como consecuencia de los cambios en el orden de la producción, el borramiento de las fronteras nacionales operado por la globalización y el surgimiento de bloques económicos regionales como la Unión Europea o el Mercosur. Asimismo, el debilitamiento de los Estados nación, otrora símbolo de la modernización, que trajo aparejada su incapacidad para mantener la ley y el orden públicos y el declive de las religiones tradicionales que durante tanto tiempo habían permitido a los hombres enfrentar el desvalimiento. Finalmente menciona la presencia, en la agenda de preocupaciones mundiales, de dos tipos de problemas: por una parte problemas demográficos, resultado del profundo cambio en el sistema productivo vinculado al uso de nuevas tecnologías que suplantan la mano del hombre y generan sociedades cada vez más desiguales, y, por otra, problemas ecológicos cuyo tratamiento no depende de las predicciones o recomendaciones de los expertos del campo científico y tecnológico, sino de decisiones políticas y sociales. Nos encontramos ante una grave declinación de las garantías institucionales de control sobre las acciones de los hombres o, en palabras de Hobsbawm, “un fracaso de todos los programas, nuevos o viejos, para manejar los asuntos de la especie humana” (1998: 555). Las consecuencias del neoliberalismo conllevan aspectos críticos al ritmo de cambio de coordenadas a nivel global que, por supuesto, la sociedad latinoamericana y en particular la argentina no estaban listas para enfrentar. ¿Qué podemos pensar a propósito de la sociedad del conocimiento en este contexto? O, más específicamente, ¿cuál es el lugar de la universidad en nuestro tiempo? Políticas de educación superior por universitarios 361 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Lo que ha cambiado rotundamente es la relación con el conocimiento, la universidad ha perdido su lugar hegemónico como productora de conocimiento compitiendo con nuevos actores, su autonomía se ha visto cuestionada y sus viejas insignias de legitimidad no brillan como antes (Bourdieu, 2008; Riquelme, 2008). Propuesta de la diputada Victoria Donda (Libres del Sur) Ya en las primeras líneas del proyecto presentado por la diputada Donda encontramos una definición de educación como derecho humano, pronunciándose desde el comienzo en la línea de una democracia social en la que el Estado debe garantizar el acceso a la educación. La educación es entendida en el proyecto como herramienta de transformación social y posibilidad de acceso a otros derechos fundamentales. Definirla como uno de los derechos esenciales para la vida constituye un punto crítico de la discusión política sobre la educación en nuestro tiempo. El proyecto se suma, de este modo, a la apuesta de toda una serie de instrumentos normativos de organismos internacionales como la Unesco. Presenta a la educación superior como campo estratégico en el que se lleva adelante una disputa y propone a la política como guía para la acción y herramienta de transformación de la sociedad para los sectores populares. Hace una lectura del “estado de la cuestión” en la Argentina, según la cual el rediseño operado en los años 90 bajo una lógica de mercado, redefine a la educación como servicio educativo regido por la ley de oferta y la demanda. Las decisiones políticas que ilustran esa redefinición se pueden resumir en: el ingreso de capitales privados –creación de universidades e institutos de formación superior privados– y las reformas curriculares –orientadas a nuevos perfiles profesionales acordes a las necesidades del mercado–.3 3 La investigadora Graciela Riquelme describe las reformas y los nuevos perfiles de ese momento histórico de la universidad argentina, diciendo que los graduados deberían ser de allí en más: “productos aptos para el nuevo mercado laboral” (2008:79). Políticas de educación superior por universitarios 362 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En nuestro país, la apertura del bien público universitario para la explotación comercial fue el resultado de la pérdida de prioridad de la universidad en las políticas de Estado (Santos, 2005). La caída del estado de Bienestar dejó a la intemperie a instituciones que, como la universidad, habían sido el baluarte del ascenso social en nuestro país. En el terreno internacional, el proyecto menciona las nefastas consecuencias de la aplicación de estándares y parámetros “sugeridos” por organismos de crédito internacionales. Esto trae a la escena la cuestión de la autonomía universitaria que es el otro elemento controvertido de la discusión. La propuesta denuncia que este furor globalizador desconoce el punto de imposibilidad que comporta el establecimiento de estándares genéricos que –en manos de ciertas figuras de autoridad– darían el visto bueno de legitimidad a todas las instituciones y los títulos dentro del campo académico. En palabras de Bourdieu: “Ni en el campo científico ni en el campo de las relaciones de clase existe instancia alguna que legitime las instancias de legitimidad; las reivindicaciones de legitimidad obtienen su legitimidad de la fuerza relativa de los grupos cuyos intereses expresan” (1999: 124). Los ecos de Bolonia se hacen escuchar cuando nos encontramos utilizando como parámetro de la sociedad del conocimiento acuerdos provenientes de otras latitudes, como el caso europeo del que nuestra realidad latinoamericana se distancia esencialmente por la ausencia de un espacio común de educación superior entre nuestros países (Bruner, 2008). En tal sentido el proyecto señala cómo se vieron cuestionados los planes de estudio a partir de nuevos perfiles profesionales acordes al mercado y no las necesidades nacionales. También aparece mencionada en el proyecto, la complacencia con la que los sectores altos y medios de la sociedad argentina consintieron la penetración económica y social en general, y las modificaciones al sistema de educación en particular. Podríamos pensar que en este punto entra en juego la categoría de capital simbólico, en tanto que durante el menemismo se fue construyendo, en las reprePolíticas de educación superior por universitarios 363 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sentaciones del ciudadano común, la idea de que utilizar estándares internacionales era sinónimo del “somos parte del primer mundo”. Otros enunciados, como “relaciones carnales” con Estados Unidos o “modernización del país”, en boca de figuras portadoras de legitimidad constituían la lucha en el plano discursivo. El cierre de campaña de Menem en el año 1995 en el programa de TV de Marcelo Tinelli tendría también efectos en la consolidación del discurso hegemónico en el sentido común. No está dentro de los alcances del presente escrito, ni de su autora, realizar un análisis de discurso de la relación entre la sociedad civil y la legitimidad del sistema político, pero sí es posible señalar la sutileza con que en una sociedad se lleva adelante la lucha en el plano de los enunciados. En una investigación de Laura Abratte (2009), de la Universidad Nacional de Córdoba, se realiza un análisis en este sentido y queda claro la agudeza en la construcción de los enunciados y en la producción de escenas que interpelan a la población ofreciendo un campo de identificación muy eficaz para generar el consenso que requería la concreción de las políticas del gobierno menemista. Ahora bien, es indudable que el menemismo, en tanto ejecutante de las políticas neoliberales, ha dejado fuertes marcas, pero intentemos encontrar las notas esenciales de la configuración de hegemonías en el orden científico de este nuevo milenio y en especial preguntémonos sobre la formación de intelectuales. El fundamento del Proyecto Donda critica la concepción tradicional de extensión en tanto esta descansa sobre el supuesto de una comunidad científica poseedora del saber que luego brinda el conocimiento a la sociedad. Abre la pregunta por los motivos que llevan a la producción del conocimiento, sus actores y su destino. El proyecto discute el lugar de único productor legítimo ocupado por la comunidad académica de los países centrales y plantea la necesidad del fortalecimiento de la producción de modelos de construcción del conocimiento nacionales y latinoamericanos. Sin pronunciarme sobre este punto, es necesario poner sobre la mesa la pregunta por los modos en los que se gestionarían las rePolíticas de educación superior por universitarios 364 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) sistencias de la comunidad científica al ver cuestionado su lugar de monopolio del capital de reconocimiento. Es decir, el orden científico establecido no solo es la ciencia oficial, sino que engloba también al sistema de enseñanza. Un ejemplo ilustrativo en el campo de la salud mental es la presencia de nuevos actores, quienes, ostentando títulos intermedios o terciarios, disputan el lugar de atención de las patologías a los clásicos “profesionales de la salud mental” formados en la universidad. Dentro de las llamadas disciplinas auxiliares de la medicina, terapistas ocupacionales, acompañantes terapéuticos, musicoterapeutas, operadores psicosociales han desembarcado para quedarse, avalados por instituciones sanitarias y obras sociales gustosas de asumir la cobertura de honorarios no médicos. Cabe la pregunta: ¿es posible un diálogo en pie de igualdad entre estos actores o el modelo hegemónico permanecerá embanderado en su estoicismo? Es posible, asimismo, analizar la propuesta de Donda tomando la perspectiva de Chantal Mouffe (1999) quien realiza una fuerte crítica a los defensores de la democracia cosmopolita que ven con buenos ojos la globalización y desmienten el conflicto intrínsecamente vinculado a todo espacio político, o van más lejos aún postulando la desaparición de lo político. Esta autora propone la construcción de canales a través de los cuales los conflictos puedan adoptar una forma de confrontación agonista como superación de los antagonismos (en los cuales se plantea una lucha a muerte con el adversario que se vuelve enemigo a destruir). Podemos pensar que la propuesta de Donda en relación con “la posibilidad de construir desde las diferencias un programa superador” se inscribe en la vertiente de la confrontación agonista de Mouffe, en tanto ambas (en lugar de negar la dimensión política en juego) postulan el reconocimiento de una pluralidad de poderes hegemónicos. Para mencionar solo un ejemplo, esta pluralidad se encarna, en el proyecto analizado, en la inclusión de figuras como los sindicatos y los no docentes en los gobiernos de las instituciones educativas. Políticas de educación superior por universitarios 365 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Otro punto polémico del fundamento del proyecto es la cuestión de la autonomía universitaria. Aborda a la autonomía como una potestad para autogobernarse, pero una potestad que le es conferida por el Estado. Este derecho de la universidad es planteado como “no absoluto” y la propuesta es fomentar la participación del Estado, los sindicatos, las organizaciones sociales y la sociedad civil en las decisiones –como las prioridades de inversión, los perfiles profesionales y el otorgamiento de becas– que no solo competen a la comunidad académica, sino a la nación. El proyecto denuncia la distancia y hasta desvinculación de la universidad con la sociedad de la que forma parte. Aparecen afirmaciones fuertes, cuyas resonancias en ámbitos políticos y académicos de la universidad sería interesante escuchar, como la siguiente: “La autonomía debe ser pensada hoy, como la capacidad de las Universidades para poder cumplimentar el papel que la Planificación Nacional de la Educación le asigne”. También se ocupa de los institutos de formación superior al plantear la necesidad de su reconstrucción como espacio estratégico en tanto formadores de los futuros educadores de la sociedad. Plantea, en tal sentido, algunas decisiones específicas para los institutos, como la democratización del gobierno de los mismos. Pero también propone la obligatoriedad de realizar prácticas comunitarias para todos los estudiantes del nivel, gestionadas por “Consejos Sociales” integrados por distintos sectores de la comunidad. Cabe la pregunta por los márgenes de aplicación de este planteo que espera articular instituciones tan heterogéneas en prácticas comunes. Para pensar las tensiones presentes que se pondrían de relieve en caso de la aplicación de estas políticas, podemos poner en juego las categorías de capital de reconocimiento, y sobre todo de acumulación de capital simbólico que claramente es diferente entre las instituciones en cuestión. Este planteo de reposicionamiento de los institutos de formación superior dentro del campo es interesante, pero no será sin resistencias de los actores. ¿Están interesados los actores de los institutos de formación superior, que no vienen de una tradición Políticas de educación superior por universitarios 366 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) de cogobierno como la universidad, en participar en instancias de democratización de sus instituciones o prefieren permanecer en la lógica actual? ¿Estarán de acuerdo los universitarios con la obligatoriedad de las prácticas comunitarias o con las decisiones tomadas por los Consejos Sociales? En cuanto al aspecto económico el proyecto se centra en “desandar” el camino del financiamiento alternativo –construido en la década del 90– en pos de un proceso de sustentabilidad por parte del Estado a partir de la planificación de la educación. El proyecto no solo aborda la cuestión del financiamiento, sino que avanza también en relación con la transferencia de producción de conocimiento al sector productivo. En tal sentido plantea el problema de la apropiación del conocimiento producido en una institución estatal, sosteniendo que no debería ser posible la venta o transferencia de patentes sin una articulación del Estado nacional. Ahora bien, la participación del Estado en la política científica pública muestra un problema que está lejos de resolverse, debido a que aparentemente intenta regular algo que se autorregula. En esta encrucijada, vale la pena poner al descubierto lo que se encuentra soslayado bajo el baluarte de la autonomía universitaria en la figura de la autorregulación. Esto es, el agente de la regulación, o sea: los privados. Los privados, entre quienes encontramos no solo las empresas, sino también instituciones como cámaras, asociaciones y colegios profesionales, han tenido una indiscutida participación en la toma de decisiones en cuanto a las áreas privilegiadas de investigación y el tipo de conocimientos que se producen en la universidad. Es importante tener en cuenta esta participación a la hora de replantear el rol del Estado en la política científica. Se hace necesaria la creación de opciones alternativas de regulación estatal que preserven la actividad científica y, sobre todo, que impulsen áreas estratégicas para el desarrollo social de la nación. Volvemos entonces a la tensión entre la autonomía universitaria, la participación del Estado y los beneficios para la sociedad. Políticas de educación superior por universitarios 367 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Ariel Langer destaca el rol de actor económico de la universidad a partir del planteo de la pertinencia del conocimiento creado en este tiempo, entendiendo pertinencia como “estar en contacto con los distintos ámbitos de la sociedad: políticas estatales, mundo del trabajo, sistema educativo, cultural, etc.” (2008: 26). La categoría de pertinencia cuestiona la visión tradicional del científico libre y autodeterminado, poniendo de manifiesto la importancia de determinar para quién debe resultar pertinente el conocimiento que se genera. La ciencia deja de ser un valor de uso para su propio productor, sino que el pensamiento se construye a partir de la reproducción ampliada, un valor de uso inmediato para otros. Estos otros estarían representados no solo por la comunidad científica, sino también por la sociedad toda. Proyecto de la diputada María Virginia Linares y otros (Frente Amplio Progresista) El fundamento del proyecto comienza haciendo un recorrido por la coyuntura socio-política en la que se sancionó la actual Ley de Educación Superior. Describe la transformación social y política de nuestro país en la década del 90 y el desmantelamiento del estado de Bienestar a partir de la hegemonía neoliberal. Denuncia la modernización de los sistemas educativos superiores en la Argentina que, a partir de la “asesoría” del Banco Mundial, implicó un cambio profundo en la relación entre el Estado y la universidad. El modo en que la globalización e internacionalización se traducen al campo de los sistemas educativos se corresponde con las fuentes de financiamiento supranacionales, quedando en manos de organismos financieros internacionales. A consecuencia de ello, al estilo de los accionistas en las empresas, estos organismos comenzarán a ocupar un lugar en la toma de decisiones. Las características esenciales de esta “modernización” ya han sido presentadas en el análisis del proyecto anterior (Donda), solo a Políticas de educación superior por universitarios 368 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) modo de enumeración menciono las destacadas por los autores de este proyecto: la pérdida del espacio público de la universidad en pos de las reglas del mercado, una nueva perspectiva centrada en el rendimiento y la evaluación medible en resultados, las reformas educativas simultáneas en América Latina y la homogeneidad discursiva de sus fundamentos. El proyecto se ocupa especialmente de identificar a los actores locales que participaron en la difusión y ejecución de las políticas neoliberales. Me interesa destacar, en este punto, el lugar de los intelectuales en el proceso como partícipes activos en la formulación teórica de la orientación de las reformas. Parte de la legitimación ante la sociedad civil se sostuvo en la palabra de intelectuales, burócratas y técnicos que, desde su experticia, brindaron el soporte simbólico en enunciados que contribuyeron a la construcción de hegemonía en el sentido común sobre la “modernización” (Bourdieu, 1999). Dentro de la bibliografía que se ocupa de la construcción de sentido común a través de diferentes prácticas discursivas sobre el neoliberalismo, puede mencionarse una investigación sobre los enunciados de las elites simbólicas de los medios de comunicación, representadas por los redactores y columnistas de mayor jerarquía en medios nacionales (Schmitt, 2008). Esta investigación sobre el proceso de difusión del ideario neoliberal, a partir del estudio de caso del diario Clarín, permitió concluir que, a través de su discurso, el diario difundió temas, interpretaciones e ideas que contribuyeron a la generación del consenso para poner en marcha el proceso de reformas estructurales y mitigaron las oposiciones a las mismas. Por otra parte, encuentro provocativo un análisis de las políticas públicas menemistas en el que se consideran los modos en los que se buscó consenso para el logro de un objetivo principal: “hacer más eficiente la gestión del aparato educativo” (Marty, 2010: 14). Los resultados de esta investigación muestran cómo, en pos del objetivo de la eficiencia, la reducción del Estado y la modernización del país, se llevó adelante el desmantelamiento de la educación técnica y la industria nacional, lo cual redundaría en el desempleo y la Políticas de educación superior por universitarios 369 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) falta de capacitación técnico-laboral de los estratos marginados de la sociedad argentina. También se señalan en el proyecto todos los aspectos deficitarios de la actual Ley de Educación Superior. En primer lugar, su pretendido origen en un debate tecnocrático sin ideología, su desconocimiento de la dimensión contextual de las instituciones y su planteo de un modelo global importado de los países centrales. Claramente, es impensable que una norma se pueda desprender del análisis tecnocrático dejando de lado las determinaciones políticas e históricas de su promulgación. El recurso a la eficiencia necesaria del sistema educativo, a la altura del mercado global, solo muestra una pretendida falta de ideología. Así, nos encontramos en la actualidad ante el esfuerzo de las instituciones por encontrar caminos alternativos que respeten las realidades de regionales. En segundo lugar, se presenta el problema de la puesta en pie de igualdad de lo público y lo privado cuando nos referimos a instituciones educativas. Se hace necesario en ese sentido, un replanteo del lugar de lo público, que es uno de los baluartes de la educación superior en la Argentina y sobre todo un elemento de ascenso social. Vale la pena recordar los antecedentes históricos de esta puesta en pie de igualdad de lo público y lo privado. Se trata de un largo camino que se inicia en el gobierno de Frondizi bajo la conducción política de Antonio Salonia y la Ley Domingorena. Este proceso, que tuvo su punto crucial en el Congreso Pedagógico de 1984, culminaría con la sanción, durante el menemismo, de la Ley Federal de Educación. 4 4 La Ley 24195, sancionada el 14 de abril de 1993 (B. O. 5-5-1993), establecía que el Sistema Nacional de Educación estaba constituido por instituciones particulares y estatales, siendo la única diferencia entre ambas la gestión. Llama la atención, en el texto de esta ley, la ausencia del término público, que representa históricamente el libre ingreso/permanencia y la gratuidad. Finalmente, la Ley Nacional de Educación 26206, sancionada en el año 2006 (B. O. 28-12-2006), aunque atravesada por un discurso sobre la justicia social y la igualdad, no modifica –en este punto– lo planteado en la Ley anterior, permaneciendo en ella los conceptos de “gestión estatal” y “gestión privada”. Políticas de educación superior por universitarios 370 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Con relación a los fundamentos de la propuesta de una nueva ley, el proyecto se pronuncia a favor de un retorno al pensamiento universitario reformista de 1918. Esta posición se resume en la idea de una Universidad Latinoamericana. El reclamo por la participación de los estudiantes en la toma de decisiones, la lucha contra la oligarquía de profesores y los privilegios del catolicismo ortodoxo y, por último, la exigencia de la docencia libre y la libertad de asistencia a clases fueron los elementos clave de aquella reforma que aún hoy caracterizan a nuestras instituciones (Buchbinder, 2005). El proyecto se propone la articulación entre los que llama “subsistemas” dentro del conjunto de la educación superior: la universidad, la formación terciaria no universitaria, la educación superior en entornos virtuales y en contextos de encierro. Sería discutible esta lectura, que supone un sistema mayor dentro del cual se alojan subsistemas tan heterogéneos. En este caso es difícil pensar en la articulación de un conjunto heterogéneo de instituciones que históricamente resisten la sistematización. Sobre todo pensando en las profundas diferencias entre la universidad y los institutos superiores, diferencias referidas a sus formas de gobierno, a la acumulación de capital de cada “subsistema”, a los mecanismos de sucesión y a la posición hegemónica de una sobre los otros dentro del campo científico. Incluso cabe la pregunta acerca de si es posible desconocer que es el funcionamiento mismo del campo el que define las rupturas y revoluciones (Bourdieu, 1999). Otra diferencia a destacar es la de las jurisdicciones; mientras las universidades son órganos autónomos del Estado nacional, los institutos superiores son instituciones de los sistemas educativos transferidas a las provincias por la Ley de Transferencia de 1992.5 La articulación de los subsistemas es compleja y requiere una mirada estratégica no solo sobre la producción, sino también sobre la responsabilidad en la distribución de los conocimientos. Un ejemplo paradig- 5 Ley 24049, sancionada el 6 de diciembre de 1991 (B. O. 7-1-92). Políticas de educación superior por universitarios 371 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mático es el camino que han ido construyendo en los últimos años las escuelas técnicas a partir de la recuperación del financiamiento. Asimismo, el proyecto define a la educación como un bien público y social, entendiendo que son instituciones públicas aquellas que el Estado sostiene económicamente. Esto está en la línea expresada en el designio hobsbawniano sobre el lugar de los Estados en el siglo XXI: “El destino de la humanidad en el nuevo milenio dependerá de la restauración de las autoridades públicas” (Hobsbawm, 1998: 570). Esta definición es distinta de la del proyecto de Donda. A diferencia de aquel modelo, en el que se considera a la educación como derecho humano, aquí nos encontramos con la puesta en relieve de la educación como bien público y social. Considerarla como bien público es acentuar el costado social y colectivo. Deja de lado el terreno individual para centrarse en el bien común. Otorgar al Estado la responsabilidad de garantizar la calidad de la educación superior y de regular a las universidades privadas, inscribe al proyecto en un programa político de fortalecimiento de lo público. Nuevamente nos encontramos con la pregunta por el fortalecimiento de lo público preservando el respeto por la autonomía. La autonomía se formula en el proyecto como un término que excede la definición jurídica de autodeterminación, autogobierno y autoadministración. La autonomía es definida, entonces, en su carácter social y político, como constitutiva de la identidad de la universidad y de sus actores: “los universitarios”. El valor de hito identificatorio, que posee para un sujeto el paso y la pertenencia a una universidad nacional en nuestro país, se puede interpretar a partir de la definición de las prácticas dentro del campo científico como prácticas esencialmente sobredeterminadas, en tanto poseen determinaciones científicas, pero también –y en esto entra en juego la identidad– determinaciones sociales (Bourdieu, 1999). Esto se puede apreciar el los ritos de graduación, las insignias que portan los sujetos, las lógicas propias de cada institución y sus tradiciones. El proyecto se ocupa finalmente de aclarar que no entiende la autarquía como autofinanciamiento, de modo tal que la autonoPolíticas de educación superior por universitarios 372 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mía se refiere a la independencia de la universidad para el ejercicio del poder político sin renunciar, por esto, a la dependencia económica del Estado. Una escena a modo de conclusión Un científico que ha dedicado su vida a la producción de conocimiento solo ha tenido un gesto para inscribirse dentro de la comunidad científica, una nota al pie en la que lo cita el autor con mayor reconocimiento de su tiempo. En una oportunidad este hombre queda fuera del edificio de una “reunión científica” por no poseer una pulsera celeste de seguridad e identificación de los miembros autorizados a ingresar a la sala [escena de la película israelí Pie de página, de J. Cedar]. Nos encontramos ante una encrucijada en la que, al menos al estilo hobsbawniano, deberíamos poder localizar problemas. El lugar de la universidad en los proyectos se podría derivar de las preguntas: ¿Cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar para “pertenecer” a una lógica global de la sociedad del conocimiento – metaforizado en la pulsera de la película–? ¿O encontraremos caminos alternativos para una construcción propia y latinoamericana? Corremos el riesgo caer en una lógica efímera, utilitarista y fragmentaria de la época que nos presenta un dilema: Si la institución llamada Universidad, por ejemplo, nació hace siglos como respuesta a la necesidad de las sociedades por producir, conservar y reproducir conocimientos e innumerables individuos volcaron su deseo en ellas, bien puede ocurrir, como ocurrió con muchas otras instituciones de similar importancia, que los individuos dejen de alimentar con su deseo el de la Institución. (Jitrik, 2012) Políticas de educación superior por universitarios 373 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Sostener el debate sobre el lugar de la universidad dentro de nuestras aulas es evitar la caída de la affectio societatis, cuya consecuencia es convertir la pertenencia a la institución en un puro formalismo. Bibliografía Abratte, L. (2009). “Abordaje semiótico de la publicidad política audiovisual: Campaña electoral Menem 1995”. Revista Question, 1(22), UNLP. En línea: <http://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/ question/article/view/773/675>. Consultado el 4 de diciembre del 2012. Bourdieu, P. (1999). Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. ----- (2008). Homo académicus. México: Siglo XXI. Bruner, J. (2008). “El proceso de Bolonia en el horizonte latinoamericano: límites y posibilidades”. Revista de Educación, Número extraordinario. Universidad Diego Portales. En línea: <http://www. revistaeducacion.mec.es/re2008/re2006.pdf>. 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Aristóteles, Metafísica La modificación de la Ley de Educación Superior vigente, N.º 24521 (en adelante LES), es un tópico recurrente no solo en el ámbito universitario. Ha habido más de nueve proyectos con estado legislativo que han pretendido modificarla, siete de ellos en los últimos tres años.1 Estos proyectos han sido presentados por diversos espacios políticos, desde el propio oficialismo, la Unión Cívica Radical (UCR), el Peronismo Federal, el Partido Socialista, Libres del Sur y el GEN (Generación para un Encuentro Nacional). Es decir, parece haber un consenso legislativo en cuanto a la necesidad de modificar la norma; el problema se plantea cuando se comparan los objetivos, fundamentos y contenidos de las propuestas. Para la realización del trabajo he seleccionado dos de esos proyectos tenido en cuenta el lugar de la universidad en las so- Ver: <http://www.hcdn.gov.ar/proyectos/resultado.html?palabras=REGIMEN+DE+EDUCACION+SUPERIOR>. 1 Políticas de educación superior por universitarios 376 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ciedades contemporáneas, en particular en nuestro país, a partir del análisis de sus fundamentos. Me interesan consideraciones de contexto, aspectos políticos, la formación de intelectuales y la configuración de hegemonías, el análisis sociológico y el económico. Sin embargo, este análisis no podrá ser secuencial ni estanco pues estos aspectos –tengo la intuición de que muy especialmente en nuestro ámbito– se encuentran fuertemente imbricados unos con otros. Los proyectos seleccionados son el del Frente para la Victoria (FPV)2 y el de la UCR3. No me importan tanto los partidos que los presentan como la idea-fuerza que representan: el proyecto nacional, en el primer caso, la autonomía universitaria, en el otro; dos proyectos que han recorrido la historia de nuestra universidad junto a los vaivenes políticos de la Argentina. Los seleccioné con algunos “prejuicios”, de los que he pretendido despojarme para arremeter un análisis sine ira et studio, aunque es probable que no lo haya logrado. Alguno de esos prejuicios están marcados por dos grandes interrogantes:4 ¿cómo el partido radical justifica la modificación de la LES habiendo tenido gobiernos que, apelación a la autonomía del 18 mediante, han sido tan poco activos en materia legislación de la educación superior? 5 y ¿cómo el FPV argumenta que es necesario modificar un estado de situación que ha 2 El proyecto, presentado en 2011 por la diputada. Puigrrós y otros trece diputados, número de trámite 1846-D-2011, puede consultarse en línea: <http://www1.hcdn. gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=1846-D-2011>. Fecha de consulta: 8 de julio de 2014. 3 Este proyecto, presentado por trece diputados, puede consultarse en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=4597-D-2011>. Fecha de consulta: 8 de julio de 2014. 4 Cuya respuesta no puedo resolver solo con el análisis de los proyectos, no pretendo hacerlo en este ámbito ni, last but not least, creo tener herramientas suficientes para hacerlo. 5 Restaurada la democracia en 1983 el Congreso de la Nación dictó en 1984 la ley 23 068 que establecía un régimen provisorio…, la ley de fondo se dictó once años más tarde bajo otro gobierno. Nada se hizo, tampoco, en el corto gobierno de De la Rúa. Ver Finocchiaro, 2004, capítulo 2: “La noción de autonomía en el concepto histórico y político argentino”. Políticas de educación superior por universitarios 377 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) consentido durante tantos años de mandato? 6 Sin perjuicio de ello, he pretendido dejarlos de lado para el trabajo, aunque creo que es importante dejarlos al descubierto. A grandes rasgos, y sin pretender realizar un estudio comparado, llama la atención que en ambos proyectos haya un desacuerdo de base respecto del lugar de la universidad tanto en la sociedad argentina de ayer, de hoy como en vista al futuro pretendido. En efecto, no solo no coinciden en el lugar de partida;7 tampoco en su rol o futuro. Sobre estas últimas cuestiones, más políticas por cierto, parece haber divergencias, producto de distintas weltanschauung8 que sitúan a la universidad en diversos lugares de las relaciones entre Estado y sociedad civil y el mercado, aun cuando en ambos proyectos aparezcan como lugares privilegiados. Sobre estos aspectos trabajaré en cada proyecto en particular. Sí, en cambio, parece haber una coincidencia en el punto de partida o problemática que justifica la necesidad de la reforma de la LES y que no parece ser tanto por crítica a esta sino al contexto en que se sancionó.9 No pretendo aquí recurrir a otras críticas más básicas, aunque no puedo dejar de señalar: el Partido Justicialista, que hoy integra el FPV, ha votado casi orgánicamente la Ley de Educación hoy vigente. ¿Qué ha cambiado desde entonces como para desconocer lo que se votó sin un proceso de autocrítica? Ver la votación nominal en: <http://www1.hcdn.gov.ar/dependencias/dselectronicos/ actas/1995/113OE03_01_R13.pdf>, fecha de consulta: 14 de abril de 2013. Pero, además, los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández han sabido/podido sancionar leyes que ellos han considerado cruciales para su gobierno: ¿implica ello que no quieren/interesa aprobar una nueva LES? ¿cuál ha sido el interés/ beneficio en mantener la actual LES? 7 Marcado casi con exclusividad con la Reforma del 18 sin tomar en cuenta la historicidad de una de las instituciones que, luego de la Iglesia romana, tiene mayor tiempo de “vida”. Recordemos que, en nuestro país, la Universidad de Córdoba es de 1613. 8 Si se me permite el extranjerismo, weltanschauung es mucho más abarcativo que cosmovisión, y más aún que ideología. 9 Cayendo en un normativismo mágico, si se me permite, en la creencia de que es la norma la que modifica el estado de cosas y olvidando que muchos aspectos de la actual LES no han sido implementados –por ejemplo, el de la equidad por cuanto amenazaba la gratuidad y esta última, no garantizada normativamente, sin embargo, fue sustentada políticamente casi unánimemente por el conjunto del sistema universitario de las Universidades Nacionales–. 6 Políticas de educación superior por universitarios 378 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) La LES, en el discurso,10 es más que la LES: es el auge de las ideas neoliberales; es el Mercado, el Banco Mundial, el desguace del Estado, el contexto privatizador y conservador de la década de 1990 cuando “se recorta la autonomía y se imponen cada vez más procesos de evaluación externa” (Riquelme, 2008: 79). No es que falten argumentos pero estos aparecen como evidentes per se, como si la experiencia de los 90 hubiese sido tan fuerte que nada haya que demostrar contra ella. Pero nada se dice de otros de los instrumentos que la LES introdujo –y de los que no hay vuelta atrás–: el complejo sistema de organismos reguladores11 y el alto grado de intervención del Estado a través de sus políticas públicas para garantizar ciertos valores.12 En efecto, aun cuando la política universitaria de los años 80 de la vuelta democrática coincidiera con alguno de estos valores que el sistema universitario debe proteger hoy, no era tan claro, principio de autonomía mediante, que el Estado debía intervenir, ya fuera con fondos o con políticas de premios y castigos. Esto es, ni más ni menos, que la lógica del Estado regulador13 en todas las actividades humanas, lógica de la que parece no haber retorno.14 No solo político, sino también académico. El Consejo de Universidades, los Consejos Regionales de Planificación de la Educación Superior, la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria, el Sistema de Información Universitaria y el Programa de Incentivos para docentes investigadores y del Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria que tienen/tuvieron a la Secretaria de Políticas Universitarias como eje y centro de ese complejo institucional. 12 Según Pablo Buchbinder “la nueva normativa reconoce el rol primordial e indelegable del estado en la prestación del servicio de educación superior de carácter público, procura avanzar en la integración de los sistemas de enseñanza superior” (2005: 222). 13 Prefiero, personalmente, esta adjetivación y definición mínima –que siempre se cumple– a la de “de Bienestar” que parece aludir más a un fin –que puede cumplirse o no–. 14 Como decía Pellicani en su voz “estado de Bienestar” del Diccionario... de Bobbio, “El debate sobre el Welfare State está todavía en curso. Pero una conclusión parece ser cierta: un retorno a una economía autorregulada es imposible, y hasta inimaginable” (1988: 554). 10 11 Políticas de educación superior por universitarios 379 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) La universidad integrada al proyecto nacional: el proyecto de los diputados del FPV Teniendo en cuenta la amplia difusión que del proyecto realiza la diputada Puiggrós también he considerado, además de los fundamentos delmismo, las declaraciones que realiza tanto en Pensamiento Universitario n.° 13 como en su página web.15 El primer párrafo destaca la identificación del surgimiento del proyecto con una necesidad marcada por la Presidente que se hizo “eco de la opinión ampliamente mayoritaria de la comunidad universitaria y de la educación superior en su conjunto”. Parece que la legitimidad viniera, simultáneamente, de un proyecto político y también de los destinatarios, pero nunca de uno u otro independientemente, como si, y más tarde se hará explícito, solo este contexto político pudiera escuchar y garantizar las demandas de cambio. Pero ¿qué es ese eco? Cuando el proyecto hace referencia al procedimiento interno que se realizó en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados para generar un amplio consenso aparece explicitada solo la comunidad universitaria.16 La comunidad no universitaria, aquellos que el proyecto identifica como los que pugnan por entrar, solo está como parte del capital simbólico de los legisladores,17 aunque no es necesario escucharlos. 15 <http://adriana-puiggros.blogspot.com.ar/2008/07/consulta-por-la-ley-de-educacin.html>. 16 Más tarde, en las reflexiones finales, discutiré sobre esta afirmación, pues en verdad aparecen “consultados” la mayoría de los integrantes, las organizaciones e instituciones de la educación superior realizadas en sede de la HCDN y de manera regional en cuatro Universidades Nacionales –Córdoba, Salta, Rosario y Comodoro Rivadavia–, los proyectos con estado parlamentario y un estudio comparado de legislaciones de la Educación superior en diferentes países a lo largo de la historia. Pero también se han hecho diversos foros de discusión con sectores productivos, sindicales, movimientos sociales y otras agrupaciones en un largo proceso. Ver: <http://adriana-puiggros. blogspot.com.ar/2008/07/consulta-por-la-ley-de-educacin.html>. Solo estoy destacando el hecho de que para la legitimación del proyecto siga apareciendo la comunidad universitaria a la que se quiere reformar. 17 La protección de los sectores más necesitados, sobre todo en el campo legitimador de los políticos de origen peronista. Políticas de educación superior por universitarios 380 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) No quiero decir, obviamente, que los legisladores no hayan tenido en cuenta a este grupo; más aún, la norma, en tanto intenta romper la barrera de los institutos de formación y la universidad, ha tenido especialmente en cuenta a aquellos que no acceden, pero parece que no es necesario consultarles pues el Legislador, usando la fuerza centrípeta de la Representación, ya ha pensado/querido por ellos. En verdad, la reforma se enmarca en un proceso mucho más amplio y que, entiendo, la desborda: la crisis civilizatoria de occidente, del capitalismo y de la educación superior –europea–... Califica a esta situación como una “batalla” que atraviesa los espacios institucionales de la que no se exceptúa el sistema de educación superior;18 esta crisis requiere ser inmediatamente atendida para evitar que los problemas que aparecen hoy dispersos se condensen de manera irreversible. Justamente, en el argumento de los diputados, además de ser el espacio más adecuado para la generación de nuevas ideas, modelos productivos, energéticos y tecnológicos, la universidad debe ser un ámbito de oportunidades para el conjunto, para una mayoría mucho más amplia de la que hoy asiste.19 En las tres ideas básicas de este proyecto, creo, se logra advertir la pretensión de cumplir, no ya las promesas incumplidas que Bobbio (1986) nos señalaba, sino objetivos del Estado: la primera es la integración nacional, como si el Estado argentino desde 1880 aún no fuera lo suficientemente centralista;20 la autonomía universitaria , pero resignificada, pues esta es, para el proyecto encabezado por la diputada Puiggrós, uno de los obstáculos para la modificación de la LES;21 el tercer pilar, la incorporación, a través de los vínculos más 18 Más adelante dice “ la universidad es reflejo de los resabios del pasado y de las luces del futuro de cada tiempo ”. 19 Léase, la comunidad universitaria. 20 Es cierto que esto permite los caudillismos provinciales pero ¿esto ha evitado los caudillismos del centro? 21 En efecto, para la autora del proyecto hay factores que han sostenido el statu quo: la resistencia de diversos sectores de la sociedad que mantienen una concepción ultraliberal de la autonomía, la propia LES, la pretensión de imponer la lógica de Bolonia y añade: “Creo que buena parte de las resistencias a una nueva ley provienen de la imposibilidad de rechazar los profundos cambios que se requieren en la relación Políticas de educación superior por universitarios 381 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) integradores y modernos, de los diferentes derechos y responsabilidades de todos los habitantes de nuestra Argentina, pero en el marco de unos –y no otros– valores orientadores.22 Debemos destacar el carácter fuertemente interventor del proyecto cuando se sostiene que se instituyen: derechos y responsabilidades personales e institucionales acerca del reconocimiento de todos los trayectos educativos, la integración de las carreras profesionales docentes en legajos únicos, la provisión de recursos materiales y vinculares precisos para el ingreso, permanencia y egreso de acuerdo a cada necesidad. Un aspecto contradictorio con el posicionamiento ideológico se advierte con la pretensión de la creación de un Consejo Nacional de Educación Superior como ámbito institucional para asegurar la autonomía del sistema “en donde se tomarán las decisiones de índole más política [… ] en las que todos los actores tengan su participación reproduciendo una forma de gobierno colegiada”. Creo ver aquí un aspecto contradictorio, pues fueron las políticas neoliberales, en especial el New Public Management, las que propugnaron que el Estado fuera un actor más en los ámbitos de discusión propiamente política.23 Si bien aquí no es el mercado un actor invitado en la mesa de negociación, lo cierto es que el Estado no aparece como el actor central, el único capaz de representar a la totalidad de los actores e intervenir con sus políticas públicas. entre las distintas instituciones que imparten educación superior”. Ver Pensamiento Universitario n.° 13. 22 “recuperando los avances legislativos sobre políticas públicas de inclusión, sobre el reconocimiento de las múltiples identidades culturales, sociales y étnicas, sobre el otorgamiento de recursos acordes con las necesidades particulares, sobre la conformación de un corpus conceptual de definición nacional, popular, latinoamericanista, transformador, soberano e independiente de toda dominación”. 23 Para los ámbitos técnicos está la tecnocracia. Políticas de educación superior por universitarios 382 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Lo mismo podemos decir de los Consejos Regionales de Planificación pues, aun cuando se pretende resguardar la preeminencia en la representación del sector estatal,24 reaparece un prejuicio a la idea del liderazgo del Estado. Es cierto que el pluralismo democrático de Mouffe (1999) o la poliarquía de Dahl (1989) son modelos deseados, pero no puedo dejar de advertir esta contradicción en quienes ideológicamente pretenden poner en el centro de la política pública al Estado.25 Se vislumbra aquí una visión corporativa de la educación superior. Se reconoce el lugar económico de la universidad: “es la traducción de los conflictos, las necesidades y los obstáculos que tiene la sociedad en materia de distribución de la cultura entre y dentro de las distintas generaciones, clases sociales, sectores étnicos, culturales, entre otras cuestiones”. Justamente, se identifica la crisis de la universidad con la crisis de sus fines; el lugar del saber fue ocupado por el mercado.26 El proyecto pretende revertir el actual circuito de la producción de conocimiento, nosotros podemos designar ese concepto, técnicamente, como apropiación del conocimiento. Según los diputados el circuito actual, tildado como antinatural, presupone primero la formación y luego, recién, los procesos de generación de esos conocimientos. El mercado y no los superiores intereses del Estado es el que guía el ciclo curricular.27 Además, en nuestro contexto, frente a un nuevo tipo de demanda que puede denominarse territorial, los autores destacan el “centralismo” de las universidades; si se han abierto, es a través de las sedes a costa de bajar el nivel educativo o de un ofrecimiento limitado de las carreras o su duración. Entiendo que aquí debe ser leído como sector público. Por ejemplo, se afirma “Hasta dónde se involucren los Estados en su rol de contralores del mercado y en la implementación de políticas públicas, es la medida de la posibilidad de salir de la crisis”. 26 “se ha fragmentado el ‘demos’ universitario confundiéndose con intereses que la alejan de la universalidad del saber que estuvo en su origen. A la vez que la comprometen con intereses particulares y dispersos en el océano del mercado”. 27 Esto es ya libre interpretación. 24 25 Políticas de educación superior por universitarios 383 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) En esta crisis de la educación superior son las grandes entidades financieras internacionales las que exigirían “pertinencia” de las universidades al mercado. Este ciclo de decaimiento se cierra con el Acuerdo de Bolonia.28 Pero ¿la universidad es parte del problema, un problema estructural, o su causa? Se señala que las instituciones que conforman el nivel han sido un significante fundamental de la civilización que hoy se resquebraja; no han sabido “generar una herencia superadora, adaptarse al progreso […] no ha tenido la capacidad de generar formas de producción y transmisión del saber universitario dentro de su tradición cultural, liberal o conservadora”. Es decir, siendo, en algunos puntos del discurso, parte del problema, ¿cómo se convertirá, por sí, en parte de la solución? Es entonces donde el intervencionismo y el normativismo –y por qué no el realismo mágico– dan lugar a la posibilidad de cambiar el estado de cosas. Se nos habla de una modernidad propia latinoamericana, de saberes de sobrevivencia, de tecnologías de subsistencia, de nuestra capacidad para reeditar el proceso de 1918.29 En definitiva, hay una pertinencia del Estado30 para modificar el statu quo, pero, luego, la creencia en la posibilidad de que el gobierno se autogobierne, tal vez desconfiando de ese mismo Estado.31 Calificado como contradictorio con la universalidad del conocimiento por emprender la homogeneización de planes y programas “que registran al docente, al investigador y al alumno como números de un presupuesto que consideran el peso muerto que el Estado debe descargar”. Coincido con Brunner (2008) cuando se pregunta por las dinámicas que tomarán estas Universidades en procesos tan poco aptos para ello como el de Bolonia. Sin embargo, qué herramientas propone el proyecto para la movilidad interna: un sistema de acreditación, que no son otros que los ECT, ¡hijos de Bolonia! 29 “¿cómo no podríamos hacerlo casi un siglo después, en una situación donde se han tensionado fuertemente las articulaciones internacionales que subordinaban a nuestros países, sometidos mediante deudas externas impagables, balanzas deficitarias y la lógica de la economía financiera rigiendo sobre nuestro aparato productivo y nuestra vida social?”. La falacia es evidente. 30 Del Congreso en este caso. 31 Ese mismo Estado y esa misma sociedad que aceptó, lideró, propuso y guió las políticas neoliberales durante los 90. 28 Políticas de educación superior por universitarios 384 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) La autonomía universitaria como eje: el proyecto de los diputados de la UCR Este proyecto, menos difundido que el anterior, parte de su filiación con un proyecto político y el antecedente partidario y legitimador de todos los discursos sobre la universidad en Argentina: “la Unión Cívica Radical (UCR), ha defendido siempre la plena autonomía universitaria, manteniendo viva la llama heredada de los postulados de la Reforma Universitaria de 1918” (el destacado es mío). Identifica la educación superior como una política pública estratégica para el desarrollo sustentable de un país. Se advierte aquí, al menos en el discurso de los legisladores, que el Estado tendrá un rol más central como responsable indelegable, tanto en la planificación como en el financiamiento de la prestación del servicio de educación superior de gestión pública, garantizando el derecho a acceder a una educación con calidad. Pero ¿para quienes?: “a todos aquellos que quieran hacerlo y cuenten con la formación y capacidad requeridas” (el destacado es mío). Está bien, pero todos los que quieren pueden o, mejor aún, los que no pueden –hoy– ¿pueden representarse que quieren ir a la universidad? Siguiendo a Bourdieu (1999), ¿está en el capital simbólico de todos los habitantes que todos pueden ir y progresar por medio del estudio universitario? Creo que no, y esto marca una limitante del proyecto que no puede “ponerse en el zapato” de otros: no es un acto volitivo ir o no a la universidad; muchas veces esta no está en el imaginario de las clases más populares, así como para las clases más altas no se les presenta como una opción: sus padres, abuelos, hermanos, tíos se han formado con ella, por lo que seguir los estudios universitarios no forma parte de una problemática, sino de una realidad.32 Obviamente no alcanza la ideal del proyecto del “apoyo financiero y educativo a quienes forman parte de comunidades pobres y marginadas” o las “becas” que la universidad deba/pueda ofrecer pues nos encontramos ante igual problema. Pero, además, ¿y los aborígenes, minorías sexuales, discapacitados, etcétera? 32 Políticas de educación superior por universitarios 385 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Aparece la necesidad de redirigir la investigación hacia cuestiones relativas al bienestar de la población y al establecimiento de una base local relevante y sólida en ciencia y tecnología.33 La necesidad de la reforma aparece justificada en las “importantes trasformaciones que ha tenido la educación superior a nivel mundial, regional y nacional” que se sucedieron en los más de quince años desde la aprobación de la LES. Los principales valores rescatados son los de la Reforma del 18 y la autonomía universitaria. Un aspecto interesante es la propuesta de no permitir tratados bilaterales o multilaterales de libre comercio que impliquen concebir la educación superior como un servicio lucrativo o que alienten cualquier forma de mercantilización de la educación pública. Pero, por otro lado, propicia la internacionalización de la educación superior para favorecer la movilidad de estudiantes, docentes y personal de gestión, en el marco de procesos de integración nacional e internacional, especialmente en el Mercosur y América Latina. El mercado, en el proyecto, solo aparece explícitamente vinculado al Estado como si el vínculo estuviera únicamente en la contratación preferente con este.34 Muchos de los ejes del sistema no son puestos en el Ejecutivo ni, como en el anterior proyecto, en una nueva institución, sino en las propias universidades: si bien el Estado debe garantizarlos, son las universidades las que deben promover la calidad y excelencia y asegurar la libertad académica, la igualdad de oportunidades, la capacitación y jerarquización docente, la corresponsabilidad, el respeto por el disenso y la convivencia pluralista.35 Son las universidades las que deben establecer sus Estatutos y órganos de gobierno. En estas líneas mínimas se advierte la pretensión de cuidar los principios de la autonomía con mayor amplitud que la actual LES. Sin embargo, aparece una Comisión de seguimiento del Sistema de Educación La hipótesis no explicitada es que esto no es hoy así. “Las instituciones universitarias nacionales serán consideradas oferentes necesarias y preferenciales en los procesos de contratación de servicios técnicos o de consultoría que requieran los organismos comprendidos en el artículo 8 de la ley 24.156”. 35 También garantizar la capacitación continua y el perfeccionamiento de sus docentes. 33 34 Políticas de educación superior por universitarios 386 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Superior como órgano descentralizado en el ámbito del Ministerio de Educación cuyas funciones podrían limitar este espíritu autonomista.36 En los lineamientos de la promoción de la calidad se advierten líneas continuistas pues se reconocen los Institutos de Educación Superior en las jurisdicciones provinciales y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se “reafirma la tarea que viene realizando la CONEAU y se propone su continuidad y fortalecimiento con la inclusión de nuevos miembros” junto con “procesos de autoevaluación y evaluación externa en los Institutos de educación superior”. Finalmente destaco que encuentro aquí también la pretensión de lograr más flexibilidad al sistema, pero su descripción es simple, llana y pareciera casi ausente de complejidad o de problemática.37 Breves consideraciones finales ¿Dónde están los intelectuales? En ninguno de los proyectos aparecen. En los fundamentos del proyecto del FPV, entre las intervenciones explicitadas como legitimadoras del procedimiento de consenso, aparecen algunas Universidades. En el de la UCR no hay rastros. En términos de Bourdieu (1999), parece como si su autoridad científica o competencia científica les hubiera quitado su legitimidad política, la que queda solapada por la de la universidad. ¡Cuán alejados estamos de la sofocracia de Platón! El reconocimiento de sus valores, como capital social propio, parece haberlos alejado, al menos en el discurso político, de la oportunidad de presentarse como legítimos para invocarlos, consultarlos o liderar el proceso de cambio. La única limitación que aparece explícitamente es a la ley de administración financiera. “Por la presente ley se establece la política de fomento al desarrollo integral del sistema de educación superior argentino, destinada a propiciar reformas tendientes a su mejoramiento con el propósito de lograr un sistema eficaz, articulado y flexible, con crecientes niveles de calidad y equidad, y que responda a los requerimientos y desafíos del desarrollo del país”, para lo cual se prevé un Fondo para mejorar la calidad y pertinencia de las instituciones universitarias nacionales para el que no se establecen porcentajes. 36 37 Políticas de educación superior por universitarios 387 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ¿Será que su habitus los hace estar fuera de la preocupación por el espacio universitario más allá de la loca carrera por acreditar producción? O ¿será el habitus de los legisladores el que nos muestra que no es necesario contar con la comunidad destinataria de la norma para conocer su parecer sobre la modificación de su funcionamiento? Tomar solo dos proyectos es una muestra cuantitativa muy pobre como para sacar conclusiones; sin embargo, son dos proyectos representativos que parecen indicar38 que para modificar el statu quo de la universidad no es necesario consultar a la comunidad científica.39 Y, no obstante, hay otros actores que usufructúan del sistema de educación superior, de este, y que no aparecen… Aquellos que mejor se adaptan, aquellos que logran un estatus importante, categorización, concurso o publicaciones mediante, los que obtienen fondos o subsidios, aquellos que lo gobiernan…40 Hemos visto que es el lugar de la universidad el que cambia y el eje de la discusión profunda: una universidad integrada a la dinámica de la política o una universidad que se resguarda del debate del día a día. No pretendo cerrar con un argumento ni a favor ni en contra de los proyectos: ambos tienen parte de razón. Una institución que se cierra, pierde contacto con la realidad y se desmorona cuando no cumple ningún fin social; una institución que se abre para confundirse con la sociedad que la contiene pierde lo que tiene de elemento propio y desaparece… Encontrar el punto de equilibrio es el problema pero también el desafío. La “batalla” de la que habla uno de los proyectos, como siempre, es una batalla por el poder, por los recursos, por los espacios. Las justificaciones…, las justificaciones cambian. No explícitamente, claro. No puede decir, por los mismas razones, aunque la duda sea grade, que los legisladores identifican a la comunidad científica, no como origen del estado de cosas, pero sí como causa de su no modificación. 40 Quien esto escribe se encuentra entre ellos, en alguna de las escaleras del cursus honorum. 38 39 Políticas de educación superior por universitarios 388 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Bobbio, N. (1986). El futuro de la democracia. México: FCE. Bourdieu, P. (1999). “El campo científico”. En Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Brunner, J. J. (2008). “El proceso de Bolonia en el horizonte latinoamericano: límites y posibilidades”. Revista de Educación, número extraordinario. Universidad Diego Portales, 129-145. Buchbinder, P. (2005). Historia de las universidades argentinas. Buenos Aires: Sudamericana. Dahl, R. (1989). La poliarquía. Participación y oposición. Madrid: Tecnos. Finocchiaro, A. (2004). UBA c/Estado Nacional. Un estudio sobre autonomía universitaria. Buenos Aires: Prometeo. Pellicani, L. (1991). “Estado de bienestar” (pp. 551-556). En Bobbio, N., Matteucci, N. y Pasquino, G. (dirs.) Diccionario de política. México: Siglo XXI. Puiggrós, A. (2010). “Entrevistas”. Revista Pensamiento Universitario (13). Año 13, 42-43. Octubre 2010. Buenos Aires. Riquelme, G. (ed.) (2008). Las Universidades frente a las demandas sociales y productivas. Buenos Aires: Miño y Dávila. Mouffe, C. (1999). El retorno de lo político. Barcelona: Paidós Ibérica. Políticas de educación superior por universitarios 389 Análisis de los fundamentos de los proyectos de ley propuestos por la diputada Victoria Donda, de Libres del Sur, y por la Unión Cívica Radical Sandra Rivero Para referirnos a la situación política de la universidad en la actualidad resulta indispensable tomar como referencia el pensamiento político sobre esa institución. En efecto, en la Cámara de Diputados de la Nación se presentaron una serie de proyectos de ley que proponen una nueva Ley de Educación Superior. De su análisis se desprenden una serie de consideraciones políticas que resultan de mucha utilidad para la orientación de nuestra tarea dentro de esa institución. Como ejemplos referenciales tomaré dos de ellos: el presentado por la diputada Donda Pérez, representante del Partido Libres del Sur, y el confeccionado por los diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) que encabeza la diputada Silvia Storni. Políticas de educación superior por universitarios 390 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Proyecto de Ley propuesto por la diputada Donda Pérez Consideraciones de contexto La diputada nacional Donda Pérez parte de una serie de consideraciones históricas en las que destaca la importancia de la educación superior como capital simbólico y terreno de disputa.1 Las reformas educativas, que formaron parte, junto a otras reformas como las económicas, sociales y políticas en las últimas décadas del siglo XX, de los programas neoliberales neoconservadores, fueron un intento por subordinar el sistema educativo al sistema económico, limitando sus proyecciones. Es así que los proyectos de Ley de Educación Superior propuestos y en espera de su tratamiento por el Congreso Nacional se inscriben en esta disputa. La diputada Donda del agrupamiento Libres del Sur remarca que la nueva Ley de Educación Superior debería cambiar a la establecida en los años noventa que es presentada como uno de los términos de la disputa. Ella señala que [los] esquemas de la década pasada se traducen en la consideración de una educación que, lejos de ser entendida como un bien social inherente al desarrollo de la Nación, aparece como uno más de los servicios que ofrece el mercado, con o sin intermediación estatal. El argumento central que sostiene a las políticas educativas neoliberales es que los grandes sistemas educativos son ineficientes, inequitativos y sus productos de baja calidad. De tales afirmaciones se deduce que la educación pública ha fracasado y que se justifican las Todas las citas textuales del Proyecto de Ley Presentado por las diputadas Victoria Pérez Donda y Paula Merchan se han tomado del texto facilitado por las firmantes del proyecto, en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=2794-D-2010>. 1 Políticas de educación superior por universitarios 391 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) políticas de reducción de la responsabilidad del Estado en la educación, presentadas como la única forma posible. En este sentido, y tratando de explicar el origen del neoliberalismo como expresión política global, Hobsbawm (1998) señala que este surge a raíz de varios factores, entre ellos: el fin del régimen soviético, el declive y la fragmentación de la clase obrera y de sus movimientos, la insignificancia militar del Tercer Mundo en el terreno de la guerra convencional, así como la reducción en los países desarrollados de los verdaderamente pobres a una “subclase” minoritaria, que constituyeron la causa principal de que disminuyese el incentivo para la reforma. En otras palabras, hacia fines del siglo XX, se produjo la decadencia y colapso de la mayoría de los regímenes autodenominados socialistas y el predominio absoluto de un nuevo liberalismo, bajo la denominación neoliberalismo, cuyo objetivo fue imponer las reglas del mercado como pilar único de la modernidad capitalista, reduciendo incluso la importancia de la idea de nación. Por su parte, el especialista en historia de la universidad argentina, Pablo Buchbinder (2005), menciona que durante los noventa la legitimidad del sistema universitario abierto con ingreso irrestricto y gratuidad fue puesta en cuestión, mientras que los análisis no se focalizaban en el crecimiento y planificación del sistema, sino en la calidad y su evaluación. En la década del noventa el discurso de la calidad apareció cuestionando la masividad y la eficiencia de las universidades públicas. En consonancia con lo anterior, y en relación con lo sucedido en los años noventa en materia educativa vinculada a las políticas económicas llevadas a cabo por los gobiernos de Menem y de De la Rúa, la diputada Donda Pérez señala que somos concientes que [sic] en lo que atañe a la Educación Superior, corresponde todavía avanzar en torno a la democratización y reformulación de sus objetivos principales [...]. Pero también juzgamos acertado iniciar el debate acerca de la Políticas de educación superior por universitarios 392 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) reformulación de los planes de estudios conforme las nuevas necesidades económicas y políticas de la nación. Es decir, orientar los objetivos de estudio durante la formación académica –grado o posgrado– en orden a la satisfacción de las necesidades de la sociedad en su conjunto. Como afirma Hobsbawn (1998), los que investigaban en diversos campos no se dedicaban necesariamente a aquello que verdaderamente les interesaba, sino a lo que era socialmente útil o económicamente rentable, la cuestión era quién imponía los límites y las directrices y con qué criterios. Aspecto político Para abordar un análisis desde el punto de vista político es necesario hacer hincapié en diversos lineamientos. Uno de ellos relacionado con el rol de de la universidad en la creación del conocimiento. Una pregunta que es necesario formular es: ¿qué profesionales pretende formar la universidad según los proyectos de ley que se oponen a la ley vigente? Por ejemplo, la diputada Donda Pérez postula la formación integral de profesionales críticos, remarcando la importancia de la universidad en la construcción de un proyecto de país y en la producción de nuevos pensamientos. En este sentido, esta postura se puede relacionar con el concepto de intelectual “orgánico” propuesto por Antonio Gramsci, que lo define como aquel que forma parte de un grupo social específico, y que organiza y da cohesión a las visiones del mundo que caracterizan a dicho grupo, proporcionándole un proyecto político competitivo con el que será capaz de tomar el poder y alcanzar la hegemonía sobre el conjunto de la sociedad (Pecourt, 2007). La lucha de los intelectuales no puede ser una lucha estéril, sino la lucha de seres humanos conscientes, que viven y se desarrollan en una determinada sociedad a la cual dirigen sus esfuerzos y conocimientos en vías del bien común de sus miembros. Políticas de educación superior por universitarios 393 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Con respecto al rol del Estado con relación a la educación, es importante destacar que dentro de las políticas neoliberales aplicadas en nuestro país el papel del Estado se revistió legislativamente a través de normas que no hicieron otra cosa que actuar como marco regulatorio de la libre oferta y demanda de aquello que pasó a considerarse “servicio educativo”. Con estas lógicas mercantilistas se avanzó sobre la educación pública y se promovió el acceso de capitales privados que condicionaron los planes de estudio de las carreras. Además, se facilitó la creación de universidades privadas que orientaron los perfiles profesionales de acuerdo a la lógica y necesidades del mercado, lo que produjo una serie de políticas universitarias que no articulaban con lo que el Estado necesitaba. En este punto, Lechner (2002) resalta que las reformas neoliberales del Estado tienen consecuencias directas sobre la producción cultural. Por un lado, el papel gerencial atribuido al Estado tiende a escamotear su función de representación simbólica del orden social. Por el otro, la reestructuración económica disminuye la presencia del Estado en la vida cotidiana del ciudadano, que antes proporcionaban los servicios públicos. El viejo imaginario “estatista” pierde sus anclajes concretos, el Estado deja de simbolizar lo duradero, aunque, sin embargo, se mantiene una especie de nostalgia de la protección estatal donde la educación opera como un instrumento que contribuye a la construcción de la igualdad y se constituye como la base sobre la que se asienta la verdadera distribución de riqueza de un país por su condición estructural. Es posible asumir que la educación opera como instrumento que contribuye a la equidad, aunque al mismo tiempo puede funcionar a título de brazo ejecutor de la discriminación social. Asimismo, según lo manifestado en el fundamento del proyecto, la diputada Donda Pérez destaca que las políticas neoliberales llevaron a que la “Argentina no estuviera exenta de la aplicación de políticas educativas basadas en los criterios y parámetros que el Banco Mundial y el FMI, sugerían”. La definición neoliberal de la educación como mercancía, y con ello su negación como derecho humano, definió principios fundamentales que orientaron el diseño de las polítiPolíticas de educación superior por universitarios 394 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cas educativas en consonancia con los dictados de los organismos de crédito internacionales. Esto suscita una asociación con lo planteado por Norberto Bobbio (1993) que, al tratar los problemas de la democracia real, plantea la presencia de poderes invisibles y de un doble Estado, doble en el sentido de que al lado de un Estado visible existiría un estado invisible encarnado, según Donda, por los organismos de crédito internacionales. La diputada prosigue su fundamentación, haciendo hincapié en la democratización de la universidad enfatizando que “las decisiones sobre la Universidad deben dejar de tomarse entre grupos reducidos sin apoyo de las mayorías, no se puede sostener la situación actual de concentración de los espacios de poder”, en este aspecto remarca que la participación es fundamental para lograr una universidad integrada y plural en función de alcanzar objetivos necesarios para el destino del país, afirmando que la democratización debe ser el paso a dar para generarla. El fundamento del proyecto de ley también aborda el tema de la autonomía universitaria, situando a la misma no como un estado, sino como un compromiso de responder a la sociedad a través de debates, críticas y propuestas que contengan las problemáticas que involucran a esta en su conjunto. De este modo entiende a la autonomía universitaria como un pilar jurídico y político sobre el que se establecen las relaciones entre el Estado nacional y las universidades públicas. Además, constituye un eje importante a considerar, resaltando en este caso “la desvinculación de nuestro Sistema Universitario respecto de la función que debe cumplir para la sociedad”. Es así que destaca el rol que la universidad debe tener respecto de la formación de futuros profesionales para el desarrollo y profundización del modelo político, evaluando la función social de la universidad y su relación con la comunidad, así como la articulación entre la universidad, la comunidad y el Estado, teniendo en cuenta el impacto social que producen en nuestra comunidad la formación, la docencia y la investigación. Políticas de educación superior por universitarios 395 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Análisis sociológico Para abordar el análisis sociológico es importante considerar los profundos cambios sociales, políticos y económicos ocurridos en el país. Algunos de ellos se mencionan en los fundamentos de la diputada Donda, y son estos cambios los que han establecido la necesidad, en las universidades, de adecuarse a un nuevo contexto, orientado hacia un proceso de transformación, tanto en sus estructuras como en sus relaciones con el exterior. En otras palabras, esto último consiste en las relaciones de la universidad con el Estado y con las demás instituciones de la sociedad. Es en este punto que el fundamento del proyecto de la diputada destaca que “la problemática que atraviesa la educación en general y la educación superior en particular, es la falta de articulación entre los componentes de todo el Sistema Educativo”. En el análisis presentado considera de vital importancia que los Consejos de Planificación Regional de la Educación Superior (CPRES) se encarguen de la articulación entre las universidades y los institutos de formación docente y técnico-profesional con el objetivo de garantizar una educación continua. A partir de este proceso de integración del sistema de educación superior, la articulación interinstitucional contribuye a la mejora del campo educativo. En este sentido, Donda sostiene que una nueva Ley de Educación Superior debe alentar la concepción de los institutos de educación superior como espacios públicos de formación cultural en sentido amplio y articulado con el resto del sistema educativo. Según Bourdieu (1999), el campo educativo es una estructura de relaciones de fuerza entre agentes e instituciones, un ámbito de luchas destinadas a conservar o transformar ese campo en cuanto sistema de diferencias, en donde está en juego la conservación o la subversión de la estructura de la distribución de capital específico (Bourdieu, 1999). Este autor, además, realiza un análisis respecto de la posición del intelectual en el espacio social y remarca que esta es contradictoria pero es importante aclarar la importancia de la participación de los mismos en dichas transformaciones. Aunque los inPolíticas de educación superior por universitarios 396 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) telectuales son parte del grupo dominante, compartiendo intereses y proyectos de futuro, se mantienen subordinados a los mundos del dinero y la política (Pecourt, 2007). Por otra parte, Bourdieu define a los poseedores del capital cultural como la “fracción dominada de la clase dominante” (citado en Pecourt, 2007: 29). Dentro del campo de la educación superior consideramos posiciones dominantes, ocupadas por las instituciones universitarias, erigidas en bastiones del conocimiento a través de la historia, y posiciones dominadas, ocupadas por las instituciones no universitarias a las que el imaginario cultural parece haberles conferido un estatus menor. Estas posiciones jerárquicas dan cuenta de la distribución del capital cultural: la universidad lo monopoliza fundamentando así su autoridad y poder. Bourdieu ha dedicado gran parte de su investigación y reflexión al estudio de la clase dominante, a indagar cómo domina y a dilucidar en distintos campos la singular relación entre el capital cultural y otros tipos de capital como, por ejemplo, el económico, el social, el político y el simbólico, los que se hallan distribuidos desigualmente en nuestras sociedades (Bourdieu, 1984: 64). Por el lado de las disciplinas, terreno en el cual se despliegan los capitales y las luchas entre las posiciones, encontramos las “temporales dominantes”, la Medicina y las Ciencias Jurídicas, donde el poder está esencialmente basado en el capital académico, esto es, en el control sobre los instrumentos materiales, organizacionales y sociales de reproducción del cuerpo docente. En este sentido, Bourdieu (1984) define sectores dominantes dentro del ambiente académico, y en su obra Homo academicus identifica a la Medicina y a la Abogacía como sectores académicos dominantes dentro del campo universitario. Por otra parte, Donda remarca, a partir de su análisis en relación con las políticas neoliberales, que gran parte de nuestra comunidad científico-académica ha estado signada por la importación de modelos de construcción del conocimiento foráneos, tomando a los países centrales como los dominantes, con clara incidencia en el campo científico. A raíz de los profundos cambios que tuvieron lugar en el contexto del sistema, las instituciones han tenido que responder a nuevos rePolíticas de educación superior por universitarios 397 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) querimientos, realizar nuevas actividades, cambiar su relación con el Estado. Así, resulta imprescindible una modificación tanto en el interior de las instituciones como de la vinculación de estas entre sí y con el resto de la sociedad. En este marco, Donda plantea que la extensión constituye una forma de articulación donde el conocimiento se gesta en los ámbitos de la educación superior y desde allí se expande hacia el resto de la sociedad. Para finalizar el análisis, un aspecto relevante a considerar es que la diputada presenta una reflexión sobre de la importancia de “evaluación del impacto social de los perfiles profesionales…”, considerando la relación de la universidad con la comunidad y la articulación universidad-comunidad-Estado, y el impacto social que producen la formación, la docencia y la investigación en nuestra comunidad. Como aspectos ausentes en el proyecto de Ley propuesto por Donda puede destacarse que no realiza ningún análisis respecto de cómo funciona el campo científico, pero se deduce que la investigación no debe observarse en forma aislada e independiente del contexto de la universidad, sino que debe establecerse su relación con el medio social y cultural y sus tendencias de proyección como agente social. Análisis económico Riquelme (2008) hace un análisis de las universidades frente a las demandas sociales y productivas y destaca que el conocimiento ya no puede ser creado para y por los científicos en forma autónoma. Este fenómeno se entiende por el cambio del conocimiento universitario al pluriuniversitario, el cual es un conocimiento contextual en la medida en que el principio organizador de su producción es la aplicación que se le puede dar al mismo. Las relaciones entre universidad y empresas privadas no consisten en un simple encuentro entre dos instituciones diferenciadas y simétricas. En el marco del paradigma neoliberal, consisten en la supeditación de la misión de la universidad al objetivo económico de rentabilizar los conocimientos privilePolíticas de educación superior por universitarios 398 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) giando los intereses de las empresas privadas. Krotsch y Tenti Fanfani (1993) remarcaron la necesidad de articulación e interacción entre las instituciones universitarias y el sistema productivo, sobre todo en momentos de crisis. Sin embargo, la interacción universidad-empresa concibe a la universidad como un par de la empresa privada con un comportamiento semejante, lo que resultaría en desmedro de las funciones específicas de las instituciones universitarias. Riquelme menciona que “la ciencia deja de ser un valor de uso para su propio productor para transformarse en un valor de uso para otro” (2008: 67). En otras palabras, la autora señala que el conocimiento se transforma en un producto con valor. A raíz de estas transformaciones se configura la mercantilización de la ciencia y la educación, acompañada de un movimiento de privatización de las instituciones científicas. Cabe destacar que en la mercantilización de la educación o de la ciencia estas pasan a ser reconocidas como un servicio y no como un pilar del Estado para el desarrollo de la nación. Consecuentemente, con la Ley Federal de Educación y la mercantilización de la educación, cambia la centralidad del Estado para ser reemplada por la lógica del mercado. En los fundamentos del proyecto de ley, la diputada Donda hace una mirada histórica desde el punto de vista económico y señala: a fines de los años 80, en el ámbito educativo comenzaron a adquirir importancia las actividades de investigación y desarrollo fomentando que las mismas fueran transferidas al sector socio productivo para su aplicación y explotación. Esta concepción de la transferencia de producción del conocimiento surge con fuerza durante la década del noventa, influenciada por la teoría económica neoclásica en Política Universitaria. Y en su propuesta destaca que no pueden venderse o transferirse las patentes sin un nivel de articulación con el Estado Nacional ya que entendemos Políticas de educación superior por universitarios 399 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) que la producción de conocimiento no debe ser el privilegio de unos pocos, sino que debe estar en función de los sectores populares y por lo tanto de las necesidades estratégicas del país. Lo que se discute en este punto es, en definitiva quién se apropia del conocimiento producido en una institución estatal. Por esto, incluimos en el proyecto de ley la articulación entre las instituciones de educación superior y el Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación Productiva. A modo de conclusión se puede reeditar el modelo de triple hélice descripto por Riquelme, donde se entrecruzan la investigación pública, las empresas y el Estado, pero ahora bajo un funcionamiento de red: “Esta [la Universidad] ya no solo puede quedarse en su tradicional función académica y de generación de conocimiento científico, sino también debe motorizar el desarrollo económico, incentivando la vinculación universidad-empresa por medio de un marco normativo impuesto por el Estado” (2008: 34). Análisis del Proyecto de Ley propuesto por los diputados de la Unión Cívica Radical 2 Consideraciones de contexto Los autores del proyecto remarcan: [la] propuesta de ley plantea que la educación superior debe asegurar la igualdad de acceso y la satisfacción de las necesidades de la ciudadanía y evolucionar de acuerdo con los Storni, Silvia; Gil Lavedra, Ricardo Rodolfo; Alfonsín, Ricardo Luis; Lanceta, Ruben Orfel; Barbieri, Mario Leandro; Storani, María Luisa; Cusinato, Gustavo; Álvarez, Elsa María; Castaldo, Norah Susana; Tunessi, Juan Pedro; Martínez, Julio Cesar; Chemes, Jorge Omar; Portela, Agustín Alberto. 2 Políticas de educación superior por universitarios 400 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) cambios sin abandonar las características que garantizan la igualdad, la permanencia y el egreso...3 Aunque no exponen en este fundamento cómo van a llevarlo a cabo. Destacan que la UCR ha defendido siempre la plena autonomía universitaria conforme los postulados de la Reforma Universitaria de 1918, cuando se instauran la autonomía y el cogobierno. Este proceso de temprana democratización de la educación superior contrasta con otro claramente negativo: los sucesivos “vaciamientos” de su capital científico-tecnológico registrados por efecto de la inestabilidad de las instituciones políticas y de su fuerte incidencia en las universidades. Por otra parte, los autores del proyecto mencionan que esta ley entiende que la internacionalización de la educación superior y la cooperación solidaria son fenómenos crecientes, razón por la cual, apunta a favorecer la movilidad de estudiantes, docentes y personal de gestión, en el marco de procesos de integración nacional e internacional, especialmente en el marco del MERCOSUR y de América Latina. Aspectos políticos En primer lugar, para abordar el análisis de los aspectos políticos se debe considerar a la Reforma Universitaria como un fenómeno sociopolítico en donde fue relevante el rol de los intelectuales. En este sentido, Naidorf y otros (2010) introducen el concepto de “compromiso del intelectual” a la acción o la actitud de la persona que, al tomar conciencia de su pertenencia a la sociedad y al mundo, coloca su pensamiento o su arte al servicio de una causa. El fundamento Todas las citas textuales del Proyecto de Ley Presentado por los diputados de la UCR se han tomado del texto facilitado por los firmantes del proyecto, en línea: <http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=4597-D-2011>. 3 Políticas de educación superior por universitarios 401 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) del proyecto que encabeza la diputada Storni señala que “la Reforma Universitaria de 1918 es entendida como un episodio fundacional en la historia y actualidad de las universidades nacionales en la Argentina”, retomando los pilares de la autonomía universitaria como los ejes más importantes del Proyecto de Ley. A partir de dicha Reforma se deriva la inclusión de los estudiantes en un cogobierno universitario tripartito, permitiendo que tanto el movimiento estudiantil, los funcionarios como los docentes pudieran intervenir directamente en las decisiones que se tomaban sobre las políticas universitarias. Así, se deduce que la Reforma Universitaria tuvo significativas consecuencias políticas, sociales e indudablemente en la legislación universitaria. Desde esta perspectiva es el intelectual el encargado de dar homogeneidad y conciencia al grupo social en el campo económico, social y político (Naidorf y otros, 2010). La intervención pública de los intelectuales requiere de determinadas condiciones sociales, como la construcción de campos culturales autónomos y la creación de instituciones u organizaciones intermedias, situadas entre el ámbito de la cultura y el de la política, que faciliten la visibilidad y la influencia de los productores culturales en el mundo de la política (Pecourt, 2007). Cabe aclarar que el proceso de la Reforma Universitaria se enmarca en el contexto de conformación de las clases sociales modernas en Argentina. Entre los acontecimientos más relevantes que tuvieron lugar durante la Reforma se distingue la disputa cultural desarrollada entre quienes se definían como portadores de valores –conocimiento–, identificados como forjadores una nueva generación intelectual –lo que implicaba una renovación ideológica–, por un lado, y por otro lado quienes pertenecían a una clase dominante, cuyo eje de poder radicaba en la relación que tenían con la universidad. En la elaboración de las distintas demandas, se confluye en una demanda hegemónica que aglutina al resto a través de una cadena de equivalencias y que es, en términos genéricos, la de democratizar la universidad como idea común. Chantal Mouffe concibe la idea de pueblo como un conjunto que adquiere una identidad y actúa como Políticas de educación superior por universitarios 402 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) una mayoría homogénea a partir de definir tácitamente y por consenso una serie de bienes que son comunes a ese grupo mayoritario. En el mismo sentido sostiene: el proyecto de democracia radical y plural significa la lucha por establecer una nueva hegemonía. Una filosofía política democrático radical tiene el objetivo de profundizar la revolución democrática, radicalizando los valores de libertad y de igualdad y dando un sentido común a las distintas luchas sociales contra la dominación. (1999: 24) En el modelo de Mouffe, una concepción prevaleciente del bien común en una sociedad solo puede entenderse como el producto de una hegemonía social. Cabe aclarar que sin el consenso de la sociedad en la constitución de la demanda hegemónica no hubiera sido posible el triunfo de la Reforma sobre la base de una fuerza contrahegemónica a la imperante. La contrahegemonía, en este caso, se produce por la articulación y convergencia de esa pluralidad en un proyecto común en la esfera pública. Para Chantal Mouffe: a través de una identificación común con una interpretación democrática radical de los principios de libertad y de igualdad, se apunta a la construcción de un “nosotros”, una cadena de equivalencias entre sus demandas, a fin de articularlas a través del principio de equivalencias democráticas. (1999:15) Asimismo, la constitución de la demanda hegemónica requiere de un proceso previo de identificación política colectiva común. En este sentido, Chantal Mouffe (2007) sostiene que el papel de las “pasiones” es fundamental como vínculo constitutivo de la identificación. Mouffe profundiza en este punto y menciona que Políticas de educación superior por universitarios 403 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) el papel que desempeñan las “pasiones” en la política nos revela que, a fin de aceptar “lo político”, no es suficiente que la teoría liberal reconozca la existencia de una pluralidad de valores y exalte la tolerancia. La política democrática no puede limitarse a establecer compromisos entre intereses o valores, o a la deliberación sobre el bien común; necesita tener un influjo real en los deseos y fantasías de la gente. (2007: 31) En síntesis, la Reforma fue un proceso de construcción de una nueva hegemonía en el campo universitario, afín con el proceso hegemónico de la época que posibilitó ampliar los alcances de la democracia en tanto incorporación de los sectores medios a la actividad política. Aspectos sociológicos De acuerdo con el análisis realizado por Bourdieu, el sistema de educación superior conforma un campo productor de bienes simbólicos que, además, se constituye como el “campo generador de campos”. Las reformas universitarias en curso son reformas sociales no solo en el sentido de que su envergadura trasciende, con mucho, lo académico, sino sobre todo porque tienen como propósito, o por lo menos como resultado, redefinir lo que debe entenderse por sociedad. Como ya se abordó a lo largo del análisis, la Reforma Universitaria de 1918 se erige sobre los valores de democratización y autonomía, y es esta última la que distinguirá a la universidad del resto de las instituciones educativas. Cabe aclarar que la relación entre acceso a los distintos niveles del sistema educativo y movilidad social comenzaba a percibirse embrionariamente en el país. El proyecto de ley hace especial hincapié en la importancia de consolidar un sistema de calidad de la educación superior que reconozca como meta el mejoramiento continuo y ratifique el compromiso del Estado con las reformas necesarias para asegurar dicho mejoramiento. Cabe aclarar que conceptos como el aseguramiento y Políticas de educación superior por universitarios 404 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) la promoción de la calidad ocupan espacios relevantes en el discurso. Asimismo, aportan mayor grado de complejidad al marco dentro del cual se está desarrollando la transformación de la educación superior en nuestro país, transformación que comienza a posibilitar la modificación de las posiciones en este campo. El proyecto que encabeza la diputada Storni sostiene que el Estado debe contribuir al sostenimiento y mejoramiento continuo de la calidad del sistema de educación superior. Por otra parte, el proyecto de ley establece el fomento del desarrollo integral del sistema de educación superior argentino con el propósito de lograr un sistema eficaz, articulado y flexible, con crecientes niveles de calidad y equidad, y que responda a los requerimientos y desafíos del desarrollo del país. En ese sentido sería importante agregar que, para la efectivización de estos principios, debería incluirse un análisis respecto a cómo funciona el campo científico y el rol de los científicos como sujetos dentro de la universidad para contribuir a ese desarrollo. Análisis económico La propuesta de ley solo destaca que “el Estado Nacional deberá asegurar un aporte financiero para el sostenimiento de las instituciones universitarias nacionales que garantice su normal funcionamiento, desarrollo y cumplimiento de sus fines el mismo no podrá ser inferior al 2% del PBI del año anterior”. En general, y más allá de los reiterados cambios de legislación, las universidades nacionales han sido y siguen siendo básicamente sostenidas por el Tesoro Público, es decir, por las contribuciones del Estado nacional. Un aspecto que resulta significativo es que el proyecto no establece ni aborda estrategias de articulación, por ejemplo entre las instituciones universitarias y el sistema productivo, no solo pensadas para obtener recursos, sino como vía para el mejoramiento de los procesos y productos pedagógicos de la universidad. En el misPolíticas de educación superior por universitarios 405 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) mo sentido tampoco se define el rol de la universidad en relación con las necesidades de la sociedad. Sus objetivos fundamentales son: promover el mejoramiento de la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje y sus resultados en términos de formación de los recursos humanos que la sociedad necesita, a través del desarrollo de estrategias que faciliten el acceso y la permanencia de los estudiantes en el sistema universitario... Pero en este punto no profundizan ni enfatizan cuáles deber ser las transformaciones necesarias. Conclusiones finales A manera de cierre plantearé algunas consideraciones finales sobre ambos proyectos de ley presentados en el Congreso de la Nación respecto del debate de la Ley de Educación Superior. Presentaré, primero, consideraciones generales de ambos proyectos y a continuación puntualizaré en las carencias de cada propuesta respecto a lo que, entiendo, deben ser los fundamentos de la Ley de Educación Superior en la República Argentina. En primer lugar, es necesario destacar que los proyectos de los dos bloques son presentados en el marco de un debate plural en el que cada fuerza política puede plantear sus posicionamientos y fundamentos –históricos, pedagógicos, políticos–. Este hecho marca un gran avance en términos de construcción democrática, sobre todo teniendo en cuenta lo sucedido en nuestro país en otros tiempos de “simulación democrática” –proscripción y persecución ideológica desde 1955 a 1973: a modo ejemplo vale destacar la noche de los bastones largos; muerte y terror desde 1976 a 1983: la noche de los lápices y el asesinato de cientos de estudiantes–. Políticas de educación superior por universitarios 406 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Por otra parte, es interesante observar qué modelo de país plantea cada fuerza política vinculado a la educación, como derecho y como instrumento de ascenso social, entre otros. El del radicalismo se circunscribe a una mirada histórica y especulativa, poniendo como fundamento central la reforma del año 18. El de la diputada Donda apela a una restitución por parte del Estado en cuanto garante de derechos, sobre todo en contraposición a lo sucedido en los años 90. Cabe señalar que como debilidades de ambos proyectos se puede remarcar, en primer lugar, la falta de vinculación entre la investigación/ desarrollo de nuevas tecnologías con los diferentes sectores de la economía. Además, no se menciona la formación docente y técnica en cuanto a educación superior no universitaria. Considero que es necesario discutir los lineamientos generales en cuanto a políticas públicas tanto del INFOD (Instituto Nacional de Formación Docente) como el INET (Instituto Nacional de Educación Técnica). Considero fundamental llevar a cabo un debate profundo respecto a la formación de formadores. Por otra parte, creo que no hay un desarrollo exhaustivo de cómo deberían ser los acompañamientos de los trayectos formativos –permanencia, ingreso, egreso, capacitación–. A manera de ejemplo, es importante definir los criterios, montos y distribución geográfica de becas. Se observa, también, una notable falencia en cuanto a la discusión de las condiciones objetivas para desarrollar y aplicar la ley: edificios, materiales, instrumentos, equipamiento, etcétera. Al mismo tiempo, para una región que plantea la integración respecto de temáticas culturales, económicas y educativas, el proyecto de ley propuesto por el bloque radical carece de dichos fundamentos, y el de la diputada Donda solo es referencial y no propositivo. Además, un tema pendiente en el proyecto de esta legisladora es el de la autonomía universitaria, el cual es tomado como eje en la propuesta del bloque radical donde se sostiene la fuerte incidencia del Estado en la definición de las políticas universitarias. La ley deberá garantizar la autonomía y autarquía universitaria para decidir sobre sus cuestiones institucionales y académicas. Políticas de educación superior por universitarios 407 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) Bibliografía Bobbio, N. (1993). “Las promesas incumplidas de la democracia”. Revista Zona Erógena, (14), 1-14. Buenos Aires. Bourdieu, P. (1984). Homo Academicus. Paris : Minuit. ----- (1999). “El campo científico”. En Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba. Buchbinder, P. (2005). Historia de las Universidades Argentinas. Buenos Aires: Sudamericana. Krotsch, C. P. y Tenti Fanfani, E. (1993). “Universidad y sistemas productivos”. En Tenti Fanfani, E. Universidad y empresa. Buenos Aires: Miño y Dávila. Hobsbawm, Eric. (1998). Historia del Siglo XX. Buenos Aires: Grijalbo Mondadori. Lechner, N. (2002). Los desafíos políticos del cambio cultural. En línea: <http://www.desarrollohumano.cl/pdf/2002/04.pdf >. Consultado el 20 de noviembre del 2012. Mouffe, Ch. (1999). El retorno de lo político. Barcelona: Paidós Ibérica. ----- (2007). En torno a lo político. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Naidorf, J. y otros (2010). “Reflexiones acerca del rol de los intelectuales en América Latina”. Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 18(25), 1-45, octubre 2010. Arizona State University. Pecourt, J. (mayo-agosto 2007). “El intelectual y el campo cultural: Una variación sobre Bourdieu”. Revista Internacional de Sociología (RIS), LXV(47), 23-43. Riquelme, G. (ed.) (2008). Las Universidades frente a las demandas sociales y productivas. Buenos Aires: Miño y Dávila. Políticas de educación superior por universitarios 408 Autores Juan Pablo Catani. Licenciado y profesor en Psicología por la Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Ayudante diplomado en Psicoterapia II de la Facultad de Psicología, UNLP. Investigador del Proyecto de Investigación sobre formación de psicólogos y su inserción en políticas públicas. Supervisor de equipos de trabajo y analista institucional. Mauro Cristeche. Abogado (UNLP) y doctor en Derecho, Universidad de Buenos Aires (UBA). Profesor adjunto de Metodología de la Investigación del Doctorado en Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). Profesor adjunto de Derecho Constitucional en grado y de Estado y Políticas Públicas en posgrado, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJyS, UNLP). Aníbal Cueto. Licenciado en Administración y Contador Público (UNLP). Magíster en Dirección de Empresas-MBA, Universidad argentina de la Empresa (UADE). Magíster en Dirección Comercial (UADE). Doctorando en Ciencias de la Gestión (UNLP). Profesor adjunto en Administración III (Comercialización), y Dirección y Gestión Empresarial de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UNLP. María de los Ángeles Espinosa. Contadora pública (FCE, UNLP) y especialista en Sindicatura Concursal (Universidad Notarial Argentina). Especialista en Docencia Universitaria (UNLP) y ayu- Políticas de educación superior por universitarios 409 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) dante adscripta en Actuación Judicial (FCE, UNLP). Secretaria administrativa de la Escuela de Postgrado de Marketing Internacional (EPMI) de la FCE, UNLP. Fabián Flores. Contador público (FCE, UNLP). Maestrando en Finanzas Públicas Provinciales y Municipales y especializando en Docencia Universitaria (UNLP). Profesor adjunto de Economía Política y Problemática Económica Argentina en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS, UNLP). Jefe de trabajos prácticos en Microeconomía I, FCE, UNLP. Ayudante diplomado de Macroeconomía I, FCE, UNLP. Miembro investigador del Centro de Investigación en Economía Política y Comunicación (CIEPYC), UNLP. Jerónimo Fraomeni. Abogado (FCJyS, UNLP). Auxiliar docente de Derecho Procesal I Práctico y Adaptación Profesional en Procedimientos Penales (FCJyS, UNLP). Cursa la Especialización en Derecho Penal (UBA). Actualmente es auxiliar letrado de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal del departamento judicial de La Palta. Gustavo Esteban Gergoff Grozeff.. Ingeniero agrónomo e ingeniero forestal por la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales (FCAF), UNLP. Doctor en Ciencias Naturales por la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP. Investigador Asistente del Conicet, Instituto de Fisiología Vegetal CCT, Conicet La Plata, Laboratorio de Investigación en Productos Agroindustriales (LIPA), UNLP. María Florencia Gómez. Profesora en Psicología por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE), UNLP y licenciada en Psicología por la Facultad de Psicología, UNLP. Maestranda en Tecnología de la Información aplicada a la Educación, Facultad de Informática, UNLP. Especialista en Docencia Universitaria (UNLP). Docente, investigadora y extensionista en Asignaturas de Grado en Facultad de Psicología (UNLP). Políticas de educación superior por universitarios 410 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) María Ximena Guerbi. Licenciada en Bioquímica por la Facultad de Ciencias Exactas, UNLP. Ayudante del área de Biotecnología y Biología Molecular del Departamento de Ciencias BIológicas de dicha Facultad. Participó como becaria doctoral de proyectos de investigación del área de biofisicoquímica de proteínas en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de La Plata, Facultad de Ciencias Médicas (FCM), UNLP. Vanesa Y. Ixtaina. Ingeniera agrónoma y doctora por la Facultad de Ciencias Exactas, UNLP. Jefa de trabajos prácticos de la FCAF, UNLP. Investigadora Asistente del Conicet. Área de Investigación: aplicación del aceite de chía (Salvia hispanica L.) en el desarrollo de alimentos funcionales. Distinguida con el 1.er Premio FANUS-Bolsa de Cereales de Buenos Aires a la Mejor Contribución Sobre Alimentación, Dieta y Salud Humana “Dr. Oscar Alvarado”. Gustavo Carlos Jaluf. Médico. Especialista en Pediatría y Salud Pública. Jefe de trabajos prácticos de Salud Pública de la FCM, UNLP desde 2012 hasta la actualidad. Ayudante diplomado de la Cátedra Salud Pública de la FCM, UNLP desde 2008 a 2012. Subcoordinador de Calidad y Seguridad del Paciente en el Hospital El Cruce, Dr. Néstor Carlos Kirchner, de Florencio Varela. Valeria Kierbel. Profesora y licenciada en Psicología por la Facultad de Psicología, UNLP. Ayudante diplomada ordinaria en la cátedra de Corrientes Actuales en Psicología desde el 2010. Integrante del Proyecto de Investigación acreditado “Historias de la Psicología y el Psicoanálisis en La Plata (1946-1990)”. Profesional-investigadora del Observatorio Argentino de Drogas (OAD)-Secretaría para la Programación de la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) desde 2013. Políticas de educación superior por universitarios 411 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) María Cecilia Landini. Licenciada en Antropología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNyM), UNLP. Jefa de Trabajos Prácticos de Antropología General y de Arqueología Americana II. Coordinadora del Sistema de Tutorias de la FCNyM. Fue Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Investigadora en el campo de la arquelogía de la región pampeana. Cecilia Loudet. Médica (UNLP). Especialista en Medicina Crítica y Terapia Intensiva (UBA). Magíster en Efectividad Clínica (UBA). Doctorando en Medicina (UNLP). Jefa de Trabajos Prácticos en Farmacología Aplicada de la FCM de la UNLP. Natalia Andrea Luján. Licenciada en Comunicación Social con orientación en Planificación Comunicacional (FPyCS, UNLP). Ayudante en Taller de Producción de Mensajes, Carrera en Comunicación Social de la UNLP. Integrante del grupo “Entrelazar saberes”. Juventud Extensionista Universitaria de la FPyCS, UNLP. Profesional de la comunicación en el Departamento de Formación y Comunicación del Registro Provincial de las Personas. María Inés Martiarena. Traductora Pública en Lengua Inglesa, FaHCE, UNLP. Docente de Inglés Técnico en las Facultades de Ciencias Exactas, desde 2012 y de Ciencias Médicas, UNLP, desde 2004. Entre 2002 y 2006 integró la cátedra de Inglés Técnico en la Facultad de Informática. Fue adscripta a Iniciación a la Interpretación (FaHCE). Tradujo y compaginó un libro editado en inglés por Eudeba (2011). Estuvo a cargo de las traducciones del Centro de Economía Internacional de la Cancillería Argentina (2006-2013). Eugenia Candelaria Pardo. Contadora Pública Nacional y Técnica en Cooperativas, FCE, UNLP. Maestranda en Integración Latinoamericana. Auxiliar Docente de Economía Política, en la Políticas de educación superior por universitarios 412 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) FCJyS de la UNLP. Autora de publicaciones nacionales y extranjeras sobre temas de cooperativismo e integración regional. Amalia de la Merced Passerini. Licenciada y Doctoranda en Psicología de la Facultad de Psicología de la UNLP. Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra Teoría Psicoanalítica de esa casa de estudios. Ha escrito trabajos vinculados a la temática que investiga: el cuerpo en lo virtual desde la perspectiva del psicoanálisis. Integra el Proyecto de Investigación “Sobre declinación paterna, presentaciones clínicas actuales y cambios de época”. Ricardo Sebastián Piana. Doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador y doctor en Ciencias Jurídicas por la UNLP. Profesor adjunto en la materia Derecho Político, Cátedra I de la FCJyS, UNLP. Abogado. Actualmente secretario de Investigación Científica de la FCJyS, UNLP. Beatriz Ramacciotti. Diseñadora en Comunicación Visual, Facultad de Bellas Artes (FBA), UNLP. Titular del seminario optativo Comunicación Visual en Diseño Multimedial, y auxiliar docente de la cátedra Taller de Diseño en Comunicación Visual 1C, FBA, UNLP. Maestrando en Estética y Teoría de las Artes, FBA, UNLP. Sandra Rivero. Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Universidad Nacional de Mar del Plata. Doctora en Ingeniería, Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, UNLP. Jefa de trabajos prácticos de la materia Bromatología de la Licenciatura en Bioquímica, Facultad de Ciencias Exactas, UNLP. Investigadora Asistente (Conicet), área de investigación: desarrollo de nuevos materiales biodegradables. Mónica Rocco. Abogada, FCJyS, UNLP. Diplomada en Relaciones Internacionales por la Escuela Diplomática de España. Doctora en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (EspaPolíticas de educación superior por universitarios 413 Roberto Marengo - Carlos Giordano - Catalina Caminos (coordinadores) ña). Investigadora, categoría III, de la UNLP y UNLaM. Evaluadora de Proyectos de Extensión por la FCJyS de la UNLP. Profesora adjunta de Derecho Internacional Público de la FCJyS, UNLP. Se desempeñó como docente en la Universidad Católica de la Plata, UBA, UNLaM y como profesora invitada en la Universidad de Córdoba (España), y en postgrado de la Universidad del Salvador (Argentina). Lucas Gastón Rodríguez. Arquitecto. Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la UNLP. Ayudante Diplomado en Arquitectura e Historia de la Arquitectura de la FAU, UNLP. Investigador del Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido, FAU, UNLP. Becario de posgrado tipo II del Conicet. Doctorando en Ciencias, área Energías Renovables, de la Facultad de Ciencias Exactas, Universidad Nacional de Salta. Políticas de educación superior por universitarios 414