Universidad Nacional Autónoma de México Ana Verónica Alavez Ortega Desarrollo y Gestión Interculturales Procesos de Investigación 4 Profesor Alberto Betancourt Posada Notas sobre el Seminario Tsotsil del catedrático Manuel Bolom “Conceptos Filosóficos Mayas actuales e Interculturalidad” y la obra “Aprender a escuchar” de Carlos Lenkerdorf A grandes rasgos lo que nos compartió el Maestro Bolom fue el entramado epistémico y cognoscitivo que comprende “el saber”, al cual lo considero desde mi marco conceptual formativo como el conocimiento verosímil, práctico y susceptible a ser acrecentado y compartido. Dentro de lo conceptualizado como saber dentro de la palabra ch´ulel vemos que esta palabra no puede entenderse desligada de otras ideas como: responsabilidad, obediencia, humildad y respeto, las cuales a mi entender funcionan como anzuelos discursivos que sustentan y otorgan validez al concepto de ch´ulel. En la aprehensión de lo transmitido por el Maestro Bolom durante su Seminario descubrí que existían nexos innegables con la obra “Aprender a escuchar” de Lenkersdorf en el sentido de que éste último autor nos menciona que la lengua se compone de dos realidades: el habla y la escucha (en ésta última no somos buenos), la razón de ello es la siguiente:. Lenkersdorf explica que el problema de que no nos comprendamos parece radicar en el hecho de que cuando escuchamos se produce la sensación de que “no estamos produciendo nada, somos receptores y no actores […], el recibir escuchando nos transforma sin que lo esperemos nos afecta de modo inimaginable […].El recibir encierra un secreto: es el otro, son los otros cuyas palabras no las hacemos, no son producto de nuestro actuar, sino que vienen de afuera y nos sacan del centro donde nuestro yo prefiere estar para mandar, dirigir y estar arriba ”.(Lenkersdorf, 2008; pág. 18) Durante el seminario impartido por el Maestro Bolom descubrí una ansiedad y hambre por traducir las conceptos empleados por él, y creyendo la posibilidad de reflejar sus palabras en mi espejo cognitivo, noté que ni siquiera era capaz de inicio de traducir los conceptos mixtecos y zapotecos que me transmiten mis padres, a lo que me invito a mi misma como investigadora intercultural a tener muy presente que una palabra es más que un mero código [ para López Eire “ concebir el lenguaje como la facultad de manejar un mero sistema de signos a base de codificarlos y decodificarlos […] implica en efecto olvidar que el ser humano no sólo es capaz de manejar un sistema de signos, sino incluso de modificarlos y recrearlos” (López Eire, Antonio en Beristaín, Helena, 2002, pág,14) ] y que no puede entenderse por sí misma y que de su interconexión con otras es como uno puede contemplar la complejidad del pensamiento filosófico tsotsil, en el caso del Maestro Bolom. En una de sus cinco hipótesis lingüísticas de Carlos Lenkersdorf refiere en un primer punto que: “mediante la lengua nombramos la realidad”, es decir, cuando utilizamos una lengua no solamente será ésta un vehículo palabras [signos codificables y decodificables sino que además se buscará necesariamente expresar una idea. Y con idea me estaré refiriendo al sistema social de referencias semióticas que es producido en sociedad. Al ser establecido tal sistema en comunidad cualquier palabra será creada con un determinado valor y dicha palabra no tendrá un significado por sí misma sino dentro del sistema del cual ha surgido, es decir en función de él y por lo tanto tendrá la palabra un efecto que establecerá la comprensión que tiene una colectividad sobre “el mundo” y sobre sí misma. Es necesario entender que cada palabra en cuanto es concepto se desempeña frente a la situacionalidad de la lengua y las implicaciones culturales en relación con su uso en la comprensión social y del entorno. Me percaté de la incertidumbre hermenéutica que causaba la palabra k´ontol en cuanto a que no sabíamos si entenderla a partir del cerebro o el corazón y entonces recordé lo mencionado por Lenkersdorf acerca de las dificultades e inconvenientes propios de la traducción: Un ejemplo explica la dificultad del escuchar. Lo experimentamos con una lingüista. Habló la lengua de la otra cultura. Oyó bien que para el pueblo que estudió todas las cosas tienen su trasero. Lo tradujo “culo” y se rió […]. Debemos saber que la parte trasera de cualquier cosa no es necesariamente su “culo”, en tojolabal se dice top […]. Por lo tanto, el escuchar otra lengua quiere decir entenderla desde la perspectiva de los hablantes y, a la vez, respetarla en su particularidad. ”.(Lenkersdorf, 2008; pág. 16) Por último considero fundamental mencionar un punto medular que refirió el Maestro Bolom acerca del ch´ulel y lo necesario que resulta pasar de la palabra al hecho, lo cual relaciono con una cita extraída de la obra de Lenkersdorf y que refiere lo siguiente: “Aún cuando hoy en día se habla mucho de la interculturalidad, generalmente, como dice Miguel León Portilla lo que se hace es un cuento”. ”.(Lenkersdorf, 2008; pág. 17) BIBLIOGRAFÍA Lenkersdorf, Carlos. Aprender a escuchar. 2008. .López Eire, Antonio. Retórica y Lenguaje. en Beristaín, Helena, 2002