Abadía de Montserrat Principios y realidades de un

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Protección del Patrimonio Histórico
Abadía de Montserrat
Principios y realidades de un sistema de seguridad
Padre Manel Gasch Hurios / Mayordomo-administrador de Montserrat
D
ía 21 de enero de 2014, seis de
la tarde, en Montserrat. Dos
camiones llenos de obras de
arte de nuestro museo, escoltados por
la policía, están preparados para pasar
la noche en la carretera hacia el Valle de
Aosta, en el norte de Italia. Los Mossos
d’Esquadra vigilan la salida. El padre
mayordomo-administrador del monasterio sale a desear un buen viaje. Se le
mezclan los sentimientos: algo de temor porque lo que se va es, sin ninguna
duda, una buena parte del patrimonio
más importante de Montserrat; algo de
orgullo por ser depositario de una colección que ha merecido el respeto internacional; y satisfacción por la logística y la seguridad de este traslado.
Empiezo esta colaboración hablando de sentimientos porque estoy
convencido de que el vínculo afectivo
con el patrimonio que poseemos, que
custodiamos o que vigilamos es vital y
debe ser incorporado como un valor a
toda visión estratégica de protección.
A este vínculo emocional con lo que
tenemos y que sin duda será una motivación en nuestro interés, cada uno
añada otras razones.
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En Montserrat, somos herederos de
una tradición que desde hace al menos
cien años ha considerado como positivo ser custodios, estudiosos y mantenedores de un patrimonio en aumento
permanente.
En mi caso, en tanto administrador
de un monasterio benedictino, con mil
años de historia, la regla de San Benito
me lo pone fácil porque me da un verdadero mandato moral respecto al patrimonio: “mire todos los utensilios y
bienes del monasterio como si fuesen vasos sagrados del altar. No trate
nada con negligencia” (RB 31, 10-11 ).
La grandeza de la regla de San Benito
está en ver lo material a la luz de lo espiritual. El patrimonio como un medio
de transmisión de la belleza, de la belleza que habla de Dios.
Más allá de todas las consideraciones
técnicas, deseo afirmar mi convicción
de que conocer y alimentar los porqués de lo que hacemos se traduce en
eficiencia. En la base de nuestro interés y nuestros esfuerzos por proteger
el patrimonio yace la emoción, la tradición y el mandato moral. Creo sinceramente que de esto somos un buen
ejemplo los monjes benedictinos y muchas otras instituciones religiosas.
Peculiaridades de Montserrat
¿Cuál es la principal característica de
Montserrat desde el punto de vista patrimonial? Creo que son dos. En primer
lugar, la variedad. Sé que este número
especial de la revista aborda la protección patrimonial de obras de arte,
pero en Montserrat deben tenerse en
cuenta otros patrimonios: el patrimonio natural, el patrimonio musical vivo,
con nuestra escolanía y el patrimonio
humano.
En segundo lugar, en Montserrat convive un patrimonio estándar de obras
de arte, guardadas y exhibidas en un
museo, equiparable a tantos otros; con
otro patrimonio artístico vivo, en pleno
cumplimiento de la función para la que
fue creado. El máximo ejemplo es la talla de la virgen románica, seguirían la
basílica, el via crucis y el rosario monumental y todos los otros edificios. Me
atrevo a decir que el uso da un valor
en algunos casos mucho mayor que
el estrictamente artístico, pero los problemas de protección de un patrimo-
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Protección del Patrimonio Histórico
nio activo son mucho mayores. En esta
actividad es necesario tener una idea
clara: Montserrat es un recinto en una
montaña, en un espacio angosto, con
una única vía de acceso, con 2.300.000
visitantes en 2013. El gran reto nos lo
dan todas estas coordenadas: ¿cómo
establecer una protección que responda a nuestra filosofía, que sea compatible con el uso diario y hasta masivo de parte de nuestro patrimonio y
que se adapte a tipologías tan diversas
como los cuadros de museo, la imagen
de la virgen o la colección de papiros?
Seguridad de Montserrat
Montserrat ha tenido sistemas de seguridad desde siempre. Naturalmente
siempre mejorables. ¿Qué ocurre a partir de 2008? Siguiendo la línea de lo que
he escrito, y gracias al buen hacer del
administrador de entonces, antes que
acciones concretas hubo un intento de
arreglar cosas movido por una mayor
conciencia de las necesidades en seguridad de la Abadía. No hubo grandes inversiones, no se contrataron multitudes de vigilantes sino que la idea motriz de este cambio fue la coordinación
y la gestión eficiente. Hacía falta una estructura y un cerebro que la dirigiera. En
este contexto se debe entender la contratación de Jesús Alcantarilla, director
de Seguridad, con una experiencia profesional amplia que alcanza desde todo
lo relacionado con las personas y las situaciones de riesgo físico o de seguridad personal patrimonial, hasta la especialización en seguridad concreta en
museos. El director de Seguridad fue
el que promovió la creación del primer
departamento privado habilitado como
departamento facultativo, dado de alta
en la Unidad Central de Seguridad Privada del Ministerio del Interior, con número de departamento 558, con fecha
de 5 de febrero de 2008, en un ámbito
religioso.
Aparte de la introducción de esta
nueva mentalidad, cabe destacar en
lo concreto como mejoras importantes en la eficiencia de la seguridad en
Montserrat, y que son, por lo tanto, criterios para mejorar la estrategia de cual-
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quier sistema, dos grandes grupos de
medidas:
Las que yo llamo medidas ad intra, en
las que entran la coordinación y la motivación de los vigilantes y auxiliares. Saber qué se está haciendo, por qué y al
servició de quién se trabaja, tener unas
mínimas condiciones y especialmente
fomentar una especie de feed-back de
buena educación entre el personal, los
“habitantes del lugar”, es decir los monjes, muy sensibles a los gestos del buen
trato y al público en general. Puedo
certificar que esto ha funcionado en
Montserrat. Y con esta actitud también
se ha vigilado más y mejor.
A pesar de haber hablado de inversiones contenidas, hay un mínimo técnico y de actualización que debe hacerse. En Montserrat se ha hecho. También en esto, la buena dirección de la
inversión es fundamental para poner
los recursos en los lugares necesarios.
También es fundamental implicar en
la seguridad a todos los agentes. En
Montserrat ha sido importante crear
una Mesa de Seguridad en la que están representados seguridad, primeros auxilios, medios de transporte que
conectan con el exterior y guardas del
Parque natural. Compartir información,
preparar; en resumen, prevenir, ha dado
buenos resultados.
Y también es necesario hablar de medidas ad extra. En este sentido la coordinación con las Fuerzas de Seguridad, muy especialmente los Mossos
d’Esquadra, ha sido esencial. Hemos
elaborado un plan conjunto de actuación que da lugar a la presencia diaria
durante la temporada de la policía en
Montserrat y a la posibilidad de abordar
cualquier problema que se presenta.
Seguridad pública y privada trabajan
de manera coordinada. También hemos
sido pioneros en este campo.
En resumen, quisiera destacar, desde
mi punto de vista de no profesional
del sector, que junto a todos los aportes técnicos necesarios, hay unos intangibles útiles en una estrategia de
seguridad. Estos intangibles serían, sobre todo, la buena gestión de recursos
materiales y humanos, entendiendo
dentro de lo humano toda la red de
personas que da a un lugar concreto
su carácter, su magia, su especialidad. Mirando hacia atrás, los monjes
de Montserrat nos sentimos humildemente orgullosos de lo conseguido y
en el camino de cumplir ese otro mandato de nuestro padre San Benito, que
reza: “et domus Dei a sapientibus et sapienter amministretur” –”Y la casa de
Dios sea sabiamente administrada por
sabios”– (RB 53,22). S
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