La Fragua de los tiempos. Febrero 4, N° 720 Ignacio Orozco un héroe olvidado (primera parte) Por Víctor Orozco O. Es frecuente en la historia que hechos y personajes permanezcan ocultos o en la penumbra por largos períodos. En ocasiones la motivación inicial es una disputa política o religiosa la que los manda al olvido, otras la fuerza de una institución, a veces el prestigio de algún historiador que por descuido no consultó todas las fuentes y la flojera de los que le siguieron, también el desconocimiento de documentos que aparecen después en los archivos o en manos privadas, etc. En la historia regional de Chihuahua, uno entre varios casos es el del dirigente republicano Ignacio Orozco, a quien una versión más o menos coagulada de los procesos históricos del siglo XIX, o lo olvidó casi por completo o desfiguró su participación en los mismos. Las líneas que siguen, de una manera esquemática y condensada, recuperan algunos aspectos de la biografía política y militar de este hombre y al mismo tiempo pretenden hacer una mínima justicia a la verdad histórica. Ignacio Orozco nació en 1814 en la Labor de San Isidro, Guerrero. Sus padres fueron Tomás Orozco Domínguez (hijo a su vez de Roque Orozco Hernández y Antonia Domínguez) y Noberta Sandoval. Se casó en 1844 con Luz Rico en la villa de la Concepción. De este matrimonio nacieron varias hijas. En el año 1847, al igual que lo hicieron muchos jóvenes chihuahuenses, participó como voluntario en la batalla de Sacramento defendiendo la patria contra los invasores norteamericanos En 1851 fue nombrado Jefe político del Cantón Guerrero, cargo en el que se destacó al dictar diversas medidas de salubridad y prevención de la epidemia del cólera morbus que causó la muerte de una cuarta parte de la población en la Villa de la Concepción (Ciudad Guerrero), así como en otros pueblos de su jurisdicción. En 1855 participó en la organización de la guardia nacional, como campañador en las batidas contra las bandas de apaches. Al año siguiente, en 1856 encabezó a los vecinos de la Labor de San Isidro en demanda de que se regularizaran sus posesiones de los ejidos del pueblo En 1858 combatió a los militares partidarios del plan de Tacubaya que se sublevaron en la ciudad de Chihuahua y en Parral. Por su desempeño y lealtad a la república fue nombrado segundo en jefe de la Brigada que dirigió el general Esteban Coronado para luchar al lado del ejército liberal. En julio de ese año los guardias nacionales chihuahuenses tomaron la plaza de Durango, expulsando a los conservadores y cuando el general Esteban Coronado rindió su informe, incluyó un reconocimiento especial para Ignacio Orozco por su destacada participación. Días después, con el cargo de recaudador de impuestos para proveer a los gastos del ejercito, lanzó un manifiesto personal dirigido a los habitantes de Durango, proclamando la bondad de los principios liberales y entre otros conceptos escribió: “CONCIUDADANOS Y AMIGOS: Ya sabéis que en Chihuahua, como en la Capital de la República y como en algunos otros estados de la confederación, fue alterado el orden constitucional, y que la facción conservadora pretendió allí arrebatar al pueblo su libertad. Cumpliendo entonces con los deberes del ciudadano, con las obligaciones de fronterizo, tomé las armas y volé presuroso a reunirme en torno del pabellón de la democracia, que enarboló un hombre generoso y valiente…” La sección del general Coronado cruzó la sierra y tomó Mazatlán. Por su parte, las tropas republicanas del general Santos Degollado tomaron el 28 de octubre la ciudad de Guadalajara. En esta batalla, se destacó Ignacio Orozco por su participación en los combates, quedando testimonio de ello en las noticias que se publicaban en el Periódico Oficial, incluso en los versos de una extensa “Oda a Chihuahua” que se publicó en aquellos días: “¡¡Guadalajara!! fiel testigo fuiste de las proezas que en tus muros hizo: En sangre tinto, embravecido viste cual león al soldado fronterizo Y lo viste también irradiado con el lauro inmortal de la victoria ¡Chihuahua! haz heroica conquistado una brillante página de la historia Allí está Orozco, el Jefe moderado El que mil muertes afrontó animoso, el valiente, el patriota, el fiel soldado El soldado del pueblo virtuoso El es terror del pérfido magnate La tiranía y el despotismo; jamás su frente liberal abaten” (Pedro José Olvera) En 1859 Ignacio Orozco regresó al estado de Chihuahua siendo nombrado jefe de la expedición en contra de los sublevados tacubayistas quienes, bajo la dirección de José María Zuloaga, hermano del presidente conservador Félix Zuloaga, se sublevaron en Corralitos, donde el primero era propietario de minas y haciendas. En la hacienda de El Carmen, los rebeldes se rindieron ante las fuerzas de Orozco quien dejó que los jefes y sus tropas se disolvieran y retornaran a sus lugares de origen. El gobernador del Estado reprobó que no se le hubiera cobrado a Zuloaga los gastos de la expedición, responsabilizó de ello a Orozco promoviendo un proceso en su contra. Después de este suceso, Orozco se trasladó a Guerrero y en una asamblea pública llevada a cabo en la plaza de la villa, se proclamó un plan que exigía un mayor compromiso del gobierno de Chihuahua con la causa liberal y la defensa de la constitución de 1857. En uno de los puntos se establecía que: Quinto .- Se hará un esfuerzo extraordinario para que se organicen una o más secciones compuestas del mayor número posible de fuerza armada para que inmediatamente marchen sobre el centro de la República en auxilio del supremo gobierno de la nación y de los demás que han tomado a su cargo la defensa de los principios constitucionales” Después de esta proclama las tropas se dirigieron rumbo a Chihuahua y en el camino, antes de llegar, los rifleros comandados por Orozco derrotaron en un lugar conocido como El Pajarito a las fuerzas que había enviado el gobernador del estado. Sin ningún oponente en su camino y a punto de tomar la capital del estado, Orozco decide con sus jefes que es mejor disolver su fuerza armada y acto seguido se traslada a Jalisco por la vía de la sierra. A su paso por Uruachi recibe apoyo de la población. Estos fueron los hechos que muchos años después recogieron algunos historiadores pero ateniéndose a fuentes documentales parciales e incompletas en las cuales solo se consideraba la postura del gobierno de la época, el cual combatió a esta rebelión constitucionalista de 1859 como si se tratara de un bando conservador. En 1860 Ignacio Orozco se reincorporó al ejército liberal bajo las órdenes del general Ignacio Zaragoza, quien lo nombró mayor general de la división a su mando. Con ese cargo y con el grado de coronel, participó en toda la campaña del Bajío, especialmente en las batallas de Silao y Calpulalpan en las que el ejército conservador dirigido por Miguel Miramón fue derrotado por las fuerzas liberales comandadas por Jesús González Ortega. Después del triunfo las fuerzas militares liberales, entraron victoriosamente a la ciudad de México, después de lo cual Orozco regresa a Chihuahua con la esperanza de que terminarían los conflictos armados y de que la nación gozaría de paz, según les escribe a sus parientes de Guerrero. La herencia de Edipo en México El pasado mes de enero tuvo el lugar el XIX Encuentro Nacional de los Amantes del Teatro, organizado por el ITI (Internacional Theater Institute UNESCO) y CONACULTA-INBA con sede en los teatros Jiménez Rueda y Julio Castillo del Distrito Federal. Participaron más de 40 grupos de teatro provenientes de todo el país, tales como Aguascalientes, Monterrey, Morelia, Guadalajara, Chihuahua, y Edo. de México. Igualmente participaron reconocidos actores y directores del teatro nacional e internacional, algunos de los cuales actuaron como jueces encargados de seleccionar los mejores grupos, los cuales se presentarán en festivales organizados en México y en otras partes del mundo con el propósito de promover el teatro así como la paz y la hermandad entre los pueblos, principal objetivo del ITI UNESCO. Entre los grupos participantes estuvo “Teatro Necrotono” de la Ciudad de Chihuahua, llevando a escena “La herencia de Edipo”. En su presentación recibió muchas felicitaciones y el reconocimiento como uno de los tres mejores montajes. Con resultado, La Herencia de Edipo recibirá la oportunidad de presentarse en otros escenarios en México y en el extranjero. Entre los comentarios que se publicaron en la prensa de la ciudad de México, seleccionamos algunos para que los chihuahuenses valoren los méritos de estos jóvenes actores, quienes recientemente concluyeron una temporada de seis funciones dominicales en el Café Calicanto. Tomás Urtusástegui escribió: “El grupo Necrotono presentó La herencia de Edipo, basado en los textos de Sófocles Edipo Rey, Edipo en Colono y Antígona. Un reto enorme sobre todo tomando en cuenta que la actúan sólo dos actores. Yo ya la había conocido en Chihuahua de donde es el grupo y junto al jurado la premiamos con el primer lugar en la Muestra de Teatro Estatal. Y bien merecido el premio. Aunque por alguna otra experiencia negativa tenía algo de miedo que lo hubieran cambiado y con esto echado a perder (ya nos ha pasado en otros casos). Pero no, el trabajo sigue siendo muy creativo, difícil y lucido. Inet Simental y Raúl Valles interpretan a doce personajes sin perder verdad en ninguno de ellos. Cantan, se expresan con el cuerpo y dicen los textos profesionalmente. Al final de la función me comentaron que están por cumplir sus primeras cien representaciones, lo que aquí es algo corriente, pero allá en Chihuahua, llegar a veinticinco ya es una hazaña. Muy pocas obras han llegado a la centena. Ojala y lo puedan festejar bien pues se lo merecen. Yo coloco este trabajo entre los tres mejores hasta el momento. Queda en el mismo nivel que El Viaje de los cantores y del Animador. Raúl Valles me regaló también su libro que contiene cinco de sus obras de teatro, las leeré con mucho gusto, espero que tengan la misma calidad que su puesta en escena. Espero que muchos de los directores que han tomado parte en este muestra la hayan disfrutado y aprendido de ella. Verán que un buen teatro se puede hacer, como lo hacen estos, en un corto pedazo de tapete sin ningún otro elemento. Eso sí se necesita dedicación, amor al trabajo, disciplina y disposición artística.” Comentario de Mariana Jano.- “Una breve adaptación de los textos de clásicos de Sófocles: Edipo Rey, en Colono y Antígona integran el espectáculo teatral denominado LA HERENCIA DE EDIPO, Inet Simental y Raúl Valles son los creadores de este ejemplar trabajo, la dramática se dice, es el único género no exclusivamente literario, donde las acotación que indican movimiento, expresiones faciales, gestos, tono de voz, etcétera, no forman parte del texto literario y por lo tanto, son aportaciones del actor y esta es sin duda, la principal virtud de este extraordinario espectáculo con el que logro imponerse el grupo Teatro Necrotono en el XIX Encuentro Nacional de los Amantes del Teatro, en viernes 26 de enero, procedentes del estado de Chihuahua. Otro gran acierto de esta tragedia es que sintetiza y representa tres importantes textos de Sófocles y en la selección, por jerarquía y trascendencia de los hechos, elimina los de importancia secundaria y conforma una estructura breve y sustancial. La representación es un logrado evento cultural, creado por una excelente actriz y un actor/director, dotado de múltiples cualidades, ambos dan vida a una docena de personajes, cediendo voz, alma y sentimientos, el espacio físico de la representación y la utilería, preparados y modelados con un mínimo de elementos, dan plenitud al hecho teatral, logrando una autentica y casi religiosa compenetración entre actores y público, inmersos en un mismo estado anímico, para tal efecto contribuyen, el vestuario, la iluminación y principalmente las voces y los efectos sonoros, basados en la antigua música griega y sus complicados tetracodios, suficientes para crear la atmósfera y la ilusión de esta maravillosa y mágica “realidad” sobre el escenario, con la cual lograron dar vida perenne, durante 60 minutos a este texto atribuido a Sócrates del que no existe ningún libro y al que conocemos a través de Platón, su discípulo. Dos bardos llegaron de Chihuahua a contar historias griegas y nos dejaron una maravillosa representación teatral, digna de ser recordada por muchos años. Toda la tradición de la tragedia en un pequeño espacio. Con la adaptación de textos clásicos de Sófocles alrededor de Edipo Rey; dos primerísimos actores: Inet Simental y Raúl Valles (también director), realizan doce personajes. Fueron ocho meses de ensayo y del resultado, tras casi cien representaciones, no se puede esperar más: Pausas, ritmo, armonía, matiz… Trabajos como este levantan el ánimo. Se recomienda para festivales internacionales.”