Evocaciones de la reverberación afectiva. 2013, Psicoactiva

Anuncio
EVOCACIONES DE LA REVERBERACIÓN AFECTIVA
Francisco Martínez Pintor (ffank)
Al profundizar en el significado que la naturaleza ofrece de las emociones, pareciese
ocultarse su verdadera dimensión y tener al mismo tiempo, la capacidad de modular la
actividad del resto de funciones cognitivas; pudiendo llegar a tener un papel dominante en la
estructuración de los de procesos cognitivos. En el sentido de que la bidireccionalidad entre lo
estructural y lo funcional, entre lo orgánico y lo psicológico, les confiere cierta universalidad;
no es menos cierto que los mecanismos neurobiológicos que sustentan las reacciones
emocionales, determinan apenas una estructuración cerebral, compuesta por tres
superestructuras o cerebros, eso sí, organizados jerárquicamente (comportamiento integrado).
Por tanto, no es cuestión de producir respuestas y experiencias emocionales coordinadas,
del todo proyectadas como algo imprescindiblemente objetivas, ya que el sistema límbico con
el sustrato cerebral posibilita la experimentación de los diferentes fenómenos emocionales. Es
decir, que si quiero, puedo influir inconsciencia conscientemente o evocar en el peor de los
casos, reverberaciones involuntarias.
Si René Descartes consolidó la concepción de las emociones como perturbadoras de la
cognición, probablemente no tuviera en cuenta el papel fundamental de la corteza prefrontal
en la integración de la información sensorial y emocional crítica, sobre todo para la toma de
decisiones y en cuanto a la conducta social adaptativa se refiere. La interpretación, expresión y
modulación de las emociones implica sencillamente modelos comprensivos que integran
motivación, emoción y cognición (Fridja, 1993). También intervienen en el conocimiento los
diferentes subsistemas neurofisiológicos y funcionales que intervienen en cada una de las
reacciones emocionales con identidad propia, pues la reverberación afectiva implementa
respuestas rápidas e inconscientes, poco precisas pero eficaces (amigdalitis).
El cerebro reptil recluta al emocional y permanece en la sombra de la filogenia de la especie
sapiente. Ahora bien, habría que considerar las conexiones que existen en dirección inversa,
esas jerarquías neuronales (Perna, 2005) que se sustentan en la mayor proporción de
conexiones nerviosas y que se proyectan desde los sistemas primigenios hacia los recientes.
Observamos como las pasiones desde Platón han ido ganando terreno y virtud, y si no, que se
lo digan a los espíritus ya beatificados. El afecto no subordina la pasión, no es tangible, en todo
caso la provoca en su manifestación orgánica de la búsqueda de la felicidad. Pero existen
grados intermedios, así como formas visibles que las nuevas técnicas neurofisiológicas y de
neuroimagen funcional, permiten ser proyectadas de una manera gráfica. Al fin y al cabo, ese
es el estado natural de la persona, imaginar otros planos y evocar la discrepancia determinista.
William James, al resaltar el papel de las respuestas periféricas (autónomas y motoras) en la
constitución de las experiencias emocionales, no solo advierte que estamos asistiendo a una
revolución emocional; sugiere modelos teóricos sobre la percepción de los cambios somáticos,
que dan lugar a eferencias de activación inducida de los cambios viscerales correspondientes a
una emoción concreta. Aunque esto sucediese a nivel fisiológico y no fuese una realidad
psicológica, los mismos cambios viscerales se producen en estados de emoción muy distintos,
e incluso en estados no emocionales. Entonces si los cambios viscerales son demasiado lentos
para constituir una fuente de sentimientos emocionales, por mucho que queramos exaltar un
sentimiento o incluso una intuición, las emociones intensas no logran provocarlas. La emoción
resulta de una activación fisiológica inespecífica, pero de una determinación cualitativa.
¿Acaso no hablamos de los dos hemisferios y de la asimetría afectiva?. ¿No es cierto que las
emociones no son propiedad privada del hemisferio derecho?. El hecho de analizar lesiones en
aquella parte especialmente sensible y comprobar su alcance afectivo, no es tan ajeno a la
insensibilidad que puede llegar a producirse objetivamente en plena actividad del hemisferio
izquierdo. La robótica no acabará con la percepción, ni con la excitación y las evocaciones que
el conjunto de imágenes provocan sobre ese alma cenestésica, que hasta todo mal cristiano
también emociona. La asimetría puede darse sólo con respecto al procesamiento del afecto
básico (agradable-desagradable), provoca la inhibición recíproca y se hacen la puñeta de
manera equitativamente necesaria.
La ruta dorsal predomina cuando se requiere una reacción rápida, relativamente automática
e independiente de la conciencia, la ventral lo hace en el caso de que sea necesaria una
percepción explícita. De igual manera la reverberación viene a ser un estímulo de la escala
sensorial que requiere una conducta adaptativa con valencia positiva y una acción de
aproximación.
Según Damasio, el cuerpo aparece antes que la mente, por lo que lo físico es sustrato
obligado de lo pensante: "somos y después pensamos, y pensamos sólo en la medida que
somos, porque las estructuras y operaciones del ser causan el pensamiento"(Damasio, 2000).
La evidencia empírica demuestra que a menudo, los sentimientos nos encaminan en la
dirección adecuada donde hacemos buen uso de la lógica. Razón de más para que la evocación
afectiva sea la mejor medicina contra la incertidumbre y la hipocresía. Reverberar afectos
junto a la interrelación neural, por extensión, permite la planificación, programación y control
de nuestras acciones y nuestra creatividad.
Si mi sentimiento depende del estado del cuerpo y de los sistemas neurales que lo
controlan, a cada estado corporal le corresponde una forma de pensar, que es rica en ideas
cuando el estado corporal se encuentra en la parte positiva o lenta y repetitiva cuando se halla
en la opuesta. La emoción se ha consolidado como una tradición evolucionista que enfatiza la
función adaptativa de los fenómenos emocionales, además se define como la manifestación
del potencial motivacional, siempre y cuando, éste es activado por un estímulo
desencadenante adecuado (Buck, 1991). Por tanto, la experiencia emocional en lo que se
refiere a la motivación consciente, se convierte en una cognición sincrética; pero si dicha
motivación es inconsciente, el sentimiento es sincrético, no así su especulación facultativa.
¿Asistiríamos a una evidencia intuitiva, si mi cuerpo obedece al impulso de los estímulos en
ausencia de las cogniciones verbalizables, propias del hemisferio izquierdo?. Según Buck, la
experiencia emocional difiere de un individuo a otro, según su historia de aprendizaje social y
su cognición sincrética. El conocimiento en la experiencia interacciona con la cognición
analítica y se convierte en puro aprendizaje. Las emociones en cambio, lejos de poder ser
valorables y en contra de lo que piensan algunos cognitivistas, son expresivistas y
metafóricamente interpretables. Según Tomkins, cada emoción se caracteriza por una tasa
específica de disparo cortical: la sorpresa, por ejemplo, implica una alta tasa neural, que
disminuye progresivamente en emociones como el miedo o el interés. Estaremos ante la
expresión facial de una emoción cuando circunstancialmente intensifiquemos la atención
sobre los detalles que trascienden a la mera percepción sensorial. Estaremos sumidos en un
estado de embriaguez mental si no confundimos emoción con precognición; y a estas
emociones, a veces esquivas y quizás por ello tan fascinantes, experiencias a las que llamamos
emociones (Feldman, 2007), les cabe el honor de inquietarnos hasta el punto, de que la
exageración voluntaria de la expresión facial, en lo que deviene de una emoción, aumenta la
intensidad del sentimiento vivido (teoría del script de Sylvan S. Tomkins).
Descargar